Faus - La Humanidad Nueva - Ensayo Cristologia - 02
Faus - La Humanidad Nueva - Ensayo Cristologia - 02
Faus - La Humanidad Nueva - Ensayo Cristologia - 02
NUEVA
Ensayo de Cristologa
Volumen II
Jos Ignacio Gonzlez Faus
EAPSA HECHOS Y DICHOS MENSAJERO
RAZON y FE "SAL TERRAE"
SUMARIO
VOLUMEN I
Pgs.
Conflteor
INTRODUCCION
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO DE JESUS
9
Captulo I La cuestIn del "Jess Jllstnco" y el de
la le". . 17
Hlstona de la cuestIOn.-El fondo teologIw del pro-
blema -Balance.
PARTE PRIMERA
CRISTOLOGIA BIBLICA
Seccin l. Teologa de los "misterios" de la vida de Jess
11. La pretensin de Jess. Lectura "hlstllca" de la
vIda de Jess 57
Jess y la Ley -Jes, y el Templo -Jess y los
marginados -Jess y DIO>.-(ApndIce: los mIla-
gros de Jess).
IlI. Muerte y ResurrecclVll 123
El fracaso de la pretensIn de Jess -La mueI te
segn las Escnturas muerte del Profeta, mueI te del
Justo, muerte del SIervo.-La irrupcn de lo Esca-
tolgico.-La ResurreccIn como utopa humana.-
(Apndice: el retraso de la Parusa y su sIgmflcacln
teolgica).
IV. Lectura "teolgica" de la vida de Jess 181
Las tentacIOnes de Jess como de la
Imagen religIOsa de Dios -La TransfIguraCin como
"negacin de la negaclOn".-El tema de la knosis.-
EncarnaCin e hIstona.
Seccin 11. Reflexin de la Jjglesia primitiva
V. La realtdad del Hombre Nuevo. Jess, Adn defi-
Ilitivo 239
Jess Segundo Adn -Je,s HIJO del Hombre.-
(Apndice: Ld problemtIca cxegtIca J elativa al
HIJO del Hombre).
VI. La Vigencia del Hombre Nuevo para 271
Jess SeaL-Jess Pnmognito -Jess Recapitula-
cIn y Plenitud.
VII La Humanidad Nueva como levelacin de Dial 339
Jess Palabra.-Jess El Hljo.-(Apndice a la sec-
CIn 11: el problema de los ttulos cnstolgicos).
VOLUMEN 11
PARTE SEGUNDA
LA DOGMATICA CRISTOLOGICA
Pgs.
Captulo VIII. Las primeras reflexiones sistemticas ... 375
Planteamiento de los problemas.-La cristologa de
san Justino.-Ireneo de Lyon.-(Apndice: un texto
cristolgico de Tertuliano).
IX. Los datos de la dogmtica cristolgica .... " ... ... 417
El camino hasta Nicea.-Apolinar y san Dmaso.-
Efeso y Calcedonia.-Apndices a Calcedonia.
X. Sentido y constantes teolgicas de la historia de la
Cristologa .... , ... , ... '" ... ... '" .... ,.. ,. ... 465
La problemtica Dios-hombre.-El inters soterio-
lgico.-La forma dialctica del progreso.
XI. Significado y valor de los dogmas cristolgicos para
nosotros '" , " 485
El consubstancial de Nicea.-La condena del apoli-
narismo.-Las frmulas de Efeso y Calcedonia.-
El problema de las "dos" voluntades.-(Apndice:
el problema de la sensibilidad de Cristo).
XII. La separacin entre Cristologa y Soteriologa.. 519
El intento de san Anselmo y su influio.-CritlCas
a la explicacin anselmiana.-El lenguaje del Nue-
vo Testamento.-Elementos para una explicacin
de la redencin.
XIII. Inversin de perspectivas en la Edad Meda ... ... 567
El inters doctrinal al margen del inters soterio-
lgico.-La sintesis de Toms: el instrumentum
coni/lnctum.-(Apndice: Sobre algunas cuestiones
de la cristologia escolstica: la "personalidad" de
Cristo; el sujeto de la Encarnacin; el motivo de
la Encarnacin; la ciencia de Cristo).
XIV. La reaccin cristolgica de Lutero " 605
La teologa para aprovechar.-La cristologa de
intercambio y su repercusin en la problemtica
Dios-hombre.-Conc1usin.
CONCLUSION
ESBOZO SISTEMAnco
XV. Las grandes lineas de la sntesis cristol,:!ca 625
La cristologa como categora estructuradora de la
realidad.-La realidad como absoluto.-La realidad
como maldicin.-La realidad como promesa.
Apndice. Tesis cristolgicas' , 661
lndice de autores '" , " .,. 663
Illdice de citas bblicas ,. ." 669
PARTE SEGUNDA
La dogmtica eristolgiea
CAPTULO VIII
LAS PRIMERAS REFLEXIONES SISTEMATICAS
"Dos siglos de disputas teolgicas por asegurar la Encar-
nacin de Cristo en su plenitud hicieron de las civilizaciones
cristianas las nicas civilizaciones activistas e industriosas" l.
El lector debera intentar que estas palabras le sirviesen de
gua, como Virgilio al Dante, siempre que se aventure por los
crculos subterrneos del mundo patrstico. Debera intentarlo
porque esas palabras proceden precisamente de un filsofo mo-
derno cuyo estilo de pensar dista aos de luz de los talantes
clsicos de la filosofa griega. Y esto es importante en un mo-
mento como el actual en que la Patrstica ya no goza de muy
buen cartel: las ilusiones que pareci despertar hace unos aos
el naciente movimiento patrstico fueron simple espuma. Y
hoy se acusa a los Padres de haber operado una helenizacin
del cristianismo, que lo encorset en unas categoras cosistas,
estticas y platnicas, carentes de la dimensin personalista y
de la dimensin histrica y empapadas de un dualismo ante el
que hoy sentimos cierta alergia. Por si fuera poco, casi todos
los que entraron con algo de ilusin en el mundo de los Pa-
dres han tenido la impresin de perder pie en un galimatas
de opiniones, unas veces peregrinas, otras contradictorias y, en
cualquier caso, imposibles de embalar en formulaciones claras,
1 E. MOUNIER, El Personalisme, Ed. 62. Barcelona 1964, p. 139.
tiles y de fcil manejo. Y esto se le hace demasiado intole-
rable al actual estudiante de teologa, cuya problemtica y cu-
yas urgencias son realmente serias, y al que la desconfianza
en la capacidad de respuesta del sistema oficial sita a veces
en la tentacin de una teologa de pldoras y recetas.
No vamos a negar las acusaciones mencionadas. Pero qui-
zs tienen su contrapartida. La falta de sntesis de la teologa
patrstica no ser efecto de su enorme capacidad creadora?
Hoy que se habla tanto de pluralismos teolgicos y de libertad
del telogo, deberamos recordar que la teologa nunca fUe
ms libre que en la poca patrstica. Quizs por ello nunca fue
ms viva, nunca fue ms popular y nunca estuvo ms en di-
logo con la cultura ambiental. Lo que nos interesa de los Pa-
dres no son sus formulaciones, ni sus recetas, ni sus ingenui-
dades: es el verles cmo buscan y cmo crean su teologa, de
acuerdo con el mundo en que se mueven. Si slo pretendemos
saquearlos a mansalva para enriquecernos con su mercanca,
es posible que tengamos que constatar a veces que su moneda
ya no circula hoy. Pero si tratamos de convivir con ellos, es
posible que se nos pegue algo de su forma de ser y de actuar:
de su enorme fe y, a la vez, de su enorme libertad. De su amor
incondicional a Cristo y de su arriesgada capacidad de error,
la cual tambin es importante, porque Dios no venci al error
quitndolo de en medlO para comodidad nuestra, sino convir-
tindolo en materia de una verdad futura.
Estas consideraciones nos marcan el camino que hemos de
intentar seguir: deberamos evitar una simple exposicin de
resmenes, etiquetados cada uno con el nombre de un autor 2.
Slo a modo de ejemplo, expondremos detenidamente al prin-
cipio un par de las primeras reflexiones sistemticas. Pero no
2 Este es el peligro de los manuales clsicos, que adems suelen tomar
como criterio para sus resmenes. aquello que tiene relacin inmediata
con la futura definicin calcednica. De este modo se hace sin querer
una teologa patrstica "expurgada" y apologtica. Cf. vg. J. LlEBART,
L'!ncarnation; col. "Histoire des dogmes" nm. 14. Cerf. 1966. Intenta
slo esa preparacin de la definicin calcednica: A. GRILLMEIER, Die
theoloRische Ilnd sprachliche Vorbereitung der christologischen Forme!
van Chalkedoll en el volumen en colaboracin Das Konzil von Chalkedon,
Wrzburg 1951. T, pp. 15-202, Del mismo autor: Christ in christian Tra-
dition, A R. Mowbray. Londres 1965. es. probablemente lo ms autorizado
que existe sobre el tema.
es posible hacer una historia del pensamiento tomando a cada
autor como una etapa o un captulo. Es verdad que la historia
que ahora nos ocupa tiene unos hitos inevitables en los diver-
sos concilios ecumnicos, con aquellas declaraciones en que la
Iglesia vio su fe plenamente reflejada. Ellos son parada obliga-
toria. Pero qu sentido tiene recitarJas de memoria, como me-
ros idelogos oficiales que almacenan slogans? Aprender de
memoria en una frmula de catecismo, y repetir mecnica y
dogmticamente que Cristo tiene una persona y dos naturale-
zas, ha sido la mejor manera de adquirir una imagen de Cristo
contraria a la que quera dar el Concilio que acu aquellas
palabras. Una frmula slo puede aprenderse en su gestacin,
en su contexto y como portadora de toda su historia. Ello nos
obliga a buscar ms bien lo no dicho en lo dicho, a saber: por
qu la Iglesia vio reflejada su fe en aquellas declaraciones, a
qu preguntas responden y en qu situaciones nacen. Esto es
10 decisivo; y esto precisamente hace ineliminable la subje-
tividad, aun en la presunta objetividad de las frmulas dog-
mticas. Pero no hay otro camino para lograr una comunin
verdadera con aquellos hombres que creyeron antes que nos-
otros. Esta comunin nos parece fundamental como creyentes
de hoy, porque es absurda la pretensin inconsciente que late
en muchas liquidaciones progresistas de la tradicin: como si
uno mismo o la propia poca fuesen los primeros en haber
aprendido a creer rectamente. Pero, a la vez, toda verdadera
comunin con los creyentes del pasado no anula la libertad y
la capacidad creadora a la que tambin hoy estamos obligados;
ms bien la estimula. Y as ser posible que abandonando qui-
zs sus frmulas, no los abandonemos a ellos.
1. PLANTEAMIENTO DE LOS PROBLEMAS
Cuando la Iglesia del Nuevo Testamento deja establecida
la Trascendencia y la divinidad de Jess, no est poniendo un
simple punto final al asombro que suscitaba la interpelacin
de aquel hombre extrao. Ms bien est dejando a toda la
Iglesia posterior la herencia de una problemtica que todava
sigue en pie y que es la que desatar toda la historia que va-
mos a contar. Porque la teologa de los primeros siglos no es
ms que el esfuerzo por contestar a una doble pregunta que
est siempre latente en ella y de la cual derivan todos los pro-
blemas y preguntas explcitos que esta teologa se plantea. Y
esta doble pregunta de fondo arranca de la confesin de fe en
la divinidad de Jess, y podemos formularla de la manera si-
guiente:
a) Por un lado surge el problema de la conciliacin de Je-
ss con el monotesmo bblico. En esta formulacin, el proble-
ma atiende ms bien a la herencia juda de la fe cristiana. El
monotesmo no es un elemento renunciable, como la Ley o la
circuncisin o tantos otros de la fe juda. La Iglesia es aqu
tan intransigente como lo fuera el judasmo: todos los inten-
tos de contraponer la Divinidad de Jess con el Dios del An-
tiguo Testamento, o de interpretarla en analoga con los hom-
bres divinos (theioi andres) del mundo griego, que implicaban
un panten politesta, sern rechazados sin consideracin. La
divinidad de Jess ha de confesarse de tal manera que man-
tenga como Pablo la confesin juda: para nosotros no hay
ms que un solo Dios (1 Cor 8, 6). Por aqu arrancar una l-
nea de pensamiento que lleva a lo que hoy llamamos la teolo-
ga trinitaria, la cual, en los principios, no se distingue de la
reflexin sobre Cristo.
b) Por otro lado surge el esfuerzo por pensar simultnea-
mente divinidad y humanidad. Este esfuerzo afecta tanto al
mundo judo del que el cristianismo proviene como al mundo
griego en el que el cristianismo est entrando. El griego, en
su vertiente mitolgica, habra aceptado la idea de encarna-
cin, pero sin aceptar el monotesmo. Y en su vertiente mo-
notesta (de cuo principalmente platnico) no poda aceptar
la idea de encarnacin. Este problema de cmo pensar simul-
tneamente divinidad y humanidad es el verdadero problema
latente, que hemos de saber ver en accin por debajo de todas
las preguntas concretas y de todas las respuestas concretas
que vayan apareciendo en las disputas teolgicas de los seis
primeros siglos. Juan ya haba levantado la liebre al formular
as el escndalo de Jess: "T, siendo un hombre, te haces
Dios" (lO, 33). Y ya dijimos que pocos autores hay como el
cuarto evangelista, para tener una idea viva de lo que significa
decir Dios y de lo que significa decir hombre. Y este problema,
al que ahora se va a ver afrontada la cristologa, es uno de los
problemas teolgicos fundamentales, susceptible de ser reen-
contrado a todos los niveles. La respuesta que se d a l irra-
diar, a manera de crculos concntricos cuyo centro es el pro-
blema cristolgico. Lo que vale de Cristo, se aplicar por ex-
tensin al hombre y al mundo: al problema Dios-hombre, o
al problema inmanencia-trascendencia, o gracia-naturaleza, Sa-
lud-liberacin, etc.
Con ello tenemos establecido el sentido del estudio de la
Patrstica. Este no puede reducirse a un catlogo de personajes
y opiniones, sino que debe intentar llegar, por debajo de stas,
a la corriente subterrnea de esa problemtica que las unifica.
