Warhammer 40000 La Herejia de Horus
Warhammer 40000 La Herejia de Horus
Warhammer 40000 La Herejia de Horus
III declar la independencia de todo el sistema de Istvaan. El emperador ignorante del cambio producido
en el Seor de la Guerra, orden a Horus que pacificara el sistema. Horus decidi complir las rdenes
bombardeando con cargas vricas Istvaan III desde la rbita. El voraz virus devorador de vida aniquil a
todos los seres de Istvaan III en cuestin de minutos; doce billones de almas murieron entre aullidos de
agona que provocaron una seal psquica ms intensa que el propio Astronomicn. Continentes y
Ciudades Colmena enteras resultaron reducidas a cenizas cuando el oxgeno liberado por la putrefaccin
instantnea de todo el material orgnico del planeta ardi en la atmsfera y barri el mundo con una
gigantesca tormenta de fuego que rugi durante das. Antes de que los ultimos fuegos se hubieran
sofocado, Horus envi a los Titanes de la Legin Mortis a la superficie del planeta para aniquilar a
cualquier superviviente que hubiera conseguido escapar al virus ocultndose en un refugio o bnker
subterrneo.
Volumen III: Sobre lo acontecido durante el inicio de la Rebelin
La corrupcin de Horus afect profundamente al Emperador, que no supo cmo reaccionar; estaba
aturdido por la magnitud de la traicin del Seor de la Guerra, y era incapaz de creer que su amigo y
general se hubiese levantado en armas contra l. La Inquisicin inici una purga de los Adeptus
Mecanicus y la Guardia Imperial, pero casi inmediatamente estall la lucha, ya que ambas organizaciones
estaban divididas en facciones leales y rebeldes. En Marte, los Tecnosacerdotes emplearon armamento
ancestral y prohibido cuando los bandos se enfrentaron para conseguir el control.
La intrincada jerarqua Imperial empez a resquebrajarse con la resurreccin de antiguas rivalidades: los
ambiciosos gobernadores planetarios aprovecharon la oportunidad para declararse independientes o unirse
al Seor de la Guerra. Muchos de ellos no saban con que tipo de monstruo estaban alindose; pero otros,
aceptaron el Caos de todo corazn. A lo largo y ancho de la galaxia estallaron guerras planetarias cuando
los rebeldes atacaron a los leales o viceversa. Los mandos de la flota Imperial titubearon, y la flota solo
consigui expulsar a las astronaves rebeldes del sistema natal del Imperio. Durante la lucha, las unidades
navales sufrieron prdidas graves que las obligaron a refugiarse en sus bases Lunares.
Tras un regreso casi fatal, el Emperador finalmente orden a siete de las Legiones de los Adeptus Astartes
que destruyeran a Horus y a sus rebeldes. Solo con la muerte de Horus, cabeza visible e instigador en la
rebelin, podra sofocarse la revuelta. Sin embargo, la organizacin y movilizacin de tal cruzada llev
unos meses vitales. Horus invirti bien este tiempo, consolidando su posicin y reivindicando su ttulo de
"Nuevo Emperador" en cientos de sistemas. All donde Horus era aceptado, la adoracin del Caos llegaba
tras l.
El asalto de las Legiones leales a las posiciones de Horus en Istvaan V result un desastre. Las legiones
atacaron con su acostumbrada ferocidad y astucia tctica, pero esta vez se enfrentaban a hermanos
Marines Espaciales. Cada bando contaba con tropas tan hbilies y endurecidas como el otro; cada
estrategia era identificada y contrarestada. Al final, la traicin pudo ms que la estrategia: la oloeada
inicial de tres Legiones leales sufri bajas catastrficas mientras desembarcaba, y posteriormente resultt
destruida por completo. Solo cinco Marines Espaciales, encargados de poner a salvo la estructura gentica
de sus hermanos cados, consiguieron escapar e informar al Emperador del desastre. De alguna forma,
Horus haba conseguido corromper a cuatro de las siete Legiones enviadas contra l, Despus del
desembarco de la oleada inicial, las oleadas posteriores de Marines Espaciales "leales" haban atacado a
sus aliados en vez de a los rebeldes.
Horus controlaba en aquel momento nueve Legiones de Marines Espaciales y haba destruido a tres
legiones leales. A lo largo y ancho del Imperio, los leales y los rebeldes lucharon entre s hasta llegar a un
punto muerto sin un vencedor claro, pero la batalla se decantaba lentamente hacia el bando del
Emperador. Horus saba que aplastando el corazn de la resistencia del Emperador podra reconstruir el
Imperio a su propia y pervertida imagen. Horus orden asaltar la tierra.
Volumen IV: Sobre cmo los Traidores osaron mancillar la Sagrada Tierra
La vulnerable tragedia de la Hereja de Horus fue que la creacin ms formidable del Emperador result
arruinada; no slo los Primarcas, sino tambin los Marines Espaciales sufrieron un dao irreparable. Las
tropas rebeldes extendieron la destruccin material y el dolor, pero tambin hicieron algo peor:
propagaron la corrupcin del Caos all donde fueron.
Las tropas del Caos aumentaban su poder por toda la galaxia, a medida que los humanos eran seducidos
por los valores representados por los Poderes del Caos y se unan a su adoracin. El gran espritu del
Emperador fue debilitado, mientras las mejores virtudes de la humanidad eran pervertidas y confundidas
encontraban los fieles miembros del Adeptus Arbites. Pero el palacio no era el nico foco de resistencia;
haba otros, cada uno emplazado en una ciudad fortificada repleta de soldados sin temor. Bajo las ruinas
de la Baslica Imperial, Rogal Dorn, con su siempre adusto semblante, diriga a los disciplinados Puos
Imperiales en sus ltimas plegarias. En el interior de los complejos industriales de fbricas de vehculos
acorazados del Adeptus Mecanicus, los tecnosacerdotes dejaban sus herramientas de construccin para
empuar el temible armamento propio de su orden. Entre los escombros de las zonas de habitaje
incendiadas, el Primarca Jaghatai Khan reuna a los Cicatrices Blancas, el Captulo de Marines Espaciales
al que l mismo haba instruido en el arte de los ataques relmpago. Finalmente, tres legiones completas
de Titanes estaban preparadas para defender a su Emperador.
Mientras la tierra segua temblando bajo aquel bombardeo continuo, las divisiones de tanques recorrieron
aquel paisaje hecho jirones para tomar posiciones ante la inminente invasin. Los hombres valientes
revisaban sus armas y rezaban sus ltimas plegarias. Los lseres de defensa empezaron a girar para
encararse al cielo turbulento y amenazante. De sbito, la noche se ilumin con las estelas de plasma que
dejaron en el cielo las cpsulas de desembarco. En el interior de los salones del Emperador, hasta los
Marines Espaciales sintieron escalofros al ver que pronto se iban a enfrentar a sus hermanos condenados
y malditos. La perspectiva de tener que enfrentarse a todos esos Primarcas corruptos que haba vendido
sus almas al Caos hizo que las mentes de aquellos hombres se llenaran de un horror y temor
indescriptibles.
Las cpsulas llegaron a tierra y de ellas surgieron los paladines ms poderosos del Caos, los Marines
Espaciales renegados de las legiones condenadas. Ya no eran los excelentes y legendarios guerreros
humanos que haban sido, sino criaturas deformes con cuerpos retorcidos por las energas del Caos y con
las mentes distorsionadas debido a su devocin por los dioses oscuros. Si lo que les ocurri a los Marines
Espaciales ya fue horrible de por s, los cambios ocurridos en los Primarcas eran todava peores. Al haber
sido creados con una mayor estimacin por parte del Emperador, estos haban cado en un pozo de
condenacin mucho ms hondo. Ninguno de sus anteriores camaradas los hubiera podido reconocer, ya
que se haban transformado en criaturas tan demonacas como arrogantes.
El gran Angron vociferaba las rdenes a sus seguidores bebedores de sangre, los llamados Devoradores
de Mundos, y empuando su gran espada rnica los condujo contra los defensores del Astropuerto
Muralla de la Eternidad. Los disparos bolter silbaban alrededor de sus seguidores de armaduras rojas,
pero ellos siguieron avanzando impasiblemente, decididos a derramar sangre en honor al Dios de la
Sangre.
A la dura orden de Mortarion, la Guardia de la Muerte surgi silenciosamente de los repugnantes capullos
de sus cpsulas de desembarco y empez a avanzar en direccin a sus enemigos, sumindolos en el terror.
Las runas de la muerte inscritas en la guadaa de Mortarion brillaban de forma misteriosa en la oscuridad
de la noche mientras l les haca gestos para que avanzaran.
