Este documento es un extracto de la obra "El Ocaso de los Ídolos" de Friedrich Nietzsche. Contiene 40 máximas y dardos filosóficos en los que Nietzsche expresa ideas sobre temas como la verdad, la moral, Dios, la historia y la psicología de forma breve y provocativa. El documento presenta estas ideas concisas del autor de manera desordenada, sin una estructura narrativa clara.
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Este documento es un extracto de la obra "El Ocaso de los Ídolos" de Friedrich Nietzsche. Contiene 40 máximas y dardos filosóficos en los que Nietzsche expresa ideas sobre temas como la verdad, la moral, Dios, la historia y la psicología de forma breve y provocativa. El documento presenta estas ideas concisas del autor de manera desordenada, sin una estructura narrativa clara.
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Título original
El Ocaso de Los Idolos (o Como Se Filosofa a Martillazos)
Este documento es un extracto de la obra "El Ocaso de los Ídolos" de Friedrich Nietzsche. Contiene 40 máximas y dardos filosóficos en los que Nietzsche expresa ideas sobre temas como la verdad, la moral, Dios, la historia y la psicología de forma breve y provocativa. El documento presenta estas ideas concisas del autor de manera desordenada, sin una estructura narrativa clara.
Este documento es un extracto de la obra "El Ocaso de los Ídolos" de Friedrich Nietzsche. Contiene 40 máximas y dardos filosóficos en los que Nietzsche expresa ideas sobre temas como la verdad, la moral, Dios, la historia y la psicología de forma breve y provocativa. El documento presenta estas ideas concisas del autor de manera desordenada, sin una estructura narrativa clara.
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El Ocaso de los Idolos
(o Como se FilosoIa a Martillazos)
Federico Nietzsche
Proyecto Espartaco (http://www.espartaco.cjb.net)
Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
Proyecto Espartaco 2000 - 2002 2
PROLOGO
No es hazaa pequea seguir conservando la serenidad en medio de una ocupacion sombria y llena de responsabilidades. Y, sin embargo, hay algo mas necesario que la serenidad? Sin alegria ni orgullo no hay nada que salga bien. Solo el exceso de Iuerza constituyen la prueba de la Iuerza. La inversion de todos los valores, ese signo de interrogacion tan negro y tan enorme, que sume en la sombra a quien lo abre, esa mision tal que es un autentico destino, impele en todo momento a correr hacia el sol, a quitarse de encima una seriedad pesada, una seriedad que se ha hecho demasiado pesada. Para esto, todo medio es bueno, todo caso es un caso aIortunado, empezando por la guerra. La guerra ha sido siempre la gran sagacidad de todos los espiritus que se han vuelto demasiado interiores, demasiado proIundos; hasta en la herida sigue habiendo un poder de curacion. Mi lema viene siendo, desde hace ya mucho tiempo, una maxima, cuya procedencia voy a mantener oculta a la curiosidad de los eruditos: Con la herida aumentan los animos y se robustece la Iuerza. Otra Iorma de curacion, es que a veces me resulta incluso mas apetecible, es someter a examen profundo a los idolos... En el mundo hay mas idolos que realidades: este es el mal de ojo y el mal de oido que tengo yo para este mundo... Ir haciendo preguntas a base de golpearlos con el martillo, y oir tal vez, como respuesta, a ese conocido sonido a hueco que revela unas entraas llenas de aire, representa una delicia para quien tiene otros oidos detras de los oidos, para este viejo psicologo y cazador de ratas que soy, ante quien tiene que defar oir su sonido precisamente aquello a lo que le gustaria permanecer callado. Esta obra es tambien, como seala el titulo, una distraccion, un lugar bajo el sol, una huida hacia la ociosidad llevada a cabo por un psicologo. Sera tambien una nueva guerra? Son sometidos a examen nuevos idolos? Esta breve obra es una gran declaracion de guerra, v en lo que se reIiere al examen proIundo de idolos, en esta ocasion no se trata de idolos de nuestro tiempo, sino que los que aqui son tocados por el martillo, como si Iuera un diapason, son idolos eternos, no hay otros idolos mas antiguos, mas aceptados, mas llenos de aire que estos. Tampoco los hay mas huecos; lo que no es obice para que sean aquellos en los que mas se cree. En el caso mas aristocratico, ni siquiera se les llama idolos...
Turin, 30 de septiembre de 1988, dia en que quedo concluido el primer libro de mi obra La inversion de todos los valores. F. Niet:sche.
Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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MXIMAS Y DARDOS
1 La ociosidad es la madre de toda psicologia. Vaya! Sera entonces la psicologia un vicio? 2 Hasta el mas valiente de nosotros pocas veces tiene valor para enIrentarse con lo que realmente sabe... 3 Para vivir solo hace Ialta ser un animal o un dios, dice Aristoteles. Falta una tercera condicion: hay que ser ambas cosas, es decir, un filosofo... 4 Toda verdad es simple. No es esto una mentira al cuadrado? 5 Que quede dicho que de una vez por todas: hay muchas cosas que no quiero saber. La sabiduria marca unos limites incluso al conocimiento. 6 Donde mejor nos recuperamos de nuestra antinaturaleza, de nuestra espiritualidad es en nuestra naturaleza salvaje... 7 Es el hombre tan solo un error de Dios? O es Dios tan solo un error del hombre? 8 De la escuela de guerra de la vida. lo que no mata me hace mas Iuerte. 9 Ayudate a ti mismo, y entonces te ayudaran tambien los demas. Principio del amor al projimo. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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10 No seamos cobardes con nuestros actos, ni los rechacemos despues de realizados! El remordimiento de conciencia es algo indecoroso. 11 Puede resultar tragico un asno? Perecer bajo una carga que no se puede llevar ni quitarse de encima?... Tal es el caso del IilosoIo. 12 Quien posee su propio porque de la vida, acepta casi todo como. El ser humano no aspira a la Ielicidad. Eso es algo que solo lo hacen los ingleses. 13 El hombre ha creado a la mujer... Con que? Con una costilla de su Dios, de su ideal... 14 Que estas buscando?; Te gustaria multiplicarte por diez, por cien?, Estas buscando adeptos? Busca ceros entonces! 15 A los hombres postumos como yo, por ejemplo se les entiende peor que a los que son hijos de su tiempo, pero se les ove mejor. Dicho con mas rigor: no se nos comprende nunca; y en eso radica nuestra autoridad. . . 16 Entre muferes. La verdad? Tu no conoces la verdad! No es la verdad un atentado contra todos nuestros pudores? 17 Ese si que es un artista como a mi me gusta, modesto en sus necesidades; realmente, solo quiere dos cosas: pan y Circe. 18 Quien no sabe poner su voluntad en las cosas, pone en ellas al menos un sentido: es decir, cree que hay en ellas una voluntad (principio de la Ie). 19 Como? Habeis elegido la verdad y el llevar el pecho erguido, y seguis mirando de reojo las ventajas de los hombres sin escrupulos? Pero si con la virtud se renuncia a las ventajas!... (Escrito en la puerta de un antisemita). Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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20 La mujer perIecta hace literatura del mismo modo que comete un pecadillo: por probar, de pasada, mirando a su alrededor por si la ve alguien y para que alguien la vea... 21 Expongamonos solo a aquellas situaciones en las que no vale tener virtudes aparentes, en las que, como el volatinero sobre la cuerda, o nos caigamos o nos mantengamos o salgamos ilesos. 22 Los malos no tienen canciones. Como las tienen entonces los rusos? 23 Desde hace dieciocho aos, la expresion espiritu aleman encierra una contradiccion entre ambos terminos. 24 A Iuerza de andar buscando los origenes acaba uno convirtiendose en cangrejo. El historiador mira hacia atras, y termina crevendo tambien hacia atras. 25 El sentirnos Ielices nos protege incluso de los constipados. Se ha constipado alguna vez una mujer que supiera que iba bien vestida? Ni aun en el caso de que llevara poca ropa! 26 DesconIio de todos los sistematicos y me alejo de ellos. El ansia de sistema constituye una Ialta de honradez. 27 A la mujer se le considera proIunda. Por que? Porque en ella jamas se llega al Iondo. La mujer no es ni siquiera superIicial. 28 Cuando la mujer tiene virtudes masculinas, hay que salir corriendo; y cuando no las tiene, es ella la que sale corriendo. 29 Cuanto tenia que remorder la conciencia en otros tiempos!, que buenos dientes tenia! Y hoy?, que es lo que le Ialta?; se pregunta un dentista. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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30 En pocas ocasiones nos precipitamos una sola vez. A la primera vamos siempre demasiado lejos; y precisamente por eso nos precipitamos otra vez; solo que en esta segunda ocasion nos quedamos demasiado cortos. 31 El gusano se enrosca cuando le pisan. Esto es una medida inteligente, pues de esa Iorma reduce las posibilidades de que le vuelvan a pisar. En el lenguaje moral, a eso se le llama humildad. 32 Hay un odio a la mentira y al disimulo que nace de un concepto irritable del honor; y hay un odio parecido que nace de la cobardia, por el hecho de que un mandamiento de Dios prohibe la mentira. Se es demasiado cobarde para mentir... 33 Que poco basta para ser Ieliz! El sonido de una gaita resulta suIiciente. Sin musica la vida seria un error. El aleman se imagina que hasta Dios canta canciones. 34 No podemos pensar ni escribir como no nos sentemos (G. Flaubert). Te he pescado, nihilista! Precisamente la carne del trasero sustituye el pecado contra el espiritu santo. Solo tienen valor los pensamientos que nos vienen mientras andamos. 35 Hay casos en los que los psicologos somos como los caballos: nos sentimos inquietos cuando vemos moverse ante nosotros nuestra propia sombra. El psicologo tiene que apartar la vista de si mismo si quiere conseguir ver algo. 36 Que si los inmoralistas somos nocivos para la virtud? Tan poco como los anarquistas para los principes. Solo han vuelto a estar bien asentados en sus tronos, cuando se ha empezado a disparar contra ellos. Moraleja: Hav que disparar contra la moral. 37 Vas corriendo delante de todos? lo haces como pastor o como ser excepcional? Puede haber un tercer caso: el que corre porque huye... Primer caso de conciencia. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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38 Eres sincero o no eres mas que un comediante? Eres un representante o eres eso mismo que representas? En ultima instancia, puede que no seas mas que la imitacion de un comediante... Segundo caso de conciencia. 39 Habla el desengaado: buscaba grandes hombres y no he encontrado nunca mas que monos imitadores de su ideal. 40 Eres de los que se quedan mirando, o de los que echan una mano?; o de los que apartan la vista y se marginan?. .. Tercer caso de conciencia. 41 Quieres ir al lado de los demas, andar delante de ellos, o caminar solo? Hay que saber que es lo que queremos y el hecho mismo de que queremos. Cuarto caso de conciencia. 42 Para mi eran escalones; subi por ellos, y para eso tuve que pasar sobre ellos. Pero se creian que lo que yo queria hacer era descansar en ellos. 43 Que importa que yo tenga razon? Tengo sobrada razon. Y el que hoy mas se rie, sera tambien el que se ria al Iinal. 44 Formula de mi Ielicidad: un si, un no, una linea recta, una meta... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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EL PROBLEMA DE SCRATES
1 Los mas sabios de todas las epocas han pensado siempre que la vida no vale nada... Siempre y en todas partes se ha oido de su boca el mismo acento: un acento cargado de duda, de melancolia, de cansancio de vivir, de oposicion a la vida. Incluso Socrates dijo a la hora de su muerte: La vida no es mas que una larga enIermedad; le debo un gallo a Esculapio por haberme curado. Hasta Socrates estaba harto de vivir. Que prueba esto? Que indica? En otros tiempos se habia dicho (como asi han hecho y bien alto, nuestros pesimistas los primeros): En todo caso, esto tiene que tener algo de verdad. El consenso de los sabios constituye una prueba de verdad. Seguiremos hablando hoy asi?; nos esta permitido hablar asi? En todo caso, esto tiene que tener algo de enIermedad, esta es la respuesta que damos nosotros. habria que empezar por examinar de cerca a los mas sabios de todas las epocas. Sera que ninguno de ellos se sostenia ya sobre las piernas?; sera que estaban viejos, que se tambaleaban, que eran unos decadentes? Sera que la sabiduria aparece en la tierra como un cuervo a quien le entusiasma el mas ligero olor a carroa? 2 Esta irreverencia que supone pensar que los grandes sabios son tipos decadentes se me ocurrio por primera vez respecto a un caso en el que dicha irreverencia se halla totalmente en contra del prejuicio que sustentan tanto los eruditos como los que no lo son: yo cai en la cuenta de que Socrates y Platon son sintomas de decadencia, instrumentos de la descomposicion griega, pseudogriegos y antigriegos. (El origen de la tragedia, 1872). Cada vez he ido comprendiendo mejor que lo que menos prueba el consenso de los sabios es que tengan razon en aquello en lo que estan de acuerdo. Lo que prueba, mas bien, es que esos hombres tan sabios coinciden fisiologicamente en algo que les hace adoptar de una manera for:osa una misma postura negativa Irente a la vida. Los juicios y las valoraciones relativas a la vida, en pro y en contra, no pueden ser nunca, en ultima instancia, verdaderos: solo valen como sintomas, y unicamente deben ser tenidos en cuenta como tales; en si, dichos juicios son necedades. Hay que alargar totalmente los dedos e intentar captar la admirable sutiliza de que el valor de la vida es algo que no se puede tasar. No puede serlo por un ser vivo porque este es parte e incluso objeto del litigio, y no juez; y no puede serlo por un muerto por un motivo distinto. El que un IilosoIo considere que el valor de la vida constituye un problema no deja, pues, de ser hasta una critica a el, un signo de interrogacion que se abre sobre su sabiduria, una carencia de esta. Quiere esto decir que todos esos grandes sabios no solo han sido decadentes, sino que ni siquiera han sido sabios? Pero volvamos al problema de Socrates. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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3 Por su origen, Socrates pertenecia a lo mas bajo del pueblo: Socrates era chusma. Se sabe, e incluso hoy se puede comprobar, lo Ieo que era. Pero la Iealdad, que en si constituye una objecion, era entre los griegos casi una reIutacion. Fue Socrates realmente un griego? Con bastante Irecuencia, la Iealdad se debe a un cruce que entorpece la evolucion. En otros casos, es el signo de una evolucion descendente. Los antropologos que se dedican a la criminologia nos dicen que el criminal tipico es Ieo: monstruo de aspecto, monstruo de alma. Ahora bien, el criminal es un decadente. Era Socrates un criminal tipico? Esto, al menos, no iria en contra de aquel conocido juicio de un Iisonomista, que tanto extrao a los amigos de Socrates. Un extranjero experto en rostros que paso por Atenas, le dijo a Socrates directamente que era un monstruo en cuyo interior se escondian todos los vicios y todas las malas inclinaciones. Y Socrates se limito a comentar: Que bien me conoce este seor! 4 En Socrates no solo son un signo de decadencia el desenIreno y la anarquia de los instintos, que el mismo reconocio, sino tambien la supergestacion de lo logico y esa maldad de raquitico que le caracteriza. No nos olvidemos tampoco de sus alucinaciones acusticas, a las que, con el nombre de daimon de Socrates, se les ha dado una interpretacion religiosa. Todo era en el exagerado, buIo y caricaturesco, al mismo tiempo que oculto, lleno de segundas intenciones, subterraneo. Trato de aclarar de que idiosincrasia procede la ecuacion socratica razon virtud Ielicidad: la mas extravagante de las ecuaciones, que tiene ademas particularmente en su contra todos los instintos de los antiguos helenos. 5 Con Socrates el gusto griego se vuelve hacia la dialectica: que es lo que sucede aqui realmente? Ante todo, que con ello queda vencido un gusto aristocratico. con la dialectica, quien impera es la chusma. Antes de Socrates, las personas de la buena sociedad repudiaban los procedimientos dialecticos: los consideraban como malos modales, como algo que ponia en entredicho a quien los utilizaba. Se prevenia a los jovenes contra ellos. Tambien se desconIiaba de quien maniIestaba sus razonamientos personales de semejante Iorma. Las cosas y los hombres honrados no van por ahi exhibiendo sus razones asi. No es muy decente ir enseando los cinco dedos. Poco valor tiene que tener lo que necesita ser demostrado. Alli donde la autoridad sigue Iormando parte de las buenas costumbres, donde lo que se dan no son razones sino ordenes, el dialectico es una especie de payaso; la gente se rie de el, no lo toma en serio. Socrates Iue un payaso que consiguio que lo tomaran en serio. Que es lo que sucedio aqui realmente?... 6 Solo se recurre a la dialectica cuando no se dispone de ningun medio. Ya se sabe que suscita desconIianza, que es poco persuasiva. No hay nada mas Iacil de disipar que Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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el eIecto producido por un dialectico. Esto lo puede comprobar todo el que asista a una asamblea donde se discuta publicamente algo. La dialectica solo puede ser un recurso for:ado, en manos de quienes ya no tienen otras armas. Han de hacer valer por la fuer:a sus derechos; de lo contrario no recurririan a ella. Por eso Iueron dialecticos los judios, como tambien lo Iue el zorro de las Iabulas... Y Socrates?, lo Iue tambien? 7 Es la ironia socratica una maniIestacion de rebeldia, de resentimiento plebeyo? Sacia, en su calidad de oprimido, su propia Ierocidad mediante las cuchilladas del silogismo? Se venga de los aristocratas a los que Iascina? El dialectico tiene en sus manos un instrumento implacable: con el puede ejercer la tirania; al que vence le deja en entredicho, porque obliga a su adversario a tener que probar que no es un idiota; enIurece a los demas, y a la vez les niega toda ayuda. El dialectico reduce el intelecto de su adversario a la impotencia. Sera la dialectica socratica simplemente una Iorma de vengan:a?. 8 He sugerido que es lo que podia haber en Socrates de repulsivo; Ialta explicar, con mayor motivo, que es lo que habia en el de Iascinante. Una de las razones es que descubrio una Iorma nueva de lucha, siendo el maestro indiscutible de esgrima entre los medios aristocraticos de Atenas. Fascinaba en la medida en que excitaba el instinto de lucha de los helenos; en que introdujo entre los jovenes y los adolescentes una variante de la lucha pugilistica. Socrates era tambien un gran erotico. 9 Pero Socrates intuyo tambien algo mas. Vio que es lo que habia detras de los aristocratas de Atenas. Se dio cuenta de que su caso, la idiosincrasia de su caso, habia dejado de ser excepcional. Por todas partes se estaba extendiendo silenciosamente su mismo tipo de degeneracion: la vieja Atenas se dirigia a su Iinal. Y Socrates comprendio que todos tenian necesidad de el: de sus remedios, de sus cuidados, de su habilidad personal para autoconservarse... En todas partes los instintos presentaban un aspecto anarquico; en todas partes se estaba a un paso del exceso. El peligro universal era el monstrum in animo. Los instintos quieren erigirse en tiranos; hay que inventar un contratirano que sea mas Iuerte... Cuando el Iisonomista del que antes hable le revelo a Socrates lo que era, un pozo de malos deseos, el gran ironico pronuncio otra Irase que revelaba su Iorma de ser: Es cierto sealo, pero he conseguido dominarlos a todos. Como llego Socrates a dominarse a si mismo? En ultima instancia, su caso no Iue mas que el caso extremo, el caso mas patente de lo que ya entonces constituia una catastroIe general: que nadie se dominaba ya a si mismo, que los instintos se habian vuelto unos contra otros. Socrates Iascinaba por ser el caso extremo de esto; su Iealdad, que inspiraba miedo, era maniIiestamente la expresion de ese caso: y, como es Iacil entender, Iascino mas Iuertemente aun al Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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presentarse como la respuesta, la solucion, como la forma aparente de curacion dicho caso. 10 Cuando no hay mas remedio que convertir a la ra:on en tirano, como hizo Socrates, se corre por Iuerza el peligro no menor de que algo se erija en tirano. En ese momento se intuyo que la racionalidad tenia un caracter liberador, que Socrates y sus enIermos no podian no ser racionales, que esto era de rigor, que era su ultimo recurso. El Ianatismo con que se lanzo todo el pensamiento griego en brazos de la racionalidad revela una situacion angustiosa: se estaba en peligro, no habia mas que una eleccion: o perecer o ser absurdamente racional... El moralismo de los IilosoIos griegos que aparece a partir de Platon esta condicionado patologicamente; y lo mismo cabe decir de su aIicion por la dialectica. Razon virtud Ielicidad equivale sencillamente a tener que imitar a Socrates e instaurar permanentemente una lu: del dia la luz del dia de la razon, contra los apetitos oscuros. Hay que ser inteligente, diaIano, lucido a toda costa: toda concesion a los instintos, a lo inconsciente, conduce hacia abafo... 11 He dado a entender el por que de la Iascinacion de Socrates: parecia que era un medico, un salvador. Hay que explicar ahora el error que suponia su Ie en la racionalidad a toda costa? Los IilosoIos y los moralistas se engaan a si mismos cuando creen que combatir la decadencia es ya superarla. Pero superarla es algo que esta por encima de sus Iuerza: el remedio y la salvacion a la que recurren no es sino una maniIestacion mas de decadencia: cambian la expresion de la decadencia, pero no la eliminan. Socrates Iue la personiIicacion de un malentendido: toda la moral que predica el perfeccionamiento, incluida la cristiana, ha sido un malentendido... La luz del dia mas cruda, la racionalidad a toda costa, la vida lucida, Iria, previsora, consciente, sin instintos y en oposicion a ellos, no era mas que una enIermedad diIerente; no era de ninguna manera un medio de retomar a la virtud, a la salud, a la Ielicidad... Hav que luchar contra los instintos representa la Iormula de la decadencia. Cuando la vida es ascendente, la Ielicidad se identiIica con el instinto. 12 Llego a entender esto el mas inteligente de cuantos se han engaado a si mismos? Acabo diciendose esto, en medio de la sabiduria de su valiente enIrentamiento con la muerte? Y es que Socrates queria morir. No Iue Atenas quien le entrego la copa de veneno; Iue el quien la tomo obligando a Atenas a darsela... Socrates no es un medico se dijo a si mismo en voz baja; aqui no hay mas medico que la muerte... Socrates no ha hecho mas que estar enIermo durante mucho tiempo... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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LA RAZN EN LA FILOSOFIA