Para aducir un ejemplo concreto que nos permita descubrir
la presencia de esta problemtica, ya en los inicios, nadie me-
jor que Ignacio de Antioqua. Este fenmeno inexplicable, ver-
dadero griego culto en un ambiente mucho menos maduro y
menos evolucionado, se caracteriza en su cristologa por las
famosas anttesis en que acua su pensamiento. En ellas des-
cubren los historiadores un trnsito de la llamada "cristologa
de dos fases" (Zwei Stufen-Christologie) a la cristologa de ten-
sin o afirmacin simultnea: mIentras la primera giraba al-
rededor de la Resurreccin y, por tanto, del paso de knosis
a exaltacin, de Hijo de Dios segn la carne a Hijo segn el
Espritu, etc., la segunda parece prescindir de este paso para
subrayar precisamente la simultaneidad de ambas afirmaciones.
As, Ignacio hablar de Jess "carnal y espiritual, engendrado
e ingnito, en el hombre Dios, en la muerte Vida, de Mara y
de Dios, primero pasible y luego impasible 3.. o Invisible y vi-
sible por nosotros, impasible y pasible por nosotros .. o hijo de
hombre e Hijo de Dios" 4. Esta forma de orientar el pensa-
miento es, sin duda, fruto de una mente griega, ms esencia-
lista, frente al esquema mental semita en el que tiene ms ca-
bida la historia 5. Pero es adems, y por eso nos interesa, como
3 Aqu naturalmente, ha mantenido el esquema ya que si
no sera una contradiccin formal.
4 Cfo Ef 7, 2; Polic 3, 2; Ef 20, 20
& Hasta qu punto es legtima esa manera de proceder debe haber
quedado claro en la parte bblica: de la Resurreccin no es ile-
gtimo este procedimiento (lo que no significa que no sea peligroso):
un primer germen de lo que va a ser el empeo de toda la pa
trstica: el esfuerzo por pensar simultneamente divinidad y
humanidad.
y para terminar este intento tipificador de la problemtica,
puede ser bueno aadir que en este esfuerzo por pensar simul-
tneamente divinidad y humanidad, van a aparecer en seguida
una derecha y una izquierda que nos pueden servir para tipi-
ficar otras muchas derechas e izquierdas. En cristologa, la
derecha ser el empeo por afirmar a Dios de manera exclusiva
y negando al hombre. La izquierda es el empeo por afirmar
al hombre de manera exclusiva y negando a Dios. El error de
la primera ser el idealismo, y sus tentaciones el fanatismo o
la fuga. La segunda caer en un realismo demasiado craso y
corto de vista; su tentacin ser la autosuficiencia. Ambos ti-
pos nunca los hallaremos puros: en ocasiones se entremezclan,
sobr,e todo cuando intervienen en la teologa factores polticos;
y llegan incluso a confundirse. Pero el recurso al esquema pue-
de sernos luminoso, y en ms de un momento habremos de
volver a l.
Esta tipificacin que acabamos de hacer se refleja ya en
las primeras herejas cristolgicas. Desde los comienzos asis-
timos a una negacin de la divinidad de Jess y a una nega-
cin de su humanidad. Cabe calificar como hereja de dere
si la Resurreccin se "proyecta" sobre el Jess terreno es porque. por
su misma naturaleza, es proyectable: para Jess ,610 haba una manera
de realizar sus ttulos (no poda ser Mesas ms que dando el Espritu,
no poda ser Seor ms que siendo exaltado hasta la diestra de Dios,
no poda ser Hijo del Hombre ms que en la cruz, no poda realizar su
divinidad ms que amando a los suyos hasta el fin., .). Ahora bien:
este camino no quedaba claro antes de la Resurreccin. Antes de eUa
todos los ttulos gloriosos eran ambiguos, aplicados a Jess (el de Mesas
poda significar poder terreno, el de Seor o Hijo poda significar blas-
femia, etc.). Esta ambigedad slo se rompe con la Resurreccin. Por
eso ella decide sobre toda la vida anterior, no slo en el sentido de que
manifiesta algo que antes ya estuviera, pero escondido, sino porque
revela cul es el verdadero sentido de estos ttulos que manifiesta. Por
eso es legtima esa proyeccin de la Resurreccin sobre el Jess terreno.
y si no se tiene en cuenta este poder retroactivo de la Resurreccin es
difcil explicar la evolucin desde el Jess terreno a la dogmtica cris-
tolgica. Las profecas de la pasin son un buen ejemplo de esta con-
cepcin teolgica: porque lo decisivo en ellas es el que se predican
de un ttulo glorioso. Antes de la Resurreccin, esto resultaba incom-
prensible; pero el ttulo, desligado de la pasin, resultaba ambiguo.
chas al docetismo, aunque qUlzas no es ms que un error de
tipo popular. En realidad, casi no le conocemos ms que por
las referencias de Juan evangelista y de Ignacio de Antioqua 6.
Segn parece, para afirmar la divinidad de Jess, empezaban
por negar la realidad de su sufrimiento, hasta acabar por ne-
gar la realidad de su carne. Probablemente no es un sistema,
sino ms bien una expresin ingenua de la trascendencia de
Cristo, quizs con influjos del dualismo platnico. Ha dejado
bastantes huellas en algunos de los Evangelios apcrifos 7.
Como hereja de derechas calificaramos tambin a una se-
rie de corrientes judaizantes, pese a que stas negaban la
divinidad de Jess; pero no lo hacan para afirmar su humani-
dad, sino para salvaguardar la divinidad de Yahv, es decir,
para defender el monotesmo bblico. En este sentido consti-
tuyen una hereja de derechas y su error es el del conservadu-
rismo excesivo. Su cristologa se centra en el pasaje del bau-
tismo de Jess, en el que ven una especial uncin de tipo ms
o menos adopcionista (o, con el lenguaje gnstico que veremos
ahora mismo: un descenso de Cristo sobre el hombre Jess).
Esta uncin se expresa con predicados exclusivamente vetero-
testamentarios (Siervo de Yahv, Mesas, etc.) 8. En este sen-
tido es notable el caso del Pastor de Hermas que, retrocedien-
do sobre el Nuevo Testamento, reserva el nombre de Seor,
exclusivamente para Dios Padre, llamando a Jess Hijo de Dios
en el sentido veterotestamentario de eleccin. Hasta el punto
de que se lleg a pensar que no era un escrito cristiano, sino
"cristianizado" por la interpolacin posterior de algunos pa-
sajes.
De hereja de izquierdas cabra calificar a la gnosis, for-
zando un poco las cosas: no tanto por sus contenidos cristo-
lgicos (en el gnosticismo hay tambin claras afirmaciones do-
cetas) cuanto por esa actitud teolgica que consiste en afirmar
absolutamente un mundo del hombre, y a Cristo slo en tanto
en cuanto entra en l 9. La gnosis es una de las grandes ten-
ef. Trall, 10; Smir 2 y 5, 2.
7 Vg. Protoevangelio de Santiago, Evangelio de Pedro, Acta Apos-
tolorum...
J As vg. en el Testamento de los 12 apstoles, Kerygmata Petri,
Odas de Salomn ...
9 Vase una caracterizacin rpida y de inters: R. NfEBUHR, Cristo
y la cultura, Pennsula, 1968, pp. 90-93.
taciones de todo cristianismo serio: convertirse en "conoc-
miento" y sabidura; reducr la fe a verdades absolutas en vez
de sucesos contingentes, sustituir la cosa de este mundo por
su simple idea. Esta adaptacin del cristianismo a un sistema
raconal es muy clara en Valentn. Valentn mete a Cristo en
sus complicadas cosmogonas filosficas, y mete en Cristo su
actitud dualista. Para ello recoge la exgesis judaizante del
Bautismo. En el Bautismo descendi Cristo sobre el hombre
Jess, al que abandon en el momento de la cruz. De este
modo, no fue la realidad superior la que sufri, sino slo un
hombre inferior. Puede ser til ctar el dato de que Valentn
goz de una autoridad tan grande que estuvo a punto de ser
hecho Papa. Ello nos puede hacer ver lo difcil que es separar
las fronteras en este campo.
La actitud gnstica se reproduce agudizada en Marcin, en
la forma de una ruptura intolerante y sectaria con toda tradi-
cin: guerra al Antiguo Testamento y distincn entre el Dios
veterotestamentario, creador del mundo presente, que es malo,
y el Dios de Jess, el Redentor, que es un Dios nuevo. El afn
de novedad es el que lleva a Marcin a negar la verdad del
cuerpo de Jess: su cuerpo no era de esta materia y de esta
realidad, puesto que la Salud consiste en la ruptura radical con
toda la realidad presente. Permtase comentar que algunos bro-
tes de teologas progresistas modernas no escapan a la impre-
sin de un certo marcionismo; y por ello deberan pensar que
una ruptura tan radical con el presente lleva, en realidad, ca-
muflado el germen derechista de un docetismo inevitable.
Pero ahora no nos interesan estas herejas, cuya descrip-
cin ha de haber sido necesariamente caricaturesca. Si las he-
mos citado ha sido para subrayar algunos datos de la polmi-
ca cristiana contra ellas.
a) En la refutacin que les hace Ignacio de Antioqua est
contenido un presupuesto que condicionar toda la evolucin
de la Patrstica: la relacin entre el ser de Jess y nosotros;
y las repercusiones que tiene para nosotros lo que Jess sea
en s: "Si como dicen algunos, slo en apariencia sufri-y ellos
s que son pura apariencia -, a qu estoy yo encadenado?
A qu estoy anhelando luchar con las fieras? Vaya morir
en balde, y estoy dando un falso testimonio contra el Seor" 10
Esta manera de argumentar puede parecer desconcertante 11.
Pero es fundamental para comprender lo siguiente: en la teo-
loga de los Padres no se arguye por afn de rectitudes meta-
fsicas o filosficas, sino para salvaguardar la experiencia que
ha tenido la primera Iglesia, de haber sido salvada en Jess.
Esta experiencia es la que condiciona todas las luchas cristo-
lgicas, y volveremos a encontrarla constantemente. La exacti-
tud especulativa nunca preocupa a los Padres por s misma,
sino slo cuando se ha aceptado la validez de la experiencia
de Salud. Y entonces s que tiene sentido el que Ignacio re-
cuerde que sus sufrimientos son un dato bien real. No com-
prender esta manera de argir quien no comprenda que el
primer pensamiento cristiano no es un pensamiento "interpre-
tador", sino un pensamiento transformador.
b) Encarndose con Marcin, Ireneo establece una ley si-
multnea de progreso y ruptura, muy similar a la que citamos
al hablar del mesianismo de Jess. Por un lado, !reneo insiste
(quizs en exceso por su posicin polmica antimarcionista)
en la continuidad de Jess con el Antiguo Testamento. Pero
por otro lado, ante los posibles temores del lector, subraya
cmo esta continuidad no mengua en nada la radical novedad
de Jess: "Qu es lo que trajo de nuevo al venir? Pues sa-
bed que, por el hecho de traerse a s mismo, trajo la novedad
total" 12. Esta dialctica de continuidad y ruptura nos parece
fundamental para lo que hemos calificado como el problema de
fondo subyacente en la cristologa.
y con estas observaciones queda suficientemente planteada
la problemtica en la que vamos a entrar. No obstante, y como
siempre habr que verla a grandes rasgos y en el movimiento
de las ideas ms que en las personas, quiz valga la pena de-
10 Trall. 10.
n Cf. una manera parecida de argumentar en IRENEo, Adv. Raer., lB,
IN, 6: si no hubiera padecido de verdad sera un seductor y nosotros
los discpulos estaramos por encima de El.
12 Adv. Raer., IV, 34, 1.
tenernos antes de comenzar y examinar un par de ejemplos
por s mismos. Escogemos para ello a Justino y a Ireneo.
2. LA CRISTOLOGA DE SAN JUSTINO
Justino es el tipo de creyente que suelen despreciar y com-
batir las mentalidades de cristiandad. Ellas se permitirn a lo
sumo una alabanza tpica de "su celo misionero", dicha siem-
pre en una oracin subordinada que sirva como pista de des-
pegue para la condena.
Pero Justino es tambin el tipo de cristiano que descubren
subyugados los creyentes de dispora. Con slo que se tengan
posibilidades para penetrar en su interior, rompiendo todos los
obstculos de una falta de sistema y de un mundo y un len
guaje tan ajenos a los nuestros, es posible que aquellos que,
por ejemplo, se preguntan hoy por la posibilidad de ser a la
vez cristiano y marxista, encuentren jugosa la lectura de este
laico fiel (i nunca mejor empleado que en l ese apelativo de
"los fieles" que tantas jerarquas usan an con tono de supe
rioridad, como si se tratase de una fidelidad a ellos y no de
una fidelidad que tambin les obliga a ellos!). Y es posible que
aprendan de su empeo por ser a la vez cristiano y platnico:
de sus soluciones y de sus errores.
Si Ireneo constituye la primera sntesis teolgica seria del
pensamiento cristiano-interior al sistema por tanto-, Justino
es el primero en mirar al exterior y en plantearse el problema
de las relaciones entre el cristianismo y el mundo. Si hay que
dar crdito a los siete primeros captulos del Dilogo 13, que
constituyen quizs sus mejores pginas, Justino habra pasado
insatisfecho por todas las escuelas filosficas de la Antigedad,
hasta descubrir a los Profetas del Antiguo Testamento y, a
travs de ellos, ser llevado al Cristianismo. El hecho es que su
background filosfico es notable. Su sistema personal no pasa
de ser un platonismo eclctico. Pero su uso de la filosofa con
13 Tras un balance de opllllOnes, acepta una originalidad
adaptada a la forma literaria del dilogo, L. BARNARD. Justin
Martyr in recent study, en Scott, Journal of Theol., 22 (1969), pp. 152-64.
tempornea-aunque qUlzas no sea de primera mano-es im
portante porque implica el principio revolucionario de que el
platonismo puede ser una praeparatio evangelica, exactamente
igual a como lo haba sido el judasmo. Y de hecho, el judo
Trifn se escandaliza de encontrar a los cristianos ms seme-
jantes a los gentiles que no a los judos 14.
