Guardianas Nazis
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Guardianas Nazis
nazismo postul que todos aquellos que no fueran arios no eran humanos
y por tanto seran tratados como animales. Si era tico experimentar con
perros, gatos y ratones, qu problema habra en hacerlo con judos,
polacos, gitanos u homosexuales?
La respuesta la encontramos en los campos de concentracin nazis donde
cientos de fieles guardianas, con la sangre 'limpia' y libres de intoxicaciones,
se convirtieron en las torturadoras y asesinas ms despiadadas de la
Segunda Guerra Mundial.
No son tan famosas como los Hitler, Himmler, Goebbels o Mengele pero la
Historia ms siniestra de la Humanidad tiene su hueco para estas autnticas
arpas, las caras inhumanas que tantas vctimas dejaron tras de s.
Como el caso de Hermine Braunsteiner, 'La Yegua de Majdanek', que
disfrutaba propinando severas coces en el estmago de sus confinadas. O
Irma Grese, el 'ngel de Auschwitz', cuyo pasatiempo favorito era echar a
sus perros para que devoraran a las prisioneras.
A lo largo de este libro, la autora recoge la biografa de un total de 19
mujeres que participaron activamente en la maquinaria blica del
Nacionalsocialismo y que sucumbieron ante el poder, la sangre y la muerte.
Tuvieron otra salida? S. No obstante, optaron por tomar las riendas, acatar
rdenes y aliar sus actuaciones con fuertes dosis de vejacin, maltrato y
sadismo.
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Mnica G. lvarez
Guardianas nazis
El lado femenino del mal
ePUB v1.0
AlexAinhoa 05.03.13
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Prlogo
Cuando un psiquiatra se pone a prologar, las cosas se convierten en impredecibles, ya
que sabemos escuchar, hablar a medias, pero escribir muy mal. Pero, como alguien
dijo, es lo que hay.
Para prologar desde la perspectiva psiquitrica caben dos opciones: tratar de
entender el contenido de la obra en sus matices psquicos, o entender al autor en sus
motivos para escribir dicho contenido, y en ambos casos siempre resulta arriesgado
encargar a un psiquiatra una introduccin o un prlogo, ya que el riesgo nace de la
mana o tambin llamada deformacin profesional de estos sujetos, es decir, en
este caso de un servidor por desentraar los intrngulis psquicos de aquello que
prologan, de buscar los fantasmas inconscientes que siempre yacen tras las conductas
humanas, y cmo no tras las palabras escritas como representacin stas ltimas de la
personalidad del autor.
Pero el que as arriesga, ya sea autor o editor, demuestra su valenta, y en cierto
modo se desnuda para ofrecer con sinceridad una obra y el esfuerzo que esta siempre
implica.
Vivimos un mundo convulso y con miles de criterios y marcos morales donde a
veces resulta difcil seguir una senda, por eso conviene mirar atrs en nuestra historia
y aprender de lo que en ella, con fortuna o no, ha hecho el ser humano. Ese es el gran
reto de los escritos que bucean en nuestras luces y en nuestras sombras.
Y de sombras vamos a hablar en estas palabras que servirn como prlogo,
sombras perversas y negras que pintaron un captulo mucho ms que trgico de la
humanidad, un captulo de horror sin sentido, donde el cerebro ms animal e
irracional gobern el mundo en una espiral que llen los cementerios y aun nos asusta
en su recuerdo.
La autora ha desentraado unas vidas de personas, mujeres en concreto, que
debieron ser insignificantes o al menos sencillas y grises, y, sin embargo, encarnaron
unas conductas tan crueles e inimaginables que los psiquiatras titubeamos a la hora de
etiquetarlas.
Y es que cuando sucede algo trgico o criminal todo el mundo recurre al
profesional de la psiquiatra para que de inmediato ponga un diagnstico o al menos
explique el motivo de tal o cual conducta, como si al etiquetar o explicar, nuestra
angustia por lo bestial e incomprensible se aliviara y de esta forma pudiramos seguir
saliendo a la calle sin la sensacin de que en algn momento un semejante puede
hacer tal o cual cosa.
De los campos de concentracin tenemos libros y libros, textos y textos y hasta
filmaciones que nos erizan el cabello y nos secan la boca, incluso tenemos
descripciones de profesionales de la salud mental que estuvieron presos, me vienen a
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la memoria Vktor Frankl y Bruno Bettelheim a los que hay que leer por obligacin,
cientficos de renombre como Primo Lev, inolvidable, y tambin hay quienes nos
avisaron con dolor de lo que se vivira como Stefan Zweig, que se quit la vida lejos
de su patria por ese dolor inasumible.
Pero no tenamos un fichero tan detallado de unas mujeres que hicieron de su
condicin el ms flaco favor que se puede hacer hoy a la condicin femenina; fueron
las torturadoras, algunas de ellas, que hoy gracias a la autora conocemos con detalle.
Y es en este punto en el que el psiquiatra se pregunta Por qu? Haba otras
opciones para estas mujeres? O un cruel fatalismo las empuj a perder el rumbo
intoxicadas por una atmsfera delirante proaria, que llevaron hasta sus ltimas
consecuencias?
Qu decir de la personalidad de estas mujeres? Pero qu es la personalidad
antes de todo?
La personalidad es lo que conocemos coloquialmente como forma ser, y la
deducimos de la conducta que cada uno tiene consigo mismo y en relacin con los
dems. Esta forma de ser, si lo resumimos de manera didctica, estara compuesta por
dos parmetros claramente diferenciales: el temperamento y el carcter.
El primero, al que hemos denominado temperamento, tendra un gran
componente gentico, es decir, se transmitira a travs de la herencia, procedentes de
ambos progenitores. En cambio, el segundo sera bsicamente adquirido en funcin
de las relaciones y del ambiente que rodean al sujeto desde su nacimiento hasta el
momento presente. Lo que vemos de la personalidad, lo que percibimos, lo que se
exterioriza, es lo que llamamos conducta o comportamiento.
No hay acuerdo entre los autores y las escuelas sobre cul de los dos elementos es
ms determinante a la hora de la conducta del sujeto, habiendo quien dice que la
herencia determina definitivamente la conducta (idea un tanto fatalista) y quien por el
contrario habla de la herencia como una vulnerabilidad sobre la que se impresionan
los acontecimientos vitales que rodean al sujeto en su vida desde la infancia hasta la
edad de adulto.
En cualquier caso, todos hemos visto diferentes situaciones que parecen inclinarse
hacia un lado u otro de la balanza, pero cada vez son ms los que opinan que como
deca Cajal: El hombre es el escultor de su propio cerebro.
Lo que conocemos como Trastornos de la Personalidad (TP) seran formas
anormales de ser y de relacionarse con uno mismo y con los dems, desde un punto
de vista estadstico. Se inician muy precozmente y provocan malestar al sujeto y/o a
los que conviven con l. En realidad, muchos que denominamos raros son
autnticos trastornos de la personalidad, trastorno que se patentiza de otra forma
dependiendo del medio social donde vive el sujeto.
Es en esta lnea de pensamiento que deberamos encuadrar hoy a aquellas
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Introduccin
La idea de aceptar un trabajo en Auschwitz era particularmente seductora, puesto
que el trabajo responda a la necesidad que tena de experimentar da tras da la
propia superioridad y la propia fuerza, el derecho a decidir sobre la vida y sobre la
muerte, el derecho a infligir la muerte, personalmente o al azar, y el derecho a abusar
del poder sobre las otras detenidas.
As formul Anna Pawelczynska, prisionera polaca convertida en guardiana del
campo de Auschwitz y actual sociloga, su paso por este centro de internamiento
durante la Segunda Guerra Mundial.
No fue la nica. A partir de 1939 cientos de mujeres alemanas se alistaron a la
Bund Deutscher Mdel (Liga de la Juventud Femenina Alemana) y al Partido Nazi
(NSDAP) para acatar los nuevos preceptos erigidos por Adolf Hitler y su Tercer
Reich. No echaban de menos un hogar ntimo, un marido carioso o unos nios
felices, como manifest el Fhrer en ms de una ocasin. No. Estas fminas pese a
lo que declararon ante sus respectivos tribunales, fueron conscientes de la barbarie
y la consternacin a la que se enfrentaron. Decidieron formar parte de un sistema de
tortura, sadismo y muerte an contraviniendo las leyes internacionales en tiempos de
conflicto.
Pero cmo es posible que alguien corriente se convierta en un criminal de
guerra? La respuesta ms recurrente y la que, por desgracia, he intentado reflejar a
travs de este libro, es que todas y cada una de las personas que participaron de la
maquinaria blica del horror nazi, ya tenan esa semilla asesina en su interior. Esa
maldad era innata, oculta en algn rincn de su conducta pero tan palpable que tan
solo fue necesario trabajar en un campo de exterminio, entre cadveres y llanto, para
despertar a las bestias ms despiadadas que se han conocido jams.
Si los hombres de Hitler fueron perversos, ellas, las guardianas de los
campamentos de concentracin, supusieron la mano ejecutora e implacable de la
justicia aria. No hubo juez ms atroz que Mara Mandel, Ilse Koch, Irma Grese,
Hermine Braunsteiner, Dorothea Binz y as hasta 19 nombres. Todas y cada una de
ellas establecieron un patrn de entrenamiento para ensear a sus secuaces cmo
deban golpear, apalear, fustigar, maltratar y vejar a sus reclusas hasta el bito.
Durante esta fase de instruccin, llevada a cabo principalmente en el campo de
Ravensbrck, las futuras asesinas aprendieron a practicar sacrificios y a comportarse
como animales salvajes. La inhumanidad fue su ilustre pilar.
Los miles de internos de Birkenau, Buchenwald, Majdanek, Ravensbrck,
Auschwitz o Stutthof sufrieron en sus carnes el ensaamiento voraz de unas mujeres
que, lejos de impartir paz, y "guardar" la integridad personal, les arrancaron de cuajo
la poca esperanza que podan tener en la vida.
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Parte I:
Las 7 arcngeles del terror
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El picadero
La pesadilla comenz en Villa Koch, como formalmente era conocida, y se
extendi hacia el exterior. Se trataba de una gran casa de aproximadamente 125
hectreas sobre la colina Ettersberg. En un principio, aunque Ilse era la esposa de uno
de los siete oficiales de las SS destinados en Buchenwald, no era de aquellas que
hacan amigos fcilmente. Pronto, la seora Koch se transform en una mujer
endemoniada. La maternidad no la haba ablandado, ni ms lejos de la realidad,
sino todo lo contrario. El efecto positivo que poda subyacer en ella se haba
convertido en algo destructivo y mordaz. De hecho, no se relacionaba con ninguna de
las otras cnyuges. Su carcter colrico, sdico, degenerado, de gran sangre fra y
hambrienta de poder, se lo impedan. Algunos informes mdicos posteriores la
llegaron a tildar hasta de ninfmana.
Para la realizacin de esta clase de depravaciones y fiestas, el comandante Koch
mand construir tambin una especie de picadero, donde su mujer podra desplegar
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sus malas artes, tanto amatorias como criminales. El lugar en cuestin, lejos de ser
algo pequeo, tena 40 100 metros de extensin y unos 20 metros de altura. Esta
gigantesca morada se encontraba a poca distancia del campo de concentracin, as
que los prisioneros de los barracones ms cercanos podan escuchar perfectamente lo
que ocurra en su interior.
La construccin tuvo que llevarse a cabo con tanta rapidez que unos treinta
prisioneros tuvieron accidentes mortales y algunos de ellos fueron asesinados durante
el trabajo. Los gastos de edificacin ascendieron a un cuarto de milln de marcos de
la poca (unos 250.000 euros). Una vez terminado, Ilse empez a utilizarlo varias
veces por semana. Efectuaba sus paseos matutinos a caballo que duraban entre quince
y treinta minutos, mientras la orquesta de las SS tocaba la msica de
acompaamiento sobre un tablado especial. A modo de curiosidad, sealar que dentro
del picadero Frau Koch mand colocar una pista con las paredes recubiertas de
espejos como ingrediente adicional en sus orgas colectivas.
Tras su encarcelamiento en la prisin de la Polica de Weimar en 1943, la clebre
alcoba sirvi de almacn para trastos viejos.
placer perverso la llevaba a lanzar perros contra las embarazadas. Les provocaba
entrar en una fase de terror absoluto donde las vctimas llegaban a creer que moriran
despedazadas por aquellas bestias. Una vez que Ilse consegua su propsito, chillaba
encantada.
De noche organizaba orgas lsbicas con las esposas de los oficiales, para despus
dedicarse a practicar sexo con los subordinados de su marido. Las aventuras sexuales
de la seora del comandante le llevaron a tener aventuras hasta con doce personas a la
vez. Su depravacin iba creciendo. El expreso de Buchenwald, Eugen Kogon,
escribi:
Un captulo especial fueron las reuniones sociales de las SS que se
iniciaron en Buchenwald con una magnfica fiesta al aire libre Lo
realizaban para el personal de la sede una vez al mes. Ellos coman y
beban de forma desmedida, lo que casi siempre terminaba en orgas
salvajes.
tanto esta escena, que cogi una pistola y aadi veinticuatro vctimas ms a la lista
de muertos. Todos los internos de Buchenwald, incluso aquellos con mucha
experiencia en el campo, se preguntaban de qu manera era posible librarse de
aquella jungla de castigos y maltratos. No vean salida alguna.
Otro de estos ejemplos habla de la prohibicin de entregar lea a los jefes de las
SS para su uso particular. Tal restriccin tuvo graves consecuencias, sobre todo
porque el personal del campamento se la saltaban por alto.
En una ocasin y contraviniendo dicha orden, el kapo de la serrera facilit a la
mujer del entonces mdico del campo un cesto repleto de lea. En situaciones tan
excepcionales, era mejor saltarse las normas si con ello se poda vivir ms tranquilo y
no alterar a las altas esferas. No obstante, debido a la enemistad existente entre esta
seora y la esposa del comandante, la temida Ilse Koch, esta dio parte a su marido
sobre el asunto. Al enterarse, el kapo fue castigado con veinticinco bastonazos. A la
maana siguiente Frau Koch mand buscar un saco de lea de la serrera. Pero el
kapo se neg a drsela, expresndola que si lo haca iba a contravenir de nuevo una
regla, adems de que acababa de recibir su castigo. A consecuencia de ello, y por
haberse negado a ejecutar una orden de la comandanta, su superior le hizo tenderse
otra vez sobre el potro de martirio.
El miedo que despertaba esta mujer a su paso era tan grande que hasta los presos
polticos de otras regiones retrataban verbalmente su figura:
Conoc a Ilse Koch. Sin embargo, sera ms correcto decir que tena
miedo de encontrrmela, as que evit el encuentro desde que se convirti
en una de las personas ms temidas en el campo. Ella vivi y se benefici,
junto con su famoso marido, de lo que exprimieron de la administracin
del campo, de las decenas de miles de miserables prisioneros y de la
malversacin de fondos.
Le encantaba, entre otras cosas, montar a caballo, ya fuese en el
vecindario del campo o en la gran academia de equitacin en la que, ms
tarde, prisioneros inocentes fueron ejecutados. Hubo incluso una banda de
msica, compuesta por presos, que tenan que participar para entretenerla.
Conocerla era mala suerte para un recluso. A veces se pona furiosa,
porque [el prisionero] no la saludaba, otras veces porque se atreva a
saludarla, algunas porque la miraba, e incluso simplemente porque tena
un enfermo estado de nimo.
Nosotros los prisioneros tenamos la obligacin de mirar estas palizas
como un castigo adicional. Cuando no ramos observados, cerrbamos los
ojos para no ver la sangre corriendo por las heridas abiertas, y
cerrbamos nuestros odos para no escuchar los gritos desgarradores de
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los castigados. Pero la seora Ilse Koch haca ms difcil las cosas. Ella
fue capaz de permanecer en la valla del campo y mirar aquellas brutales
palizas con gran inters. No era sorprendente que una gran cantidad de
hombres en el campamento tuvieran razones para tanto miedo y adversidad
a Frau Koch, la mujer a la que nos referamos a sus espaldas como
'Commandeuse' (la Dama Comandante)[2].
Otro interno y mdico checo llamado Paul Heller declar ante el subcomit del
senado que conoca personalmente los abusos a prisioneros por parte de Ilse Koch.
Segn su testimonio, un domingo la esposa del comandante apareci con los perros.
Se coloc delante de ellos y se mantuvo de pie durante dos o tres horas. Los reos
enmudecieron del miedo. Entonces, varios miembros de las Waffen-SS iniciaron una
larga tanda de duros y severos golpes. Ella observaba la escena muy tranquila. La
expresin de su rostro indicaba a sus secuaces cunto tenan que aumentar el ritmo de
las palizas. Haba muchas esposas de oficiales en el campo y fuera de l, y nadie
ms hizo nada de eso. Creo que ella lo haca por placer y por eso ella era la nica
responsable de su propia conciencia. No le pagaron por ello. No llev el uniforme de
las SS. Ella siempre llevaba un abrigo de piel y vesta como si fuera a alguna clase de
celebracin Ella permaneci all fascinada y aparentemente le gustaba, asever
Heller.
Como vemos, segn este y otros testigos, Ilse aparentemente no tena ningn
deber ni siquiera orden por parte de ningn superior para tener esta clase de
actuacin. Aunque es bien cierto que su marido, el comandante Koch siempre fue
influyente en todos los mbitos de su vida, no hay ningn testigo que explique que su
mujer deba desarrollar tales o cuales aberrantes acciones bajo su supervisin.
sus ojos una sonrisa sdica con cierto brillo carnvoro. Eso significaba que haba
encontrado otra vctima.
Frau Koch tena varios delatores que aseguraban que ella se involucraba
diariamente en las operaciones del campamento, incluyendo la seleccin de estos
presos tatuados para su posterior asesinato, cosa que ella siempre neg. Una vez
muertos, su piel se converta en objeto de decoracin en la casa de la pareja.
Destacaban las macabras pantallas de las lmparas, zapatillas, guantes, fundas de
cuchillos, tapices y portadas de discos. Pero, cundo comienza Ilse a ganarse la fama
de coleccionista de tatuajes?
Al parecer todo se origina cuando un mdico del campo de Buchenwald, el doctor
Erich Wagner, SS-Sturmbannfhrer (capitn), desarroll un morboso inters hacia los
internos con tatuajes. Esto le llev a confeccionar una especie de proyecto de
investigacin y en ltima instancia, una espeluznante conferencia.
Con la complicidad del Coronel Karl Otto Koch, Wagner tena fotografiados a los
prisioneros de Buchenwald. Esta facilidad le sirvi para trasladar a sus favoritos a la
enfermera, donde se les inyectaba una dosis letal de fenol o de alguna otra sustancia
venenosa. Despus, la piel tatuada de los reos era extirpada de sus cuerpos y
bronceada. As podra preservarse y amoldarse mejor a varios artefactos.
Kurt Glass, preso jardinero de los Koch y testigo en los juicios de Dachau de
1947, determin durante el proceso:
[] Era una mujer muy hermosa de largos y rojos cabellos, pero con
la suficiente sangre fra como para disparar a cualquier preso en cualquier
momento. Tena en mente fabricar una pequea lmpara de piel humana, y
un da en el Appellplatz se nos orden a todos desnudarnos hasta la
cintura. Los que tenan tatuajes interesantes fueron llevados ante ella, para
escoger los que le gustaban. Esos presos murieron y con sus pieles se
hicieron lmparas para ella. Tambin utilizaron pulgares momificados
como interruptores [].
Lmparas humanas
El tema de las lmparas de piel humana siempre ha constituido uno de los temas ms
controvertidos del despiadado currculum de Ilse Koch. Aunque durante la
confiscacin de todos sus bienes, aparecieron fotografiados numerosos objetos
relacionados con estos hechos, las pruebas del informe forense no encontraron
ninguna evidencia cientfica al respecto. Resear que dicho expediente mdico se
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realiz para verificar y confirmar el supuesto origen humano de las pieles como
peritaje judicial en los procesos de Dachau.
Para la vista judicial solo se incluyeron tres trozos de uno de los tatuajes
extirpados ms famosos, por lo que jams se pudieron probar estos incidentes. Y pese
a las evidencias visuales y de aspecto, las pruebas no fueron concluyentes.
En este sentido cabra mencionar un dato llamativo. Durante la liberacin del
campo de Buchenwald, el mismsimo director de cine Billy Wilder realiz un
documental sobre el estado y los objetos encontrados en este lugar. La imagen de la
mesa con los tatuajes, las cabezas disecadas y la supuesta lmpara dieron la vuelta
al mundo, convirtindose en smbolo de la barbarie.
El Dr. Wagner y yo nos llevbamos bien y, entre otras cosas, yo le
escrib la tesis al doctor Wagner. El tema, "Tatuaje" fue impartido en la
Universidad de Jena. La pregunta era: "Los hombres tatuados muestran
alguna inclinacin criminal debido a su tatuaje?". El coronel Koch le dio
permiso a Wagner para realizar esta tarea.
Gracias a la base de este trabajo Wagner recibi su ttulo de mdico.
Rudolf Gottschalk me informaba que la mujer del coronel Koch tuvo la
idea de utilizar la piel tatuada de los prisioneros para objetos de arte
industrial, que tambin hizo[3].
Otro de los internos, Gustav Wegerer, record el da en que el comandante Koch
junto al cirujano de las Schutzstaffel, Mller, aparecieron en su equipo de trabajo, la
sala de Anatoma Patolgica. Cuando se personaron en ese preciso instante, Gustav
estaba haciendo la pantalla de piel humana tatuada y bronceada. Koch y Mller
pasaron a seleccionar de entre unos curtidos de piel fina, aquellos tatuajes que mejor
se adecuaran a la pantalla. De aquella conversacin Wegerer afirma lo siguiente:
Se podra deducir que Ilse Koch no estaba satisfecha con los colores
elegidos previamente. As que en esta visita Koch tambin orden un
estuche para una navaja de bolsillo hecha de un suave curtido humano, as
como una cajita para los instrumentos de manicura. Ambas tuvieron que
ser realizadas con piel humana, tambin.
Como vemos, los cuerpos con cierto valor artstico se entregaban al laboratorio
forense, donde eran tratados con alcohol y productos especiales para el cuidado de la
dermis. A continuacin se secaban, se engrasaban con aceite vegetal y se
empaquetaban en bolsas especiales.
Uno de los presos, un judo llamado Albert Grenovsky que se vio obligado a
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de tatuajes de uno o varios colores. Una gran cantidad de muestras de piel tatuada, en
especial aquellas con ilustraciones obscenas, fueron sacadas por miembros de la
administracin del campo y por los visitantes ms destacados.
Una de las mejores evidencias que demuestran las despiadadas actuaciones de los
Koch, es un documento interno de las SS dirigido a la enfermera del campo. En l
piden que frenen la publicidad de los abusos, atrocidades y excesos que se cometan
en los procesos de confesin y extorsin de los internos. El corazn mismo de la
barbarie peda clemencia y prudencia a sus propios soldados de doctrina, suplicando
que no exhibieran tambin los trofeos de piel humana.
Segn registros de la sala de curas del campamento tan solo en el recinto sanitario
se produjeron 33.462 asesinatos de presidiarios, sin contar con los martirizados por
los distintos experimentos y truculencias que se efectuaban con sus cuerpos.
averiguar todo lo referente a los asuntos de la familia Koch. Morgen, que se haba
especializado en derecho internacional antes de intervenir en procesos penales en el
tribunal de las SS, se propuso descubrir la verdad. Apuntar que durante su carrera
este abogado conocido por el sobrenombre de Bloodhound Judge (el juez sabueso),
llev ms de 800 casos de asesinato y corrupcin ante los tribunales de las
Schutzstaffel. Para Karl e Ilse Koch, Morgen sera su peor pesadilla.
Durante un registro sorpresa en Villa Koch el equipo de Morguen se vuelve a
casa con evidencias claras de corrupcin, robo y malversacin de fondos. Pero Ilse ya
haba dado el chivatazo sobre las transacciones ilegales de su marido al jefe de la
polica de Weimar, el SS-Gruppen-fhrer (teniente general) Paul Hennicke, a quien
confiesa que hay dinero tirado por toda la casa. Aquella revelacin provoca en ella un
estado de enloquecimiento. De repente, la Bruja comienza a gritar histrica
diciendo que su marido era un sinvergenza, un criminal y un asesino, que ella no
quera ser cmplice de sus crmenes y que su intencin era contarle todo esto a
Himmler. Quera librarse de cualquier cargo y/o responsabilidad.
Los dos amantes de Ilse, el doctor Hoven y el comandante adjunto Florstedt,
tampoco queran verse implicados en la trama, ya que este ltimo haba empezado a
conspirar en secreto contra su comandante y marido de Ilse. Florstedt pretenda
relevarlo en sus funciones tanto dentro como fuera de la oficina. Temiendo por su
vida, los dos galanes urdieron un plan. Decidieron convencer a Hennicke de que la
perturbada de Ilse estaba padeciendo mucha tensin debido al traslado inminente de
su marido, y que no poda tomar en serio ninguno de esos arrebatos. Fue entonces
cuando el teniente general determin no presionarla ms con este asunto y no dio
importancia al incidente.
El 6 de diciembre de 1941 y una vez pasada la vorgine, Ilse escribe a Thedore
Eicke, el inspector de los campos de concentracin, en un esfuerzo por limpiar el
nombre de su marido describiendo sus vidas en Buchenwald como ascticamente
apartada. La seora Koch echa la culpa a Waldeck alegando que era enemigo de
Karl y que estaba haciendo todo lo posible por desacreditarle. De todos modos
Morgen ya haba reunido suficientes pruebas para incriminar a los Koch de
incontables asesinatos no autorizados, fraude masivo y la apropiacin indebida de
fondos que deberan de haber ido destinados al Imperio alemn.
El juez sabueso pone rumbo a Berln para presentar sus conclusiones al Jefe de
la Oficina de la Polica Criminal del Reich, Artur Nebc. Tras escuchar de boca de
Morgen todas aquellas acusaciones y ojear las pruebas, el alto mando decide lavarse
las manos. Los hechos eran irrefutables. Nebc le sugiere que d a conocer este suceso
a Ernst Kaltenbrunner el que fuera sucesor de Heydrich como jefe de la GESTAPO
y de las SD. Pero Kaltenbrunner tambin se niega a tocar el asunto. Nadie quiere
destapar esta truculenta historia.
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La investigacin contina
Poco dur Koch en su nuevo destino. Pese a que sus internos probaron y conocieron
de buena tinta sus lgubres mtodos, sus superiores volvieron a trasladarlo debido a
su incompetencia. Majdanek se haba convertido en uno de los campamentos con
mayor nmero de fugas por parte de prisioneros de guerra soviticos, algo
intolerable. Su destitucin fue menos severa de lo esperado. El apoyo de Himmler
segua salvndole el pellejo. De ah que tan solo fuese degradado de rango y
transferido a un puesto como administrativo en el servicio de seguridad postal de
Saaz (Checoslovaquia), la actual Zatec.
Pero ni Morgen ni el prncipe Waldeck se haban olvidado del escndalo de
corrupcin en el que estaba metido el matrimonio Koch. Retomaron las pesquisas y
durante ms de ocho meses estudiaron cada uno de los puntos para dar con la clave. A
lo largo de ese tiempo el juez sabueso descubre que el patrimonio de los Koch
haba crecido en ms de 100.000 marcos, algo imposible dado su salario. Que no
haba vivido de manera modesta ni humilde; que se haba gastado gran parte del
dinero en los de faldas. Compraba constantemente lotera y apostaba a las carreras.
Las investigaciones apuntaban que finalmente y sin ninguna duda ms de 65.000
marcos fueron malversados.
Algo impactante tambin es que el comandante Koch se beneficiara ampliamente
de la llamada Noche de los Cristales Rotos de noviembre de 1938, cuando un gran
nmero de judos fueron llevados hasta Buchenwald. Una vez all se les ordenaba
depositar los objetos de valor en grandes cajas. Cuando algunos de estos prisioneros
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fueron puestos en libertad se les hizo firmar un documento afirmando que el dinero,
las joyas u otras posesiones de valor en realidad no les perteneca. Koch ya se haba
encargado de confiscarlo todo para su provecho. Segn Morgen, esta apropiacin
indebida ocurri de la siguiente forma:
Koch dio rdenes a uno de las peores criminales profesionales que
Buchenwald ha visto nunca, y a quien le haba hecho Kapo de la cantina
de lderes, un tal Bernhard Meiners, para que comprase alimentos y
"comida de lujo". Meiners fue protegido por (Koch) en todos los sentidos.
Para l no haba peinado corto; l se vesta de traje, conduca un coche y
viva fuera del campo. Estuvo viajando por toda Alemania, compraba todo
lo que poda y venda su mercanca sobre todo a los prisioneros, usando
sus ganancias como capital flotante. Meiners reclama que l dio a Koch
90.000 RM que no estaban en los libros, mientras Koch solo confes que
recibi 40.000.
Ilse Koch no fue la vctima del engao de su marido, como aparentemente quiso
hacer creer en un primer momento. Morgen tambin tena pruebas concluyentes de
que la Commandeuse se haba beneficiado de regalos y otras riquezas. Luca
abrigos de piel propios, sombreros, zapatos y vestidos, y hasta un atuendo especial
para montar a caballo. Curiosamente, desde que Ilse contrajo matrimonio con Karl,
esta pas de usar ropa de segunda mano a incrementar su patrimonio de 120 marcos
en 1938, a ms de 25.000 en 1943. El astuto investigador haba descubierto que el
carcter de la amada esposa era tanto o peor que el del comandante.
Juicio en Weimar
Reunidas todas las pruebas y teniendo como parte principal del entuerto, no solo la
malversacin de fondos y la corrupcin, sino el asesinato que orden Koch contra los
mdicos internos Kramer y Peix, Morgen pone sobre la mesa el informe de las SS y
son detenidos. Ya no podan pasar por alto todas las barbaridades de sangre, sadismo
y vejaciones que haban dejado tras de s el do Koch en el campo de Buchenwald.
Ni tampoco el continuo robo de dinero que en un principio iba destinado a las arcas
del Reichsbank.
Himmler y el prncipe Waldeck son informados de lo sucedido y el comandante
en jefe por fin se da cuenta del engao y la traicin de su mano derecha.
Los Koch fueron juzgados en dos ocasiones por un tribunal de las SS en
WeimaR: la primera a finales de 1943 y la siguiente un ao despus. Durante la vista
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judicial inicial Karl fue encontrado culpable; pero en relacin con Ilse no se hallaron
pruebas suficientes que la involucrasen en el caso de corrupcin que se mencionaba.
Qued libre.
En febrero de 1944 Frau Shade comienza una nueva vida. Sale de Buchenwald
con sus hijos Artwin y Gisele y se marcha a un apartamento situado en Ludwigsburg,
un suburbio de Stuttgart, que result ser la misma ciudad donde resida su cuada
Erna. Hasta 1947 Koch llev una vida tranquila, bastante aislada y solitaria, a pesar
de los rumores que se vertan en el vecindario en torno a ella. Segn su casera, Mara
Klaus, Ilse reciba muchas visitas masculinas y organizaba fiestas que duraban hasta
altas horas de la madrugada. Ella tena mucho dinero porque ella no trabajaba. Uno
de los caballeros que la cortejaba en su piso era un cuarentn austriaco llamado Willi
Baumgartner.
El 18 de diciembre de 1944 se inicia un segundo juicio en Weimar, que tiene
como presidente del tribunal al SS-Obersturmbannfhrer (Teniente Coronel) Richard
Ende. Karl desmiente todos los cargos que se le imputan de una manera enftica y
asegura que todo ha sido un complot del prncipe Waldeck para desprestigiarle.
Incluso alega en su defensa, que tan solo cumpla rdenes de sus superiores. Sus
lamentos no acallaron la voz del tribunal, con Ende a la cabeza, encontrando a Karl
Otto Koch culpable de corrupcin por el robo de dinero y propiedades asignados al
Reichsbank. Estas pertenencias deban de haberse ingresado directamente al Banco
Central Alemn, en vez de a cuentas secretas de un banco suizo. El acusado adems
fue condenado por tres cargos de asesinato sin autorizacin durante su mandato en el
campo de concentracin de Buchenwald. Por estos crmenes la corte de las SS le
sentenci a la pena capital. Es curioso cmo para los altos mandos del Reich fue ms
indignante la apropiacin indebida de dichos bienes, que la tortura y la ejecucin de
prisioneros.
Por ende, a Ilse se le permiti regresar con sus hijos a su apartamento en
Ludwigsburg mientras que su marido permaneca encerrado en la crcel de Weimar a
la espera de ser ejecutado ante un pelotn de fusilamiento.
Ante la mirada atenta del batalln armado, Schmidt dio la orden de abrir fuego.
Una multitud de fogonazos derribaron al antiguo comandante, que cay muerto ipso
facto. Uno de los mdicos que presenciaron el ajusticiamiento comprob que Karl no
tena pulso y certific su muerte a los cuarenta y siete aos de edad.
