Kliksberg. Repensando El Estado para El Desarrollo Social
Kliksberg. Repensando El Estado para El Desarrollo Social
Kliksberg. Repensando El Estado para El Desarrollo Social
Jefatura de Gobierno Dr. Fernando De La Ra Vicejefatura de Gobierno Dr. Enrique Olivera Secretara de Promocin Social Ing. Rafael Kohanoff Subsecretara de Gestin de la Accin Social Dr. Justo Daniel Figueroa Subsecretara de Promocin y Desarrollo Comunitario Lic. Ricardo Murtagh Direccin General de Polticas Sociales Lic. Graciela Di Marco Direccin Enlace de Recursos Institucionales Lic. Susana Reca
Direccin Enlace de Recursos Institucionales Direccin General de Polticas Sociales Subsecretara de Promocin y Desarrollo Comunitario Secretara de Promocin Social - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
Coordinacin:
Dr. Manuel Aldo Glagovsky Lic. Alicia Alterleib Lic. Vernica Heler Lic. Helosa Primavera
Apoyo:
Presidencia de la Comisin del MERCOSUR y Polticas de Integracin Regional del Honorable Senado de la Provincia de Buenos Aires. Comisin de Asuntos Municipales de la Honorable Cmara de Diputados de la Nacin. Secretara de Enlace Amrica Area Sur.
I.
UN FIN DE SIGLO CON UN ESCENARIO SOCIAL INQUIETANTE * La humanidad llega a fines del siglo XX con avances de enorme magnitud y
profundidad en sus capacidades cientficas, tecnolgicas y productivas. Se estn produciendo rupturas epistemolgicas simultneas en numerosos campos del
conocimiento, que estn generando modelos conceptuales renovados para comprender los fenmenos, y una nueva ola de tecnologas basadas en conocimiento de amplsimas posibilidades. Los avances en campos como las telecomunicaciones, la microelectrnica, la biotecnologa, la ciencia de los materiales, las mquinas-herramientas, la informtica, y la robtica entre otros, estn transformando las matrices productivas bsicas. La posibilidad potencial de producir bienes y servicios se ha expandido y multiplicado rpidamente. Al mismo tiempo hay una revolucin de las expectativas. Se han comenzado a extender sistemas de base democrtica, donde la poblacin puede elegir sus representantes, y hay un reclamo generalizado por participacin creciente. Los pueblos esperan tener influencia real y en aumento en los esquemas de toma de decisiones, y hay un amplio movimiento hacia la constitucin de formas nuevas y ms activas de organizacin de la sociedad civil.
Sin embargo, el potencial inmenso de capacidades productivas no se est transformando en mejoras en las difciles condiciones de vida de amplios sectores del planeta. Hay una brecha enorme entre el mismo y la vida cotidiana. Tambin hay un desfasaje entre los avances en materia de democratizacin, la obtencin por parte de los habitantes de los pases de ciudadanas democrticas que les permiten potencialmente niveles de participacin, y la situacin de exclusin social, y por ende de ciudadana social
*
Los puntos de vista expuestos en este trabajo son los del autor y no representan necesariamente los de las organizaciones donde se desempea.
degradada de muchos de ellos que crea imposibilidades mltiples para una participacin orgnica. El escenario social sobre el que llam la atencin mundial la histrica Cumbre Social de Copenhague, llama a profundos interrogantes sobre el futuro.
De acuerdo a datos del Banco Mundial, 1300 millones de habitantes del planeta reciben un ingreso menor a un dlar por da, hallndose por tanto en situacin de pobreza aguda. Dos quintas partes de la poblacin mundial carecen de servicios sanitarios adecuados y electricidad.1 Segn informa el PNUD ha habido un aumento marcado en el nmero de pobres que vieron disminuir sus ingresos. Entre 1965 y 1980, esa situacin afect a 200 millones de pobres. Entre 1980 y 1993 a 1000 millones. 800 millones de personas no reciben suficientes alimentos, y cerca de 500 millones tienen un estado de desnutricin crnico. 17 millones de personas mueren cada ao de infecciones y enfermedades parasitarias curables como diarrea, malaria, y tuberculosis.2
Las cifras sobre empleo que se hallan en la base de las dificultades sociales, indican la presencia de extendidos procesos de aumento del desempleo, y de degradacin de la calidad de los empleos disponibles. El World Employment Report de la OIT seala que en 1995, el 30% de toda la mano de obra del mundo se hallaba desempleada o subempleada. Al mismo tiempo que altas tasas de desempleo, hay un traslado continuo de personas hacia la llamada economa informal. Si bien heterognea, la misma tiende a caracterizarse en gruesos tramos por estar constituida por trabajos inestables, sin perspectivas claras, sin proteccin social de ninguna ndole, con bajos ingresos, y con niveles de productividad muy inferiores a la economa formal por las limitaciones de recursos, tecnologas, y crditos. En Amrica Latina por ejemplo, el empleo en el sector informal representaba el 40,2 % de la mano de obra ocupada no agrcola en 1980. En 1995, haba pasado a constituir el 55,7% de dicha mano de obra. La tasa de desempleo abierto de esa regin se estimaba en 1996, en un 16,2%.3 A los datos sobre magnitud del desempleo deben agregarse indicadores sobre duracin promedio del desempleo. Este factor, que parece hallarse a su vez en agravamiento, es segn subraya Robert Solow de la mayor relevancia. Sus anlisis llaman la atencin sobre los altos costos sociales de perodos extensos de desempleo. Sealan que la experiencia de desempleo prolongado va produciendo mltiples efectos negativos sobre la personalidad marginados por los estudios econmicos usuales. Genera entre otros aspectos apata, debilitamiento serio del inters en socializar, y retiro gradual de la fuerza de trabajo.4 Una
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La pobreza mundial sigue siendo particularmente discriminatoria hacia las mujeres y los nios. Segn los datos de la OIT las mujeres estn desproporcionadamente representadas entre los pobres, los desempleados, y los subempleados. Los nios son altamente vulnerables a los avances de la pobreza. Hay una distancia pronunciada entre los logros alcanzables por la tecnologa mdica moderna, y las tasas de mortalidad infantil en reas pobres. Una tercera parte de los nios de los pases en desarrollo se hallan malnutridos. La mortalidad infantil para nios menores de 5 aos es en ellos del 97 por mil, casi seis veces mayor que la de los pases desarrollados. Entre otras regiones, segn los datos suministrados por UNICEF perecen por ao en Amrica Latina y el Caribe 600.000 nios por causas evitables.5 Forzados por las circunstancias son parte creciente de la mano de obra en diversos pases, en condiciones deplorables de explotacin. Se ha extendido el problema de poblaciones de nios viviendo en las calles en numerosas ciudades, y los nios pobres se han constituido en un blanco preferido de los narcotraficantes.
Las fuertes tensiones sociales acumuladas en todas las reas referidas, y otras aadibles, son espacio favorable para procesos de debilitamiento del tejido social, como entre ellos la desintegracin de la familia, y el ascenso de la criminalidad. La familia institucin central de gran parte de las sociedades, dadora de normas morales, educacin bsica, salud preventiva, afectos fundamentales, modelos de referencia, se ve seriamente deteriorada por los problemas sociales, y tiende a producirse el abandono de su figura masculina. Por otra parte, en diversas sociedades se observa un marcado ascenso de las cifras de criminalidad. As entre otros casos, la revista The Economist indica que casi todas las ciudades de Amrica Latina son hoy ms inseguras que hace 10 aos.6
Todas las carencias mencionadas van conformando crculos perversos de pobreza. Las dificultades nutricionales iniciales, de carencia de marcos familiares slidos, las limitaciones para acceder y permanecer en la escuela, la marginacin del mercado de trabajo, van conformando una situacin de exclusin social que se autorreproduce.
En la ms estrecha vinculacin con la pobreza y la exclusin social, se observa a nivel internacional acentuadas agudizaciones en trminos de inequidad y polarizacin social.
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Las cifras del PNUD indican que en los ltimos 30 aos el volumen de ingresos del 20% de las personas ms pobres del mundo cay de 2 a 1,45 del ingreso mundial, mientras que la parte del 20% ms rico pas del 70 al 85% de la riqueza mundial. Las distancias sociales se duplicaron de 1960 a 1990. En los dos extremos de la marcada polarizacin mundial de ingresos, 358 multimillonarios tienen actualmente un patrimonio que es superior a los ingresos acumulados del 45% de la poblacin ms pobre del mundo, 2.300 millones de personas. Las desigualdades en ingresos, y en posesin de activos, producen a su vez inequidades agudas en acceso al crdito, y tienen mltiples repercusiones en campos cruciales como el acceso y la permanencia en sistemas educativos, la calidad de la educacin que reciben los pobres, y sus posibilidades de rendimiento educacional.
A las inequidades conocidas se est aadiendo otra adicional. El desarrollo explosivo de las comunicaciones, que tiene actualmente un punto culminante en la comunicacin por computadoras, abre posibilidades gigantescas de difusin de informacin e intercambio, pero amplios sectores de la poblacin pueden quedar fuera de l, sumndose una brecha mas a las existentes. Martn Hopenhayn resalta la posibilidad amenazante de la aparicin de nuevas formas de analfabetismo ciberntico, que van a abarcar a los que no acceden a ninguna forma de informatizacin. 7
Llamando la atencin mundial sobre la gravedad del problema de la inequidad el administrador del PNUD Gustave Speth ha indicado en la Cumbre Mundial de Copenhague que su enfrentamiento en las prximas dcadas es crucial e impostergable. En igual sentido el Presidente del Banco Mundial James Wolfensohn seal que La distribucin de los beneficios del crecimiento presenta uno de los mayores desafos a la estabilidad del mundo. Las injusticias sociales pueden destruir los avances econmicos y polticos, y plante que debemos aprender ms acerca del por qu y el cmo de la distribucin del ingreso.8 Robert Solow subraya que para poder esperar compromisos de la poblacin con polticas de desarrollo se requiere una percepcin de justicia por todos los grupos sociales, en el sentido de que cada uno recibe una parte justa del progreso econmico.9 La pobreza acentuada y las altas polarizaciones sociales conforman un escenario que daa severamente las posibilidades de crecimiento econmico sostenido, y al mismo tiempo afecta seriamente la gobernabilidad democrtica en los pases en desarrollo. La falta de logros que mejoren la precaria calidad de vida cotidiana de amplios sectores de la poblacin genera mrgenes
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significativos de prdida de credibilidad en los gobiernos democrticos que minan sus mrgenes de gobernabilidad.
Cmo enfrentar la inquietante situacin social? Es la pobreza una situacin inevitable, una especie de condicin definida por la naturaleza? En amplias regiones del planeta, ello no es claramente as, se presenta junto a la disponibilidad de importantes recursos en riquezas minerales, agropecuarias, fuentes de energa, materias primas estratgicas. Es la pobreza un tema individual adjudicable a falencias de determinadas personas. Tampoco hay evidencia emprica de ningn orden que avale ese tipo de razonamientos. Un documento de base presentado a la Cumbre Mundial de Copenhague por una Comisin de personalidades presidida por el ex Presidente de Chile Patricio Aylwin seala al respecto: Los pobres generalmente no son los responsables de su situacin. Muchos de ellos son personas de esfuerzo que logran superar esa condicin cuando cuentan con un mnimo apoyo o cuando mejoran las condiciones generales del pas.10
Frente a la persistencia y agudizacin del problema, se estn abriendo actualmente buscando soluciones, nuevas lneas de investigacin, y reflexin sobre el mismo, que llevan a su vez a replanteos profundos del rol y diseo del Estado. Abordaremos a continuacin estas nuevas direcciones del debate. En un momento de anlisis posterior discutiremos en base a ellas, cul debera ser el rol del Estado en el campo social en el mundo en desarrollo. Identificado el mismo reflexionaremos sobre lineamientos para el rediseo institucional y del Estado en funcin de dicho rol y el tipo de gerencia que sera ms indicada para una performance efectiva del Estado en lo social, y efectuaremos una anotacin final. El anlisis tendr en todos los casos un carcter exploratorio y se propone principalmente llamar la atencin sobre la necesidad de renovar sustancialmente los contenidos de la agenda de discusin en estas temticas.
II.
