Franz Boas - Cuestiones Fundamentales de Antropologia Cultural

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"DIMENSIN DE LOS PROBLEMAS"

SE PUBLICA BAJO LA DlRECCIN DE

CUESTIONES
FUNDAMENTALES DE

GREGORIO WEINBERC

ANTROPOLOGA
CULTURAL
FRANZ BOAS

SOLAR/HACHETTE

Ttulo del original ingles:


THE MIND OF PRIMITIVE MAN

(The Macmillan Co., New York.)


Traducido directamente de la 3 edicin
corregida (abril, 1943) por
SUSANA W. DE FERDKIN

1 edicin castellana en estaserie: noviembre de 1964

Su provincia fue el mundo...


La contribucin de Franz Boas a la
Antropologa Cultural

La venta y distribucin de este libro se hace por convenio especial entre


EDICIONES SOLAR y LIBRERA HACHETTE S. A.

by Ediciones Solar, Buenos Aires, 1964. Hecho


el depsito que previene la ley 11.723. Printed in
Argentina Impreso en la Argentina.

"...LA NOCIN de que era un hroe mtico, de esos que aparecen en los folklores aborgenes, un portador de luz en el
reino de las tinieblas, le result insoportable, as me lo
manifest en nuestra correspondencia . ." Estas lneas
escritas por el antroplogo Robert Lowie, referentes a su
maestro Franz Boas, traslucen, sin embargo, y en forma inequvoca, la ubicacin significativa que le cupo a ste en
el desarrollo histrico de la antropologa cultural. Otra de
sus discpulas dilectas, Ruth Benedict, fue an ms categrica al afirmar que Boas hall la antropologa hecha un
haz de acertijos dislocados y la dej transformada en una
disciplina seria donde las teoras deben someterse invariablemente a la experimentacin y validacin.
Franz Boas naci en Minden, Westfalia, en 1858 y estudi fsica, matemticas y geografa en las universidades de
Heidelberg, Bonn y Kiel. Se doctor en esta ltima y
habra de ser tambin en esta casa de estudios ya desvirtuada por el totalitarismo nazi donde en 1933 se quemaran sus libros, en plena demostracin de fanatismo oscurantista.
En una era de auge y expansin de las ciencias fsiconaturales y en la cual el conocimiento del hombre pareca
haber quedado relegado y sujeto a la incertidumbre de
mtodos de escasa contabilidad, o en el mejor de los casos
a las imitaciones hbridas de las premisas de las ciencias

ABRAHAM MONK.

mencionadas en primer trmino, Boas se consagr sin reservas al estudio del hombre y en particular a la antropologa.
No tardara en convertirse en una de las fig uras claves
de todos los estudios sobre la cultura humana que acontecieron en nuestro siglo. Su presencia en los Estados Unidos en las Universidades de Clark y Columbia ejerci
una influencia dominante a la que no pudieron sustraerse
los cultores de esta novsima ciencia. Con todo, Boas no
puede ser entendido como el iniciador de una nueva escuela. Sus escritos, asstemticos y ridos, no presentan una
corriente consistente que mereciese ese calificativo de 'escuela' o 'teora'. No las hubo tales, y su insistencia en el
relativismo cultural y reconstruccionismo histrico fueron
en rigor normas destinadas a guiar los trabajos de campo.
La trascendencia de Boas debise en cambio a sus contribuciones instrumentales, a los criterios operativos de investigacin que introdujo. Es que Boas fue el gran metodlogo de la antropologa, llamado a abrir rutas de anlisis
penetrante y horizontes insospechados. Como tal, Boas
rescat a la antropologa de los devaneos superficiales y la
integr con todos los honores en el esquema de las ciencias del hombre.
En un comienzo Boas experiment la influencia del
determinismo geogrfico-ecolgico de Friedrich Ratzel. El
clima, el paisaje, los recursos de subsistencia plasmaran
de acuerdo con este enfoque conceptual, la idiosincrasia
de la existencia humana, la trama de las relaciones interpersonales, la presencia de determinados elementos de cultura material y en suma la propia cosmovisin de cada
cultura.
No resta duda alguna que las caractersticas ambientales
gravitan sensiblemente sobre la vida econmica y la distribucin ecolgica de las poblaciones. En islas como las
Marquesas, la pobreza crnica de alimentos obligaba a
recurrir al infanticidio femenino como pauta cultural para
contrarrestar las tendencias hacia la superpoblacin. La
estructura social toda, con su secuela de poliginia y homosexualismo masculino, podra explicarse en trminos de
ese inexorable determinismo ambiental.

ESTUDIO PRELIMINAR

Sin embargo, no todas las culturas que viven sujetas a


condiciones exgenas anlogamente adversas, recurren a una
pauta idntica a la empleada en las Marquesas. La plasticidad creadora del hombre ha exhibido otras alternativas
igualmente positivas no en trminos de nuestros juicios
ticos pero s funcionalmente eunmicos en consonancia
con la necesidad de asegurar la continuidad de la existencia
grupal. (De esta manera, mientras que unos recurren al
infanticidio femenino, otros apelan al canibalismo, la guerra, el infanticidio indiscriminado, o la agricultura intensiva. Ratzel, en su reduccionismo inamovible no advirti la
capacidad creadora del hombre, sus potencialidades de libre
iniciativa cultural. Tras sus anecdticas y azarosas correras
por los hielos rticos que comenzaron en 1883, Boas hall
la posicin de Ratzel cada vez ms insustentable y acab por
desecharla. Las experiencias con distintos grupos esquimales
desde que pis la pennsula de Cumberland, le llevaron a la
conclusin de que esos seres no son mecanismos pasivos que
reciben estmulos externos y elicitan respuestas fisiolgicas
invariablemente uniformes. El joven investigador comparti
con sus anfitriones su carne cruda de foca, particip de sus
caceras y expediciones en me dio de las implacables e
inhspitas condiciones del rtico. En el estrecho de Davis
hall esquimales que jams haban visto a un europeo. Le
acogieron con efusivas canciones y danzas y con el
tiempo le iniciaron inclusive en las artes secretas del
chamanismo, en el misterio de sus mitos y rituales,
destinados especialmente para precaverse de las
acechanzas nefastas de la artera Sedna, la diosa de los mundos infraterrenales.
Boas comprendi all que la cultura es, en efecto, un
proceso de creacin orgnica y viva y no una adaptacin
mecnica. All observ que dentro de un mismo habitat
"pueden coexistir culturas con pautas diferentes. De ser el
medio ambiente el determinante exclusivo de la mentalidad
humana, habra tantas mentalidades como ambientes
naturales existen. Boas no neg que el medio gravita,
modifica, res tringe u orienta la cultura de sta u otra
manera, pero no la genera. Opera sobre un grupo ya
dotado de una identidad distintiva y una estructura social

