Cuentos A 100 Manos
Cuentos A 100 Manos
Cuentos A 100 Manos
manos
cuentos
a
manos
Proyecto Cultural de
Sistemas y Computadores S.A.
Bucaramanga - Colombia
2004
Primera edicin:
Diciembre de 2004
100 ejemplares
NDICE GENERAL
Prlogo
Todos los cuentos del mundo / 11
Los tres deseos / 15
Un hombre malo / 18
La parbola / 18
La prueba de hielo / 19
El corresponsal / 21
Las torres de las lenguas / 23
El juego intelectual / 24
El rey desnudo / 24
Me pagars con sangre / 25
O mejor / 27
El hombre sin nombre / 28
Martina / 29
Ocurri en la arena / 31
Frente a frente / 34
Una cita a ciegas / 35
Colomba y el profesor / 37
Hache, tres destinos para un traspi / 41
Suaves sirenas / 44
Fbula numrica de Sir Tomate F / 45
Cyber romance / 46
Piedrita bajo mi almohada / 47
Una cuenta para saldar / 49
El cartero / 52
7
El mago / 53
Libro de aventuras / 53
Libro de cocina / 54
La Cenicienta, el profesor chiflado de su poca / 55
Violacin + I.V.A. / 57
Desencuentros / 60
Tiempos de la UP / 61
El muerto / 63
Emborrachaos! / 64
Coleccin de desencuentros / 65
La nia y el poeta / 69
El vino / 71
Manos confusas / 75
Para dox / 77
El norte / 78
rbol del tiempo / 79
Kokoro y el cuadernillo mgico / 81
Los tres hombres / 85
Cuaderno Rivadavia / 86
La leyenda de los temblores / 87
Incendiarios / 88
Noche de rumba / 89
Dos gardenias / 91
De oscuro a amarillo / 92
Deseos / 93
Paleta de colores / 95
La venganza I / 96
La venganza II / 96
La colonia / 97
8
Fobia / 98
Leccin / 99
Sin ttulo / 99
Trabajar, trabajar y trabajar / 100
Cuando me ames / 101
Premonicin / 101
El jardinero real / 102
Yeya la yegua / 103
Seis cuentos de terror / 104
Sir Galvn y la espantosa dama / 105
La flor de lilil / 109
El samn y los pjaros / 116
El viejo de la verruga / 117
Juan diablo / 121
Uno de Cosiaca / 126
El baile sin cabeza / 127
El espritu de las aguas / 131
El campesino y su caballo / 133
Anansi y los pltanos / 135
El tesoro / 138
La boda de To Conejo / 139
La naturaleza / 141
Nada es superior a Dios / 142
El nacimiento de la Isla Borikn / 143
Las aguas cambiadas / 148
El campesino y el matemtico / 149
Atencin / 153
De sastre a doctor / 154
Por qu los perros se huelen la cola / 157
9
10
PRLOGO
TODOS LOS CUENTOS DEL MUNDO
Este ao (2004) Bucaramanga estuvo de fiesta porque su
Festival Iberoamericano de Cuenteros Abrapalabra cumpli sus
primeros diez aos de realizacin. Ya s que no son muchos,
que an es un nio al que se le deben prodigar los mayores
cuidados para que contine creciendo; que de ahora en
adelante le esperan sus mayores experiencias y el reto de la
maduracin y permanencia. Pero diez aos en Colombia son
bastantes, si se tiene en cuenta que aqu mueren proyectos
culturales todos los das. Tambin todos los das mueren
colombianos. Es la guerra que roba la vida.
Festival es sinnimo de fiesta y para que haya fiesta debe
haber un motivo y muchos invitados. Este ao hubo un gran
motivo: llegamos a la dcima versin; y tambin muchos
invitados: 100 cuenteros de 14 pases que quisieron celebrar
con Bucaramanga su festival. No todos los que haban estado
pudieron estar, sin embargo, vinieron los que no haban estado
y siempre quisieron estar, y que ahora, despus de diez aos,
ya estn.
Un homenaje a los que nunca volvern, pero que siempre
estarn presentes: Jorge Navarro, Jos Higinio Galvn y Jairo
Botero. Ahora son cuenteros en el cielo de los cuenteros. Seguro
que existe un cielo as, o debera.
Dedicar la vida a contar cuentos es asunto de cuenteros.
Yo no s si se nace con esa vocacin. Nicols Buenaventura
dice que si un cuentero no nace no se hace. Mi padre me
contaba cuentos, as que yo le echo la culpa a mi padre de
haber enderezado mi camino. Creo que hubiera sido infeliz
haciendo otra cosa distinta a contar cuentos. Tambin s que
todos los cuenteros comparten esa felicidad.
