Vsévolod Mijailovich Eichenbaum 'Volin' - La Revolución Desconocida
Vsévolod Mijailovich Eichenbaum 'Volin' - La Revolución Desconocida
Vsévolod Mijailovich Eichenbaum 'Volin' - La Revolución Desconocida
La Revolucin Desconocida
( historia del silencio bolchevique )
Ediciones HL
Ediciones Gato Negro
Mayo de 2007
SE RECOMIENDA LA REPRODUCCIN
TOTAL O PARCIAL DE ESTE TEXTO
DIFUNDE LIBREMENTE
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PRLOGO
Nota Editorial
A los anarquistas les compete la especial
misin de ser custodios celosos de la
libertad, contra los aspirantes al poder y
contra la posible tirana de las mayoras.
Errico Malatesta
La verdad debe decirse siempre cueste
lo que cueste y venga de donde venga.
Ricardo Mella
Que el lector no se haga anarquista jams:
no es obligatorio serlo. Pero lo que debera
ser verdaderamente un deber de todos es
conocer el anarquismo.
Volin
Traduccin, texto entre parntesis y notas del prlogo por Fidel Alegre.
Rudolf Rocker
Prologo
Rudolf Rocker
Prologo
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NOTAS
1 Es una de las siete grandes divisiones de la U.R.S.S., abarca la antigua
Moscovia y la mayor parte de la Rusia asitica, comprende 25 grandes regiones;
las otras divisiones son: Ucrania (Pequea Rusia), Rusia Blanca, Transcaucasia,
Usbekistn y Tayikistn.
2 Boris Eijenbaum (1886-1959) lleg a ser uno de los ms distinguidos
crticos literarios de Rusia. Fue miembro de la escuela formalista y uno de los
mejores conocedores de la obra de Tolstoy.
3 Tambin hablaba ingls y espaol con fluidez (Voline et la revolutiun,
Maurice Laisant, Le Monde Libertaire, No. 217, diciembre de 1975).
4 Volin abandonando sus estudios ingresa al Partido Social Revolucionario
en 1904. Particip en la gran marcha del domingo sangriento, en la formacin
del primer soviet de San Petersburgo, en el levantamiento de Cronstadt del 25 de
octubre de 1905 por lo que fue detenido en la fortaleza de Pedro y Pablo; apenas
puesto en libertad, volvi a ser apresado por la Ojrana en 1907.
5 Sbastien Faure, naci en 1858 en Saint-Etienne y muri en Royn en 1942.
Uno de los principales doctrinarios del anarquismo francs.
6 Volin se une a la Bratstvo Volnij Obshchnnikov (Hermandad de los
Comunistas Libertarios), grupo reunido por Apoln Andrievich Karelin, quien
haba escapado de Siberia en 1905. Otros grupos anarcocomunistas importantes
eran: el que se reuna en casa de Mara Korn, de unos cincuenta miembros
activos, a cuyas reuniones asista, a veces, Kropotkin; el que apuntalaba al ms
importante peridico anarquista de esa poca: Burevstnik (El Petrel), fundado
en Pars en 1906. cuya direccin editorial era de Nikoli Rodgev y Mxim
Ravskkii.
7 Su colaboracin fue muy eficaz, pues era un gran orador como la prensa
rusa lo haba sealado durante los acontecimientos de 1905, Su fcil elocucin,
el tono persuasivo de su palabra, su colorido e imaginativo lenguaje, el vigor y la
elevacin de su pensamiento, obtuvieron la adhesin de las masas que se
agolpaban para escucharlo (As, tambin en el ambiente ruso de los Estados
Unidos dej un recuerdo inolvidable), de la presentacin de Volin en La
Rvolution lnconnue (1917-1921), editado por Les Amis de Voline en Pars, en
el tercer trimestre de 1947, El Golos Trud reciba colaboraciones de los
anarquistas en Francia (Rodgev, Korn, Orgiani y Zabrzhev); en 1913, se une
J, Z, (Iefim) Iarchuk. Volin y Vladmir Shtov llegan a ser los colaboradores
ms capaces de Mxim Ravskii, ya en esa poca director del peridico.
8 Fundada por los anarquistas rusos que haban permanecido en Europa que
seguan la orientacin de Kropotkin (anarcocomunistas) y los que haban
residido en los Estados Unidos, era la contrapartida de la Federacin Anarco
Comunista de Petrogrado. Vladmir Shtov y Volin se embarcaron por la ruta
del Pacfico. En Rusia se encontraron con Ravskii. Al equipo se agregaron
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18 Gastn Leval nos ha aclarado (carta del 12-V-76) muchos puntos sobre
estos acontecimientos. Una vez de acuerdo con los delegados franceses e
italianos, se form una comisin que logr entrevistar a Dzherzinski (comisario
de la Chek) quien airadamente les despidi arguyendo que tales presos eran
bandidos que haban cometido las peores fechoras, unindose a los ejrcitos
blancos de Deikin y Wrangel para combatir al ejrcito rojo, etctera. Hasta el
momento, ningn delegado haba podido obtener autorizacin para visitar a los
presos cuando, anarquistas residentes en Rusia, le ofrecieron a Leval una tarjeta
de documentacin rusa para presentar al centinela, ste acept y pudo entrar con
todos los visitantes. Se entrevistaron con Volin, Maxmov, Mrashny y Iarchuk.
As, Leval pudo escuchar de Volin el relato de sus actividades hasta ese
momento. En el undcimo da de la huelga de los presos, Leval y otros siete u
ocho delegados fueron a ver a Lenin. Despus de una negativa, ste accedi a la
entrevista. Lenin menta descaradamente, acusando a Volin de los consabidos
crmenes, interrumpile al punto Leval, enumerndole la verdadera actividad
de Volin desde su regreso a Rusia. Lenin, tartamudeando, desconcertado,
declaro que pedira nuevos informes porque si las cosas fueron as... y al fin
sali del paso sin definir la situacin. Al da siguiente, Trotzky por escrito
neg el pedido de libertad. Pasaran todava dos o tres semanas hasta que
realizse un escndalo maysculo en el Congreso contra Bujarin y un violento
enfrentamiento entre Trotzky y Leval (donde Trotzky, al enterarse de que Leval
haba visitado clandestinamente a los presos, asile de las solapas, en una de sus
clsicas rabietas) para que al fin obtuvieran la libertad de diez de los catorce o
diecisis huelguistas: V. M. Volin. G. P. Maxmov, Mark Mrashni, J. Z. Iarchuk,
M. P. Vorbiov, G. A. Gorlik, P. Mijalov, A. Feldmann, I. A. Iudin y F.
Konstantn, bajo condicin de destierro perpetuo y amenaza de muerte en caso
de infringirlo. Todos pudieron viajar con sus familias. El convenio fue
concretado en un largo escrito firmado por los delegados espaoles Arlandis
(bolchevique) y Leval (nico anarcosindicalista en la delegacin) y por los
anarcosindicalistas franceses Sirolle y Michel. Por los anarquistas rusos firm
Alexandr Shapiro; por el comit central del Partido Comunista, Lunacharsky.
Alexandr Berkman que viva por entonces en Mosc con Emma Goldman
tambin habra debido firmar el escrito, pero se rehus argumentando que era
adversario por principio a todas las deportaciones.
(Vase tambin Aliados indeseables, Gastn Leval, Reconstruir No. 90).
19 A Rocker, que necesitaba encerrarse en un cuarto para poder escribir, no
pudo menos que sorprenderle esta capacidad de Volin. Sobre la situacin
cotidiana de los anarquistas rusos exiliados en Francia tal como pudo verla
Rocker, vase Emigrantes rusos en Berln, en Revolucin y Regresin. ed.
Tupac, Bs. As., 1952 (tambin editado por Cajica, Puebla, Mxico, 1967).
20 Y le hizo un valioso prlogo, fue publicado por el grupo de Anarquistas
Rusos en Alemania, Berln, 1923. Versin en ingls: History of the Machnovist
Movement (1918-1921), Black & Red, Detroit y Solidarity, Chicago, EE. UU.,
1974; versin castellana ms reciente: Guerrillas en la Revolucin Rusa,
Proyeccin, Bs. As., 1975.
21 En realidad, Rocker se refiere aqu al rgano de los anarquistas rusos en el
extranjero: Anarjchesky Vstnik (Informativo Anarquista) (1923-24), que Volin
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Prologo
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Esta obra es un deber de conciencia.
PREFACIO
TODA REVOLUCIN es, en sus races, una gran desconocida, aunque
sea estudiada de cerca por autores de diversas tendencias y en diferentes
pocas. Pasan los siglos y, de vez en cuando, otros hombres escudrian los
vestigios de antiguas y grandes agitaciones para descubrir hechos y
documentos que no vieron la luz. Tales descubrimientos modifican nuestros
conocimientos e ideas que suponamos definitivos. Cuntas obras sobre la
Revolucin francesa de 1789 existan ya cuando Kropotkin y Jaures
descubrieron en sus escombros elementos hasta entonces ignorados que
esclarecieron aquella poca! El mismo Jaures convino en que los inmensos
archivos de la gran revolucin apenas haban sido investigados.
En general, todava no se sabe estudiar una revolucin, como tampoco se
sabe escribir la historia de un pueblo. Adems, aun autores experimentados
y concienzudos cometen errores y negligencias que impiden la justa
comprensin de los acontecimientos. Se realiza un esfuerzo para investigar
a fondo y exponer detalladamente los hechos y los fenmenos sorprendentes
que se han desarrollado a plena luz, en la ruidosa manifestacin
revolucionaria, pero se desprecian o ignoran los sucesos ocurridos en el
silencio, en lo profundo de la revolucin, fuera de la batahola. A veces se
alude a ellos ligeramente con testimonios vagos que son interpretados casi
siempre con error o inters. Y son precisamente estos hechos ocultos los
realmente importantes para descubrir el verdadero sentido de su historia y
de su poca.
Adems, la economa, la sociologa, la psicologa, consideradas como
ciencias-clave de la revolucin, son todava incapaces, por rudimentarias,
de comprender y explicar convenientemente lo sucedido.
Y aun en el aspecto puramente informativo, cuntas lagunas! En el
formidable torbellino de la revolucin, muchos acontecimientos en ese
vaivn incesante de efervescencia, quiz quedan perdidos para siempre.
Quienes viven una revolucin, los millones de individuos que, de uno u otro
modo, son arrastrados por el huracn, se preocupan muy poco de anotar,
para las futuras generaciones, lo que han visto, sabido, pensado y vivido.
Subrayo que, con raras excepciones, los pocos testigos que registran
notas, y tambin los seores historiadores, son de una parcialidad
repugnante. Cada uno busca y encuentra a voluntad en una revolucin
elementos que puedan apoyar una tesis personal, o ser tiles a un dogma, a
un partido, a una casta, ocultando y separando cuidadosamente todo lo que
puede ser contrario a tales propsitos parciales. Los mismos
revolucionarios, divididos por sus teoras, se esfuerzan por disimular o
desfigurar lo que no concuerda exactamente con tal o cual doctrina. Y esto
sin contar el nmero desconcertante de obras sin importancia alguna y que
son hasta irrisorias.
Quin podra vanagloriarse de establecer la verdad inconfundible?... No
es, pues, extrao que, sobre una revolucin, existan casi tantas versiones
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INTRODUCCIN
ACLARACIONES INDISPENSABLES
1. La Revolucin rusa puede estudiarse desde la revuelta de los
decembristas en 1825 hasta nuestros das, o bien en las revoluciones de
1905 y 1917, nicamente en la gran explosin de 1917. En nuestra
exposicin vamos a considerar todo el proceso histrico desde 1825, ya que
as se comprender la relacin total de los acontecimientos y la situacin
actual.
2. La historia completa exigira ms de un volumen y sera una obra
de gran aliento, reservada sobre todo a los historiadores futuros. Nuestro
estudio se propone: a) relatar sucintamente los hechos revolucionarios
desde su origen; b) aclarar los elementos esenciales poco conocidos o
ignorados en el extranjero; c) discernir las ms salientes apreciaciones y
establecer lgicas deducciones.
No obstante, el relato que haremos ser cada vez ms amplio y detallado.
Sobre los sucesos de 1905 y 1917 mostraremos aspectos hasta ahora
desconocidos y abundante documentacin indita.
3. Habr de comprenderse la diferencia entre la evolucin general de
Rusia y la de Europa occidental. Creemos que el estudio de la Revolucin
rusa debera ser precedido del estudio histrico de todo el pas y
encuadrarlo en l. Pero esta tarea sobrepasara los lmites del tema. De
todos modos, facilitaremos algunas nociones histricas en todos los casos
necesarios.
PRIMERA PARTE
LOS COMIENZOS (1825-1905)
CAPTULO I
RUSIA AL COMIENZO DEL SIGLO XIX
NACIMIENTO DE LA REVOLUCIN
LIBRO PRIMERO
NACIMIENTO, CRECIMIENTO Y TRIUNFO
DE LA REVOLUCIN
(1825-1917)
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CAPTULO II
REPRESIN, GARROTE Y BANCARROTA
EVOLUCIN (1825-1855)
Los aos de 1825 al 1855 son los del reinado de Nicols I. Desde un punto
de vista revolucionario, fueron intrascendentes, pero estos treinta aos
fueron significativos en algunos aspectos importantes.
Creacin definitiva de un Estado burocrtico y policial. Por haber
ascendido al trono bajo el signo de la rebelin decembrista, Nicols I se
preocup de agarrotar al pas y ahogar en germen toda corriente liberal;
extrem el rgimen absolutista y transform a Rusia en un Estado
burocrtico y policial.
La reciente Revolucin francesa y los movimientos revolucionarios que
sacudieron despus a Europa, le resultaban verdaderas pesadillas; tom,
pues, medidas extraordinarias de precaucin.
Toda la poblacin fue estrechamente vigilada. La arbitrariedad de la
burocracia, de la polica, de los tribunales, no conoca lmites. Toda
independencia, toda tentativa de sustraerse al frreo puo policial, eran
despiadadamente reprimidas; ni una sombra de libertad de palabra, de
rebelin, de organizacin... La censura actuaba como nunca. Toda infraccin
a las leyes era castigada con el mayor rigor.
La sublevacin de Polonia en 1831, ahogada en sangre con ferocidad, y la
situacin internacional, empujaron al emperador a acentuar la militarizacin
del pas. La vida de la poblacin era de cuartel y un castigo severo recaa
sobre cualquiera que procurase rehuir la disciplina impuesta.
Este soberano mereci en justicia su apodo: Nicols Garrote.
Efervescencia campesina. Descontento general. A causa de tales
excesos y sus efectos nefastos que el zar en su ceguera no comprenda,
ciertos elementos de la poblacin no cesaban de manifestar, en cualquier
ocasin, su descontento.
Adems, la nobleza terrateniente, particularmente cuidada por el
emperador, que vea en ella su principal apoyo, llevaba impunemente hasta
el exceso la explotacin y el trato abominables de sus siervos; una irritacin
sorda, pero cada vez ms viva, se dejaba sentir entre los campesinos. Los
actos de rebelin contra los seores y las autoridades locales se multiplicaban
peligrosamente; la represin se revelaba cada vez menos eficaz.
La venalidad, la incapacidad y la arbitrariedad de los funcionarios se
hacan ms insoportables. El zar, que necesitaba de su apoyo y de su fuerza
para mantener a raya al pueblo, no quera or ni ver nada. La ira de quienes
sufran esta situacin se haca ms intensa.
Las fuerzas de la sociedad permanecan estacionarias. Slo la absurda e
impotente rutina oficial era admitida.
Semejante situacin conduca fatalmente a una prxima descomposicin
del sistema entero. Fuerte en apariencia, el rgimen del ltigo se
especficamente rusas.
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CAPTULO III
LAS REFORMAS RETORNA LA REVOLUCIN
FRACASO DEL ZARISMO Y FRACASO REVOLUCIONARIO
LA REACCIN (1855-1881)
El hijo y sucesor de Nicols I, el emperador Alejandro II, hubo de encarar
la situacin difcil del pas y del rgimen. El descontento general, la presin
de los intelectuales avanzados, el miedo de una sublevacin de los
campesinos y, por fin, las necesidades econmicas, obligaron, a pesar de la
resistencia de los crculos reaccionarios, a soltar lastre y a tomar
resueltamente el camino de las reformas. Se decidi poner trmino al
rgimen burocrtico y arbitrario, absoluto, de los poderes administrativos.
Hizo una modificacin seria del sistema judicial, y sobre todo se preocup
del estado de servidumbre.
A partir del ao 1860, las reformas se sucedieron en ritmo rpido e
ininterrumpido. Las ms importantes fueron: la abolicin de la esclavitud en
1861, constitucin de tribunales con jurados electos en 1864, en lugar de los
antiguos tribunales de Estado compuestos de funcionarios; la creacin, en
1864, en las ciudades y en el campo, de unidades de autoadministracin
local especie de municipios urbanos y rurales, con derecho de autogobierno
en algunos aspectos de la vida pblica, algunas ramas de la enseanza,
higiene, vas de comunicacin, etc.
Todas las fuerzas y, en particular, los intelectuales, se precipitaron a una
actividad desde entonces posible. Las municipalidades se consagraron con
mucho ardor a la creacin de una extensa red de escuelas primarias de
tendencia laica, aunque vigiladas por el gobierno. La enseanza de la
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CAPTULO IV
FIN DEL SIGLO EL MARXISMO RAPIDA EVOLUCIN
REACCIN (1881-1900)
Nuevo aspecto del movimiento revolucionario: el marxismo y el
partido social demcrata. Progresos culturales. Crecimiento industrial.
El absolutismo y la reaccin se afirman contra esa evolucin. Despus
del fracasado partido Narodnaa Volia en su campaa violenta contra el
zarismo, otros acontecimientos contribuyeron a la transformacin
fundamental del movimiento revolucionario ruso. El ms importante fue la
aparicin del marxismo. ste trajo una concepcin nueva de la lucha de
clases, que se abocaba a un programa concreto de accin revolucionaria y a
la formacin en los pases de Europa occidental de un partido poltico obrero
llamado partido socialdemcrata.
A pesar de todos los obstculos, las ideas socialistas de Lassalle, el
marxismo y sus primeros resultados concretos fueron conocidos, estudiados
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CAPTULO V
SIGLO XX EVOLUCIN PRECIPITADA PROGRESOS
REVOLUCIONARIOS DERIVACIONES (1900-1905)
El absolutismo se sostiene en sus posiciones y procura mantenerse por
cualquier medio. La evolucin rpida del pas contina. Los fenmenos y
los rasgos caractersticos que acabamos de sealar se acentuaron an ms a
partir de los comienzos del siglo XX.
El absolutismo, en lugar de ir al encuentro de las aspiraciones de la
sociedad, decidi mantenerse por cualquier medio y suprimir no slo todo
movimiento revolucionario, sino tambin toda manifestacin opositora. El
gobierno de Nicols II, para desviar el creciente descontento de la poblacin,
recurri a una fuerte propaganda antisemita y luego instig e incluso
organiz las matanzas de judos.
La evolucin econmica del pas se aceleraba cada vez ms. En cinco
aos (de 1900 a 1905), la industria y el progreso tcnico dieron un salto
prodigioso. La produccin de petrleo en la cuenca de Bak, la de la hulla
en la del Donetz, la de los metales, etc., se acercaban rpidamente al nivel
alcanzado por los pases industriales. Las vas y medios de comunicacin,
ferrocarriles, traccin mecnica, transporte fluvial y martimo, se
multiplicaban y modernizaban. Importantes fbricas de construcciones
mecnicas empleaban miles y decenas de miles de obreros. Ellas surgan y
crecan en los alrededores de las capitales. Regiones industriales enteras
nacan y otras se extendan. Las grandes fbricas Putiloff; los importantes
astilleros Nevsky; la gran fbrica Bltica y varias otras grandes, todas en San
Petersburgo; los barrios industriales de la capital moscovita, con sus decenas
de millares de obreros, Kolpino, Chukhovo, Sestroretszk y otros; la regin
industrial de Ivanovo-Voznessensk, cerca de Mosc; numerosas e
importantes fbricas en Rusia meridional, en Kharkov, en Ekaterinoslav y
otras ciudades, demuestran rpidos progresos que permanecan ignorados en
el extranjero, excepto en los crculos francamente interesados. An hay
muchos hoy da que creen que, antes del advenimiento del bolchevismo,
Rusia no posea casi industria ninguna y que sta ha sido enteramente creada
por el gobierno bolchevique. Sin embargo, su importancia fue considerable,
no slo desde el punto de vista industrial, sino tambin desde un punto de
vista social. Al industrializarse, el pas multiplicaba sus elementos
proletarios. Segn las estadsticas de la poca, se puede calcular el nmero
total de obreros en Rusia, hacia 1905, en cerca de tres millones.
Al mismo tiempo el pas continuaba su ascensin cultural. A partir de
1890, la enseanza, la instruccin y la educacin de la juventud haban
hecho grandes progresos. La instruccin de los adultos se extenda
igualmente. Hacia 1905 existan en Rusia unas treinta universidades y
escuelas superiores para ambos sexos. Casi todas estas instituciones
dependan del Estado, salvo alguna que otra debida a la iniciativa y el capital
de las municipalidades. Segn una vieja tradicin, y en particular a
consecuencia de las reformas de Alejandro II, los Estatutos conservaban una
tendencia liberal, que entraaba una autonoma interior bastante
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su sucesor, Nicols II, hicieron lo posible para reducir el mir a una simple
unidad administrativa estrechamente vigilada y dirigida a ltigo por el
Estado, til sobre todo para recoger o, mejor, arrancar por la fuerza los
impuestos y los censos.
La propaganda y la actividad socialistas y revolucionarias se extendan. El
marxismo, propagado clandestinamente con energa, encontraba muchos
adeptos entre la juventud estudiantil y en los medios obreros. La influencia
del partido socialdemcrata, fundado en 1898, se dejaba sentir en numerosas
ciudades y en ciertas regiones, a pesar de su ilegalidad.
El gobierno ejerca su mayor brutalidad contra los militantes. Los
procesos polticos ya no se podan contar. Las medidas de represin
administrativa y policial alcanzaban, implacables, a millares de sbditos.
Las prisiones, los lugares de destierro y los penales de trabajos forzados se
llenaban. Pero, aun consiguiendo reducir a un mnimo la actividad y la
influencia del partido, las autoridades nunca lograron ahogarlo, como haban
conseguido antes con las primeras agrupaciones polticas.
Desde 1900, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, el campo
revolucionario se ampli considerablemente. Los motines universitarios y
obreros fueron pronto hechos corrientes; las universidades permanecan con
frecuencia cerradas durante meses, por causa precisamente de esos motines
polticos. Como reaccin, los estudiantes, apoyados por los obreros,
organizaban ruidosas manifestaciones en las plazas pblicas. En San
Petersburgo, la plaza de la catedral de Kazn se convirti en el lugar clsico
al que estas manifestaciones populares de estudiantes y obreros se dirigan
entonando cantos revolucionarios y llevando, a veces, banderas rojas
desplegadas. El gobierno enviaba all destacamentos de polica y de cosacos
montados, que limpiaban la plaza y las calles vecinas a sablazos y a latigazos.
La revolucin conquistaba la calle.
El panorama expuesto es exacto, pero sera parcial si no se considerara a
todo el pas y a todo el pueblo. Se correra el riesgo de caer en
exageraciones, haciendo apreciaciones generales errneas que impediran
comprender los acontecimientos ulteriores. En efecto, en los 170 millones de
habitantes, los grupos afectados por las ideas revolucionarias eran nfimos:
algunos millares de intelectuales, de estudiantes y de lo escogido de la clase
obrera en los grandes centros urbanos. El resto de la poblacin: el gran
contingente de campesinos, la mayora de los ciudadanos y de los obreros,
permanecan an extraos, indiferentes y hasta hostiles a la agitacin
revolucionaria. Es cierto que los medios avanzados aumentaban rpidamente
sus efectivos; desde 1900, el nmero de obreros ganados a la causa creca de
continuo; la efervescencia revolucionaria alcanzaba tambin a las masas
campesinas cada vez ms miserables. Pero, al mismo tiempo, la masa
profunda del pueblo, aquella cuya agitacin determina en definitiva los
grandes cambios sociales, conservaba todava su mentalidad primitiva. La
paradoja rusa permaneca casi intacta, y la leyenda del zar segua
deslumbrando a millones y millones de hombres. En relacin a esta masa, el
movimiento era una pequea agitacin de superficie. Cuatro obreros
solamente participaron en el congreso socialdemcrata de Londres, en 1903.
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SEGUNDA PARTE
LA CONMOCION (1905-1906)
CAPTULO I
LA EPOPEYA GAPONISTA PRIMERA HUELGA GENERAL
Las Secciones Obreras. La agitacin y la epopeya gaponistas. El Pope
Gapone: su personalidad, su obra, su fin. El Domingo Sangriento: 9-22
de enero de 1905. La Leyenda del zar destruida por el zar. Primer gran
movimiento de masas obreras. Primera huelga obrera en San Petersburgo.
En Mosc, Zubatoff fue pronto desenmascarado y no pudo adelantar en su
proyecto. Pero en San Petersburgo, Gapone, muy diestro, obrando en la
sombra, supo ganar la confianza y hasta la afeccin de los medios obreros.
Con talento de agitador y de organizador, puso en pie a las llamadas
Secciones obreras, que l guiaba y animaba con gran actividad. Hacia fines
de 1904, estas Secciones llegaron a once, en diversos barrios de la capital,
con algunos millares de afiliados; muy concurridas por entusiastas que iban
a ellas a hablar de sus asuntos, escuchar alguna conferencia y leer
peridicos. La entrada era vigilada por los obreros gaponistas; los militantes
de los partidos polticos eran excluidos y, si lograban entrar, solan ser
descubiertos y expulsados.
Los trabajadores de San Petersburgo tomaron muy en serio sus Secciones.
Con entera confianza en Gapone, le hablaban de sus desgracias y sus
aspiraciones; discutiendo con l los medios de mejorar su situacin,
examinaban proyectos de lucha contra los patronos. Hijos de un pobre
campesino, habiendo vivido entre trabajadores, Gapone comprenda muy
bien la psicologa de sus confidentes. Adems, saba simular en forma
adecuada su aprobacin y sus vivas simpatas al movimiento obrero. Tal era
su misin oficial.
La tesis del gobierno era: Trabajadores: podis mejorar vuestra situacin
aplicando metdicamente y dentro de las formas legales las directivas de las
Secciones sindicales, y para ello no es necesaria vuestra participacin en la
poltica. Ocupaos de vuestros intereses personales concretos, inmediatos, y
muy pronto tendris una existencia ms feliz. Los partidos y las luchas
polticas, las recetas propuestas por los malos pastores, los socialistas y
revolucionarios, no os conducirn a nada bueno. Atended vuestros intereses
econmicos inmediatos y por esta va legal obtendris vuestro
mejoramiento. El gobierno os sostendr. Esto es lo que Gapone y sus
ayudantes, reclutados entre los mismos obreros, propagaban en los
sindicatos.
Los obreros respondieron y comenzaron su accin econmica, formulando
sus reivindicaciones de acuerdo con Gapone. Este, en situacin tan delicada,
debi colaborar para no provocar el descontento entre los trabajadores, que
lo habran acusado de traicionar sus intereses y de sostener los del patronato.
No quera perder su popularidad despertando sospechas graves contra l y su
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de San Petersburgo; los uni, los inspir y los entusiasm, dando sentido y
finalidad precisa al movimiento.
Las secciones siguieron a las masas y se organiz la accin. Gapone fue
encargado de redactar la peticin, y acept. Los acontecimientos lo
transformaron as en el conductor de un histrico movimiento proletario
importante.
A principios de enero de 1905, el documento qued terminado. Estaba
hecho en sencillo estilo, lleno de emocin, entusiasmo y confianza. Las
miserias del pueblo se reflejaban en l con mucho sentimiento y sinceridad.
Se peda al zar que aprobase las reformas solicitadas y velase por su
cumplimiento. El petitorio de Gapone fue, sin duda, de alta inspiracin,
realmente pattico. Se trataba ahora de que todas las secciones lo hiciesen
suyo, de llevarlo a conocimiento de las vastas masas y de organizar la
marcha al Palacio de Invierno.