Su cuerpo ensangrentado fue llevado directamente al crematorio, lugar que haba
utilizado en infinidad de ocasiones para deshacerse de sus prisioneros una vez
despellejados, mortificados y brbaramente asesinados. Por obra del destino Koch fue
quemado en los hornos y reducido a cenizas, igual que miles de sus vctimas.
El juicio de Dachau
A partir del 6 de abril de 1945 los oficiales de Buchenwald dieron la orden de enviar
a los judos en aquel momento haba unos 100.000 a las llamadas marchas de la
muerte. Cuatro das despus el general americano Eisenhower ordena que su
80Divisin libere el campo de concentracin, y tras sus muros descubren una estela
de horror y barbarie.
Derrocado el rgimen del Fhrer Ilse Koch tena miedo de ser descubierta,
aunque ya haba sido juzgada previamente por el tribunal militar de las SS.
Jams huy del apartamento que tena a las afueras de Stuttgart hasta que el
ejrcito americano de ocupacin dio con ella poco despus. Nadie sabe cmo la
encontraron, simplemente sucedi.
La Bruja fue arrestada y sus hijos Artwin y Gisele se quedaron bajo la tutela de
su cuada, Erna Raible. Pese a que en un primer momento Koch crey que sera
juzgada por el desfalco a las arcas del Reich, lo cierto es que la sorpresa fue grande
cuando conoci los verdaderos motivos. Las autoridades estadounidenses la acusaron
de abusar, pegar, torturar y asesinar a los prisioneros del Koncentrationslager de
Buchenwald en el periodo que estuvo como Comandanta. Haba llegado el
momento de que sus actos no quedasen impunes.
En el impasse que permaneci en la prisin de Forman Kaserne en Ludwigsburg
ms conocida como Lger 77, Ilse lleg a leer artculos donde contaban cmo
orden fabricar lmparas con piel humana tatuada, e incluso que la estaban acusando
de perpetrar los crmenes ms espantosos e inimaginables en poca de guerra.
Tras diecisis meses en el Lager 77, la Zorra de Buchenwald es trasladada a una
celda del antiguo campo de concentracin de Dachau, donde precisamente se queda
embarazada. Los rumores apuntaban a que el padre era un prisionero alemn que
trabajaba en la cocina del barracn. Otros, en cambio, daban por sentado que haba
sido obra de un guardia polaco. Ya hemos llegado al mes de abril de 1947.
El Tribunal por fin se rene el da 11 para celebrar el juicio contra los inculpados.
Un total de 31 personas, treinta hombres y una sola mujer, Ilse Koch.
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decir, que la acusada llevaba un control de los individuos que podran ser asesinados
para convertir su piel en algn objeto decorativo.
Segn su declaracin, el superviviente habra presenciado personalmente el abuso
que Ilse Koch ejerca contra los prisioneros:
Cada vez que se acercaba un grupo de presos que trabajaban
alrededor de su casa o de otros funcionarios, sus guardias de las SS
intensificaban su violencia contra los reclusos golpeando y azotando con
ms severidad que de forma habitual. Ilse Koch permaneca all a veces
durante ms de una hora y miraba este "cuadro". Tambin frecuentemente
tomaba parte activa, golpeando con su fusta cuando ella iba de camino
hacia el picadero. En otras ocasiones, ella llamaba a un guardia de las SS
para "castigar" a un preso que tuvo la mala suerte de llamar su atencin.
Repetidas veces se le vio tomando los nmeros de esos prisioneros que
luego fueron puestos en el "bnker de arresto" despus de su regreso al
campamento, ya sea para ser castigado en uno de los modos habituales
despus de un par de das (es decir, los azotes en el "Bock", donde los
brazos colgaban de un rbol), o bien el castigo ms cruel, que sera ser
dejado all en el "bnker" por un tiempo indefinido. Durante aquellos
periodos en el "bnker" su sdico guardin, Som-mer, podra ejercer su
ingenio para buscar mtodos especialmente refinados de tortura. En estos
das (1940-1941) un gran porcentaje de aquellos que fueron llevados al
bnker fueron asesinados all.
A este testimonio tan impactante, le siguieron otros donde el doctor Sitte afirmaba
que tanto Ilse Koch como sus hijos disfrutaban con el espectculo de ver a los
internos caer rendidos hasta la extenuacin por el ejercicio extremo al que eran
sometidos en las largas jornadas de Buchenwald. E incluso aquel donde el abogado
defensor de Ilse, el capitn Lewis, trataba de justificar la eliminacin de tatuajes de
algunos presos del campo, aludiendo que esto era debido a las investigaciones
cientficas que el Dr. Wagner realizaba a delincuentes habituales. A lo que el testigo
respondi: En mi poca, la piel fue arrancada de los prisioneros tanto si eran
criminales como si no. No creo que un cientfico responsable pudiese definir esta
clase de trabajo como ciencia.
Las pruebas
El tema de las lmparas fabricadas con la piel humana tatuada de algunos reclusos,
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fue el principal punto a tratar durante gran parte de la vista judicial de Buchenwald en
Dachau. A lo largo de la misma se aportaron como evidencia tres piezas concretas
que se rescataron de Villa Koch y un informe realizado por el U.S. Army's Seventh
Medical Laboratory con fecha del 25 de mayo de 1945. El abajo firmante, el Mayor
Reuben Cares, miembro del cuerpo mdico y jefe de Patologa, describi con todo
lujo de detalles los trozos humanos aportados.
PIEZA A: 13 13cm, es transparente y muestra la cabeza de una
mujer en el centro y un marino con un ancla cerca de la orilla.
PIEZA B: 14 13cm, es transparente y es un tatuaje de varias anclas
que descansa sobre un negro de masa indefinida. A la derecha de esta
masa es la cabeza de un hombre.
PIEZA C: trapezoidal, mide 44 cm en la base. La parte superior es de
30 cm y los lados miden 46 cm. La piel es transparente y muestra dos
pezones en la parte superior. Estn separados 16 cm. Desde el nivel del
pezn al ombligo hay 23 cm. El tatuaje de un ave de gran tamao, con una
envergadura de ala de 28 cm, se presenta en el centro de la piel, en la parte
superior. Un dragn negro, con fuego saliendo de la boca, mide 28 cm de
longitud y est presente en el centro de la piel. A la izquierda del dragn
hay un hombre en una armadura, con una espada que parece atascada en
el dragn. El tatuaje del hombre es de aproximadamente 22 cm de
longitud.
EXAMEN MICROSCPICO: El tejido est formado por amasijos de
colgeno que muestran ocasionales restos epiteliales de las glndulas y el
sudor. Se observan grnulos de pigmento negro entre algunos de los
amasijos.
Basndonos en los resultados, se puede concluir que las tres muestras
son piel humana tatuada.
Durante la declaracin del doctor Kurl Sitte y tras ver una copia del informe del
Mayor Cares sobre estas piezas, el primero reconoce haber visto el tatuaje de la
cabeza de un indio americano en el brazo de un interno. Y adems apunta sealando
la fotografa: Es obvio que el hombre estaba vivo en ese momento. Las
explicaciones que da al respecto son:
Es un afortunado accidente que este trozo de piel no estuviera
bronceado, en el caso de que lo estuviera, los informes normalmente no
mostraran con exactitud cuando fue llevado a cabo el proceso, pero como
fue preparado en una solucin de conservacin, tanto la fecha del primer
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Koch y en concreto con Ilse, fue Kurt Titz, que trabaj durante dos aos como
Kalfaktor, asistente en la casa. Titz corrobor la existencia de pantallas de lmparas
elaboradas con piel humana tatuada en el hogar. Tambin admiti haber birlado un
poco de licor de las provisiones de los Koch y haberse emborrachado alguna vez.
Cuando la seora Koch se enter de esto ltimo, orden a los guardias que le
golpeasen y le colgasen de los brazos durante varias horas. Aquella circunstancia le
hizo entender que el Comandante Koch y su esposa gobernaban juntos Buchenwald.
Titz tambin corrobor que Ilse anotaba de forma regular los nmeros de los presos
que trabajan alrededor de su casa. Si hacan algo que la pudiese disgustar, daba parte
a los guardianes y eran castigados inmediatamente.
Pero el abogado de Koch, el capitn Lewis, no estaba muy convencido de su
declaracin, as que en un intento de impugnar al testigo, le pregunt si era cierto que
durante una de sus borracheras haba roto los muebles de un saln y destruido parte
de la ropa que se encontraba en el ropero de Frau Koch, y que fue en ese momento,
cuando las SS lo sacaron de all a rastras para castigarle. Para sorpresa de los all
presentes Titz admiti que era verdad.
Un nuevo testificante subi al estrado. Esta vez le tocaba a otro expreso, Herbert
Frboss, que cont que mientras l y otro interno estaban cavando una zanja, la
seora Koch apareci mal vestida. Cuando levantaron la vista hacia ella, dijo:
Qu estis haciendo mirando hacia arriba? y procedi a azotarles con su fusta.
Frboss adems asegur que Ilse haba anotado el nmero de un preso que
aparentemente haba estado hablando de ella; el convicto fue llamado a la entrada y
no se le volvi a ver jams. Por ltimo, el testigo manifest haber contemplado un
lbum de fotos y un par de guantes realizados a partir de piel humana, y estar
presente durante la seleccin de un interno que tena tatuajes. El individuo no tard
en desaparecer del campamento.
Otro de los testimonios aportados por la acusacin fue Kurt Leeser, que expuso el
caso del recluso, Josef Collinette, de quien dijo que le asesinaron por su tatuaje. La
primera vez que Leeser aprecia ese tatuaje lo hace en la piel de su compaero cuando
estaba vivo. Ms tarde lo encuentra suelto en el laboratorio. All lo avista
reconvertido en una pantalla de una lmpara.
Siguiendo con los declarantes, llega el turno de otro exprisionero, Ignatz Wegerer,
que dice haber visto personalmente a la seora Koch abusar fsicamente de
confinados. Insiste que como trabajador del laboratorio de patologa, estaba muy
familiarizado con la fabricacin a partir de piel humana tatuada de pantallas para una
lmpara, estuches para navajas de bolsillo o cajitas para utensilios de manicura. Lo
normal era que se realizasen especficamente para ella.
Poco a poco cada testigo fue lanzando acusaciones directas contra la que fuera
esposa del comandante de Buchenwald. La prensa internacional britnica, alemana
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ocupacin se limitaba a su hogar, subray ser una buena esposa y madre, y que
desconoca completamente el funcionamiento del campamento y por consiguiente, las
actividades que se efectuaban en su interior.
Ante las continuas e inquisidoras preguntas de Denson, el abogado de Koch
protest por el linchamiento que se estaba ejerciendo contra ella, a lo que el fiscal
mir a los jueces y dirigindose a ellos, replic:
Con la venia del tribunal. Este acusado ha tratado de dar la impresin
al tribunal de ser adorable, una madre amorosa cuyo inters estaba en su
casa. Tomo la posicin de que esta mujer no est siendo acusada por esta
corte por no haber sido una madre encantadora y adorable. Ella est
acusada de haber conspirado en un diseo comn para matar y maltratar a
los prisioneros. Sus costumbres no son la preocupacin del tribunal ni de
nadie ms bajo el sol que ella misma.
Las asiduas salidas por la tangente de la imputada exaltaron an ms el ritmo
de las preguntas que Denson profera durante su turno. Buscaba pillarla a
contrapi, sealar como mentira una de sus mltiples negativas para demostrar que,
en realidad, aquella inofensiva mujer era una despiadada asesina.
Si hacemos un resumen de lo que durante aquella larga jornada se pudo escuchar
en la sala, tendramos que destacar por ejemplo, que Ilse no supo responder a una
pregunta sencilla: cunta distancia haba de su casa al campo de concentracin donde
se encontraban los internos. Titube porque no se encontraba tan cerca como para
estimarlo. En seis aos de convivencia en Buchenwald, cmo poda ser esto posible?
Estaba negando la evidencia de algo tan simple? Ni siquiera recordaba haber dicho
sobre su marido que era un asesino y un sdico, cuando el Dr. Morgen les detuvo la
primera vez acusados de maltratar y liquidar a reclusos del campo. Todo aquello ya
estaba registrado y ya lo pudimos leer aqu mismo con anterioridad. Por tanto,
Ilse Koch menta.
Ante el acorralamiento al que estaba siendo sometida, la inculpada insisti en su
inocencia y sobre todo en su desconocimiento. Segua afirmando que jams haba
visto vejar a los internos y por supuesto, ella no haba realizado tal macabra accin u
ordenado a alguno de los guardianes de las SS que lo hiciera.
Despus de algunas cuestiones ms William Denson termin su turno de palabra e
Ilse Koch regres a su sitio ante la mirada atnita de los all presentes.
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Peticin de clemencia
Cuando lleg el turno de Ilse Koch, el general Emil Kiel, presidente del Tribunal de
Dachau, la conden a cadena perpetua con trabajos forzados en la crcel de
Landsberg (Bavaria), lugar donde precisamente fue encarcelado en 1923 Adolf Hitler.
Mientras que actuaba en conjunto con las partes cmplices, con
premeditacin, [ella] maltrat fsicamente o perjudic la salud de por lo
menos treinta prisioneros, la mayora de los cuales eran presos polticos
alemanes, y mat o intent matar a al menos 200 prisioneros, en su
mayora alemanes[6].
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Su triste final
Catorce aos despus de aquella apelacin, concretamente en octubre de 1966 y a los
sesenta aos de edad, Ilse Koch a travs de su abogado, hace un ltimo intento por
recuperar lo que supuestamente era suyo. Presenta una demanda contra el gobierno
de Baviera para cobrar los seguros de vida de su difunto marido que la tienen a ella
como beneficiaria. Pero no consigue nada.
Durante ese tiempo Uwe Khler, el hijo que Ilse dio a luz mientras estaba en
prisin, se enter de quin era y empez a visitarla regularmente para alegra de la
criminal. Pero el 1 de septiembre de 1967, a los sesenta y un aos de edad, Ilse decide
poner fin a su vida ahorcndose con las sbanas de su cama en la prisin de Aichach.
Como cada sbado, su vstago estaba esperando su turno para entrar a verla.
Cuando Uwe dio el nombre de su madre, uno de los funcionarios le inform de la
triste noticia. No se lo poda creer. Tan solo haba dejado una ltima carta que deca:
Ich kann nicht anders. Der Tod ist fr mich eine Erlsung (No hay otra salida para
m, la muerte es la nica liberacin).
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Ha sido descrita como la peor mujer de todo el campo. No haba crueldad que no
tuviese relacin con ella. Participaba regularmente en las selecciones para la cmara
de gas, torturando a discrecin. En Belsen, continu con el mismo comportamiento,
igualmente pblico. Su especialidad era lanzar perros contra seres humanos
indefensos. Estas graves acusaciones recogidas en las actas del juicio de BergenBelsen en 1945, corresponden a Irma Grese, supervisora de los campos de
concentracin nazis en Auschwitz, Bergen y Ravensbrck, que martiriz a cientos de
sus reclusas hasta causarles la muerte. Irnicamente la apodaron El ngel de
Auschwitz, apelativo que a ella particularmente le enorgulleca.
Durante la celebracin del litigio Grese mantuvo una actitud que oscilaba entre la
indiferencia y el desprecio. Las decenas de testimonios confirmando su perversin y
sadismo provocaban en ella una apata an ms profunda. A pesar de su corta edad,
tan solo tena 22 aos, el 13 de diciembre de 1945 fue condenada y ejecutada en la
horca por los aliados.
Irma Ilse Ida Grese naci en Wrechen el 7 de octubre de 1923 en el seno de una
familia desestructurada. Su padre, Alfred Grese, un lechero disidente del Partido Nazi
se haba quedado viudo despus de que su mujer se suicidase en 1936. Dos aos ms
tarde de la muerte de su madre, Irma decidi dejar los estudios. Nada le motivaba.
Tena quince aos y el nico inters que mostraba era su especial fanatismo por la
Bund Deutscher Mdel (Liga de la Juventud Femenina Alemana), que su padre no
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aprobaba. Aun as, antes de iniciar su carrera en las Waffen-SS, la joven estuvo
empleada durante seis meses como jornalera en una granja y otros seis como
dependienta en una tienda de Luchen. Despus consigui un puesto de limpiadora en
un hospital en Hohenlychen, donde permaneci dos aos y al intentar graduarse como
enfermera, la Oficina de Trabajo no se lo permiti alegando que no era apta para el
puesto. Pese a ello, el director del centro, el doctor Karl Gebhardt acusado de
realizar experimentos quirrgicos a prisioneros de los campos de concentracin de
Ravensbrck y Auschwitz y juzgado en el Doctor's Trial de Nuremberg la anim a
que no decayera. Al fin y al cabo, se haba autoproclamado su tutor durante su
estancia en el hospital y esta impresionada quinceaera haba sucumbido a las fauces
de su reputacin e influencia.
Durante los dos aos que Grese se rindi al encanto y poder de Gebhardt muy
poco se sabe sobre las tareas encomendadas en el sanatorio. De hecho, fue el propio
mdico quien al ver, como deca, el afn de Grese por su trabajo, le insisti para que
contactase con uno de sus amigos de Ravensbrck. No quera que desperdiciara su
talento y quiz all lo veran tanto como l.
En marzo de 1941 Irma arrib al campamento para reunirse con el colega de
Gebhardt. Sin embargo, le emplazaron a que regresase seis meses despus, una vez
cumplida la mayora de edad. Pero no lo hizo hasta un ao y medio ms tarde.
Durante ese tiempo Grese trabaj en una lechera en Frstenberg.
Si hay un rasgo que caracteriza a Irma Grese y que supo aprovechar muy bien es
el de la belleza fsica. La suya era excepcional. Rubia de ojos claros y de dulzura
aparente, su rostro esconda una personalidad sombra y ttrica que haca estremecer
a todo aquel que se acercase a ella. Muchos la admiraban como si de una actriz de
cine se tratase. Se pasaba horas y horas delante del espejo y se mofaba de estrenar
constantemente ropa nueva que mandaba tejer y coser a su modista. Lleg a tener los
armarios atiborrados de vestidos procedentes de las casas ms importantes de Pars,
Viena, Praga, msterdam y Bucarest. Tal era la atencin que generaba a su alrededor
e incluso entre los propios presos que un superviviente de Kalocsa lleg a afirmaR:
Hubo una mujer bellsima llamada Grese que iba en bici. Miles y
miles de personas permanecieron all arrodilladas en un calor sofocante, y
ella se deleitaba mirndonos.
Nada deba interponerse entre Grese y su futuro en las dependencias de las SS, ni
siquiera ser madre y formar una familia. La propia Olga Lengyel, deportada juda que
logr salvarse de las garras de la muerte, ratificaba en su libro Los hornos de Hitler
que cuando Irma se qued embarazada orden a otra confinada, una antigua doctora
hngara llamada Gisella Perl, que le practicase un aborto. Esta tema tanto a Grese
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LA BESTIA BELLA
Irma Grese era la segunda mujer de ms alto rango en el campamento despus de
Mara Mandel, lo que supona que estaba a cargo de unas 30.000 reclusas de origen
judo, en su mayora polacas y hngaras.
Las nuevas responsabilidades de la joven nazi incluan el control directo de las
presas, as como la seleccin de las condenadas a la cmara de gas. Bien es cierto que
durante su juicio y haciendo gala de un cinismo autnticamente brillante Irma
siempre neg este hecho sealando que solo tuvo noticias de dichas ejecuciones en
masa por boca de las propias reas.
Los prisioneros tenan que formar de a cinco. Era mi deber que lo
hicieran as. Entonces, vena el Dr. Mengele y haca la seleccin[7].
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Pese a que inculpase a Mengele con el que supuestamente mantena una estrecha
relacin sentimental, la realidad no era tal y como la pintaba. Durante el proceso de
seleccin Irma Grese, el Dr. Muerte y la vigilante Margot Drechsler decidan quin
viva y quin no.
Estas mujeres fueron incluso ms crueles que Mengele Las
selecciones se hicieron de la siguiente manera: primero, las mujeres
desnudas se refregaban delante de Mengele con los brazos en alto; y
despus delante de Greze y Drechsler. Mengele hizo las primeras
selecciones, mientras las mujeres pudieron seleccionar tambin a la gente
que Mengele dej de seleccionar.
El Dr. Mengele nos seleccionaba a menudo, y como yo estaba bastante
en forma me eligi entre las fuertes, pero Grese dijo que no le gustaba la
manera cmo andaba, as que el Dr. Mengele me llam de nuevo y me
envi al bnker y cuando volv a pasar, una vez ms me dio un bofetn[8].
Los mltiples testimonios de las supervivientes se acumulaban para describir con
todo lujo de detalles las barbaridades realizadas por la que decidieron llamar el ngel
de Auschwitz, la Bestia Bella o la perra de Belsen. Estos calificativos tan solo hacan
acrecentar su mala fama en todo el campo. Su excesiva impiedad llev a Irma Grese a
ser acusada de asesinatos y torturas.
Por lo que aseguran los testigos, este ser cado del cielo se paseaba por los
pabellones con su uniforme impecable, su pelo rubio milimtricamente colocado,
unas pesadas y relucientes botas altas, un ltigo y una pistola. Durante su recorrido la
acompaaban sus perros, siempre hambrientos y furiosos, que Irma utilizaba a su
gusto. Una de sus diversiones era lanzar a estas fieras contra las reclusas para que
fueran devoradas. Otro de sus modus operandi consista en asesinar a las internas
pegndoles un tiro a sangre fra. Los abusos sexuales y las vejaciones a nios
constituan prcticas habituales.
Irma no conoca ni tena lmites. Su extremada inmoralidad la llev a dar feroces
palizas con un ltigo trenzado hasta provocar la muerte de las vctimas. En este
sentido, la joven guardia de Auschwitz sola buscar mujeres judas de buena figura
con la intencin de destrozarles los pechos. Despus, eran llevadas a una reclusa
doctora para ser objeto de una dolorosa operacin. Dicho episodio era contemplado
por Irma Grese bajo una gran excitacin. Una interna annima declar:
Ella la golpe en la cara con los puos y, cuando la mujer cay al
suelo, se sent sobre ella. Su cara se volvi azul.
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LOS TESTIMONIOS
Podramos describir a Irma Grese como una autntica depravada sexual, sanguinaria,
fra, atroz y sin escrpulo alguno, carente de empata y de bondad. Estos rasgos
unidos al poder que se le otorg fueron un cctel explosivo que se materializ en
cientos de muertes semanales en los centros de concentracin que supervisaba.
La hermosa Irma Grese se adelantaba hacia las prisioneras con su
andar ondulante y sus caderas en movimiento. Los ojos de las cuarenta mil
desventuradas mujeres, mudas e inmviles, se clavaban en ella. Era de
estatura mediana, estaba elegantemente ataviada y tena el cabello
impecablemente arreglado.
El terror mortal inspirado por su presencia la complaca
indudablemente y la deleitaba. Porque aquella muchacha de veintids aos
careca en absoluto de entraas. Con mano segura escoga a sus vctimas,
no solo de entre las sanas, sino de entre las enfermas, dbiles e
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pie a la mujer.
Ya lo dijo en una ocasin, el eminente periodista y escritor austraco Karl Kraus:
ya no estamos en el pas de los poetas y de los pensado res, sino en el pas de los
jueces y de los verdugos. Irma Grese haba pasado de ser una joven aparentemente
dulce y afable, a comportarse y sentir que es an peor como una martirizadora.
No haba nada ms terrible que ver procesiones de pellejos andantes caminando hacia
la muerte, como muecos sin vida. La esclavitud y total sumisin a la que sometieron
la guardiana y sus ayudantes a una poblacin asustada por los acontecimientos
convirtieron a Irma Grese en una de las figuras ms perversas del Grossdeutsches
Reich, del Gran Reich Alemn.
Aquellos habitculos denominados centros de reeducacin poltica acabaron
siendo campos de exterminio y destruccin, donde la violencia fsica y psquica eran
sus principales armas.
JUICIO POLMICO
El 17 de septiembre de 1945 comienza en Lneburg (Alemania) el juicio contra
Grese y los otros 44 acusados. El proceso se caracteriz por imputar a los condenados
por dos importantes cargos. El primero, donde todos incluida Irma Grese y
excepto Starotska, fueron acusados de cometer un crimen de guerra. As lo hace saber
la corte presidida por el general de Divisin Berney-Ficklin, alegando que segn la
Regla 4 del Reglamento para el enjuiciamiento de criminales de guerra:
En Bergen-Belsen, Alemania, entre el 1 de octubre de 1942 y el 30 de
abril de 1945, a pesar de ser el personal del campo de concentracin de
Bergen Belsen responsable del bienestar de las personas recluidas all, en
violacin de la ley y de los acuerdos de guerra, cooperaron en el maltrato
de dichas personas, causando la muerte de Keith Meyer (britnico), Anna
Kis, Sara Kohn (ambos de nacionalidad hngara), Heimech Glinovjechy y
Mara Konatkevic (ambos de nacionalidad polaca) y Marcel Freson de
Mon-tigny (de nacionalidad francesa), Maurice Van Eijnsbergen (de
nacionalidad alemana), Maurice Van Mevlenaar (de nacionalidad belga),
Jan Markowski and Georgej Ferenz (ambos de nacionalidad polaca),
Salvatore Verdura (de nacionalidad italiana), y Therese Klee una
ciudadana britnica de Honduras), nacionales de los Pases Aliados, y
otros nacionales de los Pases Aliados cuyos nombres son desconocidos, y
causando sufrimiento fsico a otras personas presas all, nacionales de los
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preguntada por el trato que reciban los presos en los campos de concentracin donde
ella era la segunda de abordo.
Tampoco tuvo desperdicio alguno el interrogatorio que su abogado defensor, el
Mayor Cranfield, hizo a la guardiana de Auschwitz durante el juicio de BergenBelsen:
P: Llev usted un bastn en Auschwitz?
R: S, un bastn normal y corriente.
P: Llev usted un ltigo en Auschwitz?
R: S, hecho de celofn en la fbrica de tejas del campo. Era muy
ligero, pero si golpe a alguien con l, le dolera. Despus de ocho das el
Comandante Kramer prohibi los ltigos, sin embargo seguimos
usndolos. Yo nunca llev una porra de goma.
P: De dnde vino la orden de lo que llamamos las marchas de
seleccin?
R: Eso vino por telfono de la Rapport-Fhrerin o de la
Oberaufseherin Dreschel.
P: Cuando lleg la orden, le explicaron para qu eran las marchas
de seleccin?
R: No.
P: Qu tenan que hacer los prisioneros cuando sonaba el silbato?
R: Formar grupos de cinco, y mi tarea era verificar que lo hacan.
Despus llegaba el doctor Mengele para hacer la seleccin. Como era
responsable del campo, mis responsabilidades eran saber cunta gente
iban a marcharse y tena que contarlas, y apuntarlo en un libro de
fortaleza.
Despus de la seleccin eran enviados al campo B. Dreschel me
llam y me cont que haba ido a otro campo en Alemania por motivos de
trabajo o para un tratamiento especial, lo que yo pensaba que era la
cmara de gas.
Despus anot en mi libro de fortaleza tantos para enviar a otros
campos en alemania, o tantos para S.B. (Sonderbehandlung). Era muy
conocido en todo el campo que S.B. significaba la cmara de gas.
P: Sus oficiales superiores le contaron algo sobre la cmara de gas?
R: No, me lo contaron los presos.
P: La han acusado de escoger presos en estas marchas de seleccin y
enviarlos a la cmara de gas. Usted ha hecho tal cosa?
R: No, yo saba que los prisioneros eran gaseados.
P: No era muy simple saber que esta seleccin era para la cmara de
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SENTENCIA Y MUERTE
En el 54 da del juicio Irma Grese fue declarada culpable de los siguientes cargos:
haber cometido por un lado, crimen de guerra en el campo de concentracin de
Bergen-Belsen, Alemania, entre el 1 de octubre de 1942 y 30 de abril de 1945; y por
otro, el mismo delito en el de Auschwitz, Polonia, entre el 1 de octubre de 1942 y el
30 de abril de 1945. Segn el Tribunal, aun siendo responsable del bienestar de los
prisioneros all, en ambos lugares viol las leyes y costumbres en tiempos de guerra y
form parte de maltratos de algunas personas causndoles incluso la muerte.
Tras el juicio, ocho hombres y tres mujeres fueron condenados a muerte y 19 a
diversas penas de prisin. El presidente de la Corte pronunci su dictamen sobre la
acusada de la siguiente manera:
N 6 Bormann, 7 Volkenrath, 9 Grese La sentencia de este tribunal
es que sufran la muerte por la horca.
Si la guardiana no haba mostrado ningn tipo de emocin o inters durante el
juicio salvo para exhibir su prepotencia ante los presentes, tampoco lo iba a hacer tras
escuchar el veredicto. Y as fue. Cuando le comunicaron su condena y se lo
tradujeron al alemn, Tode durch den Strang, literalmente, la muerte por la
cuerda, ella mostr una total indiferencia. El ngel de Auschwitz haba destapado a
la temida bella bestia convirtindose a su vez en la alemana ms popular de los
Estados Unidos.
Tras el proceso los prisioneros fueron llevados a la prisin de Lneburg donde
pasaran sus ltimos das antes de su ajusticiamiento. En cambio, Grese y ocho de los
otros condenados hicieron un llamamiento al mariscal de campo Montgomery para
pedir clemencia. Justo lo que jams tuvieron con sus vctimas: indulgencia alguna.
Mas no tuvieron xito alguno, ya que todas las splicas se haban rechazado con
anterioridad. El tribunal se haba curado en salud para evitar la polmica entre la
opinin pblica. Lcitamente lo anunci el sbado 8 de diciembre, cuando orden que
trasladasen a los once condenados de la prisin de Lneburg a la de Hameln
(Westfalia) para su posterior condena a muerte.
Precisamente para esta circunstancia los ingenieros reales del Ejrcito Britnico
construyeron una cmara de ejecucin en uno de los extremos del corredor de la
crcel, donde a su vez, permanecan los condenados en una fila de pequeas celdas.
Segn aparece en la biografa de Albert Pierrepoint el verdugo de la Aufseherin y
de otros muchos procesados, se decidi que fuese Irma Grese, la ms joven de
todos, la primera en ser ejecutada debido a que los presos podan escuchar el sonido
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EL VERDUGO DE GRESE
Albert Pierrepoint, el que fuera ejecutor de la clebre Perra de Belsen y de tantos
otros, era un verdugo profesional con gran experiencia que fue trasladado en avin
desde Gran Bretaa a Alemania, para dar muerte a los once convictos.
La faena del verdugo consisti en lo siguiente: el 12 de diciembre de 1945 se
procedi a pesar y medir a los reos. Gracias a este sistema se poda calcular el ajuste
exacto que tena que tener la horca para cada uno de ellos y de este modo soslayar
fallos durante el ajusticiamiento.
A la maana siguiente, Pierrepoint subi las escaleras hacia el corredor donde
residan los condenados. Su primera ejecucin: Irma Grese.
Un oficial alemn escoltaba la puerta de la celda. El Brigada Paton-Walsh miraba
su reloj de pulsera para contabilizar el tiempo. El verdugo, que caminaba
impacientemente a travs del pasillo, dijo al llegaR:
"Irma Grese". () Una puerta se abri, pero la entrada era
demasiado baja para m. "Sgame", dije en ingls, y O'Neil repiti la orden
en alemn. Ella sali de su celda y se dirigi hacia nosotros sonriendo. Era
una chica guapa, alguien con quien a uno le gustara quedar para dar un
paseo. Respondi a todas las preguntas de O'Neil, pero, cuando le
pregunt su edad, ella hizo una pausa y sonri. De repente, nos
encontramos sonriendo con ella, mientras caamos en la cuenta de lo
inconveniente que resultaba siempre preguntar a una mujer joven acerca
de su edad. Inmediatamente dijo: "Veintiuno", dato que sabamos no era
correcto (acababa de cumplir 22)[11].
A las 9:34 de la maana Irma Grese se dirigi a la sala de ejecuciones en
compaa de su verdugo. Al entrar, contempl durante unos instantes a los
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funcionarios que all se encontraban y despus subi los escalones hasta la trampilla
tan rpido como pudo.
Se situ justo en el centro de la plataforma, sobre la marca de tiza. Se
qued all, muy firme. Cuando iba a colocarle el capuchn blanco, repiti,
con voz lnguida: Schnell!! (rpido)[12].
Veinte minutos ms tarde su cuerpo fue descolgado, puesto en una caja y
conducido al cementerio de la prisin de Hameln. El clculo previo que hizo
Pierrepoint para ajustar la horca de Grese fue de siete pies y cuatro pulgadas. Un
golpe certero. A ella le siguieron la plana mayor del juicio de Belsen: Volkenrath,
Bormann, el doctor Klein y el comandante Kramer. Era el 13 de diciembre de 1945.
