Peru - La Realidad y La Utopia Lectura 1
Peru - La Realidad y La Utopia Lectura 1
Peru - La Realidad y La Utopia Lectura 1
CAPITULO
'.:,1
EL ESTADO EN CIERNES
'1:'
1.~.
movimiento
En
~;.
!~
de liberacin
continental.
..
B,\I:L
NMI
rxno
alterara el sistema irnperanre en los grupos sociales para abrir perspectivas insospechadas. De all que el colapso de la metrpoli que no debi ser
una sorpresa, result inesperada en general y no deseada para muchos.
Al estallar la emancipacin,
particulares circunstancias
determinaron que el establecimiento
del Estado peruano resultara siendo un
momento tardo dentro del proceso de la independencia de los "reinos
de Indias"; y, por 10 mismo, que la nueva repblica l1egara con retraso
al escenario internacional.
1.2. LA EXPEDICION
DE SAN MARTIN
RN~S
con un paralelismo, el' desembarco de San Martn en Paracas (8 de setiembre de 1820) fue, tambin, un eventus, cuyas consecuencias demoraron ms
de lo previsto en hacerse evidentes; por lo que esa accin sigui siendo un
simple eventum para los futuros peruanos, salvo un grupo reducido pero selecto que lo anhelaba, mientr~s eran ms los que no lo deseaban.". Un mes ms
tarde, Guayaquil se proclam como Estado independiente (9 de octubre). La
trascendencia de esta noticia conmovi a las otras ciudades del norte, y, junto
con la presencia de San Martn en Paracas y la accin desarrollada por sus
agentes, estimul los pronunciamientos simultneos en Trujillo, Lambayeque
Es revelador el tesnmomo del comandante Basil Hall, testigo directo de los hechos y ben~olo observador, al comentar el sentimiento reinante en Lima ante la proximidad de las
para deducir que, por confusa que sea nuestra apreciacin acerca de un
eventum, o sea de aquello cuyas causas no han estado en nuestra inteligencia ni en nuestra voluntad producir o hacer, s tendremos una idea ms
clara de un eventus y recordaremos
sido el comienzo de una situacin
Avanzando en el raciocinio, expresa
retenida: "~I futuro est presente
fuerzas de San Martn: ", ..every one deerned the crisis fuI! of danger and dimculty ..,
On every successlve day thlngs became worse, and towards Ihe close of Ihe week,
the terrors
. Edinburgh,
1965, p. 23.
Archibald
the character
journal written on the coast o/ Chile, Peru an~ Mexico in te years 1820, 1821, 1822,
..
."
JUAN
MIGUEL
BKULA
EL ESTADO
EN CIERNES
;'~
:~
'1
Al seguir este dilogo prestado de Jouvenel, resta por decir que todo
acontecimiento de esta naturaleza puede ser calificado de "hecho poltico", en la medida que, por su carga' de proyecto hacia el futuro, est relacionado con otros hechos y dependiente de otros hombres; y, en segundo
trmino, que como "hecho poltico" sea parte o pretenda ser parte de un
ambiente estructurado, para constituir un conjunto, en el tiempo y en el
espacIO.
r
r
'
Trato de resumir as, las circunstancias de los primeros tiempos, cuando
las vacilantes acciones del poder -c~ncentrado en el Ejrcito Libertadorse orientan, como un objetivo preliminar, a constituir un gobierno propio
, .que afirme su autoridad en el territorio liberado del control virreinal: y,
paralelamente, a buscarmedios
de comunicacin y relacionamiento en el
entorno d~l que provena -mejor dicho, en el medio externo en lucha
contra Espaa- para consolidar la personalidad de un nuevo Estado. Era
un autntico proceso de nacimiento, o sea de diferenciacin y de bsqueda para concretar una capacidad de decisin; todo ello distante todava de
una situacin jurdica, mientras fuera el fruto de una accin militar venida de afuera, de resultados aleatorios, que contrariaba una realidad polrica perfectamente
establecida.
propios
del
Estado -excepto la fuerza- se podan tan slo presumir, sin que existiera
delegacin por parte de los gobernados que permitiera sustertar la legitimidad.
'
A partir de este instante queda establecida la estrecha relacin que la
lucha por la emancipacin, la consolidacin de la independencia y el establecimiento de la repblica tienen con su inmediato alrededor; y, asimismo, la dinmica dependencia que se crea entre los nacientes Estados en
virtud de la nueva situacin, tan diferente de la ant'erior realidad poltica
de la organizaciI) imperial espaola, de carcter radial, con absoluta preeminencia del centro, de la metrpoli, sobre las conexiones lat~rales s.
Es en este contexto que comienzan a establecerse las bases del nuevo
Estado, dentro de cuya adm inis crac in uno de los elementos centrales
en su administracin
y en su constante
_~
Ir:
,'1;'
:.:-;
peruano est
por la
las batallas -ni siquiera las victoriosas- no fueron los ms felices ni ms cons,tructivos hechos polticos.
Hay un cierto pudor para recordar que, desde mediados del siglo
XVIII, se manejaron posibilidades muy concretas de constituir nuevas
entidades, llamadas a dar una consistencia diferente a los "reynos de
Indias" _y, entre ellos al Per- respetando parrnetros tradicionales considerados inmutables, y sobre cuyos planes no es de! caso extenderse,
pero cuya virtualidad se fundaba en elementos que no deben. por razones de fundamentalismo
ideolgico. ser menospreciados.
En otras palabras, el proyecto de entronizar un prncipe fue algo ms que una vaga
idea, por cuanto era una frmula inteligente de "modernizar"
la monarqua espaola, de hacerla eficiente y, por lo mismo, ms poderosa, al
dencia slo a partir de lo que suceda en este pas (el Per). desaniculndola de la realidad
, del conjunto; (as como) finalmente. se ha credo con firmeza en que de' la suene '(lel Per
dependa la de Latinoamrica"; Ibid., p.30.
Adhiero. enteramente. -con mayor razn en un ensayo sobre las relaciones jntemacj~nales-
..
1, N
,r,
Mlr,
BKL"
r. r-TADO'
-',RNE~
adems las redes del comercio y los intercambios de todo orden, que
eran la consecuencia obligada de la Revolucin Industrial en marcha y de
la renovacin intelectual propia de la Ilustracin. ~I "Reglamento yaranceles reales ?ara el comercio libre de Espaa e Indias" (1778) fue uno de
esos mecanismos.
Los proyectos en mente no alcanzaron a madurar y, ms an, al final
del siglo, la debilidad de la metrpoli se acentu, agravndose en rela-
insurrecros americanos. El fundamento filosfico y jurdico del derecho a la emancipacin por la va de la insurreccin no estaba en la mente
de los pensadores ni en los escritos de los enciclopedisras: ni tampoco,
dentro de! criterio espaol afirmado desde los siglos XVI yxvn en los
Los sucesos de Espaa suscitaron, aqu y all, encontrados sentimientos y actitudes, pero a la larga fue el "fidelismo" el sustento de los
movimientos de opinin y de la creacin de Juntas que, a partir de mayo
de 1808, se organizan por doquier, hasta unificarse en la Suprema Junta
Central Gubernativa, con sede en Aranjuez. En Amrica, se constituyeron de inmediato, a imitacin y por Incitacin de las juntas espaolas,
casi tantas como caprtales , con la excepcin de Lima 6 y, entre ellas, las
de Montevideo, Chuquisaca, Quito, Caracas, Buenos Aires, Bogot y
principios del bien comn y del derecho a oponerse a las leyes injustas
se haba previsto la independencia.
La influencia de las nuevas ideas se hizo sentir en aspectos filosfi-
"
la perspecti-
de las consideraciones
sociolgicas
ideolgico,
Armando
Nieto Vlez.S.J,
P.VniveTSldad Catlica
del Per-Insututo
Riva Agero,
en el Per 1808-18/0,
Por
el rey, la religi/T y la patria. Las Juntas de gobierno de 1809 en La Paz y Quito, en "Bulletin
de I'Institut
Francals
llevan a tomar en cuenta la imporque no por ser una expresin de utodel orden social en su Con-
JUAN
MIGUEL
.,
BKULA
EL ESTADO EN C1ERNES
~:
tradicin
subversin
valores
normas
organizacin arcaica
tecnologa obsolera
ancivalores
contranormas
organizacin revolucionaria
innovacin tcnica 7.
el mero aporte
,;,sr.:
otro lado, se explican las diferencias entre las experiencias de cada una de las
,.'Jr:
de las autoridades
virreinales,
como, representacin
las consecuencias
~.;
que
nuevas repblicas
I
en Amrica Latina 1809-J968.
Mxico.
por las clases dominantes ... En el Per del S. XIX. estas caractersticas
y, peor
Fernando de Trazegrues confirma esta suuacin al afirmar que "esta paradoja de que la "mo-
"tradicionalista'tse
'
dermzacin"
Las razones expuestas explican que el "[idelismo" impregnara profundamente el panorama americano. La actuacin de los diputados procedentes de ultramar en las cortes de Cdiz confirma esta apreciacin, que
coincide con el papel de primera fila cumplido por muchos de ellos. en
particular los elegidos en el virreinato del Per. Dentro de ese contexto, se
Isiguie-
9.
;<.
no era
porciones coloniales
transformacin 8.
capacidad
.iI
-an,
suficiente.
Las palabras de Eugenio Pereira Salas. que resuman apego mas no
repudio, contienen un juicio que debe recordarse:
f,
Dicho autor agrega que lograr y mantener el cambio producido, requiere de nuevos elementos que se integren eficienremenre y persistan por ms
de una generacin. Corrobora esta tesis la evidencia histrica del Per; y de
ideolgico
de la modermzacin
cos.;." (La idea de Derecho en el Per republicano del siglo XIX, Lima. P. Universidad Catlica del Per. 1980; pp. 268 Y 269). La consecuencia es obvia. en ~I~entldo que la dialctica
tradicin/subversin
sin consistencia.
,?'-.
'~1"~
,
.'
,Jo:
'~~.
Eugenio
Pereira
1809-. Santiago.
particular
contactos
Andrs Bello.
Unidos-1778un recuerdo
JUAN
MIGUEL
BKULA
EL ESTADO
de
pr~gm;\ricas
Bilbao,
la de
sanciones,
cuales se observaban
Inrendencias,
reales
muchas
rdenes,
o rr as ms,
presente
bulas, rescriptos
amn
e t c , e r c., ~l lado
cdula,s,
y endclicas.
de dar existencia
de
que conservaba
del po-
10
Un slo ejemplo parece suficiente: El pnrner Cdigo Civil, que entr en vigor en 1852 y
estuvo vigente hasta 1936, estableci en el Art. 156 que "El rnarnmomo se celebra en la
Repblica con las fonnalidades establecidas por la Iglesia en el Concilio de Trento". En
1897. se dict la ley sobre el matrimonio de los no catlicos; yen 1930, sus disposicrones se
hicieron aplicables a los efectos Civiles del rnatnmomo en general.
" La teora del estruclUralismo ha rdenti ficado la inercia estructural como uno de los elementos
regresivos que matizan toda etapa de cambios. Francisco Mir Quesada C., Las estructuras
SOCiales. lima, Tipograffa Santa Rosa S.A., 1961.
lO
a esta Constituci6n,
que no se opon-
y a los principios que aquf se es cablecen, quedan en su vigor y fuerza hasta la organizacin de los cdigos
mucho menos
formal a aquel
0.
gan al sistema
Tambin
un sistema jurdico
"Art.121
genera-
[a Constituci6n
de 182" la primera surgida de! impulso revolucionario ... pero que no lleg a regir un solo da! ... consignara e! siguiente
de las
preciso que el que hoy se maneja y que, de manera cierra, tena menos
importancia que la concedida en la act'ualidad: Ciertamente,
era una
norma de cumplimiento
obligatorio, pero l~ ley secular tena que competir con otras fuentes jurisdiccionales. El conjunto representaba una
confusin difcil de manejar; y, ms todava, pues dejaba en evidencia
que'enrre el nuevo y el viejo orden segua existiendo una extraa dependencia, en una suerte de imposibilidad
EN CIERNES
de la independencia,
y de comercio",
permite
de transicin,
que fue
poltico
abundarnienro,
privilegiados.
A mayor
PERPLEJIDAD
JUAN MIGUEL
EL ESTADO EN CIERNES
'lI": ,
BAKULA
En un escrito temprano,
que la nueva entidad llamada a surgir como consecuencia estaba predeterminada, 1)0 slo niega 1;1 trascendencia de las acciones humanas en uso de
'su libertad sino que atribuye a la historia un sentido mecnico que, por lo
"una frmula
cepciones,
j,.,>
Monteagudo,
sobre. la monarqula
Adems de los dos casos citados. de Mxico y del Brasil, y de incluir a la Argentina
Per. puede recordarse,
naciones,
la situacin
Convencin
como expresin
del Ecuador
en su condicin
de las contradicciones
que Vicente
de jefe supremo
de democracia
Rocafuerte
del Ecuador
define en su Mensaje
y monarqua,
presidente
de intentar
Gabriel
una solucin
Garca
monrquica
a la situacin
do de Napolen
sugestivo
en la exageracin
el ensayo de Edmundo
O'Gorman,
a la
rs Bernardo
marzo
el
edicin.
con
sobre el monarquismo
de Mxico (Fundacin
interesa
Cultural
subrayar es la coexistencia
mexicano).
de solicitar el protectorapoltuca
de CODUMEX).
Santtago
(p.12).
Santa
la alianza de Napole6n
de la Umversidad
en un folleto.
titucional";
infinitamente
posteriores
Nacional.
','~
k
.1
del Gobierno
fechada el 17 de
complementa
desde su instalacin
la
hasta el 15 de
Exteriores.
sobre la base de esos '.Principios .,", que Bolvar al hacer su elogio. afirma
(Monteagudo)
si bien. "Aadir,francamente
til ... (Carta a Santander
que Monteagudo
T )
una monarqua
cons-
de 4 de agosto de 1823).
T ~
a Estados
de Chile. Imprenta
de Historia
Es. seguramente.
novo-hispnica
publicada
Y constitutiva
Exposicin
I ,
(ReflexlO~es
Monteagudo,
de aquel momento"
del conflicto
formalmente
Unidos (p.49).
" "Boletn Bibliogrfico"
extraordinaria
definitivamente
que no se resolvi
1825). al expresar
en que nos hallamos ."; para llegar diez aos ms tarde al despropsito
Jos Flores
y al
(Ambato,
peruana-
..,"
proclamacin de D. Pedro I, como emperador (1822), sirvieron para resolver aquel conflicto en trminos concordantes con el tiempo poltico' 13.
Fernn Altuve-Febres
con el pue-
de estos
/2
a favor de
blo, para realizar con energa y poder una obra. democrtica, habra ahorrado a las generaciones posteriores no pocos desastres y no pocos problemas"
14, que suena
como una parfrasis
de la reflexin
de
JUAN
MIGUEL
tiKULA
EL ESTADO EN CIERNES
I
1.6. LIDERAZGO
16
La enorme tarea que los actores del por~enir renan por delante en
1821, se traduce en los dos enunciados del epgrafe, que se formulan,
ms como interrogantes que como proposiciones: Existan estos dos
condicionantes para una nueva vida poltica? '
El primero, referido al problema de las lires: yel segundo, al consenso
social que, como correlato obligado, hub'iera debido sustentar cualquier pro-
yecto poltico, y sin el cual la [uncin social de los grupos dirigentes podra
aquella dialctica era anterior a la revolucin de la independencia; y, en cualquier caso, fue una de las carencias puestas en evidencia dentro de la sociedad peruana ante el proceso desatado por la insurgencia.