Su conversin, pues, no supuso el abandono de cuanto ha-
ba de vlido en su bsqueda anterior, sino slo su consuma-
cin. Esta trayectoria, ms el dilogo con el mundo griego
(Apologas) y judo (Dilogo con Tritn), le dan una especial
sensibilidad para el hecho de la universalidad de Cristo y para
la comprensin de Jesucristo como cumbre de la historia de la
civilizacin. En estas coordenadas parece aflorar ya en l la
pregunta tpica de muchos cristianos de hoy: qu es lo que
aporta el cristianismo? Y la respuesta que da Justino, distin-
guiendo entre el Lagos y el lagos seminal, incluye la misma
dialctica de todo y nada a la vez, con que se debe responder
a aquella pregunta.
Es verdad que no todo son luces. Despus veremos hasta
qu punto son serios los (inevitables?) tributos que habr de
pagar su personal aventura misionera. Por otro lado, la situa-
cin de persecucin (l mismo morira martirizado hacia el 165)
le destroza los contextos de dilogo y le convierte a veces en
apologeta de la ms barata especie: como cuando pretende
que hay un influjo literario directo de Moiss sobre Platn y
la filosofa griega 15. Pero esto deja intacto el valor de su intui-
cin fundamental: el carcter de Cristo como Lagos y el ca-
rcter "lgico" del mundo; lo que le permitir establecer una
relacin intrnseca entre ambos. Y esta relacin es la que le
dicta sus mejores acentos: el gran valor del mundo griego, el
que funda su civilizacin y su modo de vida es el descubrI-
miento del lagos. Pues bien: establecido esto "juzgad simple-
14 "Lo que sobre todo nos tiene perplejos es que vosotros que uecs
ser piadosos y ser diferentes de los otros (los paganos) no os diferen-
ciis en nada de ellos en vuestro modo de vida, pues no guardis las
fiestas, ni sbados ni la circuncisin, sino que ponis vuestra esperanza
en un hombre crucificado" (Dilogo con Triton, 10, 3).
15 As al menos en la l.a Apologa, 44, 8-9 Y 54 a 60. Ya no parece
tan claro en la Segunda.
mente si nuestras doctrinas proceden del lagos o no" 16. Al per-
seguirnos no nos hacis tanto dao a nosotros (pues "de cual-
quier linaje que seamos, estamos dispuestos a morir por el
nombre de Jess, aunque nunca se ha visto a nadie que estu-
viera dispuesto a morir por su fe en el sol" 17) cuanto "injusticia
a vosotros mismos" 18. Pues como Cristo es "el Lagos pleno",
todas las persecuciones contra los cristianos acontecen sim-
plemente contra el lagos (alogas 19).
La distincin entre Logos y lagos sita a Cristo respecto
del mundo. Por un lado, Cristo encarna una dimensin autn-
ticamente mundana, porque el lagos es la entraa ms honda
de las cosas. Pero, por otro lado, Cristo es Lagos del Padre y,
por tanto, no pertenece al mundo. En este esquema de argu-
mentacin lo decisivo no es la palabra lagos 20; lo que importa
no es el trmino de contacto, sino el esquema de dilogo. Des-
de su cristologa, Justino no habla al mundo desautorizndolo,
sino tomndoselo en serio; no lo acusa de no coincidir con l
(con Justino), sino de no coincidir consigo mismo; no niega
sus aspiraciones mundanas para ofrecer en su lugar unas su-
permundanidades desconocidas, sino que se mete dentro de
ellas y las potencia hasta las ltimas consecuencias posibles.
Entonces ellas se descubren como "lagos seminales", que cla-
man en virtud de su misma dinmica por su propia superacin.
Ahora qUIsiramos exponer, con palabras del propio Justmo,
lo que hasta el momento hemos ambientado traducindolo a la
sensibilidad de hoy. Esta exposicin no es fcil por lo poco des-
arrolladas que estn las intuiciones que nos interesan. Pero Justino
en las escasas obras suyas que nos han quedado, no se preocupaba
por exponer su sistema, sino por defender a sus hermanos pase-
guidos. tarea nuestra el averiguar los desde los
que habla.
y an hay otra dificultad en esta exposicin: cmo traducir
el trmino lagos? Ahora ya no tiene el sentido jonico-,emita de
"la palabra". Pero traducirlo simplemente por razn no, parece
16 1 Ap 68, 1.
17 Dial 121, 2.
18 1 Ap 3, 1.
lO II A p 1. 1; 1 A p 5, 1.
20 Quizs sera dado descubrir un semejante a partir de los
trminos nomos (sea en dilogo con la Ley juda, o con la ley umversal
que rige el mundo segn los o dikaiosyne (justicia).
que es traicionarlo todava ms. La razn, para nosotros, designa
sobre todo a una facultad del espritu, susceptible de ser sometida
a las clebres crticas de Kant. Y Justino no apuntaba a eso sino
ms bien a aquello que correspondera a esa facultad: la racio-
nabilidad, inteligibilidad o coherencia de las cosas. Por eso, tras
muchas dudas y aun a riesgo de desagradar a los tcnicos, hemos
optado por una traduccin que lo moderniza sin rebozos: el sen-
tido de las cosas.
La cristologa del Logos.
"Cristo es el sentido del que todo el gnero humano par-
ticipa" 21. Y el gnero humano participa de Cristo porque "en
cada uno se halla parte del sentido germinal divino" 22.
Este sera su principio general. De ah se sigue que la re-
lacin entre el mundo y Cristo es una relacin de parcialidad
y plenitud. "Cristo es el sentido total, hecho cuerpo y razn y
alma (es decir: hombre) y aparecido por nosotros" 23. El mun-
do posee "una parcialidad de sentido" 24, pero no "una tota-
lidad de sentido" 25.
El esquema totalidad-parcialidad no alude a una relacin
de tipo fragmentable, como la que se da entre un todo material
y sus partes. Expresa ms bien una relacin de grados o modos
de ser, como la que se da entre una semilla y un ser vivo. El
mundo posee "una semilla de sentido implantada" 26 que es la
que da su valor a aquello que en el mundo vale 27: "los escri-
tores pudieron ver la realidad oscuramente, gracias a la semilla
de sentido implantada en ellos" 28.
Este carcter de sentido germinal da razn del valor y del
desvalor del mundo: "yo no soy platnico no porque las doc-
trinas de Platn sean ajenas a Cristo, sino porque no son del
todo coincidentes" 29. Pues "una cosa es el germen de algo,
21 1 Ap 46, 1.
22 II Ap 13, 3.
23 II Ap 10, 1: fo logikn to holon.
2' JI Ap 10, 2: kata logou meroUs.
25 II Ap 10, 3: panfa fa lou logou.
26 II Ap 8, 1 (7, I segn otra divisin).
27 Que el Justino filsofo encontrar sobre todo en los filsofos,
poetas y legisladores.
28 1I Ap 13, 5.
2. JI Ap 13, 2.
que se da conforme a la capacidad, y otra aquello mismo cuya
participacin se da" 30.
Este carcter germinal no implica una participacin en can-
tidad mnima, sino una participacin que es cualitativamente
de otro tipo, pero que admite grados muy diversos. El propio
Justino reconOCe que se da "conforme a la capacidad" 31.
Finalmente, este germen de sentido lo tiene el mundo no
por s mismo, sino "como una gracia que procede de Aquel
mismo que da el germen" 32. Pues Cristo, como sentido, "es
fuerza del Padre Indecible, no un objeto de la razn humana" 33.
De este sistema que hemos tratado de presentar de la ma-
nera ms ntida posible se sigue un par de consecuencias im-
portantes. La primera relativa a eso que modernamente se ha
llamado "los cristianos annimos", y al ser de los cristianos
explcitos. La segunda relativa a la concepcin de la historia y
del mundo.
a) Cristo est all donde empieza a amanecer el "lagos"
de las cosas: su sentido. Y por eso, quienes buscan a ste bus-
can a Cristo, y quienes 10 captan han conocido a Cristo aunque
no lo sepan: "Cristo en parte fue conocido por Scrates, pues
El era y es el sentido que est en todo" 34. Justino no hace
aqu ms que aplicar al mundo griego 10 que todo el mundo
,concede de los profetas del Antiguo Testamento: por su anun-
cio de una esperanza plena, conocieron oscuramente a Cristo.
El mismo proceso que realizaron los primeros cristianos ju-
dos, al descubrir cumplidas en Cristo las profecas veterotes-
tamentarias, lo realiza ahora Justino respecto del mundo en
tero, convirtiendo a ste en otra "profeca" de Cristo. Por eso
a Justino le impresiona tanto el hecho del destino trgico de
Scrates y de muchos estoicos "odiados y muertos" 35, tan se
meiante al destino de los profetas de Israel. Y en este contexto
ya no teme formular explcitamente la idea de los cristianos
annimos: "cuantos vivieron con sentido (meta logou) son
30 II Ap 13, 6.
31 ibd: kata dynamin.
32 11 Ap 13, 6.
33 ll, Ap 10, 8.
3. II Ap 10, 8.
35 II Ap 8, 1 ( 7, 1). Tambin 1 Ap 5, 3 sobre Scrates.
cristianos, aun cuando fueran tenidos por ateos. Como, por
ejemplo, Scrates y Herclito y otros muchos que sera largo
enumerar" 36.
Esta concepcin de los cristianos annimos, tan malenten-
dida y tan combatida, se apoya en un doble pilar: por un lado
una visin del hombre como "pretensin de sentido", como ser
razonable (logiks... kai dynmenos airesthai t'alth kai eu-
prattein) 37, de modo que vivir sin sentido (aneu lagou) es, a
la vez, no vivir como hombre y vivir como "enemigo de Cris-
to" 38; mientras que vivir con sentido (meta lagou) es vivir
como hombre y "ser cristiano" 39.
Pero por otro lado, la afirmacin de los cristianos annimos
es una afirmacin radicalmente cristolgica. Porque slo si en
Jess ha ocurrido realmente algo absoluto es posible una res-
puesta al problema de las dems cosmovisiones que integre
verdaderamente a stas en lugar de excluirlas. Desde un Jess
como el de los liberales o como el de P. van Buren tal actitud
integradora no es posible. Si Jess es slo uno ms-aunque
sea el mejor-siempre concurrir con los otros, nunca los po-
sibilitar. Mientras que si es de veras el Lagos pleno (to lo-
gikn to halan) hecho hombre 40, no hay competencia posible
con los otros logoi del mundo: ms bien es su misma condi-
cin de posibilidad. Por eso-y con esto llegamos al punto de-
cisivo-cabe hablar de cristiano annimo, mientras que no cabe
hablar de catlico annimo, protestante annimo o comunista
annimo: porque lo que funda teolgicamente la anonimidad
no es una casual y desconocida coincidencia doctrinal, sino el
carcter recapitulador de Cristo.
Establecida as la realidad de un cristianismo annimo, Jus-
tino tiene algo que decir, no obstante, sobre el ser del cristia-
no explcito. Este no queda inutilizado por aqul: el cristiano
"ama y adora, junto con Dios, al Sentido que procede del Dios
indecible e inengendrado, y que por nosotros se hizo hombre
36
1 Ap 46, 3.
37 1 Ap 28, 3.
18 1 Ap 46, 4. Ntese la equivalencia entre "intil" y enemigo de Cristo,
que Justino explota en otros momentos, jugando con la semejanza de
los vocable chrests (til) y Christs.
3' lbid., id.
40 1I Ap 10, 1.
para, siendo partcipe de nuestros dolores (es decir: de la falta
de sentido de nuestras vidas), poder curarlos" 41. De esta ma-
nera, el cristiano vive en una curiosa relacin dialctica con
el mundo. Por un lado puede decir que all donde hay algo
con sentido hay algo cristiano: "cuanto de bueno est dicho
en todos ellos nos pertenece a nosotros los cristianos" 42. Por
otro lado, sabe que toda su razn de ser es funcin de aque-
llos que no poseen ese Lagos pleno y explcito que l ama y
adora: "el mundo no se destruye, porque participa en la se-
milla de los cristianos" 43. Ambas frases se condicionan y se
corrigen mutuamente. Sin la primera, la segunda se convertira
en orgullo de ghetto (y su imagen puede ser la Iglesia precon-
ciliar, declarando muchos logoi seminales como intrnsecamente
perversos o irreconciliables con ella). Sin la segunda, la prime-
ra termina en total imposibilidad de discernir (y su imagen
son algunos brotes de cristianismo posconciliar, que acaban
perdiendo su propia identidad cristiana).
b) La relacin de la Cristologa del Lagos, can el mundo
y la historia, podemos exponerla como Ulla extensin de su re-
lacin con el Antiguo Testamento. Para Justino, la Encarnacin
del Lagos es la condicin de posibilidad de las teofanas en
que creen los judos. Si Dios no se hubiera dado totalmente al
exterior en Cristo, no habra posibilidad de que se diera par-
cialmente en el Antiguo Testamento a Moiss, Abraham, etc.
"Jess fue quien se apareci a Moiss y Abraham y a los otros
patriarcas en general" 44. El principio de la total invisibilidad
de Dios, que enunciara el prlogo de Juan, se mantiene: "los
judos piensan que fue siempre el Padre del Universo el que
habl a Moiss, cuando en realidad le habl el Hiio de Dios" 45.
u JI Ap 13, 4.
4.2 Ibd.. d.
43 JI Ap 6, 1 ( 7, 1). S el lector consulta la edicin espaola de los
Padr(:s Apologstas Gregos de la BAC (Madrid 1954) tenga en cuenta
q u ~ el traductor ha omitido inadvertidamente una lnea del original
griego.
44 Dal 113, 4. Cf. tambin: "Ese crucificado existi en tiempo de
Moiss y les habl en la columna de nube" (lbd. 38. 1).
