La Centralidad y Universalidad de Cristo
La Centralidad y Universalidad de Cristo
La Centralidad y Universalidad de Cristo
CAPTULO UNO CRISTO ES EL TODO Y EN TODOS En este breve libro, quisiramos tener comunin en cuanto a la centralidad y universalidad de Cristo: Cristo es el centro y Cristo es el todo. Cristo es el centro, y Cristo es la circunferencia. Todo el universo incluyendo ambas creaciones, la vieja y la nueva, incluyendo todo lo que hay en los cielos y sobre la tierra, tanto en el presente como en el futuro es como una gran rueda (cfr. Ez. 1:5). En esta rueda, Cristo es el eje, el centro; Cristo es el aro, la circunferencia; y Cristo es los radios. Cristo lo es todo. La centralidad y universalidad de Cristo es un tema todo-inclusivo. Por supuesto, no entraremos en detalles, pero s abordaremos este tema de una manera muy subjetiva. As pues, dedicaremos un captulo al aspecto objetivo de este tema y tres captulos al aspecto subjetivo. En este captulo quisiramos leer varios versculos importantes de las Escrituras, los cuales revelan que Cristo lo es todo. Colosenses 1:15a dice que Cristo, el Hijo de Dios, es la imagen del Dios invisible. Esto nos habla de la posicin que Cristo ocupa en la Deidad. En la Deidad, Cristo es la imagen del Dios invisible. La segunda parte del versculo 15 dice que l es el Primognito de toda creacin. Esto hace referencia a Su posicin en la vieja creacin. En la vieja creacin l es el primero; l es el principio; l tiene la preeminencia, el primer lugar, en la creacin de Dios. El versculo 16 dice: Porque en l fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean seoros, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de l y para l. Cristo no slo es el Primero en toda la creaci n, sino que tambin lo es todo. Todas las cosas fueron creadas en l, en el poder de Su persona, por medio de l como el instrumento activo, y para l, es decir, para Su posesin. El versculo 17 dice: l es antes de todas las cosas, y todas las cosas en l se conservan unidas. El hecho de que todas las cosas se conserven unidas en Cristo significa que subsisten juntas en l. Todas las cosas se unen y cohesionan juntamente en Cristo porque Cristo es el centro y la circunferencia. Cristo es el eje y tambin el aro. Si usted le quita el aro y el eje a una rueda, ella se desplomar. Cristo es el centro y la circunferencia del universo. Los cientficos desconocen este hecho; sin embargo, los mejores cientficos nos dicen que un maravilloso poder mantiene todo el universo unido. Este poder maravilloso es Cristo mismo, quien es el centro y la circunferencia. Cristo es Aquel en quien todo el universo, incluyendo todas las cosas, es cohesionado y se conserva unido. El versculo 18 dice: l es la Cabeza del Cuerpo que es la iglesia; l es el principio, el Primognito de entre los muertos, para que en todo l tenga la preeminencia. El versculo 17 nos dice la posicin que ocupa Cristo en la creacin, y el versculo 18 nos dice la posicin que l ocupa en la nueva creacin, en el Cuerpo, en la iglesia. Dice que l es la Cabeza del Cuerpo, la iglesia. En la vieja creacin, en el universo, Cristo es el primero; y en la nueva creacin, en la iglesia, l tambin es el primero. Cristo es la Cabeza y el Primognito de entre los muertos a fin de tener la preeminencia, el primer lugar, en todas las cosas. l debe ser el primero. El versculo 19 dice: Por cuanto agrad a toda la plenitud habitar en l. La plenitud aqu se refiere a la plenitud de la Deidad. Colosenses 2:9 dice: Porque en l habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. A la plenitud le agrad habitar en Cristo.
Ahora leamos Colosenses 2:2-3: Para que sean consolados sus corazones, entrelazados ellos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de la perfecta certidumbre de entendimiento, hasta alcanzar el pleno conocimiento del misterio de Dios, es decir, Cristo, en quien estn escondidos todos los tesoros de la sabidura y del conocimiento. En Cristo, quien es el misterio de Dios, estn escondidos tod os los tesoros de la sabidura espiritual y del entendimiento divino. Los versculos del 8 al 10 dicen: Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de su filosofa y huecas sutilezas, segn las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no segn Cristo. Porque en l habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estis llenos en l, que es la Cabeza de todo principado y potestad. Llevar a alguien cautivo significa llevarlo como si fuese parte de un botn. Estar llenos en l significa estar llenos de todas las riquezas divinas. La versinLiving Bible [La Biblia viva], una parfrasis de la Biblia, dice en el versculo 10: Vosotros lo tenis todo cuando tenis a Cristo. Si tenemos a Cristo, lo tenemos todo. El versculo 19 dice: ...Asindose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios. El Cuerpo recibe el alimento, el suministro, por medio de las coyunturas, y es entrelazado por medio de los ligamentos. En el Cuerpo hay coyunturas que proveen el suministro a los miembros y ligamentos que los unen. Sin embargo, todo esto proviene de la Cabeza mediante los miembros del Cuerpo. El suministro y el entrelazamiento contribuyen conjuntamente al crecimiento del Cuerpo, lo cual depende del crecimiento de Dios, o sea, del aumento del elemento de Dios, en el Cuerpo. Colosenses 3:4 habla de Cristo, nuestra vida, y en 1:27 dice: A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Con relacin a nosotros hoy, Cristo es nuestra vida, y con relacin a nuestro futuro, l es nuestra esperanza. l lo es todo. Por ello, Colosenses 3:11b dice: Cristo es el todo, y en todos. No creo que nadie sea capaz de comprender completamente esta frase; aun as, todos debemos anunciar, declarar y proclamar que Cristo es el todo y est en todos. Ahora quisiera que leamos un versculo ms, Efesios 1:10: Para la economa de la plenitud de los tiempos, de hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, as las que estn en los cielos, como las que estn en la tierra. La palabra griega traducida economa significa ley de casa, gobierno o administracin domstica, y por derivacin significa distribucin, arreglo, plan o economa administrativa. La economa que Dios, segn Su deseo, plane y se propuso en S mismo, es que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas en la plenitud de los tiempos. Quisiera ahora preguntarles: El cuerpo sostiene a la cabeza o la cabeza sostiene al cuerpo?. Cuando era joven, pensaba que era el cuerpo el que sostena a la cabeza. Pero un da comprend que es la cabeza la que sostiene al cuerpo, pues si nos cortaran la cabeza, nuestro cuerpo se desplomara. Esto demuestra que es la cabeza la que sostiene al cuerpo. Este ejemplo nos muestra que Cristo, por ser la Cabeza, sostiene a Su Cuerpo. Dios ha venido obrando por todas las generaciones, y contina obrando, a fin de que Cristo como Cabeza pueda reunir todas las cosas, las que estn en los cielos como las que estn en la tierra. Cristo es la Cabeza. Finalmente, l reunir bajo una cabeza a todo el universo. Esto nos muestra una vez ms que Cristo lo es todo. Los versculos 22 y 23 dicen: Someti todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Dios dio a Cristo por Cabeza por sobre todas las cosas, no slo para la iglesia sino a la iglesia. Y la iglesia es el Cuerpo, la plenitud, de Cristo, quien es Aquel que todo lo llena en todo. Ahora leamos Efesios 4:13-16: Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre de plena madurez, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo; para que ya no seamos nios sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de enseanza en las artimaas de los hombres en astucia, con miras a un sistema de error, sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la funcin de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificacin de s mismo en amor. El versculo 14 habla de todo viento de enseanza, no de todo viento de hereja. Incluso una enseanza puede ser un viento que nos arrastra, que nos aparta, de Cristo y de la iglesia. La razn por la cual podemos ser zarandeados por vientos de enseanza es que somos infantiles. Somos nios que an no han crecido. Por consiguiente, nos es fcil ser engaados, ser arrastrados, por algo que parece bueno y suena bien. Somos arrastrados no por alguna hereja, sino por enseanzas. Por tanto, en lugar de ser arrastrados por enseanzas, debemos asirnos a la verdad en amor. La verdad es la realidad, Cristo mismo. Cuando nos asimos de Cristo como la realidad en amor, crecemos en todo en Cristo, quien es la Cabeza. Entonces, partiendo de la Cabeza, todo el Cuerpo causa el crecimiento del Cuerpo mismo en virtud del suministro que proveen las coyunturas y por la operacin de cada uno de los miembros. Si consideramos delante del Seor los versculos anteriores de Efesios 4, recibiremos la clara visin de que la intencin de Dios consiste en forjar a Cristo en nuestro ser, en hacer que Cristo sea el todo para nosotros y en hacer que crezcamos en Cristo. Dios no quiere que simplemente aprendamos algunas enseanzas. No debemos prestar atencin a nada que no sea asirnos de Cristo como la realidad, el centro, la circunferencia y el todo. Nos asimos de Cristo como la realidad a fin de crecer en l en todas las cosas. Tenemos que crecer en Cristo, no simplemente en un solo aspecto, sino en todo aspecto, en todas las cosas. Cristo lo es todo. Ahora debemos leer 1 Corintios 1:22-24: Porque los judos piden seales, y los griegos buscan sabidura; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judos tropezadero, y para los gentiles necedad; mas para los llamados, as judos como griegos, Cristo poder de Dios y sabidura de Dios. Los judos buscaban seales, milagros. La religin requiere seales, y los judos continuamente necesitaban dichas seales. Los griegos, por su parte, buscaban sabidura. La sabidura pertenece a la filosofa, lo cual era algo que los griegos procuraban constantemente. Pablo no ministraba ninguna de estas cosas; en vez de ello, l predicaba a Cristo crucificado. Aqu el contraste no es entre Cristo y el pecado y la mundanalidad, sino entre Cristo y las seales y la sabidura. Incluso los milagros, las seales y la sabidura pueden ser algo que se halla en contraste con Cristo. Pablo predicaba a Cristo crucificado a los judos, y esto vino a ser tropezadero para ellos debido a que buscaban algo aparte de Cristo. Ellos buscaban seales, milagros, y los griegos buscaban la sabidura filosfica, no a Cristo. Por esta razn, Pablo predicaba al Cristo crucificado como poder de Dios y sabidura de Dios. En 1 Corintios 2:2 Pablo dijo: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a ste crucificado. Pablo resolvi e incluso se propuso no saber cosa alguna sino a Cristo. l dijo esto de manera enftica, contundente y clara en un libro en el que se nos habla de seales, milagros y dones. Estos pasajes de las Escrituras que hemos ledo nos traen a la luz divina y hacen que todo sea transparente para nosotros, de modo que veamos que, conforme a la intencin de Dios, Cristo lo es todo. l es el centro y la circunferencia. Ahora consideremos cinco asuntos que nos muestran que Cristo lo es todo conforme a la intencin de Dios.
CRISTO EN LA DEIDAD El primer asunto que queremos considerar es Cristo en la Deidad. Incluso en la Deidad, Cristo es el centro. En la Deidad, hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espritu. El Padre es la fuente, el Espritu es la comunicacin, la comunin, la transmisin, y el Hijo, Cristo, es el centro. Todo lo que el Padre plane y se propuso hacer est en el Hijo, es para el Hijo y se lleva a cabo por medio del Hijo, y todo lo que el Espritu est haciendo es tambin para el Hijo. El Espritu viene a dar testimonio del Hijo, a glorificar al Hijo y a hacer que el Hijo sea real para nosotros (Jn. 16:13-15). Por tanto, vemos que aun en la Deidad, Cristo es el centro. Adems, agrad a toda la plenitud de la Deidad habitar corporalmente en Cristo (Col. 1:19, 2:9). Si no tenemos al Hijo, no podemos tener al Padre. Si tenemos al Hijo, tenemos tambin al Padre, porque el Padre est en el Hijo (Jn. 10:38; 14:10-11) y el Hijo es la corporificacin misma del Padre (Col. 2:9). Cristo es la imagen de Dios (Col. 1:15; 2 Co. 4:4b) y la impronta de la sustancia de Dios, es decir, la expresin de lo que Dios es (He. 1:3a). Aparte de Cristo, no podemos reunirnos con Dios ni tener a Dios. Cristo es Dios (Jn. 1:1; 20:28-29; Ro. 9:5). Por consiguiente, Cristo es el centro de la Deidad. CRISTO EN EL PLAN DE DIOS Lo segundo que queremos considerar es Cristo en el plan de Dios. Hemos visto claramente en Efesios que Cristo es el centro en la economa de Dios. En el plan de Dios, Cristo es la Cabeza a fin de reunir todas las cosas (Ef. 1:10). Todo el universo existe por causa de Cristo. Todo lo que Dios plane, ha hecho y contina haciendo tiene como objetivo que Cristo llegue a ser la Cabeza, el centro y el todo. ste es el propsito eterno de Dios. La frase hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas (Ef. 1:10), nos habla acerca de la economa divina. Por consiguiente, en el plan de Dios, en la economa de Dios, Cristo es la Cabeza y el centro. Cristo lo es todo. CRISTO EN LA CREACIN DE DIOS El siguiente asunto que queremos considerar es Cristo en la creacin de Dios, es decir, en la vieja creacin. En la creacin de Dios, Cristo es el primero, Aquel que tiene la preeminencia entre todas las criaturas. En la vieja creacin, todas las cosas fueron creadas en Cristo, por medio de Cristo y para Cristo (Col. 1:15b-16). Adems, todas las cosas se mantienen unidas, subsisten juntas y son cohesionadas en Cristo (v. 17). Podemos ver la belleza del universo y la unidad que hay entre todas las cosas de este universo. Si la luna se saliera de su rbita tan slo unos pocos grados, las consecuencias seran terribles para la tierra. Sin embargo, hoy todo el universo funciona en buen orden. Esto se debe al poder de Cristo. Cristo es el poder por el cual y en el cual todas las cosas se mantienen unidas. As pues, Cristo es el centro de la creacin de Dios, y l ocupa el primer lugar en toda la creacin. CRISTO EN LA NUEVA CREACIN El cuarto asunto est relacionado con Cristo en la nueva creacin, es decir, en la iglesia. Mientras que la vieja creacin fue creada por Dios en Cristo, mediante Cristo y para Cristo, la nueva creacin es una parte de la vieja creacin que ha muerto y ha resucitado para vida, y experimenta un nuevo comienzo en novedad. Cristo es el Primognito de entre los muertos (Col. 1:18); l es el primero en la resurreccin. Como tal, l ocupa el primer lugar en la iglesia como la nueva creacin de Dios (2 Co. 5:17; G. 6:15). Cristo no slo es el Primognito de la nueva creacin, sino tambin la Cabeza de la iglesia, que es el Cuerpo; ms an, l es el nico constituyente del Cuerpo, pues l es todos los miembros del Cuerpo, y est en todos ellos (Col. 3:11). Incluso el Cuerpo mismo es Cristo (1 Co. 12:12). As pues, todo lo que est relacionado con el Cuerpo, la iglesia, de una manera positiva y tenga una condicin apropiada, debe ser Cristo mismo. Cristo es la Cabeza, Cristo es la vida y Cristo es el nico constituyente de la iglesia. Por consiguiente, en la nueva creacin, o sea, en la iglesia, Cristo lo es todo.
