Resumen de Más Allá de La Representación

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id=0000168&a=Mas-alla-de-larepresentacion Publicado en la revista n008

RESUMEN DEL LIBRO MS ALL DE LA REPRESENTACIN . Editorial


Promolibro, Valencia, 1997. Autores: Csar y Sara Botella
Este libro consta de una introduccin seguida de diez captulos*, ordenados
cronolgicamente con el fin, dicen los autores, de que el lector pueda
evolucionar al ritmo de los escollos que hemos ido encontrando. Se
sintetizarn las ideas centrales de cada apartado.
Introduccin. Qu psicoanlisis para el siglo XXI?
Esta antologa parte del reconocimiento de una crisis de la teora: la de un
psicoanlisis centrado hasta ahora en el estudio de la neurosis, una
concepcin basada esencialmente en la teora de la representacin y en sus
causalidades tmporo-espaciales cuyos lmites conocemos hoy en da,
especialmente por quienes trabajan con pacientes borderline, en los que el
psiquismo parece responder a modelos que incluyen lo no-representacional,
lo fuera-del tiempo.

Sealan los autores que ms que crisis...sera justo hablar de momento


evolutivo actual en tanto que continuacin natural de lo que ya est inscrito
en el espritu de la teora psicoanaltica desde sus primeros esbozos .

Sitan el pensamiento de Freud en el contexto cientfico y cultural de fin del


S.XIX y plantean que este comienzo de siglo conmociona las certezas del
hombre, tanto las que vienen del exterior por medio de sus rganos de los
sentidos, sus percepciones auditivas y visuales, como las ms intimas
referidas a su propio pensamiento. Ciencias blandas y duras concurren a
una misma dificultad: la de pensar los desarrollos que se alejan de las
causalidades tmporo-espaciales. El hombre debe reconocer, sealan, los
lmites de lo representacional verbal sobre el contenido mismo del
pensamiento, de las fronteras que las palabras imponen al conocimiento.

Los autores se aventuran en lo que llaman, como Freud, las


presentaciones del conocimiento: ....la percepcin, por el rgano de la
conciencia (Freud), una endopercepcin, un procesual capaz de
presentar a la conciencia bajo la forma de una figurabilidad y sin la
mediacin de representaciones verbales. Parten de experiencias clnicas:
siempre ocurra en los momentos difciles de algn paciente que se
suscitaba en nosotros una figurabilidad: una inteleccin ms all de las

palabras que se nos impona, que nosotros padecamos ms que


conducamos.

Luego se preguntan: Qu psicoanlisis para el siglo XXI?: el psicoanlisis


se ha desarrollado hasta ahora sobre una teora de la representacin. Desde
este punto de vista, lo que poda aportar ya se ha producido prcticamente.
La nueva apuesta de la teora psicoanaltica parece ser ahora la del estudio
de un ms all de la representacin, la de un mejor conocimiento de lo
alucinatorio y de los procesos irreversibles.

Captulo I: Figurabilidad y no-representacin. 4 casos.

Trabajan aqu el valor econmico y dinmico de la figurabilidad en el


analista, la intensidad sensorial de la imagen y de su utilizacin en la
cura. En las vietas evocan momentos de figurabilidad en el analista:
trabajo psquico diurno comparable al del sueo, de recorrido regrediente
que desemboca en una percepcin interna cercana a la alucinacin del
soante.

En la prctica con nios autistas, constatan que apenas surgidos los


primeros signos de relacin objetal, comienzan a gritar de terror y a llamar
a sus padres mientras duermen. Hipotetizan que el ser humano comienza
la investidura de las percepciones y de las representaciones de los objetos
de manera frgil, fluctuando, sin distincin verdadera entre lo que es
percibido del objeto y lo que es representado. La ausencia del objeto puede
ser equivalente al peligro de la prdida de su representacin, heredera de
la satisfaccin alucinatoria del deseo, sinnimo de desamparo. Se tratara
de un inicio de funcionamiento psquico con intereses contradictorios y no
de un clsico conflicto.

El riesgo de prdida de la representacin (no del objeto) provoca un


verdadero vaco con efecto implosivo: el nio despierta aterrorizado, con la
mirada despavorida, llamando a sus padres...slo ha podido guardar sus
investiduras de las representaciones objetales gracias... a la pesadilla: la
amenaza fantasmtica de la pesadilla, finalmente resulta una defensa que
impide al Yo incipiente la prdida de la representacin, de la muerte
psquica.

Presentan, en este apartado, vietas en las que puede apreciarse,


descriptas especialmente, la funcin analtica con estos pacientes : el
analista no interpreta una fantasa frente a una prdida, sino que
proporciona al yo inundado, una imagen para llenar el boquete abierto por
el traumatismo, para restablecer su continuidad psquica...pero, el
analista no slo est en una situacin de prdida de su encuadre y de su
herramienta, la interpretacin, adems, experimenta el malestar que
produce lo confuso de las representaciones que el nio despierta en l,
hasta verse amenazado con lo peor, la no-representacin. Entonces, (el
analista) para defenderse, podr desinvestir su funcin...o al nio....o
sobreinvestir su intelectualizacin...