Magnus el Rojo mir a su alrededor a travs de su nico ojo con aire triunfal y entonces dio la orden a los
magos-guerreros de los Mil Hijos de lanzar sus hechizos de muerte y destruccin.
Una lluvia de letales proyectiles bolter derrib por docenas a los Hijos del Emperador. Sin embargo, eso
no les detuvo, y los heridos aullaron de placer y cantaron alabanzas a su Primarca, Fulgrim. Los Marines
Espaciales renegados se lanzaron hacia delante para abrirse un camino sangriento a travs de sus
enemigos.
Quizs el miedo hizo que algunos defensores perdieran la razn. Quizs la corrupcin del Caos estaba
ms extendida de lo que nadie sospechaba. Quizs algunos fueron lo bastante necios como para pensar
que se poda negociar con el enemigo ms acrrimo que tenan. Fuera cual fuera la razn, lo cierto es que
an quedaba por ocurrir una traicin de una vileza incomparable. Muchas de las unidades del ejrcito del
Imperio que haban jurado lealtad al Emperador rompieron su juramento de forma sacrlega en cuanto los
Marines Espaciales de las tropas traidoras empezaron su desembarco. Fue casi como una seal preparada
de antemano. Y llevando a cabo una de los actos de traicin ms infames de toda la historia de la
Humanidad, se volvieron contra sus hermanos guerreros y los mataron como a perros. As fue como el
Astropuerto del Portal del los Leones cay ante las fuerzas de los rebeldes. Cuando los herejes terminaron
de canturrear sus enloquecidas plegarias a base de aullidos, el aire pareci distorsionarse y aparecieron
unos demonios provenientes de la disformidad que empezaron a sembrar el terror y la desesperacin.
Volumen V: El relato de todo lo acontecido durante el Asalto a la Sagrada Tierra
Captulo II: De como se inici el asalto al Palacio
Fue entonces cuando los defensores comenzaron a creer de verdad que estaban viviendo los ltimos das
previos al fin de la Humanidad. Enormes Desangradores provistos de alas de murcilago cruzaban aquel
cielo ajado con aire triunfal; los Guardianes de los Secretos de grandes garras bailaban lascivamente sobre
pilas y pilas de cadveres; las Grandes Inmundicias se rean entre dientes a la vez que se cernan sobre las
calles en ruinas extendiendo un rastro de mugre, babosidades y enfermedades y los enigmticos Seores
de la Transformacin se erguan en lo alto de las torres y las estatuas y supervisaban la llegada del Caos al
centro del mundo. Por otro lado, unas naves descomunales empezaron a descender provenientes de la
rbita del planeta, con la intencin de arrollar a los defensores por el mero peso de sus nmeros. Sin
embargo, al contrario que con las cpsulas de desembarco, las naves eran blancos fciles para los caones
de los defensores, y entonces empez la batalla de veras.
Los lseres de defensa destruyeron a una multitud de naves rebeldes cuando estas todava no haban
aterrizado, con lo que provocaron que una lluvia de miles de toneladas de metal fundido cayera sobre los
ejrcitos en combate. Una de las gigantescas embarcaciones perdi el control y fue a estrellarse contra
una unidad de habitculos, matando en el acto a unas cien mil personas. Otra fue derribada y se fundi
con el suelo, sumiendo a sus tripulantes en un lago burbujeante de alquitrn y plasticemento. La
embarcacin del Legio Damnatus fue desintegrada, y el nombre de aquella Legin Titn pas a la historia
en un segundo. Nada ms desembarcar, los traidores renegados se abalanzaron desde los astropuertos para
asediar a los bastiones de los defensores. Su primer objetivo era acabar con los lseres de defensa que
estaban provocando un gran nmero de bajas entre sus camaradas. Los rebeldes se toparon con una
oleada de defensores imperiales, hombres desesperados que saban que estaban sacrificando sus vidas por
su mundo natal y por el Emperador.
En las estrechas calles que rodeaban a los puertos espaciales, el combate era acrrimo y feroz. Los bolters
llenaban el aire con su estruendo y los lanzamisiles arrojaban cargas mortales de un edificio a otro. Los
tanques de los traidores hacan crujir el asfalto por las avenidas, y hacan girar sus torretas para concentrar
sus disparos sobre las barricadas levantadas a toda prisa por sus antiguos compaeros de armas.
En poco tiempo, los defensores del Astropuerto Muro de la Eternidad acabaron por caer ante aquel asalto
despiadado y las hordas del Seor de la Guerra tomaron por completo el campo areo. De la rbita del
planeta descendieron naves de desembarco de diseos cada vez ms complicados, cuyo descomunal
tamao, una vez sobre la pista de aterrizaje, las converta en rascacielos de pesadilla, sobre los que
brillaban malignamente unas runas oscuras. Las compuertas de cientos de metros de altura por kilmetros
de ancho se abrieron, y de sus rojas profundidades emergieron Titanes. Eran como gigantes deformes, con
el blindaje de su caparazn fundido y moldeado por los poderes del Caos hasta crear formas nuevas. En
su interior haba hombres mezclados con mquinas. Algunos de estos repugnantes Titanes estaban
provistos de armamento extrao aunque muy potente, mientras que haba otros que eran hbridos
extravagantes producto de una mezcla de material orgnico y mecnico, que hacan chasquear sus
tentculos metlicos y hacan balancear sus colas repletas de pinchos arriba y abajo. Sus motores
retumbaban como si fueran las voces de bestias furiosas. Por otro lado, los Titanes de las legiones de los
Seores de la Tormenta y de los Crneos Llameantes empezaron a avanzar con los estandartes ondeando
al viento. Mientras tanto, en el Astropuerto del Portal de los Leones, los traidores daban la bienvenida a
las mquinas de guerra negras de la hueste de Khorne. Una mirada de monstruos, mutantes y fanticos se
revolvan alrededor de sus bases como hormigas rabiosas.
Al verse apoyados por esta nueva oleada de tropas de refuerzo, las hordas siguieron en su avance e
hicieron retroceder a las tropas imperiales agotadas y desmoralizadas hasta las mismas murallas del
palacio del Emperador. Los guerreros de Khorne se lanzaron a la carrera contra el crculo exterior de
mrmol y acero lanzando al aire sus bestiales gritos de guerra parecidos a aullidos. Las imparables hordas
de los Mil Hijos marcharon imperturbablemente hacia delante, barriendo a los defensores con los disparos
de sus bolters. Los Marines Ruidosos de Slaanesh acabaron con la infantera de la Guardia Imperial y
alcanzaron el Portal Saturnino. A lo largo de los muros se produjo un combate encarnizado, en el que los
soldados del Imperio hicieron una salida para tratar de forzar la retirada de los atacantes antes de que
llegara la masa principal de las tropas de asalto. Los hombres moran a miles. Desde las cpsulas situadas
en los muros del palacio, los artilleros imperiales despedan sus cargas mortales sobre los implacables
atacantes. Las calles a las afueras del palacio eran barridas de herejes una y otra vez, pero siempre
aparecan nuevos enemigos para ocupar su puesto.
En aquel momento empez a verse realmente que la batalla se estaba decantando a favor de los enemigos
del Emperador. Los astropuertos se encontraban totalmente controlados por los secuaces del Seor de la
Guerra. Poco despus cientos de miles de tropas descendieron de la rbita del planeta. Un sinfn de
mutantes balbuceantes y engendros del Caos asquerosos y amorfos emergieron de aquellas naves
terribles. Y bajo el estandarte del gran ojo, el smbolo de Horus, los lacayos de los cuatro grandes poderes
del Caos marcharon unidos. Ya fuera montados en Rhinos, acechando en el interior de enormes monstruos
gigantescos o agarrados de los laterales de mquinas de guerra colosales, se pusieron en camino en masa
hacia el palacio del Emperador.
Al mirar hacia abajo y contemplar aquel mar de maldad, a los defensores se les hel el corazn. Entre los
demonios, los fanticos de ojos desorbitados y los mutantes, se podan observar Marines Espaciales
herejes y Guardias traidores. Todos ellos eran gente junto a la que podran haber luchado alguna vez, y
que por aquel entonces haban sido tan leales al Emperador como ellos mismos. Se estaban mirando en el
espejo oscuro de sus almas. Ah abajo podan ver cmo el honor guerrero se converta en locura asesina,
la inteligencia humana se transformaba en astuta traicin, la esperanza en maldad y el amor en lujuria
abominable. Los hombres valientes apostados en las murallas saban perfectamente que no haba
escapatoria. Deban resistir y morir all. Los de ah abajo no iban a tener ninguna piedad.
