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Fidel Alejandro Castro Ruiz: Los Misiles (1962) Aseguró La Pervivencia de La Revolución, Socavó También Su

Fidel Castro was a Cuban revolutionary and politician who led the Cuban Revolution of 1959. This overthrew the US-backed dictator Fulgencio Batista and transformed Cuba into a communist state aligned with the Soviet Union. Castro served as Prime Minister from 1959 to 1976 and President from 1976 to 2008. He implemented socialist policies like agrarian reform and nationalization which improved healthcare and education but also led to economic struggles and suppression of political dissent.

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Fidel Alejandro Castro Ruiz: Los Misiles (1962) Aseguró La Pervivencia de La Revolución, Socavó También Su

Fidel Castro was a Cuban revolutionary and politician who led the Cuban Revolution of 1959. This overthrew the US-backed dictator Fulgencio Batista and transformed Cuba into a communist state aligned with the Soviet Union. Castro served as Prime Minister from 1959 to 1976 and President from 1976 to 2008. He implemented socialist policies like agrarian reform and nationalization which improved healthcare and education but also led to economic struggles and suppression of political dissent.

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FIDEL ALEJANDRO CASTRO RUIZ

Escribe: Guillermo Vicente Peña.


Nació: en Cuba el 13 de Agosto de 1926, Murió: en La
Habana el 25 de Noviembre del 2016.

Revolucionario y estadista cubano. Tras liderar la


triunfante Revolución cubana de 1959, que agrupó a un
amplio espectro de sectores sociales y formaciones
políticas contra la servil y corrupta dictadura de Fulgencio
Batista, Fidel Castro emprendió de inmediato una política
de signo socializante que incluyó la reforma agraria y la
expropiación de los bienes de las compañías
norteamericanas. La presión de Estados Unidos, que apoyó en 1961 un
frustrado intento de invasión de la isla, llevó a Castro a radicalizar sus posturas
y a solicitar ayuda a la URSS, y aunque el desenlace de la llamada Crisis de
los misiles (1962) aseguró la pervivencia de la Revolución, socavó también su
independencia, dejando al país alineado en la órbita soviética

Con el apoyo de la Unión Soviética y del bloque socialista, y a costa de las


libertades ciudadanas y de los sacrificios impuestos a la población, Fidel Castro
pudo superar las inmensas dificultades que supuso el bloqueo estadounidense,
y siguiendo los modelos de planificación comunista logró reseñables avances
sociales (educación, sanidad), si bien el desarrollo económico fue exiguo. Tras
la caída del muro de Berlín en 1989, la subsidiada economía de la isla padeció
una gravísima crisis; pese a ello, la Cuba castrista figuró entre los pocos
regímenes comunistas que sobrevivieron al derrumbe de la URSS. Con la
salud debilitada, Fidel transfirió el poder a su hermano Raúl Castro en 2008,
casi cincuenta años después del triunfo de aquella revolución en que habían
sido compañeros de armas.

BIOGRAFÍA
Procedente de una familia de hacendados gallegos, Fidel Castro estudió
derecho en la Universidad de La Habana, por la que se doctoró en 1950. Su
ideología izquierdista le llevó a participar desde muy joven en actividades
revolucionarias, como la sublevación contra la dictadura de Rafael Leónidas
Trujillo en Santo Domingo (1947); el fracaso de la misma motivó su exilio en
México. Vuelto a Cuba, militó en el Partido del Pueblo Cubano, y pocos años
después retomó su actividad revolucionaria, esta vez contra la férrea dictadura
instaurada en 1952, tras un golpe de Estado, por general Fulgencio Batista
(1952-1958), que puso el país al servicio de su propio provecho y de los
intereses norteamericanos.

Su primer intento fue el asalto al Cuartel de Moncada en Santiago de Cuba


(1953), que se saldó con un fracaso: el cuartel no llegó a ser tomado y la
acción no provocó la esperada insurrección popular. Pese al descalabro militar,
Castro se anotó una victoria política, ya que aquel acto dio a sus protagonistas
una gran popularidad que se vio acrecentada durante el juicio subsiguiente, en
el que Castro se defendió a sí mismo y aprovechó para pronunciar un extenso
alegato político («La Historia me absolverá»).
Fidel Castro fue condenado a quince años de prisión, de los que sólo cumplió
dos (en la isla de Pinos) merced a un indulto que le puso en libertad en 1955.
Se exilió de nuevo en México, desde donde preparó un segundo intento; pero,
habiendo aprendido que su lucha tendría pocas posibilidades de triunfar en un
medio urbano, esta vez apostó por crear una guerrilla rural en la zona más
apartada y montañosa del país: la Sierra Maestra, en la provincia cubana de
Oriente.

