Soiza Reilly - El Alma de Los Perros
Soiza Reilly - El Alma de Los Perros
Soiza Reilly - El Alma de Los Perros
NORTH CAROLINA
AT CHAPEL HILL
ENDOWED BY THE
AND PHILANTHROPIC
DIALECTIC
SOCIETIES
PQ8519
.S65
Ai+
1917
:!S
This book
DATE DUE
RETURNED
DATE DUE
>
FORM NO
REV. 1/84
513,
it
may
RETURNED
MANUEL UGARTE
JOSE ENRIQUE ROD
de ALBERTO TENA
Prlogo de
y un juicio critico de
Epilogo
(D
VICENTE MATERA.
Corrientes 1746
Antonio
di
Buenos Aires
Angile
Es
PROPIEDAD
lOTA
DE
liA 5^ EDICllM
manente y
El alma
ruidoso de
obtenido
de los
el
perros,
xito per-
traducido
La presente edicin
llano.
clebre coleccin
tivas
la
difundi en su
tigiosa revista
Nosotros
de Buenos
Jos Enrique
Hoy lanzamos
^El
alma de
los
a la venta esta
perros
aos,
Rod, ago-
de su elevado pre-
deseosos de contribuir
la pres-
public la 4a.
Aires,
la literatura
a la difusin
sudamericana.
El Editor
PROLOGO
(DE LAS
Si digo que Juan Jos de" Soiza Reilly ha dado naciimento a un matiz especial dentro de la literaturas y el
periodismo sudamericanos ^ no es para sorprender con
una afirmacin definitiva. No soy ni crtico ni profeta,
y al expresarme as slo aado un comentario a la circunvalacin de una lectura, Pero bastan las crnicas que
este autor viene publicando en la revista "Caras y Capetas'", de Buenos Aires, para evidenciar el empuje de
su temperamento personal. Esas pginas nerviosas, irreverentes, rudas, llenas de malicia, de fra/nqueza y^de espritu ''frondeur'\ tienen algo que, despus de tantas biografas de hombres clebres, provoca /a atencin o la
sorpresa. No avanzo que sean superiores o inferiores, digo que son diferentes. Y al expresarme as descubro quiz el origen de la simpata intelectual que me inspira el
autor de este libro. A travs de la prosa al mismo tiempo am<irga y clomnesca que se desmigaija, se returece y se
eriza de monoslabos y de puntos, asoma a cada instante
una sensibilidad autnoma que puede ser diversamente
juzgada, pero que nadie puede poner en duda. Y eso
es despus de todo lo que, por encifna de los detalles
invasores, acabamos siempre por apreciar en quien escribe.
PRLOGO
En la obra que el lector tiene' en las manos se acenta la fisonoma embozada. El ai.ma de Ws PRRos es
un volumen cruel, en ciertas pginas bnital y excesivo,
pero particularmente atrayente, A pesar de
perversidad que se insina en algunos episodios, estos "canes
fktcos" tienen rebel(ias anrquicas. No s si acierto.
Pero en el fondo de Iqs simbelos, me parecen una imagen
de las dolientes cardivanas menesterosas, de las almas
pisoteadas por el destino, de las vidas ttricas en que
nos agotamos, de la miseria social que sube en hs calles hasta impedirnos ver el sol. Los hombres y las besfias confunden aqu sus dolores y fraternimn bajo una
inedia luz borrosa, donde gime con cierta lentitud impresionante la misma campana de fatalismo, entre una
brusca gesticulacin de prrafos breves que parecen epilpticos a fuerza de ser
movidos y
flexibles.
Un vago
obscurece todo. Los lectores sentirn acaso como yo estremecinmntos de piedad, de repulsin
o de clera ante esas vidas incapaces de ei'guirse y romper con el cansancio que los roe. Pero, por\ enina de
Jas reservas y las incompatibilidades, el ritmo doloroso
de los captulos acaba por llenar el alma de una melan-
pesimismo
lo
cola inexplicable.
Y he dejado adivinar que no aplaudo completamente la manera de ver del autor. Estamos hechos de
tal modo, que slo aprobamos de lleno lo que el pasado
sancion o lo que se ajusta a nuestras rectificaciones.
Pero las divergencias qtte suscita un espritu son una
confirmacin de su originalidad. Despojndonos de lo
que nos subdivide o nos ata, emitiendo que esta obra conmucho ensueo, mucha vida supeque se desarrollan como en un cineniatgrafo' las diversas fases de un entierro, es de
un realismo tan crudo, tan glacial, y al mismo tiempo
tiene
rior.
mucha
El
belleza,
captulo' en
PRLOGO
um
PRLOGO
10
no
Manuel Ugartk.
Niza,
Mayo
1909.
ENRIQUE ROOO
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A LOS PERROS
El cielo y la tierra pasarn; pero mis
palabras no pasarn.
Y
A
51.
de oraciones.
ijn libro de rezos pirohibidos. No son rezos para
d labios. Son rezos para fruicin* de aquellos corazones en cuyo fondo viven, graznan y se inmortalizan los justicieros buitres del odio. El odio es la nica
virtud que ha inspirado este libro... Afortunadamente,
la muchedumbre^ con tajante ademn de guillotina, ha
de excomulgarlo por intil. Afortunadamente Ese ser
buen augurio de sol
El silencio de los bosques de
carne har germinar el triunfo de este libro infecto de
blasfemias... Blasfemias? S'. Blasfemias prohibidas
Es
TOce
2.
JUAN JOSE
l8
muy
por los
ikistres
DlC
SOIZA RIvIIJ.Y
monseores
del abecedario,
leyes de gramtica,
mn, de honestidad^ ^vnse obligados a defecar declogos de literatura, de geometra moral y de opiniones,..
Sabios Mi vrtebras no aprendieron en la escuela de
la vida ninguna genuflexin para esos sabios.
Este libro debiera estar dedicado a los hombres. Pero
no puedo. Comprendis? No puedo... Odio a la
humanidad con el enorme, con el terrible, con ei formidable, con el espantoso, con el dulce, con el melanclico desprecio que ella merece. Por qu? No s. Ni me
importa. La odio porque s. **Unica razn de sabios y
de locos''. Yo no he nacido para escribir libros que deleiten; a las multitudes. Ni libros que hagan rebosar de
alfalfa los pesebres. Ni libros que llenen de lgrimas los
ojos y de risa las bocas.
!
>Je
Los virtuosos
se
si
ijs
Este libro es demasiado bueno o demasiado malo paque ojos humanos puedan comprenderlo. Hay dos
maneras de ser inaccesible: **guila o gusano''. Hugo,
Mack Spangenberg **Este libro no ha sido escrito
para que se lea, sino para que se comprenda".
ra
19
5|e
Hay
jfc
personas
querer.
No sabe odiar con honradez, con dignidad, cndidamente. Un perro, cuando odia de verdad, muerde
ladrando. Un hombre en igual caso inventa la calumnia.
Cuantas ms caricias prodiguis a los hombres, ms
puntapis recibir vuestro amor. Si Nietzsche cree que
el hombre es algo que debe ser superado, yo creo que
el hombre es algo que debe ser extinguido. Oid a Alberto Am: "Desde su contacto con el perro, el hombre se ha humanizado."
muri de hambre.
odiar.
Y Am
4
**
JUAN JOS DE
20
SOIZA REIIJ.Y
fue ellos
me han
Rkiij.y.
Oid...
Dijo
la
Scheherezada de
los
cuentos modernos.
comenz su cuento.
* * *
Habis
visto alguna vez un perro triste, flaco, superro de esos que al pasar os miran con gestos que tienen la actitud de manos limosneras? Bueno.
Pues ste era un perro as. Pero tan triste, pero tan
flaco, pero tan sucio, que ms que perro pareca hombre ...
Gracias seora
S, s. Ms que perro pareca hombre. Todos los
estragos de la vida, se haban acumulado sobre aquella
piel llena de mugre, de sarna, de insectos. Su desdicha
era grande. El nombre le pesaba como una montaa: se
llamaba Judas. Su cuerpo era disforme. Haba cometido
algn delito pra nacer con ese cuerpo refractario a
los mimos, a la esttica, a la higiene? Qu pecados atvicos expiaba? No lo saba. Tampoco se preocupaba de
saberlo. Viva.
con la vida tena de sobra, puesto que
lo agobiatfa coma la fatiga de un trabajo enorme. Nunca se haba mirado en los espejos, pero adivinaba su
fealdad en la repulsin de las perritas, encantadoras y
coquetas, que se alejaban de l como de la amenaza de
una piedra... Se hasti.
el cansancio de vivir en-
cio?
Un
JUAN JOS
22
grandeci su pequeez.
consigo el desprecio de
SOIZA REltl^Y
La repugnancia de
la
muerte.
la
vida trac
esto eleva
* * *
Un
da
'*Basta", se dijo.
sinti gotear en los subterrneos de su corazn la dulce frialdad del odio. Desde entonces odi. Odi mucho.
Odi tanto, que hasta en los ojos se pareca a los hombres
.
Abandon
cia
minando ...
Pronto se aproxim otro perro. Y despus otro. Y
Muchos. Muchos. Judas se detuvo. Echse debajo
de un rbol y cant canciones caninas inspiradas en la
Los
hil de su espritu y en el furor de su filosofa
perros ms miserables de las inmediaciones acudan a
orlo. Eran muchsimos. Y todos roosos. Con caras de
hambre. Caras muy humanas... Llegaban solos, y se
amontonaban para escuchar. Austeros. Mudos. Misteriosos. Formaban en torno de Judas un crculo de ojos de
locura y de belfos de rabia. De dnde venan? Miste-
otro.
rio ...
las
Ni uno
venas sangre
azul.
Ni uno
Desgreados, con
la
solo tena en
piel
tatuada
EL AI.MA
LOS PERROS
23
que podis imaginaros. Se hubiera dicho que el advenimiento de este hermano de Job, que posea la elocuencia de las llagas, el slido argumento de su dolor y la
fuerza de su debilidad, era para los otros perros infelices una esperanza de cielo frtil. L^na ventana abierta
sobre las murallas de otro mundo mejor.
.
>j
Judas, ubicado en aquel campo vaco, bajo la prode un omb maternal, tomaba tan amplias dimensiones m.orales, que al verlo se pensaba si sera un
redentor o quiz un loco
Ningn ser humano pasaba
por all. Era un campk) mildito, sin ms dueo que el
sol, que se recreaba en l como en un bao
Desde
pueblos lejanos, terribles turbas de perros sarnosos venan a beber las doctrinas de Judas. Los que haban
perdido la vista o carecan de voluntad en las patas, se
abandonaban al impulso de la cohorte furibunda, que
con resoplidos de huracn los impela, arrastrndoles,
hasta el sitio donde Judas ladraba. A^eanse perras y
perros flacos, sin dientes, mostrando las costillas a travs de su cuero. Perras y perros con lceras grises, de
las que manaba un pus sanguinolento. Qu estricnina
de desesperacin se haba infiltrado en aquellos organismos sin salud? Qu potencia de imn haba en el fondo de un ladrido de Judas?.
En pocos das congreg
teccin
JUAN TOSE DE
-4
SOIZA
REHXY
;J
Por fin, una tarde la caravana de perros vagabujidos vibr en un intenso escalofro, judas, parado sobre
sus cuatro patas y con la cabeza en alto, haba exhalado un ladrido tan formidable, que su grey sinti caer
sobre s algo que era ... como qu ? Como si el cielo
con astros y con nubes, con truenos y con rayos, se desplomara todo entero sobre las plegarias de la tierra.
Tudas ech a corrr. Corra en un galope febril d*
perro hidrfobo.
Atrs de Judas la tromba de perros volaba como una
horda de soldados de Atila. A dnde iban? Era un secreto. Se conoce acaso la tumba de los vientos ? Avanzaban con rumbo a las lejanas. Nubes de polvo espeso
flotaban sobre aquella impetuosa tempestad de perros.
Iban detrs de Judas, cojeando, estropeados, furiosos,
ladrando, murindose en el camino. Caan cpmo moscas.
Los dems se esforzaban en marchar adelante, resignaPero
dos, como si los llevaran a saciar su propia sed.
lo ms bello de esta escena macabra era la cancin espantosa de ladridos que los perros entonaban en su carrera brbara. Figuros un himno de quejas y alaridos
cantado por treinta mil perros sarnosos y mugrientos
que corran si saber a dnde, lanzando al aire e! trgico dolor de sus heridas.
.
KL ALMA.
Di:
LOS PERROS
25
Judas se apresur. Estaba a la cabeza. Sufra muLas llagas se le abran y la piel se le empapaba en
-angre. Mirndole de cerca causaba la impresin de un
irn de carne cruda, o de un inmenso hgado fresco
me tuviera patas ... Al dar vuelta a un sendero de carpasos un nio que jugaba con
una rama de rbol, la cual, llena de espinas secas, al
par que era un juguete era tambin un arma... El nio divis al perro. No se inmut siquiera, porque aun
no vea la perrada. Por eso, cuando Judas fu a pasar
a su lado, el nio, sonriendo en s\$ alegra infantil, esgrimi la rama 3^ la dej caer con fuerza sobre la cabeza lamentable del triste precursor. Cay. Su crneo
estaba abierto como un coco. Estir las patas. Y no dijo nada, por que, como locann, tena talento. Supo
':ho.
morir.
La turba de perros, cansada y sudorosa, fu llegando. Se detuvo ante el cadver. Era verdad? Haba
muerto? Todos queran ver.
cuando vieron, hubo en
la aspereza de sus almas perrunas una procesin de minutos solemnes. El alma de los perros cruja de dolor.
Los perros lloraban. No lloraban por la muerte de Judas.
I Joraban por la muerte de sus esperanzas. El redentor
se haba burlado de ellos, puesto que se mora antes de
darles la tierra prometida. Aquella ventana abierta sobre la muralla de otra vida mejor, quedaba clausurada
para siempre. Cuando callaron, se comprendieron. Sentan odio hacia aquel perro que haba sido tan perro
como ellos. Adems tenan hambre ...
como en un
delirio organizaron un desfile silencioso, vertiginoso, pavoroso, frente a los restos de Judas, y frente al nio que
los contemplaba.
pasaron... Al pasar cada perro, con
JUAN JOS DE
26
SOIZA RElLLY
visaje de profanacin, tenda el hocico hacia el cadver de Judas y le daba un mordisco asesino, arrancndole un trozo de cuero o de carne viva. As desfilaron todos. Todos comieron de l. Ninguno dej de ostentar en la boca y deglutir rpidament un despojo, aunque fuera pequeo, de aquel que los haba sugestionado
con la elocuencia de su propia angustia. Se lo dividieron en piltrafas, Mas era tantos, que los ltimos se conformaron con lamer las huellas de la sangre o de los
sesos que blanqueaban di csped cohio una simblica
polucin estril. Otros devoraron los huesos. Eran huesos tan viejos, tan podridos, que se derretan en la boca
cual si fueron terroncitos de azcar.
itn
el
>i
^ ^
parecen en
sucios, se
El Tigre nunca
se lamentaba.
No
se
quejaba... Co-
mo no
el
odio..,
Quin sabe?.,.
No
trabajaba en
JUAN
28
do.
Respetado
En
cambio, como es buey, todos lo picanean, lo ofenden, lo escarnecen y lo olvidan. Pobrecito Me imagino
que el corazn de El Tigre debi ser un convento"" solitario y triste. Por sus patios no debi cruzar' jams el
resplandor de una sonrisa. Por all, nunca tal vez pudo
pasar el ms bello de todos los pecados: el amor...
hasta las dulces vacas, las vacas tentadoras tan coquetas, tan perfumadas, tan melanclicas, tan suaveshabrn sido para l flores sin ninguna fragancia
Por
eso El Tigre vagaba siempre meditabundo. Siempre
arrastrando tras de s la cadena de sus brbaras paciencias, de sus extravagantes imposibles, de sus aos de
!
hierro
,
!
Al otro da
frrea
va
tidos.
Con
La
el
encontr
lo
Daba
ta all.
cola
Klv
Rieron.
