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ED De la Nada ' H. ROYCE Un vendedor de diarios y el hijo de un Barén crean el mejor automévil ‘del mundo Ex una tranquila tarde de verano del sho 1932, Un magnitico automévil se desliza si Jeneiosamente a través de la pequeia al dea de Alwalton, en la veeindud de Peter horouh Ul coche se detiene frente a la casa de Mv. Waterford de Chesterton De éi baja un hombre alte, de eabello blanco, pero cuyos movimientos son extra ordinariamente juveniles. Oprime Ia cam ni Un lacayo abre ta puerta, El visitante le pasa una tarjeta, El hombre mira el nombre y ruege vivamente xl eaballero que pase adelante Bh gué puode vorvirle, Mx, Royoo? le’ pregunta el duefio de cass. --i.Me permitiria usted dar un paseo por st" parque. del lado de Alwalton? Mr, Waterford mira extranado a su huésped. A qué viene que al activo pre dente y fandador de la firma Rolls-Royce le nazca de pronto el deseo de recorrer w propiedad? Mr. Royee, dndose cuenta de la extra- fieza dei dueio de casa, dice a manera de explicacién Me kustarla volver a recurrer Tos > tios enn que trabajé, cuando nifo, por seis peniques & ln semana, Frederick Henry Royce no habia tenido una infaneia feliz, Nacido el 27 de mava era ef menor de_cineo hijos de!» ero James Royce. Sux antepasados n escrito el apellido ya Rice, yn Rees. Siempré habian, sido molineros, 'y se de~ cia due pfovenfan del Pais de Gales. Sa dre era hija de un agrieultor de la ve- indad. Henry ereeié en e] campo, No le que- daba mucho tempo libre, pues desde los cingo aos debié ocuparse en ayudar a lox labradores de la vecindad, por euva labor recibia el xalario prineipeseo de sis pe niques semanales. Muy ufano Te entreza: ba cada sibado sus pocos centavos ast madre, ala que adoraba, Durante dos % fios asistié a la escuela de la aldea, don. de aprendié. el minimo indispensable pa- ra wanarse la vida un chiguillo campe: no Si padva. muri liv el nite, 9 ahos. La. familia se dispersé, recoviéne dioge los nifios con varios parientes, Feney fas adoptado por una tin que vivia ar Lon= dves AUF volvi6 a la escuela, ¥ por Ins tare a Millonario: des desempefiaba mandados por cuenta de su tha o de alzuna veeina. Su alimento, se xin declaré una vez, comsistia. a veces en dos gruesas rebanadas de pan remoja- das en leche. ‘ A lox diey whos de edad we prosenté cn la oficina principal de W. H, Smith & Son.. Jos mis grandes agentes de periddicos de Inglaterra, y cuyo fundador habia comen vado igualmente en las max humildes civ cunstancias, hasta aleanzar su alta posi nu iuieaalive empeiio, La firma, siempre dispuesta 2 estimular a lox muchachos emprendedto. res y despiertos, lo ocupd para atender la estaciou de la calle Liverpool, uno de lox puntos max coneurridos de Londres. Desde lax seis de fa maiiana, Henry vendia alll los diarios del «lia, y por la tarde, cuando comenzaban a salir las edielones vesper tinas, su puesto necesitaba de nuevo une rapida atencién, hasta las diez de la no- che, hora en que se encaminaba fatizosa- mente # sti viviends, eontando por el ca mino el dinero que habis hecho, Bxtaba muy contento de poder ganar ahora dis- riamente el doble de lo que recibia en el campo por toda una semana de trabajo. No era por mero accidente que Henry se hubiera dedicado al negocio de perié dicos. Su empleo le interesaba_vivamen te. Se dedie a echar una répida ojeadu a los diavios que vendia, y en unas cuan tax palabras anunciaba a su elientela | principates noticias. Par Ia unehe lain con jx mayor ateneién lox diarios que le so braban, y que tenia que devolver a la mailana siguiente. De esta manera adqui rié un gran volumen de conocimientos. Es taba mejor informado en muchas inate rias de comereio a de po ‘ae mtichow adultos que se habian edueado en Bton. A lox trece afios de edad, dié un paso adelante en su vids. Unt parrogaiano que habia observado la viveen del mnchachs, Te di6 una recomendacién para el corres, Be le nombro mensajero de telésnatos de Mayfair, el barrio mis wristocriticn de Londres. centro de los flamantes hoteles donde se alojaban lox norteamericznos cox — el verdadero corz6n de la metr poli del_mundo—, Henry Hevaba_ ahori um elegante uniforme azul y una gorra eon frania roja. Se le pagaba medio penique por cada telegrama que entregaba, Corria de uno otro hotel, y como era pronto eu todo, sanaba el salario mis alto, haste dos chelines daring —. 