Martínez Peria - Lazos Revolucionarios

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LAZOS REVOLUCIONARIOS

Influencias, encuentros y desencuentros entre Hait, Venezuela y


Nueva Granada en la poca de la independencia (1789-1830)

Juan Francisco Martinez Peria

TESIS DOCTORAL UPF / 2015


DIRECTOR DE LA TESIS

Dr. Martn Rodrgio y Alharilla


DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES / INSTITUTO UNIVERSITARIO DE
HISTORIA JAUME VICENS VIVES

Agradecimientos
Esta tesis ha significado intensos y apasionantes aos de trabajo, en los cuales
encontr la ayuda inestimable de numerosas personas e instituciones, sin la cuales su
concrecin no hubiese sido posible. Siguiendo la pista de muchos de los protagonistas de
esta historia trasnacional, me vi obligado a viajar como ellos por el mundo atlntico, para
investigar en diversos archivos y contactarme con especialistas de diferentes pases, que
siempre me tendieron una mano solidaria.
De entre todas estas personas, quisiera agradecer, en primer lugar, a mi director de
tesis doctoral el Dr. Martn Rodrigo. Desde que fue mi tutor de la tesina de master en
adelante, me gui con sabidura y paciencia, aportando sus pertinentes consejos para
fortalecer mi investigacin y agudizar mi anlisis. Asimismo, en todo momento me prest
su apoyo y me motiv para concluir mi trabajo. Si en alguna medida logr progresar
como investigador, se lo debo a su invalorable ayuda.
De Espaa, tambin quisiera expresarles mi gratitud a mis profesores del master y
del doctorado por sus enseanzas. Al Dr. Juan Marchena Fernndez, por su colaboracin
durante mi estada en Sevilla, por sus recomendaciones y por facilitarme muchos de sus
trabajos. Al Dr. Antonio Gutirrez Escudero, por ayudarme a realizar mi estancia en la
Escuela de Estudios Hispanoamericanos-CSIC de Sevilla. Al Dr. Jos Luis Belmonte
Postigo, por sus consejos, al Dr. Antonio Pinto Tortosa, por la gran generosidad con que
me facilit valiosos documentos para mi investigacin y al Dr. Stphane Michonneau de
la Casa de Velazquez de la cole des Hautes Etudes Hispaniques et Ibriques por sus
sugerencias y su colaboracin. A su vez, a la Dra. Marta Nogueroles, por apoyarme
constantemente en mi carrera acadmica. En cuanto a las instituciones, deseo expresar mi
agradecimiento a la Universitat Pompeu Fabra por haberme concedido la beca COFRE,
con la cual pude sufragar mi estancia de investigacin en el Archivo General de
Venezuela. Asimismo, a la Casa de Velazquez de la cole des Hautes Etudes
Hispaniques et Ibriques, por otorgarme financiamiento para participar de un interesante
taller doctoral vinculado a mi objeto de estudio y por concederme una beca mediante la
cual tuve la posibilidad de pesquisar en el Archivo General de Indias.
3

A su vez, deseo agradecer a mis compaeros de estudios y en particular a Carles


Bardenes, Jone Lauzurika Bajo, Mariona Llorent y Rubn Carrillo, por alojarme en
Barcelona durante mis mltiples viajes de investigacin.
De Venezuela, quisiera expresar mi reconocimiento a los colegas del Archivo
General de la Nacin y del Centro Nacional de la Historia, en especial al Director del
Archivo Dr. Luis Pellicer y al Coordinador, el Mg. Jorge Berrueta, quienes me apoyaron
durante mi estancia en aquel pas, me guiaron en mi pesquisa y me facilitaron
expedientes digitalizados. Un agradecimiento muy particular para el Dr. Ramn
Aizpurua, quien, generosamente me brind sus consejos, sus trabajos y una numerosa
documentacin que me fueron de enorme ayuda. Otro para el Dr. Alejandro Gmez, por
haberme facilitado sus publicaciones y su tesis doctoral, que me sirvieron para
profundizar en mi objeto de estudio y para orientar mi investigacin. Por ltimo, de
Venezuela deseo agradecer al Dr. Lionel Muoz Paz y a los colegas del Instituto de
Estudios Hispanoamericanos de la Universidad Central de Venezuela, al Dr. Jos Marcial
Ramos Gudez, a la Dra. Carole Leal Curiel y la Mg. Ana Johanna Vergara, del Instituto
de Investigaciones Histricas Bolivarium, de la Universidad Simn Bolvar, a la Dra.
Dora Dvila, de la Universidad Catlica Andrs Bello, por su ayuda y sus consejos.
En cuarto lugar, deseo expresar mi reconocimiento a los profesores Dr. Sebastin
Gmez y Dr. Daniel Gutierrez Ardila, ambos de Colombia, por facilitarme sus
publicaciones, bibliografa especializada y sus consejos acerca de la historiografa
colombiana.
De Estados Unidos, quisiera agradecer al Center for Latin American Studies de
Georgetown University, por recibirme como investigador visitante y en particular al Dr.
John Tutino, por orientarme durante aquella estancia.
Por ltimo, de la Argentina, deseo expresar mi gratitud a numerosas personas. En
primer lugar a mis maestros el Prof. Germn Ibez, el Dr. Enrique Del Percio y el Dr.
Andrs

Kozel

por

sus

invalorables

enseanzas

por

haberme

apoyado

incondicionalmente durante mi carrera acadmica. Todos ellos, en diferentes etapas de


mi vida, me alentaron a progresar en este camino y me ayudaron a crecer como docente e
investigador. Le agradezco en particular al Prof. Germn Ibez por confiar en mi cuando
recin comenzaba y por invitarme a formar parte de la Universidad Popular Madres de

Plaza de Mayo. Al Dr. Enrique Del Percio, tambin por ayudarme a dar mis primeros
pasos, por estimularme a colaborar en sus diversas ctedras y por su insistencia para que
estudiara a fondo la revolucin haitiana. Y al Dr. Andrs Kozel, por sus lecciones sobre
pensamiento latinoamericano y por integrarme al Centro de Estudios Latinoamericanos
de la Universidad Nacional de San Martn.
En segundo lugar, al Ing. Horacio Lpez, por abrirme generosamente las puertas
del Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini y por alentarme constantemente a
llevar adelante una carrera acadmica comprometida. A su vez, le agradezco a dicha
institucin por financiar esta investigacin, por publicar mi primer libro y por permitirme
crecer en un espacio intelectual crtico de discusin abierta y plural. En tercer lugar, al
Dr. Tulio Ortiz por permitirme formar parte de su ctedra, al Dr. Carlos Vilas por guiarme
durante mi primera tesis de maestra sobre la revolucin de Hait y al Dr. Waldo Ansaldi
por orientarme en los comienzos de mi pesquisa. En cuarto lugar, a mis alumnos de
diferentes universidades y en particular a los de la Universidad Popular Madres de Plaza
de Mayo, cuyos comentarios e inquietudes me ayudaron a repensar y madurar mis
anlisis sobre mi tema de investigacin.
Por ltimo quisiera agradecer a mi familia y a mi compaera. A mi padre
Francisco, por su ejemplo, por su apoyo constante y por haberme inculcado el inters por
las humanidades y la pasin por la justicia. Asimismo, por la tarea no menor de corrector
de esta tesis. A mi madre Mara, por ensearme a perseguir los sueos y por infundirme el
amor por la docencia. A mi hermana Soledad, por ser un ejemplo de tenacidad y de
trabajo, por guiarme en mi carrera y por estimularme a dar lo mejor de m en todo
momento. A su vez, por su generoso aporte para sufragar muchos de los costos de esta
investigacin. A mi novia Johanna, por acompaarme en esta aventura que nos rob tanto
tiempo, siempre con amor y paciencia. Su apoyo constante fue imprescindible para
superar los ms duros obstculos. Gracias por animarte a vivir juntos el sueo de
dedicarnos a lo que nos apasiona.
En fin, difcilmente hubiese llegado al trmino de esta laboriosa y sacrificada
tarea sin el invalorable aporte de todas las personas e instituciones referidas, a las que
reitero una vez ms mi gratitud. Sin ellos, nada de esto hubiese sido posible.

Resumen
En esta tesis me propongo indagar sobre las relaciones (influencias, encuentros y
desencuentros) entre el proceso revolucionario haitiano y las luchas anticoloniales en
Venezuela y Nueva Granada en el periodo que va desde 1789 hasta 1830. Particularmente
me interesa analizar la manera en que la revolucin de Hait, influy en la elite y los
sectores subalternos venezolanos y neogranadinos y como estos sectores se relacionaron
con los revolucionarios haitianos. En este sentido procuro estudiar a) el temor que la
misma produj en las clases altas y la esperanza que gener en los sectores subalternos,
b) la representacin cambiante de la revolucin, por parte de ambos actores sociales y c)
los vnculos polticos, militares, econmicos y culturales que se fueron desarrollando
entre los sectores revolucionarios de Hait, Nueva Granada y Venezuela entre los aos
1789-1830.

Abstract
This dissertation deals with the links (influences, encounters, and misunderstandings)
between the Haitian Revolution and the anti-colonial struggles in Venezuela and New
Granada, covering the period 1789-1830. I am particularly interested in analyzing how
the Haitian Revolution influenced the elite and the subaltern Venezuelans and
Newgranadians and how they related to the Haitian revolutionaries. In this sense, my
concern is to study (a) the fear the revolution produced in the upper classes and the hope
that it produced in the subaltern sectors, (b) the changing representation of the revolution,
and (c) the political, military, economic and cultural links that existed between
revolutionary sectors of Haiti, New Granada and Venezuela.

ndice

Introduccin...p.10
Parte I
La Revolucin de Hait (1789-1804).p.21
Captulo I
El Antiguo rgimen colonial..p.21
Captulo II
La Revolucin en Francia y su repercusin en Saint Domingue ...............................p.30
Captulo III
Los condenados de la tierra se rebelan...p.42
Captulo IV
El reconocimiento de la libertad.p.59
Captulo V
La construccin de la hegemona de los ex esclavos..p.69
Captulo VI
La guerra de independencia y el nacimiento de Hait.p.82
Parte II
Bajo la gida de Hait: Miedos, esperanzas y rebeliones en la Tierra Firme hispana
(1789- 1808).p.90
Captulo VII
El antiguo orden colonial en Venezuela y en Nueva Granada...p.90
Captulo VIII
Revolucin, Guerra y Terror (1789-1795)...p.130
Captulo IX
La Rebelin de Coro de 1795..p.171
Captulo X
La dispora de las tropas auxiliares y los emigrados dominicanos en Venezuela y Nueva
Granadap.205
Captulo XI
De la paz de la Basilea a la Conspiracin de La Guaira...p.230

Captulo XII
Las conspiraciones de Maracaibo y Cartagena de Indias de 1799..p.286
Captulo XIII
Lazos Contra-revolucionarios: Venezuela y Nueva Granada frente a la expedicin
Napolenica a Saint Dominguep.344
Captulo XIV
Francisco de Miranda y la expedicin libertadora de 1806.p.410
Parte III
La Revolucin de Hait y la Independencia:
entre el terror y la solidaridad (1808-1820)..p.460
Captulo XV
Los primeros aos de la independencia y el fantasma de la Revolucin Haitiana
(1808-1812)..p.460
Captulo XVI
De la Guerra a Muerte al exilio en Hait (1812-1815).p.500

Captulo XVII
Hait y la solidaridad revolucionariap.540
Parte IV
Relaciones Peligrosas:
miedos y desencuentros entre Hait y Colombia (1820-1830).p.606
Captulo XVIII
Colombia y las tensiones sociales bajo el signo de Hait (1820-1825)p.606
Captulo XIX
Promesas incumplidas: las difciles relaciones diplomticas entre Colombia y Hait
(1821-1826).p.638
Captulo XX
Hait y la crisis de Colombiap.675
Conclusiones generales....p.707
Bibliografa..p.716

Introduccin
La revolucin haitiana implic un complejo proceso de enorme movilizacin
social y poltica, en el cual miles de africanos y afrodescendientes, esclavos y libres,
liderados por Toussaint Louverture, Jean Jacques Dessalines, Henri Christophe y
Alexandre Petin, vencieron a Francia, Inglaterra y Espaa y dieron por tierra con la
esclavitud, el colonialismo y el racismo en la isla. As, luego de quince aos de lucha,
dicho proceso se constituy en la primera rebelin de esclavos triunfante en el mundo y
la primera independencia de Amrica Latina. Sin embargo, aquel acontecimiento no slo
alter radicalmente la pequea geografa insular donde aconteci, sino que tuvo vastas
consecuencias en el mundo atlntico. Con su triunfo, la revolucin golpe duramente a
Francia, a Espaa e Inglaterra y puso en jaque a la estabilidad del colonialismo, la
esclavitud y el racismo, que eran las bases fundamentales del sistema mundo moderno de
los siglos XVIII y XIX. Su ejemplo y su mensaje, radicalmente libertario e igualitario,
generaron esperanzas en los sectores subalternos americanos, que buscaron emularlo y
aterroriz a las lites coloniales y metropolitanas, que hicieron formidables esfuerzos
para evitar la concrecin de otro Hait en el Nuevo Mundo.
Ahora bien, si la revolucin de Saint Domingue, en si misma, ha recibido por
dcadas escasa atencin historiogrfica1, peor suerte ha corrido la historia de su
influencia en el mundo atlntico, la cual, slo en los ltimos tiempos ha comenzado a
escribirse. Este vaco es notorio en el mbito acadmico hispanoamericano tradicional
que, mayoritariamente, ha tendido casi a olvidar su existencia y a minimizar la
importancia de su impacto en la emancipacin de aquella regin. En particular, en lo que
respecta a la historiografa tradicional sobre la independencia de Venezuela y Nueva
Granada, sta suele otorgarle un exiguo y poco relevante lugar a Hait en su relato. En
general, tienden a

mencionar dicho acontecimiento como algo temporal

geogrficamente distante, que tuvo dos influencias destacables, pero no esenciales, para
1

Trouillot , Michel Rolph , Silencing The Past , Boston, Beacon Press, 1995,p. 73.

10

la gesta anticolonial. En primer lugar, estas interpretaciones resaltan el temor que las
lites criollas de Venezuela y Nueva Granada sintieron frente a la revolucin haitiana y
cmo ste fue uno de los factores, (aunque no necesariamente el principal), que los llev
a moderar su discurso y su prctica poltica revolucionaria (evitando por ejemplo abolir la
esclavitud) a la hora de emprender el camino de la emancipacin frente a Espaa. En
segundo lugar, dichas obras se refieren al exilio de Simn Bolvar y sus lugartenientes en
Hait en el ao 1816. Sin profundizar demasiado en su experiencia en aquel pas, tienden
a referirse casi exclusivamente al pacto firmado por Simn Bolvar con Alexandre Petin
y a las dos expediciones que aquel lanz desde all. Por ese acuerdo, el presidente
haitiano se comprometi a darle auxilio militar y econmico al venezolano, a cambio de
que ste ltimo incorporara la liberacin de los esclavos como uno de los objetivos de su
gesta independentista. Estos relatos suelen explicar el pacto, desarrollar sumariamente las
dos expediciones, para luego continuar analizando la gesta bolivariana, sin hacer casi ms
referencias a la revolucin haitiana y a los vnculos entre Hait, Venezuela y Nueva
Granada. Aunque, obviamente, es razonable que estos trabajos no se centren demasiado
en este tema, por que su objeto de estudio general es otro, s corresponde llamar la
atencin sobre los motivos por los cuales los autores de estos trabajos le conceden tan
poca relevancia a las relaciones entre Hait y la Tierra Firme hispana. En mi opinin, esto
se debe a que, desde su particular perspectiva, consideran a la revolucin de Saint
Domingue como un proceso de escasa importancia en el mundo atlntico, frente a otros
supuestamente ms trascendentes y universales como las revoluciones de Estados Unidos
y Francia. Asimismo, muchos banalizan los sucesos haitianos, entendindolos como una
mera repercusin de la revolucin francesa en el Caribe. Por eso, aquellos historiadores
suelen resaltar la influencia econmica, cultural, ideolgica y poltica de estos ltimos
procesos nor-atlnticos, minimizando las mltiples repercusiones de la haitiana.
Ms all de algunas obras pioneras, como las de Pedro Arcaya, Franois
Dalencour, Paul Verna, Federico Brito Figueroa, Eleazar Crdoba Bello, Ildelfonso Leal,
Angel Brice, Vicente Lecuna y Juan Bosch2, slo en las ltimas dcadas el manto de
2

Crdova Bello, Eleazar, La Independencia de Hait y su influencia en Hispanoamrica, Mxico, Instituto

Geografa e Historia, 1967; Verna, Paul, Robert Sutherland un amigo de Bolvar en Hait, Caracas,
Fundacin John Bulton Italgrfica, 1961; Verna, Paul , Tras las huellas de Juan Baillio el impresor de la

11

silencio que cubra el impacto de la revolucin de Saint Domingue en Venezuela, Nueva


Granada y en el mundo hispanoamericano, ha comenzado a develarse gracias a la
importante labor de una plyade de historiadores crticos interesados en rescatar aquella
historia del olvido. Trabajos sumamente valiosos como los de Julius Scott, Aline Helg,
Marixa Lasso, David Geggus, David Barry Gaspar, Norman Fiering, Alejandro Gmez,
Maurice Belrose, Ada Ferrer, Dolores Gonzlez Ripoll, Antonio Pinto Tortosa, Edgardo
Prez Morales, Daniel Gutirrez Ardila, Clment Thibaud, Dora Dvila, ngel Francisco
Manzanilla Celis, Mara Cristina Soriano, Johanna Von Grafenstein, Fabio Gonzlez
Briceo, Jos Victoria Ojeda, Fernando Carrera Montero, Miquel Izard y Ramn
Aizpurua3, entre otros, han abierto un nuevo campo de estudio y han mostrado las
independencia, Caracas, Fundacin John Boulton, 1966; Verna, Paul,Tres franceses en la Independencia de
Venezuela, Caracas, Monte de vila Editores, 1973 ; Verna, Paul , Petin y Bolvar, Una etapa decisiva en
la emancipacin americana, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la Nacin, 1980; Verna, Paul, Bolvar
y los emigrados patriotas en el Caribe ( Trinidad, Curaao, San Thomas, Jamaica, Hait), Caracas,
Instituto Nacional de Cooperacin Educativa, 1983; Brito Figueroa, Federico, Las insurrecciones de los
negros esclavos en la sociedad colonial venezolana ,Caracas, Editorial Cantaclaro,1961; Arcaya Pedro, La
insurreccin de los negros en la Serrana de Coro, Caracas, Discurso de Incorporacin a la Academia
Nacional de Historia, tomo I, 1966; Brice ngel Francisco, La Sublevacin de Maracaibo en 1799,
manifestaciones en su lucha por la independencia, Caracas, Italgrfica, 1960; Leal, Ildefonso, Francisco
Javier Pirela y su intento de sublevar Maracaibo en Revista de Historia, Nro 21, Noviembre 1964, Lecuna
Vicente, La expedicin de Los Cayos, Caracas, Tipografa Americana, 1928; Bosch, Juan, Bolvar y la
Guerra Social, Caracas, Editorial el Perro y la Rana, 2007; Dalencour, Franois, Francisco de Miranda et
Alexander Petin: Lexpedition de Miranda, Le premier effort de Liberation hispanoamricane, le premier
vagissement du panamericanisme, Puerto Prncipe, Libraire Berger-Levrault, 1955.
3

Scott, Julius, The Common Wind: Currents of Afro-american Communication in the Era of the Haitian

Revolution, Tesis Doctoral, Durham, Duke University, 1986; Helg Aline, Liberty & Equality in Caribbean
Colombia, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 2004; Lasso, Marixa, Myths of Harmony,
Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2007; Geggus David (comp), The impact of the Haitian
Revolution in the Atlantic World, Columbia, University of South Carolina Press, 2001; Gaspar, David
Barry y Geggus, David (comps.), A turbulent Time: The French Revolution and the Greater Caribbean,
Bloomington, Indiana University Press, 1997; Geggus, David y Fiering, Norman, (comps), The World of
the Haitian Revolution, Bloomington, Indiana University Press, 2009; Gmez, Alejandro,Las revoluciones
blanqueadoras: lites mulatas haitianas y pardos benemritos venezolanos y su aspiracin a la igualdad en
Revista Nuevos Mundos-Mundos Nuevos, Marzo, 2005; Gmez, Alejandro, La Revolucin de Caracas
desde abajo en Revista Nuevos Mundos-Mundos Nuevos, Mayo 2008; Gmez, Alejandro, The Pardo

12

Question en Revista Nuevos Mundos-Mundos Nuevos, Junio 2008; Gmez Alejandro, La Revolucin
Haitiana y la Tierra Firme Hispana en Revista Nuevos Mundos-Mundos Nuevos, febrero 2006; Gmez,
Alejandro, Le Syndrome de Saint Domingue: Perceptions et reprsentations de la Rvolution hatienne
Dans le Monde Atlantique, 1790-1886, Tesis Doctoral, LEcole des Hautes Etudes en Sciencies Sociales,
2010; Gmez, Alejandro, La Ley de los Franceses: Una reinterpretacin de las insurrecciones de
inspiracin jacobina en las costas de Caracas en Akademos, Vol VII, Universidad Central de Venezuela,
2006; Soriano, Mara Cristina, Rumors of Change: Repercussions of Caribbean Turmoil and Social
Conflicts in Venezuela (1790-1810), Tesis Doctoral, Nueva York, New York University, 2011;Thibaud,
Clment, Coup Tetes, brul cazes. Temores y deseos de Hait en el Caribe Hispnico en lvarez
Cuarter, Izaskun y Snchez Gmez, Julio (comps.), Visiones y Revisiones de la Independencia Americana,
Salamanca, Universidad de Salamanca, 2005; Thibaud, Clment, La ley y la sangre, La guerra de razas y
la constitucin en la Amrica Bolivariana, en Almanack, mayo 2011, Nro 1; Gutirrez Ardila, Daniel, Un
nuevo reino: geografa poltica, pactismo y diplomacia durante el interregno en Nueva Granada, 18081816, Bogot, Universidad Externado de Colombia, 2010; Gutirrez Ardila, Daniel, El reconocimiento de
Colombia: diplomacia y propaganda en la coyuntura de las restauraciones (1819-1831), Bogot,
Universidad Externado de Colombia, 2012; Prez Morales, Edgardo, El gran diablo hecho barco:
Corsarios, esclavos y revolucin en Cartagena y el Gran Caribe, Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, 2012; Prez Morales, Edgardo, Itineraries of Freedom Revolutionary Travels and Slave
Emancipation in Columbia and the Greater Caribbean. 1789-1830, Tesis Doctoral, Michigan, University
of Michigan, 2013; Belrose, Maurice, Bolvar et les Noirs en Yacou , Alain, (comp.) Bolvar et les
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Temor, raza y rebelda, Madrid, CSIC, 2004; Ferrer, Ada, Hait, Free Soil, and anti slavery in the
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Nueva Espaa en el Circuncaribe 1779-1808: Revolucin, competencia imperial y vnculos intercoloniales,
Mxico DF, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Centro Coordinador y Difusor de Estudios
Latinoamericanos, 1997; Manzanilla Celis, ngel Francisco, La sublevacin de Francisco Javier Pirela,
Maracaibo 1799-1800, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2011, Dvila, Dora, Agentes de su
libertad: Esclavos, sujetos y discursos en un Caribe que cambia (1790-1800), Caracas, Fundacin Centro
de Estudios Latinoamericanos Rmulo Gallegos, 2010; Gonzlez Briceo, Fabio, Antillen, La Sublevacin
de Maracaibo de 1799, Tesis de Maestra, Caracas, Universidad Catlica Andrs Bello, 2011; Victoria,
Ojeda, Jos, Las Tropas Auxiliares de Carlos IV: De Saint Domingue al Mundo Hispano, Castell de la
Plana, Universidad Jaume I, 2011; Carrera Montero, Fernando, Las complejas relaciones de Espaa con La
Espaola: El Caribe hispano frente a Santo Domingo y Saint Domingue, 1789-1803, Santo Domingo,
Fundacin Garca Arvalo, 2004; Izard, Miquel El Miedo a la Revolucin, Madrid, Tecnos 1979,

13

mltiples y complejas interconexiones entre Hait, el Caribe y la Tierra Firme Hispana a


fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.
A pesar de la indudable relevancia de estas obras, considero que todava es mucho
lo que queda por explorar, dado que muchos de los trabajos pioneros, especialmente los
de Paul Verna, han tendido a presentar una versin demasiado idealizada de la influencia
de Hait en la gesta hispanoamericana y los ms recientes, ms all de su solidez
historiogrfica, abordan temticas ms bien especificas y no presentan una mirada del
todo global sobre el conjunto de las relaciones (influencias, encuentros y desencuentros)
entre el proceso revolucionario haitiano y las luchas anticoloniales en Venezuela, Nueva
Granada y Colombia, en el periodo que va desde 1789 hasta 1830.
En este sentido, partiendo de una mirada crtica frente a la historiografa
tradicional, evitando caer en la postura idealizada de alguno de los autores pioneros y
asumiendo los notorios avances de los trabajos ms actuales, intentar llevar adelante una
investigacin que, a la misma vez, busque dar cuenta de aquellas interconexiones de
forma ms integral y presente nuevas relaciones hasta ahora desconocidas. As, mediante
una sntesis del saber disperso y el estudio de fuentes primarias editadas e inditas, en
este trabajo examinar las mltiples formas en que la revolucin de Hait influy en la
lite y los sectores subalternos venezolanos y neogranadinos y como estos sectores se
relacionaron con los revolucionarios haitianos. De esta manera, procurar analizar: a) el
temor que la misma gener en los grupos dominantes (lite criolla, lite espaola,
autoridades coloniales) y la esperanza que produjo en los sectores subalternos (esclavos y
pardos), b) la representacin cambiante de la revolucin en la cosmovisin de los
referidos actores sociales y c) los vnculos polticos, militares, econmicos y culturales
que se fueron desarrollando entre los sectores revolucionarios de Hait, Venezuela, Nueva
Granada y Colombia entre los aos 1789-1830.

Aizpurua, Ramn, La Insurreccin de los Negros de la serrana de Coro de 1795, Una revisin necesaria",
Boletn de la Academia Nacional de la Historia, Nro. 283, Caracas, julio-septiembre de 1988; Aizpurua,
Ramn, La conspiracin por dentro: un anlisis de las declaraciones de la conspiracin de la Guaria de
1797en Rey, Juan Carlos, et. al, Gual y Espaa, La Independencia Frustrada, Caracas, Fundacin
Empresa Polar, 2007.

14

Convencido de las limitaciones de la historiografa tradicional y su mirada


nacionalista, en esta investigacin abordar metodolgicamente mi objeto de estudio
desde una perspectiva regional. Siguiendo a historiadores como David Geggus, Marixa
Lasso y Julius Scott, tomar a las unidades nacionales/locales como parte de una regin,
la del Gran Caribe, inserta a su vez en el contexto ms amplio del mundo atlntico.
Regin marcada, no slo por el aspecto geogrfico, sino tambin por una serie de
patrones culturales, econmicos, polticos y sociales, que estn presentes e inciden,
(aunque de diferentes maneras) en las unidades locales. Asimismo, partiendo de esta
perspectiva regional, asumir una metodologa de historia comparada para estudiar cmo
surgieron y se desarrollaron los procesos independentistas en las tres colonias. Empero,
es importante aclarar que, aunque en mi investigacin partir de la comparacin, no me
centrar en ella sino que procurar, fundamentalmente, analizar las relaciones entre Hait,
Venezuela, Nueva Granada y Colombia, utilizando, metodolgicamente, una perspectiva
que resalte las conexiones entre aquellos procesos. En particular, analizar cmo se dio
aquella influencia, estudiando el proceso de transmisin, circulacin y recepcin de ideas
que partan desde la isla hacia la Tierra Firme Hispana. En este punto, siguiendo a autores
como Julius Scott, Peter Linebaugh y Marcus Rediker,4 intentar estudiar y mostrar las
mltiples redes de comunicacin que existan en el Gran Caribe y en el mundo atlntico y
que hacan posible que las noticias circularan velozmente por la regin. Adems de
examinar la manera en que se propagaban las ideas, mediante una perspectiva de historia
cultural, abordar cmo influyeron en los diferentes actores sociales de Venezuela y
Colombia, centrndome particularmente en cmo estos ltimos interpretaron la
revolucin de Hait y en el accionar poltico que siguieron a partir de dicha valoracin.
Asimismo, intentar estudiar los matices de estas interpretaciones y cmo estas fueron
cambiando al calor de los acontecimientos y con el transcurso del tiempo. Ms all de las
influencias ideolgicas y culturales, examinar las mltiples relaciones concretas que se
fueron dando entre estos sectores sociales y los revolucionarios haitianos.
A los fines de abordar mi objeto de estudio, recurrir, en primer lugar, al anlisis
cualitativo de diversas fuentes primarias. Me servir de fuentes editadas como pueden
ser: testimonios de los partcipes de los acontecimientos, correspondencias privadas y
4

Linebaugh, Peter y Rediker, Marcus La Hidra de la Revolucin, Barcelona, Crtica, 2005, Scott, op. cit.

15

oficiales, peridicos de la poca, memorias de vida escritas por los actores, obras
historiogrficas redactadas por los propios participes, etc. Asimismo, analizar fuentes
manuscritas inditas que se encuentran en el Archivo General de Indias, el Archivo
General de Simancas, el Archivo Histrico Nacional de Espaa, el Archivo General de
Venezuela y el Archivo General de Colombia. Para abordar la posicin de las autoridades
hispanoamericanas y espaolas frente a la revolucin de Saint Domingue, estudiar
fundamentalmente los mltiples fondos documentales de dichos archivos que contienen
la correspondencia entre los gobernantes coloniales y metropolitanos. A su vez, para
examinar la influencia de aquel proceso entre los sectores populares neogranadinos y
venezolanos, utilizar diversos expedientes judiciales, (como los de la insurreccin de
Jos Luis Chirinos, la conspiracin de La Guaira y la sublevacin de Francisco Javier
Pirela, entre muchos otros), en los cuales es posible hallar sus propios testimonios.
Ciertamente, aquellas declaraciones presentan la dificultad de haber sido tomados en el
contexto coercitivo propio de un proceso judicial. Sin embargo, a pesar de las
limitaciones, significan una de las pocas ventanas a partir de las cuales el historiador
puede introducirse en el complejo mundo de la polticidad subalterna. En segundo lugar,
pienso sintetizar y analizar de manera crtica la bibliografa especializada que existe sobre
mi objeto de estudio.
En particular, a los fines de abordar la actuacin poltica de los sectores
subalternos, como son los pardos y los esclavos, siguiendo a autores como Marixa Lasso,
Peter Linebaugh, Marcus Rediker, Ranahit Guha, James Scott y Carolyn Fick 5,
promotores de los estudios subalternos, llevar adelante una metodologa de historia
desde abajo. Desde esta perspectiva subalterna, procurar interpretar a estos actores
populares como verdaderos sujetos polticos y racionales e intentar comprender,
mediante el estudio de los expedientes judiciales referidos, sus propias cosmologas
culturales y las diversas maneras en las que se relacionaron con las lites y la cultura

Fick, Carolyn, The making of the Haitian Revolution, Tennessee, University of Tennessee Press, 1992;

Lasso, Marixa, op. cit., Linebaugh, Peter y Rediker, Marcus, op. cit.; Scott, James, Los Dominados y el
arte de la Resistencia, Mxico DF, Era, 2000; Guha, Ranahit, Las voces de la historia y otros estudios
subalternos, Barcelona, Crtica, 2002.

16

dominante. Asimismo, buscar comprender su posicin y sus vnculos con la revolucin


de Hait y su ideario poltico libertario e igualitario.
Estructurar mi investigacin en cuatro partes. En la primera abordar, desde
una interpretacin histrica social, los principales sucesos de la revolucin en Saint
Domignue, desde 1789 hasta 1804. All, discutiendo con la historiografa tradicional,
buscar demostrar que sta no fue un mejor reflejo del proceso francs en el Caribe, sino
un acontecimiento relativamente autnomo que implic una genuina revolucin anticolonialista, anti esclavista y anti racista. Asimismo estudiar el surgimiento efectivo de
Hait como el primer pas independiente de Amrica Latina y explicar brevemente su
difcil posicin en el contexto internacional del Gran Caribe y el mundo atlntico.
Comenzar la segunda parte analizando la estructura socio-econmica, poltica y
cultural del Virreinato de Nueva Granada y de la Capitana General de Venezuela. Luego
abordar los primeros ecos de la revolucin haitiana en aquellas colonias hasta 1808. Me
centrar en las revueltas y conspiraciones de esclavos y de pardos, (la rebelin de la
Serranas de Coro de 1795 y las de Maracaibo y Cartagena de 1799), influidas de diversas
maneras por el proceso haitiano. A diferencia de los trabajos cannicos sobre el tema,
intentar reconstruir estas luchas y conspiraciones a partir de una perspectiva desde
abajo, tomando a aquellos sectores como sujetos polticos con clara conciencia de su
praxis poltica. Adems, analizar la conspiracin criolla de 1797 liderada por Jos Mara
Espaa y Manuel Gual, procurando demostrar que sta estuvo signada fuertemente por
las revoluciones franco antillanas de Hait y Guadalupe. Asimismo, describir las
diversas redes de comunicacin gracias a las cuales las ideas revolucionarias haitianas
fueron ingresando en el mbito de la Tierra Firme Hispana. Como contrapartida, mostrar
el temor que gener la revolucin en las lites (tanto peninsulares como criollas) y en las
autoridades coloniales y examinar las distintas medidas militares, polticas y culturales
tomadas por estos sectores para frenar el influjo revolucionario en Nueva Granada y
Venezuela. Particularmente, analizar el apoyo que dichas colonias le prestaron a la
expedicin napolenica de 1802-1804, un tema que no ha sido abordado previamente con
suficiente detalle. Por ltimo, estudiar la expedicin de Francisco de Miranda del ao
1806, centrndome en su estada en Hait, examinando su interpretacin crtica sobre la

17

revolucin haitiana y los vnculos polticos y econmicos que estableci con el gobierno
del Emperador Jean Jacques Dessalines y con Alexander Petin.
En la tercera parte, analizar las influencias de la revolucin haitiana en los
comienzos del proceso independentista en Nueva Granada y Venezuela. Siguiendo a
autores como Miguel Izard, intentar demostrar que aquella revolucin fue tomada por la
lite blanca criolla como un ejemplo negativo, que a toda costa deba ser evitado en
Hispanoamrica. A continuacin, examinar la postura del gobierno de Francisco de
Miranda frente a Hait, mostrando como, ante la catica situacin de la repblica, busc
el apoyo del gobierno haitiano para sostener la independencia. En paralelo, siguiendo a
autores como Edgardo Prez Morales, analizar la poltica de la Repblica de Cartagena
y sus estratgicos vnculos con los corsarios haitianos y extranjeros para luchar contra el
imperio espaol. Seguidamente, estudiar el proceso de guerra muerte iniciado por
Antonio Briceo y Simn Bolvar, indagando hasta qu punto sta estuvo influida por la
gesta anti-colonial haitiana. Asimismo, abordar la revuelta popular de Jos Toms
Boves, resaltando como, debido a la participacin masiva de pardos y esclavos, sta fue
comparada por los blancos patriotas y realistas, con la revolucin de Hait.
Posteriormente analizar la derrota de los patriotas neogranadinos y venezolanos y su
exilio en Hait. En particular, desarrollar la emigracin de los patriotas
hispanoamericanos en la isla, describiendo como vivan, que redes de relaciones armaron,
que planes de lucha tenan y sobre todo como, su estada all, cambi parcialmente la
interpretacin de algunos de ellos sobre el proceso revolucionario, sobre su ideario y
sobre el gobierno haitiano. Asimismo, profundizar en el estudio sobre las relaciones
entre Simn Bolvar y Alexandre Petin, examinando cmo nacieron, cmo se
desenvolvieron y finalmente, cmo se lleg al acuerdo entre ambos. En este punto,
analizar qu clusulas estipulaba el pacto y cual fue la ayuda concreta (militar,
econmica y poltica) que Alexandre Petin y su gobierno le otorg a Simn Bolvar.
Asimismo, indagar hasta donde la decisin de concretarlo, por parte del Presidente
haitiano y del lder venezolano, fue puramente pragmtica o idealista. Seguidamente,
abordar la historia de las dos expediciones subsiguientes lideradas por Simn Bolvar,
mostrando sus xitos y fracasos, centrndome en el proceso de emancipacin de esclavos
iniciado por aquel. A continuacin, analizar las otras expediciones que se organizaron

18

desde Hait, para liberar la isla de Amelia, Portobelo y Rio Hacha. Por ltimo,
desarrollar la postura del imperio espaol frente a la poltica de solidaridad
latinoamericana impulsada por el gobierno de Hait, resaltando cmo las autoridades
coloniales de Venezuela, Cuba y Nueva Granada, acusaron a Alexandre Petin de haber
roto su neutralidad y de estar ayudando de manera desembozada a los exiliados
hispanoamericanos.
Comenzar la ltima parte, estudiando el proceso de abolicin llevado adelante
por Simn Bolvar, examinando hasta qu punto implic una concrecin del ideario
haitiano en Venezuela y Nueva Granada. Discutiendo con autores como Paul Verna,
mostrar los alcances y los lmites de la postura de Simn Bolvar, resaltando sus
ambivalencias frente a la revolucin haitiana y sus temores ante la amenaza de la
pardocracia. Asimismo, analizar el apoyo que Simn Bolvar recibi por parte de los
esclavos y los pardos y las resistencias que opusieron las lites frente a la liberacin de
los cautivos. Seguidamente, desarrollar el proceso de construccin de Colombia y la
poltica que el novel estado propici con respecto al tema de la esclavitud y el racismo. A
su vez, siguiendo a autores como Daniel Gutirrez Ardila y discutiendo con Paul Verna,
indagar sobre las relaciones internacionales entre Colombia y Hait, resaltando los
mltiples y diversos desencuentros que existieron entre ambos estados. Por ltimo,
estudiar cmo en los conflictos internos de Colombia, el ejemplo de la revolucin
haitiana, fue tomado de manera diferente por diversos sectores sociales y polticos. Por
un lado, siguiendo a autores como Marixa Lasso, mostrar cmo un grupo de los pardos
libres asumi al ideario de Hait como un ejemplo que deba aplicarse en la Colombia y
por el otro, mostrar como Simn Bolvar y la tendencia bolivariana revindic la carta
magna haitiana con presidente vitalicio, como un rgimen poltico que deba imponerse
en Colombia para evitar el peligro de la guerra de razas y la pardocracia. En
contraposicin, presentar el rechazo de la tendencia liberal, liderada por Francisco de
Paula Santander ante ambos proyectos, por considerar al primero demasiado popular y al
segundo excesivamente autoritario y cuasi monrquico.
En conclusin, en esta tesis doctoral me propongo presentar una mirada global
sobre las mltiples y diversas influencias de la revolucin haitiana en la Tierra Firme

19

Hispana durante los aos 1789-1830, procurando demostrar que las mismas fueron ms
intensas y mucho ms complejas de lo que la historiografa tradicional haba pensado.

20

Parte I
La Revolucin de Hait (1789-1804)
Captulo I: El antiguo rgimen colonial.
La Economa
En las primeras dcadas del siglo XVIII, luego de un largo y complejo proceso de
colonizacin, la estructura poltica, social, econmica y cultural de Saint Domingue se
termin de consolidar.6 De esta manera,

se fue convirtiendo en una colonia muy

productiva hasta transformarse en la ms prspera de Francia y en una de las ms ricas


de todo el mundo atlntico. El azcar fue un factor clave en este tremendo xito, debido a
que Saint Domingue devino la primera productora del mundo del oro blanco. Para 1765,
la colonia exportaba aproximadamente 90 millones de libras de azcar y para el 1789,
ms de 140 millones de libras por ao.7 A su vez, tambin produca otros cultivos como:
caf, ail, ndigo, y algodn. Los valores aproximados para estos productos, en 1789,
eran 71 millones libras de caf, 12 millones de libras de algodn, 85 millones de libras de
ndigo, 27 millones de libras de molazas y 312 libras de ron y tafia.8
6

En 1492 los castellanos conquistaron Ayt y constituyeron la colonia de Santo Domingo. Esta vivi una

prosperidad inicial, pero luego entr en un largo declive que oblig a los colonos, en 1603, a abandonar la
parte occidental de la isla y concentrarse en la oriental. Esto dio lugar a una invasin de piratas que
tomaron la parte desocupada como base de operaciones. Al tiempo, Francia impuso su control sobre esas
poblaciones y constituy la colonia de Saint Domingue, reconocida por Espaa en 1697, por el Tratado de
Ryswik. Durante la segunda mitad del siglo XVII, se dieron los primeros pasos, promoviendo el cultivo de
la tierra y trayendo trabajadores forzados mediante el sistema de enganges. Este fracas y los colonos
empezaron a importar masivamente esclavos africanos. A su vez, la produccin de tabaco se vio
sbitamente interrumpida cuando Colbert impuso el monopolio comercial y prohibi su cultivo. Esta
medida gener una crisis en la economa y en el sistema social, favoreciendo a un pequeo grupo de
hacendados y perjudicando a una mayora, que perdi sus tierras. Adems, produjo un vuelco masivo hacia
el cultivo de azcar y de caf.
7

Von Grafenstein, Johanna, Hait, Mxico, Alianza Mexicana, 1988. pp. 180-183

Edwards, Bryan, An Historical Survey of the French Colony in the Island of St. Domingo, Londres, 1797,

p.146.

21

Sin embargo, el desarrollo de Saint Domingue no se bas nicamente en la


competividad de sus productos, sino, sobretodo, en el sistema esclavista aplicado en la
isla. Este permiti una acumulacin originaria de capital y un salto cualitativo en la
produccin, el cual hubiera sido casi imposible de dar mediante el trabajo libre.9 As,
para fines del ochenta del siglo XVIII, existan en la colonia segn Moreau de Saint
Mery, un reconocido intelectual y plantador blanco de la poca, alrededor de: () 793
ingenios de azcar, 789 plantaciones de algodn, 3150 de ndigo, 3.117 de caf, 673 de
vveres y 182 destileras,10 en las cuales trabajaban entre 480 y 500 mil esclavos.
La colonia se divida en tres regiones: norte, oeste y sur. La primera era la ms
populosa y segn el cnsul britnico Bryan Edwards, estaba habitada por
aproximadamente 11996 blancos, 9000 affranchis y 164656 negros esclavos.11 Su famosa
planicie y las plantaciones que all estaban asentadas la convirtieron en la zona ms
prspera. Segn Moreau de Saint Mery su situacin econmica era la siguiente: La
parte norte encierra en s 288 ingenios, 433 plantaciones de ail, 66 algodonales, 2009
cafetales, 46 destiladoras de aguardiente, 19 ladrilleras, 6 curtiduras () 125 caleras, 11
alfareras, 7 cacahuales, () 16.000 caballos, 24.000 mulos y 88.000 animales diversos
tales como bueyes, borregos, cabras y cerdos.12 Le Cap Franais era la capital de esa
regin y el puerto ms importante de la colonia.
La regin oeste se destcaba por el cultivo de algodn y tena una prosperidad un
poco inferior a la anterior. Segn Moreau de Saint Mery contaba con: 314 ingenios, de
los que solo 180 producen azcar en bruto, 1804 plantaciones de ail, 541 algodonales,
811 cafetales, 80 destiladoras, 10 ladrilleras-tejeras, 155 cafetales, 8 alfareras, 7
cacaotales, 18.000 caballos, 17.000 mulos y 99 animales de otras especies.13 Port au
Prince era la capital de esa regin y a la vez capital de la colonia, donde residan el
Gobernador General y el Intendente. Esto le daba una importancia particular que, por

Dubois, Laurent, Avengers of the new World, Boston, Harvard University Press, 2004, pp. 8-32.

10

, Moreau de Saint Mery, Mdric Louis lie, Description topographique, physique, civile, politique et

historique de la partie franaise de la ile Saint Domingue, Pars, Dupont, 1797, tomo I, p.100
11

Edwards, op cit, p.132.

12

Moreau de Saint Mery, op cit, p. 106.

13

Moreau de Saint Mery, op. cit., tomo II, p. 13.

22

factores polticos, le permita competir en relevancia con Le Cap Franais. Con respecto a
la densidad poblacional, segn el citado Edwards, en la misma vivan aproximadamente
1.400 blancos, 12.500 affranchis, y 160.000 esclavos14.
Por ltimo se encontraba la regin sur cuya capital era Les Cayes. sta era la menos
desarrollada debido a que se encontraba parcialmente aislada por una serie de cadenas
montaas. Sin embargo, su particularidad principal resida en que era una zona donde
exista una importante comunidad de affranchis que eran plantadores y esclavistas. Para
fines de la dcada del 80, Moreau de Saint Mery y Bryan Edwards presentan los
siguientes datos poblacionales: 10.000 blancos, 65.000 affranchis y 114.000 esclavos.15
En cuanto a la situacin econmica, Moreau de Saint Mery pinta este cuadro: Existen
191 ingenios, de los cuales 143 hacen azcar negra y 48 azcar blanca, 903 plantaciones
de ail, 182 algodonales, 40 cacaotales, 297 cafetales, 56 destiladoras, 7 ladrillerastejeras, 10 alfareras, 90 caleras, 7.000 caballos, 7.000 mulos y 63.000 animales de otro
tipo.16
Saint Domngue era la Perla del Caribe, la posesin ms preciada de Francia y
segn CLR James uno de los motores fundamentales del desarrollo capitalista
mercantilista de dicho pas durante el siglo XVIII. 17 La exclusif, establecida por Luis XIV
implicaba una poltica de monopolio comercial, por la cual la colonia deba producir y
vender materias primas nicamente a Francia, mientras que sta la abasteca de productos
manufacturados y esclavos. Este sistema estaba basado en tres vrtices: frica, de la cual
se adquiran los esclavos a cambio de productos manufacturados; Saint Domingue (las
Antillas francesas en general) de la cual se extraan materias primas; y Francia, la cual
produca y venda manufacturas a cambio de productos agrarios, y procesaba estas
ltimas, para luego venderlos a otros pases. De esta manera, aunque los plantadores
lograban importantes ganancias econmicas, el sistema no era equitativo, sino que estaba
construido para beneficiar a Francia. Alexander Wimpffen defina, en 1789, esta relacin
con las siguientes palabras: El comercio de Francia es el verdadero propietario de Saint
14
15

Idem , p. 81 y Edwards, op. cit., p.132.


Edwards, op cit, p. 133.

16

Moreau de Saint Mery, op. cit., tomo II, p. 534.

17

James, C. L. R., The Black Jacobins, Nueva York, Vintage Books, 1989, p. 47

23

Domingue y los colonos no

son

ms que sus cultivadores, lo que los romanos

nombraban coloni partiarri, colonos participantes.18 As, gracias a la espectacular


capacidad productora de Saint Domingue y al comercio colonial, las ciudades-puerto de
Nantes, Le Havre, Saint Malo, Marsella y Burdeos, con sus industrias, florecieron en esos
aos significando un enorme impulso al naciente capitalismo francs.19

La organizacin poltica

El imperio francs sostena la exclusif con un frreo autoritarismo que negaba la


participacin efectiva de la elite criolla. El Ministro de Marina era el responsable
principal de la administracin imperial y era quien designaba al Gobernador General y al
Intendente. Para evitar cualquier tipo de intento autonomista, se estableci la dualidad de
poderes y que ambas figuras deban ser francesas. A pesar de la duplicidad de poderes, el
Gobernador General era la autoridad preponderante, ya que se encargaba de los
principales asuntos polticos y militares, siendo el Comandante en Jefe de las fuerzas
armadas.20 stas estaban compuestas por el ejercito real integrado por 3.000 soldados, la
marina con 7.000 marinos y por las milicias de libres, las cuales se dividan en batallones
segn el color de la piel.21 Asimismo, el orden esclavista interno era resguardado
policialmente por una gendarmera llamada marechausse formada por affranchis. El
Intendente se ocupaba de las riendas civiles de la sociedad colonial, o sea, de la gestin
pblica, de la hacienda, del funcionamiento de los tribunales y de los asuntos jurdicos en

18

Wimpffen, Alexandre Stanilas Haiti au XVIII siecle Richese et esclavage Dans une colonie Francaise ,

, Paris, Karthala, 1993, p. 295.


19

Dubois, Laurent, Avengers of the New World, Boston, Harvard University Press, 2004, p. 32; Franco,

Jos Luciano, Historia de la Revolucin de Hait, Santo Domingo, Editora Nacional, 1971, p. 134; James,
op. cit., pp. 46-47.
20

Garran Coulon, Jean Phillipe, Rapport sur les troubles de Saint Domingue, fait au nom de la Comision

des Colonies, des Comits de Salut Public, de Lgislation, et de Marine, Pars, Imprimeri Nationale, 1798,
tomo I, pp.30-32.
21

Stoddard Lothrop, The French Revolution in San Domingo, Nueva York, Kessinger Publishing, 2007, p.

26; Edwards, op. cit. , p. 5.

24

general22. La elite criolla slo participaba de los Consejos Superiores los cuales no tenan
un rol poltico efectivo y nicamente eran rganos consultivos. 23

La estructura social

Al igual que otras islas del Caribe donde rega el sistema esclavista, la estructura
social de Saint Domingue se encontraba fuertemente estratificada en trminos raciales y
econmicos. En el vrtice superior de la pirmide social se encontraba la clase de los
grand blancs, que estaba compuesta por aproximadamente 20.000 colonos blancos
(criollos y franceses), comerciantes y plantadores, dueos de cientos de esclavos y de la
mayora de las plantaciones.24 El poder socio-econmico de sta elite era inmenso. No
obstante, carecan de la posibilidad de intervenir en el gobierno de la isla y de comerciar
libremente con las potencias extranjeras. Ambas restricciones generaron fuertes tensiones
entre la metrpoli, las autoridades coloniales y los grand blancs, quienes deseaban la
autonoma poltica y el fin del monopolio comercial.25Asimismo, la casta de los blancos
estaba compuesta por otro sector conocido como los petits blancs. Este estaba
conformadopor aproximadamente 10.000 blancos, criollos y franceses, de origen
plebeyo, que trabajaban como pequeos comerciantes, administradores de plantaciones,
capataces, artesanos, soldados, marineros, empleados de la burocracia, etc. En trminos
econmicos, ste era un estrato dbil, sin embargo, gracias al color de su piel ocupaban
un lugar importante dentro de la pirmide social. Su particular situacin socio-racial, los
convirti en un sector con intereses y demandas ambivalentes. Por un lado, anhelaban
una mayor democratizacin del poder poltico y econmico, lo cual los llev a tener
tensiones con la elite blanca y las autoridades coloniales. Pero por el otro, su defensa del
racismo y de la esclavitud, los convirti en los aliados principales de los estratos
22

Franco, op. cit., pp. 110-111.

23

Edwards, op cit., p. 4.

24
25

Ott, Thomas, The Haitian Revolution, Knoxville, University of Tennessee Press, 1973, pp. 10-11.
Dubois, Laurent y Garrigus, John, Slave Revolution in the Caribbean 1789-1804, Boston, Bedford / St.

Martin, 2006, p. 16; Di Tella, op. cit., pp. 41-42; Geggus, David, Haitian Revolutionary Studies,
Bloomington, Indiana University Press, 2002, p. 6; De Gastin, Civique, op. cit.,1819, pp. 75-92.

25

superiores. En este sentido, a pesar de las antinomias que tenan con los grupos
dominantes, estos conformaban la base popular blanca del sistema de dominacin de
Saint Domingue.26
En un escaln ms abajo nos encontramos con un sector conocido como los
affranchis u hombres libres de color. Conformado por aproximadamente por 30.000
mulatos y negros libertos, este era un grupo que ocupaba un lugar intermedio dentro de la
colonia. La particularidad de los affranchis, era que un nmero importante de ellos eran
medianos y pequeos plantadores (en general de caf) y posean de todos los esclavos
de la isla. El grueso de los ms prsperos vivan en la regin sur donde constituyeron su
bastin. A pesar de todo los affranchis adinerados no ocupaban la cspide social debido
al racismo que los discriminaba. Desde comienzos del proceso colonial, las autoridades y
la elite blanca haban impuesto un sistema de segregacin racial contra los africanos y
afrodescendientes que afectaba tanto a libres como a esclavos. Asimismo, en la medida
que los affranchis fueron logrando cierto ascenso econmico, el racismo dirigido hacia
ellos fue reforzado hispindoles legalmente el acceso a la burocracia, a la oficialidad de
las fuerzas armadas, a ejercer profesiones liberales, etc.27 Por todo ello los affranchis eran
un grupo social con posiciones ambiguas. Al ser plantadores y esclavistas, compartan
intereses con los grand blancs, anhelando el libre comercio y defendiendo la esclavitud.
Tan grande era su vocacin de blanquearse, que en una actitud tpica del sujeto
colonizado (tan bien analizada por Frantz Fanon), asuman la cosmovisin del
colonizador y despreciaban a los esclavos por su origen africano, considerndolos
brbaros.28 Sin embargo, en contraposicin a los blancos, promovan un anti-racismo
particularista, que buscaba terminar con las leyes que los segregaban y construir un orden
igualitario para todos los hombres libres. Esta actitud surgi, no slo a partir de su propia
experiencia personal, sino tambin debido a la influencia de la ilustracin francesa
(varios mulatos como Andr Rigaud, Louis Jacques Bauvais, Pierre Pinchinat y Julien
Raimond, recibieron educacin en Francia) y a la de la revolucin de Estados Unidos,
26

James, op. cit., pp. 33-35.

27

Moreau de Saint Mery, op. cit., pp. 448-450; James, op. cit., pp. 37-39, Dubois, op. cit., pp. 61-70.

28

James, op. cit., pp. 48-49; Fanon, Frantz, Black Skins, White Masks, Nueva York, Grove Press, 2008, pp.

30-60.

26

proceso donde, incluso figuras como Andr Rigaud y Louis Jacques Bauvis participaron
directamente luchando en la batalla de Savannah29.
En la base del sistema social nos encontramos con los esclavos, los cuales, para el
ao 1789, ascendan a la extraordinaria cifra de 480.000. Las dos terceras partes de ellos
eran bozales, mientras que el tercio restante eran criollos.30

Los esclavos eran la

abrumadora mayora de la poblacin y su trabajo era el motor fundamental de la riqueza


de la isla. De doscientos a trescientos cultivaban la tierra en las plantaciones, unidades de
produccin organizadas tcnica y racionalmente, al decir de C.L.R James y de Aim
Csaire, casi como una industria fabril moderna.31 Seis das a la semana, catorce horas al
da, sin libertad y bajo la amenaza permanente del ltigo, esas eran las condiciones
impuestas por los amos.32
El sistema esclavista estaba reglado por el Code Noir, promulgado en 1685 por
Luis XIV y Colbert. El mismo defina en el artculo 44 a los cautivos como objetos de
propiedad negndoles todo tipo de personalidad jurdica: Declaramos seres muebles a
los esclavos y como tales entran en la comunidad33. Eran para la ley muertos civiles,
incapaces de casarse sin el consentimiento de los amos (art. 11), de portar armas (art. 15),
de reunirse (art. 17), de tener propiedad (art. 28), de realizar acciones jurdicas (art. 30),
de participar en juicios (art. 31), de ser funcionarios pblicos, etc. Asimismo, el cdigo
sancionaba un dursimo sistema de disciplinamiento y de trabajo y estableca los pocos
casos en los cuales se podan liberar un esclavo. Sin embargo, contena limitaciones
mnimas al poder del amo, especialmente en cuanto a la manutencin y los castigos. Por
ello, los plantadores lo consideraban demasiado liberal y en vez de aplicarlo en su
totalidad, imponan su propia voluntad desptica como nica ley. Las condiciones
laborales eran las de sobreexplotacin y apenas si se les daba los medios estrictamente
29

Geggus, David, op. cit., 2002, pp. 8 -9; Garrigus, John, Catalyst or Catastrophe? Saint Domingues free

men of colour and the Battle of Savannah 1779-1782, en Review/Revista Interamericana (Vol 22: 1-2),
1992, pp.110-124.
30
31

James, op. cit., pp. 6-27; Dubois, op. cit., pp. 36-59.
Csaire, Aim, Toussaint Louverture, La Revolucin Francesa y el problema colonial, La Habana,

Instituto del Libro, 1967, p. 41; James, op. cit., p. 10.


32

Idem, p. 136.

33

Torre Lpez, Fernando, El cdigo Negro de Luis XIV, Puebla, Lupus Inquisitor, 2002, p. 102.

27

necesarios para subsistir. El sometimiento en el que vivan era terrible y las rdenes de
los amos eran impuestas a sangre y fuego mediante las ms crueles y sangrientas torturas.
Justin Girod Chantrans, en su relato de viajero, se refiere a los amos como ()
pequeos tiranos que con su espritu y orgullo de venganza, ejercen un poder absoluto en
su propiedad. () Se comprende entonces que [el amo], a pesar de las ordenanzas ms
precisas, ser tan dspota como le sea posible.34
El sistema esclavista buscaba imponer la deshumanizacin absoluta de los
cautivos. Empero, estos como cualquier otro grupo subalternizado llevaron adelante un
proceso de resistencia en pos de alcanzar su anhelada libertad. As, emergi una original
contra-cultura que revindicaba su propia cosmovisin e intereses. El creole, fue un
elemento sustancial de dicha cultura. Al parecer, ste surgi inicialmente como una
lengua franca de los filibusteros y bucaneros, pero luego fue asumido por los esclavos,
quienes lo (re)crearon a partir de una compleja sntesis entre el francs y las diversas
lenguas africanas.

35

De este modo, el creole de los esclavos implic un elemento

simblico muy importante que les dio un espacio de autonoma considerable. Por su
parte, el vod jug un rol an ms destacado en este proceso de resistencia y
autoafirmacin cultural. Segn autores como Jos Luciano Franco, Laennec Hurbon y
Alfred Matreux, sta surgi a fines del siglo XVII, como una religin sincrtica, sntesis
de cultos africanos con elementos catlicos tomados de la evangelizacin. Sobre la
importancia del vod como arma de lucha contracultural Laennec Hurbon nos dice: el
vod signific () una lengua propia una conciencia de su diferencia en relacin al
mundo de los seores, una fuerza que increment su capacidad de lucha36.

34
35

Girod Chantrans, op. cit., p. 135.


Dubois, op. cit., p. 43; Franco, op. cit., pp- 162-164. Kimou Ats, Alexis Camille, La presencia africana

en la independencia de Hait (1791-1820), Sevilla, Tesis Doctoral, Universidad Pablo de Olavide, 2012,p.
121
36

Hurbon, Lannec, O deus da Resistencia Negra: O Vod Haitiano, San Pablo, Ediciones Paulinas, 1987,

pp. 65-69.

28

Sin embargo, la prctica ms importante contra la esclavitud, fue el cimarronaje.


Este poda ser de dos tipos, pequeo o grande. El primero era bastante extendido
entre los esclavos e implicaba formas de resistencias individuales tales como: breves
evasiones de la plantaciones, el uso de veneno contra los amos, reuniones secretas,
boicots, trabajo a desgano, abortos, suicidios, etc. mientras que el segundo significaba
una verdadera alteracin al orden social, con la conformacin de importantes bandas de
esclavos fugitivos y rebeldes, las cuales se atrincheraban en las selvas montaosas,
conformando comunidades libres y hostiles a los amos. Este gran cimarronaje era menos
comn, pero sin embargo, reconoci picos de expansin a principios y mediados del siglo
XVIII, siendo la experiencia de 1752-1758, liderada por Franois Makandal, uno de las
ms importantes. Este organiz y llev parcialmente adelante, una suerte de rebelin
subterrnea, instrumentada mediante el envenenamiento de los amos. Aunque
inicialmente tuvo xito finalmente fue derrotada, cuando Franois Makandal fue apresado
y quemado en la hoguera. La intentona fracas, pero marc un hito en la resistencia a la
esclavitud y su lder pas a ser una figura mitolgica en la lucha por la libertad. 37 A partir
de los aos 1770, el gran cimarronaje reconoci cierto descenso, sin embargo se mantuvo
el pequeo y una permanente resistencia contra la opresin, expresada de mil maneras
por los esclavos de la colonia.
En conclusin, para fines de la dcada de 1780, la sociedad de Saint Domingue
era un cmulo de contradicciones polticas, econmicas y raciales, que giraban en torno a
la autonoma, la igualdad racial y la libertad de los esclavos, era, en fin, un polvorn al
cual slo le haca falta la chispa que lo hiciera explotar. Y esa chispa finalmente lleg en
1789, cambiando la historia de la colonia para siempre.

37

Kimou Atse, op. cit., pp. 137-167.

29

Captulo II La Revolucin en Francia y su repercusin en Saint


Domingue

Y qu punto de vista tan estrecho es ese de querer someter


el movimiento revolucionario de la humanidad a la fecha de
1789 y a esa nacin la Francia, que ha sido la que hasta hoy
escarnece su propia declaracin de derechos? Qu ha hecho
en Asia, frica, Amrica? Sangre, esclavitud, conquista o
saqueo, he ah las regeneraciones de la Francia en otros
pueblos.38

La convocatoria a los Estados Generales por parte de Luis XVI, en 1788, fue el
primer paso que desencadenara la revolucin francesa. Los nobles, el clero y la
burguesa, se movilizaron para imponer sus demandas. El llamado a conformar este
antiguo rgano no inclua a las lejanas colonias ultramarinas, sin embargo, la elite de
Saint Domingue comenz a organizarse con la intencin de que su voz fuera escuchada
en la metrpoli. Por un lado, un sector de los grand blancs constituyeron un Comit
Colonial en Paris y tres Asambleas Provinciales en la isla que mandaron delegados a
Francia para reclamar por el libre comercio y mayor autonoma. Por otro lado, un grupo
de la burguera comercial francesa conform en Pars el Club Massiac, una asociacin,
que comparta con los anteriores la defensa del sistema esclavista, pero que buscaba el

38

Bilbao, Francisco, El Evangelio Americano, Buenos Aires, Imprenta de la Sociedad Tipogrfica

Bonaerense, 1864, pp. 98-99.

30

mantenimiento del status quo colonial.39 Inicialmente, ambos sectores siguieron caminos
divergentes, empero, la radicalizacin del proceso al tiempo los llev a aliarse en funcin
de la defensa de sus intereses comunes. A fines de 1788 y comienzos de 1789 los
delegados de los grand blancs quisieron formar parte de los Estados Generales y se
encontraron con el rechazo de la Socit de Amis des Noirs. Esta era una agrupacin
poltica y cultural, fundada en 1788 por figuras como Jacques Pierre Brissot, al Conde de
Mirabeau, Jean Antoine de Condorcet, Jrme Petin, el Abate Gregoire, etc, que tena
una mirada crtica de las aristas ms duras del sistema racista y esclavista y que propona
el fin de la trata y la emancipacin gradual de los cautivos. Enemiga de los grand blancs,
la Socit se opuso a la integracin de los diputados coloniales apelando a diversos
argumentos legales y morales. Sin embargo, stos utilizando diversas artimaas,
finalmente consiguieron su objetivo. Empero, lo que inicialmente fue visto como una
victoria, con el tiempo se convirti en un dolor de cabeza, ya que at el futuro de la
colonia a la de la convulsionada metrpoli y al hacerlo, paradjicamente, promovi el
conflicto revolucionario en la isla.40
En los meses subsiguientes, la toma de la Bastilla, dio lugar a un proceso de
intensa radicalizacin que fue coronado con la promulgacin de la Declaracin de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano por parte de la Asamblea Nacional. Dicha
declaracin proclamaba la libertad, la igualdad, la vida y la propiedad como derechos
universales de todos los hombres y en tal sentido, poda poner en jaque el orden colonial
francs. Esto gener preocupacin entre los grand blancs y a la burguesa comercial
imperial, quienes teman la ruina absoluta de las colonias y de la esclavitud. Aquel
espanto hizo que el Club Massiac y los representantes de Saint Domingue forjasen una
estrecha alianza en pos de circunscribir el cumplimiento de los derechos del hombre a los
estrechos lmites del hexgono galo. Sin embargo, estos sectores no tenan que
preocuparse demasiado ya que, a pesar de la retrica universalista de la Declaracin, la
mayora de los diputados franceses la entendan en una clave particularista eurcentrica,
39

Mills, Herbert, The Early Years of the French Revolution in San Domingo, Tesis Doctoral, Cornell

University, Julio 1889, pp. 27-30; Garrett, Bennet, The French Colonial Question 1789-1791, Michigan,
George Wahr, 1916. pp. 6-7.
40

Stoddard, op. cit., pp. 80-81.

31

clasista, racista, sexista y colonial, por el cual, en realidad, pretendan reconocerle


derechos nicamente a un hombre muy particular: el varn, propietario, ilustrado, blanco
y europeo. Segn Louis Sala Molins, los esclavos, al ser definidos por el Code Noir,
como sub-hombres y objetos muebles, no slo no fueron consideramos como sujetos de
derecho, sino que se los conden como parte de la propiedad inviolable de los amos
coloniales. De esta manera, paradjicamente, la Declaracin lejos de aliviar la situacin
de los cautivos, implic un reforzamiento de su dominacin. 41
En respuesta al proceso revolucionario francs, los diputados grand blancs y los
integrantes del Club Massiac impulsaron el llamado a una asamblea constitucional en
Saint Domingue, que protegiera los pilares del orden colonial. Empero, las autoridades
francesas demoraron bastante hasta expedirse sobre la materia. Mientras tanto, fueron los
affranchis quienes comenzaron a movilizarse en funcin de sus propios intereses. Lderes
como Julien Raimond y Vincent Og, que se encontraban en Francia, organizaron la
Socit des Colons Americains e intentaron un acercamiento hacia los grand blancs. Les
propusieron una alianza clasista que excluyera el racismo entre los libres, en pos de
garantizar la eslcavitud.42 Los blancos, no slo se opusieron a negociar, sino que
torpedearon de manera sistemtica la actuacin de los affranchis.43 Ante aquel rechazo
los hombres libres de color se acercaron a la Socite des Amis des Noirs, con quienes
presionaron a la Asamblea Nacional para que se le reconocieran sus derechos y se les
permitiera integrar el cuerpo legislativo. Pero, todo fue en vano y estos sectores
recibieron la exclusin como nica respuesta. 44
En paralelo a estos acontecimientos en Saint Domingue tambin se vivi un
proceso de movilizacin poltica. Al comienzo fue clandestino, protagonizado por los
grand blancs, quienes eligieron sus delegados y formalizaron sus cahiers des dolances.
41

Sala Molins, op. cit., pp. 61-62.

42

Raimond, Julien, Observations sur l'origine et les progrs [sic] du prjug des colons blancs contre les

hommes de couleur; : sur les inconvniens de le perptuer; la ncessit, la facilit de le dtruire; sur le
projet du Comit colonial, etc. Par M. Raymond, homme de couleur de Saint-Domingue, Pars, De
LImprimerie Patriote Franois, 1791, pp. 12-30.
43

Dubois, op. cit., p. 81; Garret, op. cit., p. 22; James, op. cit., p. 67.

44

Lacroix, Pamphile, Mmoires pour servir a lHistoire de la Rvolution de Saint Domingue, Pars, Chez

Pillet Aine, 1819, tomo I, pp. 120-130.

32

Empero, en tanto que las noticias fueron arribando a la isla, los sucesos comenzaron a
tornarse ms intensos y violentos. Un nutrido grupo de los petit blancs, fueron los
protagonistas principales de este proceso de radicalizacin. Asumieron el estandarte tricolor y promovieron la democratizacin de las instituciones del antiguo rgimen colonial.
La primera victima de esta ofensiva fue el Intendente Marbois, quien tuvo que exiliarse
luego de sufrir el ataque de bandas de petit blancs armados. Al calor de los
acontecimientos, se fueron conformando dos tendencias polticas dentro de los blancos.
Por un lado los pompons rouges, (integrado por la mayora de los petit blancs y por un
sector importante de la elite blanca), que promova la democratizacin, el autogobierno y
el libre comercio y por el otro los pompons blancs, (formado por un grupo minoritario de
la oligarqua blanca vinculada ms estrechamente al monopolio comercial), que
defendan a las autoridades coloniales y a la poltica de la exclusif. Los primeros tomaron
la delantera y organizaron tres Asambleas Provinciales, con la intencin de socavar el
poder del Gobernador General, el Conde de Peiner, lo cual gener una mayor enemistad
entre ambas vertientes y puso a la isla al borde de la guerra civil entre los blancos.

El decreto del 8 de marzo de 1790 y sus consecuencias en Saint Domingue

Mientras tanto, en marzo de 1790, se constituy en Francia un Comit Colonial


presidido por Antoine Barnave e integrado por representantes de la alianza entre los
grand blancs y el Club Massiac. Dicho comit present ante la Asamblea Nacional una
propuesta de decreto que buscaba resolver los conflictos que se haban abierto en Saint
Domingue conciliando los intereses de las elites caribeas y de la metrpoli. 45Estableca
que las colonias deban ser regladas por leyes especficas y para ello llamaba a la
conformacin de Asambleas Legislativas coloniales que deban formular sus propias
normas ad referndum de la Asamblea Nacional. Por ltimo, abra la posibilidad de

45

Quinney, Valerie, Decisions on Slavery, The slave trade and civil rights for negros in the early French

revolution, en The Journal of Negro History, Vol. 55, N 2, abril de 1970, pp. 117-118 y James, op. cit.,
pp. 70-71.

33

negociar modificaciones a la exclusif.46 La norma fue aprobada casi unnimemente, sin


embargo, surgieron objeciones impulsadas por los affranchis y la Socit des Amis des
Noirs, en torno a la definicin de quienes deberan ser considerados ciudadanos. La ley
estableca: Todas las personas de ms de 25 aos, que fueran propietarias, o que ()
tuvieran domicilio en la Colonia hace ms de dos aos y pagaran impuestos, tenan
derecho a participar en la formacin de la Asambleas parroquiales y si no existe en la
colonia una asamblea colonial previamente electa o si la existente se disuelve
voluntariamente, la asamblea parroquial proceder a elegir diputados para la Asamblea
Colonial.47 Como la ley nada deca sobre la cuestin racial, los affranchis y la Socite
buscaban que se extendiese la ciudadana para los hombres libres de color. Esto gener un
debate en el recinto y fuera de l, pero finalmente la Asamblea Nacional no se pronunci
sobre el tema, y aprob el decreto y las instrucciones reglamentarias el 28 de marzo,
dando lugar a una ambigedad que, en el fondo, implicaba una tcita exclusin de los
affranchis.
Ms all de las decisiones de la metrpoli, para comienzos de 1790 ya se haban
constituido tres Asambleas provinciales en Saint Domingue, que luego formaron una
Asamblea Colonial en Saint Marc. Con la creacin de este rgano se supona que las
provinciales deban disolverse, pero la del Norte se neg hacerlo y se produjo una
situacin conflictiva entre dos rganos antagnicos. Uno en el Norte, integrado por
abogados y mercaderes realistas que deseaban mantener vivo el lazo colonial con la
metrpoli y el otro en Saint Marc, constituido por 212 miembros, mayoritariamente
adinerados plantadores, radicalizados y defensores del autogobierno48 Envalentonados,
los integrantes de la Asamblea de Saint Marc comenzaron un proceso autonomista
promulgando el 28 de mayo las denominadas Bases constitutionnelles de lAssemble
Gnrale. Las bases establecan que las leyes sobre el rgimen interno de Saint
Domingue seran primero promulgadas por la Asamblea Colonial, y luego refrendadas
por la metrpoli. Asimismo en cuanto a los asuntos exteriores y comerciales las normas
46

Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 26-28; Dubois, op. cit., pp. 84, 85; Jaurs, Jean, Historia Socialista de la

Revolucin Francesa, Buenos Aires, Poseidn, 1946, tomo II, pp. 195-197.
47

Garret, op. cit., p. 53.

48

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, del 25 de junio de 1790, AGI, Santo Domingo, 1028.

34

seran decretadas por la Asamblea Nacional, pero recin contaran con plena validez una
vez que recibieran el referndum de su par colonial.49
Finalmente, el 31 de mayo arrib de manera oficial el decreto del 8 de marzo a la
isla y oblig a los sectores movilizados a acatarlo para no quedar en rebelda. En esa lnea
de accin la Asamblea de Saint Marc hizo un llamado a elecciones para legitimar el
proceso que sus miembros haban abierto. Las mismas se realizaron a comienzos de julio
y dieron lugar a un enfrentamiento poltico entre los pompons rouges y los pompons
blancs, en torno a la validez de lo actuado por la Asamblea de Saint Marc. Finalmente
los primero lograron vencer a los defensores del antiguo rgimen y el propio Gobernador,
el Conde Peinier, se vio obligado a confirmar la legitimidad de la Asamblea. En este
contexto, los diputados encabezaron una dura ofensiva contra sus oponentes
proclamando: la liberalizacin del comercio, la apropiacin del tesoro pblico, la
confiscacin de las armas del arsenal de Logne, la disolucin de las tropas reales y la
constitucin de guardias nacionales.50 Las nuevas fuerzas armadas deban jurar lealtad a
las nuevas autoridades de la isla y a la patria de Saint Domingue. Esta medida fue
acatada por la abrumadora mayora de los soldados de Saint Marc, pero fue rechazada por
la oficialidad de la isla. El enfrentamiento entre ambos grupos se fue profundizando,
hasta que explot cuando el Gobernador respald a los pompons blancs y disolvi la
Asamblea mediante el uso de tropas oficiales.51 Firmes en su tesitura, los diputados de
Saint Marc opusieron una dura resistencia decretando la cesanta del Conde de Peinier,
nombrando un nuevo Gobernador y llamando a los ciudadanos a tomar las armas en
defensa del cuerpo legislativo.52 Sin embargo, ante la contra-ofensiva, un nutrido grupo
de los miembros de la Asamblea (85 en total) decidieron embarcarse en el buque Leopard
y exiliarse en Francia.53

49

D.V.A.E.P, Historia de la isla de Santo Domingo, Madrid, Imprenta de Valladolid, 1806, pp. 47-51;

Mills, op. cit., p. 61; Edwards, op. cit., pp. 29-31.


50
51

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, del 13 de agosto de 1790 AGI, Santo Domingo, 1028.
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, del 25 de agosto de 1790 AGI, Santo Domingo, 1028.

52

Mills, op. cit., p. 72.

53

Edwards, op. cit., p. 35, Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 46-49; Franco, op. cit., p. 195; Madiou, op. cit.,

tomo I, p. 46.

35

All inicialmente fueron muy bien recibidos, pero al poco tiempo, la imagen que
las autoridades tenan de ellos empez a cambiar debido al rechazo de parte de la
tripulacin de volver a la isla.54 Frente aquel nuevo conflicto, la Asamblea Nacional
llam a los exiliados a la barra para que dieran explicaciones sobre lo acontecido en Saint
Domingue. Los diputados hicieron su descargo afirmando que haban actuado en funcin
del derecho y del orden imperial francs. Los argumentos no convencieron a la Asamblea
Nacional y esta decret la nulidad de sus actos y normas. Asimismo, en cuanto a la
ciudadana, se reafirm lo establecido en los decretos del 8 y 28 de marzo y se reiter que
no se decidira sobre el estatus de las personas, a menos que la colonia lo solicitara
expresamente. Por ltimo se orden el envi de tropas a la isla y se llam a la
convocatoria para la constitucin de una nueva Asamblea Colonial.55
Mientras tanto en Saint Domingue los conflictos se precipitaban. La alianza
tctica entre el Gobernador y los defensores de la Asamblea del Norte se resquebraj,
cuando el primero intent disolverla sin demasiado xito. Asimismo, en las regiones del
oeste y el sur los plantadores y los petit blancs de la tendencia pompon rouge estallaron
en rebelda contra las autoridades coloniales en defensa de la causa autonomista de Saint
Marc. Recibiendo golpes de todos los flancos, el Conde de Peinier busc restablecer el
cauce electoral, haciendo un llamado a los comicios para conformar una nueva Asamblea
Colonial, sin embargo la propuesta fracas y termin renunciando.

Vincent Og y la rebelin de los affranchis

Adems de los blancos, los affranchis buscaron aprovechar el nuevo contexto


poltico, intentando imponer sus reclamos. El ncleo de los hombres libres de color se
congreg en Francia en torno a la agrupacin conocido como Socit des Colons
Americains. Empero, no todos los miembros de este grupo social promovan las mismas
estrategias de lucha. Julien Raimond, un acaudalado mulato de Saint Domingue,
consideraba que el mejor camino era el de concertar una alianza con el Club Massiac y

54

Edwards, op. cit., p. 51.

55

Dubois, op. cit., p. 86; Jaurs, op. cit., pp. 199-200; Edwards, op. cit. , pp. 52-53.

36

los grand blancs para establecer un acuerdo post-racista entre los plantadores blancos y
de color, en pos de garantizar el orden esclavista, la base de sus riquezas.56
Sin embargo otros, como Vincent Og, residente en Paris, plantador y tambin
miembro de la Socit des Colons Americains, consideraban que haba que levantarse en
armas e imponer el decreto del 8 de marzo, que, desde su punto de vista les otorgaba la
ciudadana.57 Previamente, Vincent Og haba intentado con sus compaeros que la
norma se aplicase en la colonia, envindole una carta al Conde de Peinier para que se
ajustara la situacin al nuevo derecho. En la misma afirmaba: Conde no hay ms
distincin entre hombres de color y el blanco. Todo ser comn a los hombres libres, no
habr de aqu en adelante otra preeminencia que la que tendr que darse por el mrito y
las virtudes58. Empero, al encontrar un fuerte rechazo, el lder mulato decidi viajar a la
colonia para encabezar la rebelin. Vincent Og lleg a Saint Domingue el 12 de octubre
de 1790. All junto con su lugarteniente principal Jean Chavannes organiz un pequeo
ejrcito de un centenar de affranchis dispuestos a emprender la lucha. El da 28, Vincent
Og y sus tropas se rebelaron contra el Gobernador y los grands blancs, atacando la
pequea ciudad de Grand Riviere y exigiendo en su proclama el cumplimiento del
decreto del 8 de marzo. sta expona sus objetivos con claridad: No Seor Conde no
permaneceremos bajo el yugo como lo hemos hecho por dos siglos. El ltigo de acero que
nos dominaba ha sido roto. (..) He jurado ver ejecutado el decreto que trabaje para que
fuese promulgado, de rechazar la fuerza con la fuerza y por ltimo de poner fin al
prejuicio que es injusto y brbaro.59
La rebelin no se propuso sumar a su causa a los esclavos, sino todo lo contrario.
Vincent Og lo dej bien en claro: No har sublevar las plantaciones, esos seran medios
indignos para mi (). Cuando solicit de la Asamblea Nacional un decreto, que obtuve a

56

Jaurs, op. cit., p. 202; Franco, op. cit., p. 197.

57

Mills, op. cit., p. 86.

58

Carta al Conde de Peinier, Gobernador General de Saint Domingue por los comisarios de los

ciudadanos de color de las islas y colonias francesas 18 de abril de 1790, AGI, Santo Domingo, 1029.
59

Carta de Vincent Og al Gobernador Peinier del 21 de octubre de 1790, AGI, Santo Domingo, 1029.

37

favor de los colonos americanos, () no inclu en mi demanda la condicin de los


negros que viven en la servidumbre.60
A pesar de esto, las autoridades reprimieron con violencia la asonada mulata. El
ejrcito rebelde vencido se desband como pudo y los lderes huyeron hacia la vecina
Santo Domingo. Pero con muy poca suerte, ya que all fueron rpidamente apresados y
enviados, a pedido del nuevo Gobernador Philibert Blanchelande, a la colonia francesa.61
El Capitn General Joaqun Garca relata como fueron recibidos los reos en Saint
Domingue: todo aquel pblico sali a la marina a recibirlos manifestando su satisfaccin
y gratitud a la nacin espaola () por haberles entregado unos criminales tan
perjudiciales a su Colonia.62 En un clima crispado los insurrectos vilipendiados por la
opinin pblica blanca fueron juzgados por las autoridades que sentenciaron a Vincent
Og y a Jean Chavannes a morir descuartizados en la rueda. El da 25 de febrero de 1791
finalmente se cumpli la condena y a modo de ejemplo disuasivo sus cabezas fueron
expuestas en la plaza pblica de Le Cap por largos das hasta marchitarse.63
Casi para la misma poca Andr Rigaud, otro mulato terrateniente, encabez una
rebelin de affranchis en el sur. stos inicialmente ganaron una serie de combates, pero
finalmente fueron derrotados y apresados. Las insurrecciones haban fracasado y en gran
medida debido a su concepcin particularista que exclua a los esclavos, sus potenciales
aliados.
Mientras se sustanciaba el juicio a los rebeldes, Philibert Blanchelande, el nuevo
Gobernador, comenz un proceso contra-reformista. Sin embargo, al poco de andar tuvo
que dar marcha atrs porque recibi un nuevo decreto, promulgado por la Asamblea
Nacional el 12 de octubre de 1790, que lo conminaba a llamar de vuelta a elecciones para
la conformacin de una Asamblea Colonial. El Gobernador, dio cauce a las rdenes
metropolitanas, pero enseguida estall un conflicto que vino a agudizar la profunda crisis

60

Carta de Vincent Og a la Asamblea Provincial del Norte del 28 de octubre de 1790, AGI, Santo

Domingo, 1029.
61

Carta de Joaqun Garca a Antonio Porlier, del 20 de enero 1791, AGI, Santo Domingo, 1029.