Bucaramanga tiene nombre de cuento, por eso cuando
los nios de otros pases escuchan esta palabra les brota una
gran sonrisa. Un lugar que tiene nombre de cuento tiene que
11
Pacho Centeno
13
15
16
17
UN HOMBRE MALO
Por Jorge Navarro 2
(Colombia)
LA PARBOLA
Por Jorge Navarro
(Colombia)
18
LA PRUEBA DE HIELO
Por Gonzalo Valderrama
(Colombia)
20
EL CORRESPONSAL
Por Leo Masliah
(Uruguay)
22
23
EL JUEGO INTELECTUAL
Por Rafael Daz
(Per)
EL REY DESNUDO
Por Cristina Villanueva
(Argentina)
24
26
O MEJOR
Por Amalia L Posso Figueroa
(Colombia)
27
28
MARTINA
Por Patricia Mix
(Chile)
30
OCURRI EN LA ARENA
Por Celso Romn 3
(Colombia)
Escritor colombiano cuyos cuentos son contados por muchos cuenteros del mundo.
Este maravilloso relato aparece en su libro Fu, el protector de los artistas y otros
relatos. Ed. Panamericana.
31
33
FRENTE A FRENTE
Por Carolina Rueda
(Colombia)
36
COLOMBA Y EL PROFESOR
Por Soledad Alzate
(Colombia)
caricias, uno que otro toquecito por aqu y por all, mientras,
sudando copiosamente, le recitaba los ms sentidos versos de
Neruda.
A ella la cabeza le daba vueltas entre el vino, el sol, los
versos y el pito de marihuana que el profesor le encendi tan
pronto terminaron los ltimos granos de caviar, ante la mirada
impvida de la vaca que se haba acercado a la escena. En
esas estaban, cuando aparecieron las primeras hormigas que
el profesor estaba esperando con ansiedad, pues eran el
pretexto que necesitaba. Le asegur a Colomba que detrs de
las hormigas vendran los mosquitos, las abejas y dems bichos
de campo, pero que no deba temer pues para eso haba
llevado el repelente. Pero como no quera manchar su precioso
vestido, le sugiri quitrselo mientras le describa la famosa
pintura impresionista Desayuno sobre la hierba, ese famoso
picnic donde las mujeres aparecen desnudas y los hombres
vestidos. Colomba no saba de qu le hablaba el profesor,
pero ste se lo describa en detalle al tiempo que le abra
delicadamente, uno a uno, los botones de su vestido.
Resumiendo, Colomba estaba ya despojada de sus velos
y el profesor miraba con ojos desorbitados ese cuerpo
voluptuoso, suficientemente acariciado por el sol. Hasta que
ya no pudo resistirlo ms y se lanz sobre esa montaa de
carne luminosa y palpitante. Se arranc la ropa a tirones, como
posedo, hasta quedar tambin en cueros. Colomba se retorca
de la risa, mirando a ese hombrecillo tan delgado y peludo y
con una especie de pepino debajo del ombligo. Pero por mas
cosquillas que l le hacia y por ms risa que le provocaba, ella
no despegaba sus rodillas y se defenda con unos empujones
coquetos y juguetones, que viniendo de ella parecan trompadas
de elefante. Hasta que logr zafarse del torpe abrazo del
profesor y ech a correr sin parar de rerse, como esas
mitolgicas criaturas de los bosques que siempre aparecen
perseguidas por los faunos. Y un fauno pareca el profesor
tratando de alcanzarla.
39
40
41
DESTINO SEGUNDO
La puerta qued abierta de par en par.
A los pocos segundos un tambaleante caballero, excedido
en copas, al perder el equilibrio, se apoy en el marco de la
puerta.
Tom un poco de aire y continu con su difcil y
zigzagueante camino. Justo en el momento en que Hortensia
Higuerillas, la inquilina del departamento "H", bajaba las
escaleras.
Hortensia al ver aquel hombre alejndose, se lanz sobre
l reclamndole por haber dejado la puerta de par en par
abierta. "Con lo peligroso que se ha puesto todo ltimamente".
Y aprovechando que justo en ese instante pasaba por all
un nio montado en su triciclo, empuj al frgil ebrio hacia el
vehculo que pasaba, quien lo atropell lanzndolo por los
aires y partindole la crisma.
DESTINO TERCERO
Sin embargo, bast el impulso de la misma puerta para
que se deslizara lentamente hasta cerrarse por completo, con
un suave chasquido, como si fuera un punto final.
a los pocos segundos un tambaleante caballero,
excedido en copas, al perder el equilibrio, se apoy en la puerta
cerrada, justo en el momento en que Hortensia Higuerillas, la
inquilina del departamento "H", bajaba las escaleras,
El borracho iba a continuar con su difcil y zigzagueante
camino, cuando, proveniente de la cerradura surgi un
tremendo y espantoso ruido que casi le paraliza el corazn.
