El Ultimo Guardian - Jeff Grubb
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El Ultimo Guardian - Jeff Grubb
Jeff Grubb
El ltimo
guardin
Warcraft 04
ePub r1.0
Titivillus 28.04.15
PRLOGO
La torre solitaria
CAPTULO
UNO
Karazhan
maldicin.
Cualquiera de estos descubrimientos
poda haber provocado que l
consiguiera esta prestigiosa (y a pesar
de todos los planes y advertencias,
posiblemente fatal) misin. Quiz
pensaron que el joven Khadgar era
demasiado
bueno
descubriendo
secretos; y mejor para el cnclave
mandarlo a donde su curiosidad le
hiciera algn bien a los Kirin Tor. O, al
menos, donde estara lo bastante lejos
para no descubrir secretos acerca de los
dems habitantes de la Ciudadela
Violeta.
Y Khadgar, en su incansable
fisgoneo, tambin haba odo esa teora.
aqu solo?
El Magus est aqu respondi
Moroes con una voz sibilante que
sonaba tan dbil y muerta como el polvo
de una tumba.
S, por supuesto dijo Khadgar.
No tendra mucho sentido que t
estuvieras aqu si l no estuviera
continu el mayordomo. Aqu, quiero
decir.
Khadgar se pregunt si la voz del
anciano sonaba as porque no la usaba
muy a menudo.
Por supuesto asinti Khadgar.
Alguien ms?
Ahora t sigui Moroes. Ms
trabajo cuidar de dos que de uno. Y no
es que se me consultara.
As que normalmente estn solos
usted y el mago? dijo Khadgar,
preguntndose si al mayordomo lo
habran contratado (o creado) con su
naturaleza taciturna en mente.
Y Cocinas dijo Moroes.
Aunque Cocinas no habla demasiado. A
pesar de todo, gracias por preguntar.
Khadgar trat de contenerse para no
levantar la vista al cielo, pero no lo
consigui. Tuvo la esperanza de que las
anteojeras a ambos lados de la cara del
mayordomo hubieran impedido que ste
viera su respuesta.
Llegaron a un descansillo, una
interseccin de pasillos iluminada por
en su sitio.
Moroes, que haba subido la
siguiente escalera hasta la mitad, se dio
la vuelta y carraspe. Khadgar corri
para alcanzarlo. Aparentemente las
anteojeras no limitaban tanto al viejo
mayordomo.
Por qu las anteojeras? pregunt
Khadgar.
Eh? replic Moroes.
Khadgar se toc el lado de la
cabeza.
Las anteojeras. Para qu?
Moroes contrajo su rostro en lo que
Khadgar slo pudo suponer que era una
sonrisa.
La magia es fuerte aqu. Fuerte, y a
informacin.
Medivh pareca ser un hombre
joven, para lo que era normal entre los
magos. Slo tena unos cuarenta y tantos
aos, y durante gran parte de este tiempo
pareca no haber tenido ningn impacto
en su entorno. Esto sorprenda a
Khadgar. La mayora de las historias que
haba odo y ledo decan que los magos
independientes solan ser bastante
escandalosos, imprudentes a la hora de
entrometerse en secretos que el hombre
no debera conocer, y solan morir,
quedar mutilados o malditos por
mezclarse con poderes y energas ms
all de su control. La mayora de las
lecciones que haba aprendido de nio
hacia atrs.
Cuando los ojos de Khadgar se
acostumbraron a la oscuridad, se dio
cuenta de que estaba equivocado acerca
de que la ropa del mago no estaba
decorada. De hecho estaba entretejida
con filigrana de plata, de una factura tan
delicada que era invisible a primera
vista. Observando la espalda del mago,
Khadgar se dio cuenta que estaba
mirando al rostro estilizado de un
antiguo demonio legendario. Parpade, y
en ese instante la tracera se transform
en un dragn enroscado, y luego en el
cielo nocturno.
Medivh les daba la espalda al viejo
criado y al joven, ignorndolos por
CAPTULO
DOS
Entrevista con el Magus
Desde
Kul
Tiras
acab
Medivh. Tripulacin humana?
S.
Hablaste con alguno de la
tripulacin?
De nuevo Khadgar se sinti pasar de
la charla al interrogatorio.
Un poco dijo. Creo que mi
acento les pareca divertido.
Las tripulaciones de los barcos de
Kul Tiras se divierten con poco dijo
Medivh. Algn no humano en la
tripulacin?
No, seor respondi Khadgar.
Los tirassianos contaron historias de
unos hombres-pez. Los llamaron
murlocs. Son reales?
siguiera.
Los trolls son salvajes, ms
grandes que los humanos. Muy altos y
fibrosos, con rasgos alargados. Esto
medit unos instantes, organizacin
tribal. Casi completamente apartados de
las tierras civilizadas, casi extintos en
Lordaeron.
Trasgos?
Mucho ms pequeos, de tamao
ms parecido a los enanos, con la misma
inventiva pero con un cariz destructivo.
Temerarios. He odo que como raza
estn locos.
Slo los inteligentes dijo
Medivh. Sabes algo acerca de los
demonios?
quiero decir
Esper un estallido de furia del
mago, pero Medivh se limit a emitir
una risita.
Y qu
pudiste
encontrar?
pregunt.
Khadgar suspir.
Usted proviene de un linaje de
hechiceros. Su padre era un mago de
Azeroth, un tal Nielas Aran. Su madre
era Aegwynn, que puede ser un ttulo en
vez de un nombre, uno que se remonta al
menos ochocientos aos en el pasado.
Creci usted en Azeroth y conoce desde
la infancia al rey Llane y a Lord Lothar.
Aparte de eso Khadgar dej la frase
inacabada. Nada.
perdido.
Khadgar se gir de nuevo, y vio que
tras l no haba un mundo de cielos
escarlatas y monstruosidades verdes,
sino una salita abandonada, con la
chimenea vaca y las sillas tapadas con
unas sbanas. El aire ola a polvo recin
removido.
Estaba gimi Khadgar. Vi
estaba
En el sitio equivocado? sugiri
Moroes.
Khadgar trag saliva, mir a su
alrededor y luego asinti en silencio.
La cena est lista gru
Moroes. No vuelvas a ir al sitio
equivocado, estamos?
CAPTULO
TRES
Instalndose
La correspondencia se haca ms
profunda a medida que avanzaba por la
habitacin. Algo haba hecho un nido en
el rincn de una estantera, y cuando
Khadgar lo sacaba de all, el pequeo
crneo de una musaraa cay al suelo y
se hizo aicos. El nivel superior era
poco ms que un almacn, y los libros ni
siquiera estaban en las estanteras; eran
pilas cada vez ms altas, colinas que
llevaban a montaas que llevaban a
cimas inalcanzables.
