Meditaciones para Niños
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1. El amor de la Esclava
(San Lucas 1,26-28) La primera persona que habl con Jess fue su Madre, la Santsima Virgen Mara. Ella no esperaba este regalo, aunque haba pedido mucho a Dios que enviase al Salvador de los hombres. Cuando el ngel Gabriel le dijo que Ella sera la Madre de Jess, contest inmediatamente: He aqu la esclava del Seor, hgase en m segn tu palabra. Y como dijo que s a Dios, Dios empez a vivir en Ella como un niito. La Virgen se puso muy contenta y comenz a repetirle muchas veces: Jess, te amo; Jess, te amo; Jess, te amo con todas mis fuerzas. Al mismo tiempo, empez a preparar su casa para que cuando naciese Jess se encontrase a gusto. Cada vez que recibimos la Sagrada Comunin, Jess viene a nuestra alma y se la debe encontrar preparada, es decir, muy limpia. Para eso es muy bueno decirle muchas veces: Jess, te amo con todas mis fuerzas. Cuantas ms veces, mejor. No importa el sitio ni la hora. Jess te oye siempre aunque lo digas slo con el pensamiento. Y no se cansa de que le repitas siempre lo mismo, porque eso es lo que ms le gusta. Si t se lo dices, Jess tambin te hablar. Sabes cmo? Recordndote, cuando te hayas olvidado de l, que tambin te ama con todas sus fuerzas.
2. La gratitud obligada
(San Mateo 1, 18-24) San Jos se enter de que Jess estaba ya en el seno de la Virgen Mara porque se le apareci un ngel mientras dorma. Hasta ese momento estuvo muy preocupado, pues, no sabiendo que Jess era el Hijo de Dios, pens que tendra que separarse de la Virgen Mara, a quien quera ms que a nadie. Con el aviso del ngel se llen de alegra y se fue a adorar al Nio Dios y a felicitar a su Madre, la Virgen. Entr en la habitacin de Ella y se puso de rodillas sin decir nada; pero al ratito se le saltaron las lgrimas de emocin, porque Dios estaba ya en la tierra para salvarnos a los hombres. La Virgen llor tambin, pero menos. Luego, los dos empezaron a dar gracias a Dios por lo bueno que era con ellos y con todos los hombres. A nosotros nos gusta que nos agradezcan los regalos que hacemos. Y si nos dan las gracias, nos sentimos con ganas de hacer nuevos regalos. Con Jess pasa lo mismo. Si le agradecemos, nos hace ms regalos. Qu nos ha dado Jess hasta ahora? Unos paps muy buenos; unos abuelitos que nos quieren mucho; unos hermanos que juegan con nosotros... y muchas cosas ms. Pero sobre todo nos ha dado, con la Comunin, todo su Amor. Con San Jos y la Virgen Mara debemos decirle: Muchas gracias, mi Seor, por darme todo tu amor.
3. La ms guapa y la ms buena
(San Lucas 1,39-45) Santa Isabel era prima de la Virgen Mara, pero mucho mayor. Tambin iba a tener un nio al que pondra el nombre de Juan y que, ms adelante, bautizara a nuestro Seor. La Virgen fue a ayudar a Santa Isabel porque el ngel Gabriel le haba avisado de que ya faltaba poco tiempo para que naciese el nio de su prima. Cuando lleg Mara, acompaada de San Jos, a la casa de Isabel, sta supo que Jess estaba en el seno de su Madre y le dijo a la Virgen unas cosas muy bonitas. Empez repitiendo las mismas palabras que el ngel Gabriel haba pronunciado: Bendita t eres entre todas las mujeres. A Jess le gusta mucho que le digamos a la Virgen que no hay nadie como ella, porque esa es la verdad. El nico mejor que la Virgen Mara es Dios. Ella es la ms guapa y la ms buena. Y tambin la que ms ha querido y quiere a Dios. Por eso, la mayor tontera que puede hacer un hombre o una mujer es olvidarse de querer a la Madre de Dios. Y lo mejor que se puede hacer es alabarla, como hizo Santa Isabel. Es muy fcil. Basta con decirle una frase muy corta: Ms que t, slo Dios. Lo puedes hacer cuando veas en la iglesia, en el colegio, en tu habitacin o en tus libros una estampa o un cuadro de la Virgen.
4. El amigo provechoso
(Tobas, captulos 5, 6, 7 y 11). Los abuelitos de Jess se llamaban San Joaqun y Santa Ana. Ellos se enteraron por la Virgen de que Jess iba a nacer dentro de pocos meses y ayudaron a su hija Mara y a San Jos a preparar la ropa del Nio Dios, la cuna y la casa. Cuando naci Jess, los abuelitos iban a verle con mucha frecuencia y cuando creci un poco, le llevaban dulces hechos con dtiles y miel. Santa Ana le contaba muchas historias del Antiguo Testamento. Y siempre, antes de irse, le daba al Nio Jess un beso en la frente.
