Dependencia y Desarrollo en América Latina (F. Cardoso y E. Faletto)
Dependencia y Desarrollo en América Latina (F. Cardoso y E. Faletto)
Dependencia y Desarrollo en América Latina (F. Cardoso y E. Faletto)
Amrica Latina
Fernando Henrique Cardoso - Enzo Faletto
Siglo XXI editores S.A.
Buenos Aires, 1977
burguesa ................................................................................................ 35
INDICE
PREFACIO .................................................................................................... 3
I. INTRODUCCIN ........................................................................................ 3
I. INTRODUCCIN
PREFACIO
Al terminar la segunda guerra mundial pareca que algunos pases de Amrica Latina estaban en condiciones de completar el proceso de formacin de
su sector industrial y de iniciar, adems, transformaciones econmicas capaces de lograr un desarrollo autosustentado.
En efecto, despus de reorganizar la produccin y los mercados, alterados
como consecuencia de la crisis de 1929, ciertas economas latinoamericanas
que haban acumulado divisas en cantidades apreciables, que se habran
beneficiado de la defensa automtica del mercado interno provocada por la
guerra, parecan hallarse en condiciones de completar el ciclo denominado
de sustitucin de importaciones y empezar, sobre una base firme, la etapa
de produccin de bienes de capital, llamada a producir la diferenciacin de
los sistemas productivos. En estos pases el mercado interno pareca lo bastante amplio para estimular el sistema econmico y se contaba, adems, con
que la transferencia de mano de obra de los sectores de baja productividad hacia los sectores de alta productividad sera un factor de ampliacin del
mercado ms tarde, hacia 1955, para garantizar el desarrollo se consider
necesario un nuevo elemento: la redistribucin de la renta. Todos esos factores, actuando en conjunto, parecan suficientes para asegurar el automatismo del crecimiento de tal modo que condujesen a l los puros estmulos del
mercado.
Esta posibilidad, slidamente apoyada por la coyuntura econmica, se formul tericamente en los escritos ms notables sobre el desarrollo econmico que se han producido en Amrica Latina. Se pasaba as, tanto en la
prctica como en la teora, de una fase en que la industrializacin se conceba como un recurso complementario en un proceso de desarrollo basado en
la exportacin de productos primarios- y, adems, como una especie de alternativa forzosa par los perodos de contraccin del mercado internacional, 1
a una formulacin terica y a un conjunto de expectativas apoyadas en la
conviccin de que el industrialismo sucedera a la expansin de las exportaciones, complementando as un ciclo de crecimiento e inaugurando una fase
de desarrollo autosustentado. ste debera basarse en los estmulos del
mercado interno y en la diferenciacin del sistema productivo industrial, lo
Este ensayo fue escrito en Santiago de Chile entre 1966 y 1967, poca en
que los autores trabajaban en estrecha relacin con economistas y planificadores, en un instituto internacional de enseanza, investigacin y asesora en
planificacin. En esa poca, su propsito era establecer un dilogo con los
economistas y planificadores para destacar la naturaleza social y poltica de
los problemas de desarrollo en Amrica Latina. Ninguna discordia de importancia hubo en cuanto a los aspectos sociales y polticos del desarrollo
econmico. Las dificultades aparecieron cuando se intent mostrar, de manera ms directa y especfica, cmo se da esta relacin y qu implicaciones
surgen del tipo de combinacin que se establece entre economa, sociedad y
poltica en momentos histricos y situaciones estructurales distintos. Exactamente en tal direccin se orient el esfuerzo realizado en este ensayo.
Es posible que este limitado propsito haya sido sobrepasado en uno u otro
desarrollo particular del texto. No obstante, sigui vigente el fundamento de
la discusin del ensayo. Lejos del pensamiento de los autores est el creer
que el libro aborda todos los problemas del desarrollo econmico y de su
relacin con los dems procesos sociales. Por otro lado, no se tratan cuestiones histricas importantes para caracterizar las diferencias en el proceso
de transformacin de las sociedades de los diversos pases, como por ejemplo, la amplitud y el tipo de esclavitud habida en el pasado, el problema de la
existencia de poblaciones indgenas numerosas en muchos pases de la
regin o la importancia mayor o menor de la inmigracin europea.
Adems del objetivo generas ya sealado, tambin se procur mostrar,
implcitamente, que considerar los problemas econmicos o polticos de
Amrica Latina como un todo, sin especificar las diferencias de estructura y
de historia que distinguen a situaciones, pases y momentos, dentro del conjunto, constituye un equvoco terico de consecuencias prcticas peligrosas.
En Amrica latina, despus de la crisis de 1929, hasta en pases de tradicin econmica liberal como Argentina, comenzaron a fortalecerse los instrumentos de accin del poder pblico como un medio de defender la economa exportadora. El paso siguiente consistira en la creacin de instituciones pblicas para fomentar el desarrollo segn las nuevas ideas y lograr una
redefinicin de las expectativas y del comportamiento entre los encargados
de tales decisiones en el aparato estatal.
El fortalecimiento y la modernizacin del estado parecan los instrumentos
necesarios para lograr una poltica de desarrollo efectiva y eficaz. Tanto fue
as que los economistas latinoamericanos tuvieron que realzar el aspecto
poltico de sus planteamientos, volviendo conceptualmente a la economa
poltica.
El supuesto general implcito en esa concepcin era que las bases histricas de la situacin latinoamericana apuntaban hacia un tipo de desarrollo
eminentemente nacional. De ah que se tratase de fortalecer el mercado interno y, a la vez, de organizar los centros nacionales de decisin de tal modo
que fueran sensibles a los problemas del desarrollo de sus propios pases.
Esa perspectiva optimista se ha ido desvaneciendo desde fines de la dcada de 1950. Era difcil explicar por qu, con tantas condiciones aparentemente favorables para pasar de la etapa de sustitucin de importaciones a otra
en que se abrieran nuevos campos de produccin autnoma, orientados
hacia el mercado interno, no se tomaron las medidas necesarias para garantizar la continuidad del desarrollo o por qu las mismas no alcanzaron sus
objetivos. Ms an, en algunos casos la tasa de crecimiento econmico,
stricto sensu, no fue suficiente para dinamizar los sectores ms rezagados de
la economa por lo que tampoco fue posible absorber la presin que significaba el continuo aumento demogrfico. A este hecho contribuy el tipo de
tecnologa adoptado en los sectores ms modernos, pues implicaba una baja
utilizacin de mano de obra. Sin embargo, como todo lo dicho no signific
abiertamente una depresin, tampoco llegaron a producirse las consecuencias que suelen atribursele.
En otras palabras, si es verdad que las condiciones econmicas de los pases ms prsperos del rea por ejemplo, Argentina- apuntaban derechamente hacia el desarrollo hasta la mitad de la dcada de 1950, sera posible
mantener la hiptesis de que faltaron las condiciones institucionales y sociales que habran de permitir a los hechos econmicos favorables expresarse
en movimiento capaz de garantizar una poltica de desarrollo, o haba en
realidad un error de perspectiva que haca creer posible un tipo de desarrollo
que econmicamente no lo era?
Sobre las condiciones de desarrollo en Argentina, vase Benjamn Hopenhavn, Estancamiento e inestabilidad: el caso argentino en la etapa de sustitucin forzosa de
importaciones, en El trimestre Econmico, nm. 12, Mxico, enero- marzo de 1965.
pp. 126-139.
3
La otra alternativa habra sido incrementar el ingreso por habitante en la produccin primaria para compensar as la tendencia al deterioro de los trminos de intercambio. Vase a este propsito Prebisch, op. cit., especialmente p. 6.
Vase en este sentido Auge y declinacin del proceso de sustitucin de importaciones en el Brasil, en Boletn Econmico de Amrica Latina, 1964, vol. IX, pp. 1-62. Sin
embargo, las caractersticas de la economa brasilea parecen indicar que se trata,
desde el ngulo econmico, de un fenmeno todava enmarcado en una situacin de
desarrollo.
nes sociales. Se sostiene que las sociedades latinoamericanas perteneceran a un tipo estructural denominado generalmente sociedad tradicional y
que se est produciendo el paso a otro tipo de sociedad llamada moderna.
En el curso del proceso de cambio social parecera que antes de constituirse
la sociedad moderna se forma un patrn intermedio, hbrido, el cual caracteriza a las sociedades de los pases en desarrollo. Se invoca entonces la
7
nocin de dualismo estructural. En realidad, metodolgicamente se trata
de una renovacin de la vieja dicotoma comunidad-sociedad en su formulacin clsica en Tnnies.
Es posible criticar este esquema con cierto fundamento desde dos puntos
de vista. Por una parte, los conceptos tradicional y moderno no son bastante amplios para abarcar en forma precisa todas las situaciones sociales
existentes, ni permiten distinguir entre ellas los componentes estructurales
que definen el modo de ser de las sociedades analizadas y muestran las
condiciones de su funcionamiento y permanencia. Tampoco se ha alcanzado,
por otra parte, un nexo inteligible entre las distintas etapas econmicas por
ejemplo, subdesarrollo, desarrollo a travs de exportaciones o de sustitucin
Esta perspectiva de anlisis que hace hincapi en el paso de una sociedad tradicional a una de tipo moderno aparece en relacin especfica a Amrica Latina en trabajos tales como los de R. Redfield, The folk Culture of Yucatn, Chicago, University of
Chicago press, 1940, y ms tarde con una orientacin desididamente sociolgica en
B. Hoselitz, Sociological Factors in Economic Development, Glencoe, The Free Press,
1960, y especficamente sobre Amrica Latina, el mismo autor public Economic
Growth in Latin America, en Contribution to the First International Conference in Economic History [Estocolmo, 1960], The Hague, Mouton & Co., 1960. Entre los autores
latinoamericanos fue Gino Germani quien logr posiblemete la mejor formulacin de
esta perspectiva; vase, por ejemplo, de este autor, Poltica y sociedad en una poca
de transicin, Buenos Aires, Paidos, 1962.
Oportuno es aqu sealar que la influenia de libros como el de Talcott Parsons, The
Social System, Glencoe, The Free Press, 1951, o el de Robert K. Merton, Social Theory and Social Structure, Glencoe, The Free Press, 1949, han desempeado un papel
decisivo en la formulacin de ese tipo de anlisis del desarrollo. Por otra, Daniel Lerner, en The Passing of Tradicional Society: Modernizing the Midlle East, Glencoe, The
Free Press, 1958, formul en trminos ms generales, es decir, no especficamente
orientados hacia el problema del desarrollo, el enfoque del tradicionalismo y del mofdernismo como anlisis de los procesos de cambio social. En otros autores, ms bien
se han subrayado los aspectos psicosociales del paso del tradicionalismo al modernismo como en Everett Hagen, On the Theory of Social Change, Homewood, Dorsey
press, 1962, y David Mc Clelland, The Achieving Socity, Princeton, Van Nostrnd, 1961.
7
El concepto de dualismo estructural en ese contexto se encuentra, por ejemplo, en
Jaques Lambert, Le Brsil: structure sociale et institutions politiques, Pars, 1953, y
desde la perspectiva de un economista, Albert O. Hirschman, The Strategy of Econimic Development, Yale, Yale University press, 1958.
de importaciones, etc.- y los diferentes tipos de estructura social que presuponen las sociedades tradicionales y las modernas.
Ampliando estas consideraciones cabra suponer que las formas concretas
adoptadas por las distintas fases del proceso de desarrollo es posible inferir
ciertas caractersticas de los tipos de sociedad mencionadas.
Sin embargo, con este procedimiento sigue siendo imposible explicar los
modos de transicin de un tipo de sociedad a otra. En efecto, el cambio de
las estructuras sociales, lejos de ser slo un proceso acumulativo en el cual
se agregan nuevas variables que se incorporan a la configuracin estructu8
ral, implica fundamentalmente un proceso de relaciones entre los grupos,
fuerzas y clases sociales a travs del cual algunos de ellos intentan imponer
al conjunto de la sociedad la forma de dominacin que les es propia.
En trminos puramente econmicos, el grado de desarrollo de un sector
productivo puede ser analizado a travs de un conjunto de variables y de
relaciones entre variables que reflejan el proceso de diferenciacin estructural de la economa. A partir de ese anlisis y principalmente juzgando por el
comportamiento de la renta y la estructura del empleo, puede inferirse la
forma que adopta la estructura social. Sin embargo, cuando se trata de vincular el anlisis estrictamente econmico con la comprensin del desarrollo
poltico y social, el problema bsico por determinar en demanda de formulacin ya no es solamente el del carcter de la estructura social de una sociedad dada, sino principalmente el proceso de su formacin, as como la orientacin y tipo de actuacin de las fuerzas sociales que presionan por mantenerla o cambiarla, con todas las repercusiones polticas y sociales consiguientes en el equilibrio de los grupos tanto en el plano nacional como en el
plano externo.
Adems, los anlisis del modernismo y del tradicionalismo parecen excesivamente simplificados cuando se establece una relacin unvoca, por un
lado, entre desarrollo y sociedad moderna y, por otro, entre desarrollo y modernizacin no se verifica necesariamente si se supone que la dominacin en
las sociedades ms desarrolladas excluye a los grupos tradicionales. Por
otra parte, tambin puede darse el caso de que la sociedad se modernice en
sus pautas de consumo, educacin, etc., sin que en forma correlativa se logre un desarrollo efectivo, si por ello se entiende una menor dependencia y
un desplazamiento del sistema econmico de la periferia al centro.
Vase, p. ej. Peter Heintz, Anlisis contextual de los pases latinoamericanos, Berkeley, edicin mimeografiada.