Y haba un lugar vaco, en el que
pareca que alguien haba iniciado un
fuego en un intento desesperado de
reducir la cantidad de papel presente.
Khadgar examin el rea y neg con la
potencial.
Khadgar mir los volmenes que
estaban apilados a su alrededor, y
murmur una maldicin. Se retir hasta
la puerta y sigui dndole cuerda al
grillo. Luego llev hasta la puerta el
primer libro que haba cogido, el que
haca tic-tac.
El grillo gorje levemente. Khadgar
dej el libro con trampa a un lado de la
puerta. Recogi otro y lo acarre. El
grillo se mantuvo en silencio.
Khadgar contuvo la respiracin,
abrig la esperanza de que los hechizos
del grillo le permitieran hacer frente a
toda clase de trampas, mgicas o no, y
abri el libro. Era un tratado escrito con
momento.
La biblioteca, Joven Confianza,
cmo van las cosas en la biblioteca?
Bien dijo Khadgar. Muy bien.
Estoy ocupado ordenando los libros y
los papeles.
Ah. Por temas? Por autores?
pregunt el archimago.
En letales y no letales, pens
Khadgar.
Estoy pensando en hacerlo por
temas, porque muchos son annimos.
Hmmmf dijo Medivh. Nunca
confes en nada en lo que un hombre no
empee su nombre y su reputacin.
Sigue entonces. Dime. Qu opinin
tienen los magos de Kirin Tor acerca del
No suele decirlo.
Me deja slo en la torre?
pregunt Khadgar. Sin vigilancia
con todos estos textos msticos?
Yo podra ir a vigilarte se
ofreci Moroes. Si es lo que quieres.
Khadgar neg con la cabeza.
Moroes?
Sip, joven seor?
Esas visiones empez el
joven.
Anteojeras? sugiri el sirviente.
Khadgar volvi a negar con la
cabeza.
Muestran el futuro o el pasado?
Ambos, que yo me haya dado
cuenta, aunque normalmente no dijo
fosas nasales.
Dee Traampas y Cerraduuras
dijo en voz alta, envolviendo con su
boca la arcaica escritura y las palabras
con exceso de vocales. Sieendo un
Trataado Soobre la Naturaleza de los
Dispositiivos de Seguridad.
Khadgar cogi una silla (algo ms
baja, ya que haba aserrado las tres
patas ms largas para equilibrarla) y
empez a leer.
Medivh estuvo fuera dos semanas
completas, y para entonces Khadgar se
haba adueado de la biblioteca. Cada
maana se levantaba para desayunar, le
haca a Moroes un somero resumen de
sus progresos (ante el cual el senescal,
comunes
(historias
militares,
almanaques y diarios) estaban en el piso
bajo. Aqu tambin se encontraban los
pergaminos, que iban desde mundanas
listas de cosas compradas y vendidas en
Stormwind hasta ejemplares de poemas
picos.
Estos
ltimos
eran
especialmente interesantes, ya que
algunos de ellos se centraban en
Aegwynn, la supuesta madre de Medivh.
Si vivi ms de ochocientos aos,
debi de haber sido una maga muy
poderosa, pensaba Khadgar. Cualquier
informacin ms que hubiera acerca de
ella estara en los libros protegidos que
haba al fondo. Hasta el momento dichos
ejemplares haban resistido todas las
poco al hablar.
S dijo Medivh recorriendo la
habitacin con la mirada y asintiendo, a
pesar de la destruccin causada por su
ataque. S. No creo que nadie haya
llegado nunca tan lejos.
Los he ordenado por temas dijo
Khadgar, que an estaba inclinado y
aferrndose a las rodillas. La historia,
incluyendo los poemas picos, a la
derecha. Las ciencias naturales a la
izquierda. Los de contenido legendario
en el centro, con los de idiomas y los
libros de referencia. El material ms
poderoso, las notas alqumicas, y las
descripciones y teora de conjuros van
en la galera, junto con algunos libros
Seor?
dijo
Khadgar,
confundido
por
esta
nueva
transformacin.
Mi memoria ya no es lo que era,
Joven Confianza dijo el Magus.
Debera haber recordado que estabas en
la torre. Con lo que est pasando, supuse
que eras un
Seor? interrumpi Khadgar.
El tiempo no era esencial?
El tiempo dijo Medivh, y luego
asinti y la intensidad volvi a su
rostro. S, lo es. Vamos, no
remolonees! Y tras decir eso, el
hombre volvi a subir los escalones de
dos en dos.
Khadgar se dio cuenta de que la
joven. No s
Medivh frunci el ceo.
Es que los Kirin Tor no ensean
nada? No tengo tiempo para esto.
Levant un dedo y murmur unas
pocas palabras, mientras tocaba la frente
de Khadgar. ste retrocedi, gritando
sorprendido. El toque del mago lo haba
sentido como si le estuviera clavando un
hierro al rojo en el cerebro.
Ahora s que sabes. Colcale el
bocado y las riendas, venga.
Khadgar se toc la frente y dej
escapar un gemido de sorpresa. Lo
saba, cmo enjaezar adecuadamente un
grifo, y tambin cmo cabalgarlo, tanto
con silla como al estilo enano, sin ella.
las riendas.
De nuevo sobrevolaron el pantano, y
Khadgar vio abajo una delgada lnea;
demasiado recta para ser un ro y
demasiado ancha para ser un canal de
irrigacin. Luego era una carretera,
tendida a travs del pantano, conectando
los trozos de tierra seca que sobresalan
de la cinaga.
Entonces la tierra se elev en otra
cresta, otra zona seca y otro
campamento. En este campamento
tambin haba llamas, pero no era el
fuego brillante y contenido del ejrcito.
stas estaban dispersas por todo el
claro, y cuando se acercaron, Khadgar
se dio cuenta de que eran carromatos
ardiendo,
con
sus
contenidos
desperdigados entre las oscuras siluetas
humanas que estaban tiradas como los
muecos de una nia en el suelo de
tierra del campamento.
Como antes, Medivh hizo una pasada
sobre el campamento, luego gir en lo
alto e hizo una segunda pasada. Khadgar
lo sigui, y el joven mago se inclin
hacia un lado sobre su montura para ver
mejor. Pareca una caravana saqueada e
incendiada, pero los bienes estaban
desparramados por el suelo. No se
haban llevado el botn los bandidos?
