Las Aberraciones Sexuales

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Introduccin:

Este trabajo es un resumen producto de la fusin de tres grandes obras de Freud que
giran en torno de la importancia de la vida sexual para todas las actividades humanas y
de la necesidad de ampliar el concepto de sexualidad a partir del anlisis de los nios y
de los llamados perversos.
I. LAS ABERRACIONES SEXUALES:
La existencia de necesidades sexuales se expresa en el concepto de pulsin sexual. A
la energa de la pulsin sexual se la denomina libido.
Segn la opinin popular, la pulsin sexual falta en la infancia, adviene en la pubertad,
se exterioriza en la atraccin que un sexo ejerce sobre otro, y su meta es la unin sexual
(coito) para la reproduccin. En funcin de esto, Freud propone una sexualidad
AMPLIADA (extensin del concepto de sexualidad) compuesta no solo por la genitalidad
del adulto, sino tambin por la sexualidad infantil y la sexualidad perversa.
Freud introduce dos trminos:
OBJETO SEXUAL, como la persona de la que parte la atraccin sexual.
META SEXUAL, como la accin hacia la cual esfuerza la pulsin (satisfaccin).
La experiencia muestra la existencia de numerosas DESVIACIONES respecto de ambos,
el objeto sexual y la meta sexual.
i. Desviaciones con respecto al OBJETO SEXUAL.
A. La Inversin.
Se llaman invertidos a aquellos hombres cuyo objeto sexual no es la mujer, sino el
hombre, y a aquellas mujeres que no tienen por objeto al hombre, sino a la mujer. La
inversin es la fijacin de la libido en personas del mismo sexo. Algunos invertidos
conciben la particularidad de su pulsin sexual como algo natural, mientras que otros se
sublevan contra ella y la sienten como una compulsin patolgica.
Tras varias elucidaciones Freud concluye que la inversin no es una degeneracin.
Buscando una explicacin de la inversin Freud advierte que la hiptesis de que la
inversin es innata no explica su naturaleza, como no la explica la hiptesis de que es
adquirida.
En funcin de la experiencia se logran establecer dos ideas:
En la inversin interviene una DISPOSICION BISEXUAL, ya que en todo ser humano
existen elementos masculinos y femeninos, desarrollados en razn inversa del sexo del
sujeto. Es decir que toda mujer entraa elementos y caracteres masculinos, y todo
hombre, femeninos.
Tambin intervienen perturbaciones que afectan la pulsin sexual en su
desarrollo.
Nota de 1910. El psicoanlisis no ha conseguido un total esclarecimiento del origen
de la inversin, pero ha descubierto el mecanismo psquico de su gnesis. Los invertidos
pasan en los primeros aos de su infancia por una breve fase de intensa fijacin a la
mujer (su madre), y luego de esta fase heterosexual se identifican con la mujer y se
toman a s mismos como objeto sexual, es decir que, partiendo de una posicin
narcisista, buscan hombres jvenes y semejantes a su propia persona, a los que quieren
amar como la madre los amo a ellos.
Nota de 1915. Los caracteres esenciales de la inversin son: la eleccin narcisista de
objeto y la persistencia de la significacin sexual en la zona anal. La investigacin
psicoanaltica rechaza concebir a los homosexuales como una especie particular de
seres humanos ya que todo individuo es capaz de una eleccin homosexual de objeto.
La experiencia recogida nos ensea que la pulsin sexual no trae consigo el objeto.
Entre la pulsin sexual y el objeto sexual hay una soldadura, ya que la pulsin sexual es,
al comienzo, independiente de su objeto.
B. Personas gensicamente inmaduras (nios) y animales como objetos sexuales.
Por razones estticas, se querra atribuir a insania estos extravos graves de la pulsin
sexual. Pero ello no es correcto. Las perturbaciones de la pulsin sexual en personas
sanas no son diferentes de las halladas entre los insanos, solo que en estos ltimos el
desvo se presenta aumentado y elevado a la condicin de practica exclusiva. Segn mi
experiencia quien es mentalmente anormal en algn otro aspecto (social o tico) lo es
regularmente tambin en su vida sexual. Pero hay muchos que son anormales en su
vida sexual mientras que en todos los otros campos responden a la norma. Las
mociones de la vida sexual se cuentan entre las menos dominadas por las actividades
superiores del alma, aun en las personas normales.
ii. Desviaciones con respecto a la META SEXUAL.