Recientemente destac Shadid Javed Burki uno de los Vicepresidentes del Banco Mundial: La situacin de los pobres, el 20% ms abajo no est mejorando. Y esto es
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particularmente el caso de dos regiones: Amrica Latina y Africa.11 La persistencia y agravamiento de los problemas sociales, y el reclamo generalizado por su solucin que ha tenido un epicentro en la Cumbre Social de Copenhague, han impulsado un amplio debate que revisa una por una la mayor parte de las premisas en que se ha basado la accin vinculada con lo social en las ltimas dcadas. El nuevo debate parte de la sensacin de impotencia ante la falta de respuestas en los modelos que en el papel iban a brindar soluciones efectivas, y ante sus limitados resultados, avanza en impugnar aspectos bsicos de su misma validez, y en buscar modelos de anlisis alternativos que puedan ser ms fecundos.12 Entre las lneas de exploracin fundamentales de un debate que hoy involucra a Gobiernos, organismos acadmicos, actores de la sociedad civil, organismos de cooperacin y financiamiento internacional, y la opinin publica mundial se encuentran las que se presentan a continuacin resumidamente.
En las ltimas dcadas un conjunto de enfoques de amplia circulacin ofrecan una respuesta basada centralmente en la idea del "derrame". Las conocidas hiptesis bsicas giran en torno a la visin de que realizando ingentes sacrificios para conseguir metas de carcter macroeconmico que impliquen equilibrios econmicos y financieros, habr progreso econmico, y finalmente el mismo se derramar al conjunto de la poblacin y llegar a los sectores ms pobres, arrancndolo de su situacin de pobreza "dura". Se requerira entonces una espera difcil, para que esta etapa de postergaciones y acumulacin casi forzada, genere hacia adelante un escenario feliz. Como ha sucedido tantas veces en la historia, una vez ms los hechos reales no han respondido a las suposiciones del modelo. El camino al desarrollo parece ser muchsimo ms complejo que estas suposiciones, segn entre otros los amplios estudios de los Informes de Desarrollo Humano de Naciones Unidas que abarcan a la casi totalidad de los pases en desarrollo, y cubren ntegramente las ltimas dcadas. Los datos indican que la realidad funciona de un modo muy diferente al supuesto. Las evidencias muestran que es imprescindible para un pas alcanzar estabilidad econmica, equilibrios financieros, mejorar su competitividad, y aumentar su producto bruto, pero ello no se derrama automticamente. Por el contrario los indicadores anteriores pueden mejorar, y al mismo tiempo continuar deteriorndose o permanecer estancada la situacin de los sectores ms desfavorecidos. Seala el Banco Mundial en su Informe Anual 1995
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Mejorar la distribucin del ingreso y reducir la pobreza no puede dejarse al trickle down effect del crecimiento. Plantea la misma institucin en un trabajo de anlisis de las causas de la crisis de la economa mexicana Por muchos aos se crey que la manera ms eficiente de reducir la pobreza y la desigualdad social era a travs del crecimiento econmico acelerado. Sin embargo la evidencia emprica ha demostrado que si bien un elevado crecimiento econmico es una condicin necesaria, no es condicin suficiente para reducir la pobreza y la desigualdad social.13 En Desarrollo Humano 1996 previene el PNUD que se debe prestar atencin a la estructura y calidad del crecimiento, porque aun habiendo crecimiento el mismo puede ser: con desocupacin, con exclusin, sin participacin, con debilitamiento de las culturas nacionales, con destruccin del futuro al deteriorarse el medio ambiente.
La percepcin cada vez ms generalizada de la ineficiencia del modelo del derrame plantea que las relaciones entre lo econmico y lo social son mucho ms complejas que lo que el modelo supona, y que como otros modelos en la historia los hechos lo han derrumbado, y es necesario buscar nuevas rutas.
Amplias lneas de investigacin y discusin estn girando en torno a un reanlisis en profundidad de los impactos sobre el desarrollo de formas de acumulacin de capital hasta ahora no evaluadas adecuadamente. Se plantea que junto a los capitales "tradicionales": el capital natural de una sociedad constituido por su dotacin de recursos naturales, y el capital construido formado por lo que ha producido (infraestructura, capital comercial, capital financiero, etc), existen otras dos modalidades de capitales que urge analizar ms detalladamente, el capital humano y el capital social. El primero tiene que ver con la calidad de los recursos humanos, el segundo con elementos cualitativos como valores compartidos, cultura, capacidades para actuar sinrgicamente, y generar redes, y concertaciones hacia el interior de la sociedad. Analizando las causas del crecimiento econmico un estudio del Banco Mundial sobre 192 pases concluye que no menos del 64% del crecimiento puede ser atribuido al capital humano, y al capital social.14
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Formar capital humano implica invertir sistemtica y continuadamente en reas como educacin, salud, y nutricin entre otras. A fines de siglo la inversin en educacin se ha transformado en una de las de ms alta rentabilidad. Ello tiene que ver con los cambios radicales que se estn produciendo en las estructuras de produccin. Ellos se orientan en la direccin de privilegiar el conocimiento como elemento bsico de las nuevas matrices productivas. La base de las industrias de punta es hoy conocimiento puro, y la tendencia ir crecientemente en esa direccin segn todo parece indicarlo. Lester Thurow sostiene que el siglo XXI ser un siglo conocimiento intensivo, y que el conocimiento se ha convertido en la nica fuente de ventajas competitivas relativas sostenibles de largo plazo.15 Entre otras las computadoras indica casi no utilizan recursos naturales se basan en conocimiento. Consecuentemente a ello, seala: una empresa que invierte hoy en educacin de sus integrantes obtiene una tasa de retorno sobre la inversin que es el doble de aquella que invierte en planta y equipo. Robert Reich, ex Secretario de Trabajo de USA resalta el peso decisivo de la educacin destacando los ganadores de esta nueva economa globalizada y voltil son aquellos que puedan identificar y resolver problemas, manipular y analizar smbolos, crear y manejar informacin. Recomienda a su propio pas USA: invertir en la educacin y capacitacin de nuestra gente; buenas escuelas pblicas y excelentes Universidades Pblicas. Pblicas en el ms verdadero sentido de la palabra: accesibles a todos, sostenidas por todos.16 Jacques Delors resalta el papel histrico trascendental de la educacin en nuestro tiempo: de ella depende en gran medida el progreso de la humanidad... Hoy est cada vez ms arraigada la conviccin de que la educacin constituye una de las armas ms poderosas de que disponemos para forjar el futuro.17 Los pases de punta a nivel econmico y tecnolgico han multiplicado sus presupuestos en educacin y ciencia y tecnologa. Japn termina de aprobar aumentar en un 50% su ya elevado presupuesto para ciencia y tecnologa de los ltimos 5 aos. Ser en el prximo quinquenio de 155.000 millones de dlares. El financiamiento gubernamental de la ciencia y la tecnologa del ao 2000 sera el doble del asignado en 1992. En la Repblica de Corea la inversin en educacin asciende al 10% del producto bruto, nivel muy superior al del mundo en desarrollo. Israel est realizando desde 1994 una nueva reforma de su avanzado sistema educativo que ha significado un aumento de un 33% en trminos reales en los recursos asignados a educacin, que permitir entre otros aspectos una actualizacin integral de los maestros de todas las escuelas en los adelantos informticos, y la introduccin universalizada de dichos adelantos en el aula. Las empresas privadas de
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avanzada, han incrementando considerablemente sus presupuestos para entrenamiento y formacin de su personal, y ascienden actualmente en algunas de ellas a cerca del 10% del monto total de sus nminas salariales.
El gasto en salud puntal esencial del desarrollo del capital humano se ha evidenciado en la prctica como de altsima rentabilidad. Acciones impulsadas por la Organizacin Mundial de la Salud, la Oficina Sanitaria Panamericana, y la UNICEF por ejemplo en terrenos causantes de alta mortalidad como la diarrea infantil y el clera, han logrado en poco tiempo con inversiones mnimas impactos relevantes. La combinacin de esfuerzos de salud y educacin integrados tiene potenciales muy elevados. Se considera que una de las inversiones ms rentables de fin de siglo es extender y mejorar la educacin de nias de reas desfavorecidas. Segn los clculos del Banco Mundial agregando tres aos ms de escolaridad bsica a dichas nias, se reducira la mortalidad infantil en un 15 por mil. Esos aos significaran incrementar su capital educativo y ello les permitira manejarse mucho mejor frente a cuestiones como el embarazo adolescente, la planificacin familiar, la prevencin preparto, la atencin a los recin nacidos, la gestin nutricional.
Por su parte el capital social puede tener a su vez rditos muy elevados para el avance econmico y el bienestar general. El difundido estudio de Robert Putnam ratifica empricamente su estratgico aporte al crecimiento.18 El autor seala que se trata de un bien pblico una caracterstica especial del capital social, como la confianza, las normas, y las redes es que normalmente es un bien pblico, diferente del capital convencional, el cual normalmente es un bien privado. Se produce un proceso de valoracin sesgado: Al igual que todos los bienes pblicos el capital social tiende a ser infravalorado e infrasuministrado por los agentes privados. La subestimacin es errnea, el peso de este capital puede ser decisivo. Analizando la experiencia italiana resalta Putnam el papel clave del capital social. Identifica algunos de sus efectos concretos: "En las regiones cvicas de Italia, y en contraste con Npoles, la confianza social ha sido, desde hace mucho tiempo, un ingrediente clave de su carcter distintivo, que ha sostenido el dinamismo econmico y el desempeo gubernamental. Se requiere, a menudo, la cooperacin entre el poder legislativo y el poder ejecutivo, entre los trabajadores y los gerentes, entre los partidos polticos, entre el gobierno y los grupos privados, entre las pequeas firmas y otras cosas por el estilo. Y, sin embargo, la contratacin y el monitoreo en tales casos son a menudo costosos o imposibles, y la
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imposicin ejercida por una tercera parte es imprctica. La confianza lubrica la cooperacin. A mayor nivel de confianza en la comunidad, mayor probabilidad de cooperacin. Y la cooperacin en s genera confianza. La constante acumulacin de capital social es una parte crucial de la historia que est detrs de los crculos virtuosos de la Italia cvica".
El capital humano y el capital social han sido redescubiertos en los ltimos aos, y no resulta posible pensar slidamente sobre el desarrollo sin tener en cuenta su relevante peso como "palancas" del mismo.
Nuevamente aqu los modelos de anlisis convencionalmente aceptados se han estrellado contra los hechos histricos concretos, y su cada ha abierto un amplio campo para la investigacin del tema, y el diseo de nuevos modelos, y respuestas.
Como plantean Nancy Birdsall, David Ross, y Richard Sabot Afirmar que hay una relacin inversa entre el aumento del crecimiento y la reduccin de la desigualdad ha sido un postulado bsico de las teoras econmicas convencionales acerca de la naturaleza del proceso de desarrollo.19 Para dichas teoras la alta inequidad sera necesaria, para obtener efectos de acumulacin, e impulsar el crecimiento. Sin embargo el anlisis economtrico riguroso de la experiencia de dos regiones del mundo el Sudeste Asitico y Amrica Latina en los ltimos 30 aos indica resultados opuestos. Birdsall, Ross, y Sabot se preguntan por qu entonces hallamos tasas relativamente bajas de crecimiento econmico y una gran desigualdad en Amrica Latina y una baja desigualdad y un rpido crecimiento en Asia oriental?. Mientras que en los pases del Sudeste Asitico hubo un esfuerzo activo por reducir la inequidad que baj sus umbrales pronunciadamente, y la participacin en el ingreso entre el 20% superior y el 20% inferior pas a ser 8 a 1 en Corea, y el 4,1 a 1 en Taiwan, en Amrica Latina la polarizacin se acentu, y las distancias son de 26 a 1 en Brasil, y se han ampliado considerablemente en Mxico, Argentina, y toda la regin. Entre otros aspectos, se detecta la presencia de crculos perversos o virtuosos segn empeore o mejore la equidad, entre equidad, educacin, y crecimiento. Segn la investigacin mencionada en los aos 50 la tasa de egreso de la escuela primaria en Brasil era de un 60%,
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muy superior a la de Corea que tena un 35%. En las tres dcadas siguientes mientras la inequidad creca en Brasil, decreca sustancialmente en Corea. Este y otros factores determinaron que la tasa de egreso de Brasil se redujera considerablemente mientras en Corea superaba el 90%. Segn la Revista The Economist la evolucin de la desigualdad en Brasil ha sido del siguiente tipo:
CUADRO 1 EVOLUCION DE LA DISTRIBRUCION DEL INGRESO BRASIL Porcentaje del ingreso nacional 1970 1% ms rico de la poblacin 25% ms pobre Fuente: The Economist, 29 de abril de 1995. La aplicacin del coeficiente de Gini que mide los grados de desigualdad en la distribucin del ingreso en Amrica Latina, Africa, el Sudeste Asitico, y el Este Asitico permite apreciar cmo el coeficiente que sube cuando aumenta la desigualdad refleja diferencias apreciables a su favor en las dos ltimas regiones, que a su vez han crecido mejor y ms sostenidamente que las anteriores. CUADRO 2 PARTICIPACION DE LA POBLACION EN EL INGRESO NACIONAL (EN %) Poblacin 1er quintil 2do quintil 3er quintil 4to quintil 5to quintil Coef. de Gini Sudeste Asitico 8,1 12,2 16,1 21,8 42,0 0.31 Este Asitico 6,6 11,4 16,6 24,9 40,4 0.32 Africa 6,0 8,2 11,5 18,5 55,9 0,44 Amrica Latina 3,3 7,2 11,9 19,8 57,9 0.49 8 16 15 12 1994
Los quintiles siguen el orden creciente de ingresos. Fuente: Weawer J. y R. Sprout en Michael Rock "25 years of economic development revisited", World Development, Vol. 21, No. 11, 1993.