45 1 A 1J 63, 14. Y poco antes: "todos los judos empero. aun ahora
ensean que fue el Dios sin nombre el que habl a Moiss. De ah que
Isaas diga: Israel no me ha conocido y mi pueblo no me ha entendido
Pues bien: esto mismo vale del mundo como "antiguo testa-
mento annimo": la encarnaClOn es condicin de posibilidad
de que pueda considerarse a la hIstoria como semilla de un
futuro Absoluto. Si DlOS no hubiera determinado que su pro-
pIa Plemtud se convirtiera en mundo, no habra posibilIdad de
que el mundo descubrIera en s mismo el postular de una ple-
nitud desconocida. La teora justimana del lagos no se librar
de una inteleccin pantesta SI no se la sita en el marco de
una creacin salvfIca, en la que Dios (que por la mIsma fe-
cundIdad amorosa de su ser posee un "principio de dIviniza-
cin" igual y dIStInto de El: SentIdo, Palabra, HiJo, etc.)
quiere hacer un mundo dIvino en ese PrincIpio Divinizador:
"DIOS engendlO, pnnclplo antes de todas las cosas, cierta fuerza
racIOnal (loglk) procedente de El mismo, la cual es llamada tam-
bien por el ESPlfltu Santo, glona del Seor o a veces HIJO a
veces Sablduna, a veces Angel, a veces DIOS, a veces Seor Y
todas estas denominacIOnes le Vlenen de estar al serVICIO de la
voluntad del Padre y de haber Sido engendrada por el querer del
Padre Y 6no vemos que algo semejante se da en nosotros? Al
emitir una palabra engendramos la palabra, no por corte, de modo
que disminuyamos nuestra razon (lagos) Y de modo
vemos que un fuego se enciende de otro sm que dlsmll1uya aquel
del se tomo la llama, Sl110 permaneciendo el mismo Y el
fuego encendido tamblen aparece con su proP!O ,er, ,In haber dls-
mmUldo aquel de donde se encendlO" 46
Porque el mundo est hecho para ser dIvinizado en ese
PrincIpio, tiene ya desde el prImer momento una partIcipacin
en El. Esta particIpacIn es descrita por Justino, valindose de
la etimologa del vocablo Crzsto (Ungido), como una "uncin"
del mundo: "al comienzo todo lo ungi con el Lagos" 47. Esta
unCIn da razn de su belleza, del carcter "cosmtico" del
y Jesucnsto mismo, reprendiendo a los JudlOs por no conocer qu es
el Padre y qu es el HIJO, les decla Nadle conoce al Padre sino el
HIJO. etc" l Ap 63 1-3 Igualmente Dial 127 4
46 DIal 61, 1-2 Cf lbid, 1283-4 Esta Fuerza no es como la luz
del sol que es ll1separable de ste y el sol se la lleva cuando se pone,
SinO que es "numncamente otra, engendrada por el Padre por el poder
y voluntad suya, pero no por eSClSlOn o corte, como SI se diVidiera la
sustanCia del Padre al modo que las otras cosas todas que se dividen
y que no son lo Il'Ilsmo antes y despus de dividirse" Item l Ap 63. 15
47 II Ap 5, 3 (o 6, 3)
mundo (kosmos en griego) 48; Y reviste la forma de una llama
da, de un postular la plenitud total de su sentido. Este postu-
lar tiene su realidad en Cristo el cual es ya "mundo divinizado
en ese Principio Divinizador". Con un ejemplo que ya no es
de Justino: el hambre, la sed o el deseo sexual no significan
que vaya a darse necesariamente la satisfaccin de estas lla-
madas, pero s que significan, infaliblemente, que el alimento,
la bebida o la mujer son realidades autnticas y no meros deli-
rios quimricos. Es en este contexto, como ya expusimos,
donde cabe ver al hombre como una forma embrionaria o an-
nima de ser cristiano.
Pero esto no es todo lo que afirma Justino. Junto al Logos
que, de una manera genrica, sembr Dios en el mundo al
crearlo y de una manera plena sembr despus a travs del
seno de Mara 49, existe en la historia otro lagos de caos y
muerte que fUe sembrado en Eva por la serpiente 50. Justino
no conoce slo el "lagos seminal", sino tambin un verdadero
antilogos seminal. La idea de la "semilla" es fundamental en
la concepcin que tiene Justino de la historia y del mundo 51.
En el mundo coexisten una semilla del Lagos y otra del anti-
lagos. No importa demasiado el que san Justino, por tomar a
la letra el captulo 6 del Gnesis (o por erigir en principio me-
tafsico la sabidura francesa del cherchez la femme) afirme
en otros momentos que esta semilla del antilogos procede de
la unin de los ngeles con mujeres 52. Lo importante es cons-
tatar que, mientras Dios haba puesto en el mundo "una ley
48 Sobre la finalidad embellecedora que tena la unClon, d. S. SABU-
GAL El ttulo Chrstos en los PP. A postlicos y A pologstas griegos, en
Agustnanum. 12 (1972-73). 407-24.
'" Dial 100, 5.
50 "Eva cuando era an virgen, concibi la palabra que le dijo la
5erpiente y dio a luz la desobediencia y la muerte" Dial 100, 5. La me-
tfora del "concebir la palabra (logos) y el afn de subrayar la virginidad
de Eva obedecen precisamente al deseo dc mostrar ese antilogos en la
historia, mediante el paralelismo con el Logos Cristo, concebido por la
Virgen Mara.
51 Aparece, en sus tres obras ms de 50 veces, aunque muchas de
ellas son simples citas bblicas en donde significa propiamente "descen-
dencia".
52 1I Ap 4, 3 ( 5, 3). En 1 Ap 5, 2, en cambio, son los dcmonios
los que violaron a las mujeres. Esto da idea del carcter figurado de
todo este lenguaje.
de crecimiento" 53, los ngeles unas veces y los demonios otras
"traspasando este orden se dejaron vencer por su amor a las
mujeres... y adems hicieron esclavo al gnero humano... y en
fin sembraron entre los hombres asesinatos, guerras y malda-
des de toda especie" 54.
La historia es, por tanto, el proceso de gestacin de dos
grmenes contrarios. El antilogos seminal puede llevar a viciar
todo el proceso del mundo hacindolo marchar hacia la mons-
truosidad, como ocurre con un feto enfermo o daado. Con
esta observacin parece atenuarse el optimismo de Justino:
digamos de paso que es la experiencia de las persecuciones la
que se la ha sugerido 55. Por eso tiene ms valor la observacin
de que si tamao caos y desintegracin (synchysis kai katalysis)
no se ha producido todava, es porque "la semilla de los cris-
tianos" abre una posibilidad de regeneracin a la gestacin vi-
ciada del mundo 56.
De esta manera. queda sistematizada para nosotros la cristologa
de! Logos. Un detalle que contribuye a darle relieve es e! elemento
innegable de originalidad que conceden a Justino los
aunque tampoco sea fcil el delimitar exactamente esa originalidad,
puesto que para ello habra que precisar cules son los influjos
exactos en medio de aquel ambiente plagado de teoras relativas
al logos. Y el caso es que, si este ltimo intento llegara a tener
xito, no servira meramente para satisfacer una curiosidad cul-
tural o erudita, sino que podra ayudar a dilucidar un ultimo
punto de la interpretacin de Justino: e! sentido activo o pasivo
del lagos spermatiks.
Es en los estoicos donde ms cercana est la idea de las se
millas y por eso se ha tratado de explicar el logos de Justino a
travs del pantesmo materialista estoico 57. Pero. aunque e! in-
flujo estoico pueda ser evidente, no es claro que haya en Justino
el mismo pantesmo materialista y creemos haber mostrado en
nuestra exposicin que no es necesario. Por ello se recurre con
ms frecuencia al platonismo del siglo II, donde parece haber una
$3 11 Ap 4, 2 ( 5, 2).
&4 lbid.. 4, 4 ( 5, 4).
65 Justino est respondiendo a la objecin siguiente: si Dios estuviera
con vosotros (cristianos) no estarais bajo el poder de los injustos ni
serais maltratados por ellos (11 Ap 4, 1). El terrible escndalo del su-
frimiento del justo.
56 11 Ap 6, 1 ( 7,
57 As M. POHLENZ, Die Stoa, Gottingen 1948.
espmtuallzal.lOn de 10 e,tolco 58 R Holte con todo, desautonza
esta opmlOn porque, segun el, no eXisten eVidencIas clarels de la
presencia del logos spelmatdws en el platom,mo del siglo Ir Por
ello el se mclma a buscar el mfluJo de FIlon el cual llama a las
Idea., logOl 59 A su vez, L Barnard tiene por muy Improbable el
mflujo de Fllon y se onenta m, haCia el Antiguo Testamentc
(aunque la mental1dad de Justmo sea mas gnega que apo
yandose en los califIcativo, que da Justmo al Logos Pnmogemto.
Sacerdote, Angel, etcctera 60
Nmguna de las exp!JcaclOnes es total, aunque, dado el ambiente
de desmtegraclOn cultural en que VIVIO Justmo, es probable que
todas sean verdaderas De hecho, J Waszmk parece aceptarlas
todas, aadIendo todavla un probable mfluJo de la parabola evan
gel1ca del sembrador "la scmllla es el logos de DIOS" (Lc 8, 11) 61
Lo umco que parece claro, y no deja de sel extrano es la ausen-
Cia de mt1ujo del cuarto Evangelio
Lo que dlferencla a Justmo de todos csto., posibles mflujos y
10 que constItuye su ongmalIdad, es la Idea del Logos total como
Identllcado con Cnsto Esto lmplIca, Mn nmguna duda scnas co-
neCCIOncs a la teona estoica del logos y, probablemente. supone
una espmtuallZaclOn de las relaCIOnes entre el Logos pleno y
los logos semmales, que se reducman a un mfluJo de tipO mte-
lcctual o etlco Y de ser aSI pensamos que habna que tomar en
conslderaclOn la opmlOn de Holte, Barnard y otros que entIenden
el logos en sentido activo ms aue pasIvo Slgmlcana
entonces mas bien Lagos sembrador, que Logos dlsemmado, y
aludma al Logos en una actiVidad espeCial, es deCir, sembrando
su semilla en los hombres en una IlummaclOn de tipo rellgIOso o
moral
62
Las palabolas evangehcas no contradlllan a esta opmlOn
puesto que en ellas Siempre "el que Siembra la semilla es el HIJO
del Hombre" (Mt 13. 37) Sm embargo, una mtelecclOn e-rcluslva-
mente activa del reducma la Imagen semmal
umcamente a la aCClOll del logos y no a la natUlaleza de la cua-
ltdad dlstnbUIda, 10 sembrado no sena ptoplamente un germen,
SIllO un mcro reflejO o Im!1aclOn Por cllo no sabemos SI podna
dar razon de todo el lcnguaJe de Justlno que parece ver en esos
58 Es la tesIs de C ANmJRsbN. Justll1 und der mlUleJe Platolllmus,
en fur neut Wlssenschaft 44 (1952), 157-95, qUIen habla cla-
ramente de un sentido "espllltual-tlco" y no de un sentido cosmolgiCO
pantelstlco
S9 Logos Chnsllamty ond onClent Pllllosophy accordll1g
to St Justll1'S apologles en Studlo Theologlca 12 (1958), 109-68 De
Igual opmlOn E GOODENOUGH The Theology of Martyr, PhIlo
Amsterdan 1968 (pnmera edlclOn Jena 1923)
60 Justll1 Martyr HIS [fe and thought, Cambndge 1967
6] Bemerkullgen zu Justmus Lehle vom Logos vpermatdws en Mul-
lus Theodor Klauser. Aschcndorf 1964, pp 380-90
62 Cf L BARNARD, art ell. (en nota 13), pp 160-61.
lagos seminales una capacidad de evolucin fecundadora y trans-
formadora de la historia. Hay que reconocer que sera ms pla-
tnico, pero tambin sera menos bblico, Lo ms probable es que
Justino nunca se planteara este problema y por eso habla de ma-
nera que unas veces suena a lagos germinal (pasivo) y otras a
lagos sembrador (activo).
Nos parece, pues que el aspecto negativo del influjo platnico
sobre Justino no se halla en el lagos spermati.s. Este es ms
bien la manera como el creyente se enfrenta, desde su fe, con el
mundo ambiental. El influjo negativo del platonismo se sita ms
bien-y ms explcitamente-en otro punto mucho ms importan-
te, y que vamos a exponer para concluir: la divinidad y la huma-
nidad de Jess.
La divinidad y la humanidad del Logos.
La objecin ms seria a poner frente al sistema de Justino
la formulaba as un comentarista, ya hace muchos aos: "la
trascendencia del Dios Padre va ms all de lo que permite el
concepto cristiano de Dios" 63. Se puede aceptar esta objecin
si se la completa con la siguiente: la inmanencia del Dios que
se ha comunicado queda en Justino ms all de las fronteras
del concepto cristiano de encarnacin. En ambos casos se trata
de un tributo muy serio, pagado por la asimilacin del plato-
nismo.
En primer lugar, a pesar de que Justino llama a su Lagos Dios
(alias Theos 64) y digno de adoracin, sin embargo late en l
una devaluacin del Lagos que le permita salvar la trascenden-
cia de Dios, entendida en un sentido platnico. Si era el Logos
Hijo quien se manifest en las teofanas del Antiguo Testa-
mento y quien se hizo hombre en Jess, esto no lo dice Justi-
no para explicar la comunicabilidad de Dios, sino para salvar
la lejana del Padre en su trascendencia, que le impide cir-
cunscribirse a un lugar de la tierra. En l est latente la con-
cepcin arriana, que veremos ms adelante y que no quedar
saldada hasta Nicea, a saber: Dios queda tan platnicamente
inaccesible que slo puede comunicarse por un mediador in
63 "Die Transzendenz Gottes des Vaters geht ber die Grenzen des
christlichen Gottesbegriffes hinaus." A. FEDER. JlIstinus des Martyrers
Lehre van Jesus Christus. Herder, Freiburg 1906, p. 289.
6. Dial 50, 1.
feriar a El, "intermedio" entre Dios y el hombre, aunque se
le llame Dls. La trascendencia del Comunlcado le ha preocu-
pado ms que la comunlcacln del Trascendente. El Nuevo
Testamento mantena un equilibrio entre esos dos miembros,
que en Justino se ha roto en favor del primero. Y su error no
est en la fma sensibilidad que tiene para el primero de esos
dos miembros, sino en no haber tenido exactamente la misma
para el segundo. El consustancIal de Nicea tiene su gracia y
su novedad precisamente en ese equilibri0: en que el Princi-
pio de vlsibilizaCln del InvisIble es tan trascendente como
Este. No se trata, pues, de rebajar la trascendencia de Dios;
y el lector slo puede dar la razn a Justino cuando eSCrIbe que:
"El Padre Inefable y Seor de todas las co,as, ni llega a nm-
guna parte, ni se pasea, nt duerme III se levanta, smo que perma
nece siempre en su propia reglOn-dondequlera que este- mirando
con penetrante mIrada, oyendo agudamente pero no con oJos m
orejas, por una potencia mefable Y todo lo vigIla, y todo lo
conoce y nadIe de nosotros le est oculto sm que tenga que
moverse El, que no cabe en un lugar ni en el mundo entero, y
el a que el mundo eXistiera" 65
Lo que qUIzs no es poslble, en cambio, ee; ae;entlr a la con-
clusIn qUe saca de aqu Justmo:
"(,Como pues pudo ste hablar a nadie III a
una porcIn mmlma de la tlenra, cuando nt pudo el pueblo
tIr la glona de su EnViado en el Sma?