62

Carta de Joaqun Garca a Antonio Porlier del 20 de enero de 1791. AGI, Santo Domingo, 954.

63

Carta de Joaqun Garca a Pedro Lerena del 25 de Marzo de 1791, AGI, Santo Domingo, 1029;

Edwards, op. cit., pp. 39-50; Garran Couloun, op. cit., tomo II, pp. 45-50.

38

preexistente. Paradjicamente, los responsables de avivar el fuego fueron los soldados


enviados por Francia para imponer el orden. Estos imbuidos del ideario revolucionario
francs, en vez de someterse a la autoridad de Philibert Blanchelande, anclaron en Port au
Prince y se sublevaron en alianza con los pompons rouges de la ciudad. El Gobernador,
junto con el Comandante Maudit, intentaron reprimir a los rebeldes, pero todo termin en
un caos. El Gobernador tuvo que escaparse a Le Cap y el Comandante termin asesinado
por los rebeldes.64 Los pompons rouges victoriosos profundizaron las reformas,
conformaron guardias nacionales y buscaron la aplicacin del decreto del 12 de octubre.65
El Gobernador, por su parte, decidi permanecer en Le Cap, donde los pompons blancs le
eran ms favorables y desde all intentar recomponer su maltrecho poder.

El decreto del 15 de mayo de 1791 y el conflicto entre blancos y affranchis

En aquel contexto la Asamblea Nacional decidi, en febrero de 1791, el envo de


tres comisionados acompaados de 6.000 soldados para reimponer el orden y encauzar la
situacin. Asimismo, ante las noticias de la ejecucin de los affranchis rebeldes, amplios
sectores del cuerpo legislativo plantearon que era necesario re-pensar la poltica racista de
la colonia.66 En esta situacin, grupos afines al Club Massiac y a los grand blancs,
quisieron tomar la ofensiva y propusieron que la nueva constitucin garantizar el
sistema esclavista colonial. Moreau de Saint Mery, sugiri el siguiente artculo: La
Asamblea Nacional decreta como artculo constitucional, que ninguna ley sobre el estatus
de los esclavos en las Indias Occidentales francesas, jams ser promulgada por la
Asamblea Nacional, excepto a pedido () de las Asambleas Coloniales.67 Indignado,
Maximilien Robespierre, representando a la izquierda, retruc:
Desde el momento en que uno de vuestros decretos pronunciis la palabra esclavos, habris
pronunciado () el derrumbamiento de vuestra constitucin. Yo me quejo en nombre de la
asamblea misma, de que () se quiere forzarla a concederlo de un modo () que desmiente
64

Carta de Joaqun Garcia a Antonio Porlier, 16 de marzo de 1791 AGI, Santo Domingo, 1029.

65

Mills, op. cit., p. 93.

66

Ott, op. cit., p. 38; Dubois, op. cit., p. 88.

67

Csaire, op. cit., p. 140; Gauthier, op. cit., p. 184.

39

todos sus principios. () La conservacin de vuestras colonias es de un gran inters, pero este
inters es relativo a vuestra constitucin y el inters supremo de la nacin y de las propias colonias
es que conservis vuestra libertad y que no derroquis con vuestras propias manos las bases de
esta libertad. Eh! Perezcan vuestras colonias, si la conservis a este precio. S, si fuera necesario
perder vuestras colonias o perder vuestra felicidad, vuestra gloria, vuestra libertad, yo repetira
perezcan vuestras colonias.68

Maximilien Robespierre, imbuido por la crtica moderada a la esclavitud, propia


de los Amis des Noirs, seal las contradicciones que la Asamblea cometa entre su
discurso liberal y su aplicacin colonialista y esclavista y propuso que deba ser
consecuente con sus principios.69Sin embargo, al parecer, para la mayora de los
diputados de la Asamblea Nacional, la cuestin era un problema ms semntico que de
fondo y bast con que se reemplazar el trmino esclavos por no libres para que fuera
aprobada por la mayora. Segn la dura interpretacin de Jean Jaurs: la Asamblea, bajo
una forma pdica y sin pronunciar la palabra esclavo, confirmaba la esclavitud,
garantizando a los colonos sus propiedades.70
A continuacin, el debate gir en torno a la cuestin de la ciudadana de los
affranchis, teniendo como protagonistas a los diputados de los grand blancs y el Club
Massiac, enfrentados a los Amis des Noirs, quienes esgrimieron viejos y nuevos
argumentos a favor y en contra de la segregacin racial. 71 Sin embargo, esta vez, debido
al caos de Saint Domingue, la balanza comenz a inclinarse a favor de los affranchis.
Incluso sectores burgueses vinculados al comercio colonial comenzaron a aceptar una
liberalizacin parcial del racismo entendiendo que su defensa a ultranza haba tenido
efectos ms perniciosos que positivos. Finalmente, el 15 de mayo de 1791, el diputado
jacobino Rewbell propuso el siguiente decreto: La Asamblea Nacional decreta que
()las personas de color que hayan nacido de padres libres sern permitidas a votar en
las futuras elecciones parroquiales y coloniales, si cumplan con el resto de los
68

Maximilien Robespierre Discurso contra la constitucionalizacin de la esclavitud en las colonias

compilado por Bosc, Yannick, Gauthier, Florence, Wahnich, Sophie, (eds.), Por la felicidad y la libertad,
Barcelona, El viejo topo, 2007, p. 87; Csaire, op. cit., pp. 140-141 y Gauthier, op. cit., pp. 188-189.
69

Benot, op. cit., p. 256, Gauthier, op. cit., p. 189.

70

Jaurs, op. cit., p. 197.

71

Garret, op. cit., p. 101.

40

requisitos.72 La norma fue aprobada por la mayora, ganando as una propuesta


conciliadora que otorgaba la ciudadana a unos pocos cientos de affranchis. Sin embargo,
para los grand blancs, la Asamblea Nacional haba puesto en jaque a unas de los pilares
del orden colonial.
A principios de junio, la noticia del decreto arrib a la isla y los blancos pusieron
el grito en el cielo y comenzaron a pensar diferentes formas de resistirlo. Segn Joaqun
Garca, Capitn General de Santo Domingo y atento testigo de los sucesos:
Se juntaron todos los distritos del Gurico para tratar sobre este grave asunto: hubo
muchos debates y pareceres criminales, entre otros fueron muchos vocales que se
tomaran las armas por todos los vecinos y hacendados blancos y acabar con la gente de
color. () Al salir de su Asamblea se dice que muchos individuos () dirigironse a la
Casa de Correos donde en estatua ahorcaron al () Abate Gregorio que suponen autor de
este decreto.73

El enojo fue tal, que el propio Philibert Blanchelande, consider imposible aplicar
el nuevo decreto y con el apoyo de todas las tendencias de los blancos, convoc, con la
vieja normativa, a elecciones para conformar la Asamblea General. 74
Por su parte, los affranchis del oeste y el sur, liderados por Louis Jacques
Beauvais, comenzaron a tomar las armas. Estaban satisfechos con el decreto del 15 de
mayo de 1791, pero cada vez estaban ms convencidos de que la nica forma de aplicarlo
sera mediante la imposicin violenta.
Finalmente, el 9 de agosto de 1791, se conform una nueva Asamblea Colonial en
Logne. Poco despus se mud a Le Cap y se cobij bajo el ala del Gobernador. En este
complejo contexto, donde el conflicto haba pasado a centrarse en torno a la cuestin de
la segregacin racial, las diferentes fracciones de los blancos comenzaron a tejer
acercamientos para oponerse a los affranchis radicalizados. Sin embargo, en poco tiempo
la situacin sufrira un vuelco inesperado, que cambiara la faz de la isla y de la regin
del Caribe para siempre.

72

Jaurs, op. cit., p. 204; Piquet, op. cit., p. 80.

73

Carta de Joaqun Garca al Marques de Bajamar, 24 de Julio de 1791, AGI, Santo Domingo, 1029.

74

Di Tella, op. cit., p. 66; Ott, op. cit., p. 40.

41

Captulo III: Los condenados de la tierra se rebelan


Durante esta primera etapa, los esclavos no ocuparon el centro de la escena
poltica. Sin embargo, es importante destacar que s existieron algunos conatos de
rebelin abortados y el cimarronaje aument considerablemente.75 Las autoridades y los
sectores libres intentaron aislar a los cautivos para que estos no se vieran contaminados
con ideas subversivas. Sin embargo, paradjicamente, los esclavos fueron conociendo
todo cuanto aconteca, gracias a la accin y las proclamas de estos mismos sectores y a
las relaciones laborales que mantenan con los marineros que llegaban la isla.76 A su vez
el cimarronaje actu como un catalizador para que estas novedades se difundieran
velozmente de plantacin en plantacin y para que los esclavos comenzaran a organizarse
colectivamente. Este proceso tuvo su primer hito el domingo 14 de agosto de 1791. Ese
da, ms de 200 esclavos se reunieron de forma semiclandestina en la plantacin
Lenormand de Mezy, en la Plain du Nord cerca de Mourn Rouge.77Los presentes,
esclavos capataces, sacerdotes vods y cimarrones, discutieron sobre los ltimos sucesos
de la isla y el rumor de que el Rey haba promulgado un decreto que los beneficiaba con
tres das de descanso y que no se estaba aplicando en la colonia por voluntad de la elite.
Luego de delibrar organizaron su propia rebelin que qued fijada para el mircoles 25
de agosto. Su idea era sublevar al unsono los 12.000 esclavos de la Planicie Norte y los
6.000 domsticos que trabajaban en Le Cap, aprovechando el da de la apertura de las
sesiones de la Asamblea Colonial.78 El lder principal de la conspiracin era Dutty o

75

El peridico de Saint Domingue Affiches Amricanes de Saint Domingue, registr en sus secciones

Esclaves Marrons entre a la geole y Esclaves en Marronage, una intensa actividad cimarrona durante los
aos 1789-1791 y la vocacin de los amos por reprimirla. Coleccin de Affiches Amricanes, nmeros 63
a 89, desde el ao 1789 hasta 1790 AGI, Santo Domingo, 1028, Kimou Ats, op. cit., p. 146
76
77
78

Franco, op. cit., p. 203; Fick, op. cit., p. 86.


Madiou, Thomas, Histoire dHaiti, Port au Prince, Imprimerie de J. Courtois, 1847, tomo I, p. 70.
Geggus, op. cit., p. 86; James, op. cit., p. 86; Dubois, op. cit., pp. 97-98.

42

Zamba Boukman un cimarrn y sacerdote vod afro-jamaiquino.79 Sus lugartenientes


ms destacados eran Jean Franois, Georges Biassou, Paul y Jeannot.80 La conjura tena
su plan bien delineado, sin embargo, algunos se apresuraron y quemaron caaverales
antes de lo previsto. Estos fueron apresados admitieron que los esclavos de la planicie del
norte estaban tramando rebelarse.81 Uno de ellos confes que: todos los mayorales,
cocheros, domsticos y negros de confianza de las plantaciones vecinas y adyacentes
haban formulado un complot para incendiar las habitaciones y matar a los blancos.82
Las autoridades, tomaron algunas medidas preventivas, pero no las suficientes. Por su
parte, los conspiradores decidieron volver a reunirse para re-programar su cronograma de
accin. El 21 de agosto de 1791, se dieron cita en Bois Caiman, donde Dutty Boukman
dio en creole, una arenga poltica y religiosa, de hondo sentido africano y cargada de
simbologas vod contra los amos. Pronunci las siguientes palabras:
El buen Dios que ha hecho el sol, que nos alumbra desde lo alto, que agita el mar, que hace rugir
la tempestad, escchenme, vosotros, el buen Dios est oculto entre las nubes. All, l nos
contempla y ve todo lo que hacen los blancos. El Dios de los blancos ordena el crimen, el nuestro
solicita las buenas acciones. Pero ese Dios que es tan bueno, nos ordena la venganza. l va a
conducir nuestros brazos y darnos asistencia. Destruyamos la imagen del Dios de los blancos que
tiene sed de nuestras lgrimas; escuchemos en nuestros corazones el llamado de la libertad.83

El encuentro clandestino finaliz con la reprogramacin de la rebelin para la


noche siguiente y con un emotivo ritual, en el cual, bebiendo la sangre de un cerdo negro,
los insurrectos se juraron vencer o morir en su lucha por la libertad. 84 Segn Alexis
79

Fick, op. cit., p. 92; Fouchard, op. cit., pp. 526-527, Hopkirk, J.G, An Acoount of the Insurrection of St

Domingo, Londres, William Blackwood, 1833, p. 15.


80

De Vastey, op. cit., p. 18.

81

Fick, op. cit., p. 95.

82

Franco, op. cit., p. 208.

83

Citado por Yves Benot, The insurgents leaders and the concept of independence, en Geggus, David y

Fierin, Norman (comps.), The World of the Haitian Revolution, Indiana, Indiana University Press, 2008, p.
105.
84

Dalmas, Antoine, Histoire de la Rvolution de Saint Domingue, Pars, Chez Mame Freres Imprimieurs-

Libraries, 1814, tomo I, p. 118.

43

Kimou Ats, aquella ceremonia: quit a los esclavos el miedo del blanco y fortaleci su
idea acerca de la libertad y la igualdad que era la meta a alcanzar a travs d ela lucha
armada.85La noche del 22 de agosto de 1791, la peor pesadilla de la sacarocracia de
Saint Domingue se hizo realidad, los esclavos liderados por Dutty Boukman, Georges
Biassou, Jean Franois, Paul y Jeannot se rebelaron en la planicie norte de la isla,
arrasando con todo a su paso. Envalentonados por sus deseos de libertad, miles de
esclavos insurrectos, armados con palos y machetes, prendieron fuego a ms de mil
plantaciones, destruyeron mquinas, refineras y masacraron a todos los blancos y amos
que encontraron en su camino.86 Organizados en diferentes grupos, los ms de dos mil
insurgentes se movilizaron con velocidad, de hacienda en hacienda, expandiendo la
rebelin como un reguero de plvora, hasta que lo nico que rodeaba Le Cap Franais era
el fuego, el humo y las cenizas de un mundo en decadencia.87 El cnsul britnico Bryan
Edwards da un testimonio de aquellos sucesos:
() Personas salvajes, habituadas a las barbaridades de frica, aprovechndose del silencio y la
oscuridad de la noche cayeron sobre pacficos e ingenuos plantadores, como tantos tigres sedientos
de sangre humana. Revuelta, conflagracin y masacre, en todos lados hacan su progreso, y la
muerte en todo su horror, de crueldades y escndalos, comparado con lo que una muerte inmediata
es misericordia, esperaban a los ancianos y los jvenes por igual, las vrgenes y los infantes.
Ninguna condicin, ni edad, ni sexo se salvaron. Estas () vergonzosas enormidades, las cuales
conducan la guerra de los salvajes, prevalecieron descontroladas. La furia del fuego consume lo
que la espada es incapaz de destruir y en pocas horas terribles, la ms frtil y bella de las planicies
en el mundo es convertida en un vasto campo de carnicera, una salvaje desolacin!88

El pnico cundi entre los blancos y aquellos que pudieron zafarse de las armas
de los esclavos, se fugaron raudamente haca Le Cap. En la ciudad el Gobernador
Blachelande, junto con el Comandante de Touzard, organizaron la defensa. Nicols
Toledo, funcionario del gobierno de Santo Domingo espaol, relata los comienzos de la
85

Kimou Ats, op. cit., p. 200.

86

Ott, op. cit., p. 48; Dubroca, Louis, Vida de J. J. Dessallines Gefe de los negros de Santo Domingo,

Madrid, Imprenta Real, 1805, pp. 2-3 y Madiou, op. cit., p. 71.
87

Garran Coulon, op. cit., tomo II, pp 212-14.

88

Edwards, op. cit., p. 64.

44

resistencia: Al amanecer del martes 23 de agosto se vio el fuego de la Planicie en el


Gurico, () se toc la generala en la plaza a cuyo toque se form toda la tropa
Veterana, Voluntaria y Nacional como la Infantera, los Dragones y se pusieron todos
sobre las armas.89
Asimismo, sospechando que los domsticos de la ciudad podan ser parte de la
conjura, las autoridades llevaron adelante un proceso de detenciones y torturas que
consigui abortarla. Segn un testigo annimo: Debido a que los negros de la ciudad
parecan peligrosos se pusieron puestos de guardias en todas las entradas de la ciudad, los
ciudadanos pasaban la noche en la puerta de sus casas armados para prevenir que se
provocaran incendios. Algunos individuos para controlar a sus negros los encerraban a la
noche en la catedral o en barcos en el puerto. Otros los mandaron a la crcel o al puerto
seco de Grammont, una pequea isla a media legua de la costa ().90
La Asamblea Colonial mand cartas y delegaciones urgentes a Santo Domingo,
Cuba, Jamaica y Estados Unidos, rogando por la ayuda de sus vecinas esclavistas.91 La
misiva enviada al Gobernador de Santo Domingo solicitaba auxilio para terminar con la
insurreccin que: () destruir en breve la ms floreciente colonia francesa que sin
duda no tardara mucho en abrazar a las dems.92 Cumpliendo las normas espaolas,
Joaqun Garca se neg a prestar la colaboracin solicitada.93 Tal fue la desesperacin,
que algunos plantadores blancos coquetearon con la idea de convertir a la isla en una
colonia inglesa.94
Para comienzos de septiembre de 1791, los insurgentes eran ms de diez mil y
haban comenzado a organizarse. Utilizando sus experiencias militares en frica, los
rebeldes, conformaron guerrillas y campamentos militares desde donde atacaban a la
89

Relato de Nicols Toledo de 30 de Agosto de 1791, AGI, Santo Domingo, 1030.

90

Annimo, The Revolution of Saint Domingue containing eveything that occurred in the French colony

from the start of the revolution until the departure of the author for France on 8 September 1792, en
Popkin, Jeremy, Facing Racial Revolution, Chicago, University of Chicago Press, 1992, p. 56.
91

Relato de Nicols Toledo de 30 de Agosto de 1791, AGI, Santo Domingo, 1030.

92

Carta de la Asamblea General al Gobernado de Santo Domingo, 12 de septiembre de 1791, AGI,

Santo Domingo, 955.


93

Carta de Joaqun Garca a Marques de Bajamar, 10 de septiembre de 1792 AGI, Santo Domingo, 955

94

Intento de pasar la isla de Santo Domingo a Inglaterra, AGS, SDU, LEG, 6846, 75.

45

ciudad y las plantaciones circundantes. Los blancos del norte, ahora en alianza con
algunos plantadores affranchis, llevaron adelante la resistencia y una serie de
contraofensivas. A su vez, la Asamblea Colonial le escribi una carta a la Asamblea
Nacional, informando de lo acontecido, pidiendo auxilio y tcitamente culpndolos por
la crisis del sistema colonial que estaban sufriendo. La misiva deca:
Cien mil negros se han levantando en la parte del Norte, ms de doscientas ingenios de azcar
estn incendiados. Los dueos han sido asesinados (.). Ya los negros han ganados las montaas,
el hierro y el fuego suben con ellos, un nmero inmenso de haciendas de caf es tambin presa de
las llamas (). De todas partes

las mujeres, nios y viejos que escapan de la carnicera

abandonan sus casas y buscan sobres los navos el solo lugar que hay seguro. Muy dbiles para
resistir este torrente, hemos pedido socorros a los insularios mas cercanos, si llegaran bastante a
tiempo para prevenir nuestra aniquilacin, ya no estar el manantial de nuestras riquezas, esta
agotado para siempre. Nosotros no os diremos las causas que han producido nuestras desgracias:
Vosotros debis saberlas muy bien. Lo que sabis de nosotros es que al perecer nuestras ltimas
ojeadas se volvern hacia Francia y nuestros votos sern por ella.95

Sin embargo, no todas fueron malas noticias para los colonos. En noviembre, en
uno de los combates lograron asesinar a Dutty Boukman, dejando a los insurrectos sin su
lder principal. Los testimonios lo muestran arengando a sus hermanos en el fragor de la
batalla con su mensaje de rebelin: Coute la liberte li pale coeur nous Tous!
(Escuchemos en nuestros corazones el llamado de la libertad!).96 Muerto el caudillo,
las autoridades expusieron su cabeza en una pica para dejar en claro el castigo que les
esperaba por haber optado por el camino de la emancipacin.97
La cada en combate del Boukman, hizo que Georges Biassou, Jean Franois y
Jeannot asumieran el mando del movimiento.98 Empero al poco tiempo, ste ltimo, fue
ejecutado por los otros dos, como represalia por su accionar excesivamente duro con los

95

Copia traducida de una carta de la Asamblea General de la Parte Francesa de Santo Domingo a la

Asamblea Nacional, 13 de Septiembre de 1791, AGI, Santo Domingo, 1930.


96

Fick, op. cit., p. 93.

97

Madiou, op. cit., tomo I, p. 73.

98

Paul haba muerto en septiembre, segn los blancos por los propios rebeldes como represalia por no

haber defendido correctamente la planicie de Limb.

46

derrotados y los prisioneros.99 Asimismo, para esa poca, se unieron a la lucha Jean
Jacques Dessalines (esclavo carpintero), Henri Christophe (negro liberto que haba
participado en la guerra de independencia de Estados Unidos) y quien se convertira en la
figura descollante de la revolucin: Toussaint Louverture. ste ltimo naci en 1743,
como esclavo de la plantacin Breda. Su padre, tambin esclavo, haba sido un prncipe
arada y le leg una fuerte formacin cultural africana. Sin embargo, fue su padrino Pierre
Baptiste, un negro liberto, quien lo ayud a alfabetizarse. Estas aptitudes le permitieron
leer por su cuenta importantes autores de la ilustracin como Dennis Diderot, Voltaire y
el Abb Raynal, siendo la obra de este ltimo Histoire philosophique et politique des
tablissements & du commerce des europens dans les deux Indes la que ms vivamente
lo marc.100 Mostrando desde muy joven cualidades excepcionales, fue ascendido a
cochero y veterinario por Bayou de Libertas, el administrador de la plantacin. Con el
tiempo, entre ambos surgi una amistad, coronada con la manumisin de Toussaint
Louveture en 1776.

101

ste sigui su camino comprando una hacienda donde produca

caf y azcar, sin embargo, agradecido, siempre mantuvo contacto con los Breda.102 As,
al estallar la rebelin, tena intereses objetivamente ms cercanos a los affranchis; no
obstante, habiendo sufrido personalmente la esclavitud y formado por sus lecturas
ilustradas, decidi sumarse a los rebeldes. Al parecer, estaba al tanto los planes de
insurreccin, pero se uni a ellos recin pasado un mes, luego de proteger a la familia de
su ex-amo, siendo enlistado, como ayudante de campo de Georges Biassou y como
mdico de su ejrcito.103

Complot monrquico o revolucin autnoma? Reforma o Revolucin?


99

M. Gros, An historical account of the different ocurrances in the Camps of Grand Rivere, Dondon,

Sainnte Suazanne and others from the 26 of October 1791 to the 24 of December of the same year; By M.
Gros attorney Sindico of Valiere taken prisioner by Johhny, Samuel & John Adams, Baltimore, 1793, en
Popkin, op. cit., p. 117.
100
101

Dubois, op. cit., pp. 96-97 y 171-172.


Smartt Bell, op. cit., p. 70.

102

Dubois, op. cit., pp. 171-172.

103

Gros, op. cit., compilado en Popkin, op. cit., p. 147; James, op. cit., p. 94; Elliot, C. W., St. Domingo: Its

Revolution and its Hero Toussaint Louverture, Nueva York, J. A. Dix Publisher, 1855, p. 27.

47

Mucho se ha especulado sobre los orgenes de la revolucin de esclavos. En el


momento mismo de su acaecimiento surgieron diversas teoras explicativas que tuvieron
mucha influencia en el devenir de la historiografa. Las dos ms revelantes coincidan en
algo, los esclavos no se organizaron de manera autnoma, sino que fueron movilizados
por otros actores que se mantuvieron tras bambalinas. En una suerte de comedias de
enredos, por un lado, los sectores conservadores denunciaron a los affranchis, a los
jacobinos y a los Amis des Noirs como instigadores del levantamiento y por el otro, los
grupos ms radicalizados acusaron a los realistas de propiciar un complot monrquico
que buscaba poner un fin al avance de la revolucin en la isla y en la metrpoli. Propiciar
lo que se ha dado en llamar la Vende Negra.104 Ambos grupos coinciden en una
cuestin sustancial: los cautivos no haban sido los actores principales del proceso
insurreccional. Como nos dice Michel Rolph Trouillot, eso resultaba imposible para la
mentalidad de la elite de la poca, ya que para ellos los esclavos afrodescendientes no
eran actores polticos plenamente racionales capaces de realizar una genuina
revolucin.105
La primera interpretacin, la podemos encontrar, por ejemplo, en las memorias
del colono blanco J. G. Hopkirk, quien nos dice que los Amis des Noirs: () reunieron
algunas personas de color en Francia () invitndolos a unir su causa con la de los
negros. Estos hombres pasaron a Saint Domingue en una suerte de delirio causada por su
doctrina () trajeron panfletos y libelos, que envalentonaron a los affranchis y los
esclavos a insurreccionarse y masacrar a los blancos de la colonia.106

En el relato de Bryan Edwards, quien afirma que:


La rebelin de los negros de Saint Domingue, y la insurreccin de los mulatos, () tuvo un
mismo origen. No fue el impulso de la naturaleza humana, gimiendo bajo la opresin, lo que
excit a aquellas clases a hundir sus dagas en el pecho de inofensivas mujeres y nios. Fueron
104

Ghachem, Malick, The colonial Vende, en Geggus, D. y Fierin, N. (comps.), op. cit., pp. 156-177;

James, op. cit., p. 95; Lacroix, op. cit., tomo I, p. 91.


105

Trouillot, op. cit., p. 72.

106

Hopkirk, op. cit., p. 36.

48

impulsados a dichos excesos () por las viles maquinaciones de hombres que se llaman a s
mismos filsofos (los proselitistas e imitadores en Francia de la vieja asociacin juda de Londres)
cuyas pretensiones de filantropa eran groseras burlas para la razn humana.107

Tambin en el testimonio de Nicols Toledo, quien afirmaba que entre los


rebeldes haba falsos negros, que fueron descubiertos por los franceses que: mataron
algunos negros entre estos se halla uno muerto que por las uas sospecharon que fuese
blanco, le lavaron el tizne o tinta de la cara y hallaron que lo era, pero no le
conocieron108
Por su parte, la segunda interpretacin la podemos encontrar en las memorias de
M. Gros, quien dice: Diversas razones me llevaron a creer que nuestra ruina solo poda
deberse al golpe de una contrarrevolucin aristocrtica.109A su vez, en el testimonio del
autor annimo de The Revolution of Saint Domingue, quien afirma que, al preguntarle a
dos esclavos los motivos por los cuales se haba realizado la insurreccin estos le
contestaron: () que era por los aristcratas blancos de Francia, que su objetivo era
castigar a los colonos porque haban destronado al rey () y porque haban quemado el
decreto que daba tres das de descanso a la semana ().110 Y tambin en el informe de
Jean Philippe Garran Coulon quien dice: Era una opinin generalmente aceptada entre
los blancos de la colonia que la rebelin fue excitada por el gobierno y por el partido
contrario al de Saint Marc.111
En el mbito historiogrfico, de las dos lecturas, la primera qued rpidamente
desacreditada, mientras que la segunda, tuvo una impresionante influencia que dur hasta
el siglo XX. As la podemos encontrar, como una interpretacin fuerte en Pompee de
Vastey, Thomas Madiou, Beaourboun Ardouin, John Beard, Ralph Korngold, Stoddard

107

Edwards, op. cit., pp. xx-xxi.

108

Relato de Nicols Toledo de 30 de Agosto de 1791, AGI, Santo Domingo, 1030. El Capitn General

de Santo Domingo, Joaqun Garca, defenda la misma interpretacin. Primer informe de Joaqun Garca al
gobierno espaol sobre la Revolucin de Saint Domingue, Santo Domingo septiembre de 1791. AGS,
SDU, LEG, 7149, 74, documento 439.
109

M. Gros, op. cit., compilado por Popkin, op. cit., p. 128.

110

Annimo, op. cit., compilado por Popkin, op. cit., p. 53.

111

Garran Coulon, op. cit., tomo II, p.193.

49

Lothrop y Jos Luciano Franco112. Y de manera mucho ms matizada en Torcuato Di


Tella, Madison Smartt Bell y Carolyn Fick,113
Por mi parte, considero que la misma carece de slidos fundamentos ya que se
basa en meros rumores y en testimonios de blancos racistas, pero no en pruebas
contundentes. Y a su vez, porque pienso que reproduce, muchas veces de forma ingenua,
una mirada eurocntrica y racista, que busca quitarle a los sectores rebeldes su agencia
poltica. Ms all de los testimonios interesados de los blancos, todo parecera indicar que
la rebelin fue un proceso autnomo organizado por los propios esclavos y pienso que as
debe ser caracterizado.
En torno a las demandas iniciales de los esclavos, podemos encontrar un debate
similar al previamente referido. Una vertiente de la historiografa se ha inclinado a pensar
que los rebeldes tenan una agenda reformista y que nicamente pedan mejores en las
condiciones de vida. Segn ellos, recin con el paso del tiempo se fueron radicalizando
hasta pedir la libertad. Esta interpretacin (que generalmente coincide con la idea de que
la revolucin fue un complot monrquico) tiene puntos sumamente endebles debido a las
fuentes sobres las que se apoya. No obstante, ciertamente da cuenta de las demandas
estrechas de algunos lderes de los insurrectos, que no buscaban una alteracin total del
sistema.
Ms all de lo complejo y heterogneo del movimiento poltico analizado, creo
que en trminos globales, es posible afirmar que la mayora de los esclavos y varios de
sus lderes como Dutty Boukman y Toussaint Louverture, siempre desearon el fin de la
esclavitud y la consagracin de la libertad y la igualdad universal. Esto lo podemos ver
reflejado en la prdica de Dutty Boukman, quien arengaba a sus compaeros al grito de:

112

De Vastey, op. cit., p. 20; Madiou, op. cit., pp. 70, 76; Ardouin, Beaubrun, tude sur l'Histoire d'Hati,

Pars, Dezorby et E. Magdeleine, 1853, tomo I, pp. 216-236; Beard, John, Toussaint Louverture, a
Biography and Autobiography, Nueva York, Cosimo Classics, 2008, p. 52; Korngold, Ralph, Citizen
Toussaint, Londres, Gollanz, 1945, p. 59; Stoddard, op. cit., p. 133; Franco, op. cit., pp. 204, 207.
113

Fick, op. cit., p. 92.; Di Tella, op. cit., pp. 71-72. Di Tella, aunque termina asumiendo parcialmente esta

interpretacin, admite que es polmica y que puede haber surgido con una carga racista fuerte. Smartt Bell,
op. cit., pp. 79-83. Este autor reconoce que la tesis ha sido descartada por los historiadores ms recientes,
sin embargo aun as considera que tiene cierto grado de veracidad y que merece ser tenida en cuenta.

50

Escuchemos en nuestros corazones el llamado de la libertad!114 y en varios testimonios


de la poca donde aparece la demanda de emancipacin universal y el reconocimiento de
los derechos del hombre. As por ejemplo, tenemos el relato de un oficial francs que
cuenta que durante la insurreccin una banda de rebeldes se le acerc con nimos de
negociar su liberacin, pero afirmando que estaban: dispuestos a morir con las armas en
la mano, antes de entregarse sin una promesa de libertad.115 Segn el testimonio de
Joaqun Garca: El 26 de agosto siguen las hostilidades de los negros con mayor viveza
saqueando las habitaciones y sus comestibles y bebidas y les da ms espritu y arrogancia
cantando despus de comer Vive la liberte!.116 En otro caso, un plantador annimo nos
cuenta que luego de matar a un rebelde: Encontramos en su bolsillo panfletos impresos
en Francia, llenos de referencias a los derechos del hombre (). En su pecho tena un
pequeo saco lleno de pelos, hierbas, huesos, lo que ellos llaman un fetiche, que esperan
que los proteja de los peligros.117 Vale la pena aclarar, que todos estos testimonios se
refieren al comienzo de la insurreccin, con lo cual refuerzan la idea de que, desde el
inicio, el grueso de los esclavos luchaba por su libertad.
Empero, ms all de estos relatos, creo que la propia accin poltica de los
esclavos habla por si sola. Me parece claro que, al haber elegido un camino
absolutamente radical, quemando las plantaciones, destruyendo las herramientas de
trabajo, masacrando a los amos, fugndose y armndose en guerrillas, la mayora de los
rebeldes no tenan ninguna intencin de reclamar migajas sino de destruir la totalidad del
sistema que los oprima, alcanzando la libertad y la igualdad. Banderas, que a su vez,
venan reclamando a travs del vod y el cimarronaje.
Dicho todo esto, resulta muy difcil negar, que por lo menos algunos lderes de los
esclavos, tena una propuesta ms moderada y particularista, fue cambiando al calor de la
presin de sus seguidores. Este sera el caso de dirigentes como Jean Franois y Georges
Biassou. Jean Franois le confes a su secretario/prisionero M.Gros lo siguiente: al
tomar las armas nunca fue mi intencin luchar por la libertad general, que creo que es una
114

Fick, op. cit., p. 93.

115

Dubois, op. cit., p. 105.

116

Diario de Joaqun Garca, 25 de Septiembre de 1791 AGI, Santo Domingo, 1029.

117

Annimo, op. cit., compilado por Popkin, op. cit., p. 79.

51

ilusin, por una parte por las necesidades coloniales de Francia y por el peligro que
acarrea otorgarle a hordas incivilizadas un derecho que sera infinitamente peligroso para
ellas y que inevitablemente llevaran a la destruccin de la colonia.118
Lo cierto es que a fines de 1791, el caudillo de los rebeldes intent negociar una
rendicin muy moderada que iba a contra mano de las demandas radicales de los
esclavos. El movimiento era heterogneo y esto tambin puede verse reflejado en el
ideario de los rebeldes.119 Aqu, en primer lugar, nos encontramos con una tendencia
importante que asumi el discurso ilustrado y que busc el reconocimiento de los
derechos del hombre en clave universal. Sin embargo, conviviendo con sta, es posible
hablar de otra tendencia pro-monrquica de raigambre eurocntrica bastante fuerte entre
los criollos que reivindicaban explcitamente a Luis XVI. 120 Segn Joaqun Garca: Se
ha vuelto a experimentar incendios, asesinando a las personas de los blancos, parece que
aclaman al rey.121
La existencia de un discurso y una simbologa realista ha generado mucho debate
y fue uno de los argumentos principales esgrimidos por los defensores de la tesis del
complot monrquico. Sin embargo, siguiendo a autores como Aim Csaire y Laurent
Dubois, es posible entender este ideario, como una reivindicacin de una figura lejana y
paternalista que supuestamente defenda a los esclavos de sus enemigos ms inmediatos,
la sacarocracia de Saint Domingue.122Ms all de esto, parece posible reconocer una
fuerte marca del realismo africano. John Thorton ha sealado que la mayora de los
esclavos bozales, recrearon la tradicin monrquica africana (particularmente la
congolea) y nombraron reyes que deban gobernar en funcin del bien comn y
garantizando la libertad de los sbditos.123 Por ltimo, Nick Nesbitt, ha sugerido una
posible influencia de la Charte du Mand, una carta de derechos, promulgada en 1222,
por el rey Soundiata Keta de la nacin Mande (actual Mal) para oponerse y terminar con

118

Gros, op. cit., compilado por Popkin, op. cit., p. 139.

119

Dubois y Garrigus, op. cit., pp. 102-103.

120

Madiou, op. cit., tomo I, p. 79; James, op. cit., p. 95.

121

Carta de Joaqun Garca al Conde de Serena de 25 de noviembre de 1791, AGI, Santo Domingo, 1030.

122

Dubois, op. cit., pp. 107-108, Csaire, op. cit., p. 170.

123

Thorton, op. cit., pp. 182-201.

52

la esclavitud que imponan los rabes en la regin.124 Segn Nesbitt la tradicin de la


carta Mand persisti en algunas regiones de frica y puede haber viajada por el
atlntico. Pocas fuentes dan cuenta de la veracidad de esta tesis, pero no por ello hay que
dejar de tenerla en cuenta como una de las tantas posibles fuentes en las que abrevaron
los rebeldes.

La rebelin de los Confederados y el decreto del 25 de septiembre de 1791

La rebelin de los esclavos agit la isla como un terremoto, sin embargo sta no
puso fin a los conflictos entre los blancos y los affranchis, en torno al tema de la
ciudadana. Liderados por Andr Rigaud, Pierre Pinchinant y Louis Bauvais, los hombres
libres de color constituyeron una Asamblea en Mirabalis, para reclamar la vigencia del
decreto del 15 de Mayo de 1791.

125

Ante la negativa del Gobernador, se

insurreccionaron, pero, esta vez, armaron a un pequeo cuerpo de esclavos al que


llamaron los Suizos, prometindoles a cambio su libertad. Los confederados (as se
autodenominaron los rebeldes) se enfrentaron con los blancos, imponindose en varios
combates. Ante las derrotas, un sector de los pompons rouges se avino a negociar y se
pactaron unos acuerdos por los cuales se reconoca la ciudadana en los trminos del
decreto del 15 de mayo de 1791.126 La peor suerte se la llevaron los Suizos, quienes
fueron traicionados y deportados a Baha Mosquitos donde la mayora muri.127 El orden
esclavista y la paz parecan consolidarse ahora en el oeste. Sin embargo, todo fue una
ilusin, que durp muy poco.
Mientras tanto en Francia la revolucin tambin progresaba con el
establecimiento, en junio de 1791, de una nueva monarqua constitucional.

128

En ese

contexto, sin saber nada todava de la rebelin de los esclavos, pero asustados por la
124

Nesbitt, op. cit., p. 45.

125

Ott, op. cit., p. 51; James, op. cit., pp. 96-97.

126

Copia del Conocordat de MM Les citoyens blancs du Port au Prince avec MM les citoyens de

couleur . AGI, Santo Domingo, 1029.


127

Parkinson, op. cit., p. 58; Garran Coulon, op. cit., tomo III, pp. 65-68.

128

Lefebvre, Georges, La Revolucin Francesa y el Imperio, Mxico, FCE, 2004, pp. 75-97.

53

reaccin que haban tenido los grand blancs ante la ampliacin de la ciudadana, los
diputados decidieron dar marcha atrs y promulgaron un nuevo decreto el 24 de
septiembre de 1791, por el cual se volva al rgimen del 12 de octubre de 1790.129A su
vez, se decidi el envo de una comisin de tres delegados acompaados por tropas para
intentar reestablecer el orden.130
Cuando las noticias del nuevo decreto arribaron a Saint Domingue, el conflicto
entre los libres blancos y de color volvi a estallar con ms fuerza que nunca. Sin
embargo, esta vez, ambos sectores cometieron el gigantesco error de reclutar a sus
esclavos como soldados. Un error que ms temprano que tarde, pagaran muy caro.131

La llegada de los comisionados y las primeras negociaciones

A fines de 1791, llegaron a la isla los tres comisionados franceses: Ignace


Mirbeck, Philippe Roume y Edmond de Saint Leger, junto con 6.000 soldados,
encontrndose con un caos absoluto.132 En aquel contexto, intentaron restablecer el orden
ofreciendo una amnista para los affranchis y abriendo negociaciones con los esclavos
rebeldes.133El 8 de diciembre de 1791, interesados en cobijarse bajo el perdn de la
metrpoli, Jean Franois y Georges Biassou, mandaron delegados a dialogar con la
Asamblea Nacional, pero fueron rechazados de plano por los grand blancs.134 Ante la
negativa, volvieron a insistir en los das subsiguientes enviando una propuesta de pacto,
por el cual, a cambio de la libertad para unos cientos de esclavos lderes, amnista general
para los insurrectos y reformas del sistema esclavista, se comprometan a obligar a sus
seguidores a volver a trabajar en las plantaciones. Los caudillos rebeldes se diferenciaban
claramente de aquellos y ofrecan lo siguiente: Nosotros debemos () convencerlos de
otorgar la libertad al nmero de jefes que sugerimos. () Los generales tienen buenas
129

Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 125-126; Gauthier, op. cit., pp. 202-203; Dubois, op. cit., p. 125.

130

Hopkirk, op. cit., pp. 39-40.

131

Parkinson, op. cit., p. 50.

132

Lacroix, op. cit., tomo I,p. 144 y Edwards, op. cit., p. 102.

133

Rainsford, op. cit., pp. 152-153.

134

Ott, op. cit., p. 57.

54

intenciones () Ayudados por un cierto nmero de jefes principales, son los nicos que
pueden alcanzar un objetivo que de otra manera llevara un largo tiempo con muchas
tropas y gran dificultad, en un proceso que arruinara por completo la riqueza de los
propietarios.135
En la carta del 21 de diciembre de 1791, Jean Franois y Georges Biassou les
reclamaban ciertas reformas al sistema esclavista que era lo mnimo que poda contener a
los rebeldes: En el nombre de la humanidad, tengan en cuenta a estos desafortunados
ilegalizando el maltrato, aboliendo las prisiones de las plantaciones () y traten de
mejorar las condiciones de esta clase de personas tan necesarias para la colonia y les
aseguramos que volvern a trabajar y el orden se restablecer.136 Al da siguiente,
finalmente se dio el encuentro entre Jean Franois y Georges Biassou y los delegados
metropolitanos para concretar el pacto.137 Sorpresivamente hubo un principio de acuerdo,
y se pas a cumplir con el intercambio de prisioneros de ambos bandos.138Esta parte del
arreglo se cumpli parcialmente, sin embargo, todo se vino abajo debido a la oposicin
absoluta de la Asamblea Colonial a negociar y a la resistencia de la mayora de los
rebeldes que se negaban a la traicin de la revolucin. Entre ellos el ms importante fue
Toussaint Louverture, quien tras bambalinas, boicote el pacto.139 Los franceses
perdieron, sin duda, una oportunidad nica para aprovechar la divisin entre los
insurgentes y terminar con la rebelin. Asimismo, el fracaso trajo como consecuencia la
radicalizacin de los lderes quienes, ahora s aceptaron la emancipacin universal como
bandera principal. M. Gros nos relata la reaccin de Jean Franois: Jean Franois no
pareca el mismo hombre, reuni a su consejo, y explic que estaba resuelto a continuar
la guerra y a destruir lo que todava sobreviva, desde las planicies y las montaas. Desde
ese momento no pasa un da sin que se ilumine por el fuego y desde la llegada de nuevas
tropas, particularmente, parecen haber redoblado su vigilancia y su actividad.140
135

Carta de Jean Franois y George Biassou a los comisionados, del 12 de Diciembre de 1791,

compilado en Dubois y Garrigus, op. cit., p. 101.


136

Idem, p. 102.

137

Madiou, op. cit., tomo I, pp. 90-91.

138

James, op. cit., p. 107.

139

James, op. cit., pp. 107-108.

140

Gros, op. cit., compilado en Popkin, op. cit., p. 153.

55

A partir de ese momento, los esclavos rebeldes llevaron adelante una ofensiva que
les otorg el control de gran parte de la regin norte. Asimismo en el sur y en el oeste, los
cautivos armados por los affranchis y los blancos tambin comenzaron a fugarse y a crear
nuevos focos de insurreccin. La isla era, a principios de 1792, un caos total, el poder de
los plantadores penda de un hilo.

El decreto del 4 de abril de 1792 y la igualdad para los affranchis

Para la misma poca, arribaron a Francia las primeras noticias de la rebelin de


esclavos de Saint Domingue. El pnico, pronto dio paso a las acusaciones cruzadas,
previamente referidas, entre los sectores radicalizados y los grupos ms conservadores.141
Pasaron unos meses en los cuales la situacin de Saint Domingue fue para peor.
Los insurrectos avanzaban y dos de los tres delegados se volvieron a Francia dejando slo
a Philippe Roume. A su vez, la revolucin en la metrpoli se fue radicalizando, con la
hegemona de los girondinos y la fuerte participacin de los sectores de izquierda en la
Asamblea Legislativa. En ese contexto, fue posible una nueva discusin parlamentaria en
torno a la poltica imperial. Los diputados de Saint Domingue y los del Club Massiac, se
trenzaron con los diputados girondinos y los Amis de Noirs, en un debate donde se
presentaron los mismos viejos argumentos en pro y en contra de la ciudadana para los
afranchis. Sin embargo, gracias a su mayora, estos ltimos lograron imponerse y
promulgar, el 4 de abril de 1792, un decreto que estipulaba la igualdad de los
affranchis.142 Como complemento de esta nueva ley, la Asamblea Legislativa decidi
enviar a DEsparbes como nuevo gobernador y acompaarlo con tres comisarios Lger
Flicit Sonthonax, Etienne Polverel y Jean Anotine Ailhaud, quienes junto a un nutrido
nmero de tropas deban restablecer el orden en Saint Domingue.

Las nuevas negociaciones y la cristalizacin del ideario poltico de los esclavos


rebeldes del Norte

141

Csaire, op. cit., p. 186.

142

Ott, op. cit., p. 65; James, op. cit., p. 115 y Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 212, 217.

56

Sin embargo, antes de la llegada de los comisionados, los lderes de los


insurrectos le enviaron una nueva carta a Philippe Roume y a la Asamblea Colonial, en la
cual expresaban un giro radical, reclamando la libertad universal de todos los cautivos.
Dicha misiva, firmada por Jean Franois, Georges Biassou y Charles Belair (a nombre de
Toussaint Louverture) es, sin lugar a dudas, uno de los documentos ms radicales del
proceso revolucionario haitiano y de la era de las revoluciones como tal. En ella, los
lderes hacan una crtica profunda al sistema esclavista, al racismo y a la barbarie de los
colonos. Declaraban:
Aquellos que tenemos el honor de presentarnos ante ustedes (), somos una clase de hombres, a
la cual hasta ahora han fracasado en reconocer como semejantes y a quienes ustedes han llenado
de oprobio (). Nosotros () vamos a mostrarles a ustedes y al mundo la justicia de nuestra
causa, () somos a quienes ustedes llaman sus esclavos y quienes reclamamos los derechos a los
cuales todos los hombres pueden aspirar (). Bajo el golpe de su ltigo brbaro nosotros hemos
acumulado para ustedes los tesoros que disfrutan en esta colonia; la raza humana ha tenido que
sufrir la barbarie con que ustedes tratan a hombres como ustedes si hombres sobre los cuales
ustedes no tienen otro derecho que ser ms fuertes y ms brbaros que nosotros, ustedes han
entrado en el trfico de esclavos, han vendido hombres por caballos, () nuestras vidas dependen
de su capricho (). Nosotros somos negros () pero dgannos () cul es la ley que dice que
el hombre negro debe pertenecer al hombre blanco? () Ustedes no podrn mostrarnos dnde ella
existe, si no es en otro lugar que su imaginacin, siempre propensa a crear nuevas fantasas con tal
de que los favorezcan. () Somos tan libres como ustedes y es solo por su avaricia y nuestra
ignorancia que todava hay esclavitud y no encontramos el derecho que ustedes pretenden tener
sobre nosotros, ni nada que nos lo pueda probar (). Somos sus iguales, por derecho natural y si
la naturaleza se congratula a s misma dando una diversidad de colores a la raza humana, no es un
crimen haber nacido negro, ni una ventaja haber nacido blanco.143

Asimismo, denunciaba la contradiccin entre la universalidad de la Declaracin


de los Derechos del Hombres y del Ciudadano y la actitud particularista de los colonos,
que se oponan a su aplicacin en la isla:

143

Carta a la Asamblea General de Jean Franois, Georges Biassou y Charles Belair (Toussaint

Louverture), julio 1792, compilada en Aristide, Jean Bertrand y Nesbitt, Nick en Toussaint Louverture
and the Haitian Revolution, Londres, Verso 2009, pp. 5-6.

57

Han olvidado que juraron solemnemente la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre
que dice que todos los hombres nacen libres, iguales en sus derechos, que sus derechos naturales
incluyen la libertad, propiedad, seguridad y resistencia a la opresin? Entonces, como no pueden
negar lo que juraron, nosotros estamos en nuestro derecho y ustedes deben reconocerse como
perjuros, pues por sus decretos reconocen que todos los hombres son libres, pero a la misma vez
quieren mantener en la esclavitud a 480.000 hombres que les permiten disfrutar de todas sus
posesiones.144

La carta conclua con la invitacin a un nuevo acuerdo, que representaba los


intereses de las masas de los insurrectos: La paz y la vuelta al trabajo a cambio de la
libertad. Proponan
Primero: Libertad general para todos los hombres cautivos en la esclavitud. Segundo: Amnista
general para el pasado. Tercero: La garanta de estos artculos por el Gobierno Espaol. Cuarto:
Los artculos precedentes son la base y el nico medio posible para alcanzar una paz que sea
respetada por ambas partes (). Si como nosotros, ustedes desean que los artculos precedentes
sean aceptados, nosotros nos comprometemos a: Primero: Deponer nuestras armas, Segundo: Cada
uno de nosotros volver a las plantaciones a las que pertenece y retomar el trabajo en la
condicin de un salario ().Aqu, Seores, estn las demandas de hombres que son como ustedes
y aqu su ltima resolucin. Estn decididos a VIVIR LIBRES O MORIR.145

As, los insurrectos y sus lderes, a partir de la experiencia sufriente de la


esclavitud y el racismo, tomaron con fuerza los principios de la revolucin francesa
resignificndolos ms all de sus lmites burgueses y raciales, dando por resultado un
ideario poltico absolutamente radical,sincrtico, anti-esclavista y anti-racista que
proclamaba la libertad y la igualdad universal. El acuerdo fracas debido a la tajante
oposicin de los blancos que se negaban a negociar con quienes no slo consideraban
salvajes, sino sobre todo parte de su propiedad privada. Su decisin fue un paso ms
hacia la inmolacin.

144

Idem, p. 7.

145

Idem, pp. 6-7.

58

Captulo IV: El reconocimiento de la Libertad

Los comisionados jacobinos y la abolicin de la esclavitud en Saint Domingue

Los comisionados arribaron a Saint Domingue en septiembre de 1792, casi en el


mismo momento en que la revolucin francesa daba un giro radical proclamando la
republica.146Los delegados venan imbuidos de una fuerte prdica republicana y tenan en
su pasado, un discurso crtico frente a las aristas ms duras de la esclavitud.

147

Esto

gener temor entre los blancos, que los recibieron con recelo. Daugy, el presidente de la
Asamblea les advirti:
Estamos en sus manos como un jarro de cermica que ustedes pueden romper a su voluntad. Este
es, () el ltimo momento que tenemos para advertirles () que () es que no puede haber
agricultura en Saint Domingue sin esclavitud, que medio milln de salvajes no pueden ser trados
como esclavos de la costa de frica para que entren en este pas como ciudadanos franceses, por
ltimo, que su existencia aqu como ciudadanos libres sera fsicamente imposible con la
coexistencia de nuestros hermanos europeos.148

Sin embargo, ms all, de sus posiciones radicales, Lger Flicit Sonthonax y


Etienne Polverel, no pensaban terminar con la esclavitud ni tenan poderes para hacerlo.
149

Por ello el lder de los comisionados respondi:


Declaramos () que desde este momento en adelante reconocemos solos dos clases de hombres
en Saint Domingue, los libres sin distincin de color y los esclavos. Declaramos que nicamente a
la Asamblea Colonial le pertenece el derecho de pronunciarse sobre el destino de los esclavos.
Declaramos que la esclavitud es necesaria para el cultivo y la prosperidad de las colonias, que no

146
147

Lefebvre, op. cit., pp, 99-106


Gauthier, Florence, The role of the Saint Domingue Deputation in the Abolition of Slavery, en

Doringy (ed.), op. cit., p.168.


148

Stoddard, op. cit., p. 188.

149

Lacroix, op. cit., tomo I, p. 218.

59

est ni en los principios ni en la voluntad de la Asamblea Nacional de Francia tocar estas


prerrogativas de los colonos ().150

Empero las relaciones cordiales entre ambos grupos duraron muy poco.
Envalentonados por el giro radical de la metrpoli, los delegados realizaron una fuerte
ofensiva contra los grand blancs que se revindicaban como realistas. Primero, depusieron
al gobernador DEsparbes y lo reemplazaron por el general Rocheambeau.151 Luego
disolvieron la Asamblea General y convocaron a elecciones bajo la gida del decreto del
4 de abril de 1790. Mientras tanto, crearon el primer rgano legislativo post-racista que
existi en la isla: la Comisin Intermedia, compuesta por 6 blancos y 6 affranchis152
Asimismo, para lograr mayor eficiencia en sus tareas, se dividieron el control
administrativo, hacindose Etienne Polverel cargo del Sur y el Oeste y Lger Flicit
Sonthonax del Norte.153
Cada uno en su jurisdiccin llev adelante una poltica similar impulsando
reformas republicanas y anti-racistas. Los ms beneficiados fueron los affranchis, quienes
lograron ascender poltica y militarmente. Por ende, mientras estos fueron abrazando el
credo republicano, los blancos ms conservadores se pasaron en masa hacia la contrarevolucin realista. 154 Un emigrado blanco en Cuba describi la poltica de los delegados
de la siguiente manera:Pusieron a bordo de algunos buques a todos los oficiales
empleados en el gobierno, () envindolos a Francia. () Remitieron a Francia a todos
los oficiales de la tropa veterana que haba () haciendo lo mismo con aquellos
habitantes () capaces de oponerse a sus mximas () fueron temibles y estimados
como peligrosos desde el segundo da de llegada a la colonia, poco despus se sospech
que tenan proyectos siniestros y perjudiciales a la colonia, manifestndose como unos
jacobistas.155Ms all de estas reformas, los delegados no descuidaron la lucha contra
150

Stoddard, op. cit., p. 189 y Dubois, op. cit., p.144.

151

Rainsford, op. cit., p. 160.

152

Garran Coulon, op. cit., tomo III, p. 163-165 y Edwards, op. cit., p.112.

153

Ailhud abandon la isla al poco tiempo de arribar agobiado por los conflictos que la agitaban.

154

Ott, op. cit., p. 67.

155

Carta de Juan Baptista Vaillant al Conde de Campo de Alange, 3 de mayo de 1793, AGI, Santo

Domingo, 1260.

60

los esclavos, enviando a los generales Laveaux y a Rochambeau a combatirlos, logrando


algunas victorias parciales. 156
A comienzos de 1793, el panorama se complic an mas, cuando en respuesta a
la ejecucin de Luis XVI, Espaa e Inglaterra entraron en guerra con Francia. El conflicto
tuvo inmediatas repercusiones en Saint Domingue, dado que ambas potencias buscaron
aprovechar el caos para arrebatarle a Francia su joya ms preciada.

157

Espaa fue la

primera en dar un paso en esta direccin. Un paso muy atrevido. Al parecer desde 1791,
las autoridades de Santo Domingo haban mantenido algunos contactos clandestinos con
los lderes rebeldes, empero, como veremos en las secciones subsiguientes, lo que haba
primado como poltica oficial en todas las colonias hispanoamericanas era la de
establecer un cordn sanitario ante el terror de la posible expansin de la revolucin en
sus propios territorios. Sin embargo, ahora, Joaqun Garca propici una alianza con Jean
Franois, Georges Biassou integrando a sus fuerzas como tropas auxiliares del ejrcito
real.158 A pesar de resultar una alianza sumamente paradjica, ambas partes salieron
ganando. Los insurrectos recibieron armas y el reconocimiento de su libertad, mientras
que Espaa gan en tropas y en expansin territorial.159
Inglaterra, por su parte, realiz su desembarco en la colonia, contando con el
apoyo de la mayora de los grand blancs y los petit blancs. Segn el mismo emigrado a
Cuba: Habiendo perdido los colonos sus primeras esperanzas pusieron su lastimosa vista
en la Inglaterra luego que supieron que esa potencia haba declarado la guerra a los
revoltosos que dominan la Francia.160En ese contexto, los affranchis se dividieron, un
grupo pequeo compuesto por los ms prsperos y conservadores se fueron con los
156

Fick, op. cit., pp. 140-144.

157

Blackburn, The Overthrow of Colonial Slavery, Londres, Verso, 2011, p. 204.

158

Victoria Ojeda, Jorge, Las Tropas Auxiliares de Carlos IV: de Saint Domingue al Mundo Hispano,

Castell de la Plana, Publicaciones de la Universidad Jaume I, 2011, pp. 63-68.


159

Reales ordenes del 22 de febrero y 25 de Marzo de 1793, por las que previene al Gobierno de Santo

Domingo que conceda libertad a los negros esclavos de aquella colonia francesa AGS,SGU, Leg, 7161,1
f.1. Venezuela tuvo una activa participacin en esta guerra, que en la segunda parte analizaremos con
mayor detalle.
160

Carta de Juan Baptista Vaillant al Conde de Campo de Alange, 3 de mayo de 1793, AGI, Santo

Domingo, 1260.

61

invasores, mientras que el ms numeroso continu abrazando la repblica y apoyando la


poltica igualitaria de los comisionados.
Ante la difcil situacin de la colonia, la metrpoli envi un importante
contingente de tropas lideradas por Franois Thomas Galbaud quien haba sido nombrado
como nuevo Gobernador. 161 ste era un grand blanc y apenas arrib a Le Cap, llev
adelante una serie de polticas conservadoras que le granjearon el apoyo de los
plantadores blancos y los petits blancs. Sin embargo, rpidamente surgieran conflictos
con los comisionados jacobinos. Luego de una serie de reproches cruzados, Lger Felicit
Sonthonax y Etienne Polverel, lo derrocaron, lo apresaron y ordenaron su vuelta a
Francia. La cada del Gobernador, trajo la reaccin de los blancos, quienes se
insurreccionaron masivamente en Le Cap. 162 El 20 de junio de 1793, Franois Thomas
Galbaud, liberado del barco en el que se hallaba prisionero, invadi la ciudad con 2.000
hombres y la lucha se extendi por toda la urbe. Para el da siguiente, los combates no
menguaban y los contrarrevolucionarios parecan imponerse. Fue en ese trgico contexto,
que Lger Flicit Sonthonax, tom una medida radical, convocando a los esclavos
rebeldes del norte a luchar por la repblica a cambio del reconocimiento de su libertad.
La proclama, que no fue ms que un grito de auxilio encubierto, deca lo siguiente:
Nosotros declaramos que la voluntad de la Repblica Francesa y sus delegados es la de
dar la libertad a todos los soldados negros que luchen por la Repblica bajo las rdenes
de los Comisionados Civiles.163 Grupos de insurrectos liderados por Macaya y Pierrot,
que acampaban cerca de Le Cap, aceptaron la oferta y vinieron al rescate de los
jacobinos. Bryan Edwards, aterrado, retrat aquel acontecimiento desde su mirada racista:
Los generales rebeldes Jean Franois y Georges Biassou rechazaron la oferta, pero el
jefe negro llamado Macaya con tres mil esclavos rebeldes, entr en la ciudad y llev
adelante una masacre indiscriminada asesinando a hombres, mujeres y nios.164

161

Barskett, op. cit., p. 93; Lacroix, op. cit., tomo I, p. 241.

162

Stein, Robert, Lger Flicit Sonthonax: The Lost Sentinel of the Republic, Nueva Jersey, Associated

University Presses, 1985, p. 74.


163

Lacroix, op. cit., tomo I, p. 249-250; Dubois, op. cit., p. 157; Stein, op. cit., p. 75.

164

Edwards, op. cit., p. 116.

62

Finalmente, gracias a la ayuda de los esclavos, las fuerzas de Lger Flicit


Sonthonax y Etienne Polverel lograron imponerse a los contrarrevolucionarios, que
escaparon hacia el exilio.165 El decreto del 21 de junio de 1793, fue una medida
sumamente audaz, que en parte respondi a la postura ideolgica de los comisionados.
No obstante, es menester sealar, que fue sobre todo una decisin pragmtica, nacida de
la extrema necesidad de vencer a sus oponentes que estaban por destruir el avance
revolucionario en la isla. Un nutrido grupo de esclavos insurrectos se sintieron
convocados y pasaron a ser soldados de la repblica. Empero, la mayora de los rebeldes
se mantuvieron impertrritos y los comisionados buscaron la forma de atraerlos. Primero,
intentaron negociar con Jean Francois y Georges Biassou, pero el dialogo fracas. Luego
ampliaron la concesin de libertad a la familia de los esclavos que tomaran las armas. Sin
embargo, como los resultados seguan siendo magros, Lger Felicit Sonthonax decidi
dar un salto hacia el vacio decretando la abolicin de la esclavitud en la regin norte. Una
medida que poco despus Etienne Polverel replicara en el sur y en el oeste. El 29 de
agosto de 1793, al promulgar el decreto, Lger Flicit Sonthonax pronunci las
siguientes palabras:

Los hombres nacen y permanecen iguales en derecho. He aqu () el evangelio de la Francia. Ya


es hora de que sea proclamado en todos los departamentos de la Repblica. Enviados por la nacin
en calidad de comisarios civiles () nuestra misin era ejecutar la ley del 4 de abril, hacerla
cumplir en toda su fuerza y preparar gradualmente, sin violencia ni conmocin la emancipacin de
los esclavos, (). Nuestros poderes no se extendan hasta el punto de poder pronunciarnos sobre
la suerte de los esclavos y hubisemos sido criminales si hubiramos violado la ley (). Hoy las
circunstancias han cambiado () ya no existen los negreros (). Unos han perecido vctimas de
su rabia impotente, otros han buscado su salvacin () en la inmigracin. El resto de los blancos
son amigos de la ley (). La mayor parte de la poblacin est formada por hombres del 4 de abril
(). La Repblica Francesa quiere la libertad y la igualdad entre todos los hombres, sin distincin
de color, solos son los reyes que se complacen en medio de sus esclavos.166

165
166

Carta de Campo de Alange a Diego Gardorqui, del 20 de Julio de 1793, AGI, Santo Domingo, 1031.
Decreto de Libertad General del 29 de Agosto de 1793 compilado por Dubois y Garrigus, op. cit.,

pp. 121-123.

63

La norma estableca que: Todos los negros y mestizos actualmente en estado de


esclavitud son declarados libres y gozarn de todos los derechos adscritos a la cualidad de
ciudadanos franceses.167 Aunque fue sumamente audaz, la nueva ley reconoca ciertos
lmites, ya que estableca que los ex esclavos deban seguir trabajando en las
plantaciones, bajo amenaza de ser arrestados.168 No obstante, el decreto era
revolucionario y slo se puede entender si consideramos los valores ideolgicos de los
comisionados y la catica situacin en la que se encontraba la isla. Era la medida
necesaria para que Saint Domingue, siguiera siendo la colonia ms importante de Francia.
La respuesta de los rebeldes no se hizo esperar. Dejando en claro quines eran los
verdaderos forjadores de la libertad, Toussaint Louverture public la siguiente proclama,
el 29 de agosto de 1793, en respuesta al decreto de Lger Flicit Sonthonax:
Soy Toussaint Louverture, () Ustedes saben hermanos que yo he llevado adelante la venganza
y que deseo que la libertad y la igualdad reinen en Saint Domingue. Yo he trabajado desde el
principio () para que ello suceda y para traer felicidad para todos. nanse a nosotros, hermanos,
luchen con nosotros por la misma causa (). Soy yo el que ha llevado adelante esta lucha y yo
deseo luchar hasta que la libertad exista () entre nosotros. Igualdad no puede existir sin libertad.
Y para que la libertad exista nos debemos unir.169

As, incluso luego de la emancipacin universal, Jean Franois, Georges Biassou


y Toussaint Louverture, junto con su ejrcito rebelde, se mantuvieron aliados al imperio
espaol. No confiaban en las palabras de los comisionados y saban que sus leyes
carecan de pleno valor al no estar reconocidas por la metrpoli. Por ello, los delegados
decidieron enviar diputados de Saint Domingue a Francia, para que el cuerpo legislativo
refrendara el decreto abolicionista. Los tres delegados elegidos representaban la nueva
realidad multirracial de la colonia: Jean Baptiste Belley, un negro ex-esclavo; Jean
Baptiste Mills, un mulato; y Louis Dufay, un blanco criollo.170
167
168

Idem, p. 123.
Decreto de Libertad General del 29 de Agosto de 1793 compilado por Dubois y Garrigus, op. cit., p.

124 y Ardouin, op. cit., tomo II, p. 245, 246.


169

Toussaint Louverture, Proclama del 29 de Agosto de 1794, compilada por Aristide.y Nesbitt, op. cit.,

pp. 1-2.
170

Gauthier, op. cit., p. 218 y Ardouin, op. cit., tomo II, pp. 262-263,

64

En paralelo a estos acontecimientos, a fines de 1793 Inglaterra conquist las


ciudades de Mole Saint-Nicholas, Jeremie y Archaye. Los sectores blancos y
acomodados de aquellas urbes recibieron al nuevo amo imperial, con la esperanza de que
ste los salvara del marasmo en el que vivan. En respuesta a las demandas de los nuevos
sbditos, los comandantes ingleses re-establecieron la esclavitud y el racismo en
aquellas zonas donde lograron imponer su dominacin. 171

La abolicin de la esclavitud por la Convencin Nacional


A comienzos de 1794, los diputados de Saint Domingue llegaron a Francia, se
presentaron ante la Convencin Nacional y Louis Dufay dio un extenso discurso en el
cual explic lo acontecido en la isla y preciso las causas del decreto del 29 de agosto de
1793:
La colonia se vio sumergida en un nuevo caos () y la soberana nacional aniquilada para
siempre. () Espaoles e ingleses con el concurso de contrarrevolucionarios, estaban preparados
y llamaban a los negros y les tendan los brazos. () No era poltica sana e ilustrada la de crear
nuevos ciudadanos para la Repblica para oponerlos a nuestros enemigos? En tan urgente
extremidad vuestro comisario () dict la proclamacin del 29 de agosto. Por este hecho los
negros de la parte norte ya eran libres (). No obstante la proclamacin que los declaraba libres,
los constrea a la residencia en sus haciendas respectivas y los someta al mismo tiempo a una
severa disciplina, a un trabajo diario mediante el pago de un salario determinado; estn en cierto
modo atados a la gleba.172

Con su discurso, hizo evidente el carcter fundamentalmente pragmtico de la


abolicin de la esclavitud en la isla. Sin embargo, la Convencin Nacional estaba
hegemonizada por sectores jacobinos y de izquierda, que tenan una mirada crtica frente
al sistema esclavista. Hubiesen preferido una emancipacin gradual, tal como los Amis
des Noirs, empero, ante el hecho consumado y la situacin catica en la colonia,
decidieron refrendar el decreto abolicionista. As el 4 de febrero de 1793, el diputado
Laveassur propuso la siguiente mocin: Pido que la Convencin no ceda a un
171

Madiou, op. cit., tomo I, p. 154 y Rainsford, op. cit., pp. 172-175.

172

Idem, p. 10.

65

movimiento de entusiasmo, sino a los principios de los Derechos del Hombre, y decrete
que la esclavitud sea abolida en todo el territorio de la Repblica. Saint Domingue forma
parte de dicho territorio y sin embargo poseemos esclavos en Saint Domingue, pido que
todos los hombres sean libres sin distincin de raza.173 Luego de una serie de
intervenciones apoyando la propuesta, la misma fue aprobada unnimemente174 El texto
de la ley estableca que: La convencin nacional declara que la esclavitud de los negros
queda abolida en todas las colonias, consecuentemente decreta que todas las personas
viviendo en la colonia, sin distincin de color son ciudadanos franceses y disfrutan de los
mismos derechos garantizados por la constitucin. 175
Por primera vez desde 1789, la revolucin francesa comenzaba a estar a la altura
de los principios que haba proclamado. En este sentido, este peculiar momento puede ser
visto como complejo encuentro entre ambas revoluciones. Sin embargo, es menester
sealar dos limitaciones que la revolucin Francesa no rompi, an en su etapa ms
radical, por un lado el colonialismo y por el otro la sujecin econmica de los sectores
afroamericanos. Aunque libres, estos ltimos, deban seguir trabajando en las
plantaciones, ahora en calidad de cultivadores.
Mientras tanto, en Saint Domingue, los meses previos al arribo del decreto del 4
de febrero de 1794, fueron dursimos. Los ingleses ocuparon Logne, Saint Marc
Tiburon, LAcul, Les Cayes y la capital Port au Prince.176 La ofensiva tuvo su replica en
el resto del Caribe francs con la toma de Tobago, Santa Luca, Martinica y
Guadalupe.177 A su vez los espaoles, con sus tropas auxiliares, conquistaron gran parte
de la regin norte y centro oriental de la isla. Sin embargo, la situacin dio un vuelco
inesperado, cuando llegaron las noticias del decreto abolicionista. Toussaint Louverture,
junto con sus oficiales ms destacados y 4.000 hombres se pasaron de bando, luego de

173

Csaire, op. cit., pp. 264-265.

174

Idem, p. 131.

175

Idem, p. 132

176

Carta de Juan Bautista Vaillant a Campo de Alange, del 15 de Junio de 1794, AGI, Santo Domingo,

1262.
177

Ott, op. cit., p. 78.

66

conversaciones clandestinas con Etienne Laveaux.178 El giro de Toussaint Louverture,


fortaleci la posicin de los franceses y le asest un duro golpe a Espaa que, en poco
tiempo perdi la mayora de los territorios conquistados. La suerte estaba cambiando a
favor de la repblica. Empero, paradjicamente, en ese mismo momento, los
comisionados, debieron abandonar la isla para comparecer ante los tribunales
metropolitanos por los cargos de traicin a la patria.179 Etienne Laveaux qued como
Gobernador y tom como lugartenientes principales a Toussaint Louverture y Andr
Rigaud, quienes fueron ganando cada vez ms poder, en el norte y en el sur
respectivamente. 180
En los meses subsiguientes, las tropas dirigidas por los tres llevaron adelante
campaas contra los invasores logrando triunfos considerables. Toussaint Louverture
complement su lucha militar con una poltica de persuasin, intentando convencer a
Jean Franois y Georges Biassou de que se pasaran al bando republicano. Sin embargo,
los caudillos no dieron su brazo a torcer, seguan desconfiando de los franceses
republicanos y se sentan muy a gusto siendo tropas auxiliares del Rey Carlos IV.
A fines de 1794 y comienzos de 1795, la guerra internacional continu siendo
cada vez ms favorable para los franceses. Inglaterra vivi serias derrotas, no slo en
Saint Domingue, sino tambin en Guadalupe que fue totalmente reconquistada por las
tropas comandadas por Victor Hugues. Asimismo, en Jamaica, sufri un levantamiento
de esclavos y cimarrones que puso en jaque el orden colonial en dicha isla. En paralelo,
se dio una insurreccin de esclavos y pardos en la serrana de Coro en Venezuela, que
estuvo parcialmente marcada por los sucesos de Gurico. El ejemplo de los rebeldes de
Saint Domingue se expanda por el mar como reguero de plvora. 181 Sin embargo, el
cambio ms importante sobrevino con el tratado de Basilea, que estableca la paz entre
178

James, op. cit., p. 147; Stephen, James, The History of Toussaint Louverture, Londres, Butterworth,

1814, p. 16; Dubroca, Louis, Vida de J. J. Dessalines, Gefe de los negros de Santo Domingo, Madrid,
Imprenta Real, 1805, p. 14, Geggus, op. cit., pp. 119-137.
179

James, op. cit., p. 146.

180

Dubois, op. cit., p. 180; Stoddard, op. cit., p. 245 y Rainsford, op. cit., pp.189-190.

181

Scott, Julius , The Common Wind: Currents of afro-american communication in the era of the Haitian

Revolution, Tesis doctoral, Duke University, 1986, pp 180-185.

67

Espaa y Francia y la cesin de Santo Domingo a los franceses. Las consecuencias


inmediatas del pacto fueron muy importantes, dado que, aunque los galos no tomaron
posesin de la ex colonia hispnica, s recuperaron la totalidad de los territorios
conquistados por los espaoles. Asimismo, porque las tropas auxiliares abandonaron la
colonia en 1795 y 1796 y fueron re-localizadas en otros dominios del imperio espaol.182
Todos estos temas sern abordados con ms detalle, posteriormente en los captulos
correspondientes.

182

Geggus, op. cit., pp. 179-207 y Victoria Ojeda, op. cit., pp. 359-375.

68

Captulo V: La construccin de la hegemona de los ex esclavos

El golpe de estado de Jean Louis Villate y el inicio del ascenso de Toussaint


Louverture
En el medio del marasmo de la guerra civil e internacional se fue consolidando un
nuevo orden republicano post-racial protagonizado por una minora de blancos,
affranchis y una abrumadora mayora de ex esclavos. El lder de este proceso fue el
Gobernador Etienne Laveaux, quien abri el cauce a la participacin a estos sectores
histricamente segregados reconociendo a Toussaint Louverture, Andr Rigaud, Louis
Jacques Beauvis y Jean Louis Villate como generales de la repblica. Sin embargo, este
nuevo orden no estuvo exento de tensiones internas. Un sector de los affranchis
establecieron con xito su hegemona en el sur y desde all buscaron hacerse con el poder
de la colonia. La figura principal de la conjura fue Jean Louis Villate un affranchis del
Norte, que tena una psima relacin con Toussaint Louverture. Finalmente, el 20 de
marzo de 1796, los affranchis del norte derrocaron y apresaron a Etienne Laveaux.183 Los
golpistas nombraron como sucesor a Jean Louis Villate y empezaron a encarcelar a los
seguidores del gobernador depuesto. Sin embargo, la reaccin de Toussaint Louverture
fue fulminante. ste se encontraba en Gonaves y cuando se enter, orden la ofensiva de
10.000 soldados dirigidos por Jean Jacques Dessalines, Charles Belaire y Mose y les
envi a los habitantes la siguiente proclama: () Al faltarle el respeto al Gobernador se
le falta el respeto a Francia. () Miren lo que sucede en el distrito de Artibonite, y vean
las crueldades que los ingleses practican sobre nuestros hermanos. Algunos son
embarcados y luego ahogados en el mar, el resto son marcados con hierro () y
esclavizados en las galeras. () Ustedes por el contrario, pueden vivir pacficamente en
sus casas ().184
La superioridad de las tropas leales asust a los golpistas y el 22 de marzo de
1796, liberaron a Etienne Laveaux y exiliaron. Enseguida Toussaint Louverture arrib a

183

Dubroca, op. cit., p. 14 y Lacroix, op. cit., tomo I, p. 309.

184

James, op. cit., p. 171.

69

Le Cap y reestableci al general francs como Gobernador.185 ste, como muestra de


agradecimiento, organiz una asamblea popular, ante la cual llen de elogios a Toussaint
Louverture, lo nombr asistente del Gobernador, asegur que de ah en adelante no
actuara sin consultarlo y lo defini como: () el Espartaco augurado por Raynal, cuyo
destino era vengar las barbaridades cometidas en contra de su raza.186 Toussaint
Louverture, se mostr agradecido y la multitud festej alborozada por el reconocimiento
que reciba su lder. Comenzaba as, su meterico ascenso al poder.
Mientras la revolucin en Saint Domingue avanzaba, el proceso francs viva un
fuerte giro a la derecha. Luego de una intensa radicalizacin marcada por el terror
revolucionario y la tensin entre los integrantes el Comit de Salvacin Pblica, el
Comit de Seguridad General y la Convencin, sobrevino, el 27 de julio de 1794, el golpe
de termidor, que deriv en la ejecucin de Maximilien Robespierre y sus lugartenientes
ms cercanos. Aquel acontecimiento, signific el comienzo de un proceso por el cual la
burguesa liberal construy una nueva hegemona.187 En ese contexto, a comienzos de
1795, los grupos del lobby esclavista intentaron revocar el decreto abolicionista de 1794.
En la Convencin se escucharon viejos y nuevos argumentos a favor del antiguo orden
colonial.188 Jean Baptiste Belley, el diputado ex esclavo de Saint Domingue, respondi a
aquellos ataques con las siguientes palabras:
Ellos les dicen () que su decreto del 4 de febrero de 1794 es un desastre, impoltico y brbaro.
(). Ustedes le han otorgado la libertad a ms de 2 millones de personas, arrancados de su patria
por la codicia, ustedes han roto sus pesadas cadenas, los instrumentos de su miseria, de su tortura!
(). Acaso, ciudadanos (), ustedes creen que la naturaleza es injusta y que ha creado a
algunos hombres esclavos de otros, como los plantadores afirman? () Yo mismo he nacido en
frica. Trado durante mi niez a la tierra de la tirana, a travs del trabajo y el sudor he
conquistado una libertad (). Los torturadores de los negros mienten () cuando afirman que
estos hombres oprimidos son brutos () Es en el nombre de () todos mis hermanos () que les

185

Dubroca, op. cit., p. 14.

186

Dubois, op. cit., p. 203; Dubroca, op. cit., p. 15 y Lacroix, op. cit., tomo I, p. 309.

187

Lefebreve, op. cit., pp. 127-138.

188

Gouly, Marie Benot Louis , Reprsentant du people, aux members de la Convention Nationale, Pars,

Imprermieri de Galleti, 1795, pp. 1-10 ; Gauthier, op. cit., pp 262-263.

70

suplico que mantengan sus benvolas leyes. Estas leyes son () el terror de los tiranos de
esclavos.189

A este discurso le sigui un debate que termin con la confirmacin de la


abolicin. Sin embargo, esta vez, un cuarto de los diputados vot a favor de restablecer la
esclavitud. 190 La Convencin a mediados de 1795 promulg la Constitucin del ao III,
de marcado signo burgus y liberal.191 En cuanto al imperio, mantena la supresin del
racismo y de la esclavitud y estableca como novedad la representacin de diputados
coloniales en la metrpoli.192 Asimismo, cre como poder ejecutivo colectivo al
Directorio y al Consejo de los Quinientos y el Consejo de Ancianos como poder
legislativo. Este nuevo contexto poltico fue favorable para Lger Flicit Sonthonax,
quien fue nombrado como lder de una nueva comisin compuesta por Phillipe Roume,
Pierre Leblanc, Julien Raimond y Marc Antoine Giraud.193
Los delegados arribaron a isla en mayo de 1796 y Lger Flicit Sonthonax, fue
recibido con algaraba por parte de las masas de nuevos libres.194 Inmediatamente se puso
en accin realizando una serie de medidas: nombr a Toussaint Louverture Comandante
en Jefe del ejrcito, fortaleci las tropas negras, le entreg 20 mil fusiles a los
cultivadores y deport a los contrarrevolucionarios blancos y affranchis.

195

Asimismo

con su discurso buscaba generar conciencia poltica entre los ex esclavos al decirles:
() esta es la libertad que les da Sonthonax, si alguien les quiere quitar las armas es
para hacerlos esclavos nuevamente.196 A su vez,

llam a elecciones para elegir

diputados al Consejo metropolitano. Siguiendo la Constitucin del ao III, la ciudadana


tena lmites pecuniarios, incluyendo a affranchis, blancos y excluyendo a la mayora de
189

Belley, Jean Baptiste, Le Bout d'Oreille des Colons, ou le systme de lHtel Massiac mis jour par

Gouly, compilado por Dubois y Garrigus, op. cit., p. 145-16.


190

Gauthier, op. cit., en Doringy (ed.), op. cit., 174-175.

191

Souboul, op. cit., p. 131.

192

Gauthier, op. cit., en Doringy (ed.), op. cit., pp 175-176.

193

Stoddard, op. cit., pp. 258-259; Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 310-314.

194

Stein, op. cit., p. 132.

195

Madiou, op. cit., tomo I, p. 248; Dubois, op. cit., p. 203.

196

Citado en Madiou, op. cit., tomo I, p. 248.

