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Leyendas
La leyenda cuenta la historia de Jilgue, una mujer joven y hermosa que huye del guerrero cruel Batsu. Cuando Batsu quema el bosque para atraparla, Jilgue prefiere morir antes que estar con él. Después se observa a un pajarito cantando sobre sus cabezas, y se da cuenta que es la voz de Jilgue, que desde entonces se escucha en el canto de los jilgueros.
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La leyenda cuenta la historia de Jilgue, una mujer joven y hermosa que huye del guerrero cruel Batsu. Cuando Batsu quema el bosque para atraparla, Jilgue prefiere morir antes que estar con él. Después se observa a un pajarito cantando sobre sus cabezas, y se da cuenta que es la voz de Jilgue, que desde entonces se escucha en el canto de los jilgueros.
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La Leyenda del Jilguero
La leyenda cuenta que hace mucho tiempo, en nuestra Guatemala, se estableci
en la zona Atlntica, una tribu indgena. Entre ellos haba un guerrero llamado Batsu, quien era muy cruel.
Un da, este guerrero, se propuso buscar esposa y eligi a una mujer joven y hermosa, llamada Jilgue. Ella acostumbraba pasear por el bosque cantando como un pajarillo. Jilgue se entero de las intenciones que teniaBatsu hacia ella y decidi huir, escondindose en el bosque. Cuando Batsu se entero de que Jilgue haba desaparecido, se puso muy furioso y envi a todos sus guerreros en busca de ella. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cuando crean estar cerca del lugar de dnde vena el canto, Jilgue desapareci. Batsu estallo en clera y ordeno que se quemara el bosque. Cuando las llamas comenzaban a expandirse le grit a Jilgue que si sala poda salvarse, por lo que ella le respondi que antes prefera la muerte. El fuego se haca cada vez ms fuerte. De repente se pudo observar como Jilgue, inconsciente, caa al suelo. Pero un pajarillo color ceniza, con las patas y el pico rojo, comenz a cantar sobre sus cabezas. Luego se percataron que no era el canto de un pajarillo, era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de los jilgueros que hoy habitan los bosques de nuestras tierras. Ahora que hablamos de mitos y leyendas recordemos a una leyenda cantando Jilgueros.
El Mico Brujo En Guatemala y toda Centroamrica la leyenda del Mico Brujo es muy popular. En algunos lugares tambin es conocida como La Mona o El Chancho. Cuentan que hace mucho tiempo un grupo de mujeres salan a las once de la noche, todos los das y daban tres saltos hacia adelante y tres hacia atrs. Ellas llevaban consigo un balde en donde depositaban su alma y ya sin esta tomaban la figura de monos para hacer brujeras en la oscuridad de la noche. Las mujeres se trepaban a los rboles y a los techos de las viviendas para tirar frutas y piedras a las personas que pasaban por el lugar. En varias ocasiones los vecinos del lugar intentaban atraparlas para matar a La Mona pero cuando crean estar cerca, desapareca por encanto.
La Loba Cuentan que hace muchos aos en Guatemala, los padres de dos nios de 1 y 2 aos, dejaron abandonados a los pequeos en un bosque, por razones que se desconocen. Cuando los padres regresaron al bosque ya no pudieron encontrar a los dos pequeos, por lo que luego de buscarlos por horas y muy destrozados tuvieron que abandonar el lugar. Al paso del tiempo unos cazadores que se encontraban en las montaas de este mismo lugar, se toparon con la sorpresa de encontrar a los dos nios a salvo, gracias a que una loba maternal los haba cuidado todo ese tiempo y los haba alimentado con su leche. Por tal razn, los cazadores decidieron no matar a la loba y entregaron a los pequeos a sus padres. Hoy en da se puede observar un monumento en el palacio de la loba, en la municipalidad, en honor a lo maternal y al suceso heroico de la loba.
SemucChampey Paraso Tropical En esta ocasion comparto un poco de lo bello de mi Hermosa Tierra..
SemucChampey es un paraso natural localizado en el municipio de Lanqun del departamento de Cobn Alta Verapaz a una distancia aproximada de 290 kilmetros de la ciudad de Guatemala. Champey como popularmente se le conoce es sin lugar a dudas uno de los lugares ms bellos que posee Guatemala.