Revolucionarios pertenecientes a los partidos polticos, que se haban
mantenido hasta entonces al margen del gaponismo, se acercaron a Gapone.
Trataron, ante todo, de convencerlo para que el tono del petitorio y de la
accin inmediata fuera menos servil, ms digno, ms firme, ms
revolucionario. Los medios avanzados ejercieron sobre l idntica presin.
Gapone se prest a ello con bastante buena voluntad. Los socialistas
revolucionarios, sobre todo, se le aproximaron. De acuerdo con ellos,
modific el texto del documento, extendindolo considerablemente y
atenuando la expresin de fidelidad al zar, de modo que constituy una de
las mayores paradojas histricas conocidas. Se diriga muy lealmente al zar
y se le solicitaba, nada menos, que autorizara y aun realizara una revolucin
fundamental, la cual, en ltima instancia, suprima su poder. Todo el
programa mnimo de los partidos revolucionarios figuraba en el escrito. Se
exiga con urgencia la completa libertad de prensa, de palabra, de
conciencia; libertad absoluta para todas las asociaciones; derecho de
agremiacin y de huelga; leyes agrarias de expropiacin de los grandes
latifundios en beneficio de las comunidades campesinas y convocacin
inmediata de una Asamblea Constituyente, elegida en base a una ley
electoral democrtica. Era, decididamente, una invitacin al suicidio.
He aqu el texto ntegro y definitivo de la peticin:
Seor!
Nosotros, trabajadores de San Petersburgo, nuestras mujeres, nuestros hijos y
nuestros padres, viejos sin recursos, venimos, oh Zar!, para solicitarte justicia y
proteccin.
Reducidos a la mendicidad, oprimidos, aplastados bajo el peso de un trabajo
extenuador, abrumados de ultrajes, no somos considerados como seres humanos, sino
tratados como esclavos que deben sufrir en silencio su triste condicin, que
pacientemente hemos soportado. He aqu que ahora se nos precipita al abismo de la
arbitrariedad y la ignorancia. Se nos asfixia bajo el peso del despotismo y de un
tratamiento contrario a toda ley humana.
Nuestras fuerzas se agotan, oh, Zar! Vale ms la muerte que la prolongacin de
nuestros intolerables sufrimientos. Por eso hemos abandonado el trabajo y no lo
reanudaremos hasta que no se hayan aceptado nuestras justas demandas, que se
reducen a bien poco, pero que, sin ello, nuestra vida no es sino un infierno de eterna
tortura.
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CAPTULO II
EL NACIMIENTO DE LOS SOVIETS
Uno de los hechos ms importantes de la Revolucin rusa, de los menos
conocidos y el ms desfigurado, es el origen y la primera actividad de los
soviets.
En todo lo que se ha publicado hasta la fecha, no slo en los estudios
extranjeros, sino tambin en la documentacin rusa, existe una laguna
insalvable: cundo y cmo fue creado el primer soviet obrero.
Hasta el presente, casi todos los historiadores y escritores, tanto burgueses
como socialistas, mencheviques, bolcheviques, etctera, databan el
nacimiento del primer soviet obrero hacia fines de 1905, en el transcurso de
la huelga general de octubre, del famoso manifiesto zarista del da 17 y de
los acontecimientos subsiguientes. Esto es falso.
Cierto que algunos autores especialmente P. Miliukov en sus memorias
hacen algunas alusiones a un esbozo de los futuros soviets en los comienzos
de 1905. Pero lo hacen sin ninguna precisin; cuando intentan concretar, se
equivocan. As, Miliukov cree haber encontrado el origen de los soviets en
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CAPTULO III
GUERRA DESASTROSA
VICTORIA DE UNA HUELGA REVOLUCIONARIA
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CAPTULO IV
FRACASO DE LA REVOLUCION SUS RESULTADOS
La revolucin, frenada. La Duma. Los partidos polticos. Relacin entre
los sectores avanzados y el pueblo. La paradoja rusa se desvanece. A fin
de 1905, la burguesa francesa y la banca acordaron el emprstito. Esta
transfusin de sangre salv al moribundo rgimen zarista.
El gobierno finaliz la guerra con una paz no demasiado humillante.
La reaccin se afirm. Agitando ante el pueblo el espejismo de futuros
beneficios, combati y contuvo la revolucin, que se desvaneca por s
misma. La huelga de octubre marc su esfuerzo supremo, su punto
culminante. Ahora necesitaba tomar un respiro, hacer una pausa. Todo lo
ms, podra esperarse su renacimiento algo ms tarde, quiz impulsada por
una Duma avanzada.
Las libertades conquistadas por asalto y prometidas despus por el zar en
su manifiesto fueron lisa y llanamente suprimidas. El gobierno volvi a
prohibir la prensa revolucionaria, restableci la censura, practic arrestos en
masa, liquid todas las organizaciones obreras o revolucionarias conocidas,
suprimi el soviet, encarcel a Nossar y a Trotzky y envi tropas, a fin de
depurar e infligir castigos ejemplares, a las regiones donde se produjeron los
motines ms serios. Los efectivos militares y policiales fueron reforzados,
pero el gobierno no os tocar la Duma, cuya convocacin estaba prxima.
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privadas y estatales; cuyo valor deban amortizar los campesinos con ayuda
del Estado, segn una estimacin oficial y justa.
2 El partido socialdemcrata preconizaba una simple expropiacin sin
indemnizacin de las tierras indispensables a los campesinos, con las que se
constituira un fondo nacional, distribuble en proporcin a las necesidades
(nacionalizacin o municipalizacin de las tierras).
3 El partido socialista revolucionario presentaba la solucin ms radical:
confiscacin inmediata y total de las tierras de propiedad privada; supresin
inmediata de toda propiedad territorial (estatal o privada); socializacin de
tierras para las colectividades campesinas, bajo control del Estado.
La Duma debera ocuparse enseguida de tan urgente y complicado
problema.
Sobre la ideologa general de los dos partidos de extrema izquierda hay
que agregar algo ms. En 1900 se manifest una importante divergencia en
el seno del partido socialdemcrata. Una parte de sus miembros, atenida al
programa mnimo, entenda que la revolucin rusa, inminente, sera una
revolucin burguesa, muy moderada en sus resultados. No crea en la
posibilidad de pasar de un salto de la monarqua feudal al socialismo. Una
repblica democrtica burguesa, al abrir las puertas a una rpida evolucin
capitalista, echara las bases del futuro socialismo: tal era su idea
fundamental. Una revolucin social en Rusia era, segn su parecer,
imposible entonces.
Sin embargo, muchos miembros del partido eran de distinta opinin. Para
ellos, la prxima revolucin tena ya todas las posibilidades de convertirse
en una revolucin social, con sus consecuencias lgicas. Estos socialistas
renunciaban, al programa mnimo y se preparaban a la conquista del poder
por el partido y a la lucha inmediata y decisiva contra el capitalismo.
Lderes del primer grupo eran Plejanoff, Martoff y otros. El gran
inspirador del segundo fue Lenin. La escisin definitiva entre ambos grupos
se produjo en 1903, en el Congreso de Londres. Los socialdemcratas de
tendencia leninista estaban all en mayora. Mayora es, en ruso, bolchinstvo.
A sus partidarios se les llam bolcheviques (mayoritarios). Minora es
menchistvo, de donde procede mencheviques (minoritarios). Las tendencias
se denominaron bolchevismo, la mayoritaria, y menchevismo, la minoritaria.
Despus de su victoria de 1917, los bolcheviques se constituyeron en
Partido Comunista, en tanto que los menchevique conservaron el nombre de
Partido Socialdemcrata. Una vez en el poder el Partido Comunista, declar
contrarrevolucionario al menchevismo y lo destruy.
Tambin el Partido Socialista Revolucionario se dividi en dos partidos
distintos: el de los socialistas revolucionarios de derecha, que, como los
mencheviques, afirmaban la necesidad de pasar, ante todo, por una repblica
democrtica burguesa, y, el de los socialistas revolucionarios de izquierda,
que pretenda como el bolchevismo, que la revolucin deba ser impulsada
lo ms lejos posible, hasta la inmediata supresin del rgimen capitalista y el
establecimiento del socialismo.
(En 1917, en el poder los bolcheviques, aplastaron a los socialistas
revolucionarios de derecha como contrarrevolucionarios. Los de izquierda,
que al principio colaboraron con el gobierno bolchevique, se separaron
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CAPTULO V
LA PAUSA (1905-1917)
Los doce aos que separan la verdadera Revolucin de su bosquejo, o la
explosin del sacudimiento, no aportaron nada saliente desde el punto de
vista revolucionario. Por lo contrario, fue la reaccin la que triunf bien
pronto en toda la lnea. Hubo, no obstante, algunas huelgas ruidosas y una
tentativa de revuelta en la flota del Bltico, en Cronstadt, salvajemente
reprimida.
La actividad de la Duma fue lo ms importante. Comenz a sesionar en
mayo de 1906, en San Petersburgo. Un entusiasmo popular desbordante
acogi su nacimiento. A pesar de todas las maquinaciones del gobierno, ella
se manifest netamente de oposicin. Tanto por el nmero como por la
calidad de sus representantes, el partido demcrata constitucional la domin.
S. Muromtseff, profesor de la Universidad de Mosc y uno de los ms
eminentes miembros de ese partido, fue electo presidente. Los diputados de
izquierda: socialdemcratas, y socialistas revolucionarios (obreristas),
formaban tambin un imponente bloque. La entera poblacin segua el
trabajo de la Duma con apasionado inters. Todas las esperanzas se volvan
a ella, aguardando por lo menos amplias reformas, eficaces y justas.
Pero, desde el primer contacto, se estableci entre el parlamento y el
gobierno una hostilidad, sorda al comienzo y de ms en ms abierta luego.
El gobierno pretenda tratar a la Duma de arriba abajo, con un desdn no
disimulado. Apenas la toleraba y, difcilmente la admita como institucin
puramente consultiva. La Duma trataba, por el contrario, de imponerse como
institucin legislativa, constitucional. Las relaciones se hicieron as cada vez
ms tirantes.
El pueblo, naturalmente, tomaba partido por la Duma. La situacin del
gobierno se tornaba desventajosa, ridcula, hasta peligrosa. No era de temer,
con todo, una revolucin. El gobierno lo saba y contaba, adems, con la
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polica y las tropas. Bien pronto se decidi, pues, a una medida enrgica. El
nuevo ministro Stolypin se encarg de ello con mano de hierro, tomando
como pretexto un proyecto de Llamamiento al Pueblo, elaborado por la
Duma, relativo sobre todo al problema agrario.
Una buena maana, los diputados encontraron clausuradas las puertas de
la Duma y guardadas militarmente. Policas y tropas formaban en las calles.
La primera Duma haba sido disuelta. Un decreto oficial anunci. Y explic
el hecho a la poblacin. Era en el verano de 1906.
Aparte de una larga serie de atentados y de pocos motines, siendo los ms
importantes los de Sveaborg y Cronstadt (donde poco antes, en octubre de
1905, haba estallado el primero), el pas permaneci tranquilo.
Los diputados no osaron resistir, lo que habra significado retomar la
accin revolucionaria. Ahora bien, se senta por doquiera que la revolucin
era, por el momento, impotente. (De haber sido otra la situacin, el gobierno
no habra osado disolver la Duma, sobre todo de modo tan insolente. Se
senta realmente fuerte y no se engaaba.) La burguesa era demasiado dbil
para soar en una revolucin favorable a sus intereses; las masas laboriosas
y sus partidos, por su parte, no se sentan ms dispuestos a afrontar tal
evento.
Todos los diputados se sometieron, pues, a la disolucin. Tanto ms
cuanto que el decreto no suprima la Duma, pues anunciaba nuevas
elecciones a breve plazo sobre bases algo modificadas. Los representantes
del pueblo se limitaron a lanzar una protesta contra ese acto arbitrario. Para
elaborarla con toda libertad, los ex diputados (se trataba sobre todo de
miembros del partido demcrata constitucional) se dirigieron a la ciudad de
Vyborg, Finlandia, donde estaran menos expuestos gracias a cierta
legislacin independiente de esta parte del imperio ruso, lo que dio a la
protesta el nombre de Llamada de Vyborg. Despus de lo cual volvieron
tranquilamente a sus hogares.
A pesar de lo anodino de su rebelin fueron juzgados ms tarde por un
tribunal especial y condenados a penas ligeras, permitiendo el derecho de ser
reelectos a la Duma.
Slo el diputado Onipko, joven campesino del departamento de Stavropol,
perteneciente al partido de los trabajadores, no se resign. Fue el animador
del levantamiento de Cronstadt. Capturado, estuvo a punto de ser fusilado.
Ciertas intervenciones y ciertos temores lo salvaron. Finalmente fue juzgado
y condenado al exilio en Siberia; pero consigui evadirse y se refugi en el
extranjero. Volvi a Rusia en 1917; su suerte ulterior no es desconocida.
Segn algunos datos, continu la lucha como miembro del partido socialista
revolucionario de derecha y se coloc contra los bolcheviques, por quienes
fue fusilado.
Inmediatamente despus de la disolucin de la primera Duma el gobierno
reform la ley electoral, recurri sin escrpulos a otras maniobras
preventivas, y convoc a la segunda Duma. Mucho ms moderada en sus
actos y ms mediocre que la primera, an pareci al gobierno demasiado
revolucionaria. A despecho de todas las maquinaciones, contaba todava
con muchos diputados de izquierda, y fue tambin disuelta. La ley electoral
fue muy modificada y, al fin, la poblacin perdi su inters por la actividad
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TERCERA PARTE
LA EXPLOSIN (1917)
CAPTULO I
GUERRA Y REVOLUCIN
El ltimo choque entre el zarismo y la revolucin. Al igual que los
gobiernos de otros pases, el del zar logr despertar en las masas, al
principio de la guerra, toda la gama de malos instintos, de pasiones debidas a
atavismo animal, de sentimientos nefastos, como el nacionalismo y el
patrioterismo. En Rusia, como en todas partes, millones de hombres fueron
engaados, desorientados, fascinados y obligados a correr a las fronteras,
como un tropel de bestias destinadas al matadero.
Los verdaderos y graves problemas fueron abandonados y olvidados.
Algunos triunfos obtenidos al principio por las tropas rusas caldearon ms
an el gran entusiasmo del pueblo.
Sin embargo, una nota particular se mezclaba a este concierto artificial y
dirigido; una idea bien firme se ocultaba tras este entusiasmo. Entre el
pueblo se deca: El ejrcito pelear y vencer. Pero, que no se engae el
gobierno! Terminada la guerra, le presentaremos la cuenta. En recompensa
de nuestra lealtad y nuestros sacrificios, le exigiremos el cambio definitivo
del rgimen. Reivindicaremos nuestros derechos, nuestras libertades... y los
soldados cuchicheaban: Terminada la guerra, conservaremos las armas a
todo trance.
Pero pronto cambi el panorama en Rusia. Las derrotas comenzaron y,
con ellas, volvieron las inquietudes, las decepciones, el descontento y la
clera del pueblo.
La guerra costaba muy cara en dinero y en hombres. Millones de vidas
debieron ser sacrificadas, sin utilidad alguna, sin la menor compensacin.
De nuevo el rgimen demostr su incapacidad, su podredumbre, su
bancarrota. Adems, ciertas derrotas, que costaron muchsimas vctimas,
fueron inexplicables, misteriosas y sospechosas. Por todo el pas bien pronto
se habl, no slo de negligencias criminales, de incapacidad flagrante, sino
de venalidad de las autoridades, de espionaje en el comando supremo, del
origen alemn de la dinasta y de muchos jefes y, en fin, de alta traicin en
la corte misma. Se acusaba a miembros de la familia imperial de alimentar
simpatas por la causa alemana, de entenderse incluso directamente con el
enemigo. A la emperatriz se la llamaba, con odio y desprecio: la boche.
Rumores alarmantes, siniestros, circulaban en el pueblo.
La corte se inquiet un poco; despus se tomaron algunas medidas, tarda
y torpemente. Tomadas slo por frmula, resultaron ineficaces, a nadie
satisficieron ni nada arreglaron.
Para reanimar la moral de las tropas y del pueblo, el mismo Nicols II
asumi el comando supremo, por lo menos nominalmente. Fue al frente,
pero esto no cambi en nada la situacin general que se agravaba da a da y
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El pueblo y el ejrcito vean que eran esos comits y esas uniones libres
los que, por su iniciativa leal, aseguraban la produccin, organizaban los
transportes, vigilaban los almacenes, garantizaban la llegada y la
distribucin de vveres y municiones. Y comprobaban tambin cmo el
gobierno se opona a esta actividad indispensable y la impeda, sin ninguna
preocupacin por los intereses del pas.
Esta preparacin moral del ejrcito y del pueblo para la cada del zarismo
y su reemplazo por otros elementos fue de enorme alcance, pues coron el
proceso prerrevolucionario.
En enero de 1917 la situacin se hizo ostensible. El caos econmico, la
miseria del pueblo trabajador y la desorganizacin social llegaron a tal punto
que los habitantes de las grandes ciudades, en Petrogrado especialmente,
comenzaron a carecer de combustibles, de ropas, carne, manteca, azcar y
aun de pan.
En febrero, la situacin se agrav ms. A pesar de los esfuerzos de la
Duma, las asambleas provinciales, las municipalidades, los comits y las
uniones, no slo la poblacin de las ciudades se vio ante el hambre, sino que
el aprovisionamiento del ejrcito devino muy deficiente. Al mismo tiempo,
el desastre militar fue completo.
A fines de febrero, era absoluta y definitivamente imposible, tanto
material como moralmente, continuar la guerra. A la poblacin laboriosa le
era igualmente imposible procurarse vveres.
El zarismo se desentenda de todo. Obcecadamente se obstinaba en hacer
girar la vieja mquina, completamente descompuesta. Y a guisa de remedio
recurra, como siempre, a la represin, a la violencia contra los hombres
activos o los militantes de los partidos polticos.
La imposibilidad de continuar la guerra, el hambre y la estupidez del zar,
hicieron estallar la revolucin dos aos y medio despus del gran
entusiasmo.
El 24 de febrero comenzaron los tumultos en Petrogrado. Provocados
sobre todo por la falta de vveres, no pareca que fueran a agravarse. Pero al
da siguiente, 25 de febrero de 1917 (calendario antiguo), los
acontecimientos recrudecieron; los obreros de la capital, sintindose
solidarios con el pas entero, en extrema agitacin desde semanas,
hambrientos, sin pan siquiera, se lanzaron a las calles y se negaron a
dispersarse.
Este primer da, sin embargo, las manifestaciones se mantuvieron
prudentes e inofensivas. En masas compactas, los obreros, con sus mujeres e
hijos, llenaban las calles y gritaban: Pan! Pan! No tenemos qu comer!
Que se nos alimente o que se nos fusile a todos! Nuestros hijos mueren de
hambre! Pan Pan!
El gobierno, imprudente, envi contra los manifestantes polica,
destacamentos de tropas a caballo y cosacos. Pero haba pocas tropas en
Petrogrado, salvo los reservistas poco seguros. Adems, los obreros no se
amedrentaron y ofrecan a los soldados sus pechos; tomaban a sus hijos en
brazos y gritaban: Matadnos, si queris! Ms vale morir de un balazo que
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CAPTULO II
EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIN
La accin decisiva fue el 27 de febrero.
Desde la maana, regimientos de la guarnicin, abandonando toda
vacilacin, se amotinaron, salieron de sus cuarteles, armas en mano, y
ocuparon algunos puntos estratgicos de la ciudad, despus de pequeas
escaramuzas con la polica. La Revolucin ganaba terreno.
En un momento dado, una masa compacta, particularmente amenazante,
decidida y parcialmente armada, se concentr en la plaza Znamenskaia y en
los alrededores de la estacin Nicolaevsky. El gobierno envi dos
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CAPTULO III
HACIA LA REVOLUCIN SOCIAL
El gobierno provisorio y los problemas de la revolucin. El gobierno
provisorio formado por la Duma era burgus y conservador. Sus miembros,
Prncipe Lvoff, Gutchkoff, Milioukov y otros, pertenecan (salvo Kerensky,
vagamente socialista), polticamente al partido constitucional demcrata, y
socialmente a las clases privilegiadas. Para ellos, una vez vencido el
absolutismo, la revolucin estaba terminada. En realidad no haca ms que
comenzar. Ahora se trataba de restablecer el orden, de mejorar poco a
poco la situacin general en el interior del pas, en el frente, de activar ms
que nunca las operaciones blicas con nuevo mpetu y, sobre todo, de
preparar tranquilamente la convocacin de la Asamblea Constituyente, que
debera establecer las nuevas leyes fundamentales, el rgimen poltico, el
sistema gubernamental. El pueblo debera esperar pacientemente, como nio
obediente, los favores que sus nuevos jefes quisieran otorgarle. Ellos
conceban el gobierno provisorio como buenos burgueses moderados, cuyo
poder nada tendra que envidiar al de los otros pases civilizados.
Las miras polticas del gobierno provisorio no iban ms all de una buena
monarqua constitucional. En rigor, algunos de sus miembros entrevean,
quiz tmidamente, una repblica burguesa muy moderada.
El problema agrario y la cuestin obrera deberan ser resueltos por el
futuro gobierno definitivo, de acuerdo a los modelos occidentales, que
haban hecho sus pruebas.
El gobierno provisorio estaba ms o menos seguro de poder utilizar el
perodo de preparacin, prolongndolo convenientemente, para reducir a la
calma, a la disciplina y la obediencia a las masas, en el caso de que stas
llegasen a manifestar muy violentamente su deseo de desbordar los limites
as previstos. Se trataba de asegurar, mediante maniobras polticas,
elecciones normales para desembocar, en el momento deseado, a una
Asamblea Constituyente, juiciosa y obediente; claro est, burguesa. Los
realistas, los hombres polticos experimentados, los eruditos, los
economistas y los socilogos, estaban engaados en sus previsiones y
clculos. No vean la realidad.
Recuerdo haber asistido en Nueva York, en abril o mayo de 1917, a una
gran conferencia rusa pronunciada por un honorable profesor, que hizo un
copioso anlisis de la probable composicin y accin de la prxima
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CAPTULO IV
HACIA UN GOBIERNO SOCIALISTA?
LA MISERIA DEL SOCIALISMO
El primer gobierno provisorio, esencialmente burgus, qued, pues,
reducido a una impotencia manifiesta, ridcula y mortal. El pobre haca lo
que poda para mantenerse: daba vueltas, se contradeca, se arrastraba.
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CAPTULO V
LA REVOLUCIN BOLCHEVIQUE
La cada del gobierno Kerensky. La victoria del partido bolchevique.
A partir del 17 de octubre, el desenlace se aproxima. Las masas estn prestas
para una nueva revolucin, como lo prueban los levantamientos espontneos
desde julio, el ya citado de Petrogrado y los de Kaluga y Kazn y otros del
pueblo y de tropas, en diversos puntos.
El partido bolchevique se ve, entonces, ante la posibilidad de apoyarse
sobre dos fuerzas efectivas: la confianza de gran parte del pueblo y una
fuerte mayora en el ejrcito. As pasa a la accin y prepara febrilmente su
batalla decisiva. Su agitacin produce efervescencia. Ultima los detalles de
la formacin de cuadros obreros y militares. Organiza tambin,
definitivamente, sus propios equipos, y redacta la lista eventual del nuevo
gobierno bolchevique, con Lenin a la cabeza, quien vigila los
acontecimientos de cerca y transmite sus ltimas instrucciones. Trotzky, el
activo brazo derecho de Lenin, llegado haca varios meses de Norteamrica,
donde residi desde su evasin de Siberia, participar en puesto destacado.
Los socialistas revolucionarios de izquierda actan de acuerdo con los
bolcheviques.
Los anarcosindicalistas y los anarquistas, poco numerosos y mal
organizados, pero muy activos tambin, hacen todo lo que pueden para
sostener y alentar la lucha contra Kerensky, no por la conquista del poder,
sino por la organizacin y la colaboracin libres.
Conocidas la extrema debilidad del gobierno Kerensky y la simpata de
una aplastante mayora popular, con el apoyo activo de la flota de Cronstadt,
Se afirma que los pueblos son incapaces de crear por s solos una administracin
eficaz. En el transcurso de este libro se hallar suficientes pruebas de lo contrario.
Si, en plena Revolucin social, los diversos partidos polticos quieren entretenerse en
organizar el poder, el pueblo debera proseguir su tarea revolucionaria dejando
aislados a los partidos. Si, despus de febrero y de octubre de 1917, los trabajadores
rusos, en lugar de darse nuevos amos, hubieran continuado sencillamente su labor
con ayuda de los revolucionarios, el poder poltico habra desaparecido.
Los hechos desconocidos hasta ahora, que vamos a revelar, confirman esta tesis.
Esperemos que los pueblos empiecen a ver claro y no se dejen engaar por los
polticos, que slo son revolucionarios de saln.
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LIBRO SEGUNDO
EL BOLCHEVISMO Y LA ANARQUA
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PRIMERA PARTE
LAS DOS IDEAS DE LA REVOLUCION
CAPTULO I
DOS CONCEPCIONES OPUESTAS
DE LA REVOLUCIN SOCIAL
Nuestra tarea principal consiste en fijar y examinar en lo posible, todo lo
desconocido o poco conocido de la Revolucin rusa.
Un hecho menospreciado en los pases occidentales es que, en octubre de
1917, la rebelin rusa penetra en las nuevas posibilidades de la gran
Revolucin Social, y avanza por ese camino inexplorado, adquiriendo un
carcter original.
Por tanto, desde ahora nuestro relato tendr otro ritmo en vista; los nuevos
elementos y el lenguaje mismo cambiarn de tono para adquirir l un aspecto
ms decisivo.
En el curso de las crisis y las equivocaciones que se sucedieron hasta los
acontecimientos de octubre de 1917, slo tuvo preeminencia la concepcin
revolucionaria del bolchevismo. Sin referirnos a la doctrina socialista
revolucionaria de izquierda, emparentada a aqul por su carcter poltico,
autoritario, estatal y centralista, ni de algunas otras pequeas corrientes
similares, precisaremos la segunda idea fundamental, la anarquista, dirigida
a una franca y total revolucin social, que se expandi en el ambiente
revolucionario de las masas laboriosas.
Su influencia aumentaba a medida que los acontecimientos se extendan.
A fin de 1918, los bolcheviques, que no admitan ninguna crtica y menos
todava una oposicin, se inquietaron seriamente. Desde 1919 hasta fin de
1921, debieron sostener una lucha muy seria contra los progresos
anarquistas, tan spera y larga como la llevada contra la reaccin.
El bolchevismo en el poder combati las tendencias anarquistas y
anarcosindicalistas, no en el terreno de las experiencias ideolgicas o
concretas, con una lucha franca y leal, sino con los mismos mtodos de
represin que emple contra los reaccionarios: los de la ms despiadada
violencia. Comenz por la clausura brutal de locales libertarios, para
impedir toda propaganda y actividad; pretendi que la voz de los anarquistas
no continuara influyendo en el pueblo, y puesto que, a despecho de tales
imposiciones, la idea segua ganando posiciones, extremaron las medidas
violentas; colocaron fuera de ley a las agrupaciones libertarias, encarcelaron
y fusilaron a sus miembros. La lucha desigual entre las dos tendencias, una
en el poder, otra frente al poder, se agrav, se extendi y desemboc en
ciertas regiones en una verdadera guerra civil. En Ucrania, la rebelin dur
ms de dos aos, obligando a los bolcheviques a movilizar todas sus fuerzas
para ahogar la idea anarquista y para aplastar los movimientos populares
inspirados por ella.
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CAPTULO II
CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA CONCEPCIN BOLCHEVIQUE
Algunas apreciaciones. La concepcin poltica, gubernamental, estatista
y centralista es, como se sabe, la que prevaleci. Se plantea aqu
previamente una cuestin que importa aclarar antes de volver sobre los
acontecimientos y sobre otros problemas.
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que los reaccionarios de todo pelaje estn perfectamente de acuerdo con los
comunistas. Acuerdo harto significativo.
