Este documento describe la transición de las parteras a las matronas como asistentes de parto en Chile durante el siglo XIX. En la década de 1870, Carlota Wolff se convirtió en la primera matrona examinada en el pueblo de Constitución y denunció a las parteras sin entrenamiento formal por poner en riesgo la salud de las mujeres. A medida que más mujeres se formaban como matronas, disputaban el mercado con las parteras que contaban con experiencia pero carecían de educación formal. El documento explica cómo las mat
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
133 vistas14 páginas
Este documento describe la transición de las parteras a las matronas como asistentes de parto en Chile durante el siglo XIX. En la década de 1870, Carlota Wolff se convirtió en la primera matrona examinada en el pueblo de Constitución y denunció a las parteras sin entrenamiento formal por poner en riesgo la salud de las mujeres. A medida que más mujeres se formaban como matronas, disputaban el mercado con las parteras que contaban con experiencia pero carecían de educación formal. El documento explica cómo las mat
Este documento describe la transición de las parteras a las matronas como asistentes de parto en Chile durante el siglo XIX. En la década de 1870, Carlota Wolff se convirtió en la primera matrona examinada en el pueblo de Constitución y denunció a las parteras sin entrenamiento formal por poner en riesgo la salud de las mujeres. A medida que más mujeres se formaban como matronas, disputaban el mercado con las parteras que contaban con experiencia pero carecían de educación formal. El documento explica cómo las mat
Este documento describe la transición de las parteras a las matronas como asistentes de parto en Chile durante el siglo XIX. En la década de 1870, Carlota Wolff se convirtió en la primera matrona examinada en el pueblo de Constitución y denunció a las parteras sin entrenamiento formal por poner en riesgo la salud de las mujeres. A medida que más mujeres se formaban como matronas, disputaban el mercado con las parteras que contaban con experiencia pero carecían de educación formal. El documento explica cómo las mat
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14
284
DE PARTERA A MATRONA. HACIA LA
ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE EN EL SIGLO XIX 1 En la dcada de 1870, la extranjera Carlota Wolff se traslad desde la capital al pueblo sureo de Constitucin para ejercer como matrona subvencionada por la municipalidad, con el propsito de asistir a las mujeres ms pobres que arribaban al vetusto hospital y a aquellas provenientes de la clientela privada. A poco de residir, y en su calidad de reciente titulada, diriga una protesta a las autoridades del Tribunal del Protomedicato, establecido en Santiago, contra las mujeres con las que disputaba ese mercado asistencial y que actuaban en franco desacato a lo estipulado por la reglamentacin vigente: Pero, si es cierto que esa proteccin de la Ilustre Municipalidad en muy pequea parte alcanza a suplir mis necesidades, hay un mal muy grande que me hacen un sinnmero de curanderas o, ms propiamente dicho, parteras, que no tienen el menor conocimiento, y que adems de dejar a un sinnmero de personas con graves enfermedades del tero, me hacen una competencia que Ud. no tolerar porque la ley me ampara 2 . Al someterse al examen que legalmente la habilitaba para asistir parturientas, Wolff demandaba igual rigor contra curanderas y parteras, exigiendo se les prohibiera terminantemente el ejercicio de la profesin de matrona y a las cuales denunciar oportunamente, todo dentro de la esfera de la ley 3 . En su denuncia, aada su preocupacin por los perjuicios de la atencin de enfermedades del tero que provean aquellas mujeres, acusacin que o arrancaba del 2 Archivo del Protomedicato, Fondo Protomedicato, serie: expedientes y solicitudes, Vol. 12, s.a., f. 8. Presumimos que es en el ao 1875. 