Era el escandaloso chasquido elctrico que abra la puerta y
que se haba producido cuando Hortensia apret el botn para
salir.
Hortensia al ver la palidez del rostro del espantado hombre,
al borde de un sncope, producido por ella sin querer, se
compadeci. Lo hizo pasar a su departamento el
departamento "H".
42
43
SUAVES SIRENAS
Por Yamid Leiva
(Colombia)
44
CYBER ROMANCE
Por Carlos Genovese
(Chile)
48
50
51
EL CARTERO
Por Leonardo Vargas
(Colombia)
EL MAGO
Por Rubn Martnez
(Venezuela)
LIBRO DE AVENTURAS
Por Rubn Martnez
(Venezuela)
LIBRO DE COCINA
Por Rubn Martnez
(Venezuela)
54
LA CENICIENTA,
el profesor chiflado de su poca
Por Juan Carlos Mazo 4
(Colombia)
55
56
VIOLACIN + I.V.A
Por Luis Martn Trujillo
(Colombia)
58
59
DESENCUENTROS
Por Fernando Rodrguez
(Colombia)
60
TIEMPOS DE LA UP
Por Rodrigo Collao 5
(Chile)
61
62
EL MUERTO
Por Maria Teresa Agudelo
(Colombia)
EMBORRACHAOS!
Por Charles Baudelaire 6
(Francia)
64
COLECCIN DE DESENCUENTROS
Por Alexander Daz Gmez
(Colombia)
fue una suerte que pasara cerca y pensar que paso casi a
diario... en fin, el destino es una coleccin de desencuentros".
Llegaron al apartamento de ella y Marcos se mordi los
labios al ver aquel lugar. Todas las cosas que ellos haban
querido en el pasado estaban all: la radiola de comienzos de
siglo, los cuadros sin sentido de Mir, las revistas de ocultismo
barato en el centro de la sala y una coleccin extensa de libros
sobre El Cairo. Todas las esquinas le hablaron de sus gustos,
que ella haba heredado, y le hicieron olvidar su dolor y
reemplazarlo por uno ms profundo.
Tienes todo lo que nos gustaba en ese entonces.
Algunas cosas.
Debo irme, mi esposa debe estar preocupada.
Que espere! Si despus de seis horas no se ha percatado
de tu ausencia, es que no vale la pena avisarle. Pero si quieres
dame su nmero telefnico y le aviso.
No, mejor no, aqu me siento a gusto, mi apartamento
es una celda incomoda, en cambio ste es bonito.
Marcos se recost en la cama que siempre haba soado.
Dios, su pasado volva a chocarse en su esquina! Ella le cont
lo que haba hecho en esos aos de ausencia; que se haba
casado y separado; que haba viajado, caminado, nadado,
buceado; que haba observado el cielo, los anocheceres en
lugares lejanos, en el Mediterrneo; le cont que estaba en la
ciudad desde haca un ao, que le gustaba olfatear ofertas de
libros viejos, y que haba escuchado un ruido, un frenazo,
encontrndolo tirado en la calle.
Pero aqu estamos, an te gusta cocinar?
No s si pueda mantenerme en pie despus del golpazo.
El mdico dijo que podas estar un par de das aturdido.
Si quieres te quedas el tiempo que desees.
No s, creo que no, debo volver con ella.
Vuelve a m, el destino te trajo.
S, y un parabrisas...
Los dos rieron de buena gana. Ella baj la cabeza
invitndole a un beso, un beso como los de antes. Los dos
67
68
LA NIA Y EL POETA
Por Armando Quintero
(Uruguay)
Yo conoc una nia que tena los ojos color del tiempo.
Viva en una ciudad donde todas sus casas y edificios eran
iguales. Todas las casas tenan los techos rojos, las puertas y
las ventanas pintadas de verde, las paredes blancas. Los
edificios tenan sus muros grises, con sus ventanas y puertas
grises y siempre cerradas, casi como para que nadie pueda
saludar ni hablar a nadie. Como para que nadie supiera del
otro. Las mesas, las sillas, los platos, los diversos objetos, eran
muy parecidos unos a otros. Los animales tan similares que, a
la hora de querer saludar, acariciar o slo jugar con el gato o
el perro que era mi mascota, me pasaba mucho tiempo para
diferenciarlo de los otros perros o de los otros gatos. Las
personas se parecan como en las monedas se parecen las
cabezas de los hroes, o esos nmeros rodeados de laureles
que tambin encontramos all. Era una ciudad donde no pasaba
nada. Todo se repeta, se repeta, se repeta. Se le conoca por
ello y as se le llamaba: La Ciudad Donde No Pasaba Nada.