A. Transgresiones anatmicas, respecto de las zonas del cuerpo destinadas a la
unin sexual.
Sustituto inapropiado del objeto sexual. FETICHISMO.
El objeto sexual normal es sustituido por otro que guarda relacin con l, pero es
completamente inapropiado para servir a la meta sexual normal. El sustituto del objeto
sexual es, una parte del cuerpo muy poco apropiada a un fin sexual (el pie, los cabellos),
o un objeto inanimado (prenda de vestir, ropa interior). Estos fenmenos que conllevan
un abandono de la meta sexual normal dependen de la sobrestimacin del objeto
sexual que invade todo lo conectado con el objeto por asociacin.
El caso patolgico sobreviene solo cuando la aspiracin al fetiche se FIJA, y reemplaza la
meta sexual normal; y adems, cuando el fetiche se desprende de esa persona
determinada y pasa a ser un objeto sexual por s mismo.
En la eleccin del fetiche se manifiesta la influencia persistente de una impresin sexual
recibida casi siempre en la primera infancia.
Artculo Fetichismo (1927):
El fetiche es el sustituto del falo de la mujer (de la madre) en que el varoncito ha credo
y al que no quiere renunciar. El varoncito rehus darse por enterado de un hecho de su
percepcin, que la mujer no posee pene, pues si la mujer esta castrada, su propia
posesin de pene corre peligro, y en contra de ello se revuelve la porcin de narcisismo
con que la naturaleza doto a este rgano. A este mecanismo, propio de fetichismo,
Freud lo denomina desmentida y es un proceso defensivo contra los reclamos de la
realidad externa, a diferencia de la represin que se aplica a la defensa contra las
demandas pulsionales internas. El yo del fetichista ha desmentido el hecho desagradable
de la castracin de la mujer. En el conflicto entre el peso de la percepcin indeseada y
la intensidad del deseo contrario se ha llegado a un compromiso como solo es posible
bajo el imperio de las leyes del pensamiento inconsciente (proceso primario). En lo
psquico la mujer seguir teniendo un pene, pero este pene ya no es el mismo que era
antes. Ha sido reemplazado, fue designado un sustituto que hereda el inters dirigido al
primero. El fetiche perdura como el signo del triunfo sobre la amenaza de castracin y
de la proteccin contra ella, y ahorra al fetichista el devenir homosexual, en tanto
presta a la mujer aquel carcter por el cual se vuelve soportable como objeto sexual.
Como estigma indeleble de este proceso permanece la enajenacin respecto de los
reales genitales femeninos que no falta en ningn fetichista.
Es probable que se retenga como fetiche la ltima impresin anterior a la traumtica.
B. Fijaciones en metas sexuales provisionales.
Implica demoras en relaciones intermediarias con el objeto sexual (como el palparlo y
mirarlo) que normalmente se recorren con rapidez como jalones en la va hacia la meta
sexual definitiva.
a. Sadismo y masoquismo.
Las races del sadismo se hallan en un componente agresivo de la pulsin sexual que se
ha vuelto autnomo, exagerado, elevado por desplazamiento al papel principal. El
sadismo consiste en una ACTITUD ACTIVA, que implica el sometimiento y el maltrato
infligidos al objeto sexual como condicin exclusiva de la satisfaccin.
El masoquismo consiste en ACTITUDES PASIVAS que implican el condicionamiento de la
satisfaccin al hecho de padecer un dolor fsico o anmico infligido por el objeto sexual.
El masoquismo no es otra cosa que una prosecucin de sadismo vuelto hacia la propia
persona.
Tanto la forma activa como la forma pasiva de esta perversin se encuentran juntas en
una misma persona. Un sdico es siempre tambin al mismo tiempo un masoquista,
aunque uno de los dos aspectos de la perversin, el pasivo o el activo, puede haberse
desarrollado en el con ms fuerza y constituir su prctica sexual prevaleciente.
iii. Consideraciones generales sobre todas las perversiones.
La experiencia cotidiana muestra que la mayora de estas transgresiones son un
ingrediente de la vida sexual que raramente falta en las personas sanas. Solo cuando la
perversin no se presenta junto a lo normal, sino que suplanta y sustituye a lo normal se
la juzga como un sntoma patolgico. Aqu se puede contemplar el carcter de
exclusividad y fijacin propio de la perversin.
