Este documento explora la identidad del Trabajo Social como disciplina, examinando su evolución desde sus orígenes como servicio hasta su pretensión de rigurosidad científica. Analiza conceptos como ser, esencia y autoconciencia desde las perspectivas de filósofos como Heidegger, Hegel y Aristóteles para comprender la identidad de la disciplina. Finalmente, enfatiza la importancia de revisar la memoria e historiografía de la disciplina para establecer con propiedad su ser y yo como evento propio de su comprensión
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Este documento explora la identidad del Trabajo Social como disciplina, examinando su evolución desde sus orígenes como servicio hasta su pretensión de rigurosidad científica. Analiza conceptos como ser, esencia y autoconciencia desde las perspectivas de filósofos como Heidegger, Hegel y Aristóteles para comprender la identidad de la disciplina. Finalmente, enfatiza la importancia de revisar la memoria e historiografía de la disciplina para establecer con propiedad su ser y yo como evento propio de su comprensión
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Desvanecimiento de la nomenclatura Trabajo Social como constructo identitario.pdf
Este documento explora la identidad del Trabajo Social como disciplina, examinando su evolución desde sus orígenes como servicio hasta su pretensión de rigurosidad científica. Analiza conceptos como ser, esencia y autoconciencia desde las perspectivas de filósofos como Heidegger, Hegel y Aristóteles para comprender la identidad de la disciplina. Finalmente, enfatiza la importancia de revisar la memoria e historiografía de la disciplina para establecer con propiedad su ser y yo como evento propio de su comprensión
Este documento explora la identidad del Trabajo Social como disciplina, examinando su evolución desde sus orígenes como servicio hasta su pretensión de rigurosidad científica. Analiza conceptos como ser, esencia y autoconciencia desde las perspectivas de filósofos como Heidegger, Hegel y Aristóteles para comprender la identidad de la disciplina. Finalmente, enfatiza la importancia de revisar la memoria e historiografía de la disciplina para establecer con propiedad su ser y yo como evento propio de su comprensión
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DESVANECIMIENTO DE LA NOMENCLATURA TRABAJO
SOCIAL COMO CONSTRUCTO IDENTITARIO Prolegmeno a toda manifestacin gnoseolgica ulterior a los campos onto-referenciales de la episteme intelectiva disciplinaria de lo que se denomina Trabajo Servicio o Asistencia Social. En el uso de las expresiones de la lengua natural debemos saber primero qu significa una expresin antes de poder establecer sus referentes. En otras palabras, la referencia depende del significado. El significado de una expresin parece, en verdad, ser un constructo conceptual que, para algunos mundos posibles, puede tomar un objeto individual como valor o extensin 1 . (Van Dijk, 1980, p. 71) Francisco Ibarra 2
Palabras claves: Disciplina - Ciencia Social - Identidad/Diferencia - Existencia - Ser
Epgrafe Nuestra disciplina posee una memoria, historia y, visin prospectiva de una praxis que desde la vereda de Hegel, se basa en el reconocimiento del Otro. En este respecto, al momento del encuentro con otras disciplinas, entra en tensiones y contrariedades en cuanto a que su autoconciencia devela un carecer de identidad por no poder delimitar sus campos de sentido onto-
1 El autor suma a lo expuesto que, las intenciones poseen igual estructura formal. Establecen funciones que comienzan desde el conjunto de mundos posibles o instancias temporales al conjunto de individuos, denominadas tambin constantes individuales. En consecuencia, las intenciones de las expresiones nos transmiten a saber: En trminos intuitivos: nos permiten decir: Esta cosa, aqu y ahora, es una mesa, es decir, esto es (un ejemplo de) una realizacin del concepto mesa (Van Dijk, 1980, p. 71). 2 Licenciado en Trabajo Social UC del Maule; egresado en Abril de 2014. 2
gnoseo-epistmico-referenciales dentro de su propia comunidad cientfica; situacin que trasunta en el no-reconocimiento de aquellas otras conciencias o autoconciencias-disciplinarias que la observan. Comprendemos junto a la exgesis de Hyppolite realizada a Hegel, que la autoconciencia redunda esencialmente en una conciencia prctica, esto es [] conciencia de un rebasamiento del saber de lo otro (Hyppolite, 1974, citado en: Llamas, 2005, p. 5). Con esto, nos adentramos en la concepcin de Heidegger (2005) de Ser- verdadero en razn de ser-descubridor, comprendindose tal visin en relacin a [] un hacer ver al ente en su desocultacin (en su estar al descubierto), sacndolo fuera del ocultamiento (p. 239); pretensin que desea develar el escudriar sugerido por esta pesquisa, determinando la semntica discursiva de la categora Trabajo Social y su vinculacin con lo que se entiende por Asistencia y, Servicio Social como ethos descriptivo de un hacer particular.
1. DEL INICIO SERVILISTA HASTA LA PRETENSIN DE RIGUROCIDAD CIENTFICO-DISCIPLINARIA Dando inicio a este perorar, con Aristteles (2007) establecemos que el Ser alude en su composicin y conjunto a la esencia, forma, cualidad y cantidad. No obstante, en el marco de estos distintos modos del ser, hay un sentido inicial: [] el primer ser es sin contradiccin la forma distintiva, o sea, la esencia (p. 139) 3 . A lo que sumamos con Lvinas (2001) que en la esencia, El Yo es la identificacin por excelencia, el origen del fenmeno mismo de la
3 Sartre (1983) nos explica que lo concreto para Hegel, es el Existente con su esencia; en este sentido, seala que: [] es la Totalidad producida por la integracin sinttica de todos los momentos abstractos que quedan trascendidos en ella, al exigir su complemento. En este sentido, el Ser ser la abstraccin ms abstracta y ms pobre, si lo consideramos en s mismo, es decir, escindindolo de su trascender hacia la esencia (p. 52). El mismo Hegel seala conforme a esto, y de importancia poder exponerlo, que: El ser se refiere a la esencia como lo inmediato a lo mediato. Las cosas, en general, -son-, pero su ser consiste en manifestar su esencia. El ser pasa a la esencia; esto podra expresarse diciendo: el ser presupone la esencia. Aunque la esencia aparezca, en relacin con el Ser, como mediada, la esencia es empero el verdadero origen. El Ser retorna a su fundamento; el Ser se trasciende en la esencia (Hegel <<nota al pie>> 1 Esquema de la lgica, escrito en 1808 y 1811, para servir de base a sus cursos en el gimnasio de Nremberg; citado en Sartre, 1983, pg. 52). 3
identidad (p. 47), vislumbrando inmediatamente un T u Otro, para lo cual la epstrofe platnica nos adentra al alma de la autoconciencia hegeliana en razn de que como concepto, distingue 4 elementos: [] alejarse de... (las apariencias); volver sobre s (comprobar la propia ignorancia); realizar actos de reminiscencia; retornar a la patria ontolgica (la de las esencias, de la verdad y del ser) (Foucault, 1987, p. 75). En la bsqueda de esa esencia, en el Ser-verdadero que Heidegger (2005) lo sita para con el ser-descubridor o, que el Dasein es en la verdad (p. 219), debemos contemplar las precisiones de su concepcin de aperturidad en general, condicin de arrojado, proyecto y, cada, vale decir, en orden sucesivo respectivamente: estar al descubierto para los dems entes; bajo una aperturidad fctica en el crculo determinado de entes; poder-ser en relacin a su determinacin otolgico-existencial; y finalmente, perdido en su mundo, a la vez en <<la verdad y la no verdad>>. En este ltimo punto cabe sealar, que el Dasein est abierto y a la vez tambin est cerrado, [] solo en la medida en que con el Dasein ya est siempre descubierto el ente intramundano, semejante ente queda en cuanto es algo que puede comparecer intramundanamente encubierto (oculto) o disimulado (p. 242). En este propsito, el Dasein tiene la necesidad de apropiarse de lo descubierto en detrimento de la apariencia y asegurarse tal condicin: [] ningn nuevo descubrimiento se realiza sobre la base de un completo ocultamiento, sino, ms bien, a partir de un estar al descubierto en el modo de la apariencia. El ente tiene aspecto de, es decir, ya est en cierto modo al descubierto, pero en forma disimulada. La verdad (el estar al descubierto) debe empezar siempre por serle arrebatada al ente (p. 242) 4 .