Cierta vez, la nia quiso asomarse al mundo. Quiso ver si
fuera de su ciudad poda encontrar aunque ms no fuera
una flor que tuviera ptalos con formas, colores, y aromas
diferentes. Y se fue de all. Camin. Camin mucho tiempo,
hasta que lleg a la casa de un seor que, casualmente, era
un poeta. El poeta estaba durmiendo pero, como buen poeta
y distrado que era, ni siquiera le haba puesto trancas a la
puerta. La nia empuj la puerta y entr a la casa del poeta.
Observ que la sala, como casa de poeta, estaba desordenada.
Sobre la mesa de trabajo descubri unos cuantos libros. Otros
en las sillas, en el suelo, entre los ms diversos objetos. Algunos
pocos, dispersos en los estantes de la biblioteca. Descubri,
adems, que cada libro era diferente. Cada uno tena portadas,
ilustraciones, papeles con texturas distintas. Las letras, incluso,
69
70
EL VINO
Por Ana Ximena Hidalgo
(Venezuela)
74
MANOS CONFUSAS
Por Alexis Daz Pimienta
(Cuba)
PARA DOX
Por Cristian Atanasiu
(Alemania)
77
EL NORTE
Por Joel Snchez
(Cuba)
78
80
82
83
84
CUADERNO RIVADAVIA
Por Roberto Nield
(Argentina)
86
87
INCENDIARIOS
Por Rafael Lpez
(Colombia)
88
NOCHE DE RUMBA
Por Walner Jaramillo
(Colombia)
90
DOS GARDENIAS
Por Carlos Vega
(Colombia)
91
DE OSCURO A AMARILLO
Por Juan Cuentacuentos
(Costa Rica)
92
DESEOS
Por Fredy Beltrn
(Colombia)
93
94
PALETA DE COLORES
Por Carlos Castaeda
(Colombia)
LA VENGANZA I
Por Diego Mateus
(Colombia)
LA VENGANZA II
Por Diego Mateus
(Colombia)
96
LA COLONIA
Por Pablo Torres
(Colombia)
FOBIA
Por Leonardo Reales
(Colombia)
LECCIN
Por Leonardo Reales
(Colombia)
SIN TTULO
Por Fabin Garzn
(Colombia)
100
CUANDO ME AMES
Por Carlos Sierra
(Colombia)
PREMONICIN
Por Carlos Sierra
(Colombia)
101
EL JARDINERO REAL
Por Franco Bonilla
(Colombia)
102
YEYA LA YEGUA
Por Fabricio Vlez
(Colombia)
103
PRIMERO
Ayer iba caminando por la calle y me encontr a mi novia.
SEGUNDO
Ayer iba caminando por la calle, tomado de la mano de
mi novia, y me encontr a mi ex novia.
TERCERO
Ayer iba caminando por la calle de la mano de mi ex
novia, y me encontr a mi novia.
CUARTO
Ayer iba caminando por la calle de la mano de mi ex
novia, y me encontr a su novio.
QUINTO
Ayer iba caminando por la calle con mi novia y me encontr
a mi suegra.
SEXTO
Ayer iba caminando por la calle y me encontr solo.
104
105
108
LA FLOR DE LILIL
Por Matas Trraga 9
(Espaa)
ste era un Rey que tena tres hijos (uno mayor, uno
mediano y uno pequeo); y este Rey que, como buen Rey de
cuento, tres hijos tena (uno pequeo, uno mediano y uno
mayor) amaneci un da y despert ciego (ciego de no ver).
Ningn mdico de aquel pas, que, a la postre, en aquel pas
haba mdicos para parar un tren de mercancas, le supo dar
solucin a su problema.
Por qu se ha quedado ciego el Rey? preguntaban.
Y a m que me cuentas, si yo soy carpintero!
contestaba el otro.
Hasta que un viejo (pero viejo, viejo, viejo), que siempre
vesta con una sbana y al que por eso llamaban el loco, le
dijo que la nica solucin para su problema era encontrar una
flor que nadie haba visto nunca: la Flor de Lilil.
La Flor de Lilil? pregunt el Rey.
La Flor de Lilil respondi el viejo.
El Rey, ni corto ni perezoso (aunque, la verdad sea dicha,
era bastante perezoso), mand llamar a sus tres hijos (a saber:
el mayor, el mediano y el pequeo) y los mand a los cuatro
confines de la tierra (bueno, a los tres confines, porque eran
tres hijos) en busca de la Flor de Lilil. Los tres hermanos (el
mayor, el mediano y el pequeo) subieron a tres caballos (uno
grande, uno mediano y uno pequeo); partieron y cabalgaron
durante tres das y tres noches, porque en los cuentos todo
dura tres das con tres noches (es la medida estndar); y a la
tercera noche descabalgaron porque estaban cansados. En
ese preciso instante, en ese preciso momento, en esa precisa
precisin aparecieron tres lobos, pero tres lobos como osos,
pero tres lobos como osos que parecan elefantes (uno grande,
9
109
uno mediano y uno pequeo). Los tres lobos como osos que
parecan elefantes comenzaron a perseguir a los tres hermanos;
no el lobo grande al hermano grande, el lobo mediano al
hermano mediano y el lobo pequeo al hermano pequeo,
sino un poco ya al libre albedro; los persiguieron, eso s, durante
tres das con tres noches. Y, a la tercera noche, el hermano
pequeo divis en lontananza tres rboles que, como os podis
imaginar, eran un roble, una encina y un quejigo. El hermano
mayor se subi al roble, el mediano se subi a la encina y el
pequeo se subi al que quedaba, se subi al quejigo.