La pulsin sexual lucha contra ciertos poderes anmicos en calidad de resistencias
(asco, moral, vergenza) que contribuyen a circunscribir la pulsin dentro de las
fronteras consideradas normales.
iv. La pulsin sexual en los neurticos.
En la histeria se comprueba la existencia de un par de opuestos: el despliegue
hiperpotente de la pulsin sexual (necesidad sexual hipertrfica) y una desautorizacin
de lo sexual llevada demasiado lejos (aumento de las resistencias a la pulsin sexual;
cuota de represin sexual que rebasa con mucho la medida normal). En medio de estas
se ubica el recurso a la enfermedad que no da una solucin al conflicto sino que es un
intento de escapar a l mudando las aspiraciones libidinosas en sntomas. As se
demuestra que fue el componente sexual del conflicto el que posibilito la contraccin
de la enfermedad sustrayendo los procesos anmicos a la tramitacin normal.
Los sntomas no nacen solo a expensas de la pulsin sexual normal sino que
constituyen la expresin de pulsiones, que de poder exteriorizarse directamente, se
designaran perversas. La neurosis es el negativo de la perversin.
v. Pulsiones parciales y zonas ergenas.
Pulsin es uno de los conceptos de deslinde de lo anmico respecto de lo corporal, es
la agencia representante psquica de una fuente de estmulos intrasomatica en continuo
fluir; ello a diferencia del estmulo que es producido por excitaciones singulares
provenientes de fuera. Las pulsiones en s no poseen cualidad alguna, sino que han de
considerarse slo como una medida de exigencia de trabajo para la vida anmica. Lo que
las vuelve especficas es su relacin con sus fuentes somticas (proceso excitador en el
interior de un rgano) y con sus metas (cancelar ese estimulo de rgano).
Cuando la excitacin que brinda el rgano es especficamente sexual, ese rgano
afectado es designado como la zona ergena de la pulsin parcial sexual que arranca de
l. Las zonas ergenas poseen significacin como aparatos colaterales y subrogados de
los genitales.
Las pulsiones parciales se presentan mayormente en pares de opuestos y son
promotoras de nuevas metas sexuales.
vi. Referencia al infantilismo de la sexualidad.
La extraordinaria difusin de las perversiones nos fuerza a suponer que tampoco la
disposicin para ellas es una rara particularidad, sino que tiene que formar parte de la
constitucin juzgada normal. La presunta constitucin que exhibe los grmenes de
todas las perversiones solo podr rastrearse en el nio. Los neurticos han conservado
el estado infantil de su sexualidad o han sido remitidos a l. Nuestro inters se dirige a
la vida sexual del nio, el juego de influencias en virtud del cual el proceso de desarrollo
de la sexualidad infantil desemboca en la perversin, la neurosis o en la vida sexual
normal.
II. LA SEXUALIDAD INFANTIL:
El descuido de lo infantil. La opinin popular que afirma que la pulsin sexual falta en la
infancia y despierta en la pubertad es la culpable de nuestra actual ignorancia a cerca de
las bases de la vida sexual.
Amnesia infantil. Peculiar amnesia que recubre los primeros aos de nuestra infancia
(hasta el sexto u octavo). Esas impresiones que hemos olvidado son las que dejaron las
ms profundas huellas en nuestra vida anmica y pasaron a ser determinantes para todo
nuestro desarrollo posterior. No puede tratarse pues de una desaparicin real de las
impresiones infantiles, sino de una amnesia cuya esencia consiste en un mero
apartamiento de la conciencia (represin). Sin amnesia infantil no habra amnesia
histrica. La amnesia infantil, que convierte la infancia de cada individuo en un tiempo
prehistrico, y le oculta los comienzos de su propia vida sexual, es la culpable de que no
se haya otorgado valor al periodo infantil en el desarrollo de la vida sexual.
i. El periodo de latencia sexual de la infancia y sus rupturas.
Las inhibiciones sexuales. Durante este periodo se edifican los diques anmicos (el asco,
el sentimiento de vergenza, los reclamos ideales en lo esttico y en lo moral) que luego
se presentaran como inhibiciones en el camino de la pulsin sexual, poderes destinados
a mantener la pulsin sexual dentro de ciertas vas. Si bien la educacin contribuye, este
desarrollo es de condicionamiento orgnico, fijado hereditariamente y puede
producirse sin ayuda de la educacin. En funcin de que la prctica sexual hace
ineducable al nio, los educadores persiguen todas las exteriorizaciones sexuales del
nio, aunque sin lograr mucho contra ellas.