Vase, especialmente, W.W. Rostow, The Stage of Economic Growth, A NonComunist Manifiest, Cambridge, Cambridge University Press, 1962; Wilbert Moore,
Economy and Society, Nueva York, Doubleday, 1955; Kerr, Dunlop u otros, Industrialism and Industrial Man.
mico y a los bloques polticos internacionales- y las tensiones entre las clases
y grupos sociales que pueden producir consecuencias dinmicas en la sociedad subdesarrollada.
As, ms que sealar las consecuencias del efecto de demostracin o de
otras variables exgenas, sobre el funcionamiento de los grupos sociales
como factor de modernizacin, importa realzar las caractersticas histricoestructurales en que se genera un proceso de semejante naturaleza y que
revelan el sentido mismo que puede tener dicha modernizacin.
del mismo se creara una especie de puente que tendera a hacer semejantes las pautas sociales y las orientaciones valorativas en las sociedades desarrolladas y en las sociedades subdesarrolladas. Esto, grosso modo, constituye lo que se ha dado en llamar efecto de demostracin.
En el plano del anlisis econmico, el efecto de demostracin supone que
la modernizacin de la economa se efecta a travs del consumo y que en
ltima instancia, por consiguiente, introduce un elemento de alteracin en el
sistema productivo que puede provocar una desviacin respecto a las etapas de la industrializacin caractersticas de los pases adelantados. Como
las inversiones, cuando se piensa en un desarrollo autnomo, dependen en
gran medida del ahorro interno, la misma presin modernizadora del consumo puede constituir un freno al desarrollo, en cuanto favorece las importaciones de bienes de consumo, as como las de bienes de capital relacionadas
con la produccin de aqullos, e induce a invertir en sectores que no son
bsicos para la economa.
Por otra parte, el efecto de demostracin no slo se ha pensado en trminos econmicos. Se supone que los mismos factores que favorecen ese
proceso presionan para que en los pases insuficientemente desarrollados se
alteren otros aspectos del comportamiento humano en el campo poltico y
en el campo social- antes que se verifique la diferenciacin completa el sistema productivo. De ah la conveniencia de subrayar que el efecto de demostracin tiene lugar, por lo menos en el caso de Amrica Latina, en determinadas condiciones sociales que lo hacen posible; esto es, que opera en
la medida en que existe presencia de masas, es decir, un mnimo de participacin de stas, principalmente en el campo de la poltica. El anlisis sociolgico debe explicar esta posibilidad de modo que fenmenos como el
considerado no se tengan sin ms como elementos causales del proceso.
Un enfoque de este tipo equivale a considerar que el dinamismo de las sociedades subdesarrolladas deriva de factores externos, y que las peculiaridades estructurales y la accin de los grupos e instituciones sociales de los
pases subdesarrollados son desviaciones (deviant cases).
Consideramos ms adecuado, por consiguiente, un procedimiento metodolgico que acente el anlisis de las condiciones especficas de la situacin latinoamericana y el tipo de integracin social de las clases y grupos
como condicionantes principales del proceso de desarrollo.
En tal perspectiva, por ejemplo, el efecto de demostracin se incorporara
al anlisis como elemento explicativo subordinado, pues lo fundamental sera
caracterizar el modo de relacin entre los grupos sociales en el plano nacional que, por supuesto, depende del modo de vinculacin al sistema econ-
da vida al sistema socioeconmico. La estructura social y poltica se va modificando en la medida en que distintas clases y grupos sociales logran imponer sus interese, su fuerza y su dominacin al conjunto de la sociedad.
A travs del anlisis de los interese y valores que orientan o que pueden
orientar la accin, el proceso de cambio social deja de presentarse como
resultado de factores naturales esto es, independientes de las alternativas
histricas- y se empieza a perfilara como un proceso que en las tensiones
entre grupos con interese y orientaciones divergentes encuentra el filtro por
10
el que han de pasar los influjos meramente econmicos.
Para lograr un enfoque terico de esta naturaleza en el que la temtica
parece alcanzar extensin y complejidad crecientes- es necesario buscar las
categoras que expresen los distintos momentos y caractersticas estructurales del proceso histrico -algunos de naturaleza interna a los pases y otros
externa significativos para el desarrollo. De conformidad con el enfoque
hasta ahora reseado, el problema terico fundamental lo constituye la determinacin de los modos que adoptan las estructuras de dominacin, porque
por su intermedio se comprende la dinmica de las relaciones de clase.
Adems, la configuracin en un momento determinado de los aspectos polticos-institucionales no puede comprenderse sino en funcin de las estructuras
de dominio. En consecuencia, tambin es por intermedio de su anlisis que
se puede captar el proceso de transformacin del orden poltico institucional.
Esta eleccin terica queda avalada empricamente por el hecho de que los
cambios histricos significativos del proceso de desarrollo latinoamericano
han sido siempre acompaados, si no de una mudanza radical en la estructura de dominacin, por lo menos por la adopcin de nuevas formas de relaciones y por consiguiente de conflicto, entre las clases y grupos. Es evidente
que la explicacin terica de las estructuras de dominacin, en el caso de los
pases latinoamericanos, implica establecer las conexiones que se dan entre
los determinantes internos y los externos, pero estas vinculaciones, en cualquier hiptesis, no deben entenderse en trminos de una relacin causalanaltica, ni mucho menos en trminos de una determinacin mecnica e
inmediata de lo interno por lo externo. Precisamente, el concepto de dependencia que ms adelante se examina pretende otorgar significado a una serie
de hechos y situaciones que aparecen conjuntamente en un momento dado y
se busca establecer por su intermedio las relaciones que hacen inteligibles
las situaciones empricas en funcin del modo de conexin entre los compo-
10
10
11
5. El SUBDESARROLLO NACIONAL
Se hace necesario, por lo tanto, definir una perspectiva de interpretacin
que destaque los vnculos estructurales entre la situacin de subdesarrollo y
los centros hegemnicos de las economas centrales, pero que no atribuya a
estos ltimos, la determinacin plena de la dinmica del desarrollo. En efecto, si en las situaciones de dependencia colonial es posible afirmar con propiedad que la historia y -por ende el cambio- aparece como reflejo de lo que
pasa en la metrpoli, en situaciones de dependencia de las naciones subdesarrolladas la dinmica social es ms compleja. En ese ltimo caso hay
desde el comienzo, una doble vinculacin del proceso histrico que crea una
situacin de ambigedad o sea, una contradiccin nueva. Desde el momento en que se plantea como objetivo instaurar una nacin -como en el caso de
las luchas anticolonialistas- el centro poltico de la accin de las fuerzas sociales intenta ganar cierta autonoma al sobreponerse a la situacin del mercado; las vinculaciones econmicas, sin embargo, continan siendo definidas
objetivamente en funcin del mercado externo y limitan las posibilidades de
decisin y accin autnomas. En eso radica, quiz el ncleo de la problemtica sociolgica del proceso nacional de desarrollo en Amrica Latina.
La situacin de subdesarrollo nacional y supone un modo de ser que a la
vez depende de vinculaciones de subordinacin al exterior y de la reorientacin del comportamiento social, poltico y econmico en funcin de intereses
nacionales; esto caracteriza a las sociedades nacionales subdesarrolladas
no slo desde el punto de vista econmico, sino tambin desde la perspectiva del comportamiento y la estructuracin de los grupos sociales. De ah que
la finalidad del anlisis integrado del proceso de desarrollo nacional consista
en determinar las vinculaciones econmicas y poltico-sociales que tienen
12
lugar en el mbito de la nacin. Esas articulaciones se dan travs de la accin de los grupos sociales que en su comportamiento real ligan de hecho la
esfera econmica y poltica. Conviene subrayar que dicha accin se refiere
siempre a la nacin y a sus vinculaciones de todo orden con el sistema poltico y econmico mundial.
La dependencia encuentra as no slo expresin interna sino tambin su
verdadero carcter como modo determinado de relaciones estructurales: un
tipo especfico de relacin entre las clases y grupos que implica una situacin
de dominio que conlleva estructuralmente la vinculacin con el exterior. En
esta perspectiva, el anlisis de la dependen significa que no se la debe considerar ya como una variable externa, sino que es dable analizarla a partir
de la configuracin del sistema de relaciones entre las distintas clases sociales en el mbito mismo de las naciones dependientes.
Para emprender este anlisis tambin debe desecharse la idea de que la
accin de las clases y las relaciones, entre estas tengan en los pases dependientes un carcter semejante al que se dio en los pases centrales su
fase de desarrollo originario. La hiptesis ms generalizada sobre el modo de
funcionamiento del sistema poltico y econmico en los inicios del proceso
de desarrollo en los pases centrales supone que el libre juego del mercado
actuaba, por as decirlo, como rbitro para dirimir el conflicto de intereses
entre los grupos dominantes. De ah que la racionalidad econmica, medida
por el lucro, se impona como norma a la sociedad y que el consumo y la
inversin se definan dentro de los lmites establecidos por el crecimiento del
sistema econmico. Se supona, adems, que la posibilidad de expansin del
sistema se deba a la existencia de un grupo dinmico que controlaba las
decisiones en materia de inversin y que dominaba las posiciones de poder
necesarias y suficientes para imprimir al conjunto de la sociedad una orientacin coincidente con sus intereses. La clase econmica ascendente posea,
pues, eficiencia y consenso.
Con toda la simplificacin inherente a ese esquema, se consideraba que los
grupos dirigentes expresaban el inters general y que, en esas condiciones,
el mercado funcionaba adecuadamente como mecanismo regulador de los
intereses generales y de los intereses particulares. En este caso se entenda
por funcionamiento adecuado la capacidad de servir al crecimiento econmico, descartando la hiptesis de que existieran otros grupos que presionaran para participar en los frutos del progreso y en el control de las decisiones. Slo mucho despus de realizado el esfuerzo inicial de industrializacin
estuvieron las clases populares en condiciones de hacerse presentes en las
11
13
dependencia para los pases latinoamericanos durante estos distintos momentos. Lo mismo sucede con los conceptos. capitalismo competitivo y
capitalismo monoplico que se dan como tendencia en las tres etapas sealadas del capitalismo, aunque con mayor acentuacin de uno u otro de los
trminos en cada caso.
Asimismo corresponde al anlisis determinar la significacin de estos conceptos con respecto a los sistemas nacionales dependientes.
Lo expuesto tambin tiene connotaciones histricas de cierta importancia.
Los pases latinoamericanos, como economas dependientes, se ligan en
estas distintas fases del proceso capitalista a diferentes pases que actan
como centro, y cuyas estructuras econmicas inciden significativamente en el
carcter que adopta la relacin. El predominio de la vinculacin con las
metrpolis peninsulares -Espaa o
Portugal- durante el perodo colonial, la dependencia de Inglaterra ms tarde y de Estados Unidos por ltimo, tiene mucha significacin. As, por ejemplo, Inglaterra, en el proceso de su expansin como economa, exiga en
alguna medida el desarrollo de las economas perifricas, dependientes de
ella, puesto que las necesitaba para abastecerse de materias primas. Requera, por consiguiente, que la produccin de las economas dependientes
logra cierto grado de modernizacin; estas mismas economas, adems,
integraban el mercado comprador de sus productos manufacturados, por lo
que tambin era evidentemente necesario que se diera en ellas cierto dinamismo. La economa estadounidense, en cambio contaba con recursos naturales y con un mercado comprador interno que le permita iniciar un desarrollo ms autnomo en relacin con las economas perifricas, es ms, en algunos casos la ubicaba en situacin de competencia con respecto a los pases productores de materias primas. La relacin de dependencia adquiere,
as una connotacin de control del desarrollo de otras economas tanto de la
produccin de materias primas como de la posible formacin de otros centros
econmicos. El papel dinamizador de la economa de Estados Unidos respecto a las economas latinoamericanas en la etapa anterior a la formacin
de los conglomerados actuales, es, por consiguiente, menos importante que
en el caso anteriormente descrito.
Metodolgicamente no es lcito suponer -dicho sea, con mayor rigor- que en
los pases en desarrollo se est repitiendo la historia de los pases desarrollados. En efecto, las condiciones histricas son diferentes: en un caso se
estaba creando el mercado mundial paralelamente al desarrollo gracias a la
accin de la denominada a veces bourgeoisie conquerante, y en el otro se
intenta el desarrollo cuando ya existen relaciones de mercado, de ndole
14
15
La perspectiva adoptada en este ensayo requiere analizar tanto las condiciones como las posibilidades de desarrollo y de consolidacin de los estados nacionales latinoamericanos segn como los grupos sociales locales
lograron establecer su participacin en el proceso productivo y consiguieron
definir formas de control institucional capaces de asegurarla. En trminos
clsicos, esta problemtica se expresara diciendo que la creacin de los
estados nacionales, y el control de las economas locales, implican que las
asociaciones de intereses de las clases y grupos econmicamente orientados establezcan formas de autoridad y poder de tal modo que constituyan un
orden legtimo; y que en torno de ste se logre el consentimiento y la obediencia de las clases, grupos y comunidades excluidas del ncleo hegemnico formado por la asociacin de intereses. Las precedentes consideraciones suponen que para explicar el desarrollo se hace necesario superar la
idea de que las bases materiales el sistema productivo- `que sirvieron de
apoyo para la obtencin de los fines econmicos a que aspiraban los grupos
y clases que controlaban la produccin, podan asegurar por s mismas -o
por los cambios que las condiciones del mercado mundial provocaron en las
bases mantenidas la transformacin automtica del sistema de poder, dando
lugar as a la democratizacin de las estructuras sociales. Se destaca as el
hecho de que las formas asumidas por las relaciones entre el sistema
econmico y el sistema de poder a partir del perodo de implantacin de los
estados nacionales independientes dieron origen a posibilidades distintas de
desarrollo y autonoma para los pases latinoamericanos, conforme a sus
situaciones peculiares.
