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- El juez de instrucción Iman se enfrenta a la paranoia en medio de los disturbios políticos de Teherán. Cuando su pistola desaparece, sospecha de su mujer y sus hijas, imponiendo medidas draconianas que tensan los lazos familiares a medida que las normas sociales se desmoronan. (FILMAFFINITY)
Candidata al Oscar a Mejor película internacional, por Alemania. - Género
- Drama Intriga Familia Drama social
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2024 /
Alemania
- Título original:
- The Seed of the Sacred Fig
- Duración
- 168 min.
- Guion
- Música
- Fotografía
- Compañías
- Coproducción Alemania-Irán-Francia;
- Links
Premios
La exploración de Mohammad Rasoulof sobre las derivas autoritarias, misóginas y teócratas del gobierno iraní, así como su creciente paranoia y anhelo ocultista, resulta igualmente asombrosa en el terreno de la realidad como de la ficción. El estreno mundial en Cannes de The Seed of the Sacred Fig (título sin traducción al español por el momento que significaría La semilla de la higuera sagrada), vino marcado por la clandestinidad: Rasoulof, fugado de Irán pocas semanas antes para evitar una condena de 8 años de cárcel y latigazos, se presentó en La Croisette con la parte de su equipo que pudo huir del país (dos de sus protagonistas, presentes a través de fotografías que Rasoulof no cesó de mostrar, no corrieron la misma suerte). ¿Su pecado? Propaganda contra el régimen, entre la que se incluye la película en competición cannoise (ganadora finalmente del Premio Especial del Jurado), que fue filmada furtivamente. No es de extrañar, pues, que como ha ocurrido en períodos de afilada censura (recordemos el código Hays, la censura franquista, soviética, chilena, británica y un gran etcétera), los artistas recurran al símbolo y a la metáfora para vehicular sus inquietudes.
En manos de Rasoulof la alegoría toma forma de escalada paranoide en el seno de una familia iraní, y las flechas del cineasta tienen una diana manifiesta: la imposibilidad de un pensamiento disidente frente a una sociedad anegada por la teocracia y la desinformación. La carga simbólica del film aparece ya en sus primeros compases: un texto nos explica cuán agresiva es la higuera sagrada, una planta invasora y parasitaria que crece sobre otros vegetales y los asfixia hasta usurpar por completo su espacio. A partir de ahí, una primera mitad de film que desgrana, desde las dinámicas internas familiares y el melodrama moral, aspectos sociales que incumben a toda la nación, desde la libertad de expresión hasta la libertad de manifestación (señalada por el cineasta por medio de metraje real de los abusos policiales filmados furtivamente por la gente y denunciados a través de las redes sociales).
La trama sigue los pasos de Iman, funcionario del estado y padre de familia que ve cómo la promoción interna en su carrera hacia juez de instrucción desencadena en un conjunto de alteraciones de la paz familiar. Acuciado por las numerosas condenas que debe validar a diario (cuyo castigo incluye la pena de muerte) y atormentado por la insubordinación creciente de sus dos hijas, Iman inicia un fatal descenso paranoide cuando descubre la desaparición de su pistola funcionarial. Lo que durante la primera mitad de película se erigía tonal y formalmente como un potente drama farhadiano, termina convirtiéndose en un thriller doméstico metafórico algo más torpón y efectista, pero no por ello filmado con menos nervio y corazón. Porque de lo que se trata es de alzar la voz por aquellos que han sido silenciados, por aquellos que se autocensuran por el miedo, por aquellas que se niegan a usar velo y a mostrar su sumisión de género. Con todas sus imperfecciones, la valentía y el talento de Rasoulof han firmado un alegato inmisericorde contra el declive de la República Islámica de Irán, cuyas inclinaciones despóticas y basadas en la represalia impiden la floración de una sociedad que clama por sus derechos como humanos.
En manos de Rasoulof la alegoría toma forma de escalada paranoide en el seno de una familia iraní, y las flechas del cineasta tienen una diana manifiesta: la imposibilidad de un pensamiento disidente frente a una sociedad anegada por la teocracia y la desinformación. La carga simbólica del film aparece ya en sus primeros compases: un texto nos explica cuán agresiva es la higuera sagrada, una planta invasora y parasitaria que crece sobre otros vegetales y los asfixia hasta usurpar por completo su espacio. A partir de ahí, una primera mitad de film que desgrana, desde las dinámicas internas familiares y el melodrama moral, aspectos sociales que incumben a toda la nación, desde la libertad de expresión hasta la libertad de manifestación (señalada por el cineasta por medio de metraje real de los abusos policiales filmados furtivamente por la gente y denunciados a través de las redes sociales).
