Sociedades Adultocentricas
Sociedades Adultocentricas
Sociedades Adultocentricas
SOCIEDADES ADULTOCNTRICAS:
SOBRE SUS ORGENES Y REPRODUCCIN
CLAUDIO DUARTE QUAPPER*
A la familia Mart Escofet
por su cario
RESUMEN
Nuestra sociedad occidental puede ser caracterizada conceptualmente desde
diversas nociones segn los ejes de observacin que se privilegien en el anlisis. Para el caso de este ejercicio reflexivo, el eje principal es el de las relaciones entre clases de edad, especficamente juventud y adultez. Desde esa
perspectiva, decimos que se trata de una sociedad adultocntrica, producida
como resultado de diversos procesos econmicos y polticos que han consolidado materialmente este modo de organizacin societal, as como de la construccin de su matriz sociocultural que en un plano simblico, potencia
su recreacin y reproduccin, construyendo imaginarios que afectan directamente las relaciones y los procesos identitarios de diversos sujetos sociales.
La presente reflexin muestra procesos que han posibilitado la emergencia y
reproduccin de sociedades adultocntricas, ledo desde las condiciones y
situaciones de las y los jvenes.
PALABRAS CLAVE: LO JUVENIL, JUVENTUDES, SER JOVEN, PRODUCCIN
SOCIAL, NATURALIZACIN, SOCIEDAD ADULTOCNTRICA,
IMAGINARIOS ADULTOCNTRICOS
Socilogo y Educador Popular. Magster en Juventud y Sociedad, Universidad de Girona. Doctorando en Sociologa, Universidad Autnoma
de Barcelona. Acadmico del Departamento de Sociologa de la Universidad de Chile, coordinador del Ncleo de Investigaciones en Juventudes. E-Mail: [email protected].
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SOCIEDADES ADULTOCNTRICAS:
SOBRE SUAS ORIGENS E REPRODUO
RESUMO
Nossa sociedade ocidental pode ser caracterizada conceitualmente a partir de
diversas noes segundo os eixos de observao privilegiados na anlise. Para
o caso deste exerccio reflexivo, o eixo principal o das relaes entre as faixas
etrias, especificamente juventude e adultez. A partir desta perspectiva, dizemos que se trata de uma sociedade adultocntrica, produzida como resultado
de diversos processos econmicos e polticos que consolidaram materialmente
este modo de organizao social, assim como da construo de sua matriz
sociocultural que em um plano simblico, potencializa sua recriao e
reproduo, construindo imaginrios que afetam diretamente as relaes e os
processos identitrios de diversos sujeitos sociais. A presente reflexo mostra
processos que possibilitaram a emergncia e reproduo de sociedades adultocntricas, a partir das condies e situaes dos e das jovens.
PALAVRAS CHAVE: JUVENIL, JUVENTUDES, SER JOVEM, PRODUO SOCIAL,
NATURALIZAO, SOCIEDADE ADULTOCNTRICA, IMAGINRIOS
ADULTOCNTRICOS
ADULTCENTRISM SOCIETY:
FOCUSING ON ITS ORIGIN AND REPRODUCTION
ABSTRACT
Our Western society can be characterized conceptually from different notions
according to the axes of observation in the analysis privilege. In the case of
this reflective exercise, the main focus is the relationship between age classes, specifically youth and adulthood. From that perspective, we say that this
is an adult-centered society, produced as a result of various economic and
political processes that have materially strengthened this mode of societal
organization and construction of sociocultural matrix, on a symbolic level,
power recreation and play, imaginary building that directly affect relationships and identity processes of different social subjects. This reflection shows
processes that have enabled the emergence and reproduction of an adultcentered society, read from the conditions and situations of young people.
