Trailer oficial 4K (ESPAÑOL)
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- En Mumbai, la rutina de la enfermera Prabha se ve alterada cuando recibe un regalo inesperado de su marido, quien trabaja en Alemania. Su compañera de piso Anu, más joven, intenta en vano encontrar un lugar en la ciudad para intimar con su novio. Un viaje a una ciudad costera les permite encontrar un espacio para que sus deseos se manifiesten. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Drama social Drama romántico Amistad
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2024 /
India
- Título original:
- All We Imagine as Light
- Duración
- 118 min.
- Guion
- Música
- Fotografía
- Compañías
- Coproducción India-Francia-Países Bajos (Holanda)-Luxemburgo-Suiza-Estados Unidos;
- Links
Premios
La directora Payal Kapadia opta por una narrativa que invita a la contemplación, con un potente arranque, que se va desinflando hasta entrar en la segunda hora de metraje, donde nos encontramos con una lírica y espiritualidad de los protagonistas que puede hacerse bola.
Con un aire documental vemos trabajar de enfermera a Prabha (Kani Kusruti), en un hospital de la ciudad de Mombai, vive sola, ya que su marido se fue a trabajar a Alemania y hace un año que no sabe nada de él. Por otro lado, tenemos a una compañera llamada Anu (Divya Prabha), una chica que trabaja con ella y sale con un chico musulmán en secreto, ya que no quiere que se enteren las demás enfermeras. Ambas son de Kerala y hablan malabar. Prabha y Anu acompañan a una colega mayor, Parvaty (Chhaya Kadam), porque quiere regresar al pueblo costero donde nació...
Las conexiones de las historias entrecruzadas que nos muestran no lleva una estructura lineal y muchos de los diálogos son demasiado pesados o filosóficos. Estas ideas raras hacen que alguna que otra vez desconectes de la historia. Simbolismos como la luz que se menciona en el título está presente con una neblina y una fotografía algo oscura y con cierto tono de misterio.
Confunde bastante los flashbacks y algunos sueños de las protagonistas, tampoco esto ayuda a saber lo que es o no es la realidad y llega a desconcertar. La soledad, la melancolía o el aislamiento personal donde es difícil encontrar respuestas son preguntas que se plantean, pero no se dan respuestas firmes y concretas.
Los personajes son fríos y distantes, algo que no hace que conectes con ellas, algo que hace que te muestres como espectador algo indiferente. En definitiva, es una película espesa, minimalista y que intenta transmitir ciertas emociones con las que yo no he entrado. Por lo que el resultado puede ser muy diferente entre los espectadores, para algunos será una apuesta arriesgada y para otros un viaje tirando a aburrido.
Destino Arrakis.com
Con un aire documental vemos trabajar de enfermera a Prabha (Kani Kusruti), en un hospital de la ciudad de Mombai, vive sola, ya que su marido se fue a trabajar a Alemania y hace un año que no sabe nada de él. Por otro lado, tenemos a una compañera llamada Anu (Divya Prabha), una chica que trabaja con ella y sale con un chico musulmán en secreto, ya que no quiere que se enteren las demás enfermeras. Ambas son de Kerala y hablan malabar. Prabha y Anu acompañan a una colega mayor, Parvaty (Chhaya Kadam), porque quiere regresar al pueblo costero donde nació...
Las conexiones de las historias entrecruzadas que nos muestran no lleva una estructura lineal y muchos de los diálogos son demasiado pesados o filosóficos. Estas ideas raras hacen que alguna que otra vez desconectes de la historia. Simbolismos como la luz que se menciona en el título está presente con una neblina y una fotografía algo oscura y con cierto tono de misterio.
Confunde bastante los flashbacks y algunos sueños de las protagonistas, tampoco esto ayuda a saber lo que es o no es la realidad y llega a desconcertar. La soledad, la melancolía o el aislamiento personal donde es difícil encontrar respuestas son preguntas que se plantean, pero no se dan respuestas firmes y concretas.
Los personajes son fríos y distantes, algo que no hace que conectes con ellas, algo que hace que te muestres como espectador algo indiferente. En definitiva, es una película espesa, minimalista y que intenta transmitir ciertas emociones con las que yo no he entrado. Por lo que el resultado puede ser muy diferente entre los espectadores, para algunos será una apuesta arriesgada y para otros un viaje tirando a aburrido.
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25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como indica el propio título de la película, está llena de luz, de inspiradora naturalidad que genera una visión naturalista de la realidad, un pedacito de verdad sobre la sororidad de la mujer india en el día a día, en los detalles más mundanos, pero los que hacen que crezcan los verdaderos cambios.
Payal Kapadia nos presenta de la forma más orgánica posible a tres tipos distintos de mujeres viviendo la paradoja más habitual de la actualidad: sintiéndose encerradas en su supuesta libertad. Esa dicotomía social a la que todos estamos expuestos y, sin darnos cuenta, la vivimos. Una libertad aplastada por las dinámicas de una sociedad que incide en reducir todo lo que hacemos o sentimos a lo estándar. Y Payal lo resume en esta peli dividida en dos actos distintos diferenciados visual y temáticamente: uno la del acecho y presión social y otro el colorista, atemporal y lleno de luz. Dos etapas que sus protagonistas viven de formas diferenciadas, mentalidades y sentimientos enfrentados, pero que acaban por entender y empatizar.
Ese camino hacia la luz que imaginamos, ese que las saque de la oscuridad en la que están sumidas, bien sea emocional, social o vital, es un camino distinto para cada una de ellas. Entenderlo y vivirlo es lo que cuenta la directora.
Recrear con naturalidad, verismo cuasi documental por momentos, sin aspavientos ni giros dramáticos, haciendo que el espectador empatice, entienda y comprenda cada una de las situaciones que rodean a sus protagonistas, es la belleza de la historia que hay que sentir.
Payal Kapadia nos presenta de la forma más orgánica posible a tres tipos distintos de mujeres viviendo la paradoja más habitual de la actualidad: sintiéndose encerradas en su supuesta libertad. Esa dicotomía social a la que todos estamos expuestos y, sin darnos cuenta, la vivimos. Una libertad aplastada por las dinámicas de una sociedad que incide en reducir todo lo que hacemos o sentimos a lo estándar. Y Payal lo resume en esta peli dividida en dos actos distintos diferenciados visual y temáticamente: uno la del acecho y presión social y otro el colorista, atemporal y lleno de luz. Dos etapas que sus protagonistas viven de formas diferenciadas, mentalidades y sentimientos enfrentados, pero que acaban por entender y empatizar.
Ese camino hacia la luz que imaginamos, ese que las saque de la oscuridad en la que están sumidas, bien sea emocional, social o vital, es un camino distinto para cada una de ellas. Entenderlo y vivirlo es lo que cuenta la directora.
Recrear con naturalidad, verismo cuasi documental por momentos, sin aspavientos ni giros dramáticos, haciendo que el espectador empatice, entienda y comprenda cada una de las situaciones que rodean a sus protagonistas, es la belleza de la historia que hay que sentir.
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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