Cuentos de La Princesa Rana
Cuentos de La Princesa Rana
Cuentos de La Princesa Rana
E. D. Baker
La princesa rana
e PU B r1.0
G ON Z A L EZ 22.03.13
Uno
esde nia supe que el pantano era un lugar mgico, donde unos nacan y otros moran; un
lugar en el que te topabas con amigos o enemigos insospechados y cualquier cosa poda
ocurrir, aun si eras una princesa tan torpe como yo. Pero, aunque lo he sabido siempre, no
lo comprob hasta que el prncipe Jorge vino de visita y conoc al sapo de mis sueos.
Huyendo del prncipe, que era el favorito de mi madre aunque no el mo, me fui al pantano. No
haba planeado la fuga, pero en cuanto o que ella anunciaba la visita decid escapar y, como en el
castillo nadie reparaba en m, consegu escabullirme sin ser vista. Cuando ya estuve a salvo en mi
refugio, me pregunt cmo se lo habra tomado mam. Me la imaginaba mirndome por encima del
hombro mientras me sermoneaba sobre los deberes de una princesa. Porque, aunque procurbamos
evitarnos la una a la otra, yo conoca bien esa mirada.
Por ir pensando en mi madre, estuve a punto de pisar a una serpiente que se haba escurrido hasta
el sendero por entre el pastizal. Di un grito y me apart de un salto, con tal mala fortuna que se me
enred el tacn en la raz de un viejo sauce. Abr los brazos para no perder el equilibrio pero, al llevar
una falda larga y gruesa y siendo fiel a mi torpeza, ca redonda al suelo, empapado de agua de lluvia.
Un hervidero de saltamontes se dispers alrededor mientras chapaleaba para ponerme de pie, pero el
vestido ya se me haba impregnado del pestazo del pantano. Desgraciadamente, por el hecho de nacer
princesa no te conviertes en una persona ms elegante ni ms segura de ti misma; llevo catorce aos
lamentndolo.
Cuando por fin logr recogerme la falda y levantarme, la serpiente haba desaparecido otra vez en
el pastizal. As que camin por el borde opuesto del sendero, buscando con qu defenderme en caso
de que volviera a aparecer.
M uchas gracias! dijo una voz ronca.
Ech un vistazo, pero no vi a nadie.
Quin est ah? pregunt.
Aparte de mi ta Grassina, yo era la nica persona del castillo que iba al pantano.
Yo. Estoy aqu. No eres muy observadora que digamos, eh?
Me volv hacia donde pareca provenir la voz y mir por todas partes. Sin embargo, no vi ms
que una poza de agua turbia bordeada de musgo, en uno de cuyos extremos haba un macizo de
juncos, en el que pululaban liblulas, moscas y mosquitos. Apostado en la orilla, un sapo me
observaba; el bicho habl de nuevo y di un brinco. No me sorprendieron tanto sus palabras como el
hecho de que fuera capaz de mover los labios. Porque, aunque estoy acostumbrada a la magia ta
Grassina es bruja, hasta entonces ningn animal me haba hablado.
Esos saltamontes eran mi almuerzo, y por tu culpa no podr atraparlos! reneg el sapo
apuntndome con un dedo membranoso. Siendo tan grande y tan torpe tendras que fijarte ms
dnde pisas.
Lo siento repliqu, ofendida. Fue sin querer. Un un accidente.
Vaya! Las disculpas no quitan el hambre! Pero eso a ti te tiene sin cuidado, no? Apuesto a
que nunca has pasado hambre en tu vida!
Aquel sapo empezaba a fastidiarme. Ya tena yo suficiente con morderme la lengua en presencia
de mam para que ahora me cohibiera un batracio.
Para tu informacin dije mirndolo muy seria, no he comido nada en todo el da. M i madre
invit al prncipe Jorge y tuve que fugarme de casa; no soporto pasar un da entero con l.
Qu dices? inquiri el animal haciendo una mueca. Saltarse una comida porque alguien
no te cae bien! Yo jams hara algo as! Conozco a Jorge y ni siquiera por l Parpade y abri
los ojos como platos. Luego se aproxim mientras me observaba de pies a cabeza, como si me viera
por primera vez. Espera un momento Si tu madre ha invitado al prncipe de visita, quiere decir
que eres una princesa?
Puede ser repuse.
Sonri de oreja a oreja, se enderez, cuadr sus hombros de color verde brillante e hizo una
reverencia doblndose por la cintura, aunque, como es evidente, sta no era tal.
Disculpadme, alteza! Si hubiera sabido que erais una persona tan importante, no habra hecho
esos comentarios tan atrevidos.
No seas pesado rezongu poniendo los ojos en blanco. Detesto que me hablen as. Me
caas mejor cuando no sabas que era princesa.
Aj! exclam, y salt hacia m sin quitarme los ojos de encima. Conque te caigo bien,
eh? Oye, podras hacerme un favor? Es una cosita de nada.
De qu se trata? M e arrepent en cuanto hube pronunciado esas palabras.
M e haras el honor de darme un beso?
No pude evitarlo: se me escap la risa, solt la carcajada, bram y rebuzn; siempre me ocurre lo
mismo cuando algo me hace rer. Unos pjaros negros alzaron el vuelo, como si les hubiera disparado
con un tirachinas, y una tortuga resbal de la piedra en la que tomaba el sol y cay al agua. El sapo
me mir con desconfianza.
De verdad eres una princesa? Las princesas no se ren as.
Lo s, lo s dije secndome las lgrimas. Mam me lo ha dicho mil veces: la risa de una
princesa no debe sonar como el rebuzno de un burro, sino como una campanilla. Ya le he explicado
que es superior a mis fuerzas; no consigo controlar la risa, sobre todo cuando me ro de verdad. Me
sale instintivamente, sin darme ni cuenta.
Ya veo Y el beso, entonces? Se puso de puntillas, alz la barbilla y me ofreci los labios.
Lo siento, no me interesa besar a ningn sapo.
Es muy bueno para la piel, segn dicen insisti, y se acerc ms.
Lo dudo. Adems, yo tengo la piel estupenda.
No conoces aquel viejo refrn que dice: Trae buena suerte besar a un sapo?
Pues no; no debe de ser tan viejo. Creo que te lo acabas de inventar. Y prefiero no tener buena
suerte a que se me queden los labios pringosos. Retroced con un escalofro. No, no y no! No
insistas ms!
Entonces suspir, se rasc la cabeza con una pata y se lament:
Tal vez no diras eso si supieras que soy un prncipe convertido en sapo. Desafortunadamente,
le dije a una bruja que se vesta fatal y no se lo tom a bien.
Dos
as el da visitando mis lugares preferidos del pantano: recorr las trochas escondidas que
bordeaban el traicionero lodazal y, ya en tierra firme, busqu el bosquecillo donde haba
descubierto dos cervatillos gemelos en la primavera; luego me tend junto al estanque en el
que se reflejaban las nubes peregrinas y regordetas. Cuando empez a hacer calor de verdad, me quit
los zapatos y las medias y cruc el riachuelo hasta la islita, sintiendo en las plantas de los pies la
caricia de los guijarros pulidos por el agua.
Era ya tarde cuando regres al castillo, pero en vez de ir a mi habitacin, sub por la larga y
estrecha escalera que trepaba hasta los aposentos de ta Grassina, ms conocida como la Bruja Verde.
Es hermana de mam y vive en el castillo desde antes de que yo naciera. A diferencia del resto de mi
familia, no me critica cada vez que me ve.
Llegu al final de la escalera, llam a la puerta y esper. Antes de abrir, mi ta siempre sabe quin
va a visitarla y, segn me dijo en una ocasin, es un don bastante til porque as no responde a la
llamada si se trata de personas inoportunas. No obstante, al cabo de unos segundos, la puerta se
abri de par en par y un pato amarillo solt un palo que estaba royendo y se lanz a morderme los
tobillos.
Bowser, vuelve aqu! lo llam mi ta desde la habitacin. No he terminado todava!
El pato saltaba de un lado al otro, haciendo cuac, cuac, mientras me tironeaba hacia el interior.
Cierra la puerta, Esmeralda! grit mi ta desde su mesa de trabajo. Este perro estpido
no se est quieto y no he podido terminar el conjuro!
Esto es Bowser? Trat de espantar la bola de plumas que ahora me morda el zapato.
Como pap se entere de que has convertido a su sabueso preferido en un pato
Pato, perro, qu ms da? Lo convertir otra vez en un msero perro antes de que recites el
alfabeto griego al revs. Veamos, dnde estbamos? Ah, s! Ven, chale estos polvos mientras
recupero el conjuro.
Yo? No, no! Retroced para alejarme de la mano que me tenda. Lo fastidiar todo!
Acurdate de los buuelos de cangrejo.
Dije esto porque una vez que intent hacer buuelos mgicos, les salieron patas y echaron a
correr. Tardamos varias semanas en atraparlos a todos, y cuando lo logramos, ya se haban pasado y
estbamos hartos de tantos pellizcos.
Uuuuf! dijo ta Grassina. Todos cometemos errores.
Pero no tan graves! Mira, hace cuatro meses trat de embrujar mi cuarto para que se limpiara
solo y todava est limpindose! Cada vez que se me cae algo en mi habitacin, una brisita se lo
lleva y lo arroja al estercolero. No te imaginas cuntas medias y horquillas he perdido! De modo que
no volver a hacer magia; todo me sale fatal.
Entonces cmo te convertirs en bruja?
No quiero ser bruja! dije por ensima vez. S que t crees que debera intentarlo, pero
sera una bruja psima. Si meto la pata con simples conjuros para limpiar y cocinar, imagnate lo que
pasara con algo importante. Acabaramos todos con tres pies izquierdos, o metidos de cabeza en un
pastel!
Emma, por favor Claro que quieres ser bruja! Lo que pasa es que no sabes lo suficiente
todava. Date tiempo, ponte a practicar y sers una bruja estupenda, estoy segura. A ver, dnde
dej ese pergamino? Estaba por aqu.
Dej a mi ta con su pila de mohosos pergaminos y me acerqu a mi butaca favorita junto a la
chimenea. En realidad a menudo soaba con ser una bruja como ella, pero eso de vivir practicando y
que nada me saliera bien Me dej caer en la butaca y cerr los ojos. Y de ese modo el mal da que
llevaba a cuestas se fue disipando gracias a la calma que reinaba en aquella maravillosa habitacin.
A diferencia del resto del castillo fro, hmedo y sombro, el cuarto de mi ta era agradable y
acogedor: un pequeo fuego, que arda siempre tras la ornamentada rejilla de hierro de la chimenea,
entibiaba todos los rincones, aunque nadie le pona lea; resplandecientes esferas de luz mgica se
apoyaban en el techo tiendo de color rosa los blancos muros y los tapices de vivos colores, y
gruesas alfombras, tejidas en varios tonos de verde, cubran las losas de piedra de tal modo que
pareca el suelo de un bosque baado por el sol. A veces se ola a menta molida y ramas de pino,
como las que decoraban el Gran Saln en las fiestas de invierno, y otras veces, a trboles veraniegos,
recalentados por el sol.
Delante del hogar haba dos butacas con mullidos cojines y una mesita sobre la que luca un
florero. En ste retoaba un ramo de flores fragantes y cristalinas, regalo de las hadas; dentro del
ramo vivan varias mariposas de vidrio, cuyas delicadas alas repicaban al revolotear entre los
capullos. Yo sola pasar las horas arrellanada en una de las butacas, mientras mi ta, sentada en la
otra, me contaba historias de tierras lejanas y tiempos remotos.
Pero sos no eran los nicos portentos de aquella habitacin: uno de los tapices representaba
detalladamente una ciudad en miniatura, donde peleaban un unicornio y un len. En una ocasin
toqu al len con el dedo y me dio un mordisco que me arranc un trocito de piel. Me ech a llorar a
gritos y mi madre me rega por decir mentiras, pero ta Grassina me gui el ojo y me vend el dedo
con una telaraa.
Una bruja de mar, Jamada Coral, le haba regalado a mi ta un gran bol de agua marina, que
contena una rplica diminuta de un castillo, con torres y murallas incluidas. La reproduccin era
perfecta hasta el mnimo detalle, pues incluso haba algunos bancos de peces minsculos que nadaban
alrededor. A veces, despus de caer el sol, en las ventanitas del castillo brillaban unas luces muy
pequeas; nunca me haba fijado mucho en ellas hasta un tarde invernal (yo tendra unos nueve aos)
en que fui a visitar a mi ta. Ese da Grassina tard ms de la cuenta en abrir y, cuando apareci,
llevaba el pelo mojado y se lo estaba secando con una toalla. El cuarto ola intensamente a pescado, y
al preguntarle qu haba estado haciendo, sonri y fue a cambiarse de ropa. Mientras tanto, me
acerqu a la chimenea para calentarme las manos y pis un charco en la alfombra. Se me ocurri
pensar que el bol se habra desbordado y, al mirarlo, distingu un centelleo plateado y azul. Me
apresur a acercarme ms y mir dentro: una sirena minscula se escabulla hacia una de las
puertecillas; cuando lleg, la abri de un tirn y volvi la cabeza para echar un vistazo; al verme, me
mir muy alarmada y se march dando un portazo. Entonces comprend que el bol era mucho ms
que un adorno.
Tres
la maana siguiente salt de la cama antes de que los dems se despertaran. Me puse el
vestido azul oscuro y la tnica azul clara, cog unos zapatos, que eran los terceros en orden
de preferencia, y me deslic con ellos bajo el brazo por la escalera, tiritando al pisar los
helados escalones. Segn me haba informado la criada, mam se haba ido a dormir con jaqueca la
vspera, por lo que no nos habamos visto todava y, como buena cobarde, yo haba decidido
abandonar el castillo y alejarme de all antes de que viniera a interrogarme sobre mi desaparicin del
da anterior.
El sol asomaba ya por las colinas lejanas cuando llegu al borde del pantano. Un irritante
mosquito zumbaba en crculos sobre mi cabeza. Entonces tropec y ca en medio de la hojarasca y
ms mosquitos se me arremolinaron alrededor. Cerca de la poza haba un inmenso enjambre de
moscas negras, pero ninguna se me pos encima porque me haba rociado con el repelente de salvia
amarga que fabricaba Grassina. El ronroneo de los bichos me puso muy nerviosa, de tal manera que
les lanc un manotazo y, sorprendentemente, le di a una mosca grande que cay rebotando en el agua.
Eslurp! Una larga lengua de sapo atrap al insecto.
Gracias! dijo una voz conocida. Justo lo que necesitaba.
No era mi intencin darte de comer le espet. Pero detesto a las moscas; qu pesadas
son!
A m me encantan replic el sapo, aunque algunas son un poco saladas. Bueno, dime, has
dormido bien esta noche? No te ha remordido la conciencia por haberme abandonado cuando ms te
necesitaba?
Pues no, no he dormido bien
Aj!
Pero no tengo remordimientos, sino curiosidad Quin dices que eres exactamente?
Soy su alteza el prncipe Eadric de Montevista Alta. El sapo hizo un gesto pomposo con la
mano y se qued mirndome. Qu te parece? M e das mi beso?
Que t asegures que eres el prncipe Eadric no significa que lo seas. Los juglares son bastante
chismosos y, si algn prncipe hubiera sido convertido en sapo, yo me habra enterado.
Primero tendra que haberse enterado alguien ms, pero dudo que los mos tengan conocimiento
de esta calamidad que me ha sucedido. Por otra parte aadi en voz baja puede que estn
tratando de guardar las apariencias; eso pasa siempre en mi familia.
Y en la ma afirm. Mi madre no tarda ni un momento en hacer desaparecer las situaciones
embarazosas; parece que ella sea la bruja en vez de mi ta.
Tienes una ta bruja? pregunt, inquieto. Es es muy fea y tiene el pelo como un
puercoespn? Es mala, vil y cruel cuando alguien critica su manera de vestir?
No, no, nada de eso. Es fantstica! Es la mejor ta del mundo, y la nica persona de la familia
que no se burla de m porque soy torpe, ni se pasa la vida dicindome que tengo que ser una damita.
Me ha enseado muchas cosas tiles que a nadie se le habran ocurrido y, adems te da unos
regalos estupendos! Mis padres siempre me regalan ropa y cosas aburridas en mi cumpleaos, pero
ella me ha obsequiado con objetos geniales, como mi bola de cristal, una botellita de perfume que
nunca se acaba, o este brazalete, que, adems de ser precioso, es mgico. Mov la mano con energa
y el brazalete tintine alegremente. Tambin me ense lo que significan estos smbolos, pero yo
era muy pequea y ya no me acuerdo. Pero el brazalete me encanta. Brilla en la oscuridad, sabes?, y
lo llevo puesto noche y da.
Unos mosquitos se pusieron a merodear por mi cuero cabelludo, que era el nico sitio donde no
me haba puesto salvia. Al tratar de apartarlos a manotazos, una de mis peinetas aterriz en el
barrizal; la saqu de un tirn y me salpiqu la manga de barro.
Bueno, tengo que irme dije. Si de verdad eres el prncipe Eadric, tendrs que demostrarlo.
Cmo?
No lo s. Pinsatelo. Ya volver cuando pueda.
Regres corriendo a casa, perseguida por la nube de insectos, aunque daba igual a donde fuera
porque la maana pintaba fatal; senta ya un nudo en el estmago, puesto que no podra seguir
evitando a mi madre mucho ms tiempo. Sin embargo, trat de distraerme pensando en la peticin del
sapo; si de verdad era el prncipe Eadric, estaba metido en un lo enorme y me necesitaba. Y a m se
me rompa el corazn al ver sufrir a un animal, pese a que no se tratara de un prncipe encantado. Por
otra parte, si toda aquella historia era tan slo un truco, igualmente quera averiguarlo; era capaz de
meter la pata perfectamente yo slita sin ayuda de nadie.
Mam deba de haber alertado a todos los criados porque en cuanto pis los terrenos del castillo,
el jardinero mayor me intercept el paso y me llev a empujones hasta los aposentos de mi madre.
Pero, aunque estaba deseando verme, no pareca demasiado contenta de tenerme ante su presencia.
Conque aqu ests, eh? dijo, y como siempre me repas de pies a cabeza. Ponte derecha,
Esmeralda! No te encojas! Pero, mrate, tienes el pelo hecho un desastre, el vestido sucio y los
zapatos embarrados!
Empin la barbilla y olfate el aire con distincin. Las fosas nasales se le ensancharon ligeramente
y las casi invisibles patas de gallo se le marcaron un poquito.
Buenos das, mam. No quera disgustarte.
Has estado otra vez en ese pantano apestoso, por lo que veo dijo haciendo una mueca de
repugnancia.
S, mam.
Me concentr en los rizos de su cabellera. Todas las maanas pasaba horas peinndose, de modo
que jams la haban pescado sin que sus cabellos de color de miel estuvieran en perfecto estado.
Es una pena que no estuvieras aqu ayer. Pas un rato delicioso con el prncipe Jorge.
Realmente es encantador.
S, mam.
Las palabras salan de mis labios con dificultad. El prncipe era encantador con todos menos
conmigo. La primera vez que lo vi resbal al entrar en la habitacin pero, en lugar de ayudarme, se
ech a rer y me hizo sentir an ms tonta. Desde entonces nuestra relacin fue de mal en peor.
Te tengo preparada una sorpresa maravillosa, hija, y deberas agradecrmelo.
Gracias, mam dije preguntndome qu sera.
La ltima vez que le di las gracias sin saber por qu, estaba enferma y mam haba hecho venir a
un cirujano para que me pusiera sanguijuelas. Confiaba en librarme de ellas esta vez, pero con mi
madre nunca se saba.
Sonri muy satisfecha y, mientras se colocaba bien los encajes de las mangas, me dijo:
He iniciado las negociaciones de tu matrimonio y, en principio, hemos acordado que te casars
a finales del verano.
Se me cay el alma a los pies. Casarme yo? Y con el prncipe Jorge? A nadie se le habra
ocurrido que estuviramos hechos el uno para el otro: yo no daba pie con bola en sociedad, tena
terror a hablar en pblico y nunca saba qu decir; en cambio, Jorge era apuesto, refinado y tan
pagado de s mismo que incluso haca arrodillar a su caballo cuando l entraba en el establo. El
cirujano y las sanguijuelas habran resultado una sorpresa ms agradable que sa.
Pero no puedo casarme con l! No estamos enamorados!