Era un guerra que no poda acabar con una paz honorable. Se trataba de destruir o ser destruido. Durante
un momento todo se mantuvo en silencio, y entonces Angron sali al frente. Con un cierto tono de
descaro en la voz, exigi la rendicin de las tropas leales al Imperio. Les dijo que su causa estaba perdida,
ya que se enfrentaban a un enemigo al que no podran derrotar, y que se encontraban aislados, superados
en nmero y pretendan defender a un gobernante demasiado dbil para ser merecedor de su lealtad. Al
escuchar aquellas palabras los hombres de las murallas sintieron que su determinacin se debilitaba. Y al
mirar el rostro demacrado del Primarca que antao haba sido uno de los mejores guerreros del
Emperador, vieron a un enemigo invencible e implacable apoyado por una horda infinita y todo el poder
demonaco del Caos.
Pero cuando lleg Sanguinius y los ngeles Sangrientos, se alz un clamor por todas las murallas. El
Primarca con alas de ngel contempl a Angron desde el muro, lleno de furia. Durante unos momentos
que parecieron aos, sus miradas se clavaron en los ojos del otro, y cada Primarca pareci estar midiendo
el poder de su contrario, buscando grietas en la armadura, en busca de cualquier signo de debilidad o falta
de decisin. Quin sabe lo que vieron? Quizs se comunicaron telepticamente, de hermano Primarca a
hermano Primarca. Nadie lo sabr nunca. Al final, Angron dio media vuelta y se dirigi a las filas de sus
tropas. Inform a sus soldados de que no habra rendicin, por lo que deban matar a todo el que
encontraran en el palacio. No tenan que dejar piedra sobre piedra.
Lanzando un enorme rugido, la horda se abalanz contra las murallas. Los grandes Lords of Battle
echaron hacia delante sobre sus ruedas de hierro, aplastndolo todo a su paso, disparando un gran nmero
de misiles y convirtiendo la zona superior de las murallas en tormentas ardientes de muerte. Los Doom
Burners arrojaron chorros de metal sper calentado sobre los puestos de defensa. El metal fundido e
incandescente se filtraba por las ventanas y achicharraba a los que se encontraban en el interior. Los
Calderos de Sangre iban lanzando chorros de lquido ulceroso aberrante y demonaco, seguidos de cerca
por unos enormes mastines de Khorne que avanzaban a grandes zancadas. Los Titanes armados con armas
de asedio especialmente construidas caminaron torpemente hasta situarse en posicin. Mientras tanto, los
cruceros de combate dejaban caer megatones de muerte explosiva sobre las cabezas de los defensores.
Todo guerrero leal al Emperador saba que poda considerarse muerto, puesto que no haba manera alguna
de sobrevivir ante la llegada del ejrcito demonaco. Los soldados combatan con la ferocidad
desesperada tpica de los hombres sin esperanza, y disparaban hasta vaciar sus armas, momento en el que
cogan las de sus compaeros muertos o luchaban con la culata de sus pistolas al agotarse toda la
municin. La horda consigui en tres ocasiones escalar los muros, y tres veces fueron repelidos por los
valerosos esfuerzos de Sanguinius y los ngeles Sangrientos. A pesar del cansancio, el Primarca dirigi a
los defensores, reagrup a los desmoralizados, dedic palabras tranquilizadoras a los heridos de muerte, y
luch con una furia fra e implacable cuando se vio obligado a ello. Pero a pesar de todos sus esfuerzos,
las fuerzas del Caos consiguieron ir minando poco a poco las defensas. Sus tropas parecan ser tan
numerosas como los granos de arena de la costa, y Horus sacrificaba sus vidas con despreocupacin.
Al otro lado de los muros, las tropas imperiales salieron corriendo de sus fortalezas desesperadamente
para intentar liberar al palacio. Las legiones de Titanes se abrieron camino audazmente en direccin al
centro del ejrcito rebelde, mientras los Marines Espaciales Cicatrices Blancas les protegan los flancos.
Pero ninguno de los intentos de atravesar las filas de los rebeldes tuvo verdadero xito. Atravesar aquella
horda sedienta de sangre era una misin casi imposible. Los cuatro Primarcas demonacos infundan una
valenta endiablada a todos sus seguidores, y por cada guerrero del Caos que era abatido pareca que dos
ms ocuparan su puesto.
Volumen V: El relato de todo lo acontecido durante el Asalto a la Sagrada Tierra
Captulo III: De la Desesperacin a la Victoria
En la rbita del planeta, el Seor de la Guerra observaba satisfecho todo lo que suceda. Si el palacio caa
y mataban al Emperador, las legiones imperiales de toda la galaxia perderan su empeo y conseguira la
victoria absoluta. Desprovista del escudo psquico del poder del Emperador, la Humanidad caera presa
del Caos rpidamente. Horus se alzara triunfante sobre las ruinas del mayor imperio de la Humanidad. Se
transformara en un nuevo dios castigador. Si no obtena pronto la victoria, podran infiltrarse refuerzos en
el bando de sus enemigos, y su ofensiva se vera amenazada. Para el Seor de la Guerra, aquel ataque
significaba su ltima apuesta. Todo dependa de aquel ataque. Tena que conseguirlo, y en aquel momento
pareca que iba a ser as.
El asedio sigui un da tras otro, y las bajas pasaron de ser miles a ser decenas de miles y luego cientos de
miles. Delante de las vas de acceso al Portal Saturnino, las mquinas de guerra tuvieron que retirar los
cadveres con palas excavadoras. Los titanes del Caos atacaban los muros sin cesar, y los misiles
especialmente construidos para ello arrancaban grandes secciones de la muralla. Los titanes de los
Avispas de Fuego contrarrestaron estos disparos con sus caones volcn. El hedor a carne carbonizada
impregn el aire despus de que los cuerpos de los muertos fueran incinerados en piras funerarias de
treinta metros de altura, y la garganta de los defensores se llen de unas cenizas obscenas. Los
Devoradores de Mundos construyeron una pirmide de crneos quemados de veinte metros de altura en la
Plaza del Templo. Por la noche, los cnticos de los adoradores degenerados se oan por todas las calles y
los demonios revoloteaban por entre las ruinas de Terra.
Lentamente, centmetro a centmetro, los defensores fueron obligados a retirarse. Las grandes murallas
del palacio estaban plagadas de cientos de kilmetros de mamparos y pasillos. En el interior de este
laberinto se libr un combate cuerpo a cuerpo muy cruento que sigui y sigui hasta que secciones
enteras de los pasillos se vieron repletas hasta el techo de cadveres hinchados. Al ver que el avance iba
demasiado lento, Horus orden a los titanes de la legin de los Cabezas de la Muerte que demolieran
pedazos enteros de la muralla. A pesar de afrontar numerosas bajas, los grandes titanes Warlord
consiguieron penetrar las murallas, con lo que las tropas del Seor de la Guerra pudieron entrar en masa
en los recintos del palacio. Mientras suceda todo esto, Jaghatai Khan de los Cicatrices Blancas ya haba
llevado a cabo un cambio de planes. En lugar de arrojar sus tropas contra la casi invencible masa principal
del ejrcito del Caos, opt por lanzar un ataque relmpago contra el Astropuerto del Portal de los Leones.
Al frente de este ataque nocturno se encontraban los salvajes guerreros de los Cicatrices Blancas, quienes
condujeron a los restos de la Primera Divisin Acorazada y a otros componentes de los ejrcitos
supervivientes de la Guardia contra los sorprendidos herejes. Khan traz un permetro defensivo
alrededor del astropuerto y lo defendi de todos los contraataques posibles. De esta forma consigui que
la masa de soldados y de material blico que se diriga hacia el palacio se viera reducida de golpe a la
mitad.
Esta victoria aument la moral de los defensores, quienes rpidamente trataron de hacerse con el
astropuerto de Muro de la Eternidad, si bien ah las tropas del Seor de la Guerra se encontraban mejor
preparadas. Los traidores tendieron una emboscada a los atacantes y ms tarde los expulsaron. Horus
saba que era vital mantener seguro aquel punto de entrada. El ataque definitivo al interior del palacio
haba dado comienzo.
La batalla se extendi por todos los Jardines Interiores. Lo que antao haban sido grandes extensiones de
parques se transformaron rpidamente en un campo de batalla. Las estatuas se utilizaron de cobertura y
los monumentos servan de bnkeres. La sangre se mezclaba con el agua de los lagos ornamentales. Los
bosquecillos de secoyas antiqusimas ardan sin cesar y el olor a quemado se funda con los hedores
punzantes de las armas, de las mquinas y de la muerte. Con los ojos enrojecidos y obteniendo momentos
de sueo cuando se daba la ocasin, ambos bandos libraron una guerra total. En los prados se excavaban
trincheras a toda prisa y los francotiradores mataban a los hombres que se acercaban a las fuentes en
ruinas para beber un poco de aquel agua salobre.