CRISTO EN LA VIDA CRISTIANA Ahora llegamos al ltimo asunto relacionado con Cristo como el todo segn la intencin de Dios: Cristo en la vida cristiana o Cristo en los cristianos. En los cristianos, o en la vida cristiana, no debe haber nada que no sea Cristo. Cristo debe ser el todo en nuestra vida cristiana. Un da en 1933 el Seor me abri los ojos para ver que Cristo es todo para nosotros. A menudo los santos se me acercaban para hablarme muy bien de alguien, diciendo que dicha persona era muy humilde o amable. Pero despus de 1933 cada vez que escuchaba estos comentarios positivos acerca de alguien, siempre haba una pregunta en mi interior. Qu quieren decir ustedes cuando hablan de la humildad? Qu quieren decir cuando hablan de la amabilidad? Quieren decir que han encontrado una parte del viejo Adn que es humilde, o que el hombre en Adn es amable? La verdadera humildad y amabilidad de un cristiano debe ser Cristo mismo. Nuestro amor para con los dems debe ser Cristo. Nuestra paciencia, humildad, sabidura, conocimiento y entendimiento debe ser Cristo mismo. Sin embargo, nosotros no nacimos en Cristo, de Cristo ni con Cristo. Lo que tenamos originalmente era algo que provena completamente de Adn. Pero ahora hemos nacido de Cristo. Sin embargo, todava permanece con nosotros algo de la vieja naturaleza. Tenemos a Cristo, y tambin al viejo Adn. Es posible que an seamos humildes y amables en virtud de la vieja vida admica. En China vi a algunas personas que fueron enseadas, educadas, con las enseanzas de Confucio. Sin duda alguna, eran amables y encantadoras, pero en ello no haba nada de Cristo. Nuestra humildad y nuestra amabilidad no debe ser algo que proceda de la vieja creacin, sino de Cristo. La vida cristiana debe ser una vida en la cual Cristo mismo se exprese por medio de nosotros. Con esto les he presentado de manera breve un cuadro de la centralidad y universalidad de Cristo. En la Deidad, Cristo es el centro; en el propsito eterno de Dios, Cristo es la Cabeza, el centro y el todo; en la creacin de Dios, Cristo lo es todo, y todas las cosas son para Cristo; en la nueva creacin, es decir, en la iglesia, el Cuerpo de Cristo, Cristo lo es todo; y en la vida cristiana, o sea, en nosotros los cristianos, Cristo debe ser el todo. Esto es muy claro. Ahora examinemos la situacin del cristianismo actual. En el cristianismo de hoy hay muy poco de Cristo; en lugar de ello, abundan tres categoras de cosas. En primer lugar, en el cristianismo abundan las formas y los preceptos, y est organizado como una religin. En segundo lugar, abundan las doctrinas, el conocimiento, las enseanzas y la teologa. Una vez conoc a alguien que habl conmigo acerca de la justificacin por la fe. Sin embargo, not que aunque se mostraba muy a favor de la justificacin por la fe, l mismo no haba sido justificado. Esto se debe a que l tena la doctrina de la justificacin por la fe, mas no a la persona viva de Cristo. Si usted tiene a Cristo, ha sido justificado; pero si no tiene a Cristo, an no ha sido justificado. Es posible que alguien tenga un doctorado en teologa y an no haya sido salvo. Esto se debe a que est lleno de doctrinas pero no tiene a Cristo. A veces la gente me ha preguntado: Hermano Lee, cree usted en la gracia absoluta?. Les digo: Creo en el Cristo que es la gracia misma. En qu cree usted? Usted cree en la doctrina de la gracia, pero experimenta la gracia? Quin es la gracia? Quin es la gracia todo-inclusiva? Quin es la gracia absoluta?. Hermanos y hermanas, es preciso que veamos que la gracia es una persona viva, no una doctrina. La gracia es Cristo mismo (Jn. 1:17). Usted puede ensear acerca de la gracia e incluso contender por la doctrina de la gracia; sin embargo, no tendr la gracia si no tiene a la persona viva de Cristo. Por otra parte, es posible que la palabra gracia no sea parte de su vocabulario ni de su diccionario; no obstante, si tiene la realidad de Cristo, tiene la realidad de la gracia. Esto no tiene que ver con doctrina, sino con el hecho de experimentar la realidad del Cristo vivo. Tercero, en el cristianismo de hoy abundan los dones, es decir, muchos buscan sanidades y el hablar en lenguas. Pero dnde est Cristo? Cunto de Cristo hay all? En el cristianismo abundan las
formas, las enseanzas y los dones, pero hay muy poco de Cristo. Prcticamente Cristo no tiene cabida, ni base, aun en la iglesia que llamaramos formal, doctrinal o fundamentalista. Asimismo, en la iglesia pentecostal Cristo tampoco tiene mucha cabida. sta es la condicin del cristianismo actual. Ciertamente debemos lamentarnos por esta situacin (Mt. 5:4). A pesar de que Estados Unidos es un pas cristiano, tiene muy poco de Cristo. No estoy tratando de ensearles ni de darles algo nuevo; antes bien, estoy aqu para decirles que necesitan a Cristo. Lo que ustedes necesitan no son formas, doctrinas, dones, sanidades ni el hablar en lenguas, sino a Cristo como una persona viva, al Hijo del Dios viviente. Ustedes tienen que conocerlo a l y experimentarlo. Tienen que ser llenos y saturados de l, y mezclarse y compenetrarse con l. En el Nuevo Testamento, tenemos la Epstola a los Hebreos, la cual trata del asunto de la religin. Aquellos cristianos hebreos tenan la mejor religin de todas, la religin juda; sin embargo, haban descuidado a Cristo sobremanera. Ellos se haban olvidado de Cristo; se haban distrado de Cristo e incluso separado de l. Se haban desviado del camino correcto, el cual es Cristo mismo. Haban prestado atencin a algo que no era Cristo, algo que Dios haba usado para llevar o conducir a las personas a Cristo. Su religin se haba convertido en un sustituto de Cristo, en algo que ocupaba el lugar que le corresponda a Cristo. Aunque en una poca su religin fue muy buena y positiva, con el tiempo lleg a reemplazar a Cristo. Glatas nos muestra que la ley se convirti en un sustituto de Cristo. Los glatas se esforzaban por hacer el bien, por mejorarse a s mismos y por corregirse a s mismos a fin de tener un buen comportamiento. Este tipo de cosa se infiltr entre los cristianos, usurpando el lugar que le corresponda a Cristo. Algunos cristianos son buenos y se esfuerzan por hacer el bien. Pero esto es un engao del enemigo. Nosotros no somos personas que abogan por una buena conducta; antes bien, somos personas que estn ciento por ciento a favor de Cristo. Fuimos hechos como vasos no para contener una buena conducta, sino para contener a Cristo. Somos recipientes de Cristo. En 1 Corintios se nos muestra un contraste entre Cristo y los dones. En muchas ocasiones les he dicho que en 1 Corintios se nos muestra que es muy posible que alguien tenga muchos dones y siga siendo un beb, un nio, en Cristo (1:7; 3.1). Aunque los creyentes corintios tenan todos los dones externos y milagrosos, eran muy infantiles. Es por ello que el apstol se vio obligado a decir: Cuando fui a vosotros [...] me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a ste crucificado (2:1-2). Los judos buscan seales, milagros y cosas sobrenaturales, y los griegos buscan sabidura y conocimiento; pero nosotros, los que hemos sido salvos por Dios, nicamente predicamos a Cristo mismo. Aparte de Cristo, no sabemos ninguna otra cosa. Cristo es el verdadero poder que produce seales as como la verdadera sabidura que produce conocimiento. Hoy en da el enemigo sigue siendo muy astuto. Si el enemigo tratara de introducir algo pecaminoso, todos aquellos que aman a Cristo, todos los que le buscan, lo rechazaran. As que el enemigo en su astucia introduce algo muy bueno, pero que no es Cristo mismo. Al comienzo del Nuevo Testamento, en Hechos, encontramos dones, seales y milagros; pero cuando llegamos a las ltimas epstolas, como por ejemplo, 2 Corintios, las epstolas a Timoteo, la Epstola a Tito y 1, 2 y 3 Juan, no vemos seales, milagros ni dones. En Apocalipsis no se mencionan dones ni cosas milagrosas. En lugar de ello, todos estos libros hablan mucho acerca de asuntos tales como conocer a Cristo y experimentar la obra de Dios, la obra del Espritu Santo, por medio de la cruz, a fin de que Cristo se forje en nosotros, y nosotros nos mezclemos o compenetremos con Cristo, y seamos llenos y saturados de l. Debemos regresar a la Palabra de Dios, donde no vemos ningn nfasis en las doctrinas, las formas, los dones, las sanidades ni el hablar en lenguas. El centro y nfasis en la Palabra de Dios es la persona
viva de Cristo. El enemigo es muy sutil. Es por eso que el apstol nos dijo que mientras predicaban a Cristo, ellos, por un lado y en un sentido negativo, exhortaban y amonestaban a las personas, y, por otro lado y en un sentido positivo, enseaban a las personas (Col. 1:28). Era necesaria la advertencia del apstol porque algunas cosas sutiles haban sido introducidas por el enemigo. En Colosenses 2:8 Pablo dijo: Mirad que nadie os lleve cautivos por medio de su filosofa y huecas sutilezas. La filosofa es algo bueno, no algo pecaminoso ni mundano. Lo que nos aparta de Cristo no es algo que se presenta a nosotros con un vestido negro y oscuro, sino algo con un vestido blanco y resplandeciente. Es algo agradable y bueno, pero que, al mismo tiempo, nos engaa, desva y distrae; es algo que nos aparta y extrava del camino correcto, a saber, Cristo mismo. Siempre que prestemos atencin a cualquier cosa que no sea Cristo, ya nos habremos desviado. Si centramos nuestra atencin en algo que no es Cristo, por muy bueno que sea, nos habremos desviado, y ya no nos encontraremos en el camino correcto. Hermanos y hermanas, es aqu donde se libra la batalla. No estamos luchando contra los hombres; estamos luchando contra el enemigo, el astuto, quien en todas las generaciones pasadas ha venido causando dao al Cuerpo de Cristo, algunas veces con cosas malas y otras veces con cosas buenas. Hebreos, Glatas, Colosenses y 1 Corintios no confrontan asuntos negativos, sino asuntos positivos. El libro de Hebreos confronta el asunto de la religin; Glatas confronta el asunto de hacer el bien conforme a la ley; Colosenses confronta la mejor invencin humana, la filosofa; y 1 Corintios confronta los dones. Todos estos asuntos son sustitutos de Cristo que reemplazan a Cristo, usurpando el lugar que le corresponde a l en los creyentes. Esto es una batalla. Debemos recibir la carga de orar por esto. El enemigo est luchando para estorbar, daar, perjudicar, confundir y complicar la edificacin pura de la iglesia. Le pido al Seor que nuestros ojos sean abiertos para que podamos ver estas cosas de una manera cabal, al grado en que lleguen a ser muy claras para nosotros. Es preciso que veamos que Cristo es el centro, que Cristo es la circunferencia y que Cristo es el todo. CAPTULO DOS EL CRISTO SUBJETIVO En el captulo anterior, vimos en la Palabra que Cristo lo es todo en la Deidad, en el plan de Dios, en el universo, en la iglesia y en la vida cristiana. Cristo es el centro y la circunferencia. Cristo es la vida hoy y maana. l lo es todo para nosotros. LA MANERA EN QUE EL ENEMIGO IMPIDE QUE LAS PERSONAS CONOZCAN A CRISTO DE MANERA MS PROFUNDA Tambin vimos que a lo largo de la historia de la iglesia el enemigo, Satans, ha hecho todo lo posible por estorbar a las personas impidindoles que conozcan a Cristo de una manera todo-inclusiva. A menudo, l utiliza sutilmente cosas buenas, y en ocasiones cosas que aun Dios mismo ha establecido o dado, a fin de impedir que el pueblo de Dios conozca a Cristo como el centro y la circunferencia. Por ejemplo, el judasmo con su adoracin en los tiempos del Antiguo Testamento fue algo que Dios estableci. Dios estableci el servicio y adoracin antiguotestamentarios con el propsito de conducir a las personas a Cristo. Dios dispuso todo lo relacionado con los numerosos tipos de la poca del Antiguo Testamento, tales como el tabernculo, los sacrificios, los sacerdotes, los reyes y los profetas, con el propsito de conducir a las personas a Cristo. Los tipos fueron el medio, el instrumento, que Dios us para llevar a las personas a Cristo. Sin embargo, Satans, el enemigo, utiliz estas mismas cosas que Dios estableci para impedir que las personas conocieran a Cristo.