M am me lanz tal mirada que di un paso atrs.
Qu tiene que ver eso? pregunt. Las esposas enamoradas de sus maridos no son la regla,
sino la excepcin. Deja de lloriquear y contntate con que l quiera pedir tu mano. Muy pocos
prncipes estaran dispuestos a casarse con una chica tan patosa. No eres distinguida ni graciosa, a
pesar de todos mis esfuerzos. Ojal hubieras sido chico, como queramos tu padre y yo! Tal vez
entonces habra sacado algn partido de ti. Pero tal como estn las cosas, no puedes aspirar a ningn
pretendiente mejor, as que espero que te comportes como es debido. Ay, mira lo que has
conseguido! M e est volviendo la jaqueca.
Casarme con Jorge sera un error terrible Estaba tan desolada que no poda dejar pasar la
oportunidad de protestar.
M am dije. Jorge es un bobo! No puedo casarme con l!
Conozco a muchas mujeres que estn felizmente casadas con un bobo. Las negociaciones ya
han comenzado y nadie est pidiendo tu aprobacin. Tendras que agradecerme que me tome la
molestia de conseguirte un marido. Vamos, vete a buscar a mi criada! La cabeza me est matando.
Mi desesperacin fue absoluta al pensar que debera abandonar mi hermoso pantano para
casarme con semejante pelmazo! Despus de encontrar a la criada y envirsela a mi madre, fui en
busca de ta Grassina, pero hall cerrada la puerta de la torre. Clavado en la gruesa madera haba un
cartel en el que haban escrito unas lneas con zumo de mora, que todava chorreaban:
Estis advertidos, intrusos! Los dragones os arrancarn el corazn si cruzis esta puerta sin haber sido
invitados, y los gusanos se comern vuestros sesos. Si se trata de un envo a domicilio, por favor, dejadlo
en el suelo. Esmeralda, estar fuera unos das. Ya te buscar cuando regrese y haremos una de tus tartas
favoritas de frutas.
Grassina, la Bruja Verde
Tena que hablar con alguien acerca del plan nefasto de mi madre, de modo que busqu a algn
amigo que quisiera escucharme, pero fue en vano: Fortunata, la hija de la dama de honor preferida de
mam, estaba en cama con catarro y no poda recibir visitas (en el fondo, mejor, porque era una
estirada y probablemente se mora por casarse con Jorge); Violeta, la criada encargada de la alacena,
estaba de muy mal humor porque fregaba por segunda vez la cocina; a Bernard, el aprendiz del
jardinero, lo estaban regaando en ese preciso momento por no haber exterminado todas las babosas
del jardn, y Chloe, la segunda costurera, estaba ayudando a la costurera mayor, que cosa un vestido
nuevo para mam. Trat de pensar en alguna otra persona con quien hablar, que no estuviera
demasiado ocupada ni demasiado impaciente para que la conversacin mereciera la pena. Por algn
motivo, no poda quitarme de la cabeza al sapo del pantano; era grosero y sarcstico, pero por lo
menos pareca tener ganas de charlar conmigo.
As pues, regres al pantano a toda prisa sorprendindome de lo ansiosa que estaba por volver a
ver al animal. Lo encontr sentado en su hoja de lirio y sonre por primera vez en el da.
No has podido resistir la tentacin, eh? coment al verme. Lo siento, pero no se me ha
ocurrido cmo demostrarte que soy un prncipe. No obstante, puedo contarte algunas de mis
hazaas; seguro que los juglares ya han compuesto alguna cancin sobre ellas. Una vez, por
ejemplo
No te preocupes por eso ahora. Necesito hablar con alguien porque mi madre me ha hecho una
cosa espantosa! A que no adivinas qu es?
Te ha atornillado los zapatos en el suelo.
Anda ya! Por qu iba a hacer eso?
Ha puesto a lavar tu ropa blanca con unas medias rojas!
Pero qu dices? Es muchsimo peor!
Te orden besar al primer sapo que encontraras! Y entorn los prpados.
Nada de eso! Ya te lo he dicho, nunca lo adivinars: est acordando mi boda con el prncipe
Jorge!
No lo dirs en serio. No me imagino a nadie casndose con ese joven, porque est tan
enamorado de s mismo que no podra vivir con nadie ms. Has visto alguna vez cmo se mira en el
espejo? Hara vomitar a un perro! Adems, aqu entre nosotros Mir hacia atrs para
cerciorarse de que nadie escuchaba. He odo decir que le gusta ponerse zapatos de chica. Tiene un
bal repleto escondido en su dormitorio!
No s si eso es cierto, pero no puedo casarme con l. Es un petardo y un pelma que no se da
cuenta de que existo. Jams ser feliz con l! Adems, me pone tan nerviosa que se me traba la
lengua y nunca s qu decir.
Pues no parece que se te trabe charlando conmigo.
Es diferente. Contigo no me cuesta hablar. Al fin y al cabo eres un sapo.
Tambin soy prncipe!
Quiz, pero no lo pareces ni te comportas como tal, as que se me olvida que lo eres. Pero
Jorge es otra cosa, y nunca permite que olvides que l s es un prncipe.
Tal vez si se lo dijeras a tu madre
No me hara ningn caso; slo le importan las apariencias y no cambiar de opinin, lo s. Y
pap har lo que ella diga para no discutir. Por qu me hace esto, por qu? Preferira casarme contigo
antes que con Jorge, aunque t no seas un prncipe. Porque t no te burlaras de m ni fingiras que no
existo, verdad?
El sapo parpade sorprendido y respondi:
No, desde luego.
Lo ves? Adems, si me caso contigo no tendr que irme del pantano.
Cuatro
br y cerr los ojos. La cabeza an me daba vueltas y no consegua enfocar la mirada. Poco a
poco fui recobrando la vista, pero todo pareca diferente: haba ms colores y eran ms
brillantes. Una mariposa enorme pas volando por all batiendo sus preciosas alas rojas con
rayas moradas. Nunca haba visto nada igual.
Aaah! exclam en voz alta.
M e sobresalt el timbre de mi voz; sonaba rara y hablar me produca cosquillas en la garganta.
Arrugu la nariz al percibir el olor a plantas podridas y la pestilencia del pantano. M ovidas por el
viento, las hojas de los rboles tamborileaban con mpetu y el ronroneo de los insectos era
ensordecedor. Plof! Algo retumb en el barro hmedo a la orilla de la charca. Plof! El sonido volvi
a retumbar, ms cerca y ms fuerte; hasta el aire mismo pareca resoplar.
Trat de levantarme, pero mis piernas no cooperaron. Sintindome todava mareada, mir al
suelo: estaba mucho ms cerca que antes y los terrones de barro eran mucho ms grandes. Entonces
observ ante m dos pies palmeados y un par de patas largas y musculosas, a las que segua un
cuerpo rechoncho recubierto de piel verde con pintitas. Perpleja, cerr los ojos con intensidad y volv
a abrirlos, pero mi cerebro se negaba a aceptar lo que vean mis ojos. A continuacin alc una mano y
mov los dedos eran cuatro dedos torcidos, de color verde. De repente lo comprend todo: no
estaba viendo a otra criatura, sino a m misma!
Qu es esto? Qu me ha pasado? balbuc. El corazn me lata a toda velocidad. Ya lo
s! Es un sueo! Estoy durmiendo en casa y voy a despertar
Plof! Plof! Los ruidos se acercaban. Cerr los ojos de nuevo y me aplast contra el suelo.
Es mi imaginacin dije en voz alta. Si pienso en otra cosa todo desaparecer.
A menudo, mam me rea por andar imaginando cosas. Pero esto era demasiado, hasta para m!
Plof! Plof! Plof! Algo muy grande y hmedo se apoy en mi espalda y un aliento caliente y
apestoso me envolvi de pies a cabeza.
Esta sensacin es de verdad, pens, y abr primero un ojo y luego el otro.
Un inmenso perro blanco, de pelo corto y manchado de barro, me contemplaba con unos ojos
enormes de cuencas sanguinolentas. Los perros de mi padre eran todos de pelo castao, negro o gris,
de modo que no conoca a aqul, lo cual me daba an ms miedo. Me puse a temblar cuando me dio la
vuelta empujndome con el hocico; entonces me olfate otra vez de pies a cabeza y abri de par en
par la cavernosa boca. El mal aliento del animal me revolva el estmago y, para colmo de males, una
gota de baba, grande y repugnante, se le escurri del hocico y me cay en la cabeza.
No estoy soando, pens.
Me apart con brusquedad y salt tan rpido y tan lejos como pude. Me costaba moverme y
coordinar mis pasos, pero salt, salt y salt tratando de alejarme. Di un ltimo brinco, me gir en el
aire y cataplum! Ca en el agua y levant una ola.
Rana! grit el perro, metido en el agua hasta la panza. Vuelve aqu! Tengo que hablar
contigo!
Tena miedo de responder, as que extend los brazos y trat de avanzar. Nunca haba aprendido a
nadar, aunque me haba criado cerca del agua; debido a mi torpeza, tema ahogarme en cuanto el agua
me llegara a los tobillos. As pues, me puse a patalear con brazos y patas sin avanzar en ninguna
direccin. En stas, el perro se abalanz sobre m y provoc una ola que me arrastr hacia el centro
del estanque; encog las patas e, impulsndolas con fuerza, las estir y sal despedida hacia el fondo,
alejndome de las feroces mandbulas.
Lo he logrado!, pens sin acabar de crermelo.
Repet el movimiento y avanc por el agua; a punto estuve de atropellar a un pececillo dorado.
Luego gir sobre m misma y sub a la superficie en busca del perro. El animal chapoteaba de aqu
para all junto a la orilla, pero ya no representaba ninguna amenaza.
Una oleada de alivio me recorri de arriba abajo.
Lo he conseguido! pens. He logrado escapar del perro gigante! Soy capaz de cualquier
cosa!.
Me dediqu a hacer alegres remolinos en el agua; fui salpicando de un extremo al otro de la charca
y, cuando me cans de nadar, hund la cabeza e hice burbujas. Despus me qued flotando panza
abajo y contempl a los pececillos que pasaban en formacin de un lado a otro. El agua tibia me
acariciaba la piel y todo era estupendo. Cuando era princesa, nunca haba salido de mi cuarto sin ir
cubierta de gruesas telas y faldas largas. Pero ahora aquella sensacin de libertad era maravillosa!
Al cabo de un rato me di la vuelta y, mientras contemplaba las nubes a jirones que poblaban el
cielo, me pregunt dnde habra ido a parar el sapo, porque no haba vuelto a verlo desde la
transformacin. Tal vez todo haba sido un truco; tal vez habamos realizado un intercambio y ahora
l era humano. Pero por qu no lo haba visto? Adems, aunque fuera un pelmazo, no crea que me
hubiera jugado una mala pasada.
Trep a un tronco semihundido en el agua, y repas todo lo que me haba ocurrido ese da. Estaba
tan entusiasmada con mis nuevas habilidades y por haber logrado escapar del perro, que no me haba
detenido a pensar en mi situacin. Pero ahora me daba cuenta de que estaba sola y desamparada en
medio del pantano. Qu iba a hacer?
Sumamente inquieta, agach la cabeza y me puse a llorar. No me gustaba llorar, casi nunca lo
haca, y mam me haba dicho mil veces que no era propio de princesas y mucho menos en pblico,
pero de vez en cuando no era as. Las lgrimas corrieron por mis mejillas y resbalaron hasta la spera
corteza del tronco. Estaba tan deprimida que no me fij en que el sapo haba trepado a ste y se
hallaba a mi lado.
Cinco
e pasa algo?
El sapo tuvo que repetirme la pregunta antes de que las palabras traspasaran mi burbuja de
desdicha.
Ah, eres t! exclam con los ojos anegados en lgrimas.
Me alegra que ests contenta de verme, pero no has contestado a mi pregunta. Qu te pasa?
Por qu lloras?
No te parece obvio? Me he convertido en rana por tu culpa! Se supona que no iba a suceder
tal cosa, pues aseguraste que t volveras a ser un prncipe, pero no dijiste nada de que yo me
transformara en rana.
Acaso tengo cara de adivino? Yo no saba que esto poda ocurrir. Lo siento mucho, aunque no
lo entiendo. Pero tampoco es tan malo, sabes? Quiero decir que no resulta tan horrible ser una rana.
Fjate, yo llevo algn tiempo siendo sapo y tiene sus ventajas.
Ah, s? dije sorbindome las lgrimas. Y cules seran las mas?
Pues, por ejemplo, no tendrs que casarte con Jorge replic el sapo encogindose de
hombros. Adems, la vida es menos complicada; desde que no soy prncipe hago todo lo que me
apetece, puedo acostarme tarde o dormir todo el da y ya no tengo preocupaciones ni
responsabilidades. No te imaginas la tranquilidad que supone no estar obligado a matar dragones, ni
decapitar ogros, ni planear emboscadas para atrapar duendes extorsionistas bajo los puentes, aunque
yo sola realizar esas tareas bastante bien. En cambio, ahora slo me preocupa encontrar comida e
impedir que otros me coman.
Eso ya suena bastante preocupante coment.
No es as si mantienes los ojos abiertos y prestas atencin. Tienes mucho que aprender.
Perdona, estaba prestando atencin.
Vaya, vaya, no me digas! Podran aterrizar aqu una docena de dragones y asarte para el
almuerzo sin que te dieras cuenta. Tienes mucha suerte de que yo est contigo! Pero no te agobies.
Puesto que te he metido en este lo, te ensear todo lo que haga falta.
No quiero que me ensees nada! Slo quiero que deshagas lo que hiciste y me conviertas en
princesa otra vez!
Ojal pudiera, pero no tengo ni idea de cmo anular el encantamiento.
Entonces aydame a averiguarlo! No es que yo fuera la ms feliz de las princesas, pero no me
da la gana de ser una rana! No puedo creer que esta situacin sea real! Al principio cre que era un
sueo, pero Por cierto, dnde te habas metido? Porque no estabas por ningn lado cuando
apareci el perro.
Bueno, confieso que me puse de mal humor cuando me besaste y comprob que no me haba
convertido en el apuesto prncipe que soy. Tard un rato en darme cuenta de que habas
desaparecido, es decir, que ya no eras humana. Cuando comprend lo sucedido, el perro ya andaba
por ah y t brincabas como una loca. Te esfumaste, pero fue fcil encontrarte porque todo el
pantano hablaba de una rana chiflada que nadaba peor que un renacuajo recin salido del huevo.
A m me pareci que nadaba bastante bien! dije, todava orgullosa de mis nuevas dotes de
nadadora.
Para ser una absoluta principiante Me temblaron los labios sin poder evitarlo. Ay, no
te pongas as! dijo el sapo. Si lloras vas a llenar el agua de sal.
Dos lagrimones rodaron por mis mejillas y me sorb los mocos.
Pero qu te pasa ahora?
Un montn de cosas me pasan! gem: He hecho un esfuerzo tremendo y crea que nadaba
bien, pero ahora vas y me dices que lo hago mal; adems, no quiero ser una rana, tengo miedo y
sobretodo tengo hambre!
Dame otro beso, tal vez te siente bien sugiri el sapo inclinndose hacia m.
Qu dices? Estaba tan sorprendida que dej de llorar. Por qu iba a darte otro beso?
A lo mejor te animas un poco.
Seguro que no!
Bueno, quiz tengamos suerte y se deshaga el encantamiento.
Y quiz no tengamos suerte y pase algo peor, aunque no me lo puedo imaginar. Y me puse a
gimotear de nuevo.
En fin! Bueno, has dicho que tenas hambre, y eso s lo podemos arreglar.
Qu comes t? le pregunt restregndome los ojos con los dedos.
Todo lo que encuentro. T obsrvame y as te irs haciendo una idea.
Salt hasta un extremo del tronco y se qued inmvil. Estuvo quieto tanto rato que, cuando lleg
el momento, yo ya estaba tan aburrida y nerviosa que casi me pierdo la jugada: una liblula del
tamao del pulgar de un humano adulto pas volando en zigzag por delante del tronco; sin ninguna
advertencia, el sapo brinc, abri la boca y desenroll la lengua. Cuando se tir al agua, ya haba
vuelto a metrsela en la boca y engullido a la liblula.
Cmo esperas que yo haga eso? pregunt, incrdula, cuando regres al tronco.
Lo hars si quieres comer respondi relamindose. Luego se sac de la boca las alas de la
liblula. No te parecen preciosas? Si estuviramos cerca de mi casa las aadira a mi coleccin.
Tienes una coleccin de liblulas?
No te lo crees? Pues, fjate, me he convertido en todo un experto, modestia aparte. Mi
coleccin debe de ser la ms grande del mundo. Ahora mira all. Ves esa mosca gorda y jugosa que
viene en esta direccin? Pues adelante, te la cedo.
No pienso comerme ninguna mosca! Slo de pensarlo se me revolva el estmago.
Ya lo hars cuando tengas ms hambre. Obsrvame; te lo ensear otra vez.
Puedes ensermelo un milln de veces! No pienso hacerlo. No hay nada que comer adems
de bichos?
Mmm Ya lo tengo! Conozco un sitio donde hay mucha comida, pero tendremos que ir
nadando.
Pues, vamos. Todo con tal de no comer moscas.
Sgueme y haz lo mismo que yo me indic sonriendo.
Salt hasta el extremo del tronco y se zambull en el agua; yo lo segu de cerca por miedo a
perderlo de vista, y ambos nadamos aguas abajo, l delante y yo detrs. Era mucho ms fcil nadar a
favor de la corriente y en un momento llegamos a la poza. De repente me hizo seas para que nos
detuviramos; no entend por qu, pero record que le haba prometido imitarlo. Atisb por encima
de su lomo y vi lo que l ya haba descubierto: en la orilla del agua, una garza hambrienta buscaba su
almuerzo hurgando entre los juncos; desde donde estbamos, pareca una torre y las largas patas,
palos infinitos. El sapo se llev un dedo a los labios para que no hiciera ruido; asent y fui tras l
hasta la otra orilla de la poza.
Nos sumergimos hasta el fondo y rodeamos las algas que crecan en la orilla ms soleada. An
andbamos escondindonos de la garza cuando una sombra ocult el sol; levant la vista y vi cmo
una silueta oscura y alargada se deslizaba por encima de nuestras cabezas. De la boca de aquel ser
penda un aro dorado, centelleante bajo la luz matutina, del cual colgaban tintineando varas figuritas
que me resultaron conocidas Era mi brazalete! Me abalanc sobre l, decidida a recuperarlo, pero
el sapo me retuvo por el brazo hasta que la sombra desapareci en el agua. Cuando me solt por fin,
sub a la superficie impulsada por la rabia y la frustracin.
Has visto eso? pregunt despus de tomar aliento. Qu era ese animal tan grande?
Una nutria.
Llevaba mi brazalete, el que me regal mi ta! Tenemos que encontrar a esa nutria! Quiero mi
brazalete, lo necesito!
No podr ser. Es que no sabes nada acerca de esos animales?
Claro que s. Ta Grassina me ha enseado todo sobre ellos: cmo viven, cmo juegan
Cmo comen ranas
Que comen ranas? chill.
Somos su comida favorita.
De repente nuestra excursin ya no me pareci tan segura. Mir alrededor temiendo descubrir un
par de ojos hambrientos que nos observaban desde la orilla.
Hay muchos otros animales que comen ranas, verdad? pregunt.
En efecto; prcticamente todos nos tienen en su lista de alimentos preferidos; por eso hay que
estar siempre alertas.
Pero mi brazalete
Dalo por perdido, no te har falta. De cualquier modo, tampoco podras llevarlo ahora. Venga,
vamos, ya falta poco.
Al cabo de un corto trecho, me condujo a la orilla y subimos a una colina brincando por entre los
arbustos. En la cima haba un rbol de ciruelas silvestres y el suelo estaba cubierto de fruta podrida.
Unas moscas verdes y negras revoloteaban entre los frutos demasiado maduros.
sta es la comida de la que hablabas?
Claro. Adelante.
No parecan demasiado apetitosas, pero seguro que saban mejor que las moscas. Salt hasta la
ms cercana y trat de encontrar algn bocado que no estuviera demasiado podrido.
La parte de encima no est mal observ el sapo.
Qu he de hacer para comrmela?
Bueno eres una rana. Cmetela con la lengua.
Con la lengua, dices? No puedo! Por qu no la cojo con las manos?
Porque no lo conseguirs. Ahora eres una rana y las ranas comen con la lengua.