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Los datos de la realidad han desmentido terminantemente la idea de que la inequidad era en definitiva funcional al crecimiento econmico. La situacin es la que describe Joseph Stiglitz: Hay relaciones positivas entre crecimiento e igualdad. Altas tasas de crecimiento proveen recursos que pueden ser usados para promover la igualdad, as como un alto grado de igualdad ayuda a sostener altas tasas de crecimiento. No obstante que esto podra ser visto como no ms que sentido comn, hasta la experiencia de Asia Oriental el sentido comn sugera exactamente lo contrario: que el crecimiento produca desigualdad y que la desigualdad era necesaria para el crecimiento.20
Al derrumbarse el sentido comn postulado por la teora econmica convencional se abri el paso para reinvestigar todo el tema. Esa investigacin se halla urgida por los altsimos umbrales de desigualdad hoy vigentes, antes referidos, que anuncian severas dificultades futuras al crecimiento, y son portadoras en s mismo de tensiones sociales de gran envergadura hacia el interior de las sociedades. Las nuevas lneas de investigacin que se estn multiplicando a nivel internacional estn comenzando a indagar sistemticamente diversos rdenes de inequidad. Junto a la inequidad en los ingresos, se estn explorando entre otras la inequidad en la posesin de activos, y las inequidades en el acceso a crditos ambas de alta significacin econmica. Un reciente trabajo de Deininger y Squire constat que una distribucin inequitativa de la tierra un activo crucial tiene un ntido efecto negativo sobre el crecimiento subsecuente. As segn sus datos slo 2 de 15 pases con coeficientes Gini para la distribucin de la tierra mayores a 70 lograron un crecimiento superior al bajo nivel de 2,5% en el perodo 1960/1992.21 Otro estudio de Hongyi, Squire y Zou muestra que la inequidad inicial en la distribucin de activos puede ser mantenida indefinidamente generacin tras generacin, con las consiguientes consecuencias regresivas indicando la necesidad de polticas efectivas para reducirla.22
La cada de la teora del derrame, la revalorizacin del capital humano y del capital social, y el replanteo de las relaciones entre inequidad y crecimiento, son dimensiones centrales de un debate ms amplio que est alcanzando a la orientacin global de los modelos de desarrollo. Por un lado se advierte que las relaciones entre lo econmico y lo
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social son complejas. El mecanicismo del derrame, supona que en el tiempo los beneficios del crecimiento llegaran a los sectores desfavorecidos. El proceso real es distinto. Pero adems, se est yendo ms lejos. Se est planteando, que no corresponde pensar todo el proceso en trminos de la resolucin de una dimensin a instancias de otras, sino que hay una interrelacin bsica. El desarrollo social parece en la experiencia concreta un proceso vital para que pueda existir un desarrollo econmico sostenido. Las inversiones en capital humano y capital social y el mejoramiento de la equidad, adems de fines en s mismo desde la perspectiva de sociedades democrticas, son necesarias para que el crecimiento econmico pueda tener bases firmes. As James Wolfensohn ha planteado Sin desarrollo social paralelo, no habr desarrollo econmico satisfactorio.23 El BID destaca respecto al caso de Amrica Latina: "Las persistentes brechas sociales en la acumulacin de "capital humano" han incrementado la gran proporcin de personas que viven en la pobreza y la distribucin sumamente desigual de la riqueza en la regin. Estas brechas sociales siguen limitando la productividad y el crecimiento econmico regional, y demoran los procesos de democratizacin y modernizacin de los Estados".24
Aparece la visin de que hay una brecha a ser salvada en ambas direcciones sin las cuales el desarrollo mismo es altamente vulnerable. Es imprescindible que exista crecimiento econmico, estabilidad monetaria, equilibrios econmicos y financieros, sin ellos no habr medios para apoyar el desarrollo social, pero a su vez ellos no sern mantenibles en el mediano y largo plazo, si no se produce un desarrollo social activo. Esta visin abre la posibilidad de polticas alternativas al sentido comn convencional que hoy comienzan a esbozarse. As, Amartya Sen plantea que existen por una parte los enfoques que ven al desarrollo como un proceso cruel, basado en una moralidad que invoca sangre, sudor, y lgrimas ... la retrica de estos enfoques es la del sacrificio necesario en aras a un futuro mejor ... sacrificios vinculados por ejemplo con un bajo nivel de bienestar, gran desigualdad, autoritarismo intruso, etc.25 Este enfoque dice Sen ha sido fuertemente sobrevendido. No parece conducir a los resultados prometidos de acuerdo a la experiencia histrica y genera altsimas tensiones. Es presentado con frecuencia como la alternativa nica. La inclusin de los nuevos elementos antes mencionados en el debate da amplia posibilidad a que se puedan disear otras alternativas. Sen habla de pticas que ven al desarrollo como un proceso esencialmente amigable centrado en ayudar a otros y a s mismo, y con la posibilidad de salir adelante con un poco de ayuda de mis amigos. El poco de ayuda
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puede provenir de la interdependencia en el mercado (... ganancias mutuas en intercambios ...) pero tambin de los servicios pblicos que confieren a la gente ms capacidad para ayudarse a s mismos y a otros. La experiencia histrica de las ltimas dcadas indica que frente a la tradicional desarticulacin entre lo econmico y lo social, donde como se ha sealado con frecuencia creciente en definitiva las polticas sociales estn dedicadas a recoger los muertos y heridos que deja la poltica econmica es posible pensar en una articulacin integral entre ambos que potencie a fondo sus complementariedades. Las sociedades que han logrado combinar ambos tipos de desarrollo estn entre las ms avanzadas del planeta, y demuestran con su ejemplo que esta integracin es factible. As pases como entre otros Canad, Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda, Blgica, Japn, los del Sudeste Asitico, Israel, se hallan en posiciones de vanguardia tanto en la tabla de resultados macroeconmicos exitosos como de indicadores de desarrollo humano.
Las nuevas direcciones abiertas en el debate sobre el desarrollo social, obligan a su vez a revisar los planteos sentido comn convencional de las ltimas dcadas sobre el rol a cumplir por el Estado. Cules son los roles esperables si se incorporan a la reflexin los replanteos profundos en curso actualmente en el marco de las concepciones globales del desarrollo?
III.
Un abordaje usual del tema de cmo redisear el Estado para facilitar y promover el desarrollo social pasa por trabajar directamente sobre sus estructuras organizacionales, eficientizar su gestin, incorporar tcnicas modernizantes. Se trata de aspectos de imprescindible tratamiento, pero hay una necesidad previa. Es necesario discutir ante todo qu rol se desea que cumpla el Estado en los pases en desarrollo a fines de este siglo. Los cambios y modernizaciones tcnicas absolutamente necesarios, no pueden seleccionarse en abstracto, o a partir de la oferta de tecnologas del mercado. Deben existir criterios de seleccin dirigidos por la idea central de que dado un rol determinado a cumplir por el Estado, cul sera el estilo de tecnologas ms apropiadas para permitirle cumplir con la mayor efectividad ese rol. La discusin tecnocrtica pura sobre la reforma del estado para el desarrollo social debera ser superada por un debate ms amplio que arrancando de los
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replanteos respecto a los modelos de desarrollo, extraiga conclusiones en cuanto a cules seran los papeles del "Estado deseable", y a partir de all se procure aportar criterios tcnicos para dotarlo de las capacidades para llevarlos a cabo. El tipo de abordaje metodolgico sugerido es el que se est intentando avanzar en el presente trabajo.26
La discusin sobre el rol del Estado en lo social forma parte de una polmica ms vasta sobre el rol global del Estado. En lneas generales, como se ha sealado con frecuencia, el pndulo ha oscilado fuertemente. Estuvo situado hace algunas dcadas en la idea de que era posible pensar en un Estado, que planificara integralmente el desarrollo en todos sus aspectos, que a travs de su maquinaria implementara las planificaciones, que trabajara centralizadamente para llevar a cabo esta operatoria, y que asumiera todo orden de funciones ejecutorias. Esta visin mostr en la prctica graves dificultades en la concepcin misma que subestimaba o marginaba a la sociedad civil en sus mltiples expresiones, y en la implementacin efectiva, donde la maquinaria mostr serias ineficiencias, y el carcter centralizado de la gestin demostr ser un factor crucial de rigidez y graves divorcios con las exigencias de la realidad.
El pndulo gir en la direccin opuesta en la que se postul la necesidad de un "Estado mnimo". Se plante que sus funciones deban ser totalmente mnimas, y se deba dejar librado el desarrollo al mercado y "la mano invisible". El Estado fue percibido como un estorbo para la dinmica a impulsar. Se enfatiz la existencia de una antinomia entre Estado y mercado. Se llev a cabo un activo proceso de "demolicin" del Estado en los pases en desarrollo. Los esfuerzos se situaron durante una extensa etapa en el tema del tamao, realizndose continuados y con frecuencia poco selectivos cortes destinados a reducirlo. Se suprimieron gran parte de sus funciones. Se trat en diversas ocasiones de privatizar, y eliminar funciones, en el ms corto plazo, aun con conciencia de que las operaciones respectivas podan haberse efectuado de modo ms eficiente para el pas, y de que las supuestas capacidades regulatorias pblicas necesarias para la etapa subsiguiente eran muy dbiles o casi inexistentes. Tambin como en el caso del anterior este enfoque lleva implcita una subestimacin de las capacidades productivas y de aporte de otras expresiones de la sociedad civil que no fueran Estado, ni mercado, como la amplsima gama de estructuras creadas por la comunidad para cumplir funciones esenciales para ella.
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La experiencia histrica ha ido indicando que los dos polos no conducan a las soluciones buscadas. Refirindose a la experiencia americana seala Rudiger Dornbusch: "En Estados Unidos ya vamos un paso ms adelante. Vemos que la competencia excesiva, la desreglamentacin descuidada y la falta de intervencin estatal han llevado las cosas demasiado lejos. El pndulo se desplaza ahora en direccin opuesta y ya se vislumbra la reaparicin del Estado ... De aqu a 10 aos miraremos hacia atrs y veremos un perodo de reconstruccin centrado en una cabal concepcin del Estado, en la correcta clase de cooperacin entre el gobierno, la fuerza laboral y el empresariado, y en la necesidad de que el gobierno desempee un papel esencial en la bsqueda de soluciones a los problemas de la coordinacin y la explotacin de los factores externos".27
El replanteo conceptual de todo el tema en marcha est basado en el choque de los modelos tericos con la realidad. Los hechos han ido cuestionando seriamente supuestos de amplia difusin. As se plantea que constituye una "falsa trampa" encerrar el tema en una discusin sobre el tamao del Estado, y creer que la reduccin del mismo proveer automticamente soluciones. La apelacin a los datos muestra claramente que el tamao del Estado medido entre otros aspectos en funcionarios por cada 100 ciudadanos atendidos, y porcentaje que representa el gasto pblico en relacin al Producto Bruto Nacional, indicara que el tamao relativo del Estado en muchos pases del mundo en desarrollo, es considerablemente menor que el tamao del mismo en la mayor parte de las economas desarrolladas. El tema central no puede ser el tamao en abstracto, sino cul es el rol que debera cumplir el Estado en el proceso histrico, y cmo dotarlo de la capacidad de gestin necesaria para llevarlo a cabo con eficiencia. La realidad a su vez ha planteado que en el nuevo mundo globalizado, donde se ha producido una "explosin de complejidad", al multiplicarse las interrelaciones, y producirse cambios profundos geopolticos, geoeconmicos, y tecnolgicos en espacios brevsimos de tiempo, existe la necesidad de que el Estado lleve a cabo funciones que no formaban parte de ninguno de sus roles previos en la historia. La globalizacin, el cambio acelerado, la complejidad, van acompaados de amplia dosis de incertidumbre. Edgard Morin previene "El devenir no es necesariamente sinnimo de desarrollo. De aqu en adelante el futuro se llama incertidumbre". Y subraya las dificultades para otear el futuro: "Estamos en lo desconocido, ms an en lo innominado. Nuestro conocimiento de los tiempos actuales se manifiesta solamente en el prefijo sin forma "pos" (posindustrial, posmoderno,
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posestructuralista ...) o en el prefijo negativo "anti" (antitotalitario). No podemos dar un rostro a nuestro futuro, ni siquiera a nuestro presente".28 La misma sensacin frente a una sociedad "cada vez ms globalizada y porque globalizada tambin ms compleja y multidimensional" es descripta desde pensadores del mundo en desarrollo de este modo: "... navegamos este huracn de cambios de la globalizacin casi sin brjula, con limitados y demasiadas veces desactualizados mapas. Tantos cambios y tan pocos mapas son unas de las fuentes principales del malestar de la incertidumbre y desasosiego que tanto se manifiesta en el mundo actual".29 Estos desarrollos han generado una amplia demanda por respuestas estatales de nuevo cuo. Michel Crozier apunta: "Necesitamos ms intervencin pblica para dominar la complejidad. De una manera u otra todos los grupos - an los de hombres de negocios - exigen la intervencin".30 En el mundo en desarrollo la posibilidad de promover y fortalecer integraciones subregionales y regionales que pueden ser de tanta relevancia ante la globalizacin est generando una fuerte corriente de demandas hacia papeles catalizadores y facilitadores que podra cumplir un Estado eficiente en este campo crucial.