ALMA DK
lairibiji
erbame muy
LOS PKRROS
Qu
29
sit
Ionio.
Tiernsima. Sabros.
la digestin fu buena. Pero desde aquel da, todos los
que comimos los despojos de El Tigre llevamos en
cara la tristeza de los nios hambrientos y en el alma
un rabioso deseo de ser toros... Ou ser, seora?
tierna.
raro
HISTORIA DE UN ESPIRITU
Quire
usted verlo?
quera verlo. S
Yo quera contemplar por ltima vez el raro gesto de aquel artista que iban a fusilar. La agona de un hombre de talento es im bello espectculo que slo pueden comprender los poetas, los
pjaros, los perros y las mujeres.
Yo
Quiere usted
S; quiero
verlo?
verlo.
Y lo vi. Por qu lo vi? El reo estaba en el fondo de una pequea pieza. Era la capilla. Una pieza muy
triste, muy vaca, muy obscura, con un altar en el ngulo
y un fraile capuchino en el otro. Al entrar, el penado me
mir cruelmente con la dulzura de sus ojos de santo. Me
mir cruelmente... Tal vez con demasiada crueldad. Quiz con exceso de angustia... En silencio, le estrech ambas
manos. Por qu? Yo no s. Pero, en silencio, le estrech
.
AI.MA DK
Eiv
unan en
la
pf:r.ros
r,as
31
nerviosa. Epilptica.
Loca...
Oid
{
Nunca
siempre
la
menos
gran apego a
la tontera
virtud
menos
necesaria.
la vida.
No
Vivir
me
pareci
Me pareci
hombre.
obstante, yo estaba obli-
til al
gado a
cia.
sent
5{
vivir para
JUAN JOSE
3-'
niriU), es
len ni lo
sin
que
SOJZA
kK.fJ/V
\o
que va-
Lo mismo sucede en
el
mundo.
significan.
mundo
dejar de ser una tienda de novedades, de bellezas, de joyas, cuando los hombres conozcan todo lo
que l encierra... Cansado, pues, de la vida ordinaria,
de la vida vagabunda y. siempre igual, quise elevarme por
encima de mi propio espritu. Quise hacer algo nuevo.
Algo digno de mi siglo. Algo esttico. Algo bello
Quise sentir e interpretar sensaciones mejores. Nuevas...
Quise gozar misterios invisibles. Pecados.
Til
Pero
Bueno.
el
crimen?
Cmo?
>!
:!
mi
S.
taller
l^J,
A1MA
IvOS P^^RROS
33
viera de modelo.
vinieron muchos. La procesin de esqueletos dur varios das. Por mi taller pasaron todas
las flacuras ,todas las escualideces, todas las carnes resecas de los conventillos, de los calle joies, de los hospita-
de los manicomios. Pero no vena el modelo esperafin, una tarde conceb un proyecto encantador.
Lo conceb ante un nuevo modelo recogido en la calle.
Era un negro. Uai viejo vagabundo. Un habitante de los
arrabales. Un pastor de estrellas. Era un negro. Un negro mudo y flaco. Muy flaco. Espantosamente flaco. Flaqusimo.
Pero no tan flaco cual yo necitbalo. Sin
embargo, me qued con l
He dicho a usted que era
les,
do.
Por
mudo?
Un
Ni siquiera poda gritar .... Bueno. Acept al negro. Lo llev al fondo del taller, junto al gallinero. Lo
at con fuertes sogas a un poste de andubay. Cerr toPrepar mi caballete, mis pinceles, en
das las puertas
fin. Y me sent frente al mudo. Frente al horripilado. Yo
Y esper as dos largos das. Tres das. Cuaesperaba.
tro. Cinco ... El negro retorcase como un toro, como
un pez.
Sus huesos rechinaban. Crujan. Crepitaban.
Cada, diez horas le daba un trozo de pan y un trago de
agua, ^con el objeto de que no se muriera. Yo quera
llevar su flacura a un grado extremo, sin que su vida se
apagara. Con un ltigo apresuraba el enflaquecimiento
de ese cuerpo marchito. El negro quera gritar. Pero
cmo? Y el cncer? Dnde tena la lengua?.
Crame; era una escea hermosa. Muy hermosa... Cuando
pasaron ocho das la espesa mota de mi modelo emblanqueci. Fu una tragedia silenciosa. Los dientes poco a
poco se le fueron cayendo. Los ojos se le escaparon una
pulgada de las rbitas. La columna vertebral se le torci.
La boca acercsele al estmago ... Al dcimo da mi moPrepar mis pinceles. Codelo ya iba siendo aceptable
cioso.
JUAN JOS
34
loqume a
la
expectativa.
DF,
SOIZA RKIIJ,Y
Esperando...
Aguardando
el
Despus sonaron
los
ocho
tiros.
Mi
seora
perro LiizheL
Conoc usted a mi
perro,
Aquel
Ese.
Qu
artstica
flacura!
dad?
Hermoso?
tasma.
De
S.
da era
t las tan vacunas, tan repletas de tristeza de buey, era algo ms que un fantasma y sin duda mucho ms que una
bruja. S. Creme. Vala... Era un perro genial.
Genial? Ignoraba que los perros pudieran tener
I genio. Yo crea que el genio era slo patrimonio de las
mujeres bellas, de los toros, de los ferrocarriles, de los
I
I
imbciles.
Era
un perro de
Ah!
talento, seora.
Era mo!
Disculpe.
un
delito
JUAN JOS DE
36
SOIZA
REri,I,Y
Cmo?
Se enamor.
Se
No
seora. Se
gatita blanca
historia de
Risible.
historia
bien exHistoria de secretos y de encantos. Historia de
vinagres y de mieles. Muchas damas que aun esperan y
suean tras la reja donde amaba don Juan, envidiaran
esa historia para adorno de su propia existencia. Todas
ellas quisieran ser la gata ...
traa.
Hr
if
Y
rro.
^I,
37
^ ^
el patio de mi casa, donde Liizhel estapresenci muchas veces aquel espectculo platnico y salvaje. Mi pobre perro, nervioso, febril, echado sobre sus patas, vea pasar a la gat^a como quien mira fulgurar una estrella. La contemplaba con un amor
muy hondo que le haca temblar todo el pellejo, y ella
mirando hacia
ba...
Yo
Mi
grande que
JUAN JOS
SOIZA
RE^II.I^Y
melanclica..
con los ojos clavados en el borde de la azotea, esperaba... Quera ver a su amada. Quera adorarla siempre.
S^*empre!.
Mas
ella,
impasible, no bajaba...
Era
gata...
Pobre Luzbel!
Por
fin,
le
impidi cami-
Estaba en la cocina. Atado por la parlisis, no pudo ni moverse. Tuvo que estar all, inmvil. Era un
muerto con alma! A la hora en que tena la costumbre
de salir, para contemplar desde el patio a la gatita, sinti un dolor enorme. No pudo levantarse. Hizo un esfuerzo. Fu un arranque de vigor estril. Quiso alzar
una pata. Quiso elevarse sobre su propio estmago. Quera arrastrarse para verla triunfar. Para verla, all arriba, por vez ltima. Para verla triunfar en su belleza serena de gata, sobre la belleza tempestuosa de su amor
de perro. No pudo, Y fu tal el formidable dolor que
debi sentir el alma de Luzbel, que su garganta lannar.
un espantoso
sin,
y rabiosos.
Lo
'
mir.
No
haba muerto.
Aun
en los ojos
le
bri-
llaba el dolor.
* *
La
^ata
temblaron en
oy
el
ti,
AIvMA
DE) I,OS
PERROS
Luzbel?
Lo
39
cierto es
que
Aproximse a mi perro. Lo
mir. Lo mir dulcemente con sabidura de mujer histrica.
Y.
baj. Penetr en la cocina.
el
Y
Y
^ ^ ^
En seguida, la gatita dise vuelta. Y cuando relamindose volva hasta donde mi pobre perro estaba inmvil, olvidado, rgido, cadver, yo, con odio y con justicia, la mat de un balazo. La hala, despus de atravesar el cuerpo de la gata se incrust en le vientre de
mi perro. El cadver de la gatita rod sobre Luzbel.
All, en confraternidad de cementerio, se unieron ciegamente.
Mi
locamente,
bre
l.
oh! locamente, de
Huyendo a
las
En
arrojaba
che, la
pan
el
madre y
No
el
hijo sintieron
se haba concluido,
un hambre
feroz.
El
Pedira
Tom al nio en los brazos. Sali a la calle.
limosna! Era Nochebuena, y si Jess gozaba en su pesebre, tal vez su hijo pudiera ser feliz. Pero no... Los
borrachos, al verla, la saludaron con gritos obscenos.
Implor. Rog. Llor... Todo en vano. Nadie le di
.
AlyMA
I,OS PE:rROS
41
patio
Quin ?
No
Ese diario
Ningn crimen
=
salvaje.
ters.
la
atencin.
Es
Nada
posible
No
Ningn
suicidio
Puras tonteras.
puede ser
que llame
Hlv
AIvMA
PERROS
D]^ I,OS
43
Despus dije:
liciales
5|
>{
Ya que para dar goce a los nervios necesitas conocer sucesos crueles, salvajes, horribles, no esperes a
que los diarios te den noticias bien completas, con detalles explcitos de los robos, de los suicidios, de los aseadems,
sinatos. Tendrs que sufrir mil decepciones.
para qu? No tienes imaginacin?
los que poseen,
cual nosotros, una elctrica malla de diablicos nervios,
sedientos de emociones, les es fcil encontra' lo que busMican, siempre que les ayude el vuelo de la mente.
ra: en esta pequea noticia que hay aqu, v que t has
despreciado, tenemos el ejemplo. Lo trgico no siempre
est en lo grande, ni en lo ruidoso, ni en lo sangriento.
A veces suele estar en lo insignificante
En cada lnea de la crnica policial existe un drann. Slo que es
sentirlo.
preciso adivinarlo.
Es^r-cha lo que Jice
esta noticia:
Nada ms. Ah
tienes!.
T dirs que es una novulgarsima, que tan pronto se lee como se olvida
Perfectamente. Es una noticia escrita a ltima hora por
el pinche policial, y transmitida desde la Comisara por
un indiferente meritorio... S. Bueno... Pero piensas
as porque no sabes nada ms que lo que el suelto dice.
Pero tendras que preguntarle a ese cadver la causa de
ticia
JUAN JOS
DI^
SOIZA R^IIXY
esperanzas, sin vigor, sin' nimo, como un agonizante que no puede morir, como un
alucinado que ni siquiera tiene la fortuna de perder la
razn ... Le veo avanzar, solo, muy slito, y paso a
paso, en una noche clida, ante una luna irnica, hacia
el Paseo de Julio.
veo cmo lleno de una desespegar,
flaco, esculido,
sin
l^r,
AT^MA
I,OS
PKRROS
45
:ic
(Despus Dora
Nota.
He
se
ido al
el
cadver del
TARTARIN MORIRA
( Psicologa
Conoce
No.
Es
raro.
usted
stid americana )
al
Su abolengo
ilus-
sonoro. Por la lnea materna desciende de una vieja familia de Tarascn. Familia muy
famosa en aventuras terribles. Por la lnea paterna desciende de la no menos famosa familia de Moreira, en
tre.
es
Ah
;
Cmo!
S, amigo. Hace tiempo vino de Francia un sobrino de Tartarn. Se radic como vago en la Repblica
Argentina. Lo primero que hizo, al pisar tierra portea, fu decirle a un vigilante que l era hijo del sah de
Persia... El vigilante se ri. Le mir desde la gorra
hasta las botas. Volvi a rerse. En seguida lo tom de
un brazo y lo llev a la Polica. De all lo pasaron al Manicomio. En el hospicio pudo probar que efectivamente era loco, y por eso lo pusieron en libertad ... Se fu
a una estancia ubicada al Sudoeste de la provincia. Empez a trabajar como pen. Por all el clebre Juan Mo:
Escupi por el colmillo. Se puso unos guanMe prodig elogios merecidos. Aplaudi
mis gestos ms insignificantes. Celebr mis chistes. Y
cuando pens que me iba a pedir algo, me ofreci su casa. Como no acostumbro a visitar gente decente, no fui
a verlo. Pero casi todas las noches^nos encontrbamos
en los cafs donde la muchachada se rene para decir
frases y para correr una ''garufa''. Cada vez que me vea
se me aproximaba. Con explosiones de cario felicitfelicit.
(1)
JUAN JOS
48
bame por
los
es
SOTZA
RI^II,I,Y
brillantes
Como
natural,
me
5?
* *
claro Yo me daba cuenta ... Y ante la perspecde aventuras tan sabrosas, realizadas en compaa
de un hombre como Tartarn, acept en seguida. Me
prest un domin igual al suyo. Salimos... Llegamos
al local donde la sociedad Estrella Matutina daba un
baile de mscaras. En la puerta, Tartarrf^ era esperado
Cada uno de aquellos
por una
'patota" deliciosa.
I
Es
tiva
muchachos
49
dentro los cuales cre notar la presencia de algunos almaceneros, tenderos, carboneros, lecheros, etc. El saln
ofreca un bello aspecto. Las mascaritas estaban alegres.
Eran muchachas y jvenes del pueblo. Trabajadores que
iban a gastar un poco de alegra, de amor, de olvido.
.
-4
JUAN JOS
so
comendacin de un ministro
rn nos pusieron en
SOIZA R:iU.Y
DI^,
pariente
libertad.
la farra
el
y de
modo de
pen-
sentir.
para que el lenguaje de ese idioma pueda ser comprensible a nuestra mente, slo basta la perspicacia de
ios ojos.
5f
i{
Sentado a una mesa de un caf del bulevar, la cabeza oblicuamente inclinada hacia el suelo, veo pasar por
la vereda, en sucesin continua, los pies de los transentes. Desfile sin final de pies que van y vienen, persiguindose los unos a los otros, en un cruzamiento de
saltitos, arrastres y deslices, ya dbiles, ya briosos, ya
lentos o acelerados, que simulan la epilptica marcha
de un disperso batalln de ranas y de sapos.
el calzado de todos esos pies, habla. Mis pupilas
traducen.
Pasa un plebeyo. Anciano botiji de cuero de becerro.
Calvo. Sin lustre. Sembrado de jorobas y remiendos. Al
pasar relata la historia de su extenso vivir. Botn inmenso. Amplio. Deforme. Flor de la teratologa zapateril. Parece una canoa. Va contando su vida de dolor.
JUAN JOS
5'^
solZA
r:^ii,i;,y
como un hombre,
la cuenta para consolar su desvenPobre botn! Ha caminado mucho. Su tacn carcomido por el cncer de las piedras, siente desmayos de
claudicacin. Su vida eternamente ha sido una vida de
perro. Ha vagado por las ms pobres calles del suburbio y ha soado bajo lonas de catres que siervieron
de lecho a la miseria y al vicio. Variasi veces ha perdido la suela, y si todava no descendi a la tumba de
la quema, es debido a la habilidad de manos remendo-
tura.
Nunca conoci el encanto de las caricias de la alfombra. Slo una tarde le acicalaron con betn y le
sobaron con cepillo. Y dice que el recuerdo del cepillo
laborioso y de aquel betn amable perdura en su memoria cual la suave impresin de un nictlmico sueo de
nas.
otra vida.
Empero, no obstante haber sido su existencia tan maltratada por el dolor de su desdicha, la dicha puso en
su cuero al calor de sus besos. Fugaces besos de amor
que volaron hacia la ausencia, adonde huyen los amores nacidos en la tierra...
fu feliz sirviendo de tlamo nupcial. Cierta vez en que el dueo del pie que lo
calzaba vise atacado de una pulmona, el botn permaneci tres meses bajo la cama del enfermo, entre polvo y basura. Un da vi llegar hacia l una pareja de
ratones que acababan de unirse en matrimonio. Busca-
ban un
las mieles
1^1,
AI.MA DE
PERROS
I.OS
53
* *
botn de bruido charol,
con singulares variaciones catptricas. Avanza en menudos y elegantes
deslices, esquivando la suciedad de las baldosas y huyendo del contacto del calzado plebeyo. Es un botn feliz.