Los cuentos forman un puente, entre el nio y el adulto que conduce la


vivencia inorganizada hacia la representacin. Frente al fracaso de sus
intervenciones, el analista investir si puede, la va alucinatoria y har un
sueo o una pesadilla, encontrando as la solucin de la figurabilidad,
representando una herramienta para la progresin, incluso, la nica
manera de alcanzar ciertas facetas de la vida psquica del paciente.... En el
nio de una vieta, frente al trauma que resulta el riesgo de desinvestidura
de los objetos parentales y el motor que impulsa hacia la creacin de teoras
sexuales...la impronta de la figurabilidad del analista en la interpretacin,
despierta en el paciente un sentimiento de evidencia: la verdad, es como
si la viramos.

Captulo II:Solamente dentro-tambin afuera.La paradoja del


investimiento del objeto. El caso Olga

Toda cura analtica remite obligatoriamente a la dinmica de las


articulaciones entre rememoracin, conviccin y pensamiento anmico. El
funcionamiento normal del psiquismo podr utilizar las capacidades de
pensamiento anmico en lugar de obstaculizarlas o sucumbir a su invasin
(el caso del obseso). La alucinacin del sueo, reliquia del pensamiento
anmico, es pensamiento y percepcin, ilustrando el continuum
representacin-percepcin. Sin ms, las teoras sexuales infantiles surgen
tanto del pensamiento anmico como de los procesos secundarios, se
apuntalan en el modelo alucinatorio y se constituyen por un trabajo de
figurabilidad: dir el nio, es verdad, yo lo he visto; mientras que el
adulto: si, es verdad, yo me acuerdo.

En la evolucin, lo anmico tiende a desaparecer hacindose inconsciente,


mientras que es la conviccin la que permanece como un acto capital.
Incluye afecto y representacin, viene de adentro y provoca un impacto

perceptivo, consecuentemente, recuerdos banales comportan una fuerza


alucinatoria: la nia freudiana est muchas veces convencida de que ha
tenido, tiene o tendr un pene: alianza antitraumtica negacin-conviccin.
La conviccin est en el corazn de la relacin del psiquismo y la realidad.

Freud refera que: lo no-real, subjetivo, est solamente dentro; lo otro, lo


real, existe tambin fuera. Proponen que la prueba de realidad se ejerce en
una doble conviccin contradictoria: el objeto existe solamente dentrotambin fuera. Dos movimientos psquicos incompatibles y
complementarios, testigos anmicos inconcebibles para el pensamiento
secundario...de este trabajo psquico, parecido a una tcnica mgica,
surgir el sentimiento de existir y de lo real.

Magistralmente, nos ilustran acerca de una paciente obsesiva, aclarando


que ninguna clnica podr pretender demostrar hiptesis tericas y que
solamente es otro medio de expresar la intuicin del autor. Ella habla para
no sufrir, y al analista le tienta teorizar para no sufrir, para no enfrentar lo
irrepresentable... por el horror al vaco del encuentro con el desamparo;
slo arriesgando no saber y guindose por la aparicin de cierto afecto, el
analista logra acercarse, ampliando la brecha del preconciente auto-ertico
que deja aparecer el desamparo de la paciente.

Captulo III. La dinmica del doble. Un problema de tcnica psiconaltica: el


trabajo en doble. El caso Florin.

Durante su trabajo el analista se sirve tanto del par transferenciacontratransferencia como de un juego de investiduras narcissticas sobre el
modelo del doble que dar cuenta de los puntos de fractura (lagunas del
funcionamiento mental) y que permitir el acceso a zonas irrepresentadas
del paciente (y del analista), carentes de palabras, pero abundantes en
afectos e imgenes cuasi-alucinatorias.

En una sesin de un paciente neurtico, nos muestran cmo se pone en


juego el desvanecimiento de la investidura objetal, de la representacin del
objeto, abordndolo desde la dinmica del doble que ..no se reduce a
identificacin, aunque fuera identificacin primaria, puede apuntalarse en
ella. En el trabajo en doble no existe identificacin, en el sentido propio del
trmino, sino una capacidad, fuera de los rganos de los sentidos, de
percepcin primitiva, inmediata, de otro psiquismo, comparable a la
figurabilidad, a la percepcin endopsquica de un sueo.

Distintos aspectos del doble: anmico, autoertico, narcisstico, homosexual,


son avatares de la regresin del paciente, mientras que el analista
experimenta por momentos en la va regrediente de su pensamiento, la
manifestacin de la dinmica del doble, del trabajo en doble.