1 Que que es lo que pertenece a la idiosincrasia del IilosoIo?... Pues, por ejemplo, su carencia de sentido historico, su odio a la idea misma de devenir, su aIan de estaticismo egipcio. Los IilosoIos creen que honran algo cuando lo sacan de la historia, cuando lo conciben desde la optica de lo eterno, cuando lo convierten en una momia. Todo lo que han estado utilizando los IilosoIos desde hace miles de aos no son mas que momias conceptuales; nada real ha salido con vida de sus manos. Cuando esos idolatras adoran algo, lo matan y lo disecan. Que mortalmente peligrosos resultan cuando adoran! Para ellos, la muerte, el cambio, la vejez, al igual que la Iecundacion y el desarrollo constituyen objeciones, e incluso reIutaciones. Lo que es, no deviene, lo que deviene, no es ... Ahora bien, todos ellos creen, incluso de una Iorma desesperada, en lo que es. Pero como no pueden apoderarse de lo es, tratan de explicar por que se les resiste. Si no percibimos lo que es, debe tratarse de una ilusion, de un engao... Quien es el que engaa? Ya esta!, exclaman alegres: es la sensibilidad! Los sentidos, que son tan inmorales tambien en otros aspectos, nos engaan respecto al mundo verdadero. Moraleja: hay que librarse del engao de los sentidos, del devenir, de la historia, de la mentira. La historia no es mas que dar un credito a los sentidos, a la mentira. Moraleja: hay que negar todo lo que da credito a los sentidos, a todo el resto de la humanidad; todo ello es vulgo. Hay que ser IilosoIo, ser momia, representar el monotono teismo con mimica de sepulturero! Sobre todo, hay que rechazar esa lamentable idea Iija de los sentidos que es el cuerpo, sometido a todos los errores logicos posibles, cuya existencia no solo ha sido reIutada, sino que resulta imposible, pese a que el muy insolente actua como si Iuera real... 2 Dejo al margen, con proIundo respeto, el nombre de Heraclito. Mientras que el resto de la comunidad de los IilosoIos rechazaba el testimonio de los sentidos porque estos perciben el mundo en terminos de multiplicidad y de cambio, el rechazo su testimonio porque perciben el mundo en terminos de permanencia y de unidad. Tambien Heraclito Iue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni como pensaban los eleatas ni como creia el; no mienten en modo alguno. Lo que hacemos con su testimonio es lo que introduce la mentira, por ejemplo, la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la permanencia. . .La causa de que Ialseemos el testimonio de los sentidos no es otra que la razon. Los sentidos no mienten cuando nos muestran que todo deviene, parece, cambia... Pero Heraclito Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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tendra eternamente la razon al deIender que el ser es una Iiccion vacia. No hay mas mundo que el aparente: el mundo verdadero no es mas que un aadido fala:. 3 Y que delicados instrumentos de observacion son para nosotros los sentidos! Pensemos, por ejemplo, en la nariz algo de lo que ningun IilosoIo ha hablado aun con veneracion y agradecimiento, pese a haber sido hasta hoy el mas sensible de todos los instrumentos que estan a nuestro alcance. Puede captar unas diIerencias tan pequeas de movimiento que ni un espectroscopio registraria. Si hoy tenemos ciencia, es en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, en que hemos aprendido a aguzarlos mas, a robustecerlos, a pensar de acuerdo con ellos hasta el Iinal. Lo demas no es sino un aborto, que o no llega a la categoria de ciencia como en el caso de la metaIisica, de la teologia, de la psicologia, de la teoria del conocimiento, o que es ciencia Iormal, teoria de los signos, como la logica, y la logica aplicada, como las matematicas. En ellas la realidad no hace acto de presencia ni como problema; ni siquiera se cuestiona que valor puede tener en general ese sistema conceptual de signos que es la logica. 4 Hay otra cosa que pertenece a la idiosincrasia del IilosoIo, no menos peligrosa: la de conIundir lo ultimo con lo primero. Ponen al principio, como principio, lo que viene al Iinal por desgracia, porque no deberia venir nunca: los conceptos supremos, es decir, los mas generales, los mas vacios, el ultimo humillo de la realidad que se evapora. Esto no es, una vez mas, sino una maniIestacion de la Iorma que tienen de venerar. Lo superior no puede provenir de lo inIerior, no puede provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer orden tiene que causarse a si mismo. Se considera que provenir de algo distinto constituye una objecion, algo que pone en entredicho su valor. Todos los valores supremos son de primer orden; ninguno de los conceptos supremos, como el ser, lo absoluto, el bien, la verdad, la perIeccion, puede provenir de algo; en consecuencia, tiene que causarse a si mismo. Pero todas estas cosas no pueden ser desiguales entre si, ni estar en contradiccion consigo mismas. Con esto, los IilosoIos disponen de su estupendo concepto de Dios... Lo ultimo, lo mas liviano, lo mas vacio es situado como lo primero, como lo que se causa a si mismo, como el ente realisimo. Que triste es que la humanidad haya tenido que tomar en serio los dolores de cabeza de esos enIermos Iabricantes de telaraas! Y a que precio lo han hecho! 5 Terminemos contraponiendo a esto la Iorma tan diIerente como nosotros entendemos el problema del error y de la apariencia (y hablo en plural por pura cortesia). Antao se consideraba que la variacion, el cambio, el devenir en general constituia una prueba de que lo que esta sometido a ello es algo aparente, como el signo Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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de que en ello hay algo que nos induce a error. Hoy, por el contrario, en la medida exacta en que el prejuicio de la razon nos impulsa a conceder unidad, identidad, permanencia, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos de algun modo atrapados en el error; necesitamos el error; aunque, en base a una rigurosa comprobacion estemos intimamente convencidos de que ahi radica el error. Con esto sucede igual que con los movimientos de las grandes constelaciones: en estos el error tiene a nuestros ojos como constante deIensa; en lo otro, el abogado deIensor es nuestro lenguafe. Por su origen el lenguaje pertenece a otra epoca de la Iorma mas rudimentaria de la psicologia: caemos en un Ietichismo grosero cuando tomamos conciencia de los supuestos basicos de la metaIisica del lenguaje, o, por decirlo mas claramente, de la ra:on. Ese fetichismo ve por todos los lados a gentes y actos: cree que la voluntad es la causa en general; cree en el yo, que el yo es un ser, una sustancia, y provecta sobre todo la creencia en el yo como sustancia. Asi es como crea el concepto de cosa. El ser es aadido mediante el pensamiento y se le introduce subrepticiamente en todas las cosas como causa; el concepto de ser se sigue, deductivamente, del concepto de yo... A la base esta ese enorme y Iatidico error de que la voluntad es algo que produce efectos, de que la voluntad es una facultad. Hoy sabemos que no es mas que una palabra... Mucho mas tarde en un mundo mil veces mas ilustrado, los IilosoIos tomaron conciencia muy sorprendidos de la seguridad y de la certeza subjetiva en el manejo de las categorias de la razon; sacaron entonces la conclusion de que tales categorias no podian proceder de algo empirico; todo lo empirico, decian, esta eIectivamente en contra de ellas... De donde proceden, pues? Tanto en la India como en Grecia se cometio el mismo error: debemos haber vivido ya antes en un mundo superior (en lugar de decir en un mundo inferior, lo que habria sido cierto); debemos haber sido seres divinos, va que tenemos la razon. Realmente, nada ha tenido hasta hoy un poder de conviccion mas ingenuo que el error relativo al ser, tal y como Iue Iormulado por los eleatas, por ejemplo. Cuenta a su Iavor con cada palabra, con cada Irase que pronunciamos. Incluso los adversarios de los eleatas se rindieron al hechizo del concepto de ser que deIendian aquellos: entre otros, Democrito, cuando invento su atomo. Esa vieja embustera que es la ra:on se habia introducido en el lenguaje! Mucho me temo que no conseguiremos librarnos de Dios mientras sigamos creyendo en la gramatica... 6 Creo que se me agradecera que condense una idea tan esencial y tan nueva en cuatro tesis. De esta Iorma se me entendera mejor y suscitara las contradicciones. Primera tesis. Las razones por las que se ha considerado que este mundo es aparente constituyen mas bien el Iundamento de su realidad; cualquier otra Iorma de realidad resulta totalmente indemostrable. Segunda tesis. Las caracteristicas que son atribuidas al verdadero ser de las cosas son precisamente los rasgos distintivos del no ser, de la nada, el mundo verdadero ha sido concebido a base de contradecir el mundo real. Ese presunto mundo verdadero es en realidad un mundo aparente por no ser mas que una ilusion de optica moral. Tercera tesis. No tiene sentido inventar Iabulas respecto a otro mundo Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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distinto a este, siempre y cuando no estemos movidos por un impulso instintivo a calumniar, a empequeecer, a recelar de la vida. En este caso nos vengamos de la vida imaginando con la Iantasia otra vida distinta y mejor que esta. Cuarta tesis. Dividir el mundo en verdadero y aparente, ya sea a la manera del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en ultimo termino, un cristiano perverso), no es mas que un indice de vida descendente. El hecho de que el artista valore mas la apariencia que la realidad no represente una objecion a esta tesis, habida cuenta de que en este caso la apariencia equivale aqui tambien a la realidad, solo que seleccionada, reIorzada, corregida. El artista tragico no es un pesimista; aIirma todo lo problematico y terrible; es dionisiaco... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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SOBRE CMO TERMIN CONVIRTINDOSE EN FBULA EL MUNDO VERDADERO
Historia de un error 1. El mundo verdadero es asequible al sabio, al virtuoso; el es quien vive en ese mundo, quien es ese mundo. (Esta es la Iorma mas antigua de la Idea, relativamente, simple y convincente. Se trata de una trascripcion de la tesis: yo, Platon sov la verdad.) 2. El mundo verdadero no es asequible por ahora, pero ha sido prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso (al pecador que hace penitencia). (La Idea ha progresado, se ha hecho mas sutil, mas capciosa, mas diIicil de entender, y se ha afeminado , se ha hecho cristiana...). 3. El mundo verdadero no es asequible ni demostrable ni puede ser prometido, pero, por el hecho de que se pueda pensar, constituye un consuelo, una obligacion, un imperativo. (El antiguo sol sigue alumbrando al Iondo, aunque se le ve a traves de la neblina y del escepticismo; la Idea ha sido sublimada, se ha vuelto palida, nordica, koenigsburguense.) 4. Es inasequible el mundo verdadero? En cualquier caso, no lo hemos alcanzado, y por ello nos es tambien desconocido. En consecuencia no puede servirnos de consuelo, ni de redencion, ni de obligacion. A que nos podria obligar algo desconocido? (Maana gris. Primer bostezo de la razon. Canto del gallo del positivismo.) 5. El mundo verdadero es una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, una Idea que se vuelto inutil, superIlua; en consecuencia es una Idea que ha sido reIutada: eliminemosla. (Dia claro; desayuno, vuelta del sentido comun y de la serenidad alegre; Platon se pone rojo de vergenza y todos los espiritus libres arman un ruido de mil demonios.) 6. Hemos eliminado el mundo verdadero: que mundo ha quedado? el aparente...? no!, al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado tambien el aparente . (Mediodia; instante de la mas breve sombra; Iin del mas largo error; punto culminante de la humanidad; comien:a Zaratustra.) Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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LA MORAL COMO CONTRANATURALEZA
1 Todas las pasiones tienen una epoca en la que resultan sencillamente neIastas, en la que subyugan a sus victimas con el peso de su estupidez; y una epoca posterior, mucho mas tarde que la otra, en la que se desposan con el espiritu, en la que se espiritualizan. En otros tiempos se combatia la pasion en si por la estupidez que implica; los hombres se conjuraban para aniquilarla; todos los viejos monstruos de la moral coincidian en sostener que hay que matar a las pasiones. La Iormula mas conocida de esto se encuentra en el Nuevo Testamento, en el Sermon de la Montaa, donde, dicho sea de pasada, no se miran las cosas desde las alturas. En ese pasaje se dice, por ejemplo, reIiriendose a la sexualidad: Si tu ojo te escandaliza, arrancatelo. AIortunadamente, ningun cristiano ha seguido este precepto. Aniquilar las pasiones y los deseos por el mero hecho de evitar su estupidez y las desagradables consecuencias de esta es algo que hoy nos parece una Iorma aguda de estupidez. Ya no admiramos a los dentistas que nos sacan los dientes para que no nos duelan. Por otra parte, cabe reconocer que la idea de espirituali:ar las pasiones resulta inconcebible en el terreno donde surgio el cristianismo. Es sabido que la Iglesia primitiva lucho, eIectivamente, contra los inteligentes a Iavor de los pobres de espiritu. Como se podia esperar de ella que combatiera inteligentemente las pasiones? La Iglesia combate las pasiones a base de extirpar, en todos los sentidos de la palabra: su medicina, su terapia consiste en castrar. No se pregunta nunca: como espiritualizar, embellecer, divinizar un deseo? En todo momento lo que ha hecho ha sido cargar las tintas de la disciplina sobre la base de exterminar (la sensualidad, el orgullo, el ansia de poder, de poseer, de vengarse). Pero atacar las pasiones de raiz equivale a atacar la vida de raiz: la praxis de la Iglesia es hostil a la vida. 2 Instintivamente, recurren a ese mismo procedimiento de castrar y exterminar, en la lucha contra un deseo, quienes son demasiado debiles, demasiado degenerados para poder moderar dicho deseo: aquellos caracteres que, hablando metaIoricamente (y no metaIoricamente), precisan de la Trapa, necesitan declarar de alguna manera una guerra a muerte a las pasiones, abrir un abismo entre ellos y las pasiones. Solo los degenerados no tienen mas remedio que apelar a los procedimientos radicales; la debilidad de la voluntad, o, mas exactamente, la incapacidad de reaccionar ante un estimulo no es sino otra Iorma mas de degeneracion. La enemistad radical, la guerra a muerte contra la sensualidad no deja de ser un sintoma que nos hace reIlexionar; permite hacer conjeturas sobre el estado general de quien llega a cometer un exceso asi. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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Por lo demas esa hostilidad y ese odio solo culminan cuando tales caracteres no tienen ya la Iirmeza necesaria para llevar a cabo la cura radical, para renunciar a su demonio. Recorrase toda la historia de los sacerdotes y IilosoIos, incluyendo la de los artistas, y se podra ver que quienes han dicho las cosas mas venenosas contra los sentidos no han sido los impotentes ni los ascetas, sino los ascetas imposibles, es decir, aquellos individuos que habrian necesitado ser ascetas. 3 La espiritualizacion de la sensualidad se denomina amor, y constituye una gran victoria sobre el cristianismo. Otra victoria es nuestra espiritualizacion de la enemistad. Consiste en comprender intimamente el valor que supone tener enemigos: con pocas palabras, en actuar y considerar las cosas al contrario totalmente de como se hacia en otros tiempos. La Iglesia ha pretendido siempre aniquilar a sus enemigos: nosotros, los inmoralistas y anticristianos, consideramos que obtenemos una ventaja del hecho de que subsista la Iglesia... Incluso en el terreno politico, se ha vuelto hoy mas espiritual la enemistad, y tambien mas inteligente, mas reIlexiva, mas indulgente. Casi todos los partidos han comprendido que para seguir existiendo les interesa que el partido opuesto no pierda Iuerza; lo mismo cabe decir de la gran politica. Una creacion nueva, en especial, como el nuevo Reich, precisa mas de enemigos que de amigos: solo se siente necesario y solo llega a ser necesario, Irente a su antitesis. No de otro modo nos comportamos nosotros con el enemigo interior: tambien en este caso hemos espiritualizado la enemistad y hemos sabido ver su valor. Solo se es fecundo cuando se es rico en antitesis; solo se sigue siendo foven cuando el alma no descansa, cuando no busca la paz. Nada se nos ha hecho mas extrao que aquella aspiracion de otros tiempos, la aspiracion a la paz del alma, la aspiracion cristiana, nada envidiamos menos que esa existencia vacuna que es la vida moral y esa oronda Ielicidad de la buena conciencia. Cuando se renuncia a la guerra se renuncia a la vida grande. Por su puesto que muchas veces la paz del alma no es mas que un malentendido, otra cosa, a la que no se le sabe dar un nombre mas honorable. Sin hacer divagaciones y sin prejuicios, veamos algunos casos. Paz del alma puede ser, por ejemplo, el apacible resplandor de una animalidad exuberante en el terreno moral (o en el religioso). O cuando empieza el cansancio, cuando el atardecer, cualquier Iorma de atardecer produce la primera sombra. O una seal de que el aire esta humedo, de que se acercan vientos del sur. O la gratitud inconsciente por una buena digestion (eso a lo que a veces llaman Iilantropia). O la calma del convaleciente, para el que todo adquiere un nuevo sabor y se encuentra a la espera... O el estado de animo que sigue a la satisIaccion intensa de nuestra pasion dominante, la sensacion de bienestar propia de una sociedad rara. O la debilidad senil de nuestra voluntad, de nuestros deseos, de nuestros vicios. O la pereza a la que la variedad induce a ponerse adornos morales. O cuando se logra estar convencido de algo, aunque sea de algo terrible, despues de una tension y de un tormento prolongado a causa de la incertidumbre. O la maniIestacion de la madurez y de la maestria en medio Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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del hacer, del crear, del obrar, del querer; la respiracion tranquila una vez lograda la libertad de la voluntad. Quien sabe si el ocaso de los idolos no sera tambien un tipo mas de paz del alma! 4 Voy a Iormular un principio. En el terreno moral, todo naturalismo, es decir, toda moral sana esta regida por un instinto de vida; se cumple un mandamiento cualquiera de la vida mediante un determinado canon de deberes y prohibiciones, con lo que se elimina del camino de la vida un obstaculo y una enemistad especiIica. La moral que va en contra de la naturale:a, esto es, casi toda la moral que se ha enseado, respetado y predicado hasta hoy, va precisamente en contra de los instintos, a los que condena, unas veces de una Iorma solapada y otras de un modo ruidoso y descarado. Cuando asegura que Dios ve lo que hay en nuestro corazon, la moral esta negando los deseos mas bajos y mas elevados de la vida y esta considerando a Dios como enemigo de la vida... El santo en el que Dios tiene puesta su complacencia es el castrado ideal. La vida termina donde empie:a el reino de Dios. 5 Quien haya entendido el caracter delictivo de esa rebelion que la religion cristiana ha hecho casi sacrosanta, comprendera tambien Iacilmente lo inutil, ilusorio, absurdo v fala: que resulta dicha rebelion. El hecho de que un ser viviente condene la vida no deja de ser, en ultima instancia, sino un sintoma de un determinado tipo de vida: no se plantea en modo alguno el problema de si semejante condena es justa o no. Habria que estar Iuera de la vida y, a la vez, conocerla tan bien como quien la haya vivido, o como muchos o como todos los que hayan vivido, para poder rozar tan solo el problema del valor de la vida en cuanto tal, lo que basta para comprender que semejante cuestion esta muy por encima de nuestro alcance. Al hablar de valores, lo hacemos bajo la inspiracion y la optica de la vida; es la propia vida quien nos impele a establecer valores, quien valora a traves de nosotros cuando establecemos valores... De aqui se sigue que incluso ese ir en contra de la naturale:a consistente en una moral que concibe a Dios como una idea antitetica de la vida y como una condena de ella, no es mas que un juicio de valor que realiza la propia vida. Ahora bien, que vida?; que tipo de vida? Ya he contestado a esto: la vida descendente, debilitada, cansada, condenada. La moral tal y como ha sido entendida hasta hoy tal y como ha sido Iormulada incluso ultimamente por Schopenhauer, en terminos de negacion de la voluntad de vivir es el mismo instinto de decadencia, que hace de si mismo un imperativo, y que ordena: perece!: es el juicio de quienes estan condenados. 6 Consideramos, por ultimo, lo ingenuo que supone decir: el hombre deberia ser de este y de aquel modo. La realidad nos muestra una Iascinante riqueza de tipos, la exuberancia caracteristica de un prodigo juego que varia de Iormas. Va a venir entonces cualquiera de esos aprendices de moralista que predican por las esquinas a Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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decir ante esto: No!, el hombre debe ser de otra manera? Ese necio santurron pretende saber incluso como debe ser el; Iija su retrato en una pared y dice: He aqui al hombre! pero aunque el moralista se dirija solo al individuo y le diga: debes de ser de esta y de esa Iorma,no deja de ponerse en ridiculo. El individuo es, de los pies a la cabeza, un Iragmento de destino, una ley y una necesidad mas para todo lo que esta por venir. Decirle que cambie implica exigir que cambie todo, hasta lo que ya ha sucedido. Y, en realidad, ha habido moralistas consecuentes que han pretendido que el hombre Iuera de otro modo, esto es, virtuoso, que han querido que Iuera como ellos, esto es, un santurron: por eso negaron el mundo. Se trata de una necesidad que no tiene nada de pequea, de una Iorma de inmodestia que no tiene nada de modesta. En la medida en que la moral condena sin mas, sin partir de consideraciones y sin atender las intenciones propias de la vida, constituye un error especiIico con el que no se debe tener compasion alguna, una idiosincrasia de degenerados, que ha hecho un dao incalculable. Nosotros, los inmoralistas, que somos tan distintos, hemos abierto nuestro corazon a toda clase de conocimientos, de comprensiones, de aprobaciones. Nos resulta diIicil negar, tenemos muy a gala afirmar. Cada vez que nos han ido abriendo mas los ojos para ver la economia que se precisa en orden a aprovechar todo lo que la santa locura y la razon enferma del sacerdote rechazan; para ver la economia que impera en la ley de la vida, que saca beneIicio hasta del tipo repugnante del santurron, del sacerdote, del virtuoso: que beneIicio? Nosotros, los inmoralistas personiIicamos la respuesta a esa pregunta. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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LOS CUATRO GRANDES ERRORES