94 telewramas! Por entonees resolvid cual serfa su pro. fesién: quer’ un electricista. En el te- legrafo tenia oportunidad de ver en ope racién las iiltimas aplicaciones de esa fuer »za natural, Cuando no habia telegramas que entreyar” se pzsaba el tiempo obser yando lox maravillosos aparatos, y procs rando penetrar six inexplicabler necreton. De today partes del mundo legaban los mensajes traidos por hilos invisibles del pais de las hada: Su tia, que seguia estimandolo, Je con siguié una ocupaeién con el Great Northern Railway ew Peterborough, donde su made se ganaba el sustento como sirvienta do méstica, Como los aprendices no reeibiay salurio, él necesitaba por lo menos 20 li- bras esterlinas al ano para vivir, “El ehi quillo las vale, pensé la tia. Algin dia me las pagar con intereses”. (Henry lo ha cumplido realmente, No se ve tan a me- nado que alguien reciba intereses tan ui tos sin pedivlos. Por ahora, sin embargo, volvamox a su experiencia como aprend en las maestranzas del ferrocarril en Pe terborough) Al comienzo, xélo se le ocupaba en aca rrear herramientas; pero aproveché Ia 0 portunidad para conocer Ins diversas cla- ses dé trabajos que se Hevabat! a cabo en los talleres. Comenz6 entonces a remediar su esc sa instruceién yendo a los cursos noctu nos de las eseuelas, Aprendié franed. le. v6 la vidu de los hombres famosos. ¥ so bre todo se impuso de los ditimos descu- brimientos de los tecnicos que aparecian en las revistas especiales. Lo que mas le interesaba era el perfeccionamiento de Ia lamparilia eléetrica. En su casa xe puso hacer experimentos con baterias eléctricas de gran potencia. Economizaba en sus ali mentos, fin de fener con que eostear acu muladores, alambre, bombillas eléetricas, ete, No tenia quien’ le dirigiera en estos trabajos, y debia desentraiiar las cosas 1 fuerza de perseverancia. Alatin tiempo después, procuré colocar- seen el departamento de reparacién de locomotoras. No era cosa facil conseguir lo, pues siendo este trabajo el mas intere. sinte, los que tenian influencias eran los que lograban entrar. A pesar de todo, al Tin, logro satisfacer su ambicion. Henry Royce se sentia como un bienaventurado, Ahora iba a poder estudiar los mis inge- niosos detalles que habian discurride los més famosos genios mecinicos de] mun do, Pronto estuvo en situacién de poder, por Jo, menos tedricamente, desarmar una lo- comotora en tiempo minimo y volverla armar, si er necesario, eon Ta vista ven dade. ‘A loa 18 afen do edad. tnvo la canvie- cién de que podia sacar mayor ventaja de los conocimientos meesnicos que habia ad- quirido, y habiendo sabido por algunos a migos que en la ciudad industrial de Leeds habia una demanda permanente de jéve 20 Pee 28 con conocimientos téenfcos para em: plearlos en las fibrieas, rentneié a sti em- pleo y se fué a pie, en busea de exe paraai- ro de loa jdvenes con ambicién de surgir. Pero eit aquel afio de 1881, las indus- trias de Leeds estaban pasando por una seria crisis. Las empresas estaban desp:- diendo a sus mejores obreros, debido a la falta de mereados. Dondequiera que Hemy fuese en buses de un puesto, encontraba el mismo letre- ro: “No se reeiben nuevos empleados por "El joven Royce estaba en grandes aprietos: habia gastudo sus exeasos xlo- rros en la larga y fatigosa caminata, ys hallaba sin un centav Por la noche dormia en cualquier par te, y por el dia pedia unos penigues de Jimosna para comprar pan, Tenia una apa rieneig lastimosa, con las mejithas hundi das y In ropa en harapos. Bra apenas ui sombra de lo que fué. Por espacio de dos semanay anduvo de puerta en puerta, de fabrica en fibrica, ¥ siempre tronezando con la misma negati, va ‘AL fin, la suerte se apiadé de él. Una firma italiana de fabricantes de herra- mienitas, en Tos arrabales de Leeds, no es tuba tan arruinada por la. erisix econdmi ca. Este “Arsenal italiano” lo veups cor un salario de once chelines semanales. KI trabajo comenzaba a las vers de la mafiana y terminaba — con un corto dex canso para el almuerzo — a las diez de la noche. ;Dieciséis horas diarias! 