En momentos muy regresivos de la relacin analtica puede ponerse en


riesgo la investidura del doble auto-ertico, tanto en uno como en el otro
integrante de la dupla analtica quedando amenazada la propia
representacin de s, el afecto se desboca sin figuracin (sin ligarse),
implosionando al Yo, que defendindose, intentar figurar una pesadilla.
Coinciden con Freud, afirmando: la no-representacin sera la raz misma
de todo movimiento de deseo, formara parte de ella. La posibilidad de
figurar, de representar (organizar la dinmica del doble auto-ertico que
comprende la globalidad de la investidura de la representacin de objeto en
su vnculo con la investidura del Yo-cuerpo ergeno) restablecer la
alteridad.

La solucin permanente contra el desamparo (no figurabilidad), no podr ser


el chupeteo del pulgar -recurso autoertico- tampoco la investidura de un
objeto transicional.

En la sesin, el Yo funciona de una manera que llaman estado de sesin,


intermedio entre las modalidades diurna (tendencia a la accin) y
nocturna (tendencia a la alucinacin), colocando al analizando cerca de
una situacin parecida a la de la neurosis actual y as como la neurosis
admite un ncleo actual, existe en toda relacin analtica una cierta faceta
actual.

El Yo-en-estado-de-sesin, se sirve de ambos funcionamientos. Recordando


a Freud (cap. VII, Sueos) sealan que la regresin formal facilita la
tendencia a la descarga inmediata...hacia la percepcin...por su proximidad
al pensamiento anmico y a las alucinaciones; la regresin formal de la
sesin colabora al desarrollo de lo siniestro, que comporta un
desfallecimiento del doble auto-ertico. El analizado resolver el estado
de sesin frenando la figurabilidad alucinatoria, con la sobreinvestidura del
analista...su doble, pero que representa...un mnimo de alteridad
(narcisstico-homosexual). El analista, tambin puede recurrir a soluciones
defensivas: investidura narcisista del analizado como doble, convicciones
prefabricadas de teoras psicoanalticas pret-a-porter, memoria,

reinvestiduras de huellas mnmicas propias, dando un sentido de deja


connu a la relacin.

El trabajo en doble, representa una funcin fundamental en todo anlisis,


comparable en importancia y estrechamente ligada a la de la transferenciacontratransferencia.

Captulo IV: Lo alucinatorio y lo negativo del trauma infantil. Aline, un


psicoanlisis a cinco aos

Los autores se preguntan Qu posibilita que los procesos inconscientes se


tornen material analtico?. Parten de la idea bioniana (sin memoria ni
deseo), que implica que la atencin flotante y la libre asociacin no bastan
para acceder al psiquismo inconsciente. Consideran la relacin
mstica/psicoanlisis, planteando que el estado regresivo del pensamiento
en sesin....es indisociable de la existencia de una zona de norepresentacin y que sta resulta un exceso de exitacin (traumtica) para
el Yo. No representacin aquivale a desamparo.

Citan a Freud (1932) diciendo: el sueo no es propiamente dicho una


realizacin de deseo, sino una tentativa de realizacin y agregan, en cada
deseo infantil reprimido hay un elemento traumtico formando parte con el
mismo derecho que el principio del placer. El carcter traumtico, sealan,
no proviene del contenido de un acontecimiento representable. La calidad
traumtica implica el carcter negativizante...con desorganizacin brutal
(una violenta y brusca ausencia de tpicas y dinmicas psquicas, la
ruptura de la coherencia psquica)... originada en la ausencia de sentido y
no en una percepcin.

Lo traumtico implica incapacidad de transformar, de convertir en psquico


un estado que, por esta incapacidad, deviene exceso de energa....el trauma
es una fractura, un hueco en la trama de representaciones...que buscar la
figurabilidad como salida.

Acceder al inconsciente, exige un mnimo de regresin formal en el analista


(va hacia lo no representable)...sin embargo, las construcciones no siempre
resultan y lo no-representable estancar la cura...salvo que se produzca una
verdadera regresin formal en el pensamiento del analista.

Freud atribuy a la represin, los actos fallidos y los tratornos de memoria,


pero tambin en ellos intervienen traumas tempranos.

Estas nuevas comprensiones, difciles de aprehender, lleva a los autores a


teorizar acerca del concepto de forclusin y el de alucinacin negativa.

