Charles H. Spurgeon - Comer en Verdad La Carne de Cristo
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Sermones
Nuestro Seor Jess no aluda en este pasaje a la cena del Seor, como se
han atrevido a afirmar algunos que desean mantener sus supersticiones
sacramentales. No me voy a detener en el argumento de que no haba cena
del Seor a la que aludir en aquel momento, aunque hay ciertamente alguna
fuerza en l, sino que ms bien voy a recordarles que con una interpretacin
as, este pasaje no sera cierto. Incluso los ms ardientes proponentes del
significado sacramental deben confesar que las expresiones usadas por
nuestro Seor no seran universal e invariablemente verdaderas si se usaran
en ese sentido: si lo que se tuviera en mente aqu fuera la cena del Seor, no
sera cierto que quienes no han comido nunca la cena del Seor no tienen
vida en ellos, ya que es confesado en todos lados, que cientos y miles de
nios que mueren en la infancia, son salvos sin ninguna duda, a pesar de
que no han comido nunca la carne de Cristo ni han bebido Su sangre.
Ha habido en tiempos pasados muchos otros que, por su conducta,
demostraron que la vida de Dios estaba en sus almas, y, sin embargo, no
eran capaces de comer el pan en la mesa sacramental, por motivo de
enfermedad, destierro, prisiones, y otras causas.
Tambin es cierto que hay otros -y no voy a excusarlos- que han sido
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con prontitud de cualquier otro alimento, pero nunca nos cansamos de este
pan celestial. A menudo nos encontramos en una condicin indebida en
referencia a nuestro Seor, porque no hemos tomado lo suficiente de l,
pero nunca podramos tomar demasiado. Cuando lo recibimos a plenitud,
encontramos que l agranda nuestra capacidad, y somos mucho ms
capaces de disfrutar de Su preciosidad.
Observen que el texto nos dice que el creyente ha de comer Su carne y beber
Su sangre, pues noten que Cristo es alimento y bebida tambin, l es todo
en todo, y todo en uno. Un hombre no slo debe comer a Cristo, sino que
debe beber a Cristo: esto es, no hemos de recibir a Cristo slo de una manera
sino de todas maneras, y no slo una parte de Cristo sino todo Cristo; no
meramente la carne de Cristo como encarnado, sino la sangre de Cristo
como el sacrificio inmolado y el Cordero desangrado. Han de tener a un
Cristo entero, y no a un Cristo dividido. No has recibido a Cristo
verdaderamente si has dicho nicamente: yo selecciono esta y aquella virtud
en l; debes abrir la puerta y dejar entrar a un Cristo pleno para que tome
posesin de tu alma. No has de recibir meramente Su obra, Sus oficios, Sus
gracias, sino a l mismo, a Su ser entero.
Quienes rechazan la sangre de Cristo, no reciben ninguna gracia, pues la
sangre tiene una mencin especial. Oh, qu duras cosas he odo decir,
incluso recientemente, acerca de aquellos que predican la sangre de Cristo.
Que continen hablando, si quieren, pues lo hacen bajo su propio riesgo;
pero en lo que a m concierne, hermanos mos, espero merecer sus censuras
ms y ms, y predicar la sangre de Cristo con mayor abundancia todava,
pues no hay nada que pueda dar satisfaccin al alma y apagar esa sed fiera e
intensa que es despertada dentro de nuestra naturaleza, sino la sangre de
Jess como de un Cordero inmolado desde antes de la fundacin del
mundo.
Amados, hay un dulce pensamiento: que la carne y la sangre de Cristo son
alimento adecuado para todas las condiciones de hombres. Se adapta a los
bebs en la gracia, y es igualmente conveniente para los ancianos. Es un
alimento adecuado para los cristianos enfermos, pues no podran recibir un
bocadillo ms exquisito, y es conveniente para los cristianos en el pleno
vigor de su fortaleza. Es alimento para la maana y alimento para la noche, y
alimento para el medioda; ay, el que come nunca ver la muerte. Este es
alimento para los das festivos, y este es alimento para los das cuando nos
lamentamos y estamos afligidos; alimento para el desierto, y alimento para
los jardines reales; alimento, estaba a punto de decir, para el propio cielo,
pues, qu mejor alimento podran encontrar nuestras almas incluso en el
cielo que Su carne y sangre?