4 Sartre (1983) nos dir en relacin a esta exposicin de Heidegger lo siguiente: El ser es simplemente la condicin de todo develamiento: es ser-para-develar y no ser develado. Qu significa, entonces, ir ms all hacia de lo ontolgico, de que habla Heidegger? Con toda seguridad, puedo ir ms all de esta mesa o esta silla hacia su ser y formular la pregunta por el ser-mesa o el ser-silla. Pero, en este instante, desvo los ojos de la mesa-fenmeno para encarar el ser-fenmeno, que no es ya la condicin de todo develamiento, sino que es l 4
Yez (2007) nos dir desde tal concepcin heideggeriana, que la comprensin del espritu autoconsciente como verdad del ser para la disciplina en cuanto Dasein, es comprender su ser-en-s como existencia propia y atributos como particulares formas de ser: El modo de ser nos muestra un yo conciente de la experiencia del <<hay>>, en cuanto ser que se comprende a s por la mediacin de sus significaciones, para salir del sin-sentido que oculta el acontecimiento fundamental de la existencia, tras la fijeza de una conciencia conciente del ser, que se trata de un fin de la conciencia objetivadora, la cual no es ni ser ni nada sino otro modo de ser (pp. 260-261). Para que Yo de la disciplina pueda ser establecido con propiedad 5 , es necesario re-visitar la necesaria necesidad de revisar nuestra memoria para con lo realizado y, la historiografa 6 en el devenir de los acontecimientos que
mismo algo develado, una aparicin; y que, como tal, tiene a su vez necesidad de un ser fundndose en el cual pueda develarse (p. 16). 5 Comprendemos al Yo junto a Zubiri (2006), bajo una tridimensionalidad a saber: individual, social, e histrica; siguiendo al autor en orden respectivo, se entiende que: En primer lugar, la dimensin segn la cual el Yo es <<cadacualmente>> un <<yo>>. En segundo lugar, es un Yo comunal, un ser comunal. En Tercer lugar, es un Yo etneo [] Ser Yo es ser <<mi>> Yo allende lo individual, lo social y lo histrico: es afirmarse como absoluto, aunque esta afirmacin sea dimensionada. No son las dimensiones las que constituyen mi Yo, sino que es mi Yo, el ser mo, lo que hace posible que lo individual, lo social y lo histrico, sean dimensiones propias suyas (pp. 167-68). 6 Yez (2007) cuando se refiere a la apertura del discurso disciplinario para con el establecimiento del ser del Trabajo Social como evento propio del comprender en su existir, alude a la noesis de un lenguaje significante en base a la eventualidad de su propia historia; nos seala a saber: Tengamos presente que la comprensin del lenguaje lleva en s el mrito de distinguir lo verdadero y lo no-verdadero, por lo cual la verdad (Altheia) se muestra como el logro de la trascendencia del ser por medio de su adveracin en el lenguaje, as pues, una verdad expuesta al otro es lo que nos permite no solo ser-en-el-mundo sino adems, estar dentro y fuera de un mundo real, histrico y abstracto [] el comprender implica aventurarnos en un constante actuar histrico, que va determinando nuestra tradicin en el aqu y el ahora, provocando la apertura del Trabajo Social a travs de su discurso disciplinar, en cuanto exgesis que devela los significados y el sentido otorgado a los objetos de nuestra investigacin/intervencin, al modo de lo que Heidegger concibe como un crculo hermenutico de la comprensin (p. 287). 5
dieron vida a la primera manifestacin servilista, ya que como nos dice Benjamin (2005), entendemos que: [] la modernidad siempre cita a la historia (p. 45), y esa modernidad al decir de Habermas toma forma como un paso de lo viejo a lo nuevo; proceso que ha hecho algo distinto de lo que fue en un comienzo nuestro hacer. Desde aquella primigenia manifestacin, es menester adems, analizar su percurso a travs del tiempo y, delimitar cmo lleg a discutir hoy la Intervencin desde la episteme dejando cada vez ms atrs la doxa. Una vez sopesada esta situacin, comprendemos junto a Debray (1997) que: [] el cuadro o el mito de ayer me informan sobre lo que soy hoy y puedo llegar a ser maana (p. 78). En consecuencia, con Aristteles (2007), se hace necesario remarcar lo siguiente: En los seres que cambian, el cambio es un trnsito, o de un sujeto a otro sujeto, o de lo que no es sujeto a lo que no es, o de un sujeto a lo que no es sujeto, o de lo que no es sujeto a sujeto; y denomino sujeto a aquello que se asienta por la afirmacin (p. 252). Desde los inicios servilistas de la profesin, hasta su final arribo a la discusin disciplinar, atestiguamos una constante metamorfosis en su corto peregrinar por este mundo. Dimensionamos diversas tendencias y deconstrucciones paulatinas como rupturas enunciativas en aras del establecimiento de un corpus normativo que ha intentado suscribir una impronta distintiva para con nuestro hacer. Por el lado epistmico de las tendencias, Morn (2003) situado en la disciplina nos habla que se han presentando a lo largo de su historia, una vertiente funcionalista, conflictivista y, hermenutica (unas ms marcadas que otras a travs del tiempo); por su lado Briones (2002), desde un espectro ms amplio inserto en la Ciencia Social, delimitar una emprico-analtica; fenomenolgica, hermenutica y lingstica; y finalmente, dialctica o crtico hermenutica. Podemos argumentar que existen no solo aquellas, sino mucha ms. Ahora bien, para determinar lo actual, debemos deslindar los inicios servilistas en su contexto; cabe preguntarnos con Barthes (1994) entonces, que no deberamos retornar (que no es lo mismo que repetir) las antiguas imgenes para llenarlas de contenidos nuevos? (p. 133). El contexto nos dir 6
Searle y Austin contribuye a determinar el sentido; hoy ms que una crisis paradigmtica, evidenciamos una expresin teleolgica desvinculada de los campos semntico-referenciales que pretende describir como constructo la denominacin Trabajo Social; el significante propuesto y asentado en el hoy, posee difusidad para con su significado 7 . Con Miranda (2010) establecemos que el nacimiento de la profesin en los Estados Unidos es heredada de las instituciones y procesos ingleses; La Charity Organization Society Inglesa a finales del siglo XIX, es la primera sistematizacin y organizacin con intereses profesionales puestos en la caridad como prctica; cabe sealar, como prctica cientfica a fin de darle estatus normativo, la que es importada a Estado Unidos. Friedlander afirma que el nacimiento de esta institucin, toma forma en Inglaterra con el objeto de ordenar el cierto caos de los grupos que daban forma a la sociedad filantrpica difuminada en acciones particulares 8 .
7 Miranda (2010) cuestiona el escenario inicial de la profesin en los siguientes trminos a saber: En la medida en que no se haga nada respecto de las causas originales, estaramos rescatando cuerpos, poniendo parches a las situaciones. Esta sera la gran acusacin hacia el Trabajo Social como profesin y como disciplina que ha provocado no pocas dudas sobre la eficacia de la actividad diaria y nos ha tenido entretenidos intentando definir nuestra propia indentidad profesional (p. 18). 8 Nos dice Friedlander con relacin a este importante episodio, expone lo siguiente: Para ello el reverendo Henry Slly recomend, en 1868, el establecimiento de un consejo que coordinara las actividades de los grupos de beneficencia, tanto pblicos como privados. En 1869 se cre la Sociedad para la organizacin del socorro caritativo y la represin de la mendicidad. Poco despus esta institucin cambi de nombre y se convirti en la Charity Organization Society [], o sea, de la Sociedad de Organizacin Caritativa (Friedlander, 1961, citado en: Miranda, 2010, p. 147). Ante esto, podemos sumar fehacientemente los que nos dicen Estruch y Guell, en el sentido de que: Una ocupacin inicia su camino hacia la profesionalizacin a partir de un momento en que surge un grupo ocupacional comprometido en un trabajo, dedicado a un conjunto de problemas particulares: es el primer paso del aficionado al profesional. ste fue el caso de los asistentes sociales, cuando al principio sintieron la necesidad de demostrar que su labor no poda ser ejercida por diletantes ni simplemente por personas de buena voluntad; de ah que la primera etapa del Trabajo Social consistiera en el esfuerzo por establecer una posicin profesional que distinguiera a los asistentes de los visitadores voluntarios y de los reformistas sociales. (Estruch y Guell, 1976, citado en: Genolet, y otros, p. 34). Por su parte Illanes, en relacin al hecho histrico de la conformacin de la primera escuela de Trabajo 7
El posterior desarrollo en Norteamrica toma forma con Richmond y Adams a principios del siglo XX; en Latinoamrica en tanto, el camino no fue muy distinto en los comienzos; Manrique (1982) da a entender una influencia como reflejo europeo que es sufrida por la profesin. Se comprende dicha asercin desde los inicios de la primera Escuela de Trabajo Social fundada en Chile por 1925, hasta la dcada del 40; desde all hasta los 60, la influencia fue de tinte estadounidense 9 . Posteriormente se apodera de los discursos latinoamericanos poco a poco el discurrir marxista en razn de los acontecimientos polarizados no solo a nivel global, sino que tambin suscitados en cada pas. Netto (2003) nos dice que esta visin paradigmtica que nace a finales de los 60 y a principios de los 70, en los 90 asumi preponderancia en la interpretacin de la realidad, alcanzando hegemona al interior del colectivo profesional 10 . Lo importante de esta imagen y mirada hacia el pasado que nos devela el cundo, dnde y el porqu de la fundacin, desarrollo y evolucin de la profesin, es que sabiendo primero lo que fuimos entenderemos hacia dnde vamos; un vamos cargado de postreconceptualizacin (con fuerte influencia marxista) a partir de los 90 que nos arrastr a la reinvencin en la segunda dcada del siglo XXI (donde entra en cuestionamiento la disciplina en su aspecto fundante). Esto otorga un sentido y una cierta esencia; aquella en cada
Social como tal, sanciona lo que se expone a continuacin: [] de cursos espordicos se fueron organizando escuelas sistemticas. La primera Escuela de Servicio Social se abri en Amsterdam en 1899 debido al impulso de Mlle. E. C. Knappert, a la que sigui la Escuela Social para Mujeres de Berln (denominada posteriormente Escuela de Asistencia), dirigida por la doctora Alice Salomn. (Illanes, 2006, p. 272, citado en: Ibarra, 2014, p. 75). 9 Podemos sumar a lo expuesto en el marco del perodo descrito, que: Se aprecia en este lapso histrico, un transcurso de una prctica asistencial pre-tcnica en un comienzo, luego tcnica, y en los albores de los 60 pre-cientfica en bsqueda de la cientificidad. Se argumenta aquello, condensando el relato de la mayora de los autores que han hurgado en los anales histricos de la profesin (Ibarra, 2014, p. 77). 10 Netto adems nos dir, que: [] este Servicio Social crtico que, indiscutiblemente, dispone de hegemona en la produccin terica del campo profesional (resultado de fuertes inversiones en investigacin), disfruta de audiencia acadmica nacional e internacional y goza de respetabilidad entre los asistentes sociales y, adems, participa intensamente en la vida poltica brasilera (Netto, 2007, citado en: Ibarra, 2014, p. 80). 8
