Lourau (1970) (2007)

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Pra USER SI ita Si, en ln criss instaurada por la institucn del ani ir Tiss, too es sigilicante com selacin al de = ch ro también que todo es significant com rela al di FF ere. la autoridad, a las formas de poder; en suma, Dyn utconia inca oe TH cioncs, de organizuciones o de grupos se ha conver. stitucién, HI susuato material de la instimcidn diee mas iscursos articulados. Eso que dice 0, mejor, no dice, se el secrto, la eanalizacion de las informaciones, I raco ideal El anilisis institucional quiere producir na ucidn con el saber, una conciencia del no saber que deter ara accion, Para clla se vale de 'analizadones": el ni re ‘ortio entre la formaciém y el ingyeso en la vida aula, la pial; Ia mujer nos habla de ln ceparaciéa entre la bis la felicidad y la ambicién social; el enferan, del limite en emplaciin y la accién; el Jaco, dela barzera entre ln atoligico; por fin, el viejo muestra la negatvidad que co +n de adulto separando un perfodo, cada vee ma existencia stil para el capital, de lo que constituye una Ssobrevida'. Es que la separa, la b aldad institucional suuda la génesis del coneepeo de instimtevin dentro de acidn histicieo rica, y despats de analiear en detalle los h propuesca de "socioanlise" y acién instinicional", los dos polos entre los que exila La oropuestos desde ls terapia del grupo pequeio asicososiologi, foramul ISBN 950 516. vrortu/editores _ 78%05"18¢ René Lourau El ana institucional \morrortu/editores El anilisis institucional El andlisis institucional René Lourau Amortortu editores ‘Buenos Aires - Madrid ———— - Bibliotom de sociologia Lonalyse institutionlle, René Lauran. Les Kaitions de Mincit, 1970 Trarducedn: Noemi Fiorito de Labrune Revisidn: Amadeo A, Bignami Primera edicion en castellano, 1975; primera reimprecta, 1988; esd eimpresién, 1991; trcera reimprosién, 194; euaria reimpresin, 2001 quinta reimpresin, 2007 (© Tovlos los derechos de la edicdn on castellano reservados por ‘Amorrort editors S.A, Paraguay 1228, 7 piso ~ C1057AAS Buenos Air [Amorrortseditores Bepatia 81, Sen Anérés, 28 - 28004 Mudrid ‘wor amorrortueditores.com La reproduceidn tatal o parelal do ace bro en forma idéntieao modifica por chalqsier medio meeinieo, electrinie informatin,ineluyende fou ‘opin, grabacién, digitalizaion o cualquier sistema de ulmacenamiento y ‘ecuperacién de informacién, no sutorizada por los editores,viela dere ‘hos reserva. ‘Queda hecho el depésite que previene le ley n° 1.728 Industria argentina. Made in Argentina ISBN 978-960.516.052.8 Lauran, René "El andlisis institucional - 1d, imp, - Buenes Aires Aoreortu, 2007, ) 304 p; 20x12 em. (Sociologia) "Traducriin de: Noemi Fiorito de Labrune ISBN 978.950.5165.052-9, 4. Sociologia de las institueiones |, Foritade Labrune, Nomi, trad, 1 Titulo cpp 305, Impreso en los Talleres Graficas Color Efe, Paso 192, Avellaneda, pro vincia de Buenos Aires, en enero de 2007, ‘Tirada deosta eicin: 1.500 ejamplares. “Donde bay muro por delante y por detris, abundan la mur. onde a cnuidia Le conspnaion mates. Rabelais, Ga vt, bro T, cap. LIL. Jntroduccién 1, Usted es asalariado; tiene una familia. Régimen del saatio, ‘matrimonio; he abf dos normas universales, propias de nues- taa sociedad, Con ellas se asocia todo un cortejo de normas, modelos y valores de comportamiento. Con el régimen del sa Jaro estén ligadas las nociones de oficio, fabric, oficina, hue) 3, sindicato; con el matrimonio, las de propiedad privada, Hits, herencia, educacién, Otras normas o modelos son cla sificados como sindnimos o anténimos del régimen del salatio © del matrimonio. Ast, el capital, la ganancia, las rentas, los onorarios, se inseriben en un sistema de ingresos del'que forma parte el salario, mientras que el eeltbato, el divorcio, la viuder, el adultetio y la poligamia se inscriben, junto con el favimoni, ex un tema de tlacioncs semua, Usted es comerciante o agricultor, o eferce una profesién li- Pil La noma denominia etalcion no i concierne, dso tamente; pero le atafie en la medida en que tiene empleados a quienes paga. En cambio, usted se halla inscipto a igual t tule queef asalariado en el sistema dela fara, A igual tf. Jp, dice el derecho; pero no en las mismas condiciones materia. les ideoldgicas, replica la sociologfa. En efecto, las relaciones aque usted mantiene con Ia instiracién de Ia familia no son las nismas, segin usted sea un asalariado 0 no, Digamos que us ted acepta Ia iden © Ia imagen de la familia como célula so- cial universalmente difundida en nuestra sociedad. Una norma universal, 0 considerada tal, ya se trate del matti- icina, del régimen del sala- es designad i El hecho de fundar una familia, el acta de rimonio, asi co- smo el fardar una asociacién, de iniciar un negocio, de crear tin empresa, un tipo de enteRanza, un esta dico: también estos fenémenos llevan el nombre de instituci En otra época se hablaba de instituir a los nifios (en como su contratio, no en gencral, como lo pretende el ‘ecepticismo, sino desde que se encama en la accién de los in- dlividuos y de las colectividades. | Y sin embargo, Ia sociedad funciona, bien o mal, porque las snoxmas universe, o asf considered, no se encaman direc: tamente en los individuos: pasan por la mediacién de formas foales ingulares, de modos de organzacién mis © menos adaprados a una o a varies funciones) El momento de la singo- idad es el momento de la unidad negativa, resultante de la de Ja neptviad sobre loi posiva dh norma universal? 