SemucChampey en lengua Qeqchi significa Semuc= se esconde; Cham= hondo; Pec=piedra lo que en conjunto significa Se esconde en las profundidades o en la piedra. Est rodeada de bosque tropical en donde tiene un papel protagonico el ro Cahabon, SemucChampey cuenta con una enorme riqueza ecolgica, entre las que se identifican diferentes especies de aves, mamferos, reptiles, anfibios y peces, su topografa se forma de una serie de piletas o pozas, de aguas de color verde turquesa y aspecto cristalino que en conjunto forman un paisaje de belleza indescriptible que solo puede ser superado por la sensacin de experimentar y disfrutarlo personalmente.
La calma de sus aguas reconforta el alma y llena de paz, para aquellos espritus aventureros que no se conforman con este regalo pueden descender por debajo de algunas formaciones rocosas e ingresar a cavernas que atreves del tiempo la naturaleza ha ido creando.
La Carreta Sin Bueyes
Viva en un casero del antiguo San Jos, pueblo de carretas, gente sencilla y creyencera; una bruja quien estaba enamorada del ms gallardo de los muchachos del pueblo. El muchacho por su gran apego a su fe cristiana no quera tener nada con ella pero la bruja valindose de artificios, lo logr conquistar y as vivir con l mucho tiempo, conviertindolo en un ser similar a ella. Como se puede notar nadie estaba de acuerdo con esta unin, mucho menos el cura del pueblo el cual en sus prdicas denunciaba el hecho, al pasar de los aos aquel muchacho, ya mayor, tuvo una enfermedad incurable y pidi a la bruja que si se mora, le dieran los santos oficios en el templo del lugar. Al solicitarle al sacerdote la ltima peticin de su amado la bruja recibi la negativa debido al pecado arrastrado en su vida. La bruja dijo por las buenas o por las malas y al morir su hombre, "enyug" los bueyes a la carreta y puso la caja con el cuerpo muerto, cogi su escoba, su machete y se encamin al templo. Los bueyes iban con gran rapidez pero al llegar a la puerta, el sacerdote les dijo "en el nombre de Dios paren", los animales hicieron caso, ms no la bruja la cual blasfemaba contra lo sagrado. El sacerdote perdon a los bueyes por haber hecho caso y la bruja, la carreta y el muerto todava vagan por el mundo, y algunas noches se oyen las ruedas de la carreta pasando por las calles de los pueblos arrastrada por la mano peluda del mismito diablo.
El Sombrern El sombreron es otra de las leyendas que estn muy arraigadas en las costumbres y tradiciones de Guatemala,. Un da, como a las seis de la tarde, aparecieron en la esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas. Pasaron por all dos vecinas y una de ellas dijo: "Qu raro! No sern las mulas del sombrern?". "Dios nos libre!" dijo la otra, y salieron corriendo. A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya se senta muy cansada. Entonces comenz a oir una msica muy bonita y una voz muy dulce que deca: "eres palomita blanca como la flor de limn, sino me das tu palabra me morir de pasin" Desde ese da, todas las noches, Celina esperaba con alegra esa msica que slo ella escuchaba. Un da no aguant la curiosidad y se asom a la ventana y cual siendo la sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana. Desde entonces, Celina no dej de pensar en aquel hombrecito. Ya no coma, slo viva esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombresito la haba embrujado. Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende". Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada da segua ms triste, extraando las canciones y esa bonita msica. Mientras tanto el hombrecito se volva loco, buscndola por todas partes. Por fn la bella Celina no soport la tristeza y muri el da de Santa Cecilisa. Su cuerpo fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuch un llanto muy triste. Era el sombrern, que con gran dolor llagaba a cantarle a su amada: "ay...ay... maana cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pauelo de lgrimas y suspiros". Los que vieron al sombrern cuentan que gruesas lgrimas rodaban mientras cantaba: "estoy al mal tan hecho que desde aqu mi amor perd, que el mal me parece bien y el bien es mal para mi". Toda la gente lloraba al ver sus sufrimiento. Y cuentan que para el da de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y se escucha un dulce canto: "corazn de palo santo ramo de limn florido por qu dejas en el olvido a quien te quiera tanto?" Y es que se cuenta que el sombrern nunca olvida a las mujeres que ha querido. La Leyenda