La Ilustración en España
La Ilustración en España
La Ê
es el periodo que abarcó los reinados de la dinastía Borbón desde Felipe V en 1700
hasta Carlos IV que finaliza su reinado abruptamente en 1808, recogiendo el movimiento del siglo de las luces que se
inicia en Francia y es la antesala de la Revolución francesa.
La
fue un movimiento cultural europeo que se desarrolló ±especialmente en Francia e Inglaterra± desde
principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los
primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad
mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el c .
Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la
tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y
sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicismo.
«La Ilustración significa el movimiento del hombre al salir de una puerilidad mental de la que él mismo es culpable.
£ es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona. Esta puerilidad es culpable cuando
su causa no es la falta de inteligencia, sino la falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda ajena.
es, por consiguiente, el lema de la Ilustración.»
Immanuel Kant,
La Ilustración en frase de uno de sus más importantes representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo,
desde las ciencias profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la
música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos del comercio, desde los
derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una
palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más débilmente». Esto mismo nos indica que,
más que el contenido mismo de sus doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento.
Desde Gran Bretaña, donde algunos de los rasgos esenciales del movimiento se dieron antes que en otro ul gar, la
Ilustración se asentó en Francia, donde la anglofilia fue difundida por Voltaire, y produjo aquí su cuerpo ideológico, el
enciclopedismo, y sus más representativas personalidades (Montesquieu, Diderot, Rousseau, etc.
En España, la Ilustración coincidió con los reinados de Fernando VI y Carlos III. Si bien la decadencia profunda en
que se encontraba el país en el punto de partida obstaculizó una posterior eclosión, el auge dinámico de algunas de sus
zonas geográficas (especialmente Cataluña) a lo largo del período y la actuación desde el poder político facilitaron la
aparición de un nutrido y valioso grupo de ilustrados (Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Cavanilles, Feijoo,
Jovellanos, Mutis, etc.) condicionado, no obstante, por el arraigo y la preponderancia del pensamiento teológico
tradicional. La creación de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la Medicina o del Museo de Ciencias
Naturales, fueron algunos de los logros de la Ilustración española.
El siglo XVIII constituye, en general, una época de progreso de los conocimientos racionales y de perfeccionamiento
de las técnicas de la ciencia. Fue un período de enriquecimiento que potenció a la nueva burguesía, si bien se
mantuvieron los derechos tradicionales de los órdenes privilegiados dentro del sistema monárquico absolutista. Sin
embargo, la historia del siglo XVIII consta de dos etapas diferenciadas: la primera supone una continuidad del
Antiguo Régimen (hasta la década de 1770), y la segunda, de cambios profundos, culmina con la Revolución
Estadounidense, la Revolución francesa y Revolución industrial en Inglaterra.
Esta corriente abogaba por la razón como la forma de establecer un sistema autoritario ético. Entre 1751 y 1765 se
publica en Francia la primera Enciclopedia, de Denis Diderot y Jean Le Rond D'Alembert, que pretendía recoger el
pensamiento ilustrado. Querían educar a la sociedad, porque una sociedad culta que piensa por sí misma era la mejor
manera de asegurar el fin del Antiguo Régimen (el absolutismo y las dictaduras se basan en la ignorancia del pueblo
para dominarlo). En su redacción colaboraron otros pensadores ilustrados como Montesquieu, Rousseau y Voltaire.
Los líderes intelectuales de este movimiento se consideraban a sí mismos como la élite de la sociedad, cuyo principal
propósito era liderar al mundo hacia el progreso, sacándolo del largo periodo de tradiciones, superstición,
irracionalidad y tiranía. Este movimiento trajo consigo el marco intelectual en el que se producirían las revoluciones
Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y Revolución francesa, así como el auge del capitalismo.
Otro destacado movimiento filosófico del siglo XVIII, íntimamente relacionado con la Ilustración, se caracterizaba
por centrar su interés en la fe y la piedad. Sus partidarios trataban de usar el racionalismo como vía para demostrar la
existencia de un ser supremo. En este periodo, la fe y la piedad eran parte integral en la exploración de la filosofía
natural y la ética, además de las teorías políticas del momento. Sin embargo, prominentes filósofos ilustrados como
Voltaire y Jean-Jacques Rousseau cuestionaron y criticaron la misma existencia de instituciones como la Iglesia y el
Estado.
El siglo XVIII vio también el continuo auge de las ideas empíricas en la filosofía, ideas que eran aplicadas a la política
económica, al gobierno y a ciencias como la física, la química y la biología.
