09 Penaloza Mitos Lucha Contra Criminalidad

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Revista Criminologa y Sociedad

12 MITOS EN LA LUCHA CONTRA LA CRIMINALIDAD1 Pedro Jos Pealoza2

Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histrica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia. Jos Saramago

El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas. William George Ward

EL

HOMBRE

REQUIERE

DE

UN

ORGANISMO

QUE

REGULE

SUS

CONDUCTAS.

La vida del hombre transcurri durante 30 mil aos sin necesidad de reyes, ni reinas, ni primeros ministros, presidentes, parlamentos, congresos, gabinetes, alguaciles, jueces, fiscales, crceles, ni penitenciarias. Cmo se las arreglaron sin todo esto?

Ver s i n c or r e g id a y a u m e n ta d a d e la c o n f er e n c ia qu e o f r e c e n e l I I Co n gr e s o d e C r im in o lo g a, UA N L . Ma yo 2 0 1 0 2 D oc t o r e n Cie nc ia s Pe na les y Po l t ic a Cr i min a l. C at e dr t ic o en div e r s as u n iv e r s i da d e s .

Revista Criminologa y Sociedad Desde la poca de Grecia (S.VII a de C.) haba la intervencin de poderes pblicos en los conflictos que afectaban a las partes. Existan, por ejemplo, la asamblea de ciudadanos en Grecia, los consejos locales de ancianos en las civilizaciones antiguas de Mesopotamia, Siria o Israel, o las asambleas de magistrados del Imperio Romano.

La gnesis de la necesidad regulatoria entre los hombres, tuvo en la aparicin de la propiedad privada su punto de inflexin y justificacin ideolgica. Un cambio revelador fue la institucin de una administracin central en Atenas, protegida por hombres armados, en donde parte de los asuntos, hasta entonces resueltos por cuenta de las tribus, fue declarada comn y transferida al consejo general residente en Atenas.3

EL TRNSITO PROGRESIVO DE UN DERECHO PENAL PRIVADO DISPERSO HACIA UN DERECHO PBLICO CONCENTRADO, SE DIO MEDIANTE UN PROCESO VIOLENTO Y QUE IMPLIC LA APROPIACIN DEL PODER.

La presencia de estamentos, clases y grupos dominantes y dominados, permiti la construccin y legitimacin de la orientacin de la pena a satisfaccin del bloque poderoso y hegemnico. En eso radic su reproduccin: en la administracin del miedo.

EL ESTADO Y EN ESPECIAL EL DERECHO PENAL SIRVI PARA LIMITAR LA AEJA Y NO TAN LEJANA VENGANZA PRIVADA.

Ahora se sabe que, mediante investigaciones empricas norteamericanas, se comprob que en los estados en donde ms penas de muerte se ejecutan,

Fe d er ic o E n g e ls. E l O r ig e n de la f a m ilia , la Pr o p ie d a d P r iv a d a y e l Es t a do , E d it o r ia l P r o g r es o, 1 9 66 .

Revista Criminologa y Sociedad tambin se producen ms linchamientos y ejecuciones por conflictos

interpersonales.

As, la pena no inhibe a estas formas de venganza. Por supuesto, el caso mexicano no deja muy bien parada la eficacia de la justicia penal y, frecuentemente, la desconfianza comunitaria se convierte en la reaccin primitiva ante la inaccin de ese ente estatal.

LA DETECCIN E IDENTIFICACIN DEL DELINCUENTE, SE LOGRA POR SU APARIENCIA Y RASGOS FSICOS. PARA MAYOR INFORMACIN SE PUEDEN VER LOS NOTICIEROS Y A LOS FUNCIONARIOS PBLICOS QUE GOZAN CON EL ESPECTCULO.

La lgica histrica de la criminologa o antropologa criminal dominante se nutri de la combinacin de la medicina, de la biologa y de la fisiologa.

Con este enfoque, la sociedad sera entonces una especie de cuerpo humano con tendencia a sufrir enfermedades sociales. Ya uno de los padres de la sociologa, Saint Simn, haba intentado tal paralelismo: patologa social, aquellos que cultivan las ciencias sociales deben aprender que los problemas como en la fisiologa son cuestiones de higiene4

En esta lnea de pensamiento, el delito, explica Lombroso, enfermedad.5

principal

impulsor de este paradigma, es un estado intermedio entre el vicio y la

4 5

S a i nt S im n, M mo ir e S ur la S ci e n c e d e I h o m m e, 18 1 3 . L o mb r o so , C, P r el e z io n e a l co r s o d i c li n ic a di ma la t t i e n e l la Re g ia Un ive r s it a d i P a v ia C h ius i, M i la n o , 18 6 3, p p. 7- 1 2.

