Adolescentes Desamparados, Adultos Desorientados
Adolescentes Desamparados, Adultos Desorientados
Adolescentes Desamparados, Adultos Desorientados
La humanidad nunca vive por completo en el presente; en las ideologas del supery perviven el pasado, la tradicin
de la raza y del pueblo, que slo poco a poco ceden a los influjos del presente, a los nuevos cambios; y en tanto ese
pasado opera a travs del supery, desempea en la vida humana un papel poderoso, independiente de las relaciones
econmicas. (Freud,1933)
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Lerner: Adolescencia, trauma, identidad, en Adolescencias: trayectorias turbulentas, M.C. Rother Hornstein, (comp.),
Buenos Aires, Paids,2006.
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Eurema G. de Moraes y Mnica Kother en Vivencia de Indiferencia: del trauma al acto dolor (Psicolibro, 2011),
trabajan esas fallas libidinales de los comienzos de la vida que no tienen posibilidad de entrar en el circuito represivo
quedando al margen de toda tramitacin psquica. Se manifiestan en la clnica como diferentes perturbaciones del yo.
El acto-dolor es una respuesta a esa historia de indiferencia precoz que actualiza una matriz de indiferencia que a
veces aparece como resentimiento, venganza, desesperacin, padecimientos fsicos, etc.
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El papa Francisco (2013) en un discurso reciente dijo: [] los jvenes son el futuro porque tienen la fuerzapero
tambin el otro extremo de la vida, los ancianos, es el futuro de un pueblo. Ellos, los ancianos aportan la sabidura de la
vida, de la historia, la sabidura de la patria, de la familia..y agreg su preocupacin por la eutanasia escondida que
resulta de la falta de inters por su bienestar, pero tambin de la eutanasia cultural que lleva a descartar sus
participaciones en la vida social.
laminar formada principalmente por lpidos y protenas que recubre a las clulas y define sus lmites.
Posibilita el intercambio de agua, gases y nutrientes entre la clula y el medio que la rodea. Por lo tanto,
la membrana controla el contenido qumico de la misma. Como lmite, filtro y lugar de intercambio, es
testimonio y garante de la individualidad y de la vida de la clula. Demasiado cerrada se ahoga,
demasiado porosa deja pasar los elementos txicos produciendo una alteracin de su ncleo.
En este contexto hablar de lmites es una propuesta estructurante5 del psiquismo. Los lmites
son zonas de intenso trabajo psquico. Posibilitan modificaciones en las diferentes instancias entre el
yo y el ello, entre el yo y el supery, entre el yo y la realidad- el reconocimiento del s y el no, el adentro
y el afuera, lo posible y lo imposible, lo permitido y lo prohibido, as como las leyes de parentesco, los
cdigos de la lengua y la nominacin del afecto. Todas ellas categoras fundantes de subjetividad. Estos
parmetros posibilitan una ptima organizacin interna de cada instancia y una frontera que garantiza la
individualidad6 y el intercambio productivo. Si faltan o son muy dbiles, la subjetividad tiene riesgos.
Una crianza con debilidad para establecer esos lmites promueve la patologa de los excesos,
del predominio de la accin sobre el pensar, el sentimiento de aburrimiento por carencia de interioridad
y una necesidad de estmulos externos que llenen ese vaco de proyectos.
Esos nios en crecimiento que a partir de la pubertad tienen que dejar el dulce capullo de pap y
mam ante la necesidad de romper con el lazo endogmico y enfrentar cada vez en mayor soledad su
propios mundos incrementan los desafos y provocaciones a los padres y en general a sus adultos
familiares. La realidad psquica confronta con un afuera que les demanda y exige nuevas formas de
relacin a las cuales no siempre estuvieron habituados. La calle como decimos los argentinos.
Cmo encontrar una manera nueva de convivir con esos
que los exasperan y de los que no pueden terminar de
desprenderse? Cmo expresar el malestar con palabras y no con
acciones, que a veces los lastiman a ellos mismos? Cuanto ms
perturbados, ms difcil el pensar y hacer uso del lenguaje para
expresar sus afectos. Confusin, dolor, tristeza, desamparo, rabia. Y
como dice Winnicott (1964)7 soportarse a ellos mismos en esa fase
de desaliento malhumorado de los adolescentes, en la que no hay
solucin inmediata para ningn problema.