Que los actuales aspirantes a jefes, nicos infalibles y capaces, permitan
al pueblo, al da siguiente de la revolucin prxima, actuar libremente,
ayudndole simplemente donde sea necesario, y vern si es incapaz para
obrar sin tutores polticos. Podemos asegurarles que la revolucin llevara
entonces a bien distinto resultado que la de 1917; que no fue sino el
fascismo y la guerra permanente.
No osarn jams experiencia semejante; lo sabemos, ya. El pueblo deber,
con pleno conocimiento de causas y en tiempo oportuno, eliminar a todos
los aspirantes, para tomar la obra en sus propias manos y llevarla adelante
con toda independencia. Esperemos que, esta vez, sepa llevarla hasta el fin.
Es de comprender as por qu la propaganda de las ideas anarquistas,
tendiente a quebrantar la credulidad del pueblo y a infundirle la conciencia
de su fuerza y la confianza en s mismo, fue considerada, en todo tiempo y
todos los pases, como la ms peligrosa. Se la reprima, y se persegua a sus
sostenedores, con prontitud y severidad excepcionales, por todos los
gobiernos reaccionarios.
En Rusia esta represin salvaje hizo la difusin de las ideas libertarias ya
tan difcil en el ambiente dado casi imposible, hasta los choques primeros
de la revolucin. sta dej, es cierto, alguna libertad de accin a los
anarquistas. Pero bajo los gobiernos provisorios (de febrero a octubre 1917)
el movimiento no pudo sacar an gran provecho de ello, como hemos visto.
En cuanto a los bolcheviques, no hicieron excepcin a la regla y, tan pronto
llegaron al poder, encararon la supresin del movimiento libertario por todos
los medios: campaa de prensa y de mtines, calumnias, trampas y celadas,
prohibiciones, requisiciones, arrestos, actos de violencia, saqueos de sedes,
asesinatos, todo era bueno para ellos. Y cuando sintieron consolidado su
poder, desataron contra los anarquistas una represin general y decisiva.
Comenz en abril de 1918 y no se atenu hasta nuestros das. (Ms adelante
haremos algunas puntualizaciones sobre esta proeza de los bolcheviques,
casi desconocida fuera de Rusia.)
As, la actividad anarquista no pudo ejercerse en Rusia casi libremente
sino durante unos seis meses. Nada de sorprendente, pues, que el
movimiento libertario no haya tenido tiempo de organizarse, expandirse y
superar, al crecer, sus debilidades y deficiencias. Para ms razn, le faltaba
el tiempo para esperar a las masas y hacerse conocer por ellas. Permaneci
hasta el fin en recipiente cerrado. Fue sofocado en el huevo, sin llegar a
romper la opresin, lo que, objetivamente, no era imposible. Tal fue la
segunda razn de su derrota.
Hay que subrayar aqu la importancia capital, para la revolucin, de lo
que acabamos de comprobar. Los bolcheviques aplastaron al anarquismo,
consciente, voluntaria y apresuradamente. Aprovechando el ambiente, sus
ventajas y su influencia sobre las masas, suprimieron salvajemente el
movimiento libertario y los vinculados a l. No le permitieron existir, mucho
menos ir a las masas. Ms tarde tuvieron la impudicicia de afirmar, por
menesteres de la causa, que el anarquismo fracas ideolgicamente, al
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Que nadie se engae sobre la suerte de la revolucin que se acerca ante la cual hay
slo dos caminos: o bien el de la Revolucin Social integral que conducir a la
emancipacin real de los trabajadores (objetivamente posible), o bien, una vez ms,
el callejn sin salida poltico, estatista y autoritario, que conducir fatalmente a una
nueva reaccin, guerras y a catstrofes de toda ndole. La evolucin humana no se
detiene. Se abre paso a travs de todo obstculo y de cualquier modo. La sociedad
capitalista, autoritaria y poltica impide definitivamente todo avance. Esta sociedad
debe, pues, desaparecer en seguida de una manera u otra. Si, esta vez todava, los
hombres no saben transformarla realmente y en el momento mismo de la revolucin,
las consecuencias ineluctables sern una nueva reaccin, una nueva guerra, terribles
cataclismos econmicos y sociales, en fin, la continuidad de una destruccin total,
hasta que los hombres comprendan y acten como es debido. En ese caso, la
evolucin humana no tendr otro medio de abrirse paso. (A este respecto, en mis
Cosas vividas, primer estudio sumario de la revolucin rusa aparecido en La revue
anarchiste, de Sebastin Faure, de 1922 a 1924, ya expuse mis puntos de vista.)
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Todas estas ideas son desarrolladas de modo ms completo en mi cit. estudio Cosas vistas.
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Como se ve, no digo que, en ese caso, los bolcheviques estn justificados. Quien
quisiese afirmarlo, debera probar que no tuvieron medio alguno de actuar de otro
modo para preparar a las masas, progresivamente, a cumplir a pesar de todo una
revolucin libre y total. Opino, justamente, que habran podido encontrar otros
procedimientos. Pero no me detengo en este aspecto de la cuestin: considerando la
tesis de la incapacidad de las masas como absolutamente falsa y estimando que los
hechos acumulados en esta obra lo prueban suficientemente, no veo razn alguna
para encarar un caso para m inexistente.
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SEGUNDA PARTE
EN TORNO A LA REVOLUCIN DE OCTUBRE
CAPTULO I
ACTITUD DE BOLCHEVIQUES Y ANARQUISTAS
ANTES DE OCTUBRE
La actitud bolchevique en vsperas de la revolucin de octubre fue muy
tpica (en el sentido que venimos de examinar). La ideologa de Lenin y la
posicin de su partido haban evolucionado mucho desde 1900. Al
comprender que el pueblo ruso en la revolucin ira muy lejos y no se
detendra en una solucin burguesa. Precisamente porque la burguesa
exista apenas como clase. Lenin y su partido, en su deseo de adelantarse y
dominar al pueblo para dirigirlo, establecieron un programa revolucionario
muy avanzado. Encaraban una revolucin netamente socialista. Llegaron a
una concepcin casi libertaria de la revolucin y a consignas de espritu casi
anarquista, salvo en los puntos de demarcacin fundamental: la toma del
poder y el problema del Estado.
Al leer los escritos de Lenin, en especial los posteriores a 1914, como
prob el paralelismo de sus ideas con las de los anarquistas, excepcin hecha
de la idea del Estado y del Poder. Esta identidad de apreciacin me pareca,
ya, muy peligrosa para la verdadera causa de la revolucin. Porque yo no
me enga bajo la pluma, en la boca y en la accin de todos los
bolcheviques, estas bellas ideas carecan de vida y de perspectiva. Por
fascinantes que fueran sus escritos y palabras, careceran de consecuencias
serias, puesto que los actos ulteriores no corresponderan ciertamente a las
teoras. Yo tena la certidumbre de que las masas, vista la debilidad del
anarquismo, seguiran ciegamente a los bolcheviques y que stos las
engaaran, extravindolas por derroteros nefastos. Pues inevitablemente, el
camino estatista falseara y desnaturalizara los principios proclamados. Es
lo que ocurri, en efecto.
Para ganar la confianza popular, el partido bolchevique lanz, con toda la
potencia de su aparato de agitacin y propaganda, consignas que
caracterizaban hasta entonces al propio anarquismo: Viva la Revolucin
Social! abajo la guerra! Viva la paz inmediata! Y, sobre todo: la tierra
para los campesinos! Las fbricas para los obreros!
Los trabajadores acogieron al punto estas consignas, que expresaban sus
autnticas aspiraciones.
Ahora bien: en boca de los anarquistas, y bajo su pluma, esos lemas eran
sinceros y concretos, porque correspondan a sus principios y, sobre todo, a
una accin encarada enteramente conforme a esos, principios. En los
bolcheviques, en cambio, significaban soluciones prcticas totalmente
diferentes de las de los libertarios y por nada correspondientes a las ideas
que las palabras pretendan expresar. No eran, justamente, sino slogans.
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CAPTULO II
POSICION DE LOS ANARQUISTAS FRENTE A LA
REVOLUCIN DE OCTUBRE
El mismo da, el Grupo de Propaganda Anarco-sindicalista public en
Goloss Truda la siguiente declaracin, en que se define claramente su
posicin frente a los acontecimientos:
1 Nosotros damos a la consigna todo el poder para los soviets otro sentido
que el que creemos le otorga el partido socialdemcrata, llamado por los
acontecimientos a dirigir el movimiento; no creemos en las vastas perspectivas
de una revolucin que empieza por un acto poltico, la toma del poder;
consideramos negativa toda accin de las masas desencadenada por fines
polticos y bajo la gida, de un partido poltico; y, concibiendo de modo bien
distinto el comienzo como el desarrollo de una verdadera Revolucin social,
apreciamos como negativo el movimiento actual.
2 Sin embargo, si la accin de las masas se manifiesta, entonces, como
anarquistas que somos, participaremos en ella con la mayor energa. No
podemos apartarnos de las masas revolucionarias, aunque ellas no sigan nuestra
ruta ni nuestro llamado, y aun previendo su fracaso. Jams olvidamos que es
imposible prever tanto la marcha como el resultado final de un movimiento de
masas. Consideramos de nuestro deber, pues, participar siempre en un
movimiento semejante, tratando de comunicarle nuestro sentido, nuestra idea,
nuestra verdad.
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CAPTULO III
OTROS PUNTOS DE DESACUERDO
Aparte las grandes divergencias de principio que separaban a anarquistas
y bolcheviques, existan diferencias de detalle. Mencionar dos de ellas, las
ms importantes.
Los anarquistas y el Control obrero de la produccin.
Los bolcheviques se preparaban para iniciarse con el llamado control obrero
de la produccin, es decir, la ingerencia de los obreros en la gestin de las
empresas privadas.
Los anarquistas objetaban que si tal control no deba quedar letra muerta,
si las organizaciones obreras eran capaces de ejercer efectivo control,
entonces seran tambin capaces de asegurar por s mismas toda la
produccin, en cuyo caso se podra ir eliminando desde ya, progresivamente,
la industria privada para hacerla colectiva. Rechazaban, por tanto, la
consigna vaga, sospechosa, del control de la produccin. Propugnaban la
inmediata expropiacin progresiva de la industria privada por organismos
de produccin colectiva.
Es absolutamente falso que los anarquistas, en el curso de la revolucin,
no supieran sino destruir o criticar, sin poder formular la menor idea
positiva, que no poseyesen ni por tanto expresasen jams ideas
suficientemente claras sobre la aplicacin de su propia concepcin. En la
prensa libertaria de la poca (Goloss Truda, Anarqua, Nabate, etc.),
abundaban las exposiciones claras y prcticas sobre el papel y el
funcionamiento de los organismos obreros y sobre el modo de accin que
permitira a stos, en unin con los campesinos, reemplazar el mecanismo
capitalista y estatista destruido.
Lo que le falt al anarquismo en la Revolucin rusa no fueron ideas claras
y precisas, sino, ya lo hemos dicho, instituciones capaces de aplicarlas desde
el principio a la vida, y fueron los bolcheviques quienes, para realizar sus
designios, se opusieron a la creacin y al funcionamiento de tales
instituciones.
Expuestas, claras y precisas, las ideas; intuitivamente prestas las masas a
comprenderlas y aplicarlas, con la ayuda de los revolucionarios, de los
intelectuales y los especialistas; esbozadas las instituciones necesarias, stas
podan ser orientadas rpidamente al verdadero fin, con el concurso de los
elementos sealados, pero los bolcheviques impidieron deliberadamente la
difusin de esas ideas, esa ayuda esclarecida y la actividad de esas
instituciones. Porque ellos queran acaparar la accin, con exclusividad y
bajo la forma del Poder poltico.
Este conjunto de hechos, precisos e incontestables, es capital para quien
trate de comprender el proceso y el sentido de la Revolucin rusa. Ms
adelante hallar el lector numerosos ejemplos, entre mil, en apoyo de
nuestras afirmaciones, punto por punto.
Los bolcheviques, los anarquistas y la Asamblea Constituyente. Para el
desarrollo de la revolucin y su transformacin en Revolucin social, los
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CAPTULO IV
ALGUNAS CONSIDERACIONES
Naturalmente, las masas populares no podan penetrar todas las sutilezas
de estas diversas interpretaciones. Imposible les era aun cuando entraran a
menudo en contacto con nuestras ideas comprender el alcance real de las
diferencias en cuestin. Los trabajadores rusos eran los menos habituados a
las cosas de la poltica y no podan advertir el maquiavelismo ni el peligro
de la interpretacin bolchevique.
Recuerdo los esfuerzos desesperados que desplegu para prevenirlos, en
tanto me fue posible, oralmente y por escrito, del peligro inminente para la
verdadera revolucin en caso de permitirse al partido bolchevique instalarse
slidamente en el poder. Por mucho que insistiera, las masas no
comprendan el peligro. Cuntas veces se me objet: Te comprendemos
bien, camarada. Y, por lo dems, no estamos demasiado confiados. Estamos
de acuerdo en que hay que estar alerta, no creer ciegamente y conservar en
el fondo una prudente desconfianza. Pero, hasta ahora, los bolcheviques no
nos han traicionado; marchan decididamente con nosotros, son amigos
nuestros, nos ayudan y afirman que, llegados al poder, podrn hacer triunfar
cmodamente nuestras aspiraciones. Esto nos parece cierto. Por qu hemos
de rechazarlos, pues? Ayudmosles a conquistar el poder y luego veremos.
Por ms que afirmara yo que jams podran realizarse los fines de la
Revolucin social mediante un poder poltico; por ms que repitiera que,
una vez organizado y armado el poder bolchevique, con todo revelarse
fatalmente impotente como los anteriores, sera infinitamente ms que stos
peligroso para los trabajadores y ms difcil de abatir, se me responda
invariablemente: Somos nosotros, camarada, los que hemos derribado al
zarismo y al gobierno burgus. Somos nosotros los que estamos prestos a
derribar a Kerensky. Y bien: si t tienes razn, si los bolcheviques cometen
la infamia de traicionamos, de no mantener sus promesas, los derribaremos
como a los otros. Y entonces marcharemos definitiva y nicamente con
nuestros amigos los anarquistas.
Pero por ms que yo afirmara que, por tales y cuales razones, el Estado
bolchevique sera mucho ms difcil de derribar, no se me quera, no se me
poda creer. No hay que extraarse de ello, pues aun en pases habituados a
los mtodos polticos y donde (como en Francia) se est ms o menos
asqueado de ellos, las masas laboriosas, y hasta los intelectuales, aun
deseando la revolucin, no logran tampoco comprender que la instalacin en
el poder de un partido poltico, aunque sea de extrema izquierda, y la
edificacin de un Estado, cualquiera sea su etiqueta, rematarn en la muerte
de la revolucin. Poda ser diversamente en un pas como Rusia, sin la
menor experiencia poltica?
Al volver en sus naves de guerra de Petrogrado a Cronstadt, despus de la
victoria de octubre de 1917, los marineros revolucionarios pronto entablaron
discusin sobre el peligro que podra resultar de la existencia misma del
Consejo de Comisarios del Pueblo en el poder. Algunos afirmaban muy
particularmente que este sanhedrin poltico sera capaz de traicionar algn
da los principios de la Revolucin de octubre. Pero, en su conjunto, los
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Con riesgo de su vida, Mara Spiridonova haba ejecutado a uno de los ms feroces
strapas del zar, Sufri tremendas torturas, estuvo a punto de morir por ellas y
permaneci largo tiempo en presidio. Liberada por la revolucin de febrero de 1917,
adhiri al P. S. R. de l., del que fue uno de los ms slidos pilares. Era una de las
revolucionarias ms sinceras: abnegada, escuchada y estimada.
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TERCERA PARTE
DESPUS DE OCTUBRE
CAPTULO I
LOS BOLCHEVIQUES EN EL PODER
DIFERENCIAS ENTRE ELLOS Y LOS ANARQUISTAS
Primeros tanteos, compromisos e imposturas. Sus consecuencias fatales.
La lucha entre las dos concepciones de la Revolucin social: estatistacentralista y libertaria-federalista, era desigual en la Rusia de 1917. La
concepcin estatista venci. El gobierno bolchevique se instal en el trono
vacante. Lenin fue el jefe indiscutido, y en l y su partido recay la tarea de
liquidar la guerra, afrontar todos los problemas de la revolucin y
encaminarla hacia la verdadera Revolucin social.
La idea poltica prevaleci y realiz su experiencia en la forma que
veremos a continuacin.
El gobierno bolchevique se compona de intelectuales, de doctrinarios
marxistas. Instalados en el poder, pretendiendo representar en l a los
trabajadores y conocer, slo ellos, el verdadero medio de conducirlos hacia
el socialismo, entendan gobernar por decretos y leyes que las masas
laboriosas deban aprobar y aplicar.
Al principio, el gobierno y su jefe aparentaron ser fieles ejecutores de la
voluntad del pueblo trabajador, y, en todo caso, justificar ante l sus
decisiones, sus gestos y sus actividades. As, por ejemplo, todas sus primeras
medidas, es decir el primer paso oficial hacia la paz inmediata (decreto de
28-10-1917) y el decreto que entregaba la tierra a los campesinos (26-10)
fueron adoptados por el Congreso de los Soviets, que el gobierno aprob.
Lenin saba que seran acogidos con satisfaccin por el pueblo y por los
revolucionarios. No hacan, pues, sino sancionar el estado de cosas
existentes. Igualmente Lenin juzg necesario justificar ante el Ejecutivo de
los Soviets la disolucin de la Constituyente (enero 1918), acto que merece
algunas puntualizaciones.
La disolucin de la Asamblea Constituyente. Los anarquistas, en
concordancia con su concepcin social y revolucionaria, eran opuestos, bien
lo sabe el lector, a la convocacin de la Constituyente. He aqu la
explicacin de su punto de vista, en el editorial de su semanario de
Petrogrado (Goloss Truda, N 19, del 18/11-1/12 de 1917):
Camaradas obreros, campesinos, soldados, marinos, trabajadores todos: Henos
en plena eleccin para la Asamblea Constituyente.
Es muy probable, pues, que pronto ella se rena y comience a sesionar.
Todos los partidos polticos, inclusive los bolcheviques, ponen la suerte
ulterior de la Revolucin, del pas y del pueblo trabajador en manos de este
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Y en otro artculo del mismo semanario (N 21, del 2-15 diciembre, 1917,
editorial: En lugar de Asamblea Constituyente), expresaban los
anarquistas:
Es notorio que los anarquistas renegamos de la Asamblea Constituyente,
estimndola no slo intil, sino francamente nociva a la causa de la Revolucin.
Son an poco numerosos, sin embargo, los que advierten las razones
determinantes de nuestro punto de vista: Lo esencial, justamente, no es tanto el
hecho de alzamos contra la Constituyente, sino las razones que nos mueven a
ello.
No es por capricho, obstinacin o espritu de contradiccin que rechazamos la
Asamblea Constituyente. No nos limitamos, por otra parte, a rechazarla pura y
simplemente; llegamos a esa negacin de manera perfectamente lgica.
Estimamos, en efecto, que en periodo de Revolucin social, lo que importa a los
trabajadores es poder organizar la vida por s mismos, desde abajo, mediante sus
organismos econmicos inmediatos, y no desde arriba, mediante un centro
poltico autoritario.
Rechazamos la Asamblea Constituyente porque queremos en su lugar otra
bien distinta institucin constituyente: un organismo de trabajo, unificado desde
abajo de manera natural. La rechazamos, pues, porque, queriendo otra cosa en su
lugar, deseamos evitar que sea trabada por aqulla.
Los bolcheviques reconocen, por un lado, la organizacin directa y de clase de
los trabajadores (soviets, etc.); pero, por otro, conservan la Asamblea
Constituyente, organismo inepto e intil. Dualidad contradictoria, nociva y harto
peligrosa, resultado fatal del hecho de que los bolcheviques, en verdaderos
socialdemcratas, no hacen generalmente pie en las cuestiones de la poltica y la
economa, de la autoridad y la no-autoridad, del partido y la clase. No osan
renunciar definitiva y totalmente a los prejuicios muertos, porque para ellos eso
significarla arrojarse al agua sin saber nadar. Chapotear en las contradicciones es
fatal para quienes, en una Revolucin proletaria, estiman su tarea principal la
organizacin del poder.
Repudiamos la organizacin del poder por sustituirla, precisamente, por la
organizacin de la Revolucin.
La organizacin del poder lleva lgicamente a la Asamblea Constituyente. La
organizacin de la Revolucin lleva, tambin lgicamente, a otra edificacin en
la que, muy sencillamente, no hay lugar para la Constituyente, que resultara
francamente entorpecedora.
He aqu por qu renegamos de la Asamblea Constituyente.
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CAPTULO II
LA PENDIENTE FATAL
Para ver lo que ha devenido luego la Revolucin rusa, comprender el
verdadero papel del bolchevismo y discernir las razones que, una vez ms en
la historia humana, transformaron una magnfica y victoriosa revuelta
popular en un lamentable fracaso, es justamente preciso ante todo
compenetrarse bien de dos verdades, por desgracia no lo bastante difundidas
an y cuyo desconocimiento priva a la mayor parte de los interesados del
verdadero medio de comprensin.
1 Hay contradiccin formal e irreconciliable, hay oposicin entre la
verdadera Revolucin que tiende a expandirse y debe poder hacerlo de
modo ilimitado para vencer definitivamente, de una parte, y la teora y la
prctica autoritarias y estatistas, de la otra.
Hay contradiccin formal e irreconciliable, hay lucha entre la esencia
misma del poder socialista estatista (si triunfa) y la del verdadero proceso
socialista revolucionario.
La sustancia misma de la verdadera Revolucin social es el
reconocimiento y la realizacin de un vasto y libre movimiento creador de
las masas laboriosas liberadas de todo trabajo subordinado. Es la afirmacin
y la expansin de un inmenso proceso de construccin, basado en el trabajo
emancipado, en la coordinacin natural y la igualdad elemental.
En el fondo, la verdadera Revolucin social es el comienzo de la
verdadera evolucin humana, esto es, de una libre ascensin creadora de las
masas humanas, basada en la vasta y franca iniciativa de millones de
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CAPTULO III
LAS ORGANIZACIONES ANARQUISTAS
Es de utilidad aportar algunas notas sobre las distintas tendencias anarquistas. Los
anarcosindicalistas ponan su esperanza sobre todo en el movimiento obrero
sindicalista libre; dicho de otro modo: en los mtodos de accin y de organizacin
propios e este movimiento. Los anarcocomunistas no contaban con los sindicatos
obreros, sino con las comunas libres y sus federaciones, como base de accin,
transformacin y construccin. Profesaban, pues, cierta desconfianza hacia el
sindicalismo. Los anarcoindividualistas, escpticos frente al sindicalismo y el
comunismo, aun libertario, confiaban en el individuo libre sobre todo, no admitiendo
sino asociaciones libres de Individuos como base de la sociedad nueva.
En el curso de la Revolucin rusa, cobr impulso un movimiento tendiente a
conciliar estas tres tendencias en una suerte de sntesis anarquista y un movimiento
libertario unificado, tentativa de que fue iniciadora la Confederacin Nabate.
Consultar, para ms detalles, la literatura anarquista, especialmente peridica, de
1900 a 1930.
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CAPTULO IV
LA PRENSA DESCONOCIDA (ANARQUISTA) EN LA
REVOLUCION RUSA: SU VOZ, SUS LUCHAS, SU FIN
Ya hemos reproducido artculos del Goloss Truda sobre la posicin de los
anarquistas frente al poder bolchevique, la paz de Brest-Litovsk y su
Asamblea Constituyente. Vamos a completarlos con otras citas sobre los
puntos de discordia de anarquistas y bolcheviques, la posicin de aqullos
frente a los problemas de la revolucin y el espritu mismo de ambas
concepciones.
En pasados siglos, hetman era el titulo del jefe electo de la Ucrania independiente.
Instalado en el poder por los alemanes. Skoropadsky se lo apropi.
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Se nos presenta una solucin lgica, sencilla y clara, que se impone por s
misma. No hay sino que adoptarla, resuelta, audazmente. Es preciso decidirse a
pronunciar la ltima palabra dictada por la lgica misma de las cosas: no se
necesita un Poder. En vez de un Poder, son las organizaciones unificadas de los
trabajadores, obreros y campesinos, las que deben dirigir la vida social.
Sostenidas por las formaciones revolucionarias de soldados, estas
organizaciones deben, no ayudar a nadie a conquistar el Poder, sino posesionarse
directamente de la tierra y dems elementos e instrumentos de trabajo, para el
establecimiento de un orden econmico y social nuevo.
Los indiferentes y los haraganes aceptarn tranquilamente el nuevo orden de
cosas. La burguesa, sin soldados y sin capitales, se quedar, tambin muy
naturalmente, sin poder. Y las organizaciones obreras, vinculadas entre s,
levantarn de comn acuerdo la produccin, los transportes y las
comunicaciones, el intercambio y la distribucin, sobre bases nuevas, creando
para ello, y segn las reales necesidades, rganos de coordinacin y centros
indispensables. Entonces, slo entonces, la Revolucin habr vencido.
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1
Para dar una idea del modo de obrar del gobierno en esos meses, citemos algunos
de sus procedimientos. Dueo de las usinas elctricas, interrumpa la corriente casi
diariamente, hacia las tres de la maana, en la lnea que serva a la imprenta. De nada
vala reclamar. La corriente se restableca dos o tres horas ms tarde, o no se
restableca en todo el da. As el diario no poda aparecer sino a las 9 las 10, cundo
los obreros, ya en el trabajo, no podan adquirirlo. Por otra parte, los vendedores que
lo voceaban eran atropellados, echados y a menudo apresados con falaces pretextos.
En el correo, hasta el 50% de los ejemplares expedidos era deliberadamente
extraviado. Haba que luchar continuamente, pues, contra el sabotaje ordenado por
las autoridades.
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Y concluye:
Todo poder es un peligro para la Revolucin. Ningn poder podra conducirla
a su verdadera finalidad. No es en el laberinto de las combinaciones polticas
que ha de hallarse la llave para abrir la puerta prometida del Templo de la
victoria!
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Y contina:
Se ha creado una situacin paradjica:
Arriba, el gobierno obrero y campesino, centro investido de todos los poderes
y con fuerzas para ejercerlos, del que las masas esperan soluciones. Y el
gobierno publica decretos en los que dice bien cules deben ser las mejoras (y de
aadidura lo que preconiza est muy por debajo de las necesidades), pero, en
cuanto a lo esencial: cmo lograrlo?, responde: La Asamblea Constituyente!
Ella resolver!
Abajo, todo permanece igual que antes. Las masas mueren de hambre, pero la
especulacin, el lucro y el repugnante comercio prosperan bajo mano. Las masas
estn en la miseria, pero los negocios, hasta en sus escaparates, estn colmados
de ropas, carnes, legumbres, frutas y conservas, y no dudamos de que haya en la
ciudad gran cantidad de artculos de primera necesidad. Las masas son pobres,
pero los bancos estn ricos. Las masas estn privadas de alojamiento, por
modestos que sean, pero las casas habitables pertenecen an a los propietarios.
Las masas son arrojadas a la calle, las usinas cierran y es imposible reactivar las
empresas abandonadas, faltas de capital, de combustible y de materias primas.
El campo tiene necesidad de los productos de la ciudad, y sta de los
productos del campo, pero es tal la situacin que resulta casi imposible el
intercambio.
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Suponan los anarquistas que, hallndose las imprentas y todos los medios
de publicacin directamente en manos de las organizaciones obreras, stas
se rehusaran lo que hubiera sido sencillo y normal a imprimir y editar los
escritos contrarrevolucionarios. Ninguna necesidad, pues, en ste como en
otros terrenos, de una accin poltica (gubernamental, policial, etc.). Para
qu la censura?
Ni que decir que las Disposiciones se extendieron muy rpidamente a todo
el pas y ms tarde sirvieron de base a leyes de prensa que supriman
francamente toda publicacin no gubernamental (no bolchevique).