3 Ibd. CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 285 conocimiento emprico de la propia Wolff o se trataba de un cargo sin fundamento que slo cumpla el papel de desprestigiar a las parteras. Este fragmento ilustra vivamente algunos aspectos de los cambios que comenzaba a experimentar la asistencia del parto, con motivo de la formacin de las primeras generaciones de matronas y de la relacin establecida con las histricas parteras en zonas lejanas de Santiago, donde el control de organismos como el Protomedicato o de mdicos reconocidos era menor que el que podan ejercer en la capital. La mayor tolerancia de las autoridades respecto de las parteras se deba, al menos, a dos factores: la falta de matronas examinadas que residieran en localidades alejadas y la existencia de mujeres que, dedicadas a esa misin, contaran con la conanza del pblico y a las que reprimirlas resultaba una tarea inociosa e irrealizable. Los cambios en la historia de la asistencia del parto en Chile no pueden ser entendidos en su real magnitud si no se alude a la historia de las trayectorias laborales de parteras y matronas en el siglo XIX. La precisin semntica de partera y matrona distingui la clase de servicio que unas y otras ofrecan: la primera, un saber emprico, adquirido gracias a la sola observacin y experiencia; la segunda, un conocimiento obtenido por la asistencia a un curso formal que contemplaba la aprobacin tanto de una parte terica como prctica. Hasta hoy, las funciones que ambas cumplieron en una comunidad, su inuencia en aspectos como el demogrco y el sanitario, la historia de sus representantes y de las tareas que cumplieron no haban sido objeto de anlisis histrico particular en Chile (Zrate, 2007). Pese a ello, la transicin asistencial de la partera a la matrona es parte sustantiva del incipiente proceso de profesionalizacin mdica del siglo XIX (Serrano, 1993), pues los mdicos formados en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile no estaban interesados en la atencin de los partos con la misma intensidad que desarrollaron otras especialidades, con excepcin de algunos, como Lorenzo Sazi o Adolfo Murillo (Zrate, 2001). En contraste, la instruccin de las matronas era un adiestramiento exclusivo, destinado a la atencin de esta demanda sanitaria. 286 HACIA LA ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE - Mara Soledad Zrate La transicin de partera a matrona da cuenta de la historia de un grupo de mujeres que tom la decisin de estudiar este ocio bajo el esquema diseado por la comunidad mdica universitaria, mientras, paralelamente, la oferta asistencial de las parteras se encontraba an en pleno apogeo. Conocer su historia es tambin comprender la estrecha relacin que mantenan con aquellas, toda vez que, en frecuentes ocasiones, disputaron un estrecho mercado asistencial. Parteras en el siglo XIX en Chile Desde la Colonia, y segn el lugar geogrfico, las parteras latinoamericanas recibieron el nombre de parteras, comadres, comadronas, recibidoras y hasta de matronas, pese a no contar con entrenamiento alguno (Plath, 1981). Particularmente, la denominacin comadrona informa sobre el papel histrico y simblico que se atribua a estas mujeres: la palabra comadre alude a la madrina de un bautizo o de una boda, nombre que tambin se sola aplicar a las asistentes del parto. Para distinguir unas de otras, se reservaba el vocablo comadrona a las segundas, el que en su versin masculina (comadrn) se emple para referirse a los mdicos parteros. En algunos casos es posible encontrar los vocablos mdicas y meicas en alusin directa a las mujeres que ejercan actividades curativas, entre ellas la partera, y que, eventualmente, pertenecan a comunidades indgenas. En el caso latinoamericano, subsistieron extensa y aceptadamente hasta bien entrado el siglo XX. Similar a la experiencia de otros pases latinoamericanos, el casi exclusivo protagonismo del que gozaron parteras, comadronas, mdicas o meicas en Chile hasta mediados del siglo XIX se explica por la inexistencia de matronas instruidas como, tambin, por el escaso inters que, entre los