Incluir y Enseñar. Adriana Puigros

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Incluir y ensear-aprender saberes socialmente productivos

Adriana Puiggrs*
El valor de una escuela se mide por su relacin con la sociedad, en trminos amplios, con la comunidad en la
cual est ubicada y con el futuro de sus alumnos. Por lo tanto, tiene un carcter histrico: una escuela puede
resultar buena, regular o mala, segn las circunstancias. Si concretamos la pregunta y nos referimos a una
escuela argentina actual, existen elementos que coinciden a lo largo del pas y otros que son especficos de
regiones, provincias y localidades. Debe, sin embargo, tenerse el cuidado de no confundir la existencia de
especificidades con la supuesta existencia de diferencias sustanciales que impediran la participacin de las
escuelas en el sistema de educacin. La ecuacin que nos permite postular si una escuela es buena, regular o
mala, debe incluir tanto su posibilidad de transferencia de saberes que sern tiles en el medio que la rodea y en
el momento histrico que vive, como su participacin en la lnea larga de la transmisin cultural. Con frecuencia,
se ha sostenido que la escuela sarmientina tena como nica finalidad educar al ciudadano, privilegiando
contenidos disciplinadores antes que socialmente productivos. En mi opinin, esa fue la caracterstica que tom
el bachillerato, modalidad altamente dominante en la enseanza media; pero debe volverse una y otra vez a la
historia de la educacin primaria en nuestro pas para revisar la incidencia en la enseanza de concepciones
activistas, de contenidos que valorizaban el trabajo, el ahorro como forma de acumulacin primitiva de capital y
las actividades manuales. No toda la tradicin escolar primaria argentina escap al memorismo y la hegemona
del disciplinamiento, pero muchos inspectores, directores y maestros trataron de transmitir a sus alumnos
saberes que motivaran la produccin y la creatividad. En la escuela secundaria, el trabajo fue separado del
estudio, al punto que las escuelas industriales, comerciales, profesionales y artsticas quedaron separadas del
tronco central del sistema. La excepcin fueron las normales, que retuvieron la enseanza clsica sumando
contenidos especficos referidos a su futuro trabajo. La palabra "tinterillos"-usada a menudo por los crticos de
aquella escuela que solo atinaba a corregir las faltas, enderezar las conductas y transmitir la herencia
desgastada del trivium y el cuatrivium- es muy til, resulta ilustrativa para oponerla al concepto de "saberes
socialmente productivos". La enseanza-aprendizaje de estos ltimos es una de las finalidades principales de la
escolaridad. El carcter socialmente productivo de los saberes que se seleccionan para construir los curricula
escolares depende de un haz de factores, entre los cuales se destaca la identidad poltico- cultural y social de los
sujetos que realizan la seleccin. Si un elemento decisivo para que una escuela sea buena es que all se
enseen-aprendan saberes que resulten productivos para sus alumnos y para la sociedad en el corto, mediano y
largo plazo; la escuela es una medida de la cultura social, sus alcances, posibilidades y perspectivas. Podra
decirse "Dime qu se ensea en las escuelas y te dibujar una prospectiva de la sociedad". La argumentacin
anterior me permite postular ahora que es un profundo error considerar que cada escuela puede hacer un plan
propio, desgajado de la trama a la cual debe pertenecer, sea pblica o privada. Lo contrario, que cada escuela
carezca de un programa institucional diseado por su comunidad educativa, es la otra cara de la misma moneda
y conduce a la centralizacin burocrtica de la educacin. Una buena escuela tiene que tener lazos formales con
el sistema educativo que atraviesa a la sociedad; que es deseable y posible que sean menos burocratizados y
ms democrticos y respondan a polticas pblicas de largo alcance. Lo debe hacer partiendo de un piso
indispensable constituido por su propio proyecto, un proyecto acorde con las dimensiones de su alcance, es
decir coherente con las necesidades y caractersticas de su poblacin. Para que las escuelas se vinculen
autnticamente es necesario que compartan las grandes lneas de un proyecto educativo. Para que una escuela
pueda ser considerada una buena escuela, en esta poca, en este pas, y desde el punto de vista democrtico,
la comunidad que la constituye debe inscribirse en un proyecto inclusivo. Ese es el paso fundamental. Incluir en
toda su dimensin a todos los que tienen el derecho de formar parte de esa comunidad, buscndolos,
invitndolos, recibindolos, retenindolos, interesndolos, promovindolos; en fin, legndoles la cultura. Una
buena escuela en la Argentina de hoy es aquella que incluye a indios, negros, blancos, pobres, sucios y rotos,
malos y buenos, parafraseando a Simn Rodrguez, no solamente en la disciplina de las aulas sino en el
universo de los saberes socialmente productivos. Es tambin una escuela que echa races en el barrio, en su
comunidad, que cobija a los mismos chicos durante muchos aos, un sitio del que los maestros no quieren salir
corriendo sino al que sienten como un lugar querido, aunque conflictivo y difcil, pero su propio lugar de trabajo.
*Pedagoga, investigadora del CONICET y directora de APPEAL (Alternativas Pedaggicas y Prospectiva de la
Educacin para Amrica Latina)

Leer el texto de Adriana Puigrs y responder:


Qu es una buena escuela?
Qu implica ensear saberes socialmente productivos?
Nuestra escuela es una buena escuela? Por qu?
Nuestra escuela

Lo bueno

Nombre y apellido de los integrantes.

Lo que falta

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