ABRAHAM MONK

10

y lo que es ms, ese mismo grupo puede llegar a variar


radicalmente su identidad cultural sin que se hayan dado
necesariamente en el medio modificaciones objetivas. Boas
nos anticip as la ndole proactiva de la personalidad humana, su capacidad de iniciar un curso de accin an con
total ausencia de determinantes exgenos. Dicha capacidad
creadora del hombre, su flexibilidad adaptativa y la multiplicidad de sus pautas culturales robustecieron su creciente pesimismo acerca de la posibilidad de establecer
leyes o generalizaciones finales en antropologa. Los fenmenos histricos de una tribu o pueblo slo pueden ser
entendidos como "desarrollo de condiciones especficas y
nicas en que ese pueblo vive".
Boas constituy as un dique de contencin frente al
desbordante entusiasmo de las corrientes evolucionistas
que forzaban paralelismos por doquier, que pretendan
hallar semejanzas en culturas dispares y distantes y fraguaban esquemas de atrayente coherencia lgica pero que
poco aportaban a modo de trasfondo emprico ya que se
valan de un limitado sustentculo etnogrfico. Boas aplic
tambin esa actitud de cautela y de crtica custica frente
a las seudogeneralizaciones antropolgicas, a la escuela
difusionista y su interpretacin de la diversidad cultural
en trminos de interaccin, prstamo e incorporacin de
un nmero relativamente pequeo y simplista de com plejos culturales.
Probar que un trazo cultural ha sido prestado o incorporado es un esfuerzo descriptivo inconducente que no
trasciende los efectos de la mera cronologa. Lo significativo sera revelar por qu ciertos trazos han sido aceptados
con mayor facilidad, por qu otros han sufrido resistencia
y rechazo y por qu unos fueron incorporados con diferente sentido, con formas modificadas. Estos interrogantes
apuntan indudablemente hacia la historia especfica y nica
de cada grupo. Boas desech en suma las tentaciones del
comparativismo superficial, el reduccionismo simplista, el
vuelo afiebrado de las generalizaciones sin asidero emprico y que amenazaban tornar la antropologa en el caldo
de cultivo de las fantasas seudocientficas. Boas prefiri
que no hubiese ninguna teora antes de adherir a interpre-

11
ESTUDIO PRELIMINAR.

taciones engaosas y dicha aversin termin por dominar


la antropologa cultural norteamericana durante casi medio siglo. Refractario a al s sistematizaciones acabadas, neg
que existiera una escuela 'boasiana' pero su actitud crtica
y cautelosa no se dilua en la esterilidad nihilista. Su intencin fue despertar, crear una conciencia clara y dura
acerca de los limitados resultados alcanzados con el incipiente mtodo antropolgico cultural, dejar bien presente
que ninguna ciencia puede lanzarse a sentar conclusiones
cuando sus mtodos son titubeantes y sus materiales empricos, fragmentos desperdigados, de validez an no probada. La antropologa, antes de propender a la formulacin de presuntas leyes del desarrollo cultural, debera
concentrarse en la reconstruccin minuciosa del material
histrico, en las labores intensivas de campo, la aplicacin
estadstica exhaustiva, la focalizacin en reas restringidas,
la abstencin de juicios de valor etnocntrico y la distancia
emocional y sobre todo en la adopcin de un relativismo
sistemtico, con la esperanza sin embargo de que un da se
reunirn las condiciones que permitan forjar sntesis conceptuales, esta vez sustentadas por un andamiaje etnogrfico ms vigoroso.
La aversin anti-terica no fue por consiguiente un prejuicio obsesivo. Fue la cuarentena que Boas impuso con
audacia y determinacin a su disciplina acadmica, a fin
de purgarla de los arrebatos impacientes y etnocntricos de
tantos de sus cultores que, sin malicia alguna, pero en
virtud de su anarqua metodolgica parecan haber cado
en los dominios de la ciencia -ficcin. Con ello Boas caus
una verdadera revolucin copernicana en la antropologa
pero esa insistencia metodolgica aminor tambin su capacidad creadora.
"Su dedicacin paciente e infatigable a la determinacin
de la certidumbre y precisin en antropologa expres
Kardiner puede considerarse su mayor contribucin pero
tambin su mayor debilidad. Si bien introdujo el orden
y la disciplina que este campo tanto precisaba, ello inhibi
en l, al igual que en muchos de sus discpulos, el espritu
especulativo y la adecuacin a lo incierto, atributos que
son tan necesarios para toda ciencia."

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ABRAHAM MONK

El denominador comn subyacente en la diversidad ya


apuntada de las culturas no se explica en trminos evolu cionistas o difusionistas. Cada sociedad, insisti Boas, posee
su cultura singular y privativa y la aparente semejanza en
ciertos trazos que varias de ellas exhiben bien pueden obe decer a motivaciones, circunstancias ambientales o actitudes
dispares. Si dos o ms culturas resuelven ciertos problemas
fundamentales en forma parecida, ello se debe no necesariamente a contactos o prstamos sino a la identidad de la
estructura mental del hombre.
Refirindose a los esquimales de la tierra de Davis, escribi: "He comprobado que gozan de la vida, que gustan
de la naturaleza, que los sentimientos de amistad tambin
echan races en sus corazones y que si bien la ndole de
su existencia es ms ruda que la civilizada, el esquimal es
un ser humano igual a nosotros, sus sentimientos, virtudes
y defectos se basan en la naturaleza humana, al igual que
los nuestros. . .".
La identidad universal de la mente humana ya haba
sido postulada enfticamente por su maestro Adolph Bastian, el viajero incansable que orient sus trabajos de
campo y a quien asisti en el Museo de Berln. Para
Bastian la identidad de las formas o proc esos de pensa miento que se advierten en grupos residentes en regiones
recprocamente apartadas, donde no cabe suponer un eventual contacto e influencia mutua, se deben a la semejanza
de la estructura psquica del hombre, a la presencia de
ciertos tipos de pensamiento bien definidos y congnitos,
a las formas fundamentales a modo de categoras kantianas que se producen inexorablemente en toda la espe cie humana, con prescindencia de habitat, estructura social,
o momento histrico. Esas formas o 'ideas elementales'
son la causa final de las creencias, costumbres, invenciones,
etc. El origen inmediato de stos podr rastrearse me diante las reconstrucciones difusionistas pero en ltima
instancia se daran de todas maneras pues son inherentes
a la condicin humana. Boas reconoci que las fuerzas
dinmicas que mueven al hombre son las mismas que han
plasmado todas las culturas desde hace miles de aos -y .
consagr muchos de sus enjundiosos escritos, incluyendo