7Y yee nando poco mix de diez chelines semana. les! Y a fin de que no tuviera raz6n para decir que no se le explotaba bastante, se esperaba de él que uma vez a ix semana, el viernes, trabajara lx noche entera. Henry Royce estaba harto sutisfecho ae poder trabajar de alguna manera: pera hasta el fin de. sus dias, siempre 16 ese tiempo, en gue le hicieron ta jar como un condenado 9 galerus, ‘come a] peor que conociera jamit A’ pesay de su miserable salario, lors ahorrar unas cuantas Hbras pital, economizado x costa de st go, pudo volver a Londres. Se habia dad cuenta de que sus conocimientos eran in snficientes para realizar sts ambiciones. Este muchacho, de apenas veinte nios de edad, se puso a estudiar electnicdad con avidez, se inseribid en varios cursos, yse puso a hacer experimentos en los la horatorios de varios téenicos que le ma- nifestaban simpatia. Su masor interés es taba on las patentes de Hiram Maxim, Los profesores comerzaron @ reparar e el aplicado extudiante, Ie prestaron aya- da_y le procuraron todos lox medios de satisfacer su hambre de couocimientes. Al cumplir Jos veinte aiiox entrs x ocu- LA LOTRRIAparse con le Laneashire Maxim and West ern Electric de Liverpool, en calidad de técnico. Royce instalé Ja planta eléetrica Ucl tealy. Miay su Gabajy tan avertada. mente. que muchos jefes de firmas al-or- donat algin trabajo, pedian especialmen- te que los atendiera “el muchacho larg Pero Royee no se proponia trabajar por cuenta ajena toda su vida. Al llegar a los 21 afios tenia ahorradas £20. Le pidié prestadas £50 mis a su a- inigo E. A. Claremont. Con este gran ca- pital se establecié como “Royce Limited”, enJa calle Croke, en Manchest Su trabajo era tan excelente que no da ba abasto a lox eneargos. Con todo, ex. taba tan deseoso de que nada resultara malo en los trabajos que ejecutaba, que se acostumbré a mandar un ayudante cada casa en que hacia alguna instala cién de luz eléctrica, a comprobar que todo marchaba bien. En varias ocasiones se negé a tomar tra bajos que no podia ejecutar cuidadosa- mente. —1Por qué no trabajas més répido? — le preguntaban sus amigos. No, preferia hacerlo todo lo més per- feeto’ posible. Antes veria dixminuir sus ganancias que rebajar la calidad de su. trabajo. Dioz aiton pané on oxtas actividades. Co menzé a construir grias cléctricas y pe- sados taladros. Los pedidos le Hovian. Sus colaboradores solfan hallarle, en Ia’ ma- hana, durmiendo con la cabeza apoyada en el brazo. Su vida era de lo mas sobria. Solia vontentarse von un sandwich yan vaso de leche, que consumia junto a las maquinas. En 1893 se casé con la hija de Alfred Punt, un comerciante de Londres. Su pri mera impresion de un automévil oeurrié frente al Casino de Montecarlo, adonde habia Tegado en su luna de miel. Er: tun coche Mercedes, uno de los iiltimos mo- delos de la fabrica Daimler. y era pro piedad de Herr Jellineck, el cénsul gene. ral de Austria en Paris, La recién casada qued6 tan bien impre- sionada con el automévil como el mismo Royce. —iNo podrias hacer algo tan bonito co- mo esto? — le pregunté a su marido. Tendré que intentarlo. —Y Royee lo hizo. Hasta ese momento no tenia idea de la técnica de un euto: mévil. Pero fue adquiriéndola. En 1904 construyé sti primer coche de dos cilindros. De acuerdo con sus princi- pine hahitnalec. véla amples mutorialoe do primera clase. El primer automévil Royee eubrié una distancia de 16 millas en hora y medi en st primera prueba. LA LOT BRIA Sus amigos quedaron muy prencupados con su interés en “ese juguete”. Royce no se preocups por su falta de interés, si- hu que niguid trabajande sin deseanso en mejorar el mecanismo. Por ese tiempo establecié talleres espe- ciules para la fabricacién de automéviles y Hamé a la firma F. H. Royce y Cia, Ne podia, por lo demas, comenzar a produe- Clon inmediatamente, pues antes debia fe bricar dinamos y