Noemí dice que sí (2022)

Una de las cosas que tiene Logroño es que es una ciudad viva e inquieta culturalmente, que organiza infinidad de eventos, como demuestra el octavo ciclo de cine quebequense que celebra el CINECLUB elarrebato durante la tercera semana de marzo en los Cines 7 infantes de la capital riojana para acercarnos a este cine tan especial de la zona francófona de Canadá.

La primera película que pudimos disfrutar, presentada por Isabel Ribote, presidenta de la asociación, es la ópera prima de Geneviève Albert, quien, en un pequeño vídeo y en perfecto castellano, nos dio unas pinceladas acerca de un trabajo que le ha llevado siete años.

Desesperada tras un encontronazo con la jueza y su madre, Noémie escapa del centro de menores en que vive para verse con una antigua compañera que ya se fugó del mismo centro años atrás…

La película nos abre los ojos ante una lacra social de la que no se habla, pero que choca viniendo de un país como Canadá: la de Montreal como destino de turismo sexual, multiplicado durante la celebración del Gran Premio de Fórmula 1. La directora demuestra haber hecho un profundo trabajo de campo, plasmado en una cinta dura, que no se guarda nada y que transmite la crudeza de la situación que refleja, poniendo el objetivo de la cámara en el sinfín de clientes de carne y hueso que se aprovechan de estos "servicios sexuales".

La cinta nos habla también de la importancia de tener un entorno familiar estable, remarcando la importancia de la labor que los servicios sociales tienen en la gente adolescente cuanto el hogar familiar está desestructurado.

Una historia que rasga el alma pero que deja poso de buen cine. Una muestra más de esa interesante y particular cinematografía quebequense que tan jugosos frutos suele proporcionar.

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*El entorno social

Noemí (Kelly Depeault) es una joven de quince años que solo anhela una cosa, el amor de una madre. Sin embargo, la madre la rechaza durante el tribunal al declararse incapaz de cuidarla, dejando atrás a Noemí en el centro de menores. Ante este rechazo y más adelante el abandono total materno, Noemí entra en un estado crítico. En medio de este caos, llega a un punto culminante en el que finalmente acepta convertirse en acompañante durante tres días para un evento de Fórmula 1.

Su amiga es quien la arrastra ciegamente a este mundo, y el proxeneta la manipula repitiendo las mismas tres palabras: “Sólo es sexo”, deshumanizando a Noemí en un juguete de usar y tirar. Está claro que la directora subraya cómo el contexto social y las condiciones en las que crecemos pueden tener un impacto profundo en nuestras vidas y decisiones.

En este caso, destaca intencionadamente la relación materna como la causa central de la decisión de Noemí de aceptar la prostitución. No se trata de una aceptación consciente del acto, sino de un "sí" desesperado, impulsado por la sensación de que no le queda nada más que perder.

*La violencia interna de prostituirse

Geneviève Albert busca transmitir al espectador el horror y la angustia de la prostitución, dejando claro que va mucho más allá de un acto sexual. Por eso, nunca vemos a la protagonista y al cliente juntos en la misma escena. Sin embargo, en muchas de ellas, pone deliberadamente el foco en los clientes. Geneviève quiere hacerlos visibles, ya que suelen pasar desapercibidos en el contexto de la prostitución, a pesar de ser ellos la raíz de esta pesadilla.

Cuando los clientes dejan el dinero y se marchan, Noemí se envuelve en las cortinas, adopta una posición fetal, toca el cristal de la ventana y se mira en el espejo del baño. Estos gestos expresan su profunda angustia y dolor, preguntándose si lo que está viviendo es real y cuánto tiempo más podrá soportarlo.

*El uso narrativo de los colores

En Noemí dice que sí, el color amarillo y el azul desempeñan un papel visual narrativo en la trayectoria emocional de Noemí. Noemí dice que sí comienza con colores cálidos, donde Noemí siente la ilusión de reunirse con su madre y que existe aún, una inocencia intacta. Por otro lado, los colores también juegan un papel narrativo en la vestimenta. La camiseta amarilla de su grupo favorito revela la personalidad de Noemí: una niña de 15 años atrevida, divertida y optimista, con una pasión por el punk.

Más adelante, el ambiente se vuelve frío, distante y solitario, el inicio de una pesadilla. Noemí lleva puesto una bata azul en un cuarto desconocido sumido por un silencio doloroso que sofoca sus esperanzas y emociones. Al mismo tiempo acaba desgastándola, perdiendo la capacidad de distinguir entre la realidad y el infierno que está viviendo.

*Conclusión

Noemí dice que sí es el primer largometraje de la directora Geneviève Albert, que explora el complejo mundo interior de la prostitución. Noemí dice que sí profundiza en cómo el consentimiento no se reduce a un simple "sí", sino que está entrelazado con una serie de factores emocionales y circunstancias que definen la experiencia de las personas involucradas.

Escrito por Zhuoxin Yao