El sombrern recorre los portales... En aquel apartado rincn del mundo, tierra prometida a una Reina por un Navegante loco, la mano religiosa haba construido el ms hermoso templo al lado de la divinidades que en cercanas horas fueran testigo de la idolatra del hombreel pecado ms abominable a los ojos de Dios , y al abrigo de los tiempo de montaas y volcanes detenan con sus inmensas moles. Los religiosos encargados del culto, corderos de corazn de len, por flaqueza humana, sed de conocimientos, vanidad ante un mundo nuevo o solicitud hacia la tradicin espiritual que acarreaban navegantes y clrigos, se entregaron al cultivo de las bellas artes y al estudio de las ciencias y la filosofa, descuidando sus obligaciones y deberes a tal punto, que, como se sabr el Da del juicio, olvidbanse de abrir al templo, despus de llamar a misa, y de cerrarlo concluidos los oficios... Y era de ver y era de or y de saber las discusiones en que por das y noches se enredaban los mas eruditos, trayendo a tal ocurrencia citas de textos sagrados, los ms raros y refundidos. Y era de ver y era de or y de saber la plcida tertulia de los poetas, el dulce arrebato de los msicos y la inaplazable labor de los pintores, todos entregados a construir mundos sobrenaturales con los recados y privilegios del arte. Reza en viejas crnicas, entre apostillas frondosas de letra irregular, que a nada se redujo la conversacin de los filsofos y los sabios; pues, ni mencionan sus nombres, para confundirles la Suprema Sabidura les hizo or una voz que les mandaba se ahorraran el tiempo de escribir sus obras. Conversaron un siglo sin entenderse nunca ni dar una plumada, y diz que cavilaban en tamaos errores. De los artistas no hay mayores noticias. Nada se sabe de los msicos. En las iglesias se topan pinturas empolvadas de imgenes que se destacan en fondos pardos al pie de ventanas abiertas sobre panoramas curiosos por la novedad del cielo y el sin nmero de volcanes. Entre los pintores hubo imagineros y a juzgar por las esculturas de Cristos y Dolorosas que dejaron, deben haber sido tristes y espaoles. Eran admirables. Los literatos componan en verso, pero de su obra slo se conocen palabras sueltas. Prosigamos. Mucho me he detenido en contar cuentos viejos, como dice Bernal Daz del Castillo en "La Conquista de Nueva Espaa", historia que escribi para contradecir a otro historiador; en suma, lo que hacen los historiadores. Prosigamos con los monjes... Entre los unos, sabios y filsofos, y los otros, artistas y locos, haba uno a quien llamaban a secas el Monje, por su celo religioso y santo temor de Dios y porque se negaba a tomar parte en las discusiones de aqullos en los pasatiempos de stos, juzgndoles a todos vctimas del demonio. El Monje viva en oracin dulces y buenos das, cuando acert a pasar, por la calle que circunda los muros del convento, un nio jugando con una pelotita de hule. Y sucedi... Y sucedi, repito para tomar aliento, que por la pequea y nica ventana de su celda, en uno de los rebotes, colse la pelotita. El religioso, que lea la Anunciacin de Nuestra Seora en un libro de antes, vio entrar el cuerpecito extrao, no sin turbarse, entrar y rebotar con agilidad midiendo piso y pared, pared y piso, hasta perder el impulso y rodar a sus pies, como un pajarito muerto. Lo sobrenatural! Un escalofro le cepill la espalda. El corazn le daba martillazos, como a la Virgen desustanciada en presencia del Arcngel. Poco, necesit, sin embargo, para recobrarse y rer entre dientes de la pelotita. Sin cerrar el libro ni levantarse de su asiento, agachse para tomarla del suelo y devolverla, y a devolverla iba cuando una alegra inexplicable le hizo cambiar de pensamiento: su contacto le produjo gozos de santo, gozos de artista, gozos de nio... Sorprendido, sin abrir bien sus ojillos de elefante, clidos y castos, la apret con toda la mano, como quien hace un cario, y la dej caer en seguida, como quien suelta una brasa; mas la pelotita, caprichosa y coqueta, dando un rebote en el piso, devolvise a sus manos tan gil y tan presta que apenas si tuvo tiempo de tomarla en el aire y correr a ocultarse con ella en la esquina ms oscura de la celda, como el que ha cometido un crimen. Poco a poco se apoderaba del santo hombre un deseo loco de saltar y saltar como la pelotita. Si su primer intento haba sido devolverla, ahora no pensaba en semejante cosa, palpando con los dedos complacidos su redondez de fruto, recrendose en su blancura de armio, tentado de llevrsela a los