grias. La reputacién de Ta maquinaria Royce habia cundido por toda Gran Bretana. En Octubre de 1897 recibié pedidos por valor de £6.000. En marzo de 1898 por un valor ae £9.00, A En febrero de 1899 hasta la cifra de £20,000. En 1900 adquirié una casa con wn lin do iatdin en Knutsford, Cheshire. Alli se ocupé en desarmar pieza por pieza Varios automéviles franceses, con el fin de fami- liarizarse con sus ventajas. Pues habia de tardar tres aiios en convencer a sus ca- pitalistas acerea de las ventajas comerci los de la constrncein de un automé e opuso terminantemente a la fa men grande escala. Cada coche ser, igual que todos los demas tra- bajos que salian de sus talleres, una obr maestra en si misma. E] primer automévit Royce Fue vendido ci 4 do abril do 1904 Henry Edmonds, un industrial que co- noeia bastante acerca de la construccién de automéviles, vid ese coche en Londres, se fué de carrera a la Bolsa y compré to das las acciones disponibles de la compa fia Royce. Luego lelegrafié « Clande Good- man Johnson, el mas entusiasta de los ma~ nidticos del _automévil, que era por enton~ ces secretario del British Automévil Club: “(Eureka Johnson salié a eseap> para Ta oficina de Kdmunds, preguntandole: —iDénde esté? Juntos se fueron a Manchester. y alli Edmunds condujo derecho a Johnson a los talleres de Royee, y sefialando un coche recign terminado, le dij ~-1 Ahi lo tienes Johnson lo examind. Con la cara encer: dida de placer, exclam —iSi, tienes’ razén, Edmunds! Esto es Yo que buseébamos. Johnson eva secretario de “Charlie”, el personaje que desde su adolescencin ha pasado huseando un automévil de Injo en que realmente se pueda confiar. Ahora, jal fin!, y gracias sean dadas al cielo por ello, jst secretario lo ha en iQuién era “Charlie”? Chatlie era el més popular automovi- a de Inglaterra: Charles Stewart Rolls, hijo del barén Llangattock. Eran tres.her: amanos: John, que murié en la guerra, Hen ty que fallecié con ta “influenza” contrai- da cuando estudiaba en Paris, y Char tes, Charles nacié en la mansién campest de la familia, en Monmouthshire, en 1887 y fué educado en Eton, No Je preoewy baw los deportes ni tus demas dist nes de sus condisefpulos. Su pasidn evan Las Ainamos, y se pasuba todo el tiempo fe bric:indolas. _ AL slic de Eton en sus primaras vac cionos, Nexo a cast eon un nesade pn auete, que contenia un dinamo de su pro- pia manufaectura, Toda, lox habitantes de Ta eax squedaran ator wiradee: tate servidimbre masevtiny como In femedina Jo tuvo por obra del demonio, tan poti rosa como la dinamit Charles — 9 Charlie, como todos te Usmaban — no puso ningina atencisy an ellos, y proredié a “oloctrificar” Te onan patera, Antes de que li familia, acostum- brada a lampaias © veins, se diera cuen cL martillar. Jin carpintear del muchacho, fa ea it convertida en a primers man= pestre de Tnelaterra con dunia Fasé mucho tiempo, sin en bargo, antes ile ane los habitantes se Heo: tumbraron » esia revolucién en sw aiste ma_de alumbrad Fn 1895 Charlie entré a Cambridge, En ta Universidad se declaré ua cielistr en tusiasta. Las elases v los libros no ie in- teresaron. ¢ log cursos y profesores le abt rrian. EL “ciclista perezoso", como se le apo di, no fue un honor para esa antigua se- de’ de ta eruateion, Por esta época, Heg6 a sus oidos que en Francia eomenzaban a verse carrnajes sin cabaltos, Se disnaré de in tit hasta Paris, © fa€ uno de los primeros inzleses que eam praron un Peugeot del tipo de 2% de ee ballo. 2 Se Nevd ol monstruo a través del Cant de In Mancha y npareeié con 41 en st) pais te de lo que signifies! rrenar y nata’ ne Desde su ntfiex, todos se habinn weur tumbrado a las excentricidades de Chay lie. pero cuando aparecié en Cambride + con su asmética y silhante “méanina de carrera”, los pacatos habitantes, horro- rizados. levantaron sus brazos al cielo. —
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Anthony Aguilar Ariza
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Little Women
From Everand
Little Women
Louisa May Alcott
Rating: 4 out of 5 stars
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