pocos mdicos disponibles, gener una asistencia de ese tipo durante la Colonia. Algunas crnicas e historias de la medicina chilena que aluden a este ocio son casi unnimes en atender ms a los errores que cometan, destacando de paso su escasa calidad moral y el origen socioeconmico humilde que pareca ser comn a todas ellas, olvidando que de ellas dependa una cobertura CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 287 que los mdicos chilenos slo comenzaron a estimar como propia hacia nes del siglo XIX. Las clsicas historias de la medicina chilena producidas a nes del siglo XIX y principios del XX poco o nada dicen sobre la actividad de las parteras durante la Colonia y parte de la Repblica, y menos an de la ejercida por las matronas examinadas
(Ferrer, 1904). Para entender mejor quines eran estas mujeres y su posicin en la actividad curativa del siglo XIX, deben ser estudiadas como integrantes de un grupo social ms amplio, conocido como curanderos/as, los cuales, desde la Colonia, lideraron la atencin sanitaria de la poblacin practicando lo que es conocido como medicina popular. Como un subgrupo de la amplia gama de especialidades que las mujeres ejercan, las parteras, comadronas y, en ocasiones, las meicas o mdicas fueron parte del repertorio de los ocios paramdicos informales, encargados de cumplir una doble funcin: asistir a las parturientas y curar enfermedades especcamente femeninas y de los recin nacidos. En su funcin asistencial recurran al uso de hierbas, a manipulaciones de distinta variedad e intensidad, a invocaciones religiosas y a la empata emocional que se produca entre ellas y las parturientas (Citarella, 1995). Para el ensayista Benjamn Vicua Mackenna, la preferencia por la partera se justicaba tanto por la conanza en su pericia como por su pertenencia al sexo femenino. A su juicio, tanto aquellas como las matronas examinadas gozaban de un gran protagonismo en la vida de algunas familias capitalinas, particularmente las ms pudientes: cada tribu de Santiago estaba aliada a una matrona predilecta. Poco importaba la ciencia con tal que fuera ciencia de hembra; haba de ser adems santiaguina, como la Gngora, porque as saba cada cual en el aictivo trance del alumbramiento, el dolor de la vecina, y con la aiccin de otra, la congoja es siempre menos viva en el sexo femenino (Vicua Mackenna, 1974). 288 HACIA LA ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE - Mara Soledad Zrate El juicio de Vicua Mackenna es til porque expresa que el principal requerimiento de una asistencia obsttrica ecaz y de una leal clientela era el gnero femenino de esa prestacin, garanta de un conocimiento de larga data y de la necesaria empata que deba producirse entre parteras y parturientas. La escuela de matronas del siglo XIX Desde sus inicios, la instruccin recibida por las matronas en Europa, Latinoamrica y Chile fue impartida por mdicos que concentraron el monopolio cognitivo de la asistencia del parto, convirtiendo su historia en la de un ocio subordinado a la calicacin externa. La instruccin de las matronas trajo consigo una circunscripcin ms precisa del campo asistencial que haba monopolizado la antigua partera; aqullas, idealmente, deban encargarse de la atencin de los partos clasicados por la medicina universitaria como normales, transformndose, en ocasiones, en auxiliares del mdico cuando ste participaba tanto en la atencin de un parto complicado como en uno de naturaleza normal. La historia de la transicin de la partera a la matrona examinada no es original de nuestro pas (Stock-Morton, 1996; Loudon, 1992; Towler y Bramall, 1997; Borst y Babies, 1995). En Latinoamrica, y gracias a la inuencia del caso francs, este proceso tuvo un derrotero similar durante la segunda mitad del siglo XIX, como documentan estudios de Mara Luca Mott y Ana Mara Carrillo (Mott, 1994, 1991, 2001, 2003; Carrillo, 1998, 1999). En ellos, la instruccin reconoce particularidades comunes: entre otras, el desarrollo de escuelas patrocinadas y de cursos