No s si podr. Soy muy torpe
Deja de portarte como un renacuajo! Intntalo!
Vale, vale dije titubeando.
As que abr la boca, lanc la lengua y roc ligeramente la parte superior de la fruta. Pero, como
era la primera vez que lo haca, no emple la suficiente energa y la lengua me resbal hasta el suelo.
Casi lo logras! exclam el sapo tapndose la boca para disimular la risa.
Le lanc una mirada feroz y trat de limpiarme la lengua cubierta de barro y hierba; lo hice con
mucho cuidado, pero no logr limpirmela del todo y la not pringosa al metrmela en la boca. Sin
embargo, no quise desanimarme y lo intent otra vez con todas mis fuerzas. Por desgracia, esta vez
me pas de entusiasta, de tal manera que mi lengua atraves la suave piel de la fruta podrida, se clav
en el centro de la pulpa y, cuando trat de sacarla, se qued atascada dentro. Ech la cabeza hacia
atrs para tirar de ella, pero slo consegu hacerme dao el la boca. A todo esto, el sapo segua a mi
lado sin ayudarme para nada, partindose de risa. Finalmente, me cog la lengua con ambas manos y
di un tirn; pero sali tan rpido que retrocedi hasta mi cara y me golpe en los ojos.
Trastabillando, me acarici la cabeza, mientras mi compaero se revolcaba en el suelo agarrndose la
panza y aullando de risa.
Gracias por el apoyo moral! exclam una vez que tuve la lengua dentro de la boca. Dijiste
que nunca te reiras de m. Y ahora qu hago?
Prueba otra vez! Haca muchos aos que no me rea as!
Pens en sacarle la lengua, como Violeta haca a veces con los pajes. Pero todava no la controlaba
lo suficiente y me dio miedo darle un tortazo.
Date la vuelta! le dije. No lo conseguir si me miras.
El sapo se gir todava entre carcajadas. Me cercior de que no me miraba y me aproxim a otra
ciruela porque no me haba gustado el sabor de la primera; era una fruta ms grande, rebosante de
zumo y plagada de moscas. Lanc la lengua otra vez y casi di en el blanco. La fruta estaba blanda y
saba a rancio, aunque no tanto como la primera, pero cuando saqu la lengua se me peg una mosca
en la punta. Era para morirse del asco.
Uuuf! grit. Qutame ezta coza de la lengua!
La mosca zumbaba y se retorca tratando de liberarse. El sapo acudi al instante, pero en vez de
ayudarme me dio un porrazo con el dedo en la lengua. Aspir y la lengua rebot sola y se meti en la
boca; la mosca segua zumbando y me haca cosquillas en el paladar
M mm! supliqu pidiendo ayuda.
Parpadea! orden el sapo.
M mm? dije otra vez.
Parpadea, no pienses en nada!
No entenda cmo esa accin me librara de la mosca, pero lo intent a pesar de todo. En cuanto
baj los prpados, mis globos oculares me empujaron hacia abajo el gaznate y me tragu la mosca.
Sent un escalofro al percatarme de lo que acababa de hacer.
Oooooh! Qu asco! grit, y escup hasta que la boca me qued reseca.
Sabrosa, no? pregunt el sapo.
Estaba inmunda! M e frot la lengua con los dedos tratando de quitarme el sabor.
Seis
l sol declinaba mientras Eadric me escoltaba hasta la gran hoja de lirio donde haba montado
su hogar, en un apacible remanso del arroyo. Era una hoja grande y tersa, que flotaba bajo
las ramas de un sauce llorn. Trat de trepar a bordo, pero la hoja se hundi bajo mis patas
y volv a caer al agua. Al cabo de tres o cuatro intentos, l se impacient y me dio un empelln, con
tanta fuerza que patin a lo largo de toda la superficie y casi me caigo por el otro borde. Cuando
quise ponerme en pie, la dichosa hoja se balance y me fui de bruces.
Genial, no? dijo Eadric al tiempo que avanzaba pavonendose hasta el centro de la hoja.
El sauce est tan a tiro, que algunos das no tengo que salir a buscar comida y, como en l viven
tantos bichos, puedo atraparlos sin ningn esfuerzo; a veces ni siquiera tengo que levantarme. Ves
esa araa que cuelga de una hoja? Pues, mira!
Se tendi de lado, apoy el mentn en una mano y lanz un lengetazo maestro que arranc a la
araa de la hoja.
Qu cmodo! exclam.
Ciertamente, Eadric no poda ser ms perezoso.
Croac!, croac! Un puado de voces graves se elev entre los matorrales que bordeaban el
arroyo, y otras ms agudas crec!, crec! se unieron al coro desde los rboles.
Qu es eso? pregunt.
Son unos amigos mos. Dan conciertos todas las noches en esta poca del ao, siempre y
cuando haga buen tiempo.
Tienes amigos entre los sapos y las ranas? Me alegro mucho de saber que no eres tan
estirado como Jorge!
En el reino animal no hay prncipes ni princesas y tanto las ranas como los sapos somos
iguales me replic mirndome ceudo. Mis amigos son unos tos estupendos; te los presentar
despus del concierto. Vamos! An podemos hallar buenos asientos si nos damos prisa.
Saltamos del lirio al agua y nadamos codo con codo hasta el barrizal de la orilla, donde ya se haba
concentrado una multitud de batracios de todos los tamaos.
Ese de all es Bassey. Eadric seal a un gran sapo de voz grave que destacaba entre la
aglomeracin. Y aquella rana pequeita es Peepers; es soprano.
La ranita lo vio y lo salud con la mano desde su rbol.
Eadric me llev a un prado por entre los batracios que ya haban tomado asiento; algunos nos
saludaban y otros nos sonrean muy amables. M e sent de lo ms bienvenida.
Estoy contenta dije al sentarme junto a l.
M e alegra mucho. Qu tal si me das un beso? me susurr al odo.
Eadric! grit, y todos se volvieron a mirar. Como estbamos en un entreacto del concierto,
mi voz result muy sonora. Avergonzada, esper a que volvieran a cantar. Cmo se te ocurre que
te bese ahora con todos tus amigos mirando!
Siete
uando despertamos a la maana siguiente, todava no haba salido el sol. Yo no tena hambre,
pero Eadric insisti en que desayunramos antes de partir. Haba abundantes mosquitos
revoloteando en la oscuridad y, al comerme el primero, me llev una sorpresa porque estaba
algo salado y me llen bastante para ser un insecto tan enclenque.
La primera parte del viaje la haremos por tierra me explic Eadric entre un bocado de
mosquito y otro, y no correremos peligro si cumplimos ciertas reglas. En primer lugar, no hagas
ruidos innecesarios; en segundo lugar, ve comiendo por el camino porque tenemos poco tiempo y,
por ltimo, mantn siempre los ojos abiertos y las orejas alertas. Si oyes algo sospechoso no digas
nada, pero haz esta seal para advertirme.
Eadric estir el brazo y se dio una palmadita en la cabeza.
Todos los animales de los alrededores tambin se darn cuenta observ. Y si ms bien te
doy un golpecito en el hombro?
Vale. Eso tambin servir.
Avanzamos un trecho por el pantano, pero a medida que el sol ascenda nos adentramos en
tierras menos llanas y ms secas. En un momento dado, me detuve a contemplar unos dientes de len
salpicados de barro; en mi vida anterior haba visto pocas flores, aparte de los capullos de cristal en la
habitacin de Grassina, porque estaban prohibidas en el castillo, pues tanto mi ta como mam eran
alrgicas.
Eadric carraspe impaciente y reanudamos el camino. Al cabo de un rato tuvimos que brincar a
travs de un pedregal, donde no haba casi plantas. Ambos estbamos nerviosos porque si apareca
algn depredador, no podramos escondernos bajo las piedras ni detrs de los escasos hierbajos que
crecan por all. As que apretamos el paso tratando de alcanzar un pastizal que haba ms adelante.
De repente una mariquita pas zumbando por encima de mi nariz y aterriz junto a una piedra
pequea y achaparrada. Record el consejo de Eadric e intent comer por el camino: di un brinco y
lanc el lengetazo, pero el bicho era ms pequeo que los anteriores y la lengua volvi vaca a mi
boca. Por andarme fijando en la lengua, no prest atencin a mis pies, de modo que tropec y ca de
bruces al suelo. Eslurp! Alguien haba atrapado a la mariquita de un lengetazo.
M ejor suerte otra vez dijo una voz cavernosa.
Mir incrdula hacia donde haba salido el sonido y vi que una piedra achaparrada parpadeaba y
mova una pata
Eres un sapo! exclam, asombrada.
Y t una rana que no sabe saltar! replic el animal. A ver, qu edad tienes?
Y a ti qu te importa?
No he visto saltar tan mal a nadie desde que a mis renacuajos les salieron patas. Tendrs que
aprender algo de coordinacin si quieres comer.
Slo lleva unos das siendo rana intervino Eadric.
Ese viejo sapo. No tena por qu echarse un farol! Quin se cree que es, tu caballero andante?
Si hace falta que alguien te rescate, lo har yo! No lo necesitamos para nada! Si no se hubiera
entrometido, yo me habra encargado del perro.
Cmo?
No lo s. Pero ya se me habra ocurrido algo, estoy seguro. No haca falta que ese sapo cotilla
y metomentodo saltara a protegerte.
Slo trataba de ayudarnos, Eadric.
Pues no precisamos su ayuda. Mrame! Yo soy grande y fuerte! Soy un ejemplar superior y
puedo protegernos a los dos!
M e di por vencida. A juzgar por su cara de furia, era mejor no seguir discutiendo.
Fui abrindome paso por entre los pastos, sin prestar atencin a mi compaero. Haba muy
pocos claros para brincar en condiciones, as que cada dos por tres tena que arrastrarme, menearme y
dar un brinquito. Poco a poco iba avanzando, pero me dolan todos los msculos.
Las estrellas titilaban en el cielo cuando llegamos al otro borde del pastizal, y nos refugiamos
debajo de un espino en flor.
A la maana siguiente nos internamos en un cementerio de arbolitos temblorosos y omos el
murmullo distante del agua. Sorteamos peascos y troncos secos, guindonos por el sonido, y
respiramos aliviados al avistar la maleza que bordeaba el arroyo. Habamos permanecido fuera del
agua tanto tiempo que notaba la garganta reseca y la piel como el cuero cuarteado. Me abr paso por
entre los tallos y las ramas y me zambull en el agua tornasolada seguida de Eadric.
Nadamos el uno al lado del otro sin prisa ni esfuerzo porque nos dirigamos aguas abajo; yo
apenas lanzaba una patadita de vez en cuando, pues la propia corriente nos llevaba. Cerca del
medioda, el cielo se fue cubriendo de nubarrones y la lluvia, que agujereaba el arroyo, cay en forma
de grandes goterones sobre mi cabeza.
No nos har ningn dao refrescarnos un poco ms, pens, pero me inquiet cuando restall el
primer trueno.
Falta mucho? le pregunt a Eadric, que estaba atareado reconociendo el lugar.
Estamos ms cerca de lo que crea. Ves aquel roble? Seal un rbol en la otra orilla del
arroyo. Fue ah donde at a mi caballo la noche en que me convert en rana. Quin sabe qu habr
sido de l. Se llamaba Pas de Sol y era el mejor caballo que he tenido jams. Ojal no le haya pasado
nada malo.
Seguro que alguien lo encontr, o logr soltarse, porque no se ven huesos de caballo. Por qu
viniste aqu esa noche? Nunca me lo has contado.
No es una gran historia, de verdad: me pareca que estaba enamorado de una princesa y quera
conquistarla regalndole unas hojas de mandrgora. Porque, segn me haban dicho, si alguien las
hierve (siempre que se hubieran cogido a medianoche con luna llena), se le aparece el rostro de la
persona que ama en el fondo del cazo; y como crea que yo era el amor de su vida, estaba convencido
de que ella vera mi semblante.
Nunca haba escuchado semejante tontera! La mandrgora no sirve para nada parecido.
Quin te dijo eso?
M i hermano pequeo.
Y t le creste? Yo no tengo ningn hermano pequeo, pero aseguran que no son muy de fiar.
Ocho
uando despertamos, el aire estaba limpio y fresco, la lluvia haba cesado y la luna asomaba
por entre las nubes, baando el paisaje con una luz espectral. Hablbamos en susurros para
no perturbar el silencio despus del aguacero.
Ya es medianoche? pregunt.
No lo s, pero no debe de faltar mucho.
Quiero darte las gracias.
Por qu?
Por traerme aqu, aunque no queras venir. No debe de hacerte ninguna gracia ver otra vez a esa
bruja, pero dijiste que me ayudaras y lo has hecho. As que, gracias.
De nada. No lo hago slo por ti, sabes? Yo tambin quiero volver a convertirme en humano.
No obstante, si quieres agradecrmelo, hay algo que puedes hacer por m.
Qu deseas? pregunt, aunque ya adivinaba la respuesta.
Dame un beso.
Estir el cuello hacia m y me ofreci los labios.
En un momento as? La bruja puede aparecer ahora mismo!
Pero yo no quiero besar a la bruja!
No es eso
Escucha me advirti Eadric. Creo que oigo algo.
Lo omos los dos. Alguien se aproximaba haciendo bastante ruido.
M ira! Debe de ser ella!
Una luz oscilaba a ras del escabroso suelo, y escuchamos claramente unos pasos golpeando
fuertemente en el barro, en medio del silencio nocturno.
La luna llena recort la silueta de la bruja, aunque no le iluminaba la cara. La lamparita que llevaba
la mujer estaba provista de una pantalla ajustable, de modo que enfocaba solamente el suelo dejndole
el rostro en sombras. De este modo, bajo la vaga luz de la luna, pareca una aparicin fantasmal: el
cabello le caa suelto y enmaraado sobre los hombros, caminaba arrastrando las largas vestimentas
negras y, a cada paso, salpicaba barro y quebraba ramitas.
Eadric y yo nos agazapamos bajo el moral tratando de darnos valor mutuamente. La bruja,
absorta en su excursin de medianoche, estaba cada vez ms cerca.
Date prisa le dije a Eadric. Si se marcha perderemos la oportunidad.
No s qu hacer y tengo un mal presentimiento. La ltima vez no me fue muy bien con ella.
Ve, por favor. Para eso estamos aqu. Mira, yo ir contigo; slo tienes que ser amable y
discreto esta vez. Y recuerda: nada de sarcasmos!
Vale, pero deja de darme tantas rdenes. Ya tengo bastante con todo lo dems.
As pues, nos plantamos de un brinco delante de la bruja, pero tuvimos que taparnos los ojos
cuando nos encandil con el farolillo.
Seora! la llam Eadric. Tenemos que hablar con usted. Es urgente! La bruja se
detuvo y dej el farol en el suelo. Tal vez se acuerde de m prosigui Eadric con cautela,
tratando de vislumbrar la cara de la bruja. Nos conocimos aqu una noche y tuvimos una breve
conversacin. Yo hice un comentario sobre su manera de vestir y usted me convirti en sapo.
Contina lo anim la bruja.
Usted me dijo que seguira siendo un sapo hasta que una princesa me diera un beso. Pero una
princesa me bes y no pas nada. Aydeme, por favor!
Cmo que no pas nada? exclam yo. Me convert en rana tambin! No me dirs que
eso no es nada!
sta es la princesa Esmeralda me present Eadric. Fue ella la que me bes.
Eso no tendra que haber ocurrido dije yo. Tal vez usted se equivoc al hacer el
encantamiento
Chissst, Emma! Se va a enfadar! T misma me dijiste que fuera discreto!
Pero yo
Eadric, despus de carraspear, le habl de nuevo a la bruja.
Bueno, no hemos venido aqu para acusarla; slo queremos pedirle ayuda.
Ah, s? dijo la bruja con voz amable. Y cmo podra ayudaros?
Las palabras me salieron solas de la boca.
Convirtanos otra vez en humanos y recibir una generosa recompensa dije, envalentonada
. M is padres harn lo que sea con tal de que vuelva a casa.
No me digas. O sea que soy una bruja muy afortunada! Vaya, vaya La voz de la bruja ya
no revesta ninguna dulzura. Os habis equivocado conmigo, renacuajos! O debera llamaros
altezas?
En un abrir y cerrar de ojos, la bruja solt el saco que llevaba en la mano, se abalanz sobre
nosotros y nos levant hasta la altura de sus ojos. Mirndonos de hito en hito, nos dio la vuelta y
nos examin de arriba abajo.
Dos especmenes formidables. M e vens de perlas.
Por fin le vimos el rostro: se trataba de una bruja joven, de cabello largo y rizado, que se lo tea
de negro porque se le vean las races de color castao, ojos negros y hundidos, pmulos
pronunciados y piel plida. Iba vestida toda de negro, desde el rado vestido largo y el deshilachado
chal hasta los cuarteados zapatos de cuero.
Emma murmur Eadric, aterrado, no es ella! sta no es la bruja que me encant!
Qu listo eres, principito. Nunca he convertido a nadie en sapo, pero andaba buscando un par
de bichos como vosotros. Habis tenido mala fortuna, pero yo no, porque es fantstico encontrar a
dos ranas parlantes en una sola noche! Parece que finalmente mi suerte empieza a cambiar.
Mientras canturreaba, la bruja abri el saco y nos tir dentro, donde reinaba una oscuridad total y
apestaba a moho. Ca de espaldas, aunque consegu darme la vuelta despus de retorcerme y patalear,
y trat desesperadamente de agarrarme al burdo entramado deseando llevar mi brazalete porque, por
lo menos, nos habra proporcionado un poquito de luz. Enseguida la mujer levant el saco y nos
desplomamos hasta el fondo, amontonndonos uno encima del otro.
Ay! gru Eadric acaricindose la cabeza. No me des codazos, vale?
Lo siento, no lo he hecho adrede me disculp. Tal vez si nos sentamos
Intent patear el saco, pero como el peso de nuestros cuerpos tensaba la tela, mi pata rebot y
fue a dar de lleno en el buche de Eadric.
Uuuf! dijo doblndose sobre s mismo.
Ay, lo siento! me disculp otra vez. Ests bien?
Lo haba dejado sin respiracin y tard un momento en responder. Cuando por fin contest sin
aliento, me sent fatal.
Ya estoy mejor pero qudate quieta!
Trat de apartarme unos centmetros, pero all dentro estbamos demasiado apretujados el uno
contra el otro. En stas, el saco se balance como un pndulo cuando la bruja ech a andar; iba
hablando sola en murmullos incomprensibles. De repente se detuvo y dej caer con brusquedad el
saco. Eadric y yo percibimos que se alejaba, aunque se qued por los alrededores.
Rpido! urg. Trata de abrir el saco. Tal vez podamos escapar!
Eadric se rebull a mi lado y yo me encog para facilitarle el paso hasta la boca del saco.
Nada dijo al cabo de un momento. Le ha hecho un doble nudo.
Bah, da igual! Con la suerte que tenemos, volvera a atraparnos. Habas visto alguna vez una
bruja ms malvada que sta? Le importa un comino quines somos; no le interesa que pertenezcamos
a la realeza, sino slo que sepamos hablar. Qu haremos ahora?
Lo siento, lo siento mucho se excus Eadric. Si no te hubiera pedido que me dieras un
beso
Yo me habra perdido el conocer al mejor amigo del mundo. No te eches la culpa; nadie me
oblig a besarte. Y si no fuera por m, tampoco habramos venido aqu a hablar con la bruja. As que
no te culpes ms y aydame a pensar cmo podramos ponernos cmodos aqu dentro.
Tal vez si cada uno se sita en un lado del saco
Acabaremos otra vez uno encima del otro. Ser ms adecuado que nos quedemos juntos para
no chocar entre nosotros cuando vuelva a levantarlo.
Yo tengo otra idea mejor: abracmonos para no hacernos luego un revoltijo.
Bueno, probemos.
Y ya que estamos por qu no me das un beso?
Qu?
Quin sabe qu tendr en mente esa bruja? Tal vez nos arroje en un caldero de agua hirviendo
o nos ofrezca como merienda a un dragn. Quiz sea la ltima oportunidad de demostrarnos lo que
sentimos el uno por el otro.
Demostrarnos lo que Ests loco? Lo ltimo que quiero hacer en este momento es darte un
beso!
Vale, vale. A m no me pareca tan mala idea.
Ya te lo he dicho! dije exasperndome. No quiero correr ningn riesgo!