A la maana siguiente o, mejor dicho, a las tres maanas
siguientes los tres lobos como osos que parecan elefantes
haban desaparecido, no haban dejado ni rastro. Los dos
hermanos (el mayor y el mediano) se desperezaron y bajaron
del rbol, pero el hermano pequeo, justo al desperezarse,
descubri que en una de las ramitas del quejigo creca una
flor blanca de tres ptalos que, tate!, era la Flor de Lilil. Y
sabis por qu supo que aquella y no otra, entre todas las
flores del universo, si nadie la haba visto nunca, era la Flor de
Lilil. Porque cantaba.
Lilil! deca la flor.
l la cogi delicadamente entre sus dedos (porque haba
que hacer una infusin con la flor y no se poda estropear) y la
flor dijo:
Lilil!
Baj y se la enseo a sus dos hermanos.
Eh, hermanos! Mirad lo que he encontrado.
Lilil! dijo la flor.
Los dos hermanos (mayor y mediano) se moran de envidia,
se coman las uas de envidia, se coman los dedos de envidia,
se coman las manos, se coman los muones, los brazos, se
coman enteros y se volvan a vomitar de envidia. Cmo era
posible que aquel hermano, que total, era el pequeo, llevaba
cuatro das con ellos! Iba a ser el ojito derecho de su padre
(cuando recuperara la vista, antes no). As que el hermano
mediano lo entretuvo hablando de filosofa cuntica (que estaba
110
111
Pastorcillo no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me mataron
por la Flor de Lilil.
Cmo, cmo? dijeron las ovejas.
por la Flor de Lilil dijo la flauta.
Al or aquello el pastor exclam:
Anda la osa mayor! Qu bien toco la flauta! Me voy a
hacer msico callejero.
Y, efectivamente, abandon a sus setecientas catorce coma
cinco ovejas en un hogar para ovejas abandonadas que haban
puesto por all y se march a la ciudad, a la plaza, justo delante
del castillo del Rey a tocar la nica cancin que aqulla flauta
tocaba, que no era otra que:
Pastorcillo no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me mataron
por la Flor de Lilil.
Aquello lleg a odos del Rey, que buena vista no tena,
pero buen odo tampoco, pero lo oy; y quiso que aquel
pastor que tan bien tocaba la flauta tocara para l. El pastor
entr en el saln del trono y se arrodill delante del Rey (porque,
yo no s por qu, todos los pastores, cuando llegan al saln
del trono, se arrodillan delante del Rey), a lo que el Rey le dijo:
No, hombre, no! Levntate y no andemos con cortesas.
Quiero que toques para m.
Yo tocar para usted! dijo el pastor.
S, t tocar para m.
Yo tocar para usted! volvi a decir el pastor.
S, t tocar para m.
Yo tocar para usted!
S, hombre, pero toca ya!
Y el pastor toc.
112
Pastorcillo no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me mataron
por la Flor de Lilil.
Al or aquello al Rey se le puso la mosca detrs de la
oreja, pero se la quit y continu la conversacin.
Pastorcillo, qu bien tocas la flauta!
Pues ya ve usted que no tengo ni idea. Es que esta flauta
es mgica, toca sola, siempre la misma cancin. Quiere
probarla usted?
Hombre! Yo, un Rey, tocar la flauta de un pastor.
Si no nos ve nadie.
El Rey mir a un lado y al otro del saln y, efectivamente,
agarr la flauta y toc.
Padre mo no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me mataron
por la Flor de Lilil.
El Rey llam a su mujer, la Reina, que estaba por all
reineando.
Esposa ma. Quiero que toques esta flauta.
Uy, yo! Tocar la flauta de un pastor llena de virus
pastoriles. No, no, no.
No te preocupes mujer que yo te la limpio dijo el Rey
frotando la flauta contra sus ropas.
Y as la Reina toc.
Madre ma no me toques
ni me dejes de tocar,
mis hermanos me mataron
por la Flor de Lilil.
113
115
10 Versin del Editor basada en un cuento del campesino Mae Madrid compilada
por el colombiano Anselmo Rangel.