1 El error de confundir la causa con el efecto. No hay error mas nocivo que el de conIundir el eIecto con la causa, cosa que considero la corrupcion por antonomasia de la razon. Con todo, este error constituye una de las costumbres mas antiguas y mas jovenes de la humanidad; entre nosotros hasta ha sido santiIicado y se le ha dado el nombre de religion y de moral. Todo principio Iormulado por la religion y la moral contiene dicho error; los sacerdotes y los legisladores morales son los autores de semejante corrupcion de la razon. Voy a poner un ejemplo. Todo el mundo conoce el libro del celebre Cornaro, en el que se recomienda una alimentacion parca para alcanzar una vida larga y Ieliz, amen de virtuosa. Pocos libros han sido tan leidos, e incluso hoy se siguen imprimiendo cada ao muchos ejemplares en Inglaterra. No creo que exista un libro (a excepcion hecha de la Biblia, claro esta) que haya hecho tanto dao, que haya acortado tantas vidas como esta curiosa obra, pese a su buena intencion. Y la razon de ello esta en que conIunde el eIecto con la causa. Ese buen italiano creia que su alimentacion era la causa de su longevidad, cuando realmente la condicion previa de la longevidad, un metabolismo extraordinariamente lento, un escaso consumo, constituia la causa de su parca dieta, Cornaro no era libre de comer mucho o poco, su Irugalidad no dependia de una voluntad libre: se ponia enIermo en cuanto comia un poco mas. Pero a quien no sea una carpa, comer normalmente no solo le beneIicia, sino que le es necesario. Un erudito de nuestros dias, con el rapido desgaste que suIre de Iuerza nerviosa, perderia la salud con el regimen de Cornaro. Creed a quien lo sabe por experiencia. 2 La Iormula mas general que sirve de base a toda religion y a toda moral dice: Haz esto y aquello, no hagas esto ni aquello, y asi seras Ieliz. De lo contrario... Toda moral y toda religion consiste en ese imperativo, al que yo llamo el gran pecado original de la razon, la sinra:on inmortal. En mi boca esta Iormula se transIorma en su opuesta; primer ejemplo de mi inversion de todos los valores: un hombre bien constituido feli:, debe realizar ciertos actos y rechazar instintivamente otros; asi proyecta el orden que representa Iisiologicamente a sus relaciones con los hombres y con las cosas. Dicho con pocas palabras: su virtud es un eIecto de su Ielicidad. Una vida larga y una descendencia numerosa no son el premio por la virtud, sino que, mas bien, la virtud es esa ralentizacion del metabolismo que, entre otras cosas, produce una vida larga y una descendencia numerosa, en suma, el cornarismo. La Iglesia y la moral dicen: cuando una estirpe o un pueblo se entregan al valor y al lujo, caminan hacia su perdicion. Mi razon restablecida dice: El que un pueblo perezca, el que degenere Iisiologicamente tiene como efecto el vicio y el lujo (es decir, Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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esa necesidad de tener estimulos cada vez mas intensos y Irecuentes que experimenta toda naturaleza agotada). Si un joven palidece y se marchita antes de tiempo, sus amigos comentan que la causa de ello es tal o cual enIermedad. Yo digo: el hecho de que se haya puesto enIermo, el hecho de que no haya resistido a la enIermedad Iue el eIecto de una vida que ya estaba empobrecida, de un agotamiento hereditario. El lector de periodicos dice: Este partido se ha destruido por cometer ese error. Mi politica superior dice: un partido que comete semejantes errores esta ya acabado, ya no tiene su seguridad instintiva. En cualquier sentido, todo error es consecuencia de una degeneracion de los instintos, de una disgregacion de la voluntad: con esto queda practicamente deIinido lo que es el mal. Todo lo bueno es indistinto, y, por consiguiente, es Iacil, necesario, libre. El esIuerzo constituye una objecion. Un dios es algo caracteristicamente distinto de un heroe. (Para mi el tener los pies ligeros constituye el primer atributo de la divinidad.) 3 El error de la causalidad falsa. En todo tiempo se ha creido saber lo que era una causa, pero de donde extraiamos nuestro saber, o, mas exactamente, nuestra creencia de que teniamos ese saber? De la esIera de los celebres hechos internos, pese a que ninguno de ellos ha demostrado hasta hoy que permanezca al mundo de los hechos. Se creia que, en el acto de la voluntad, la causa era el sujeto; se pensaba que, al menos en este caso, se captaba la causalidad en el momento de actuar. Igualmente, tampoco se dudaba de que habia de buscar todos los antecedentes de un acto, sus causas, en la conciencia, y que en ella volverian a encontrarse si se buscaban como motivos; en caso contrario, el sujeto no habria sido realmente libre para realizar el acto, no habria sido responsable de el. Quien habria puesto Iinalmente, en tela de juicio que un pensamiento es algo causado, que el yo es lo que causa el pensamiento? De estos tres hechos internos, con los que parecia quedar garantizada la causalidad, el primero y el mas convincente es el de la voluntad en terminos de causa, la concepcion de una conciencia (espiritu) en terminos de causa, y, posteriormente, la del yo (elsujeto) en terminos de causa surgieron despues de que la voluntad hubiera establecido la causalidad como algo dado, como algo empirico... Desde entonces hemos reIlexionado mejor en torno a esta cuestion y hoy ya no nos creemos ni una palabra de todo ello. El mundo interno esta repleto de Iantasmas y de Iuegos Iatuos: uno de ellos es la voluntad. La voluntad no mueve ya nada, y, en consecuencia, no explica ya nada; simplemente se limita a acompaar a los procesos, pudiendo tambien Ialsearlos. Lo que se llama motivo es tambien otro error; no es mas que un Ienomeno superIicial de la conciencia, algo accesorio al acto, que mas bien oculta que maniIiesta los antecedentes de este. Y no digamos el yo! Ha pasado a ser una Iabula, una Iiccion, un juego de palabras; ha dejado totalmente de pensar, sentir y querer. Que se deduce de esto? Que no existen en modo alguno causas espirituales; que todo el presunto caracter empirico de las mismas se ha ido al diablo. Esto es lo que se Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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deduce de aqui: que se habia estado abusando gratuitamente de semejante empina y que se habia creado, en base a ella, el mundo en terminos de causas, de voluntad, de espiritus! La psicologia mas antigua y mas largo tiempo vigente era la que imponia aqui la pauta; no se veia mas alla: para ella, todo acontecimiento era un acto, y todo acto el eIecto de una voluntad; el mundo era visto por dicha psicologia como una pluralidad de agentes, y a todo acontecimiento le asignaba uno de ellos (un sujeto). El hombre ha proyectado Iuera de el sus tres hechos internos, aquello de lo que estaba mas intimamente convencido: la voluntad, el espiritu, el yo. Del concepto del yo extrajo el de ser, y determino que las cosas existian de acuerdo con la imagen que tenia en si mismo, esto es, como un yo entendido en terminos de causa. Es de extraar que luego encontrase en las cosas lo que antes habia puesto en ellas? La cosa misma, digamoslo una vez mas, el concepto de cosa no es mas que el reIlejo de la creencia en el yo en terminos de causa. Y cuanto error, cuanta psicologia rudimentaria sigue habiendo aun en el concepto de atomo que manejan los mecanicistas y los Iisicos! No digamos ya en esa cosa en si, tan horrible y vergonzosa de los metaIisicos! ConIundir con la realidad el error de concebir el espiritu en terminos de causa, hacer de el la medida de la realidad, y darle el nombre de Dios' 4 El error de las causas imaginarias. Tomemos el sueo como punto de partida: a una determinada sensacion, producida, por ejemplo, por un caonazo disparado a lo lejos, se le imputa retrospectivamente una causa (con Irecuencia, toda una pequea novela cuyo protagonista es, naturalmente, la persona que esta soando). Entre tanto, la sensacion perdura en una especie de resonancia: espera, por asi decirlo, que el instinto de causalidad le permita pasar a primer plano, ahora ya no como algo que se ha producido por azar, sino como algo que tiene un sentido. El caonazo se presenta entonces de un modo causal, en una aparente inversion del tiempo. Lo posterior, la motivacion se vive antes a menudo adornado por cien detalles que transcurren de una Iorma Iulminante, mientras que el estampido es algo que sucede despues... Que ha sucedido? Que las representaciones que fueron generadas por una determinada situacion son erroneamente concebidas como la causa de la misma. Lo mismo hacemos, eIectivamente, cuando estamos despiertos. La mayoria de nuestros sentidos generales todo tipo de obstaculo, de opresion, de tension y de explotacion en el juego y contrajuego de los organos, especialmente el estado del nervio simpatico excitan nuestro instinto de causalidad: queremos disponer de una ra:on que nos explique por que nos encontramos de este y de aquel modo, por que nos sentimos bien o mal. Nunca nos basta con dar por sentado el hecho de que nos encontramos de este y de aquel modo: no aceptamos este hecho, no tomamos conciencia de el hasta que no le hemos asignado un tipo de motivacion. La memoria, que en tales casos actua sin que tengamos conciencia de ello, rememora estados anteriores de la misma especie, junto con las interpretaciones causales que van vinculadas a ellos, pero no la causalidad de los mismos. Por supuesto que la creencia de que las representaciones, los procesos conscientes concomitantes han Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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sido las causas es tambien rememorada por la memoria. Se produce de este modo una habituacion a una interpretacion casual determinada, que en realidad obstaculiza que se averige la causa y que incluso lo impide. 5 Explicacion psicologica de lo anterior. Reducir algo que nos es desconocido a algo que conocemos alivia, tranquiliza y produce satisIaccion, suministrando ademas una sensacion de poder. Lo desconocido implica peligro, inquietud, preocupacion; el primero de nuestros instintos acude a eliminar esos estados de animo dolorosos. Primer principio: es preIerible contar con una explicacion cualquiera que no tener ninguna. Como en el Iondo solo se trata de querer librarse de representaciones opresivas, no se es nada riguroso a la hora de recurrir a los medios para conseguirlo. La primera representacion que nos permite reconocer que lo desconocido no es conocido produce tanto bienestar que la consideramos verdadera al punto. Prueba del placer (de la Iuerza) como criterio de verdad. De este modo, el instinto de causalidad esta condicionado y es excitado por el sentimiento de miedo. La pregunta relativa a la causa no debe dar como respuesta, en la medida de lo posible, una causa cualquiera, sino un determinado tipo de causa. una causa que tranquilice, que libere y que alivie. La primera consecuencia de esa necesidad es que determinemos que la causa es algo que ya conocemos, que ya hemos vivido, que se encuentra grabado en nuestra memoria. Queda excluido como causa lo nuevo, lo no vivido, lo extrao. En consecuencia lo que buscamos como causa no es solo un tipo de explicacion, sino un tipo escogido v privilegiado de explicacion: la que de un modo mas rapido y Irecuente elimine el sentimiento que produce lo extrao, lo nuevo, lo no vivido; es decir, las explicaciones mas habituales. La consecuencia es que cada vez va adquiriendo una mayor preponderancia una Iorma de determinacion de causas, ya se va concretando en un sistema y que Iinaliza destacando como dominante, es decir, que acaba excluyendo sin mas otras causas y otras explicaciones. El banquero piensa inmediatamente en el negocio, el cristiano en el pecado, y la muchacha en el amor. 6 Toda la esfera de la moral v de la religion entra dentro de este concepto de causas imaginarias. Como explican los sentimientos generales desagradables? AIirmando que estan determinados por seres que son enemigos nuestros (malos espiritus: el caso mas notable es concebir erroneamente a las histericas como brujas); que estan determinados por actos que no se pueden considerar buenos (el sentimiento de pecado de pecaminosidad, atribuido a un malestar Iisiologico, habida cuenta de que siempre encontramos razones para estar descontentos de nosotros mismos); que son castigos, expiacion de algo que no debiamos haber hecho que no debiamos de haber sido (Schopenhauer ha generalizado esto de Iorma imprudente en una tesis en la que la moral aparece como lo que es, como la verdadera envenenadora y calumniadora de la vida: todo gran deber, ya sea corporal o espiritual, indica lo que merecemos; pues no Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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nos sobrevendria si no lo merecieramos. El mundo como voluntad v representacion, libro IV, cap. 46); que son la consecuencia de actos irreIlexivos que tuvieron un resultado perjudicial (las pasiones y los sentidos aparecen, asi, como causas, como culpables; los malestares Iisiologicos se interpretan, con ayuda de otros malestares, como algo merecido). Como explican los sentimientos agradables? AIirmando que estan determinados por la conIianza en Dios, por la conciencia de haber hecho una buena accion (lo que llaman buena conciencia es un estado Iisiologico que a veces se parece tanto a una buena digestion que se conIunde con ella); que estan determinados por el exito de ciertas empresas (esto es un ingenuo error porque el exito de una accion no le produce de ningun modo un sentimiento general agradable a un hipocondriaco o a un individuo como Pascal); que estan determinados por las virtudes cristianas de la Ie, la esperanza y la caridad. En realidad, todas estas presuntas explicaciones son estados de animo derivados y, por asi decirlo, traducciones de sentimientos de placer o de dolor a un dialecto Ialso: estamos en condiciones de esperar porque el sentimiento Iisiologico basico vuelve a ser Iuerte y rico; tenemos Ie en Dios porque el sentimiento de abundancia y de Iuerza nos proporciona tranquilidad. La moral y la religion entran integramente en el campo de la psicologia del error en cada caso concreto se conIunden el eIecto y la causa; o se conIunde la verdad con el eIecto de lo que se cree que es verdad; o se conIunde un estado de conciencia con lo que causa ese estado. 7 El error de la voluntad libre. Hoy no sentimos ya compasion alguna por el concepto de voluntad libre. Sabemos demasiado bien lo que es: la artimaa mas desacreditada de los teologos para responsabilizar a la humanidad de acuerdo con el objetivo que persiguen, esto es, para hacer que dependa de ellos... Me voy a reIerir aqui solamente a la psicologia de la tendencia a imputar responsabilidades. Todo intento de buscar responsabilidades suele reducirse a la satisIaccion del instinto de querer fu:gar v castigar. Cuando se atribuye a la voluntad, a las intenciones y a los actos de responsabilidad un determinado modo de ser, se despoja de su inocencia al devenir. La doctrina de la voluntad ha sido inventada esencialmente con la Iinalidad de castigar, es decir, de querer encontrar culpables. Toda la vieja psicologia de la voluntad debe su existencia al hecho de que sus autores, los sacerdotes que ocupaban los puestos mas elevados de las antiguas comunidades, trataron de arrogarse el derecho a imponer castigos o quisieron conIerirle a Dios ese derecho. Se supuso que los seres humanos eran libres para poder asi juzgarles y castigarles, considerandoles culpables. En consecuencia, hubo que imaginar que todo acto era querido, y que el origen de toda accion se hallaba en la conciencia. Con ello se elevo a la categoria de principio de la propia psicologia el Iraude mas absoluto en cuestiones psicologicas que se puede dar. Hoy, que hemos entrado en un movimiento totalmente contrario a aquel, hoy que principalmente nosotros, los inmoralistas, tratamos de eliminar del mundo Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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nuevamente, con todas nuestras Iuerzas, los conceptos de culpa y de castigo, y de puriIicar de ellos la psicologia, la historia, la naturaleza, las instituciones y sanciones sociales, no contamos con unos adversarios mas radicales que los teologos, quienes , esgrimiendo la idea del orden moral del mundo, siguen inIectando la inocencia del devenir mediante los conceptos de culpa y de castigo. El cristianismo es una metaIisica de verdugos. 8 En que puede consistir exclusivamente nuestra doctrina? En que nadie concede al hombre sus cualidades, ni Dios, ni la sociedad, ni sus padres y antepasados, ni el mismo. (La idea absurda que rechazamos aqui Iue expuesta por Kant en terminos de libertad inteligible, y quiza tambien por Platon). Nadie es responsable de existir, de estar constituido de uno u otro modo, de encontrarse en estas circunstancias, en este medio ambiente. La Iatalidad de su existencia no puede desvincularse de la Iatalidad de todo lo que ha sido y de todo lo que sera. No es la consecuencia de una intencion que le sea propia, de una voluntad, de una Iinalidad; no se ha intentado alcanzar con el un ideal de hombre o un ideal de Ielicidad o un ideal de moralidad; es absurdo tratar de encaminar su ser hacia un Iin cualquiera. Ha sido el hombre quien ha inventado la idea de Iin, pues en la realidad no hav Iinalidad alguna... Somos necesarios, un Iragmento de la Iatalidad; Iormamos parte del todo, somos en el todo; no hay nada que pueda juzgar, medir, comparar y condenar nuestra existencia, pues ello equivaldria a juzgar, medir, comparar y condenar el todo. Ahora bien, no hav nada fuera del todo. La unica gran liberacion consiste en no responsabilizar a nadie, en no poder atribuir el modo de ser a una causa primera, en que el mundo no sea una unidad ni como sensorio ni como espiritu; solo asi se restablece nuevamente la inocencia del devenir. La idea de Dios ha sido hasta ahora la gran objecion contra la existencia. Nosotros negamos a Dios, y, al hacerlo, negamos la responsabilidad; solo asi redimimos el mundo. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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LOS QUE QUIEREN ME1ORAR A LA HUMANIDAD
1 Como es sabido, exijo al IilosoIo que se situe mas alla del bien y del mal, que ponga por debajo de si la ilusion del juicio moral. Esta exigencia deriva de una intuicion que yo he sido el primero en Iormular: la de que no hav hechos morales. El juicio moral tiene en comun con el religioso el creer en realidades que no son tales. La moral no es mas que una interpretacion de determinados Ienomenos, o, por decirlo con mas exactitud, una interpretacion erronea. Al igual que el religioso, el juicio moral corresponde a un nivel de ignorancia en el que todavia no ha aparecido el concepto de lo real, la distincion entre lo real y lo imaginario; de Iorma que en dicho nivel la palabra verdad designa cosas que hoy llamariamos imaginaciones. En este sentido, nunca se debe tomar el juicio moral al pie de la letra; en si mismo no encierra mas que un sin sentido. No obstante, como semiotica, oIrece un cierto valor: revela, cuando menos, al que es capaz de verlas, realidades muy apreciables respecto a civilizaciones e interioridades que no sabian lo suIiciente para entenderse a si mismas. La moral no es mas que un lenguaje de signos, una sintomatologia; hay que saber de que se trata para poder sacar provecho de ella. 2 Pongamos un primer ejemplo totalmente provisional. En todas las epocas se ha querido mejorar a los hombres, y a esto se le ha llamado por antonomasia moral. No obstante, en esta misma palabra se encierran las mas diIerentes tendencias. A la doma de la bestia humana y a la cria de una determinada clase de hombres se le dio el nombre de mejoramiento: solo estos terminos zoologicos designan realidades, y realidades que precisamente el mejorador caracteristico, el sacerdote, ni conoce ni quiere conocer... Llamar mejoramiento a la doma de un animal es algo que a nosotros nos suena casi como una burla. Quien sepa lo que pasa en los lugares donde se doma a animales salvajes dudara mucho de que estos sean mejorados. Se les debilita, se les hace menos dainos, se les convierte en unos animales enfermi:os, a base de deprimirles mediante el miedo, el dolor, las heridas y el hambre. Lo mismo pasa con el hombre domado que ha mejorado el sacerdote. En la Alta Edad Media, cuando la Iglesia era realmente un lugar de doma de animales, se daba caza por todas partes a los mejores ejemplares de la bestia rubia; se mejoro, por ejemplo, a los aristocratas germanos. Pero que aspecto presentaba luego ese germano mejorado a quien recluian con engaos en un monasterio? El de una caricatura de hombre, el de un engendro: lo habian convertido en pecador, encerrado en una jaula y aprisionado por terribles ideas. Alli yacia enIermo, sombrio, aborreciendose a si mismo, con un odio mortal a todos los impulsos que incitan a vivir, recelando de todo lo que seguia siendo Iuerte y dichoso: en suma, habia sido convertido en un cristiano. Hablando en terminos Iisiologicos, en la lucha con la bestia, la unica Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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Iorma de debilitarle puede ser conseguir que enIerme. Asi lo entendio la Iglesia; echo a perder al hombre, lo debilito, pero pretendio haberlo mejorado. 