privados dirigidos por mdicos; la prctica profesional en recintos caritativos y/o que iban camino a convertirse en parte de la incipiente asistencia pblica; la animadversin de los mdicos y de las primeras instruidas contra la existencia y labor de las parteras no examinadas que ejercieron y disputaron, no en pocas ocasiones, una misma clientela. CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 289 El adiestramiento de las parteras se constituy en una pionera aspiracin de la elite poltica que, al organizar la Repblica, luego del proceso independentista, vea con preocupacin la amenaza que representaban los altos ndices de mortalidad materno-infantil durante el parto y el puerperio para el necesario crecimiento demogrco. El primer curso para instruir matronas en Santiago, con nanciamiento estatal, se dict formalmente en 1834. Su carcter pionero radicaba en que se estableci antes de la fundacin de la Universidad de Chile; no obstante, conserv su carcter no universitario durante todo el siglo XIX, mantenindose en una confusa frontera entre ser una profesin mdica para efectos de ciertas reglamentaciones y un ocio menor y subordinado, en ambos casos regulado por la comunidad mdica. Creado el primer plan de estudios mdicos en 1833, la llegada y disposicin del mdico francs Lorenzo Sazi para instruir mujeres en el arte obsttrico facilit la ejecucin del proyecto 4 . ste funcion en las dependencias de la Casa de Expsitos de Santiago y luego en la Casa de Maternidad de Santiago, con el apoyo del Estado que nanciaba los gastos y subvencin de las primeras candidatas. El nmero de las que accedieron a esa preparacin creci y, aunque no fue abrumadoramente signicativo aproximadamente 200 mujeres hacia nes del siglo XIX, la aparicin de esta nueva profesional introdujo lmites y variaciones a la oferta obsttrica, circunscribindola, legal y exclusivamente, a la asistencia del parto normal. Algunos documentos institucionales y conmemorativos de la carrera de obstetricia y puericultura consideran que ese primer curso fue el punto de partida de esta profesin en el pas (Julio, s/ao). Sin embargo, la historia de los esfuerzos por dotar de estudios formales a estas mujeres y la trayectoria laboral seguida por algunas de ellas antes de la transformacin efectiva de esta actividad en una profesin universitaria hablan de un proceso colmado de 4 Decreto rmado por Prieto y Joaqun Tocornal, Santiago, 16 de julio de 1834, El Araucano, Santiago, julio 18 de 1834, N 201, p. 4. 290 HACIA LA ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE - Mara Soledad Zrate obstculos, interrupciones y desafos, y lejos de la hiptesis de que ese primer curso las dot de una profesin reconocida y respetada. En la historia de la formacin de las matronas se suele mencionar y elogiar la labor docente de mdicos como Sazi, en el primer curso en 1834, de Alcibades Vicencio, hacia nes del siglo XIX, y de Javier Rodrguez Barros y Ral Garca Valenzuela en el siglo XX (Julio, s/ao; Avils, 1972; Mayorga, 1976; Tisn, 1994; Goic, 1994). Si bien las investigaciones sobre el papel, funciones y conocimientos del ejercicio de este ocio encuentran un obstculo importante en la escasez de testimonios de las propias matronas, la historia no puede reducirse slo a lo que estos mdicos hicieron por ella, como lo constata nuestra indagacin (Zrate, 2007). Desde la Colonia, la educacin femenina fue materia de una oferta reducida, limitada principalmente a la impartida por algunos conventos a las mujeres de clases pudientes y que consista en aprender a leer y escribir, conocimientos rudimentarios de msica, el adiestramiento en los negocios domsticos y, por supuesto, las prcticas religiosas. La educacin femenina de las primeras dcadas del siglo XIX era an una actividad privilegiada, compuesta por institutos privados de efmera existencia y por algunas congregaciones religiosas, a la que accedan slo mujeres de elite. Durante gran parte de ese siglo, la mayor oferta educativa femenina se concentr en la instruccin que