Ambos bandos combatieron con una ferocidad brutal e inimaginable, ya que ambos bandos saban que el
fin estaba cerca.
Al final Sanguinius fue obligado a retirarse al interior del mismo palacio, y l mismo se encarg de
defender la ltima Puerta contra la horda que se aproximaba, mientras los ltimos heridos de entre sus
hombres pasaban adentro. Justo cuando la puerta de ceramita estaba a punto de cerrarse, un Desangrador
de Khorne salt encima suyo y las descomunales garras del demonio se cerraron en torno a su garganta.
El Primarca alz el vuelo, y ngel y demonio fueron luchando por encima de los dems ejrcitos. Tanto el
uno como el otro se detuvieron un instante para contemplar aquella batalla de proporciones titnicas. Se
trataba de una guerra de las que no suelen verse a menudo; con dos seres de fabulosos poderes
forcejeando por los aires.
Sanguinius estaba cansado y se encontraba casi al final de sus fuerzas, con lo que el demonio logr abrirle
grandes heridas en la piel. La muchedumbre formada por los herejes lanz un rugido de jbilo cuando el
Primarca fue arrojado contra el suelo, haciendo saltar trozos de granito al chocar contra el suelo. Durante
un instante, el Primarca se qued tendido, y los ngeles Sangrientos dejaron escapar un gemido de
indignacin al ver cmo el demonio lo pisaba y lanzaba un aullido de triunfo. Pero entonces, poco a poco
y con mucho sufrimiento, el Primarca de los ngeles Sangrientos se levant y cogiendo a la criatura por
el cuello, le rompi la espalda doblndosela sobre la rodilla. Acto seguido, Sanguinius, con una aureola de
poder alrededor de la cabeza, arroj los restos quebrados del demonio contra sus seguidores. Estos
empezaron a golpearse el pecho con violencia, se tiraron de los pelos y lanzaron alaridos de
desesperacin, y la ltima Puerta se cerr.
Muy por encima de todos ellos, la gran Fortaleza Celestial llevaba a Rogal Dorn y al resto de los Puos
Imperiales al palacio interior. El leal Primarca estaba decidido a resistir y morir con su Emperador en la
hora final. Luego, la Fortaleza Celestial abandon el palacio a toda prisa con la misin desesperada de
llegar a donde se encontraba Jaghatai Khan para devolverlo al palacio. Sin embargo, una lluvia de
disparos procedentes de la Legin de Titanes de Cabeza de la Muerte destruyeron la nave. El comandante
de esta, a pesar de estar ya sentenciado, decidi causar el mximo dao posible al enemigo, y dirigi la
nave derribada para que fuera a caer en el centro de la horda del Caos. Cuando el reactor de plasma
explot, fue como si un nuevo sol hubiera nacido en Terra, y se cre un crter de tres kilmetros de
dimetro. Los que se encontraban en el interior del palacio supieron entonces que estaban totalmente
aislados, y que a partir de aquel momento estaban completamente solos. Solo un milagro podra salvarlos.
Despus de aquello empez el asedio final. Por las brechas de las murallas exteriores comenz a entrar
ms armamento y ms refuerzos. El mismsimo Seor de la Guerra se prepar para teletransportarse a la
superficie del planeta y as supervisar la destruccin de su antiguo seor. Pero entonces un demonio de la
Disformidad le susurr al odo lo que l haba estado temiendo. Una flota leal al Emperador bajo las
rdenes de Leman Russ y Lion El'Johnson con un ejrcito de Lobos Espaciales y de ngeles Oscuros se
encontraba a tan solo unas horas de distancia. Iba a llevarle das tomar por completo la ltima fortaleza de
la Humanidad, aunque Horus bajara para ponerse al mando de las tropas. Todo pareca indicar que al
Seor de la Guerra se le haba acabado el tiempo, y que su apuesta haba fallado.
Horus fue el primero en corromperse, tena el poder de un dios y la astucia de un demonio. Por eso
decidi intentar una ltima jugada a la desesperada. Todava poda asesinar al Emperador. Dio la orden de
bloquear todas las comunicaciones por red para que los defensores no pudieran tener noticias de sus
salvadores, y luego llev al mximo la capacidad de sus poderes psquicos para que el Emperador no
pudiera enterarse de ello. Por ltimo baj los escudos de su nave de mando. Se trataba de una invitacin y
desafo personal que saba perfectamente que el Emperador no podra rechazar. Le estaba ofreciendo la
oportunidad de acabar de una vez por todas con el enemigo que le haba hostigado durante tanto tiempo.
El Emperador acept el desafo, y tanto l como los Primarcas supervivientes se teletransportaron a bordo
de la gran nave de batalla del Seor de la Guerra. Con todo, Horus utiliz sus poderes para separar al
Emperador de sus leales seguidores. Estos fueron teletransportados a diferentes puntos de su repugnante
nave mutante. Pero Sanguinius consigui abrirse camino directamente hasta la sala del trono de Horus, y
all el Seor de la Guerra, haciendo gala de una perversa astucia le propuso al ngel Sangriento que se
uniera a su bando, argumentando que los seguidores del Primarca alado le seran muy tiles a la hora de
enfrentarse a los Lobos Espaciales y a los ngeles Oscuros.
Sanguinius rechaz la oferta, con lo que Horus se enfureci y le atac. Aunque el ngel Sangriento
hubiera estado al mximo de sus facultades, no hubiera sido rival para el Seor de la Guerra, por lo que
en aquel momento, al estar gravemente herido y fatigado, no tuvo ni la ms mnima posibilidad. Horus lo
estrangul con sus propias manos ante el trono con el que los dioses del Caos le haban obsequiado.
El Emperador se encontr con Horus poco despus, y lo que ocurri entonces forma parte de la leyenda.
Los dos seres ms poderosos de toda la historia de la Humanidad se enfrentaron en combate. Lucharon
espada contra espada, poder contra poder, mente contra mente y pusieron a prueba todas sus capacidades
fsicas y psquicas hasta extremos insospechados. Horus contaba con todo el poder infinito de los dioses
del Caos. El Emperador estaba solo, y an as logr triunfar, a pesar de que recibi heridas muy graves en
el proceso.
La onda expansiva de energa psquica que provoc el fallecimiento del Seor de la Guerra se expandi
por la Disformidad. En Terra, los demonios gritaron y se desvanecieron, y los Primarcas rebeldes se
quedaron mudos de asombro. Era su lder, y no el de sus enemigos, el que estaba muerto, y lo saban.
Ahora que el que haba levantado el estandarte de la rebelin estaba muerto, ya no haba nada que pudiera
unir a los rebeldes bajo la misma causa, por lo que estos quedaron desmoralizados y consternados. Y
cuando les lleg la noticia de la flota que se aproximaba supieron que haba llegado el momento de huir.
En el interior del permetro del Astropuerto Portal de los Leones, Jaghatai Khan y un puado de
Cicatrices Blancas heridos contemplaron atnitos cmo la horda se detena presa de la confusin y luego
se retiraba. Angron, Fulgrim, Magnus el Rojo y Mortarion condujeron a sus hombres hacia sus naves y
partieron, dejando a los engaados seguidores traidores del Caos a su propia suerte. Al subir a bordo de su
nave, Angron dio media vuelta y levant el puo contra la brillante cpula del palacio imperial que al
final haba quedado fuera del alcance de sus garras.
Luego se encogi de hombros, pues tanto l como sus compaeros rebeldes disponan de toda la eternidad
para cumplir con su venganza. La Batalla por Terra haba terminado del todo, y la Hereja de Horus haba
llegado a su fin. Rogal Dorn encontr el cuerpo maltratado del Emperador entre las ruinas del saln del
trono del Seor de la Guerra. Con sus mutilados labios, el Emperador logr susurrar las instrucciones para
proceder a la creacin de su trono dorado. Dorn esboz una sonrisa, dado que mientras el Emperador
siguiera con vida, seguira habiendo esperanzas.
El veterano Primarca regres a Terra. Haba mucho por hacer.