Revista Criminologa y Sociedad A partir de lo anterior, la tarea era entonces slo aquella que determinar las caractersticas del estado criminal, detallado por Lombroso en su libro El hombre delincuente6.

Todava Lombroso agregara otras caractersticas como el habito por tatuarse, que se puede notar, nos dice, tanto en los delincuentes como en el hombre primitivo y de aqul en estado salvaje7

La asociacin que hizo Lombroso de personajes con tatuajes, lo llev a considerar esta marca como un elemento que distingue a los delincuentes. Seguramente, si Lombroso viviera, hubiera incluido el piercing.
8

La fuerte influencia de esta corriente en Mxico, fue notable. La nota roja mexicana es un mosaico esplndido para comprobar la reproduccin de la Antropologa Criminal.

En la Gaceta de Polica al inicio del siglo XX, se describa que el crecimiento de la mandbula incida en el tamao del cerebro y explicaba la predisposicin al crimen.9

En esta vertiente, el llamado positivismo criminolgico condujo a la construccin de un paradigma que concluy: unos eran ms aptos que otros para la vida social. Dada la heterogeneidad racial, esta sociedad result especialmente atractiva para el contexto Latinoamericano.10 Darwinismo social puro.

6 7

L o mbr o s o , LU o mo D e lin q ue nt e. I b id e m, p p . 54 , ad e m s : So ul t at u a g g io i n Ita lia in es p ec ie t r ai de lin qu e nt i, en : c om u n ica zi o n e a l R ea l I n st it u t o L o mb r os o n e ll a d u n an z a d e l 1 2 m ag g i o, 18 7 4 , v. I V. P. 3 0 9 . 8 Jo s R a m n N ar v e z, B a jo e l si gn o d e Ca n : l a C r imin o lo g a p o s it iv a e n M x ic o , Re v is ta I nt e r c r im in is , I NA CI P E , ma r z o - ab r il 2 0 08 , p g . 1 6 4 . 9 E lis a Sp ec k ma n , Cr im e n y C as t ig o, 2 0 0 2 , p . 13 2 . 10 I b de m.

Revista Criminologa y Sociedad Maticemos: la Criminologa Positiva en Mxico no fue tan radical como la europea. Al menos, al inicio se busc no establecer plenamente como factor del delito una anormalidad.11

En Mxico se comenz a estudiar a los delincuentes encarcelados, mediante fotografas, tomndoles medidas y enlistarlos de acuerdo a sus caractersticas fsicas.

La mayora de quienes fueron identificados en el estudio, eran delincuentes indgenas que por obvias razones se encuentra degenerada y en situacin de inferioridad tnica.12

Viene a cuento muy bien, lo dicho por E. R. Zaffaroni: el

sistema penal

siempre opera selectivamente, o sea que caen los ms vulnerables.13

EL DISCURSO DOGMATICO PARTE DE QUE HAY UN ESPRITU DE VENGANZA, QUE EL DERECHO PENAL DEBE LIMITAR.

Sin embargo, como al derecho penal le importa demasiado poco indagar en ese espritu, slo se queda en el enunciado moral de las conductas

deseables o correctas, guiadas o establecidas en los cdigos respectivos.

Contrario a lo que les ensean a los muchachos en las escuelas, el derecho penal no previene; su nica preocupacin es castigar y, como se sabe, en ocasiones, ni eso puede cumplir.
11

P ar a pr o f u n d iz ar s o b r e e st e t r m in o v a se a Mic h e l F oc au lt , c e nt r a lme nt e e n Vi g i la r y C as t ig ar . 12 Fr a n c is co M ar t n e z Vac a y M an u e l Ver g ar a . Me d ic io ne s a nt r o p o m t r ic as a l os r e os d e la c r ce l d e P ue b l a, pu blic a do s en I ta lia e n 1 8 94 . 13 R ev is ta V nc u los N o . 1, Me n d o z a , Ar g e n t in a, 1 9 8 9. C ita d o p o r J. R . Nar v e z, I n t e r cr i mi n is, 20 08 .