En definitiva, dichas inrerrogantes integran el planteamiento
expresado en el ttulo de este primer captulo, en cuanto a la necesidad de
definir al Estado en ciernes. La emancipacin sudamericana, desde mi
punto de vista, fue -como se ver ms adelante- un largo movimiento
poltico, social y militar que comenz desde arriba por el colapso de la
monarqua; y no desde abajo, como insurgencia de una poblacin colonial. Su resultado fue la constitucin de una serie de Estados, con ambiciones de autonoma, que debieron imaginarse y crearse, comenzando
por sus elementos: La autoridad -el poder y sus 6rganos- y el conjunto
humano -la poblacin- operando en un espacio fsico determinado -el
territorio- ninguno de los cuales estaba definido ab lnltlo.
Uno de los mritos de la indagacin histrica de Alberto Flores
Galindo se concreta en, su ensayo "Ariscocracla
y plebe" 17. Si bien, la
finalidad de dicho escrito no es precisamente la que me or ien ra, entre
otras razones por9ue la reduccin a lo econmico re co r t a -e n mi opinin- la proyeccin de su pensamiento, lo cieno es que su simple enun-
gio; segundo. porque las reformas borbnicas afectaron el control econmico ejercido desde Lima y basado en el monopolio; tercero, por las consecuencias de la larga lucha militar co~tra el movimiento emancipador
dirigida por el virrey Fernando de Abascal, una de cuyas consecuencias ms all de hacer de la adhesin al sistema una cuestin de vida o muerte- fue reforzar al elemento peninsular como ncleo de poder. En cuarto
lugar, por el empobrecimiento
producido -adems de los cambios en el
sistema comercial- por los constantes aportes en dinero, con ribetes de
expoliacin, exigidos por el virrey para auxiliar a la corona; y, por ltimo,
ciado es suficiente
Al
iniciarse el experimento
del da lo rmcia) correspondiente al censo de 1795. que arroja un total de 1'076.162 habitantes. que treinta aos despus difcilmente pudo alcanzar a dos millones. Con ese escaso
Primero, por la
y su presti-
14
I1
Es un dato muy conocido que el capital de los comerciantes lirneos en 1790. calculado en
ms de 15.000.000 de pesos. en 1826 no alcanzaba al milln de pesos.
[5
'.
JUAN M1GUH
"As empez
el eplogo
Bruscamente
19 -
EL ESTADO EN CIERNES
BKULA
liderada
colonial.
La aristocracia
del Tribunal
del
material,
propios,
la opcin a favor
quien en 1770 haba en Lima 19.232 vagos, es decir el 38%, que se agrega
~1:
En lo que se ~efiere al apoyo popular, lo que en buera cuenta correspondera a la parte de la sociedad llamada a recibir los beneficios de la
emancipacin, los datos demogrficos ofrecen elementos de perplejidad
respecto al quanturn y a la gravi(aci~n de los diversos sectores de la pobla, ,cin frente a las variantes que la revolucin estaba proponiendo. La poblacin de Lima en 1771 se calcul as:
eclesisticos
,.
1,939
espaoles
indios
mescizos
castas
esclavos
18,047
4,332
4,807
10,023
13.479
total
52,627
1,
3.6 %
9.1
19.0
25.6
.~.
99.7 % 20
rpido
~
Ms adelante, las cifras que consigna Crdova y Urrutia -que califica
como aproximadas, al igual que las anteriores- son las siguientes:
En 1820, el total de habitantes de Lima fue de 60,000, de los cuales
23,523 se ,clasifican como espaoles; 105 eclesisticos suman 1,837 Y los
. restantes 38,640 se agrupan entre indgenas, castas y esclavos.
En 1834, el total slo llega a 54,628, los espaoles a 19,593; clasificacin que inclua una reducida proporcin de peninsulares, mientras los
religiosos de ambos sexos slo suman 825. El saldo alcanza a 34.210 21.
En trminos gegerales estas cifras no discrepan mayormente con las de
"
orientado
'9Ibid., p.84.
mejores intenciones-
Histrica.
Geogrfica.
Industrial
y Comercial
menos al privilegio
y sus alternativas;
~o Ibid. p.IOl ,
del Departamento
y constructivo",
y ms al progre-
22
2'
y sus descendientes-
34.2
8.2
I
que eran 2,093 sirvientes, 1,027 artesanos y 9,229 esclavos, en total 30,581
pactos internacionales
}:
1971. La ref. en
...~:
Buenos Aires.Pads,
tanto nacionalistas
que est en Juego el honor militar y que puede favorecer una rpida carrera castrense".
.I(o
~
;
.1
Ms
-,
11
) .....N
BKul.A
M1\~ucl.
EL
afirmarse que ni la emancipacin ni las revoluciones poster!ores despertaron la espontnea e inmediata adhesin popular y. menos an. la colaboracin de la poblaci6n andjna, expoliada igualmente por ambos bandos en
lucha 23.
1.7. LA DETERMINACION
DEL TERRITORIO
Provisional
(Huaura,
C~
'ADO
EN
\...~t<.NES
1.8. LA INCERTIDUMBRE
ECONMICOS
ro libertador,
estos trrrurrcs:
Esta demarcacin
Provisional
fue, en la prctica,
(Lima, 8 de Octubre
cin de "presidentes
confirmada
por el Estatuto
de departamento",
que se
trata como lectura separada. sustentado en el sistema de "levas" que se ha venido empleando
hasta nuestros das (1999).
,. Como ejemplo de esta dualidad de autondades, cabe recordar que Trujillo proclam la independencia recin el 20 de diciembre de 1820 y que Piura lo hizo el4 de enero de 1821.
la norma permanente.
Es verdad
que los elementos constitutivos del nuevo Estado y sus criterios acusaban
signos originarios de oposicin, inconciliando los intereses de los grupos
entre s, pero, en relacin con los problemas del epgrafe, es an ms
cierto que. estructuralrnence, las dificultades internas e internacionales
no cesaron de agravarse.
. ,
Resulta indispensable una aclaracin relativa al comercio internacional. En trminos generales, los primeros gobernantes del Per tuvieron
delante el dilema librecambio/proteccionismo,
pero no debe olvidarse que
esta antinomia encendida en trminos de repblica independiente no era
igual a aquella oposicin correspondiente a los tiempos coloniales. No
era igual. por lo menos en cuanto a la naturaleza de 10 que Espaa enten-
[8
19
,1
'-:-
,"~~~
u'
JUAN MIGU
da por "comercio
f;
1;-,
BKULA
impon~r
en Amrica
posrcolonial
-y se logr I en poco tiempo- por parte de los pases
industrializ~dos al establecer los parmetros del. trfico comercial. En lo
que a Espaa se refiere, las tres guerras con las que se inicia el siglo XVIII
(la sucesin espaola, l~ sucesin austraca y la de los siete aos), llegan
hasta 17(53; Y su resultado fue la reestructuracindel
cornen-io colonial
espaol.y la presencia de Inglaterra, mediante el navo de permiso, el asiento
de negros, el navo de registro, las autorizaciones de comercio en barcos
neutrales, hasta el "Reglament~ de Aranceles reales para el comercio libre
de Espaa e Indias", de 1778 25. En cuanto al Per, para entonces, ya
haba sido desplazado el comercio por el Pacfico dependiente de la feria
de POrto bello, y estaban en marcha las reformas borbnicas, que, desde el
punto de vista poltico y econmico, significaron la autonoma de Chile y
de Venezuela y la creacin del virremaro del ro de la Plata, mientras que,.
desde 1739, exista el virreinaco de Nueva Granada. Esta contraccin del
virreinaro limeo -que pas a ocupar un tercer o cuarto lugar en Amrica,
si se induye a Mxico- unida a la propuesta librecambista signific un
detrimento de la situacin de preeminencia que haba gozado; al tiempo
que el fortalecimiento del poder del Estado borbnico, centralista, contribuy al debilitamiento
del monopolio
poltico
y econmico
Es ilustrauvo
~i
:'-'
:'(S~,
.'.;1,
:-1',
mantuvo,
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de la independencia,
de una:
~\II,
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Con el advenimiento
..:.
:i~:
ejercido
situacin menoscabada.
,1
EL ESTADO EN CIERNES
en Juan Pablo Viscardo y Guvnn (17481798) -El hombre y su tiempo; Lima, Fondo Editorial del Congreso del Per/Consorcio de
equivalencia
con las realidades del siglo XX, ni siquiera la obsoleta "economa centralmente
Universidades,
planificada"
1999; 3 vols. La ref. en T. 1, pp. 141 a 166. Esta coleccin est precedida por
cientfica y tecnolgica
estas
citas con una frase de Viscardo: "El efecto natural del comercio es la paz" ..
1
26
,,
27
correspondera
parece innecesario
-en palabras
actuales-
exposiCin que al soberano Congreso del. Per, hizo sobre la hacienda pblica, el Ministro
de ella, Dr. Hipolito Unnue, en la sesin del dta 23 de setiembre de 1822; Lima, Imp. del
:J-"
Gobierno (1822). Es, igualmente, pattico el anlisis que formulan en los anos siguientes:
,t.
por ser la expresin de las constantes exacciones a las que la Metrpoli someJa a sus domi-
20
21
en
Agusn
la situacin
del
MIGl
,KUU
EL ESTADO EN CIERNES
28.
andinos, [a trascendeqcla
de los 'actos ceremoniales no requiere -ser
subrayada, desde que en el curso de los tiempos -adems de su riqueza
como manife.staciones
artsticas
y psicolglcaslas celebraciones
pblicas,
las fiestas populares
y los diversos espectculos
han
constituido
extraos caminos de sinc:retismo con antiguas resonancias
religiosas y con mitos perdurables de las poblaciones no espaolas.
La participacin de estos grupos se mantuvo y se estimul -al punto
de considerarse obligatoria- precisamente con el fin de afirmar el sentido
inmanente del' poder. En nuestros das, esas manifestaciones conservan
un sentimiento
de comunidad que en las celebraciones religiosas se
intensifica
en los moments -de angustia, que han sido los ms.
Recientemente, entre los impulsos para estas convocatorias, se manifiesta
el sentido de protesta que, desde comienzos del, siglo XX, lleva a las
masas populares a expresarse en favor de sus demandas de cambio, para
reivindicar o legitimar el origen del poder.
Lo que era en apariencia un tema propio de la antropologa cultural
y de la sociologa, adquiere contornos y consecuencias polticas, al incorporar
estimulando
se refiere
mecanismos
destinados
la adopcin d creencias
posible.
En las sociedades
americana:
econmicas
en Per
Consecuencias
1993, En la introduccrn,
econmtcas;
acadmica,
19
Sin entrar en pormenores de este complejo aspecto de la urdimbre social, es verdad que las
de afirmacin,
mayores o menores ucencias: y. de distinta manera, el Ramadn, son una de las tantas fiestas
y celebraciones
22
lo ms estable
W, Qurroz, "Consecuencias
la conducta,
contranarlas:
(1800-1850)",
controlar
y comportamientos
rgidas, estratificadas,
Per. Hasta donde tengo noticia, despus del articulo de Hugo Neyra, en "Estampa" -supleLlma,- el aporte ms concreto pertenece a Alfonso
a conducir
imperantes
y,
se
.I..
.!
'Ii.
EL ESTADO
JUAN
'rgidas,
de modo
I
el dirigente
MIGUEL
que la ceremonia
EN CIERNES
BKULA
;11
an ms su poder,
empleando los resortes simblicos a su alcance. De all que la asist errc ia a los actos
pblicos resulte concedida por el poder y se acepte
corno tal por la sociedad, revelando la calidad de poderoso mecanismo de uniformidad
y de jerarquizacin
que adquieren las ceremonias. i
En .este ltimo aspecto, se logra Un equilibrio dialctico, desde que
toda sociedad tiende a la diversidad en sus formas de expresin. El ejemplo por excelencia es el lenguaje, desde que es comn la existencia de
dos formas orales, segn pertenezcan a estratos diferentes, que correspon den a los ms favorecidos y los ms desposedos. Alg~ similar, sucede con las fiestas, los ritos, las celebraciones de todo tipo, que tienen su
propio acento, inclusive tratndose de dos comunidades similares o de
villas o barrios 'cercanos. Aqu las grande~ ceremonias cumplen un rol
unificador, una suerte de sntesis, en cuanto estos rituales se centran en
un origen comn o en una remembranza, as sea un duelo o un penoso
incidente, cuya me~oria constituye un elemento de identidad; y sirven
de modelo de continuidad y de perseverancia en el ejercicio del poder.
Por ltimo, vale la pena anotar que, histricamente,
la memoria y la
nicamente
violencia no domesticada,
:.".."
La autoridad
poltica.
11
nocido."
30
,
desatan las inhibiciones para ampliar., sin lmites, la participacin de la totalidad: En ese
momento se abaten las Jerarquas. Es probable que en su ongen, estas actitudes se relacio-
, nen con las, ms profundas tendencias y creencias humanas de celebrar la renovacin del
. ritmo de la vida; y constituyan, de manera manifiesta, la recreacin de lo mismo, en una
celebracin cclica de la permanencia. Mircea Elade, Mito y realidad; Colombia, Editorial
Labor, 1996; (Captulo IlI, "Mitos y ntos de renovacin"). En este orden de Ideas, la consagracin de un nuevo rey repeta la cosmogona: y su simbolismo ha llegado hasta nuestros
misa se cantaba:
>3~
'
>1;
das, en la 'frmula ritual: "El rey ha muerto. Viva el rey!". Pero, Sin necesidad de ir tan
:leJOS,tampoco se debe olvidar que en la mera rutina diaria se encuentra una buena razn
:-.!I!
25
,f
) UAN MIGUEL
BKULA
EL EST.\DO
EN CIERNES
lo bueno. Seor.
Nos diste a Bolvar
Gloria a Ti. gran Dios.
31
No creo necesario avanzar en esta disquisicin, un tanto ajena a ubicacin acadmica de este ensayo; pero no puedo dejar de mencionar que
e~ esa teatralidad
Basadre, Historia
de Repblica .. , op.ct., T.I., p. I 20. Basadre aclara que el dato est tomado
1858 (segunda
de la Independencta
Por el contrario,
en Colombia.
esta
que se Impuso en Francia. pues la Ley Fundamental (Rosario de Ccuta, 18 de Julio de 1821)
prescindi del ceremomal religioso:
"Ar!.12. La ratificacIn y establecimIento de la Repblica de Colombra sern celebrados en
los pueblos y en los ejrcitos con fiestas y regocijos pblicos .... "
pero, en lodo caso, el modelo segua la finalidad perseguida por los regmenes anteriores. Sin
embargo, la cita antenor requiere una aclaraCIn. La posible SImilitud o ImItaCIn de algo
sucedido en Francia. no debe aceptarse sin una precisrn substantrva. Aparte del Iaicrsrno,
que tuve otras mOllvaclOnes. lo trascendente del espmtu de la Re volucrn era formular y
ejecutor "un proyecto gtoba}, Inseparable de ,. comprehenSln que ,. Revolucron lenq de SI
misma COmoun comienzo absohno, acomeclmlento
El proyecto, de otro lado, era emblemtico
de
una
arnbicrn
la Hlstona ...
de un
central, la prodUCCin
hombre nuevo ... ", a cuyo efecto se cre un nuevo calendario, y a partir de121 de setiembre
de 1792, se comenz a contar el ao I de la Repblica,
apreciar y VIVirla discontinuidad
J2 .
del bicenrenano
rpubl/caln",
J1
Guillermo Lohmann Villena, El arte dramtico en Lima durante el virreinato, Madrid. Instituto de Cultura Hispnica,
1945.