He trabajado durante setenta aos al igual que el Maestro Finnias trabaj antes de
mi y el Maestro Shadiel antes de l, durante ochocientas treinta y seis generaciones
de Custodios de la Biblioteca Sanctus de la Tierra. Ha sido nuestro desafio, la misin
de nuestras vidas, compilar una historia de la majestad de la Raza Humana a partir
de los archivios que debemos guardar. En su benevolente sabiduria el Emperador
me ha concedido el singular y gran honor y el placer de completar esta sagrada
tarea durante mi popria vida.
Gracias a las abundantes notas y periodos de estudio he reunido la historia y
prehistoria de la Humanidad desde los tiempos ms remotos. Es aqu donde revelo
por primera vez mis descubrimientos, ya que desde la poca del Primer Custodio,
Solomon, nuestros conocimientos han pasado de forma oral y no mediante la
palabra escrita. Sin embargo en estos tiempos turbulentos nadia va a sucederme,
por lo que me parece propio y adecuado que ya el ltimo Custodio Cripias registre
nuestra Gran Obra en estas pginas para la eternidad.
Y ocurri que, en la Primera Edad del Hombre, la Edad Dorada, apareci el
Emperador. A escondidas y sin darse a conocer prepar a la Vieja Tierra para la
llegada de la Humanidad y observ y esper. A l se unieron los Primeros Hombres
de la Raza de Oro, de miembros proporcionados y fuertes de mente, pero el
Emperador prefiri continuar en las sombras para observar y aprender de la
Humanidad. La Razas de Oro se extendi por la superficie de la Vieja Tierra,
multiplicandose y estableciendo el Orden y la Civilizacin en la anarqua de la
Naturaleza. Con el tiempo, llegaron los Segundos Hombres de la Raza de Piedra, y
con su despertar aparecieron muchos milagros y maravillas tecnlogicos que
reforzaron el poder de los Hombres de Piedra, pero que tambin fueron utilizadas
por la Raza de Oro. Aunque fsicamente inferiores a la Raza de Oro, y sin su
temperamento y disposicin filosfica, los Hombres de Piedra posean enormes
capacidades mecnicas. Con el tiempo la Raza de Oro mir a las estrellas para
expandir sus dominios. La Raza de Piedra construy grandes mquinas de poder
que enviaron tanto a los Hombres de Piedra como a los de Oro al ter. Sin embargo,
una vez la floreciente raza de la Humanidad dio sus primeros pasos en el gran
cosmos, la Raza de Oro perdi su influencia debido a su dependencia de los
artefactos de la Raza de Piedra. Y as la Edad de Oro lleg a su fin y los Hombres de
Piedra prevalecieron.
Nuestros clculos a partir de los archivos ms lejanos y arcaicos, y a travs de
comparaciones de constelaciones hemos fechado el final de esta Edad de Oro en
20.000 aos antes de nuestra era.
Durante los siguientes 5.000 aos, la Raza de Piedra vivi la Era Siniestra de la
Tecnologa. Poco se sabe de esta poca, puesto que la mayora de los archivos
existentes referentes a este periodo se hallan en la Librarius Omnis de Marte, y
nadie aparte de las ms altas esferas de los Adeptus Mechanicus pueden tener
acceso sin encontrarse a sus decididos Guardianes (el Custodio Malrubius intent
una vez, pero sin xito). Hemos conjeturado que en la era Siniestra de la Tecnologa
los Hombres de Piedra crearon a los Hombres de Hierro para ayudarles en la
construccin de su gran imperio. Al principio los Hombres de Hierro fueron
sirvientes dispuestos a obedecer a sus amos.
Sin embargo, los Hombres de Hierro, al igual que hacen todas las criaturas
evolucionaron y crecieron hasta hacerse iguales a la Raza de Piedra y juntos se
dispusieron a conquistar la galaxia. La Era Siniestra dela Tecnologa es una poca de
mquinas y aparatos tcnicos, utilizados por los Hombres de Piedra y ms tarde por
los Hombres de Hierro en sus trabajos. Muchas de las maravillas tcnicas que
poseen los Sacerdontes de Mrte se remontan a esta poca y fue hacia el final de
este periodo cando se creo la gran organizacin conocida como Adeptus
Mechanicus. Durante la Era Siniestra de la Tecnologa nacieron los austeros
antepasados de la Navis Nobilite del Imperio, y gracias a su capacidad nica, la
humanidad avanz a travs de las estrellas. Las armas de destruccin masiva
evitaron las agresiones de las razas aliengenas enemigas extendiendo las fronteras
de los dominios del Humanidad.
El final del a Era Siniestra de la Tecnologa es el mayor misterio en la evolucin del
hombre. Por motivos y razones ideolgicas desconocidas, los Hombres de Piedra y
los Hombres de Hierro comenzaron a luchar entre s. Los Hombres de Hierro no
posean alma, un anatema para cualquier Hombre autntico. Los Hombres de
Piedra, en un acto final de autopreservacin, aniquilaron a los Hombres de Hierro
que haban pasado a ser enemigos en vez de aliados, e incluso aquellos de los
Hmbres de hierro que permanecieron fieles a sus antigus amos fuerons destruidos
en la ardiente forja del campo de batalla. Pero el Emperador, en su eterna sabiduria,
esperaba el momento para revelar el autntico sendero del destino de la
Humanidad. Ese fue el comienzo de la Era de los Conflictos.
Durante la era de los Conflictos se produjo el colapso del antiguo imperio construido
por los Hombres de Piedra. La Humanidad quedo dividida. Ya no exista la Raza del
Hombre, solo bandos que luchaban entre s, en medio de los mayores peligros de la
galaxia. Al ver la debilidad de la humanidad el poder de los aliengenas crei de
nuevo, ya que las armas de los Hombres de Piedra haban sido destruidas y la
proteccin ofrecida por los Hombres de Hierro desapareci en los ltimos aos de la
Era Siniestra de la Tecnologa. Durante cinco largos milenios, la raza humana vivi
en el crepusculo de su antigua grandeza, luchando y enfrentandose por los escasos
recursos existentes. Sin un guia que los dirigiera, ni un destino comn, la
humanidad qued confusa. Incluso la Tierra, la piedra fundacional de la humanidad
qued sumida en guerras internas durante generaciones. Los viles aliengenas que
haban sido contenidos por el poder de los Hombres de Hierro y los Hombres de
Piedra surgieron de sus guaridas y madrigueras, y destruyeron las defensas de la
humanidad, matando o esclavizando a los protegidos del Emperador. La Humanidad
se vi envuelta por una plaga de mutaciones fsicas, y por toda la galaxia
aparecieron hombres poseedores de poderes psquicos, trayendo consigo ms
confusin. Sin una autoridad central estas almas y psquicos perdidos se
extendieron sin control por toda la raza humana. Fue entonces cuando el
Emperador revel su autentica naturaleza y comenz sus planes para acabar con la
anarqua.
Durante los ltimos diez mil aos hemos vivido en la gloriosa Era del Imperio, el
reinado del Benvolo Emperador de la humanidad. Utilizando su vasto intelecto y
los conocimientos de eras pasadas, el Emperador cre una raza de guerreros para
eliminar las facciones enfrentadas en la Tierra y estableciendo su lugar como centro
de la galaxia conocida. Despus de establecer su control sobre el lugar de
nacimiento de la Humanidad, el Emperador inici el restablecimiento del justo
destino de la Humanidad. Con sus Legiones de Marines Espaciales, el Emperador
inici la Gran Cruzada de Reconquista. Fue una guerra larga y encarnizada, pero
mundo tras mundo, al reconocer al Emperador como el autntico dirigente de la
Humanidad pasaron a su control. Los Marines Espaciales que eran millares,
establecieron bases en los confines de la galaxia, y desde estas bases en
asteroides, lunas y planetas, lanzaron incursiones hacia la oscuridad llevando
consigo la Luz y la Palabra del Emperador. En medio de toda esta lucha -la rastrera
traicin del Seor de la Guerra y el sacrificio del Emperador, el contacto con los
LA GUERRA GTICA
Extraido del reglamento de BattleFleet Ghotic edicin inglesa. Traducido por Asgaard
EL ESPACIO DISFORME
Todo el espacio habitado por humanos est a su vez dividido en sectores, a menudo
cubos de espacio de aproximadamente 200 aos luz de lado. Cada sector est
compuesto por subsectores, de entre diez y veinte aos luz de dimetro, centrados
en clsteres estelares de abundante densidad de poblacin, mundos importantes o
puntos de encuentro de varias rutas de comercio que atraviesen la disformidad. Las
reas entre subsectores y sectores regiones sin explorar o habitar, imperios
aliengenas, reas bloqueadas por la disformidad, etc son conocidas como el
espacio yermo o las regiones yermas, y componen una proporcin de la galaxia
mucho mayor que la que controla la Humanidad.