Ahora bien, estudios recientes han revelado que algunos de estos prisioneros
recibieron previamente inyecciones de pericrdico de cloroformo para detener su
corazn. De esta forma obviaban la necesidad de mantenerlos colgados durante una
hora para cerciorar su muerte, prctica muy habitual en Inglaterra por aquel entonces.
A da de hoy sigue sin saberse a ciencia cierta si a Grese se le administr tal
medicacin. A juzgar por el procedimiento posterior a su muerte existen bastantes
posibilidades. Algo que resulta llamativo es que unas pocas horas antes de que Irma
Grese muriese en la horca, esta no quiso renegar de la ideologa ultraderechista.
Aunque intua que estaba cerca del final, jams repudi sus convicciones favorables
al nacionalsocialismo, pero tampoco lleg a entonar los cantos marciales de las SS en
la vspera de su ejecucin. Nunca reconoci su culpa por los delitos que se le
imputaban y, como hemos visto, se declar inocente una y otra vez. Tampoco se pudo
determinar la incumbencia de Grese en un nmero concreto de homicidios.
Para evitar que los alemanes la convirtieran en mrtir, el Presidente del Tribunal
que la conden, orden que fuera enterrada no en el cementerio de la prisin de
Hameln, sino en el patio. Finalmente, fue en el ao 1954 cuando sus restos fueron
trasladados y se le dio sepultura en el cementerio de Am Wehl. Otra versin al
respecto sita dicho acontecimiento en un ro. Es decir, al parecer despus de su
ejecucin, su cuerpo fue mutilado e incinerado para despus arrojar las cenizas a un
afluente de desage.
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Esta mujer desempe un papel estelar, casi brillante y maquiavlico a la par que
importante, dentro del holocausto. Supo ganarse el respeto de sus camaradas y el
miedo de sus inferiores. A estos ltimos, los reclusos que la vieron crecer en poder y
sadismo, les puso el nombre de mascotas judas, porque hacan todo lo posible por
alegrar sus aburridas tardes en Auschwitz.
Su naturaleza atormentada y confusa hizo que Mara Mandel, as se llamaba la
mayor Bestia de este campo de concentracin, se comportase como dos personas
diferentes, como si tuviera doble personalidad. Bien poda sumergirse en la msica
clsica interpretada por la banda del barracn, como golpear hasta la saciedad a un
prisionero que se atreva a importunarla con su mirada.
Atroz, repugnante y depravada fueron algunos de los calificativos que se
escucharon durante su juicio y cuyo tribunal la conden a muerte.
Mara Mandel, tambin deletreado Mandl, naci el 10 de enero de 1912 en la
localidad austriaca de Mnzkirchen, al norte del pas, un municipio perteneciente al
distrito de Scharding en la alta Austria y que resultaba ser un lugar casi idlico.
Ubicado en un pequeo valle, rodeado de montaas y parajes verdosos, en la
confluencia del Danubio entre Innu y la frontera austrobvara, all creci Mara.
Procedente de una de las familias ms queridas de la aldea, pas su infancia
rodeada de calzado y remendones. Su padre, Franz Mandl, era zapatero de profesin
y se dedicaba a la venta de toda clase de zapatos y sandalias. Recorra los barrios no
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Respecto a las funciones que Mara Mandel realiz como vigilante de las SS en
Lichtenburg, estas quedaron recogidas en el acta levantada en Cracovia el 19 de
mayo de 1947 por la investigadora Jana Stehna.
Eleg este trabajo porque o decir a los supervisores de las mujeres de
los campos de concentracin que ganaban mucho dinero y esperaba ganar
ms de lo que poda hacerlo como enfermera. Antes de mi servicio en el
campamento de Lichtenburg no saba lo que eran los campos de
concentracin ni lo que era su equipo.
El auto no solo especificaba el protocolo empleado por Mara Mandel en el
campamento, sino que haca hincapi en el hecho de que a los presos se les
proporcionaba unas condiciones de vida razonables. Si por desgracia moran, era
debido a la vejez. Ni siquiera la Aufseherin mencion los castigos corporales que
hipotticamente se aplicaban a los prisioneros de las instalaciones:
Comenc a trabajar en Lichtenburg el 15 de octubre de 1938.
Inicialmente y durante el primer trimestre trabaj all de prueba. En ese
tiempo a solas no cumpl ninguna funcin sin estar acompaada de una de
mis compaeras para familiarizarme con el trabajo en el campamento. El
campamento estaba ubicado en un antiguo castillo, donde se encontraban
cerca de 400 reclusas alemanas que en su mayora eran asociales, despus
la mayor parte representaban a escritores, sindicatos criminales, judos y
un pequeo porcentaje de presos polticos. Adems, all trabaj con 12
supervisores de la Guardia Senior (Oberaufse-herin), el primero fue
Stolberg y Johanna Langefeld, que ms tarde trabajaron en Birkenau. Al
final del cuarto periodo de prueba, fui contratada como guardiana en
Lichtenburg y as hasta el 15 de mayo de 1939.
Como vemos, su estancia en el KL de Lichtenburg fue relativamente corta, no
lleg al ao, sobre todo porque dichas instalaciones comenzaron a quedarse
pequeas. Uno de estos hechos nos remonta a mayo de 1939 cuando en torno a mil
prisioneras de Lichtenburg fueron trasladadas al recin inaugurado campo de
Ravensbrck, cerca de Frstenberg, a 90 kilmetros al norte de Berln y considerado
un monumental campo de concentracin para mujeres en territorio alemn durante la
Segunda Guerra Mundial. Junto a las reclusas tambin se reubicaron a decenas de
supervisores. Les ofrecan un excelente alojamiento en un edificio de viviendas
construido para la tripulacin de las SS y situado a poca distancia del recinto.
A partir de entonces Ravensbrck se convirti en el principal campo femenino. Su
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control fue absoluto pasando a desempear las mismas funciones que en su momento
tuvo el de Lichtenburg. Se calific a Ravensbrck como campo de concentracin
modelo, todo un ejemplo para los futuros centros de internamiento para mujeres que
luego se transformaran en los mayores habitculos de destruccin humana de la
historia.
VEJACIONES EN EL BNKER
Dotada de una gran inteligencia, de ese fsico aterrador que ya comentbamos
anteriormente y con un carcter inflexible, hicieron de Mandel, una obsesa del
trabajo. Esa obstinada dedicacin por hacer cumplir las normas en el campo de
internamiento para mujeres origin que desde el otoo de 1941 hasta la primavera de
1942 condenase a muerte y sin apenas pruebas a innumerables presos por delitos
menores. Para llevar a cabo sus andanzas la Aufseherin utiliz el edificio de ladrillo
que estaba situado fuera del campamento, del que tambin era la directora. Se trataba
de una especie de bnker dividido en tres apartados: el primero, destinado para las
reclusas que haban cometido crmenes de campo; el segundo, para las que haban
cometido delitos polticos; y por ltimo, la tercera, para las denominadas
Sonderhftlinge (prisioneras especiales).
Entre las acciones que se evaluaban como delito y que estaban prohibidas dentro
del campamento: caminar del brazo por las calles del campo, visitar a los presos que
se encontraban en la habitacin de la enfermera, permanecer en el exterior del
bloque sin orden alguna, hablar o mirar a un superior sin su permiso.
Destacar tambin que los presos que haban cometido delitos polticos estaban
bajo la supervisin de Ludwika Ramdohra, jefe de la Divisin Poltica.
Su principal deleite era una tortura de lo ms sofisticada, una especie de
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inyeccin de tinta, que utilizaba con los subordinados ms especiales. Una vez
administrada, se obligaba a la vctima a desnudarse para rociarla con agua. El nico
afn que perseguan era que su piel cambiase de color. Jams se consigui tal efecto.
En aquel temido bnker tambin se practicaron muy diversas aflicciones y
flagelaciones. Se empleaba especialmente para encarnizadas actividades. De hecho,
en la soledad de la noche, tan solo el silencio era roto por los gritos y llantos de las
prisioneras sacrificadas entre aquellas cuatro paredes. Lo que empez siendo un
refugio para el aislamiento y simples castigos, acab transformndose en una especie
de mazmorra con fines oscuros, sin mesas ni sillas, ni siquiera camas. Tan solo haba
un lavabo y un retrete. Las internas que desgraciadamente eran recluidas en aquel
bnker permanecan all de 7 a 14 das. Algunas lo sufrieron durante casi dos meses.
En este tiempo las instalaciones permanecan cerradas a cal y canto y solo podan
entrar Mara Mandel y algunas de sus ms devotas auxiliares y guardianas.
La interna Aleksandra Steuer afirmaba con rotundidad: Mandel fue una vigilante
muy cruel en el bnker. Al fin y al cabo, en aquel ttrico edificio las vctimas eran
despojadas de sus ropas y zapatos, y permanecan desnudas por completo durante
todo el confinamiento. Dos veces a la semana eran alimentadas con vveres
previamente cocidos o con un caf y un pedazo de pan duro. Frecuentemente, las
aberraciones eran tan severas que durante tres das las reas no podan comer nada, y
tambin eran obligadas a hacer huelga de hambre con cualquier pretexto de lo ms
trivial. A lo largo de este correctivo los castigos mnimos fueron el fustigamiento y
los golpes, al menos 25 latigazos, despus 50, 75 y hasta 100. Posteriormente se
duchaba a la persona con agua fra y la sacaban al exterior para dejarla a la
intemperie. Su poca favorita era el invierno, por lo que la mayora expiraba de
hipotermia.
El bnker estuvo al servicio de los supervisores y guardianes ms peligrosos y
decadentes del campamento. Mandel, como directora del mismo y hasta su
nombramiento como Oberaufseherin en abril de 1942, tambin hizo las delicias ms
prfidas y agresivas que nos podamos imaginar.
En el momento de mi llegada al campo Mara Mandl sirvi all como
Bunkeraufseherin (guardia del bnker). () Mandl era conocida como una
guardiana muy cruel e infame en todo el campamento. Desde el bnker al
campamento se escuchaban los terribles gritos de los prisioneros
torturados por Mandl. Ella propinaba golpes y patadas por todo el cuerpo
mientras el recluso torturado caa sin fuerzas y se haca un ovillo. Ella
tena la costumbre de sacarse el guante de su mano para azotar. En el
tiempo que Mandl estuvo en el bnker muchos presos murieron de hambre.
Mandl no lo ocultaba y los reclusos que informaban sobre lo que haban
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vio cmo Mandel golpeaba a una prisionera. Corri hacia ella y exclam:
Por qu pegas a esta anciana que podra ser su madre?. Mandel
levant la mano y quiso pegarle a Eppker. En eso que le agarr de la mano
y dijo: Yo soy una dama y no tiene derecho a pegarme. Una
consecuencia de esto fue el castigo ms grave que Mandel como
Oberaufseherin pudiese vengar[14].
Eppker fue encerrada en el bnker durante seis semanas en completa oscuridad.
Intervalo en el que sufri el castigo de la flagelacin, el ensaamiento contra partes
tan delicadas del cuerpo como la cabeza, y continuos insultos de la directora del
recinto, la tan temida Mandel. Aun sabiendo la reaccin de su castigadora, la partera
holandesa repeta continuamente: Ich bin eine Dame und du darfst mich nicht
schlagen (Soy una dama y no hay que pegarme). Cuanto ms se quejaba la mrtir,
mayor era la penitencia ejercida contra ella. La maquiavlica guardiana lleg a
ordenar a sus secuaces que la atasen a la pared con cadenas, para propinarle
diariamente con su fusta incesantes latigazos. Entretanto, deca rindose: Du bist
eine Dame, und ich schlage dich (Usted es una dama y le golpeo).
Una vez transcurridas las seis semanas, Eppker regres a su barracn enferma,
con las piernas rotas y llena de profundas heridas por todo su cuerpo. Al salir de su
cautiverio y segn comentan algunos testigos, la seora levant la cabeza para mirar
directamente a los ojos a sus verdugos, entre ellas Mandel.
Dicho incidente corri como la plvora entre los corrillos, no solo de las propias
reclusas, sino tambin de sus camaradas, quienes aplaudan las acciones
desempeadas por su superior. Era evidente que el miedo a contravenir aquellas
indicaciones estaba en el rostro de todas esas mujeres.
Finalmente, Netia Eppker pas a ser una de las primeras internas que gracias a la
Cruz Roja Sueca evit su inminente liquidacin. Sali del campo de concentracin
justo a tiempo. Una vez recuperada de las heridas fsicas, que no mentales o
emocionales, la holandesa regres a su pas terriblemente exnime. Concluida la
guerra, Eppker form parte del grupo de atestiguantes que declararon en el juicio
contra sus captores. Jams volvi a tener una salud plena.
Todas y cada una de las testimoniantes haban sido valientes al poner sobre la
mesa los retorcidos disparates efectuados por la Mandel. La dramaturgo Dorothy
Parker escribi: Luchan mucho ms que por sus vidas. Luchan por la oportunidad de
vivirlas. Y as da tras da.
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descalza en el patio del campo sin importar el tiempo y haba das en que haca
mucho viento y nevaba. Mandel propinaba golpes y patadas a una presa ante la ms
mnima ofensa. As, por ejemplo, durante la revista deslic inconscientemente una
pierna unos cuantos centmetros hacia adelante. Mandel se acerc a m y me pate
con toda su fuerza en la pierna. Despus durante dos semanas me estuvo golpeando
en la pierna daada.
En la primavera de 1942 se inici la ejecucin de las mujeres polacas y Mandel
dedic varios das a infligirlas infinidad de golpes y patadas antes de exterminarlas.
Sus rostros fueron mutilados, rasgados y cubiertos de sangre y moretones. Saba
cmo asestar porrazos certeros tanto en la parte inferior del abdomen como por
encima del cuello.
Estas masivas ejecuciones se iniciaron el 15 de abril de 1942 y se llev por
delante la vida de 14 personas. El 18 de abril asesin a otras 14 y as das tras da,
hasta que en enero de 1945 acab disparando, masacrando y aniquilando en torno a
160 mujeres polacas tras los muros de Ravensbrck.
Una de las prisioneras que sufri la violencia de la guardiana en sus propias
carnes fue Regina Morawska que afirm ante el Tribunal que ella era como un
monstruo en carne humana. Y segua explicando:
Mara Mandl golpe con el puo en la cara de una de las reclusas por
haber caminado por la zona del campamento del brazo de otra presa.
Adems, tena la costumbre de caminar en la parte de atrs de las filas y al
azar, de acuerdo con su capricho, golpeaba con el ltigo a las cras de las
prisioneras.
la ocupacin nazi y que estuvo interna en el Puente de los Cuervos, describe con todo
lujo de detalles el proceso de contratacin que existi para escoger a ciertas presas
a las que asignaran determinadas operaciones. Desgraciadamente, esto no se limitaba
a una mera investigacin, sino a experimentos empricos que, a largo plazo,
significaron incidentes tan aberrantes como ir en contra de la voluntad de las mujeres
intervenidas, provocarles una discapacidad permanente, o convertirse en una especie
de conejillos de la muerte dentro del campo. As era como denominaban a las
vctimas de unos ensayos criminales perpetrados por mdicos nazis y supervisados
por la propia Mandel.
Como decamos anteriormente, en aquel momento esta delincuente ya haba
tomado la posicin de Oberaufseherin, por lo que saba perfectamente lo que all
estaba ocurriendo. Bien es cierto que ella intent ocultar, tergiversar y mentir
descaradamente sobre el tema, pero era inevitable que los hechos salieran a la luz.
Haba demasiados testigos y vctimas, por no mencionar a las fieles auxiliares que la
acompaaban y que saban de buena tinta lo que estaba pasando.
Sin embargo, haba algo peor que el conocimiento o no de estos asesinatos y
experimentos tan atroces. Lo dramtico del asunto era que Mara Mandel junto con el
mdico en jefe de este campo y Generalleutnant (Teniente General) en las Waffen-SS,
el Dr. Karl Gebhardt, fueron los responsables de elegir personalmente a las
prisioneras y de enviarlas a la sala de operaciones.
La primera vez se escogieron a cinco jvenes polacas totalmente sanas, cuyo
pecado fue ser presas polticas y luchar en contra del nazismo. El 1 de agosto de
1942 las sometieron a diversas pruebas dirigidas por el Dr. Gebhardt. No estaba solo,
lo acompaaban su ayudante el Dr. Fritz Fischer y otros doctores del campamento
como Schiedlausky, Rostock y Herta Oberheuser. Despus de dos semanas de
investigaciones, un nuevo grupo de reclusas polacas se someti a ciruga.
En el transcurso de esta nueva etapa de pruebas y exmenes, los mdicos
alemanes dieron un paso ms hacia delante. Ahora no solo sometan a pequeos
grupos de reas a toda clase de duros controles y suplicios, sino que adems,
emprendieron una nueva tctica: la experimentacin en masa. Esta especie de
operacin ejercitada sobre un conglomerado concreto de mujeres, supuso un avance
cientfico que logr verificar hasta qu punto era viable un tratamiento contra
determinadas enfermedades o infecciones. Por ejemplo, rompan parte de las
extremidades de estas conejillas de indias para constatar cul era el proceso por el
que los huesos rotos volvan a reconstituirse; cmo se produca la regeneracin del
msculo de los nervios; si era necesario un trasplante; inclusive llevaron a cabo
operaciones que finalmente causaron infertilidad en las mujeres y por tanto,
erradicacin de una raza. A pesar de los resultados obtenidos, nadie asuma que estas
investigaciones fueran ilcitas y siguieron su curso.
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Si ampliamos esta informacin, habra que aadir que las reas fueron sometidas
principalmente a un control exhaustivo de la mdula sea, lo que les permita estudiar
la velocidad de crecimiento del conjunto de huesos rotos que hemos citado. Este
anlisis posibilitaba hacer un seguimiento de su recuperacin. En este sentido,
mencionar que algunas de las jvenes utilizadas para estos estudios fueron expuestas
a tratamiento quirrgico tras ser golpeadas con un martillo o un cincel, para despus
suturar la herida y escayolar la parte afectada. Das despus se retiraba el yeso y se
examinaba concienzudamente la tasa de fusin de los huesos. Se proceda a coser de
nuevo la herida y poner un nuevo parche.
Otro caso era que los trozos de hueso de un conjunto de extremidades amputadas
o de la articulacin de la cadera, eran guardados y transportados hasta Hohenlychen
para ser implantados en los soldados alemanes heridos durante la guerra.
Pero estos experimentos no se cieron exclusivamente en torno a los huesos,
llegaron como bien decamos, hasta los sistemas muscular y nervioso. Semejantes
intervenciones fueron diseadas para probar la velocidad de mejora de los msculos
y los nervios para el uso de la ciruga plstica. Estas consistieron en la extirpacin de
los nervios y los msculos del muslo o la pantorrilla, pero sin condiciones bsicas de
higiene y salubridad. Los ensayos se realizaron sin una anestesia adecuada, sin
cambiar las gasas, algodones y vendas por cada paciente. Se abandonaba a las
enfermas sin ningn tipo de supervisin, a sabiendas que la reclusa podra tener una
fiebre alta, perder las fuerzas y morir al intentar pedir ayuda.
Algunas de las supervivientes de estos macabros procedimientos, tardaban meses
en recuperarse parcialmente. Muchas de ellas haban perdido parte de sus
extremidades o se haban convertido en mujeres estriles sin capacidad de procrear.
La impotencia era lo nico que les quedaba hasta que un da, hablamos de los
primeros meses de 1943, dijeron Basta!.
En ese preciso instante, varias de estas prisioneras decidieron escribir una
peticin formal y expresa donde alegaban su radical oposicin a la ciruga
experimental que se estaba ejecutando tras los muros de Ravensbrck. La carta se
hizo en secreto y a espaldas de Mara Mandel y signific un ltimo aliento de valenta
y fuerza para las desdichadas vctimas. Esta oportunidad, nica por otra parte, era
indispensable para informar a las altas autoridades del campamento acerca del trgico
destino que les estaban imponiendo. Que lo descubrieran quiz salvara sus vidas. O
no La misiva deca lo siguiente:
Inmediatamente nos pusimos a escribir una peticin. Escribimos una
nota breve, que nosotras, prisioneras polticas y cuyas firmas aparecen
abajo, preguntamos al seor Comandante, si saba que en el campo se
hacan cirugas experimentales a unas mujeres sanas prisioneras
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Auschwitz. Lo estaba haciendo tan bien que el comandante pretenda asignarla como
nica responsable de las prisioneras de este campamento y de los subcampos
femeninos de Hindenburg, Lichtenwerden, Budy y Rajsko. Pero Himmler se opona a
que una seora fuese la directora del campo. Era totalmente inflexible con este tema.
Por lo que se nombr como gerente al Obersturmfhrer (Teniente) Paul Mueller y a
Mara Mandel como Lagerfhrerin (lder o jefa del campo femenino). Esta ltima, a
pesar de tener un rango inferior al de un hombre, ejerci un dominio abismal sobre
cada interna. La subordinacin femenina desplegada fue absoluta.
EN CONDICIONES INFRAHUMANAS
Aquel nuevo campamento contaba con diversos refugios hechos de ladrillo y madera
y construidos como si de una cuadra para caballos se tratase. En circunstancias
normales aquellos establos albergaran a unos 52 caballos, pero en principio Mandel
haba ordenado colocar a 300 personas para comprobar su efectividad. Una vez
definidas las barracas de cada bloque y como si estuviesen ajustando la capacidad de
un almacn de alimentos, la Lagerfhrerin comenz a utilizar dichas instalaciones a
modo de pequeos cuarteles. Pasaron de convivir 120 personas a unas 1.000. Del
espacio necesario para que cada individuo pudiese vivir de manera normal, solo
disponan de 0,28 metros cuadrados y de 0,73 mde aire. Es decir, si comparamos
estos asfixiantes habitculos con las crceles que haba en Polonia antes de estallar la
Segunda Guerra Mundial, estas ltimas permitan que el recluso tuviese 13 mde
oxgeno en un espacio comn y 18 men uno individual. La angustia de las reas era
escalofriante.
Adems, las paredes que haban fabricado para esta especie de cuartelillos,
estaban elaborados con una mampostera de tan solo 12 centmetros, con unos techos
sin tejas, suelos sin azulejos llenos de tierra y una nica puerta de entrada. En esta
situacin y debido sobre todo al terreno pantanoso donde se ubicaron, tenemos que
imaginarnos en pleno invierno cmo el fro entraba por cada grieta de la pared o de la
techumbre, haciendo insoportable la vida en su interior. Ni siquiera las dos estufas
que colocaron en cada uno de los cuarteles eran capaces de calentar aquellos establos.
Y es que debido a la rapidez con la que se construy este nuevo emplazamiento, no
hubo tiempo ni para el aislamiento. Aunque podemos presuponer que si lo tuvieron,
tampoco hicieron nada al respecto. Al fin y al cabo, hasta el nio en la cuna debe ser
pisoteado como un sapo venenoso. Vivimos en una poca de hierro, en la que es
necesario barrer con escobas de hierro, afirmaba con contundencia Heinrich
Himmler en septiembre de 1941.
El momento de dormir era siempre el ms complicado. Mil personas conviviendo
codo con codo, sin apenas libertad de movimientos y con tan solo tres pisos de
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habitualmente. De hecho, una de las primeras epidemias graves que hubo y que caus
la muerte de cientos de mujeres, fue que recibieron la ropa mal lavada y con ello la
transmisin de infecciones.
Durante la epidemia el hospital estaba ms que lleno. A los enfermos
no se les cuidaba. El mdico vena de vez en cuando, firmaba unos papeles
y a los enfermos ni los miraba. Las prisioneras enfermas de los bloques
tenan miedo del hospital. Entonces las contagiadas se quedaban al lado de
las sanas y la epidemia se expanda[18].
Otro apartado importante de su uniforme eran los zapatos, una especie de zuecos
incmodos y muy duros que producan abrasiones y llagas. Era imposible caminar
con ellos. Tal y como hizo anteriormente en el campo de concentracin de
Ravensbrck, la supervisora en jefe volvi a prohibir el uso de zapatos a sus internas.
No obstante, estos escabrosos mtodos que ya haba puesto en prctica antes, no
consiguieron el beneplcito del comandante. No le prest excesiva atencin cuando
se enter, y por tanto, no revoc la orden de restriccin de Mandel.
Por otra parte, si hay algo que caracteriza escrupulosamente a Birkenau es la
trgica falta de agua que padecan. Ya en junio de 1942 se declar que el agua de las
nuevas instalaciones de Auschwitz no era adecuada ni potable para su consumo y ni
siquiera para hacer un enjuague bucal. Seguramente por eso el campamento se
encontraba en tan malas e insalubres condiciones.
A mediados de 1943 solo se poda utilizar un pequeo pozo de agua destinado
principalmente para la cocina. El agua residual que provena de la cocina flua hacia
los canales de desage ubicados bajo el suelo, as que en poca de lluvias Mandel
decida que algunas de las presas ms fuertes cavasen zanjas para sacar agua de all.
Aquella medida lo nico que hizo fue empeorar las cosas y el resultado final fue el
inicio de fuertes epidemias. Una vez realizado el trabajo cada interna tan solo poda
utilizar una vez al da los grifos de agua instalados con motivo de la buena nueva.
Otro de los mandatos de la Lagerfhrerin fue que durante los periodos de
tormenta se utilizasen los charcos surgidos de forma espontnea en el Lagerstrasse
para lavar los platos y las ropas. De nuevo, la propagacin de virulentas plagas asol
el campamento y con ello la vida de muchas cautivas de Birkenau. Si bien es cierto
que la lluvia fue beneficiosa en algunos casos, en este en concreto se trat de toda una
maldicin, especialmente cuando la tierra mojada se converta en lodo. Pese al barro,
las prisioneras tenan la obligacin de seguir el precepto instaurado por su
supervisora.
Una de las supervivientes al Holocausto explic con todo lujo de detalles ante la
Corte de Cracovia lo que vio cuando lleg a su nuevo hogar:
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esterilizacin. Aquel proceso someta a los pacientes a un duro tratamiento cuyo final
era primeramente permanecer en la enfermera del centro de internamiento, para
despus y por lo habitual, acabar muriendo.
Llegados a este punto hay que recordar uno de los trgicos acontecimientos
acaecidos en el invierno de 1942-1943. Concretamente un domingo muy fro donde
como vena siendo costumbre, Mandel pas revista en el Frauenkonzentrationslager
a las cinco de la madrugada. En un santiamn, la perturbadora desinfeccin se volvi
trgica cuando tras las rdenes de la SS-Lagerfhrerin unas 1.000 prisioneras
murieron congeladas. Despus de aquello, muchas fueron las reclusas que lograron
sobrevivir a aquel horror para contar su historia. Entre ellas y muy especialmente
Erna Laskwna, quien afirm que durante las largas horas que duraba la fumigacin,
Mandel se entretena pegando tiros a determinadas reclusas asesinndolas en el acto.
La supervisora de Birkenau no solo se limit a no admitir tales acciones durante el
proceso de posguerra, sino que adems asever que no poda recordar esta actuacin.
canto).
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consigui dar una segunda versin sobre Alma Ros y Mara Mandel y rodearse de
controversia. Pero comencemos por el principio.
Fania Fnelon era hija de un ingeniero judo y de una catlica francesa. Estudi
en el conservatorio de Pars y se especializ en piano y canto. En 1943 fue arrestada
por ser medio juda y por ayudar a sus amigos de la resistencia. Fue trasladada en
enero de 1944 al campo de Birkenau. Poco despus de su llegada y mientras
permaneca en su cuartel, un Kapo entr y comenz a gritar que se buscaban
cantantes o msicos. Pese a su debilitado estado, Fnelon se ofreci como voluntaria.
La llevaron a una habitacin donde toc Madame Butterfly de Puccini ante la que
sera su directora, Alma Ros. All empez su periplo y el comienzo de una nueva
etapa en el barracn de los msicos. Segn la pianista, siempre haba una gran
tensin entre los msicos judos y los polacos antisemitas no judos. No obstante,
Fania disfrut mucho integrndose en una orquesta femenina con nuevos privilegios
y favoritismos. En este sentido la joven no entenda cmo Mara Mandel o el
comandante Kramer podan emocionarse con una pieza de Schubert y despus ser
unos asesinos despiadados que mataban y gaseaban a miles de personas al da.
Nunca habamos tocado tanto ni tan frecuente. Dbamos hasta tres
conciertos cada domingo. Durante el da y tambin la noche, los oficiales
de las SS venan a nuestros barracones y nos exigan su asignacin
musical. La msica, vez tras vez tras vez. En Birkenau, la msica era lo
mejor y lo peor. Lo mejoR: consuma el tiempo y nos permita olvidar como
una droga; despus te quedabas sin sentido y agotado. Lo peor, nuestro
pblico por una parte los asesinos, y por otra, las vctimas. Y nosotros,
tambin nos estaramos convirtiendo en verdugos en manos de nuestros
asesinos?[21].
Gracias a Fania y sus memorias podemos conocer mejor la incoherencia, no solo
de un momento histrico nico y esperemos que irrepetible, sino sobre todo la
contradiccin latente entre los pensamientos y actuaciones de cada uno de los
miembros del imperio nazi. Mandel fue una de ellas, por quien la joven pianista sinti
una especie de admiracin. As lo demuestra a travs de Playing for time:
Mandel, cuyas manos se posaban elegantemente en sus caderas
largas, blancas, delicadas manos que resaltaban sobre la tela gris de su
uniforme nos miraba, sus duros ojos de porcelana azul se prolongaban
inquisitivamente en mi cara. Esa fue la primera vez que un representante
de la raza alemana me haba mirado, se haba dado cuenta de mi
presencia. Se quit la gorra y su pelo era de un rubio dorado maravilloso,
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a su lado Todava en calma, como debe ser, cuando una habla con un
oficial, Alma pregunta temerosa: "Qu desea escuchar el seor
Comandante?". Los sueos de Schumann. Y muy emocional aade: "Esa es
una pieza admirable, que le llega a uno al corazn".
Relajado levanta su cabeza y dice: "Qu hermoso, qu
emocionante!".
A lo largo de sus memorias Fnelon tambin narra la cara oculta de su compaera
de banda, Alma Ros. La tacha de autcrata fra que se haba rebajado ante los
alemanes por sus intereses personales, y enfatiza que era abusiva con los msicos.
Esta nueva caracterizacin de la lder de la orquesta salt la voz de alarma entre los
investigadores. La consideraron excesiva e indignante, ya que lo descrito no se
corresponda en nada con la realidad. Algunos expertos aseguraron que Fania haba
distorsionado el papel de Ros en la agrupacin, seguramente por celos, ya que lo que
en verdad hizo esta reclusa juda fue proteger a sus compaeras y mantener un nivel
musical alto para intentar complacer a sus captores nazis. Cualquier tctica era vlida
si con ello nadie mora. Y as fue. Durante el tiempo que Alma Ros form parte de
la orquesta femenina de Birkenau ningn miembro fue asesinado.
Es por eso que podemos afirmar que ciertos textos de Fnelon han surgido de la
ficcin, sobre todo por la incongruencia en fechas y hechos inexactos. Aunque hay
algunos pasajes reales, muchos de ellos son invencin de la propia autora. Pese a
estos desacuerdos, es verdad que tales memorias suponen un poderoso documento
acerca de la vida de los msicos en los campos de concentracin nazis.
Sin embargo, antes de que la Corte dictase sentencia muchas fueron las versiones
escuchadas, algunas con verdadero asombro y otras con autntico pavor. En su
defensa, el abogado de Mara Mandel, aunque s reconoci el cargo oficial que posea
la inculpada durante su estancia en Auschwitz-Birkenau, SS-Lagerfhrerin, termin
por cuestionar de manera tajante la participacin de su cliente en las selecciones a la
cmara de gas. Se bas en los documentos conseguidos del centro de internamiento,
as como en las declaraciones de los testigos, donde sealaba a los mdicos de las SS
como los nicos responsables de tales encargos. Asimismo, la defensa sigui
insistiendo que los casos de ciertas guardianas eran diferentes al resto, ya que eran
personas sencillas de inteligencia limitada, que obedecan ciegamente y llevaban a
cabo las rdenes de sus superiores (Juicio del Personal de Auschwitz-Birkenau,
carrete nmero 15, volumen 84).
Cuando lleg el turno de Mara Mandel, la supervisora quiso dejar claro que ella
haba tratado a las prisioneras de manera justa y que solo haba golpeado a quienes
haban violado la disciplina vigente en el campo.
Yo no tena ni ltigo ni perro. Cumpliendo con mi servicio en
Auschwitz me vi obstaculizada por la terrible severidad de Hoss, dependa
totalmente del comandante y yo no poda impartir ninguna pena.