Revista Criminologa y Sociedad

Recordemos que el delito es una construccin social, su vigencia y combate depende de los resortes coyunturales que impulsen a la clase dominante para reproducir, magnificar y publicitar su control punitivo.

EL NICO CAMINO PARA GANAR LA BATALLA CONTRA EL CRIMEN ES ENDURECER LAS PENAS, RESTRINGIR DERECHOS A LOS DELINCUENTES, DESTINAR MAYORES RECURSOS A LOS CUERPOS POLICIACOS Y PONER, AHORA, EN PRCTICA EL PARADIGMA LLAMADO: DERECHO PENAL DEL ENEMIGO, EN EL QUE SE ESQUEMATIZAN DOS TIPOS DE DERECHO: EL DERECHO PENAL DEL CIUDADANO Y EL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO.14

Toda la lgica que acompaa al derecho penal autoritario, -o del gatillo fcil- mediante el incremento de la denominada alarma social, es violatoria al origen primigenio del Estado democrtico y social de derecho.

Adems, violenta las declaraciones internacionales por los derechos humanos que surgen, precisamente, como reaccin frente a la barbarie de este tipo de construcciones tericas, que tanto subyugan y enamoran a los segmentos conservadores y semifascistas.

El trofeo publicitado del los regmenes represivos es el arraigo, que no es otra cosa que la sntesis del atropello procesal. La medida fue considerada

anticonstitucional por la Suprema Corte de Justicia, porque el artculo 16 de la Constitucin prohbe que una detencin pueda prolongarse ms all de 48 horas, o excepcionalmente de 96, sin que el detenido sea puesto a disposicin del juez.

J ak o bs , 1 9 9 9 . Co ng r es o d e B e r l n . V as e lo s p or m e no r e s d e l n ac im ie nt o d e e st e d is p o s it iv o r e pr e s iv o e n Fr a n cisc o M u o z C on d e , L os or ge ne s i d e o l g ic os d e l d e r ec h o p e n a l d e l e n e m ig o , I n s t it u t o d e Fo r m ac i n P r of e s io n a l d e la PG J D F. 2 0 1 0.

14

Revista Criminologa y Sociedad Para constitucionalizarla, nuestros legisladores mexicanos, la introdujeron a la ley suprema como una excepcin al propio artculo 16, aplicable a los casos de delincuencia organizada.

Ahora, como fotografa de la aberracin, tenemos en nuestra Carta Magna dos dispositivos abiertamente contradictorios: por un lado, el artculo 14, que en su prrafo segundo seala: Nadie podr ser privado de su libertad sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos. Y por otro, el nuevo ordenamiento draconiano, introducido en el prrafo sptimo del artculo 16 de la Constitucin que legaliza la privacin de la libertad sin juicio alguno, como el arraigo.

EL DESORDEN SLO PUEDE SER ENFRENTADO CON MANO DURA Y CON MEDIDAS EJEMPLARES. EL GRAN EJEMPLO ES EL PROGRAMA CERO TOLERANCIA, IMPULSADO POR EL EXALCALDE NEOYORQUINO, GIULIANI.

Esta ms que comprobado que un mayor rigor punitivo, no hace descender las estadsticas criminales; aunque se piense que el crecimiento de las poblaciones penitenciarias es una demostracin de la eficacia del control sobre la criminalidad.

El aumento geomtrico de personas reclusas en crceles revela algo ms que un simple dato cuantitativo.15 Es necesario asomarse a los mecanismos de control social en los procesos de globalizacin.

Este tipo de proclamas slo favorece la exclusin social, fomenta el odio contra los otros y legitima las violaciones a los derechos de los pobres, de los jvenes y de los excluidos; de quienes afean las calles.

15

Ro be r t o B e r ga lli, S i st e m a P e na l y p r o b le m as S oc ia les , Co o r d in a do r. E dit . Tir an t l o B la n c h a lt e r n a t iv a , 2 0 0 3.

Revista Criminologa y Sociedad

EN MXICO, ESTAMOS GANANDO LA BATALLA Y VAMOS A DERROTAR A LOS ENEMIGOS DE MXICO (ARENGA OFICIAL CON PROPSITOS TERAPUTICOS)

En nuestro pas, el ministerio pblico pone a disposicin de la autoridad judicial solo a 6 por ciento de los probables responsables del total de delitos denunciados; incluso, en un delito tan grave como el homicidio doloso, nicamente son sometidos a proceso dos de cada diez presuntos.

