Inclusión Educativa Uruguay
Inclusión Educativa Uruguay
Inclusión Educativa Uruguay
Hablar de políticas de inclusión educativa a nivel nacional, dentro del subsector Educación y
en dependencia directa del organismo rector de la educación es una elemento relativamente nuevo
para el contexto nacional. En los últimos años, el sistema se ha ido permeando necesariamente de
un conjunto de percepciones acerca de una postura “integracionista” y posteriormente
“inclusionista”, elementos que pasan a conformar progresivamente un paradigma, el de la diversidad,
en el marco del lema: Educación para Todos.
Este contexto ha determinado una amplia gama de experiencias que sistematizadas o no, a
través de los diferentes organismos, gubernamentales o no gubernamentales, que permitieron ir
construyendo progresivamente un campo conceptual específico y cada vez más diversificado.
En este sentido, y en el entendido de la necesidad de ampliar este campo conceptual, marcado
básicamente a través de políticas dirigidas a colectivos específicos, la Secretaría de Capacitación y
Perfeccionamiento Docente, organismo especializado del la Administración Nacional de Educación
Pública, propone y desarrolla una línea de política pública, a nivel central ( en dependencia directa
del Consejo Directivo Central) dirigida a todos los actores del sistema educativo, con el propósito de
promover la Inclusión Educativa como estrategia de desarrollo educativo, tendiente a “ fortalecer el
principio de equidad social e igualdad de oportunidades ” así como también fortalecer los procesos
de desarrollo continuo del campo de la Educación Especial. Por ello, a partir de lo presente las
acciones en esta línea se dirigen a los siguientes objetivos:
El logro de tales objetivos exigen el necesario planteo de una serie de estrategias de acción, las que
se dirigen básicamente a la búsqueda de una:
Con el apoyo de la UNESCO – Oficina Regional para América Latina y el Caribe, con sede en
Santiago, el ciclo contó con la presencia de la Dra. Rosa Blanco, especialista de Educación Inicial y
Especial, de esa oficina. La Dra. Blanco plantea las políticas de inclusión para América Latina y el
Caribe, haciendo especial énfasis en los procesos vividos por los diferentes estados en relación a la
instalación de la Inclusión como política pública. La diversidad del enfoque ayudó a ubicarnos en el
espacio geográfico y delimitar nuestras fortalezas y debilidades frente a la temática, aspectos cruciales
en la construcción compartida. “La inclusión de niños y jóvenes no sólo demanda nuevas
competencias técnicas a los docentes, sino también cambios fundamentales en el rol, las funciones y
contextos de intervención de todos los profesionales relacionados con la educación”. Blanco ( 2002)
elementos que promueven la discusión nacional y generan líneas centrales de la construcción del
paradigma.
En esta serie de acciones emprendidas, en el mes de octubre, se suma la visita de la experta
española Dra. María Antonia Casanova con una serie de actividades centradas en el planteo de un
modelo particular de atención a la diversidad en el ámbito de la Comunidad de Madrid. La Dra.
Casanova, ex integrante del Ministerio de Educación y Ciencia del Reino de España y actual
integrante de la Comunidad Autónoma de Madrid, ha dirigido una intensa actividad centrada en el
área de la educación especial y de la inclusión educativa. A este respecto ha afirmado que la
integración escolar ha de favorecer el conocimiento mutuo, que habrá de derivar, en un futuro próximo,
en la eliminación de los prejuicios y barreras mentales existentes que entorpecen la integración social
plena de la persona discapacitada.. Eso es lo que hay que saber y que admitir, para actuar con
naturalidad, con criterios objetivos y a satisfacción de todos (2002)
La importancia de la instalación colectiva de una estrategia inclusora exige que /se deba/
continuar poniendo al servicio de la educación todos los medios precisos, que faciliten el cambio
necesario en el profesorado ( personal y profesionalmente) y en la sociedad; para que, después de la
preparación laboral adecuada y del camino trazado en la convivencia hacia las metas propuestas, se
convierta en realidad la igualdad de derechos y oportunidades que todo ciudadano posee por principio
constitucional”.
1
Duk, Cintia. El enfoque de la educación inclusiva (2000)
naturaleza distinta que van desde las psicológicas y pedagógicas a las más estrictamente sociales y
éticas, ya que el movimiento a favor de la inclusión va más allá del ámbito educativo y se manifiesta
también con fuerza en otros sectores como el laboral, el de la salud, el de participación social, etc.;
es decir, la preocupación en torno a la inclusión apunta claramente a todas las esferas que de algún
modo tienen que ver con la calidad de vida de las personas.
En este sentido, el mayor desafío que enfrenta en la actualidad, la mayoría de los países es
cómo hacer efectivo el derecho que tienen todos los niños y jóvenes de acceder a la educación y
beneficiarse de una enseñanza de calidad adecuada a sus necesidades individuales de aprendizaje.
Para progresar hacia la consecución de este objetivo, la escuela ha de conseguir el difícil equilibrio
de ofrecer una respuesta educativa, a la vez comprensiva y diversificada, proporcionando una
estructura curricular común a todos los alumnos, incluidos aquellos que presentan necesidades
educativas especiales (NEE), que evite la discriminación y desigualdad de oportunidades y
considere al mismo tiempo sus características y necesidades individuales.
