La Subjetividad Antropofágica
La Subjetividad Antropofágica
La Subjetividad Antropofágica
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Revista anual de la Unidad de Historiografa e Historia de las Ideas / INCIHUSA CONICET / Mendoza
Vol. 12 / n 2 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Diciembre 2010 / Dossier (23-31)
Federica Scherbosky
CONICET
Resumen
El presente trabajo surge a raz de la investigacin del Movimiento Antropofgico, que se origina en Brasil
en los aos 20. Se realiza un anlisis de la subjetividad antropofgica, ya que se considera que sta posee una
potencialidad significativa, pues implica no slo un anlisis y crtica de la subjetividad reinante, sino tambin una
reelaboracin y propuesta de otro orden de subjetividad, que da cuenta de la complejidad actual y sobre todo del
desafo de la alteridad.
La respuesta aqu ya no fortalece las identidades individuales, atrincheradas en la tolerancia del multiculturalismo,
sino que la subjetividad se abre a la interpelacin del otro, donde slo a partir de all logra construirse el sentido.
Palabras clave: Movimiento antropofgico; Subjetividad; Alteridad.
Abstract
This paper arises from the research of the Anthropofagic Movement, originated in Brazil in the twenties. The
anthropofagic subjectivity is analyzed, since it is considered to have a significant potentiality, because it implies
not only an analysis and a criticism of the prevailing subjectivity, but also a rebuilding and a proposal of another
kind of subjectivity, which considers the current complexity and specially the challenge of the otherness.
The answer here does not strengthen the individual identities, which are entrenched in the tolerance of
multiculturalism, but this subjectivity opens to the interpellation of the other, and only from there the sense could
be built.
Key words: Anthropofagic Movement; Subjectivity; Otherness.
Se hace referencia a la nocin de cartografa utilizada por Deleuze y Guattari, quienes la desarrollan en su obra:
Mil Mesetas. En una entrevista que le realizan a Deleuze en octubre de 1980 la sintetiza de este modo: Lo que
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llamamos un mapa o, incluso, un diagrama es un conjunto de lneas diversas que funcionan al mismo tiempo
(las lneas de la mano dibujan un mapa). Hay, en efecto, lneas de muy diversos tipos, en el arte y tambin en
la sociedad o en una persona () Pensamos que las lneas son los elementos constitutivos de las cosas y de los
acontecimientos. Por ello, cada cosa tiene su geografa, su cartografa, su diagrama. Lo interesante de una persona son las lneas que la componen, o las lneas que ella compone, que toma prestadas o que crea. Por qu
este privilegio de la lnea sobre el plano o sobre el volumen? No hay, de hecho, privilegio alguno. Hay espacios
correlativos de las diferentes lneas, y a la inversa () Podemos definir los tipos de lneas. Pero no podemos
concluir, a partir de eso, que tal lnea sea buena y tal otra mala () En una cartografa slo podemos marcar
caminos y movimientos, con sus coeficientes de fortuna y de peligro. Llamamos esquizoanlisis a este anlisis
de las lneas, de los espacios, de los devenires. Parece algo al mismo tiempo muy cercano y muy diferente a los
problemas histricos (Deleuze, G. 1995).
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en territorios como Brasil2. El Movimiento retoma entonces como metfora la prctica canbal
de los indios tupys, que era una tribu originaria
de la zona. Dicha prctica se llevaba a cabo no
como sostn alimenticio, sino bajo la forma de
ritual, ya sea como ofrecimiento a los dioses o
como manera de adquirir el valor y fuerza del
guerrero enemigo.
El movimiento modernista retoma esta
ltima acepcin en la cual originariamente no
cualquier enemigo era devorado, slo aquellos
ms valerosos, cuyas cualidades deseaban incorporar a la tribu tupy. Como lo expresa el
mismo Oswald, haciendo un anlisis del hecho:
Se trataba de un rito que () expresa un modo
de pensar, una visin del mundo que caracteriz cierta fase primitiva de toda la humanidad.