1G. W, F. Hegel, Science dela login, Propédentine philosopbigue, Phdsominiags de Peps VOU: Provtiestione pilosobia 2 Consigno agut este «fesumens de Ja dildctica hogslians, sumemente 10 menudo se confunde particularidad y singularided, y se opo- A riulicalmente lo general (Jo univeral) a lo puriula, o- idando que esta oposicién cs puramente abstracta, que nunca Existe en la prictica, sino solumente en la ideologfa y en la filosotia idealista, Con esto se annla el tercer momento del oncepto de institucién y, lo que es ada més grave, Ia accidn feeiproce de los tees momentos, sin la cual no hay dialéctca. Con la oposicién entre lo particular y Jo general, la dialéctica ‘fs reemplazada por antinomias eracionalesy, «naturales» 0 «fae {tles» entre el individuo y la sociedad (0 el «mundo» ), anti- fhomias que se resuelven acordando preemincncia ya see a la sociedad o al individuo, ; . ‘Ora confusién, consecuencia de la primera, consiste en simi. Tat las formas sociales singulares a las normas universales, 0 ‘jen en teduciclas a la mentalidad de los individuos, En el pri- tner caso, estamos frente a Ia concepcién tradicionalista, auto- fitaria, que ve en el orden establecido una positvidad 'y una {ended intocables. En el segundo caso, se trata del psicologis- t,o del expritoalismo, sen los eae todos los problemas sociales son imaginarios, y es preferible «cambiar al hombre» gntes de pensar en cambiar el orden social, Dotada de tina orgunizaci6n sdministrativa (pot cjemplo, una ssociacién basada en la ley de 1901), de una organizacién material (por ejemplo, una empresa), o de ambas a la vez, to- dh forma social se define negativamente oon sespecto a las fotras formas sociales y con respecto el conjunto del sistema social, En efeeto, todo ordenamiento instituye na rupturs en- ite Io que se puede y lo que no se puede hacer dentro de la forma toca cnsietade, La rupmuraconceme tabi a lo ue es descable u obligatorio hacer y, por otra parte, a lo qu see deterble ni bligatoio, Loe modclos de accign post bie, las normas de la accién impuesta y sancionada y los mo- des de le acién simplemente deseible constniyen, en el gr {recruzimiento y en las conttdieciones de una ofganizac singular, un universo difereme de los universos definidos por otros ordenamientos, en otras organizaciones, . Les finalidades y el funcionamento de una edzcel no son idén- ticos a las finalidades y al funcionamiento de una planta semen, dmplemente pars recedaso, Sin embargo, sy mci es ine nye cn sr Inman de Slog ca. covbuy mal la dialceea 0 Ta recat El ange dl pontvito, Yano Sr enlepla tomo en, os sectors del penmament, es scompalado ffe‘tn Sechnacon dal pensamiento negative (eH Maxcase, Raison Et eoucion, Pass, Ea de Mist, 1968) uw dustrial 0 de una escuela. Sin embargo, a veces ocurre que J trabajadores (sometidos al régimen infantlizante del peculio, es decir, « un estatuto particular del régimen del salatio), y que simulténcamente se los excolatiza 0 reeducs/ El entrecruzamiento de las instancias ergol6gice, educativa y catcelaria remite entonces al conjunto de an sistema social que, fuera de la cétcel, articula de modo singularmente mfs libre i ‘de la educacion y de nica de la cfcel se inda negativamente con respecto a la organizacién social «nor Lo mismo podtia decirse de formas sociales menos atotsles» 0 stotalitarias» ® que la cércel: Ia escuela, el hospital, 1a fabrica, el tribunal, el cuarte, la orgenizacin politica. Por ejemplo, ges Ja eescuela-cuartel» (segtin In {6rmula de Fernand Oury, ya elisa en Francia) equipartble un verdadero curt? No; pero tampoco se idenifca en medida mayor ¢on su func educativa, Sus funciones de vigilancia médica, de cuidados ma- ternales y guerda de los nifios, de represién, et, son a tal Punto evidentes que lleun — él menos ante los doe de aus Usuatios— a anicponerse a su funcién oficial. Como lugar donde se trabaja, Ia escucla no es una fabriea ni tin cuartel; la organizacién de las tateas, su control, In sancién de resultados, la ideologla del esfuerzo, la interiorizacién de normas fijadss por los adultos, todo elo crea por lo menos homologfas entre el universo del trabajo explotado y el uni vetso del aprendizaje escolar Asi lo atestigua toda une lite- ratura clinica 0 novelistica, En cuanto a le fabrica, ciertos sociSlogos de la industria qui sietan situarla en una categorla completamente ajena a la de las instituciones totalitarias, Sin embargo, ella no escapa a esa transverselidad de las instancias y funciones que hemos evo- cado, Al igual que otras formas sociales, ¢s atravesada por lo chet y lp carelaio, pero bajo el sign del principio, de xendimiento, ‘nico principio de realidad de Ia sociedad indvs- trial (segdn Marcuse), La fabrica es una escuela, una dura es- cuela para los individuos a quienes la sociedad priva de es- cuela tan pronto abandonan 'a infancia. La fabtica es una cir cel, una céteel donde no se obliga « entrar y donde no se re tiene a nadie, psro donde cicrtos individuos se ven obligados 4 great por ln elim del eigen social, del erenci cul seleceién escolar. 3B, Goffman, Asies, Pat's, Ed, de Minuit, 1968. 