labios y estrecharla contra sus dientes manchados de tabaco; en el cielo de la boca le palpitaba un millar de estrellas. . . La Tierra debe ser esto en manos del Creador! pens. No lo dijo porque en ese instante se le fue de las manos rebotadora inquietud, devolvindose en el acto, con voluntad extraa, tras un salto, como una inquietud. Extraa o diablica?... Frunca las cejas brochas en las que la atencin riega dentfrico invisibley, tras vanos temores, reconcilibase con la pelotita, digna de l y de toda alma justa, por su afn elstico de levantarse al cielo. Y as fue como en aquel convento, en tanto unos monjes cultivaban las Bellas Artes y otros las Ciencias y la Filosofa, el nuestro jugaba en los corredores con la pelotita. Nubes, cielo, tamarindos. . . Ni un alma en la pereza del camino. De vez en cuando, el paso celeroso de bandadas de pericas domingueras comindose el silencio. El da sala de las narices de los bueyes, blanco, caliente, perfumado. A la puerta del templo esperaba el monje, despus de llamar a misa, la llegada de los feligreses jugando con la pelotita que haba olvidado en la celda. Tan liviana, tan gil, tan blanca!, repetase mentalmente. Luego, de viva voz, y entonces el eco contestaba en la iglesia, saltando como un pensamiento: Tan liviana, tan gil, tan blanca!. .. Sera una lstima perderla. Esto le apenaba, arreglndoselas para afirmar que no la perdera, que nunca le sera infiel, que con l la enterraran. . ., tan liviana, tan gil, tan blanca . . . Y si fuese el demonio? Una sonrisa disipaba sus temores: era menos endemoniada que el Arte, las Ciencias y la Filosofa, y, para no dejarse mal aconsejar por el miedo, tornaba a las andadas, tentando de ir a traerla, enjuagndose con ella de rebote en rebote..., tan liviana, tan gil, tan blanca . . . Por los caminosan no haba calles en la ciudad trazada por un teniente para ahorcar llegaban a la iglesia hombres y mujeres ataviados con vistosos trajes, sin que el religioso se diera cuenta, arrobado como estaba en sus pensamientos. La iglesia era de piedras grandes; pero, en la hondura del cielo, sus torres y cpula perdan peso, hacindose ligeras, aliviadas, sutiles. Tena tres puertas mayores en la entrada principal, y entre ellas, grupos de columnas salomnicas, y altares dorados, y bvedas y pisos de un suave color azul. Los santos estaban como peces inmviles en el acuoso resplandor del templo. Por la atmsfera sosegada se esparcan tuteos de palomas, balidos de ganados, trotes de recuas, gritos de arrieros. Los gritos abranse como lazos en argollas infinitas, abarcndolo todo: alas, besos, cantos. Los rebaos, al ir subiendo por las colinas, formaban caminos blancos, que al cabo se borraban. Caminos blancos, caminos mviles, caminitos de humo para jugar una pelota con un monje en la maana azul. . . Buenos das le d Dios, seor! La voz de una mujer sac al monje de sus pensamientos. Traa de la mano a un nio triste. Vengo, seor, a que, por vida suya, le eche los Evangelios a mi hijo, que desde hace das est llora que llora, desde que perdi aqu, al costado del convento, una pelota que, ha de saber su merced, los vecinos aseguraban era la imagen del demonio... (... tan liviana, tan gil, tan blanca. . .) El monje se detuvo de la puerta para no caer del susto, y, dando la espalda a la madre y al nio, escap hacia su celda, sin decir palabra, con los ojos nublados y los brazos en alto. Llegar all y despedir la pelotita, todo fue uno. Lejos de m, Satn! Lejos de m, Satn! La pelota cay fuera del conventofiesta de brincos y rebrincos de corderillo en libertad, y, dando su salto inusitado, abrise como por encanto en forma de sombrero negro sobre la cabeza del nio, que corra tras ella. Era el sombrero del demonio. Y as nace al mundo el Sombrern.
La Llorona La Llorona es una de las leyendas con ms fuerza en nuestro pas. Hoy da su presencia sigue causando tanto pavor como hace siglos. La gente del pueblo no duda en afirmar su existencia e incluso los ms instruidos temen objetar algo ante quien afirma haberla visto, pues est tan imbuida en el pensar del guatemalteco que forma parte misma de su existencia y se le otorga el carcter de realidad. Tenemos un gran nmero de versiones sobre su presencia y lo que la obliga a lanzar ayes lastimeros por la noche, pero lo que nadie puede negar es que ha trascendido las barreras del espacio y el tiempo hasta llegar a ser parte de la idiosincrasia de un pueblo. Es lo cotidiano de lo sobrenatural y la representacin de la desesperanza.