Proponen que existe una posibilidad normal del psiquismo de expresin


alucinatoria, el sueo durante la noche, permanentemente frenada durante
el da, por la necesidad de la prueba de realidad. Esta cualidad alucinatoria
no sera la consecuencia de un rechazo o de una abolicin al interior, sino
una capacidad regresiva del pensamiento diurno que se aproxima a la forma
de un estado primitivo del aparato psquico donde el deseo desemboca en
lo alucinatorio, y su secuela es el sueo nocturno. Distinguen la alucinacin
psictica (abolicin interior) de la histrica (insuficiencia del trabajo de
ligadura de los procesos primarios) y al fin de lo cuasi alucinatorio, de la
que se vale el analista trabajando en zonas de no representabilidad, y la
alucinacin accidental de las personas normales, resultado de una
regresin formal diurna impulsada al extremo y de la cual se sirve el
analista para acceder a lo irrepresentado. Denominan lo alucinatorio a las
dos ltimas categoras, ms cerca del polo perceptivo y del motor, que de la
conciencia y del pensamiento, accesibles con una transformacin previa.

Plantean el problema de los orgenes de representacin y pensamiento,


coincidiendo con Green en la negativizacin de la percepcin como
consecuencia de trauma repetidos por ausencia de objeto (pulsin de
muerte que desobjetiviza). Si, como dice Freud, la conciencia aparece en el
sistema perceptivo en el lugar de las huellas mnmicas, podemos pensar
que, a su vez, la memoria aparece en el lugar de lo alucinatorio. Pudiendo,
la percepcin ser considerada como una perversin de la alucinacin, de
all que recuerden que la representacin no puede ser comprendida como
una simple reproduccin de una percepcin anterior...

Concluyen este captulo recordando que el determinismo y la reversibilidad


psquica tan apreciados por Freud, han perdido su absolutismo.

Captulo V: Las alucinaciones de gentes normales. Interpretacin en 1.


Tpica e interpretacin en 2. Tpica

Exploran aqu, los lmites de la interpretacin clsica, basada en la


resistencia respecto del pasado reprimido. La teora freudiana de la
representacin se muestra insuficiente...en el estudio de los casos lmite
pero tampoco hoy- habra una teora que contemple integralmente los tres
conceptos: representacin, percepcin y alucinacin. Freud, en
Construcciones introduce tres elementos: conviccin (a partir de la
construccin), retorno alucinatorio de un pasado no representado y el
anlisis como un trabajo de dos psiquismos. Los autores entienden que no
se puede limitar la teora analtica al modelo nico conflicto/ mecanismos de
defensa.

Un modelo interesante sera el trabajo del sueo (porque sin dejar de lado el
conflicto, toma la articulacin representacin-percepcin-alucinatorio). Las
tendencias progrediente (hacia la percepcin) y regrediente (hacia la
alucinacin) estn permanente y simultneamente presentes.

Describen los mecanismos de las alucinaciones en pacientes no-psicticos


(alucinaciones accidentales, por regresin momentnea con conciencia de
percepcin falsa) y tambin en la psicosis. La alucinacin en la psicosis
representa una barrera contra la angustia del Yo de cara al derrumbe, a un
sentimiento de aniquilacin, y es distinta al fenmeno del sueo... la
prdida de objeto, y del rol unificador de sus investiduras, provoca un caos
psquico. La desobjetivizacin (Green) y la desorganizacin consecuente,
estn atrapadas por la sobreinvestidura autoertica de la palabra-cuerpo en
lugar del objeto perdido. Lo alucinatorio regrediente se transforma en
alteracin del sentido de la realidad y se convierte en conviccin delirante,
corporal y motriz. Extraamente el delirio se desarrolla sobre la va
progrediente y perceptiva, desembocando en el sensorio-motor convertido
en polo unificador, objeto unificador en lugar de representacin de objeto.

El pensamiento cuasi-alucinatorio es herramienta indispensable del analista,


para abordar ciertos traumas infantiles sin acceso a la representacin.

Describen dos tipos de interpretacin:

clsica (reveladora de sentido): opera sobre la va progrediente, el modelo


es la interpretacin del sueo, permanece en los sistemas de

representacin, sigue a los procesos primarios, opera cerca del Yo y se


refiere a lo reprimido inconsciente, deviene preconsciente por conexin con
las representaciones de palabras correspondientes.

creadora de sentido: su modelo es el trabajo del sueo, se basa en la


disposicin cuasi-alucinatoria del analista, es accesible por la va de la
regresin formal del pensamiento y el trabajo en doble. Ms creativa que
interpretativa (se crea un nuevo sentido en donde haba desorganizacin).

Captulo VI. La percepcin: su estatus metapsicolgico. Huella mnmica y


huella perceptiva

Lo irrepresentable resulta un producto cada vez ms afinado de la


metapsicologa de la sesin y de haber tomado conciencia del papel
desempeado en la cura por los lmites del aparato psquico y sus
capacidades de representacin...son inscripciones desprovistas de
cualidad como una memoria sin recuerdos...la no-representacin, an
surgiendo de un acontecimiento real (no por ello percibido) no pas por los
rganos de los sentidos.

ltimamente, con los estudios de conceptos-lmite (percepcin de la falta


para D. Braunschweig y M. Fain, la imago cero y el apofantismo de F. Pasche,
la alucinacin negativa segn A. Green o nuestra no-representacin) surge,
en la literatura analtica, la relativizacin de la estabilidad de las tpicas y
de su dependencia con respecto a la direccin y escala del tiempo, y la
relativizacin de la hegemona del contenido; todos estos conceptos
nacieron de investigaciones sobre el borramiento/hundimiento de los
sistemas representacionales.

