El documento resume las opiniones de varios filósofos antiguos y medievales sobre la felicidad última del hombre. Santo Tomás de Aquino define la bienaventuranza como el fin último de la vida humana, que consiste en la consecución del bien supremo, Dios. Para Tomás, la felicidad no puede encontrarse en los placeres terrenales, sino solo en la unión con lo divino.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
347 vistas4 páginas
El documento resume las opiniones de varios filósofos antiguos y medievales sobre la felicidad última del hombre. Santo Tomás de Aquino define la bienaventuranza como el fin último de la vida humana, que consiste en la consecución del bien supremo, Dios. Para Tomás, la felicidad no puede encontrarse en los placeres terrenales, sino solo en la unión con lo divino.
Descripción original:
Título original
EL FIN ÚLTIMO O LA FELICIDAD ÚLTIMA DEL HOMBRE.docx
El documento resume las opiniones de varios filósofos antiguos y medievales sobre la felicidad última del hombre. Santo Tomás de Aquino define la bienaventuranza como el fin último de la vida humana, que consiste en la consecución del bien supremo, Dios. Para Tomás, la felicidad no puede encontrarse en los placeres terrenales, sino solo en la unión con lo divino.
El documento resume las opiniones de varios filósofos antiguos y medievales sobre la felicidad última del hombre. Santo Tomás de Aquino define la bienaventuranza como el fin último de la vida humana, que consiste en la consecución del bien supremo, Dios. Para Tomás, la felicidad no puede encontrarse en los placeres terrenales, sino solo en la unión con lo divino.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4
EL FIN LTIMO O LA FELICIDAD LTIMA DEL HOMBRE
[] hay que recordar que la felicidad perfecta
consiste en la plenitud de todos los bienes, un estado de carencia de necesidades y autosuficiente
Boecio
Es aceptable pensar que una de las aspiraciones ms dignas de todo ser humano es la de vivir en plenitud. Pero los problemas surgen cuando se empiece a determinar en qu consiste esa plenitud y cmo lograr vivir en este estado, no en trminos de una mera satisfaccin, sino en estar a punto de desbordar los lmites de la propia existencia.
Es preciso preguntarse si para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos. En un nivel puramente conceptual puede existir acuerdo en que la mxima aspiracin del hombre designa el bien supremo, pero en un nivel puramente fctico constatamos no slo la dispersin en las realidades a las que nos referimos, sino la variabilidad con la que cada uno lo entiende.
La felicidad puede entenderse de muchas maneras, a mi modo de ver, puede traducirse en bienestar, en placer o en una actividad contemplativa. Se es feliz cuando se logra un objetivo o cuando se alcanza una meta y as, se podran categorizar otros elementos que nos llevaran a concluir que se trata de felicidad.
De manera ms estricta, se puede advertir que la felicidad se trata de un bien y con frecuencia tambin de una finalidad. En muchos casos la felicidad es definida por algunos filsofos como equivalente a la obtencin de cierto bien o de ciertos bienes. Cabe resaltar en este punto una corriente que parece tomar posicin, el eudemonismo, entendida filosficamente como toda tendencia tica segn la cual la felicidad es el sumo bien[1].
Para entender la manera como aborda el autor de la Suma Teolgica el asunto acerca de la felicidad, considero pertinente la necesidad de tratar algunas cuestiones que pensadores antiguos y medievales han elaborado al respecto.
Aristteles, por ejemplo, en su tica a Nicmaco, identifica la felicidad con ciertas actividades de carcter a la vez intelectual (razonable) y moderado. El Estagirita manifiesta, en su tratado, que la felicidad ha sido identificada con muy diversos bienes: con la virtud, con la sabidura prctica, con la sabidura filosfica o con todas ellas acompaadas o no de placer o de prosperidad. La conclusin de Aristteles es compleja: las mejores actividades son identificables con la felicidad, pero como se trata de saber cules son tales "mejores actividades", el concepto de felicidad es vaco a menos de que se haga referencia a los bienes que la producen.
Para Boecio la felicidad no tiene sentido sin los bienes que hacen felices. Desde este autor se tendi ya a distinguir entre varias clases de felicidad; puede hablarse de una felicidad bestial (que, propiamente, no es felicidad, sino, a lo sumo, "felicidad aparente"), de una felicidad eterna (que es la de la vida contemplativa), de una felicidad final o ltima o perfecta, que es lo que se llamara en espaol beatitud trmino que posteriormente Toms de Aquino acogera como equivalente al vocablo felicidad[2].
San Agustn habl de la felicidad como fin de la sabidura. La felicidad es la posesin de lo verdadero absoluto y, en ltimo trmino, la posesin de Dios; todas las dems felicidades se hallan subordinadas a aqulla.