proceso 11 confiri un ethos que nos intent visibilizar ante los dems saberes de la Ciencia Social, no obstante, bajo una bsqueda estril de autonoma, ocultando lo que incipientemente se estaba dando despus de los 60, nuestra verdadera identidad, pero que se esfumaba con esa diferenciacin empedernida por parte de algunos profesionales de la que nos habla Netto (2000), en el establecimiento de cientificidad graficada en la bsqueda del gato negro en la pieza obscura 12 . Lo que es ms que claro, que no existen grandes consensos acerca de un mtodo para la disciplina 13 ; sin ir ms lejos, los autores de la Biblioteca Latinoamericana de Servicio Social indiscriminadamente utilizan los trminos mtodo y metodologa para referirse a la apropiacin de la realidad como mtodo de conocimiento, esencialmente, referido al proceso dialctico. Netto
11 En este punto existe una discrepancia con los autores agrupados en la Biblioteca Latinoamericana de Servicio Social que es menester explicitar; Montao sanciona que el Servicio Social (como es denominado por ellos en Brasil) no ha sufrido a travs de la historia etapas, sino que est inserto en la cuestin social - que es su fundamento y razn de ser como tambin lo expone Netto que no ha evolucionado sino que es la misma y pretende los mismo fines de alienacin para con la profesin como cuando la gest despus de la segunda mitad del siglo XIX; el autor nos dice saber: La denominacin de Servicio Social y no de Trabajo Social se desprende del hecho de que, adems de esta ltima contribuir a la descaracterizacin profesional (muchos son trabajadores sociales), no comulgamos con la idea (tan difundida en la reconceptualizacin) de etapas de asistencia, servicio y trabajo social; como si el mero cambio de nomenclatura pudiera alterar la naturaleza y funcionalidad profesional (Montao, 1997, citado en Ibarra, 2014, p. 87). 12 Ese gato negro al que alude Netto, es la teora. Nos transmite en relacin a esa bsqueda incesante por parte de los profesionales de la disciplina lo siguiente: Los asistentes sociales estbamos all, en la sala oscura, convencidos de que el gato all estaba: la teora del Servicio Social. Pues bien, el llamado movimiento de reconceptualizacin mueve todo eso; a partir de entonces queda ms complicado entrar en aquella sala oscura. Seguamos buscando el gato negro, pero sabiendo que l no exista. Hoy, habiendo ya pasado la reconceptualizacin, con la marea bajando, las cosas volviendo a su lugar, tengo la impresin que, aun con el Servicio Social post-reconceptualizado, crtico, an estamos en esa sala oscura sabiendo que el gato negro no existe, pero de 15 en 15 minutos gritamos: lo agarr, lo agarr!. Aunque parezca cmico, de hecho los ltimos 20 aos pusieron en jaque la existencia de ese gato (la teora del Servicio Social) pero se sigue buscndolo (Netto, 2000, citado en Ibarra, 2014, p. 180). 13 Para algunos ni siquiera es disciplina; para profesionales de otras disciplinas es una tecnologa social. 9
(2012) siguiendo a Marx, nos dir que el mtodo no es un conjunto o pauta procedimental que se aplica a un objeto recortado para un estudio determinado, ni tampoco, un acervo de reglas que se escogen segn el investigador para encuadrar su escudriar. Los autores sindicados de la Editora Cortez, avalan que Marx no dej mtodo alguno, en consecuencia, no se puede exigir un mtodo particular a partir de all para la disciplina, menos an, en su dimensin interventiva; Guerra (2007) sanciona que exigir ese tipo de respuestas de los postulados marxistas para una rama particular de especializacin en la divisin socio-tcnica del trabajo (como nuestra profesin) es convertirla en una tcnica social, o yendo ms all, encuadrarla en una lgica formal. Lo que nos leg el filsofo en estricto rigor, fue la lgica de la sociedad Burguesa, la lgica de El Capital. En sntesis, avistamos que: [] dejo un anlisis de totalidades concretas de la lgica del capital; una relacin sujeto-objeto que no se resume a pautas de procedimientos, sino que se funde en principios tico-polticos en el marco de una reivindicacin societal para con el proletariado sojuzgado (Ibarra, 2014, p. 265). Por otra parte, autores como Vlez Restrepo (2003), conciben a la metodologa como proceso y al mtodo con un carcter interventivo dentro de aquella. Por un lado, la autora reseada nos dir que la primera, [] regula y ordena la actividad cientfica proponiendo orientaciones y procedimientos que aseguren la realizacin de las acciones, en correspondencia con los supuestos establecidos en las matrices tericas que la rigen (p. 59). Del segundo en tanto, se refiere como concrecin de la metodologa, a saber como: [] una forma particular de actuacin profesional que no puede reducirse a la sucesin lineal de acciones que operen apriorsticamente como recetas o esquemas, constriendo la riqueza que las expresiones particulares de la realidad revisten (p. 60). Nos seala adems, que las operaciones bsicas del mtodo 14 se han
14 La autora hace una importante resea de la trayectoria histrica de los mtodos en la disciplina, denominando a este percurso como un trnsito de lo especfico a lo genrico, en donde resume los inicios y devenir de los mtodos de Caso, Grupo y, Comunidad, aludiendo a un proceso complejo de accin secuencial que constituye un paso de un yo, al otro, y finalmente a un nosotros. As tambin, se refiere al Mtodo nico que propuso el proceso de 10
orientado al transcurso que va desde el estudio, diagnstico y planificacin de la Intervencin. En grandes lneas, podemos zanjar lo dicho por la autora con lo que se expresa a continuacin: Los mtodos del Trabajo Social como elementos constitutivos de la metodologa son tmidos reflejos de las pocas, y el surgimiento y consolidacin de uno u otro tiene que ver con las visiones, concepciones, intereses, demandas y necesidades (sociales y profesionales) prevalecientes en cada momento (p. 65). La literatura al respecto es fecunda en otros autores acerca de lo uno o lo otro, o inclusive con otras divergencias a las expuestas. Lo importante es que por lo menos, nuestro campo de investigacin-intervencin como lo da a entender Yez, est algo ms claro: son las relaciones sociales. Ahora bien, cabe delimitar que aquel espectro se torna como lo anterior, difuso si no se delimita. Diremos por tanto, que partiendo de la premisa que el objeto de estudio-intervencin de la disciplina son las relaciones sociales, nos acomete la incertidumbre que nos hace interrogarnos: pero qu se supone que se investiga all? Si solamente nos situamos en aquel espectro, estamos siendo antroplogos o socilogos (que por lo dems como segmentos constituyentes de la Ciencia Social forman parte y comparten lo mismo); ahora bien, en la diferencia/entorno con Luhmann para visibilizar a la disciplina, se debe decantar qu se estudia y la vez qu se interviene de este ideario. En trabajos anteriores a raz de varias exgesis a autores latinoamericanos, comprendo que el espacio en las relaciones sociales que nos
Reconceptualizacin a modo de superacin sectorial de los espacios antes descritos, pero que a su modo de ver, provey una ilusin homogeneizadora y masificadora de lo social a travs del espacio comunitario, lo que opac y desvirtu la subjetividad y diversidad de lo social. Expone Vlez (2003) a saber: Las tendencias contemporneas, adems de develar, problematizan desde el punto de vista cognitivo y metodolgico la pertinencia actual del Mtodo nico o Integrado y el predominio, instaurando a travs del mismo, de un Trabajo Social Comunitario que le resta valor y sentido a otros tipos de accin social [] El desafo profesional contemporneo plantea la necesidad de reconfigurar los mtodos de Trabajo Social potenciando el trabajo en redes desde una perspectiva integracionista y global que posibilite trascender los espacios microsociales de supervivencia [] (pp. 67-68). 11
convoca es la categora problema, esto, en base a su multidimensional circunscripcin-circunspeccin no como el campo exclusivo, pero s en relacin a nuestra cada, como ser arrojado al mundo. El concepto (problema), delante - lanzamiento (tiende a considerarse principalmente como algo lanzado hacia adelante que ocasiona estorbo) responde entonces, al espacio de ocupacin profesional abordado en los comienzos por la disciplina en su manifestacin servilista y as tambin, como en la suma de argumentos tericos y metdicos abocados a tal localizacin que a lo largo de su desarrollo le han provedo medianamente un carcter de disciplina autnoma 15 , situando la discusin hoy, entorno a su esencia. Se comprende por lo tanto, que los problemas sociales son el espacio de Intervencin profesional por antonomasia, en razn de que: [] stos estn y son producto de las complejas relaciones evidenciadas en las tensiones que se dan en la dialogicidad de los actores, en y desde el concierto incierto de resultados producto de la estructuracin de funciones en la lgica del clculo y ganancia, emanadas del binomio costo - beneficio [] (Ibarra, 2011, p.16) 16
15 El hacer de la disciplina es el hacer de la Ciencia Social; el intervenir de la disciplina no es en este espacio actual con todo lo que ha alcanzado, una isla de aplicacin autnoma; convive con el pensar y el hacer de un todo en la Ciencia Social como discurso. Diramos con Sartre (1983) que el para-s de la disciplina convive con un permanente en-s que se proyecta hacia sus posibilidades en la introspeccin permanente del ayer que se entrampa en algo que oculta perenemente su ser; sancionamos que su para s como apotegma promulga: es aquel ser que no es lo que es y que es lo que no es (Sartre, 1983, citado en: Ibarra 2012, p. 15). Con aquello, avizoramos al Dasein en su cada como manifestacin de verdad y no verdad, con especial auge a su pro-yecto como posibilidad. 16 Con Matus (2002) se afirma que: el Trabajo Social est inserto por su historia, sus objetivos, sus herramientas de trabajo y su quehacer constitutivo en el proceso problemtico de la mediacin, caracterstico de la modernidad (p. 70). As mismo la autora, establece que la disciplina tiene por expresin teleolgica, [] atender los sectores sociales que presentan limitaciones para la satisfaccin de sus necesidades bsicas y que requieren un agente externo para enfrentar y superar su situacin (p. 35). Por su parte Carballeda (2007), argumenta que: En principio, si la intervencin en lo social est signada por un campo definido el de los problemas sociales , es posible aproximarse a la reflexin sobre stos, especialmente desde su construccin (p. 82), de aqu es que se entiende lo que nos plantean Smale y otros (2003) 12
En este orden y direccin, establecemos algo concreto, no obstante, nuestro hacer pierde sentido y carcter cientfico-disciplinar por no existir claridades ni grandes convenciones al respecto. Podemos realizar decenas de investigaciones al ms alto nivel cientfico con todas las tcnicas de investigacin cualitativa e instrumentos posibles; interminables exgesis a la literatura completa existente, pero el resultado seguir siendo el mismo: permaneceremos subsistiendo en esta discusin estril y los profesionales seguirn haciendo cualquier cosa. La tarea es pensar qu hacer, pensar qu se debe proponer, pensar qu cimientos tenemos que asentar, no como dogma, sino como posibilidad en la apertura del ser en razn de que, con Heidegger, entendemos que el ser es el final arribo del pensar 17 . Todo esto no se traduce en otra cosa que filosofar, a la pregunta como devocin constante del cuestionamiento imperecedero; junto a Lyotard (1989) diremos que aquel filosofar para nuestra disciplina, se hace necesario debido a que mximamente: [] Hay ausencia en la presencia, muerte en lo vivo; y porque tenemos capacidad para articular lo que an no lo est; y tambin porque existe alienacin, la prdida de lo que se crea conseguido y la escisin entre lo hecho y el hacer, entre lo dicho y el decir; y finalmente porque no podemos evitar esto: atestiguar la presencia de la falta con la palabra. En verdad, cmo no filosofar? (pp. 163-64) 18 .