Percepcin implica bsqueda del objeto antes hallado y perdido para


siempre del que no podr recuperar ms que una marca, un mensaje
engaoso, un seuelo. La distancia entre lo percibido por el percipiente y el
objeto no puede ser llenada, ni por la alucinacin. No se trata de un

conflicto neurtico...el objeto de la satisfaccin es incognoscible y quien lo


busca no es verdaderamente un Sujeto: est prximo al yo-cuerpo.

Se plantean que el desvalimiento sera consecuencia de la prdida de


satisfaccin alucinatoria y no de la ausencia de la accin especfica.

La primera percepcin sera una autopercepcin (aqu pulsin, fuente y


prdida del objeto de satisfaccin se confunden). De no ser ser alucinado el
objeto, resultar una inscripcin en negativo. Esta primera huella quedar
detrs de la investiduras sexuales, ocupantes del primer plano.

Volviendo al concepto de trauma, acotan que implica carencia de


representacin (e intensa movilizacin con gran actividad alucinatoria
nutrindose del despliegue generado por la negatividad de la huella
originaria y restituyndolo transformado, transfigurado en alucinatorio o en
percepcin),"sin distincin posible entre las nociones de fenmeno,
estructura y dinmica...como nuestro pensamiento racional lo exige.

Captulo VII: El principio de convergencia-coherencia. El fundamento


traumtico del psiquismo

Para los autores, la neurosis traumtica es, en s misma, un modelo


psicopatolgico, opuesto al de la psiconeurosis, potencialmente siempre
presente en el psiquismo. En ella no existe un verdadero trabajo de sueo o
figurabilidad, no hay pensamientos, ni representaciones de palabra que por
va regrediente acaben en imgenes alucinatorias. Sin ser mera repeticin
de lo sufrido, el Yo participa activamente, tratando de convertir la huella
sensorial o perceptiva en huella mnmica.

En el terror nocturno, de la vieta de este captulo, se manifiesta un estado


traumtico sin representacin- equivalente a la angustia automtica. Sin
contenido, lo pulsional se despliega libremente, marcando huellas
negativas, vacas de contenido. Si en el lugar del negativo, llega a
imponerse al Yo una percepcin de los rganos de los sentidos, se renen
las condiciones para que estalle una neurosis traumtica, y el fenmeno de
repeticin alucinatoria se instaure. Pero si la percepcin es endopsquica, se
deformar la realidad para ir desde la renegacin hasta la reconstruccin
delirante.

Percepcin y pulsin necesitan de representacin y objeto, respectivamente,


siendo el Yo el encargado de abastecerlas, guiado por el principio de
convergencia-coherencia como lmite a la locura.

Los autores piensan la vida psquica como sistema abierto en evolucin


permanente, bajo el principio de convergencia-coherencia, que permite a un
tiempo la unidad y continuidad del conjunto y la discontinuidad de las
formas autnomas de las partes.

Captulo VIII. Introduccin al procesual. Atemporalidad y simultaneidad


psquicas

Los autores rescatan el rol de la percepcin para la constitucin de las


principales fantasas, como castracin y escena primaria. Sin embargo, en
nuestra disciplina, la percepcin slo ostenta un sitio marginal con respecto
a la representacin, aunque, recuerdan que si la realidad de la percepcin
no aparece en la ontognesis, la filognesis se encarga de ello. Plantean
que en Construcciones... Freud descubre dos hechos nuevos: a)que ciertos
elementos del pasado slo pueden volver y tener acceso a la conciencia
bajo la forma perceptiva-alucinatoria y b) lo que surge en la cura como
conviccin es en si mismo el equivalente a un acto de percepcin, y en
consecuencia, tiene el mismo valor econmico que una autntica
rememoracin.

Percepcin-alucinacin-representacin, son inseparables en lo psquico


(mentalizar), un excedente de energa, una negatividad que, citando a
Winnicott algo que todava no ha sido experimentado por el sujeto ha
tenido lugar ya en el pasado.

