Lacan - El Seminario Libro 12 Clase Del 5 de Mayo de 1965
Lacan - El Seminario Libro 12 Clase Del 5 de Mayo de 1965
Lacan - El Seminario Libro 12 Clase Del 5 de Mayo de 1965
LECCN DIECiS~ETE
Leccin 17
5 de mayo de 1965
slo
este
se 1espera
que se plantea la
psicoanalista.
p:re~nmta
un intento de
que podemos
Todo 1o que aport ante ustedes desde comienzos de este ao, concierne a este mgar que
podernos darle a aquello sobre lo que operarnos, si acaso es del sujeto de lo que se trata. Lo
que intent que sintieran es que ese sujeto se sita, se caracteriza, esencialmente como
siendo del orden de la falta, mostrndoles en
dos ni veles del nombre propio por una
parte, de la numeracin por la otra, que el estatuto del nombre propio slo puede articularse
no como una connotacin cada vez ms
de lo que, en la inclusin dasi:ffoatoria
llegada a reducirse a1 individuo, sino, al contrario, como la saturacin
ese algo de un
orden diferente que es lo que, en la lgica
se opona a la relacin bina.ria de lo
universal y lo particular, como algo tercero e irreductible a su fncionmniento, a saber
como lo singular. Quienes tienen aqu una formacin suficiente para escuchar ese repaso
hago de ese intento de homogeneizar lo singular con 1o universal, conocen tambin las
ultades que ese acercamiento 1e opona a la lgica clsica y el estatuto de ese singular
no solamente puede ser dado de una mejor m&"""iera en la aproximacin de la lgica
sino, m.e parece, que slo ouede ser nrecisado en la formulacin de esta
acceso la 1.'Pnh-ul
el deseo.
258
Los
Asimismo, pensaba yo que era justamente esencial llegar hasta all para que pudieran
la distincin que hay entre toda concepcin de la tendencia en tanto cientfica, en tanto nos
lleva al orden de lo general; que la tendencia es especfica y que el error de traducir
por instinto consiste precisamente en el hecho de que hara de la tendencia
propiedad, algn estatuto que se insertara en e1 algo vivo en tanto que es tpico, que cae
bajo el orden, b<lio las ganas, bajo el efecto de !o genernJ; all donde es por una vfa singular
que tenemos :finalmente que invertir el asunto de saber cmo es posible
atrapar algo de lo que podamos hablar cientficamente,
Qu es ese algo? Ya lo saben, es objeto a. Saben ustedes
de una incidencia siempre singular, y de la incidencia de una taita, que se
:resultado
el cual, a travs de un efecto de resto, podemos operar y desde
saber en
se
operar af c01Tectamene_ Es
la fnnula de ese estatuto
les enseo
en tomo a dos posicione
',
en la existencia
iog1ca,
inconsciente:
,
"L-
cmco.
Por qu diremos que en este caso se trata de significantes? Lo dije la ltima vez, se trata
de significantes (an cuando
tratarse nicamente de elementos
porque esto no tiene efecto si no es traducible en lenguaje; sin duda se trata de un ~~"~..... ,,J,
pero ese cdigo se traduce (esto es partcuhm11e11te notable a nvei del primer tnnino, del
se traduce en algo cuyo
ambiguo :funda.'llentalmente, si no
hace surgir, en el hueco
sigue rnmeruatamente, la amo1gnecv:ia tte 10 que se amcu1ar bajo e1 deseo de ser
para la
a la que es
1
de
259
sentidos, de la direccin que indica la lnea en la que se articula esa pareja significante, por
una parte la cita para el encuentro, y por la otrn el deseo que lo subtiende, que surge de
formulacin misma'?
No es todo; el estatuto de lo que se articula ah es en cierta forma independiente de
cualquier hecho; se ofrece ante todo como algo significado, como ese ms aH que yo llam
con el tnnino con el que los estoicos lo designan, el AzK1:v, as como fe de los estoicos
.
lo que se prod uce en 1ia wrecc10n
.,;;
'
h ac1a
. ,_a
' . dr e 'tuyxavro
, 18 para des1gnar
que tome, e l termmo
derecha donde se constituye el Hamado al solo para las cinco. Que se pueda dar este
ejemplo, ese n1odelo, en cierta fonna rndimentario, o tal vez somero, les permite captar
seguir abierta la discusin sobre el estatuto que hay que darle a este encuadre de !a
ah es lo que recubre lo real en su movimiento, en su multiplicidad, que le da
sujeto de frase.
del conocm.1H':nto
. ,
.
y part!cmarmente,
que le concierne al
es puesta de :relieve de
signo es, esencialmente, no hay htm10 sin fuego, como lo saben
ustedes, e igualmente, de hecho, no hay nada mejor que el hmno para ocultar el fuego. El
fuego, referente real, el hun10, signo que lo cubre, y por ah en alguna plli4e el
receptculo m versal de lo que detrs de los signos hay por conocer de supuesto
rn...,,,,,,...,,
reaL
resulta para el estatuto del
en un proceso
demasiadas ocasiones
notar que no har uso enteramente
distingue la relacin del sujeto en el estatuto del significante.