Junto a las demandas que emergen de la globalizacin, y la complejidad hay otras que tienen que ver con el desarrollo de las capacidades regulatorias del Estado. La regulacin surge como una exigencia de eficiencia econmica y una sentida inquietud social, frente a los costos enormes que la sociedad toda puede pagar si se deja librado aspectos crticos para ella a una "mano invisible". Lester Thurow advierte al respecto "En las sentencias de Adam Smith, la bsqueda individual de los beneficios siempre promover el crecimiento econmico de una nacin. Pero en la prctica se manifiesta un problema. Con mucha frecuencia la mano invisible de Adam Smith se convierte en la mano de un carterista. Los mercados libres y sin ataduras tienen la costumbre de descubrir actividades muy rentables pero improductivas. La experiencia prctica ensea que la maximizacin de los beneficios no siempre conduce a la maximizacin del producto".31
Tambin hay demandas hacia el Estado que tienen que ver con la inequidad y sus costos. Dornbusch las identifica del siguiente modo: "el mercado no facilita una distribucin del ingreso que sea socialmente aceptable. La intervencin del Estado por lo tanto, es legtima cuando se trata de equiparar la distribucin del ingreso producida por el mercado ... La igualdad de oportunidades y en cierta medida de resultados constituye no slo un precepto tico sino una necesidad imperiosa porque cada vez son mayores las evidencias de
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El Estado mnimo, casi ausente de estos y otros procesos claves de nuestro tiempo, y con capacidades de gestin minimizadas, muy difcilmente pueda ayudar mayormente a la sociedad para enfrentarlos adecuadamente. La idea subyacente tras el de que el mejor gobierno es el "no gobierno" lleva confrontada con la realidad a la custica aseveracin de una reconocida autoridad en gerencia: "El modelo representa el gran experimento de los economistas que nunca han tenido que gerenciar nada".33
Frente a los polos del pndulo, se est levantando actualmente una concepcin diferente que a partir de la evidencia histrica reciente indica que las sociedades que han logrado avances ms consistentes en las ultimas dcadas se han caracterizado por superar la falsa antinomia Estado vs. mercado. En su lugar han procurado desenvolver un esquema de cooperacin entre los principales actores sociales, y han integrado activamente en ese esquema a las importantes fuerzas latentes en la sociedad civil, que ambos polos tendan a marginar. En estos esquemas se identifica que entre Estado y mercado, existe una amplia gama de organizaciones que incluye entre otras los "espacios de inters publico" entidades que cumplen fines de utilidad colectiva pero que no forman parte del Estado ni del mercado, la nueva generacin de cooperativas empresariales con extensa difusin en numerosos pases desarrollados, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones sociales voluntarias de base religiosa que han crecido significativamente, las organizaciones vecinales, los grupos ecologistas, el voluntariado, y otros formas de agrupamiento de esfuerzos de la sociedad civil de mltiples caractersticas. Se trata en la nueva concepcin de "sumar" los roles claves para la sociedad vinculados con demandas como las antes planteadas, y otras, que puede cumplir el Estado, las potencialidades del mercado, y los aportes mltiples que pueden devenir de la sociedad civil. En esta perspectiva, es imprescindible llevar a cabo el esfuerzo de reconstruir un Estado que pueda cumplir con las nuevas demandas que se le plantean, que pueda combinarse armnicamente con las fuerzas productivas privadas para obtener el mejor resultado para el pas, y que sea un factor promotor y facilitador del desarrollo de una sociedad civil cada vez ms articulada, fuerte, y activa.
deseable la conformacin de lo que se podra llamar un "Estado inteligente". Un Estado concentrado en roles estratgicos para la sociedad, y con un diseo institucional y un desarrollo de capacidades gerenciales que le permitan llevarlos a cabo con alta efectividad. Uno de los roles claves del" Estado inteligente" se hallar de acuerdo a numerosas evidencias en el campo del desarrollo social. Frente a problemas de la magnitud de los que fueron esbozados en la primera parte de este trabajo, y ante los fracasos de los modelos basados en el derrame para solucionarlos han surgido como se refiri nuevas visiones del desarrollo, y en ellas el Estado tiene papeles de alta relevancia.
En el modelo del derrame, la visin de que el mero crecimiento solventara de por s los problemas de pobreza, llevaba a una concepcin minimalista y asistencialista del rol del Estado en el campo social. Si ello sera as, el Estado debera limitarse a ayudar a cubrir el desfasaje transitorio que se dara mientras el derrame se pona en funcionamiento. Su papel deba ser montar programas totalmente coyunturales y focalizados para atenuar impactos. Las asignaciones de recursos a su actividad social deban ser limitadas por cuanto esos eran recursos que se estaban "distrayendo" de la poltica central de crecimiento y derrame que generara las soluciones reales. Consecuentemente con estas directrices, se produjo un fuerte movimiento de "desarme" del Estado en el campo social desmantelndose servicios, promovindose de hecho un xodo de recursos humanos calificados del sector pblico al sector privado, y creando grandes reas de incertidumbre para las organismos que operan en el sector social al depender crecientemente de decisiones externas a ellos tomadas con una intervencin marginal de los mismos. Las nuevas direcciones del debate marcan que este tipo de restructuracin forzada y estrecha del Estado en lo social estaba en realidad agravando los problemas. Disminuye la inversin en capital humano, y capital social, aumenta los ya agudos niveles de inequidad, aleja ms an la posibilidad de integrar las polticas econmicas y las sociales. Las nuevas orientaciones del debate sobre el desarrollo social, sugieren un rol muy diferente del Estado.
El incremento del capital humano supone una poltica sistemtica de largo plazo de una sociedad en esa direccin, donde el Estado tiene un papel clave. El desarrollo del capital social, requiere de un Estado que est protegindolo, y promoviendo activamente las sinergias. El mejoramiento de la equidad necesita de una labor activa del Estado en esa direccin. Subraya un trabajo del Banco Mundial: "... acciones estatales que conlleven una
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distribucin ms equitativa de la riqueza bien podran hacer parte integral de una exitosa estrategia econmica".34 La interrelacin articulada de lo econmico y lo social en un modelo de desarrollo que movilice las complementariedades de ambos planos necesita de un papel concertador y sinergizante del Estado. La creacin de empleos y polticas de ingresos adecuadas han de hallarse en el centro de esta interrelacin. Por otra parte, parte fundamental del nuevo rol, es sumar aliados al esfuerzo por enfrentar los problemas sociales. El Estado debe generar iniciativas que promuevan la participacin activa en este esfuerzo de los actores sociales bsicos, empresa privada, sindicatos, Universidades, la sociedad civil en todas sus expresiones.
Un Estado inteligente en lo social, no es un Estado mnimo, ni ausente, de acciones puntuales de base asistencial, sino un Estado con una "poltica de Estado" no de partidos en educacin, salud, nutricin, cultura, orientado hacia superar las gruesas inequidades, capaz de impulsar la concertacin entre lo econmico y lo social, promotor de la sociedad civil, con un papel sinergizante permanente. Esta vez no se trata de postular un modelo teorizante ms. Este tipo de reflexiones sobre el estado van surgiendo con mucha fuerza de la experiencia histrica de las ultimas dcadas. En ella en pases donde el Estado ha asumido roles de esta ndole, los resultados han sido muy significativos. Amartya Sen describe el escenario histrico mundial reciente destacando: "De hecho, muchos pases de Europa Occidental han logrado asegurar una amplia cobertura de seguridad social - con la prestacin de atencin en salud y educacin pblicas de maneras hasta entonces
desconocidas en el mundo; el Japn y la regin del Este de Asia han tenido un alto grado de liderazgo gubernamental en la transformacin tanto de sus economas como de sus sociedades; el papel de la educacin y atencin en salud pblicas ha sido el eje fundamental para contribuir al cambio social y econmico en el mundo entero (y en forma bastante espectacular en el Este y Sudeste Asiticos); y la formulacin pragmtica de polticas se ha inspirado tanto en el mercado como en el estado - y de hecho tambin en instituciones que no pertenecen a ninguna de las dos categoras, tales como organizaciones de la comunidad".35
Nancy Birdsall destaca el papel cumplido por el Gobierno en el Japn promoviendo la pequea y mediana empresa, enmarcado en una estrategia de "crecimiento desde abajo", productora de empleos: "el Ministerio de Comercio Exterior e Industria del Japn consider la falta de modernizacin de la pequea empresa como un posible obstculo fundamental
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para el crecimiento", el apoyo del Gobierno Japons a la mismas fue "uno de los aspectos ms perdurables y constantes de la poltica industrial".36
En el Chile democrtico, el Gobierno electo suplant totalmente la estrategia social de la dictadura anterior. Durante la misma si bien hubo logros econmicos empeor sensiblemente la situacin social estimndose que el nmero de familias ubicadas por debajo de la pobreza ascendi de un 20 a un 40% de la poblacin. El Gobierno democrtico dio alta prioridad a lo social, puso en marcha una poltica social totalmente activa, basada en cuatro principios orientadores: equidad, solidaridad, integralidad, y participacin social. Realiz amplias concertaciones con el sector privado para mejorar las condiciones sociales, y estimul a fondo a la sociedad civil. Los resultados de este esfuerzo que ha procurado interrelacionar continuamente lo social y lo econmico han sido impactantes, y los progresos en ambos campos se han fortalecido mutuamente.
En estos y otros casos un Estado activo en lo social, atento a las incidencias de la globalizacin y el mercado sobre la problemtica social, agresivo en materia de desarrollo del capital humano y del capital social, concertador de alianzas estratgicas continuas entre los distintos actores sociales en favor de la superacin de la pobreza, y puesto cabalmente al servicio de la sociedad, se est mostrando como un instrumento histrico clave para las sociedades.37
Algunos de los trminos fundamentales de los riesgos que se afrontan si se insiste en tesituras como el Estado mnimo, o si se permite un Estado orientado por intereses de grupos burocrticos internos, son agudamente planteados por Paul Streeten. Sugiere que el problema ms serio no surge del fracaso del mercado sino de su xito, y no del fracaso de ciertas burocracias gubernamentales sino de lo contrario. En efecto resalta "Si las seales propagadas por el mercado estn basadas en una distribucin muy desigual de la tierra, otros activos, y los ingresos, es el xito del mercado en responder a estas seales el que causa el problema". Refiere que "Amartya Sen ha analizado hambrunas y ha mostrado que con frecuencia la disponibilidad total de alimentos era adecuada pero el poder de compra de grupos particulares de la poblacin pobre haba declinado. En esas condiciones el mercado era muy exitoso en sus seales, incentivos, y alocaciones, mientras que la gente se hallaba hambrienta". Similarmente indica que son gobiernos que son exitosos en perseguir los
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autoobjetivos de sus funcionarios los que han llevado a resultados destructivos largamente criticados.38
Dados los roles mencionados como deseables, cmo dotar al Estado de las capacidades institucionales y de gestin para llevarlos a cabo? Cul sera el perfil de un" Estado inteligente" en el campo social?
IV.
