José Julian Cardona - Origenes Del Cristianismo
José Julian Cardona - Origenes Del Cristianismo
José Julian Cardona - Origenes Del Cristianismo
CONTENIDO
INTRODUCCIN...5
CAPTULO I: MARCO POLTICO- RELIGIOSO DE LOS ORGENES DEL
CRISTIANISMO Y DE LOS PRIMEROS SIGLOS DE SU EXPANSIN..9
1.1 DATOS BBLICOS...9
1.2 SURGIMIENTO DEL CRISTIANISMO..13
1.3 EL TRASFONDO JUDO..15
1.4 EL CRECIMIENTO DEL CRISTIANISMO...23
CAPTULO II: TEORAS SOBRE EL ORIGEN DEL CRISTIANISMO.28
2.1 UNA CUESTIN CON POSIBLES RESPUESTAS28
2.2
PRIMERA
RESPUESTA:
NACIMIENTO
DE
CRISTO:
JESS
III:
EN
LA
RESURRECCIN
SE
ENCUENTRA
LA
CORINTIOS
15:
TESTIMONIO
DE
PABLO
SOBRE
LA
RESURRECCIN.54
3.3 LA RESURRECCIN, ORIGEN DE LA FE EN CRISTO56
3.4 CRISTIANISMO E IGLESIA60
3.5 LA IGLESIA EN LA HISTORIA..62
3.6 LA EUCARISTA SACRAMENTO DE RESURRECCIN..63
CONCLUSIONES.65
BIBLIOGRAFA...73
INTRODUCCIN
Ser Superior y a la manera de entrar en relacin con l, pues afirma de una manera
tajante y radical el hecho de que su Fundador es el mismo Hijo de Dios, el Mesas
esperado que traera la salvacin a todos los hombres de todos los tiempos y lugares;
y por esta razn ella misma es depositaria de la Revelacin. Por eso, se hace
necesario analizar el Cristianismo desde sus albores, para reconocer la propuesta que
se hace desde all para el hombre de todos los tiempos y lugares.
Es por esta razn que abordar en el presente trabajo la cuestin sobre el origen del
Cristianismo, es decir, desde sus rudimentos hasta que logr configurarse como un
sistema de creencias autnomo. Concretamente la pregunta a la que desde los
planteamientos presentados en los captulos siguientes intentar dar respuesta es:
Cul fue el acontecimiento que dio inicio al Cristianismo?
Pero queda entonces como tarea inicial determinar y analizar cules son los
acontecimientos histricos que posibilitaron el inicio del Cristianismo, con el fin de
adquirir una mayor comprensin de este movimiento, que ms que una religin
constituye un completo estilo de vida.
Para lograr este cometido, el presente trabajo aborda el tema del origen del
Cristianismo a partir de tres captulos:
En el primero encontraremos los elementos propios de la cultura grecorromana que
fueron moldeando la aparicin del Cristianismo, como decamos anteriormente, en
sus inicios profundamente vinculado al judasmo.
En el segundo captulo revisaremos tres de las ms importantes teoras sobre los
acontecimientos histricos que pudieron dar paso al Cristianismo como sistema
6
CAPTULO I
MARCO POLTICO- RELIGIOSO DE LOS ORGENES DEL
CRISTIANISMO Y DE LOS PRIMEROS SIGLOS DE SU EXPANSIN
=bien+=noticia.BuenaNoticia,laRevelacindeJess.
Lc.2,2.
3
Lc.1,5.
4
Mt.2,1.
5
Mc.1,9.
2
El Evangelio de San Juan quiere asegurarse de que no pensemos que todas estas
narraciones tienen un inters meramente transitorio, y por ello comienza afirmando
que el Verbo que fue hecho carne en medio de la historia humana6 es el mismo que
era en el principio con Dios7. Pero despus todo el resto de este Evangelio se nos
presenta a modo de narracin de la vida de Jess. Por ltimo, un inters semejante
puede verse en la Primera Epstola de San Juan, cuyas primeras lneas declaran que
lo que era desde el principio es tambin lo que hemos odo, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos8.
Esta importancia de la historia para comprender el sentido de nuestra fe no se limita a
la vida de Jess, sino que abarca todo el mensaje bblico. En el Antiguo Testamento,
buena parte del texto sagrado es de carcter histrico. No slo los libros que
generalmente llamamos histricos, sino tambin los libros de la Ley por ejemplo,
Gnesis y xodo, y de los profetas nos narran una historia en la que Dios se ha
revelado a su pueblo. Aparte de esa historia, es imposible conocer esa revelacin.
Tambin en el Nuevo Testamento encontramos el mismo inters en la historia. Lucas,
despus de completar su Evangelio, sigui narrando la historia de la Iglesia cristiana
en el libro de Hechos. Esto no lo hizo Lucas por simple curiosidad anticuaria. Lo hizo
ms bien por fuertes razones teolgicas. En efecto, segn el Nuevo Testamento la
presencia de Dios entre nosotros no termin con la ascensin de Jess. Al contrario,
Jn.1,14.
Jn.1,2.
8
1Jn.1,1.
7
10
el propio Jess les prometi a sus discpulos que no les dejara solos, sino que les
enviara otro Consolador9.
Y al principio de Hechos, inmediatamente antes de la ascensin, Jess les dice que
recibirn el poder del Espritu Santo, y que en virtud de ello le sern testigos hasta
lo ltimo de la tierra10. La venida del Espritu Santo en el da de Pentecosts marca
el comienzo de la vida de la Iglesia. Por lo tanto, lo que Lucas est narrando en el
libro que generalmente llamamos Hechos de los Apstoles no es tanto los hechos
de los apstoles como los hechos del Espritu Santo a travs de los apstoles. Lucas
escribe entonces dos libros, el primero sobre los hechos de Jesucristo, y el segundo
sobre los hechos del Espritu. El segundo libro, empero, casi parece haber quedado
inconcluso. Al final de Hechos, Pablo est todava predicando en Roma, y el libro no
nos dice qu fue de l ni del resto de la Iglesia. Esto tena que ser as, porque la
historia que Lucas est narrando necesariamente no ha de tener fin hasta que el Seor
venga.