brindaban las escuelas primarias y, ms tarde, la dirigida por los liceos femeninos (Serrano, 1999; Ojeda, 1993). El acceso a la enseanza universitaria fue posible slo despus del decreto de 1877, que vio sus primeros frutos en la titulacin de las dos primeras mdicos (Profesiones mdicas, 1866). Fuera del mbito universitario, la instruccin femenina superior tuvo algunas expresiones durante el siglo XIX, entre ellas, la Escuela Normal de Preceptoras, fundada en 1853, de interrumpido y escaso desarrollo, supervisada por las religiosas del Sagrado Corazn de Jess (Labarca, 1939). Hacia nes de siglo, la educacin profesional femenina, emprendida por las escuelas profesionales o escuelas vocacionales de nias, se transform en la primera oferta educativa contundente apoyada por el Estado (Godoy, 1995; Hutchison, 2001). CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 291 El texto del decreto 5 ilumina, al menos, sobre tres ejes que gobernaron este proyecto durante largos aos: la instruccin formal a las mujeres en el arte obsttrico, la paulatina marginacin de quienes ejercan el ocio prescindiendo de toda formacin y la conformacin de una oferta de educacin para el trabajo femenino. La creciente seduccin que comenzaba a producir esta especialidad en la comunidad mdica europea coincida con la formacin republicana de los primeros galenos universitarios en Chile (Zrate, 2001). Recogiendo esa opinin colectiva, que enfatizaba en los errores cometidos por estas mujeres de baja extraccin, el decreto aspiraba a corregir el abandono en que se encontraba la asistencia o arte obsttrico. La presuncin, a veces fundada a veces imaginada, de la nociva accin de las parteras era el mvil principal para preparar a estas mujeres que, reemplazaran a la denostada ciencia de hembra y a la partera ignorante, establecida paralelamente durante el siglo XIX. Conjuntamente, el adiestramiento colaboraba con la nueva 5 El texto completo del decreto era el siguiente: Considerando que la obstetricia, uno de los ramos ms interesantes de la ciruga, se halla en Chile abandonada a mujeres de baja extraccin, que ignorantes de sus primeros elementos, no slo son incapaces de prestar los auxilios del arte, sino que an ocasionan por su torpeza innumerables desgracias, y deseando remover este inconveniente que tanto se opone al aumento de la poblacin y a la felicidad de las familias, vengo en acordar y decreto: Art. 1 Se establece una Escuela de Obstetricia bajo la direccin del doctor en medicina y ciruga don Lorenzo Sazi. Art. 2. Sern admitidas en ella gratuitamente las mujeres de esta capital que, deseando dedicarse a la profesin, sepan leer y escribir, hayan recibido una decente educacin y sean jvenes, robustas y bien constituidas. Art. 3 Para que los dems pueblos de la Repblica no carezcan de las ventajas que proporciona este establecimiento, concurrirn tambin dos alumnas por cada provincia, las que sern asistidas con dos reales diarios para su subsistencia, por todo el tiempo que durare el curso. Art. 4. Los Intendentes respectivos elegirn entre las que soliciten esta gracia, aquellas que aparezcan ms acreedoras y tengan cualidades requeridas por el artculo segundo. Art. 5. El profesor nombrado dar principio a sus lecciones en la Casa de Expsitos, luego que, a juicio del Gobierno, se presente un nmero competente de discpulas. Art. 6. Las sumas que deben erogarse en virtud de lo dispuesto en el artculo tercero, se satisfarn por la tesorera general, deducindolas de los diez mil pesos destinados para gastos de benecencia y utilidad pblica. Art. 7. El Ministro del Interior queda encargado de la ejecucin de este decreto, que se refrendar y comunicar a quienes corresponda, anotndose en las ocinas respectivas. Prieto, Joaqun Tocornal. Santiago, 16 de julio de 1834. El Araucano, Santiago, julio 18 de 1834, N 201, p. 4. 