A todos los efectos prcticos, la flota de combate de un sector es la mayor
organizacin naval operacional, bajo el mando de un Lord Almirante. Cada flota de
combate se divide en varias agrupaciones. Las agrupaciones no son organizaciones
permanentes, sino fuerzas expedicionarias, escoltas de convoyes, flotillas de
patrulla y otras flotas reunidas para realizar tareas concretas. Hay algunas
agrupaciones que se han constituido en instituciones casi permanentes, como la
famosa 1 Armada Terrana de Acorazados, pero la mayora se forman y se disuelven
segn dicta la necesidad. Dependiendo de su tamao y su papel, una agrupacin
puede ser dirigida por un capitn de nave con experiencia, un comodoro, un
almirante de flota o a veces incluso por el propio Lord Almirante en persona.
Naves de batalla del Imperio
Cada flota suele contar con entre 50 y 75 naves de distintos tamaos, aunque en
algunos sectores esta cifra puede variar ampliamente, segn la importancia del
sector y el nmero de enemigos con que deba contender. Adems de estos
destructores, fragatas, cruceros y acorazados, una flota tambin tiene acceso a
incontables buques menores como transportes, cohetes, aviacin de mensajera y
aviacin de reconocimiento de largo alcance. Adems de buques interestelares, un
sector tambin est protegido por abundantes naves incapaces de viajar a travs
de la disformidad, como naves de patrulla de sistemas y monitores defensivos.
Estos se encuentran apoyados por defensas estacionarias estaciones espaciales,
plataformas de defensa orbital, lseres de defensa con base en tierra, silos de
misiles y minas orbitales.
Puede parecer una armada desproporcionada, pero el rea que hay que cubrir es
enorme y la flota debe estar preparada para realizar multitud de tareas variadas y
complejas. Un sector promedio, quiz en uno de los brazos septentrionales de la
espiral, donde la poblacin humana es ms densa, puede contener decenas de
miles de estrellas y cubre un rea de 8.000.000 de aos luz cbicos. En una regin
yerma de este tamao, slo una pequea fraccin de los sistemas tendr planetas,
de los cuales a su vez slo una pequea fraccin estar habitada, o ser habitable.
Sin embargo, las naves de una flota deben purgar constantemente esta rea de
enemigos, adems de proteger las naves mercantes de ataques de aliengenas y
piratas, transportar y escoltar ejrcitos de Guardia Imperial, proporcionar apoyo en
rbita a ejrcitos planetarios y proporcionar flotas de exploracin y patrullas de
rutina.
El Ojo del Terror
Aunque el espacio disforme es una dimensin distinta, a menudo separada del reino
material, hay algunas regiones de la galaxia donde los lmites de la disformidad y el
espacio real se pliegan y ambos se mezclan. Estas regiones se manifiestan como
rugientes tormentas de energa destructiva, donde se quiebran las leyes de la fsica,
y la energa pura de la disformidad rebosa hasta nuestro reino. El Ojo del Terror es la
mayor de este tipo de regiones, un rea tormentosa donde la naturaleza y la
pesadilla se funden febrilmente mundos con ocanos de sangre y cielos de fuego;
lunas que allan al ter; estrellas que cruzan rugientes los cielos, enfrentndose y
Apenas un ao despus del asalto contra Arx, algunos buques patrulla realizaron
macabros descubrimientos en el Sector Athena. Cierto nmero de buques
mercantes imperiales y naves de combate, entre ellas un crucero clase Emperor,
aparecieron flotando incontrolados en el espacio yermo. Al abordarlos, se descubri
que todos los tripulantes de las naves estaban muertos, y sus cadveres
corrompidos y enfermos estaban dispersos por los pasillos y camarotes, algunos
incluso en las mismas estaciones cientficas. Xebal Astolax, Magos Biologis de los
Adeptus Mecnicus, describi los diversos sntomas descubiertos al examinar los
cadveres del buque mercante Shanxi:
"La piel estaba llagada y cubierta de ampollas, de algunas de las cuales flua
abundante pus. Adems estaba inflamada y enrojecida. Se haban producido
crecimientos fngicos en la cavidad cerebral, lo que debi causar dolor insoportable
y delirio mientras las vctimas siguieron vivas."
Las naves mostraban adems seales de una breve batalla espacial y parecan
haber sido abordadas, aunque no se pudo encontrar ningn enemigo muerto.
Mientras el Inquisidor Horst se preguntaba acerca de estos nuevos descubrimientos,
sus muchos agentes y espas encontraron an ms noticias nuevas. Entre los
capitanes de la Armada Imperial se empezaba a murmurar acerca de una nave del
Caos. Una nave del Caos conocida como Plagueclaw, Garra de Plaga, un antiguo y
despreciado buque tripulado por los pestilentes seguidores del Dios de la
Corrupcin, que haba sido azote de la Armada Imperial durante ms de cuatro
milenios. La infeccin de los tripulantes de las naves y la reaparicin del Plagueclaw
deba ser algo ms que coincidencia, y cuando una fuerza de Marines del Caos de la
Legin Traidora de la Guardia de la Muerte saque el Mundo Colmena Morganghast,
Horst se convenci de que las fuerzas del Caos estaban planeando una incursin de
enorme importancia. Puso en alerta todos los puestos de vigilancia alrededor del
Portal de Cadia, y buques de la Armada pertenecientes a todos los sectores del
Segmentum Obscurus comenzaron a patrullar ms intensamente la zona alrededor
de Cadia.
La extensin de la anarqua
Mientras el Inquisidor Horst investigaba la actividad catica alrededor de Arx y sus
sistemas vecinos, los acontecimientos emprendieron un giro an ms siniestro en el
Sector Gtico, a 2.500 aos luz de all. Los Navegantes de la Navis Nobilite
informaron de cada vez mayores turbulencias en la disformidad alrededor de dicha
regin. An peor, la incidencia de las tormentas de disformidad se incrementaba
gradualmente a medida que el ao avanzaba. En muchos mundos se recibieron
estas noticias con pnico, una situacin que no tardara mucho en tornarse an ms
precaria, a medida que varios fanticos religiosos comenzaron a declarar que el
Emperador estaba descontento y por eso enviaba tormentas de disformidad que
habran de purgar a los impos.
Todo esto condujo, inevitablemente, a la formacin de un gran nmero de sectas,
cuyos miembros se sentan dominados por el temor al final que se acercaba
inexorable. Aguardaban desesperados el perdn imperial, y, como el sorprendido
predicador de Flexeberg anot:
"Dedican horas a flagelarse para purificar sus almas, deprecando contra los
excesos de otros humanos, y obligando a los vecinos a expulsar a los pecadores y
purgar sus propias blasfemias. Aunque un comportamiento muy loable de por s, les
ha llevado a olvidar su sagrado deber para con el Emperador mientras se
lamentan y hacen rechinar los dientes, las arcas resuenan vacas."
"Incapaces de abortar su ataque, las naves del Caos se abalanzaron hacia delante,
embistiendo ciegamente contra una nube de torpedos , disparos de lanza y fuego
de las bateras de las defensas orbitales de Orar. Nuestro can nova acert de
lleno al vil renegado Soulless. El impacto destroz la nave y produjo una nube de
gases y residuos flotantes junto a ella. Los artilleros recibieron doble racin de
bebida esa noche.
Mientras nos acercbamos para rematarlos, el resto de naves del Caos se dieron a
la fuga, abandonando a su compaera all. Su resquebrajado casco recibi un
verdadero torrente de fuego y por fin fue destruida, al implosionar sus motores de
disformidad, sometidos a una presin excesiva a causa de nuestro bombardeo. La
nave de Arkham, la Deathbane, soport una extraordinaria cantidad de fuego del
Iron Duke, pero finalmente el puente acab absolutamente barrido. Se rumorea que
Arkham fue el nico de los que se encontraban en ese momento en el puente que
consigui escapar al desastre, protegido del algn modo por sus Siniestros Amos.
Los tripulantes de la aviacin de ataque se hicieron acreedores de una mencin
honorfica por su admirable actuacin en servicio. Varios de nuestros bombarderos
intervinieron decisivamente para ayudar a reducir al Deathskull a un pecio
inservible. Por desgracia, no pudimos reclamar la recompensa, pues el pecio fue
atrapado por la fuerza gravitacional de Orar y desapareci entre llamas en la
atmsfera superior."
Tan slo un puado de escoltas del Caos lograron escapar indemnes, y el
Deathbane y su flota fueron perseguidos hasta los confines del sistema por los
airados comandantes imperiales.