En el mundo en desarrollo se han llevado a cabo en el marco de los procesos de ajuste macroeconmico, fuertes reformas del Estado en lo social. El perfil bsico de esas reformas es el que describe Fernando Zumbado en caracterizacin que puede generalizarse a numerosos pases: "Hasta el presente, la reforma social ha constituido una resultante de las exigencias planteadas por los programas de estabilizacin y por el ajuste de estructuras econmicas. En este sentido, desafortunadamente, la reduccin efectiva del gasto pblico social y el desmantelamiento de servicios ineficientes, han jugado un papel determinante en el aumento de la pobreza. Se ha demorado mucho el presentar programas alternativos ms eficaces".39
De estas reformas ha emergido un Estado postajuste, que parece tener serias limitaciones y debilidades institucionales y de gestin para poder llevar adelante roles como los que fueron delineados en el item anterior. Se requiere reconstruir el Estado en lo social para que los roles mencionados puedan ejecutarse con efectividad. Esa reconstruccin no puede ser hacia atrs. No resulta un camino aconsejable, teniendo en cuenta las importantes deficiencias de funcionamiento, rigideces, e incapacidades que presentaban las estructuras estatales sociales en dcadas anteriores. Pero tampoco los meros cortes constituyen la reforma necesaria. El reclamo de Zumbado tiene plena sustentacin. Se necesitan "programas alternativos ms eficaces".
La reconstruccin de la capacidad de gestin estatal para un desarrollo social activo, equitativo, y sostenido debe hacerse mirando hacia adelante. Es necesario conectar al Estado
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social con las nuevas fronteras tecnolgicas en desarrollo institucional y gerencia. En las ltimas dcadas ha habido cambios fundamentales en las ideas bsicas de cmo obtener mayor eficiencia en las organizaciones. Se observa la emergencia a nivel mundial de un nuevo paradigma gerencial con modelos analticos, hiptesis, y propuestas tcnicas muy diferentes a las del que predomin en buena parte de este siglo.40 Se est pasando de la "administracin a la gerencia". Las organizaciones ms eficientes de nuestro tiempo han generado en su prctica muchos elementos de este paradigma emergente, y estn operando crecientemente en base a l. La reforma del Estado en lo social, tiene all una importante fuente de marcos de referencia sobre cmo gestionar organizaciones en el 2000, que pueden ser de alta utilidad. Est planteado el desafo de cruzar los problemas y las caractersticas particulares de los sectores sociales estatales con los desarrollos de punta en gerencia de organizaciones a nivel mundial. Este "cruce" no consiste en "copiar" mtodos gerenciales en boga. El desafo es mucho ms complejo y amplio. Se trata de ver si es posible releer los problemas de gestin social apoyndose en las innovaciones sobre comprensin del comportamiento organizacional recientes, pero respetando totalmente su fuerte singularidad y especificidad. Esa "nueva lectura" sera el punto de partida para disear a partir de ella soluciones tcnicas apropiadas para el campo estatal social. Lo que est planteado entonces no es un trabajo de "apropiacin mecnica" de soluciones gerenciales de moda, sino un vasto esfuerzo de investigacin y desarrollo para generar innovacin organizacional en las reas sociales.
La reconstruccin del Estado social hacia adelante implica entonces afrontar interrogantes bsicos como los siguientes: - Cules son los problemas realmente estratgicos que obstruyen la eficiencia? La versin tradicional subrayaba problemas de ndole esencialmente formal conectados con organigramas, procedimientos, manuales de funciones, normas, circuitos. En gerencia de avanzada se piensa que ello debe mejorarse, pero que las incidencias de esas mejoras sobre el rendimiento organizacional final son muy reducidas. Que el mismo depende de otros temas mucho ms estratgicos. - Cmo encarar dichos problemas apoyndose en los avances de las ciencias gerenciales pero teniendo en cuenta la marcada especificidad que presenta la gestin de programas sociales? - Cmo generar soluciones que en definitiva aporten efectivamente a que el Estado
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cumpla con los roles que tiene por delante en el campo social, en los pases en desarrollo, como entre ellos el mejoramiento drstico de la educacin y la salud, el desarrollo del capital social, el mejoramiento de la equidad, un uso optimizante de recursos escasos, la generacin de soluciones con sostenibilidad, la promocin activa de la participacin de la sociedad civil en todas sus expresiones en la tarea social, el desarrollo de las capacidades propias de las comunidades desfavorecidas?
Partiendo de estas bases conceptuales se sugieren a continuacin algunas lneas de trabajo que se consideran claves para el rediseo del Estado en lo social. Se perciben como lneas en donde se debera ir generando cambios graduales, en direccin a las metas que se plantean. El enfoque sugerido constituye bsicamente una estrategia de cambio de carcter selectivo y gradual.
En las estructuras estatales del mundo en desarrollo la poltica social ha venido operando como un rea carente de autonoma en relacin a variables crticas para el logro de sus objetivos. Desde afuera de ella se han determinado aspectos bsicos para su operatoria real. Normalmente, las reas de poltica econmica de los Estados toman las decisiones de fondo sobre temas que tienen gran impacto social y las "comunican" simplemente a las reas sociales. Las mismas tienen una participacin organizacional muy limitada en los procesos de toma de decisiones respectivas. Los operadores sociales tienen escasa presencia en decisiones cruciales sobre temas como por ejemplo poltica de crditos, negociacin de la deuda externa, polticas arancelarias, poltica fiscal, que van a tener profundos impactos en el campo social. Por otra parte la informacin que se maneja en los procesos de toma de decisiones respectivas es casi integralmente generada por las reas econmicas. Son limitados los insumos de informacin aportados por las reas sociales, aplicados en los mismos. La ubicacin organizacional de las reas sociales en el esquema de "poder real" de los gobiernos ofrece asimismo marcadas debilidades. Independientemente de los "ttulos formales" su frecuencia de acceso al nivel presidencial, y su pertenencia a los mbitos crticos de decisin son considerablemente menores al de las reas econmicas y polticas.
de aislamiento. El grado de "incertidumbre" que controla, factor clave de poder organizacional es muy bajo. Sus parmetros fundamentales pueden ser variados desde afuera con facilidad, y dejar sin "piso" a diseos largamente trabajados.
Esta debilidad organizacional estructural de lo social, es concorde con una visin del desarrollo donde se percibe al desarrollo social como un derivado "residual" de otras polticas. Al replantearse integralmente dicha visin, y observarse cmo se menciono que las palancas del desarrollo son mltiples, que hay dimensiones sociales que son crticas para que el mismo pueda tener sostenibilidad, y que el "residuo" puede bloquear todo el proceso, aparece una fuerte necesidad de reestructurar el patrn organizativo tradicional. Como lo indica con precisin Enrique Iglesias "El Estado es el primer responsable de asegurar la gran conciliacin de lo econmico con lo social".41 Llevar adelante esa conciliacin, significa redisear los espacios organizativos para favorecerla. El tema es de alta complejidad. No lo resuelve la creacin de puntos aislados de coordinacin, como Gabinetes en donde cada cierto perodo de tiempo se encuentran los responsables ministeriales respectivos. Ello es til pero constituye un nivel primario de coordinacin. Para avanzar hacia un diseo combinado de las polticas econmicas y sociales se requieren niveles mucho ms sofisticados. La coordinacin debe abarcar las diversas etapas del proceso de formulacin de las polticas pblicas. Entre otros aspectos implica construir bases de datos sobre lo social mucho ms amplias y de mejor calidad que las actuales que puedan ser punto de referencia central en los diseos de polticas. Significa acceso directo de las reas sociales a la conformacin de las agendas de discusin. Implica montar mecanismos organizativos que permitan la elaboracin conjunta de decisiones sobre planos cruciales de modo tal que los esquemas de decisiones incluyan plenamente junto a las variables econmicas, las variables sociales. Requiere armar sistemas de monitoreo en tiempo real que informen continuamente sobre los impactos sociales de las polticas econmicas, y permitan retroalimentar sobre la marcha el diseo conjunto. Se necesita armar una institucionalidad que vaya facilitando niveles crecientes de coordinacin, en direccin a lo que en algunos de los pases ms avanzados en este tema se llama generar una "socioeconoma", es decir diseos integrados y no solamente coordinados de poltica econmica y social. Existen diversas experiencias en esa direccin que son indicativas de su viabilidad. Entre ellas el Gobierno democrtico de Chile ha desarrollado un activo ejercicio permanente de coordinacin estrecha de las polticas econmicas y sociales. En Israel se
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desarroll un sistema de seguimiento de la situacin social que genera datos que son utilizados en comn por los niveles de decisin econmica, social, y el parlamento.
Junto al estrechamiento de la coordinacin se requiere una rejerarquizacin efectiva de las reas sociales, en trminos de su acceso a los centros de poder bsicos.
Los problemas de coordinacin de las reas sociales de los Gobiernos centrales no se dan slo hacia el exterior de las mismas. Tienden a presentar en el mundo en desarrollo muy bajos niveles de coordinacin entre ellas mismas. Los Ministerios a cargo de lo social como Educacin, Salud, Familia, Vivienda, Desarrollo Social, etc, suelen actuar aisladamente fuertemente desvinculados. Las agencias pblicas de diverso orden que operan en lo social tienen a su vez nexos reales dbiles con los Ministerios orientadores, e interrelaciones limitadas entre ellas. Un significativo esfuerzo institucional de las ltimas dcadas, los Fondos de Inversin Social, han sido limitadamente "aceptados" por el rea estatal social y operan con esa severa restriccin. En la realidad no solamente hay vacos agudos de coordinacin, sino con frecuencia fuertes enfrentamientos por competencias, recursos, y programas.
Todo ello tiene un importante efecto sobre los resultados finales por cuanto lo social es por naturaleza un campo donde ningn actor institucional de por s solo podr lograr metas de fondo. As, los objetivos a lograr en materia de carencias educativas requieren de un respaldo slido de los sistemas de salud y nutricin. Los progresos en salud necesitan de una cooperacin activa con el sistema educativo. La transformacin de zonas urbanas de vivienda marginal en asentamientos estables y productivos requiere la accin combinada de diversos organismos sociales. La maximizacin de resultados slo se obtiene en el campo social cuando hay una integracin operacional de las diversas reas.
Detrs de las serias dificultades de coordinacin interinstitucional vigentes hay diversos problemas que deberan ser puestos a foco. Algunos de ellos son de carcter conceptual. Muchos aparatos burocrticos pblicos han sido construidos sobre la base de enfoques marcadamente sectoriales. El diseo organizacional ha tendido a separar
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estrictamente los sectores, fijar fronteras rgidas, responsabilidades totalmente demarcadas, institucionalizar una divisin del trabajo altamente formalizada. La realidad de programas de lucha contra la pobreza urbana, o desarrollo rural, requiere otro tipo de diseo organizativo que facilite el cruce de enfoques, el trabajo en equipo en el campo, la optimizacin conjunta de los recursos escasos disponibles. En lugar de continuar "sectorializando" se requiere en el rea social, "interinstitucionalizar", aumentar los vnculos concretos entre los diferentes actores.
Otros problemas son muy concretos. Hay conflictos de intereses, luchas por poder, disputas de espacios. Dichos problemas no se solucionan por la va de los abordajes tradicionalmente utilizados, que establecen estructuras formales de coordinacin. Ellas fijan en el "papel" distintos tipos de unidades en donde se producira la coordinacin. Tienen normalmente una efectividad limitada. La ilustran los serios problemas de funcionamiento de los Gabinetes sociales. Los mismos renen a los Ministros de las reas sociales y a agencias gubernamentales sociales. Es desde ya, un instrumento til, pero en la realidad, su productividad suele ser baja. Las agendas tiende a excluir los temas conflictivos, y a centrarse en aspectos de coordinacin administrativa menores. Los mecanismos tcnicos de seguimiento de las decisiones adoptadas son limitados. Las reuniones no cuentan con un trabajo tcnico previo sistemtico que las apoye. El abordaje formal debiera ser reemplazado por un abordaje "sustancial". Se debe partir del reconocimiento de que hay conflictos reales subyacentes, y tratar de enfrentarlos. Probablemente buena parte de ellos puedan solventarse si los actores llevan a cabo procesos orgnicos de negociacin utilizando modelos tcnicos avanzados. En primer trmino, la negociacin les permitir detectar puntos comunes, identificar ventajas para todos de llevar adelante acciones conjuntas, y disear programas mancomunados a partir de ello. Experiencias en marcha en este campo demuestran que los Ministerios y Agencias pueden encontrar con facilidad ventajas para la labor conjunta en reas como entre otras la produccin para uso comn de informacin social de buena calidad, la formacin en pool de recursos humanos calificados en reas crticas, la negociacin unificada ante las reas econmicas en cuestiones relevantes. Ello no solventar todos los conflictos, pero los reducir y limitar. Junto a ello deben montarse mecanismos organizativos que favorezcan una coordinacin efectiva. Las reuniones de Gabinetes sociales deben estar precedidas de un proceso previo de consultas de amplitud que permita establecer agendas representativas. A su vez deben instalarse sistemas que
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permitan hacer monitoreo de los resultados de la implementacin de las decisiones adoptadas, y retroalimentar con ellos la toma de decisiones de los Gabinetes.