Haba supervivientes?
La respuesta a esta ltima pregunta
lleg con un grito y una salva de flechas
CAPTULO
CUATRO
Batalla y consecuencias
verlo.
Su armadura era negra, pero de
cuero, no de metal como en su sueo. En
la mano la criatura llevaba una antorcha
que resaltaba sus marcados rasgos
faciales,
hacindolo
an
ms
monstruoso. En la otra mano la criatura
empuaba una lanza decorada con una
hilera de pequeos objetos blancos. Con
un sobresalto, Khadgar se dio cuenta de
que los objetos eran orejas humanas,
trofeos de la masacre que los rodeaba.
Todo esto le vino a Khadgar en un
instante, en el encuentro repentino entre
hombre y monstruo. La bestia apunt al
joven con la lanza grotescamente
decorada y emiti un pavoroso
desafo
Desafo que qued interrumpido
cuando el joven mago pronunci una
palabra de poder, levant una mano y
desencaden un pequeo rayo de energa
contra el vientre de la criatura. La bestia
cay hecha un ovillo, y el aullido se
interrumpi.
Una parte de su mente estaba
aturdida por lo que acababa de hacer, la
otra saba que haba visto de lo que
estas criaturas eran capaces, en la visin
en Karazhan.
La criatura haba avisado a otros
miembros de su tropa, y ahora se
escuchaban aullidos de guerra en torno
al campamento. Dos, cuatro, una docena
cayendo al suelo.
Ahora, en el sitio que haban
ocupado las criaturas se encontraba
Medivh. Pareca resplandecer por s
mismo, eclipsando a la hoguera
principal, los carromatos que se
quemaban y los cadveres que ardan en
el suelo, absorbiendo la luz. Pareca
radiante y relajado. Sonri a las
criaturas reunidas y fue una sonrisa
salvaje y brutal.
Mi aprendiz os orden que os
largarais dijo Medivh. Deberais
haber cumplido sus rdenes.
Una de las bestias emiti un bramido
y el Magus lo silenci con un gesto de la
mano. Algo duro e invisible golpe a la
vaca.
Medivh estuvo a su lado enseguida,
ponindole la mano en la frente.
Khadgar trat de apartarlo, pero
comprob que no le quedaban fuerzas.
Descansa le dijo Medivh.
Recupera la energa. Lo peor ya ha
pasado.
Khadgar asinti parpadeando. Mir
los cuerpos alrededor del fuego. Medivh
poda haberlo matado con la misma
facilidad en la biblioteca. Entonces,
qu haba detenido su mano? Algn
asomo de reconocimiento a Khadgar?
Algn recuerdo o algo de humanidad?
Esas cosas logr articular el
joven mago, casi farfullando. Qu
eran?
Orcos dijo el Magus. Eso eran
orcos. Ahora basta de preguntas por el
momento.
Al este el cielo empezaba a
iluminarse. Al sur se oa el resonar de
cantarines cuernos y poderosos cascos
de caballo.
La caballera al fin dijo Medivh
con un suspiro. Demasiado ruidosa y
demasiado tarde, pero no se te vaya a
ocurrir decrselo. Pueden encargarse de
los rezagados. Ahora descansa.
La patrulla hizo un barrido por el
campamento y luego la mitad desmont y
el resto sigui avanzando por el camino.
Los jinetes empezaron a inspeccionar
los
cadveres.
Se
asign
un
destacamento para enterrar a los
miembros de la caravana. Los pocos
orcos muertos a los que Medivh no
haba hecho arder fueron recogidos y
arrojados a la hoguera principal, y sus
cuerpos se carbonizaron mientras su
carne se haca cenizas.
Khadgar no recordaba que Medivh
lo hubiera dejado, pero ste volvi con
el comandante de la patrulla. El
comandante era un hombre mayor,
robusto, con el rostro curtido por el
combate y las campaas. Su barba negra
tiraba ms a canosa, y el pelo le haba
retrocedido hasta ms all de la
coronilla. Era un hombre enorme, de
Khadgar lo mir.
Diecisiete, por qu?
Lothar movi la cabeza y gru.
Eso podra tener sentido.
Tener sentido cmo?
Med, quiero decir el Lord Magus
Medivh, era joven, varios aos ms
joven que t, cuando cay enfermo.
Como resultado, nunca tuvo mucho trato
con gente de tu edad.
Enfermo? dijo Khadgar. El
Magus estuvo enfermo?
Gravemente respondi Lothar.
Cay en un profundo sueo, un coma lo
llamaron. Llane y yo lo dejamos en la
Abada de Northshire, y los santos
hermanos lo alimentaron con caldo para
de confianza.
Despus de todo slo llevo unos
das como su aprendiz dijo Khadgar
sin mucho nfasis.
Lothar levant las cejas.
Unos das? Exactamente cunto
llevas como aprendiz de Medivh?
Contando hasta el amanecer de
maana? dijo Khadgar, y se permiti
una sonrisa. Un da.
Medivh escogi ese momento para
volver, con un aspecto ms demacrado
que el de antes. Lothar levant la mirada
con una expectante interrogacin, pero
el Magus se limit a negar con la
cabeza. Lothar frunci el ceo, y tras
intercambiar unas cuantas cortesas se
parte difcil.
CAPTULO
CINCO
Grano de arena en el reloj
que combatimos.
No lo mencionaste al llegar dijo
Medivh abstradamente, mientras sus
dedos bailaban con una extraa
precisin, sacando y metiendo las agujas
en el aparato. Recuerdo haberte
preguntado acerca de otras razas. No lo
dijiste. Dnde los has visto?
En una visin, poco despus de
llegar aqu dijo Khadgar.
Ah, tuviste una visin. Bueno, aqu
las tiene mucha gente, ya sabes.
Probablemente te lo haya dicho Moroes,
es un poco charlatn.
He tenido una, o puede que dos.
De la que estoy seguro es de una de un
campo de batalla, y estas criaturas, estos
mundos?
Medivh ahora estaba sumido en sus
pensamientos.
Es posible. Buena nota. Bien
pensado. Lo que hay que tener en mente
es que esas visiones son slo eso.
Visiones. Van y vienen. Si la torre fuera
un reloj mecnico se moveran con
regularidad y sera fcil explicarlas.
Pero como la torre es un reloj de arena,
esto no es as. Se mueven a su propio
ritmo, y nos desafan a que
desentraemos su catica naturaleza.
Medivh se recost en su asiento.
Algo con lo que yo estoy muy cmodo,
por cierto. No me gustara un universo
ordenado y bien planeado.
cermica.