A veces en el curso de esta historia habr momentos en los que nos ser difcil ver la
accin del Espritu Santo. Habr quienes utilizarn la fe de la Iglesia para
enriquecerse o para engrandecer su podero personal. Otros habr que se olvidarn del
mandamiento de amor y perseguirn a sus enemigos con una saa indigna del nombre
de Cristo. En algunos perodos nos parecer que toda la Iglesia ha abandonado por
completo la fe bblica, y tendremos que preguntarnos hasta qu punto la Iglesia puede
Jn.14,1626.
Hch1,8.
10
11
12
11
F. VOUGA, Los primeros pasos del Cristianismo. Escritos, protagonistas, debates. Madrid: EVD.
2001.297p.
12
CROSSAN,J.D.,Elnacimientodelcristianismo,Barcelona,Crtica,2002.
13
13
14
Los saduceos pugnaban por una fidelidad rgida a la ley hebrea, rechazaban toda
posibilidad de inmortalidad personal y estaban a favor de la cooperacin con los
romanos.
Los fariseos seguan rigurosamente el rito judo y aunque deseaban liberar a Judea
del control romano, no apoyaban los medios violentos para alcanzar esta meta.
14
Entre 201 y 200 a.C., el rey Antoco III, de la familia de los selecidas, los soberanos de Siria,
consiguearrancaralostolomeostodalaPalestina,comprendidaJudea;unavezmsaIsraelletoca
cambiardeamo.Lasrelacionesdelosjudosconelnuevosoberanoparecequefueroninicialmente
excelentes. Segn Flavio Josefo, los judos habran ayudado incluso a Antoco III a derrotar a la
guarnicin tolomaica presente en Jerusaln. En todo caso, Judea hizo pronto un completo acto de
sumisin, manteniendo a cambio los selecidas el estatuto de autonoma interna de que haban
gozado ya bajo los tolomeos, adems de una serie nada despreciable de privilegios fiscales.
JACKSONCASE,Shirley.LosforjadoresdelCristianismo.T.I.Barcelona:LibrosCLIE,1987.
15
Los esenios eran una secta juda que viva en comunidad religiosa cerca del Mar
Muerto. Tal y como se revela en los rollos del Mar Muerto una coleccin de
documentos descubiertos en 1947- los esenios, al igual que otros judos,
esperaban un Mesas que salvara a Israel de la opresin, comunicara el reino de
Dios y negociara el verdadero paraso en la tierra.
15
Mt.5,1719.
Lc.6,31.
16
16
Dios y al prjimo: Ama al Seor, tu Dios, con todo tu corazn, toda tu alma, toda tu
mente y con toda tu fuerza. El segundo mandamiento es: ama a tu prjimo como a ti
mismo17. En el Sermn de la Montaa, Jess expres los conceptos ticos
humildad, caridad y amor fraterno- que conformaran las bases del sistema de valores
de la civilizacin occidental medieval. Por supuesto, no coincidan con los valores de
la clsica Civilizacin Greco- romana.
Si bien hubo gente que salud a Jess como el Mesas que librara a Israel de la
opresin e instaurara el reino de Dios sobre la tierra, Jess habl de un reino celestial
y no de un reino terrenal: Mi reino no es de este mundo18. En consecuencia,
defraud a los radicales. Por su parte, los lderes religiosos conservadores juzgaron
que Jess socavaba el respeto hacia la religin juda tradicional. Para las autoridades
romanas de Palestina y sus aliados locales, el nazareno era un revolucionario en
potencia, capaz de transformar las esperanzas judas de un reino mesinico en una
revuelta contra Roma. Por estas acusaciones Jess fue entregado a las autoridades
romanas, quienes lo crucificaron19; Poncio Pilatos, procurador romano para la Judea,
dict la sentencia, instigado por los lderes religiosos judos.
Empero esto no resolvi el conflicto. Unos pocos fieles seguidores de Jess,
difundieron la noticia de que Jess haba vencido la muerte, haba resucitado y luego
haba ascendido a los cielos. La noticia de la resurreccin de Jess se volvi el dogma
ms importante de la doctrina cristiana. Jess era aclamado en este momento como el
17
Mc.12,2830.
Jn,18,36.
19
Jn,19,1216.
18
17
20
BARBAGLIO,G.,PablodeTarsoylosorgenesCristianos.Salamanca,Sgueme,1997.
18
21
F.VOUGA,LosprimerospasosdelCristianismo.Escritos,protagonistas,debates.Madrid:EVD.
2001.297p.
22
DEIROS,Pablo.HistoriadelCristianismo.BuenosAires:C.B.deP.,1980.
23
BLZQUEZ,J.M.,ElnacimientodelCristianismo.Madrid:Sntesis,1990.
19
24
Hch.2,4247.
Mc.14,2225.
25
20
26
M.SIMONA.BENOIT,ElJudasmoyelCristianismoantiguoBarcelona,1972.
21
sabemos que estos rumores eran falsos, ciertos romanos los creyeron y los
manipularon en tiempos de crisis para incitar al pueblo contra los cristianos. Es ms,
como los cristianos llevaban a cabo sus reuniones en secreto y parecan estar en
comunicacin con cristianos localizados en otras reas, el gobierno poda juzgarlos
potencialmente peligrosos para el Estado.
Algunos romanos pensaron que los cristianos eran excluyentes en exceso y, por lo
tanto, nocivos para la comunidad y el orden pblico. Los cristianos rechazaban a
otros dioses y, en consecuencia, se abstenan de acudir a los festivales pblicos que
honraban a esas deidades. Por ltimo, los cristianos se rehusaban a intervenir en la
adoracin de los dioses del Estado y en el culto imperial. Dado que los romanos
consideraban estas ceremonias importantes para la vida de sus ciudades, el rechazo de
los cristianos pona en peligro la seguridad del Estado, siendo a la vez un acto de
traicin, punible con la muerte.