26
27
"
JUAN
ly1JGUEL
EL ESTADO EN CIERNES
B/WLA
'1
"-1
,~~.
\..
ubicacin, se detallan con prolijidad, otorgndose al Gran Maestro de Ceremonias funciones 'especficas, Y, como es sabido, cuidndose el respeto alas
JI
formas ya acostumbradas,
instituciones de la administracin que, adems de los miembros del gobierno, de la Alta Cmara de Justicia y el Consejo de Estado, obligan a "todo
funcionario pblico de la lista civil o militar", cuyo uniforme, asistencias,
'
el acta de la independencia
y primero de lo ll)ismo!,,34 ,
rios, los ttulos de Castilla con.los mantos y veneras de las rdenes a las que
pertenecan. Este espectculo no ofreci cambio alguno con las anteriores
ceremonias virreinales 36
'
Al igual que en los otros aspectos sealados -el corpus juris, los rganos del Estado, en fin, la estructura y el funcionamiento
del Estado- el
advenimiento de la Repblica al respetar las solemnidades ceremoniales,
cumpli con mantener la apariencia de un cambio en las personas; pero no
en la razn de ser de una nueva nacin. Es probable que la gravitacin
histrica del otrora poderoso virreinato estuviera presente en el nimo
pblico, pero lo cierto es que esas apariencias no trataban de ocultar, sino
por el contrario, de afirmar una realidad sociopolrica persistente. A dife-
" 3'Segn
pblicas como la espaola" y refiere la ancdota de cuando Felipe 11reprendi a uno de sus
embajadores
Buenps Aires,
n El estudio en profundidad
.1I~
Central, 1892.
3' Una cuidada edicin facsirnilar, Gacela del GobIerno de Lima Independiente;
que "pocas SOCIedades han SIdo tan conscientes de la necesidad de la teatralidad de sus vidas
no; QUitO, Museo del Banco Central del Ecuador, Impresora Nacional Cia. Ltda., s/a. Segun"
da edicin, con ilustraciones
37.
1'''-'
trgico es trascendente
a solemnizar
mecanismos,
de qu
y a perennizar
aquellas formas
JUAN
MIGUEL
BKULA
EL ESTADO EN CIERNES
1:
~
~\
cientos aos de dominacin espaola y los dos siglos de ensayo republicano, pareceran demostrar que la prescindencia, el olvido o la ignorancia
que han caracterizado el bJack hoJe de' nuestro conocimiento, explican,
quiz, la causa de nuestra desorientaci6n actual. '
.
En e! caso de! Per y de Latino Amrica resulta una dura verdad que
las diferencias: culturales han operado dentro de la sociedad y no slo
entre las sociedades; y que las consecuencias han sido infortunadas cuando no fueron trgicas. Pero lo que llega a s~r sorprendente es que son las
diferencias culturales las que se extienden, se diversifican y se agu.diza~
tambin en las sociedades ms modernas, .en una suerte de negacin de la
modernidad y de la postmodernidad,
con la configuracin de una nueva
experiencia personal acerca de cmo los particularismos, an los considerados como ms estables, no son necesariamente definitivos.
mediante la participacin
"liturgia" recordando la interpretacin dada por Vfctor Andrs BeJande al valor de "la
. liturgia y la cohesron SOCia"',cuando reflexrona sobre el SIgnificado profundo de esta manera de actuar en conjunto. pues "a dil'erencl3 de la magia que sumerge el espnru en la mate.
na ... la liturgia se eleva de la materia al espritu ... y a mrito de esta penetracin de las cosas
por el espritu, las acntudes humanas cobran un senil do de perennidad y de universalidad". y
agrega: "La li!urg13 educa la emocin (individual ... al) volver a las emociones colectivas .;.".
Estas reflexiones adquieren su ubicacin
"diferencias
culturales",
'r
sus reinos de Indias constituan una monarqua casi teocrtica; y que la Repblica consagr
su adhesin a la religin catlica. con lo cual fortaleci su ms profundo vnculo con el
pasado. (Hay que esperar hasta el discurso de Francisco de Pau/a Gonz/ez Vigil, para poner
en duda, ya no el vnculo sino su fonna de ejercerlo.) Y. A. Belande. LA SlltSls viviente _
Palabras de fe-; Obras Completas. T.VI. Lima, Instituto Riva-AgUerolP.Umversidad Catlica del Per, 1993; pp.140 y ss.
lO
subyacente
de las
.
CAPITULO II
LA EMANCIPACION y EL CONFLICTO
.\
2.1. FACTORES
DE FRACTURA
iniciar la organizacin de su vida autnoma: y de otro, en el aspecto internacional, la desaparicin del orden colonial al crear una situacin de vaco
favoreci qu surgieran o cobraran mayor fuerza intereses e impulsos de
disgregacin. Estas manifestaciones asumen diversos grados de intensidad, pero en su conjunto traen como consecuencia negativa que la vida de
relacin se iniciara bajo el signo de la divisin. Dentro de este proceso de
fractura, el fracaso de los intentos
'
~~
JUAN MIGUEL
LA
BKULA
EMANCIPACiN y EL CONFLICTO
,).,
'.os.
. ;J:
pata explicar la situacin emergente; y, peor an, para construir una nueva
existencia y dade organizacin poltica, en medio de las contradicciones
que se haban venido acumulando dentro de estos reinos para los cuales las
frmulas aplicadas en Espaa ya haban fracasado ... Adems, las normas de .
Vitoria y de Surez, 'relativas Q la armona entre la voluntad del prncipe y la
colectividad -la nocin del bien comn- resultan imposibles de adaptar a
sociedades duales, como era el caso extremo de las regiones andinas."
conceptua-
alternativas
'les y con la ayuda de los nuevos aportes de las ciencias sociales, es posible
enfocar "la iniciacin de la Repblica" con una visin renovada. Si se consi-
formulaciones
dera que la independencia fue una consecuencia inmanejable de la decadencia y crisis de la monarqua espaola, habra que considerar dentro de este
proceso, los aos que se consumen desde que los Borbones sealan la sustitucin del proyecto imperial representado por la dinasta de los Habsburgo.
En el gran escenario y en elogio de lo que signific el inicial proyecto espaol, bien se puede recordar que, como imperio allende los mares, su desintegracin demora casi dos siglos, desde el tratado de Utrecht (1713) hasta
el tratado de Pars (1898). Es dentro de ese tiempo que se producen las
primeras expresiones de descontento o de protesta, as no fueran de insurgencia propiamente dicha. Entras ellas, cuentan la "revolucin de los comuneros" en Colombia y la conmocin que origina T pac Amaru en el Per.
Lo anteriormente dicho explica el enunciado de qlle si bien la emancipacin fue inevitable tambin result prematura, por cuanto al finalizar el
siglo XVIII, ninguno de los "reynos de Indias" estaba en capacidad para
ejercer la autonoma. Repito lo afirmado en otra ocasin 1, en cuanto a que
"en los primeros aos del sigl,o XIX, cuando la invasin de Napolen esti, El epgrafe pertenece al ensayo de Stanley J. Stein y Barbara H. Stein, La herencia colomal
en Amrica Latina, Mxico, Siglo XXI Editores. 1986 (18'. Edicin). La acogida prestada a
esta obra, en sus versiones en ingls y espaol, es una seal de su mrito.
1
J. M. Bkula,
FOMCIENCIAS.
Per y Ecuador
-Tiempos
)1
testimonios
de una vecindad,
Lima. CEPEII
._';
fica, al punto que no puede dudarse del supuesto implcito de que Espaa
subsista en un mundo al 'que no perteneca. As lo confiesa Miguel de
Unamund: "Sinrorne con un alma medieval; y se me antoja es medieval
el alma de mi patria; que ha atravesado sta, a la fuerza, por el Renacimiento, la Reforma y la Revolucin ...", como lo dice en El smtimiento trgico de la vida. Como resultado, al finalizar el siglo XVIII, los "reynos de
Indias" acusaban dos grandes carencias, mientras avanzaban hacia una poca
de transformaciones sociales sin haberse percatado de ello: La inexistencia de una tradicin de gobierno y la incoherencia de su organizaci6n
social y econmica para hacer frente a la revolucin industrial 3.
Y en cuanto al espacio, queda en claro cmo el movimiento emancipador se desplaza en un continente an por conocer, al que la ausencia de medios de comunicacin volva inconmensurable,
pero sin cuedar circunscrito por la geografa de Amrica, pues -repiro lo dicho- es
un captulo muy importante de la historia-mundo
y no slo la resea
de acciones militares ocurridas en un remoto rincn. A su vez, en cada'
una de esas ignotas comarcas los sucesos pudieron ser impredictibles,
pero el conjunto seal la existencia de una profunda convulsi6n de
alcances globales y de extremas consecuencias.
p~:
) Segn una encuesta de la Enciclopedia
221 y ss.
34
35
industrral (1760-
JUAN
MIGUEL
BKULA
LA
interesantes
intelectuales
vas transformaciones
nacionales
4.
As sea en trminos
Esta diversidad
activa
surge de diferencias
y las
alternativas
nuevas metrpolis
regional en cuanto al
y con
la estructura
el mercado mundial;
y de
los Insurgentes;
las
y se define
con
emerge
en la decisin ernancipadora
tradicionalmente
son ms perceptibles
las
(Instituto
36
de Estudios
Internacronales
de la Umversi-
el ejercicio de la libertad
desconocidas
y EL CONFLICTO
EMANCIPACiN
para el pensamiento
polticas
y menos
con dimensiones
muy diferentes los elementos que contribuan a la coherencia del Estado monrquico.
Por lo mismo, no apareca muy claro que fueran
embrionanas
sociedades nacionales las que derenraran el derecho a la
insurgencia colonial, cuya justificacin era po lt icarnenre inaceptable y
cuya posible similitud
de ser seriamente
con la independencia
cuestionada.
La contribucin de los caudillos a la obra de la emancipacin fue decisiva, pero l irnir ada Corno e st uv o al aspecco milicar. cambi de signo despus
de la extincin del poder espaol; y result siendo negativa en todo lo
referente a la organizacin del Estado, que debi ser la nica preocupacIn
al da siguiente de la victoria, cuando las armas dejaron de ser necesarias.
Por ello, la disfuncin que ejercen entorpece el proceso de lograr la participacin -en la bsqueda del consenso- y retarda la tarea elemental de establecer la dimensin -y la extensin- apropiada para un Estado viable como
medio de lograr la cohesin, la institucionalidad y la eficiencia. En el otro
extremo y por las mismas razones, incluyendo su recortada visin parroquial,
resultan siendo el obstculo insalvable para la organizacin de macrounidades
polticas, como los proyectos de Bolvar -la propia Gran Colombia y la
Federacin de los Andes- o la Confederacin Per-boliviana y la formacin
de la Repblica Argentina, cuando ellos, los caudillos, defienden intereses
de menor vuelo, pero muchas veces ms realistas y por lo mismo manejables. All estn Pez: Herrn, Flores, Gamarra, Ballivin, Urquijo, Lavalleja
y otros, 'cuyas creaciones polticas comienzan por distinguir entre" nacionales" y "extranjeros"; y que en su ifn de individualizarse no trepidan en
exacerbar pugnas y rivalidades entre las diversas secciones -su exacta denominacin- de Amrica, para actuar (son palabras de Garca Mrquez) "como
si hubiramos sembrado tan hondo el ideal de la independencia,
pueblos estn tratando ahora de independizarse
que estos
,lilGUtoL
]UJ\N
.A
D"KUL"
que privilegi
generando
l:
;1\
recurriendo
conceptuales
a las ciencias
nuevo Estado; y dotar a lo que antes haban sido "provincias no descubiertas" de existencia real mediante un aparato normativo para su efectiva incorporacin a la vida poltica y econmica de! pas. Mantener la ficcin de
un dominio inmanente sobre algo cuya realidad era desconocida habra superado cualquier ejercicio de imaginacin, por no decir que pretendera el
sociales en la bs-
"
tuciones se juran hasta en los ms remotos lugares- sino que era menester
definir la naturaleza, e! contenido y el contorno de! asiento material del
queda de instrumentos
No slo haba que afirmar el imperio de la ley nacional -por eso las consti-
y a estos interrogantes,
EMANCIPACiN y ~L \..ONFLIC I U
esa
c~mtar que fueron muchos los casos en los que la dinmica de la ocupacin
se manifest en una penetracin en heredad ajena, casi siempre en predios
mal guardados, que se fue transformando en situaciones de hecho, al impul-
con la Incorpora-
acedrruca, te-
,"
niendo como base, entre otras, la obra de George Simrnel, cuyas tests desarrolla Lewis A.
Coser, Las funciones del conflicto
Luminoso
1970.
...ir
de violencia. como
,~,
pertinente citar el ltimo que conozco, Violencia en {a regin andina. publicado por la Asociacin Peruana de Estudios sobre la Paz (APEP) y editado por el presidente de la entidad, y
su inspirador. R. P. Felipe Mac Gregor, SJ" con colaboraciones
rs
-TIempos y testimonos
de una vecindad;
Lima. CEPEII
1992; 3 vols. Una extensa referencia sobre el tema en el Cap. 13. "13.3.-
terntonal".
39
i
JUAN
MIGUEL
LA EMANCIPACIN y EL CONFLICTO
BKULA
no -e n las naciones andinas- entre la "repblica de espaoles" -que para este efecto inclua a los hijos nacidos en Amrica- y la
"repblica de indios", sin contar las otras comunidades cnicas y a los
diversos estarnenros. Dentro de la sociedad colonial tan estratificada, la
evolucionan
diferencia
colonial, atribuyn-
. (1
',,,
1105, cuando
terruonal
es el determinante.
lador lo consigna
en Lima, despus
Monteagudo,
polticas-
si estaba vinculada
al ncleo polnco-admirnstrativo,
despus de la independencia.
cuyo
El dato ms reve-
Rubn Vargas Ugarte, S. J., ya que, de los 12,000 espaoles que vivan
de la Instalacin
slo quedaban
tu al promediar
teri-
de la repblica
y al trmino
de la influencia
de
el siglo XIX.
, Vctor Andrs Belande, "La Constitucin inicial del Per ...", op.cit., en especial el Cap. ll,
pp. 37 Y ss.
4J
JUAN
res geogrficos
e histricos,
MIGUEL
ISAKULA
~MANC.IVAl..luN y EL '-'vI'iLlCT0
'
sino fundamentos
en un doble sentido,
jurdicos".
Esta afir-
en trminos coincidentes:
l'
.'
Por ltimo, los ejemplos ms notorios de expansin territorial corresponden a subespacios en los cuales la institucionalidad
-que es una
de las caractersticas de una "regin"- no I existe, a veces ni en
forma
.