Unos momentos despus se diriga
hacia la cocina, en busca de una escoba
y un recogedor.
A ltima hora de la tarde, Khadgar
tena el tiempo libre para practicar e
investigar, mientras Medivh se ocupaba
de otros asuntos. Khadgar se preguntaba
qu seran esos otros asuntos, pero
supona que incluan la correspondencia,
puesto que dos veces por semana
llegaba un enano montado en un grifo
hasta la cima de la torre con una saca, y
se iba con otra saca ms grande.
Medivh dio permiso al joven para
usar a su antojo la biblioteca en sus
investigaciones, incluyendo la mirada
Guardin
concreto?
De
la
organizacin? De otra cosa?
Fue la noche en la que Khadgar
encontr esta palabra, cuatro das tras el
incidente de la taza, cuando el joven
mago tuvo una nueva visin. O, ms
bien, la visin lo tuvo a l y lo rode,
tragndoselo.
Lo primero que le lleg fue el olor,
una suave calidez vegetal entre los
mohosos textos, una fragancia que se
esparci poco a poco por la habitacin.
La temperatura subi, pero no hasta el
punto de ser incmoda, ms bien como
una manta caliente y hmeda. Las
paredes se oscurecieron y se volvieron
verdes, y las enredaderas treparon por
Khadgar.
Esta vez voy solo dijo el mago,
que ya se diriga hacia la puerta a
grandes
Zancadas.
Dejar
instrucciones para tus estudios con
Moroes.
Cundo volvers? grit Khadgar
tras la silueta que se alejaba.
Cuando vuelva! bram Medivh,
quien ya suba los peldaos de dos en
dos. Khadgar se imagin al senescal ya
en la cima de la torre, con su silbato
rnico y el grifo domado dispuesto.
Bien dijo Khadgar mirando a los
libros. Yo me quedar y averiguar
cmo domar un reloj de arena.
CAPTULO
SEIS
Aegwynn y Sargeras
continuar?
Tras cinco das, Khadgar crey tener
listo el conjuro. El armazn era el del
conjuro de clarividencia, pero ahora
estaba potenciado por un factor
aleatorio que le permita alcanzar y
rastrear las discontinuidades que
parecan existir en la torre. Estos
fragmentos de tiempo fuera de sitio
seran un poco ms brillantes, un poco
ms calientes o sencillamente un poco
ms raros que su entorno inmediato, y
por lo tanto atraeran toda la fuerza del
conjuro.
Adems el conjuro, si funcionaba,
debera sintonizar mejor la visin. Esto
debera afinar los sonidos y eliminar la
crculo mgico.
Khadgar dej que su mente se
asentara y se tranquilizase. ste no era
un conjuro de batalla que hubiera que
lanzar a toda velocidad, ni un truco
apresurado. Esto era un conjuro
complejo y poderoso, uno que si lo
lanzase dentro de la Ciudadela Violeta
hara saltar las abjuraciones de aviso de
otros magos, quienes acudiran a l
volando.
Respir hondo y comenz la
conjuracin.
Dentro de su mente, el conjuro
empez a formar una caliente bola de
energa. Poda sentirla condensndose
en su interior, mientras ondas irisadas
la visin.
Sin embargo su aliento se
condensaba y ascenda hecho vapor
mientras l miraba a su alrededor. A su
derecha haba una pequea arboleda,
oscuros rboles de hoja perenne
cargados de nieve por la reciente
tormenta. Lejos a su izquierda haba un
gran acantilado blanco. Khadgar pens
que era alguna sustancia caliza, y luego
se dio cuenta de que era hielo, como si
alguien hubiera sacado de su lecho un
ro congelado y lo hubiera dejado all.
El ro de hielo era tan alto como algunas
montaas de Dalaran, y pequeas formas
oscuras se movan sobre l. Halcones o
guilas, aunque tenan que ser de un
igualmente consumidos.
Aegwynn dej escapar un aliento
entrecortado y sonri. Era la sonrisa del
lobo, del depredador, del vencedor.
Donde antes haba estado la horda
demonaca ahora haba una columna de
humo que ascenda hasta los cielos en
una gran nube.
Pero mientras Khadgar observaba, la
nube se aplan y se comprimi,
hacindose ms oscura y ms intensa,
como los nubarrones de tormenta. Y al
intensificarse se hizo ms fuerte, y su
corazn se hizo ms negro, bordeando
matices del prpura y el azabache.
Y, de la nube oscurecida, Khadgar
vio emerger a un dios.
ltima hora.
Stormwind,! pens Khadgar, el
castillo del rey Llane. Qu sera tan
importante como para hacerlo ir all?
Quiz un informe acerca de los orcos?
Khadgar mir sus notas. Con la
noticia de que Medivh haba vuelto y de
que pronto partiran, sus pensamientos
haban quedado interrumpidos, y ahora
su mente se dedicaba a la nueva tarea.
Mir las ltimas palabras que haba
escrito en el pergamino.
Aegwynn tiene dos sombras, decan.
Khadgar agit la cabeza. Cualquiera
que fuese el curso de sus pensamientos
se haba perdido. Sec cuidadosamente
el exceso de tinta para que no se
CAPTULO
SIETE
Stormwind
encontraremos all.
La noche pasada estaba muy
alterado dijo Khadgar a modo de
disculpa. Se haba ido, y parece ser
que vuestra llamada lleg a Karazhan
poco despus de su vuelta.
Te ha dicho de qu va esto,
aprendiz? pregunt Lothar.
Khadgar tuvo que negar con la
cabeza.
El Campen Anduin Lothar frunci
el ceo.
Dos de los grandes hechiceros de
Azeroth estn muertos, con sus cuerpos
quemados ms all de toda posibilidad
de identificacin y los corazones
arrancados del pecho. Muertos en sus
el crculo y la ventana.
Dichos crculos tallados slo tenan
un propsito, por lo que saba Khadgar.
El bibliotecario de la Ciudadela Violeta
siempre avisaba acerca de ellos.
Dnde estn los cuerpos?
repiti Medivh, y Khadgar se alegr
de no ser el quien tuviera que
responder. Dnde estn los restos de
Huglar y Hugarin?
Los retiramos poco despus de
encontrarlos
dijo
tranquilamente
Lothar, Era indigno dejarlos aqu. No
sabamos cundo llegaras.
Quieres decir que no sabas si
llegara le espet Medivh. Vale,
vale. Todava podemos aprovechar algo.
cuerpos?
Cuando yo llegu estaban en el
suelo, el criado no los haba movido
respondi Lothar.