En el artculo Las tareas inmediatas, demasiado largo para trascribirlo,
el diario reitera detalladas sugestiones sobre un conjunto de problemas de
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CAPTULO V
ALGUNOS EPISODIOS VIVIDOS
Para hacer comprender mejor el carcter particular de esta poca, ilustrar
el relato con algunas ancdotas personales.
A fin de 1917. en Petrogrado, dos o tres obreros de la antigua destilera de
petrleo Nbel, que empleaba unos 4.000 obreros, se presentaron en nuestra
Unin para relatarnos lo que sigue:
Habiendo sido abandonada la fbrica por los propietarios, los obreros
haban decidido, despus de mltiples reuniones y discusiones, ponerla en
actividad colectivamente. Empezaron a hacer gestiones y para ello se
dirigieron, entre otros, a su gobierno bolchevique, pidindole ayuda para
realizar el proyecto.
El Comisariado del pueblo del Trabajo les declar que, desgraciadamente,
nada poda hacer en ese momento; no poda procurarles ni combustible, ni
materias primas, ni pedidos de clientes, ni medios de transporte, ni fondos de
explotacin. Como consuelo, se les declar que el 90 % de las usinas se
hallaban en el mismo caso y que el gobierno tomara prontas medidas
generales para la reanudacin de sus actividades.
Los obreros se dispusieron entonces a hacer trabajar la destilera por sus
propios medios, esperando hallar lo necesario para continuar la produccin y
asegurar un mercado suficiente.
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deber. En todo caso, el deber evidente del gobierno, que se dice vuestro,
consiste en facilitaros la tarea y sosteneros en vuestra resolucin. Pero el
gobierno acaba de repetiros que se ve en la impotencia de hacerlo y que, por
tal razn, cerrar la fbrica y os despedir, a pesar de vuestra decisin y de
vuestros intereses. Declaro, en nombre de la Unin anarcosindicalista, que la
impotencia del gobierno (que se dice vuestro), no es una razn para privaros
de vuestro pan ganado con vuestro esfuerzo.
Una salva de aplausos me interrumpi.
Al contrario, estos hombres (y los seal) llmense gobierno o de otro
modo, deberan felicitaros por vuestra iniciativa, estimularos y decir como
nosotros: Vista la impotencia de las autoridades, no os queda sino un
recurso: arreglaros por vosotros mismos con vuestros propios medios.
Vuestro gobierno debera deciros que har todo lo posible para ayudaros tan
pronto pueda. Yo no soy miembro del gobierno ni quiero serlo, porque
ningn gobierno, ya lo veis, es capaz de hacer lo necesario por vosotros ni
organizar la vida en general. Agregar algo ms. Yo os planteo: Tenis las
fuerzas y los medios para intentar la reanudacin del trabajo? Podis
triunfar en vuestra iniciativa? Podrais crear en vuestro seno pequeos
organismos mviles y activos para procurar combustible, unos; las materias
primas, otros; y otros an para la expedicin de los pedidos de la clientela y
todo lo dems? Todo depende de esto, camaradas. Si podis hacer todo esto
con xito, intentadlo, y vuestro gobierno no ver inconveniente alguno, sino
todo lo contrario. Nosotros, anarquistas, estamos seguros de que los obreros
mismos, contando con variadas relaciones en todo el pas y conociendo a
fondo los elementos esenciales de su trabajo, sabrn resolver el problema
ms sencilla y rpidamente que el gobierno. Siendo vosotros 4.000, el
asunto es ms fcil. Estimamos, pues, que debis crear grupos mviles de
hombres capaces, por sus relaciones, sus conocimientos y sus aptitudes, de
obrar enrgica y eficazmente. Terminada su tarea, estos organismos dejaran
sus funciones, y sus miembros volveran a su trabajo en la fbrica. Qu
opinis?
Aplausos unnimes y prolongados me contestaron. Varias voces
clamaban:
S, s! Eso es lo justo! Ya hemos preparado todo lo necesario. Podemos
continuar. Hace algunas semanas que nos preocupamos del problema...
Atencin, camaradas aad: no tenis combustible y el gobierno
renuncia a suministrarlo. Sin combustible la destilera no puede marchar.
Podis vosotros mismos obtenerlo?
S, s exclamaban. Ya somos quince organizados y dispuestos a
trasladamos a cierta regin, en la que cada uno, entre sus relaciones,
encontrar el combustible que necesitamos.
Y para traer aqu el combustible?
Ya estamos en relacin con los ferroviarios, que nos darn los vagones
y todo lo necesario. Otro grupo nuestro se ocupa de ello.
Y para colocar la produccin?
No hay dificultad. Conocemos muy bien a la clientela y nos ser fcil.
Lanc una mirada sobre Chliapnicoff y sus acompaantes, que dirigan
miradas iracundas y golpeaban la mesa con los dedos.
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quieren comprenderlo as, tanto peor para ellos. No tenemos tiempo que
perder con los elementos atrasados y sus conductores.
Y para terminar, aadi con tono agresivo y amenazante:
De todos modos, debo prevenir a los obreros de esta fbrica y a los
seores anarquistas, estos fracasados y desorganizadores profesionales, que
el gobierno nada puede cambiar en las decisiones tomadas a conciencia y
que las har respetar sin titubear. Si los obreros resisten, peor para ellos,
pues sern despedidos por la fuerza y sin indemnizacin. Los ms
obstinados, los dirigentes, enemigos de la causa general proletaria, se
expondrn a consecuencias mucho ms graves. Y que los seores
anarquistas se guarden! El gobierno no podr tolerar que se inmiscuyan en
asuntos que les son ajenos y que inciten a los honestos trabajadores a
desobedecerlo. El gobierno los reprimir sin contemplacin. Que se den por
notificados!
Este discurso fue acogido con extrema reserva.
Despus de la reunin, los obreros me rodearon, excitados e indignados,
ya que haban comprendido el desafo de Chliapnicoff.
Su discurso decan ha sido hbil, pero falso. Para nosotros no hay
situacin privilegiada. Tal interpretacin desnaturaliza nuestro pensamiento.
El gobierno debe consentir a los obreros y campesinos que acten
libremente en todo el pas. Entonces ver que todo se reorganizar de
acuerdo con todos y para satisfaccin de todos. Y el gobierno tendr menos
preocupaciones, menos trabajo y menos explicaciones que dar.
En el fondo, siempre eran las dos concepciones que chocaban en un caso
tpico: la gubernamental-estatista y la social libertaria, cada una con sus
argumentos y sus razones. La indignacin de los obreros se produjo por las
amenazas dirigidas contra ellos y contra los anarquistas.
Un gobierno socialista debera recurrir a otros mtodos para exponer la
verdad decan.
En resumen, no se hacan la menor ilusin sobre el resultado del conflicto.
Y, en efecto, algunas semanas despus, la usina fue clausurada y despedidos
los obreros, sin que fuera posible su resistencia por las precauciones de
fuerza tomadas por el gobierno obrero contra los obreros.
Otro episodio:
En el verano de 1918, despus de una permanencia en el frente de la
revolucin contra la invasin alemana en Ucrania, volv a la pequea ciudad
de Bobrov, departamento de Voroneje, donde resida mi familia.
Los miembros del comit bolchevique local, todos jvenes, me conocan
personalmente, as como mis aptitudes en materia de enseanza y educacin
de adultos. Me propusieron organizar el trabajo educativo y cultural en la
regin, que entonces se denominaba Cultura Proletaria (Prolectul).
Acept, con dos condiciones: 1 no tener remuneracin alguna, a fin de
conservar completa independencia en mis mtodos y mi accin; 2 poder
preservar la completa independencia de mi actividad de educador.
El comit acept con la confirmacin del soviet local.
Recuerdo la primera reunin del nuevo organismo creado. Yo haba
enviado gran nmero de invitaciones a organizaciones obreras de la ciudad,
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Otro hecho:
Al aproximarse el invierno, varias ciudades carecan de combustible, no
slo para las empresas, sino para la calefaccin de las viviendas. En Rusia,
las viviendas se calentaban con lea. En los lugares boscosos, muy
numerosos, aprovisionarse de combustible en tiempo oportuno, hacia el fin
del verano, era cosa muy sencilla. Antes de la revolucin, los propietarios de
grandes depsitos de lea contrataban a los campesinos de las aldeas vecinas
para derribar los rboles y acumularlos en las estaciones o en los mismos
depsitos. En Siberia y otras regiones del Norte, con grandes bosques, esta
costumbre era general. Terminada la recoleccin, los campesinos, libres de
todo trabajo en los campos, se encargaban de esta labor por reducidos
salarios.
Despus de la revolucin, los soviets de las ciudades, transformados en
rganos administrativos por voluntad del gobierno, estaban encargados
formalmente del aprovisionamiento necesario. Corresponda a ellos
contratar a los campesinos. Y este medio se impona tanto ms cuanto que
los propietarios de bosques y depsitos haban desaparecido y los
ferrocarriles funcionaban mal.
A causa de la lentitud burocrtica, enfermedad general de todas las
administraciones oficiales, los soviets no conseguan en parte alguna
cumplir oportunamente el compromiso. Llegado el momento propicio, los
obreros y los habitantes de las ciudades se ofrecan benvolamente para
entenderse con los campesinos y asegurar la provisin de lea.
Indefectiblemente, los soviets rehusaban y calificaban la iniciativa de
arbitraria y desorganizadora; pretendan que el aprovisionamiento deba ser
hecho por los rganos oficiales del Estado, los soviets, siguiendo un plan
general establecido por el gobierno central.
El resultado era que, o bien las ciudades quedaban sin combustible, o bien
ste era pagado a un precio fantstico, pues el trabajo se haba hecho muy
penoso e intransitables los caminos despus de septiembre, a causa de las
lluvias y el barro.
Frecuentemente, los campesinos rehusaban este trabajo en esa estacin,
aun con salarios elevados, que tampoco les entusiasmaban al recibir rublos
de papel bolchevique. Pero se les obligaba por orden militar.
Podra llenar muchas pginas con ejemplos anlogos, pero el lector no tiene
sino que variar y multiplicar los que he citado: no superar nunca la realidad!
En todo y por todo el mismo fenmeno de inconcebible caos apareca en
la produccin, los transportes, el intercambio, el comercio, etc. El pueblo no
tena derecho alguno a obrar por propia iniciativa, y las administraciones
(soviets y otras) estaban siempre en falla.
Las ciudades carecan de pan, carne, leche, legumbres, y el campo de sal,
azcar y productos industriales. La ropa se deterioraba en el almacenamiento
de las grandes ciudades y en provincias no haba con qu vestirse.
Desorden, incuria, impotencia en todo y todas partes. Pero cuando los
interesados queran intervenir para resolver enrgicamente todos estos
problemas, el gobierno entenda gobernar y no toleraba ninguna intromisin
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CUARTA PARTE
LA REPRESIN
CAPTULO I
LOS PREPARATIVOS
Una tarea le result plenamente al poder sovitico: ya en la primavera de
1918 haba llevado bastante adelante la organizacin de sus cuadros
gubernativos: policiales, militares y burocrticos. As la base de la dictadura
estaba creada, suficientemente slida y enteramente sometida a quienes la
haban establecido. Se poda contar con ella.
Mediante esas fuerzas de coercin, disciplinadas y ya ciegamente
obedientes, el gobierno anul algunas tentativas de accin independiente,
esbozadas en un punto y otro. Mediante esas fuerzas, en rpido aumento,
acab por someter a las masas a su feroz dictadura. Y mediante ellas, cuando
estuvo seguro de su obediencia sin reservas y de la pasividad de la mayor
parte de la poblacin, se volvi contra los anarquistas.
Durante las jornadas revolucionarias de octubre, la tctica de los
bolcheviques frente a los anarquistas se redujo a utilizarlos al mximo como
elementos de combate y de destruccin, ayudndoles, en la medida
necesaria (armas, municiones, etc.), pero vigilndolos de cerca. Pero apenas
lograda la victoria y conquistado el poder, el gobierno bolchevique cambi
de mtodo. Citemos un ejemplo chocante.
Durante los duros combates de Mosc en octubre 1917, el estado mayor
de los Dvintzi (regimiento de Dvinsk ya citado) estaba instalado en los
locales del soviet de Mosc. En el curso de los acontecimientos, un Comit
revolucionario bolchevique se estableci y se proclam poder supremo. Y
de seguida, el estado mayor de los Dvintzi (conocido como anarquista) fue
objeto de la vigilancia, las sospechas y la desconfianza del Comit, que le
tendi en torno un cordn de espionaje. Una especie de bloqueo trababa sus
movimientos.
El anarquista Gratchoff, comandante del regimiento, vea que los
bolcheviques se preocupaban, no de la verdadera Revolucin y sus
problemas inmediatos, sino nicamente de las rivalidades y la toma del
poder. Presenta que ellos acabaran por castrar la Revolucin y llevarla a la
ruina. Oprimido por profunda angustia, se preguntaba en vano cmo detener
a tiempo la mano criminal del nuevo poder, presto a agarrotar la Revolucin,
y se concert con algunos camaradas, tan impotentes ay! como l. A falta
de otra cosa, tuvo la idea de armar a los trabajadores lo mejor posible.
Remiti, a varias fbricas, ametralladoras y municiones, confiando poder
preparar a las masas para una eventual revuelta contra los nuevos
impostores.
Las autoridades bolcheviques pronto lo llamaron a Nijni-Novgorod, por
asuntos de orden militar, y fue muerto de un tiro, en circunstancias asaz
misteriosas, sedicentes accidentales, por un soldado que no saba an
manejar el fusil. Ciertos indicios nos permiten suponer que fue asesinado
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CAPTULO II
EL DESATE REPRESOR
En la primavera de 1918, la persecucin del gobierno contra los
anarquistas asumi carcter general, metdico y decisivo.
Firmada la paz de Brest-Litovsk, el gobierno se sinti lo bastante seguro
para emprender una lucha a fondo contra sus adversarios de izquierda (S. R.
de I. y anarquistas).
Deba obrar con mtodo y prudencia. Ante todo, la prensa comunista
emprendi, por orden del gobierno, una campaa de calumnias contra los
anarquistas, de progresiva violencia. Y al par se preparaba activamente el
terreno en las fbricas, en el ejrcito y entre el pblico, con mtines y
conferencias. Se tanteaba el espritu de las masas.
Pronto el gobierno tuvo la certeza de poder contar con sus tropas y de que
las masas permaneceran ms o menos indiferentes o impotentes. Y en la
noche del 12 de abril, con un pretexto tan falso como absurdo, todas las
organizaciones anarquistas de Mosc, principalmente la Federacin de los
Grupos Anarquistas de Mosc, fueron atacadas y saqueadas por fuerzas
policiales y militares. Durante algunas horas, la capital adquiri el aspecto
de una ciudad en estado de sitio. Hasta la artillera particip en la accin.
Esta operacin fue la seal para la destruccin de las organizaciones
libertarias en casi todas las ciudades importantes del pas. Y, como de
costumbre, las autoridades provinciales superaron en celo a las de la capital.
Trotzky, que desde haca dos semanas preparaba el golpe y diriga
personalmente en los regimientos una desatada agitacin contra los
anarcobandidos, tuvo la satisfaccin de poder lanzar su famosa frase: Al
fin el poder sovitico barre de Rusia, con escoba de hierro, al anarquismo!
Eterna y cruel irona de la historia humana! Quince aos despus, Stalin
emplear la misma frmula y aplicar la misma escoba de hierro al...
trotzkismo, con gran indignacin de Trotzky.
Yo confieso haber experimentado cierto sentimiento de satisfaccin ante
esa especie de justicia inmanente.
Sin embargo, esta primera agresin no fue sino un tmido comienzo, un
ensayo.
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La Revolucin Desconocida
CAPTULO III
EN PLENA FURIA
En 1919-1920, las protestas y los movimientos de obreros y campesinos
ya iniciados espordicamente en 1918, recrudecieron contra los
procedimientos monopolizadores y terroristas del poder bolchevique, que
respondi, cada vez ms implacable y cnico en su despotismo, con
represalias de creciente gravedad.
Los anarquistas estaban como siempre en cuerpo y alma, naturalmente,
con las masas engaadas y oprimidas, lanzadas a la lucha abierta.
Sosteniendo a los obreros, ellos exigan para los trabajadores y sus
organizaciones el derecho de manejar la produccin por s mismos,
libremente, sin intervencin de los polticos. Sosteniendo a los campesinos,
reivindicaban para stos la independencia, la autoadministracin, el derecho
de tratar libre y directamente con los obreros. En nombre de unos y otros,
los anarquistas reclamaban la restitucin de lo que los trabajadores haban
conquistado por la Revolucin, de lo que haban sido privados por el poder
comunista, especialmente la restauracin del verdadero rgimen sovitico
libre; el restablecimiento de las libertades polticas para todas las corrientes
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CAPTULO IV
EL CASO LEN TCHORNY Y FANNY BARON
En julio de 1921, trece anarquistas detenidos, sin causa, en la prisin
Taganka (Mosc), hicieron huelga de hambre, exigiendo su procesamiento o
su libertad. La huelga coincidi con las sesiones del Congreso Internacional
de los Sindicatos rojos (Profintern) en Mosc. Un grupo de delegados
sindicalistas extranjeros, sobre todo franceses, interpel al gobierno sobre
esa huelga, de que se haban enterado, con muchos detalles, por conducto de
familiares de los detenidos. La interpelacin condujo a otros casos anlogos
y aun al conjunto de la poltica de represin frente a sindicalistas y
anarquistas.
En nombre del gobierno, Trotzky tuvo el cinismo de responder a los
delegados: Nosotros no encarcelamos a los verdaderos anarquistas. Los que
mantenemos en prisin no son anarquistas, sino criminales y bandidos, que
simulan ser anarquistas.
Los delegados, bien informados, no se dieron por vencidos. Plantearon la
interpelacin desde la tribuna del Congreso, reclamando por lo menos la
libertad de los anarquistas recluidos en Taganka... La interpelacin provoc
en el Congreso gran escndalo y oblig al gobierno, que tema revelaciones
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CAPTULO V
EL CASO LEFVRE, VERGEAT Y LEPETIT
Eran, los tres, delegados al Congreso de la Internacional Comunista que se
realiz en Mosc en el verano de 1920.
Raymond Lefvre, con todo ser miembro del partido comunista, manifest
en varias ocasiones sus penosos sentimientos al advertir perfectamente la
falsa ruta en que estaban empeados sus camaradas de ideas. En cuanto a
Vergeat y Lepetit, ambos anarcosindicalistas, expresaban abiertamente su
clera y no escatimaban crticas al estado de cosas reinante en Rusia. Ms de
una vez Lepetit, la cabeza entre las manos, hubo de decir pensando en el
informe que debera presentar a sus camaradas sindicalistas franceses:
Pero, qu puedo realmente decirles?
Terminado el Congreso, trabajaron varios das y noches en la recopilacin
de sus notas y documentos. Los actos de presin sobre ellos comenzaron
cuando, prximo su regreso a Francia, los tres se rehusaron a entregar sus
legajos a los funcionarios soviticos que se decan encargados de la remisin
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CAPTULO VI
UN EPISODIO VIVIDO
Permtase referir aqu mi caso personal, menos trgico, pero que pone bien
de relieve ciertos procedimientos del bolchevismo dignos de ser inscriptos
entre las grandes hazaas del comunismo estatista. Pues este caso est bien
lejos de ser el nico, en la poca de que hablo. (Despus, su reproduccin no
fue ya posible en un pas enteramente sometido a sus nuevos amos.)
En noviembre de 1918 yo llegu a la ciudad de Koursk, en los confines de
Ucrania, para asistir a un Congreso de libertarios de la regin. En esa poca
era an posible tal Congreso en la vecindad de Ucrania, a causa del estado
de la regin en lucha contra la reaccin y la invasin alemana. Los
bolcheviques toleraban all a los anarquistas, por series tiles y sin dejar de
vigilarlos.
Desde el comienzo de la Revolucin, la poblacin laboriosa de Koursk no
haba escuchado todava una conferencia sobre anarquismo, por no disponer
el pequeo grupo local de lo necesario y estar por lo general ocupados en
otros lugares los poco numerosos oradores. Aprovechando mi presencia, el
grupo me propuso realizar una conferencia sobre el anarquismo en un gran
local de la ciudad. Acept con alegra, naturalmente,
Era menester pedir autorizacin al presidente del soviet local. ste, ex
obrero, nos la concedi sin dificultad. Obtenido el precioso documento, se
contrat la sala dos semanas antes, para una noche de la semana d Navidad.
Se hizo confeccionar grandes y hermosos carteles y pocos das antes se
fijaron en las paredes. Todo estaba listo. La conferencia prometa ser un
gran xito. Ciertos indicios: el creciente rumor pblico, los frecuentes
grupos formados ante los carteles, los pedidos de informe en el local del
grupo anarquista, etc., no dejaban lugar a duda. La gran sala resultara
seguramente insuficiente. Poco habituados a semejantes xitos (ya por esa
poca en la Gran Rusia no era posible una conferencia pblica sobre
anarquismo), experimentamos legtima satisfaccin.
Dos das antes de la fecha fijada, el secretario de nuestro grupo vino a
verme, conmovido e indignado: acababa de recibir una nota del presidente
del comit bolchevique de Koursk (el verdadero poder) informndole que, a
causa de los das de fiesta, la conferencia anarquista no podra realizarse, de
lo que haba sido notificado el responsable de la sala, la cual estaba
reservada ahora para el Comit para un baile popular.
Me precipit a la sede del Comit comunista, donde tuve una explicacin
borrascosa con el presidente, llamado, si no recuerdo mal, Rynditch o
Ryndini.
Cmo! le dije. Usted, comunista, no respeta el derecho de
prioridad? Hemos obtenido la autorizacin del soviet y contratado la sala
con dos semanas de anticipacin, precisamente para estar bien seguros. Al
Comit no le queda sino esperar turno.
Lamento, camarada, pero la decisin del Comit, que es, no lo olvide, el
poder supremo y, como tal, puede tener razones que usted ignora y que
priman sobre todo, es irrevocable. Ni el presidente del soviet ni el
responsable de la sala podan saber anticipadamente que el Comit
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CAPTULO VII
LA NOTA FINAL
Despus de todo lo dicho sobre el socialismo de Estado y su fatal
evolucin, se comprender fcilmente las razones del conflicto irreductible
de aqul con la idea libertaria.
No hay nada inesperado ni sorprendente en que el poder socialista persiga
al anarquismo y a sus militantes. El hecho ya haba sido previsto por los
anarquistas, entre ellos Bakunin, mucho antes de la revolucin, si sta se
encauzaba en el autoritarismo y el Estado.
La represin de la idea libertaria y de sus adeptos, la asfixia de las
agitaciones independientes del pueblo, son fatales consecuencias de la
oposicin entre la verdadera revolucin que se inicia y la prctica
gubernamental, la que, si triunfa, no puede comprender ni admite el impulso
de aqulla, oponindose a ella.
Si la verdadera revolucin se desvirta con un nuevo gobierno, llmese
revolucionario, democrtico, socialista, proletario, obrero y campesino,
leninista, trotzkista u otro, choca indefectiblemente con las fuerzas vivas de
la verdadera revolucin. Tal antagonismo conduce al poder fatalmente a una
lucha implacable, que deber justificar con creciente hipocresa, contra esas
fuerzas indomables y ms contra los anarquistas, sostenedores y
esclarecedores de la autntica revolucin y de sus aspiraciones.
El triunfo del poder en esta lucha significa inevitablemente la derrota de la
Revolucin social y el aplastamiento de sus defensores anarquistas.
Mientras la revolucin y los anarquistas resisten, la autoridad socialista
golpea cada vez con mayor violencia y cinismo. Terror ilimitado y
monstruoso engao son sus ltimos argumentos y la apoteosis de su defensa
desesperada.
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La Revolucin Desconocida
CAPTULO VIII
LA ESTRANGULACIN
La historia espantosa del captulo anterior no ha sido conocida en el
extranjero, pues desde el principio y durante aos el gobierno hizo todo lo
posible para ocultar su odiosa obra a los trabajadores y a los revolucionarios,
engandolos metdica y desvergonzadamente con el silencio, la mentira y
la calumnia. Emple el mismo procedimiento de todos los impostores de
todos los tiempos, de ahogar al mismo tiempo las ideas, su vida y su historia.
Nunca la prensa sovitica aludi a las batallas que debi emprender contra la
libertad del pueblo, ni de los medios infames a que recurri para tenerlo
sometido. En sus libros no se hallar el relato de tales hechos. Y si la
literatura bolchevista no puede evitar alguna alusin a ellos, lo hace en pocas
lneas y afirmando que deban reprimirse los movimientos
contrarrevolucionarios o los excesos de los bandidos. Nadie podra
comprobar tales afirmaciones.
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Otro recurso importante fue el cierre efectivo de las fronteras. Los sucesos
revolucionarios en Rusia se desarrollaban y se desarrollan en ocultacin, y
siempre fue difcil saber exactamente su importancia; adems, los
peridicos, nicamente gubernamentales, tenan buen cuidado de callar todo
lo referente a la represin.
Cuando en los medios avanzados europeos se recordaban las
persecuciones de los anarquistas en Rusia, porque algn rayo de luz haba
podido traspasar la censura, el gobierno bolchevique, mediante sus
diplomticos y con desfachatez exagerada, afirmaba: Vamos, los
anarquistas!... En Rusia, los verdaderos anarquistas tienen plena libertad de
propaganda, y poseen al efecto sus centros y su prensa. Y como no haba
mucho inters por esta tendencia de beligerancia social, esta rplica capciosa
era suficiente. Fuera menester investigaciones sobre investigaciones para
probar lo contrario, y nadie poda hacerlo.
Algunos renegados del anarquismo prestaron al gobierno, por su cuenta y
razn, su precioso concurso, y ste era un testimonio valedero en las falsas
aserciones... Viles trnsfugas, que intentaban rehacerse una virginidad
despus de su evidente prostitucin, confirmaban lo que se quisiera de ellos!
Tambin los bolcheviques se complacan en citar a los anarquistas
domesticados, llamados soviticos. stos creyeron prudente y til adaptarse
a la situacin bolchevique, con el fin de poder hacer algo, aunque fuera
prudentemente bajo el disfraz y tras la fachada de la lealtad. sta tctica
protectora no pudo triunfar de la desconfianza bolchevique, que era muy
ducha en todos los procedimientos de una lucha antigubernamental.
Vigilando de cerca a estos anarquistas vergonzantes, aguijonendolos sin
descanso, amenazndolos y domesticndolos sagazmente, las autoridades
terminaron por obligarlos a justificar y aun a aprobar momentneamente
todas las hazaas del bolchevismo. Los reacios fueron presos o deportados.
Y los que se sometieron de buen grado, fueron mostrados en primer plano
como verdaderos anarquistas, que han comprendido el bolchevismo, en
contraposicin a todos los dems falsos anarquistas.
A veces, los bolcheviques se referan a los anarquistas que permanecan
inactivos y no osaban ni tocar los puntos vulnerables. Para crear una
aagaza, se les permita conservar algunas organizaciones insignificantes,
estrechamente vigiladas. Algunas hasta fueron autorizadas a reeditar algunas
obras anarquistas inofensivas: histricas o tericas. Y se las designaba
editoriales anarquistas, para afirmar que no se molestaba a los verdaderos
anarquistas. Pero algo ms tarde, todas estas organizaciones fueron tambin
liquidadas.
En fin, se toleraba a ciertos anarquistas extravagantes, burlescos, que
desfiguraban al anarquismo hasta la caricatura. Los escritores bolcheviques
no dejaban de citarlos para ridiculizar las ideas.
El gobierno se hizo as de una fachada que ocultaba la verdad al pueblo y
a las gentes mal informadas del extranjero. Ms tarde, habiendo comprobado
la indiferencia, la ingenuidad y la cobarda de los ambientes avanzados de
los otros pases, los bolcheviques dejaron de preocuparse de ocultar esta
verdad. Total, las gentes avanzadas y los pueblos todo lo tragaban igual sin
aderezos!
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La Revolucin Desconocida
CAPTULO IX
EL TRUCO DE LAS DELEGACIONES
El procedimiento especial de confundir la razn, en gran escala, fue
aplicado por los soviets a las delegaciones extranjeras u obreras.