3 Examinemos ahora el otro caso de lo que llaman moral: el de la cria de una raza y especie determinada. El ejemplo mas grandioso nos lo oIrece la moral hindu, sancionada como religion en la Ley de Manu. Aqui se plantea la tarea de criar a un mismo tiempo nada menos que cuatro razas: una sacerdotal, otra guerrera, otra de comerciantes y labradores, y otra de siervos (los sudras). Esta claro que aqui no estamos ya entre domadores de animales: solo para planiIicar una cria semejante se requiere un tipo de hombres cien veces mas apacibles y racionales. Si venimos de respirar ese aire de hospital y de carcel que es el aire cristiano, respiraremos aliviados al entrar en este mundo mas sano, mas elevado y mas amplio. Que miserable resulta el Nuevo Testamento en comparacion con Manu!; que mal huele! No obstante, esta organizacion necesitaba tambien ser terrible, no para luchar contra la bestia, sino para hacerlo contra su idea antitetica, contra el hombre al que no se puede criar, el mestizo, el chandala. Y tambien en este caso dicha organizacion no tenia ningun otro recurso para neutralizarlo, para debilitarlo, que hacer que enfermara. Se trataba de luchar contra el gran numero. Puede que nada se oponga mas a nuestros sentimientos que estas medidas preventivas de la moral hindu. El tercer edicto, por ejemplo (Avadana-Sastra 1), el de las legumbres impuras, dispone que el unico alimento permitido a los chandalas sean ajos y cebollas, puesto que la Escritura Sagrada prohibe darles cereales o Irutos que contengan granos, al igual que agua o Iuego. El mismo edicto prescribe que el agua que precisen no la podran tomar ni de rios, ni de Iuentes, ni de estanques, sino solo de las vias de acceso a las charcas y de los hoyos hechos por las pisadas de los animales. De igual modo se les prohibe lavar sus ropas y lavarse a si mismos ya que el agua que misericordiosamente se les concede solo la pueden usar para calmar su sed. Por ultimo de prohibe a las mujeres sudras que asistan en el parto a las chandalas, e, igualmente se prohibe a estas ultimas que se asistan mutuamente en dicho trance. El exito de semejantes medidas sanitarias no se hizo esperar: epidemias mortales y enIermedades sexuales espantosas, que trajeron como resultado a la implantacion de la ley del cuchillo ordenando la castracion de los nios y la amputacion de los labios menores de la vulva a las nias. El mismo Manu aIirma: Los chandalas son Iruto del adulterio, del incesto y del crimen (era la consecuencia necesaria implicita en el concepto de cria). No usaran otras ropas que los andrajos de los cadaveres, ni otra vajilla que cacharros rotos, ni otros adornos que hierro viejo, ni otro culto que el de los malos espiritus; andaran errantes sin descanso de un lado para otro. Les esta vedado escribir de izquierda a derecha y usar la mano diestra para hacerlo; el uso de esta y la escritura de izquierda a derecha estan reservados a los virtuosos, a los individuos de ra:a. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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4 Estas disposiciones resultan sumamente instructivas: en ellas vemos, ante todo, la humanidad aria completamente pura y completamente originaria y comprobamos que el concepto de pureza de sangre dista mucho de ser una idea banal. Por otra parte, se percibe claramente en que pueblo se ha perpetuado el odio de los chandalas contra esa humanidad, haciendo de el una religion y una inclinacion arraigada. En este sentido los Evangelios constituyen un documento de primer orden; mas incluso que el libro de Henoch. El cristianismo, surgido de raices judias y solo explicable como planta caracteristica de ese suelo representa el movimiento opuesto a toda moral de cria, de raza y de privilegio. Es la religion antiaria por excelencia. El cristianismo es la inversion de todos los valores arios, el triunIo de los valores chandalas, el evangelio dirigido a los pobres e inIeriores, la rebelion general de todos los oprimidos, miserables, malogrados y Iracasados dirigida contra la raza; la venganza eterna de los chandalas convertida en religion del amor. 5 La moral de la cria v la moral de la doma son totalmente dignas la una de la otra en cuanto a los metodos que utilizan para imponerse. Podemos establecer como aIirmacion suprema que, para hacer moral, es preciso querer incondicionalmente lo contrario. Este es el gran problema, el inquietante problema al que le he venido dando vueltas durante mas largo tiempo: la psicologia de los que quieren mejorar a la humanidad. Un hecho menor y realmente muy modesto, el de la llamada mentira piadosa, me permitio acceder a este problema. La mentira piadosa constituye un patrimonio comun de todos los IilosoIos y sacerdotes que han mejorado a la humanidad. Ni Manu, ni Platon, ni ConIucio , ni los maestros judios y cristianos han puesto nunca en duda su derecho a mentir, como tampoco han dudado de otros derechos totalmente distintos. Reduciendo esto a una Iormula se podria decir que todos los medios con los que hasta ahora se ha pretendido moralizar a la humanidad han sido radicalmente inmorales. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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LO QUE LOS ALEMANES ESTN PERDIENDO
1 Entre los alemanes no basta hoy ya tener ingenio: hay que tomarlo, apropiarselo... Tal vez yo conozca a los alemanes y sea precisamente quien pueda decirles unas cuantas verdades. La nueva Alemania representa una gran suma de capacidades heredadas y adquiridas, de modo que, durante un cierto tiempo, pueda gastar incluso con prodigalidad su tesoro de Iuerzas acumulado. No ha llegado a imponer una cultura elevada, v menos aun un gusto reIinado, una aristocratica belleza de los instintos, pero si unas virtudes mas viriles que las que podria mostrar cualquier otro pais de Europa: una buena dosis de buen humor, un gran respeto hacia uno mismo, muchas seriedad en las relaciones con los demas y en la reciprocidad de los deberes, mucha laboriosidad y constancia, y una moderacion hereditaria, que requiere mas del acicate que del Ireno. Es de aadir que en este pais se sigue obedeciendo sin que ello suponga ninguna humillacion, y sin que nadie desprecie a su adversario... Como puede verse, estoy tratando de hacer justicia a los alemanes: no quisiera traicionarme a mi mismo en esto, por lo que tambien tengo que hacerles mis objeciones. Llegar al poder es algo que se paga caro: el poder idioti:a a los hombres... Antao se decia que los alemanes eran un pueblo de pensadores: siguen siendolo aun? A los alemanes les aburre hoy la inteligencia y el ingenio, recelan de estos; la politica absorbe toda seriedad e impide que se haga uso de ella para cosas verdaderamente intelectuales e ingeniosas. Me temo que las palabras del himno aleman Alemania, Alemania por encima de todo, haya supuesto el Iin de la IilosoIia alemana. En el extranjero me suelen preguntar si hay IilosoIos, poetas y buenos libros alemanes. Yo me sonrojo, pero haciendo uso de la valentia que me caracteriza incluso en situaciones desesperadas, contesto: Si: Bismarck. Como voy a rebelar los libros que hoy se leen en Alemania?...Maldito sea el instinto de la mediocridad! 2 Quien no habra pensado con melancolia en lo que podria ser el espiritu aleman? Pero este pueblo se ha embrutecido voluntariamente, desde hace casi mil aos: en ningun otro pais se ha abusado mas viciosamente de esos dos grandes narcoticos europeos que son el alcohol y el cristianismo. Ultimamente han aadido otro mas, que por si solo basta para acabar con todo dinamismo sutil y atrevido del espiritu: la musica, nuestra congestionada y congestionante musica alemana. Cuanta irritante pesadez, pereza, humedad, ropa de andar por casa, cuanta cerve:a hay en la inteligencia alemana! Como es posible que jovenes que dedican su vida a Iines totalmente intelectuales, no sientan dentro de ellos ese instinto basico de la intelectualidad que es el instinto de autoconservacion del espiritu, v se pongan a beber cerveza?... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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Puede que el alcoholismo de la juventud mas instruida no ponga todavia en tela de juicio el hecho de que son personas instruidas se puede ser muy instruido y carecer de ingenio, pero no deja de ser un problema en relacion con los demas aspectos. Donde no encontrar esa dulce degeneracion que produce la cerveza en el espiritu? En cierta ocasion, que ya casi se ha hecho Iamosa, seale con el dedo una de esas degeneraciones: la de nuestro primer libre pensador aleman: el inteligente David Strauss convertido en autor de un evangelio de cerveceria y de una nueva Ie...No en vano habia escrito un verso en el que hacia promesa solamente de guardar Iidelidad hasta la muerte a la encantadora cerveza negra. 3 He dicho que el espiritu aleman se esta haciendo mas grosero y superIicial. Es eso todo? Lo que en el Iondo me aterra es algo totalmente distinto: como decae cada vez mas la seriedad, la proIundidad, la pasion alemana para las cosas del espiritu. Ha cambiado el pathos, y no solo la intelectualidad. De vez en cuando tengo contacto con universidades alemanas: Que aire respiran esos eruditos, que espiritualidad tan esteril, tan acomodaticia y tan tibia! Seria un gran equivoco que alguien respondiera apelando a la ciencia alemana, y este tal demostraria, ademas, no haber leido ni una sola palabra de lo que yo he escrito sobre esto. Desde hace diecisiete aos no me he cansado de poner de maniIiesto la inIluencia desespirituali:adora de nuestro cultivo actual de la ciencia. La dura esclavitud a la que hoy condena a todo individuo la enorme extension de las ciencias explica Iundamentalmente que sujetos con unos intereses mas amplios, mas ricos y mas profundos, no encuentren ya ni una educacion ni unos educadores adecuados a ellos. No hay nada que perjudique mas a nuestra cultura que esa proliIeracion de vanidosos transportadores de libros y de humanidades Iragmentarias; sin pretenderlo, nuestras universidades son autenticos invernaderos en los que se produce una especie de atroIia de los instintos del espiritu. Toda Europa esta empezando ya a darse cuenta; la gran politica no engaa a nadie. Alemania es considerada cada vez mas como el pais con menos relieve en todos los sentidos de Europa. Aun estoy buscando a un aleman con el que pueda ser serio a mi modo, y no digamos ya uno con el que pueda ser jovial. Ocaso de los idolos. Ay!, quien puede entender hoy la compensacion de que seriedad disIruta un IilosoIo solitario? Nuestra jovialidad es lo que resulta mas incomprensible... 4 Hagamos un calculo aproximado: no solo es evidente que la cultura alemana esta decayendo, sino que no Ialtan razones suIicientes que explican este hecho. En ultima instancia, no se puede gastar mas de lo que se tiene: esto se puede aplicar tanto a los individuos como a los pueblos. Si nos dedicamos al poder, a la gran politica, a la economia, al comercio internacional, al parlamentarismo, a los intereses militares; si despilIarramos en ese ambito la dosis de entendimiento, de seriedad, de voluntad y de autosuperacion que poseemos, carecemos de estas cosas para el otro de los ambitos. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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La cultura y el Estado no nos engaemos son algo antagonico: el Estado cultural no deja de ser una idea moderna. Lo uno vive a costa de lo otro, lo uno prospera a expensas de lo otro. Todas las grandes epocas de la cultura son epocas de decadencia politica; lo que ha sido grande en el sentido de la cultura ha sido apolitico e incluso antipolitico. Goethe se alegro interiormente de lo que Napoleon signiIico, pero se entristecio ante las guerras de liberacion. En el momento mismo en que Alemania se eleva en el horizonte como una gran potencia, Francia adquiere un nuevo relieve como potencia cultural. Actualmente han emigrado ya a Paris muchas cosas nuevas y serias, mucha nueva pasion del espiritu: el problema del pesimismo, por ejemplo, el problema de Wagner, casi todos los problemas psicologicos y artisticos se investigan alli de una Iorma inIinitamente mas sutil y radical que en Alemania. Los alemanes son, por otra parte, incapaces para este tipo de seriedad. La aparicion del Reich en el horizonte de la historia y de la cultura europea signiIica, principalmente, un despla:amiento del centro de gravedad. En todas partes se sabe ya que en lo principal y lo principal continua siendo la cultura a los alemanes no se les sigue teniendo en cuenta. Se nos pregunta si podemos mostrar aunque no sea mas que un espiritu que cuente para Europa, como contaron Goethe, Hegel, Heinrich Heine, Schopenhauer... No deja de asombrar que ya no haya ni un solo IilosoIo aleman. 5 En Alemania al sistema de educacion superior se le ha escapado lo principal: el Iin y los medios para alcanzarlo. Se ha olvidado que el Iin es la educacion, la Iormacion y no el Reich, v que para alcanzar ese Iin se necesitan educadores, y no proIesores de instituto y eruditos de Universidad... Se requieren educadores que esten a su ve: educados, espiritus superiores, aristocraticos, que esten a la altura requerida en todo momento y que den prueba de ello cuando hablen y cuando guarden silencio, individuos cultos en un sentido maduro y dulce, y no esos brutos instruidos que oIrecen hoy a la juventud los Institutos y la Universidad, como si Iueran nodrizas superiores. Descontando rigurosamente las excepciones, faltan educadores, siendo esta una condicion basica de la educacion: de ahi la decadencia de la cultura alemana. Una de esas poquisimas excepciones es mi venerado amigo Jakob Burckhardt, de Basilea, a quien mas que nadie, debe esta ciudad su predominio en el campo de las humanidades. Lo que realmente consiguen las escuelas superiores de Alemania es un adiestramiento brutal para hacer utilizable y aprovechable, en el mas breve tiempo posible, a un gran numero de jovenes. Educacion superior y gran numero son dos cosas contradictorias a priori entre si. Toda educacion superior corresponde solo a las excepciones: hay que ser privilegiado para tener derecho a un privilegio tan elevado. Nada grande ni bello puede ser nunca patrimonio comun. Lo bello es cosa de pocos hombres. Que es lo que determina el declive de la cultura alemana? El hecho de que la educacion superior no sea ya un privilegio, el democratismo de la cultura general, que se ha vuelto comun y vulgar.. .No olvidemos tampoco que los privilegios militares provocan Iormalmente una asistencia excesiva a las escuelas superiores, es decir su perdicion. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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En la Alemania de hoy, nadie es ya libre de dar a sus hijos una educacion aristocratica: todas nuestras escuelas superiores estan organizadas para la mediocridad mas equivoca, en su proIesorado, en sus planes de estudio, en los objetivos de su enseanza. Y en todas partes reina una prisa indecorosa, como si el joven llegara tarde a algo cuando no ha terminado ya a los veintitres aos, cuando no ha respondido aun a la pregunta Iundamental de que proIesion desempear. Permitaseme decir que a un hombre que pertenece a un tipo superior no le gustan las proIesiones, precisamente porque sabe que tiene una vocacion. Dispone de tiempo, no se le ocurre pensar que ha terminado; en relacion con una cultura elevada, a los treinta aos se es un principiante, un nio. Esos Institutos repletos de jovenes y esos proIesores nuestros de Instituto sobrecargados de trabajo y embrutecidos, constituyen un escandalo. Puede que haya motivos para deIender una situacion asi, como hicieron hace poco los proIesores de Heidelberg, pero lo que no hay son razones. 6 De acuerdo con mi Iorma de ser, se me induce a afirmar v solo indirectamente, solo en contra mia a contradecir y a criticar, voy a sealar ahora las tres tareas para las que se necesitan educadores. Se ha de aprender a ver, se ha de aprender a pensar, v se ha de aprender a hablar v a escribir. el objetivo de estas tres cosas es una cultura aristocratica. Aprender a ver es acostumbrar los ojos a mirar con calma y con paciencia, a dejar que las cosas se acerquen a nosotros; aprender a no Iormular juicios precipitadamente, a dar vueltas en torno a cada caso concreto hasta llegar a abarcarlo. Lo primero que hay que aprender para alcanzar la intelectualidad es a no responder inmediatamente a un estimulo, sino a controlar los instintos que ponen trabas, que nos aislan. Aprender a ver, tal y como yo lo entiendo, equivale practicamente a lo que el lenguaje no IilosoIico llama voluntad Iirme, cuyo aspecto esencial es poder negarse a querer, poder aplazar la decision. Todo lo no espiritual, todo lo vulgar radica en la incapacidad de oponer resistencia a un estimulo, en el tener que reaccionar, en seguir todo impulso. En muchos casos ese tener que, es ya un sintoma de enIermedad, de decadencia, de agotamiento; casi todo lo que la tosquedad no IilosoIica llama vicio no es mas que esa incapacidad Iisiologica que impide no reaccionar. Una maniIestacion practica de haber aprendido a ver consiste en que el que esta aprendiendo se habra ido volviendo lento, desconIiado, reacio. Dejara que lo extrao, lo nuevo se le acerque, manteniendo una calma hostil y tratando de no cogerlo con la mano. Tener todas las puertas abiertas de par en par, inclinarse servilmente ante cualquier hecho insigniIicante, estar siempre dispuesto a matarse, a lan:arse de un salto dentro de otros hombres y de otras cosas; en suma, la Iamosa objetividad moderna es un signo de mal gusto, algo no aristocratico por excelencia. 7 Aprender a pensar. en nuestras escuelas ya no se tiene la menor idea de esto. Hoy en las universidades, hasta entre los IilosoIos verdaderamente eruditos, comienza a caer en desuso la logica como teoria, como practica y como oficio. Si se leen libros Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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alemanes se vera que ni siquiera se recuerda en ellos que pensar exige una tecnica, un plan de estudio, un deseo de ejercer un magisterio; que se ha de aprender a pensar como se aprende a bailar, como una especie de baile... Que aleman conoce ya por experiencia ese sutil estremecimiento que en lo espiritual transmiten unos pies ligeros a todos los musculos del cuerpo? Lo verdaderamente aleman hasta el extremo de que en el extranjero se le identiIica con nuestro caracter nacional es la rigida torpeza del gesto espiritual, la mano rosca para coger las cosas. El aleman carece de tacto para apreciar los matices... El solo hecho de que los alemanes hayan podido soportar a sus IilosoIos, empezando por ese lisiado conceptual y extraordinariamente deIorme que es el gran Kant, nos da una idea adecuada de lo que es el donaire aleman. EIectivamente, es imposible deslindar de la educacion aristocratica el baile de todas sus Iormas, el saber bailar con los pies, con las ideas, con las palabras. He de aadir tambien que hay que saber bailar con la pluma, que hay que aprender a escribir? Pero lo que yo podria decir respecto a esto resultaria totalmente incomprensible a mis lectores alemanes. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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INCURSIONES DE UN INTEMPESTIVO
1 Autores a los que no puedo soportar. Seneca, o el torero de la virtud; Rousseau, o la vuelta a la naturaleza en un estado natural impuro; Schiller, o el trompetero moral de Sckingen; Dante, o la hiena que compone poesias entre tumbas; Kant, o el cant 1 como caracter inteligente; Jictor Hugo, o el Iaro del mar del absurdo; Lis:t, o la escuela para aprender a correr... detras de las mujeres; George Sand, o la abundancia de leche, mas claramente, la vaca lechera con un bello estilo; Michelet, o el entusiasmo que se quita la ropa de andar por casa; Carlvle, o el pesimismo como banquete mal digerido; John Stuart Mill, o la claridad que oIende; los hermanos Goncourt, o los dos Ayax luchando con Homero al son de la musica de OIIenbach; Zola, o el placer de oler mal. 2 Renan. La teologia es la corrupcion de la razon a causa del pecado original (el cristianismo). Un testimonio de ello es Renan, que, en cuanto se aventura a aIirmar o a negar algo un poco general, yerra el blanco con lamentable regularidad. Renan querria aunar, por ejemplo, la ciencia a la nobleza: pero la ciencia corresponde a la democracia, eso no hay mas que verlo. Con no poca ambicion, desea personiIicar un aristocratismo del espiritu: pero a la vez se pone de rodillas, y no solo de rodillas, ante la doctrina opuesta: el evangelio de los humildes. De que le sirven toda su libertad de pensamiento, toda su modernidad, todo su gracejo y toda su Ilexibilidad, si en lo mas intimo sigue siendo cristiano, catolico y hasta sacerdote? Renan inIluye por su poder de seduccion, como un jesuita o un conIesor; en su espiritualidad no Ialta esa amplia sonrisa de satisIaccion que caracteriza al cura. Como les pasa a todos los sacerdotes, solo resulta peligroso cuando ama. No hay quien le iguale en la Iorma mortalmente peligrosa de adorar. Ese espiritu enervante de Renan constituye una Iatalidad mas para esa pobre Francia que tiene enIerma la voluntad. 3 Saint-Beuve. No tiene nada de viril, y esta lleno de un odio insigniIicante contra todos los espiritus viriles. Anda errante de aqui para alla, sutil, curioso, aburrido, descubriendo secretos de otros; en el Iondo es una mujer con una sed de venganza y una sensualidad tipicamente Iemeninas. Como psicologo es un genio de la maledicencia, y para ello cuenta con un inagotable Iilon de medios; no hay nadie que mezcle mejor que el el veneno con la alabanza. Sus instintos Iundamentales son los de un plebeyo emparentado con el resentimiento de Rousseau; en consecuencia, es un romantico, ya