71

los cultivadores. Empero, Toussaint Louverture y sus lugartenientes jugaron un rol


decisivo en los comicios imponiendo, con su apoyo popular y militar, los dos candidatos
a ser elegidos.197 El primero de ellos, fue el propio Etienne Laveaux. Toussaint
Louverture deseaba que en Francia hubiera una persona de confianza que pudiera
defender a capa y espada los avances de la revolucin en Saint Domingue. As se lo hizo
saber al Gobernador, arguyendo que l era el candidato perfecto para el puesto. 198Etienne
Laveaux, acept la propuesta y en Francia cumpli lealmente con su mandato. La
eleccin del segundo diputado recay en Lger Flicit Sonthonax, lo cual gener un
gran conflicto.199
Desde la llegada del comisionado hubo tensiones entre ambos y es muy probable
que el caudillo de los negros haya propuesto aquella designacin para quitarse un
competidor de peso. Sea como sea, el francs acept su nombramiento, pero decidi
quedarse un tiempo ms, lo que a la larga hizo insostenible su relacin con Toussaint
Louverture. Dos medidas generaron la ruptura definitiva: por un lado, la parcial
desmovilizacin del ejrcito de ex esclavos emprendida por Lger Felicit Sonthonax y
por el otro, la poltica de Toussaint Louverture de atraer el regreso de los ex-plantadores
emigrados para que administrasen sus plantaciones con sus conocimientos tcnicos.200
Luego de varios cruces, Toussaint Louverture presion al comisionado para que se
hiciese cargo de su puesto en Francia. Ambos se reunieron dos veces a mediados de
agosto de 1797 y aunque no est claramente demostrado, Toussaint Louverture acus al
comisionadode haberle propuesto asesinar a todos los blancos y declarar la independencia
de la isla.201 El lder negro insisti en su pedido y para formalizarlo, le envi una carta
firmada por sus oficiales los generales Henri Christophe, Augustin Clerveaux y Mose en

197

Stein, op. cit., 161.

198

Carta de Toussaint Louverture a tienne Laveaux, 17 de agosto de 1796, compilada en Louverture,

Toussaint, Lettres la France (1794-1798), Pars, Nouvelle Cit, 2011, pp. 360-361
199

Smartt Bell, op. cit., p. 148.

200

Dubois, op. cit., p. 206.

201

Smartt Bell, op. cit., p. 152.

72

la que lo conmina a volver a Francia.202Lger Felicit Sonthonax, decidi no resistir y se


embarc, el 24 de agosto de 1797, con destino a la metrpoli. Se iba as, el contendiente
poltico ms importante de Toussaint Louverture.203
A la misma vez, en Francia la situacin se tornaba cada vez ms difcil, debido al
avance de los sectores burgueses y colonialistas. En el parlamento, el plantador migr,
Vienot de Vaublanc comenz una campaa atacando el nuevo orden de Saint Domingue.
En sus palabras: Y qu gobierno militar! En qu manos est? A negros vulgares e
ignorantes, incapaces de distinguir el libertinaje de la austera libertad afincada en el
respeto a la ley.204Desde el recinto Etienne Lavauex defendi la revolucin, pero fue
Toussaint Louverture quien respondi con dureza enviando una carta al Directorio en la
que denunciaba una conspiracin re-esclavista y en las que le adverta a Francia que si
osaba reimponer el antiguo orden, los afrodescendientes lucharan hasta la muerte para
conservar su libertad:
Podran hombres que han disfrutado de los beneficios de la libertad mirar tranquilamente como
se los quitan? Llevaban sus cadenas cuando no conocan otra condicin de vida mejor que la
esclavitud. Pero hoy cuando las han dejado, si tuvieran miles de vidas, sacrificaran todas en vez
de regresar a la esclavitud. () Francia no renunciar a sus principios. () Pero si para
restablecer la esclavitud en Saint Domingue esto sucediera, yo declaro que este intento sera
imposible. Nosotros hemos sabido cmo enfrentar peligros para obtener nuestra libertad y
sabremos cmo enfrentar la muerte para preservarla.205

Duras palabras que resultaron profticas.

El fin de la guerra con Inglaterra y el conflicto con el comisionado Gabriel


Hdouville

202

Carta de Toussaint Louverture a Lger Flicit Sonthonax, 20 de agosto de 1797, compilada por

Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 327-328.


203

Idem, pp. 326-330.

204

Carta de Toussaint Louverture al Directorio, noviembre de 1797, compilada por Aristide y Nesbitt,

op. cit.,p. 33.


205

Idem, pp. 34-35.

73

Durante los aos 1796 y 1797 la guerra contra Inglaterra continu, siendo cada
vez ms favorable para los republicanos. Sucesivos generales britnicos se vieron
obligados a atrincherarse en la costa occidental del sur y el oeste sin poder ganar nuevos
territorios. Incluso decidieron reclutar a esclavos para sus propios regimientos. Sin
embargo, no podan vencer al ejrcito revolucionario. En ese difcil contexto, el Primer
Ministro William Pitt nombr como nuevo comandante al General Thomas Maitland, con
rdenes de negociar una retirada honrosa si era necesario.206 En marzo de 1798 Thomas
Maitland se hizo cargo de las tropas, justo en el mismo momento en el que una ofensiva
de Mose y Jean Jacques Dessalines, causaba grandes estragos y propiciaba el paso de
bando a las filas republicanas de los esclavos que servan bajo la bandera britnica.207
Mientras estas batallas ocurran, el nuevo comisionado francs, Gabriel
Hdouville, arrib a Santo Domingo. Famoso por ser el pacificador de la Vende ahora
tena la misin de domesticar a Toussaint Louverture y Andr Rigaud y de re-establecer
el control metropolitano sobre la colonia.208Finalmente, Toussaint Louverture, con la
anuencia de Gabriel Hdouville, negoci con Thomas Maitland el tratado de paz que
estableca el retiro de las tropas inglesas a cambio de la integridad de los plantadores
criollos. 209 Los invasores se replegaron y Toussaint Louverture entr con sus tropas en
Port au Prince.210 En su paso triunfal, amnisti a los plantadores contrarrevolucionarios y
liber a los esclavos integrando a la mayora al ejrcito republicano y mandando al resto
a trabajar como cultivadores libres.211 Poco despus Toussaint Louverture y Gabriel
Hedouville, tuvieron un encuentro signado por la desconfianza. El lder negro sospechaba
del delegado francs y decidi actuar con autonoma. Siguiendo esta estrategia,
reestableci las tratativas con Thomas Maitland, sellando un acuerdo en el que se
garantizaba la paz, la integridad de los plantadores y se establecan la libertad de
comercio y un pacto de no agresin. A cambio de poner un fin a la invasin, Toussaint

206

Barskett, op. cit., p. 109, Rainsford, op. cit., p. 207.

207

Dubois, op. cit., p. 216.

208

Lacroix, op. cit., tomo I, p.332 y Dubois, op. cit., p. 217.

209

Smartt Bell, op. cit., p. 158.

210

Ott, op. cit., p. 101.

211

Ardouin, op. cit., tomo III, p. 89; Lacroix, op. cit., tomo I, p. 352.

74

Louverture se comprometa a no exportar la revolucin a la vecina isla de Jamaica.212


Con este acuerdo Inglaterra lograba salir de manera relativamente airosa de una empresa
definida por Marcus Rainsford, como: () desastrosa, que por cinco aos haba
alimentado la vanidad del Imperio Britnico, sacrificando para ello muchas vidas valiosas
y una porcin extravagante del dinero pblico.213Empero, fue, ante todo, un xito de
Toussaint Louverture y su partido dado que sell el triunfo militar sobre el imperio ms
poderoso del planeta, su reconocimiento como lder de la isla y un vnculo comercial que
aflojaba la dependencia econmica con la metrpoli.214
Al poco tiempo, Gabriel Hedouville, intent reducir el ejrcito republicano e
introducir una serie de reformas reaccionarias en las leyes laborales. Para colmo, busco
remover de su cargo al General. Mose, quien era el sobrino adoptivo de Toussaint
Louverture. En respuesta, ste ltimo lo acus de querer re-imponer la esclavitud y
sitiando Le Cap, con las tropas de sus lugartenientes lo oblig a salir de la isla. La
ofensiva conservadora haba sido aniquilada y la autonoma de la lite negro-mulata
fortalecida. Solo Philippe Roume quedaba como un dbil delegado en la isla.215
Exultante, Toussaint amenaz a la metrpoli: No deseo ir a la guerra con Francia, yo he
preservado este pas para ella hasta ahora, pero si me atacan yo me defender.216 Una
vez acabado el conflicto y superada la intromisin metropolitana, Toussaint Louverture
intent avanzar en la construccin del nuevo orden post-racisa, impulsando la produccin
e incentivando la vuelta de los migrs blancos para que pusieran su conocimiento
tcnicos en pos de la revolucin.

De la guerra de los cuchillos a la construccin del nuevo orden

No obstante, la armona duro muy poco. En respuesta a su destierro, Gabriel


Hedouville, busc romper la frgil alianza entre Andr Rigaud y Toussaint Louverture,

212

Parkinson, op. cit., pp. 124-125.

213

Rainsford, op. cit., p. 208.

214

Smartt Bell, op. cit., p. 157.

215

Dubroca, op. cit., p. 20; Ardouin, op. cit., pp. 517-520.

216

Dubois, op. cit., p. 203.

75

envindole una carta al primero en la cual lo relevaba de su subordinacin hacia l.217La


semilla de la discordia germin velozmente y a comienzos de 1799, la guerra civil estall.
Luego de varios conflictos, grupos de affranchis del norte y del oeste se rebelaron contra
la autoridad de Toussaint Louverture218 El lder de los ex esclavos sofoc la insurreccin
y junto con sus lugartenientes Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines dirigi sus
ejrcitos contra las tropas de Andr Rigaud. El primero contaba con 45.000 ex esclavos,
mientras que el segundo apenas tena 15.000 soldados, sin embargo, la lucha se extendi
por ms de un ao y fue tal su crueldad que se la conoce como la guerra de los cuchillos.
La misma implic el choque armado entre dos tendencias internas de la revolucin que
encarnaban proyectos alternativos: por un lado la corriente de Toussaint Louverture que,
an con ciertas limitaciones, representaba la lucha anti-racista y esclavista y el
empoderamiento de la masas negras esclavas, y por el otro la tendencia de Andr Rigaud
que promova un proyecto ms conservador por el cual se buscaba instituir la hegemona
de los plantadores affranchis. Finalmente, las fuerzas de Toussaint Louverture lograron
imponerse ocupando Les Cayes el 1 de agosto de 1800, obligando a Andr Rigaud y a sus
oficiales, Alexandre Ption y Pierre Pinchinat a exiliarse.219 A la hora de la victoria,
Toussaint Louverture, promulg una amnista e invit a los affranchis a trabajar en
comunin por un nuevo orden, post-racista y post-escalvista..220
En 1799, antes de que finalizara la guerra, en Francia, un golpe de estado derroc
al Directorio e impuso un triunvirato de cnsules encabezados por el General Napolen
Bonaparte. En un nuevo giro hacia la derecha, Napolen Bonaparte anul la constitucin
vigente e instaur la del Ao VIII que estableci que las colonias se regiran por normas
especiales.221 Este era un viejo reclamo de los sectores pro-esclavistas y colonialistas y
tcitamente abra la puerta a la re-restauracin del antiguo orden allende el mar. En
cuanto a Saint Domingue, decidi confirmar a Toussaint Louverture como Comandante

217

Csaire, op. cit., p. 315.

218

Sobre Sublevacin del General Rigaud, 8 de agosto de 1799, AGI, Estado, 2,N.11; Lacroix, op. cit.,

tomo I, p. 378.
219

Dubroca, op. cit., p. 20.

220

Csaire, op. cit., pp. 316-317.

221

Korngold, op. cit., p. 147.

76

en Jefe, antes de que venciera a Andr Rigaud. Napolen Bonaparte le escribi a


Toussaint Louverture justificando las normas especificas: El artculo 91 establece que
las colonias se gobernarn por leyes especiales. Esta disposicin deriva de la naturaleza
de las cosas y de la diferencia de climas. Los habitantes de las colonias francesas en
Amrica, Asia y frica no pueden ser gobernados con las mismas leyes.222 Pero para
tranquilizarlo afirmaba: Los cnsules de la Repblica al anunciarte el nuevo pacto
social, declaran que los principios sagrados de la libertad y la igualdad de los negros
nunca sufrirn entre nosotros el mnimo ataque o modificacin.223
Sin embargo, el lder negro no se engaaba y entendi que frente a la poltica del
Cnsul era necesario consolidar el nuevo orden y el proyecto autonomista. Confiados por
la seguidilla de victorias, Toussaint Louverture y sus lugartenientes, decidieron hacer
efectivo el tratado de Basilea y ocupar Santo Domingo. Su intencin era expandir la
revolucin haca una colonia donde continuaba el racismo y la esclavitud y desde donde
sistemticamente se tomaban cautivos para venderlos en el comercio negrero.224
Asimismo, en trminos estratgicos, esta medida les permita tener ms recursos y
controlar mejor la isla frente a posibles intromisiones extranjeras. Obrando como de
costumbre, Toussaint Louverture primero le solicit al comisionado Philippe Roume que
autorizar la toma de Santo Domingo, pero cuando este se neg, lo presion movilizando
a sus tropas y amenazndolo con acabar con los blancos de la colonia.225 Phillipe Roume
termin dando su consentimiento, pero an as fue confinado a Dondon. La ocupacin se
llev acabo a fines del 1800 y comienzos del 1801. Toussaint Louverture, junto con sus
lugartenientes Paul Louverture y Mose, entraron en Santo Domingo con un nutrido
ejrcito de 8.000 ex esclavos y casi sin encontrar resistencia lograron su cometido.
Abatido y sin rdenes precisas de la metrpoli, ni fuerzas para luchar por su cuenta, el
Capitn General Joaqun Garca finalmente, el 26 de enero de 1801, entreg el mando de

222

Carta de Napolen Bonaparte a Toussaint Louverture del 25 de diciembre de 1799 compilado por

Aristide y Nesbitt, op. cit., p. 37.


223

Idem, p. 37.

224

Franco, op. cit., p. 285.

225

James, op. cit., p. 238.

77

la colonia al comandante negro.226 Ante esta situacin la mayora de la poblacin blanca


incluyendo las autoridades se fugo masivamente. No obstante, Toussaint promovi una
pacifica expansin de la revolucin, terminando con la esclavitud y el racismo, sin
recurrir a la violencia.227 En el captulo correspondiente analizar este tema con ms
detalle, centrndome en la emigracin de los dominicanos a Venezuela.
Controlando la totalidad de la isla, Toussaint Louverture y sus oficiales se
abocaron al proceso de construccin de un nuevo orden social post-racista y postesclavista. Ciertamente, mucho se haba hecho antes, pero ganada la paz, ahora era el
momento de profundizar ese camino. Aos de revolucin y guerras haban dejado una
economa desquiciada y un descenso dramtico de la poblacin, con la virtual
desaparicin de los blancos, la perdida de un cuarto de los affranchis y la muerte de casi
cien mil esclavos.228
El lder negro estaba obsesionado con evitar el restablecimiento de la esclavitud y
crea que la manera de lograrlo era recobrando la prosperidad de la isla.229 Por ello
promovi la reconstruccin del modelo de exportacin de materias primas basado en el
sistema de plantaciones. Siguiendo el camino inaugurado por Lger Flicit Sonthonax,
estableci un rgimen laboral por el cual los ex esclavos deban trabajar en las
plantaciones a cambio de cobro de un cuarto de lo que sta produca.230 Esta normativa
impona limitaciones a los trabajadores, empero difcilmente puede identificrsela con la
esclavitud dado que los cultivadores eran considerados sujetos libres e iguales, con
derechos laborales que deban respetarse.231 Buscando legitimar esta medida, Toussaint
Louverture interpelaba a sus seguidores:
Ustedes entendern, ciudadanos, que la agricultura sostiene el gobierno porque promueve el
comercio, el confort y la abundancia, da nacimiento a las artes e industrias y mantiene a todos
ocupados. Es el mecanismo de todos los Estados y si todo miembro de la sociedad trabaja, el

226

Lacroix, op. cit., tomo II., pp. 10-18.

227

Ott, op. cit., p. 118, Dubroca, op. cit., p. 21; Madiou, op. cit., tomo II, pp. 89-92.

228

Franco, op. cit., p. 282 y James, op. cit., p. 241.

229

Franco, op. cit., p. 282.

230

Stephen, op. cit., pp. 19 y 25.

231

James, op. cit., p. 242.

78

resultado es tranquilidad pblica () y cada uno disfruta en paz de los frutos de la labor. Es un
hecho que para asegurar la libertad, sin la cual el hombre no puede ser feliz, es necesario que todos
tengan ocupaciones tiles, en orden de contribuir al bien pblico y la tranquilidad general.232

Complementando estas leyes, el Gobernador instituy un fuerte estatisimo por el


cual casi 2/3 de las plantaciones eran pblicas y el poder de los patrones se encontraba
fuertemente limitado. Asimismo, demostrando su anti-racismo, promovi el regreso
masivo de los blancos, bajo la condicin de que respetaran las nuevas normas, el
empoderamiento de las masas de color y aportasen sus conocimientos tcnicos. Estas
polticas atrajeron a algunos de plantadores blancos que regresaron para retomar sus
haciendas y retomar la produccin. Empero, la revolucin social no haba sido en vano y
por eso muchos de ellos se encontraron con sus parcelas ocupadas y con cultivadores
altivos que no acataban la disciplina laboral. Michel tienne Descourtilz, un naturalista
que regres para recobrar una plantacin de su familia, nos relata su difcil experiencia:
Amos de nuestras propiedades, incapaces de utilizarlas y la mejor tierra dividida entre los
insolentes y malagradecidos cultivadores, se nos negaba los cultivos a los que tenamos derecho
de demandar (). Nuestros recursos eran mnimos, () y el gobierno se reservaba el derecho de
tomar las ganancias, prometiendo pagar a los dueos en Europa mediante papel moneda. Las
persecuciones que suframos eran tan grandes que () varias veces nuestra casa fue prendida
fuego, la canoa que usbamos para cruzar el ro fue dada vuelta por hombres pagados para
asesinarme, sufr varias emboscadas y me dispararon varias veces sin herirme. Nuestras vacas ()
fueron asesinadas y robadas, () nuestros caballos fueron liberados (). Cuando estbamos
sufriendo de enfermedades causadas por el veneno que los negros nos daban, se realizaban
escandalosos bailes calenda.233

Los affranchis, tambin ocuparon un lugar importante en el nuevo orden. No


obstante, la nueva elite poltica y econmica, pas a estar constituida por negros, en su
232

Proclama sobre el Trabajo, 1800 , Aristide y Nesbit, op. cit., p. 38.

233

Descourtilz, Michel Etienne, Voyages d'un naturaliste: et ses observations; faites sur les trois rgnes de

la nature, dans plusieurs ports de mer franais, en Espagne, au continent de lAmerique septentrionale,
Saint-Yago de Cuba, et St.-Domingue, o lAuteur devenu le prisonnier de 40,000 Noirs rvolts, et par
suite mis en libert par une colonne de larme franaise, donne des dtails circonstancis sur lexpdition
du gnral Leclerc, Pars, Dufort, 1809, tomo III, p. 244.

79

mayora ex esclavos, oficiales del ejrcito. Por debajo de Toussaint Louverture las figuras
principales eran: Henri Christophe, Jean Jacques Dessalines, Paul Louverture, Maurepas
y Mose, todos destacados generales revolucionarios.234 Por su parte, el grueso de los ex
esclavos se desempaaban como cultivadores y soldados. Algunos se fugaron y pasaron a
engrosar las comunidades cimarronas pre-existentes. En este sentido, es evidente que la
revolucin produjo una distancia considerable entre las masas y la elite afrodescendiente.
A pesar de ello, resulta difcil negar la alta representatividad de los nuevos lderes y sobre
todo que la mayora de los negros, a partir de la rebelin, recobraron su dignidad, su
libertad y se impusieron como protagonistas de la sociedad de Saint Domingue. 235
Toussaint Louveture y sus lugartenientes impulsaron el crecimiento econmico y
lograron un gran xito en muy poco tiempo. No obstante, sus esfuerzos tambin fueron
dirigidos a otras reas: construyeron escuelas para promover la educacin, organizaron el
sistema judicial y reconstruyeron las ciudades destruidas por la guerra. A comienzos de
1801, amparndose en el decreto de Napolen Bonaparte de 1799, Toussaint Louverture
convoc a una Asamblea Constitucional que promulg una nueva carta magna que
formalizaba legalmente los avances de la revolucin.236 La misma consagraba en sus
artculos 3 y 4, la libertad y la igualdad universal, aboliendo para siempre la esclavitud y
el racismo. 237 Asimismo, en trminos econmicos, oficializaba el duro rgimen laboral y
el modelo agro-exportador basado en las plantaciones.238 En cuanto a la organizacin
poltica, consolidaba la autoridad de Toussaint Louverture erigindolo como Gobernador
vitalicio con la potestad para designar a su sucesor, a la misma vez que reconoca el
poder judicial y creaba el poder legislativo en manos de una Asamblea Central. Sin
embargo, uno de los rasgos ms importantes de la constitucin era que a pesar de
reconocer a Saint Domingue como una colonia de Francia, no le otorgaba a la metrpoli
ninguna injerencia econmica ni poltica en la isla.239 Esto implicaba un decidido paso

234

Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 45-46 y James, op. cit., p. 257.

235

Idem, p. 244.

236

Dubois, op. cit., p. 242, Ott, op. cit., pp. 118-119.

237

Constitucin de Saint Domingue de 1801 compilado por Aristide y Nesbitt, op. cit., p. 46.

238

Idem, p. 48.

239

James, op. cit., p. 264.

80

haca la ruptura con Francia, sin embargo Toussaint Louverture no declar la


independencia porque su intencin era la de establecer una suerte de estado con plena
autonoma dentro del imperio francs.240
Toussaint Louverture envi al Coronel Charles Vincent a Francia para presentarle
la nueva constitucin a Napolen Bonaparte.241 A la larga esta estrategia resultara fatal.
No obstante, antes de la explosin de los conflictos externos sobrevinieron los
domsticos. Como toda revolucin, la haitiana reconoca diferentes tendencias internas
con tensiones entre s. Los affranchis representaban la ms conservadora, mientras que la
encabezada por Toussaint Louverture era radical en sus principios pero relativamente
moderada y pragmtica en su forma de concretarlos. Asimismo, dentro del sector de los
ex esclavos es posible reconocer dos vertientes ms. En primer lugar, la de los
cimarrones, que a pesar de ser heterognea, se caracterizaba por sus posturas ultra
radicales, reivindicando la libertad absoluta, la parcelacin de la tierra y el rechazo al
estado. En segundo lugar, la de un sector de cultivadores, soldados y algunos oficiales del
ejrcito que, aunque inicialmente haba aceptado el liderazgo de Toussaint Louverture,
ahora se oponan al sistema de plantaciones, al rgimen laboral y al retorno de los
blancos, abogando por una libertad irrestricta, la reforma agraria y la hegemona absoluta
de los afrodescendientes. Dentro de los oficiales ms importantes, el General Mose era
quien ms se acercaba a esta tendencia. 242 Las tensiones estallaron el 22 de septiembre de
1801, cuando en la regin norte, un grupo de cultivadores masacr a 250 patrones
blancos dando vivas a Mose. Henri Christophe, Jean Jacques Dessalines y Toussaint
Louverture reprimieron el movimiento, inculpando de todo al propio Mose. Aunque que
ste neg los cargos e intent pacificar la situacin, Toussaint Louverture lo apres y lo
mand a fusilar junto con 40 rebeldes. La oposicin interna haba sido aplacada, pero la
paz durara muy poco.243

240

Csaire, op. cit., p. 342.

241

James, op. cit., p. 267, Parkinson, op. cit., pp. 151-152.

242

Girard, Philippe, The Slaves who defeated Napoleon, Tuscaloosa, University of Alabama Press, 2011,

pp. 77-78.
243

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos al Secretario de Estado, 29 de enero de 1802 AGI, Estado, 59,

N. 15.

81

Captulo VI: La Guerra de Independencia y el nacimiento de Hait


La expedicin napolenica

El gobierno de Napolen Bonaparte implic la consolidacin del ascenso de la


burguesa y su vocacin de reconstruir el maltrecho imperio ultramarino.244 A tal fin, el
consl recuper Louisiana mediante el tratado de San Ildelfonso y comenz esbozar
expediciones para reestablecer el control metropolitano, el racismo y la esclavitud en las
Antillas. En cuanto a Saint Domingue, cavilaba entre dos proyectos contrapuestos. Por un
lado, fantaseaba con la posibilidad de instrumentar a Toussaint Louverture y sus tropas
para expandir el poder francs en Amrica y por el otro, pensaba en invadir la isla
derrocarlo e imponer el antiguo orden.245 No obstante, la duda duro poco. La presin de
los plantadores emigrados, de la burguesa de las ciudades puerto, el nuevo contexto
abierto a partir de la paz de Amiens con Inglaterra, los excesos autonomistas de
Toussaint Louverture, el apoyo de las potencias a una posible represin de los negros,
sumado a su fuerte racismo, lo convencieron de que el mejor camino a seguir, era el de
terminar con la isla rebelde.246 Sus palabras son contundentes: Cmo voy a otorgarle la
libertad a los africanos, a hombres absolutamente incivilizados que ni siquiera saban lo
que era una colonia, lo que era Francia?.247.
Rpidamente organiz una expedicin compuesta por 25.000 soldados y 20.000
marineros dirigida por el General. Victor Emmanuel Leclerc.

248

De la misma

participaban veteranos oficiales y mulatos exiliados como Andr Rigaud, Jean Louis
Villate, Jean Pierre Boyer y Alexandre Ption enemigos del Gobernador de Saint

244

Benot, Yves, La demence coloniale sous Napolon, Pars, La Decouverte, 1991, pp. 21, 22, Carta de

Napolen Bonaparte a Toussaint Louverture, 25 de diciembre de 1799, compilado por Aristide y Nesbitt,
op. cit., pp. 36-37; Csaire, op. cit., pp. 334-335.
245

Dubois, op. cit., p. 260; Smartt Bell, op. cit., p. 220; Nesbitt, op. cit., pp. 73-74.

246

Ott, op. cit., pp. 140-143; Franco, op. cit., p. 292; Schoelcher, op. cit., p. 314; Franco, op. cit., p. 292;

Parkinson, op. cit., p. 156.


247

Citado en Ott, op. cit., p. 144 y Cohen, op. cit., p. 119.

248

James, op. cit., pp. 274-275, Lacroix, op. cit., tomo II, p. 319, Barsket, op. cit., p. 127.

82

Domingue.249 La misin contaba con un fuerte apoyo internacional y as se lo hizo saber


Napolen Bonaparte a Victor Emmanuel Leclerc:
La amenaza de una Repblica negra es igual de preocupante para espaoles, ingleses y
americanos. El Almirante y el Capitn General deben escribir circulares a los establecimientos
vecinos para hacerles saber el objetivo del gobierno y la comn ventaja que los europeos tienen en
destruir esta rebelin de negros y la esperanza de recibir ayuda. () Jefferson nos ha prometido
() que tomar todas las medidas necesarias para hambrear a Toussaint y asistir a nuestro
ejrcito.250

Asimismo, dividi la misin en varias etapas. Primero: () no seremos


demandantes, trataremos con Toussaint, le prometeremos todo lo que pida, para poder
tomar posesin de los lugares clave, e introducirnos en el pas. () Toussaint ser
considerado vencido nicamente cuando () jure lealtad a la Repblica. En ese mismo
da debemos, sin escndalo (), con honores y consideracin ponerlo en una fragata y
enviarlo a Francia.251 Posteriormente:
Ser el momento en el que se debe asegurar para siempre la colonia para Francia. Desde ese
mismo da () arrestar a todos los hombres en posiciones de mando que no sean confiables, sin
importar su color, y poner a los generales negros en los barcos () intentando tranquilizarlos,
asegurndoles de que sern bien tratados en Francia (). Todos los negros que se han portado
bien, pero que por su grado no pueden ser dejados en la isla, sern enviados a Brest. Todos los
negros () que se han portado mal () sern () dejados en el puerto de la Isla de Crcega.
() en el transcurso de la tercera etapa debemos desarmar a todos los negros, sin importar su
partido y debemos ponerlos de vuelta a trabajar en las plantaciones.252

La expedicin parti en diciembre de 1801 y mientras navegaba, Toussaint


Louverture tuvo las primeras noticias sobre ella. A pesar de no conocer sus objetivos,

249

Franco, op. cit., p. 297, Parkinson, op. cit., p. 157.

250

Instrucciones de Napolen Bonaparte a Victor Emmanuel Leclerc, compilado por Dubois y Garrigus,

op. cit., pp. 176-177.


251

Idem, p. 176.

252

Idem, pp. 177-178.

83

actu esperando lo peor y prepar las fuerzas para resistir una invasin.253 Las tropas
francesas arribaron el 29 de enero de 1802 y la guerra estall de inmediato. Victor
Emmanuel Leclerc orden la ofensiva y los generales rebeldes respondieron con la
quema de las ciudades y con la retirada hacia el interior selvtico. A pesar de lo parejo
del combate, en poco tiempo los invasores consiguieron ocupar Santo Domingo, y las
principales ciudades costeras. 254 Frente a este avance, el lder negro repeta su estrategia
y su prdica revolucionaria en una carta a Jean Jacques Dessalines:
No olvides que mientras esperamos a la temporada de lluvias que nos librar de nuestros
enemigos, no tenemos otro recurso que la destruccin y las llamas. Recuerda que el suelo baado
con nuestro sudor no debe otorgarle a nuestros enemigos ni el ms mnimo alimento. Destruye las
rutas a caonazos, tira cadveres y caballos en todas las fuentes, quema y destruye todo, en orden
de que aquellos que han venido a reducirnos a la esclavitud tengan frente a sus ojos la imagen del
infierno que merecen.255

La guerra de guerrillas mantena viva la esperanza de los revolucionarios. En este


contexto, Victor Emmanuel Leclerc abri negociaciones de paz, que resultaron
infructuosas y la lucha continu con combates en todo el territorio, destacndose la
batalla por el control fuerte de Crete a Pierrot.256 Atrincheradas en l, las fuerzas
lideradas por Dessalines resistieron el asedio de 8 mil atacantes. Envalentonados, los ex
esclavos cantaban la marsellesa dndole su propio sentido anti-esclavista, lo cual
sorprendi a un grupo de invasores que comenzaron a dudar sobre la legitimidad de su
misin y se preguntaban: Acaso estos no eran nuestros enemigos brbaros? No somos
nosotros los nicos soldados de la Repblica? 257 Muchos franceses, polacos y alemanes
finalmente entendieron que la justicia estaba del lado de los negros y se pasaron
abiertamente de bando. Los polacos en particular, fueron muy bien recibidos por los
253

Korngold, op. cit., p. 188; Dubois, op. cit., p. 262; Smartt Bell, op. cit., p. 228.

254

Cartade Manuel Guevara Vasconcelos al Secretario de Estado, 18 de Marzo de 1802, AGI, Estado,

60,N. 10, f.3.


255

Carta de Toussaint Louverture a Jean Jacques Dessalines, 8 de febrero de 1802, compilada por

Aristide y Nesbitt, op. cit., p. 76; Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 136-137.
256

James, op. cit., p. 319.

257

Lacroix, op. cit., tomo II, p. 164; Ott, op. cit., pp. 156-157; Korngold, op. cit., p. 220.

84

rebeldes y Jean Jacques Dessalines los apod, con un juego de palabras muy lcido, los
negros de Europa..258A su vez, en esta batalla se vislumbr por primera vez la
posibilidad de declarar la independencia. Segn Etienne Descourtilz, quien haba sido
tomado prisionero por los revolucionarios, Jean Jacques Dessalines les dijo a sus
soldados:
Tengan coraje, () yo les aseguro que los franceses no pueden mantenerse mucho tiempo en
Saint Domingue. Comenzaran fuertes, pero luego empezarn a detenerse debido a las
enfermedades y morirn como moscas. Escuchen los que les digo: Si Dessalines se rinde ante ellos
cien veces, los traicionara un centenar de oportunidades. Por ello,() tengan coraje y vern que
cuando el nmero de franceses baje () los atacaremos, quemaremos sus cosechas y despus nos
esconderemos en las montaas donde no nos pueden encontrar. No podrn dominar el pas y se
tendrn que retirar. Despus los har independientes.259

Los sitiadores finalmente lograron ocupar el fuerte, cuando Jean Jacques


Dessalines y sus tropas lo abandonaron, rompiendo las filas de sus enemigos. La victoria
result prrica para los franceses y la situacin continu siendo crtica en toda la isla.260
Para colmo de males, a la dura guerrilla de los ex esclavos, se le sum la falta de
pertrechos, la epidemia de fiebre amarilla y el abandono de un sector de los affranchis.261
En este contexto, Victor Emmanuel Leclerc apost a la seduccin de los oficiales negros,
logrando un importante xito cuando Henri Christophe se pas de bando a cambio de que
se le garantizara su rango y de que no se re-instituyera la esclavitud.262 La traicin de
Henri Christophe y las noticias de la paz de Amiens, implicaron un parte aguas en la
guerra, ya que llevaron a Toussaint Louverture a pensar que era necesario una salida
pactada al conflicto.263 El lder entendi que otro camino era suicida y abri
negociaciones con el jefe de la expedicin, que terminaron en un pacto por el cual, los
revolucionarios se rendan a cambio de: el reconocimiento de la libertad de los ex258
259

Girard, op. cit., p. 266.


Descourtilz, op. cit., tomo III, pp. 359.

260

Beard, op. cit., p. 299; Parkinson, op. cit., p. 177.

261

Benot, op. cit., p. 79; James, op. cit., p. 322; Parkinson, op. cit., p. 178; Lacroix, op. cit., tomo II, p. 190.

262

Benot, op. cit., p. 78; Dubroca, op. cit., pp- 38-39; Dubois, op. cit., pp. 274-275.

263

Ott, op. cit., pp. 159-160.

85

esclavos, la continuidad de los oficiales negros en el ejrcito y la posibilidad de que


Toussauint Louverture se retirarse a sus plantaciones acompaado de su guardia
personal.264 El 6 de mayo de 1802 Toussaint entr a Le Cap, donde se formaliz dicho
acuerdo con la subsiguiente rendicin de Jean Jacques Dessalines y Charles Belair.265
Los invasores creyeron que la guerra haba concluido, sin embargo, muchos oficiales de
segundo rango, soldados y cimarrones continuaron con su lucha guerrillera desde las
montaas.266 Por su parte, Toussaint Louverture, viendo que no todo estaba perdido,
empez a conspirar y a mantener contactos clandestinos con la resistencia.267 No
obstante, los franceses se alertaron de lo que estaba sucediendo y Victor Emmanuel
Leclerc finalmente lo apres y lo envi a Francia donde muri el 7 de Abril de 1803. 268
Sin embargo, al momento de ser desterrado, Toussaint Louverture lanz la siguiente
amenaza, que result proftica: Al derrocarme, han cortado solamente el tronco de la
libertad. Pero este renacer nuevamente porque sus races son numerosas y muy
profundas.269

El nacimiento de Hait

Despus de acabar con el lder afrodescendiente, el jefe de la expedicin se


propuso desarmar a los cultivadores como preludio del restablecimiento del racismo y la
esclavitud en la isla.270 En respuesta a dicha medida los ex esclavos se rebelaron
masivamente para unirse a la lucha guerrillera contra los invasores.271 Victor Emmanuel
Leclerc admita: Cuando dese desarmar a la regin norte, explot una insurreccin
264

Benot, op. cit., p. 78; Beard, op. cit., pp. 210-224; Dubroca, op. cit., p. 42; Smartt Bell, op. cit., pp. 259-

260; Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 181-187.


265

Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 192-193.

266

Benot, op. cit., p. 78.

267

Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 197-200; Dubroca, op. cit., p. 42; Ott, op. cit., p. 171.

268

Korngold, op. cit., pp. 238-252; Smartt Bell, op. cit., pp. 266-284.

269

Citado por Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 203-204; Smartt Bell, op. cit., p. 265; Dubois, op. cit., 278;

Korngold, op. cit., p. 237.


270

Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 212, 213; De Vastey, op. cit., p. 33; Fick, op. cit., pp. 214-215.

271

Beard, op. cit., p. 244; Fick, op. cit., pp. 214-215; James, op. cit., p. 337.

86

general. ()Hay un venerable fanatismo en esta insurreccin. Estos hombres se dejan


matar hasta el ltimo, antes que rendirse.272 La paradoja de esta etapa result que Jean
Jacques Dessalines y Henri Christophe, fueron los protagonistas de la represin de los
resistentes, llegando incluso a fusilar a Charles Belair y a varios lderes cimarrones. 273
Empero esta trgica situacin no durara mucho, dado que las noticias de la metrpoli y
las islas vecinas, cambiaran drsticamente el escenario poltico-militar de la isla. En
mayo, Napolen Bonaparte decidi devel sus intenciones decretando que: En las
colonias restituidas a Francia en ejecucin del Tratado de Amiens () la esclavitud ser
mantenida conforme a los reglamentos anteriores a 1789.274Y restableciendo el racismo y
el trfico de esclavos en el Imperio Francs.275Segn las nuevas normas, la esclavitud no
sera re-impuesta en Saint Domingue y Guadalupe. Sin embargo, la expedicin a
Guadalupe, luego de vencer a los revolucionarios afrodescendientes, establecieron
aquella institucin.276 La debilidad de las fuerzas de Victor Emmanuel Leclerc, le
impidieron seguir el mismo camino, empero las noticias de lo que aconteca en la colonia
vecina causaron alarma en toda la poblacin de color de Saint Domingue.277 Ante lo
evidente, Henri Christophe, Jean Jacques Dessalines, Augustin Clerveaux, Paul
Louverture y Alexandre Ption se pasaron de bando llevndose consigo a la totalidad de
sus tropas negras y mulatas.278Los franceses pendan de un hilo y el jefe de la expedicin
comenz a llevar adelante prcticas brutales, propiciando la matanza indiscriminada de
los negros. En una carta a Napolen Bonaparte le sealaba que el nico camino para
restablecer la esclavitud y mantener la colonia para Francia era el genocida:
Debemos destruir a todos los negros de las montaas, hombres y mujeres y dejar solo los nios
menores de 12 aos, destruir a la mitad de las llanuras y no dejar un solo hombre de color que

272

Citado en Korngold, op. cit., p. 253.

273

Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 216-217; Beard, op. cit., pp. 248-249; James, op. cit., p. 338.

274

Franco, op. cit., p. 300; Dubois, p. 284; Csaire, op. cit., pp. 392-394.

275

Cooper, op. cit., p. 110; Dubois, op. cit., pp. 284-285; Csaire, op. cit., pp. 393-394; Cohen, op. cit., p.

119.
276

Csaire, op. cit., pp. 391-392; Cohen, op. cit., p. 119.

277

Benot, op. cit., pp. 80-81; Ott, op. cit., p. 175.

278

Girard, op. cit., pp. 214-217; James, op. cit., pp. 355-357; Fick, op. cit., p. 227; Csaire, op. cit., p. 407.

87

haya llevado galones militares. De otra manera la colonia nunca estar tranquila y al principio de
cada ao () tendrs una guerra civil que comprometer la posesin del pas. Si deseas ser el amo
de Saint Domingue debes mandarme 12.000 hombres () si no puedes mandarme las tropas ()
Francia perder para siempre a Saint Domingue.279

Sin embargo, poco ms pudo hacer Victor Emmanuel Leclerc ya que muri el 1
de noviembre de 1802 a causa de la epidemia de fiebre a amarilla.280 Lo reemplaz el
General Donatien Rochambeau, quien continu con la cruzada genocida iniciada por su
antecesor.281 Para ello cont con nuevos refuerzos que arribaron a la isla a fines de 1802
y con perros feroces importados de Cuba.282 Mientras la posicin de los invasores
mejoraba, los revolucionarios dieron un paso sustancial hacia la victoria. En mayo de
1803, se llev adelante la conferencia de Arcahaye, en la cual Jean Jacques Dessalines
sell un acuerdo con Alexandre Petin y otros mulatos como Nicolas Geffard, por el cual
se constitua una alianza entre los negros y los affranchis en pos de la liberacin nacional.
283

As, la reivindicacin de la libertad, que desde la rebelin de 1791 haba significado

libertad individual contra la esclavitud, ahora ampliaba su contenido semntico para


expresar la libertad personal y nacional contra el dominador imperial.284 Para formalizar
este camino, se cre una nueva bandera azul y roja, arrancando el blanco del medio y se
reemplaz la inscripcin Repblica Francesa por la de Libert ou la Mort.285 Los
colores, simbolizaban la alianza de los afrodescendientes contra los europeos. Jean
Jacques Dessalines fue nombrado Comandante en Jefe del ejrcito que ahora, en un giro
americanista/indigenista, fue bautizado como el Ejrcito Indgena.286 Con el correr de los
meses la insurreccin popular se extendi por toda la isla, empujando a los franceses a
279

Carta de Victor Emmanuel Leclerc a Napolen Bonaparte, 7 de Octubre de 1802, compilado por

Dubois y Garriggus, op. cit., p. 179; Fick, op. cit., p. 222.


280

Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 216-217; Barskett, op. cit., p. 166.

281

De Gastin, Civique, op. cit., p. 152.

282

De Vastey, op. cit., pp. 75-76; James, op. cit., pp. 358-359; Dubois, op. cit., p. 392; Rainsford,op. cit., p.

339.
283

Girard, op. cit., pp. 254-255.

284

Ott, op. cit., p. 177; Fick, op. cit., pp. 227-228; Dubois, op. cit., p. 298; Von Grafenstein, op. cit., p. 67.

285

Ardouin, op. cit., tomo V, pp. 387-388 ; James, op. cit., p. 365 ; Girard, op. cit., pp. 260-262.

286

Dubois, op. cit., p. 299.

88

enclaustrarse en algunas pocas urbes costeras.287 Segn Francisco de Arango y Parreo,


el enviado del gobierno cubano a la isla: No hay que hablar ya de negros rebeldes y
pacficos. Exceptuando los poqusimos que hay en las villas al servicio domstico de los
blancos y dos compaas que estn en Cul de Sac () todos los dems, incluso las
hembras y los nios son rebeldes obstinados.288 Para colmo de males, a la ofensiva del
pueblo en armas, se le sum la guerra con los ingleses que comenzaron a hostigar
navalmente a los franceses en sus posiciones en Saint Domingue.289 En ese contexto, el
18 de noviembre se dio la batalla de Vertires en la cual las fuerzas de Jean Jacques
Dessalines vencieron heroicamente a los franceses marcando el fin de su dominio
colonial en la isla.290 Donatien Rochambeau admiti lo inevitable y capitul frente a Jean
Jacques Dessalines, luego se rindi ante Capitn John Loring quien permiti a los 18.000
franceses abandonar la isla el 30 de Noviembre de 1803.291 En un acontecimiento sin
precedentes, los condenados de la tierra, haban abatido a uno de los imperios ms
poderosos del planeta.292 El 1 de enero de 1804 Jean Jacques Dessalines, en un solemne
acto en Gonaves, declar la Independencia y reafirm la universalidad de la Igualdad y
la Libertad, principios sin lmites raciales, de clase o de gnero.293 Asimismo, en una
manifestacin de justicia histrica y de identidad indoamericana, repudi el nombre
colonial espaol/francs de Saint Domingue y rebautiz al novel estado con su antigua
denominacin: Hait.294 Naca as la primera repblica negra del mundo y el primer
estado independiente de Amrica Latina. El ciclo revolucionario se cerraba, la larga
marcha por la libertad haba concluido.

287

Dubois, op. cit., p. 295; Fick, op. cit., pp. 234-236.

288

Comisin de Arango a Saint Domingue , 17 de Julio de 1803 compilado por Franco, Documentos

para la Historia de Haiti, p. 245.


289

Dubroca, op. cit., pp. 50-51; Beard, op. cit., p. 273, Cooper, op. cit., p. 111; Ott, op. cit., p. 180,

Stoddard, pp. 347-348.


290

Madiou, op. cit., tomo III, pp. 86-90 y Girard, op. cit., pp. 308-309.

291

Madiou, op. cit., tomo III, pp. 100-101.

292

Ott, op. cit., p. 182.

293

Declaracin de la independencia de Hait, 1 de enero de 1804, compilada por Dubois y Garrigus, op.

cit., pp. 188-191, Aristide y Nesbitt, op. cit., p. 1.


294

Geggus, op. cit., pp. 207-220; Stoddard, op. cit., p. 349; James, op. cit., p. 370.

89

Parte II
Bajo la gida de Hait: Miedos, esperanzas y rebeliones en la
Tierra Firme hispana (1789- 1808)
Capitulo VII: El antiguo orden colonial en Venezuela y en Nueva
Granada

El Virreinato de Nueva Granada: Un mosaico de regiones

El Virreinato de Nueva Granada se fund por primera vez en 1717, con la


intencin de conjurar las amenazas militares de los imperios rivales, controlar el
contrabando, apaciguar conflictos internos, reprimir la corrupcin, centralizar y vitalizar
la administracin de territorios que requeran mayor atencin. En dicha oportunidad se
discuti cual de las principales ciudades sera la sede de la capital. Cartagena de Indias y
Santa Fe se disputaban aquel honor, sin embargo, la Corona finalmente se decidi por
Santa Fe, donde estaba radicada la Real Audiencia. Empero, Cartagena de Indias sigui
siendo una urbe clave, otro centro de poder, no slo por su carcter de puerto-fortaleza y
aduana, sino tambin porque que all se encontraba el Tribunal de la Inquisicin.

295

Desde 1717 hasta 1719 Antonio de la Pedrosa, fue el Visitador General responsable de
llevar adelante la organizacin del Virreinato. Posteriormente, el Teniente General Jorge
de Villalonga, fue nombrado como el nuevo Virrey.296 Sin embargo, la empresa result
infructuosa debido a las dificultades inherentes a la misma y la incapacidad del
gobernante encomendado para realizarla. As, en 1723, la Corona desisti de sus

295

Safford, Frank y Palacios, Marco, Colombia: pas fragmentado, sociedad dividida. Su historia, Bogot,

Editorial Norma, 2002, p.147.


296

Restrepo, Jos Manuel, Historia de la Revolucin de la Repblica de Colombia en la Amrica

Meridional, Besanzon, Imprenta de Jos Jacquin, 1858, tomo I, p.4

90

intenciones primigenias y todo volvi a su estado anterior.297Empero, el impulso


otorgado a las reformas borbnicas en los aos posteriores, hizo renacer el antiguo
proyecto y el Virreinato emergi de entre las cenizas, erigindose nuevamente en el ao
1739. Esta vez, con un poco de mejor suerte, logrando sobrevivir hasta 1810, con la
sucesin sin interrupciones de doce Virreyes.

298

Desde ese momento, su conformacin se

mantuvo inalterada hasta el proceso de independencia, con algunos cambios. Primero


sufri la desmembracin de la provincia de Caracas en 1742 y luego del resto de las
provincias que finalmente conformaron, en 1777, la Capitana General de Venezuela.
Proceso que describir posteriormente.
En las lneas que siguen abordar brevemente la situacin poltica y socioeconmica del virreinato a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.
Hasta ese momento, estos territorios se caracterizaban por un escaso desarrollo
econmico, basado en la produccin minera, ganadera y agraria. En particular, la minera
del oro era el fuerte de la colonia, sin embargo, a pesar de cierto boom que haba vivido
durante el siglo XVI y comienzos del XVII, su explotacin estaba por muy debajo de lo
alcanzado por otras regiones del imperio. Justamente, esta era una de las cuestiones que
se intentaba impulsar durante el siglo XVIII. En la nueva organizacin, el Virrey, un
espaol designado directamente por las Corona, era la autoridad mxima en cuestiones de
orden poltico y militar. Asimismo, presida la Real Audiencia, que funga de alto tribunal
y cumpla algunas funciones polticas. El Virrey nombraba a los gobernadores de las
provincias, quienes tambin eran peninsulares, como otros funcionarios importantes de la
burocracia estatal. Sebastian de Eslava fue el primer Virrey, luego del restablecimiento
del Virreinato. Este reencauz la empresa reformista y se destac por impulsar la
construccin de nuevas fortalezas en Cartagena de Indias. stas tuvieron una prueba de
fuego en 1741 cuando, en el marco de la guerra de la Oreja de Jenkins, la ciudad resisti
victoriosamente al masivo ataque britnico, de casi 26 mil hombres, comandado por el

297

McFarlane, Anthony, Colombia before independence: Economy, society and politics under Bourboun

Rule, Cambridge, Cambridge University Press, 2002, pp. 191-192.


298

Idem, p. 197

91

Almirante Vernon.299 Durante su mandato residi en aquel puerto y adems de promover


la defensa de la colonia, busc controlar el contrabando.300
Por ltimo, propici reformas impositivas y econmicas, entre las cuales merecen
destacarse el establecimiento del estanco de aguardiente que asegur un incremento en la
recaudacin fiscal. Su sucesor, el Virrey Jos de Sols, prosigui en este camino y lo
profundiz aumentando el control sobre el cobro de impuestos y poniendo bajo directo
manejo estatal el estanco de aguardiente en la ciudad de Mompx.301 A continuacin, el
Virrey Pedro Messa de la Cerda, quien gobern durante los aos 1761-1772, materializ
en la colonia, algunas de las reformas impulsadas por Carlos III. Sigui con la
construccin de las fortalezas, expuls a la Compaa de los Jesuitas y estableci el
estanco del tabaco. Posteriormente, el Virrey Manuel Guirior, persisti en estas polticas
expandiendo la red de caminos, ampliando el control monoplico sobre el tabaco y
combatiendo a las comunidades originarias que se mantenan autnomas. Durante su
gobierno se destac la intervencin de Francisco Antonio Moreno y Escardn, quien, a
mediados de 1770, propuso una reforma educativa y una transformacin de la poltica de
los resguardos. En cuanto al primer punto, postul la creacin de una universidad pblica
en Santa Fe, que deba cultivar el pensamiento ilustrado como una manera de traer el
progreso a Nueva Granada. A pesar de que esta finalmente no se concret, gracias a los
esfuerzos de los gobernantes reformistas, las ideas ilustradas comenzaron a difundirse en
los espacios de enseanza de la colonia. Con respecto a los resguardos, hacindose eco de
los reclamos de los sectores de la elite criolla, vida de acrecentar sus tierras, y teniendo
en cuenta las transformaciones que estos haban sufrido durante el siglo XVII y el XVIII
(mestizaje, descenso de poblacin originaria, penetracin de los no indgenas en los
resguardos, etc), propuso la desaparicin de los ms despoblados y el agrupamiento de
varios que tenan relativamente pocos habitantes. Estas medidas comenzaron a tomarse
299

Lemaitre, Eduardo, Breve Historia de Cartagena, Medelln, Editorial Colina, 1998, pp.62-67; Restrepo,

op. cit., pp. 5-9.


300

Relacin sobre el gobierno del Virrey Don Sebastin de Eslava por el Oidor Don Antonio Bersategui,

1751 en Giraldo Jaramillo, Gabriel ( ed.), Relaciones de mando de los Virreyes de la Nueva Granada:
Memorias Econmicas, Bogot, Publicaciones del Banco de la Repblica, 1954, p.38,
301

McFarlane, op. cit., pp. 200-201.

92

durante dichos aos, pero no lograron concretarse totalmente debido al rechazo de los
originarios.302 Este espritu reformista, que venimos reseando, tuvo uno de sus
momentos ms importantes bajo el gobierno del Virrey Manuel Antonio Flores. Durante
su mandato, que se extendi de 1776 a 1781, adems de llevarse adelante la constitucin
de la Capitana General de Venezuela, tuvo lugar la promulgacin del decreto del libre
comercio y la intervencin del Visitador General y Regente, Juan Francisco Gutirrez de
Pieres. Aunque el Regente formalmente estaba supeditado a los mandatos del Virrey, en
los hechos, era un funcionario con mayor poder de accin. En este sentido, la actuacin
de Juan Francisco Gutirrez de Pieres tena por objetivo profundizar el efecto de las
reformas borbnicas en la colonia.303 A partir de su arribo en 1778, el funcionario se
propuso centralizar el poder y socavar la influencia de las familias patricias de Santa Fe
en la burocracia. As, reorganiz la Real Audiencia y la administracin del tesoro,
pasando a retiro a muchos de los criollos de la elite y reemplazndolos por
peninsulares.304 No obstante, lo ms sobresaliente de su actuacin fue la reforma fiscal y
econmica con la que intentaba promover el desarrollo productivo y acrecentar la
recaudacin impositiva. El accionar de Juan Francisco Gutirrez de Pieres estuvo guiado
por este objetivo estratgico, pero tambin por el particular contexto en el que se
despleg. La guerra que Espaa mantena con Inglaterra, haca an ms necesario el
engrosamiento de la recaudacin. En primer lugar, estableci el sistema de guas y
tornaguas, que implicaba una forma de fiscalizar ms eficientemente el comercio y
controlar el contrabando. En segundo lugar, subi y extendi a nuevos productos la
alcabala y reestableci el impuesto de la armada de Barlovento. Asimismo, estableci una
aduana interna en Santa Fe. En tercer lugar, fij un donativo voluntario a la elite y a los
sectores populares para hacer frente a los gastos de guerra. En cuarto lugar, prosigui la
poltica de reorganizacin de los resguardos indgenas. Y por ltimo, reconfigur el
estanco del tabaco, de aguardientes y de naipes, fortaleciendo el control estatal y

302

Relacin del estado del Nuevo Reino de Granada que hace el Excmo. Sr. Don Manuel de Guirior al

Excmo. Sr. Don Manuel Antonio Florez. 1776, en Giraldo Jaramillo, op. cit., p. 78.
303

Safford y Palacios, op. cit., p. 164.

304

McFarlane, op. cit., pp. 208-2011.

93

aumentando el precio de dichos bienes.305 Todas estas medidas fueron muy mal recibidas
por la elite criolla y los sectores populares, quienes las consideraban injustas. Luego de
una serie de levantamientos menores en el Socorro y otras ciudades de la regin central,
estall la rebelin de los comuneros. La misma tuvo su momento ms lgido en mayo de
1781, cuando casi 20.000 personas se congregaron en Zipaquir, al grito de: Viva el
Rey y abajo el mal gobierno!

Y amenazaron con tomar la capital que estaba

prcticamente desguarnecida. En ese difcil contexto, Juan Francisco Gutirrez de Pieres


se fug hacia Cartagena de Indias, donde tambin se encontraba el Virrey, incapaz de
controlar el conflicto social y poltico.306 Ante semejante situacin, el Arzobispo de Santa
Fe, Antonio Caballero y Gongra negoci con los insurrectos. 307 Los comuneros,
liderados por Juan Francisco Berbero, presentaron una serie de capitulaciones en las que
demandaban la renuncia del Regente y la abolicin de la mayora de las reformas.308
Antonio Caballero y Gongra firm las capitulaciones, pero de manera subrepticia, dej
constancia formal de que lo haca obligado por la presin de los rebeldes. Esta maniobra
maquiavlica, dio grandes resultados, dado que logr que la mayora de los comuneros se
dieran por satisfechos y se desmovilizaran. Y aquellos sectores ms populares y exaltados
liderados por Jos Antonio Galn, que persistieron en su accionar insurreccional, fueron
duramente reprimidos.309 As, apelando a una mezcla de negociacin y mano dura se
restableci el orden. En 1782, Antonio Caballero y Gngora result electo como Virrey,
uniendo en sus manos la mxima autoridad poltica y eclesistica. La rebelin de los
comuneros dej a Juan Francisco Gutirrez de Pieres, debilitado y finalmente renunci
en 1783. Antonio El nuevo Virrey gobern hasta 1789 y durante su mandato continu
con la poltica reformista, borr con el codo lo que haba escrito con la mano y
reintrodujo muchas de las medidas fiscales y econmicas tomadas por el Rente. Sin
305

McFarlane, op. cit., pp.211-214; Safford y Palacios, op. cit., p. 165; Restrepo, op. cit. tomo I, pp. 13-14.

306

Livano Aguirre, Indalecio, Los grandes conflictos sociales y econmicos de nuestra historia, Bogot,

Imprenta Nacional, 1996, tomo II, pp.9- 36.


307

Relacin del estado del Nuevo Reino de Granada que hace el Arzobispo de Crdoba Excmo. Sr. Don

Antonio Caballero y Gongra a su sucesor el Excmo Sr. Don Francisco Gil y Lemos, 1789 en Giraldo
Jaramillo, op. cit., p. 105.
308

Restrepo, op. cit. p. 27.

309

Safford y Palacios, op. cit., pp. 166-169;

94

embargo, se opuso a la ereccin de la intendencia en el Virreinato de Nueva Granada


creyendo que la misma traera an ms complicaciones a una colonia que ya haba
sufrido demasiados conflictos.310 Preocupado por el desarrollo econmico el Virrey
impuls una reforma intelectual, que ayudase a alcanzar ese objetivo. 311 Promovi la
difusin del ideario ilustrado y el conocimiento cientfico tcnico. En este sentido,
tambin dispuso la realizacin de la expedicin botnica dirigida por Jos Celestino
Mutis. La misma fue muy importante porque permiti el descubrimiento, la explotacin y
comercializacin de la quina y otros productos y porque marc a fuego a muchos de los
criollos que participaron en ella, generando en ellos una suerte de patriotismo ilustrado
que jugara un papel relevante durante la poca de la independencia. 312
En las dcadas subsiguientes, los sucesivos Virreyes intentaron mantener las
lneas estratgicas del reformismo borbnico. Una de las medidas ms importantes fue la
ereccin del Real Consulado de Cartagena de Indias en 1795. Una institucin, anloga a
la que se estableci en Venezuela donde convivan comerciantes y hacendados, y que
tena por fin promover el progreso productivo y comercial de la colonia. 313 Sin embargo,
las continuas guerras y la crisis de la Corona espaola, haran que finalmente, todos esos
proyectos se esfumen en el aire.

Regiones, Economa y Sociedad

Las reformas borbnicas previamente reseadas alcanzaron parcialmente sus


objetivos. A pesar de que, a comienzos del siglo XIX, Nueva Granada segua siendo un
Virreinato pobre y desarticulado, haba logrado un crecimiento econmico considerable,
un incremento de la recaudacin fiscal y un impresionante aumento de su poblacin. Tal
como seal previamente, la economa se basaba en la minera del oro, en la ganadera,
310

McFarlane, op. cit., pp. 216-218.

311

Relacin del estado del Nuevo Reino de Granada que hace el Arzobispo de Crdoba Excmo. Sr. Don

Antonio Caballero y Gongra a su sucesor el Excmo. Sr. Don Francisco Gil y Lemos, 1789 en Giraldo
Jaramillo, op. cit., p. 105.
312

Idem, p. 111-113.

313

Jaramillo Uribe, Jaime, La economa del virreinato (1740-1810), en Ocampo, Jos Antonio (comp.),

Historia Econmica de Colombia, Bogot, Editorial Planeta, 1996, pp. 35-36.

95

en la produccin agraria y en las artesanas textiles. En estas dcadas, la minera del oro y
la agricultura fueron los que rubros que vivieron una gran expansin.314 En particular, la
produccin anual del oro, creci exponencialmente, pasando de los 800.000 pesos de
plata en 1760, a 2.000.000 de pesos plata en el ao 1800.315 Una cifra importante, si la
medimos en trminos absolutos, pero como seala el historiador Salomn Kalmanovitz,
no tan impresionante, cuando tenemos en cuenta que las principales colonias mineras,
Nueva Espaa y Per, producan 25.000.000 y 8.000.000

de pesos plata,

respectivamente316 Sobre la centralidad del oro en el marco de las exportaciones de la


colonia, el historiador Jaime Jaramillo Uribe afirma que:
Por lo menos hasta 1780 este metal precioso represent casi el 100% de las exportaciones; slo
en las dos ltimas dcadas del siglo XVIII, cuando la Corona espaola hizo un esfuerzo para
aumentar y diversificar las ventas externas, se redujo levemente su importancia como elemento
dinmico del comercio exterior. Aun entonces, sigui representando el 90% de las exportaciones.
El 10% restante la constituan productos agrcolas y pecuarios como el algodn, el cacao, el
azcar, el palo de tinte, la quina y los cueros. 317

A la misma vez, el referido autor subraya que la minera, incentivo la produccin


de los otros bienes y cultivos.318 Tambin sugiere que si comparamos los valores de la
exportacin de Nueva Granada, con respecto al de otras colonias a fines del siglo XVIII
nos encontramos con que esta significaba solamente el 3,2% del total frente a: Veracruz:
32,1%, Islas del Caribe 23, 2%, Puertos del Pacfico 13,8%, Ro de la Plata, 12,2 % y
Venezuela 9,6 %.319 Otro dato que destaca el historiador Adolfo Meisel Roca es que, an

314

Kalmanovitz, Salomn, La economa de la Nueva Granada, Bogot, Fundacin Universidad de Bogot

Jorge Tadeo Lozano, 2008, pp. 80-87.


315
316
317

Idem, pp. 33-34,


Idem, p. 34.
Jaramillo Uribe, op. cit., en Ocampo (comp.), op. cit., p. 23.

318

Idem., p. 23.

319

Idem, p. 35.

96

con todas las limitaciones, Nueva Granada, logr enviar remesas a la Tesorera General
de Madrid a partir del ao 1779, algo que casi nunca haba sucedido.320
En suma, a pesar de que la economa de Nueva Granada creci segua siendo
comparativamente una de las colonias ms pobres de Hispanoamrica. Para los
intelectuales y polticos neogranadinos de aquella poca, como Jos Ignacio de Pombo,
Fermn Vargas, Francisco Silvestre, Antonio de Narvez, etc, esta era una situacin
evidente y les preocupaba que el virreinato no pudiese desarrollarse plenamente a pesar
de contar con numerosos recursos naturales.321
En los ltimos aos del siglo XVIII Nueva Granada, vivi un importante
crecimiento demogrfico. Si para los aos 1778 la colonia tena aproximadamente
840.040 habitantes, para los aos 1808-1810 sta haba alcanzado 1.400.000 almas.322
Mltiples razones ayudan explicar este fenmeno, sin embargo, al parecer, los ms
importantes seran el mestizaje, el desarrollo econmico y, en menor medida, la
importacin de esclavos. Para Adolfo Meisel Roca, mestizaje y crecimiento econmico
fueron las dos caras de un mismo proceso, que dieron lugar a lo que podramos llamar un
crculo virtuoso.323
Dicho todo esto, nuevamente es necesario hacer una aclaracin similar a la
anterior. A pesar del crecimiento poblacional, aquella colonia segua sufriendo de una
escasa densidad demogrfica. Esto era algo que obsesionaba a los intelectuales y polticos
de la elite neogranadina, que proponan diversos modos de solucionar el referido
problema. Por ejemplo, Pedro Fermn Vargas presentaba un anlisis del problema,

320

Meisel Roca, Adolfo, Crecimiento, mestizaje y presin fiscal en el Virreinato de la Nueva Granada,

Cuadernos de la Historia econmica y Empresarial Nro 28, Cartagena de Indias, Banco de la Repblica,
2011, p.67.
321

Silvestre, Francisco, Descripcin del Reyno de Santa Fe de Bogota, Bogot, Prensas del Ministerio de

Educacin Nacional, 1950, p.132.


322

Meisel Roca, Adolfo El Proceso Econmico, en Meisel Roca, Adolfo (coord.)Colombia: Crisis

imperial e independencia, Lima, Fundacin Mapfre y Santillana Ediciones Generales, 2010, p.150.
Restrepo, op cit., p XIV.
323

Meisel Roca, Adolfo, op. cit., p.67.

97

subrayando la prohibicin de la inmigracin extranjera como una de sus causas


principales.324
Una particularidad muy importante de la Nueva Granada era su marcada divisin
regional. El Virreinato se caracterizaba por ser un mosaico de regiones, que tenan escasa
comunicacin entre s. Cada una de estas regiones tena sus propios rasgos bien
acentuados, tanto en trminos econmicos, como sociales. Las causas de estos localismos
son numerosas, pero se podra decir que las ms destacadas son las siguientes. En primer
lugar la forma en que se llev adelante la colonizacin, con diversas partidas de
conquistadores que fueron ocupando el territorio por diferentes caminos, ayud a que
existieran varios centros de poder que competan. En segundo lugar, la existencia de
mltiples comunidades originarias que sufrieron el proceso de conquista de diferentes
maneras. En tercer lugar, la voluptuosidad de la naturaleza y la geografa montaosa hizo
que la comunicacin muy dificultosa. En cuarto lugar y vinculado con lo anterior, la falta
de buenos caminos y de ros de fcil navegacin, hizo que esos enormes obstculos
naturales fueran muchas veces imposibles de franquear.325En ltimo lugar, la pobreza
endmica del Virreinato y la especializacin productiva de cada regin, eran loa factores
fundamentales, que no slo impedan la integracin econmica de Nueva Granada, sino
que hacan que las causas de desunin mencionadas previamente no pudieran ser
superadas y se mantuvieran en el tiempo. Este localismo nos obliga a estudiar la
estructura socio-econmica de cada una de las regiones por separado. Sin embargo, por
motivos de claridad expositiva, presentar previamente un cuadro general de la sociedad
de Nueva Granada.
La comunidad neogranadina estaba estructurada en trminos estamentales,
raciales y econmicos, dando lugar una pirmide social bastante rgida. Los blancos eran
aproximadamente 203.507 pero conformaban un estrato heterogneo.326 Un grupo muy
pequeo integraba la elite, que a su vez estaba dividida entre los espaoles peninsulares
y los criollos. Los primeros ocupaban los cargos de gobierno, la plana mayor de la
324

Vargas, Pedro Fermn, Pensamientos Polticos y memoria sobre la poblacin del Nuevo Reino de

Granada, Bogot, Publicaciones del Ministerio de Educacin de Colombia, Imprenta Nacional, 1944, p.92.
325

Vargas, op. cit., p.21.

326

Lasso, Marixa, Poblacin y Sociedad, en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.

98

burocracia, de las fuerzas armadas y de la iglesia. Dominaban el comercio grande y


mediano y muchas veces tenan haciendas y minas. Por su parte, los criollos conrolban
los cabildos, participaban de los estratos inferiores de la burocracia, de las milicias y de la
iglesia. Concentraban el poder econmico, siendo los principales dueos de las minas y
de las haciendas. Un porcentaje de ellos tambin engrosaba las filas de las profesiones
liberales, destacndose especialmente el gremio de los abogados.327
Entre ambos grupos existan ciertos resquemores debido a la preponderancia de
los espaoles en ciertas esferas de la sociedad, la poltica y la economa. Cosa que se hizo
evidente durante la rebelin de los comuneros. El citado Silvestre llamaba la atencin
sobre este tema y propona soluciones que establecieran un mayor equilibrio entre ambos
grupos:
El desterrar la rivalidad en los espaoles europeos y espaoles americanos, se hace tan precisa,
que sin esto siempre debe temerse inquietudes, que algn da pueden arrastrar su perdida. La
colocacin reciproca de unos y otros en los empleos polticos, militares, eclesisticos, es el medio
ms regular y sencillo, y el que tiene por base el Derecho Natural, racional y poltico: y lo
contrario mantendr constante la envidia, la desunin y rivalidad y causar malos efectos al Estado
de Dios no permita que el tiempo sea testigo.328

Sin embargo, no es posible hablar de una absoluta antinomia entre criollos y


peninsulares, ya que existan mltiples lazos entre ellos, tanto familiares, culturales como
econmicos. Por debajo de la elite, nos encontramos con los blancos pobres. Estos, a
pesar de su color de la piel, no integraban las familias principales y carecan de poder
econmico. Se desempeaban como labradores, artesanos, capataces y administradores
en las minas y en las haciendas, soldados, pequeos comerciantes, eclesisticos de rango
inferior, etc.
Bajando an ms en la pirmide social, nos encontramos con los libres de color o
pardos. Estos conformaban la gran masa de la sociedad, siendo, en 1778,
aproximadamente 368.589.329 Fruto del mestizaje y de la manumisin, los pardos, eran
327

Silvestre, op. cit., p. 188.

328

Idem, p. 136.

329

Lasso, Marixa, Poblacin y Sociedad, en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.

99

libres, pero sufran la pobreza, la dominacin y la segregacin racial. En Nueva Granada,


se aplicaban leyes discriminatorias por lo cual los hombres libres de color tenan vedado
el acceso a la burocracia, a la iglesia a las instituciones educativas y a las profesiones
liberales. La amplia mayora se desempeaban como jornaleros en las haciendas y en los
hatos ganaderos, artesanos, milicianos, albailes, carniceros, mineros. etc. No obstante,
algunos pardos neogranadinos eran propietarios de pequeas parcelas de tierra e incluso
tenan unos pocos esclavos. Otros haban ganado cierta prosperidad gracias a su
desempeo como artesanos.
El estrato inferior de la sociedad estaba compuesto por esclavos de origen
africano o afrodescendiente. Al igual que en el resto de las colonias de Amrica y el
Caribe, estos comenzaron a entrar a Nueva Granada en el siglo XVI, en la medida que la
poblacin indgena decreca y la elite consideraba que era necesario procurarse con
urgencia de mano de obra. Primero a travs del sistema de licencias, luego mediante el de
los asientos y finalmente con el comercio libre, los negros fueron importados a la colonia
y su nmero fue aumentando considerablemente. Segn Nina Friedemann, ya para
comienzos del siglo XVII el 75% de los trabajadores de las minas de oro eran negros,
siendo el 25% restante indios.330 Durante esas centurias, el comercio estuvo
hegemonizado por extranjeros y la Corona dio licencias primero a tratantes portugueses y
posteriormente hizo acuerdos y estableci asientos con holandeses, franceses e
ingleses.331 Cartagena de Indias se convirti en una ciudad clave en este proceso dado
que, por aos, fue uno de los pocos puertos habilitados para el comercio negrero. Esto le
otorg a dicha urbe un lugar clave en el armado imperial espaol y le garantiz una
relativa prosperidad, sobre todo durante los siglos XVI y XVII. Debido a la imposibilidad
de conocer las cifras precisas, se debate la cantidad de esclavos que fueron introducidos
va Cartagena de Indias y el nmero de ellos que fueron destinados a Nueva Granada
durante el lapso que duro la trata. A pesar de ello, autores como Germn Colmenares y
Nina Friedemann, estiman que fueron aproximadamente 200.000 los que fueron
330

Friedemann, Nina, La Saga del Negro: presencia africana en Colombia, Bogot, Instituto de Gentica

Humana, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Javeriana, 1993, pp. 57-58.


331

Gutirrez Azopardo, Idelfonso, Historia del Negro en Colombia, Bogota, Editorial Nueva Amrica,

1986, pp. 15-16.

100

comercializados en aquella ciudad y unos 120.000 los que ingresaron como trabajadores
forzados en el territorio que actualmente es Colombia.332 Para 1778 haba alrededor
64.000 esclavos y para 1810 eran aproximadamente 70.000333. Un nmero relativamente
considerable, muy similar al que exista en Venezuela, pero por debajo de los cientos de
miles que existan en Saint Domingue y en las islas caribeas motorizadas por el sistema
de plantacin. Asimismo, otra notoria diferencia con la referida colonia francesa, es que,
a fines del siglo XVIII, la mayora de los esclavos no eran bozales sino criollos. Durante
todo el perodo colonial la elite y sus voceros presionaron para aumentar la cantidad de
esclavos. Las autoridades coloniales estuvieron atentas a estos reclamos e hicieron lo
posible por promover el ingreso de esclavos. El libre comercio y ciertas facilidades
impositivas fueron la ltimas medidas que se tomaron en las postrimeras de la etapa
colonial para alcanzar ese objetivo, sin embargo, paradjicamente, la importacin no
aument considerablemente y eso hizo que se dependiera del crecimiento interno.334
La economa neogranadina (en trminos globales) difcilmente puede ser
catalogada como puramente esclavista, dado que convivan una pluralidad de relaciones
de produccin: el trabajo libre asalariado, diversas formas de servidumbre y la esclavitud.
Y a su vez, debido a que el porcentaje ms importante de la poblacin era formalmente
libre. Sin embargo, la institucin jugaba un rol importante en algunas provincias y en
algunos rubros de produccin. En este sentido, una pequea porcin de los esclavos se
desempeaban como domsticos en las casas de la elite, que los adquiran como smbolos
de status. Asimismo, un nmero an mayor, trabajaban en las haciendas de trapiche y en
las haciendas ganaderas, en las diferentes regiones de la colonia, otros eran bogas en los
champanes del ro Magdalena, algunos eran artesanos e incluso algunas mujeres era
obligadas a prostituirse. Sin embargo, la gran masa de los cautivos laboraban en
cuadrillas en la minas del oro de las provincias de la regin oriental.335 All, s es posible
332

Friedemann, op. cit., pp. 44-45; Colmenares, Germn, Historia Econmica y Social de Colombia:

Popayn una sociedad esclavista, Tomo II, Medelln, La Carreta, 1979, pp. 16-20.
333

Restrepo, op. cit., tomo I, p. XIV; Lasso, Marixa, Poblacin y Sociedad, en Meisel Roca, (coord.), op.

cit., p.234.
334

Jaramillo Uribe, Jaime, Esclavos y seores en la sociedad colombiana del siglo XVIII en Anuario

Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Nro 1, 1963, pp. 19-20.


335

Jaramillo Uribe, op. cit., pp. 6 y 14; Friedemann, op. cit., p. 59.

101

afirmar que la esclavitud era el sustento fundamental de la economa y por eso


historiadores colombianos como el referido Germn Colmenares han interpretado a
aquella sociedad como esclavista.336 Esto explica la relativa disparidad que haba entre
algunas zonas donde trabajaban numerosos esclavos y en otras donde no haba tantos y la
mano de obra estaba compuesta, en su mayora, por indgenas y pardos libres. En lo que
respecta a la situacin laboral y al trato que reciban los esclavos, las condiciones parecen
ser dispares, segn las funciones que cumplan y las unidades de produccin donde
trabajaban. En este abanico de posibilidades, los domsticos eran los que tenan mayor
nivel de autonoma, tenan mejores condiciones de vida y ms posibilidades de ser
manumitidos. Sin embargo, de ninguna manera era una vida idlica ya que, adems de
soportar la sujecin y el racismo, era comn que las mujeres sufrieran diversas formas de
violencia sexual de parte de sus amos. En general, en las haciendas ganaderas y de
trapiche, los esclavos jugaban un rol importante pero no absolutamente esencial ya que,
muchas veces, compartan tareas con pardos jornaleros libres.337 Los esclavos tambin
jugaban un rol relevante en la navegacin y el transporte interno del virreinato. A partir
del siglo XVII, luego de que la mita de boga, diezmar a infinidad de indios, se
empezaron a utilizar esclavos africanos como bogas en champanes para navegar los ros,
sobre todo el Cauca y el Magdalena, que era el ms caudaloso. Asimismo, tambin haba
esclavos que se desempeaban como cargueros llevando objetos y personas por los
intrincados caminos de la colonia.338 Sin embargo, la mayora de los esclavos trabajaban
en las minas de oro, organizados en cuadrillas. Al principio stas eran pequeas, pero con
el correr de los aos, fueron creciendo exponencialmente hasta alcanzar, en algunos
casos, la cifra de 200 negros.339 Segn Germn Colmenares, la regin oriental vivi tres
etapas en lo que respecta a la forma en que se fueron constituyendo las cuadrillas: Una
centrada alrededor de 1710, cuando se constituy el ncleo primordial de las cuadrillas.
Otra, alrededor de 1740, que culminaba una etapa intensiva de compras, favorecida por
una elevada productividad de las minas. Treinta aos ms tarde, hacia 1770, las cuadrillas
336

Colmenares, op. cit., tomo II, pp. 3-10.

337

Jaramillo Uribe, op. cit., p. 16.

338

Gutirrez Azopardo, op. cit., pp. 26-27.

339

Friedemann, op. cit., p. 78.

102

revelan una cierta estabilidad, en la que la poblacin activa no se reemplaza


preferentemente con bozales adultos sin con la incorporacin al trabajo de una creciente
poblacin criolla.340 Por su parte, Nina Friedmann describe la organizacin y la
estructura interna de las cuadrillas de la siguiente manera:
La cadena de mando del amo al esclavo tena en el tope al Seor de mina y de cuadrillas que
lleg a vivir como patrn rico y ausente en unas de las ciudades mayores como Popayn o Cali.
Empleaba un administrador de minas que poda ser blanco de condicin rasa o mulata y quien
resida en el centro minero, siendo su estatus el ms importante de la comunidad. Debajo de l,
estaba el capitn de cuadrilla quien era negro y estaba encargado de la disciplina de la cuadrilla, de
la distribucin de la comida y de la recoleccin del oro que sacaban sus trabajadores y que
entregaba al administrador.341.

Las condiciones laborales eran muy duras, debido a que tenan que trabajar las
largas horas con herramientas y tcnicas deficientes, siempre bajo estricta disciplina.
Asimismo, las condiciones de vida tendan a ser muy difciles, se alojaban en
habitaciones muy precarias, reciban escasa ropa y comida. En general, los amos les
daban pltanos, maz y un poco de carne y casi desligndose de la obligacin de
proporcionarles una alimentacin integral, los forzaban a trabajar en su tiempo libre en
parcelas de tierra para completar su dieta semanal. Lo mismo suceda en las haciendas,
donde los seores tambin implementaban este sistema de semi autoalimentacin. A
pesar de que algunas fuentes e historiadores que han resaltado ciertos rasgos paternalistas
de la esclavitud en Nueva Granada, esta claro que la misma implic una institucin
basada en la explotacin, la cosificacin y la violencia de los africanos.

342

Tal vez se

podra decir la brutalidad no lleg a los extremos de las plantaciones de Saint Domingue,
donde la mortandad superaba ampliamente la natalidad y donde los esclavos tenan una
expectativa media de 7 aos, sin embargo, tambin en el caso neogranadino, la esclavitud
se destac por su violencia. An antes del cdigo negro carolino (promulgado en 1789 y
que finalmente no se lleg aplicar ni en Nueva Granada ni en Venezuela por la presin de

340

Colmenares, op. cit., tomo II, p. 60.

341

Friedemann, op. cit. p. 78

342

Colmenares, op. cit., tomo II, pp. 84-85.

103

los amos) mltiples leyes regulaban las relaciones entre los seores y los cautivos. Dichas
normas eran claramente favorables a los primeros, definan a los esclavos como objetos
muebles, fijaban duras jornadas laborales y penas severas para los cautivos que se
resistan a la dominacin.

343

, Asimismo, establecan la obligacin de evangelizar a los

cautivos, de proveerles vestimenta, habitacin y alimentacin y reglamentaba las diversas


formas de manumisin. Incluso la normativa, a pesar de considerar al esclavo como un
objeto, les otorgaba la posibilidad de apelar a las cortes judiciales para protegerse de los
excesos de sus amos. Los seores, en lo que se refera a sus obligaciones, cumplan de
manera muy laxa las normativas vigentes. Por ejemplo, un esclavo de nombre Patricio
enjuiciado por agredir a su amo se quejaba de: () la mala situacin que pasa con su
amo, en la comida y en el vestuario por ser casi ninguno.344 Asimismo, en lo que
respecta a la disciplina, los amos aplicaban sus mtodos represivos, maltratando
duramente a los esclavos.345 En este sentido, en general los seores tenan instrumentos
de castigo y de tortura en las haciendas y en las minas, para poder imponer su propia
voluntad y domesticar a la mano de obra esclavizada que osar resistirse. Otro esclavo
enjuiciado, llamado Joaqun, relataba que su mujer haba sufrido los siguientes actos de
violencia extrema: despus de una persecucin continuada de palabras y azotes [su ama]
lleg hasta el extremo de aplicarle pringues de fuego y ajes en las partes secretas de la
naturaleza.346 Como estos hay mltiples testimonios que muestran a las claras la dureza
que poda alcanzar la esclavitud en Nueva Granada.
Los esclavizados resistieron de mltiples maneras contra la dominacin. Como ya
seal previamente, esta resistencia era cultural, social y poltica y a la vez poda ser
individual o colectiva. Estudiando en profundidad las fuentes judiciales de la Nueva
Granada de fines del siglo XVIII, Natalia Guevara Jaramillo muestra como numerosos
delitos de hurtos, agresiones y homicidios representaban en realidad formas de resistencia

343

Jaramillo Uribe, op. cit., pp.23-24.

