Charles H. Spurgeon - La Doctrina de La Gracia No Conduce A Pecar
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manera calificados por su propia moralidad para ser jueces en esta materia.
La moral debe estar en muy mala condicin, cuando personas inmorales se
vuelven sus guardianes. La doctrina de la justificacin por la fe es
frecuentemente objetada como daina para la moral. Un peridico hace
tiempo cit un verso de uno de nuestros himnos populares:
"T: fatigado, agobiado, Porqu te agotas as?
Deja tus obras. Todo fue hecho hace mucho,
mucho tiempo.
Hasta que no te aferres con simple fe al trabajo
de Jess,
Las obras son fatales, las obras terminan en la
muerte."
Esto lo consideraron como un ejemplo de enseanza daina. Cuando le el
artculo sent un profundo inters en este corrector de Lutero y Pablo, y me
pregunt, cunto habra bebido para poder elevar su mente a tal altura del
conocimiento teolgico. He encontrado hombres alegando contra las
doctrinas de la gracia bajo la base que no promueven la moralidad y a los
cuales con justicia podra haberles replicado, "Qu tiene la moralidad que
hacer contigo, o t con ella?" Estos porfiados, rigoristas de las buenas obras,
a menudo no son quienes las hacen. Que los legalistas miren sus propias
manos y lenguas, y dejen que el Evangelio de la gracia y sus defensores
respondan por ellos mismos.
Mirando atrs en la historia, veo en sus pginas una refutacin a la calumnia
tan a menudo repetida. Quin se atreve a sugerir que los hombres que
creyeron en la gracia de Dios fueron ms pecadores que otros pecadores?
Con todas sus fallas, aquellos que les arrojan piedras sern muy pocos si
primero prueban que fueron superiores en carcter. Cundo han sido ellos
promotores del vicio o defensores de la injusticia? Vayamos al punto de la
historia inglesa cuando esta doctrina era muy poderosa. Quines eran los
hombres que sostenan esta doctrina ms firmemente? Hombres como
Owen, Charnock, Manton, Howe, y no dudo en agregar a Oliver Cromwell.
Qu clase de hombres eran stos? Compartan los caprichos del
desenfreno de una corte? Inventaron un Libro de Diversiones para
divertirse en el da del Seor? Frecuentaban las tabernas y lugares de
fiesta? Cualquier historiador les dir que la falta ms grande de estos
hombres a los ojos de sus enemigos fue que eran demasiado correctos para
la generacin en la que vivan, y por eso les llamaron "puritanos," y los
condenaron porque sostenan una teologa sombra.
Seores, si haba iniquidad en la tierra en esos das, se encontraba en el
partido teolgico que predicaba la salvacin por obras. Esos caballeros con
rizos al estilo de las damas y muy perfumados, cuyos discursos tenan un
sabor profano, eran los abogados de la salvacin por obras, y todos
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Por las operaciones de la gracia nos hemos cansado del pecado; lo odiamos
tanto a l como a sus placeres imaginarios. Quisiramos exterminarlo
totalmente del suelo de nuestra naturaleza. Es una cosa maldita, tal como
Amalek lo fue para Israel.
Si t, mi amigo no detestas toda cosa inmoral, me temo que todava ests en
hiel de amargura; pues uno de los frutos seguros del Espritu es el amor a la
santidad, y un repudio a todo camino falso. Una profunda experiencia
interna le prohbe pecar al hijo de Dios: ha conocido dentro de s mismo su
juicio y su condenacin, y de all en adelante es una cosa aborrecible para l.
Existe una enemistad tanto fiera como interminable entre la semilla elegida
y la simiente de maldad de la serpiente del mal: por tanto el temor que se
abuse de la gracia es infundado.
IV. Recuerden tambin que, no solamente el hombre perdonado se opone
as contra el pecado por un proceso de conviccin, sino que TODO HOMBRE
QUE PRUEBA LA GRACIA SALVADORA DE DIOS ES HECHO UNA
NUEVA CRIATURA EN CRISTO JESS.