La leyenda "Una mujer, envuelta en un flotante vestido blanco y con el rostro cubierto con velo levsimo que revoleaba en torno suyo al fino soplo del viento, cruzaba con lentitud parsimoniosa por varias calles y plazas de la ciudad, unas noches por unas, y otras, por distintas; alzaba los brazos con desesperada angustia, los retorca en el aire y lanzaba aquel trmulo grito que meta pavuras en todos los pechos. Ese tristsimo ay!mis hijos...Levantbase ondulante y clamoroso en el silencio de la noche, y luego que se desvaneca con su cohorte de ecos lejanos, se volvan a alzar los gemidos en la quietud nocturna, y eran tales que desalentaban cualquier osada.
As, por una calle y luego por otra, rodeaba las plazas y plazuelas, explayando el raudal de sus gemidos; y, al final, iba a rematar con el grito ms doliente, ms cargado de afliccin, en la Plaza Mayor, toda en quietud y en sombras. All se arrodillaba esa mujer misteriosa, vuelta hacia el oriente; inclinbase como besando el suelo y lloraba con grandes ansias, poniendo su ignorado dolor en un alarido largo y penetrante; despus se iba ya en silencio, despaciosamente, hasta que llegaba al lago, y en sus orillas se perda; deshacase en el aire como una vaga niebla, o se sumerga en las aguas () No slo por la ciudad de Santiago de los Caballeros andaba esta mujer extraa, sino que se la vea en varias ciudades de la Guatemala de antao. Atravesaba, blanca y doliente, por los campos solitarios; ante su presencia se espantaba el ganado, corra a la desbandada como si lo persiguiesen; a lo largo de los caminos llenos de luna, pasaba su grito; escuchbase su quejumbre lastimera entre el vasto rumor del mar de los rboles de los bosques; se la miraba cruzar, llena de desesperacin, por la aridez de los cerros, la haban visto echada al pie de las cruces que se alzaban en las montaas y senderos; caminaba por veredas desviadas, y sentbase en una pea a sollozar; sala misteriosa de las grutas, de las cuevas en que vivan las feroces animalias del monte; caminaba lenta por las orillas de los ros, sumando sus gemidos con el rumor sin fin de las aguas
El cadejo El cadejo es el espritu que cuida el paso tambaleante de los borrachos, "es un animal en forma de perro, negro, lanudo, con casquitos de cabra y ojos de fuego". Su trabajo es perseguir o cuidar a los bolos que les gusta mucho el guaro y se quedan tirados en la calle, segn la leyenda hay dos tipos de cadejos uno malo y uno bueno, el malo es el de color negro, y el bueno de color blanco. Aunque segn las personas que les han visto siempre ven a los dos, pero siempre el negro mas inquieto y distante y el bueno echado cerca de la persona, resguardndola del cadejo malo
Hay que tener cuidado aunque sea un espritu protector porque al beber demasiado y muy frecuente, "el Cadejo lo puede trabar, pues si se lo encuentra a uno tirado y le lame la boca, ya lo jodi para siempre, pues entonces uno jams se compone". El Cadejo acostumbra seguir por nueve das al hombre al que le lami la boca y no lo deja en paz.
La leyenda. 1) Hubo un joven que era muy trasnochador. Se llamaba Carlos Roberto y era guardin de un terreno. Siempre que regresaba ya muy entrada la noche, encontraba un perro blanco enfrente de su puerta. Era grande y peludo, pero nunca dejaba que Carlos se le acercara. El perro al ver que l entraba a su casa se sacuda, daba vuelta y desapareca. Y esto suceda todas las noches que Carlos llegaba muy tarde a su casa. Un da de tantos, Carlos quiso seguirlo para verlo de cerca y de donde vena, pero nunca lo logro alcanzar. Alguien le dijo que era El Cadejo, y que cuidaba de su mujer y sus hijos cuando el no estaba.Este es el Cadejo bueno, el que anda y cuida a las mujeres, porque el Cadejo negro es que siempre anda detrs de los hombres que estn borrachos
2) Hace tiempo, cuando don Hctor estaba en la estudiantina de la iglesia, sala con sus amigos a dar serenatas por todas las calles. Y una de estas veces le paso algo inexplicable. Ya venan de regreso de una serenata, y durante el camino de regreso, todos los muchachos se iban quedando en calles distintas, para ir a sus casas. Ya solo quedan don Hctor y don Felipe, al pasar por el parque, se les peg un perro negro de gran tamao y con los ojos rojos; empezaron a caminar ms rpido, pero el perro no de perda. Ya los dos se empezaron a sentir cansados de caminar, al llegar a la casa de don Felipe, se entraron los dos y cerraron rpido la puerta, entonces aquel perro empez a empujar la puerta con los cascos de sus patas, la mama de aquel joven sali con un crucifijo y le hizo la seal de la cruz, despus de esto, el perro desapareci. Don Hctor deca que el Cadejo se los quiso llevar.