Para san Buenaventura, la felicidad es el punto final y la consumacin del itinerario que lleva el alma a Dios. La felicidad no es entonces ni voluptuosidad, ni poder, sino conocimiento, amor y posesin de Dios.
Con lo dicho hasta ahora, cabe resaltar que la felicidad, en estos pensadores antiguos y medievales, no es presentada nunca como un bien en s mismo, ya que para saber lo que es la felicidad hay que conocer el bien o bienes de que proceden.
El tratado que aborda el Aquinate en relacin al fin ltimo o la felicidad ltima del hombre, tema que nos concierne en este seminario, Toms lo presenta como bienaventuranza, hasta entonces conocido con el nombre de beatitudine, cuestin con la que el doctor anglico inicia el tratado de la moral en la Suma teolgica. Con este rasgo, el autor diferencia su moral de la de otros filsofos y telogos, siendo adems el primer telogo que hizo depender toda la moral del fin ltimo y de la bienaventuranza propiamente dicha.
Su tratado, en primer lugar, comienza aludiendo en qu consiste la bienaventuranza, despus, qu es, y finalmente, cmo se puede alcanzar. De este modo, el santo admite que la bienaventuranza es el fin ltimo de la vida humana. La manera de proceder en el desarrollo de su argumento es tomando como punto de partida el definir cul es el fin ltimo del hombre, luego analiza lo que le permite al hombre llegar a este fin o apartarse de l, y finalmente desemboca a lo que l llama la bienaventuranza propiamente dicha[3].
Para hablar de fin santo Toms, lo hace de dos modos: uno, de la cosa misma que deseamos alcanzar; as el avaro tiene como fin el dinero. El otro, de la consecucin misma o posesin, uso o disfrute, de lo que se desea, como si se dijera que el fin del avaro es la posesin del dinero y el del intemperante el disfrutar de algo voluptuoso[4].
En la primera acepcin, el fin ltimo del hombre es el bien increado, es decir, Dios; el nico que con su bondad infinita puede llenar perfectamente la voluntad del hombre. En la segunda, el fin ltimo del hombre es algo creado, existente en l; y no es otra cosa que la consecucin o disfrute del fin ltimo -la bienaventuranza-. Por tanto, si se considera la bienaventuranza del hombre en cuanto causa u objeto, entonces es algo increado; pero si se la considera en cuanto a la esencia misma de la bienaventuranza, entonces es algo creado[5].
Toms tambin afirma, en su tratado de la bienaventuranza, que sta es el bien sumo del hombre, porque es la consecucin o disfrute del bien sumo y, llama ltimo fin a la felicidad; del mismo modo que a la consecucin de ese fin se llama fin.
Santo Toms hace dos aclaraciones importantes respecto al tema de la bienaventuranza, a saber: las que proceden del mbito subjetivo y objetivo[6].
Desde el mbito subjetivo, sta es una verdad indiscutible: que todos los hombres, tal como ya indicaba Aristteles, buscan la felicidad para s mismos. El plano objetivo es an ms complicado, y ste nos lleva a indagar una y otra vez por el verdadero objeto que proporciona al hombre la felicidad absoluta. Sin embargo y como se ver en el desarrollo de sus cuestiones, su postura es muy caracterstica; pues se centra en Dios sin excluir el placer, sin aborrecer la felicidad terrenal, sin cuestionar la racionalidad y sin negar el amor.
Algo est muy claro dentro de su enseanza: l propone con toda claridad y espontaneidad que la felicidad es el fin ltimo de la vida y de la actividad moral.
Es necesario, que el fin ltimo colme de tal modo los deseos del hombre, que no excluya nada deseable. Y esto no puede darse si requiere, para ser perfecto, algo distinto de l. Por tanto, es inadmisible que el apetito desee dos cosas como si ambas fueran un bien perfecto. Finalmente, hay que concluir que la voluntad de cada hombre se determina a un solo fin ltimo, del mismo modo que todos los hombres tienden naturalmente a este fin[7].
Toms de Aquino define el fin ltimo como la cosa ms noble y ms valiosa que corresponde a cada ser, aquello como lo ms excelente, porque tiene razn de ptimo; en consecuencia, la suprema perfeccin del hombre no pude encontrarse en lo que tiene de comn con los seres que le son inferiores, sino en lo que le asemeja a un ser superior, ya que el fin es superior al medio[8]. As que, es necesario poner el fin del hombre en lo que ms le aproxima a Dios y estrictamente hablando Dios es el fin ltimo de todas las cosas.
Dados estos lineamientos se puede afirmar que los placeres resultan de lo que une al hombre con lo que le es inferior, es decir, con las realidades sensibles. Por consiguiente, es absurdo pensar que los placeres sean la fuente de la felicidad.