El hecho es conocido: Uno de los argumentos poderosos de los
bolcheviques para desmentir las revelaciones desfavorables consiste en
invocar el testimonio de las delegaciones enviadas a Rusia por algunas
organizaciones, fbricas o instituciones de diversos pases. Tras unas
semanas de permanencia en el pas del socialismo los delegados, con muy
raras excepciones, califican de patraas, mentiras y calumnias todo lo que se
dice en el extranjero contra ese rgimen.
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La Revolucin Desconocida
que, en fin, fuertes por la verdad, podrn actuar en lo futuro con pleno
conocimiento de causa.
La historia de la represin en Rusia es, adems de sugestiva y reveladora
por s misma, un excelente medio de hacer comprender el fondo mismo, los
bajos ocultos, la verdadera naturaleza del comunismo autoritario. Y lo
nico que lamentamos es no poder relatar esta historia en toda su extensin
significativa.
Un ejemplo reciente demuestra muy bien cmo los bolcheviques y sus
servidores engaan al mundo. Se trata de El anarquismo en Rusia, del
notorio bolchevique E. Yaroslavski, libro publicado en espaol y francs en
1937, con el fin de contrarrestar los triunfos eventuales de la idea libertaria
en Espaa y en el mundo con motivo de los sucesos de la revolucin ibrica.
Prescindiremos de los informes absolutamente fantsticos sobre los
orgenes del anarquismo, sobre Bakunin, sobre el anarquismo en Rusia antes
de 1917 y sobre la actitud de los anarquistas en la guerra de 1914. Una
rplica a tales fbulas se publicar quiz un da en la prensa especficamente
anarquista.
Lo que aqu nos interesa son las disertaciones del autor sobre el
movimiento libertario en el curso de la revolucin de 1917. Yaroslavski se
guarda bien de hablar de la verdadera agitacin anarquista y alude
extensamente a otras acciones sin relacin alguna con el anarquismo. Se
refiere a grupos, a algunas publicaciones y a actividades anarquistas
secundarias. Seala cuidadosamente los puntos dbiles y escoge
maliciosamente todo lo que puede servir a su mala fe. Se detiene sobre todo
sobre los restos desdichados que, enseguida de la liquidacin de las
verdaderas organizaciones libertarias, se debatan desesperadamente para
conservar aunque slo fuese una sombra de actividad. Eran verdaderos
desechos lamentables e impotentes del antiguo movimiento anarquista
asfixiado, que ya nada positivo poda hacer. Su actividad semiclandestina,
vigilada, molestada, no era en modo alguno caracterstica de la actividad
libertaria en Rusia. En todos los pases y en todas las pocas, estos restos de
las organizaciones destrozadas por la fuerza del Estado, arrastran, hasta el
agotamiento, una existencia raqutica y estril. Las desviaciones, las
inconsecuencias, las escisiones, llenan fatalmente su msera existencia, sin
que se pueda honestamente achacarles culpa, ya que toda posibilidad de una
accin normal les ha sido quitada.
De estos desechos nos habla Yaroslavski, simulando hablar del verdadero
movimiento anarquista. No menciona a la Unin anarquista sindical de
Petrogrado sino una sola vez y slo porque halla algo que su parcialidad
puede falsificar. No habla ni de la Federacin de Mosc, ni del peridico La
Anarqua. Y si dedica algunas lneas al Nabate, de Ucrania, lo hace an para
desnaturalizar los hechos.
Si fuera honrado, se habra detenido sobre todo en estas tres
organizaciones y citado su prensa. Pero sabe que tal imparcialidad arruinara
sus aserciones y sera contraria al fin que persigue su obra. Y elimina todo lo
que prueba incontestablemente el fondo serio, el sentido positivo y la
influencia del movimiento anarquista y anarcosindicalista en Rusia, durante
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CAPTULO X
LA JUSTICIA BOLCHEVIQUE
Vamos a examinar rpidamente los procedimientos administrativos y
judiciales de los bolcheviques en la actualidad.
En su esencia, estos procedimientos casi no han cambiado. Si en nuestros
das se aplican menos es porque los que debieran sufrirlos han sido
exterminados. Mas muy recientemente an, han sido aplicados a los
trotzkistas, a viejos bolcheviques antistalinianos, a funcionarios en
desgracia, policas, oficiales, etc.
Ya hemos dado a comprender que existe en Rusia una polica poltica que
acta en secreto, y tiene derecho a detener a cualquiera sin forma de
proceso, juzgar sin testigos ni abogados, condenar a varias penas, incluso la
de muerte, o renovar la detencin o el exilio tanto tiempo como lo crea
necesario, y todo secretamente.
ste es el punto esencial. El rgimen odioso aplicado a los prisioneros o
exilados no es sino una agravante. Y lo sostenemos contra todas las
denegaciones de los delegados extranjeros, engaados o comprados. Aunque
la vida en las prisiones rusas tuviese el carcter humanitario con que la
presentan las gentes oficiales y sus turiferarios, no sera menos verdad que
honrados trabajadores pueden ser excluidos arbitrariamente de su clase,
encarcelados y privados del derecho a luchar por su propia causa por simple
orden de algunos funcionarios.
En la poca de referencia, esta polica omnipotente se denominaba la
Tcheka, abreviatura de su nombre completo ruso Comisin extraordinaria.
Se constituy en 1917, a iniciativa de Lenin, por un ncleo de militantes
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QUINTA PARTE
EL ESTADO BOLCHEVIQUE
CAPTULO I
LA NATURALEZA DEL ESTADO
La U.R.S.S. desconocida. El Estado bolchevique, montado en sus
grandes lneas en 1918-1921, existe desde hace veinte aos.
Qu es, exactamente, este Estado?
Se denomina Unin de las Repblicas Soviticas Socialistas (U.R.S.S.).
Pretende ser un Estado proletario o aun obrero y campesino. Afirma ejercer
una dictadura del proletariado. Se jacta de ser la patria de los trabajadores,
el baluarte de la revolucin y del socialismo.
Qu hay de verdad en todo ello? Justifican estas declaraciones y estas
pretensiones los hechos y los actos? Un rpido examen nos permitir
responder a estos interrogantes.
He dicho: examen rpido. En efecto, un estudio detallado y ms o menos
completo sobre el Estado ruso actual es un tema particular, que no
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Escrito en 1939
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CAPTULO II
SITUACIN DE LOS OBREROS
Igual que en otros pases, el obrero en la U.R.S.S. (U.R.C.E.) es un
asalariado, pero del Estado. El Estado es su nico patrn. En lugar de tener
patrones a millares a eleccin, como es el caso en pases de capitalismo
privado, en la U.R.S.S. el obrero slo tiene uno. En ella es imposible todo
cambio de patrn.
Se pretende que, por ser obrero, este Estado no es patrn en el sentido
habitual de la palabra: los beneficios que l realiza en la produccin no van
al bolsillo de los capitalistas, sino que sirven, en ltima instancia, los
intereses obreros, pues vuelven a ellos, en formas distintas al dinero.
Por ms sutil que sea, este razonamiento es puramente terico. El Estado
obrero no es dirigido1 por los obreros mismos (los trabajadores no podran
dirigir la produccin por s mismos sino en un sistema social enteramente
distinto, jams en un Estado centralizado moderno), sino por una extensa
capa de funcionarios a sueldo del gobierno, el que forma al centro un grupo
firme, separado de las masas laboriosas y que obra a su gusto. Se dir que l
es responsable ante los obreros. Es sta otra abstraccin. La realidad no
tiene nada de comn con esas frmulas.
Preguntad a cualquier obrero de la U.R.S.S. pero que sea un simple y
verdadero obrero en qu forma l obtiene provecho de los beneficios
realizados por el Estado sobre sus salarios. Ni aun os comprender: nada
sabe de ello. Lo nico que sabe es que l recibe su magro salario, muy
insuficiente, y que padece todas las penas del mundo para vivir. Sabe
tambin que hay muchos en el pas que viven agradablemente (Stalin dixit),
pingemente, aun lujosamente.
Preguntadle si puede ejercer presin alguna sobre los responsables, si
puede criticarlos, llamarlos al orden, eliminarlos, reemplazarlos. Os
comprender an menos. Lo que sabe es que l no tiene ms que ejecutar las
rdenes de sus jefes, que saben lo que hacen, y que la menor crtica le
costara cara. Estos jefes le son impuestos por el gobierno, ante el cual
nicamente son responsables. En cuanto al gobierno, l es infalible e
intachable; su responsabilidad es un mito.
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CAPTULO III
LA SITUACIN DE LOS CAMPESINOS
Se distinguen cuatro perodos sucesivos.
Al comienzo, tratando de conquistar y consolidar las simpatas de los
trabajadores y del ejrcito, el gobierno bolchevique practic una poltica de
tolerancia con los campesinos. Estos empezaron a posesionarse de las tierras
cuyos propietarios haban huido o fueron expulsados mucho antes de la
Revolucin de octubre. El gobierno bolchevique no tuvo sino que sancionar
este estado de cosas. (Decreto del 25-10-1917.)
Por propia decisin, los soldados cesaron de guerrear, mientras que los
campesinos se apropiaron de las tierras y los obreros de las fbricas,
comprueba P. Miliukov, historiador y escritor ruso bien conocido, y ministro
del primer gobierno provisorio. Lenin no tuvo sino que sancionar el hecho
cumplido para asegurarse las simpatas de los soldados, los campesinos y los
obreros. (Historia de Rusia, vol. III, p. 1274.) Hay mucho de cierto en esta
afirmacin del poltico burgus, aunque incurre en el error de no tener en
ninguna cuenta la influencia de la propaganda y la actividad de los
revolucionarios. Con esta reserva, su testimonio es particularmente
interesante. Miliukov fue siempre fino observador y conocedor de la vida
rusa, y el puesto que ocupaba le permita disponer de buena informacin. Y
no tena, finalmente, razn alguna para disminuir el papel de los
bolcheviques; al contrario... (Recalquemos, de paso, que este testimonio es
harto sugestivo no slo respecto al problema campesino y obrero en perodo
revolucionario, sino tambin en lo concerniente al problema de la guerra.)
Advertencia a cuantos, intencionalmente o por ignorancia pretenden que
la revolucin fue cumplida, no por las masas sino por los bolcheviques. En
verdad, la Revolucin de octubre como la de febrero, fue realizada y ganada
por las masas, con la ayuda y el sostn, cierto es, de revolucionarios de
todas las tendencias. Las masas estaban prestas para la nueva revolucin, y
la realizaron da a da, por doquiera. Que es lo que importa, lo que se llama
realizar la revolucin. Los bolchevique cumplieron un acto meramente
poltico al apoderarse del poder, que deba caer fatalmente en el curso de
esta revolucin popular, y por ello detuvieron la verdadera Revolucin y
determina ron su desviacin1.
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CAPTULO IV
SITUACIN DE LOS FUNCIONARIOS
La tercera clase social, de grande y creciente importancia en la U.R.S.S.,
es la de los burcratas. Suprimidas las relaciones directas entre las diversas
categoras de trabajadores, al igual que su iniciativa y su libertad de accin,
el funcionamiento de la mquina del Estado debe ser asegurado por
intermediarios dependientes de la direccin central de la mquina,
intermediarios cuyo nombre, funcionarios, designa con precisin su papel:
hacer funcionar. En los pases llamados liberales, ellos hacen funcionar
cuanto depende del Estado. En un pas donde el Estado es todo, son los
llamados a hacerlo funcionar todo, esto es: organizar, administrar,
coordinar, vigilar, hacer marchar, en suma, la entera vida econmica y
social.
En un pas inmenso como la U.R.S.S., este ejrcito civil del Estado
patrono debe ser extraordinariamente numeroso. Y, en efecto, la casta de los
funcionarios se eleva a varios millones. No se olvide que en la U.R.S.S. no
hay municipalidades ni otros servicios u organismos independientes del
Estado ni empresa privada alguna.
Excepto los ms nfimos empleados subalternos, la burocracia es la capa
social ms privilegiada. Slo los cuadros superiores militares pueden
parangonrsele al respecto. Y se explica. Los servicios que presta al Estado
son inapreciables. Al lado del ejrcito y la polica, igualmente enormes y
bien regimentados, la burocracia sovitica es una fuerza de primera
importancia, sobre la que, en ltima instancia, todo reposa. No slo sirve al
Estado en cuanto lo organiza, lo administra, lo controla y lo hace marchar,
sino tambin, funcin mucho ms preciosa, sostiene fiel y activamente el
rgimen, del que depende por entero.
En nombre del gobierno que representa, la alta burocracia manda, dicta,
ordena, prescribe, vigila, castiga, persigue; la mediana burocracia y aun la
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pequea ejecutan y a su vez mandan, por ser cada funcionario seor en los
lmites que le han sido asignados. Jerrquicamente, todos son responsables
ante sus superiores, y stos ante otros ms altos, y as sucesivamente hasta
llegar al funcionario supremo, el grande, el genial, el infalible dictador.
Los funcionarios estn entregados en cuerpo y alma al gobierno, y ste les
retribuye, cuidando de ellos incansablemente, con excepcin, claro est, de
los ms inferiores, cuya situacin corresponde a la de la grey obrera. Buenas
remuneraciones,
ascensos,
mimos
constantes, felicitaciones y
condecoraciones para los funcionarios dciles y aplicados y, para los que
sobresalen seuelo emulador, grandes recompensas, rpidos progresos y
posibilidad de alcanzar los puestos ms elevados.
Pero la medalla tiene su reverso. Todo funcionario es un instrumento y un
juguete en manos de sus superiores. La menor falta, error o negligencia
puede costarle caro. nicamente responsable ante sus jefes, como un militar,
sufre las sanciones de ellos en el orden administrativo, al capricho de su
voluntad, sin forma alguna de sumario. Y es la destitucin fulminante, a
menudo la crcel, a veces la muerte. El capricho personal de los jefes reina
inapelable. Lo ms terrible es que, frecuentemente, la vctima no es sino un
chivo emisario, por ser su falta o su fracaso imputable ya a disposiciones
defectuosas de sus superiores, ya a las condiciones generales, ya a la poltica
misma del gobierno. Stalin siempre tiene razn (como Hitler en
Alemania). Si hay una falla, los culpables han de ser encontrados, y se
encuentran pronto. Con harta frecuencia tambin ello est profundamente
arraigado en las costumbres de la burocracia sovitica el culpable es
vctima de la lucha por la existencia: la rivalidad, los celos, las intrigas,
elementos inseparables del desatentado afn de medradores y trepadores,
acechan constantemente al funcionario.
En desquite, ciertos excesos de la vida privada de los altos funcionarios
aun rayanos en el desenfreno son tolerados por el gobierno como una
especie de indispensable relajamiento de la tensin. La G.P.U. cierra los
ojos. Y sus jefes participan en tales excesos. El famoso Iagoda fue un
tremendo juerguista perverso. Y no han cesado las orgas en Mosc!
Llegar a toda costa y por cualquier medio, sin dejarse sorprender: Tal es
la mayor preocupacin y uno de los ms poderosos estmulos en la U.R.S.S.
Apenas levantado un poco sobre el nivel de los 160 millones de obreros,
campesinos y empleados nfimos, todo funcionario incipiente puede,
mostrndose devota y ciegamente sometido, adulador al par que trepador,
llegar a la buena vida. Esa esperanza es la que actualmente impulsa al
estudio en la U.R.S.S. a los jvenes ciudadanos. Aspiran, como el
stakhnovista, a salir de la masa, que se debate en la miseria. Ambicionan
un puesto de jefe, con todas sus gangas: buenas ropas, buena vivienda,
abundante dinero, un auto, etc.
Puesto en ese tren al funcionario nada le importa del prjimo. Sabe a la
perfeccin deslizarse, insinuarse, buscar mejor plaza, a fuerza de halagos y
servicios obsecuentes, y al par en la medida que prospera, pisotear y aplastar
a los desdichados rivales.
Basta, para advertir eso claramente, seguir con atencin lo que ocurre en
el pas. Y aun leer atentamente la prensa rusa, si se conoce lo bastante la
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CAPTULO V
LA ESTRUCTURA POLTICA
Por nuestro anlisis del papel de los funcionarios puede anticiparse la
estructura poltica del pas.
Polticamente, la U.R.S.S. es gobernada por altos funcionarios de Estado
(como Francia, segn la frmula consagrada, es gobernada por los prefectos)
y administrada, bajo sus rdenes, por un ejrcito innumerable de
subalternos. Hemos de agregar algunas puntualizaciones indispensables.
Ante todo hay que distinguir dos elementos absolutamente diferentes: el
uno lo constituyen las apariencias, el decorado, la escenografa lo nico
heredado de la gloriosa revolucin de octubre; el otro es la realidad.
En apariencia, la U.R.S.S. es gobernada por los Soviets. Nada ms falso!
Sin perdernos en detalles, establezcamos los hechos esenciales,
subrayando sobre todo los rasgos poco o nada conocidos.
Desde hace mucho, los Soviets (consejos obreros) no desempean ningn
importante papel poltico ni social en la U.R.S.S. Su funcin es enteramente
secundaria y aun insignificante. Son rganos meramente administrativos y
ejecutores, encargados de pequeos menesteres locales sin importancia, por
completo sometidos a las directivas de las autoridades centrales: el gobierno
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Durante la ltima guerra las Comisaras del Pueblo fueron suprimidas y se crearon
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CAPTULO VI
OJEADA DE CONJUNTO
El cuadro que acabo de trazar requiere algunas pinceladas complementarias.
El sistema bolchevique quiere que el Estado-patrono sea tambin para
cada ciudadano el furriel, el gua moral, el juez y el distribuidor de premios
y castigos. El Estado proporciona a cada ciudadano trabajo y le asigna un
empleo; lo alimenta y le paga; lo vigila, utiliza y maneja a gusto; lo educa y
moldea; lo juzga y le discierne recompensas o condenas. Es empleador,
alimentador, protector, vigilante, educador, instructor, juez, carcelero y
verdugo, todo, en junto, en una sola persona, la del Estado, que con el
auxilio de sus funcionarios aspira a ser omnipresente, omnisciente y
omnipotente. Guay de quien intente escapar de su frula!
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CAPTULO VII
LAS "REALIZACIONES"
El problema. A pesar de las numerosas obras y estudios que aportan
abundante documentacin y puntualizaciones irrefutables sobre las
pretendidas realizaciones soviticas, muchos continan aferrados a ese mito,
pretendiendo conocer y comprender los sucesos sin examinarlos de cerca y
aun sin leer lo publicado al respecto.
Los ingenuos, que dan entero crdito alas afirmaciones de los partidarios
de la U.R.S.S., estiman sinceramente que las maravillosas realizaciones del
nico Estado socialista preparan el terreno al comunismo verdadero e
integral.
Los que conocemos el pas y hemos seguido de cerca los acontecimientos,
podemos apreciar las conquistas y las proezas bolcheviques en su justo
valor. Un anlisis profundo y detallado de ellas no entra en nuestro
propsito. Responderemos brevemente, pues, a estas naturales y muy
interesantes preguntas:
El capitalismo de Estado, al que, segn propia confesin de sinceros
comunistas, ha llegado el bolchevismo en Rusia, da por lo menos
resultados apreciables desde el punto de vista meramente industrial,
agrcola, cultural? Realiza progresos en esos dominios? Ha logrado dar
impulso eficaz a este pas atrasado industrial, tcnica, Poltica y
socialmente? Podr algn da, gracias a los progresos realizados, facilitar
la transformacin social y el paso a la sociedad socialista de maana?
Puede ser considerado ese socialismo de Estado como una transicin al
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ingeniero, tal vez excelente. Podr tener dos habitaciones, una mujer tonta,
un chico inteligente y 500 rublos de sueldo. Dos reuniones mensuales, etc.
Y despus?.. Y cuando yo me pregunte si sentir dejar esta vida, me
responder: no, la abandonar sin gran pena.
2 Se ha hecho mucho ruido respecto a la emancipacin de la mujer. La
verdadera igualdad de los sexos, la abolicin del matrimonio legal, la unin
libre, la libertad para la mujer de disponer de su cuerpo, el derecho al aborto,
todas esas bellas proezas del gobierno bolchevique han sido cantadas y
glorificadas por la prensa de vanguardia de todos los pases sin la menor
tentativa de profundo examen. Estas realizaciones entran tambin en el
nmero de los mitos.
El lector sabe que las ideas sobre la igualdad y la libertad de los sexos,
con todas las consecuencias prcticas que de ellas se derivan, haban sido
adoptadas desde haca mucho tiempo antes de la Revolucin por los
medios avanzados rusos. Todo gobierno surgido de la Revolucin. estaba
obligado a tenerlas en cuenta, sancionando este estado de Cosas. Nada
existe, de especficamente bolchevique en esta conquista. El mrito de los
bolcheviques slo ocupa un lugar muy modesto.
Incontestablemente, el gobierno bolchevique ha querido aplicar los
principios enunciados. Pero, de nuevo, la cuestin esencial es saber si ha
tenido xito. Y nuevamente podramos llenar muchas pginas con el apoyo
de textos autnticos para demostrar que ha fracasado lamentablemente, y
que, su propio sistema, con sus consecuencias prcticas, le ha obligado a
abandonar todo, a volver hacia atrs, guardando slo la leyenda y el bluff.
Ante todo, el casamiento legal no ha sido de ningn modo abolido en la
U.R.S.S.; se ha simplificado o, ms bien, se ha vuelto civil, mientras que
antes de la Revolucin era obligatoriamente religioso. Idntica observacin
para el divorcio que, civil, es reglamentado por una serie de condiciones
pecuniarias, de medidas penales, etc. (Ver, por ejemplo, Izvestia del 28 de
junio de 1936).
Examinando los registros de casamientos, se comprueba una fuerte
proporcin de matrimonios concluidos entre mujeres muy jvenes y
hombres de edad muy avanzada, pero altamente remunerados. Lo que
prueba que en la U.R.S.S., como por doquiera y tal vez ms que en otras
partes el casamiento es un negocio y no una libre unin de amor, como
los bolcheviques quisieran hacer creer y es enteramente natural desde el
momento que el sistema capitalista, bajo otra forma, ha quedado intacto.
Slo la forma ha cambiado, el fondo y los efectos subsisten.
Habiendo fracasado la tentativa de construir un Estado socialista,
habiendo finalizado por edificar un Estado capitalista (ningn otro Estado
puede ser imaginado), los bolcheviques se vieron obligados, como en todos
los otros dominios, a retroceder en todo lo concerniente a las relaciones
entre los sexos, la familia, los nios, etc.
Era fatal. Este dominio no puede ser verdaderamente modificado si el
conjunto de la sociedad no cambia fundamentalmente. No siendo
enteramente renovado, si no cambia sino de forma, entonces todas las
costumbres comprendidas las relaciones entre los sexos, la familia, el nio,
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CAPTULO VIII
LA CONTRARREVOLUCIN
La impotencia creadora del gobierno bolchevique, el caos econmico en
que se haba desplomado el pas y la inaudita violencia, en pocas palabras: la
Revolucin en quiebra y la trgica situacin resultante, provocaron un vasto
descontento, seguido de conmociones de creciente gravedad y, finalmente,
vigorosos movimientos contra el insoportable estado de cosas impuesto por
la dictadura.
Como siempre en caso semejante, estos movimientos procedan de dos
polos opuestos: del lado de la Reaccin, de la derecha, que esperaba retomar
el poder y restablecer el antiguo orden, y del lado de la Revolucin, de la
izquierda, que aspiraba al enderezamiento de la situacin y a la reanudacin
de la accin revolucionaria.
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No
nos
detendremos
mayormente
en
los
movimientos
contrarrevolucionarios por ser ms o menos conocidos y no ofrecer sino un
inters secundario: tal clase de movimientos se asemejan sobre poco ms o
menos en todas las revoluciones.
Sin embargo, ciertas particularidades de estos movimientos son bastante
instructivas para dejarlas pasar en silencio.
Las primeras resistencias opuestas a la Revolucin social en sus
comienzos (el 1917 y 1918) fueron muy limitadas, ms bien locales y
relativamente anodinas. Como en todas las revoluciones, ciertos elementos
reaccionarios se levantaron inmediatamente contra el orden nuevo, en el
intento de matar la Revolucin en el huevo. La aplastante mayora de los
obreros, los campesinos y el ejrcito, activa o pasivamente, en favor del
nuevo orden, hizo que esas resistencias fueran rpida y fcilmente
quebrantadas.
Si la Revolucin se hubiese mostrado luego verdaderamente fecunda,
potente, creadora, justa; si hubiese resuelto convenientemente sus grandes
problemas y abierto al pas y acaso tambin a otros pases horizontes
nuevos, todo se habra limitado ciertamente a esas escaramuzas parciales, y
la victoria de la Revolucin no habra sido amenazada ms. La marcha
ulterior de los acontecimientos, en Rusia y fuera de ella, habra podido
asumir bien distinto carcter del que ofrece desde hace veinte aos. Pero,
como lo sabe el lector, el bolchevismo desnaturaliz, maniat y castr a la
Revolucin, hacindola primero impotente, estril, sombra y desgraciada, y
luego lgubre, tirnica, intil y estpidamente violenta. El bolchevismo
acab as por desilusionar, disgustar e irritar a sectores cada vez ms vastos
de la poblacin. Ya hemos visto cmo subyug a los obreros, suprimi las
libertades, aplast a todas las corrientes revolucionarias. La violencia y el
terror descargados contra los campesinos acabaron por levantarlos tambin
contra l.
No olvidemos que, en todas las revoluciones, el grueso de la poblacin:
los simples habitantes apolticos, los ciudadanos exclusivamente contrados
a sus ocupaciones, la pequea burguesa, una parte de la burguesa mediana,
buen nmero de obreros y campesinos, etc., permanecen al comienzo
neutros, observan, vacilan y esperan pasivamente los primeros resultados.
Importante es para la Revolucin poder justificarse ante tales elementos lo
ms rpidamente posible. Si no, toda esa poblacin tibia se aparta de la obra
revolucionaria, predispuesta a volverse hostil, y comienza a simpatizar con
las intrigas contrarrevolucionarias, para terminar por sostenerlas y volverlas
mucho ms peligrosas.
Tal es, sobre todo, la situacin en el trance de subversiones de gran
envergadura, que afectan los intereses de millones de hombres y modifican
profundamente las relaciones sociales, subversiones cumplidas mediante
grandes sufrimientos y no menores promesas de satisfaccin. Satisfaccin
que debe ser pronto cumplida o, de todos modos, las masas han de poder
esperarla. En caso contrario, la revolucin se debilita y la contrarrevolucin
toma alas.
Agreguemos que el concurso activo de los elementos neutros es
indispensable para la buena marcha de la revolucin, pues entre ellos se
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INTRODUCCIN
LIBRO TERCERO
LAS LUCHAS POR LA VERDADERA
REVOLUCIN SOCIAL
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PRIMERA PARTE
(CRONSTADT 1921)
CAPTULO I
NOCIONES GEOGRFICAS
Numerosas inexactitudes y falsedades han corrido y corren an, fuera de
Rusia, sobre el papel de Cronstadt en la Revolucin rusa. Generalmente, la
verdad es poco conocida.
Pero, ante todo, qu es Cronstadt?
Es una fortaleza, un puerto militar o, ms bien, una ciudad fortificada y
plaza de guerra, construida, hace dos siglos, en la isla Kotlin, a unos 30
kilmetros de San Petersburgo (hoy Leningrado), en el golfo de Finlandia.
Defiende el acceso de la capital rusa por el Bltico. Es la principal base de la
flota rusa.
El golfo de Finlandia est helado en invierno. Las comunicaciones entre
Cronstadt y la capital se realizan durante cinco meses del ao, de noviembre
a abril, por una ruta sobre la gruesa capa de hielo del golfo.
La isla Kotlin, alargada franja de tierra de contornos muy irregulares, tiene
una longitud de doce kilmetros y una anchura de dos a tres en algunas
partes. Sus costas son poco abordables y, de aadidura, militarmente bien
protegidas.