1 Es decir, la hipocresia, en ingles. Nietzsche juega con la similitud de este termino ingles y el apellido del IilosoIo aleman. (Nota del traductor.) Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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que detras de todo romanticismo grue y acecha el instinto rousseauniano de venganza. Es un revolucionario, pero Irenado por el miedo. No tiene libertad ante todo lo que posee Iuerza (opinion publica, academia, corte e incluso Port-Royal). Le irrita todo lo que hay de grande en los hombres y en las cosas, todo lo que tiene Ie en si mismo. Es lo bastante poeta y medio mujer para llegar a captar el poder de la grandeza. Esta siempre retorcido como el gusano del reIran aleman, porque siente constantemente que le estan pisando. Como critico, carece de criterio, de base y de espina dorsal. Tiene la lengua del libertino cosmopolita, pero le Ialta valor para conIesar su libertinaje. Como historiador, le Ialta IilosoIia, el poder de la mirada IilosoIica; pero se resiste a juzgar en todas las cuestiones Iundamentales, escondiendose tras la mascara de una presunta objetividad. De otro modo se comporta con todo aquello en lo que la decision ultima depende de un gusto sutil y experto: aqui es donde se atreve a ser realmente el mismo, donde disIruta de si mismo, donde se muestra como un maestro. En algunos aspectos, es una Iorma anticipada de Baudelaire. 4 La imitacion de Cristo es uno de esos libros que no puedo coger sin experimentar una resistencia Iisiologica: exhala un perIume propio de lo eterno Iemenino que solo puede disIrutar un Irances... o un wagneriano. Este santo tiene una Iorma de hablar del amor que despierta la curiosidad hasta de las parisinas. Me dicen que el inteligentisimo jesuita que Iue A. Comte, quien trato de llevar a sus Iranceses a Roma por los vericuetos de la ciencia, se inspiro en este libro. Lo creo: la religion del corazon... 5 G. Elliot. Como los ingleses han deducido que por haberse librado del Dios cristiano, tanto mas tienen la obligacion de mantener la moral cristiana, no les vamos a reprochar esto a las mujeres morales a lo Elliot. En Inglaterra, hay que recuperar de una Iorma terrible el honor perdido por la mas minima liberacion de la teologia, a base de convertirse en un Ianatico de la moral. Esa es la penitencia que pagan alli. Para nosotros, como somos distintos, las cosas son muy diIerentes. Si abandonamos la Ie cristiana, perdemos el derecho a basarnos en la moral cristiana. Esta no es en absoluto evidente por si misma; hay que estar constantemente destacando esta cuestion. El cristianismo es un sistema, una vision de las cosas coherente y total. Si se le quita una idea tan importante como es la Ie en Dios, todo el conjunto queda desbaratado; ya no tenemos en las manos nada necesario. El cristianismo parte del supuesto de que el ser humano ni sabe ni puede saber lo que es bueno y lo que es malo para el: cree en Dios, que es el unico que lo sabe. La moral cristiana es un mandamiento; su origen es trascendente; esta mas alla de toda critica, de todo derecho a criticar; su verdad depende de que Dios sea verdad, depende plenamente de la Ie en Dios. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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Si los ingleses creen saber intuitivamente lo que es bueno y lo que es malo, si, en consecuencia, piensan que no necesitan el cristianismo para Iundar la moral, ello se debe sencillamente a la poderosa inIluencia del juicio de valor cristiano y es la maniIestacion de la Iuerza y de la profundidad de dicha inIluencia. Esta llega hasta el punto de que se haya conseguido olvidar el origen de la moral inglesa y de que no se perciba ya el caracter tan condicionado de su derecho a existir. Para el ingles, la moral no es todavia un problema. 6 George Sand. He leido las primeras Cartas de un viafero, y, como todo lo que procede de Rousseau, me han parecido Ialsas, aIectadas, hinchadas y exageradas. No soporto este tipo colorista propio del papel de empapelar paredes; menos aun la ambiciosa pretension plebeya de tener sentimientos generosos. Pero lo peor es la coqueteria Iemenina expresada con modales masculinos, con modales de jovenzuelo maleducado. A pesar de ello, que Iria tiene que haber sido esta artista insoportable! Se daba cuerda a si misma como un reloj... y se ponia a escribir... Tan Iria como Hugo, como Balzac, como todos los romanticos, en cuanto se ponian a hacer poesia! Y que satisIecha de si misma debia de estar esta proliIica vaca escritora cuando se arrellanaba comodamente para hacerlo, que encerraba algo de aleman en el peor sentido de la palabra, al igual que su maestro Rousseau. En todo caso, una escritora asi solo Iue posible cuando decayo el gusto Irances. Pero Renan sentia veneracion por ella... 7 Moral para psicologos. No se debe hacer una psicologia propia de vendedor ambulante. No hay que observar por observar. Eso proporcionaria una optica Ialsa, una Iorma bizca de mirar, algo que resulta Iorzado y que exagera lo que ve. No da buen resultado el tener vivencias cuando se quiere tenerlas. En la vivencia no podemos miramos a nosotros mismos, porque entonces toda mirada se convierte en mal de ojo. Un psicologo nato se guarda instintivamente de ver por ver; y lo mismo cabe decir de un pintor nato. Este no trabaja nunca conIorme a la naturaleza, sino que deja que su instinto, su camara oscura, cribe y exprese el caso, la naturaleza, lo vivido... Lo que llega a su conciencia es solo lo universal, la conclusion, el resultado, pero desconoce lo que es esa arbitraria abstraccion a partir del caso individual. Que pasa cuando se obra de otro modo; por ejemplo, cuando se cultiva una psicologia de vendedor ambulante a la manera de los moralistas parisinos, de primera y segunda Iila? Pues que quien hace eso se pasa el dia espiando la realidad para llevarse a casa por las noches un puado de cosas curiosas... Pero observese que es lo que acaba saliendo de ahi: un conjunto de borrones, en el mejor de los casos un mosaico, y siempre algo que es el resultado de sumar varias cosas, algo desordenado y lleno de colorines. En este genero, lo peor es lo que consiguen los hermanos Goncourt: no saben poner juntos tres parraIos sin hacer dao a la vista, a la vista del psicologo. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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Como valor artistico, la naturaleza no es un modelo, porque exagera, deIorma, deja lagunas. La naturaleza es puro a:ar. Estudiar del natural me parece una mala seal: revela sumision, debilidad, Iatalismo. Ese besar el suelo ante los hechos pequeos es indigno de un artista de cuerpo entero. Ver lo que es, corresponde a un tipo de espiritus distinto, a los antiartisticos, a los objetivos. Hay que saber quien se es. 8 Sobre la psicologia del artista. Para que haya arte, para que exista una accion y una contemplacion esteticas cualesquiera, se requiere una condicion Iisiologica previa: la embriague:. La embriaguez tiene que haber aumentado primero la excitabilidad de toda la maquina; sin esto no es posible el arte. Todas las clases de embriaguez, por muy diIerente que sea lo que las determine, tienen el poder de conseguir esto; sobre todo la embriaguez de la excitacion sexual, que es la Iorma mas antigua y primitiva de embriaguez. Tambien hay que incluir la embriaguez que hay detras de todo gran deseo, de toda pasion intensa; la embriaguez de la Iiesta, de la competicion, del acto de valentia, de la victoria, de todo movimiento extremado; la embriaguez de la crueldad; la embriaguez de la destruccion; la embriaguez primaveral, por ejemplo, o la debida al eIecto de los narcoticos; por ultimo, la embriaguez de la voluntad, la embriaguez de una voluntad plena y saturada. Lo esencial de la embriaguez es sentirnos en posesion de todas nuestras Iuerzas y en un momento de intensiIicacion de estas. Este sentimiento lo proyectamos sobre las cosas, obligandolas a que reciban algo de nosotros, violentandolas; a este proceso se le denomina ideali:ar. Liberemonos de un prejuicio respecto a esto: en contra de lo que se suele creer, idealizar no consiste en quitar o dejar de lado lo pequeo y accesorio; lo decisivo es, mas bien, extraer de una manera Iormidable los rasgos Iundamentales, de Iorma que el resto queden eclipsados ante ellos. 9 Cuando nos encontramos en este estado de animo, lo enriquecemos todo con nuestra propia plenitud: lo que vemos y lo que queremos, lo percibimos henchido, comprimido, Iuerte, pictorico de energia. El hombre que se halla en este estado transIorma las cosas hasta que estas reIlejan el poder que emana de el, hasta que estas son un reIlejo de su propia perIeccion. El tener que transformar las cosas en algo perIecto es arte. Incluso todo lo que no es el hombre que se encuentra en ese estado se convierte para el en un placer en si; en el arte el hombre disIruta de si mismo como perIeccion. Cabria imaginar un estado opuesto, un instinto especiIicamente antiartistico, una Iorma de ser que empobreciera, que adelgazase, que lo volviera anemico todo. Y, realmente, en la historia abundan artistas asi, que tienen hambre de vida, que necesitan apoderarse de las cosas, consumirlas, enflaquecerlas. Tal es el caso del verdadero cristiano, de Pascal, por ejemplo: no puede existir un cristiano que sea a la vez artista. No se incurra en la puerilidad de objetarme recordandome a RaIael o a cualquiera de los Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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cristianos homeopaticos del siglo XIX; RaIael aIirmaba de palabra y de obra, en consecuencia, RaIael no era un cristiano... 10 Que signiIican los conceptos opuestos de apolineo y de dionisiaco que yo introduje en la estetica, concibiendolos como dos tipos de embriaguez? La embriaguez apolinea excita principalmente a los ojos, de Iorma que estos adquieren la Iuerza suIiciente para ver visiones. El pintor, el escultor y el poeta epicos son visionarios por excelencia. En el estado dionisiaco, por el contrario, lo que excita e intensiIica es todo el sistema emotivo, de modo que dicho sistema descarga de una vez todos sus medios de expresion y al mismo tiempo hace que se maniIieste la Iuerza necesaria para representar, reproducir, transIigurar y transIormar todo tipo de mimica y de histrionismo. Lo esencial es la Iacilidad de la metamorIosis, la incapacidad de no reaccionar (al igual que les sucede a ciertos histericos, que al menor motivo representan cualquier papel). Al hombre dionisiaco le resulta imposible dejar de entender cualquier sugestion, no pasa por alto ningun signo de emocion, posee el instinto de comprender y de adivinar en su mas alto grado de desarrollo, lo mismo que le sucede con el arte de la comunicacion. Se introduce en todas las pieles, en todas las emociones, transIormandose continuamente. La musica, tal y como hoy la entendemos, es tambien una excitacion y una descarga completas de las emociones; pero, sin embargo, no es mas que el residuo de un mundo expresivo mucho mas pleno de las emociones, una simple remanencia del histrionismo dionisiaco. Para hacer posible la musica como arte especiIico, ha habido que inhibir una gran cantidad de sentidos, empezando por el muscular (al menos relativamente: pues en cierta medida todo ritmo sigue hablando a nuestros musculos): de Iorma que el hombre ya no imita ni representa corporalmente todo lo que siente. No obstante, el estado dionisiaco propiamente moral es asi, al menos el estado dionisiaco primitivo; la musica es la especiIicacion de dicho estado, adquirida tras largo tiempo, en detrimento de las Iacultades que le son mas aIines. 11 El actor, el mimo, el bailarin, el musico y el poeta lirico son radicalmente aIines en sus instintos, y Iorman de suyo una misma cosa, de la que se han ido separando y especializando poco a poco unos de otros, hasta llegar incluso a entrar en contradiccion entre si. El poeta lirico Iue el que permanecio durante mas tiempo unido al musico; el actor lo estuvo al bailarin. El arquitecto no representa ni un estado dionisiaco ni un estado apolineo: en el quien exige el arte es el gran acto de voluntad, la voluntad que mueve montaas, la embriaguez de la gran voluntad. Quienes siempre han inspirado a los arquitectos han sido los hombres mas poderosos; el arquitecto ha estado constantemente sometido a la sugestion del poder. En la obra arquitectonica han de quedar de maniIiesto el orgullo, el triunIo sobre la Iuerza de la gravedad, la voluntad de poder; la arquitectura es una especie de elocuencia del poder expresada en Iormas, que unas veces convence e incluso adula y otras se limita a dar ordenes. En lo que posee Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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gran estilo se expresa el mas alto sentimiento de poder y de seguridad. El poder que se revela en la Iorma del gran estilo es el que ya no necesita de ninguna demostracion, el que no trata de agradar, el que diIicilmente contesta, el que vive sin tener conciencia de que haya alguien que le contradiga, el que descansa en si mismo, Iatalmente, y el que es una ley entre leyes. 12 He leido esa Iarsa inconsciente e involuntaria, esa interpretacion heroico-moral de estados dispepticos que es la vida de Thomas Carlvle. Carlyle es un hombre de palabras y de gestos energicos, un retorico por necesidad, constantemente excitado por el ansia de tener una Ie solida y por la sensacion de ser incapaz de tenerla (en esto es un tipo romantico). El ansia de una Ie solida no constituye una prueba de una Ie solida, sino que es mas bien lo contrario. Si tenemos esa fe, podemos permitirnos el lujo del escepticismo: estamos lo bastante seguros, lo bastante Iirmes, lo bastante ligados para permitirnoslo. Carlyle quiere acallar algo que lleva dentro de si con el fortissimo de su veneracion a los individuos de Ie solida y con su rabia dirigida a los menos sencillos: tiene necesidad de ruido. Su peculiaridad consiste en una constante y apasionada falta de honrade:, por ello es y sigue siendo interesante. Bien es cierto que en Inglaterra le admiran precisamente por su honradez; pero eso es algo tipicamente ingles; y considerando que los ingleses son el pueblo del perIecto cant 2 , no solo es explicable, sino incluso legitimo. En el Iondo, Carlyle es un ateo ingles que tiene a mucha honra no serlo. 13 Emerson. Es mucho mas ilustrado, mas vagabundo, mas pluriIorme y reIinado que Carlyle, pero sobre todo mas Ieliz. Se trata de un individuo que instintivamente se alimenta solo de ambrosia, que deja a un lado lo que las cosas tienen de indigerible. En relacion con Carlyle, es un hombre de gusto. Carlyle, que le tenia mucho aIecto, dijo, sin embargo, de el: No nos da bastante que morder; tal vez lleve razon en esto, pero no va en menoscabo de Emerson. Emerson posee esa jovialidad benevola e ingeniosa que desarma toda seriedad; no sabe en modo alguno lo viejo que es ya y lo joven que le queda que ser aun. Con una Irase de Lope de Vega podria decir de si mismo: Yo me sucedo a mi mismo. Su espiritu encuentra siempre motivos para estar contento e incluso agradecido; y a veces goza la trascendencia jovial de aquel buen hombre que volvia de una cita amorosa como quien ha hecho algo bien, y decia agradecido: aunque Ialtan energias, el placer es digno de alabanza.
2 Como antes se dijo, hipocrita en ingles. El autor juega con la similitud del termino y el apellido del IilosoIo aleman Kant. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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14 Anti-Darwin. Me parece que la Iamosa lucha por la vida es mas una aIirmacion que algo demostrado. Se da, pero como excepcion; la apariencia que en conjunto oIrece la vida no es la de indigencia y de hambre, sino mas bien la de riqueza, de exuberancia, y hasta de despilIarro absurdo. Cuando se lucha, se lucha por el poder. No se debe conIundir a Malthus con la naturaleza. Pero en el supuesto que se de la lucha por la vida lo que en realidad sucede, el resultado es lamentablemente opuesto al que pretende la escuela de Darwin, opuesto a lo que tal vez seria de desear: en perjuicio de los Iuertes, de los privilegiados, de las excepciones aIortunadas. Las especies no van adquiriendo una mayor perIeccion: los debiles por ser mas numerosos y mas ingeniosos, dominan una y otra vez a los Iuertes. Darwin se olvido del ingenio (eso es muy ingles), v los debiles tiene mas ingenio. Hay que necesitar ingenio para acabar teniendolo; en cuanto ya no se le necesita se pierde. Quien tiene Iortaleza prescinde del ingenio (dejad que se extinga!, piensan ahora en Alemania: siempre nos quedara el Reich...). Como puede verse, entiendo por ingenio la prevision, la paciencia la astucia, el disimulo, el gran dominio de si mismo y toda clase de mimetismo (esto ultimo pertenece una gran parte de lo que llaman virtud). 15 Casuistica de psicologos. Este conoce a los hombres: para que los estudia realmente? Porque quiere obtener de ellos ventajas pequeas o incluso grandes: es un politico. Aquel otro conoce tambien a los hombres: y decis que no quiere nada para si, que es muy impersonal. Fijaos mejor. Tal vez busque una ventaja todavia peor. la de sentirse superior a los hombres, la de tener derecho a mirarlos desde arriba, la de no conIundirse con ellos. Ese impersonal desprecia a los hombres, mientras que el primero es una especie mas humana, a pesar de las apariencias. Por lo menos se equipara a los otros hombres, se coloca en medio de ellos... 16 Me parece muy dudoso atribuir tacto psicologico a los alemanes por toda una serie de casos que mi modestia me impide enumerar. En relacion con un caso tendre una gran oportunidad de aportar pruebas en deIensa de mi tesis: guardo un gran rencor a los alemanes por haberse equivocado respecto a Kant y a su IilosoIia de puertas traseras, como yo la llamo. No era Kant la personiIicacion de la honestidad intelectual. La otra cosa que no me gusta oir es una y tristemente celebre: los alemanes dicen: Goethe y Schiller... Pero es que no conocen aun a ese Schiller? No obstante hay otra y peor que esa: yo mismo he oido decir, bien es cierto que solo entre proIesores universitarios, Schopenhauer y Hartmann... 17 Los hombres mas espirituales, suponiendo que sean los mas valientes, son tambien los que viven las mas dolorosas tragedias: pero honran la vida precisamente porque esta se enIrenta a ellos con la mayor de las hostilidades. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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18 Sobre la conciencia intelectual. Nada me parece hoy mas diIicil de encontrar que la verdadera hipocresia. Tengo muchas sospechas de que a esa planta no le va el clima suave de nuestra cultura. La hipocresia es propia de epocas de Ie solida, en las que la gente no abandona su Ie ni aun cuando se vea en la necesidad de aparentar una Ie diIerente. Hoy la gente abandona la Ie, o, lo que es mas habitual, abraza una segunda Ie, sin dejar por ello de ser respetable. No hay duda de que hoy se puede tener un mayor numero de convicciones que en otros tiempos; y al decir que se puede, quiero decir que esta permitido, que es algo inofensivo. De aqui nace la tolerancia para con uno mismo. La tolerancia para con uno mismo permite tener varias convicciones, que conviven paciIicamente, y procuran, como hace hoy todo el mundo, no comprometerse. Como nos comprometemos hoy? Siendo consecuentes, siguiendo una linea recta, teniendo menos de cinco signiIicados, siendo autenticos... Mucho me temo que el hombre moderno sea simplemente demasiado comodo para tener algunos vicios, hasta el punto de que estos han terminado por desaparecer. En nuestro clima benigno todo lo malo que tiene como condicion previa una voluntad Iuerte y puede que no exista el mal sin que se de Iuerza de voluntad degenera en virtud... Los pocos hipocritas con los que me he encontrado representaban el papel de hipocritas: eran unos comediantes como lo que es hoy un hombre de cada diez. 19 Lo bello v lo feo. No hay nada mas condicionado e incluso mas limitado que nuestro sentido de la belleza. Quien trate de concebirla al margen del placer que un hombre produce a otro, sentira que no pisa tierra Iirme. Lo bello en si no es mas que una expresion, ni siquiera es una idea. En lo bello, el hombre se toma a si mismo como medida de perIeccion; y en determinados casos selectos se adora al admirar lo bello. Una especie no puede aIirmarse a si misma mas que de esta manera. Su instinto mas arraigado, el de conservacion y expansion, se reIleja incluso en estas sublimidades. El hombre cree que el mundo esta rebosante de belleza, y olvida que el es la causa de ella. Solo el le ha regalado al mundo la belleza; aunque lamentablemente, se trate de una belleza humana, demasiado humana.. . En el Iondo el hombre se mira en el espejo de las cosas y considera bello todo lo que le devuelve su imagen. El juzgar algo bello constituye la vanidad caracteristica de nuestra especie. Puede que una ligera sospecha le susurre al esceptico al oido: Esta realmente embellecido el mundo porque el hombre lo considere bello? El hombre lo ha humanizado: eso es todo. Pero no hay nada en absoluto que nos garantice que el hombre suministre el modelo de lo bello. Quien sabe la impresion que causaria el hombre a los ojos de un juez mas elevado del gusto? Le resultaria atrevido, quizas risible, o tal vez un poco arbitrario? Por que me tiras de las orejas, divino Dionisio?, pregunto una vez Ariadna a su amante IilosoIo, en uno de aquellos Iamosos dialogos de Naxos. Me resultan divertidas tus orejas, Ariadna; por que no seran mucho mas largas? Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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20 Nada es bello; solo el hombre lo es: toda la estetica se basa en esta ingenuidad; esta es su primera verdad. Veamos ahora cual es la segunda: nada es Ieo, excepto el hombre cuando degenera; asi queda delimitado el ambito del juicio estetico. En terminos Iisiologicos, todo lo Ieo debilita y entristece al hombre. Le recuerda la decadencia, el peligro y la impotencia. Ante lo Ieo el hombre pierde energia. Podemos medir su eIecto con un dinamometro. Por lo general, cuando el hombre se siente deprimido, es porque olIatea la proximidad de algo Ieo. Su sensacion de poder, su voluntad de poder, su valentia y su orgullo disminuyen a la vista de lo Ieo, y aumentan a la vista de lo bello... En ambos casos sacamos una conclusion. las premisas de esta se encuentran acumuladas en grado sumo en el instinto. Se concibe lo Ieo con un indicio y un sintoma de degeneracion; lo que recuerda la degeneracion, aunque sea en un grado minimo, nos induce a que lo juzguemos Ieo. Todo signo de agotamiento de pesadez, de vejez, de cansancio, toda clase de Ialta de libertad, bajo la Iorma de convulsion, paralisis, y, sobre todo, el color, el olor, y la Iorma de la descomposicion y de la putreIaccion, aunque se encuentre tan atenuado que solo sea un simbolo, provoca identica reaccion: la valoracion de Ieo. Aqui aparece un odio. a quien odia el hombre en este caso? No hay duda: a la decadencia de su tipo. Y odia partiendo del instinto mas arraigado de la especie; en ese odio hay estremecimiento, prevision, proIundidad, mirada a lo lejos; no hay un odio mas proIundo que este. A causa de el, es profundo el arte... 21 Schopenhauer. Schopenhauer es el ultimo aleman que merece ser tenido en cuenta (que es un acontecimiento europeo, como Goethe, como Hegel, como Heinrich Heine, y no solo un acontecimiento local, nacional); para un psicologo, es un caso de primer orden: como intento malignamente genial de hacer que luchen, a Iavor de una desvalorizacion completa y nihilista de la vida, las instancias opuestas, las grandes autoaIirmaciones de la voluntad de vivir, las Iormas mas exuberantes de la vida. Ha ido interpretando el arte, el heroismo, el genio, la belleza, la gran compasion, el conocimiento, la voluntad de verdad, y la tragedia, como consecuencias de la negacion, o de la necesidad de negacion, de la voluntad. A excepcion del cristianismo, no hay en la historia un Iraude psicologico mayor. Considerandolo de un modo mas preciso, en esto Schopenhauer no es mas que el heredero de la interpretacion cristiana; con la diIerencia de que supo aprobar tambien, en un sentido cristiano, es decir, nihilista, lo que el cristianismo habia recha:ado. los grandes hechos culturales de la humanidad (entendiendolos como vias de redencion, como Iormas previas de redencion, como estimulantes de la necesidad de redencion...). 22 Voy a considerar un caso concreto. Schopenhauer habla de belleza con un apasionamiento melancolico; a que se debe eso, en ultimo termino? A que ve en ella Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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un puente por el que se puede ir mas lejos o despertar la sed de ir mas lejos... Para el, la belleza es la liberacion de la voluntad por unos instantes: invita a una liberacion eterna... Especialmente alaba la belleza como redentora de ese Ioco de la voluntad que es la sexualidad; en la belleza ve negado el instinto de reproduccion. Alguien te contradice, santo extrao, y me temo que sea la naturaleza. Por que hay belleza en los sonidos, en los colores, en los olores y en los movimientos ritmicos de la naturaleza?; que es lo que hace que se manifieste la belleza? AIortunadamente, tambien le contradice un IilosoIo; y nada menos que la autoridad del divino Platon (como le llama el propio Shopenhauer), quien sostiene una tesis diIerente: la de que toda belleza estimula a la reproduccion, siendo este su eIecto mas caracteristico, desde lo mas sensual a lo mas espiritual. 