12 Toda forma social Picled od consiguiente una unidad, un ca- retet especifico producido por su finalidad oficial (la pro: deci, la gestion, la education, el control, la ayuda, la pro: teccién, etc.), finalidad que, vomada en si misma y aislada- mente, recibe el nombre de funcién. La finalidad de las em- sresas industtiales consiste en producir, si con ello se entiende J que diferencia la fdbcica de la eocuela o de una edministre- ida, Si se llama funcione a esa finalidad autonomizad, ello se debe tan solo a que ese concepto es el que mejor explica ff ceistenca de un sistema socal tacional, profundainente eile: renciado, asf como de una divisién del trabajo «funcional», donde no solamente cada individuo esté cn su justo sitio, sino gque todos los «érganos» del cuerpo social ocupan su legitimo Inger, presan servicios ireemplazables yejercen un poder discatble, Esto permite al soologo de lis organizaciones mar apgulanente caaido cutie is saunconess de les rindes organizaciones barocraticas francesa, que empten Sin estodio entific, er decir, fancionalistan’” 2, La sociologia de las organtzaciones olvida que si bien toda fotma social posce una unidad «funcional», esa unidad, si- jomento de la singu- La finalidad més «operato- tia» de la organizacidn (su funcién oficial) est ligada a otras finalidades creadas por la existencia de releciones continuas centre determinada organizacion y las otras organizaciones con ddferente funciGn, asf como por las relaciones que le primera mantiene con el conjunto del sistema social. No basta con de- finir racionalmente una organizacién por los servicios que cesta brinda 0 que estd destinada a brindar. Hay que tener en cuenta edemis que Ia fébrica, o la eompafifa, producen mode. Jos de comportamiento, mantienen normas sociales, integran 4 sus usuarios dentro del sistema total. Por sltimo, se debe Considerar que en la fébrica no se orgeniza solamente ni ante todo el trebejo, la produccién, el incremento del rendimiento x de los servicios, sino un fragmento de la clasificackin social y¥ de Ja Incha-de clases. Es tan poco cientifico adoptar como término de referencia de la investigacidn o de Ia intervencién socioligicas tal o cual objetivo de rendimiento, como lo serfa tomar como término de referencia del estudio’ sobte un eom- vento el «servicio de Dios». La fébrica tiene como funcién 4M Cove, Le phbnomineburestrsigu, Pais, Ea. du Sail, 1963, p14 13 zz producir automéviles o gas ratural; pero su primera funcién EF producir ganancia: toda su organiaciGn y todas las disfun ciones de esta tienen como sistema de referencia real, y no {maginario, esa institucién casi sagtada del modo de produc- ci6n capitalista que es Ia plusvalia, De igual modo, la escaele tiene como funciones preparar para la vida profesional, pro- porcionar una cultura general, etc.; peto su funcién primers Consiste en interjorizar las noimas oficiales del trabajo explo tado, de is familia cristiana, del Estado burgués. En Ja escuela, se aprende también a intcriorizar el modelo de la fabrica. En, ella, como en esta, se aprende a shumiilarse» ante los supe Bors, ¥en segundo témin,o se nessa, apreade un oficio Si se consideran las grandes funciones sociales que son la producciéa y la edacscién, In transversalidad de dichas for Giones aparece (aunque en niveles diversos de conciencia, lo cual implica cierto ipo de anélisis) tanto en la fAbrica eo- to en la escuela, en el partido politico como en Ia asociacién deportiva, en la Tplesia como en la Universidad. La unidad, es pre- cisamnente ese. La transversalidad de las més diversas funcio- res dentro de insttuciones en apariencia tan opuestas como lo son un orgenismo deportivo, ana iglesia, una empress, un sistema de ensefianza, es tan importante para el co. mo la transversalidad de las pertenencis y de les relcren cias reveladas por los individuos y los grupos que componen aguellas diversas formas sociales. Por consiguiente, la unidad de las formas sociales existe sin duda: es la encarnacién de uma determinada imagen de Ja totalidad, refractada por el teonjunto del sistema social. Se trata de una unidad negati- va, que afirma una 0 varias funciones privilegiadas, y que al mismo tiempo contradice otras funciones, otros sistemas de pettenencia y referencias que son privilepiados en otras for mas sociales, Estas funciones negadas, presentes-ausentes, ac- tian simbélicamente, es decir, por intermedio de actos y d= 7 palabras, de no-actos y de silsncios que no se pueden vincular [inivocamente con una o varias funciones privilegiadas. 3. Puede decirse que el anslisis institucional es reclamado por caracteristica del sistsma social, asi como pot las caren- tias que revelan los mérodos de abordaje socioligicos, psicosociolégicos y econdmicos. Las carencias de Ia sociolo- Bia, pero también las del psicosndlisis, las del derecho y de 1a economia politica, procuran articulars? dentro del andliss ins- titucional, que no por ello pretende sustituir nda una de estas disciplinas, y menos atin englobarlas a todas. Articular caren- cis, ver relaciones donde solo se vefan elementos coherentes y homogéncos, comprobar un problema donde se crefan cn- ‘Contra soluciones, gno es acaso lo que ceracteriza a todo mé todo. nuevo, lo que justifica, segiin Ia frase de Bachelard, Ja indole polémica de la prictice cientifica? La constitucién enegetivay de las formas sociales denomina- das instituciones w orgenizaciones es lo que induce a la 3o- ciologia a buscar un instrumento de andlisis qu: permita di- Jucidar «la seriedad, el dolor, la paciencia y el trabajo de lo negativo».* La clinica sociclégica, le observacién sobre el terreno, Ie encuesta profundizada que st basa en ebancos de datos» cuantificados, no responder enteramente al objeto del fandliss institucional, porque tiabajan sobte datos positivos, sobte hechos perfectamente exteriores al observador o al en- tuestador. El trabajo de lo negativo, entre los tres momen tos del concepto y entre los momentos y la totalidad, indica que no existe un dato positive (y cuantificable) en’ estado puro, puesto que la unidad positiva no es més que un mo- mento: cl momento de la universtlidad. Se habla de andlisis institucional porque las otganizaciones sociales de todo tipo, que el socidlogo estudi, no son reduci bles a sistemas positives que bastarla desmontar, sino to. talidades parciales, y como tales doblemente trabajadas pot Ja negatividad. Por ser totalidades, presentan la negatividad format que se adhiexe 2 todo hecho social positivo, dado que toda positividad simple