Pasa un
aristcrata.
Joven
la luz
El mismo lo dice. Desde que empez a vivir no ha connocido ms tristeza que la tristeza de su exceso de dicha. El bien formado pie que le tiene calzado no le
molesta para nada. Nunca le ha conducido por calles
mal pavimentadas, ni tampoco le ha obligado jams a
investigar el fondo de los charcos. Las alfombras reservan para l las caricias ms tiernas de su felpa amorosa. La badana y la cera se disputan cotidianamente
el alto honor de hermosear la hermosa hermosura de su
piel de Baviera.
Botn feliz Slo por distraccin pisa
ios toscos pavimentos de las calles. Por eso ellos siente terribles celos de la alfombra de coche y de la rica
manta que en invierno envuelve a tan noble botn. El
asfalto, la madera y el granito impetran sus pisadas. Mas
l los pontempla de lejos, indiferente y fro. Sabis
por qu? Porque el aristocrtico botn tiene una novia.
!
S; tiene
los
razn ?
el
botn est de
fiesta.
Sintase
el
amo
en un
los
labios
de ambos se entreabren en
el
prefacio
JUAN JOS DE
54
SOIZA
la
del
amo avanza
llesa
de su vida de amor.
?i
* *
el desfile prosigue. Pasan botines de todas edades y categoras. Feos. Hermosos. Invlidos. Sanos.
Hay envejecidas alpargatas que abren bocas hambrientas, como sapos con sed. Zapatitos infantiles que
simulan mariposas volando a ras del suelo. Zuecos ignorantes y groseros, perseguidos por delicados zapatos
de mujer coqueta. Hermosos zapatitos que aprisionan
giles pies
que vuelan
Quieres
S,
el
un cuento, nene?
Pero un cuento
abuelita.
La
cuento de
lindo.
Cuntame
Conviene que
Cuando yo
la
dientes ...
pesar de esto,
me
me
su cabello haba sido, cuando joven, muy rubio.
dijo tambin, que sus dientes haban sido, mientras vivieron, blancos como la leche. Es posible. Pero yo dudaba. Siempre dudo. Nunca quiero creer que los viejos
hayan podido tener das de juventud... vSin embargo,
me complaca hamacarme en las rodillas de mi abuela.
ms que todo, me gustaba or de sus propios labios
de marquesa esas historias tristes que forman las leyendas de Irlanda. Son historias nebulosas. Sin armo-
na.
Muy
catlicas.
Muy
sensuales...
Conservan en su argumento
llas
,
tierras tan
santos...
Son
Se parecen a
la
m..
hmedas
leyenda de
de mi abuela,
la
novia del
la historia
gato...
En
nic conla
boca
tomaba tm carcter
JUAN JOS
=6
SOIZA R^II^LY
sobrenatural Haba razones: mi abuela era nacida, comadre, en la prisionera isla britnica, donde segn un sabio debi nacer Adn.
La reina Victoria
dile cierta vez a mi abuela un beso! en la frente, que
le dej en el alma una cicatriz. Por otra parte, ella amaba a Dios. No crea en la Virgen. Adoraba las llagas de
Por todas esCristo. Me daba caramelos y pellizcos
tas causas, y especialmente por la ltima, yo adoraba a
mi abuela
^ ^ ^
mo mi
S,
-Quires
un cuento, nene?
Cuntame el cuento de La novia
abuelita.
del
gato.
ella
empezaba
as:
H
5|
En
La humedad
prame un
^ Y
gato.
Un
beso.
y un gatito
contestan
ellas.
AIvMA
I,OS P:eRROS
57
los pobres muchachos irlandeses, desesperados, satambin por los caminos en procura de un gato
Intilmente. Nadie vende gatos.
el que no los tiene
odia al que tiene uno... Puedes imaginarte cuntas
desgracias ocurrirn por esto! En Irlanda los gatos son
como tos vicios: hacen dao a quienes los poseen, y
perjudican al que carece de ellos.
len
Cmo,
'
abuelita?
Cllate.
Cuando
seas
grande aprenders en tu
carne esta verdad. Pero no me interrumpas. Quiero contarte la historia de la novia del gato. Oye... En el
convento de San Patricio vivan encerradas muchas monjas. El alma de aquellas mujeres, lo mismo que su cuerpo, estaba consagrada a Dios. Eran muy virtuosas. Allas dems por
gunas por santidad. Otras por temor.
haraganera... Haban cometido pecados. Mas, gracias
cielos ...
Agitaba el badajo
portera, se colaba en la torre.
la campana, y organizaba conciertos sinfnicos...
de
Las
JUAN JOS
58
SOIZA RtlIvLY
Cllate...
muy
flaca
AIvMA
de: I.OS
PERROS
59
me dorma
LOS DEDOS
Arraigado en
la taciturnidad
Tlan
tlan
tlan ...
El buzn habla.
*
ij
madrugada?
**La
me baar
cosas.
**Np hay gente. Nadie se aproxima a darme de comer. Mas que me importa? Bastante es lo que me inGfurgitan todo el da!
Sin embargo, mi glotonera nunca se apacigTia.
Aunque me alimenten con exceso, jams me satismis fauces abiertas, siempre piden
face lo que como.
ms. Siempre ms.
^I.
AI.MA DE
WS
PIvRROS
6t
me acometido por
la
^^
Pero mi vida no es tan ttrica y amarga como pueden suponer los vigilantes que me ven extltico e inmvil, dispuesto a servir de apoyo su cansancio. No es
ttrica porque yo s disipar lo que la ofusca y tampoco
es amarga, porque yo dulcifico su acrimonia. La aciaro y la endulzo con mi filosofa. Soy filsofo. Acaso un buzn no puede ser filsofo? Filsofos existen
que saben mucho menos que vm buzn.
Viendo, oyendo, observando, aminoro de tal modo la
incalculable longitud de las horas, que mi vida se desfcilmente, suavemente, alegremente,
liza
en
como anguila
agua ...
As es como
el
las florecidas.
JUAN JOS
62
DB:
SOIZA RKlLIyY
Los dedos de los hombres me relatan la histrica noalma de los hombres. Cuanto dedo viene a posarse en mi amplia boca para darme una carta, me da
tambin la clave de un secreto.
Hacia mi vienen dedos de todas las estirpes, de todas las prosapias. De mujer y de hombre. Plebeyos y
aristcratas Temblorosos y rgidos. Entecos o hinchados. Sinceros. Mentirosos. Dedos de pulcritud exquisita
y dedos pegajosos de mugre. He visto dedos suaves, de
suavsima piel tibia y que coecen el crimen. Dedos adorables de Lucrecia Borgia. Dedos dignos de tejer caricias sobre rostros amados y que slo saben la ciencia del
rasguo j^rotervo. Dedos groseros de enlutladas uias;
vela del
sangre
los
KI,
mo
sagrario de
sus
me
hostias.
buirle
de
Son dedos
ellos
63
y profane
tmidos.
Con
el
deli-
cadezas de plumaje de cisne se me acercan medrosos, vacilantes, e introducen en mi boca la querida cartita.
todava, antes de marcharse, tantean mi paladar para
cerciorarse de que la carta ha cado hasta el fondo y
me miran con tristeza envidiosa por no^ haber podido
ir ellos acurrucaditos en el sobre.
se alejan para retornar al da siguiente con otra nueva carta y otro nuevo temblor.
Dedos que encantan son tambin los dedos de
!as viejecitas que escriben a los hijos ausentes, trasmitindoles en garrapatos y borrones de tinta la esencia de
veo.^
Yo
Acaso
hombres?
las siento.
mismo que
los
las cosas
no tienen alma
lo
^ ^
CARNAVAL
Van
Van pasando...
pasando.
cuatro
Diez
Quince. Un interminable squito de carruajes bruidos que reverberan bajo la gloria aurfera de la risa solar.
Van pasando ...
el lento ondular de esa lnea de
vehculos avanza con, monotona murmurante de latn
litrgico sobre la grsea claridad del pavimento convoyando una carroza mortuoria, entre cuyas negruras funerarias yace alguien dormido en sueo de cadver. En la
cpula de la carroza ostntase la fuerza estatuada de un
Uno,
dos,
tres,
H i*
El paso del entierro hace asomar a los balcones, puery ventanas la insomne curiosidad de la gente, aminorando la ligereza en el andar de los viandantes.
excepcin de los que se encogen de hombros ante un muerto que pasa, los dems sacian sus deseos de
saber lo que no les importa. Leen el monograma del extinto. Admiran la heterogeneidad de las coronas. Suman
los carruajes. Examinan unai por una las caras de los que
van en los coches
tas
Estos, arrellanados en los cojines, sonren o discuten. Solacanse algunos en saludar con guiadas a cuan-
IvI.
AI,MA
IvOS
PKRROS
65
Yo
miro
Es un
i|
Van pasando...
los cocheros.
cios
Hay tambin un desfile de felpa envejecida, de gaUna solemne procesin de tubos ahumados.
leras altas.
Un
eleim;-
JUAN JOS
66
SOIZA
R:II,]l,Y
nido, a
<
^ ^^
levitn desfila. Anttesis. Es de los hospitalade los benvolos. Pero sucio. Mugriento. Algo va
en su interior que parece una osamenta. Es el cochero. Los doliejntes pliegues de la hermosa levita lloran
Otro
rios,
Iv
AtMA Bt
I.OS
PKtOS
>J
Van pasando.
Van
pasando.
EL PERRO
"JOB^^
Su memoria no era todo lo frtil que l hubiera dePoco saba de su infancia. Solamente recordaba que la ternura de unas manos pequeas le haba
seado.
se intern
A dnde?
la
lo
arrastr...
mano de un
viejo,
AhMA DE
el
abuelo fu.
LOS PE:RR0S
extendi
el
brazo.
69
recogi el
un
perri-
to
muy
>|
;|
>!:
El perro que por desdicha pierde a su primer duequeda perdido para siempre. Es como si s muriera... As le acaeci a Job. Vivi. Pas bajo el pie de
o,
..
JUAN JOS DE
70
SOIZA
RE:iI,I.Y
lo maltrataron para desahogar su bondad... Sufri das sin mendrugos y noches sin sueo.
Envejeci. El fino pelaje llensele de mugre, de pringue, de sarna. En su piel las heridas de los castigos vivan eternamente abiertas como bocas con sed. Su antigua belleza fu cayendo poco a poco hasta el lmite
de la fealdad. En ninguna casa 'lo admitan. I^os pilluelos hacan de su lomo el campo de sus maniobras blicas. Los vigilantes lo corran. Con una pata delantera
quebrada, estaba condenado a cojear como un ebrio. De
noche se acostaba en cualquier parte bajo la soledad
del cielo. Entonces haca florecer en su memoria los
recuerdos felices de las caricias muertas. Pensaba en
la pobre chica rubia tan joven y tan linda. Pero de
pronto, un puntapi le morda en la carne, hacindole
crugir los huesos. Se levantaba y segua sintiendo el
derrumbe de su vida, sin ladrar, sin quejarse, sin emitir una sola protesta... Al fin, cansado de ser desgraciado y de ser perro, quizo ser feliz. Imit a Wrther.
.
* * ^
una madrugada, en
ro.
ALMA DE PERRO
S
til.
Me
Todo
seora.
hasto.
Como
morirme.
(I
consejos re-
Es
ellos tienen.
los
el
side en su ineficacia.
lo nico
bueno que
Pero no importa.
XV
! .
JUAN JOS
72
SOIZA REILL.Y
Yo
Al morir bajo mis golpes, todos los hombres lloTodos se quejan. Todos blasfeman. Mueren con
feladad del cerdo, sin comprender la formidable be-
cisnes.
ran.
la
Yo desciendo tal vez de alguna raaraas habituadas a la silenciosa muerte de las moscas. Es tambin posible que descienda del
apostlico marqus de Sade. Anoche
lleza
que realizan
za arcnida
De
Y por qu no
Matarme? Es
se suicida?
cierto. Tiene usted razn. Un suiMorir... Bueno. Pero me arrancar la vida con
un ademn de esteta griego. Ha de ser un suicidio realizado con arte. Con arte exquisito... Si hubo quien
fu un Homero del crimen, yo ser ms. Ser un Fidias
cidio.
del suicidio
se
fu.
lleno de bondad.
fetada.
rioso
crujido de los huesos rotos. El joven aristcrata entrecerr los ojos para saborear el encanto de ese ruido
humano. En seguida mirse en un espejo. El espejo le
dijo que era un hombre elegante y que tena treinta
aos. Pero no le mostr su retrato moral. Vedlo: era
el
un hombre moderno.
sieur de Phocas.
^r,
AI^MA
DE) I,OS
PERROS
73
ris
mujer.
Encerrado
en'
su garconire,
el
joven abri
la biblio-
Comenz a hojear
viejos volmenes. Qu buscaba? Quera rememorar suicidios clebres. Intentaba recordarlos, no para copiar su estilo, sino para consumar
un suicidio ms perfecto, ms oiriginl que todos los
suicidios de la novela y de la historia.
teca.
;{
ij!
busc ...
Sus averiguaciones tropezaron con suicidios vulgares, indignos de su cultura intelectual. Un balazo en
la frente,* o en la boca, o en el odo, o en el corazn.
No. Eso era ridculo. Suicidio de enamorado! Romanticismo. Prosa. Verso. Fongrafo. No. Si l se mataba
era para dejar a la humanidad una obra de arte: su
suicidio! Antes que morir como plebeyo, preferible era,
pues, seguir arrastrando la cruz por el calvario. Ahorcarse? No. Nunca. Jams. Morir estrangulado con una
soga al cuello? No. Qu asco! Suicidio de almacenero.
vSuicidio de comerciante que sufre la desvergenza de
tener honradez. Tirarse de un tercer piso? Tampoco.
Entonces ?
Acaso no podr suicidarme?
.
74
JUAN JOS DE
SOIZA
RElIvI^Y
nico... Catn de Utica dejndose caer sobre la punta de su espada y arrancndose luego las vendas de la
herida; el veneno de Temistocles, de Scrates, de Sofonisba, de Anbal; el hambre con que se mat Perseo y
tambin Marco Aurelio; la tumba en que Vetus sepulel campanario desde
tse vivo con su esposa e hijos
donde se arroj Prexspedes, una vez terminado su blico discurso; la torre desde la cual el inca Tup lupanqui precipitse al abismo despus de luchar heroicamente; la higuera en cuyas ramas Judas goz su ltima traicin a la vida; el spid de Cleopatra; Safo apagando
el incendio de su lrico pecado en las frialdades del mar
Jnico; la furia con que Bruto y Casio se pasaron de
parte a parte con la espada el acero y la ponzoa de Mitrdates; Marco Antonio imitando el suicidio de su esclavo Eros; Luis de Baviera que envuelve en un abrazo a
su mdico y se arroja con l en un lago de Niza; todos, todos estos suicidios tuvieron para l sabor amar;
go.
Malos.
Una
es-
pada atravesando el pecho era cosa sencilla. Quien quisiera podra quemarse las entraas con tsigos letales.
Cualquier rbol prestara sus ramas para satisfacer el
deseo de un Judas. Vboras? No faltaban. Aguas profundas? Haba con exceso. Y as lo dems.
.
^ ^ ^
Lo difcil, lo extrao, lo estupendo, lo maravilloso, estaba en hallar una nueva forma de suicidio que fuera
mismo tiempo una obra de arte. Dnde hallarla ?
Los suicidios colectivos le produjeron nuseas voluptuosas. Aquellas fanticas muchedumbres del Indostn
al
arrojndose bajo las ruedas matadoras del carro de^ Vichn eran, en verdad, muy bellas, pero de un inconsciente
salvajismo. Los sitios pblicos destinados en Atenas a
th AlyMA DE
I.OS FIERROS
75
que deseaban suicidarse y los clubs de Londres pano le sedujeron. El suicidio de los persas
que se partan el crneo con el Kinjal y moran danzando al son de tambores y de cmbalos, le pareci muerte de acrbatas. La fiebre de los japoneses que se abran
d vientre con un sable en la misma casa de sus enemig:os para que su muerte sirviera de venganza y de oprobio, le pareci accin propia de pedantes, como la de
predicar filosofas o tener humildad...
ios
ra los snobs,
to.
cerr.
tira ertica.
t'
JUAN JOS
76
imaginativa.
no
BP,
Cuasimodo abrazando
interes tanto
resa Elianta, de Rachilde.
ralda,
SOIZA
le
como
el
RElIvI^Y
el
cadver de Esme-
suicidio de la jugla-
delitos
* *
Ci
\\
..