LA REVOLUCIÓN CUBANA
Con un contingente de
ochenta y dos hombres (el
«Grupo 26 de julio») a
bordo del yate Gramma,
Fidel Castro desembarcó
clandestinamente en Cuba
a finales de 1956, siendo
casi inmediatamente
diezmadas sus fuerzas en
un enfrentamiento con el
ejército de Batista: sólo
doce guerrilleros
sobrevivieron. Dos años
después, sin embargo, sus
bases en la Sierra Maestra El Che Guevara y Fidel Castro
eran lo suficientemente sólidas y sus efectivos lo bastante nutridos como para
llevar a cabo con éxito la ocupación de Santiago (1958). Desde allí Fidel Castro
lanzó la ofensiva que recorrió la isla de este a oeste, secundado por sus
colaboradores, entre los que figuraban Camilo Cienfuegos, su hermano Raúl
Castro (que casi cincuenta años después sucedería a Fidel en la jefatura del
Estado) y un argentino destinado a convertirse en uno de los grandes mitos
revolucionarios del siglo XX: el Che Guevara.

La situación social y política de aquellos años favoreció el triunfo


revolucionario. Pese a poseer la renta per cápita más elevada de
Latinoamérica, la riqueza del país no llegaba a la mayor parte de la población,
que padecía altísimas tasas de desempleo y subempleo; la dependencia
económica de los Estados Unidos había generado una agricultura de grandes
explotaciones que dio lugar a la formación de un numeroso proletariado rural, a
la postre determinante en el proceso revolucionario. En las áreas urbanas, y en
especial en La Habana, la realidad económica venía marcada por la fuerte
incidencia del turismo estadounidense.

Por otra parte, la corrupción y el servilismo a los intereses del vecino del norte,
siempre presentes en la vida pública cubana, habían llegado a extremos
insospechados bajo la despótica dictadura de Fulgencio Batista, quien logró
concitar en su contra tanto a los campesinos como a gran parte de las clases
medias y a amplios sectores de la intelectualidad y del mundo universitario.
Incluso las clases altas liberales y los estadounidenses habían llegado en los
últimos tiempos a ver con malos ojos a un régimen que, por inestable y
desprestigiado, no resultaba una buena garantía ante el ascenso de la
izquierda.

De este modo, al inicial apoyo del


campesinado pobre había seguido
el fin de las reticencias del Partido
Comunista, que abrió a Castro la
posibilidad de encontrar apoyo en
las ciudades; la dictadura, minada
por la corrupción, fue incapaz de
hacer frente al movimiento
popular. El 1 de enero de 1959, el
comandante revolucionario
Camilo Cienfuegos entró
triunfante en La Habana, un día
después de que Fulgencio Batista
firmase su dimisión y abandonase
el país. La entrada del ejército Camilo Cienfuegos y Fidel Casto en La Habana (8 de enero de 1959)
guerrillero se producía mientras las fuerzas rebeldes acababan definitivamente
con los últimos focos de resistencia. Al mismo tiempo una columna insurgente,
dirigida por Ernesto Che Guevara, convergió sobre la capital, recibiendo a su
paso la rendición de centenares de oficiales del ejército de Batista y la
aclamación del pueblo cubano.

Designado presidente de la República, el 5 de enero Manuel Urrutia


Lleó presentó a los nuevos ministros, quince en total, a la cabeza de los cuales
se encontraba José Miró Cardona, representante del ala liberal, como primer
ministro. Tres días más tarde Fidel Castro, que hasta ese momento se
encontraba en Santiago, llegó a La Habana y se dirigió al pueblo. Castro
subrayó la importancia de la huelga general en la derrota final del dictador y
lanzó una advertencia a los divisionistas y a todos aquellos que pretendiesen
ignorar el poder del pueblo.

DE LA MODERACIÓN AL COMUNISMO
El tinte moderado y conciliador de los inicios de la Revolución, que no pareció
importunar a las clases altas y a los Estados Unidos, no tardaría en
desaparecer bajo los efectos de un brusco giro político. Los procesos contra los
colaboradores de Batista y la marginación del poder de los sectores liberales,
que culminaría con la renuncia del presidente Urrutia (julio de 1959), marcaron
el principio de un cambio de línea en el proyecto revolucionario.