En este sentido, a fin de comprender las situaciones presentes, de cuya
problemtica partimos, se requiere el anlisis, por somero que sea, de las
situaciones histricas que explican cmo las naciones americanas se vinculan al sistema mundial de poder y a la periferia de la economa internacional.
En lneas generales es posible distinguir tres formas, de relacin de las
reas coloniales con las metrpolis 12, a partir del modo como se constituy el
mundo perifrico dentro del sistema colonial de produccin y dominacin:
las colonias de poblacin, las colonias de explotacin y las reservas territoriales prcticamente inexplotadas.
12
16
17
13
18
b] Sin embargo, la comercializacin de los productos de exportacin depende de condiciones (precios, cuotas, etc.) impuestas en el mercado internacional por quienes lo controlan a partir de las economas centrales.
c] La viabilidad de la integracin econmica de las economas locales -al
mercado mundial como economas dependientes, pero en desarrollo, se relaciona estrechamente con la capacidad del grupo productor criollo para reorientar sus vnculos polticos y econmicos en el plano externo y en el plano
interno. i] En el plano externo las condiciones de negociacin son determinadas por el sector financiero y comercial de las economas centrales y sus
agentes locales, lo que supone la reorientacin del aparato comercializador
de las. economas locales de tal modo que liquiden los intereses coloniales
en beneficio de los nuevos ncleos dinmicos del capitalismo que emerge,
con la consiguiente alteracin de las alianzas polticas internacionales. ii] En
el plano interno se establece bsicamente el orden nacional y se crea un
Estado a travs de luchas y alianzas con las oligarquas excluidas del sector
exportador, o que desempeaban en l un papel secundario. Se forma as
una alianza entre lo que sociolgicamente se podra llamar la plantacin o
la hacienda moderna, con su expresin urbana y sus grupos comerciales y
financieros, y la hacienda tradicional. Fueron sas las dos formas bsicas
de la estructura social, que durante el perodo comprendido entre el fin de la
anarqua (1850) y la crisis del modelo de crecimiento hacia afuera (1930),
constituyen los pilares de la organizacin social y poltica de los pases incorporados al mercado mundial a travs del control nacional de las mercancas
de explotacin.
2. LAS ECONOMAS DE ENCLAVE
Los grupos econmicos locales no siempre pudieron mantener su control o
su predominio sobre el sector productivo. En efecto, en determinadas circunstancias, la economa de los pases latinoamericanos tambin se incorpor al mercado mundial a travs de la produccin obtenida -por ncleos de
actividades primarias controlados en forma directa desde fuera. Esa situacin
se produjo en condiciones distintas, y con efectos sociales y econmicos
diversos segn el grado de diferenciacin y de expansin lograda inicialmente por las economas nacionales.
Parece que el caso ms general de formacin de enclaves en las economas latinoamericanas expresa un proceso en el cual los sectores econmicos
controlados nacionalmente, por su incapacidad para reaccionar y competir en
la produccin de mercancas que exigan condiciones tcnicas, sistemas de
14
19
16
20
21
obvio de las formas peculiares por las que se organiz el sistema exportador
y variarn histricamente en cada pas de la regin. Ello, no obstante, en
general es posible apreciar que durante las tres primeras dcadas del siglo
XX adquieren gravitacin -desigual para cada modalidad de estructura socioeconmica- nuevos grupos sociales.
En este sentido, la hiptesis que en este trabajo se expone al respecto
postula que los patrones de integracin social y los tipos de movimientos
sociales, por intermedio de los cuales se fue diferenciando la vida poltica y el
perfil de las sociedades latinoamericanas, asumieron connotaciones distintas
conforme se tratase de pases en los que fue posible mantener el control
nacional del sistema exportador o, por el contrario, en aquellos donde la economa de enclave prevaleci en la fase de crecimiento hacia afuera.
Por otro lado, la reaccin al sistema que supone el enclave por parte de los
grupos locales que controlaban la economa permiti, en ciertos pases, una
poltica de repliegue que trataba de mantener el control de parte del sistema
productivo y, a la vez, de avance poltico en el sentido de que por intermedio
de la misma burguesa mercantil-financiera o rural se alcanz el acuerdo
bsico con los sectores del enclave. En otros pases la debilidad misma del
sistema exportador expuesto a la presin de los grupos inversores internacionales no permiti, sino en forma muy dbil, la referida poltica de repliegue, y acomodacin. De actores del proceso productivo pasaron a gestores
de las empresas extralimitndose as el alcance econmico, del sector nacional al control regional de la produccin agrcola o minera destinada al
mercado interno.
Esas distintas caractersticas influyeron a su vez sobre las posibilidades y la
forma como los pases de Amrica Latina trataron inicialmente de organizar
su economa aadiendo al impulso dinmico externo los estmulos del mercado interno. Y, por supuesto, la dinmica de los grupos sociales expresa y
hace posible esos distintos patrones.
Los aspectos comunes de cualquier situacin de su desarrollo y dependencia estn presentes, como es obvio, tanto en las economas cuyo sistema
productivo pudo ser controlado dentro de los marcos nacionales como en las
economas de enclaves con sus matices, y forman el trasfondo de la situacin perifrica. En ese sentido, no hay que restar importancia al hecho de
que la crisis del modelo de crecimiento hacia afuera en sus aspectos econmicos se gener en el exterior provocada por la disminucin del impulso
dinmico de la demanda externa, ocasionada por las crisis y reorientaciones
del comercio mundial. De igual modo, los estmulos para la produccin interna de los productos antes procedentes del exterior se acentan por los mis-
22
como un orden social legitimado-, se bas en el dinamismo de un sector capitalista que organiz la produccin, parte de la comercializacin y, en ciertos
pases, el financiamiento interno de la economa. Cierto es que para alcanzar
a establecer, un orden nacional, el sector capitalista tuvo que apoyarse en un
complejo sistema de alianzas con latifundistas de baja productividad y con
estamentos burocrtico-militares, sin olvidar que la condicin que haca posible su hegemona se fundaba en la vinculacin que pudo establecer con el
exterior. Lo que s debe subrayarse es que en ese tipo de pases se constituy una burguesa de expresin nacional. 17
La existencia de ese sector, empresario capitalista y sus formas de diferenciacin -junto con los particulares sistemas de alianzas establecidas con las
fuerzas polticas que representaban la estructura de la hacienda- es precisamente lo que dar origen a posibilidades estructurales distintas en la fase de
transicin.
La crisis de ese sistema poltico, precipitada por la presin de los nuevos
grupos sociales creados por el dinamismo del mismo sistema exportador,
vari de acuerdo con la intensidad y forma en que actuaron conjuntamente
dos procesos: las modalidades particulares de dominacin que se consolidaron para dar paso al sistema exportador y la diferenciacin del sistema productivo nacional, en funcin de la cual se fue formando lentamente una economa urbano-industrial y se desarrollaron sectores nuevos y paralelos en la
propia economa exportadora.
De esta manera pueden advertirse por lo menos dos situaciones concretas
respecto al proceso de dominacin logrado en esos pases:
1] En ciertos casos -o perodos- uno de los sectores comercialexportadores constituy el sistema financiero, acapar las condiciones necesarias para monopolizar las relaciones externas (control de las aduanas o
posicin estratgica en relacin al mercado externo), y pudo as imponer su
predominio, no slo a toda la nacin, sino muy especialmente a los dems
mos factores y por las guerras mundiales, como lo han sealado, con insistencia anlisis econmicos suficientemente conocidos sobre las condiciones
de industrializacin en Amrica Latina.
Sin embargo, la interpretacin que aqu se propone destaca -sin negar, naturalmente, la importancia de la crisis econmica mundial para la economa
latinoamericana- que polticamente el sistema de dominacin oligrquica
empez a deteriorarse antes de la crisis econmica mundial y que la forma
como se manifest la reorganizacin del sistema poltico-social vari en funcin de dos rdenes distintas de determinaciones sociales y polticas:
1] Las diversas posibilidades de superacin de la crisis poltico-social que
se presentaron, respectivamente, en las sociedades estructuradas a partir de
un ordenamiento econmico social de tipo enclave, o por el contrario, en
funcin de un ordenamiento en el cual la burguesa financieraagroexportadora local tena el control del sistema productivo.
2] En cada una de esas dos situaciones bsicas, a su vez, la diferenciacin
interna del sistema productivo y el fraccionamiento de los grupos sociales, en
cada pas de Amrica Latina, abra perspectivas diferentes para la formacin
todava dentro de los cauces generales del sistema exportador de nuevas
alianzas entre los grupos sociales. El xito y las posibilidades variables de
esas alianzas explican el mayor o menor grado de persistencia del orden
constituido exportador, o por el contrario, indica el momento y las formas de
la transicin del sistema exportador hacia las sociedades en las cuales los
grupos vinculados al mercado. interno, como la burguesa urbana y las clases medias, empezaron a adquirir importancia creciente.
Corresponde presentar aqu, por lo tanto, las lneas generales que hacen
inteligibles las transformaciones sociales que expresan la crisis del sistema
oligrquico-exportador, con el doble propsito de sealar en qu forma se
configuraron las nuevas alianzas polticas y cmo se relacionaron sin confundirse, la crisis poltico-social interna del sistema de poder y la crisis de la
economa mundial.
17
23
24
2] Con un sistema exportador poco o nada diversificado, se crean, sin embargo, sectores de produccin para el mercado interno (como en Uruguay y
Argentina antes del auge de la produccin cerealera).
3] El sistema exportador se diversific haciendo lugar a sectores exportadores paralelos y adems posibilit la formacin de un sector productivo vuelto
18
hacia el mercado interno, (como en Brasil).
Sin embargo, nuestro anlisis no considera esa informacin como determinante para la interpretacin de las posibilidades estructurales del cambio
social, si por ello se entiende una interpretacin economicista de la sociedad. En efecto, para la interpretacin el aspecto significativo escogido es
saber cmo se constituy un sistema de dominacin, a partir de esas condiciones, econmicas, y eso se torna evidente cuando se piensa que la existencia o inexistencia de sectores exportadores paralelos pudo haber sido el
resultado de una dominacin alcanzada a travs de un sector de clase que
impuso su control al resto del sistema o mediante una confederacin de
sectores exportadores que controlen entre todos el sistema productivo.
La existencia o inexistencia de sectores exportadores paralelos independientemente de quienes hayan ejercido sobre ellos el control- afecta
el proceso de diferenciacin interna de la economa a travs de las formas de
divisin social del trabajo. Esto a su vez condiciona no slo la estructuracin
de un mercado interno, sino tambin la de nuevos grupos sociales, lo que
para la explicacin sociolgica destaca inmediatamente el problema del condicionante econmico del sistema exportador. Represe adems que estos
grupos sociales no son slo el resultado mecnico de una estructura
econmica sino que tambin stos intentarn desarrollarla o modificarla,
como medio de imponer o mantener su forma peculiar de dominacin.
De este modo, son razones histrico-sociales las que abrieron la posibilidad
de que el grupo exportador dominante lograse controlar el sistema productivo
nacional imponiendo la monoproduccin, o por el contrario tuviese que pactar
con otros grupos exportadores de alcance regional. Esa alternativa se vincula
al proceso histrico de formacin del mercado nacional; como es obvio fue
ms fcil imponer la dominacin de un solo grupo exportador en los pases
pequeos, donde la nacin pudo surgir como resultado de la accin de un
mismo grupo socioeconmico dominante homogneo, que en los pases
grandes, es decir, aquellos donde los lmites del sistema productivo nacional
tuvieron que fijarse en funcin de alianzas regionales. Sin embargo, en lneas
generales podra afirmarse que hay una tendencia latente o manifiesta, expresada a travs de un grupo agroexportador dominante, de intentar imponer
una forma monopolista, a travs de un rgimen de monoproduccin, que le
asegurase el control poltico casi hegemnico.
El hecho de que el rgimen exportador hubiera o no posibilitado inicialmente que se formase un sector productivo para el mercado interno se explica,
econmicamente, como una consecuencia de su magnitud. Por ello las economas exportadoras diversificadas, es decir, las que alcanzaron cierta magnitud en funcin de la creacin de ncleos exportadores paralelos, facilitaron
necesariamente la formacin de sectores productivos orientados hacia el
mercado interno. En efecto, la produccin para el mercado interno, en la fase
de transicin de la economa exportadora, slo expresa una funcin directa
del crecimiento de dicha economa; alienta el consumo interno porque su
expansin requiere, desde luego, una industria agropecuaria directamente
vinculada a la actividad, y porque, de todas maneras, la complejidad de la
produccin exportadora origina sectores de poblacin con cierta capacidad
de consumo. Ese consumo interno, conviene aclararlo, no adquiere magnitud
significativa en funcin directa de la cantidad de mano de obra empleada en
la produccin rural -la cual tiene manifiestamente baja capacidad de consumo-, sino en funcin del avance del proceso de divisin social del trabajo,
vinculado a su vez al grado de desarrollo capitalista de la produccin agropecuaria. 19
Este desarrollo, en tanto obliga a una cierta especializacin en las formas
productivas de la
hacienda, rompe las formas tradicionales de organizacin del trabajo (de
acuerdo con ellas la hacienda es una unidad econmica que se autoabastece), y posibilita que los centros urbanos desarrollen en su seno las actividades econmicas necesarias, apuntando ahora a un mercado ms amplio.
As, al aparecer los primeros conatos de un mercado interno, surgen o se
desarrollan en las ciudades nuevos grupos sociales: artesanos, pequeos
comerciantes., profesionales, sectores vinculados a los servicios (transportes, bancos, educacin, servicios pblicos, etc.).
19
18
Claro est que las situaciones sealadas no son posibilidades tericas de pares de combinaciones como se dara en un anlisis formal, pues si as fuera, la tipologa sera harto incompleta; son ms bien una formalizacin de situaciones
histricamente dadas.