344

Citado en Guevara Jaramillo, Natalia, Delito y Resistencia Esclava: Hurtos, Homicidios y Agresiones

en la Nueva Granada, 1750-1800, Tesis de Maestra, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de


Ciencias Humanas, Bogot, 2010, p. 126.
345

Jaramillo Uribe, op. cit., pp. 31-32.

346

Citado en Guevara Jaramillo, op cit.,p. 126.

104

de los esclavizados contra sus seores y las autoridades del rgimen colonial, en pos de
mejores condiciones de vida y mayor autonoma personal.347A pesar de que existieron
algunas rebeliones abiertas y relativamente masivas, estas no fueron tan comunes. Sin
embargo, el cimarronaje grande y pequeo fue una constante en la historia de la colonia,
desde el siglo XVI en adelante.348 Esta particularidad puede explicarse por la ausencia de
algunos factores cruciales para la explosin de grandes insurrecciones, como ser: la
existencia de cientos de esclavos en las plantaciones, cierta homogeneidad cultural entre
ellos, excesiva brutalidad laboral, una importante disparidad porcentual entre la cantidad
de esclavos y la de los hombres libres, una alta densidad poblacional, etc. El tipo de
esclavitud que haba en Nueva Granada (que no cumpla con estos factores) y la
amplsima geografa colonial coadyuvo a los cautivos prefiriesen fugarse antes que llevar
adelante insurrecciones abiertas. Teniendo esto en cuenta, otro rasgo peculiar del
Virreinato, fue la existencia de las rochelas. Con este trmino se hacia referencia a
individuos o grupos de unos pocos individuos que se haban fugado y vivan
clandestinamente en pequeos rancheros fuera de toda ley y orden. Las rochelas fueron
muy numerosas, sobre todo en las zonas rurales de la regin caribea. En general, stas
se caracterizaban por tener una poblacin muy diversa, ya que all, convivan esclavos
fugitivos, junto con pardos indios e incluso blancos pobres. El gran cimarronaje, tambin
fue importante e implic la constitucin de palenques en las zonas montaosas. Como en
el resto de las sociedades coloniales, los palenques constituyeron espacios de mayor
libertad e igualdad, y una comunidad donde los ex esclavos reconstituyeron sus
tradiciones africanas sintetizndolas, de una forma compleja, con las tradiciones
occidentales. Nina Friedemann, resea la lista de palenques documentados y nos muestra
que para el siglo XVI ya haba por lo menos 4, para el XVII ya eran 20 y en el siglo
XVIII 19. La mayora de ellos, estaban localizados en la regin caribea y oriental,
lgicamente, en las zonas de mayor densidad de poblacin afrodescendiente y esclava.349
El palenque de San Basilio es uno de las comunidades cimarronas ms importantes y
347

Jaramillo Guevara, op. cit., p. 189.

348

Helg, Aline, Liberty & Equality in Caribbean Colombia 1770-1835, Chapel Hill, University of North

Carolina Press, 2004, p.39.


349

Friedemann, op. cit., pp. 70-71.

105

conocidas de la historia colombiana, ya que surgi a comienzos del siglo XVIII y an hoy
sigue existiendo. Formado en la provincia de Cartagena por esclavos fugitivos, stos
lograron sobrevivir, luego de resistir y finalmente negociar una amnista con las
autoridades coloniales, que les otorgaron el reconocimiento de su libertad individual, el
autogobierno y la propiedad sobre su propio territorio. A diferencia de San Basilio, la
mayora de los palenques no lograron subsistir tanto tiempo. Empero, las diversas formas
de resistencia contra la esclavitud fueron muy importantes y a partir de la segunda mitad
del siglo XVIII, stas aumentaron en cantidad e intensidad. Tanto es as que, jugaron un
rol no menor en la crisis de la institucin en la colonia.
Los indios conformaban otro de los sectores sociales dominados en la sociedad de
Nueva Granada. Para 1778 eran aproximadamente 157.947, constituyendo un grupo
minoritario en relacin a la poblacin de color libre y esclava, que era claramente la
mayoritaria.350 La conquista trajo el abrupto descenso poblacional de los indios y la
dominacin de la mayora de ellos en el siglo XVI y XVII. Quienes fueron colonizados,
sufrieron la encomienda, la mita, el confinamiento en los resguardos, el tributo, las
misiones y la imposicin cultural. Sin embargo, este proceso tuvo ciertos rasgos
paternalistas dado que la Corona y la iglesia buscaron contener la avaricia desmedida de
la elite criolla, mediante diferentes medidas. Una particularidad del caso neogranadino,
fue la existencia de grandes poblaciones de indgenas que no lograron ser conquistados y
que, no slo se mantuvieron durante todo el perodo colonial, sino que estuvieron en
permanente tensin con las autoridades y la elite. Otra singularidad destacable, es la
disparidad de indgenas colonizados segn la regin. Se encontraban ms en la andina y
en el sur de la oriental que en la del Caribe. En lo que respecta a la produccin, los
indgenas trabajaban sus tierras colectivas en los resguardos, en las haciendas de la elite y
muchas veces, en el rubro textil, como artesanos.
Una vez analizados, de manera somera, los diferentes sectores de la sociedad
neogranadina, pasar a estudiar los rasgos principales de las diferentes regiones del
virreinato.
La regin Caribe, estaba compuesta por la provincia de Cartagena y de Santa
Marta incluyendo la pennsula de la Guajira. Tena, en 1778, una poblacin censada de
350

Lasso, Marixa, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.

106

aproximadamente 162.286 personas, constituyendo el 20% de la totalidad del virreinato.


De estos 18.767 (11,56%) eran blancos, 100.885 (62,16%) eran hombres libres de color,
14.079 esclavos (8,68%) y 28.555 indgenas (17,60%).351 Estas eran las cifras oficiales,
sin embargo, resultan engaosas, dado que esta regin se caracteriz por la existencia de
mltiples palenques, rochelas y comunidades indgenas autnomas (segn Antonio de
Narvez los guajiros rondaban los 30.000 y para Francisco Silvestre eran 40.000) que
vivan sin sujecin al orden colonial.352Cartagena de Indias, Santa Marta y Mompox
constituan las ciudades ms importantes de dicha regin. En 1777, la primera tena una
poblacin de 13.690 habitantes, siendo, despus de Santa Fe la segunda urbe ms
populosa del virreinato. All, los blancos eran una minora (4.034) frente a la abrumadora
mayora de africanos y afrodescendientes, libres (6.745) y esclavos (2.584).353La ciudad
haba vivido una considerable prosperidad en los siglos XVI y XVII como puerto
negrero, sin embargo, los ataques piratas y las guerras imperiales la hicieron entrar en
crisis, en los albores del XVIII.354A partir de 1739 la ciudad comenz a levantar cabeza,
gracias al crecimiento del comercio y a su carcter de bastin militar. El situado, enviado
peridicamente desde las cajas reales de Nueva Espaa y las regiones del interior del
Virreinato, financiaron las fortalezas y le dieron un nuevo esplendor. Tal era la
importancia estratgica de la ciudad, que en ella resida la mayora de las fuerzas armadas
y casi un quinto de su poblacin estaba enrolada en ellas. Asimismo, era un relevante
ncleo eclesistico, ya que era el lugar de residencia del Tribunal de la Inquisicin y
contaba con numerosos conventos, prelados y sacerdotes.355 Junto con el situado, el

351

Mnera Alfonso, El Fracaso de la Nacin: Regin, clase y raza en el Caribe colombiano, Bogot,

Editorial Planeta, 2008, p. 77; Lasso, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.234.
352

Narvez, Antonio Provincia de Santa Marta y Ro Hacha del Vrreynato de Santa F en, Escritos

Economicos: Antonio de Narvez & Jos Ignacio de Pombo, Bogot, Banco de la Repblica, 2010, p.40.
Helg, op. cit., pp.19-25; Silvestre, op. cit., p. 83.
353

Meisel Roca, Adolfo, Cartagena de Indias en 177: un anlisis demogrfico en Boletn Cultural y

Bibliogrfico Nmero 45, Volumen XXXIV, 1998, p. 9


354

Mnera Alfonso, Ilegalidad y Frontera 1700-1800, en Meisel Roca, Adolfo (ed.),

Historia

Econmica y Social del Caribe Colombiano, Bogot, Ediciones Uninorte, Centro de Estudios Regionales,
1994, pp. 130-133.
355

Safford y Palacios, op. cit., 126.

107

contrabando fue otro de los factores centrales de la economa de Cartagena y de toda la


regin del Caribe. Tanto es as, que Jos Ignacio de Pombo lo cifraba en 3.000.000 de
pesos.356 Cartagena de Indias, jug un rol destacado en este proceso, pero fue Santa
Marta, uno de los principales puertos donde se realizaba el comercio clandestino.
Mompox, era otra urbe de gran importancia, ya que en el armado de la economa
regional, funcionaba como un centro de intercambio con las provincias del interior a
travs del ro Magdalena.357 Tan impresionante era este fenmeno, que segn el citado
Alfonso Mnera, la ilegalidad y el desorden era lo que caracterizaba a la regin del
Caribe, tanto en los centros urbanos como en las zonas rurales.358 Histricamente, el
amplio espacio rural, estuvo marcado por la existencia de numerosos pobladores que
vivan ajenos al control de los poderes coloniales. Sin embargo, durante el siglo XVIII,
las autoridades impulsaron cuatro grandes expediciones para terminar con ese flagelo.
Esta poltica tuvo bastante xito ya que se logr conquistar a los chimilas, a los motilones
(parcialmente) y porque se consigui congregar a casi 60.000 personas, fundando 60
pueblos.359 Empero, el control sobre el mundo rural sigui siendo escaso y la
clandestinidad muy masiva.
En trminos econmicos, a diferencia de las islas del Caribe y de Venezuela, en
esta regin nunca se lograron constituir verdaderas plantaciones.. Segn Alfonso Mnera,
entre los varios motivos, los ms importantes fueron los estratgicos y polticos. En su
opinin, el hecho de que Cartagena de Indias fuese un bastin militar tan relevante, hizo
que los gobernantes estuvieran preocupados por la seguridad y se opusieran a impulsar
plantaciones con miles de esclavos y a abrir el comercio de bienes cultivables. Asimismo,
la vocacin de control de las autoridades en Santa Fe sobre el Caribe, coadyuv a este
resultado.360 Adolfo Meisel Roca considera que esto se debi a la limitada mano de obra
y a la deficiente calidad de la tierra que conspiraron contra el desarrollo de esta unidad de

356

Pombo, Jos Ignacio, Memoria sobre el contrabando en el Virreynato de Santa Fe en Escritos

Econmicos: Antonio de Narvez & Jos Ignacio de Pombo, Bogot, Banco de la Repblica, 2010, p.109.
357

Pombo, op. cit., pp.112-117.

358

Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit.,pp. 146-147.

359

Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit.,pp. 117-119; Silvestre, op. cit., pp. 83-85.

360

Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit.,p. 121.

108

produccin.361 A pesar de todo, existan diferentes tipos de haciendas: las de trapiche que
producan melazas para el estanco de aguardiente, las ganaderas que contaban con miles
de cabezas de ganado vacuno y producan sus derivados y las mixtas que combinan las
dos anteriores. En ellas trabajaban pardos libres, pero el nmero de esclavos era alto,
llegando al centenar en las mas importantes.
A su vez, existan pequeos y medianos productores que en sus parcelas
cultivaban algodn y maz, tanto para el mercado local como para el externo mediante el
contrabando. A fines del XVIII hubo un boom del algodn, empero, los grandes
favorecidos fueron comerciantes de Cartagena de Indias que dominaban a los pequeos
productores y salan enriquecidos.362 Por ltimo, vale la pena destacar, que entre la regin
Caribe y la andina existan diversas disputas, tanto polticas como econmicas. Estas
giraban en torno a la hegemona poltica sobre el Virreinato, al contrabando y a la
apertura comercial con el exterior.363
La regin andina o central, estaba compuesta por las provincias de Santa Fe,
Tunja, Neiva, Mariquita, Girn, Guaduas y Vetas y se encontraba marcada por la
cordillera de los Andes y sus valles. Era la zona con mayor densidad demogrfica,
contando, en 1778, con 443.274 habitantes, el 56% del total de la poblacin de la colonia.
Los blancos eran 153.635 (34,66%), las castas libres 198.061 (44,68%), los esclavos
13.509 (3,05%) y los indgenas 78.069 (17,61%).364 Estas provincias se caracterizaban
por tener la menor cantidad de esclavos y la mayor concentracin de blancos y de
indgenas de Nueva Granada. La regin andina constitua el centro poltico, eclesistico y
cultural, del Virreinato. En Santa Fe, (la ciudad ms importante y populosa de la colonia)
residan el Virrey, la Real Audiencia, el Arzobispo y el resto de las altas esferas de la
burocracia y la iglesia. Asimismo, all tenan sede los principales centros educativos, por
lo cual congregaba a la mayora de los estudiantes y profesionales, sobre todo abogados.

361

Meisel Roca, Situado o Contrabando? La base econmico de Cartagena de Indias a fines del siglo de

las Luces, Cuadernos de la Historia econmica y Empresarial Nro 28, Cartagena de Indias, Banco de la
Repblica, 2003, p 55.
362
363
364

Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit.,pp. 123-130,Vargas, op. cit. p. 41.
Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit., pp. 142-146.
Lasso, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.

109

A su vez, estaban destacados 1.600 militares divididos en dos milicias y un regimiento


fijo.365Segn Adolfo Meisel Roca, en trminos econmicos y sociales, es posible
reconocer dos grandes subregiones. La primera sera la de las mesetas cundiboyacense,
que albergaba la mayora de la poblacin de la regin central y que tena un alto
porcentaje de indgenas. All, se encontraban gran parte de los resguardos, que durante el
siglo XVIII fueron perdiendo poblacin y sufriendo la presin de los mestizos y la
ofensiva de las autoridades coloniales con las referidas reformas366. La economa era
agrcola y ganadera. Se produca cebada, trigo y papas y se criaban ovejas que se vendan
dentro de la regin central, pero otros eran exportados hacia la del Caribe y la oriental.
Tambin, exista una rstica produccin artesanal textil de tejidos bastos, que utilizaban
los sectores populares de la subregin y de las minas de oriente.367 La otra subregin era
la del valle de Guanent, All tambin era importante la agricultura, marcada por
pequeos y medianos productores que cultivaban algodn, cacao, tabaco y azcar. 368 Sin
embargo, lo ms destacado era la artesana, que tena su centro en el Socorro, donde
numerosos

artesanos

producan

calzados,

lienzos

bastos

sombreros

que

se

comercializaban en todo el Virreinato.


La regin de los llanos, constituida por las provincias del extremo occidente, era
la menos importante de las cuatro. Su densidad demogrfica era muy baja: all vivan en
1778, 20.887 habitantes, el 3% de la poblacin de la colonia. Haba 15.57 blancos
(7,45%), 15.188 indios (72,72%), 4.020 libres de color (19,25%) y 122 esclavos (0,
58%). Al igual que los llanos de Venezuela, esta regin se caracterizaba por la
produccin ganadera extensiva de miles de vacunos que eran exportados hacia la regin
oriental y andina.369
Por ltimo, tenemos la regin oriental o del pacfico, que estaba constituida por
las provincias de Popayn, Choc, Antioquia, Darin y Barbacoas. Era la segunda en

365

Safford y Palacios, op.cit., p. 110; Silvestre, op. cit. pp. 39-40; Vargas, op. cit., p. 36.

366

Colmenares, Germn, La provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada: Ensayo de Historia Social:

Ensayo de Historia Social (1539-1800), Bogot, Tercer Mundo Editores, 1997, pp. 137-165
367

Meisel Roca, op cit., pp. 32-35.

368

Meisel Roca, op. cit. pp. 35-36; Vargas, op. cit., pp. 14- 55.

369

Meisel Roca, op. cit. p. 38; Vargas, op. cit. p. 56; Silvestre, op. cit., pp.53-54.

110

cantidad de poblacin, con 166.125 habitantes, segn el censo de 1778. La habitaban


29.548 blancos (17,79%), 36.135 indgenas (21,75%), 65.623 hombres libres de color
(39,50 %) y 34.819 esclavos (20, 96%).370 Esta regin era muy importante, porque all se
localizaban la mayora de las minas y era el centro de la produccin de oro. Por ello era la
regin con mayor cantidad de esclavos y su economa (sobre todo en algunas provincias)
puede definirse en trminos generales, como esclavista. La minera del oro tuvo dos
ciclos de auge. El primero abarc el perodo comprendido entre los aos 1550-1640 y
tuvo su epicentro no slo en la regin oriental (especialmente Popayn, Antioquia y
Cartago) sino tambin en Santa Fe. Esta primera etapa de prosperidad trajo la ampliacin
de la frontera colonial y la introduccin de miles de esclavos. Luego de este auge, vino
una recesin que dur desde 1640 hasta 1680. Sin embargo, este declive se quebr y
comenz un nuevo ciclo de intensa produccin cuyos ejes fundamentales fueron
Popayn, Antioquia y el Choc.371 La minera, tena un bajo nivel tcnico y a pesar de
que en algunos casos era de veta, la mayora de los casos se utilizaba el sistema de
aluvin o canaln. La mano de obra era esclava y estaba organizada en cuadrillas muy
numerosas. Los esclavos mineros vivan en los llamados reales de minas y tenan una
importante movilidad en funcin de la bsqueda de nuevos yacimientos de oro. Antioquia
fue un caso excepcional,

all la mayora de la produccin minera la hacan los

mazamorreros o pequeos mineros libres que pululaban por el territorio provincial.


Generalmente los dueos de la minas, eran ausentistas y vivan en las ciudades como
Popayn y Cal. Esto era particularmente cierto en el caso del Choc que tuvo un
importante crecimiento en el siglo XVIII y por ser un lugar de frontera, tena una escasa
cantidad de pobladores blancos ya que estos preferan vivir en las referidas urbes. 372 De
todas las ciudades, la ms destacada y populosa era Popayn. All, tenan asiento la
mayora de la elite de la regin: los comerciantes, hacendados y mineros. Entre estos
grupos haba numerosas conexiones familiares y muchas veces, una misma persona o

370

Lasso, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.234.

371

Colmenares, Germn, La economa y las sociedades coloniales 1550-1800, en Jaramillo Uribe, Jaime

(dir.), Nueva Historia de Colombia: Colombia Indgena, Conquista y Colonia, Bogot, Planeta, 1989, tomo
I, p. 124.
372

Meisel Roca, op. cit. p. 22.

111

linaje familiar era a la vez minero, comerciante y hacendado. Popayn, tambin era un
destacado mercado interno de esclavos, que proviniendo de Cartagena eran revendidos a
diferentes puntos de la zona. Adems de la minera, en la regin, haba importantes
haciendas de trapiche, ganaderas y produccin agraria para abastecer a los centros
mineros y las ciudades principales.

La Capitana General de Venezuela


En 1777, en el marco de las reformas borbnicas, la Corona espaola constituy
la Capitana General de Venezuela, integrada por las provincias de Caracas, Cuman,
Maracaibo, Guayana, Margarita y Trinidad. Como seal previamente, hasta ese
momento, las mismas dependan polticamente del Virreinato de Nueva Granada y
jurdicamente, de las Reales Audiencias de Bogot y Santo Domingo. La nica que
gozaba, desde 1742, de cierta autonoma relativa, era la provincia de Caracas.373 De
hecho, lo que estableci la real cdula del 8 de septiembre de 1777, fue la separacin de
las referidas provincias para: () agregarlas en lo gubernativo y militar a la Capitana
General de Venezuela ().374 As, en torno al poder de la antigua provincia de Caracas,
se cre una nueva unidad administrativa, poltica y econmica, que goz de mayor status,
integracin y autonoma. Existieron antecedentes muy importantes en este proceso de
construccin institucional, entre los que merece destacarse, el establecimiento de la Real
Compaa Guipuzcoana de Caracas en 1728 y la ereccin de la Intendencia del Ejrcito y
Real Hacienda en 1776. Sin embargo, la citada real cdula, fue el parte aguas que
inaugur un nuevo orden colonial, el cual, lentamente, se fue consolidando en los aos
subsiguientes. Signos de este fortalecimiento institucional, fueron: en trminos jurdicos
la creacin de la Real Audiencia de Caracas en 1786, en la esfera econmica, la ereccin
373

McKinley, Michael, Caracas antes de la Independencia, Caracas, Monte Avila Latinoamericana, 1987,

p.14; Gil Fortoul, Jos, Historia Constitucional de Venezuela, Caracas, Parra Len Hermanos Editores,
1930, p. 83.
374

Real Cdula del 8 de Septiembre del 1777 compilada en Blanco, Jos Flix; Azpurua, Ramn,

Documentos para la Historia de la Vida Pblica del Libertador, Caracas, Ediciones de la Presidencia,
1978, tomo I, p. 129.

112

del Real Consulado en 1793 y en el mbito religioso la constitucin del Arzobispado de


Caracas en 1803. Asimismo, durante las ltimas dcadas del siglo XVIII se dio una
mayor integracin territorial, que no estuvo exenta de cambios y sobresaltos. Los ms
importantes fueron la conformacin de la provincia de Barinas en 1786 y la perdida de
isla de Trinidad, a manos de los ingleses en 1797.375 Mientras que la creacin de la
primera fue algo positivo, la perdida de la segunda fue un duro golpe, que trajo
consecuencias

polticas

econmicas

nefastas

para

Venezuela,

alimentando

constantemente los temores de una posible invasin extranjera proveniente del Caribe.
El Gobernador y Capitn General era la mxima autoridad y como tal, tena en
sus manos las riendas administrativas, polticas y militares de la colonia. A su vez, era el
responsable de designar a los gobernadores de provincia, que respondan directamente al
gobierno central. La Corona lo nombraba directamente eligiendo entre espaoles que
fueran oficiales de alto rango y con experiencia en Hispanoamrica. Duraban en su cargo
7 aos despus de los cuales tena que pasar por un juicio de residencia.376

Unos

escalones ms abajo, nos encontramos con el Intendente de Ejrcito y Real Hacienda


quien era la segunda autoridad de mayor importancia. El Intendente tena un gran poder
en la colonia, pero en principio, estaba limitado a cuestiones econmicas, fiscales y
relativas a la administracin de los recursos de las fuerzas armadas. La institucin
cumpli su objetivo y fue un factor importante en el despegue econmico que vivi la
colonia en aquella poca. 377
Tal como vimos, a pesar de que la Capitana General se cre en 1777, en trminos
jurdicos, las provincias continuaron estando bajo la jurisdiccin de la Real Audiencia de
Santo Domingo. Esta situacin anmala generaba bastantes problemas y por ello
finalmente, el 31 de 1786, la Corona espaola decidi crear la Real Audiencia de
Caracas, como alto tribunal que tambin tena competencias polticas.378A la par de estas

375
376

Real Cdula del 15 de febrero de 1786 compilada en Blanco; Azpurua, op. cit., tomo I, pp. 210-211.
Lucena Salmoral, Manuel, Vsperas de la Independencia Americana: Caracas, Madrid, Alhambra,

1986, p.253.
377

Lucena Salmoral, op. cit., p. 255.

378

Real Cdula del 13 de Junio de 1786 compilada en Blanco, Jos Flix; Azpurua, Ramn, op. cit., tomo

I, pp. 210-211.

113

instituciones, se encontraban los Cabildos, que garantizaban la participacin de la elite


criolla en los asuntos locales.

Economa y Estructura Social

Durante los primeros siglos del perodo colonial, las provincias que,
posteriormente conformaron la Capitana General, vivieron un relativo estancamiento
econmico que las releg a una situacin perifrica dentro del orden imperial. En el siglo
XVI, la colonizacin fue muy lenta debido a la resistencia indigena. sta estuvo a cargo,
no slo de los conquistadores espaoles, sino tambin de los Welser, banqueros
alemanes, quienes desde el 1528 hasta 1548, administraron dicho territorio en disputa.
Finalmente cayeron en desgracia, cuando la Corona les quit la concesin y el poder
recay en manos de los peninsulares.
Inicialmente, los colonos buscaron oro y explotaron las pocas minas que
encontraron. Segn Eduardo Alcira Faras: La explotacin de las minas de oro fue en
general de resultados poco halagadores y en muchos casos apenas si daban utilidad o no
daban ninguna379. Debido a que el utpico El Dorado se les haca esquivo, los colonos
se dedicaron a la extraccin de perlas, usando indios o esclavos africanos para aquella
tarea.380 El referido autor explica que: Las perlas jugaron un papel muy importante en la
economa colonial. Fueron la primera riqueza que Venezuela envi a la metrpoli.381 La
explotacin de perlas, implic un pequeo y modesto boom, que result muy pasajero.
En esta primera etapa, se estableci la encomienda de servicios, para dominar y
explotar a los indgenas, y se introdujeron los primeros esclavos, quienes desempearon
las tareas ms duras en el mar y en las minas. La importacin de cautivos se organiz
mediante el sistema de licencias y en el siglo XVI se introdujeron legalmente alrededor

379

Arcila Faras, Eduardo, Economa Colonial de Venezuela, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1946,

p.125.
380

Yanes, Francisco, Javier, Compendio de Historia de Venezuela, Caracas, Imprenta de A Damiron, 1840,

pp. 23-26.
381

Arcila Faras, op. cit., p.128.

114

de 6.595 africanos.382En el siglo XVII, los colonos comenzaron a dedicarse a nuevas


actividades econmicas. En primer lugar, se concentraron en la ganadera produciendo
sebos y cueros y en la cra mular en los hatos de los llanos y se explotaron minas de
cobre en el Cocorote y la Grita con resultados modestos. Segn Federico Brito Figueroa,
la produccin comenz en la dcada del 1629 y para fines de 1640 la misma haba
alcanzado ochocientos quintales. Por ltimo, se dieron pasos importantes en la
agricultura, cultivndose tabaco y cacao. Tempranamente, se establecieron plantaciones
en la regin costera que exportaron en los primeros aos del siglo XVII alrededor de
35.000 libras de tabaco. Sin embargo, este producto sufri varios vaivenes. En 1606 fue
prohibido por la Corona, a pedido del Cabildo de Caracas, debido a que fomentaba el
contrabando con extranjeros. Luego, a partir de 1612, volvi a sembrarse legalmente y
vivi un importante crecimiento exportndose, en 1621, aproximadamente 73.370 libras.
A partir de ese ao, la Corona estableci un monopolio que limit y afect la produccin,
generando una relativa depresin en la produccin de dicho cultivo que, recin en las
ltimas dcadas del siglo XVII, volvi a alcanzar nmeros cercanos a los del comienzo
de aquella centuria.383
En los albores del siglo, tambin comenz a sembrarse y comercializarse cacao.
Con el correr de los aos, esta produccin fue creciendo y ya para 1631 se exportaban
2.000 fanegas de dicho producto. Segn Eduardo Arcila Faras, la Corona busc
incentivar el cacao, eximindolo del pago de almojarifazgo, durante los aos 1638 y
1650. Asimismo, permiti el comercio con Nueva Espaa, todo lo cual fue generando un
aumento considerable en la produccin y la exportacin de dicho bien a la vecina colonia
y a la metrpoli. As, an con las dificultades originadas por guerras y problemas
internos, los colonos se dedicaron cada vez ms al cacao y menos al tabaco, exportando,
en los ltimos aos del siglo, en torno a las 12.000 fanegas anuales.384
En lo que respecta a las relaciones laborales, a pesar de que se fue generalizando
el trabajo libre (frecuentemente pagado en especies), se continu con la encomienda y
382

Brito Figueroa, Federico, Historia Econmica y Social de Venezuela, Caracas, Ediciones de la

Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1973, tomo I, pp. 94 -97


383

Arcila Faras, op. cit., pp.72-87; Brito Figueroa, op. cit., p. 69,

384

Idem, pp.87-98.

115

con la esclavitud. Durante esa centuria, se estableci el rgimen de asientos, que


increment el nmero de esclavos introducidos legalmente, alcanzando la cifra
aproximada de 10.147.385
Un gran problema de estos primeros tiempos, fue el contrabando impulsado por
las potencias enemigas. Los holandeses, desde sus posesiones en el Caribe, especialmente
luego de la ocupacin de Curaao en 1634, llevaron adelante una poltica de comercio
clandestina, con la cual inundaron a las provincias de la Tierra Firme hispana con sus
productos y pusieron en jaque al monopolio mercantil espaol.386
En las primeras dcadas del siglo XVIII, sobrevino un cambio de capital
importancia que ayud a despertar a Venezuela de su letargo. En 1728, la Corona le
entreg el control de la economa de Venezuela a la Real Compaa Guipuzcoana de
Caracas conformada por negociantes vizcanos. Segn Ricardo Cierbide Martinena se
otorg aquella concesin con: () el objeto de enviar anualmente dos buques de guerra
y comercio para abastecer a las provincias de Venezuela y Maracaibo y vigilar las bocas
del Orinoco, persiguiendo el contrabando, y a su regreso aportar a la metrpoli cacao,
metales preciosos, cueros y tabaco.387 A pesar de que la compaa fue resistida por la
poblacin local y que no cumpli a rajatabla con sus deberes de controlar el contrabando,
es posible afirmar que jug un rol importante en el crecimiento que vivi la colonia
durante el siglo XVIII. Despus de construir la primera factora en Caracas, en 1730,
estableci otras en La Guaira, Puerto Cabello, Barquisimeto, Coro y Maracaibo, mediante
las cuales fue impulsando la produccin y el comercio. Especialmente, promovi el
cultivo de cacao que, gracias a estos esfuerzos, se convirti en el principal bien de la
colonia. De esta manera, durante los primeros dieseis aos de su actuacin, los valores
exportados de cacao aumentaron hasta alcanzar la importante cifra de 869.247 fanegas.388
Asimismo, adems de impulsar el tabaco, se introdujeron y comenzaron a
exportar masivamente otros productos como el caf, el algodn, el ail y azcar,

385

Brito Figueroa, op. cit., pp. 94 y 97.

386

Yanes, op. cit., pp. 45-46.

387

Cierbide Martinena, Ricardo, La Compaa Guipuzcoana de Caracas y los vascos en Venezuela durante

el siglo XVIII, Revista Internacional de Estudios Vascos, 42, 1, 1997, p. 66.


388

Gil Foroul, op. cit., p 99, Arcila Faras, op. cit., pp.183-216, Cierbide Martinena, op. cit., pp. 68-69.

116

mediante el sistema de plantacin. Estos cambios generaron un aumento en la demanda


de mano de obra y fomentaron la introduccin de esclavos. A partir de 1770, se dieron las
referidas transformaciones que buscaron consolidar poltica y econmicamente a la
colonia. Estas medidas fueron mermando el poder de la compaa, hasta que finalmente
fue disuelta en 1785, debido a los incesantes reclamos de parte de los Intendentes.
Otro cambio relevante fue la apertura comercial. La real cdula de 1779, excluy
a Venezuela, pero finalmente fue incluida en 1789, cuando la medida se termin de
extender a todas las colonias americanas.389La ltima gran reforma que merece
destacarse, es la constitucin del Real Consulado de Caracas en 1793. Esta institucin
impulso el desarrollo econmico y medio en los conflictos entre los productores y
comerciantes.390
Todas estas reformas promovieron y diversificaron la produccin y el comercio,
que alcanzaron picos importantes durantes las ltimas dcadas de la etapa colonia.
Empero, no todo sali a la perfeccin, limitaciones estructurales y las continuas guerras
en las que se vio envuelta Espaa contra Francia e Inglaterra, generaron turbulencias en
el progreso econmico y dieron lugar a mltiples tensiones internas. An con
dificultades, a diferencia de Nueva Granada, Venezuela, logr alcanzar un lugar
destacado como unas de las colonias agrcolas ms prosperas del imperio, slo por detrs
de Cuba.

En este proceso, la revolucin haitiana, tambin fue factor sumamente

relevante, dado que la devastacin que vivi aquella isla, la dej fuera del mercado
internacional permitiendo el avance de ambas colonias en los rubros del caf y el azcar.
Asimismo, debido a que los conflictos internos de Saint Domngue, generaron una
masiva migracin de plantadores blancos que (entre otros lugares) recalaron en las
referidas colonias hispnicas introduciendo modernas tcnicas de cultivo que ayudaron a
la productividad de aquellas economas.391 Sobre el particular Rafael Baralt nos dice:

389

Izard, Migel, El Miedo a la Revolucin: La Lucha por la libertad en Venezuela (1777-1830), Madrid,

Tecnos, 1979, p.93.


390

Real Cdula del 13 de Junio de 1786 compilada en Blanco, Jos Flix; Azpurua, Ramn, op. cit.,

tomo I, p. 248.
391

Izard, op. cit., p. 69 ; Depons, Franois , Voyage la partie orientale de la terre ferme dans

l'Amrique Mridionale, Pars, Chez Buisson, 1806, tomo I, pp. 236-237.

117

Para esto ya haban los desastres de la parte francesa de Santo Domingo privado al comercio de
Europa de una porcin considerable del que se extraa de las Antillas; y como huyendo las
revoluciones sangrientas de aquella colonia desgraciada, tan rica y floreciente un da, emigrasen
varias familias a la Costa Firme, el cultivo de la planta se perfeccion infinito. Verdaderamente
desde entonces fue que introdujo Venezuela en los mercados de Europa su exquisito caf slo
392

inferior al de Arabia.

Algunos datos aproximados nos ayudan a comprender la pujanza relativa que


haba alcanzado Venezuela en la ltima etapa del perodo colonial. Segn el viajero
francs Franois Depons entre los aos 1797 y 1800 Venezuela export: 239.162
quintales de cacao, 793.210 libras de ail, 2.834.254 libras de algodn y 1.536.967 libras
de caf. El tabaco, por su parte, alcanz las 90.000 fanegas en 1807. 393 En lo que respecta
a la produccin ganadera, durante el perodo 1792-1810 hubo una exportacin
aproximada de 42.145 mulas y 120.000 cueros.394 Mientras, que para 1809, por Puerto
Cabello, se comercializaron 1.342 libras de manteca, 1.169 libras de sebo en rama y 28
barriles de tocino y por La Guaira 362 libras de sebo en pan.395
En lo que respecta a la poblacin, contamos con la interpretacin de diferentes
viajeros y protagonistas de aquellos aos, que nos dan una idea aproximada. Segn,
Franois Depons era de 728.000 en 1802, para Jean Joseph Dauxien Lavaysse era de
975.00 en 1807, para Jos Mara Aurrecoechea era de

786.000 en 1810 y
396

Alexander Von Humboldt, era de 802.000 en el mismo ao.

392

para

De esta manera, podra

Baralt, Rafael Mara, Resumen de la Historia de Venezuela, Brujas-Paris, Decle de Brower, 1939, pp.

366-367.
393

Depons, op. cit., tomo II, p. 439; Casado Arbonis, Manuel, Cacao y poder en Venezuela: Algunos

comerciantes, hacendados y propietarios canarios en los valles de Aragua (1760-1810) en Tebeto, Anuario
del Arhcivo Histrcio Insular de Fuerteventura, 2000, p.90.
394

Lucena Salmoral, op. cit.,pp. 147.

395

Idem, p. 151.

396

Depons, op. cit., tomo I, pp. 177-178; Dauxion Lavaysse, Jean Joseph, A Statistical, commercial and

political description of Venezuela, Trinidad, Margarita and Tobago, Londres, Printed for G and W.B
Whittaker, 1820, p.44; Aurrecoechea, Jos Mara, Memoria geogrfico, econmico poltica del
Departamento de Venezuela, Madrid, Imprenta de Don Manuel G. Uzal, 1845, pp. 20-21.

118

decirse que a fines de la colonia, la poblacin oscilaba entre 700.000 y 800.000


habitantes. Ms all de las diferencias cuantitativas, el conjunto de los testimonios
coinciden en que su territorio segua estando muy escasamente poblado y sus riquezas
naturales slo parcialmente aprovechadas.397. Empero, no slo la Capitana General se
encontraba relativamente despoblada, sino que tambin sufra de una distribucin
sumamente desigual, dando como resultado que casi la mitad de las personas vivan en la
provincia de Caracas.398
En lo que respecta a la estratificacin social, al igual que Nueva Granada y en el
resto de Hispanoamrica, en Venezuela predominaba una estructura jerrquica bastante
rgida, basada en trminos de honor, riqueza y raza. Los blancos constituan
aproximadamente entre un 20 % y 25% de la poblacin local, sin embargo, este no era un
grupo homogneo sino que se encontraba subdividido en diferentes estratos. Los
espaoles peninsulares (1.500 aproximadamente) y un sector prspero de los canarios
(10.000 aproximadamente) y los criollos acaudalados (2500 aproximadamente)
conformaban la elite. Los peninsulares, dominaban los cargos polticos ms importantes,
la mayor parte de los puestos de la burocracia, la oficialidad militar y la jerarqua
eclesistica.399 Asimismo hegemonizaban el comercio.400 Adems segn Michael
McKinley, un sector no menor de los peninsulares, tambin eran terratenientes dedicados
a la produccin agrcola.401 Como vemos, en general, los peninsulares se vean
sumamente favorecidos por el lazo con la metrpoli, ya que las garantizaba un status
social, poltico y econmico importante, por ello defendan el orden colonial y el
monopolio comercial con Espaa.
Debido al estrecho vnculo histrico entre Venezuela y las islas Canarias, se dio
una considerable inmigracin de canarios a la colonia. Esta, se intensific a partir de
mediados del siglo XVIII. Sin embargo, los resultados no fueron iguales para todos los
397

Von Humboldt, Alexander, op.cit., tomo V, pp. 157-158.

398

Chacn Vargas, Ramn Vicente, La Poblacin de la Provincia de Caracas o Provincia de Venezuela

en vsperas de la guerra de independencia 1800-1812, Caracas, Fundacin Centro Nacional de la Historia,


2009, pp.88-89.
399

McKinley, op. cit., p. 28.

400

Lucena Salmoral, op. cit., pp. 196- 213.

401

McKinley, op.cit.,p. 30.

119

migrantes. Para la mayora de ellos la experiencia no redund en un proceso de ascenso


social, mientras que una minora logr alcanzar una posicin socio-econmica
privilegiada desempendose como medianos comerciantes y como terratenientes.
La aristocracia de los criollos blancos, conocida como los mantuanos, estaba
compuesta por un reducido nmero de familias descendientes, en su mayora, de los
conquistadores. stos constituan el verdadero ncleo duro del poder econmico de la
colonia, ya que eran prsperos terratenientes, dueos de las principales haciendas y
plantaciones, de los hatos ganaderos y de la mayora de los esclavos. Asimismo, algunos
de ellos tambin se desempeaban como comerciantes, abogados, oficiales en las milicias
y ocupaban lugares destacados en el clero. A pesar de que los peninsulares controlaban
los principales cargos polticos, los manutanos hegemonizaban el poder local, teniendo en
sus manos la mayora de los puestos en los cabildos de las ciudades y pueblos de
Venezuela.402. Alexander Von Humboldt, quien conoci de primera a mano a los
aristcratas venezolanos, describe a este sector como un:
pequeo nmero de familias que en cada comuna, sea por una opulencia hereditaria, sea por
hallarse establecidas de muy antiguo, ejercen una verdadera aristocracia municipal. Gustaran ms
verse privados de ciertos de derechos ante que dividirlos con todos; preferira una dominacin
extranjera a la autoridad ejercida por una casta inferior; aborreciendo toda constitucin poltica
fundada sobre la igualdad de derechos, temiendo sobre todo la perdida de esas condecoraciones y
ttulos que les han costado tanta pena adquirir y que constituyen una parte de su dicha domstica.
403

Segn Ramn Chacn Vargas, existan fuertes tensiones entre los peninsulares,
criollos y canarios que integraban la elite de Venezuela. Sin poner esto del todo en duda,
otros autores, como Michael McKinley, sealan que existan lazos econmicos polticos
y familiares, que hacan de estos grupos una casta dominante que se afirmaba en su
pureza de sangre, su status jurdico, sus riquezas y su poder poltico para dominar a los
restantes estratos de la colonia. 404

402

Brito Figueroa, op. cit.,p. 170; McKinley, op. cit., p. 124.

403

Von Humboltd, op. cit., tomo II, p.244.

404

Chacn Vargas, op. cit., p. 45; McKinley, op.cit., pp. 26-31.

120

Muy por debajo de la elite blanca, nos encontramos con otro tipo de blancos, los
blancos pobres o blancos de la orilla. Este grupo, surgido a partir de emigrantes y
criollos, que no haba logrado el ascenso social, estaba conformado por alrededor de
200.000 blancos, que no slo eran trabajadores pobres, sino que tambin sufran la
sospecha de la impureza de sangre por parte de los sectores hegemnicos.
Supuestamente, mucho de ellos se casaban con pardos. Segn H. Poudenx:
Los plebeyos blancos ejercen empleos subalternos y se les destina especialmente para ingresar en
las ordenes monsticas. Algunos de ellos se ocupan de administrar los bienes de los grandes
propietarios, y otros son dueos de pequeas heredades, que cultivan por su cuenta. En los burgos
y en las aldeas comparten con los canarios el comercio al detalle. La navegacin, la pesca y la cra
de ganado son actividades que monopolizan en parte; pero sienten absoluto desapego por las artes
manuales y consideran degradante la respetable profesin de artesano, tan til a la prosperidad de
los estados.405

Como vemos, este estrato entraba de manera bastante forzada dentro de la casta
de los blancos y de alguna manera uno podra afirmar que era una suerte de grupo
intermedio entre la elite y las castas de color.
Por debajo de los blancos, nos encontramos con los pardos. Al igual que en
Nueva Granada, este era un sector social muy numeroso y sumamente heterogneo
compuesto por aproximadamente 400.000, hombres libres de color.406 La definicin de la
acepcin pardo era muy amplia y ambigua, ya que inclua a diferentes grupos de
mezclados con negros.407 Incluso segn autores como Manuel Lucena Salmoral, dentro
de la categora de pardos, haba claras jerarquas por las cuales los ms blanqueados eran
mejor reputados que los ms negros y los zambos.408 A pesar de que las normas prohiban
el matrimonio entre los blancos y los sectores de color, los pardos surgieron a partir del
mestizaje clandestino entre los blancos y los esclavos. Segn Franois Depons:

405

Citado en Lucena Salmoral, op. cit., p.40.

406

Brito Figueroa, op.cit., p. 160.

407

Aizpurua, Jos Mara, Relaciones de Trabajo en la sociedad colonial venezolana, Caracas, Centro

Nacional de la Historia, 2009, p.28.


408

Lucena Salmoral, op. cit., p. 42.

121

En todas las colonias modernas, cultivadas por esclavos, la manumisin no es sino fruto de la
generosidad de los amos y ms fuertemente, el precio de una contubernio del cual han nacido
hijos. Pero la mayor parte de los gobiernos, lejos de favorecer la manumisin, () la hacen difcil
costosa y escasa. Slo entre los espaoles todo concurre a multiplicarla: la religin, por su parte, la
coloca entre las obras ms gratas a los ojos de Dios, la ley, en manera alguna se opone a este
respecto a la voluntad del amo y como arbitro , est fuera del alcance del fisco. No es de
admirarse, pues, si en las posesiones espaolas hay mucho ms manumisos o descendientes de
manumisos que esclavos 409

Al igual que en Nueva Granada, los pardos sufran una fuerte discriminacin por
parte de los sectores dominantes, debido a su carcter de descendientes de esclavos,
nacidos de relaciones ilegitimas. Aqu tambin las leyes establecan una segregacin, por
la cual no podan ocupar cargos polticos ni eclesisticos, ni estudiar, ni ejercer
profesiones liberales, ni casarse con blancos.410 A causa de estas frreas limitaciones, la
mayora de los pardos se dedicaban a trabajos manuales, siendo jornaleros en las
haciendas y en los hatos ganaderos de los blancos y desempendose como carpinteros,
ebanistas, zapateros, carniceros, sastres, etc.411 Empero, a pesar de las normas antes
referidas, se les permita integrar las milicias a condicin de ser siempre subalternos de
los oficiales blancos.412 Segn Franois Depons: Los manumisos no pueden desempear
empleos pblicos () Se los empleo sin embargo en la defensa del pas, constituyendo
un cuerpo de milicias donde el mrito los puede llevar hasta el grado de capitn. Todos
los oficiales superiores deben pertenecer a la clase blanca.413 La mayora de los pardos
eran trabajadores pobres, sin embargo, exista una pequea minora que haban logrado
acumular modestas riquezas, como propietarios de haciendas y hatos ganaderos y
desempendose como pulperos y artesanos.414 Pequeas fortunas que, sin embargo, no
les garantiz el tan ansiado ascenso social, dado que, a pesar de que las autoridades
409

Depons, op. cit., tomo I, p. 251

410

Depons, op. cit., tomo I, pp-258-260; McKinley, op. cit. p.31; Brito Figueroa, op. cit., pp. 165-166.

411

Sosa Crdenas, Diana, Los Pardos: Caracas en la postrimeras de la colonia, Caracas, Universidad

Catlica Andrs Bello, 2010, p. 47; Lucena Salmoral, op. cit., p. 43.
412

Sosa Crdenas, op. cit., pp.45-46.

413

Depons, op. cit.,tomo I, p. 259.

414

Chacn Vargas, op. cit., p. 53.

122

imperiales buscaron flexibilizar el racismo colonial mediante las cedulas de gracias al


sacar, dicha institucin jurdica result sistemticamente torpedeada por la lite
mantuana, temerosa del avance de los libres de color.A pesar de la hegemona de los
blancos, en general, los pardos estaban imbuidos de una vocacin igualitarista.Como
veremos posteriormente en este trabajo, este anhelo ser central en la actuacin de los
pardos en los ltimos aos del orden colonial y se intensificar a partir de la influencia de
la revolucin haitiana.
En la base de la pirmide social, nos encontramos con los esclavos. stos
comenzaron a llegar de a poco, en el siglo XVI, y posteriormente su nmero fue
aumentando exponencialmente, al calor del crecimiento econmico que vivi la colonia.
De esta manera, durante el siglo XVI, entraron legalmente 6.595 cautivos, en el XVII,
10.147 y XVIII 34.099 cautivos. A stos deberan sumrseles los que fueron introducidos
de manera ilegal. Para Federico Brito Figueroa, si tomamos en cuenta el comercio
clandestino se importaron aproximadamente 100.000 esclavos415. Se debate el nmero
exacto de esclavos que haba a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Los propios
autores contemporneos dan nmeros dismiles. Por ejemplo, Franois Depons
consideraba que eran 218.400, mientras que Alexander Von Humboldt los cifraba en
60.000 y Jos Mara Aurrocoechea en 49.782416. La historiografa especializada ha
desestimado las apreciaciones ms exageradas, como las del viajero francs, acercndose
mucho ms a la de Alexander Von Humboldt y otros, entendiendo que existan entre
60.000 y 87.800. Cifra, esta ltima, propuesta por Francisco Brito Figueroa.417 Lo que es
indudable, es que, mientras una minora de los esclavos trabajaba como domsticos y
eran tenidos como smbolos de status en las ciudades, la mayora se desempeaba en el
campo, cultivando productos tropicales de exportacin en las plantaciones de la elite
blanca.418 En este sentido, esta claro que la esclavitud jugaba un rol muy importante en la
economa venezolana, al igual que en la neogranadina. Sin embargo, mientras en la

415

Brito Figueroa, op. cit, tomo I, p. 97.

416

Depons, op. cit., tomo I, p. 241; Von Humboldt, op. cit., tomo II, p. 301; Aurrocoechea, op. cit., p. 21.

417

Brito Figueroa, El problema de la tierra y esclavos en la historia de Venezuela, Caracas, Ediciones de la

Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1985, p138.


418

Aizpurua, op. cit., pp. 78-79

123

Capitana General, la esclavitud predomin en la produccin agraria, con el


establecimiento de plantaciones, en el Virreinato la institucin imper en la explotacin
minera. Asimismo, ms all de esta marcada importancia, como en el caso de Nueva
Granada la esclavitud nunca se convirti en el modo de produccin hegemnico, sino que
convivi con otras formas de trabajo servil y formalmente libre.419 De esta manera,
Venezuela tampoco lleg a ser una sociedad plenamente esclavista, como la que exista
en Saint Domingue. Tambin esta claro, que exista una marcada concentracin de
esclavos en la provincia de Caracas, la zona ms rica de la Capitana General. Todo esto
haca que en esa regin en particular, las tensiones fueran ms fuertes que en otras partes
y que los temores de los amos y las autoridades fueran ms intensos.420
Las condiciones de vida de los esclavos en las plantaciones eran muy duras.
Deban trabajar largas horas, bajo la amenaza de los capataces y muchas veces ni si
quiera se les provea ropa ni comida. Para ahorrarse gastos, los amos les daban a los
cautivos una parcela de tierra donde cultivaban sus conucos, en su escaso tiempo libre,
para procurase su propia comida.421 Franois Depons, nos presenta la difcil realidad de
los esclavos en las plantaciones:
Los esclavos espaoles no le deben al amo sino provisin de oraciones. El sustentarlos y vestirlos
casi no forma parte de las obligaciones de este ltimo y las disposiciones legales, que parecen ser
todos favorables a la libertad pasan por alto este importante artculo. De ello resulta que, a
excepcin de un corto nmero de propietarios de corazn suficientemente sensible a los impulsos
humanitarios, todos dejan a sus esclavos cubiertos de harapos y no les dan ms alimento que los
productos de una parcela de tierra que le entregan con este objeto. Al amo le es indiferente que el
tiempo sea propicio o adverso, que la cosecha sea escasa o abundante, en una palabra, que al
esclavo le sobren vveres o carezca de ellos. Robos, agotamiento, mortalidad, fcil es
comprenderlo, han de ser las consecuencias necesarias de semejante rgimen. 422

419
420

Idem, op. cit., p.183.


Lombardi, John, People and Places in Colonial Venezuela, Bloomington, Indiana University Press,

1976, p. 69; Von Humboldt, op. cit., tomo II, pp.301-304


421

Brito Figureoa, op. cit., pp.112-113.

422

Depons, op. cit., tomo I, pp. 243-244.

124

Buscando atemperar estos excesos la Corona promulg en 1789 el Cdigo Negro


Carolino, sin embargo, el mismo nunca se lleg a aplicar en Venezuela y Nueva Granada
por la cerrada oposicin de los amos.
Muchos esclavizados resistieron la dominacin y la explotacin de los blancos,
tanto de manera individual como colectiva. Segn el historiador Miguel Acosta Saignes,
la primera insurreccin se dio en Coro, en 1532.423 Sin embargo, la ms importante de ese
siglo fue la encabezada por el Negro Miguel. ste, junto con sus compaeros, se sublev
en las minas de Bura en 1552 y constituy un cumbe en la selva, cerca del ro San Pedro.
Desde 1552 hasta 1555, el Negro Miguel lider esta comunidad cimarrona (la cual inclua
indgenas), que adems de luchar por la libertad de los negros, busc reconstituir las
tradiciones africanas en Amrica. Por un tiempo los insurrectos causaron un gran temor
entre los conquistadores, sin embargo, finalmente fueron derrotados cuando estos
intentaron tomar Barquisimeto y el Tocuyo por asalto.424 A pesar de todo, la victoria de
los colonos fue parcial, dado que, como seala Miguel Acosta Saignes, la zona de la
Guajira cerca de Maracaibo y otras regiones de la costa de Venezuela, se caracterizaron
por estar infestadas de cimarrones que hacan la vida imposible a los espaoles.425 Esto
motiv la promulgacin de leyes represivas y expediciones punitivas que tuvieron xitos
muy parciales.426 Al parecer, esta situacin continu durante el siglo XVII. Federico
Brito Figueroa seala que, en 1603, ocurri una sublevacin de esclavos en la ranchera
de perlas de la isla de Margarita, que a pesar de extenderse a Cuman termin siendo
sofocada.427 Asimismo, el referido autor afirma que durante este siglo, en extensas zonas
de la colonia, se conformaron numerosos cumbes.428 Por su parte, Miguel Acosta
Saignes, refrenda esta opinin y agrega que a esta poblacin se le empez a sumar
esclavos fugados de la vecina isla de Curaao. A su vez, plantea que las autoridades
423

Acosta Saignes, Miguel, Vida de los esclavos negros en Venezuela, Caracas, Hesperides, 1965, p. 255.

424

Acosta Saignes, op. cit., pp.254-255; Brito Figueroa, op. cit., pp. 206-208.

425

Carta del Gobernador de Venezuela a Su Majestad, del 16 de abril de 1586 compilado en Troconis de

Veracoechea, Ermila, Documentos para el estudios de los esclavos negros en Venezuela, Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 1987, pp.79-81.
426

Acosta Saignes, op. cit., pp. 251-259.

427

Brito Figueroa, op. cit., p. 208.

428

Idem, p.209.

125

coloniales buscaron poner fin a este flagelo, no slo apelando a la violencia, sino tambin
reduciendo a los cimarrones mediante el uso de misioneros. stos, con relativo xito,
fundaron varios pueblos integrados por indgenas y negros que se haban rebelado.429
Empero, la resistencia no amain durante el siglo XVIII y los afrodescendientes
continuaron luchando de diferentes maneras contra la dominacin esclavista. Pedro Jos
de Olavarriaga, testigo de los acontecimientos, afirmaba en su informe de 1716: El
negro tratado con mas benignidad se hace soberbio y se alza contra su amo al menor
castigo que le hacen, lo que le induce a huir o muchas veces a matar a su amo o su
mayordomo.430 A su vez, cifraba el nmero de cimarrones en, aproximadamente,
20.000.431 De esta manera, primero en 1732, los palenques del Valle del Yaracuy jugaron
un rol muy importante, apoyando el fallido movimiento del zambo Andresote contra la
Real Compaa Guipuzcoana de Caracas. Luego, en 1749, al poco tiempo del
levantamiento encabezado por Juan Francisco de Len contra la referida compaa, los
esclavos de la provincia de Caracas liderados por Manuel Espinosa, en conjunto con
varios cimarrones, organizaron una extensa conspiracin que tena por fin terminar con la
esclavitud. La misma fue descubierta antes de que comenzara y fue sofocada por las
autoridades coloniales.432 Unos de los conjurados declar que Espinosa: incitaba a los
negros a que reclamasen la libertad.433 Posteriormente, entre los aos 1771-1774, un
grupo de esclavos cimarrones acaudillados por Guillermo, llevaron adelante una activa
resistencia en la zona de Panaquire causando temor entre los amos. Luego de varios aos
de lucha, finalmente el movimiento fue derrotado, Guillermo asesinado y muchos de sus
seguidores apresados.434 A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, la resistencia de
los esclavos, los cumbes y las revueltas persistieron. Estas, por un motivo de claridad
expositiva, sern abordadas en los captulos siguientes.

429

Acosta Saignes, op. cit., pp. 265.

430

Citado en Acosta Saignes, op. cit., p. 267.

431

Idem, p. 267.

432

Acosta Saignes, op. cit., p. 268-269; Brito Figueroa, op. cit., pp.211-212.

433

Citado en Brito Figueroa, op. cit., p.213.

434

Idem, p.217.

126

Por ltimo, tambin entre los sectores subalternos, nos encontramos con los
indgenas, quienes fueron colonizados

por los conquistadores. Aqu tampoco

hay

coincidencias en torno a su nmero. Por ejemplo, Alexander Von Humboldt afirmaba que
eran 120.000, mientras que Jos Mara Aurrocoechea, consideraba que alcanzaban la
abultada cifra de 221.415 personas.435 Por su parte, el historiador Federico Brito Figueroa
considera que existan un total aproximado de 161.154 indgenas. En su opinin, era un
estrato heterogneo, divisible entre aquellos 75.564 que eran tributarios, los 25.590 libres
de dichos servicios y otros 60.000 que vivan de forma independiente y marginal al orden
colonial.436 Segn Jos Mara Aizpurua, los indgenas fueron inicialmente esclavizados,
sin embargo, posteriormente se institucionaliz la encomienda por prestacin de servicios
sin paga, lo cual resultaba una suerte de esclavizacin encubierta. A partir del siglo XVII,
debido a la presin que la Corona y la iglesia ejercieron sobre la elite colonial, este
sistema fue mutando y se establecieron pueblos de indios, primero en la regin de los
Andes y luego en el centro y el oriente. Este nuevo orden, que pretenda limitar el
omnmodo poder de los colonos, estableca que los indios vivan en pueblos especiales,
bajo la supervisin del corregidor como representante de la Corona y del cura doctrinero,
quien estaba encargado de la evangelizacin de las almas. En este esquema, los
aborgenes, dividan su tiempo cultivando las tierras de la comunidad para su autosustento y trabajando para el encomendero. Empero, esta situacin nuevamente se
modific posteriormente, establecindose, primero, el pago del tributo al encomendero y
luego directamente a la Corona. De esta manera, como precisa Jos Mara Aizpurua, las
comunidades originarias, alcanzaron una autonoma relativa e incluso, en algunos casos,
stas comenzaron a producir bienes como el cacao y el tabaco que comercializaban para
pagar el tributo en metlico. Asimismo, tambin seala el referido autor, que muchos
indgenas cumplan con aquella obligacin, conchabndose como peones asalariados en
las haciendas cercanas a los pueblos en los que habitaban. En paralelo al proceso antes
descripto, a partir de mediados del siglo XVII, en el contexto de la ampliacin de la
frontera colonial, se fueron estableciendo las misiones como otra forma de sometimiento
de las comunidades originarias. En este esquema, los indgenas deban vivir en pueblos
435

Aurrocoechea, op. cit., p. 21.

436

Brito Figueroa, op. cit., pp.136-137.

127

que les eran asignados y trabajar en tierras colectivas y hatos ganaderos, bajo la
dominacin de un padre misionero de una orden religiosa. El padre y la orden, eran las
autoridades mximas de la misiones. Durante los 20 primeros aos de existencia de las
misiones, la Corona tena un control muy laxo sobre ellas. Sin embargo, luego de
transcurrido ese tiempo, stas deban recaer bajo la jurisdiccin regia, en la figura de un
corregidor acompaado por un cura doctrinero. Por su parte, los indgenas, nombraban
alcaldes de sus pueblos, que tenan escaso poder. Segn las zonas, las misiones corrieron
una suerte diversa. Al calor del avance de la conquista, las de los llanos centrales, dieron
lugar a la integracin de las comunidades siguiendo el patrn antes descripto de pueblos
indgenas, bajo la gida del poder de la Corona. Las de Cumana, quedaron en una
situacin intermedia y las franciscanas de Guayana, que se constituyeron en un verdadero
estado dentro de otro estado, se mantuvieron intactas hasta los primeros aos del proceso
independentista.437

Conclusiones

En este captulo he analizado comparativamente las sociedades de Venezuela y


Nueva Granada, durante las postrimeras del orden colonial. De manera somera he
demostrado que compartan una similar estructura socio-econmica, poltica y cultural.
No obstante, las mismas reconocan importantes diferencias. En primer lugar, Nueva
Granada estaba marcada por fuertes regionalismos y su motor econmico se basaba
fundamentalmente en la explotacin minera, mientras que Venezuela estaba ms
integrada y produca productos tropicales bajo un sistema de plantacin. Asimismo,
aunque ambas colonias vivieron un fuerte crecimiento econmico en las ltimas dcadas
del siglo XVIII, la primera no logr superar su situacin de pobreza estructural, mientras
que la segunda alcanz una relativa prosperidad en el marco del imperio espaol.
Tambin he mostrado que las dos sufran en su seno un cmulo de tensiones,
polticas, sociales y econmicas muy importantes. Probablemente, stas no alcanzaban la
intensidad de las contradicciones internas del antiguo rgimen de Saint Domingue, que
antes de la revolucin de 1789, era un volcn dormido listo para entrar en erupcin.
437

Aizpurura, op. cit., pp. 29-52.

128

Desde mi punto de vista, esto se debe a que en las referidas colonias hispanoamericanas
no era posible encontrar un sistema de plantacin con cientos de miles de esclavos, ni una
estructura social tan rgida como las que existan en la isla. Sin embargo, a partir de 1789,
las tensiones internas de Venezuela y Nueva Granada, comenzaron a intensificarse, por
muchos y diversos motivos. No obstante, al parecer, las mltiples y complejas influencias
de la revolucin francesa y de la revolucin en Saint Domingue jugaron un rol nada
menor en este proceso. Los embates de dichas revoluciones sacudieron a la metrpoli,
que se vio envuelta en nuevas guerras, arrastrando a sus colonias en el gran Caribe. Estas
no solo participaron, de diferentes maneras, en esta contienda, sino que sufrieron en carne
propia los influjos de aquellos acontecimientos. Justamente, esto es lo que analizar en
los captulos subsiguientes.

129

Capitulo VIII: Revolucin, Guerra y Terror (1789-1795)

La revolucin francesa, la revolucin haitiana y el comienzo del terror


La explosin poltica que vivi Francia en 1789, no slo promovi una intensa
movilizacin en Saint Domingue, sino que tambin gener la inmediata preocupacin de
la Corona espaola, que tema que la revolucin se contagiara en la pennsula y en sus
posesiones ultramarinas. Para conjurar esta amenaza la Corona prohibi la entrada de
franceses y de textos revolucionarios estableciendo un estricto cordn sanitario en la
frontera de los Pirineos, que deba garantizar la salud poltica del reino.438 Similar medida
se implement en las colonias, promulgando una serie de reales ordenes. De esta manera,
en 1789, el Secretario de Estado, el Conde de Floridablanca, envi una real orden a las
autoridades de las colonias, incluidas Venezuela y Nueva Granada, en la que les
informaba que: hay algunos individuos de la Asamblea Nacional de Pars y entre ellos
uno llamado M. Cotein que se ha propuesto introducir en Amrica un manifiesto
sedicioso para suscitar aquellas habitantes por todos los medios que puedan darse de si
una seduccin persuasiva a sacudir el yugo de la dominacin espaola siguiendo el
ejemplo que les da la Francia y que han copiado varios ejemplares que se enviaran por
todos los medios posibles para que lleguen los mas que sean dables

439

. Y les peda que

actuaran con esmero para: impedir () la introduccin de los papeles que se citan, cuyo
primer objeto es el espritu de independencia y de irreligin440.

438

Gmez, Alejandro, El Sndrome de Saint Domingue: Percepciones y Sensibilidades de la Revolucin

Haitiana en el Gran Caribe (1791-1814) en Caravelle, No 86, p.130; Pinto Tortosa, Antonio Jess, Una
colonia en la encrucijada: Santo Domingo, entre la Revolucin Haitiana y la reconquista espaola, 17911809, Madrid, Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid-Facultad de Geografa e Historia
Departamento de Historia Contempornea, 2011, p.45.
439

Carta de Antonio Porlier a Juan Guillelmi, 24 de septiembre de 1789 AGN, Reales Ordenes, X, f.140.

440

Carta de Antonio Porlier a Juan Guillelmi, 24 de septiembre de 1789 AGN, Reales Ordenes, X, f.140.

Callahan, William JR H, La propaganda, la sedicin y la Revolucin Francesa en la Capitana General de


Venezuela, 1789-1796, Boletn Histrico, No.14, Caracas, Fundacin John Boulton, 1967, p. 4.

130

Poco despus, la Corona expidi nuevas rdenes en las que prohiba la: entrada
de cualquier ilustracin, papeles impresos o manuscritos, caja, abanicos o cualquier otro
objeto alusivo a la revolucin francesa441
Tal como vimos en la primera parte de este trabajo, los sucesos franceses
repercutieron en Saint Domingue, donde los sectores libres se movilizaron en busca de
imponer sus demandas. Esto gener un enorme temor en el gobierno de Santo Domingo,
que aplic diferentes medidas para proteger la frontera y evitar el contagio.442 Al calor de
los acontecimientos, la preocupacin de la Corona espaola se intensific rpidamente y
en mayo de 1790, promulg una nueva real orden en la que se decretaba la expulsin de
los franceses y la prohibicin de la entrada a las posesiones americanas de esclavos
comprados o prfugos de las colonias francesas. La misma estableca: Mandando celar
con toda vigilancia para que no se introduzcan negros comprados o prfugos de las
colonias francesas y otras personas de casta que pueda influir mximas opuestas a la
debida subordinacin y vasallaje.443 Para las autoridades, era necesario impedir la
importacin de los esclavos provenientes de aquellas colonias, dado que podan estar
contaminados con las ideas sediciosas provenientes de la metrpoli y podan inocular el
cncer de la subversin a los afrodescendientes hispanoamericanos. Por ello, incluso
resolvieron terminar con la vieja prctica ibrica de otorgarles la libertad a los esclavos
prfugos que se convirtieran al catolicismo al fugarse a los dominios espaoles. Se
estableci que: En cuanto al destino de los negros fugitivos de colonias extranjeras se ha
servido resolver () que por ahora cese el uso de la libertad de los esclavos que se
refugian en nuestras colonias () se publique por los medios que juzgue oportunos a fin
de que llegue a noticias de los esclavos extranjeros y cese la transmigracin de ellos que
en la actualidad experimenta.444

441

Citado en Soriano, Mara Cristina, Rumors of Change: Repercussions of Caribbean Turmoil and Social

Conflicts in Venezuela (1790-1810), Tesis Doctoral, New York, NewYork Unviersity, 2011, p. 93; Pinto
Tortosa, op. cit., p. 46.
442

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, 25 de Julio de 1790, AGI, Santo Domingo, 954.

443

Real Orden del 17 de Mayo de 1790, AGN, Reales Ordenes, X, f.199.

444

Idem.

131

Las autoridades coloniales se tomaron muy en serio las rdenes metropolitanas y


buscaron franceses y papeles sospechosos por todos los rincones de las colonias. En
particular, Jos Mara Chacn, el Gobernador de la isla de Trinidad, decidi expulsar a
Juan Bautista Vilaux, un francs director de la Gaceta de Trinidad, que haba publicado
noticias sobre los sucesos de Francia.445 Por su parte, el Capitn General Juan Guillelmi
desterr a visitantes indeseados y acopi textos que clandestinamente informaban sobre
la revolucin. Sin embargo no pudo encontrar al supuesto Mr. Cotein. En carta a Antonio
Porlier le comunicaba que: Debo hacer presente que en los cuatro meses han venido a
esta Tierra Firme una multitud de gacetas, () sobre los hechos de Paris, de las colonias
() extranjeras, de los Puertos de Espaa y de la Isla Trinidad () A mi parecer no
necesita Mr Cotein y sus parciales para sus designios perversos otro medio que el de
hacer correr por todas partes y en varios idiomas sus gacetas ()en que se incentivan
discursos que pueden seducir con la fidelidad y la obediencia debida al Rey.446
A su vez, informaba sobre la situacin de las Antillas Francesas y se mostraba
preocupado por la insubordinacin de los esclavos franceses y la posibilidad de que
contagiarn a los sectores de color venezolanos. Le deca que all: se han introducido el
mal ejemplo de su metrpoli y arde la divisin, la insubordinacin () sin que sus jefes
hayan podido contenerlas, () Los esclavos han tomado ascendencia en aquellas
colonias y como les es fcil pasar a estas provincias, segn lo han hecho muchos en poco
tiempo puede que ahora vengan muchos ms e infeccionados de las ideas perniciosas que
han visto prevalecer y no sera raro que venga algn maligno con el nombre de esclavo
fugitivo por lo cual estimo preciso hacer contener a estos esclavos ().447Resultan
interesantes estas advertencias, considerando que todava no se haba producido la
rebelin de 1791. Sin embargo, es menester tener en cuenta, que, ya desde 1789, haban
estallado pequeos conatos de rebelin en varias de las islas francesas que presagiaban lo
que poda ocurrir.

445
446

Soriano, op. cit. pp. 96-97.


Carta de Juan Guillelmi a Antonio Porlier, 22 de diciembre de 1790, AGN, Gobernacin y Capitana

General, XlIII, ff. 96-96 v.


447

Idem, p. 97.

132

Disputas por la libertad

Todas estas medidas fueron tomadas en medio de un clima local enrarecido,


marcado por los conflictos en torno a la aplicacin de la Real cedula de Su Majestad
sobre la educacin, trato y ocupaciones de los esclavos en todos sus dominios de Indias e
Islas Filipinas448, conocida generalmente como cdigo negro carolino. La misma haba
sido promulgada en mayo de 1789 y se propona regular la esclavitud en Hispanoamrica,
con una lgica un tanto ms paternalista, limitando parcialmente la potestad de los amos
y otorgndole a los esclavos la posibilidad de denunciar a sus seores ante la justicia.449
Sin embargo, su vigencia tanto en Venezuela, como en Nueva Granada y otras colonias,
qued suspendida de inmediato, por la resistencia de los plantadores. En el caso
particular de Venezuela, lo rechazaron de plano por considerar que lesionaba sus
derechos de propiedad y pona en crisis al orden esclavista. Por ello, los oidores del
Cabildo, le enviaron una carta al gobierno metropolitano en la que afirmaban: Que esta
provincia tiene () un nmero ms grande de esclavos () que [la] gente de casta, a
ms de componer los dos tercios de los habitantes () son () marcados de la mano de
Dios con el espritu del libertinaje () Los vicios del hurto, de la mentira () tienen en
ellos ms que un seguro cuartel. La mxima de Jess Cristo y de las leyes () nada
puede en sus naturalezas lo que comprueba la prctica () de los homicidios violentos, y
() de los robos.450
Asimismo, se presentaban como amos modelos que trataban a sus esclavos con
sumo cuidado, dndoles la necesaria alimentacin, vestuario, habitacin y trabajos
moderados. Se mostraban preocupados por la posibilidad de que los esclavos pudiesen
denunciarlos en la justicia ya que, en su opinin: Que siendo como son los esclavos, y
dems de casta gente infiel, inverdica, irreligiosa, amante de los vicios, no quedar amo
() que no sea denunciado falsamente, () que los esclavos se tomaran la licencia ()

448

Real cedula de Su Majestad sobre la educacin, trato y ocupaciones de los esclavos en todos sus

dominios de Indias e Islas Filipinas, 31 de mayo 1789, AGI, Indiferente,802.


449

Idem.

450

Carta del ayuntamiento de Caracas del 7 de diciembre de 1789, AGI, Indiferente, 802.

133

de insultar a los amos y mayordomos.451 Los oidores mantuanos, terminaban su misiva


con una resea histrica de los principales actos de resistencia esclava que haba vivido la
colonia desde el siglo XVI como una prueba del espritu de sedicin constante de los
esclavos y pardos y sobre todo, como una fuerte advertencia de lo que podra ocurrir si la
real cdula entraba en vigencia.452 As, la promulgacin del cdigo gener una tensin
entre los mantuanos y las autoridades imperiales, que discutan en torno a su
conveniencia Sin embargo, lo ms importante es que los esclavos intervinieron en aquel
debate. La informacin corra velozmente por el mundo atlntico y especialmente por las
colonias de Amrica y el Caribe. A travs de diversas redes: marineros, corsarios,
cimarrones, esclavos domsticos, barberos, pulperas, etc, las noticias llegaban a los
rincones ms insospechados del Nuevo Mundo. Por supuesto, que este proceso de
difusin sumamente complejo, haca que muchas veces, las noticias llegarn un tanto
distorsionadas o exageradas, siempre marcadas por los diversos intereses en juego. En
este sentido, especialmente el rumor, fue una forma clave de transmisin de novedades
entre los sectores iletrados que permita la construccin de una suerte de opinin pblica
subalterna y subterrnea. Esto es lo que ocurri en 1789-1890, cuando entre la poblacin
de color del valle de Caracas se difundi el rumor de que la real cdula era muy favorable
a sus intereses y que incluso poda llegar a otorgarles la libertad. Empero, la cuestin no
qued solamente en un plano discursivo, sino que los subalternos presionaron con
amenazas para que se aplicara el nuevo cdigo. La noche del 8 de mayo de 1790,
aprovechando la oscuridad, manos annimas publicaron pasquines en los que apareca un
dibujo de un esclavo degollando a un blanco seguido del siguiente ultimtum: Que de
muertes- La culpa o bien la vida- Halla se declara-Ce ace saber al pblico como estamos
citado para que la Real Cedula que a Benido de S.M a favor de nosotros los Hesclavos ce
publique mas a fuerza que con boluntad de los blancos y de Real Audiencia sin sealar

451

Idem.

452

Idem.

134

da ni hora a pesar de todas las blancas y blancos de esta ciudad de Caracas 8 de mayo de
1790.453
Las autoridades coloniales respondieron velozmente ante la provocacin,
estableciendo diversas medidas de seguridad.454 Al poco tiempo, el Capitn General Juan
Guillelmi, le explic la situacin al Ministro Antonio Porlier. En su misiva relataba el
rechazo de los hacendados a que se aplicar el cdigo negro, sealando que para ellos la
normativa: poda causar en el pueblo libre la consternacin y en la esclavitud el
pensamiento de independencia.455 Asimismo, comentaba los ltimos sucesos:
Posteriormente se divulgaron

las noticias de haberse retirados varios mayordomos de las

haciendas por la insubordinacin, altanera y amenazas de los esclavos () que todos crean
haberles dado su majestad la libertad () En principios de Mayo () e dejaron ver por algunas
noches a deshora varios pelotones de gentes ociosas, y se fijaron cuatro pasquines () Concepto
que estos movimientos no eran de los esclavos sino de algunas personas malignas empeadas en
inflamar e introducir las desconfianza donde no debe haberlas abusando de la rudeza de un gran
numero de gentes de color que comprende este pueblo libres y esclavos y difundiendo por su
medio a toda la provincia el incentivo de la perturbacin.456

Por ltimo, afirmaba la conveniencia de un proceso de aplicacin lenta del


cdigo, que fuese favorable para todo y que no generase grandes conflictos.457

La rebelin de esclavos de Saint Domingue y el pnico de la elite criolla

Mientras tanto, en octubre de 1790, estall la rebelin de los affranchis .en Saint
Domingue. Como vimos, una vez que fue abortada, los rebeldes se exiliaron en Santo
Domingo. Sin embargo, el Capitn General Joaqun Garca apres a los insurrectos y los
453

AGI, Pasquines y Loas, 4; Langue, Frederique, La culpa o la vida. El miedo al esclavo a finales del

siglo XVIII venezolano en Procesos Histricos: Revista de Historia y Ciencias Sociales, Nro 22, juliodiciembre 2012, Mrida, p. 32
454

Langue, op. cit., p. 32

455

Carta de Juan Guillelmi a Antonio Porlier, 29 de Julio del 1790 AGI, Indiferente, 1802.

456

Idem.

457

Idem.

135

extradit a la colonia vecina, donde los principales cabecillas fueron ajusticiados sin
misericordia.458 La situacin empeor durante los meses subsiguientes, hasta que el 22 y
el 23 de agosto aconteci la masiva sublevacin de esclavos. Aterradas la elite y las
autoridades, pidieron ayuda a las colonias circundantes. El Gobernador Philibert
Blachelande se comunic con su par de Santo Domingo, solicitando ayuda y el envo de
tropas. Joaqun Garca se neg a socorrerlo, alegando que no se aplicaba el tratado de
asistencia mutua y que adems no poda hacerlo por la escasez de recursos con los que
contaba Santo Domingo.459 De esta manera, se mantuvo neutral. Quienes s tomaron una
actitud ms proactiva fueron Luis de las Casas, el Capitn General de Cuba y Juan
Bautista Vaillant, el Gobernador de Santiago de Cuba, enviando reses a la colonia
francesa para abastecer a las tropas galas.460 Asimismo, las autoridades cubanas
mandaron a Manuel Gonzlez, como emisario a la isla francesa, para informar de lo que
all estaba sucediendo. ste estuvo un tiempo all y luego pas a Jamaica, desde donde
cumpli su misin.461 Por su parte, Joaqun Garca reforz las fronteras con el batalln
fijo de Santo Domingo, las milicias urbanas y el regimiento de Cantabria, que haba
llegado de Puerto Rico en mayo de 1791.462
Anoticiado del terremoto que sacuda a Saint Domingue y que amenazaba al
Caribe Hispano, el Conde de Floridablanca mand, en noviembre de 1791, una nueva
orden a las autoridades coloniales, en las que los conminaba a fortalecer el cordn
sanitario, mantenerse neutrales en las luchas entre blancos y llegado el caso ayudar ante
ataques de negros. En sus palabras:

458

Carta de Joaqun Garca a Antonio Porlier, del 20 de enero 1791, AGI, Santo Domingo, 1029; Sevilla

Soler, Mara Rosario, Santo Domingo Tierra de Frontera (1750-1800), Sevilla, Escuela de Estudios
Hispanoamericanos de Sevilla-CSIC, 1980, p. 382.
459

Carrera Montero, Fernando, Las complejas relaciones de Espaa con la Espaola: El Caribe Hispano

frente a Santo Domingo y Saint Domingue (1789-1803), Santo Domingo, Fundacin Garca Arevalo,
2004, pp. 34-35; Pinto Tortosa, op. cit., p.49.
460
461
462

Carrera Montero, op. cit., pp. 44- 46 y 274; Sevilla Soler, op. cit., p. 385; Pinto Tortosa, op. cit., p. 49.
Carrera Montero, op. cit. p. 275.
Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 18 de junio de 1791, AGI, Santo Domingo, 954; Carta

de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 22 de febrero de 1792 AGI, Santo Domingo, 955; Carrera
Montero, op. cit., p. 41; Pinto Tortosa; op. cit., p. 50.

136

Debern () tener por regla general (...) no mezclarse para sostener un partido ms que otro de
los que hubiere entre los blancos y respectivos gobiernos, observando () una perfecta
neutralidad. Pero si de resultas se formaran cuerpos de malhechores, de piratas en estos mares o de
negros contra blancos para destruir a estos, o cometer atrocidades o latrocinios, procurando obrar
conforme a las reglas de laH umanidad, auxiliando a los perseguidos () y (), poniendo la vista
en que el contagio de la insurreccin no se comunique a las partes y posesiones de espaolas; a
cuyo fin el Gobernador de Santo Domingo establecer un cordn de tropas sobre la frontera,
poniendo () cuidado en que () no se () mezclen ni comuniquen con los franceses, para
evitar las resultas y consecuencias del mal ejemplo ().463

Un tiempo antes que estas instrucciones arribaran a Hispanoamrica (lo hicieron


recin a principios de 1792), noticias de la rebelin de esclavos de Saint Domingue
llegaron a Venezuela y Nueva Granada. 464 En particular, en el caso de Venezuela, estas
fueron conocidas a fines de 1791, a travs Curaao, donde se encontraban refugiados
blancos de Saint Domingue. Con ellos viajaron sus esclavos testigos de la rebelin en la
isla. Esto era un potencial peligro, teniendo en cuenta como se esparcan las noticias
desde Curaao hacia las colonias espaolas y como, histricamente, los esclavos se
fugaban desde all hacia Tierra Firme. De inmediato, el Capitn General se puso en
comunicacin con los Gobernadores de La Guaira, Puerto Cabello, Trinidad y Margarita,
informando de lo acontecido y ordenando que se cumpliese con la normativa de no
permitir el ingreso de extranjeros a Venezuela. Afirmaba: En este concepto espero del
celo de ustedes para el mejor servicio del Rey, cuidando de dar el ms estrecho
cumplimiento a las ordenes que les tengo comunicadas para iguales casos.465 Asimismo,
le escribi al Conde de Floridablanca, avisndole de todo lo que suceda:

463

Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 18 de junio de 1791, AGI, Santo Domingo, 954; Carta

de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 22 de febrero de 1792 AGI, Santo Domingo, 955; Instrucciones
de la Corona a las autoridades hispanas, 24 de noviembre de 1791 AGS, SGU, leg. 6846, exp.79, nro. 376;
Carrera Montero, op. cit., p. 42; Pinto Tortosa, op. cit., p. 51.
464

Pinto Tortosa, op. cit., p. 51.

465

Circular de Juan Guillelmi dirigida a los Gobernadores de La Guaira, Puerto Cabello, Trinidad y

Margarita, 20 de diciembre de 1791, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVI, f. 308.