Slo para exhibir la anemia de nuestro sistema penal: en Espaa o Japn, por ejemplo, nueve de cada diez presuntos homicidas dolosos son procesados.16

Otro ejemplo concreto y grave: hoy no se sabe ni quin o por qu mataron a cerca de 30 mil presuntos integrantes de la delincuencia organizada. La informacin disponible es que slo se han levantado 8 por ciento! de averiguaciones previas. La lgica de la guerra es atrabiliaria frente a los requisitos bsicos, incluso, del propio mitolgico derecho penal.

Para ejemplificar la irracionalidad del paradigma dominante, segn la estimacin de instituciones nacionales e internacionales, el costo de la

inseguridad total en Mxico se encuentra entre el 15 y el 25 por ciento del producto interno bruto17; en tanto, como contraste vergonzoso, el volumen presupuestal que se destina para la educacin pblica es de alrededor del 4.5! del PIB.

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L u is d e la B ar r e d a , Dir e ct o r d e l I ns t it u t o C iu d ad a n o de E st u d io s So br e la I n se g ur id a d ( I C E SI ) 20 1 0 . 17 Ce n t r o d e Es t u d io s E c o n m ic os de l S e ct or Pr iva d o , C E E S P y B an c o I n t e r a m e r ic a n o d e de s a r r ol lo , BI D .

Revista Criminologa y Sociedad El gobierno de EU considera que Mxico es un centro de lavado de dinero para los crteles de la droga. En un periodo de tres aos (2006-2009), las autoridades mexicanas nicamente han obtenido 90 sentencias por este ilcito, mientras que en 2009 los bancos reportaron casi 50 mil operaciones sospechosas.

Para enfrentar esta porosidad del sistema financiero, despus de cuatro aos de administracin, el Poder Ejecutivo envi al Poder Legislativo, en agosto de 2010, un paquete de iniciativas. Por cierto, otra vez se incluye y se parte del

principio de que todos son culpables hasta que demuestren su inocencia, exactamente con el mismo tufo antigarantista que ha inundado al sistema penal mexicano.

Se estima que los narcotraficantes blanquean en el pas hasta 25 mil millones de dlares de las ganancias que obtienen de la venta de droga en Estados Unidos18. Por supuesto, la cifra omite las impresionantes ganancias provenientes de los secuestros, de la piratera y de la trata de personas, entre otros ilcitos que nutren a la delincuencia organizada.

LLEVAR AL MAYOR NMERO DE PERSONAS A LA CRCEL ES UNA PRUEBA DEL XITO DE LA JUSTICIA PENAL.

El uso excesivo de la crcel es parte del dramtico paisaje mundial y mexicano. La tasa media en Europa es de 102 internos por cada 100 mil habitantes, slo en Espaa hay 156 por cien mil; Estados Unidos sintetiza el abuso de la prisin, en 2007, estaban prisioneras 2.3 millones de personas, un porcentaje de 762 por 100 mil. Se trata de la expresin ms alta del planeta.

18

I nf o r me s o br e la E st r at e gi a I n t e r n a c i on a l d e Fis c ali za c in d e Es t u p e f ac ie nt es , 2 0 1 0.

Revista Criminologa y Sociedad Un serio competidor -despus de China y antes de Brasil- de los vecinos del norte es Rusia, quien hasta enero de 2009 tena 888,000 presos; es decir, una tasa de 626 por 100,000.

En Mxico, los 447 penales albergan un poco ms de 231 mil reos, de los cuales 90 mil no han sido sentenciados; es decir, en trminos concretos, son inocentes.

La mayora de los delitos que se cometen en nuestro pas son robos en sus distintas modalidades; sin embargo, la mayora de los presos del fuero comn que son el grueso- estn detenidos por haber robado menos de 8 mil pesos; en el Distrito Federal, 60% de los habitantes de las crceles estn por menos de 3 mil pesos!

Adems, la informacin de semejante xito rie con Pitgoras. Veamos: al inicio de la presente administracin, diciembre de 2006, haba un total de 210 mil 800 prisioneros, y en diciembre de 2009 ya eran ms de 231 mil; es decir, haba slo un diferencial de 21 mil detenidos. Sin embargo, los informes oficiales, dan a conocer que se ha detenido a 102 mil mujeres y hombres relacionados con el crimen organizado, entonces dnde quedaron los 81 mil faltantes?19

LA DIFUSIN DE DETENCIONES Y ACCIONES POLICIACAS TRANSMITE TEMOR A LOS DELINCUENTES COMUNES Y FEDERALES.