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ESTUDIO PRELIMINAR

la obra que aqu se presenta, para desbaratar con agudeza


crtica y slido material emprico las teoras de las diferencias .humanas, en trminos de razas superiores o inferiores,
La antropologa cultural ya vena arrastrando, desde el
manipuleo malicioso de las premisas darwinianas de la
seleccin natura!, una serie de teoras seudocientficas del
racismo (Gobineau, Gumplowicz, Agassiz, Klemm y otros), con
las que se pretenda racionalizar la persecucin de ciertos
grupos tnicos, la expoliacin y dominio arbitrario perpetrado
en desmedro de culturas ms rsticas y dbiles, rotuladas
'inferiores'.
Boas no ignor la realidad de las diferencias fsicas de
razas pero neg que fueran
lo suficientemente significativas como para justificar la afirmacin extrema de que
ciertos grupos tnicos jams alcanzaran las formas superiores
de civilizacin. El hecho que se reconozca, por ejemplo, que
las razas negras poseen diferencias morfolgico-antropomtricas no significa necesariamente que se admita su
incapacidad constitucional o funcional para tomar plena
participacin en la vida moderna. Pese a las diferencias
que separan a los grupos tnicos variaciones de ndole
secundaria dira Boas las actividades mentales son comunes
a todas las sociedades. El hecho que una sociedad no haya
alcanzado an los niveles de civilizacin de otras es un
problema de factores ambientales, de ritmos histricos, pero
que no prueba una presunta inferioridad.
Boas vivi con una fe inconmovible en los alcances de la
ciencia y no supo de concesiones en su misin como
hombre de ciencia: la bsqueda de la verdad. Sin embar go
la ciencia no fue para l un fin en s mismo sino un
recurso al servicio de la humanidad. En rigor no vio lugar a
discrepancias entre ciencia pura y aplicada. El investigador
se debe a la humanidad y es con ella como norte que
enfrenta el desafo de las incgnitas y la masa del
material emprico. Es por ello tambin que Boas se con virti en adalid de la lucha contra las teoras racistas del
totalitarismo nazi, el 'absurdo nrdico', como lo llamaba.
Batallador incansable por las libertades y los derechos
humanos, demostr que corresponda a la antropologa,

ADRAHAM MONK

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ms que a ninguna otra ciencia, la grave tarea histrica


de velar por la dignidad del hombre y resistir a las degradantes aberraciones racistas. En el comienzo de sus experiencias de campo en 1897, Boas escuch de un indio de la
Columbia Britnica: "Los judos son gente perversa. Engaan a los indios". "Has visto ya a un judo?", le pregunt Boas. "No, pero es lo que me dicen".
Boas nunca cej en su deber implcito de antroplogo
de combatir semejantes prejuicios.
"Las naciones deben cultivar los ideales de igualdad de
derechos", dijo y sostuvo sin cesar que las diferencias culturales no deben ser causa de la destruccin del mundo.
Hasta el ltimo de sus das, an a los 84 aos de edad,
permaneci firme en su puesto de lucha. Sus escritos antiracistas circulaban clandestinamente en la propia Alema nia que lo viera nacer, esa nacin ya devorada por la
psicosis del odio racial.
Con idntico criterio Boas refut las teoras de la irracionalidad del hombre primitivo o de la mentalidad prelgica. Tanto el civilizado corno el primitivo aceptan
inconscientemente las pautas de su cultura. El hecho que
nuestra civilizacin se haya tornado ms cientfica no justifica que se juzgue a las culturas ms primitivas etnocntricamente, con nuestros propios juicios de valor.
La misin de la antropologa es ensear una tolerancia
superior a la que ya profesamos, es librarnos de la coercin de los prejuicios que mutilan el espritu, de los criterios dogmticos de valor. Boas no dej grandes
teoras ni sistemas. Leg en cambio una vitalidad creadora,
de potencialidades insospechadas, que reverber a travs
de la plyade de sus grandes discpulos Edward Sapir,
Margaret Mead, Ralph Lnton, Ruth Fulton Benedct,
Alfred Kroe -ber y muchos otros.
Dej, sobre todo, categricamente esclarecidos los
dominios metodolgicos de esta ciencia, despejando
engorrosas tinieblas que turbaban an a los espritus
mejor intencionados. El amor al hombre y la fe en
la humanidad involucrados en la conjuncin de su
vida y su obra, no

ESTUDIO PRELIMINAR

pudieron ser mejor sintetizados que en la necrologa con


que Ruth Benedict lo recordara nostlgicamente:
"Vivi 56 aos en America. Alemn, de padres judos, su
provincia, como antroplogo, fue el mundo".
ABRAHAM MONK.

Profesor Adjunto de Antropologa Cultural


Facultad de Filosofa y Letras. Universidad
Nacional de Buenos Aires

[La versin inicial en castellano de esta obra se public en


1947 (Editorial Lautaro, Buenos Aires), precedida de una
"Advertencia" de Gregorio Weinberg, Fue as el primer libro de
Boas vertido al espaol.
Razones editoriales, explicadas entonces, obligaron a presentar The Mind of Primitive Man bajo el ttulo, que ahora se
mantiene, de Cuestiones fundamentales de antropologa cultural,
pues el mismo est ya incorporado a la bibliografa y programas
universitarios; cambiarlo podra desconcertar al lector. N. del
E.]