Adems constitua una prueba de atesmo (no creer en los dioses) y estaba sujeto a
castigo bajo estos cargos. No obstante, para los cristianos quienes crean que
nicamente haba un solo y verdadero Dios- la adoracin de los dioses del Estado y
de los emperadores era idolatra, lo cual pondra en peligro su propia salvacin.
La persecucin romana de los cristianos, mientras el primer y segundo siglos de
nuestra era nunca fue sistemtica, ms bien slo espordica y local. La persecucin
inici en el reinado de Nern. Habiendo destruido el fuego gran parte de Roma, el
emperador us a los cristianos como chivos expiatorios, los acus de incendio
premeditado y de odio a la raza humana, y los someti a atroces muertes en Roma. En
22
27
TEJA,R.,ElCristianismoprimitivoenlasociedadromana,Madrid:Ed.Istmo,1990.
23
28
ORLANDIS,J.,HistoriadelaIglesia,Madrid:Rialp,2001.
24
29
KESSLER,Juan.DilogossobrelahistoriadelaIglesia.SanJos,CostaRica:InstitutoVos,Lacy,G.,
2003.
30
Col.3,911.
25
dentro del Estado que iba socavando el Imperio. En consecuencia, inici la primera
persecucin sistemtica de cristianos. Se requiri a todos los ciudadanos presentarse
ante los magistrados locales y ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Por supuesto,
los cristianos se negaron. No obstante, los planes de Decio fallaron. Los funcionarios
locales no cooperaron y adems el reinado de Decio no fue tan largo. La ltima gran
persecucin la orden Diocleciano, al inicio del siglo IV, pero ya era demasiado
tarde. El Cristianismo se haba fortalecido mucho, como para ser erradicado por la
fuerza. La mayora de los paganos haba aceptado la existencia del Cristianismo.
En el siglo IV, el Cristianismo prosper como nunca antes. El emperador Constantino
desempe una funcin importante en el Cristianismo, al que apoy aparentemente
desde el 312, en el momento que su ejrcito deba librar una batalla crucial contra
Majencio en el puente Milvio, que cruzaba el ro Tber, al norte de Roma. De acuerdo
con una historia tradicional, al entrar en una batalla decisiva, tuvo la visin de una
cruz cristiana con la leyenda: Con este signo vencers. La tradicin prosigue que
habiendo ganado la batalla, Constantino se convenci del poder del Dios cristiano. A
pesar de que no fue bautizado ms bien que hasta el final de su vida, en el ao 313
promulg el famoso Edicto de Miln, por el que oficialmente se toleraba la existencia
del Cristianismo. Despus de Constantino, los emperadores fueron cristianos, con
excepcin de Juliano (360-363), quien trat brevemente de restaurar la religin
politesta grecorromana tradicional. No obstante, l muri en una batalla y su
gobierno fue demasiado corto como para generar algn efecto. Bajo Teodosio El
grande (378-395), el Cristianismo fue declarado la religin oficial del Imperio
26
Romano. Una vez en el poder, los lderes cristianos utilizaron su influencia para
proscribir las prcticas religiosas paganas. El Cristianismo haba triunfado31.
31
ORLANDIS,J.,HistoriadelCristianismo,Madrid:Rialp,1983.
27
CAPTULO II
TEORAS SOBRE EL ORIGEN DEL CRISTIANISMO
28
Jess desde sus albores, en la raz genuina de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, tal y
como la vivieron sus contemporneos y discpulos ms cercanos en el tiempo. Tales
teoras son, a saber: El nacimiento de Cristo (Jess histrico); la obra evangelizadora
de Pablo; y Pentecosts.
2.2
PRIMERA
RESPUESTA:
NACIMIENTO
DE
CRISTO:
JESS
30
32
SANDERS,E.P.,LafigurahistricadeJess,Estella:EVD,2000.
33
FREYNE,S.Lageografa,polticayeconomadeGalileaylarespuestasobreJessHistrico
enCHILTON,B,C.A.:Evans(eds.),1994.
34
CROSSAN,J.D.,ElnacimientodelCristianismo,Barcelona,Crtica,2002.
MACK,B.,Unmitodeinocencia:Mackylosorgenescristianos,Filadelfia:Fortress,1988.
35
31
Jess era de Nazaret (Mateo y Lucas sitan su nacimiento en Beln, lo que quiz es
una construccin teolgica para reafirmar su ascendencia davdica;
36
en todo caso
est claro que su infancia transcurri en Nazaret y era conocido como natural de esta
localidad37. Era un pueblo pequeo y pobre, como ha puesto de manifiesto la
arqueologa, pero que est a solo 5 km. de Sforis, ciudad reedificada por Herodes
Antipas, que la convirti en capital de Galilea.
Este dato es muy importante. En efecto, el proceso de urbanizacin, en marcha desde
el tiempo de Alejandro Magno, haba llegado hasta Galilea que estaba rodeada de una
serie de ciudades helensticas paganas y en las que los judos eran una minora. Al
Este las diez ciudades de la Decpolis, al otro lado del Jordn, excepto Escitpolis /
Bet Shean. Al NO Tiro, Sidn y Aco / Tolemaida. Al O, en la costa del mar
Mediterrneo, Cesarea Martima, gran puerto e impresionante ciudad pagana donde
resida habitualmente el prefecto romano. Al Sur, otra importante ciudad herodiana,
Sebaste.
Pero el proceso de urbanizacin penetraba en el corazn mismo de la Galilea juda.
Anteriormente mencion a este respecto Sforis, corona de Galilea, la llamaba
Flavio Josefo. Ms tarde Antipas construy junto al lago Tiberias, donde traslad la
capital. La urbanizacin era simultneamente un proceso de helenizacin, aunque
Sforis y Tiberias mantenan una fisonoma predominantemente juda (en Sforis no
36
Cfr.1Sam.16.
Jn.1,46;7,41;Mc.6,16.