A todo esto, el suelo retumb con los pasos de la bruja y, de pronto, la boca del saco se abri y
vislumbramos la luz de la luna.
Y si tratamos de escapar? le susurr al odo. Porque si ella luego
Una pequea planta cubierta de espinas, cuyas embarradas races destilaban gotitas de olor acre,
nos cay encima de la cabeza. Escup y me tap la cara con las manos.
Ay! chill Eadric. M e he clavado una espina!
Trata de no hablar. Esto sabe inmundo! le aconsej, despus de escupir tambin un poco de
barro.
Entonces la bruja levant el saco y lo carg otro trecho. Al cabo de un rato volvi a abrirlo, pero
esta vez slo meti un puado de hojas. Sin embargo, me estremec al reconocer la forma que tenan
porque eran las de una encina venenosa, pero ya no haba remedio.
Hasta aqu hemos llegado, pens.
Por lo general, bastaba con que una sola de esas hojas me rozara para que me saliera un
sarpullido. Y ahora me cubran toda la espalda!
La bruja levant de nuevo el saco y Eadric y yo tensamos los msculos, esperando el siguiente
impacto contra el suelo. Sin embargo, el saco sigui balancendose mientras ella chapoteaba por entre
los barrizales. Poco despus Eadric empez a gimotear.
Qu tienes? pregunt. Te has clavado otra espina?
No murmur.
Te molesta el barro?
No.
Qu te pasa, entonces?
Son estas sacudidas. No me encuentro bien.
Respira hondo y piensa en otra cosa. O al menos date la vuelta si vas a vomitar.
Si la casa de la bruja hubiera estado mucho ms lejos, no habramos sobrevivido. Antes de llegar,
Eadric iba berreando a voz en cuello y yo tena miedo de que muriera por el camino: daba tales gritos
que, si no se mora de mareo, yo misma lo habra estrangulado para poner fin a su sufrimiento. Quin
sabe si todos los sapos berreaban as cuando estaban mareados, o slo lo hacan los sapos que haban
sido prncipes.
Me tap las orejas para no orlo hasta que la bruja puso el farolillo sobre una mesa. Entonces
abri el saco, nos pesc con las manos y nos meti en una pequea jaula de mimbre. Me dej caer en
el suelo dndome vueltas la cabeza, mientras ella cerraba la portezuela y echaba varios pasadores.
Ah os quedaris encerrados mientras me preparo sentenci.
Para qu? pregunt.
Notaba la mente algo ms despejada.
La bruja me ignor y vaci el saco en una mesa desvencijada en el centro de la habitacin.
Oye, brujilda! Para qu tienes que prepararte? repiti Eadric con voz temblorosa. Nos dio
la espalda y se quit el chal. Nunca te han dicho que eres una maleducada? El tono de voz
sonaba ms firme. Nos has secuestrado, nos metes en una jaula sin ninguna explicacin y luego
aspiras a que nos comportemos como animales decentes. No tienes ni idea de quin soy yo. Me las
vas a pagar!
Chissst, Eadric! susurr. Ests empeorndolo todo!
Cmo puede ser peor? Estbamos mucho mejor antes, cuando ramos un sapo y una rana
libres que vivan alegremente en el pantano. Ahora nos tiene presos la bruja Zascandil y ni siquiera
sabemos por qu. Oye, brujilda! Contstame! Qu piensas hacer con nosotros?
La bruja sigui de espaldas y Eadric le lanz una mirada extraa.
A m no me va a ignorar ninguna bruja me dijo al odo. Fjate bien! Reflexion un
momento, puso los brazos en jarras y grit: Oye, bruja! Eres tan fea que no tienes que limpiar ni
impedan escapar tambin serviran para que ningn otro animal entrara en ella. Cuando finalmente
ca dormida, so que me hallaba en las mazmorras de mi castillo, donde unos enormes gusanos que
coman sapos me rozaban la piel y me provocaban ronchas.
Nueve
aqul hablaba hasta por los codos. Me restregu la espalda contra el barrote porque el sarpullido me
picaba ms y se me propagaba hacia el pecho.
No pude evitar or vuestra conversacin con Vannabe anoche dijo Sarnoso. Eres capaz de
hablar con los humanos, eh? Qu mala suerte! A m slo me entienden las brujas que tienen un don,
y ya con eso tengo bastante. Oye, tu amigo se comi el gusano?
Pues claro. Se lo comi todo. Yo tena miedo de que estuviera envenenado, pero parece que se
encuentra bien.
Yo no dira eso exactamente. Sigue durmiendo, no?
Es que no hemos dormido bien ltimamente. Debe de estar muy cansado.
Ah, s? A ver, sacdelo y trata de despertarlo.
Pensaba dejarlo dormir un poco ms. Necesita reposar.
Intenta espabilarlo ahora mismo; a ver qu pasa.
Prefiero dejarlo tranquilo.
Hazlo de una vez! Es por tu propio bien!
Evidentemente, el murcielaguito mandn tena la intencin de fastidiarme hasta que obedeciera
sus rdenes, de modo que salt a regaadientes hasta Eadric y le toqu en el hombro con delicadeza.
Pero l se dio la vuelta, resopl y sigui roncando.
No consigo despertarlo.
Cmo vas a lograrlo si se comi todo el gusano? No viste la botellita que Vannabe tena en la
mano? Contena una pocin que produce sueo, y si tomas una sola gotita, puedes pasarte varios
das durmiendo. Qu crees que le dieron las brujas a Blancanieves y a la Bella Durmiente para que
descansaran y se despertaran ms guapas? Por lo tanto, si te tomas toda la botellita de esa pocin te
quedas fuera de combate ms de cien aos y, a menos que quieras dormir tambin una siesta muy
pero que muy larga, te aconsejo que no consientas que la bruja se d cuenta de que ests despierta.
As que acurrcate en un rincn y finge que sigues dormida o buscar otro mtodo para darte la
pocin; tiene sus motivos para desear que no molestis. Y ahora, atencin, porque se est
despertando!
Me escabull hasta la parte de atrs de la jaula y fing dormir por si el murcilago tena la razn.
Por el rabillo del ojo, vi a Vannabe bostezar, sentarse en la cama y rascarse las costillas. El hilillo de
baba le reluca en la mejilla, pero no pareca darse por enterada. Apart la manta de una patada y se
levant de un salto.
Qu ests mirando? refunfu al ver a Sarnoso.
l no contest, pero evidentemente la bruja tampoco esperaba una respuesta. Atraves el cuarto
arrastrando los pies, sali descalza al umbral y dej la puerta abierta. El aire fresco, en vez de ser un
alivio, alborot el polvo de la habitacin y con l el olor a ropa sucia, grasa rancia, jaulas mugrientas y
cacas de murcilago. Casi me alegr cuando la bruja volvi a entrar y cerr la puerta.
Se acerc a la chimenea rascndose todava las costillas, se inclin sobre el fuego, de espaldas a
nuestra jaula, y cogiendo una cuchara de madera colgada de un clavo en la pared, revolvi el contenido
de una olla negra y grasienta. Luego puso sta sobre la mesa y se sent a comer, hasta que la cuchara
de madera rasc el fondo de la olla.
A comer todos, que nadie se quede con hambre teniendo aqu estos manjares! dijo
acercndose hacia la parte de habitacin donde estbamos nosotros. Comedos poco a poco,
etiquetado con el nombre Desechos y otro en el que pona Sin deshacer. El de los desechos
estaba destapado; prest atencin y me pareci or que sala un gorgoteo de su interior El barril con
la etiqueta Sin deshacer tena una tapa de madera y, de repente, se movi y dio un brinquito.
Sorprendida, o a los bichos de las otras jaulas hablando entre s.
Quines son? chill una vocecita.
No lo s, pero o a uno de ellos hablando con Sarnoso.
La segunda voz era apenas un resuello y casi no la entend.
Crees que nos los presentar?
No lo s. Ya lo conoces. Es un mandn y hay que pedirle permiso para todo.
Con mucho gusto os los presentar interrumpi el murcilago. Pero todava no s cmo se
llaman. Oye, ranita!
Contest al momento, puesto que haba estado escuchando la conversacin.
Yo me llamo Emma y ste es Eadric; somos una rana y un sapo hechizados. En realidad yo soy
una princesa y Eadric es un prncipe.
Jams haba odo aullar de risa a un animal. Y me habra puesto a la defensiva si no me hubiera
hecho tanta gracia, as que solt tambin una carcajada. Haca varios das que no me senta tan bien.
Sarnoso se retorci en su viga para mirarme de frente y esper a que acabara de rerme antes de
volver a hablar.
Menuda risa tienes, princesa declar, mientras yo segua hipando y resoplando. Te has
redo as toda la vida, o slo desde que eres rana?
Siempre me he redo as, desde que era humana. Pero, de verdad, soy una princesa y me llamo
Esmeralda; y ste es el prncipe Eadric. Soy la nica hija del rey Limelyn y la reina Chartreuse, del
gran reino de Pradoverde; Eadric es hijo de los reyes de M ontevista Alta.
Estaba orgullosa de mi linaje real y cre que aquellos bichos ya no tendran ms remedio que
mostrarme cierto respeto. La reaccin me dej atnita.
S, seguro! chill una voz.
Y yo soy el rey de Ratolandia! chill otra.
Los animales se comportaban como si fuera la broma ms divertida del mundo. Sarnoso lanz tal
carcajada que se solt de la viga y revolote como un loco para volver a colgarse.
Soy una princesa de verdad! grit indignada para acallar las risas. S tocar el lad, bordar,
cantar, bailar y hacer todo lo que hacen las princesas, aunque no tan bien como le gustara a mi madre.
Tambin s hacer otras cosas que muchas princesas no saben hacer, como por ejemplo, contar, leer
y
Leer? Sabes leer? El murcilago se puso serio de pronto.
Pues claro. Y tambin s nadar, aunque eso lo he aprendido siendo rana. Y tambin s
Vale! Te creo! exclam Sarnoso. Qu cantidad de habilidades!
Vaya que s musit la voz que era un resuello. A m me gustara saber contar;
probablemente tejera mejor mis redes.
En stas, sent un picor en las patas; el sarpullido segua propagndose por mi cuerpo.
Ahora os toca a vosotros dije, algo ms apaciguada. Decidme todos vuestros nombres.
Muy fcil solt el murcilago. Yo me llamo Sarnoso, como ya sabes, y en esa jaula,
debajo de ti, viven las araas, que se llaman Iny, Miny y Mo. Antes vivan en un rincn al pie de la
corto y l no puede volar hasta las jaulas, porque si no nosotras ya lo habramos soltado. Sarnoso ha
intentado muchas veces deshacer el nudo, pero parece de acero. A m me gustara trepar hasta all
arriba para ver cmo se lo hizo la vieja bruja.
A nuestro hermano Mo le interesan mucho los nudos, son la pasin de su vida; en cambio, a
Iny y a m nos gusta tratar de realizar diferentes dibujos con nuestras telaraas. Puedes observar una
muestra de nuestro trabajo en aquel rincn junto a la escoba; lo hicimos los cuatro, Iny, Meny, Mo y
yo, antes de que nos atrapara la bruja.
Es una obra notable afirm.
Si habis terminado de parlotear, podr contarle algo ms sobre Vannabe, pero no pienso decir
nada con todos vosotros charlando a la vez. El murcilago ech una mirada feroz a las jaulas antes
de columpiarse ante mis narices. Primero tendr que explicarte una pequea historia: Vannabe
habita aqu desde hace cerca de un ao, pero yo soy el nico que estaba en la cabaa cuando lleg;
viva aqu con la antigua bruja, que se llamaba Mudine. sta era una viejecita muy amable, aunque al
final ya tena un tornillo suelto; nadie vena a visitarla, porque a ella no le gustaba la gente y los
dems se sentan incmodos en su compaa. A m me soportaba porque le fastidiaban los insectos,
y como le pareca que hacer la limpieza era una prdida de tiempo, haba un montn de bichos. Mi
misin consista en comrmelos.
Fue una poca dorada. Solt un suspiro y agit las alas. Mudine saba hacer magia de
verdad y de vez en cuando las cosas se ponan emocionantes! Sin embargo, ya era una anciana
cuando yo vine a vivir con ella, y no gozaba de muy buena salud. Al final se puso enferma y al verse
incapaz de cuidar de los animales, los dej salir a todos de sus jaulas; se debilit tanto que no pudo
subir a soltarme el nudo, de modo que me qued aqu amarrado y lleg el da en que se tendi en la
cama y desapareci en medio de una nube de humo.
En esa poca yo ya haba visto a una chica de una granja vecina husmeando por aqu. Nunca lo
dije, pero lo saba. El mismo da en que Mudine desapareci, la chica, que era Vannabe, se mud a la
cabaa. La nube de humo flotaba todava en la habitacin cuando forz la puerta y se instal como si
estuviera en su casa. Pero por lo que me consta, no sabe absolutamente nada de magia; su nico
talento es que sabe leer, aunque hay que aceptar que eso es todo un logro. Hoy en da, para ser una
buena bruja hay que tener el don, pero tambin saber leer para descifrar los viejos conjuros, me
entiendes? Porque eso de transmitirlos de boca en boca tiene sus bemoles, y a la gente se le olvidan
las cosas, o pronuncia mal las palabras Y adonde iramos a parar entonces?
En fin, que Vannabe quiere ser bruja, pero para serlo no basta con desearlo porque, si no tienes
algn talento, slo puedes realizar los conjuros ms sencillos, que son los que vienen en los libros. Y
a ella no le interesan los hechizos elementales, pues se le ha metido en la cabeza que una bruja de
verdad tiene que hacer magia en grande y dejar a todo el mundo boquiabierto; no se da cuenta de que
los conjuros sencillos tambin son importantes.
Pero por qu vino aqu si no sabe hacer magia?
Eso ya no lo s. Tal vez todava no se ha dado cuenta de que no sabe, o es demasiado terca
para darse por vencida, o tal vez se lo pasaba tan mal en la granja que prefiere vivir aqu.
T sabes qu ha ido a buscar ahora?
Quiere intentar poner en prctica uno de los hechizos ms complicados de Mudine. Es un
hechizo que precisa ingredientes poco comunes, como el aliento de dragn que ves en esa botella; ah
junto a ti, lo ves? Es el botelln alargado, donde hay un remolino de colores; era parte de la coleccin
de M udine. Vannabe nunca habra logrado embotellarlo por su cuenta.
Y para qu sirve el hechizo?
Para lo de siempre: Vannabe quiere ser eternamente joven y bella. Esos hechizos casi siempre
salen al revs, pero no hay manera de convencerla.
Dile a la rana cules son los otros ingredientes dijo una voz cortante y desagradable.
Se me puso la piel de rana en cuanto la o.
Es la serpiente, pens, y me recorri un escalofro.
Ah, s, s! dijo Sarnoso. Mira, adems de ciertas plantas raras, necesita las lenguas y los
dedos de dos ranas parlantes. Por lo tanto, tiene planes para tu amigo y para ti: estis condenados
desde que os oy hablar. Por eso quiere manteneros dormidos; no sea que os hagis dao en la lengua
o los dedos, antes de que ella los utilice.
Nuestras lenguas y dedos! Ni siquiera me escuch cuando le expliqu que no somos ranas! Le
dije que mis padres le entregaran una recompensa, pero le dio igual.
Claro. Siendo humanos, no le servirais de nada. Lo que necesita son dos ranas parlantes para
que funcione el hechizo. Ni oro ni joyas podrn pagar lo que busca; slo los ingredientes adecuados,
lo cual te incluye a ti, o por lo menos a ciertas partes de ti.
Qu vamos a hacer ahora?
La nica esperanza es que no encuentre las plantas que ha ido a buscar, porque el hechizo
tampoco funcionara sin ellas.
S que ests enterado de lo que ocurre aqu le dije al murcilago.
Desde luego. Hace una eternidad que vivo en este lugar y lo controlo todo desde mi viga dijo
l, orgulloso.
El viento silbaba a travs de las rendijas de las contraventanas, levantando motas y remolinos de
polvo alrededor de la cabaa. La habitacin se oscureci unos segundos y las gotas de lluvia
tamborilearon en el tejado. Pero de repente ces de llover. Poco despus volvi a soplar el viento y el
torbellino de polvo me hizo toser; entonces empez a llover de verdad; las gotas eran gruesas y
estrepitosas y una docena de chorritos de agua se escurran desde el tejado, formando manchas
hmedas en el suelo y sobre la mesa. Sarnoso se trasladaba a lo largo de la viga para evitar las goteras
ms grandes.
Nos habamos callado todos, arrullados por el rumor de la lluvia. Era un sonido apacible, pero yo
an no consegua relajarme y notaba una especie de cosquilleo en la espalda, como si alguien estuviera
mirndome. Gir la cabeza para echar un vistazo, convencida de que no poda ser Vannabe; al
principio no vi nada, pero luego repar en el frasco de globos oculares: todos me miraban! Tuve la
misma sensacin que experimentaba en las contadas ocasiones en que mi padre me haca sentar cerca
de l en el escabel del trono durante las audiencias. Tanto los cortesanos como los plebeyos me
observaban esperando a que metiera la pata para tener algo de que hablar despus. Yo detestaba esa
sensacin, pero ahora resultaba mucho peor; ya bastante repels me inspiraban los globos oculares
cuando no me contemplaban. Trat de no prestarles atencin, pero no haba remedio.
Por ello, me sent casi aliviada cuando la puerta de la cabaa chirri sobre sus desvencijados
goznes y Vannabe irrumpi en la habitacin. Todos los ojos se volvieron hacia ella. Dej caer el saco
mojado en el suelo y corri a encender el farolito; yo me acurruqu y fing dormir, pero el corazn me
Diez
h, eh!
O el rumor en plena duermevela.
Eh! Emma, despierta!
Levant atontada la cabeza. De buenas a primeras no reconoc la jaula ni la habitacin azotada por
el viento, pero enseguida record dnde estaba y qu se supona que iba a pasar ese da. Acab de
espabilarme en un instante.
Emma, despierta! Vannabe ha salido! Date prisa, tengo una idea!
Ya estoy despierta dije parpadeando, y mir hacia el techo.
Por fin! solt el murcilago, y se descolg de un brinco desde la viga hasta el anaquel de
libros.
Sarnoso! exclam. Qu ests haciendo?
Se me ha ocurrido una idea jade. Estaba pensando en tu sarpullido y me acord de este
libro.
Tir del cordel hasta el lmite, sac un libro y lo dej caer en la repisa de la jaula.
Aqu est! dijo con voz triunfal. Creo que es ste!
De qu hablas? De qu puede servirnos este libro?
brelo y echa una mirada. Si no recuerdo mal, hay un conjuro para librarse del sarpullido.
El sarpullido no es lo que ms me preocupa, Sarnoso.
Ya lo s, pero si hay un conjuro para eso, debe de haber otros hechizos tiles, no? Yo no s
leer, as que tampoco s a ciencia cierta si ste es el libro adecuado. Anda, brelo.
Pero no servir de nada! Yo no s hacer magia y siempre meto la pata!
Qu dices? Lo nico que tienes que hacer es leer. Y t sabes leer, no?
Claro que s, pero t no me conoces! Ni siquiera los conjuros ms tontos me salen bien! Si te
contara lo que pas cuando trat de ordenar mi cuarto usando la magia! Desde ese da mi cama sigue
hacindose sola, aunque yo est acostada dentro!
Pues peor para ti. Si prefieres que te arranquen la lengua
Vale, vale! Entendido! Supongo que no pierdo nada con intentarlo
Intent abrir el libro, pero no llegaba con las manos; prob a ponerme de costado para sacar una
pata por entre los barrotes, pero fue en vano.
No llego! dije, despus de intentar alargar la pata cuanto pude.
Ech una mirada alrededor buscando algn palo, pero no haba nada cerca de la jaula, ni tampoco
dentro, aparte de Eadric, que segua tendido boca arriba despatarrado. No tena en absoluto el aspecto
de un sapo en esa posicin, aunque sus patas eran largas, ms largas que las mas, y si consegua
despertarlo
Lo zarande con suavidad, cogindolo por los hombros, susurr su nombre y le di golpecitos en
las costillas, pero en vista de que no se despertaba, entr a saco y lo llam a gritos. Sin embargo,
apenas se movi. Entonces le tir de una de las patas hasta que rod sobre s mismo y, por ltimo,
empec a darle bofetadas.