Luego ni Abraham nI Isaac ni Jacob ni otro alguno de los
hombres VIO Jams al que es Padre IneLlble y SeOl de
COSas absolutamente y tambin de smo a su HIJO que
tambin DIOS por voluntad de Aquel, y ngel por estar al serVICIO
de designios, el mIsmo que el Padre qUIso que naciera hombre,
y que en otro tIempo hl70 fuego para hablar con en
la zarza" 66
No est claramente formulada, pero s que parece latente,
una Superioridad del Padre Inefable sobre su principio de co-
municacin que, como hemos diCho, se har explcita en el
arrianismo. Noe; parece que Ireneo ha tenido ms sensibilidad
65 Dial 127, 2
66 Dial 127, 3.4
para los dos miembros del dilema (Trascendencia y comunica-
cin autntica) cuando viene a decir, con una frmula que
rompe todos los esquemas previos del pensar y deja el plato-
nismo a la intemperie, que lo que Dios "no puede" por su
magnitud, lo "puede" por su amor: invisibilis secundum mag-
nitudinem, visibilis secundum amorem 67.
Insistamos en que se trata, ms que de un error explcito,
de un peligro latente, aunque, de ser cierto, hipotecara un
elemento fundamental de la experiencia del Resucitado. Pues
bien: la realidad de este peligro y su innegable procedencia
platnica se confirman precisamente por la contrapartida ines-
perada que parecen tener esos acentos de subordinacin del
Lagos y que ser ]a superioridad de la humanidad de Jess
sobre la nuestra. Tampoco es aqu Justino totalmente explcito.
Pero su modo de hablar sugiere que Cristo, aunque debe ser
llamado hombre, no lo era como nosotros, ni de nuestra raza.
De otra manera, no le parecera a este filsofo platnico que
se pueda llamar Dios a Cristo. La teologa del nacimiento vir-
glllal le juega aqu una mala pasada, que tampoco se la jug
a san Ireneo: Cristo "tiene, s, carne y sangre; pero no proce-
dentes del linaje humano (ex anthrpeiou spermatos), sino de
la fuerza de Dios" 68. Qu significan las palabras subrayadas?,
de la raza humana o del semen del varn? Lo menos que se
puede decir es que la expresin es ambigua, y Justino la repite
de manera tan machacona que llega a suscitar la sospecha de
que pueda significar algo importante: nada menos que la ne-
gacin de la consustancialidad entre Jess y nosotros 69. De
este modo, en el dilema de fondo que, segn dijimos, va a mo-
ver todo el pensamiento de los Padres: cmo pensar y afirmar
simultneamente divinidad y humanidad, Justino y el plato-
nismo representaran una armonizacin de los dos principios
conseguida a base de recortar un poco cada uno de ellos. Des-
pus veremos que tal solucin no es vlida.
67 Adv. Raer., IV, 20, 1.
6' 1 Ap 32, 9, 11; 66, 2; Dial 54, 2.
69 E ~ t a es, en efecto, la opinin de Goodenough y otros de los ca-
mentaJistas clsicos de Justino.
Quizs se trata slo de peligros o errores germinales. Pero
no puede negarse que estamos lejos del modo de hablar del
Nuevo Testamento. Y la fuerza con que esos errores brotarn
explcitamente en los siglos sucesivos hace ver mejor que nada
la seriedad del problema. Digamos, pues, para concluir, que la
asuncin del mundo griego por el cristianismo ha sido, en Jus-
tino, brillante y plena. Pero ha supuesto una hipoteca muy
grande. Esta observacin vala la pena hacerla porque hoy la
. Iglesia vuelve a vivir en situacin de dispora. No sabemos
hasta qu punto la hipoteca del platonismo (el cual, por lo de-
ms, representa uno de los momentos ms geniales de la hu-
manidad) era inevitable. Lo que s debe saber la Iglesia es que
si quiere asumir a otros mundos (y negarse a ello sera contra-
decir su propia esencia) slo podr hacerlo a costa de la puesta
en juego de s misma y de su propia seguridad, mediante la fe
en un futuro que ella no controla, pero que es futuro de Dios.
A todo 10 dicho, y aunque se salga un poco de la lnea de pen-
samiento que intentamos seguir, valdra la pena aadir la pregunta
de si esa preocupacin por la tra,cendencia platnica salva verda-
deramente la divinidad del Dios de Jess, o salva la divmidad del
Dios imaginado por el hombre. Hasta q ~ punto permite el siste-
ma de Jmtino, tomado en exclusiva, que Dios en su revelacin apa-
rezca como "locura" (l Cor 1) al orgullo de la razn humana?
Hasta qu punto permite descubrir que el verdadero logos est
en la muerte del logos (Mc 8, 34.35)? Hasta qu punto permite
decir con Pablo que el cristiano es tambin pecador en su misma
justicia y que por eso, aunque posea la plenitud del Logos puede
ser muchas veces ms irracional que el no creyente? hasta qu
punto es vlida hoy esa apologtica de u n ~ Iglesia ideal, que ha
convertido las lanzas en arados, que cultiva la justicia y a la que
nadie consigue domear? 70.
Estas preguntas pueden quedar aqu sin desarrollo. propuestas
tan slo como meros "ejercicios prcticos" de fin de captulo. Por-
que, en fin de cuentas, no se puede buscar la respuesta a ellas tan
slo en el sistema de Justino, sino tambin en su vida y en el tes-
timonio de su martirio. Nosotros ahora debemos continuar nuestro
esfuerzo de contacto con las primeras sntesis cristolgicas.
70 Cf. Dial 110, 3.4.
3. lRENEO DE LYON
Ireneo representa seguramente la cumbre de la teologa del
siglo n. Y sin embargo no es un autor que se entrega con fa-
cilidad.; ms an, hasta cierto punto no tiene "un sistema".
Su sistema es, pura y simplemente, el contar la historia en que
el cristianismo consiste; y a ella recurre una y otra vez. Jus-
tino era un filsofo, y se puede discutir si de ms o menos
talla. De Ireneo lo mejor sera decir que es un simple creyente.
Capaz sin duda de sostener un dilogo de altura con todas
las especulaciones gnsticas; pero uno tiene la impresin de
que eso es en l algo secundario. Su sistema est en cada una
de sus frases y no est en ninguna. Dice simplemente lo que
los gnsticos a quienes combate le han dado ocasin de decir.
y lo curioso es que, como en todos los hombres-sntesis, uno
tiene la impresin, al orle, de que todo se hace fcil en l.
Estas consideraciones introductorias apuntan a una obser-
vacin que nos parece muy fundamental: exponer a Ireneo
significa necesariamente retrabajarle, y por eso, ninguna ex-
posicin puede sustituir a la lectura del original. Lo mejor se-
ra copiarle. Esta observacin es importante porque nuestra
exposicin responde al inters concreto de una lectura deter-
minada y no podr reproducir demasiadas palabras de Ireneo 71.
El rasgo fundamental que nos importa subrayar de su es-
quema mental cristolgico sera el siguiente: la estrecha re-
lacin entre Cristo y nosotros. En realidad, no es difcil des-
cubrir que este rasgo procede de Justino, y, en efecto, de l
toma Ireneo el trmino de recapitulacin. Pero este rasgo le
marca de tal manera, que la recapitulacin, con su pluralidad
de significados, se convierte en la palabra clave de S'.l teologa.
Esta relacin entre Cristo y nosotros est en la base de su
concepto de Encarnacin y es algo as como la relacin entre
anuncio y realidad: entre la humanidad "vieja" y la humani-
dad nueva. Lo que es Cristo slo puede definirse en razn de
lo que el hombre es; y viceversa: lo que es el hombre slo se
71 En este apartado resumimos nuestro libro Carne de Dios. Signifi-
cado salvador de la Encarnacin en la teologa dI' San lreneo. Herder
1969. Remitimos a la bibliografa all citada.
puede expresar a partir del futuro que se le ha abierto y reve-
lado en Cristo. El hombre es, para l, un ser al que pertenece
su propia trascendencia, que es "ms de lo que es" 72, que est
"llamado a ser lo que todava no es" 73. Y en esta "diferencia
antropolgica" es donde se sita a Cristo como el s de toda
antropologa.
De este esquema mental se seguir un par de caractersti-
cas tpicas del pensamiento de Ireneo. En primer lugar, una
concepcin totalmente soteriolgica de la cristologa. La Salud
del hombre se ha dado, para l, en la encarnacin (que Ireneo
entiende dinmicamente). Esta es la razn por la que pasa por
ser el representante de la llamada teora "fsica" de la reden-
cin, tpica de los Padres griegos frente a la de los latinos y
medievales, ms jurdica y ms psicologista.
En segundo lugar hay en l una afirmacin muy evolucio-
nada de la divinidad y humanidad de Cristo. Sin los lastres
platnicos de Justino, ste es uno de los puntos de los que
decamos que todo se vuelve fcil al leerle. Muchos comenta-
ristas han subrayado que, en este terreno, las elaboradas for-
mulaciones de Ireneo se adelantan a su poca. Pero lo princi-
pal es comprender que este punto es una simple consecuencia
de 10 que sealbamos como su rasgo fundamental: la estrecha
vinculacin entre Cristo y nosotros.
Nuestra exposicin seguir, por tanto, un esquema circular:
del hombre a Cristo y de Cristo al hombre.
La novedad del hombre.
El hombre es, para Ireneo, un ser en constante proceso.
Fue "creado para trascenderse" 74, y slo quedar definitiva-
mente "vigorizado con su propia superacin" 75. Este crecimien-
to del ser humano recibe, a lo largo del pensamiento de Ireneo,
las siguientes caracterizaciones:
~ 2 Cf. Adv. Haer.. IV, 11, 1 Y 2; IV, 38, 1-3.
13 Adv. Haer.. V, J, 1. Todas las citas que siguen sin otra referencia se
refieren a esta obra.
74 Plasmatus in augmentum et incremelltum, IV, 11, 1. El augmentum
es un trmino importante en su teologa. Cf. V, 1, 1; IJI, 19, 3.
75 III, 19, 3
a) Comunin con Dios. "Dios no necesita de nada, el hom-
bre necesita de la comunin con Dios" 76. Comunin que no es
entendida en un sentido moral, sino con absoluto realismo.
Dios, por medio de su Espritu, vendr a ser como el alma de
todo (d. 1 Cor 15, 28) o, con la metfora cosmtica a que an-
tes aludimos, como el aceite de uncin 77 con que el hombre es
embellecido. Tan realmente concibe esta comunin con Dios
que la explica por referencia al acto conyugal: mediante una
exgesis peregrina del episodio de las hijas de Lot (Gn 19,
30 ss), afirma que Dios deposit su semen (El Espritu) en sus
dos hijas (sinagoga e Iglesia, que representan a la humanidad
total: judos y gentiles) 78. De este modo ha quedado la huma-
nidad como grvida de Dios y en proceso de alumbramiento
de la humanidad nueva.
b) Visin de Dios. Ireneo mantiene, con toda la tradicin
antigua que ya conocemos, el principio de la total imposibili-
dad de ver a Dios. Sin embargo, la de Este no
termina, como pareca afirmar Justino, en un "intermediario"
inferior al Padre, sino que, en su principio manifestador, el
Padre se da a conocer tal cual es. La razn de esto es que ese
Principio de donacin del Padre es en Cristo, a la vez, su co-
municacin y su conocimiento: no es una manifestacin im-
personal (como son, p. ej., nuestras palabras respecto de nos-
otros), sino una manifestacin que le conoce. "Por su propia
manifestacin, el Hijo revela el conocimiento del Padre" 79. Y
por eso manifiesta a s mismo y al Padre "tal y como son" 80.
Cmo es esto posible, a pesar de la total inaccesibilidad de
Dios, lo aclara la frmula que ya conocemos: el invisibilis
secundum magnitudinem es capaz de hacerse visibilis secun-
dum dilectionem 81. De este modo se anuncia, a la vez, que "na-
76 IV, 14, 1.
77 "El Espritu es la uncin" lIt 18, 3. Por tanto, "en el nombre de
Cristo estn sobreentendidos el Padre, que es el que unge, el Hijo que
es el Ungido, y el Espritu que es la uncin" (ibd.).
78 IV, 31, 2.
79 IV, 6, 3.
80 IV, 6, 3.
81 IV, 20, l Y 4. Y la razn es que "si Sil grandeza es inaccesible,
tambin Sil bondad es inexplicable. Y mediante ella, manifestndose, da
die puede ver a Dios sin morir" y que "el hombre ver a Dios
y... vivir hecho inmortal por la visin" 82. Es claro lo que
de aqu se deduce: esa visin de Dios slo es posible por la
comunin con El del apartado anterior, por la cual trasciende
el hombre su propia categora ontolgica. Por eso la visin
transforma la carne del hombre en una nueva carne: la "carne
resplandeciente" (caro rutila) 83. De esta manera se quiebra
tambin el sentido objetivador de la idea de visin. Si Dios es
invisible es porque es "todo Luz". Y la luz no es un objeto a
ver, sino aquello con que vemos los objetos. La visin de Dios
ser, por tanto, pura y simplemente un "entrar en la luz" 84.
y esto es lo que convierte la carne del hombre en caro rutila.
e) Posesin del Espritu. El Espritu Santo es un compo-
nente de la antropologa de Ireneo. "El hombre perfecto cons-
ta de carne, alma y Espritu" 85. "Los que... poseen al Espritu
en sus corazones deben llamarse con toda razn hombres" 86.
Mientras que "si le falta el Espritu, el hombre ser imperfec-
to" 87. El Espritu viene a ser como el alma del hombre nuevo.
y su presencia repercute tambin en la misma carne que ad-
quiere una dimensin tica: "all donde se halla el Espritu
de Dios, all est el hombre vivo... la carne poseda por el Es-
pritu, olvidada de s misma y poseedora de la calidad del Es-
pritu, hecha de igual naturaleza que la Palabra de Dios" 88.