3) Jos haba estado chupando con sus amigos durante todo el da, y ya entrada la noche estaba tan bolo que se qued tirado en una calle. En horas de la madrugada, ya medio bueno, se estaba tratando de parar, cuando vio un perro negro muy lanudo que le paso la lengua por la boca. Con mucho trabajo se logro parar, y se fue como pudo se fue caminando por todas la calles; detrs de l iba el perro, que hacia ruido con sus casquitos de cabra. En el tanque de San Gaspar uno hombres quisieron robarle a Jos, pero el gran perro lo defendi y lo sigui hasta dejarlo en la puerta de su casa. Despus de ese da el perro lo sigui durante nueve noches seguidas. Porque cuando el Cadejo, le lame la boca a uno le sigue por nueve das. Y tambin uno nunca ms deja de tomar, por eso Jos se muri por bolo.
El Hombre Invisible El chirrido de las viejas persianas anunci la llegada de don Renn Torreblanca, a la cantina de don Mercedes, en el chapinsimo sector de la Calle de las Tnchez, de la capital guatemalteca.
El olor al fermento del aguardiente le lleg abrindole ms la gana del trago cotidiano. Don Renn era un hombre taciturno, llegaba a menudo al estanco de nuestro relato y, siempre apartado de los parroquianos se sentaba alejado en una mesa del fondo.
Desde que llegaba los comentarios no se hacan esperar por parte de quienes lo observaban. No me lo van a creer pero don Renn es un hombre raro, con estos ojos que algn da se comern los gusanos, lo he visto desaparecer de mi vista. El que hablaba era un obeso carpintero que cumpla con las rdenes de Baco, en el estanco. Eso s que no te lo creo vos; porque eso slo se lee en las novelas respondi el amigo, agregando solo viendo lo creera. El olor a las fritangas invada el espacio y las risotadas apagaban los comentarios. Don Mercedes con su limpiador al hombro y su gabacha, departa con sus clientes mientras les serva las tandas. Tanda servida, tanda pagada! Repeta el cantinero, agregando Para evitar clavos posteriores. Todos celebraban la puntada con una sonora carcajada. Don Mercedes se fue acercando a la mesa del carpintero y el amigo que le acompaaba. Al calor de los tragos el tema era don Renn, que lejano de los comentarios, tomaba una copa lejos del grupo. Yo s que no creo en esas cosas, pero ya son varios los que han visto desaparecer a don Renn agreg el cantinero.
Y qu le han contado don Mercedes? Bueno, no es que yo sea chismoso, pero la vez pasada, justamente donde estn ustedes sentados, estaba tomando el finado Flix, ya estaba un tanto borracho, cuando sali atrs de don Renn.
Al poco tiempo regres todo asustado gritando y diciendo que haba visto palpablemente cmo don Renn haba desaparecido ante su vista. Con decirles que la gran soca se le fue del puro susto, pero yo lo atribu a los tragos que don Flix se haba tomado.
El carpintero, un tanto ms curioso, trataba de persuadir al cantinero para que le hiciera la lucha de sacarle en pltica a don Renn cmo estaba el asunto, pero aquel hombre raro y solitario no soltaba prenda. Finalmente, el cantinero indic que tratara de hablar con el hombre, pero que por favor hablaran ms quedito porque poda escuchar el comentario que de l se haca.
As las cosas y los das, don Renn continuaba llegando al estanco de una Guatemala que ya se fue para no volver, con sus calles empedradas y carruajes realeros. Aquella tarde la calle de las Tnchez pareca ms animada, los trenes de mulitas con carbn procedentes de Palencia, as como los arrieros hacan ms escndalo que de costumbre, pregonando el carbn y las cargas de lea.