116
EL VIEJO DE LA VERRUGA
Cuento popular japons 11
117
118
120
JUAN DIABLO
Cuento popular 12
121
Dando una vuelta por la tierra para ver cmo siguen las
cosas, pero ya bamos camino de regreso dijo Jess.
Pues si es as, entonces vamos con los deseos que
prometieron apur el herrero.
No dejes de pedir por la salvacin de tu alma sugiri
el buen Pedro.
En primer lugar dijo Juan, quiero que todo el que
se siente en mi silla no se vuelva a levantar hasta que yo lo
ordene.
Jess y Pedro se extraaron por el deseo del herrero, pero
de inmediato se lo concedieron.
En segundo lugar dijo Juan siendo interrumpido
por Pedro.
No dejes de pedir por la salvacin de tu alma.
quiero que todo el que se suba a mi higuera no se
vuelva a bajar hasta que yo lo ordene.
Los peregrinos se mostraron an ms confundidos con el
segundo deseo, pero tambin se lo concedieron.
Y en tercer lugar dijo Juan siendo interrumpido
nuevamente por Pedro.
Hombre! Que no dejes de pedir por la salvacin de tu
alma!
quiero que lo que se meta a mi bolsa no vuelva a
salir hasta que yo lo ordene.
Y ah si que quedaron sorprendidos los peregrinos, pues a
este hombre, aunque bueno, no pareca importarle la salvacin
de su alma. Pero an as, le concedieron su tercer deseo y se
marcharon sin entender nada.
Apenas qued solo, Juan empez a llamar al Diablo. Y el
Diablo que no se hace esperar y que aparece.
Aqu me tienes. Para qu me has llamado? pregunt
el Diablo.
Pues para qu va ser? Quiero que me hagas rico
dijo Juan.
Y a cambio de qu? pregunt el Diablo.
122
124
125
UNO DE COSIACA
Cuento popular paisa 13
126
127
No baila,
No baila,
El que tiene cabeza,
No baila.
Y eso es tambin para m?
S seor, el que tiene cabeza no baila dijo el portero.
Entonces el diablito dijo:
Pues a m esta cabecita no me la quitan ni jodida.
Y por eso hay diablo todava en el mundo, aunque menos
que antes, gracias a los guanajos.
130
131
132
133
EL CAMPESINO Y SU CABALLO
Por Elvia Prez 16
(Cuba)
134
135
136
138
EL TESORO
Cuento Sufi 18
139
LA BODA DE TO CONEJO
Cuento popular 19
Una viejita tena una huerta que era una maravilla: tena
rabanitos, culantro, tomates, zapallitos y chayotitos tiernos,
lechugas. Pero la viejita comenz a encontrar los quelites de
las matas de chayote y de zapallo comidos, y otros daos ms
por toda la huerta. Entonces hizo un gran mueco de cera y lo
plant en medio de la huerta para espantar al ladrn.
El caso es que era To Conejo el responsable de aquel
desorden; se meta por las noches y se daba cuatro gustos
gurruguceando todo lo que tena sembrado la viejita.
Cuando To Conejo lleg y se encontr con aquel
espantajo, al principio se asust y corri a esconderse detrs
de unas matas. Pero al darse cuenta de que no se mova y que
era de mentiras, la pic de valiente, se acerc y le meti severo
moquete; pero como el mueco era de cera, To Conejo se
qued pegado de una de sus manos. Entonces le dio mucha
clera y le meti otro moquete y se qued pegado de la otra
mano. Por despegarse, apoy sus patas sobre el mueco y se
qued pegado de sus dos patas tambin. Le meti un cabezazo
tratando de librarse del monigote, pero se le pegaron hasta
las orejas.
En eso amaneci y lleg la viejita a su huerta y se encontr
a To Conejo pegado a su mueco.
Con que eras t, pequeo rufin, el que estaba
acabando con mi huerta! Espera no ms y vers. Ahora mismo
te voy a pelar, a ver si te quedan ganas.
Lo cogi y lo meti adentro de un saco; luego amarr la
boca del saco y lo dej a un ladito de la cocina, mientras iba
a traer el agua para cocinarlo.
140
LA NATURALEZA
Cuento oriental 20
142
143
Haba una vez una punta de roca que viva en el fondo del
Mar de las Antillas. All haba estado siempre, desde el principio
del mundo, medio enterrada en la arena y apuntando hacia
arriba, en direccin a la superficie del mar. Pero esta punta de
roca no era como las otras del fondo del mar. A lo largo de su
milenaria existencia, un gran anhelo la haba distinguido de
las otras: quera crecer hasta el cielo.
Todos los que por all vivan saban de la extraa esperanza
que albergaba aquella antigua punta de roca.