e inmediata contiene ya su propia ne- gaciSn, Por scr parciales, ex decir, por estar subsumidas en €l conjunto de las formas de orgaizacién que constituyen el ema social, pueden entrar en oposicién absolute con el ss. tema, Tomada entre 1a negatividad formal y la negatividad 6G. W. B Hegel, Phénoménolopie de esprit, Pars, AubierMon ‘aigne, 1939, prefaclo, pag. 18 18 absoluta,’ Ie organizacién no puede ser considerada como un hecho social puramente objetivo: na intervencién que com. promete al obsetvador supone un andlisis de est= compromiso ‘Tomar por objeto d= conocimiento la negatividad formel des cartada por Ia sociologia de las organizaciones y la neg ded absoluta descartada por la psicosociologia, eno signifi fa. acaso arricgar resultados negativos, e inelusive una ope- facién enteramente eihilistay que siembre la confusién den- {to de In organizacin, y se conttnte con ello? Ts lo que obje tan no solamente clientes potenciales del andisis intitucio. tal, sino también algunos sociélogos. Sin negar esos riesgos, onviene precisar un punto muy mal percibido en el estado fetual de la investigacin. El andlisis institucional no pret=n- de producit un super-saber clandestino y misteriowo, més com- pleto y més «verdadero» que los otros saberes fragments. fice. Aspira, simplemente, « producir una nueva relacién con cliaber, wna concern del sosaber que determine most aecin, Fl psicoandlsis, mejor que la sociologia, permite captar Ja Importancia del eoncepto de no-saber. ¢Qué sé en cuanto a To que determina mi aceién y en cuanto a lo que obedece, sobre mi, desco, mis ineinaciones y sepulsiones, tanto en ma teria politica como en materia de epustos y colores»? El pst is significa precisamente el descubsimiento del nose ter como tegla universal de la accién y, por consiguient, como base de toda empresa de conocimienro, El no-saber so- be el deseo y el nosaber sobre aquello que funda ta socie- dt pueden ner on agen comin: esa es una hips po freudiana, en la medida en que Fread y la mayor parte de sus sequidores no evitan ver en el psicoanalista a un «sabio» del no-saber, capaz de descifrar tanto los meandros de la Fistoria_y de la vida social como los contornos de una Te sociolgia de tend ‘sociologia de tendencia positivist, por su. parte, descon- fis del pstounais, en cl eval finge no ver sno consider. res vagas y arbitcatias, O bien, si admite el. descubrimiento freadiano, es para circanscribirlo: en el nivel del individuc, facta del campo sociolépico. Para el socilogo y el economis- 1G, W. F Hegel, Science de lv logique, 2a. parte, capirlo fi dect, al tereer momento (nega Gon de la nogaclan). Véase, simiamo, TL Lefebvre, Logique formelle, Togique didectigue, Paris, Anthropos, 2a, ed., 1969. 19 ta, asf como para el fisico, estarla reservada una positividad sin sombras, un acto de conocimiento despojado de toda ne- gatividad. Sin embargo, la ctnologia se encarga de sefialar » la sociologia Ja contingencia de los sistemas de accién «xacio- naless, que esta cree decodificar en los paises donde se usa corbata y paraguas. ¢Hay derecho a lanzar todo el incons. ciente socidlégico al limbo de} predesarrollo y a la humedad de los tristes trépicos? ¢¥ si el origen comin del no-saber fespecto de mi deseo y del no-saber respecto de la historia fuera esa cosa, ni individual ni colectiva, descubierta por Freud? ¢Si, mds alld del proyecto subjetivo, asi como de las configuraciones que las sociedades dibujan a medida que nie- gan sus fotmas mejor estabiccidas, quedaran por descifrar Guign sabe qué signos, qué vinfluenciase y qué eascendien- tes» de un zodiaco social? ‘Desde hace cincnenta afios, grande es fa tentacién de stable. ccez un patalelo entre la revolucién psicoanalitica y una revo- lucién sociolégica, todavia ¢n esbozo, Asi como Frend remi- ti6 la clave de los suefios al pasado, pero conservando al me- nos la forma del proyecto contenido en el ocultismo, tam. Bign el socidlogo conservaria,supendndolos, Jos vejos horSe copes causalistas, surgidos tanuo de Saint-Simon y de Auguste Comte como del ocultismo. De estas anslogias tentadoras, retengamos el menos Io si- guiente: buscar una interpretacién del presente y de las vias del futuro en es ‘0 en los astros, = lo infin te pegustio on lo infaitamente vasto, a fen el macrocosmos, en las entrafas de aves o en el estudio de los enfrentamientos entre clases sociales, pueblos y razas, fo en cualquier otro soporte de interpretacién, zn0 es acaso manifestar la marca de todo seber? Cualquiera que sea este, y no solamente el saber respecto del deseo, esta marcado por tun frreductible deseo de saber: este es, después de la insis tencia en el na-saber, el segundo aporte del psicoanilisis a la teoria a z {ia importancia esignada pot el psicoanlsis al. compromiso del obscrvador en cl objeto de obsetvacién arrastra al psi- coanalista, y tras él al sociélogo, a consecuencias que, en ver- dad, no mes pois en Ia teoria fe boel He refiero a] papel desempefiado por la relacién de dinero y 1a relacién det podet en la intervencién, El tercer aporie del psicoand lisis, en sus derivaciones més actuales, consiste en mostrar aque’ cuando se sinica el psicoanisise, subjetivamente, pa a ver més claro en el propio deseo, se produce objetivamen. 