Prefacio
DESDE 1911, fecha en que apareci la primera edicin de
The Mind of Primitive Man se realizaron numerosos trabajos
en todas las ramas de la ciencia, que tuvieron que ser
tomados en consideracin por los problemas que el libro
trata. El estudio de la herencia dio pasos importantes y
ayud a aclarar el concepto de raza. La influencia del medio
ambiente sobre el fsico y el comportamiento fue el tema de
muchas investigaciones y las actitudes mentales del hombre
'primitivo' fueron estudiadas desde nuevos puntos de vista.
Por esta razn una gran parte del libro tuvo que ser escrita
y corregida de nuevo.
El primer enunciado de algunas de las conclusiones a que
se llega en el mismo, fue hecho en un discurso pronunciado
por el autor, cuando era vicepresidente de la Seccin
Antropologa de la Asociacin Norteamericana para el
Progreso de la Ciencia, en 1895. Desde esa poca el tema
sigui siendo una de sus mayores preocupaciones. El
resultado de sus estudios fue la certeza siempre creciente en
sus conclusiones. No existe una diferencia funda mental en los
modos de pensar del hombre primitivo y el civilizado. Una
estrecha relacin entre la raza y la personalidad nunca fue
establecida. El concepto de tipo racial como se utiliza
comnmente, aun en la literatura cientfica, es falso y requiere
una redefinicin, tanto lgica como biolgica. Aunque pueda
parecer que un gran n mero de estudiantes norteamericanos
de biologa, psicologa y antropologa est de acuerdo con
estos
puntos
de

18
FRANZ BOAS

vista, el prejuicio popular, basado en la anterior tradicin


cientfica y popular, sin duda no ha disminuido, porque
el prejuicio racial es todava un factor importante en
nuestra vida. Aun peor es la dependencia de la ciencia
de los prejuicios incultos en los pases dirigidos por dictadores. Tal control se ha extendido particularmente a libros que tratan sobre la raza y la cultura.
Desde que no est permitido publicar nada que sea
contrario a las fantasa s y prejuicios producto de la ignorancia de la camarilla gobernante, no puede existir una
ciencia fidedigna. Cuando un editor, cuyo orgullo estriba
en el nmero y valor de sus obras cientficas, anuncia en su
catlogo un libro que trata de demostrar que la mezcla de
las razas no es perjudicial, lo retira cuando toma el poder
un dictador; cuando se vuelven a hacer grandes enciclopedias de acuerdo con dogmas prescritos; cuando los hombres
de ciencia no se atreven o no se les permite publicar resultados que contradigan las doctrinas prescritas; cuando
otros, con el objeto de promover sus propios intereses
materiales o cegados por emociones incontroladas siguen
ciegamente el camino trazado, ninguna confianza puede
depositarse en sus enunciados. La supresin de la libertad
intelectual proclama la muerte de la ciencia.
FRANZ BOAS
Nueva York

Columbia University
Enero de 1938

CAPITULO I

Introduccin
UN EXAMEN de nuestro globo nos muestra cmo los continentes se hallan habitados por una gran diversidad de
pueblos que difieren en aspecto, idioma y vida cultural.
Los europeos y sus descendientes de otros continentes estn
unidos por una estructura fsica similar y su civilizacin
los destaca ntidamente de todos los pueblos de aspecto
distinto. El chino, el na tural de Nueva Zelandia, el negro
africano y el indio americano no slo presentan rasgos
fsicos caractersticos, sino que poseen cada uno su propio
y peculiar estilo de vida. Cada tipo humano parece tener
sus propias invenciones, costumbres y creencias, y generalmente se da por sentado que raza y cultura han de
estar ntimamente asociadas y que el origen racial determina la vida cultural.
A esta impresin se debe que el vocablo 'primitivo'
tenga una doble significacin. Se aplica tanto a la forma
corporal como a la cultura. Estamos habituados a
hablar de razas primitivas y culturas primitivas, como si
ambas estuvieran necesariamente relacionadas. No slo
creemos en una estrecha asociacin entre raza y cultura,
sino que estamos dispuestos a sostener la superioridad de
nuestra raza sobre todas las dems. Las causas de esta
actitud provienen de nuestra experiencia diaria. La forma
corporal tiene un valor esttico. El color oscuro, la
nariz
ancha

FRANZ BOAS

20

y chata, los labios gruesos y la boca prominente del ne gro, y los ojos sesgados y pmulos salientes del asitico
oriental no concuerdan con los ideales de belleza humana
a que estamos acostumbrados los hombres de tradicin
europea occidental. El aislamiento racial de Europa y la
separacin social de las razas en Amrica han favorecido
el desarrollo de la as llamada aversin 'instintiva' a los
tipos extranjeros, que se basa en gran parte en el sentimiento de una fundamental diferencia de forma corporal
de nuestra propia raza. Es el mismo sentimiento que crea
una aversin 'instintiva' a los tipos anormales o feos en
nuestro medio o hbitos que no se ajustan a nuestro sentido del decoro. Ms an, tales tipos extraos que son
miembros de nuestra sociedad ocupan, por regla general,
posiciones inferiores y no se mezclan de manera considerable con miembros de nuestra propia raza. En su pas
de origen su vida cultural no ha llegado a ser una realizacin intelectual tan rica como la nuestra. De ah la deduccin de que tipo forneo y escasa inteligencia, van
de la mano. En esta forma nuestra actitud se torna inte ligible, aunque reconocemos que no est basada en el conocimiento cientfico sino en simples reacciones emocionales y en condiciones sociales. Nuestras aversiones y
juicios no son, en modo alguno, de carcter fundamentalmente racional.
A pesar de esto, nos place sostener con razonamientos
nuestra actitud emocional hacia las llamadas razas inferiores. La superioridad de nuestras invenciones, el alcance
de nuestros conocimientos cientficos, la complejidad de
nuestras instituciones sociales, nuestros esfuerzos para promover el bienestar de todos los miembros del organismo
social, crean la impresin de que nosotros, los pueblos
civilizados, hemos dejado muy atrs las etapas en que se
hallan detenidos otros grupos; as ha surgido la suposicin
de una superioridad innata de las naciones europeas y sus
descendientes. La base de nuestro razonamiento es obvia;
cuanto ms avanzada es una civilizacin, mayor debe ser
la aptitud para la civilizacin, y como la aptitud presumiblemente depende de la perfeccin del mecanismo de
cuerpo y mente, inferimos que la raza blanca representa