KEY WORDS: YOUTH, JUVENTUDES, BEING YOUNG, SOCIAL PRODUCTION,
NATURALIZATION, ADULTCENTRISM SOCIETY,
ADULTCENTRISM IMAGINARIES
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INTRODUCCIN
De los cuatro modos sealados, lo juvenil es a nuestro juicio la categora ms comprensiva, en tanto da cuenta de la condicin relacional del
ser joven y de las distintas formas de concebir-producir jvenes, juventud (es) y juvenilizacin. Por ello, la nominacin que utilizo es sociologa de lo juvenil, para poner de relieve el propsito de hacer un anlisis
comprensivo de esta condicin estructural y estructurante (Duarte,
2005). La misma opcin asumo en este artculo.
Bourdieu (1990) abri de manera potente este debate al sealar, con
cierta irona, que la juventud no es ms que una palabra, cuestionamiento que retom, ahora desde la sociologa, las posiciones diferenciadas en los enfoques que relevaban naturaleza o cultura, y que haban
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Franz Hinkelammert define la sociedad occidental como aquella formada durante la edad media y que se ha caracterizado por ser dominadora
del mundo entero a travs de la colonizacin, el racismo, el hambre,
guerras, sistemas de dominacin extremos, fuerzas productivas que se
sostienen en la depredacin, la ilusin de la libertad humana y como solucin a los problemas que ella misma crea (1991; 1998).
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Existen relatos sistemticos de fases de la historia humana o de sociedades especficas en que se enfatiza en las relaciones que se producan
entre clases de edad, a partir de evidenciar los procesos de emergencia
de juventud y niez (Feixa, 1998). Relevaremos el carcter conflictivo
de estas relaciones en tanto constituyen asimetras que contienen y
reproducen autoritarismo (Gallardo, 2006).
En las sociedades primitivas sin Estado, la posible constitucin de
juventud estaba enmarcada dentro de una amplia diversidad por la
existencia de ritos de pasos que sealaban el cambio de estatus de nios
y nias, para comenzar a jugar roles vinculados a la participacin en las
labores productivas, reproductivas y de defensa; lo que en algunos casos
implicaba el acceso a la vida adulta o en otros el ingreso en un grupo de edad semidependiente previo al matrimonio (Feixa, 1998:20).
Existan distintas ritualidades, por medio de las cuales se otorgaba legitimidad a la nueva condicin de sus integrantes (Turnbull, 1984).
Nos interesa debatir el carcter de estos procesos, ya que los sistemas de edades sirven a menudo para legitimar un desigual acceso a los
recursos, a las tareas productivas, al mercado matrimonial, a los cargos
polticos (Feixa, 1998:25). De esta manera, una caracterstica de estas
relaciones sociales primitivas es que se legitimaba la jerarquizacin entre
edades, y con ello se aseguraba la subordinacin de los sujetos y sujetas
construidos como menores. Estas jerarquizaciones productoras de asimetras se originaron y sostienen hasta hoy, sobre las ya existentes de orden
patriarcal, en que las mujeres perdieron las posibilidades de ejercicio de
poder en sus sociedades y fueron relegadas a roles reproductivos y productivos domsticos, sin capacidad en el plano de las decisiones polticas,
econmicas y sexuales (Simone de Beauvoir, 1998).
Diversos autores plantean que el patriarcado es un sistema de
dominacin que contiene al adultocentrismo: en trminos estrictos, el
monopolio patriarcal es ejercido por los varones designados socialmente como adultos. [...] Contiene [el patriarcado] la prctica de un
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Las evidencias histricas muestran que esta emergencia y construccin de juventudes en las sociedades latinoamericanas y caribeas
poseen una cuarta caracterstica: diversos conflictos en torno al desencuentro entre las expectativas de los mundos adultos respecto de las y
los jvenes y de estos en torno a su papel y a las oportunidades sociales. Esta conflictividad ha venido enfrentndose, desde fines del siglo
XIX, con tendencias a propiciar la subordinacin de los grupos considerados menores, por medio de la gestacin de legislaciones y polticas sociales que han buscado su cooptacin en tensas relaciones entre
los nacientes Estados nacionales y los grupos de jvenes en cada pas
(Goicovic, 2000; Salazar y Pinto, 2002).