Hacen un meticuloso recorrido por la obra de Freud en torno a la percepcin,


considerando que un de los momentos cumbre respecto al desarrollo del
concepto es el de fetichismo: constituyendo un fetiche, el perverso
reconoce a su manera la falta de pene en la mujer y adjudica a la
percepcin de los rganos de los sentidos todo su lugar, pero, al mismo
tiempo, conserva, en su percepcin endopsquica, algo de irrepresentable y
aterrorizante que viene de su sexualidad infantil cuyo desenlace
antitraumtico es la creencia de que la mujer tiene un pene. Retoman, la
reevaluacin del problema de la realidad tambin enfocando a las tpicas
freudianas: en la 1. tpica lo alucinatorio estaba reducido a aquello en lo

que desembocan los procesos primarios, el sueo o bien los fenmenos


patolgicos y considerado solamente en tanto que simple instrumento de la
realizacin de deseo, con la 2 tpica y la prioridad dada al proceso, lo
alucinatorio ya no debe ser definido solamente en funcin del contenido del
deseo; ahora puede ser tomado en consideracin per se, en tanto que acto,
con sus propias leyes, por eso Freud reformula su paradigma: el sueo,
dice, es una tentativa de realizacin de deseo.

Si consideramos la 2 tpica, el analista que quiere acceder a los procesos


alucinatorios y perceptivos de su paciente pasar obligatoriamente por la
regresin formal del pensamiento...

Concluyen, luego del anlisis de la obra freudiana respecto a la percepcin,


que el psiquismo parece estar organizado de una curiosa manera,
contradictoria y complementaria. Algo real, bruto y traumtico, la
percepcin por los rganos de los sentidos de lo que falta, de la diferencia
de sexos; y, al mismo tiempo, algo endoperceptivo que lo niega y se
concretiza en las teoras sexuales, como la que sustenta que la mujer tiene
pene, teoras cuyo error, durante cierto tiempo, es necesario para el
desarrollo normal.... inclusive, algo paradojal que parece ser constitutivo
del psiquismo, es una causalidad en la que causa y efecto no se suceden
sino que son simultneos...y tambin que: la prueba de la realidad revela
ms efectos acerca de la articulacin del narcisismo con la investidura del
objeto, de la articulacin de la representacin de si con la representacin de
objeto, que una pretendida objetividad de la percepcin sensorial.

Captulo IX. La unidad narcisstica

Parten nuevamente de la clnica, esta vez de nios, con los que se imponen
percepcin: juego, dibujos, comportamiento. El analista no solamente es
visible, sino palpable y encontrndose con mayor dificultad de diferenciar
actualidad/transferencia en un contexto en el cual la percepcin domina
sobre la representacin.

Para abordar casos graves, el encuadre y la actitud analtica debern estar


al servicio de favorecer el predominio de lo creativo y no de una figuracin
codificada, unitaria, acabada pero finalmente estril.

Trabajan el concepto freudiano de unificacin narcisista incluyendo siempre


a la pulsin en el origen de toda comprensin de la vida psquica.
Plantean en este punto que M.Klein y A. Freud descentran la pulsin
(importan los objetos internos en la primera y los externos en la segunda).

La estabilidad psquica ya no se considera como manifestacin de la


estructura misma del psiquismo, sino que se tiene que recrear, reconstituir
a cada instante segn las condiciones econmica-dinmicas que se hacen y
deshacen sin cesar. Lejos de toda idea simplificadora sobre la organizacin
del Yo, describen al psiquismo en trminos de simultaneidad de recorridos
efectuados por la libido, en trminos de intrincaciones de las vas
progredientes y regredientes capaces de ir del investimiento edpico de
objeto al encierro autista, de la percepcin y de la representacin a la
alucinacin del sueo. La coherencia del psiquismo hay que comprenderla
como la resultante de la convergencia de las diversas causalidades
actuantes en un momento dado. Sin embargo, esta tendencia convergente
de la regresin representa la potencialidad de nuevas causalidades, no
necesariamente previsibles de partida. Esta es la razn por la cual nos
hemos visto llevados a emplear el trmino de causacin: una causalidad
donde causa y efecto no se suceden sino que son simultneos.

Captulo X. El inacabamiento fundamental de todo psicoanlisis. Los


procesos irreversibles

La terminabilidad de un anlisis... como resolucin de un conflicto, se


justificaba en tiempos de Freud por los conocimientos de la poca, el
espritu positivista que reinaba entonces... pero, Freud tambin habla del
anlisis como profesin imposible...quiz las nociones de terminado e
interminable deberan ser consideradas como inapropiadas.

Se abre un campo nuevo para estudiar el post-anlisis el estudio de las


transformaciones psquicas que deben reemplazar la solucin neurtica del
conflicto, sin reducir estas transformaciones a la idea de flexibilizacin de
las represiones y del superyo.

Es clara la opinin de los autores en este sentido: no es el objetivo del


anlisis recuperar la supuesta salud de un estado anterior sino instalar un
proceso que contempla lo que denominan procesos de reorganizacin
espontneos y sentidos nuevamente adquiridos, no explicables o
abarcables por el par transferencia-contratransferencia, y que se extienden

por varios aos luego de la terminacin formal, despus de liquidada la


transferencia.