Boca arriba o boca abajo, seor?
dijo Khadgar, con tanta tranquilidad
como pudo. Poda sentir la glida
mirada del mago mayor. Las cabezas
apuntaban hacia el crculo o hacia la
ventana?
Lothar qued absorto mientras
recordaba.
Hacia el crculo, y boca abajo. S,
definitivamente. Estaban totalmente
calcinados, y tuvimos que darles la
vuelta para asegurarnos de que eran
Huglar y Hugarin.
tierra remota.
La mencin trajo una amable sonrisa
de complicidad al rostro de Medivh.
Ah, s. La Cancin de Aegwynn.
Encontrars ese poema en las
habitaciones
de
muchos
magos
poderosos, ya sabes.
Mi profesor, Lord Guzbah, estaba
interesado en l.
S? dijo Medivh con una
sonrisa. Con el debido respeto, no s
si Guzbah est preparado para el poema.
Al menos en su forma verdadera.
Levant las cejas. Lo que sabes es
bsicamente cierto. Mucha gente lo
esconde en forma de leyendas y cuentos
de hadas, pero creo que t sabes tan
CAPTULO
OCHO
Lecciones
llamado Sargeras.
Khadgar pens en la visin de
Aegwynn y suprimi un escalofro. Si
Medivh not la reaccin del joven
mago, no dijo nada.
El seor de la Legin Ardiente era
poderoso y sutil, y trabaj para
corromper a los primeros magos, los
kaldorei. Tuvo xito, porque una oscura
sombra cay sobre sus corazones y
esclavizaron a otras razas, los nacientes
humanos y otras ms, para construir un
imperio Medivh suspir. Pero
incluso en esos tiempos de esclavismo
kaldorei haba aqullos con ms visin
que sus hermanos, aquellos que estaban
dispuestos a hablar en contra de los
haba pretendido.
Slo Khadgar escogi sus
palabras con cuidado, que lo
cuidasteis bien cuando estuvo enfermo.
Bastante cierto gru el guerrero,
empezando con el otro muslo.
Y que sois extremadamente
cumplidor aadi Khadgar, creyendo
que esto era un adecuado resumen de la
opinin que Medivh tena del guerrero.
Me alegro de que se de cuenta
dijo Lothar con la boca llena. Hubo
una pausa entre los dos, y Lothar
mastic y trag. Ha mencionado al
Guardin?
Hemos hablado dijo Khadgar,
con la sensacin de estar al borde de un
pero se contuvo.
Me temo que soy demasiado joven
para saberlo dijo. He ledo algo
acerca de ella. Parece que era una maga
muy poderosa.
Y ese poder est ahora en l dijo
Lothar. Ella lo engendr de un
conjurador de esta misma corte, y lo
amamant con magia pura, e hizo fluir su
poder hacia l. S, lo s todo, reun las
piezas mientras estuvo en coma.
Demasiado poder, demasiado joven.
Incluso ahora estoy preocupado.
Creis que es demasiado poderoso
dijo Khadgar, y Lothar lo dej
congelado con una penetrante mirada. El
joven mago se reproch haber dicho lo
te olvides de tu crneo. Yo me lo
quedara, pero es que ya tengo uno.
Lothar cogi el crneo con cuernos
de carnero en una mano y pas junto a
Medivh, conducindolos hacia la torre.
Cuando lo adelant, el Magus pareci
deshincharse, como si se le escapara el
aire. Pareca ms cansado que antes,
ms gris que momentos antes. Dej
escapar un pesado suspiro y se dirigi
hacia la puerta.
Khadgar corri tras l y lo cogi por
el codo. Fue un leve toque, pero el mago
de ms edad se irgui sbitamente,
retrocediendo como si reaccionara ante
un puetazo. Se gir hacia Khadgar, y
sus ojos parecieron cubrirse de niebla
CAPTULO
NUEVE
El sueo del mago
al sujeto.
Khadgar empez a leerle las cartas
al mago mientras ste dorma, recitando
en voz alta los fragmentos ms
interesantes o graciosos. El Magus no
dio repuesta alguna de aprobacin, pero
tampoco se lo prohibi.
Lleg la primera carta con sello
prpura, y Khadgar se sinti perdido
inmediatamente. Algunas de las palabras
tenan sentido, pero otras caan
enseguida en el galimatas. Al principio
al joven mago le entr pnico, seguro de
que no haba comprendido alguna de las
instrucciones bsicas. Tras un da
apilando en su habitacin notas e
intentos fallidos, se dio cuenta de su
dorma.
Khadgar contuvo la respiracin y
recorri la mesa de trabajo con la
mirada. Unos cuantos libros, la vela
encendida con un espejo para reflejar la
luz. Un abrecartas que usaba para los
sellos prpuras. El joven mago alarg la
mano lentamente para cogerlo, tratando
de moverse sin atraer la atencin del
gran demonio. Sus dedos se aferraron a
l, y los nudillos se le pusieron en
blanco.
Y Sargeras segua a los pies de la
cama. Pas un largo rato, y Khadgar
trat de forzarse a moverse, ya fuera
para huir o para atacar. Sinti los
msculos agarrotados.
afilada.
El demonio sonri. Medivh se dio la
vuelta y murmur en sueos. Khadgar
clav el abrecartas en el pecho del
demonio.
Y atraves por completo el cuerpo
de la criatura. El impulso de su golpe lo
hizo seguir avanzando, a travs de la
forma de Sargeras y contra la pared.
Incapaz de detenerse, se golpe contra
sta y el abrecartas se le cay al suelo
de piedra.
Medivh abri los ojos sbitamente y
el Guardin se incorpor.
Moroes? Khadgar? Estis ah?
Khadgar se puso en pie, mirando a
su alrededor. El demonio se haba
la cara.
Un demonio? No creo. Espera.
El Magus cerr los ojos y asinti.
No, las defensas siguen en su sitio.
Hara falta ms que una siesta para que
se quedasen sin energa. Qu viste?
Khadgar cont rpidamente la
aparicin del demonio a partir de la
nube de leche roja hirviendo, cmo se
qued all de pie y cmo levant la
mano. El Magus neg con la cabeza.
Creo que ha sido otra de tus
visiones dijo al fin. Un fragmento de
tiempo desprendido y desplazado que ha
cado en la torre, pero se ha
desvanecido enseguida.
Pero el demonio empez a
decir Khadgar.
El demonio que has descrito ya no
existe, al menos no en este mundo dijo
Medivh. Muri antes de que yo
naciera, enterrado muy por debajo del
mar. Tu visin ha sido de Sargeras, de
La Cancin de Aegwynn. Tienes aqu
los pergaminos. Descifrando mensajes?