A veces los padres no colaboran en la desidealizacin necesaria para ayudar a los hijos a
crecer, otras veces se borran demasiado.
Hay una desidealizacin excesiva del lugar que ocupan los adultos como portadores de la
tradicin y de los valores que transmiten que los lleva a no hacer el duelo por la infancia, a
comportamientos autoagresivos, a una descalificacin arrogante de cualquier pasin, inters,
responsabilidad, compromiso. Miedo a pensar por s mismos con tendencia a la alienacin, esto es
repetir el pensamiento de otros sin interrogarse. Y con frecuencia a actos de violencia y/o
transgresiones que ponen en riesgo sus vidas.
Como padres y como adultos la tarea es ayudarlos a entender sus dudas, a expresar sus
sentimientos sin desestimarlos ni infantilizarlos.
Nos preocupa cuando estamos ante un adolescente cuyo discurso reitera la escena del
conflicto familiar y los reproches a los padres que no pueden dejar de ser sus personajes
primordialmente investidos. Transitan un presente desvitalizado al ser rumiadores de
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Maturana, H. y Varela, F. (1984): El rbol del conocimiento, Santiago de Chile, Ed. Universitaria, 1993.
hace una reformulacin de estructura y organizacin y dice que la estructura es como la carne, es organizacin vivida:
es la organizacin ms la historia. Por lo tanto es siempre otra estructura. En continuo devenir.
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Individualidad no es independencia. Preservar la individualidad, la autonoma requiere una dependencia recproca con
el entorno. Condicin de sujeto y tambin de todo organismo vivo. A la vez un sistema para ser autnomo requiere de
una legalidad interna y una fuerte interdependencia.
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acontecimientos, de historias vividas que llevan la marca de un magro proceso de elaboracin. Estas
situaciones tienen como sustrato padres que no entendieron el sufrimiento de los hijos sino que, por
el contrario, no pueden dejar de ser los actores principales, mostrando sus conflictos, en lugar de
sostener y escuchar los de sus hijos. Obligndolos a ser espectadores pasivos de sus problemas de
pareja y familiares an no resueltos incrementan en el joven el temor al afuera, a largarse, a
encontrar nuevas rutas, a investir sus proyectos, a tropezar, a enfrentarse con la dura realidad En
suma: el temor a crecer.
Aceptar la diferencia generacional ayuda al dilogo y a la confrontacin productiva y propicia
junto a esa vitalidad estimulante propia de los adolescentes, la creatividad, las inteligencias singulares,
que amortiguan ciertos aspectos de la violencia del estallido juvenil, lo cual contribuye a que los
procesos de aprendizaje introduzcan solidez en el desarrollo de la cultura.8
Alicia relata su desconcierto ante el devenir adolescente de sus hija.
Me conmueve ver a mi hija pber. Remite a mi adolescencia. Cuando empec el secundario,
mi madre me solt. De ah en ms es como si me hubiera dicho arrglate con tu vida. Tuve que
aprender todo sola. Yo por lo contrario no me animo a soltar a mi hija. Me da angustia que crezca y al
mismo tiempo no quiero oprimirla
Lili no sale de su asombro de lo enorme que est su hijo, que con sus 11 aos atraviesa de una
pubertad precoz.
No s cmo manejarme ni fsicamente, ni en el dilogo. Es un extrao para mi y eso me
angustia. Pero no es slo lo fsico, que es impresionante. Calza 40, tiene barba, cambi la voz, los
olores. Pero tambin la conducta. Contesta mal, se encierra. No deja que me acerque ni que le
pregunte nada.
Tan slo unas muestras de ese desconcierto ante el torbellino adolescente de sus hijos.
El primer hijo le da a los padres la posibilidad de saber que es ser madre o padre. Igualmente
ese hijo al llegar a la adolescencia los invita a reinventarse para descubrir y procesar que es ser padres
de un adolescente. Ninguna adolescencia es igual a otra, en todo caso comparten ciertos cdigos que
el adulto intenta entender. La multiplicidad de incgnitas, de dudas, la incertidumbres de lo que vendr
los afecta a ambos, padres e hijos y les exige un trabajo psquico no exento de sufrimiento.