AhUA
Dl I,OS
PIAROS
77
quemndose con
5|
>!
el
mundo
al regio
sol!...
He
Desesperado,
blioteca.
Y.
furioso,
cerr
los
libros.
Cerr
la
bi-
^ ^ ^
>{
bargo,
Esta
le agrada?
El fondero, con una reverencia, me detiene ante una
habitacin estrecha y sucia.
S. Esta me agrada.
Luego me deja solo y solitario en la mudez del mstico silencio que exhala la quietud de las cosas. Cierro
la puerta y tindome en la cama. Es una cama triste,
muy tristem^ente vieja. Chochea. Pero es consoladora
cual brazos de mujer. Al dar a mi cansancio la caricia
de su suave ternura, una vibracin de buey envejecido
Tiembla.
Tiembla de dolor?
recorre su organismo.
j Tiembla de miedo? Acaso
sufre? Acaso llora? S.
Sufre y llora. Llora y se queja con tetricismos fnebres.
Vibra en quejidos tenues y lamentos lejanos. Despus
apaga su voz. Duerme.
* * *
Entonces, en
ni,
AT.MA DK
la
melancola de
I.OS PIvRROS
79
penumbra
la
nocturnal,
Con suavidad de
'
5l
arru-
'
No siempre ofrezco miel. La voluntad me gua. Si alguien se inclina sobre mi seno y me pide amor, yo se lo
doy, si quiero. Si no, no. Por eso hay quien me odia,
con odio de Schopenhaer. Por eso hay quien me ama,
con pasin de paloma. Oye.
lo
* ^ *
me
JUAN JOS
8o
SOTZA
R^II^TA^
noches, al franquear el umbral arrojbame una mirada de desprecio. Yo, ni siquiera temblaba. (Me ro
del rencor humanal). Se desnudaba prestamente, en silencio, nervioso. Con repulsin,
con ira se acostaba.
Grande y melenuda, su cabeza simulaba una testa de
len. La hunda en la blancura de mi funda epidrmica y cerraba los ojos con ansias de dormir. Dormir!
Es posible dormir cuando la almohada se niega a dar
la llave del tesoro que se llama dormir? Yo le hablaba
al odo, tcitamente, como te hablo a ti:
Ests cansado? Pues bien: no quiero que duermas. M'ando, ordeno, exijo que me relates lo que has hecho durante todo
las
'
el
da".
hambre
pritu.
}'X
clan
ALMA
DP,
1,0b
bame en sudor de
8i
Fl^KROs
pesadilla. ''Por
to se suicid.
A-
-6-
JUAN JOS
DIC
SOIZA R^I^I^Y
en practicar
alas.
Los
1^:1
AhUA
83
LOS fierros
tino del
hombre.
* *
Despus.
El da se asom por
la
ventana.
LA BELLEZA DOLOROSA
DE LOS SUEOS ANARQUISTAS
Vamos?
Y fuimos. Fuimos lejos. Sin saber adonde. Sin saber
para qu. Eso nos inquietaba ? No
Eramos tres.
Nuestra alma padeca la nostalgia de los placeres inocentes. El corazn necesitaba oxgeno de luna. Estbamos tristes. Por qu? Cada cual cargaba sobre s el
obscuro secreto de su desolacin. Enorme secreto que nos
pesaba mucho. Mucho!... Nos pesaba tanto, que hasta
sentamos al borde de los labios la confesin libertadora.
.
Mas
ella las
el silencio
Ibamos
los
tres
protega.
Adnde vamos?
th
ALMA DE
hOS PERROS
85
All.
Era la fuente de Lola j^bra. A su pie, Soussens leynos un soneto. Fu un sorfeto vibrante. Una msica
alada de palabras sutiles y de gracias crueles. Era un
soneto musical muy hermoso. El poeta,' con inquietante voz, rezaba sus dolientes; sus mgicas, sus brbaras
estrofas. Y no slo las rezaba, sino que las cantaba. O
mejor, las lloraba. O no: las sufra... (Era una congoja de su vida puesta en msica helnica).
Cuando finaliz, ninguno dijo nada. El silencio de la
noche nos pareci un aplauso. (El aplauso ms honroso y ms justo para las obras bellas, no viene del ruido
que producen dos manos, sino de la conciencia del padre de esas obras). Soussens no lo ignoraba.
tambin.
^ ^ ^
JUAN JOS
86
el
SOIZA
R:II.I.Y
:|
(Una
noche. El
hombre
Cmo llamas?
No Pero en baj
5j
solitario
me
escuchaba.)
te
me
el
s.
^ ^
llaman
el
anarquista
'
:^
(Otra noche. En los murallones de los diques. Pasebame yo con l. Pensbamos). Yo habl:
Por qu te llaman el anarquista?
Me mir. ;Oh! Pero mirme silenciosamente. Su mirada pas por entre las pestaas como una luz que vi-
niera de lejos.
lo s.
s.
Me
^
\^
5|<
:K
fu as:
^r.
ALMA Dt
LOS PERROS
87
pugna y ser vencido por los conservadores del ideal. Todo aquel que fracasa, todo aquel que est triste, todo
aquel que no re, es en verdad anarquista. Los triunfadores, los alegres, los placenteros, llevan bajo el pellejo
un corazn burgus. Para triunfar hay que ser pacfico. Es necesario vivir en plena paz. Tranquilo. Es preci-
so tener
para andar por los senderos de la vida un
buen paso de buey. Para ser triunfador, para ser bur-
gus, es imprescindible la espantosa paciencia de la hormiga. Los hombres nerviosos, los que tenemos en la m-
dula ardores de histerismo, los que llevamos en cada gota de sangre un len siempre en acecho, los que somos
as, no podemos triunfar. El calor de la lucha nos apaga
la vista. El fuego blico arde en nosotros. Nos quema.
Nos muerde. Nos devora. Nos traga. Nos hace gritar.
Al oir nuestro lamento, el enemigo, que nos busca, nos
Al caer, el dolor nos hace triscaemos.
encuentra.
tes.
la tristeza nos hace sin remedio anarquistas...
Cristo fu un anarquista.
Yo
garlo?
era
La
un hombre
feliz.
Feliz?
S.
;Por qu ne-
En
con
deleite.
tarde,
JUAN JOS DE
SOIZA REII.I.Y
Hija de un hombre inteligente, ella tambin* lo era. Tenia fortuna. Saba que dos y dos son cuatro. No ignoraba tampoco que entre un loco y un cuerdo no hay ms
distancia que la de una ilusin. Me quera mucho. Nos
queramos d-emasiado. Por eso nuestra existencia era
molesta. No podamos vivir. El exceso de dicha nos tra-
jo
estragaba
Despus
Ah, Se
ser rinoceronte.
Es
ma nunca podr
la ley.
s
me olvidaba. Espera
Despus de luchar contra mi propio espritu, sent que mi alma continuaba soando. Soando en la dulce anarqua de las pasiones que maltratan la carne. As fu como sent llegar
de nuevo la felicidad. Cierta noche estuve en un teatro
de Valparaso. En un palco encontr a mi mujer. Estaba
con su amante. Y estaba tan hermosa, que.
Naturalmente. A la salida, la mat de un balazo... No pude
evitarlo. Ya te digo: se nace anarquista, hombre libre,
triste,
hombre batallador o
i}
5}C
se
th AIvMA DE
I.OS
PERROS
89
Vine a Buenos Aires, sin conocer a nadie. Mi anarquismo creci. Creci con rabia. Y como al mismo tiempo mi tristeza aumentaba, la milinitai de mis odios fu
con saa creciendo. Dicen que he asesinado a dos vagabundos que vivan conmigo aqu, en el bajo. Es cierto. No lo niego... Dicen que los mat por gisto. Por
un placer de artista. Eso no es verdad. Eos mat porque
no pensaban como yo. Porque me robaban. Uno de ellos
me dijo que matar era un pecado de las almas dbiles:
Y yo, para probarle que los pecados ^.n las virtudes de
los hombres fuertes, lo agarr de los brazos, y por encima del muralln lo arroj al ro... El otro me rob
un pantaln. Lo asesin. Le part el corazn de un lindo
hachazo ... El hombre muerde cuando le quitan algo. De
ah, de esa lucha entre la paciencia ambiciosa de los
bueyes burgueses y los lricos arrebatos de los hombres
de ner^l'ios, surgen los anarquistas. Fuerte raza de leo
nes
Y
.
.!
JUAN JOS
90
Di)
SOIZA R^IIXY
existes.
Ya no
Lo
xorable como
Triunfaste... Yo te saludo en nombre de
cristiana y en nombre de Luzbel.
la
hermandad
un cuento?
ante la exigencia de los nietos, las arrugas del anciano se llenan de una luz muy alegre. Pobre abuelito!... Cuando est alegre y sonre, su cara me parece
una vieja pared con grietas, a travs de las cuales se aso^
mar el sol
Vive con sus nietos en una lamentable
miseria de conventillo. Cuando los chicos carecen de pan
y tienen hambre, el abuelito les cuenta cuentos. Son
cuentos fantsticos en donde las hadas, los atorrantes y
los reyes viven en hermandad de cementerio. Son reyes,
atorrantes y hadas que siempre
estn .contentos, que
siempre estn bailando, que siempre dicen versos a la luque nunca se acuerdan
na y a las flores y al cielo.
de comer. Son personajes que no usan estmago.
S, abuelito. Cuntanos un cuento lindo
como maana es el da de los Reyes Magos, el
abuelito accede. Del fondo de su bal extrae un libro sabio, que tal vez pocos entienden porque es demasiado
bueno. Lee ... Es la novela de tres reyes ricos de oro
y pobres de juventud que una vez al ao abandonan
sus grutas palatinas para dulcificar con su ilusin la
barbarie de los hombres civilizados. Son tres reyes magos que, cubiertos de prpura, cruzan la soledad del mundo llevando sobre sus espaldas una juguetera. Silenciosos, con la boca perdida en el polo Sur de sus barbas
^Abuelito, quieres contarnos
JUAN JOS DE
de nieve, entran en
die los ve entrar.
os abren
las casas
Nadie
SOIZA RElU-yY
los ve salir.
guetes.
Abuelito,
los nios
pobres?
la
'
>l
El sueo se ha esparcido sobre la soledad del conTodos duermen? No. Todos no. Pepito, sentado sobre el duro colchn que le sirve de cama, piensa,
En qu piensa Pepito? Yo no s. El cabo de vela que
alumbra el altillo tampoco lo sabe, aunque le sobran deseos de saberlo. Llorando lgrimas de sebo, se esfuerza
por retardar su muerte. Quiere saber... De pronto, una
creencia ilumina las dudas de Pepito.
Si los reyes son viejos, tienen que ser buenos.
ventillo.
Con
quina.
93
la ventana se asoma un personaje. Es Bartolo.
saben ustedes quin es Bartolo f Bartolo es un gato
odioso. Dicen que es hijo de un perro. Ser cierto?
Qu miedo Ahora est trepado en la ventana sobre el
lecho de Pepito. Tiene el aspecto de un ladrn... Yo
no quisiera ofender la dignidad de los gatos, pero creo
que los gatos no son personas decetes. Un animal que
sabe esconder las uas no puede ser hombre honrado
Al principio Bartolo tiene miedo d^ bajar, pero se decide, Y descolgndose de la ventana^salta por encima de
Pepito. Contempla un instante los zapatos vacos. Luego
les echa un zarpazo. Los toma entre sus dientes y sube
a la ventana. Y se va
Se va con ellos.
Por
No
mente, desoladamente.
ojos.
la
no encuentra nada
esquina?
Ips
zapatos?
Abre
los
la
Pobre nene
Cmo llora Las lgrimas le caen por
el pecho y las piernas como una lluvia tibia. Verdad que
el llanto de un nio es triste como el de los viejos? El
nio que llora por una, desgracia, pierde sus alas. En
cada lgrimas se le va una pluma.
Un nio inmvil,
acostado en un cajn de pino, bajo muchas flores y entre cuatro velas, es un espectculo ms bello, ms admirable, ms co.nsolador que un Pepito llorando. Llorando
porque tres miserables reyes millonarios le negaron la
ofrenda de su magia.
En un
al
borde de
94
JUAN JOS Dt
^
SOiZA
Rmi.Y
el
por
|
le
vi
Un
Un
falso
cuando le
Entonces parecime
vi
un divino
>
fermo ?
No.
co es
nos.
No es_un filsofo. No es un sacerdote. Tampoun enfermo. Es algo ms. Y es tamb'n algo meEs simplemente un Vicario de Cristo...
.
Cmo
S.
5|
* *
Vive en los alrededores de la ciudad. En la Floresta... Una antigua cabaa de paja srvele de alcoba. All
vive feliz.
Feliz?
Por qu no? Es feliz quien no sufre el peso de la
vida ruidosa. Pero no. Yo no debo repetir como mas sus
Oid:
JUAN JOS
Dt;
SOIZA RiJIJA
"Soy
Yo
i^h
AhUA
m hOS
p:rros
97
en
la
es la soledad?
^ ^
jf:
mi cabaa viene mucha gente. Todos vienen a pedirme consejos. Yo se los doy gratuitamente y se los doy
por crueldad hacia ellos mismos, porque los c<msejos no
sirven para nada ...
*Xo nico que exijo es que nadie me llame amigo. No
quiero amistades. La amistad es un amor que se avinagra. No me gusta la leche, porque - el exceso de calor la
agria... Am.o el hierro. Soy Vicario de Cristo. De noche su jmagen me visita en sueos. Hablo con El. El me
Me
instruye.
habla ...
* *
si
"Existe una guerra enorme entre el portero de un arzobispo y las leyes divinas. Hoy en da, la pobreza de
Cristo es elogiada bajo capas suntuosas que valen muchos millones de apetitos humanos...
**No obstante los progresos del alma, el pesebre de
Beln, transformado en palacip arzobispal, sigue siendo
un pesebre.
^ ^
:^
ria.
Yo
JUAN JOS
98
"Yo pronostico
la
DB:
SOIZA REII<1vY
locura
universal!...
Oyes?
se
* *
Cuando
lquidos
t^
JUAN JOS DK
lOO
SOIZA
RElIylvY
de tanto escudriar lo inescrutable, ya no pueden ver nada ... En los ngulos de la habitacin, rimeros
de libros alzan su grandeza excomulgada. Hay libros esparcidos en el suelo. Los hay sobre cajones, sobre sillas,
en todas partes, cual migas de un festn, cual escombros
de un derrumbamiento. Y cada libro qu tomo entre mis
dedos, munnura con el murmurar de una colmena henchida. Hojeo. Hojeo. Y las hojas pasan. Pasan lentamente, y al pasar, de cada pgina se.yrguen cadveres
de cosas que vivieron. Cadveres de' recuerdos proscrilo invisible,
tos.
Tomo un
de
amor
libro.
El ms viejo de todos.
hiperblico.
Es un
libro tnste.
Es un libro
Es un libro ale-
Libro de amores melenudos y de espadachines quijoLibro de amores que deslizan su gnesis, su triunfo y su agona bajo rayos de luna de papel plateado y
entre quejas lnguidas de violn enfermizo.
gre.
tescos.
nombre tent la tentacin de una niez muy rude quince aos floridos, que me llev consigo en Ja
ternura tibia de su seno incipiente. Pronto comprend que
el mvil que la guiaba a llevarme as, oculto, tan protegido y recndito, debase al temor de que en su casa la
mam me viera.
desde aquel instante hubo entre nos'*Mi
bia,
Ely
AI,MA
I.OS
PERROS
lOI
"De noche, cuando todos en la casa dorman, la blanca mano de la nia rubia me desenterraba de un bal
en cuyo fondo varias medallas, estampas, escapularios y
muchos otros recuerdos pueriles de mi duea sombreaban
mi existir de nostalgia con el relato de sus vidas msticas.