Todos estos esfuerzos deben enmarcarse en una discusin conceptual a fondo que posibilite un "salto de conciencia" respecto a la necesidad de superar los enfoques sectorialistas, dada la naturaleza misma de los problemas sociales que requiere la accin combinada.
Una de las principales "oportunidades" de transformacin positiva del Estado social en los pases en desarrollo se halla en la descentralizacin de los servicios sociales hacia las regiones y municipios. Tiene indicaciones favorables mltiples. Desde el punto de vista de la efectividad de los programas puede acercarlos mucho ms a las necesidades reales de la poblacin a la que se quiere asistir. En una perspectiva estrictamente gerencial, permitir niveles de eficiencia ms altos al abrir posibilidades mayores de dinamismo, flexibilidad, y agilidad en las respuestas. En el plano de la sostenibilidad de los programas en el mediano y largo plazo, estimula en principio la articulacin de los intereses de las poblaciones receptoras de los mismos, y ello favorecer la autosustentacin de los esfuerzos. Significa crear condiciones para avanzar en la estructuracin de polticas econmico-sociales integradas a nivel regional.
Numerosos pases estn avanzando procesos descentralizadores en el campo social, y all hay claramente una direccin firme hacia el futuro. Se estn haciendo esfuerzos para descentralizar reas como entre otras educacin primaria y secundaria, servicios de salud primaria y hospitales, vivienda, saneamiento ambiental, acueductos, cloacas, drenajes y desechos slidos, nutricin, seguridad social, transporte, cultura. Sin embargo, es necesario prestar la mayor atencin a lo que indica la experiencia acumulada sobre dificultades y riesgos, a efectos de disear estrategias para enfrentarlos y superarlos.
Entre otros problemas un primer rea tiene que ver con el grado de "claridad institucional" del proceso de descentralizacin. En diversos casos, los roles
precisin quedando fuertes reas de ambigedad. Ello genera espacios para roces y choques constantes. Un aspecto crtico, es el financiero. Si la descentralizacin de servicios no va acompaada de mecanismos que permitan a las entidades regionales y municipales hacia los que se transfieren generar o disponer de los recursos necesarios, el proceso puede transformarse en regresivo. Como seala Karin Stahl: "Llevar adelante una poltica de descentralizacin sin asegurar los ingresos de los municipios y sin una compensacin financiera entre las regiones ricas y las pobres puede agravar por aadidura las desigualdades regionales y con ello tambin las desigualdades sociales, y fomentar as un mayor deterioro del sistema estatal de servicios sociales, sobre todo en los municipios ms pobres.42 Otra dimensin relevante es la relacionada con la capacidad institucional y de gestin de las entidades hacia las que se descentraliza. Si sus capacidades son dbiles como puede esperarse en principio, y no se realiza un esfuerzo sostenido por desarrollarlas, los servicios corren serios riesgos. Entre otros aspectos numerosos municipios de los pases en desarrollo presentan carencias de carreras orgnicas de servicio civil instrumento clave para esa gestin eficiente. Ilustrando el problema, una investigacin en Colombia donde se ha producido un amplio movimiento descentralizador, evidenci que 85,5% de los municipios que abarcaban el 43,5% de la poblacin no tenan las capacidades para hacer frente a las tareas encomendadas.43 Un estudio que comprendi 16 pases de Amrica Latina procur medir capacidad de gestin de los municipios a travs de los siguientes indicadores: "Existencia de unidades que asumen el servicio, recursos humanos calificados, manejo de tecnologa gerencial, capacidad para desarrollar proyectos, disponibilidad de recursos financieros, presencia de una estructura organizacional slida y vigencia de una carrera municipal asociada a los servicios". El resultado obtenido fue que sobre un rango de (5) como mximo a (1), la capacidad de gestin relevada fue en promedio de (1).44 Este tipo de situaciones puede generar un "crculo perverso". Formalmente se delega competencias a los municipios pero existe desconfianza fuerte sobre su capacidad de gestin. En lugar de tratar de fortalecerla, se opta por "racionar" la delegacin real, crendose situaciones de indefinicin que complican seriamente la prestacin de los servicios. Las dificultades a su vez retroalimentan la desconfianza original.
Dagmar Raczynski advierte sobre otro problema en base a estudios de campo. Seala: "Como lo sugiere el anlisis de Argentina y parcialmente de Brasil las presiones y prcticas clientelsticas muchas veces son ms fuertes a nivel regional, provincial o local
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que a nivel nacional".45 La advertencia puede extenderse a terrenos ms amplios. Las presiones de grupos de poder elticos de las regiones y municipios pueden dirigirse a "copar' los recursos descentralizados hacia intereses econmicos, o de poder, de dichos grupos. All el proceso puede desvirtuarse significativamente.
Los aspectos referidos y otros aadibles no descalifican las promesas de la descentralizacin. Las mismas pueden ser tan concretas como las que identifica el BID en su Informe 1996: "existen crecientes evidencias de que el rendimiento puede mejorarse mediante una mayor autonoma de los maestros y directores dentro de sus escuelas, acompaada de mecanismos apropiados para asegurar la responsabilidad. El otorgamiento de un mayor nmero de opciones a los padres y los estudiantes, y el incremento de su participacin y su voz en las decisiones de las escuelas locales puede incrementar la capacidad del sistema para atender las necesidades. De hecho, los cambios de organizacin pueden constituir un eficaz catalizador para aumentar la rendicin de cuentas, mejorar la asignacin de recursos, estimular la innovacin y generar los recursos necesarios para incrementar la equidad y la calidad".46
Materializar las "oportunidades" que abre la descentralizacin significa explicitar y encarar riesgos como los sealados. Evitar las zonas de ambigedad, crear condiciones para el financiamiento efectivo de los servicios por parte de las regiones y los municipios, fortalecer fuertemente sus capacidades de gestin, generar condiciones que impidan su "copamiento" por grupos elticos. Raczynski, hace una sugerente recomendacin: "es un camino difcil, por lo que es fundamental que sea conducido por un "centro fuerte" que lo impulse y gue, y evite la agudizacin de las enormes desigualdades territoriales que existen en los pases, adems de la prdida de beneficios de economas de escala.47
Desarrollo de metarredes
Las nuevas perspectivas de trabajo en desarrollo social plantean la necesidad de sumar las potencialidades de todos los actores sociales que pueden contribuir. Dichos actores operan actualmente con muy dbiles lazos de coordinacin entre ellos, y sin aprovechar las complementariedades que podra producir la accin conjunta. El Estado debe ser el factor convocante de la formacin de metarredes que integren junto a los organismos
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pblicos del rea social, las regiones y los municipios, a las ONGs, fundaciones empresariales privadas, movimiento sindicales, organizaciones sociales religiosas, Universidades, organizaciones vecinales, otros actores de la sociedad civil, y las comunidades pobres organizadas. Estas metarredes tenderan a que se apoyen mutuamente, y a aprovechar lo mejor que puede aportar cada uno de los actores al mismo tiempo que superar las debilidades que presentan. Como precisa James Migdley "deberan tenerse en cuenta los papeles respectivos del Estado, de la comunidad, y de los sectores voluntarios, analizando los puntos fuertes dbiles de cada uno de estos sectores", y "es posible identificar estrategias para la armonizacin de las contribuciones de la comunidad, del Estado y de las ONGs".48
El Banco Mundial ha publicado recientemente un "Participation Source Book". Se indica que "presenta la nueva direccin que el Banco est tomando en apoyo de la participacin".49 Las evidencias de los estudios que ha realizado en la materia, son totalmente consistentes, los proyectos de lucha contra la pobreza y desarrollo social que utilizan modelos participatorios tienen resultados muy superiores a los que se basan en estructuras jerrquicas. Similar es hoy la conclusin de otros organismos internacionales. El BID termina de editar una obra-gua sobre la materia y seala "que ve a la participacin como el elemento esencial para impulsar el desarrollo y la democracia en el mundo".50 Los beneficios de adoptar diseos participatorios en la programacin, la gestin y la evaluacin de programas de salud, educacin, vivienda, desarrollo rural, mejoramiento de reas urbanas marginales, nutricin, etc., son gerencialmente muy concretos. La experiencia indica que el involucramiento de las comunidades a las que se quiere ayudar con dichos programas permite establecer con precisin cules son las necesidades prioritarias, crea un flujo de informacin til que puede ser clave para la gestin, promueve el aporte de ideas innovativas por parte de la comunidad, posibilita una evaluacin continua de la marcha del programa, constituye un preventivo casi no superable respecto a posibilidades de corrupcin. Un aspecto de fondo es que al ser "tomada en cuenta" la "autoestima" de la comunidad se eleva y comienza a movilizar potencialidades latentes en la misma que pueden dar contribuciones fundamentales.
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Junto a estos beneficios "gerenciales" la participacin comunitaria puede tener impactos muy considerables en relacin a una meta esencial en desarrollo social en nuestros das "la autosustentacin" de los programas. Este es un problema agudo. As se ha indicado en relacin al Banco Mundial que "ms de la mitad de sus proyectos han sido clasificados por evaluadores internos como de "sostenibilidad" incierta o improbable, lo que significa que despus de que se completen, un proceso que usualmente toma cerca de cinco o seis aos, pueden no continuar proveyendo beneficios de significacin a los pases receptores".51 Generar sostenibilidad de mediano y largo plazo es un test crtico para determinar el real xito de la gestin social. Sin ella como seala la evaluacin referida los proyectos no logran metas perdurables, y son por ende ineficientes. Para construirla, la participacin es una va irremplazable. El involucramiento pleno de la comunidad en los proyectos, va a facilitar y promover, el desarrollo de capacidades propias imprescindibles para poder pensar en sostenibilidad. Por otra parte la participacin amplia de la comunidad permite encarar algunos de los problemas estratgicos antes planteados al analizar la descentralizacin. Una descentralizacin hacia los municipios con activo involucramiento de la comunidad, facilitar que los recursos se orienten efectivamente hacia las prioridades colectivas, y cerrar el paso a su copamiento por grupos elticos locales.
Numerosas experiencias participativas de los ltimos aos muestran el funcionamiento prctico de estas claras ventajas de los modelos participatorios. Pueden encontrarse un amplio muestrario de experiencias exitosas de participacin en las obras del Banco Mundial y el BID mencionadas, y en la vasta produccin sobre el tema del sistema de Naciones Unidas. Entre otras el Grammen Bank en Asia, organizacin de crdito popular, que es en un 75% de propiedad de quienes reciben los crditos, y tiene amplios mecanismos participativos, abri caminos pioneros en este terreno. Permiti el acceso al crdito a campesinos pobres, cuestin crucial para ellos, y su nmero de miembros creci en 10 aos de 15.000 a 250.000. Villa El Salvador en el Per, poblacin de 250.000 pobres, que partieron de la miseria absoluta, desenvolvi un modelo de autogestin participativa basado en 2000 unidades organizativas que involucran a todos sus pobladores activamente. En 20 aos levantaron 50.000 viviendas, una extensa red de escuelas, centros de salud, tienen tasas de alfabetizacin y salud muy superiores a las del pas, producen sus alimentos, y desarrollaron un parque industrial para microempresas. La experiencia fue premiada por la UNESCO, obtuvo el Premio Prncipe de Asturias del Rey de Espaa, y recibi muchos otros
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lauros internacionales. En otro campo, el municipal, la ciudad de Porto Alegre en Brasil desarroll desde 1989 un amplio sistema participativo para que la poblacin decidiera sobre las inversiones comunales. En 1995, 100.000 personas sobre una poblacin total de 1.300.000 participaron activamente en todo el proceso. Se considera que la asignacin y gestin de recursos mejor notablemente como consecuencia del mismo. Ilustra las posibilidades de una accin municipal descentralizada combinada con participacin. En todos estos casos, y otros semejantes ha habido una real transferencia de poder de decisin a la comunidad. Ello los diferencia de las frecuentes "simulaciones" de participacin en donde se promete a la comunidad dejarla participar pero ello se limita a declaraciones y aspectos secundarios provocando fuertes efectos "frustracin".52
Hay acuerdo generalizado en que el Estado debe mejorar drsticamente la calidad de sus servicios en general, y de los sociales en particular. Sin embargo, es necesario profundizar al respecto. Qu es realmente calidad de los servicios pblicos? Christopher Pollitt plantea un punto a considerar al respecto. La observacin de la realidad indica que la respuesta vara segn los actores. Son diferentes las percepciones de en qu consiste mejorar la calidad de los polticos, la plana gerencial pblica, los profesionales que trabajan en los servicios, y los usuarios. Describe realsticamente la situacin: "En primer lugar estn los polticos en el poder ansiosos simultneamente por restringir el gasto y asegurar al pblico que el standard de los servicios pblicos bsicos no est siendo afectado adversamente. Luego estn los gerentes y administradores seniors, obligados a actuar segn los dictados de sus amos polticos y debidamente ansiosos por preservar y realzar sus propias instituciones. Frecuentemente chocan con nuestro tercer grupo, los profesionales del servicio pblico. Los que frecuentemente miran con sospecha a la gerencia senior. La reaccin de los profesionales es previsible: intentar preservar su esfera de autonoma as como proteger a sus estudiantes, pacientes y clientes. Estos consumidores de servicios pblicos constituyen nuestra cuarta categora, aunque no es una que haya jugado an un papel muy activo en el diseo de iniciativas de calidad. La calidad es algo que se les ha hecho a ellos, en vez de ser definida por ellos".53
calidad total en los mismos, deberan tener como meta clara, las necesidades del ltimo grupo. Debera permitrseles definir su propia idea de qu es calidad. Cuando ello se hace en el mundo en desarrollo los beneficiarios indican prioridades con frecuencia bien diferentes de las fijadas desde afuera de ellos, y cuestiones muy concretas. Entre estas ltimas, que la informacin sobre los programas no les llega, que los formularios de los organismos pblicos a completar deberan estar escritos en lenguaje accesible para ellos, que las oficinas respectivas deberan atender en das y horarios compatibles con su trabajo, y as sucesivamente.