25
econmicas preexistentes al sector agroexportador, en particular la burguesa de carcter local y grupos de terratenientes de baja productividad. 20 La
articulacin entre los distintos grupos pudo darse bajo la hegemona del sector agroexportador en la medida en que ste logr presentar, a travs del
aparato del Estado, su dominacin como si fuese expresin de la unidad del
conjunto de los sectores dominantes.
En el proceso poltico aparecen entre 1893 y 1905 -a travs de los intentos
revolucionarios del Partido Radical- los nuevos grupos, antes sealados, que
logran su reconocimiento poltico por la ley Senz Pea de 1912.
Con Yrigoyen, los radicales llegan al gobierno y establecen un sistema de
alianzas que favorece a los sectores agroexportadores regionales y los urbano-industriales, posicin que stos consiguen, en gran parte, porque por vez
primera logran movilizar electoralmente en su apoyo a amplios sectores medios y capas populares urbanas. Sin embargo, el sector hegemnico del sistema agroexportador, los ganaderos y cerealeros, como grupo casi monopolista, tienen fuerza suficiente para reaccionar. As, cuando las consecuencias
de la crisis econmica de 1918 amenazan el xito del gobierno radical, los
representantes del sector agroexportador aprovecharon las manifestaciones
sociales caractersticas de los nuevos tiempos, que asustaron y parecan
amenazar al conjunto de las clases dominantes (reforma de Crdoba; huelgas obreras, puesto que Yrigoyen contaba con el apoyo de las masas pero
no controlaba los sindicatos), para proponer al sector de la burguesa agraria
nacional que lo apoyaba, y a la burguesa urbana no populista, un nuevo
esquema de transicin menos violento; el cual se alcanza a travs de Alvear,
quien acepta la participacin de los radicales no-personalistas (es decir, no
populistas), pero rechaza un modelo de participacin poltica ampliada. Los
grupos sociales y econmicos que se integran en el nuevo acuerdo se alinean as: un papel significativo corresponde a quienes actan en el mbito nacional como representantes de los intereses extranjeros, en especial de los
grupos ingleses (que vinculan tanto al Estado argentino como a la economa
nacional con el exterior); la burguesa nacional exportadora vuelve a tomar el
papel preponderante e integra el gobierno sea en forma directa o a travs de
personeros. Por supuesto que en el xito de esta contraofensiva no estuvo
ausente el hecho econmico fundamental: la prosperidad del sistema exportador; las clases medias y la burguesa urbana no tenan por qu arriesgarse
en favor de una poltica econmica que las independizara de la burguesa
En funcin de ese mercado, se. constituyen los primeros ncleos industriales, y se forman, en consecuencia, tanto una burguesa urbana como sectores obrero-populares; as, en un primer momento, los grupos sociales urbano-industriales se constituyen siguiendo la expansin del sector exportador y
sin que sus intereses econmicos se opongan a los de stos, sino que, por el
contrario, pasan a ser un sector complementario de aqul.
Esas condiciones histrico-estructurales explican, como dijimos, el mecanismo de formacin del sector urbano-industrial y el grado de diferenciacin
social interna producida por la expansin de la economa exportadora. La
dinmica de esas fuerzas, sin embargo, depende de la unidad o diferenciacin de los grupos agroexportadores y de las alianzas entre algunos de estos
grupos con los mismos sectores sociales emergentes. En efecto, en los pases donde se alcanz la unidad entre los grupos dominantes y se pudo establecer una situacin que tenda al monopolio de poder, la crisis del sistema
de dominacin oligrquica no produjo las mismas consecuencias que en los
pases donde tal unidad no se dio y en los cuales fue posible plantear un
nuevo esquema social de liderazgo poltico a travs de alianzas de sectores
no hegemnicos del sector agroexportador con los grupos sociales emergentes. De igual modo, la ampliacin del esquema poltico pudo efectuarse ms
rpidamente en los pases donde los nuevos grupos sociales pudieron aprovechar la participacin que lograron en el Estado, a travs de alianzas acordadas con algn sector de los grupos oligrquico-exportadores, para as crearse una base econmica de sustentacin mediante polticas econmicas
que favorecieran las inversiones estatales.
A continuacin se indicarn brevemente algunos modos tpicos de la transicin, es decir, de las tentativas de participacin de clases medias en las
alianzas de poder, considerando los factores estructurales condicionantes a
que se hizo mencin.
a] La incorporacin de los sectores medios a la hegemona de la burguesa
exportadora
El desarrollo del sector agroexportador en Argentina signific por una parte,
como dijimos, una cierta diferenciacin de la economa nacional y muy en
especial estimul la formacin de sectores medios, tales como la administracin del Estado (civil y militar), los grupos profesionales, los sectores ligados
a la administracin y control de las empresas exportadoras, e incluso se desarrollaron algunas industrias y servicios orientados al mercado interno; y por
otra parte posibilit una clara relacin de subordinacin de las actividades
20
26
tos- los intereses locales de los seores esclavistas y terratenientes, tanto del
sur como del noreste del pas en especial, como tambin de las provincias
marginales al centro de poder. El Imperio organizar una burocracia incipiente, polticamente diestra y socialmente importante, por intermedio de la cual y gracias al poder moderador del Emperador- se resguardaba la autonoma
local de los seores, sin desintegrarse el Estado nacional, que cuidaba de
los intereses generales, es decir, del predominio azucarero-cafetalero, con
la condicin de que se mantuvieran y respetaran los centros de poder locales.
En una situacin de ese tipo la dominacin oligrquica se haca efectiva y
real su expresin poltica, sin que por ello se perdiera el inters en favor de
las transacciones polticas siempre en nombre de los intereses del Estado
nacional. Esto es as pues, pese a la importancia marcadamente de lite del
sistema de dominacin, el juego poltico formal entre dos partidos -liberal uno
y conservador el otro- permita, de todos modos, conatos de pensamiento
poltico renovador de inspiracin europea o norteamericana que encontraba
su expresin a travs de la accin de grupos que pertenecan a los mismos
cuadros de la oligarqua dominante. Sera un error, subestimar la importancia
poltica de esas corrientes renovadoras por entenderlas desvinculadas de la
realidad nacional, aduciendo que sta se basaba en la explotacin esclavista.
Por el contrario, la transicin en el sistema de control poltico fue determinada
en gran medida por la accin de grupos no conformistas que surgieron en el
seno de la oligarqua.
Precisemos nuestro razonamiento. La cristalizacin de una situacin social
capitalista-burguesa se da por vez primera en forma ms evidente dentro del
sistema agroexportador, cuando los cafetaleros de Sao Paulo empiezan a
reemplazar la mano de obra esclava por la de los inmigrantes, principalmente
despus de 1870. El deterioro del sistema esclavista y luego la cada del
Imperio (1889) -entretanto se forma el Partido Republicano- expresan esa
nueva realidad, as como indican tambin la adhesin a los fazendeiros por
parte de los llamados grupos de clase media urbana tradicional. De hecho,
en una economa tipo plantacin y esclavista, la diferenciacin social tena
que ser, como fue, limitada. Es cierto que las transformaciones alcanzadas
en la economa cafetalera mediante la introduccin del trabajo libre significaron una mayor divisin social del trabajo y un fortalecimiento de la economa
urbana, pero ese proceso no presenta resultados importantes en la estratificacin social hasta alrededor de la primera guerra mundial. Sin embargo, las
presiones de los nuevos grupos sociales aparecan ya desde el perodo de
la abolicin (1888) y de la Repblica (1889). En realidad, stos se constitu-
agraria exportadora en la medida en que el antiguo sistema exportador todava funcionaba satisfactoriamente. Con todo no deja de ser significativo
que Yrigoyen haya tratado de crear las bases para esa independencia: crea
Yacimientos Petrolferos Fiscales, intenta nacionalizar los ferrocarriles y
aprovecha las consecuencias favorables de la primera guerra mundial para
expandir la industria textil y metalrgica. Despus del intervalo de Alvear, el
retorno de Yrigoyen en 1928 se basa otra vez sobre la alianza entre los radicales y ciertos sectores de los grupos dominantes de expresin regional,
cuya mejor representacin es la burguesa bodeguera de Mendoza y San
Juan. Sin embargo, la unidad del orden establecido agroexportador rompe
otra vez ms el intento de alianza que represent el gobierno de Yrigoyen, y
por las mismas debilidades de la alianza yrigoyenista, agravada por el hecho
de que el radicalismo gobernante no logra controlar el movimiento obrero,
que amenaza polticamente y ya no se da por satisfecho con el acuerdo
econmico alcanzado a travs de la poltica favorable al desarrollo del mercado interno (es decir, de la burguesa). Nuevamente, despus del golpe de
Estado de Uriburu, ser una alianza de conservadores, antipersonalistas y
de socialistas independientes la que a su modo expresar la transicin: el
sistema de poder se abre para modernizarse (los socialistas independientes,
De Tomasso y Pinedo, aaden un contenido tcnico a la poltica gubernamental), pero rechaza la alianza con los nuevos grupos cuando stos parecen expresar las presiones, de las masas el esquema se defiende apelando
a la intervencin militar y al fraude patritico, hasta la fase siguiente, cuando a la presin de los grupos medios se aade la de las masas (peronismo).
b] La incorporacin de los sectores medios tradicionales y la crisis de la
dominacin oligrquica-burguesa
La peculiaridad de la fase de transicin en Brasil radica en la debilidad de la
estructura clasista de la situacin social brasilea. En efecto, la modernizacin de la economa exportadora se expresa por vez primera con repercusiones polticas nacionales a travs del proceso de abolicin de la esclavitud, y
luego, por el derrocamiento del Imperio. ste era la garanta no solamente
simblica., sino la ms efectiva de la suma de intereses regionales basados
en una economa esclavista y una dominacin patrimonialista. En el juego de
alianzas regionales hasta 1860-1870 predominaron polticamente los intereses azucareros del noreste y los cafetaleros del centro del pas (Minas, provincia de Ro de Janeiro y la parte de Sao Paulo contigua a aqulla en la
cuenca del Parahyba). Sin embargo, se respetaban -aunque no sin conflic-
27
yen inicialmente a travs de grupos que, aunque estaban comprendidos dentro de los estratos oligrquicos tradicionales, desempeaban un papel secundario: pertenecan a la burocracia civil y principalmente militar (las que se
fortalecern a su vez despus de la guerra de Paraguay de 1865-1870), o
desempeaban en el contexto nacional de dominacin un papel subordinado,
tal el caso de los abogados, diputados, personeros o jefes locales de provincias econmicamente secundarios. En el proceso de abolicin de la esclavitud y en el de la formacin de la Repblica dichos sectores, que slo en forma harto imprecisa pueden ser llamados medios, se sumaron a los cafetaleros paulistas y a algunos productores no esclavistas del sur para desplazar la
21
oligarqua imperial. En un primer momento, con la poltica florianista ,
donde se percibe ya claramente la presencia de nuevos grupos, se da incluso una radicalizacin antioligrquica, sofocada luego por la instauracin
de la forma federativa republicana de dominio, tal como qued establecida en
la Constitucin de 1891; sta expres el sistema de alianzas locales, bajo el
predominio de los grupos agroexportadores capitalistas del centro-sur, pero
sin excluir a los sectores agroexportadores de otras regiones, ni mucho menos a los terratenientes de baja productividad. Por su nmero tenan stos
una gravitacin considerable e impriman al conjunto del sistema de dominio
un cariz ntidamente oligrquico-tradicional, y esto a pesar de que su control
efectivo estaba desde fines del siglo XIX en manos de los productores y exportadores capitalistas del centro-sur.
La lenta diferenciacin de la economa urbana, intensificada con la primera
guerra mundial, agreg nuevos protagonistas a la reaccin antioligrquica de
los grupos antes sealados; ahora los grupos urbanos, es decir, los profesionales, los funcionarios, empleados, e -incluso sectores obreros, empiezan a
dar un nuevo sentido a la reaccin antioligrquica, pese a que la misma, aun
en la dcada 1920-30, se expresar a travs de movimientos de los jvenes
militares que todava respondan por su comportamiento y su ideologa, a
valores estamentales que no pueden explicarse sino en funcin del antes
sealado proceso de reaccin antioligrquica originado en sectores marginales y econmicamente decadentes de las mismas oligarquas regionales.
La crisis de la dominacin oligrquico-capitalista se pondra de manifiesto
plenamente con la revolucin de 1930, evidenciando la precariedad del esquema, de alianzas regionales realizado en el plano exclusivo de las capas
21
Es decir, la poltica que puso en prctica el mariscal Floriano Peixoto, quien asumi
la presidencia en el perodo de reaccin monrquica en Brasil, en los primeros aos
de la dcada de 1890.
28
29
30
distintas del trnsito histrico en los pases donde, a las dificultades de transicin del sistema, se sumaban las correspondientes a la irrupcin de los
sectores urbano-industriales. En ese sentido, el mantenimiento de la situacin oligrquico-exportadora en pases como Colombia aun despus de
1929, y hasta el fin de la segunda guerra mundial, se hace comprensible
cuando se considera que en ese caso ni el sistema exportador se diversific
de modo significativo., ni se desarroll un sector productivo importante vuelto
hacia el mercado interno. Y por otro lado, el anlisis comparativo de la crisis
poltica de Argentina y Brasil pone de manifiesto las diferentes situaciones
sealadas entre los dos pases.
En Brasil, si bien es cierto que los grupos engendrados por la expansin
urbano-industrial de la poca son ms dbiles que en Argentina, tambin la
unidad de las clases dominantes es ms frgil. Y, por otra parte, cuando se
plantea la posibilidad de la transicin poltica en beneficio de los grupos no
oligrquico-exportadores, la presin obrero-popular no alcanza el mismo
mpetu que logra en Argentina.