Considerada as como una Weltanschauung
cosmovisin, mal se presta a la interpretacin
materialista e inmoral que de ella hicieron los
jesuitas y colonizadores. Al contrario, como acto
religioso, pertenece al rico mundo del hombre
primitivo. Su sentido armnico y comunal se
opone al canibalismo, que viene a ser la antropofagia por gula y tambin la antropofagia
por hambre () La operacin metafsica ligada
al rito antropofgico es la de la transformacin
del tab en ttem. Del valor opuesto al valor
favorable. La vida es devoracin pura (Andrade,
O. 2008, 95).
As, a partir del rito, plantea que todo pasado
que les es otro debe ser devorado, pero no sin
un criterio de seleccin que restrinja las opciones
posibles, ya que para que una cultura sea admitida como plato en el banquete antropfago no
es su sistema de valores per se, ni su lugar en
cualquier especie de jerarqua de conocimiento
lo que se tiene en cuenta, sino ms bien si ese
sistema funciona, con qu funciona y en qu
medida proporciona o no medios para crear
mundos que respondan a la demanda de una
situacin determinada. Presenta as una fuerte
embestida contra la recepcin acrtica que ensalza a la academia europeizante y postula el devoramiento crtico e irreverente de una alteridad
que ha sido desde siempre mltiple y variable.
Buena dosis de irreverencia que, a travs de la
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Si bien podemos considerar que la presencia y presin de la hibridacin cultural a principios de 1900 fue muy
fuerte y consolidada, no creemos que en la actualidad se haya abandonado completamente el desafo de hacerle
frente a dicha presin, aunque sin duda se haya avanzado enormemente en el proceso.
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Folklore se aleja aqu de la nocin habitual de conjunto de creencias y costumbres de un pueblo, para hacer
referencia al proceso por el cual se hipostasian las mismas. Generalmente no con la idea de una revalorizacin de
stas, sino todo lo contrario, lo cual implica tomarlas en un sentido peyorativo. Aun ms all de la valorizacin
propuesta, lo que genera este proceso es el encapsulamiento de la cultura popular como un reducto de lo tpico,
lo tradicional, pero por ello mismo antiguo, poco presente y casi anecdtico. Lo corre de la posibilidad de una
real presencia actual, de una fuerza capaz de ejercer presin en el mapa cultural vigente. A su vez al no anularlo
del todo, produce la sensacin de que existen otras alternativas, otras posibilidades y que esas otras fuerzas en
este caso la cultura popular son realmente pasibles de generar alternativas, cuando en el fondo, mediante este
proceso se las depotencia completamente.
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sin miedo a contaminarse, ya que esta contaminacin, este dejarse afectar es lo realmente vital,
es aquello que logra actualizar y acrecentar el
deseo. Esta especial relacin, segn la psicoanalista brasilera, genera en el cuerpo una particular
alegra; aunque implica tambin una tolerancia
a la presin de sentirse afectados por este otro,
tolerancia a ese proceso en el que la subjetividad
se recrea y se torna otra. No es un proceso para
nada fcil y requiere de un cierto estado del
cuerpo en que sus cuerdas nerviosas vibran la
msica de universos conectados por un mismo
deseo, una cierta sintona como las modulaciones afectivas provocadas por esta situacin
(Rolnik, S. 1998, 141).
Aquello que liga la errancia de este deseo
es lo que Rolnik denomina cuerpo vibrtil5, que
es la capacidad que nos permite aprehender el
mundo en su condicin de campo de fuerzas
que nos afectan y se hacen presentes en nuestro
cuerpo bajo la forma de sensaciones (Rolnik,
S. 2006a). Se presenta aqu una distincin entre la capacidad asociada a la percepcin y la
que se asocia a la sensacin. La primera nos
permite aprehender el mundo conservando las
representaciones vigentes, movernos en un escenario estable con los parmetros del tiempo, la
historia del sujeto y el lenguaje, asumiendo as
las figuras de sujeto-objeto. Esta capacidad est
asociada con la capacidad cortical de nuestros
rganos, mientras que la asociada a la sensacin
depende de la capacidad subcortical de los mismos. En esta ltima ya no hay distincin sujetoobjeto sino que el mundo es captado como
campo de fuerzas, donde la alteridad es una
multiplicidad de fuerzas que pulsa en nuestra
textura sensible y se vuelve parte de nosotros
mismos. sta es la dimensin del cuerpo vibrtil
para Rolnik.