1.;1.1u1v1>;;ut
en
q11e se
Los PROBLEMAS
Hemos de [?], nos dice la frmula que pla.rite ante ustedes: que el significante es
representa a un sujeto parn otro significante. Qu se nos sugiere con esta
qu no 1a Have y la cerradura? En ctia,'1to a la cerradura, no se trata de Io que nos
descubrir cuando haya cado el pestillo o la clavija, sino de su relacin con algo que
funcionar. Pero qu es Ja Have119
Ja Have y ia cerradura todava est ia cifra:
llave es engaosa. Lo que nos interesa en esto, mm cerradura~ que
significante, es la interntdad de esta composicin c0111a polivalencia,
para el caso de la cifra, lo que le pennitir funcionar.
En un cierto estado de la cerradura, slo hay una cifra que puede operar, ese uno de
que supone un sujeto reducido a este uno de una combinacin. AJ1 no hay juego; el
no es el
universal: tiene cifra o no la tiene. Y el rol
es bastante divertido para representamos que es en efecto un resto, una
un desecho en el asunto, pero
indispensable que, a
de cuentas, representa
soporte
y real donde intervendr el sujeto. En otras palabras, en la fnnuia
aqu segunda [figura XVII- 3bj que se sustituye a Ja primera [figura XVII-3a! en tanto
fa primera nos designa el S 1 que representa ante el S 2 ai S
debajo del S que si qnieren en este caso es
lo siguiente: [lla] que es el uno del
en
que
qoe proveer.
Fig.
"1"a /Ji
Si
('
rlg.
no es saber
que ha de saber se define por ese
llevado, en nuestra operacin, a ese tiemno de
bien yo no saba que ese significante
yo estaba como sujeto, o bien que ese "''F.-"..l.U'-ULW...
usted articula para m era
Lo que l
ZO'Jlogo.
yo era esto o
ii
][1
L-D 1
1964-1965.
LE:CCiN DiEC~S~ETE
sola
La tos de Dora. Dnde ubica Freud la tos de Dora? Lean el texto. Cuando
un sntoma es en funcin del momento en que esta tos toma funcin de significante, de
yo, dada por Dora a algo que surge en esta ocasin y que no
surgido de otra manera. Y hay que leer el texto de Freud para seguir e1 recorrido puramente
significante [ ... ] de juego de palabras en torno al padre, que es un hombre de
, lo
cual quiere decir, dice Freud,
recursos, en el sentido en que l_a palabra recurso quiere
tambin en alemn
sexual. No hay Vermogen 111, qu puede ser ms
puramente significante que ese juego de palabras homonmico y adems la inversin
lo cual nada de la tos de Dora tendra
negativa de lo que quiere
es tambin el
ese sntoma, que es ta.rnbin el del "'""-r11rnt.n
le aporta a esta impotencia, particularmente lo
las cosas l:msta sus ltimas cons1ec11e11c1as.
de hecho sin
relacin genitohucal?
Gmunden con no
la """""''.'"''~''""'"'
nos fa interpreta
montura
puedo contarles
ustedes me cuentan otros.
cn:w n::<.cen los nios y
me
cigea. El significante
_
no lo sabe
es el "'"'''"''''"'
no es de ninguna manera lo mis:mo }'V""f
fncin sf,'Tiificante es
molcula mucho ms grande; es una gnm fbula a que se entrega Juanito.
una
y
Pero, pero, pero, algo que,
sepa, nunca se ha subrayado en sns rasgos
sin embargo esa era la ocasin, ya que aqu nos hallamos, ms a nuestras anccr1.m;.
aprnpirseio, es lo qu.e resulta al hacer un examen se11cHa.n1ente ingenuo,
momento en que la categora va en tren, si puede decirse, la categoria del saber, y es que es
ah donde yace lo que nos
distinguir radicalmente la fncn del sntom.a, si acaso
es que aI sntoma podemos
su estatuto como definitorio del campo
La
'w==~;,... ;i.~ un signo,
un.a matidez por ejemplo, que nos pern1ite
11c::p:auza...,mu de un lbulo, y
un sntoma en el sentido en que debemos eHti:;u,~no
sntoma analizable y que
define y aisla como tal el carnpo psiquitrico y
su estatuto ontolgico, es
siempre
en el sntoma la indicacin de que se trata de
se ha subravado saficientemente hasta qu punto, en la
no se trata
;;"Cuando insisti otra vez en que la sefmm K slo amaba al pap porque era '"n :ermgender
Jpor ciertas circunstancias c-0laterales de su ex.presin yo not que tras
hombre de recursos.
esa frase se ocultaba su contraria: qu,; el
era ein 1mvem'.igender Awm {n hombre sin
, p.
vol. \'1, ra<luccin de Jos Etcheveffy, Buenos Aires. Amorrnrtu. 1976 fN. de Tl
262
Los
1964-1965.