Las interpretaciones aqu enunciadas destacan, por lo tanto, las condiciones polticas que favorecieron las medidas de fortalecimiento del mercado
interno y, como es natural, dada la inspiracin metodolgica del trabajo, subrayan simultneamente que, ms que la diferenciacin econmica en s misma, lograda durante el perodo de expansin hacia afuera, la diferenciacin
social, y correlativamente el equilibrio de poder entre los grupos sociales, son
los factores que explican el tipo de desarrollo alcanzado en los diversos
pases.
Conviene aclarar nuestra argumentacin en beneficio del rigor de la interpretacin que ms adelante expondremos. Por supuesto que desempearon
un papel importante los factores de tipo econmico, por dems conocidos y
mencionados ya en este mismo captulo (tales como la desorganizacin del
mercado mundial, las polticas de defensa del nivel de empleo utilizadas para
enfrentar las consecuencias de la crisis en la economa exportadora, la interrupcin del flujo tradicional de las importaciones como consecuencia de la
gran guerra sin que se limitaran las magnitudes correspondientes de las exportaciones, etc.), en la naturaleza de la nueva situacin en la que la industrializacin y la formacin del mercado interno aparecen como los rasgos
predominantes del nuevo tipo de desarrollo. Sin embargo, durante la crisis
del 29, en ciertos pases los grupos agroexportadores lograron capear el
temporal, en forma transitoria o con mayor permanencia, segn las circunstancias, adoptando simplemente medidas ms o menos clsicas de poltica
econmica para poder readaptarse a las circunstancias impuestas por la
31
En realidad el proceso histrico fue distinto y no revisti formas tan mecnicas, ni aun en los pases que ms se industrializaron. El argumento que desbarata el mecanicismo de la interpretacin anterior se expresa precisamente
a travs de la dimensin poltica, es decir, en el anlisis de cmo los grupos
sociales dominantes se articularon a partir de la crisis mundial para imponer
su propio sistema de dominacin y organizar el proceso productivo. El distinto curso del desarrollo en los pases latinoamericanos que se industrializaron,
as como la ausencia de un empuje industrializador y correlativamente el
aumento del peso relativo de la economa exportadora, se explican pues por
la forma como las clases y grupos sociales - tradicionales o nuevos- lograron dinamizar su fuerza, tanto en trminos de las organizaciones de clase
que formaron (partidos, rganos del Estado de que se apoderaron, sindicatos, etc.), como en trminos de las alianzas polticas que se han propuesto y
de las orientaciones polticas que crearon o asumieron como propias para
imponer un sistema de dominacin viable. Debe buscarse este plus histrico
para comprender la particularidad del proceso social frente a los factores
econmicos que afectaron de manera homognea a todos los pases de la
regin, en la medida en que todos estaban vinculados a las economas centrales de modo similar: como dependientes de ellas.
Por supuesto que, para la interpretacin, debe considerarse el distinto grado de complejidad y adelanto de la divisin social del trabajo que los pases
lograron durante el perodo de expansin hacia afuera, puesto que el surgimiento de nuevos grupos sociales, y sus posibilidades de actuacin, estn
estructuralmente limitados por l.
El anlisis comparativo del grado de diferenciacin de la estructura productiva alcanzado por la economa argentina durante la dcada de 1930, por una
parte y por la de Brasil, por la otra, indica claramente, sin embargo, que las
diferencias, tomadas a nivel puramente econmico, fueron relativamente
secundarias para explicar la presencia de una poltica de consolidacin del
mercado interno y de desarrollo industrial. El mayor avance relativo de la
anterior estructura productiva de Argentina no le asegur una poltica industrializadora ms audaz que la puesta en prctica en Brasil, donde se haba
alcanzado en los primeros aos de la dcada del 30 un esquema polticosocial que a partir de entonces daba ms viabilidad a la consolidacin del
mercado interno, mientras que en Argentina tales posibilidades no se plantearon antes de los aos 40.
32
peruana).
En esta condicin el desarrollo de la economa interna produce tambin
mayor complejidad en el proceso de divisin social del trabajo, y el crecimiento urbano es un hecho significativo; en consecuencia, no slo los sectores
medios son ms numerosos, sino tambin se forman sectores populares
urbanos, cuya presencia se suma a los obreros y campesinos del enclave y
de la hacienda. El Estado expresar esa mayor complejidad; no slo es la
culminacin de una forma de poder basada en la hacienda misma, como en
el caso anterior, sino que se constituye en una burocracia que impone una
dominacin ms compleja, a travs de la cual se realizan los ajustes de los
intereses de los grupos oligrquicos y de los grupos burgueses en su relacin
con el enclave. En ese sentido, el Estado, expresin de esa alianza, adquiere
funciones ms complejas, pudiendo incluso, aunque en forma limitada, ejercer funciones no slo como redistribuidor de los impuestos cobrados a la
economa de enclave, sino tambin como promotor de actividades econmicas internas. Y subsidiariamente, en la propia mquina estatal, se constituyen los sectores ms significativos de clase media.
Polticamente, y dicho de modo esquemtico, los sectores medios encuentran frente a ellos -a travs de sus tentativas de incorporacin- un sistema de
dominacin ms diferenciado, que se estructura principalmente por las relaciones entre los sectores oligrquico y burgus y el enclave. Tambin encuentra grupos dominados, mas diversificados, a quienes puede movilizarse
para una poltica de colaboracin: los campesinos de la hacienda o de la
plantacin, los obreros del enclave (agrcola o minero, segn el caso), y los
sectores populares urbanos. Las alternativas polticas cubren un amplio espectro de alianzas, que oscila desde la posibilidad de aprovechar una pugna
en el sector dominante para incorporarse como aliado de uno de los grupos,
como en Chile en algn momento, hasta las tentativas de movilizacin revolucionaria por parte de sectores campesinos y obreros, como lo intent el
aprismo peruano.
Finalmente, y en un caso limite, grupos terratenientes pueden transformar
su tipo de actividad econmica en una forma de explotacin agraria que rompe el sistema de la hacienda sin que se d necesariamente la formacin de
una economa urbano-industrial. En esa situacin, los campesinos que no
son incorporados al enclave o a la explotacin agrcola capitalista nacional
son empujados hacia formas de economa de subsistencia como las que
provoc la expansin agrcola capitalista centroamericana; la escasa divisin
social del trabajo que esto significa determina la reducida magnitud de los
sectores medios. Estos pueden incorporarse slo en la medida en que el
virtual o potencialmente -aunque excluidos del juego poltico y por ese mismo
motivo- presentaban caractersticas de mayor impulso reivindicativo. En estas condiciones, la incorporacin de los sectores medios se hace ms difcil,
puesto que para abrir una brecha dentro de un sistema excluyente de este
tipo era necesaria la utilizacin de los grupos de abajo como fuerzas de
choque, lo que poda producir una conmocin del conjunto de la estructura
de dominacin o, en otros casos -cuando por algn motivo se expandiese la
economa interna y existiera una perspectiva parcial de integracin para los
sectores medios-, las clases populares podran presionar por su incorporacin y evidenciaran as la precariedad de la posible apertura.
Las formas de dominacin anteriores al proceso de incorporacin de los
sectores medios pueden estar sealados por un neto predominio de los grupos cuya base de sustentacin econmica es el latifundio de baja productividad, cuyo mercado es preferentemente regional o interno y donde las relaciones sociales de produccin se constituyen de acuerdo con el patrn de la
hacienda tradicional como en Mxico, Venezuela o Bolivia. En este caso la
dominacin se ejerce fundamentalmente sobre las masas campesinas, pues
los dems sectores sociales no adquieren importancia dentro sistema productivo controlado nacionalmente. En consecuencia, el juego poltico formal a
nivel del Estado se da entre grupos oligrquicos que, a lo sumo, pueden estar en pugna para lograr afuera mejores vinculaciones, pero que enfrentan a
los dems grupos sociales en forma conjunta. La participacin de los sectores medios -en esa circunstancia de suyo limitados-, siempre y cuando intentan romper el crculo excluyente, se da mediante un programa antioligrquico
de movilizacin campesina en la medida en que la economa de la hacienda
es todava importante como base real del poder interno. Cuando la oligarqua
aparece ms claramente como mediadora del control del enclave, el programa de los sectores medios tiende a adoptar un tono nacionalista y a movilizar
adems sectores no campesinos, cuando el enclave es del tipo minero.
Histricamente, se presentan adems ciertas situaciones cuando la dominacin no es puramente oligrquica, sino que se cuenta con la presencia,
ms o menos significativa, de sectores burgueses. Esos grupos lograron
mantener sus posiciones econmicas y polticas frente al enclave, a costa, es
cierto, de una poltica de repliegue. La burguesa pudo acentuar su expresin
como clase econmica tanto a travs del aprovechamiento de las posibilidades de desarrollo de los sectores mercantiles y financieros, principalmente en
los casos en que se dio la formacin de enclaves mineros (tal en Chile) como
por el control de algunos sectores agrarios que permitieron formas ms capitalistas de explotacin de la tierra (tal el caso de los productores de la costa
33
22
34
Para un buen resumen sobre el proceso de la Revolucin boliviana y sus antecedentes sociales, vase Richard W. Patch, Bolivia: U.S. Assistance in a revolutionary
setting en R. N. Adams, O. Lewis y otros, Social changes in Latin America today,
Nueva York, Harper & Brothers, 1960, pp. 108 ss.
23
Para el estudio de las relaciones entre reforma agraria y revolucin en Bolivia, vase Flavio Machicado Saravia ensayo crtico sobre la reforma agraria. Una interpretacin terica del caso boliviano, Santiago de Chile, Facultad de Ciencias Econmicas,
Universidad de Chile, 1966 (Tesis mimeografiada).
35
sistema econmico (con sus altibajos) y las masas populares no poda resolverse slo con programas polticos. Lo sealado destaca la agudeza del conflicto entre los sectores dominantes como as tambin revela las continuas
fricciones con los sectores populares.
La necesidad de controlar el Estado por parte de los grupos enfrentados
hizo que muchas veces - fundamentalmente por el dominio que las oligarquas ejercan, a travs de los sistemas parlamentarios- se recurriera como
alternativa extraordinaria a regmenes de fuerza que fortalecieran el poder
del ejecutivo; inicialmente fueron los nuevos sectores medios los que presionaron por robustecer al ejecutivo.
La crisis de la economa exportadora de enclave (en especial la crisis del
ao 29) volvi a quebrar el inestable equilibrio alcanzado por la presencia de
los sectores medios. El sistema careca del dinamismo necesario para eliminar la desocupacin pues no se haba preocupado de crear una nueva estructura econmica, por consiguiente debieron recurrir a paliativos, tales como promover obras pblicas u otras actividades que permitieran disminuir
sus efectos. Semejantes polticas fracasaron porque significaban un enorme
gasto y un endeudamiento fiscal que no era del agrado de la burguesa ni de
la oligarqua local, y por otra parte como medidas econmicas eran muy dbiles para amortiguar la presin reivindicativa de las masas populares sin ocupacin o amenazadas por la prdida de su empleo.
En el plano de la pura accin poltica se recurri, en general, a la represin
tanto de la clase media urbana radicalizada (estudiantes), como del movimiento obrero organizado. Nadie defenda gobiernos que hasta se mostraron
incapaces de restablecer alianzas con las oligarquas locales. Sin embargo,
no se exclua la pugna entre los sectores de dominacin tradicional, lo que
hizo posible que durante doce das se llegase incluso a restaurar una pasajera repblica socialista.
En la prctica la forma mejor de resistir la crisis fue en general reconstruir la
alianza poltica de los sectores tradicionales incorporando contados sectores
de la clase media urbana, en especial los menos radicalizados.
Las posteriores polticas econmicas muestran un carcter algo ms modernizante aunque evidentemente no populista; si se recurre a la inflacin es
por considerarla una forma de proporcionar crditos a los grupos econmicos
nacionales, agrcolas, industriales, etc., pero la inflacin no se ve compensada con un aumento real de los salarios obreros.
Grave es el conflicto entre los diversos grupos sociales; la violencia y las
milicias armadas de derecha o izquierda se convierten en algo ms que posibilidades tericas. Pero en la medida que comienzan a superarse los efectos
36
los sectores medios, incluso se debilita su alianza con los sectores populares y se intentan alianzas que abran las vas de acceso al poder a travs de
combinaciones con el grupo moderno o con el ms tradicional, actitudes que
perjudicarn a los mismos sectores medios. En principio, podra decirse que
comienza a plantearse la posibilidad de abandonar el apoyo popular, pues
con l nunca se llegara al poder, dado que el desenlace estaba en manos de
los grupos que de hecho dominaban; restaba como disyuntiva aprovechar
sus fisuras para llegar al control del aparato del Estado y desde all afianzarse mediante una alianza ms amplia. Tctica tan complicada dificultaba el
acceso de los sectores medios, pues los grupos dominantes se mostraban
reacios a un aliado que poda ocultar detrs de l los sectores populares
cuya presencia s podra deshacer el esquema vigente de dominacin, y por
tanto preferiran mantener una forma de poder que aunque no era democrtica, por lo menos aseguraba el mantenimiento del sistema imperante. Ms
tarde las alianzas cambiarn de contenido y de signo, cuando algunos sectores mercantil-financieros, de corte modernizante, traten de recuperar el apoyo de las masas; esta actitud se advierte en el belaundismo de los primeros
momentos. La clase media, especialmente la aprista, aun a riesgo de perder parte del apoyo popular que conservaba, buscar ahora aliados como los
odristas, en mejor situacin dentro del sistema de poder tradicional.
37
38
sible utilizar el Estado, controlado ya por otros grupos por lo menos, parcialmente, para plasmar los mecanismos de acumulacin de inversin capaces
de crear un mercado interno, el que a su vez servir de punto de apoyo de la
nueva poltica.