4 Tomamos la definicin de micropoltica propuesta por Deleuze: () anlisis de flujos y situaciones del deseo,
y teora del rol capital jugado por las minoras y todo aquello que se refiera a lo menor en los grupos o los
individuos (procesos moleculares, lneas de fuga). La micropoltica supone una mquina de guerra, individual y
colectiva, que se opone a las grandes instituciones mayoritarias y estables, incluido el estado. La micropoltica
reemplaza el concepto de revolucin, buscando servirse de las luchas minoritarias, inestables, cotidianas y locales
como una estrategia de lucha contra la territorializacin. Cfr. Deleuze, G. 1994.
5 La nocin de cuerpo vibrtil es propuesta y analizada por la autora en su libro Cartografa Sentimental. Transformaciones contemporneas del deseo, de 1989. No obstante la sigue manteniendo y desarrollando en el resto de
sus escritos, haciendo referencia al cuerpo vibrtil como aquello que en el cuerpo es susceptible de ser afectado
por fuerzas del mundo y que no depende de su condicin de orgnico, de sensible, de ergeno sino de carne
recorrida por ondas nerviosas. Cfr. Rolnik, S. 1998.
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La autora analiza en algunos de sus escritos la particularidad de Brasil, donde la militancia poltica y los movimientos de contracultura se dieron escindidamente. Postula dicha disociacin como patolgica, ya que es en este
ncleo de arte-poltica donde se logra una verdadera potencialidad alternativa. Cfr. Rolnik, S. 2006a.
Guattari propuso ya a fines de la dcada del 70 el nombre de Capitalismo Mundial Integrado como alternativa
a globalizacin, ya que no slo le resultaba genrico, sino que sostena que velaba el sentido fundamentalmente
econmico, capitalista y neoliberal del fenmeno mundial en su forma actual. Acordamos a partir de all con este
modo de designacin propuesto.
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De igual modo vale aclarar que no hay un dualismo ontolgico, axiolgico ni menos aun psicolgico en lo que
respecta a la antropofagia, sino una diversidad de modos de afirmacin de la misma.
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seo y dems, en tanto stos le imprimen un valor agregado al producto, generando una mayor
identificacin y por ende, deseo de consumo.
Algunas prcticas sobre todo las que se
generan de modo colectivo logran escapar de
estas cooptaciones generando a su vez ciertos
corrimientos, ya que realizan inserciones sutiles
y precisas en los puntos de desgarramiento de la
estructura social, all donde una nueva composicin de fuerzas pide paso. Sigue de base aqu
la relacin que se establezca con la alteridad, ya
que se trata de un modo de insercin movilizado por el deseo de exponerse al otro y correr
el riesgo de tal exposicin en vez de optar por
la garanta de una relacin polticamente correcta que confina al otro a una representacin
y protege la subjetividad de una contaminacin
afectiva (Rolnik, S. 1998, 145).
En tanto logre generarse otro tipo de subjetividad, aquella que propuso originariamente la
antropofagia, podr darse otro tipo de relacin
con la alteridad y las prcticas artsticas sern
un modo ms de ir generando estos cambios
en las cartografas de sentido. Sern stas las
que comuniquen las nuevas composiciones de
fuerzas, pero slo en tanto se est abierto al otro,
a dejarse afectar, al cambio, a una no identidad
fija, estable, filial. Se trata, siguiendo a Rancire
de inventar dispositivos de otro estar-juntos,
porque la prctica artstica, cuando se encarna
de la presencia viva del otro, tiene el poder de
contaminacin y de propagacin en el medio en
el cual se inserta.
La obra propiamente dicha es esta reconexin de fuerza de creacin y de resistencia, de
asumir el mundo como materia-fuerza y as liberarse del destino perverso del capital, generando
nuevas cartografas alternativas. Si consideramos
que la prctica artstica consiste en actualizar
sensaciones, hacerlas visibles y decibles, producir
cartografas de sentido, y que la sensacin es la
presencia viva en el cuerpo de las fuerzas de la
alteridad del mundo que piden paso y que llevan
a la quiebra a las formas de existencia en vigencia, podemos afirmar que actualizar estas fuerzas
es socializar las sensaciones, comunicando a un
colectivo las nuevas composiciones de fuerzas
que lo afectan y lo hacen derivar hacia nuevas
configuraciones (Rolnik, S. 1998, 144).
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Conclusin
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Bibliografa
esquizoanalise/110-entrevista-a-suely-rolnik.
Consultado el 15/06/2010.