El mejoramiento de la calidad debera ser hecho a partir de y con los beneficiarios, para que se convierta en avances reales.
Cul es el estilo gerencial ms apropiado para llevar adelante con eficiencia programas sociales? La respuesta debe buscarse en primer lugar en las exigencias que surgen de los procesos de implementacin de dichos programas. Los procesos se caracterizan por una alta "volatilidad". Al desarrollar en el campo programas por ejemplo de extensin de la salud primaria en zonas rurales, de reduccin de la desercin en escuelas urbanas de reas pobres, o de entrega de alimentos con educacin nutricional, que se dirigen a vastos grupos sociales, se generan dinmicas de alta complejidad y variabilidad. En derredor de los programas se mueven diversos grupos de intereses, entre otros econmicos y clientelares, que pueden tratar de desviarlos en su direccin. Intervienen en ellos diferentes actores organizacionales, Ministerios, Regiones, Municipios, ONGs, grupos de la sociedad civil, con interrelaciones variables. Las comunidades asistidas pueden reaccionar de muy diferentes modos, y su reaccin puede cambiar en el tiempo de ejecucin. En la implementacin misma del programa se descubren oportunidades y riesgos no contemplados Con frecuencia se presentan decisiones externas al programa mismo, e incluso a todo el rea social, como recortes presupuestarios. En su conjunto la ejecucin de los programas tiende a presentar caractersticas "turbulentas". Dennis Rondinelli concluye analizando las causas de fracasos de diversos proyectos de desarrollo apoyados por agencias internacionales que "irrespectivamente de la planificacin del proyecto o de la forma en que se efectu el anlisis tcnico raras veces se hace la observacin de que los problemas encontrados eran
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impredecibles".54
No se trata por consiguiente de ajustes en los diseos previos, el tema es ms complicado. Hay una dinmica que se desata que en diversos aspectos no es pronosticable con anterioridad. Esa dinmica no puede ser atendida con estilos gerenciales burocrticos tradicionales. Los mismos estn basados en el control a travs de planes, rutinas, y normas, de las operaciones a desarrollar. Suponen realidades con fuertes posibilidades de predictibilidad, y en donde la proyeccin de situaciones a partir del pasado puede ser una gua eficiente. En el campo de la gestin social la realidad es voltil, y el pasado es una referencia dudosa por el cambio continuo en condiciones bsicas. Se necesita avanzar hacia un estilo de "gerencia adaptativa' estrechamente conectado con la realidad, y que vaya reaccionando sobre la marcha a las variaciones. Ello no suprime la planificacin, pero vara los tiempos. Planificacin y gestin deben acercarse al mximo. Planificar, ejecutar, retroalimentar, y redisear deben ser una operacin casi fusionada. Existen actualmente en gerencia avanzada diferentes instrumentos tcnicos que pueden apoyar el estilo gerencial requerido. Entre ellos pueden ser de ayuda los sistemas de monitoreo en tiempo real de la marcha, e impactos de los programas que implican cambiar la visin del monitoreo y la evaluacin como instrumentos de control, por la de verlos como herramientas de gestin. 55
Las estructuras organizativas de las reas sociales pblicas tienden a seguir los difundidos modelos verticales, piramidales, jerrquicos, con numerosos escalones. Dichos modelos presentan marcadas disfuncionalidades en relacin a los requerimientos que surgen de los procesos de descentralizacin, del inters por impulsar las metarredes y promover la participacin, y de la necesidad de adelantar estilos gerenciales adaptativos. Entre otros aspectos tienden a "encerrarse en s mismos", convertir a las "rutinas" en metas, desarrollar serias resistencias a la participacin de actores externos a la estructura como otros posibles "socios" y las mismas comunidades asistidas, y tienen marcadas rigideces para reaccionar a cambios. Se requiere avanzar hacia estructuras ms abiertas, flexibles, y participativas. El diseo de las estructuras organizacionales no es un fin en s mismo, sino un medio para facilitar el cumplimiento de objetivos. En el rea de la gestin social, el diseo debe
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favorecer entre otros, aspectos como la referida relacin activa con lo que sucede en la realidad. Mintzberg avanza una argumentacin significativa respecto a ello.56 Miremos a las organizaciones como crculo en lugar de como pirmides. Normalmente hay quienes trabajan en la "lnea", en los bordes del crculo, en contacto activo con los beneficiarios, y la realidad. Tienen los feedbacks de qu sucede, pero como su trabajo es en reas muy delimitadas, su enfoque es parcelado. En el centro del crculo se halla el nivel ejecutivo superior, que s sabe para dnde trata de ir la organizacin, pero su contacto con la realidad puede ser pobre. Suele hallarse encerrado en las clsicas "campanas de cristal". Las sugerencias a extraer son varias en trminos de los programas sociales. Ellos necesitan maximizar la interaccin con la realidad. Sera fundamental estrechar la relacin entre la lnea, y el nivel ejecutivo superior para que la realidad fluya al mismo. Asimismo, procurar aplicar la moderna estrategia de "visin compartida' de la organizacin que puede en general ayudar a involucrar plenamente a la lnea en la operacin, pero que adems le posibilitar productivizar su obtencin y anlisis de informacin de la realidad.
En diversas realidades se estn impulsando cambios en el Estado social hacia direcciones como las indicadas. As en pases de punta en esta rea como el Canad "la divisin de finanzas y administracin del Ministerio de Comunidades y Servicios Sociales de Ontario anunci una nueva estructura organizacional basada en un proyecto de mtodo administrativo que reducira los escalones jerrquicos y eliminara las barreras estructurales. De acuerdo con la divisin, este proyecto inclua un cambio en la cultura y los valores (de territorio, turba y miedo, al equipo de trabajo, la confianza y la responsabilidad delegada)".57
Cul debe ser la orientacin estratgica bsica para las imprescindibles renovaciones institucionales y gerenciales a llevar a cabo en el Estado social? La aplicacin de enfoques de administracin pblica tradicional ha demostrado serias insuficiencias, y choca contra las exigencias de la realidad. Sin embargo, tampoco parece haber evidencia emprica que respalde la utilizacin de enfoques de "negocios" en este campo. Presentan por sus metas, y caractersticas usuales marcadas disimilitudes con los objetivos, y la operacin
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tpica de los programas sociales. Estos programas tienen metas de desarrollo muchas veces con efectos bsicamente en el mediano y el largo plazo como sucede en educacin. Las metas interaccionan con metas de otros programas. Los objetivos son en algunos casos no medibles por las vas normales en gestin de negocios porque son de orden cualitativo. Por otra parte en los programas sociales del mundo en desarrollo hay "suprametas" que enmarcan a las metas especficas de un programa en un rea dada. Se desea que todos contribuyan a mejorar la equidad, a superar las discriminaciones de gnero, favorezcan la preservacin del medio ambiente, y logren desarrollar la sostenibilidad. Tambin la operacin tcnica de implementar programas sociales es muy diferente a la de organizaciones de negocios. Como se ha visto se caracteriza por actores institucionales mltiples, necesidad de articularlos, redes, "turbulencia", imprescindibilidad de la participacin por sus extensos efectos positivos, necesidad de respeto por las culturas locales e incidencia de factores polticos, sociales, demogrficos, y de diversa ndole. La agenda de dilemas gerenciales que surge en operatorias de este orden, es muy singular, y diferenciada de la propia de los negocios.
Se requiere en este campo desarrollar un enfoque que ponga a foco las especificidades de la institucionalidad social y de la gestin social, y procure soluciones tcnicas apropiadas para ellas. Se requiere un enfoque de "gerencia social". Entre sus insumos de apoyo se hallaran elementos de otros enfoques, pero el abordaje estratgico debe ser distinto, y ser capaz de ser eficiente en trminos de metas y suprametas como las enunciadas, y de una operacin tcnica particular como lo es la de las polticas y programas sociales. Este enfoque est emergiendo en la realidad en experiencias concretas de arreglos institucionales, y programas exitosos en diversos pases. El tipo de institucionalidad y de gerencia que puede detectarse en experiencias consideradas internacionalmente de excelencia gerencial, como el Grammen Bank en Asia, las Escuelas EDUCO en El Salvador, o las Ferias de consumo vecinal en Venezuela, surge de ese enfoque diferenciado.58 La constatacin de esta identidad tcnica de la gerencia social est estimulando actualmente esfuerzos por formar gerentes sociales capacitados en la temtica en diversos pases del mundo en desarrollo.59
La necesidad de respetar las especificidades y no trasladar mecnicamente el enfoque de negocios a otros campos no es exclusiva de lo social. Paul Krugman advierte fuertemente sobre el peligro de esos traslados al campo econmico en un reciente trabajo "A
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country is not a company".60 Llama la atencin sobre lo que considera riesgosa tendencia a querer aplicar a los pases el enfoque de negocios. Afirma que "Lo que la gente aprende de conducir una empresa no la ayuda a formular poltica econmica. Un pas no es una gran corporacin. Los hbitos mentales que hacen un gran lder de negocios no son en general los que hace un gran analista econmico". Resalta que los problemas son de una naturaleza y una complejidad totalmente diferentes. Previene contra "la enfermedad del gran hombre" por el que gente que es exitosa en un campo cree que puede opinar autorizadamente sobre otros. Resalta "El mismo sndrome aparece en algunos hombres de negocios que han sido promovidos a asesores econmicos. Tienen dificultades en aceptar que deben volver a la escuela antes de que puedan hacer pronunciamientos en un campo nuevo".
As como lo macroeconmico reclama un manejo concorde, el tema de la gestin de lo social no puede asimilarse ni en las metas, ni en la operatoria a la lgica de los negocios. Se necesita avanzar mucho ms all de ello para asegurar aspectos esenciales como acceso, equidad, sostenibilidad y eficiencia.
V.