37
32
se han encontrado restos paganos para el siglo I)38, pero era el lugar de residencia de
la lite de funcionarios y propietarios. Cuando posteriormente, el ao 66 estall la
sublevacin juda, ambas ciudades adoptaron una postura pro-romana totalmente
opuesta al campesinado galileo. Utilizando una terminologa tcnica39, se puede decir
que Sforis y Tiberias no eran ciudades ortogenticas, nacidas como desarrollo de un
entorno rural y en relaciones armoniosas con l, sino heterogenticas, es decir, en
virtud de un influjo externo y que resulta un elemento extrao que rompe los
equilibrios tradicionales del entorno rural.
De hecho la situacin del campesinado galileo del tiempo parece que era sumamente
difcil. Gravaban sobre ellos enormes cargas impositivas, con las que los herodianos
financiaban su poltica de grandes obras pblicas; a esto hay que aadir los impuestos
exigidos por el Templo de Jerusaln. Las pequeas propiedades agrcolas familiares
no podan hacer frente a tal situacin. Consecuentemente se daban un proceso de
concentracin de la propiedad, de modo que los pequeos propietarios se convertan
en jornaleros, a veces incluso en esclavos, y la emigracin fuera del pas era muy
numerosa.
La ciudad siempre ejerce una cierta fascinacin sobre su entorno social. Pero esta
fascinacin puede ser de atraccin por las nuevas formas de vida o de rechazo de los
valores y costumbres que se ven como algo ajeno y perjudicial. Esto ltimo es lo que
suceda en la Galilea del siglo I. Los sectores rurales vean con hostilidad a las
38
MEYERS,E.,JessysucontextoGalileo,enEDWARS,D.R.,Atlanta:McColough,1997.
39
FREYNE,S.Lageografa,polticayeconomadeGalileaylarespuestasobreJessHistricoen
CHILTON,B,C.A.:Evans(eds.),1994.
33
ciudades introducidas por los herodianos, que rompan sus formas tradicionales de
vida y les perjudicaban econmicamente.
Se puede decir que frente a una economa de reciprocidad de carcter tradicional,
basada en la familia como unidad de produccin y consumo, los herodianos, proromanos imperialistas, introducan una economa de re-distribucin en la que un
gran poder central (el Imperio y el Templo) acumula una riqueza creciente, de cuyo
reparto sale muy favorecida una lite.
La tensin campo - ciudad es clave para entender la funcin social de Jess y su
mensaje. No es exagerado afirmar que la Galilea del tiempo estaba atravesada por una
crisis con hondas repercusiones culturales y econmicas. Desde ahora quiero llamar
la atencin sobre el hecho muy significativo y probablemente nada casual de que
Jess no parezca nunca en los Evangelios visitando los ncleos urbanos importantes.
En Galilea reinaba una acendrado espritu judo, pero la regin estaba abierta a una
notable influencia helenstica. Basta una mirada al mapa para comprender que lo
contrario sera imposible. La ribera occidental del Lago, de especial importancia en el
ministerio de Jess, estaba muy poblada y abierta a las relaciones con el entorno
pagano. Cafarnan, que fue algn tiempo centro de operaciones de Jess, estaba muy
cerca de Tiberias, la capital, y de Magdala/Tariquea, una localidad importante
conocida por su industria de salazn de pescado. Los pescadores de Cafarnan y
Betsaida, sta ya en el territorio de Filipo, inevitablemente tena que tener relaciones
con la cercana ribera oriental y pagana. Cerca de Cafarnan pasaba la va que llevaba
a la Decpolis, como sabemos por los datos del evangelio y por el descubrimiento de
34
40
Jn.8,41.
35
41
AGUIRRE,R.DelmovimientodeJessalaIglesiaCristiana,Estella:EVD,1998
Sal.47;cfr.Sal.93;9699.
42
36
Pero hay otra concepcin del Reino de Dios que aparece en momentos de singular
tribulacin del pueblo, en el momento del exilio, reflejado en el Deutero - Isaas, y en
el momento de la terrible opresin de los Selecidas, como se refleja en el libro de
Daniel43. En estos momentos el Reino de Dios se proclama en neto contraste con los
reinos opresores del presente, pretende suscitar la resistencia y esperanza de un
pueblo que sufre y se refiere a una intervencin futura y liberadora de Dios, que
cambiar la historia.
Es claro que a lo largo de la historia, quiz ya en la Biblia misma, Reino de Dios es
una expresin profundamente ambigua y con funciones sociales diversas y hasta
contradictorias44. En los profetas es la expresin del ansia de liberacin de los
oprimidos, suscita su esperanza y tiene una fuerte carga socio-crtica.
Hay un aspecto muy importante que suele pasar desapercibido: la proclamacin del
Reino de Dios situado en su contexto histrico conllevaba necesariamente una carga
de crtica respecto de la teologa imperial. Por tal entiendo la ideologa que
sacralizaba las estructuras del Imperio Romano que absolutizaba la Pax Romana y
divinizaba al emperador. Esta teologa imperial se encontraba por todas partes: en las
monedas, en las inscripciones, en los monumentos, en las festividades y en las obras
de los grandes autores.
Proclamar el Reinado de Dios como valor central y supremo supona una crtica
radical de la ideologa legitimadora del imperio que a los romanos no les poda dejar
43
ALBERTZ,R.HistoriadelareligindeIsraelentiemposdelAntiguoTestamentoII,Madrid:
Trotta,1999
44
AGUIRRE,R.Racesbblicasdelafecristiana,Madrid:PPC,1997.
37
indiferentes. (Se explica as que San Pablo, que quiere extender el Cristianismo por el
imperio, elimine prcticamente la expresin Reino de Dios, que le hubiese acarreado
un conflicto mortal para sus pequeas comunidades an nacientes).
2.2.4 Taumaturgo popular y exorcista.
Durante mucho tiempo los llamados milagros de Jess eran un engorro para
historiadores y telogos que no saban qu hacer con ellos. En la Iglesia misma si no
se poda eludir su explicacin se recurra a interpretaciones alegorizantes. Hoy las
cosas han cambiado. Hasta los crticos ms radicales aceptan que Jess realiz
curaciones que sus contemporneos consideraban milagrosas. El dato se encuentra en
absolutamente todas las tradiciones evanglicas y quien lo niegue se incapacita para
decir nada del Jess histrico.