en razn de que, los profesionales: [.] se desenvuelven en un entorno de diferentes definiciones y percepciones de la realidad de las situaciones sociales, de cul es el problema para quin, cules son las soluciones y que se espera de ellos para ayudar o cambiar la situacin [] un problema es siempre una tarea conjunta entre las personas claves involucradas, los trabajadores y otro personal (p. 242). 17 Heidegger nos dir entorno a este ideario: El pensar est referido al ser como lo llegante (I avenant). El pensar est, como pensar, ligado a la llegada del ser, al ser como llegada. El ser se ha destinado ya al pensar. El ser es como el destino del pensar (Heidegger, 1958, citado en: Ibarra 2012b, p. 27). As tambin junto a Heidegger (1990), no debemos olvidar el hecho de que: Al entender el pensar como lo distintivo del hombre, estamos recordando una mutua pertenencia que atae al hombre y al ser (p. 73). 18 Matus en esta ptica resalta el papel de la Filosofa en la reestructuracin; nos dice siguiendo a Habermas que ningn rea de la Ciencia Social, puede eludir que: no solo media entre la ciencia y la prctica de la vida, sino que se pone en alerta y devela la pretensin de 13
Al tratar estos temas, marchamos ms all de la esfera fenomenolgica, y de esta manera, de la jurisprudencia de la epistemologa; abordamos en esta perspectiva el aspecto gnoseolgico primero al comprender que no son solo problemas del entendimiento o percepcin, sino que tambin e inicialmente de la razn. En este sendero, debemos delimitar junto a Kant (2007) que los principios prcticos estn subordinados a la razn pura, por ende se tratan de principios de una razn prctica pura, o una praxis que emana de la razn (o como en varios otros trabajos he zanjado praxis mentada), o sea, son apriorsticos; en este sentido el autor sanciona a saber: La regla prctica es en todo momento producto de la razn porque prescribe la accin como medio para la realizacin de un propsito (p. 30). Hablaramos en este espectro del sentido metdico de la actitud terica (Habermas, 2002, citado en: Yez, 2007, p. 306), esto es, del cmo ponemos en marcha o prctica ese pensar. Ahora bien, en el cuadro de estas consideraciones, resulta substancial expresar con Heidegger (2005) que: El Dasein se encuentra inmediatamente a s mismo en lo que realiza, necesita, espera y evita en lo a la mano de su quehacer en el mundo circundante (p. 144). Entonces el ser se halla en la proximidades del hacer, y a la vez ese hacer, es un emanar de la razn como principio prctico. Con Sartre diramos que ese ser se hace en el hacer, lo que genera la hipstasis que presenta Lvinas (1993) cuando el existente se liga al existir (p. 82). En tal caso, cuando situamos la mirada en la disciplina como existente, emana inmediatamente una ingente relatividad contextual que se genera para con su praxis como una ambigedad-proxmica, esto acaece, debido a la multifuncionalidad en su quehacer; traemos en consecuencia para estos efectos, la acertada pregunta ontolgica sartreana: Qu puede significar la relatividad de ser, para un existente, sino que este existente tiene
abrir las culturas de expertos bajo el alero de una pretensin absoluta de validez (Habermas,1981, citado en: Matus, 2002, p. 103). En este mismo sentido, sostiene que no se trata de reformular curricularmente los planes de estudios en cuanto aspectos tericos o metdicos, sino los procesos de mediacin en cuanto unin con ideas de validacin nica; nos dice adems a saber: Se intenta precisar, as que un cambio en Trabajo Social no es simplemente una cuestin de mtodo, sino que parte de un anlisis filosfico a nivel de las propuestas en relacin al conocimiento (p. 103). Kruse (1983) en este respecto dice que:No se trata de repensar la teora de la profesin sino de repensar la profesin en s (p. 77). 14
su ser en otro distinto de s mismo, es decir, en un existente que l no es? (Sartre, 1983, p. 28). En consecuencia, establecemos que la disciplina en sus comienzos como profesin servilista, realizaba un hacer por hacer 19 como prctica alienada de la que se desentramp posteriormente al amparo de progresivas rupturas enunciativas que propendan a la bsqueda de un estatus prctico y cientfico respectivamente a travs del tiempo. Rupturas onto-epistmicas con las que ha complejizado su existir en aras de su reconocimiento y localizacin socio-espacial en el mundo; aspectos en la bsqueda de un ethos que le visibilicen con autenticidad creadora. Recorri entonces un trayecto desde el hacer servil desde sus comienzos, hasta las pretensiones que posee actualmente: reclamar sus aposentos en la Ciencia Social; un hacer cimentado en el pensar reflexivo-cientfico, que nos hace ver una vez ms al decir de Yez (2007), que: [] la naturaleza contingente de nuestro ser disciplinar es un resultado histrico que va unido al proceso de de-construccin de la construccin social del Trabajo Social, en el sentido de una existencia siempre lanzada al devenir (p. 256); entendemos aquello desde luego, bajo un carcter globalizante y cosmolgico que acaece en su [] marcha que oscila entre su comienzo y su fin [] (p. 251). Ese comienzo y fin - esto ltimo entendido como espacio actual - siempre ha estado signado por el permanente llamado foucaltiano de atencin para con el cuidado de uno mismo: Nosotros, los que conocemos, somos desconocidos para nosotros mismos (Foucault 1994, citado en: Ibarra, 2010, p. 3) 20 . Decimos intervenir, hablamos de diagnosis, mtodo, y varias cosas ms,
19 Genolet y otros (2005) grafican ntidamente esta idea, sealando que en los comienzos profesionales aconteca lo siguiente: Con relacin a nuestro campo, Trabajo Social, podemos observar claramente que las primeras formas de accin social estaban sustentadas desde la tesis hacer el bien por el bien mismo y que los conocimientos requeridos para tal prctica deban encontrarse asociados a la moral y caridad; eran saberes de carcter prctico (p. 34). 20 Foucault (1994) nos dir que el cuidado de uno mismo, manifiesta una relacin ontolgica de conexin con el ambiente, con el mundo, ser en la mismidad de la existencia autntica, del proyecto propio, vale decir: [] relacin con uno mismo, con los otros, y con el mundo [] Preocuparse por uno mismo implica que uno reconvierta su mirada y la desplace desde el exterior, desde el mundo, y desde los otros, haca s mimo (pp. 34 -35). 15
pero todo sin saber claramente desde dnde lo decimos ni las bases que dan vida a nuestros cimientos. Por lo tanto, es menester a esta altura de los argumentos desarrollados, emprender la exgesis del Yo de la disciplina 21 , esa que se suscita en aquella evanescencia que describe Lvinas (1993) como forma esencial del comienzo, hablar con propiedad de su ethos, de su ser. Es menester para esta faena dar paso a su aperturidad, a su poder ser como determinacin ontolgico-existencial en cuanto lograr el desocultamiento de su esencia; emprender la exgesis de la disciplina como Dasein en su posibilidad de comprensin, entendiendo junto a Heidegger (2005) que: En el proyectar del comprender el ente est abierto en su posibilidad. El carcter de posibilidad corresponde cada vez al modo de ser del ente comprendido (pp. 174-75).
2. TRABAJO SERVICIO ASISTENCIA SOCIAL EN LA INMANENCIA ESTTICO DIALCTICA; LA CUESTIN METDICA. Nuestra memoria e historia, prosa constantemente de revisiones conforme a nuestro hacer que confieren como corolario los mismos resultados a travs de las dcadas: una inesperada ocultacin del ser. En el percurso y trayectoria disciplinar asumida consciente o inconscientemente, 22 se han pasado por alto muchas cosas que dan fisonoma al discurso que nos visibiliza. Podemos a groso modo especificar que primero fue el servilismo (como sistematizacin con pretensin cientfica de la filantropa), luego la asistencia con un carcter profesionalizante y, se arriba posteriormente a la discrepancia entre las conceptualizaciones Servicio y Asistencia segn la visin paradigmtica prevaleciente en la cartografa social en que se encontraba
21 En este ideario, Ricoeur nos dir: La hermenutica del yo soy es la nica que puede incluir tanto la certeza del yo pienso cartesiano como las incertidumbres, las mentiras y las ilusiones del yo. Es la nica que puede unir la afirmacin serena yo soy con la duda cortante, quin soy yo? (Ricoeur, 1982, citado en: Matus, 2002, p. 78). 22 Se presenta esta postura debido a la posicin paradigmtica de diversos autores que ven de manera muy distinta el ejercicio profesional, esencialmente el cmo se hace ese hacer. En definitiva con todo, hasta la categorizacin del nombre de la disciplina. 16
quien sostena o avalaba uno u otro precepto 23 . Se concluye finalmente en gran parte dentro de las diversas realidades del mundo, en la extraa y ambigua categora Trabajo Social. Nombre en el hoy que dicho sea de paso, est sufriendo su principal tensin en razn de la reinvencin como proceso de desocultacin del ser. Diramos en orden sucesivo desde el inicio, un hacer inspirado religioso alienado por aquel entonces a la Burguesa dominante y la Iglesia; luego una prctica positivista de influjo preponderantemente norteamericano; despus funcionalista-estructural con influencia de diversos autores europeos y norteamericanos; a continuacin, marxista que toma fuerza y esplendor en Brasil con la Reconceptualizacin, la que cohabit con una reducida visin fenomenolgica que nunca ha tenido un nicho claro (fue invisibilizada por la primera); si continuamos aparece un concierto estructuralista-constructivista, donde tom fuerza adems, una koin al decir de Vattimo hermenutica, que reconoce la importancia de la intersubjetividad fenomenolgica y prosa en conclusin en la interpretacin de aquella para con la comprensin del estar- en-el mundo del Dasein. Cabe consignar, que este esquema se suscit principalmente en Latinoamrica, ms precisamente, con lo que tiene que ver con la asuncin del ideario marxista 24 como proyecto profesional (otro ejemplo es lo psicologizante del ejercicio en Estados Unidos en los comienzos, y su actual influencia). En este marco, es necesario aclarar que una profesin radica en profesar un saber o saberes, pero estos saberes para ser disciplina, tienen que nacer de un proceso dialctico-praxiolgico interpretativo de comprensin del espacio de realidad especifico de enmarcacin o campo de estudio en el que se site, para dar as, forma a una comunidad disciplinar. En consecuencia, se avizora una episteme que pondera en un hacer, un pensar que decanta en accin. En consecuencia, nos preguntamos cul es el enfoque epistemolgico adecuado para nuestra disciplina a la hora de tratar
23 Kruse (1986) antes de la Reconceptualizacin establece 4 periodos claros a saber: la concepcin beneficial, para-mdica, asptica, y desarrollista. Esta ltima incidi fuertemente en gran nmero de autores latinoamericanos. Ver: pp. 9-22. 24 Ver: Ibarra (2014). 17
tanto con la realidad como con los dems saberes de Ciencia Social? Es necesario tener uno especfico para nuestro ejercicio profesional? Si entiendo que a la hora de realizar un informe social por ejemplo, ste se modela bajo las concepciones positivistas para tener asidero; o en otro plano, cuando se realiza una sesin de educacin social en un sector perifrico-marginal/en riesgo social, comprendo que est bajo las premisas del materialismo histrico sobre la dialctica marxista como ideal emancipatorio por parte de los profesionales que mayoritariamente se apersonan en estos sectores; o en otro aspecto, en la educacin formal habitual un profesional en la intervencin apuesta por el constructivismo en aras de facilitar que se genere un proceso cognitivo que sea parte de la unin entre el saber del profesor y el estar a la escucha del alumno para fomentar su desarrollo personal ya sea tambin en un proyecto de hogar de menores, ONGs, etctera. Con todo, vislumbramos frente a tales argumentos, que la disciplina tiene en su hacer sea como los ejemplos expuestos o de manera diferente una multiplicidad de aristas epistemolgicas que plasma en la realidad a cada momento y en todo lugar. Advertimos que hay diversos o heterogneos enfoques, demarcando adems, que aparentemente unos se niegan entre s. Aquello, ocurre en la mirada dogmtica de los que ven unidimensionalmente la realidad, ya que se pueden agrupar en construcciones mentales que orienten polidescriptivamente a la Intervencin, debido a que ms all de que se escindan, aporta una arista distinta sobre el mismo hecho observado; tambin podemos hablar de disear un propio enfoque epistemolgico que se adecue a la actualidad paradigmtica, o por qu no, que rompa con sta 25 . Ahora bien, es menester frente a lo dicho, situar la discusin en torno a los procesos vividos de nuestro estar-en-el-mundo como percurso histrico y, exhibir cul ha sido la esencia que ha dado forma a nuestro ser en potencia hasta los diversos estadios, buscando en este espacio particular, la existencia autntica que pretende visibilizar nuestra pesquisa. Bauman (2001) dira
25 Ver: Ibarra (2012) la propuesta de: Eclecticismo, propuesta matricial en la formacin de un sintagma epistemolgico propositivo -metodolgico de intervencin/investigacin social como mecanismo orientador de la accin (pp.8-9). 18
entorno a la importancia que reviste la necesaria necesidad de revisitar nuestra memoria e historia, que: Tal como lo sealaron cada uno en su estilo y a su manera Hannah Arendt y Paul Ricoeur, el relato histrico extrae los acontecimientos del flujo de la vida y luego remodela esos acontecimientos desordenados, verdaderamente noumnicos y contingentes en una serie significativa, que puede ser interpretada, absorbida y memorizada (p. 173). Cada proceso vivido en nuestra disciplina, inicialmente en orden ascendente como accin, prctica a modo de tecnologa y, finalmente como disciplina (curiosamente en cada perodo con un matiz distinto de pretensin cientfica) ha estado signada en su mirar epistmico por un dismil enfoque dominante, as tambin por sus particulares mtodos de aproximacin a la realidad en tanto forma investigativa (y a su vez, la actitud metdica posterior para con el hacer, la Intervencin, comprendiendo desde luego que se trata de una dualidad, dos partes de un todo). Distinguimos inicialmente en importancia con esto, que el comienzo de nuestra profesin forma parte de un contexto global ms amplio del que comnmente pensamos. Miranda (2010) en este respecto, nos expresa que: [] el Trabajo Social nace a la vez que las ciencias sociales y compartiendo el mismo proyecto global (p. 95) 26 .