Formacin reactiva y sublimacin. La sublimacin comienza en el periodo de latencia
sexual de la infancia y consiste en la desviacin de las fuerzas pulsionales sexuales de
sus metas, y su orientacin hacia metas nuevas para la realizacin de fines
culturalmente valorados. Su mecanismo es suscitar fuerzas anmicas contrarias
(mociones reactivas) que construyen, para la eficaz sofocacin del displacer, los diques
anmicos (asco, vergenza y moral).
ii. Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil.
El chupeteo. El chupeteo es el modelo de las exteriorizaciones sexuales infantiles y
consiste en un contacto de succin con la boca (los labios), repetido rtmicamente, que
no tiene por fin la nutricin. El mamar con fruicin cautiva por entero la atencin y lleva
al adormecimiento. Tambin suele combinarse con el frotamiento de ciertos lugares
sensibles del cuerpo (el pecho, los genitales externos). La accin del nio chupeteador
se rige por la bsqueda de un placer ya vivenciado y ahora recordado. Al mamar del
pecho materno, los labios del nio se comportan como una zona ergena y la
estimulacin por el clido aflujo de leche fue la causa de la sensacin placentera. Al
comienzo la satisfaccin de la zona ergena se asoci con la satisfaccin de la necesidad
de alimentarse. As, la pulsin sexual nace apuntalada en una de las funciones
corporales esenciales para la vida y solo ms tarde se independiza de ella. Lentamente
la necesidad de repetir la satisfaccin sexual se divorcia de la necesidad de buscar
alimento cuando, al aparecer los dientes, la alimentacin ya no se cumple
exclusivamente mamando, sino tambin masticando.
Carcter universal de las exteriorizaciones sexuales infantiles:
o Nacen apuntaladas en una de las funciones corporales importantes para la vida;
o Son autoerticas, ya que la pulsin no est dirigida a otra persona, se satisface en el
cuerpo propio;
o Su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona ergena.
iii. La meta sexual de la sexualidad infantil.
Caracteres de las zonas ergenas. Son un sector de piel o de mucosa en el que
estimulaciones de cierta clase provocan una sensacin placentera de determinada
cualidad. Cualquier otro sector del cuerpo puede ser dotado de la excitabilidad de los
genitales y elevarse a la condicin de zona ergena. Las zonas ergenas e histergenas
exhiben los mismos caracteres.
Meta sexual infantil. Consiste en producir la satisfaccin mediante la estimulacin
apropiada de la zona ergena que se ha escogido. Procura sustituir la sensacin de
estmulo proyectada sobre la zona ergena, por aquel estimulo externo que la cancela
al provocar la sensacin de la satisfaccin.
iv. Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias.
Activacin de la zona anal. Los nios que sacan provecho de la estimulabilidad ergena
de la zona anal suelen retener las heces hasta que la acumulacin de estas provoca
fuertes contracciones musculares y, al pasar por el ano, pueden ejercer un poderoso
estimulo sobre la mucosa. Si se rehsa obstinadamente a vaciar el intestino es para
procurar que no se le escape la ganancia colateral de placer que puede conseguir con la
defecacin. El contenido de los intestinos tiene para el lactante importantes
significados. Los trata como a una parte de su propio cuerpo; representa el primer
regalo por medio del cual puede expresar su obediencia hacia el medio circundante
exteriorizndolo o su desafo, rehusndolo. A partir de este significado de regalo, ms
tarde cobra el de hijo, el cual, segn una de las teoras sexuales infantiles, se concibe
por haber comido algo y se da a luz por el intestino, como a la materia fecal.
Activacin de las zonas genitales. Por su situacin anatmica, por el sobreaflujo de
secreciones, por los lavados y frotaciones del cuidado corporal y por ciertas excitaciones
accidentales, es inevitable que la sensacin placentera que estas partes del cuerpo son
capaces de proporcionar se haga notar al nio ya en su periodo de lactancia,
despertndole una necesidad de repetirla. Mediante el onanismo del lactante se
establece el futuro primado de esta zona ergena para la actividad sexual. La accin que
elimina el estmulo y desencadena la satisfaccin consiste en un contacto de frotacin
con la mano o en una presin. Es preciso distinguir tres fases en la masturbacin
infantil:
o La primera al periodo de lactancia;
o La segunda al florecimiento de la prctica sexual hacia el cuarto ao de vida;
o Y la tercera corresponde al onanismo de la pubertad.