La nia me tomaba
marmrea heladez
bre la
JUAN JOS
102
SOIZA RtTltY
labioS)
era
hombre
* * *
Div
AI.MA
D; I.OS
P^RROS
103
llevronme a la cama de una pobre chica, deshojada flor de vicio. Fui regalo de un cochero. La chica
se mora. Exteestaba enferma de exceso de amores.
nuada. Exange. Se mora, cual esas mariposas que viven y mueren en la misma luz de que nacieron. Los negros ojos de la pobrecita, lejanos all en el fondo de las
cuencas y obscuros como peligros de ensueo, fulguramis lneas titilaban
ban de rato en rato ante mis' lneas.
yo temblaba
ante la ternura conmovida de esos ojos.
todo entero, enterito, en sus largas manos flacas, llenas
de sudor fro. Temblaba como enamorado que da un beso.
ella, la tsica, la moribunda, me apretaba y besaba
con el mismo fervor con que me apretaba y besaba mi
duea primitiva, la rubia. Una tarde sin sol, sin luz, sin
pjaros, pero en cambio con fro, con sombras, con espectros mudos, ca hasta el suelo desde aquellos dedos,
que se distendieron para siempre cual ptalos de una flor
moribunda.
Ca.
* * *
A qu contarlas? M-aspecto las delata sugiriendo mi historia. Historia de melanclicos ocasos y de madrugadas de esplendor. Historia de captulos que entraan toda la dicha de la desdicha y toda la desdicha de la
dicha. He gozado como un hombre, en la pena. He sufrido como un hombre, en el goce. Y aqu estoy. Desde
el bolsillo de un anciano filsofo que por amor de mujer
se hizo poeta y que por odio a los hombres bambolea su
filosofa por los arrabales, he llegado hasta aqu, trado,
arrastrado, despeado por la inmensa y formidable fuerza que gobierna y maneja las pasiones del hombre: el
hambre. Y aqu estoy en este mundo de invlidos, en
donde, como en el mundo de la humanidad, se compra
todo lo que se vende y se vende todo lo que se compra.
cadas.
JUAN JOS
104
de:
SOIZA RKltlyY
habla.
LA SACERDOTISA
En
la tibia
banco atrajo
Creo
lesta.
Su gata me mo-
Pero,
seor.
Buenas
que
elija
tardes.
* *
lamentos a
vieja,
la
Aunque
era de noche,
"Buenas
tardes''
hombre furioso
Era su vecino ... Y adems, era ingls. Dos cosas malas para la salud de una gata... La
.
alta que,
aunque
JUAN JOS
io6
limpia, era
decir,
con
d:
soiza r^illy
un verdadero nido de
la gata.
Una
gatita
muy
extraa.
Muy
Es
joven.
miedo ...
H
H!
El ingls deba ser un valiente. A pesar de la enigmtica leyenda de brujera que circundaba a la solitaria
vieja y a su gata atrevise a subir al altillo. Estaba furioso. Con razn. El animal lo molestaba. Todas las noches sentalo pasear y revolcarse sobre el techo de su alcoba, maullando en su acorden felina himnos epitalmicos... Eran himnos simblicos... El ingls no poda
dormir. Por eso tuvo otra irrupcin de encono:
Seora: ruego a usted se sirva dar instrucciones a
su gata para que no vuelva a molestarme. De lo contrario, matar a ese animal. *'Buenas tardes".
La anciana llam a su gata.
Oye, gatita. El vecino se ha quejado de que usas
el techo de su cuarto como jardn de recreo. Si vuelves
a molestarlo, te matar. Qu piensas?.,.
AhMA DE
PERROS
I.OS
107
La
ingls
JUAN JOS
I08
di:
SOIZA RlII^Y
de
la
Las gatas
>K
i{
pata...
:j
Eh
i
dormir en
Arriba
bancos de
los
No
la
5}
sabe
plaza?
que est
prohibido
'
^I,
AI,MA
de; I.OS
PERROS
109
l solitario abri
lez
muy
quedad
Le digo
Paciencia
est.
Pobrecito
cerrados,
esquina, la
pronto,
AhMA
ti.
I.OS
III
PERROS
Quires
hacer testamento?
los ojos.
por
Hay que
alivio.
* * *
La
* * *
JUAN JOS
112
SOIZA
R^II^I^Y
dolor
Menean
la cabeza.
Pobre
al
cajn.
Suspiran:
!.
E:r.
Ar,MA
d: i,os
perros
113
lo
perdone
cesa de llorar?
suegra de don Juan Prez.
Magdalena arrepentida
En un ngulo de la sala. Un joven lampio y una
joven morena, muy hermosa. Dilogo
Todos
S, Angelita. xA^hora que nadie nos ve...
Es
Ah
la
estn durmiendo.
No.
No. Manolo.
S. Uno
lunarcito
solo.
Uno
No. No quiero.
(Estalla unbeso).
Ay, qu
Picaro
el
rico
!.
slito.
all,
en
t\
extremo opuesto de
Dios
te salve,
Mara,
llena,
la
muy
sala,
una vieja
dulces:
^ ^ ^
JUAN JOS
114
SOIZA
REII.I.Y
En el comedor, el sentimiento originado por la muerde don Juan disminuye con el alcohol de las botellas.
Se habla fuerte. Se grita. De repente todos callan.
Qu hay? Qu pasa? Quin viene?
te
Es un pariente
la
del
muerto
maana
nica social:
Conforme
numerosas y
etc.
distingui-
das personas con el nimo atribulado acudieron a la casa mortuaria a llorar sobre el cadver del extinto". Etc.,
etc....
voz:
Un momento!
lo
Con
el
o'
un peluquero. Es un
Todos
se
Ely
ACM A
US
I.OS
La concu-
rrencia escucha.
Seores
la.
la
por
etc., etc.
Despus.
Un crujimiento de poleas. El pausado desluego, un don Juan Prez que cae
censo de un cadver.
.
el olvido.
CAMARA OBSCURA
Al pasar, el escaparate de la fotografa me detiene.
Desde el moncromo fondo de las cartulinas enfiladas,
|J
mire y admire.
ven
los veo sin mirarles. Ellos me miran sin verme.
Grotesca muchedumbre de cartn pintado. Mrtires del
^
objetivo y de la pose. Pobre gente disforme que se yergue,
desarrgase y estrase en la humareda de su fatuidad, para mostrar que ella no es tal cual es, sino como ambicio^
na ser. Tendencia fatal del aerstato. Atvico delirio de
les
Yo
J^.
'
la vida. Icaro.
Yo los veo.
Hay homibres,
111
!
^
th
OS calzan.
trictas
cual
AhMA
DIC
hOS PERROS
117
ijueril. Cabelleras lacias, enaceitadas, bruidas. Jopos piramidales que cuentan largas horas perdidas ante los espejos. Cabelleras hostiles a la autoridad del cepillo, infractoras a la ley de los peines. Bigotes que melancolizan
las bocas con la tristeza de los sauces llorones, y bigotes
'altivos, engomados de cosmtico, que intentan subir hasta el sombrero, bajo narices deCy'ranos huecos. Miradas
de amor a la mujer odiada. Suegras que sonren a los
^yernos. Botines de charol. Zuecos de tao. Costureras y
damas. Jorobados que se empinan. Gigantes que se amij
noran. Maniques de novios que ponen todo su empeo
^
.'en desaparecer tras las cadenas de los relojes, los esprragos de los guantes y los difusos abanicos abiertos. Ancianidades de abuelos entre infancias de nietos. Velos de
primera comunin sobre ojos divagando en un irrisorio
arrobamiento mstico que grficamente resulta xtasis de
libidinosidad precoz. Nios en camisa. Nios desnudos luciendo carnaciones pictricas o epidermis de icteria. Zapateros que patecen doctores. Doctores que parecetl lecheros.
Clientes de fondn, de calzado tosco y de chambergo, fumando en pipa, arrellanados en lujosas poltronas, entre
^
m.obiliarios de saln de baile. Seoritas de vestidos sede
os, leyendo libros puestos del revs en una perspectiva de
Romanticismos copiados de los amanhojarasca verde.
tes de Teruel. Arrugas de dolor, de senectud, de vicio. Cabezas pensativas de hombres que no piensan en nada. Dar mas sentadas en el borde de las sillas para mejor lucir la
cola de stts trajes. Manos extendidas sobre las faldas para dejar ver los anillos de los dedos.
^
'
el
le
UN ARTISTA
)V[ISTERIOSO
labra
de los santos.
'
Elv
AIvMA
P^RROS
D: I.OS
119
Una
capa.
Rochat
Una
es
jo perro
muy
muy
constante,
fiel,
muy
amoroso, que
le
Od sus pensamientos:
**..,Y tengo yo la culpa de haber nacido as? Desde chico, el hambre fu mi mejor amigo. Las montaas
oyeron ms de una vez mis canciones amaromas. En la cuna, la miseria me di lecciones de melancola.
"Pero nv ms grato constelo lo~ he recibido de una
Biblia. Una Biblia muy vieja. Sus hojas estn gastadas
por los dedos de mis abuelos, que no saban escribir. Tampoco saban leer ..."
.
>i
el hada de
vida es una
malo se anticipa a sus huellas. Siempre la lucha para mantener vivo el fuego de
su locura ha sido enorme... De vez en cuando un rafito de sol. Una esperanza. Ua mujer. El amor. Un
pan duro y una boca febril llena de besos... Mas luereaparece.
sro, el perro fiel que lo sigue y persigne
Rochat aprendi a pintar sin maestro. No hay duda. Eso
se ve en sus cuadros. Al encontrar una idea, la pintaba.
-
JUAN JOS
I20
En dnde? En
de:
SOIZA
RE^IIyl^Y
En las sbanas de su
pauelos que robaba a
la madre. Una tarde de inspiracin rabiosa quiso pintar
una metfora. No tena sbanas. Ni delantales. Ni pauelos. Nada... Arranc el -forro a su colchn elstico
Un paiy pint en aquel lienzo un cuadro simblico
saje de psicologa. Lo vendi por cinco francos a un
sastre de Lausanne. Cuando el nombre de Rochat son
en Jos diarios, el sastre hizo poner un marco de cincuenta francos al cuadro que cgmprara en cinco. Actualmente, el forro del colchn de Rochat hllase expuesto en
un museo de Helvecia. Durante quince aos, el mstico
pintor fu ponepliegos en la Gazzete de Lausanne, sin
que por eso haya dejado nunca de pintar y sentir hambre.
En todas partes, bajo todos los cielos, bajo todos
los soles, la mueca despreciativa y el puntapi elocuente
de los hombres lo han hecho digno hermano canino de
Job. Aunque piensa que el trabajo es la virtud de los
hombres que no poseen mritos suficientes para poder
vivir sin trabajar, Rochat trabaj siempre. Siempre impelido hacia horizontes de porvenir por un viento de locura bblica. Acaba de llegar a Amrica y ya su fiebre
lo empuja a Tas montaas. Aunque tambin all lo espera el hambre, ir feliz, pues conoce hace tiempo una
antigua verdad. Vieja verdad de los labios de Cristo.
vSabe que el dolor es el calvario de los alucinados. Pero
me dice *'Si dentro de un ao no he triunfado, el lago
Lemann, junto al cual yo nac, recibir en su fondo mi
tal vez
caja de pinturas. Tras ella ir todo lo dems.
yo'\
misma cama. En
cuaquier parte.
delantales.
En
Ante estas palabras pienso que hay hombres que ofenden con su hermosa demencia la cordura del mono.
Cmo
hermana?
Me muero.
Oh, hermana! No hable de ese modo.
Me muero. Para qu engaarme?
sigue,
S.
que
me
me
muero. La Virgen
lo
ha dicho
Yo
bin s
* * *
dras prisioneras, tsicas, enfermas de nostalgia. Cuando hablaba, se sonrea. Sonrea siempre. Sonrea por todas las rendijas de su piel. Su cara fulguraba de sonrisas.
Por entre
las
filtrara
el
sol.
cura anmica.
Pobrecita
JUAN JOS
T22
SOIZA
R:II,I,Y
Ver la esperanza de su fe, donoche, poco antes de morir muri en gracia de Dios
tuvo en su pieza una visita de estirpe angelical.
En una alucinada evocacin divina, crey ver
a la Virgen. Crey verla surgir de una nube, al borde de
su cama. Era una Virgen plida... Sus manos se doblaban bajo' el peso de un lirio. La Virgen iba toda vestida de una belleza blanca. De una blanca belleza de paloma o de flor. Fu una visin urea de pesadilla histrica. La Virgen, con una voz de msica, pronosticle
una muerte cercana.
ella no dud. Con sacra ingenuidad, sin pena y sin espanto, crey en la prediccin. Crey con la firmeza de esas santas mujeres: que, locas de
su espritu, florecen en las leyendas de misal.
tanse deseos de llorar.
la...
Una
Los estertores de
No
AhMA
tos PJRROS
T>t
123
as
En el mundo, antes
hbito severo de las hermanas de Jess, llambase ... No ser indiscrecin ? Llambase Mara
Rosa Suffers. Descenda de una familia de ilustre pro-
de vestir
el
JUAN JOS
124
de:
SOIZA
RE^II^I^Y
reci
^ ^ ^
tarde, se la vi resurgir.
era joven ni tampoco bella. Vesta el hbito. Prestaba sus servicios en el Hospital de Tsicos. Era canV
osa, dulce^ resignada, como una abuelita de los cuentos
Ya no
de Irlanda
Ahora ya no
existe.
El mes pasado
falleci.
su Colegio de Jess... Muri sonriendo. Muri como mueren las vrgenes. Como mueren los cirios.
Como mueren tambin las pecadoras
Yo creo qu.e el
nico epitafio pa{ra la baldosa de su tumba, debiera
ser la imagen de algn pjaro. Una golondrina, por
ejemplo. Una golondrina que tuviera las dos alas abierSola.
En
tas.
UN FILOSOFO
He
aqu un hombre que sera vulgar, que sera groque sera despreciable, si no fuera sincero. Es un
extrao personaje de novela germana. Un raro espritu
cado por error de las estrellas en plena ciudad montevideana. Es un filsofo... Yo no quisiera ofender la
dignidad de los filsofos. Sin embargo, creo que ste jio
es un loco de cerebro vaco, de alma hueca, de corazn
enfermo. No... Es algo ms.
es tambin algo menos.
Es un artista, y es, adems, un hombre... Desde hace
pocos meses su fama cunde por Montevideo envuelta en
conmiseraciones y sonrisas. Los que no se ren de la
vida nerviosa, alocada, febril, extravagante, callejera de
este errtil peregrino de los astros, sienten por l una
lstima grande.
Sin embargo, nada ms injusto que
tenerle lstima, y nada ms criminal que sonrer ante
No hay que sonlos espasmos de su cuerda demencia.
leir ni hay que llorar cuando un hombre corre detrs de
una cosa invisible, porque nadie *'ve" lo que ese homtesco,
bre "adivina".
de Montevideo, tan coloniales, tan antiguas, tan silenciosas, se han apropiado de este joven
maestro. Maestro de nuevas y fantsticas filosofas...
En esas calles es ya terriblemente popular... De maana, de tarde, a cualquiera hora, se pasea, llamando la
atencin sobre s
Lleva un paraguas abierto, una
valija llena de viejos libros y un cajn con iitlies para
lustrar botines. Se parece a Tolstoi
* * *
A
Las
calles
JUAN JOS DK
120
muy
sentiran
por
muy
sencilla,
No
SOIZA
R^II^I^Y
lgica,
mayor
ca^rio.
es.
Su
Si lo su-
historia
triste.
es
Es
cuente su vida:
^ly
AI,MA
WS
PERROS
127
como soy un hombre inteligente que sabe recien latn versos de Horacio y que puede cargar moles de piedra; si siendo as yo pidiera limosna, me avergonzara de mis brazos. Si me dedicara al comercio, me
llamaran ladrn... Por eso me hice lustrador de botines. Lustrando calzado enseo ms y aprejndo mejor que
si leyera libros.