Sin embargo, sera incorrecto imaginar que a partir de ese momento la historia de esos pases vuelva a repetir las fases ya consideradas en el pargrafo anterior; el populismo desarrollista no encuentra bases para sostenerse y
la formacin de una burguesa industrializadora depende, en mayor o menor
grado, del Estado.
Adems, con la participacin del Estado, y en parte con el financiamiento
logrado a travs de una poltica de intensificacin del apoyo pblico en la
renta que genera el sector de enclave, la clase media ascendente y el sector
nacional burgus (que acaba de constituirse o es ms antiguo, como en Chile, y, en forma ms limitada, en Per), intentan cambiar las pautas del desarrollo fortaleciendo el sector urbano industrial, lo que ocurre en esos pases
(con excepcin de Chile) despus de la segunda guerra mundial. Los vnculos de dependencia externa ya son de otro tipo, como surge de la caracterizacin que daremos ms adelante. A partir de 1950, ms o menos, las inversiones extranjeras se harn en el sector productivo orientado hacia el mercado interno, y esto impondr nuevas limitaciones y posibilidades al desarrollo
nacional.
39
en la situacin originaria de enclave, el dirigismo estatal expres cmo trataron de crear su base econmica urbano-industrial los grupos no directamente vinculados al sistema exportador-importador. Por supuesto, dentro de
esta ltima hiptesis la manipulacin del aparato estatal pudo ser, en ciertos
pases, el instrumento de formacin de una clase industrial, la que compartira a la larga con los entes fiscales las funciones empresariales. Con todo, sin
embargo, hay que subrayar que esta diferenciacin no fue excluyente: ni falt
la participacin de los sectores privados en las economas con mayor participacin estatal, ni el sector pblico estuvo ausente en la etapa inicial de la
industrializacin, aun en los pases de rasgos ms liberales. Por el contrario,
la fase llamada de industrializacin sustitutiva de importaciones se caracteriz por un doble movimiento convergente: la expansin del sector privado de
la economa y, consecuentemente, el robustecimiento de la burguesa industrial y la creacin de reas nuevas de inversin, concentradas alrededor de la
industria bsica y de las obras de infraestructura, en donde fue acentuada
la participacin estatal.
La caracterstica estructural que se perfila en los pases que empiezan a
conformar las nuevas bases econmicas del desarrollo consiste en que stas
suponen, necesariamente, amplias alteraciones en la divisin social del trabajo, que se expresa en seguida a travs de la transformacin de los aspectos demogrfico-ecolgicos; todo esto se refleja en el plano social: engendra
un proletariado y se incrementa el sector popular urbano no obrero de la poblacin. Adems, el ritmo de formacin de este ltimo suele ser mayor que la
capacidad de absorcin de los nuevos empleos urbanos generados por la
industrializacin, y esto posibilit la formacin en Amrica Latina de lo que
dio en llamarse sociedades urbanas de masa, basadas en economas insuficientemente industrializadas.
Es justamente la presencia de las masas, al lado de la formacin de los
primeros y ms consistentes grmenes de una economa industrial diferenciada (es decir, no solamente de bienes de consumo inmediato), el hecho
que va a caracterizar el perodo inicial del llamado desarrollo hacia adentro,
que se acenta durante la guerra y se manifiesta en su plenitud durante la
dcada 1950-1960. Econmicamente, durante este perodo aparecen las
llamadas polticas de industrializacin sustitutiva 25, que en ltima instancia
han consistido en el aprovechamiento e incremento de la base productiva del
25
40
terna;
e] un mnimo de eficiencia y de responsabilidad en las administraciones estatales;
f] capacidad para consolidar un liderazgo poltico que logre presentar los
contradictorios intereses de los distintos grupos como una conciliacin en
funcin de la Nacin.
Sin embargo, bsicamente la disposicin de capitales y de divisas est en
manos del sector exportador y para obtener la materializacin del esquema
apuntado tendrn que movilizarse en contra de sus intereses la burguesa
industrial, la burocracia estatal y los sectores obrero-populares. El xito de
semejante movilizacin estar condicionada, por un lado, por la presencia de
coyunturas favorables de precios en el mercado internacional, que permitan
polticas de sustentacin del valor de los productos de exportacin y, a la par,
polticas que impliquen alguna forma de retenciones sobre el tipo de cambio;
y por otro, tambin estn condicionadas -en lo que se refiere a la alianza
desarrollista entre los sectores industriales y los sectores obrero-popularespor la posibilidad de mantener una poltica arancelaria y una poltica monetaria que permitan, en detrimento del conjunto del sector agrario y de los grupos medios tradicionales, sostener simultneamente el ritmo de las inversiones industriales y, si no asegurar un elevamiento significativo de los salarios
reales, por lo menos un aumento, en trminos absolutos, del nmero de individuos provenientes de los sectores populares que se van incorporando al
sistema industrial.
Chocan, por tanto, los grupos que controlaban, o presionaban para controlar, las fuentes de acumulacin y los sectores sociales que influan en los
organismos pblicos para reorientar las polticas de precios y fiscales con el
propsito de permitir la capitalizacin de las empresas privadas o pblicas.
La experiencia histrica determinar cmo se combinan concretamente estas condicionantes de la industrializacin y dar origen a los modelos poltico-econmicos del desarrollo. Sin embargo, slo con un sentido un tanto
abusivo de la libertad expresiva, y utilizando con otro sentido conceptos ya
consagrados, podemos hablar en este trabajo de modelos de ordenacin de
variables.
Del examen precedente puede colegirse que los rasgos distintivos de las
polticas de industrializacin estaran determinadas segn como se acuerdan
o concilian los papeles del Estado y de las burguesas industriales; en la accin del Estado no slo son importantes las funciones econmicas que ste
puede desempear, sino tambin, y muy principalmente, la forma en que
ste expresa, como instrumento de dominacin, la accin de los distintos
41
42
En las pginas que siguen las referencias a pases toman en consideracin preferentemente aquellos en los que el proceso de industrializacin tuvo caractersticas
ms marcadas o que por sus rasgos muestran con mayor claridad las distintas alternativas posibles.
27
Sobre las caractersticas de este proceso vase Gino Germani, Poltica y sociedad
en una poca de transicin. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas, Buenos Aires, Paids, 1962; tambin Torcuato Di Tella, El sistema poltico argentino y la
clase obrera, Buenos Aires, Eudeba, 1964.
43
44
ganizar el Estado para expresar en su conjunto ya no slo sus intereses polticos vinculados a los intereses de los sectores populares, sino y ms directamente sus particulares intereses econmicos.
2. POPULISMO Y DESARROLLO NACIONAL
Distinto fue el modelo de desarrollo de Brasil, donde la etapa de expansin hacia afuera no consolid un sector empresarial hegemnico suficientemente fuerte y moderno como para neutralizar el poder de los sectores agrotradicionales, y mucho menos para unificar los sectores populares, rurales y
urbanos, como masa asalariada. Como vimos al analizar el momento de la
transicin, a partir del cual empieza la industrializacin sustitutiva, la situacin de poder engloba tanto a sectores tradicionales- oligrquicos expresin trivial para designar en su conjunto a diversos segmentos del sector exportador y de los grupos latifundistas no exportadores-, como a grupos
medios que tienen acceso al control del Estado y la burguesa industrial y
comercial urbanas. En su conjunto, los sectores dominantes se diferencian
de los de aquellos pases que siguieron una pauta liberal de industrializacin por el hecho de que el Estado surge como un instrumento no slo de
regulacin del sistema industrial, sino tambin como instrumento directo de
su constitucin, a travs de la creacin de empresas pblicas, autrquicas o
paraestatales. Y, a nivel de la situacin de masas, se diferencia del caso
argentino antes descrito, porque al peso del sector obrero, necesariamente
menor, se agrega un amplio sector de masas urbanas no obreras (masas
marginales). La diferencia se agudiza ms todava por la presencia de un
amplio sector de masas rurales, las que viven una situacin radicalmente
distinta de la que corresponde a los sectores populares urbanos.
En Brasil, el populismo aparece como el eslabn gracias al cual se vinculan, las masas urbanas movilizadas por la industrializacin -o expulsadas del
sector agrario como consecuencia de sus transformaciones o de su deterioro- al nuevo esquema de poder; y se convertir en la poltica de masas que
tratar de impulsar el mantenimiento de un esquema de participacin poltica
relativamente limitada y basada principalmente en una endeble estructura
sindical que no afect a las masas rurales ni al conjunto del sector popular
urbano.
La inexistencia misma de un sector agroimportador que hubiese dado origen a una economa industrial subsidiaria de importancia y la imposibilidad
del sistema de poder anterior para seguir controlando el Estado, despus de
la crisis de la economa exportadora, sealaron el comienzo de la industriali-
28
45
29
tores terratenientes se basa en el mantenimiento de una situacin que excluya a la masa rural de los beneficios de la participacin econmica, poltica y
social.
Son precisamente los sectores excluidos los que, en proporcin muy desigual, pagarn los costos de la industrializacin, pues sta depende, en una
primera etapa, al sector exportador y de la posibilidad de mantener excluida
la masa marginal, rural y urbana. A la larga se produce un proceso de diferenciacin de grupos del sector exportador, quienes pasan a participar del
proceso de desarrollo, es decir, reorientan sus capitales hacia la produccin
para el mercado interno. Pese a todo, las masas rurales siguen aisladas de
los beneficios del desarrollo y se constituyen en uno de los lmites estructurales de su posibilidad poltica; las tentativas de ampliacin, con tales grupos,
de la alianza desarrollista ms bien la deshacen, y el populismo, cuando lo
intenta, deja de servir de base de legitimacin del poder.
En funcin de las caractersticas estructurales de esa situacin, y en funcin tambin de las alianzas que fundamentan las polticas de desarrollo, el
populismo y el nacionalismo asumen caractersticas bien precisas. El populismo varguista se presenta como un movimiento ms o menos vago de incorporacin a la nacin, pero sin las implicaciones de mayor organizacin
sindical y mayor presin por la elevacin de los salarios, como en el caso
peronista. Ms que una cierta forma de definicin econmica de los derechos
de los trabajadores (con sus supuestos de participacin poltica), es un movimiento poltico en favor de los humildes y donde los valores de las masas,
con sus supuestos de beneficios econmicos, tendrn preponderancia sobre
los de clase; la debilidad social de la clase obrera emergente la diluye en el
conjunto de la masa urbana. Dentro de ese panorama, la contradiccin entre
la necesidad de acumulacin de capitales y la presin redistributiva parece
menos fuerte durante la etapa de la industrializacin sustitutiva. El liderazgo
populista puede ser tambin un liderazgo de tipo empresarial, y en consecuencia, el Estado aparece no slo como patrn, sino que, visto desde la
perspectiva de las masas, hasta como un buen patrn; las reivindicaciones
populares son relativamente dbiles a nivel econmico, por lo que pueden
ser atendidas, y a nivel poltico coinciden con los intereses de los grupos que
llegaron al poder sin una slida base econmica propia, factor que tambin
los hace favorecer un desarrollo de signo estatista.
Si bien es cierto que esa alianza favorece al nacionalismo y al estatismo,
ello en modo alguno excluye la participacin del sector privado, el que invierte cada vez ms en el sector interno, cuando el Estado a travs de su actividad consolida el mercado. Tambin en este caso, para alcanzar dicho objeti-
29
46
3. EL ESTADO DESARROLLISTA
47
b] El caso chileno
La crisis definitiva del salitre en 1929 alter el equilibrio de las fuerzas sociales en relacin al poder y dio origen a nuevas formas de interrelacin entre
los distintos grupos y clases.
Perdida la anterior base econmica, slo era posible una poltica de defensa del empleo sobre la base de subvenciones estatales, pues las compaas
extranjeras inician, el desmantelamiento de sus plantas. (No olvidemos que
al salitre lo estaba remplazando el salitre artificial en el mercado mundial.) Se
necesitaba crear una nueva estructura econmica capaz de sostener el equilibrio cuyo restablecimiento se intentaba. Obligados, pues, por la crisis, los
gobiernos de la poca tomaron algunas iniciativas que posibilitaron una relativa expansin -o creacin en algunos casos- del sector industrial. Las medidas econmicas imaginadas con este propsito distaban de ser muy elaboradas, pero produjeron efectos importantes. Quiz la poltica de mayor alcance fue la del control de divisas, la que tuvo como consecuencia obligar, de
algn modo, a los antiguos sectores importadores a invertir los capitales disponibles en el mbito nacional y crear de esta forma algunas industrias que
les permitiera sustituir sus anteriores importaciones.
Sin embargo, el efecto de la crisis fue de tal magnitud que no caba esperar
que pudiese resolver la desocupacin existente por reacciones limitadas al
sector empresarial; por tanto, se imponan medidas que, aunque transitorias,
48
49
50
fiestamente, la ms dramtica alternativa: un plan de contenciones de salarios y gastos pblicos, a expensas de las clases obrero-populares, o rehacer
la economa agroexportadora -aumentando su productividad- para, por su
intermedio, seguir financiando a la larga al moderno sector industrial. Luego
de la cada de Pern en 1955 la oposicin antipopulista se propuso ese objetivo. Sin embargo, ni el sector exportador pudo, por s solo, imponer al resto
del pas su proyecto, ni la ampliacin de la base poltica a travs de una
alianza con los sectores industriales internos -polticamente endebles- poda
contrarrestar las presiones de la masas. La intervencin militar se hizo frecuente, como una forma de arbitraje y como abierta reaccin contra un retorno al populismo. En otras palabras, el intento de alcanzar as el desarrollo
econmico encontr una barrera vigorosa en la presin de amplios sectores
de asalariados, y no pudo imponerse autnomamente como poltica capaz de
alcanzar, si no la legitimidad, por lo menos la eficacia. Por consiguiente, no
se intensific el desarrollo, ni se logr tampoco estabilidad poltica.