No he sido yo, mam murmur apartndome la mano. Yo no puse ese ratn en la cerveza
de la niera cuando fue al bao.
M ir al murcilago, que haba regresado a la viga y me observaba colgando cabeza abajo.
Dijiste que Eadric se despertara hoy Qu voy a hacer?
Podras probar el remedio de esas tontuelas, Blancanieves y la Bella Durmiente, ya sabes. Te
expliqu que a ellas les dieron de beber la misma pocin, no lo recuerdas?
S, ahora que lo dices, ya me acuerdo. Ambas eran princesas y las despertaron dos prncipes
que les dieron un Vaya, Sarnoso, no me digas que tengo que darle un beso!
Pues si quieres despertarlo
Ya te he contado qu pas la ltima vez.
Me sorprendera mucho que vuelvas a convertirte en otra cosa. T haz lo que quieras, pero
date prisa porque no tenemos mucho tiempo. Vannabe volver tarde o temprano.
Ay no s, pero bueno, vale. Nada ser peor que ser rana, si es que me convierto en algo.
M e acurruqu junto a Eadric y le sostuve la cara entre las manos.
Tiene gracia dije. Al final voy a acabar dndole el beso, en premio por ser tan dormiln.
Estaba a punto de besarlo cuando se me ocurri algo ms y, alzando la cabeza para mirar al
murcilago, le dije:
Oy e, Sarnoso, no tendr que casarme con l por haberle besado, verdad? A esas chicas les
pas eso porque los prncipes las besaron.
No, no tendrs que casarte con l, a menos que t quieras.
Bien! Es que no quiero comprometerme tan pronto.
Esta vez no cerr los ojos, pues pens, medio en serio y medio en broma, que no me convertira
en nada mientras los mantuviera abiertos. Eadric tena los labios suaves y frescos, igual que la vez
anterior, y todava no haba apartado mi boca de la suya cuando parpade y abri los ojos de par en
par.
Vaya, hola, guapa! Quieres decirme algo? coment mirndome con malicia.
Qu dices? Fue slo para
No te lo tomes a mal! Me gusta mucho que me bese una chica guapa. No me lo esperaba, eso
es todo.
Yo no te estaba besando. Bueno, s, te he besado, pero slo para que te despertaras!
Oh, pues me ha encantado! Puedes despertarme as todas las maanas y darme un beso igual
todas las noches antes de dormir.
Me gui el ojo y me cogi por los hombros. Pero yo le apart las manos y brinqu hasta el otro
lado de la jaula. Necesitaba algo de espacio para explicrselo todo.
Te he besado porque has estado durmiendo desde anteayer! Te dije que no comieras ese
gusano, pero no, t tenas que comrtelo! Y resulta que la bruja lo haba remojado en pocin para
dormir. Y t venga a dormir, en vez de ayudarme a salir de aqu. He pasado un miedo espantoso
mientras t roncabas a pierna suelta! No hay derecho!
Emma balbuce Eadric.
No digas nada; no tenemos tiempo para hablar. La bruja no tardar en volver y nos cortar la
lengua y los dedos. As que levntate y aydame! Debemos leer este libro, pero no llego a abrirlo
desde aqu. Crees que podrs pasar las pginas?
Eadric estaba completamente perplejo, pero no hizo ms preguntas. Soltando un suspiro de
resignacin, se levant con esfuerzo y atraves de un salto la jaula; entonces se acurruc y sac el
brazo por entre los barrotes, pero tampoco alcanzaba el libro.
Prueba con la pata le suger.
Di un brinco de alegra cuando vi que su larga pata tocaba el libro.
Qu estamos buscando? pregunt.
T pasa las pginas hasta que yo te diga respond. Ya te enterars.
Busca primero el conjuro para el sarpullido orden Sarnoso. As sabremos si es el libro
adecuado.
Eadric se dio la vuelta sobresaltado porque no haba visto al murcilago. De modo que se inclin
junto a m, disimulando el susto, y me cuchiche al odo, rozndome la oreja con los labios.
De dnde ha salido ese bicho?
Es un amigo expliqu. Se llama Sarnoso. Ahora cllate y djame leer!
Repas los conjuros, concentrndome en unos y prescindiendo de otros, y siguiendo mis
instrucciones, Eadric pas lentamente las pginas, hasta que llegamos casi al final del libro.
Ya lo tengo! dije sealando el ttulo de un hechizo: Adis picazn: para librarse del
picor all donde no alcanzas a rascarte.
Sarnoso se pase nervioso encima del anaquel de libros y me aconsej:
Prueba a hacerlo; as practicars.
Pero qu hago, lo leo en voz alta?
S, pero rectalo con sentimiento, Emma! Gesticula con los brazos!
He de hacer algn gesto en especial?
No, ninguno, basta con que sean exagerados!
Vale, all voy!
Recit el conjuro con toda la emocin que pude, moviendo los brazos y haciendo gestos
absurdos.
Granos, ronchas, pstulas,
urticarias y bubones,
todo tipo de piquera y comezn,
si rascis bajo la camisa
o en el fondo de los calzones,
decid adis!
Fuera, largo, no volvis ms.
Dejad mi tierna piel en paz!
En stas, una rfaga helada recorri la habitacin, aunque la puerta y las ventanas estaban
cerradas. Por un instante sent un picor en todo el cuerpo, pero entonces me mir la pata: la piel se
haba vuelto lisa y verde, igual que cuando no tena el sarpullido. Tambin me mir la espalda girando
la cabeza todo lo que pude: verde y lisa tambin. Todos los granitos haban desaparecido!
Buen trabajo, s seor dijo Sarnoso. Por cierto, tambin dara resultado para curar el acn
y las espinillas. Si fueras una chica, no tendras ni un granito hasta el fin de tus das!
Genial! Este libro es increble si todos los conjuros funcionan! Mira estos que salen aqu,
Eadric. Hay uno indicado para la piel y dice que el cutis te queda tan terso como el culito de un beb;
y con este otro puedes cambiarte el cabello de color, se llama Cambia tu pelo; ste se llama Un
hermoso cuerpo y pone que puedes comer todo lo que quieras sin aumentar ni medio kilo. Crees
que habr alguno que explique cmo ser menos torpe?
No son ms que consejos de belleza intiles rezong Eadric. De qu nos servirn contra
la bruja?
No todos son intiles. Mira, ste podra servir de algo: Adis chirridos; sus puertas no
volvern a chirriar jams; o ste: Crecepronto, para cultivar las verduras ms grandes del
mercado!, o este otro Abrefcil, para abrir lo que sea sin romperse las uas. Fjate, son todos
sencillsimos! Y recit con voz normal:
brete, aprtate, sultate, destate,
antes de que acabe de hablar.
brete, puerta,
aprtate, pasador,
sultate, cadena,
destate, nudo.
De inmediato un trueno estremeci la cabaa. Al mismo tiempo un torbellino de papelitos
recorri la habitacin y, con un pequeo estallido, las tapas saltaron de las cajas, los corchos salieron
despedidos de las botellas, las contraventanas se abrieron de sopetn, la puerta vol y luego dio un
estruendoso portazo, el cordel de Sarnoso se desat y todas las jaulas se abrieron con un buuum!
Te lo dije! exclam el murcilago.
Eres un genio, Sarnoso. Tenas razn!
La puerta est abierta, amigos! No os quedis ah charlando! grit Eadric. Salgamos de
aqu antes de que vuelva la bruja! Fijaos, all van los ratones.
Clifford y Louise haban escapado al instante y ya estaban cruzando el umbral.
Ten cuidado, Emma! grit Clifford.
La serpiente anda suelta! grit Louise.
Ay, me olvidaba de ella! dije sin aliento. Dnde crees que estar?
Una serpiente? pregunt Eadric. Qu serpiente?
Haba una serpiente enorme en una de las jaulas. Se llama Mandbula.
No me extraa murmur Eadric. Cmo se iba a llamar si no?
Probablemente ya se habr marchado opin Sarnoso. No era muy sociable, as que no
creo que se haya quedado para conversar. Pero djame que te lo diga, Emma: estoy muy orgulloso de
ti! Estaba seguro de que lo conseguiras desde el instante en que me dijiste que sabas leer.
Entonces, por qu no me dejaste leer el conjuro enseguida? Y si no lo hubiera hecho a
tiempo?
No saba a ciencia cierta qu conjuros contena el libro, aunque s tena la idea de que eran muy
sencillos y que algunos servan para distintas cosas. Pero ni yo mismo los haba ledo jams; t eres
la primera criatura que conozco que sabe leer.
Oye, y las araas estn todava en la jaula? pregunt recordando a las prisioneras ms
minsculas de Vannabe.
Fueron las primeras en salir repuso Sarnoso. Las vi escurrirse por una grieta en el suelo.
Eh, qu es eso? Eadric seal la chimenea poniendo los ojos ms saltones que de
costumbre.
Convencida de que exageraba la nota, me di la vuelta para mirar lo que indicaba. Pero confieso que
si las ranas sudaran, me habra quedado empapada de un sudor helado: el barril de Desechos estaba
igual que antes, aunque algo se meneaba en el interior. Sin embargo, la tapa del barril con la etiqueta
Sin deshacer haba saltado por los aires y, retorcindose en el borde, tres tentculos babosos
exploraban los alrededores. Solt un chillido cuando un cuarto tentculo se alz en vilo y se peg a la
pared con un chapoteo pegajoso.
Jo! exclam el murcilago aleteando con nerviosismo. Me parece que Vannabe va a tener
que deshacer pronto esa basura
Por qu en el otro barril pone Desechos? pregunt, y tragu saliva.
Porque esa basura ya no poda zafarse de ah. Pero se ve que sta s!
Y eso la convertir en una basura Sin deshacer!
Uf! exclam Sarnoso.
Otro motivo para pirarnos de inmediato. Mira! grit Eadric haciendo una mueca de
repugnancia cuando vio que un tentculo suelto se escurra hasta el suelo y avanzaba hacia la mesa,
dejando a su paso un rastro de baba.
Huyamos!
Eadric tiene razn, Sarnoso. Hasta la vista!
Un momento, Emma! me llam el murcilago. Llvate esto.
Revolote hasta la repisa junto a la jaula; se aferr con un ala al botelln de aliento de dragn y lo
arrastr hasta nosotros.
Si la bruja se queda sin esta botella, ya no tendr motivos para cazar ranas parlantes.
Y si nos persigue para recuperarla?
No sabr que nos la hemos llevado nosotros si no nos ve. Y no nos ver si nos largamos ahora
mismo dijo Eadric, cogiendo el botelln con ambas manos, y lo arrastr hasta el borde de la repisa.
Le dije adis con la mano a Sarnoso, y Eadric y yo saltamos al suelo y brincamos a toda prisa
hasta el umbral.
Espera!
Entr de nuevo en la habitacin y mir hacia la repisa: el murcilago segua all, cabizbajo y con
las alas desmadejadas. Pareca tan entristecido que me entraron ganas de llorar.
No vienes, Sarnoso?
No, creo que me quedar aqu. He pasado casi toda mi vida en la cabaa y no tengo adonde ir.
Ven con nosotros suger.
Una chispa de alegra le ilumin el rostro un momento, pero luego mene la cabeza y se
enfurru.
No podr ser dijo. Nac para ser el murcilago de una bruja. Siempre lo he sido y siempre
lo ser!
Pero volver a atarte!
No podr hacerlo en esta cabaa, despus del conjuro que has recitado, ni podr cerrar ni atar
nada mientras no encuentre otro conjuro que lo anule. Ahora daos prisa y salid de aqu; la oigo venir.
De un brinco me asom al umbral pero, aunque divisaba hasta el extremo ms lejano del claro del
bosque, no percib ni rastro de la bruja.
Yo no la veo. Cmo puedes orla t?
Ests poniendo en duda el odo de un murcilago? dijo Eadric. Si dice que la bruja ya
viene es porque viene. Vamos! Este botelln pesa bastante.
Yo no me resignaba a irme e insist:
Sarnoso! Vannabe ni siquiera es una bruja de verdad. Si quieres ser el murcilago de una bruja,
ve a vivir con mi ta. La llaman la Bruja Verde y es mucho ms amable que Vannabe. Ven con
nosotros y te la presentar. Estoy segura de que os llevaris de maravilla!
No s, no s, Emma Qu opinar ella? Tal vez tenga otro murcilago.
No, qu va! Slo tiene una culebrita verde que hace lo que le da la gana todo el da.
Por favor, Sarnoso, ven con nosotros suplic Eadric. Emma no saldr de aqu si no
vienes.
Vale, voy! Pero adelantaos vosotros! Tengo que recoger algo!
Ya lo has odo! dijo Eadric. Vmonos!
Cruz el umbral y salt al prado, todava abrazando el botelln. Fui brincando tras l,
volvindome de vez en cuando para ver si el murcilago nos segua. No nos detuvimos a tomar aliento
hasta llegar al pastizal.
Lo ves? murmur. Ves a Sarnoso?
No, ni rastro Pero mira! Ah viene la bruja!
Eadric, Sarnoso an est dentro! Si la bruja lo atrapa
En el borde del claro, Vannabe ya haba avistado la puerta abierta. Dio un grito de ira, se remang
las faldas y ech a correr hacia la cabaa. Aunque no poda vernos, Eadric y yo nos agazapamos
entre la hierba, mientras el corazn nos daba tumbos a causa del terror.
La bruja dej caer su saco al suelo y entr como una flecha. Un alarido estremeci el aire. Al cabo
de un instante, Sarnoso sali volando a toda velocidad y la bruja lo persigui maldiciendo y dndole
escobazos para derribarlo. l alete an ms rpido y vol muy, muy alto, y ella, dndose por
vencida, arroj enfurecida la escoba.
Pues lrgate, murcilago estpido! De cualquier modo no sirves para nada! grit,
desfigurada por la ira. Apret los puos y mir hacia el claro de hito en hito como si ste pudiera
responderle. Quin ha hecho esto? Quin ha soltado a los animales y arruinado mi conjuro?
Creo que todava no ha echado en falta el aliento de dragn susurr.
Vannabe entr de nuevo corriendo en la cabaa y, de nuevo, un aullido escalofriante hizo temblar
los marcos de las ventanas.
Creo que se acaba de dar cuenta coment Eadric.
Entonces advert un movimiento en el cielo, en el que no haba ni una nube: Sarnoso volaba en
zigzag buscndonos.
Aqu, Sarnoso! dije en un susurro.
Once
omo Vannabe nos haba llevado a la cabaa metidos en su saco mohoso, no saba que ya no
estbamos en el pantano sino en un bosque, cosa que descubr al contemplar los imponentes
rboles alrededor del claro. En cuanto dejamos atrs los primeros troncos nos dimos cuenta
de que no sabamos hacia dnde ir. Los rboles ocultaban el sol y el bosque era oscuro y lgubre.
Pasamos bajo una vieja encina, brincando por entre las races retorcidas, y nos adentramos en una
alfombra de hojas podridas a lo largo de los aos.
Este lugar me da repels coment echando una mirada hacia atrs.
A m me gusta la oscuridad, pues as me siento ms seguro opin Sarnoso, que se haba
colgado de una rama, acurrucado contra el tronco de un rbol. Tengo la impresin de que nac no
muy lejos de aqu, pero no recuerdo muy bien dnde.
Oye, Sarnoso le dije, no tengo ni idea de cmo llegar al castillo. Te importara sobrevolar
los rboles a ver si lo distingues? Nos ira muy bien.
Pues si realmente es necesario Supongo que lo divisar, pero hace muchsimo sol all
arriba
Por favor, intntalo si no te importa. Es el nico castillo con banderas verdes en las torres. Lo
reconocers fcilmente.
Bien, ya regreso.
Despleg las alas y revolote entre las ramas dando tumbos.
Est un poco nervioso, no? pregunt Eadric.
S, pero no tiene la culpa porque es la primera vez que sale de la cabaa desde que era pequeo.
Estar asustado y todo le debe de parecer nuevo.
No vuela muy bien.
Dale tiempo. Ten presente que llevaba casi toda la vida amarrado a la viga, de modo que no ha
podido practicar mucho que digamos.
Voy a poner esto en el suelo. Eadric dej el botelln en tierra y flexion los hombros para
desentumecer los msculos. Pesa ms de lo que crees. Claro que, si me das otro beso, tendr
nuevas energas y seguro que podr cargarlo otro rato.
No lo entiendo, por qu sigues pidindome un beso?
Supongo que ya es por hbito.
Vale. Pues yo tengo el hbito de decirte que no.
M e rechazas una vez ms, eh? dijo Eadric con su sonrisita peculiar. Bueno tambin me
acostumbrar.
Al or cmo una ardilla recorra la rama de un rbol remeciendo las hojas, alzamos la vista; yo me
sent diminuta, igual que un enanito en medio de la inmensidad del bosque. Los rboles eran muy
viejos, de troncos tan gruesos que no habra podido rodearlos con los brazos, aunque hubiera
recuperado mi forma humana; ramas rotas tapizaban el suelo y algunos claros, que permitan la
entrada del sol, denotaban que all se haban derrumbado los rboles ms viejos, pero era donde
proliferaban los arbolitos jvenes buscando con avidez su retazo de luz. Ante nosotros el bosque
pareca extenderse hasta el infinito y tuvimos la sensacin de que no nos costara nada perdernos en
ese lugar.
Sabes?, creo que tu amigo, el murcilago, nos ser de gran ayuda. Si sube a mirar de vez en
cuando, encontraremos el rumbo correcto.
Aunque no fuera capaz de ayudarnos, no podra abandonarlo. Ningn animal mereca quedarse
encerrado en ese antro.
M e alegra orte decir eso musit una voz.
Me volv mientras me recorra un escalofro. Las hojas susurraron al paso de la serpiente ms
grande que haba visto en mi existencia: tena el cuerpo gris y blanco, surcado por cuatro rayas
negras, y los ojos le resaltaban mucho porque los rodeaba un crculo, igualmente negro. Me qued
paralizada cuando me mir a los ojos.
Te ocurre algo? Es que no me reconoces?
Eres Mandbula? pregunt atragantndome con las palabras.
A tu servicio musit la serpiente enroscando el cuerpo. Os he odo mencionar adonde
vais. Sin duda preferiris que os acompae.
Por qu bamos a preferirlo? pregunt Eadric con voz temblorosa.
La serpiente lo mir de arriba abajo como quien estudia su prxima comida.
Porque conozco la vida del bosque, donde han habitado las brujas durante siglos y los restos de
sus hechizos han transformado incluso los rboles. Las criaturas mgicas os tomarn por animales, de
modo que no hace falta tenerles miedo. Sin embargo, vuestras indiscreciones no tardarn en atraer a
los depredadores y no sobreviviris por vuestra cuenta. Sin mi proteccin, vuestro viaje est
condenado de antemano.
Genial! pens. Tambin la serpiente ha venido a criticar!.
M e tragu el nudo que notaba en la garganta y, tratando de parecer valiente, le pregunt:
Entonces, no nos comers?
No me comera a quien me ha echado una mano, pues t me sacaste de esa jaula diminuta
donde cre que perdera la razn. Un pequeo paseo por el bosque es lo menos que puedo darte a
cambio. Por mi honor de serpiente, juro que no te comer!
Mandbula inclin la cabeza con un gesto noble y elegante.
Puesto que yo tena que dar ejemplo, disimul por completo el miedo y la repulsin que me
provocaba, e inquir:
Eso incluye a mis acompaantes?
Por supuesto. Yo
La serpiente! La serpiente! chill Sarnoso dando bandazos por encima de nuestras cabezas
. Atentas, ranas! Es Mandbula! Os va a comer! Qu hago yo ahora? Qu hago?
El pobre se haba puesto frentico y tem que se hiciera dao con tanto frenes. Tambin la
serpiente pareca inquieta, aunque no por s misma sino por el alboroto que se haba organizado.
Te importara tranquilizar a Sarnoso? murmur con un tono que me eriz la piel. Atraer
la atencin de todo el mundo; si no lo detienes de inmediato, lo har yo.
Confiar en una serpiente iba contra todos mis instintos, pero la vida del murcilago penda de un
hilo. A pesar de mis prevenciones, agit los brazos en alto y grit tan fuerte como pude:
Sarnoso, baja! Mandbula es amiga ma! Confiaba en que fuera verdad.
El murcilago vir en redondo, aterriz junto a Eadnc y susurr:
Se ha vuelto loca? Cmo que la serpiente es amiga suya?