Alianza inverosmil
Orar no fue el nico descalabro sufrido por las fuerzas de la Oscuridad en los
primeros momentos de la guerra. En un incidente, una pequea flota del Caos
formada por varias escoltas de las clases Iconoclast e Infidel que preparaba una
incursin contra Denerair, del Clster Cyclops, cay vctima de una de las
abundantes bandas de piratas Orkos de la regin. Las confusas transmisiones
emitidas por las naves del Caos fueron parcialmente interceptadas, permitiendo al
Imperio formarse cierta idea de lo que estaba ocurriendo.
Haciendo uso de su tctica tradicional, consistente en acechar en campo de
asteroides hasta que cruce una vctima confiada, los Orkos se abalanzaron desde su
refugio contra el ncleo de la flota enemiga. Incapaces de recurrir a su superior
maniobrabilidad entre los torbellinos de asteroides, gases y nubes de polvo estelar,
las naves del Caos fueron despiadadamente barridas por los Orkos. Ni un solo
buque del Caos sobrevivi a la batalla.
Se dice que el Almirante Lord Ravensburg, al oir la noticia, exclam: "Si no fueran
maldita chusma con la piel verde, nombrara buque insignia a su comandante!" l,
sin embargo, neg haber dicho nada similar.
Acontecimientos como ste no eran, sin embargo, ms que sucesos aislados e
inconexos, y por regla los pieles verdes se mostraban igualmente felices al atacar a
las flotas imperiales o invasoras.
La batalla por Blackstone IV
Los ataques iniciales del Caos se concentraron contra instalaciones de gran
importancia, como los mundos forja de los Adeptus Mecnicus o las bases navales.
De las diecisiete bases existentes en el Sector Gtico, seis haban sido fundadas
riesgo, porque concentrar la flota significaba debilitar las escoltas a los convoyes,
las patrullas de los sistemas y los escuadrones encargados de eliminar a los piratas.
Ravensburg explicaba sus motivos en una carta al Inquisidor Horst del siguiente
modo:
"Son stos tiempos turbulentos que exigen acciones tremendas y decisin.
Debemos actuar con audacia y fe en el Emperador, o nuestros territorios se
desangrarn en diez aos, y tendremos que ceder el sector entero al enemigo. Un
golpe importante, en cambio, no slo servir para eliminar algunas naves, sino que
nos permitir enviar un mensaje a amigos y enemigos a la vez el Imperio no se va
a rendir sin plantar cara."
Tras numerosos ataques abortados y falsas expectativas, Ravensburg encontr su
primera autntica oportunidad a mediados del 151.M41, cuando las naves de
exploracin informaron de una flota del Caos movindose en masa hacia el sistema
Gethsemane (tambin pronunciado Getseman). Ordenando a su fuerza que
avanzara a mxima velocidad, Ravensburg tom el mando personalmente a bordo
del Derecho Divino. Con diecisiete naves capitanas (entre las que se incluan dos
acorazados y dos cruceros de combate) y veinte escoltas a sus rdenes,
Ravensburg persigui a la flota enemiga hasta la regin de Gethsemane.
Repentinamente conscientes de la inquietante situacin a la que se enfrentaban, las
fuerzas del Caos se dirigieron hacia el exterior del sistema, decididas a alejarse lo
suficiente de la estrella de Gethsemane para poder efectuar el salto a la
disformidad. Ravensburg encarg a las ms veloces de entre sus naves perseguir a
la flota que escapaba. Lo que sucedi a continuacin est registrado en las
memorias del Capitn Blythe de la Guardiana:
"Mientras perseguamos al enemigo huido empezamos a recibir seales de aviso
relativas al acercamiento de una nueva flota enemiga que se acercaba
directamente hacia nosotros. Habamos sido atrados a una trampa! Reforzados
por una docena ms de naves, los buques del Caos dieron media vuelta y todo lo
que pudimos hacer fue evadir su ataque, operacin que supuso la prdida de tres
destructores y cuatro fragatas en una serie de pequeas escaramuzas. Las bajas
sufridas por el enemigo supusieron al menos cinco escoltas y quiz hasta diez o
ms. Con todas nuestras armas pesadas a las rdenes de Lord Ravensburg, poco
podamos hacer salvo correr. El cazador cazado!"
Blythe y su grupo de naves regresaron junto a la flota principal de Lord Ravensburg,
pero incluso contando las naves comandante de Lord Ravensburg la flota imperial
era superada de forma importante en potencia de fuego. Durante tres das las dos
flotas trataron de rodearse y esquivarse mutuamente por todo el sistema, sin que
ninguno de los comandantes se atreviera a enviar al grueso de sus naves contra un
enemigo cuya posicin exacta era, cuando menos, desconocida. La flota de Lord
Ravensburg se enfrent a la del Caos tres semanas despus de llegar al sistema.
Seis fragatas clase Firestorm localizaron a la flota enemiga cerca de Gethsemane II,
empleando la cobertura que les proporcionaban varias nubes de polvo para evitar
ser detectadas. Aprovechando la ocasin, el Almirante se lanz al ataque con toda
su flota. Los destructores de la clase Cobra lanzaron una serie de andanadas de
torpedos a mximo alcance aunque las probabilidades de causar daos serios
eran muy escasas, los torpedos forzaron a las naves del Caos a variar su rumbo, de
forma que se acercaran a las naves comandante del Imperio. El Teniente Martyrn,
de la Nave Insignia Derecho Divino, narr del siguiente modo los acontecimientos:
"Obligados a un enfrentamiento frontal contra nuestra flota, los buques del Caos
salieron maltrechos del intercambio inicial de fuego. Constantemente aullaban
nuestros torpedos, dirigidos hacia sus naves. Algunas lograban evadirse, otras
florecan con ptalos de ardiente plasma. Con nuestros escudos delanteros y proas
blindadas su fuego de respuesta serva de poco. Nuestros escoltas, como perros
pastores, mantenan juntas y apretadas a las naves enemigas, que formaban una
masa compacta contra la que dirigir el fuego. Por fin lleg el momento en que una
flota y otra nos cruzamos. Nuestra nave retumb al abrir fuego ambos costados
simultneamente. A la orden de Lord Ravensburg comenz una descarga continua
y estruendosa contra sus naves. Juntas y recortndose contra las estrellas,
difcilmente podamos fallar."
La flota Imperial arras a sus adversarios, inutilizando cuatro de sus naves
comandante y destrozando once escoltas en la primera pasada. En lugar de girar
para hacer frente al enemigo, que en retrospectiva habra servido para darle alguna
oportunidad de victoria, el Seor de la Guerra orden a su flota que no variase el
rumbo, intentando desesperadamente escapar.
El ataque de los Ejecutores
Mientras las ms rpidas de las naves enemigas empezaban a acelerar alejndose
de la flota de Ravensburg, pareca como si la flota del Caos fuera a volver a eludir la
justicia. Pero a medida que el enemigo se alejaba, un nuevo drama se preparaba,
como muestra este relato del Capitn Drew de la Fortitude:
"Atacaron sin avisar un minuto la pantalla estaba vaca, y al siguiente una
autntica armada de naves eldar haba surgido ante la flota del Caos. Al reconocer
los colores de los Ejecutores entre sus buques temimos por nuestras vidas. Pero
cuando intentbamos emprender un nuevo rumbo, nuestro miedo se convirti en
exttica alegra. Los eldar estaban atacando al enemigo, no a nosotros! Recuerdo
los gritos de alegra en el puente, y un disparo de lanza perforando uno de sus
acorazados, que se desgarraba en docenas de partes, consumido por las llamas que
laman sus bateras de armas."
Atrapados entre los eldar atacantes y la flota de Ravensburg, las naves del Caos
fueron rpidamente aniquiladas, aunque una docena ms de los buques imperiales
quedara inutilizada o simplemente daada antes del final de la batalla. Por qu los
eldar decidieron prestar su apoyo a la causa imperial es algo que nunca se ha
podido explicar, aunque la creencia generalizada es que finalmente se haban
enterado de que Abaddon haba capturado las Fortalezas de Azabache y haban
comprendido que slo una alianza les permitira sobrevivir.
Nuevos acontecimientos
Aunque ya se extenda por toda la flota la noticia de la gran victoria de Lord
Ravensburg, an haba mejores noticias en camino. Durante los ltimos meses del
151.M41, las tormentas en la disformidad que haban aislado el Sector Gtico
empezaron a perder intensidad, y varias naves de flotas vecinas llegaron para
reforzar a los fatigados buques de Lord Ravensburg. Con ellas llegaron transportes
de combate y cruceros de asalto de varios captulos de Marines Espaciales,
incorporando tropas frescas de lite a la lucha. La slida defensa imperial, aunque
rota en algunos puntos, haba evitado que las flotas del Caos consiguieran una
victoria rpida, y con la ayuda de los eldar y las naves de sectores vecinos los
sirvientes del Emperador podan pasar a la ofensiva.