26 Nos indica a saber el autor en torno al Trabajo Social, que: Como profesin nace en Europa y en los Estados Unidos de manera ms o menos simultnea, pero en la configuracin de la disciplina la aportacin norteamericana resulta fundamental. Nace como parte del proyecto global de las ciencias sociales, ni antes ni despus, y por los mismos motivos, en el mismo contexto social y poltico, y en permanente dilogo con ellas (Miranda, 2010, p. 42). Chase (1966) despus de la segunda mitad del siglo pasado defina como autnticas ciencias sociales, en base a importantes indagaciones, a la: Antropologa Cultural, Psicologa Social, Sociologa, Economa y Ciencia Poltica. En razn de su antigedad, el orden es inverso comprendiendo que: [] la antropologa y la psicologa son las disciplinas ms jvenes, y la ciencia poltica la ms antigua. Aristteles puede ser considerado como el padre de la ciencia poltica con su obra Poltica [] La economa, que recibiera antao el nombre de economa poltica, se convirti en disciplina formal gracias a la obra de Adam Smith, de fines del siglo XVIII. La sociologa sali a plaza en el siglo XIX, impulsada y patrocinada por Durkheim, Le Play, Giddings, Small, Cooley y Lester Ward. Poco despus, la psicologa social adquiri importancia con Williams James. La antropologa cultural parece haber comenzado con la obra 19
Las ciencias sociales nacen con el fin de entender el escenario y consecuencias que se suscitaron debido a la aparicin de la Revolucin Industrial; [] aparecen como consecuencia de la necesidad de estudiar la sociedad para modificar su funcionamiento (p. 48). La Ciencia Social se aplica 27 , si resolvemos lo contrario, nos quedamos en mera especulacin, por ende, no se puede hablar de un saber que piensa y otro que acta por separado. Desde el Renacimiento las ciencias naturales se esmeraron en la explicacin del mundo, anuencia que procur seguir la Ciencia Social inicialmente extrapolando el mismo mtodo, el denominado cientfico. En este respecto, Miranda con especial inters sindica el antes y el despus que ocasion la aparicin de La riqueza de las Naciones de Adam Smith, por representar el punto de inici revolucionario de comprensin del espacio que ocupara la Ciencia Social 28 (as podemos continuar con otras obras cumbres ms adelante como El Capital por parte de Marx, etc.). En el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX, acaece un proceso de subdivisin de las ciencias sociales que tiene como promesa para cada
de Morgan sobre los sistemas familiares de los indios seneca, y empez a cobrar auge a principios de siglo; la publicacin de Folkways, por Sumner, en 1906, constituy un verdadero acontecimiento. La ciencia de la antropologa fsica es mucho ms antigua, pero trataba ms de la medida de los crneos que de la conducta humana (p. 27). 27 Miranda (2010) nos expresa en esta vereda, lo siguiente: [] como dice Greenwood, si el conocimiento social no se aplica, no es conocimiento, es pura especulacin. Sin la comprobacin a travs de la accin, no es posible diferenciar las teoras sociales de las interpretaciones, ya que tambin la mayora de las ciencias se basan en el mtodo experimental para tratar sus formulaciones. Por ejemplo, no se puede hablar de antropologa ni de ninguna otra ciencia social si no se aplica, si no se da una fusin entre pensamiento y accin (p. 52). 28 Nuevamente junto a Miranda, expresamos lo siguiente frente al tema: Desde la publicacin de este libro y a lo largo del siglo XIX fueron apareciendo diferentes disciplinas: la sociologa, la antropologa, la psicologa, la economa, la psiquiatra, la enfermera y el Trabajo Social. Segn estos autores de la Economa poltica y de los seminarios teolgicos surgi la sociologa, la filosofa moral fue derivando hacia la economa, de la filosofa surgi la psicologa, que fue reestructurada ms tarde por la medicina, y la antropologa [] Como veremos, tambin la psiquiatra se estructura en la misma poca (p. 46). 20
una, una particular especificidad para afrontar de mejor manera el puntual espacio de conocimiento que les atae individualmente. Junto a Greenwood, Miranda sanciona que se gener una marcada escisin entre algunas ciencias sociales y el mundo de la reforma social. Establece que los dos principales grupos que se generaron datan por un lado de las ciencias de ms estatus, donde posiciona a la Ciencia Poltica, Economa, Sociologa, Antropologa y Psicologa; en el segundo orden como ciencias inferiores, delimita a la Pedagoga, Trabajo Social, Ciencias de la Comunicacin, sociologa y psicologa organizacional, y estudios de familia, principalmente. De este segundo espectro, nos dice que su subalternidad aparecera dada en razn de su quehacer vinculado a la accin y a temas de empresa. Miranda declara que: Cuanta mayor voluntad de vinculacin con la realidad social y el cambio social, cuanto ms fuerte sea la voluntad de ser ciencia aplicada, menor ser su estatus, al menos en el mundo acadmico (p. 49). Miranda nos dice que la disciplina desde que naci, nunca dej de ser aplicada, ya que de haber ocurrido lo contrario, hubiese dejado de existir. Si bien se aprecia una suerte de inferioridad por su visibilizacin en la accin junto a otras disciplinas de segundo orden, esto se dio producto de que los saberes que en estricto rigor se consideran de mayor estatus, se apropiaron del monopolio del conocimiento escindindolo en cierta medida del hacer. Aqu se debe aclarar antes bien, que no existe una dicotoma entre pensar y hacer, si as ocurriese, sera una metafsica encerrada en s misma fuera de cualquier principio prctico en el primer orden, y el segundo, un hacer sin sentido como expresin de un movimiento que carecera de reflexin conferida 29 . Lo aludido en esencia, son las partes constituyentes del mtodo como discurso, la vinculacin entre ese principio prctico subordinado a la razn pura, en la
29 Kruse (1986) siguiendo a Althusser, nos transmite que la teora y la prctica estn en una unin indisoluble, en una constante interaccin: La teora no puede reemplazar a la prctica; pero la prctica sin una teora adecuada termina por no servir para nada o por ser un fetiche. A su vez, la teora necesita nutrirse de la prctica para reelaborarla, para sofisticarla, como se dir en ingls, para dar una nueva respuesta vlida a los viejos problemas o a los problemas nuevos que la dinmica social nos plantea continuamente. Prctica sin teora no es actuacin profesional. Teora sin prctica es un pensar vacuo, una flecha lanzada al cielo sin blanco. Precisamos una integracin de prctica y teora para llegar a una verdadera praxis (p. 46). 21
manifestacin instrumental de su aplicacin final como razn prctica; Yez (2007) nos dir en este ideario lo siguiente: [] el mtodo es un discurso que da cuenta de la trayectoria que ha de seguir el pensamiento para alcanzar un fin mentado, supuesto y/o imaginado, pero no es un discurso total, absoluto o nico, sino un discurso que, en todo momento, busca ser construido/re-construido (p. 306). Un mtodo es una forma de decir y hacer algo; es a travs de l que nos visibilizamos a los dems. La aperturidad del ser de la disciplina ha venido manifestndose de diversas formas, quiz en orden sucesivo y evolucin constante la analizamos hoy, pero desde cada episodio en cierta medida, tiene algo de distinta sin conexin paulatina para otros. Ha desarrollado diversas actitudes metdicas y vicisitudes que dieron forma y origen a nuestro ser arrojado al mundo y proyecto como manifestacin de praxis constituida actual. En tal sentido se hace necesario delimitar onto-referencialmente cada categora que sign con un ethos discursivo nuestro presentarnos ante la otredad en los diferentes episodios histrico-contextuales. Partiremos esta nomenclatura con la categora asistencia; para ello, recurrimos a Eroles (2005) con el nimo de visualizar que en su origen etimolgico, encontramos los siguientes puntos de importancia: [.] en latn assstere significa estar cerca de, ponerse cerca de, como tambin significa estar de pie (compuesto por el prefijo ad con un sentido de direccionalidad y tambin de proximidad, lo que puede traducirse como hacia, junto a, y la voz sstere que indica estar, establecerse, apostarse, resistir). En el caso del origen griego de la palabra, puede identificarse el verbo stemi que, unido al prefijo an, deriva en la idea de ponerse de pie, poner en marcha, levantar, resucitar (p. 23). Se reconoce contemporneamente por asistencia social, la primera fase de proteccin social como forma de superacin de la ayuda filantrpica en la consolidacin del orden industrial capitalista de produccin. El Estado asume su responsabilidad en la Cuestin Social, con lo que hay un cambio 22
paradigmtico de una ayudad social, a una asistencia profesionalizada con un cariz de prctica, [] cientfica, sistemtica e institucionalizada, caracterizando la transicin entre la problemtica del socorro y la problemtica del trabajo (p. 23). En este respecto, Kirchner (1997) estipula que el verbo que por tradicin nos corresponde y que a la vez nos da temor utilizar, es asistir, puesto que lo confundimos con asistencialismo, reducindolo solo a una de las posibilidades. Por su parte la denominacin Servicio Social, para un gran nmero de profesionales de la disciplina fue un avance profundo como expresin superadora de la Asistencia Social, por cuanto su ethos desarrollista propendi a concebir al profesional como un agente de cambio 30 . En esta misma lnea, Kisnerman evidencia esta superacin, en conformidad a que se presenta como definitiva institucionalizacin de la profesin; nos dice a saber: [] con una accin sistematizada, ms tcnica fundada en el reconocimiento de los derechos sociales de las personas a ser atendidos por el Estado en sus necesidades repite, en buena medida la accin asistencialista de atender lo inmediato el profesional sigue siendo un dador, un mero facilitador de recursos, o solucionador de problemas, asptico y por lo tanto ahistrico, descomprometido de los problemas de su tiempo. Su mirada est puesta ms en lo individual, aunque trabaje con grupos o en llamadas comunidades (Kisnerman 1998, citado en: Eroles, 2005, p. 176). Ahora bien, es menester transmitir que esa denominacin difiere muchsimo del proyecto crtico propuesto por los autores agrupados en la Biblioteca Latinoamericana de Servicio Social de la Editora Cortez; proyecto que est bajo alero de la intencin de ruptura levantada por Netto. Aqu no se trata de una ruptura enunciativa en una nomenclatura progresiva en que una
30 Eroles (2005) siguiendo Barreix, seala que este profesional como agente de cambio bajo el amparo de una latente influencia tcnico-desarrollista, era un ente a saber: [] capaz de promover el desarrollo social y comunitario, con una formacin diversificada en funcin de preparar un profesional polivalente y con capacidad para planificar y gerenciar proyectos y programas sociales (p. 175). 23