Glatas 3:23-24 dice: Antes que viniese la fe, estbamos bajo la custodia de la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fusemos justificados por la fe. La fe aqu se refiere a la fe que tenemos en Cristo, la fe por medio de la cual recibimos a Cristo como el todo. El apstol nos dice que antes de que viniera esta fe, nosotros estbamos encerrados bajo la ley, estbamos bajo la custodia de la ley. La ley fue algo que Dios dio y us para guardar a Su pueblo bajo custodia. Antes de que viniese la fe, el pueblo de Dios fue puesto bajo la custodia de la ley, fue encerrado con miras a la fe. La funcin de la ley consista en encerrar al pueblo de Dios para aquella fe que iba a ser revelada. De este modo, la ley se convirti en nuestro ayo. En la antigedad, las personas usaban a un esclavo para que cuidara de sus hijos. Mientras los nios an eran pequeos, no podan cuidarse solos para ir a la escuela por su propia cuenta. As que, los padres le pedan a un esclavo que acompaara o llevara a los nios al maestro de la escuela. La ley fue usada por Dios como un esclavo guardin, como un ayo, para conducir a los hijos de Dios al Maestro, a Cristo. ste es el propsito por el cual Dios nos dio la ley. La ley no es el amo ni tampoco el maestro de la escuela, sino simplemente el ayo que nos guarda y nos conduce al Maestro, a Cristo, a fin de que podamos ser justificados por la fe. Esto nos muestra que Dios utiliza muchas cosas, tales como el judasmo, los dones, la ley, e incluso el evangelio, para llevar a las personas a Cristo. Sin embargo, el enemigo es muy sutil, pues la misma ley que Dios dio para conducir a las personas a Cristo, Satans la usa para impedir que las personas vengan a Cristo. sta fue la razn por la cual se escribi el libro de Glatas. La ley fue dada por Dios para llevar a las personas a Cristo, pero Satans vino y utiliz la ley para atar a las personas, para impedir que las personas vinieran a Cristo y para obstaculizar que le conocieran como el todo. De manera que la ley, en lugar de ser un medio o instrumento til para conducir a las personas a Cristo, vino a ser un impedimento y estorbo que separaba a las personas de Cristo. Ahora consideremos el asunto de los dones. Todos los dones del Nuevo Testamento son instrumentos y medios que Dios usa para conducir a las personas a Cristo y llevarlas a que conozcan a Cristo, lo expresen, lo experimenten y lo aprehendan. Sin embargo, a travs de los siglos muchos dones han sido usados por el enemigo para estorbar a las personas, detener su progreso e impedir que conozcan a Cristo de una manera ms profunda. Como un hermano que lleva mucho tiempo sirviendo al Seor, puedo testificarles con toda sinceridad que conoc a muchas personas que tenan dones, a saber: dones de sanidad, de lenguas, e incluso ministerios. Pero lamento tener que decir que es difcil hablar con muchas de estas personas acerca de Cristo de una manera ms profunda. Cuando uno habla con algunos cristianos acerca del don de hablar en lenguas o de sanidad, se muestran muy entusiasmados; sin embargo, cuando se les dice que Cristo mora en su espritu, que ellos necesitan tener comunin con este Cristo y que deben ser disciplinados por este Cristo, no muestran ningn inters. No tienen odos para or estas cosas ni manifiestan ningn inters. No me opongo a ningn tipo de don, pero s lucho porque estos dones han sido utilizados grandemente por el enemigo para impedir que las personas conozcan a Cristo de una manera ms profunda. Hubo un grupo de cristianos en China que se llamaba Iglesia del verdadero Jess. Cada vez que se reunan, tenan que arrodillarse y sacudir sus sillas para ejercitar sus dones. Esa era su costumbre. No estoy diciendo que eso est bien o mal; pero el enemigo sutilmente utilizaba este asunto de los dones para impedir que dichos creyentes avanzaran a fin de conocer a Cristo de una manera ms profunda. Ellos no podan sentarse en silencio con una mente sobria y con un espritu abierto para escuchar a alguien que les hablara acerca de Cristo como la vida que reside en su interior. Los dones era algo que los ataba y les impeda avanzar en el conocimiento de Cristo. He conocido muchas personas que fueron incitadas a hablar en lenguas. Sin embargo, una vez que recibieron el don de hablar en lenguas, fueron atadas por ello. Es relativamente fcil ayudar a un nuevo creyente, o incluso a un incrdulo, a conocer a Cristo; pero es muy difcil ayudar a una persona
que habla en lenguas a que conozca a Cristo de una manera ms profunda. Aqu una vez ms vemos la sutileza del enemigo. Los dones que Dios usa para traer a las personas a Cristo, Satans los ha usado para atar a las personas e impedir que sigan adelante con Cristo. Por consiguiente, incluso los dones pueden convertirse en un estorbo para el propsito de Dios. La sencilla razn por la cual se escribi 1 Corintios es que los dones estaban atando a los creyentes corintios, y ellos no estaban avanzando para conocer a Cristo de una manera ms profunda. Cada vez que ellos se congregaban, slo se ejercitaban para hablar en lenguas. Por esta razn, el apstol los exhort a que no hablaran mucho en lenguas. Les dijo: En la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi mente, para instruir tambin a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida (1 Co. 14:19). stas son las palabras claras de Dios y no podemos refutarlas. Al comienzo de esta epstola dirigida a los corintios, el aps tol declar: Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a ste crucificado (2:2). Si recibimos a Cristo y lo experimentamos por medio de la cruz, el Espritu Santo que mora en nosotros nos restringir en cuanto al ejercicio de los dones. Muchos cristianos hoy en da son engaados por el astuto enemigo. No son engaados por cosas pecaminosas, sino por cosas buenas que Dios mismo ha dado. Estas cosas buenas estorban a las personas, pues ellos mixturan los principios del Antiguo Testamento con los del Nuevo Testamento, el alma con el espritu y las cosas carnales con las espirituales. Es por eso que necesitamos la cruz. Si estamos dispuestos a ir a la cruz y permitimos que ella sea aplicada a nuestro corazn, sabremos dnde estamos. Necesitamos permanecer firmes en el espritu para orar y pelear la batalla. A lo largo de las generaciones el enemigo ha venido obrando continuamente de manera sutil. En realidad, l ha venido haciendo una misma cosa, pero finge hacer algo diferente. As que, tenemos que permanecer firmes en el espritu para orar. Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino espirituales (2 Co. 10:4). Tenemos que orar en el espritu para pelear la batalla por Cristo. Cristo es nuestra nica norma segura. No debemos confiar en nada ms. Debemos someter todas las cosas a prueba tomando a Cristo como la norma. NUESTRA NECESIDAD DE CONOCER A CRISTO SUBJETIVAMENTE En este captulo quisiera seguir adelante y tener comunin con ustedes en cuanto al Cristo subjetivo, esto es, Cristo en Su aspecto subjetivo. El Cristo todo-inclusivo es ms una persona que podemos experimentar de modo subjetivo que una persona objetiva. Esto es algo que el cristianismo de hoy ha pasado por alto, y ha perdido y descuidado. Aparentemente, el cristianismo es una religin acerca de Cristo. Muchas personas all son los creyentes, seguidores, de Cristo, y ms o menos confiesan el nombre de Cristo. Sin embargo, en el cristianismo de hoy Cristo es principalmente un Cristo de nombre. l es principalmente un Cristo objetivo, alguien que est muy lejos de los cristianos. Son muy pocos los cristianos de hoy que saben que Cristo es ms una persona que podemos experimentar de modo subjetivo que una persona objetiva. Todas las cosas que estn fuera de nosotros son objetivas, mientras que las que estn dentro de nosotros son subjetivas para nosotros. Todas las verdades de las Escrituras tienen dos aspectos: un aspecto objetivo y un aspecto subjetivo. Por ejemplo, tenemos la justificacin objetiva y la justificacin subjetiva. Asimismo, la santificacin posee un aspecto objetivo y otro subjetivo. Cuando recibimos a Cristo, en el sentido objetivo, fuimos justificados y tambin santificados. As que, en trminos objetivos, tenemos a Cristo como nuestra justicia y santidad. Sin embargo, en trminos subjetivos, podemos estar muy carentes de estas cosas, pues es posible que no seamos justos ni santos en el aspecto subjetivo. En el sentido objetivo, hemos sido justificados y somos justos en Cristo, y tambin hemos sido santificados y hechos santos; pero, en el sentido subjetivo, somos pobres en nosotros mismos. En el sentido objetivo, todos los cristianos
son absolutamente ricos en Cristo. Todo lo que hay en Cristo es nuestro. Pero en el sentido subjetivo, es posible que como cristianos seamos bastante pobres en Cristo y no poseamos nada de Sus riquezas. Con respecto a Cristo tambin podemos hablar de dos aspectos. Por un lado, el Nuevo Testamento nos dice muchas veces que Cristo ascendi a los cielos y ahora est a la diestra de Dios (Mr. 16:19; Lc. 24:51; Hch. 1:11; 7:55-56; Ro. 8:34; Ef. 1:20). ste es el Cristo objetivo; pero, por otro lado, hay muchos ms pasajes del Nuevo Testamento que afirman que Cristo est en nosotros. Por ejemplo, Romanos 8:10a dice: Cristo est en vosotros; en 2 Corintios 13:5 se nos dice: Jesucristo est en vosotros; y Colosenses 1:27 dice que Cristo en nosotros es la esperanza de gloria. Asimismo, Cristo mora en nosotros (Jn. 15:4-5; G. 2:20), y est haciendo Su hogar en nuestros corazones (Ef. 3:17). Por tanto, vemos que, por un lado, Cristo est en los cielos, y, por otro, l est en nosotros. Ser que hay dos Cristos? Por supuesto que no. Est Cristo dividido en dos partes, una de las cuales est en los cielos y la otra en nosotros? Claro que no. Cuando era joven, trataba de entender intilmente cmo Cristo poda estar simultneamente en los cielos y en m. Pero un da el Seor me hizo ver el ejemplo de la electricidad. Todos sabemos que la corriente elctrica est en este saln y al mismo tiempo en la central elctrica, la cual se encuentra lejos de aqu. Si la electricidad estuviera nicamente en la central elctrica y no en este saln, no tendra nada que ver con nosotros; si ella fuese simplemente algo objetivo para nosotros y no algo subjetivo, no podramos disfrutarla. De igual forma, si Cristo estuviera simplemente en los cielos y no en usted ni en m, es decir, si simplemente conociramos al Cristo objetivo y no al Cristo subjetivo, l no tendra nada que ver con nosotros. Usemos el ejemplo de una manzana. Mientras la manzana est en mi mano, ella es algo objetivo para usted y no tiene nada que ver con usted. Tal vez sienta aprecio por la manzana, pero ser ajena a usted porque no la tiene. La manzana, como algo objetivo, tiene que convertirse en algo subjetivo para usted, es decir, usted tiene que tomarla y comrsela, y entonces ella entrar en su estmago. Al comerse la manzana, usted har que ella deje de ser algo objetivo para usted y se convierta en algo subjetivo. Entonces recibir el alimento, la vida y todas las riquezas de la manzana. Espero que puedan ver este cuadro. Hoy es Cristo simplemente una persona objetiva para usted, o es una persona que usted conoce de modo subjetivo? Sin lugar a dudas, Cristo est en los cielos; yo incluso puedo darle los versculos de la Escritura que nos hablan de esto. Pero el Nuevo Testamento tambin nos dice en muchos pasajes que Cristo est en nosotros y que nosotros estamos en l. El libro de Efesios menciona repetidas veces que Cristo est en nosotros y que nosotros estamos en Cristo. Sin embargo, lamento tener que decir que en el cristianismo actual se habla mucho del Cristo que est en los cielos, pero se habla muy poco del Cristo que est en nosotros. Por muy grande que sea la cantidad de naranjas que haya en el sur de California, no le brindarn ningn beneficio a usted a menos que entren en su estmago. nicamente las naranjas que usted se come son suyas. De igual manera, por muy bueno que sea el Cristo que est en los lugares celestiales, si l no est en usted, no tendr nada que ver con usted. l tiene que llegar a ser alguien que usted disfruta subjetivamente. Usted debe tener a Cristo en el aspecto subjetivo. Algunos dirn que debemos ser equilibrados al respecto. Pero debemos preguntarnos en qu aspecto necesitamos ser equilibrados, si es en el aspecto objetivo o en el aspecto subjetivo. En el cristianismo actual se habla demasiado del Cristo objetivo, pero se habla muy poco del Cristo subjetivo que est en nosotros. De manera que nos hace falta ser equilibrados ms en el aspecto subjetivo que en el aspecto objetivo. Cristo ya est en los cielos. Ahora la mayor necesidad es que usted lo reciba en su interior. Usted debe ser equilibrado de esta manera, pues no hay lo suficiente de Cristo en usted. Tal vez tenga los dones, pero quisiera preguntarle: Qu tanto de Cristo tiene hoy? Qu tanto de Cristo hay en su vida diaria y en su hogar?. Es preciso que veamos que no basta con tener a Cristo en el aspecto objetivo.