"El cab'ld
. ., por lo tanto, en un po di.er ternr.ona. 1, no p.orque
1 o .se convirrro,
no se identificaba exclUSIvamentecon los intereses del rea urbana, sino
que los exceda, identificndose tambin con los intereses del espacio
rural. Esto fue evidente a lo largo de la crisis imperial. cuando los cabildos se consideraron 'Ios representantes de un orden territorial urbanorural, declarhdose los legtimos titulares 'de la soberana en ausencia del
rey... Si miramos los procedimientos para incorporar la Audiencia de
Quito a la Gran Colombia o para formar el nuevo Estado nacional ,en
1830, nos damos cuenta que son los municipios delas ciudades los
protagonistas de estas actas. Los Estados que nacen de la Independencia
tienen, enronces, un fundamento municipalisca y no regional" (Con igual
o mayor razn se aplican estas consideraciones a los pronupciamientos
de los cabildos en Lima y de Guayaquil. JMB) 1\
'
embrionaria.
cuyos intere-
cio del poder espaol y no del recuerdo incaico- su gran importancia est
vinculada a la existencia del virreinato, en tal forma que, ni an cuando
adquiere nivel de audiencia, las tendencias en favor de una mayor autonoma demandan la ruptura definitiva ni [a segregacin: Tpac Amaru, adems de Inca, quiere ser "rey" del Per; [o cual no significa que con la
independencia, al sobrevenir la dispersin, no hubieran aflorado los snCaptulo
y la referencia
frente al avance
,.l:
11
Supra,
e jmpotente
,(
10
a la
.
..
42
,
..~
4J
de Histo-
, ,I
JUAN
MIGUEL
BKULA
LA EMANCIPACiN
el monopolio espaol con sus actividades de contrabando, que se consolidaron al tomar Jamaica y otras posesiones y organizar la Compaa
de las Indias Occidentales. Tambin. la corona haba asignado al monopolio del trfico de esclavos con la Amrica espaola a la Compaa de
los Mares del Sur. Ms adelante, en 1748, por el Tratado de Aquisgrn.
Inglaterra volvi a mostrar su preferencia por las ventajas comerciales )'
estratgicas, antes que por territorios. Y hacia 1750, tena la flota rnercante ms poderosa, equivalente en tonelaje a la de todo el resto de
Europa), Sin embargo. cuando en 1778 Espaa dicta la Ordenanza de
Libre Comercio, las aparentes libertades siguieron manteniendo el mo-
de situaciones
blicas de pe-
noso recuerdo. Ese mismo factor persiste hoy ya en otras formas, una de
las cuales es el trfico de armas. De lo que no se puede prescindir
en la
, I
y EL CONFLICTO
4',
viembre de 1797. El principal beneficiario de esta nueva situacin result siendo Estados Unidos. Un dato es revelador: En los nueve aos
transcurridos
de 1788 a 1796, llegaron a puertos chilenos 29 barcos
norteamericanos.
mientras que en los trece que median entre 1797 Y
1809, ese nmero ascendi a 226. Y en la misma o en mayor proporcin
aument el comercio ingls, amparado en su alianza con el Portugal que
hizo de los puertos brasileos, verdaderas estaciones de depsito para
. el comercio ilcito con Buenos Aires y, siguiendo el ro de la Plata, hasta
el corazn del continente.
El reverso de la medalla se hizo evidente cuando aquel beneficio se
transform en exaccin. As resultaron las negociaciones entre las nuevas
repblicas y las potencias mercantiles, en virtud de una frmula de lgebra diplomtica para permitir la ecuacin entr~ dos valores heterogneos:
el reconocimiento de la independencia y [a libertad de comercio. Una de
las consecuencias de este entendimiento
forzoso fue la extensin de la
clusula de la nacin ms favorecida, que sirvi de manera exclusiva al
afianzamiento de! comercio de importacin europeo y norteamericano.
En e! acpite siguiente. "El proteccionismo inicial y el comercio internacional", se anotan las primeras I disposiciones dictadas en el Per, pero
resta subrayar cmo la llamada "clusula Bello" -consagrando el tratamiento privilegiado entre las naciones hispanoamericanastuvo que ser
abandonada: La harina procedente de Chile fue desplazada por la de origen
estadounidense; y los azcares peruanos cedieron su lugar a los embarques
45
JUAN
MIGUEL
BKULA
. EMANCIPACiN
y EL CONfLICTO
ros peruanos con sus conexiones chilenas. Estos bienes, y no otros, no slo
"Fueron las harinas, tabacos y azcares norteamericanos los que suprimieron los contactos de los dueos de plantaciones, embarcadores y moline-
meno tan complejo y cuya duracin supera los doscientos aos; y parecera inexplicable la ausencia de una mencin a dos de los fenmenos de
su tiempo, la Ilustracin
repblicas.
trata ni de olvido ni
y la Revolucin
de prescindencia,
evolucin de la situacin en Amrica espaola fue tan violenta yla realidad tan desgarradora, que los criollos se convirtieron en disidentes
antes de tener una motivacin ideolgica y por lo mi~mo fueron al en-
y de la Revolucin
como fuente de
Si estas cuatro concausas -que no pretendo que sean las nicas- fueron factores preeminentes de divisin; o sea si la herencia colonial, e!
inspiracin y de justificacin para sus actos; no al revs. Lo cual significa que algunos individuos muy selectos estuvieron al tanto de las nuevas orientaciones del pensamiento, en todo aquello referido a considerar el mundo desde la ptica de las ciencias naturales y del derecho
natural; y, como consecuencia del progr~so intelectual y moral, conocer
2.6. LA INCOHERENCIA
INTERNA
del capitalis-
menos subversivo;
1)
similar,
Me refiero a la mfluencia
de las ideologas
del Pacfico";
"Tejidos y harinas ... ". op.cit .. p. 38. Tambin, en el Captulo VI. "La guerra
6.1. "Antecedentes",
46 '
cohesionador
cuya importancia
por su flexibilidad
impulsada
para hermanarse
potencias.
otros movimientos
ideolgicos
nca exterior.
47
se
conservadora
una realidad
propia de nuestro
tiempo:
y pases de la periferia,
adelante, surgiran
a la
En verdad, el liberalismo
cuyas economas
confirm
especffico.
de la poltica exterior,
que marca al siglo XX, que nace bajo el signo del liberalismo.
distingue
13.
merece un tratamiento
en la formulacin
brecha
"' P. Gootenberg,
tampoco un elemento
del capitalismo.
La
cuya
Ms
JUAN MIGUEL
LA EMANCIPACIN y EL CONFLICTO
BULA
;~~
~,
reinante
al interior
emancipacin
cabe subrayar,
por
al ocasionar la desintegracin
de la estructurasocial
existente -tan peculiar y tan contradictoria
con
'105 conptos
actuales- cre una situacin de Vado y de violencia, que
condicion la evolucin subsiguiente del Estado. En el caso particular
de las naciones andinas, la "repblica de indiosi' mantuvo sin pausa su
marcha hacia la desintegracin, que no signific su desaparicin pero s
su subordinacin
como contingenre humano; mientras la "repblica de
espaoles", que pas a ser de criollos, abund en conmociones y cruentos episodios. Paradjicamente,
tales sucesos resultaron constantes
.retardatarias, cuya inercia contribuy
a mantener el equilibrio inescable
de la estructura social anterior, COh extraas repercusiones en el exterior. Tanto en Bolivia, en el Ecuador, como en el Per, las clases dirigentes -elementos criollos y, muy en breve, algunos extranjeros- siguieron
siendo grupos estamenrales con muy pocos visos de sociedad de clases:
cohesionndose
a travs de una extensa urdimbre que, sin ser una relacin de sangre, constitua
una "parentela"
-luego transformada
en
clienrelisrno- que sirve de base al poder poltico, econmico y militar.
En segundo
trmino,
estas s oc ie dades se fortalecen
gracias a
inrerrelaciones personales, en la que los lazos de hombre a hombre juegap un rol muy importante, que luego los caudillos utilizan. Por ltimo;
los conflictos, antes resueltos por medio de negociacin entre los grupos interesados
acatando parmetros
conocidos,
.1\
:i'"
ti
"I[
ir
hasta el
"enemigo predilecto".
,
En el Per, se ha explicado esta tendencia regresiva con la frmula
de "modernizacin
tradicionalista", que traduce cmo "a pesar del carn48
f"
esta inconsistencia
de la estructura social debi constituir un importante fattor para impulsar el proceso del conflictivo siglo XIX 15.
As, cuando en este libro se sostiene que la emancipacin produjo una
"ruptura" comparable conla etapa de la conquista, lo que se trata de expresar es que el cambio violento en la estructura de poder, aliment en el elemento criollo un cambio en la conciencia de alteridad frente al espaol.
Anteriormente haban sido diferentes, pero luego de ser enemigos, el criollo -espaol nacido en el Per- resulta predominante, mientras el espaol
ocupa un lugar subordinado. La "ruptura" producida por la conquista pudo
ser ms profunda; peto, sin necesidad de imaginar criterios de medida, se
puede aceptar que el proceso de cambios que genera la emancipacin tiene
significado suficiente como para constituir un punto de no-regreso: En e!
Per, a partir de! 28 de julio de 1821, todo fue diferente, cualquiera que
fuese la capacidad de nostalgia. El lado maligno de esta dinmica estuvo en
que su intensidad alter los sistemas de encauzar, dirigir o dirimir los conflictos sociales -que la estructura colonial haba llenado en alguna formapor lo cual el desborde no se detuvo ni ante las creencias religiosas o los
preconceptos polticos, ni, desde luego, ante las antiguas fronteras entre
audiencias o capitanas, con lo que el conflicto generalizado sustituy al :
orden anterior. Este enfoque podra ser mejor encendido, como una frus- :
,. Fernando de Trazegnies,
15
"La idea del Derecho en el Per republicano del SIglo XIX"; Lima,
P. Urnversidad
La bibliografa
Anle el problema de las lites aparece en 1947; y de Alberto Flores Galindo, Arislocracla
plebe, 1984, con mltiples reediciones
de Marie-Danielle
"Jerusalem y Babilonia":
Editora Nacional/Insrnuro
Religin y poli-
Francs de Estudios
Andinos, Quito, 1988; ttulo que evoca la oposicin entre la ciudad de Dios y la ciudad de los,
humanos y del pecado, entre una sociedad tradicional y el' proceso de modernizaci6n.
Tam-
bin, me parece oportuno recordar una referencia muy ilustrativa: Frederic Cople Jaher (Ed.),
The rich. the well bom ami tne powerful. Elites ami Upper Classes en History,
Universuy
49
Illinois,
~~~.~.:
.1
.J.
l'~
.
?f~'
JUAN
MIGUEL
,'I
BKULA
;'
T r,
,
,)
1-
':.1
crada eclosin
cultural,
en la medida
que la independencia
tuvo, en esencia,
CAPITULO
~~:
III
Ij~,
el sentido
de un mensaje
y que
plida la segunda;
y de
de despecho
de una promesa,
la decepcin
encono
que acentu
formas
sociales
de exclusin
y,
terminar
de mi punto
siguieron
los restantes
econmicas
para generar
el reinado
ganando
~.
era imposible
En el
y LA FUNCION INTERNACIONAL
espacio, o sea
ms diferentes,
hasta
sino, tambin,
des-
de "ruptura",
l~:
caractersticas.
En cuanto
, LA CANCILLERIA
geogrficas
cor diferentes
'1:
-l. ;
una percep-
de la fuerza.
elementos
tambin,
e incum-
un sentimiento
de la nueva sociedad
e impedir
tnicas,
el primero
desencaden
la "ruptura"
que dentro
de solidaridad
engaoso
posterior
a la fragilidad
en lo externo,
brevemente,
cabe reiterar
que,
como entidades
de derecho internacional,
a las nuevas repblicas
les era
difcil incorporarse
a una sociedad en la que no gozaban de derecho de
decreto
membresa,
generalsimo
jurdico
por su origen
poltico
imperan te;
sera permanente
En resumen,
espurio,
de intentarse
las urgencias
y,
de conformidad
por lo mismo,
del momento
real problema
tema colonial
agravado
con el pensamiento
el riesgo
por la metrpoli
La proclamacin
de la reconquista
no podra
de la independencia
3 de agosto
don Jos
de
1821,
de San Martn
acto inicial:
se expresa
en cuya
parte
expone
y confirma
por
considerativa
los fundamentos
el
de ese
ser objetado.
nublaron
la visin
del aislamiento
heredado
de la emancipacin,
del
sobre
el
"Desde
del sis-
para encon-
de la suprema autoridad,
de las circuns-
diferente.
La experiencia
de 10 aos de revolucin
Chile y Provincias
Unidas
rar la independencia,
despus
(la palabra)
ofreciendo
de congrel
es asegu -
la libertad
a los pueblos
50
intempestiva
,_.
Cundinarnarca,
sli-
Yo la comprometo
en el momento
la convocacin
enemigos
damenee.
en Venezuela,
la simultnea
de elevado carcter
repetida
y decidido
invitacin
influjo
la administracin
nombrarhiento
de
har dimisin
del Eseado,
de gran
en esta capi-
me asegura un
ya el asen ti-
/,
',1
:
~~.
'{o
;i
JUAN
MIGUEL
B~ULA
LA CANCILLERIA
y LA FUNCiN
INTERNACIONAL
':~fl~
miento de los pueblos que estaban bajo la proteccin del ejrcito libertador, he juzgado ms decoroso y conveniente el seguir esta conducta
franca y leal, que debe tranquilizar a los ciudadanos celosos de su libertad.
Jl
,"',
En cuanto a los funcionarios, en la relacin de los primeros miembros de la Orden del Sol, figura, en la categora de Asociado, el doctor
don Francisco Maritegui I corno oficial mayor del ministerio de Go-
,l.:
bierno y Relaciones
'''l'
~,~
"
.roso que los preserve de los males que pudiera producir la guerra, la licencia
{I'
y la anarqua.'
'i
.... (declaro)..
,
~:-.
Los escuetos datos con los que se cuenta sobre la organizacin prirni[iv~ del Ministerio de Relaciones Exteriores, son suficientes para verificarque, al igual que las restantes oficinas pblicas, slo dispona de una
fI1agra instalacin,
en un sector de la casa de Gobierno; y que su funcionamiento fue; muy ,precario, en trminos paralelos a los pasos iniciales de!
Estado peruano. \
;El decreto de su creacin del 3 de agosto de 1821, establece que" e!
ministerio de Estado Y'relaciones exteriores est, encargado a don Juan
Garca del Ro" y seala, desde entonces, la precedencia de ese despacho
al que se asigna e! primer lugar en las ceremoniasoficiales.
En e! Estatuto
Provisional, de! 8 de octubre, la seccin tercera contiene algunas normas
generales relativas a los ministros de Estado, como "jefes inmediatos en
su respectivo departamento
de todas las autoridades que dependen de
cada uno de ellos"; y a quienes corresponde "e! tratamiento de, Usa
Ilustrsima, con el dictado de Ilustrsimo seor".
'Inicialmente,
la planta administrativa
constaba del oficial mayor,
de un oficial primero y de dos oficiales segundos, ms algunos escribientes y porteros. No ms de una decena de personas, incluyendo dos
conductores de a pie y dos de a caballo, para el servicio de los tres minisrerios, cuyo sueldo mensual era de veinticinco y treinta pesos, respectlvamente.
52
Exteriores,
lo que permite
de Relaciones
Exteriores
2,
correspondi a Juan de
de esa [uncin en los
respectivamente. Pedro
oficial primero del mi-
cuyo personal
integraron
Juan
Gonzlez de Candarno, Jos Casimiro Zubiate, Pedro Rolando como archivero y Justo Zumaeca como oficial de partes. En el "Calendario y Gua
de Forasteros de Lima para el ao 1822", que editaba Jos Gregario Paredes, tambin aparecen como "supernumerarios" Jos Mercedes Castaeda,
de larga permanencia en la administracin, y Juan Bruno Herrera, adems
de un portero, Isidro Garca.