Mandbula dice que nos debe un favor, as que nos acompaar por el camino y ha prometido
no comernos.
Ests seguro de que es de fiar? Es una serpiente muy bien educada, pero nunca fue amiga de
nadie. Y si es un truco? Te aseguro que las serpientes son muy escurridizas.
Y qu quieres que hagamos? murmur Eadric. Es ms grande que nosotros tres juntos.
No creo que sirva de nada decirle que no nos acompae.
Cierto dijo Sarnoso, pero no hay que perderla de vista. M ontaremos guardia por la noche;
yo vigilar primero.
No har falta que me despiertes cuando sea mi turno coment Eadric. No podr pegar ojo
ni un momento.
De qu estis hablando? les pregunt, aunque haba escuchado toda la conversacin y tema
que la serpiente tambin se hubiera enterado.
Me acerqu de un brinco a mis amigos, al mismo tiempo que Mandbula levantaba la cabeza y los
miraba entrecerrando los ojos.
De nada! chill Sarnoso, al percatarse de que la serpiente lo observaba. Se agazap hasta
esconderse detrs de Eadric, de manera que no se le vean ms que las puntas de las alas, y explic
para despistar: Estaba mostrndole mi cordel a Eadric; es mi nica pertenencia y no he querido
dejarlo atrs.
Te jugaste la vida por ese trozo de cordel? me extra.
No slo por eso replic el murcilago asomndose tras la espalda de Eadric, sino que
tambin he cambiado el libro de lugar, para que Vannabe no sepa qu hemos hecho. Adems, este
cordel puede sernos til porque con l podemos atar a la espalda de alguien el botelln de aliento de
dragn. M ira dijo entregndoselo a Eadric.
Eadric examin el basto cordel, pasndoselo de una mano a otra, y por fin acept:
Vale. tame el botelln a la espalda. Por lo menos no se me cansarn los brazos.
Si habis concluido vuestra conversacin, os importara poneros en marcha? murmur
Mandbula. Estamos desperdiciando horas de luz.
Sarnoso volvi a esconderse detrs de Eadric al orle la voz, pero me coment:
Consegu ver el castillo y s cmo llegar.
Fantstico! dije tratando de darle nimos.
Eh, Mandbula! dijo Eadric. Me sentira un poco ms tranquilo si t vas delante y
nosotros detrs.
Excelente idea repuso la serpiente. Ir en vanguardia para explorar el terreno.
El murcilago levant el vuelo; la serpiente lo sigui con la vista y se adentr en la hojarasca.
Yo me entretuve atando el botelln sobre el lomo de Eadric, pero aunque las ranas saben hacer
muchas cosas con los dedos, hacer nudos no es, precisamente, una de ellas.
Habra asegurado que cuatro dedos bastaban para hacer un nudo dije forcejeando con el
cordel. Pero estos dedos no son hbiles como los de los humanos. Ojal estuviera aqu Mo, ya que
Sin embargo, no me sent muy tentada de ir tras ella, aunque mi estmago vaco se retorca de hambre.
Era cosa sabida que, por la noche, algunas hadas salan a revolotear sin ms ropa que una lucecita
intermitente, pero no se tomaban nada bien las ofensas y no quera imaginar cmo reaccionaran si
alguien trataba de hincarles el diente. No obstante, Eadric no tena escrpulos y se lanz enseguida a
la caza de su cena. Me ech a rer cuando la lucirnaga continu iluminndole el gaznate por dentro;
mi carcajada retumb en la oscuridad de la noche y me pareci siniestra. De modo que dej de rer al
instante; no me haca ninguna gracia pensar en los depredadores que podan escucharme.
Como acab por aceptar que las lucirnagas no eran hadas malvadas, lanc un lengetazo y volv a
enrollar la lengua con la boca hecha agua. No estaban nada mal
Sarnoso vino a sentarse a mi lado, mientras Eadric y yo aguardbamos a que aparecieran ms
lucirnagas.
Qu tal saben? pregunt.
Son deliciosas! Y pensar que hace una semana no me habra comido un bichito de stos por
nada del mundo!
Hace una semana yo ni siquiera saba qu eran las lucirnagas dijo Sarnoso. Nunca las he
probado.
Nunca, dices? Pues tienes que hacerlo!
De repente, omos un susurro entre las hojas de un rbol. El murcilago ech un vistazo nervioso,
pleg las alas para parecer ms pequeo y se arrim hasta que quedamos hombro con ala.
A m tambin me ponan muy nerviosa los ruidos de la noche, pero estaba resuelta a ocultarlo
para que no le entrara todava ms miedo.
Por cierto dije para distraerlo, ya que estamos, quiero hacerte una pregunta: por qu el
conjuro para abrir las jaulas dio resultado aunque no alc la voz ni hice gestos exagerados?
No es necesario hacer esas cosas para que los conjuros surtan efecto. Pero a m me parece que
salen mejor.
Y lo de mover los brazos y dems? Todo era una farsa?
Pues s.
Yo crea que serva para que el conjuro fuera ms potente.
Pues no.
Y qu me dices del conjuro que eliminaba el sarpullido? Yo fui la nica a la que se le pas la
picazn, pero cuando formul el otro hechizo, se abrieron todas las cosas que estaban cerradas en la
cabaa.
Bueno ambos conjuros afectan a todo lo que hay alrededor del que lo lanza, pero t eras la
nica que tena sarpullido. Mira, si quieres que un hechizo acte sobre alguien en particular, tienes
que sealarlo con algn objeto, que puede ser cualquier cosa.
Una varita mgica, por ejemplo?
S, aunque no tiene por qu ser una varita. De hecho, basta con sealar con un dedo, si eres una
bruja con suficiente prctica.
M ientras hablbamos, Eadric segua cazando lucirnagas. Ni la conversacin ni el siniestro bosque
distraan su atencin de la bsqueda de alimento. Era increble que pudiera comer tanto.
M ralo! le dije a Sarnoso. Si seguimos aqu charlando, no nos dejar ninguna.
El murcilago se esforz en sonrer y alz el vuelo en busca de su primera lucirnaga. Se lanz
entre los rboles y atrap al insecto en el aire, como si se hubiera convertido en un imn. Al cabo de
una jornada de vuelo, haba desempolvado sus habilidades y pareca mucho ms seguro.
Comimos hasta que no pudimos ms. Luego Eadric y yo nos hicimos dos camitas entre las hojas
descompuestas y Sarnoso se colg entre las ramas de un viejo arce. Eadric se durmi enseguida, pero
yo segu despierta un buen rato; mis pensamientos saltaban de una cosa a otra y todas me parecan
inquietantes. Qu sera de nosotros? Se hallara a gusto Sarnoso con Grassina? Qu explicacin
iba a darle a mam? Cambiaran de lugar los rboles antes de que llegara el da siguiente? Tena
sueo, pero no lograba dormirme, de modo que hice un esfuerzo por relajarme escuchando los
sonidos nocturnos del bosque: Eadric roncaba bajo su manta de hojas, Sarnoso saltaba de rama en
rama, un bho ululaba a lo lejos, unos ratones se escabullan entre las hojas en busca de comida, las
ramas crujan en lo alto y las hojas susurraban. Al cabo de un rato los sonidos fueron apagndose
Ahora me hallaba en el desierto y oscuro Gran Saln del castillo de mis padres, donde ni siquiera
los guardias vigilaban; las antorchas ardan en los soportes de los muros y las sombras danzaban con
el parpadeo de la luz. Desde un rincn provino un ronquido ahogado y las sombras siguieron
bailoteando al soplo de una brisa irreal. Atraves el saln y camin por el pasillo que conduca a la
habitacin de mi ta, donde siempre me haba sentido segura.
Cruc el umbral y entr en el cuarto, conocido y acogedor. El fuego arda como siempre en la
chimenea y las esferas mgicas resplandecan con su tibia luz. Sin embargo, algo andaba mal.
Me acerqu a la chimenea y extend los brazos para calentarme las manos, pero, de repente, todo
cambi: ya no me hallaba en la misma habitacin; ya no era la habitacin de Grassina, apacible y
segura, sino la cabaa de Vannabe. Yo estaba de pie junto a la chimenea, aunque unos objetos
brillantes me atraan desde la mesa; me acerqu con pasos vacilantes y observ que los objetos eran
cuchillos de reluciente metal. M e di la vuelta a toda velocidad al or el roce de una tela a mis espaldas.
Vannabe, que llevaba en la mano un cuchillo de hoja muy ancha, se detuvo en el umbral y sus
largas faldas se bambolearon de un lado a otro.
No te entretendr ms que un instante dijo. Slo preciso tu lengua y tus dedos. No le
negaras un favor a una amiga, verdad? Piensa en m como si fuera una amiga, y dmelos. Es un
favorcito de nada. La lengua y los dedos, nada ms. La voz fue convirtindose en un susurro, a
medida que la bruja se acercaba. Qudate quieta, casi no te doler.
Despert sobresaltada, el corazn me daba tumbos y tena las manos sudorosas. No saba dnde
estaba. Las hojas con que me haba tapado me opriman en la oscuridad. Aterrada, las apart y me
puse de pie. Ech una mirada alrededor tratando de orientarme y sent un cosquilleo en la nuca como
cuando los globos oculares me observaban en la cabaa. Vannabe me haba encontrado! Alc los
ojos, pero no era la bruja, sino un bho! Volaba en picado hacia m, con el pico abierto para
tragarme! Me arroj al suelo paralizada, demasiado asustada para gritar y segura de que iba a morir.
De repente una serpiente grande y sinuosa se interpuso entre los dos; salt por los aires con un
silbido y estuvo a punto de atrapar al pjaro que, atnito, remont el vuelo. El bho revolote
frentico y se alej a toda prisa, despus de salvar la vida por las plumas.
Te encuentras bien? sise Mandbula sin apartar la vista del pjaro fugitivo.
S, s susurr.
Tena la garganta tan seca que no poda decir ms.
Vuelve a la cama murmur Mandbula. Yo montar guardia. Esta noche no hay nada que
temer.
Fue sorprendente pero la cre; si la serpiente quera devorarme, no tena por qu esperar ms. De
manera que me sent segura por primera vez en muchos das. Ya acurrucada bajo las hojas, pens en
despertar a Eadric para contarle que haba estado a punto de convertirme en la cena de un bho. Pero
cuanto ms pensaba en ello, menos razonable me pareca despertarlo, as que lo dej dormir.
Se lo contar por la maana pens. No hace falta que se lo explique ahora.
Todava estaba dormido cuando despert a la maana siguiente. Record que quera contarle lo del
bho, pero, ya a la luz del da, no estaba segura de que hubiera ocurrido. Desayun una docena de
mosquitos salados y luego fui en busca de un jugoso escarabajo. Cuando regres, Eadric y Sarnoso
estaban enzarzados en una acalorada discusin.
Por qu no me despertaste? le reclamaba Eadric. Te dije que yo hara la segunda guardia.
Dijiste que no pensabas pegar ojo y has estado roncando toda la noche se defenda
Sarnoso!
Qu exageracin! Pero si los sapos no roncan! Tal vez tu odo no es tan fino como tena
entendido.
No s si los sapos roncan o no, pero t s. Encontr un agujero en un rbol y me escond
dentro, pero aun desde all te oa! Por fortuna anoche no pas nada, porque seguro que otros
animales tambin te oyeron. Fue una suerte que ningn depredador viniera a ver quin estaba
armando tanto escndalo.
Buenos das, Sarnoso, buenos das, Eadric salud. Todo en orden?
En efecto, todo bajo control. El murcilago solt un enorme bostezo. Si ests lista,
podemos marcharnos.
Avisar a Mandbula dije. Debe de estar por aqu.
No te preocupes repuso Sarnoso. Ya le he avisado. Slo tenis que seguir ese sendero
hasta lo alto de la colina y bajar por el otro lado. Cuando lleguis al camino, veris el castillo. Yo
buscar otro agujerito en la linde del bosque para echar una cabezada y os esperar all. Vuestras
voces me despertarn; tengo un odo excelente, lo recordis? dijo lanzndole una mirada a Eadric,
antes de batir las alas. Por cierto, Eadric, la prxima vez te despertar, te guste o no te guste.
Ech a volar, mientras yo colocaba el botelln sobre el lomo de Eadric. Deshice el nudo y tir del
cordel, que se haba enredado.
Por qu estabais discutiendo? Sarnoso pareca bastante enfadado.
Qu quieres que te diga? Ese murcilago tiene una actitud que no me gusta. Adems, me siento
fatal; tuve una pesadilla espantosa.
Ah, s? Pues, qu soaste?
Que un bho haba estado a punto de devorarte, aunque afortunadamente fue slo un sueo,
Emma. Nunca podra perdonarme que te ocurriera algo.
Pareca tan sincero que me dio un poco de lstima. Sin embargo, su descuido haba puesto una
vida en peligro, y nada menos que la ma. Tir con ms fuerza del cordel y trat de hacer el nudo
mejor.
No fue una pesadilla, Eadric; un bho estuvo a punto de atraparme. Y es verdad lo que ha
dicho Sarnoso: has roncado toda la noche! Y si no hubiera sido por Mandbula, ahora estara en el
estmago de esa ave!
Doce
rincamos a toda prisa y, en efecto, desde la cima de la colina vislumbramos el castillo; Eadric
y yo estbamos deseosos de llegar. Los campos de labor se extendan a ambos lados del
camino, prcticamente hasta el portn de entrada, y detrs de la edificacin se hallaba el
pantano.
Bajbamos ya por la cuesta cuando omos zumbar un enjambre de moscas bajo las ramas de unas
encinas. Los dos habamos desayunado, pero Eadric resolvi investigar y yo lo segu confiando en
persuadirlo de seguir adelante. En medio del enjambre, haba unos huesos grisceos con algunos
jirones de pelo, que deban de haber pertenecido a algn desafortunado animal del bosque. Las
moscas, cuyos cuerpos brillaban a la luz del sol con destellos negros y azules, se aglomeraban sobre
los restos.
No te detengas, te lo ruego le dije a Eadric. Ya casi hemos llegado al camino!
l se relami. Evidentemente, estaba ms interesado en las moscas que en escuchar mis
opiniones.
Un momento, nada ms. No quieres comerte alguna? Hay de sobra para los dos!
No, gracias. No tengo hambre.
La idea de comerme una mosca, despus de haberse posado sobre un cadver, me revolva el
estmago.
No quise quedarme a mirar y segu andando, convencida de que Eadric no tardara en alcanzarme.
Estaba trepando a una rama rota cuando algo me arranc del suelo, me tumb de espaldas y me dej
sin respiracin. No tena aliento ni para gruir, de modo que no vala la pena gritar; patale y me
retorc tratando de soltarme. De repente volv a girar sobre m misma y me encontr cara a cara con
Mandbula.
Eadric tena razn! pens. Cmo he sido capaz de confiar en una serpiente?.
El reptil me estruj con sus anillos escamosos y yo cre que haba llegado mi hora, pero, de
pronto, dej de mirarme y se dedic a observar fijamente algo detrs de m que emita un siseo y, a su
paso, haca crujir la hojarasca. Los anillos se estrecharon y cre que mi cuerpo iba a reventar. En ese
preciso instante la serpiente me arroj como si fuera un despojo; vol por los aires, me estrell contra
un rbol, resbal por el tronco y ca al suelo con las patas apuntando al cielo. Todava aturdida, gir la
cabeza hacia el camino por donde haba llegado hasta all y, sorprendida, vi a dos Mandbulas, o por
lo menos a dos serpientes que se le parecan, enroscadas en una batalla silenciosa. Trat de retroceder
con la esperanza de que ninguna de las dos me viera. Mientras tanto, ellas culebrearon hasta quedar
cara a cara.
Pero mira a quin tenemos aqu! exclam una voz femenina. Mandbula, eres t,
querido?
Por primera vez, not que la serpiente que haba hablado era ms pequea que la otra, de cuerpo
ms esbelto y rayas ligeramente distintas.
No me digas que eres Clarisse dijo la serpiente ms grande. Era la voz de Mandbula.
Dnde has estado, guapo? inquiri la ms pequea. Hace mucho tiempo que no te haba
visto.
Una bruja me atrap y me hizo prisionero. Acabamos de escapar.
Y quines son los dems?
Pues, precisamente, has atacado a uno de mis acompaantes. Mirndome, Mandbula me
dijo: Emma, te presento a Clarisse.
Encantada de conocerte, Emma repuso la otra serpiente sacndome la lengua con amabilidad
. Puedo irme ahora, Mandbula? Tengo cosas que hacer.
M ientras no incluyan comerse a uno de mis amigos.
Tus amigos son mis amigos, y ya sabes que nunca me comera a un amigo mo.
Disculpa, Clarisse. No quise decir eso.
Las serpientes aflojaron los msculos y se apartaron la una de la otra. Pero Clarisse no se fue
todava.
Piensas quedarte por aqu, Mandbula, o ests slo de paso? Los nios han crecido mucho y
estoy segura de que les encantara conocer a su pap.
Tengo un compromiso que cumplir, pero regresar dentro de unos das.
Estupendo! Pronto ser la poca del ao en que nos conocimos Bscame en cuanto vuelvas,
de acuerdo?
Eso har, Clarisse. No te quepa duda.
Estar esperndote. Cudate.
Clarisse restreg la cabeza contra Mandbula y el gesto fue tan tierno que sent vergenza de
estar all mirando. Despus se volvi hacia m y me salud sacando la lengua otra vez.
Ha sido un placer, Emma. Buena suerte, sea lo que fuera que os traigis entre manos!
Mandbula la sigui con la vista hasta que la cola le desapareci entre la hojarasca.
sa es tu esposa? pregunt acaricindome las doloridas costillas.
Mandbula parpade y se dio la vuelta despacio, como si estuviera saliendo de un trance.
Las serpientes no nos casamos como los humanos.
Tu novia, entonces, o tu compaera.
Podramos llamarla as.
Es muy guapa para ser una serpiente.
Cierto; la consideran una gran belleza.
Hala, vosotros! Eadric asom detrs de un rbol. Pens que ya irais por el camino. Esas
moscas estaban deliciosas, Emma, tendras que haberte quedado.
Teniendo en cuenta la alternativa repliqu, creo que s.
Brincas bastante bien, pero todava no cazas insectos como debe ser.
Ah, no? Pues me parece que nunca llegar a comer tantos como t.
Eadric sonri satisfecho. Le di una palmadita en el hombro, di un bote en el agua y me alej
nadando antes de que me viera sonrer a m tambin.
Trece
Catorce
egu a Eadric hasta el borde del foso, mir el agua y record todas las veces que haba pasado
por all sin prestarle atencin. Hasta entonces haba sido para m slo un decorado, una parte
integrante de la fortificacin, pero nunca haba reparado en l ni me haba parecido demasiado
importante. Y, desde luego, jams me haba planteado cruzarlo a nado.
Un soplo de brisa trajo un olor a basura podrida.
Uuuf! dije frunciendo la nariz. Qu huele tan mal? Ser el agua?
Eadric olfate el aire agachando la cabeza y repuso:
Eso parece.
Retroced con el estmago revuelto. Tendra que haber estado acostumbrada a aquel olor, puesto
que me haba criado en los alrededores del foso. Tal vez ahora, siendo rana, tena el olfato ms fino, o
tal vez el propio foso ola peor que cuando me march. Por el motivo que fuera, el pestazo me
resultaba insoportable.
No pienso nadar en esta agua! exclam. Apesta!
No hay otra alternativa, o s?
Podemos esperar hasta que bajen el puente maana.
Pero entonces habr un montn de carretas y peatones. Eadric movi la cabeza, dudoso.
Ser mejor cruzar ahora, as que mantn la boca cerrada y nada tan rpido como puedas.
Mir el reflejo de la luna en el agua y me di cuenta de que la otra orilla pareca muy lejana y muy
por encima del nivel del agua.
No creo que lo consiga.
S que lo logrars! insisti Eadric. Confa en ti misma!
Estoy segura de que no podr!
Vale. Si crees que no podrs, pues no podrs. Pero trata de pensar que sers capaz de atravesar
el foso, en vez de decirte que no. Imagnate a ti misma nadando y saliendo al otro lado. Estoy
convencido de que lo conseguirs si te lo propones.