23 Platon va mas alla. Con una inocencia para la cual se necesita ser griego y no cristiano, dice que no habria habido IilosoIia platonica de no haber existido en Atenas jovenes tan bellos: dice que verlos transporta el alma del IilosoIo a un delirio erotico y no le deja en paz hasta no haber sembrado en un terreno tan bello la semilla de todas las cosas elevadas. Vaya un santo extrao que es tambien Platon! No damos credito a nuestros oidos, suponiendo que se lo demos a Platon. Por lo menos se adivina que en Atenas se IilosoIaba de otro modo, sobre todo en publico. No hay nada menos griego que la telaraa de conceptos tejida por un solitario, el amor intelectual de Dios, a la manera de Spinoza. La IilosoIia a la manera de Platon habria que deIinirla, mas bien, como una lucha erotica, como un perIeccionamiento y una interiorizacion de la antigua gimnastica agonal y de sus condiciones previas... Que Iue lo que termino produciendo esa erotica IilosoIica de Platon? Esa nueva Iorma artistica del agon griego, que es la dialectica. En contra de Schopenhauer y en honor a Platon, recordare tambien que toda la cultura y toda la literatura superiores de la Francia clasica germinaron en el terreno del interes sexual. Por todas partes se puede buscar en ella la galanteria, los sentidos, la lucha de los sexos, la mujer; dicha busqueda no se vera nunca Irustrada. 24 El arte por el arte. Luchar en contra de que el arte tenga una Iinalidad equivale a luchar contra la tendencia morali:ante en el arte, contra su subordinacion a la moral. El arte por el arte signiIica que se vaya al diablo la moral! No obstante, incluso esta hostilidad revela el papel preponderante que desempea el prejuicio. Aunque se haya excluido del arte la predica moral y el perIeccionamiento del hombre, todavia no se sigue de ello, ni mucho menos, que el arte en cuanto tal carezca de Iinalidad, de objetivo, de sentido; en suma, que sea el arte por el arte (es decir, la pescadilla que se muerde la cola). La pasion sin mas aIirma: Es preIerible no tener ningun Iin que tener un Iin moral! Pero el psicologo, en cambio, pregunta: Que es lo que hace todo arte?, no Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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alaba?, no gloriIica?, no selecciona?, no destaca? Con todo eso, el arte refuer:a o debilita determinadas valoraciones... Es esto algo marginal, azaristico, algo en lo que no participa el instinto del artista? O, por el contrario, no es todo esto la condicion previa de la capacidad del artista...? Tiende el instinto basico del artista hacia el arte, o tiende mas bien hacia el sentido del arte, hacia la vida, hacia un ideal de vida? El arte es el gran estimulante de la vida: como puede concebirse en terminos de algo carente de Iinalidad, de objetivo, de arte por el arte? Queda una duda: el arte pone tambien de maniIiesto muchas cosas Ieas, duras, problematicas de la vida; no nos quitara con ello el placer de vivir? De hecho, ha habido IilosoIos que le han atribuido este sentido: Schopenhauer enseo que el proposito general del arte era desembarazarse de la voluntad, y celebro que la tragedia tuviera la gran utilidad de disponernos a la resignacion. Pero ya he indicado que esto es una optica de pesimista y un mal de ojo: hay que recurrir a los propios artistas: Que es lo que nos dice de si mismo el artista tragico? No nos muestra precisamente un estado de animo carente de miedo Irente a lo terrible y problematico? Ese estado constituye en si una aspiracion elevada; quien lo conoce le tributa los maximos honores; lo transmite, tiene que transmitirlo, si es que se trata de un artista, de un genio de la comunicacion. El estado victorioso que el artista elige y gloriIica es la valentia y la libertad del sentimiento ante un enemigo poderoso, ante una desgracia sublime, ante un problema que horroriza. Ante la tragedia, lo que hay de guerrero en nuestra alma celebra sus saturnales. El individuo heroico, que esta acostumbrado al dolor y que sale a su encuentro, ensalza con la tragedia su existencia. Solo a el le oIrece el artista tragico la copa de esa crueldad tan dulce. 25 Estar satisIecho con los demas, tener la casa de nuestro corazon abierta de par en par, es ser liberal, pero nada mas que liberal. A los corazones que son capaces de oIrecer una hospitalidad aristocratica se les reconoce porque la mayoria de sus ventanas tienen las cortinas corridas y la mayoria de sus postigos aparecen cerrados: sus mejores habitaciones se encuentran vacias. Por que? Porque esperan huespedes con los que no se sientan satisIechos 26 Cuando nos comunicamos con los demas, no nos estimamos a nosotros mismos lo suIiciente. Nuestras autenticas vivencias no son en modo alguno parlanchinas. No podriamos comunicarlas, aunque quisieramos. Les Ialta la palabra, y nosotros ya hemos dejado muy atras las cosas que se pueden expresar con palabras. En todo acto de hablar hay ya un algo de desprecio. Parece que el lenguaje haya sido inventado para decir solo lo vulgar, lo mediocre, lo comunicable. El uso del lenguaje vulgari:a ya al que habla. Esto Iorma parte de una moral para sordomudos y demas IilosoIos. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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27 Este retrato es encantadoramente bello!... La mujer literata, descontenta, excitada, que tiene el corazon y, las entraas vacias, que, con dolorosa curiosidad, esta constantemente escuchando el mandato que desde lo mas proIundo de su organismo susurra: O hijos o libros; la mujer literata, lo bastante culta para entender la voz de la naturaleza, aunque le hable en latin; y, al mismo tiempo, lo bastante vanidosa y gansa para hablarse a si misma en Irances y decirse: Me vere, me leere, me extasiare y dire: Como es posible que haya sido tan ingeniosa? 28 Toman la palabra los impersonales. Nada nos resulta mas Iacil que ser prudentes, suIridos, superiores. Destilamos el oleo de la indulgencia y de la simpatia; somos justos hasta el absurdo, todo lo perdonamos. Precisamente por eso deberiamos ser un poco mas severos con nosotros mismos, precisamente por eso deberiamos alimentar de cuando en cuando una pasioncilla, un pequeo vicio pasional. Quizas esto nos resulte amargo, y tal vez nos riamos entre nosotros del aspecto que oIrecemos con ello. Pero que remedio! Ya no nos queda ninguna otra Iorma de autosuperarnos: en esto consiste nuestro ascetismo, nuestra Iorma de hacer penitencia... Hacerse personal constituye la virtud del impersonal. 29 De un examen de doctorado. Que mision tiene toda enseanza superior? Hacer del hombre una maquina. Cual es el medio para conseguirlo? Ensear al hombre a aburrirse. Como se consigue esto? Con el concepto de deber. Quien es el modelo de esto? El Iilologo, porque ensea a estar constantemente empollando. Quien es el hombre perIecto... El Iuncionario del Estado. Que IilosoIia oIrece la Iormula maxima del Iuncionario del Estado? La de Kant: el Iuncionario del Estado como cosa en si, convertido en juez del Iuncionario del Estado como Ienomeno. 30 El derecho a la estupide:. El trabajador cansado, que apenas tiene tiempo para respirar, que tiene una mirada bonachona, que deja que las cosas sigan igual, esa Iigura tipica que ahora, en la era del trabajo (v del Reich'), encontramos en todas las clases sociales, reivindica hoy el derecho a tener acceso al arte, incluyendo a los libros, a los periodicos, principalmente, y no digamos ya a la bella naturaleza, a Italia... El hombre del atardecer, con los instintos salvajes adormecidos, como dice Fausto, necesita veranear, baarse en la playa, subir a las montaas, acudir a Bayreuth. En tales epocas el arte tiene derecho a la pura estupide:, como una especie de vacaciones que se tomara la inteligencia, el ingenio y el sentimiento. Esto lo entendio Wagner. La pura estupide: ayuda a reponer Iuerzas... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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31 Otro problema de dieta. Los medios que utilizaba Julio Cesar para hacer Irente a sus achaques y a sus dolores de cabeza largas caminatas, un genero de vida muy sencillo, estar siempre al aire libre, mantenerse constantemente ocupado, son, a grandes rasgos, medidas que conservan y deIienden contra la extrema vulnerabilidad de esa delicada maquina que trabaja a una altisima presion, llamada genio. 32 Habla el inmoralista. Nada repugna mas al gusto de un IilosoIo que el hombre cuando desea... Si el IilosoIo ve al hombre actuando, si a quien ve es a este animal, el mas valiente, astuto, resistente, perdiendose en un laberinto de situaciones diIiciles, que digno de admiracion le resulta el hombre! Incluso le inIunde animos... Pero el IilosoIo desprecia al hombre que tiene deseos, e igualmente al hombre deseable y a todo aquello que se considera deseable, a todos los ideales del hombre. Si un IilosoIo pudiera ser nihilista, lo seria porque detras de todos los ideales del hombre encuentra la nada; o ni siquiera la nada, sino solo lo que carece de valor, lo absurdo, lo enIermo, lo cobarde, lo cansado, todas aquellas heces que han quedado en el Iondo de la copa va bebida de su existencia. Por que el hombre, que es tan digno de veneracion en cuanto realidad, no merece que se le estime cuando desea? Acaso tiene que expiar el hecho de ser tan excelente como realidad? Es preciso que compense su obrar, la tension de cerebro y de voluntad que requiere obrar, relajando sus miembros en lo imaginario y en lo absurdo? La historia de lo que ha considerado deseable ha constituido hasta ahora la parte vergon:osa del hombre. No debemos pasar mucho tiempo leyendo esa historia. La realidad es lo que justiIica y justiIicara eternamente al hombre. Y, no vale mas el hombre real si se le compara con cualquier hombre meramente deseado, soado; con cualquier hombre ideal, que no es mas que una soberana mentira? Solo el hombre ideal es el que repugna al gusto del IilosoIo. 33 Jalor natural del egoismo. El valor del egoismo depende de lo que valga Iisiologicamente quien lo posee: puede ser muy valioso, o resultar carente de valor y despreciable. Cabe la posibilidad de examinar a todo individuo para ver si representa la linea ascendente o la linea descendente de la vida. Una vez que se ha decidido esto, se dispone ya de la medida que permite discernir el valor de su egoismo. Si representa la linea ascendente, su valor es realmente extraordinario; y, por amor a la vida toda que con el avanza hacia adelante, tiene derecho a llevar hasta el extremo la preocupacion por conservar y por crear sus mejores condiciones posibles. El hombre aislado, el individuo, como ha sido entendido hasta ahora por el pueblo y por los IilosoIos, es, realmente, un error, en si no es nada, no es un atomo, ni un eslabon de la cadena, ni una simple herencia de otra epoca: sino que es la completa y unica linea del hombre hasta llegar a el. Si, por el contrario, representa la evolucion descendente, la decadencia, la degeneracion cronica, el estado de enIermedad Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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(por lo general las enIermedades son ya eIectos de la decadencia, no causas de ellas), su valor es muy escaso, y la mas minima dignidad exige que les quite lo menos posible a los individuos bien constituidos, puesto que no es mas que un parasito de estos ultimos. 34 El cristiano v el anarquista. Cuando el anarquista, como portavoz de las capas sociales decadentes, reclama con hermosa indignacion derechos, justicia e igualdad de derechos, habla solo bajo el peso de su propia incultura que le impide saber por que suIre realmente, de que es pobre: es decir, de vida. Su instinto dominante es el de causalidad: alguien tiene que tener la culpa de que el este tan mal... Por otra parte, su hermosa indignacion le hace bien por si sola; cualquier pobre diablo siente placer injuriando, porque esto le produce una pequea borrachera de poder. La simple queja, el mero hecho de quejarse, puede darle un encanto a la vida y hacerla soportable. En toda queja hay una pequea dosis de vengan:a. a quienes son de otro modo se les reprocha, como una injusticia, como un privilegio ilegitimo, el malestar e incluso la mala condicion de quien se lamenta. Si yo pertenezco a la canalla y soy un canalla, tu deberias pertenecer a ella y serlo tambien: con esta logica se hace la revolucion. El quejarse no sirve absolutamente para nada: es algo que procede de la debilidad. No hay una gran diIerencia entre atribuir nuestro malestar a otros como hace el socialista, o atribuirnoslo a nosotros mismos, como hace el cristiano. Lo que en ambos hay de comun y habria que aadir de indigno es que alguien debe ser culpable de que se suIra; con pocas palabras, el que suIre se receta, como medio de combatir su dolor, la miel de la venganza. Los objetos de esa necesidad de venganza, que es una necesidad de placer, son causas ocasionales: el que suIre encuentra por todas partes causas para saciar su pequea venganza. Si es cristiano, digamoslo otra vez, las encuentra dentro de el... Tanto el cristiano como el anarquista son decadentes. Pero incluso cuando el cristiano condena, calumnia y ensucia el mundo, lo hace movido por el mismo instinto que impulsa al obrero socialista a condenar, calumniar y ensuciar la sociedad. El propio juicio Iinal es, igualmente, el dulce consuelo de la venganza, la revolucion que tambien espera el obrero socialista, solo que concebida como algo mas lejano. El propio mas alla... para que serviria ese mas alla si no Iuera para ensuciar el mas aca?... 35 Critica de la moral de la decadencia. Una moral altruista, una moral en la que se atrofia el egoismo, no deja de ser, en cualquier caso, una mala seal. Esto vale tanto para el individuo como especialmente para los pueblos. Cuando empieza a escasear el egoismo, Ialta lo mejor. Practicamente la Iormula de la decadencia es elegir instintivamente lo que nos perjudica, sentirse atraido por motivos desinteresados. No buscar lo que me conviene no es mas que la hoja de parra moral con la que se tapa un hecho completamente distinto, un hecho Iisiologico: Ya no se que es lo que me conviene. Disgregacion de los instintos! El hombre que se vuelve altruista es un hombre que esta acabado. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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En lugar de decir ingenuamente: vo no valgo ya nada, la mentira moral dice por boca del decadente: Nada vale nada; la vida ya no vale nada... Semejante juicio no deja de constituir, en ultimo termino, un gran peligro, pues resulta contagioso: pronto se extendera por todo el suelo enIermizo de la sociedad bajo la Iorma de una vegetacion tropical de conceptos, unas veces como religion (cristianismo), y otras como IilosoIia (Schopenhauer). En determinadas ocasiones, esa vegetacion de arboles venenosos, que brota de la putreIaccion, envenena la vida con sus exhalaciones durante miles de aos. 36 Moral para medicos. El enIermo es un parasito de la sociedad. Es indecoroso seguir viviendo cuando se llega a cierto estado. Seguir vegetando, dependiendo cobardemente de medicos y medicinas, una vez perdido el sentido de la vida, el derecho a vivir, debiera ser algo que produjese un hondo desprecio a la sociedad. Los medicos, a su vez, deberian ser los intermediarios de ese desprecio: dejar a un lado las recetas y experimentar cada dia una nueva dosis de asco ante sus pacientes... Hay que crear en el medico una nueva responsabilidad ante todos aquellos en que el interes supremo de la vida ascendente exija que se aplaste y que se elimine sin contemplaciones la vida degenerante, por ejemplo, en lo relativo al derecho a engendrar, a nacer, a vivir... Hay que morir con orgullo cuando ya no es posible vivir con orgullo. La muerte, elegida libremente, realizada a tiempo, con lucidez y alegria, rodeado de hijos y de testigos, de Iorma que todavia sea posible un autentico adios, al que asista verdaderamente quien se despide y haga una tasacion real de lo deseado y de lo conseguido a lo largo de toda su vida; la muerte, asi, se opone totalmente a la horrible y lamentable comedia que el cristianismo ha hecho de la misma. No le debemos perdonar nunca al cristianismo que haya abusado de la debilidad del moribundo para violar su conciencia, al igual que ha hecho con la Iorma de morir para emitir juicios de valor sobre el hombre y sobre su pasado. Frente a todos los prejuicios cobardes, hay que restablecer, antes que nada, la apreciacion justa, es decir, Iisiologica, de la que llaman muerte natural, que, en ultimo termino, no es mas que una muerte no natural, un suicidio. Nadie nos causa la muerte mas que nosotros mismos. Solo que se trata de una muerte en unas condiciones despreciables, una muerte no libre, una muerte a destiempo, una muerte propia de un cobarde. Por amor a la vida, habria que desear otra Iorma de morir: libre, consciente, sin inIluencia del azar, sin sorpresas. Un consejo, por ultimo, a los pesimistas y demas decadentes. No podemos impedir el hecho de haber nacido: pero podemos reparar ese error porque en ocasiones es un error. Cuando un hombre se autosuprime, hace lo mas estimable del mundo; con ello, casi se merece vivir... La sociedad, que digo?, la propia vida obtiene mas ventaja de esto que de una vida en medio de renuncias, anemia y demas virtudes; se libra a los demas del espectaculo de una existencia asi, y se libra a la vida de una objecion... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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El pesimismo puro, radical solo se demostraria a si mismo si los pesimistas se autoeliminasen. Hay que dar un paso mas en la logica pesimista: no solo negar la vida con voluntad y representacion, como dijo Schopenhauer, sino empe:ar negando a Schopenhauer... El pesimismo, dicho sea de pasada, por muy contagioso que sea, no aumenta el estado de enIermedad de una epoca o de una estirpe en conjunto, sino que es la expresion de ese estado de enIermedad. Se contrae como el colera: hay que estar predispuesto de una Iorma bastante enIermiza a contraerlo. El pesimismo no produce de suyo ni un solo decadente. Segun datos estadisticos, los aos en que el colera causa estragos no se diIerencian del resto en cuanto a la ciIra total de mortalidad 37 Nos hemos vuelto mas morales? Como era de esperar, toda la ferocidad de la estupidez moral que, como es sabido, en Alemania se identiIica con la moral misma se ha lanzado contra mi idea de mas alla del bien y del mal. Podria contar historias muy curiosas respecto a esto. Ante todo, me han sugerido que reIlexione sobre la indudable superioridad de nuestra epoca en relacion con el juicio moral; sobre el progreso que hemos conseguido realmente en este ambito: dicen que, en relacion con nosotros, es totalmente imposible aIirmar que un Cesar Borgia es, como yo sostengo, un hombre superior, una especie de superhombre. Un redactor del periodico suizo Bund, tras apreciar la valentia de mi atrevimiento, llego hasta el punto de entender que el principio de mi obra consistia en que, con ella, proponia la eliminacion de todos los sentimientos decentes. Le estoy muy agradecido! En respuesta, me permito plantear la pregunta de si nos hemos vuelto realmente mas morales. El hecho de que todo el mundo lo crea constituye una objecion contra esto. Nosotros, los hombres modernos, tan delicados, tan vulnerables que tenemos tantos miramientos con los demas y los recibimos de ellos, nos Iiguramos que, de hecho, esa delicada humanidad que personiIicamos, esa humanidad que se ha logrado en la indulgencia, en la tendencia a ayudar, en la conIianza reciproca, constituyen un progreso positivo, y que de este modo estamos muy por encima de los hombres del Renacimiento. Ahora bien, todas las epocas piensan asi, tienen que pensar asi. La verdad es que no podriamos situarnos, ni de hecho ni con la imaginacion, en las circunstancias que conIiguraron el Renacimiento. Nuestros nervios, y no digamos ya nuestros musculos, no soportarian esta realidad. Pero semejante incapacidad no demuestra ningun progreso; lo unico que prueba es que tenemos una constitucion distinta: mas tardia, mas debil, mas delicada, mas vulnerable, que engendra una moral mas rica en miramientos. Si prescindieramos con el pensamiento de nuestra constitucion delicada y tardia, de nuestro envejecimiento Iisiologico, nuestra moral de la humanizacion perderia al punto su valor en si, ninguna moral tiene valor, e incluso a nosotros mismos nos inspiraria desprecio. No dudemos, por otra parte, que nosotros los modernos, con nuestra humanidad tan acolchada por miedo a tropezar con alguna piedra, oIreceriamos a los contemporaneos de Cesar Borgia un aspecto tan comico que les haria morirse risa. EIectivamente, sin pretenderlo, resultamos muy comicos en nuestras virtudes Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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modernas... La disminucion de los instintos hostiles, que suscitan desconIianza y en esto estaria, eIectivamente nuestro progreso, representa solo una de las consecuencias en la disminucion general de la vitalidad: cuesta cien veces mas esIuerzo y mas cuidado mantener una existencia tan condicionada y tardia como la nuestra; por eso nos ayudamos los unos a los otros, siendo cada cual, en cierta medida, enIermo y enIermero al mismo tiempo. A esto es a lo que luego llaman virtud, aunque entre hombres que llegaron a conocer una vida diIerente, mas plena, mas prodiga, mas desbordante, habria recibido otro nombre, tal vez el de cobardia, mezquindad o moral de viejas. Mi tesis, si se quiere, mi innovacion, consiste en aIirmar que la dulciIicacion de nuestras costumbres es un eIecto de la decadencia; mientras que, por el contrario, la dureza y el caracter terrible de las costumbres podria ser una consecuencia de una superabundancia de vida, ya que entonces se puede arriesgar mucho, exigir mucho y tambien derrochar mucho. Lo que antao era la sal de la vida, seria para nosotros un veneno. Para ser indiIerentes lo cual es a su vez una Iorma de ser Iuertes somos tambien demasiado viejos, demasiado tardios; nuestra moral de la simpatia, contra la cual yo he sido el primero en dar la voz de alarma, a la que se le podria denominar impresionismo moral, constituye una maniIestacion mas de la hiperexcitabilidad Iisiologica que caracteriza a todo lo decadente. Ese movimiento, que con la moral de la compensacion de Schopenhauer ha tratado, sin conseguirlo, de presentarse como cientiIico es el movimiento propio de la decadencia en el ambito moral, y, en este sentido, resulta sumamente similar a la moral cristiana. Las epocas Iuertes, las culturas aristocraticas consideran que la compasion, el amor al projimo y la Ialta de un si mismo y de un sentimiento de si son algo despreciable. Hay que medir las epocas por sus fuer:as positivas v en esto la epoca del Renacimiento, tan prodiga y tan rica en Iatalidades, aparece como la ultima epoca grande, mientras que nosotros, los modernos, con nuestra ansiosa preocupacion por nosotros mismos, con nuestro amor al projimo, con nuestras virtudes tales como la laboriosidad, la modestia, la equidad y el cientiIicismo, con nuestro espiritu coleccionador, economico y maquinal, resultamos ser una epoca debil. La debilidad produce y determina nuestras virtudes. La igualdad, una cierta asimilacion eIectiva que se expresa en la teoria de la igualdad de derechos, Iorma parte esencial de la decadencia. Lo propio de toda epoca fuerte es lo que yo llamo el pathos de la distancia, es decir, la existencia de un abismo entre unos individuos y otros, y entre unas capas sociales y otras, la multiplicidad de tipos, la voluntad de ser uno mismo, de destacarse... Hoy en dia, por el contrario, la tension entre los extremos va disminuyendo cada vez mas, tanto en intensidad como en amplitud. Los mismos extremos se van borrando hasta acabar asemejandose. Todas nuestras teorias politicas y todas las constituciones de nuestros Estados, incluyendo al Reich aleman por supuesto, son consecuencias, necesidades derivadas de la decadencia. La accion inconsciente de la decadencia ha llegado a imperar incluso en los ideales de las ciencias particulares. Mi critica a toda la sociologia inglesa y Irancesa es tambien que solo conoce experimentalmente formas decadentes de la sociedad, e, ingenuamente, toma como norma de las valoraciones Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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sociologicas sus propios instintos de decadencia Lo que en sociologia actual se Iormula como ideal es la vida decadente, la disminucion de toda Iuerza organizadora, es decir, que se pare, que cree abismos, que subordine y que superordene. Nuestros socialistas son decadentes; pero tambien lo es Herbert Spencer al considerar deseable el triunIo del altruismo. 