La historia que ms le gustaba contar era la de Tobas y el Arcngel San Gabriel. Trata de Tobas que, para cobrar un dinero que le deban a su padre, tuvo que viajar a un pas lejano. Su padre no poda trabajar porque se haba quedado ciego. Como Tobas era muy joven y nunca haba viajado solo, su padre no le dej ir ms que con un compaero que saba bien el camino. Este buen amigo le ense muchas cosas importantes: a cruzar los ras; a pescas y a alimentarse con el pescado; a vencer al demonio; a elegir una buena esposa y a curar la ceguera de su padre. Cuando termin el viaje, le dijo su verdadero nombre: era Rafael, uno de los ngeles que estn ms cerca de Dios. T tambin puedes hacerte su amigo dicindole con frecuencia: San Rafael, aydame en mi camino.
6. Un personaje a mi lado
(San Lucas 2,8-20) Los primeros que se dieron cuento de que Jess haba nacido, adems de la Virgen Mara y San Jos, fueron los ngeles de la Guarda. Vieron al Nio Jess y se pusieron tan contentos que no paraban de cantar. Cada uno quera avisar a todos los hombres lo que haba pasado en el Portal de Beln; pero Dios no les dej que lo hicieran entonces. Slo a unos pocos les permiti que se lo contasen a unos pastores. Y stos, dejando en el campo las ovejas, se fueron a encontrar a Jess, a Mara y a Jos. Vieron al Nio Dios durmiendo en un pesebre y se quedaron un buen rato acompandole y ayudando a la Virgen Mara y a San Jos. Despus regresaron muy contentos a seguir cuidando de las ovejas. Los ngeles de la Guarda son nuestros mejores amigos. Dios les ha dado el encargo de acompaarnos siempre y ayudarnos para que lleguemos al cielo. Cada hombre y cada mujer tenemos uno a nuestro lado en todos los instantes de la vida; y si le decimos que nos haga un favor, siendo una cosa buena, nos lo hace. Casi todos sabemos la oracin al ngel Custodio: ngel de la Guarda, dulce compaa, no me desampares ni de noche ni de da. Pues hemos de aprovechar lo bueno que es el ngel de la Guarda y pedirle un favor: que l se encargue de prepararnos para recibir a Jess con mucho cario, cada vez que comulguemos.
8. Es mejor a la primera
(San Lucas, 2, 51-52) Cuando San Jos y la Virgen Mara regresaron con el Nio Jess a Nazaret, pudieron vivir sin especiales dificultades. Todo era normal y los das pasaban como los de cualquier otro nio. Haba das que eran de fiesta y la comida era ms rica. Haba das en que llova y el Nio Dios no poda salir a jugar a la calle. Algunas tardes venan visitas y el Nio Jess tena que saludar y or cmo decan que haba crecido mucho. Iba a la escuela, donde tena que aprender muchas cosas de memoria y le ponan deberes para que los hiciera en casa. Le gustaba mucho acompaar a San Jos en el taller de carpintera, pero siempre peda permiso para coger alguna cosa con la que entretenerse. Todos los das haca algo estupendo: obedecer a la primera. A Jess no le tenan que estar diciendo las cosas varias veces. No era como esos nios a quienes hay que hablarles cada vez ms fuerte para que hagan caso. l dejaba en seguida lo que estaba haciendo y cumpla lo que le mandaban San Jos y la Virgen Mara, sin poner mala cara. Siempre, toda su vida, Jess obedeci con alegra: cuando era nio, a las personas mayores, empezando por San Jos y la Virgen; cuando fue hombre, a lo que su Padre Dios le peda. Y obedeci con alegra hasta morir en la Cruz por nosotros. Procura obedecer como Jess; y cuando te cueste hacerlo, repite: A Jess yo me parezco cuando en seguida obedezco.
La Virgen llor mucho; pero no se quej. Jess, que tambin llor, se puso a trabajar en la carpintera, para poder atender a los gastos de la casa. Como San Jos le haba enseado su oficio, todos los de Nazaret le encargaban trabajos, y l los haca. Nunca, a pesar de que poda porque era Dios, hizo Jess un slo milagro para trabajar menos; y eso que se cansaba, porque tambin era hombre y le costa cumplir con su deber. Nuestro trabajo, si es el que quiere Dios y est bien hecho, sirve para agradar a Jess y para irnos al cielo. El trabajo de un estudiante es estudiar y hacer los deberes. Te ayudar mucho el tener en tu cuarto un letrero que diga: Si ser buen cristiano quieres, haz primero los deberes.