Una de las recomendaciones

de la ONU al gobierno de Mxico dice:

revisar y eliminar la prctica generalizada de exhibir pblicamente en medios de comunicacin colectiva a personas privadas de la libertad que todava no han sido condenadas ni prevenidas de sus derechos y de defensa legal, ya que ese tipo de

19

En t r ev is ta a Ma n l io Fa b i o B e lt r o n es . M il en o t ele v is in , 2 01 0.

Revista Criminologa y Sociedad exposicin no slo favorece su incriminacin, sino un trato cruel, inhumano y degradante.

La presentacin de los detenidos ante los medios es constante, incluso hay casos en los que personal de la Secretara de Seguridad Pblica Federal (SSPF), sin ser autoridad ministerial, interroga a los detenidos antes de entregarlos a la Procuradura General de la Repblica (PGR) y la videograbacin con las declaraciones de los presuntos delincuentes tambin es difundida.20

La amenaza del encierro poco ha influido en los delincuentes. Algunos datos lo corroboran: la incidencia del robo en sus diversas modalidades registra un aumento constante de 8 por ciento cada ao desde 2006, mientras que el nmero de denuncias por homicidio crece a un ritmo anual de 3 por ciento y coloca a Mxico entre los primeros lugares del mundo por tasa de muertes provocadas por armas de fuego.

En nuestro pas es de 5.1 por 100 mil habitantes, mientras que en naciones como Argentina es de 3.06, en Canad de 0.69 y en Francia de 0.28.21

Y no slo el gobierno federal est contagiado del virus del llamado populismo penal, tambin otras instancias compiten: pese a que las responsables de perseguir y sancionar los delitos del fuero comn, es decir, las 32 entidades federativas, obtuvieron un incremento de 38 por ciento en los recursos del Fondo de Aportaciones a la Seguridad Pblica, entre 2007 y 2010, paradjicamente en 2008, reportaron un subejercicio de 62 por ciento en materia de prevencin del delito y combate a la inseguridad.22

20

I nf o r me de l Su bc o m it pa r a la P r ev e n c i n d e la Tor t u r a y O t r os Tr at o s y P e n as Cr u e l es , I n hu ma n o s o De gr a d a n t es . 2 0 1 0. 21 Cen t r o d e Es t ud io s S oc ia le s y de O p ini n P b lic a de la C mar a de D ip uta d os . 2 0 1 0. 22 I b de m.

Revista Criminologa y Sociedad SLO AUMENTANDO EL NMERO DE POLICAS E INCREMENTANDO EL PRESUPUESTO A LAS AREAS DE SEGURIDAD PBLICA Y PROCURACIN DE JUSTICIA, SE RESOLVER LA CRISIS DE LA SEGURIDAD PBLICA.

Nuestro pas tiene un porcentaje de 4.84 policas por cada mil personas, superando con 3.84 el promedio internacional aceptado la ONU tiene un

parmetro entre 250 y 1000 personas por polica slo estn por encima (de los pases escogidos) Italia, con 5.5 y Panam con 5.

Abajo estn Hong Kong, con 4.78; Costa Rica, 4.65; Espaa, 4.5; El Salvador, 4.4; Estados Unidos, 3.26; Sudfrica, 2.24; Colombia, 2.15; Reino Unido, 2.1; Australia, 2.1; Canad, 1.95; Japn, 1.82; Chile, 1.8; Nicaragua, 1.63; Guatemala, 1.19 y Honduras, 1.04.23

En trminos especficos, en los ltimos once aos el aumento de policas federales ha sido impresionante. (Ver siguiente cuadro).

Para seguir con esta enloquecida fiebre de aumentar el nmero de policas, en el PEF de 2009, la SSPF tuvo autorizadas 50 mil 593 plazas para diferentes funciones, lo que increment en 7 mil 274 espacios ms para policas.

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E nf o q u e , d e l d iar i o R e f o r ma . Co n i nf o r m ac i n d e l a O N U, B I D y go b i er n os d e lo s pa s es . 2 4 d e ag os t o de 2 0 0 8. P g s . 8 y 9 .