Maria Mandel-Lagerfhrerin del campo femenino:
Estimado Tribunal Superior! Es la primera vez en mi vida que se me
acusa de algo ante el juez. De la seleccin se encargaban los mdicos y el
comandante del campo. El Bloque 25 ya exista antes de mi llegada. Los
enfermos que all se ubicaban han sido seleccionados por mdicos para la
accin del Sonder-behandlung. El da 1 de septiembre de 1943 desde
Berln ha llegado el Oberscharfhrer Hssler y yo le he cedido todas mis
responsabilidades de jefa del Campo femenino. Hasta su retirada yo
trabajaba en el despacho. Hossler ha sido retirado de su puesto por su
crueldad. Yo no tena ni ltigo ni perro. Mi servicio en Auschwitz ha sido
ms difcil por la crueldad de Hossler. Yo dependa totalmente del
comandante y no pude penar a nadie.
Sus palabras tambin crearon cierto revuelo cuando la procesada se dirigi a la
superviviente Bertha Falk y le dijo: Entiendo que usted suea con una patria, pero
recuerde que no hay vida para los que no se rinden. Al pronunciar aquellas palabras,
una fuerte emocin embarg los rostros de los inculpados y sus defensores. Se
consideraban inocentes, los damnificados de un sistema a quien sealaban como el
nico culpable del atroz exterminio. Mandel y el resto de los convictos crean ser
simples ruedas, meras piezas de un engranaje mayor conducido por Adolf Hitler. Las
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EL DA DE LA EJECUCIN
Un da antes de que Mara Mandel fuese ejecutada la entonces supervisora de
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LA SDICA DE STUFHOF
Este campamento fue el primero en ser construido por el rgimen nazi fuera de sus
fronteras. Originalmente y desde noviembre de 1939 Stutthof fue un centro de
internamiento civil administrado por la polica de Danzig. Ahora bien, en 1941 se
convirti en lo que llamaron un campo de educacin laboral administrado por el
Sicherheitsdienst (Servicio de Seguridad Alemana-SD), para acabar siendo
finalmente en enero de 1942 un campo de concentracin regular.
Emplazado en una zona aislada, hmeda y boscosa al oeste del pequeo poblado
de Stutthof, su ubicacin lo haca ser an ms especial. All perecieron ms de
85.000 personas de las 110.000 deportadas pero no solo por las condiciones
catastrficas del campamento, el hambre y las enfermedades, sino por las muertes y
ejecuciones generales que el personal encargado efectuaba diariamente. No haba
escapatoria alguna. Stutthof, como el resto de campos de concentracin levantados
por los nazis, se encontraba amurallado y rodeado por alambradas, algunas de ellas
electrificadas. A medida que la poblacin del cuartel creca iban construyendo ms
barracones. En los dos aos previos a la liberacin de los aliados en mayo de 1945, se
edificaron treinta nuevas naves y se aadi un crematorio y una cmara de gas.
Fue en 1943 cuando Stutthof se incluy en el programa de la tan temida Solucin
Final, convirtindose por tanto en un campo de exterminio de masas. Tal lleg a ser la
sobresaturacin de reclusos, que segn llegaban a las instalaciones eran
automticamente eliminados en las cmaras de gas del centro. Como complemento a
esta medida, algunos murieron despus de pasar por unos vagones mviles con el
mismo gas letal. Tenan capacidad para 150 personas por ejecucin.
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Aquellos primeros das eran demasiado similares al del resto de cautivas de otros
Konzentrazionslager. Unas pocas rdenes, inquebrantables y mezquinas, hicieron que
cientos de guardianas obedecieran sin rechistar a sus superiores alegando que poda
tocarles a ellas. Habra que imaginar el rostro de los supervivientes mientras
buscaban a sus familiares entre el montn de cadveres apilados esperando ser
sepultados. Cuando crean haberlos encontrado, estaban tan demacrados y
destrozados que no podan ni contener el llanto. La mquina de exterminio segua
jugando con ellos.
Aunque Stutthof fue solo una dcima parte del tamao de algunos
campos ms conocidos como Auschwitz y Dachau, en gran medida segua
siendo la misma fbrica despiadada de muerte. Con sus chimeneas
elevndose sobre el campo escupiendo humo humano lo suficientemente
denso como para oscurecer el cielo a su alrededor, causando una nube
brumosa casi permanente en el sitio, era tan severo y tan mortal como los
campamentos en el sur y el este[23].
El testimonio de Alexander Lebenstein, nico superviviente entre los miembros
de 19 familias judas que haban estado viviendo en Haltern am See, nos da una idea
de la catstrofe que supuso para l el Holocausto Nazi de la Segunda Guerra Mundial.
El joven Alex que cuando fue detenido tena tan solo once aos, perdi su casa,
sus posesiones, su vida pero sobre todo su familia. Tras el conflicto decidi regresar a
su ciudad natal pero all se top con amigos de la infancia, muchos de los cuales eran
nazis, que le dejaron bien claro que an queran un pueblo Jude frei (libre de judos).
l jur que jams volvera a Alemania. La guerra haba acabado, pero todava no se
haba terminado con los prejuicios ni con las demenciales ideas que la haba
originado aos atrs. Una era construye ciudades. Una era las destruye, sentenci
en ms de una ocasin el ilustre Sneca.
Entre los recuerdos que decidi plasmar sobre el papel se encuentra aquel donde
rememora cmo guardianas como Herta Bothe, disparaban a los prisioneros con
cualquier pretexto. Se trataba de un acto cotidiano que con el tiempo consigui
hacerle inmune a la monstruosidad.
Recuerdo estar de pie durante horas y horas en los pases de revista
dos o tres veces al da, de cara a las chimeneas del crematorio escupiendo
nubes negras noche y da, llenando el cielo de un olor horrible a carne
quemada. Si llova, el humo no subira al cielo y tendramos polvo y ceniza
en nuestra piel y ropa. Lo peor era el olor de los crematorios que lo
impregnaba todo en el campo.
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EN BERGEN-BELSEN
El 21 de enero de 1945 y tras el apoyo logstico en el subcampo de Bromberg Ost,
Herta Bothe, que contaba ya con 24 aos de edad, fue una de las guardianas
responsables de acompaar a las denominadas marchas de la muerte que
consistieron en la migracin de reclusas desde la Polonia central hacia el campo de
concentracin de Bergen-Belsen en el estado de Baja Sajonia (Alemania).
Para que nos hagamos una idea, la distancia entre un campo y otro era de unos
700 kilmetros y las internas estaban obligadas a hacerlo a pie. Durante el largo
recorrido las ms dbiles terminaron muriendo por agotamiento, inanicin y por el
trato vejatorio de sus nieras. Si a esto le sumamos que en la ruta hacia BergenBelsen se desviaron otros 600 kilmetros ms para acampar en el KL AuschwitzBirkenau, la sensacin de extenuacin iba in crecendo. Durante los pocos das que
permanecieron en este campamento, las confinadas que an seguan vivas tuvieron
que aguantar la actitud descorts, por no decir denigrante, de sus anfitrionas. Tras el
parn la marcha se reanud para llegar a Belsen entre el 20 y el 26 de febrero de
1945, unos 30 das despus de su partida de Bromberg Ost.
En el tiempo que Herta Bothe form parte del personal del campo de
concentracin de Bergen-Belsen unos dos meses aproximadamente la guardiana
aria desempe diversas tareas al igual que el resto de compaeras. Segn su propio
testimonio, nada ms llegar tuvo que encargarse de la supervisin de los baos
pblicos; en das posteriores, trabaj en la cocina con sus camaradas masculinos para
llevar comida a los cerdos; y sobre mediados de marzo, se dedic a supervisar a la
Brigada de Mujeres para la Bsqueda de Madera que estaba compuesto por 60-65
convictas. Pero nada ms lejos de la realidad. En el juicio de Belsen celebrado el 17
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RETAHLA DE PRUEBAS
A Katherine Neiger, checa de 23 aos, las guardianas de Belsen la haban puesto a
registrar el nmero de mujeres (internas) que fallecan a diario en el campo. Durante
los primeros das, las cifras eran bajas, pero a medida que fueron llegando las
prisioneras, las muertes aumentaron. La joven rea asegur ante el Tribunal que
durante el mes de enero de 1945 moran diariamente entre 15 y 20 personas y que
hasta el ltimo da de marzo contabiliz un total de 349. Esta cifra no era exacta ya
que no se reportaban todas las defunciones y la mayora de los cadveres acababan
siendo apilados a la intemperie.
Unas 900 mujeres de su grupo murieron en aquel periodo a causa de la
desnutricin, las enfermedades y por supuesto, por los malos tratos perpetrados por el
personal femenino de las Waffen-SS.
Gracias a las pruebas testificales fotogrficas expuestas en su interrogatorio,
Katherine logr reconocer a prcticamente todas las acusadas que se sentaron en el
banquillo. Entre ellas, Elisabeth Volkenrath, Herta Ehlert, Gertrud Sauer y por
supuesto, Herta Bothe. A esta ltima tambin la seal en la impronta nmero 25,
diciendo que sola verla golpeando a las nias enfermas con un palo de madera.
Aquella fotografa nmero 25 estaba sirviendo para que los mltiples
supervivientes recordasen algunos de los sucesos ms trgicos vividos durante su
encierro. Casi se poda respirar su angustia y su dolor.
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Otra de las declarantes fue la polaca de 18 aos Sala Schifferman que trabajaba en
la cocina nmero 4 del campamento de las mujeres y que asegur que un da en
concreto no recuerda si en el mes de enero o febrero de 1945, algo trgico le
ocurri a una amiga suya por culpa de la demente Aufseherin.
una hngara a quien yo conoca por el nombre de Eva, de 18 de
edad, se acerc a la cocina para comer algunas cscaras de nabo que se
encontraban en un montn fuera de la cocina. Esta nia viva en el mismo
bloque que yo, que era el bloque 203. Como ella estaba cogiendo las
cortezas, Bothe vino de un lugar de trabajo cercano. Ella orden a una de
las chicas de la cocina que trajera un gran trozo de madera y entonces
comenz a golpear a Eva con l. Despus de los primeros golpes la chica
se cay. Yo y otras chicas de la cocina gritamos a Bothe que Eva era
demasiado dbil para soportar la paliza. Bothe replic: "La golpear hasta
la muerte". A continuacin Bothe le peg a la chica en la cabeza y por todo
el cuerpo. Despus de unos diez minutos par y Eva se qued muy quieta,
sangrando profusamente de la cabeza. Luego Bothe me orden a m y a
otras chicas que llevsemos el cuerpo a una habitacin en el bloque al
lado del hospital donde ponan todos los cadveres. Definitivamente la
chica fue asesinada por la paliza. Una interna que yo creo que era mdico
examin el cuerpo y dijo que la chica estaba muerta. No s el nombre de la
doctora. No la he visto desde la llegada de los britnicos.
Luba Triszinska, una juda rusa detenida y llevada a Belsen, describi a la Corte
que los maltratos impartidos a las reclusas estaban a la orden del da. Ella haba sido
testigo de algunas de esas palizas que en ocasiones causaban la muerte de las
vctimas. Entre las responsables que mencion se encontraba Bothe, que por entonces
se ocupaba de un Kommando de vegetales. Las palizas a las que me refiero se las
dieron con un palo pesado, recalc Luba.
Hildegarde Lohbauer fue otra de las supervivientes de este campo de
concentracin que delat las artimaas de Bothe durante el juicio. De nacionalidad
alemana, Lohbauer fue recluida en un centro de internamiento al negarse a trabajar en
una fbrica de municiones. Estuvo en Auschwitz, Ravensbrck y finalmente en
Bergen-Belsen hasta su liberacin.
Al principio yo fui una presa comn, pero en los ltimos dos aos mi
trabajo ha sido como Arbeitsdienstfhrerin (ayudante en jefe de la mano de
obra), cuyo deber es reportar el nmero de personas especificadas por las
autoridades del campo para los grupos de trabajo.
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acto de camaradera llenaba con un pequeo halo de luz el sombro destino que se iba
tejiendo en torno a la Sdica de Stutthof. Por suerte para ella no fue el ltimo.
Una enaltecida Gertrud Rheinholdt, reclutada por las Waffen-SS en julio de 1944,
quiso dejar claro que s haba conocido a Herta Bothe. Lo hizo en el campo de
concentracin de Bromberg Ost y lleg con ella a Belsen entre el 20 y el 25 de
febrero de 1945. Casualmente, tambin fueron compaeras de cuarto y tampoco
como ratific Klein la haba visto portar armas o por lo menos no saba si tena
una. Aquellas tres guardianas se haban convertido en buenas y viejas amigas, algo
contra lo que el Tribunal no poda competir.
Lleg el turno de la protagonista. Herta Bothe deba declarar.
NEGACIN ABSOLUTA
El lunes 29 de octubre de 1945 y tras varios das escuchando los testimonios que
avalaban su culpabilidad, Herta Bothe se subi al estrado y despus de jurar toda la
verdad y nada ms que la verdad, comenz una retahla de inslitas certezas. Era el
momento de escuchar su defensa.
Durante varios minutos la guardiana aclar cules fueron las tareas que cumpli
en los diversos campos donde permaneci y las fechas en las que estuvo. Ahora bien,
no mencion fechora alguna hasta que el capitn Phillips inici su turno de
preguntas.
Neg que llevase pistola y por supuesto que disparase a dos jvenes reclusas que
porteaban comida. Segn Bothe, el testigo que afirm tal dato, Wilhelm Grunwald,
menta. Tambin impugn la declaracin de Schifferman que la acusaba de haber
matado con un palo a una nia llamada Eva, aunque reconoci haber pegado en
alguna ocasin a algn confinado:
S, con mis manos, porque robaban madera y otras cosas. Nunca he
golpeado a nadie con un palo, un trozo de madera o una porra de goma.
() Nunca he pegado a prisioneros. Yo no tena nada que ver con los
internos.
Durante el turno de preguntas del coronel Backhouse, este cuestion a la
inculpada su instruccin en el campo de Ravensbrck en octubre de 1942. Incluso le
pregunt qu es lo que haba aprendido y si entre las tareas que la ensearon se
encontraba la de golpear a los presos de manera regular. La guardiana respondi con
un tajante No. De hecho cada vez que el letrado le cuestionaba su declaracin en
relacin con los maltratos a reos, Herta continuaba rechazando cualquier implicacin
de su abogado, el capitn Phillips, tenan que ser concluyentes si quera que su cliente
se librase de una muerte segura. Aquel discurso logr convencer a la Corte.
JUSTIFICANDO LA BARBARIE
Dicen que el mejor ataque siempre es una buena defensa y en el caso de Herta Bothe
as fue. El alegato final que su abogado expuso ante el Tribunal de Belsen corrobor
lo que todos teman desde haca das, que el Capitn Phillips conseguira que la
Aufseherin no muriese en la horca.
En un intento por disculparla de las supuestas acciones perpetradas durante sus
aos en los diferentes campos de concentracin, el letrado quiso exculparla de toda
responsabilidad argumentado lo siguiente:
La pregunta, sin embargo, se rige por el principio fundamental de que
los miembros de las fuerzas armadas estn obligados a obedecer las
rdenes legtimas y que por tanto, no pueden eludir su responsabilidad si,
en obediencia a un mandato, ellos cometen actos en el que ambos violan
las reglas impugnadas tanto de la guerra como de la indignacin de la
opinin general de la humanidad.
Pero, por qu otros camaradas de Bothe s eligieron contravenir las rdenes de
sus superiores en pos del bien comn? A este punto el capitn Phillips prefiri eludir
tal grado de responsabilidad y echar esa carga a los altos cargos de la jerarqua nazi
que dirigan los centros de internamiento donde la acusada estuvo destinada. Al fin y
al cabo, cuando parece que no hay eleccin siempre hay una salida o un camino
correcto. La historiadora Kathrin Kompisch as lo asegura: Siempre ha habido
opciones, incluso dentro del Tercer Reich, y las mujeres tomaban a menudo sus
propias decisiones tanto como los hombres. Despus de todo y como estamos
viendo a lo largo de este libro, no solo el hombre tuvo una parte importante y
destacada dentro del Nazismo, la mujer tambin particip de los delitos ms infames
y brutales de todas las esferas del gobierno alemn. El destacamento femenino supuso
el brazo ejecutor e indispensable para que el mecanismo nazi siguiera adelante.
Despus de aquella breve introduccin y tras mencionar la defensa de otras
compaeras de Bothe, lleg el turno de la Sdica de Stutthof. De ella dijo que lo
nico que probaba su culpabilidad eran las declaraciones juradas ante la Audiencia.
Ciertamente, no se haba encontrado evidencia alguna que la implicase en tales
delitos. A partir de ah el abogado afront un discurso implacable donde empez por
desmontar una a una las confesiones de los testigos. Mencion primeramente a
Wilhelm Grunwald, ya que cuando le tomaron declaracin tan solo tena 17 aos,
algo pertinente para tenerlo en cuenta en la evaluacin. Respecto a la posesin de un
arma, Phillips se apoy en los testimonios de sus buenas amigas Charlotte Klein y
Gertrud Rheinholdt, que ratificaron que nunca posey una pistola y que jams se
encontr prueba que lo demostrase.
Cuando mencion el crimen de la joven hngara llamada Eva, el capitn se
excus en que ni las fechas ni el lugar donde se produjo coincidan con las
presentadas por su defendida. Por tanto, aquel asesinato no pudo haberse cometido tal
y como revel la testigo. Esta acusacin debi de hacerse por algn tipo de rencilla
personal contra su carcelera. Por otro lado, Phillips incidi en la falsedad de los
testimonios escuchados durante el proceso judicial, argumentando que si bien Bothe
haba reconocido haber abofeteado a algunas de sus internas por robar, la verdad era
que jams les provoc daos severos o la muerte. Aqu se ampar en la poca certeza
que demostraron los atestiguantes cuando les pidieron que sealasen a la inculpada.
Parece ser que nadie lograba identificar su cara. Finalmente, el alegato del abogado
defensor concluy diciendo:
Ningn testigo de la acusacin que haba llegado a la Corte, tena
nada que decir en contra de Bothe; y sin embargo, sus tareas haban sido
de carcter pblico. Sin duda, la deduccin debe ser clara, ella no haba
hecho nada muy malo, no?.
LA RESPONSABILIDAD DE LA ACUSADA
El capitn Phillips ya se lo haba pedido al Tribunal durante su discurso de clausura,
que la sancin a la acusada fuese proporcional a su participacin en la
responsabilidad de los hechos. Si no ocupaba un cargo importante, no deba de ser
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una familia de clase media. Precisamente, esta poblacin se encuentra ubicada muy
cerca del que sera su hogar aos despus: Ravensbrck.
Se sabe relativamente poco sobre su vida familiar temprana. Era la segunda hija
del matrimonio formado por Walter Binz, un ayudante de tcnico forestal, y la
heredera de un vivero y de varias de tierras de cultivo de la zona. Se desconoce su
nombre.
Cuando la nia tena cuatro aos, el clan Binz decide trasladarse a la localidad de
Friedrichsfelde en Joachimsthal (Brandemburgo) donde el progenitor ejerce como
ingeniero forestal. Durante este periodo Dorothea tiene una nueva hermana. Sin
embargo, en diciembre de 1933 y tras la jubilacin del padre, emprenden una nueva
vida mudndose a Alt-Globsow muy prximo a Frstenberg/Havel. En ese tiempo
Dorothea asiste a un colegio de primaria y secundaria, as como a la Escuela
Secundaria Superior, pero a los quince aos abandona las clases.
En algn momento de su adolescencia trabaj como ama de llaves, empleo que
desempeaba con poco esmero y que acept debido a la necesidad econmica por la
que atravesaba su parentela. Segn parece despus recibi una especie de aprendizaje
sobre el servicio de alimentos y tuvo una corta carrera en la industria alimentaria.
De hecho, en su declaracin durante el proceso de Ravensbrck celebrado en el
barrio de Hamburgo, Rotherbaum, ella afirm haberse formado como directora de
cocina. Aunque como veremos ms adelante, la realidad fue bien distinta. Jams
lleg a aprender un oficio concreto y a lo sumo ejerci como Tellerwscherin
(fregaplatos) en algn momento puntual.
Imagino que como le ocurri a otras guardianas, Dorothea Binz se dej seducir
por la radiante estela del nazismo que dejaba tras de s una especie de inagotable
fascinacin. El enigmtico encanto que desplegaba el Fhrer impregnaba cada uno de
los smbolos del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido
Nacionalsocialista Alemn de los Trabajadores), NSDAP, sobre todo los flamantes
uniformes, vehculos, y por supuesto, los considerables beneficios econmicos. De
este modo la joven Dorothea decidi acudir a la oficina local de las SS en su
localidad para ofrecerse como voluntaria en la cocina del campo de concentracin de
Ravensbrck. Lo consigui.
El 26 de agosto de 1939 Binz comenz una nueva vida. Por un lado, iniciaba una
etapa como miembro del Partido Nazi y todo lo que eso conllevaba; y por otro,
empezaba la formacin necesaria para convertirse en guardiana del campamento
junto con otras compaeras. All encontr uno de los mejores lugares para dar rienda
suelta a su naturaleza sdica, oculta hasta ese momento para los dems, e incluso,
para ella misma.
SE INICIA EL ENTRENAMIENTO
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SE DESATA LA VIOLENCIA
Detrs de una apariencia francamente atractiva y dulce, de hermosos cabellos rubios
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y ondulados y ojos claros, se esconda una de las dementes con mayor sangre fra de
todo el campamento. Binz era tan concienzuda a la hora de desempear sus funciones
que rara era la ocasin en que sus vctimas sobrevivieran.
Como miembro del personal de mando entre 1943 y 1945 dirigi la formacin y
la faena asignada a ms de 100 guardias de sexo femenino. Entren a las fminas ms
violentas de las Waffen-SS como la anteriormente mencionada, Irma Grese, alumna
ms que aventajada junto a Ruth Closius, que impresion gratamente a sus superiores
por la brutalidad demostrada hacia las internas. Gracias a su despiadado arrojo fue
promovida como Blockfhrerin (supervisora del barracn).
Tal y como se recoge en la documentacin guardada por el archivo oficial del
gobierno britnico acerca del Caso Ravensbrck, las tareas realizadas por Dorothea
Binz como supervisora en jefe consistan en lo siguiente:
La ejecucin de las primeras revistas comenz dos veces por da. []
Intercambio de prisioneros en el campo de concentracin, resumen de
entradas y salidas, controles de bloqueo, reportes de acceso, registro de
quejas de los prisioneros, breves interrogatorios.
Pero estos deberes nada se correspondan con la realidad. El ensaamiento
practicado por Dorothea y sus adeptas era inflexible y destructor. Numerosos
testimonios acusan a la nazi de haber golpeado, abofeteado, pateado, azotado,
pisoteado y abusado de las internas de forma continua. Los testigos afirmaban que
cuando Binz se personaba en la gran plaza central conocida como Appellplatz para
hacer revista y hacer el recuento, se haca el silencio. Estaba prohibido hablar,
sentarse, mirar al compaero y por supuesto a los superiores. Los llamamientos
podan durar entre dos y cinco horas todas las maanas, incluso en pleno invierno
cuando el glido viento azotaba aquellos cuerpos desnudos tan solo cubiertos con
algn harapo. En Ravensbrck los pases de lista eran obligatorios, sobre todo porque
cada da moran decenas de reclusas vctimas de la fiereza.
Despus de terminar el recuento pertinente se haca otra convocatoria para que
cada interna se personase en el Lagerstrasse ante su fila de trabajo. Una vez
organizadas y antes de abandonar el lugar reciban un poco de lquido. La miseria
alimentaria se cea sobre esta pobre gente. Durante su interminable jornada las reas
se hacan cargo de la limpieza del terreno fro y pantanoso que rodeaba el campo, y
por supuesto, de la perforacin del suelo para construir fosas donde se lanzaran los
cuerpos inertes de muchas de sus compaeras. Al medioda una nueva seal avisaba a
las esclavas laborales que era la hora de comer. Para entonces las asistentes de
Dorothea distribuan un pedazo de pan, alimento insuficiente para que una persona
adulta pudiese vivir dignamente. Pero no haba ms, no les daban nada ms, por lo
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De las 50 mujeres tres haban pedido explicaciones para cumplir el mandato y tan
solo una se haba negado. Esta ltima fue encarcelada ms tarde.
Semejante prueba permita a la supervisora jefe del campamento ver la posible
trayectoria sdica de sus futuras ayudantes.
A este respecto, despus de 1945 el experto nazi el Dr. Eugen Kogan escribi un
informe para los aliados acerca de las guardias del sexo femenino. En l indicaba algo
clave:
Simplemente fueron atradas hacia la ideologa de las SS como la
forma de vida que les gustaba y que les haca sentir cmodas. Aqu podan
proyectar su "hijo de puta interno" en otra persona y patearlo con un
entusiasmo que oscilaba hasta el sadismo.
CRIMEN Y CASTIGO
A lo largo de la biografa de su antecesora Mara Mandel ya conocimos de cerca las
inusuales actividades que se practicaban en el interior del famoso bnker. Pero si con
la Bestia aquel espacio fue de lo ms prfido, con Dorothea la cosa no fue a menos.
Ms bien todo lo contrario. Escuchar la palabra bnker por parte de algunas de las
guardianas provocaba un inmediato terror en las prisioneras. Se podra decir que era
uno de los trminos relacionados con el horror en Ravensbrck.
Ser invitada a pasar una temporada en el interior de aquel emplazamiento
significaba estar condenada a padecer las mayores torturas que jams te hubieras
imaginado. De hecho, pocas de las internas que visitaron este lugar salieron con vida.
Exista una alta probabilidad de morir all dentro.
Me gustara recordar a grandes rasgos que este edificio de apariencia inocua se
encontraba dentro de las paredes del campamento y ms concretamente en la zona
principal del mismo. Contena 78 clulas primitivamente amuebladas repartidas en
dos pisos y se experimentaban las formas ms severas de castigo oficial que
Ravensbrck poda ofrecer.
Las convictas que eran enviadas all estaban acusadas de delitos muy graves. Las
dos transgresiones ms importantes eran: participar en un sabotaje y tratar de escapar.
A pesar de todas las precauciones y la vigilancia de las guardianas, se registraba una
buena cantidad de quebrantamientos en los lugares de trabajo de Ravensbrck. Una
de las formas ms habituales de desobediencia era la desaceleracin en el ritmo de
trabajo de las internas lo que disminua la produccin. Cuando se localizaba a la
persona responsable de esta clase de atentados, se proceda a la ejecucin inminente
de la presa, pero sin atraer la ms mnima atencin. En claro contraste con las
ejecuciones realizadas a los hombres, que se hacan abiertamente. De ah que los
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perteneca a su propio bloque. Esta no solo haba sido linchada, sino que, adems, su
cuerpo permaneca congelado en el suelo de la celda.
En este sentido es necesario apuntar que el castigo corporal del que hacan gala
Binz y sus auxiliares ya dio comienzo en 1940 durante la visita del Reichsfhrer-SS
Heinrich Himmler a las instalaciones de Ravensbrck, cuando las prisioneras fueron
golpeadas por la supervisora en presencia del comandante y de un doctor. Dos aos
ms tarde el propio Himmler orden afilar los castigos corporales. A partir de
entonces las reclusas fueron azotadas y apaleadas en sus desnudas nalgas en
presencia de las autoridades del campo.
En lugar de las guardianas ahora los guantazos los daran las propias internas
extranjeras a sus compaeras de celda y todo a cambio de recibir pequeas primas de
comida o cigarrillos. Eso s, Himmler estipul tambin que las fminas jams
azotaran a prisioneros alemanes. Este procedimiento de castigo se realizaba en una
sala especial en la planta baja del bnker denominada Prgelraum, algo as como la
habitacin de los azotes.
Entre las detalladas descripciones sobre estas sanguinarias convocatorias est la
de la vctima Martha Wolkert, una campesina arrestada por desarrollar lo que los
alemanes denominaban Rassenschande o profanacin de la raza. Supuestamente
estaba siendo acusada de mantener relaciones sexuales con trabajadores polacos,
mientras que su marido permaneca ausente en el servicio militar. En su defensa,
Martha aleg que de lo nico que podan inculparla es de haberles regalado ropa vieja
de su esposo porque senta pena por ellos. Pero alguien inform a la GESTAPO por
su indiscrecin y ah acab su suerte. Despus de raparle la cabeza pblicamente en
la plaza principal de su ciudad, la joven agricultora fue enviada a Ravensbrck. Una
vez all ella y otras veinte y dos mujeres fueron escoltadas hasta el bnker para recibir
su castigo una por una. As lo vivi Martha:
[La supervisora jefe] Binz me ley la orden de arresto y mi castigo:
dos tandas de 25 latigazos [Schlage, "hits"]. Despus [el Comandante]
Suhren me orden subirme al potro. Mis pies fueron fijados en una
abrazadera de madera, y el de la placa verde me at. Me levantaron el
vestido por encima de la cabeza para mostrar mi parte posterior.
(Tenamos que quitarnos nuestra ropa interior antes de salir de los
barracones). Luego me envolvieron la cabeza en una manta,
presumiblemente para amortiguar los chillidos.
Mientras estaba siendo atada, respir hondo para que no me pudiesen
atar tan fuerte. Cuando Suhren se dio cuenta, se arrodill y apret la
correa tan fuerte que me caus un dolor horrible.
Me ordenaron contar cada ltigo en voz alta, pero solo llegu hasta
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once. Solo oa, muy aturdida, como el de la placa verde segua contando.
Tambin grit porque me pareca que disminua el dolor. En aquel
momento me di cuenta que alguien me tomaba el pulso. Sent mi trasero
como si estuviera hecho de cuero. Cuando sal fuera, me encontr
terriblemente mareada.
Menos de una semana ms tarde Martha Wolkert regres al bnker para recibir
una segunda tanda de 25 latigazos. Apenas lleg a contar hasta siete antes de perder
el conocimiento. Despus de aquello su simptica jefe de bloque la llev al cuartel de
los enfermos.
La mayora de las ejecuciones que se vivieron en Ravensbrck se realizaron
mediante fusilamiento. En ocasiones estas se efectuaban fuera de los parmetros del
mismo campamento, en las zonas boscosas del sur, aunque otras veces, se practicaban
en la parte principal del recinto, en lo que se conoca como Erschiessungsgang o
pasillo de tiro. Sin embargo, nadie poda ver aquellas trgicas escenas, tan solo las
mujeres que haban sido condenadas ya que se encontraban fuera de los muros del
campo. Adems, el nico acceso posible era a travs del crematorio. De hecho, el
posicionamiento de esta zona no era casual, porque una vez que la vctima haba
recibido el disparo, su cadver poda ser arrojado a travs de la ventana abierta del
horno.
Uno de los presos que trabajaba en el incinerador fue Horst Schmidt, uno de los
mayores testigos en las ejecuciones. En concreto Horst recuerda la de dos mujeres a
manos de un par de camaradas de las SS. Las dispararon a quemarropa o
Genickschuss. El sonido poda escucharse en todo el bloque, pero las reclusas jams
diferenciaban de qu parte del emplazamiento provena. A veces, incluso, utilizaban
armas equipadas con un dispositivo silenciador para evitar despertar la curiosidad del
resto del barracn.
Se sabe que miles de mujeres fueron ejecutadas en Ravensbrck, pero a falta de
pruebas, ni siquiera conocemos los espantosos correctivos que finalmente recibieron.
La mayor parte de los registros de las SS fueron borrados o eliminados y nicamente
nos quedan los diarios y documentos escritos por sus vctimas. Uno de los
testimonios ms oportunos sobre los mrtires de este campo de internamiento es el
poema titulado Necrologue, escrito por la reclusa y miembro del Partido Comunista
Johanna Himmler, que nada tiene que ver con el lder de las SS:
Un da hermoso llega a su fin
se acaba el da laboral en el campo.
Inmvil y en silencio se queda
el trozo de bosque que rodea al campo.
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Inmvil y en silencio
Ocho mil mujeres en el pase de revista de la tarde.
Ocho mil mujeres,
Desde nios a mujeres mayores!
Todo parece tranquilo y apacible
Sin embargo en estas caras hay
Una pregunta que les corroe, con esperanza de algo.
Crack! Un disparo repentino!
Los disparos irrumpen en el silencio,
Lgrimas en los corazones y
Los nervios de ocho mil mujeres.
Otra vez silencio profundo, ni un sonido,
Las caras an ms plidas a causa
De los disparos, cabezas gachas, y
En muchos ojos aparecen lgrimas.
Ellos saben que en el otro lado del muro
Tienen camaradas femeninas quienes
En la flor de la juventud estn respirando por ltima vez,
Algunas muy jvenes. Sin embargo por la maana
Iban riendo y diciendo adis camino a las celdas de la muerte.
Solo podemos permanecer de pie y permanecer de pie
Y usar el silencio como un tipo de
ceremonia interna de despedida,
Un pase de revista por sus muertes grandes y valientes.
Ocho mil mujeres!
Quin podra tener este honor?
La tarde ya est desapareciendo,
La oscuridad lo esconde todo
En su bruma pacfica, hasta
Cubrir los crmenes nacidos del odio ciego.
De los corazones de ocho mil mujeres
Viene el grito no pronunciado:
Por cunto tiempo ms? Por cunto tiempo ms?