Por supuesto, el aspecto objetivo es la base. Si no tuviramos naranjas en el sur de California, no podra entrar naranja alguna en nosotros. Sin duda alguna, necesitamos el aspecto objetivo. Sin embargo, hoy en los Estados Unidos hay millones de naranjas, pero cuntas naranjas nos hemos comido? Es preciso que hagamos que el fruto objetivo de los Estados Unidos llegue a ser algo subjetivo para nosotros, algo que est dentro de nosotros. No me sentira satisfecho estando aqu en los Estados Unidos nicamente rodeado del fruto objetivo; ms bien, querra que ms del fruto estadounidense entrara en mi estmago. Si usted simplemente predica sobre el Cristo que est en los cielos, eso no es suficiente, pues el Cristo que est en los cielos no tiene nada que ver con usted. Usted debe permitir que Cristo entre en usted. Cuanto ms conozcamos a Cristo de modo subjetivo, ms nos sentiremos satisfechos con l como persona objetiva que es. Ahora leamos algunos versculos de la Escritura para ver al Cristo subjetivo. Juan 1:14 dice: El Verbo se hizo carne, y fij tabernculo entre nosotros. El versculo 1 dice que el Verbo estaba en el principio, en la eternidad. Luego vemos que el Verbo vino en la carne y est ms cerca de nosotros. l no est simplemente en la eternidad, sino tambin en el tiempo; l no slo est en la divinidad, sino tambin en la humanidad. l fij tabernculo entre nosotros. Observen la preposicin que se usa aqu: entre. l fij tabernculo entre nosotros, pero an no estaba en nosotros. Mientras Cristo estuvo en la carne, lo mximo que l poda hacer era estar entre nosotros, pero no poda estar en nosotros. Juan 14:16 dice: Yo rogar al Padre, y os dar otro Consolador, para que est con vosotros para siempre. Aqu no se nos dice claramente si l est entre nosotros o en nosotros; simplemente se nos dice que l est con nosotros, lo cual quiere decir que l est entre nosotros o en nosotros. El versculo 17 dice: El Espritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocis, porque permanece con vosotros, y estar en vosotros. La frase en vosotros es muy enftica. Luego, el versculo 18 dice: No os dejar hurfanos; vengo a vosotros. Esto no se refiere a Su segunda venida. Si as fuera, eso significara que l nos dej hurfanos por casi dos mil aos. Pero el Seor no hizo esto, pues el versculo 19 dice: Todava un poco, y el mundo no me ver ms; pero vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros tambin viviris. A cunto tiempo se refiere la frase todava un poco? Simplemente a tres das, pues despus de que muri, inmediatamente volvi en Su resurreccin. Cuando mucho, l se fue por setenta y dos horas, y luego regres como el Espritu. El Seor dijo que todava un poco y el mundo no le vera ms, pero los discpulos le veran; debido a que l vivira a causa de Su resurreccin, ellos tambin viviran, pues seran levantados juntamente con l. El versculo 20 dice: En aquel da vosotros conoceris que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en M, y Yo en vosotros. Esto es una experiencia muy subjetiva. El Evangelio de Juan habla de Jesucristo, el Hijo de Dios. Despus de que usted lee todo el libro de Juan, desde el captulo 1 hasta el captulo 21, debe preguntarse: Adnde se fue este Cristo? Tal vez diga que Cristo se fue a los cielos despus de Su resurreccin; sin embargo, conforme al Evangelio de Juan, Cristo an est aqu. En Marcos y Lucas se nos dice que Cristo fue a los cielos despus de que resucit; pero en el Evangelio de Juan, el evangelio que nos muestra que Cristo es vida para nosotros, no dice que el Cristo que es nuestra vida se fue a los cielos. Si Cristo no fue a los cielos, dnde est l entonces? Alabado sea el Seor porque hoy en da l no slo est entre nosotros, sino que, mucho ms que eso, ahora est en nosotros. l es el Cristo subjetivo que est en nosotros. Si l no fuese subjetivo para nosotros, es decir, si l simplemente fuese un Salvador que est en los cielos pero no en nosotros, cmo podra ser vida para nosotros? l jams podr ser vida para nosotros a menos que est en nosotros. Por consiguiente, debemos conocer a Cristo y aprehenderlo como Aquel que es ahora ms subjetivo que objetivo para nosotros. Juan 15:4-5 dice: Permaneced en M, y Yo en vosotros [...] Yo soy la vid, vosotros los pmpanos; el que permanece en M, y Yo en l.... Estos versculos nos muestran claramente que Cristo es subjetivo para nosotros. Leamos tambin Romanos 8:9-10: Mas vosotros no estis en la carne, sino en el espritu, si es que el Espritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espritu de Cristo, no es
de l. Pero si Cristo est en vosotros.... La frase clave en el libro de Romanos es: Cristo est en vosotros. Ahora llegamos al libro de Glatas. En 1:15-16 Pablo dijo: Agrad a Dios [...] revelar a Su Hijo en m. Luego en 2:20 l dice: Ya no vivo yo, mas vive Cristo en m. As pues, vemos que Cristo es revelado en nosotros, y luego vive en nosotros. Ms an, en 4:19 Pablo dijo: Hijitos mos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros. Que Cristo sea formado en nosotros equivale a que l se mezcle con todo nuestro ser. Si en cada parte de nuestro ser en nuestra mente, en nuestra parte emotiva, en nuestra voluntad, en nuestra conciencia y en nuestro espritu Cristo se mezcla con nosotros, esto significa que Cristo es formado en nosotros. Necesitamos que Cristo no solamente sea revelado en nosotros y viva en nosotros, sino que adems sea formado en nosotros. Permitir que Cristo sea formado en nosotros es permitir que l crezca plenamente en nuestro ser. Cristo tiene que saturarnos y empaparnos al grado de compenetrarse completamente con nosotros. Entonces l ser formado en nosotros. Cun subjetiva es esta manera de experimentarlo a l! Colosenses 1:27 dice: A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. Este misterio de Dios no es solamente el Cristo que est en los cielos, sino mucho ms el Cristo que est en nosotros como nuestra esperanza de gloria. Adems, Colosenses 3:4 dice que Cristo es nuestra vida. Cristo es nuestra vida hoy y nuestra esperanza con respecto al futuro. l lo es todo para nosotros. Sin embargo, lo ms importante es que l est en nosotros. Adems de estos versculos que hemos citado, tenemos Efesios 3:17, que dice: Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones.... La palabra griega traducida haga Su hogar es la forma verbal del sustantivo casa. Cristo no slo mora en nosotros, sino que tambin hace Su hogar en nosotros. Una cosa es morar, o sea, permanecer, en un lugar, y otra muy distinta es que uno haga su hogar, o sea, establecerse, en dicho lugar. En los pasados aos y a causa de la obra del Seor, me he hospedado muchas veces en los hogares de los santos; sin embargo, nunca he llegado a establecerme en sus hogares. No puedo hacerlo, porque no es mi casa. No tengo la libertad ni el derecho para establecerme en sus hogares. Sin embargo, Cristo no slo est en nosotros, vive en nosotros, mora en nosotros y est siendo formado en nosotros, sino que adems desea hacer Su hogar en nuestro ser, es decir, desea establecerse en nosotros. Mientras muchos cristianos anhelan ir al cielo como si fuese su hogar, Cristo anhela venir a ellos y tomarlos como Su hogar. As que, mientras usted quiere ir all, l quiere venir aqu. Usted va en la direccin equivocada; pues mientras usted quiere ir, l desea venir. Usted quiere obtener los cielos, pero l quiere obtenerlo a usted. S que todos ustedes tienen a Cristo en su interior, pero vive l en ustedes y est siendo formado en ustedes? Ms an, permiten ustedes que l haga Su hogar, o se establezca, en su ser? Esto es una experiencia muy subjetiva. nicamente tal Cristo subjetivo puede serlo todo para nosotros. Si l es nicamente una persona objetiva, tal vez pueda ser nuestro Salvador, nuestro Libertador y nuestro Socorro, pero no podr ser la vida ni la fuerza interna subjetiva para nosotros. Pero alabado sea el Seor porque l ahora est en nosotros y, por consiguiente, lo es todo para nosotros. Esto es como decir que la electricidad de este saln lo es todo para este saln. Si necesitamos calor, nos provee calor; y si necesitamos aire acondicionado, nos provee aire acondicionado. Si necesitamos luz, nos da luz; y si necesitamos energa, nos da energa. La electricidad es una sola, pero es todo-inclusiva. Sin embargo, la electricidad tiene que estar presente en este saln. Si nicamente se encontrara en la central elctrica y no aqu, no tendra nada que ver con nosotros. Aprendamos cmo experimentar a Cristo en este aspecto subjetivo. l es el centro y l lo es todo; sin embargo, debemos experimentarlo de manera subjetiva. Independientemente de todo lo que l sea, y de cun bueno y todo-inclusivo sea, mientras no lo tengamos de modo subjetivo, l no ser nada para
nosotros. Cristo, en el aspecto objetivo, est muy lejos de nosotros y no tiene nada que ver con nosotros. Pero alabmosle porque hoy l est en nosotros. Puedo testificar que todos los das me relaciono con el Cristo subjetivo. Cristo, ms que una persona objetiva, debe ser para nosotros una persona que tenemos de modo subjetivo. Entonces podremos experimentarlo y disfrutarlo. Hoy en da l no slo est con nosotros y cerca de nosotros, sino tambin dentro de nosotros. Aun dira que, estando en nosotros, l est muy a mano. As que, debemos experimentar al Cristo subjetivo que est a mano. CAPTULO TRES CONTACTAR AL SEOR ORANDO EN EL ESPRITU En este captulo siento la carga de tener comunin con ustedes con respecto a cmo contactar al Cristo todo-inclusivo y subjetivo. En los captulos anteriores vimos claramente no slo lo que Cristo es en S mismo, sino tambin lo que l es para nosotros. l es el centro, la Cabeza, la vida y la esperanza. l es una persona que experimentamos de manera muy subjetiva. Cristo es ms una persona que experimentamos de modo subjetivo que una persona objetiva. Nosotros tenemos que conocerlo y experimentarlo como el Cristo subjetivo. Todas nuestras experiencias de Cristo se basan en nuestro verdadero conocimiento de l en el aspecto subjetivo. Nuestra necesidad ms urgente hoy es conocerlo de modo subjetivo. Si deseamos llevar una genuina vida de iglesia, es preciso que comprendamos que todos los asuntos relacionados con la vida dependen de que experimentemos verdaderamente al Cristo subjetivo. Ciertamente tenemos al Cristo que es central, universal, quien es todo-inclusivo y subjetivo, pero cul es la manera apropiada de contactar a este Cristo? Esto es algo que se revela claramente en las Escrituras, y tambin es algo que muchos cristianos de experiencia han visto con claridad. Sin embargo, el comn de los cristianos no entiende este asunto. Muchos cristianos no saben cmo contactar a Cristo de una manera viva y prctica. CRISTO ES EL ESPRITU VIVIFICANTE Ante todo debemos saber que si queremos contactar a Cristo, al Cristo vivo, al Cristo subjetivo, tenemos que conocer lo que l es. No digo quin l es, sino lo que l es. Hablar de lo que l es, es diferente de hablar de quin es l. Por ejemplo, aqu tenemos una mesa. Esta mesa est hecha de madera; as que, decimos que es de madera. Qu es Cristo? Debemos conocer primero lo que l es, y luego sabremos cmo contactarlo. Leamos 1 Corintios 15:45: As tambin est escrito: Fue hecho el primer hombre Adn alma viviente; el postrer Adn, Espritu vivificante. Este versculo habla de dos Adanes: el pri mer Adn y el postrer Adn. El primer Adn fue hecho alma viviente, y el postrer Adn, Cristo, fue hecho Espritu vivificante. La palabra griega traducida vivificante es la forma verbal del sustantivo vida. Cristo es el Espritu que da vida o el Espritu vivificante. Esto es muy importante. Yo estuve en el cristianismo por muchos aos bajo la influencia de algunos buenos maestros. Ellos me ensearon que Cristo es Dios, el Seor, la Cabeza, el Amo y muchas cosas ms, pero nunca me ensearon que Cristo es el Espritu. Me ensearon que el Espritu Santo es parte de la Deidad, pero jams me ensearon que Cristo es el Espritu, el Espritu vivificante. Hay otros versculos que nos confirman el hecho de que Cristo es el Espritu. En 2 Corintios 3:17 se nos dice: El Seor es el Espritu. Segn el contexto de este versculo, el Seor aqu se refiere a Cristo