El 15 de enero de 1822, Francisco Xavier Maritegui fue designado
fiscal de la Alta Cmara de Justicia, nombrndose en el cargo que .dej
vacante al vizconde de San Dons, que ejerca la funcin de oficial mayor
en el ministerio de Guerra. El restante personal estaba conformado por e!
oficial primero Carlos Delgado; el oficial segundo Jos Esteban Barona;
el oficial cuarto Mariano Sierra; un oficial honorario Jos Larrearel archivero Jos Mercedes Castaeda; el oficial de partes Justo Zumaeta; un
Suplemento
a la "Gaceta
del Gobierno"
Xavier Maritegui
columnas del diario oficial, adems de figurar entre los firmantes del acta del cabildo abierto
que expres su voluntad a favor de la independencia,
fecha frisaba los 28 aos y que, poco tiempo despus, en 1827, desempeara
en 1832, la plenipotencia
el Ministerio y,
y poltica,
como ciudadano
peruano,
siendo alemn de origen, por lo que no es aventurado suponer que debi ser el primer intrprete del Estado peruano, presuncin
como secretario
que se confirmara
de la misin diplomtica
con el nombramiento
encomendada
de Creutzer
bre de 1821. En otro decreto que ordena la expedicin gratuita y sin previo expediente
ttulo de ciudadano
peruano, se menciona
53,
del
Debi ser'
JUAN
MIGUEL
LA
B;ULA
CANCILLER
y LA FUNCIN
INTERNACIONAL
arnan'ue nse primero Jos Fauscino Romero; un amanuense segundo Miguel Valencia; un amanuense cuarto Narciso Guarnis; y dos auxiliares
En [o que se refiere a[ rgimen econmico, por decreto del Suprem~ Delegado, del 31 de enero de 1822, se estableci la escala siguiente:
oficiales primeros con 2.000 pesos anuales, los oficiales segundos con
1.500, [os oficiales terceros con 1.200 y los oficiales cuartos con 1.000,
mi el ministerio de Guerra, 'Este cambio fue casi simultneo con [a designacin de Juan de Berindoaga, vizconde de San Dons, como oficial
mayor de Relaciones Exteriores 6. El 15 de julio, Monteagudo presenta la
"Exposicin de Ip tareas administrativas del Gobierno desde su instala-
al igual que los archiveros, mientras que los arnanuenses y los oficiales
de parees reciban 800 pesos, (El haber del oficial mayor debi ser, pro-
porcionalmente,
de 2.500.)
5,
vistas en cada ministerio por el decreto original del 4 de agosto, agregando un oficial y cuatro amanuenses; y reglament algunos detalles del
respectivo uniforme, cuyo uso estaba previsto para cada una de las funciones del Estado.
En la rama de Gobierno, figuraba en planilla desde agosto de 1821,
con el haber de 30 pesos, Manuel Tiburcio
Odriozola, considerado
como el primer peruano que se present al cuartel del general San Martn en Pisco, pero que merece ser recordado por haber sido el primer
funcionario administrativo asignado a una misin en el extranjero, pues
en su calidad de "oficial tercero de la Secretara de Gobierno" -cuyo
ttulo le fue conferido por San Martn, en Pisco el 12 de octubre de
r820, entonces con veinticuatro pesos de sueldo 3 -fue adscrito al coronel Toms Guido, nombrado para representar al general San Martn
ante la Junta de Gobierno instalada en Guayaquil el 9 de octubre- ernbarcndose pocas semanas ms tarde. El 30 de diciembre de 1820, se
suscribi el tratado reconocien~o la independencia del Estado de Guayaquil, puesto bajo la proteccin del capitn general del Ejrcito Libertador del Per. Este es el primer instrumento internacional en la historia diplomtica del Per 4.
La rrusrn encomendada a Juan Garca del Rfo y a Diego (James) Perorssien, cartagener? el
primero e mgls el segundo, representa la primera gestin que el Estado peruano realiza ante otro
gobierno en busc81de establecer relaciones diplomticas formales y. en parncular, ante una corte
europea. Le corresponde a Garca del Ro haber Sido el autor de la primera presentacin. del
pnmer opsculo
O sntesis
..
RIo. la biografa ms reciente: Antonio Cacua Prada, El cartagenero Juan Garcia del Rio, ciudadano de Amnca; Bogot. Publicaciones - Uruversrdad Central. 1995; y sobre Parotssren, R.A.
Humphreys.libertWn
o/ Iames
Paroissien,
Dicha coincidencia podra tener alguna significacin polftica, pues en lugar de Maritegui.
Jos Hiplito Herrera, El Album de Ayacucho. Lima. Tipografa de A. Alfaro, 1862. La
ref. en p. 272.
, El Armisticio de Miraflores, acordado el 26 de febrero de 1820, es un acuerdo de carcter
virrey, cuyo triste final fue la ejecucin de Berindoaga, que Bolvar se neg a conmutar. Lds
estrictamente militar. establecido entre fuerzas beligerantes, Por lo dems. no tuvo resulta-
dos. dejando librada a la suene delas armas la posibilidad de "tener la gloria de anunciar al
Gobierno de Chile de que dependo" la libertad del Per, dice San Martn en el "Manifiesto a
nes a la Histona del Per independiente de M. F. Paz Soldn, son elocuentes. Es concordante
(4
con todo ello que Maritegui aparezca entre quienes, el 15 de Julio de 1822, solicitan la
expulsin de MonteagudJ.
55
~K~H.,.
,~;,~I
JUAN MIGUEL
LA CANCILLERA y LA FUNCI6N
'YI ~
'1..';",
BKULA
lN,ERNAC\ON~L
;'
. ,
t. "
l'
cin Pblica, pues la 'jExposicin ... sobre la Hacienda Pblica ... " de
Hipliro Unnue est fechada el 23 de setiembre siguiente 7.
Los acontecimientos se precipitan a partir de la accin asu~ida por el
'illl(
)s.~
",.'!
<
Cabildo de Lima que, el 25 de julio de 1822, obliga a Monteagudo a apartarse del gobierno. La turbulencia
" ...:
ministro de Re-
.:~.
riores de leyes sobre los ministros de Estado, cuyo captulo VI trata "De la Junta
Unido Libertador de! Per, con los poderes conferidos desde e!4 de junio .
Restablecida
~
"
l~s atribuciones
do a Tagle "en todo los casos ... que no estn en oposicin con las facultades otorgadas al Liberndor". De hecho, el vizconde de San Dons -nornbrado ministro de Guerra y Marina- desempe el ministerio de Estado
desde el 19 de agosto hasta la designacin de Hip6lito Unnue, ministro
de Hacienda, para el despacho, tambin interinamente. del ministerio de
Es'tado
Relaciones Exteriores
8.
ya el nombre de familia, cumpli, con ese carcter, e investido como ministro plenipotenciario ad hoc, la misin de acercarse a La Serna a fin de
"tratar sobre el armisticio de la que habla la Convencin de Buenos Ayres"
(17 de enero de 1824), de cuyo cumplimiento Torre Tagle dio cuenta a
Bolvar y mereci de ste una explcita aprobacin 9 Por lo dicho, resulta
que Valdivieso no lleg a reasumir la funcin, por cuanto, adems, al proceder el Libertador a nombrar a Unnue (20 de enero de 1824) y luego a
Snchez Carrin, haba olvidado q4e Valdivieso era el titular 10.
I
Subrayado en el original. Gaceta del Gobierno. N". 6, tomo 6. (Lima, 21 de enero de 1824).
University ofLandon.
nombrado
para Ministro.
y en ejercicio.
no acordndorne
absolutamente
"Exposicin" de Monteagudo
:'!
.'.
,<111
r,
tr,
de que hubiese
1952,
En carta a Torre Tagle, de 7 de febrero de 1824. Bolvar expresa: "Fue una distraccin ma la
,1'.
57
JUAN
MIGUeL
BhulA
LA
Las exigencias de 1;1 guerra obligan a Bolvar, en uso del poder dictatorial, a refundir los tres preexistences en un ministerio nico (31 de
marzo de 1824), a cargo del Ministro o Secretario General de los negocios de la Repblica Peruana, nombrando a Jos Fausrino Snchez Carrin
y estableciendo en Trujillo la capital de la Repblica, cualquiera que fuere
la residencia del Libertador. Snchez Carrin comenz a despachar el 3
de abril de 182411
.CILLERA
y LA FUNCiN
INTERNACIONAL
El 28 de octubre de 1824, desde Jauja, Bolvar restablece los tres ministerios, nombrando en Gobierno y Relaciones Exteriores a Snchez Carrin,
en Hacienda a Hiplico Unnue y en Guerra y Marina, inrerinarnente, a Toms de Heres. Bolvar lleg a Lima el 7 de diciembre, en cuya misma fecha se
despacha la circular de Invitacin al Congreso de Panam.
Ella
de febrero de 1825, el Congreso confirm la situacin al
disponer que" el Libercador queda, bajo este ttulo, encargado del supremo mando poltico y militar de la Repblica, hasta la reunin del
Congreso", prevista para el ao siguiente. El 12 de ,febrero, Snchez
Carrin
y Muarones
present
relativa al conjunto
de "los
negocios de que he sido encargado, como Ministro General" y que contiene, adems del captulo de Gobierno y Relaciones Exteriores, los relativos a Guerra y Marina, y a Hacienda. El 26 de febrero, se encarg del
despacho de Relaciones Exteriores al ministro de Hacienda, Unnue,
atendiendo a la solicitud de Snchez Carrin, fundada en razones de
salud. Este mterinaco
de Ha-
y Marina- El15
de noviembre, Unnue,
al departamento
de Gobierno
y Relaciones
Exteriores,
Libertador
" La mejor fuente de informacin sobre esta etapa en Luis Antonio Eguiguren, Snchez Carrln,
Mirustro general de los negocios del Per. Lima, 1954. 2 vols. Tambin en la "Coleccrn
Documental
58
de la
11
Esta Mernona, publicada en tres nmeros de El Peruano. a partir del' N'. 11, de 8 de julio de
1826, no aparece en la relaci6n que ofrece el Bolettn de la Biblioteca Nacional, N. J S, Ao
IX, Lima, Diciembre de 1952, pp. 29 a 64. preparado por el Departamento
Oficiales.
59
de Publicaciones
.,
JUAN
3.2.1. Los
PRIMEROS
MIGUEL
LA CANClI.LERA
BKULA
PASOS DE LA ADMINISTRACIN
y LA FUNCiN
INTERNACIONAL
de las penosas circunstancias de los afos iniciales, en los cuales se ensaya una
posibilidad de vida independiente -impulsada originalmente por factores
PBLICA
corpus juris segua siendo el espaol y muchos de los funcionarios eran los
mismos de la administracin colonial, como en el caso de la Alta Cmara de
Justicia que cambi primero de nombre antes que de integrantes, pues ya
pertenecan a la real Audiencia tres vocales de origen espaol, Osma, Palorneque
su
accin tuvo caracteres de depredacin; y, peor an, pues fue precedida por
el incendio ocurrido ~n el palacio de Gobierno el 15 de julio de t822,'que
arruin gran parte de los archivos, incluyendo los de! rgimen colonial 13 .
A cono con e! formalismo de la poca, el9 de marzo de 1822, se dicta
el decreto que establece el nuevo ceremonial, que con detalle fija la obligatoriedad de las asistencias, los honores que deben rendirse antes y durante las ceremonias -con la prohibicin de incensar al Jefe Supremo, como
antes al virrey, por ser "un homenaje que slo es debido a la deidad". y las
precedencias entre los diversos cuerpos.
A pesar de los inconvenientes anotados y de las carencias propias de la
transformacin del sistema, en esos primeros aos, aparte de los instrumentos de estricto carcter militar, se suscribieron importantes convenios.
con la Gran Colombia y con Chile sobre auxilios para la guerra, as como
los acuerdos
[oaqufn.
logias masnicas, que proliferaron en toda Amrica, siguiendo las dos co-
negociados
porel
pleriipotenciario
colombiano
francmasonera
1]
\1:
a lo largo del siglo XIX. Igualmente funesta fue la incautacin del archivo del ministerio de
RR.EE. ordenada por el entonces comandante
del ex-ministro
De la Biblioteca Nacional
14
de Lima desapare-
se ran dispersado.
Il
Y en las
con Joa-
Guillermo
Lohmann
Americanos",
.,},\
lb
nicas.
1925.
i~'
A(\
61
"
JUAN
MIGUH
l...A L
BKULA
con premura
peruanos',
:lLlERA
Y LA FUNCiN
INTERNACIONAL
tivaron recelos - y diatribas - en Bernardino Rivadavia 18; Y suspicacias en Santiago por sus proyecciones continentales y las eventuales
'Ir
en aquellos antecedentes
En lo interno,
no tan remotos,
en cuanto a la
demostraba que la capacidad nacional era insuficiente, Igualmente cierto es que los esfuerzos realizados con tan grandes sacrificios en hombres y en medios por O'Higgins y San Martn primero, y por Santander
y Bolvar despus, no tuvieron por objeto recrear el otrora poderoso
organizacin del Estado en si; en cuanto a la consistencia de su formacin territorial -el Alto Per, segregado como Charcas, se haba emancipado como Repblica Bolvar- pues la Conscitucin
vitalicia vigente el
31 de diciembre de 1826, cargaba implcita una dualidad de Estados
virreinato del Per, dentro de los trminos sealados por el virrey Toledo
(1579), ni en los recuperados por el virrey Fernando de Abascal (18061816) -rnenos an los-mricos contornos del Tahuantinsuyoy que, por
lo mismo, el Per que resultar de esta epopeya sera una entidad dife-
men constitucional
propio, pues la nica Constitucin
autntica, peruana, la de 1823. haba sido suspendida en su aplicacin antes de entrar en vigencia, y comenzaba por reconocer en su Are. 1,210 que estaban
en vigor" todas las leyes anteriores a esta Constitucin que no se opongan al sistema de la independencia",
refirindose al conjunto del derecho indiano,
El testimonio de los viajeros y de los agentes extranjeros deja una
impresin de il'lseguridad sobre el porvenir inmediato y aparte del elogio a la personalidad de Bolvar, la versin ms generalizada no puede
l'
El general Carlos de Alvear, agente de Buenos Aires cerca al Libertador con motivo de la
cuestin de Chrqurtos, escribe a Manuel J, Garca, ministro de Relaciones Exteriores argen-
su momento, expres con frase galana quien fuera mi maestro y amigo, Jorge GuilJenno Legua,
lino, desde Potos, el 23 de.octubrede 1825: "Sera conveniente que el "Arg~s" ni atacase ni
cnticase en nada a este hombre, l es muy sensible a todo ataque y Vd. sabr que estaba
fuertemente prevenido contra Vds"; e insiste el 21 de diciembre: "Es preciso que los papeles
pblicos y particularmente aquellos sobre los cuales tenga influjo el Gobierno no lo ataquen,
antes lo elogien". "Argos" era rgano del-grupo de Rivadavia, cuyos comentarios reflejaban
la desconfianza que inspiraban la persona y la poltica de Bolvar, cuyos proyectos de unin
al afirmar "Dijrase que el instinto empuja a las comentes perifncas por distintos y opuestos
americana eran interpretados como intentos hegemnicos contrarios al inters argentino, sin
" Estas afinnaciones contradicen la versin generosa e idealizada que se ha divulgado y que, en
grandes hombres: Bolvar y San Martn", en el prrafo inicial de su estudio "Simientes para un
ensayo sobre la guerra de la independencia hispanos-americana" publicado inicialmente en
"Mercurio Peruano", N"s.l23-124, Li~a, 1928; y despus en vanas ediciones,
62
platense, (Cfr. Humberto Vsquez Machicado, "La invasin brasilea a Chiquitos y la diplomacia argentina en 1825" en Ir Congreso Internacional de Historia de Amrica, Buenos
Aires, 1938, T, IV, p. 374 Yss.)