21

ANTROPOLOGA CULTURAL

el tipo superior. Se llega as al presupuesto tcito de que el


logro depende solamente, o al menos principalmente, de
una capacidad racial innata. Toda vez que el desarrollo
intelectual de la raza, blanca es el ms elevado, se supone
que su intelectualidad es suprema y que su mente tiene la
organizacin ms sutil.
La conviccin de que las naciones europeas poseen una
aptitud superior sustenta nuestras impresiones respecto a
la significacin de las diferencias de tipo entre la raza
europea y las de otros continentes, o aun de las diferencias entre varios tipos europeos. Inconscientemente seguimos un razonamiento como ste: puesto que la aptitud
del europeo es la ms elevada, su tipo fsico y mental es
tambin el superior, y toda desviacin del tipo blanco
representa necesariamente un rasgo inferior.
Esta suposicin no demostrada gobierna nuestros juicios
acerca de las razas pues, cuando las dems condiciones son
iguales, se describe comnmente a una raza como tanto
ms inferior cuanto ms fundamentalmente difiere de la
nuestra. Interpretamos como prueba de una mentalidad
inferior particularidades anatmicas del hombre primitivo
que evocan rasgos presentes en formas inferiores de la
escala zoolgica; y nos sorprende la observacin de que
algunos de los rasgos 'inferiores' no aparecen en el hombre primitivo, sino que se encuentran ms bien en la
raza europea.
El tema y la forma de todas las discusiones de esta ndole
demuestran que en el espritu de los investigadores se
halla arraigada la idea de que esperamos encontrar en la
raza blanca el tipo superior de hombre.
Las condiciones sociales son a menudo tratadas desde
el mismo punto de vista. Asignarnos a nuestra libertad
individual, a nuestro cdigo tico y a nuestro arte independiente un valor tan alto que parecen sealar un progreso que ninguna otra raza puede pretender haber alcanzado.
El juicio sobre el estado mental de un pueblo se basa
generalmente sobre la diferencia entre su estado social y
el nuestro; cuanto mayor sea la diferencia entre sus procesos intelectuales, emocionales y morales y los que halla-

FRANZ BOAS

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mos en nuestra civilizacin, tanto ms severo ser ese


juicio. Slo cuando al deplorar la degeneracin de su
poca descubre un Tcito las virtudes de sus antepasados
entre tribus extranjeras, se ofrece su ejemplo a la contemplacin de sus conciudadanos; pero es probable que
el pueblo de la Roma Imperial apenas tuvo una sonrisa
compasiva para el soador que se aferraba a los anticua dos ideales del pasado.
Para comprender claramente las relaciones entre raza y
civilizacin es preciso someter a riguroso anlisis las dos
suposiciones no comprobadas a que me refer. Debemos
indagar hasta qu punto se justifica nuestra suposicin de
que el xito se debe primariamente a una aptitud excepcional y hasta qu punto es justo suponer que el tipo
europeo, o, para llevar la nocin a su forma extrema, el
tipo europeo noroccidental, representa la ms alta evolucin del gnero humano. Ser conveniente examinar
estas creencias populares antes de realizar la tentativa de
esclarecer las relaciones entre cultura y raza y describir la
forma y desarrollo de la cultura.
Podra decirse que, aunque la realizacin no es necesariamente una medida de la aptitud, parece admisible
juzgar a la una por la otra, No han tenido casi todas las
razas las mismas oportunidades de perfeccionamiento? Por
qu entonces, slo la raza blanca produjo una civilizacin
que abarca el mundo entero y comparada con la cual todas
las otras civilizaciones parecen endebles comienzos interrumpidos en la primera infancia o detenidos y petrificados en una etapa temprana de su evolucin? No es, al
menos, probable que la raza que alcanz el ms alto grado
de civilizacin sea la mejor dotada y que aquellas razas que
permanecieron en la parte inferior de la escala no fueran
capaces de ascender a niveles ms elevados?
Un breve examen de las lneas generales de la historia
de la civilizacin nos brindar una respuesta a estas preguntas. Permitamos a nuestro espritu retroceder unos
cuantos miles de aos, hasta llegar a la poca en que las
civilizaciones de l Asia oriental y occidental estaban en su
infancia. Aparecen los primeros grandes adelantos. Invn
tase el arte de escribir. A medida que transcurre el tiempo

ANTROPOLOGA CULTURAL

la civilizacin florece ora aqu, ora all. Un pueblo que


en cierto momento represent el tipo superior de cultura
vuelve a sumirse en la oscuridad, mientras otros toman su
lugar. En los albores de la historia, vemos que la civilizacin se adhiere a ciertos distritos, unas veces en posesin
de un pueblo, otras de otros. A menudo en los numerosos
conflictos de aquellos tiempos, los pueblos ms civilizados
son derrotados. El vencedor aprende de los vencidos las
artes de la vida y contina su labor. De esta manera
los centros de la civilizacin cambian de sitio dentro de
un rea limitada y el progreso es lento y vacilante.
En ese perodo los antepasados de las razas que figuran
hoy entre las ms altamente civilizadas no eran en ningn
sentido superiores al hombre primitivo, tal como ahora lo
encontramos en regiones que no han entrado en contacto
con la civilizacin moderna.
La civilizacin alcanzada por estos pueblos antiguos fue
de tal carcter que nos permita atribuirles un genio superior al de cualquier otra raza?
En primer trmino, debemos tener presente que ninguna
de estas civilizaciones fue producto del genio de un solo
pueblo. Ideas e invenciones pasaban de unos a otros; y
aunque la comunicacin recproca era lenta, cada uno de
los pueblos que participaron en la cultura antigua contribuy con su aporte al progreso general. Un sinnmero
de pruebas aparecidas demuestra que las ideas se han
difundido cada vez que los pueblos se pusieron en contacto. Ni raza, ni idioma limitan su propagacin. La
hostilidad y la tmida repulsa hacia los vecinos no consiguen impedir que fluyan de tribu en tribu y se filtren
a travs de distancias que se miden por miles de millas.
Como muchas razas trabajaron juntas en el desarrollo de
las civilizaciones antiguas, debemos inclinarnos ante el
genio de todas, cualquiera sea el grupo humano que
puedan representar, norafricanos, asiticos occidentales,
europeos, indios orientales o asiticos orientales.
Cabe ahora preguntarse no desarroll ninguna otra raza
una cultura de igual valor? Parecera que las civilizaciones
del Antiguo Per y de la Amrica Central merecen ser
comparadas con las antiguas civilizaciones del Viejo Mun-

