Durante el siglo XX, la extracción de petróleo, las colonizaciones internas y la capacidad organizativa de sus ciudadanos ha marcado la historia de este territorio y lo ha convertido en un lugar de disputa por el poder. El conflicto armado fue particularmente cruento en el Magdalena Medio. El río y sus pobladores fueron víctimas de una violencia desmedida: se silenciaron la vida alegre de los puertos, las tamboras y el motor de las chalupas; pescadores colgaron sus atarrayas para evitar pescar cuerpos desaparecidos en medio de la corriente.
La Violencia política partidista de mediados de siglo XX generó otra oleada de colonización hacia el valle del río Magdalena por parte de familias liberales campesinas desplazadas de Boyacá, Santander, Antioquia, Chocó, Sucre y Córdoba . Muchas se ubicaron en el valle del río Cimitarra; otras en las poblaciones de San Pablo, Cantagallo y Santa Rosa en el sur de Bolívar.
Con las mallas perimetrales para la actividad extractiva crearon pequeños enclaves o islas petroleras en medio del paisaje ribereño y selvático de la región. Los bosques fueron talados para construir puertos, trochas y mantener la vía férrea, instalar campamentos, talleres y montar las torres de perforación, mientras por el río circulaban los barcos a vapor que traían los materiales. El ruido, el polvo y el gas que se encendía en las torres acompañan desde entonces el paisaje de la región
A través del Instituto de Colonización e Inmigración (ICI), creado por Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), la colonización dirigida pudo articular hacia el Núcleo de Desarrollo Provincial Carare-opón, con Cimitarra como el principal centro colonizador, varias cooperativas colonizadoras y obras de infraestructura vial y aérea importantes para la región.
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¿En qué consistió la Concesión de Mares?
¿Cómo fue dirigida la colonización en el Magdalena Medio?
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El problema de las tierras: el origen del conflicto armado en Colombia
Una arremetida a sangre y fuego
Tras el auge de los procesos de movilización social, las compañías petroleras y las autoridades militares y policiales de la región comenzaron a señalar las protestas como focos insurgentes y comunistas que debían ser perseguidos. Los obreros que organizaron y participaron en huelgas en Puerto Berrio, Aguachica, Cimitarra, Yondó, Barrancabermeja y Bucaramanga fueron identificados, perseguidos, amenazados, detenidos arbitrariamente por la fuerza pública.
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La reforma agraria de Carlos Lleras
La resistencia del campesinado ante la guerra
La toma de Simacota fue la primera acción político-militar victoriosa para el ELN con la columna “José Antonio Galán”, que planteaba la necesidad de hacer la revolución social por medio de la lucha armada. Desde entonces, la guerrilla tuvo presencia permanente y clandestina Bucaramanga y Barrancabermeja, e intermitente en San Vicente, El Carmen, Simacota y El Playón.
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Alrededor de 100 sacerdotes hicieron parte del ELN
El Plan Perla y el nuevo enemigo interno
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Caso 52 / Universidades y conflicto armado
En su debut electoral en 1974, 13 miembros de la Unión Nacional de Oposición (UNO) fueron electos como concejales en ocho municipios de Santander. El éxito del movimiento político fue visto como una amenaza para los poderes tradicionales. Los políticos liberales y conservadores y la fuerza pública señalaban a sus miembros como "comunistas" y "guerrilleros", lo que era acompañado por la represión de la movilización social.
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¿Cuáles eran las banderas de la UNO?
La fuerza de las mujeres del movimiento
La política volvió a la plaza pública
La región se transformó con la llegada de miles de desplazados por La Violencia, que colonizaron tierras y apoyaron las luchas lideradas por la USO. La fuerza pública incrementó mucho su presencia, máxime con la aparición del ELN en Simacota. Ir al capítulo
La UNO, alternativa política para trabajadores petroleros y campesinos, sufrió fuerte represión. Estalló el Paro Cívico de 1977; el Gobierno respondió con dureza. Los narcos y las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio caldearon más el clima. Ir al capítulo
El ELN y las Farc incursionaron en el sur de Bolívar en pos de los cultivos de coca. Sometieron a los campesinos y actuaron como Estado. En la región, la UP también fue perseguida a muerte. En 1987, el Paro del Nororiente terminó en masacre. Ir al capítulo
El 16 de mayo de 1998, los paramilitares cometieron una atroz masacre en Barrancabermeja. Las guerrillas, por su parte, además de sabotear las elecciones, también sometieron a los campesinos a la brutalidad. Por el río Magdalena bajaban cadáveres. Ir al capítulo
La Seguridad Democrática generó nuevas violencias en la región. La más siniestra fue la de los “falsos positivos”. Políticos y paramilitares se aliaron. La desmovilización de las AUC y luego el Acuerdo de Paz de La Habana fueron bien acogidos. Ir al capítulo