Debe considerarse que en estos procesos han existido episodios y
procesos de oposicin y resistencia de los jvenes, que enfatizan el
carcter conflictivo y dinmico de su emergencia. Para Lutte, citando a
Giuliano, las bacanales acontecidas en Roma en los primeros siglos son
una muestra de una rebelin de sectores de jvenes y mujeres empobrecidos contra las nacientes formas de dominacin social y poltica (Lutte,
1992). Para el caso de Amrica Latina, Salazar y Pinto muestran cmo
en el siglo XIX se desarrolla una forma de rebelin por ruptura con
las generaciones de jvenes, que ya mencionamos, que huyen de sus
casas para vagar por los campos y resolver su presente de manera espontnea. As se niegan a aceptar la herencia de subordinacin que el
peonaje les impona, evitando repetir lo que a las generaciones anteriores les haba ocurrido (Salazar y Pinto, 2002).
En el mbito poltico e institucional, esta emergencia y consolidacin de las juventudes se ha producido en relacin a un Estado que
aparece como productor de violencias sociales.7 Es decir, las lites
dominantes, las del mbito econmico y del poltico/cultural, lo han
fortalecido como un instrumento que se ha reducido en sus tareas de
bsqueda del bienestar social y se potencia como inhibidor de cualquier protesta social y al mismo tiempo articula y organiza los mecanismos que generan las condiciones de pobreza y exclusin social. En
ese sentido podemos ubicarle como un actor de violencias estructurales e institucionales.
Cotidianamente en nuestras sociedades, a travs de leyes, polticas pblicas, normas sociales y otra serie de mecanismos de diverso
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En un primer acercamiento, podemos conceptualizar a este adultocentrismo en un plano material, articulado por procesos econmicos
y poltico institucionales, como un sistema de dominacin que delimita accesos y clausuras a ciertos bienes, a partir de una concepcin de
tareas de desarrollo que a cada clase de edad le corresponderan,
segn la definicin de sus posiciones en la estructura social, lo que
incide en la calidad de sus despliegues como sujetos y sujetas. Es de
dominacin ya que se asientan las capacidades y posibilidades de
decisin y control social, econmico y poltico en quienes desempean
roles que son definidos como inherentes a la adultez y, en el mismo
movimiento, los de quienes desempean roles definidos como subordinados: nios, nias, jvenes, ancianos y ancianas. Este sistema se
dinamiza si consideramos la condicin de clase, ya que el acceso
privilegiado a bienes refuerza para jvenes de clase alta la posibilidad de en contextos adultocntricos jugar roles de dominio respecto, por ejemplo, de adultos y adultas de sectores empobrecidos; de
forma similar respecto de la condicin de gnero en que varones jvenes pueden ejercer dominio por dicha atribucin patriarcal sobre
mujeres adultas.
As, adultocentrismo es un sistema de dominacin que se fortalece en los modos materiales capitalistas de organizacin social. No es
que antes del capitalismo no existiera, sino que como hemos visto en
la historia reciente, este modo de produccin se sirve de dicho sistema
para su reelaboracin continua en lo econmico y poltico. Para reproducirse tambin se han desplegado mecanismos en el plano de lo cultural y simblico, que los abordamos a continuacin.
2.
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Asumimos la nocin de imaginarios sociales como figuras interpretativas de nuestro entorno que le otorgan plausibilidad a una determinada
interpretacin de la realidad social, en la medida que dicha interpretacin en sus grandes rasgos es socialmente compartida (Baeza,
2008:105; Cristiano, 2009). Para Bourdieu, en tanto, se trata de una representacin ideolgica de la divisin entre jvenes y viejos (1990:163164), una estructura de tipo similar a la de sexo o clase, que funcionan
poniendo lmites para definir un cierto orden, estableciendo pautas de
comportamiento y posicionamiento en dicha estructura. En este caso se
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acerca ms a la nocin de Moscovici (1986) sobre representaciones sociales, en el plano de orientacin de la percepcin, por lo tanto como un
mecanismo. Imaginarios sociales implican la elaboracin que resulta de
la accin de dichos mecanismos, con este ltimo planteamiento de Baeza (2008), trabajo en este texto.