38 Mi concepto de libertad. Hay veces en que el valor de una cosa no consiste en lo que se obtiene al conseguirla, sino en lo que nos cuesta alcanzarla. Voy a poner un ejemplo. Las instituciones liberales dejan de ser tales en cuanto se conquistan: a partir de entonces no hay nada que ocasione daos mas nocivos y radicales a la libertad que dichas instituciones. Ya se sabe, en eIecto, cual es su resultado: minan la voluntad de poder, son la nivelacion de montes y valles elevada a la categoria de moral, hacen a los hombres cobardes, mezquinos y avidos de placeres; con ellas triunIa siempre el animal de rebao. Por hablar claramente, el liberalismo equivale a convertir al hombre en animal gregario... Cuando aun no se han conquistado tales instituciones, producen eIectos totalmente diIerentes: Iomentan intensamente la libertad. Si consideramos las cosas mas detenidamente, veremos que lo que produce esos eIectos es la guerra por conseguir las instituciones liberales, que, como guerra, hace que perdure los instintos no liberales y educa para la libertad. Porque, que es la libertad? Tener voluntad de responder como individuo, mantener las distancias que nos separan, hacerse mas indiIerente ante el cansancio, la dureza, las privaciones e incluso la vida. La libertad signiIica que los instintos viriles, los instintos que disIrutan luchando y venciendo, predominan sobre otros instintos como el de la Ielicidad, por ejemplo. El hombre, o, mejor aun, espiritu que ha llegado a ser libre pisotea esa Iorma despreciable de bienestar con la que suean los tenderos, los cristianos, las vacas, las mujeres, los ingleses y demas democratas. El hombre libre es guerrero. Como se mide la libertad en los individuos y en los pueblos? Por la resistencia que hay que vencer, por el esIuerzo que cuesta mantenerse arriba. Al tipo mas elevado de hombre libre hay que buscarlo alli donde constantemente hay que vencer la mayor parte de las resistencias: a dos pasos de la tirania, en el limite del peligro de caer en la esclavitud. Esto es psicologicamente cierto si consideramos tiranos unos instintos implacables y terribles, que hacen que se alcen contra ellos un maximo de autoridad y de disciplina el tipo mas bello es Julio Cesar. Esto es tambien cierto en el terreno politico, como se puede comprobar repasando simplemente la historia. Los pueblos que han tenido algun valor, que han llegado a valer algo, no lo han conseguido con instituciones liberales: lo que les hizo merecedores de respeto Iue el gran peligro, que es el que nos hace tomar conciencia de nuestros recursos, de nuestras virtudes, de nuestras armas de deIensa y de ataque, de nuestro ingenio e inteligencia, el que nos impulsa a ser Iuertes... Primer principio: hay que tener necesidad de ser Iuerte; de lo contrario, nunca llegaremos a serlo. Las sociedades aristocraticas como Roma y Venecia, esos grandes Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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invernaderos donde se cultivo el tipo de hombre mas Iuerte que ha existido hasta hoy, concibieron la libertad de la misma Iorma que yo: como algo que no se tiene, que se quiere, que se conquista. 39 Critica de la modernidad. Nuestras instituciones ya no valen nada: todos estamos de acuerdo con esto. Pero la causa no radica en ellas, sino en nosotros. Tras haber perdido todos los instintos de los que emanan las instituciones estamos perdiendo ahora estas, porque nosotros ya no servimos para ellas. El espiritu democratico ha sido siempre la Iorma de decadencia de la Iuerza organizadora. Ya en Humano, demasiado humano (I, 318), aIirme que la democracia moderna y todas sus realizaciones intermedias, como el Reich aleman, son la forma decadente del Estado. Para que haya instituciones es necesario que exista una especie de voluntad, de instinto, de imperativo, que sea antiliberal hasta la maldad: una voluntad de tradicion, de autoridad, de responsabilidad Irente a los siglos Iuturos, de solidaridad con la cadena de generaciones pasadas y Iuturas hasta el inIinito. Cuando se da esa voluntad, se Iunden cosas como el Imperio Romano o como Rusia, la unica nacion que hoy tiene posibilidades de durar, que puede esperar, que aun puede prometer algo. Rusia es la antitesis de la miserable division europea en pequeos Estados y del miserable nerviosismo europeo, que han entrado en una Iase critica al Iundarse el Reich aleman... Todo Occidente carece de esos instintos de los que emanan las instituciones, de los que brota el futuro. puede que no haya nada que le vaya tan a contrapelo a su espiritu moderno. La gente vive para el presente, con mucha prisa y de una Iorma irresponsable: y a eso le llama libertad. Desprecian, odian y rechazan todo lo que hace que las instituciones sean tales. En cuanto se oye hablar de autoridad, la gente cree que esta expuesta al peligro de volver a caer en la esclavitud. El grado de decadencia del instinto de los valores que caracteriza a nuestros politicos y a nuestros partidos politicos, llegan a tal extremo que preIieren instintivamente lo que disgrega y acelera el Iinal. Un testimonio de esto es el matrimonio moderno. Es evidente que el matrimonio moderno ha perdido toda su razon de ser; lo que no constituye, sin embargo, una objecion contra el matrimonio, sino contra la modernidad. La razon de ser del matrimonio consistia en la responsabilidad juridica exclusiva del varon, con lo que el matrimonio disponia de un centro de gravedad; mientras que hoy cojea de las dos piernas. La razon de ser del matrimonio consistia en el principio de su indisolubilidad, con lo que tenia una voz lo suIicientemente Iuerte para poder defarse oir Irente a los azares del sentimiento, de la pasion y del momento. Consistia tambien en la responsabilidad de las Iamilias respecto a la eleccion de los esposos. Con la indulgencia creciente en Iavor del matrimonio por amor se ha destruido el Iuncionamiento del mismo, lo que le convierte en una institucion. Una institucion no se Iunda nunca sobre una idiosincrasia; a un matrimonio no se le Iunda, como se ha dicho, sobre el amor, se le Iunda sobre el instinto sexual, sobre el instinto de propiedad (la mujer y los hijos como propiedad), sobre el instinto de Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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dominio que organiza constantemente esa Iorma minima de dominio que es la Iamilia; que necesita hijos y herederos para mantener, tambien Iisiologicamente, unos niveles de poder, una inIluencia y una riqueza ya alcanzados, para proyectar unas misiones que se prolonguen el tiempo, una solidaridad de instintos entre los siglos. El matrimonio como institucion contiene ya la Iorma mayor y mas duradera de organizacion. Si la propia sociedad, en conjunto, no puede tener una garantia de si misma que llegue hasta las generaciones mas remotas, el matrimonio no tienen ningun sentido. Como el matrimonio moderno ha perdido su sentido, hay que abolirlo. 40 El problema obrero. La estupidez, que, en la ultima instancia, no es mas que la degeneracion de los instintos, y que hoy es la causa de todas las demas estupideces, consiste en el hecho de que haya un problema obrero. El primer imperativo del instinto es que hay ciertas cosas que no se cuestionan. Yo no logro entender que es lo que se pretende hacer con el obrero europeo, despues de haber hecho de el un problema. Ese obrero se encuentra demasiado bien para no ir cuestionando cada vez mas cosas, para no cuestionar cada vez de una Iorma mas descarada. En ultimo termino, cuenta con el gran numero. Ya no cabe de modo alguno esperar que los obreros constituyan una capa social compuesta por un tipo de hombres modestos y satisIechos de si mismos, similar a la de los chinos, que es lo que habria tenido una razon de ser, lo que se habria necesitado realmente. Que es lo que se ha hecho? Todo lo necesario para eliminar de raiz hasta la condicion previa para ello. Con la Ialta de reIlexion mas irresponsable, se han aniquilado los instintos en virtud de los cuales los obreros pueden convertirse en un estamento, pueden llegar a ser ellos mismos. Se ha declarado al obrero apto para el servicio militar, se le ha otorgado el derecho de asociacion, se le ha dado el derecho al voto en el terreno politico. Como nos puede extraar entonces, que el obrero este empezando ya a considerar su existencia como una situacion miserable, como una infusticia, por decirlo con un termino moral. Pero, que es lo que se quiere?, volveremos a preguntar. Si se quiere un Iin, hay que querer tambien los medios. Si se quieren esclavos, es de idiotas educarlos para amos. 41 Libertad que no amo... En una epoca como la nuestra, abandonarse a los propios instintos representa una Iatalidad mas. Esos instintos se contradicen entre si, se estorban, se destruyen unos a otros. Ya deIini yo lo moderno como la contradiccion Iisiologica con uno mismo. Una Iorma razonable de educar consistiria en parali:ar con mano de hierro uno de esos sistemas de instintos al menos, para permitir que otro sistema diIerente cobre energias, se haga Iuerte y domine. Hoy en dia, para hacer posible al individuo, es decir, para conseguir que fuera completo habria que empezar por castrarle. Sin embrago, se hace lo contrario. Quienes con mayor ardor exigen independencia y desarrollo libre son precisamente aquellos para los que ningun Ireno seria demasiado severo. Esto vale en el terreno politico y en el Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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arte. Y esto es un sintoma de decadencia: nuestro concepto de libertad constituye una prueba mas de la degeneracion de los instintos. 42 Donde la fe es necesaria. No hay nada mas que se de menos entre los moralistas y los santos que la sinceridad; aunque digan e incluso crean lo contrario. Ya que si una Ie es mas util, mas eIicaz y mas convincente que la hipocresia a sabiendas, entonces la hipocresia se vuelve pronto inocente instintivamente. Este es el principio del que hay que partir para entender a los santos. Respecto a los IilosoIos que son una especie distinta de santos, su oIicio les exige que solo puedan aceptar ciertas verdades: aquellas por las que su oIicio obtiene la sancion publica; dicho en terminos kantianos, las verdades de la razon practica. Saben que es lo que tienen que demostrar, y en esto son practicos; se reconocen entre si para coincidir en las verdades en cuestion. No mentiras signiIica mas claramente: guardese, seor IilosoIo, de decir la verdad... 43 Dicho al oido de los conservadores. Lo que no se sabia antes y hoy si se sabe, o se podria saber, es que no es posible ninguna involucion, ninguna regresion en cualquier sentido y grado. Por lo menos los Iisiologos lo sabemos. Sin embrago, todos los sacerdotes y moralistas estaban convencidos de ello: quisieron que la humanidad retrocediera a una medida anterior de virtud, hacer que diera vueltas hacia atras como si Iuese un tornillo. La moral ha sido siempre un lecho de Procusto. Hasta los politicos han imitado en esto a los predicadores de la virtud: todavia hay partidos que tienen como ideal el que todo ande como los cangrefos. Pero nadie puede ser un cangrejo aunque quiera. No hay mas remedio: hav que ir hacia delante, es decir, avan:ar paso a paso hacia la decadencia (asi como deIino yo el progreso moderno...). Se puede obstaculi:ar esa evolucion y, de este modo detener la degeneracion, concentrarla, hacerla mas vehemente y brusca. Pero eso es todo lo que se puede hacer. 44 Mi concepto del genio. Al igual que las grandes epocas los seres superiores son materias explosivas en las que se encuentran acumuladas una Iuerza extraordinaria; su condicion historica y Iisiologica previa es que durante muchisimo tiempo se haya estado reuniendo, amontonando, ahorrando y acumulando hasta llegar a unos seres asi, sin que durante todo ese dilatado proceso se haya producido ninguna explosion. Cuando la tension existente en la masa ha llegado a ser demasiado grande, basta el estimulo mas accidental para hacer que aparezca el genio, la accion, el gran destino. Que importan entonces el medio ambiente, la epoca, el espiritu del siglo, la opinion publica? Tomemos el caso de Napoleon. La Francia de la Revolucion, y sobre todo la Francia de la epoca anterior a esta, habia engendrado el tipo opuesto al de Napoleon, como de hecho lo engendro. Pero como Napoleon era diferente y habia heredado una Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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civilizacion mas Iuerte, mas duradera y mas antigua que la que estaba desapareciendo y desintegrandose en Francia, se convirtio en el unico amo. Mientras que los grandes hombres son necesarios, la epoca en la que aparecen es contingente. El hecho de que casi siempre terminen adueandose de ella se debe solo a que son mas Iuertes y mas antiguos, a que se han ido acumulando energias durante un mayor periodo de tiempo para que se concentren en ellos. Entre un genio y su epoca se da la misma relacion que hay entre lo Iuerte y lo debil, o que entre lo joven y lo viejo: la epoca es siempre, en comparacion, mucho mas joven, mas Iloja, menos madura, mas insegura, mas inIantil. El que hoy en Francia (y tambien en Alemania, aunque esto no tiene la menor importancia) se piense de muv distinta forma respecto a esta cuestion, el que en dicho pais esa teoria de neuroticos que es la del medio ambiente haya llegado a tenerse por sacrosanta y casi cientiIica, habiendo llegado a creer en ella hasta los Iisiologos, es algo que huele mal, que suscita ideas sombrias. En Inglaterra piensan igual, pero eso es algo que no preocupa a nadie. El ingles solo dispone de dos vias para asimilar al genio: o la democratica a la manera de Buckle, o a la religiosa, a la manera de Carlyle. El peligro que hay en los grandes hombres y en las grandes epocas es inmenso, porque a ellos les sigue muy de cerca un agotamiento de todo tipo y una esterilidad. El gran hombre es un Iinal; la gran epoca, como el Renacimiento, por ejemplo, es un Iinal. El genio se derrocha por necesidad en su obra, en su accion; su grandeza radica en entregarse enteramente... El instinto de autoconservacion queda en suspenso, por asi decirlo; la arrolladora presion de las Iuerzas que se desbordan le impide ponerse a salvo y hacer previsiones de cualquier tipo. A esto la gente le llama holocausto, y alaba en ello el heroismo del gran hombre, su indiIerencia Irente a su provecho personal, su entrega a una idea, a una causa grande, a una patria...; pero todo esto es Iruto de un malentendido. El genio se derrama, se desborda, se gasta, no se ahorra, y ello de una manera Iatal, irremediable, involuntaria, al igual que un rio que se desborda y se sale de su cauce. Ahora bien, como es tanto lo que se les debe a estos seres explosivos, se les ha concedido tambien mucho a cambio: por ejemplo, una especie de moral superior. Asi es como obra la gratitud humana: malentendiendo a sus beneIactores. 45 El criminal v sus afines. El tipo del criminal es el de un hombre Iuerte situado en unas condiciones desIavorables, un hombre Iuerte que se ha puesto enIermo. Hubiera necesitado una selva virgen, una naturaleza y un modo de vida mas libres y peligrosos, donde no hubiese habido mas leves que las armas de deIensa y de ataque que adornan el instinto del hombre Iuerte. Sus virtudes han sido condenadas por la sociedad; los instintos mas energicos que son innatos a el se han mezclado pronto con las emociones depresivas, con el recelo, el miedo, el deshonor. Ahora bien, esta es practicamente la receta para degenerar Iisiologicamente. Quien se ve obligado a hacer a escondidas, con una tension, una prevision y una astucia mantenidas durante mucho tiempo, lo mejor que podria y que mas le gustaria hacer, se vuelve anemico. Como lo unico que obtiene Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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de sus instintos son peligros, persecuciones y catastroIes, hasta sus propios sentimientos terminan volviendose contra esos instintos, a los que considera como una Iatalidad. En nuestra sociedad domesticada, mediocre y castrada, un hombre que viene de la naturaleza, de las montaas o de correr aventuras por los mares, degenera Iacilmente en criminal. O casi necesariamente ya que hay veces en que dicho hombre se muestra mas Iuerte que la sociedad: el corso Napoleon es el caso mas celebre. Respecto a esta cuestion reviste una gran importancia el testimonio de Dostoievski, el unico psicologo, dicho sea de paso, que me ha enseado algo. Dostoiewski ha sido una de las mayores suertes de mi vida, mas incluso que mi descubrimiento de Stendhal. Este hombre profundo, que tenia todos los derechos para despreciar a un pueblo tan superIicial como el aleman, quedo impresionado de muy distinta Iorma de como el esperaba cuando convivio durante un largo tiempo con los presidiarios de Siberia. Estos criminales, autores todos ellos de graves delitos y sin responsabilidad alguna de reinsercion social, le parecieron individuos tallados en la mejor y mas preciada madera del territorio ruso. Generalicemos el caso del criminal: pensemos en seres a los que, por cualquier motivo, les Ialta la aprobacion publica, que saben que no se les considera ni beneIiciosos ni utiles, que sienten al igual que el chandala, que no les tratan como a iguales, sino como a alguien que se le ha de marginar porque es indigno y mancha a quien se relacione con el. Los pensamientos y los actos de todos esos individuos tienen el color de quien vive bajo tierra; en ellos todo es mas palido que en quienes viven a la luz del dia. Sin embargo, casi todas las Iormas de existencia que hoy veneramos, vivieron en otros tiempos en esa atmosIera casi sepulcral: el hombre de ciencia, el artista, el genio, el espiritu libre, el actor, el comerciante, el gran descubridor... Mientras se estuvo considerando que el tipo superior era el sacerdote se desvalorizo toda clase valiosa de hombres. Pero yo aseguro que ya esta cerca el tiempo en que el sacerdote sera considerado como el hombre mas bafo, como nuestro chandala, como la clase de hombre mas Ialaz e indecente de la tierra. Reparemos en el hecho de que todavia hoy, bajo el regimen de costumbres mas suaves que haya existido jamas en la tierra, al menos en Europa, todo el que vive separado de los demas, todo el que esta durante mucho tiempo por debafo, todo el que lleva una existencia extravagante e incomprensible, se parece al tipo que encuentra su maxima expresion en el criminal. Todos los innovadores del espiritu llevan durante algun tiempo en la Irente la seal palida y Iatidica del chandala; y no porque se les considere asi, sino porque ellos mismos notan el abismo que les separa de todo lo tradicional y respetado. Casi todos los genios atraviesan, como una etapa de subdesarrollo, una existencia catilinaria, caracterizada por un sentimiento de odio, de venganza y de rebelion contra todo lo que ya es, es lo que ya no esta en vias de ser. Catilina es la Iorma de existencia previa de todo Cesar. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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46 Aqui la perspectiva es libre. El que un IilosoIo guarde silencio, puede ser altura de alma; el que se contradiga puede ser amor; es posible que una mentira en boca de un hombre dedicado al conocimiento sea una cortesia. No sin agudeza se ha dicho: es indigno de un gran corazon propagar la turbacion que siente. Solo cabe aadir que tambien puede ser grandeza de alma no sentir miedo ante las -cosas mas indignas. Una mujer enamorada sacriIica su honor; un hombre dedicado al conocimiento que ama sacriIica tal vez su humanidad; un Dios que amaba se hizo judio. 47 La belle:a no es un a:ar. La belleza de una raza o de una Iamilia, su gracia y su bondad en todos los ademanes no son tambien cosas que se logran con trabajo: son, como el genio, el resultado de un trabajo que se ha ido acumulando generacion tras generacion. Es preciso haber sacriIicado muchas cosas al buen gusto; haber hecho y haber dejado de hacer muchas cosas por amor a ese buen gusto el siglo XVIII Irances es admirable a este respecto; es preciso que el buen gusto constituya un criterio de seleccion para elegir las compaias, los lugares, la ropa, la satisIaccion sexual; es preciso haber preIerido la belleza al beneIicio, a la costumbre, a la opinion, a la pereza... La regla suprema es que no hay que abandonarse, ni siquiera cuando se esta totalmente a solas. Todo lo bueno es sumamente costoso, y siempre vale la ley de que quien lo tiene es distinto de quien lo adquiere. Todo lo bueno se hereda; lo que no es heredado es imperIecto, es un principio... Ciceron se sorprendio de que en la Atenas que conocio, los adolescentes y los hombres Iueran mas hermosos que las mujeres; pero, para lograrlo, cuanto se habia tenido que esIorzar y cuanto se habia tenido que sacriIicar al servicio de la belleza, durante siglos, el sexo masculino. Ahora bien, no hay que engaarse respecto al metodo en este punto. Una disciplina dirigida solamente a los sentimientos y a los pensamientos no sirve de nada (en esto radica el error de la Iormacion alemana que es completamente ilusoria): hay que empezar persuadiendo al cuerpo. La observancia rigurosa de alemanes importantes y selectos y la obligacion de no relacionarse mas que con personas que no se abandonen bastan para llegar a ser importantes y selectos: en dos o tres generaciones ya se ha interiori:ado todo. Resulta decisivo para la suerte de los pueblos y de la humanidad comenzar la cultura por el sitio fusto, que no es precisamente el ahora, como ha pretendido la Iunesta supersticion de los sacerdotes y de los que son iguales a ellos. El sitio justo es el cuerpo, el ademan, la dieta alimenticia, la Iisiologia; lo demas es un resultado de esto. Esta es la razon de que los griegos sigan siendo el primer acontecimiento cultural de la historia: supieron lo que habia que hacer, y lo hicieron. El cristianismo, al despreciar el cuerpo, ha sido la mayor desgracia que hasta ahora ha suIrido la humanidad. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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48 El progreso tal v como vo lo entiendo. Yo tambien hablo de una vuelta a la naturaleza, aunque no se trata propiamente de un volver, sino de un ascender. un ascender de la naturaleza, que es elevado, libre, incluso terrible, que juega porque tiene derecho a jurar con grandes tareas. Por poner un simil: Napoleon represento un aspecto de la vuelta a la naturaleza, tal y como yo la entiendo (por ejemplo en cuestiones tacticas, y, sobre todo, como saben los militares, en cuestiones estrategicas). Pero, a donde queria realmente volver Rousseau, ese primer hombre maduro, idealista y perteneciente a la chusma al mismo tiempo, que tenia que recurrir a la dignidad moral para mirarse a la cara, enIermo de una vanidad y de un desprecio a si mismo desenIrenado...? Tambien ese engendro que se ha situado en el umbral de la epoca moderna queria la vuelta a la naturaleza. Pero, a donde vuelvo a preguntar queria volver Rousseau? Al odiar a Rousseau odio tambien la Revolucion, porque esta es la maniIestacion, en el ambito de la historia universal, de esa duplicidad de idealista y de chusma. Me importa poco su inmoralidad, la Iarsa sangrienta con que se represento esa Revolucion; lo que odio es su moralidad rousseauniana, las llamadas verdades de la Revolucion, que todavia siguen inIluyendo y atrayendo a todos los superIiciales y mediocres. La doctrina de la igualdad! Y, sin embargo, no hay veneno peor que ese, pues parece que es la justicia quien la predica cuando en realidad representa el Iin de la justicia. La verdadera justicia lo que dice es: igualdad para los iguales, desigualdad para los desiguales; de lo que se deduce que no se debe igualar nunca a los desiguales. El hecho de que en torno a aquella doctrina de la igualdad se hayan producido sucesos tan terribles y sangrientos ha conIerido una especie de aureola y de resplandor a esta idea moderna por excelencia, de Iorma que el espectaculo de la Revolucion ha atraido incluso a los espiritus mas nobles. Esto no constituye, en ultimo termino, una razon para concederle una mayor estima. Solo se de alguien que experimento ante ella lo que se debe experimentar: asco. Y ese Iue Goethe. 49 Goethe no es un acontecimiento aleman, sino europeo: un intento grandioso de superar el siglo XVIII mediante una vuelta a la naturaleza, mediante un ascenso hasta la naturaleza del Renacimiento, una especie de superacion de si mismo por parte de dicho siglo. Goethe poseia los instintos mas Iuertes de esa epoca: la sensibilidad, la idolatria hacia la naturaleza, el caracter antihistorico, idealista, irreal y revolucionario (este ultimo es solo una Iorma del irreal). Apelo a la historia, a las ciencias de la naturaleza, a la antigedad clasica, e incluso a Spinoza, pero principalmente a la actividad practica. Se rodeo de horizontes cerrados; no se margino de la vida, sino que se sumergio en ella. No se amilano, y cargo sobre sus hombros y dentro de si todo lo que pudo. Lo que queria era la totalidad, lucho contra la separacion entre la razon, los sentidos, los sentimientos y la voluntad (separacion que Kant, antipoda de Goethe, predico con la mas espantosa escolastica); se impuso una disciplina encaminada a la totalidad, se creo a si mismo... Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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En una epoca de sentimientos irreales. Goethe Iue un realista convencido: aIirmo todo lo que en ella le era aIin; su mayor experiencia Iue aquel ser realisimo llamado Napoleon. Goethe concibio un hombre Iuerte, de cultura elevada, diestro en todas las actividades del cuerpo, con un perIecto dominio de si mismo; un hombre que se atreviera a concederse todo el ambito y toda la riqueza de la naturaleza, que Iuera lo bastante resistente para esa libertad; un hombre tolerante, no por debilidad, sino por Iortaleza, porque supiera utilizar en beneIicio propio incluso aquello que haria perecer a una naturaleza mediocre; un hombre para el que no hubiera nada prohibido, a excepcion de la debilidad, ya se le de a esta el nombre de vicio o el de virtud. .. Ese espiritu que ha llegado a liberarse esta inmerso en el todo, con un Iatalismo alegre y conIiado, y sustenta la creencia de que solo lo individual es condenable, de que todo se redime y se aIirma en el conjunto; ese espiritu va no niega nunca. Semejante ciencia es la mas elevada de todas las posibles: yo le he dado el nombre de Dionisio. 50 Puede decirse que, en cierto sentido, el siglo XIX se ha esIorzado tambien en conseguir todo lo que Goethe se esIorzo en lograr a titulo personal: una universalidad que lo abarca y lo acepta todo, un dejar que las cosas, sean cuales sean, se acerquen a nosotros, un realismo audaz y un respeto hacia todos los hechos. Por que, entonces, el resultado general no es un Goethe, sino un caos, un sollozo nihilista, un no saber a donde ir, un instinto de agotamiento que en la practica esta invitando constantemente a volver al siglo XJIII (por ejemplo, bajo la Iorma de un romanticismo sentimental, de un altruismo, de un hipersentimentalismo, de un gusto aIeminado, de un socialismo en el terreno politico)? No es el siglo XIX, sobre todo en su Iinal, un siglo XVIII aumentado y mas vulgar, un siglo de decadencia; de manera que Goethe habria sido, no solo para Alemania, sino para toda Europa, un episodio hermoso pero inutil? No obstante, se interpreta equivocadamente a los grandes hombres cuando se les considera desde la miserable perspectiva del beneIicio publico. Puede que incluso forme parte de su grande:a el que no se sepa sacar de ellos ningun beneIicio. 51 Goethe es el ultimo aleman al que respeto: habia sentido tres cosas que yo siento, pues tambien coincido con el en lo reIerente a la cruz. Me preguntan con Irecuencia por que escribo en aleman, cuando, segun me cuentan, en ningun pais me leen menos que en mi patria. Pero, quien sabe si, en ultima instancia, deseo que hoy en dia se me lea? No he sido nunca lo bastante modesto para exigirme por lo menos crear algo en lo que el tiempo trate inutilmente de hincarle el diente, y esIorzarme por conseguir una pequea inmortalidad en la Iorma y en la sustancia. El aIorismo y la sentencia, en los que he adquirido una maestria superior a la de todos los alemanes, son las Iormas de la eternidad. Ambiciono decir en diez Irases lo que todos los demas dicen en un libro. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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He dado a la humanidad el libro mas proIundo que posee: mi Zaratustra; dentro de poco le dare el mas independiente. Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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LO QUE DEBO A LOS ANTIGUOS
1 Para terminar, dire algo sobre el mundo antiguo, un mundo para acceder al cual he buscado vias que tal vez resulten nuevas. Mi gusto, que quiza sea lo totalmente opuesto a un gusto tolerante, dista tambien mucho aqui de aceptarlo todo: por lo general, no me gusta aIirmar, me place algo mas negar, y lo que mas me agrada es no decir absolutamente nada... Esto vale para culturas enteras, para libros, y tambien para ciudades y paisajes. En el Iondo, son muy pocos los libros antiguos que han dejado una huella en mi vida; y entre estos no se encuentran precisamente los mas celebres. Mi sentido del estilo, del epigrama como estilo, se desperto casi de pronto cuando entre en contacto con Salustio. Aun recuerdo el asombro de mi venerado proIesor Corssen cuando tuvo que dar la mejor caliIicacion al peor de sus alumnos de latin: aprendi de golpe. Salustio consiguio que me descubriese a mi mismo con su estilo ceido, riguroso, con su Iondo dotado de la mayor sustancia, una Iria malevolencia contra la palabra hermosa, al igual que contra los bellos sentimientos. Puede apreciarse en mi, incluso en mi Zaratustra, una ambicion muy seria de conseguir un estilo romano, un estilo dotado de una perennidad mas duradera que el bronce. Igual me ocurrio en mi primer contacto con Horacio. Con ningun otro poeta he experimentado hasta ahora el arrebato artistico que desde un primer momento me produjo una oda horaciana. Lo que se logra en ellas, es algo que, en determinados idiomas, no se puede ni intentar. Ese mosaico de palabras en el que cada una, por su sonido, por su emplazamiento y por su signiIicado, irradia su Iuerza a diestro y siniestro, y sobre todo el conjunto; ese minimo en la extension y en el numero de signos, y ese maximo en la energia de los mismos, es algo caracteristicamente romano y, si se me quiere creer, aristocratico por excelencia. En comparacion, toda la poesia restante resulta algo popular, una simple charlataneria sentimental. 2 A los griegos no les debo impresiones tan intensas como estas; y, para decirlo directamente, no pueden ser para nosotros lo que son los romanos. No se aprende de los griegos; su Iorma de ser es demasiado extraa, demasiado Iluida para producir un eIecto imperativo, un eIecto clasico. Quien hubiera aprendido a escribir con un griego? Quien hubiera aprendido a escribir sin los romanos? Que nadie me contradiga recordandome a Platon. Respecto a Platon soy un esceptico radical, y nunca he podido compartir con los eruditos su tradicional admiracion por Platon como artista. En ultimo termino, estan de parte mia en esta apreciacion los mas reIinados jueces del gusto estetico que existieron en el propio mundo antiguo. A mi Iorma de ver, Platon mezcla todas las Iormas del estilo; tiene sobre su conciencia una Ialta semejante a la de los cinicos que idearon la satira Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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menipea. Para que los dialogos de Platon, esa especie de dialectica horriblemente satisIecha de si misma y pueril, puedan ejercer un atractivo, es preciso no haber leido nunca a los buenos autores Iranceses (a Fontenelle, por ejemplo). Platon es aburrido. En ultimo termino, mi desconIianza hacia Platon llega hasta el Iondo: le encuentro tan alejado de todos los instintos Iundamentales de los helenos, tan moralizado, tan cristiano anticipado el eleva ya la idea de bien a la categoria de idea suprema, que para reIerirse al Ienomeno total de Platon preIeriria, mas que ninguna otra, usar la dura expresion de Iarsa suprema, o, si suena mejor, de idealismo. Se pago caro el que ese ateniense Irecuentara la escuela de los egipcios (o quiza de los judios residentes en Egipto). Dentro de la gran Iatalidad que supuso el cristianismo, Platon Iue ese equivoco y esa Iascinacion llamada ideal, que hizo posible que los individuos mas nobles de la antigedad se interpretaran mal a si mismos y que pusieran el pie en el puente que conducia hacia la cruz. Y cuanto sigue habiendo de Platon en la idea de Iglesia, al igual que en su organizacion, en su sistema y en sus practicas! Mi distraccion, mi predileccion, mi curacion de todo platonismo ha sido siempre Tucidides. Tucidides y tal vez el Principe de Maquiavelo son muy aIines a mi por el proposito incondicional de no dejarse engaar en nada y de ver la razon en la realidad, v no en la razon, y menos aun en la moral. Nadie mejor que Tucidides para curarnos radicalmente de ese lamentable barniz coloreado del ideal con que se pinta a los griegos, y que constituye el premio que recibe el joven con una Iormacion clasica por el adiestramiento que le proporciona la enseanza media para la vida. Hay que examinar detalladamente cada linea suya y desciIrar sus pensamientos ocultos. En el alcanza su maxima expresion la cultura de los sofistas, es decir, de los realistas. ese inapreciable movimiento paralelo a la Iarsa de la moral y del ideal representada por las escuelas socraticas, que por entonces irrumpia por todas partes. La IilosoIia griega considerada como la decadencia del instinto griego; Tucidides considerado como el gran compendio, la ultima maniIestacion de la objetividad Iuerte, rigurosa y dura, que habia en el instinto de los antiguos helenos. Lo que, en ultimo termino enIrenta a individuos como Tucidides e individuos como Platon es la valentia ante la realidad. Platon es un cobarde Irente a ella, y, en consecuencia, se reIugia en el ideal. Tucidides es dueo de si mismo, y, por consiguiente, domina tambien a las cosas. 3 El psicologo que yo llevo dentro me libro de vislumbrar en los griegos almas hermosas, aureas mediocridades y otras perIecciones por el estilo, asi como de admirar en ellos, por ejemplo, la serenidad en medio de la grandeza, los sentimientos ideales y la elevada sencillez esa elevada sencillez que en el Iondo no es mas que estupidez alemana. Lo que yo he vislumbrado en los griegos ha sido su instinto mas Iuerte, la voluntad de poder; les he visto temblando ante la indomable violencia de ese instinto; he visto que todas sus instituciones surgieron como mecanismos de deIensa para asegurarse los unos a los otros contra la materia explosiva que llevaban dentro. Esa Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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extraordinaria tension inIerior se descarga entonces externamente en hostilidades tremendas y brutales. Las ciudades se despedazaban entre si para que sus habitantes consiguieran estar en paz consigo mismos. Habia que ser Iuerte: el peligro estaba cerca, acechaba por todas partes. La admirable agilidad corporal, el realismo temerario y el inmoralismo que caracterizaban a los helenos Iue una necesidad, no algo natural. Fue un resultado, no algo que existiera desde el principio. Y con las Iiestas y las artes no se pretendia otra cosa que sentirse y mostrarse por encima de los demas: eran medios de autogloriIicarse, y en determinadas ocasiones de inIundirse miedo de si mismos... Como se puede juzgar a los griegos por sus IilosoIos, al igual que hacen los alemanes, recurriendo, por ejemplo, a la mojigateria de las escuelas socraticas para explicar lo que era, en el Iondo, lo helenico? Como si los IilosoIos no hubieran sido, realmente, los decadentes del mundo griego, el movimiento de reaccion contra el gusto antiguo, aristocratico (contra el instinto agonal, la polis, el valor de la raza, la autoridad de la tradicion)! Se predicaron las virtudes socraticas porque los griegos habian perdido las suyas: al volverse todos irritables, temerosos, inconstantes y Iarsantes, tenian razones de sobra para permitir que les predicaran la moral. Aunque con ello no se consiga nada, cuanto les gusta a los decadentes los grandes terminos y los grandes gestos! 4 Yo Iui el primero que, para entender el instinto helenico mas antiguo, aun rico e incluso desbordante, considere con toda seriedad ese admirable Ienomeno que lleva el nombre de Dionisio, y que solo se puede explicar con un exceso de fuer:a. Quien estudie a Iondo a los griegos, como Jakob Burckhardt de Basilea, el mas proIundo conocedor de su cultura de los que siguen en vida, comprendera inmediatamente la importancia de mi observacion: por eso Burckhardt aadio a su libro La cultura de los griegos un capitulo especialmente dedicado a este Ienomeno. Si se quiere ver cual es la antitesis de esto, observese la casi divertida pobreza de instinto que maniIiestan los IilosoIos alemanes cuando se acercan a lo dionisiaco, empezando por Lobeck, que se introdujo arrastrandose en ese mundo de estados misteriosos con la respetable seguridad de un gusano criado entre libros, convencido de que lo que hacia era cientiIico cuando en realidad resultaba Irivolo y pueril hasta la nausea. Lobeck ha hecho saber, que con un gran despliegue de erudicion, que casi ninguna de esas cosas tan interesantes tiene la menor importancia. He sealado que quizas los sacerdotes comunicaran a quienes participaban en tales orgias algunos conocimientos no Ialtos de valor, como, por ejemplo, que el vino produce alegria que a veces el hombre se alimenta solo de Irutos, que las plantas Ilorecen en primavera y se marchitan en otoo. Respecto a la sorprendente riqueza de ritos, simbolos y mitos de origen orgiastico, en la que el mundo antiguo se muestra tan prodigo, Lobeck halla la ocasion de maniIestarse mas ingenioso aun. Los griegos dice en Aglaophamus, I, 672, cuando no tenian otra cosa que hacer, reian, saltaban, corrian de un lado para otro, o, como el hombre encuentra tambien placer en ello, se sentaban y se ponian a llorar y a lamentarse. Luego vinieron otros que buscaron una razon que explicara esta Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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sorprendente conducta; de este modo, surgieron, para explicar tales costumbres, esas innumerables leyendas y mitos relativos a las Iiestas. Creyeron, ademas, que las pavasadas que se realizaban los dias de Iiesta tenian que Iormar parte tambien de las celebraciones y las conservaron como parte integrante del culto. Toda esta palabreria no merece mas que desprecio; no se debe tomar en serio absolutamente nada de lo que dice un autor como Lobeck. Una cosa muy distinta es lo que sentimos cuando investigamos el impresionante concepto que tenian de lo griego Winckelmann y Goethe, y descubrimos que es incompatible con los elementos de donde surge el arte dionisiaco, con el orgiasmo. No me cabe la menor duda de que, por principio, Goethe excluyo del alma griega algo semejante. En consecuencia, Goethe no entendio a los griegos. Porque es precisamente en los misterios dionisiacos, en la psicologia de los estados dionisiacos donde se maniIiesta el hecho fundamental del instinto helenico: su voluntad de vivir. Que es lo que el griego se garantizaba a si mismo con esos misterios? La vida eterna, el eterno retorno de la vida; el Iuturo prometido y santiIicado en el pasado; el si victorioso dicho a la vida mas alla de la muerte y del cambio; la vida verdadera considerada como supervivencia colectiva en virtud de la Iecundacion y de los misterios de la sexualidad. Esta es la razon de que el simbolo sexual Iuera para los griegos el simbolo venerable por antonomasia, el verdadero sentido proIundo que contenia toda la religiosidad antigua. Cada detalle del acto de la Iecundacion, del embarazo y del nacimiento suscitaba los mas elevados y solemnes sentimientos En la doctrina de los misterios lo que se santiIica es el dolor. los dolores de la parturienta santiIican el dolor en general; todo devenir y todo desarrollo, lo que garantiza el Iuturo, implica dolor... Para que se de el placer de crear, para que la voluntad de vivir se aIirme eternamente a si misma, ha de darse eternamente tambien el tormento de la parturienta... Todo esto signiIica la palabra Dionisio: no conozco otro conjunto de simbolos mas elevado que el simbolismo griego de las Iiestas dionisiacas. En el se siente religiosamente el instinto mas proIundo de la vida, el del Iuturo de la vida, el de la eternidad de la vida; la via misma que conduce a la vida, la Iecundacion, es considerada como la via sagrada... Solo el cristianismo, cuya base no es otra que el resentimiento contra la vida, ha hecho de la sexualidad algo impuro: ha cubierto de fango el origen, la condicion previa de nuestra vida... 5 La psicologia del orgiasmo, entendido este como un sentimiento exuberante de vida y de Iuerza, en el que el propio dolor actua como estimulante, me proporciono la clave para entender la idea de sentimiento tragico, que tan mal interpretaron Aristoteles y, especialmente, nuestros pesimistas. La tragedia dista tanto de ser una maniIestacion del pesimismo de los helenos en el sentido de Schopenhauer, que ha de ser considerada, mas bien, como el rechazo y el argumento definitivo contra ese presunto pesimismo. Lo que yo llame dionisiaco, intuyendo que era un puente que llevaba a la psicologia del poeta tragico, es la aIirmacion de la vida incluso en sus aspectos mas extraos y duros, Federico Nietzsche - El Ocaso de los Idolos
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alegrandose de su propia inagotabilidad al sacrificar a sus tipos mas elevados. Y ello, no para liberarse del horror y de la compasion, ni para puriIicarse de una pasion peligrosa descargandola vehementemente, como lo entendio Aristoteles, sino para identificarse por encima del horror y de la compasion, con el goce eterno del devenir, goce que incluye tambien el placer de destruir... Y con esto vuelvo al mismo lugar del que parti: El origen de la tragedia Iue mi primera inversion de todos los valores: de esta Iorma, yo, el ultimo discipulo del IilosoIo Dionisio, yo, el maestro del eterno retorno, vuelvo a colocarme en el terreno del que broto mi voluntad y mi poder...
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Indice PROLOGO................................................................................................................ 2 MXIMAS Y DARDOS........................................................................................... 3 EL PROBLEMA DE SCRATES.......................................................................... 8 LA RAZN EN LA FILOSOFIA..................................................................... 12 SOBRE CMO TERMIN CONVIRTINDOSE EN FBULA EL MUNDO VERDADERO .................................................................................................................. 16 LA MORAL COMO CONTRANATURALEZA................................................ 17 LOS CUATRO GRANDES ERRORES............................................................... 21 LOS QUE QUIEREN ME1ORAR A LA HUMANIDAD............................... 27 LO QUE LOS ALEMANES ESTN PERDIENDO........................................... 30 INCURSIONES DE UN INTEMPESTIVO......................................................... 35 LO QUE DEBO A LOS ANTIGUOS ................................................................... 62 INDICE.................................................................................................................... 67