Como vemos, el sistema nazi dio rienda suelta a un poder virtual de miembros
destacados de las SS como fue el caso de las supervisoras. Si en algn momento el
Fhrer y sus secuaces pensaron en regular aquellas atrocidades, esta qued en el
olvido, porque la decadencia continu hasta el final de la guerra.
LA BINZ ENAMORADA
Las sesiones de tortura y crueldad despiadada, de sangre mezclada con las lgrimas
de las confinadas, eran una constante en el campo de concentracin liderado por
Dorothea Binz. Existan evidencias claras de que la supervisora pegaba, abofeteaba,
pateaba, azotaba, disparaba y abusaba de las mujeres durante largos periodos de
tiempo, adems de entrenar perros para atacarlas. Sin embargo, muchas de las
reclusas que probaron la severidad de su trabajo concuerdan en afirmar que esta
estaba enamorada. Algo curioso para una persona (si le podemos denominar con este
calificativo) que supuestamente irradiaba felicidad por los cuatro costados. Hasta aqu
podramos pensar que llegamos a su punto dbil, pero lejos de la realidad. Aquel por
quien suspiraba no era otro que Edmund Bruning, SS-Schutzhaftlagerfhrer y
adjunto del comandante Rudolf Hoss, un individuo particularmente violento. De
hecho, algunos expertos subrayan que el ensaamiento de Binz podra explicarse por
aquella romntica relacin que mantenan entre ambos camaradas, ya que Bruning
animaba a su amada a perpetrar todo tipo de abusos. Durante sus largos y
apasionados paseos alrededor del campamento, Edmund la incitaba a acompaarle
para observar las afrentas efectuadas a las reas, para a continuacin, alejarse rindose
por lo que acababan de ver. La relacin dur hasta finales de 1944, cuando Bruning
fue trasladado al campo de concentracin de Buchenwald. Vivieron juntos durante
casi dos aos en una casa fuera de las murallas del campamento, haciendo de su
morada un hogar. En este sentido podramos definir la violencia de Dorothea Binz
como un acto de amor. Por amor explican numerosos expertos. No obstante, hasta
qu punto el amor haba cambiado la personalidad de la Aufseherin? Este era el
verdadero culpable? Si echamos mano de los acontecimientos, nos damos cuenta de
que ciertamente no era as, que la lder nazi ya posea rasgos criminales que se
reflejaban en su rutina diaria.
Alemania no solo era nazismo, tambin exista esa parte rebelde y en continua
lucha ferviente contra el rgimen de Hitler, que en absoluto profesaba ni sus ideas ni
sus convicciones. Los propios alemanes se enfrentaron al Mesas Negro que era as
como proclamaban al Canciller visionarios ocultistas como Eckard para erradicar
un sistema poltico dictatorial, racista y por supuesto, criminal. Entre los grupos que
combatieron apasionadamente por la libertad se encontraba el Partido Comunista de
Alemania (KPD). Una de sus miembros, Barbara Reimann, fue detenida por la
GESTAPO por realizar campaa contra el nacionalsocialismo y por formar parte de
esta ideologa. En un primer momento fue recluida en Ravensbrck como medida
disciplinar. All coincide con La Binz a quien describe con estas palabras:
Dorothea Binz era la jefa de las guardianas y una mala bestia. Tenas
que mantenrtela lejos, porque era realmente muy peligrosa. Con su ltigo
golpeaba a izquierda y a derecha, y la gente echaba a correr. Y si no eras
lo suficientemente rpida, o si ella estaba de mal humor, poda dar una
paliza a una prisionera y dejarla muy malherida. Se pona caliente
apaleando prisioneras[28].
Uno de los instantes ms angustiosos y temidos por Barbara era el de las
selecciones. La Aufseherin se personaba gritando en cada uno de los barracones para
hacerlas formar en el patio, empezando primeramente por el pabelln de la
enfermera. En una ocasin la comunista fue testigo de cmo una joven polaca con
bronquitis era sacada a rastras de la sala y aunque ella quiso ayudarla, un hombre de
las SS le amenaz dicindola: Un paso ms y te vas tu tambin con el transporte.
Nadie pudo hacer nada por aquella chica de tan solo diecinueve aos, que se convirti
en la primera mujer gaseada y quemada de su barracn. Aquella fue la primera
seleccin que presenci y no lo olvidar nunca, explicaba Barbara.
La impunidad que dotaba el Grossdeutsches Reich a las guardianas y sus
aberraciones eran sobrecogedoras. Y nadie de las all presentes poda hacer nada para
evitarlo porque pona en riesgo tambin su propia vida. Ayudar o morir, siempre fue
el gran dilema de las reclusas de estos campos de concentracin.
la deportacin femenina, hay que decir que fueron las que mayor carga soportaron.
Tanto hombres como mujeres sufrieron y lloraron por la fiereza que les rodeaba,
por el olor constante a muerto y el hedor de la descomposicin, pero las internas se
llevaron si cabe, sufrimientos adicionales actualmente impensables en un pas del
Primer Mundo. Me refiero a experimentos propios de la condicin femenina: pruebas
mdicas tales como la esterilizacin, la aceleracin de la menopausia, el asesinato de
sus hijos en presencia suya, y por supuesto, la prostitucin.
El impacto que sufrieron estas fminas super con creces el aspecto fsico o
psicolgico, penetrando con gran angustia en la moral. Entre las miles de reas que
padecieron humillaciones y atrocidades a lo largo de su estancia en el campamento se
encontraba un grupo de jvenes espaolas que llegaron hasta Ravensbrck alzando su
puo en busca de libertad. Sus gritos se ahogaban entre los sollozos de la cmara de
gas y aunque el silencio era lo nico que les mantena en pie, siempre tuvieron fe si
podemos llamarlo as en salir vivas de aquella locura vestida de infierno.
NEUS CATAL
Esta catalana procedente de la localidad de El Priorat (Tarragona), de races
campesinas y diplomada en enfermera, fue miembro fundador del PSUC (Partit
Socialista Unificat de Catalunya).
Junto con su primer marido, Albert Roger, fallecido durante la
deportacin, particip en actividades de la Resistencia francesa y lleg a
ser enlace interregional con seis provincias a su cargo. Su casa era un
punto clave donde esconda a guerrilleros espaoles y franceses y a
antiguos combatientes de las Brigadas Internacionales. Centralizaba la
transmisin de mensajes, documentacin y armas. Hasta que fue
denunciada a los nazis[29].
Tras su detencin por la GESTAPO el 11 de noviembre de 1943, fue trasladada a
la prisin de Limoges, donde la maltrataron salvajemente. Ese sera el principio de su
historia. Dos meses despus, la llevaron a Ravensbrck a bordo de un tren de ganado.
Con una temperatura de 22 bajo cero, a las tres de la madrugada del
3 de febrero de 1944, mil mujeres procedentes de todas las crceles y
campos de Francia llegamos a Ravensbrck. Era el convoy de las 27.000,
as llamadas y as conocidas entre las deportadas. Entre esas mil mujeres
recuerdo que haban checas, polacas que vivan o se haban refugiado en
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CONCHITA RAMOS
De padre francs y madre espaola, tan solo contaba con 19 aos cuando fue
trasladada a Ravensbrck. Particip de forma activa en la Resistencia organizando
grupos de maquis en la zona francesa del Ariege. Tras su arresto por la GESTAPO, se
iniciaron un total de siete interrogatorios cuya herencia fue el desencadenamiento de
una fuerte artrosis a partir de los aos 50. Durante aquellos suplicios su nico
objetivo fue no hablar, a pesar de los golpes y bastonazos que recibi por parte de los
camaradas nazis. Vi cmo les arrancaban las uas de pies y manos a hombres y
mujeres. Tena miedo de hablar, pero no lo hice.
Conchita junto con su ta Elvira y su prima Mara, fueron conducidas al Puente
de los Cuervos en un convoy al que denominaron Tren Fantasma. Lleg a haber
700 hombres y 65 mujeres. Tardaron dos meses en arribar a su destino final. A su
llegada, Conchita con el nmero 82.470, recuerda la primera seleccin:
En Ravensbrck he visto a las SS pegar con saa por cualquier cosa,
a mujeres mayores, a los nios, y hemos pasado horas inmviles al pasar
lista en la Appellplatz. All, quietas bajo un fro tremendo y dbiles,
algunas caan y no las podas ayudar o te echaban a los perros
encima[32].
Las guardianas del campamento eran tan fieras como sus animales y agasajaban y
maltrataban brutalmente a las mujeres que yacan en el suelo. Aquellas palizas
impactaron sobremanera a Conchita, quien adems presenci cmo los ms pequeos
eran atizados y asesinados sin escrpulo alguno. El tema de la maternidad siempre
cmo los supuestos mdicos del campamento realizaban toda clase de aterradores
experimentos para probar absurdas teoras cientficas.
Cuando me dijeron "te ensearemos a las petites lapines conejitas
", yo, inocente, preguntaba si acaso conseguiramos conejos para
comrnoslos. Nos llevaron a un barracn donde vi mujeres a las que les
haban operado las piernas, cortado tendones, los msculos, rasgado la
piel, se les vea el hueso, todo para experimentar con el cuerpo humano.
Tenan unas cicatrices horribles. A otras les inoculaban productos
qumicos o las amputaban.
Un tiempo ms tarde y debido a su juventud fue conducida junto a su ta y su
prima a un Kommando a las afueras de Berln llamado Auberchevaide. All
trabajaran da y noche fabricando material de aviacin. Junto a ellas otras 500
mujeres. Yo deba controlar las piezas, pero hacamos sabotajes. Lo hacamos todas.
Me dieron muchos bastonazos, contaba orgullosa Conchita.
Con la llegada del bando aliado, la espaola salv su vida y quedaron solamente
115 mujeres ms. Su valenta le vali numerosas condecoraciones como la Legin de
Honor del Gobierno francs y la Medalla de la Resistencia. Sin embargo, nada poda
borrar ya las huellas de la inhumanidad, el salvajismo y la tortura. El silencio fue
traumtico, pero el reencuentro con su familia y el nacimiento de su primer hijo en
noviembre de 1947 lograron eliminar poco a poco sus angustias y miedos.
Cuando vuelvo el pensamiento atrs, me digo siempre: "Despus de lo
vivido, no hay que desesperar; estamos juntos en vida, ya encontraremos la
solucin". Los que hemos vivido tanta tragedia, nos volvemos filsofos y
optimistas, como quieras[34].
MERC NEZ
Paquita Colomer, que era as como Mercedes Nez era conocida entre sus
compaeras del campo de concentracin de Ravensbrck, naci en Barcelona en
1911 en el seno de una familia acomodada con una joyera en Las Ramblas. De padre
gallego y madre catalana, Merc a la edad de 16 aos ya trabajaba como secretaria de
Pablo Neruda, en aquel entonces, cnsul de Chile en la ciudad condal. Ejerce labores
burocrticas en las sedes del comit central del PSUC y UGT hasta que en enero de
1939, decide trasladarse a Francia para asumir la organizacin del PC en La Corua.
Poco despus es detenida y llevada hasta la prisin de Betanzos. En 1940 la trasladan
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SECUNDINA BARCEL
Durante el proceso de rigurosa investigacin y documentacin para la creacin de
esta obra, se ha dado la circunstancia de que en el caso de Secundina Barcel no hay
muchos datos biogrficos, ni siquiera fotos pblicas. De hecho, el nico testimonio
que existe es el que dej a Neus Catal, otra de las supervivientes de Ravensbrck a
la que ya hemos hecho referencia, para el libro que esta public con testimonios de
otras 49 mujeres espaolas y que titul: De la Resistencia y la Deportacin.
Por lo que sabemos, en febrero de 1939 Secundina Barcel entra en Francia
huyendo hacia el exilio a travs de la frontera de Puigcerd. Miles de republicanos
espaoles la acompaaban. Pero fue apresada e internada un par de das en un hangar
de la estacin de La Tour de Ca-rol, junto a otras mujeres, nios y hombres de edad
avanzada. De all fue trasladada a Los Andelys, alojndose en una antigua crcel de
menores hasta junio de 1940. Poco despus huy de las tropas alemanas junto al resto
de la poblacin. Finalmente acab en Pars.
Tras pasar unos das refugiada en un garaje de asilo permaneci en el cuartel
Les Tourelles junto a un numeroso grupo de espaoles donde su compaero, Rafael
Salazar, entr en contacto con Jos Miret, uno de los dirigentes espaoles de la MOI
(Mano de Obra Inmigrada-Main d'oeuvre immigre). En el cuartel emprendieron un
trabajo de organizacin, distribucin de octavillas y prensa clandestina entre los
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indispensable en sus vidas, para los integrantes del comit supuso una vlvula de
escape ante tanta muerte y destruccin.
Una vez que la idea de la fiesta recorri todos los rincones del campamento, las
reclusas comenzaron a entusiasmarse. La expectativa y la emocin que suscitaba toda
aquella celebracin les haca olvidarse de su propia tragedia personal. Nada les
entusiasmaba tanto como regalar solidaridad a unos cros que no tenan ni culpa ni
pena de lo que los adultos estaban haciendo.
Todo el mundo quera colaborar, planificar, dar ideas y sobre todo participar en
aquella risuea gala. Para ello, a principios de diciembre se idearon cuentos y
canciones especiales para la ocasin; contaran con el llamado Hombre de la
Navidad, el equivalente a Santa Claus; y por supuesto, habra comida extra para los
nios, as como pequeos regalos. Todo era poco para alegrar la vida de una infancia
truncada por la guerra y por el radicalismo del Nacionalsocialismo.
Una de las partes del programa ms especial y que inspiraba una mayor agitacin
entre las fminas encargadas de llevarla a cabo, era un espectculo de
Kasparltheather (tteres). La imaginacin y las risas estaban aseguradas.
Aqu me gustara recalcar que cualquier actividad que se hiciese en el
campamento deba de ser aprobada por las autoridades del campo. Todo lo que
suceda y sucediese tras aquellas rejas deba de pasar por las manos de la supervisora
en jefe Binz y sus ayudantes. De hecho, en cuanto al evento navideo se desconocen
qu negociaciones se produjeron y cmo consiguieron su aprobacin. Pero as fue,
permitiendo al comit usar un cuartel que recientemente haba sido anulado y
desinfectado y que se conoca como Bloque 22.
Tras la obtencin del permiso el equipo de trabajo de la madera se encarg de
construir el escenario y el teatro de marionetas; el de la pintura de dejarlo todo listo y
embellecido; y los presos soviticos de dejar apunto la iluminacin y los aspectos
ms tcnicos. Una artista checa fabric las cabezas de los tteres y las reclusas
francesas cosieron sus trajes. Incluso, talaron un magnfico rbol navideo para que
todo fuera perfecto decorndolo con papel de aluminio y velas.
La celebracin de esta fiesta tambin contemplaba la comida, as que la mayora
de las presas comenzaron a guardar pan y mermelada por si sus captores no cumplan
su palabra de dar racin extra a los nios. Adems, las internas fabricaron los regalos
con sus propias manos, sirvindose de las telas robadas de alguna de las fbricas
textiles de las SS donde trabajaban a diario, e incluso, idearon la forma de hacer
juguetes con cualquier cosa que se encontraban. Pero una semana antes de la
celebracin de la fiesta, el personal nazi con Dorothea a la cabeza, empez a
sospechar que sus reas estaban robando materiales, por lo que iniciaron una especie
de controles en los que se confiscaron algunos de estos regalos. Tras el incidente, el
comit infantil decidi ser ms cuidadoso con el tema de los presentes. Para ello en
llen de absoluta tristeza, de rabia contenida, de miedo por no saber si volveran a sus
hogares tal y como les haba recordado Bruning en su sombro discurso.
Y entonces sucedi lo que nadie se esperaba.
La brutal Oberaufseherin Dorothea Binz, se levanta plida y sale
corriendo, tras ella sale Bruning. Tal vez se sinti culpable, o quiz le
quedaba en el ltimo rincn de su corazn, un poco de compasin que no
quiso demostrar? Acaso sentan la injusticia que les haban causado a
estos nios? Nosotras respiramos con alivio cuando ellos salieron de la
habitacin. Las compaeras se calmaron rpidamente. Apagaron las velas
y encendieron lamparitas de colores en el teatro de muecos: cuando
Kasperle apareci y fue engaado por el insolente Atze, lentamente los
nios olvidaron sus penas. Ya se poda escuchar una tmida risa. El barullo
detrs del teln se hizo cada vez ms alegre, Atze cada vez mas descarado,
y Kasperle saltaba de un lado para el otro del escenario. En ese instante
estall una fuerte risa. Lo habamos logrado, los nios comenzaron poco a
poco a olvidar la realidad que les rodeaba. Las luces del rbol de Navidad
fueron encendidas nuevamente y ahora lleg la hora de abrir los regalos:
Dos rebanadas de pan para cada nio![37].
Desde su apertura el 15 de mayo de 1939 la Navidad de 1944 supuso el mayor
acto de solidaridad jams visto en el campo de Ravensbrck. La propia Dorothea
Binz, una de sus ms atroces maltratadoras y asesinas, tambin sucumbi
aparentemente a aquel espritu navideo. Son bastantes las conjeturas que podemos
extraer tras su inesperada reaccin. Imagino que ver a todos aquellos nios llorando
porque en el fondo saban que esa iba a ser la ltima vez que celebraran algo as, la
debi de conmover o si cabe, remover las extraas. De todas formas, para reclusas
comunistas como Erika Buchmann, la momentnea generosidad exhibida por sus
verdugos no significaba un acto solidario en s mismo, sino el pnico que tenan al
saber que el ejrcito sovitico ya se iba acercando.
Porque, hasta qu punto criminales de la talla de Binz mostraran un arrojo de
humanidad si por otro lado, participaban activamente en la seleccin de nios para
experimentacin y gaseamientos? No podemos hablar de lgica, porque es evidente
que todo lo que aconteca tras los muros del campamento, no la tena. Los miembros
del Tercer Reich jams la tuvieron.
La guerra iba avanzando y el bando aliado iba ganando terreno a los alemanes,
quienes poco a poco iban sintiendo lo que era el miedo, pero no el temor a ser
encarcelados y juzgados, sino el pavor a perder el poder que haban conseguido en los
ltimos aos. Ya lo augur el ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, en uno
de sus muchos artculos correspondientes a los diarios publicados bajo el ttulo Die
Tagebucher von Joseph Goebbels: No sentimos compasin por los judos, la nica
compasin es hacia el pueblo alemn. En aquellas palabras radicaba la crueldad de
unos actos ejecutados por sus subordinados, que en obediencia a Hitler y a la
ideologa nazi, aniquilaron a seis millones de personas. No podemos fusilar a tres
millones y medio de judos, no podemos envenenarlos, pero tenemos que ser capaces
de dar los pasos suficientes para llevar a cabo con xito su exterminio, declar en
otra ocasin el poltico germano.
Este espritu de superioridad, oriundo de las ms altas esferas, era el que tambin
reinaba a pie de campo, en los de Ravensbrck, Auschwitz, Bergen-Belsen, Dachau y
tantos otros. All el personal responsable de vigilar a los reclusos, como la
supervisora en jefe Dorothea Binz, reparta todo tipo de maltratos. En su afn por
mantener su rango y poder sobre los dems, continu con su rutina de sacrificios y
aberraciones tanto en el interior del temido bnker como fuera de l. Pero el tiempo
corra velozmente y el rgimen nazi iba perdiendo terreno con relacin a sus
enemigos. Era el momento de alejarse y Binz no poda quedarse atrs.
Unos das antes de la liberacin del campo de concentracin de Ravensbrck, la
Oberaufseherin y el resto de guardias procedieron a evacuar el campamento para
evitar ser sorprendidos por el ejrcito ruso, quien segn las noticias que les llegaban,
estaba cada vez ms cerca. De este modo y para evitar que el mundo supiera de la
existencia de estos centros de exterminio, no solo se procedi a la destruccin de toda
clase de documentacin que les incriminara sino que adems, se iniciaron las
llamadas marchas de la muerte. Estas consistan en el traslado forzoso de miles de
prisioneros, unos 20.000 en aquel momento, de Ravensbrck hacia el interior de
Alemania. Entre los cabecillas de aquella magna evacuacin se encontraba, cmo no,
la Binz.
Durante aquellos das, hablamos que esta situacin se produjo hacia el 27 de abril
de 1945 y que la liberacin del campo fue tan solo tres das despus, no se sabe a
ciencia cierta qu ocurri en aquellas largas caminatas donde los reclusos, hombres y
mujeres, no tenan nada que llevarse a la boca. Muchos murieron por el camino, otros
fueron asesinados por convertirse en un lastre y algunos ms, quiz mentalizados por
las circunstancias, preferan seguir andando hasta la extenuacin. En cambio, algunas
informaciones apuntan a que en realidad esta supervisora decidi huir por su cuenta,
deshacindose de su uniforme y de su identidad y dejando atrs la destruccin de la
que haba formado parte. Por suerte, mientras Ravensbrck era liberado del horror
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por militares rusos el 30 de abril, Dorothea Binz era capturada por los britnicos en
Hamburgo el 3 de mayo. Al final, el demonio haba sido enjaulado.
La criminal y varias auxiliares de las SS fueron trasladadas a una prisin de
reciente creacin en la ciudad de Recklinghausen, lugar antiguamente utilizado como
satlite por el despreciable campo de concentracin de Buchenwald.
La Oberaufseherin Binz y sus camaradas fueron juzgados en Hamburgo entre el 5
de diciembre de 1946 y el 3 de febrero de 1947. Esta vista fue la primera de los siete
procesos que se celebraran para averiguar lo acontecido en este campo de
concentracin. Recibieron el nombre de los Juicios de Ravensbrck. Todos los
inculpados (Dorothea Binz, Johann Schwarzhuber, Gustav Binder, Rolf Rosenthal,
Greta Bosel, entre otros) fueron acusados conjuntamente de:
cometer un crimen de guerra en cuanto que ellos, siendo miembros del
personal del campo de concentracin de Ravensbrck entre los aos 19391945, y en violacin de la ley y de los acuerdos de guerra, cooperaron en el
maltrato y asesinato de los internos nacionales de los Pases Aliados.
No siempre la justicia apresa a quienes cometen delitos del calibre que entraa este
libro: los crmenes de guerra. Hermine Braunsteiner fue una de las afortunadas.
Clebre por su sadismo en los campos de concentracin de Ravensbrck y Majdanek,
la guardiana nazi despleg sus malas artes contra mujeres y nios ensandose con
ellos a patada limpia. Aquella crueldad acababa normalmente con la muerte de sus
vctimas. De ah que la denominasen la Yegua. Una de sus coces poda dejar fuera de
combate a cualquiera. Pero la atrocidad de la Aufseherin no solo se reduca a este tipo
de castigos, muchas de las supervivientes del centro de internamiento relataron
durante el juicio cmo en una ocasin haba matado de un tiro en la cabeza a un
pequeo al que su padre pretenda ocultar, o cmo pareca disfrutar propinando
severos latigazos en el rostro de sus prisioneros.
Pero toda aquella violencia qued impune ante la ley cuando tres aos despus de
su detencin, hablamos del ao 1950, fue puesta en libertad. Entonces, Braunsteiner
decide mudarse a Estados Unidos y tras su boda con un electricista americano se
cambia el apellido por el de Ryan. Se haba transfigurado en la vecina perfecta del
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seran sus camaradas, la fascinacin le llev a afiliarse al partido nazi. Aquella nueva
ciudad le abre los ojos y le descubre un mundo muy distinto al que ella estaba
acostumbrada. Para mantenerse encuentra trabajo en las fbricas de aviones Heinkel,
factora de donde salieron algunos de los aviones ms rpidos de la poca. Pero el
sueldo que era ms bien bajo no daba ni tan solo para vivir dignamente. As es que
Braunsteiner, dicen las malas lenguas que presionada por su casero, se arriesga a
presentarse como guardiana de prisioneros en los campos de concentracin. La
tentacin de cobrar cuatro veces ms le hizo caer irremediablemente en la trampa y el
15 de agosto de 1939 comienza su entrenamiento como Aufseherin a las rdenes de
Mara Mandel en el campamento de prisioneros de Ravensbrck.
maquiavlico dando rienda suelta a sus fantasas ms enfermizas. Los gritos de sus
vctimas se podan escuchar en varios kilmetros a la redonda. La aparicin de estas
dos fminas haca tremular al mismsimo lucifer. Algunos escritores y dramaturgos
como Eugene Ionesco, se atrevieron a garantizar que la nica explicacin para el
Holocausto Judo est en la demonologa.
Pero algn da tena que zanjarse esa insostenible situacin entre las dos
guardianas. Por ello, en octubre de 1942 mientras que Mara Mandel fue transferida
al KL Konzentrazionslager de Auschwitz, Hermine Braunsteiner hizo lo propio pero
al de Majdanek donde ejercit todo lo aprendido en su destino anterior. Su
espeluznante fama ya la preceda, por lo que cuando lleg, muchos de los confinados
que esperaban el milagro de la liberacin supieron que no llegaran a conocerla
jams.
Con ellas poda patear y golpear a las internas hasta la muerte. En el caso de que los
ataques no terminasen con la vida de la rea, los impactos haban sido tan demoledores
que le poda dejar con la cara completamente desfigurada.
Sus azotes con un ltigo tambin eran del todo conocidos por las prisioneras del
campamento, acciones que jams fueron reprendidas por las dems compaeras. Su
sombro talante haca temblar a todo aquel que se presentase a su lado. Algunas de las
testificaciones ms lgubres describen a Braunsteiner como una mujer atroz,
excesivamente sdica y de sangre fra.
En el tercer juicio de Majdanek celebrado en la ciudad de Dsseldorf en
noviembre de 1975 casi veinte aos despus de la puesta en libertad de
Braunsteiner, una de las internas que haba conseguido sobrevivir declar haber
visto a la acusada ayudando a cargar en los camiones a los nios que iban a ser
conducidos a las cmaras de gas.
Eva Konikowski, exprisionera catlica y polaca que fue apresada por ayudar a
familias judas, asegur ante la Corte que en un ocasin la Yegua le haba golpeado
con una porra de goma por no haber efectuado apropiadamente las tareas de
lavandera del campo. An conservaba las marcas de aquella paliza en su brazo.
Tambin seal que esta criminal junto con su supervisora Else Ehrich, haban
conducido a las cmaras de gas a numerosos pequeos. Les dieron a los nios
algunos caramelos y llevaron a los pequeos a las cmaras de gas, concluy
Konikowski.
Otra de las cautivas que narr ms fechoras de la guardiana en Majdanek fue la
interna Mary Finkelstein, que seal a Braunsteiner como la nazi que la haba
golpeado en incontables situaciones y que haba matado a otra de sus compaeras.
Aaron Kaufman de 71 aos, superviviente de ocho campos de concentracin, tuvo
la desgracia de conocer a Hermine en Majdanek. La Aufseherin y as lo explic el
interno haba azotado hasta la muerte a cinco mujeres y a un nio en su presencia y
en la de ms compaeros. Cuando Kaufman le chill para que terminase con aquellos
terribles golpes, varias auxiliares le sacaron del barracn y le propinaron 25 latigazos
en la espalda. En este sentido, el antiguo recluso cont que durante su estada en
Majdanek vivi diversos episodios angustiantes con la vigilante. Algunos de los que
se especifican a continuacin aparecen en dos artculos: el primero publicado el 9 de
octubre de 1972 en el peridico The New York Times bajo el ttulo "U.S. Deportation
Hearing Here Told Woman Killed 6 as a Nazi"; y el segundo publicado el 10 de
septiembre de 1972 en The Washington Post titulado: "Nazi Camp Inmate tells of 6
killings".
El primero de ellos, el de The New York Times, relata a travs de varios prrafos
que Kaufman tuvo que sobornar para conseguir un puesto de trabajo como caballo.
Es decir, para transportar alimentos al complejo de mujeres que distaba cerca de un
Braunsteiner siempre neg que hiciera este tipo de experimentos mdicos durante su
estancia.
Durante el ao que la supervisora nazi dirigi su pequea parcela, las
aberraciones y crmenes no cesaron. Pero nadie haca ninguna objecin, por lo que
Braunsteiner continu machacando fsica y psicolgicamente a sus internas. Segn
testimonios posteriores, un ltigo era su fiel compaero de juegos.
Dicen que cuando un barco se hunde los primeros en salir corriendo son las
ratas Este fue el caso de Hermine. Cuando vio que los aliados ya se iban
acercando, temi por su vida y decidi escapar. Huy junto a otros alemanes hacia el
oeste y estuvo desaparecida desde mayo de 1945 hasta que fue arrestada con otros
civiles por las tropas estadounidenses. Pocos meses despus fue puesta en libertad
imagino que por desconocimiento y puso rumbo a Viena. Trabaj como mujer de la
limpieza para un antiguo jefe hasta que en mayo de 1946, fue apresada de nuevo y
trasladada a Alemania bajo custodia britnica por los crmenes de guerra cometidos
en Ravensbrck. Nadie se refiri jams a los asesinatos perpetrados en el campo de
Majdanek.
Como nadie la acus oficialmente de ningn delito ni la llam como testigo,
permaneci en la crcel hasta el 18 de abril de 1947. Una vez ms quedaba libre, pero
poco despus volva a ser capturada. Tantas idas y venidas tuvieron su fruto. Se
celebra el juicio en la localidad austraca de Graz, que la condena por cometer tortura,
malos tratos de prisioneros y crmenes contra la humanidad y la dignidad humana en
Ravensbrck. Insisto en que nadie habl nunca sobre Majdanek. Por ello fue
sentenciada a tres aos de prisin donde ingres el 7 de abril de 1948.
Entre los testimonios que pudieron escucharse sobre la acusada me gustara
destacar los siguientes:
Hermine Braunsteiner trat a los internos muy mal, los golpeaba en
cualquier ocasin o los perros se cebaban con ellos y rasgaban en pedazos
los cuerpos de los presos Ella golpe a mujeres mayores con un ltigo de
cuero con plomo en la punta.
Ella zurr a una mujer hasta que perdi el conocimiento por haber
comprado un trozo de pan a gente que trabajaba fuera del campo, en
contra de las reglas del campamento[43].
Hermine Braunsteiner propin golpes y patadas a los prisioneros con
la mano y con el pie (calzado con botas) sin mirar donde les pegaba.
Algunos de los presos sangraban por la nariz (despus) le golpeaba con su
puo. Uno puede decir con seguridad que ella daba palizas todos los das.
Cada vez que uno pasaba por el cuarto de la ropa se la poda or
maldiciendo a los prisioneros y verla golpearles[44].
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Cuando lleg el turno de la acusada, ella intent negar todas las acusaciones
escuchadas hasta el momento y afirm, sin ningn pudor, lo siguiente:
Algunas de las personas (los prisioneros) se comportaban de tal
manera que no poda evitar golpearles en la cabeza con el fin de detener
sus peleas y discusiones.
En aquel momento no pens que un da yo sera responsable de golpear
en la cabeza, porque yo era demasiado joven para esa tarea. Yo quera
renunciar pero ya no tena la posibilidad de hacerlo.
Yo era consciente de que Majdanek era uno de los supuestamente
llamados campos de exterminio donde las mujeres eran exterminadas en
las cmaras de gas. Sin embargo, yo no tena nada que ver con eso y yo no
poda hacer nada contra ello.
No pasaron ni tres aos desde la sentencia interpuesta por la Corte de Austria,
cuando en virtud de una amnista legislativa general de la Republica austraca, el
resto de la condena que faltaba por cumplir fue cancelada oficialmente. Los crmenes
perpetrados por Braunsteiner fueron perdonados.
Tras su salida de la prisin en abril de 1950 Hermine se dedica a trabajar para
restaurantes y hoteles de Viena. Fueron siete aos intentando ocultar su nombre y su
pasado.
En 1958 mientras trajinaba como camarista en un motel, conoce al que
posteriormente sera su marido, Russel Ryan, un mecnico estadounidense cuatros
aos menor que ella que estaba de vacaciones. La pareja se enamora locamente y en
el mes de octubre deciden emigrar a Nueva Escocia. Unos das despus de su llegada
al pas contraen matrimonio.
Ryan tiene que viajar habitualmente a Nueva York mientras que Braunsteiner
trabaja para un granjero canadiense, as que primero se mudan a Canad para despus
hacerlo a los Estados Unidos. En abril de 1959 arriban a Nueva York y la
Oberaufseherin obtiene una visa permanente de residente en el pas. Se convierte en
Hermine Ryan.
SU INEVITABLE EXPULSIN
Los esfuerzos de Wiesenthal para que extraditaran a Braunsteiner tuvieron su
recompensa. Aunque tardaron nueve aos en echarla del pas y enviarla de nuevo a
Alemania, el departamento de extranjera norteamericano la acus primeramente de
falsear su solicitud. En todo momento haba ocultado que haba sido condenada por
un tribunal austraco aos antes de entrar en Estados Unidos, adems de haberse
beneficiado de la amnista, algo que deba de constar. De este modo y despus de
violar la ley, en 1971 Braunsteiner tuvo que asistir a un nuevo juicio. Ni siquiera la
inestimable ayuda de sus vecinos, que no podan creerse las aberrantes acusaciones,
contribuyeron en el pleito. Numerosas personas decidieron testificar a su favor.