Disposicin perversa polimorfa. Hay algo comn a todos los seres humanos que tiene
sus orgenes en la uniforme disposicin a todas las perversiones. El nio, en su
disposicin, trae consigo la aptitud para practicar todas las transgresiones posibles; tales
transgresiones tropiezan con escasas resistencias porque no se han erigido aun los
diques anmicos contra los excesos sexuales: la vergenza, el asco y la moral.
Pulsiones parciales. La vida sexual infantil, a pesar del imperio que ejercen las zonas
ergenas, muestra componentes que desde el comienzo envuelven a otras personas en
calidad de objetos sexuales (actividades aloeroticas-involucran a otro). De esta ndole
son:
o Las pulsiones del placer de ver. Nios pequeos cuya atencin se dirigi alguna vez a sus
propios genitales, suele desarrollar un vivo inters por los genitales de sus compaeritos
de juegos. Puesto que la ocasin para satisfacer esa curiosidad se presenta casi siempre
al satisfacer las dos necesidades excrementicias, esos nios se convierten en voyeurs,
fervientes mirones de la miccin y la defecacin de otros.
o Las pulsiones del placer de exhibir. El nio pequeo carece de vergenza y muestra
complacencia en desnudar su cuerpo haciendo nfasis en sus genitales.
o Las pulsiones del placer de la crueldad. La crueldad es enteramente natural en el
carcter infantil y se refleja en una particular crueldad hacia los animales y los
compaeros de juegos. La mocin cruel proviene de la pulsin de apoderamiento y se
manifiesta en una prctica sexual prematura e intensa proveniente de las zonas
ergenas. La inhibicin en virtud de la cual la pulsin de apoderamiento se detiene ante
el dolor del otro, la capacidad de compadecerse, se desarrollan tarde y esto trae consigo
el peligro de que este enlace establecido entre las pulsiones crueles y las ergenas
resulte inescindible.
v. La investigacin sexual infantil.
La pulsin de saber. Se desarrolla entre los 3 y los 5 aos y es producto de la
combinacin de la pulsin de apoderamiento y la pulsin de ver. La pulsin de saber de
los nios recae sobre los problemas sexuales. En funcin de la amenaza que significa la
llegada de un nuevo nio, el primer problema que lo ocupa es: De dnde vienen los
nios?. De aqu se deriva una seria de teoras infantiles del nacimiento.
El varn se aferra al supuesto de que todas las personas poseen un genital idntico al
suyo (masculino) y lo abandona solo tras serias luchas interiores (complejo de
castracin). La niita no incurre en tales rechazos cuando ve los genitales del varn,
reconoce la diferencia y es presa de la envidia del pene, que culmina en el deseo de ser
un varn.
Como la investigacin sexual infantil ignora dos elementos, el papel del semen
fecundante y la existencia de la abertura sexual femenina, los esfuerzos del nio
resultan infructuosos y terminan en una renuncia que deja como secuela, un deterioro
permanente de la pulsin de saber.
vi. Fases del desarrollo de la organizacin sexual.
La vida sexual infantil es esencialmente autoerotica y sus pulsiones parciales singulares
aspiran a conseguir placer cada una por su cuenta, enteramente desconectadas entre s.
El punto de llegada del desarrollo lo constituye la vida sexual del adulto llamada normal,
en la cual la consecucin de placer se ha puesto al servicio de la funcin de
reproduccin, y las pulsiones parciales se han unificado, bajo el primado de una nica
zona ergena (los genitales), formando una organizacin slida para el logro de la meta
sexual en un objeto ajeno.
Organizaciones pregenitales. Son las organizaciones de la vida sexual en que las zonas
genitales todava no han alcanzado su papel hegemnico.
La primera organizacin sexual pregenital es la oral, o canibalica. La actividad sexual no
se ha separado todava de la nutricin y la meta sexual consiste en la incorporacin del
objeto. El chupeteo es un resto de esta fase, en la cual, la actividad sexual, desasida de
la actividad de la alimentacin, ha resignado el objeto ajeno a cambio de uno situado
en el cuerpo propio.