Cerr los ojos e intent imaginar que el agua estaba fresca y limpia: me visualic nadando a toda
prisa y trepando por las piedras, como si lo hubiera hecho mil veces. Sin embargo, el pestazo segua
ah y la visin era difcil de mantener. Por lo tanto, era mucho ms sencillo imaginar a Eadric nadando
a mi lado, tapndose la nariz con una mano y braceando con la otra, mientras me deca:
Piensa que eres una burbuja que flota en el agua
La voz se desvaneci cuando l se sumergi en la hedionda niebla verde del agua, y yo solt una
risita.
Eso s que me lo puedo imaginar! dije, tomando aliento, y me sumerg tambin.
Trat de no respirar, pero era imposible. El agua fra y aceitosa me daba nuseas y casi se me
meta en la boca cuando respiraba. Estir el cuello todo lo que pude para no mojarme la cara, pero
tropec con una especie de tronco blando y pegajoso y me recorri un escalofro.
todo el edificio, alrededor del cual partan una colmena de pasillos y antecmaras. Los restos del
fuego ardan todava en la enorme chimenea de piedra, a cuyos pies los perros de mi padre se
rebullan entre sueos, despus de atiborrarse con las sobras de la cena.
Genial! le susurr al odo a Eadric. Estamos muy cerca de la escalera que lleva a la
habitacin de mi ta, que est al final de ese pasillo.
Qu hacemos con los perros?
Procurar no despertarlos. Mi compaero me lanz una mirada escptica. Este es el
momento insist. Maana por la maana habr tanta gente que ser imposible cruzar por aqu. Si
no lo intentamos ahora, ms nos vale darnos la vuelta y regresar al pantano.
Perdona, pero es que no me gustan nada los perros Y mira qu perrazos! Ests segura de
que estn dormidos?
Por supuesto, no los oyes roncar? Vamos, yo ir delante; t sgueme de cerca y no hagas
ningn ruido.
Di un salto para salir del tnel, pero el eco del choque de mis pies contra el suelo de piedra
retumb en el Gran Saln. Me qued inmvil, atenta a los perros. Sin embargo, stos seguan
respirando pausadamente, roncando y gimiendo en sueos; uno de ellos grua, mientras que otro
mova las patas como si corriera, aunque no se desplazaba ni un centmetro en el suelo. Por su parte,
Bowser, el mastn preferido de pap, yaca sobre el lomo y agitaba las patas en el aire como si tratara
de volar; volva a ser un perro en lugar de un pato, de modo que ta Grassina deba de haber
encontrado el pergamino adecuado para devolverle su condicin perruna.
Me puse a brincar detenindome de vez en cuando para cerciorarme de que los perros seguan
dormidos. Habamos cruzado ya el Gran Saln y faltaba poco para llegar al pasillo cuando, al saltar,
ca en un charquito de pis de perro; el lquido apestoso me salpic de pies a cabeza.
Qu asco! exclam olvidndome de no hacer ruido.
Uno de los perros se movi y me gir con brusquedad: era Bowser, el enorme mastn, que se
levant trastabillando y ech a andar hacia nosotros.
Rpido, ah dentro! Eadric seal un cubo de madera.
El cubo me resultaba conocido, pero no recordaba qu sola contener. No haba tiempo de
ponerse a escoger, con el perrazo en camino
Un, dos, tres! dije, y ambos saltamos al cubo de agua tibia.
Enseguida ca en la cuenta de dnde estbamos.
Eadric! susurr. sta es el agua que beben los perros! Y si se ha despertado porque
tena sed?
Por qu no me lo has dicho antes?
Acabo de darme cuen
Chisst! Aqu viene!
M e aplast contra un lado del cubo al avistar en lo alto la gran cabeza de Bowser.
Est medio dormido pens; tal vez no se entere.
Las orejas se le pusieron rgidas, y comprend que haba percibido nuestra presencia. Sent una
vaharada de aliento maloliente cuando se inclin sobre el cubo. Eadric se sumergi hasta el fondo y
supe que todo dependa de m.
Cuac! exclam tratando de imitar lo mejor que poda a un pato. Cuac! Cuac! Cuac!
Quince
Mmm Una viga? No haba pensado en eso. Grassina alz la cabeza para mirar el techo,
mientras una suave brisa que se colaba por la ventana balanceaba las esferas de luz mgica. Y,
adems, esas luces Pero ya pensaremos en algo, no te preocupes. Por qu queras que le hiciera
cosquillas a esta ranita?
Si le haces cosquillas, lo sabrs.
Eadric, que se haba despertado hacia el final de la historia, grit lanzndose hacia m:
Se las har yo!
No creo dije retrocediendo. No me gusta que me hagan cosquillas.
Es por una buena causa respondi.
Y dicho y hecho, me agarr un brazo y me hizo cosquillas en el cuello y los costados con la otra
mano; trat de hacrmelas en el sobaco, pero me escabull y tropec con el jarrn. Una rosa plida se
tambale y los ptalos desprendidos cayeron sobre la mesa haciendo clinc, clinc, clinc.
Eadric logr agarrarme un pie y se puso manos a la obra.
No! grit. En el pie no!
Fue entonces cuando solt la risa. Re y re, hasta que la barriga me doli y las lgrimas me
corrieron por las mejillas. Continu riendo hasta quedarme sin aliento, pero no era una risa que
tintineara como una campanilla, sino una especie de bramido, que me sala desde el fondo de las
tripas y estallaba en mis labios.
Eres Emma! reconoci Grassina, que se haba echado a rer conmigo. Es verdad! Nadie
ms podra rerse as!
Detente! Detente! jade sin fuerzas para apartar a Eadric.
l sonri, me solt el pie y se dej caer sobre la mesita.
Disclpeme dijo empinando la cabeza hacia mi ta, pero no haba otro mtodo ms
sencillo, como unos polvos mgicos o algn conjuro para cerciorarse de que era Emma?
S, s lo hay y, de hecho, pienso usarlo ahora mismo. Quiero que Emma vea Ven, ponte aqu.
Grassina me cogi y me puso en el suelo. Ser mejor que te apartes, Eadric. No sea que te
salpique.
Sarnoso se asom por debajo de la butaca. Los extraos lo atemorizaban, pero su pasin por la
magia era ms fuerte que su miedo.
Vas a hacer magia?
S dijo Grassina. Quieres ayudarme?
Por supuesto! El murcilago se descolg hasta el suelo y mir a mi ta con reverencia.
M udine nunca me dejaba hacer nada aparte de cazar bichos, claro.
Ya veo, ya asinti Grassina, comprensiva. Pero aqu las cosas sern diferentes.
Entonces mi ta mir alrededor hasta que se fij en un viejo cabo de vela que se aguantaba en un
charco de cera slida encima del escritorio. Hizo un gesto con el dedo, murmur una palabra y la vela
se encendi.
Ahora tienes que apagar la vela cuando yo te diga. Pero slo cuando yo te diga, comprendido?
S, seora afirm Sarnoso. Comprendido! Tengo que apagarla cuando t me digas, pero
antes no! Perfecto!
El murcilago, relucindole los ojos de la emocin, revolote hasta el escritorio y se plant junto a
la vela encendida. Se llen los carrillos de aire y contuvo el aliento sin apartar la vista de mi ta.
Me gusta la gente entusiasta me susurr al odo Grassina, pero ser mejor que nos demos
prisa antes de que se desmaye.
As pues, levant el brazo, me seal con el dedo y dijo:
Ahora, Sarnoso!
El murcilago tuvo que soplar tres veces antes de apagar la vela. Cuando lo consigui, la
habitacin qued en tinieblas, an ms oscura que antes de que se encendiera la vela, porque tambin
se haban apagado las esferas mgicas.
Qu tal lo he hecho? pregunt Sarnoso, satisfecho.
Grassina habl entonces, con voz clara y dulce:
Bajo el encantamiento,
bajo el conjuro,
ensanos tu secreto,
mustranos la verdad.
Aparta lo ilusorio,
djanos admirar
cmo es en realidad
tu rostro nico.
Una lluvia de chispas se agolp a mi alrededor, como un torbellino de nieve en una ventisca. Sent
un cosquilleo en la nariz y estornud con los ojos cerrados. Cuando los abr, me vi flotando por
encima de m misma, o al menos eso me pareci. Donde antes haba tinieblas, luca ahora una luz
difusa iluminando mi cuerpo de chica, que estaba de pie en el mismo lugar donde yo, como rana, me
agazapaba en el suelo. Fue un poco desconcertante, hasta que me di cuenta de que la imagen no era
ms slida que una neblina y poda ver a travs de ella; mi cuerpo era el de siempre, salvo que estaba
rodeado de chispas. Al principio cre que eran un efecto del conjuro, pero siguieron titilando
alrededor de mi imagen como una nube de lucirnagas.
Qu son esas chispas? pregunt.
Sarnoso te lo dir, verdad que s? sugiri Grassina mirando al murcilago, que brincaba en la
mesa temblando de emocin.
ste asinti varias veces, demasiado agitado para quedarse quieto, y exclam:
Emma tiene el don! El no s qu del que siempre hablaba M udine!
Qu es no s qu?
Sarnoso quiere decir que posees el don de la magia explic Grassina. Es un talento
especial que se tiene desde que se nace. Por lo que me has contado, Vannabe no lo tiene, pero t s, lo
quieras o no.
Yo lo saba, yo lo saba! chill Sarnoso. No slo bastaba saber leer para que los
conjuros funcionaran tan pronto! Tendras que haberla visto. Esas jaulas estaban ms cerradas que la
boca de una estatua pero, en cuanto Emma ley el conjuro, zas!, quedaron libres. Ni siquiera
M udine lo habra hecho tan rpido.
Despus de leer los conjuros del libro, yo estaba convencida de que cualquier tonto poda
ponerlos en prctica. Entonces mir otra vez mi propia imagen y abr y cerr la boca como un pez
moribundo; quiz era cierto que estuviera destinada a ser una bruja y tal vez, si me esforzaba,
encontrara algn conjuro para dejar de ser tan patosa. O tal vez podra ayudar tambin a otras
personas! Al fin y al cabo a eso se dedicaba siempre mi ta.
Grassina hizo un gesto y las esferas mgicas volvieron a encenderse; la luz disolvi mi imagen,
que ya se haba hecho ms tenue. M i ta me mir y sonri una vez ms.
Qu alegra que hayas regresado, Emma! Quisiera darte un abrazo, pero tengo miedo de
aplastarte.
Ya me lo dars dije, aliviada de que pudiera contenerse.
Cmo te ha ido siendo rana?
Pues ha tenido sus momentos Es por eso que vinimos a hablar contigo. Necesitamos que nos
conviertas en humanos otra vez. Puedes hacerlo esta misma noche? O necesitas prepararte?
Me temo que no ser tan sencillo. Primero tenemos que averiguar por qu te convertiste en
rana. Dices que le diste un beso a Eadric?
Si, eso es.
Bueno, tampoco fue un autntico beso.
M mm dijo la ta pensativa. Haba alguien ms presente en ese momento?
No, estbamos solos los dos.
Qu llevabas puesto?
M i vestido azul y los zapatos que prefiero en tercer lugar, y en el pelo
No, no, quiero decir si llevabas alguna joya. Lo recuerdas?
Pues no Solamente me haba puesto el brazalete que me regalaste.
El brazalete para revertir conjuros que te regal cuando tenas cinco aos?
Para revertir conjuros, has dicho? Yo crea que su nica virtud es que brillaba en la oscuridad!
No, no. Es un brazalete mgico. Te lo di cuando eras nia para protegerte. Si una bruja trataba
de lanzarte un conjuro, ste recaera sobre ella. Claro, si lo llevabas puesto cuando besaste a Eadric
S afirm, me lo haba puesto.
Pues ah est la respuesta. Ese conjuro no iba dirigido a ti, lo entiendes?
O sea que cuando Eadric y yo nos besamos
el brazalete revirti el conjuro. En principio, el beso deba convertir a Eadric otra vez en
humano, pero, en lugar de eso, ocurri lo contrario y t te convertiste en rana. No debera ser tan
difcil de arreglar. Slo tienes que ponerte el brazalete y besar a Eadric otra vez. Si lo haces, ambos os
convertiris de nuevo en humanos.
Tendra que haberme alegrado de conocer la causa de mi transformacin, pero confiaba en que la
solucin fuera ms sencilla. As pues, al percatarme de que mi ta me observaba, frunc el entrecejo y
me puse a saltar alternando los pies.
No habrs perdido el brazalete, verdad, Emma? pregunt.
Ms o menos confes a regaadientes. Una nutria se lo llev nadando mientras estbamos
en el arroyo. Supongo que podramos buscarla A menos que t puedas hacer algo al respecto. No
podras deshacer el encantamiento con uno de tus conjuros?
Podra, si yo hubiera encantado a Eadric. Pero, como no es as, t eres la nica que puede
revertir el hechizo. Tal vez pueda ayudarte a encontrar a la nutria Pareces preocupado, Eadric. Te
pasa algo?
No, qu va. Es que cada vez que parece que ser de nuevo un prncipe surge algn
contratiempo. Tal vez estoy destinado a ser un sapo el resto de mi vida.
Si eso es lo que te apetece, adelante. Pero entonces Emma tambin seguir siendo una rana.
Ahora vuestros encantamientos estn ligados el uno al otro. O segus siendo sapo y rana, o bien os
converts ambos en humanos.
Yo voto por ser humanos dije, al recordar cuntas veces haba estado a punto de morir
siendo rana.
Pues entonces yo tambin. Eadric suspir y se rasc la cabeza con una pata. Aunque no
s si usted conocer a alguien que quiera ir maana al pantano, o quiz s?
Yo misma os llevar. No todos los das puede una llevar a un prncipe y a una princesa
metidos en una cesta!
Diecisis
altaban tantas horas para el amanecer que decidimos descansar antes de encaminarnos hacia
el pantano. Eadric roncaba ya en el cojn de una butaca cuando Grassina se agach a darnos
las buenas noches.
Que duermas bien, Emma. Tal vez no sea tan sencillo encontrar el brazalete y quiero que ests
despejada y vuelvas sana y salva a casa. Todava no s qu les contar a tus padres.
No les digas nada insinu. Hablar con ellos cuando volvamos.
Yo misma no tena ni idea de qu les dira, pero saba que tendra que darles una larga explicacin.
No obstante, me alegr comprobar que la perspectiva de encararme con ellos no me pona nerviosa
como en otros tiempos.
Muy bien dijo Grassina, satisfecha. Siempre pens que tarde o temprano te haras cargo
de tus cosas. Pero has de saber que tu madre te ha extraado ms de lo que crees; cuando se percat
de que te habas ido, mand a todo el mundo a buscarte. No es tan mala, sabes? De hecho, cuando
ramos jvenes, todos decan que era muy buena chica, ms que yo.
A ti no te debi de hacer eso mucha gracia, no?
Pero era cierto! coment Grassina riendo por lo bajo. Yo tena el don de la magia y
siempre andaba metindome en los. Desde que ramos nias, supimos quin de las dos lo tena,
aunque fue una injusticia para tu madre, claro, porque se perdi un montn de cosas. Pero, a la larga,
yo tambin sal perdiendo, porque tu abuela (que me consideraba su hija preferida) rechaz a mi
nico pretendiente, ya que no le pareci digno de m. En cambio, Chartreuse pudo elegir con quin
casarse.
O sea que mam escogi a pap? Siempre cre que haba sido una boda arreglada.
Si fue apaada, ella misma la apa.
Y mam te envidiaba?
Claro! Despus de todo, yo era la preferida. Creo que por eso es tan dura contigo, porque t
y yo nos parecemos mucho.
Nos despertamos varias veces, y la ltima fue justo antes del amanecer. Grassina puso en el suelo
una cesta de mimbre acolchada con una pequea tarta de fruta en el fondo.
S que las ranas no suelen comer tarta de fruta, pero tal vez os entre hambre. Lo siento, pero se
me han agotado los bichos.
Eadric salt dentro de la cesta y le dio un lengetazo a la tarta.
Est buensima! anunci, y se aplic a comerse el resto.
Yo me met tambin en la cesta, pero estaba demasiado nerviosa para comer.
No te parece genial, Eadric? dije cuando Grassina nos levant del suelo. Encontraremos a
la nutria, conseguiremos el brazalete, te dar el beso y estaremos de regreso a la hora de comer. O,
ruta, porque era imposible avanzar en lnea recta. Para colmo, Grassina volva sobre sus pasos cada
vez que topbamos con un macizo de flores y no se quedaba tranquila hasta que las rodebamos a
una distancia prudencial.
Estaba segura de que mi ta deba de estar cansada, puesto que yo misma haba recorrido aquella
cinaga. Sin embargo, ella segua adelante sin quejarse ni dejar de rer, aunque el lodo intentara
tragrsele los zapatos o las ramas le araaran el rostro, o tuviera que volver por ensima vez sobre
sus pasos. Slo sugiri que nos detuviramos cuando coment que me dola la cabeza por el centelleo
de las luces. Realmente necesitaba un descanso, pero era tambin una excusa para que ella hiciera un
alto.
No haba dnde sentarse como no fuera en el suelo embarrado, pero mi ta se dirigi a un pequeo
montculo y susurr algo en voz baja. Acto seguido, la tierra retumb y del montecillo brot una
piedra de gran tamao; sta gir sobre s misma y nos ofreci su parte plana. Con otro susurro,
Grassina hizo soplar una ligera brisa que limpi la superficie de la piedra de tierra e insectos y,
suspirando complacida, se sent con la cesta sobre las piernas.
Puedo preguntarle una cosa? cuestion Eadric.
Por supuesto, pero no s si sabr responderte.
Ese conjuro que ha hecho antes, el del brazalete Se lo ha inventado en ese momento o haca
tiempo que lo tena en mente?
M e lo he inventado en ese momento; es como hago casi todos mis conjuros.
Pues le salen muy bien! A m nunca se me ocurrira algo as de improviso.
Todo es cuestin de prctica.
Y siempre tienen que rimar? pregunt yo.
No, qu va! Eso depende de cada bruja. A algunas les resulta ms fcil la rima y a otras, la
prosa. La cuestin es sentirse a gusto. Yo prefiero hacerlo porque siempre me han gustado los
poemas con rima. Haywood sola escribirme algunos preciosos
Pero para encontrar las palabras correctas
Resulta ms fcil con el tiempo y la prctica. Al comienzo es mejor usar conjuros conocidos,
que ya sabes que funcionan.
M mm musit.
Me qued reflexionando largo rato; despus de mis xitos con la magia en la cabaa de Vannabe,
vea el oficio con otros ojos. S, haba metido la pata todas las veces anteriores que haba intentado
realizar conjuros, pero era porque crea que no estaba capacitada para hacerlo bien; en cambio, ahora
saba que era capaz, que tena el don De repente se me ocurri algo; al principio no fue ms que
una vaga idea, pero cuanto ms pensaba en ella, ms me convenca de que podra funcionar. Le estaba
muy agradecida a ta Grassina, puesto que sin ella habra sido mucho ms difcil y lento encontrar a la
nutria, pero, sin embargo, quera poner a prueba mis habilidades.
Me gustara recuperar yo misma el brazalete, ta Grassina le espet, a sabiendas de que ms
tarde no tendra valor para decirlo. Quiero hablar yo con la nutria cuando la encontremos.
Emma solt Eadric, te has vuelto loca?
Pero por qu? cuestion Grassina frunciendo el entrecejo. Yo estar contigo y la nutria
no me har dao. En cambio t, siendo una rana, puedes correr peligro.
Tengo un plan: quiero hacer un conjuro. T misma dijiste que tengo el don, el talento natural
Diecisiete
invitados imprevistos, y los ramos se acabaron. La ltima hada que sali del castillo no recibi ms
que una disculpa y maldijo a Hazel y a todas sus descendientes. Por desgracia, la maldicin tambin
provocaba muy mal carcter y Hazel se convirti en una persona tan amargada que no hizo las paces
con el hada. Cuando muri, ya no hubo remedio, y sus descendientes heredamos la maldicin. Y
como las hadas viven muchsimo tiempo, todava nos afecta a nosotras. Despus de cumplir los
diecisis aos, ninguna mujer de nuestra familia se atreve a tocar una flor para no padecer el mismo
destino que Hazel.
Qu cosa tan terrible! se lament Eadric. Pero no te preocupes, Emma; nunca te regalar
flores despus de que cumplas los diecisis.
Hombre, gracias dije pensando que de cualquier modo no me las regalara.
Lo siento, Emma! se disculp Grassina retorcindose angustiada las manos. No me
atrevo a acercarme a esas flores!
No puede quitarlas de en medio con un conjuro? pregunt Eadric.