20 te un reacondicionamiento de tas relaciones que el analista y el cliente mantienen con el dinero como forma universal del in- tercambio, y con el poder como forma habitual de las rela ciones de produccién, En tales condiciones, no basta orquestar interminables varia ciones sobre el carécter altamente simbélico de las. prestacio- ines exigidas al cliente. Desde el punto de vista del andlisis del acto de intervencién analitica como tetelidad, no es ¢o- recto reducit al simbolismo parental toda palabra y todo miento referido al dinero y al poder. En cl. acto psi- » inscripto objetivamente en un sistema de formas ‘eonémicas, asi como en un sistema de conocimientos y un sistema de procedimientos terapéuticos, el dinero y el poder ‘no son sinicamente materiales wtiles para la claboracién in- uns ideologia no analizada, una ciega contra-transferencia ins- ttuclonal— permite porte tuna primacia del sistema de pa- rentesco simbélico, de la libido 0 del aparato inconsciente on respecto a Jas connotaciones materiales y sociales de la intervenci6n. Si, en la crisis instaurada por Ta instituci6n del snilisis, todo es significante con respecto al deseo, esté claro también que todo es significante con respecto al dinero, a la autoridad ya las formas de poder, es decir, a las relaciones insttucionales. {Quicre decir esto que el analisis institucional, quetiendo asiftico el proyecto analitico que Jrstaura ala conciencia como juez de sf misma y de la regla focal Pensa las téenicas, pensar el lenguaje, pensar la ley: | Go pretenden los sofisias, esos «ortremistas> a quienes la Fredtucién universitaria, siguiendo a Platén, atin conden ‘Al ratar de «restituir —como dice Rabelais en el muy sim- {pélico «clogio del Pantagruélion»— el saber antiguo a En- ef Renciniento area una etapa importante el eal {Sin del pensamiento institucional. Mientras que Calvino opo- Gin fntucioneseclesistcas de In Basloninw papal ss ‘stitciones cristianas», Rabelais, que en apariencia no lle- {a tan lejos el cucstionamiento, ofrece sin embargo, con la Abadia de Théléme, un hermoso ejemplo de wiopia crftica Bo el punto de articulacién entre institucién religiosa e ins tituckén educativa, tenemos aqui una muestra de andlisis ins. titoclonal, que se apoya en una critica institucional ¢ ideol6- ice Théléme es la contrainstitucién educativa, dicho de otra fhanera, una institucién verdaderamente educativa, en cl sem fédo que el humanismo del Renacimiento da a Ia educacién.* Fray Jean des Entomeures no pretende convertir la Abedia, fl quiere fundar de acuerdo con sus suefios de monje lesviante, en un instrumento de su podet y de la dominacién ‘eesiitica: «2Cémo podtfa gobernar a otros xan. | Sért0 me sé gobemar yo mismo?». Henos aquf de leno —co- tno més tarde en El contrato social y en el Emrilio— ante tn legislador y un es que la prohibicién de comuniear se instavrada cradicionalmente entre ambos sexos produce solo encuentros clandestinos, El sexto principio profundiaa la critica de las modalidades pa ta ingresar en la institucién y salir de ella, Fray Jean sustitu: 28 | | compromiso de quedarprisionero del convento a perpe- dad por la mds complet libertad de abandonat Thelen. En Seaptulo trim, donde aparece Te famosa formula «Plaxo {ue qviernse, y hablando esta vez de Theléme en tiempo pa fos Rabelais especitca que, en ia mayor de Tos casos, Sfeenes de ambos sexos abandonaban juntos la Abad, Siiearen la vida activa eregulatizando» su situacin de pate. Gn septimo y itimo lugar, Fray Jean institaye los contravo. fos, ola usenca de votos al entrar en la insttuciSn. Ala essa de las instituciones que reptolucen, relorciadolos, conflcios entre clases o cateporas sociales y- cream ipe ‘ativos y sancones, la conrsinsctucion cree posbilidades Al toto de castidad s¢ opone la posblided de estat casado. (de ‘iit juntos a la espera del matrimonio). Al voto de pobreze Se opoce la condiign de rquezs, Jo cul no deja de eselanecer {2 iepiraciénaristoctdica de la ‘utopia, Al voto de ccbedien fda» se opone la regla de vive en lberiad. avs site princplos trazan los contornos de una institucién Cestinada a muchachas entre dler quince afc, y a vizones entre doce y dicciocho atios, Subtayemos trex raipos de la Sopia tabelssinne, que permiten hacerse tna iden bastante fretisa de lo que aul se procuta formulas mediante el con Eepto de insttucion, En primer término, In instituciin es un espacio singular. Es al lugar clusuzado, mareado, lugar de la reprsion ibiinal; tn Iogardividido en el espacio y el tiempo sociales; un lugar sometido a normas imperaivas, que reflja en parte Tos nor mus sociales dela clase dominante acentusndolse, yen parte instaora normas especiales que dan la expalda tanto a las Fo- i jeg como, cya Un ae dd = lidedes de ingreso (de pertenencia) y de egreso (de exch Sién) estén firmemente to devun sistema sim- Balico, donde ee reconace una voluntad de reguaciGn —siem pre problemética™— del ingreso mediante el egreso. El conte fido del concepto designa aqui extablecinientos petdectamen- te delimitados dencro del espacio social, organizaciones 0 ar pes éefinidos mediante una seleclén ¥/o. por ls caraciecs- tras de una cientels, y simboliados en el espacio urbuno 0 rural por una arquitectura «duncionals. Ademés del. conven. to'y de otras instcuciones religiosas, ce evocan infaliblemen- te doe tpos de insttuciones cua matrz es el. conventD: 1 insituciones hosptalaias y Ins isttuclones educativas, MA en genera, se piensa en todas las «instituclones» morfol Camenteseparadas en el espacio y en el tiempo sociales: cult » ee tel, cfrcel, ete. En todos estos casos se trata de lo que, con Goliman, ‘se puede denominar instituciones «totalitarias» 0 totales»® ‘Totalitarias porque, encontsindose separadas de Jas normas sociales exteriores, y ademés fuertemente regle- mentadas, ofrccen una analogla con los sistemas politicos Ile smados toalitarios. Pero también toialesy, en ose, ‘porque encaman el proyecto —siempre latente en, muestra Gulaura— de condensar en un espacio el concepto de sorali- Gad, que constituye siempre la obsesiva aspiracién de Ia filo. sofia “occidemtal. Condensacién y desplazamiento espaciales gue presenan, con el trun del micinalie, los