"Grises son las teoras, verde es el rbol de oro de la vida" deca Goethe. Efectivamente, diversos modelos tericos han sucumbido frente a la realidad, o estn altamente cuestionados por ella, en el mundo en desarrollo de las ltimas dcadas. Las aproximaciones centradas en una visin mecanicista que remite la solucin de los agudos problemas sociales que vive ese mundo, a un futuro imaginario construido a travs de un supuesto "derrame" del crecimiento no han tenido constatacin emprica en los hechos. Por el contrario han conducido a una marginacin sistemtica de la poltica y la gestin social que ha contribuido al agravamiento de los problemas. Sumadas a una visin errada que considera la inequidad como factor favorable al crecimiento, negada totalmente por el caso del Sudeste Asitico, y otras sociedades y por el relegamiento del capital humano y del capital social, han llevado a un abandono profundo de lo social. La marginacin de lo social tiene consecuencias mltiples de gran impacto. En el plano macroeconmico genera bloqueos fuertes a las posibilidades de crecimiento sostenido. Postergacin de la educacin, la salud, la nutricin, debilitamiento de la familia, ascenso de la inseguridad personal, son procesos que minan las bases para el crecimiento, repelen inversiones, obstruyen el avance
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tecnolgico, y el desarrollo de la competitividad externa. El caso de Amrica Latina es ejemplificante del de otras regiones del mundo en desarrollo Nancy Birdsall identifica el peso econmico de estos bloqueos en la regin destacando: "... es posible que las tasas de crecimiento en Amrica Latina sencillamente no puedan ser ms de 3 4% en tanto no se cuenta con la participacin y el aporte de la mitad de la poblacin que est comprendida en los percentiles ms bajos de ingresos".61 Este sealamiento puede complementarse con uno del Banco Mundial relativo al alto desempleo de dicha regin: "Para que Amrica Latina pueda disminuir su tasa de desempleo en los prximos aos, el rea tiene que registrar un crecimiento de su producto interno bruto mayor al 4%".62 Est operando un crculo cerrado. La crtica desocupacin de la regin superior al 16% no se reducir sin un crecimiento superior al 4%, y el mismo no se dar si no se integra al desarrollo a los vastos sectores de la poblacin por debajo de la lnea de pobreza.
El deterioro social, tiene tambin altos costos en trminos de gobernabilidad democrtica. Un amplio estudio de opinin en 17 pases latinoamericanos indica que estando la gran mayora de la poblacin a favor del sistema democrtico, slo un 27% de los encuestados estn satisfechos con el funcionamiento de la democracia. Indican las conclusiones "Esta insatisfaccin se produce porque los pueblos esperan que el sistema les solucione los problemas que ellos identifican como prioritarios", e identifica "en primer lugar se percibe un importante problema de empleo que va acompaado del problema de los bajos salarios"63 64
Tambin la afirmacin de una antinomia Estado vs. mercado, y la consecuente postulacin de un Estado mnimo, estn siendo seriamente cuestionados por los datos de la realidad.
Basndose en ello el nuevo debate est planteando que es una amplia suma de Estado ms mercado ms sociedad civil en todas sus expresiones la que ha permitido resultados mejores en la historia reciente. El Estado mnimo o ausente no parece dar solucin a los problemas sociales, y en general a la animacin de un desarrollo sostenido. Toma peso creciente la idea de un Estado inteligente, con intervenciones estratgicas, de alta eficiencia. Merilee Grindle subraya que se seala que "... slo los Estados pueden proveer un conjunto de condiciones esenciales para el desarrollo econmico: ley, orden, polticas
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Un campo fundamental de actividad del Estado inteligente en el mundo en desarrollo ser en las prximas dcadas el de impulsar enrgica y sostenidamente una integracin activa entre desarrollo econmico y desarrollo social. Al mismo tiempo el de velar por un mejoramiento sustancial de la equidad. Tambin deber promover la integracin activa de todas las fuerzas bsicas de la sociedad en estos esfuerzos. Para todo ello deber convertirse en un concertador de "alianzas estratgicas" entre dichas fuerzas.
Afrontar estos nuevos roles eficientemente requiere realizar una profunda reforma en las estructuras sociales del Estado. La reforma no puede ser hacia el pasado, pero tampoco consiste en el mero recorte o desarme de dichas estructuras. Se requiere imaginacin institucional para repensar el Estado en el campo social. Se hace imprescindible para ello superar los "sentidos comunes convencionales" y los numerosos dogmas de modelos tericos sin respuestas que obstaculizan el avance hacia soluciones innovativas. Esa tarea colectiva no puede demorarse. El "costo de oportunidad social" es muy alto. Cada instante que transcurre sin polticas de inversin sostenidas en educacin y salud, sin revisiones de la equidad, sin servicios pblicos sociales eficientes y de alta calidad, significa cruentos impactos regresivos en las condiciones de vida bsicas de extensos y sufridos sectores del mundo en desarrollo, y la prolongacin de una exclusin social injustificable.
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NOTAS 1. James D.Wolfensohn. "1.3 Billion people living on a Dollar a Day." The Washington Post, October 13, 1995. 2. United Nations Development Programme. "Human Development Report 1996." 3. Luis Guash, Jefe del Departamento Tcnico del Banco Mundial para Amrica Latina y el Caribe, Conferencia de Prensa, 4 de abril de 1997. 4. Robert M. Solow. " Mass unemployment as a social problem." Incluido en Basu, Pattanaik, y Suzumura "Choice, Welfare and Development," Clarendon Press, Oxford, 1995. 5. Carol Bellamy, Directora Ejecutiva de UNICEF, Tercera Conferencia Americana sobre la Infancia, Chile, 9 de agosto de 1996. 6. The Economist, November 1996. 7. Martn Hopenhayn. "Notas para el BID" (indito), 1997. 8. James D. Wolfensohn, op. citada. 9. Robert Solow. " The labor market as a social institution." The Royer Lectures. University of California, Berkeley, 1989. 10. BID, CEPAL, PNUD. "Informe de la Comisin Latinoamericana y del Caribe sobre el Desarrollo Social", 1995. 11. Shadid J. Burki. Disertacin en Foro de Dilogo Interamericano. Washington, junio, 1996. 12. Destaca Federico Mayor "Mientras que en el mbito conceptual se han realizado avances, sobre todo en la definicin de lo que debe ser el desarrollo humano duradero, en la prctica, los objetivos econmicos a corto plazo han seguido prevaleciendo, sea cual sea el precio social y ecolgico de esa miopa" (Introduccin a "La integracin en Amrica Latina", UNESCO, 1995). 13. Shadid Burki, Sebastin Edwards. "Amrica Latina y la crisis mexicana: nuevos desafos". Banco Mundial, 1995. 14. Mencionado por UNDP, Human Development Report, 1996. 15. Lester C. Thurow. "Preparing students for the coming Century." Education Review, The Washington Post, April 7, 1996. 16. En "Changing degrees", Washington Post, February 2, 1997. 17. Jacques Delors. "Formar a los protagonistas del futuro". Correo de la UNESCO, abril, 1996. 18. Robert D. Putnam. "Para hacer que la democracia funcione". Editorial Galac, Venezuela, 1994. 19. Birdsall, Ross, Sabot. "La desigualdad como limitacin del crecimiento en Amrica Latina". Gestin y poltica pblica. CIDE, Mxico, primer semestre de 1996. 20. Joseph E. Stiglitz. "Some Lessons from the East Asian Miracle." Research Observer. The World Bank, August, 1996.
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21. Klaus Deininger, Lyn Squire. "Measuring income inequality: a new data base." The World Bank Economic Review, 1996. 22. Hongyi Li, Lyn Squire, Heng-fu Zou. " Explaining international and intertemporal variations in income inequality." The World Bank, June, 1996. 23. James D. Wolfensohn. "El gasto social es clave". Clarn, Buenos Aires, 23 de febrero de 1996. 24. BID. Progreso Econmico y Social. Informe 1996. 25. Amartya Sen. "Development thinking at the beginning of the 21st Century." IDB " Development thinking and practice conference", Washington, September, 1996. 26. El autor trabaja esta metodologa en Bernardo Kliskberg " Redesigning the state profile for social and economic development and change", International Review of Administrative Sciences, June 1994. 27. Rudiger Dornbusch en BID "Polticas de ajuste y pobreza", editado por Jos Nez del Arco, Washington, 1995. 28. Edgard Morin. "El astro errante". La Nacin, Buenos Aires, 1993. 29. Guillermo O'Donnell. "El impacto de la globalizacin econmica en las estrategias de reforma institucional y normativa". BID, 1996. 30. Michel Crozier. "La transicin del paradigma burocrtico a una cultura de gestin pblica". Reforma y Democracia. Revista del CLAD, Caracas, enero 1996. 31. Lester Thurow. "La guerra del Siglo XXI". Vergara Editores, 1992. 32. Rudiger Dornbusch. Op. citada. 33. Henry Mintzberg. " Managing Government. Government Management." Harvard Business Review, MayJune 1996. 34. Shadid Burki, Sebastin Edwards. Op. citada. 35. Amartya Sen. Op. citada. 36. Nancy Birdsall. "Comentarios sobre Lecciones del Japn" de K. Yamada y A. Kuchiki. IDB. "Development thinking and Practice Conference." September, 1996. 37. Resalta al respecto Federico Mayor "... hoy ms que nunca, las convulsiones internas de los pases y las veleidades econmicas a nivel internacional refuerzan la conviccin de que el Estado democrtico, genuino representante de los ciudadanos, debe reforzar su papel como garante del cumplimimento de las leyes, como agente de unidad nacional y de desarrollo, acentuando su eficacia redistributiva e integradora" (idem anterior). 38. Paul Streeten. "Market and States: against minimalism." World Development, Vol. 21, N 8, 1993. 39. Fernando Zumbado. "En el camino del desarrollo humano", PNUD. 40. El autor trata detalladamente el tema en Bernardo Kliksberg "El pensamiento organizativo: de los dogmas a un nuevo paradigma gerencial", 13 edicin revisada, Norma-Tesis, Buenos Aires, 1995. 41. Enrique Iglesias. "Reforma econmica y reforma social: visin integral". En BID "Social Reform and Poverty", 1993. 46
42. Karin Stahl. "Poltica social en Amrica Latina. La privatizacin de la crisis". Nueva Sociedad, mayojunio 1994. 43. Vivas R. y Parra Sandoval R. "Hacia la municipalizacin de la educacin en Colombia". ILPE, LC/IP/R81, 1990. 44. Carlos Mascareo. "Municipalizacin de los servicios sociales en Amrica Latina". CLAD, 1996. 45. Dagmar Raczynski. "Estrategias para combatir la pobreza en Amrica Latina". BID, CIEPLAN, 1995. 46. BID. "Progreso econmico y social en Amrica Latina". Op. citada. 47. Dagmar Raczynski. Op. citada. 48. James Migdley. "La poltica social, el Estado, y la participacin de la comunidad". En Bernardo Kliksberg (comp.) "Pobreza. Un tema impostergable. Nuevas respuestas a nivel mundial", Fondo de Cultura Econmica, 1994. 49. World Bank. "The World Bank Participation Sourcebook," 1996. 50. BID. "Libro de Consulta sobre Participacin", 1997. 51. Paul Blustein. "Missionary work." The Washington Post Magazine. November 10, 1996. 52. El autor indaga sobre los obstculos a la participacin en " Participation of Stakeholders", incluido en Bernardo Kliksberg "Social Management: some strategic issues", United Nations, New York, 1997. 53. Christopher Pollitt. "Qu es calidad de los servicios pblicos?" En Bernardo Kliksberg (comp.) "Pobreza, un tema impostergable", op. citada. 54. Dennis A. Rondinelli. "Development projects and policy experiments: an adaptative approach to development administration." Methuen Editorial, New York, 1983. 55. Puede verse al respecto Jos Sulbrandt. "La evaluacin de los programas sociales: una perspectiva crtica de los modelos usuales". En Bernardo Kliskberg "Pobreza, un tema impostergable" op. citada. 56. Henry Mintzberg. "Musings on Management." Harvard Business Review, July-August 1996. 57. Kenneth Kernaghan. " Empowerment and Public Administration." Canadian Public Administration, Vol. 35, N 2, 1994. 58. El autor presenta modelos conceptuales, desarrollos tcnicos, y experiencias en gerencia social en Bernardo Kliksberg "Social Management. Some strategic issues," United Nations, Division of Public Administration and Development Management, New York, 1997. 59. Un esfuerzo de amplios alcances al respecto es la iniciativa adelantada por el Banco Interamericano de Desarrollo al crear el Instituto Interamericano para el Desarrollo Social, una de cuyas reas centrales de trabajo es la formacin de gerentes sociales. 60. Paul Krugman. "A country is not a company." Harvard Business Review, January-February, 1996. 61. Nancy Birdsall. "Comentarios sobre Lecciones del Japn", op. citada. 62. Louis Guash, Jefe del Departamento Tcnico del Banco Mundial para Latinoamrica y el Caribe, op. citada.
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63. Encuesta Latinobarmetro 1996. 64. Un enfoque pleno de sugerencias sobre Gobernabilidad y Desarrollo es el planteado por Joan Prats en "Gobernabilidad y Globalizacin", ESADE, 1996. 65. Merilee S. Grindle. "Challenging the state." Cambridge University Press, 1996.
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Direccin Enlace de Recursos Institucionales Direccin General de Polticas Sociales Subsecretara de Promocin y Desarrollo Comunitario Secretara de Promocin Social - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Av. Entre Ros 1492, P.B. Of. 1 (1133) Buenos Aires Tel. 300-9634
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