el Seor (2:12, 14-15, 17; 3:3-4, 14, 16; 4:5). Esto es, pues, una prueba contundente en la Biblia que nos dice categricamente que Cristo es el Espritu. Luego tenemos Romanos 8:9, que dice: Mas vosotros no estis en la carne, sino en el espritu, si es que el Espritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espritu de Cristo, no es de l. Primero dice: El Espritu de Dios mora en vosotros, y luego aade: Y si alguno no tiene el Espritu de Cristo. Primero tenemos que el Espritu de Dios mora en vosotros, y luego esto cambia a el Espritu de Cristo. Esto demuestra que el Espritu de Cristo es el Espritu de Dios. No debemos considerarlos dos Espritus diferentes. Luego, el versculo 10 dice: Pero si Cristo est en vosotros. En el versculo 9 tenemos el Espritu de Dios; luego el Espritu de Cristo; y despus, en el versculo 10, Cristo mismo. Ser que stos el Espritu de Dios, el Espritu de Cristo y Cristo son tres o son uno? Por supuesto, si leemos el contexto de este pasaje comprenderemos que estos tres son uno. El Espritu de Dios es el Espritu de Cristo, y el Espritu de Cristo es Cristo mismo. As que, estos versculos nos permiten saber con certeza que Cristo es hoy en da el Espritu, el Espritu vivificante. Luego tenemos que leer Juan 6:63, que dice: El Espritu es el que da vida. Quin es este Espritu? La respuesta la encontramos en 1 Corintios 15:45: Fue hecho [...] el postrer Adn, Espritu vivificante. Cuando yo era joven en la vida cristiana, siempre tena el concepto equivocado de que Cristo y el Espritu Santo eran dos personas diferentes. Es preciso comprender que Cristo mismo es el Espritu vivificante. Si usted tiene al Espritu, tiene a Cristo porque el Espritu es Cristo mismo. El Espritu es la realidad de Cristo. Aparte del Espritu Santo, usted no puede hallar a Cristo ni reunirse con Cristo. Aparte del Espritu Santo, no hay Cristo. Cristo es el Espritu. Si queremos contactar a Cristo, tenemos que saber que l es el Espritu. CRISTO COMO ESPRITU MORA EN NUESTRO ESPRITU Ahora tenemos que averiguar dnde est el Espritu hoy. Algunos cristianos pueden pensar que saben mucho, pues conocen las Escrituras y las doctrinas en cuanto a la Trinidad, la predestinacin, la justificacin por la fe, la santificacin por la fe, etc. Pero todo esto no es ms que conocimiento objetivo; ellos carecen del conocimiento verdadero, viviente, prctico, til y subjetivo. Muchos cristianos saben que Cristo es el pan de vida, el pan vivo, pero casi nadie es capaz de explicarles cmo tomar a Cristo como el pan de vida. Si usted slo tiene el conocimiento de Cristo como el pan vivo, mas no sabe cmo experimentarlo, de qu le sirve tal conocimiento? Tal vez sepa que Cristo es la vida, pero conoce la manera apropiada, real, prctica y viviente de experimentarlo como vida? Muchas veces, lo que sabemos es simplemente algo que est en nuestro intelecto segn la letra, pero desconocemos la realidad de ello en nuestro espritu de una manera viva. Casi siempre conocemos las Escrituras slo segn las enseanzas teolgicas tradicionales, pero no tenemos la experiencia personal, viviente, individual y prctica de las Escrituras. Ahora debemos regresar a esta pregunta: Dnde est Cristo el Espritu hoy?. La respuesta es que Cristo, quien es el Espritu, est en nuestro espritu. Afirmamos esto basndonos en Romanos 8:16, que dice: El Espritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espritu. Esto significa que el Espritu Santo ciertamente est en nuestro espritu. l no puede dar testimonio con nuestro espritu a menos que est en nuestro espritu. Adems, en 1 Corintios 6:17 se nos dice: El que se une al Seor, es un solo espritu con l. Somos un solo espritu con el Seor. Si no tuviramos espritu, jams podramos ser un solo espritu con el Seor. Pero alabado sea el Seor porque tenemos un espritu, un espritu humano creado por Dios. Es en este espritu que somos uno con el Seor, porque el Seor mismo es el Espritu. Estos dos espritus se mezclan como un solo espritu. Ahora nos queda claro que, primeramente, Cristo es hoy el Espritu, el Espritu vivificante, y, en segundo lugar, este
maravilloso Espritu est ahora en nuestro espritu. Por tanto, experimentamos a Cristo de modo subjetivo, aun al grado en que l llega a ser uno con nosotros. Debemos percatarnos de la realidad de que nosotros y Cristo somos uno. Esto no debe ser simplemente una doctrina, sino una realidad, un hecho, en nuestra experiencia. No podemos pelear la batalla con nada que sea objetivo. Debemos tener algo que sea real, viviente y fuerte. ste es el Cristo vivo, el Viviente, quien es el Espritu y que vive en nuestro espritu. Tenemos que conocerlo como tal. LA NECESIDAD DE EJERCITAR NUESTRO ESPRITU PARA CONTACTAR AL SEOR En mi juventud, despus de que fui salvo, empec a sentir un gran aprecio por la Biblia. Cada vez que estudiaba la Biblia, ejercitaba mi mente y haca todo lo posible por captar, aprehender y entender todas las enseanzas de las Escrituras. Pero cuanto ms lea la Biblia y la estudiaba, ms lejos estaba de Cristo y ms vaco me senta. Mi mente estaba llena, pero mi espritu estaba vaco. En aquel entonces mi estudio de la Palabra no tena nada que ver con Cristo de una manera subjetiva. Pero hoy en da, por la misericordia del Seor, puedo tener comunin con ustedes y decirles que cuando reflexiono en la Biblia tan slo un poco, mi espritu tiene contacto con el Viviente. No puedo separar Su Palabra de l. Si no estamos en el espritu sino simplemente en nuestra mente, entonces la Palabra escrita en blanco y negro se separar del Viviente, quien es Cristo. Por tanto, tenemos que saber que Cristo, el Viviente, quien es el Espritu, est en nuestro espritu. sta es una realidad y un hecho. Cuando usted tiene contacto con la Palabra escrita, debe tener en su espritu el sentir de que est contactando la Palabra viva. La Palabra viva es la esencia misma, la sustancia misma, de la Palabra escrita. Usted no puede separar la Palabra escrita de la Palabra viva. Slo podemos tener contacto con la Palabra viva estando en nuestro espritu, no en nuestra mente. Debemos aprender a conocer, a experimentar, a Cristo en nuestro espritu de una manera verdadera y sustanciosa. Si estamos en el espritu, en nuestro espritu humano, en nuestro propio espritu, percibiremos que Cristo es el Espritu. l nos est hablando, revelndonos algo, avivndonos e impartindose en nosotros. l, como Espritu viviente, vive en nosotros, y continuamente busca una oportunidad para impartirse a nuestro ser, para sellarnos consigo mismo, y revelarse ms y ms a nosotros. Es preciso que sepamos cmo ejercitar nuestro espritu, ya que nuestro espritu es el interruptor. Por ejemplo, la electricidad est instalada en este saln para cumplir diferentes propsitos. Sin embargo, tenemos que saber dnde est el interruptor y cmo activarlo. Si no sabemos dnde est el interruptor ni sabemos cmo activarlo, la electricidad no nos brindar ningn beneficio aun cuando haya sido completamente instalada en este saln. Alabado sea el Seor porque el maravilloso Espritu, quien es Cristo mismo, est instalado en nuestro espritu, y porque hemos descubierto que nuestro espritu es el interruptor. EJERCITAR NUESTRO ESPRITU POR MEDIO DE LA ORACIN Ahora debemos preguntarnos cmo podemos ejercitar nuestro espritu para activar el interruptor espiritual. Podemos ejercitar nuestro espritu por medio de la oracin. Cuando una persona camina, ejercita sus pies. Antes de que un nio aprenda a caminar, tiene que gatear. Conozco a muchos cristianos que no saben orar ejercitando su espritu. Ellos oran considerando algo en su mente. Saben orar ejercitando su mente, mas no su espritu. Ora usted ejercitando su mente o incluso su parte emotiva, o ms bien, ora ejercitando su espritu? Debe examinar la manera en que ora. Como regla general, debemos orar ejercitando el espritu. ste es el rgano apropiado que debemos usar cuando oramos. Como sabemos, tenemos muchos rganos que cumplen diferentes funciones. Con los odos
podemos or, con los ojos podemos ver y con la lengua podemos saborear. En nuestro cuerpo fsico, las manos sirven para tocar las cosas, y los pies sirven para caminar. Si vamos a pensar o reflexionar, usamos nuestra mente. Pero tenemos que comprender que la oracin es algo diferente de todas estas cosas; nosotros oramos con nuestro espritu, es decir, oramos ejercitando nuestro espritu. Hay algunos versculos de las Escrituras que nos muestran que debemos orar con el espritu y en el espritu. Por ejemplo, Romanos 8:26 dice: De igual manera el Espritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qu hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Efesios 6:18 dice: Con toda oracin y peticin orando en todo tiempo en el espritu, y para ello velando con toda perseverancia y peticin por todos los santos. Judas 20 dice: Orando en el Espritu Santo. Estos versculos confirman que la oracin debe llevarse a cabo en el espritu. Andar o correr es ejercitar los pies, ver es ejercitar los ojos y or es ejercitar los odos. De la misma manera, orar es ejercitar el espritu. El problema es que muchas veces cuando oramos, no ejercitamos nuestro espritu; en lugar de ello, ejercitamos nuestra mente. A veces nos ponemos muy emotivos cuando estamos contentos. Quizs hayamos recibido cierta cantidad de dinero o hayamos conseguido un buen trabajo. As que nos sentimos emocionados cuando oramos al Seor. Me temo que esta clase de oracin no sea una oracin hecha en el espritu, sino una oracin hecha en la parte emotiva. Algunas veces si usted se siente triste, deprimido e incluso oprimido, cierra la boca y no puede orar por largo tiempo. Esto sencillamente significa que usted no es fuerte en su espritu. A veces cuando nos reunimos, hay hermanos que componen una oracin muy buena y agradable usando las mejores expresiones, frases y terminologa; sin embargo, es una oracin hecha con la mente. Esta clase de oracin no puede tocar los espritus de las personas. Cuando una persona ora en el espritu, su oracin tocar el espritu suyo. Por tanto, tenemos que aprender a ejercitar nuestro espritu para orar. La palabra ejercitar implica que tenemos que aprender o practicar. Conozco a muchos cristianos que aman al Seor, pero que no saben cmo orar para contactar al Seor de una manera viviente. A veces simplemente oran de una manera sencilla ejercitando su mente para expresar unas palabras con su boca. Esta clase de oracin es una oracin muerta y seca, debido a que no oran en su espritu. Si al orar ejercitamos nuestro espritu, nuestra oracin ser viviente y refrescante. Nuestra oracin refrescar los espritus de los dems. Algunos de entre nosotros quizs digan que no saben orar. Pero alabamos al Seor porque hay una manera de orar para los que no sabemos orar; y esa manera consiste en gemir. Muchas oraciones que se ofrecen con palabras entendibles no son oraciones genuinas. Si oramos con muchas palabras entendibles, es posible que nuestra oracin proceda de la mente. Cuando las oraciones genuinas son expresadas, muchas veces tartamudeamos o gemimos. Romanos 8:26 habla de gemidos indecibles. Quisiera sugerirles algo. Si no tienen palabras claras para expresar lo que sienten internamente, no se pongan a pensar, a reflexionar ni a ejercitar su mente. Olvdense de su mente. Simplemente ejerciten su espritu; y si no saben qu decir, simplemente giman. Si gimen por unos minutos, sern regados y refrescados por el Seor, y no se sentirn secos. Despus de que hayan gemido por un rato, tendrn muchas cosas que decir. Sin embargo, si van al Seor con su mente de la misma manera que van a un laboratorio, cuanto ms oren, se sentirn cada vez ms secos. Aprendan a rechazar su mente. Pasamos demasiado tiempo en nuestra mente. Debemos aprender a ejercitar nuestro espritu. Creo que ahora nos ha quedado claro que Cristo es el Espritu, y que este Espritu, quien es Cristo mismo, est en nuestro espritu. La mejor manera y, de hecho, la manera apropiada de contactar a Cristo, es ejercitar nuestro espritu para orar. Debemos aprender a orar ejercitando nuestro espritu. S que cada vez que acudimos al Seor llevamos muchos problemas en nuestra mente. Nos sentimos perturbados por los problemas, aflicciones, dificultades, pruebas, tribulaciones, tristezas y dolores, y por la manera injusta en que otros nos han tratado. Nada nos perturba ms que el hecho de ser
tratados injustamente. Quizs un hermano lo haya tratado injustamente al punto de que usted no lo olvidar por la eternidad. En tal caso le es muy difcil orar con l porque la manera injusta en que lo trat qued grabada en usted y lo afect a tal punto que jams podr olvidarlo; esto lo perturba todo el tiempo. Es por eso que digo que cuando usted acuda al Seor, debe olvidarse de los pensamientos que estn en su mente. Olvdese de todo. Olvdese de sus problemas, tristezas, penas, pruebas, tribulaciones y dems cosas, y simplemente acuda al Seor en el espritu y por medio del espritu. Cuando usted ore, no trate de recordar tantas cosas. Hay personas que tratan de pensar en demasiadas cosas cuando acuden al Seor en oracin. Algunos me han preguntado: Hermano Lee, si usted habla de esa manera, qu dice entonces de nuestra lista de oracin?. Mi respuesta es que si usted acude al Seor de una manera viviente, sabr qu hacer con su lista de oracin. Ahora sabemos que necesitamos contactar al Seor ejercitando nuestro espritu. Adems, a fin de ejercitar nuestro espritu, debemos olvidarnos de muchas cosas. Si tantas cosas ocupan nuestro ser, esto slo contribuir a que ejercitemos nuestra mente e impedir que ejercitemos nuestro espritu. De ahora en adelante, cada vez que acudamos al Seor, olvidmonos de todo lo que est en nuestra mente y en nuestra memoria. Un esposo podra preguntar: Mis hijos estn enfermos, y mi esposa no se encuentra muy bien; no debo recordar estas cosas delante del Seor? Debo olvidarme de ellas?. O tal vez una esposa dig a: Mi esposo se qued sin trabajo; no debo orar por esto?. Yo les dira que si ustedes pudieran olvidarse de estas cosas, seran muy bendecidos. Su esposa y sus hijos se sanaran pronto, y su esposo conseguira un mejor trabajo. Usted est demasiado preocupado en su mente, en su entendimiento y en su comprensin. Se encuentra demasiado ocupado por otras cosas, y no por Cristo. Aprendamos a darnos cuenta de que hoy en da Cristo como el Espritu est en nuestro espritu. La nica manera, la manera apropiada, en que debemos contactarlo a l es orar ejercitando nuestro espritu. Una vez que usted empiece a orar de esta manera, con el tiempo descubrir que no es slo usted el que ora, sino que l tambin est orando en usted. Comprender que mientras ora, l est orando. l ora con usted y ora en usted. l llega a ser su oracin. Andrew Murray dijo una vez que la mejor oracin es la oracin que el Cristo que est en nosotros hace al Cristo que est en lo alto. Eso significa que el Cristo que est en nosotros, o sea, el Cristo que mora en nosotros, ora al Cristo ascendido. Este pensamiento lo expresan las ltimas dos lneas de las estrofas 8 y 9 de Hymns, #762 escrito por A. B. Simpson. La estrofa 8 dice: Ensanos! Ora en nosotros, hasta que nuestra oracin sea / El Cristo que est en nosotros orando al Cristo que est en lo alto!. Y la estrofa 9 dice: Ensanos! Ora en nosotros, hasta que nuestra oracin sea / El Dios que est en nosotros respondiendo al Dios que est en lo alto. La verdadera oracin es algo que se efecta en el espritu. Mientras oramos en nuestro espritu, Cristo como el Espritu que mora en nosotros ora junto con nosotros. l ora en nuestra oracin, y nosotros oramos en Su oracin. Estamos mezclados con l. Cuanto ms usted ore de esta manera, ms disfrutar a Cristo, pues absorber algo de Cristo. Asimismo, su oracin ser contestada. Sin embargo, el hecho de que su oracin sea contestada es algo secundario; lo ms importante es que mientras usted ore de esta manera, disfrutar a Cristo y lo absorber. Cuanto ms usted ore en el espritu, ms contacto tendr con Cristo como el Espritu. Entonces comprobar que l es la vida, el alimento y su suministro interior. Al orar, usted lo disfrutar a l, y podr aplicarlo a todo lo que le suceda en su vida cotidiana. sta es la manera apropiada de tener contacto con Cristo. Cuando usted se mezcla con Cristo al grado que sea uno con l, les resultar difcil a los dems saber si la persona que ora es usted o es Cristo. Ni siquiera usted mismo sabr con claridad qu parte es su oracin y qu parte es la oracin de Cristo, por cuanto estar completamente mezclado con l. sta es la oracin genuina, y ste es el principio neotestamentario de vida. El principio neotestamentario de