Jess tuvo las caractersticas de un sanador popular y este es un rasgo muy importante
para explicar la enorme atraccin que ejerca entre la gente. Una gran
muchedumbre, al or lo que haca acudi a el45. Sin duda que las tradiciones de
milagros de Jess han sido muy amplificadas por la fe postpascual y por la
imaginacin popular. Hay relatos de milagros que son totalmente creaciones
comunitarias. Habr que ver en cada caso46. Pero parece claro que Jess tena poderes
taumatrgicos, que hay que situar a la luz de lo que la antropologa nos ensea sobre
los llamados sanadores tnicos, que se dan prcticamente en todas las culturas.
45
Mc.3,10;cfr1,3234;1,45;6,5556.
THEISSENMERZ, La renuncia a la violencia y el amor al enemigo (Mt 5, 3848/ Lc 6,2738) y su
transfondo histricosocial, en Estudios de sociologa del Cristianismo primitivo, Salamanca:
Sgueme,1985.
46
38
Los milagros de Jess estaban relacionados con la fe y la venida del reino. Por otra
parte, Jess y sus contemporneos, tienen una cosmovisin supernaturalista del
mundo y creen en seres intermedios y espritus malignos: es el marco para entender
los exorcismos de Jess47. Como las curaciones, responden a un dato histrico
indudable pero que hay que saber interpretar. Es interesante notar que a diferencia de
stas, la tradicin no tiende a engrandecer los exorcismos de Jess, que no se
encuentran ni en el ltimo evangelio, el de Juan, ni tampoco en las fuentes exclusivas
de Mateo y Lucas; estn slo en las fuentes ms antiguas, en Mc y en Q.
2.2.5 El grupo de Jess.
Jess convocaba a todos los judos en vista del Reino de Dios. Ni rompi con el
judasmo ni pretendi fundar una institucin propia en Israel, ni, menos an, aparte de
Israel.
Pero el judasmo del siglo I, sobre todo antes de la catstrofe del ao 70, era
enormemente plural. Precisamente porque su unidad es tnica el judasmo no necesita
propiamente una ortodoxia doctrinal; y en tiempo de Jess haba una diversidad muy
grande de tendencias, grupos, interpretaciones y movimientos populares.
En torno a Jess se form un grupo con caractersticas propias, como suceda con los
maestros y profetas; encontramos gentes con diversos grados de vinculacin con el
maestro y su movimiento.
47
TWELFTREE,G.H.,Jess,elexorcista.UnacontribucinalestudiodeelJessHistrico,
Hendrickson:Peabody,1995.
39
Hay tambin una serie de discpulos que son seguidores itinerantes de Jess. Su
nmero sera variable y muchas palabras de Jess se dirigen a este grupo que
lleva una vida radical y desinstalada; es evidente que entre estos discpulos hay un
cierto nmero de mujeres, lo que no deja de ser un fenmeno muy notable.
Un tercer crculo est formado por lo que se suele llamar simpatizantes locales,
gentes que permanecen en sus casas y vida cotidiana pero que acogen a Jess y a
sus discpulos y, de algn modo, se identifican con ellos. Tengamos en cuenta que
el ministerio itinerante de Jess se desarroll fundamentalmente en un rea no
muy extensa de Galilea.
Ms all de estos simpatizantes locales, Jess alcanz un eco popular muy amplio
y positivo en las zonas rurales de Galilea. Los evangelios estn llenos de
40
48
Jn.11,4653.
41
se puede negar, como pretenden algunos judos actuales, que Jess provoc un
importante conflicto intrajudo. Es indudable que la actitud del grupo de Jess se
diferenciaba de la de otros grupos judos del tiempo. Existan diferencias de fondo de
Jess con Juan Bautista que el pueblo captaba fcilmente. Juan es un asceta que se
retira del mundo y anuncia un Dios justiciero; Jess, lejos de tener rasgos ascticos,
busca a la gente, convive con ella y anuncia un Dios acogedor y cercano: Porque ha
venido Juan Bautista que no coma pan ni beba vino y decs: demonio tiene. Ha
venido el hijo del hombre que come y bebe y decs: Ah tenis a un comiln y
borracho, amigo de publicanos y pecadores49.
Recurriendo otra vez a un esfuerzo de sntesis, creo que en el conflicto de Jess se
pueden distinguir tres aspectos.
A Jess hay que situarle respecto a la tensin existente en Galilea entre el campo
y la ciudad, entre las lites urbanas y el campesinado50. La renovacin de la vida
social que Jess identifica con el Reino de Dios encuentra gran eco en el
campesinado galileo, responda a sus necesidades, pero no se identificaba
simplemente con la vuelta a los equilibrios tradicionales. Por el contrario, Jess es
sumamente crtico con las lites urbanas, con los herodianos y con el nuevo tipo
de civilizacin que estn introduciendo en Galilea. Creo que as se explica que
Jess, que conoca bien las ciudades a travs de su experiencia en Sforis, evitase
49
Lc.7,3334.
50
FREYNE,S.Lageografa,polticayeconomadeGalileaylarespuestasobreJessHistricoen
CHILTON,B,C.A.:Evans(eds.),1994.
42
visitar los ncleos urbanos durante su ministerio que, por otra parte, se realizaba
por entornos no muy lejanos de ellos (hay que exceptuar la visita de Jess a
Jerusaln, que es evidentemente una ciudad del todo singular. Durante su estancia
en Galilea, Jess no se confront de forma directa con los romanos, porque all su
presencia era prcticamente invisible.
Tuvo Jess algn conflicto con los romanos? Durante su estancia galilea Jess
no tuvo una confrontacin directa con los romanos, pero que pas una vez en
Jerusaln? intervino la autoridad romana en la crucifixin de Jess? Hay una
importante tendencia exegtica que considera que el Evangelio de Marcos tiene
mucho de apologa pro-romanos: es un texto escrito en Roma y que encubre o
disimula la peligrosidad que los romanos descubrieron en la pretensin de Jess y
el conflicto consiguiente.