La parte Este, que mira a la capital, comprende la ciudad, el puerto y las
drsenas, que ocupan aproximadamente una tercera parte de la isla. Por las
partes Norte, Oeste y Sur hay diseminados fortines y bastiones. Entre la
costa y el poblado haba, en 1917, un terreno casi desierto.
Al norte y al sur de la isla, numerosas bateras avanzadas en el golfo
completan el sistema defensivo.
Observemos an que, al sudoeste de la isla, a unos veinte kilmetros sobre
la costa continental, se hallaba el importante fuerte Krasnaa Gorka, y al
nordeste, a unos diez kilmetros, el cabo fortificado Lissy Noss.
El lugar ms importante del poblado es la inmensa Plaza del Ancla, capaz
de dar cabida a unas 30.000 personas, antiguamente utilizada para la
instruccin de los conscriptos y las revistas militares. Durante la Revolucin
adquiri carcter de verdadero foro popular. Por convocatoria o a la menor
alarma, marinos, soldados y obreros corran a ella en masa, dando lugar a
grandiosos mtines. Durante el invierno, la Helada pista martima haca las
veces de la plaza.
La poblacin comprenda las tripulaciones de la flota bltica, distribuidas
en grandes cuarteles; los soldados de la guarnicin, artilleros en su mayora;
algunos millares de obreros, ocupados sobre todo en los arsenales militares,
y numerosos oficiales, funcionarios, comerciantes, artesanos, empleados,
etc. Unos 50.000 habitantes en total.
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CAPTULO II
CRONDSTADT ANTES DE LA REVOLUCIN
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del poder por los bolcheviques. Lo que no le impidi dirigir los caones de su
ejrcito rojo contra esa gloria, devenida canalla contrarrevolucionaria, tan
pronto como ella se irgui contra la impostura del partido bolchevique y su
desviacin de la Revolucin.
CAPTULO III
CRONDSTADT, VANGUARDIA DE LA REVOLUCIN.
SUS LUCHAS. SU ACCIN POSITIVA. SU INFLUENCIA.
Desde febrero de 1917, en todo el curso de la Revolucin, un poco por
todas partes y mucho en la zona de San Petersburgo, los de Cronstadt
estuvieron en la brecha. No se limitaban a una actividad local, por enrgica
que fuera. Pletricos de entusiasmo revolucionario y combativo ardor, ricos
en fuerza y en audacia, conscientes de su papel, prodigaban a la Revolucin
cuanto podan, cuanto ella necesitaba: su entusiasmo y su fe, su conciencia y
su fuerza, militantes abnegados hasta el sacrificio de la vida y
propagandistas populares, difusores de la literatura revolucionaria por todo
el pas, toda clase de tcnicos y, sobre todo, incomparables combatientes.
Va sin decir que en febrero de 1917 Cronstadt inmediatamente se entreg
de lleno a la Revolucin.
Al sublevarse y tomar posesin de la ciudad, los marinos se vieron en la
necesidad de proceder a una accin penosa, que ellos consideraron
indispensable: la ejecucin de 200 oficiales superiores, notorios
reaccionarios feroces, realizada la noche del 27 al 28 de febrero. El rencor y
el odio, acumulados en tantos aos, tuvieron as desahogo. Entre los
ejecutados se hallaban los que, en 1910, a raz de un intento de revuelta,
hicieron fusilar a centenares de marinos y ordenaron al fuerte Totleben el
famoso hundimiento de varios barcos llenos de marineros prisioneros. Esa
ejecucin fue el nico episodio sangriento.
Observemos que los marinos protegieron, como mejor pudieron, no slo a
los graduados a quienes estimaban, sino tambin a aquellos que no se haban
distinguido por su ferocidad en las represiones. Durante varias horas, grupos
de marinos buscaban por todas partes a sus oficiales desaparecidos en el
tumulto. Y al encontrarlos, arrestados por otras tripulaciones u otros sectores
de la poblacin, obtenan su libertad y los ponan en seguridad en sus naves
o sus cuarteles.
Los marinos organizaron de inmediato el primer soviet de Cronstadt.
Aunque muy moderado (la mayora de sus miembros eran socialistas
revolucionarios de derecha y mencheviques), este soviet tuvo bien pronto, a
impulso de las masas revolucionarias, agudos conflictos con el gobierno
provisorio, cuyo motivo inmediato era insignificante, pero cuyo fondo era
serio y bien comprendido por la masa. El gobierno no poda tolerar el
espritu de independencia ni la actividad incesante de los de Cronstadt y
trataba a toda costa de domar aqul y paralizar ste para dominar a los
reacios y someter enteramente a la poblacin.
Los primeros conflictos se solucionaron amigablemente. Despus de
varios mtines y deliberaciones, Cronstadt crey prudente ceder por el
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Por mltiples razones, era cosa ms bien rara la presencia de anarquistas en los
soviets. Fuera de Cronstadt, haba algunos en el soviet de Petrogrado y en el de
Mosc. Un anarquista en el soviet era una excepcin.
La actitud general de los anarquistas ante el soviet se modific de acuerdo a la
evolucin de stos. Favorable al principio, cuando los soviets an tenan traza de
organismos obreros y cuando se poda esperar que el impulso revolucionario los
hiciera aptos para el cumplimiento de ciertos fines tiles, la actitud anarquista se hizo
luego escptica y al fin netamente negativa, al transformarse los soviets en
organismos polticos manejados por el gobierno.
Los anarquistas, pues, comenzaron por no oponerse a que sus camaradas integraran
esas instituciones pero no tardaron en pasar a la crtica, de seguida a la abstencin y
acabaron por pronunciarse categrica y definitivamente contra toda participacin en
los soviets, convertidos en organismos meramente polticos, organizados sobre base
autoritaria, centralista y estatista. (Resolucin del Congreso de Nabate, en
Elisabethgrado, en abril de 1919.)
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CAPTULO IV
REBELIN DE CRONSTADTD CONTRA LA IMPOSTURA
BOLCHEVIQUE
Primeros disentimientos entre Cronstadt y el gobierno bolchevique.
Abordamos el punto de la epopeya de Cronstadt: su lucha desesperada y
heroica, en marzo de 1921, contra la nueva impostura bolchevique, y el fin
de su independencia.
Los primeros disentimientos con el nuevo gobierno aparecieron casi al da
siguiente de la Revolucin de octubre.
El lema Todo el poder para los soviets significaba para Cronstadt la
independencia de cada localidad, de cada soviet, de cada organismo social
en sus respectivos asuntos, en relacin al centro poltico: el derecho a
adoptar iniciativas y decisiones y toma, medidas, sin permiso del centro, el
cual, segn esta interpretacin, no poda dictar ni imponer su voluntad a los
soviets locales, dueos de s mismos, como cada soviet u organismo obrero
o campesino, todos los cuales, necesariamente, haban de coordinar su
actividad con las de las otras organizaciones, sobre base federativa.
Igualmente los asuntos concernientes al entero pas deban ser concertados
por un centro federativo general.
Cronstadt supona, pues, que, con la proteccin de un gobierno proletario
y amigo, una Federacin libre de los soviets y una Federacin libre de los
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del presidente del Comit ejecutivo Vassilieff, que le sigui, pas inadvertida.
La aplastante mayora de los delegados era manifiestamente hostil a los
comunistas.
Sin embargo, los delegados no perdan la esperanza de hallar una base de
entendimiento con los representantes del Poder. La exhortacin del presidente de
la Conferencia para encarar un trabajo positivo y elaborar un orden del da fue
aprobada por unanimidad, debiendo pasarse a redactarlo. Pero, siendo evidente
que no poda confiarse en los camaradas Kouzmin y Vassilieff, se juzg
necesario ponerlos momentneamente en arresto, sobre todo porque los
comunistas estaban en posesin de los depsitos de armas, no se tena acceso al
telfono, los soldados rojos, segn carta leda en la Conferencia, estaban
asustados y excitados y los comisarios prohiban toda reunin en las unidades
militares.
Los camaradas Kouzmin y Vassilief y el comandante de la fortaleza fueron,
pues, alejados.
La Conferencia no disimul sus sentimientos reprobatorios respecto a los
comunistas. Pero cuando se plante si los delegados comunistas podran
continuar en la Conferencia para proseguir el trabajo en comn con los
camaradas sin partido, la reunin respondi positivamente. A pesar de algunas
protestas y la proposicin de ciertos delegados de arrestar a los comunistas, el
conjunto de los delegados no fue de esa opinin, considerando que los
comunistas presentes asuman el carcter de delegados de unidades y
organizaciones con el mismo ttulo que los dems. Ello prueba una vez ms que
los delegados sin partido de los trabajadores, que los soldados rojos, los marinos
y los obreros no consideran la resolucin adoptada en el mitin de la vspera
como necesariamente conducente a una ruptura con los comunistas en tanto
partido. Se esperaba an poder hallar un lenguaje comn.
Enseguida, a propuesta del camarada Petritchenko, se dio lectura a la
resolucin de la vspera. La aplastante mayora de los delegados la aprob. En
ese momento, cuando pareca que iba a comenzar el trabajo positivo, el
camarada delegado del navo de lnea Sebastopol pidi la palabra para una
declaracin urgente: 15 camiones de tropas con fusiles y ametralladoras estaban
en marcha hacia el lugar de la reunin. La investigacin practicada luego
demostr que esa noticia, falsa, haba sido lanzada por los comunistas a fin de
torpedear la Conferencia. Pero al ser anunciada sobre todo en razn de la
tensin general y de la posicin hostil a la Conferencia asumida por los
representantes del Poder todo llev a los delegados a creer en ella.
No obstante, se continu sesionando, y la proposicin del presidente de pasar
a la discusin de los acontecimientos en curso, tomando por base la resolucin
adoptada, fue aclamada. La Conferencia comenz la consideracin de las
medidas a tomar para la efectiva aplicacin de las clusulas de la resolucin. Se
rechaz la idea de enviar una delegacin a Petrogrado, pues ella sera arrestada.
Despus de lo cual varios delegados propusieron que la Mesa de la Conferencia
se organizara en comit revolucionario provisorio y se encargara de las
elecciones para el nuevo soviet.
En ese momento el presidente manifest que un destacamento de 2.000
hombres vena hacia el lugar de la reunin. Excitados y ansiosos, los delegados
abandonaron el edificio de la Casa de Educacin.
Levantada la sesin a causa de esa ltima comunicacin, el Comit
revolucionario provisorio, encargado del orden, se instal en el navo de lnea
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Se trata del famoso almirante Wiren, comandante de la plaza de Cronstadt en el
momento de la Revolucin, uno de los ms feroces jefes zaristas, fusilado por los
marinos de Cronstadt el 28 de febrero de 1917.
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Kozlovsky, quien exigi un poder firme y una accin decisiva contra los
partidarios de los soviets.
En Cronstadt, la moral est decada y la poblacin deprimida. Ella espera
impacientemente el fin de la rebelin y demanda que los conductores guardias
blancos sean entregados al gobierno sovitico.
He ah lo que los comunistas informan sobre los acontecimientos. Tales son
los medios a que recurren a fin de enlodar nuestro movimiento a los ojos del
pueblo laborioso.
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dirigirse de Finlandia a Cronstadt. Esto pone fuera de duda los vnculos entre
ambas.
Oranienbaum, 12 de marzo. Los pilotos rojos que ayer sobrevolaron
Cronstadt comunican que no se ve casi a nadie en las calles. Se ha observado la
ausencia de todo servicio de guardia o de enlace y la interrupcin de las
comunicaciones personales con Finlandia.
Oranienbaum, 11 de marzo. Los desertores de Cronstadt comunican que la
moral de los marinos ha decado muchsimo. Los jefes del amotinamiento han
perdido toda confianza en los marinos, que ya no son admitidos en el servicio de
la artillera, de lo que se encargan los oficiales que detentan el poder real. Los
marinos son eliminados de casi todos los lugares.
Tiroteos en Cronstadt. Segn informes recibidos hoy, ha habido intenso
tiroteo en Cronstadt. Se oyen estampidos de fusiles y ametralladoras. Es de
suponer que se trata de una revuelta.
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Vencer o morir
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Un hecho significativo, entre muchos otros: Una de las delegaciones enviadas por
el Comit revolucionario a Petrogrado tena la misin de hacer pasar a Cronstadt a
dos anarquistas a quienes conocan personalmente: el camarada Yartchuk (autor de
una obra sobre Cronstadt) y yo, para colaborar en la tarea, descontando nuestro
concurso amistoso y desinteresado. Se ignoraba en Cronstadt que ambos ramos
prisioneros de los bolcheviques. Este hecho, por mnimo que sea, es una prueba ms
de la independencia y de las tendencias revolucionarias de Cronstadt. Un
movimiento contrarrevolucionario jams pensara en solicitar el concurso de
anarquistas. Por lo dems, el presidente del Comit, Petritchenko, era simpatizante
anarquista.
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Alusin a F. Trepoff, uno de los ms feroces generales de Nicols II, de quien se
hizo famosa su orden a las tropas en ocasin de los tumultos de 1905: No ahorrar
balas!
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Nosotros y ellos
No sabiendo cmo conservar el poder que se les escapa, los comunistas
emplean las ms Viles provocaciones. Su inmunda prensa ha movilizado todas
sus fuerzas para excitar a las masas populares presentando el movimiento de
Cronstadt como una conspiracin de guardias blancos. En este momento, su
cenculo de malhechores estigmatizados afirma que Cronstadt se ha vendido a
Finlandia. Sus diarios vomitan fuego y veneno. Fracasados en el empeo de
convencer al proletariado de que Cronstadt est en manos de los
contrarrevolucionarios, se esfuerzan ahora en tocar el sentimiento nacional.
Todos los pases conocen ya por nuestras transmisiones radiales las razones
por que luchan la guarnicin y los obreros de Cronstadt. Pero los comunistas
procuran desnaturalizar el sentido de los acontecimientos, confiando as en
inducir a error a nuestros hermanos de Petrogrado.
Petrogrado est estrechamente cercado por las bayonetas de los koursanti y
los guardias del partido. Trotzky, el Maliuta Skouratoff7, impide llegar a
Cronstadt a los obreros y los soldados rojos sin partido, temiendo que descubran
la verdad, y que sta barra inmediatamente a los comunistas, al abrirse a su
fulgor los ojos de las masas obreras. Esa es la razn de que el soviet de
Petrogrado no haya respondido a nuestra invitacin radial de enviar a Cronstadt
camaradas verdaderamente imparciales.
Temiendo por su pellejo, los jefes comunistas ahogan la verdad e inventan
mentiras sobre mentiras: Los guardias blancos estn en accin en Cronstadt...
El proletariado de Cronstadt se ha vendido a Finlandia y a los espas
franceses... Los finlandeses ya han organizado un ejrcito para apoderarse de
Petrogrado con ayuda de los rebeldes de Cronstadt., etc.
A todo ello, slo respondemos, y nos basta: Todo el poder para los soviets!
Quitad de ah vuestras manos, manos tintas en la sangre de los mrtires de la
libertad que lucharon contra los guardias blancos, los propietarios y la
burguesa!
Alusin a Maliuta Skouratoff, jefe de los guardias del zar Ivn el Terrible (siglo
xv). Su nombre ha pasado de generacin en generacin como smbolo de ferocidad.
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Qu traicin!
Hemos exigido tambin que se deje a los trabajadores de Petrogrado enviarnos
una delegacin para comprobar cules son nuestros generales y quin dirige el
movimiento.
Ni hablar de delegacin. Los comunistas temen que una delegacin se entere
de la verdad y os la haga conocer.
He aqu el editorial del nmero 13, del 15 de marzo (el penltimo del
rgano de los rebeldes) :
Razn social Lenin, Trotzky y Ca.
Ha trabajado bien esta razn social.
La criminal poltica absolutista del Partido Comunista en; el poder ha llevado
a Rusia al abismo de la miseria y la ruina. Sera tiempo ya que se retirara. Pero,
ay!, las lgrimas y la sangre derramadas por los trabajadores parecen
insuficientes todava.
En el momento mismo de la histrica lucha, empeada audazmente por
Cronstadt revolucionaria por los derechos del pueblo trabajador, burlados y
pisoteados por los comunistas, una bandada de cuervos se ha decidido a celebrar
su X Congreso del partido, para tramar en l los medios de continuar, con ms
malicia y mayor xito an, su fratricida obra.
Su descaro llega al colmo. Con toda tranquilidad hablan de concesiones
comerciales. Lenin, muy simplemente, ha declarado: Comenzaremos a realizar
el principio de las concesiones. El xito de esta empresa no depende de
nosotros. Pero debemos hacer por ello todos nuestros posibles. Y de seguida
confiesa que los bolcheviques han puesto a la Rusia sovitica en un lindo
apuro: Porque dijo no podemos reconstruir el pas sin recurrir a la tcnica
extranjera, si queremos alcanzar econmicamente, en cierta medida, el nivel de
otros pases. Las circunstancias nos han obligado a comprar en el extranjero no
slo mquinas, sino tambin carbn, que, sin embargo, abunda entre nosotros. Y
deberemos hacer an nuevos sacrificios prosigui para disponer de productos
de consumo corriente y lo necesario para la economa agraria.
Qu ha sido, pues, de las famosas realizaciones econmicas, en cuyo nombre
se transform al obrero en esclavo de las empresas estatales y a los campesinos
en siervos de los sovkhoz?
No es eso todo. Al hablar de la agricultura, Lenin prometi mayor bienestar
an si los comunistas prosiguen su funcionarismo econmico (sta fue su
expresin). y si logramos un da reconstituir, aqu y all, las grandes economas
rurales y la gran industria continu, no ser sino imponiendo nuevos
sacrificios a todo productor, sin darle nada en cambio.
Tal es el bienestar que permite esperar el jefe de los bolcheviques a todos los
que quieren soportar dcilmente el yugo del absolutismo de los comisarios.
Razn sobrada tena el rudo campesino que declar en el VIII Congreso de los
Soviets: Todo va muy bien... Slo que, si nosotros tenemos la tierra, vosotros
tenis el pan; nosotros el agua, y vosotros el pescado; nosotros los bosques, y
vosotros la madera...
Aparte eso, el trabajador no ha de preocuparse.
Bien que Lenin promete acordar algunos favores a los pequeos patronos y
ampliar algo los cuadros de la economa libre. Como el buen seor antiguo, l
prepara algunos favores a fin de apretar an ms el cuello de los trabajadores
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destino. La leche de las vacas que sobreviven se destina ante todo a los
gobernantes, luego a los altos funcionarios y lo que resta recin a los nios.
Pero lo ms difcil es vestirse y calzarse. Se aprovecha al extremo las ropas
viejas. Casi nada nuevo es distribuido. (Por ejemplo, un sindicato distribuye
botones a razn de uno y medio por persona. No es esto burlarse de la gente?)
Imposible hallar zapatos.
Bella es la ruta del paraso comunista! Pero se la puede recorrer descalzos?
Sin embargo, hay hendiduras por las que escapa todo lo necesario. Los
integrantes del crculo de las llamadas cooperativas y los gobernantes tienen
de todo: restaurantes propios y raciones especiales; oficinas de abonos, cuyos
beneficios se otorgan conforme a las simpatas de los comisarios.
Se ha acabado de comprender que esta comuna ha socavado y
completamente desorganizado el trabajo productor, con la lgica desaparicin
del deseo y el inters de trabajar. Zapateros, sastres y plomeros han debido
dispersarse, buscando ocupacin como guardianes, mensajeros, etc.
Tal es el paraso cuya construccin emprendieron los bolcheviques.
En lugar del antiguo rgimen, se ha establecido uno nuevo, de arbitrariedad,
insolencia, favoritismo, robo y especulacin, terrible rgimen que obliga a
tender la mano a la autoridad por cada pedazo de pan, por cada botn; rgimen
en que uno deja de pertenecer y disponer de s mismo; rgimen de esclavitud y
de envilecimiento.
Del ltimo nmero, el 14, del 16 de marzo de 1921, dedicado sobre todo a
las peripecias de la lucha, cada vez ms encarnizada, y a los asuntos en
curso, reproducimos este artculo, que completa el anterior:
El sedicente socialismo
Al hacer la Revolucin de octubre, los marinos, soldados rojos, obreros y
campesinos derramaron su sangre por el poder de los soviets, para la edificacin
de una Repblica de trabajadores.
El Partido Comunista ha tomado buena nota de las aspiraciones de las masas.
Inscritos en su estandarte lemas seductores que entusiasman a los trabajadores,
los ha arrastrado a la lucha y les ha prometido conducirlos al bello rgimen del
socialismo, que slo los bolcheviques son capaces de edificar.
Naturalmente, una desbordante alegra se apoder de obreros y campesinos.
Al fin, la esclavitud bajo el yugo de los terratenientes agrarios y de los
capitalistas entrara a ser cosa de triste recuerdo, pensaban. Llegado haba el
tiempo, les pareca, del trabajo libre en los campos y las fbricas, y de que el
poder pasara a manos de los trabajadores.
Mediante diestra propaganda, los hijos de los trabajadores eran atrados a las
filas del partido, donde se les someta a rigurosa disciplina.
Despus, al irse sintiendo fuertes los comunistas, eliminaron del poder a
socialistas de otras tendencias y desalojaron de numerosos puestos estatales a
obreros y campesinos, sin dejar por eso de pretender gobernar en nombre de
ellos. El poder de los soviets de tal modo usurpado por los bolcheviques devino
as real tutela de los comisarios, con todas las arbitrariedades del poder personal.
Contra toda razn, y contrariamente a la voluntad de los trabajadores,
comenzaron a construir obstinadamente un socialismo estatal sobre la masa
esclava, en lugar de edificar una sociedad sobre la base del trabajo libre.
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CAPTULO V
EL LTIMO ACTO
El ataque a Cronstadt. Su ltima lucha. El fin de su independencia.
Slo queda a tratar el ltimo acto de la tragedia: el ataque a Cronstadt, su
heroica defensa y su cada.
En el nmero 5 de Izvestia, 7 de marzo, hallamos los detalles de las
tratativas sobre el envo de una delegacin de Petrogrado a Cronstadt con
propsitos de informacin. Helos aqu:
Las tratativas sobre una delegacin
El Comit revolucionario provisorio ha recibido de Petrogrado el siguiente
radiotelegrama:
Comunicad por radio a Petrogrado si se puede enviar de Petrogrado a
Cronstadt algunos delegados, (escogidos entre sin partido y miembros del
partido, para enterarse de qu se trata.
El Comit revolucionario respondi inmediatamente por radio:
Al soviet de Petrogrado: Habiendo recibido la comunicacin del soviet de
Petrogrado preguntando si se puede enviar de Petrogrado a Cronstadt algunos
delegados, elegidos entre sin partido y miembros del partido, para enterarse de
qu se trata, os informamos que:
No tenemos confianza en la independencia de vuestros sin partido.
Nosotros proponemos que se elija, en presencia de una delegacin nuestra,
delegados sin partido de las fbricas, las unidades rojas y los marinos. Podris
agregar un quince por ciento de comunistas. Es de desear respuesta el 6 de
marzo, a las dieciocho horas, con indicacin de la fecha de envo de los
representantes de Cronstadt a Petrogrado y de los delegados de Petrogrado a
Cronstadt. En caso de imposibilidad de responder en ese plazo, pedimos que
indiquis vuestra fecha y los motivos del retardo.
Los medios de desplazamiento deben ser asegurados a los delegados de
Cronstadt.
Comit Revolucionario Provisorio
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daos que la poblacin pacfica pueda sufrir por ello recaer enteramente sobre
los amotinados contrarrevolucionarios.
Esta advertencia es definitiva.
Trotzky, presidente del Consejo Militar Revolucionario de la Repblica;
Kamenef, comandante en jefe.
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SEGUNDA PARTE
UCRANIA (1918 - 1921)
CAPTULO I
EL MOVIMIENTO DE LAS MASAS EN UCRANIA
Si he dedicado casi setenta pginas al movimiento de Cronstadt, los
acontecimientos de Ucrania requeriran cinco veces ms espacio, por su
envergadura, su duracin y, sobre todo, su gran alcance revolucionario y
moral. Cosa imposible.
Por otra parte, mi documentacin sobre este movimiento no supera la de la
excelente obra de Pedro Archinoff1 Historia del movimiento makhnovista,
sindome imposible, en las presentes condiciones, completarla. Me parece
impropio, pues, llenar pginas simplemente. Para reproducir una
documentacin ya aparecida aun habida cuenta del carcter muy especial y
de la rareza bibliogrfica de la obra.
Yo podra aportar a este estudio, cierto es, dos elementos muy apreciables:
primero, algunos expuestos en los volmenes II y III de las Memorias de
Nstor Makhno, animador y gua militar del movimiento, nicamente
editados en ruso, en 1936 y 1937; segundo, algunos episodios que he vivido
por haber participado en el movimiento a fines de 1919 y 1920, por cerca de
seis meses.
En lo concerniente a las Memorias de Makhno, la muerte de su autor, en
1935, en Pars, interrumpi su trabajo, cuyos tres volmenes (el primero de
ellos tambin editado en francs, mucho antes que los otros dos) slo llegan
a tratar el perodo 1917-18, justamente en los umbrales del movimiento,
antes de los acontecimientos ms tpicos e importantes (1919-1921). Y en
cuanto a mis recuerdos personales, ellos seran particularmente tiles a
condicin de integrar un relato general y completo. Destacados del conjunto,
ya no tienen el mismo inters.
Sin embargo, no es posible dejar de ocuparse del movimiento de masas en
Ucrania, sobre todo si se estudia la Revolucin rusa desde el ngulo que yo
la encaro.
Este movimiento ha desempeado en la Revolucin un papel
excepcionalmente importante, ms an que el de Cronstadt, en razn de su
extensin, su persistencia, su carcter esencialmente popular, la claridad de
su tendencia ideolgica y, en fin, las tareas y obras que hubo de realizar.
Ahora bien: las obras sobre la Revolucin rusa, de toda ndole, guardan
silencio sobre este movimiento o slo hablan de l en pocas lneas y con
propsito difamatorio.
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Era en los das subsiguientes de la brutal represin de abril (V. libro I, cap. II). En
su conversacin con Makhno, Lenin hizo una breve alusin a esos hechos,
pretendiendo que los anarquistas de Mosc amparaban a bandidos por doquiera.
Makhno le pregunt si tena pruebas de ello, y tras una respuesta evasiva de Lenin,
que invoco la competencia de la Tcheka, la conversacin fue cortada por la
intervencin de un bolchevique sobre otro tema. Nada sali, pues, en claro.
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Emprendi, pues, el regreso a Ucrania, con intencin de dirigirse a GulaPole. Era en julio de 1918.
El viaje se realiz refiere Archinoff con muchas dificultades,
clandestinamente, para no caer en las guerras; de las autoridades del hetman.
Una vez estuvo apunto de perecer, pues fue arrestado por un destacamento
austroalemn, estando bien provisto de literatura libertaria. Un conocido, rico
judo de Gula-Pole, lo salv pagando por su liberacin una suma considerable
de dinero. Al continuar su viaje, los comunistas le propusieron escoger una
regin determinada de Ucrania para el trabajo revolucionario clandestino en la
orientacin de ellos. Ni que decir que hasta rehus discutir esa proposicin: la
tarea que l se propona no tena nada de comn con la de los bolcheviques.
He aqu, pues, a Makhno en Gula-Pole, esta vez con la decisin irrevocable
de perecer o de obtener la victoria de los campesinos; en todo caso, decidido a
no abandonar la regin. La noticia de su regreso se extendi rpidamente de
aldea en aldea. Por su parte, en asambleas y por medio de la prensa y de
volantes, no tard en mostrarse francamente a las vastas masas campesinas,
incitndolas a acciones decisivas contra el poder del hetman y de los
propietarios, haciendo resaltar que los trabajadores tenan ahora su suerte en sus
manos y no deban dejarla escapar. Su llamado vibrante y enrgico se propag
en algunas semanas por numerosas aldeas y distritos, preparando las masas para
los grandes acontecimientos futuros.
Makhno se puso inmediatamente a la obra. Su primera preocupacin fue la de
formar una compaa revolucionaria militar suficientemente fuerte para
garantizar la libertad de agitacin y de propaganda en ciudades y aldeas y
comenzar al par operaciones de guerrilla. Esta compaa fue rpidamente
organizada. Haba en todas las aldeas elementos maravillosamente combativos,
dispuestos a obrar. Slo faltaba un buen organizador: ste fue Makhno.