Aclaran luego dos vectores psquicos: por un lado regresibilidad,


alucinatorio e irreversibilidad, forman un movimiento con vnculos
simultneos e inestables, fuera del tiempo; por otro lado, en lo opuesto,
progresibilidad, representabilidad y reversibilidad constituyen un
movimiento con vnculos estables insertados en una sucebilidad temporal.

Los segundos, corresponden a las descripciones de la 1. tpica, son


inherentes a las neurosis, y aparecen y desaparecen casi idnticos en el
tiempo. Los irreversibles, estarn en el origen de las causas que dan al
psiquismo la posibilidad de crear nuevas causalidades inexistentes en el
inicio. La figurabilidad permitir la inteligibilidad de los nuevos vnculos
provenientes de campos tan heterogneos capaces de revelar alguna cosa
existente ya, pero hasta ese momento irrepresentable, una creacin a
encontrar...

Ambos procesos se complementan en el post-anlisis y si todo marcha bien,


hacen del momento traumtico el estmulo para la evolucin que da acceso
a una nueva coherencia psquica.

En el post-anlisis, es el procesual irreversible, transformacional, lo que


debe tomar el relevo de la psiconeurosis como modalidad de organizacin
del psiquismo.

Comentarios

En este recorrido cronolgico, los Botella presentan su texto invocando una


crisis en el psicoanlisis...en aquel psicoanlisis paradigmtico en cuanto a
la figurabilidad, limitado al conflicto neurtico, excluyente de patologas hoy
cada vez ms frecuentes, marcadas profundamente por disociaciones, ms
que por represiones. Como un modo de afrontar esta crisis, ellos aportan un
caudal de valiosos conocimientos tericos e intervenciones teraputicas,
que sern imprescindibles para un analista que hoy quiera dar respuestas a
las patologas del narcisismo.

En este recorrido, que no es slo temporal, sino tambin en profundidad y


complejidad, los autores nos guan a traves de la obra de Freud desde una
posicin tan necesaria como poco frecuente en la literatura de nuestra
disciplina, que combina crtica y madurez, resultando incisivos pero
respetuosos, sin acatar ni rebelarse estrilmente. Esta postura en la
ciencia, este modelo de aproximacin a los que nos preceden, justifica de
por s este escrito. Recorren regredientemente la cuerda de lo aprendido,
para replantearlo, reflexionar y cuestionar lo que Freud nos ensea.

Los autores tienen el valor de plantear hiptesis respecto a los orgenes del
psiquismo a partir de material clnico, que como ellos dicen, no demuestra
la verdad, pero nos convence como una construccin provisoria
suficientemente evocativa para hacernos repensar los casos de nuestra
propia consulta.

Por el recorrido del pensamiento no pueden ser encasillados en escuela


alguna, aunque se valen de elementos aportados por diversos autores, an
con pensamientos dismiles: por un lado Ferenczi y Winnicott, por otro
Lacan y Bion. Pero, sin duda, se inscriben en una lnea del psicoanlisis
actual, de particular desarrollo en Francia: cuestiones acerca de la
percepcin/realidad, lo alucinatorio y lo negativo son abordadas por Anzieu,
Fine, Kaes, Lavallee, Couvreur, Green, Duparc, y han ocupando a analistas y
psicosomatistas franceses desde comienzos de la dcada pasada. Partiendo
de sta temtica, incursionan acerca de los orgenes del sujeto en tanto
percipiente y capaz de construir una realidad. Esta manera de proceder en
la investigacin dentro del psicoanlisis es la de los grandes maestros: a
partir de un cuestionamiento o un replanteo, hipotetizan acerca de los
orgenes psiquicos del sujeto.

Reconociendo los lmites de aquello que puede ser representado -las


fronteras que las palabras imponen al conocimiento convencionaldesarrollan extensamente el problema del doble, otorgndole un papel
primordial en la posicin del analista para el tratamiento de aspectos del
psiquismo que se encuentran ms all de la representacin. La regresin
del paciente y tambin la del analista permitir (si en ambos no se imponen
defensas como la de vnculo con un doble narcisista, convicciones, memoria,
etc.) un estado de sesin, crucial, que posibilitar el acceso a las
situaciones ms profundas inconcientes, aquellas que constituyen el ncleo
actual, traumtico, irrepresentable. El analista, si se permite su propia
regresin sin miedo, podr acceder a sus cuasi-alucinaciones, como en los
claros ejemplos clnicos que ilustran casi todos los captulos de este libro.
Justamente respecto a la regresin, que interesante resultara una
discusin entre los autores y las posturas dismiles de Balint (recordemos la

regresin maligna) y Winnicott (la regresin como instrumento


fundamental para hallar el verdadero self).