La seora Ryan me invit a entrar en su casa cuando le toqu el
timbre para informarle que J haba roto su ventana sin querer con una
pelota de bisbol. Ella me dio unas tortitas con azcar. Tampoco nos dej
pagar la ventana. Es una seora muy amable[45].
Hasta diversos grupos neonazis americanos tomaron partido en la causa de
Braunsteiner organizando una campaa de recogida de fondos. Gracias a
publicaciones como la revista Liberty Bell, el dinero recaudado sirvi para pagar el
abogado y la manutencin de la familia durante el juicio.
Pero las testificaciones de algunos exsupervivientes contribuy a que por fin
Hermine Ryan (Braunsteiner) entregase la nacionalidad durante la celebracin del
proceso judicial neoyorquino.
Si escuchabas el nombre de Hermine, entonces sabas que no vena
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nada bueno. Ella nos gritaba, "tu cerdo, tu maldito judo, ponte recto!".
Ella ha cambiado el color de su pelo; creo que sola ser oscuro. Pero
tiene la misma boca apretada)[46].
Para evitar males mayores la exguardiana nazi decidi entregar su certificado
como ciudadana norteamericana. De primeras impedira que la deportaran. Pero la
historia no acaba aqu.
En 1973 la Repblica Federal de Alemania present una diligencia al Secretario
de Estado de los EEUU para efectuar su extradicin. El motivo: una corte alemana
haba emitido una orden de arresto alegando que Hermine Ryan (Braunsteiner) haba
cometido mltiples asesinatos como guardia de las Waffen-SS en el campo de
concentracin de Lublin-Majdanek. Se la haca responsable de la muerte de 200.000
personas.
Nuevamente, un jurado norteamericano tena que decidir acerca de su futuro. Pese
a que en primera instancia la normativa denegaba expatriar a un ciudadano americano
a Alemania, en realidad los cargos eran por delitos polticos incurridos por una
residente no alemana. En conclusin, el juez certific su extradicin el 1 de mayo
de 1973.
El 7 de agosto de 1973 Hermine Braunsteiner Ryan se convirti en la primera
criminal nazi expulsada de Estados Unidos a Alemania.
inculpados pagaran por los asesinatos acometidos. En una ocasin Simon Wiesenthal
declar: la muerte es ms rpida que la justicia alemana. Y pronto no habr ms
testigos contra esta gente. Y no le faltaba razn, porque algunos de los acusados
murieron sin ser juzgados como deban. En el caso de Braunsteiner por un total de
200.000 prisioneros aproximadamente.
Sin embargo, la Audiencia dictamin falta de pruebas en seis apartados de la
acusacin y la conden tan solo por tres: asesinato de 80 personas; inducir al
asesinato de 102 nios y colaborar en la muerte de 1.000 mediante la participacin en
la seleccin de mujeres y nios judos a las cmaras de gas. El trabajo de su abogado
defensor, Vincent A. Schiano, fue excepcional, en especial porque lleg a recusar
prcticamente todo al Tribunal.
Ella estaba en Ravensbrck, fue declarada culpable, creo que despus
de un curso de conducta en Ravensbrck por golpear a los internos, pero
nunca fue juzgada ni condenada [para] un curso de comportamiento en el
campo de concentracin de Majdanek en Polonia.
Recuerden esto, la acusacin en su contra por la deportacin no fue
necesariamente un tipo de conducta durante ese periodo de tiempo, sino
una condena por un delito que implicaba la depravacin moral en Austria.
Ahora, eso fue importante en referencia a esta exposicin, porque si el
nico cargo era que ella minti cuando consigui el visado, lo habran
evitado como ella deca, porque el apartado 241 dice que en el fondo si
usted est casado con un ciudadano, automticamente le exoneran de su
fraude[47].
Asimismo, en el interrogatorio que realiz a su defendida, llev a cabo la
siguiente tctica:
P: En todos los seis aos que estuvo en estos campos, entiendo bien
que no haba nada de lo que usted hizo que la avergonzara?
R: No, yo solo hice mi trabajo, lo mejor que supe, lo que tena que
hacer.
En los ltimos meses del juicio la prensa internacional se hizo eco de cada una de
las actuaciones representadas en la Audiencia germana. De hecho, me gustara
destacar principalmente el reportaje escrito por el diario espaol El Pas, cuando el
27 de febrero de 1981 publica El fiscal del proceso Majdanek pide 20 cadenas
perpetuas contra cinco nazis criminales de guerra. A travs de sus pginas,
encontramos un apartado especial a la Yegua Hermine:
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alguna de debilidad.
No tena una profesin concreta ni siquiera un oficio apropiado con un buen
sueldo, lo nico que lleg a tener fue un trabajo en un manicomio donde reciba un
salario mensual bastante bajo. Fue ese motivo, el econmico, lo que supuestamente
y as se lo hizo saber al tribunal durante la vista judicial la llev a unirse a las
auxiliares de las SS como trabajadora civil en el campo de concentracin de
Lichtenburg en 1938. All comenz a ganar tres o cuatros veces ms dinero que en el
psiquitrico.
mayo de 1939 casi todo el personal de Lichtenburg ya haba sido trasladado all para
ayudar a concluir la edificacin del famoso Puente de los Cuervos. Bormann
persisti en aquel lugar hasta 1942.
Major Munro: A dnde fue por primera vez cuando se uni a las SS?
Juana Bormann: A Lichtenburg, Sajonia, donde trabaj en la cocina.
Permanec all desde 1938 hasta mayo de 1939, cuando todo el
campamento fue evacuado a Ravensbrck y estuve en Ravensbrck hasta
1943, donde trabaj un ao en la cocina, un ao en los comandos externos,
y luego en la finca del Obergruppenfhrer (general) Pohl[49].
Por otro lado, hay que recalcar que su actividad criminal la ejerci no como
Aufseherin (supervisora) de Ravensbrck, sino ms adelante en los campos de
concentracin de Auschwitz-Birkenau y de Bergen-Belsen, donde compartira toda
clase de hazaas con una de sus camaradas ms terribles, Irma Grese, el ngel.
Verdaderamente, no se tienen datos extensos sobre la estada de Juana Bormann
en Lichtenburg y Ravensbrck, tan solo su palabra durante la vista judicial y algunos
documentos que acreditaban que form parte del personal de aquellos campamentos.
En vista de la documentacin cosechada al respecto, puedo evidenciar que esta mujer
(que nada tiene que ver con Martin Bormann, secretario personal de Adolf Hitler y
Jefe de la Cancillera) atesor mltiples destinos laborales dentro de las SS para dar
apoyo a las Oberaufseherinnen de cada centro. Ni siquiera permaneci ms de un ao
en cada uno de ellos, algo asombroso a la vista de los acontecimientos ledos en las
biografas del resto de sus compaeras de filas.
Si bien en primera instancia, Juana fue transferida de Lichtenburg a Ravensbrck,
donde aqu s estuvo unos cuantos aos para ayudar en la puesta apunto del
campamento, en verdad una vez ultimada su faena fue llevada a Auschwitz a modo
de parche. En marzo de 1942 Bormann fue una de las seleccionadas para prestar su
servicio a este campamento de Polonia y siete meses despus al de Birkenau. All dio
apoyo a supervisoras de la talla de Mara Mandel, Margot Dreschsel e Irma Grese.
EL HORROR DE AUSCHWITZ-BIRNKENAU
Juana Bormann y la jovencsima Irma Grese tuvieron mucho en comn durante su
estancia en este centro de internamiento. Si bien la primera era mucho mayor que la
segunda, ambas compartan un especial inters por el masoquismo y toda muestra de
aberraciones fsicas. Pese a que el ngel usaba sus propias manos para desarrollar sus
quehaceres delictivos, la Wiesel (comadreja) as denominada por las reas a su cargo
vctimas de mordiscos. Y aunque tampoco logr dar una descripcin real del animal
que acompaaba en todo momento a la guardiana Bormann, s pudo ratificar que
ambos eran inseparables.
Anni Jonas, una juda de Breslau, declar bajo juramento que fue detenida el 17
de junio de 1943 y enviada a Auschwitz, donde permaneci hasta el 25 de noviembre
de 1944. Durante el interrogatorio identific a varios de los acusados que se
encontraban en la sala, una de ellas fue precisamente Juana Bormann, de quien dijo
que la vio estar presente durante las selecciones del Kommando y decir al Dr.
Mengele: Este se ve muy dbil.
La juda de 22 aos Dora Szafran, fue otra de las testigos ms relevantes por
inculpar de forma clara a la Aufseherin de haber asesinado impunemente a sus
confinadas. La joven procedente de Varsovia haba sido detenida el 9 de mayo de
1943 y enviada en un primer momento a Majdanek. Estuvo siete semanas y el 25 de
junio de ese mismo ao acab en Auschwitz. Seis mil personas estaban encerradas en
aquel gigantesco terreno donde nada ms llegar las iban tatuando. El primer contacto
que Dora tuvo con aquella realidad fue el gran golpe que uno de los Kapos le dio en
un brazo. Simplemente la atiz por ser juda. En su turno de preguntas el coronel
Backhouse indag acerca de las actividades que haba visto hacer a Juana Bormann.
La testigo replic:
En 1943, cuando estbamos en el Bloque 15 de Auschwitz, volvamos
de trabajar y una del Kommando tena una pierna hinchada y no poda
seguirnos el ritmo. Bormann puso su perro sobre ella. Creo que era un
pastor alemn. Primero ella incit al perro y este se tir a las ropas de la
mujer; entonces ella que no estaba satisfecha con eso, hizo que el perro
fuese a la garganta.
Tuve que volver la cara, y entonces Bormann seal con orgullo su
trabajo a un Oberscharfhrer (brigada o sargento mayor). Vi que traan
una camilla, y creo que an segua con vida. Bormann tambin particip
en las selecciones.
Aquella despiadada imagen se le qued grabada a Dora Szafran para el resto de
su vida. Los gritos y chillidos de terror y angustia que se oan en los diferentes
barracones, pronosticaban que la muerte en forma de diablo estaba llamando a las
puertas de los miles de prisioneros que se encontraban por entonces en AuschwitzBirkenau. El hospital del campamento donde trabajaba la joven juda estaba infectado
da y noche de cientos de pacientes-reclusos que estaban sufriendo toda clase de
miserias. El hambre era la mnima de sus preocupaciones y afecciones. La iniquidad
poda respirarse en todos los barracones que conformaban el recinto.
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posteriormente ira a la cmara de gas. Una vez dentro se les incomunicaba durante
semanas y se les retiraba toda clase de alimento y agua. Tiempo despus dicho
barracn sirvi para albergar a las personas con infecciones tales como la sarna. Por
otra parte, Szafran insisti en la peligrosidad de la Aufseherin Wiesel quien en abril de
1943 atac a una mujer del Bloque 15 en el Lger B.
Dora: Ella ha cambiado mucho, pero es la misma mujer. El perro era
casi tan alto como la acusada, y era negro.
Munro: Cuando el perro atac a la mujer, usted se encontraba dentro
o fuera de los barracones?
Dora: No era mi Kommando el que estaba marchndose. Solo lo vi.
Munro: No fue el caso que la mujer a cargo del perro intent parar
que atacase a la otra mujer?
Dora: Cuando el perro se fue para la ropa de la mujer, ella lo
reprendi y le inst a ir a por la garganta de la mujer.
Munro: Nos ha dicho que la mujer a cargo del perro se jactaba de ello
a un hombre de las SS. No es el caso que lo que oy a la mujer decir al
hombre de las SS fue un reporte de lo que haba ocurrido?
Dora: El cuerpo yaca all y me dijo: "Es mi trabajo", y lo seal.
Munro: Usted tiene conocimiento personal de si la mujer muri o no?
Dora: S, lo s a ciencia cierta. Fue llevada en camilla por el
Kommando empleado especialmente para llevar cadveres. Ella poda
haber tenido algo de vida, pero en todo caso los muertos eran enviados
junto con los vivos.
En el transcurso del juicio los interrogatorios fueron subiendo de tono, sobre todo
por las impactantes declaraciones de unas testigos que, a pesar del miedo, sacaron
fuerzas de flaqueza para contar su verdad. Una verdad que aunque conocida por todos
en Auschwitz, haba sido impensable hasta aquel momento por el bando aliado.
Otra de las deponentes claves del juicio contra Bormann, fue una juda de 23 aos
de la antigua Checoslovaquia, Vera Fischer. Declar que la espantosa Aufseherin sola
hacerse cargo de las mujeres que trabajaban fuera del campamento, que tena un perro
grande y que normalmente lo manejaba para instigar a las reas ms dbiles y por
tanto, incapaces de trabajar. Muchas de ellas fueron trasladadas al hospital del
barracn y murieron por envenenamiento de la sangre. Algunas ms acabaron en el
Bloque 25, es decir, en la cmara de gas.
Alegre Kalderon, una juda de nacionalidad griega encerrada en Auschwitz a la
edad de 17 aos, tambin seal a Juana Bormann como la responsable de cometer
brutales y salvajes agresiones a las internas. No se lo haban contado sus compaeras,
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lo haba visto con sus propios ojos. Durante los siguientes cuatro meses a su arresto
45.000 judos griegos fueron llevados a este campo de concentracin donde se les
priv de alimentos y se les trat de manera atroz. Esta mujer sobrevivi porque
principalmente trabaj como modista, permitindole escapar de la cantidad de malos
tratos que sufran el resto de sus compaeras.
La ira desplegada por los alemanes contra los judos rebasaba los lmites de la
razn. El mundo an no saba ni la mitad de las barbaridades cometidas en los
campamentos de internamiento, que no eran sino prisiones convertidas en mquinas
de sacrificio donde los reclusos (hombres, mujeres y nios) eran llevados al lmite de
la vida y la muerte. En el preciso instante de la liberacin de estas gentes, se pudo ver
el horror y la incredulidad en el rostro de los aliados. Nadie daba crdito a lo que
Hitler y sus secuaces haban materializado durante la contienda. Aquello no fue una
guerra, fue un degradado exterminio en toda regla.
Siguiendo con los testimonios acopiados durante el juicio de Bergen-Belsen de
1945, nos topamos con el de otra juda polaca de 23 aos llamada Rachela Keliszek,
quien reconoci perfectamente a la acusada como guardiana de Auschwitz. La
muchacha la seal en la fotografa nmero 19 que el Tribunal haba admitido como
prueba. Durante su interrogatorio, Keliszek relat una triste ancdota que sufri a
manos de Bormann.
En el verano de 1944 fui una de las 70 mujeres del Strafkommando
cuyo castigo era estar de pie todo el da en el mismo sitio y golpear el
suelo con un pico. Bormann era la encargada del grupo y apareca en el
puesto de trabajo como cuatro veces al da. Un da no estaba satisfecha
con la tarea de un grupo de diez chicas, al que pertenecamos mi amiga y
yo. Solo conoca a mi amiga por el nombre de Regina. Ella tena 18 aos
de edad. Bormann siempre llevaba con ella un perro grande, y en este da
orden al perro atacar a nuestro grupo. Yo fui la primera en ser mordida
en la pierna, y despus Bormann orden al perro atacar a Regina que
estaba a mi lado. El perro la mordi primero en la pierna y como estaba
tan dbil se cay. El perro entonces empez a morder y despedazar todo su
cuerpo, empezando por sus piernas y subiendo para arriba. Bormann
incitaba al perro y cuando Regina estaba sangrando por todas partes y se
derrumb finalmente, ella orden al perro que le dejara y se march del
lugar de trabajo. Despus, cuatro de las presas llevaron a Regina al
hospital.
Sola visitarla cada da. Ella estaba muy dbil y haba heridas abiertas
por todo su cuerpo que nunca le taparon de ninguna manera. Creo que su
cuerpo acab sufriendo un envenenamiento de la sangre porque el resto de
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da. Pese a no poder andar para acudir a su puesto de trabajo, Dora ayud a su
compaera llevndola prcticamente en brazos. Cuando llegaron, Rachella tuvo que
sentarse porque estaba sufriendo unos terribles dolores que le impedan siquiera
moverse.
Sin embargo, Bormann, que estaba supervisando al equipo, le orden que se
levantara rpidamente y que se pusiera a trabajar de inmediato.
Dado que mi amiga casi no poda hablar por el dolor intervine y le
dije a Bormann que Silberstein estaba demasiado dbil para trabajar.
Bormann me dio un puetazo en la cara, arrancndome dos de mis dientes,
y me dijo que volviese a trabajar. Mientras me marchaba me golpe por
todo el cuerpo con un palo grueso que llevaba. Despus ella orden a un
perro grande, que siempre la acompaaba, que atacara a Silberstein, que
estaba sentada en el suelo. El perro le agarr su pierna con sus dientes y la
arrastr dando vueltas hasta que ella finalmente se derrumb. Luego
Bormann orden al perro que dejara suelta a mi amiga. Despus de unos
diez minutos Silberstein recobr la conciencia, pero se qued tumbada en
el suelo todo el da. Yo no pude ver las heridas abiertas, pero la pierna que
le haba agarrado el perro se hinch y se torn a un color negro azulado.
Tuve la impresin de que era un envenenamiento de sangre.
Silberberg continu describiendo durante su intervencin delante del Tribunal que
cuatro de sus compaeras trasladaron a Rachella hasta el campamento y que a su
llegada la ingresaron en el hospital. Cuando al da siguiente decidi ir a visitarla, la
encontr tan dbil que no poda hablar ni comer. Un da ms tarde, el 17 de junio de
1944, el director la inform de que su amiga haba muerto y que su cadver se haba
dispuesto en el patio. Dora fue hasta all y vio un cuerpo cubierto con mantas.
Levant las mantas y reconoc a mi amiga muerta.
Alexandra Siwidowa fue otra de las internas del campo de concentracin de
Auschwitz que distingui a Juana Bormann, no solo como una de las Aufseherinnen
encargadas de su supuesta seguridad, sino como el brazo ejecutor de numerosas e
injustificadas escenas de violencia y degradacin.
La vi golpear a muchas prisioneras por llevar ropa buena. Ella
ordenada a las presas que se desnudaran y que hicieran ejercicios
extenuantes. Cuando ya estaban demasiado cansadas para seguir vi a
Bormann golpearles en la cabeza, la espalda y todo el cuerpo a veces con
una porra de goma y otras veces con un palo de madera. Mientras estaban
en el suelo tambin las pateaba.
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Otra de las supervivientes que vivi para contarlo fue la juda polaca Ester
Wolgruth, quien afirm que durante su estancia en el campo de concentracin de
Auschwitz en el ao 1943, haba visto a Bormann instigar con su perro a una
compaera suya que tena una rodilla hinchada y que no poda continuar el da junto
al resto del grupo de trabajo. Fue entonces cuando el canino agredi gravemente a la
rea mutilndole varias partes del cuerpo. Unos das despus muri a consecuencia de
las heridas.
La doctora Ella Lingens-Reiner fue una de las mdicos austriacas que estuvo
confinada en este centro de destruccin. Conoci muy de cerca a Bormann. La nazi
amenazaba a Lingens para que fuese muy dura con sus compaeros, tena que
cooperar en esa poltica de correcta dureza. Pero la doctora no lo hizo y la
guardiana comenz a odiarla. La austriaca lleg a escribir sobre su superior cosas
como esta:
Ella era miserable, una criatura infeliz que no fue amada por nadie, que no
amaba a nadie ms que a su perro No es de extraar que esta mujer se negase a
apelar su sentencia de muerte. Para ella la derrota de su Alemania fue el final[50].
En los casi cuatro aos que Bormann supervis los campos de Auschwitz y
Auschwitz-Birkenau fueron muchos los prisioneros que desaparecieron y engrosaron
las listas de muertos por causas tan diversas como, la inanicin, desnutricin y por
supuesto los llamados intentos de fuga. Estos no eran otra cosa que la propia
diversin de los guardianes. Se sabe que en muchas ocasiones los miembros de las SS
combatan el aburrimiento haciendo que los reclusos corrieran hacia las vallas
electrificadas con la promesa de que obtendran una racin de comida extra. Pero al
final se encontraban con un tiro a sangre fra por la espalda. Las risas sucumban al
estruendo de las balas y de la muerte.
La Mujer de los Perros tuvo una carrera militar un tanto movidita. Una vez
cumplida su tarea en Auschwitz-Birkenau decidieron trasladarla de forma eventual
hacia Budy, que no era si no un subcampo cercano donde segn diversos testimonios,
la Bormann sigui abusando de los prisioneros. No obstante aquella eventualidad le
sirvi para que a finales de 1944 fuese de nuevo trasladada a otro campo satlite, esta
vez en Hindenburg (Silesia), antes de regresar a Ravensbrck en enero de 1945. En
marzo de ese ao fue enviada al campo de concentracin de Bergen-Belsen, su ltima
asignacin, donde desempe diversas funciones entre ellas la vigilancia de la
pocilga. Estuvo bajo el mando del comandante Josef Kramer y de las supervisoras
Irma Grese y Elisabeth Volkenrath, con quienes ya haba tenido un estrecho contacto
en Auschwitz-Birkenau tiempo atrs.
deliberado? R: S.
P: Con respecto al otro incidente, estuvo muy herida la mujer que
mencionaba?
R: Ella estaba muerta, y el Leichenkommando llev el cadver al
bloque 25. Haba unas 30 chicas en aquel Kommando.
P: Llevar cadveres cada da a la morgue era su nica tarea?
R: S, era su nica y permanente tarea.
P: Cuando Bormann orden a su perro que la atacase y usted fue al
hospital, cuando le dieron el alta recibi otra paliza por el mismo delito
de tener cigarrillos?
R: S. Hizo un informe escrito y recib 12 das de prisin.
Era evidente que Bormann no generaba ninguna simpata ni entre sus
subordinadas ni entre sus propias camaradas. Las exabruptas medidas que imparta y
las decisiones o conclusiones a las que llegaba, no eran santo de devocin de ninguna
de ellas. Helena Kopper seal a la guardiana como la peor persona del campo, la
ms odiada, que jams se separaba de su perro y a quien vio en ms de una ocasin
cmo se acercaba a una reclusa, le sacaba algo del bolsillo y entonces comenzaba a
golpearla. No contenta con esto la tiraba al suelo para que el animal la mordiese hasta
hacerle sangre. Aquel grado de violencia tambin lo sufri Kopper debido al ataque
del perro de Bormann que la mantuvo seis semanas en el hospital del campamento.
Pese a ello esta polaca convertida en Kappo durante su incursin en el centro de
Bergen-Belsen fue condenada a 15 aos de prisin por participar en los malos tratos a
prisioneros.
Otra de las Kappos que corrieron la misma suerte que Helena Kopper fue
Stanislawa Starostka que, pese a su descendencia polaca, trabaj para el personal nazi
de Bergen-Belsen ayudando en las labores de reparticin de la comida a los presos.
Fue condenada a 10 aos de prisin por impartir toda clase de penitencias y
guantazos a sus correspondientes compaeras. Tal y como queda recogido en su
declaracin ante el Tribunal Starostka admiti que prcticamente estaban muertos de
hambre y que los guardianes les trababan muy mal. De hecho, la muchacha con el
nmero 6.865 tatuado en su piel seal a Bormann como una de las Aufseherinnen
que se encontraban en los barracones de Belsen, siempre acompaada por su pastor
alemn. Gran parte de los vigilantes colocados en Komandos externos instigaban a
los internos con estos animales.
ESPAOLES EN EL RECINTO
La ciudad griega de Salnica se convirti a partir de 1492 en el refugio de aquellos
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judeoespaoles que fueron expulsados de nuestro pas por los Reyes Catlicos. Desde
entonces esta poblacin pas a ser modelo de urbe receptora de la inmigracin juda
en Europa, especialmente de los llamados sefardes. A pesar de su riqueza cultural, la
maquinaria nazi decidi arrasarla durante la Segunda Guerra Mundial implantando su
tan terrible antisemitismo destructor. La aniquilacin de este pueblo se origin por el
traslado de sus habitantes a los diversos campos de concentracin alemanes
distribuidos en especiales puntos neurlgicos. Dichas localizaciones les sirvieron para
mantener un control prcticamente absoluto sobre la poblacin de sus pases vecinos
a la par que enemigos.
A partir de aqu se acomete la deportacin de los 48.000 sefardes de Salnica al
campamento de Auschwitz-Birkenau ante la pasividad del gobierno espaol que
actu con gran insolidaridad. De hecho, el rgimen nazi envi varios telegramas a
Franco consistan en una serie de mensajes secretos cifrados donde Eberhard
Von Thadden, encargado de ejecutar tales destierros en el verano de 1943, explicaba
desde Grecia a Berln lo que estaba sucediendo:
El gobierno espaol fue informado en abril de que todos los judos
deben salir de Salnica por razones de seguridad policial. Pese a graves
dudas respecto la emisin de visados de salida para unos 600 judos, se
prometi la repatriacin al gobierno espaol. Poco antes de la expiracin
de plazo la embajada espaola pidi una prrroga. Despus de la
expiracin del segundo plazo la embajada espaola ya no pidi ninguna
prrroga ms. Mediante sugerencias el gobierno espaol dio a entender
que la repatriacin no le interesa. Miembros de la embajada espaola se lo
confirmaron explcitamente al Ministerio de Asuntos Exteriores. No se
prev intervenir ante el gobierno espaol. () Otra prrroga de la
solucin de la cuestin juda en Salnica es inaceptable. Los judos
espaoles se enviarn por el momento a campos de trnsito en el Reich. La
embajada espaola local est informada. Ruego informar al encargado
espaol en Atenas. Fin de la orden de Atenas[51].
La respuesta del Gobierno alemn en Grecia fue contundente y exigi la
evacuacin de los judos espaoles al campo especial de mxima seguridad en
Bergen-Belsen para finales de este mes (julio, 43) si para entonces el gobierno
espaol an no ha pedido la repatriacin colectiva a Espaa. Ruego al comando local
que se organice el transporte a Bergen Belsen no como habitualmente se hace, sino
manteniendo las formas para que una eventual salida posterior de algn judo hacia
Espaa no d lugar a propaganda del terror [sic].
Posteriormente se inicia una guerra abierta entre el gobierno espaol y uno de sus
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cnsules en el pas griego, Sebastin Romero Radigales, que haba sido destinado a
Atenas entre los aos 1943 y 1944. El diplomtico no daba crdito al comportamiento
del gobierno espaol que poco estaba haciendo por salvar la vida de unos
judeoespaoles que acabaran como internos en los centros de exterminacin. As que
decide actuar por su cuenta logrando salvar a 150 refugiados de la capital ateniense
para que pusieran rumbo a Palestina. Con todos sus esfuerzos, el cnsul no pudo
evitar el traslado de unas 400 personas al campo de Bergen-Belsen. De hecho, el
pasotismo del sistema franquista sobre la posible repatriacin de estos judos
sefardes hizo que finalmente Alemania ordenase su reclusin en este campo de
aniquilacin.
Tras doce das de viaje en condiciones infrahumanas 367 judos sefardes llegan a
Bergen-Belsen el 13 de agosto de 1943, entre ellos 40 menores de 14 aos y 17
mayores de 70. Una vez instalados y ante la insistencia del cnsul, el dictador espaol
cedi y acept que estos exiliados regresaran de nuevo a Espaa. Es entonces cuando,
gracias a un telegrama alemn, tenemos constancia de la evacuacin que de forma
inmediata procedera a realizar Radigales.
Asunto: Judos espaoles de Tesalnica. 366 judos espaoles fueron
deportados de Tesalnica () los dems judos viajaron ilegalmente con
un tren de turistas italiano a Atenas. La embajada espaola inform que el
gobierno espaol ha decidido readmitir a los judos espaoles llevados a
Alemania. La repatriacin (segn el gobierno espaol) debera organizarse
en grupos de unas 25 personas y espaciada en el tiempo. Instancias
internas (alemanas) opinan que la propuesta es inaceptable e insisten en
una rpida repatriacin en grupo de los 366 judos a Espaa.
Compartimos esta opinin porque, de lo contrario, el transporte se
alargara a 6 meses y se originaran muchos gastos para personal de
vigilancia y de acompaamiento. Tambin bajo aspectos propagandsticos,
una nica repatriacin en grupo parece mejor que frecuentes transportes
individuales que recuerden el asunto repetidamente. Por favor, transmita al
ministerio de Asuntos Exteriores de all (espaol) nuestro punto de vista y
consiga una rpida aceptacin del transporte agrupado, para el caso que
la repatriacin se lleve a realmente cabo. Por favor, tomen precauciones a
tiempo para evitar en la medida de lo posible el uso propagandstico
maligno de esta repatriacin[52].
La batalla diplomtica lleg a su fin y el xito fue rotundo, se haban salvado
vidas. La mayora de estas personas pasaron de estar confinadas en un campamento
en las peores condiciones humanitarias posibles a ser trasladados a Barcelona,
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difuntos.
Por suerte, a los pocos das el bando aliado arriba al campamento de
exterminacin salvando a todos los supervivientes de una muerte segura. Unas horas
antes de aquel acontecimiento el personal nazi y entre ellas Juana Bormann, les
obligaron a cavar una zanja para que los aliados no vieran los interfectos. Un
prisionero intent coger uno de los cuerpos, pero, al hacerlo, se qued con un brazo
descompuesto entre las manos. Ese fue el principio del fin. Los mismos reos se
rebelaron contra sus verdugos al tiempo que los aliados les apuntaban con sus armas.
Coloma Sers, alias Anta, naci en 1914 en la comarca de Segria (Lleida) y lleg
a Ravensbrck en el convoy de las denominadas 27.000 que sali de Compiegne
junto a Neus Ctala. Ambas reclusas permanecieron en el Bloque 22 del campo desde
el 3 de febrero de 1944. La tatuaron el nmero 27.037, aunque pocos das despus la
enviaron a Bergen-Belsen para ser exterminada. Fue liberada antes de proceder a su
ejecucin.
Segn datos aportados por el Archivo General de Ravensbrck y por libros tan
impactantes como Els Catalans als camps nazis, esta maestra leridana fue detenida
por intentar cruzar la frontera espaola con sesenta nios. Quera evitar que los
devolviesen a la Espaa de Franco. Segn cont nuestra protagonista a la autora de
este libro, Montserrat Roig, haba tres nios avispados pero muertos de miedo. Eran
hermanos y Coloma intent obstaculizar que se los llevasen, sobre todo cuando se
encontr a la ms pequea llorando porque alguien le acababa de deciR: Vamos,
arrodllate y reza por el alma de tu padre, que era un asesino.
LA LIBERACIN DE BERGEN-BELSEN
Aunque en primera instancia este campo de concentracin ubicado cerca de la ciudad
alemana de Hannover fue construido para servir como centro de trnsito de
confinados, la verdad es que con el tiempo sus funciones fueron cambiando.
Finalmente se utiliz como un recinto de recogida y exterminio.
Desde julio de 1943 y hasta el 15 de abril de 1945 unas 50.000 personas murieron
en sus instalaciones. Por ejemplo, las vctimas sufran hacinamiento a causa de los
numerosos traslados que se organizaban en las famosas marchas de la muerte. Si a
esto le sumamos el trato vejatorio a los confinados que iba desde la privacin de
alimentos y la vestimenta, las continuas palizas, el fro infernal y la aparicin de
epidemias como el tifus, nos topamos con un campamento dedicado exclusivamente a
la aniquilacin humana.
Si en diciembre de 1944 la poblacin de Bergen-Belsen era de 15.257 personas,
durante los primeros meses de 1945 y hasta el da de su liberacin, la cantidad se
elev hasta los 60.000 prisioneros. Sin embargo, tal cual llegaban los internos tal cual
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moran a los pocos das, llegando a tener 7.000 muertos en febrero, 18.168 en marzo
y 9.000 durante la primera quince de abril. La consternacin se poda vislumbrar en
el rostro de los ms fuertes, aquellos que lograban sobrevivir a toda aquella
ignominia.
El 7 de abril de 1945, ocho das antes de que el Ejrcito Britnico irrumpiera en
Bergen-Belsen, el jefe de la Oficina Principal de Seguridad del Reich (RSHA), Ernst
Kaltenbrunner, orden al comandante Josef Kramer matar a todos los reclusos que
an seguan con vida. No le dio tiempo a cumplir su dictamen.
El 15 de abril de 1945 la 11divisin blindada de las tropas britnicas irrumpieron
en el campo de concentracin donde los muertos se contaban por miles y las mujeres
y los nios permanecan desnudos en el exterior de los barracones.
Segn parece una de las razones por la que los alemanes decidieron rendirse
finalmente fue que muchos de sus cautivos se hallaban enfermos. De hecho, esas
grotescas imgenes impactaron de sobremanera a los aliados hasta el punto de obligar
a todo el personal de las SS a cargar y enterrar a los muertos que an no haban
tenido sepultura.