63
'/1,
JUAN
'ser considerada
'!
MIGU'EL
como estimulante.
Alvarez
estabilidad
En todo sentido
'1
, su opinin.
ni fuerza
un 'verdadero
cero". Este estado de cosas se deba, en
'
,
INTERNACIONAL
Per",en
64
LA CANCILLERiA
:.~,
BKULA
~
..
3.4.1.
LAS RELACIONES
CON GRAN
INTERNACIONAL
BRETAA
de preferencia borbnicasrevolucionario.
y LA FUNCiN
y con proscripcin
An no haban transcurrido
o por reconstruir
el mapa de Europa
en ellas monarquas
tradicionales. trastornados
por el vendaval de la revolucin, primero, y
del imperio napoleriico,
despus. Muchos problemas estaban pendientes y los intereses de las potencias centrales derivaron en complicaciones en la poltica europea, contrariando principios que la opinin pblica britnica mantena firmemente. La invasin a Espaa por los "Cien
mil hijos de San Luis", al mando del duque de Angulema. para sostener
a Fernando VII en el trono. con poderes absolutos. abri las puertas a
posibles proyectos para tratar de dominar por la fuerza a los insurrectos
americanos, En esas condiciones. el advenimiento de George Canning
al Foreign Office, fue contemporneo
con la presin de los crecientes
in'tereses comerciales de los expor tadores britnicos, presentes en el
'mercado americano desde el siglo XVIII y compartidos por los comerciantes del resto de Europa, entre ellos los de las ciudades hanseticas
de Brernen, Hamburgo y Lbeck.
El 31 de marzo de 1823. se hizo
saber al gabnete francs
"...con respecto a las provincias de Amrica que ... el tiempo y el curso de
los sucesos' parecen haber decidido sustancialmente su separacin de la
Madre Patria; aunque el reconocImiento formal de esas provincias. como
Estados independientes. por S.M .. puede ser acelerado o demorado por
varias circunstancias externas, tanto como el ms o menos satisfactorio
progreso. en cada Estado. hacia formas de gobiernos regulares y estables..... pero para apuntar. perentoriarnente,
que" ...desechando de la
manera ms solemne cualquier intencin de apoderarse para si misma de
la ms pequea porcin de las antiguas posesiones espaolas en Amrica.
S.M. est confiada que ningn intento se har por paree de Francia para
poner bajo su dominio cualquiera de esas provincias .".
65
~~
.'
5:::: .
JUAN
MIGUEL
L, _..NCJlLERA
BKULA
y L FUNCiN
INTERNACIONAL
"..antes que el Gobierno de S.M. pueda dar un paso decisivo para estrechar sus relaciones con cualquiera de los nuevos Estados de Amrica, es
evidentemente necesario establecer :
l. Que tal Estado ha renunciado definitivamente e irrevocablemente a
.toda vinculacin polfrica con Espaa.
20.Que tiene el poder as como la voiuntad d~ mantener la 'independen-
o Acerca del reconocimiento de las nuevas repblicas existe una Importante bibliograffa especffica, en la que se pueden sealar algunos tltulos:
A continuacin, se expresa en ese documento -que contienen las instrucciones de Canning a C.M. Ricketts, designado como cnsul en el Per; con
-Jaramillo, Juan Diego, Boltvar y Canning 1822-1827, Bogot, Banco de la Repblica (Bi-
blioteca LUISAngel Arango), 1983. Contiene un capitulo especial sobre fuentes, que pone al
da la informacin
-Kauffrnann,
bibliogrfica
disponible.
de la Amrica Latina
-Kossok, Manfred, Historia de la Santa Alianza y la emanClpaci6n de Amrica Latina, Buenos Aires, Editorial Slaba, 1968.
-Korl, Karl Wilhelm (cornp.), La independencia de la Amrica Lanna y la diplomacia alemana, Buenos Aires, Ediciones Slaba, 1968. Con un extenso capitulo sobre "La competencia por el nuevo mercado"
y sobre el reconocimiento
por Prusia
y por la Confederacin
Germnica.
-Robertson,
Independence,
reconocimiento
Baltimore, John
incluyendo
1964.
..
.~
nacional y la politica de
-Temple, Ella Dunbar, "La posicin de las grandes potencias ante la emancipacin
hispano
,
.
66
En este
de Cacto,
y la suscripcin de
hispano-
.internacional,
(Se-
1/
:f
_._1.
C.K. Webster
(comp.),
Guillermo
723.
67
de la Amrica
Kraft Ltda.,
Latina 1812-
1944. La ref. en T. 1, p.
"
JUAN
MIGUEL
BIWLA
L.A CANCILLERA
, !
Para una ms clara inteligencia es indispensable manejar los criterios
entonces predominantes,
para no calificar tan slo de oportunista esta
a'itud. De hecho, la independencia era una situacin de ruptura con el
marco preesrablecido,
jurdica colo-
3A.2.
LAS RELACIONES
CON ESTADOS
UNIDOS
3.4.3.
1860. Washington.
LATINOAMERICANOS
Editorial La Facultad.
correspondence
(Dotacin
D. C . Carnegie Endowment
12 vols.
Carnegie
Affairs
Peace,
procedimientos:
1831
1932-1939.
>J
"'R
de la independencia
los siguientes
viembre y debi llegar a Lima a principios de 1827- nombrado en consonancia con l~s noticias sobre el apogeo boliv~riano 2~., pero con la misin
Diplomtuic
En cuanto al reconocimiento
ricanos, se distinguen
liz recin con la presentacin de! encargado de negocios James Cooley nombrado el 2 de mayo de 1826, sus instrucciones tienen fecha 6 de no-
EL RECONOCIMIENTO
llao. Pero, tambin se puede afirmar que el caso del Per ofreca particulares
.
connotaciones, puesta~ en evidencia en las instrucciones a Ricketrs, que
fueron confirmadas por las circunstancias posteriores; condicionando y retardando el reconocimiento formal de la independencia que. en el caso de
Gran Bretaa. debi esperar hasta 183 l. cuando en un slo ac~o. confirm
tal situacin a Chile y al Per, siendo los dos ltimos Estados sudamerica-
compilador.
INTERNACIONAL
de un virreinaro en
y LA FUNCiN
;ULA
IIIGU
acredit
en Santiago
Buenos
14
l'
16
70
AL
NT(R
18S8, se nombr al
primer ministro residente, Buenaventura Seoane, quien ces en febrero de 1862. De acuerdo con la coleccin de tratados, publicada
por Aranda, los nicos instrumentos internacionales
entre el Per
y la Argentina que han tenido vigencia durante el siglo XIX, son los
suscritos por Manuel Irigoyen, en 1874, el Tratado sobre Amistad,
Comercio y Navegacin; la Convencin Consular y la Convencin
Postal. Retornando el tema del reconocimiento,
una nueva situacin se abri cuando el 8 de enero de 1824,' el presidente
Torre
T;gle recibi las credenciales de Flix de Alzaga, ministro plenipotenciario, si bien su misin era gestionar la adhesin del Per a la
Convencin Preliminar celebrada entre Bernardino Rivadavia y los
comisionados espaoles en favor de un armisticio, negociacin que
pona en duda' la independencia del Per o, por lo menos" el reco-:
nocimienro por Espaa de esta situacin. Sin embargo,' desde e!
punto de vista del inters peruano, s610 caba interpretar la misi6n
de Alzaga corno el acto- oficial de reconocimiento
de un Estado
soberano, y en ningn caso como una gesti6n ante la autoridad de
una provincia insurgente. En realidad, 'la recepcin de Alzaga estuvo sujeta a las solemnidades del caso; pero, en sus palabras, el diplomtico guard un cuidadoso equilibrio, pues expres, en primer
trmino, "el honor de felicitar, a nombre de su gobierno, al Exce-
Fuente; y, con similar propsito, se acredit como ministro plenipotenciario al conrralmirante Manuel Blanco Encalada, esta vez con
motivo de la segunda campaa a intermedios (1823), cuyo fracaso
anul el empeo 26. Tambin, e! gran mariscal Riva-Agero, ejer-
lentsimo
Ai-
. FUN
:ILLEP
seor Presidente
,,:
de
la identidad
de la Repblica
de intereses de uno
y otro
'
JUAN
MIGUEL
BKULA
LA
ciones hemos declaradov declaramos con conocimienro del Hono.rable Cuerpo Legislativo de esta Repblica de Chile, haber reconocido y reconocer por esta Acta, al Estado del Per ... como un Estado soberano e independiente,
legalmente constituido
como tal de
hecho y de derecho. Prometiendo guardar con dicho Estado peruano' las relaciones y garantas recprocas de fraternidad y buena ar-
INTERNACIONAL
28 de julio de 1821-
nes Exteriores
habiendo
de Espaa
el
la incorporacin
de Tarija a Salta.
Semejantes
4.
alega-
tos no hacen honor. a Buenos Ayres, puesto que por los principios y por destruir esas ominosas cdulas y ordenanzas
es que
hemos peleado 16 aos" 29. Este documento
seala con claridad
que la independencia
, Estados Unidos, as como en Mxico y Centro Amrica- cuya presentacin se efecta el 7 de abril, para embarcarse el 24 de junio, de
regreso.
blos
era un derecho
conquistado
el recurso
al principio
'
uti possidetis
acuerdo
posterior
tad de un monarca
entre Estados
repudiado.
soberanos
mas no de la volun-
(Esta dualidad
en la interpreta-
21
sobre la misin
empleados
corresponde a una situacin similar en Chile- lleg a Lima el primer agente diplomtico acreditado en el Per, Joaqun Campino _
quien ocupa, en esos tiempos, brevemente, el despacho de Relacio-
y LA FUNCiN
CANCILLERA
lbid. p. 174.
n
73
de Bolvar
COII
de Venezuela).
JUAN
MIGUEL
LAC
B;ULA
INTERNACIONAL
cetro de un emperador 32. En los siguientes aos, situaciones contradictorias matizaron las relaciones entre las nuevas repblicas y el
de la independencia,
se nombr a Jos Mara Mendizabal,
que
era diputado en la Asamblea General. Su designacin fue comu-
imperio brasileo 33, siendo casi coincidentes; por ejemplo, la invasin de Chiquitos por fuerzas brasileas, la invitacin al Brasil para
concurrir al congreso de Panam y la guerra con las Provincias Unidas
del Ro de la Plata. motivada por el dominio de la Banda Oriental;
Simultneamente,
el gobierno
,rigirse
a Bogot
30. El 4 de diciembre
de 1826,
Serrano ante
se orden
:
~~
- El reconocimiento
as como la iniciacin de relaciones entre ambos, ofrece caracteres muy diferentes con todos los dems casos, entre otras circunstancias,
por la presencia de la corte portuguesa
en REo de
Janeiro -a la que, con razn, se le atribua una estrecha relacin
con las grandes potencias, Gran Bretaa en primer lugar; y con
Austria, pues el prncipe regente, futuro emperador Pedro 1, estaba casado con la arch~duquesa Leopoldina, hija de! emperador
Francisco 1- que significaba la existencia de una mo narqufa en e!
corazn de un continente
en trance de revolucin, A estos aspectos se agreg una ocurrencia sustantiva,
cuando el "grito de
Ypiranga" (7 de setiembre de 1822) marc la iniciacin de una
nueva etapa. al proclamarse la independencia
del Brasil, bajo el
O'Leary, op.clt., T. XXIII. p. 375; T. XXIV, pp. 303, 336 Y 375.
), Ibid., T. l. p. 465. Fue sta, la primera ruptura de relaciones que registra la historia diplomtica del Per. En cuanto a los pormenores
tienen inters los Recuerdos del tiempo heroico -Pjinas de la vida militar y poltica del
Gran Mariscal de Ayacucho de Jos Mara Rey de Castro, Guayaquil, Imprenta de Calvo i
Compaa,
1883. Hay edicin facsimilar: Lima, (Banco de Crdito del Per). Prlogo de
74
~1
.,
:1!
y proclama-
recordar que. con fecha 22 de junio de 1826, se nombra a Jos Domingo Cceres, como cnsul general. acompandole, asimismo, cartas de gabinete como encargado de negocios. Era portador de un
mensaje de amistad, propio de una nacin" distante de los furores de
la anarqua y de,las ilusiones de la demagogia", con la misin espec-
.~
."
repblica independiente
\.
, creto expedido por el Congreso peruano ratificando el reconoci! miento del nuevo Estado, pero con la condicin de que se reriraran las fuerzas auxiliares; y precisa "que se retire con toda la
Legacin boliviana.
con el Per ... " 31
incorporada
da
debi di-
,Mendizabal
que regresara, mientras Serrano quedaba en Lima
'como enviado. En 1827, Sucre le orden volver en vista del de-
30
:.lERfA y LA FUNCION
I
)1
la pnmera
su intencin,
de reconocer a los nuevos Estados, mediante una nota que J030 Manoel
Figuererdo. agente de su S.,M. FideHsima en Buenos Aires, dirigi al enviado de Chile,
Miguel
Zaartu
Silvestre
de Colombia
trucciones
en Londres,
Impartidas
Francisco
Antomo
en Europa.
a acreditar
Exteriores,
present
ya designado
como
falleci
al congreso,
el cargo. En la "Memoria"
de Relaciones
esta actitud
de Zea, acompandole
a Figuererdo,
antes de desempear
conoci
contactos
m, p. 6) que
Pedro Gual,
con el exterior y la
de relaciones
1949 (Separata
1947); y Cecilia Bkula Budge, Los ideales de Boltvar en la inlegraci6n de los pueblos hispanoamericanos; Lima, "Artes Grficas" de Editorial Jurdica, 1975 (A la
cabeza
Independencia
sin Nacional
la situacin
de la Comisin
Nacional
en el concurso
del Sesquicentenario
convocado
y la designacin
Cceres.
75
peruano,
de la
Jos~ Domingo
, J
JUAN
MIGUel
LA CANCillERA
BKUlA
"
formal de la independencia
se despidi
de S. M.
el
Emperador;
y, simultneamente,
y LA FUNCiN INTERNA\.IONAl
1. Los naturales o
N.
noticia bajo el epgrafe de "Mjico Libre" de la constitucin de la regencia, a cargo de Agustn Itrbide, Juan O'Donoj (ltimo virrey), Manuel
de la Brcena, Jos Isidro Y ez y Manue! Velsquez de Le6n; y de reproducir el texto del "Acta de Independencia del Imperio Mexicano", de 28
de setiembre de 1821.
El viaje de Morales fue inmediato, llegando a Acapulco a bordo del
bergantn norteamericano "Pailas" el 17 de noviembre; y presentando credenciales al emperador Agustr> de Irrbide e! 23 de enero siguiente. Dos
meses despus, Morales dio trmino a su misin. A la cada del rgimen y
producirse la institucin de la repblica, la notificacin del cambio se
transmiti a Lima por nota de 11 de, julio de 1823. El 'siguiente acto
internacional corresponde a la invitacin de 7 de diciembre de 1824, para
la asamblea de Panam, nota que en el caso de Mxico tiene una redaccin diferente, dados los antecedentes' de la anterior invitacin de Colombia (dirigida a Mxico, Per, Chile y Buenos Aires, en 1822) y a, la
existencia del Tratado de Alianza y Confederacin
entre Colombia y
Mxico. En 1826,
el
y en
edo suscribi con Manuel del Ro, encargado del despacho de Relacio77
JUAN MIGUEL
LA
BKULA
Caedo
con-
oportu-
se da cuenta ms adelante.