137

El ascendente que ha tomado sobre los blancos, el partido de los mulatos y los negros () de
Santo Domingo; ha obligado () a expatriarse varias familias de aquella colonia y establecerse en
() Curazao quedando prximas otras muchas () para ejecutar otro tanto porque la hostilidad
llega al extremo. Previendo que su acogida pueda trascender a los dominios de S.M. y teniendo
() presente los () encargos del Rey () para no permitir la introduccin de extranjeros en sus
posesiones (); exped una circular a los Gobernadores () encargndoles el cumplimiento de
aquellas reales disposiciones; pero como puede llegar el caso de que sea tal la comparecencia de
los extranjeros que las leyes de la humanidad exijan ampararlos bajo algunas reglas. 466

Por su parte, Joaqun Garca daba cuenta de haber recibido las rdenes oficiales y
les explicaba a las autoridades metropolitanas que haba establecido un cordn sanitario
en la frontera con la colonia francesa:
Quedo con el cuidado de no mezclarme () a sostener un partido mas que otro de los que
hubiere entre los blancos y su respectivo gobierno ().Tambin observar se si formase de reclutas
cuerpos de malhechores de pitaras o de negros contra blancos para destruirlos o cometer
atrocidades o latrocinios el auxiliar a los perseguidos segn las reglas de la humanidad dndoles
vveres, armas y municiones segn se pudiere().En cuanto al cordn de tropas que se me manda
establecer o reforzar en la frontera de mi jurisdiccin es providencia que tengo tomada de que he
dado cuenta desde el principio sucesivamente al Rey y mismo en cuanto a su precaver y evitar el
mal ejemplo la seduccin y el soborno con estos vasallos.467

Durante el ao 1792, la poltica de control de extranjeros continu en la Tierra


Firme hispana. A tal fin, en febrero, el nuevo Secretario de Estado, el Conde de Aranda,
inform con preocupacin a las autoridades coloniales sobre supuestos sospechosos que
viniendo de Francia y de las Antillas Francesas buscaban expandir la revolucin en las
colonias hispanas. En su misiva adverta que:
El 3 de diciembre () se embarco en Bordeaux, el emisario Mr. Folney, en un navo () que
hizo vela para Nueva York. Folney es un americano que tiene posesiones en la Martinica, adonde
pasara desde Nueva York, con nimos de ir desde Martinica a Mxico, con las instrucciones que
lleva relativas al proyectado levantamiento de aquel pas. Es un loco peligroso capaz de la empresa
466

Carta de Juan Guillelmi al Conde de Floridablanca, 23 de diciembre de 1791, AGN, Gobernacin y

Capitana General, XLVI, ff. 311-312.


467

; Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 22 de febrero de 1792 AGI, Santo Domingo, 955.

138

ms peligrosa () que tiene exaltada () la cabeza a fuerza del entusiasmo con que la acaloran
las nuevas ideas francesas (). Y l mismo ha dicho que se han enviado a otros comisarios a
nuestras islas de Amrica, especialmente desde Marsella. () Del orden del Rey he dado a todos
ustedes estas noticias para que con el mayor secreto y sagacidad den las providencias conducentes
a descubrir al dicho Folney () y tomarle sus papeles, participndome () luego () y lo mismo
a () el Virrey de Mxico y a los capitanes generales y Gobernadores de las islas y de Veracruz y
Cartagena.468

Anoticiados de estos peligros, los gobiernos coloniales redoblaron sus esfuerzos


en bsqueda de extranjeros sospechosos. En este sentido, Juan Guillelmi orden a los
Tenientes de Justicia de todas las provincias que investigasen acerca de los extranjeros
que vivan en el territorio, averiguando sus ocupaciones, sus costumbres, sus papeles y si
se dedicaban a difundir rumores revolucionarios. Cualquiera que resultase dudoso deba
ser inmediatamente despachado a Caracas.469 Al ao, se tom una medida similar en
Nueva Granada, donde el Virrey Jos de Ezpeleta orden la conformacin de un censo de
extranjeros residente en la colonia, para tener una mayor vigilancia sobre ellos.470 En
ninguno de los casos se encontr a Mr. Folney, ni al resto de los comisarios que
supuestamente amenazaban a las Indias. Sin embargo, la paraonia hizo que se desconfiar
de algunos sujetos, como el mdico francs Pedro Deo, que nada tena que ver con
conspiraciones internacionales, ni con los sucesos franceses y caribeos. 471 Quien result
apresado y desterrado fue Fernando Ribas, un supuesto extranjero que, a pesar de que
result ser espaol, era acusado de difundir ideas revolucionarias en el seno de la

468

Carta del Conde de Aranda a Juan Guillelmi, 29 de febrero de 1792, AGN, Gobernacin y Capitana

General, XLVII, f. 49.


469

Borrador de Juan de Guillelmi para todos los tenientes de justicia de la provincia, 17 de marzo de

1792, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVII, ff. 68-69; Borrador de Juan de Guillelmi para el
teniente mayor del Tocuyo, 1 de marzo de 1792, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVII, f. 50;
Callahan, op. cit., pp. 5-6; Soriano, op. cit., pp. 134-135.
470

Prez Morales, Edgardo, Itineraries of Freedom Revolutionary Travels and Slave Emancipation in

Columbia and the Greater Caribbean. 1789-1830, Tesis Doctoral, Michigan, University of Michigan,
2013, p. 21.
471

Borrador de Juan Guillelmi para el teniente mayor del Tocuyo, 1 de marzo de 1792, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XLVII, f. 50

139

Capitana General.472 A su vez los funcionarios buscaron impedir el ingreso de objetos o


pinturas con imgenes alusivas a la revolucin francesa, empero, las normativas
comerciales vigentes y el, enorme contrabando que asolaba a ambas colonias hicieron
imposible evitar la importacin de aquellos bienes peligrosos.473
Ms all de todas estas providencias, el contacto directo con los sucesos de Saint
Domingue no se hizo esperar demasiado, por lo menos en el caso de Venezuela. Ya para
abril de 1792, el Gobernador de la isla envi un emisario, Mr. Leglese, a la Capitana
General con la misin de adquirir caballos para reforzar las tropas francesas en su lucha
contra los esclavos rebeldes. Asimismo, le envo una carta a Juan Guillelmi, en la que le
explicaba la gestin del comisionado y le solicitaba que accediera a venderle los equinos
necesarios. Mr.Leglese entr hasta San Carlos y adquiri algunos caballos, antes de que
el Capitn General supiera de aquella situacin.474 Cuando se enter de lo que suceda,
decidi orden la salida del emisario directo haca Saint Domingue. 475 Asimismo, le
escribi al Gobernador explicndole que, a pesar de su buena disposicin para ayudarlo,
no poda hacerlo debido a las reales rdenes que lo prohiban.476

La guerra, las tropas auxiliares y las repercusiones en Venezuela y Nueva Granada

Como vimos en la primera parte, durante los ltimos meses de 1792 y comienzos
de 1793, las revoluciones en Saint Domingue y en Francia se fueron radicalizando
472

Borrador de Juan Guillelmi para el teniente mayor de San Carlos, 19 de abril de 1792, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XLVII, f.107; Borrador de Juan Guillelmi para el comandante de
Puerto Cabello, 19 de abril 1792, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVII, f. 108.
473

Carta del intendente de Venezuela al capitn y Gobernador general, 27 de junio de 1792, AGN,

Intendencia del Ejrcito y Real Hacienda, LXXVII, f. 96; Oficio del los ministros de la real hacienda de
La Guaira para el intendente, 5 de julio de 1792, AGN, Intendencia del Ejrcito y Real Hacienda,
LXXVII, f. 164-165.
474

Carta de Juan Guillelmi para el Conde de Aranda, 24 de abril de 1792, AGN, Gobernacin y

Capitana General, XLVII, f. 115-116.


475

Carta de Juan Guillelmi al comandante de La Guaira, 24 de abril de 1792 AGN, Gobernacin y

Capitana General, XLVII, f. 112.


476

Carta de Juan Guillelmi al Gobernador de Saint Domingue, 14 de junio de 1792, AGN, Gobernacin

y Capitana General, VII, ff. 2-3.

140

velozmente. En la colonia, los esclavos mantenan bajo su poder amplias zonas del
territorio y en las negociaciones con los primeros comisionados demandaron el fin de la
esclavitud y el racismo. Asimismo, a fines de 1792, arribaron a la isla los segundos
comisionados de tendencia jacobina. Una misin que, en poco tiempo, cambiara el
rumbo de los acontecimientos. Mientras tanto, en Francia, la revolucin giraba hacia la
izquierda, con el ascenso de los jacobinos, la proclamacin de la repblica en septiembre
de 1792 y la ejecucin de Luis XVI en enero de 1793. Todas estas circunstancias eran
vividas con atencin por los gobiernos de Venezuela y Nueva Granada, sin embargo,
impactaran con mayor inmediatez en Santo Domingo.477 All, al calor de ese nuevo
contexto, empez a darse un lento acercamiento entre los esclavos rebeldes y las
autoridades coloniales. A fines de 1792, Jean Franois le escribi una primera carta a
Joaqun Garca solicitando ayuda para sus tropas, El Capitn General de Santo Domingo,
se opuso a prestar cualquier auxilio, afirmando que sus rdenes no se lo permitan.478 A
pesar de todo, el lder de los rebeldes no se desalent y volvi a insistir:
Yo creo () que es muy bueno para el reino entrar con nosotros en este negocio (). Ud. ()
ve que nosotros estamos precisados a hacer la guerra con estos seores blancos puesto que no
quieren conocer a Dios ni al Rey; desde este momento nosotros nos hemos sublevado contra ellos
y () nosotros presumimos puesto que conocemos al Rey de Francia, y nosotros estamos al
desquite por l, hallndose muy distante de nosotros no puede darnos los reesfuerzos para este
efecto; nosotros recurrir a su cohermano de Espaa, nosotros no pedimos tropas para ayudarnos
(). A pesar que a estos () blancos le llegan reclutas que salen del pas extranjero, nosotros sin
descomponernos siempre los mismos y combatiendo con ellos todos los das. Ved hay seor
nuestra convencin con nuestra buen Rey de Espaa y nosotros entraramos todos bajo su
dominacin y gobernar el pas si llegamos a conseguir por la voluntad de Dios como aquel que
gobierna actualmente y sacar la quinta esencia y nos har trabajar como debe ser siendo sus
sbditos. Mediante que l nos provea municin toda suerte de armas () y alguna especie de telas
para vestir soldados y algn poco de vveres yo os protesto que si nosotros estuvisemos todos
armados como ellos () no resistiran en el pas dos meses y no es de admirar si ellos se hallan
vencedores en este momento teniendo todas las cosas propias a ellos y a pesar de esto, nosotros
477

Carta de Jos Mara Chacn a Juan Guillelmi, 26 de septiembre de 1792, AGN, Gobernacin y

Capitana General, VII, f.48.


478

Carta de Joaqun Garca a Pedro Acua y Malvar, 10 de octubre de 1792, AGS, SGD, leg. 7157, exp.

18.

141

nos sostenemos bien siempre. () Y as juzgo si nosotros estuviramos todos armados estara
acabada esta guerra y tambin hay ms negros que no estn armados que los que lo estn. ()
Ved lo que tengo el honor de advertir, si esto es verdad, si esta cantidad de armas nos pertenece
por la gracia de Dios y segn () nuestra convencin Ud se encargar de dar avio al principal
superior de la Espaa y Ud nos honrar de su amable para saber el resultado. Nosotros somos con
un profundo respeto y un deber fraternal y el socorro de nuestro seor Jesucristo. .479

Esta carta impresiona por su decidida tnica realista y catlica, su exaltacin


haca Luis XVI y el Rey de Espaa. Es posible que esta retrica haya tenido por objeto
congraciarse con su interlocutor, presentndose como defensores de la casa real
borbnica y del catolicismo. Empero, ms all de cualquier utilizacin tctica del
discurso realista, debemos recordar que los lderes Jean Franois y Georges Biassou, a
diferencia de Toussaint Louverture, Dutty Boukman y otros cabecillas menores, haban
estado desde el comienzo ms cerca del monarquismo que del republicanismo, algo que
ahora se volva hacer presente en sus cartas hacia los espaoles. Sea como sea, en esa
oportunidad, Joaqun Garca volvi a negar cualquier ayuda.480 A la misma vez,
informaba a las autoridades en Madrid que: Por la parte del norte y el oeste ya
confinamos con los negros sublevados. No nos han incomodado y quieren infundir
confianza (), a menos que quieran robarnos el ganado y las municiones. Yo estoy en el
nimo de no dejarlos pasar la lnea; estas son mis rdenes: A cada rumor nos paseamos
sobre las armas para prevenir sorpresas.481
Sin embargo, durante los primeros meses de 1793, la situacin cambi
rpidamente, con la veloz radicalizacin del proceso revolucionario francs y caribeo.
Ante esa nueva coyuntura, la guerra entre Espaa y Francia pareca inevitable. Eso se
senta en las colonias hispanoamericanas del Caribe y por ello, Joaqun Garca consult
que medidas tomar, advirtiendo sobre el peligro que podan significar la emancipacin de

479

Carta de Jean Franois a Joaqun Garca, 13 de febrero de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp. 19, nro.

20; Victoria Ojeda, Jorge, Las Tropas Auxiliares de Carlos IV: De Saint Domingue al mundo hispano,
Castell de la Plana, Universitat Jaume I, 2011, p. 53.
480

Victoria Ojeda, op. cit., p. 53

481

Carta de Joaqun Garca al Conde de Campo de Alange, 25 de noviembre de 1792, AGI, Santo

Domingo, 1110.

142

los esclavos insurrectos por parte de los comisionados republicanos de Saint Domingue.
Preocupado, escribi:
Con mayor calor se habla en el Gurico de dar libertad a todos los negros y expatriarlos para que
() lleven () la revolucin por todo el Nuevo Mundo, y () poner en ejecucin las prfidas
ideas que en los primeros momentos de la revolucin francesa se manifestaron en sus sediciosos
papeles pblicos. () La carta que acabo de recibir por el comandante de armas de nuestra
frontera () Don Arata, que la dirigi Mr Jancourt coincide con las dems noticias que han
llegado a mi por Dajabn y que el pensamiento de libertad a los negros es materia que hoy ocupa
los pensamientos de los comisarios civiles y a todos los de su faccin.482

Pocos das despus, escriba sobre la posibilidad de aliarse con los negros
rebeldes, si finalmente se declaraba la guerra contra la Francia revolucionaria. Planteaba:
Llegar el caso de mirar a esta nacin francesa como enemiga y a proceder hostilmente contra su
colonia (). Para este momento se precisa [que] V.S. se digne darme reglas de modo con que
deber comportarme con los negros armados, partidas que podr ofrecerles y las ventajas
sucesivas sobre su suerte que sean capaces de persuadirles a la unin y a la subordinacin espaola
bajo los auspicios de nuestro Dignsimo Monarca y no darle lugar a que atiendan ni admitan las
que se les hagan por el gobierno de su nacin que sern las ms acomodadas y las mas eficaces
para vencer este primero y grave obstculo y reunirse unos hombres que acostumbrados a las
armas los miran con particular atencin y con ellos hacernos la guerra ofensiva con ardor y con
empeo.483

La respuesta de la Corona espaola lleg poco tiempo despus. Frente a la


ejecucin de Luis XVI y antes de declararle la guerra oficialmente a Francia, las
autoridades metropolitanas le enviaron las siguientes rdenes al Gobernador de Santo
Domingo que propiciaban una alianza con los franceses realistas y los esclavos rebeldes
liderados por Jean Franois y Georges Biassou:

482

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malvar, 13 de enero de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp.

19, nro. 83; Victoria Ojeda, op. cit., p. 57.


483

Citado en Carrera Montero, op . it., p. 53.

143

Ejecutado en la augusta persona de su legtimo soberano el atroz horroroso atentado (), quiere
el Rey que () al recibo de esta () resolucin estar declarando () la guerra contra aquella
nacin, dispondr V.S. en la mayor (), eficacia y disimulo los medios oportunos para ganar y
atraer a nuestra parte el de los brigantes, as negros como mulatos y el de los realistas descontentos
del nuevo gobierno introducido por la nacin francesa () A este fin convendra ganar el nimo
de Juan Francisco, Jacinto y dems jefes y aliados de los negros para que hostilicen a la tropa y
habitantes de la parte francesa adictos a la nueva constitucin hasta lograr su total exterminio (),
para lo cual les franquear V.S. los auxilios posibles, ofrecindoles desde luego que S.M. les
recibe bajo su real proteccin y asegura bajo su real palabra a los negros y mulatos desde ahora
para entonces la libertad, exenciones, goces y prerrogativas correspondientes a los vasallos suyos
y a estos y a los blancos ventajosos establecimientos en aquella parte o en la Espaola o
conservarles en las que hayan adquirido, procurando ante todo poner en seguro las posesiones y el
que puedan atacarnos tropas enemigas. 484

El principal artfice de esta estrategia fue el nuevo Secretario de Estado, Manuel


Godoy quien pensaba llevar adelante una contraofensiva en el Caribe, que le permitira
jaquear a la Francia revolucionaria y reconquistar la parte occidental de la isla.
Finalmente, la guerra entre ambas naciones se declar oficialmente el 23 de marzo de
1793.485 A partir de ese momento, Joaqun Garca inici las tratativas para concretar la
alianza con los esclavos rebeldes. En los meses subsiguientes, les orden a diferentes
oficiales que se acercaran a Jean Franois, Georges Biassou y Hyacinthe.486 Uno de los
principales negociadores fue el cura de Dajabn, Jos Vzquez.487 ste tena la ventaja de
tener experiencia en la materia, dado que anteriormente haba sido contactado por parte
de los rebeldes, a los fines de que el gobierno de Santo Domingo interviniese en las
negociaciones con las autoridades de la colonia francesa. Asimismo, al ser un cura

484

Real orden de 22 de febrero de 1793, incluida en carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malvar,

25 de abril de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp. 19, nro. 117; Carrera Montero, op. cit., p. 54; Victoria
Ojeda, op. cit., pp. 63-64.
485

Pinto Tortosa, op. cit. pp. 86-88.

486

Carta de Joaqun Garca al Rey, 25 de abril de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp. 19, nro. 117; Victoria

Ojeda, op. cit. p. 64.


487

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malavar, 14 de mayo de 1793 AGS, SGU, leg. 7157, exp.

19, nro. 83.

144

inspiraba ms confianza en los insurrectos.488 En carta a Madrid, Joaqun Garca


informaba las tratativas que se haban llevado a cabo y la alianza que se haba establecido
con los esclavos. Sobre la comisin de Jos Vzquez relataba:
Con arreglo a lo que expuse en mi reservada del 25 de abril () acerca del cumplimento de la
real orden del 22 de febrero, providencia esparcida por mi en 19 tambin de abril para explorar y
entender la voluntad de los jefes Juan Francisco, Biasou y Jacinto, tengo el honor de hacer
presente a V. E que todos con sus soldados estn dispuestos a seguir los reales estandartes de S.M.
vivir bajo la real proteccin, a sacrificar sus vidas en honor de su Corona () Hecho cargo que
eclesistico sali de Dajabn () la noche del treinta de abril dirigindose a la frontera (). A la
una y cuarto entro el confidente [Que haba enviado Vzquez en busca de Jean Franois] con un
nmero de cmo cien negros () a los que precedan otros ciento cincuenta () y en su
vanguardia iba Juan Francisco con doce de sus principales oficiales (). En el momento que Juan
Francisco vio al Padre () se dirigieron a l con la mayor veneracin (). Tom la voz Juan
Francisco para dar muestra de su sentimiento por el padre () y por la mucha demora que haba
padecido, manifestndole haberla tenido por precisa para que le acompaasen aquellos sus
oficiales y soldados para acreditar que l y todos los suyos, desean ponerse bajo la real proteccin
del Rey de Espaa, seguir sus banderas y gozar los privilegios de los espaoles. El cura ()
agradeci () y le ofreci que seran () remunerados () conseguiran la satisfaccin y el
gusto de verse honrados y favorecidos por un Rey benigno y lleno de piedad y en quien
resplandece la religin y la humanidad.489

Asimismo, describa el acuerdo con Georges Biassou, en los siguientes trminos:


Luego de que este jefe vio a los dos oficiales espaoles no le qued que hacer para acreditar su
deseo de ser admitido bajo la proteccin de S.M. y poder hacerse acreedor de su piedad. Los
oficiales observaron que Biassou y los suyos llevaban en la escarapela dos motes uno Viva el Rey
de Espaa y Viva el Rey de Francia. Explicaron todos () sus deseos de derramar su sangre hasta
vengar el sacrlego atentado cometidos por los franceses en la sangrada persona del Rey y
entendieron Montenegro y Savion que todos deseaban la proteccin espaola.490

488

Pinto Tortosa, op. cit., pp. 88-89; Victoria Ojeda, op. cit. p. 65; Carrera Montero, op. cit., p. 55.

489

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malavar, 14 de mayo de 1793 AGS, SGU, leg. 7157, exp.

19, nro. 83.


490

Idem.

145

Las autoridades metropolitanas estuvieron totalmente de acuerdo con lo actuado


por el gobernador de Santo Domingo.491 Para comienzos de 1793, se estableci esta
coalicin sumamente original. Ms all del discurso realista de algunos de los lderes
negros, la alianza se bas en un razonamiento puramente pragmtico. Gracias a dicho
acuerdo, los espaoles engrosaron su ejrcito con ms de 10.000 soldados y extendieron
su dominacin sobre una porcin de Saint Domingue.492 Por su parte, los esclavos, al
pasar a ser considerados como tropas auxiliares de Carlos IV, lograron el reconocimiento
de su libertad, recibieron cargos militares, armas y apoyo en su lucha. 493 En este sentido,
aquella unin era sumamente til para ambas partes. Sin embargo, siguieron existiendo
tensiones entre ellos. Las autoridades coloniales impusieron una relacin vertical a sus
aliados, por la cual los negros perdieron en parte su autonoma anterior y deban obedecer
las estrategias de la Corona espaola. Asimismo, el gobierno de Santo Domingo,
estableci una segregacin racial entre las tropas y una estrategia de instrumentalizacin
por la cual los auxiliares negros eran los encargados de llevar adelante las ofensivas en el
territorio de Saint Domingue, mientras que las espaolas guarnecan la retaguardia.
Joaqun Garca lo dejaba claro: Nuestras tropas espaolas estn limitadas a guardar
siempre la lnea fija. No la expongo a que se desmembr en pequeas acciones, adems
de sufrir el estrago de las calenturas.494 En trminos militares, dicha alianza result un
xito casi inmediato. En pocos meses, las tropas coaligadas lograron conquistar: Dondon,
Limb, Gonaives, Marmelade, Fort Dauphin, Vaillere, Plaisance, Trou y Grand
Rivire.495 Como vimos en la primera parte, estas victorias y los conflictos entre los
comisionados civiles y Franois Thomas Galbaud, llevaron a que Lger Flicit
Sonthonax y Etienne Polverel decretaran la libertad de los esclavos, de manera
escalonada, en dos etapas. Primero parcial el 20 de junio de 1793 y luego absoluta, el 29
de agosto. La trascendencia poltica de estas medidas fue enorme, sin embargo, sus

491

Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, nro. 89.

492

Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua, 11 de junio de 1793, AGI, 956; Carrera Montero, op. cit.,

p. 62
493

Victoria Ojeda, op. cit., p.68

494

Citado en Carrera Montero, op. cit., p. 62

495

Victoria Ojeda, op. cit., p. 68; Sevilla Soler, op. cit., pp. 388-392.

146

resultados prcticos inmediatos fueron relativamente limitados. Por lo menos, en lo que


respecta a los esclavos rebeldes aliados a Espaa. De entre las tropas auxiliares, slo un
grupo no demasiado numeroso, comandado por Hyacinthe, se pas de bando. La mayora
liderada por Jean Franois, Georges Biassou y Toussaint Louverture siguieron con los
espaoles.496
Ms all de estos triunfos, la guerra contra Francia y el acuerdo con los negros
intensific la preocupacin de la Corona espaola sobre la difusin de las ideas
subversivas en sus colonias. Por ello las autoridades metropolitanas, volvieron a insistir
en la necesidad de evitar el contagio revolucionario mediante las referidas medidas de
control. 497
Durante el lapso que dur la guerra, entre 1793 y 1795, Venezuela y Nueva
Granada no estuvieron ajenas a las influencias perniciosas que tanto teman las
autoridades. Asimismo, en particular Venezuela, tuvo una intervencin muy destacada en
aquel conflicto blico, aportando tropas, dinero y recibiendo exiliados y prisioneros.498 A
continuacin analizar estas cuestiones en detalle.
Las noticias sobre la guerra contra Francia y los sucesos antillanos, arribaron a
Venezuela y Nueva Granada a mediados de 1793 y el Capitn General, el Virrey y los
Gobernadores de provincias se pusieron en estado de alerta.499 En particular, en
Venezuela, sonaron las alarmas nuevamente, cuando Vctor Droin, un mdico francs del
pueblo de Guanare, festej pblicamente la ejecucin de Luis XVI. 500 Segn testigos,
Victor Droin habra dicho: () que en alguna parte haban hecho bien los franceses en
haber quitado la vida al Rey.501 En este sentido, se lo acusaba de: () haber promovido
sublevaciones y haber vertido pblica () proposiciones escandalosas, contrarias a
496

Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, nro 89

497

Soriano, op. cit. p. 135.

498

Cordova Bello, Eleazar, La independencia de Hait y su influencia en Hispanoamrica, Caracas,

Instituto Panamericano de Geografa e Historia, 1967, p. 65.


499

Carta de Vicente Emparan a Pedro Carbonell, 5 de junio de 1793 AGN, Gobernacin y Capitana

General, XLVIII, f. 343.


500
501

Callahan, op. cit. p. 7; Soriano, op. cit. pp.135-136.


Real providencia al alcalde ordinario de segunda eleccin de la ciudad de Guanare, 12 de junio de

1794AGN, Reales Provisiones, VII, f. 352.

147

nuestra constitucin y gobierno monrquico.502 Por ello, luego de un proceso judicial,


fue desterrado de la colonia.503 Como ya seal, en Nueva Granada, se tomaron las
precauciones del caso, realizando un censo de franceses para tener fichada a la poblacin
extranjera y potencialmente peligrosa. El mismo arroj, para la ciudad capital, una
docena de personas que quedaron bajo vigilancia.504 A partir de los aos 1792 y 1793, las
Antillas Francesas vivieron un proceso de intensa emigracin.505 A pesar del cordn
sanitario impuesto por la Corona espaola, muchos intentaron llegar a las posesiones
hispanoamericanas aduciendo su lealtad a la monarqua borbnica y su fe catlica. La
mayora emigr hacia Cuba, otros lo hicieron hacia Louisiana, Venezuela y Nueva
Granada. En lo que respecta a las dos ltimas dos colonias, la migracin fluy mucho
ms hacia Venezuela que a Nueva Granada, a donde llegaron muy pocos. 506 En el caso
especifico de Venezuela, la mayora fueron a recalar a Trinidad. Esta era un lugar ideal
para asentarse, debido no slo a la cercana geogrfica, a la fertilidad de su suelo, sino
tambin porque desde antao exista una tradicin de colonos franceses que la habitaban.
507

Algunas familias arribaron en 1792 y otras lo comenzaron a hacer en 1793.

508

Teniendo en cuenta el desastre humanitario y la condicin de emigrados realistas, el


Gobernador Jos Mara Chacn, los dej radicarse en la isla. A pesar de ello, ste vivi
la situacin con suma preocupacin, sentimiento compartido por el Gobernador de la
vecina provincia de Cuman y el Capitn General de la colonia. 509

Por ello, se

establecieron controles para asegurarse que los emigrados fuesen efectivamente contra502

Carta de Eugenio de Llaguno al Duque de la Alcuda, 18 de febrero de 1795, AGI, Estado, 62, N.4.

503

Idem.

504

Prez Morales, op. cit. p. 21.

505

Sanz Tapia, ngel, Los militares emigrados y los prisioneros franceses en Venezuela durante la guerra

contra la revolucin: un aspecto fundamental de la poca de la preemancipacin, Caracas, Instituto


Panamericano de Geografa e Historia, 1977, pp.37-38.
506

Prez Morales, op. cit. pp. 20-21 y 24.

507

Soriano, op. cit. pp. 139-140; Callahan, op. cit. p.10; Sanz Tapia, op. cit. p. 44.

508

Carta de Jos Mara Chacn a Juan Guillelmi, 24 de enero de 1792 AGN, Gobernacin y Capitana

General, XLVII, f. 14.


509

Carta de Vicente Emparan a Pedro Carbonell, 10 de febrero de 1792 AGN, Gobernacin y Capitana

General, XLVIII, f. 208; Carta de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI,
Estado, 66, N. 11.

148

revolucionarios y para evitar que no entrasen desde la isla de Trinidad a Tierra Firme.510
Las cosas se complicaron an ms, a comienzos de 1793, cuando arrib a Puerto Espaa
una escuadra compuesta por cuatro embarcaciones, con 145 militares realistas oriundos
de Martinica, liderados por M. Rivere.511 stos se haban escapado de aquella isla, luego
de ser derrotados por la faccin de los republicanos. Al llegar, M Rivere se comunic con
Jos Mara Chacn y present a su grupo como fieles realistas, dispuestos a luchar contra
la revolucin francesa en el Caribe, en defensa de las Coronas borbnicas de Francia y
Espaa. Ateniendo a estos argumentos, el Gobernador les dio acogida temporaria y se
comunic con las autoridades metropolitanas para saber como proceder.512 Jos Mara
Chacn respondi a sus pedidos afirmando: el estandarte real francs ser en todo
momento respetado por los sbditos del Rey mi seor y que el deber ms preciado a mi
corazn ser siempre el de asegurar a aquellos que tan gloriosamente lo porten las ayudas
y la proteccin que ellos soliciten.513
En el nterin, mientras se resolva esta situacin, los militares emigrados se
enteraron de la noticia de la ejecucin del Luis XVI y decidieron ir a Martinica,
Guadalupe y el resto las pequeas islas francesas, para vengar su muerte e intentar
recuperarlas.514 Jos Mara Chacn acept esta eleccin, pero con la condicin de que si
la misin tena xito, las Antillas quedaran bajo dominio espaol. Al poco tiempo de
iniciada esta expedicin, las autoridades venezolanas recibieron la real orden en la que
Madrid aprobaba el asilo. A su vez, el gobierno imperial conminaba a los franceses a que
se dirigieran a Puerto Cabello, donde recibiran nuevas rdenes. 515 La declaracin de la

510

Carta de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI, Estado, 66, N. 11; Carta

de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI, Estado, 66, N. 16; Callahan, op. cit.
p. 10
511

Gmez, Alejandro, Fidelidad bajo el viento: Emigracin, Revolucin y Contra Revolucin en las

Antillas Frances, visto a travs de la experiencia de algunos oficiales franceses, Mxico, Siglo XXI, 2004,
p. 88; Sanz Tapia, op. cit. pp. 58-59; Soriano, op. cit. p. 159; Carta de Vicente Emparn a Pedro
Carbonell, 10 de febrero de 1793, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVIII, f. 208
512

Carta de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI, Estado, 66, N. 16.

513

Citado en Gmez, op. cit. p. 89.

514

Gmez, op. cit. p. 91; Soriano, op. cit.,p. 160

515

Real Orden, 16 de abril de 1793, AGN, Reales Ordenes, XII, f. 57; Sanz Tapia, op. cit. pp. 63-64.

149

guerra entre Francia y Espaa y la intencin de conquistar Saint Domingue, hizo que
aquella escuadra de realistas se volviese atractiva para las autoridades metropolitanas. La
idea era utilizarlos en aquella empresa.516
Una vez que M. Rivier y su gente recibieron las noticias, decidieron emprender
el regreso a Trinidad. Esta vez, se le sumaron un nmero muy importante de colonos
blancos que deseaban fugarse del dominio republicano. Asimismo, se les uni parte de un
regimiento de infantera liderado por Joaqun de Fressineaux, que tambin anhelaban
ponerse al servicio de Espaa. La cifra aproximada era de 2.500 personas que buscaban
refugio en las colonias vecinas.517 Los emigrados y los militares arribaron a Trinidad en
junio, donde fueron muy bien recibidos por el Gobernador. All se quedaron los civiles,
mientras que la mayora de los militares liderados por M. River y Fressineaux se
dirigieron hacia Puerto Cabello. Sin embargo, de la escuadra, dos barcos quedaron en
Trinidad.518 Una vez en Puerto Cabello, las fuerzas de M. River se sumaron a la
escuadra del almirante Gabriel de Aristizabal y los soldados de infantera de Fressineaux,
pasaron a Caracas. Ambos quedaron estacionados, sin intervenir en combate.
Mientras tanto en Saint Domingue, la guerra avanzaba. La situacin se haba
tornado an ms compleja con la intervencin de Inglaterra. Desde el comienzo del
conflicto blico, Joaqun Garca, preocupado por los limitados recursos militares y
econmicos con los que contaba, se contact con las colonias vecinas, para que le
prestaran auxilios. El Capitn General de Cuba relataba estos pedidos: acabo de recibir
carta del presidente de Santo Domingo pidindome le enve varios pertrechos y 2.400
hombres de tropa veterana519. Explicaba, que a pesar de las dificultades, le haba
remitido todas las municiones solicitadas y 500 soldados y que estaba dispuesto a enviar
ms tropas de ser necesario, si contaba con el auxilio de la escuadra de Gabriel de
Arisitizabal. Asimismo, expresaba que en una guerra como sta, donde el combate

516

Gmez, op. cit. p. 112-113; Soriano, op. cit. p. 159-160.

517

Sanz Tapia, op. cit., p.64; Soriano, op. cit. p. 159-160.

518

Sanz Tapia, op. cit. p. 65.

519

Carta de Luis de las Casas al Conde del Campo de Alange, 11 de noviembre de 1793AGI, Estado, 14,

N. 52.

150

ideolgico era tan importante y el peligro de contagio era tan alto, era menester llevar
adelante los mximos esfuerzos posibles.520
En lo que respecta a Puerto Rico, sta ya haba hecho un temprano aporte a las
fuerzas de Santo Domingo, enviando en 1791, el regimiento de Cantabria.521 Sin
embargo, en la medida que la situacin de aquella isla fue empeorando, las autoridades
solicitaron nuevos y urgentes auxilios. El gobierno de la vecina colonia respondi,
enviando el regimiento fijo de Puerto Rico, compuesto por 500 soldados y sumas de
dinero.522 Segn Joaqun Garca, la ayuda econmica haba sido muy importante.
La falta de caudales con que se hallan estas Reales Cajas para atender a los muchos y grandes
gastos de esta Isla, me tiene con continuo desvelo y me han obligado a recurrir a los intendentes de
Puerto Rico y la Provincia de Caracas pidindoles a nombre de SM ciento y cincuenta mil pesos a
cada uno de estos ministros para que la tropa () no se vea sin el corto auxilio de su paga (). El
intendente de Puerto Rico, () como decidido a franquear cuantos recursos han sido de su resorte
y le he pedido desde la declaracin de la guerra me ha remitido puntualmente la cantidad que le
ped.523

Por ltimo, Joaqun Garca se dirigi al gobierno de Venezuela, solicitndole


apoyo militar y econmico:
En estas circunstancias me veo en la precisin de recurrir a usted para que me socorra con el
nmero de tropas veteranas y de milicias que sea posible para () esta posicin invadida por
cuatro () partes. Para todo me autoriza S.M. y me previene por Real disposicin del 22 de
febrero cuente con usted y con los dems Gobernadores inmediatos usted sabe muy bien cuanto
conviene ganar los momentos en estos casos. () igualmente pido dos oficiales de artillera y dos
de ingeniera para que hagan servicios en esta isla () har pasar a esta isla el haber de seis meses
para las tropas que vengan, una dotacin de balas de fusil correspondiente a cien tiros por soldado
() toda suerte de vveres; jabn, velas, aceites, y otros artculos de primera necesidad..524

520

Idem.

521

Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 18 de junio de 1791, AGI, Santo Domingo, 954;

522

Carrera Montero, op. cit. pp. 361-362.

523

Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, N.89.

524

Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 22 de junio de 1793, AGI, Caracas, 484.

151

En respuesta a estas solicitudes, en julio de 1793, se constituy una junta de


guerra en Caracas, que decidi mandar vveres, pertrechos y tropas. En total, se enviaron
446 hombres con su respectiva paga por seis meses.525 La junta resolvi despachar: ()
tres compaas veteranas, una de milicias de blancos, una de pardos, veinte artilleros
veteranos, veinte de milicias de pardos y blancos, un oficial veterano y otro de milicias,
un sargento de artillera de cada clase y un ingeniero, conduciendo tambin cincuenta mil
cartuchos de fusil, el haber correspondiente a seis meses de la citada tropa y los vveres
que se piden ().526Ante las insistencias y los reproches del Gobernador de Santo
Domingo, que denunciaba a Antonio Fernndez de Len (el Intendente de Caracas)
frente al gobierno en Madrid527, por no ayudar lo suficiente, ste se defenda detallado los
auxilios que se haban prestado:
() He facilitado y remitido a su Gobernador cuantos han sido posibles en dinero, pertrechos,
municiones, vivieres, medicinas y dems () procediendo con el mayor celo (). Habindome
pedido con fecha del 24 de enero 93.50 mil pesos se los facilite y enve con la mxima prontitud
()En representacin del 25 de Julio tambin se cuenta a S.M. () que habiendo dispuesto este
Gobernador en Junta celebrada el 30 del mismo Julio el envo a Santo Domingo de tres compaas
veteranas , unas de milicias de blancos y otras de pardos veinte artilleros de cada clases y un
ingeniero, 500 mil cartuchos de fusil, el haber correspondiente de seis meses de esta tropa y
algunos vveres haba dado las disposiciones convenientes para que se ejecute todo con la mxima
brevedad y as se efectu528

Vale la pena sealar que el reclutamiento de los hombres para pelear en Saint
Domingue, no fue una tarea sencilla ya que el temor y el desinters por arriesgar la vida

525

Acta de la Junta de Guerra, 18 de noviembre de 1793, AGN, Gobernacin y Capitana General, IL, ff.

336-355.
526

Carta de Intendente Fernndez de Len al Conde del Campo de Alanage, 12 de junio de 1794, AGI,

Caracas, 484. Las dos compaas de milicias lucharon en Santo Domingo hasta principios de 1794 cuando
regresaron a Venezuela. Carta de la Real Audiencia de Santo Domingo al Intendente de Venezuela, 29 de
febrero de 1794, AGI, Santo Domingo, 1031.
527

Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, N.89.

528

Carta de Antonio Fernndez de Len al Conde del Campo de Alanage, 12 de junio de 1794, AGI,

Caracas, 484.

152

en dicha gesta, parece haberse sido mayoritario entre los sectores populares de la colonia.
Por ejemplo, Toms Garca, uno de los responsables de enganchar vagos para el
ejrcito, se encontr con enorme dificultades. En carta al Capitn General, respondiendo
a las rdenes de reclutamiento explicaba: Me ordena reclute 50 hombres tiles,
remitiendo aquellos y ms a Puerto Cabello (), pero () para entonces ya todo el
vecindario estaba sabido de que se haba de hacer esta recluta porque en las jurisdiccin
mediata haban echo esto mismo, el da que intent con varas partidas evacuar mi
encargo apenas pude en toda mi jurisdiccin recoger 11 hombres, pudiendo haber
conseguido mucho ms sino hubiesen echo fuga().529
Adems de la carencia de recursos para sobrellevar la guerra, las autoridades de
Santo Domingo se encontraron con la dificultad de no tener suficiente lugar para alojar a
los cientos de franceses que iban tomando como prisioneros. Prisioneros, que por ser
adictos a la causa republicana, eran en si mismo un peligro. Para resolver este entuerto,
decidieron despachar varios contingentes de cautivos hacia Puerto Rico, Cuba y
Venezuela. 530 En este sentido, en agosto de 1793, Joaqun Garca remiti a Venezuela
538 presidiarios franceses (33 oficiales, 17 sargentos, 16 cabos y 472 soldados, muchos
de los cuales eran negros ex esclavos), acompaados por una carta en la que explicaba a
Pedro Carbonell (el nuevo Capitn General) la imperiosa necesidad de que estos fueron
alojados en las crceles de aquella colonia. 531 En su misiva manifestaba:
Los prisioneros franceses de guerra () pasan de mil hombres. Este nmero de tanta
consideracin me causa en esta isla los mayores cuidados por se la gran parte de los patriotas
revolucionarios (). No tengo castillos ni fuertes donde asegurarlos y que sus conversaciones o
las maquinaciones de su cabeza no proyecten un accidente que cause estrago; por esta razn hice

529

Carta de Toms Garca a Pedro Carbonell, 14 de noviembre de 1793, AGN, Gobernacin y Capitana

General, X, f. 168.
530

Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 16 de agosto de 1793, AGN, Intendencia de Ejrcito y

Real Hacienda, XC, f.244.


531

Lista de los prisioneros franceses remitidos desde la isla de Santo Domingo al puerto de La Guaira el

21 de agosto de 1793, AGN, Intendencia de Ejrcito y Real Hacienda, XCII, f.96.

153

remesa a Puerto Rico de 211 que existan de los que se hicieron en Juana Mndez y a V. M. con
destino a Puerto Cabello remito quinientos y poco ms o menos (). 532

A pesar del disgusto del gobierno de Caracas, estos cautivos fueron inicialmente
recibidos en Puerto Cabello y luego remitidos a La Guaira, donde se los recluy bajo
cuatro llaves.533 El arribo de estas personas indeseadas, gener una gran preocupacin
entre las autoridades y la elite de Venezuela, que teman que las ideas revolucionarias
prendieran entre los sectores populares venezolanos. Justamente, para tratar este tema se
conform, a comienzos de noviembre de 1793, una junta integrada por el Capitn
General, miembros de la iglesia y de la Real Audiencia, en la que se expres el terror a
estas: () personas infundidas con mximas y doctrinas perniciosas, que con
desesperacin buscan extender sus ideas entre los esclavos, negros libres y mulatos
locales.534 Sin embargo, lo ms importante es que la junta realiz un informe en el que
se rescatan varios casos que muestran que el mensaje libertario de la revolucin de Saint
Domingue haba empezado a influir en los sectores afrodescendientes locales. As, por
ejemplo, encontramos un primer testimonio de un vecino que afirm que: dos negros
esclavos en La Guaira ocupados en amasar pan se animaban al trabajo, dicindose en
confianza de no ser odos, que dentro de un ao seran tan libres como los de
Gurico.535Un segundo vecino, declar haber presenciado, en el mismo puerto, una
conversacin entre dos esclavos en la que uno dijo que esta era: buena ocasin para
sacudir el yugo de los espaoles como han sacudido el de los franceses los negros del
Gurico.536 Otro afirm que en la misma ciudad: uno de los oficiales emigrados en esta

532

Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 16 de agosto de 1793 AGN, Intendencia de Ejrcito y

Real Hacienda, XC, f. 244.


533

Minuta de Pedro Carbonell para el Conde del Campo de Alange, 30 de noviembre de 1793 AGN,

Gobernacin y Capitana General, L, f. 19; Oficio de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 30
de noviembre de 1793 AGN, Gobernacin y Capitana General, X, ff. 269-270.
534

Informe de la Junta para evitar ideas perniciosas, 30 de noviembre de 1793 AGI, Estado, 58, N.4.

535

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., p. 166.


536

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., pp. 166-167.

154

ciudad dijo a una esclava que no deba serlo ni hombre alguno de otro.537 Por ltimo,
una pobladora de La Guaira denunci que al ofrecerle un trabajo como empleada
domstica a una mulata esta respondi: () descaradamente que no haba entre las dos
otra desigualdad que la del color, pues en lo dems eran iguales.538 Como vemos, los
afrodescendientes de La Guaira, haban tomado contacto con los sucesos revolucionarios
de Saint Domingue y comenzaron a revindicar aquellas ideas subversivas. Sin embargo,
al parecer el mensaje sedicioso tambin haba penetrado en el interior de Venezuela.
Segn el referido informe: () en los valles de Aragua y () en () Valencia se han
traslucido entre esclavos y gentes de color quebrado () algunas expresiones ()
alusivas a la imaginaria igualdad y libertad que quieren predicar los prisioneros.539 Para
los gobernantes la situacin era muy grave. En su opinin, la insubordinacin de los
esclavos y los pardos, vena de vieja data, no obstante, haba exponencialmente bajo la
influencia de la revolucin en el Caribe francs. Desde su punto de vista:
() Sobre la repugnancia ordinaria de los esclavos a su estado, se ha notado en los tres ltimos
aos una desobediencia y altanera peligrosa que por un efecto de las noticias, que () han
entrado de los sucesos de las islas y el reino de Francia, con trascendencia a los libres, negros y de
color quebrado, avivndose el deseo de estos a la igualdad y de aquellos a la libertad, que
divulgaron habrsele concedido S.M. explicando sus sentimientos de independencia y aun sus
amenazas por medio de pasquines con la pintura de un negro en ademn de degollar a un blanco y
recordando as el fermento que hubo en el aos 1749, descubierto por uno de los esclavos
confabulados para a sus amos en da determinado. 540

537

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., p. 167.


538

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., p. 167.


539

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., p. 168.


540

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., pp. 168-169.

155

En el informe las autoridades tambin se quejaban de la conducta de los cautivos


de guerra y de los emigrados realistas. Segn los gobernantes, los primeros: (...) rompen
todos los lmites de modestia continuamente, blafesmeando a los ms sagrado, cargando
de imprecaciones a nuestro gobierno y blasonando de hombres libres a todas horas.541
Por su parte, los segundos:
() representan en los templos con aire y gestiones irreligiosas, volviendo la espalda a los
altares, aun cuando se celebra el sacrosanto sacrificio, ocupando su tiempo en observar las
facciones de las mujeres y ocasionando las distracciones, la mala nota y el ejemplo que son
consiguientes. () Otros de ellos dan el escndalo de no ir a los templos, ni or misa los das
festivos. () Los mismos emigrados discordes entre s e insubordinados al jefe, que se la ha
sealado, tienen y manifiestan desconfianza reciprocas en lo poltico, de suerte que apenas se
puede formar juicio seguro del sistema que sea propuesto cada uno. 542

Por ltimo, los gobernantes hacan referencia a otros dos casos que les haba
generado suma preocupacin. El primero era el de un: () negro titulado sirviente de un
oficial de los emigrados, que ha pasado a la isla de Trinidad, no quiso seguirle a pretexto
de hallarse enfermo , se entr en el hospital y all se averigu estar perfectamente sano.
Por lo cual y haberle denunciado se desafecto a la potestad real al jefe de todos los
emigrados M. Freiseneaux, fue puesto en prisin y remitido a Trinidad para precaver la
infeccin que podra entender543 El segundo era el de un francs, al cual se estaba
buscando, ya que se haba fugado de Coro y se haba: () internado ms de cien leguas
() y esparca las mismas doctrinas.544
La situacin se torn aun ms preocupante en noviembre del mismo ao, cuando
lleg a Venezuela un segundo contingente de prisioneros y refugiados remitidos desde

541

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., p. 168.


542

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;

Soriano, op. cit., p. 168.


543

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4.

544

Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4.

156

Santo Domingo en cuatro buques.545 En carta al gobierno en Madrid, Joaqun Garca


informaba sobre este envo, con las siguientes palabras:
Siendo una de mis principales desvelos mantener esta posesin del rey en tranquilidad () me
causan por consecuencia muchos cuidados los prisioneros de guerra y negros tomados unos con
las armas en la mano () cuyos espritus revoltosos y de conducta de cuatro aos de libertad ()
me ha obligado a prevenir se los lleven cuatro buques para trasladarlos a la Guaira (). Son 431
hombres los dirigidos a Caracas: Los 188 prisioneros de Guerra blancos, 9 emigrados que se
dirigen a Puerto Cabello a incorporarse con la escuadra y a poner en ejecucin los deseos que les
inspira su corazn de ser tiles a la Nacin Espaola () el resto 234 negros que se han tomado
mitad con las armas en la mano y se dirigen al intendente de Caracas para que como bienes del
real fisco los venda y ponga su importe en reales cajas. 546

Los refugiados realistas se sumaron a la escuadra de Puerto Cabello y los


prisioneros, junto con los esclavos, fueron encerrados en las crceles de La Guaira. De
esta manera, para fines de 1793, en aquella pequea ciudad haba 960 personas que
haban protagonizado la revolucin de Saint Domingue. Este abultado nmero de
reclusos, intensific el terror entre las autoridades de la colonia. Con justa razn, stas
teman que aquellos prisioneros y esclavos difundiesen el ideario revolucionario entre los
estratos subalternos venezolanos. Algo que efectivamente ya vena ocurriendo. Teniendo
en cuenta este peligro, el gobierno venezolano hizo lo posible por reforzar la vigilancia
en las crceles e ir re-localizando los prisioneros franceses en otras colonias
hispanoamericanas. Finalmente con el transcurso de los aos 1794 y 1795, logr ir
remitindolos a Cuba.547 En una carta al gobierno en Madrid, Pedro Carbonell seal que
la junta de guerra haba decidido: () que los prisioneros se llevasen a la isla de Habana
donde podran estar cerrados en sus grandes castillos, sin comunicacin con el pueblo
() lo cual no es posible lograr en estos pas por la pequeez de las fortificaciones y
facilidades de las fugas e introducciones a la dilatadsima tierra firme.548En cuanto a los
545

Carta de Jos Antonio de Urizar a Diego de Gardoqui, 17 de Junio de 1794, AGI, Santo Domingo,

1031.
546

Carta de Joaqun Garca a Diego de Gardoqui, 25 de octubre de 1793 AGI, Santo Domingo, 1031.

547

Soriano, op. cit., p. 174.

548

Carta de Pedro Carbonell al Secretario de Estado, 30 de noviembre de 1793, AGI, Estado 58, N.4.

157

234 esclavos, la idea inicial de las autoridades dominicanas era que fueran vendidos all
para trabajar en las plantaciones. Esto gener un intenso desagrado en el Gobernador de
Venezuela, quien, como primera medida, le escribi a su par de Santo Domingo
reprochndole: S.M. ha mandado repetidas veces que no se admitan en estas provincias
esclavos que hayan servido en las colonias extranjeras. V.S. conoce profundamente la
ntima razn de estas reales rdenes y hay esto ms para con los esclavos se ha servido
remitirme.549El proyecto de Joaqun Garca result imposible, no slo por la negativa del
gobierno venezolano, sino especialmente por el temor de los hacendados a comprar
cautivos que haban sido protagonistas de la insurreccin de Saint Domingue. En carta al
gobierno de Madrid, Pedro Carbonell, explicaba que se haba negado a vender los
esclavos porque exista el peligro de que estos trajesen: () en su corazn el detestable
proyecto de hacer proslitos y turbar la sincera obediencia y tranquilidad en que viven
ahora los vasallos ().Estamos persuadidos a que ni aun en balde seran recibidos por los
hacendados () porque ninguno quiere meter en su casa el estimulo de la
insubordinacin ().550Este entuerto gener muchos debates y diferentes proyectos para
desterrar a los esclavos a otra colonia donde su presencia fuera menos peligrosa. Al
principio, se pens en remitirlos a Puerto Rico, pero desde Madrid desaprobaron aquella
medida. Por ello, luego de muchas idas y vueltas finalmente en 1795, segn el intendente
Antonio Lpez, () por no poder introducirlos a causa de sus desarregladas
costumbres551 se los termin enviando a Cuba.552
El ao 1794 fue decisivo para el proceso revolucionario haitiano y para el destino
de Espaa en la guerra contra Francia en el Caribe. El 4 de febrero, la Asamblea Nacional
declar la abolicin total e inmediata de la esclavitud y gracias a aquella medida comenz
a inclinar la balanza en su favor. Toussaint Louverture, enterado de esta trascendental
medida, decidi abandonar al ejrcito espaol y pasarse al bando republicando con casi

549

Citado en Sanz Tapia, op. cit., p. 95.

550

Carta de Pedro Carbonell al Secretario de Estado, 30 de noviembre de 1793, AGI, Estado 58, N.4,

Soriano, op. cit., p.171.


551

Carta de Antonio Lpez Quintana a Joaqun Garca, 31 de agosto de 1795, AGI, Santo Domingo,

1032.
552

Lista de prisioneros esclavos franceses, 1 de mayo de 1795, AGI, Santo Domingo, 1032.

158

5.000 ex esclavos bajo su mando.553 Esto fue un golpe muy duro para las fuerzas
espaolas, que perdieron de un plumazo, no slo a un nmero considerable de soldados,
sino tambin a uno de sus principales oficiales. Sin embargo, la cuestin no qued all,
dado que Toussaint Louverture, con sus hombres, logr reconquistar, para Francia,
muchos de los pueblos que haban sido ocupados por las tropas espaolas. Para peor, la
relacin entre Jean Franois y Georges Biassou y la alianza entre las tropas auxiliares y el
gobierno de Santo Domingo, se torn bastante inestable. En complejo escenario, los
pequeos conflictos se agrandaron y se intensificaron. Un evento, en particular, fue muy
importante para generar desconfianza entre las tropas auxiliares y los oficiales espaoles:
la matanza de Bayaj. El 7 de julio de 1794, Jean Franois entr con sus hombres al
pueblo de Bayaj (que estaba bajo control espaol) y encontrndose con la presencia de
cientos de refugiados franceses que consideraba enemigos de su causa, orden la
masacre. Entre 600 y 700 personas perecieron en lo que fue una verdadera hecatombe. A
pesar de que el lder se retir con sus fuerzas, sin ser reprimido, esta matanza gener una
enorme preocupacin entre las autoridades de Santo Domingo, que vean en sus aliados,
no slo socios dscolos, sino un verdadero peligro que poda afectar la paz social de la
colonia. Por ello, el gobierno de la isla, intent tomar medidas disciplinarias para
controlar los excesos de los auxiliares y pidi nuevos socorros a Cuba, a Puerto Rico,
Venezuela y a la metrpoli para superar las dificultades.554
Mientras estos acontecimientos agitaban la isla, en la Tierra Firme hispana, se
seguan sufriendo las repercusiones de la revolucin francesa y haitiana y los avatares de
la guerra. Como vimos, desde fines de 1793 y durante todo el ao 1794, las autoridades
coloniales de Venezuela tuvieron que lidiar con los prisioneros y esclavos, encerrados en
La Guaira y con los emigrados de M. River y Fressinaux. Los cautivos generaron una
permanente paranoia entre la elite y el gobierno, dado que constantemente se la pasaban
dando muestras de su ideario revolucionario.555 Por ello, desde un primer momento se
pens en erradicarlos de la colonia y transportarlos hacia La Habana, cosa que finalmente
553

Franco, op. cit. p. 239; Di Tella, op. cit. p. 85.

554

Carta de Jos Antonio Urizar a Eugenio de LLaguno, 15 de julio de 1794, AGS, SGU, leg.7157,

exp.21, nro. 331.


555

Sanz Tapia, op. cit. p. 76.

159

se llevar a cabo.556 Por su parte, los militares realistas produjeron numerosas molestias,
gastos al erario pblico y ciertos resquemores en la sociedad. Durante los primeros meses
de estada en Venezuela (en Puerto Cabello, La Guaira y en Caracas), los emigrados se
intiles, por estar apostados sin prestar ningn servicio militar. Asimismo, se
manifestaron muy incmodos con las condiciones habitacionales que tena y por el mal
trato de los vecinos. El temor a la revolucin francesa y haitiana, haba hecho efecto en
la poblacin que vea en estos soldados, a personas indeseables. Ms all de que el
comportamiento de estos militares no fue totalmente disciplinado, ciertamente no
constituan un verdadero riesgo para la colonia debido a su fe catlica y su ideario realista
borbnico. Joaqun de Fresinnaux se quejaba en carta al Capitn General del maltrato que
haba recibido en La Guaira, sealando el absoluto rechazo hacia los franceses que exista
entre los pobladores: Hall todas las puertas de las posadas cerradas; y que el slo
nombre de los franceses sea una exclusin para encontrar que comer y que beber (); a
pesar de las ordenes del Sr. Comandante, se me sea precisado a escribir a V.S. () sin
haber podido obtener que comer ni beber. Yo que no hecho nada que merezca una
semejante desgracia en un pas amigo, me veo forzado a solicitar de V.S. la proteccin
que el Rey de Espaa nos ha otorgado y suplicarle haga cesar una vejacin
insoportable.557
Estos rumores generaron preocupacin entre las autoridades civiles y eclesisticas
que constituyeron una junta de guerra (que se reuni en varias oportunidades), para
estudiar el caso.558 Esta redact un informe en la que sealaba que: De los 122 militares,
solo 8 son catlicos. Adicionalmente no hay confirmacin de su preferencia poltica o su
actitud hacia la revolucin en Francia y hay indicaciones de que algunos son contrarios a
la monarqua.559 A pesar de ello, al parecer la situacin no estaba tan clara y no
predominaba en el gobierno y las autoridades una imagen totalmente negativa sobre
aquellos militares, dado que el Capitn General hizo lo posible por mejorar las

556

Idem, p. 78.

557

Carta de Joaqun de Fresinnaux a Pedro Carbonell, 28 de octubre de 1793, AGN, Gobernacin y

Capitana General, X, f. 114.


558

Sanz Tapia, op. cit. pp. 75-83.

559

Citado en Soriano, op. cit. p. 163.

160

condiciones de vida de lo emigrados e inform al gobierno en Madrid que mas all de los
rumores, los militares galos no mantenan un compartimiento ni malo, ni riesgoso.560
Ante la creciente insatisfaccin de Joaqun de Fressinaux y su tropa y sus
permanentes reclamos de entrar en actividad, una nueva junta de guerra orden que
fuesen a luchar a Santo Domingo.561. As se lo hizo saber al oficial francs:Se ha
presentado la ocasin de que pasen () a Puerto Cabello para embarcarse en la escuadra
del Sr. Aristizabal que va a la isla de Santo Domingo.562Sin embargo, surgieron una
serie de conflictos entre los diferentes grupos que componan el contingente de
emigrados. Mientras algunos de ellos deseaban participar de la gurra en La Espaola,
otros preferan regresar a la metrpoli. Esto, sumado a los diversos rumores, hizo que
apareceran algunas dudas sobre la conveniencia de Aquila decisin. Finalmente, el
almirante Gabriel Aristizbal decidi, con anuencia del Capitn General, mantener a los
hombres de Fressineaux apostados en Puerto Cabello.563
Esta situacin se extendi durante todo el ao 1794, tiempo en el cual, incluso se
recibieron nuevos emigrados realistas, que venan escapando de la revolucin de Saint
Domingue.564 Con dificultades, las autoridades soportaron los gastos de las tropas, pero
buscaron la manera de sacarse el problema de encima. Algunos de los militares
decidieron dejar voluntariamente la colonia, viajando haca las posesiones britnicas, sin
embargo, el grueso de los militares se qued hasta que en el ao 1795, finalmente fueron
remitidos haca Espaa.565
Adems de estas mltiples preocupaciones, el gobierno venezolano persisti en su
poltica de vigilancia ideolgica. Estas medidas de control y censura dieron nuevos
resultados en agosto de 1794, cuando Jos Luis Aleado (un miliciano pardo), hall un
560

Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 7 de diciembre de 1793, AGN,

Gobernacin y Capitana General, X, ff. 328-329; Gmez, op. cit. pp. 129-130.
561

Sanz Tapia, op. cit. pp. 88-89.

562

Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 7 de diciembre de 1793, AGN,

Gobernacin y Capitana General, X, f. 159.


563

Carta de Pedro Carbonell para el Conde de Campo de Alange, 7 de diciembre de 1793, AGN,

Gobernacin y Capitana General, X, f. 159; Gmez, op. cit. p. 127.


564
565

Gmez, op. cit. p. 131.


Idem, p. 131-135; Soriano, op. cit. pp. 164-165.

161

texto intitulado Extracto del Manifiesto que la Convencin Nacional de Paris hace a
todas las naciones, que claramente esbozaba los ideales subversivos de la revolucin
francesa. Segn las autoridades, ste haba sido traducido por Juan Javier Arrambide en
complicidad con Toms Cardozo, ambos vecinos de La Guaira. A pesar de que la
situacin gener preocupacin, el Capitn General no se alarm demasiado dado que no
haba tenido una extensa distribucin. Teniendo en cuenta estas particularidades, prefiri
reforzar, con sigilo, las polticas de vigilancia y aumentar el control sobre los
sospechosos.566 En carta a Madrid, Pedro Carbonell enviaba el expediente sobre el caso y
explicaba las resoluciones que haba tomado:
El expediente que () acompao a V. E. para noticia de S. M. le introducir en lo ocurrido sobre
la introduccin del papel sedicioso titulado Extracto del Manifiesto que la Convencin Nacional
de Paris hace a todas las naciones, el cual habiendo venido a para a poder de Josef Luis Aleado,
sargento veterano de pardos, lo notici al secretario de esta capitana general Francisco Bernal,
quien inmediatamente lo puso en mis manos y resueltas sospechas contra Juan Javier Arrambide
de haber sido el traductor, pero como la prohibicin de papeles de esta naturaleza no se haya
mandado hacer notoria ni impuesta penas a los introductores resolv solo expedir al Gobernador de
Cuman y comandante de La Guaira espiasen la conducta de Arrambide y Tomas Cardozo sin
manifestar desconfianza de parte del gobierno y avisaran para resolver. 567

A pesar de lo acertadas que podan parecer estas medidas de control sigiloso,


resultaron un tanto ineficientes, dado que algunos de los mismos que tenan que llevarlas
adelante finalmente estuvieron involucrados en la difusin de estos textos sediciosos e
incluso participaron junto con el sospechoso Juan Javier Arrambide, en la conspiracin
de Gual y Espaa de 1797.568
Casi para la misma poca, sucesos similares, aunque de mayor tenor, ocurrieron
en Nueva Granada, donde la respuesta de las autoridades fue fulminante. En aquel
Virreinato, desde 1789 hasta 1794, se hicieron sentir las influencias de los procesos
revolucionarios franco-antillanos. Sin embargo, a diferencia de Venezuela, Santo
Domingo, Cuba y Puerto Rico, no existieron grandes repercusiones que pusieran en jaque
566

Soriano, op. cit. p. 99; Callahan, op. cit. p. 11.

567

Carta de Pedro Carbonell al Duque de Alcuda, 31 de agosto de 1794, AGI, Estado, 65, N.20.

568

Soriano, op. cit. p. 100.

162

al orden social. En este sentido, ms all de cierto temor generalizado, de las medidas
tomadas para controlar a los extranjeros, reprimir la publicacin de textos subversivos y
prohibir la entrada de esclavos franceses, no hubo un importante involucramiento de
dicha colonia en los acontecimientos de las Antillas Francesas. Incluso, se podra decir
que la consecuencia ms destacada fue la econmica, ya que la guerra contra Francia
afect decididamente el comercio con Espaa y la situacin general de la produccin.
No obstante, exista en Nueva Granada, desde 1780, un grupo de jvenes criollos,
vidos lectores de las obras ilustradas. Impresionados por la potencia crtica del ideario
ilustrado y por los procesos revolucionarios de Estados Unidos y Francia, asumieron
posturas crticas frente al orden colonial espaol. Pedro Fermn Vargas fue uno de los
principales exponentes de este grupo y quien primero pas de la palabra a la accin,
dejando su cargo de corregidor de Zipaquir, para exiliarse en el extranjero y dedicarse a
conspirar contra el sistema imperial. Junto con l, tambin se destacaron, entre otras
figuras relevantes, Francisco Zea y Antonio Nario. ste ltimo, adems de ser tesorero
de diezmos, fund una imprenta en 1793, en la que se imprima semanalmente el Papel
Peridico de Santa F, donde se daba cuenta de los acontecimientos de la revolucin
francesa. Antonio Nario, posea una biblioteca en su hogar que era sede de una tertulia
en la cual se congregaban los jvenes criollos ilustrados. Esta tertulia cobijaba a un grupo
secreto denominado Arcano sublime de la filantropa, liderado por el propio Antonio
Nario y el mdico francs Luis de Rieux, de corte ms crtico y proto-independentista.
Al calor de los sucesos revolucionarios franco-antillanos, Antonio Nario decidi
publicar y difundir la Declaracin de los Derechos del Hombre y el Ciudadano entre los
sectores letrados la sociedad virreinal. Para ello, a fines de diciembre de 1793 o en enero
de 1794, tradujo dicho documento del libro Historia de las Revolucin de mil setecientos
ochenta y nueve y del establecimiento de una Constitucin Francesa, que le haba
prestado el capitn de caballera Cayetano Ramrez de Arellano y mand a imprimir 100
copias en su imprenta, con la colaboracin de su empleado, el impresor Diego Espinosa.
Luego de entregarle copias del folleto a Miguel Cabal y Luis de Rieux, Antonio Nario,
se dio cuenta de lo peligroso de su accionar y decidi quemar los restantes y dejar de lado

163

su plan inicial.569 Hasta ah, el proyecto de Antonio Nario no haba tenido ninguna
consecuencia, sin embargo, sucesos posteriores lo terminarn llevando a la crcel. Estos
acontecimientos ocurrieron la noche del 19 de agosto de 1794, cuando, sujetos annimos,
pegaron en varios rincones de la ciudad de Santa Fe, una serie de pasquines sediciosos
que hicieron sonar todas las alarmas del virreinato. Uno de ellos rezaba: Si no quitan los
estancos, Si no cesa la opresin, Se perder lo ganado, Tendr fin la usurpacin570.

Las autoridades, sugestionadas por la pasada rebelin de los comuneros y por su


francofobia, vieron en estos pasquines un contagio de la revolucin francesa y la punta de
lanza de una conspiracin criolla independentista. A poco de iniciadas las
investigaciones, Francisco Carrasco (un espaol, que se desempeaba como oficial de la
real caja de Santa Fe), denunci ante el gobierno a los supuestos responsables de los
pasquines e incluy la publicacin de la declaracin de los derechos del hombre en la
conjura. En su informe, Francisco Carrasco daba cuenta que:
() el da 19 de agosto amanecieron fijados en los parajes pblicos de esta ciudad varios
pasquines, cuyo sentido indicaba pudiera ser precursores de alguna conspiracin. (). Yo de
resultas de una conversacin que por la noche del propio da tuve con Don Jos Arellano que ha
resultado ser uno de los cmplices (), comprend, que aquellos libelos se haban procurado hacer
pblicos con el detestable fin de hacerse propicios los nimos de la plebe, lisonjendola con la
promesa de que quitaran los estancos, pretensin que fue objeto de la conmocin del reino en el ao
81. En aquella conversacin supe haberse celebrado juntas en el Colegio de Santo Toms a que
concurrieron varios sujetos principales de la ciudad. Que en ellas se trat de fomentar una
sublevacin en el reino para hacerle adaptar la forma de gobierno establecido en la actualidad en
Francia (). De la casual adquisicin de estas noticias corroboradas con las que ya
antecedentemente tena atento a cierto papel sedicioso titulado los derechos del hombre esparcido

569

Confesin de Antonio Nario, 11 de septiembre de 1794, compilado en Hernndez de Alba,

Guillermo, El proceso de Nario a la luz de documentos inditos, Bogot, Editorial ABC, 1958, pp. 99106; McFarlane, op. cit., pp. 284-285.
570

Minuta de oficio al presidente del consejo de estado para que resuelva respecto a la aprobacin de la

sentencia de la Audiencia de Santa Fe sobre los reos de la causa de los pasquines, 22 de septiembre de
1796, compilado en Prez Sarmiento, Jos, Causas clebres a los precursores, Bogot, Imprenta
Nacional, 1929, tomo II, p 9.

164

() por esta ciudad a principios del presente ao, conceb cuan malvolas y perversas eran las
intenciones de los sediciosos.571

A partir de estas denuncias, las autoridades judiciales y polticas apresaron a los


principales sospechosos, dando inicio a tres procesos, estrechamente vinculados. El
primero, por sedicin, a cargo del oidor Juan Hernndez de Alba, el segundo, por la
publicacin de pasquines, a cargo del oidor Joaqun de Inclan y el tercero por la
traduccin, impresin y difusin de la Declaracin de los Derechos del Hombre y el
Ciudadano, bajo la responsabilidad del oidor Joaqun Mosquera.572 Asimismo, con
celeridad, el Virrey Jos Ezpeleta inform a la metrpoli y a la vecina Venezuela de lo
acontecido. Anoticiado, Pedro Carbonell, tom cartas en el asunto pidindoles a los
Gobernadores de provincias y a los comandantes de La Guaira y Puerto Cabello, que
estuvieran atentos a la difusin del texto sedicioso, la Declaracin de los Derechos del
Hombre y el Ciudadano, que se haba publicado en Nueva Granada:
El Exmo. Seor Virrey de Santa Fe () me participa haberse fijado, () en los parajes pblicos de
aquella ciudad unos pasquines sediciosos y de sus resultas se ha tenido noticia, se ha esparcido por
aquel reino un papel impreso cuyo ttulo es los derechos del hombre y su objeto el de seducir a las
gentes fciles () con especies dirigidas a favorecer la libertad de religin y a turbar el buen orden y
el gobierno () Los especiales encargos de S. M. () nos obliga () a impedir se propaguen tan
detestables mximas y por lo mismo no me detengo en encarecer a Vs. el gran servicio que har a
Dios y al Rey poniendo todos sus desvelos en averiguar y descubrir si por desgracia se ha
introducido el tal papel u otro de su especie en el distrito de su mando valindose de todos los
medios que dicten su prudencia y sagacidad.573

A pesar de que este escrito, en particular, finalmente no fue hallado, a comienzos


de 1795 hubo noticias de otros textos sediciosos en Venezuela, caso que en seguida
retomaremos. Para la misma poca, llegaron cartas a Caracas de sujetos de la elite
571

Memorial de Francisco Carrasco al Duque de la Alcuda, 19 de octubre de 1794, compilado en Prez

Sarmiento, Jos, op. cit., tomo I, pp. 229-230.


572

Restrepo, op. cit., tomo I, p. 38, McFarlane, op. cit., p. 286.

573

Circular de Pedro Carbonell a los Gobernadores de las provincias y a los comandantes de La Guaira y

Puerto Cabello, 1 de noviembre de 1794, compilado en Prez Sarmiento, op. cit., tomo I, p.257.

165

neogranadina que se referan a lo que aconteca en el Virreinato, asimilndolo a lo


sucesos de la Francia revolucionaria. En una de las misivas afirmaban: Ac esta todo
muy revuelto pues es un segundo Paris, tanto han intentado revolver a todo Santa Fe y
hacerlo Repblica () Han puesto unos pasquines en los cuales clamaban la libertad de
Francia () y el animo () era segn los papeles () degollar todos los chapetones
comenzando por el Virrey y el arzobispo.574Durante los meses subsiguientes, se
sustanciaron los procesos, de los cuales resultaron penas muy duras. Antonio Nario
neg todos los hechos, pero luego de la confesin de Diego Espinosa, admiti haber
traducido e impreso el documento y habrselo entregado a dos personas.

575

En su

defensa, aleg que el libro se lo haban prestado un militar, que su intencin era vender
las copias, dado que el texto le haba parecido interesante e informativo. Asimismo,
arguy que haba incinerado todas las copias y que no haba causado ningn dao real a
la sociedad. Por ltimo, neg cualquier tipo de vinculacin con el caso de los pasquines y
la supuesta conspiracin de los criollos. A pesar de todo la Real Audiencia, no acept
ninguno de sus argumentos sobre la impresin del texto sedicioso y tambin lo incrimin
por las cartas y libros subversivos que se encontraron en su biblioteca. As, los jueces
condenaron a Antonio Nario a 10 aos de prisin, al destierro perpetuo de las colonias
americanas y a la confiscacin de su patrimonio. Asimismo, para evitar nuevos peligros y
en forma de escarmiento, se quem en plaza pblica el libro original de donde se haba
extrado la Declaracin de los derechos del hombre y el Ciudadano. Antonio Nario, fue
desterrado a Cdiz donde lleg en marzo de 1796, pero logr fugarse, comenzando un
largo periplo que lo llev a viajar por Espaa, Francia, Inglaterra, vinculndose con los
revolucionarios en el exilio: Pedro Jos Caro, Francisco de Miranda, Pedro Fermn
Vargas. Finalmente, volvi a Nueva Granada en 1797 y se entreg al Virrey Pedro
Mendinueta, que orden su nuevo encarcelamiento. Sus andanzas no terminaron ah, pero
esa es otra historia.576 A Diego Espinosa, en condicin de cmplice, se lo pen con tres

574

Cartas de individuos de Santa Fe, 20 de septiembre de 1794, compilado en Prez Sarmiento, op. cit.,

pp. 254-255.
575

Declaracin de Diego Espinosa, compilado en Hernndez de Alba, op. cit., p. 272.

pp. 62-66.
576

Gmez Hoyos, Rafael, La independencia de Colombia, Bogot, Editorial Mapfre, 1992, pp. 54-55.

166

aos de trabajos en Cartagena, a destierro de por vida de la capital del Virreinato y a


quedar inhabilitado para desempearse como impresor.577
La investigacin en torno a los pasquines, tuvo una rpida resolucin. Elpropio
Carrasco denunci al joven Jos Arellano, quien confes el crimen. 578A partir de esta
declaracin, fueron apresados todos los implicados, que posteriormente fueron
condenados a destierro a perpetuidad de Amrica y a ser encarcelados en los presidios de
frica.579Por la causa de conspiracin, se apresaron y condenaron a: Luis de Rieux,
Miguel Froes, Sinforoso Mutis, Jos Mara Cabal, Ignacio Sandino, Enrique Umaana,
Francisco Zea, Bernardo Cifuentes y Pedro Padilla, quienes fueron enviados a Cdiz.580
All, tiempo despus en 1799, el Consejo de Indias decidi indultarlos por considerar que
los fundamentos en su contra tenan escaso basamento jurdico. 581
Como consecuencia de los sucesos ocurridos en la capital, el Gobernador de la
provincia de Antioquia, Jos Pablo Prez de Rublas, denunci con preocupacin que en
la regin, se estaban difundiendo las perniciosas mximas de los franceses.582
Asimismo, acus al oficial real Francisco Jos Valdivias de expresar ideas libertarias y de
buscar el levantamiento de los sectores de color, que eran la mayora de la poblacin.583
Algo que poco tiempo despus finalmente ocurrira.
A comienzos de 1795, las autoridades de Venezuela develaron un nuevo caso de
difusin de documentos subversivos. Esta vez, descubrieron que el pardo Juan Bautista
Olivares, posea dos textos de la revolucin francesa, que, para peor, les haba estado
577

Sentencia de la Real Audiencia, 24 de noviembre de 1795, compilado en Hernndez de Alba, op. cit.,

p. 272.
578

Minuta de oficio al presidente del consejo de estado para que resuelva respecto a la aprobacin de la

sentencia de la Audiencia de Santa Fe sobre los reos de la causa de los pasquines, 22 de septiembre de
1796, compilado en Prez Sarmiento, op. cit., tomo II, p. 10.
579
580

Idem, p. 11.
Acuerdo de la Real Audiencia de Santa Fe, 19 de octubre de 1795; compilado en Prez Sarmiento,

op. cit., tomo II 59.


581

Dictamen del Gobernador del Consejo de Indias, en la causa de la supuesta sublevacin de Santa Fe, 2

de junio de 1799, compilado en Prez Sarmiento, op. cit., tomo I, pp.. 513- 515; McFarlane, op. cit., p.
288.
582

Citado en Prez Morales, op. cit., p. 36.

583

Idem, p. 37.

167

leyendo a un grupo de hombres de color de Caracas. Estos eran, el ya referido Extracto


del Manifiesto que la Convencin Nacional de Paris hace a todas las naciones y el
Sermn del Obispo Constitucional de Pars M.Embert. Asimismo, se lo acus de escribir
cartas sediciosas y divulgarlas entre los sectores populares. Imbuido de una paranoia ante
la posible sntesis entre el ideario francs y franco antillano y la lucha de los ms
desfavorecidos, el gobierno decidi apresar a Olivares y desterrarlo inmediatamente a la
metrpoli.584 All sufri una causa judicial, de la cual result airoso, luego de convencer
al tribunal de que, a pesar de haber tenido en sus manos aquellos escritos su intencin no
fue daina y que las autoridades coloniales lo perseguan por el trato discriminatorio que
dispensaban a los pardos. Finalmente, fue puesto en libertad y al ao siguiente volvi a la
colonia, donde continu desempendose como msico.
Como vimos, desde 1789, el imperio espaol y sus mandos coloniales tomaron
una serie de providencias para contener el influjo revolucionario que se propagaba desde
Francia y las Antillas Francesas. Con el correr de los aos, al calor de los sucesos de
Saint Domingue, la poltica de vigilancia y contencin fue exponencialmente en aumento.
Sin embargo, nada de ello fue suficiente para mantener protegidas a las posesiones
espaolas del Gran Caribe. El viento comn de la revolucin se expandi por las islas y
por la Tierra Firme, en boca de prisioneros, marineros, emigrados, cimarrones, corsarios,
intelectuales, esclavos, etc. que difundan la buena nueva entre diferentes sectores de la
sociedad. Hasta 1795 las repercusiones fueron mltiples, pero relativamente poco dainas
para el orden colonial. Empero, la situacin comenzar a cambiar drsticamente en los
aos subsiguientes, cuando varias asonadas harn creer a ms de uno que la peor de sus
pesadillas estaba por cumplirse.

Conclusiones

En este captulo he procurado abordar las influencias de la revolucin francesa y


la revolucin haitiana en Venezuela y Nueva Granada, durante los aos 1789 y 1795.
Para ello me he basado en la bibliografa especializada y en fuentes primarias de diversos
archivos. Mi intencin ha sido sintetizar los diversos trabajos existentes y
584

Soriano, op. cit. pp.118-122; Scott, op. cit. p. 253.

168

complementarlos, aportando una mirada global sobre las diversas influencias


revolucionarias que afectaron a aquellas colonias, en los aos referidos.
Creo haber demostrado que los sucesos franceses preocuparon muy
tempranamente a las autoridades metropolitanas y coloniales. En 1789, la Corona
espaola estableci un cordn sanitario en los Pirineos y en Hispanoamrica para evitar
el contagio ideolgico en sus territorios. Aquella medida se reforz en 1790, fijando
explcitamente la prohibicin de introducir esclavos franceses en las colonias espaolas.
Una resolucin que fue apoyada por los gobiernos de Venezuela y Nueva Granada. En
particular, ya en 1790, el Capitn General de Venezuela se mostr muy preocupado por
las muestras de insubordinacin de los esclavos en las Antillas Francesas, entendiendo
que dicha situacin poda reflejarse en su colonia. Todo empeor en 1791, a partir de la
rebelin de esclavos de Saint Domingue. Aquel levantamiento gener pnico entre las
elites y las autoridades coloniales las cuales reforzaron cordn sanitario para contener
un posible contagio. Asimismo, debido al intenso miedo que produjo dicha rebelin, leda
como una consecuencia nefasta de la revolucin francesa en el Caribe, la Corona prohibi
la intervencin en los sucesos de Saint Domingue, negando apoyo a los blancos
franceses. Salvo Cuba, el resto de las colonias espaolas del Gran Caribe cumplieron con
aquel mandato e incluso el Capitn General de Venezuela expuls de su territorio a un
emisario del gobierno de la isla que haba llegado all en busca de alguna ayuda. Sin
embargo, la situacin cambi drsticamente en 1793, cuando estall la guerra entre
Francia y Espaa. De inmediato, Espaa invadi Saint Domingue y para fortalecer sus
fuerzas militares, se ali con una fraccin de los esclavos rebeldes. Este acuerdo
paradjico, fue fruto del ms puro pragmatismo por parte de ambos aliados, por ello
durante el tiempo que dur, se generaron numerosas tensiones entre ellos. En particular,
las autoridades espaolas y dominicanas no dejaron de temer ante los posibles excesos
revolucionarios, por lo cual tomaron diversas medidas para contener a sus indeseados
auxiliares. An as, sucesos como los de la matanza de Bayaj, demostraron la autonoma
con la que se siguieron manejando los ex esclavos y lo peligrosos que podan llegar a
resultar para la hegemona de los blancos de cualquier nacionalidad. Para peor, en 1794,
Toussaint Louverture se pas de bando, llevndose consigo gran parte de las tropas y re

169

capturando en poco tiempo gran parte del territorio previamente conquistado por los
espaoles
Para las colonias hispanoamericanas del Gran Caribe, incluidas Venezuela y
Nueva Granada, la guerra trajo complicaciones econmicas, ya que estanc el comercio
con la metrpoli. Sin embargo, Venezuela en particular se vio sumamente afectada por
aquel conflicto. En primer lugar, intervino directamente en la misma, aportando dinero y
tropas . En segundo lugar, recibi numerosos prisioneros republicanos y ex esclavos, que
fueron alojados en las crceles de Puerto Cabello y La Guaira. A pesar de las medidas de
seguridad que se tomaron, aquellos cautivos difundieron el ideario de las revoluciones
francesa y haitiana entre la poblacin local. Numerosos testimonios dan cuenta de que
miembros de los sectores populares se informaron de lo que aconteca en el Gurico y
tomaron a aquella revolucin como una referencia positiva, todo lo cual intensific el
temor entre la elite local y las autoridades venezolanas. En tercer lugar, la Capitana
General recibi varios grupos de emigrados realistas. A pesar de que estos buscaron
ponerse al servicio de Espaa, fueron vistos con preocupacin por parte del gobierno
local, que tendi a desconfiar de ellos, por su carcter de franceses.
A diferencia de Venezuela, Nueva Granada, se mantuvo mucho ms aislada de los
referidos acontecimientos. All las influencias fueron menos fuertes y el Virreinato no
tuvo una participacin activa en la guerra de Saint Domingue. Empero, las autoridades y
las elites, aplicaron las mismas medidas de seguridad instruidas desde la metrpoli y
sintieron temor ante las posibles repercusiones revolucionarias. Aquella paranoia las
llev a reaccionar con dureza ante la impresin la Declaracin de los Derechos del
Hombre y el Ciudadano por parte de Antonio Nario y a la difusin de los pasquines
crticos en agosto de 1794. El gobierno local, convencido de estar ante un conato
revolucionario de corte francs, impuso duras penas a los sospechosos tratando de poner
un freno a las amenazas subversivas.
A modo de conclusin general, podemos decir que para Venezuela y para Nueva
Granada, stos fueron aos signados por la guerra y por el pnico a la revolucin que
agitaba al Caribe francs. Sin embargo, lo peor an estaba por venir.