Ahora pues, si la doctrina de la gracia en manos de un hombre ordinario
podra ser peligrosa, deja de serlo en las manos de uno que est regenerado
por el Espritu y renovado en la imagen de Dios. El Espritu Santo viene
sobre el elegido y lo transforma: su ignorancia es suprimida, sus afectos
cambiados, su entendimiento es iluminado, su voluntad es sometida, sus
deseos refinados, su vida es cambiada; de hecho, l es como un recin
nacido, para quien todas las cosas se han hecho nuevas.
Este cambio es comparado en la Escritura con la resurreccin de los
muertos, con una creacin, y con un nuevo nacimiento. Esto ocurre en todo
hombre que llega ser partcipe de la gracia inmerecida de Dios. "Os es
necesario nacer de nuevo," dijo Cristo a Nicodemo; y los hombres que han
hallado gracia vuelven a nacer. Alguien dijo el otro da, "Si creyera que soy
salvo por toda la eternidad, vivira en el pecado." Tal vez t viviras as; pero
si fueras renovado en tu corazn no viviras en l. "Pero," dice alguien, "si
creyera que Dios me am an antes de la fundacin del mundo, y que, por
consiguiente voy a ser salvo, me lanzara de lleno al pecado." Tal vez t y el
diablo lo haran; pero los hijos regenerados de Dios no son de naturaleza tan
baja. Para ellos la abundante gracia del Padre es un lazo de rectitud que ellos
nunca pensaran en romper: ellos sienten las dulces restricciones de la
sagrada gratitud, y desean perfeccionar la santidad en el temor del Seor.
Todos los seres viven de acuerdo a su naturaleza, y el hombre regenerado
ejercita los santos instintos de su mente renovada: clamando por la
santidad, combatiendo en contra del pecado, esforzndose para ser puro en
todas las cosas, el hombre regenerado pone toda su fuerza hacia lo que es
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puro y perfecto. Un corazn nuevo hace toda la diferencia. Una vez dada una
naturaleza nueva, entonces todas las inclinaciones corren por un camino
diferente, y las bendiciones del omnipotente amor ya no implican peligro
sino que sugieren las aspiraciones ms altas.
V. Una de las principales certidumbres para la santidad del perdonado se
haya en la manera de la PURIFICACIN POR LA EXPIACIN. La sangre de
Jess santifica tanto como perdona. El pecador aprende que su perdn
gratuito le cost la vida a su mejor Amigo; que para su salvacin el mismo
Hijo de Dios agoniz hasta el sudor sangriento, y muri abandonado por Su
Padre. Esto ocasiona un sagrado lamento por el pecado, conforme mira al
Seor a quien traspas. El amor a Jess arde dentro del pecho del pecador
perdonado, porque el Seor es su Redentor y por ello, siente una ardiente
indignacin contra ese mal asesino que es el pecado. Para l, cualquier tipo
de pecado es detestable, pues est manchado con la sangre del corazn del
Salvador.
Cuando el pecador penitente escucha el grito de "Eloi, Eloi, lama
sabactani?" se horroriza al pensar que alguien tan puro y bueno sea
abandonado por el cielo a causa del pecado que tuvo que soportar en lugar
de Su pueblo.
Por la muerte de Jess la mente llega a la conclusin que el pecado es
excesivamente pecaminoso a la vista del Seor; pues si la justicia eterna no
tuvo piedad ni an del Bienamado Jess cuando se le imput a l, cunta
menos piedad tendr con los hombres culpables? Debe ser una cosa
indeciblemente plena de veneno la que pudo hacer sufrir tan terriblemente
al inmaculado Jess.
No se puede imaginar nada que pueda tener un poder mayor para las almas
que han hallado gracia, que la visin de un Salvador crucificado
denunciando el pecado a travs de todas Sus heridas y por cada gota de
sangre que derrama. Qu! Vivir en el pecado que asesin a Jess?
Encontrar placer en eso que ocasion Su muerte? Tomar a la ligera lo que
ocasion que Su gloria cayera en el polvo? Imposible! As pueden ver que
los dones de la gracia inmerecida, cuando son entregados por una mano
traspasada, nunca es posible que sugieran autoindulgencia en el pecado,
sino todo lo contrario.