Pero todas las criaturas del fondo del mar opinaban que
el deseo de la roca era un sueo inalcanzable. Pasaba por all
el pulpo, por ejemplo, y le deca: Eso es imposible. Pasaba
por all la fina barracuda y le deca: Eso es imposible. Pasaban
las medusas como lnguidos pauelos y le decan Eso es
imposible.
La punta de roca no se resignaba. Con mineral
determinacin, persista en su esperanza de salir a esa otra
dimensin que nosotros llamamos aire.
Un da muy especial las cosas sucedieron de otro modo.
Se hallaba la punta de roca meditando como siempre, cuando
de pronto, un pequesimo cangrejo ermitao se acomod en
un resquicio de su regazo de piedra para cambiarse de casa.
El carapacho que hasta entonces le haba servido de hogar
ambulante ya le quedaba muy chico y no lo dejaba crecer. As
que, con una mezcla de alegra y de tristeza en el corazn,
abandon su caparazn para buscarse uno mejor. En lo que
buscaba y encontraba, se qued desnudo en medio del mar,
expuesto a todos los peligros.
Ese cangrejito no era como los otros cangrejos ermitaos.
Le gustaban las fiestas, el baile y el vaciln. Al verse desnudo,
21 Versin de Carmen Rivera Izcoa para la Coedicin Latinoamericana. Uno de los
cuentos ms contados por los cuenteros del mundo.
144
148
149
EL CAMPESINO Y EL MATEMTICO
Cuento popular 23
150
152
ATENCIN
Por Juan Moreno 24
(Argentina)
153
DE SASTRE A DOCTOR
Por Maril Carrasco 25
(Mxico)
154
155
156
157
159
160
162
CUENTOS DE NASRUDN
Cuentos populares 28
EL CONTRABANDISTA
Nasrudn sola cruzar la frontera todos los das, con las
cestas de su asno cargadas de paja. Como admita ser un
contrabandista, cuando volva a casa por las noches los guardas
de frontera lo registraban una y otra vez. Registraban su persona,
cernan la paja, la sumergan en agua, e incluso la quemaban
de vez en cuando sin encontrar la mercanca. Mientras tanto,
la prosperidad de Nasrudn aumentaba visiblemente.
Un da, Nasrudn se retir y se fue a vivir a otro pas,
donde, unos aos ms tarde, le encontr uno de los guardas
aduaneros.
Ahora me lo puedes decir, Nasrudn, qu pasabas de
contrabando, que nunca pudimos descubrirlo?
Asnos contest Nasrudn.
LA MUJER PERFECTA
Nasrudn conversaba con un amigo.
Entonces, Nunca pensaste en casarte?
S lo pens respondi Nasrudn. En mi juventud,
resolv buscar a la mujer perfecta. Cruc el desierto, llegu a
Damasco, y conoc una mujer muy espiritual y hermosa; pero
ella no saba nada de las cosas de este mundo. Continu
viajando, y fui a Ispahn; all encontr una mujer que conoca
el reino de la materia y el del espritu, pero no era bonita.
Entonces resolv ir hasta El Cairo, donde cen en la casa de
una moza bella, religiosa, y conocedora de la realidad material.
Y por qu no te casaste con ella?
Ay, amigo mo! Lamentablemente ella tambin quera
un hombre perfecto.
28 Mul Nasrudn es un personaje mtico de la tradicin suf que a veces es un sabio
y otras veces un loco.
163
LA PROPINA
Cierto da el Mula Nasrudn asisti a una casa de baos
pobremente vestido, y lo trataron de mal manera. Al salir, sin
embargo, dej una moneda de oro de propina.
A la semana siguiente fue ricamente vestido y se desvivieron
por atenderlo. Al salir dej una moneda de cobre, diciendo:
Esta es la propina por el trato de la semana pasada, y
la de la semana pasada, por el trato de hoy.
EL REMEDIO
El Califa nombr a Nasrudn Consejero Mayor de su corte.
Cierto da un cortesano quiso probar la sabidura de Nasrudn,
as que le pregunt:
Nasrudn, t que eres un hombre de experiencia,
conoces algn remedio para el dolor de ojos? Te lo pregunto
porque me duelen tremendamente.
Permteme que comparta contigo mi experiencia le
dijo Nasrudn. En cierta ocasin tuve un dolor de muelas, y
no encontr alivio hasta que me las hice sacar.
LA LIMOSNA
Nasrudn peda limosna en la feria de la ciudad. Las
personas que pasaban siempre le ofrecan una moneda grande
y una pequea para que l escogiera, pero Nasrudn siempre
escoga la pequea, la de menor valor, y la gente se rea de lo
tonto que era.
Cierto da un hombre se compadeci y le aconsej:
Siempre que te ofrezcan dos monedas, elige la mayor.
As tendrs ms dinero y no sers considerado un idiota por
los otros.