Se insina aqu una superacin de la alienacin humana que
consiste en que, mientras 10 que hay en el hombre de "espiri-
tual" es esencialmente tico: es amor, don de s, etc., en cam-
bio lo que hay en el hombre de "carnal" es, esencial y necesa-
la vida a los que le ven. La presencia de la vida proviene de una parti-
cipacin en Dios. Y participar de Dios es verle y gozar de su bondad"
(ibd. 5).
82 IV, 20, 5.6 Y 9.
83 IV, 20, 2.
M "Deus totus cum sit lux" (IV, 11, 2). Y "as como los que ven la
luz estn dentro de la luz y participan de su claridad, as tambin los
que ven a Dios estn dentro de Dios participando de su claridad" IV, 20, 5.
85 V, 9, 1.
86 V, 9, 2.
87 V, 6, 1.
88 V, 9, 3.
riamente, no-tico: es necesidad y slo existe en la afirmacin
de s 89.
d) Filiacin divina. Es la participacin en la calidad del
Lagos a que acabamos de aludir: "la Palabra de Dios se hizo
lo que nosotros somos para convertirnos en lo que El es" 90.
y en otro momento: "el Hijo de Dios se hizo hijo de hombre
para que el hombre se haga hijo de Dios" 91. La filiacin, por
tanto, no tiene nada que ver con el hecho de que toda creatu-
ra pueda llamar a Dios padre, porque le debe el ser. Al revs:
alude explcitamente a una superacin de la condicin de crea-
tura. As como el Hijo es "engendrado, no creado", el hombre
ha de dejar de ser creatura, para convertirse en "hechura"
(progenies) de Dios 92.
e) Inmortalidad. No entendida de manera cuantitativa como
una perduracin fctica en el ser, sino como una inmortalidad
cualitativa que es fruto del Espritu como nuevo principio vital.
De modo que el no morir no significa que de hecho se sigue
viviendo, sino que no se puede morir porque se est en un
mbito de ser en el que la muerte ya no existe. Quizs para
expresar esto, Ireneo prefiere llamarla "participacin en la in-
corruptibilidad" 93.
f) Realizacin de la imagen y semejanza de Dios. Este as-
pecto resume todos los anteriores y nos hace ver, por su alu-
sin al relato creador del Gnesis, que ese hombre nuevo que
ellos han tratado de concretar mediante una proyeccin de las
virtualidades del hombre actual, es el objeto del acto creador.
80 Recurdese lo dicho en pp. 169-71 sobre la antropologa marxista y
la antropologa paulina del Resucitado. Y en pp. 334-36 sobre la intuicin
marxista de la superacin de la moral.
90 V, 1, 1.
91 UI, 19, 3.
92 "Mediante la sabidura de Dios, su plasma va configurndose con
su Hijo e incorporndose a El, para que su Hechura, el Logos Unig-
nito, descienda hasta su creatura, el plasma, y sea captado por sta y,
a la vez, la creatura capte al Logos y ascienda hasta El, subiendo por
encima de los ngeles y hacindose a imagen y semejanza de Dios",
V, 36, 3.
la Epideixis 30.
"Este es el que fue creado a imagen y semejanza de Dios" 94.
Esto significa que Dios no hizo al hombre, sino que est ha-
ciendo an ahora al hombre; en una forma de estar haciendo
que supone a la vez que es el hombre quien se hace: pues
un ser libre no puede recibir ningn don sino como tarea
de s.
La imagen y semejanza plena de Dios es Jesucristo. El hom-
bre es ahora cierta imagen germinal del Hijo, por sU carne, pero
carece de la semejanza porque no posee plenamente al Esp-
ritu 95. Y "qu har toda la gracia del Espritu que Dios ha
de dar a los hombres? Nos har semejantes a El y llevar a
cabo la voluntad del Padre, al hacer al hombre a imagen y se
mejanza de Dios" 96.
La impostacin soteriolgica de la Cristologa.
Esta sera, para Ireneo, la verdad y la novedad del hombre.
y ahora, ante esa novedad, Ireneo pronuncia una fase desco-
razonadora: " cmo bamos nosotros a poder llegar hasta
ella7" 97. Esta constatacin no anula, sin embargo, la verdad
humana de la lectura que acabamos de realizar. Pues en esa
lectura no se ha hecho ms que proyectar la imagen latente
en el hombre. Feuerbach tambin deca que el hombre proyec
ta fuera de s lo mejor de s mismo; y que luego a eso que ha
proyectado le llama Dios, creando as a Dios, a su imagen y
semejanza. Si Ireneo hubiese ledo La Esencia del Cristianis-
mO, de Feuerbach, seguramente no habra negado esta tesis
central. Lo que habra negado es la consecuencia que de ella
saca Feuerbach: que el hombre puede reganar eso suyo que
ha proyectado con slo negar a Dios. Porque, para Ireneo,
eso meior de s mismo que ha proyectado el hombre no lo po-
see por s mismo de ninguna manera como propio suyo: "nos-
otros no podramos"... Por tanto, si ha sido capaz de proyec-
tarlo es una de dos: o porque todo su ser es el absurdo de un
sueo calenturiento que no significa nada o porque lo ha re-
cibido.
94 y, 6, 1.
95 Cf. y, 16, 2.
94 y, 8, 1.
97 Cf. I1I, 18, 7; IU, 19,3; y, 1, 1; Epideixis 31.
En este dilema ltimo, la fe de Ireneo consiste en optar por
el segundo miembro del dilema. Y esta opcin tiene una con-
dicin de posibilidad: Jesucristo. La cristologa es, por consi-
guiente, el s del hombre, el ya cuyo todavano somos nosotros.
La vida de Jess recapitula toda la historia y es como "el com-
pendio de la salvacin" 98. Todo "lo que hay en la tierra se
reduce al plan de salvacin del hombre. Y esto 10 recapitul
el Seor en s mismo" 99. Con ello ya se ve lo que tiene que
ser para Ireneo la Encarnacin, a la cual no concibe como una
accin momentnea, sino como todo el proceso que va desde
la concepcin de Jess hasta su Resurreccin. La Encarnacin
es definida en correspondencia con su definicin del hombre.
Ser la comunin entre Dios y el hombre: "de su venida re-
sulta una mezcla y comunin de Dios y el hombre" 100. El Me-
diador "hace que Dios asuma al hombre y que el hombre se
entregue a Dios" 101, Ser tambin la constitucin del hombre
en "creatura espiritual": "en tanto que la Palabra de Dios era
hombre, descansaba sobre El el Espritu de Dios" 102. Al ha-
cerse hombre la Palabra "derram al Espritu del Padre para
que una y ponga en contacto al hombre con Dios-bajando a
Dios hasta los hombres por medio de su Espritu y elevando
los hombres hasta Dios por medio de su humanizacin-, y
con su venida nos dio real y decisivamente la inmortalidad a
travs de la comunin con Dios" 103. Ser asimismo "la absor-
cin de lo corruptible por la Incorrupcin y de lo mortal por
la Inmortalidad, de modo que recibamos la adopcin de hi-
jos" 104. Ser la visibilizacin de Dios: "el Incomprensible e
Inasequible e Invisible, se present a los hombres como visible
y aprehensible para dar vida a los que le captan" 105. "La Pa-
labra se convirti en dispensador de los dones del Padre en
provecho de los hombres... mostrando a Dios a los hombres
y presentando los hombres a Dios. Pues la gloria de Dios es
98 In, 18, 1.
.9 V, 20, 2.
10& IV, 20, 4.
101 III, 18, 1.
102 I1I, 9, 3. C. tambin 111, 17, 1.
103 V, 1, 1.
lO< 111, 19, 1.
10$ IV, 20, 5.
el hombre vivo, y la vida del hombre es la visin de Dios" 106.
En sntesis: "al final (de la historia) la Palabra del Padre y el
Espritu de Dios, al unirse a la vieja sustancia de nuestro plas-
ma, produjeron un Adn nuevo, vivo y perfecto... que no pro-
cede de la voluntad de la carne ni del deseo del varn, sino
del beneplcito del Padre, para que de esta forma se haga Adn
a imagen y semejanza de Dios" 107. Y este hombre nuevo "que
une el fin con el principio" 108 hace de ese hombre proyectado
que tanto preocupaba a Feuerbach, no nuestra fcil verdad de
hoy, que sera recuperable con slo negar la proyeccin, pero
tampoco la mentira de nuestra pasin intil, sino la verdad
que se ha hecho nuestro futuro.
Por eso tiene tanta importancia para Ireneo la recapitula-
cin de todos en Cristo: "cuando se encarn y se hizo hombre
recapitul en s mismo la larga serie de los hombres 109... para
que la luz del Padre se haga presente en la carne del Seor, y
de su carne, resplandeciente, llegue hasta nosotros, y de esta
forma llegue el hombre hasta la inmortalidad, rodeado por la
luz del Padre" 110. Lo que decimos de El, 10 decimos ipso tacto
de nosotros porque su ser es salvar, dar, y sin los hombres
quedara vaco. Nuestro destino tiene su primer analogado en
el Suyo, con la diferencia implicada en el hecho de que el hom-
bre no es por naturaleza "difusor" sino receptor: "pues como
preexista el dador de la Salud, fue preciso crear tambin lo
que haba de recibir esa Salud, para que El no quedara sin
objeto" 111.
Como ya hemos dicho en otro momento, esta concepcin
de la Encarnacin implica necesariamente la historia: el hom-
bre nuevo no puede ser hecho; nicamente se hace a s mis-
mo 112. Se hace a lo largo de esa historia que va desde el naci-
miento de Jess hasta la Resurreccin y que es la maqueta del
tiempo, desde la creacin hasta la Escatologa. La Encarnacin
106 IV, 20, 7.
107 V, 1, 3.
lOS lIl, 22, 3.
lO' IIJ, 18, 1.
1I0 IV, 20, 2.
1lI JII, 22, 3.
1I2 Deus faGit. horno autem fit. Sobre la traduccin de este texto
cf. Carne de Dios, pp. 97-98.
ha convertido al tiempo en historia, y por eso se la califica
de fin de los tiempos. Esa historia la caracteriza Ireneo, tanto
en Jess como en nosotros, como el "lento acostumbrarse",
del Espritu a morar en la carne 113 y de los hombres a captar
y llevar a Dios 114. Tan necesaria es esta historia de libertad,
que Dios no habra podido hacer, ya desde el principio, una
creatura con la calidad del Increado llS,
La divinidad y humanidad de Cristo.
Una vez establecida esta impostacin soteriolgica de la
cristologa es cuando tiene sentido insistir en la precisin con
que seala Ireneo la plena divinidad y la plena humanidad de
Cristo.
En nuestra opinin, la insistencia y el acierto de Ireneo
en este punto derivan de dos principios claramente soteriol-
gicos, ya insinuados en los prrafos anteriores. Por un lado, el
tan repetido "nosotros no podramos": "cmo bamos a po-
der participar de la adopcin de hijos, a menos que recibise-
mos del Hijo la comunin con El?" 116; "nosotros no habra-
mos podido de ninguna manera recibir una participacin en la
incorruptibilidad si la Incorruptibilidad no hubiese venido a
nosotros. Si hubiese quedado escondida no nos habra sido de
utilidad alguna" 117. Esto quiere decir que, para el hombre, no
hay ninguna Salud posible si no le viene de fuera. El solo no
puede colmar su diferencia antropolgica.
Pero, a la vez, acabamos de decir que el hombre nuevo no
puede ser pasivamente hecho, sino que slo es tal si se hace a
s mismo. Esto quiere decir que, para el hombre, no hay nin-
guna Salud posible si no brota desde dentro. En aparente con-
tradiccin con el tantas veces repetido "nosotros no podra-
mos", Ireneo escribe que Jesucristo "es salvacin porque es
carne" 118. Precisamente porque es carne, siendo as que la car-
113 lIl, 17, 1.
114 V, 8, 1.
11. ef. IV, 38, J-3, Y Carlle de Dios, pp. 106-117.
Jl6 JII, 18, 7.
117 Epidcixis 31
118 JII, 10, 4.
ne no puede heredar el Reino de Dios? Precisamente: porque
"por los hombres puso Dios en marcha tan magnfico plan de
Salud" 119.
Este doble principio es la clave de la cristologa de Ireneo:
"si Dios no nos da la salvacin, no la poseeremos con seguri-
dad" 120. Y a la vez "si no es el hombre el que est unido a
Dios, no participamos de la inmortalidad" 121. Cualquier otra
creatura superior (Ireneo pone el ejemplo de un ngel, o de la
Ley) 122 no podra salvar al hombre: quedara desbordada por
la pretensin de ste y slo pondra en evidencia su pecado.
Pero tambin cualquier humanidad que no fuera "idntica a la
de la primera creatura" 123 slo podra "poner en evidencia al
pecado" que domina al hombre, pero no vencerlo porque el
pecado no la domina a ella sino al hombre 124.
y de acuerdo con este doble principio es como Ireneo re-
futa tanto a la derecha doceta como a la izquierda gnstica.
"Los que dicen que slo se manifest aparentemente y que no
naci en la carne ni se hizo verdaderamente hombre, todava
estn bajo la antigua condena" 125. Y "asimismo, los que dicen
que El slo es un puro hombre. al desconocer al Dios-can-nos-
otros (Emmanuel) permanecen en su carne mortal y son deu-
dores de la muerte porque no han recibido el contraveneno
de la vida" 126.
Estas breves observaciones bastan para hacer ver la vincu-
lacin de la cristologa de Ireneo con su concepcin de la Sa-
lud del hombre y con el carcter recapitulador de Cristo. Es
clara tambin la diferencia con Justino en este ltimo aparta-
do. Ireneo representa quizs, frente a aqul, un primer mo-
mento de autntica sntesis. Pero la tragedia (o la suerte) de
todos los hombres-sntesis es que su sntesis muere con ellos.
La sntesis de Ireneo no perdurar. Tras l vuelve a comenzar
119 IV, 20. 7. Igualmente IV, prl., 4: "caro proptcr quam fecit omnem
dispOSl tonem".
120 UI, 18, 1.
121 lbd., id.
122 III, 18, 7 Y IV, 33, 4.
123 Epideixis 31.
]2. UI, 18, 7.
125 lbid., id.