Una vez terminado su trabajo, todos los miembros nazis de Bergen-Belsen
comandante, supervisores, guardianas y auxiliares fueron arrestados y puestos a
disposicin judicial en la crcel de la localidad cercana de Celle. Entre ellas se
encontraba, cmo no, Juana Bormann, que fue a juicio acusada de crmenes contra la
humanidad.
En las semanas siguientes a la liberacin las tropas britnicas incineraron 10.000
cadveres en fosas comunes y quemaron el resto del campo para evitar la
propagacin del tifus. Otros 10.000 supervivientes no lograron recuperarse tras su
puesta en libertad y murieron unas jornadas despus. Un hombre, cualquier hombre,
vale ms que una bandera, cualquier bandera, enunciaba el escultor espaol Eduardo
Chillida. En este caso los que perecieron no tuvieron esa vala.
SLIDO INTERROGATORIO
Viernes, 12 de octubre de 1945, es el da elegido por la Corte para interrogar a la
acusada Juana Bormann. Los nervios se pueden palpar en el ambiente. Existe gran
expectacin al respecto, especialmente despus de los testimonios escuchados en
jornadas anteriores. La guardiana nazi sube al estrado y esta es examinada
escrupulosamente por el mayor Munro.
Desde un primer momento existen discrepancias en torno a ella. La fecha de su
nacimiento no concuerda en absoluto con su apariencia fsica, ni por supuesto, con la
documentacin requisada. Inclusive fue sorprendente escuchar de su boca que el
nico motivo por el que haba ingresado en las SS, supuestamente como empleada
civil, era para ganar ms dinero. Tras la descripcin hecha por Bormann de las
fechas y lugares donde se encontraba en la poca de los presuntos crmenes, aparte de
sus funciones en tales campos de concentracin, vinieron las respuestas cargadas de
total frialdad e impunidad.
Neg rotundamente haber sido parte activa en la seleccin de prisioneros para la
cmara de gas en Birkenau; haber visto siquiera el crematorio, a pesar de que los
camiones tenan que pasar por la carretera principal. Se cea a decir que no saba
dnde se dirigan aquellas camionetas. Su nica funcin se limitaba a estar presente
en los pases de revista que se hacan por la maana y por la noche. Yo no tena
tiempo para asistir, espet.
Bormann admiti que tena un perro de su propiedad en Belsen a modo de
mascota, pero desminti haber incumplido los reglamentos del campo al intentar
instigar a los reclusos ayudndose del animal.
P: Un gran nmero de testigos ha dicho que se acuerdan de verla a
usted con un perro. Tena usted un perro?
R: S, lo llev conmigo. Se lo di al Sturmbannfhrer Hartjenstein a
principios de junio. Cuando cazaba quera llevarse el perro, y me lo
devolvi sobre principios de marzo de 1944, cuando el perro se enferm.
P: Ambas testigos Szafran y Wohlgruth dicen que usted orden que su
perro atacara a una mujer, y que usted se jact de lo que haba hecho a un
hombre de las SS que pasaba en aquel momento. Es eso cierto?
R: Las prisioneras lo alegan pero no es verdad. Yo nunca tuve un
pastor alemn. Nunca orden a un perro que atacase a personas, y es ms,
en Birkenau nunca tuve perro.
P: Era usted la nica Aufseherin en Birkenau con perro?
R: No, haba muchas Aufseherinnen que tenan perros negros. Mi perro
no era negro. Dos Aufseherinnen llamadas Kuck y Westphal tenan perros
adiestrados profesionalmente. Mi perro era mo, no un perro oficial, y no
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dichas imputaciones se mantena tan firme que poda dar lugar a la duda.
P: Alguna vez peg usted a las chicas?
R: S, Cuando no obedecan las rdenes o lo que les haba dicho que
hicieran, entonces les golpeaba su cara o les daba un bofetn en sus
orejas, pero nunca de una forma que les saltasen los dientes.
P: Se ha dicho que usted administr un tratamiento salvaje y brutal a
internas hambrientas y que sola golpear a mujeres con su porra de goma.
Es eso cierto?
R: No, yo ni saba lo que era una porra de goma hasta que estuve en la
prisin de Celle cuando vi una por primera vez en las manos de un soldado
britnico.
P: Siwidowa dice en su declaracin que usted zurr a muchas
prisioneras por llevar ropa buena, y que usted las oblig a que se
desnudaran y a hacer ejercicios extenuantes. Es eso cierto?
R: Igual me haba llevado su ropa, porque intentaron sacarlas del
campamento para venderlas a la poblacin civil, pero de ningn modo les
golpe y no tena ningn derecho para que hicieran deporte.
P: A veces usted consider necesario abofetear las orejas de las
chicas?
R: Si no obedecan las rdenes o si repetidamente hacan cosas que
estaban prohibidas. Era muy difcil controlarlas, Birkenau era un
campamento muy grande.
Aquel detalle del bastn de goma enfureci a los testigos que se encontraban
expectantes ante las palabras de Bormann. Negar una evidencia era de necios, o de
tontos? Quien sabe si replicando de esta guisa la inculpada poda vislumbrar que sera
puesta en libertad. Sus esfuerzos por conseguirlo cayeron en saco roto, tambin
despus de afirmar que intent salir de las SS en el ao 1943. La guardiana decidi
enviar una carta a su Oberaufseherin para marcharse de all:
Ella me reenvi la carta, y la recib con la noticia de que el permiso
no estaba concedido. Despus una fbrica quera que les asistiera y me
enviaron una carta diciendo que debera ir, pero no me lo permitieron.
Ahora le tocaba el turno de preguntas al coronel Backhouse quien presion a la
acusada sobre la cuestin del dichoso animal. Bormann sigui manteniendo su
versin, que se trataba de un perro domstico y que jams le haba entrenado para
atacar a nadie y menos an a los cautivos. Otra de las imputadas, la nmero 8, Herta
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LTIMAS IMPUTACIONES
El fiscal del juicio de Belsen inici su discurso expresando que su deber all consista
simple y llanamente en revisar ante el Tribunal el caso de enjuiciamiento de los
inculpados. La ardua labor del coronel en encontrar contradicciones le llev a lanzar
la primera pregunta a la Corte sobre Bormann: Pueden aceptar la palabra de una
mujer que dice que durante todo el tiempo que estuvo en el campo de concentracin
jams vi una seleccin o a una guardiana pegar a alguien?. Curiosamente,
Backhouse se estaba refiriendo a una de las Blockfhrerinnen responsables de los
barracones. Por ello cit textualmente el prrafo 383 del Manual de la Convencin de
la Haya, que dice claramente:
Es la tarea del ocupante ver que las vidas de los habitantes son
respetadas, que su paz interior y el honor no se vean perturbadas, que no
se interfiera en sus convicciones religiosas y en general, que los ataques de
coaccin, ilegales y criminales a sus gentes, y las acciones delictivas
contra sus propiedades, sean igual de punibles como en tiempos de paz.
El cometido del Fiscal era resear que el maltrato de un prisionero de guerra es un
crimen de guerra en s mismo, porque precisamente ese es el delito ms comn que se
dictamina en los tribunales militares.
Blackhouse cuestiona cmo es posible que Juana Bormann negara poseer un
perro si el nico momento en el que se la vio conmovida o sintiendo la ms mnima
emocin, fue al mencionar al nocivo animal. Conforme a los testigos, eran
inseparables.
Por ltimo, el abogado sugiere que el comportamiento de la acusada respecto a la
posible confusin o no con otra guardiana llamada Kuck, quedaba patente en la
declaracin de Ehlert. Mientras aseguraba que nunca la haba visto instigar a nadie
con su perro, a la vez aada he odo hablar de ello y me lo creo bastante despus de
haber trabajado con ella. En cuanto a las selecciones, Backhouse record los
diversos testimonios reunidos en el proceso donde indicaban a la acusada nmero 6
como una de las participantes de las selecciones a la cmara de gas.
SENTENCIA Y VEREDICTO
El 17 de noviembre de 1945 a las 10.57 de la maana el Tribunal suspende la sesin
para deliberar. Casi cinco horas ms tarde, a las 16.05, se inicia la vista final del
juicio de Belsen contra Kramer y los 44 acusados. El presidente Berney-Ficklin inici
su discurso:
Me gustara dejar perfectamente claro a los acusados que los fallos de
culpabilidad debern ser confirmados por la autoridad militar superior.
Los fallos de no culpabilidad son concluyentes, y absuelven a los acusados
del cargo particular por el que estaban siendo juzgados. Todos ustedes, a
excepcin del n 48, Stanislawa Starostka, fueron llevados ante el Tribunal
de Justicia acusados de cometer crmenes de guerra en Bergen-Belsen,
Alemania, como se detalla en la hoja de cargos. Voy a referirme a esto
como la primera acusacin.
De los dos cargos por los que Juana Bormann haba sido acusada, el Tribunal tan
solo la encontr culpable del segundo. Es decir, por maltratar y asesinar a sus
confinados mientras fue la responsable del campo de concentracin de Auschwitz,
entre el 1 de octubre de 1942 y el 30 de abril de 1945. De la primera acusacin, que
se refera a las actuaciones perpetradas en el campamento de Bergen-Belsen en las
mismas fechas, fue encontrada no culpable. La sentencia de esta Corte es que sufra
la muerte por ahorcamiento, concluy el presidente Berney-Ficklin.
Al final de la causa Juana Bormann, al contrario que sus otras dos camaradas,
Elizabeth Volkenrath e Irma Grese, no suplic clemencia ante el tribunal para que la
librase de la muerte o para que por lo menos le redujeran la pena y la condenaran si
caba la posibilidad a cadena perpetua. La criminal nazi acept sin rechistar la
resolucin de la Corte. Aqu comenzaba su purgatorio.
MUERTE EN LA HORCA
Aquel 17 de noviembre de 1945 concluy uno de los procesos ms difciles de los
que se llevaran a cabo tras la Segunda Guerra Mundial. Los testimonios, vctimas,
rplicas y verdugos que pasaron por esta sala durante los 54 das que dur el juicio,
hizo palidecer a la opinin pblica. Los medios de comunicacin siguieron con
inagotable inters cada uno de los instantes vividos por los 45 condenados. Los
rotativos espaoles lo fueron plasmando en las pginas de sus diarios mediante
importantes titulares que describan hasta los ms mnimos detalles del sumario.
Algunos como el peridico La Vanguardia, reflejaron lo sucedido en su publicacin
del mircoles 26 de septiembre de 1945, pgina nmero seis, bajo el titular El
proceso de Luneburgo. Dora Szafran reanuda su declaracin.
Despus seal a Juana Bormann como una de las guardianas que
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mecanismo. Su cuerpo permaneci all durante veinte minutos, tiempo suficiente para
comprobar que la Wiesel haba muerto. El cadver se guard en un simple atad de
madera para despus ser enterrado en los jardines de la prisin.
Posteriormente, el que fuese la mano ejecutora de estos criminales alemanes,
escribi unas pocas palabras acerca de la tan temida Juana Bormann. Todo ello se
recoge en la autobiografa que le da nombre, Executioner Pierrepoint: An
Autobiography.
Elisabeth Volkenrath fue seguida por Juana Bormann, La mujer de los
perros, quien habitualmente instigaba a los prisioneros con su pastor
alemn para hacerles pedazos. Ella coje por el corredor luciendo muy
avejentada y demacrada. Tena solo 42 aos, midiendo solamente 1,52
metros, y ella tena el peso de un nio, unos 45 kilogramos. Estaba
temblando y se coloc sobre la balanza. Dijo en alemn: "Yo tengo mis
sentimientos".
Parte II:
Las 12 apstoles del Reich
Hildegard Neumann
Fueron muchas las guardianas nazis que fueron sentenciadas y condenadas a muerte
por la justicia del bando aliado. Aquella fue la rplica ms contundente ante la
inhumanidad ejercida durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no todas
pasaron por este calvario. Hildegard Neumann fue una de ellas. La Oberaufseherin
del campo de concentracin de Ravensbrck y Theresienstadt, decidi huir en mayo
de 1945 poco antes de que la Cruz Roja arribase a Terezin. Muchas han sido las
conjeturas y suposiciones que determinados investigadores se han hecho al respecto.
Incluso, personajes incansables como el cazanazis Simon Wiesenthal, fue uno de sus
ms cruentos perseguidores. En cambio, nadie pudo dar con ella. Es como si tras su
desbandada, Neumann hubiera desaparecido de la faz de la tierra sin dejar el menor
rastro.
Se conocen muy pocos datos de esta joven rubia de ojos claros y rostro dulce y
afable. Si bien existe alguna impronta de quin era fsicamente, en relacin con su
biografa personal antes de enrolarse a las filas de las Waffen-SS, todo queda reducido
a que naci el 4 de mayo de 1919 en Jablonn v Podjestd, localidad conocida como
Deutsch Gabel (Checoslovaquia).
Si ahondamos un poco ms, esta ciudad se encuentra a los pies de las Montaas
Lausitzer al norte de la actual Repblica Checa y tiene aproximadamente 3.700
habitantes. Durante los aos del conflicto blico mundial miles de alemanes sitiaron
su residencia en esta poblacin, donde apenas 200 checos participaban de las
funciones propias del pueblo.
Conociendo estos detalles, no es de extraar que Hildegard Neumann terminase
cayendo en las redes del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemn, inscribindose
posteriormente en alguno de los grupos femeninos nazis. La afiliacin a la causa
ultraderechista le sirvi para iniciar una vertiginosa incursin en las diversas e
imprescindibles tareas que toda camarada deba cumplir.
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En primer lugar, y como ocurri con todas y cada unas de estas guardianascriminales, la parada iniciar para alcanzar un buen entrenamiento acorde con las
necesidades del Gran Reich Alemn era el campo de concentracin de Ravensbrck.
Neumann lleg en octubre de 1944 y conoci a compaeras tan famosas como
Dorothea Binz, Erna Rose o Elsa Erich. Su instruccin fue intensa y de lo ms severa,
no solo por el adiestramiento diario sino por las zancadillas que encontraba a su paso.
Todas queran brillar por encima de las dems y llegar a ser supervisoras en jefe. Pero
la tctica empleada por Hildegard fue mantener una buena conducta para con sus
superiores. Aquella actitud le vali que en poco tiempo y antes de acabar el ao,
fuese ascendida a Oberaufseherin.
Junto con algunas de sus ms sdicas parteners, como Dorothea Binz entre otras,
comparti charlas y mtodos de tortura que posteriormente pondra en prctica sobre
sus prisioneras. Y como recompensa a su buen hacer fue trasladada hasta el campo
de concentracin y gueto de Theresienstadt. An no haba comenzado el ao 1945 e
Hildegard Neumann tena la suerte de cara. En poco menos de tres meses haba
conseguido el reconocimiento de las altas esferas con un nuevo destino para
demostrar por qu debera tener una medalla en su pecho.
Aquel centro de internamiento, Theresienstadt, en realidad era el nombre en
alemn de la pequea poblacin fortificada de Terezin, ubicada a unos 55 kilmentros
al norte de Praga. Durante el mes de noviembre de 1941 se transform en un gueto
donde se reuniran los judos ms notables de Alemania, Holanda, Dinamarca y
Checoslovaquia, adems de artistas de Bohemia y Moravia, y unos 15.000 nios. En
los cuatro aos que Theresienstadt permaneci operativo, cerca de 140.000 personas
fueron transportadas hasta aquel lugar. Mas aquel campamento era en realidad una
especie de pantomima, ya que a los ojos del mundo, se trataba de una ciudad ideal
donde judos con cierta relevancia social eran al parecer confinados para obtener
proteccin y toda clase de cuidados.
Theresienstadt cumpla dos objetivos: por un lado, dar una imagen al resto de
naciones de que los judos no eran asesinados tal y como publicaban todos los
rotativos internacionales; y por otro, para las continuas visitas que la Cruz Roja
realizaba con el fin de buscar alguna prueba que pudiese demostrar que el gobierno
nazi estaba cometiendo genocidio contra la poblacin semita.
Cuando la vigilante Neumann entr por primera vez en este disfrazado campo de
concentracin, se top con el cartel de Arbeit Macht Frei (el trabajo libera) y con una
especie de urbe a pequea escala donde las calles y plazas tenan nombre y
numeracin, donde existan jardines, biblioteca, guarderas y escuelas, e incluso
numerosos comercios desde talleres de sastrera, orfebrera o carpintera. El
Krunen se convirti en la nueva moneda de dicha localidad y todo para enmascarar
una terrible realidad. Por decirlo de algn modo, Theresienstadt cumpla un papel
destacado en el lavado de cara nazi ante las presiones mundiales del resto de
gobernantes y medios. Ahora bien, los crmenes se sucedan lejos de la mirada atenta
de la Cruz Roja o de cualquier representante poltico. Aunque nos cueste creerlo, la
ferocidad practicada en su interior no tena nada que envidiar al de Auschwitz o
Bergen-Belsen.
En menos de seis meses Hildegard Neumann haba dejado la impronta del
sadismo en la piel de miles de prisioneros gracias a su ltigo. El pnico que infunda
corra como la plvora en aquella pequea ciudad de falacia. La truculencia
desplegada por la susodicha hizo mella incluso en sus propias camaradas, entre diez y
treinta SS, que ayudaban a la supervisora a vigilar en torno a 20.000 reclusas judas.
Aquellas fminas nazis saban que si su jefa les pillaba incumpliendo alguna de sus
rdenes, no dudara en ser igualmente despiadada con ellas. Las flagelaciones eran
uno de sus martirios preferidos. Lo aprendi en Ravensbrck gracias a las
instrucciones recibidas en el famoso bnker.
A partir de ah la principal tarea de Neumann en Theresienstadt consisti en
observar a las internas en todo momento. Bien fuese mientras trabajaban en los
Kommandos, durante el traslado que hacan a otros campos y, por supuesto, en el
interior del guetto. Nadie se libraba de ser escrupulosamente inspeccionado.
Asimismo, y como destacaba anteriormente, la Oberaufseherin se gan la
simpata de sus superiores y en especial del superintendentente Hans Nelson, con
quien colabor conjuntamente. Gracias a l, Hildegard ayud en la deportacin de
ms de 40.000 mujeres y nios del campo de Theresienstadt al de Auschwitz y
Bergen-Belsen, donde seran asesinados.
Unos das antes de que el campamento fuese entregado a la Cruz Roja y de que
las tropas rusas lo liberasen hablamos del 3 y del 8 de mayo de 1945
respectivamente, Hildegard decidi huir. Con ms de 55.000 muertes a sus
espaldas, la guardiana nazi jams fue enjuiciada por los crmenes de guerra
ejecutados.
A partir de entonces muchas han sido las conjeturas establecidas: algunos
expertos apuntan a que muri durante su xodo, y otros que se cambi de nombre y
que se mud al otro lado del charco. Sea como fuere, no sabemos cmo ha podido
sobrellevar el pesado lastre del crimen durante todos estos aos y si a da de hoy
sigue viva. Nos quedaremos con esa incertidumbre.
Gerda Steinhoff
envidias de muchas de sus camaradas que vean en ella a una enemiga. Y no era para
menos. El 1 de diciembre de 1944 le reasignan a otro subcampo femenino de Stutthof
conocido como Bromberg-Ost y que estaba localizado en Bydgoszcz, no muy lejos de
Gdansk. Hacia el 25 de enero de 1945 y segn rdenes directas del comandante
Werner Hoppe, Steinhoff recibe la Cruz de Hierro por su lealtad y servici al Imperio
germano, por sus grandes esfuerzos en tiempos de guerra.
Aquella condecoracin debera de haber sido a la crueldad impartida hacia sus
inferiores, porque desde su llegada a Stutthof sus bruscos ademanes y su depravada
perversin se difundieron a lo largo y ancho de este campo y de los dems
campamentos alternativos.
Gerda llev hasta el extremo su devocin por el trabajo bien hecho. Palizas,
vejaciones, sacrificios, flagelaciones, asesinatos a sangre fra. Esta clase de
atrocidades se hicieron cada vez ms necesarias para poner orden e infundir respeto.
Cuando el juez le pregunt durante el proceso judicial si haba golpeado alguna vez a
algn prisionero, Steinhoff simplemente respondi: llevaba la oficina de todo el
campo pero no tena contacto directo.
Cuando el 9 de mayo de 1945 el campo de concentracin de Stutthof fue liberado,
no haba rastro alguna de la susodicha. Das antes haba decidido regresar a su hogar
y continuar con su vida. Por suerte, el 25 de mayo fue arrestrada por funcionarios
polacos y enviada directamente a la prisin de Danzig. Permaneci recluida durante
un ao a la espera de la celebracin del juicio: el renombrado StutthofTrial.
Tras la liberacin de este campo de concentracin y por culpa de la cantidad de
detenidos que haba, se tuvieron que realizar cuatro juicios. Se juzgaron a 84
exfuncionarios nazis.
La primera de estas vistas se celebr en la misma localidad de Danzig del 25 de
abril al 31 de mayo de 1946. Durante ese mes se sentenciaron a un total de trece
personas, incluida Gerda Steinhoff, quien no paraba de hacer bromas y de
comportarse con una actitud de lo ms insolente.
El da del veredicto fue declarada culpable y condenada a morir en la horca por
abusar sdicamente de los prisioneros y por su participacin en las selecciones.
Fue ajusticiada pblicamente el 4 de julio de 1946, en Biskupia Gorka Hill, cerca
de Gdansk. Tena 24 aos.
Hildegard Lchert
Enviada a una crcel de Cracovia, la ex Aufseherin pasa all parte de su pena, tan solo
nueve de los quince aos que la interpusieron. En 1956 es liberada.
Durante casi veinte aos Hildegard recuper su vida. Se hizo ama de casa, cuid
de sus pequeos y pas desapercibida entre la comunidad de vecinos. Pero cuando
pareca que todo haba acabado para la exguardiana nazi, el gobierno alemn decide
reabrir el caso y detener a 16 antiguos vigilantes del campo de concentracin de
Majdanek.
Este proceso considerado uno de los ms largos en la historia de los crmenes
de guerra nazi se inici el 26 de noviembre de 1975 y concluy el 30 de junio de
1981 en una Corte de Dsseldorf. Uno de los principales motivos por los que se
alarg tanto fue que la mayora de los testigos no queran que sus antiguos verdugos
los vieran, ni pasar de nuevo por el horror de contar lo sucedido.
Respecto al iracundo comportamiento de Lchert en el campamento, gran parte
de los testigos la describieron como la peor persona de todo el campo, la ms
cruel, la bestia, el pnico de los reclusos.
Uno de los principales cargos que se le imputaron fue el de haber incitado a uno
de los perros que siempre la acompaaba, a que atacase a una presa juda. Su nico
delito: haber sido violada y embarazada por un oficial de las Waffen-SS del que la
Aufseherin se haba encaprichado. El animal acab destrozando a la confinada.
Asimismo, tambin se la acus de emplear constantemente una fusta de montar
reforzada con bolas de acero y con la que provoc la muerte a ms de un preso; de
disparar a sangre fra a una juda griega despus de que su perro le diese caza; de
ahogar a dos internas en el pozo negro por no haber limpiado suficientemente los
retretes del campo; y como no, de formar parte en la seleccin a las cmaras de gas.
En su defensa, la acusada intent negar lo sucedido.
Yo nunca lesion gravemente o mat a nadie, ni siquiera tom parte en
la seleccin (de personas para ser asesinados).
Brgida la sanguinaria se enfrentaba a ocho cadenas perpetuas por los cargos
anteriormente citados, al final, el Tribunal la conden a tan solo 12 aos de prisin.
Cuando la gente congregada en la abarrotada sala escuch la sentencia y el
veredicto, comenzaron a gritar y exclama: esto es un escndalo y una ofensa para
las vctimas del nazismo. De todos los inculpados, solo uno de ellos haba sido
condenado a cadena perpetua.
Aquel 30 de junio de 1981 terminaba en Dsseldorf el ltimo gran juicio del
Nazismo bajo las airadas protestas de los asistentes.
Tras cumplir su pena Hildegard Lchert fue puesta en libertad. Pas sus ltimos
aos en su ciudad natal, Berln, donde muri en el ao 1995.
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Mientras Closius y el resto de sus secuaces decidan quin viva y quin mora,
los presos seleccionados eran obligados a desnudarse y a permanecer de pie durante
horas. Daba igual que hiciese calor o fro, que nevase o lloviese, deban esperar su
turno.
Aqu me gustara subrayar la hiptesis que circula en algunos documentos
encontrados que aseguran que durante aquellas selecciones Closius llevaba un bastn
con un gancho que utilizaba para agarrar a los presos, sacarlos de las filas
equivocadas y situarlos donde correspondan. Gracias a este artilugio, la
Oberaufseherin evitaba cualquier contacto fsico con ellos.
Desde su llegada a Uckermark, 300 mujeres murieron diariamente despus de
haber sido escogidas para las cmaras de gas construidas para la ocasin, aparte de
aquellas internas que fueron como consecuencia del hambre, la enfermedad, la falta
de higiene y por supuesto, los malos tratos. Segn fuentes independientes, durante el
periodo comprendido entre febrero y abril de 1945 unas 7.000 mujeres perecieron en
este centro de exterminio.
En marzo de 1945 y una vez finalizado su terrorfico trabajo, la su-pervisora
decidi marcharse al subcampo de Barth all se construan aviones Heinkel para
continuar con los homicidios. Un mes ms tarde el ejrcito aliado irrumpi en el
campamento y Closius huy despavorida en compaa de varios de sus camaradas. La
fortuna no estaba de su lado, porque unos das despus y pese a sus grandes
esfuerzos, los britnicos la localizaron y la apresaron. Los militares ya haban podido
comprobar el horror de los cadveres muertos en el campo de Uckermark.
La criminal nazi fue trasladada a la prisin de Recklinghausen donde se qued
hasta el da del juicio. El proceso denominado Uckermark Trial y que forma parte de
los siete famosos juicios de Hamburg Ravensbrck Trials, fue el tercero en
producirse.
Se inici el 14 de abril de 1948, casi dos aos despus de su detencin, y tuvo
lugar en Hamburgo donde condenaran a cinco de las oficiales del campo de
exterminio de Uckermark.
Durante la vista Ruth Closius admiti plenamente su complicidad en el maltrato y
muerte de las prisioneras que tena a su cargo tanto en Ravensbrck como en
Uckermark.
En su declaracin ante el tribunal militar britnico la inculpada no solo mostr
fuertes dotes de altivez, sino que adems se vanaglori de los all presentes:
A medida que me hice cargo del campo de Uckermark, all haba
alrededor de 4.000 prisioneros de todas las nacionalidades. Cuando me
trasladaron unas seis semanas despus, solo quedaban 1.000 presos en el
campo. Durante mi tiempo all alrededor de 3.000 mujeres fueron
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Herta Ehlert
Pas a la historia por ser una ms de las guardianas encargadas de impartir golpes,
patadas y latigazos a los reclusos del campo de concentracin que vigilaba. Todos la
conocan como Herta Ehlert, pero en realidad su verdadero nombre era Herta Liess.
Esta alemana rubia de mirada penetrante, gesto severo y actitud brusca, naci en
Berln el 26 de marzo de 1905. Se desconoce por completo lo que sucedi durante los
primeros aos en la capital germana. Lo ms que se encuentra es documentacin que
sita a la futura criminal en un puesto como vendedora. Pero no especifica a qu se
dedicaba verdaderamente esta mujer. De cualquier forma, un dato importante aqu es
que cambi su apellido por el de Ehlert una vez que contrajo matrimonio en la ciudad
berlinesa unos aos antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Tras la llegada
al poder de Adolf Hitler, la propaganda nazi empez a expandirse por cada rincn de
la localidad. Grupos de partidarios de la pureza aria recorran las calles en busca de
algn alma caritativa que quisiera ayudarles en su lucha. De este modo el 15
noviembre de 1939 Herta fue reclutada por oficiales de las SS para formar parte de su
personal de campo. El Puente de los Cuervos se convertira en su primer hogar
nazi.
Ravensbrck la form, la instruy en las artes de la vigilancia, la adiestr para
maltratar a los presos sin impunidad alguna y hasta la muerte y, ante todo, impuls a
que emergieran sentimientos maquiavlicos. La disciplina recibida fue tan
manipuladora a la vez que poderosa que sac lo peor de ella.
Imaginamos que debido a ese cambio en el carcter, que se reflejaba
perfectamente en la dureza de su rostro, se divorci del que hasta entonces era su
marido. Se despoj de su vida anterior y enterr todos sus recuerdos personales. En
Ravensbrck muri y naci una nueva Herta Ehlert.
Ya en octubre de 1942 y cumplido su fiel entrenamiento, fue transferida como
Aufseherin al campo de exterminio de Majdanek cerca de Lublin. Segn la
declaracin de la propia acusada, sus superiores no estaban contentos con ella, porque
se mostraba de lo ms afable, condescendiente, y porque ayudaba a los prisioneros
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mantuvo aislada durante dos semanas sin apenas comida ni bebida en un refugio
antiareo.
Cuando el 15 de abril de 1945 los aliados llegan al campo de Ber-gen-Belsen,
arrestan a todos los miembros del personal nazi y Herta Ehlert es puesta a disposicin
judicial y conducida a la crcel de Celle.
Durante el proceso de Bergen Belsen celebrado entre el 17 de septiembre y el 17
de noviembre de 1945 en Lneburg, la inculpada explic que qued tan sorprendida
ante las psimas condiciones en las que se encontraba Belsen, que acudi al
comandante del campo para intentar mejorar la situacin. Y aunque neg que fuese
inhumana con los prisioneros, admiti haber golpeado a alguno de ellos pero solo
cuando era estrictamente necesario.
Reseo a continuacin un pequeo fragmento del interrogatorio realizado por el
Major Munro a Ehlert:
P: Se ha dicho que usted era muy cruel, no es as?
R: Depende de cmo entienda uno la palabra "crueldad". Admito que
abofete la cara de las prisioneras, pero siempre cuando haba una grave
razn para ello. Nunca abofete sus caras con ambas manos, solo con una.
P: Lidia Sunschein y Helen Klein dijeron que usted sola estar en la
puerta y que golpeaba a las prisioneras al pasar mientras les haca el
control. Es eso cierto?
R: As es, pero la razn es porque pusieron sus mantas alrededor de los
hombros, lo que no estaba permitido, y las cortaban para fabricar
diferentes tipos de ropa incluso sacaban zapatos de ellas. Solan llevar
paquetes, lo que no estaba permitido.
En todo momento la guardiana intent camelar a la Corte arguyendo que su
conducta con los reos era poco menos que digno de admirar. Era demasiado buena
con ellos, insista Ehlert. Su argumento era que si bien muchas veces pillaba a
alguno contraviniendo las reglas esto es, enviar mensajes a familiares o pasar
paquetes, ella les ayudaba haciendo de intermediaria. Una de las declaraciones que
ms impactaron por estar hecha a su favor, la hizo Jutta Madlung. Esta alemana
conoci a la Aufseherin en el campo de Ravensbrck, de quien se llev un grato
recuerdo tal y como reconoci ante el Tribunal:
Ehlert estuvo a cargo de nuestro equipo de trabajo en Siemens, y nos
trataba muy bien. Ella no nos pegaba, no nos hizo ningn dao y tambin
era muy amable con las rusas.
Me dio pan para mi hermana que estaba enferma, y me dio manzanas y
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Luise Danz
Asimismo, es necesario dejar claro que Danz no fue miembro en ningn momento
del partido nazi, sino que fue el 24 de enero de 1943, cuando se incorpora
directamente como Aufseherin dentro del sistema de los campos de concentracin
nazis. Su primer destino, como el de la mayora de aquellas mujeres, fue
Ravensbrck. Aquel centro de entrenamiento habitual para las guardias de sexo
femenino se haca indispensable para aprender las reglas y preceptos en cuanto a la
supervisin de prisioneros de cualquier campamento. Una vez concluida su
instruccin, el 22 de marzo de 1943 la trasladan al campo de mujeres de Majdanek
donde pese a su supuesto recelo, acab comportndose de la forma ms brbara
posible.
Una de las testigos que inform en Lublin, durante el juicio de Ma-jdanek, acerca
de dicha conducta, fue Danuta Medryk:
Al principio a Luisa Danz le dio la impresin de que solo entraba por
casualidad en la banda de los Alemanes comunes. [] Pero despus de un
mes ella tambin cambi. [] Ms tarde ella detuvo a prisioneros, les
pateaba. Todo esto lo vea como una diversin[54].
Presuntamente la tarea principal de la guardiana nazi estribaba en llevar a grupos
de prisioneras de la puerta del campo a sus puestos de trabajo, vigilarlas durante su
jornada laboral y traerlas de vuelta al campamento. Tambin supervis los grupos de
trabajo en el vivero, la sastrera o la cocina de las SS.
El 10 de diciembre 1943 fue trasladada a Auschwitz-Birkenau donde tuvo mucho
que ver en la ejecucin de las penas a los reos. Danz era la responsable de informar
sobre el nmero diario de confinados que entraban en Birkenau y de apuntar aquellos
que fallecan. Su mano, digamos que participativa, le sirvi para ganarse el
beneplcito de sus jefes y para que fuese condecorada por sus servicios. A lo largo de
la Segunda Guerra Mundial muchas de estas guardianas tuvieron la suerte de ganarse
esta medalla al mrito.
