Fontanarrosa - Tio Eugenio
Fontanarrosa - Tio Eugenio
Fontanarrosa - Tio Eugenio
Esa vez que Gardel vino a Rosario fuimos a verlo con mi amigo el Flaco Octavio,
mam y el to Eugenio. Al to hubo que insistirle bastante para convencerlo. El deca
que le gustaba mucho la msica, pero siempre haba que rogarle para cualquier cosa.
Era una de esas personas que se complacan en que le insistieran. Haba logrado
forjarse, en la familia, una cierta fama de hombre misterioso, retrado, que de tanto
en tanto nos conceda la gracia de su presencia. Vena, eso s, para Navidad y Ao
Nuevo, y, en esas ocasiones, permaneca callado, escuchando condescendiente las
conversaciones de todos nosotros. A veces sonrea, con comprensin, ante los
problemas mundanos, otras veces su mirada se perda en el vaco y nos daba a
entender que se hallaba sumergido en cavilaciones profundas, muy alejadas de las
nimiedades que se hablaban en la mesa.
Haba ocasiones en que pap, a quien le reventaban bastante esas poses que
adoptaba Eugenio, le preguntaba su opinin sobre el tema en discusin. Eugenio,
entonces, sola acentuar un poco ms la sonrisa bajo el bigote fino, cerraba los ojos e,
inclinando la cabeza, haca un gesto como diciendo "Est bien, puede ser. Dejmoslo
ah. No tiene importancia". Esto lo pona en llamas a mi viejo quien, a veces, optaba
por no insistirle o bien le deca: "Qu es eso de. . .?" y le imitaba a Eugenio el gesto
con la cabeza que ste haba hecho. "Dec, carajo. Qu te parece?". Eugenio,
entonces, haca todo un prolegmeno antes de hablar. Se acomodaba bien en su silla,
barra con la mano algunas migas del mantel, carraspeaba, deca "Bueno. . .
bueno. . .", tratando de conseguir que se hiciese un silencio general, que nadie dejase
de prestarle atencin. Incluso llegaba a dirigirle una mirada reprobatoria a los chicos
que hacan ruido, o gritaban, mientras jugaban, porque cuando terminaban de comer
se les permita levantarse de la mesa e ir a jugar. Y yo me doy cuenta de que todos
entrbamos en el circo. Siempre haba alguna ta que, all, se haca cmplice y
chistaba a los chicos o les deca "Cllense chicos" y hasta mi vieja lleg a decirles
alguna vez "Cllense chicos, que va a hablar el to Eugenio", como si se tratase de
Yrigoyen. Y por ah el tema que se estaba tratando era si a los sifones de soda
convena meterlos en el fuentn con barras de hielo o no. Pero para Eugenio la
ceremonia era la misma. Y cuando, por ejemplo, mi vieja deca eso de "Chicos,
cllense que va a hablar el to Eugenio", l tocaba el cielo con las manos. A m me
hinchaba las pelotas cuando mi vieja haca eso. Entonces Eugenio largaba con el
discurso y, ya te digo, aunque el tema fuera cmo hacer el chimichurri, l, a los dos
minutos, ya estaba hablando de los griegos, de la condicin humana, del
descubrimiento del pararrayos. Un infierno. Un plomo total. Era un tipo
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trascendente. No poda decir cosas sin importancia. No poda decir, por ejemplo,
"Alcanzame la sal". No, l tena que hablar del Todo y la Nada. De la Vida y la
Muerte, de los grandes misterios de la Existencia. Y la joda del caso es que todos
sabamos que era un rata. No te digo un croto, un tirado. Pero era un tipo de clase
media clase media como todos nosotros, que viva con lo justo. Pero andaba siempre
muy elegante, muy cuidadoso de su presencia, muy dandy. Y claro, como su palabra
era un producto escaso, se cotizaba alto. Como todas las cosas escasas. Como el
caviar, los diamantes. Eso l lo saba, y administraba avaramente sus opiniones.
Gracias a Dios, despus de todo, porque a m me reventaba. Adems, fijate vos, que
no era mi to. No era to nuestro. Era casado con una ta de mi vieja, una cosa as. Un
parentesco bastante lejano. Pero se le deca "to" como a tantos amigos de la familia
que vienen seguido a la casa y uno les dice a los pibes "Saluden al to" o "A ver,
mostrale al to lo que aprendiste hoy". Pero no era to nuestro. Lo que pasa es que
cuando ta Nena esta ta que te digo de mi mam viva, muchos domingos
venan a casa a tomar el t con el Eugenio. Mir el programa. Claro. A Eugenio no lo
ibas a llevar a una cancha de ftbol o al hipdromo. Cuando muri ta Nena,
Eugenio medio que se borr. Ya empez a aparecer menos o, como te digo, caa para
las fiestas de fin de ao. Pero en esa ocasin que vino Gardel, no s cmo haba
venido por casa. Pap ya haba muerto y yo ya tendra unos 23 aos. Andaban todos
enloquecidos con Gardel, imagnate. Y la vieja fue la que le dijo a Eugenio que nos
acompaara a verlo. No s si lo hizo de compromiso o porque a la vieja siempre le
gust un poco el Eugenio. Deca que la pareca "un hombre muy interesante". Por
supuesto, Eugenio se hizo rogar un poco. Pero al final acept acompaarnos. Dijo
que haba despertado su curiosidad ese fenmeno popular a pesar de que l, aclar,
desconfiaba bastante de los fenmenos populares. Pero nos dijo que haba estado
comentando el caso de la repercusin de Gardel con Vitantonio. Vitantonio era, para
aquella poca, un profesor de canto bastante conocido en la ciudad. Un italiano
medio maricn, decan, pero muy respetado. Parece que haba sido tenorino, que
haba cantado en la Scala de Miln, al menos as contaba l, pero deba ser verdad. La
cuestin es que, cada tanto, to Eugenio sacaba el tema de su amistad con Vitantonio
que, deca, era un hombre terriblemente culto y con el que solan pasarse las noches
hablando de msica clsica, de pera y esas cosas.
Muy bien, fuimos al teatro, me acuerdo que Gardel cantaba en el teatro Oden,
que despus fue el cine Broadway, ah en calle San Lorenzo. Era un mundo de gente,
Gardel cant como los dioses y nosotros salimos enloquecidos. Tanta sera nuestra
euforia que nos permitimos ir a tomar un cvico y comentar la velada a un caf de
por ah. To Eugenio permaneca ensimismado, como reconcentrado. El flaco
Octavio, pobrecito, que era muy suelto, muy dicharachero, no aguant ms y le
pregunt. Le pregunt qu le haba parecido Gardel. Eugenio hizo su clsica rutina,
se ech hacia atrs, perdi su vista en el vaco entrecerrando un poco los ojos, se
cruz de brazos. . . "Bien" dijo "Bien eh?. . . Bien". Pareci que no iba a agregar nada
ms pero sigui. "Tiene, realmente, grandes condiciones vocales. Grandes
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Roberto Fontanarrosa
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