Ah, los pies de los hombres
Estn
muy abajo. Por eso ven lo que no ven los ojos. La punta
de los pies ensea mucho ms que un libro sabio
Soy
sincero. Y sindolo gano ms hermosas batallas que mintiendo. La risa, la burla, la mofa, la piedra, no pueden
herirme
Soy un predicador de cosas bellas, de cosas
dulces, de cosas que nadie entiende y que por eso son
mucho msi bellas... Pero qu importa? M paraguas
Cuando me rodea mucha gente, trpome
atrae gente
.sobre un banco y desde all pronuncio mis discursos...
Nadie aplaude. Es un buen sntoma
En cambio, se
ren. Me creen loco.
Hacen gestos o se van. jQu me
importa? E?ta es la base de mi filosofa. Yo predico
la superioridad del qu me importa?
Oigo ruido y
me encojo de hombros.
Indiferente veo pasar las aguas
de la vida. Y las veoi correr sin pensar siquiera en los
buques que se ahogan en ellas
Quiere que le lustre
siendo
tar
.*
los botines.'*
H H
Yo
"t
insisti...
bre,
me
FLORENTINO
Un cuento?
No seora. O
Quin sabe?.
tal vez s.
vidas que son cuentos. Hermosos cuentos, tan
extraos, tan rabes, tan envueltos en sol y tan rojos
de sangre, que debieran contarse slo* a damas histricas o a nios que deseen aprender a sufrir... Los
espritus que disfrutan la desgracia de ser cuerdos no
creen eji la verdad de lo increble... Es justo. He aqu
una vida que puede ser cuento. Es sin embargo la historia verdica de un alma ... Si fuera ms sutil, ms
voluptuosa, Boccacio la anhelara para las tardes fne^
bres del Decamern. Ms por desgracia, es un cuento
moral. Cuento en el que brilla el amor, el odio esgrime da^as v la locura triunfa... El alma de Florencia,
pero loca divina de su carel alma divinamente loca
el alma de la trgica ciudad de los Mdices, que
ne
fu tambin el alma de Cellini, vibra toda entera en la
existencia! de este conde que vaga por la ciudad de los
perros, llevando en el corazn una herida muy honda
y en el cerebro una nube muy grande
.
Hay
^ ^ ^
gre.
Con
la
misma
sencillez
religiosa
^Iv
AI,MA
DE) I,OS
129
PERROS
dijo:
Estoy
no
se atreve a creer
cisnes.
No
sonra, seor.
Pero yo no sonro
Es mismo. Adivino. Acaso para
si
lo
sonrer es pre-
Antes de yo nacer
Juan Jos
130
Soiza Rdii^i^y
saliera de Florencia el
los gelfos
que
complicada como
me
amor formidable
inspir
una
herencia de
viuda,
marquesita
Yo
la
las
AIvMA
DP) r,OS
P:RROS
princesa. Cultiv la amistad del prncipe Giovanelli. Estuve en Francia, en No^ruega, en Suiza, en Rusia. Sin dinero regres a Italia
para vender mi hacienda. All me esperaba un nuevo
amor. Una cantante clebre, Pietra Fosca, obligme a
esgrimir muchas veces mi daga florentina, que pareca
dichosa de volver a realizar hazaas dignas de mis tatarabuelos.
Florencia! Ha sido esta ciudad la patria
de los d,rmenes estticps. Mlercted a la enseanza de
sus Maquiavelos y de sus Benvenutos, Florencia supo dar
a las dagas aplicacin artstica.
"Hace veinte aos hu de ella. Cuando regres por
primera vez a Amrica, trayendo en cada bolsillo una
quimera, comprend que la luna no me alimentara lo
necesario.
empec a buscar un milagro que me diera oro. Que me lo diera sin trabajar. Sin tener que someterme al yugo de agacharme. Imposible... Un hombre me persigue tenazmente. Quiere hacerme dao'^
>K
* *
LA NEURASTENIA EN EL ARTE
Anoche he visto un maravilloso perro soador. La.draba con armona y con los ojos hmedos de lgrimas,
frente a un humilde farol del bulevar. No os parece un
fenmeno?
Es un fenmeno lgico en nuestros das de refinamiento. Yo creo, seora, que ese perro, digno hermano
:Y
si
ya
el cielo
con qu nctar
las alas
de los
lricos,
se inspiran?
manicomio
Apenas
El manicomio?
S, seora. El manicomio!... Debis
manicomio y hablo por experiencia
si
el
no emborracha
el
...
saber
que
es para no-
Con-
AhMA
m LOS P:RROS
diablico Ellos, por devocin al arte, gastan su vida goPero ahora lo hacen intilmen-
ta a ^ota, trabajando.
te.
Ya
sueos.
Y alcohol?
El alcohol no
el
les
sirve.
trs del
el
Pobres grandes
En verdad.
artistas
S.
to
que
Es
jusr
les inspi^
algo que salga de lo comn, algo que emocione, que asusque conmueva, algo que al mismo tiempo que grande sea muy bello, algo maravilloso, algo no visto nunca,
algo, en fin, estupendo, los artistas recurran al manicomio.
los dehrios mentales.
las enfermedades del
cerebro.
te,
La
Juan Jos
134
Soiza
de:
Re:iIvI.y
Pero el que por encima de todos estos grandes artistas supo extraer de la neurastenia provecho ms extrao, fu M. Pladan. Su cerebro es un' fenmeno de
razn y locura. Se llama Joseph Pladan, pero su nombre de combate fu siempre Sor Pladan. Segn l, es
descendiente legtimo de uno de los reyes magos Raltasar.
El lo dice. Y hay que creerle. Es mejor. Con
la duda disminuye el encanto...
Su obra, poco conocida en Amrica y e.n Espaa, merecera ser analizada con un fino microscopio literario.
S'u prosa y sus versos son de un doloroso lirismo desordenado y de una catlica insolencia que asusta, pero que
subyuga y domestica. Su Vice supreme es un libro nico. No hay otro semejante. Es rarsimo. Cada pgina es
un delirio. Cada frase es un retortijn de los nervios,
:
La vida de vSar Peladn ha sido una odisea. Una odisea de flaco perro triste. Pero su demencia le ha producido ms placeres que angustias. Od, seora, su modo
de confesar secretos:
AhMA DE
PERROS
I.OS
darme
la
razn.
En
este
la obra genial de Pladan, llena de locura, llena de neurastenia, es la obra de un artista de genio. Si como dramaturgo fu silbado, como poeta y como crtico las cofradas del barrio Latino lo cubrieron
a menudo
de
flores.
Sus
EL FILOSOFO CAN
''Adelante,
seor.
No
muerden".
Y una legin
de perros pone a nuestro alrededor' un crculo de hocicos inquietantes que en husmeos febriles investigan quin
sabe qu extraa metempsicosis. Son perros flacos, sucios, esculidos, seniles. Son perros de pesadilla hidrofbica, que hacen gestos humanos en sus caras de brujas. Son perros de atorrantes, grandes y chicos, cubiertos de mudos cascabeles de barro.
* * *
Rodeados
''Adelante, seor... No muerden".
por la tribu canina, pasamos. El filsofo nos interroga
con un silencio amable. Llegamos. Sus ojos tienen un
raro mirar de rata vieja. Hay en lo ms hondo de sus
turbias pupilas la melancola que flota sobre los cementerios y sobre los bales de recuerdos antiguos, en cuyo
fondo yacen cosas extintas. Entre la mugre de sus harapos, entre sus "pilchas", entre sus perros y entre sus
locuras, el hirsuto filsofo vive la legendaria vida de
su hermano Job
Lejos de
el triste lamentable...
la carcajada clownesca que triunfa sobre la gran ciudad
de los perros, libre del roce de la gente que sufre la demencia de vivir cuerdamente e inmune a los calambres
que origina la sed de los deseos; as, prfugo del ruido,
mira pasar las horas, una a una.
las mira pasar con
indiferencia patriarcal, indolente y sereno como un ca-
ALMA
de:
WS
perros
Vea,
jones de basura, sabr ms ciencia que el ms sabio sabio... S; el ms sabio sabio!... Pero sabe
usted
quin ha sido mi madre? Cuntas estrellas hay en el
cielo? No? No importa. Creo que nunca tuve madre.
Vivir con perros es como viajar. Es como soar. Es
como resucitar.
Y quiero mucho a mis perros. Vea
usted esa perra grande. La ve? Bueno. Juana! Juana!
Dame la mano. As... Ve usted, seor, qu lindos
ojos tiene? Es vieja. Muy vieja. Ms vieja que yo. Yo
tengo dos dientes. Ella ninguno. Me quieres? Me quiere mucho.
veces digo: ''Tal vez sea mi madre.'' Cuando estoy enfermo, acostado en esos yuyos, solo, slito,
.
ella
me
cuida,
Si tengo sed,
Juan Jos
138
Soiza
ReiIvIvY
sido
mi madre?
^ ^
'A-
el envidiable loco, con la incoherencia de su charabrevia la longitud de las horas. Me relata la historia
de cada uno de sus perros...
son historias de encanto superfino, tan rebosante de caricias, de besos, de
ternuras y de amores, que ms que historias de perros
creo que son historias de mujeres.
Me voy. El filsofo habla a su perra:
Juana: despide cortstemente al seor.
Guau, guau, guau
la,
Vedk. Es una
crcel...
Notad como
las crceles se
asemejan a
Es
terios.
manicomios, a
los
raro.
de tristeza. Eso
teza abajo.
En
s.
Mucha
son
como
sudarios.
hasta
el cielo
de estudios
muy bien atenhoras de bello olvido. Los penados trabajan. Practican industrias. Profesan artes. Estudian. Piensan, La libertad de la mente suple en ellos
Los
didas
talleres
dan a
las salas
los presos
140
Un
RkiIvI^y
Desmigaja verdades- Sus palabras vael temblor de un alma joven que lleva sobre
s la vejez de un siglo de infortunios. Ha presenciado
el silencioso desfile de muchos asesinos y ladrones; de
mucha gente mala y gente buena. Su contacto con las
desnudas almas de los oillos, lo ha elevado. Odle
Ah, seor! Es necesario hallarse atado para comprender la omnipotencia de las alas, Volar !..
Quince ao hace que mis ojos no ven nada ms que paredes.
A donde quiera que mire, las paredes y las rejas m.e amenazan como puos cerrados... Felizmente, el trabajo
me distrae. Me divierte. Es mi nico consuelo.
En general, todos aqu sufren. Y es lgico. A los que no sienten
el dolor de la conciencia, el recuerdo del hogar los martiriza. Algunos se vuelven locos. O tontos, que es peor.
Ve usted aquel viejo que barre? Pobrecito! A veces
se esconde en los rincones y se pone a llorar gritando conos habla
cilan con
al odo.
Su
delito es de aque-
que
los
T4I
el
fon-
Peviendo a mis compaeros, he aprendido virtudes ms sinceras que en los mismos colegios. Los nios debieran venir a visitar la crcel para leer en nuestras espaldas y en nuestros rostros la ciencia de la vida. En vez de ir tan a menudo a los museos y a los santuarios, debieran visitar los presidios ...
Sin embargo,
es tan triste, tan doloroso, tan horrible estar preso!...
Comemos bien. Dormimos mejor. Pero nos falta la libertad
Y esto no sera lo peor. Lo peor es otra cosa. Es algo que espanta. Algo que es nuestro castigo ms
cruel y ms amargo. La libertad no parece una pequenez junto a ese algo... Sabe usted que es eso? Sabe
usted lo que deseamos y lo que quisiramos contemplar
con nuestros **propios'' ojos, aunque fuera de lejos? Pues
bien: una mujer... S. Una mujer. Una. Cualquiera.
Hace quince aos que no oigo la msica de una risa de
mujer. Ni siquiera un sollozo. Ni un grito... Aqu todos son hombres! La anulacin de la mujer en la vida
del hombre, es la ausencia del sol para la tierra ...
observe usted un misterio todos los que estamos en la
crcel, hemos venido por causa de alguna mujer. Por
ella hemos hecho todo. Por ella hemos robado. Por ella
hemos asesinado. Por ella somos bigamos. Por ella hemos inventado salvajes delitos,
a pesar de todo, la ausencia de la mujer es el nico castigo que todava nos
llena de lgrimas los ojos y nos hace pasar las noches
en perpetuo delirio. Los hombres somos cobardes. Somos
como las velas. Para hacer algo bueno, algo iitil, necesitamos el fuego que nos consume y que nos mata
Y vea, seor; si nos pusieran en libertad, se imagina
usted lo qu haramos ? Tranquilamente, muy tranquilamente, volveramos a robar, a matar, y hasta inventarameos delitos nuevos, siempre por amor a la mujer. Y
la
nitenciara,
142
S.:ii.i,y
^ ^ ^
JAURIAS DE JACOB
Los bohemios!
aqu una raza de misterfo y de enigma. Raza que
no evoluciona jams. Hace trescientos aos era la misma
de hoy. Los siglos no han podido borrar de su fisonoma un solo gesto ni extirpar de sus costumbres ningn vicio. El egosmo es su trono y su baluarte. No ado^ra dolos, no venera fetiches. Carece de altares... Raza
sonmbula y esquiva, tie.ne orgullos de len y servilismo
de perro. Desprecia con altivez lo que no le conviene. Si
os acaricia con una mano es para robaros con la otra.
Nadie ha
No ro1xi por perversin, pero s por instinto.
podido conocer su origen. *'Los manantiales de esta poperdice Pal de Sain-Vctor
blacin excntrica
manecen tan desconocaos .como los del Nilo, de donde
He
pretende descender''.
Apareci la primera vez en la Valaquia. De all vino
para inundar el mundo con sus sortilegios, sus andrajos
y sus profecas. El capricho es quien dirije el vuelo de
sus alas. Se desliza bajo todos los cielos y atraviesa por
todos los climas, sin mirar hacia arriba sin mirar hacia
abajo.
El mundo le parece pequeo para saciar su sed
ella
Unica
144
R:iIvIvY
sucia, harapienta
Llevada de su espritu nmada
pasa a travs de las
y errante cual las hordas de Atila
civilizaciones, cantando y bailando, soando y robando,
sin humillar el penacho de su antigua barbarie
He ido a ver una caravana. Son ms de cien individuos. Hombres y mujeres. Chicos y grandes. Viajan en
carros hngaros, a cuyo alrededor arman sus tiendas.
Sobre cada vehculo, convertido en inmunda pocilga, habita una familia. Ocho, nueve, diez, hasta quince personas de distinto sexo duermen all, hacinadas sobre trapos hediondos, en repulsiva promiscuidad de piara. La
imin matrimonial entre hermanos y entre padres e hijos, es all
muy comn.
Una
se ingenian para rejuvenecerlo. Ocultan sus mataduras con betn. Le hacen comer pimienta y le dan inyecciones de aguardiente. El matungo se hincha. Se llena de bros como un potro. Pero cuando el incauto comprador se lo lleva, ve al poco rato que el pingo, antes
arisco, va perdiendo con el betn todas sus gallardas.
Alguien afirma con razn que la poesa de la raza gitana reside en la mujer, pues "cuando es hermosa, su belleza encanta". Cuando es vieja, su fealdad repugna...