Revista Criminologa y Sociedad Tengamos presente, que la fuerza nacional policial est conformada por un gran conglomerado de policas estatales y municipales, que significan 173 mil 067 y 141 mil 197 efectivos, respectivamente.24

La orientacin aparentemente punitiva que se desprende de los anteriores datos, es slo un desplante; puesto que ni siquiera son efectivas las acciones policiacas. Diversos estudios de la CNDH y del ICESI coinciden en que nicamente alrededor de uno de cada cien delitos concluye con sentencia condenatoria para el responsable.

Por si no fuera suficiente lo anterior, y para evidenciar que la mscara punitiva es tambin fuego de artificio, no olvidemos que de los ms de un milln 100 mil registros de quienes han sido encarcelados en el pas, las autoridades cuentan con el expediente completo de 98 mil 872 de ellos; es decir, solamente se conoce el expediente completo del 8.9 por ciento!

Asommonos en el gasto. En Mxico entre 1997 y 2007, mientras el gasto se cuadriplic, el registro de delitos se mantuvo prcticamente estable. Es decir, que pese a que se gasta cada vez ms para combatir el crimen, no hay los resultados prometidos.

En 1997 se gastaron 2 mil 250 millones y slo se redujo el ndice delictivo de mil a 910 por cada 100 mil habitantes -menos del 10 por ciento-. Desde esa fecha al 2002 se aument el presupuesto 3 mil 507 millones (55.31 por ciento ms) y el comportamiento delictivo no vari sustancialmente.

En el concepto global de seguridad pblica, el gasto total en diez aos (1997- 2007) fue de 961 mil 953 millones, algo as como 94 mil 300 millones de

24

Co mpa r e c e nc ia de l S ec r e tar i o d e S e gu r id ad P b lic a F e d e r a l, G e na r o G a r c a L u n a, a n t e l a Co m is i n d e Se g u r id a d P b l ic a d e l S e n ad o d e la R ep b lic a . 19 d e s ep t ie m br e d e 2 0 0 7.

Revista Criminologa y Sociedad dlares.25 La obsesin de correlacionar gasto en el aparato punitivo con seguridad ha fracasado.

LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRFICO Y LA DELINCUENCIA ORGANIZADA DEBE SER CON UN SISTEMA PUNITIVO ESPECIAL.

Es ms que evidente que poner en marcha una poltica criminal prioritariamente punitiva y de excepcin, abre la puerta a un derecho penal ilimitado, en el que son perfectamente admisibles la criminalizacin, las penas draconianas, la restriccin de derechos procesales del imputado o la utilizacin de medios de prueba ilegales, como la tortura.26

La paradoja para el rgimen mexicano, en su fiebre punitiva, es que ahora el gobierno norteamericano ha dado un vuelco a su enfoque, adems, en torno al tema de las drogas, varios estados del pas vecino han quitado obstculos legales para la circulacin, por lo pronto, de la mariguana; por si fuera poco, la quinta economa del mundo, California, abri el debate no slo para el consumo y circulacin, sino tambin para la produccin de la cannabis, -al momento de escribir estas notas ignoramos, evidentemente el resultado de su referndum de noviembre de 2010-.

Despus de 40 aos, desde que Nixon declar a las drogas como el enemigo pblico nmero uno -de la nacin-, la administracin Obama sostiene que debe romperse el crculo vicioso; consistente en la ecuacin consumo-drogascrimen-delincuencia-encarcelamiento, para dar paso a una poltica que ponga mayor nfasis en la prevencin que en el combate frontal y punitivo contra las drogas.27 Y dnde est la estrategia preventiva de Mxico?

25 26 27

Ar t u r o Ar a n g o, E l c o st o d e l cr i me n , Po de r y ne g o c io s, se pt i em b r e d e 20 0 8 . F. Mu o z C o nd e. Lo s or g en e s d e l d e r e c h o p e n a l d e l e n e mig o , A b r il, 20 10 . Es t r at e g ia N ac io n a l par a e l c on t r o l d e D r o g as , 2 0 1 0.

Revista Criminologa y Sociedad HACIA LA CONSTRUCCIN DE ALGUNAS PISTAS QUE NOS ALEJEN DE LAS FETICHES VIEJOS Y NUEVOS.

El fenmeno delictivo no puede explicarse nicamente desde un enfoque individual o social, exige un abordaje polidrico y trasversal.