En la cantina La Copa de Oro el bullicio no se haca esperar. Una vez ms el chirrido de la persiana anunci la llegada de don Renn. Solicit don Meches, el cantinero, fue hasta la mesa de nuestro personaje para ofrecerle su servicio. Qu tal don Renn, cmo lo trata la vida? Salud el cantinero muy sonriente. Don Renn sin verle a los ojos le respondi: Pues como lo ve, don Meches, trabajando duro y dando la vuelta por aqu para relajarme un poco, porque no todo es trabajo en esta vida. El cantinero, mientras limpiaba la mesa, le respondi: En eso s que tiene razn, pero lo veo tan solitario siempre, sin amigos, sin quien lo acompae en su mesa y por eso mi pregunta: porqu tan solitario y sin compartir?
cuando escuch esto, don Renn lo fulmin con la mirada, respondiendo:
La verdad es que uno tiene que escoger a sus amigos y no alternar con cualquiera. El cantinero se sinti mal por la pregunta indiscreta y como para ablandar el momento sugiri: Bueno, disculpe una vez ms, no volver a preguntar nada y me dir que le sirvo. Ahora don Renn fue el que sonri sarcsticamente, respondiendo: Lo de siempre, don Meches lo de siempre No cabe duda que la pregunta cay como balde de agua fra y el cantinero se retir muy cortsmente de la mesa de don Renn simulando una sonrisa. Al poco tiempo don Renn abandon la cantina rumbo a la calle, sin despedirse de nadie. En ese momento el cantinero fue llamado por los parroquianos que ocupaban la mesa del carpintero. Fue ste el que pregunt cmo le haba ido con don Renn. Pues vern, pero a este hombre no se le saca nada; es ms, como que se mosque cuando quise llegar al meollo del asunto y mejor me qued callado porque prefiero mantener un cliente que perderlo.
El carpintero sorbi la copa de licor y chup un poco de limn para luego concretar:
A m se me est afigurando que el tal don Renn hasta puede ser alma de la otra vida. Hoy s que me hizo rer, los espantos no chupan, slo espantan. acot el cantinero. La carcajada fue generalizada en la mesa, todos sacaron chiste de la puntada. Bueno, tienen razn, don Renn es como nosotros, de carne y hueso, pero yo hasta no ver no creer como dijo Santo Toms. Un hombre bajito de abdomen prominente y gran bigote, se acerc a la mesa y pidiendo disculpas por meterse donde no lo llamaban, habl con aire de conocimiento en la materia: Pues vern, yo he ledo un mi poquito, soy tan tonto como puedan creer, pero segn los entendidos en la materia hay personas que desaparecen porque su cuerpo astral se los permite, es decir, tienen dos cuerpos, el astral y el fsico. Un tanto incrdulo don Mercedes atac de nuevo al que haca el comentario: Barajemela ms despacio, por favor y cunteme que esto est mero interesante. Ahora el hombre bajito y barrign se sent sin pedir permiso y principi a explicar el fenmeno: Bueno, como les deca, hay personas que tienen esa virtud: es decir, la de tener dos cuerpos: el astral y el fsico que todos tenemos, y estas personas, sin quererlo, se manifiestan muchas veces en dos sitios a la vez. A esto los conocedores en la materia le llaman Bilocacin y otros le llaman fantasmas vivientes. Yo creo que en esa fase est don Renn. Por cuenta de la casa, don Mercedes le sirvi un trago al hombre bajito, mientras comentaba en voz alta: Hoy si me la pusieron difcil y cranme que ya me est dando miedito, porque don Renn a veces se queda aqu hasta que cierro el negocio y su mirada profunda y rara lo pone a uno en el avispero. Alguien grit desde el fondo que solicitaba bocas para mesa cinco y don Mercedes tuvo que abandonar al grupo. Mientras tanto, uno del grupo coment que el caso de don Renn era realmente extrao, muy extrao y que era primera vez en su vida que escuchaba un comentario de los espantos vivos. Aquella mesa daba justamente a la punta del mostrador, muy cerca de la barra, desde all don Mercedes hizo otro comentario como para extender la charla. Bueno, pues desde hoy en adelante lo voy a controlar ms de cerca porque ustedes ya me pusieron en qu pensar. Imagnense uno hablando con un muerto. Dios me guarde! Es capaz que caigo muerto del susto, pero ya se han dado casos y por eso no hay que creer ni dejar de hacerlo. Y explicado el asunto como lo hace aqu el seor pues hombre, hay mucho de raro en el caso. El ayudante de don Mercedes mientras limpiaba unos vasos, coment desde lejos: Lo mejor sera seguirlo la prxima vez, regularmente el viernes es cuando se echa sus capirulazos ms de la cuenta y se va un poco tarde. Es cuestin que dos valientes se pongan de acuerdo y seguirlo para salir de dudas; eso s, hganlo ustedes porque lo que soy yo, por baboso. Invitaron a don Mercedes para formar el do que seguira a don Renn, pero ste con toda educacin rechaz la oferta, aduciendo que el negocio lo tena que atender y ms an tratndose del da viernes, que era cuando ms gente llegaba. Lleg el da viernes esperado, que lamentablemente luca gris y la lluvia a manera de temporal arreciaba y despus continuaba con una llovizna pertinaz. La cantina luca desierta porque la lluvia haba cado durante todo el da. En ese momento entr don Renn, con ms borrachera que alegra, un tanto platicador, lo cual era raro en l.