Poco despus y gracias a ese pequeo impulso, la Aufseherin pas a asumir las
funciones de jefa del transporte de prisioneros de Auschwitz y a principios de enero
de 1945 se convirti en Oberaufseherin del campo de concentracin de Malchow
su campo de Ravensbrck. Ya tena un nuevo cargo en su currculum.
Podemos decir que este centro de internamiento fue el smum de su carrera
profesional. Por el contrario, las condiciones sanitarias eran de lo ms deplorable. Los
reclusos, hacinados en el interior de los barracones, tenan una salud tan mala que
muy pocos servan para trabajar en una fbrica de municiones de la zona.
Ante tal situacin Luise determin deshacerse de los ms dbiles. Ah comenz a
asesinar a un nmero ilimitado de mujeres judas y durante tres meses, mantuvo la
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estrategia de matarlas de hambre. No contenta con esto les ordenaba salir desnudas en
medio de la noche y permanecer de pie durante horas. A continuacin se abalanzaba
sobre algunas de ellas dndoles continuos puetazos en la barbilla, golpes en todo el
cuerpo o rodillazos en su estmago mientras emita innumerables insultos. Sus
vctimas acababan inconscientes ipso facto.
Aquella rabia impactaba cruelmente sobre las cientos de reas que soportaban los
latigazos diarios y los castigos sinsentido de la temida Danz. Algunos de estos
ataques fueron recogidos por investigadores merced al testimonio de sus
supervivientes.
Yo misma tambin he sido golpeada por ella. Esto sucedi durante el
conteo de presos. En primer lugar ella me peg con la mano en la cabeza,
en la zona de la oreja izquierda. Cuando pregunt el por qu, ella dijo "por
esto" y me peg en el otro lado de la cabeza. A partir de ese momento
tengo trastornos de equilibrio y miedo cuando intento moverme hacia
abajo[55].
Poco antes de que las tropas soviticas liberasen el campo de concentacin de
Malchow a principios de mayo de 1945, la superintendente trat de escapar en
compaa de otras camaradas. Por suerte, fue pillada in fraganti en el momento de la
huida.
Fue llevada a la crcel de Cracovia (Polonia), donde un ao despus fue acusada
ante el Tribunal de crmenes contra la humanidad cometidos durante la prestacin de
su servicio en los campamentos de internamiento. Durante el famoso Primer Juicio
de Auschwitz, celebrado entre el 24 de noviembre y el 22 de diciembre de 1947, Danz
y otros 39 antiguos miembros de las SS, comparecieron para dar explicaciones de sus
actos. El Tribunal Supremo de Polonia conden a la exguardiana nazi a cadena
perpetua. Entre los delitos que se le imputaban estaba el de haber abusado fsica y
moralmente de los prisioneros, adems de despreciarlos, golpearlos, patearlos y
privarlos de ropa y alimentos.
Tras la sentencia fue llevada a prisin donde estuvo hasta 1956, fecha en la que
qued en libertad por buena conducta. Nuevamente, una criminal nazi pisaba la calle
sin haber cumplido la totalidad de su pena. Ni tan siquiera una parte.
Durante cuarenta aos Luise Danz cambi de vida, intent que nadie rastreara sus
movimientos y jams volvi a hablar sobre su paso por los campos de concentracin
nazis. Sin embargo, en 1996, el fiscal de la ciudad alemana de Meiningen decidi
reabrir un antiguo caso y buscar a la exvigilante alemana. Quera demandarla por el
asesinato que supuestamente haba perpetrado contra una nia cuando era
Oberaufseherin en el campamento de Malchow. Segn los datos aportados por el
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Ewa Paradies
Fueron cientas las marchas de la muerte que los nazis llevaron a cabo durante la
Segunda Guerra Mundial. Centenares de caminatas donde los prisioneros de guerra
eran forzados a recorrer largas distancias sin nada que llevarse a la boca. Los que se
desmayaban vctimas de la inanicin, eran dejados a su suerte o incluso ejecutados
por los guardias que les acompaaban. Una de las ms llamativas la protagoniz Ruth
Elfriede Hildner, cuando en 1945 form parte del convoy de mujeres judas que
atraves 800 kilmetros desde Slawa (Polonia), pasando por Helmbrechst (Alemania)
hasta llegar a Volary (Checoslovaquia).
De esta joven nazi nacida el 1 de noviembre de 1919 se tienen pocos datos
fehacientes respecto a su vida. Ni siquiera el lugar de nacimiento. Algunos
documentos apuntan a que era de Berln capital, mientras que otros aseguraban que
era de un pueblecito al norte de Alemania. Por mi parte, prefiero dejar esta resea en
el aire y continuar con lo que s sabemos.
En julio de 1944 Hildner fue reclutada para formar parte del personal del campo
de concentracin de Ravensbrck. Durante todo ese verano recibi una instruccin
severa como guardiana. Quedaba menos de un ao para el fin de la contienda y los
oficiales nazis no queran dar nada por perdido. Es por ello que durante 1944 e
incluso 1945 siguieron recibiendo nuevos reclutas a los que aleccionar en las artes del
sistema nacionalsocialista.
Hildner enseguida hizo buenas migas con sus compaeras, sobre todo con su
supervisora Dorothea Binz, de quien aprendi ejemplos de suplicios, actos
inhumanos y depravaciones. Si haba un arma mejor para maltratar a un prisionero,
ese era un barrote. Con l poda dar rienda suelta a fieros golpes que descargaban
sobre su vctima el peso de su rabia.
Tras finalizar su entrenamiento en Ravensbrck, en el mes de septiembre la
transfieren al campo de Dachau. All pondra en prctica todo lo cultivado en sus
clases de violencia y sadismo. En aquel momento ya ejerca como Aufseherin.
Su faena era la propia de cualquier centinela nazi: vigilar que los presidiarios no
violaran las normas del campamento usando, a ser posible, un duro correctivo.
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Irene Haschke
Otra testigo juda llamada Hanka Rozenwayg de nacionalidad polaca, apunt que
unos das antes de que las tropas britnicas liberasen Bergen-Belsen, vio a la acusada
arrojar a una mujer dentro de la cisterna del agua. La interna muri ahogada.
Katherine Neiger, una juda de Checoslovaquia, indic que Haschke golpeaba con
una porra de goma a los nios que se hallaban enfermos hasta dejarlos prcticamente
inconscientes. Algunos de los internos que Irene atiz brutalmente, acabaron
muriendo. Las palizas a las que me refiero se las dio con un palo pesado, ratific la
juda rusa Luba Triszinska.
En las jornadas previas a la liberacin por parte de los aliados unas 15 o 20
personas moran en el interior del campamento a diario. Poco a poco Bergen-Belsen
se estaba pareciendo al centro de exterminio de Auschwitz.
Y lleg el da tan esperado por los reclusos. El 15 de abril de 1945 oficiales
britnicos irrumpen en el recinto despus de que el comandante Kramer negociase la
rendicin. Se contaban por miles los cuerpos muertos apilados al lado de las zanjas.
Debido a las condiciones insalubles e infrahumanas con las que se encontraron, se
haba desarrollado una epidemia de tifus, por lo que el ejrcito aliado orden a los
criminales nazis enterrar todos los cadveres. La Aufseherin fue una de las fminas
obligadas a ayudar en la ttrica labor.
Poco despus fue arrestada y puesta a disposicin judicial en la crcel de la
localidad cercana de Celle, donde estuvo hasta el 17 de septiembre, fecha en la que
dio comienzo su juicio.
Ante la Corte se presentaron 45 miembros del personal de Bergen-Belsen
imputados por maltratar y asesinar a cautivos de los pases aliados. Durante
exactamente dos meses la vista concluy el 17 de noviembre la localidad de
Lneburg alberg a numerosos curiosos y medios de comunicacin que no queran
perderse ni un detalle sobre el posible futuro que tendran estos asesinos y posteriores
condenados.
Entre las perlas que dej Haschke durante su declaracin ante el Tribunal me
gustara resaltar aquella donde la vigilante excusaba su comportamiento agresivo
contra las reas:
se llevaban la comida de los dems. Les pegaba con mi mano y a
veces usaba un palo que me dio la guardiana. Se trataba de una palo de
madera comn, de unas dieciocho pulgadas de largo y unas tres cuartas
partes de pulgada de dimetro. Solo fue necesario para golpear a los
prisioneros cuando ellos estaban robando, y solo les golpe una o dos
veces.
En el transcurso del interrogatorio realizado por su abogado el capitn Phillips, y
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ante la pregunta acerca de por qu los presidiarios no podan beber agua potable de la
cisterna, Haschke acab replicando que aunque no tuviesen prohibido beber del pozo,
no se lo permitan porque estaba sucia.
Pese a los esfuerzos de su defensor por evitar la condena, la Corte dict sentencia
e Irene Haschke fue condenada a 10 aos de prisin por cooperar en el maltrato de
prisioneros y asesinar a muchos de ellos durante su estancia en el campo de
concentracin de Bergen-Belsen.
Pas la subsecuente dcada en una celda de la crcel de Hameln hasta su puesta
en libertad el 21 de diciembre de 1951. No ha aparecido ninguna pista verdica sobre
su actual paradero, ni se conoce si la cruenta Aufseherin sigue con vida. Incgnitas
que desgraciadamente, no podremos resolver nunca.
Alicia Orlowski
Ser la imagen perfecta de las Waffen-SS era lo que toda guardia femenina quera una
vez que consegua subirse a la mquina nazi.
Un dicho popular muy sabio dice que para ser bueno, no basta con serlo, sino
tambin parecerlo. Si extraemos la moraleja de este refrn, podemos hallar
similitudes con las actitudes tomadas por estas mujeres. Necesitaban que sus
superiores las vieran como un ejemplo a seguir y para ello tenan que comportarse tal
y como los altos mandos esperaban. Si pegar, golpear o vejar a los prisioneros era
necesario para obtener su respeto, lo haran sin lugar a dudas. Esa era la nica forma
segn su punto de vista de que contasen con ellas para puestos de alto mando
dentro de los campamentos de internamiento.
Uno de los ejemplos ms fehacientes lo encontramos en Alice Orlowski de
nombre real Alice Minna Elisabeth Elling, que en poco tiempo pas a ser el
modelo a seguir por las mujeres de las SS.
Su vida transcurri en la capital alemana, Berln, donde naci el 30 de septiembre
de 1903. Algunas fuentes apuntan a que esta funcionaria nazi no acab la escuela, fue
desterrada de su casa familiar por las ideas que profesaba, adems de mantener
relaciones sentimentales con un joyero ruso que termin en boda. Sin embargo, no
existen documentos que ratifiquen dichas teoras. Lo nico cierto es que Alice form
parte del personal de algunos de los campos de concentracin alemanes ms
sanguinarios de la Segunda Guerra Mundial.
El primer contacto con el nazismo lo tuvo en 1941 cuando ingres en
Ravensbrck para seguir un duro entrenamiento como guardiana del campamento.
Pero nadie se alista por casualidad en las Waffen-SS y como estamos viendo a
travs de estas pginas, menos an estas mujeres. De hecho, no hace falta tener
mucha imaginacin para darnos cuenta de que nada ms poner un pie en
Ravensbrck, Orlowski comenzara a desarrollar una personalidad atroz y sdica
hacia sus reclusos. Aquel talante haba permanecido latente en su interior todo ese
tiempo, a la espera de que alguien pusiese en marcha el mecanismo. Cuando lo hizo,
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siendo famoso por los tiroteos, tanto individuales como en masa, que se efectuaban
tras sus paredes. Todos los documentos relativos a los diparos y asesinatos en masa
perpetrados durante ese tiempo, fueron encomendados a la Aufseherin por el
comandante Amon Goeth apodado el verdugo de Plaszow. Orlowski los guard hasta
el final de la guerra y los destruy poco despus.
Casi todas las maanas Goeth se situaba en la terraza de su residencia, coga un
rifle de francotirador y disparaba a cualquier prisionero del campo. Nios, mujeres y
ancianos fueron asesinados de forma indiscriminada. Despus del homicidio el
comandante ordenaba que se le entregase la ficha del muerto localizado en el
archivo de la administracin del campamento y despus mataba a todos sus
familiares. Segn sus propias palabras, no quera gente insatisfecha en su campo de
concentracin. Su sadismo no conoca lmites.
Cuando los nazis se percataron de que las tropas del Ejrcito Rojo estaban
avanzando con tal rapidez que las ubicaban cerca de Cracovia, iniciaron el
desmantelamiento completo de Plaszow. Para ocultar pruebas, se decidi exhumar e
incinerar los cuerpos que ya estaban enterrados. De este modo las tropas aliadas se
encontraran un campo completamente vaco. Se estima que durante su
funcionamiento Plaszow lleg a albergar a 150.000 personas, la mayora judos.
El 14 de enero de 1945 un da antes de la llegada de las tropas soviticas a
Plaszow, el personal del campamento junto con los ltimos cautivos que quedaban
178 mujeres y dos nios, emprendieron una marcha de la muerte hacia el campo de
exterminio de Auschwitz. Una vez dentro, muchos de los que lograron sobrevivir por
el camino fueron atrozmente asesinados.
Pero sin saber por qu Alice Orlowski cambi de actitud durante el viaje a
Auschwitz. Parece ser que se mostraba como una mujer ms humana, dando consuelo
a los prisioneros, llevndoles agua e incluso durmiendo con ellos a la intemperie.
Nadie conoce la verdadera razn que alter su proceder de forma tan radical. Se dice
que se deba a que la guerra estaba llegando a su fin y saba que pronto sera juzgada
como una criminal ms.
Tras su llegada a Auschwitz regres a Ravensbrck. Una vez terminada la
contienda fue capturada por el Ejrcito Sovitico que la extradit a Polonia para su
ajusticiamiento.
En aquel primer juicio de Auschwitz celebrado en Cracovia entre el 24 de
noviembre y el 22 de diciembre de 1947 Alice Orlowski fue condenada a 15 aos de
prisin por su participacin en el maltrato, abuso y asesinato de prisioneros durante el
conflicto blico. Sin embargo, no cumpli la totalidad de su pena. Qued en libertad
en 1957, tan solo diez aos despus.
Tal y como les sucediera a otras camaradas de las SS como Hildegard Lchert o
Hermine Braunsteiner, la ex Aufseherin, fue puesta en busca y captura por las
autoridades alemanas para ser juzgada de nuevo. Esta vez para dictaminar los
crmenes perpetrados en el campo de Majdanek.
En 1976 y durante la larga celebracin del Tercer Juicio de Majdanek en
Dsseldorf, Alice Orlowski muri a los 73 aos de edad. Cul hubiera sido la
condena ms justa? Nunca lo sabremos.
Ilse Lothe
como guardiana, sino como prisionera. Durante aquel tiempo, conoci a algunas de
las supervisoras ms maquiavlicas que ha dado la historia del Nazismo: Mara
Mandel, Dorothea Binz o Juana Bormann. Nuestra protagonista jams cont si tuvo
algn altercado con cualquiera de ellas durante su reclusin en el Puente de los
Cuervos.
Tres aos ms tarde y ya en marzo de 1942, Ilse fue trasladada al centro de
exterminio de Auschwitz donde permaneci y vivi como interna durante cuatro
semanas. Transcurrido ese tiempo, el comandante del campamento determina que la
transfieran una larga temporada a un Kommando externo en Budin (Budy), a unos
siete kilmetros de Auschwitz. All realiz dispares trabajos forzados. Estos iban
desde efectuar diversas excavaciones, como por ejemplo zanjas, hasta construir un
embalse o mantener limpios los estanques.
De junio de 1943 y hasta febrero de 1944 la desplazan al campo de AuschwitzBirkenau. A su llegada la nombran Kapo del Kommando n6 que constaba de 100
judas hngaras. Inicialmente, su misin consista en que sus compaeras cumpliesen
las tareas impartidas por las guardianas, es decir, evitar peleas, repartir los alimentos
o la ropa, etc. No obstante, con el tiempo y gracias a los pequeos privilegios que
como Kapo tena, su trabajo se fue extralimitando hasta puntos insospechados. Se
haba convertido en Polica Juda as era como denominaban los dems reos a
los Kapos y por tanto en una centinela ms de las SS. Inevitablemente conoci a la
Aufseherin Irma Grese quien durante su declaracin ante el tribunal, neg que la
hubiera visto alguna vez.
Algunas de las prisioneras que decidieron contarlo durante el juicio, aseguraron
que Ilse Lothe tambin infringa multitud de maltratos debido a su privilegiada
posicin. Lo que muchas de ellas no saban y aqu hago un breve parntesis es
que en la mayora de casos, los Kapos acababan siendo asesinados en la cmara de
gas.
Dicho esto, una de las testigos llamada Hanka Rozenwayg que haba estado en
uno de los Kommandos que Lothe vigilaba, afirm que en una ocasin esta se quej a
Grese de que no estaba haciendo bien su trabajo. Al hacerlo, la Aufseherin le lanz un
perro que le desgarr la ropa y le dej numerosas marcas en todo el cuerpo. Adems,
tambin vio cmo la Kapo pegaba a un chica polaca, la golpeaba en el suelo y
terminaba por darle infinidad de patadas.
Otra juda polaca, Eva Gryka, explic durante la vista judicial que en el tiempo
que se hall en Auschwitz, Lothe haba sido el Kapo de su Kommando de trabajo
consagrado a cavar zanjas y fosas para enterrar a los muertos. Durante una de las
jornadas, una de sus compaeras llamada Grunwald pregunt a Ilse si poda ir al
bao. Esta se lo prohibi. Entonces la reclusa dej la pala y se march.
Entre las discpulas ms fieles del Tercer Reich, se encuentra sin lugar a dudas
Therese Brandl. Esta mujer un tanto masculinizada, que sigui al dedillo los
preceptos que la Oberaufseherin Mara Mandel le inculc, siempre fue leal a la causa
nazi a pesar de no destacar en exceso por encima de sus camaradas. Podemos afirmar
que se trat de una de las ms devotas proslitos del Nazismo.
Rosi, que era as como la denominaban en los campos de concentracin donde
trabaj, naci el 1 de febrero de 1902 en la localidad de Staudach-Egerndach
perteneciente al distrito de Traunstein (Bavaria). Tal y como pasaba con las
guardianas femeninas de Hitler, poco o nada se sabe de su vida personal anterior a su
alistamiento. Eso nos da a entender lo poco que les gustaba su pasado, al que en
ocasiones, preferan mantener oculto. Las Waffen-SS supuso para muchas de ellas un
nuevo renacer, tal y como el Fhrer pretenda que se sintieran.
A partir del mes de marzo de 1940, Therese Brandl inici un duro entrenamiento
en el centro de instruccin de Ravensbrck. Ejercicio fsico extremo, adiestramiento
psicolgico para conocer las premisas del Nazismo, clases especiales de
comportamiento hacia los prisioneros, y todo ello aderezado con los mtodos ms
salvajes que pudisemos imaginar.
La Rosi aprendi cmo se poda minar psicolgicamente a un recluso, adems de
recibir lecciones de maltrato fsico para contener a su grupo de internos. Lecciones
sobre cmo dar bastonazos, bofetadas y patadas, puezatos, latigazos y otros tantos
actos inhumanos fueron haciendo mella en la nueva recluta. La Bestia se encarg de
adiestrar a Brandl como si se tratase de un perro de caza. Los objetivos: sus cautivas.
La nueva aprendiz no sobresala por encima del resto de sus compaeras, pero tal
era su necesidad de conocer todos los entresijos de la degeneracin, que en poco
tiempo se gan no solo el respeto de su su-pervisora, sino tambin el de los
mandamases. Su perseverancia le llev a subir de rango convirtindose en
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Rapportaufseherin.
Su trabajo consista principalmente en contar el nmero de prisioneras que haba
durante los famosos roll-calls (pases de revista) y repartir castigos. Si alguna de las
presas no se encontraba en su puesto en el momento del llamamiento, Brandl le
propinaba multitud de golpes en el rostro, la cabeza y el estmago que dejaban
inconsciente a la vctima. Ya en el suelo, continuaba con su macabro ritual hasta que
se cansaba. Muchas de ellas murieron tras la paliza. Y no era de extraar, haba
aprendido de la mejor.
Pero lleg la primavera de 1942 y Therese Brandl fue promovida, junto con otras
guardianas de las Waffen-SS, a continuar con su puesto en el campo de exterminio de
Auschwitz. Como Rapportaufseherin y responsable de velar por el buen
funcionamiento de los pases de revista, Rosi segua manteniendo una conducta vil
con los confinados. Esto propici que el propio comandante Hssler le pidiese que
tomara parte en el proceso de seleccin a las cmaras de gas.
Cada vez que llegaba un transporte, el 90 por ciento de sus ocupantes iba directo
al crematorio. Brandl comparti dicha aficin con el doctor Mengele, la
Oberaufseherin Margot Drexler o el propio Hossler, quienes iban alternndose a la
hora de elegir a los internos ms dbiles.
En octubre de ese mismo ao Therese fue trasladada al recin inaugurado
segundo campo de Auschwitz, el conocido como Birkenau. Irma Grese era la lder
indiscutible del campamento y Brandl se limit a seguir sus directrices. Su mano
izquierda con el ngel de Auschwitz le vali para subir otro escalafn en su carrera.
Fue nombrada Erstaufseherin (Primera Guardiana) y en el verano siguiente, recibi la
famosa medalla del Reich por su buena conducta.
Un ao despus en Birkenau su rutina fue supervisar uno de los barracones
femeninos del campo, siempre a las rdenes de Grese, e intentar que nadie formara
demasiado folln. Si alguien se atreva con alguna osada su respuesta era de lo ms
implacable: una buena paliza.
Ante los rumores de un posible acercamiento del Ejrcito Sovitico a AuschwitzBirkenau, en noviembre de 1944 Brandl es trasladada al subcampo de Mhldorf, en el
campo de concentracin de Dachau. Le acompaaba la Bestia.
All le quitan su rango de Rapportaufseherin y vuelve a ejercer como Aufseherin
bajo las rdenes de Mara Mandel. Y aunque de esta ltima se conoce su especial
simpata por las selecciones a las cmaras de gas, de Brandl no se descubri ningn
informe sobre su criminal talante.
En abril de 1945, unas semanas antes de la llegada del Ejrcito Norteamericano al
campamento, las dos delincuentes nazis huyeron de Mhldorf. Se escaparon a travs
de las montaas del sur de Baviera pero se separaron a mitad de camino y cada una
tom un rumbo distinto.
Eplogo
Dicen que cuando nos suceden acontecimientos terribles en nuestra vida, el cerebro
pone en marcha un mecanismo de defensa que impide que nada nos haga dao. Es
como si nuestro cuerpo obstaculizase cualquier esbozo de tristeza o sufrimiento.
Como dira el gran divulgador cientfico espaol Eduard Punset, hasta las bacterias
funcionan por consenso, o no funcionan. Si tras leer estas pginas he conseguido lo
contrario, es decir, que se te haya removido la conciencia aunque sea durante un
instante, me habr dado por satisfecha. No pretendo que te incomode la realidad, que
lo har, pero s que seas consciente de que no olvidar lo ocurrido es la mejor forma de
recordar a aquellos que perecieron en pos de la libertad.
En este libro he querido reunir los casos ms impactantes y escalofriantes de unas
mujeres que, de acuerdo al rgimen del Fhrer, mataron, asesinaron y vejaron a miles
de prisioneros en sus campos de concentracin. Hablamos de cmo la mente
femenina pudo ser an ms cruel que la masculina, llegando a ser el brazo ejecutor de
los peores crmenes que ha dado la Humanidad.
Con ellas se demuestra que la maldad y el sadismo es cosa del gnero humano,
sin distincin de sexos, algo que han puesto en duda las feministas ms radicales.
En las Memorias de Sir Winston Churchill, el poltico britnico dijo en una
ocasin: Si Hitler hubiera invadido el infierno, yo habra hecho por lo menos una
favorable alusin al demonio en la Cmara de los Comunes. Si trasladamos esta cita
a las torturadoras de los campamentos de exterminio, podemos afirmar sin temor a
equivocarnos, que si la Maldad existe, ellas fueron sus principales representantes en
la tierra.
Sus ademanes hicieron de ellas unas cruentas asesinas de acuerdo a un bien
comn: la pureza aria.
Y por mucho que rebatieran subidas a un estrado que simplemente acataron las
rdenes que provenan de sus superiores, la realidad es que se tomaron la justicia por
su mano. Con cada golpe y latigazo, con cada privacin de alimentos, con cada
seleccin a la cmara de gas, las guardianas minaron la moral de sus enemigos ya
confinados. Su nico objetivo: ser un ejemplo para el resto de sus camaradas. El
resultado: millones de vidas despojadas en una zanja. Verdaderamente fue necesaria
tanta barbarie? Quiero creer que no.
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PERIDICOS ESPAOLES:
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lbum de fotos
Agradecimientos
En primer lugar, me gustara dar las gracias a Jos Antonio y Diego Fossati por creer
en este proyecto nada ms conocernos. Por sus consejos y por la tranquilidad que me
transmitieron durante el proceso. A mi editora Esperanza Moreno, por tratar con tanto
mimo no solo el libro sino a m.
A la Das Bundesarchiv y a la U.S. National Archives, por permitirme utilizar su
hemeroteca y por el material fotogrfico que me enviaron para completar esta obra.
Las improntas que aqu incluyo nos permiten conocer ms de cerca a nuestras
protagonistas.
A los traductores de ingls, polaco, francs y alemn que han formado parte de
este proceso literario. A Robert Wojno, Sergio Gmez y Katarzyna Czaplinska, por
atender tan amablemente el llamamiento que hice en Twitter para encontrar traductor
de polaco. A Anne Pfeifer, Laura Alvarado y Alexander Mller, por el mpetu
mostrado desde Dsseldorf. A Begoa Sagarduy Lpez, por querer incorporarse a
esta aventura. A Robbie McNicol por las tardes que pasamos delante del ordenador
escudriando en ingls cada uno de los libros que me llegaban. A todos ellos, un
milln de gracias.
A Madonna Anne Lebling, Director of Newsroom Research en el peridico The
Washington Post por darme acceso a informacin privilegiada y por enviarme
personalmente artculos publicados en su diario sobre las tan temidas guardianas.
A la Oxford University Press y al Oxford Journals, que me dieron acceso a
importantes documentos sobre los procesos judiciales de Bergen-Belsen y Auschwitz.
A Johannes Schwartz, Director of the Lichtenburg Memorial Site, por facilitarme
uno de sus trabajos sobre la Oberaufseherin Dorothea Binz. A Flint
Whitlock autor del libro The Beasts of Buchenwald, por enviarme dedicado uno
de sus ejemplares desde el otro lado del charco y que tanto me sirvi para
documentarme. A Katie Rushforth y Catherine Lawn de la Eurospan Group por
hacerme llegar manuscritos inaccesibles desde Espaa.
A Eric Frattini por las comidas celebradas en su cuartel general, por ofrecerme
versados consejos y sobre todo por su valiosa amistad. Al doctor Jos Cabrera
Forneiro, por lanzarse sin paracadas a escribir el prlogo de este libro. A Pietro y
Luca, por las charlas sin reloj, por las risas, los nervios y porque me ensearon que
los sueos tambin se hacen realidad. A Carles Lamelo, por las noches delante del
micrfono hablando de misterios. A Javier Silvestre, porque su risa llena la sala de mi
memoria. A Lorena Montn, por su calidad humana. A Blanca Jimnez Barrau por
sujetarme en los peores momentos. A Alessandra Martn, la hermana pequea que
siempre quise tener. A David Barrientos, porque le sobra humanidad y la comparte
con los que somos sus amigos. A Luisa Puerto, por ser mi familia desde hace ms de
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15 aos. A mi querida Grachi, porque nunca he conocido un ser tan sabio sobre la faz
de la tierra. A Bertita por sus remedios alquimistas. A Mnica Montes, por ser ms
solar que nunca. A Eva Margalef, porque es sinnimo de nobleza y lo demuestra
cada da. A Bego Llcer, por ser mi alma gemela. A Tania Ruiz Otero, porque nuestra
amistad siempre saltar la barrera de la distancia. A Paloma Ramn, por poner msica
a las palabras. A Chus, porque s que est viendo todo desde arriba; te pienso cada
da. A mis padres y hermano, por ser parte de mi alma. A Elena, por ser mi
inspiracin diaria. Al resto de mis incondicionales, que no os olvido, por estar
siempre a mi lado cuando ms lo necesito.
Y por ltimo, y muy en especial, un agradecimiento a todas aquellas personas y
organismos que me dieron la espalda, que me pusieron toda clase de escollos para
evitar que este libro fuese como es hoy. Ello me ha permitido agudizar mi ingenio y,
por tanto, mi investigacin.
A todos ellos, la ms sincera de las gratitudes. Una parte de este libro es de todos
ellos.
Nac en Valladolid y desde que era una nia, mi sueo siempre fue ser periodista. De
hecho, mi madre an recuerda cmo utilizaba los peines a modo de micrfono, para
que mi hermano me contara historias
Con los aos consegu cumplir mi quimera: ser periodista, y adems, escritora y
guionista de radio y televisin. Dej mi tierra natal en 2004 para instalarme en
Barcelona, ciudad que me vio crecer profesionalmente. Mi vocacin es la radio, pero
desde hace aos me dedico a una de mis grandes pasiones: la escritura.
Colaboro habitualmente en prensa, como las revistas Muy Interesante, poca
y Ms All de la Ciencia; peridicos como La Vanguardia en su formato digital o
Diario Siglo XXI; as como en los programas de radio Nits de Rdio en Onda
Cero Catalunya, Queremos Hablar en ABC Punto Radio, ngulo 13 en Onda
Cero Tenerife y Noches de Radio en Onda Cero con mi seccin Misterios y
Conspiraciones.
Soy coautora de Cuentos hindes. Desde el ndico a los Himalayas (ed. Karma
7) junto a la periodista Asha Mahan. En noviembre de 2012 publico mi primer libro
de investigacin en solitario: Guardianas Nazis. El lado femenino del mal (ed.
Edaf) con prlogo del prestigioso mdico forense Dr. Jos Cabrera.
Me considero una buscadora nata, imperfecta y orgullosa de serlo y sobre todo,
una mujer optimista, apasionada y soadora.
Siempre tuve esa necesidad de aprender cada da un poquito ms, de comunicar,
de apasionarme con las palabras En definitiva, de crear un vnculo invisible con
aquel que me escucha.
Notas
[2] Testimonio del Dr. Petr Zenkl, exalcalde de Praga, ministro en el gobierno del
[3] Palabras del prisionero Paul Grnewald al testificar despus de la guerra. <<
[6] Extrado de la lectura de la sentencia de Ilse Koch por parte del General Emil Kiel
[9] Fragmento correspondiente al libro Los hornos de Hitler de Olga Lengyel. <<
[10] Extracto del libro Die Tagbucher von Joseph Goebbels, volumen II. <<
[11]
7.448. <<
[16] Fragmento extrado del libro Y tengo miedo de mis sueos de Wanda Pitawska.
<<
[20] Extrado del expediente 520 del Juicio de Auschwitz en Cracovia. <<
[22] Extracto de Staying Human Through the Holocaust de Terz Mzes. <<
[23] Extracto del libro The Gazebo, escrito por Alexander Lebenstein. <<
[26] Extracto del libro Ravensbrck: everyday life in a women's concentration camp,
1939-45. <<
[29] Publica el diario El Pas el 13 de junio de 2010 en un reportaje sobre las mujeres
[31]
[32] Extracto del reportaje publicado por el diario El Pas el 13 de junio de 2010. <<
[33] Extracto del libro De la resistencia y la deportacin, escrito por Neus Catal. <<
[35] Extracto de su libro El carret dels Gossos. Una catalana en Ravensbrck. <<
[37]
[38] Testimonio extrado por los censores britnicos durante el juicio y recogido en el
[39] Testimonio extrado por los censores britnicos durante el juicio y recogido en el
[40] Extracto del artculo publicado el 23 de septiembre de 1972 en The New York
Times titulado: Queens Woman Tied at Hearing to Concentration Camp Death. <<
York Times titulado: Queens Woman Called Second Cruelest at Camp. <<
[42] Extrado del libro The Last Eyewitnesses, escrito por Fay Bussgang. <<
[43] Testimonio de dos expresos de Majdanek ante la Corte del Condado de Lublin en
1947. <<
en 1972. <<
[47]
[49] Declaracin de Juana Bormann durante el juicio de Bergen Belsen en 1945. <<
[51] Extrado del reportaje publicado por el diario La Vanguardia el 8 de junio de 2008
[53] Declaracin jurada de Juana Bormann extrada del Volumen II de The Belsen
[54]
[55] Extracto del libro Genozid und Geschlecht, de Gisel Bock. <<