Al trmino de estos prrafos, cabe reflexionar acerca del tratamiento
Estas proposiciones de accin conjunta se detuvieron en razn de nuevos factores. Por un lado, los rumores acerca de! inters de doa M~ra
, Cristina por encontrar una salida a las pretensiones de Carlos Isidro Mara
de Borbn, quien al no conformarse con la sucesin en el trono de Isabel Il,
pudo influir en las decisiones de las otras monarquas. Y tambin, r~cordar que recin al iniciarse e! ao 25 se pudo tener la confirmacin de la
victoria definitiva alcanzada sobre e!' poder espaol, definitivamente eliminado de un horizonte en e! que slo luca la estrella de! Libertador: Y
tener en cuenta que, por esta misma circunstancia, la independencia de!
Estado peruano qued definitivamente establecida a partir de 1827.
En cuanto a Espaa, las vicisitudes de! reconocimiento de la independencia y el establecimiento de relaciones oficiales entre el Per y Espaa afectaron cuestiones de fondo y revistieron matices que explican la
demora en formalizar la situacin. En verdad, parecera que las circunstancias conspiraron para dar a este paso un tono de displicencia, a veces,
y otras, de empecinamiento, pues el reconocimiento de la antigua metr-
hija de Fernando VII, hermano de aqul, dio lugar a las ,guerra~ "carlistas"
(1834-1840); y alentando, como conrramedida, la peregrina esperanza de
buscar al pretendido Carlos V un trono en Amrica. En segundo trmino, la
actitud prescindente de Mxico que prefiri tratar directamente, tal como
lo consigui en virtud del Tratado de 28 de diciembre de 1836, suscrito por
Miguel de Santa Mara con el ministro de Estado, Jos Mara Calatrava.
Venezuela, por su parte, slo obtuvo firmar un pacto comercial y debi
esperar hasta 1845, para 'lograr e! reconocimieneo de su independencia.
En Chile, por decreto de 31 de mayo de 1838, se autoriz a los
barcos espaoles hacer uso de los puertos chilenos, con cargo de reciprocidad y por e! plazo de dos aos. Espaa respondi en iguales trminos; y
en la busca de un acuerdo, Chile design a Jos Manuel Borgoo para
negociar e! reconocimiento en Madrid (23 de noviembre de 1838). Las
negociaciones fueron demoradas por diversas dificultades, hasta que el
25 de abril de 1844, se alcanz.el acuerdo, suscrito con e! plenipotencia-
3.4.4.
y Buenos
Aires, agregando que la reticente actitud de la corte madrilea debi influir en el comportamiento de otras potencias, incluyendo a la Santa Sede.
Las diversas manifestaciones de las nuevas repblicas por alcanzar e!
reconocimiento de la antigua metrpoli, fueron intiles hasta 1833, cuando
fallece Fernando V1I. Ya en el trono doa Mara Cristina. como reina
regente durante la minora de edad de Isabel II, hubo gestiones de diversas procedencias, incluyendo las del gobierno de Washington.
El canje de ratificaciones
tuvo lugar en
34
)01
Una circu-
Los Intenlos
de
y.
la gue'rra
de
"
Espaa en el
Pac(jico; Santiago, Nescimento, 1928. Una extensa documentacin sobre el tratado y el de-
Bravo.
bate parlamentario.
1,
79.
~
~
JUAN
MIGUEL
LA CANCILLERA
BKULA
A continuacin del fracaso de las negociaciones de Punchauca -haciendo caso omiso de otras ocurrencias- cabe mencionar la Convencin
Preliminar, suscrita en Buenos Aires entre Bernardino de Rivadavia y los
comisionados espaoles, Antonio Luis Pereyra y Luis de la Robla, el 4 de
julio de 1823, de la que resulta, en definitiva, que la independencia de!
Per no era un hecho consumado ni para la corte de Madrid ni para e!
gobierno de Buenos Aires (el Are. VI habla que" ni las autoridades que
administren
1ft.
virrey La Serna -sin mencionar ese cargo- para anunciarle la misin enco-
preliminar
tratar el armisticio.
para
uzara la debrda proteccin del Per por las potencias de Europa, respetara la Consutucin y
profesara la religin catlica. Entre los posibles monarcas, estaban Leopoldo de Saxe-Coburgo
(ms adelante, Leopoldo 1 deBlgica)
7:
naba al duque de Sussex), El pnmer congreso del Per. instalado el 20 de setiembre de 1822. en
" El rechazo de esta proposrcrn, descartada ya la posibilidad de COntar con Un prncipe espaol,
'~c
"La Nacin espaola, y a su nombre e! ejrcito real, reconocer la independencia de! Per" 35.
~I I
impondrn
~.
Juan Garca del Ro y Juan Ignacio de La Rosa, con Fernando Lpez Aldana
INTERNACIONAL
y LA FUNCiN
se relaciona con el envo-de la rmsin de Juan Garcfa del Ro y Diego Paroissien, a cuya
gestin. dentro de precisas ihsuuccrones. se encomienda la bsqueda de un prncipe que garan-
80
J6
Aranda, Tratados del Per ... ; op.ct., T. VI. pp. 3 a 110. En este tomo se reproducen
documentos
de esta etapa.
81
los
,v"' .. MIGlJl':.L
.,
u~KULA
La
y LA FUNCIN
INTERNACIONAL
11
su pago se
efectuar despus de satisfecha la deuda contrada en tiempo de la independencia". En el captulo IV. "3._ Las vicisitudes de la deuda externa", se
trata el tema y no procede'aqu anticipar el comentario sobre la imposibildad crnica para Su atencin; pero basta para poner en evidencia, que
estas acreencias conscicuyeron una rmora, tambin para el reconocimiento de la independencia por Espaa. .
. ,
Una nuev~ ley de 16 de marzo de 1850, se dict para regularizar el
ANCILLt:RIA
de
"reconocimiento,
consolidacin
en su An. 3, ordena
I
"La deuda Interna del tiempo del Gobierno espaol. continuar, por ahora, en el estado que la coloc la ley de 25 de agosto de 1831", norma que
'
"Are. 1. Se abren los' puertos del Per a todos los buques espaoles que
quieran hacer el comercio en la Repblica, en los mismos trminos que lo
intereses de la Repblica".
.~
11
S2
37.
Ibld., p. 111. Como se ha sealado ya, Chile habla procedido en el mismo sentido desde el 3\
de mayo de 1838.
83
JUAN
l'
etc.".
MIGUEL
LA CANCILLERA
BKULA
dedujo el plenipotenciario
de 1860.
LA FUNCiN
llao,
Ribeyro.
Juan Antonio
"Expedicin Cientfica"
Infra.,
Captulo
a". Tambin:
Amrica
Histrico
Latina,
T. VI de la Historia
Martimos
del Per,
estudio de un brevsimo
SIVO
84
ministro
que impulsan
perodo
Mariuma
1864-1866;
con Espa-
europeas
In extenso
es revelador
en
de Estudios
el ensayo ms comprehensrvo
cuyo ttulo
85
de las potencias
1974. Seguramente,
145 Y ss:
poste-
Los acontecimientos
l.
31
INTlRNACIONAL
del carcter
del
agre-
en Mxico y en el Pacfico,
as
JUAN MIGUEL
LA
BKULA
:~~
1/
todos los medios ..." El plenipotenciario peruano dej constancia que estando
~~
:.1
.. s:.
e instalado el rgi-
instrumento
41.
LA SANTA SEDE
de la Comisin
de los "secuestros". en
y territorios.
:1'
aspecto,
.,)
cionales; pero cada uno de los temas que sugiere la situacin arriba plan-
3.4.5. EL RECONOCIMIENTO DE
de poblaciones
,~"A'
y Amistad, suscrito
por Carlomagno,
cuando
reconstituye, bajo su cetro, el Imperio romano de occidente, yes'coronado por el Papa Le6n 1Il, el ao 800: En los diez siglos subsiguientes ese
poder fue disminuyendo en beneficio del poder temporal ejercido por el
emperador y otros soberanos: y, ya a partir del congreso de Viena, haba
perdido aquella funcin preponderante en la vida poltica internacional.
Sin embargo. es sugestivo recordar, en relacin con el continente americano. la trascendente
determinacin
que cumplen
al
para el ejercicio del poder de la corona espaola, signific aquella asignacin, con sus consecuencias posteriores, entre ellas las: derivadas de la
concesin para ejercer el Patronato real, en materia de designacin de las
autoridades eclesisticas, y de otras prerrogativas. Por ltimo. la independencia americana. dentro de las perspectivas tantas veces mencionadas,
afect directamente a Espaa, la monarqua catlica por excelencia; y pas
,
86
87
JUAN MI~UEL
a constituir
'/
I
'LA
BWLA
or:ginal.
es indispensable
diferen-
CANCILLERA y
LA
FUNCiN INTERNACIONAL
cado de las victorias de Napolen, las vicisitudes de Espaa y los embates contra el principio de la legitimidad, afectaron no slo la capacidad
de decisin en materia poltica. sino amenazaron la propia existencia
del Papado como poder temporal; problemas que, en esta etapa, asediaron a tres papas: Po VII (1800-1823.
a quien corresponde
en Fontainebleau),
coronar a
1826. pero no debi hacerlo sin algn escrpulo. primero, porque Bolvar se arrogaba unas
facultades que no le competan ... Es Indudable que Bolvar. con sana intencin
pero con
apresuramiento y con escasa versacin en materias cannicas, fue ms all de lo que deba ...
La enagenactn
I
a S. E. (el Libertador)
de entrar en'
E., adems, considerando los derechos del Santuario, al paso que est
comprometido en cimentar la Independencia de la Nacin, y asegurar
su libertad bajo las formas que ella misma se ha decretado, desea viva-
89
:JlI
JUAN
MIGU~L
LA
BKULA
En su respuesta, y guardando una prudente reserva, expresa que espera que le ser" muy congratulan te el momento en que' se establezcan relaciones entre su excelencia el Libertador, encargado del alto mando de la
y el supremo pontfic~"
44
provisor
produccin de este investigador jesuita, historiador del tema de las relaciones entre la Santa
Sede e Hispano-Amrica.
Universidad
Catlica del
completando
y exactitud
breve anotacin
de relaciones
en cuanto a la normalizacin
a Bartolorn
por el presidente
Pontiflcios
ninguno
mantuvieron
habiendo
de cuyos titulares
Bernardo
esa representacin
para aclarar
la in:ormaci6n
Santiago,
,
publicada
fuente documental
Importante,
Historia
"Disrio"
Traduccin
sirvi de
Muzi el! el Estado de Chile por Jos Sallusti, Santiago, Imprenta y Encuadernacin
Anuro Pral 274.1906.
de
Italia,
iI
,
los
apostlico
de Nlcea; ms
titular
en el Captulo
ejercido
la misin
de la acreditada
sobre un presunto
'W:.
arzoblsp
ms adelante,
mediante
Vannutelll,
y en el Ecuador,
formalidades
poUtico y la
se agrega a la ingente
"Las retacsones
ms Significativos
Po IX
45.
.~;
historiografla;
de los aspectos
Herrera",
.~,
el pensamiento
.,
Al
~~
~
,
INTERNACIONAL
reinante en el Per,
y LA FUNCIN
mente que su rgimen espiritual se determine conforme a los cnones; y que se arregle un concordato ..." 4) .
CANCILLERIA
otra
Juan
Lourdes,
JUAN'
MIGUEL
LA CANClLLmL
BKULA
!J>,
FUNCiN
INTERNAc'JONAL
turas de talabartera, ... (muebles), velas de cera, esperma y sebo, (y) plvora". Nada de ello fue inconveniente para que e! Estatuto Provisional (8 de
octubre de 1821) definiera en e! artculo 5 que se "arreglar el comercio
interior y exterior conforme a los principios liberales de que esencialmente
depende la prosperidad del pas". Para cumplir con estos principios, el art-
tuvo una consecuencia ms, pues mientras .se esbozaba el rumbo de la orga-
culo 1o. del Reglamento haba establecido "la libre entrada en los puerros
males en contrario-
nizacin poltica, las dificultades en materia de manejo econmico se haban agravado:' En los anteriores gobiernos, a partir del Protectorado hasta
culminar e! rgimen vitalicio, las medidas haban sido, adems de vacilantes,
de corta duracin; y la dcada siguiente sera an ms contradictoria.
Uno de los actos iniciales fue expedir el "Reglamento
de Provisional Comercio", el 28 de setiembre de 1821, que tiene las apariencias de un estricto rgimen para pocas de guerra ("en la defensa de la
Patria contra el delirante enemigo"),' pero trasluce las tendencias predominantes, pues su origen estuvo en el todopoderoso
Tribunal del
,,' Consulado
ilustrados
a las ins-
, trucciones de S. E. deben prevalecer la franqueza, la claridad y precisin"), y se establece un' derecho nico de importacin del 20% ." 15% a
favor del Estado y 5% por derechos de Consulado">: adems del sentido
proteccionista
\,
'i
importaren en buques con pabelln de los Estados independientes de, Chi'le, Provincias de! Ro de la Plata y Colombia", el impuesto aplicable sera de
18% (de! cual e! Consulado slo percibir e! 3%), aparte de una rebaja de
2% en favor de los barcos peruanos. Ms an, pues el artculo 10 grav con
e! doble de los ,anteriores derechos, la importacin de todos aquellos artculos que directamente "perjudiquen a la industria del p~s, como son: ropa
hecha, blanca y de color, cueros curtidos, suelas, zaparos ... dems manufacel autor). De este volummoso
D.
al Vicario
necesidades
espintuales
las necesidades
Apostlico
mandada a San-
facultades
de la Corona de Espaa .;" (p. 9). detalle que otorga la debida solemnidad
eclesisncas
'
92
para las
a las previsiones
del Callao y Huanchaco a todo buque amigo o neutral, procedente de Europa, Africa, Asia o Amrica", cuya aparente liberalidad deja en evidencia que
las fuerzas patriotas slo controlaban esos dos puertos, pero en los que la
mercadera extranjera estara sujeta a los derechos ya sealados. Tampoco
debe olvidarse que, para la mentalidad de la poca, el arancel era una segura
fuente de ingresos.
Debe recordarse una caracterstica anterior de la vida econmica,
que
reportaba un doble beneficio para los comerciantes e industriales peruanos, quienes tenan asegurada la venta de azcares, chancacas y aguardientes en el mercado chileno, para compensar
las importaciones
de trigo,
entre el Callao y
JUAN MIGUlL
LA
BKULA
econmicas
adversas;
de crisis
La necesidad de su funda-
e,.
ban con buques y bandera nacionales. Es evidente que, gracias a esta,oportunidad, los barcos ingleses y, en primer trmino, los norteamericanos se
aprovecharon para irrumpir en el mercado con sus productos, y-entraron a
competir con los tradicionales avituallamientos, que no slo erarr los trigos y harinas chilenos, .sino las carnes y sebos procedentes de la Gran
Colombia. Pocos das ms tarde, el 12 de junio, e! ministerio de Hacienda
public un aviso para informar que habiendo "e! gobierno de Chile ...,
manifestado al del Per, la necesidad de que se haga el comercio mutuo
entre los puertos de ambos Estados precisamente bajo de registro
con
iguales formalidades que se observan para el comercio. de cabotaje " se
haban dictado las rdenes correspondientes a las aduanas del Callao y de
Trujillo.