Qu bueno verle por aqu, don Renn, ya s, le servimos lo mismo de siempre. Pero como ya se indic, don Renn iba dos que tres entre pecho y espalda, respondiendo en el acto con voz aguardentosa: As me gusta don Mercedes, que atienda y que no haga preguntas. Pero qu me cuenta don Mercedes?
Pues aqu como lo ve, espantando moscas porque con la lluvia se pone silencio, pero as es el negocio. Mientras la lluvia arreciaba, los otros dos hombres entraron al establecimiento. En tanto don Renn se fue al fondo, a la misma mesita para tomarse solo el trago. As pasaron dos horas y finalmente el hombre de nuestra historia como pudo se levant, pag la cuenta y se retir.
Fue el momento en que don Mercedes cerr el establecimiento y sigui los pasos de don Renn en compaa de los dos hombres que deseaban salir de dudas en torno al inexplicable caso de don Renn.
El hombre daba la impresin que caera de un momento a otro debido a la gran borrachera que llevaba, los dos hombres le seguan muy de cerca. Don Renn para acortar camino se introdujo por un predio baldo para salir a la otra calle. Los curiosos se quedaron apreciando la escena entre unos matorrales; era imposible perderle de vista ya que ellos lo tenan a pocos metros de distancia. De pronto fue el carpintero el que asombrado grit: Pero qu es lo que veo, Dios mo? El acompaante por poco y se va de esta vida al ver cmo don Renn desapareca ante sus ojos. Una vez ms don Renn ha desaparecido ante la vista de nosotros! agreg el compaero, ms plido que un muerto. Los hombres se quedaron de una pieza, asombrados ante lo que miraban. A don Renn pareca como que si se lo hubiera tragado la tierra y todo qued en silencio. Cuando se recuperaron corrieron rumbo a la cantina, que ya estaba cerrada. Llegaron jadeantes y fue el carpintero el primero que habl.
Si no lo hubiera visto no lo creo, pero ahora s estoy seguro que don Renn es alma de la otra vida! Despus de un silencio prolongado donde los tres hombres slo se miraban las caras, se escuch que alguien tocaba puerta. Nadie tuvo el valor de abrirla, pero finalmente fue el cantinero quien tom la iniciativa de hacerlo. El susto fue maysculo, as como el grito de espanto que el hombre emiti asustando a sus compaeros.
Cuando se hubo repuesto y ante la insistencia del hombre de tocar la puerta pregunt: Sos de esta o de la otra, en qu penas ands! Mientras tanto don Renn desde afuera les grit: Qu penas ni que ocho cuartos, con esta ya son tres veces las que socado me voy entre la zanja y quiero un trago porque me estoy muriendo del fro!
Segua Hay varias leyendas de la Segua. Una de ellas cuenta que es una joven muy linda, que persigue a los hombres mujeriegos para castigarlos.
Se aparece de pronto en el camino pidiendo que el jinete la lleve en su caballo, pues va para el pueblo ms cercano. Y dicen que ningn hombre se resiste a su ruego. Hay quienes le ofrecen la delantera de la montura y otros la llevan a la polca.
Para ella es lo mismo. Pero a medio camino, si va adelante vuelve la cabeza y si va atrs hace que el jinete la vuelva. Entonces aquella hermosa mujer ya no es ella. Su cara es como la calavera de un caballo, sus ojos echan fuego y ensea unos dientes muy grandes, al mismo tiempo que se sujeta como un fierro al jinete. Y el caballo, como si se diera cuenta de lo que lleva encima, arranca a correr como loco, sin que nada lo pueda detener. Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que aseguren que cuando ellos eran jvenes atraparon a una Segua. Pero que una vez atrapada y echa prisionera se les muri de vergenza. Y que al da siguiente no encontraron el cadver, sino solamente un montn de hojas de guarumo, mechas de cabuya y cscaras de pltano.