Usted debe tener razn respondi Nasrudn pero si
escojo la moneda mayor, las personas dejarn de ofrecerme
dinero para probar que soy ms idiota que ellas y as no podr
ganar mi sustento.
164
LA RESPONSABILIDAD
La comitiva pas por la calle; soldados fuertemente
armados llevaban a un condenado a la horca.
Este hombre no tena arreglo coment un discpulo a
Nasrudn. Una vez le di una moneda de plata para ayudarlo
a levantarse de nuevo en la vida y no hizo nada importante.
Quizs l no sirva para nada, pero puede estar ahora
caminando hacia la horca por tu causa respondi el
maestro. Es posible que haya utilizado la limosna para
comprar un pual, que termin usando en el crimen cometido;
y entonces tus manos estarn tambin ensangrentadas, porque
en vez de ayudarlo con amor y cario preferiste darle una
limosna y librarte de tu obligacin.
165
166
167
170
EL CAMELLO Y EL LEN
Del Panchatantra 30
171
172
173
174
175
176
178
EL AMOR
Leyenda Cashinahua 32
179
33 Basado en el Pop Vuj, el Libro de la Sabidura Antigua que el pueblo Maya Quich
nos ha transmitido.
180
182
EL PRNCIPE CANGREJO
Por Fabiana Costa 34
(Italia)
Haba una vez un Rey que tenia una hija muy linda, pero
que no se quera casar. Era una preciosa joven de cabellos
color azabache, piel de terciopelo, y una manera de caminar
que cuando pasaba los pjaros paraban de cantar y las flores
dejaban de crecer. Todos se queran casar con ella, todos la
queran amar, pero ella los rechazaba.
Un da, lleg al castillo un pescador con una cesta, quien
le dijo al Rey:
Mi seor, mire lo que encontr.
El Rey destap la cesta y de ella sali un enorme cangrejo
de grandes ojos amarillos y unas increbles y fuertes tenazas.
Qu le parece el animal, mi seor? Verdad que es
nico?
En ese momento, la Princesa entr al recinto y se qued
conmovida al ver los ojos amarillos de aquel cangrejo.
Pobrecito dijo la Princesa, quiero este animal para
m, yo lo cuidar.
El Rey, quien tena planes culinarios para el cangrejo, no
entenda el capricho de la Princesa, pero, ante su insistencia,
pag unas cuantas monedas al pescador y orden meter al
enorme cangrejo en una baera. La Princesa pasaba horas y
horas contemplando al animal y acaricindole su caparazn.
Pero un da, sucedi que el animal desapareci de repente
de la baera y la Princesa se puso histrica: lloraba, gritaba y
rompa cosas. El Rey orden buscar inmediatamente al
cangrejo, pero nadie dio razn de ste. Ni siquiera el cocinero
real. Levantaron, movieron, abrieron, rompieron, tumbaron,
quebraron, alborotaron el castillo, pero el cangrejo no apareci.
183
184
185
EL PICAPEDRERO
Cuento popular
188
189
190
191
TRES CHICOS
Por Vicente Corts 36
(Espaa)
192
194
ROMANCE DE LA INFANTICIDA
Romance espaol 37
Ms arribita de Burgos
hay una pequea aldea
donde vive un comerciante
que vende paos y sedas.
Tiene una mujer bonita,
vala ms que fuera fea,
tiene un hijo de cinco aos
la cosa ms parlotera.
Todo lo que pasa en casa
a su padre se lo cuenta;
su padre, por mas quererle,
en las rodillas le sienta.
Ven aqu t hijo querido,
ven aqu mi dulce prenda,
quiero que todo me digas,
en esta casa quin entra.
Padre de mi corazn,
el alfrez de esta aldea,
que llega todos los das
y con mi madre conversa.
Con mi madre come y bebe,
con mi madre pone mesa,
con mi madre va a la cama
como si usted mismo fuera.
195
A m me dan un ochavo
p jugar a la rayuela
y yo como picarzuelo
me escondo tras de la puerta.
Mi madre estaba mirando
y me dijo que me fuera;
deja que venga tu padre
que te va a arrancar la lengua.
Mal le ha sentado al seor
el que aquello se supiera,
despus ha salido a un viaje
de siete leguas y media.
Un da, estando jugando
con los nios de la escuela,
ha ido a buscarlo su madre,
a peinar su cabellera.
Ha cuarteado su cuerpo,
lo ha tirado en una artesa
y el peinado que le ha hecho
fue cortarle la cabeza.
La coloca entre dos platos
y al alfrez se la entrega.
Seora se les castiga,
pero no de esa manera;
haberle dado cuatro azotes
y haberle echado a la escuela.
Tras de tiempos llegan tiempos
y el marido ya regresa;
ella ha salido a buscarlo
y lo ha encontrado en la puerta.
196