earctse fe una eesquizoftenizacién» del pensamiento y de Ia précti ca social® En segundo lugar, el modelo utépico de la Abadia de Théléme acentia otto «momento» del concepto de instineeién: el de la fnotma universal que busca encararse en las formas singule- tes, institucionalizadas, de sociabilided, En el caso de Thele ‘me, el momento de la universalidad de Ie instiracién «Abe dia» corresponde al de la educaci6n como funcidn social per Imaneate, transhist6rica, institucionalizada en todas las cul tras, cualesquiera que sean las formas en las que se inscribe dicha funcién. En ef modclo rabelaisiano se valorizan los momentos de la singulatidad y de la vniversalidad, pero a expensas del mo- mento de la particularidad. F1 punto ciego de Ia wtopia huma- hista reside, en efecto, en el modo de reclutamiento de los thelemitas, en los criterios axistoctéticos de admisién ea Ie institucién y, por consiguiente, en la determinacién de Jas ocr neitiyentes gue corponen avoid. Es un moni rotegido por un jefe politico, quien tienc la capacidad de indat, de insttuir, ua establécimiento «revolucionarion. de fensefianza, Quienes tienen dcsecho a ingresar en él son jéve- nes bien naekos Al consider exe else sorte co ‘mo algo «natural» y «evidente>, la utopia pedagogista, tanto fn la actaalidad como en el siglo xvt, dejx de lado el drama social. Sobredeterminando las particularidades de esta forma social Singular que es la institucién educativa (abadia, escuela gotbul, preceptorado, cte.), el sistema social fragmenta la aps Tente universalidad de la educacién como funcién «naturals de toda sociedad, Para comprender la interacciin de estos 5B, Gollan, Ailes, Pacis, Td de Minait, 1968. & J Gabel, La feurse contcionce, Paris, Ed. de Minsit, 1962. 30 rT tres momentos, 1a accién de la negatividad de que son por- fadozes unos con respecto a los ottos, hay que explotar cl sistema oficial y el sistema oculto de ‘es normas, velores y modelos que constituyen Ja trama de las conductas dentro de toda institucién, Antigona muestra cémo determinado siste- tba institucional, basado en Ja preeminencia oficial de la fa- faiia, entra en conflicto con un sistema institucional nuevo y que no ba sido ain institecionalizado, fundado sobze 1s inencia de la polis. En la sociedad mondrquica, y ecle- Eistica posfeudal, donde se sitda Rabelais, Ia Iglesia sigue fiendo uno de los principales cédigos para descifrar condicio- pamientos institucionales, pero el Estado entra en competerr da con ella, Cuando triunfa la impugnacién —el protestan fismo—, el sistema estatal termina por suplantar al sistema feclesfstico romano, no sin reconstituir dialécticamente nue ‘vas formas singulares —nacionales— de ctistianismo, En la Heil, canes sobdeemnani del soe ioe fuciozal global se manifiesta, no solamente a propésito de las Instituciones familiares o educativas, sino también de institu ones cuya funcién es producir. Fi «dinamismo de la gran ‘empresa norteamericana no puede ser disociado de un orden focal favorable a la empresa (...) Esta no puede ser xc producida fuera de su marco institucional y social».” Ef sistema social, con todas las contradicciones, todos los mo- vimientos que Io hacen y deshacen, es el sistema de referen, cia de todo «socioandlisss Si, en nombre del pragmatismo de la «buena formas socioeco- némica, el andlisis institucional subestimara la importancia {el sistema social global como sobredeterminant= de Tas pa. ticulatidades de coda instituciéa, no harla més que repetit el trot de la sociologia de las organizaciones, que consiste . Lo que el detscho subjetivo afsla es, en verdad, Ia actividad social instituyente, Cuando Roussetu utiliza el’ concepto de institucién, parecen deslizatse ues significados que no de) ide evoear fos tres momentos del eoncepto reconocibles en belais; pero siempre acentusndo el momento descuidado por este: 4. El significado universal, eestructural» o incluso tépico, de Ja institucién, se refiere a normas instituidas, a lo que ya se halla establecido, 6. El significado singular, motfolégico, de Ia institucién, se reficre a formas sociales visibles, de origen ya sen eclesissticn ¢. El significado particular, dindmico, de la instituci6n, se re fiere al acto de instituir, de fundar, de modificer el sistema instituido. Aqu{ reside lo instituyente. El contrato social tra ta de aquien osa emprender la tarea de institsit un pueblo», y ‘en varias oportunidades se indica el problema casi metalisico que se presenta ante el legislador eno directivo»: «la dificultad consiste en comprender eémo pede haber iin acto de gobier no antes de que el gobierno exista, y cémo el pueblo, que na ¢5 sino soberano 0 sibbdito, puede convertirse en principe 0 rmapistrado en cisttas circunstancias». Ya antes Rousseau hie Da sefialado esta ja, de la institucionalizacién: «Seria necesario que el efecto pudiera anticiparse a la causa; que el ‘espiritu social, que deberia scr obra de Ia institucién, prece: deca a Ja institucién misma. Es una paradoja que los parti- datios del derecho objetivo stribuirin oon facilidad a la vi sign errénea, demasiado eespontanesta», del derecho subjeti- ‘vo, pero que tiene larga vida: teaparece sumamente actualiza éa'en le reflexi6n de Kant, asf como en los debates de Ia Re- volucién Francesa y de las revotuciones siguientes. En un plse ‘no mis modesto, los psicosociélogos, pedagogos, psicotsrapeu- tas, Ia ven surgir cuando procuran instituir formas de sef- g0vtrnment en el seno de los grupos que dependen fuertemen- te de las instituciones, ‘La paradoja de Rousseau, su «impensados,¥* procede del con: texto te6rico en el cual se intenta epensarlan, Tras la discusién 12.L. Althusser, «Sur le Contra sociale, Cabiers pour U'Anaiyse, 8, Cimpenst de Toon Jecenes Roussea. M4 a Sere derecho civil y derecho natural, eno se plantea acaso el eipepto de instituciGn? Rowsseaa no postula el estado de na {orscza como ideal o como proyecto politico, sino como sis twisa de referencia de la reflexida sobte el origen de la desi fusléad, es decir, de la estructuta de sistema social. Quienes ENocan el estado narural como objeto real som precisamente fos ieéticos reaccionarios como Hobbes, @ quienes Rousseau Rinbate. Ellos imaginan un estado de nataraleza dominado Ts lucha pot la vida, Jo cval les permite deducir la idea de Th contrato basado en la eselavitud y en la sumisién al orden Exscente, Muy por el contrario, Rousseau sefala 4 Que el estado de naturaleza del que se habla es, en realidad, timo estado de degeneracién de ciertas sociedades. Ast lo ‘mnfirma le etnologfs."