S. Quiz eso fue lo que llam a ese
espectro perdido en el tiempo a mis
habitaciones. No deberas estar
trabajando aqu mientras duermo.
Frunci levemente el ceo, como si
estuviera tratando de decidir si tena que
estar ms enfadado o no.
Lo siento, pens pens que
sera mejor no dejarte solo? Khadgar
CAPTULO
DIEZ
El emisario
on la recuperacin de Medivh
las cosas volvieron a la
aplicaran a su aprendiz.
Inmediatamente supo que el conjuro
haba ido mal. No demasiado, ya que las
matrices mgicas no se haban
colapsado, sino un pequeo fallo. Quiz
las defensas funcionaban contra l y
haban desviado su visin a otro lugar, a
otra escena.
Varias pistas le indicaron que no
haba dado en el clavo. Primero, ahora
era de da. Segundo, haca calor. Y, por
ltimo, el sitio le resultaba familiar.
No es que hubiera estado aqu antes,
al menos no en esta aguja en particular,
pero estaba claro que se encontraba en
el castillo de Stormwind, desde donde
se dominaba la ciudad. Era una de las
decir en ello.
Lo he hecho? Comenz a
comprender las consecuencias de sus
acciones. Supongo que s. Pero a la
Orden no le gustar
Ser manipulada? Ser frustrada?
Ser engaada? dijo Aegwynn. No,
la verdad es que no. Pero no actuarn
contra ti, por miedo a que yo tenga algn
inters romntico real en ti. Y consulate
con esto: de todos los magos, brujos,
conjuradores y hechiceros, t eras el que
tena ms potencial. Tu semilla
fortalecer y proteger a mi hijo y lo
convertir en el recipiente de mi poder.
Y cuando haya nacido y ya haya sido
destetado, t incluso lo criars, aqu,
Orco!
grit
Khadgar,
y
reaccion instintivamente. Levant una
mano mientras murmuraba una palabra
de poder, invocando las fuerzas para
atravesarla con un rayo de poder
mstico.
Nunca tuvo la posibilidad de acabar.
Nada ms abrir la boca, la mujer orca le
lanz una patada circular, levantando la
pierna hasta la altura del pecho. Su
rodilla apart la mano de Khadgar,
desviando su puntera. Su bota le dio en
el lado de la cara, hacindolo
retroceder.
Khadgar retrocedi trastabillando y
sinti el sabor de la sangre; se habra
mordido
en
la
mejilla
como
Khadgar.
Te refieres a los orcos? Algunos
s, eso es cierto dijo Medivh
tranquilamente. Y a ti tambin. Garona
no estaba en ese grupo. No creo que
estuviera, de cualquier modo. Est aqu
como representante de su gente. O al
menos de parte de su gente.
Garona, as que la bruja tiene
nombre, pens Khadgar, pero no fue lo
que dijo.
Fuimos atacados por los orcos. Yo
tuve una visin de un ataque de los
orcos. He estado leyendo comunicados
de todo Azeroth que hablan de
incursiones y de ataques orcos. Cada
una de las menciones de los orcos habla
lejos.
Khadgar parpade sorprendido.
La has dejado entrar en nuestra
torre y no tiene posicin oficial?
Medivh dej el calibre y emiti un
suspiro de cansancio.
Se
ha
presentado
como
representante de algunos de los clanes
orcos que estn realizando incursiones
por Azeroth en la actualidad. Si este
asunto va a resolverse de algn modo
que no sea mediante el fuego y la
espada, entonces alguien tiene que
empezar a parlamentar. Y aqu es un
sitio tan bueno como cualquier otro. Y,
por cierto, sta es mi torre, no la
nuestra. Aqu eres mi estudiante, mi
habitacin.
CAPTULO
ONCE
Garona
Khadgar.
La tierra natal de los orcos es un
sitio duro dijo Garona, y slo
sobreviven los ms fuertes y los mejor
organizados. No son ms que lo que su
tierra ha hecho de ellos.
Khadgar pens en la desolada tierra
de cielos rojos que haba visto en la
visin. Entonces, era la patria de los
orcos. Un territorio baldo en otra
dimensin. Pero cmo haban llegado
hasta aqu? En vez de eso pregunt:
Y cul es tu clan?
Garona dej escapar un resoplido
similar al estornudo de un bulldog.
Yo no tengo clan.
Pero has dicho que toda tu gente
campesinos
humanos
que
nos
encontramos. Antes de que pueda haber
paz, antes siguiera de que podamos
empezar a negociar, tenemos que
aprender ms acerca de vosotros.
Que es para lo que ests t aqu.
Garona dej escapar un hondo
suspiro.
Que es el motivo por el cual yo
estoy rezando porque me dejes en paz el
tiempo suficiente para poder enterarme
de lo que dice el Viejo en nuestras
discusiones.
Khadgar se mantuvo en silencio unos
instantes. Garona abri de nuevo el libro
y pas las pginas hasta donde lo haba
dejado.
levantado.
Khadgar? dijo.
Aqu dijo el aprendiz, estampado
contra la pared del fondo, donde se
levantaban los pilares metlicos que
soportaban la galera del piso superior.
Su rostro estaba plido incluso para un
humano.
Lo logramos? pregunt ella en
un tono imperioso, an agazapada,
esperando un nuevo ataque en cualquier
momento.
Khadgar seal hasta el borde de lo
que slo segundos antes haba sido el fin
de la fila de estanteras. Ahora el piso
inferior al completo era una ruina de
estanteras destrozadas y volmenes
demonio en el recogedor?
No creo dijo el senescal.
Podra comprobarlo.
No te preocupes, pero djales tus
herramientas a estos dos. Se dirigi
hacia el joven mago y la semiorca.
Espero que os llevis bien. Ante esto, os
ha tocado arreglar la biblioteca. Joven
Confianza, has traicionado tu nombre,
as que ahora debes dar una
compensacin.
Pero yo vi Garona no se daba
por vencida.
Viste un fantasma la interrumpi
Medivh, con tono autoritario y el
entrecejo fruncido. Viste un fragmento
de otro lugar. No os hubiera hecho dao.
CAPTULO
DOCE
La vida en tiempos de guerra
Khadgar.
Y la sangre tambin repiti la
semiorca. Quiz era un demonio
limpio.
La magia no funciona as dijo
Khadgar.