vida consiste en que el Dios Triuno Dios el Padre, en Dios el Hijo y por medio de Dios el Espritu se mezcla con nosotros en nuestro espritu. Sin embargo, a fin de que esto ocurra, debemos darle al Seor la libertad de obrar en nosotros. Esto significa que debemos orar ejercitando nuestro espritu. Cuanto ms ejercitemos nuestro espritu, ms cabida le daremos al Seor en nosotros. Entonces l nos ocupar, nos saturar y se mezclar con nosotros para llegar a ser nosotros y para que nosotros lleguemos a ser l. Entonces seremos uno con l en el espritu de manera prctica. Es de esta manera que podemos vencer muchas dificultades y pecados que son contrarios a Cristo. Es nicamente cuando estamos en Cristo, viviendo por Cristo y compenetrndonos con Cristo, que Su victoria llega a ser nuestra. Cuando estamos en Cristo, le disfrutamos como el todo: como vida, como poder y como la luz que resplandece en nuestro interior para guiarnos continuamente. Todas estas cosas son subjetivas en nuestro interior. Esto es exactamente lo que necesitamos hoy. Si somos uno con Cristo y nos compenetramos con l, nos ser fcil recibir sanidad cuando la necesitemos. Sin embargo, nuestro enfoque no es la sanidad, sino el Sanador; y nuestro centro no son los dones, sino el Dador. Por supuesto, si tenemos al Sanador y al Dador, tendremos la sanidad y los dones. Asimismo, tampoco daremos mucha importancia al poder, sino que estaremos satisfechos y contentos con el Poderoso. Lo que poseemos no son cosas, sino una Persona viva. No poseemos algo de Cristo, sino a Cristo mismo (vase Himnos, #235 escrito por A. B. Simpson). sta es la realidad de la vida cristiana. sta tambin es la realidad de la vida de iglesia. Esto es lo que Dios anhela y lo que Cristo busca. Debemos comprender que Cristo es tal persona que vive en nosotros a fin de que lo experimentemos de una manera viva y prctica. Que Dios tenga misericordia de nosotros. CAPTULO CUATRO ENTRAR EN EL LUGAR SANTSIMO Hemos visto la centralidad y universalidad de Cristo: Cristo como una persona central y universal. Adems, hemos visto que l es el Cristo todo-inclusivo y subjetivo. Por un lado, recalcamos el hecho de que Cristo es todo-inclusivo: l es el centro, la circunferencia y el todo. Por otro lado, queremos ver que este Cristo central, universal y todo-inclusivo es una persona que experimentamos de modo subjetivo. Si no pudiramos experimentarlo subjetivamente, l no tendra nada que ver con nosotros, y nosotros no podramos experimentarlo como vida y como el todo. Es fcil darnos cuenta de que con relacin a un tema tan vasto como la centralidad y universalidad de Cristo, hay muchsimas cosas que podemos ver. Sin embargo, no estamos aqu hablando meramente de asuntos doctrinales, sino de asuntos relacionados con nuestra experiencia. Por tanto, simplemente nos concentraremos en el punto principal de que Cristo es una persona que experimentamos de modo subjetivo. CRISTO EST EN NOSOTROS Ya sealamos que el Nuevo Testamento habla en numerosos pasajes acerca de la ascensin de Cristo, pero tambin dice en muchsimos otros pasajes y de diferentes maneras que Cristo est en nosotros, que mora en nosotros y que est haciendo Su hogar en nuestro ser. Por un lado, las Escrituras nos revelan que Cristo ascendi a los cielos y ahora est sentado a la diestra de Dios (Mr. 16:19; Lc. 24:51; Hch. 1:11; 7:55-56; Ro. 8:34; Ef. 1:20); pero, por otro, nos dice an ms claramente que este Cristo ascendido est ahora en nosotros (Ro. 8:10a; 2 Co. 13:5b). Cristo en vosotros, la esperanza de gloria (Col. 1:27c). Agrad a Dios [...] revelar a Su Hijo en m (G. 1:15a, 16a). Ya no vivo yo, mas vive Cristo en m (2:20a). Cristo sea formado en vosotros (4:19b). As pues, hay muchas frases,
clusulas, oraciones, versculos, prrafos, captulos y libros del Nuevo Testamento que nos hablan de experimentar a Cristo de modo muy subjetivo. EL LUGAR DONDE CRISTO EST HOY Sin embargo, hay algo ms crucial que esto: saber dnde est Cristo hoy. Sabemos que l est en los cielos y tambin en nosotros, pero en qu parte de nuestro ser? En el captulo anterior mostramos claramente que este Cristo es hoy en da el Espritu. En 1 Corintios 15:45 se nos dice que Cristo como el postrer Adn fue hecho Espritu vivificante. Tambin vimos que este maravilloso Espritu vivificante, quien es Cristo mismo, est ahora en nuestro espritu; ste es el espritu humano que Dios cre intencionalmente para que nosotros pudiramos contactarlo a l, contenerlo, e incluso digerirlo y expresarlo. Cristo hoy como el Espritu divino, el Espritu vivificante, est en nuestro espritu humano. Es por eso que en 1 Corintios 6:17 dice: El que se une al Seor, es un solo espritu con l. Adems, Romanos 8:16 dice: El Espritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espritu, de que somos hijos de Dios. Puesto que los dos espritus dan testimonio al mismo tiempo, ellos estn mezclados conjuntamente como un solo espritu. Es por eso que en muchos pasajes del Nuevo Testamento es difcil saber si la frase el espritu se refiere al Espritu Santo o al espritu humano. Esto sucede especialmente en Romanos 8, donde en varias ocasiones la palabra espritu se refiere a la mezcla de dos espritus. Es maravilloso que estos dos espritus, el Espritu divino y el espritu humano, puedan unirse y mezclarse como un solo espritu (1 Co. 6:17). Sabemos que estamos identificados con Cristo y que somos uno con l. Sin embargo, tenemos que comprender que esta unidad nicamente es posible en el espritu, no en el cuerpo ni en la mente, ni tampoco en la vida anmica. Somos uno con el Seor en el espritu. El Seor es el Espritu, nosotros tenemos un espritu, y estos dos se mezclan como un solo espritu. El Espritu divino es vida para el espritu humano, y el espritu humano es el recipiente, el vaso, que contiene y expresa al Espritu divino. No tengo palabras humanas con las que pueda expresar lo que hay en mi corazn y en mi espritu con respecto a este asunto. Esto es algo extremadamente grande y maravilloso. Quisiera pedirles que lean nuevamente los sesenta y seis libros de la Biblia, y que examinen el universo y reflexionen sobre cul es el punto central del pensamiento divino. El punto central del pensamiento divino es que este maravilloso Espritu divino desea entrar en este pequeo espritu humano. sta es la clave, el secreto, de todo el universo, y ste es el meollo mismo de los sesenta y seis libros de la Biblia. Los sesenta y seis libros nos hablan de muchas cosas, pero el meollo de todo lo que se menciona all es esta maravillosa unidad. Cristo, la sustancia de la Trinidad Divina, quien es el Espritu, entra en nuestro espritu para morar en l y ser uno con nosotros. No hay nada que sea ms subjetivo que esto. Ahora leamos 2 Timoteo 4:22: El Seor est con tu espritu. Al final de las dos epstolas a Timoteo ustedes encuentran un versculo oculto. Digo oculto porque estuvo oculto para m por ms de treinta aos. Yo haba ledo el Nuevo Testamento muchas veces, y conoca muchos de los asuntos mencionados en 1 y 2 Timoteo, pero nunca haba prestado atencin a este versculo que dice: El Seor est con tu espritu. Es lamentable que muchos cristianos hoy en da ni siquiera sepan que tienen un espritu. Tenemos al Rey celestial en nuestra casa, pero no sabemos en qu cuarto se encuentra. Muchos cristianos simplemente no saben lo que es el espritu humano ni dnde est. Sin embargo, en 2 Timoteo 4:22 se nos dice que el Seor est con nuestro espritu. Todos ustedes saben dnde estn sus odos, sus ojos, su nariz, sus labios, su lengua, su estmago y sus pies. Asimismo, saben que tienen una mente y un corazn. Sin embargo, saben que adems de todo esto tienen un espritu en su interior? En 1 Tesalonicenses 5:23 se nos dice que el hombre tiene tres partes: un espritu, un alma y un cuerpo. El espritu es una parte distinta del alma y del cuerpo. Siento
la carga de motivar sus corazones para que presten atencin al hecho de que tienen una parte en su ser, la cual es el espritu. Ustedes tienen un cuarto en su edificio, pero no saben dnde est. As que tienen que descubrir el cuarto y abrir la puerta, y entonces vern al Rey celestial all. En su edificio hay un cuarto muy maravilloso, una recmara secreta, donde l est. Tenemos un espritu. Si no tuviramos un espritu, la Biblia sera una mentira. Todos creemos que la Biblia es la Palabra de Dios. La Palabra nos dice claramente que el Seor est con nosotros en nuestro espritu. Aun cuando muy pocos cristianos hoy en da saben que tienen un espritu y muy pocos saben ejercitar su espritu, la Biblia afirma claramente que el Seor, el Viviente, Aquel que es todo-inclusivo, Aquel que es central y universal, est hoy en nuestro espritu, lo cual es una experiencia muy subjetiva. Sea que conozcamos este hecho o no, esto es algo que se revela claramente en la Palabra. EL TESORO EN VASOS DE BARRO Ahora leamos 2 Corintios 4:7, que dice: Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. A fin de comprender cabalmente este versculo, debemos leer algunos de los versculos del contexto anterior, es decir, del captulo 3. Leamos 2 Corintios 3:6: El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, ministros no de la letra, sino del Espritu; porque la letra mata, mas el Espritu vivifica. Quin es este Espr itu que da vida? En 1 Corintios 15:45 vimos que el Espritu vivificante es Cristo mismo. Ahora llegamos a 2 Corintios 3:17: El Seor es el Espritu; y donde est el Espritu del Seor, all hay libertad. El Espritu mencionado en este versculo es el Espritu que da vida mencionado en el versculo 6, en la primera parte del mismo captulo. El Espritu que da vida es Cristo mismo. El Seor es el Espritu, y donde est el Espritu del Seor, all hay libertad. Dnde est el Espritu del Seor? Est en nuestro espritu. El versculo 18 aade: Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Seor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Seor Espritu. El Seor es el Espritu, y el Espritu es el Seor. Este Espritu es el que nos da vida, nos libera y nos transforma. En estos tres versculos se mencionan tres acciones: dar vida, liberar y transformar. Todas estas acciones estn relacionadas con el maravilloso Espritu, quien es Cristo mismo. Cristo es el Espritu que da vida, nos libera y nos transforma. Cristo como el Espritu nos ha dado vida, y ahora l espera encontrar una oportunidad para liberarnos y transformarnos. Cmo puede l hacer esta obra? Podra l hacer esto mientras est lejos, muy lejos de nosotros en el cielo? l puede hacer esta obra nicamente estando en nosotros. Al morar en nosotros, l opera para liberarnos y transformarnos. l nos libera de muchas ataduras y nos transforma de la vida natural a la imagen del Seor. En 2 Corintios 4:7 se nos dice que tenemos este tesoro en vasos de barro. Cristo como el maravilloso Espritu, el Espritu vivificante, el Espritu que libera y el Espritu que transforma es el tesoro en vasos de barro. Nosotros somos vasos de barro, vasos hechos de arcilla, de tierra. As como los radios transistores tienen un receptor capaz de recibir sonidos, del mismo modo, nosotros tenemos en nuestro interior un pequeo rgano con el que podemos recibir a Cristo. El estmago es el rgano donde recibimos el alimento; asimismo, dentro del ser del hombre hay un espritu humano que es el rgano con el cual podemos recibir en nuestro ser a Cristo como el tesoro. Este tesoro est en vasos de barro; no se encuentra afuera, ni sobre, ni por encima de dichos vasos. Esto es muy subjetivo. Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Eso significa que tenemos que expresar a Dios, hacerlo manifiesto, desde nuestro interior.