292 HACIA LA ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE - Mara Soledad Zrate preocupacin por el crecimiento demogrco que aquellas estaban llamadas a resguardar, al mejorar la asistencia a las madres afectadas por la ebre puerperal y a los recin nacidos en sus primeros das de vida. Las matronas se limitaban a la atencin del parto normal y los mdicos, pudiendo incursionar en l, cumplan su papel ms importante en la atencin del parto que superaba esa condicin. Era una divisin del trabajo estrictamente sexual, en tanto no existieran mujeres mdicos durante el siglo XIX. Una de las particularidades del discurso fue la insistencia en las funciones diferenciadas de la tarea asistencial del parto: a las aspirantes a matronas se les peda un ms slido compromiso moral y emocional que a los hombres aspirantes a mdicos. Por el hecho de ser mujeres, se estimaba que apoyaran con mayor sensibilidad a sus congneres, supuesto inscrito en la atribucin cultural de que las mujeres aportan una cuota importante de su subjetividad al mejor desenlace del parto. Matronas a nes del siglo XIX Junto con los cursos ociales dictados por la escuela de matronas, durante el siglo XIX se realizaron tambin algunos de carcter privado, prctica extendida en ese momento, difcil de medir y similar a la modalidad que tuvo la formacin de este ocio en otros pases occidentales (Mott, 1999). Estos cursos pretendan entrenar a mujeres en quienes reconocan virtudes particulares y que, en ocasiones, conocan bien porque trabajaban en recintos sanitarios o junto a los mdicos en la asistencia privada de los partos. No obstante, la historia de las matronas se caracteriz por ser una interrumpida formacin en la etapa anterior a su transformacin en carrera universitaria, hecho que conspiraba contra la adquisicin formal de habilidades. Esta realidad fortaleca la imagen de que se trataba ms bien de un ocio artesanal, de segunda categora, del cual las mujeres se apropiaban generacionalmente. Se trataba de circunscribir simblicamente a un mbito limitado, regulado CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 293 y vigilado por la medicina cientca, aquella ciencia de hembra, reemplazndola por una asistencia basada en el manejo de principios mnimos del conocimiento anatmico y siolgico que caracterizaban al parto normal. El ocio de matrona en el siglo XIX no tuvo rango universitario. Consista en una educacin conducente a la formalizacin de un ocio paramdico que no gozaba del grado de bachiller o licenciado, primer indicador de que su instruccin formal no responda al clsico modelo de profesin. En su mayora, las matronas eran entrenadas por mdicos, no por matronas o sus iguales, como s lo era y lo es al interior de la profesin mdica; incluso, las lecturas recomendadas eran tratados escritos por mdicos para otros mdicos, hasta que Carlos Monckeberg public uno especialmente dirigido a ellas (Monckeberg, 1898). Las postulantes presentaban su examen ante la comisin del Protomedicato, compuesta exclusivamente por mdicos, y slo cuando entra en vigencia el plan de estudios de 1897 ante una comisin designada por la Facultad de Medicina. Por otra parte, la posesin del certicado que las diferenciaba de las parteras, a quienes aspiraban excluir, no fue una garanta rigurosa para limitar la actividad de las primeras, toda vez que el decreto de profesiones mdicas de 1866 era implcitamente tolerante con su existencia. Segn cifras censales, las matronas no representaban un nmero signicativo del total de la fuerza de trabajo femenino, tanto urbano como rural, del siglo XIX, lo que justica su exclusin de los estudios dedicados al tema 8 . No obstante, s lo fueron dentro de la actividad que agrupaba las profesiones mdicas y, desde ese lugar, su posicin histrica adquiri relevancia para la historia del ocio, tanto en sus aspectos sociales como cientcos. Desde el censo de 1854, las curanderas junto con las matronas representaban la proporcin femenina mayoritaria del grupo consignado como profesiones mdicas, segn se aprecia en la tabla 1. Sin embargo, estas cifras no distinguen entre empricas y examinadas, lo que es importante al momento de un anlisis ms preciso: 294 