Y recuerden que todo el pueblo del Seor est en libertad de comerlo; ay, y
cada alma que tenga hambre de l, es bienvenida. Nadie necesita preguntar
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si puede tomarlo. Est puesto para ser alimento de todas las almas
creyentes, sin importar lo que hubiera sido su previo carcter. Vengan y sean
bienvenidas, vengan y sean bienvenidas, almas hambrientas, almas
sedientas, vengan y coman de Su carne y beban de Su sangre.
He intentado de esta manera exponer con toscos acentos en qu consiste
comer Su carne y beber Su sangre. Consiste en recibir dentro de uno a un
Cristo entero, por medio de confiarse enteramente a l, de la misma manera
que un hombre confa su vida al pan que come, y al agua que bebe. Cmo
sabes que el pan te alimentar? Cmo sabes que el agua te sustentar?
Pues bien, lo sabes por experiencia, pues lo has experimentado, has
descubierto que el pan es bueno para ti.
Por qu no comes estuco de Pars? Por qu no bebes vitriolo? Oh, eres
ms inteligente que eso, pues puedes confiar en el pan para reconstituirte, y
en el agua para refrescarte, y de la misma manera tampoco recibes las
supercheras clericales ni las falsas doctrinas, sino a la bendita persona y
obra de Jesucristo en Su vida y en Su muerte expiatoria; recibes todo esto,
pues sientes que puedes alimentarte de ello; estas son las viandas exquisitas
que ama tu alma.
II. Ahora consideremos brevemente CULES SON LAS VIRTUDES DE
ESTE ACTO DE COMER Y BEBER DE CRISTO. Busquen en sus Biblias, y
en el versculo 53 encontrarn que esto es un acto esencial. "De cierto, de
cierto os digo: Si no comis la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre,
no tenis vida en vosotros."
Es esencial, pues si no tienen vida en ustedes, no tienen nada que sea
bueno, "No tenis vida en vosotros." Ustedes conocen la teora moderna que
hay grmenes de vida en todos los hombres, que slo necesitan
desarrollarse. La Paternidad Universal espa algn bien en todos nosotros, y
lo que el hombre debe hacer es educarlo y manifestarlo.
Esta es la nocin filosfica, pero no es la manera en que Cristo lo expresa. l
dice: "Si no comis la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre, no
tenis vida en vosotros." No, no hay un tomo de vida verdadera. No hay
vida que pueda ser educada; el pecador est muerto, y en l no hay nada
bueno de ningn tipo.
Si ha de haber algo bueno alguna vez, tendr que venirle, debe ser una
importacin; y nunca puede venir a l, a menos que sea en conexin con su
acto de comer la carne y beber la sangre de Cristo. Pero supongan que un
hombre tiene muchas convicciones de pecado; comienza a ver el mal del
pecado, y teme la ira venidera. Esto es esperanzador; pero yo le recuerdo
solemnemente a cualquiera de ustedes que se encuentre en ese estado, que
si no come la carne del Hijo del Hombre, no tiene vida; hasta no haber
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Oh, bendita unin es esta, no meramente con Jess, sino a travs de Jess
con el Padre! De tal forma que Cristo dice: "Porque yo vivo, vosotros
tambin viviris". l vive por el Padre, y nosotros vivimos por l, y todo esto
debido a que lo recibimos y nos alimentamos de l.
Oh alma ma, yo te exhorto a que abras ampliamente tu boca para Cristo, y lo
recibas en lo ms ntimo de tu ser. Dale un alojamiento en tu corazn, ay,
permite que permanezca en el mejor pabelln de tu naturaleza, en el lugar
ms sobresaliente de tu alma. Ten hambre de l, alimntate de l cada da, y
cuando lo hubieres hecho as, y l more en ti y t en l, entonces hblales a
otros acerca de l, y divulga ampliamente Su amado nombre, para que los
hambrientos pecadores que perecen sepan que hay alimento en Egipto y pan
que se puede obtener en Jess, y que pueden venir y comer y beber de l
como t lo has hecho. Los exhorto, hermanos y hermanas, que recuerden
esto, y que el Seor los bendiga, por Jesucristo nuestro Seor. Amn.
Porcin de la Escritura leda antes del sermn: Juan 6: 26-65.
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