Fidel Castro se había puesto en febrero del mismo año al frente del gobierno
cubano, acumulando los cargos de primer ministro (en sustitución de José
Miró) y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y sin pérdida de tiempo
empezó a hacer realidad los proyectos de cambio que habían suministrado una
base social a la Revolución: el más importante de todos, la reforma
agraria, que expropiaba las grandes haciendas extranjeras para
dar medios de vida a los campesinos pobres. A partir de mayo de
1959, la aplicación de la Ley de Reforma Agraria supuso la nacionalización de
los inmensos latifundios de las compañías extranjeras.
El hecho provocó la inmediata hostilidad del gobierno estadounidense; sin
embargo, la actitud de Estados Unidos acabó por estimular un resultado
opuesto al esperado. Fidel Castro dictó medidas drásticas, como la
expropiación de los bienes de las compañías norteamericanas en Cuba, que
extendieron el apoyo popular a la Revolución. En 1960 se nacionalizaron las
centrales azucareras, las principales industrias, los bancos y las refinerías
petrolíferas; se lanzó asimismo una amplia campaña de alfabetización y se
organizaron milicias populares en sustitución del viejo ejército profesional.
Ese indudable contenido socializante y nacionalista que tuvo en un principio la
Revolución cubana (contra el dominio semicolonial que ejercía Estados Unidos)
se radicalizó a causa de la dinámica de enfrentamiento con el gobierno
norteamericano. Mientras Castro llamaba a una revolución general contra el
imperialismo en Latinoamérica (Primera declaración de La Habana), el
presidente Eisenhower (1953-1961) rompía las relaciones diplomáticas con
Cuba (enero de 1961) y decretaba un embargo comercial destinado a ahogar la
economía cubana y forzar la retirada de Castro, ya que Cuba dependía casi
totalmente de sus exportaciones a Estados Unidos, fundamentalmente de
azúcar.

Con la llegada a la Casa Blanca del demócrata John F. Kennedy (1961-1963)


no sólo no disminuyó la presión de Estados Unidos, sino que se agudizó con la
organización del desembarco de exiliados cubanos armados en la bahía de
Cochinos (abril de 1961), un intento de derrocar a Fidel que fue repelido con
humillante facilidad por el ejército revolucionario. Después de aquello, Fidel
Castro proclamó el carácter marxista-leninista de la Revolución cubana y alineó
a su régimen con la política exterior de la Unión Soviética (Segunda
declaración de La Habana, 1962); al mismo tiempo eliminó del gobierno a los
políticos liberales con los que se había aliado al llegar al poder, y unificó a los
grupos políticos que apoyaban la Revolución en un único Partido Unido de la
Revolución Socialista.

En 1962 permitió que los soviéticos instalaran en suelo cubano rampas de


lanzamiento de misiles con las que podían alcanzarse objetivos en Estados
Unidos; descubiertas por el espionaje americano, Kennedy reaccionó con un
bloqueo naval a Cuba y la exigencia de retirada de las instalaciones. La
consiguiente «crisis de los misiles» estuvo a punto de hacer estallar una guerra
nuclear entre las dos superpotencias, que se evitó a última hora al retirar Nikita
Jruschov los misiles soviéticos a cambio de la promesa de que no habría
nuevos intentos de invadir Cuba y del desmantelamiento de los ya obsoletos
misiles norteamericanos en Turquía.

EL RÉGIMEN CASTRISTA
Conjurado el peligro de una agresión estadounidense y asegurada la
pervivencia de la Revolución, el país entró en una fase de estabilidad no exenta
de dificultades económicas. El embargo no afectaba solamente a las
exportaciones de azúcar y otros productos a los Estados Unidos, sino también
a las importaciones desde Estados Unidos a Cuba, que se surtía casi en
exclusiva de todo tipo de artículos estadounidenses. El comercio entre ambos
países quedó anulado, se congelaron las inversiones cubanas en territorio
estadounidense y, con la retirada de la isla del capital norteamericano, la
economía productiva cubana quedó privada de financiación.