La destruccin de Tarantis
Pero igual que Ravensburg haba sido antes demasiado terco como para aceptar la
derrota, ahora Abaddon pareca igualmente decidido a no perder lo que haba
conseguido. Con dos, quizs incluso tres, Fortalezas Oscuras a sus rdenes,
Abaddon supona la mayor de las amenazas para los mundos imperiales del Sector
Gtico. Hasta qu punto era peligroso nadie lo haba sabido hasta que atac el
sistema de Tarantis. Cercano a una de las fronteras del Sector Gtico, Tarantis era
un punto de reunin habitual para las naves que se disponan a entrar o abandonar
la regin del Sector Tamahl, as que hacia all se lanz Abaddon tratando de frenar
la llegada de refuerzos imperiales.
Su flota principal, acompaada por las tres Fortalezas de Azabache desaparecidas,
barri al puado de naves imperiales cercanas a lugar por el que surgieron del
espacio disforme. Acercndose rpidamente al sistema, los cruceros y acorazados
de la armada catica se abrieron camino entre los defensores para permitir el paso
de las Fortalezas Oscuras. Incontables millones de personas, muchas de ellas
reclutas pertenecientes a la Armada o a la Guardia Imperial, murieron mientras los
planetas eran destruidos y perecan incontables inocentes. Pero lo que sucedi a
continuacin, en el combate entre ambas flotas, iba a eclipsar todos los horrorosos
sucesos desencadenados hasta el momento. Combinando su poder del mismo modo
que en el sistema de Fularis, las Fortalezas Oscuras liberaron una onda masiva de
energa contra la estrella de Fularis. Alcanzado su objetivo, las naves del Caos se
retiraron combatiendo y saltaron a la disformidad de nuevo.
Durante todo un mes la estrella de Tarantis rugi hirviente. Retorcidas tormentas
recorran su ardiente superficie, mientras que su corona (su dimetro) se expanda
hasta llegar a engullir los dos mundos ms cercanos. Todos los que podan
abandonaron el sistema, pero evacuar la poblacin de tres mundos enteros era una
tarea imposible. Cuatro semanas tras el ataque de Abaddon la estrella de Tarantis
se convirti en nova, arrasando todo lo que se encontraba a muchos miles de
billones de kilmetros en todas direcciones en una terrorfica tempestad de gas y
plasma. Tarantis, un sistema estelar entero, haba dejado de existir. Abaddon tena
suficiente poder como para emplear estas armas contra cualquier sistema que se le
antojase.
La trampa
Lord Ravensburg estaba firmemente convencido de que Abaddon tratara de
capturar las otras tres fortalezas Blackstone, pero no tena la menor idea de cul de
las tres sera la siguiente en recibir las atenciones del Seor de la Guerra. La cacera
continu durante seis meses, durante los cuales las naves imperiales y eldar
patrullaron sistemas olvidados haca tiempo, en un intento desesperado de
encontrar a Abaddon y sus terribles armas. A finales del sexto mes, las fuerzas
aliadas consiguieron una ventaja decisiva: los eldar haban encontrado la flota de
Abaddon en el Bajo Lysades y eran capaces de usar sus sofisticadas naves para
seguir su rastro a travs de la disformidad.
Dado su rumbo, era claro que el Seor de la Guerra se estaba preparando para
lanzar un ataque contra Schindlegeist, donde la Blackstone V flotaba en las
profundidades estelares. Dejando atrs tan slo un puado de buques para que se
ocuparan de las otras flotas del Caos, Ravensburg y los eldar se apresuraron para
alcanzar Schindlegeist antes que el propio Abaddon. Empleando antiguos portales
en la disformidad que les fueron mostrados por los eldar, los almirantes imperiales
alcanzaron el Sector cinco das antes de la fecha en que se esperaba el ataque de
Abaddon. Mientras reciban una corriente constante de datos acerca de las acciones
de Abaddon, las naves imperiales y eldar acechaban, a la espera.
Superados en nmero y cogidos por sorpresa, haba poco que los capitanes de las
naves traidoras pudieran hacer, salvo morir luchando. Durante tres das se
enfrentaron las poderosas flotas enemigas, sufriendo horrendas bajas por cada lado.
Pero pese a toda su ferocidad, las naves caticas sencillamente no podan igualar
las fuerzas desplegadas contra ellas. Mientras el tercer da de lucha alcanzaba su
sangriento clmax, Abaddon consigui una vez ms cruzar las lneas imperiales con
sus Fortalezas y dirigirse hacia la estrella. Ravensburg orden interceptarle a todas
las naves disponibles, aunque saba que haba poco que se pudiera hacer para
frenar a las bestias. Slo la Llama de Pureza estaba lo suficientemente prxima para
atacar, pero el armamento del crucero serva de poco contra las enormes
estaciones.
A medida que las Fortalezas acumulaban energa para lanzar su cataclsmico ataque
surgieron nuevos rayos que las unan entre s. Comprendiendo que slo haba una
posibilidad, el capitn Abridal orden dirigir todo el potencial disponible a los
escudos, y maniobr con la Llama de Pureza hasta situarse en medio de los rayos
convergentes. La nave explot casi instantneamente, dispersndose en sus
tomos constitutivos. Sin embargo, la detonacin haba bastado para agotar
temporalmente la energa de las fortalezas, y, tal y como Abridal haba esperado,
necesitaran tiempo para volver a acumular el poder necesario para lanzar un nuevo
ataque. Y tiempo era precisamente lo que Abaddon no tena.
La derrota de Abaddon
Agotada su energa, poco podan hacer las Fortalezas de Azabache. Abaddon se las
arregl para escapar con dos de ellas, tras una larga cacera hasta los lmites del
sistema Schindlegeist y un salto a la disformidad desde una posicin
peligrosamente cercana a un pozo de gravedad. La flota imperial acorral a la
tercera, abriendo fuego contra ella con toda su potencia, aunque con escaso xito.
Finalmente, dos cruceros de asalto del captulo de Marines Espaciales de los
ngeles Redentores, combinados con botes de asalto del Derecho Divino, abordaron
la solitaria fortaleza, intentando recuperarla. Ensign Goldwyn, que formaba parte de
la fuerza de asalto, inform ms tarde a sus superiores:
"Estbamos realmente sorprendidos ante la ausencia de tripulacin a bordo de la
Blackstone. Nuestro abordaje no tuvo que hacer frente a oposicin de ningn tipo, y
al acceder a su interior se haba convertido en algo extraordinariamente distinto a
la base en la que yo me haba entrenado. Las mismas paredes latan con energa,
habindose tornado su superficie negra, de un negro aterciopelado y surcado por
profundas venas. Era absolutamente distinta de la nave de pasillos y habitaciones
blanco chilln que haba sido mi hogar seis aos antes. No se vean rastros de las
modificaciones realizadas por los Tecnosacerdotes, como si nuestra intrusin
hubiera sido un sueo por fin acabado. Llevbamos a bordo quiz una hora cuando
un pitido agudo inund el aire y las paredes adquirieron un tono rubicundo. El
pnico se apoder de nuestros corazones y nos apresuramos a regresar a los
Tiburones [los botes de asalto]. Justo a tiempo, pues apenas la abandonbamos, la
fortaleza comenz a desgajarse, fragmentndose lentamente en miles de
secciones. Contemplar la destruccin del enemigo suele ser un momento
agradable, pero en este caso, y aunque no soy capaz de explicar por qu, mi
corazn se llen de pesar y no poda escapar a la sensacin de que algo excelso
acababa de morir."
Aproximadamente al mismo tiempo que la Fortaleza reconquistada se autodestrua,
las otras Fortalezas del Sector Gtico hacan exactamente lo mismo. Nadie sabe si
el mismo destino alcanz a las Fortalezas a las rdenes de Abaddon, y hay rumores
de avistamientos en los que el Seor de la Guerra es acompaado por las antiguas
mquinas, y otros en los que no. Cmo o por qu las Fortalezas fueron destruidas es
an hoy un enigma, pero se asegura que el Inquisidor Horst declar a Lord
Ravensburg:
"Quin puede imaginarse hasta dnde habra llegado Abaddon con las seis en su
poder? Hay cosas que son demasiado peligrosas para existir, y alguien o algo ha
decidido que las Fortalezas Azabache se cuentan entre stas"