En la historia nada es casual, un hecho es la consecuencia inevitable de otros que lo precedieron. La Revolución
francesa, si bien tuvo otras causas, no hubiera sido posible sin la presencia del iluminismo que, poniendo luz sobre el
oscurantismo de la Edad Media, época en que se impedía pensar libremente, se alejó de los dogmas religiosos para
explicar el mundo y sus acontecimientos, para hacerlos a la luz de la razón.
El iluminismo tampoco hubiera existido de no haberlo precedido un debilitamiento del poder de la Iglesia a causa de
la reforma protestante, que dividió al mundo cristiano; y del humanismo, movimiento filosófico que centró en el
hombre el objeto de las preocupaciones terrenales, quitando a la religión ese privilegio y desechando el teocentrismo.
Ya se ha dicho que, socialmente, la Ilustración se halla inscrita en el ámbito de la burguesía ascendente, pero sus
animadores no fueron ni todas las capas burguesas, ni solamente éstas. Por un lado, tuvo sus adversarios en
determinados sectores de la alta burguesía comercial (como, por ejemplo, el dedicado al tráfico negrero), y, por otra
parte, ciertos elementos del bajo clero o de la nobleza cortesana e incluso el propio aparato estatal de despotismo
ilustrado (Federico II, Catalina II, José II), la apoyaron, aunque, en este último caso, en sus manifestaciones más
tímidas y, muchas veces, como simple arma de política internacional.
Los medios de que se valió el movimiento para su difusión fueron múltiples (entre otros, las sociedades secretas, como
la masonería), pero, en primer lugar, hay que señalar las sociedades de pensamiento, específicas de la época, como los
Amigos del país en España, o conocidas ya antes, pero potenciadas ahora, como las academias y los salones. Otros
vehículos de enorme importancia fueron la prensa periódica y la internacionalización de las ediciones. Por otra parte,
la independencia económica del profesional de las letras, antes sujeto al mecenazgo, dio mayor autonomía a su
pensamiento.
Aunque existieron diversas tendencias entre los ilustrados (que, a veces, dieron lugar a largas polémicas entre ellos ²
por ejemplo, en torno a problemas de la propiedad, que enfrentó a fisiócratas y utópicos² y a enemistades duraderas,
como la de Diderot-Rousseau), reconocieron también una línea maestra común, que los hizo solidarios en su lucha. Su
arma es la razón, desprovista de contenido preestablecido y convertida en un seguro instrumento de búsqueda. Con
ella luchan contra la superstición las formas religiosas tradicionales y reveladas (llegando al deísmo o al ateísmo), al
argumento de autoridad y las estructuras políticas y sociales anquilosadas, intentando eliminar cualquier elemento de
misterio, extrañeza o milagro; es, por lo tanto, una ideología antropocéntrica , llena de un optimismo activo frente al
futuro, porque cree en el progreso conseguido a través de la razón, en la posibilidad de instaurar la felicidad en la
tierra y de mejorar a los hombres, de por sí buenos. Al mismo tiempo, la Ilustración, forma de pensamiento de una
economía de intercambio basada en el contrato comercial, tiene como rasgos distintivos el individualismo, el
igualitarismo formal, el universalismo, la tolerancia y el postulado de la libertad.
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos eran analfabetos, la intelectualidad y los
grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes
sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos de la vida humana.
Como característica común hay que señalar una extraordinaria fe en el progreso y en las posibilidades de los hombres
y mujeres, para dominar y transformar el mundo. Los ilustrados exaltaron la capacidad de la razón para descubrir las
leyes naturales y la tomaron como guía en sus análisis e investigaciones científicas. Defendían la posesión de una serie
de derechos naturales inviolables, así como la libertad frente al abuso de poder del absolutismo y la rigidez de la
sociedad estamental del Antiguo Régimen. Criticó la intolerancia en materia de religión, las formas religiosas
tradicionales y al Dios castigador de la Biblia, y rechazó toda creencia que no estuviera fundamentada en una
concepción naturalista de la religión. Estos planteamientos, relacionados íntimamente con las aspiraciones de la
burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales potenciando un ánimo crítico hacia el sistema económico,
social y político establecido, que culminó en la Revolución francesa.
En geografía se termina de cartografiar todo el globo, a excepción de los círculos polares y algunas regiones de África.
En el arte se abre paso el Neoclasicismo tras el que surgirá como rebelión, el Romanticismo del siglo XIX. En física,
óptica y matemáticas, los avances son impresionantes gracias a las contribuciones de sir Isaac Newton y otros
estudiosos. Surge la economía política como ciencia moderna gracias a las aportaciones de los fisiócratas y sobre todo
del liberalismo de Adam Smith y su monumental obra c
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