FRANZ BOAS

24

do. En ambas encontramos un alto nivel de organizacin


poltica, divisin del trabajo y una elaborada jerarqua
eclesistica. Emprendieron grandes obras arquitectnicas,
las que exigan la cooperacin de muchos individuos. Cultivaban plantas y domesticaban animales; haban inventado
el arte de escribir. Las invenciones y conocimientos de
los pueblos del Viejo Mundo parecen haber sido algo ms
numerosos y extensos que los de las razas del Nuevo Mundo,
pero no cabe duda de que el status general de su civilizacin, estimado por sus invenciones y conocimientos era
casi tan elevado 1 . Esto bastar para nuestro estudio.
Cul es entonces, la diferencia entre la civilizacin del
Viejo Mundo y la del Nuevo Mundo? Es esencialmente
una diferencia en el tiempo. La una alcanz un cierto
nivel tres mil o cuatro mil aos antes que la otra.
Aunque se ha insistido mucho sobre la mayor rapidez de
la evolucin de las razas del Viejo Mundo, ello no prue ba
en forma concluyente su habilidad excepcional. Puede
explicarse adecuadamente como debida a las leyes del azar.
Cuando dos cuerpos corren por el mismo camino con velocidad variable, algunas veces rpido y otras despacio, su
posicin relativa tendr tantas ms probabilidades de acusar diferencias accidentales cuanto ms largo sea el recorrido a cumplir. Si su velocidad est en constante acele racin, como ha sido el caso de la rapidez del progreso
cultural, la distancia entre estos cuerpos, debido slo al
azar, ser an ms considerable de lo que sera si la velocidad fuera uniforme. As, dos grupos de criaturas de pocos
meses de edad sern muy semejantes en su desarrollo fisiolgico y psquico; pero jvenes de igual edad diferirn
mucho ms, y entre ancianos de igual edad un grupo estar
en plena posesin de sus facultades, el otro en decadencia,
debido principalmente a la aceleracin o al retardo de su
evolucin, determinados en gran parte por causas no inherentes a su estructura corporal, sino debida ms que nada
a sus modos de vida. La diferencia en el perodo de evolucin no siempre significa que la estructura hereditaria
1 Se hallar una presentacin general de estos datos en Buschan y
Mac Curdy.

ANTROPOLOGA CULTURAL

de los individuos retrasados sea inferior a la de los otros.


Si aplicamos el mismo razonamiento a la historia de la
humanidad podemos decir que la diferencia de unos miles
de aos es insignificante comparada con la edad del gnero
humano. El tiempo requerido para la evolucin de las
razas existentes es motivo de conjeturas, pero podemos
estar seguros de que es largo. Tambin sabemos que el
hombre existi en el hemisferio oriental en una poca
que slo puede calcularse por medidas geolgicas, y que
lleg a Amrica no ms tarde que a comienzos del presente
perodo geolgico, quiz algo antes. La edad del gnero
humano debe estimarse en un lapso que sobrepasa considerablemente los cien mil aos (Penck) . Debemos tomar
como punto de partida del desarrollo cultural, los tiempos
ms remotos en que encontramos rastros del hombre. Qu
significa entonces que un grupo humano alcance cierto
grado de evolucin cultural a la edad de cien mil aos
y otro a la edad de ciento cuatro mil aos?
No seran completamente suficientes la historia de la
vida de los pueblos y las vicisitudes de esa historia para
explicar un retraso de este carcter sin que fuese necesario
admitir una diferencia en su aptitud para la evolucin
social? Tal retardo slo sera significativo si pudiera demostrarse que ocurre regularmente y en toda poca en una
raza, mientras en otras razas una mayor rapidez de evolucin es la regla.
Si las conquistas de un pueblo fueran la medida de su
aptitud, este mtodo de estimar la habilidad innata sera
vlido no slo para nuestro tiempo sino que sera aplicable en todas las circunstancias. Los egipcios de 2 000 a
3 000 aos antes de Jesucristo pudieron haber utilizado el
mismo argumento en su juicio acerca de la poblacin de
Europa noroccidental, que viva en la Edad de Piedra, no
tena arquitectura y cuya agricultura era sumamente primitiva. Eran 'pueblos atrasados' como tantos pueblos de
los llamados primitivos de nuestro tiempo. stos eran
nuestros antepasados y el juicio de los antiguos egipcios
tendra que ser revocado ahora. Precisamente por las
mismas razones debe desecharse la opinin corriente hace
cien aos acerca de los japoneses, a raz de su adopcin

FRANZ BOAS

26

de los mtodos econmicos, industriales y cientficos del


mundo occidental. La afirmacin de que logro y aptitud
van de la mano no es convincente. Debe ser sometida a
detenido anlisis.
Al presente en la prctica todos los miembros de la raza
blanca participan, en mayor o menor grado, de su progreso, mientras que, en ninguna de las otras razas la civilizacin adquirida en una u otra poca ha logrado alcanzar
a todos los pueblos o tribus que la constituyen. Esto no
quiere decir necesariamente que todos los miembros de la
raza blanca tuvieran la capacidad de desarrollar con igual
rapidez los grmenes de la civilizacin. La civilizacin que
tuvo su origen en unos pocos individuos de la raza, ofreci
un estmulo a las tribus vecinas, que sin esta ayuda hubieran necesitado un tiempo mucho mayor para alcanzar
el alto nivel que ahora ocupan. Observamos, eso s, una
notable capacidad de asimilacin, que no se ha manifestado en igual grado en ninguna otra raza.
As se presenta el problema de descubrir por qu razn
las tribus de la antigua Europa asimilaron rpidamente la
civilizacin que se les ofreca, mientras en la actualidad
vemos que los pueblos primitivos degeneran y se degradan
ante su acometida en lugar de ser elevados por ella. No
es sta una prueba de la organizacin superior de los habitantes de Europa?
Creo que las razones de la rpida decadencia actual de
la cultura primitiva no se deben buscar muy lejos ni residen necesariamente en una mayor capacidad de las razas
de Europa y Asia. En primer lugar, en su aspecto fsico,
estos pueblos eran ms parecidos al hombre civilizado de
sus tiempos que las razas de frica, Australia y Amrica
a los invasores europeos de perodos posteriores. Cuando
un individuo asimilaba la cultura, inmediatamente se funda en la masa de la poblacin y sus descendientes olvidaban pronto su ascendencia extranjera. No ocurre as en
nuestra poca. Un miembro de una raza extranjera siempre permanece extrao en razn de su aspecto personal.
El negro, por ms que adopte completamente lo mejor de
nuestra civilizacin es despreciado, con excesiva frecuencia -,como : miembro de una raza inferior. El contraste fsico