HACIA LA ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE - Mara Soledad Zrate Tabla 1. Nmero de matronas, 1854-1920 Matronas 1854 1865 1875 1885 1895 1907 1920 (a) 317 488 521 837 814 1.709 1.643 Fuente: Censos Nacionales. (a) Para este ao, el censo registra tres hombres. Consideraciones nales La instruccin decimonnica de las matronas tuvo efectos fundacionales en tres direcciones: primero, en la incipiente profesionalizacin de la atencin de los partos hacia nes del siglo, contribuyendo con la formacin de un servicio diversicado que, al menos en Santiago, aument su cobertura asistencial; luego, las circunscribi a la atencin del parto normal para dejar en manos del mdico el considerado preternatural o laborioso, y, tercero, en el inicio de la paulatina marginacin de las empricas que practicaban en medios urbanos y que, hasta entonces, controlaban mayoritariamente aquella asistencia. Sin embargo, la aparicin de las matronas no se tradujo en la desaparicin inmediata de la partera. Su coexistencia con la matrona examinada, auxiliar cientca, especialmente en ambientes rurales, las oblig a compartir y, en ocasiones, disputar ese mercado asistencial durante parte el siglo XIX y las primeras dcadas del XX. Las polmicas sobre el ocio de matrona se concentraron, por una parte, al interior del crculo mdico, que asumi el papel de conductor de cruzadas sociales en pos de su instruccin y supervisin; por otra, en torno a la competencia de un campo ocupacional que compartan con las parteras y con los mdicos que atendan partos, es decir, se trataba de una polmica que tena por base una cuestin de competencia profesional, de acceso al conocimiento cientco y la creciente subordinacin del ocio a la comunidad mdica. La instruccin formal de las matronas era todava un proyecto incompleto que padeca graves falencias en los albores del nuevo siglo XX. Caupolicn Pardo Correa, jefe de clnica y profesor interino de la Casa de Maternidad de Santiago, sostena: CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 295 En todas partes del mundo se les exige ms requisitos que aqu y aun ciertos pagos por su aprendizaje. En todo caso, se las obliga a estar por lo menos seis meses de internas, despus de haber sido uno al menos externa o de haber asistido a las consultas dispensarios de obstetricia. Aqu toda la preparacin que tienen es de 15 das o un mes de asistencia, antes de venir a practicar. El personal se renueva cada dos meses, con lo cual nunca hay alumnas bien preparadas para conarle una enferma que presente las menores dicultades, y aun las normales las ponen en circunstancias difciles por su inexperiencia
(Pardo, 1900). Las matronas compartan con las parteras el ser mujeres, cualidad que se juzgaba a favor de la necesaria empata que se estableca entre la futura madre y quien la asista. No obstante, su labor deba inspirarse en una asistencia cientca del parto, en la plena conciencia de los lmites de su accin y en la deslegitimacin de la ciencia de hembra. Pero sustituir a las parteras no era una misin sencilla ni gratuita. Se trataba de la distincin entre una actividad tradicional y una profesin que emerga a partir de ella. Las parteras representaron una activa competencia y un vivo testimonio de que la matrona no sera la nica agente sanitaria dedicada a la asistencia de la parturienta durante la segunda mitad del siglo XIX, pues, aunque el Estado y el Protomedicato se comprometieron a proteger la exclusividad del ocio de la matrona, fueron tolerantes con las parteras en virtud de asegurar la cobertura asistencial. La tensin entre la educacin emprica y oral recibida y transmitida por las parteras y la educacin formal que la comunidad universitaria dise para la formacin de las matronas fue un ejemplo ms de la confrontacin entre los discursos sobre barbarie y civilizacin que inspiraron la construccin de la Repblica chilena. Referencias bibliogrcas Avils, V. M. (1972) Evolucin de la obstetricia en Chile. Revista Mdica de Chile, 100, pp. 1135-1153. 