La trama sigue los pasos de Iman, funcionario del estado y padre de familia que ve cómo la promoción interna en su carrera hacia juez de instrucción desencadena en un conjunto de alteraciones de la paz familiar. Acuciado por las numerosas condenas que debe validar a diario (cuyo castigo incluye la pena de muerte) y atormentado por la insubordinación creciente de sus dos hijas, Iman inicia un fatal descenso paranoide cuando descubre la desaparición de su pistola funcionarial. Lo que durante la primera mitad de película se erigía tonal y formalmente como un potente drama farhadiano, termina convirtiéndose en un thriller doméstico metafórico algo más torpón y efectista, pero no por ello filmado con menos nervio y corazón. Porque de lo que se trata es de alzar la voz por aquellos que han sido silenciados, por aquellos que se autocensuran por el miedo, por aquellas que se niegan a usar velo y a mostrar su sumisión de género. Con todas sus imperfecciones, la valentía y el talento de Rasoulof han firmado un alegato inmisericorde contra el declive de la República Islámica de Irán, cuyas inclinaciones despóticas y basadas en la represalia impiden la floración de una sociedad que clama por sus derechos como humanos.
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27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosas las tres últimas películas del director iraní exiliado Mohammad Rasoluf «Un hombre íntegro»(2017), «La vida de los demás» (2020) y ahora esta que nos ocupa «La semilla de la higuera sagrada», las tres componen de unos dramas familiares un testimonio increíble sobre la realidad política de Irán.
Iman acaba de ser ascendido a Juez de instrucción del gobierno Iraní, es el encargado de hacer cumplir la voluntad del régimen, eso incluye firmar penas de muerte. Las dos hijas no comparten las políticas opresivas de este estado autoritario y tienen con su padre alguna que otra discusión. Para su seguridad le otorgan una pistola que guarda en casa, todo se complica cuando esta desaparece…
Cuestionar a autoridad o rebelarse con el estado en Irán puede ser un motivo grave de encarcelamiento o incluso de ajusticiamiento, cuando llegan unas revueltas de la ciudadanía en Teherán para protestar, este juez ve como el trabajo le empieza a sobrepasar y ve como también se va degradando la situación con su familia.
Un buen cine político que sabe reflejar muy bien lo que está ocurriendo en ese país falto de libertades, donde el director hábilmente combina una trama de intriga para mostrar la opresión que sufre el pueblo iraní.
La película se rodó en secreto con una coproducción entre Francia y Alemania y tiene una duración de casi tres horas, fue clamada en el Festival de Cannes otorgándole tres premios, en San Sebastián gano el premio del público y podrá verse en Seminci, en España podrá verse en cines el 17 de enero de 2025.
Destino Arrakis.com
Iman acaba de ser ascendido a Juez de instrucción del gobierno Iraní, es el encargado de hacer cumplir la voluntad del régimen, eso incluye firmar penas de muerte. Las dos hijas no comparten las políticas opresivas de este estado autoritario y tienen con su padre alguna que otra discusión. Para su seguridad le otorgan una pistola que guarda en casa, todo se complica cuando esta desaparece…
Cuestionar a autoridad o rebelarse con el estado en Irán puede ser un motivo grave de encarcelamiento o incluso de ajusticiamiento, cuando llegan unas revueltas de la ciudadanía en Teherán para protestar, este juez ve como el trabajo le empieza a sobrepasar y ve como también se va degradando la situación con su familia.
Un buen cine político que sabe reflejar muy bien lo que está ocurriendo en ese país falto de libertades, donde el director hábilmente combina una trama de intriga para mostrar la opresión que sufre el pueblo iraní.
La película se rodó en secreto con una coproducción entre Francia y Alemania y tiene una duración de casi tres horas, fue clamada en el Festival de Cannes otorgándole tres premios, en San Sebastián gano el premio del público y podrá verse en Seminci, en España podrá verse en cines el 17 de enero de 2025.
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17 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
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