Discusiones, enfrentamientos, expresiones de intensa fuerza afectiva no siempre bondadosas para los
padres devienen cual proyectiles. No es fcil el dialogo y mucho menos los acuerdos. Pareciera que el
NO se antepone a todo. Si hay hermanos menores se incrementan los celos encubiertos en desprecio y
exclusin que sin duda se vuelve en contra. Si hay hermanos mayores predomina la comparacin.
Con ella nunca tuviste esa diferencia La dejabas hacer tal o cual cosa No necesitaba tanto
permiso.
Como encontrar el camino para que el crecimiento de los hijos sea una novedosa felicidad y no
pura frustracin y los ayude a ellos a disfrutar lo mas posible de ese perodo nico y que puede ser para
muchos un tiempo de enormes privilegios. Cmo ayudarlos a crecer en libertad, acceder a ideas
propias, a encontrar autonoma en las decisiones que de ah en ms sern en soledad?
Ayudarlos es saber cuales son pautas de aceptacin ante las demandas de los adolescentes
que juegan al lmite de lo posible. Pelear una batalla con los hijos requiere una batera de recursos
acorde a cada situacin con el propsito de no desperdiciar balines en cosas triviales lo cual merma la
autoridad para la prxima batalla.
Hay muchos padres que temen a sus hijos y usan el S fcil por miedo a enfrentarlos. Lo que
consiguen es que los adolescentes se sientan desamparados. Por lo contrario mantener la pulseada y
ganarla cuando se tiene la conviccin que la propuesta del adulto es la mejor para ellos, sin ofenderlos
ni descalificarlos y encontrar herramientas que los guen, los alivia y a su manera lo agradecen.
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Rother Hornstein, M.C prlogo en Adolescencias: trayectorias turbulentas, M.C. Rother Hornstein, (comp.),Buenos
Aires, Paidos 2006.
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comuicacin posibles. Famosos o desconocidos que incluyen con frecuencia detalles intracendentes
de sus vidas. Dijimos que el adolescente necesita encontrarse con el adulto que lo cuida, con
autoridad, con libertad y con respeto. El problema, -agrega la autora- es que, con frecuencia, los
adultos se sienten adolescentes, fascinados por el mismo deseo de visibilidad, imagen y popularidadLa tarea permanente de la sociedad, con respecto a los jvenes, es sostenerlos y contenerlos,
evitando a la vez la solucin falsa y esa indignacin moral nacida de la envidia del vigor y la frescura
juveniles. El potencial infinito es el bien preciado y fugz de la juventud, provoca la envidia del adulto
que est descubriendo en su propia vida las limitaciones de la realidad. (Winnicott, 1964)11
Diferir compromisos con la realidad lleva a que el joven no establezca vnculos de reciprocidad y
reconocimiento con los otros. A la inversa asumirlos y sentirse libre de restricciones y de poder actuar
acorde al propio deseo sera alcanzar un equilibrio entre los deseos, la imaginacin y la capacidad de
actuar.
Mara Cristina Rother Hornstein
Mdica egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
Revalida de ttulo de mdica en 1977 en la Universidad Central de Caracas, Venezuela.
Miembro Titular de la Asociacin Psicoanaltica Argentina (APA). Profesora Titular de la Carrera
de Especializacin en Clnica Psicoanaltica con nios y adolescentes de la Facultad de Psicologa
de la Universidad de La Plata.
Compiladora y coautora de: Adolescencias: trayectorias turbulentas, Paidos 2006.Bs. As.
Coautora en varios libros:-Cuerpo, historia, interpretacin, Bs. As. Paidos, 1991; (L.Hornstein,
comp.) La problemtica del sntoma, Bs. As. Paidos, 1997, (M.Rodulfo y N. Gonzales, comps.) Psicoanlisis: cambios y permanencias, Libros del Zorzal 2003, Bs. As. (H.Lerner, comp.); Proyecto Teraputico: de Piera Aulagnier al psicoanlisis actual, Paidos 2004 (L.Hornstein, comp.)
Bs. As.- Organizaciones Fronterizas, Fronteras del Psicoanlisis (H.Lerner y S. Sternbach, comp.) Lugar, Bs. As. 2007.Los
Sufrimientos: 10 psicoanalistas, 10 enfoques. (H.Lerner, comp.) Psicolibro, Buenos Aires, 2013.
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La juventud no dormir. En Deprivacin y Delincuencia. Clare Winnicott, R, Shepherd, M, Davis, (Comp.) Paidos,
Buenos Aires, 1990.