La segunda fase pregenital es la de la organizacin sdico-anal. Aqu ya se desplego la
divisin en opuestos (activo-pasivo). La actividad es producida por la pulsin de
apoderamiento a travs de la musculatura del cuerpo, y como rgano de meta sexual
pasiva se constituye ante todo la mucosa ergena del intestino.
En esta instancia, es de suma importancia agregar una serie de aclaraciones respecto
del desarrollo sexual infantil que Freud introduce en su texto de 1923:
La Organizacin Genital Infantil:
En el apogeo del proceso de desarrollo de la sexualidad infantil, el inters por los
genitales cobra una significatividad dominante, que poco le va en zaga a la edad
madura. La diferencia de esta organizacin genital infantil, respecto de la organizacin
genital definitiva del adulto, reside en que, para ambos sexos, solo desempea un papel
un genital, el masculino. Por lo tanto no hay primado genital, sino un primado del falo.
Para el varoncito es natural presuponer en todos los otros seres vivos un genital
parecido al que el mismo posee. Esta parte del cuerpo tan rica en sensaciones ocupa en
alto grado el inters del nio, y de continuo plantea nuevas tareas a su pulsin de
investigacin. Querra verlo tambin en otras personas para compararlo con el suyo
(curiosidad sexual). En el curso de estas indagaciones el nio llega a descubrir que el
pene no es un patrimonio comn a todos. Da ocasin a ello la visin casual de los
genitales una hermanita o compaera de juegos. Es notoria su reaccin frente a las
primeras impresiones de la falta del pene. Desconocen esa falta, creen ver un miembro
a pesar de todo (es pequeo, ya le va a crecer). Despus, poco a poco, llegan a la
conclusin de que estuvo presente y luego fue removido. La falta de pene es entendida
como resultado de una castracin a modo de castigo, y ahora se le plantea al nio la
tarea de habrselas con la referencia de la castracin a su propia persona. El nio cree
que solo personas despreciables del sexo femenino, probablemente culpables de las
mismas mociones prohibidas en que l mismo incurri, habran perdido el genital. Pero
las personas respetables como su madre, siguen conservndolo. Para el nio ser mujer
no coincide todava con falta de pene. Solo ms tarde cuando aborda los problemas del
nacimiento de los nios, y colige que solo mujeres pueden parir hijos, tambin la madre
perder el pene (trueque del pene a cambio de un hijo). Con ello nunca se descubren los
genitales femeninos.
Freud menciona las mudanzas que experimenta, durante el desarrollo sexual infantil, la
polaridad sexual. En la fase oral, con la eleccin de objeto se introduce la oposicin
sujeto-objeto. En la organizacin pregenital sdico-anal la oposicin es activo-pasivo. En
la organizacin genital infantil la oposicin seria flico-castrado. Recin en la pubertad la
polaridad sexual coincide con masculino-femenino. Lo masculino rene el sujeto, la
actividad y la posesin de pene; lo femenino, el objeto y la pasividad. //
Los dos tiempos de la eleccin de objeto. La primera eleccin se realiza entre los dos y
los cinco aos, y el periodo de latencia la detiene. La segunda sobreviene con la
pubertad.
Los resultados de la eleccin infantil de objeto demuestran ser inaplicables debido a la
represin que se sita entre ambas fases. Sus metas sexuales han experimentado un
atemperamiento, y figura nicamente lo que podemos llamar corriente tierna de la vida
sexual. La eleccin de objeto en la pubertad tiene que renunciar a los objetos infantiles
y empezar de nuevo como corriente sensual.
III. LA METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD.
La pulsin sexual era predominantemente autoerotica, ahora halla al objeto sexual.
Actuaba partiendo de pulsiones y zonas ergenas singulares que, independientemente
unas de otras, buscaban un cierto placer en calidad de nica meta sexual. Para alcanzar
la nueva meta sexual todas las pulsiones parciales cooperan, al par que las zonas
ergenas se subordinan al primado de la zona genital. La nueva meta sexual para el
varn consiste en la descarga de los productos gensicos, ligado al monto mximo de
placer. La pulsin sexual se pone ahora al servicio de la funcin de la reproduccin.
