Pesadillas
Pesadillas
Pesadillas
Lo primero que llama la atencin es el titulo del cuento. ste nos abre una inquietante
interrogacin, que se va dilucidando y tomando cuerpo a medida que avanzamos en la
lectura. Por cierto, la imagen de la pesadilla que detectamos en las primeras lneas,
aunque pareciera dar cuenta del sentido del texto, es irremediablemente parcial y slo
con el entrecruzamiento de elementos textuales habremos de llegar al fondo del sentido.
Sin embargo, a pesar de que todo el cuento se erige en fbula cual una pesadilla, el
verdadero valor de la misma (la significacin textual e intertextual ms profunda) se
cristaliza en la ltima expresin, que paradjicamente dice: hermosa vida. De hecho,
se trata de una anttesis conceptual que no es casual, pues funciona como marco, enlace
y contenedor de los episodios, los personajes y sus dramas. stos, adems de
permanecer aunados a travs de un hilo ejecutor de las acciones y pensamientos: el
sueo enfermizo de Mecha, mantienen la individualidad de sus interventores; as es
posible delimitar, segn indicios disimulados o evidentes a la lectura, conductas
diferentes frente a situaciones similares, o bien, conductas ocultas que provocarn
consecuencias tan nefastas como felices. Es el tono paradojal el que contiene tanto el
ambiente del cuento, como su proceso de escritura.
La historia, propiamente dicha, del cuento se desarrolla en el ambiente ntimo de un
hogar comn, como muchos. El drama: la enfermedad prematura de uno de los
miembros de la familia. De entrada, el planteo directo del conflicto, sin introducciones, ni
presentaciones previas, nos evita demasiadas reflexiones y nos vemos tentados a
considerar la trama textual un tanto simple. Lo que nos llama la atencin es apenas una
cuestin formal: dilogos no estructurados en la prosa como tales, pensamientos que se
entremezclan con acciones, voces que se confunden. En una primera mirada, centramos
la dificultad en el proceso de lectura y se hace necesario, volver sobre los prrafos y
releer. Hasta entonces, no nos salimos de una problemtica formal.
Desde el punto de vista del aparato denotativo, no existen importantes problemas para
definir la historia, la cual incluso, est indicada por una duracin cronolgica precisa:
una semanas. Los espacios, sin estar descritos, se hallan indicados con elementos
claros y rpidamente nos imaginamos o ubicamos en el sitio (la casa) donde se
desenvuelven las acciones. Pero, si abordamos la lectura, como corresponde a un buen
lector, es decir, desde el sistema connotativo de significaciones, una lectura entre lneas,
no podemos menos que salirnos de los lmites de dormitorio-cocina-comedor-bao y ser
cmplices, junto con el narrador, en su misin de testigo omnisciente. En ese andar, en
la obligacin de elevarnos del escenario pequeo y restringido, donde la enfermedad por
desconocida corroe el espritu familiar (tengamos en cuenta esta expresin: por
desconocida, corroe), es factible detectar ciertos indicios que dan cuenta de una realidad
ms amplia, contenedora, que va ms all de la intimidad del dolor intrafamiliar, pero,
que a la vez, torna ese dolor en un dolor universal.
Dos datos claros, menciones de nombres de lugares de la ciudad, que sin importar si son
ciertos, nos permiten ubicar el contexto geogrfico: Buenos Aires. Otros, que connotan el
tiempo histrico: la Copa, los goles, las sirenas, los tiros y algunas expresiones tales
como: ya sabs cmo es esto, quitan toda posible duda. El contexto de la tragedia
familiar se despliega en el ao 1978.
Una materialidad que abarca a hombres y mujeres; algn tipo de horror frente a tales
descubrimientos que se entremezcla con el terror y la fragilidad del estado de Mecha. Es
imposible no manifestar los efectos que provocan en el lector el hallazgo de ciertas
referencias, que venan siendo escondidas en la primera e ingenua lectura.
De esta manera, arribamos al, diramos, inevitable final dentro del gran contexto e
inesperado desenlace, en el ntimo. Son dos finales que nos plantea el autor, pero, uno,
carente de sentido, sin la relacin con el otro. En un exquisito estilo paradojal, muy
propio del autor, la desaparicin de Lauro se corresponde con el insospechado despertar
de Mecha. La salvacin de uno implica la condena del otro; y es recin entonces, cuando
la crudeza de una realidad hostil penetra en la armona del hogar. Armona, por llamar y
distinguir, de alguna manera, los dos mundos: el adentro y el afuera; pero igualmente,
descontrolados, si volvemos al sentido estricto de la pesadilla: cada cual, en sus
conflictos, involucra una pesadilla. El ttulo del cuento tiene su razn de ser y su valor de
sentido llega a la cspide en los finales.
Para finalizar, deseamos comentar rpidamente, el valor de un trmino que nos atrajo la
atencin. El diagnstico del mdico con respecto a Mecha: proceso viral complejo....
Esto nos obliga a entablar otra relacin dialgica entre lo interno (el sentido literal del
discurso) y lo externo (el sentido connotativo). El uso del trmino proceso no es casual;
por el contrario, adquiere una doble significacin dado el contexto en el que est
perfectamente empleado. Tanto es as, que si nos atuviramos a este vocablo y
realizramos un anlisis diacrnico del cuento, llegaramos a similar interpretacin,
siguiendo diferente camino.