Recurro a ideas planteadas en Duarte, 2001.
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tocntrica de que ser joven es poseer una capacidad natural para activarse por el cambio social ha llevado a una suerte de fascinacin con
ciertos procesos histricos y a tratar de explicar la participacin y el
compromiso poltico juvenil sin considerar las condiciones histricas
que hicieron que dicho compromiso surgiera y se materializara.
Ser joven y comprometerse con la transformacin social es una
opcin de vida que no est condicionada por las caractersticas del
desarrollo hormonal puberal. Ser joven y comprometerse con la transformacin social est en directa relacin con las experiencias sociohistricas que cada sujeto experimenta y los aprendizajes que desde ellas
pueda elaborar. As su procedencia, socializacin, despliegue cultural,
educacin, amistades y afectos, opciones laborales y sexuales, sueos,
contexto de pas, etctera, incidirn en mayor o menor medida para
forjar lo que cada persona va decidiendo ser y hacer en su vida (Duarte, 2003).
iv) Estigmatizacin: que a partir de nociones de la juventud y sus
prcticas como un problema social, la objetiva como conflicto, maldad
inherente y riesgo social. Esta estigmatizacin, que se hace del grupo
social juventud y de sus prcticas y discursos, resulta en una objetivacin invisibilizadora del tipo son un problema para la sociedad. As
la relacin que las distintas sociedades construyen con sus jvenes o
con su juventud tiende a fundarse bsicamente desde los prejuicios
(Goffman, 2003). No se logran vnculos humanizadores, sino que se
dan mayormente a partir de imgenes elaboradas desde las apariencias
y las miradas preconcebidas por otras y otros. Se tiende a patologizar
a la juventud, no se reconocen sus capacidades y potencialidades; de
este modo se les saca de la historia, se les sita como no aporte y como una permanente tensin para el orden, el progreso y la paz social.
Esta forma de imaginar a las y los jvenes desde los prejuicios
negativos y como ya vimos en el esencialismo, pueden ser o pretenderse positivos incide de manera importante en los relatos socioculturales sobre jvenes y lo juvenil. Por ello es pertinente asumir el carcter conflictivo que hemos sealado sobre la constitucin de juventudes en cada sociedad y cultura, as como el necesario debate y deconstruccin a que debe postularse para que dichas construcciones
apunten a la humanizacin tanto de las relaciones (inter e intra) generacionales como de las identidades juveniles (Duarte 2005).
Un aspecto relevante y de carcter global en la construccin de estas
objetivaciones es el uso que se ha hecho de la edad como un dato de-
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finidor de realidad. Si bien ha sido necesaria para el anlisis demogrfico, la tensin aparece cuando se le utiliza como un factor explicativo
de estilos de vida, conductas esperadas, (grados de) madurez, (obtencin de) identidad, entre otros tpicos: la edad es un dato biolgico
socialmente manipulado y manipulable; muestra que el hecho de hablar
de los jvenes como de una unidad social, de un grupo constituido, que
posee intereses comunes, y de referir estos intereses a una edad definida
biolgicamente, constituye en s una manipulacin evidente (Bourdieu, 1990; 165). Este uso arbitrario y manipulador incide en la reificacin de las imgenes producidas en torno a la edad, influyendo tanto
en la construccin de juventud (Bourdieu, 1990) como en el anlisis
social sobre lo juvenil (Ghiardo, 2004; Martn Criado, 1998), desde
perspectivas que refuerzan cdigos de dominio adultocntrico.