51
11,4754.
43
Como hemos visto la proclamacin del Reino de Dios tena necesariamente una
resonancia de crtica poltica y de denuncia de la teologa imperial que no poda dejar
indiferente a los romanos. Es indudable tambin que la decisin de crucificar a Jess
fue tomada por el prefecto romano, como lo indica el uso de la cruz, que era un
patbulo romano.
Dados los usos imperiales, el prefecto de la remota Galilea poda con toda facilidad y
sin reparo alguno enviar al suplicio a un pobre hombre molesto, que encima contaba
con la enemiga de las autoridades de su pueblo. Los textos de la comparecencia ante
Pilato estn muy reelaborados por razones teolgicas y apologticas. No se puede
excluir que hubiese un juicio y una sentencia romana de muerte. Lo que se puede
decir con mayor seguridad es que Jess fue considerado peligroso por los romanos,
que no se limitaron a confirmar una sentencia emitida segn el cdigo penal judo.
Jess haba movilizado masas, haba suscitado expectativas populares intensas, que
los romanos interpretaban como mesinicas -de hecho algunos judos consideraron a
Jess un pretendiente mesinico- y esto le converta en un subversivo peligroso con el
que haba que acabar cuanto antes.
44
tiempo que Pablo llevaba a cabo sus viajes misioneros, haba muchos otros dando
testimonio del evangelio por diversas partes de la cuenca del Mediterrneo.
Bernab y Marcos fueron a Chipre. El judo alejandrino Apolos predic en Efeso y en
Corinto. Y el propio Pablo, tras quejarse de que algunos predican a Cristo por
envidia y contienda, se goza de que o por pretexto o por verdad Cristo es
anunciado52.
Todo esto quiere decir que, a pesar de toda la importancia de la labor misionera del
apstol Pablo, la gran contribucin de Pablo no fue sta, sino sus cartas que han
venido a formar parte de nuestras Escrituras, y que a travs de los siglos han ejercido
su influjo sobre la vida de la iglesia.
En cuanto a la labor misionera en s, sta fue llevada a cabo por algunas personas
cuyos nombres conocemos Pablo, Bernab, Marcos, etc. pero tambin por
centenares de cristianos annimos que iban de un lugar a otro llevando su fe y su
testimonio. Algunos de estos viajaban como misioneros, por razn de su fe. Pero
probablemente muchos otros eran personas que sencillamente tenan que ir de un
lugar a otro, y que en esos viajes iban esparciendo la semilla del evangelio.
Por ltimo, antes de terminar esta brevsima seccin sobre la obra de Pablo, conviene
sealar que, aunque Pablo se consideraba a s mismo como apstol a los gentiles, a
pesar de ello casi siempre al llegar a una ciudad se diriga primero a la sinagoga, y a
travs de ella a la comunidad juda. Esto ha de servir para subrayar lo que hemos
dicho anteriormente: que Pablo no se crea portador de una nueva religin, sino del
52
Flp.1:1518.
46
cumplimiento de las promesas hechas a Israel. Su mensaje no era que Israel haba
quedado desamparado, sino que ahora, en virtud de la resurreccin de Jess, dos
cosas haban sucedido: la nueva era del Mesas haba comenzado, y la entrada al
pueblo de Israel haba quedado franca para los gentiles.
En los Hechos de los Apstoles se recoge (en 1,8) lo que, en verdad, sera el envo de
los discpulos de Cristo: Recibiris la fuerza del Espritu Santo, que vendr sobre
vosotros, y seris mis testigos en Jerusaln, en toda Judea y Samaria, y hasta los
confines de la tierra".
Poco antes (en 1,5) Jess les dijo que Juan bautiz con agua, pero vosotros seris
bautizados en el Espritu Santo dentro de pocos das". Era, propiamente, el episodio
de la Ascensin del Seor.
Dice el Decreto Ad Gentes (Sobre la actividad misionera de la Iglesia) que Fue en
Pentecosts cuando empezaron "los hechos de los Apstoles"53, ya que, a partir de
ese momento, la dispora apostlica inici, verdaderamente, la transmisin de la
Palabra de Dios que Jesucristo haba venido a traer, a hacer efectiva y posible.
A este respecto, dice Benedicto XVI (entonces slo Joseph Ratzinger) en El camino
pascual que Pentecosts representa para San Lucas el nacimiento de la Iglesia por
obra del Espritu Santo. El Espritu desciende sobre la comunidad de los discpulos "asiduos y unnimes en la oracin"-, reunida con Mara, la madre de Jess y con
los once apstoles. Podemos decir, por tanto, que la Iglesia comienza con la bajada
del Espritu Santo y que el Espritu Santo entra en una comunidad que ora, que se
mantiene unida y cuyo centro son Mara y los apstoles54.
53
AG4.
RATZINGER,J.LosorgenesdelaIglesia,Madrid:EVD,1998.
54
48
55
Hch.2,4.
Hch.2,1.
57
Hch.2,4.
56
49
hombres, que no terminar hasta el fin del mundo, pues Jess antes de partir nos lo
prometi: "yo estar con ustedes, todos los das hasta el fin del mundo"58.
58
Mt.28,20.
50
CAPTULO III
EN LA RESURRECCIN SE ENCUENTRA LA RESPUESTA AL ORIGEN
DEL CRISTIANISMO
59
VIDAL,M.,UnjudollamadoJess,Baracaldo,1999.
51
sentido que tienen los anuncios veterotestamentarios, cuyos rasgos y semblanzas son
interpretados por la comunidad desde Jess y en l60.