Cuba sólo podía hacer frente a las consecuencias del embargo con la ayuda
soviética; la dependencia de la URSS se extremaría a partir de 1975, cuando
los países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) se sumaron al
bloqueo. La presión norteamericana había convertido al país en un régimen
socialista prosoviético (aunque con singularidades) y a Fidel Castro en un
dirigente comunista más, el primero en el hemisferio americano. En 1965 el
partido cambió su denominación por la de Partido Comunista de Cuba, del cual
fue elegido secretario general el propio Castro; en 1976 acumuló el título de
presidente del Consejo de Estado.

Bajo la dirección de Fidel Castro, Cuba


obtendría importantes logros sociales,
especialmente visibles en la
erradicación del hambre y de la
subalimentación, en la educación
primaria y universitaria y en la asistencia
sanitaria, materias en las que llegó a
constituir un modelo para los países
subdesarrollados; pero el coste político
y cultural fue considerable, pues exigió
un ejercicio dictatorial del poder, con
desprecio de las libertades individuales
y del pluralismo, bajo la vigilancia Castro ante la Asamblea de la ONU
continua de un Estado policial.

El régimen desarrolló una política exterior muy activa, basada en la lucha


contra el imperialismo, destacando el protagonismo del propio Fidel Castro en
el Movimiento de Países No Alineados (cuya conferencia presidió en 1980) y la
intervención militar cubana en África (en apoyo de los regímenes socialistas de
Angola y Etiopía). La economía planificada de inspiración soviética dio algunos
frutos iniciales, racionalizando las inversiones hacia objetivos de interés
colectivo y facilitando una mejor distribución de la riqueza; pero, al igual que
había ocurrido en la propia Unión Soviética, anuló los incentivos y las
iniciativas, aisló al país de las corrientes inversoras internacionales y,
finalmente, condujo a un agorero estancamiento.

Cuando las dificultades económicas de la URSS impidieron que siguiera


subvencionando a la retrasada economía cubana, ésta se hundió en una grave
crisis. No obstante, Castro rehusó introducir reformas en un sentido
liberalizador, al estilo de la perestroika que auspiciaba Mijail Gorbachov. Salvó
así su régimen del desmoronamiento del resto de los regímenes prosoviéticos y
de la propia URSS a finales de los años ochenta y principios de los noventa,
pero Cuba entró en una etapa crítica en el terreno económico, en medio de la
intensificación de las presiones de Estados Unidos, que endureció el bloqueo
en 1992.

La disolución de la URSS (1991) y del bloque comunista trajo consigo, por


ejemplo, la desaparición del Consejo de Ayuda Mutua Económica
(COMECON), organismo económico integrado por la Unión Soviética y los
países socialistas con el que Cuba mantenía el 85% de sus intercambios
comerciales a precios subsidiados; sin el apoyo de ese mercado, la isla perdió
en sólo tres años la tercera parte de su producto interior bruto. La llamada crisis
de los balseros (1994), que empujó a unos treinta y cinco mil cubanos a
emigrar a Estados Unidos cruzando el estrecho de Florida en balsa o por
cualquier medio a su alcance, reflejó el empobrecimiento al que se veía
abocado el país, cuya economía, contra todo pronóstico, inició un lenta y
constante recuperación a partir de 1995, aunque dentro de un estado general
de penuria y desabastecimiento.

Con el cambio de siglo, Fidel Castro pudo contar con el apoyo del presidente
venezolano Hugo Chávez y de una nueva hornada de dirigentes de izquierdas
opuestos al neoliberalismo económico estadounidense, como el boliviano Evo
Morales. En octubre de 2000 firmó un acuerdo con la Venezuela de Chávez
que permitió a Cuba importar petróleo en ventajosas condiciones. Sin embargo,
los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 llevaron a un nuevo
deterioro de la situación económica (caída del turismo, cierre de centros
azucareros) y a renovadas presiones estadounidenses en el plano político.
Fidel Castro reaccionó reafirmándose en sus principios: el socialismo fue
declarado "irrevocable" en una enmienda constitucional de 2002. Desde 2003
se intensificó la persecución de la disidencia, y en 2004 se puso fin a la
dolarización de la economía, once años después de que se autorizara la libre
circulación del dólar en la isla.