En su concepto de trauma (aquello irrepresentable, o an, el riesgo de la


prdida de la representacin) se aproximan a Winnicott. Sin coincidir
totalmente, recordemos que Winnicott le deca a su amigo Rickman, que la
locura es la incapacidad de encontrar a alguien que nos aguante, y este
aguante Winnicott lo plantea a menudo- no es slo real, correspondiendo al
objeto real externo, sino tambin metafrico (el objeto maternante sostiene
al sujeto con su mente, con su preocupacin o concern), lo cual visto
desde el sujeto-beb implica ser-sostenido-an-en-ausencia-del-objeto. Para
que este objeto, maternante, se construya, debi haber presencia real, dira
Winnicott....seguramente los Botella acordaran. Inclusive cuando el maestro
ingls plantea (Exploraciones Psicoanalticas I, Paids, pg.60) la
alucinacin no constituye, en si misma una amenaza...La clave...es que
debe mantenrsela para renegar de la escotomizacin o de la
desalucinacin, resulta una nueva coincidencia que Winnicott deja all, y los
Botella desarrollan.

Reflexiones del argentino Bleger acerca de la ambigedad son muy


cercanos a estas concepciones, tambin las de J. McDougall al hablar de
pacientes tempranamente traumatizados, las de Kohut y seguidores, cuando
plantean las transferencias de objeto del self deficitarias por falta de
reflexin o fracaso en la idealizacin, dficit que revela por lo negativo
aquello que no debi faltar. No olvidemos al Meltzer de la desmentalizacin
y de los sujetos que no pueden acceder a la tridimensionalidad, o de los
autistas, del mismo autor, en los que se encuentra con un vaco objetal
ininterpretable a la manera clsica (lo dice muy grficamente: en estos
pacientes no se puede cavar para rellenar el agujero).

Los ejemplos clnicos resultan evocativos del H. Rosenfeld de la ltima


poca, en los que considera a la presencia del analista y el respeto al odio
del paciente, por encima de la interpretacin de la destructibilidad y la
envidia.

Los ejemplos clnicos de los Botella son tan atractivos, como este de
Winnicott cuando cuenta el siguiente dilogo entre su paciente un hombrey l, citado en Realidad y Juego (Ed. Granica, 1971, pg.102):

-Winnicott: "Estoy escuchando a una mujer. S muy bien que usted es un


hombre, pero yo escucho a una mujer, y hablo con ella." [Aclara luego a sus
lectores]: "Deseo destacar que esto nada tiene que ver con la
homosexualidad".

-Paciente: "Si le hablase a alguien sobre esta mujer, me dirn que estoy
loco".

-Winnicott: "No se trata de que usted le haya dicho eso a nadie: soy yo
quien ve a la mujer y oye hablar a una mujer, cuando lo cierto es que en mi
divn hay un hombre. El loco soy yo mismo."

El trato que dan los Botella al inconsciente (que nunca aparece homogneo)
resulta cercano al que H. Bleichmar plantea en su concepcin modular, ya
que la particular manera del registro de lo traumtico es un aspecto del
funcionamiento psquico discernible de otros modos en el mismo sujeto e
integrable con otros enfoques precitados.

En un trabajo anterior que publicara en esta misma revista, me he ocupado


del tema de la edicin (lo vivido no editado en el psiquismo, discernible de
la re-edicin transferencial) . Los trabajos de los Botella responden a
muchos interrogantes que entonces me planteara.

*Los captulos de este libro son la reproduccin de artculos publicados en


francs por Presses Universitaires de France y han sido revisados y
recopilados por F.J.Alarcn Prieto. La correspondencia entre los captulos y
los artculos en francs es la siguiente, en orden cronolgico de aparicin:

1983 Notes cliniques sur figurabilit et lnterpretation. Revue Franaise de


Psychanalyse, n. 3 (Cap. I)

1985 Pense animique,conviction et momoire. Revue Franaise de


Psychanalyse, 1985 n. 4 (Cap. II).

1990 La problmatique de la rgression formelle de la pense et de l


hallucinatoire. Colloque de l Unesco, Monographie de la Revue Franaise
de Psychanalyse, 1990 (Cap. IV)

1992 Le status metapsychologique de la perception et lrrepresentable.


Revue Franaise de Psychanalyse, 1992, n. 2 (Cap. VII).

1994 La dynamique du double,animique,autoerotique,narcissique: Le


travail en double Monographie de la Revue Franaise de Psychanalyse,
1994 (Cap. III).

1994 Interprtation et hallucinatoire.Bulletin interne du Groupe Lyonnais


de Psychanalyse, 1994 (Cap. V).

1995 Sur le processus analytique: du perceptif aux causalits psychiques.


Revue Franaise de Psychanalyse, 1995, n. 3 (Cap. VIII).

1996 La tendance convergente de la rgression narcissique. Revue


Franaise de Pychosomatique, 1996, n. 9 (Cap. IX).

1997 Linachvement de toute analyse. Revue Franaise de


Psychoanalyse, 1997, n. 4 (Cap. X).

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