12. 111, 19, 1. ',1
esa lenta lucha por reconquistarla, enriquecida y nueva, que
expondremos en el captulo siguiente. Pero antes sera opor-
tuno decir una palabra de crtica.
En toda la exposicin que hemos hecho no se halla presente
el pecado. Ello no se debe a que Ireneo desconozca el tema 127,
sino a que deliberadamente lo hemos excluido de nuestra ex-
posicin. Y lo hemos excluido porque, en Ireneo, la teologa
del pecado es separable de su cristologa. Esta no es una cris-
tologa del pecado, como sera, p. ej., la medieval. El pecado
es un elemento ulterior a su sistema quizs, porque, como es-
cribe un comentarista, Ireneo parece situarse en el punto de
vista de Dios mismo 128. Esto, que es teolgicamente legtimo,
repercute sin embargo en una de las objeciones que con ms
frecuencia se hace a Treneo: su optimismo histrico. Es tan
claro que la historia sea slo esa marcha hacia adelante, tan
lineal y tan continuada, en la consecucin de la encarnacin
csmica, o del gennetos-agennetos (creatura-increada) como a
l le gusta decir? Es comprensible que determinados momen-
tos histricos echen de menos, en esa visin, aquellos antilogoi
seminales de que hablamos en Justino y que subrayan la am-
bigedad de la historia. Pero la ambigedad de la historia, di-
ra Ireneo, procede de los hombres, no pertenece al plan de
Dios.
Ahora, no obstante, interesara ms detenerse en otro tipo
de objecin que cabra formular as: la descripcin que hace
Ireneo del hombre nuevo 129 es tan lejana y tan inasequible que
parece desvalorizar, por intil, todo el trabajo intrahistrico:
su optimismo histrico podra ser el optimismo de una espera
pasiva. Su descripcin es, adems, la descripcin de un hombre
excesivamente abstracto y, por ello, poco poltica. Y finalmente
est hecha con un lenguaje en exceso "religioso" en el que Dios
127 Pueden verse sobre este punto los caps. 5 y 9 de Carne de Dios,
pginas 119-136 y 215-253.
128 Cf. W. HUNGER, Weltplaneinheit und Adameinheit in der Theolo-
gie des hl. Ireneus, en Scholastik 17 (1942), 161-177 (cf. 170).
12. El concepto no lo trasplantamos abusivamente de nuestra poca
a la suya, sino que est ya en Ireneo. Cf. por ejemplo III, 17, 1: el
Espritu, a lo largo de la historia, "va renovando a los hombres desde
su vejez hasta la novedad de Cristo".
es, si no un punto de partida comn (esto no sabemos si lo
aceptara Ireneo), s al menos un dato comn de lenguaje. Una
lectura moderna de Ireneo debera intentar, parodiando a Bon-
hoeffer, una "interpretacin no religiosa de los conceptos ire-
neanos". Su visin del hombre como "indigente", como "ciego"
(tipificado en el ciego de nacimiento de Jn 9) 130, como an no
verdaderamente hombre o como simple ser que es lo que to-
dava no es, podra servirnos como punto de partida. Para no
echar mano del ya tpico concepto de la alienacin, cuntas
veces ha hablado la experiencia humana del hombre como un
dios no hecho o como un ngel cado, etc. ? Nadie se atrevera
a decir que el hombre es un ser ya salvado o ya realizado. La
tentacin ms frecuente ha sido ms bien la contraria: la de
considerarlo como un ser irremediablemente perdido.
y tomando como punto de partida esta pregunta por el
hombre y su mundo podra ser posible recuperar los aspectos
de la Salud anteriormente descritos. La comunin con Dios,
como comunin en un fondo del ser que es donacin de s, es
el fundamento de una comunidad humana plenamente reali-
zada. La visin de Dios no') orienta hacia la tpica pregunta
por el sentido absoluto de la totalidad del ser: la entrada en
la luz pura. El Espritu es, para el Nuevo Testamento, el fac-
tor de una libertad total, autntica y radical, porque no es un
espritu de servidumbre sino de filiacin. El hijo es, para el
Nuevo Testamento, el heredero del Reino y nos remite al es-
fuerzo constante del hombre por ser seor de la historia. La
inmortalidad no slo nos habla del esfuerzo, paralelo, por ven-
cer a la muerte, sino de ese otro esfuerzo derivado de l, PQT
evitar la trgica degradacin de todas las conquistas humanas.
Comunidad, plenitud de sentido, libertad, seoro, imposibili-
dad de degradacin... todo eso nos hablara del ser autntica-
mente humano, imagen y semejanza del hombre nuevo. Estas
insinuaciones hacen ver la viabilidad de una traduccin "an-
tropolgica" del lenguaje "teolgico" de Ireneo. Este esfuerzo
traductor ha sido una obsesin comprensible de muchas cris-
tologas modernas. Y era imprescindible porque el lenguaje
exclusivamente teolgico siempre ser mtico y slo podr ser
1'0 V, 15, 2 Y 3.
utIlizado con XIto alli donde se le haya aceptado de antemano
en vIrtud de algn acuerdo prevIO SI la traduccIn no se con-
vIerte en una reducclOn que corte el cordn umbihcal antes de
t empo, entonces la referencIa "teolgIca" de Ireneo servIr
para poner de relieve que se trata de una antropologa "ut-
pIca'" la ImposIble posIbIlIdad del ser humano
Apendlce Algunos de Tertuliano
Ya no podemos exponer ms autores pelO para facI[tar al kc
tor las posIbIlIdades de contacto dIrecto CO'l las smtesls
cnstologlcas, reproducImos una selecclOn de pasajes cnstologlcos
de un autor InfInitamente mas complejO que los dos que hemos
expuesto el abogado TertulIano, que nos Introduce ya en el SIglo III
Contra el docetIsmo de MarclOn
"Vamos a examInar la corporalidad del Seor, dado que clhora
no se dIscute su naturaleza esplutual, SinO que lo que se cue'otlOnel
es su carne la verdad y cuahdad de esta La procldmaclOn de
la carne del Seor dara la medIda de nuestra resurrecclOn
No puedes rechanr (se dIrIge a MllrCIOn) la vemda de DIO en
un cuerpo como ImpOSIble o como pelIgrosa Por eso no te III eda
mas remedIO que rechazarla corno Indigna de El Empieza, pues
por ese naCimiento que te parece detestable y descnbenos toda 11
bajeza de los elementos que sirven para engendrar un ser VIVO "ln
gre liqUldos y ese coagulo repulSIVO de caJne que, durdnte nueve
meses, se ahmentara de todo aquel barro Todo eso excita tu eles
precIO, te ela nauseas ese mlsteno de la Naturaleza
Pero" tu como nacIste? SI odIas al hombre que vIene aSI a este
mundo "cmo podras amar a algUIen? NI el ti mismo te anns, y
por eso te separaste de la IgleSIa y de la fe en Cnsto Pero SI es
que has naCido de otro modo, o es que tienes asco de ti, eso es
cosa tuya En todo caso, Cnsto SI que am a ese hombre formado
en un VIentre, cuajado en la SUCIedad sacado a la luz por unas
partes vergonzosas y alImentado de manera ndlcula Por el VinO
a este mundo, por el prediCO, y se abaja en humildad completa
hasta la muerte y muerte de cruz Habla de amarlo puesto que lo
rescato a ese preclO Y al amarlo, amo su naCimIento y tamblen
su carne pues nada puede ser amado prescmdlendo de aquello que
le hace ser lo que es SI el nacer y la carne constituyen al hom
bre rescatado por DlOS "como puedes pretender tu que Cnsto
tenga que avergonzarse de lo que redlmlO o que es mdlgno de El
todo eso que no habna redImIdo SI no lo amara?
"No son Igualmente msensatos los ultrajes y los sufnmlentm
padeCIdos por DIOS? Anda, pues, MarclOn dmo, que un DlOS cm
clflcado es sablduna, o IIbranos tamblen de esta Y esto ul
timo es lo que hars Porque ,-,que es ms IndIgno de DIOs y de
qUe debe ms, de nacer o de monr, de llevar la carne
o de llevar la cruz, de ser circuncIdado o de ser crucIfIcado, de
Ser puesto en una cuna o de ser puesto en un tumba? Pero ,abete
que no podras ser sensato a meno, que seas estupldo ante el mundo
por creer esas locuras de DIOs
(,Es que apagar la umca esperanza del mundo entero?
,-,Por que elJmmas ese oprobio mtnnseco a la fe? Todo lo que e"
mdlgno de DIOS, eso es pleclsamente lo que me es ventaJoso, y solo
me salvare SI no me averguenzo de tal Seor '-' El HIJO de DIOS
crucIfIcado? Pues yo no me averguenzo de eso precIsamente por-
que es vergonzoso ,-,El HIJO de DIOS muerto? Resulta creIble por
ser cosa ,-,Sepultado Es CIerto que parece
ImposIble 131
Pero todo esto (como Iba a cumplll se en El con verdad, '1 El
mismo no era algo rea\, y no tema realIdad que pudIera ser CruCI
fIcada y sepultada y mOl1r ? Es ImposIble llamar hombre a Cnsto
SI no tIene carne, DI hIJO de hombre ,1 no tIene nlDgun origen huma
nJ, Igual que no es DIOS SI no po,ee el E,pmtll de DIO" DI HIJO
de DIOS <'In un Padre que sea DIOS
ASI, el pertenecer a estos dos mveles ontologlcos es 10 que le ha
mostrado como hombre y DIOS nacIdo por un lado e mnato por
otro, carnal por un lado y esplfltual por otro debJ! de una parte
y fortlslmo de la otra muerto por un lado y VIVO por el otro Y
estas propIedades de la cualIdad clIvllla y la humana se dlstlllguen
por la verdad de ambas naturalen, la de la carne y la del
pmtu-que la misma 132 El poder del E'Pllltu ha dado testimo-
nIO de DIOS y el sufnmIento ha dado testlmomo de la carne huma-
na, y ambo, merecen el mIsmo credIto 'SI la carne y sus sufn-
mlentos fUeron fmgldo" tamblen el Esplfltu y su poder eran una
mentira (,Por que reduces a Cnsto a la mItad, convlrtlendolo en
mentira? Su verdad es su totalidad Y creeme El prefIere nacer
de verdad antes que engaarnos acelca de SI y, sobre todo. antes
que engaarse a SI mIsmo llevando una came Slll huesos ham-
bnenta Slll hambre
y ahora me dIrlJo a e,os otros que asemejan la carne de Cns-
to a la de los angeles dICiendo que es verdadera carne pero que
no tIene nacImIento Que comparen bIen las razones por 1d' que
Cn,to y los Angeles se presentaron de forma corporea Nmguo dO-
gel 'C apareclO nunca para ser cruCIficado ni para expenmentar la
muerte m para llevar la carne a la resurrecclOn 1 os angeles nunca
tUVIeron semejante motIvo para tomar un cuerpo y e,ta es la razn
por la que se aparecen con una Cdl ne que no hJ nacIdo Como no
111 Notcse la dureza del ongmal "non pudet qUJa pudendum est
credlblle est qUla meptum est certum est qll1a Impo<;<;lblle"
1 '2 "aequa utIque naturae cmusque ventate est, et spmtus
et carms"
veman a monr, tampoco necesItaban nacer Pero Cnsto enviado a
monr, ha debIdo necesanamente nacer, porque solo muere lo que
nace SI El muna por aquello que muere, y SI muere todo aquello
que nace la consecuenCIa es clara Cnsto naclo tamblen en favor
de todo aquello que nace para monr en favor de todo aquello
que por haber naCido, muere 133
"Y sIgo con mi tema porque no me o<:ra pOSIble relvmdlcar
para la carne tanto como le dIO Aquel que la hiZO <\unque ya
es bastante glona que esa pequeez del barro en las manos de DIOS
llegara a convertIrse en lo que es, cuando solo con que DIOS la
tocase ya podIa estar fehz Y ,por que esta creaCLOn de la carne
humana no pudo hacerse por el Simple contacto de DIOS, sm nece-
sidad de una e1aboraclOn tan lentary Es que 10 que se Iba a hacer
era tan grande que la materIa necesitaba ser tlaba)ada Y aSI reCibe
tanto mag honor, cuanto que la mano de DIOS la toca, la toma, la
amasa, la recorta y la modela Imagmate a DIOS ocupandose en dar
flgUl a a la obra de sus manos pone en Juego su IDte]gencla su
actividad, su ImagmaCjon, su sablduna y, pnnclpalmente, todo su
afecto Pues todo lo que se Iba configurando en aquel barro era la
Idea de Cnsto el hombre futuro, que e n t o n ~ e s en barro y la Pa-
labra hecha carne que entonces era tierra 134 ASI hIZO DIOS al
hombre, y 10 que modelo lo hiZO a Imagen de DIOS esto es de
CrIsto Y aSI este barro que llevaba ya la Imagen del Cnsto que
habla de vemr en carne, no era solamente una obra de DIOS SIDO
que era ademas, una prenda de DIOS 135
Bastana (para subrayal el valor de la carne) con pensar que
mngun alma puede obtener la salvaclOn , salvo cuando est en la
carne Hasta tal punto es la carne el qUICIO de la salud Cuando el
alma se vmcula a DIOS es la carne la que hace que pueda vmcu-
larse Para que el alma sea punflcada lavamos la carne, para que
el alma sea consagrada ungimos la carne para que el alma quede
fortificada santIguamos la carne para que el alma sea ]ummada
por el Espmtu protegemos la callle con la ImpOSlCLOn de las ma-
nos, y para que el alma sea saCiada por DIO, a]mentamos la carne
con el cuerpo de Cnsto 136 Carne y alma no pueden ser separadas
en la recompensa puesto que andan umdas en la obra
] 1 De carne Chrzstl, caps l, 4, 5 Y 6
]34 "quodcumque emm ]mus expnmebatur Chnstus cogltabatur, horno
futurus, quod et ]mus et caro sermo quod et terra tunc' Vatlcano II se
msplra y cIta expresamente este texto (aS 22)
", "Ita ]mus lile mm tunc Imagmem mduens ChnstI futun lO carne,
non tantum Del opus erat, sed et plgnus"
"6 Ntese la aluslOn a los dIVersos sacramentos y la fundamentaclOn
sacramental de la actitud cnstlana la mtenclOn pnmana de la creacIn
no es hacel un espmtu que se encarne smo llna carne que se espm-
tua]ce
y esta carne que DIOs, con sus manos 137 a su Imagen
y vltaltzo con su soplo a semejanza de su vIda y a la que dIO el
usufructo y el dommlO de toda su obra, esta carne a la que ha ves-
tido con sus mlstenos y sus ensenanzas, esta carne cuya pureza
ama, cuya dlsclplma aprueba, cuyos sufrimientos se apropia 6no
va a resucitar esta carne que, en tantos sentlJos es algo de DIOS?