170

Capitulo IX: La Rebelin de Coro de 1795

Coro: injusticias locales e influencias de la revolucin haitiana.

A comienzos de 1795, Saint Domingue continuaba inmersa en una cruenta guerra


internacional. Durante la primera mitad del ao, los franceses republicanos en alianza con
los ex esclavos sostuvieron duras batallas contra los ingleses y los espaoles. Los
britnicos, que contaban con el apoyo de amplios sectores de los grand blancs, los petits
blancs e incluso de algunos plantadores affranchis, dominaban las principales ciudades
costeras del sur y el oeste. Los espaoles con sus tropas auxiliares, perdan terreno
rpidamente, debido a las ofensivas de Toussaint Louverture y las rencillas internas.
Como vimos, desde el inicio de la guerra, los gobiernos de Cuba, Puerto Rico y
Venezuela hicieron importantes aportes de armas, municiones, vvieres y hombres para
apoyar al ejrcito de Santo Domingo. Adems, Cuba y Venezuela, recibieron emigrados
realistas y prisioneros, que fueron alojados en las crceles de dichas colonias. Su
vinculacin con el proceso de Saint Domingue era intensa y esto se reflej en las
mltiples repercusiones que golpearon a ambas colonias. El ejemplo de los esclavos
insurrectos lleg por diversas vas e influy en los afrodescendientes venezolanos. stos,
se enteraron de lo que suceda en la vecina isla y empezaron a tomar como propio el
discurso igualitarista y libertario haitiano.585 Los mltiples testimonios que vimos en el
captulo anterior, dan cuenta de cmo circulaba la informacin por la colonia y de que
manera los negros y pardos asimilaron aquel ideario revolucionario. Adems de la
presencia de los referidos esclavos, prisioneros y papeles sediciosos, merece destacarse la
prdica de corsarios revolucionarios (muchos afrodescendientes) quienes, auspiciados por
Vctor Hugues (comisionado civil a cargo del gobierno de Guadalupe desde 1794), se
encargaron de guerrear contra Inglaterra y Espaa y de expandir el ideario francoantillano por el gran Caribe. Segn autores como Pedro Arcaya y Alejandro Gmez,
estos corsarios rondaron las riberas de Venezuela buscando llevar la buena nueva entre

585

Soriano, op. cit., p. 178.

171

los sectores populares de dicha colonia.586 Los informes de la poca dan cuenta de estos
contactos, afirmando que, en abril de 1794, haba por los menos tres corsarios franceses
surcando las costas de la Capitana General.

587

Tanto temor gener esta situacin que

Pedro Carbonell se comunic con el gobernador de Curaao para informarle sobre el


tema y pedirle ayuda en la represin de los intrusos. En su misiva planteaba:
En las costas de esta Provincia sobre la Borracha Cabo de Unare y Codera se hallan cruzando 3
corsarios franceses, un bergantn () y 2 balandras () con que han hechos varias presas en estos
ltimos das, (). Ya puede (). considerar los daos () que nos causaran estos piratas () no
dudo que tomar medidas () para que en caso de hallarse con algunos buques () los mande
salir a surcar sobre aquellos puntos () pues a pesar de que los buques guarda costa de esta
provincia se hallan en comisiones del servicio de guarda se quedan tratando de asonar algunos que
salgan abatir () a los enemigos. 588

Exagerados o no estos testimonios, lo que parece evidente es que algn tipo de


noticias de los sucesos haitianos y franco-antillanos llegaron a la regin de Coro, jugando
un rol no menor en la rebelin que all aconteci en 1795. Para comprender mejor el
devenir de aquella insurreccin, analizar previamente, la situacin socio-econmica de
Coro y los mltiples antecedentes y factores que la hicieron estallar.
A fines del siglo XVIII, la jurisdiccin de Coro, con su serrana y valles
(compuesto por la ciudad de Coro y varios pueblos menores) se caracterizaba por una
economa agrcola y ganadera no demasiado pujante. Segn el informe de la Real
Audiencia, la situacin de la produccin en la poca de la rebelin era la siguiente:

586

Arcaya, op. cit., p. 33; Gmez, Alejandro, La Ley de los Franceses: Una reinterpretacin de las

insurrecciones de inspiracin jacobina en la costa de Caracas, en Akademos, Vol VII, No 1 Caracas:


Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades y Educacin, 2006, pp.6-7.
587

Sobre insurreccin de los negros bandidos de la jurisdiccin de Coro, 2 de julio de 1795 AGN,

Diversos, LXIX, f. 130; Minuta para el teniente de Justicia Mayor de Ocumare sobre corsarios piratas en
la costa de Barlovento, 28 de abril de 1794 AGN, Gobernacin y Capitana General, L, 205; Informe de
Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 80v-81v.
588

Carta de Pedro Carbonell al capitn, gobernador y consejo de la isla de Curaao, 28 de abril de 1794

AGN, Gobernacin y Capitana General, L, 210.

172

() Sus habitantes se ejercitan en el cultivo de las tierras, cras de ganado y curtiembres de cuero
de cabras para cordobanes que comercian con las islas de Santo Domingo, Puerto Rico, la
provincia de Santa Marta y Caracas. () Hay en el partido ciento cincuenta haciendas () siete
de cacao y noventa y cinco hatos de ganado mayor con el nmero de veinte y nueve mil ciento
ochenta y tres cabezas vacunas, mulares y caballares. Adems de las expresadas producciones hay
la de arroz, maz, yuca, pltanos y dems races del sustento ordinario, se dedican a la cra de
burros () e igualmente la gente pobre cra ganado cabrio () con el que se mantienen as con el
esquilmo de la leche y queso como con la carne destinados los cueros al curtido ().589

Adems de estos productos, segn Javier Lavia y Ramn Aizpurua, se destacaba


el cultivo de caas de azcar, que se utilizaban para la elaboracin de dulces y papeln.
Por ltimo, debido a la cercana con Curaao, el comercio ilegal con aquella colonia
jugaba un rol importante en la economa local.590 En lo que respecta a la poblacin, en la
referida jurisdiccin haba alrededor de 26.309 personas, estratificadas por su raza, honor
y situacin econmica. Los blancos eran aproximadamente 3.771 y slo unas pocas
familias (los Arcaya, Chirinos, Tellera, Zarraga-Zavala) integraban la elite que era duea
de las principales haciendas y los hatos ganaderos. Al igual que en el resto de la colonia,
los afrodescendientes libres constitua el estrato mayoritario de la sociedad local. Su cifra
aproximada era de 11.366 y constitua un 43,21% del total de la poblacin. Sin embargo,
una particularidad de la jurisdiccin de Coro, era la existencia de la comunidad de
loangos, como se llamaba a los ex esclavos fugados de la isla de Curaao.591 Como ha
demostrado Ramn Aizpurua, por dcadas, los cautivos de la colonia holandesa se
escaparon masivamente haca Venezuela en busca de la libertad que se le otorgaba por
convertirse al catolicismo. Esta fuga lleg a ser tan importante que, entre los aos 1749 y

589

Estado de visita del partido de jurisdiccin de la ciudad Coro, 1796, AGN, Criminales, C, exp. 6,

primera pieza, f.1


590

Aizpurua, Ramn, La insurreccin de los negros de la Serrana de Coro de 1795: una revisin

necesaria, en Boletn de la Academia Nacional de la Historia, Vol. LXXI, No.283, 1988, p.710; Lavia,
Javier, Esclavitud y Rebelda en Amrica, en Lavia, Javier (coord.), Esclavos Rebeldes y Cimarrones,
Madrid, Fundacin Hernando de Larramendi Tavera, 2005. p. 36.
591

Arcaya, op. cit., pp.20-21.

173

1775, alrededor de 581 negros llegaron a Coro desde Curaao.

592

Estos cimarrones

martimos fueron un factor crucial en la difusin de noticias y rumores de cuanto


aconteca en el Caribe durante aquellos convulsionados aos. A pesar de ello y sin negar
lo anterior, en lo que respecta al partido de Coro, tendieron a construir su propia
comunidad, un tanto alejada de la de los afrodescendientes criollos.593 La mayora de los
integrantes de este sector social, se desempeaban como jornaleros, mientras que una
minora cultivaba las tierras que arrendaban o de las que eran propietarios. Aqu, segn
Javier Lavia, nos encontramos con una importante diferencia entre los loangos y los
criollos. Mientras que a muchos de los primeros se les haba permitido poseer tierras
realengas en Macuquita, los segundos se vean forzados a alquilar las tierras de los
terratenientes blancos.594 Asimismo, como anota Pedro Arcaya, un nmero considerable
de los emigrados formaban parte de la milicia denominada compaa de loangos595.
Los esclavos eran aproximadamente unos 3.261. El grueso de ellos trabajaban en
las haciendas y unos pocos lo hacan como domsticos. Por ltimo, haba la poblacin
indgena alcanzaba la abultada cifra de 7.911 personas. La minora eran tributarios (768)
y el resto eran libres, dedicndose a labores agrcolas y ganaderas, como jornaleros.
En cuanto a los factores que hicieron posible la rebelin, adems de la clara
desigualdad social, merece sealarse la histrica tradicin de lucha y resistencia de los
sectores de color en contra de la dominacin de la elite. Segn Manuel de Carrera,
hacendado coriano y uno de los protagonistas principales de la represin a la rebelin:
La esclavitud y libres de este valle hace veinte aos que empezaron a luchar contra la disciplina,
orden [de] los hacendados () pero a su pesar, la comn relajacin de los libres y su mal ejemplo
infeccion las buenas costumbres de los esclavos () Este contagio no se observo a tiempo y
como falto el cuidado de cortar sus primeros pasos los progresos del libertinaje fueron tan
repetidos y rpidos que la autoridad de los hacendados no fue bastante eficaces para desarraigar.
592

Aizpurua, Ramn, En busca de la libertad: La fuga de esclavos de Curaao a Venezuela en el siglo

XVIII, Caracas, Trabajo sin publicar, presentado en el ao 2003 en la Escuela de Historia para ascender a
la categora de profesor Titular en el escalafn de la Universidad Central de Venezuela, pp-65-127;
.Soriano, op. cit., p. 201.
593

Lavia, op. cit., pp. 37-38.

594

Lavia, op.cit,, p. 38, Arcaya, op. cit, p.22.

595

Arcaya, op. cit., p. 22

174

Las temporales y paliativas correcciones () no eran bastante activas para el remedio y si


poderosas para destemplar los nimos de los siervos, que substituyendo al respecto () los
preparo a la altanera y de ella el deseo de la venganza tan caracterstica de los negros (). La
relajacin, vicio y libertinaje incorregibles y la obediencia forzada () llego al tiempo con
eslabonadas cabalidades a embobecer a libres y esclavos de un modo tan sensible y que ya los
amos substituyen a la autoridad un mando precario ().596

A esta situacin de desigualdad y de resistencia en contra del orden, se le debe


sumar el accionar del recaudador de impuestos Manuel Iturbe, que gener mayor
conflictividad social en la regin. Manuel Iturbe arrib en 1790 y aument la carga
impositiva, cobrando con mayor eficacia el tributo indgena y las alcabalas, que hasta ese
momento no se estaban pagando. Esta poltica fiscal, propici un gran fastidio entre los
sectores populares y fue un factor clave a la hora del levantamiento. 597 Otro elemento
crucial, parece haber sido la difusin de rumores en torno al cdigo negro de 1789. Al
parecer, estos rumores no se circunscribieron solamente a Caracas, sino que se
extendieron por otras regiones de la colonia, como la de Coro. All, segn Manuel de
Carrera, durante los aos 1790 y 1792, un misterioso curandero y hechicero negro,
llamado Cocofo, difundi entre los afrodescendientes la noticia de la promulgacin de la
nueva normativa, que, en su opinin, emancipaba a los esclavos. Segn Manuel de
Carrera:
Tuvieron los esclavos noticia de la real cdula llamada cdigo de los negros y la creyeron tan
favorable que () han vivido persuadidos que () ordenaba su absoluta libertad () y fascinados
por un ocioso llamado Cocofio, () que fomentaba esta falsedad nunca ha sido posible
desengaarlos. Como el Cocofio () se ocupara viviendo de hacienda en hacienda bajo el
espacioso pretexto de curandero () les hizo creer que se suprimir la cedula sin debido
cumplimiento por interesadas intrigas de los amos. Estos empeados en disuadirlos pusieron en
uso las amonestaciones () mas propias a demostrar la verdad pero ningn efecto obraron sino el
596

Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio 1795 AGN, Criminales, C, exp.. 6, primera pieza, ff. 77v-

78.
597

Lavia, op. cit. pp. 39-40; Aizpurua, Aizpurua, Ramn, La insurreccin de los negros de la Serrana de

Coro de 1795: una revisin necesaria, en Boletn de la Academia Nacional de la Historia, Vol. LXXI,
No.283, 1988, p.712; Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6,
primera pieza, f. 80.

175

de fomentar su altanera creyendo que la modesta circunspeccin de los amos fuese hija de su
sinrazn y debilidad.598

Segn Manuel de Carrera, otro actor jug un rol clave en la divulgacin de dicho
rumor: el loango Jos Caridad Gonzlez. ste era un ex esclavo fugitivo de Curaao, que
tena ascendencia entre los miembros de su comunidad, dado que los haba ayudado a
establecerse en la regin. Incluso, siempre segn Carrera, deca haber viajado no slo a
Caracas, sino tambin a Espaa, donde habra logrado el reconocimiento de la posesin
de las tierras de Macuquita. Asimismo, en su estancia en la metrpoli habra tenido
conocimiento del cdigo negro, por ello al volver, se dedic a esparcir aquella novedad
entre los esclavizados. En su informe, Carrera afirmaba:
La detestable misin de Cocofio no gan mas terreno por su muerte sucedida dos aos o tres aos
hace, pero fue sustituido por otro ms audaz y artificioso que () puede graduarse por el principal
autor de la turbacin aunque apariencia ha tenido este nombre Jos Leonardo, no siendo en la
substancia sino el segundo. Este era Jos Caridad, negro loango fugitivo de Curaao (), su genio
vivaz, () y activo le proporciono su subsistencia en varios oficios () Unido esto a un carcter
() intrigante lo empeo en el () de seducir esclavos de Curaao para pasar a la costa espaola
y lo consigui con varias partidas de consideracin. Este atrevido ensayo le hizo ganar entre los de
su especie () que lo veneraban (). Como la esclavitud estaba ya preparada por Cocofio se
empe en la falsa creencia de su absoluta libertad asegurndoles que el mismo haba visto la
deseada cdula. Los esclavos () no titubearon un instante en ratificarse ms en sus pensamientos
y tener a Caridad por un personaje de gran merito y contar con su alta proteccin.599

La hiptesis central de Manuel de Carrera era que Jos Caridad Gonzlez, no slo
haba difundido el rumor, sino que tambin haba sido el cerebro detrs de la rebelin
comandada por Jos Leonardo Chirinos.600 sta se convirti en una de las tesis clave de
la historiografa. Sin embargo, obras posteriores la han puesto en duda, teniendo en
cuenta las escasas pruebas para sostener aquella afirmacin, la manera en que se
598

Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 78-

78v.
599

Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, f. 79.

600

Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, f. 79-

80.

176

desenvolvieron los sucesos y la posterior sentencia judicial en la cual se exculp a Jos


Caridad Gonzlez de estas acusaciones. Coincido con esta segunda interpretacin,
empero, creo que ms all de las exageraciones, est fuera de duda que el referido loango
tena una destacada influencia entre la colectividad curazolea y es muy posible que haya
difundido rumores referidos.
Segn Javier Lavia, otro factor que merece destacarse es la marcada
desunin que exista dentro de la elite coriana.. Por un lado, se encontraban las familias
Zrraga y Zavala, que se haban establecido en la regin a partir de la constitucin de la
compaa Guipuzcoana en Coro y que gracias a su participacin en aquella empresa,
haban alcanzado poder poltico, social y econmico. Y por el otro lado, estaban las
familias Arcaya, Tellera y Chirinos, que se haba opuesto al monopolio de la compaa y
que buscaban imponer su hegemona al grupo contrario. En opinin de Javier Lavia,
estas tensiones llevaron, por ejemplo, a que los Tellera apoyasen el asentamiento de los
loangos en Macuquita, favoreciendo parcialmente a los negros en contra de los intereses
de los Zrraga y Zavala. Estas fisuras dentro de elite coadyuvaron a generar un ambiente
propicio para la eclosin del movimiento rebelde.601
A estos factores internos, hay que sumarle la influencia externa de la revolucin
de Saint Domingue y los sucesos franco-antillanos. Segn Pedro Arcaya, estos influjos
fueron cruciales, ya que, no slo impulsaron a los afrodescendientes a levantarse, sino
que les dieron un ideario por el cual luchar. Desde su formulacin, a comienzos del siglo
XX, esta hiptesis se torno hegemnica dentro de la historiografa venezolana, sin
embargo, en las ltimas dcadas ha sido puesta en duda por una serie de autores que han
discutido la veracidad de la misma. En este sentido, para autores como Ramn Aizpurua,
Javier Lavia, Luis Dovale, Lidia Bello y Pedro Gil Rivas la influencia haitiana ha sido
ms una exageracin de las autoridades coloniales que una realidad determinante en el
devenir y en la ideologa de la insurreccin. Para los referidos historiadores, la revolucin
haitiana influy con mayor fuerza en el imaginario de la elite y de los gobernantes, que
en los sectores subalternos de la regin coriana602 Ms all de los atendibles argumentos
601

Lavia, op. cit., p. 41,

602

Lavia, op. cit. p., 41; Aizpurua, op. cit., pp. 721-722;

Gil Rivas, Pedro; Dovale Prado, Luis;

Bello, Lidia, La Insurreccin de los negros de la sierra coriana 10 de mayo de 1795:

177

de estos ltimos autores, en mi interpretacin noticias, acerca de los sucesos de Saint


Domingue llegaron a los odos de los esclavos y pardos y jugaron algn tipo de rol en su
rebelin. Ciertamente, las causas ltimas de la insurreccin fueron internas, pero el
ejemplo haitiano tuvo una incidencia, que no debe soslayarse. En este sentido,
difcilmente sea una casualidad que durante los aos 1793 y 1800, hayan ocurrido
mltiples rebeliones y conspiraciones en el gran caribe. Adems de la de Coro, hubo
levantamientos y conjuras de esclavos en Jamaica, Guadalupe, Santo Domingo, Curaao,
Louisiana, Estados Unidos, Puerto Rico, etc.603 Estas, seguramente no fueron parte de un
plan concebido de antemano por una mente maestra, pero s el resultado de una compleja
sntesis entre profundas causas internas y el coletazo del viento comn revolucionario que
recorra la regin.
Las noticias de los sucesos revolucionarios de Saint Domingue, llegaron a
Venezuela y a Coro a travs de las incursiones de los corsarios franco-antillanos, los
rumores, pasquines, los cimarrones marinos, etc. Sin embargo, a esto le deberamos
sumar las propias conversaciones de los miembros de la elite, que discutan con
preocupacin, sobre lo que aconteca en las islas francesas.604 Manuel de Carrera, en su
informe, relata algunas de estas vas de transmisin de las noticias:
Todo esto era un murmullo, sin orden () pero su continua repeticin iba ganando terreno ()
en la agregacin de parciales murmuradores que finalmente prepar los nimos para abrasar con
gusto la noticia que tuvieron de los estragos que sus semejantes haba ejercido y ejercan en las
colonias francesas el riesgo que amenazaba a la parte espaola de Santo Domingo y dems
adversas novedades de la guerra que Caridad tena el cuidado de aumentar y avisarles. A esto se
sigui la de la recalada de los corsarios franceses a estas costas, que los anim a hablar con ms
desembarazo (). Ambos accionistas asegurados ya de suficiente nmero de parciales para con
ellos, el terror y la violencia reducir si les convena a los dems a su partido, cogiendolos
separados y desunidos. Empezaron a animarse ms con la ocasin de la llegada de un corsario

notas para la discusin. Caracas: Direccin de Cultura, Universidad Central de


Venezuela, 1996, p. 102.
603

Geggus, David, Slavery, war and revolution in the greater Caribbean, en Barry Gaspar, David;

Geggus, David (comps.), A Turbulent time: The French Revolution and the greater Caribbean,
Bloomington, Indiana University Press, 1997, pp.46-49; Scott, op cit.,pp.234-294
604

Arcaya, op. cit. p. 33.

178

francs en frente del Puerto de la Vela el da veinte de abril de este ao y la facilidad con que se
altero la ciudad descubriendo incautamente a los moradores su falta de armas y desprevencin que
a los bandidos hizo cobrar nimos hacindoles conocer la facilidad de sorprenderla.605

A pesar de que los referidos autores consideran que este testimonio resulta
exagerado y falaz, en mi interpretacin, tiene algn grado de verosimilitud, dado que es
contrastable con otras fuentes que tambin dan cuenta de las diversas vas por las cuales
se introdujo el ideario libertario de los esclavos de Saint Domingue en la Capitana
General. Sobre el particular, es sumamente importante considerar el informe de la junta
de guerra de 1793, citado en el captulo precedente, en el cual se relatan una serie de
testimonios que muestran el arraigo que dicho mensaje alcanz entre los sectores
populares en los aos previos a la rebelin de 1795.

La rebelin: demandas, testimonios y temores.

La rebelin estuvo liderada por Jos Leonardo Chirinos, un zambo libre hijo del
esclavo negro Cristbal Chirinos y de la india libre, Candida Rosa. Casado con Mara
Dolores, esclava del terrateniente Jos de Tellera, tena cuatro hijos, que tambin eran
esclavos. Viva en la hacienda de Tellera, donde se desempeaba como pen jornalero.
Segn Pedro Arcaya, ste viaj en varias oportunidades con su patrn a Saint Domingue
y Curaao, donde pudo conocer de primera mano la realidad social y econmica de
aquellas islas. Asimismo, segn el referido autor, ste tambin se enter de lo que
aconteca en la colonia francesa, a partir de las conversaciones privadas que Jos de
Tellera mantena con otros hacendados y con Jos Nicols Martnez, un visitante
mexicano que resida en su casa.606 Sea esto ltimo cierto o no, lo que esta fuera de duda,
es que el zambo comenz a organizar la revuelta en marzo de dicho ao, mediante una
serie de reuniones en la hacienda Las Macanillas, donde conjuraban los principales
complotados de esa hacienda y de El Socorro. Segn Manuel de Carrera: las
conferencias que se componan de muy corto nmero de sujetos, como eran del socorro,
605

Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, f. 80v-

81.
606

Arcaya, op. cit., p. 36.

179

Jos Leonardo, Juan Cristbal Candelario y Juan Bernal Chiquito, libres, Jos Ignacio y
Juan Jos Pupu esclavos. De las Macanillas, los libres Jos Nicols, Juan de Mata, Juan
Miguel y el esclavo Jos Nicols el negro.607Juan Cristbal Acosta y Juan Bernardo
Chiquito, eran los lugartenientes principales y desde su base de accin, lograron ampliar
el movimiento de manera considerable sumando a numerosos negros, pardos e indios.
Como ya seal previamente, algunos autores, siguiendo el informe del Teniente Mayor
de Justicia de Coro, Ramrez Valderran y Manuel de Carrera, entienden que Jos
Caridad Gonzlez, fue la mente detrs de aquella confabulacin, sin embargo, en mi
interpretacin, esto no est solidamente probado.
Los conjurados organizaron una celebracin, el 10 de mayo de 1795, como
coartada para comenzar la insurreccin. A la noche de aquel da, pasaron a la accin,
atacando la hacienda El Socorro. All saquearon la casa, hirieron al hijo de Tellera y
asesinaron a su husped Jos Nicols Martnez. Posteriormente asaltaron las haciendas El
Barn, Sabana Redonda y La Magdalena, saqueando y prendiendo fuego a los hogares y
causando varios muertes y heridos. Finalmente, al amanecer, volvieron a la hacienda El
Socorro, donde establecieron su base de operaciones. El 11 de mayo, una partida de
rebeldes, encabezada por Juan Bernardo Chiquito y Juan Jess Lugo, reclut hombres en
las haciendas vecinas, mientras que otra, acaudillada por Chirinos y Acosta, atacaron el
pueblo de San Luis. All, adems de apresar al Corregidor, saquear las fincas y atacar a
los blancos, levantaron a nuevos hombres, para engrosar el movimiento. Mientras tanto,
otro grupo subi la serrana, para emboscar a Jos de Tellera y a Pedro Francisco
Rosillo, a quienes asesinaron. Despus atacaron varias haciendas y tomaron numerosos
prisioneros.
Luego de estas victorias, los insurrectos se reunieron en Las Macanillas. All, los
cabecillas decidieron tomar la ciudad de Coro e imponer sus demandas. A esta altura de
los acontecimientos, el movimiento haba alcanzado el importante nmero de 400
rebeldes armados con cuchillos, machetes y hachas. Segn lo planificado, Chirinos se
607

Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 81-

81v.

180

dirigi a reclutar ms hombres, mientras que Acosta avanz con la mayora de la tropa
hacia la ciudad. La idea era reunirse all con los refuerzos y llevar adelante el asalto final.
Sin embargo, las cosas no salieron como las haban pensado. Los pocos blancos
que haban logrado escapar a la ofensiva inicial, corrieron hacia la ciudad de Coro a dar
aviso a las autoridades, para preparar la defensa.608 El Teniente Mayor de Justicia,
Mariano Ramrez Valderrain, se hizo cargo de la situacin, alist a las milicias, convoc
a los tenientes mayores de justicia de los pueblos cercanos y le escribi una misiva al
Capitn General, informndolo de lo que estaba aconteciendo en su jurisdiccin. Con
terror comunicaba que:
La () insurreccin de los negros esclavos () aclamando a la libertad con algunos libres, ya
negros, ya mulatos (), se acaba de saber () que se disponen los alzados a trastornar todos los
campos donde residen las principales haciendas con nimos de avanzar, sobre esta ciudad
aclamando la libertad y la exencin de alcabalas. Contemplo V.S. la consternacin con que se
hallara esta ciudad (). He tocado la generala y se han presentado () todos los blancos y pardos
que hay en el poblado con sus espadas y armas (). Si V.S. no favorece esta ocurrencia esta
ciudad recibir () la mayor perdida y por tanto espero que el distinguido celo de V.S. ()
socorra con los auxilios ms eficaces y oportunos, en tanto yo no perdon arbitrio, () que no
aproveche para la defensa () esperando de los caudales necesarios para sustentar los hombres de
armas que pudieran juntar.609

El Capitn General, temiendo lo peor, decidi el envo de 50 hombres veteranos,


al mando de Francisco Jacot, con 100 fusiles y 500 cartuchos para apoyar a las fuerzas
locales. A pesar de las urgencias, stos llegaron a fines de mayo, cuando la asonada
haba sido aplacada. Mientras tanto, en Coro, no haba tiempo que perder y la mayora de
los blancos tomaron las armas en defensa de la ciudad. Las fuerzas oficiales no eran muy

608

Quintero, Gilberto, Origen, desarrollo y desenlace de la insurreccin de la serrana de Coro de 1795,

en Rodrguez, Luis Cipriano (et.al.), Jos Leonardo Chirinos y la insurreccin de la Serrana de Coro de
1795: insurreccin de libertad o rebelin de independencia, Mrida, Universidad de los Andes,
Universidad Central de Venezuela, Universidad Nacional Experimental Francisco de Mirando, 1996,
pp.124-129.
609

Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 11 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, primera pieza, ff. 2-5.

181

numerosas, pero contaban con fusiles y dos caones que les daban un poder de fuego
muy superior al de los insurrectos. Al toque de la generala se present la compaa de
loangos, con Jos Caridad Gonzlez a la cabeza, para supuestamente aportar sus
esfuerzos a la represin de la rebelin. Sin embargo, Mariano Ramrez Valderrain dud
de la inocencia de los milicianos y decidi apresarlos preventivamente.
A la tarde del da 11, Mariano Ramrez Valderrain envi dos pequeos pelotones
de vanguardia a la ladera de la serrana, para averiguar sobre los avances del enemigo.
Los hombres comandados por Cristbal Acosta se encontraron con la primera partida, a
la noche del mismo once y la derrotaron. El segundo grupo avis de la ofensiva a los
defensores de la ciudad y stos salieron al encuentro de los insurrectos en la llanura
lindante a la serrana. A la maana del 12 de mayo, ambas fuerzas se toparon y Cristbal
Acosta envi a Jos Francisco Bell, como emisario para negociar la rendicin de la
ciudad y presentar las demandas de los rebeldes. En su informe, Mariano Ramrez
Valderran, relata los sucesos:
En esta disposicin me mantuve hasta las seis de la maana y pareciendo que ya no vendran trate
de retirarme hacia el centro de la ciudad donde esta el cuartel de armas, pero apenas llegaba a las
primeras casas cuando se presentaron al llano () trescientos cincuenta hombres algo ms, pero
fueron segn resulta averiguado por confesin del capitn que los mandaba, () Cristobal de
Acosta cuatrocientos veinte y cinco hombres, sin contar con la retaguardia que venia al comando
de Jos Leonardo Chirino, con alcance de la primera expedicin retroced con presteza () a
proporcionada distancia me batieron su bandera e hicieron una embajada expresiva de decir se les
concediese la libertad a los esclavos, la excepcin de derechos de alcabala y dems impuestos a
los libres, y que nada se ofrecera, entregndoles as la ciudad.610

Al parecer, el comisionado actu de manera un tanto traicionera, porque inform


a Mariano Ramrez Valderran de que los insurrectos estaban mal armados. El Teniente
rechaz la negociacin y los atac lograron vencer a los insurrectos. En el combate
murieron alrededor de 25 rebeldes y quedaron heridos otros 24, que fueron tomados
prisioneros. Ah mismo se les tom declaracin y en seguida se los decapit. Los

610

Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, primera pieza, ff. 23v-24.

182

insurrectos que salvaron su vida se dieron a la fuga. Jos Leonardo Chirinos, cuando se
acercaba con sus hombres a la zona de combate, viendo que todo estaba perdido, decidi
hacer lo mismo. stos se ocultaron en la serrana e intentaron rearmar sus fuerzas, pero
con nulo xito.611 Al tomarles declaracin a los prisioneros, segn el Teniente Mayor de
Justicia, estos admitieron que Jos Caridad Gonzlez era uno de los lderes de la
insurreccin y que su intencin era constituir una repblica. En su informe, Mariano
Ramrez Valderran, afirmaba que:
Resuelto en las declaraciones () que el negro loango Jos Caridad Gonzlez () haba
inspirado mil errores a los esclavos y negros libres dicindoles que para los primeros haba trado
real cdula en que su majestad los daba por libres y que los sujetos principales de la ciudad se la
haban ocultado y a los segundos que auxiliando sus designios a la sublevacin con los esclavos,
seran los que mandasen despus en repblica; en cuyo concierto es constancia universal, entro
con el zambo Leonardo cabeza de motn principal en la serrana, este haba de ser el que diese el
primer movimiento en los campos y cuando bajase a la ciudad haba de auxiliarse de la gente que
siguiera al Jos Caridad Gonzlez: as lo dispusieron los veinte y cuatro que se decapitaron el
citado doce por la tarde.612

Ciertas o no estas supuestas confesiones, convencieron a Mariano Ramrez


Valderrain de que sus sospechas anteriores se haban confirmado y que los loangos y su
lder estaban comprometidos con la rebelin. Por ello, orden que los sospechosos, que
estaban presos en su propio domicilio, fueran encerrados en la crcel, sin anunciarles
explcitamente su destino. Cuando se estaba llevando adelante dicho encargo, Jos
Caridad Gonzlez junto con dos compaeros intent fugarse y fue asesinado en el acto.
Esta trgica muerte hizo que no se le pudiera tomar declaracin y que su participacin en
los sucesos revolucionarios sea un misterio de difcil resolucin.613 Durante los das 13 y

611

Quintero, Gilberto, op. cit., en Rodrguez (et.al.), op. cit., pp.129-130..

612

Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, primera pieza, ff. 24v-25.


613

Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, primera pieza, ff. 25v-26.

183

14 de marzo, el Teniente Mayor de Justicia fue acumulando refuerzos de tropas indgenas


que venan de los pueblos cercanos. El mismo 14 envo dos partidas de milicianos para
perseguir a los rebeldes que se ocultaban en las sierras. En los das subsiguientes se llev
adelante una represin brutal, que termin con la vida de muchos de los insurrectos.
Segn Mariano Ramrez Valderran:
El da quince degoll nueve de los aprehendidos (), sin otro proceso que el de informacin a la
voz pues la noche del catorce me haban cohechado las mujeres de los negros loangos al carcelero
y siendo mucho lo que hay que obrar ejecuto () sin forma de juicio escrito. El dieciocho a golpe
de pistola se ajusticiaron treinta y cinco reos (). El teniente de Paraguana me aviso haber
ajusticiado cinco en su territorio, el comisionado Manuel de Carrera, en la montaa Frontera, tres
y Juan de Echave en el valle de Macoruca, uno y el da veintitrs decapite yo veintiuno de lo ms
atrevidos () entre estos cayeron los cabeza de motn a saber Cristbal Acosta zambo libre,
Candelario Chirino, mulato libre, Juan Bernardo Chiquito negro libre, Joaqun Acosta, negro
esclavo () Javier Colina, negro esclavo () Diego Chirino negro esclavo ()En que fatigas me
habr visto con un asunto de tanta grave entidad y en que escndalo a una con una con el mal
ejemplo llamaban las gentes pedidas engrosndose de instante en instante el cuerpo del tumulto ,
dejando las haciendas llenas de lstimas y estragos saqueadas en sus intereses, incendiadas sus
casas, devoradas sus animales .614

El 23 de mayo, arrib a Coro Francisco Jacot, el comisionado de Pedro Carbonell,


con las tropas y los pertrechos referidos. Formalmente se hizo cargo de la situacin, pero
Mariano Ramrez Valderran continu teniendo injerencia en el asunto. Esto gener
varias tensiones entre ambos sujetos que tenan formas diferentes de entender la manera
de aplicar la justicia y los castigos. Al poco tiempo, se decidi remitir a los loangos
sospechosos a trabajar por 6 aos en los buques del rey. De esta manera, las autoridades
de Coro enviaron 53 loangos (de los cuales 10 eran menores de edad, hijos de los adultos
sospechosos) a La Guaira y Puerto Cabello, para cumplir con su sancin. 615 Asimismo,

614

Informe de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 8 de junio de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, primera pieza, ff. 99-99v.


615

Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 7 de julio de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, primera pieza, ff. 119v-122.

184

se condenaron y enviaron como cautivos, a las crceles de Puerto Cabello, a una docena
de indios culpables de sedicin. Sus condenas fueron de 10 y 6 aos de prisin.
Adems de los informes del teniente de Coro, en los primeros das de la revuelta,
el Corregidor del pueblo de San Luis, Hilario Bustos, le escribi una carta al Capitn
General, el 15 de mayo, donde le contaba su experiencia como rehn de los rebeldes y le
informaba acerca de las demandas que estos supuestamente revindicaban. Segn su
testimonio: Me condujeron amarrado al sitio de Curimagua donde la noche anterior
haban incendiado las casa de haciendas () robando cuanto tenan estos ()
proclamando la libertad de esclavos, el exterminio de los blancos, la servidumbre de las
blancas, la extincin de los derechos reales, el pillaje universal, la independencia, el
libertinaje, la insolencia, el atrocimiento y la invasin

de la ciudad de Coro y su

jurisdiccin de donde pretendan sacudir chispas, que encendiesen la ms infame guerra


civil en la Provincia.616
Otra carta que merece tenerse en cuenta, es la que le escribi Mariano Ramrez
Valderran al Teniente de Carora, Juan Hilario de Armas y Castro, el 25 de mayo, ya que
all, adems de pedirle auxilio, tambin describa las demandas de los rebeldes, utilizando
una expresin un tanto diferente a la que haba planteado anteriormente. En su misiva,
afirmaba que: Los designios fuera de la libertad a los esclavos y exencin de derechos
eran matar todos los blancos y gente de color para quedarse con las mujeres blancas y
seguir la ley de los franceses.617 Como podemos ver y tal como han sealadoRamn
Aizpurua y Mara Cristina Soriano, las interpretaciones de las autoridades de Coro sobre
las demandas de los insurrectos, fueron cambiando al calor de los acontecimientos.618 El
propio Mariano Ramrez Valderran plante diferentes lecturas en sus diversas cartas. En
la primera de ellas, aseguraba que los reclamos de los rebeldes eran: la libertad de los
esclavos y el fin de las alcabalas y otros impuestos. En la segunda, agregaba, de manera
un tanto ambigua, que los insurrectos pensaban ser: los que mandasen despus en

616

Carta de Hilario Bustos a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera

pieza, ff. 242-242v.


617

Carta de Mariano Ramrez de Valderran a Juan Hilario de Armas y Castro, 25 de mayo de 1795,

AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 245v-246; Aizpurua, op. cit., p. 716.
618

Aizpurua, op. cit., pp.713-716; Soriano, op. cit., pp.192-193.

185

repblica.619 Posteriormente, en la referida carta al Corregidor de Carora, sumaba la


intencin de matar a todos los blancos, quedarse con sus mujeres y aplicar la ley de los
franceses. Otro termino impreciso, que podra estar refirindose, tanto a constituir una
repblica, a los derechos del hombre, como a la abolicin de la esclavitud.620 Por su
parte, el Corregidor Hilario Bustos, coincida con el Teniente de Coro, en lo que respecta
al fin de la esclavitud, de los tributos, el asesinato de los blancos, la apropiacin de las
mujeres, pero a estos les sumaba: () el pillaje universal, la independencia, el
libertinaje, la insolencia, el atrocinamiento.621 De estos puntos, la independencia resulta
el ms destacado y podra tomarse, de alguna manera, como anlogo (aunque diferente)
al de conformar una repblica. Todas estas cuestiones despus fueron retomadas por
Manuel de Carrera y Francisco Jacot, en sus informes sobre la rebelin, dndoles diversa
entidad, pero tomndolos como vlidos. Asimismo, como seala Ramn Aizpurua,
debido a su paranoia, las autoridades no tomaron tan en cuenta, los testimonios directos
de algunos blancos que fueron victimas de la rebelin y que presentaron una lectura
diferente de las demandas de los insurrectos.

Una interpretacin donde las

reivindicaciones sociales aparecen con fuerza y las intenciones republicanas e


independentistas no estn presentes.622 Por ejemplo, en su declaracin, la viuda de Jos
Tellera afirmaba que:
Entre aquella multitud de negros conoci () a Leonardo Chirinos y () se quej la exponente
dicindole cmo haban sido tan ingratos () que siendo Tellera padre de todos ellos haban
salido a matarlo los mismos de su casa, () a lo que contest Chirinos, que si el difunto no le
haba dicho a l que ningn zambo lo haba de gobernar y que por tanto se tomar esa,
reconvenido si su intento era dominar a quien le dej esas palabras, cmo poda conseguirlo
despus de su muerte a lo que () respondi que porque Tellera no haba impedido que el
contador de Coro cobrase con tanto exceso y rigor las alcabalas y habindole expuesto que ya
Tellera haba presentado sobre ello a la superioridad, de donde esperaba el remedio as como lo
619

Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,

exp. 6, Primera Pieza, ff. 29.


620

Aizpurua, op. cit., pp. 713-716.

621

Carta de Hilario Bustos a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera

pieza, f. 242v; Aizpurua, op. cit., pp. 715-716.


622

Aizpurua, op. cit., p. 714-716.

186

haba conseguido a favor de los indios que sin armas haban sido libres de vejaciones y que no
haba otro remedio lcito para esta consecuencia, contest furiosamente que s haba, que era quita
la vida al contador. Y aunque se le regado dicindole que ese era un arbitrio delincuente ()
contest diciendo que no era nada de eso, que los blancos estaban compuestos con el contador
para no pagar ellos y que cargase todo el peso de las contribuciones sobre los brazos de los pobres
y que ahora o se compona o se arruinaba Coro.623

Por su parte, Nicolasa Acosta, viuda del regidor Sebastin de Talavera, la cual
haba sido tomada prisionera por los insurrectos, afirmaba que: Luego que sali observ
que Leonardo, Jacinto y Juan del Rosario acababan de matar a Don Jos Mara Manzanos
y requeridos por su hermana porque se encarnizaban contra un pobre inocente indefenso,
contestaron que no haba de quedar blanco varn, ni para semilla, que las hembras se
haban

de

acomodar

sus

nuevas

leyes,

que

no

haba

esclavitud

ni

alcabalas.624Posteriormente, al estudiar las diferentes caracterizaciones historiogrficas


acerca de la rebelin abordar este tema ms en detalle, pero por ahora me interesa
presentar y subrayar, la manera en que las autoridades de la ciudad fueron interpretando
las demandas de los insurrectos, dejando en claro que sta fue cambiando con el pasar de
los das y que no tuvieron totalmente en cuenta varios de los testimonios de las
vctimas.625 Asimismo, sealando que ms all de si estas fueron o no las demandas de
los rebeldes, la marca del ideario francs y del temor al contagio revolucionario de Saint
Domingue, aparece tempranamente y de manera constante.
Tambin, resulta interesante ver como el Capitn General inform al gobierno en
Madrid acerca de lo que haba acontecido en Coro. El 12 de junio, Pedro Carbonell le
escribi a Eugenio de Llaguna una primera misiva sobre los sucesos revolucionarios. La
misma estaba basada en los tempranos informes de Mariano Ramrez Valdderran. En la
misma, lo pona al tanto de que:El Teniente Justicia Mayor de la ciudad de Coro con
fecha once de mayo () me dio aviso de que en la tarde del mismo da se haba sabido la

623

Declaracin de Mara Josefa de Rosillo, 11 de septiembre de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6,

primera pieza, ff. 265- 266; Aizpurua, op. cit., p. 716


624

Declaracin Nicolasa Acosta, 7 de septiembre de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,

f.300; Aizpurua, op. cit., p. 717.


625

Aizpurua, op. cit., pp. 716-723.

187

sublevacin que emprendan los negros esclavos de la montaa fronteriza a aquella


ciudad y varios libres de todas castas de color bajo a cuyo pensamiento haban dado
principio con el atroz de quitar la vida a los hacendados que me refiero y esperaban otros
para ejecutar lo mismo arruinando las haciendas para despus apoderarse de la ciudad
aclamando la libertad y la exencin de alcabalas ().626 A continuacin, relataba la
ofensiva de los esclavos sobre la ciudad, dando cuenta de las demandas que estos,
supuestamente, revindicaban. En sus palabras: Se le presentaron en nmero de ms de
trecientos cincuenta y batiendo la bandera le hicieron embajada en que pedan libertad,
entregndoles la ciudad, con el fin de establecer la repblica, que torpe y
delincuentemente envolvan en su idea y procuraban con la atrocidad de sus manos
manchadas en la sangre de sus amos y otros blancos destrozados ya al furor de su
ignominia.627Asimismo, haca explicita mencin a la supuesta participacin de Jos
Caridad Gonzlez y la compaa de loangos en la revuelta. Informaba que se los tom
prisioneros, cuando el teniente de Coro: en las declaraciones (.) encontr que ()
Jos Caridad Gonzlez, que estuvo en esa corte y logr una real orden a su favor sobre
cierta posesin de tierras los imbua en la libertad suponiendo concesin real de ella para
todos los esclavos y prometiendo a los libres parte en el mando republicano si ayudaban a
sus intenciones. Con este principio de sospecha mando () ir preso hasta averiguar lo
cierto al Jos Caridad que le tena de reten en su casa con su gente se huy con otros dos,
cmplices todos en el motn, que () fueron muertos en su dicho delito ().628
Por ltimo, con una alegra, no exenta de preocupacin, explicaba como las
fuerzas leales haban logrado apagar el incendio. Alabando particularmente la tarea de
Mariano Ramrez Valderran. En su opinin: Mis providencias han sido eficaces aunque
la distancia y progresin ejecutiva de los lances ha impedido su breve realizacin, pero
las discretas resoluciones y medidas del teniente de coro Mariano Ramrez han superado
los graves inconvenientes de la necesidad y destitucin de toda especie de auxilios y han

626

Carta de Pedro Carbonell a Eugenio de Llaguno, 12 de junio de 1795, compilado en Jordn, Josefina

(comp.), Documentos de la Insurreccin de Jos Leonardo Chirinos. Caracas, Ediciones Fundacin


Historia y Comunicacin, 1994, p. 159.
627

Idem, p. 72.

628

Idem, p. 72.

188

testimoniado la lealtad y ventajosa disposicin de un vasallo cuyas acciones son dignas


de eterna memoria.629 Lo ms importante de esta carta, es la interpretacin que las
autoridades de Caracas presentaban a Madrid sobre la insurreccin. La misma sigue de
cerca los informes de Mariano Ramrez Valderrain y por ello, incluye a los loangos como
parte del movimiento y hace mencin al tema de la repblica. Sin embargo, esta cuestin
aparece sugerida en dos oportunidades y ahora se dice explcitamente que la intencin era
constituir una repblica. Nuevamente, fuesen o no estas las intenciones de los rebeldes, lo
que vemos, indudablemente, es la preocupacin que las autoridades coloniales sentan
por la posible expansin del ideario francs y haitiano en la Tierra Firme hispana.630
El propio Pedro Carbonell, envo a Madrid otra carta, el 30 de junio, en la cual se
adjuntaban una serie de informes redactados por los protagonistas de la rebelin,
incluyendo en este caso los de Manuel de Carrera y Juan Ramn Echave. Refirindose al
documento escrito por el primero, el Capitn General afirmaba que este:
() da una verdadera idea de la situacin de aquel terreno, de la condicin de la esclavitud, del
manejo y mximas de aquellas gentes () de la comunicacin con los franceses, opresin en las
contribuciones y predominios del negro Jos Caridad Gonzlez, su ascendente sobre los dems de
su nacin y otros cuyos tres principios () segn el examen y noticias que ha tomado y nos
ensean prcticamente el cuidado que se necesita para resistir la infame semilla que siembra
cautelosamente la inequidad francesa el modo suave, recto, justo y apacible con que los empleados
deben conducirse sin viciar con una imprudente rigidez la integridad de sus ejercicios
especialmente en lo concerniente a reales () contribuciones () las funestas consecuencias de
escapar el villano corazn de la gente, comn o de color bajo que orgullosos con el beneficio de la
proteccin que se les dispensa, sorprenden a los superiores y pervierten la sugestin de los
sbditos, como sucedi con el negro Caridad fundando en la real cdula del ao ochenta y nueve
sobre el trato de negros y una real orden relativa a cierta posesin de tierras que disputaba con Don
Juan Antonio de Zarraga. 631

Siguiendo al referido informe, el Capitn General entenda que la influencia gala


haba sido crucial en la explosin de la insurreccin. Nuevamente, est claro que la
629

Idem, p. 72.

630

Aizpurua, op. cit., pp. 714-715

631

Carta de Pedro Carbonell a Eugenio de LLaguno, 30 de junio de 1795 compilada en, op. cit., p. 80.

189

revolucin en Francia, en Saint Domingue y en el resto de las antillas francesas, resuenan


como un eco, en las interpretaciones de las autoridades.

632

Todo lo cual, no quita en lo

ms mnimo que sta haya sido, como creo, efectivamente importante.


Volvamos ahora al relato cronolgico de los acontecimientos. Con el pasar de las
semanas, las aguas se fueron aquietando, sin embargo, Jos Leonardo Chirinos segua
prfugo. Empero, finalmente fue capturado y entregado a las autoridades por Juan
Manuel Agero, el 3 de agosto de 1795.633 Inmediatamente, los gobernantes locales, le
impusieron una fuerte custodia y reforzaron la seguridad de la regin. 634 A pesar de dicho
xito, se sucedieron una serie de conflictos en torno a las jurisdicciones de Mariano
Ramrez Valderran, Francisco Jacot, y Jos Zavala, subdelegado de la Real Hacienda.
Los dos ltimos, queran que Francisco Jacot tuviera el reo a su disposicin para tomarle
declaracin y llevar adelante el proceso judicial. Sin embargo, Mariano Ramrez
Valderran, se neg a ello y lo mantuvo prisionero en su propia casa, donde llev adelante
l mismo la indagatoria. Al ser interrogado, segn Pedro Arcaya, Jos Leonardo Chirinos
confes que Jos Tellera, Pedro Chirinos y Jos Nicols Martnez, estaban conspirando
para entregarles la ciudad a los franceses y que ellos se haban rebelado para evitar el
reclutamiento militar al que se veran sometido.635 Aquellas acusaciones habran
enfurecido al Teniente Mayor de Justicia quien estaba dispuesto a ejecutarlo para poner
fin a las habladuras. Sean o no ciertas estas acusaciones, lo que est claro es que era un
sntoma de los conflictos intestinos dentro de la elite coriana. Ante esa situacin irregular,
Francisco Jacot le escribi al Capitn General para que intercediera y que formalizar el
proceso judicial. En su misiva, le explicaba: Ya tengo a V.S. dado parte en oficio de dos
del que corre como se ha aprehendido a Jos Leonardo Chirinos, el que segn indicios
que tengo mezcla de algunos blancos de los principales de aqu repase V.S. mis oficios
que tratan de ese haber si se puede inferir alguna sospecha puesto yo no los considero

632

Aizpurua, op. cit., pp. 714-716.

633

Carta de Juan Manuel Agero a Pedro Carbonell, 5 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6,

primera pieza, ff. 292-293.


634

Carta de Jos de Zavala a Pedro Carbonell, 5 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera

pieza, ff. 151-152v.


635

Arcaya, op. cit., pp. 59-50.

190

mezclados y si V.S. no ocurre con tiempo habrn decapitado al tal Jos Leonardo, pues
segn entiendo se halla el justicia mayor en ese animo.636 Frente a los alarmantes
informes de Francisco Jacot, las autoridades de Caracas, decidieron tomar cartas en el
asunto enviando a un juez especial para resolver el caso.

El proceso judicial

El nombramiento recay sobre Juan Esteban Valderrama, el Teniente


Gobernador de Maracaibo y Oidor honorario de la Real Audiencia.637 El mismo arrib a
Coro a principios de octubre y asumi la direccin del proceso judicial. Inmediatamente,
le tom declaraciones a las mujeres de los principales acusados y a muchas victimas y
testigos de la rebelin. El 23 de octubre, se realiz la indagatoria a Josefa Leonarda de
Pia, esposa de Jos Caridad Gonzlez. Se le pregunt sobre la participacin de su
marido en la rebelin y su vinculacin con el cabecilla Chirinos. La viuda afirm que
nada saba sobre ello y que le pareca muy poco probable debido a que, hasta donde ella
tena conocimiento, su esposo nicamente se relacionaba con la comunidad de los
loangos y no con los criollos. En sus palabras: Pues si es cierto que su marido incurri
() nada revel a la declarante, que estuvieron casados seis aos y solo vivieron juntos
los primeros diez meses, que despus con la pretensin que tena de ser capitn de los
negros loangos invirti lo ms del tiempo en ir y venir a Caracas,,() y aun que se
regreso a este vecindario como veinte das antes de la insurgencia nada le dijo en cuanto a
ella, ni vio que () tratase con los negros loangos y menos con los del pas, pues con
estos ni l, ni los dems loangos se comunicaban.638
El mismo da, se interrog a Mara Dolores Chirinos, esposa del lder

636

Carta de Francisco Jacot a Pedro Carbonell, 6 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera

pieza, f.300, ff. 149-149v.


637

Resolucin de la Real Audiencia, 17 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,

f.300, ff. 158-158v.


638

Declaracin de Josefa Leonarda de Pia, 23 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op.

cit., p. 115.

191

revolucionario. Se le pregunt sobre los sucesos revolucionarios, la identidad de los


principales cabecillas y su demandas. Sobre el primer punto, la viuda relat:
Que hallndose el diez a la noche en la cocina de la hacienda del Socorro, componiendo la cena
de Jos Nicols Martnez, vino una criada ()y le dijo, mira que en el patio estn peleando y
()vio se hallaba en ella Leonardo bastante bebido y dicindole Leonardo es posible ests de esta
manera debiendo salir de madrugada a recibir a mi amo Jos Tellera y contestndole vamos no
me vengas con bromas esta no sabe lo que hay, a cuyo tiempo llegando Jos Ignacio, esclavo (),
le dio un palo en el brazo izquierdo, a que le recombino, yo no te vengo a corregir a ti sino a
Leonardo y volviendo a la cocina tom la cena y la condujo a Jos Martnez, () y detenindose
algn tiempo en el cuarto, vio a Leonardo con la espada desnuda y a la puerta Jos Nicols
Chirino, negro, y Jos Nicols Colina, mulato, Juan Cruz , indio de Cumarebo, Juan del Cristo
Chirino, mulato libre, Mateo Morillo, negro esclavo, Jos Ignacio Tellera, negro esclavo de su
casa ya difunto y desterrados Juan de la Cruz y Juan de los Santos y no conoci ms con la
turbacin , que sali de all parndose junto a otra casita () que los insurgentes acabaron de
quitar la vida a Martnez ().639

Sobre el segundo punto, afirm lo siguiente:


Que en la serrana no supo quienes eran los principales cabezas del motn, ni su marido en el
asunto le comunic ni revel lo ms mnimo, pero despus en esta ciudad ha odo decir que lo
eran, l y Cristbal Acosta y no estaba entendida de quienes fuesen sus secuaces ni con quien
tendran inteligencia ni en la ciudad ni fuera de ella, porque Leonardo es hombre reservado () y
as mismo ha odo decir en este vecindario que los esclavos conjurados no llevaban otra fin en la
alteracin hecha, que el de la consecucin de su libertad y los libres el de verse redimidos del pago
de Alcabalas y otros reales derechos, pero que en realidad no le consta el motivo que le excit a
una novedad tan extraa.640

Posteriormente les tom declaracin a las esposas de dos de los loangos


sospechsos. Primero, a Petrona Janeit, mujer de Felipe Guillermo, y luego, en el da 27 de
octubre, a Ana Mara Rolle, la seora de Nicols Soco. A ambas se les pregunt sobre la

639

Declaracin de Mara Dolores Chirinos, 23 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,

p. 116.
640

Idem, p.116.

192

relacin de sus maridos con Jos Caridad Gonzlez y el supuesto rol que estos haban
jugado en la insurreccin. La primera neg las acusaciones que pesaban sobre su marido
y sobre el segundo ya que en su opinin estos no tenan ningn tipo de relacin con Jos
Leonardo Chirinos y sus conjurados. Declar: aunque vio algunos () loangos ()
concurrir a su casa () a ver y conferir con Jos Caridad no les oy ni advirti otra
conversacin que la capitana pretendida, que hasta despus del tumulto no conoci ni
oy hablar de Jos Leonardo Chirinos, ni nunca supo que los loangos tratasen con l.641
Asimismo, sobre las demandas de los insurrectos, afirm lo mismo que Mara
Dolores Chirinos. Su informacin se basaba en las noticias que se haban difundido en la
ciudad con posterioridad a los sucesos. En sus palabras: Que despus de la insurgencia
ha odo decir por voz comn que entraron en ella los esclavos por conseguir su libertad y
los libres por redimirse del pago de alcabalas y que en la aduana de Caujararo se les
exigiesen prendas y unas veces se vendan y otras perdan.642 Coincidiendo con el
testimonio precedente, Ana Mara Rolle tambin neg cualquier vnculo entre los loangos
y los revolucionarios.643 Adems, a fines de octubre, se les tom declaracin a 15 testigos
de la sublevacin. A estos se les pregunt sobre las demandas de las los insurrectos y
sobre la participacin de los loangos en la conjura. El primero en ser interrogado fue el
capitn Nicols Antonio Nava, quien haba custodiado a los loangos en la casa de
Mariano Ramrez Valderran. ste dio un relat de lo sucedido durante los das 11 y 12
de mayo con los loangos y dijo que, por los rumores que se escuchaban, stos estaban
complotados con los de la serrana. En sus palabras:
Que de Juan de la Paz y la esclava Gabriela Sarraga oy el once de mayo en la tarde en la casa
de Mariano Ramrez Valderrain que en la sierra el cabeza () del motn Jos Leonardo Chirinos y
en la ciudad Jos Caridad (), conversacin que pudo or Jos Caridad porque tambin se hallaba
en la casa de Valderrain con veintids negros loangos mas y que en custodia de estos quedo el da
doce en casa de Ramrez encerrados () y queriendo salir Jos Caridad con instancia diciendo
que l con sus () negros armados se obligaba a prender a todos los sublevados y porque se hacia
de l aquella desconfianza siendo tan buen vasallo, que haba concurrido al primer toque de cajas

641

Declaracin de Petrona Janeit, 23 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.117.

642

Idem, p. 117.

643

Declaracin de Ana Mara Rolle, 27 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.117.

193

() metiendo las manos a la puerta pretendi forzarla a cuya accin abocndole un trabuco ()
se seren () no volvi a hablar () preso en aquella tarde a Jos Caridad con sus negros loangos
de la casa de Valderrain a la real crcel, al huir con otros dos lo mataron la fuga. 644

Por su parte, Pedro Antonio Martnez, testigo de la insurreccin en la hacienda El


Guaraval, deca haber escuchado de boca de los propios lugartenientes de Chirinos, que
estaban complotados con los loangos. Incluso, aseguraba haber presenciado el envo de
comisionados a la ciudad para pedirle a Jos Caridad Gonzlez que pasase a la accin.
Segn el testigo: () remitieron () Cristbal Candelario al negro Flores () y a Juan
Luis ambos negros holandeses a avisar a Jos Caridad () que tomase las armas y se
fuese a encontrar con ellos (), que los del motn tena inteligencia con Caridad por lo
que en el Guarabal oy decir.645Jos Francisco Bello, quien haba sido el comisionado
de los insurrectos a negociar con Mariano Ramrez Valderran, dio un testimonio similar.
Dijo haber escuchado de los propios rebeldes que los loangos estaban comprometidos en
la asonada. Asimismo, detall que: () el motivo que excit a la alteracin segn oy
de los mismos sublevados era el de los derechos reales y la libertad que proclamaban.646
Frente a estos testimonios, Juan Paz daba otra interpretacin, afirmando que los
implicados eran los hombres de Chirinos: () pero no que tuviesen inteligencia con
otros de la ciudad ni que por otros que por ellos mismos fuesen inducidos a la
perturbacin y a incomodar a los vecinos especialmente a los dueos de las haciendas.647
Por su parte, Andrs Talavera present una declaracin un tanto vacilante, asegurando
haber escuchado rumores que indicaban la complicidad entre Chirinos y Gonzlez, pero
que desde su punto de vista, no solo esto no era seguro sino que esto perfectamente poda

644

Declaracin de Nicols Antonio Nava, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,

pp. 119-120.
645

Declaracin de Pedro Antonio Martnez, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op.

cit., pp. 119-120.


646

Declaracin de Jos Francisco Bello, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,

p. 120.
647

Declaracin de Jos Francisco Bello, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.

120.

194

no ser as.648 Otro que tom un camino similar, fue Vicente Villavicencio quien dijo, que
a pesar de haber odo esas noticias vio que Caridad: () compareci como los dems
vecinos a la casa del teniente Valderrain con quien corra bien y en donde se empez a
susurrar sobre su parcialidad con Jos Leonardo e ignora que alguno de la ciudad ni otra
parte tuviese inteligencia con los amotinados ni que para el efecto le diese el menor
auxilio.649El resto de los testigos fueron ms cautelosos en sus apreciaciones, sin poner
en duda explcitamente estos rumores (como s lo hacan Talavera y los otros) dejando
siempre en claro que lo que saban era lo que se comentaba en la urbe. Como vemos, por
un lado, los testimonios de los partcipes directos de los sucesos revolucionarios eran
contradictorios y por el otro, las interpretaciones de los testigos indirectos se basaban en
rumores, que ellos mismos admitan que eran endebles. Esto me lleva a reafirmar que es
poco probable que Jos Caridad Gonzlez haya jugado algn tipo de rol en la rebelin.
Ms all de las averiguaciones del juez comisionado, la Real Audiencia decidi
intervenir en el proceso y orden que se remitiera a Caracas, a Jos Leonardo Chirinos y
al resto de los acusados que haba en Coro o haban sido enviados previamente a Puerto
Cabello. Asimismo, les pidi a Mariano Ramrez Valderraan, Francisco Jacot y Jos
Zavala, que viajasen a la capital para presentar informes sobre los sucesos
revolucionarios. All, adems de repetir los datos conocidos, Francisco Jacot y Jos
Zavala se explayaron sobre los rumores de un complot de hacendados en contra del orden
establecido y ambos plantearon que ste les pareca inverosmil y carente de pruebas
concretas. Sin embargo, Francisco Jacot afirm que, aunque no tuvieron una
responsabilidad directa en los sucesos, los mismos tuvieron un proceder negligente, al
discutir los asuntos polticos de las revoluciones de Francia y Saint Domingue en frente
de sus esclavos. Por su parte, Zavala incluso se mostr en duda sobre la participacin de
Jos Caridad Gonzlez en los acontecimientos. 650

648

Declaracin de Andrs Talavera, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.

121.
649

Declaracin de Vicente Villavicencio, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,

p. 122.
650

Arcaya, op. cit., p. 53.

195

Adems de consultar los informes de las referidas autoridades y de recabar todo


tipo de informacin, la Real Audiencia le tom declaracin al cabecilla de la revolucin,
Jos Leonardo Chirinos. La misma, lamentablemente se ha extraviado, pero Pedro
Arcaya, aduce haberla ledo. Segn el historiador coriano:
El interrogatorio de Jos Leonardo fue largusimo ()Demostr el procesado ser un hombre
astuto, () y adopt () un plan de defensa hbil, haciendo ver que su proyecto no era sino
congregar los negros para ocurrir pacficamente a Coro, en queja contra algunas injusticias de los
amos, referir las conversaciones que oan contra el gobierno espaol y () pedir que cesasen los
abusos de los recaudadores en el cobro de las alcabalas; que fueron otros de los negros los que,
cometiendo asesinatos hicieron degenerar la reunin pacfica () en un alzamiento y que ya en
ese estado propuso l, que en tomndose la ciudad, como crea fcil tomarla, se llamar a los
indios de Paraguan para que la gobernaran y no a los franceses, de quien nada saba,(), que
negar haber tenido ninguna comunicacin con Jos Caridad Gonzlez. 651

A pesar de que no existen motivos para dudar de la rigurosidad de Pedro Arcaya


sobre la declaracin de Jos Leonardo Chirinos, est claro, que el no poder consultarla
directamente, nos obliga a interpretarla con cautela. Sin embargo, ms all de eso, la
misma, an siendo vlida, debe ser tomada con pinzas. El hecho de que Jos Leonardo
Chirinos haya declarado en un proceso judicial, sufriendo penurias y bajo la amenaza de
ser ejecutado, hace que sus palabras puedan estar marcadas por la razonable intencin de
aligerar su obvia culpabilidad. En este sentido, si las tomamos en cuenta, deberamos
leerlas a la luz de los acontecimientos y de las estrategias puestas en juego por los
insurrectos durante los das de mayo. De esta manera, su supuesto plan pacifico, parecera
ms bien un recurso defensivo que otra cosa, dado que en todo momento los rebeldes
actuaron con violencia. Por otra parte, sus afirmaciones sobre la oposicin de los rebeldes
a los excesos tributarios y su vocacin de tomar la ciudad, pareceran coincidir con lo que
dicen los informes que estos reclamaban. En particular, el hecho de que Jos Leonardo
Chirinos hiciera referencia a los impuestos y no a la vocacin de terminar con la
esclavitud (que tambin es una constante en todos los informes y testimonios, y por ende,
resulta muy creble), podra pensarse como un argumento defensivo,

651

dado que

Idem, pp. 53-54.

196

posicionaba a los rebeldes en una categora de vctimas. Asimismo, su rechazo a la


complicidad con Jos Caridad Gonzlez, resulta, en primera instancia, factible, debido no
slo a que, no hay pruebas conducentes en este sentido, sino que tambin podra haber
sido utilizado por l mismo como un argumento para disminuir su culpabilidad. Por
ltimo, su afirmacin sobre la vinculacin con los franceses, podra ser tomada como
verdica, teniendo en cuenta que, a pesar de las influencias ideolgicas, no existen
pruebas concretas de una alianza efectiva con ellos. Sin embargo, tambin podra ser
pensado como un engao de su parte, dado que, admitir esta supuesta confabulacin,
hubiera implicado una carga an ms pesada en su contra, debido al temor que exista en
la colonia con respecto a los revolucionarios galos..
An as, la Real Audiencia no se convenci de sus argumentos, dado que todo las
pruebas lo inculpaba y por ello, esta termin fallando en su contra. El alto tribunal
finalmente dict su sentencia el 10 de diciembre de 1796. En los considerandos de la
misma, se presentaba su particular interpretacin sobre la rebelin: Los sublevados
llevando consigo por fuerza o por engao cuantos hombres pudieron, acometieron a la
ciudad, en nmero de ms de trescientos y cincuenta, con el objeto de matar a todos los
blancos, ocupar sus bienes, casarse con las blancas y extinguir todos los derechos reales y
quedar libres los esclavos, como lo manifestaron despus de haber sido derrotados por los
vasallos fieles que a la voz del teniente justicia mayor Don Mariano Ramrez Valderrain,
salieron a encontrarlos en la () ciudad.652
As, la Real Audiencia, se alej parcialmente de los informes y misivas que
haban escrito previamente las autoridades polticas, entendiendo que los responsables
haban sido exclusivamente un grupo de esclavos y pardos, que haban obrado sin
complicidad externa. Rechaz la tesis de la alianza con los franceses o el complot de los
hacendados. Incluso, seal, que muchos de los 350 hombres que participaron del ataque
a Coro, fueron engaados o llevados a la fuerza, aligerando de esta manera su
responsabilidad en aquellos sucesos. Otro punto que merece destacarse, es la lectura del
tribunal sobre las demandas de los insurrectos. All de manera clara, se aparta de nuevo,
aunque parcialmente, de los informes referidos. No hace mencin, ni a la ley de los
652

Sentencia de la Real Audiencia, 10 de diciembre de 1796, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,

ff. 380-381v.

197

franceses, ni a la repblica, ni a la independencia, aceptando nicamente, como


demostradas, la intencin de abolir la esclavitud y los impuestos, matar a los blancos y
apoderarse de las blancas. Esto implica un corrimiento notorio, de las anteriores
interpretaciones, donde estas cuestiones aparecan de manera obsesiva.653 En lo que
respecta a las culpas y las penas, el tribunal estableci, en primer lugar, que Jos
Leonardo Chirinos, era el lder principal y se lo conden a la horca y al
descuartizamiento.654En segundo lugar, entendi que a uno de sus lugartenientes, Jos
Diego Ortiz, le caba la misma responsabilidad en la insurreccin y por ello estableci la
misma pena.655 En tercer lugar, en lo que se refiere a los presos que estaban en la crcel
de Caracas, el tribunal, decidi liberar a doce de ellos, considerando que ya haba
purgado sus culpas. A otros cuatro, declarados inocentes, se los libero tambin bajo el
apercibimiento de no discutir pblicamente los sucesos acaecidos. Al resto, les aplicaron
diferentes penas de crcel, dependiendo del grado de su responsabilidad en los
acontecimientos. Asimismo, se orden vender rpidamente a la viuda de Jos Leonardo
Chirinos junto con sus hijos, a un amo que residiera fuera de la jurisdiccin de Coro. En
cuanto a los apresados por Mariano Ramrez Valderran, enviados tiempo atrs a Puerto
Cabello a cumplir la condena de 10 aos de trabajo forzado en los buques del Rey, el
tribunal confirm aquel castigo para 7 de ellos, que eran indios.656 Sin embargo, decidi
liberar y exculpar de toda responsabilidad a la comunidad de loangos que estaban
apresados.657 Nuevamente, la Real Audiencia se apart de los informes de las autoridades
y de muchos de los testimonios que acusaban a dicho grupo de ser participes de la
rebelin. Como seala Pedro Arcaya, esta providencia puede tomarse como una tcita
expiacin pstuma de toda culpabilidad de Jos Caridad Gonzlez.658Inmediatamente se
cumplieron con los castigos establecidos. Jos Leonardo Chirinos, fue ejecutado en la
plaza principal y su cabeza y miembros fueron diseminados por diferentes puntos de la
653

Quintero, op. cit., en Rodrguez (et.al.), op. cit., pp.133-134.

654

Sentencia de la Real Audiencia, 10 de diciembre de 1796, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,

ff. 281-381v.
655

Idem, f. 381v.

656

Idem, f. 381-387v

657

Idem, p. 386v.

658

Arcaya, op. cit., pp.55-56.

198

jurisdiccin de Coros. Asimismo, los presos fueron remitidos a sus correspondientes


crceles y los exculpados liberados.659 Sin embargo, adems de estas providencias, las
autoridades coloniales aligeraron las alcabalas y los tributos de los indgenas y
despidieron a algunos oficiales que haban cometido excesos en sus funciones. As,
mediante una sntesis de

represin y paternalismo se busc restablecer el orden y

solucionar los problemas de fondo. Algo, que slo parcialmente, se logr.

Rebelin social y/o poltica? Influencia haitiana y/o causas locales?

Una vez analizados de manera detallada y cronolgica los sucesos


revolucionarios, es hora de pasar a la caracterizacin general de la rebelin. Esta es una
cuestin difcil debido a la ausencia de textos escritos por los propios insurrectos y a la
diversidad de la informacin contenida en mltiples informes, testimonios y cartas,
elaborados por las autoridades coloniales y los vecinos blancos. Esta complejidad, junto
con la aplicacin de diferentes marcos tericos, ha suscitado un intenso debate en el seno
de la historiografa

que ha interpretado dicho acontecimiento de dos maneras

relativamente antitticas. Por un lado autores como Pedro Arcaya, Jos Gil Fortul,
Guillermo Morn, Manuel Magallanes, Jos Luis Salcedo Bastardo, Federico Brito
Figueroa y John Lynch, entre otros, plantearon, con algunos matices, que la rebelin
debe ser definida como una insurreccin social y anti-colonial, protagonizada por
esclavos, indgenas, pardos y loangos, liderada por Chirinos y Gonzlez, fuertemente
influida por la revolucin francesa y la haitiana, que merece ser considerada como un
antecedente del proceso independista iniciado en 1810. 660 Estos autores basan su lectura
en los testimonios e informes de Hilario Bustos, Mariano Ramrez Vallardan, Manuel de
Carrera, Francisco Jacot y Pedro Carbonell y por ello consideran que la intencin de los

659

Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 6 de marzo de 1797, AGI, Estado, 67, N.7.

660

Arcaya, op. cit. pp. 36-38; Gil Fortoul, op. cit., p. 102; Morn, Guillermo, Historia de Venezuela,

Caracas, Italgrfica, 1971, tomo I, p. 106; Magallanes, Manuel, Historia Poltica de Venezuela, Caracas,
Monte vila, 1975, tomo I, p.115, Salcedo Bastardo, Jos Luis, Historia Fundamental de Venezuela,
Caracas, Ediciones de la Biblioteca Central de Venezuela, 1993, pp. 194-195, Brito Figueroa, op. cit., pp.
225-233; Lynch, John, Las Revoluciones Hispanoamericanas 1808-1826, Barcelona, Ariel, 2008, p. 192

199

insurrectos exceda las meras demandas de abolir la esclavitud, derogar los impuestos
abusivos, matar a los blancos y apoderarse de las blancas, apuntando sobre todo a
imponer la ley de los franceses, establecer la repblica y declarar la independencia. Esta
particular caracterizacin de los acontecimientos la podemos encontrar de manera
explicita, por ejemplo, en Jos Luis Salcedo Bastardo quien plantea que: Hasta estos
hombres vienen, tambin, los ecos estimulantes de la Revolucin Francesa y de la
jacobina epopeya de los haitianos. () Chirinos y su gente, (), protagonizan una
accin cuyo contenido rebasa el mero antagonismo socioeconmico, pues adems de la
libertad de los esclavos y la supresin de las odiosas cargas () proclaman principios
polticos de libertad, fraternidad e igualdad- Ley de los Franceses- y hasta se pronuncian
por el establecimiento de la Repblica.661
Oponindose a esta lnea historiogrfica, autores como Ramn Aizpurua, Pedro
Gil Rivas, Luis Dovale, Lidia Bello y Javier Lavia, plantean que la rebelin debe ser
definida como una insurreccin social-social-reivindicativa, de carcter local, con escasas
influencias externas.662 En opinin de estos historiadores, las causas internas (la dureza
de la esclavitud, el abuso impositivo, las tensiones entre las diferentes familias de la elite,
los rumores en torno al cdigo negro, etc.) fueron mucho ms significativas, que las
externas (los influjos de la revolucin francesa y haitiana, que sin embargo, algunos no
niegan totalmente). Asimismo, consideran que las demandas fundamentales de los
esclavos eran sociales, buscando terminar con la esclavitud, los impuestos y la
dominacin de los blancos. En su opinin, los rebeldes no tenan objetivos estrictamente
polticos y por ende no apuntaban a constituir una repblica, a declarar la
independencia ni a imponer la ley de los franceses. Esta interpretacin se basa en una
lectura crtica de las fuentes de la poca y de la historiografa precedente. En este sentido,
para estos autores, las autoridades exageraron la influencia francesa y haitiana, por el
temor que estas les causaban y creyeron ver en una rebelin social, el fantasma de un
661

Salcedo Bastardo, op. cit. p.195.

662

Aizpurua, op. cit., pp. 717-723; Lavia, op. cit., pp.

41-51; Gil Rivas, Pedro, Dovale Prado,

Luis; Bello, Lidia, La Insurreccin de los negros de la sierra coriana 10 de mayo de


1795: notas para la discusin. Caracas: Direccin de Cultura, Universidad Central de
Venezuela, 1996, p. 102.

200

movimiento jacobino en tierra venezolana. Una exageracin, que luego fue retomada por
Pedro Arcaya y por la plyade de historiadores que siguieron su lnea de anlisis. Para
justificar esta lectura antittica, en primer lugar, los autores muestran como la francofobia
y haitianofobia fueron marcando, con el correr de los das, los diversos informes de los
funcionarios y de la elite, alterando, con el tiempo, las que haban sido reconocidas como
las demandas iniciales. Asimismo, sealan las tensiones existentes entre las declaraciones
realizadas por los testigos directos, vctimas de la rebelin y quienes escribieron los
referidos informes. Justamente, en mi texto, a la hora de abordar las demandas de los
insurrectos, he seguido esta misma metodologa de anlisis, mostrando los
desplazamientos interpretativos en los informes y testimonios de las autoridades. Adems
de las tensiones entre algunos testimonios e informes. Ramn Aizpurua afirma:
Queda bastante claro que, () las reivindicaciones que pedan y buscaban los alzados, ms que
de carcter poltico-ideolgico eran notoriamente socio-econmicas,.663 () De esta forma, el
cobro del impuesto de alcabala, abusivo y desconsiderado parece definitivamente haber sido el
chispazo que hizo estallar la sublevacin, siendo segundo en importancia (en realidad su teln de
fondo) el problema de la esclavitud y muy tangencial, si en algo, la influencia de las revoluciones
francesa y haitiana, que ms que razones o incitaciones de la sublevacin contribuyeron al
lenguaje en que esta se entendi y trascendi (). 664 Creo que las contradicciones que se pueden
apreciar en las reivindicaciones aducidas a los sublevados (tanto en la poca como por los
posteriores historiadores) son antes, que nada, consecuencia de la inadecuada interpretacin del
problema en s, interpretacin que probablemente ha seguido historiogrficamente la va siguiente:
el testimonio de Manuel de Carrera sirvi de base para la explicacin P. M Arcaya, llenos ambos
de imaginacin y de subjetivismo de clase.

665

Ambas lneas historiogrficas presentan una mirada rigurosa y fundamentada


sobre los acontecimientos revolucionarios. Empero, mi interpretacin intenta ser una
suerte de punto intermedio, que busca conjugar elementos de ambas, matizndolas. En
este sentido, concuerdo con Ramn Airzpurua y con el resto de los autores revisionistas,
en que la revolucin tuvo un carcter fundamentalmente social y que su lgica no puede
663

Aizpurua, op. cit. p. 717.

664

Idem, p. 721.

665

Idem, p. 722.

201

ser explicada sin atender a las contradicciones de la sociedad coriana. Creo convincente
que las causas locales fueron las fundamentales y que los insurrectos tenan como
principales objetivos terminar con la esclavitud, abolir los impuestos y la dominacin de
los blancos. Me parece que su anlisis crticos de las fuentes, que muestran las
contradicciones entre informes y testimonios, etc. es valioso y certero. A pesar de ello,
pienso que la influencia de la revolucin francesa y haitiana, fue importante en el
accionar de los rebeldes. Ms all de cierto subjetivismo de clase, considero que hay
mltiples testimonios que dan cuenta de la difusin del ideario revolucionario francoantillano en la regin. Y que, aunque, las autoridades cegadas por su paranoia, hayan
agigantado dicho influjo, el mismo parece haber existido, marcando a los sectores
populares insurrectos. En particular, concordando con Mara Cristina Soriano, entiendo
que los rebeldes asumieron el ideario franco-haitiano y lo sintetizaron con su propia
experiencia histrica, promoviendo un discurso que daba cuenta de su tradicin de lucha
y sus esperanzas libertarias.666 En este sentido, no pareciera tan decisivo el hecho de que,
los insurrectos hayan efectivamente reclamado verbalmente o no la ley de los franceses,
ya que sus demandas coincidan plenamente con las que los esclavos de Saint Domingue
venan reivindicando desde 1791. Dicho todo esto, se podra afirmar que, en este punto,
mi interpretacin se acerca ms a la lnea de Pedro Arcaya y compaa, aunque, sin
compartirla totalmente porque estos tienden a exagerar la influencia externa.667 Mi
lectura, justamente, apunta a matizar ambas posturas que resultan demasiado extremas,
entendiendo como crucial las causas internas, pero sin dejar de subrayar las influencias
externas. En donde me aparto decididamente de la posicin de la primera lnea
historiogrfica, es en su idea de que este fue un movimiento republicano e
independentista, antecedente directo del proceso iniciado dcadas despus. Esto se debe a
que, sacando algunos informes exagerados, son pocas las pruebas que demuestren que el
horizonte poltico de los alzados era anticolonial-nacional y mucho menos, en el sentido
que fue posteriormente revindicado por los protagonistas del proceso abierto en 1810.
Incluso, hay que tener en cuenta, que ni los propios lderes de la revolucin en Saint
Domingue, haban asumido una decidida postura anti-colonial para aquella poca. Por
666

Soriano, op. cit., pp. 199; 237

202

ello, considero que, sobre este tema en particular, los argumentos de la historiografa
patria no son slidos y caen en un anacronismo. Son anacrnicos, dado que no buscan
interpretar los sucesos de 1795, a partir de su propia lgica, sino a la luz del proceso de
independencia iniciado en 1810.
Sea como sea, la rebelin liderada por Chirinos, signific un antes y despus en
Venezuela y en la Tierra Firme. Aquella insurreccin dej una marca indeleble en la
mentalidad de la elite y las autoridades, quienes, de ah en adelante, intensificaron su
terror a las posibles repercusiones de la revolucin haitiana en las colonias. De esta
manera, los sucesos posteriores quedaron signados por el fantasma de Hait.

