Sinner se alía con la épica y avisa de la llegada de la nueva Era
El italiano remontó un partido que tenía muy cuesta arriba ante un Medvedev que volvió a saborear la cara más amarga del deporte
Tras 3 horas y 46 minutos de partido, Sinner se alzó con su primer Grand Slam (3-6, 3-6, 6-4, 6-4, 6-3)
Épica, fantasmas, talento, nervios y sobre todo muchas emociones tuvo una nueva final para el recuerdo en el Open de Australia. No solo por ser el primero de un Jannik Sinner que se ha marcado un torneo para el recuerdo, sino por la manera y por la dureza con la que el tenis le ha vuelto a negar el título a un Medvedev que como en 2022, volvió a tener el triunfo a tocar.
Sinner ya está entre los grandes pese a saltar desdibujado y con un nivel inédito en todo el torneo, en el que saboreó lo que es una final de Grand Slam en su primera hora y media sobre la pista. Pero entonces demostró el porqué es el gran elegido a marcar la nueva era del tenis y el gran duelo del futuro. Se rebeló, sacó su inalcanzable nivel con el que destrozó a Djokovic y alzó la bandera italiana por cuarta vez en lo alto de un Grand Slam y la primera en Australia.
No dio opción alguna Medvedev en el inicio de partido a un Jannik Sinner que estuvo totalmente superado por el escenario de su primera final de un Grand Slam. El italiano cedió en el primer set los mismos turnos de servicio que había dejado escapar en todo el torneo. Una doble rotura que no daba ni opción a batalla en una primera manga que se resolvía de manera clara en favor del ruso en poco más de media hora de juego.
No ofreció resistencia alguna desde el resto Sinner, que veía como sus opciones seguían volando ante un Medvedev que sorprendía con una actitud mucho más ofensiva de la que venía mostrando en todo el torneo. Su derecha era un filón y apoyado con un gran servicio volvía a romper el segundo set a su favor con dos roturas para poner un 5-1 a su favor. Lo tenía todo de cara el ruso para doblar su ventaja en el tanteador de sets, pero Sinner que miraba atónito a su equipo por no encontrar el nivel que había mostrado en su camino hacía la final, mostró su primer arrebato de orgullo.
No le valió para remontar el set pese a poder recuperar una de las roturas de desventaja que acumulaba y aunque el ruso se sentaba en el banquillo a un solo set de levantar, las sensaciones tanto en la pista como en las gradas de la Rod Laver Arena habían empezado a cambiar.
Cambió de rumbo
Medvedev seguía en su línea, dispuesto a no dejar avivar la rebelión de Sinner, pero el italiano había cambiado por completo su puesta en escena. Sus golpes ganadores empezaban a surtir efecto y el nivel se igualó en un set que fue claramente dominado por los servicios. Transcurría sin sobresaltos el tercer parcial hasta que en el décimo juego, Medvdev sufrió la mejor versión de un Sinner que se apuntaba por 6-4 una tercera manga que abría un escenario totalmente nuevo en la final.
Quiso tirar de sus clásicas artimañas Medvdev, que se marchó más de seis minutos al baño en el descanso entre sets, mientras a Sinner le valían solo un par de minutos para volver a levantarse de su silla, conocedor que era su momento. Se quejaba el italiano a la juez de silla por la demora de Medvdev, en un posado totalmente distinto al que había mostrado hasta entonces.
Y no se equivocaba el italiano, que aupado por un público ansioso de un decisivo quinto set, cambiaba el rumbo y el ritmo del partido para pasar a ser el claro dominador. No pudo convertir las dos pelotas de rotura que tuvo a su favor en los dos primeros turnos de servicio de un Medvedev que intentó dar un golpe definitivo en el séptimo juego. Tuvo la opción de romper el ruso y dejar el partido visto para sentencia, pero Sinner salvó la papeleta y como había ocurrido en el set anterior, se apuntó el set desquebrajando el servicio de Medvedev en el décimo juego.
6-4 nuevamente y como si nada hubiera pasado hasta entonces, el título quedaba pendiente de un último y quinto set final. A Medvedev le entraban todos los males y los fantasmas de la final perdida ante Nadal en 2022 parecían ser cada vez más presentes ante un Sinner que ya era el que había dejado sin respuesta posible a Djokovic en semifinales.
El fantasma de Nadal
El cansancio empezaba a hacer mella en ambos jugadores y el calor asfixiaba tras más de tres horas de juego ante un Rod Laver Arena que clamaba, mayoritariamente, en favor de Sinner. Avanzaba sin sobresaltos el duelo, hasta que en el sexto juego Medvedev no pudo más. Se enredó él solo con algunos errores y entregó una rotura que sería definitiva. Lo gestionó como si se hubiera visto en más de una Sinner, que no dio opción alguna a un nuevo sobresalto en el partido.
Cerró con un ganador marca de la casa antes de caer al suelo ante el júbilo de explosión de su equipo y de todo el público que vio un nuevo desenlace cruel para Medvedev.
Sinner, que eleva la bandera del país transalpino por primera vez en lo alto de Melbourne Park, se alza con su primer Grand Slam y avisa que el futuro ya está aquí.
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