Para Sagrera, existira un sistema discriminatorio al que denomina edadismo, que tiene capacidad de rechazar, marginar, cosificar a
casi todas las personas durante casi toda la vida (1992:12), y que se
organiza a partir de los imaginarios construidos en torno a las edades.
Los efectos de este sistema seran la negacin de la condicin de persona humana, la construccin de grupos cerrados como razas enemigas y la obstaculizacin de la solidaridad entre clases de edad.
A partir de estas objetivaciones reificadas, esta perspectiva naturalizadora tiende a ordenar de manera asimtrica las relaciones sociales
produciendo imgenes que permiten interpretaciones orientadas a
establecer dominio y a reproducirlo y que son compartidas en nuestra
sociedad como imaginarios adultocntricos, ya no solamente respecto
de juventudes, sino tambin de niez, adultez y vejez.
b)
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estilo, lo que debilita muchas de las miradas sobre las prcticas juveniles;12 b) la nula y dbil vinculacin que se hace de esas realidades juveniles estudiadas, con las condiciones de vida de las y los jvenes en
determinados contextos de desarrollo, que redundan en miradas muy
acotadas que pierden capacidad comprensiva de relacionarse con lo
global y de ver en ello disputas de poder (Zarzuri y Ganter, 2005); c) la
utilizacin mecanicista que se ha hecho de las nociones de neotribalidad
y tribus urbanas, que niegan continuidades entre los modos de agrupacin juvenil actuales con pocas anteriores y que homogeneizan la
misma diversidad a la que apelan tras estas nociones (Maffesoli, 1990).
Hemos de considerar que existe diversidad al interior de este enfoque culturalista, ya que adems de lo sealado estn marcando un
sendero interesante en la observacin de las juventudes los trabajos de
Feixa (1998) sobre culturas juveniles en Mxico; los aportes de Roxana Reguillo (2000) y Carlos Mario Perea (2007) que incorporan la
clave de accin poltica en las expresividades y producciones (contra)
culturales juveniles.
iii) Construccin social desde lo generacional. En continuidad
con el enfoque que seala la existencia de una matriz adultocntrica en
nuestras sociedades y que lo juvenil emerge desde una construccin
social, se ha venido desplegando una elaboracin que propone mirar
lo social como constituido tambin por generaciones (adems de clases, gnero, etctera), enfatizando en la existencia o ausencia de relaciones entre ellas y en las caractersticas de sus conformaciones y de
dichas relaciones.13
Si bien es incipiente su desarrollo, esta corriente aporta interesantes posibilidades en el debate estudiado, ya que permite: i) comprender lo juvenil como relaciones sociales en permanente construccin
(dinmicas, diferenciadas e infinitas); ii) leer generaciones en la historia como construccin permanente: dinmicas, diferenciadas, infinitas.
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ser, de lo que ha de hacerse y lograr, para ser considerado en la sociedad, segn unas esencias definidas en el ciclo vital. Este imaginario
adultocntrico constituye una matriz sociocultural que ordena naturalizando lo adulto como lo potente, valioso y con capacidad de
decisin y control sobre los dems, situando en el mismo movimiento
en condicin de inferioridad y subordinacin a la niez, juventud y
vejez. A los primeros se les concibe como en preparacin hacia el
momento mximo y a los ltimos se les construye como saliendo de.
De igual manera, este imaginario que invisibiliza los posibles aportes de
quienes subordina, re visibiliza pero desde unas esencias (que se pretenden) positivas, cristalizando nociones de fortaleza, futuro y cambio para
niez y juventudes.
Como seala Feixa, la adultez, desde Platn y Aristteles, se ampara en el elogio al intermedio justo, referido al varn de mediana
edad, que es quien ejerce poder de dominacin en la sociedad (Feixa,
1998:29), reafirmndose la vinculacin antes abordada entre patriarcado y adultocentrismo.
3.
ACOTACIN FINAL
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