LAS TRES COSAS QUE CONSTAN DE TRES PARTES EN EL LIBRO DE HEBREOS Hebreos 4:9 dice: Por tanto, queda un reposo sabtico para el pueblo de Dios. Este reposo sabtico es Cristo como nuestro reposo, tipificado por la buena tierra de Canan. Luego el versculo 11 dice: Procuremos, pues, con diligencia entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Hay un reposo que nos espera, y nosotros tenemos que ser diligentes, laborar y esforzarnos para entrar en l, a fin de que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia, el ejemplo del desobediente pueblo de Israel. Ciertamente, la mayora de ellos murieron en el desierto y no entraron al reposo, la buena tierra. Despus del versculo 11 viene el versculo 12, el cual empieza con la palabra porque, indicando que lo que sigue es una continuacin de lo dicho anteriormente: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y ms cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espritu, las coyunturas y los tutanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazn. Debemos examinar cuidadosamente este versculo. Por qu se menciona aqu la divisin del alma y del espritu? Por qu se habla de discernir? Por qu no se habla de esto en otros pasajes o en otros libros de la Biblia? Si hemos de entender este versculo, debemos tener en cuenta el contexto. Los versculos anteriores nos dicen que an queda un reposo sabtico al cual debemos entrar, y que tenemos que ser diligentes, laborar y esforzarnos para entrar en l. Luego este versculo nos dice que tenemos que dividir el alma del espritu, a fin de discernir entre el alma y el espritu. Por qu? Debemos escudriar todo el libro de Hebreos para encontrar la respuesta a esta pregunta. El tipo del tabernculo con tres partes El libro de Hebreos nos habla de tres cosas que constan de tres partes. La primera de ellas es el tabernculo o el templo, el cual constaba de tres partes: el Lugar Santsimo, el Lugar Santo y el atrio. El Arca de Dios no estaba en el atrio ni en el Lugar Santo, sino en el Lugar Santsimo. El Arca de Dios es el testimonio de Dios, que es Cristo mismo. Cristo es el testimonio y el testigo de Dios (Ap. 1:5; 3:14). Cristo no est en el atrio ni en el Lugar Santo, sino en el Lugar Santsimo. El libro de Hebreos nos exhorta y anima a entrar en el Lugar Santsimo (10:22). Tenemos que examinar el cuadro completo de este tipo. En la antigedad cuando el pueblo de Israel vena a adorar a Dios, la mayora de ellos entraba al atrio, donde se hallaban el altar del holocausto y el lavacro. Slo un pequeo grupo de sacerdotes entraba al Lugar Santo, donde estaban la mesa del pan de la Presencia, el candelero y el altar del incienso. Por tanto, estar en el Lugar Santo era mucho mejor que estar en el atrio. En el atrio uno solamente tiene acceso al altar para ofrecer sus sacrificios y al lavacro para lavarse; pero cuando se entra al Lugar Santo, uno puede disfrutar del pan de la Presencia, de la luz y del incienso para agradar a Dios. Esto es mucho mejor; sin embargo, no es lo mejor. Por consiguiente, el atrio es bueno, el Lugar Santo es mejor, pero el Lugar Santsimo es lo mejor. En el Lugar Santsimo estaba el Arca, que tipifica a Cristo mismo. nicamente el sumo sacerdote tena derecho a entrar al Lugar Santsimo; pero hoy en da todos somos sacerdotes (1 P. 2:9; Ap. 1:6; 5:10), y se nos exhorta y anima a entrar en el Lugar Santsimo. Puesto que somos cristianos, sin lugar a dudas, hemos experimentado el altar del holocausto el cual tipifica la cruz y el lavacro el cual tipifica el poder limpiador del Espritu Santo, los cuales estaban en el atrio. Algunos de nosotros probablemente ya hayamos entrado al Lugar Santo, y estemos disfrutando a Cristo aqu: como el pan, el suministro de vida; como el candelero, la luz de vida; y como el incienso, el hecho de ser aceptados por Dios en la resurreccin de Cristo. De este modo, hemos experimentado ms de Cristo. Sin embargo, esto an no es lo mejor. Se nos alienta a entrar en el lugar ms santo, el Lugar Santsimo, para disfrutar a Cristo mismo. Debemos proseguir a
disfrutar no slo a Cristo como vida, como luz y como lo que nos permite ser aceptados por Dios, sino tambin disfrutar a Cristo mismo como el Arca que est en el Lugar Santsimo. El ejemplo de la historia de Israel, la cual se lleva a cabo en tres etapas Despus de esto, el libro de Hebreos tambin nos habla sobre el tipo de la buena tierra de Canan. Aqu tenemos que tener en cuenta la historia de los hijos de Israel, la cual se llev a cabo en tres etapas o periodos, que tuvieron lugar en tres lugares: en Egipto, en el desierto y en la buena tierra de Canan. Si examinamos esto detenidamente delante del Seor, veremos que Egipto corresponde al atrio. Fue en este atrio donde los hijos de Israel disfrutaron a Cristo, en tipologa, como la ofrenda por el pecado y como el Cordero pascual, inmolando al cordero el da de la pascua. Despus de esto, ellos entraron al desierto, el cual era mejor que Egipto, pues en el desierto ellos gozaron de libertad y tambin participaron del man celestial, del agua viva e incluso del tabernculo. El desierto sencillamente corresponde al Lugar Santo. Cuando ellos estuvieron en el desierto, eso significaba que ellos estaban en el Lugar Santo, no en el atrio ni en el Lugar Santsimo. Ellos definitivamente no estaban en Egipto, pero tampoco estaban en la buena tierra de Canan; ms bien, se encontraban en un lugar intermedio. El desierto es mejor que Egipto, pero es inferior a la buena tierra de Canan. Por consiguiente, aqu tenemos tres lugares que corresponden a las tres secciones del tabernculo. Egipto corresponde al atrio; el desierto, al Lugar Santo; y la buena tierra de Canan, al Lugar Santsimo. Mientras este libro nos anima a entrar en el Lugar Santsimo, al mismo tiempo nos dice que tenemos que entrar en el reposo de la buena tierra. Por tanto, tenemos el Lugar Santsimo y la buena tierra de Canan. El hombre se compone de tres partes Por ltimo, Hebreos 4:12 nos muestra que somos seres tripartitos, seres compuestos de tres partes: el cuerpo, el alma y el espritu. El cuerpo corresponde al atrio y a Egipto; el alma corresponde al Lugar Santo y al desierto. Todos los cristianos anmicos estn vagando en el desierto de su alma. No hay duda de que ellos estn buscando al Seor, pero toman el camino menos directo. Todo el tiempo ellos andan en crculos en el desierto, en el Lugar Santo, en el alma. Ellos aman al Seor, le buscan y le disfrutan como el man del cielo, pero estn en su alma y no encuentran reposo. Mientras usted est vagando, andando en crculos en su alma, no encontrar reposo. Tal vez usted sea mejor que los cristianos que todava estn en Egipto. Ellos disfrutan a Cristo simplemente como su Redentor, el Cordero pascual, pero an permanecen en Egipto, en el mundo. Todava pasan mucho tiempo en la carne, en el cuerpo cado. En cambio, usted est en una mejor condicin, pues ya abandon Egipto, cruz el mar Rojo y experiment un aspecto de la muerte de Cristo. Adems, usted ama al Seor, le busca y est avanzando por causa del Seor. Ciertamente est marchando adelante; pero lo est haciendo en crculos, pues todo el tiempo est en su vida anmica, en su alma. Todava no ha entrado en el espritu, el cual corresponde al Lugar Santsimo y a la buena tierra de Canan. Cuando usted entra en su espritu, entra en el Lugar Santsimo, donde est el arca, esto es, donde est Cristo. Asimismo, cuando entra en el espritu, se encuentra tambin en la buena tierra, la cual es Cristo mismo. Puesto que el Espritu divino est en el espritu humano, cuando usted contacta el espritu humano, tiene contacto con el Espritu divino, quien es Cristo mismo. Por consiguiente, tenemos estas tres cosas que constan de tres partes: el tabernculo que tiene tres partes, la historia de Israel que se lleva a cabo en tres partes, y nuestro ser que se compone de tres partes. Todas estas partes concuerdan unas con otras. Ahora como cristianos que somos, debemos preguntarnos y fijarnos dnde estamos hoy. Estamos en el atrio, en el Lugar Santo o en el Lugar Santsimo? Estamos en Egipto, en el desierto o en la buena
tierra? Estamos en la carne, en el alma o en el espritu, donde est Cristo y el cual es el Lugar Santsimo para Cristo? En primer lugar, es posible que usted diga que se encuentra en Egipto, en el atrio o en el cuerpo carnal; en segundo lugar, es posible que diga que est en el desierto, en el Lugar Santo o en el alma; y tercero, es posible que diga que est en la buena tierra de Canan, en el Lugar Santsimo o en el espritu. Est usted en la primera parte, en la segunda o en la tercera? Algunos tal vez digan que estn en la segunda. Estar en la segunda parte es estar en una posicin neutral, es ser tibios. Si usted permanece en una posicin neutral, si es tibio, entonces no es ni fro ni caliente, y el Seor lo vomitar de Su boca (Ap. 3:15-16). Por tanto, debemos avanzar. Considere la historia de los hijos de Israel. Ellos desagradaron al Seor simplemente por estar vagando en el desierto. Debemos ver ahora que la meta que el Seor ha puesto delante de nosotros es el Lugar Santsimo, es decir, el espritu. El espritu es la parte ms recndita del ser humano. Es el lugar donde Cristo est hoy. El espritu es para Cristo el Lugar Santsimo. Asimismo, estar en nuestro espritu equivale a estar en la buena tierra. En nuestro espritu est el Espritu de Cristo; por ende, esta buena tierra es Cristo mismo. Hebreos 10:19 dice que tenemos confianza para entrar en el Lugar Santsimo. All se nos dice, se nos anima y se nos exhorta a tener confianza para entrar en el Lugar Santsimo. Algunos maestros cristianos afirman que el Lugar Santsimo est en el cielo. Por un lado, estoy de acuerdo en que el Lugar Santsimo hoy en da est en el cielo, donde el Seor Jess est (He. 9:12, 24). Sin embargo, si el Lugar Santsimo estuviera nicamente en el cielo, cmo podramos nosotros entrar en l hoy mientras estamos en la tierra? As que, por un lado, el Lugar Santsimo est en el cielo, pero, por otro, est en nuestro espritu humano. El Cristo que est en el cielo est ahora tambin en nuestro espritu (2 Ti. 4:22). l, como la escalera celestial (Gn. 28:12; Jn. 1:51), une nuestro espritu con el cielo y trae el cielo a nuestro espritu. Por tanto, hoy en da el cielo est en nuestro espritu. Nuestro espritu regenerado, nuestro espritu recobrado, nuestro espritu purificado, es hoy en da el Lugar Santsimo. As pues, nos resulta fcil entrar en el Lugar Santsimo. Dondequiera que estemos, all estar el Lugar Santsimo, porque sta es la parte ms recndita de nuestro ser. Por tanto, cada vez que nos volvamos a nuestro espritu, entraremos en el Lugar Santsimo. El problema es que muchos de nosotros no sabemos dnde est nuestro espritu. Yo estuve viviendo en una casa por muchos meses sin saber que tena un cuarto secreto. De igual manera, muchos de nosotros hemos sido cristianos por muchos aos, pero no nos hemos dado cuenta de que hay una recmara secreta en nosotros, la cual es el Lugar Santsimo, donde Cristo est hoy. Esta recmara secreta es nuestro espritu humano, donde mora Cristo, el Viviente, el Espritu vivificante, el Espritu que libera, el Espritu que transforma, el maravilloso Espritu. Es preciso que nos percatemos de esto. APRENDER A EJERCITAR NUESTRO ESPRITU PARA CONTACTAR A CRISTO Ahora que hemos descubierto el Lugar Santsimo en nuestro espritu, tenemos que aprender a entrar en l. Tenemos que aprender a entrar en el espritu, en el Lugar Santsimo, en el lugar donde encontramos reposo. Es por eso que en el captulo anterior les recalqu la importancia de ejercitar el espritu por medio de la oracin. Mi intencin no era hablarles de la oracin, sino, ms bien, ayudarlos a ejercitar su espritu. Si ustedes desean contactar a Cristo, tienen que ejercitar su espritu. Cada contacto que tenemos con Cristo equivale a una verdadera oracin en el espritu. Debemos aprender a ejercitar nuestro espritu todo el tiempo, da y noche, a fin de contactar a Cristo. La verdadera oracin consiste en que hablemos en nuestro espritu con el Cristo que vive en nosotros. Muchas veces me han hecho esta pregunta: Hermano Lee, podra decirme cuntas veces usted ora al da?. En realidad, no les sabra decir cuntas veces, pues acaso pueden contar las veces que respiran durante el da? Si pueden hacerlo, me temo que no seran personas saludables. Uno no alcanza a contar las respiraciones de una persona saludable, pues ella respira todo el tiempo. Mientras
