Anónimo - Protoevangelio de Santiago
Anónimo - Protoevangelio de Santiago
Anónimo - Protoevangelio de Santiago
ar
Comparte este libro con un amigo
EL PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO
Dolor de Joaquín
I 1. Consta en las historias de las doce tribus de Israel que había un hombre
llamado Joaquín, rico en extremo, el cual aportaba ofrendas dobles, diciendo: El
excedente de mi ofrenda será para todo el pueblo, y lo que ofrezca en expiación de
mis faltas será para el Señor, a fin de que se me muestre propicio.
2. Y, habiendo llegado el gran día del Señor, los hijos de Israel aportaban sus
ofrendas. Y Rubén se puso ante Joaquín, y le dijo: No te es lícito aportar tus
ofrendas el primero, porque no has engendrado, en Israel, vástago de posteridad.
Dolor de Ana
2. Y, habiendo llegado el gran día del Señor, Judith, su sierva, le dijo: ¿Hasta
cuándo este abatimiento de tu corazón? He aquí llegado el gran día del Señor, en
que no te es lícito llorar. Mas toma este velo, que me ha dado el ama del servicio,
y que yo no puedo ceñirme, porque soy una sierva, y él tiene el signo real.
3.Y Ana dijo: Apártate de mi lado, que no me pondré eso, porque el Señor me ha
humillado en gran manera. Acaso algún perverso te ha dado ese velo, y tú vienes a
hacerme cómplice de tu falta. Y Judith respondió: ¿Qué mal podría desearte,
puesto que el Señor te ha herido de esterilidad, para que no des fruto en Israel?
Dios de mis padres, bendíceme, y acoge mi plegaria, como bendijiste las entrañas
de Sara, y le diste a su hijo Isaac.
Trenos de Ana
III 1. Y, levantando los ojos al cielo, vio un nido de gorriones, y lanzó un gemido,
diciéndose: ¡Desventurada de mí! ¿Quién me ha engendrado, y qué vientre me ha
dado a luz? Porque me he convertido en objeto de maldición para los hijos de
Israel, que me han ultrajado y expulsado con irrisión del templo del Señor.
5. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a esta tierra, porque aun esta
tierra produce fruto a su tiempo, y te bendice, Señor.
La promesa divina
IV 1. Y he aquí que un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha
escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu
progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive,
si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor,
mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida.
3. Y Joaquín salió, y llamó a sus pastores, diciendo: Traedme diez corderos sin
mácula, y serán para el Señor mi Dios; y doce terneros, y serán para los sacerdotes
y para el Consejo de los Ancianos; y cien cabritos, y serán para los pobres del
pueblo.
4. Y he aquí que Joaquín llegó con sus rebaños, y Ana, que lo esperaba en la
puerta de su casa, lo vio venir, y, corriendo hacia él, le echó los brazos al cuello,
diciendo: Ahora conozco que el Señor, mi Dios, me ha colmado de bendiciones;
www.planetalibro.com.ar 2
Protoevangelio de Santiago
porque era viuda, y ya no lo soy; estaba sin hijo, y voy a concebir uno en mis
entrañas. Y Joaquín guardó reposo en su hogar aquel primer día.
Concepción de María
www.planetalibro.com.ar 3
Protoevangelio de Santiago
VII 1. Y los meses se sucedían para la niña. Y, cuando llegó a la edad de dos años,
Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor, para cumplir la promesa que le
hemos hecho, no sea que nos la reclame, y rechace nuestra ofrenda. Y Ana
respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos. Y
Joaquín repuso: Esperemos.
2.Y, cuando la niña llegó a la edad de tres años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas
de los hebreos que estén sin mancilla, y que tome cada cual una lámpara, y que
estas lámparas se enciendan, para que la niña no vuelva atrás, y para que su
corazón no se fije en nada que esté fuera del templo del Señor. Y ellas hicieron lo
que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. Y el
Gran Sacerdote recibió a la niña, y, abrazándola, la bendijo, y exclamó: El Señor
ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el último día, el
Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel.
3.E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia
sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.