La normalidad de la vida sexual es garantizada nicamente por la exacta coincidencia de
las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexuales: la tierna (rene lo que resta
del temprano florecimiento infantil de la sexualidad) y la sensual.
i. El primado de las zonas genitales y el placer previo.
Los procesos de la pubertad de caracterizan por el crecimiento de los genitales externos
y por el desarrollo de los genitales internos, hasta el punto de poder ofrecer productos
gensicos, o recibirlos, para la gestacin de un nuevo ser.
Este aparato se pone en marcha mediante estmulos que provocan un estado de
excitacin sexual que se da a conocer por dos clases de signos. El signo anmico consiste
en un sentimiento de tensin, y entre los signos corporales se hallan una serie de
alteraciones en los genitales que constituyen una preparacin para el acto sexual
(ereccin del miembro masculino, la humectacin de la vagina).
Placer previo. Provocado por la excitacin de las zonas ergenas. Brinda un cierto
monto de placer, que incrementa la tensin, y as, ofrece la energa motriz necesaria
para llevar a su trmino el acto sexual. El peligro de este placer previo es cuando la
accin preparatoria reemplaza la meta sexual normal.
Placer final. Producido por la expulsin de las sustancias gensicas. Es el placer de
intensidad mxima. Ocasionado enteramente por la descarga, es en su totalidad un
placer de satisfaccin, que elimina temporariamente la tensin de la libido.
La nueva funcin de las zonas ergenas es la de posibilitar, por medio del placer previo
que ganan, la produccin del placer de satisfaccin mayor.
ii. La teora de la libido.
La libido de objeto (investidura de objetos sexuales), que es quitada de los objetos, se
mantiene fluctuante en particulares estados de tensin, por ltimo es recogida en el
interior del yo, con lo cual se convierte de nuevo en libido yoica, tambin llamada libido
narcisista.
Diferenciacin entre el hombre y la mujer.
La activacin autoerotica de las zonas ergenas es la misma en ambos sexos, y esta
similitud suprime en la niez la posibilidad de una diferencia entre los sexos (masculino-
femenino) como la que se establece despus de la pubertad. La sexualidad de la nia
tiene un carcter enteramente masculino, ya que la libido es regularmente, y con
arreglo a ley, de naturaleza masculina, ya se presente en el hombre o en la mujer.
Zonas rectoras en el hombre y en la mujer.
En la nia la zona ergena rectora se sita en el cltoris, es por lo tanto homologa a la
zona genital masculina, el glande. Para comprender el proceso por el cual la nia se
hace mujer hay que perseguir los destinos de esta excitabilidad del cltoris, que caer
bajo represin.
La mujer transfiere la estimulabilidad ergena del cltoris a la vagina, mudando la zona
rectora para su prctica sexual posterior. En cambio, el hombre la conserva desde la
infancia.
El hallazgo del objeto. Es propiamente un REENCUENTRO. Cuando la primersima
satisfaccin sexual estaba conectada con la nutricin, la pulsin sexual tena un objeto
fuera del cuerpo: el pecho materno. Despus, la pulsin sexual paso a ser autoerotica, y
solo en la pubertad se restablece la relacin originaria.
La barrera del incesto. Lo ms inmediato para el nio seria escoger como objetos
sexuales justamente a las personas a quienes desde su infancia ama. Pero, en virtud del
diferimiento de la maduracin sexual, se ha ganado tiempo para erigir, junto a otras
inhibiciones sexuales, la barrera del incesto, y para implantar en l los preceptos
morales que excluyen expresamente de la eleccin de objeto, por su calidad de
parientes consanguneos, a las personas amadas de la niez. El respeto de esta barrera
es sobre todo una exigencia cultural de la sociedad. Contemporneo a la desestimacin
de las fantasas incestuosas se consuma uno de los logros psquicos ms importantes,
pero tambin ms dolorosos, de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad
de los progenitores, el nico que crea la oposicin, tan importante para el progreso de
la cultura, entre la nueva generacin y la antigua. Hay personas que nunca superaron la
autoridad de los padres y conservan plenamente su amor infantil. Un ejemplo de esto
seran las muchachas que en su posterior matrimonio, pasan a ser fras y sexualmente
anestsicas.
BIBLIOGRAFIA:
Tres ensayos de una teora sexual (1905)
La organizacin genital infantil (1923)
Fetichismo (1927)

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