27

ANTROPOLOGA CULTURAL

en la apariencia corporal es una dificultad fundamental


para la elevacin del pueblo primitivo. En tiempos remotos, en Europa, la sociedad colonial poda crecer por
aadrsele los naturales ms primitivos. Condiciones similares prevalecen todava en muchas partes de Amrica
Latina.
Ms an, las enfermedades que hoy en da hacen estra gos entre los habitantes de territorios recin abiertos a los
blancos, no eran tan devastadoras. A causa de la contigidad permanente de los pueblos del Viejo Mundo, que
estaban siempre en contacto los unos con los otros, todos
estaban sujetos a las mismas clases de contagio. La inva sin de Amrica y Polinesia, en cambio, fue acompaada
por la introduccin de nuevas enfermedades entre los na tivos de estos pases. Los sufrimientos y los estragos provocados por las epidemias que siguieron al descubrimiento
son demasiado conocidos para describirlos detalladamente.
En todos los casos en que una reduccin material del nmero de habitantes se produce en un rea de escasa pobla cin, tanto la vida econmica como la estructura social
quedan destruidas casi por completo, y con ellas decaen el
vigor mental y la capacidad de resistencia.
En la poca en que la civilizacin mediterrnea ya haba
realizado importantes progresos, las tribus de Europa septentrional aprovecharon en forma considerable sus conquis tas. Aunque de poblacin poco densa an, las unidades
tribales eran grandes comparadas con las pequeas bandas
que se encuentran en muchas partes de Amrica, en Aus tralia o en las pequeas islas de la Polinesia. Puede observarse que las populosas comunidades de superficies extensas
han resistido las incursiones de la colonizacin europea.
Los ejemplos ms destacados son Mjico y los altiplanos
andinos donde la poblacin indgena se ha recobrado del
impacto de la inmigracin europea. La raza negra tambin parece capaz de sobrevivir al choque.
Adems, los conflictos econmicos provocados por la
pugna entre los inventos modernos y las, industrias nativas
son mucho ms fundamentales que los producidos por el
contacto entre las industrias de los antiguos y las de los
pueblos menos adelantados. Nuestros mtodos de fabri-

FRANZ BOAS

cacin han alcanzado tal pe rfeccin que las industrias de


los pueblos primitivos de nuestros tiempos estn siendo
exterminadas por el reducido costo y la abundante provisin de productos importados por el comerciante blanco:
pues al artesano primitivo le resulta absolutamente impo
sible competir con la capacidad de produccin de nuestras
mquinas, mientras en tiempos pretritos la rivalidad apareca slo entre los productos manufacturados del nativo
y los del extranjero. Cuando un da de trabajo basta para
obtener suficientes herramientas o tejidos del comerciante,
mientras la manufactura de los correspondientes imple mentos o telas por el nativo mismo exigira semanas, es
natural que el proceso ms lento y laborioso sea rpida mente abandonado. En algunas regiones, particularmente
en Amrica y parte de Siberia, las tribus primitivas son
avasalladas por la gran cantidad de inmigrantes que las
desplazan rpidameme de sus lares sin darles tiempo a la
asimilacin gradual. Por cierto, antao no haba tan enorme desigualdad numrica como la que observamos al presente en muchos territorios.
De estas consideraciones se concluye que en la Europa
antigua la asimilacin de las tribus ms primitivas a aqullas de conquistas econmicas, industriales e intelectuales
avanzadas era comparativamente fcil, mientras que las
tribus primitivas de nuestros tiempos tienen que luchar
contra dificultades insalvables, inherentes al pronunciado
contraste entre sus propias condiciones de vida y nuestra
civilizacin. No se sigue necesariamente de estas observaciones que los europeos antiguos estuviesen mejor dotados que otras razas que no han estado expuestas a la influencia de la civilizacin hasta tiempos ms recientes
(Gerland, Ratzel) .
Esta conclusin puede ser corroborada por otros hechos.
En la Edad Media la civilizacin de los rabes y de los
bereberes arabizados alcanz un grado indudablemente
superior al de muchas naciones europeas de aquella poca.
Ambas civilizaciones haban surgido en gran parte de las
mismas fuentes y deben ser consideradas como ramas de un
mismo rbol. Los pueblos portadores de la civilizacin
arbiga en el Sudn no eran en modo alguno del mismo

ANTROPOLOGA CULTURAL

origen que los europeos, pero nadie discutir los altos


mritos de su cultura. Es interesante observar de qu manera influyeron sobre las razas negras de frica. En tiempos remotos, especialmente entre la segunda mitad del
siglo VIII y el XI de nuestra era, el frica noroccidental fue
invadida por tribus hamticas y el mahometismo se difundi
rpidamente entre el Sahara y el Sudn occidental. Vemos
que desde esa poca, se formaron grandes imperios y desaparecieron de nuevo en lucha contra los estados vecinos,
y que se alcanz un nivel relativamente alto de cultura.
Los invasores se cruzaban con los nativos; y las razas mestizas, algunas casi puramente negras, se elevaron muy por
encima del nivel de otros negros africanos. La historia de
Born es quiz uno de los mejores ejemplos de este gnero. Barth y Nachtigal nos han hecho conocer el pasado
de este pas que desempe un papel importante en la
historia plena de acontecimientos de frica del Norte,
Por qu, pues, han podido ejercer los mahometanos
una influencia profunda sobre estas tribus y elevarlas casi
al mismo nivel alcanzado por ellos, mientras en la mayora
de las regiones de frica los blancos no han sido capaces de
asimilar la cultura negra en igual grado? Evidentemente
debido al distinto mtodo de introduccin de la cultura.
Mientras las relaciones entre los mahometanos y los nativos
eran similares a las de los antiguos con las tribus de Europa,
los blancos slo enviaban los productos de su fabricacin
y algunos representantes suyos al pas negro. Nunca tuvo
lugar una verdadera amalgama entre los blancos, superiormente educados y los negros. La amalgamacin de los
negros por los mahometanos fue facilitada particularmente
por la institucin de la poligamia, ya que los conquistadores tomaron esposas nativas y criaron a sus hijos como
miembros de su propia familia.
La expansin de la civilizacin china en Asia oriental
puede homologarse a la de la civilizacin antigua en Europa. La colonizacin y amalgamacin de tribus hermanas
y en algunos casos la exterminacin de sbditos rebeldes,
con la colonizacin subsiguiente, condujeron a una notable uniformidad de cultura en una extensa superficie.