Para ello, una política de Educación Inclusiva se ha de definir y diseñar, a partir de ciertas
prerrogativas y necesidades como ser las relacionadas con poblaciones específicas, con la
formación multiprofesional y la implementación de políticas y programas:
Estas necesidades llevan a considerar que aún existen poblaciones, que debido a sus
características particulares, no logran integrarse al seno familiar, escolar, laboral y/o comunitario;
que se hace necesario instalar programas de actualización docente en el ámbito de formación para
la Inclusión Educativa y que aunque existen programas en los diferentes sectores socioeducativos -
asistencial, escolar, laboral, etc., para la atención a personas con discapacidad, aún es frecuente
encontrar una coordinación incipiente entre ellos.
Todo esto, limita a las personas en su desarrollo y formación para integrarse con dignidad a
la sociedad. De esta manera, se concreta la necesidad de formar un profesional educador, que sea
capaz de intervenir y cooperar en la atención educativa en los ámbitos familiar, escolar, laboral y
comunidad, para favorecer la integración de las personas con necesidades educativas específicas.
Este conjunto de planteos han sido recogidos y ratificados por los Estados del mundo en una
serie de reuniones y declaraciones internacionales dentro de las cuales se destacan por ser las más
recientes y relevantes: La Conferencia Mundial de Educación para Todos (Jomtien,1990), la
Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales: Acceso y Calidad; (Salamanca,
1994) y la VII Reunión de Ministros de Educación de la Región de América Latina y el Caribe
(Kingston, 1996). Llevar a la práctica el enfoque de educación inclusiva supone un cambio
significativo tanto a nivel de la educación regular, como de la educación especial que es necesario
intencionar mancomunadamente, creando progresivamente las condiciones que permitan introducir
las transformaciones que se requieren, a partir del análisis de cada contexto nacional y de los
recursos disponibles 2 .
A este respecto, un primer paso es contar con un marco conceptual claro y compartido que
ilumine el camino a seguir y asegure que las decisiones y acciones que se emprendan sean
coherentes con el enfoque que se desea promover. 3
Aunque no parece existir una definición totalmente compartida, sobre lo que debe
entenderse por educación inclusiva o escuela inclusiva, puede afirmarse que el concepto tiene que
ver fundamentalmente con el hecho de que todos los alumnos sean aceptados, reconocidos en su
singularidad, valorados y con posibilidades de participar en la escuela con arreglo a sus
capacidades. Una escuela inclusiva es aquella, pues, que ofrece a todos sus alumnos las
oportunidades educativas y las ayudas (curriculares, personales, materiales) necesarias para su
progreso académico y personal. Por lo general la educación inclusiva ha estado asociada o se ha
confundido con los procesos de integración educativa. Sin embargo el concepto de educación
inclusiva es más amplio, que el de integración, ya que tiene relación con la naturaleza misma de la
educación regular y de la escuela común. Según Blanco y Duk, 2000, “la educación inclusiva implica
que todos los niños y niñas de una determinada comunidad aprendan juntos independiente de sus
condiciones personales, sociales o culturales, incluso aquellos que presentan discapacidad”. 4
Este modelo de escuela hace efectivos los derechos a la educación, la igualdad de
oportunidades y a la participación ya que no pone requisitos ni mecanismos de entrada, selección o
discriminación de ningún tipo.
Por otra parte, parece claro que los procesos de cambio que harán posible el progreso hacia
una escuela inclusiva se vertebran en torno al currículo, entendido en sentido amplio, como referente
a partir del cual toman sentido las distintas actividades y, en su caso, adaptaciones que se
2
Duk.C. Op.Cit
3
Duk ,C. Op. Cit.
4
UNICEF, UNESCO, HINENI; Hacia El Desarrollo de escuelas Inclusivas. (2000)
programen (Stainback & Stainback, 1999). De todas maneras la inclusión no puede reducirse a una
mera cuestión curricular, organizativa o metodológica; la inclusión es más que todo eso, es una
manera distinta de entender la educación y, si se quiere, la vida misma y la sociedad; se trata más
bien de una filosofía, de unos valores. 5
Desde esta perspectiva resulta ciertamente complejo señalar con carácter general las
finalidades de una escuela inclusiva, en la medida que éstas van a depender de las características
del sistema educativo y, en definitiva, de la sociedad. Sin embargo, pueden contemplarse las
siguientes: a) Conceptualiza de forma diferente las necesidades especiales del alumnado, lo que
implica tener expectativas elevadas para todos los alumnos. b) Proporciona oportunidades de real
participación en las actividades de aprendizaje. c) Promueve que todos los alumnos sean
respetuosos del aprendizaje de sus compañeros. d) Ofrece un clima positivo de inclusión a través de
programas y prácticas equitativas. e) Beneficia la cooperación y colaboración entre actores diversos:
escuela, familia, comunidad.
En síntesis a partir del siguiente esquema ( Porter, 1997) , se resumen los dos enfoques : el
instituído ( el tradicional) y el instituyente ( inclusivo).
5
Giné y Giné, C. Inclusión y sistema educativo (2000)
BIBLIOGRAFIA