Enfrentar las conductas delictivas implica el estudio sistmico de los orgenes multidisciplinarios, especficos, espaciales y polivalentes de quienes violentan las normas penales.

El control jurdico-penal del Estado tiene fronteras que no deben ser violentadas mediante dispositivos inmediatistas o efectistas. Las garantas individuales y los derechos humanos no tienen destinatarios privilegiados.

La alarma social y la inseguridad subjetiva no deben ser utilizadas como artilugios para generar condiciones de persecucin, detencin y encarcelamiento, que violenten el Estado social y democrtico de derecho.

La edificacin de una poltica criminal democrtica debe tener, como piedra angular, la lucha contra la desigualdad social y la concentracin del ingreso.

Mantener distantes los campos del sistema penal con el de las coordenadas sociales, implica perpetuar la nocin de que el encierro es el nico hbitat de los pobres, de los jvenes, de los vulnerables, de los otros y, en sentido profundo, de las vctimas de la opresin social.

Alejados de tentaciones deterministas o unvocas, necesitamos luchar y exigir un UN NUEVO PACTO SOCIAL, que reconceptualice las relaciones sociales y econmicas; lo que implica una nueva arquitectura estatal que ponga en el centro de sus prioridades el RESCATE SOCIAL de amplios segmentos de la

Revista Criminologa y Sociedad poblacin -especialmente de nios y jvenes- que viven marginados de los dividendos de una economa groseramente desigual e injusta.

La implantacin de medidas autoritarias que hoy ensombrecen a nuestro sistema de garantas y la creciente violacin al debido proceso penal, necesitan ser revertidas. La alta criminalidad tiene vasos comunicantes con la ausencia de oportunidades y las crecientes exclusiones educativas y laborales que se extienden por la geografa nacional. El Congreso de la Unin debera jugar un papel central en la reversin de los dispositivos del derecho penal autoritario.

Echar abajo las polticas de urgencia y de impacto meditico, no solamente es una respuesta coyuntural, es un objetivo medular. El bono demogrfico del pas est comportndose dramticamente y de no actuar con polticas pblicas de largo aliento, se puede convertir en un pagar traumtico.

Millones de jvenes transitan y transitarn en un ambiente de desesperanza y de incertidumbre. La curva de crecimiento poblacional empezar a decaer en el 2012. Creer que el sistema penal -de gatillo fcil y crceles atestadas- puede enfrentar a este torrente masivo y multiclacista, no slo es ilusorio, sino grotescamente irresponsable.

El punto de partida de UN NUEVO ARREGLO SOCIAL no ser fcil; por supuesto, los dueos del dinero, como ha sido histricamente, quieren mantener eternamente sus privilegios, llevarlos a la mesa de negociacin y hacerles ver que una tpica salida capitalista a la crisis slo profundizar aun ms la polarizacin social y los riesgos de una confrontacin fuera de los marcos tradicionales y electorales, no es imaginable, pero hay que intentarlo.

La va del acuerdo civilizado e incluyente parece un camino recomendable y razonable. Darle la espalda o rehuir a un trnsito pacfico y pactado, puede ser el banderazo para abrir las compuertas de la confrontacin y la profundizacin del

Revista Criminologa y Sociedad rencor social acumulado; absolutamente justificado, por la creciente sumatoria de agravios a las masas depauperadas y humilladas. Un eje vertebral que debera contener este acuerdo multiclasista, podra ser: CERO TOLERANCIA A LA DESIGUALDAD SOCIAL.

DIAGNSTICO INOCULTABLE. La gobernabilidad mexicana presenta serias cuarteaduras, las frmulas simplistas ya caducaron; las viejas inercias del control formal estn oxidndose; los discursos de unidad abstracta se pierden en la dureza de los hechos; la crisis de credibilidad en los rganos del Estado se expresa en cada esquina; y la crcel tiende a convertirse en la extensin de la rabia social -como en su inicio, de los inadaptados, de los peligrosos de los resistentes-.

Deberamos negarnos a esperar sentados cmo estalla la ingobernabilidad en sus manifestaciones trepidatorias, o acaso hay otro camino que no sea el de conciliar entre los distintos?

Seamos realistas, luchemos por lo -que parece- imposible. Qu perdemos? Quiz, slo, como deca el viejo Marx, nuestras cadenas, y

agrguese, nuestras supersticiones y encriptados tabes-. No ms.

REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

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