LECCN DlECISIETE
nicamente de los signos de algo que recibe e1 parano:ico, es e.f signo de (JUe en
se sabe qu quieren decir esos signos, que l no conoce.
Esta dimensin ambigua, por el hecho de que hay algo por saber y que est indicado, puede
ser extendido a todo el campo de la sintomatologa psiquitrica en la medida en
d
anlisis introduce all est dimensin nueva, que es precisamente que su estatuto es el del
significante. Miren hasta qu punto (por supuesto no pretendo agotar en estas
palabras inf,Iiita multiplicidad, el brillo en cierta manera tornasolado del fenmeno)
qu pm1to en la neurosis, est implicado, dado, en el sntoma original, que el
a saber, y
el estatuto de la perversin est tambin estrechamente ligado con
que se sabe, pero que no se puede hacer saber.
sntoma
Es de la indicacin definida, en
saber, de donde quisiera ver
en llfl reumon que cum""'
cerrado y
tendr lugar, no como dije el 20 de junio sino ei 27 de junio,
de un gmpo (que la gente calificada recibir y que quienes no estn cahficauu:>
ms que
a conocer para recibirla), que me gustara que paiia lma cierta
propiamente hablando nosolgica,
me gustalia verla
al nivel dei elemento
es
el sntoma.
ouesta en
de esta dimensin, de esta instancia y su
su
t.1na..-t;t" (debo decir eme lo
e11
cuestin, en
planos aqu aislados del
hasta fracaso, se
deseo
las tres
-rnvvrn
dimensin de un secreto
es un
dimensin de su goce.
lc~(>S
IS
ff_;{.!S tS'
lf..)l 7
lf
Pero
263
ideal, puesto que igualmente no puede concebirse que sea realizado con10 tal
individuo. Qu puede querer decir este extrao mito? Y a decir venfad no es
evidente que sera postergado desde hace largo rato a la ma.11era de un sueo de pedante, si
no estuviese justamente articulado por una dialctica muy diferente a la del conocimiento y
si no se nos dijera que es el ser de deseo lo que aUi se perfecciona y en la medida en que fos
caminos a travs de los cuales ese deseo ha pasado son astucias de la r-&n? Pero quin es
el astuto? Es aquel que se pereccfoml' en ese domingo de la vid:<, como un humorista
bastante bien, del saber absoluto puesto que es aquel que dir "'yo siempre
est la astucia?
que la astucia est en la
deseo o en
d~J
";mrifi~~>t"'
Cil 01
.... ~1..\...:.a.l~~"=-' fhw
"(ti.....,
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'\,,;l(
de~"'"'"""
"'
-~vv ...... u
v ache1tr
lo intraducible no concierne a que el_ uso
antittico de esta palabra es, como en espaol, tanto perfeccionar algo t,'Omo que ''algo se acabe", sino porque
est el sentido de "acabar" sexual
una crnmotacin sexuai: a pesar de quernr decir bavan:kr,
muy indirectamente para evocar una situacin sexual y que
entonces ~;.aHar traduccin en expresiones colombianas como ''l1ablar
'"'mamar
etctera fN. de
264
EI sntoma tenemos que definirlo como algo que se seala como un saoer ya a.in, para un
sujeto que sabe que eso le concierne, pero que no sabe !o que es. En qu medida podemos~
los analistas, decir que estamos a la altura de esta tarea de ser aquel que, en cada caso, sabe
lo que es? Slo a ese nivel, ya ah donde est ubcada, se plantea la pregunta por el estatuto
del psicoanalista.
de
tenemos que
nos hallemos ta..11
Cul
265
tan lejos;
absolutamente original que es o que seria ese significante nico y supuesto ese ovo~1~
primordial donde el sujeto se especificara respecto a1 mundo entero del significante.
absurdo de esta posicin se demuestra suficientemente, y ah est el punto de vrtigo que
conlleva incluso la idea de jnterpretacin; es a la vez lo que nos permite escapar de ah, eso
es lo que la relativiza. No es con eso con lo que tenenws que vrnosla, no n1s de lo que
nuestro conocimiento de psicoanalista podra desembocar en esa especie de fatalismo de
saber segn el cual la respuesta ya estara en nosotros y no por el hecho de que de nosotros
se espere la respuesta.
posibilidades del :reencuentro, que es de lo que se trata en el llamado del deseo, son en
s mismas ms que improbables, e igualmente el hmizonte de signos, de significados sobre
que se despliega la experit:mcia subjetiva es por su naturaleza enigmtica y se mmncia
como tal al nivel del f..f:K'!v. En lo que concierne al deseo, n.o ser hoy que avance el
para decir que se trata de lo real del deseo y de su estatuto en
,, .
D.
. ,
.
.
,
anantlca. 1 igamos sm1p1ememe que en pnmer mgar y tenomenotog1camente, se nos
siendo el campo de
rl
bien cercados.
Ah
el punto de impasse
11os vearnos, ~,lDl"verlo a abrir.
entiendo
~._,~-mu
~-------
------
en espanm:
266
!
1
precisin
vv\_..l.V.n electrnica: