El Infierno de Nicole
El Infierno de Nicole
El Infierno de Nicole
Nicole despertó esa mañana con un grito; sin pensarlo, prendió la luz
que se encontraba a la derecha de su cama. Su corazón, latía de una
manera rápida y extraña. Levanto el vaso de vidrio que tenia junto a su
lámpara y bebió el agua que este contenía, para tranquilizarse y humedecer
su boca que en ese momento se encontraba seca.
Estaba acostumbrada a tener pesadillas. Su desarrollada mente
generaba una extensa variedad de criaturas jamás imaginadas por otro ser.
La mayoría de los personajes representados en su cerebro eran de
dimensiones superiores a ella y se presentaban en un estado borroso y con
extrañas variaciones de lo que era un ser humano normal.
Esta vez era diferente… La criatura que la había exaltado en esta
ocasión tenia el tamaño de un adulto, un color rojizo opacado; sus dedos
estaban ligeramente estirados y las terminaciones de ellos eran
notablemente puntiagudas al igual que sus cabellos colorados. La expresión
de su alargado rostro daba pavor, especialmente a través de su mirada
cruel. Sin embargo, al observarlo, parecía un humano sufrido y con los
rasgos de raras mutaciones.
Durante el sueño, el subconsciente la había mantenido en su
habitación. Y al creerla una pesadilla como todas las demás fue a ver a sus
padres en la habitación de al lado. Ingresó en ella y cerro la puerta sin mirar
adelante. Al darse vuelta noto que las lágrimas de sus ojos le impedían una
clara visión. A pesar de eso le pareció estar soñando nuevamente: a través
de sus ojos mojados corrían aun las imágenes de la oscura niebla de su
sueño. Dicen que el infierno tiene olor a caucho quemado, pero ella sentía el
olor a la Creación llameante en su nariz, el ardor del fuego en su cara y
como el frió le quemaba los pies descalzos. La habitación se había
transformado de repente en el espacio vació, recuerdo de un tiempo
lejano…
Miró a su costado y vio al siniestro ser que la había atormentado,
sentado en la nada. Deseó gritar y pedir auxilio, deseó despertar y llorar
junto a sus padres para olvidarse de esa espantosa pesadilla. Lo único que
salio de su boca fueron sonidos que en otro tiempo no hubiera entendido.
Las palabras rebotaron en su mente y se alejaron en el espacio.
El extraño ser comenzó a hablar con los mismos extraños sonidos
que ya había escuchado, mientras aparecía detrás y luego delante de
Nicole. Su voz retumbaba en paredes inexistentes mientras parecía jugar
con la antigua magia de la mente. Ella noto que sus oídos no percibían
sonido a pesar de sentir esa atormentadora voz. Tampoco los gruesos labios
del demonio se movían, y comprendió que se estaban comunicando a través
de una especie de telepatía.
“El idioma que sientes es el primero, el original…” “El primero en ser
creado y el único que escucharas desde ahora”
Estas fueron las palabras de la misteriosa criatura. Nicole estuvo a
punto de formular una pregunta pero el personaje de su pesadilla la
interrumpió anticipándose a su incógnita.
“Lo que quieres saber no es importante, lo que sientes es real, lo
demás no y, tampoco es importante” “Solo algo es esencial… pero como ya
lo sabes no debería importarte”
¿Quien eres? –Alcanzo a decir Nicole.
“¿Quién soy?, te interesaría mas saber QUE SOY” “Soy el Segundo, el
segundo en existir”
Entonces… ¿Quién fue el primero? –Interrogo ella.
“Y aun así te atreves…” –Dijo desafiante y furioso el ente.
La criatura tomo un látigo de la nada y lo revoleo atravesando el
cuello de Nicole. Aunque no la toco, ella sintió un profundo dolor y vio venir
nuevamente el látigo hacia su frente en donde se estampo dejando una
profunda cicatriz. El objeto se desvaneció luego de tocarla y, en lugar de el,
apareció una vara nudosa entre las puntiagudas manos de la malvada
criatura.
No había aire, el látigo no había sonado al ser agitado con tanta
fuerza, pero los gritos de Nicole se escuchaban igual. Su dolor fue creciendo
y, entre tanta desesperación comenzó a recibir salvajes bastonazos en los
tobillos que se le deformaron rápidamente.
“Tu en realidad no existes, tampoco el mundo que crees ni las
personas que hay en el. Esto es ley. Eres solo una imagen, una idea…”
Estas palabras penetraron en su cabeza, el dolor aumento aun más y
sin poder soportarlo perdió el control de su cuerpo y se desmayo.