Conclusiones

En este captulo he abordado la rebelin de la serrana de Coro de 1795 y sus


conexiones con la revolucin francesa y haitiana. Basndome en la bibliografa
especializada y fuentes polticas y judiciales, he presentado un desarrollo cronolgico de
los principales acontecimientos mostrando sus diversos vnculos con dichas revoluciones.
Asimismo, en trminos interpretativos, mi principal intencin ha sido discutir y matizar
las dos explicaciones tradicionales sobre la rebelin. En este sentido, creo haber
demostrado, en primer lugar, que las revoluciones franco-caribeas influyeron
decididamente en la forma en que las autoridades y la elite entendieron el levantamiento
liderado por Jos Leonardo Chirinos, ya que lo vieron casi exclusivamente como un
movimiento poltico signado por el jacobinismo francs y negro. En segundo lugar,
considero que he probado que en la gnesis de la insurreccin es posible reconocer tanto
causas internas como externas. De esta manera, en mi interpretacin, fueron tanto las
desigualdades e injusticias del orden colonial, como el ejemplo de los esclavos de Saint
Domingue, los factores claves que llevaron a los negros y pardos a tomar las armas contra
los sectores dominantes. A modo de conclusin general, podra decirse que ms all de
sus particularidades, los sucesos de Coro fueron parte de un ciclo ms vasto de revueltas
populares que agitaron al Gran Caribe, que estuvieron marcadas por el coletazo
revolucionario de Saint Domingue. Este mensaje libertario e igualitario circul por la

203

regin, gracias a los corsarios, los cimarrones, los marinos, los prisioneros, los
emigrados, etc. y coadyuv a estimular el espritu de rebelda en los sectores subalternos.

204

Captulo X: La dispora de las tropas auxiliares y los emigrados


dominicanos en Venezuela y Nueva Granada
La Paz de Basilea y la difcil relocalizacin de las tropas auxiliares

Para 1795, Espaa haba perdido terreno en la guerra contra Francia y sus arcas
estaban sumamente golpeadas. Frente a esta difcil coyuntura y temiendo una nueva
expansin del ideario revolucionario francs en la metrpoli y en las colonias, la Corona
espaola decidi sentarse a dialogar un acuerdo con Francia. De esta manera, mientras
que en Venezuela estallaba la rebelin de Jos Leonardo Chirinos, en Basilea se llevaban
adelante las conversaciones entre los contrincantes. Luego de varias idas y vueltas, el
tratado de paz finalmente se firm el 22 de julio de dicho ao. Espaa, derrotada, tuvo
que hacer varias concesiones a su enemigo. De esta manera, para recuperar los valiosos
territorios del norte de la pennsula, se vio obligada a cederle Santo Domingo a Francia.
Ciertamente, aquella colonia, sufra un secular estancamiento econmico y desde hacia 5
aos se encontraba convulsionada por los efectos de la revolucin de Saint Domingue.
Empero, su entrega implicaba pagar un precio muy alto para conseguir la paz. Aquella
colonia tena un valor, tanto estratgico, como simblico e histrico. Recordemos que fue
la primera colonia espaola en Amrica. Manuel Godoy, en sus memorias justific aquel
acuerdo con las siguientes palabras:
Tratado que entre reyes generosos y enlazados con los nudos del parentesco no habra sido de
ms honores. Ningn tratado con las dems potencias () ofreci menos sacrificios que el () de
Basilea () si es que puede llamarse sacrificio la cesin de la parte espaola de la isla de Santo
Domingo, tierra ya de maldicin para los blancos y verdadero cncer agarrado entre las entraas
de cualquiera que fuera su dueo en adelante. Nuestros () colonos la tenan ya () abandonada;
su posesin era () un peligro continuo, muchas poblaciones () haban sucumbido () al poder
anrquico de los negros y mulatos.668

Como vemos, para legitimar su accionar, apelaba al temor que causaba la


revolucin de los negros de Saint Domingue, que amenazaba con expandirse por toda la
668

Citado en Victoria Ojeda, op. cit. p.101; Carrera Montero, op. cit., p. 97.

205

isla. A pesar de que, con sus argumentos buscaba disimular la derrota espaola, en gran
medida estaba en lo cierto, ya que, efectivamente, la isla se convirti en un cncer que
result incurable para los franceses. Debido a lo compleja que resultaba la transaccin
territorial, ambas potencias convinieron en que habra un plazo de un ao para llevar
adelante ese proceso. Durante aquel lapso de tiempo, las autoridades espaolas deban
abandonar la colonia. Algo que tambin podan hacer los dominicanos que lo deseasen.
Las noticias oficiales del acuerdo arribaron en octubre, causando preocupacin
entre las elites y las autoridades coloniales del gran Caribe.669 El Prncipe de la Paz le
inform a Joaqun Garca, como deba llevarse adelante el proceso de traspaso de mando,
dejndole en claro que los habitantes que quisieran podan abandonar la isla emigrando
hacia el oriente de Cuba, a donde podra llevar sus esclavos. Para mantener el orden y la
tranquilidad, que el ejrcito, las autoridades polticas y judiciales deban ser las ltimas
en dejar Santo Domingo. Finalmente, le explicaba que la entrega definitiva de la colonia
deba hacerse nicamente en manos del representante seleccionado por la convencin
nacional francesa, para tal fin.670
Un tema particularmente acuciante, era el de resolver el destino de los miles de ex
esclavos armados, acaudillados por Jean Franois y Georges Biassou. Concluida la
guerra era el momento de sacarse a esos indeseables de encima. Apenas recibidas las
noticias de que se haba firmado la paz, Joaqun Garca le escribi a Manuel Godoy
preguntndole que hacer con ellos. ste le respondi que: () tratase a los negros como
pertenecientes a la Francia.671 Sin embargo, el Capitn General impaciente y sin esperar
a recibir las rdenes de Madrid, decidi lo contrario. En su opinin, lo menos
conveniente era dejarlos en Santo Domingo, por lo problemas que esto poda ocasionar
con los franceses. Por eso resolvi, actuando con independencia, que los principales
lderes y oficiales seran enviados a la isla de Pinos en Cuba. Conmin a las autoridades
669

Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 17 de octubre de 1795 AGI, Estado, 5A, N.19.; Carta de

Luis de las Casas al Duque de Alcudia, 30 de octubre de 1795, AGI, Estado, 5A, N. 17; Carta de Jos
Ezpeleta al Duque de Alcuda, 19 de noviembre de 1795, AGI, Estado, 52, N. 18; Carrera Montero, op.
cit., pp. 99-102.
670

Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 17 de octubre de 1795 AGI, Estado, 5A, N.19.

671

Carta de Manuel Godoy a Miguel Jos de Azanza, 18 de abril de 1795, AGI, Estado, 3, N.10; Victoria

Ojeda, op. cit., p. 105; Pinto Tortosa, op. cit., p. 130.

206

militares de la frontera a que contuvieran a los afrodescendientes y los desmovilizaran,


explicndoles

que seran enviados a Cuba. A pesar de los temores de los altos

funcionarios, los generales negros y sus tropas aceptaron sin mayores problemas las
rdenes de los espaoles. El Regente Jos Antonio Urizar, en carta al gobierno de
Madrid, explicaba que:
Como nada se ha prevenido sobre nuestros negros auxiliares y son algunos miles de hombres
armados que disgustados con nosotros pudieron en el da causarnos muchos daos (), nos dio
este asunto mucho cuidado, pero habindole instruido al general Juan Francisco, contest que se
resignaba gustosamente a cuanto S. M dispona y lo mismo toda su gente y que todos queran ser
vasallos de S.M. y de ninguna manera subsistir entre franceses y que todos estaban prontos a
embarcarse prontamente (). V.E. sabe que por su ministerio se hicieron las ofertas de proteccin
y libertad y que por el mismo conducto les dimos las medallas de distintivo para los jefes y otros
benemritos y las dems gracias que se les ofrecieron en el real nombres y que S.M. estaba ya
comprometido y vindonos en caso tan apretado ha sido preciso () tomar la resolucin de
conducirlos a la Habana de donde pasaran a la isla de Pinos como agricultores y () los
acompaa el padre Don Jos Vzquez quien desde los principios los ha gobernado. 672

La intencin del Capitn General era desmovilizar a todos los auxiliares

nicamente desterrar a los caudillos y a los principales oficiales ya que de esa manera,
sin tener que remitir a miles de personas, se resolveran los mayores problemas.
Decidido a tomar este camino, Joaqun Garca le escribi al Gobernador Luis de las
Casas, comunicndole que: () espero que V.E. se har cargo para colocar y destinar a
los jefes negros y dems que los acompaan en el lugar y modo que tenga por ms
conveniente, sea la isla de Pinos u otro paraje ().673
Ms all de estas resoluciones, las autoridades de Saint Domingue presionaban en
ese sentido, reclamando la inmediata expulsin de los caudillos negros. tienne Laveuax
le peda, en una misiva a Joaqun Garca, que: Mr. Juan Francisco considerado como
militar esta obligado a evacuar los territorios, como igualmente todos los oficiales que se

672

Carta de Jos Antonio Urizar a Eugenio Llaguno, 3 de noviembre de 1795, AGI, Estado, 13, N. 13.

673

Citado en Carrera Montero, op. cit. p. 106; Geggus, David, Haitian Revolutionary Studies, Bloomington,

Indiana University Press, 2002, p. 182.

207

hallan bajo su mando.674Sin embargo, a la misma vez que el Gobernador de Saint


Domingue, intentaba congraciarse con el resto de la poblacin, buscando difundir el
ideario de la revolucin en la sociedad dominicana. A tal fin, public y divulg una
proclama en castellano, en la que deca:
Vos vecinos () seis ciertos () que los republicanos franceses, vuestros hermanos, moris
con ellos, pues hallaris en ellos en la fundacin de nuestra constitucin que esta establecida sobre
los principios de () Libertad, Igualdad, Fraternidad. Estas tres virtudes que dan por los
republicanos tan indelebles y estables como las tres virtudes teologales. Libertad, os asegura a
jams el libre albedro de proferir el culto y la religin que ms conviene a cada uno ().
Igualdad. Todos los hombres son iguales delante de la ley (). Fraternidad, Pues ciudadanos no
os aseguramos () que os consideramos como hermanos nuestros, los seris ahora por adopcin
y luego los seris por gusto (). Los juramentos que hacemos nada tienen en ellos que pueda ()
turbar vuestra fortuna, felicidad y conciencia y as lo pronunciamos. Ago juramento de ser fiel a la
Repblica Francesa una e indivisible, de respetar y hacer respetar las personas y las
propiedades.675

Este bando enoj a Joaqun Garca, quien consideraba inapropiada y peligrosa la


actitud del Gobernador francs, ya que poda provocar recelos entre los esclavos e incluso
originar una revuelta. En carta al gobierno de Madrid, Joaqun Garca mostraba su temor
y su disconformidad afirmando:() han venido esparciendo impresos entre de atraccin
vecindario de la libertad de los negros. Estas diligencias () nada conformes con la
poltica que tiene sus leyes en un territorio que no debe sufrir innovaciones en el ao
(), son atentatorias y capaces de producir una horrorosa sensacin en la esclavitud. Es
una

() hostilidad que no deba caber entre dos naciones amigas ().676 Esta

intensific su intencin de sacarse de encima a las tropas auxiliares envindolas a Cuba.


Empero, aquella decisin caus malestar y preocupacin entre la elite y las autoridades
cubanas. Dicha isla haba experimentando en los ltimos aos un importante crecimiento
econmico, basado en la produccin azucarera y en la explotacin esclavista. Por ello,
para el gobierno y los plantadores, alojar all a los combatientes de Saint Domingue,
674
675
676

Citado en Victoria Ojeda, op. cit., p. 103.


Proclamacin de tienne Laveuax, 2 de noviembre de 1795 AGI, Estado, 5A, 49.
Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 21 de noviembre de 1795 AGI, Estado, 5A, 49.

208

representaba una poltica casi suicida. El Capitn General de Cuba, Luis de las Casas ,
apenas se enter de los planes de Joaqun Garca, le escribi una carta al Prncipe de la
Paz, comunicndole su resolucin a oponerse a la introduccin de aquellas tropas:
El Capitn General de la isla de Santo Domingo () me comunica de su intencin de enviar a
este puerto a () Juan Francisco y todos los caudillos de los negros auxiliares (). Esta noticia
ha llenado de terror a los () blancos () de la isla, cada vecino cree ver el momento de la
insurreccin de sus esclavos y el de la desolacin universal de esta colonia en el momento de la
aparicin de estos personajes esclavos () hroes hoy de una revolucin triunfantes, (), tales
objetos no son para presentarlos a vista de un pueblo compuesto en la mayor parte de hombres de
color que viven en la opresin (), nada se gana con tanta viveza en el comn del hombres como
las percepciones que reciben por el sentido de la vista y no es fcil a que grado llegara la
impresin () que causara en el populacho () la presencia de Juan Francisco condecorado con
la faja que sirve de insignia a los oficiales generales () poner a la vista de un pueblo este tan
grande el nmero de esclavos un objeto de esta naturaleza, cuyo nombre resuena en los odos del
populacho como un hroe invencible redentor de los esclavos, presentarlo en una poca en que por
todas partes resuena la voz de la libertad y brotan semillas de insurreccin, sera lo mismo que
abrir el campo a una conmocin acaso de funestas consecuencias, el ayuntamiento de esta ciudad
las ha recelado y me ha dirigido la representacin () en que me pide no permitir entrar en el
puerto a estos hombres.677

En otra misiva, le comentaba que se rumoreaba que los: () algunos negros de


estos vecindarios preparan funciones de celebridad para el recibimiento de Juan
Francisco y esa muestra de afeccin hacia el sin conocerle le es tambin del lugar que
hallar en sus nimos la imaginacin ms viva que ha de formarse de su presencia y la de
sus oficiales ().678 De esta manera, el terror a la revolucin de Saint Domingue, llev a
Luis de las Casas, a negarles asilo a los negros rebeldes y a proponer que estos fueron
remitidos a otros puntos del imperio. En particular, afirmaba que si estos llegaban a la
Habana seran enviados a la Florida, a Cdiz o a las islas Canarias, lejos de las regiones
donde predominaban los esclavos y las poblaciones de color, pasibles de contagiarse con

677

Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 16 de diciembre de 1795, AGI, Estado, 5B, N. 176;

Victoria Ojeda, op. cit., pp. 109-110; Pinto Tortosa, op. cit., p. 131; Geggus, op. cit., p. 183.
678

Citado en Victoria Ojeda, op. cit. p. 110.

209

la semilla de la libertad.679
Sin embargo, la Corona no estaba de acuerdo con ninguna de las opciones
formuladas por ambos Gobernadores. En una carta, escrita un tiempo despus, Manuel
Godoy explicaba que: V.E. no aprob esta determinacin de Casas y desaprob
enteramente la resolucin del Gobernador de Santo Domingo previendo se le escribiese
haber determinado S.M. que todos se quedasen en Santo Domingo bajo la proteccin de
las potencias a quien sirviesen.680 Empero, las distancias conspiraron en contra de la
voluntad de las autoridades metropolitanas y la cuestin se resolvi a partir de los deseos
y las acciones de los Gobernadores de Santo Domingo y Cuba. Las Casas envi a un
emisario al puerto de Bayaj para abortar aquel proyecto. Asimismo, le escribi a su par
dominicano una nueva carta, en la cual le expresaba su oposicin a su estrategia de
relocalizacin, argumentando que aquel plan era sumamente peligroso, que la elite
habanera se opona totalmente a su realizacin y que incumpla las reales rdenes de
1790,

que

prohiban

la

entrada

de

esclavos

franceses

en

las

colonias

hispanoamericanas681
Empero, los esfuerzos de Luis de las Casas fueron en vano, ya que su emisario
lleg demasiado tarde, cuando el convoy ya haba partido. As a fines de diciembre de
1795, Joaqun Garca remiti los negros a Cuba. Estos se dividieron en dos grupos. El
primero, estaba compuesto por 24 personas lideradas por Georges Biassou y el segundo
por 788 individuos acaudillados por Jean Franois. En ambos casos las cifras incluyen a
los oficiales, soldados, con su respectivos mujeres, hijos y criados.

682

El ms pequeo

sali del puerto de Oca y arrib a la isla de Cuba unos das antes que el de Jean
Franois, que lleg el 9 de enero. En este caso, las autoridades no se sintieron tan
alarmadas, debido al escaso nmero de afrodescendientes. Por ello, le ofrecieron a
Georges Biassou dos posibilidades para su relocalizacin: alojarse en la isla de Pinos o

679

Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 16 de diciembre de 1795, AGI, Estado, 5B, N. 176; Pinto

Tortosa, op. cit., p. 131.


680

Carta de Manuel Godoy a Miguel Jos de Azanza, 18 de abril de 1795, AGI, Estado, 3, N.10.

681

Carta de Luis de las Casas a Joaqun Garca, 17 de diciembre de 1795 AGI, Estado, 5A, 36.

682

Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 25 de enero de 1796, AGI, Estado, 5A, 28; Victoria

Ojeda, op. cit., pp. 113-114; Pinto Tortosa, op. cit., p. 132; Carrera Montero, op. cit., p. 111.

210

pasar directamente haca la Florida. El lder prefiri esta segunda opcin y haca all
fueron derivados.683
El grupo ms numeroso, sali ms tarde del puerto de Bayaj, acompaado por el
coronel Francisco Montalvo, comisionado especial de Joaqun Garca para negociar con
Luis de las Casas y mediar entre el gobierno y las tropas auxiliares. Llegaron a La
Habana el 9 de enero 1796 y generaron una honda preocupacin en la elite y las
autoridades. Alarmado el Capitn General prohibi su entrada y convoc a una junta de
emergencia para decidir que hacer con ellos. La misma se llev adelante el 9 de enero, y
participaron los funcionarios cubanos junto con Francisco Montalvo. Por lo motivos
antes expuestos, se descart de manera inmediata la idea de que las tropas auxiliares se
alojasen en Cuba. Ni siquiera se baraj la posibilidad de mandarlos a la isla de Pinos, que
era un espacio aislado y por ende ms seguro. Teniendo esto en cuenta, se discutieron
otras posibilidades y se lleg por consenso a la idea de que deba ser re-localizados en la
isla de Trinidad. Era un lugar ideal, debido a su desarrollo tardo y a que poda verse
favorecida por el trabajo de estos nuevos pobladores. Francisco Montalvo, estuvo de
acuerdo y Jean Franois, tambin. Sin embargo este ltimo pidi que se le diera la
posibilidad de viajar a Espaa con su familia si l lo llegaba a desear.684

Con

preocupacin, Luis de las Casas le comunicaba a Manuel Godoy, estas negociaciones,


insistiendo en que Joaqun Garca no deba hacer nuevas remesas de hombres a su
colonia. En su misiva informaba que: La contestacin que ha dado Juan Francisco (),
() esta pronto a pasar con sus jefes y dems individuos a la isla de Trinidad como se le
propona, aadiendo que S.M, le concediese licencia para ir desde all a Espaa, de cuya
deliberacin doy cuenta aviso al citado Presidente pidindole al propio tiempo que no
repita semejante remesa por los motivos que le tengo intimado ().685 El problema
pareca haberse solucionado a partir de este primer dilogo. Sin embargo, el consenso

683

Luis de las Casas da cuenta de los jefes y negros auxiliares que han llegado a la plaza de La Habana,

11 de enero de 1796 AGS, SGU, leg. 7161, exp. 24; Victoria Ojeda, op. cit., p.113; Carrera Montero, op.
cit., p. 329; Geggus, op. cit., pp. 182-183
684

Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 11 de enero de 1796 AGI, Estado, 5 A, N.23; Carrera

Montero, op. cit., pp.326-327.


685

Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 11 de enero de 1796 AGI, Estado, 5 A, N.23,

211

alcanzado se deterior rpidamente, cuando el 12 de enero, Jean Franois y su


lugarteniente Lefebre le enviaron a Montalvo una carta en la que adems de recordarle su
infinita lealtad, le manifestaban el malestar de la tropa por la situacin actual y le pedan
que se le aclarase tres puntos fundamentales. En la misiva afirmaban:
Nosotros solo tenemos un corazn, ya enlazados por nuestro juramento, () para merecer y
obtener de mas a mas el ttulo de fieles y religiosos vasallos del Rey de Espaa. V.M. mismo Sr.
Coronel con nuestros jefes nos prometa un destino digno de nuestra franqueza (). Yo reclamo la
situacin en que me hall a las invectivas que me hace mi tropa de haberlos engaado, como el
estado en que estoy. Yo a abro a V.M. mi corazn: esta es pues la confesin de los jefes y la tropa
que me han seguido. Primero de aguardar al padre Jos Vzquez, antes de ir a otro pas. Segundo:
regresar a Bayaj sino hay modo de saltar en tierra. Tercero: que nos sea declarado sin somos
prisioneros de estado o bien somos vasallos del Rey de Espaa. 686

Mediando entre los auxiliares y el Capitn General, Francisco Montalvo le pas


las preocupaciones de los primeros al segundo. Luis de las Casas se tom de mala manera
la carta de los negros y le pidi a Francisco Montalvo que le escribiera con sus
aclaraciones. Cumpliendo con esta obligacin, el Coronel le comunic a Jean Franois
que:
Su excelencia () me mando a que conteste a los tres artculos () en los trminos siguientes.
Al primero que no puede asentir os detengis en este puerto hasta la llegada del padre Don Jos
Vzquez como solicitas, pero siempre que a su llegada este real vicario quiera incorporase con
vosotros le proporcionarn los recursos necesarios. Al segundo, que no tiene S.E. inconveniente en
que volvis a Fuerte Delfn. Al tercero que los presos de estados, de los que hay muchos en esta
plaza se encierran en calabozos () y no se deba dar contestacin de esta petulante peticin a
unas gentes a quienes se les ha recibido () bien () y a quienes se les ha dejado libertad de
elegir su destino y su establecimiento.687

686

Carta de Juan Francisco y Lefebre a Francisco Montalvo, 12 de enero de 1796, AGI, Estado, 5A, 28,

Victoria Ojeda, op.. cit., pp. 117-118.


687

Carta de Francisco Montalvo a Juan Francisco, 14 de enero de 1796, AGI, Estado, 5A, 28; Victoria

Ojeda, op. cit., p. 119.

212

Por su parte, Jean Franois y sus oficiales, se ofuscaron con esta respuesta y
manifestaron que no tena intenciones de volver a Bayaj, sino que deseaban ir a la
ciudad Santo Domingo, a dialogar Jos Vzquez y el Capitn General Joaqun Garca.688
Todo esto, gener un fuerte resquemor entre las partes en pugna e hizo que las
autoridades llevasen adelante una nueva junta extraordinaria, para decidir el camino a
seguir. Luis de las Casas en carta a Manuel Godoy, relataba lo que se resolvi en aquel
encuentro:
Conferenciando los seores sobre la materia observando el carcter osado de estas gentes () y
considerando cuan imprudente sera que estos hombres con el espritu de que estn animados se
mantuviesen unidos en cuerpo sea en Trinidad o en cualquier otra parte () y tambin el
embarazo que devueltos a Santo Domingo ocasionaran al Capitn General en el tiempo de la
evacuacin de aquella isla acordaron que a Juan Francisco con los principales jefes, que todos
componen el nmero de doce se remitan () para Cdiz () y lo mismo en cuanto a la familia de
Juan Francisco y dems caudillos y que los oficiales y tropas restantes se repartan en la isla de
Trinidad, Trujillo y Campeche, dirigiendo a los primeros destinos los buques en que se transporten
escoltados por los de guerra que expuso el seor comandante general debe salir en breva para
aquellos puertos y que al ltimo paraje se vayan remitiendo en partidas cortas en las
embarcaciones mercantes que salgan para l quedando de esta forma desvanecido el inconveniente
que puede ocurrir acerca de la seguridad de estos transportes.689

Las autoridades estaban irritadas por la situacin y les inquietaba el espritu de


grupo que perciban en las tropas auxiliares. Sin embargo, tampoco deseaban generar
nuevos conflictos y menos, enfrentarse con Jean Franois y sus oficiales. Por ello,
decidieron concederles sus deseos de viajar a Espaa, a la misma vez que, al resto de las
fuerzas, se las dividi en varios grupos que seran remitidos a diferentes puntos del
imperio espaol. As, se resolvi, inicialmente, enviar a Jean Franois junto con otras 135
personas a Cdiz, a 115 de ellos a Campeche, a 310 a Trujillo y a 144 a Trinidad.
Posteriormente, se agreg Portobelo como destino para otros 90 auxiliares (que se haban

688

Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 25 de enero de 1796; Carrera Montero, op. cit. p. 328;

Victoria Ojeda, op. cit., p. 119.


689

Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 25 de enero de 1796; AGS, SGU, leg. 6824, exp. 15, nro

252.

213

pensado agregar a los

remitidos a Campeche), gracias al acuerdo entre el Capitn

General cubano y Rafael de la Luz, Gobernador electo de aquella plaza, que pasaba por
Cuba, en camino a desempear su cargo.690 Ms all de Cdiz, que tuvo que ver con una
cuestin particular, la eleccin de estos destinos estuvo marcada por la intencin de evitar
cualquier tipo de contagio revolucionario y de aprovechar la fuerza de trabajo y la
experiencia militar de estos auxiliares. Por ello, se eligieron lugares, donde haba escasa
poblacin esclava, eran zonas perifricas, poco desarrolladas y un tanto indefensas. En
lneas generales, estos objetivos se cumplieron y los auxiliares demostraron ser fieles a
Espaa.
En enero de 1796, sali el primer grupo hacia Cdiz y luego en febrero partieron
los otros que se dirigan hacia Trujillo, Campeche y Trinidad. Mucho ms tarde, el 23 de
agosto, salieron los que iban a ir a Portobelo.691 Debido a que no es el objeto de mi
investigacin y a que es un tema muy amplio, no analizar el destino y desenlace de cada
uno de los grupos de auxiliares en su largo periplo por el imperio espaol.

692

En

particular abordar el caso de aquellos auxiliares que fueron derivados a Trinidad y


Portobelo, por corresponder a las jurisdicciones de Venezuela y Nueva Granada.

Trinidad: Paranoia y Rechazo

Como vimos anteriormente, al principio, las autoridades cubanas propusieron a la


isla de Trinidad, en Venezuela, como el lugar ideal para remitir a la totalidad de los
negros auxiliares liderados por Jean Franois. Debido a que ste acept inicialmente
aquel destino y as se le fue informado a la Corona, Manuel Godoy crey que se llevara
adelante. Por ello, sin todava saber que los planes finalmente se haban alterado, Manuel
Godoy le escribi al Capitn General de Cuba lo siguiente:
690

Victoria Ojeda, op. cit. p. 119-120; Victoria Ojeda, De reales promesas al olvido concertado: los negros

de la Revolucin Haitiana en la Nueva Granada en, Fronteras de la Historia, Vol.12 (2007), p. 156;
Geggus, op. cit, p. 184; Pinto Tortosa, op. cit., p. 134.
691
692

Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 2 de septiembre de 1796 AGI, Estado, 5B, N.184.
Para profundizar en el tema vase la referida obra de Jorge Victoria Ojeda, donde el autor analiza con

lujo de detalles la historia de la dispora de las tropas auxiliares de Carlos IV. Tambin resulta
recomendable el citado trabajo de David Geggus.

214

Ha visto el Rey () que habindose verificado la llegada a esa isla () de () Juan Francisco,
con otros jefes suyos y tropa, haba dispuesto V.E. pasar a este caudillo a la isla de Trinidad con
los dems jefes escribiendo al mismo tiempo al Gobernador de Santo Domingo que no continuase
semejante remesa a la Habana (). Y enterada S.M de cuanto ha escrito S.E. sobre la perplejidad
que le causo () la inconsiderada resolucin del Gobernador de Santo Domingo, halla que es
mucho mejor que V.E. haya enviado a Juan Francisco a la isla de la Trinidad, que a Cdiz como
pensaba, pero que tampoco esta bien en dicha isla sino se vela por el gobierno con gran cuidado
sobre la conducta del expresado Juan Francisco, a cuyo fin hago con esta fecha las
representaciones convenientes al Gobernador de Trinidad.693

Posteriormente, Manuel Godoy le escribi a Jos Mara Chacn, el Gobernador


de Trinidad, informndole acerca de la posible llegada de Jean Franois y sus tropas y
pidindole que los tuviera bajo estricta vigilancia y que impidiese su viaje haca
Espaa.694Por su parte, Joaqun Garca, tambin se comunic con el Gobernador de
aquella isla, explicndole la situacin y rogndole que por favor tuviera a bien alojar
aquellos negros y que no los mandase de vuelta a Santo Domingo. Le deca:() tengo
por preciso el hacer presente a V.S. el importante servicio que har a S.M. en no
dirigirlos a esta isla. Su reversin () podra excitarse la () ira de todos los negros
contra nosotros y () nuestros rivales que corren con el velo de amigos seran los que
mas contribuirn a inflamarla y sera tal vez imposible el que se verificase la entrega de
esta isla.695
Para reforzar su posicin, Joaqun Garca le escribi a Manuel Godoy para
solicitarle que apoyar el plan de mandar Jean Franois y a los negros auxiliares, a
Trinidad y que le hiciera ver a Jos Mara Chacn el peligro de su negativa. En su carta le
expresaba:

693

Carta de Manuel Godoy a Luis de Las Casas, 24 de febrero de 1796, AGI, Estado, 5 A, N.23; Carrera

Montero, op. cit., p. 395-396; Victoria Ojeda, op. cit. p. 299.


694
695

Carrera Montero, op. cit., p. 396; Victoria Ojeda, op. cit. p. 300.
Carta de Joaqun Garca a Jos Mara Chacn, 27 de febrero de 1796, AGI, Estado, 5A, N.46.

215

Nos pareci muy del servicio del Rey () pasar nuestros oficios al Gobernador de la isla de
Trinidad donde haban de ser dirigidos los citados negros, con el fin de que () los admitiera ()
en el gobierno de su mando, hacindole ver las consecuencias fatales que pudiera resultar si se
trasladaran a Bayaj. Por la adjunta copia, se servir V.E. instruirse de cuanto manifest al citado
Gobernador que sea de la aprobacin del Rey por las consideraciones que tengo elevadas a sus
pies (). V.E. () alcanza bien los daos () que las disposiciones del gobierno de la Habana
podrn originar si el de Trinidad no retiene en si los citados negros y los pasar a Bayaj. 696

Finalmente, como ya vimos, la junta de autoridades del 14 de enero de 1796,


decidi mandar a Trinidad a una pequea partida de 144 negros auxiliares, dndole la
licencia a Jean Franois y a sus lugartenientes de viajar a Cdiz. Poco despus de tomada
esta resolucin y en la medida que las tropas se embarcaron en direccin a la isla
venezolana, Luis de las Casas le escribi a Jos Mara Chacn, informndole de aquella
disposicin. Asimismo, acompaaba su carta con la real orden del 23 de febrero de 1793,
donde la Corona espaola les haba prometido a los ex esclavos un trato especial por la
alianza que se haba firmado con ellos. Teniendo en cuenta esto, le peda que: V.S. ver
si con proporcin anloga a la voluntad del Rey y al estado en que se halle la nueva
poblacin de esa isla convendr dese luego repartirles tierras en se empiecen a trabajar,
nterin S.M. resuelve en el particular lo que sea de su agrado. 697
Cuando el buque arrib (junto con la misiva de Luis de las Casas) a la isla
venezolana, Jos Mara Chacn, no permiti el desembarco de los negros y resolvi
consultar con el cabildo de Puerto Espaa, el camino a seguir.698 A pesar de las suplicas
de los Gobernadores de Santo Domingo, Cuba e incluso del Secretario de Estado, las
autoridades de Trinidad se negaron a recibirlos y decidieron remitirlos nuevamente a
Bayaj. En carta a Luis de las Casas, Jos Mara Chacn le explicaba que los motivos del
rechazo, eran similares a los que el gobierno de Cuba haba aducido a la hora de prohibir
la entrada de los negros en aquella isla: Examinado por mi el asunto y hallando
poderosas razones para no admitirlos, remit todo el expediente al cabildo de esta capital,

696

Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 1 de marzo de 1796, AGI, Estado, 5A, N.46.

697

Carta de Luis de Las Casas a Jos Mara Chacn, 10 de febrero de 1796, AGI, Estado, 66, N. 51.

698

Carta de Jos Mara Chacn a Luis de Las Casas, 30 de marzo de 1796, AGI, Estado, 66, N. 51;

Carrera Montero, op. cit., p. 397.

216

para or su dictamen () y () resolvieron () que se representase las funestas


consecuencias de seguirse su admisin. El peso () de estas razones es bien conocido a
V.E. que ha sin duda hallado las mismas para negarle el desembarco en la isla de su
mando.699 Sin embargo, sealaba que su situacin era an peor que la de Cuba, por las
psimas condiciones que existan en la provincia que gobernaba. A diferencia de la
mayor de las antillas, en aquella pequea nsula no existan ni fortificaciones, ni fuerzas
armadas de peso que pudieran controlar a estos visitantes. Asimismo, le recordaba que
muchos de los integrantes de las milicias eran extranjeros y por ende, poco confiables.
Teniendo todo esto en cuenta y mostrando el tpico temor a la revolucin haitiana,
afirmaba que era muy peligroso aceptar a aquellos negros, dado que stos no slo tenan
experiencia blica, sino que eran rebeldes, y que incluso cuando estuvieron bajo el mando
espaol haban cometido la atroz masacre de Bayaj. En este sentido, era posible pensar
que stos podran contagiar a los negros de la isla o unirse a los franceses inmigrantes y
llevar adelante un levantamiento imposible de controlar. Por todo ello, los mandaba de
vuelta a Bayaj, para que Joaqun Garca decidiera a que lugar enviarlos. En sus propias
palabras:
Pero an hallar ms necesarias y urgentes esta providencia de la isla de Trinidad, si se sirve
hacer una () comparacin en los dos establecimientos. La Habana protegida por fortificaciones
respetables ().Trinidad sin una siquiera, (). Tropas veteranas y de milicias bien disciplinas en
la isla de Cuba hasta en el nmero de 12 mil hombres (). Trinidad, con solo 112 hombres y una
dbil milicia compuesta la mayor parte de gente extranjera, cuya lealtad () debemos suponer
muy precaria ().Cuba poblada de espaoles, la Trinidad de extranjeros (). Los negros
enviados saben el uso de las armas y lo que es peor las han empleado en desobedecer a un
Soberano Espaol, (). Las fuerzas con que aqu cuento no son suficientes para el servicio
ordinario, lo son menos para extraordinario que tengo que hacer en las actuales circunstancias
(). Ya ve V.E. como podrn bastar si adems de esta fatiga tienen que emplearse en sujetar a los
negros en cuestin si un da intentan apandillarse con infinitos otros paisanos suyos de los que
aqu existen y que no dejaran de mirarse como () hermanos. () Espero har justicia a mi
excusa en que sigo su ejemplo por hallarme en situacin mas apurada. Como se hace forzoso pasar
por la isla de Santo Domingo para ir desde aqu a la Habana le doy pliegos al capitn () para

699

Carta de Jos Mara Chacn a Luis de las Casas, 27 de febrero de 1796, AGI, Estado, 5A, N.46.

217

aquel presidente () explicndole lo ocurrido para que en su inteligencia determinen si han de


seguir a la Habana o le dan otro destino.700

De esta manera, los auxiliares fueron expulsados del puerto de Trinidad y


remitidos nuevamente a Santo Domingo. Arribaron all a comienzos de mayo de 1796 y
debido a la difcil situacin, Joaqun Garca se hizo presente para consolarlos y
contenerlos. Al parecer, estaban muy molestos, por el tiempo que haban estado
embarcados y por las peripecias que haban sufrido y as se lo hicieron saber al agente de
la repblica francesa y al Capitn General. Asimismo, se manifestaron a favor del Rey de
Espaa y contrarios a quedar bajo las rdenes republicanas. Segn Joaqun Garca los
auxiliares: Hicieron vivas aclamaciones de viva el Rey y protestaron en presencia
tambin del agente francs que no quera quedar con esa nacin.

701

Ante aquel

panorama, el Gobernador decidi que los negros se quedasen definitivamente en la parte


espaola de la isla. Joaqun Garca le informaba a Manuel Godoy su decisin: Les hice
dar un corto refresco y seguidamente para aliviarlos de la molestia de cuatro meses de
embarcados solicit los medios de distribuirlos en el vecindario espaol que los tom con
mucho gusto como libres para ocuparlos, alimentarlos y cuidar de ellos.702 De esta
manera, concluyo el periplo de un centenar de auxiliares, que luego de meses de estar
vagando por el Caribe, haban vuelto a su lugar de origen. Finalmente, lograron un poco
de sosiego y que se le reconociera la libertad que se les haba prometido. Sin embargo, no
alcanzaron otros privilegios, como tierras, salarios o funciones militares, que si
consiguieron otros grupos de auxiliares en los restantes puntos de Hispanoamrica a
donde fueron remitidos.703
El problema de los auxiliares despachados a Trinidad se haba solucionado,
empero, el temor de que Jean Franois fuese enviado a la provincia, sigui rondando las
mentes de las autoridades. Por ello, en julio de 1796, Jos Mara Chacn le escribi a
700

Carta de Jos Mara Chacn a Luis de Las Casas, 30 de marzo de 1796, AGI, Estado, 66, N. 5;

Carrera Montero, op. cit., p. 397.


701

Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 14 de mayo de 1796, AGI, Estado, 5B, N.126; Victoria

Ojeda, op. cit., p. 304: Geggus, op. cit., p. 184.


702

Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 14 de mayo de 1796, AGI, Estado, 5B, N.126.

703

Geggus, op. cit., 304.

218

Manuel Godoy, advirtindole que no lo recibira y que los despachara inmediatamente al


virreinato del Ro de la Plata con rdenes de que los enviasen a las islas Malvinas. All
debido a la poca poblacin, su carcter insular y la ausencia absoluto de negros no sera
un real peligro. Asimismo, desde una ptica totalmente racista, consideraba que el fro
atemperara el nimo rebelde del lder de los esclavos, cuyo origen se deba a los trridos
calores de frica. En sus palabras:
Yo espero que ya no venga, pero si por desgracia apareciere () procurar proporcionarle su
transporte en un buque de guerra armado para que lo lleve a las ordenes del Virrey de Buenos
Aires, con destino a la islas Malvinas. Aquel clima frigidsimo podr acaso helar () el fuego del
genio belicoso que le han inspirado los excesivos calores de Guinea (). En las islas Malvinas no
tenemos negros y si ah irn en un tan corto nmero que aun cuando sembrase la semilla de la
insurreccin no podra prender ni causar estragos como en las dems puntos de los dominios de
(..:) Amrica. Las tierras de la costa del gran continente prximo a Malvinas () no estn
cultivadas ni pobladas de espaoles, varias poblaciones de indios () son los moradores de
aquellos () bosques por consiguientes no hay que temer el contagio de los principios de Juan
Francisco (). Este el nico () medio que se me ha ocurrido creyendo que en cualquier otro
destino de Amrica ha de ser este individuo sumamente perjudicial por el ejemplo que da a los
negros esclavos.704

Tal era el terror de una de las autoridades de Venezuela frente al contagio de la


revolucin haitiana, que, en su opinin, solo el fro y el aislamiento de las Islas Malvinas,
podan contener el espritu rebelde Jean Franois. Lo ms paradjico de todo es que, sin
que Jos Mara Chacn pudiera imaginrselo, el ex lder de los esclavos fue despachado a
Cdiz, corazn comercial de la metrpoli, donde vivi por largos aos hasta su muerte.

Recepcin en Portobelo

Bastante diferente result la historia de aquellos auxiliares que fueron deportados


a Portobelo, en Panam.705 A partir de un acuerdo entre Luis de las Casas y Rafael de La
704

Carta de Jos Mara Chacn a Manuel Godoy, 19 de julio de 1796, AGI, Estado, 66, N. 5; ; Victoria

Ojeda, op. cit., p.300.


705

Presidencia que aquella poca dependa del virreinato de Nueva Granada.

219

Luz, se decidi el envo de un remanente de 90 afrodescendientes a dicha urbe. Para el


gobierno cubano, despacharlos a Portobelo era una solucin ideal, dado que aquel lugar
tena escaso contacto con el resto del virreinato de Nueva Granada, podra verse
beneficiado con la nueva mano de obra y porque adems aliviaba la carga que sufrira
Campeche si reciba la totalidad de los auxiliares, que al principio se haba pensado
enviar all. En febrero de 1796, los negros salieron para el istmo, casi al mismo tiempo
que lo hicieron el resto de los miembros de la dispora, que viajaban a diferentes destinos
del imperio. Adems de los documentos que justificaban el envo y dinero para costear la
manutencin de los deportados, la tripulacin iba fuertemente armada para evitar
cualquier posible conato de rebelin. Evidentemente, a pesar del paso del tiempo el temor
al espritu revolucionario de aquellos negros segua siendo muy considerable.706 Empero,
los embates climticos hicieron naufragar a la fragata cerca de las orillas de Cuba,
obligndolos a volver a La Habana.707 Esta desgracia demor mucho las cosas, e hizo que
los auxiliares se quedasen varios meses ms en la isla. Debido a este retraso, Luis de Las
Casas le escribi al Virrey Jos de Ezpeleta, el 19 de agosto, informndole de todo lo que
haba sucedido y avisndoles que los auxiliares ya estaban prestos a salir.708Finalmente,
el 23 de agosto, volvieron a partir. En esta oportunidad, la cifra oficial haba descendido a
86 individuos.709
En su viaje a Portobelo, hicieron una primera recalada en Campeche y luego
siguieron hasta Chagre, donde se sumaron nuevos auxiliares, que tambin provenan de
Cuba y haban viajado en otros barcos. Una vez ms, las inclemencias del clima afectaron
a los negros que tuvieron que quedarse all bastante tiempo, hasta que finalmente se
trasladaron a pie haca Portobelo. 710 Mientras estos caminaban hacia su destino final, las
autoridades coloniales comenzaron a hacer preparativos para recibirlos. As, a fines de
706

Victoria Ojeda, op. cit., p. 259.

707

Carta de Luis de Las Casas a Jos Miguel Azanza, 2 de septiembre de 1796, AGS, SGU, leg. 7152,

exp. 34, nro. 111.


708

Carta de Luis de Las Casas a Jos Ezpeleta, 19 de agosto de 1796, AGNC, Colonial, Negros y

Esclavos, D.92, f. 922.


709

Carta de Luis de Las Casas a Jos Miguel Azanza, 2 de septiembre de 1796, AGS, SGU, leg. 7152,

exp. 34, nro. 111.


710

Geggus, op. cit., p. 195; Victoria Ojeda, op. cit., p. 262.

220

1796, las autoridades de Portobelo, se reunieron y decidieron que los negros seran
alojados en las barracas de un cuartel localizado a las afueras de la ciudad y que se los
destinara por un tiempo a trabajos manuales. Asimismo, se resolvi que se les impondra
un oficial a cargo, responsable de contenerlos y de dirigirlos. En carta al Virrey Jos de
Ezpeleta, se le explic que la intencin era evitar que los negros franceses difundieran el
ideario revolucionario entre la poblacin afrodescendiente local y que por ello, no se les
permitira residir en Portobelo. A tal fin y con el objetivo de debilitarlos, luego de un
tiempo se los dividira en dos grupos y se los mandara a vivir a los pequeos pueblos de
Palenque y Minas de Santa Rita. All cumpliran, por un lado funciones militares de
defensa contra los indios y los invasores y por el otro, se desempearan como
trabajadores agrarios. Se les dara tierras fiscales y herramientas, para que cultivasen la
tierra, logrando su auto sustento y algn aporte a las arcas del estado. Para lograr este
proyecto, se le peda al Virrey que enviase dinero y una embarcacin, que pudiese
transportar a los referidos negros.711
Finalmente, luego de un largo periplo, los negros llegaron a Portobelo el 16 de
febrero de 1797.712

Una vez all, las autoridades realizaron un informe, en que

clasificaron a los auxiliares segn sus naciones, genero y oficios. Este informe arroj
un total de 86 personas, lideradas por el comandante Sansn. De ellos, ms de la mitad
eran hombres y el resto mujeres y nios. Asimismo, detallaba que se encontraban
divididos en dos grupos, los criollos y los congos y que no tena buenas relaciones entre
s. Segn el propio Rafael de la Cruz: Entres estos auxiliares hay dos partidos el uno de
congos que con algunos de otras naciones componen el mayor numero () y el otro de
criollos que () no se llevan bien con aquellos haciendo rancho separado, pero como
inferiores en el numero obedecen al comandante Sansn.713Por ltimo, en cuanto a los
oficios de los hombres, la mayora eran labradores y el resto, tena otras actividades
manuales.714 Siguiendo lo planeado, los auxiliares fueron alojados en los cuarteles y de

711

Idem., pp. 265-266.

712

Victoria Ojeda, op. cit., p. 262.

713

Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,

Negros y Esclavos, D.92, f. 940.


714

Victoria Ojeda, op. cit., pp. 262-263.

221

inmediato se les provey de vestuario y alimentacin. El trato que recibieron result


bastante cordial y durante varios meses se los mantuvo en esta condicin.715 Sin embargo,
esta situacin empez a preocupar a las autoridades, dado que los gastos se fueron
acumulando. Para solucionar estos problemas, se hicieron reclamos al gobierno de Cuba,
pidindole que enviase las remesas de dinero que haba prometido previamente. Sin
embargo, el nuevo Gobernador, el Conde de Santa Clara, neg cualquier tipo de
responsabilidad y les dijo que dirigieran los reclamos al Virrey de Nueva Espaa, que era
el encargado de solucionarlos. A pesar de ello, a comienzos de 1798 las autoridades
cubanas buscaron aportar un dinero para solventar los gastos y trataron de hacer un envi
de dinero que finalmente fracas.
Al poco tiempo del arribo de los auxiliares, Rafael de la Luz le escribi al
Gobernador de Panam, para comunicarle el referido informe y para plantearle diferentes
posibilidades de re-localizacin de los negros. En los planes anteriormente trazados, se
haban sealado dos opciones, el pueblo de Minas de Santa Rita y el de Palenque. No
obstante, ahora Rafael de la Luz consideraba que lo era que se asentaran en los terrenos
de Punta Gorda, cerca de Portobelo. Estas tierras eran buenas para la agricultura y
estaban bien irrigadas. Asimismo, segn Rafael de la Luz, el proyecto de asentamiento no
sera muy costoso y por ende redituable, dado que los auxiliares construiran sus hogares
con sus propias manos. En sus palabras:
Para formalizar este establecimiento no puede hacerse clculo seguro de los gastos sean
necesarios erogar, creo seran bastante limitados, respecto de que la construccin de las casas ()
debern hacerlos los mismos auxiliares y solo seran necesario gastar () las herramientas para el
corte y elaboracin de maderas, () lo que necesiten () para sus labrazas que de slo una vez
debe suministrrseles, el jornal de uno o dos hombres prcticos e inteligentes que los dirijan en el
corte de las maderas () y modo de construir los edificios, () y ()lo necesario para los
animales y semillas que se suministraran a todo poblador.716

715

Geggus, op. cit., p. 195.

716

Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,

Negros y Esclavos, D.92, f. 940.

222

Para el Gobernador de Portobelo, el pueblo de Palenque tambin era una buena


opcin debido a sus condiciones climticas y a su fertilidad. El mismo haba surgido
como una comunidad de negros cimarrones, a los cuales se les reconoci la libertad dado
que no se los pudo conquistar. Este pacto entre el gobierno y los prfugos, result
positivo para las autoridades, dado que el pueblo se mantuvo en paz. Para Rafael De la
Luz, los auxiliares podran asentarse all porque:estos auxiliares no teniendo que
ambicionar su libertad y en vindose con sus hogares bien arraigados y establecidos que
les asegure su subsistencia y teman perderla lejos a mi parecer que incurran en sedicin,
seran tiles para el fomento y defensa de esta plaza y provincia y an para contener a los
esclavos como lo ejecutan los negros del palenque de Jamaica, hasta el caso de
perseguirlos y aprehenderlos para hacer entrega de aquellos a sus respectivos amos.717
Como vemos, en este caso, lejos de la tpica paranoia que suscitaban los
auxiliares, el Gobernador consideraba que stos podan jugar un rol clave en la defensa
exterior e interior del istmo, sobre todo como guardianes del sistema esclavista que
pesaba sobre los cautivos locales. En este sentido, para l dado que stos ya tenan su
libertad, no representaban un peligro inmediato, sino ms bien una herramienta, que
poda ser utilizado por las fuerzas del orden. En lo que respecta al pueblo de Minas de
Santa Rita, a pesar de que inicialmente le pareca una buena eleccin por su buen clima,
ahora no estaba tan convencido, debido a su lejana y dado que no era muy apto para el
cultivo. En sus palabras: El pueblo de las Minas de Santa Rita () estando bien situada,
disfruta de un temperamento muy benfico (). Las tierras que tienen propias para
labranza se hallan muy distantes y por esta dificultad, como por carecer de otros auxilios
() no progresara entre ellas la agricultura con tantas ventajas como en la propuesta de
Punta Gorda.718Teniendo todo esto en cuenta, Rafael de la Luz, le comunicaba al
Gobernador de Panam Antonio de Narvez y de la Torre, que:

717

Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,

Negros y Esclavos, D.92, ff. 940-941; Victoria Ojeda, op. cit., p. 270.
718

Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,

Negros y Esclavos, D.92, f. 940.

223

Entretanto que S.E. se sirve determinar lo que se sea mas conveniente me parece lo ser que se
destine desde luego de estos negros lo que considere a propsito y competentes segn las
circunstancias y proporciones del terreno a que empiecen a desmontar este y a trabajar algunas
labranzas de pltanos y arroz y otras frutas de primera necesidad y pronto produccin, haciendo
ellos mismo previamente unos pequeos bohos de palma con en los que viven los negros de las
haciendas de esta provincia en que puedan alojarse provisoriamente
S.E..

hasta la resolucin de

719

Los auxiliares estaran bajo el mando del Capitn de Cazadores Manuel Narciso
Sanguilln quien los controlara. Rafael de la Luz esperaba que la mayora de los
auxiliares fueran asentados de forma definitiva en Punta Gorda. Sin embargo, tambin
crea conveniente que a estos se los dividiese, para que fuesen ms tiles al estado y para
abortar cualquier peligro latente. Al parecer, a pesar de que De la Luz no tena el mismo
temor que otros gobernantes de Amrica con respecto a los auxiliares de Saint Domingue,
crea que era mejor prevenirse de cualquier posible amenaza. Por ello planteaba que:
Los dems negros, principalmente los casados me parece que podran emplearse en los
trabajos de la batera de Honduras o en otros del Rey que se hagan fuera de la ciudad
pues as estarn separados de ella y de los esclavos de sus vecinos, divididos unos de
otros y se precavera los riesgos () de su trato con otros esclavos ().720 Poco tiempo
despus, Antonio de Narvez y Torre le contest al Gobernador de Portobelo, dndose
por enterado de las novedades y asintiendo con lo que se haba decidido en torno al
establecimiento provisorio. Asimismo, el Gobernador de Panam se comunic con el
Virrey Jos de Ezpeleta, para informarle de las novedades y para sealarle que los
auxiliares seran localizados probablemente en Punta Gorda, pero que se estudiaban
varios pueblos de la regin, teniendo siempre en cuenta los costos, los beneficios
econmicos y los riesgos de aquella operacin.
Finalmente, a mediados de 1796, cuando los negros empezaban a impacientarse,
las autoridades de Portobelo trasladaron a los auxiliares al citado lugar, donde

719

Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,

Negros y Esclavos, D.92, ff. 943-944; Victoria Ojeda, op. cit., p. 273.
720

Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,

Negros y Esclavos, D.92, ff. 943-944; Victoria Ojeda, op. cit., p. 273.

224

comenzaron a asentarse. En honor a Carlos IV, el lugar fue bautizado como San Carlos
de Punta Gorda y se fueron haciendo lentos pero sostenidos progresos. 721 A pesar de
todo, esta situacin era provisional. Sin embargo, con el transcurso de los meses, Manuel
Narciso Sanguilln se convenci de que el asentamiento haba sido un xito dado que
estos estaban: () enteramente olvidados de su mximas antiguas y lejos de ser
perjudiciales a esta provincia conviene se establezcan en ella porque con sus labores e
industria remedian las necesidades que continuamente se experimentan en esta plaza de
arroz, maz, pescado, carbn y lea ().722Este informe convenci al Virrey Pedro de
Mendinueta, quien a fines de 1798, aprob oficialmente la conformacin de San Carlos
de Punta Gorda como pueblo. Algo que posteriormente fue confirmado por la corona en
1799. De esta manera, conclua el periplo de este grupo de auxiliares, quienes a
diferencia de los que viajaron a Trinidad, fueron aceptados en este rincn del Virreinato
de Nueva Granada, aprovechndolos como mano de obra, para poblar y desarrollar el
territorio.

Primeros emigrados de Santo Domingo a Venezuela, Puerto Rico y Cuba

La paz de Basilea estableci la entrega de la isla de Santo Domingo a Francia, en


un plazo de un ao. Durante ese tiempo, adems de tener que relocalizar a los principales
jefes y oficiales de las tropas auxiliares, los vecinos que as lo deseasen podan migrar
con sus esclavos hacia Guantnamo. La Corona les garantizaba el transporte martimo y
se comprometa a hacerles entrega de una extensin territorial de igual tamao a la que
tenan en Santo Domingo.723 A pesar de estas facilidades, la situacin caus preocupacin
entre las principales familias dominicanas. stas, no solo, no deseaban el traspaso de la
colonia a la Francia republicana, sino que tampoco queran emigrar y mucho menos a
Guantnamo, donde consideraban que las tierras no eran buenas. La mayora de las
familias preferan irse a Puerto Rico o a Venezuela, donde crean que haba mejores
721

Geggus, op. cit., p. 196.

722

Citado en Victoria Ojeda, op. cit., p. 279.

723

Carta de Manuel Godoy a Joaqun Garca, 8 de septiembre de 1795, AGI, Estado, 17, N.4; Sevilla

Soler, op. cit., p. 399.

225

condiciones para asentarse. Asimismo, pedan que el plazo para emigrar se ampliase a
tres aos ms.
Representando los intereses de la elite, el cabildo de Santo Domingo, le escribi
al gobierno de Madrid, la siguiente solicitud:
V.M. para aligerar el peso de tantos males les ofrece transportarles a costa de su erario a la isla de
Cuba () Cuan lejos esta V.M. de creer que esto que nos ofrece como alivio aumenta nuestras
miserias. () Cualquiera que tenga conocimiento de lo () mortfero que es en estos climas el
desmonte de nuevas tierras, se convencer fcilmente que cuando de los setenta a ochenta mil
almas que tiene V.M. esta isla llegaran a transportarse todos () a la de Cuba, no quedaran cinco
mil al cabo de pocos aos. (). Estas calamidades () esperan () a cuantos lleguen a emigrar.
() Suplicamos () se sirva ampliar su real dignacin franquendonos los mismos alivios y
recompensas en la isla de Puerto Rico o en la vastsimas de la tierra firme en particular la de
Caracas. All, seor, son las tierras ms sanas, () el comercio y agricultura estn en su vigor ()
el transito menos largo y arriesgado (). El trmino de un ao que nos da V.M. para poder ()
dar salida a nuestros bienes es sumamente limitado. () Suplicamos a V.M. se digne ()
interponer su mediacin la repblica para la ampliacin de dicho termino al de tres aos por lo
menos.724

Estas preocupaciones eran compartidas por las autoridades de Santo Domingo. En


particular Jos Antonio Urizar, el Regente de la Real Audiencia, consideraba que deba
tenerse en cuenta dicha solicitud, porque tema que, de no hacerlo, la mayora de los
hacendados se terminaran quedando en Santo Domingo, bajo la dominacin francesa. En
carta al gobierno de Madrid, sealaba que: Como me duele infinito el ver, que nos
exponemos a que S.M. pierda una multitud de honrados vasallos que pudieran serle tiles
en Caracas o Puerto Rico y se extendiese tambin a Campeche la gracia concedida para
Cuba en este caso comprendo que los ms propenderan a recibir este beneficio.725
A pesar las rdenes de la metrpoli y teniendo en cuenta los permanentes
reclamos de la elite dominicana, Joaqun Garca actu con relativa independencia,
permitiendo que los hacendados y los franceses realistas (que se haban haba refugiado

724

Solicitud del cabildo de Santo Domingo al Rey, 25 de octubre de 1795, AGI, Estado, 13, N.12.

725

Carta de Jos Antonio Urizar a Eugenioa Llaguno, 3 de noviembre de 1795, AGI, Estado, 13, N. 13;

Sevilla Soler, op. cit., p. 399; Carrera Montero, op. cit., pp.116-117.

226

en Santo Domingo) eligieran otros destinos diferentes al de Cuba. Aclarando que dicha
decisin era provisional y que aquellos que tomasen ese camino no recibiran los mismos
beneficios.726 Sin embargo, al poco tiempo, el gobierno de Madrid, en real orden de enero
de 1796, decidi escuchar las splicas y ampli en un ao el plazo para emigrar, dando la
posibilidad de hacerlo tambin a las islas de Puerto Rico y Trinidad.727
Ms all de esta resolucin, la evacuacin ya haba comenzado a fines de 1795.
De esta manera, a partir de los ltimos das de diciembre, partieron buques haca Cuba y
Puerto Rico, transportando las milicias que haban combatido durante la guerra contra los
franceses y numerosas familias de hacendados que buscaban escapar del rgimen
republicano. La mayora de estos emigrantes se dirigieron hacia Cuba, donde fueron
recibidos por las autoridades con cierta preocupacin. Para resolver los problemas
suscitados por la masiva afluencia de refugiados, el gobierno constituy una junta
extraordinaria que resolvi solicitar a las autoridades de Santo Domingo un informe
detallado los migrantes, alojar y alimentar a los nuevos visitantes, encontrarles una
ocupacin a los trabajadores manuales y pedir al Virrey de Nueva Espaa una ayuda
econmica para solventar los gastos de aquella operacin.728 Las enormes dificultades
derivadas de este proceso, sumamente complejo y poco satisfactorio, fueron justamente
uno de los factores, que la Corona tuvo en cuenta para ampliar los destinos a los que los
refugiados podan viajar decretando la referida real orden de enero de 1796. Sin embargo,
durante todo el ao 1796, los emigrados, siguieron arribando a Cuba, llegando a
contabilizarse alrededor de mil personas. La mayora de estos eran hombres libres,
empero, un porcentaje importante eran esclavos, lo cual gener intranquilidad entre las
autoridades, que tomaron medidas para evitar los posibles contagios revolucionarios.
Adems de Cuba y Puerto Rico, muchos de los dominicanos prefirieron
desplazarse hacia Venezuela, arribando a los puertos de Coro y La Guaira729. A pesar de
que estos deban pagarse el viaje por su cuenta, los que eligieron este lugar consideraban

726
727

Carrera Montero, op. cit., p. 369.


Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 12 de abril de 1796, AGI, Estado, 5A, 72; Sevilla Soler,

op. cit. p. p. 401; Carrera Montero, op. cit., p. 312.


728
729

Sevilla Soler, op. cit., p. 401.


Carta de Antonio Portillo a Manuel Godoy, 9 de junio de 1796, AGI, Estado, 11A, N.11.

227

que las condiciones econmicas eran mucho mas prometedoras qu en Guantnamo.


Aunque stos fueron bien recibidos por los pobladores locales, su arribo gener
intranquilidad en el gobierno. Incluso, stas se quejaron ante el Capitn General de Santo
Domingo, porqu ste haba solicitado que a varios de los emigrados que eran
comerciantes se les hicieran algunas exenciones impositivas. Ante esta situacin, el
Intendente de Caracas, Antonio Fernndez de Len, le escribi al Ministro de Hacienda,
informndole que no pensaba aliviar carga tributaria de los comerciantes y sealando que
el proceder de Joaqun Garca haba sido incorrecto, dado que, en realidad, el nico lugar
de Venezuela habilitado para la emigracin era la provincia de Trinidad.730
En aquella misiva, el Intendente mostraba su preocupacin frente a la entrada de
esclavos que pudiesen difundir el ideario revolucionario entre los cautivos de la Capitana
General. Por ello afirmaba que:() conviene dificultar (9 que los habitantes de
aquella isla vengan a esta provincia por cuanto traen esclavos imbuidos de ser ya libres
() y pueden causar impresiones funestas en estos pases cuya poblacin consiste en
gran parte en esclavos731 En busca de contrarrestar este peligro, las autoridades tomaron
las medidas necesarias para controlar la migracin y evitar que esclavos franceses fueran
introducidos de manera clandestina a la colonia. Respondiendo a las rdenes del Capitn
General, el comandante de la Guaira, Antonio Lpez y Chvez, le informaba que:
Tendr () cuidado en indagar () si entre los esclavos que conducen () los
emigrados de Santo Domingo, vienen algunos franceses o criados y educados en la
colonia francesa y en el caso de hallarse alguno lo detendr y dar a V.S. parte732.
Como vemos, desde fines de 1795 y durante todo el ao 1796, se dieron los
primeros pasos haca la entrega de Santo Domingo a Francia. Sin embargo, este proceso
qued rpidamente trunco, debido a una serie de problemas burocrticos y a que el
Directorio no tena demasiado apuro en concretarlo. Esto hizo que la colonia siguiera en
730

Carta de Esteban Fernndez de Len a Joaqun Garca, 8 de junio de 1796, AGI, Santo Domingo,

1033.
731

Carta de Esteban Fernndez de Len a Joaqun Garca, 8 de junio de 1796, AGI, Santo Domingo,

1033.
732

Carta de Antonio Lpez y Chvez a Pedro Carbonell, 29 de agosto de 1796, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LVII, f.106; Carta de Pedro Carbonell a Antonio Lpez y Chvez, 26 de agosto de
1796 AGN, Gobernacin y Capitana General, LIX, f.256.

228

manos espaolas y que la emigracin, inicialmente masiva, comenzar a decaer hasta casi
detenerse totalmente. Empero, Saint Domingue y las antillas francesas continuaron
siendo un volcn en permanente ebullicin, que irradiaba su influjo a toda la regin
caribea. Y a pesar de las mltiples medidas de contencin, las repercusiones siguieron
sintindose, cada vez con mayor intensidad, en Venezuela y Nueva Granada.

Conclusiones

En este captulo he abordado las diversas maneras en las cuales las consecuencias
del tratado de Basilea impactaron sobre Venezuela y Nueva Granada durante los aos
1795 y 1976. He desarrollado ste tema basndome en una variedad de documentos y en
la obra de especialistas como Jorge Victoria Ojeda, Fernando Carera Montero y David
Geggus. Mi intencin ha sido integrar, sintetizar y complementar los principales aportes
de estos historiadores, en mi estudio, ms amplio acerca de las mltiples influencias de la
revolucin de Saint Domingue en la Tierra Firme hispana durante 1789-1830.
La paz de Basilea gener inmediatos y graves problemas para Espaa. El ms
acuciante de todos fue el de resolver el destino de las tropas auxiliares de Carlos IV.
Como seal, Manuel Godoy pretendi que los ex esclavos se quedasen en Santo
Domingo, por considerar que eran franceses y que era la mejor manera de solucionar el
entuerto. Sin embargo, Joaqun Garca obr autnomamente y despach a un numeroso
contingente de ellos (junto con sus principales lderes) hacia Cuba. All, los visitantes
indeseados fueron muy mal recibidos por el gobierno y fueron remitidos hacia diferentes
puntos del imperio espaol. Un grupo de ellos fue enviado a la isla de Trinidad y el otro a
Portobelo, con resultados absolutamente divergentes. El Gobernador de la provincia
venezolana rechaz de plano la presencia de los ex esclavos e incluso recomend que se
los destinase a las islas Malvinas. Finalmente, dicho contingente termin regresando a
Santo Domingo, a donde se quedaron. En mi interpretacin, esta radical oposicin de
parte de las autoridades locales, se explica por la historia previa de la Capitana General.
Venezuela haba sufrido demasiado en los ltimos aos con los embates de la revolucin
de Saint Domingue. Los esclavos, los prisioneros de guerra y los emigrados realistas, que
haban llegado a partir de 1793, haban generado constantes problemas y haban

229

esparcido el ideario revolucionario entre la sociedad colonial. Asimismo, la insurreccin


de Jos Leonardo Chirinos, era un acontecimiento muy reciente que intensific el temor
de los funcionarios y de la elite frente a los posibles contagios revolucionarios. Por todo
ello, lgicamente, Jos Mara Chacn se opus a la presencia de ms de un centenar de ex
esclavos rebeldes en su tierra.
A diferencia del caso anterior, aquellos afrodescendientes s fueron aceptados en
Portobelo debido a que esta era una regin que se haba mantenido aislada de los sucesos
franco-antillanos. Portobelo en particular y Nueva Granada en general, no haban sufrido
las duras consecuencias que haban sacudido a Venezuela durantes los ltimos aos por
ello, la paranoia anti-haitiana de las autoridades no era tan intensa. Asimismo, los
gobernantes locales tomaron esa resolucin debido a que era una regin atrasada que se
poda beneficiar con la presencia de un numeroso contingente de nuevos trabajadores.
Finalmente, dicha decisin result acertada y se logr el objetivo alcanzado.
La paz entre Francia y Espaa tambin tuvo como consecuencia una masiva
migracin de dominicanos hacia las colonias espaolas del Gran Caribe. Muchas
familias, temerosas de quedar bajo la tutela francesa, decidieron abandonar la isla para re
armar su vida en otros parajes. A pesar de que la normativa inicial estableca que deban
partir hacia Cuba, un gran nmero de ellos, con el beneplcito de Joaqun Garca, se
dirigieron a Puerto Rico y a Venezuela. En la Capitana General fueron cobijados, pero
los funcionarios locales establecieron estrictos controles para evitar la entrada de esclavos
que pudiesen contaminar a los negros venezolanos. La corriente migratoria fluy hacia
Venezuela y no hacia Nueva Granada, debido a una cuestin de cercana geogrfica, ya
que en los aos anteriores ya se haban registrado un afluente de emigrados que haba
recalado en la Capitana General con relativo xito. Esta historia se volver a repetir, pero
de manera mucho ms intensa, en los aos posteriores, cuando Toussaint Louverture
finalmente ocupe Santo Domingo. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos.

230

Captulo XI: De la paz de la Basilea a la Conspiracin de La Guaira


Nuevos papeles sediciosos y extranjeros sospechosos
Durante el ao 1795, las autoridades y la elite de Venezuela superaron el mal
trago de la rebelin de Coro y se sacaron de encima los visitantes indeseados. Primero,
lograron que salieran voluntariamente hacia Europa los emigrados realistas.733 Y luego,
despacharon a Cuba a los prisioneros y esclavos franceses.734 Empero, antes de la paz de
Basilea, el gobierno venezolano segua intranquilo. Por ello, puso en marcha nuevos
controles a extranjeros, en concordancia con la real cdula de 23 de Marzo de 1795, que
estipulaba: Se emplee el mayor celo y vigilancia en la ms exacta observancia de lo
prevenido en las leyes de extranjeros y especialmente de la nacin francesa.735
Asimismo, las autoridades teman un ataque francs y dudaban de la lealtad de los
esclavos de la colonia. Esta doble preocupacin, se refleja claramente en las rdenes que
Pedro Carbonell dirigi al funcionario Antonio Barreto:
Que en caso de desembarco de enemigos acuda a la movilizacin de () vecinos inmediatos al
paraje y aun con sus esclavos armados para rechazarlos, pero la experiencia () me han hecho ver
lo arriesgado que sera poner armas de fuego en manos de los esclavos cuya alevosa va creciendo
(), bien que espero que con el suceso de Coro queden corregidos (). Bajo este concepto por
ningn motivo conviene confiar ya de los negros esclavos las guardias (), pues a pesar de algn
mayordomo bueno, los que se destinen pueden haberlos tan malvado que de aviso a los enemigos
y nos entregue (), por cuya razn obligar usted a los hacendados () pongan en lugar de los
733

Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 16 de febrero de 1795, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LIV, ff.129-130; Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 14 de
mayo de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General, LIV, ff.157-165; Carta de Pedro Carbonell al
Conde del Campo de Alange, 14 de mayo de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General, LIV, f.171;
Lista de oficiales y subalternos franceses que han de salir para el puerto de la Guaira, AGN, Gobernacin
y Capitana General, LVI, f.38.
734

Carta de Antonio Lpez Quintana a Jos Garca, 31 de Agosto de 1795, AGI, Santo Domingo, 1032;

Carta de Jos de la Reyna a Pedro Carbonell, 1 de mayo de 1795, AGI, Santo Domingo, 1032.
735

Carta de Antonio Lpez Quintana a Pedro Carbonell, 16 de junio de 1795 AGN, Gobernacin y

Capitana General, LVI, f.3.

231

esclavos, hombres libres a sus costas (). Sera muy opuesto que en una accin de armas los
negros esclavos se unieran a los enemigos y por eso motivo dispondr usted que a cualquier
motivo se alejen al interior y solo quedarn los mayordomos () de quien () tengan probado su
amor y lealtad a sus dueos los cuales se armaran con lanzas y machetes pero no con armas de
fuego.736

A pesar de que se haba sofocado la asonada de Coro, segn el Capitn General,


los esclavos venezolanos mostraban, una mayor audacia en su resistencia contra la
autoridad. Por ello, aunque en el caso de una invasin extranjera sera necesario
movilizarlos en defensa del territorio colonial, slo deberan participar de las acciones
blicas aquellas que fuesen de total confianza. La posible alianza entre el enemigo
francs y los esclavos, era una de las peores pesadillas imaginables para las elites y los
funcionarios venezolanos.
En agosto de 1795 (poco antes de que llegasen las noticias oficiales del fin de la
guerra), el gobierno venezolano recibi nuevos reclamos de auxilio de parte del Capitn
General de Santo Domingo. En carta a Pedro Carbonell, Joaqun Garca suplicaba: Se
sirva V.S. franquearme el socorro de hombres que le sea ms posible para que no me
quede por tocar este medio antes de sufrir el sacrifico de una isla cuya capital se halla en
inminente riesgo. Yo espero que V.S. () no nos dejar perecer sin habernos
socorridos.737 Ante estos pedidos, se conform una junta extraordinaria de la que
participaron los principales funcionarios militares y polticos de la colonia.738 All, luego
de justipreciar las necesidades de Santo Domingo y las fuerzas con las que contaba
Venezuela, se decidi apoyar a los vecinos, pero nicamente con vveres. En su
resolucin Pedro Carbonell expresaba que: Vistos los votos de los seores vocales ()
que () convienen en la imposibilidad de socorrer la isla espaola de Santo Domingo
con tropas, armas y municiones por la falta () de ellas () resuelvo no se remita ()

736

Carta de Pedro Carbonell a Antonio Barreto, 26 de mayo de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana

General, LV, f.135.


737

Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 13 de agosto de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana

General, LVI, ff.362-362v.


738

Acta de junta extraordinaria del 11 de septiembre de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General,

LVII, ff.75-80.

232

socorro pues sera imprudencia y un cargo gravsimo que se me hara dejar de todo
expuesta esta () provincia () y solo s se practicar de los vveres de maz.739
Finalmente, arribaron las noticias de la paz de Basilea y las aguas se calmaron un poco.
Este tratado, disipaba los peligros de ataques externos armados contra la Tierra
Firme, sin embargo, no hacia desparecer otros efectos colaterales de las revoluciones
franco-antillanas. De hecho, fue dicha paz la que dio lugar a la dispora de las tropas
auxiliares y a la primera migracin masiva de refugiados de Santo Domingo. Asimismo,
ms all del pacto, la revolucin continuaba en las antillas y con ella la influencia
ideolgica, que pugnaba por introducirse en Venezuela y el Nueva Granada.
En mayo de1796, aparecieron nuevos textos sediciosos en Venezuela,
introducidos desde Saint Domingue. El primero que se encontr fue el denominado
Instrucciones que deben servir de regla al agente del gobierno francs destinado a la
parte espaola de Santo Domingo.740 Este texto expresaba las instrucciones que las
autoridades francesas le haban dado a Phillipe Roume, para poder tomar posesin de la
colonia espaola y congraciarse con su poblacin. En un exaltado tono republicano, las
instrucciones planteaban que: Importa sobre todo hacer que nuestros nuevos
conciudadanos amen la repblica y procurar conservar si es posible en la isla toda aquella
parte preciosa de poblacin.741En este sentido, se estableca que el comisionado hara
todo lo posible por romper con los mitos anti-republicanos que existan entre la poblacin
espaola y por presentar a la repblica y al catolicismo como compartibles: () se
valdr de todos los medios posibles de persuasin para desimpresionar a aquellos
ciudadanos de las falsas ideas que hayan podido imprimirles de la revolucin francesa y
disipar en su espritu cuantos recelos se les haya inspirado acerca del libre ejercicio de su
religin.742 Asimismo, las instrucciones promovan un discurso abolicionista moderado
dado que apuntaba a terminar con la esclavitud en Santo Domingo, sin desarticular las
739

Resolucin de Pedro Carbonell, 15 de septiembre de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General,

LVII, f. 92.
740

Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 23 de agosto de 1796, AGN, Gobernacin y Capitana

General, LIX, f.235; Copia del texto Instrucciones que deben servir de regla al agente del gobierno francs
destinado a la parte espaola de Santo Domingo AGI, Estado, 58, N.8.
741

Idem.

742

Idem.

233

relaciones econmicas blancos y negros. As, planteaban que se deba difundir las
siguientes ideas entre la poblacin espaola para convencerlos de lo conveniente que
resultara la emancipacin de los esclavos en Santo Domingo: Deben () los nuevos
colonos franceses () esperar que esclavos libres ya no abusarn de su libertad () y
que no se les separarn jams de su lado como hijos reconocidos. Ms cuando la libertad
de los esclavos fuese una perdida real para sus dueos quedara () compensada con la
garanta que la constitucin de la propiedad del territorio () con la perspectiva de las
utilidades de un comercio ms extenso que antes y con las dems ventajas que les
resultarn de un gobierno republicano.743
A pesar del tono moderado de estas instrucciones, las autoridades venezolanas
consideraron que atacaban las bases mismas del orden poltico y social espaol. La Real
Audiencia se reuni para deliberar sobre el tema y entendi que el texto contena: ()
varias expresiones capaces de causar perjudiciales impresiones en las gentes sencillas
especialmente en los esclavos que en esta provincia pasan de cien mil 744 y seal que:
El peligro imaginado aunque tan grande no es mayor que otros que puede producir el
curso y lectura indiferente del mencionado papel y descuido del magistrado en tomar
medidas futuras y prudentes para recoger y detener esta y cualquier otros semejantes
documentos.745 Para contrarrestar esta amenaza, el tribunal le sugiri al Capitn General
que llevase adelante una investigacin para recoger los ejemplares que hubiesen
ingresado a la colonia y tomase medidas de control para evitar que otros fuesen
introducidos. Sin embargo, le indic que se actuase con suma cautela para evitar llamar la
atencin. Pedro Carbonell sigui estas recomendaciones e instruy a los gobernadores de
las provincias para que buscasen las copias de dicho papel sedicioso y al responsable de
su publicacin en el territorio colonial.746 Luego de una intensa investigacin, los

743
744

Idem.
Citado en Callham, op. cit., p. 13.

745

Acuerdo de la Real Audiencia de Caracas, 27 de mayo de 1796, AGI, Estado, 58, N. 8.

746

Carta de Fernando Miyares a Pedro Carbonell, 14 de julio de 1796, AGN, Gobernacin y Capitana

General, LIX, f. 19; Soriano, op. cit., p. 105

234

funcionarios hallaron varias copias de las instrucciones en Coro e incluso, en un pequeo


pueblo del interior de la provincia de Barinas.747
Poco tiempo despus, en agosto de 1796, las alarmas de la Capitana General
volvieron a sonar. Esta vez las autoridades, hallaron tres nuevos textos revolucionarios
que haban sido difundidos entre la poblacin local. El primero era annimo y comenzaba
con la frase: Despus de las noticias recibidas yo me lisonjeo, el segundo se intitulaba
Carta Encclica de muchos obispos de Francia a sus hermanos obispos escrita en 1792
y el tercero era una carta dirigida al obispo de Santo Domingo firmada por Gregorio
Obispo de Loir y miembro de la convencin Nacional Francesa, con fecha del 19 de
octubre de 1795.748 A pesar de que los tres generaron preocupacin en el Capitn General
y en los miembros de la Real Audiencia, el primero de ellos fue el que caus mayor
temor entre las autoridades debido a su fervor republicano.749 ste era una carta annima,
dirigida a los dominicanos, que festejaba las instrucciones que Francia le haba dado a
Phillipe Roume y que celebraba el hecho de que los criollos pasaran a vivir en un orden
poltico superior al monrquico. A su vez, auguraba la expansin del modelo republicano
a otras naciones. En sus palabras:
Despus de las noticias recibidas yo me lisonjeo de que las instrucciones del gobierno francs a
su agente provisional derraman un blsamo de consuelo en los corazones de nuestros nuevos
hermanos los habitantes de la parte antes espaola de Santo Domingo. Estas instrucciones son el
blsamo de nuestras propiedades y os afianzan que lejos de perder nuestras fortunas por la
incorporacin con una de las mayores familias del gnero humanos sern ms ricos y ms felices
por el nuevo orden poltico y econmico, que arreglar () las colonias, orden que las otras
naciones se vern precisadas a adoptar, ya sea para conformarse con las leyes de la eternidad, ya
para ceder a la imperiosa ley de la necesidad.750

747

Carta de Fernando Miyares a Pedro Carbonell, 14 de noviembre de 1796, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LIX, f. 296; Soriano, op. cit., p. 105; Callahan, op. cit., p. 13.
748

Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 20 de agosto de 1796 AGN, Gobernacin y Capitana

General, LIX, f. 236.


749

Acta del acuerdo extraordinario de la Real Audiencia, 20 de agosto de 1796, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LIX, ff.219-223.


750

Copia del texto Despus de las noticias recibidas yo me lisonjeo, AGN, Gobernacin y Capitana

General, f. 240.

235

Seguidamente, el autor haca una fuerte reivindicacin de la revolucin francesa,


describindola como un acontecimiento poltico-divino, libertario e igualitario, de
trascendencia universal, destinado a expandirse por toda la tierra. Deca:
Os considero demasiado ilustrados para confundir la revolucin que ha comenzado por la Francia
con aquellos eventos parciales, que tantas veces han agitado a algunos lugares aislados () y el
orden de los sucesos () milagrosos que han hechos triunfar entre nosotros la libertad y la
igualdad, bastarn para convenceros de que la () revolucin no puede ser obra de los hombres.
() Estaba sin duda decretada () por el autor del universo. l ha coordinado progresivamente
sus resortes. Es un rbol majestuoso que comienza a florecer ya en Francia y cuyos frutos van a
progresar sobre la superficie de la tierra.751

A su vez, analizando el tratado de Basilea, alentaba a los dominicanos a quedarse


en la isla bajo la dominacin francesa y criticaba a la poltica espaola en Amrica. As,
defendiendo el abolicionismo y la emancipacin poltica de los criollos, planteaba un
paralelismo entre la esclavitud y el yugo de la dominacin colonial ibrica:
Podris o mis hermanos de Santo Domingo, podris desconsolarnos acaso por los derechos que
deben gozar los negros, cuando vosotros vais a libertarnos de un yugo mil veces ms () odioso
()? Vosotros (), los manejis, () los cuidas y vosotros no los habis tratado jams con tanta
() barbarie como os ha tratado a vosotros el gobierno espaol. Dad mil gracias a providencia la
corte de Espaa no ha vendido y despus pensaba en volvernos a tomar para dejar morir () de
miseria. Ella ha violado () con vosotros los juramentos de su () pretendido ttulo de soberana
sobre Amrica y su pacto con los vecinos ().Vosotros sois por este hecho () extraos al
gobierno espaol () sois libres.752

El tono exaltado de dicha cart, asust al gobierno venezolano que nuevamente


puso en marcha sus medidas de control ideolgico. En este sentido, el Capitn General,
orden a los gobernadores provinciales y a la cpula de la iglesia, que buscasen y

751

Idem, f.240.

752

Idem, f. 244.

236

recolectasen todas las copias posibles de dichos textos.753 Asimismo, Pedro Carbonell, se
comunic con Manuel Godoy, para informarlo de todo lo acontecido.754
En paralelo a estos sucesos, Nueva Granada sufra nuevos embates de las
revoluciones franco-caribeas. A fines del ao 1796, se dio un desembarc de corsarios
franceses, procedentes de Saint Domingue, en la costas de Ro Hacha. Esta presencia de
extranjeros indeseados, preocup a las autoridades locales que los apresaron y los
remitieron a Cartagena desde donde fueron expulsados haca la ciudad de Les Cayes, al
sur de Saint Domingue, puerto del cual, al parecer, haban partido.755
Mientras tanto Espaa y Francia firmaron el tratado de San Ildelfonso el 18 de
agosto de 1796, estableciendo una alianza en contra del imperio britnico. Este pacto
tuvo consecuencias paradjicas, debido a que, mientras Espaa mantena su coalicin con
aquel pas, buscaba que los influjos revolucionarios de Francia y de las antillas galas no
penetrasen en su extenso imperio. Una tarea que result imposible de concretar.