La misin de su compaa era: a) un trabajo activo de propaganda y de
organizacin entre los campesinos; b) la lucha implacable contra todos los
enemigos. Como fundamento de esa lucha tena por lema: Todo agrario que
persiga a los campesinos, todo agente de polica del hetman, todo oficial ruso o
alemn, en tanto que enemigo mortal e implacable de los campesinos, no
hallar piedad alguna y ser suprimido. Adems, segn los principios de los
insurrectos, deba ser ejecutado todo el que participase en la opresin de los
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CAPTULO II
FORMACIN DEL EJRCITO INSURRECCIONAL
MAKHNOVISTA
Las diversas fuerzas en lucha en Ucrania. Bien pronto Makhno se
convirti en cabeza de enlace para la unin de todos los insurgentes.
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Esta comuna fue destruida, los das 9 y 10 de junio de 1919, por los bolcheviques,
cuando la campaa general contra la regin makhnovista.
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Subvencionadas por el gobierno, vivan, pues, del trabajo del pueblo, aun
pretendiendo ensearle a trabajar.
Las comunas libres eran verdaderas comunas laboriosas. Agrupaban a
campesinos autnticos, habituados desde la infancia al trabajo serio. Se
basaban en una real ayuda mutua material y moral y en el principio
igualitario. Todos hombres, mujeres y nios deban trabajar en ella, cada
uno en la medida de sus fuerzas. Las funciones organizadoras eran confiadas
a camaradas capaces, quienes, cumplida esa tarea, reanudaban el trabajo
comn. Tales principios sanos y serios eran consecuencia de haber surgido
las comunas en el ambiente laborioso mismo y haberse desarrollado libre y
naturalmente.
Los guerrilleros makhnovistas jams ejercieron presin alguna sobre los
campesinos, limitndose a propagar la idea de las comunas libres, las que se
formaron por iniciativa de los mismos campesinos pobres.
Es interesante y sugestivo comprobar que las ideas y la accin de los
campesinos makhnovistas eran de todo punto semejantes a las de los
rebeldes de Cronstadt en 1921. Prueba esto que cuando las masas laboriosas
tienen la posibilidad de pensar, investigar y obrar libremente, adoptan sobre
poco ms o menos la misma orientacin, cualesquiera sean la localidad, el
ambiente y aun, agreguemos, la poca, si se establece relacin con las
revoluciones precedentes. Independientemente de todo otro razonamiento,
ello debe llevarnos a creer que, en conjunto, sa es la buena, la justa, la
verdadera orientacin de los trabajadores. Cierto es que las masas
laboriosas no han podido mantenerse en ella, por mltiples razones; pero la
posibilidad de no abandonarla, de proseguir por ella hasta el fin, no es sino
cuestin de tiempo y de evolucin.
La actividad constructiva de los makhnovistas no se limit a estos esbozos
de comunismo libre. Se les presentaron tareas mucho ms vastas e
importantes, que deban ser afrontadas sin dilacin. Era necesario hallar en
comn soluciones prcticas a los diversos problemas de la entera regin. Se
haca por ello indispensable crear una organizacin general que fuera
abarcando progresivamente el distrito, el departamento y finalmente la
entera regin. Lo que implicaba la constitucin de rganos capaces de
semejante labor organizadora.
Los campesinos no fallaron al menester, recurriendo a la realizacin de
Congresos peridicos de campesinos, obreros y guerrilleros. Mientras la
regin permaneci libre, hubo tres Congresos regionales, que permitieron a
los campesinos estrechar vnculos, orientarse de manera segura en el
complicado ambiente del momento y determinar con claridad las tareas
econmicas, sociales y de otra ndole requeridas.
El Primer Congreso tuvo lugar el 23 de enero de 1919 en GrandeMikhailovka y se ocup especialmente del peligro de los movimientos
reaccionarios de Petlura y Denikin. El primero reorganizaba sus fuerzas en
el Oeste en vista de una nueva ofensiva, y Denikin, con sus preparativos de
guerra civil, constitua mayor preocupacin entre los revolucionarios. El
Congreso arbitr medidas de defensa contra ambas tentativas. Los choques
de patrullas eran cada vez ms frecuentes e importantes, llegando a ser casi
cotidianos en el lmite sudeste.
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CAPTULO III
LAS OFENSIVAS DE DENIKIN Y EL DERRUMBE FINAL
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Esta clusula constitua una precaucin de parte de los makhnovistas, que en efecto
teman que, so cualquier pretexto, el comandante rojo enviar al ejrcito
insureccional a otro frente, con el fin de poder establecer sin inconvenientes el poder
bolchevique en la regin. Este temor fue plenamente justificado por los
acontecimientos posteriores, como se ver ms adelante.
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A Makhno se le llam Padre (batko, en ucraniano) despus de la unificacin del
movimiento. Esa expresin se agrega al nombre, en Ucrania, cuando se trata de una
persona anciana o respetada, sin comportar ningn sentido autoritario.
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Los hechos hasta aqu relatados familiarizan al lector con el ambiente, las
tendencias y los conflictos distintivos del movimiento ucraniano de 19171921. Los acontecimientos posteriores no son sino su lgica secuela. Por eso
han de ser comprendidos fcilmente, sin necesidad de detenerse en ellos.
Esto nos permitir reducir nuestra narracin, evitando detalles, para
limitarnos a poner de relieve los rasgos esenciales y el verdadero sentido de
la epopeya.
Preparativos bolcheviques para una invasin armada de la regin libre.
La segunda campaa de Denikin. El conflicto con Dybenko no fue,
naturalmente, sino el prlogo del drama que se anunciaba.
Las respuestas del Consejo llev al colmo la clera de las autoridades
bolcheviques. Y, sobre todo, les prob que deban abandonar toda esperanza
de someter pacficamente la regin a su dictadura. Desde entonces, los
bolcheviques encararon un ataque armado contra la regin.
La campaa de prensa contra la makhnovtchina redobl en intensidad. Se
imput al movimiento las peores ignominias, los crmenes ms abominables.
Se excit sistemticamente a las tropas rojas, a la juventud comunista y a la
poblacin rusa en general contra los anarco-bandidos y los kulaks
amotinados. Como anteriormente en Mosc y ms tarde en ocasin de la
rebelin de Cronstadt, Trotzky en persona condujo una encarnizada
campaa contra la regin libre. Llegado a Ucrania para hacerse cargo de la
eventual ofensiva, lanz, en espera de ella, una serie de artculos ofensivos,
el ms violento de los cuales apareci en el nmero 51 de su diario En
Camino, con el ttulo Makhnovtchina. Segn Trotzky, el movimiento
insurreccional no era sino una revuelta camuflada de ricos granjeros (kulaks)
tendente a establecer su poder en la regin. Todos los discursos de
makhnovistas y anarquistas sobre la comuna libre de los trabajadores no
eran ms, segn su opinin, que estratagemas de guerra. En realidad,
makhnovistas y anarquistas aspiraban a establecer en Ucrania su propia
autoridad anarquista, que resultara, al fin de cuentas, en la de los ricos
kulaks.
El mismo Trotzky pronunci, poco ms tarde, su famosa sentencia
afirmando que era preciso acabar, ante todo, con la makhnovtchina. Vale
ms explicaba ceder toda la Ucrania a Denikin que permitir la expansin
del movimiento makhnovista. El movimiento de Denikin, francamente
contrarrevolucionario, podr ser fcilmente comprometido ms tarde por
conducto de la propaganda de clase, mientras que la makhnovtchina se
desarrolla en el fondo de las masas y solivianta justamente a las masas
contra nosotros. (Cit. segn Archinoff.)
Trotzky sostuvo esta tesis en reuniones de comandantes y jefes militares.
Prob as, por una parte, que haba advertido perfectamente la esencia
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toda Ucrania, la mayor parte de los cuales perdieron para siempre sus
hogares y sus mseros bienes. Algunos lograron formar un nuevo hogar;
muchos perdieron la vida, por agotamiento y enfermedades o cados en
poder de los blancos.
El ejrcito insurgente trat primeramente de atrincherarse en el Dnieper,
cerca de la ciudad de Alexandrovsk. Por cierto tiempo conserv el dominio
del famoso puente de Kitchkass (uno de los ms importantes de Rusia), de
gran valor estratgico. Pero bien pronto, desbordado por las fuerzas muy
superiores del enemigo, hubo de abandonarlo y replegarse hacia Dolinskaia
y luego hacia la ciudad de Elisabethgrad.
Entre tanto, las pocas tropas rojas que haban quedado dispersas por
Ucrania, y sobre todo en Crimea, completamente desmoralizadas por la
actitud del comando bolchevique, perdieron toda importancia militar. Los
soldados consideraban la huida de Ucrania de las autoridades bolcheviques
como una defeccin a la causa revolucionaria, y varios jefes expresaron su
desconfianza respecto al alto comando. Poco menos que abandonadas por
las autoridades, esas tropas se consuman en la inactividad, la duda y la
angustia. Para esos hombres, Makhno era la nica esperanza revolucionaria.
Y hacia l se volvan de ms en ms las miradas de cuantos aspiraban a
defender, en su terreno, la libertad.
Finalmente, en julio, casi todos los regimientos rojos que quedaban en
Crimea se insurreccionaron, destituyendo a sus jefes, y se pusieron en
marcha para incorporarse a las tropas de Makhno. Esta accin fue
inteligentemente preparada y realizada por los comandantes makhnovistas
ya nombrados, que haban permanecido provisoriamente en las filas del
ejrcito rojo, quienes partieron, al llegar la orden convenida, no slo con los
destacamentos de origen insurreccional, sino tambin con la casi totalidad de
las tropas bolcheviques. A marchas forzadas, trayendo cautivos a sus
anteriores jefes (Kotcherguin, Dybetz y otros) y gran cantidad de armas y
municiones, estos regimientos numerosos y descansados, bien organizados
y plenos de entusiasmo tras de su revuelta se dirigan a la estacin de
Pomostchnaia, en procura de Makhno.
Fue un golpe asaz duro para los bolcheviques, pues redujo casi a nada su
poder militar en Ucrania.
La conjuncin se verific, a principios de agosto, en Dobrovelitchkovka,
importante localidad de la gobernacin de Kherson. El ejrcito de Makhno
se hizo, as, imponente. Ya estaba en condiciones de encarar una accin
militar de gran envergadura, con posibilidades de victoria.
Apenas operada la conjuncin, Makhno, hasta entonces en retirada, se
detuvo, sobre todo para reagrupar sus tropas. De todos lados acudan
voluntarios. Protegido por vanguardias en torno al distrito ocupado entre
Pomostchnaia, Elisabethgrad y Voznessensk procedi a la reorganizacin
definitiva de su ejrcito, de cerca de 20.000 combatientes, que fueron
distribuidos en cuatro brigadas de infantera y de caballera, una divisin de
artillera y un regimiento de ametralladoras. La caballera, comandada por
Stchuss, dispona de dos a tres mil sables, y el regimiento de ametralladoras
lleg a disponer, en ciertos momentos, hasta 500. Una escuadra de 150 a 200
jinetes se constituy en unidad especial para acompaar constantemente a
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pedirles libre paso por su territorio y la ciudad, sin lo cual era imposible
proseguir la retirada? Habra que proponerles la unin para combatir
juntamente a los denikistas? O, simplemente, proponerles una neutralidad,
para obtener de ella las mayores ventajas luego? Todo sopesado, esta
solucin pareca ser la ms indicada.
Observemos que en ese momento el ejrcito insurreccional tena cerca de
8.000 heridos, privados, en las condiciones creadas, de todo auxilio mdico.
Adems, constituan una impedimenta enorme, que dificultaba grandemente
los movimientos y las operaciones militares. El estado mayor tena intencin
de solicitar a las autoridades de la ciudad que recogieran y cuidaran en los
hospitales locales por lo menos a los heridos graves. Por feliz coincidencia,
en el momento mismo que se trataban estos problemas lleg una delegacin
de Petlura para declarar que, hallndose en guerra con Denikin, se deseaba
evitar la formacin de un nuevo frente contra los makhnovistas,
coincidiendo con los deseos de stos. As se concert un pacto, por el que
ambas partes se comprometan a observar recprocamente una estricta
neutralidad militar. Y, de aadidura, los petluristas consintieron en recibir en
sus hospitales a los heridos makhnovistas.
El pacto estipulaba que esta neutralidad estrictamente militar y slo
concerniente a la situacin del momento no impona a los pactantes
obligacin ni restriccin alguna de orden poltico o ideolgico. Habiendo
intervenido en las tratativas, yo hube de subrayar expresamente la
importancia de tal clusula. Los makhnovistas saban que la masa petlurista
senta hacia ellos mucha simpata y daba odos a su propaganda. Se trataba,
pues, de tener margen para ejercer sin inconvenientes influencia entre esa
masa, lo que eventualmente podra serles de gran ayuda. As se apresuraron
a imprimir un manifiesto, titulado Quin es Petlura?, que lo
desenmascaraba como defensor de las clases acomodadas, como enemigo de
los trabajadores.
Las autoridades petluristas, aun siendo decididas enemigas de los
makhnovistas, tenan mltiples razones para observar ante stos una actitud
de extrema prudencia. Su neutralidad era ms ficticia que real los
makhnovistas lo saban, y era de tener en cuenta la posibilidad de un
entendimiento con los denikistas para aplastar a los insurgentes. Para stos
se trataba sobre todo de ganar unos das, desembarazarse de los heridos y de
evitar un inmediato ataque por la espalda, para no verse de improviso en un
bolsn sin salida. Objetivos que fueron logrados. Pero, por otra parte, las
sospechas de los makhnovistas se confirmaron plenamente.
Segn el pacto, el ejrcito insurreccional tena derecho a ocupar un
territorio de diez kilmetros cuadrados, cerca de la aldea Tekutche, prxima
a Uman. Las fuerzas de Petlura se hallaban dispersas al Norte y al Oeste; las
de Denikin se hallaban al Este y al Sur, del lado de Golta.
Ahora bien: a los pocos das de la concertacin del pacto los makhnovistas
recibieron informes de que se andaba en tratos entre ambos campos
adversarios para convenir un plan conjunto tendente a cercar las tropas de
Makhno y exterminarlas. Y das ms tarde, justamente la noche del 24 al 25
de septiembre, los exploradores makhnovistas advirtieron que cuatro o cinco
regimientos denikistas estaban a retaguardia de los insurgentes, al Oeste,
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donde no podan haber llegado sino a travs del territorio ocupado por los
petluristas; con la ayuda, pues, o por lo menos el consentimiento de stos.
Al atardecer del 25 de septiembre, los makhnovistas estaban
completamente cercados por las tropas de Denikin, cuya mayor parte
permaneca concentrada al Este, pero una fuerte barrera de ellas estaba
tendida a espalda de los insurgentes, con Uman en poder de los denikistas,
que estaban ya en tren de buscar y acabar con los heridos makhnovistas,
distribuidos en hospitales y casas privadas.
Una orden lanzada por el comando denikista, algunos de cuyos ejemplares
llegaron al estado mayor makhnovista, deca: Las bandas de Makhno estn
cercadas. Estn completamente desmoralizadas, desorganizadas, hambreadas
y sin municiones. Ordeno atacarlas y aniquilarlas en un plazo de tres das.
La firmaba el general Slastchoff, comandante en jefe denikista en Ucrania
(pasado ms tarde a servicio de los bolcheviques).
Toda retirada era imposible ahora para los makhnovistas. Haba llegado el
momento de librar la batalla decisiva. La suerte del ejrcito insurreccional,
de todo el movimiento, de la causa toda, dependa de esta suprema batalla.
La batalla de Uman seal la terminacin de la retirada del ejrcito
insurreccional. Era imposible escapar esta vez: la tenaza se haba cerrado
sobre los insurgentes.
Entonces Makhno declar con la mayor sencillez que la retirada
mantenida hasta ese da slo haba sido una forzada estrategia y que la
verdadera guerra comenzara, a ms tardar, al da siguiente, 26 de
septiembre. Tom todas las disposiciones para el combate y esboz las
primeras maniobras.
Al anochecer del 25 de septiembre, las tropas makhnovistas, que hasta
entonces haban marchado hacia el Oeste, cambiaron bruscamente de
direccin, movindose hacia el Este, contra el grueso del ejrcito denikista.
El primer encuentro se produjo, a noche avanzada, cerca de la aldea de
Krutenkoie, entre la primera brigada makhnovista y las vanguardias de
Denikin, que retrocedieron en procura de mejores posiciones y sobre todo
con intencin de arrastrar al enemigo, en su seguimiento, hacia el grueso del
ejrcito. Pero los makhnovistas no se dejaron atraer.
Como Makhno lo esperaba, esta maniobra enga al enemigo, que
consider el ataque como una especie de reconocimiento o diversivo,
afirmndose en la conviccin de que la marcha de los insurgentes
continuara en direccin Oeste. Y se aprest a caerles por la espalda en
Uman y aplastarlos en la ratonera armada. Ni por un instante admita que el
ejrcito insurreccional osase atacar sus fuerzas principales. La maniobra de
Makhno pareci confirmar tales apreciaciones. Y por ello no se prepar para
la eventualidad de un ataque frontal.
Tal fue, precisamente, el plan de Makhno. Su razonamiento era muy
sencillo: de cualquier modo, el ejrcito estaba perdido si no lograba romper
el cerco enemigo, cuya ruptura era ahora la nica posibilidad de salvacin,
por mnima que fuera; haba que intentarla, pues, lanzando todo el ejrcito
contra el de Denikin, al Este, en la esperanza de aplastarlo. La maniobra de
la vspera no tuvo otro fin que el de engaar la vigilancia del enemigo.
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Slo una parte insignificante de las tropas de Denikin obstinadas desde haca
meses en la persecucin encarnizada de Makhno logr salvarse. El primer
regimiento de oficiales de Simferopol y otros fueron enteramente pasados a
sable. En una extensin de dos o tres kilmetros, la ruta estaba cubierta de
cadveres4. Por horrible que pueda parecer este espectculo, no era sino la
secuela natural del duelo entablado entre el ejrcito de Denikin y el
makhnovista. Durante la prolongada persecucin, aqullos no se proponan
menos, y lo proclamaban, que exterminar a todos los makhnovistas, lo que
fueron cumpliendo cuanto les fue posible. El menor paso en falso de Makhno
habra reservado la misma suerte al ejrcito insurreccional. Ni aun las mujeres,
que seguan al ejrcito en que combatan sus esposos, se habran salvado. Los
makhnovistas haban sufrido sobradas experiencias y saban a qu atenerse
(Archinoff, ob. cit., captulo VII).
Cada la noche, yo segua solo algo atrs de mis camaradas a caballo, pero
lentamente, esta ruta de calvario de los regimientos denikistas. Jams olvidar el
fantasmagrico cuadro de los centenares de cuerpos humanos, salvajemente abatidos,
bajo el cielo estrellado, a lo largo de la ruta, aislados o amontonados unos sobre
otros, en actitudes infinitamente variadas y extraas; en ropas menores o totalmente
desnudos, cubiertos de polvo y de sangre, exanges y verduscos bajo la plida
claridad lunar. A unos les faltaban los brazos, otros estaban desfigurados
horriblemente, cules estaban decapitados, cules hendidos casi enteramente de un
sablazo... De tiempo en tiempo me apeaba para inclinarme, ansioso, sobre esos
cuerpos mudos e inmviles, ya rgidos. Como si esperase penetrar un imposible
misterio!... He ah a lo que estaramos reducidos nosotros pens, de haber
triunfado ellos. Destino? azar? Justicia?...
Al da siguiente, los campesinos dieron sepultura a todos los restos en una fosa
comn, a un lado del camino (Archinoff).
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que no esperaban nada semejante; los kulaks, los grandes industriales, los
curas, los gendarmes, los seores denikistas y los oficiales emboscados, todo
era barrido en el camino victorioso de la makhnovtchina. Prisiones,
comisaras y puestos policiales, todos los smbolos de la servidumbre
popular, fueron destruidos. Cuantos eran conocidos por enemigos activos de
los campesinos y los obreros estaban prometidos a la muerte. Terratenientes y
kulaks, sobre todo, perecieron en gran nmero. Ello basta observmoslo de
paso para desmentir la calumnia a sabiendas lanzada por los bolcheviques
contra el movimiento makhnovista de estar al servicio de los kulaks.
Acude ahora a mi memoria un episodio tpico que presenci. Los
regimientos makhnovistas haban hecho alto en una poblacin importante.
Nuestra Comisin de propaganda, llegada con ellos, fue hospedada por una
familia de campesinos, cuya vivienda daba a la plaza, frente a la iglesia.
Apenas instalados, omos ruidos inusitados, clamores de voces. Al salir
vimos a una multitud de campesinos en explicaciones con los combatientes
makhnovistas.
S, camaradas omos. El canalla hizo una lista de nombres, unos
cuarenta, todos los cuales fueron fusilados por las autoridades.
Supimos que se trataba del cura de la aldea. Una rpida investigacin
sobre el terreno confirm la verdad de la acusacin. Se decidi, pues, ir en
busca del cura. Los campesinos afirmaban que su vivienda estaba cerrada y
que el cura no se hallaba en ella. Le suponan huido. Pero haba quienes
consideraban que se haba ocultado en la iglesia misma, y campesinos e
insurgentes se dirigieron a ella. La puerta estaba cerrada por fuera, con
cadena y candado.
Ven dijeron algunos; no puede estar dentro, pues la puerta est cerrada
por fuera.
Mas otros, desconfiados, afirmaron que el pope, sin tiempo para huir, se
haba hecho encerrar en la iglesia por su pequeo sacristn, para que se le
creyera huido. Pero de nada le vali. Los insurgentes hicieron saltar el
candado y penetraron en la iglesia, cuyo interior revisaron prolijamente,
descubriendo un vaso de noche, ya utilizado, y una provisin de vveres. El
pope estaba all, pues. Al or la multitud que penetraba en la iglesia, haba,
de seguro, trepado al campanario, en la esperanza de que, no hallndolo
abajo, desistieran de buscarlo. Pero los insurgentes se lanzaron por la
estrecha escalera de madera hacia el pequeo campanario, con gran ruido de
sables y fusiles y gritos.
Los que se hallaban en la plaza vieron, entonces, aparecer en lo alto del
campanario a un hombre alto, que gesticulaba y gritaba desesperadamente,
dominado por el terror. Era joven, de largos cabellos de rubio pajizo.
Tendidos hacia la plaza sus largos brazos abiertos, gritaba plaidero:
Pequeos hermanos! Yo nada hice! Nada malo! Piedad mis
hermanos! Mis pequeos hermanos!
Fue un instante. Brazos vigorosos le tiraron de la sotana, obligndole a
bajar. Y la multitud sali con l de la iglesia, cruz la plaza y lo trajo al patio
de la vivienda que ocupbamos. Y all mismo se improvis el juicio popular,
en el que nuestra Comisin, meramente espectadora, no intervino por nada.
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CAPTULO IV
LA CONDUCTA DE LOS MAKHNOVISTAS EN LAS REGIONES
LIBERADAS
Los esfuerzos positivos. Las realizaciones. Las libertades. La permanente
lucha armada y la vida en el reino rodante, que impedan a la poblacin
toda clase de estabilidad, las inhiban asimismo, fatalmente, para toda
actividad positiva, constructora. Sin embargo, cuantas veces ello era posible,
el movimiento demostraba una gran capacidad orgnica y las masas
laboriosas revelaban voluntad y capacidad creadora notables. Veamos
algunos ejemplos.
Hemos hablado, ms de una vez, de la prensa makhnovista. A pesar de los
obstculos y las dificultades del momento, los makhnovistas, en relaciones
directas con la Confederacin anarquista Nabate, editaron manifiestos,
peridicos, etc., y un nutrido folleto: Tesis generales de los insurgentes
revolucionarios (makhnovistas) sobre los Soviets libres. El peridico El
Camino hacia la Libertad cotidiano o semanario segn el trance se dedic
sobre todo a la vulgarizacin de las ideas libertarias, aplicadas al curso de
los hechos de la vida. El Nabate, ms terico y doctrinario, apareca
semanalmente. Sealemos tambin La Voz del Makhnovista, que se ocupaba
especialmente de los intereses, los problemas y las tareas del movimiento y
del ejrcito makhnovistas.
El folleto Tesis generales... resuma el punto de vista de los makhnovistas
sobre los problemas candentes de la hora: la organizacin econmica de la
regin y los soviets libres, las bases sociales de la sociedad a construir, el
problema de la defensa, la administracin de justicia, etc.
Lamento vivamente no poder aportar algunas transcripciones de esa
prensa, por carecer del material indispensable.
A menudo se nos plantea: Cmo se conducan los makhnovistas en las
ciudades y poblaciones de que se posesionaban en el curso de la lucha?
Cmo trataban a la poblacin civil? De qu modo organizaban la vida en
las ciudades conquistadas: la administracin, la produccin, el intercambio,
los servicios municipales, etc.?
Muchas leyendas y calumnias se hicieron circular al respecto, y es nuestro
deber desmentirlas y restablecer la verdad. Habiendo estado con el ejrcito
makhnovista en el momento preciso, tras de su victoria de Peregonovka, en
que se posesion, en un ventarrn, de algunos centros importantes como
Alexandrovsk, Ekaterinoslav y otros, estoy en condiciones de aportar un
testimonio da primera mano, absolutamente verdico y exacto.
La primera preocupacin de los makhnovistas, al entrar, vencedores, en
cualquier ciudad, era la de descartar un eventual malentendido peligroso:
que se les tomara por un nuevo poder, por un nuevo partido poltico, por una
especie de dictadura. Por ello, de inmediato hacan fijar en las paredes
grandes carteles en que se deca a la poblacin, sobre poco ms o menos:
A todos los trabajadores de la ciudad y los alrededores
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la polica, la prisin: tales eran los elementos contra los cuales diriga sus
esfuerzos el ejrcito makhnovista.
En cuanto a la libre actividad ideolgica: cambio de ideas, discusin,
propaganda, y a la libertad de las organizaciones de carcter no autoritario,
los makhnovistas garantizaban por doquiera, integralmente, los principios
revolucionarios de la libertad de palabra, de prensa, de conciencia, de
reunin y de asociacin poltica, ideolgica, etc.
En todas las ciudades y poblaciones que ocupaban, comenzaban por
anular todas las prohibiciones y restricciones impuestas a los rganos de
prensa y a las organizaciones polticas, por cualquier poder.
En Berdiansk, la prisin fue destruida con dinamita, en presencia una
enorme multitud, que particip en la destruccin. En Alexandrovsk, KrivoiRog, Ekaterinoslav y otros lugares, las prisiones fueron demolidas o
incendiadas por los makhnovistas, con aclamacin de la poblacin laboriosa.
La libertad de palabra, de prensa, de reunin y de asociacin eran
proclamadas al punto, para todos y para todo. He aqu el texto autntico de
la Declaracin que los makhnovistas hacan pblica:
1. Todos los partidos, organizaciones y corrientes polticas socialistas2 tienen
derecho a propagar libremente sus ideas, sus teoras, sus puntos de vista y
opiniones, oralmente y por escrito. Ninguna restriccin a la libertad de prensa
y de palabra socialistas ser admitida ni ser objeto de persecucin alguna.
Nota: Los comunicados de orden militar no podrn ser impresos sino por
conducto de la direccin del rgano central de los insurgentes
revolucionarios: El Camino hacia la Libertad.
2. En plena libertad los partidos y organizaciones polticas de propagar sus
ideas, el ejrcito de los insurgentes makhnovistas les previene que no
admitir ninguna tentativa de preparar e imponer a las masas laboriosas una
autoridad poltica, por no tener ello nada de comn con la libertad de ideas
y de propaganda.
Ekaterinoslav, 5 de noviembre de 1919.