* Para Rousseau, ef estado de naturale- e5 una ficcién te6rica, un abjeto de conocimiento (y no un tbjeto real), un modelo nominal (pero no real), que él adop- fa para consttuir el concepto de sociedad. Dicho en lenguaje hgeliano: el estado de natursle2a no es un ideal ni un paraiso do, sno I negaiidad en el comin de lo sci, Eat ica que, segin Rovsseay, él signifique la no-sociabi {(anes> de la propiedad priveda, 0 ms bien esin» propiedad privada); y explica también Ja cleceidn de un «gobernantes paral para un aurano particular en el Ei, que 8 0 modelo nominal. 4b Que cl contrato no se estabitce entre gobernantes y gober- tados, tal como en Ta actualidad pretendea, por ejemplo, al srunos socidlogos."4 Eso seria simple esclavitad, como lo indi- ard un roustestiniano inesperado: Sade. El contrato se fia entre niembros iguales; el tnico contrato es el de Ia soci 6: (El contrato socia, libro II), En la voluntad general, en 4 cansens, lay volontaes particulars no se en con Ia inclinacién 0 el capricho de se representante, sino que se fun- denen ol sentido de fusién (cue no es confusin) y ve fundan 1 Let Soame, Tit So Bae: te I loner rn eee fe oe, spree nae te rot, Pes ee te See ep com fem a soe ore oe Stee 7 geet nie seen, coals uae sere ranie, icin er, es SE ec eis Oe ee er te ee Rope mice eee ipa A leah fete ne 3% en el sentido de fundacién, Arviculindose con sus semejantey ‘mediante un comptomiso total, el ciudadano descripto por ‘Rousseau aleanza el momento de la universalided, En lugar de ser, como se verd en Hegel, aqucl a quien no incumbe saber, cl pueblo de Rousseau slo ¢s pueblo en la conciencia de sy actividad institayente La patadoja y ls aporia propias de la institucién dentro de la concepcién del derecho subjetivo son esclarecidas de modo violento por dos Aufllérers pertenecientes a la época revohi clonatia: el Aufldérer activo Saint-Just y el Aujklarer contemy. plativo Kant, FI primero dscreta, un poco someramente, que 8 necesario sustituir, mediante las instituciones, la influen- cia pezsonal por la fuerza y Ia justicia inflexible de las leyess, Esto significa que les instiraciones de] Antiguo Régimen, ba sadas on €] poder personal, cumplian una fusion opuesta a fa verdadera funcidn de las insticuciones. ¥ pocos aos antes, el antiterrorista Kant declaraba: «Es fécil instaurar la Aufbla. wg (Tlustracién) en algunos sujetos mediante la educacién (2+) Pero ilustrar un siglo es tarea extremadamente larga ¥ penosa, ya que surgen obstéculos exteriores que pueden im- pedir en parte este tipo de educacién o dificultarlo».*® ‘Los tradicionalistas y Hegel se encargarin de sistematizar esos obstéculos exteriores, a menudo subestimados por el derecho subjetivo, Al hacerlo, asignarin al concepto de institucién un significado de coercidn exterior y legftima que en nuestra épo- ct tiende a confondiese con la defincidn que de Al olscen el sentido comin y Ia ideologia dominance. IIL. Hegel y el derecho objetivo La querella entre derecho subjetivo y derecho objetivo no sexi cstudiada aqut por sf misma, como no lo fue la que apone 90: rinalismo y realismo. Se puntualizarén solamente algunos as vctos de fa reflexién sobre las instituciones efectuada por Is emigracién francesa (generalmente en Alemania), antes de px sara una formalizacion que es In més avanzada, ya que inten ta superar la oposicién de lo subjerivo y lo objtive: nos 16 ferimos a la de Hegel 15 Sai Just Fragweents sur lor institutions républicines To I Kant, Ou'entce que Forenter dans ta pentée?, Pais, Vein, 1998 36 a 1, Le «sociologia emigradan La asociologla teocritice» o wemigrada» 1 fue claborada por Jos pensadores de Ja contrarrevolucién, En mayor o menor medida, autores como Maistre, Bonald, Rivarol, Mallet du Pan, Sénancoutt forman parte de lo que se d=nomina escuela tradicionalista francesa, Este, que ejerceria enorme influencia sobre el pensamiento de Avgusto Comte (el cual infu « su vez sobre los neotradicionalistas de Ia Accién Francesa has ta mediados del siglo xx), presenta a veces tesis muy seme- jantes a la doctrina, més conocida, de la escuela histrica ale- mana. A pesar de sus diferencias, Jos tradicionalistas encuen- tran su unidad en el movimiento’ de reaccion violenta contra {a llusteacin en general, y contra Rousseau y el derecho sub- jetivo en particular. Para ellos, més atin que para los jutistas rmodemos disefpulos de Hanticu, no solamente alo institucio- anal preced: a Io contractualn, sino que lo institucional debe guedarprotegido de toda actin politica o jurtica el bom bre no puede dar una constitucién a la sociedad religiosa 0 politica, asi como tampoco puede dar gravedad a los cuerpos, oextensin a la materian, proclama Bonald, Las institucion:s, al igual que las categorias fileséfices de extensién y materia, son ideas dotadas de «zealidad». Pretender modificarlas 0 sibarles es atacar la naturaleza, Ia obra de Dios. Ya existen cuundo el hombre aparece, Al igual que el Lenguaje dentro de In eoncepcién zealista, son de «institucién» divina, Por lo tan- ta, la sociologia emigrada nunca podria tener por obj to la seciedad en su funcionamicnto y en sus movimientos contra- ditorios; cl objeto de esta sociologia cs la sociedad instituida. En su Teoria del poder (que merecié la aprobacién de Bona. parte y valid a su autor el permiso para regresar a Francia a fin de ocupar un cargo impottante en la Universidad imperial), asf como en otras obras,!