296 HACIA LA ASISTENCIA PROFESIONAL DEL PARTO EN CHILE - Mara Soledad Zrate Borst, Ch. G. & Babies, C. (1995) The Profesionalization of Childbirth, 1870- 1920. Cambridge: Harvard University Press. Carrillo, A. M. (1998) Profesiones sanitarias y lucha de poderes en el Mxico del siglo XIX. Asclepio, 50(2), pp. 14-168. Carrillo, A. M. (1999) Nacimiento y muerte de una profesin: las parteras tituladas en Mxico. Dynamis, 19, pp. 167-190. Citarella L. (comp.) (1995) Medicinas y cultura en la Araucana. Santiago de Chile: Editorial Sudamericana. Ferrer, P. L. (1904) Historia general de la medicina chilena, Vol. 1 (Documentos inditos, biografas y bibliografa). Talca: Imprenta Talca, p. 207. Godoy, L. (1995) Armas ansiosas de triunfo: dedal, agujas, tijeras. La educacin profesional femenina en Chile, 1888-1912. En Godoy L. et al. Disciplina y desacato. Construccin de identidad en Chile, S. XIX y XX. Santiago de Chile: SUR-CEDEM, pp. 71-110. Goic, A. (1994) 160 aniversario de la carrera de obstetricia: en la senda de Sifra y Pa. Revista Mdica de Chile, 122, pp. 1196-1198. Hutchison, E. (2001) Labors Appropiate to Their Sex. Gender, Labor and Politics in Urban Chile, 1900-1930. Durham and London: Duke University Press, pp. 143-170. Julio, O. (s/ao) 160 aos de la carrera de Obstetricia y Puericultura, 1834-1994, Santiago de Chile: Facultad de Medicina, Universidad de Chile. Labarca, A. (1939) Historia de la enseanza en Chile. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, pp. 137-138. Loudon, I. (1992) Death in Childbirth. An International Study of Maternal Care and Maternal Mortality, 1800-1950. Oxford: Clarendon Press. Mayorga, L. (1976) Historia de la obstetricia en Chile. Revista Chilena de Obstetricia y Ginecologa, XLI(1), pp. 1-13. Monckeberg, C. (1898) Manual de obstetricia para el uso de la matrona. Santiago de Chile: Establecimiento Poligrco Roma. Mott, M. L. (1994) Madame Durocher, modista e parteira. Estudos Feministas, 2(1), pp. 101-111. Mott, M. L. (1999) O curso de partos: debe ou nao haver parteiras? Cuadernos de Pesquisa, 108, pp. 133-160. CALIDAD EN LA EDUCACIN N o 27, diciembre 2007 297 Mott, M. L. (2001) Fiscalizaao e formaao das parteiras em Sao Paulo (1880- 1920). Rev. Esc. Enf USP, 35(1), pp. 46-53. Mott, M. L. (2003) Midwifery and the Construction of an Image in Nineteenth- Century Brazil. Nursing History Review, 11, pp. 31-49. Ojeda Laso, M. E. (1993) La fundacin de los primeros liceos scales femeninos en Chile (1891-1912). Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Catlica de Chile, 1993. Pardo Correa, C. (1900) Revista clnica. Clnica obsttrica. Memoria anual. Revista Mdica de Chile, XXVIII, p. 231. Plath, O. (1981) Folklore mdico chileno. Santiago de Chile: Editorial Nascimiento, p. 227. Profesiones mdicas. (1866) Anales de la Universidad de Chile, Tomo XXVIII. Serrano, S. (1993) Universidad y nacin. Chile en el siglo XIX. Santiago de Chile: Editorial Universitaria. Serrano, S. (1999) Quien quiere la educacin? Estado y familia en Chile a mediados del siglo XIX. En Gonzalbo Aizpuru, P. (coord.) Familia y educacin en Iberoamrica. Mxico: El Colegio de Mxico, pp. 153-171; Stock-Morton, Ph. (1996) Control and limitation of midwives in modern France. The example of Marseille. Journal of Womens History, 8(1), pp. 60-94. Tisn, L. (1994) Presencia de la matrona en la salud de Chile. Revista Mdica de Chile, 122, pp. 1318-1326. Towler, J. y Bramall, J. (1997) Comadronas en la historia y la sociedad. Barcelona: Msson. Vicua Mackenna, B. (1974 [1877]) Los mdicos de antao. Buenos Aires- Santiago de Chile: Editorial Francisco de Aguirre, pp. 187-188. Zrate, M. S. (2001) Enfermedades de mujeres. Ginecologa, mdicos y presunciones de gnero. Chile, nes del siglo XIX. Pensamiento crtico, 1. Sitio en Internet . Disponible en http://www.pensamientocritico Zrate, M. S. (2007) Dar a luz en Chile: de la ciencia de hembra a la ciencia obsttrica. Santiago de Chile: DIBAM-UAH. Recibido: 13 de septiembre de 2007 Aceptado: 6 de noviembre de 2007