Hay en esta caravana una muchacha joven, que aunque
pesar de la mugre, su
criollita, es hija de bohemios.
belleza se impone. La adivina Fanitza es tambin de una
exquisita belleza salvaje.
travs de la suciedad que las
envuelve, vense jovencitas que recuerdan la Esmeralda
de Hugo y la Preciosa de Cervantes... ''El misterio de
la Bohemia
ha dicho Saint-Vctor
est en la casr
tidad que guarda,n sus mujeres para con los que son de
otra raza. Don Juan ha llenado con nombres de todos
los colores su lista cosmopolita; hay en ella hasta escritos de derecha a izquierda con tinta china; pero no se
halla en esa lista ni un solo nombre de gitana. En cambio, dentro de su misma familia los bohemios son inmorales hasta el delito. Sin embargo
finaliza el crtico
el da que esta raza desaparezca, el mundo perder, no una virtud, pero s una poesa"
lido,
10
PERROS Y FRAILES
Entre el alma de los frailes y el alma de los perros
una hermandad de vagabundos. El perro y el fraile se comprenden. Ambos son tristes. Ambos son en la
tierra aves errantes. Ambos son misteriosos. Entre ellos
ha3^ un puente
el ensueo. Buscan la miseria. Aman lo
existe
inmvil. Xo distins^uen las fechas. Son raros. Son rectos y a la vez curvilneos.
llevan su misterio a grado
tal, que en este siglo de aviones y automviles saben an-
pie.
Viven en
Son
el
que
el
KI.
AI.MA
I,S
PE:RR0S
zar tierras lejanas y levantar su ermita entre los rbovles. Otras veces se piensan que tal vez un herosmo desinteresado los obliga a volar muy lejos de sus cunas
para co.nstruir sus chozas entre animales que viven como
gente o que viven como fieras. Los frailes tienen alma
Hay
quien no cree en
la
frailes.
No,
ms
lo...
los
verde. Arriba. Muy arriba. Muy cerquita del ciecreo en ellos porque luchan, con el delirio de
soadores y con
la
pujanza de
los
rebeldes, contra
148
Juan Jos
Soiza
Re:ii.IvY
Odme
J{
5{
.-i
AhUA Dt
hOS PERROS
149
sabrosos. Vaya usted. Yo le dar una tarjeta. No pertenecen a ninguna dicesis. Son independientes. Viven
en Aosta. Dan comida a los pobres
.
Cmo no
que veraneaba en
el
me
Comein y de donde
sali
de nuevo.
para mo-
Ya no
vera
sobre la blanca nieve del Cervino la hermosa cabeza me*lenuda del mago abuelo de los nios pobres ... Ya no
Pero en cambio, vera a ese puado de compatriotas de
mi Amrica que haban huido con placer o con dolor de
su tierra, para construir en la montaa un convento en
donde poder guardar sus santas almas locas. Almas no
llenas de pedantera. Ni dbiles de misticismos. Ni hmedas de tristeza. Sino almas llenas de molinos de viento, de sonrisas del nio, de experiencia, de amor y tal
vez de pecado y locura. He dicho locura? Bueno. Esr
t bien. As como hay cerebros que viven en eterna locura, hay tambin almas que gozan de perfecta demencia.
vSlo que estos frailes no han llevado su demencia solitaria a un stano. La han llevado a la cumbre de una
montaa para que se ventile. Desde all no molestan a
nadie. Con su lujo no efenden, porque no tienen ni sirir.
As, pues,
dispuse a
ir
(1)
(Barcelona).
Reilly, edicin
Maucc
150
Juan Jos
d:^
Soiza
Re;ii.i.y
y en todos
th
AIMA DE
Bautista Escalante.
Ha
andana madre, de
la
l^OS
PERROS
Nosotros
tierra,
hambre
Juan Jos
Soiza Re^iu^y
ms qe para
felices.
* *
Queris ms?
De
>!<
llegar a cardenal.
No
los seduce
S.
Pues
AIvMA
de: lyOS
PE^RROS
calles
del
suyo
Pobres
italianitos
Andrs
ifi
se llenaron
de lgrimas.
ni
siquiera buscan
PERROS HUMANOS
ROMA, como todas las grandes capitales, tiene bajofondos horribles.
Horribles?
He dicho horribles. Pero he dicho mal. No soy sindeliciosos. En
cero. Para serlo, yo debiera haber dicho
el dolor humano, en la desgracia de las multitudes, en
toda esa carne enferma de la plebe que sufre, \^o veo un
espectculo tan hermoso, tan bello, tan divino, tan de
Dios, que, a menudo, pienso en la amarga desolacin de
los grandes artistas y en la inutilidad de los corazones
filantrpicos, si toda esa miseria que honra a la humanidad se acabara de Dronto. Oh! Qu desastre! Me da
miedo pensaHo.
Figuraos las espantosas consecuencias de una nacin sin pobres. Imaginaos un pueblo sin
mendigos. Y sin hospitales,.. Cread en vuestra fantasa una Roma, un Pars, un Londres, un Madrid o un
Buenos xA^ires sin esa infeliz gente obligada a dormir
a la intemperie, sin esas pobres mujeres que sollozan de
hambre y sin esos flacos nios que vagan por las calles,
desnudos, pidiendo limosna y saltando, y riendo, y robando.
Si eso ocurriera, sera ya la hora conveniente de inventar una nueva manera de vivir. Sera necesario fabricar una nueva moral. Sera preciso hacer otros
diez mandamientos. Habra llegado la hora de destruir
el mundo para hacer otro nuevo.
Un sabio amieo mo,
uno de esos extraos atorrantes que vagan por Buenos
AIvMA
I,OS
PERROS
Cmo
entre
el
los filsofos
bueno y
el
156
ReiIvI^y
mansedumbre de felino, trata, muchacho, de que siempre existan pobres en el mundo ...
tu
Ya
veis.
5|
yo_como
la repugnante visin
vio Zola en su Rojna
de un cuadro feo. Al contrario. Italia es tan artstica,
que hasta en su miseria pone arte. El mendigo que envuelto en sus harapos os pide una limosna, no es el repugnante ser que obliga a taparse las narices. Al verlo
venir, con su miseria trgica, baado por la divina luz
del sol romano, y con vm saco viejo cruzado al pecho
cual una tnica de tiempos muy lejanos, yo he pensado
en un Nern v hasta en un Julio Cesar. Kn la altivez
de estos mendigos, en el gesto con que reciben la limosna y en el lento ademn con que se alejan, orueban que
ni recibir ese' dinero honran al que lo da
Muchas veces, iunto a ellos, yo he credo ser el perdiosero
En otras oartes del mundo he llegado a observar que
con. el fro la gentp nobre sufre, y oue^ al sufrir se aneja. En Roma r-o. Dirase me las inclemenc^'as del fro
V la candiedz tiritante de la nieve siembran en los espritus aleeres esoeranzas v sonrisas de fiesta.
La nieve!
El esoectrnio de una Hiivia de nieve es aleo que nosotros los insola^^os del vSur no alcanzaremos nimca a
p-ustar bien. En Roma, donde nocas vpces el inv^'erno es
helado, la nieve comenz a caer el 26 de Enero. Era como una funcin teatral al aire libre. Al salir a la calle.
.
:I.
AI,MA
de: lyOS
PTvRROS
157
lleres para,
ta-
ar-
Juan Jos
158
Soiza Reii,i.y
Trabajar f
Oh! En verdad,
Pobres
me dlos!
En Roma, donde
la profesin de modelo es la
que con ms amor prefieren los humildes, es causa de
muchas amarguras y de no pocas muertes. Las mujeres
son las que ms pena dan.
En la via del Babuino, desde la plaza de Espaa hasta la plaza del Pueblo, lo mismo que en la va Margutta ambas calles de artistas,
las veo todos los das, en el cordn de las veredas, en los
escalones de la gran escalinata de la plaza espaola, o
en el atrio de las iglesias. All las veo a todas horas. Es
su mercado. Desde la maana se instalan esperando al
artista que las lleve a su estudio. A veces durante todo
el da nadie viene a buscarlas. Esperan resignadas. Para
almorzar llevan consigo una canastita con un trozo de
pan, un poco de guiso de cebolla y a veces un carameloPobrecitas! Yo las quiero mucho, porque las admiro.
Son heroicas. Algunas son mis amigas. Las he conocido
en los estudios de mis compaeros los artistas. A muchas
las he visto sobre la tarima quitarse lentamente su pobres vestidos, sucios por el fango de las callejuelas, para mostrar al pintor o al escultor que 'las alquila tristes
flacuras de hospital y huesos de cementerio. Yo las quiero mucho, repito. Hago ms: las admiro. Son tan cariosas para con los artistas que deliran, y tienen con ellos
amistades tan castas, tan puras, tan limpias, que pocas
veces entre un pintor y una modelo hay pasiones carnales. Las gentes profanas que no viven en el ambiente
de los artistas, creen bajamente que si una mujer se desnuda ante un p^intor es porque la tal mujer no puede
ser honrada, ni debe permitirse el lujo de tener pudor.
Si.
Algunas son
Pero intilmente. Cunque ya han muerto o que han envejecido, viven en las telas de los grandes museos! Cuntas que vivieron slo viente aos en la tierra, vivirn
veinte siglos en mrmol
De vez en cuando como
que son mujeres^
no es difcil que la pasin hacia un
artista de esos melenudos con cabeza de apstol las embriague y las mate. Estas buenas hermanitas, pobres
que sirven amenudo para hacer cuadros trgicos, suelen
pticas.
clebres-
apasionados,
infelices
dulce:
Btion
giorno, maestro.
Me
mente
Estar
Y
otras
Juan Jos
i6o
Sotza
Habr
Ri^ii.i.y
dejado la ''profesin'',
Pero no. Nada de eso haba ocurrido. La buena rubiecita no haba cado en los brazos de ningn artista,
Haba hecho alni haba resuelto abandonar su plinto.
go ms pintoresco y ms romntico se haba suicidado
tirndose a las aguas del Tiber. Por qu y por quin?
Sencillamente por nadie. Por nadie. Por orgullo. Por
amor a s misma. Dej escrita una carta ingenua, en la
cual deca que habiendo notado que su cuerpo iba perdiendo por la tisis la belleza que haba prestado a muchos
cuadros y a muchas estatuas, no deseaba contemplarse
bella en esas obras, sintindose ella misma flaca y fea.
Pobrecita! Al recordarla 'iento vibrar en mis odos su
dulce voz tan suave
Buen giorm, maestro..,
Adis, nihia. Adis para siempre...
.
^ ^ ^
Tambin me da pena la enorme cantidad de nios modelos que encuentro todos los das. EUos, junto a las
mujeres y metidos en sus trajes nacionales, esperan que
los artistas vayan a buscarlos. Muchos de ellos que posan
para el desnudo, se mueren de pulmona. Con estos inviernos crueles, estando cinco y hasta diez horas desnuditos e> inmviles, la menor corriente de aire los tuerce.
Les rompe
los
pulmones.
^ ^
Hay despus los niodelos viejos. El anciano de barbas pluviales, que sirve de modelo con la calavera de su
propia madre: El matrimonio que desde hace cincuenta
aos ejerce la misma profesin en Roma. Las muchachas de ojos msticos y de labios plegados en un eterno
gesto de cristiana oracin. La popular **Virgen Mara",
que siempre posa para los cuadros en donde debe figurar
ALMA
de: IvOS
perros
l6l
una virgen y que cree un deshonor servir de modelo para cuadros profanos.
treinta aos.
No
es bella.
llorando,
ella,
hunde en
las
la
muy
gata,
tambin lleva
alfileres
que
carse a los muchos vagabundos que merodean en las oride Tiber. El atorrante no es, como se ve, una particularidad de Amrica, como tampoco el "golfo" lo es de
llas
Espaa.
Los que nos atribuan ese honor, se equivocan- Nuesvagabundos criollos pueden reivindicar orgenes ilus-
tros
tres.
En
En
Francia se
Italia,
figtio
Ies
llama gneux.
di nessuno.
Los
En
Inglaterra, tramp.
atorrantes,
que en mis
continuas excursiones por los peligrosos barrios del crimen he podido encontrar, no son en Roma nuevos. Existe entre ellos la prosapia conservada a travs de los siglos- Existe la estirpe. Se conserva la aristocracia histrica del atorrante, como la nobleza conserva sus perga-
minos
vagabundos de Roma hubiera tenido tiempo de escribirme un autgrafo, sin duda habraSi alguno de estos
11
t62
me dado una
Paseo de
R^iti^Y
Julio.
Son hermanos.
uno
se la ped.
Pero
m.e contest
Oh!
ideal.
* *
5j
da, llegan
s^'guen
si
van all.
As son los nuestros agregu yo.
Y es justicia decirlo. El tipo del vagabundo que vive
miserablemente para no deshonrarse pidiendo una limosna o trabajando y que no mancha su honor con un vil
robo, tiene algo de legendario que lo sublimiza. Forman
una raza loca de judos sin patria. Son seres superiores
que comprenden que la vida no merece tanta pasin, ni
tanta fe, ni tanto entusiasmo como la que por ella se
agu, se
malgasta.
Cu'^ndo mueren, sus cabezas quedarn tan vacas como las de los reyes y como las de los sabios. "Para qu
.
th
no. Solitario.
de
intelectual
Mientras
los
ALMA DE
tos FIERROS
167
Soaba-
quiera.
lle..."
El temor no fu suficiente para que dejara de escriAlberto TarEn compaa de! otro joven poeta,
ch^'ani,
cuyas almas rimaban entre s cual dos cam.panas de un mismo cementerio, public un delicioso libro
Desde
de poemitas- Titulbase: ''Pcolo libro mutile^'.
el principio hasta el final, el libro es de un encanto ingenuo que subyuga. Ata. Lleva. Sumerge en ondas tibias.
Son versos humildes. Dolorosos. Llenos de una vida soada ms que vivida. En la ltima pgina del ''Piccolo
libro, inute^', leo esta modesta confesin que encierra
1
desprecio irnico de los grandes artistas "I due pove.
ri autori non hanno osato dichiarare il prezzo di questo
libro inutile perch, immaginandolo tale, pensarono che
nessuno avrebbe voluto comprarlo.'*
Va veis- No es una humillacin. Es la seguridad del
propio mrito valindose de la irona para ocultar la rudeza de su orgullo.
pesar de todo, Sergio Corazzini era conocido slo
en esos cenculos literarios que no tienen ms tribuna que
bir.
la
mesa
Con
del caf.
l
ocurri
ron
cantar
moverse....
al
Uno
como siempre,
herldico gallo
de
los
arrepentidos
sin
fu
siquiera
Domni-
Juan Jos
r68
Soiza ReiIvI^y
d:
co Oliva.
da que
literario.
V
}{
^ ^
z^-
"Lo
:
muy
rir
As fu.
a la
deca.
Me
mo-
no me pesa...'*
Hace dos aos, en un da de
pronto.
el
sol,
bardo
le
dijo
madre
-*'Madre:
la
'
%h
celestial
de
Un
En
lejos.
la
hOS PTvRROS
percibirn
vStecchetti,
violin lejano-
muy
ALMA Dt
luna.
las
Un
violn nostlgico.
.
169
de un
armo-nas
violn
que vibrara
"Oh,
rir.
io
Amn".
>
* *
ser
mueve
flota
maestra.
parece verla todava. Cierro los ojos y la veo.
Pero la veo tan bien, que al evocar su imagen, dudo de
que haya muerto ... La pobre muri tsica. Los chicos a
quienes ella adoraba, fueron sus victimarios. Los chicos la
hicieron sufrir y tanto la hicieron llorar, que la infeliz
no uvo ms remedio que morirmuri, os lo juro, santamente. Era pequeita, rubia, suave... Hablaba con los
ojos. Sus ojos eran negros. Adems de negros, eran tristes, pero de una tristeza] de muchacho enfermo que no
tiene juguetes... Pobre maestra! Me dan ganas de llorar cuando me acuerdo de ella
Yo la hice penar mucho. Una vez llor por m de tal modo que, todava, despus de veinte aos, mi corazn se encoge de vergenza.
Sin embargo, mi culpa no era grave. Su temperamento
enfermizo y sus nervios sensibles de violn armonioso,
agrandaron mi falta. Qu le hice? Fu sencillo- Aprovechando un instante en que ella sali al patio, escrib en
el pizarrn, con tiza, lo siguiente:
Cuando volvi
'Xa maestra se parece a un fideo''
al saln y ley esa grosera mofa a su flacura, no pudo
hablar. -Se puso plida. Tuvo un acceso de tos. Se fu a
su mesa, y con los codos apoyados en ella y cubrindose
el rostro con las manos comenz a llorar y a toser. Lloraba de una manera tan melanclica y tan en silencio, que
todos enmudecimos. Aquel llanto y aquella tos'me hicieron ver un poco ms el fondo de la vida. Por nuestras
.
