Xavier Marturet's Reviews > Ghost in the Shell 2: Man-machine Interface

Ghost in the Shell es un manga innovador, de trazos infinitos, diseños futuristas extremos y donde la realidad virtual se traslada a la vida virtual, e incluso el concepto de alma virtual.
A diferencia de Tank Police o Appleseed, la forma de narrar es confusa, barroca, donde el propio autor se harta de poner notas al margen consciente del cocido con exceso de ingredientes y mal dosificado en el que se ha metido pero no puede salir. Por ello, el lector entra en una lectura hipnótica, atractiva, pero donde no ve el hilo argumental y se pierde en un viaje casi alucinógeno con retazos de William Gibson.
Posteriormente a la serie —y por posteriormente hablo de décadas, pues escrito esta review el 15 de noviembre de 2022, veinte años más tarde—, aparecieron series de anime donde el equipo de la mayor Kusanagi era lo que la mayoría de lectores esperaba de la serie: un cuerpo de fuerzas especiales con unos componentes —personajes co protagonistas, me refiero— muy bien identificados en sus personalidades y habilidades, y donde debían afrontar retos dignos de un cuerpo policíaco de elite —aquí llamado Sección 9— en los que lucieran sus habilidades de investigador, francotirador, ex soldado de fuerzas especiales, etc.
Mención aparte tienen los Tachikoma, casi inexistentes más allá de un vehículo, pero convertidos en protagonistas necesarios en la serie GitS Stand Alone Complex.
Tema aparte y casi anécdota final: Me hace especial gracia recordar la curiosa inserción de escenas de tono casi pornográfico y lésbico que introdujo Shirow en el manga original. Fue un «porque sí, porque me da la gana» en toda regla que supuso, como mucho, un encogimiento de hombros antes de continuar leyendo en busca del hilo de la aventura. Y hasta la última página di el beneficio de la duda: soy así de inocente.