* Bonald postula la particularfsima base de su, teorfa institucional. Dicha base es lingtifstica. No ss sorprendenie que considere a Leibniz coma el filésofo’ més importante, aunque el realismo mitigado (a decit verdad, «] conceptualismo) de este tltimo no implique obligatoriamente uns ideologfa reaccionaris. La teoria tradicionalisea, anuncia. dors del positivismo y d= Ix escuela del derecho objetivo (y 17 F Baldenspergec, Le mouvement des idéce dant Vémigration fray fate, Parts, Bln, 1928 1 Bouald, Théorie du powoir, 1796 (afo en que aparece Ia abt, ms ho int liberal, de otro migra, Chateaubriand: Esai sur les révalu ons), La exiltion primition, 1802. ” también, en parte, de la sociologia durkheimiana), se basa so: | gijstas Jaman doble articulacién. Por una parte, «una reduci- Jo parcialmente en las eategorias del realismo, La’ época de la Revolucidn Francesa produjo una confusién muy comptensi ble en Tas telaciones entre nominalismo y realismo, La distin cién se hace msnos exacta que durante los petiodos de calms, pprecisamente porque la sociolingiistica de los teéticos politicas fy de los fildsofos sociales no es més que une pieza de sus cons: teucciones ideolégicas, que ellos intentan Iegtimar como cons. ttucciones cientificas.” Cuando ciertos rousseaunianos, are pentidos a consecuencia de los acontecimientos revolucionarios, eadoptan posiciones realistas pero conservando parte de lt feorla contractual de Rousseay, este repliegue «tvérico> acon patia a otf0 replicgue hacia la religidn como garantfa de ls so. Fiedad Ya antes de que la sociologte, por medio de Comte y después de Spencer y sus discipulos hasta Hegar a Ja escucla francesa dde sociolopia, intentara precisamente explicar «cémo la socis- dad se encuentra ya constituiday, Hegel oftsce una respucsta que influind durante mucho tiempo en la filosofia del derecho 12 Estado de hecho constituye la base de todas las instituciones, 2. El concepto de institucién en Hegel En oposicién a los , permiren que se mani: Fee el covereorimo que ont 3 obras Sin cambarg0, el hhecho de que Elege] haya visto en la corporacién wna encarma ‘ion del eaptrta tnfnito en Ia materia finite de a prodccidn {ndustrial no Te quita el mérito de hsber formalizado ¢l com cepto de institucién en el sentido de instancia fundadora de Ja sociedad (propiedad privads, matrimonio, Estado, etc). Seré mas legitimo asombrarse viendo cémo Durkheim, un st glo més tarde, vuelve a caer en la trampa de una concepcién Hcmasiado morfolonica y cosista de In instituci6a, cuando pro- ‘pone combatit Ia amenaza de Ja anomia mediante un retorne 2 Jas corporaciones. . see cere Tado.entonces el discutible sistema de referencia soctol6gico (el «sistema de las necesidades») que propone He- fel. En la seccién consagrada al Estado, definiré de. manera Wha yeneral ela universalidad objevivas, la potencia de la azn en. la necesidad», «en una Tas institucionesy (pardgrafos 263, 264, 265). ‘alls individuos de la colectividad son a su vez seres espitk fuales, por lo cual contienen los dos elementos: la individ Tad entree consciente x voluntary Ia extia univens lidad que conoce y.quiere la realidad sustancial, y por fatente alcanzan Ix jusifiackSn de ambos aspects solament Eison activos, tanto como personas privadas cuanto como Sonas sustanciales. Por ello, en las dos esferas mencionada ilegan 4 la primera realidad én forma inmediata, por una parte y por le otra, a la segunda merced a dos medios: en Las inst Yaciones, que son lo virtwalmente universal de sus interes ‘particulars, tienen la esencia de sv conciencia de sts y en Sorporacién ellas les procuran luego una actividad y una oak pecién ofientada hacia un objetivo universal. Para Is clase industrial, la consumacién de ambas «esferase (individualided y unis ) se opera en el srebaja: exit sun punto importante pas a teria de la insttacign, ya que Soul Hegel se separa totalmente de sus contemporinces tre, Soualstas, paridarioe del deiecho abstcacto, y peta quienes fos insttuciones a siquera necesitan ser consumedss, puesto gue existe desde siempre. Sin embargo, queda en pie une GBportante disincién entre Jas clases sustancal y universal, ‘in lado, ¥ por ott la clase industrial. Lo que todas las Mises aleanzan inmediatamente, es la individualidad extrema foosciente y voluntari, La universalidad, en cambio, come gu se ha visto, no se da inmodiatamente sino ales dow cases ee partiipan directamente en la vida del espa, a través E'ts pertenencia a las instituciones y la identificacién con tlss, La clase industzial debe pasar pot las corpotaciones. ‘Runque Hegel parece indica agut que tanto la insitucién o> zo corporacin son un «medio», una medacin, no se debe Gieidar que la telacién con las inaitucones no es la misma undo se es agrcator o funcionaro que custo se es isu ino de In clase industrial. El trabajo dela tieta y el servi i Estado llevan a comunicarse diectamente con fo univers €ltabajo industrial ex solamente una socupecidn di tn objetivo universal, a eondicgn de que exe trabajo ext of fauizado 1 partir del modelo «espictanl> de la corporacion. ice Flegel In istcuciSn es una mediacién, se tats de tna medacidn

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