fase sea superadora de la etapa anterior; se trata ms bien, de una postura de contradiccin existente en el seno de la cuestin social, que en estricto rigor, no es distinta de lo que fue en sus comienzos: [] lo que se trata de definir como cuestin social contempornea es la metamorfosis (como dialctica de lo igual y lo diferente) del viejo problema de cohesin social que deriva sustancialmente de las formas de relacin entre capital/trabajo surgidas con el capitalismo moderno. Lo que se pone en cuestin son las diferentes formas que adquiere esa cuestin social y la capacidad de la sociedad para enfrentar dicha cuestin como conjunto integrado de relaciones sociales (Rozas 2003, citado en: Ibarra, 2014, p. 161). En conclusin, es la misma expresin teleolgica primera, la que causa diversas y diferentes manifestaciones que trasuntan en importancia sobre la base de su ipseidad por sobre tiempo y espacio. A ese respecto, el Servicio Social no sufre un etapismo a travs del tiempo siendo una cosa antes y una diferente despus (Asistencia, Servicio, Trabajo Social), graficado principalmente en la figura de la Reconceptualizacin; su naturaleza y funcionalidad no estn condicionados al mero cambio de nombre, sino al carcter de proyecto tico-poltico de inspiracin abiertamente de tenor marxista que asume. La intencin de ruptura como emancipacin revolucionaria del conservadurismo, es el principal tpico de un Servicio Social que quiere romper con la alienacin y, emprender una prctica transformadora. La categora Servicio Social, es el nombre que asume en Brasil el Doctorado en la disciplina actualmente. La profesin en forma mayoritaria se le denomina Servicio Social y a sus profesionales asistentes sociales 31 . En consecuencia, cul es la substancial diferencia entonces entre Servicio Social y Trabajo Social? Existe alguna? Quin entiende que alguien estudie en una Escuela que se llame de Trabajo Social, y tenga ttulo de
31 Actualmente la RAE define al asistente social como: Persona titulada, cuya profesin es allanar o prevenir dificultades de orden social o personal en casos particulares o a grupos de individuos, por medio de consejo, gestiones, informes, ayuda financiera, sanitaria, moral, etc. (prr. 11). 24
asistente social mientras cohabita con la posibilidad de ser trabajador (ra) social si estudia uno o dos aos ms? Servicio etimolgicamente viene del latn servitum y, este es la extensin de servre (servir), que alude a ser esclavo; resulta entonces que el servitum (servicio) se referira a accin y efecto de servir, ser esclavo. Con esto dimensionamos entre otras cosas la concepcin cristiana de siervo de dios (o Dios para el creyente), en cuanto entrega y ofrenda por los dems (la figura de cordero de dios); as tambin, con un matiz dismil, los parmetros bajo los cuales se desarroll el feudalismo. Por sinonimia en tanto, aparecen significantes como favor y trabajo con mayor peso, formando as, un margen de distancia con la etimologa, siendo el ltimo el que trasunta en dilogo comn entendindose capitalmente: prest su servicios, realiz sus servicios, etc. En atencin al devenir que en la modernidad propicia que la categora servicio llegara a ser entendida como trabajo, se hace necesario a su vez explicitar sta en sus campos de sentido primeros. Trabajo etimolgicamente viene del latn tripalium (tres palos), una especie de yugo de tres estacas donde se amarraba a los esclavos para azotarlos. En su evolucin metonmica, aparece de inmediato la conceptualizacin del yugo como esfuerzo, sacrificio a modo de retribucin para el sustento individual o de nuestras familias. Como resultado de esto, podemos expresar junto a Pontes (2003) que el trabajo es condicionante y est condicionado en el aspecto que intrnsecamente otorga y es a la vez sociabilidad; Antunes (2001) nos dir que a travs del trabajo, se genera la produccin y reproduccin de la vida humana. La categora Trabajo Social para nuestro ejercicio profesional, nos remonta a los inicios con Richmond y Adams, a un percurso que lleg al mismo significante que recorri un siglo en la incesante bsqueda de cientificidad, de especificidad disciplinar asumiendo otras categorizaciones. Por un lado, no podemos asegurar que algo vuelva donde nunca empez; en Europa, Estados Unidos y, Latinoamrica (esta ltima con infinidad de diferencias), el proceso vivido responde a desemejantes nombres y procesos. Por otro lado, en estos procesos, se complejiz su hacer llegando a superaciones, progresos y 25
retrocesos en algunas circunstancias. Desde corrientes que denominan contemporneamente a la disciplina Servicio Social o Trabajo Social, se lleg a una etapa de post-reconceptualizacin en los 90, culminando en la reinvencin que procura la desocultacin de su ser hoy. Ante la situacin planteada, no he visto ni escuchado escuelas de Asistencia Social, entonces, cmo es posible que el profesional que estudia Servicio Social sea asistente social? Qu no suena coherente servidor social, siervo social? Y la categora Trabajo Social qu no responde al desarrollo de la praxis humana como expresin teleolgica al decir de Lukcs? Vale decir, el hombre trabaja y transforma lo dado transformndose a s mismo en este proceso dialctico. Presenciamos entonces en la categora trabajo, un concepto ambiguo de representatividad para el espacio particular de la disciplina; todos los humanos de alguna u otra forma trabajan socialmente. En la labor que fuere, el trabajo es expresin social; en consecuencia, la categora trabajo en la nomenclatura Trabajo Social, no entrega especificidad alguna, es negligente para con una aperturidad ontolgico-existencial de nuestro ser para con los dems entes. Si con Van Dijk comprendemos que la referencia depende del significado, concebimos junto a Zubiri (2006) que toda realidad es respectiva, Todo es real <<respecto de>> (p. 4). Por lo tanto, desde donde miremos la realidad podemos argumentar de manera dismil conforme a nuestra perspectiva 32 . Lo desarrollado en esta pesquisa, devela que paradigmticamente las posiciones respecto a la disciplina han sido asumidas de forma arbitraria y carentes de contenido en el espacio actual que atae a la tradicin, memoria e historia. Es preciso sealar en este sentido, que la forma conferida de estar en la realidad por parte de la tradicin, no es realidad efectiva, sino que principio de posibilidad, puesto que responde a otros modos
32 En este propsito, es menester sindicar a Morin (2002) en relacin a la complejidad inherente de los paradigmas; nos seala al respecto que: [] el paradigma instaura las relaciones primordiales que constituyen los axiomas, determina los conceptos, impone los discursos y/o las teoras, organiza la organizacin de los mismos y genera la generacin o la regeneracin (p. 26). 26
de estar en la realidad o de repetir el modo recibido (p. 89). 33 Es menester entonces, asentar cimientos nuevos con lo recibido en tanto a lo que siempre se ha realizado (signar referencialidad teleolgica idnea desde nuestro nombre como constructo identitario) y, delimitar prospectivamente a modo de pro-yectar nuestra actitud metdica en la inmanencia histrico-dialctica de nuestro decir que se transforme en hacer, en Intervencin. Dadas estas condiciones, es pertinente zanjar los cimientos de nuestro decir y hacer, a modo de propiciar la apertura de nuestro ser para el reconocimiento autoconsciente de nosotros mismos, como de la mirada ajena; por sobre todo, advertir que en la determinacin otolgico-existencial, articulamos la condicin de arrojados al mundo con, el proyecto de nuestros anhelos de trasformacin social mentada (vita activa - vita contemplativa en un percurso como discurso). Segn se ha bosquejado, es menester determinar con propiedad nuestra esencia y morada 34 . Diremos entonces, que en la totalidad de la Ciencia Social
33 Zubiri (2006) nos dir adems acerca de la historia y la tradicin, lo siguiente: La tradicin no se constituye nicamente por una entrega y una recepcin de formas de estar en la realidad, sino en la entrega y recepcin de estas formas como principio de posibilitacin de estar de alguna manera en la realidad. Por eso, la historia es formalmente un proceso de posibilitacin. sta es, en primera aproximacin, la esencia de la historia. La historia no es simplemente un proceso de produccin y de destruccin de realidades y de modos de estar en la realidad. Esta tradicin es un proceso. Es un proceso porque, precisamente por ser una tradicin de posibilitacin, cada momento viene no solamente <<despus>> del anterior, sino que est <<apoyado>> en l, y est apoyado de una manera muy concreta: como una cosa que la hace posible, que posibilita. En la tradicin, el que la recibe no est apoyado en los momentos anteriores nicamente para repetirla o continuarla. A lo mejor lo que hace es hacerla trizas. Pero esa posibilidad se la ha otorgado el modo que le ha entregado de estar en la realidad. Es, por consiguiente, rigurosamente hablando, un proceso de posibilitacin, y no un proceso de destruccin y produccin de realidades (p. 89). 34 Para efectos de lo descrito, con cierta nitidez se aclara lo siguiente junto a Yez (2007), en los siguientes trminos: Si seguimos a Sartre, el hecho de que el Trabajo Social se haya arrojado a la libertad de su espritu conlleva a elegirse a s mismo en una suerte de respuesta a nuestra curiosidad sobre la totalizacin, que nos permite abrirnos a ser-otro a lo largo del tiempo del cual deriva esa continua trascendencia de la autocreacin disciplinar, la misma que nos impide mostrarnos indiferentes ante lo otro que existe dentro de nosotros mismos [] la 27
cohabitan distintos saberes; nuestro saber disciplinar es en la totalidad de la Ciencia Social y, acta como una parte particular dentro de ella instrumentalizando su sapiencia en general: es saber total aplicado. Por lo tanto, no podemos seguir llamando ms Trabajo Social a nuestra disciplina, no podemos perpetuar la ocultacin del ser bajo una categorizacin ambivalente, no podemos seguir en la oscuridad, no podemos continuar utilizando un referente que alude a algo que es muy distinto de lo que hacemos; quiz representa en una minscula fraccin nuestro hacer, pero no en su expresin de totalidad como posibilidad y menos en su dimensin de particularidad dependiente del todo; lo indiviso no son fragmentos extraviados, lo indiviso se forma de la especificidad particular que articula el todo; estamos en un espacio particular de la Ciencia Social como instrumentalidad, como principio prctico y, a la vez somos en su totalidad. Hay algo que muere con esta reinvencin (la categora trabajo dentro de la nomenclatura Trabajo Social) y algo que nace y emerge, algo que siempre quiz en unos periodos histricos ms ntidos que otros ha estado presente: nuestro verdadera esencia, nuestro verdadero ser. Pasemos entonces a exponer las respectivas aristas de este problema.