Si bien es conocido que facultades como la razn y la voluntad nos diferencian de los animales (seres irracionales) y que a travs de estas facultades el hombre posee libertad, en esta misma direccin, se puede equiparar a la felicidad; porque la felicidad es un bien propio del hombre. No se puede decir, sin abusar del lenguaje, que los animales son felices; pero s una cosa es comn entre los dos, el placer, luego la felicidad no puede encontrarse en el placer[9].
Si los placeres fueran bienes en s, entonces, el disponer de ellos al mximo se convertira en el mayor bien, porque estos actos encerraran en s mismos una virtud y por lo tanto seran meritorios porque conduciran a la felicidad. Pero esta afirmacin es evidentemente falsa, porque el exceso de placer se considera como un vicio, que perjudica al cuerpo; y en ese orden de ideas es considerado como una conducta reprochable.
Si la felicidad del hombre residiera en los placeres, la virtud consistira en procurrselos y no en abstenerse de ellos, lo cual es evidentemente falso. Por lo que se deduce que la abstinencia es ms plausible que el goce de los placeres. As, la felicidad del hombre no puede encontrarse en los placeres.
En este orden de ideas, centrando el argumento de Santo Toms en el asunto de los places, es preciso enfatizar que la felicidad no puede ser puesta en los placeres corporales, de los cuales son los principales la comida y el placer sexual, estos suponen un obstculo que le impiden acercarse a Dios, puesto que dirigen al hombre hacia lo sensible y lo apartan de lo inteligible, que es hacia donde realmente debe tender[10].
Por un lado, el fin de la comida est encaminado hacia la conservacin del individuo y el de las relaciones sexuales a la procreacin de las especies, luego dichas delectaciones que radican en el apetito sensitivo no pueden ser el fin ltimo ni se ha de poner en ellas la felicidad.
Para santo Toms la felicidad ltima del hombre tampoco se encuentra en los bienes exteriores como la riqueza, el poder y los bienes de fortuna; ni en los del cuerpo como la salud, la hermosura y la fortaleza; ni en los bienes del alma. En efecto, solo resta decir que la felicidad del hombre se encuentra en la contemplacin de la verdad, una cualidad propia y exclusiva del hombre a la que ningn animal es capaz de llegar.
Justamente en esta bsqueda, que conduce a la contemplacin de la verdad, el hombre se asemeja a los seres superiores y de algn modo llega a conocerlos. Para esta operacin el hombre se basta de las cosas sensibles ya que a travs de estas llega al conocimiento de esta verdad. En conclusin, todas las funciones humanas parecen estar al servicio de la contemplacin de la verdad[11].
De esta manera, se concluye que la felicidad ltima del hombre slo puede consistir en la contemplacin sapiencial de las realidades divinas y no en la contemplacin de las realidades inferiores, sino de los objetos inteligibles ms nobles y elevados.
Con lo dicho hasta ahora es preciso preguntarse 1. Qu tipo de felicidad es la que realmente perfecciona la vida? 2. Todo hombre desea la felicidad ltima? 3. Puede el hombre alcanzar la suprema felicidad? 4. Puede un hombre ser ms feliz que otro? 5. Expuesto el pensamiento de santo Toms, puede alguien ser feliz en esta vida? 6. Existe en esta vida la perfecta y verdadera felicidad, si as lo fuera cmo se puede lograr? 7. Una persona que no le interesa conocer las cosas acerca de Dios, o mejor an que se considere ateo puede alcanzar la suprema felicidad? 8. En nuestro contexto actual el hedonismo y el consumismo se podran considerar como la felicidad ltima del hombre? i
i [1] FERRATER MORA, JOS. Diccionario de filosofa. Tomo I. Editorial sudamericana Buenos Aires. p. 600 [2] S. Th., I-II, Introduccin a las cuestiones 1 a 5 [3] S. Th., I-II, Planteamiento de la q. 2 [4] Aquino, Toms de. Suma contra los gentiles. Biblioteca de autores cristianos. Madrid 1953. Tomo II, libro III captulo XXVII p. 259 [5] S. Th., I-II, q. 3, a. 1 [6] Ibid. [7] S. Th., I-II, q. 1, a. 5 [8] RASSAM, JOSEPH. Introduccin a la filosofa de Santo Toms de Aquino. D. Rialp, S.A. Madrid 1980 p.249 [9] Ibid., p. 250 [10] Aquino, Toms de. Suma contra los gentiles. Biblioteca de autores cristianos. Madrid 1953. Tomo II, libro III captulo XXVII p. 146 [11] Ibidem., p. 262