Pubertad de María
www.planetalibro.com.ar 4
Protoevangelio de Santiago
2.Mas José se negaba a ello, diciendo: Soy viejo, y tengo hijos, al paso que ella es
una niña. No quisiera servir de irrisión a los hijos de Israel. Y el Gran Sacerdote
respondió a José: Teme al Señor tu Dios, y recuerda lo que hizo con Dathan,
Abiron y Coré, y cómo, entreabierta la tierra, los sumió en sus entrañas, a causa
de su desobediencia. Teme, José, que no ocurra lo mismo en tu casa.
3. Y José, lleno de temor, recibió a María bajo su guarda, diciéndole: He aquí que
te he recibido del templo del Señor, y que te dejo en mi hogar. Ahora voy a
trabajar en mis construcciones, y después volveré cerca de ti. Entretanto, el Señor
te protegerá.
2.E introdujeron a las jóvenes en el templo del Señor, y el Gran Sacerdote dijo:
Echad a suertes sobre cuál hilará el oro, el jacinto, el amianto, la seda, el lino fino,
la verdadera escarlata y la verdadera púrpura. Y la verdadera escarlata y la
verdadera púrpura tocaron a María, que, habiéndolas recibido, volvió a su casa. Y,
en este momento, Zacarías quedó mudo, y Samuel lo reemplazó en sus funciones,
hasta que recobró la palabra. Y María tomó la escarlata, y empezó a hilarla.
La anunciación
XI 1. Y María tomó su cántaro, y salió para llenarlo de agua. Y he aquí que se oyó
una voz, que decía: Salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo, y
bendita eres entre todas las mujeres. Y ella miró en torno suyo, a derecha e
www.planetalibro.com.ar 5
Protoevangelio de Santiago
izquierda, para ver de dónde venía la voz. Y, toda temblorosa, regresó a su casa,
dejó el cántaro, y, tomando la púrpura, se sentó, y se puso a hilar.
2.Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciéndole: No temas, Maria,
porque has encontrado gracia ante el Dueño de todas las cosas, y concebirás su
Verbo. Y María, vacilante, respondió: Si debo concebir al Dios vivo, ¿daré a luz
como toda mujer da?
3. Y el ángel del Señor dijo: No será así, María, porque la virtud del Señor te
cubrirá con su sombra, y el ser santo que de ti nacerá se llamará Hijo del Altísimo.
Y le darás el nombre de Jesús, porque librará a su pueblo de sus pecados. Y María
dijo: He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra.
La visitación
Y pasó tres meses con Isabel. Y, de día en día, su embarazo avanzaba, y, poseída
3.
de temor, volvió a su casa, y se ocultó a los hijos de Israel. Y tenía dieciséis años
cuando estos misterios se cumplieron.
Vuelta de José
XIII 1. Y llegó el sexto mes de embarazo, y he aquí que José volvió de sus
trabajos de construcción, y, entrando en su morada, la encontró encinta. Y se
golpeó el rostro, y se echó a tierra sobre un saco, y lloró amargamente, diciendo:
¿En qué forma volveré mis ojos hacia el Señor mi Dios? ¿Qué plegaria le dirigiré
con relación a esta jovencita? Porque la recibí pura de los sacerdotes del templo, y
no he sabido guardarla. ¿Quién ha cometido tan mala acción, y ha mancillado a
esta virgen? ¿Es que se repite en mí la historia de Adán? Bien como, en la hora
misma en que éste glorificaba a Dios, llegó la serpiente y, encontrando a Eva sola,
la engañó, así me ha ocurrido a mí.
www.planetalibro.com.ar 6
Protoevangelio de Santiago
2.Y José se levantó del saco, y llamó a María, y le dijo: ¿Qué has hecho, tú, que
eres predilecta de Dios? ¿Has olvidado a tu Señor? ¿Cómo te has atrevido a
envilecer tu alma, después de haber sido educada en el Santo de los Santos, y de
haber recibido de manos de un ángel tu alimento?
2.Y he aquí que un ángel del Señor le apareció en sueños, y le dijo: No temas por
ese niño, pues el fruto que está en María procede del Espíritu Santo, y dará a luz
un niño, y llamarás su nombre Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados. Y
José se despertó, y se levantó, y glorificó al Dios de Israel, por haberle concedido
aquella gracia, y continuó guardando a María.
