Fidel Alejandro Castro Ruiz: Los Misiles (1962) Aseguró La Pervivencia de La Revolución, Socavó También Su
Fidel Alejandro Castro Ruiz: Los Misiles (1962) Aseguró La Pervivencia de La Revolución, Socavó También Su
BIOGRAFÍA
Procedente de una familia de hacendados gallegos, Fidel Castro estudió
derecho en la Universidad de La Habana, por la que se doctoró en 1950. Su
ideología izquierdista le llevó a participar desde muy joven en actividades
revolucionarias, como la sublevación contra la dictadura de Rafael Leónidas
Trujillo en Santo Domingo (1947); el fracaso de la misma motivó su exilio en
México. Vuelto a Cuba, militó en el Partido del Pueblo Cubano, y pocos años
después retomó su actividad revolucionaria, esta vez contra la férrea dictadura
instaurada en 1952, tras un golpe de Estado, por general Fulgencio Batista
(1952-1958), que puso el país al servicio de su propio provecho y de los
intereses norteamericanos.
LA REVOLUCIÓN CUBANA
Con un contingente de
ochenta y dos hombres (el
«Grupo 26 de julio») a
bordo del yate Gramma,
Fidel Castro desembarcó
clandestinamente en Cuba
a finales de 1956, siendo
casi inmediatamente
diezmadas sus fuerzas en
un enfrentamiento con el
ejército de Batista: sólo
doce guerrilleros
sobrevivieron. Dos años
después, sin embargo, sus
bases en la Sierra Maestra El Che Guevara y Fidel Castro
eran lo suficientemente sólidas y sus efectivos lo bastante nutridos como para
llevar a cabo con éxito la ocupación de Santiago (1958). Desde allí Fidel Castro
lanzó la ofensiva que recorrió la isla de este a oeste, secundado por sus
colaboradores, entre los que figuraban Camilo Cienfuegos, su hermano Raúl
Castro (que casi cincuenta años después sucedería a Fidel en la jefatura del
Estado) y un argentino destinado a convertirse en uno de los grandes mitos
revolucionarios del siglo XX: el Che Guevara.
Por otra parte, la corrupción y el servilismo a los intereses del vecino del norte,
siempre presentes en la vida pública cubana, habían llegado a extremos
insospechados bajo la despótica dictadura de Fulgencio Batista, quien logró
concitar en su contra tanto a los campesinos como a gran parte de las clases
medias y a amplios sectores de la intelectualidad y del mundo universitario.
Incluso las clases altas liberales y los estadounidenses habían llegado en los
últimos tiempos a ver con malos ojos a un régimen que, por inestable y
desprestigiado, no resultaba una buena garantía ante el ascenso de la
izquierda.
DE LA MODERACIÓN AL COMUNISMO
El tinte moderado y conciliador de los inicios de la Revolución, que no pareció
importunar a las clases altas y a los Estados Unidos, no tardaría en
desaparecer bajo los efectos de un brusco giro político. Los procesos contra los
colaboradores de Batista y la marginación del poder de los sectores liberales,
que culminaría con la renuncia del presidente Urrutia (julio de 1959), marcaron
el principio de un cambio de línea en el proyecto revolucionario.
Fidel Castro se había puesto en febrero del mismo año al frente del gobierno
cubano, acumulando los cargos de primer ministro (en sustitución de José
Miró) y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y sin pérdida de tiempo
empezó a hacer realidad los proyectos de cambio que habían suministrado una
base social a la Revolución: el más importante de todos, la reforma
agraria, que expropiaba las grandes haciendas extranjeras para
dar medios de vida a los campesinos pobres. A partir de mayo de
1959, la aplicación de la Ley de Reforma Agraria supuso la nacionalización de
los inmensos latifundios de las compañías extranjeras.