Obra de sus manos, meta de su mgenlO, envoltura de su Vitalidad,
rema de su creaCIOn, heredera de su liberalidad, soldado que Ja
testimomo de El y hermana de su Ungido SI DIOS nos manda
amar al proJlmo, cumple lo que El mismo mand.l, amando ;( esta
",une que es su propmo por tantas razones' 138
2 Contra el monarqUismo de Praxeas
"SI DIOS no esta sometido a la transformaCIOn, hay que entender
que se hiZO carne no en el sentido de que ,e transforma en carne,
smo en el sentido de que se hace eXistente en la carne (jlt l/l came)
y se mamflesta y es ViSto y tocado a traves de ella Pues SI se hu-
biese hecho carne por transformaclOn o cambIO de su
entonces Jesus sena una sola sustancld compuesta de dos la
carne y el Espmtu, sena una especie de mezcla como el "electrum"
que est hecho de oro y plata Y termmana por no ser m oro m
plata, es deCir, m Espmtu 111 carne. pues cadci cosa es alterada por
la otra al formarse una tercera ASI Jesus no sena Ul DIOS (pues al
convertirse en carne habna deado de ser PaLlbra) 111 hombre (pues
no puede ser autentlcamente carne lo que antes fue Palabra) Y
aSI, hecho de ambas cosas, no sena Ul una ni otra, SIOO una terce-
ra cosa, diferente de las dos DlOS y hombre lo es, SIO duda al-
guna, en Virtud de las dos realtdades que permanecen dIversas en
sus propiedades, pues DI la Palabra es algo dlstmto de DIOS 111 la
carne es otra cosa ms que hombre
Vemos, pues, un doble mvel de ser (statum) que no esta con-
fundido, silla conuntado en una persona Jess Dws y hombre Y
hasta tal punto se mantiene lo propIO de ambas reahdades que el
Espmtu obra en El lo que le es proplO y la carne ejercita su pa
slblhdad 139 NI la carne se transforma en ESPIfltU m el Espntu en
carne, y sm embargo ambos pueden estar plenamente en uno
solo" 140
... * *
1J7 La metafora de las manos de DIOS, alude con mucha frecuencIa en
la antigua Patnstlca al HIJO y al Espmtu
138 De carntv I eSltrrectlOne, caps 6 y 9
139 "Vldemus dupllcem statum, non confusum sed COUlunctum m una
persona, Deum et homInem Iesum Et adeo salva est utnusque propietas
substantiae ut Spmtus res suas egent In lila et caro paSSlOnes suas
functa Slt
lOO Adversus Praxeam. cap 27
Merece notarse el esfuerzo de este ultimo parrafo por afIrmar
a la vez dualidad y umdad la autonomla de lo asumido por
Junto a la pnmacla del DIOS asumente por un lado Pero por otro
lado, como la autonomJa la da el hecho de asumido, de ahl que
la dualidad se venflque en una persona De lo conti ano no ha
bna asunclOn SinO yuxtaposlclOn
QUlzas pueda decirse que estos parrafos evitaron a OCCidente mu
chos problemas en los que se VIO envuelto el Onente Y mas tare.\:
veremos al Papa san Len recurnr a ellos en dlflclles SI
esto es exacto, resulta mas tnste la damn llLO mmonae que para-
lizo su influJo, Y el tnste fin de Tertuliano Su caso inVIta a una
reflexlOn, tanto para la IgleSia como para el mdlVlduo concreto
Para aquella, porque muchas veces arranca el tngo quenendo arran
car la CIzaa Y para este porque la terquedad y la obstmacIOn de
la, propias posturas frente a la IgleSia termman por esteIllizar lo
que hay de fecundo en ellas en lugar de ennquecer d la IgleSia
con lo propiO, se la pnva de ello
Fmalmente, estos textos nos dan una Idea del nuevo mvel en
que empiezan a plantearse los problemas y que,
va ale]andose de los planteamientos m'lS del Nuevo Tes
tamento
CAPTULO IX
LOS DATOS DE LA DOGMATICA CRISTOLOGICA
Este captulo pretende ser una mera exposicin de datos
objetivos, sobre los que habrn de reflexionar los dos captu-
los siguientes l. Por esta razn seguiremos en l un esquema
cronolgico y procuraremos respetar el lenguaje en el que to-
dos esos datos se van formulando. Desde un punto de vista
cronolgico, la historia de la dogmtica cristolgica puede cla-
sificarse en cuatro grandes etapas, cada una de las cuales con-
cluye con algn concilio famoso, y que comienzan a gestarse ya
antes de haber sido liquidada la etapa anterior. Podramos
calificarlas as:
1. Conciliacin de Jess con el monotesmo bblico: con-
quista dogmtica de la divinidad de Jess (hasta Nicea: 325).
2. Reconsideracin de Cristo "desde arriba". Idea de en-
carnacin. Peligro para la humanidad de Jess y coafirmacin
del hombre junto con Dios (hasta Constantinopla 1: 381).
3. Consecuencia de las dos etapas anteriores: el problema
de la constitucin de Jess. Conquista de la unidad (Efeso: 431)
y conquista de la dualidad (Calcedonia: 451).
1 Adems de las obras citadas en el primer apartado del captulo an-
terior (nota 2), conviene ver tambin la ~ n t e s i s de P. SMULDERS, en
Mysterillm Salutis, IJI, 1, pp. 415-502.
Muy citada es la obra de W. ELERT, Der A IIsgang der altkirchlichen
Christologie, 1957, a la que no hemos podido tener acceso.
4. Etapa apendicular: neonestorianos y monoteletas. La
enhypostasa. Interpretacin de Calcedonia en los dos concilios
siguientes (hasta III Constantinopla: 681).
Esta periodizacin queda esquematizada en el siguiente
cuadro:
s. III DIVINIDAD
s. IV I----- NICEA
HUMANIDAD
problema de la relacin
de Jess con Dios.
problema de la relacin
de Jess con nosotros.
s. y I-------_CONSTANTINOPLA
UNION
unidad:
dualidad:
EFESO problema de la simulo
taneidad de ambas afir
maciones.
s. VI-VIlI CALCEDONIA
APENDlCES problemas derivados.
III CONSTANTINOPLA
Desde el punto de vista del movimiento ideolgico, sera
mejor considerar toda la historia de la dogmtica como la his-
toria de las oscilaciones entre la antinomia Dios-hombre, las
cuales van repitindose, entre mrgenes de oscilacin que son
cada vez ms reducidos, pero que nunca negan a suprimirse.
1. La primera oscilacin ya la conocemos. Se extiende des-
de la negacin doceta de la carne de Jess hasta la negacin
judaizante de su divinidad. Y podemos verla superada en la
frmula de Ireneo: verdadero Dios y verdadero hombre.
2. La segunda antimonia oscila entre la negacin "parcial"
que hace Arrio de la divinidad de Jess y la negacin parcial
que hace Apolinar de su humanidad plena. Y queda superada
por las frmulas: perfecto Dios, perfecto hombre. O: consus-
tancial al Padre y consustancial a nosotros.
3. El tercer margen de oscilacln se dar entre lo que po-
demos llamar "negacin implcita" de la divinidad de Jess
(Nestorio) y la negacin implcita de su humanidad. (Eutiques.)
y ha de quedar trascendido por la frmula: una subsistencia
en dos naturalezas.
Desde este punto de vista, el esquema Quedara reflejado
en el cuadro siguiente:
DIVINIDAD
Negacin Negacin
total parcial
Alejada
en la
unin
HUMANIDAD
Absorbida Negacin Negacin
en la parcial total
unin
Judeo-
Ireneo Docetas
erist.
325
Arrio
+
Apolinar
+
381
+
Nestorio
431
Eutiques
+
451
Fuera de lo que podemos llamar estrictamente heterodoxo,
por tanto dentro del espacio abierto por las declaraciones con-
ciliares, existe tambin una serie de oscilaciones entre diversas
escuelas teolgicas, como Alejandra y Antioqua, o diversas
corrientes como la teologa (ms oriental) del Logos-Sarx y la
(ms occidental) del Assumptus Horno. Los mismos concilios
(sealados en el cuadro slo por sus fechas) se decantan ms
hacia uno u otro lado, segn el error al que combaten. Y esto
a pesar de que son ellos los que marcan la lnea central: pero
ya dijimos que, aun en esta lnea central, es imposible eliminar
la oscilacin. Por eso la lnea de oscilaciones perdurar dentro
de la teologa, aun luego de conquistada definitivamente la
dogmtica. Y no ser difcil reconocerla en los siglos sucesivos,
entre tomistas y escotistas, entre luteranos y calvinistas, has
ta que rebrote en otro contexto totalmente diverso, con el
problema del Cristo del kerygma y el Jess histrico. Es la
gran cruz que marca al pensamiento humano en todos sus ni
veles: la simultaneidad y coincidencia de lo Absoluto, y lo no
absoluto.
Ahora nos toca recorrer, con un mnimo de detalle, las di
versas fases de este proceso siempre abierto, siguiendo el orden
cronolgico que establecimos al comienzo del captulo.
1. EL CAMINO HASTA NICEA
Dos grandes lneas pueden marcarnos la historia de la Cris-
tologa a 10 largo del siglo IlI: en Alejandra, con Orgenes,
comienza a aparecer la teologa de la divinizacin que tendr
su apogeo en siglos ulteriores y con la cual la riqueza y la con-
flictividad del pensar teolgico se trasladan decididamente ha-
cia Oriente. Roma, en cambio, sin segundas intenciones, pasa
a ser un centro de teologa regular, en el que anidan las here-
jas clsicas.
a) Las clsicas herejas trinitario-cristolgicas
De ellas conviene decir una breve palabra de caracteriza-
cin, puesto que son conceptos que volvern a aparecer en
otros momentos. Cada una de ellas nace, hasta cierto punto,
al combatir la otra.
a) El adopcionismo es la ms importante de todas. Se tra-
ta de un error que rebrota constantemente en todos los tiem-
pos y en todos los intentos nuevos, quiz porque la Cristologa
no ha logrado dar cabida a la parcela de verdad que contiene.
En una cultura cuyos esquemas mentales son cada vez ms es
tticos y que va nivelando peligrosamente el Jess prepascual
y el pospascual, el adopcionismo representa el nico intento
por salvaguardar la concepClOn histrica de la Encarnacin,
que ya nos es conocida. Hiplito nos ha conservado el siguiente
resumen de su doctrina:
"Jess es un hombre que, por designio del Padre naci de la
Virgen. Vivi como los dems hombres y fue sumamente temeroso
de Dios. Ms tarde, cuando el bautismo en el Jordn recibi al
Cristo que descendi de arriba en figura de paloma. Por eso sus
fuerzas no estuvieron activas hasta el momento en que el Espritu
(a quien l llam el Cristo) descendi y se revel en l. Algunos no
admiten que haya sido hecho Dios por descenso del Espritu. Otros
lo aceptan, pero slo luego de su resurreccin de entre los
muertos" 2.
La filiacin divina se reduce al terreno de la santidad mo-
ral, y luego, en un momento ulterior (el Bautismo o la Resu-
rreccin), se la hace pasar de 10 moral a 10 ontolgico. En el
fondo hay un intento inconsciente de eliminar las dificultades
de la knosis de Dios en Jess, pues algunos adopcionistas ven
la prueba de su doctrina en el hecho de que slo luego del
Bautismo comenzara Jess a hacer milagros. Por eso, su prin-
cipal fautor, Teodoto de Bizancio, que haba apostatado du-
rante una persecucin y huido despus a Roma, al ser juzgado
all por su apostasa, responde en su defensa que l no haba
renegado a Dios, sino a un hombre. Pero sobre todo, y ste
nos parece el punto decisivo, la divinidad de Jess es vista
como una conquista del hombre. El problema de fondo (la
afirmacin simultnea de divinidad y humanidad) queda eli-
minado como tal problema, puesto que el hombre aparece como
capaz de remontarse hasta el nivel de Dios. El adopcionismo
es una especie de pelagiamsmo cristolgico. Pero por eso mis-
mo fracasan todas las refutaciones de l que hacen de la afir-
macin de Dios un recorte de la libertad o la historicidad del
hombre.
b) El modalismo es propiamente una doctrina trinitaria,
cuya ventaja es su enorme simplicidad. Tertuliano lo describe
as en su obra contra Praxeas:
2 Elenchus, 7, 35. Edicin de P. WENDLAND, Berln 1916, p. 222.
"en una misma persona distinguen por igual al Padre y al Hijo,
diciendo que ste es la carne, es decir el hombre, o Jess. Y aqul
es el Espritu, es decir Dios, o el Cristo" 3.
La Trinidad no es en este caso un presupuesto de la divini-
dad de Jess (Dios se ha podido comunicar al hombre porque,
por la misma fecundidad de su ser, es posibilidad de comuni-
cacin de s), sino que queda reducida al hecho de Jesucristo
y a la dualidad de lo divino y lo humano (paternidad y filia-
cin) en El. El modalismo es una simple descripcin del pro-
blema cristolgico, presentada como explicacin de ese proble-
ma 4. Pero ha captado algo que la teologa olvid con mucha
frecuencia: Jess no es slo comunicacin de un Hijo "des-
gajado" de Dios, sino que es comunicacin total del Dios Tri-
no: el Espritu mueve, el Hijo realiza, el Padre da la vida y
as alcanza el hombre la consumacin que es su Salud 5.
e) Subordinacionismo. Hiplito, discpulo y continuador
de Ireneo, no qued satisfecho con la condena demasiado vaga
y un poco simple 6 que los papas Ceferino y Calixto hicieron
del modalismo. A ello se uni la enemistad con este ltimo.
Ambas cosas provocaron un endurecimiento de posiciones, y
para subrayar la distincin antimodalista de Padre e Hijo en
Dios, parece establecer una clara subordinacin de ste a aqu1
7