10. El matrimonio
(San Juan 2,1-11) Dios quiere que vivan muchas personas y que se vayan al cielo. Para eso estableci el matrimonio, que es la unin de un hombre con una mujer para toda la vida. Dios bendice a los que se casan y por eso se hace una fiesta. Jess hizo su primer milagro en una boda, a la que fue con su madre, la Virgen Mara, y con sus discpulos. All convirti el agua en vino para que no se arruinase la fiesta. As nos ense que el matrimonio es algo muy bueno y que le da alegra. Para que haya matrimonios, Dios hizo nios y nias y puso en su cuerpo algo distinto que sirve para agradar a Dios cuando se usa para transmitir la vida a los hijos. Si se portan como Dios quiere y respetan su cuerpo para ser buenos paps y mams cuando sean mayores, entonces tienen la santa pureza; pero si no lo hacen y miran, hablan o hacen cosas sucias, entonces se parecen a los animales, que no pueden vivir la Pureza. Para tener la santa Pureza lo mejor es pedrsela a la Virgen Mara, que es toda Pura. Para que ella te ayude ahora y durante toda tu vida hay una oracin muy bonita: Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada, Mara, te ofrezco desde este da alma, vida y corazn. Mrame con compasin, no me dejes, Madre ma.
Emocionadsimo, Bartimeo empez a gritar: Jess, Hijo de David, ten compasin de mi! Lo repiti muchas veces y cada vez ms fuerte. Tanto que alguien le dijo que no molestase, pero l grit mucho ms. Jess le oy, mand que se lo trajeran y le cur los ojos. Bartimeo, saltando de alegra, se fue detrs de Jess dndole las gracias. Como Bartimeo, no hemos de cansarnos de pedirle a Jess lo que necesitamos, porque si eso que pedimos no nos aparta de l, es seguro que nos escuchar y nos lo dar. Lo mejor es pedirle: "Oh, buen Jess, haz que sea un cristiano segn tu corazn"
Como Jess les deca tambin a ellos la verdad, les llam hipcritas, que quiere decir mentirosos. Se lo deca para que cambiasen y se portasen bien; pero ellos no le hicieron caso y al final, viendo que la gente quera tanto a nuestro Seor, decidieron matarle. La mentira es lo que ms le gusta el demonio. l es, como dijo Jess, el padre de la mentira. Cuando una persona se vuelve mentirosa, aunque empieza engaando en cosas pequeas, se hace de la familia del demonio. Por eso termina no queriendo a Jess y ayudando a que sufra. Siempre hemos de decir la verdad. Y si el demonio nos pone vergenza para que nos hagamos de su familia con mentiras, hemos de responderle: La vergenza, para pecar, pero no para decir la verdad.
danos la paz.
Cuando Jess estaba a punto de morir, mir a la Virgen y a San Juan y le dijo a su Madre: Ah tienes a tu hijo. Y despus le dijo a San Juan, que nos representaba a todos los hombres: Ah tienes a tu Madre. Qu bueno es Jess! Qu buena es su Madre, la Virgen Mara, que es tambin nuestra Madre del cielo! Cuando algo te haga sufrir, si se lo ofreces a Jess, ests con la Virgen junto a la cruz, ayudando a que todos los hombres se salven. De verdad ama a Jess quien le acompaa en la cruz.
Les salud desendoles la paz, para que vieran que no les guardaba rencor por haberle abandonado; y despus les ense las llagas de sus manos y del costado. En seguida les entreg lo que haba conseguido para nosotros con su muerte en la Cruz: Recibid el Espritu Santo les dijo-. A quienes les perdonis los pecados les quedarn perdonados. Es tan bueno Jess que, pensando en nosotros, les dio a los sacerdotes el poder de perdonar todos los pecados, por grandes que sean. Desde entonces el demonio est furioso, porque con ese poder que tienen los sacerdotes l ha perdido casi toda su fuerza. Ahora, lo que intenta el diablo para que los pecadores se vayan al infierno es conseguir que no se confiesen. Los hombres, sin la confesin, estamos peor que un enfermo sin mdico, porque si tenemos un pecado grave no basta el arrepentimiento para comulgar. Y sin la Comunin, que es el mejor alimento espiritual, nuestra alma se va muriendo. Hacen falta los sacerdotes, sobre todo para confesarnos y para que podamos comulgar. Por eso, vamos a decirle a Jess, aunque el demonio se ponga rabioso: Danos, Seor, sacerdotes santos.