Quiz tu magia no, la magia que
has aprendido dijo Garona. Otra
gente puede tener otra magia. Los viejos
chamanes de los orcos tienen una forma
de hacer magia, los brujos que lanzan
conjuros tienen otra. Quiz es un conjuro
del que nunca has odo hablar.
No se limit a decir Khadgar.
Habra dejado alguna clase de rastro. Un
poco del conjurador tras de s. Alguna
energa residual que yo hubiera podido
por m mismo?
Los orcos han atacado Stormwind
dijo Khadgar. Haban pasado tres
semanas. Dej la carta en la mesa, entre
l y Garona.
La semiorca mir fijamente el sobre
con el sello rojo como si fuera una
serpiente venenosa.
Lo siento dijo por fin. Nunca
hacen prisioneros.
Esta vez los orcos fueron
rechazados dijo Khadgar. Hechos
retroceder por las tropas de Llane antes
de que llegaran a las puertas. Por las
descripciones parece que fueron los
clanes Bleeding Hollow de Kilrogg y
Twilighs Hammer. Aparentemente hubo
Garona lo ignor.
El que me mand aqu, quien me
orden que viniera, es un brujo llamado
Guldan. Conjurador. El lder de los
Stormreavers. Muy influyente en la
Horda. Muy interesado en los magos de
tu mundo.
Y los orcos tienen la tendencia a
atacar primero los objetivos ms
grandes dijo Khadgar.
Guldan dijo que Medivh era
especial. Qu conjuro secreto o qu
meditacin alimentada por hierbas us
para llegar a esa conclusin, lo ignoro.
Garona evit la mirada de Khadgar.
Me encontr varias veces con Medivh
ah fuera, y luego acordamos que
espindote. Te acuerdas?
Cierto. Pero tambin s que has
hablado de vuestro mundo de origen.
Cmo habis llegado aqu desde all?
Fue algn conjuro?
Garona se qued sentada en silencio
durante un momento, como si intentara
resolver algo en su mente. Khadgar
esper un comentario frvolo, o que
cambiase de tema, o que le respondiera
con otra pregunta.
Nuestro mundo se llama Draenor.
Es un mundo salvaje, lleno de tierras
baldas, riscos y maleza reseca.
Inhspito y tormentoso
Y tiene el cielo rojo.
Garona mir al joven mago.
CAPTULO
TRECE
La segunda sombra
o! grit Khadgar, y la
visin se evapor al
Medivh.
Qu
estis
organizando,
chiquillos? dijo el Magus, frunciendo
su canoso ceo.
Khadgar luch por encontrar una
respuesta, pero fue Garona la que habl.
El aprendiz me estaba mostrando
un conjuro en el que est trabajando.
Le tembl la voz.
Otra de tus visiones, Joven
Confianza? gru Medivh. Ya son
bastante malas por aqu sin necesidad de
que vengas t a invocar el pasado. Sal
de ah enseguida, tenemos trabajo que
hacer. Y t tambin, emisaria.
Su voz era comedida y comprensiva,
pero firme. La voz severa del sabio
lvido de ira.
Aegwynn estaba de pie en un
extremo de la plataforma del
observatorio, y Medivh en el otro. Era
Medivh como l lo conoca: alto,
orgulloso y aparentemente preocupado.
Ni ella ni el Medivh del pasado
prestaron atencin alguna a Khadgar o
Garona. Con un sobresalto, Khadgar se
dio cuenta de que la encarnacin
presente de Medivh tambin estaba all,
chisporroteando junto a una pared. La
pareja del pasado tambin lo ignoraba,
pero el Medivh del presente observaba
el espectculo que se desarrollaba ante
sus ojos.
Madre, pens que estabas histrica
un rayo refulgente.
Aegwynn contuvo la energa, pero
Khadgar se dio cuenta de que haba
tenido que levantar ambas manos y haba
reculado un poco.
Pero por qu has trado los orcos
a Azeroth? sise la anciana. No
haba necesidad. Ests poniendo
poblaciones enteras en peligro. Y para
qu?
Para romper el ciclo, por supuesto
dijo el Medivh del pasado. Para
romper el universo mecnico que has
construido para m. Cada cosa en su
sitio, tu hijo incluido. Si t no podas
seguir como Guardin, lo hara tu
sucesor designado, concebido y criado,
CAPTULO
CATORCE
Huida
levaban
recorridos
varios
kilmetros cuando el grifo
llamada de su amo.
Crees que nos seguir? pregunt
Garona.
No lo s dijo Khadgar. Pero no
quiero estar aqu si lo hace. Iremos
hacia Stormwind.
Avanzaron a duras penas durante la
mayor parte de la tarde y de la noche,
hasta que encontraron un camino de
tierra, y se pusieron a seguirlo en la
direccin aproximada de Stormwind. No
hubo una persecucin inmediata ni luces
extraas en el cielo, y antes del
amanecer
la
pareja
descans
brevemente, acurrucada bajo un gran
cedro.
No vieron a nadie vivo en todo el
anteriores pensamientos.
Largo, meztiza resopl el orco.
No ez azunto tuyo.
Vas a matar mi propiedad, eso
hace que sea asunto mo dijo Garona.
Propiedad?, pens Khadgar, pero
contuvo la lengua.
Propdaz? cece el orco. Y
t quin rez pa tener propdaz?
Soy Garona Semiorcen gru la
mujer, contorsionando su rostro en una
mscara de furia. Sirvo a Guldan,
brujo del clan Stormreaver. Daad mi
propiedad y tendris que enfrentaros a
l!
El orco volvi a resoplar.
Stormreaver? Bah! He odo que
grupo.
Se pusieron de nuevo en marcha, en
direccin a Stormwind. De nuevo, los
bosques estaban sobrecogedoramente
silenciosos, y todo lo que encontraron
fueron restos de la guerra.
En torno a medioda, volvieron a
encontrarse a los orcos del clan
Bleeding Hollow. Estaban en un amplio
claro alrededor de una atalaya en ruinas,
todos bocabajo. Algo grande, pesado y
afilado haba atravesado por detrs sus
armaduras, y a varios les faltaba la
cabeza.
Garona se movi rpidamente de
cuerpo en cuerpo, recuperando equipo
til. Khadgar observaba el horizonte.
cosa.
Qu?
Necesito reunir los cuerpos, y
apilar arbustos y ramas sobre ellos.
Podemos dejar lo que no queramos, pero
debemos quemar los cuerpos. Es lo
menos que podemos hacer.
Khadgar frunci el ceo.
Si la caballera pesada sigue en la
zona, la columna de humo los atraer
enseguida.
Lo s dijo Garona recorriendo
con la mirada los restos de la patrulla.