31

ANTROPOLOGA CULTURAL

FRANZ BOAS

Cuando finalmente considerarnos la posicin inferior


que ocupa la raza negra en los Estados Unidos, donde el
negro vive en el contacto ms estrecho con la civilizacin
moderna, no debemos olvidar que el antagonismo entre
las razas es tan fuerte como siempre, y que la inferioridad de
la raza negra se da por sentada en forma dogmtica
(Ovington) . Esto es un obstculo formidable para el ade lanto
y progreso del negro, an cuando escuelas y universidades
estn abiertas para l. Ms bien debera asombrarnos cunto
se ha logrado en tan corto perodo a pesar de la marcada
desigualdad. Es casi imposible predecir cules seran las
realizaciones del negro si pudiera vivir en trminos de
absoluta igualdad con los blancos.
Nuestra conclusin, derivada de las consideraciones anteriores es la siguiente: diversas razas han desarrollado una
civilizacin de un tipo similar a aqullas de la que proviene la nuestra y un nmero de condiciones favorables
han facilitado su rpida expansin en Europa. Entre stas,
la apariencia fsica semejante, la contigidad de los territorios que ocupaban y la moderada diferencia en las formas
de manufactura fueron las ms poderosas. Cuando m s
tarde, los europeos comenzaron a extenderse por otros
continentes, las razas con las que entraron en contacto no
estaban situadas en posicin igualmente favorable. Diferencias marcadas de tipos raciales, el aislamiento previo
que caus epidemias devastadoras en los pases recin descubiertos y el mayor adelanto en los procedimientos tcnicos hicieron mucho ms difcil la asimilacin. La rpida
dispersin de los europeos por el mundo entero destruy
todos los promisorios comienzos que haba n surgido en
varias regiones. As pues, ninguna raza, excepto la de Asia
oriental, tuvo oportunidad de evolucionar independiente mente. La expansin de la raza europea interrumpi el
desarrollo de los grmenes existentes, sin miramiento por
la aptitud me ntal de los pueblos entre quienes se desenvolva.
Por otra parte, hemos visto que no se puede atribuir
gran importancia a la aparicin ms temprana de la civilizacin en el Viejo Mundo, que se explica
satisfactoria mente como debida al azar. En resumen, lo
que gui las

razas hacia la civilizacin, al parecer se debe ms al poder


de los acontecimientos histricos que a sus facultades inna tas, y hemos de inferir que las realizaciones de las razas
no autorizan, sin otras pruebas, la presuncin de que una
raza est superiormente dotada que otra.
Despus de hallar as respuesta a nuestro primer problema, volvamos al segundo: hasta qu punto estamos
justificados al considerar como signos de inferioridad los
rasgos anatmicos en que las razas extranjeras difieren de
la raza blanca? En un sentido la respuesta a esta cuestin
es ms fcil que la anterior. Hemos reconocido que la
sola realizacin no es prueba satisfactoria de una habilidad
mental excepcional de la raza blanca. Se sigue de esto
que las diferencias anatmicas entre la raza blanca y las
dems nicamente pueden interpretarse como ndice de
superioridad en la primera y de inferioridad de las ltimas
si puede probarse que existe una relacin entre la forma
anatmica y la mentalidad.
Demasiadas investigaciones relacionadas con las caractersticas mentales de las razas se basan en la falacia lgica
de presuponer que el europeo representa el tipo racial
superior y de interpretar luego toda desviacin del tipo
europeo como signo de mentalidad inferior. Cuando se
interpreta as la forma de mandbula del negro, sin prueba
de conexin biolgica entre la forma de mandbula y el
funcionamiento del sistema nervioso, se comete un error
que podra parangonarse al de un chino que describiera
a los europeos como monstruos velludos cuyo cuerpo hirsuto es una prueba de condicin mental inferior. Es ste
un razonamiento emocional, no cientfico.
La pregunta a que debe responderse es: Hasta qu
punto determinan los rasgos anatmicos las actividades
mentales? Por analoga asociamos caractersticas mentales
inferiores con facciones bestiales que recuerdan al bruto.
En nuestro simple lenguaje diario los rasgos brutales y la
brutalidad estn estrechamente vinculados. Debemos distinguir aqu, sin embargo, entre las caractersticas anatmicas de que hemos estado hablando y el desarrollo
muscular del rostro, tronco y extremidades debidos a los
hbitos de vida.

32
FRANZ BOAS

La mano que nunca se emplea en actividades que requieren el refinado ajuste caracterstico de las acciones
psicolgicamente complejas, carecer del modelado producido por el desarrollo de cada msculo. El rostro, cuyos
msculos no han respondido a las inervaciones que acompaan el pensamiento profundo y el sentimiento exquisito,
carecer de individualidad y expresividad. El cuello que ha
soportado pesadas cargas y no ha respondido a los variados
requerimientos de delicados cambios de posicin de la cabeza y del cuerpo, parecer macizo y tosco. Estas diferencias fisonmicas no nos deben inducir a error en nuestras
interpretaciones. Tambin nos inclinamos a extraer deducciones con respecto a la mentalidad, de una frente deprimida, una mandbula pesada, dientes grandes y fuertes,
quiz hasta de una excesiva longitud de los brazos y un
excepcional crecimiento del pelo. Ser necesaria una consideracin cuidadosa de la relacin entre tales rasgos y las
actividades mentales antes de que podamos dar por probada su significacin.
Resulta as que ni las relaciones culturales ni la apariencia exterior ofrecen base slida para juzgar la aptitud mental de las razas.
A esto debe agregarse la evaluacin unilateral de nuestro propio tipo racial y de nuestra civilizacin moderna,
sin ninguna investigacin rigurosa de los procesos mentales
de las razas y culturas primitivas, que puede conducir fcilmente a conclusiones errneas.
El objeto de nuestro estudio es por lo tanto una tenta tiva de aclarar los problemas raciales y culturales implicados en estas cuestiones.
Nuestro globo est habitado por muchas razas y e xiste
una gran diversidad de formas culturales. El vocablo 'primitivo' no debiera aplicarse indistintamente a la estructura
fsica y a la cultura como si ambas estuviesen necesaria mente ligadas la una a la otra. Ms bien, uno de los problemas fundamentales que debemos investigar es si el carcter cultural de una raza est determinado por sus rasgos
fsicos. La misma palabra 'raza' debiera ser entendida cla ramente antes de que pueda contestarse a esta cuestin.
Si pudiera demostrarse la existencia de una relacin estre-

33

ANTROPOLOGA CULTURAI.

cha entre raza y cultura, sera necesario estudiar para cada


grupo racial, por separado, la accin recproca entre la
estructura fsica y la vida mental y social. Si se probara
que no existe, deberamos tratar a la humanidad como un
todo y estudiar los tipos culturales prescindiendo de la raza.
Tendremos pues que investigar lo primitivo desde dos
ngulos.
Primeramente, deberemos averiguar si existen
ciertas caractersticas corporales de las razas que las condenan a una permanente inferioridad mental y social. Despus de aclarar este punto, discutiremos los rasgos distintivos de la vida mental y social de esos pueblos que llamamos primitivos desde un punto de vista cultural, y ver
en qu medida coinciden con los grupos raciales y describir
las caractersticas que distinguen sus vidas de las de las
naciones civilizadas.

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