En Brasil, el esquema varguista y la continuacin de su poltica econmica
durante el gobierno de Dutra (1946-1950), consista en la instalacin de ciertas industrias bsicas -acero, energa elctrica, transporte y petrleo-, actitud
posteriormente retomada con orientaciones ya ms claras en funcin de un
desarrollo estimulado por inversiones pblicas en sectores estratgicos durante el segundo gobierno de Vargas (1950-1954)-, que transformaron
ms rpidamente la estructura productiva urbana. Si bien es cierto que los
saldos de guerra fueron en parte utilizados en forma improductiva, de todos
modos se reequip el parque industrial y, fundamentalmente, se mantuvo
una poltica de fuertes importaciones de equipo, como consecuencia del temor a una nueva guerra mundial, provocado por la crisis coreana. Adems, y
gracias al nuevo boom que sta provoca, se dio un redoblado empuje de la
industrializacin impulsada por fuerzas internas. De todos modos, el costo de
esa industrializacin tuvo su precio poltico: las prcticas de control y de tasas mltiples de cambio favorecan al sector interno (privado y pblico), en
detrimento de los sectores exportadores, por consiguiente estos ltimos nunca dejaron de protestar contra la intervencin del Estado en la fijacin de
tasas cambiarias diferenciales. Es cierto que los precios internacionales favorables al caf hasta 1953 permitieron que los sectores agrarios soportasen,
sin perjuicios para sus niveles de renta, la poltica de proteccin y de rpida
expansin del sector interno; sin embargo, hacia 1954, cuando empieza a
cambiar la coyuntura, la alianza varguista alcanz sus lmites: parte de los
sectores agrarios se unieron a la oposicin de clase media urbana, hecho al
que se sum no slo la presin de los grupos financieros internos sino tam-
31
51
posibilit que se hiciese menor hincapi en las polticas de exclusin, e incluso dio lugar a formas de incorporacin de masas que permitieron la vigencia
de la alianza desarrollista en su versin nacional populista (varguista o peronista), o estatal desarrollista (como en el caso mexicano), sin exclusin de
las capas y sectores dominantes del perodo de expansin hacia afuera. En
esas condiciones, y cuando se trata de atender a la presin originada por
mayor incorporacin -principalmente del sector campesino o popular urbano-,
tal objetivo disminuye la capacidad de acumulacin y produce la ruptura de
un eslabn importante de la alianza por la hegemona poltica: el sector agrario, especialmente el latifundista, se manifiesta contra el Estado populista o
contra aquellos sectores urbano-industriales que pudieran, apoyar tales reivindicaciones masivas; cuando las presiones salariales de los sectores populares urbanos sean muy fuertes, los grupos agrarios pueden encontrar aliados en favor de su poltica de oposicin en aquellos sectores industriales o
financieros que no pueden acceder a tales demandas. Si el Estado, o los
sectores urbano-industriales, tratan, de forzar una poltica favorable a la
transferencia de rentas del sector agrario hacia el urbano, en condiciones
desfavorables del mercado internacional, se encontrarn tambin con la oposicin de los sectores agrarios.
Existe adems un importante condicionador externo; aun cuando se suponga una economa nacional autnoma, por lo que al sistema productivo se
refiere, como la acumulacin y el financiamiento industrial se hacen a travs
de las exportaciones, stas siguen siendo vitales para el desarrollo, y por lo
dems sus posibilidades de colocacin en el mercado internacional no estn,
como es obvio, bajo control interno. La tendencia hacia el deterioro de los
trminos de intercambio, aade por s misma, pues, un elemento limitativo a
las posibilidades estructurales del modelo propuesto. Por otra parte, y no por
contingencias histricas o empricas, la dinmica poltica del populismonacionalista o del estatismo-desarrollista, como ejes de poder, supone la
necesidad de un arbitraje estatal por lo menos favorable al mantenimiento de
los niveles de salarios y a su aumento en ramas estratgicas o en circunstancias especiales, como cuando se necesita el apoyo de las masas o la
ampliacin del consumo. El mismo crecimiento urbano-industrial requiere
tambin, por lo menos en la fase sustitutiva de importaciones, mayor incorporacin de las masas si no en trminos relativos, s en trminos absolutos de
nmero de personas. Todo esto intensifica la presin de las masas, la que se
torna peligrosa para el sistema cuando coincide con crisis en los precios de
exportacin o con los brotes, inflacionarios que intensifican la transferencia
de ingresos.
52
En esas circunstancias -de crisis poltica del sistema cuando no puede imponer una poltica econmica de inversiones pblicas y privadas para sostener el desarrollo-, las alternativas que se presentaran descartando la apertura del mercado interno hacia afuera, es decir, hacia los capitales extranjeros,
seran todas inconsistentes, como lo son en realidad, salvo si se admite la
hiptesis de un cambio poltico radical hacia el socialismo. El examen de
algunas de ellas, cuando el mismo se intenta en el marco de la estructura
poltica vigente, pone de manifiesto su falta de viabilidad.
En el caso de que el sector industrial nacional lograra imponer su hegemona, es decir, controlara al Estado, podra lograr xito en la poltica de industrializacin a travs de las siguientes coyunturas y polticas:
a] Mantenimiento de los precios externos para poder seguir el proceso de
transferencia del ingreso; esto es manifiestamente imposible como poltica
(dado que los precios son fijados fuera del mbito de la economa nacional),
y antes bien su imposibilidad, misma, constituye uno de los lmites del modelo;
b] Enfrentamiento con el sector agroexportador para seguir las prcticas de
transferencia de ingresos; esto no slo supone un cambio profundo en el
esquema de acuerdos, sino tambin afecta la base misma de su financiacin,
la que tendera a disminuir.
c] Contencin de la poltica salarial, esto, adems de provocar una ruptura
en el sistema de los acuerdos polticos, puede llevar al enfrentamiento con el
sector obrero organizado; implica tambin una amenaza de contraccin del
mercado interno de consumo;
d] Acentuacin de la pauta de exclusin agraria y acentuacin de las disparidades regionales, si bien esto puede producir fricciones, aunque no necesariamente implica una crisis profunda del sistema poltico.
S, por el contrario, se supone que la crisis, ser enfrentada a partir del propio Estado populista, es decir, de una estructura de poder donde adems de
los representantes de la burguesa urbano-industrial estn presentes dirigentes de las masas, y que stas desempean un papel significativo en la defensa del Estado, tampoco se estara en mejor situacin para posibilitar el
desarrollo sin cambios polticos profundos o, aceptando como alternativa la
penetracin exterior en el mercado interior. En efecto, adems de los enfrentamientos sealados en la hiptesis anterior, habra, en sustitucin de las
contradicciones que en ese caso supondran la contencin salarial y la disminucin de una participacin creciente de las masas, nuevos enfrentamientos
ahora ya directamente en el ncleo mismo del Estado populista: ni los sectores populares se mantendran dentro de la alianza sin una presin creciente
53
33
36
54
Vase una descripcin de los efectos de ese tipo de industrializacin sobre la estructura del empleo y sobre la marginalizacin creciente de las poblaciones, Cardoso y
Reyna, Industrializacin, estructura ocupacional y estratificacin social en Amrica
Latina, Santiago de Chile, ILPES 1966.
los grupos, sectores y clases que se redefinen en funcin de esta nueva situacin de desarrollo, la que tambin se reflejar en las orientaciones e ideologas polticas conmovidas en funcin de las caractersticas que esta nueva
situacin revela.
significado al desarrollo industrial de la regin; ste, durante su periodo nacional-popular, pareci apuntar hacia la consolidacin del Estado como instrumento de regulacin y formacin de ncleos productivos.
Pero sucedi que, por el contrario y como consecuencia de la peculiar situacin sociopoltica ya descrita se optase por una pauta de desarrollo asentada sobre las crecientes inversiones extranjeras en el sector industrial.
Cuando se perfila una situacin de desarrollo de esas caractersticas, otra
vez vuelven a plantearse relaciones especficas entre el crecimiento interno y
la vinculacin externa. Aun, sin entrar en mayores.
consideraciones sobre el tipo de dependencia impuesta por el financiamiento externo, caracterizado, como es sabido, por un endeudamiento creciente,
principalmente de corto plazo, es posible anotar algunos rasgos que hacen
que en esa situacin la dependencia adquiera -bajo el predominio del capitalismo industrial monopolista- un significado distinto de la que caracteriz las
anteriores situaciones fundamentales de subdesarrollo.
Desde el punto de vista del grado de diferenciacin del sistema productivo,
esta situacin puede suponer elevados ndices de desarrollo, no obstante,
tanto el flujo de capitales como el control de las decisiones econmicas pasan por el exterior; los beneficios, aun cuando la produccin y la comercializacin de los productos se realicen en el mbito de la economa dependiente, aumentan virtualmente la masa de capital disponible por parte de las economas centrales, y las decisiones de inversin tambin dependen parcialmente de decisiones y presiones externas. Evidentemente hay una estrecha
relacin entre el destino de la masa de renta generada y realizada en el mercado interno y las condiciones externas. Las decisiones de las matrices -que
solo parcialmente toman en cuenta la situacin del mercado interno- influyen
en forma significativa sobre la reinversin de las utilidades generadas en el
sistema nacional. En ciertas circunstancias las empresas pueden optar por
transformar sus beneficios econmicos en capital, el que puede ser invertido
en las economas centrales o en economas dependientes distintas de aquellas que los generaron.
Con todo, cabe sealar que slo son superficiales las semejanzas que parecen advertirse con la situacin de delincuencia que existe en las economas, formadas a travs de enclaves descritas anteriormente;
en rigor, la relacin entre las economas perifricas industrializadas y el
mercado mundial es bien distinta. Entre los supuestos del funcionamiento de
tal tipo de economa pueden citarse los siguientes casos.
a] un elevado grado de diversificacin de la economa;
b] salida de excedentes relativamente reducida (para garantizar las reinver-
3. DEPENDENCIA Y DESARROLLO
Antes de destacar cules son las fuerzas sociales y las orientaciones ideolgicas que comienzan a manifestarse en esta nueva fase ser necesario
aclarar las condiciones histrico estructurales que sealan las caractersticas
de la nueva situacin de desarrollo; su rasgo fundamental radica precisamente en que la integracin al mercado mundial, de economas industrialesperifricas asume significados distintos de los que pudo tener la integracin
al mercado internacional por parte de las economas agroexportadoras. Lo
mismo ocurre, por supuesto, con respecto a la expresin poltica de ese proceso, en dichas condiciones de dependencia. En efecto, el primer problema
por explicar es la antinomia que enuncia el concepto de economas industrial-perifricas.
La vinculacin de las economas perifricas al mercado internacional se da
ahora cuando el desarrollo del capitalismo cuyo centro ya no acta solo, como antes, a travs del control del sistema de importaciones-exportaciones,
sino que lo hace tambin a travs de inversiones industriales directas en los
nuevos mercados nacionales. Esto lo corroboran los anlisis hechos sobre el
financiamiento externo de Amrica Latina, que ponen de manifiesto el hecho
de que las inversiones extranjeras se orientan en forma creciente hacia el
sector manufacturero, y que ese flujo no slo se expresa a travs de inversiones privadas (y entre stas las directas tienen un predominio absoluto
sobre las de cartera) sino que acta por intermedio de un grupo muy reducido de empresas. 37
Por lo tanto, si bien es cierto que no puede explicarse la industrializacin
latinoamericana como una consecuencia de la expansin industrial del centro
-pues, como vimos, sta se inici durante el perodo de crisis del sistema
econmico mundial y fue impulsada por fuerzas sociales internas-, tampoco
puede dejar de sealarse que la industrializacin de la periferia latinoamericana la participacin directa de empresas extranjeras asigna un particular
37
55
56
Por otra parte cabe recordar tambin que la cristalizacin del modelo arriba
mencionado no significa que la formacin de un fuerte sector econmico
estatal en algunos pases, como Mxico y Brasil, con capacidad de regulacin econmica y participacin acentuada del sector pblico en la formacin
de nuevos capitales, no pueden ampliar el grado real de autonoma de decisiones internas de los pases industrializados de Amrica Latina. Ni significa,
tampoco, que las formas anteriores de organizacin y control de la produccin, incluso en lo que atae a la dependencia, desaparezcan de la escena.
Todo ello lleva a una complejidad creciente de la vida poltica.
El esquema poltico de sostn de esta nueva forma de desarrollo -donde se
articulan la economa del sector pblico, las empresas monopolistas internacionales y el sector capitalista moderno de la economa nacional- requiere
que se logre estructurar un adecuado sistema de relaciones entre los grupos
que controlan tales sectores econmicos; este sistema necesita una expresin poltica que posibilite la accin econmica de los distintos grupos que
abarca. En efecto, para esta forma de desarrollo se supone el funcionamiento
de un mercado cuyo dinamismo se basa, principalmente, en el incremento de
las relaciones entre productores que se constituyen en los consumidores
ms significativos para la expansin econmica. En consecuencia, para aumentar la capacidad de acumulacin de esos productores-consumidores es
necesario frenar las demandas reivindicativas de las masas. Es decir, la poltica de redistribucin que ampliara su consumo sera ineficaz y aun perturbador del desarrollo.