VI. Sexto, un hombre que llega a participar de la gracia divina, y recibe la
nueva naturaleza, de all en adelante siempre es UN PARTICIPANTE DE
LAS AYUDAS DIARIAS DEL ESPRITU SANTO DE DIOS. Dios el Espritu
Santo se digna habitar en el pecho de cada hombre a quien Dios ha salvado
por su gracia. No es se un maravilloso medio de santificacin? Por qu
otro proceso pueden ser mejor protegidos los hombres del pecado, sino
teniendo al propio Espritu Santo habitando como un Guardin dentro de
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Seor. No tenemos una corte con un juez, pero tenemos un hogar con Su
paternidad, con Su sonrisa y con Su vara. No nos falta orden en la familia del
amor, porque nuestro Padre nos trata como Sus hijos. As, de mil maneras,
todo el peligro por nuestras conjeturas acerca de la gracia, es removido
eficazmente.
VII. LA ENTERA ELEVACIN DEL HOMBRE QUE ES HECHO
PARTICIPANTE DE LA GRACIA DE DIOS ES tambin una salvaguarda
especial contra el pecado. Me atrevo a decir, aunque pueda ser
controvertible, que el hombre que cree en las doctrinas gloriosas de la gracia
es usualmente un hombre de mucho mayor estilo que la persona que no
tiene opinin de ese asunto.
En qu piensa la mayora de los hombres? En la comida, en la renta de su
casa, y en el vestido. Pero los hombres que consideran las doctrinas del
evangelio meditan en el eterno pacto, la predestinacin, el amor inmutable,
el llamamiento eficaz, Dios en Cristo Jess, la obra del Espritu, la
justificacin, la santificacin, la adopcin, y otros temas igualmente nobles.
Oh! Qu refrescante es ver simplemente el catlogo de esas grandiosas
verdades!
Otros parecen nios jugando con montoncitos de arena en la playa; pero el
creyente en la gracia inmerecida camina entre colinas y montaas. Los
temas del pensamiento se alzan imponentes alrededor de l, como Alpes
sobre Alpes; la estatura mental del hombre se eleva con sus entornos, y se
convierte en un hombre prudente, en comunin con lo sublime. No es de
poca importancia esto, para una cosa tan dispuesta a envilecerse, como es el
intelecto humano promedio. En relacin a la liberacin de bajos vicios y
anhelos degradantes, esta doctrina debe ser promovida y ser de mucha
ayuda.
La irreflexin es la madre prolfica de la perversidad. Es un signo
esperanzador cuando las mentes comienzan a discurrir entre verdades
sublimes. El hombre que ha sido enseado por Dios para pensar no estar
tan preparado para pecar como el ser cuya mente est enterrada bajo su
carne. El hombre ha obtenido ahora una visin muy diferente de la que lo
condujo a derrochar su tiempo con la idea que no haba nada mejor para l,
que divertirse mientras poda. l dice, "Yo soy uno de los elegidos de Dios,
ordenado para ser Su hijo, Su heredero, heredero conjuntamente con
Jesucristo. He sido apartado para ser un rey y un sacerdote para Dios, y,
como tal, no puedo ser impo, ni vivir para los objetos comunes de la vida."
l mismo se eleva en el objeto que lo ocupa: de ahora en adelante no puede
vivir para s mismo, porque ya no se pertenece, fue comprado con un precio.
Ahora habita en la presencia de Dios, y la vida para l es real, de entrega,
sublime. No se preocupa en juntar a duras penas el oro con el rastrillo de
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"Entonces," dijo, "Me siento listo para maldecirme por haber afligido a mi
anciano padre amado. Oh, que lo pudiera recuperar otra vez! El amor naci
en ese corazn ruin por una muestra inesperada de amor.
Acaso no puede ser tu caso similar? Nuestro Seor Jesucristo est muerto,
pero ha dejado en su testamento que los primeros entre los pecadores son
objeto de su misericordia ms especial. Mientras agonizaba l or: "Padre,
perdnalos." Resucitado, intercede por los transgresores. Los pecadores
estn siempre en Su mente: la salvacin de ellos es Su gran propsito. Su
sangre es para ellos, Su corazn para ellos, Su justicia para ellos, Su cielo
para ellos. Vengan, oh, ustedes culpables y tomen su porcin. Confen en
Jess con sus almas, y l los salvar. Dios los bendiga. Amn.
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