'
No era el Tribunal de! Consulado el nico interesado en propiciar un
'I-
y la sexta
siendo ministro
de
y Loredo, se
., Carlos Camprub
cunstancras.
Villanueva,
P, L.
1960; p. 1.
Bernardo Monteagudo.
".
instalacin hasta el J 5 de julio de 1822 ...: Lima. Imp. de D, Manuel del Ro, 1822, Reproducida varias veces; tarnbrn en R,P,D.I., N, 3. T, II. 1942; pp. 120 Y ss.
94
95
JUAN
MIGUel
B~KULA
LA CANCILlERIA
Gootenberg
49"
"~asiva intervencin
que ha permanecido
norteamericana
sin contar
~::+![(~
generalizacin
econmica,
sino
un activo
agente
de la nacin ms favorecida""dice
:.Ir
~I.r
Tejidos y hannas, corazones y mentes -El impenalismo norteamericano del libre comercio en el Per; Lima. lEP, 1989. p. 38. A este pequeo en~ayo. se agregan varios otros
trabajos ms. ("Los orgenfs
Catlica.
Lima. IEPlBanco
"
q(,
Imagmar el
Central de
estaran
permitidos
de
Goocenberg,
de esa misin,
naturaleza
la
hacer frente impidiendo" cualquier recuperacin peruana, natural o inducida", pues "cad;"ad~','ha~aba su sobrevivencia en la exclusin del o~ro".
una poltica
que, por
INTERNACIONAL
y LA FUNCIN
~f
entre-sus partes
52. ,
.'lIr,
I'
.~~:
50
Paul Gootenberg,
,.~!,
51
51
zv.
97
JUAN
dentro de la condicin
MIGUEL
~ANCILlERiA
BKULA
desposedos
de argumentos
y LA FUNCIN
rNTERNACIONAL
para demostrar
lo contrario}',
ms an, .de
bien la cascarilla cuando le fue conveniente estimular su difcil extraccin, y una vez establecida, ha hecho fluctuar su precio a voluntad" 53.
fuerza poltica, nacional e internacional, .para oponerse a la presin aplanadora de las grandes potencias e intentar otra opcin que no' fuera' la de
Para hacer frente a esta compleja y penurnbrosa situacin, el Per naciente careca de instrumental terico y de experiencia, as como de medios pro-
meras factoras,
conquista ss ..
pios para defenderse de las presiones externas. Quiz, lo peor fue la voluble
intermitencia de los gbbernantes. A la perspicacia de todos ellos, urgidos por
las necesidades de lahora, escap la percepcin que estos problemas terminaran por condicionar los movimientos de la poltica interna e internacional 54.
No resulta pues aventurado, afirmar que los gobernantes de las dos
primeras dcadas no slo carecan de conocimientos para fundamentar
sus decisiones en una formulacin terica, sino que, tambin, estaban
mdustna agrcola del Per y algunos medios que pudieron adoptar se para remediar su decadencia;
Luna, mp. de El Comercio, 1845, que no puede ser tachado de antmpenasta, para quien "El azcar,
el tabaco. el arroz y otros artculos peruanos se consuman en Chile que enviaba en retorno tngos,
cebos, maderas, carnes saladas y otras especies. Nosotros mandbamos a Bolivia, el Ecuador y Centro
Amrica licores para recibir en recompensa ail y pesos fuertes... Nos veamos libres de esa fatal
concurrencia que la libertad ilimitada de comercio ha venido a establecer en el Per para herir mortalmente la agncultura y la industria nacional". El resultado fue, segn Macera. "que los nusmos paises
sudamencanos
II
LUIS
(p. 42).
Esteves, Apuntes para la htstoria econmIca del Per; Lima, Imp. de Pedro Lira, 1882, p.
65. Cfr. Ernesto Yepes del Castillo, Per, 18201920 Un siglo de desarrollo capitalista; Lima,
IEP, 1972; p. 49.
S4
Carlos Bololla Behr, Polticas arancelarras en el Pero. 1880-J980, Ltma.Jnstltuto de Bconornfa de Libre Mercado, sta; (Tesis para optar el grado de doctor en la Universidad de Oxford,
1981), ofrece un anlisis de la poltica econmica durante un siglo, pero contiene un resumen
de los cincuenta aos anteriores (1830-1880). Con referencia a las teoras, q~e con cntenos de
hoy explican las tendencias protecciorustas de esos primeros aos, anota: "En otras palabras, la
industria lncrpente necesita proteccin temporal para sacar ventaja de las economas de escala
y aprovechar el proceso deenseanza. Hagen ha sostenido que como resultado de la desigualdad salarial, la Industria manufacturera que tenga una ventaja COmp3l'l\tIV8real ser malbaratada con las importaciones cuando los tipos de cambio estn en equilibrio. La proteccin que
permita la existencia de ese tipo de industrias contribuir a aumentar los ingresos reales de la
economla. Sin embargo, la existencia de un subsidio por unidad de mano de obra igual a la
diferencia de salarios aumentar an ms los ingresos-reales y si se combina con el libre mercado pernutir obtener un optlmun optimorum. Si ello es cierto, los subsidios son la primera
y mejor poltica, en tanto que el arancel se ubicara entre la segunda y cuarta opcin" (p. 16).
(Las fiases aqu subrayadas aparecen entre comillas en el original).
98
al
" La bibliografla sobre el punto en este momento especfico no es muy nutrida. Si bien ms
adelante, se anotan otras referencias generales, cabe agregar aqu eldato de dos artculos
publicados en "El Comercio",
la poltica econmica en el
99
..,
&
.,..
JUAN MIGUEL
3.6.1.
LA GESTIN
BKULA
DE PANDO
');
....
Jos Mara de Panda, seguramente e! ms renombrado ministro de Relaciones Exteriores durante los aos iniciales de la Repblica, asumi e!
despacho el 18 de mayo de 1826. Dada su experiencia profesional y sus
aos de servicios en el ministerio de Estado en Madrid, donde .comenz
como auxiliar para escalar; luego encumbradas
~"
estructura
informaciones procedentes
y Europa,
fuentes doctrinarias
del momento
;o
3.6.2.
:j2
~
~
1;,
~
"
'.::
~
:':';-
l7
Hay, igualmente. una edicin facsimilar del Registro Oficial, desde el N 1 al 23 -2 de junio a 31
de diciembre de 1826- que se completa con un "Suplemento" correspondiente
al ao 1827, con
las disposiciones dictadas por el gobierno de Santa Cruz. a partir de la instalacin del Congreso
:o~
contra la corrupcin de jueces y funcionarios. No es aventurado presumir que esa etapa pudo ser
la mejor escuela de administracin pblica que form la eficiencia de Santa Cruz.
diciembre del mismo ao, publicada por el Congreso de Venezuela, con motivo de la conme, moracin del sesquicentenano
Caracas.
de Amrica
INTERNACIONAL
l'
56
CANCILLER!A y LA FUNCiN
fundamental
LA
1971.
de la batalla de Carabobo
y de la independencia
del Per.
II
M. Cecilia Bkula Budge, Los ideaies de Bolivar en la ituegracin de los pueblos hispanoamericanos,
sesquicentenano
de la independencia
,T"T
en el Concurso
en marcha".
Nacional
\N
BK
_., CA~._.
.~~
_"NAC"n~
,..
Brasil; y Mariano Alejo Alvarez en Chile,
secretario;
la idea original fue destacar
debi enviar un cuarto a Colombia, que,
ser el propio M. A. Alvarez; un quinto a la
Adems, han sido por mucho tiempo recordadas las controversias sus-:
citadas en defensa de la dignidad del nuevo Estado con los comodoros de
las estaciones navales inglesas;
en particulanel singular debate con el
primer enviado de S. M. Cristiansima, [ean-Baprisre-Gabriel-Amde
Chaumerte des Fosses, quien se present ante Pando luciendo el-ttulo
de "Inspector general del comercio francs en el Per", por lo que no fue
miento de dimensiones
de Pando
datos, todo pareciera indicar que el xito de esta amplia maniobra habra permitido constituir el ncleo de proyeccin de la Federacin de
los Andes; y que, por lo mismo, trasluca una oposicin entre Lima y
Bogot, as como una visin diferente del entorno poltico internacional: Para Santander la inteligencia con los Estados Unidos era indispensable, criterio diferente al de Bolvar, firme admirador del podero
britnico. Por 10 dicho, tambin Pando era favorable a considerar en
primer trmino a las cortes europeas as como a la Santa Sede. En cuanto al Brasil, es bien sabido gue el Per prest odos sordos a los requerimientos de Buenos Aires para hacer causa comn contra el imperio brasileo 59; Y que Pando calific como "la imprevisin inexplicable con que
el Gobierno .de las Provincias Unidas del Ro de la Plata provoc la
guerra con el Imperio del Brasil", en nota dirigida, con fecha 19 de mayo
de 1826 al encargado de ,negocios de Colombia, casi simultneamente con
el nombramiento de Jos Domingo Cceres como agente ante la Corte de
Ro de Janeiro (22 de junio de 1826). Aparte de estas gestiones. para las
cuajes se impartieron instrucciones especiales en los tres primeros casos, tambin se modificaron las que anteriormente
se haba enviado a
los plenipotenciarios
en Panam ..
i,
con la energa y firmeza que deba esperarse de sus talentos y de sus arraigadas doctrinas", uno de los cargos motivo de debate fue la acusacin al
comandante Murray Maxwell, por haber extrado un tesoro de la corbeta
peruana "Libertad", como prenda de otro depsito, con el agravante de
que el propio Maxwell haba estaba, poco antes, en contacto co~ Rodil,
an en poder de los castillos del Callao, de donde retir dos cajoncitos
que se llev sustrados y que con~enan numera~io" 61
Este aspecto de las actividades propias de esos tiempos para la
Cancillera no ha sido debidamente estudiado -corno tantos temas msentre otras razones porque el Archivo Histrico recin ha estado al
alcance de los estudiosos en estas ltimas fechas. Ya se ha hecho referencia a las calamidades sufridas por las oficinas pblicas, en las que la
11
00
consulares
peruano.
J.M.Bkula,
"El establecimiento
de relaciones diplomticas
Documental
de la Independencia
de la Independencia
peruano",
102
en Amrica 1820-1826.
y Ucayali",
la misma plancha
61
de presentar
-menos las
y aumentado. en
el cambio de rgimen,
Chaumette
des .
Juan de Arena, PdgirUlS diplomticas del Per, Lima, Imp. de la Escuela de Ingenieros,
I
una adecuada
cormsin.
Segn T. Halperin
en estas operaciones,
Donghi,
103
, .I
JUAN
MIGI,JEL
LA
BKULA
cas de la secretara
de Estado en Madrid
imponan
pias de la literatura,
las prcti-
pblicos"
sistemas de orden,
6)
deducir, por lo rrusmo, el estado de falencia en el que quedaron las arcas fiscales y las fortu-
,~.
1836 y de 1839 a 1852. En Chile se puede hablar de una generacin '''portalians'' debido 8 la
continuidad en la accin que impulsa un pequeo grupo al que distingue "la religin del
:r,.
104
Diego Portales apenas alcanz a ser ministro del Interior y Relaciones Exteriores tres aos:
desde 1830 a 1831 y de 1835 a 1837. Portales lleva a Andrs Bello a la Cancillera, donde
permanece como el consejero ms apreciado y ms prximo de todos los gobernantes, habiendo ~arucipado en la elaboracin.de las memorias de Relaciones Exteriores de 1834 a
estimar que entre l8lay 1824, en unos siete aos' -sin sumar los caudales que los emigrados
I
espaoles alcanzaron a llevar consigo ni incluir los premios que se asignaron a las tropas
42
La fortaleza de la institucin
tal operacin parte de una .prctica autorizada y establecida, en la que la Marina y los man-
mando del comodoro Charles Stewart, transport' unos 320.000 dlares en rqetlico, siendo
y sobrio
en el original),63.
exportaron -del virremato del Per- metlico por valor de 26'900.000 libras esterlinas". Es
nas privadas.
,
Ral Porras Barrenechea, El Congreso de Panam (1826), Lima, Imprenta
y un estilo nervioso
a travs de la funcin racionalizada, gracias al respeto de los precedentes, sin 10 cual los dones del saber resultan pasajeros. No cumpli, pues
no pudo cumplir, la tarea que en Santiago satisfizo Andrs Bello, el
ilustre venezolano, a quien tanto debe la poltica chilena labrada sobre
"
(Subrayado
trascendente:
el
INTERNACIONAL
LA FUNCIN
Juan de Arena, cuyas cidas evocaciones no traslucen especial simpata por Pando, reconoce que "en esos das, como hemos insinuado y
se ha visto, an no estaba proscrita la bella literatura del estilo diplomtico o poltico, porque manejndolo hombres doctos, que traan la doble escuela del internado y de la sociedad compuesta y decorosa en la
que haban crecido, saban que cabe alianza entre unas galas serias, pro-
elogio templado
62 -
polilla se nutra gracias a la incuria, pero hay que agregar algo ms. La
presencia de Pando debi, significar un inesperado apode, similar a la
"asistencia tcnica" hoy en boga, pues ms all de su formacin y de su
experiencia' -que Porras adorna con su imaginrio de calificativos, para
afirmar que "en Parido, el saber era como manantial escondido que flua,
silenciosamente debajo de sus obras, para asomar brevemente ala superfipor cuanto el personaje no g~zaba de su especial devocin
CANCILLERA
~I::
"anarqua", alcanza escasamente a siete aos. desde la cada de O'Higgins (1823) hasta la
105
~,
JUAN MIGUEL
BKULA
LA
CANCILLERA y LA FUNCiN
I
asuntos internacionales en el Consejo de Ministros, dando sus instrucciones al oficial mayor que era el que redactaba absolutarnenre coda la
correspondencia diplomcica y consular. A m me toc alternar con cua, tro ministros: son los seores Alvaro Cobarruvias, Francisco Vargas
, Fonrecilla, Miguel Luis Amunategui y Belisario Prats y ninguno de ellos
3.6.3.
FUNCIONES
Si bien la Constitucin
1936. T. 1, pp.
408 Y 409.
En 1935, Alberto Cruchaga Ossa, asesor jurdico de la Cancillera, public un grueso volumen,
titulado Jurisprudencia tk la Cancillerfa chilena hasta 1865. ao de la muerte de don Andrs
Bello, Santiago de Chile, Imprenta Chile, 1935. Consigna 1446 referencias.
se precisan
como la primera
ley de los
vida del autor se alcanzan siete ediciones de su Gramtica y no menos de cmco del Derecho
6.l
cuyas funciones
Internacional.
posible.
batalla de Lircay; pero toda la clase dirigente estuvo integrada por discpulos de Bello: En
autontana Impregna la
Vitalicia
de 1833, se puede pensar que sin Egaa y sin Bello, Portales no habra Sido
y FUNCIONARIOS
I
Consntucin
'
redact ninguna nota por grave que fuese para un gobierno extranjero;
pero ni siquiera una nota verbal en asuntos corrientes. Todo el crabajo
recaa sobre el oficial mayor" 65.
INTERNACIONAl:
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67
I
'1