Pretender comprender la humanidad de Jess con categoras sacadas de la
Antropologa general, es condenar al fracaso y hacer inexplicables los rasgos que nos
ofrecen las fuentes neotestamentarias. A Jess hay que entenderlo desde su propia
epifana, es decir, desde su propia manifestacin. Desde esta visin, Jess se muestra
como quien se entrega a los dems, a los pobres, asumiendo su propia muerte en este
empeo. Frente a este cometido, los poderes religiosos y polticos de aquel entonces
slo pudieron decretar su exterminio. Y aqu se acabara todo si la muerte de Jess no
hubiese sido la expresin suprema de su poderlo. Fueron precisamente los pobres, los
esclavos y los marginados de aquella sociedad, los que se encargaron de dar cuenta de
esta realidad. Y si Jess tuvo, como veremos, conciencia de ser la epifana de Dios,
aquellos cristianos comprendieron muy pronto que ellos eran la epifana de Cristo61.
No es de maravillar que se desprendiesen de sus bienes62, propagasen la liberacin63 y
estuvieran dispuestos incluso de afrontar la misma suerte que su Maestro64. Se trataba
de hacer presente, de manifestar el poder de Cristo en la tierra.
El Cristianismo funcion desde siempre dentro de los condicionamientos histricos y
culturales que le ha tocado vivir. La historia de la cultura tiene su propia marcha y los
mismos cristianos, y an el mismo Jess, estaban condicionados por ella. Esto explica
60
SCHENKE,L.,Lacomunidadprimitiva,Salamanca,1999.
BULTMANN,R.,TeologadelNuevoTestamento,Salamanca,1987.
62
Hch.2,4247;4,3237.
63
Hch.8,25.
64
Hch.5,4041.
61
52
65
Col.3,22.4,1.
Vat.II,Gaudiumetspes,58.
66
53
3.2
CORINTIOS
15:
TESTIMONIO
DE
PABLO
SOBRE
LA
RESURRECCIN.
Aunque la Escritura no intenta probar que Jess fue resucitado de entre los
muertos, si presenta evidencias concluyentes del hecho de que l verdaderamente
resucit. La resurreccin de Cristo est registrada en Mt.28,1-20; Mc.16,1-20;
Lc.24,1-53 y Jn.20,1-21;25. La resurreccin de Cristo tambin aparece en el libro de
Los Hechos (1,1-11). De estos pasajes es posible obtener muchas pruebas de la
resurreccin de Jesucristo. Es interesante observar el dramtico cambio en los
discpulos. Ellos fueron del temor que los hizo esconderse en un cuarto, al entusiasmo
y propagacin del Evangelio por todo el mundo. Qu otra cosa pudo explicar este
dramtico cambio en ellos, sino la experiencia de ver a Jesucristo resucitado? De
igual forma, el apstol Pablo. Qu fue lo que lo cambi de ser un perseguidor de la
iglesia, a convertirse en un apstol de la iglesia? Esto sucedi cuando el Cristo
resucitado se le apareci en el camino a Damasco67. Otra prueba indiscutible, en la
mayora de autores que reconocen en la Resurreccin el origen del Cristianismo, sin
que se convierta por eso en el fundamento de la fe, es la tumba vaca. Si Cristo no
resucit, entonces dnde est su cuerpo? Los discpulos y muchos otros vieron la
tumba donde l fue sepultado. Cuando regresaron, Su cuerpo ya no estaba ah. Los
ngeles declararon que l se haba levantado de los muertos, como l lo haba
67
Hch.9,16.
54
68
Mt.28,57.
Mt.28,5.9.1617;Mc.16,9;Lc.24,1335;Jn.20,19.24.2629;21,114;Hch.1,68;1Cor.15,57.
69
55
70
PorcrticahistricaseentiendelaEscuelaquebuscacientficamenteunainterpretacinyproceso
hermenuticodelostextossagrados.COMBY,J.,ParaleerlaHistoriadelaIglesia,Estella,1986.
71
HURTADO,L.W.,LordJesusChrist.DevotiontoJesusinEarliestChristianity,Cambridge:Edermans,
2003.
56
72
Mc.16,8.
CROSSAN,J.D.,Elnacimientodelcristianismo,Barcelona:Crtica,2002.
73
57
74
Mt.28,110;Mc.16,18;Lc.24,112;Jn.20,110.
Jn.20,2429.
75
58
76
RANHER,K.,Cursofundamentalsobrelafe,Madrid:Herder,1985.
BULTMANN,R.,TeologadelNuevoTestamento,Salamanca,1987.
77
59
78
1Cor.15,14.
1Cor.15,20.
79
60
80
Hch.2,22;3,15.
Mt.16,18.
82
Jn.21,1517.
83
Mt.16,18.
81
61
84
Mt.28,1920.
62
85
KESSLER,J.,Dilogossobrelahistoriadelaiglesia.SanJos,CostaRica:InstitutoVos,Lacy,2003.
63
64
CONCLUSIONES
las aves del cielo y a los lirios del campo86, a la providencia del Padre87 o al Dios que
hace salir el sol sobre buenos y malos88, el recurso a las parbolas, algunas de las
cuales incluso tienen claros paralelos rabnicos.
Pero la predicacin escatolgica de Jess, su anuncio de la llegada del Reino de Dios,
le asemeja a los profetas. Varias veces la gente equipara a Jess con un profeta89: es
innegable el trasfondo proftico de su predicacin en torno al Reino.No hay que
oponer la dimensin sapiencial y la proftica que estaban en el judasmo del tiempo
mucho ms cerca, eran ms compatibles, de lo que a veces se ha pensado.
Lo que no creo posible es comparar a Jess con un apocalptico. En efecto, no tiene
una visin dualista del mundo, ni espera que el en futuro se afirme tras la
destruccin del mundo presente que estara totalmente corrompido. El Reino de Dios
ya est irrumpiendo, lo que supone una visin ms positiva de lo existente, y su
plenitud conlleva una transformacin histrica, pero no una catstrofe csmica y el
fin del mundo. Adems, Jess, a diferencia de la apocalptica, no entra en
especulaciones sobre el futuro ni en clculos temporales.
Como vimos en el segundo captulo, Jess fue un taumaturgo popular y un exorcista.