estoy ministrando a los santos, yo oro en mi interior. No podra ministrar sin tener contacto con Cristo. En ocasiones algunas hermanas se han acercado para preguntarme: Hermano Lee, yo me enojo con mucha facilidad. Cul es la mejor forma de controlar mi mal genio?. Les he dicho que es mejor no tratar de controlar el mal genio. Cada vez que usted est a punto de enojarse, lo mejor es que tenga contacto con Cristo. Entonces ganar ms de Cristo. Debemos aprender a orar sin cesar (1 Ts. 5:17), no con la mente sino con el espritu. Mantenga continuamente una conversacin viva con l, el Viviente que est en su espritu. l es maravilloso, todo-inclusivo, central y universal; sin embargo, l es tan pequeo para usted porque l esta confinado e incluso encarcelado en su ser. Usted lo tiene en una crcel y por ello se ha vuelto tan pequeo en usted. Tenemos que aprender a experimentar a Cristo como Aquel que es central, universal, todo-inclusivo, subjetivo y maravilloso. Es imposible agotar los abundantes aspectos de Su persona. Necesita usted consuelo? Cuando usted tiene contacto con l tan slo un poco, recibe consuelo. Necesita recibir aliento? Simplemente contacte a Cristo ejercitando su espritu, no su mente. A veces ni siquiera es necesario expresar palabras claras; simplemente puede decir: Oh Seor, oh Seor. Gima tan slo un poco de esta manera, y se sentir animado. Necesita poder? Simplemente tenga contacto con l y tendr poder. l es el Poderoso y el poder mismo. Necesita dones? Tenga contacto con l. l es el Dador de los dones. Usted debe valorarlo a l, el Dador, por encima de los dones. Necesita sanidad? Tmelo como el Sanador, y recibir sanidad. Necesita sabidura? Necesita recibir direccin? Simplemente contctelo; entonces tendr sabidura y recibir direccin. Es muy sencillo; dondequiera que usted pueda respirar, all puede tener contacto con l. l est muy cerca de usted, muy disponible y muy a mano. l est an ms cerca de usted que el aire que respira, porque el aire est fuera de usted pero l est en su interior. Aprenda a tener contacto con l continuamente. Aprenda a estar siempre delante del Seor. Nunca se aleje de l. Cada vez que vengan los problemas, las pruebas, las dificultades, las cargas y las penas, contctelo inmediatamente. Si tiene contacto con l por un breve momento, si tan slo lo toca ligeramente, obtendr el poder, la energa y la fuerza. l es la universalidad; l lo es todo. Si usted necesita amor, l es amor; si necesita paciencia, l es paciencia; y si necesita humildad, l es humildad. Simplemente aprenda a tener contacto con l en su espritu. Esto es muy sencillo, pero necesitamos practicarlo continuamente. NEGARNOS AL YO PARA CONTACTAR A CRISTO Sin embargo, hay algo ms de lo cual quisiera hablarles, y ello es la obra de la cruz. Es cierto que Cristo es maravilloso, pero si hemos de disfrutarlo a l, tenemos que negarnos al yo. Tenemos que repudiarnos a nosotros mismos. Esto es un problema. Por un lado, sabemos que somos aborrecibles a los ojos de Dios, pero, por otro, nos consideramos las personas ms encantadoras. Estoy seguro de que en nuestra propia opinin, no hay otra persona en todo el mundo que sea tan buena, amable, humilde y paciente como nosotros. Nos amamos a nosotros mismos y pensamos que somos mejores que los dems. Muy pocos se consideran inferiores a los dems. As pues, pese a que somos cristianos, todo lo que hacemos, lo hacemos por nosotros mismos. Cuando somos humildes, simplemente somos humildes por nosotros mismos. Cuando venimos a las reuniones, nos mostramos humildes, aun cuando no lo seamos en nuestra casa. Esto es algo que hacemos por nosotros mismos. Cunto necesitamos negarnos al yo para poder disfrutar a Cristo! Ahora vemos cul es la manera de negarnos al yo. Cada vez que vayamos a mostrar amor por otros, tenemos que contactar a Cristo. Tenemos que decirle: Seor, este yo, este ego, tiene que ser crucificado. Ya no vivo yo, mas Cristo vive en m. Seor, fortalceme a no amar por m mismo, sino a amar por medio de Ti. Ama T por medio de m. Tenemos que aprender a aplicar la cruz a nuestro yo. Hay muchas enseanzas y escritos acerca de la cruz, pero se aplica muy poco la cruz al yo.
Tenemos que aprender a aplicar la cruz de Cristo a nuestro yo diariamente de una manera prctica. Cuando usted vaya a contactar a cierto hermano, aprenda a contactar al Seor primero, diciendo: Seor, tengo mucho temor de contactar a mi hermano por m mismo. Seor, aydame a crucificar este ego. Aydame a aplicar Tu muerte, Tu obra aniquiladora, a este horrible yo, a este detestable ego. No quiero ni me atrevo a amar a otros ni a relacionarme con ellos por m mismo. Incluso la mejor accin que hago por m mismo es muy pecaminosa. Tengo temor de mi yo; estoy temblando. Seor, quiero aprender a vivir por Ti, a amar a otros por medio de Ti, y a ser humilde, paciente, bueno y amable por medio de Ti. Todo lo que soy, todo lo que hago, todo lo que hablo y todo lo que expreso, deseo hacerlo por medio de Ti. Debemos aprender la leccin de aplicar la cruz a nuestra vida anmica. Nuestro ego, nuestro yo, debe ser sepultado bajo las aguas del Jordn, as como las doce piedras fueron sepultadas en el Jordn cuando los hijos de Israel lo cruzaron (Jos. 4:9). Ya no vivimos nosotros, mas vive Cristo en nosotros (G. 2:20). As como la primera generacin de los hijos de Israel muri y fue sepultada en el Jordn, de la misma manera, nuestro ego, nuestra vida natural, muri y fue sepultada mediante la muerte de Cristo en la cruz. Ahora podemos entrar en la buena tierra de Canan. Si nuestro ego an sigue existiendo, eso significa que todava estamos en el desierto, en la tierra al oriente del Jordn. Aprendamos a aplicar la muerte aniquiladora de Cristo a nuestro ser. En todas las cosas en el ministerio, en el ancianato, en la administracin de la iglesia, en el servicio de los diconos y diaconisas tenemos que aprender a negarnos al yo. Si hacemos esto, la buena tierra ser nuestra, y las riquezas, el producto de la buena tierra, ser sobreabundante. Tendremos un abundante suministro de Cristo que podremos llevar a los hijos de Dios y a la iglesia. Por consiguiente, hay dos cosas que son muy importantes. La primera es darnos cuenta de que nuestro espritu hoy es el Lugar Santsimo. Tenemos que ejercitar el espritu y aprender a entrar continuamente en el Lugar Santsimo. La segunda es ver que tenemos el ego, la vida vieja, la vida natural, el alma, el desierto. Tambin tenemos la carne, tipificada por Amalec en el Antiguo Testamento, que se opuso al pueblo de Dios (x. 17:8-16). Puesto que nuestra carne y nuestra vida natural siempre estn estorbndonos y frustrndonos, tenemos que aplicar la cruz. Necesitamos primero el espritu, y luego la cruz. Tenemos que aplicar la cruz a nuestro ego, a nuestra vida natural, a nuestra vida anmica, y entonces podremos estar en la buena tierra y en el Lugar Santsimo. Entre el Lugar Santo y el Lugar Santsimo hay un velo, el cual es la carne, el hombre natural. ste tiene que ser rasgado; entonces estaremos en el Lugar Santsimo. Cuando usted cruza el ro Jordn y su yo queda sepultado all, entrar en el reposo y disfrutar de la vida resucitada en la buena tierra de Canan. Disfrutar de las riquezas de Cristo y de la presencia de Dios en el Lugar Santsimo. PERMANECER EN EL PRINCIPIO NEOTESTAMENTARIO El principio neotestamentario consiste en que algo del interior del espritu fluye para alcanzar a otros. El principio antiguotestamentario es que algo por fuera viene a nosotros. En el Antiguo Testamento, el Espritu de Jehov, el Espritu del Seor, siempre descenda sobre ciertas personas, y ellas hablaban algo por el Seor, diciendo: As ha dicho Jehov. As ha dicho Jehov no corresponde al principio del Nuevo Testamento, sino al principio del Antiguo Testamento. Hoy en da el enemigo, Satans, est haciendo todo lo posible para llevar a los creyentes del Nuevo Testamento de regreso al Antiguo Testamento. El principio conforme al cual se profetiza en el Antiguo Testamento consiste en decir: As ha dicho Jehov (Is. 10:24; 50:1; Jer. 2:2; Ez. 2:4). Sin embargo, en el Nuevo Tes tamento no encontramos este tipo de expresiones. En ninguna de las epstolas escritas por los apstoles se encuentra esta manera de hablar. En 1 Corintios 7:10 Pablo dijo: A los que estn unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Seor. ste es el principio de encarnacin, el cual es segn el Nuevo Testamento. Conforme a dicho
principio, el Seor no habla desde arriba desde los cielos, sino que habla en nuestro interior. Todo lo que decimos, l lo dice con nosotros, por medio de nosotros, en virtud de nosotros y en nosotros. Asimismo, todo lo que hacemos, l lo hace por medio de nosotros y con nosotros. ste es el principio que nos presenta el Nuevo Testamento. La Iglesia Catlica ha llevado al cristianismo de regreso al judasmo al mixturar muchas de las formas del Antiguo Testamento con las cosas del Nuevo Testamento. Algunos cristianos hacen todo lo posible por llevar a los creyentes neotestamentarios de regreso al principio antiguotestamentario, no en cuanto a las formas sino en cuanto a ciertas enseanzas y movimientos. Esto es equivocado. Debemos permanecer en el principio neotestamentario. El Seor descendi y entr en nosotros para ser uno con nosotros. Todas las epstolas fueron escritas en el estilo de sus escritores: Yo (Pablo) os digo. Yo (Pedro) os digo. Yo (Juan) os digo. Pero no soy yo, sino Cristo. El Seor habla en m. En el Antiguo Testamento, Dios era un Seor objetivo, que obraba de forma milagrosa fuera de Su pueblo. Pero hoy en el Nuevo Testamento, el Seor es una persona que experimentamos de modo subjetivo. l no le da mucha importancia a la manifestacin objetiva, sino que centra toda Su atencin en la obra interna. Pablo tena un aguijn en su carne (2 Co. 12:7), el cual debi ser cierta clase de sufrimiento fsico en su cuerpo. As que, acudi al Seor tres veces para pedirle que se lo quitara (v. 8), pero el Seor le respondi: Bstate Mi gracia (v. 9a). El Seor no quiso quitarle el aguijn externo, sino que, ms bien, prefiri ser la gracia que le bastaba a Pablo en su interior. As que, Pablo tuvo que aprender a experimentar al Seor mismo como la gracia interna, no como el Seor que obra milagros externos. ste es el principio neotestamentario. El sutil enemigo, Satans, hace todo lo posible por conducir a los creyentes neotestamentarios de regreso a la poca del Antiguo Testamento. Queremos seguir vagando en el desierto? Por supuesto que no. Que el Seor tenga misericordia de nosotros. Entremos al reposo en el Lugar Santsimo, en la buena tierra, en el espritu, y aprendamos a conocer al Cristo que est con nosotros en nuestro espritu. El Seor ha dicho: Bstate Mi gracia, pero dnde se encuentra la gracia del Seor? Glatas 6:18 dice: La gracia de nuestro Seor Jesucristo sea con vuestro espritu, hermanos. Amn. Tenemos que comprender que la gracia no denota cosas externas como milagros o seales, ni cosas fsicas ni materiales. La gracia del Seor Jesucristo est con nuestro espritu y en nuestro espritu. Tenemos que experimentar Su gracia en nuestro espritu internamente, no como algo externo. Creo firmemente que el apstol Pablo es el mejor ejemplo de todos los creyentes. Tenemos que seguirlo a l. Debemos ser los creyentes neotestamentarios, y no personas del Antiguo Testamento.