El hecho provocó la inmediata hostilidad del gobierno estadounidense; sin
embargo, la actitud de Estados Unidos acabó por estimular un resultado
opuesto al esperado. Fidel Castro dictó medidas drásticas, como la
expropiación de los bienes de las compañías norteamericanas en Cuba, que
extendieron el apoyo popular a la Revolución. En 1960 se nacionalizaron las
centrales azucareras, las principales industrias, los bancos y las refinerías
petrolíferas; se lanzó asimismo una amplia campaña de alfabetización y se
organizaron milicias populares en sustitución del viejo ejército profesional.
Ese indudable contenido socializante y nacionalista que tuvo en un principio la
Revolución cubana (contra el dominio semicolonial que ejercía Estados Unidos)
se radicalizó a causa de la dinámica de enfrentamiento con el gobierno
norteamericano. Mientras Castro llamaba a una revolución general contra el
imperialismo en Latinoamérica (Primera declaración de La Habana), el
presidente Eisenhower (1953-1961) rompía las relaciones diplomáticas con
Cuba (enero de 1961) y decretaba un embargo comercial destinado a ahogar la
economía cubana y forzar la retirada de Castro, ya que Cuba dependía casi
totalmente de sus exportaciones a Estados Unidos, fundamentalmente de
azúcar.
EL RÉGIMEN CASTRISTA
Conjurado el peligro de una agresión estadounidense y asegurada la
pervivencia de la Revolución, el país entró en una fase de estabilidad no exenta
de dificultades económicas. El embargo no afectaba solamente a las
exportaciones de azúcar y otros productos a los Estados Unidos, sino también
a las importaciones desde Estados Unidos a Cuba, que se surtía casi en
exclusiva de todo tipo de artículos estadounidenses. El comercio entre ambos
países quedó anulado, se congelaron las inversiones cubanas en territorio
estadounidense y, con la retirada de la isla del capital norteamericano, la
economía productiva cubana quedó privada de financiación.
Cuba sólo podía hacer frente a las consecuencias del embargo con la ayuda
soviética; la dependencia de la URSS se extremaría a partir de 1975, cuando
los países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) se sumaron al
bloqueo. La presión norteamericana había convertido al país en un régimen
socialista prosoviético (aunque con singularidades) y a Fidel Castro en un
dirigente comunista más, el primero en el hemisferio americano. En 1965 el
partido cambió su denominación por la de Partido Comunista de Cuba, del cual
fue elegido secretario general el propio Castro; en 1976 acumuló el título de
presidente del Consejo de Estado.
Con el cambio de siglo, Fidel Castro pudo contar con el apoyo del presidente
venezolano Hugo Chávez y de una nueva hornada de dirigentes de izquierdas
opuestos al neoliberalismo económico estadounidense, como el boliviano Evo
Morales. En octubre de 2000 firmó un acuerdo con la Venezuela de Chávez
que permitió a Cuba importar petróleo en ventajosas condiciones. Sin embargo,
los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 llevaron a un nuevo
deterioro de la situación económica (caída del turismo, cierre de centros
azucareros) y a renovadas presiones estadounidenses en el plano político.
Fidel Castro reaccionó reafirmándose en sus principios: el socialismo fue
declarado "irrevocable" en una enmienda constitucional de 2002. Desde 2003
se intensificó la persecución de la disidencia, y en 2004 se puso fin a la
dolarización de la economía, once años después de que se autorizara la libre
circulación del dólar en la isla.
LA SUCESIÓN DE FIDEL
A mediados de 2006, tras asistir a una cumbre del Mercosur en la Argentina,
Fidel Castro debió ser sometido a una intervención quirúrgica que lo obligó a
mantener reposo; antes de la operación delegó todos las funciones de gobierno
en su hermano Raúl. En febrero de 2008, Fidel presentó su renuncia definitiva,
y Raúl Castro fue confirmado en sus cargos. El nombramiento como nuevo
presidente cubano de un compañero de armas de la Revolución de 1959 no
despertó grandes expectativas de cambio, y, efectivamente, Raúl Castro no
hizo al principio sino continuar la tibia política reformista de años anteriores,
limitada a cuestiones económicas puntuales.