3. ADVENIMIENTO A LA MIRADA INTER-POLI-TRANSDISCIPLINAR EN LOS MLTIPLES SABERES DE LA CIENCIA SOCIAL.
Yez a lo largo de su produccin literaria, comprende a la disciplina situada de forma particular en el espectro de la Ciencia Social; tiende a considerar la apertura de su ser al mundo que refleja su en-s con proyeccin a un para-s con autenticidad creadora como ser en (Mitdasein) y ser con
autoconciencia es al mismo tiempo la conciencia de la totalidad, en la medida en que el Trabajo Social inmerso en el todo no ha derrotado su angustia ante la muerte, ni desistido de su destino particular, por el contrario, deja de manifiesto su sentimiento de querer alcanzar la propia totalizacin a travs de la mxima amplitud de sus campos de sentido [] la integracin del Trabajo Social a la totalizacin se lleva a cabo solamente en la delimitacin que la historia establece sobre su argumento existencial que es ser y nada, en tanto posibilidad de extraer de su nacimiento y de su muerte la significacin propia (p. 267). 28
(Mitsein) 35 la Ciencia Social; nos dice a saber: La naturaleza del Trabajo Social no solo supone un acto de presencia en la conciencia histrica, sino tambin su capacidad de acontecer, es decir, de hacer emerger su identidad como una disciplina relativamente autnoma y autnticamente creadora (Yez, 2009, p. 17); en esta misma direccin, nos exhorta a vislumbrar la autonoma vinculada a lo indiviso, al complexus: [] cada una de las disciplinas son, en cierta medida, dependientes del conocimiento y los mtodos que produce y provee la ciencia en general (Yez, 2013, p. 123); con todo, nos hace pensarnos en la delimitacin onto-referenical que ocupamos en el mundo y, al mismo tiempo, nuestra relacin con los otros saberes. Relacin que llam en su momento en trabajos precedentes cual cristiano para con los judos , de vnculo para con nuestros hermanos mayores; Yez (2007) en este respecto, nos transmite lo que se exhibe a continuacin: La autenticidad del Trabajo Social reside en su procura de distinguirse por su diferenciacin respecto de la generalidad de disciplinas de las ciencias sociales, a travs de la fundacin de puntos de vista y de discursos originales, cuya sensibilidad nos aproxime y nos sujete a la
35 El ser en y con la Ciencia Social, expresa un estar en la totalidad de su espectro, pero a la vez, con una autonoma distintiva frente a otros saberes. Rivera en la traduccin de la terminologa alemana de Ser y Tiempo establece lo siguiente a saber para con el Mitdasein: coexistencia: con esta palabra traducimos la expresin alemana Mitdaein [], que literalmente significa coDasein, y se refiere al Dasein de los otros que estn conmigo. La palabra co-existencia no debe ser entendida por ningn motivo como el convivir de unos con otros, sino que debe entenderse en el sentido de la existencia o Dasein del otro, de los dems, o mejor todava, como los otros, los dems, en tanto que tambin son Dasein, es decir, existencia humana. Aqu, la existencia en coexistencia es la traduccin del Dasein [] coestar con otros: en alemn. Mitsein mit Anderen [] Mitsein podra traducirse tambin por ser con, y as lo traduce Gaos. Como nosotros hemos utilizado ms bien el verbo estar, podra traducirse por estar-con; pero nos ha parecido mejor coestar, que es una sola palabra, al igual que el Mitsein heideggeriano. Coestar significa, pues, estar con otros en el mismo mundo, y es una estructura de cada Dasein. Todo Dasein individual est-con-otros-en-el-mundo; a esta estructural ontolgica es a lo que se llama coestar. Ntese, pues, la diferencia del coestar respecto de la coexistencia: el coestar es una estructura existencial del Dsein; en cambio la coexistencia no es una estructura del Dasein, sino que son los otros Dasein, el Dasein de los dems (Heidegger, 2005, pp. 432-33). 29
dotacin de otra significatividad en nuestro propio logos disciplinar (p. 245). Logos caracterstico que reside en el cohabitar continuo e imperecedero con los dems saberes de la Ciencia Social; construccin de sentido que se alcanza pasando desde el resto de saberes y, al mismo tiempo, proveyndolos de comprensin desde un espacio propio, nutriendo cada vez ms al saber y saberes desde la novedad que trae a cada momento la realidad en su multidimensionalidad. Recordamos junto a Morin (2002) en base a esta idea, que la disciplina necesita: [] tomar conciencia del eso y del se que hablan a travs del yo, y hay que estar alertas permanentemente para tratar de detectar la mentira a s mismo (p. 33). Yez (2007) nos dir en este sentido lo siguiente: [] an cuando el Trabajo Social forme parte del espacio global de las ciencias sociales, naturalmente ha de tender a la autonoma de su campo especfico de actuacin, a la produccin de un lenguaje significante, a la aplicacin de un mtodo de conocimiento propio, a la elaboracin de una base metodolgica apropiada a sus fines de transformacin de la realidad, a la construccin de un objeto universal (el mismo que ha de ser, pertinentemente, reconfigurado en objetos particulares) [] (p. 246). En este propsito, bajo el mirar auto-exo-referencial que Yez (2013) sindica de Morin, se alude a la capacidad de la disciplina para referirse a su ipseidad y relacin con el mudo, con la otredad, con lo que est fuera de s; tilda a esta forma de observacin como ego-socio-centrada, en cuanto a que se piensa a s y desde s misma, como su relacin con la alteridad. En este aserto, nuestro discurrir y mirar disciplinar debe atender al principio de unitas multiplex, esto es, situarse en la unidad diversa, esa que en palabras del autor: [] contiene aquella pluralidad que organiza la diversidad que produce pluralidad; pero que, al mismo tiempo, crea, mantiene y desarrolla lo nico en tal multiplicidad [] (p. 100). Esto nos hala a los meta-puntos-de-vista como posibilidad y exigencia de la observacin disciplinaria; aqul espectro demanda 30
que los profesionales como agentes bajo el proceso dual de pensamiento y accin, logremos a saber: [] hacer conjugar la actualizacin de nuestros campos de sentido, con la propia experiencia de la novedad de iniciar algo en el mundo. Un algo que comenzar con el entretejido fsico-bio-psico-antropo-social desde donde configuremos nuestros meta-puntos de vista para sumarnos a esa densa complejidad que reflejan las imgenes sobre las sociedades del mundo contemporneo, en un doble frente, a saber, por un lado, el frente fsico/bio/psicolgico, referido tanto al ser vivo como al ser humano pensante, y por otra parte, el frente antropo-social, que es el reflejo de la era industrial, representada en el mbito del trabajo, la produccin, la praxis y la comunicacin (p. 104). Trayectoria la anterior, que en el discurrir de Lvinas (1993) nos hablara de una hipstasis de la disciplina con la Ciencia Social, asumiendo en este sentido, la concepcin heideggeriana de ser en y ser con; al mismo tiempo, delimitamos que nos adentramos al decir de Yez, al espacio de la observacin de tercer orden (observacin de observaciones), a un lugar inter- poli-trans-disciplinar con un carcter hipercomplejo 36 y metadisciplinar. Expone el autor que las interconexiones entre la propia configuracin de su objeto que edifica a la disciplina y, las que hacen las otras disciplinas de aqul, fragua la
36 Yez (2013) establece desde la mirada de Morin, la hipercomplejidad como la unin de componentes diversos, que se organizan por medio de disociaciones y rupturas que generan nuevas unidades complejas donde las partes y el todo, se observan desde la pluralidad y la singularidad; nos manifiesta que esta hipercomplejidad conduce a lo que se expresa a continuacin: [] superar la mera articulacin funcional de intercambio y cooperacin <<inter>>disciplinas afines, pues all cada cual afirma sus propios derechos y deberes, sus soberanas y sus distanciamientos respecto de las particularidades que definen a las otras. As el componente <<poli>> afianza una forma de asociacin que, en virtud de un proyecto y/o un objeto que les es comn a disciplinas diversas y ah la diferencia con el prefijo inter lleva a poner en mutua disposicin sus especialidades, para abordar alguna cuestin de relevancia e inters recproco, pero cuya interconexin es altamente estratgica en la configuracin de sus propuestas. Por su parte, el valor <<trans>> auspicia un esfuerzo y voluntad por erigir mapas cognitivos que consigan traspasar los campos disciplinarios especficos, dinamizndolos, ensanchndolos y ponindolos en contexto, comprendiendo e incluyendo las condiciones socioculturales del medio en que tienen lugar la formulacin de su saber y su hacer (p. 119). 31
necesidad de conexin entre las ciencias duras con las blandas; de las nomotticas con las del espritu a travs de la comunicacin inte-poli-trans- disciplinar, donde se crea la confluencia de sus lenguajes significantes para abordar la complejidad fsico-bio-psico-antropo-social ms arriba reseada; ahora bien, podramos hablar de una cosmovisin de la totalidad: La finalidad es sumarnos a una interdependencia de facto que haga efectivo el entretejido de regmenes de mirada, que sobrepasen las fronterizaciones y los imperios caprichosamente impuestos por cada disciplina y profesin [] De esta manera nuestro conocimiento se har multirreferencial y el objeto multidimensional mientras nuestra prctica ser transcultural y nuestro saber ostentar una visin de mundo transhistrica (Yez, 2013, p. 121). En este mismo orden y direccin, el dilogo fluido entre disciplinas en la idea moriniana que desarrolla Yez, no hace prevalecer una por sobre otras, sino que se trata de un extensivo encuentro pblico con la multiplicidad de ramas de la ciencia, sin que por ello cada campo disciplinario pierda su valor identitario (p. 123); en esta dinmica nos aproximamos al decir del autor, a pensar sin barandillas como lo promulgara Arendt, estableciendo que nos encontramos ante: [] la posibilidad de iniciar el proceso de aprender a desaprender lo que hemos aprendido para reaprenderlo, llevndonos a confrontar una especie de sentido de estabilidad y de seguridad sobre todo cuanto pensamos, decimos y hacemos [] (p. 123). Sobre la base de las consideraciones antepuestas, la temporalidad presente de la disciplina demanda una delimitacin onto-genoseo-epistmica para con los campos de sentido y lneas de enmarcacin no como enclaustramiento, si no como verdadera posibilidad de lo que se ha convertido actualmente nuestro quehacer, o lo que ha llegado a ser con esa bsqueda de cientificidad en los paradigmas clsicos de la Ciencia Social como lo establecera Aguayo; esa actitud expuesta por la autora como accin social para nuestro hacer, signndonos inconscientemente, como sociologa aplicada; o si seguimos en esta misma dinmica, mencionar que cuando realizamos un diagnstico nos adentramos en parte guardando las proporciones al 32
espectro clnico de los comienzos, esencialmente cuando establecemos dinmicas psicolgicas en una intervencin familiar; o cuando con una comunidad se realiza un estudio etnogrfico (una apreciacin situacional) colindando las lneas de la antropologa para delimitar pautas y variables socio- culturales; o una evaluacin de un poltica social desde un anlisis poltico- econmico. No podemos propugnar de ningn modo que la disciplina posee teora como la teora sociolgica clsica o moderna; teora antropolgica en sus diversas manifestaciones segn el rea de inters; teoras ideolgicas y polticas como en la ciencia poltica; teora del derecho, psicolgica, etc. El actual denominado Trabajo Social o Servicio Social, no es o son los ms inteligibles significantes para aludir al espacio de nuestro quehacer 37 . La disciplina ha llegado a este espacio de reinvencin, como un hacer con autonoma de la Ciencia Social y, a la vez, con una heteronoma que no la hace ser ms esa ambigedad conceptual tpico temtica denominada Trabajo, Servicio o Asistencia, ya que es o se convirti, en la intervencin misma de la Ciencia Social; parti desarrollando un hacer por hacer subordinado en sus inicios servilistas alejados de aqul espectro, ahora en cambio, arrib como Dasein arrojado y abierto, en la instrumentalidad final tcnico operativa de los saberes de la Ciencia Social. Ya lo adelantaba nefitamente en mis primeros trabajos: [] aun con teoras que vienen de otro lado, concibiendo de esta forma lo inusual e inusitado de en lo estricto no ser ciencia, pero aunque no se sea, se posee dicha actitud, vale decir, la actitud cientfica, puesto que si bien hasta el momento la profesin no tiene autonoma frente a