Utilizando una categora moderna diramos que Jess fue un lder carismtico, es
decir con una autoridad basada en sus peculiares cualidades personales (no est
basado en la tradicin, no es hereditaria, no depende de disposiciones legales y
86
Lc.12,2231;Mt.6,2534.
Lc.12,27;Mt.10,2631.
88
Mt.5,45.
89
Mt.16,14;Mt.21,11.
87
66
90
Mc.1,21.
JEREMIAS,J.AbbayelmensajecentraldelNuevoTestamento,Salamanca:Sgueme,2005.
91
67
92
Rom.8,16;Gal.4,6.
68
Ya hemos visto que el judasmo del siglo primero no era una unidad monoltica, sino
que haba en l diversas sectas y opiniones. Por lo tanto, al aparecer el Cristianismo,
los judos lo vean como una secta ms. La conducta de aquellos judos hacia el
Cristianismo se comprende si nos colocamos en su lugar, y vemos el Cristianismo,
desde su punto de vista, como una nueva hereja que iba de ciudad en ciudad tentando
a los buenos judos a hacerse herejes. Adems, en aquella poca y no sin
fundamentos bblicos muchos judos crean que la razn por la cual haban perdido
su antigua independencia, y quedado reducido al papel de sbditos del Imperio, era
que el pueblo no haba sido suficientemente fiel a la fe de sus antepasados. Por tanto,
el sentimiento nacionalista y patritico se exacerbaba ante la posibilidad de que estos
nuevos herejes pudieran una vez ms provocar la ira de Dios sobre Israel.
Por estas razones, en buena parte del Nuevo Testamento los judos persiguen a los
cristianos, quienes a su vez encuentran refugio en las autoridades romanas. Esto
puede verse, por ejemplo, cuando algunos judos en Corinto acusan a Pablo ante el
procnsul Galin, diciendo que este persuade a los hombres a honrar a Dios contra
la ley, y Galin les responde: Si fuera algn agravio o algn crimen enorme, oh
judos, conforme a derecho yo os tolerara. Pero si son cuestiones de palabras, y de
nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas
cosas,93. Y ms tarde, cuando se produce un motn en el Templo porque algunos
acusan a Pablo de haber introducido a un gentil al recinto sagrado, y los judos tratan
de matarle, son los oficiales romanos quienes le salvan la vida al apstol.
93
Hch.18,1415.
69
Luego, los romanos concordaban con los primeros cristianos y con los judos en que
se trataba aqu de un conflicto entre judos. Siempre que no se produjera un alboroto
excesivo, los romanos preferan que los propios judos resolvieran esa clase de
problemas. Pero cuando el tumulto era demasiado, los romanos intervenan para
restaurar el orden y a veces para castigar a los culpables. Un caso que ilustra esta
situacin es la expulsin de los judos de Roma por el emperador Claudio, alrededor
del ao 51. Hechos 18,2 menciona esta expulsin, aunque no explica sus razones.
Pero el historiador romano Suetonio nos ofrece un dato intrigante al decirnos que los
judos fueron expulsados de Roma porque estaban causando disturbios constantes a
causa de Cresto94. La mayora de los historiadores concuerda en que Cresto no es
otro que Cristo, cuyo nombre ha sido mal escrito. Por lo tanto, lo que sucedi en
Roma parece haber sido que, como en tantos otros lugares, la predicacin cristiana
caus tantos desrdenes entre los judos, que el emperador decidi expulsarles a
todos. En Roma, en esos tiempos, todava la disputa entre judos y cristianos pareca
ser una cuestin interna dentro del judasmo.
Sin embargo, segn el Cristianismo fue extendindose cada vez ms entre los gentiles
y la proporcin de judos dentro de la Iglesia fue disminuyendo, tanto cristianos como
judos y romanos fueron estableciendo distinciones cada vez ms claras entre el
judasmo y el Cristianismo. Tambin hay ciertas indicaciones de que, en medio del
creciente sentimiento nacionalista que llev a los judos a rebelarse contra Roma y
que culmin en la destruccin de Jerusaln, los cristianos especialmente los
94
BERCHMAIND,A.,Crnicasdehistoriadoresantiguos,Cambridge:Edermans,2003.
70
gentiles entre ellos trataron de mostrar claramente que ellos no formaban parte de
ese movimiento.
Durante los primeros aos del Cristianismo, ste existi dentro del marco del
judasmo. En esa situacin, el judasmo trat de aplastarlo, y de ello hay abundantes
pruebas en el libro de Hechos y en otros libros del Nuevo Testamento. Pero a partir
de entonces, nunca ms ha estado el judasmo en posicin de perseguir a los
cristianos, mientras que muchas veces los cristianos s han estado en posicin de
perseguir a los judos. Cuando el Cristianismo vino a ser la religin de la mayora, y
los judos se volvieron una minora dentro de toda una sociedad que se llamaba
cristiana, fueron muchos los cristianos que, impulsados por lo que se dice en el
Nuevo Testamento acerca de la oposicin de los judos al Cristianismo, fomentaron el
sentimiento antijudo, y llegaron hasta el extremo de las matanzas de judos. Por lo
tanto es de suma importancia que nos percatemos de que aquellos judos que
persiguieron a los cristianos en el siglo primero lo hicieron creyendo servir a Dios, y
que los cristianos que hoy vuelven la situacin al revs, y practican el antijudasmo,
estn haciendo precisamente lo mismo que condenan en aquellos judos de antao.
La Iglesia primitiva, por su parte, no parece haber sido especialmente sensible a
ninguna de estas memorias judaicas, porque tuvo una experiencia propia de la
Cincuentena. El Perodo sagrado de los cincuenta das, en efecto, tena un preciso
correlato en su propia historia, es decir, en la efusin del Espritu Santo sobre los
Apstoles, ocurrida en el quincuagsimo da desde la celebracin de la Pascua de
Resurreccin, y haba marcado el inicio de la misin evangelizadora.
71
72
BIBLIOGRAFA
73
KESSLER, J., Dilogos sobre la historia de la Iglesia. San Jos, Costa Rica:
Instituto Vos, Lacy, G., 2003.
74
75