Elena Iparraguirre
Elena Iparraguirre
Elena Iparraguirre
La Novia de
Entrevista de PAOLA UGAZ za. Mi estadía en San Lorenzo no se desenvolvieron dentro de los
la conocía ni el Comité Interna- términos en que se dan las rela-
E
STÁ en su celda compar- cional de la Cruz Roja. Mi madre ciones diplomáticas entre estados
tiendo una pollada. Una me cuenta que a diario iba a sus o Instituciones contrapuestas.
irónicamente risueña Ele- oficinas y le respondían ‘su hija Cada uno con sus propios intere-
na Iparraguirre empieza la con- está en un lugar desconocido’. ses y desde orillas opuestas de un
versación reconociendo que su Era un lugar ófrico, vacío. Con río, con un objetivo común conce-
captura junto a la de Abimael paredes de cemento para que el bido por ellos como la pacifica-
Guzmán fue una “negligencia frío le haga compañía al preso y ción. Para nosotros, como luchar
mayúscula”. O, según personal un servicio con hueco en el piso, por un acuerdo de paz.
sospecha que no se calla, una sin luces. De sus malas artes (de Monte-
traición de Oscar Ramírez Du- El agua la lanzaban por el sinos) nosotros no tenemos por
rand, alias Feliciano. hueco en el techo por tres minu- qué responder. Al menos hubo
tos sin avisar, tiempo en que trato correcto, respeto mutuo y
–¿Qué pasó luego de ser captura- aprovechaba para guardarla en medida por medida.
dos? las ropas y refrescarme después. –¿Sobre la masacre de Lucana-
–Quince días de aislamiento e Me prohibían cantar, silbar, ha- marca del 3 de abril de 1983, sienten
incomunicación absoluta. Sensa- blar. Afuera los marinos eran o arrepentimiento?
ciones de desconcierto, vacío e im- mudos o soeces. Me comporté co- – Nos reafirmamos en lo dicho
potencia, acompañados de una mo una comunista y formulé un al respecto en la entrevista del si-
búsqueda veloz de soluciones a la plan de trabajo diario: gimnasia, glo que dio Abimael Guzmán a
vida del partido y de la revolución. análisis político, poesía a compo- “El diario” en 1987 (donde reivin-
Sentirme agredida en lo más ínti- ner en mi cabeza, hice 17 poemas dica la masacre para que sirva de
mo frente a la brutal presentación y les puse números. Bajé de 57 a escarmiento a todas las demás
a la prensa, para lo cual te obligan 42 kilos. comunidades campesinas).
por la fuerza y hasta contra tu jus- Me alegré como si fuese Pas- Se desarrolló en sintesís una gue-
ta resistencia a vestirte con un cua cuando los marinos, al alcan- rra civil. Y como el marxismo nos
traje a rayas de presidiario. zarme mi peine, distinguí al lado enseña, una guerra, una revolu-
–¿Estaba preparada para la cár- el de Abimael. El primer año de ción, no puede evitar pasar por
cel? encierro fue el peor de todos. una potente guerra civil, que fue
–Me llevaron a la isla San Lo- –¿Cómo fueron los encuentros lo que hubo en el campo ayacu-
renzo. Me di cuenta porque olía a con Montesinos? chano, apurimeño y huancaveli-
mar. Me enmarrocaron mis pies, –El Estado peruano envió al cano, una guerra campesina que
colgaron los grilletes de mis mu- doctor Vladimiro Montesinos co- nadie puede negar. Por último,
ñecas a unas argollas pegadas a mo interlocutor académico, váli- pregunto. ¿Por qué ocultan las
una pared por encima de mi cabe- Retrato de familia. El padre, Alberto, era aprista. Su madre, doña Blanca, colaboró con Guzmán en la pedida de mano durante el megajuicio. do, se sobreentiende. No fuimos matanzas feroces, crueles, ini-
Guzmán citó a Marx al pedir su mano: “La relación entre un hombre y una mujer es natural, discreta y necesaria”.
FOTO: VÍCTOR CH. VARGAS
FOTO: P. MEDINA
sacó un ramo de rosas rojas y
amarillas (colores simbólicos de
Sendero Luminoso) y le entregó
el anillo a Elena. Con los demás
miembros del partido de testigos,
Guzmán citó a Karl Marx: “ La
relación entre un hombre y una
mujer es natural, discreta y nece-
saria”.
–¿Cómo decidió abandonar a sus
dos hijos y su esposo Javier Veráste-
gui?
–A medida que más me compro-
metía con la lucha revolucionaria,
el equilibrio se fue resquebrajando
hasta romperse. No era lo mismo
llevar a los niños al colegio toman-
do tres microbuses de casa a la ba-
rriada que llevarlos a las marchas
o mitines del SUTEP donde el ro-
chabús nos mojaba a mares en ple-
no invierno, o la repre nos acosaba
a bombazos lacrimógenos.
Un día en las casas de los obre-
ros ubicadas en los arenales, mi
hijita me dice “¡mami, aquí no hay
piso, cárgame!”, Y estas frases me
estremecían y presionaban.
Confieso que intenté diversas
formas de cumplir con todo, pero
no me dieron buenos resultados.
Di mil vueltas al problema, no soy
de tener cargos de conciencia, más
bien analizo, sopeso varios aspec-
tos. Eso me tomó bastante tiempo.
“Como el marxismo
nos enseña, una
revolución no puede
evitar pasar por una
potente guerra civil”. De llegar a casarse tendrían derecho a visitas conyugales y familiares, seis por año.