Consejo Revolucionario Militar
del Ejrcito de los insurgentes makhnovistas
En todo el curso de la Revolucin rusa, la poca de la makhnovtchina en
Ucrania fue la nica en que la verdadera libertad de las masas laboriosas
encontr cabal expresin. Mientras la regin permaneci libre, los
trabajadores de las poblaciones ocupadas por los makhnovistas pudieron
decir y hacer por vez primera cuanto quisieron y como quisieron. Y, sobre
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que se agregara el producto del botn de guerra y las requisiciones entre los
pudientes.
En cuanto a la cuestin puramente poltica, el Congreso decidi que los
trabajadores prescindiran de toda autoridad, organizara su vida
econmica, social, administrativa, etc., por s mismos, con sus solas fuerzas
y medios, mediante organismos directos de base federalista.
Los ltimos das del Congreso fueron un bello poema. Magnficos mpetus de
entusiasmo seguan a las decisiones concretas. Todos estaban transportados por
la fe en la grandeza invencible de la verdadera Revolucin y por la confianza en
sus propias fuerzas... El espritu de libertad verdadera, tal como raramente es
dado sentirlo, estaba presente en la sala. Cada cual vea ante si, cada uno se
senta participe en una obra grande y justa, basada en la suprema verdad
humana, por la que vala la pena consagrar todas las fuerzas y morir por ella.
Los campesinos, entre los cuales los haba maduros y hasta ancianos, decan
que era la primera reunin en que se sentan no slo perfectamente libres, sino
tambin verdaderamente hermanos, y que jams podran olvidarlo. En efecto, es
poco probable que el que haya tomado parte en ese Congreso pueda olvidarlo
jams. Para muchos, si no para todos, quedar grabado en la memoria como un
bello sueo de la vida, en que la grande y verdadera libertad acercara a los
hombres, concedindoles la posibilidad de vivir unidos cordialmente, ligados
por sentimientos de amor y de fraternidad.
Al separarse, los campesinos subrayaban la importancia y la necesidad de
poner en prctica las decisiones del Congreso. Los delegados llevaron copias de
ellas a fin de hacerlas conocer por todas partes. Lo cierto es que al cabo de tres o
cuatro semanas los resultados del Congreso se habran hecho sentir en todas las
localidades del distrito y que el prximo Congreso de los campesinos y de los
obreros habra atrado el inters y la participacin activa de grandes masas de
trabajadores en su obra propia. Desgraciadamente, la libertad de stas era
constantemente acechada por su peor enemigo: el poder del Estado. Apenas
tuvieron tiempo los delegados de volver a sus aldeas, que ya muchas de ellas
eran ocupadas por las tropas de Denikin, llegadas a marcha forzada del frente
norte. Es verdad que la invasin no fue esta vez sino de corta duracin: eran las
ltimas convulsiones del enemigo expirante; pero detuvo, y eso justamente en el
momento ms preciso, el trabajo constructivo de los campesinos. Y visto que por
el Norte se aproximaba ya otra autoridad el bolchevismo, igualmente hostil a la
idea de la libertad de las masas, aquella invasin caus un mal irreparable a la
causa de los trabajadores: no solamente fue imposible reunir un nuevo Congreso,
sino que las decisiones del primero no pudieron ser puestas en prctica. (P.
Archinoff, ob. cit cap. VII).
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CAPTULO V
LA OFENSIVA DE WRANGEL. SU DERROTA
Los bolcheviques en peligro. Su acuerdo con el ejrcito insurreccional.
Pasemos al cuarto acto: la expedicin de Wrangel.
EL ex oficial zarista barn Wrangel encabez el movimiento blanco en
reemplazo de Denikin. En Crimea, el Cucaso y las regiones del Don y
Kuban se esforz en reagrupar y organizar los restos de las tropas denikistas,
y, logrado esto, reforz sus tropas de base con sucesivos reclutamientos. As
pudo disponer de un ejrcito bien ensamblado y adicto, a favor de la
desastrosa poltica de los bolcheviques, que suscitaba la oposicin de masas
populares cada vez ms numerosas.
Wrangel comenz a inquietar a los bolcheviques desde la primavera de
1920. Ms fino y astuto que Denikin, se hizo prontamente peligroso, y a
mediados del verano se coloc netamente en ventaja. Avanzaba lentamente,
pero sobre seguro. Y bien pronto su avance constituy una grave amenaza
para toda la cuenca del Donetz. Los bolcheviques estaban muy
comprometidos en el frente polaco, experimentando reveses, de modo que la
entera causa se hallaba de nuevo en peligro.
Como anteriormente contra Denikin, los makhnovistas decidieron
combatir a Wrangel en la medida de sus fuerzas y medios. En varias
ocasiones cargaron contra l, pero cada vez, en pleno combate, deban
abandonar la lnea de fuego y retirarse, pues las tropas rojas los tomaban de
flanco. Al par, las autoridades bolcheviques no cesaban de calumniar a los
makhnovistas, agregando a las acostumbradas acusaciones de defensores de
kulaks y bandidos, la falsa especie de una alianza entre Makhno y
Wrangel. As, el representante plenipotenciario del gobierno de Kharkov,
Yacovleff, declar en sesin plenaria del soviet de Ekaterinoslav que el
gobierno tena la prueba escrita de esa alianza. Tales procedimientos eran,
para los bolcheviques, medios de lucha poltica.
Los makhnovistas no podan permanecer indiferentes ante el avance cada
vez ms amenazante de Wrangel. Consideraban que se deba combatirlo sin
tardanza para no darle tiempo a extenderse y consolidar sus conquistas. Pero
con los bolcheviques, qu hacer? Estos les impedan obrar y, adems, su
dictadura era tan nefasta y hostil a la libertad de los trabajadores como la de
Wrangel. Examinado el problema en todas sus faces, el Consejo de los
insurgentes y el estado mayor del ejrcito consideraron que, ante la
Revolucin, Wrangel representaba, no obstante, el peligro nmero uno, y
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Fue en este momento que Makhno exigi, por telegrama, la inmediata libertad de
Tchubenko y la ma yo haba sido apresado en diciembre de 1919, al enterarme de
lo cual los bolcheviques encomiaron las cualidades combativas del ejrcito
makhnovista.
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comandada por Martchenko (campesino anarquista, originario de GulaPole), marchaba a la vanguardia, seguida por el regimiento de
ametralladoras, a las rdenes de Kojin (campesino revolucionario de
extremado denuedo). La travesa, realizada bajo el intenso fuego continuo
del enemigo, cost muchas vidas. Pero el bro y la tenacidad de los atacantes
acabaron por quebrar la resistencia de las tropas de Wrangel, que se dieron a
la fuga. Entonces otro ejrcito makhnovista, el de Crimea, a las rdenes de
Simn Karetnik (otro campesino anarquista de Gula-Pole), se dirigi en
derechura hacia Simferopol, que fue tomada por asalto el 13 y el 14 de
noviembre. Al par, el ejrcito rojo forzaba el paso de Perekop. Es innegable
que, con su penetracin en Crimea por el cruce del estrecho de Sivach, los
makhnovistas contribuyeron decisivamente a la toma del istmo de Perekop,
considerado inexpugnable, obligando a Wrangel a retirarse al fondo de la
pennsula de Crimea, para no ser cercado en los desfiladeros de Perekop.
As termin la tentativa de Wrangel. Los restos de sus tropas se
embarcaron, de prisa, en el litoral sur, hacia el extranjero.
Nuevas tentativas de trabajo constructivo en la regin insurgente. Ya
hemos dicho que, despus del abandono de Ekaterinoslav y del segundo
conflicto con los bolcheviques, seguido de la expedicin de Wrangel, los
acontecimientos de orden militar impidieron nuevamente toda actividad
creadora de las masas laboriosas en la regin insurgente. Hubo, sin embargo,
una excepcin: la aldea de Gula-Pole.
Es de sealar que, aunque considerada aldea, Gula-Pole es ms bien una
ciudad, y no poco importante. Cierto que en la poca de que se trata su
poblacin la integraban casi nicamente campesinos, oscilando entre veinte
y treinta mil habitantes. Contaba con varias escuelas primarias y dos liceos.
Su vida era intensa y muy avanzada la mentalidad de la poblacin.
Naturalmente, se haban radicado desde haca tiempo en ella maestros,
profesores y otros intelectuales. Aunque durante las encarnizadas luchas
contra Denikin, los bolcheviques y Wrangel, Gula-Pole haba cambiado
repetidamente de mano, y aunque, por otra parte, el gobierno sovitico,
contrariamente al acuerdo concertado, estableci un semibloqueo de la
regin e hizo cuanto pudo por trabar la libre actividad de los trabajadores, el
ncleo activo de los makhnovistas que permaneci all prosigui
enrgicamente su obra constructiva, con la ayuda y el concurso entusiastas
de la entera poblacin.
Se encar, ante todo, la organizacin de un libre soviet local de los
trabajadores, que deba cimentar los fundamentos de la vida nueva,
econmica y social, de la regin, en base a los principios de la libertad y la
igualdad, exenta de toda autoridad poltica. Los habitantes de Gula-Pole
realizaron al efecto varias reuniones preliminares, y al cabo de ellas
constituyeron un soviet que funcion durante algunas semanas, hasta que los
bolcheviques lo destruyeron.
Al mismo tiempo, el Consejo de los insurgentes elabor y edit, como
proyecto, los Estatutos fundamentales del Soviet libre.
La obra de instruccin escolar y de educacin pblica mereci, por otra
parte, activa consagracin, lo que se impona urgentemente, pues las
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CAPTULO VI
TERCERA Y LTIMA GUERRA DE LOS BOLCHEVIQUES
CONTRA LOS MAKHNOVISTAS Y ANARQUISTAS
APLASTAMIENTO DEL EJERCITO INSURRECCIONAL
As se inici la guerra final de los bolcheviques contra los makhnovistas,
los anarquistas y las masas laboriosas de Ucrania, la que termin, al cabo de
nueve meses de implacable lucha desigual, con el aplastamiento militar del
movimiento libre.
Una vez ms, la fuerza brutal, asistida adems por el engao y la
impostura, obtuvo la victoria. Aportaremos algunos detalles y
puntualizaciones para que se puedan enjuiciar debidamente los hechos.
El gobierno bolchevique, naturalmente, no se retard en dar explicaciones
de su golpe traidor, pretendiendo que makhnovistas y anarquistas estaban en
tren de preparar un complot y una vasta insurreccin contra el gobierno de los
soviets. Acus a Makhno de haberse negado a marchar hacia el frente
caucsico y de haber realizado una leva de tropas entre los campesinos para la
formacin de un ejrcito contra las autoridades soviticas, y afirm que, en
lugar de combatir a Wrangel en Crimea, los makhnovistas se haban dedicado
a una accin de guerrillas contra las retaguardias del ejrcito rojo, etc.
Explicaciones todas de su actitud, a cul ms mentirosa! Pero, a fuerza de
repetirlas, ante el forzado silencio de makhnovistas y anarquistas, los
bolcheviques lograron hacerlas admitir por muchsimos, en Rusia y en el
extranjero.
Varios hechos nos permiten restablecer la verdad:
1 El 23 de noviembre de 1920, los makhnovistas detuvieron en Pologui y
Gula-Pole a nueve espas bolcheviques pertenecientes a la 42 Divisin de
fusileros del ejrcito rojo, quienes confesaron haber sido enviados a GulaPole por el jefe del servicio de contraespionaje para averiguar los domicilios
de Makhno, de los miembros del estado mayor, de los comandantes de las
tropas insurreccionales y de los integrantes del Consejo, despus de lo cual
deberan permanecer discretamente en la ciudad a la espera de la llegada del
ejrcito rojo, para suministrarle las indicaciones del caso. Y por si las
personas sealadas cambiaran de residencia para ocultarse ante la imprevista
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llegada del ejrcito rojo, esos espas deberan seguirlas sin perderlas de vista.
Agregaron los espas que el ataque contra Gula-Pole deba esperarse entre
el 24 y el 25 de noviembre.
El Consejo de los insurgentes revolucionarios y el comandante del ejrcito
enviaron a Rakovsky, entonces presidente del Consejo de Comisarios del
Pueblo de Ucrania, y asimismo al Consejo revolucionario militar de
Kharkov, una puntualizada comunicacin sobre el caso, exigiendo: a) el
inmediato arresto y el sometimiento al consejo de guerra del jefe de la 42
Divisin y dems participantes del complot; b) la prohibicin a los
destacamentos rojos de cruzar Gula-Pole, Pologui, Malaa-Tokmatchka y
Turkenovka, en prevencin de incidentes enfadosos.
La respuesta del gobierno de Kharkov, transmitida por hilo directo el 25
de noviembre, fue la siguiente: El pretendido complot no puede ser sino un
malentendido. Sin embargo, las autoridades soviticas, deseosas de aclarar
el asunto, lo han confiado a una comisin especial y proponen al estado
mayor del ejrcito makhnovista el envo de dos delegados para participar en
los trabajos de dicha comisin.
A la maana siguiente, P. Rybin, secretario del Consejo de los insurgentes
revolucionarios, volvi a tratar con Kharkov sobre esa cuestin y todos los
puntos en litigio, por hilo directo. Las autoridades bolcheviques de Kharkov
le afirmaron que el asunto de la 42 Divisin sera ciertamente arreglado a
entera satisfaccin de los makhnovistas, y agregaron que la cuarta clusula
de la parte poltica del acuerdo estaba por ser resuelta amigablemente, de
modo feliz.
Esta conversacin se realiz en la maana del 26 de noviembre. Pues bien:
seis horas antes, a noche avanzada, los representantes makhnovistas en
Kharkov haban sido apresados, lo mismo que todos los anarquistas de
Kharkov y alrededores. Y exactamente dos horas despus de la
conversacin, Gula-Pole fue atacada de todos lados por las tropas rojas y
sometida a intenso bombardeo.
El mismo da y a la misma hora fue atacado el ejrcito makhnovista de
Crimea, donde los bolcheviques lograron, por un golpe de astucia,
apoderarse de todos los miembros del estado mayor y de su comandante,
Simn Karetnik, ejecutndolos a todos, sin excepcin.
2 Yo me hallaba en Kharkov, con representantes del ejrcito
makhnovista, ignorante de lo que se tramaba contra nosotros. El 25 de
noviembre se me encarg visitar a Rakovsky, para saber por l,
exactamente, en qu punto se estaba respecto a la cuestionada clusula
cuarta. Rakovsky me recibi muy cordialmente y me invit a tomar asiento
en su oficina. Sentado en cmodo silln y jugando displicentemente con un
cortapapel, me afirm sonriente que las conversaciones con Mosc respecto
a la cuarta clusula estaban a punto de culminar y que era de esperar una
solucin feliz en pocos das. Pues bien: mientras me deca eso, en un cajn
del escritorio que tenamos delante estaba la orden de desatar el golpe contra
anarquistas y makhnovistas.
Esa misma noche pronunci una conferencia sobre el anarquismo en el
Instituto Agrcola de Kharkov. La sala estaba repleta; el acto termin una
hora despus de medianoche. De regreso a mi domicilio trabaj hasta las dos
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Frunze cita varios casos de soldados rojos que fueron desarmados y aun muertos
por los makhnovistas. Ahora bien: todos los casos citados fueron examinados por l
mismo, Rakovsky y los representantes de los makhnovistas, en Kharkov,
establecindose de modo indiscutible: 1 que el ejrcito makhnovista no estaba por
nada implicado en esos hechos; 2 que, si se haban cometido actos hostiles al
ejrcito rojo, lo fueron por ciertos destacamentos militares que no formaban parte
del ejrcito makhnovista, a causa sobre todo de que las autoridades bolcheviques
haban descuidado de publicar, oportunamente y de modo inteligible, su acuerdo con
los insurgentes. En efecto, se saba de numerosos destacamentos militares no
incorporados al ejrcito makhnovista (volveremos sobre ello ms adelante en otro
orden de ideas), operantes en diversos puntos de Ucrania. La mayor parte de esos
destacamentos, aun operando a su voluntad, prestaban odo, sin embargo, a la
opinin y la actitud del ejrcito insurreccional. Y habrian por cierto cesado toda
hostilidad contra las autoridades y el ejrcito soviticos de haber conocido el acuerdo
con los makhnovistas.
Frunze trata de justificar su orden al modo de los jesuitas, con argumentos en
apariencia plausibles, pero falsos en realidad. Pues l no puede aportar sino un
argumento verdadero: el deseo de los bolcheviques de desembarazarse
definitivamente del ejrcito y del movimiento makhnovistas, toda vez que el poder
bolchevique no tena ya necesidad del ejrcito insurreccional. Si lo confesara, se
explicaria su actitud. Pero pondra en evidencia las mentiras del gobierno y su
verdadera actitud respecto a las masas laboriosas. Esta necesidad de ocultar al pueblo
la verdadera razn de la ruptura es la mejor confesin, la mejor prueba del espritu
antipopular, antisocial y antirrevolucionario de toda la poltica bolchevique. Si esa
actitud y esa poltica eran leales y justas, por qu habra de procurar engaar?
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Ha de recordar el lector que fue justamente por esa fecha que se inici la rebelin
de Cronstadt. La afirmacin bolchevique de que Makhno haba participado
indirectamente en ese movimiento tena, pues, cierta base (V.).
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Como ya se ha dicho, haba sido herido de un balazo que le fractur un tobillo. Por
ello no montaba a caballo sino en caso de extrema necesidad.
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Makhno quiere decir que no saba que no hay que lanzar tales gritos en plena
batalla.
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cinco que tena conmigo desde tanto tiempo, a las rdenes de Micha, originario
de la aldea Schernigovka, cerca de Berdiansk se acercaron al vehculo y uno
habl: Batko: su vida es indispensable para la causa de nuestra organizacin
campesina, causa que amamos, y por la que pronto hemos de morir. Pero nuestra
muerte le salvar, junto con los fieles camaradas que se encarguen de cuidarlo.
No se olvide de repetir estas palabras a nuestras familias. Uno me abraz, y ya
no volv a ver a ninguno de ellos cerca. Al momento, Leo Zinkovsky me llev
en brazo a un carro campesino hallado por ah. Oa el crepitar de ametralladoras
y estallar las bombas a lo lejos: nuestros lewinistas les cerraban el paso a los
bolcheviques...
Tuvimos tiempo de adelantarnos tres o cuatro verstas y pasar el vado de un
ro: estbamos a salvo. Pero nuestros ametralladoristas haban muerto todos, sin
ceder un paso. Tiempo despus, pasamos por el lugar, y los campesinos de la
aldea Starodubovka nos sealaron la fosa comn en que haban sido sepultados.
An ahora, mi querido amigo, no puedo retener las lgrimas al pensar en estos
valerosos combatientes, sencillos campesinos. Con todo, debo decrtelo, me
parece que ese episodio me cur. Esa misma noche pude montar, y abandon la
regin.
En abril restablec el contacto con todos los destacamentos de nuestras tropas.
Los menos distantes recibieron orden de dirigirse a la regin de Poltava. En
mayo se juntaron all las unidades de Toms Kojin y de Kurilenko y formaron
un cuerpo de 2.000 jinetes y algunos regimientos de infantera. Se decidi
marchar hacia Kharkov y echar de ella a sus dominadores, los del Partido
Comunista. Pero stos estaban en guardia y mandaron a mi encuentro ms de
sesenta autos blindados, varias divisiones de caballera y una nube de infantes.
La lucha contra estas tropas dur semanas.
Un mes despus, el camarada Stchuss fue muerto en batalla, en la regin de
Poltava. Estaba de jefe del estado mayor del grupo de Zabudko, cumpliendo
bravamente su deber, como siempre.
Un mes ms tarde le lleg la vez a Kurilenko. Estaba cubriendo el cruce de las
vas frreas, ocupado personalmente en emplazar los destacamentos y al frente
de la vanguardia siempre. Un da fue sorprendido por los jinetes de Budienny y
pereci en la refriega.
El 18 de mayo la caballera de Budienny marchaba de la regin de
Ekaterinoslav hacia el Don para dominar una revuelta de campesinos, a cuyo
frente se encontraban nuestros camaradas Brova y Maslak (el jefe de la primera
brigada del ejrcito de Budienny, que se haba plegado a nuestras tropas con
todos sus hombres).
Nuestro grupo estaba formado por varios destacamentos reunidos a las
rdenes de Petrenko-Platonoff, del que formbamos parte tambin nuestro
estado mayor principal y yo. Ese da, el grupo se encontraba a quince o veinte
verstas del camino seguido por el ejrcito de Budienny. Sabiendo ste que yo
me hallaba con tal grupo de fuerzas, se dej seducir por la escasa distancia que
nos separaba y orden al jefe del destacamento de autos blindados (el nmero 1)
que habra de participar en el aplastamiento de los campesinos del Don que
bloqueara, con 16 autos blindados, el acceso a la aldea Novogrigorievka,
mientras l mismo marchaba, a campo traviesa, al frente de una parte de la XIX
Divisin de caballera (anteriormente divisin del servicio interior), en direccin
a esa aldea. Lleg a ella antes que los autos blindados, que deban evitar los
barrancos, buscar vados para el cruce de las corrientes de agua, disponer
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CAPTULO VII
LA SUERTE DE MAKHNO Y DE ALGUNOS DE SUS COMPAEROS
EPILOGO
A modo de eplogo, daremos aqu detalles sobre la represin final y
tambin sobre la suerte personal de ciertos militantes makhnovistas.
La tercera y ltima guerra de los bolcheviques contra los makhnovistas
fue al par, naturalmente, una guerra contra todo el campesinado de Ucrania.
No slo se trataba de destruir al ejrcito insurreccional, sino de dominar
definitivamente toda esa masa de espritu rebelde, privndola de la ms
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Lleg a Rusia al mismo tiempo que Alejandro Berkman y Emma Goldman, viejos
anarquistas muy conocidos, a quienes hemos mencionado en el captulo sobre
Cronstadt.
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facilidad, este impulso natural supera todos los prejuicios, todas las nociones
artificiales, todos los fantasmas, apelmazados sin embargo desde milenios:
fantasma nacional, espantajo religioso, quimera autoritaria.
Las debilidades reales de Makhno y del movimiento. Los bolcheviques
lanzaron tambin contra Makhno y el movimiento insurreccional otra
acusacin: que Makhno fue, si no un bandido, por lo menos un aventurero
del gnero de Grigorieff, aunque ms inteligente, ms listo, ms pulido que
ste. Afirmaron que Makhno persegua, en el movimiento, fines personales,
encubierto por la etiqueta y la ideologa anarquistas; que l haca de
pequeo principe, burlndose de todos los comits, comisiones y consejos;
que ejerca, de hecho, una dictadura personal implacable y que los militantes
de ideas que participaban en el movimiento se dejaban engaar, por
ingenuidad o por designio; que se rodeaba de toda una camarilla de
comandantes que se permitan, a escondidas, innobles actos de violencia, de
libertinaje y depravacin; que Makhno los encubra y participaba en ellos,
ante las barbas de los idelogos, a quienes en el fondo despreciaba, y de
cuyas ideas se burlaba tanto como de ellos, etc.
Se trata de un punto delicado, pues tambin en esto hubo actos que dieron
a estas acusaciones una apariencia de veracidad, que los bolcheviques
supieron aprovechar sagazmente. Y al par se apunta a ciertos defectos,
defectos y debilidades reales del movimiento y de su gua, defectos y
debilidades cuyo ms profundo examen es necesario en inters mismo de la
causa.
Ya hemos enumerado sumariamente (libro III, parte II, captulo II) los
lados dbiles del movimiento, y hemos aludido igualmente a ciertas
deficiencias personales de Makhno. Pedro Archinoff le dedica al punto
algunas lneas dispersas. Opinamos que tales indicaciones sumarias no
bastan. Sobre ciertos puntos es menester insistir.
Al examinar atentamente el movimiento makhnovista hay que distinguir
en l tres categoras de defectos:
En primer lugar, los de orden general. No dependan de la voluntad de los
participantes ni podan serles imputados. Fueron, sobre todo: la necesidad,
casi permanente, de batirse y cambiar de regin, sin poder fijarse en parte
alguna ni, en consecuencia, consagrarse a un continuado trabajo positivo; la
necesaria existencia de un ejrcito que fatalmente se iba haciendo cada vez
ms profesional y permanente; la ausencia, en la insurreccin, de un
movimiento obrero vigoroso y organizado que lo apoyase; la insuficiencia
de las fuerzas intelectuales al servicio del movimiento.
En segundo lugar, los de orden individual, no achacables personalmente a
los afectados: la falta de instruccin, la insuficiencia de conocimientos
tericos e histricos y, en consecuencia, de amplia visin de conjunto en
los animadores del movimiento. Agreguemos a ello la actitud demasiado
confiada de los makhnovistas hacia el Estado comunista y sus procederes.
Y, en ltimo lugar, las deficiencias personales de Makhno y sus amigos
inmediatos, stas s realmente reprochables, pues podan haberse evitado.
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Sin que ello implique total acuerdo con el autor sobre todos los puntos,
debemos convenir con l que, en razn de ciertas graves deficiencias, no
fueron encarados problemas de capital importancia ni cumplidas tareas
imperiosas.
A punto de cerrar este ltimo CAPTULO que considero el ms
importante y ms sugerente, quiero dirigir algunas palabras a quienes, por
sus disposiciones, su situacin u otras razones, encaran desde el presente la
tarea de concurrir a la organizacin de un movimiento popular en su periodo
inicial, y animarlo y ayudarlo.
Que ellos no se limiten a una simple lectura de esta epopeya de las masas
ucranianas! Que reflexionen profundamente sobre ella. Sobre todo respecto
a las debilidades y los errores de esta Revolucin popular: no dejarn de
recoger provechosas enseanzas.
La tarea ser ardua. Entre otros problemas a resolver desde el presente,
entre otras dificultades a superar y eliminar previamente en lo posible,
tendrn que encarar, eventualmente, el modo de reconciliar la necesidad de
defender la verdadera Revolucin mediante una fuerza armada con la
necesidad de evitar los males que una fuerza armada engendra.
S, que reflexionen bien y que se esfuercen por establecer al efecto, desde
ya, ciertos principios fundamentales de su accin futura.
El tiempo apremia. Sus conclusiones podrn serles tiles ms pronto de lo
que ellos piensan.
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CAPTULO VIII
TESTAMENTO DE LA MAKHNOVTCHINA A LOS
TRABAJADORES DEL MUNDO
Terminemos con algunos prrafos de Pedro Archinoff, extrados de la
conclusin de su libro, a los que nos asociamos plenamente:
La historia que acaba de ser narrada est lejos de dar una imagen del
movimiento en toda su grandeza. No hemos trazado y esto sumariamente sino
la historia de una corriente de este movimiento, el ms importante cierto es
surgido, en la regin de Gula Pole. Pero esta corriente slo era una parte de un
vasto conjunto.
................................................................................................................................
Si hubisemos podido seguir la corriente de todas las ramificaciones de la
makhnovtchina por toda Ucrania, trazar la historia de cada una de ellas, unirlas
luego en solo haz e iluminarlas igualmente, habramos logrado un grandioso
cuadro de un pueblo de varios millones de hombres en revolucin, luchando,
bajo el estandarte de la makhnovtchina, por las ideas fundamentales de la
verdadera Revolucin social: la verdadera libertad y la verdadera igualdad.
Confiamos que una historia ms detallada y ms completa del movimiento
makhnovista satisfaga esa tarea algn da.
La makhnovtchina es inmortal.
All donde las masas laboriosas no dejen de subyugar, donde cultiven el amor
a la independencia, donde concentren y fijen su espritu y su voluntad de clase,
ellas crearn siempre sus propios movimientos sociales histricos y obrarn
segn su propio entendimiento. Que esto es lo que constituye la verdadera
esencia de la makhnovtchina.
La sangrienta tragedia de los campesinos y los obreros rusos no poda pasar
sin dejar trazas. La prctica del socialismo en Rusia ha demostrado, ms que
nada, que las clases laboriosas no tienen amigos, que no hay sino enemigos que
procuran apoderarse del fruto de su trabajo. El socialismo estatista ha
demostrado plenamente que l tambin se enrola entre sus enemigos.
Conviccin que arraigar cada vez ms firmemente en la conciencia de las
masas del pueblo.
Proletarios del mundo: bajad a vuestras profundidades y buscad en ellas la
verdad; creadla vosotros mismos! Que en otra parte alguna la encontraris.