No. Bastara con pronunciar el hechizo para desatar la maldicin.
Bueno, no importa la tranquilic. Ya te he dicho que quera hacerlo yo sola. Aunque si me
ayudas a arreglarme un poco
Claro, claro! Mi ta todava pareca preocupada. Me siento fatal, de verdad, porque es
muy peligroso. Tenemos que tomar todas las precauciones Grassina asinti como si hubiera
llegado a una decisin. Bien, vamos all. En qu quieres que te ayude?
Primero tenemos que encontrar algunas cosas.
Yo haba pensado hacerme una falda de ptalos, pero Grassina no poda ayudarme por culpa de
la maldicin. De manera que recogimos unas hojas aterciopeladas con forma de corazn y buscamos
los dems elementos del disfraz. Mi ta confeccion unas bolsitas enrollando hojas ms grandes y
llen una de ellas con savia de pino, otra con polvo de mica, procedente de una roca desportillada, y
las dems con agujas de pino y telaraas. Tambin encontr una ramita recta que no era demasiado
gruesa ni demasiado larga y pareca hecha a la medida de mi mano.
En el meandro del ro, las liblulas revoloteaban sobre el agua atareadas en sus propios quehaceres
misteriosos. Grassina y yo esperamos en la orilla mientras Eadric consegua algunos pares de alas y
aprovechaba para tomar un tentempi. Yo estaba demasiado exaltada para comer.
Caminamos los tres hasta el borde de un prado y mi ta y yo nos sentamos en un peasco baado
por el sol. Eadric se entretuvo cazando ms bichos. Trat de coserme yo misma la falda con el hilo de
telaraa, pero la aguja se escurra entre mis dedos de rana y Grassina tuvo que hacer de costurera.
Mientras ella cosa la falda, yo embadurn la punta de mi ramita con savia de pino y la recubr con
polvo de mica para que brillara como una varita mgica.
Una vez lista la varita, examin las alas de liblula que haba trado Eadric y apart las ms
bonitas. Algunas eran demasiado grandes y otras demasiado pequeas. Pero por fin escog un par de
color amarillo mantequilla, con rayas verde plido; eran del tamao ideal y, adems, combinaban con
el verde esmeralda de la falda.
Finalmente, me puse la falda y Grassina me peg las alas a la espalda con otro brochazo de savia
de pino. Se escurrieron un poco y, mientras estbamos arreglndolas, Eadric regres con la panza
hinchada por la comilona.
Ya estoy lista! anunci, aunque las alas an no estaban del todo en su sitio.
repente, omos el golpeteo de unas pezuas y apenas tuvimos tiempo de brincar para escondernos de
un enorme perro blanco. Era el mismo que trat de comerme, el mismo que el viejo sapo espant. Por
la manera como olfateaba el aire, evidentemente haba dado con nuestro rastro y no tardara en
descubrirnos, aunque nos agazapramos entre la hierba.
Qu vamos a hacer? le pregunt a Eadric. Si nos metemos en el agua arruinar el disfraz y
tendr que hacerlo todo otra vez.
No te preocupes. Yo me encargar de l. T busca la madriguera debajo de las races del sauce.
Nos encontraremos otra vez aqu en cuanto me deshaga del perro. Y no olvides traer el brazalete!
Sin decir una palabra ms, Eadric salt del escondite y aterriz justo a la vista del perro.
Hola, perrito! grit. Estoy aqu!
El perro dej de husmear el suelo y alz la cabeza al instante. Eadric se puso a brincar de aqu
para all tratando de atraer su atencin. Me estremec cuando vi que el animal lo haba detectado y se
lanz tras l meneando el rabo tan rpido que ni se le distingua.
Conque ests ah, eh? Te he estado buscando por todas partes! Eadric peg un salto y
salt a una velocidad increble. Oye! gimi el perro. Esprame!
Los dos se alejaron por el camino antes de que yo lograra reaccionar. Estuve tentada de ir tras
ellos para evitar que Eadric se sacrificara por m, pero comprend que sera intil y ya era demasiado
tarde. Mi compaero realmente brincaba ms rpido que yo y nunca lo alcanzara, por lo tanto lo
nico que poda hacer era seguir adelante con el plan y recuperar el brazalete. Si ambos tenamos
suerte, volveramos a encontrarnos en el pastizal.
Trat de concentrarme, aunque continu pensando en mi amigo. Crea conocerlo bastante bien
despus de nuestras aventuras, pero nunca haba imaginado que fuera tan valiente. As era l, ni ms
ni menos! Por primera vez, se me ocurri que quiz sus hazaas no eran tan slo un farol.
Intentando buscar alguna seal de l o del perro, sal del pastizal, fui hasta el sauce y me sent
junto a la semioculta entrada de la madriguera. La nutria no tard en asomar la cabeza con un pez
entre las fauces, pero en cuanto me vio, abri los ojos de par en par y abri la boca. El pez cay al
suelo y se revolc tratando de respirar.
Quin diablos eres t? pregunt la nutria.
Soy el hada del pantano! anunci confiando en que mi voz sonara convincente.
No me digas. A m me pareces una rana y eso quiere decir que llegas a tiempo para la cena. Me
encantan las comidas copiosas y siempre cabe algo ms en el estmago.
No seas impertinente dije estirando el cuello con arrogancia. A las hadas nos sientan fatal
los insultos. Estoy aqu porque tienes algo que me pertenece.
De veras? Y qu es?
El brazalete que encontraste en el estanque. Quiero que me lo devuelvas!
La nutria solt una risita aguda que pareca el gorjeo de un pjaro tan vulgar que, en otras
circunstancias, me habra hecho sonrer.
Lo siento mucho, pero no pienso devolverte nada. Adems, dame alguna prueba de que eres el
hada del bosque en vez del segundo plato de mi cena.
T te lo has buscado! exclam, y arroj al aire un puado de polvo de mica para
impresionarla con el brillo de las esquirlas.
La nutria retrocedi haciendo una mueca y se quit el polvo de los ojos con la pata. Yo tos y me
limpi tambin porque, como no haba tenido en cuenta la brisa que soplaba, la mitad del polvo me
haba cado a m tambin en la cara.
Con los ojos todava llorosos, apunt a la nutria con la varita mgica. Menos mal que no tena
que leer el conjuro que me haba aprendido en la cabaa de Vannabe! As pues, recit:
Vete de aqu, color descolorido!
Quiero algo nuevo, que no est podrido.
Largo y radiante, rizado y lustroso,
un pelo nuevo, no una piel de oso.
El conjuro Cambia tu pelo no estaba pensado para una nutria, as que decid hacer algn
retoque:
Que dure por siempre, terso como el tul.
Pelo o pelaje, lo quiero azul!
Con un relmpago azul y un tenue redoble de cmbalos, el color del pelo de la nutria se volvi de
un bonito tono turquesa.
Aaaah! grit. Por qu me has hecho esto?
Yo dira que me has pedido una prueba convincente, verdad? Crees ahora que soy el hada del
pantano, o no?
No s si eres un hada o una rana emperifollada rezong, pero no pienso darte el brazalete.
Adems, para qu lo quieres? Es demasiado grande para ti! Olvdalo!
Tal vez te gustara que te dejara sin pelo? dije jactndome. Tendras bastante fro en
invierno
La nutria se contempl su grueso pelaje azulado y se ech a temblar de pies a cabeza. Aunque no
pareca en absoluto contenta, levant la vista y me dijo, resignada:
As no se puede pactar. Espera aqu; te traer tu dichoso brazalete. De cualquier modo titila
toda la noche y no me deja dormir.
Esper a que se metiera en la madriguera y me abrac a m misma saltando de alegra. La nutria
estuvo un rato escarbando en el tnel y sali por fin con el hocico salpicado de barro; frunci el
entrecejo, malhumorada, y empuj el brazalete hacia m. Pens en ponrmelo como un collar, porque
era ms ancho que mi cabeza, pero me dio miedo estrangularme si de repente me converta en chica.
Nada ocurrira hasta que le diera otro beso a Eadric, pero el mero hecho de tener el brazalete entre las
manos me pona nerviosa. Al fin y al cabo la vez anterior ya haba ocurrido algo inesperado. As
pues, me lo qued mirando de hito en hito sin saber qu hacer.
Y bien? dijo la nutria. Algo ms?
No, no, nada repuse, y retroced. Puedes volver a tus asuntos, nutria del arroyo.
Vaya, vaya rezong la nutria rascndose la cabeza. No s si sers un hada, pero eres
muy extraa.
Agarr el brazalete con las dos manos y regres saltando hasta el pastizal, donde me haba
despedido de Eadric, pero no estaba por ninguna parte. Lo llam a voces, hasta que me di cuenta de
que era una insensatez, pues slo conseguira alertar al perro, si todava andaba por ah. ramos
todava sapo y rana y haba que andarse con cuidado. Esper una eternidad en el pastizal, agazapada
y cada vez ms inquieta, hasta que o cmo unas patas rebotaban en el barro hmedo. Estuve a punto
de dar un grito.
Lo conseguiste! Estaba seguro de que lo lograras!
Volv la cabeza en redondo y las rodillas me temblaron de alivio.
Eadric! Ests aqu! Cmo has escapado del perro?
l sonri orondo, se dio un golpecito en el pecho y dijo:
Nadando ms rpido que l. Ningn perro puede vencerme en el agua!
Sonre de oreja a oreja y le di un gran abrazo de rana.
Estaba murindome de preocupacin!
Por qu? Te dije que nos encontraramos aqu. Ahora ponte otra vez el brazalete y no lo
pierdas!
Est todo en orden? Ta Grassina se abra paso a grandes zancadas por entre la hierba.
Todo en orden! asent sin dejar de sonrer. Sali perfecto! M ira, aqu tengo el brazalete!
Era tan grande que tuve que levantarlo con ambas manos para enserselo.
Ella sonri con aire ausente, como si estuviera pensando en otra cosa, y coment:
Lo s. Te vi cmo convencas a la nutria. Estuviste estupenda.
Tal vez tendramos que alejarnos un poco ms antes de hacer la prueba. Por si acaso la nutria
cambia de opinin.
Buena idea dijo Grassina. Aunque no creo que haya peligro Bueno, disculpad, vuelvo
enseguida. No s qu es, pero esa nutria
Ech a andar como una sonmbula, sin reparar en que se le clavaban las espinas de una zarza.
Eadric me agarr del brazo cuando me dispona a ir tras ella para hacerla volver.
Vamos! Hagmoslo de una vez!!
Est bien. Pero en cuanto seamos humanos iremos tras ella. Est muy rara
Alto ah! orden una voz autoritaria.
Una luz centelleante descendi hasta el suelo, se alz en un remolino y cobr la forma de un hada,
de cabellos azules, con algunas canas, y ojos de color violeta en los que se notaba cierto cansancio y
algn fastidio; dos enormes alas iridiscentes, de color violeta y malva, se agitaban a sus espaldas, y la
larga falda de ptalos de flores, cuyo dobladillo estaba ajado y embarrado, le cruja al caminar. Se
inclin hasta nosotros y, extendiendo una mano hacia m, dijo:
Ese brazalete me pertenece!
Quin eres? pregunt sofocando un grito.
Soy el hada del pantano! La verdadera, la nica, la inimitable hada del pantano! Me han
contado que te haces pasar por m! Adonde vamos a parar? Se va una de vacaciones por una o dos
dcadas, y enseguida todos aprovechan la oportunidad No te da vergenza? Tendrs que
pagarme una multa! Dame ese brazalete!
Por qu lo quieres? dije retrocediendo.
El hada me repas de arriba abajo, como si yo estuviera escondiendo algo.
Porque no creo que tengas ninguna otra cosa de valor. M e pagars la multa con l.
No puedo drtelo! Espera! dije aferrndome al brazalete. Lo necesitamos! No querras
Dieciocho
uando despert, la cabeza todava me daba vueltas y no consegua enfocar la vista. Poco a
poco fui recobrndola, pero todo pareca diferente; por ejemplo, los colores eran ms opacos
y no haba tantos. Mene la cabeza, molesta por un extrao zumbido que amortiguaba los
sonidos de alrededor, y mirndome de arriba abajo, vi que llevaba la misma ropa que el da que me
haba convertido en rana. El vestido y la tnica estaban un poco embarrados, pero no mucho ms que
cuando haba besado a Eadric, y mis zapatitos de cuero seguan hmedos y cubiertos de barro todava
fresco.
O un ruido y me volv hacia Eadric, que luchaba por levantarse. Llevaba puesta una gruesa capa
de viaje y las botas estaban salpicadas de lodo; unos enredadsimos rizos castaos le enmarcaban la
acusada quijada; los ojos eran risueos y la nariz, tan prominente como la ma. Era algo rollizo y no
muy alto, pero me pareci el hombre ms guapo que haba visto en mi vida.
M e mir sonriendo de oreja a oreja y, soltando una carcajada, exclam:
Lo hemos conseguido!
Por fin! asent yo.
En los ltimos das haba estado tantas veces al filo de la muerte que me senta casi mareada por
la emocin al haber recuperado la forma humana.
Eres muy guapa, Emma.
T tambin.
No quieres quitarte esas alas?
Se inclin detrs de m y me arranc algo del vestido: sostena en las manos las alas de liblula, ya
rotas y descoloridas.
Dmelas! Se las arrebat. Pienso guardarlas siempre!
Para qu? No merece la pena!
Cmo puedes decir semejante cosa? Pareca el hada ms hermosa del pantano con ellas
puestas!
Me levant y not los miembros rgidos y adormecidos; di un paso al frente, tropec con mis
propios pies y ca en brazos de Eadric. Le apoy la cabeza en un hombro y l me acun y me mir a
los ojos.
Estaba a punto de pedirte que me dieras otro beso dijo con un brillito en los ojos.
Nunca te das por vencido, eh? Pues, lo siento! No pienso besar a nadie ms hasta que le
devuelva esto a ta Grassina. Levant el brazalete y lo hice tintinear junto a su oreja. No
quiero
Correr ningn riesgo.
Si no tenemos cuidado, acabaremos terminando el uno las frases del otro, como Clifford y
Louise.
Como quines?
Omos voces cuando nos acercamos al sauce e incluso cre que era la risa de Grassina. Convenc a
Eadric para que atara al caballo a una rama, me remangu el vestido y, tropezando por el escabroso
terreno, enfil hacia donde deba de estar mi ta. Pasamos por delante de la madriguera de la nutria,
todava siguiendo el rumor de las voces, y nos encaramamos a unas rocas que sobresalan de la orilla.
Grassina estaba justo detrs de ellas, con la nutria enroscada a sus pies; alz la vista al ornos llegar y
me qued mirndola perpleja: sonrea con franca alegra y sus ojos brillaban de felicidad.
No era un sapo! dijo acariciando la pata de la nutria. Por eso no logr encontrarlo. Y
pensar que los bes a todos! Mam lo convirti en nutria! Emma, Eadric, os presento a Haywood,
mi prometido!
Haywood apart los ojos de Grassina con pesar y, contemplando a Emma, exclam:
As que t eres la sobrina de Grassina! Pero si sois idnticas! Y t debes de ser su novio,
Eadric. Ella me ha contado mil cosas de vosotros.
No soy su novio exactamente dijo Eadric, y me lanz una mirada.
Vi a Haywood en la bola de cristal explic mi ta y tuve el presentimiento de que la nutria
era l. Me ocurri lo mismo que cuando alguien va a mi cuarto y s quin es antes de que llame a la
puerta. Luego vine a observarlo de cerca Y comprob que el encantamiento haba cambiado su
apariencia, pero no su espritu.
Si tiene esa percepcin, por qu cuando nosotros fuimos a verla, no supo quines ramos?
pregunt Eadric, indignado. Emma tuvo que contarle toda la historia, y aun as usted no estaba
segura.
El corazn me deca que era Emma, pero mi cerebro responda que no poda haberse convertido
en rana. Yo misma le haba dado el brazalete, as que no me pareca factible. Pero, esta vez, confo en
mi corazn, y me dice que ste es el mismo Haywood, al que mi madre hizo desaparecer.
M e temo que he envejecido un poco dijo la nutria acaricindole la mano con la pata.
No sers ms viejo que yo.
Querida Grassina replic la nutria mirndola a los ojos, cmo me gustara que las cosas
fueran como antes. No he dejado de desearlo ni un da en todos estos aos. Crees que existe alguna
posibilidad?
Ay, Haywood! Es lo que ms quisiera en el mundo!
Pues daos un beso! sugiri Eadric mirndome de reojo. A ver qu pasa. Al percatarse
de mi cara de sorpresa, aadi: A nosotros nos fue bien, no?
La primera vez no! Ta Grassina, no llevars puesto otro brazalete para revertir conjuros,
verdad? O algn collar? O algo por el estilo?
No, Emma, no creo
Entonces a qu esperis? los incit Eadric, balancendose como un tentetieso, como si
tambin l estuviera impaciente.
A nada replic mi ta.
Entonces ella se inclin hacia la nutria hasta que sus bocas estuvieron a unos centmetros de
distancia. Sus rostros quedaron tapados tras la cabellera de mi ta y, cuando por fin se separaron,
ambos se miraban con ojos soadores. Esperamos un ratito, atentos a alguna seal de la
transformacin de Haywood Aguardamos un poco ms, pero no se produjo ningn cambio.
Haywood agach la cabeza, abatido, y Grassina suspir.
haba observado antes. Despus de dejar atrs la madriguera, de camino a donde aguardaba Pas de
Sol, haba un cuadrado de hierba seca que pareca la alfombrilla de un portn; ms all, un banco
rudimentario, hecho de ramitas amontonadas, y en la ladera de la colina, crecan plantas de lavanda,
romero y tomillo. Pese a haberse convertido en nutria, Haywood se haba tomado el trabajo de
hacerse una madriguera en cierto modo humana.
Recogimos a Pas y volvimos remoloneando por el borde del ro. Estbamos demasiado doloridos
para andar ms rpido y, al cabo de un trecho, nos detuvimos a estirar nuestros pobres msculos.
Qu va a ser de nosotros? pregunt Eadric moviendo los hombros para aflojar la tensin.
Yo pienso retomar algunas cosas que tengo pendientes, ahora que todo est arreglado.
Por ejemplo?
Por ejemplo esto.
Le rode el cuello con los brazos y le di un beso. l me mir con los ojos desorbitados. No fue un
besito furtivo como el que me haba convertido en rana, ni desesperado, como el que le haba dado
para volver a ser humana, sino un beso lento y largo, dulce, tierno y delicado.
Huy, huy! exclam Eadric, todava con los ojos como dos tortas.
M ientras nos besbamos, l tambin me haba abrazado. Era una sensacin muy placentera.
Lo mismo digo yo!
El beso me haba gustado tanto como a l.
Y ahora qu hacemos? inquiri con mirada de pcaro.
Ahora Ahora pienso mandar que limpien el foso del castillo.
Te casars con el pelmazo de Jorge?
Claro que no! Simplemente le dir a mam que no quiero y, si insiste, la amenazar con
contarle todas mis aventuras de rana a los padres del prncipe. Ella no podra soportar semejante
ridculo y, con un poco de suerte, l encontrar a su chica ideal, una que use su mismo nmero de
zapatos.
Pues tiene los pies muy pequeos, o sea que tardar en encontrarla.
Seguro que lo conseguir; esa clase de gente siempre se las arregla.
Sabes?, estaba pensando Tal vez podras decirle a tu madre que quieres casarte con otra
persona.
Est usted proponindome matrimonio, prncipe Eadric?
Si as fuera, dira usted que s, princesa Esmeralda?
Quiz Pero no pienso casarme enseguida porque tengo por delante una gran carrera como
bruja. Ya es hora de que me ponga a desarrollar mis dones; me ser muy til, aunque decida casarme
ms adelante.
Durante mi vida de rana haba aprendido muchas cosas, algunas de las cuales las haba adivinado
desde siempre. El pantano era un lugar de magia, donde la vida llegaba a su fin y volva a comenzar
por caminos misteriosos, haba amigos y hroes insospechados, un lugar donde la propia vida era
maravillosa, aun si eras una princesa tan torpe como yo.
Eadric me coloc un rizo rebelde detrs de la oreja y respondi:
Vale. Pero promteme que no me convertirs en una criatura repugnante si discutimos.
Prometo no convertirte en nada que no te merezcas. Pero tendrs que dejarme venir de visita al
pantano de vez en cuando.
Fin