Es fcil comprender que en estas condiciones la inestabilidad poltica aumente en la medida en que la consolidacin del Estado, como expresin de
poder, dependa del juego electoral. Por otra parte, la posibilidad de mantener
este juego se torna ms precaria a medida que disminuye el flujo de las inversiones extranjeras que se reduce en funcin del movimiento internacional
de capitales, y a la vez tambin es afectado por tendencia a la baja de los
trminos de intercambio. Como el sector moderno -cuya dinmica es semejante a la de los sistemas productivos de los pases- est limitado por mecanismos casi automticos de expansin, condiciona negativamente las posibilidades de proteccionismo oficial; por consiguiente, quedan excluidas como
alternativas el apoyo a las antiguas industrias nacionales surgidas durante el
periodo de sustitucin de importaciones, la eleccin de polticas de desarrollo
basadas en la utilizacin extensiva de mano de obra, etctera.
As, el desarrollo, a partir de ese momento, se hace intensificando la exclusin social, y ya no slo de las masas, sino tambin de las capas sociales
econmicamente significativas de las etapa anterior, cuya principal alternati-
Tal no fue el curso seguido por la dinmica poltica y social de Amrica Latina, como hemos visto en pginas precedentes. Al tratar de integrarse en la
era de produccin industrial relativamente moderna mediante la transferencia
de capitales externos, y, con ellos, de la tcnica y de la organizacin productiva modernas, algunos pases de la regin han alcanzado, en grados distintos, la intensificacin del proceso de industrializacin pero con consecuencias evidentemente restrictivas en cuanto a la autonoma del sistema econmico nacional y de las decisiones de polticas de desarrollo.
El tipo de competencia econmica impuesta por el mercado abierto, las
normas de calidad industrial y de productividad, la magnitud de las inversiones requeridas (pinsese en la instalacin, por ejemplo, de la industria petroqumica), las pautas de consumo creadas, obligan a determinadas formas de
organizacin y control de la produccin, cuyas repercusiones afectan al conjunto de la economa. En este sentido, a travs de los capitales, la tcnica y
la organizacin transferidos por el sector externo, se inaugura un nuevo eje
de ordenamiento de la economa nacional.
Cuando no se realiza bajo la direccin de la sociedad nacional, esa revolucin implica, por supuesto que en un plano ms complejo, un nuevo tipo de
dependencia. En las dos situaciones fundamentales de subdesarrollo antes
descritas el Estado nacional puede manejar, dentro de sus fronteras, una
serie de instrumentos polticos como respuesta a las presiones del mercado
externo (por ejemplo una poltica monetaria o de defensa del nivel de empleo), y lograr as resguardar parte de la autonoma nacional en punto de
decisiones de inversin y consumo para el nuevo tipo de desarrollo, los mecanismos de control de la economa nacional escapan parcialmente del mbito interno en la medida en que ciertas normas universales, del funcionamiento de un sistema productivo moderno impuestas por el mercado universal no
permiten alternativas: la unificacin de los sistemas productivos lleva a la
pautacin de los mercados y a su ordenamiento supranacional.
La complejidad de la situacin se hace, pues, mucho mayor que en los casos anteriores; se ponen en evidencia las condiciones generales de funcionamiento social de las economas dependientes, ya que se agudizan y se
contradicen los parmetros de comportamiento econmico en este tipo de
sociedades. As, a medida que el ciclo de realizacin del capital se cumple
en. el mbito interno en funcin de la gran unidad productiva (produccin,
comercializacin, consumo, financiamiento, acumulacin, reinversin), el
sistema econmico, las leyes del mercado-, tienden a imponer a la sociedad sus normas naturales restringiendo, por consecuencia, el mbito y la
eficacia de la contrapartida autnoma de los grupos locales.
57
como Argentina o Brasil, el trnsito es tanto ms complejo cuanto que el Estado no est preparado para permitir el control corporativo de las decisiones
econmicas.
Esto impone la reorganizacin de las funciones del Estado para lograr una
capacidad cada vez ms amplia, de reglamentacin de la vida econmica.
Por otra parte, los grupos dominantes buscan la reorganizacin del propio
rgimen poltico para permitir que centralizacin autoritaria, que facilita la
implantacin del modo capitalista de produccin en las economas dependientes, pueda consolidar su dominio.
La oposicin, a esta reorganizacin se apoyar en los sectores sociales
que estn al margen del esquema virtualmente, en las masas marginales y
en los sectores obreros y asalariados urbanos cuyos estndares de vida sufren los efectos de la nueva etapa de acumulacin capitalista; efectivamente,
en lo que qued de la organizacin poltica del perodo populistadesarrollista: los partidos de izquierda, los intelectuales progresistas, los sectores nacionalistas etc. La oposicin se basar tambin en grupos privados
no comprometidos con el sector monopolista extranjero, que idealmente
podran tratar de rehacer la alianza hacia abajo para, de ese modo, lograr
mejores condiciones de negociacin poltica con los grupos ahora dominantes.
Tericamente, en los pases donde el sector productivo moderno se instaur bajo la gida de las nuevas condiciones de desarrollo y dependencia, la
reorganizacin del sistema de decisiones polticas y la reorientacin de la
economa pareceran imponerse de manera consistente, como lo ejemplifica
la gestin Castelo Branco-Roberto Campos en Brasil. Adems de las condiciones internas favorables a tales polticas, la dinmica de las relaciones
internacionales y en especial la ideologa de seguridad nacional basada en la
creencia en la inminencia de la tercera guerra mundial, en el papel preponderante de la alianza occidental -consecuentemente en la supeditacin momentnea de los intereses nacionales al bloque jefaturado por Estados Unidos- y en la forma que adopta la guerra, como guerra revolucionaria en la
cual el enemigo externo coexiste con el enemigo interno, sirven de trasfondo para los cambios econmicos y polticos apuntados.
No obstante, en la prctica no se ven todas las consecuencias que esa tendencia del proceso de desarrollo ofrece. Las transformaciones chocan con
intereses concretos y se hacen por intermedio de canales sociales cuya
complejidad y autonoma relativa no est dems sealar.
Para empezar, conviene subrayar que la nueva forma de desarrollo implica
indudablemente la renovacin del sistema poltico-social formando una es-
58
sobre el
Estado (actuante en el goulartismo y potencial en el caso de una vuelta posible del peronismo al poder), la forma que el revocamiento del poder democrtico adopt fue la de golpe militar. Fue distinta, sin embargo, la significacin de esos golpes militares -y de sus desdoblamientos- de lo que ocurra en el pasado con la toma del poder por caudillos militares. En la actualidad
las fuerzas armadas, como corporacin tecnoburocrtica, ocupan al Estado
para servir a intereses que creen ser los de la nacin. Ese paso es decisivo.
Los sectores polticos tradicionales -expresin en el seno del Estado de la
dominacin de clase del periodo populista desarrollista- son aniquilados y se
busca transformar la influencia militar permanente como condicin necesaria
para el desarrollo y la seguridad nacional, gracias al ropaje de una especie
de arbitraje tecnocrtico que se pretende asignar a las intervenciones militares, en la vida econmica, poltica y social.
As se logra la fusin parcial de las dos grandes organizaciones que alcanzan influencia poltica y control efectivo permanente en el conjunto del pas:
las fuerzas armadas y el Estado.
La forma adoptada por el eje de dominacin logra ventajas polticas ineludibles en la situacin latinoamericana: la existencia de grupos organizados es
importante en el cuadro de la falta estructural relativa de las sociedades subdesarrolladas. Acarrea, sin embargo, una serie de problemas y contradicciones que dificultan la aceptacin por parte de la sociedad civil del rgimen
autoritario-corporativo en elaboracin.
En efecto, en la medida en que se forma esa especie de tecnoburocracia
de pases dependientes, basada en el potencial de decisin y organizacin
de los sectores modernos de la burocracia militar y civil, sufre dos tipos de
presin: una en favor del desarrollo racional y moderno, estimulada por la
gran corporacin industrial-financiera, generalmente internacionalizada, y
otra que hace hincapi en el carcter cada vez ms excluyente, en trminos
relativos, del desarrollo capitalista en pases dependientes, y en el carcter
nacional de las tareas y problemas a cumplirse y resolverse en el curso del
desarrollo. Este ltimo punto de visita encuentra apoyo incluso en fracciones
de las fuerzas-armadas de la tecnocracia estatal. En consecuencia, a menudo, segmentos del eje burcrtico-militar del poder se proponen temas y sostienen soluciones que menosprecian la fuerza de la estructura capitalistadependiente de la economa local, volviendo a plantear cuestiones, como la
necesidad de la reforma agraria, de la redistribucin de la renta, del desarrollo armonioso entre las regiones del pas, etc., que pareceran pertenecer
ms bien al perodo anterior de desarrollo. Las ideologas llamadas de clase
59
60
61
temente se cimientan en alianzas polticas que encuentran apoyo en las poblaciones urbanas. Por otro lado, la formacin de una economa industrial en
la periferia del sistema capitalista internacional minimiza los efectos de la
explotacin tpicamente colonialista y busca solidaridad no slo en las clases
dominantes, tambin en el conjunto de los grupos sociales ligados a la produccin capitalista moderna: asalariados, tcnicos, empresarios, burcratas,
etctera.
Asimismo, describimos cmo los grandes temas de la poltica del perodo
correspondiente al intento de formacin y fortalecimiento del mercado interno
y de la economa: nacional el populismo y el nacionalismo- fueron perdiendo
sustancia en funcin del nuevo carcter de dependencia.
Finalmente, procuramos verificar hasta qu punto, a pesar de las transformaciones sealadas, sera posible mantener la idea de dependencia, o, por
el contrario, si sera necesario sustituirla por la de interdependencia. En este
aspecto, se analiz otra vez la especificidad de la situacin estructural conjuntamente con la situacin poltica. Se demostr que los intereses de poder
y las alianzas para garantizar la hegemona de grupos y facciones de clase,
internos y externos, han de ser considerados para explicar las situaciones de
dominacin, pues stas no son un simple resultado ineludible del grado de
diferenciacin alcanzado por el sistema econmico. Desde luego, la existencia de un mercado abierto, la imposibilidad de la conquista de los mercados
de los pases ms desarrollados por las economas dependientes y la incorporacin continua de nuevas unidades de capital externo bajo la forma de
tecnologa altamente desarrollada y creada ms en funcin de las necesidades intrnsecas de las economas maduras que de las relativamente atrasadas proporcionan el cuadro estructural bsico de las condiciones econmicas
de dependencia. Pero la combinacin de stas con los intereses polticos, las
ideologas y las formas jurdicas de reglamentacin de las relaciones entre
los grupos sociales permiten mantener la idea de economas industriales en
sociedades,dependientes. Por lo tanto, la superacin o el mantenimiento de
las barreras estructurales al desarrollo y a la dependencia, ms que de las
condiciones econmicas tomadas aisladamente, dependen del juego de poder que permitir la utilizacin en sentido variable de esas condiciones
econmicas. En este sentido, intentamos sugerir que podra haber oposiciones -presentes o virtuales- que dinamizarn a las naciones industrializadas y
dependientes de Amrica Latina y que habra posibilidades estructurales
para uno u otro tipo de movimiento social y poltico.
Sabemos que el curso concreto de la historia, aunque sea sealado por
condiciones dadas, depende en gran parte de la osada de quienes se pro-
grupos, clases, organizaciones y movimientos sociales de los pases dependientes, se perpetan estos vnculos, se transforman o se rompen. Por tanto,
existe una dinmica interna propia que hace inteligible el curso de los acontecimientos, sin cuya comprensin no hay ciencia poltica posible.
A partir de la diferencia entre las posibilidades estructurales bsicas ofrecidas por la situacin de enclave y por la situacin de control nacional del sistema exportador, procuramos mostrar cmo se dieron claramente los cambios sociales, polticos y econmicos en los diversos pases considerados.
No obstante, en los captulos finales retomamos el tema general de las
condiciones estructurales del desarrollo capitalista en los pases dependientes. As, pues, caracterizarnos las contradicciones hoy existentes tanto en
trminos de los efectos de la organizacin productiva de los sectores industrial-modernos de la regin sobre el conjunto del sistema nacional como en
trminos de las relaciones de las clases y grupos sociales entre s y con el
Estado, a partir del momento en que se forma una economa industrialdependiente.
Tambin procuramos mostrar la autonoma relativa, las contradicciones y
las posibilidades de convergencia entre el sistema econmico y el proceso
poltico. Hicimos notar que la comprensin de la situacin actual de los pases industrializados y dependientes de Amrica Latina requiere el anlisis de
los efectos de lo que llamamos internacionalizacin del mercado interno;
expresin que caracteriza la situacin que responde, a un control creciente
del sistema econmico de las naciones que dependen de las grandes unidades productivas monopolistas internacionales.
La novedad de la hiptesis no est en el reconocimiento de la existencia de
una dominacin externa, -proceso evidente-, sino en la caracterizacin de la
forma que asume y de los efectos distintos, con referencia a las situaciones
pasadas, de este tipo de relacin de dependencia sobre las clases y el Estado. Resaltamos que la situacin actual de desarrollo dependiente no slo
supera la oposicin tradicional entre los trminos desarrollo y dependencia,
permitiendo incrementar el desarrollo y mantener, redefinindolos, los lazos
de dependencia, sino que se apoya polticamente en un sistema de alianzas
distinto del que en el pasado aseguraba la hegemona externa. No son ya los
intereses exportadores los que subordinan los intereses solidarios con el
mercado interno, ni los intereses rurales los que se oponen a los urbanos
como expresin de un tipo de dominacin econmica. Al contrario, la especificidad de la situacin actual de dependencia est en que los intereses externos radican cada vez ms en el sector de produccin para el mercado interno
(sin anular, desde luego, las formas anteriores de dominacin) y, consiguien-
62
ponen actuar en funcin de fines histricamente viables. Por tanto no incurrimos en la vana pretensin de intentar delimitar tericamente el curso probable de los acontecimientos futuros. ste depender, ms que de las previsiones tericas, de la accin colectiva encaminada por voluntades polticas
que hagan factible lo que estructuralmente apenas es posible.
63