Me
ALMA
'
PERR05
Rein en
un
vi a denunciarme.
-Qu?
Me
quiere hacer
un favor?
Qu
quieres?
te
'
S.
Pgueme
fuerte.
Dme una
Pgueme!
cachetada.
Hgame
Juan Jos
172
Pero,
No,
seorita.
aquello
Soiza R^ii.i,y
d:
en
el
Soy un
asesino-
Yo
parece
un
fideo".
T?
S. Yo.
Me tom en sus brazos. Yo tenia nueve aos! Me
bes una vez. Dos veces- Tres veces. Muchas veces...
An me parece que me est besando
Al da siguiente, ped a mi madre una monedita para comprar bizco!
Tome,
seorita.
me
vieran,
Pasaron
visitar su
Y.
regal a
la tos-
le
fras.
Me
bes
los aos.
Cuando
volv a
mi
tierra,
fui
tumba.
*
lo
El primer da de clase,
Veamos. Cmo
Yo me llamo JuanQu edad tienes?
te
:}
al llegar,
llamas?
'
Nueve
Muy
aos.
bien.
Sintate
all.
me
llam
la
maestra
alma de
e:iv
los perros
173
Mi
yo.
Siete
aos.
Perfectamente.
La mujer
mente.
te.
como
clasifica a los hombres zoolgicamenno saba nada de botnica, pero tan pronto
a mi compaera, la coloqu en la familia de las
Yo
vi
rosas ...
Nos hicimos amigos. Ella era ms inteligente y perspicaz que yo. Resolva los problemas con mayor rapidez.
Sus cuadernos y sus libros eran los ms limpios de la
escuela. En cambio, los mos eran como han sido siempre ...
La maestra me preguntaba:
Diga
lo
bajo.
Cuarenta,
seorita.
40
son.
me
deca
Hayde por
Juan Jos
174
Muy
Soiza
de;
Re:ii.i.y
bien-
Hayde
Ya
''Mentira,
!
mentira!
grit yo.
No
es cierto.
fro.
'
Te extra mucho!
5f
..
que
ma
y resed.
Qu linda ests,
Te
Oh
;
las
Hayde
gusto?
Quisiera darte un besito.
si
!
Bueno.
Quires
Dej caer un
a recogerlo.
Yo
estatura
Hay de
tras ella
dijo la maestra-
era
ms baja que
ocupaba
estaba en el octavo de la segunda fila ... En el de Hayde hicieron sentar al odioso Pedrito, y en el mo, sentaron a una chica jorobada, con la cara llena de granos,
sucia y horrible. Asquerosa! Me pona de perfil para
no verla. Por encima de los dems alumnos, yo cambiaba
miradas y sonrisas con Hayde, que sufra tanto como
yo la cruel separacin. Unicamente en el recreo podamos hablarnos:
Me quieres siempre? Aunque ests en otro
banco?
S, te
la
hbro de mi banco.
T me acompaars y
res?
BuenO'
Bueno.
traer
all...
un
Quie-
Juan Jos
176
jAy,
qu rico
dp:
Soiza
Re:ii.IvY
Cierto da en que yo contemplaba a Hayde por encima de mis compaeros, mientras la maestra nos aburra con una grave cuestin de aritmtica, vi con espanto,
que Pedrito pellizcaba a mi novia. Ella le sonrea y le
hablaba llena de placer. De pronto vi que Hayde dejaba
deslizar un libro bajo el banco como yo le ense! y que
ambos se escondan para recogerlo. Qu espanto
La
sangre me encegueci! O bajo el banco el murmullo de
un beso. Yo no lo o. Lo adivin. El vsusto, la sorpresa,
el odio, la ira, me paralizaron los nervios, el pensamiento y la imaginacin. Qued atontado. Qu deba hacer?
Las horas pasaron- Y pasaron los das. Pens en la ven!
ganza.
Despus,
reflexion.
Y...
los.
Ingrata
Me
has engaado,
le
murmur en
la
calle.
Yo?
ciorarme de
Si lo bes a Pedrito fu solamente para cersi los besos tuyos eran iguales a los de l.
los ltimos
y se
alej
corriendo.
Yo estaba loco de celos y de encono. Pens en morir,
colgado del pescuezo, en un arbolito de saco que haba
en el ltimo patio del colegio- Resolv matarme. Ya me
sonrea, dentro
vea ahorcado, con la lengua afuera.
de m, al pensar que Hayde y Pedrito sentiran una
pia vctima
EL
ALMA DK
LOS PERROS
177
El da que resolv matarme haca un calor insoportaTodos tenamos sueo. A la hora de la siesta, la maestra intentaba hacernos entender intilmente, no s qu
leccin de geometra. Me hizo ir al pizarrn para que
dibujara una espiral. Tom la tiza y mi comps de acero. Desde mi sitio, dominaba toda la sala. Casi ningn
alumno oa a la maestra- Una pesadez de triste somnolencia flotaba en el ambiente. Vi que Pedrito dorma
profundamente, sobre el banco, con la cabeza echada hacia
atrs. Para que la maestra no lo
viera Hayde lo haba
ocultado con sus libros. Qu odio! Qu rabia! Dibuj
en el pizarrn la espiral y la maestra me mand a mi
puesto- Esgrim la acerada punta del mi comps cual si
hubiera sido una cuchilla. Estaba furioso... Me dirig
hacia donde dorma Pedrito, y con la rapidez de un ratn, le hund las puntas del comps en los ojos.
ble.
Lo dems, pertenece a la crnica de polica. Me tuvieron preso. Me examinaron el crneo. Y, como era un chico de nueve aos, resolvieron ponerme en libertad. Dnde estar Hayde? Donde andar Pedrito? Nunca he
an
podido saberlo. Slo s que Pedrito qued ciego...
no s
si
estoy arrepentido.
Oh!
Es un
quejan en
la tierra.
asf
Miserable!
No
Y acarici a
la
th AIvMA
D: IvOS
culpa fen^o ya
PE^RROS
179
carrero
st no
quiere caminar? Est empacada.,. Lo hace de gusto.
Po* darle a ella de comer, mis hijos se quedaron sin
almuerzo. Y esta noche, tampoco comern,,, Vamos!
jQ'i^
toma.
toma,
dijo
el
Le
prohibo que
Toma).
<
No
'
La
pegue!
le
Toma.
deca
Arre!
don Luis.
pegue, canalla!
le
un empelln,
rabia.
Sac
revlver.
Y.
^Pum!
Cuando vino
gua.
dijo,
la polica,
.'
la ye-
sonriendo:
La yegua,
de
la comisara, al
pasar por
que alguien
lloraba. Pens que fueran gatos. Se detuvo:
Tengo hambte\ mamita! Pap no viene...
un
la
conventillo,-
sali
casa
del
carrero,
oy
Juan Jos
i8o
de:
Soiza Reii.IvY
sigui
de madrugada,
La fecundidad de
fuegos de
artificio.
la
el
italianoi parta
a sus faenas.
Sentase
Gaetano: No piensas
Para qu? Aqu
feliz.
volver a Italia?
trabajo.
Ahorro...
Me
le
decan
estoy ha-
ciendo rico.
una
buena criollita, con la que se haArgentina, se dedicaba desde el amanecer, a la higiene del rancho. Despus, haca el ouchero.
Qu puchero tan rico Nunca el estmago del marido
se hasti de saborearlo. Es que las criollas conocen el
arte de hacerlo todos los das^ cambindole cada vez, de
aspecto y de perfume.
Iva
mujer,
ba casado en
la,
En tanto, el hijo, un delicioso nene de cara eternamente sucia, jugaba con su perro "Pichicho''. Los dos
andaban juntos. Se revolcaban en el esplndido barro
que embellece a los chanchos y hermosea a los nios
campestres- Jugaban en el agua. Eran como hermanitos...
A veces, el; perro contemplaba al chiquillo con vmos ojos
dulces, llenos de amor de madre. Era un perro brutal.
Valiente. Mordedor. Feo... Plaba nacido, como el nio,
en la Pampa. No admita caricias. No ladraba. Ruga.
Pero, se dejaba pisotear por el chico con una mansedumbre de tigre embalsamado. Y era tan maternal su cario
.
Juan Jos
l82
d:^
Soiza
Rj^ii^i^y
barba peluda
Vamos
su
Italia,
Luisa
le
pregunt Gaetano a
criollita.
Huyeron de la Pampa. El nio, quera llevar su perro Imposible! Lo dejaron en el rancho vaco... Despus de varias horas de ferrocarril, Gaetano, Luisa y el
Pero, de pronnene llegaron al puerto. Se embarcron.
to, la mujer vi que un perro le lama el ruedo de su
falda. Qu sorpresa!
Nene, tu Pichicho! MraloEra l. Cmo haba llegado de tan lejos? Escondido,
Estaba flaco. Con la lengua afuera. Sediento...
quizs.
.
^ ^ ^
Lo
El buque ya parta.
Qu hace este perro a bordo fr-grit un oficial
fu
echaron a tierra a golpes de botn- El buque se
%L
ALMA DE
LOS PjRROS
183
Era
el
a su perro, cual
si
rumbo a
las tierras
LA MUERTE DE MI SILLON.
-
'
Quin?
'
Pedro Zubieta.
puede
Era un hombre normalNo Pero,
est
Ayer,
encontr conesposa
ser.
loco-
S.
su'
le
YMbieta
vatorios?
no est loco
Los muebles tienen alma'
mismo que los perros. Lo mismo que los
gatos. Al igual de los cerdos. Igual que las estatuas.
.Asi como del recio choque de dos piedras fras, surge
la chispa clida que incendia y que destruye, tambin del
continuo roce de un hombre con un mueble, surge la
''chispa espiritual Ese fluido que ata al hombre y al
muebl' a travs de un idioma de recuerdos y de goces
y de penas vividas en comn! De la amistad de una cabeza con su almohada, depende muchas veces su gloria.
Tienen alma
lo
su infortunio.
Hubiera continuado. Pero, las carcajadas de mi amigo me hiecieron comprender que haba dicho de sobra.
(Como Zubieta, mereca el manicomio...)
.
ALMA D%
Me
cost-
Me
LOS FIERROS
185
yo tena razn.
hi-
cironme dudar
jY
alma?
ca hablar.
No
Hablaba ?
En
S.
silencio, o
me
que
deca
mi alma? Ingenuo!
rememoro tu pasado? Yo
crees en la existencia de
te
'
Me
arroj de la cam-
Perdname,
la
le
mia... Querido
Unos
Era mi
frases.
gritos
Me
dije
tienes
alma.
Idntica a
silln viejo!
Horror!
Pens en Zubieta. Sent miedo al "chaleco de fuerY, rindome de m mismo, arroj el silln por la
za''-
ventana.
Lo
asesin
exclam Ketty.
cado ...
La pobre
Dervorgil!
Nuestra imaginacin se llen de recuerdos. Esta buena mujer haba sido mi *^nourse". Era irlandesa. Abuelita la trajo de la Verde Erin. Qu vieja estaba! Sin efnbargo, su robustez la haca ms joven-
Dervorgil!,
Dervorgil! Suba..,
Dej su canasta en
!
No
sabe?
y solloz:
aos.
cio!
sible
fros.
la
San
Patri-
presencia invi-
de los muertos.
No quieren visitarme?
Iremos, Dervorgil.
Vivo
sola-
En
la
Floresta.
Klv
ALMA
LOS P^RROS
187
Fuimos a
jaula.
un suicidio.
Bs mi museo exclam. Era, en
vale a
realidad, un museo
formado con todos los recuerdos de la nenita muerta. En
una vitrina haba colocado muequitks viejas y rotas.
.
Vestiditos. Enaguas- Gorras. Mlichos juguetes. Un sonajero. Un carrito. Todo cuanto la criatura haba usado
en la vida. Medias. Botines.
DIEZ CENTAVOS
Mozo
Seor
Quin
Me
molesta.
Le
veo todas las noches. Sin hablar, se emborracha. Se apresura a beber como si el alma astral de un can hidrfobo le empinara la copa. Parece un aristcrata que se muriera de hambre.
No s cmo se llama. Pero, precisamente, anoche
me pregunt quin era Vd.
S? Pues dile si quiere coiversar conmigo...
He
Tanto
Tanto
He
gusto,
placer-
No
tan,
es extrao.
He
el
mam
comi.
rio.
cimiento
AIvMA
Elv
Es
una
felicidad,
IvOS PE^RROS
me
repuso lo
horrible, lo es-
jos.
,Ia
miserable habita-
hi-
cen.
Mueren.
el
salvarlos.
volupcrueldad
la
resistir la
de los hijos,
el
ms
tavos.
Dmelos!
orden tranquilamente
el
padre.
EPILOGO
LA PERSONALIDAD DE SOIZA REILLY
revolucionario.
En
192
EpIvOGO
asista en carcter
Mack Spangemberg,
paso y lentitud
dramaturgo de hoy Julio Snchez Gardel. Venan otros muchos, ms no con la gua pura y desinteresada del entusiasmo
sacerdotal por las letras, sino atrados por el fuego de aquellas
almas tan fuertes y tan soadoras que se haban encumbrado
por sobre el mundo, ejerciendo unj poder caudaloso de atraccin
sobre los que examinaban sus ansias literarias.
Soiza Reilly era un eterno comentador de la pesadumbre y
del pesimismo; deslizbase hacia el anisis del dolor, buscando
en l el justificativo de su tristeza. Pero tal tendencia no obedeca a fuente espiritual alguna, sino a los libros de cuentas
con los que estaba obligado a tratar diez horas diarias en una
empresa de comercio.
No puedo ms deca a veces, el Debe y el Haber son droHoy, en el libro mayor, en
gas que me envenenan la sangre
lugar de escribir una cifra, escrib .un soneto de Mallarm.
'
lle-
los
triunfos.
cuerpo.
Desde entonces, la brega 'ha sido fuerte, los obstculos agudos y lacerantes, pero Soiza, orientado por su fe ciega, pudo
arribar a su destino a pesar de todos los vientos adversos.
Eplogo
193
Fu en el periodismo dode iba a ser, ms tarde, un exponente considerable de buen escritor, de buen artista y de extraordinario reprter.
En
no es en los rotativos o en
que se proponga luchar ha de
si
'
EpIvOGo
194
tradictorios del Viejo Mundo. Polticos literatos, filsofos, pintores, actrices y bandoleros, pasaban por su pluma para aparecrnos en carne viva, en deliciosos contrastes de grandeza
y de ridculo. En su peregrinacin azarosa, tena el olfato fino
para descubrir los tipos cuyas psicologas estuvieran distantes de la vulgaridad. (1).
Hoy he estado con el rey Alfonso XIII, me deca en una
carta; ayer almorc con Mazzantini y antes de ayer hice un
viaje a Toledo con el Vivillo. Son tres excelentes personas,
pero no se pueden comparar con Figueroa Alcorta, con Zavattaro y con Juan Moreira, msi gobernante, ms sportman y
,
ms
(1)
cuya
8.^^
Eplogo
195
difcil
ALMA
pre,
EpIvOGO
196
Alberto Tna.
1916.
INDICE
Juicio critico
11
los perros
17
Jesucristo
21
27
Historia de un espritu
Un
30
35
hombre
40
Tartarin Moreira
En
42
46
51
55
60
64
68
71
78
^\
91
95
99
La sacerdotisa
105
110
Indica
198
Pg-,
Cmara obscura
Un
116
118
artista misterioso
121
Un
125
filsofo
128
132
florentino ..............
El filsofo can
El hogar de los perros
136
...
139
Jauras de Jacob
143
Perros y frailes.
Perros humanos
El rosal del carbonero
146
romntico
La maestra de los perritos
Pap, yo quiero ser yegua
El argentino que se v
La muerte de mi silln
166
154
164
Perrito
El
museo de
la
La
170
178
-
pobre Dervorgil
Diez centavs
Epilogo
179
184
I86
188
I9l