Pero debemos hacerlo. Si encontrramos
soldados humanos muertos en una
emboscada, no querras enterrarlos?
Khadgar apret los labios en una
adornadas
con
imaginativas
decoraciones de calaveras y dragones. A
su lado, Garona vea avanzar la
procesin.
Idiotas dijo.
Khadgar le dirigi una mirada
interrogativa.
No pueden ir ms expuestos
explic ella. Nosotros podemos
verlos, y los paliduchos tambin. Esta
panda
no
tiene
un
objetivo,
sencillamente estn recorriendo el
campo en busca de pelea. En busca de
una muerte honorable en combate.
Mene la cabeza.
No tienes muy buena opinin de tu
gente dijo Khadgar.
divididas.
Khadgar no dijo nada y volvi la
mirada hacia el crepsculo. En algn
punto del horizonte, el ejrcito orco se
haba encontrado con algo. En el filo del
mundo en esa direccin poda verse el
tenue fulgor del falso amanecer,
marcado por los reflejos de repentinos
destellos en las nubes, y los ecos de los
tambores de guerra y de la muerte
retumbaban como el trueno distante.
Pasaron dos das. Ahora avanzaban
por ciudades y mercados abandonados.
Los edificios estaban ms enteros, pero
tambin desiertos. Haba seales de
habitacin reciente, tanto por soldados
humanos como orcos, pero ahora los
aqu presente?
Es Khadgar dud unos
instantes. Mi prisionera. La llevo a
Stormwind para interrogarla.
Vaya gru el sargento. Pues
mira, chico, hemos encontrado a tu
prisionera aqu fuera, armada, y t no
estabas a la vista. Dira que tu
prisionera se escap. Qu pena que la
orca prefiriera morir a rendirse.
No la toquis! dijo Khadgar
levantando la mano. El fuego danz
entre sus dedos doblados.
Ests tonteando con tu propia
muerte gru el sargento. En la
distancia, Khadgar pudo or las pesadas
pisadas de caballos. Refuerzos. Pero
CAPTULO
QUINCE
Bajo Karazhan
a discusin en el castillo de
Stormwind no haba ido bien, y
Magus.
Los curanderos haban atendido el
labio roto de Garona, pero no haban
podido hacer nada por su carcter.
Varias veces Khadgar haba hecho una
mueca mientras ella describa de manera
terminante la opinin de los orcos
acerca de la cordura del mago, de los
paliduchos en general y de las tropas de
Llane en particular.
Los orcos son implacables dijo
ella. Y nunca se dan por vencidos.
Volvern.
No llegaron a menos de un tiro de
arco de las murallas le contest Llane.
En opinin de Khadgar, su majestad
pareca ms divertido que alarmado por
que dicen!
Estoy escuchando dijo el rey.
Pero no oigo slo con mi cabeza sino
tambin con mi corazn. Pasamos
muchos aos junto al joven Medivh,
antes y despus de su largo sueo. l se
acuerda de sus amigos. Y estoy seguro
de que una vez revele lo que tiene en
mente incluso t apreciars lo buen
amigo que es el Magus.
Por fin el rey se levant y los
despidi a todos, prometiendo tomar el
tema en cuenta en su justa medida.
Garona protestaba por lo bajo, y Lothar
les dio habitaciones sin ventanas y con
guardias en la puerta, por si acaso.
Khadgar intent dormir, pero la
Medivh.
Pero son empez a decir
Khadgar, y la bestia demonaca que
estaba ms adelantada salt contra ellos.
Lothar dio dos pasos al frente y
levant la espada para encontrarse con
la bestia. Mientras alzaba la espada, las
runas que haba talladas profundamente
en el metal resplandecieron con una
brillante luz amarilla. Durante medio
segundo, Khadgar vio miedo en los ojos
del ser demonaco.
Y entonces el arco del tajo de Lothar
se cruz con la trayectoria de la criatura
y la hoja se clav profundamente en la
carne. El acero de Lothar sali por la
espalda del animal, y casi cort por la
No
Khadgar se arrodill a su lado.
Est bien. Puede no ser cierto.
Puede que no pase. Es una visin.
Es cierto dijo ella. Lo vi y supe
que era cierto.
Khadgar se qued callado por un
momento, reviviendo su propia visin
del futuro, combatiendo a la gente de
Garona bajo un cielo rojo. Lo vio y supo
que tambin era cierto.
Tenemos que seguir dijo, pero
Garona neg con la cabeza.
Despus de todo esto, pens que
haba encontrado un sitio mejor que los
orcos. Pero ahora s que voy a
destruirlo todo.
vez y te mato!
Khadgar estaba tirado de espaldas
con la semiorca encima. Ni siquiera la
haba visto desenvainar la daga, pero
ahora tena la hoja apoyada contra un
lado del cuello.
No puedes logr decir con una
sonrisa feroz. Tuve una visin de mi
propio futuro, y creo que tambin es
cierta. Si lo es, entonces no puedes
matarme ahora. Y lo mismo se aplica ti.
Garona parpade y se ech hacia
detrs, habiendo recuperado el control
sbitamente.
As que si voy a matar al rey
Es que vas a salir viva de aqu
dijo Khadgar. Como yo.
CAPTULO
DIECISIS
La ruptura de un mago
pecho al respirar.
Garona ya se haba recuperado para
entonces, y esta vez atac gritando,
lanzando una estocada de abajo hacia
arriba con la daga, tratando de alcanzar
a Medivh en el lado izquierdo del
pecho. En vez de retroceder, Medivh fue
hacia la semiorca en embestida, dentro
de su ngulo de ataque, levant una
mano y le cogi la frente. Garona qued
inmovilizada a media carga.
Una energa mstica de una tonalidad
amarilla enfermiza palpit bajo la mano
de Medivh, y la semiorca qued
suspendida all, con el cuerpo
sacudindose indefenso, mientras el
mago la sostena por la frente.
EPLOGO
Crculo cerrado
verme? pregunt.
He sentido fragmentos de ti todo el
tiempo que he estado aqu dijo
Khadgar. Desde el primer da. Cunto
llevas ah?
Casi toda una noche dijo el
intruso de la tnica ajada. Aqu est a
punto de amanecer.
Aqu tambin dijo el antiguo
aprendiz. Quiz por eso podemos
hablar. Eres una visin, pero diferente
de cualquiera de las que yo haya visto
antes. Podemos vernos y conversar.
Eres pasado o futuro?
Futuro dijo el intruso. Sabes
quin soy?
Tu forma es diferente de cuando te