LA SUCESIÓN DE FIDEL
A mediados de 2006, tras asistir a una cumbre del Mercosur en la Argentina,
Fidel Castro debió ser sometido a una intervención quirúrgica que lo obligó a
mantener reposo; antes de la operación delegó todos las funciones de gobierno
en su hermano Raúl. En febrero de 2008, Fidel presentó su renuncia definitiva,
y Raúl Castro fue confirmado en sus cargos. El nombramiento como nuevo
presidente cubano de un compañero de armas de la Revolución de 1959 no
despertó grandes expectativas de cambio, y, efectivamente, Raúl Castro no
hizo al principio sino continuar la tibia política reformista de años anteriores,
limitada a cuestiones económicas puntuales.

Sin embargo, la victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales de


Estados Unidos (noviembre de 2008) abrió una nueva etapa en las relaciones
entre ambos países. El presidente demócrata promovió los contactos con el
régimen cubano; en 2009 suspendió las restricciones a los viajes desde
Estados Unidos a Cuba y al envío de remesas. Por su parte, y sin apenas
ningún gesto aperturista en lo político, Raúl Castro impulsó desde 2011 un
reducción del hipertrofiado sector público y, en 2013, una reforma migratoria.
El acercamiento entre ambos países culminó con el anuncio de un acuerdo
para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas (diciembre de 2014) que
se materializó simbólicamente en agosto de 2015 con la apertura de la
embajada estadounidense en La Habana. Este proceso, que contó con la
aprobación del anciano pero siempre vigilante Fidel, podría llevar, aunque no
de forma inmediata, al fin del embargo y a una mejora de las condiciones de
vida en la isla, y fue bien acogido tanto por los cubanos como por la comunidad
internacional, que, convencida a esas alturas tanto de su ineficacia política
como de los injustificables perjuicios causados a la población, había condenado
reiteradamente el bloqueo en los foros internacionales.
FIDEL CASTO – EN EL PERÚ
LOAS REVOLUCIONARIAS-
El 04de Diciembre de 1971, Fidel Castro
aterrizó en Lima de paso a Guayaquil, se
reunió con el General Juan Velasco
Alvarado en el salón Presidencial del
Aeropuerto Internacional Jorge Chávez,
bajo un despliegue de Loas y pleitesías
mutuas, destacando la presencia de
representantes de los “Campesinos” y
de la dirigencia del “Partido Comunista
del Perú”. La prensa de esa época
circunscrita al gobierno militar informaba
que el encuentro era una “Deferencia y prueba de amistad del Perú hacia
Cuba. El ego de Velasco alcanzó su grado máximo cuando Castro
expresó que el proceso peruano es revolucionario y que su anfitrión es
un hombre de gran calidad humana; es un revolucionario”. Las cinco
horas de conversación dejaron informaciones para varias ediciones
periodísticas. Fidel y Velasco, se hicieron bromas, se dijeron frases simples y
francas. Fidel Castro, visitó una sola vez al Perú.
FUE UN REVOLUCIONARIO VICTORIOSO
Castro acaparó los titulares de prensa mundiales cuando desfiló con sus
guerrilleros victoriosos por las calles de la habana en Enero de 1959. Cuando
cerró los casinos y burdeles más conocidos de la Habana y expulsó la mafia
estadounidense fue aplaudido en su país y en el extranjero por acabar con la
corrupta dictadura de Fulgencio Batista, que había sido respaldado por
Washington.
Hablando en ingles aseguró a los estadounidenses: “Sinceramente, no
tengo ambición de poder de dinero, de nada. Solo de servir a
mi país”.
MUERE EL LÍDER CUBANO
Fidel Castro a muerto a los 90 años de edad, el líder de la Revolución Cubana
ha fallecido esta noche en la habana. Su hermano el Presidente Raúl Castro lo
ha comunicado en su mensaje de Televisión. “El Líder histórico de la
Revolución cubana falleció en la noche del viernes 25 de Noviembre a las
22:29 horas, y sus restos serán cremados atendiendo su voluntad expresa”,
dijo emocionado el mandatario, de 85 años, que lo sucedió en el poder en
2006.
¡FIDEL DESCANSA EN PAZ!
Cañete/8 de Mayo del 2018/
Escribe:
_________________________
Guillermo Vicente Peña
DNI N° 15378486
EL CUBANO QUE QUISO CAMBIAR “EL MUNDO”
NACIÓ: EL 13 DE AGOSTO DE 1926 – EN HOLGUIN – CUBA
MURIÓ: EL 25 DE NOVIEMBRE DEL 2016 – EN LA HABANA

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