37 En consecuencia, en la idea de posibilitacin tradicionante que nos presenta Zubiri (2006), comprenderamos el establecimiento de la categora Trabajo Social como producto histrico que guarda un correlato dependiente de tres aspectos fundantes: un aspecto constituyente, un aspecto continuamente y un aspecto progrediente (p. 90); finalmente, en base a la condena de eleccin sartreana de posibilidades o, en el proferir de Ortega y Gasset obligado a elegir a cada instante, la disciplina debe refundar bajo el manto de reinvencin que trajo consigo el siglo XXI, ms precisamente la segunda dcada, su norte y principios prctico-metdicos, porque ya no se debe hablar de un significante que no responde a una referencialidad tiempo-espacial ntida. 33
sus hermanos mayores [ciencia poltica, sociologa, economa esencialmente] visibilizndose con una suerte de dependencia, tiene en este sentido un carcter distintivo frente a ellos, ya que se encuentra inserta de forma genuina y diferenciada en lo emprico-pragmtico del conocimiento como ciencia social aplicada (Ibarra, 2010, p. 3). Y que no suene a peyorativo ser en lo emprico-pragmtico, ya que hemos llegado a estas conclusiones develando el Dasein en la verdad, o desocultando del ente el ser; con Sartre (1987) diramos que no hay no-ser sino en la superficie del ser (p. 56); por lo tanto, cuando sancionbamos que la disciplina permaneca en una bsqueda incesante de la naturaleza de su ser para salir de la existencia inautntica que transmita la angustia de un no ser, zanjbamos que redundaba en que se encontraba como, un [] <<hacer alejado de la reflexin>>, forjando una prctica un sin sentido en su vagar (Ibarra, 2010, p. 3); apercibimos hoy que nos auto-observbamos en el ser y no ser, en la ocultacin y desocultacin heideggeriana discutida en un principio, con pretensin de asentar con propiedad nuestro ethos. Y para que no se alberguen dudas, lo emprico-pragmtico en tanto principio prctico subordinado a la razn, se re-piensa permanentemente desde la hermenusis crtica en la inteleccin como comprensin del mundo en su dimensin re- creativa. Esta pesquisa cobija la bsqueda del Yo de la disciplina, de la aperturidad de su ser para con los dems, como manifestacin autoconsciente de re-crearse as misma y exhibir desde su hacer lo que es, lo que ha transmitido a travs del tiempo, llegando a lo que es hoy. La reinvencin trae un aparejo de novedad sobre lo dicho: Todo nuevo comenzar se asienta en otros comienzos ya realizados, por lo cual no supone eliminar los rastros del pasado, sino a partir de la fragilidad de sus lmites hacia la incertidumbre de lo ulterior. Es as que la libertad expuesta por la reinvencin no puede existir al margen de lo que los Trabajadores Sociales hacemos y decimos, ni mucho menos del intercambio de sentido sobre el modo como habitamos y cimentamos el lugar propio (Yez, 2009, p. 66). 34
Junto a Zubiri (2006), damos cuenta del haber recibido por la tradicin, de eso que es nuestro por herencia; ahora bien, la reinvencin viene de la mano con la Filosofa, con el saber primero que le reclama a la Ciencia Social su miopa intelectiva para con el hacer; ceguera cognitiva de sapiencia como falta de pensar. La Ciencia Social conoce y, adquiere y pone en prctica un saber, es la grafa cientfica mediante la cual nos apropiamos o generamos el saber con estatus. No obstante, no entrega respuestas sin la Filosofa en cuanto a la creacin y delineamiento desde el pathos y el logos que confieren pensar, reflexin. Ciencia Social sin Filosofa, se queda en instrumentalismo vaco; Filosofa sin Ciencia Social, se queda en una metafsica encerrada en s misma fuera de principios prcticos. En relacin directa con este ideario, Kruse (1986) nos dir que la filosofa para la disciplina: [] no est en su acabamiento, est en su status nascendi, porque casi nunca hemos filosofado, y porque aunque los colegas mayores lo hubieran hecho, de poco nos servira su reflexin. El filosofar es una tarea personal que cada uno debe recompensar tomando como tesis la sntesis de su generacin anterior (p. 71) 38 . El nombre que representa y nos sindica en base a nuestro hacer, indudablemente es Intervencin, en consecuencia, nuestra disciplina debe llevar por nombre Intervencin Social, pero si le denominamos de esa manera, se suscita lo mismo que con la nomenclatura Trabajo Social, una ambigedad conceptual como expresin teleolgica difusa; el significante Intervencin no explicita su refencialidad para con lo expuesto, ya que no dice de donde proviene y tampoco hacia donde se dirige. Es acertado en la bsqueda de autenticidad y, apertura del ser, explicitar su origen e impronta: Intervencin Social Transdisciplinar. Con esta categorizacin, si bien damos cuenta de nuestro origen, pensar y hacer como discurso, acaece otro problema; daramos
38 Kruse (1986) nos transmite que la falta de pensar ocurre no solo en la disciplina, sino que en la sociedad en general: Los extraordinarios medios de comunicacin de masas creados por la tecnologa y puestos al servicio de las minoras dominantes han cooperado con la ideologa predominante a extirpar en los seres el hbito de pensar (p. 75). Aludimos con esto a la violencia simblica descrita por Bourdieu, que se materializa en Baudrillard como una nueva forma de opresin que trae consigo el consumo. 35
pie para que en unos 5 o 10 aos alguien nos diga justamente lo que criticamos y denunciamos aqu, una ocultacin del ser de la disciplina, puesto que la categorizacin propuesta, no responde a los campos de sentido en su mayor expresin en cuanto a totalidad y especificidad. La disciplina es la intrumentalidad final tcnico operativa de los saberes de la ciencia social, es conocimiento aplicado y, en la Ciencia Social, su mundo por lo tanto como Dasein es Miteinandersein (ser unos con otros o convivir), en sntesis, Mitwelt (comundo o mundo compartido), una parte del todo que es y se hace en el todo; no es una ciencia social aplicada, sino la Ciencia Social aplicada en su instrumentalidad socio-espacial. Por lo tanto, antes de delimitar onto-gnoseo-epistmico-referencialmente la categora que abre nuestro ser al mundo, partamos por nuestro hacer: somos cientistas sociales, razn por la cual, la disciplina pasara a categorizarse como Ciencia Social, pero si concluimos en tal eplogo, quedara solo en entelequia al interior del gremio profesional, suscitndose el mismo recurrente problema hasta aqu vivenciado: un significante sin especificidad referencial. Somos cientistas sociales, no atpicos como lo sancionara Aqun (1999), sino en todo su esplendor, y no comprendo porque nos restringimos, estamos reprimiendo desde nosotros mismos la facultad de hablar con propiedad; muchos estamos actuando estableciendo mediaciones entre el pensar y el hacer como mtodo que condensa nuestro ethos disciplinar en un discurso nuevo como intervencin desde la totalidad del saber; INTERVENIMOS CON UN SENTIDO MENTADO, y nos enorgullecemos de poseer un acervo de conocimiento en la aplicacin del saber propio y elaborado. Nuestra Disciplina renace, se reinventa, acogi a la filosofa como manantial de los principios primeros que dan vida y movimiento a la Intervencin. La disciplina hoy, en este encuentro con la aperturidad, ha vuelto a ser arrojada al mundo; Junto a Barthes (1994), expresamos que el discurso, no responde [] tan solo una adicin de frases, sino que en s mismo constituye, por as decirlo, una gran frase (p. 26); en tal sentido, la disciplina se constituye con un acervo de componentes para con la Intervencin, o en palabras de Matus (2002), una matriz de anlisis que decanta en una Intervencin polifnica, en razn de que: [] no opera en primer lugar con objetos tangibles sino con el discurso 36
como tangibilidad, como condicin de posibilidad (p. 86). La gran frase de ese discurso hoy, decanta en: Ciencia Social Mencin Intervencin. A modo de colofn, me gustara ocuparme de la subalternidad que esta pesquisa desmantel. Para ello, es preciso dejar en evidencia la situacin que aconteci durante el siglo de vida que la disciplina lleva en el mundo. Trayendo a colacin una vez ms a Netto, daremos cuenta de su experiencia como uno de los referentes del continente. Dicho autor, posee una vertiente investigativa fuera de la disciplina, con un vasto nmero de publicaciones. En relacin a esto, a partir de su trayectoria vivida en diversos foros y conferencias en aquellas reas, tomamos un relato suyo donde nos transmite como nos han visto los dems a travs del tiempo: Cuando estaba en un seminario conferencia y me preguntaban cul era mi formacin de base, incluso provocativamente yo deca: soy trabajador social, y la gente se quedaba: ah trabajador social!, como queriendo decir: un hombre tan inteligente qu hace en el trabajo social?, el trabajador social es para muchachas poco dotadas intelectualmente. Felizmente en los ltimos 30 aos esto ha cambiado sustantivamente, pero por qu nuestra ubicacin subalterna, o en el mbito paramdico o en el mbito parajurdico? Es porque la ejecucin terminal de las polticas sociales ha sido el punto donde nosotros nos inscribimos en la divisin socio-tcnica del trabajo. De ah que a los socilogos, a los antroplogos, a los psiclogos sociales, a los cientistas sociales, a ellos les caba estudiar, pensar; y a nosotros la sucia tarea en la basura de las prcticas. Esto qued como una clara distincin entre nosotros y ellos. Pero esto cambia a partir de los aos 65/70 y no solamente en Amrica latina con la reconceptualizacin; tambin en parte de Canad, en algunas reas de Inglaterra y Europa occidental. (Netto y otros 2002 p. 19). No estoy seguro de que esa situacin haya cambiado, por lo que a m me toca apreciar, not en mi formacin que llegaban los puntajes de ingresos ms bajos a nuestra carrera, y eso no solo en mi Universidad, sino que a nivel nacional. Ningn puntaje valga redundar nacional, suea con estudiar la 37
carrera; seamos sinceros, no generamos una gran ilusin en pequeas grandes mentes que se arriman al saber. Por otro lado, la mayor parte de los docentes de la disciplina agudizan esta situacin vilipendiando la preocupacin por la erudicin, lo que entrega como resultado, estudiantes que reproducen de manera acrtica la escisin entre el pensar y el hacer, naturalizando que la disciplina est y se hace desde el sentido comn en el segundo espacio, desvinculado del primero. En lo tocante al gremio en general, el nivel es muy precario, se repite lo incubado en el aula, la intelectualidad es vista como algo alejado y sin relacin con el hacer, no se dimensiona precepto alguno de lo desarrollado en este escrito en cuanto a la razn prctica pura. Varios autores han llevado adelante importantes esfuerzos intelectuales desde diversos pases en el continente y Europa, pero en la prctica en base a mi trabajo de campo, pude apreciar que los colegas con suerte los conocen; ms triste an, muchos estudiantes de buenas universidades tampoco. Quiz nadie lea estas lneas, quiz formen parte en del olvido en una biblioteca virtual, aun as, su trasfondo entrega un antes y un despus; Benjamn (2005) nos recuerda, que: El trueno es un gran relmpago que despus retumba (p. 459), quiz algunos no lo ven en un principio, pero en resumidas cuentas, lo terminan escuchando. Lo que puedo decir con propiedad al finalizar este discurrir literario y, preparndome para embarcarme en una nueva travesa en otra rea del saber, es que en importantes crculos de pensamiento chilenos, recurrentemente inquietos me han consultado cul es mi formacin en el pregrado les respondo con una sonrisa: Ciencia Social Mencin Intervencin. A lo que me replican, qu es eso, dnde lo imparten? Y respondo: es eso que llamaban Trabajo Social o Servicio Social.
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