2.Y corrió con apresuramiento cerca del Gran Sacerdote, y le dijo: José, en quien
has puesto toda tu confianza, ha pecado gravemente contra la ley. Y el Gran
Sacerdote lo interrogó: ¿En qué ha pecado? Y el escriba respondió: Ha mancillado
y consumado a hurtadillas matrimonio con la virgen que recibió del templo del
Señor, sin hacerlo conocer a los hijos de Israel. Y el Gran Sacerdote exclamó:
¿José ha hecho eso? Y el escriba Anás dijo: Envía servidores, y comprobarás que
la joven se halla encinta. Y los servidores partieron, y encontraron a la doncella
como había dicho el escriba, y condujeron a María y a José para ser juzgados.
3.Y el Gran Sacerdote prorrumpió, lamentándose: ¿Por qué has hecho esto,
María? ¿Por qué has envilecido tu alma, y te has olvidado del Señor tu Dios? Tú,
que has sido educada en el Santo de los Santos, que has recibido tu alimento de
manos de un ángel, que has oído los himnos sagrados, y que has danzado delante
www.planetalibro.com.ar 7
Protoevangelio de Santiago
del Señor, ¿por qué has hecho esto? Pero ella lloró amargamente, y dijo: Por la
vida del Señor mi Dios, estoy pura, y no conozco varón.
4.Y el Gran Sacerdote dijo a José: ¿Por qué has hecho esto? Y José dijo: Por la
vida del Señor mi Dios, me hallo libre de todo comercio con ella. Y el Gran
Sacerdote insistió: ¡No rindas falso testimonio, confiesa la verdad! Tú has
consumado a hurtadillas el matrimonio con ella, sin revelarlo a los hijos de Israel,
y no has inclinado tu frente bajo la mano del Todopoderoso, a fin de que tu raza
sea bendita. Y José se calló.
XVI 1. Y el Gran Sacerdote dijo: Devuelve a esta virgen que has recibido del
templo del Señor. Y José lloraba abundantemente. Y el Gran Sacerdote dijo: Os
haré beber el agua de prueba del Señor, y Él hará aparecer vuestro pecado a
vuestros ojos.
2. Y, habiendo tomado el agua del Señor, el Gran Sacerdote dio a beber a José, y lo
envió a la montaña, y éste volvió sano. Y dio asimismo de beber a María, y volvió
también de ésta indemne. Y todo el pueblo quedó admirado de que pecado alguno
se hubiera revelado en ellos.
3.Y el Gran Sacerdote dijo: Puesto que el Señor Dios no ha hecho aparecer la falta
de que se os acusa, yo tampoco quiero condenaros. Y los dejó marchar absueltos.
Y José acompañó a María, y volvió con ella a su casa, lleno de júbilo y
glorificando al Dios de Israel.
2.Y ensilló su burra, y puso sobre ella a María, y su hijo llevaba la bestia por el
ronzal, y él los seguía. Y, habiendo caminado tres millas, José se volvió hacia
María, y la vio triste, y dijo entre sí de esta manera: Sin duda el fruto que lleva en
su vientre la hace sufrir. Y por segunda vez se volvió hacia la joven, y vio que
reía, y le preguntó: ¿Qué tienes, María, que encuentro tu rostro tan pronto
entristecido como sonriente? Y ella contestó: Es que mis ojos contemplan dos
pueblos, uno que llora y se aflige estrepitosamente, y otro que se regocija y salta
de júbilo.
www.planetalibro.com.ar 8
Protoevangelio de Santiago
Pausa en la naturaleza
XVIII 1. Y encontró allí mismo una gruta, e hizo entrar en ella a María. Y,
dejando a sus hijos cerca de ésta, fue en busca de una partera al país de
Bethlehem.
2. Y yo, José, avanzaba, y he aquí que dejaba de avanzar. Y lanzaba mis miradas al
aire, y veía el aire lleno de terror. Y las elevaba hacia el cielo, y lo veía inmóvil, y
los pájaros detenidos. Y las bajé hacia la tierra, y vi una artesa, y obreros con las
manos en ella, y los que estaban amasando no amasaban. Y los que llevaban la
masa a su boca no la llevaban, sino que tenían los ojos puestos en la altura. Y
unos carneros conducidos a pastar no marchaban, sino que permanecían quietos, y
el pastor levantaba la mano para pegarles con su vara, y la mano quedaba
suspensa en el vacío. Y contemplaba la corriente del río, y las bocas de los
cabritos se mantenían a ras de agua y sin beber. Y, en un instante, todo volvió a su
anterior movimiento y a su ordinario curso.
2. Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la
cubría. Y la partera exclamó: Mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis
ojos han visto prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel. Y
la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que
nuestros ojos no podían soportarla. Y esta luz disminuyó poco a poco, hasta que el
niño apareció, y tomó el pecho de su madre María. Y la partera exclamó: Gran día
es hoy para mí, porque he visto un espectáculo nuevo.
www.planetalibro.com.ar 9
Protoevangelio de Santiago
Imprudencia de Salomé
XX 1.Y la comadrona entró, y dijo a María: Disponte a dejar que ésta haga algo
contigo, porque no es un debate insignificante el que ambas hemos entablado a
cuenta tuya. Y Salomé, firme en verificar su comprobación, puso su dedo en el
vientre de María, después de lo cual lanzó un alarido, exclamando: Castigada es
mi incredulidad impía, porque he tentado al Dios viviente, y he aquí que mi mano
es consumida por el fuego, y de mí se separa.
2.Y se arrodilló ante el Señor, diciendo: ¡Oh Dios de mis padres, acuérdate de que
pertenezco a la raza de Abraham, de Isaac y de Jacob! No me des en espectáculo a
los hijos de Israel, y devuélveme a mis pobres, porque bien sabes, Señor, que en
tu nombre les prestaba mis cuidados, y que mi salario lo recibía de ti.
3.Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciendo: Salomé, Salomé, el
Señor ha atendido tu súplica. Aproxímate al niño, tómalo en tus brazos, y él será
para ti salud y alegría.
2.Y Herodes, sabedor de esto, quedó turbado, y envió mensajeros cerca de los
magos, y convocó a los príncipes de los sacerdotes, y los interrogó, diciendo:
¿Qué está escrito del Cristo? ¿Dónde debe nacer? Y ellos contestaron: En
Bethlehem de Judea, porque así está escrito. Y él los despidió. E interrogó a los
magos, diciendo: ¿Qué signo habéis visto con relación al rey recién nacido? Y los
magos respondieron: Hemos visto que su estrella, extremadamente grande,
brillaba con gran fulgor entre las demás estrellas, y que las eclipsaba hasta el
punto de hacerlas invisibles con su luz. Y hemos reconocido por tal señal que un
rey había nacido para Israel, y hemos venido a adorarlo. Y Herodes dijo: Id a
www.planetalibro.com.ar 10
Protoevangelio de Santiago
3. Y los magos salieron. Y he aquí que la estrella que habían visto en Oriente los
precedió hasta que llegaron a la gruta, y se detuvo por encima de la entrada de
ésta. Y los magos vieron al niño con su madre María, y sacaron de sus bagajes
presentes de oro, de incienso y de mirra.
4.Y, advertidos por el ángel de que no volviesen a Judea, regresaron a su país por
otra ruta.
Furor de Herodes
XXII 1. Al darse cuenta de que los magos lo habían engañado, Herodes montó en
cólera, y despachó sicarios, a quienes dijo: Matad a todos los niños de dos años
para abajo.
Muerte de Zacarías
2.Y los servidores se marcharon del templo, y anunciaron todo esto a Herodes. Y
Herodes, irritado, dijo: Su hijo debe un día reinar sobre Israel. Y los envió de
nuevo a Zacarías, ordenando: Di la verdad. ¿Dónde se halla tu hijo? Porque bien
sabes que tu sangre se encuentra bajo mi mano. Y los servidores partieron, y
refirieron todo esto a Zacarias.
www.planetalibro.com.ar 11
Protoevangelio de Santiago
vestíbulo del templo del Señor. Y, a punto de amanecer, Zacarías fue muerto, y
los hijos de Israel ignoraban que lo hubiese sido.
4.Y, después de estos tres días, los sacerdotes deliberaron para saber a quién
pondrían en lugar de Zacarías, y la suerte recayó sobre Simeón, el mismo que
había sido advertido por el Espíritu Santo de que no moriría sin haber visto al
Cristo encarnado.
Conclusión
XXV 1. Y yo, Jacobo, que he escrito esta historia, me retiré al desierto, cuando
sobrevinieron en Jerusalén disturbios con motivo de la muerte de Herodes.
3. Seala gracia con los que temen a Nuestro Señor Jesucristo, a quien corresponde
la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
www.planetalibro.com.ar 12