El tratado de San Ildelfonso y las relaciones entre las antillas francesas y la Tierra
Firme

Segn Alejandro Gmez, el tratado de San Idelfonso tuvo inmediatas


repercusiones en el Caribe, dado que fue rpidamente utilizado por Victor Hugues para
fortalecer su posicin en su guerra contra Inglaterra.756 Desde 1794, el comisionado de
Guadalupe haba conformado una aguerrida escuadra de corsarios (con marinera
afrodescendiente) que atormentaba a los buques britnicos. Anoticiado de la alianza con
Espaa, envi un delegado a Venezuela para solicitarle al gobierno que permitiese la
entrada de sus barcos en los puertos de aquella colonia. Su intencin inmediata era
utilizar aquellos puertos como apostaderos estratgicos, en defensa de la isla de Curaao,
que corra riesgo de ser ocupada por los ingleses. Pero la mediata era que de ahora en
753

Circular de Pedro Carbonell a los gobernadores de las provincias de Venezuela, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LIX, ff. 270.


754

Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 23 de agosto de 1796 AGN, Gobernacin y Capitana

General, LIX, ff.237-249.


755

Carta de Jos de Ezpeleta a Manuel Godoy, 6 de diciembre de 1796, AGI, Estado, 52, N.8.

756

Gmez, op. cit., pp.18-19.

237

adelante, los corsarios franceses pudiesen recalar en dichas ciudades costeras para reabastecerse. Sin embargo, en aquella oportunidad el Capitn General interino Joaqun de
Zubillaga y la Real Audiencia, se opusieron por considerar que violaba las reales rdenes
de la metrpoli e implicaban un riesgo para la Tierra Firme. Ciertamente, teniendo en
cuenta los antecedentes previamente estudiados, permitir el ingreso de buques armados
franceses pareca cuanto menos una imprudencia.757
Empero, en la medida que las noticias oficiales del acuerdo llegaron a Venezuela,
el gobierno local se vio obligado a aceptar las solicitudes de Victor Hugues.758 A partir
de ese momento, se abri una breve etapa en la cual las autoridades de las antillas
francesas y de Venezuela colaboraron recprocamente, sin dejar de tenerse una mutua
desconfianza.759 As, durante un tiempo empezaron a recalar corsarios galos en los
puertos venezolanos, pero el gobierno hizo todo lo posible por impedir que las
tripulaciones bajasen a tierra y se vinculasen con la poblacin. 760 Las consecuencias de
esta poltica estallaron poco tiempo despus.
Empero, los devastadores resultados de la guerra contra Inglaterra, se hicieron
sentir de inmediato. En febrero de 1797, la escuadra dirigida por el Almirante Henry
Harvey tom la isla de Trinidad. Ante la ofensiva de unos 59 buques de guerra y 6.750
hombres, que superaban ampliamente las reducidas tropas espaolas, el Gobernador Jos
Mara Chacn capitul y entreg la provincia al enemigo, el 18 de febrero de 1797.761
Esta conquista implic un duro golpe para Espaa y para Venezuela, dado que los
ingleses lograron establecer, en las puertas de la Tierra Firme, una base de operaciones
desde la cual conspirar contra su enemigo. Como veremos posteriormente, el gobierno
757

Carta de Joaqun de Zubillaga a Manuel Godoy, 11 de octubre de 1796, AGI, Estado, 65,N. 55. ;

Gmez, op. cit., p.12


758

Carta de Joaqun Zubillaga a los seores Agentes particulares del Directorio Ejecutivo de Francia en las

islas de Barlovento, AGN, Gobernacin y Capitana General, LX, ff.284-285. Gmez, op. cit., p.12.
759

Gmez, op cit., pp.12-13.

760

Carta de Esteban Fernndez Len a Pedro Carbonell, 10 de enero de 1795, AGN, Gobernacin y

Capitana General, X, f.282.


761

Carta de Jos Mara Chacn a Manuel Godoy, 27 de febrero de 1797, AGI, Estado, 66, N.56; Copia

de la capitulacin firmada por Henry Harvey y Jos Mara Chacn, 18 de febrero de 1797, AGI, Estado,
66, N.56.

238

britnico de Trinidad, desde 1797 en adelante, apoyar numerosos proyectos que


buscaban desestabilizar la dominacin espaola en Amrica.
A comienzos de 1797, luego de aquel suceso, Phillipe Roume le escribi una
misiva a Pedro Carbonell. En la misma, se lamentaba de lo ocurrido y criticaba la
actuacin de Jos Mara Chacn, refirindose a ella como: la vergonzosa ()
capitulacin del Gobernador de la Trinidad, que no solamente ha entregado aquella
colonia a los enemigos de Espaa, sino tambin los navos, las armas y municiones que
all existan.762 En contrapartida, presentaba una imagen optimista de lo que aconteca
tanto en Santo Domingo como en Saint Domingue. All, en su opinin, las tropas galas
avanzaban venciendo a los ingleses y logrando la adhesin de negros y mulatos. En el
marco de ese relato, el comisionado presentaba una fuerte reivindicacin de la poltica
igualitarista y abolicionista llevada adelante en dicha colonia. En sus palabras.
El buen orden se ha restablecido en aquella preciosa parte de la colonia: nuestros nuevos
hermanos los africanos conocen sus derechos y sus deberes como los otros ciudadanos. Los
propietarios estn obligados a pagar el trabajo de los cultivadores. Tampoco se permite que estn
ociosos. Los propietarios libres de todos los temores inseparables del despotismo se admiran de
hallarse ms ricos que lo eran bajo el rgimen de la esclavitud y los cultivadores reintegrados en
los derechos () del genero humano no se hallan menos admirados de ver que el mismo trabajo
que antes les pareca excesivo no es en realidad sino la mitad de que hacen en el da de su ()
voluntad. En fin, Sonthonax y Raimond prueban con la evidencia de los hechos que si la
esclavitud es el mayor de los delitos contra las leyes divinas y naturales no lo es menos perjudicial
a la agricultura y al comercio.763

Esta misiva inquiet a las autoridades de Venezuela y en una reunin de la Real


Audiencia, se manifestaron muy molestos por la situacin, recordando que desde
mediados de 1796 se haban introducido textos subversivos desde Saint Domingue. En
este sentido, entendan que: Desde entonces y an antes ha observado el acuerdo la
uniformidad de los designios con que se procuran introducir extender semejantes papeles
762

Carta de Phillipe Roume a Pedro Carbonell, 5 de mayo de 1797, compilado en Garca Chuecos,

Hctor (comp.), Documentos relativos a Revolucin de Gual y Espaa, Caracas, Instituto Panamericano de
Geografa e Historia, 1949, p.77.
763

Idem, p.79.

239

y que con otros diversos medios para la persuasin llevan la misma intencin aquellos en
que se excita a los habitadores de esta provincia a salir de la obediencia de su Majestad a
elegir su arbitrio un gobierno independiente y abrir un comercio franco a todos los
pueblos del mundo.764 Asimismo, se referan de manera muy crtica a la carta escrita por
Philippe Roume, considerndola una abierta reivindicacin a la abolicin de la esclavitud
y un ataque al orden colonial en Venezuela. Segn los miembros de la Audiencia en la
misiva: Roume () pasa a referir los sucesos de la repblica francesa en aquella isla y
sentando que la esclavitud es el mayor de los delitos contra las leyes naturales y divinas,
emplea () frases dirigidas a persuadir que es () conveniente () a la sociedad, a la
agricultura y el comercio poner en libertad a los esclavos (). Siguiendo los impulsos
() de su opinin, ha tomado por oficio zaherir el sistema gubernativo de Espaa,
hacerlo odioso a su vasallos ().765
Por todos estos motivos, los miembros de la Real Audiencia, le recomendaron al
Capitn General que no contestase la carta, ni que mantuviera correspondencia con el
referido agente, ms all de la necesaria. Asimismo, le plantearon que si el comisionado
continuaba escribindole misivas de ese tenor, se le debera hacer ver que iban en contra
del tratado de alianza.766 Evidentemente, las autoridades se encontraban a disgusto con la
obligacin de vincularse con sus nuevos aliados. Sin embargo, si esta situacin les gener
inquietud, no fue nada en comparacin, con el terror, que le caus el descubrir, dos das
despus, que en la Capitana General se tramaba una conjura en contra del orden colonial.

La Guaira en el contexto de las revoluciones franco-antillanas

Para comprender el devenir de la conspiracin de La Guaira de 1797, es menester


analizar la situacin socio-econmica de aquella ciudad y los diferentes antecedentes que
la hicieron posible. A fines del siglo XVIII, La Guaira, era el puerto ms importante de la
colonia. Su relevancia econmica, vena desde el momento en que la Real Compaa
Guipuzcoana haba establecido su base de operaciones all. Sin embargo, aquella
764

Acuerdo de la Audiencia de Caracas, 12 de julio de 1797, Garca Chuecos (comp.), op.cit., pp. 83-84.

765

Idem, p.84.

766

Idem, 85.

240

importancia aument al calor de desarrollo econmico que vivi la colonia con las
reformas borbnicas. Para aquella poca, casi el 90% del comercio legal y mucho del
ilegal, se realizaba en sus radas. Esta preeminencia, no slo responda a causas histricas,
sino tambin geogrficas. Era el puerto ms cercano a Caracas y por ende la puerta de
entrada y salida hacia el corazn de la colonia. La posicin geogrfica tambin lo
converta en un lugar estratgico muy relevante. Al igual que Puerto Cabello, era un
bastin militar fortificado, que contaba con una tropa fija de alrededor de 800 hombres.
A fines del siglo XVIII la poblacin rondaba las 6.000 personas y para la primera
dcada del siglo XIX, esta cifra habra trepado a los 7.000 u 8.000 individuos. Los
blancos era minora frente a una mayora de afrodescendientes, tanto libres como
esclavos. Segn el comerciante britnico Robert Semple, quien visit el pueblo en 1810:
La poblacin de La Guaira es de 8.000 personas de todos los colores. De estos,
comparativamente pocos son europeos o incluso criollos, siendo mayor en proporcin los
hombres de color.767 Debido a la histrica presencia de la Real Compaa Guipuzcoana,
muchos de los blancos eran vascos o descendientes de vascos. Un nmero importante de
ellos eran comerciantes o tenan haciendas, donde los esclavos cultivaban productos de
exportacin. Sin embargo, es menester destacar, que no haba una gran densidad de
comerciantes, dado que la mayora resida en Caracas. 768 Asimismo, un porcentaje
considerable de los blancos formaban parte de las milicias o eran oficiales de las fuerzas
armadas.
La poblacin subalterna, dividida en pardos, esclavos e indgenas, cumpla los
mismos roles que en el resto de la Capitana General. Los primeros eran mayora y se
desempeaban como trabajadores portuarios, marineros, artesanos, soldados y milicianos
en las compaas de pardos. Por su parte, una minora de los esclavos trabajaban como
domsticos, mientras que, el grueso de ellos, cultivaba las tierras de las haciendas.769
Siguiendo a Soriano, podemos decir que, a pesar de que en La Guaira existan las
mismas contradicciones que en el resto de Venezuela, durante la ltima dcada del siglo
XVIII, la influencia del ideario ilustrado y el ejemplo de los sucesos franco-antillanos,
767

Semple, Robert, Sketch of the present State of Caracas, Londres, Robert Baldwin, 1812, p.35.

768

Depons, op. cit., tomo I, p. 54.

769

Soriano, op. cit., pp. 257-258.

241

hicieron que stas comenzaran a diluirse parcialmente y que grupos de diferente raza y
calidad, empezaran a confluir (an con tensiones) en pos de un proyecto poltico
comn.770 Justamente, los alcances y lmites de estos acuerdos marcaron el devenir de la
conspiracin de 1797.
Al igual que otras ciudades portuarias La Guaira era un pueblo bullicioso, con
mucho movimiento y repleto de visitantes, deseados e indeseados, que no slo traan
productos para comerciar, sino tambin noticias, rumores y otras tradiciones polticas y
culturales a la colonia. Era un lugar vivo, donde tenda a reinar cierta indisciplina social y
una cultura subterrnea, que era muy difcil de controlar por parte de las autoridades.771
Jos Mara Reina, quien arrib a dicho pueblo en 1787, como Ministro de Hacienda y
Contador del ejrcito de La Guaira, nos presenta, con preocupacin, el siguiente
panorama:
Conoc ser un pueblo de un trazo mas que franco advirtiendo dos especies de gentes, unos de un
modo de pensar libre y poco decoroso, criados a su libre albedro y voluntariedad y otros a quienes
la codicia los tenia dominados al lucro (), dispuestos siempre a () resistir el pago de los reales
derechos () comprend () que los achaques que padeca la poblacin podra ocasionarlo la
tibieza de su gobierno, el poco celo en refrenar los genios duros, indagar lo que se trataba en las
concurrencias y compaa de los jvenes, celar sus pasos y vigilar sus conductas para contener los
vicios que son propios en los Puertos de mar, donde la variedad de naciones, que lo frecuentan
acarrean la corrupcin, el desorden.772

Esta condicin estructural de La Guaira, se vio intensificada, a partir de 17891793, debido a la influencias de la revolucin de Hait y a la guerra franco-espaola. En
aquel contexto, el puerto se vio inundado de noticias, rumores y papeles sediciosos, que
entraban de contrabando a la colonia. Sin embargo, como si esto fuera poco, el conflicto
con Francia hizo que vinieran a recalar a sus crceles alrededor de 900 prisioneros,
soldados franceses y esclavos de Saint Domingue. Aquellas noticias, textos sediciosos y
visitantes indeseados, marcaron fuertemente a los diferentes sectores de la poblacin. Las
770

Idem, pp.258-259.

771

Idem, p. 254.

772

Informe de Jos Mara Reina a la Real Audiencia, 15 de agosto de 1797, AGI, Caracas, 430, pieza 44,

ff. 6-7v.

242

autoridades hicieron lo posible por contener esas amenazas, pero no fueron suficientes ya
que amplios grupos de la sociedad comenzaron a anoticiarse, de primera mano, de lo que
aconteca en Francia y en las vecinas antillas galas y para peor a vincularse directamente
con los reclusos. As, esclavos y pardos empezaron a hablar de los logros de los
afrodescendientes de Saint Domingue y grupos blancos fortalecieron sus crticas, frente a
la dominacin espaola, a partir de estas lecturas y contactos. Incluso hubo pardos, como
Narciso del Valle, (uno de los principales conjurados) que tuvieron la posibilidad de
vincularse directamente con los prisioneros. Todo esto fue generando una situacin
revolucionaria en ese puerto.773Nuevamente, Jos Mara Reina en su informe, da cuenta
de dicha situacin:
La guerra con la Francia aument el libertinaje () del puerto, porque teniendo cuidado aquellos
republicanos vecinos de repartir () su nuevo sistema de doctrina () y mximas perniciosas
segn () se deca hallaban acogida en los que ya picados de esta peste la celebraban y se
complacan. Pero lo que acabo de soltar los diques a los apasionados fue la remisin de los
novecientos y mas prisioneros franceses republicanos de la isla de Santo Domingo a dicha plaza,
pues a pesar del resguardo que se tenia en su custodia, () tuvieron un trato franco con el pblico,
pero muy particularmente con Don Josef de Espaa y Don Juan de Arrambide.774

Ms all de la tpica francofobia de las autoridades espaolas, esta influencia y


estos contactos existieron y fueron muy importantes, ya que muchos de los conjurados de
1797, reconocieron posteriormente su relevancia. As por ejemplo, Jos Rusiol, un de
los principales conspiradores, admita que en su confesin del 1 de noviembre de 1797
deca: que por lo que respecta a las conversaciones tenidas a los principios de la
revolucin de la Francia no puede designar personas, ni explicar las especies que se
773

Aizpurua, Ramn, La conspiracin por dentro: un anlisis de las declaraciones de la conspiracin de La

Guaira de 1797, en Juan Carlos Rey (et al.) Gual y Espaa, La Independencia frustrada, Caracas,
Fundacin Empresa Polar, p. 251; Michelena; Carmen, Luces Revolucionarias: De la Rebelin de Madrid
(1795) a la Rebelin de La Guaira (1797), Caracas, Fundacin Centro de Estudios Rmulo Gallegos,
2010,pp-197-199; Lpez, Casto Fulgencio, Juan Picornell y la Conspiracin de Gual y Espaa, CaracasMadrid, Nueva Cdiz, 1955, p. 73.
774

Informe de Jos Mara Reina a la Real Audiencia, 15 de agosto de 1797, AGI, Caracas, 430, pieza 44,

, ff.7-8v.

243

hablaban ni trataban porque entonces se discurra con generalidad y publicidad y cada


uno conforme a sus ideas y conocimientos aprobaba o reprobaba el nuevo gobierno de los
franceses775Y posteriormente, en su declaracin del 10 de noviembre del mismo ao,
sealaba que haba: una disposicin general en los habitantes de la Guaira para abrazar
las mximas de libertad e igualdad, observando que se hablaba con publicidad () acerca
de establecimiento de repblica.776Por su parte, Jos Mara Espaa, uno de los lderes de
la conjura, confesaba en 1799:
Que desde que estuvieron en el puerto de la Guaira, los franceses prisioneros () de Santo
Domingo con motivo de la comunicacin que se tuvo con ellos, se comenz a hablar con
desembarazo, () en aquel Puerto en favor del gobierno republicano de () de los franceses, y de
los decretos que emanaban de la convencin, y consiguientemente en odio de nuestra constitucin,
explicndose as el pueblo general, nominadamente aquellos que trataban con los citados
prisioneros y lo eran Narciso del valle, Jos Rusiol, Don Joaqun Sorondo, Don Manuel Gual,
Don Jos Anttonio Pardo, () Don Marttin Goenaga, y el confesante, y adems otros (), como
Don Juan Jos Mendiri, Don Agustn Garca, Don Pedro Canibens, Don Miguel de Larruleta, Don
Francisco Cinza, Don Patricio Ronan y Don Juan Lartigue, todos los cuales en las tertulias, ()
que tenan ya en las casas de los indicados Ronan, y Mendiri; y ya en el puente del ro arriba
donde solan juntarse, manifestaban su opinin, y discurran en los trminos expresados, llegando
la libertad a tal exceso, que en ocasin que se tubo noticia de haberse apoderado las tropas
francesas de las lneas de Irun en la provincia de Guipuzcoa se brind en obsequio () de este
suceso en un convite que hubo en el ro arriba777

Asimismo, Jos Manuel Pino, un pardo miembro de la conspiracin, declar que


Narciso del Valle, pardo y uno de los cabecillas, era un ferviente admirador de la
revolucin francesa y no slo se dedicaba a leer sobre el tema y a difundir sus ideas, sino
que tuvo contactos y amistad con los prisioneros republicanos:
Que quien persuadi () al confesante a entrar en el partido de la revolucin fue Narciso del
Valle, a quien desde el tiempo de la guerra con la nacin francesa, siempre oy hablar en alabanza
de sus pensamientos, y muy adicto a leer sus libros, y a celebrar sus sucesos, de suerte que cuando
775

Declaracin de Jos Rusiol, 1 de noviembre de 1797 AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 75-75v.

776

Declaracin de Jos Rusiol, 10 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 256-256v.

777

Declaracin de Jos Mara Espaa, 2 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 46-48v.

244

estuvieron presos en () la Guaira los prisiones franceses () de Santo Domingo, tiene presente
que un da en que estos festejaban el cumple aos de su revolucin dijo Narciso al confesante que
viese la satisfaccin con que estaban aquellos hombres en la prisin sin afligirse por ella, y que en
todo se distinguan por mejora de los espaoles; () y que en ese propio tiempo tubo Narciso
amistad con los oficiales Monsieur Franqu y otro nombrado Rouseau, o Rossel. 778

Los conjurados de La Guaira y Caracas

Estas influencias repercutieron en un amplio conjunto de personas, de diferentes


sectores tnico-raciales, que desde 1794-1795 comenzaron a dialogar y a soar con una
posible rebelin republicana en Venezuela, que siguiera el ejemplo de las revoluciones
franco-antillanas. A partir de 1796, lo que inicialmente era un sueo, se fue convirtiendo
en una verdadera conjura. La conspiracin tena su centro en La Guaira, con
ramificaciones en Caracas y sus principales lderes eran Jos Mara Espaa y Manuel
Gual.
Jos Mara Espaa naci en 1761 en La Guaira, hijo del sargento Jos de Espaa
y Anastasia Rodrguez. De joven vivi un tiempo en Bayona, donde recibi su educacin
y de regreso a la colonia, se integr al ejrcito y se cas con Josefa Joaquina Snchez
Bastidas. Al morir su padre, en 1788, hered su hacienda en la que cultivaba caf y
cacao, con numerosa mano de obra esclava. Asimismo, en 1793, fue designado como
Teniente Justicia Mayor del pueblo de Macuto. Jos Mara Espaa, se destacaba por su
amplia cultura ilustrada, siendo poseedor de unas de las ms ricas bibliotecas de la
colonia. Biblioteca en la que se encontraban ms de 130 libros de filosofa, historia,
derecho, teologa, economa, entre los cuales haba varios libros prohibidos.779
Por su parte, Manuel Gual naci en La Guaira, en 1759. Era hijo del coronel
retirado, Mateo Gual y de Josefa Ins Curbelo e Ibieta. Siguiendo los pasos de su padre,
se enrol en el batalln de Granaderos de las milicias de infanteras regulares de Caracas,
llegando al rango de capitn. Se retir de la fuerza en 1796, debido a que sus reclamos de
ascenso fueron rechazados. Adems, tena una hacienda, en la que viva, en el pueblo de
778

Declaracin de Juan Manuel Pino, 14 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 43, pieza 64 ff 23.24

779

Lpez, op. cit., pp. 69-70, 170; Michelena, op. cit., p. 189.

245

Santa Luca, cerca de Caracas. All, medio centenar de esclavos cultivaban caf, cacao,
maz y ail. Era amigo de la infancia de Jos Mara Espaa y responsable de extender la
conspiracin hacia Caracas.780
Desde 1794, Jos Mara Espaa se encarg de tejer una red de individuos que
posteriormente fueron conformando el grupo de conjurados de La Guaira. En paralelo,
Manuel Gual hizo lo propio en Caracas. El grupo de La Guaira era heterogneo,
compuesto tanto por blancos de status alto y medio, como por pardos y negros milicianos
y artesanos. A partir de tertulias donde se lean textos ilustrados y se discutan los eventos
de las revoluciones de Estados Unidos, Francia y las Antillas, Jos Mara Espaa fue
articulando a funcionarios, militares, eclesisticos, comerciantes, profesionales y
hacendados.781 Entre los principales blancos, merecen destacarse: Juan Agustn Gonzlez,
comandante militar del puerto; Bonifacio Amezcaray, alfrez de navo de la real armada;
el francs Juan Lartigue de Conde, capitn del real cuerpo de ingenieros; Juan Jos
Mendiri, comandante del puerto y contador real interino, Martn de Goenaga, oficial de
real hacienda; Joaqun Sorondo, empleado de la Real Hacienda; Patricio Ronn, teniente
de ingenieros y comandante extraordinario del puerto; Jos Francisco Oramas, alcalde de
la crcel; Jos Rusiol, el cura Juan Agustn Gonzlez, los hacendados Miguel Antonio
Larrueta y Francisco Sinza; los comerciantes Jos Montesinos y Juan Javier de
Arrambide, cuados de Espaa, el mdico francs Pedro Canivens y Domingo Snchez
oficial de las cajas reales, entre otros.782 Gran parte de ellos tenan un status muy alto y
roles destacados en la sociedad local. Asimismo, muchos eran militares, algo que le daba
a la conjura una particular fortaleza. Por su parte, los afrodescendientes estaban
acaudillados por el barbero y miliciano pardo, Narciso del Valle, quien saba leer y
escribir y manejaba conocimientos de otros idiomas. En su barbera conform una tertulia
en la cual se lean y debatan textos revolucionarios, que l mismo traduca o escriba y

780

Lpez, op. cit., p. 81; Michelena, op. cit.,pp. 188-189 ; Soriano, op. cit., p. 262.

781

Declaracin de Jos Rusiol, 2 de agosto de 1797 AGI, Caracas, pieza 51, ff. 11-12; Soriano, op. cit.,

pp. 262-263.
782

Lpez, op. cit. p. 50; Soriano, op. cit. p. 263-264; Michelena, op. cit., pp.190-193; Aizpurua, op. cit.; en

Rey (et al.), op.cit., pp-231-238.

246

los sucesos que agitaban al caribe y al mundo atlntico.783 Segn Jos Rusiol: Narciso
() form por si mismo una () proclamacin a los sambos () de Curiepe,
exhortndolos a () hacer () lo mismo que haban hecho los franceses y los ingleses
americanos (), persuadindoles a que era justo hacerlo as con varios ejemplos del
pueblo de Israel en el tiempo que era gobernado por jueces del Norte America y de la
Francia, discurriendo al mismo tiempo sobre la igualdad natural y dems derechos del
hombre, y afirmando que solo por un efecto de desgracia y opresin haban podido
perderlo.784

Jos Rusiol agregaba que, entre otros, se lean:


La declaracin de independencia de las provincias unidas de Amrica, el discurso del Lord
Gratan hecho en la Cmara de los Comunes en el Reino de Irlanda, la nueva Constitucin del
Estado de Pensilvania: una relacin de la causa y muerte de Luis Diez y Seis, y copia de las piezas
hechas en su defensa y un discurso del ciudadano Kersen a la convencin de Orleans,
manifestndola las mximas perniciosas del Gabinete de Inglaterra que la declaracin de
Independencia del Norte Amrica, y el discurso del Lord Gratan, fue uno y otro traduccin hecha
por Don Patricio Ronan, y que la primera fue hecha de una obra dividida en cuatro tomos y
titulada Historia de la Revolucin del Norte Amrica785

A partir de su prdica, Narciso del Valle reclut a Jos Cordero, su principal


lugarteniente, miliciano del batalln de pardos de La Guaira, y a varios de sus
compaeros de armas como, los pardos Miguel Granadino, Jos Ramn Prncipe, Juan
Moreno y Jos Manuel del Pino. Todos ellos, posteriormente fueron comprometiendo a
otros camaradas. De esta clula tambin participaba el negro Lorenzo Acosta, oficial de

783

Gmez, Alejandro, La Revolucin de Caracas desde abajo: impensando la primera independencia de

Venezuela desde la perspectiva de los libres de color y la pugnas poltico-belicas que se dieron en torno a
su acceso a la ciudadana, en Nuevos Mundos-Mundos Nuevos, p. 9; Soriano, op. cit., p. 265-266,
Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op.cit., p. 239.
784

Declaracin de Jos Rusiol, 4 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff.124-124v.

785

Declaracin de Jos Rusiol, 6 de noviembre de 1797,AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 155v-156.

247

las milicias de morenos Carayaca.786 Supuestamente, este sera el encargado de reclutar a


los a negros de dicha compaa y a otros de aquel pueblo.
Por su parte, segn Casto Fulgencio Lpez ,el grupo de Caracas, estaba
constituido por:
Manuel Gual (); el Dr. Luis Peraza y Ayala, abogado de la Real Audiencia; Manuel
Montesinos () comerciante y hacendado; Esteban Valenciano dueo de la hacienda Caricuao en
Antmano; Vicente Estrada, dueo de la bdega de Los Traposos; los militares: Agustn Serrano,
sargento del Batalln de Veteranos, Nicols de Len () subteniente de Granaderos; Jos Rosalio
Camacho, alguacil de la Real Audiencia, Ana Mara Castro, () duea de una posada () y
muchos otros militares y civiles.787

Segn Ramn Aizpurua, estos grupos, a pesar de sus tensiones y heterogeneidad,


se fueron vinculando gracias al esfuerzo militante de Jos Mara Espaa, Manuel Gual,
Jos Rusiol, Patricio Ronn, Narciso del Valle y Jos Cordero.788 Esta situacin
revolucionaria se vio intensificada a fines de 1796 y comienzos de 1797, con la llegada a
La Guaira de varios reos de estado, que haban liderado la fallida rebelin de San Blas. El
3 de diciembre de 1796 arrib Juan Bautista Picornell y el 29 de diciembre lo hicieron
Sebastin Andrs, Manuel Corts de Campomanes y Jos Lax.789 Estaban destinados a
cumplir sus condenas en los presidios de Panam, Puerto Cabello y Portobelo. Sin
embargo, mientras esperaban a ser trasladados all, fueron recluidos en las crceles de La
Guaira.790
Aquellos reos de estado, liderados por Juan Bautista Picornell, conformaban un
grupo de intelectuales y funcionarios crticos, influidos por el ideario ilustrado y por la
revolucin francesa, que haban intentado llevar adelante una rebelin republicana en
Espaa para derrocar el absolutismo de Carlos IV y Manuel Godoy. A pesar de haber
trazado sus planes al detalle, la conspiracin fue descubierta poco antes de que estallara,

786

Gmez, op. cit., p. 7; Soriano, op. cit., p. 265-266, Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op.cit.,p. 239.

787

Lpez, op. cit., p. 72.

788

Soriano, op. cit., p. 266. Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op.cit.,pp. 241-242.

789

Michelena, op. cit., p.179

790

Lpez, op. cit., p. 53.

248

el da de San Blas. Sus principales protagonistas fueron encarcelados y luego de un juicio


sumario, condenados a muerte. Sin embargo, gracias a la clemencia real, se les conmut
la pena por la de destierro y prisin perpetua en las referidas crceles de Amrica. 791 Por
aquellas coincidencias del destino, en su viaje a las Indias, los reos fueron a recalar al
convulsionado puerto de La Guaira, donde, desde hace un tiempo, Manuel Gual y Jos
Mara Espaa, venan haciendo esfuerzos para organizar su propio movimiento
revolucionario.
Lejos del cuidado prescripto por las autoridades, los prisioneros entraron en
contacto con los conjurados locales, dndose as una virtuosa retroalimentacin entre
ambos grupos. Gracias a las facilidades otorgadas por el alcalde de la crcel, Jos
Oramas, Juan Bautista Picornell comenz a tener encuentros en la prisin con Jos Mara
Espaa, Jos Rusiol, Jos Cordero, Pedro Canibens, Juan Agustn Gonzlez Agustn
Serrano, Jos Rosalio Camacho, Jos Antonio Parra y Narciso del Valle, quien lo afeitaba
dos veces por semana.792 Los otros reos tambin se vincularon con estas personas y fue
surgiendo una mutua simpata, basada en los anhelos compartidos.

Textos revolucionarios

A partir de estos encuentros, Juan Bautista Picornell se convirti en el principal


idelogo de la conjura de La Guaira, elaborando una serie de textos a travs de los cuales
buscaba difundir el ideario revolucionario entre la poblacin y precisar los objetivos del
movimiento. Como seala Soriano, gracias a los referidos contactos, a la hora de escribir
dichos panfletos, Juan Bautista Picornell tuvo la habilidad de sintetizar su conocimiento
de las teoras ilustradas con la historia y la realidad venezolana y caribea, dando por
resultado un discurso poltico geo-localizado que expresaba tanto los deseos libertarios e
igualitarios, universales como locales.793 El primero de los textos se intitulaba Vida del
admirable Bitatusa y segn Jos Rusiol:

791

Lpez, op. cit.,pp. 11-56; Michelena, op. cit., pp. 42-180.

792

Soriano, op. cit., pp. 268-269; Lpez, op. cit., p. 75,

793

Soriano, op. cit. pp. 270-274.

249

El referido cuaderno estaba reducida a que Vitatusa, () que servia al Rey de los Napaeses en
clase de cadete, que tom introduccin con un () filsofo () Dadver, el cual en las
conversaciones () le detest la profesin militar representndole que por ella estaba destinado a
derramar la sangre de sus semejantes y () conciudadanos como () en las ocasiones en que un
pueblo dejaba de ser obediente a su soberano, (), con cuyos discursos procuraba el filsofo
distraer a Vitatusa, el servicio militar, (), como en efecto as se verific y el joven Vitatusa tomo
su licencia y se paso a vivir con el filsofo para emprender la carrera de las letras bajo de las luces
() de aquel794

Y segua Rusiol, detallando que Dadver le mostr unas lminas, cuyo


significado era el siguiente:

Aquella en que se representaba el labrador atado de un hilo, le ense que en este se simbolizaba
la servidumbre () de los pueblos, a los Reyes, pues as como es muy fcil libertarse de la ()
sujecin de un hilo, as es tambin libertarse de la servidumbre (), sin mas que mudarse
voluntad y unirse contra ellos, aadiendo () otros muchos todas dirigidas a detestar el Gobierno
monrquico, () el clero y la nobleza, y a propagar las ideas republicanas, de igualdad, y libertad.
Qu despus () salieron ambos a viajar por el Reyno de Coslibato hasta llegar a la corte, en
donde con presencia de la magnificencia del Rey, () continu dando sus lecciones ()
dicindole () que desde que haba entrado a aquel Reino, y haba reparado en el abatimiento,
pobreza y desnudez de sus pueblos se persuadi que las riquezas estaran en la corte.

795

ste era un texto alegrico y biogrfico, que relataba la historia del propio Juan
Bautista Picornell, bajo el seudnimo de Bitatusa (anagrama de Bautista) y su encuentro
con la filosofa, representada por el filosofo Dadver (anagrama de verdad) en su lucha
contra el rey de los opaleses (anagrama de espaoles). El mensaje del cuento apuntaba a
criticar al rgimen monrquico, mostrando sus injusticias y a revindicar la filosofa
ilustrada y la rebelin del pueblo en pos de la construccin de un orden republicano,
libertario e igualitario.796

794

Declaracin de Jos Rusiol, 31 de octubre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 69-70.

795

Declaracin de Jos Rusiol, 31 de octubre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 70-71v.

796

Lpez, op. cit. pp.77-78.

250

A continuacin, escribi otro texto, intitulado Exhortacin del Nos Fray Jos
Mara de la Concepcin, del orden San Francisco. Segn la declaracin de Jos Cordero,
relataba la historia del:
Fray Jos Mara de la Concepcin del Orden de San Francisco () se le haba aparecido el alma
de Leonardo, y le haba revelado que estaba en el cielo por haber muerto mrtir, () y que de
parte de su Majestad Divina, venia a prevenirle que si los americanos queran recobrar su antigua
libertad podran () hacerlo, pues tenan a su favor el brazo del Todopoderoso () que dudando
() se puso () en oracin, y volvi a aparecrsele el espritu de Leonardo repitindole lo
mismo, y () de parte de Dios que saliese a predicar por los pueblos que dudoso () se puso por
tercera vez en oracin, y entonces se le apareci la Virgen Mara con su Santsimo Hijo () y le
asegur que la revelacin era cierta, y que era voluntad de Dios () que el religioso en vista de
esto se le present a su prelado, y habindole comunicado lo que le pasaba, y ()se consult el
asunto con el obispo (); con cuyo dictamen se resolvi que el citado Padre Fray Jos Mara
fuese encerrado perpetuamente: que estando en su encierro, () le pidi a Dios le subministrase
algn medio de cumplirlo () que () se encontr provedo de recado de escribir y papel y que
() haba escrito una exhortacin a los Pueblos Americanos, en la cual: les hace ver la tirana y
esclavitud con que los tratan los Reyes, los derechos del hombre, los beneficios de la libertad, y de
la igualdad, incitndolos () para que clamen por esta y recobren sus antiguos derechos.797

En este nuevo panfleto, su autor apelaba, tanto al imaginario religioso


hispanoamericano, como a la historia local de Venezuela, para construir un relato en el
cual el zambo Jos Leonardo Chirinos apareca como un mrtir que se pona en contacto
con un cura, fiel a los principios cristianos, para que predicase la emancipacin de los
pueblos americanos. Aqu, vemos el conocimiento que el autor tena de la rebelin de
1795 y la instrumentalizacin que ste hacia de aquella para insuflar de espritu
revolucionario a sus lectores de color. Asimismo, se hace patente su vocacin por
revindicar y utilizar al catolicismo como un ideario libertario.
El intelectual mallorqun, escribi otros dos textos donde los personajes
principales tambin eran afrodescendientes del Caribe francs y de Venezuela. El
primero, segn Jos Cordero narraba el: Dialogo entre un Moreno teniente coronel de la
Repblica Francesa, y otro Moreno espaol, primo suyo nombrado Mariano, que ste al
797

Declaracin de Jos Cordero, 16 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, ff. 31-33.

251

ver, a aquel se manifest sorprendido de que estuviese vestido con insignias militares
() de teniente coronel: que ste le satisfizo que era oficial de la Republica, que el
espaol le repregunt qu cosa era republica, y el francs le explic () que en la de
Francia todos eran libres e iguales, y como tales podan obtener () los empleos
polticos y militares.798
Mientras que el segundo, segn Jos Rusiol relataba el dilogo entre: () dos
negros, uno del Guarico y otros de esta provincia, en que el primero manifestaba al
segundo lo que era la igualdad y libertad, su conformidad con el Derecho Natural, y las
ventajas que conseguan los estados que se gobernaban por estos principios
().799Escritos para sumar a los negros y a los pardos venezolanos, estos textos resultan
muy importantes, dado que representan la utilizacin de la revolucin de Saint Domingue
como un ejemplo positivo que deba seguirse en la Tierra Firme. Estos escritos fueron
ledos por los pardos, que participaban del grupo conspirador, y utilizados por ellos
mismos para reclutar adeptos. En este sentido, es probable que se hayan sentido
identificados con los logros de los negros y mulatos de las antillas francesas y en
particular con los de Saint Domingue. Algo no compartido por la mayora de los blancos
El ltimo de los panfletos se intitulaba Carta del abuelo a su nieto y segn Jos
Cordero era una misiva:

Que un abuelo residente en Cdiz escriba a su nieto () en Amrica significndoles que los
habitantes de aquella pennsula se hallaban oprimidos por el mal gobierno, y que la agricultura, el
comercio, () en () atraso ()bajo la tirana, Que esta se haba extendido a la America, y de
ella se reciban () noticias que anunciaban estar () los pueblos dispuestos () a una ()
revolucin: que () se hablaba de cierta provincia (), en la cual () pensaban convocar a las
otras provincias () al fin de () establecer (), una republica independiente: con cuyo objeto
se ocupaban en proveerse de armas, (), concluyendo el abuelo con exhortar a su nieto a que en
caso de pensarse en lo mismo en el pas donde se hallaba, no fuese de los ltimos en () seguir el
partido de la libertad.800

798

Declaracin de Jos Cordero, 27 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, ff. 148v-149.

799

Declaracin de Jos Rusiol, 6 de noviembre de 1797, AGI, Caracas, 430, pieza 51, f. 169.

800

Declaracin de Jos Cordero 27 de octubre de 1797 AGI, Caracas 428, pieza 25, ff. 145-145v.

252

En este caso, apelando a sus conocimientos de lo que ocurra en la metrpoli, el


autor presentaba una Espaa decadente y tirnica y promova explcitamente el
independentismo, planteando el apoyo del pueblo peninsular a la causa anti-colonial
americana. Una metfora de su propio accionar y el de sus compaeros desterrados en
aquel puerto.
Como vemos, la labor pedaggica de Juan Bautista Picornell fue impresionante.
En pocos meses, escribi un conjunto de textos que resultaron de capital importancia,
dado que traduca en un discurso llano el ideal republicano, sintetizado con los sucesos
europeos, caribeos y venezolanos. Aquellos panfletos expresaban las demandas de
amplios sectores populares y por ello se convirtieron en la herramienta ideal para su
reclutamiento.

La organizacin de la conjura

En marzo de 1797, varios blancos conjurados se reunieron en la casa de Patricio


Ronn, para discutir sobre sus planes. De la misma participaron, no slo funcionarios y
hacendados sino tambin militares de baja graduacin, como Jos Rusiol. Sin embargo,
no se invit a los pardos, para no incentivar las tensiones que existan entre ambos
grupos. All, se habl de constituir una repblica independiente y de la necesidad de
organizarla rebelin. Asimismo, se decidi invitar a Juan Bautista Picornell a que
redactara un plan para la misma y se resolvi liberar a los reos. 801 Los prisioneros
estuvieron de acuerdo con fugarse y se comenz a planear el escape. Asimismo, los
conjurados llevaron adelante otras reuniones y una intensa militancia para reclutar a
nuevos rebeldes.
En paralelo, la barbera de Narciso del Valle, se convirti en el epicentro de la
conspiracin entre los pardos, constituyndose en un espacio de discusin y de
divulgacin de los sucesos de Estados Unidos, Francia y las antillas francesas. Miguel
Granadino, en su declaracin, da cuenta de algunos de los debates que all se mantenan:

801

Lpez, op. cit., p.82-92

253

Habiendo concurrido el exponente como () a la () barbera de () Narciso del Valle entr


() Ruy Seor a tiempo que dicho Narciso, el declarante y le parece que Josef Manuel Pino,
estaban hablando sobre la tranquilidad que se gozaba en Francia; que all no haba mas nobleza
sino la que cada sujeto por s se daba por su habilidad, valor y espritu que no se gobernaba por
razn de estado, sino justamente lo que su corazn magnifico le daba; y como los jueces se ponan
escogidos por el pueblo, era el motivo que llevaban el gobierno tan derecho () que en este acto
entr () Ruy Seor, () y pregunt de qu se trataba a que se le contest aqu hablando sobre
las cosas de la Francia y su Repblica, que es muy favorable para todo el gnero humano; que a
esto contest () si aqu estamos muy oprimidos, (..) hay muchos errores en el gobierno, muchas
injusticias que se ve el pobre abatido () y as esto no tiene remedio, sino llevar las cosas as por
que as es que en Norte Amrica estn los pueblos contentos gozando de su libertad; () todos
muy contentos como hermanos, (); que Narciso le contestaba conformndose con el modo de
opinar de Ruy Seor el declarante y Pino manifestaron ser del mismo parecer.802

Por su parte, el mallorqun, desde la prisin, empez a escribir dos textos las
Instrucciones y las Constituciones, que establecan el plan de accin de la rebelin,
sus objetivos y la nueva organizacin poltica para Venezuela. Debido a su importancia,
posteriormente analizar dichos escritos en detalle. Finalmente, a comienzos de junio de
1797, se concret la fuga de Sebastin Andrs, Manuel Cortes y Juan Bautista Picornell.
Gracias a la participacin de los carceleros y de los militares comprometidos con la
causa, se logr llevar adelante esta primera accin. Sin embargo, no se consigui liberar a
Jos Lax y Sebastin Andrs fue reapresado al poco tiempo.
La evasin caus inquietud en el comandante de La Guaira y el Capitn General,
que ordenaron a las autoridades locales que capturasen a los reos de estado.803 Incluso, se
les envo misivas a los gobernadores de las colonias vecinas, alertando de lo sucedido.804
No obstante, el gobierno no tena idea de lo que se estaba tramando y por ello, ms all
de reforzar la vigilancia y correr la voz, no tom ninguna otra medida. A pesar de todo, la

802

Declaracin de Miguel Granadino de 2 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 23, ff. 2-3v.

803

Carta de Antonio Lpez y Chvez a Juan de Armas Castaeda, 5 de junio de 1797, compilado en

Garca Chuecos (comp.), op. cit., pp.88-90.


804

Oficio de Pedro Carbonell a los agentes de la repblica francesa en Santo Domingo y Guadalupe y a

los gobernadores de San Thomas, de Santa Cruz, San Bartolom y al encargado de negocios de los Estados
Unidos de Amrica, 10 de Junio de 1797 complicado en Garca Chuecos (comp.), op. cit., pp. 93-94.

254

situacin preocup a los cabecillas que realizaron nuevos encuentros para avanzar. El
primero de ellos se llev adelante el 7 de junio a la tarde, a la vera de un ro en la zona de
Quita Calzn. All se realiz un juramento revolucionario del que participaron algunos
pocos blancos y varios de los pardos milicianos. El pardo Miguel Granadino, relata lo
sucedido.

Le cit () Narciso para que concurriese a una junta () que se haba de hacer en el ro que
() vino al da siguiente a este Puerto y () lleg a ella Narciso () y en este tiempo le dijo que
all haba de ir Cordero a buscarle a fin de ir a la junta que () despus (), llego ste, ()
Domingo Lindo, y () Florencio Angulo y () salieron para el ro y llegaron y se juntaron en
() Quita Calzn, con Ramn Prncipe, (), Don Josef Espaa () Ruy seor, Miguel
Granadino () que luego que llegaron todos, dijo Don Jos Espaa, seores aqu somos juntos; ya
ven el empeo en que est Parra metido, () es menester que nos () y unamos () que
despus sigui diciendo en el estado que estaba la Francia que antes de ser Repblica era la mas
tirana que haba,() y ahora el pobre se labra su fortuna y segn su entendimiento y habilidad
tenia el premio correspondiente y por qu nosotros no hemos de hacer lo mismo?, y as hemos de
hacer un juramento de clamar la libertad y la igualdad de la ley, y perseguir la tirana de los jueces
que todos les contestaron que estaban conformes a ello y entonces les dijo que pusieran la seal de
la cruz y hacindolo as les dijo juran voz defender la Ley de Jesucristo, su Patria, pues en esto
cumplimos con lo que Jesucristo manda, que se ame a su prximo como a s mismo, pues ya saben
que todos somos hermanos, () que los concurrentes contestaron que juraban hacerlo as, () y
() que Narciso () le pareca lo fuese Don Josef Espaa y todos convinieron en ello, y ()
acordaron que a cada uno de los concurrentes hiciese en la semana una o dos, o mas reclutas o las
que pudiese, () con lo que se disolvi la Junta 805

Esta reunin result clave, porque los pardos juramentaron su participacin en la


revolucin y reconocieron a Jos Mara Espaa como lder. Asimismo, porque nos
muestra, una vez ms, que el ideario igualitario y libertario de los conjurados de color,
abrevaba de varias fuentes: el catolicismo, la ilustracin y el ejemplo de la revolucin
francesa. Luego, se realiz otro encuentro en la casa de Jos Mara Espaa, al que

805

Declaracin de Miguel Granadino, 2 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 23, ff. 13-15v; Sobre

aquella reunin vase tambin la declaracin de Jos Ramn Prncipe, 3 de agosto de 1797 , AGI,
Caracas 428, pieza 23, ff. 39-39v.

255

asistieron, adems del dueo del hogar, Manuel Gual, Patricio Ronn, Miguel de
Larruleta, Martn Goenaga, Pedro Canibens, Francisco Sinza, Domingo Snchez, Jos
Rusiol, Jos Cordero y Narciso del Valle, entre otros. La particularidad de esta nueva
junta, residi en que tambin participaron los pardos, que hasta ese momento se haban
vinculado con el otro grupo conspirador a travs de los contactos de Jos Rusiol y Jos
Mara Espaa. En esta oportunidad, los concurrentes decidieron continuar con los
preparativos siguiendo la recomendacin de Manuel Gual de que todos trabajasen en
difundir y propagar la idea, con la mayor reserva y precaucin.806 Asimismo, se eligi a
Manuel

Gual

como

futuro

presidente,

se

aprobaron

las

Instrucciones

Constituciones escritas por Juan Bautista Picornell y se fij como fecha para el
estallido de la revolucin la primavera de 1798.807
Jos Rusiol nos da su testimonio sobre la referida junta: que () se trat ()
todo reducido, a llevar a () debido efecto el proyecto de sublevacin, () que se
tratasen como hermanos y en prueba de ello se dio, a los mulatos, el mejor asiento y ()
se previno que cada uno continuase en su conquista, hasta que con el tiempo pudiese
verificarse, quedando Gual encargado de formar partido en esta ciudad ().808
Poco despus, los cabecillas, resolvieron que Juan Bautista Picornell y Manuel
Cortes abandonasen la colonia y se dirigiesen a Guadalupe para que formalizaran el
apoyo de Victor Hugues a la causa venezolana y para que pudieran dar cuenta, de primera
mano, de las reformas sociales efectuadas en aquella isla. Se eligi este destino para el
exilio, no solo porque los blancos eran admiradores del proceso revolucionario
guadalupeo, sino porque adems saban que Victor Hugues estaba dispuesto a apoyar la
expansin de la revolucin franco-antillana. Incluso, los propios conspiradores tenan
contactos all, ya que Espaa era amigo de Oubert (el edecn de Hugues) de su poca de
estudiantes en Bayona. En su declaracin Jos Rusiol admita que la idea era que Juan
Bautista Picornell: tentase () el animo del directorio de Guadalupe para saber si ()
podra enviar algn socorro de armas, gentes, municiones o dems que se le pidiese para
806

Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 97v.

807

Lpez, op. cit., pp.122-127; Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428,

pieza 25, ff. 96-98v.


808

Declaracin de Jos Rusiol, 4 de agosto de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f.23.

256

la revolucin809 y enviase: noticias () de la isla de Guadalupe () sobre el mtodo


que aquel comisario haba llevado en el establecimiento de la libertad e igualdad, sin
perjuicio de la agricultura y de los agricultores ().810 Jos Mara Espaa, en su
declaracin, da cuenta de los contactos con el gobierno de Guadalupe y los proyectos
polticos de los conjurados:

Que la resolucin de que se embarcasen los reos de estado para salir de esta provincia, la tomaron
entre ellos Don Manuel Gual y Don Patricio Ronan con el objeto de que pasasen a la isla francesa
de Guadalupe a tratar con el comisario de ella con el fin de conseguir algunos auxilios para
proteger la revolucin de esta provincia, e imponerse de las reglas establecidas, y que se
observaban en aquella isla para el buen orden entre las gentes de color y las blancas: Que de este
pensamiento no fue instruido el confesante antes de la salida de los reos de esta provincia, pues
solo se le manifest segn tiene expuesto, a ponerlos en seguridad del riesgo en que se hallaban de
ser descubiertos y aprendidos, pero vino en conocimiento, de que aquel era el verdadero objeto por
haberle manifestado los nominados Ronan, y Gual, una carta puesta a nombre de los dos que dict
el primero y escribi el segundo, recomendando dichos reos al comisionado Victor Hugues de la
Guadalupe, y por que los mismos Ronan y Gual informaron al que confiesa que haban instruido
del proyecto de la revolucin al ciudadano Menet que en aquellos mismos das se hallaba en el
puerto de La Guaira con comisin de la Guadalupe, y que ste les haba ofrecido tomar en la isla
de Curaao a Picornell a bordo de su embarcacin conducirle a la Guadalupe y proporcionarle
hospedaje en la habitacin de un amigo suyo que le franqueara lo necesario para su
subsistencia811

Luego de varias idas y vueltas, el 27 de junio, Juan Bautista Picornell y Manuel


Cortes salieron clandestinamente en barco hacia Curaao. All, residieron un tiempo y
luego se dirigieron hacia Guadalupe, donde recibieron la proteccin Victor Hugues.

El plan y el ideario de la conjura: La influencia de la revoluciones de Guadalupe y


de Saint Domingue

809
810
811

Declaracin de Jos Rusiol, 4 de agosto de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f.209
Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 98v.
Declaracin de Jos Mara Espaa, 3 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 58v-59v.

257

Llegados a este punto, es menester hacer un alto en el relato cronolgico para


abordar el plan, los objetivos y el ideario de la conjura de La Guaira. Para ello, analizar
los dos textos escritos por Juan Bautista Picornell, y aprobados en las referidas juntas.
Asimismo, pondr en dialogo, aquellos documentos con las declaraciones de los propios
conjurados. En la Instrucciones, se estableca el plan revolucionario. Como primera
medida, a la hora de la insurreccin, se publicara una proclama en la que se declamaran
los principios republicanos e independentistas: Viva la ley de Dios, Viva el pueblo
Americano y Muera el Mal gobierno! De ahora quedan abolidas todas las potestades
constituidas por el Rey de N. y en lo sucesivo no se reconocern otras que las que sean
elegidas por el pueblo o sus representantes.812
Seguidamente, los hombres armados comenzaran la ofensiva tomando los puntos
estratgicos y reclutando nuevos soldados entre la poblacin. Una vez sofocada la
resistencia de las autoridades, las Instrucciones establecan que los ciudadanos
organizaran asambleas por barrios y llevaran adelante la eleccin de dos representantes,
que posteriormente seleccionaran a los integrantes de la junta gubernativa provisoria.813
Estos delegados tenan, voto activo y pasivo y deban emitir: () su voto a favor de
alguna persona que conociere ser ms afecta a la patria, ms ilustrada y de mayor
prudencia, sin que el color y otro accidente alguno pueda tener la ms mnima
influencia.814 Como vemos, en dicho documento se fijaba un principio democrtico
amplio, ni clasista, ni racista, por el cual podan participar del sufragio

todos los

ciudadanos varones, sin importar su status econmico o condicin racial. Un principio


que no aparece reflejado en las Constituciones, donde se establece una democracia de
corte ms aristocrtico. Los delegados tenan que escoger a los quince integrantes de la
Junta Gubernativa, que deba seleccionar a dos de sus miembros para el cargo de
presidente y de secretario. Ambos, tomaran la posesin de su cargo en un acto pblico,
realizando.

812

Instrucciones, en papeles de Manuel Gual, AGI, Caracas 429, pieza 35, f. 12.

813

Idem, f. 13.

814

Idem , f. 14.

258

Posteriormente, se llevara adelante el proceso de abolicin de la esclavitud, en


una ceremonia de hondo contenido simblico. ste deba realizarse de la siguiente
manera:

Formada () la junta gubernativa en la plaza () irn pasando de dos en dos todas los esclavos
() con una cadena fcil de quitarse del brazo (). Una persona () le ira quitando las seales
de esclavitud en nombre de la Patria, y el presidente y dems individuos, los irn abrasando
sucesivamente. Declarndole, () que son libres y que quedan reconocidos por ciudadanos. El
presidente les har una breve exhortacin, animndoles al amor y defensa de la Patria, que acaba
de darles la libertad, y para este fin con acuerdo del comandante en jefe del ejercito revolucionario
(), se procurar armar los que fuesen aptos para ello, y formar varios cuerpos (), A los dems
se les emplear en ocupaciones correspondientes a sus cualidades. 815

La intencin de este acto era identificar la libertad de la patria con la


emancipacin de los esclavos. De all, la importancia de hacerlo en pblico, retirando las
seales del cautiverio y con la participacin de los representantes electos. A pesar de su
importancia, este proceso abolicionista, podra ser catalogado como paternalista y
moderado, por estar dirigido por las autoridades y por fijar la inclusin de los ex esclavos
en el ejrcito o en las haciendas como cultivadores. Posteriormente, al analizar las
Constituciones, volver sobre este tema.
Por ltimo, el documento estableca que: La junta empezar desde luego sus
funciones que sern por el pronto, cuidar del abasto del pueblo, y de subministrar al
ejercito lo necesario por medio de sus comisarios, velar sobre la tranquilidad y buen
orden, etc.816
Con las Constituciones, Juan Bautista Picornell, buscaba aportar nuevas
precisiones sobre la manera en que deba realizarse la revolucin y proponer el cuerpo
normativo. En lo que respecta al primer punto, estableci que los pueblos que se fuesen
rebelando, deban conformar juntas gubernativas que se haran cargo del gobierno local.
En aparente contradiccin con lo que se sealaba en las Instrucciones, aqu los

815
816

Idem, ff. 15-15v.


Idem, f. 16.

259

integrantes de dichas juntas, tenan que tener cierto status econmico, ya que se fijaba
que: Solamente podrn ser elegidos para individuos de esta junta aquellos vecinos
hacendados que () hubiesen dado pruebas () su constante patriotismo, amor a los
pobres, e instruccin en las materias de gobierno.817 En este documento, se estableca un
principio democrtico limitado, ya que se exclua a la mayora de la poblacin que no
fuesen vecinos, ni hacendados. Sin embargo, para matizar, parcialmente, esta exclusin,
se fijaba como requisito, que aquellos hacendados tuvieran un probado amor hacia los
pobres y en el artculo 8, se otorgaba la posibilidad a todos los ciudadanos de:
subministrar por escrito a dichas juntas todas las luces que puedan contribuir al buen
xito del asunto.818 Despus de instaladas las juntas locales, se declarara la
independencia y conformara un gobierno nacional.819
La independencia y la repblica eran dos de los ejes centrales de la conspiracin y
eran los objetivos compartidos por todos los conjurados. Estos anhelos aparecen en la
mayora de las declaraciones de los involucrados y en muchas de los testimonios que
hemos expuesto. A riesgo de abundar, agrego la confesin de Jos Cordero, que plantea
que en la reunin de Quita Calzn: habl () Jos Espaa, y tom por fundamento la
tirana que se ejerca en esta provincia, y la opresin en que se hallaban pueblos;
proponiendo que se estableciese una republica al modo de la de Francia en que
convinieron todos los concurrentes.820 En lo que respecta a la conformacin de la
repblica, el principal ejemplo a seguir era Francia, mientras que Estados Unidos era el
paradigma a emular en cuanto a la lucha anticolonial y la declaracin de la
independencia.
En trminos econmicos, las Constituciones establecan el fin de la pesada
carga impositiva.821Asimismo, se planteaba la ruptura del monopolio comercial espaol,
estableciendo en el artculo 18, que: Todos nuestros puertos y radas estarn abiertos

817

Constituciones, AGI, Caracas: 412, f. 7.

818

Idem, f. 7.

819

Idem, ff. 10-10v.

820

Declaracin de Jos Cordero, 16 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, f.20.

821

Constituciones, AGI, Caracas: 412, ff. 9-9v.

260

para todas las naciones del Mundo, desde el principio de la revolucin.822 Estas medidas,
expresaban los deseos de los comerciantes y hacendados, que durante dcadas
presionaron por la abolicin de la mayora de los gravmenes y por el libre comercio
ilimitado. Empero, igualmente respondan a los intereses de los sectores populares, que se
vean subyugados por el sistema fiscal. Justamente, para congraciarse con los indgenas,
las Constituciones tambin establecan la derogacin del tributo.823
En lo que respecta al nuevo orden social, el documento fijaba en el artculo 32:
Se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de las provincias y distritos; y se
encarga que entre blancos, indios, pardos y morenos, reine la mayor armona, mirndose
todos como hermanos en Jesucristo, iguales por derechos, procurando aventajarse solo
unos a otros en merito y virtud que son las dos nicas distinciones reales.824 Por ello, en
los artculos subsiguientes, se estableca la manumisin de los indgenas y la abolicin de
la esclavitud.825 En lo concerniente a la emancipacin de los esclavos, el documento
estableca:

34. Queda () abolida la esclavitud, como contraria a la humanidad: En virtud de esta


providencia, todos los amos presentaran a la Junta Gubernativa de sus respectivos pueblos quantos
esclavos tuvieren con una razn jurada, de su nombre, patria, edad, sexo, oficio, coste que le tubo,
y aos que le sirve, con mas una nota de su conducta, y achaques si los tuviere para que en su vista
en la Junta General se determine y mande abonar a sus respectivos dueos de los fondos pblicos
lo que merezcan en justicia, pero los esclavos permanecern en el actual servicio de sus amos
hasta la disposicin de la Junta General.35. Los amos que en esta parte fueren omisos y diesen
lugar a que sus esclavos se presenten por s solos a la Junta Gubernativa, perdern su importe ().
36. Todos estos nuevos ciudadanos harn el juramento de fidelidad a la Patria y de servir los
varones aptos en la milicia hasta tanto que este asegurada la libertad del pueblo () en el interior
a fin de que la agricultura no padezca () menoscabo permanecern los agricultores () con sus
respectivos antiguos amos, siempre que se les abone sus justos jornales, y se les d el trato
correspondiente, y a fin de evitar cualesquier exceso, y perjuicio por una, y otra parte ningn
criado o nuevo ciudadano de esta naturaleza podr despedirse de su amo sin justa causa().37.
822

Idem, f. 11.

823

Idem, f.16.

824

Idem, ff. 16-16v.

825

Idem, f.16v.

261

Asegurada la libertad de la Patria, se licenciar a estos nuevos ciudadanos, y se les dar todos los
auxilios que se juzgue necesarios para su regular establecimiento.826

Como vemos, en materia social, las Constituciones proponan una alteracin


bastante radical del orden colonial. Frente al rgimen de castas se estipulaba la igualdad
ante la ley y la inclusin de los negros, pardos, indios y blancos como ciudadanos de la
nueva repblica. Incluso, se estableca la creacin de una nueva bandera, que deba
representar este principio fraterno e igualitarista. Segn el artculo 44: En seal de la
buena unin concordia, e igualdad que ha de reinar constantemente entre todos los
habitantes de la Tierra Firme ser la divisa, una escarapela cuatricolor a saber: Blanca,
azul, amarilla y encarnada.827 Cada uno de estos colores, simbolizaban, los diferentes
grupos raciales que integraban la sociedad. En este punto, es evidente la marca del
cristianismo y su idea de igualdad de los hombres como hijos de Dios. Empero, tambin
es patente la influencia de las revoluciones francesa y franco-antillanas, ya que fueron
aquellos procesos los primeros en constituir rdenes post-racistas. Si tenemos en cuenta,
los mltiples testimonios de los pardos que formaron parte de la conspiracin, est claro
que la igualdad era uno de sus principales anhelos. Los blancos escucharon esta demanda
y la integraron para formalizar un movimiento amplio y relativamente inclusivo. Empero,
promovan un igualitarismo limitado, ya que los integrantes del nuevo gobierno seran los
hacendados y la elite blanca.
Esta limitacin, se hace nuevamente presente en lo que respecta a los esclavos.
En este caso, tambin se estipulaba un proceso abolicionista paternalista, dirigido desde
el estado y por la elite, mediante el cual los amos seran indemnizados y los ex esclavos
pasaran a desempearse como soldados o cultivadores. De esta manera, los negros no
deban ser agentes de su propia emancipacin, ni recibiran una libertad plena, sino
condicionada. A pesar de que en Saint Domingue los ex esclavos quedaron en una
situacin similar, los conjurados blancos no lo entendan as y buscaban evitar, con estas
medidas, el ejemplo revolucionario de aquella isla. Justamente, lo que les preocupaba, era
que se repitiese en Venezuela, el escenario de muerte y destruccin que se haba vivido
826

Idem, f.17-18v.

827

Idem, f.19.

262

en la vecina colonia francesa. Paradjicamente, compartan con el resto de la elite y las


autoridades coloniales la haitianofobia. Les aterraba la posibilidad de que los esclavos
venezolanos se rebelasen autnomamente y lograsen ocupar espacios de poder, tomando
las plantaciones y masacrando a los amos.828 Por ello, el modelo que deseaban aplicar en
la Tierra Firme era el de la isla de Guadalupe, donde los blancos republicanos, en alianza
con algunos affranchis, haban llevado adelante una abolicin controlada, por la cual los
ex esclavos pasaron a ser soldados y cultivadores. Los referidos artculos de las
Constituciones, siguen el ejemplo de las reformas sociales de Guadalupe.829 Vale la
pena recordar, nuevamente, que a los reos de estado se los envo all para que informasen
sobre aquel asunto.830 Por otra parte, mltiples son los testimonios que dan cuenta del
temor que varios conjurados blancos sentan frente a la revolucin haitiana. Por ejemplo,
contamos con la declaracin de Juan Lartigue de Conde, quien sealaba que tuvo una
discusin con Manuel Gual sobre la liberacin de los esclavos en la cual: profiri Gual
la especie de que se dara libertad a los esclavos a cuyas razones no pude menos ()
manifestarle los acontecimientos desgraciados del Guarico en que los blancos fueron
victimas de la gente del color ()

a lo que me respondi que no pensaba tan

melanclicamente, y que me dejase de esas cosas; prosigui pensaba tan diversamente


sobre el particular, que hasta al ilustrsimo seor obispo procurara ver el modo de
ponerle de su partido.831
Otra confesin es la de Jos Rusiol, quien deca haber mantenido una charla
sobre el tema con Jos Mara Espaa, en que el declarante le habra contestado: () que
en las colonias francesas donde haba la misma diversidad de gentes que en esta, tenamos el
ejemplo de tanto estrago, y que los de color haban matado a todos los mas de los blancos,
quedando los pocos que de estos dejaron, sujetos al gobierno de los mismos mulatos y negros,
828

Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., pp. 284-287; Soriano, op. cit., p.299-301; Michelena, op. cit.,

p. 273.
829

Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., pp. 285-287; Soriano, op. cit., p. 301; Gmez, Alejandro,

La Ley de los Franceses: una reinterpretacin de las insurrecciones de inspiracin jacobina en la costa de
Caracas en Akademos, Vol VII, Nro 1, Caracas, Universidad Central de Humanidades, Facultad de
Humanidades y Educacin, pp.18-19.
830

Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 98v.

831

Declaracin de Juan Lartigue de Conde, 8 de agosto de 1797, AGI, Caracas, 427, pieza 14, f. 20v-21.

263

particularmente en el Guarico.832 Por su parte Patricio Ronn, lleg a declarar lo siguiente:

Qu ventajas pudiera proporcionarme a mi ni a nadie en un pas lleno de esclavitud y


gente de color cuyo objeto no sera otro que el de quedar ellos al fin los amos y arrojar de
su seno a todos los blancos principalmente a los europeos?833
A pesar de todo, es posible que algunos de los blancos no tuvieran tan mal
conceptuada a la revolucin de Saint Domingue. En este sentido, es tener en cuenta los
panfletos de Juan Bautista Picornell y los de Manuel Gual y Jos Mara Espaa, que dan
a entender que no la miraban de la peor manera. Incluso, al parecer estos lderes estaban
dispuestos a promover el levantamiento de sus esclavos durante la rebelin.834 Esto no
quita que ellos tambin prefiriesen el ejemplo de la isla de Guadalupe, que era ms
ordenado y menos peligroso que el del Gurico.
Los pardos conjurados parecen haber tenido una opinin positiva de la revolucin
de Saint Domingue. Revindicaban los logros obtenidos por los negros y los affranchis y
consideraban que aquel proceso, era un paradigma a seguir en Venezuela.835 Por ello,
adems del igualitarismo, revindicaban el abolicionismo y estaban dispuestos a incitar la
rebelin de los negros y de los esclavos. A tal fin, el propio Narciso del Valle escribi
una proclama dirigida a la poblacin de color del pueblo de Curiepe exhortndola a imitar
el ejemplo franco-antillano.

836

Asimismo, tena en mente utilizar los contactos del

miliciano negro Lorenzo Acosta en el pueblo de Carayaca para que sus compaeros de
armas y otros negros participasen de la rebelin. Segn Jos Cordero: con respeto a
Lorenzo Acosta, hace memoria de que en una ocasin le dijo Narciso que tenia un negrito
de mucha habilidad sargento de las milicias urbanas de Carayaca encargado de disciplinar
estas, con quien contaba para reclutar la gente de aquel partido.837

832

Declaracin de Jos Rusiol, 2 de agosto de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f. 12v; Aizpurua, op.

cit.; en Rey (et al.), op. cit., p. 285.


833

Declaracin de Patricio Ronn, 27 de julio de 1797, AGI, Caracas 427, pieza 7, f. 31; Aizpurua, op.

cit.; en Rey (et al.), op. cit., p. 268.


834

Michelena, op. cit., pp. 272-273

835

Soriano, op. cit., pp. 300-301.

836

Declaracin de Jos Rusiol, 4 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f.124

837

Declaracin de Jos Cordero, 30 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 184.

264

En este sentido, existan diferencias de peso entre los conjurados blancos y de


color. Mientras los primeros teman que la situacin se fuera de las manos (como en Saint
Domingue), los segundos desconfiaban de la lealtad de sus compaeros.838 Incluso el
propio Narciso del Valle, en su confesin, relataba la dificultad que encontraba para
reclutar a nuevos afrodescendientes, dado que estos: reciban el asunto o proposicin de
repblica con mucha desabrimiento, desconfiando siempre de su xito, y de que al fin, no
logrndose este los blancos quedaran libres y echaran a ellos la culpa.839
En fin, se podra decir que tanto la revolucin de Saint Domingue, como la de
Guadalupe, marcaron a fuego el ideario y las estrategias de los diferentes sectores
sociales que formaron parte de la conjura de La Guaira.

Fracaso de la Conjura

A pesar los esfuerzos organizativos, la conspiracin fue descubierta el 12 y 13 de


julio de 1797, paradjicamente, a partir de la delacin de tres pardos caraqueos. Todo
ocurri cuando el comerciante Jos Montesinos Rico intent reclutar a su barbero pardo,
Juan Jos Chirinos, informndole sobre la conjura. El pardo asombrado por la invitacin,
se la coment a dos compaeros suyos, quienes dieron parte a las autoridades de lo que
estaba aconteciendo.840 Anoticiadas de la situacin, el Capitn General y los miembros de
la Real Audiencia detuvieron a Jos Montesinos Rico y allanaron su casa. Frente a las
evidencias encontradas, el reo confes el crimen y delat parcialmente los planes de la
rebelin.841 Las autoridades, aterradas tomaron las diligencias para apresar a los
sospechosos.
Mientras esto ocurra en Caracas, el pnico asalt a los conjurados, que se
debatan sobre que resolucin adoptar. Durante los das 14 y 16 de julio de 1797, se
838
839

Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., pp.342-343.


Declaracin de Narciso del Valle, 29 de julio de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 50, f. 37; Soriano, op.

cit., pp. 300-301. Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., p. 267.
840

Carta de Domingo Antonio Lander a Pedro Carbonell, 14 de julio de 1797, compilado en Garca

Chuecos (comp.), op. cit., pp. 94-95.


841

Informe de la Real Audiencia, 18 de Julio de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 232, ff. 1-2.

265

realizaron reuniones en las que participaron la mayora de los involucrados, con la


ausencia de Manuel Gual. Algunos que pensaban que lo mejor era esperar o abortar la
rebelin, mientras que otros estaban dispuestos a insurreccionarse. Jos Mara Espaa,
Jos Cordero, Narciso del Valle, Jos Rusiol y Jos Javier de Arrambide, coincidan en
la segunda postura, que inicialmente fue la que prevaleci. Se hicieron tratativas en este
sentido, buscando reclutar y organizar a la mayor cantidad de gente. Empero, los planes
fracasaron cuando las fuerzas de seguridad arrinconaron a los rebeldes, llegando a apresar
a algunos de ellos. El domicilio de Jos Mara Espaa fue allanado y se descubrieron
nuevos papeles que lo comprometan. Dicha situacin, sumada a las tensiones internas
oblig a los conjurados a desbandarse. Jos Mara Espaa y Manuel Gual se dieron a la
fuga hacia vecina colonia de Curaao.842
Las autoridades, actuaron con astucia publicando, el 20 de julio, un indulto l para
todos aquellos que comprometidos con el movimiento revolucionario.843 A pesar de la
amnista, estos fueron encarcelados preventivamente y se les tom a todos ellos infinidad
de declaraciones.
En aquel contexto, sucedi un hecho menor, que, aunque no estaba vinculado
directamente con la conspiracin, intensific la preocupacin de los gobernantes debido a
que era una muestra ms de la influencia francesa en la colonia. El 25 de julio fue
descubierto en La Guaira un esclavo mulato cantando la Marsellesa, quien admiti que
con otros dos esclavos, conocan aquella cancin y se dedicaban a difundirla. De
inmediato, el mulato fue apresado y las autoridades de la plaza, Antonio Fernndez de
Len y Mateo Prez, le escribieron al Capitn General avisndole de lo acontecido y
pidindole instrucciones. En su misiva afirmaban:

Habindose informado que al anochecer () 25 () iba por el puente del ro de este puerto un
muchacho pequeuelo cantando unas coplas en lengua francesa que conclua viva la Igalite, la
Liberte, averiguamos que era un mulatico esclavo de Don Francisco Diego Hernndez criollo de la
isla de Curaao y trado aquel a nuestra presencia () confes lo cierto que iba cantando las
coplas entre otras las que acompaamos sabiendo (( tienen por estribillo el viva la repblica,

842

Lpez, op. cit., pp. 161-181.

843

Indulto, 20 de julio de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 232, ff.1-6.

266

viva la libertad, viva la igualdad. Nos refiri que () Hernndez le enviaba a cantarlas a algunas
casas de este puerto sealando () las de unas parientas suyas y las del administrador de correos y
que otros dos esclavos del () Hernndez nombrados Domingo y Marcos muchachos procedentes
de Curaao cantaban las () coplas. No tenemos fundamento alguno para sospechar que en esto
haya malicia pero como el andar cantando por las calles semejantes coplas es de malsimo ejemplo
y en el presente tiempo puede traer muy malas consecuencias, aunque se haga con ignorancia, nos
ha parecido preciso ponerlo en noticia de V.S y del Real Acuerdo para resolucin que
convenga.844

Ante la situacin, se reuni el Real Acuerdo que les envi las siguientes rdenes a
los funcionarios de La Guaira. En primer lugar, con urgencia, se deba desterrar de la
colonia a los afrodescendientes indeseados. A tal fin haba que fletar: un barco () para
que ponga a los tres muchachitos citados en () Curaao.845 En segundo lugar, era
menester castigar a su amo. Para ello era necesario avisar a: Don () Hernndez ();
que por haber contravenido a las () ordenes que prohben la introduccin de esclavos
() de las colonias extranjeras o educados en ellas y por haber dado a los tres esclavos
() la orden de que entren en el puerto de La Guaira y () en algunas casas () que ha
declarado se le exija la multa de mil pesos.846 En tercer lugar, se estableca que: () si
se averiguase haber el referido muchacho cantado en las casas de unas parientas de
Hernndez y en la del administrador de correos de La Guaira las () coplas se exijan
cincuenta pesos por cada una de las dichas casas por va de correccin de semejantes
tolerancia () perniciosa siempre y ms en las actuales circunstancias.847 Asimismo, en
trminos ms generales, se conminaba a todos los funcionarios locales a:

Que se fijen carteles en los parajes pblicos () de esta capital y puertos de La Guaira y Cabello
y en las ciudades de () provincia () ordenando a todos los que tuviesen o supiesen que otros
844

Carta de Antonio Fernndez de Len y Mateo Prez a Pedro Carbonell, 27 de julio de 1797, AGN,

Diversos, LXXI, ff.3-4; Marchena Fernndez, Juan, El da que los negros cantaron la Marsellesa, Etnia y
revolucin en el sur del Caribe, en lvarez Cuatero, Izaskun (et. al), Visiones y revisiones de la
independencia americana, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2003, p. 147.
845

Resolucin del Real Acuerdo, 27 de julio de 1797, AGN, Diversos, LXXI, f. 5.

846

Idem, ff. 5-5v

847

Idem, f. 5v.

267

tengan algunos libros o papeles impresos () en idioma extranjero o espaol ofensivo a la


religin al gobierno o inductivos a la correccin de las costumbres y libertinaje que se quiere hacer
de moda asignndole con el nombre de libertad e igualdad, que en el termino preciso ()
manifiesten, entreguen y denuncien al jefe de cada pueblo el cual pasado los trece das examinara
() si hay (..:) papeles y los remitir a este gobierno (). Que cada uno de ellos haga publicar
() carteles como se ejecutara en esta capital la prohibicin de las coplas () contrarios a las
buenas costumbres, al respeto del orden, () a los magistrados y a su majestad, estando
repetidamente reprobados por las leyes condenando a los transgresores en () penas y multas. 848

Enterados de aquellas rdenes, las autoridades de La Guaira actuaron remitieron a


Curaao a los tres esclavos sospechosos. Asimismo, el encargado de despecharlos
present ante el Gobernador de la isla una carta en la cual se peda el castigo de Don
Francisco Diego Hernndez. Por ltimo, se cumpli el mandato del Real Acuerdo,
fijando imponiendo un frreo control ideolgico en dicha plaza.849 De esta manera, se
volvi a restablecer el orden en aquel convulsionado puerto.
Regresemos entonces al desarrollo del proceso judicial contra los conjurados. A
fines de julio y comienzos de agosto se tomaron numerosas declaraciones que, junto con
los documentos descubiertos, le permitieron a la Real Audiencia tener un profundo
conocimiento de la confabulacin. La misma se convenci que la intentona de La Guaira
tena una vocacin republicana, independentista, igualitarista y abolicionista. Asimismo
entendi, que era un movimiento amplio en el que estaba involucrados pardos, negros y
blancos, y cuyas principales fuentes ideolgicas eran la revolucin francesa y la de Saint
Domingue. En este sentido, consider, con razn, que tanto la publicacin y difusin de
papeles sediciosos en la colonia, como la estancia de los prisioneros y los esclavos
franceses de Saint Domingue, en La Guaira, haban jugado un rol central en la
conformacin del ideario de los conjurados. Confirmando, de alguna manera, el terror
que vena sintiendo hacia aos, la Real Audiencia informaba al gobierno de Madrid lo
siguiente:

848

Idem, ff. 5v-6v.

849

Carta de Antonio Fernndez de Len y Mateo Prez a Pedro Carbonell, 29 de julio de 1797, AGN,

Diversos, LXXI, ff.8-10.

268

A poco tiempo de () la guerra entre los espaoles y franceses () de Santo Domingo, se


hicieron por los primeros muchos prisioneros y se remitieron mas de ochocientos al puerto de la
Guaira, en donde estuvieron largo tiempo con separacin, pero no pudo ser tanta que impidiese su
trato con los espaoles: no pocos de estos le amaban (). Casi al mismo tiempo vinieron desde
() Trinidad mas de cien oficiales () franceses () que estuvieron algunos das en La Guaira y
Puerto Cabello, subiendo despus a esta Capital en donde se les not () una insinuacin
incompatible con el carcter moderado () de estos ciudadanos, por lo cual fue indispensable que
() embarcasen para Europa (); pero a pesar de todas las precauciones se conoci bien la
impresin que haban recibido en sus nimos leves algunos jvenes inexpertos. Entre tanto:
entraban () algunas gacetas y papeles () al nico fin de seducir y corromper las costumbres
apartando a estos vasallos de su () fidelidad, sobre lo cual se tomaron por el Capitn General
con () la Audiencia las ms estrechas providencias y se ejecutaron en esta Provincia ()
quedando siempre recelosos todos de que se hacan correr clandestinamente algunos papeles
sediciosos. Luego que V.M. tuvo a bien hacer la paz con Francia, se introdujeron con mas
facilidad y franqueza otros semejantes.850

Asimismo, gracias a dichas averiguaciones las autoridades lograron apresar a la


mayora de los rebeldes. A la vez que se enviaron espas a las antillas para averiguar el
paradero de los fugitivos. Mientras estas actuaciones se llevaban a cabo, manos annimas
publicaron pasquines en Caracas contrarios a la sujecin a la monarqua espaola, que
rezaban:

"El Rey, con las guerras que provoca, acaba con varias vidas, con vuestros caudales, los quita el
sosiego (), os carga de pechos, alcabalas, estanco, (). El por solo su capricho rompe guerras
en que perecen infinitas vidas, y quedan ciudades llenas de viudas y hurfanos (). En esta ciudad
hay tribunales llenos de hombres doctos y justos que os gobiernen; y en teniendo vuestro
Gobernador y Seores Oidores no necesitis de vivir sujetos a ese que llaman Rey, que por estar
siendo Rey y tener dominios os inquieta y os hace morir como animales, y as seores vivan
vuestra Audiencia, vuestro Gobernador, viva la paz con todas las naciones y viva la libertad.
Caracas".851

850

Informe de la Real Audiencia, 8 de agosto de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 233, ff.6-7.

851

Idem, ff.19-19v.

269

En este peligroso contexto, las autoridades decidieron desterrar a varios de los que
se haba ajustado al indulto, enviando a 10 de ellos a Cdiz y 29 a Puerto Rico.852 En sus
considerandos, la Real Audiencia justificaba dicha actuacin afirmando que: siendo
oscura su intencin tambin es muy peligroso que permanezcan en estas provincias, a
cuya () tranquilidad importa () que cuanto antes se arranquen todas las races del mal
que se ha introducido.853 El resto, incluyendo a los principales rebeldes apresados,
siguieron en las crceles venezolanas.854 Asimismo se le demand a Joaqun Garca el
inmediato regreso de las cuatro compaas del batalln de veteranos de La Guaira y
Puerto Cabello que se encontraban en Santo Domingo, desde su desembarco en 1793. 855

El exilio en las antillas: Guadalupe, Saint Domingue y la influencia franco-antillana

Mientras tanto los prfugos se encontraban en las antillas buscando reorganizar el


movimiento revolucionario. Juan Bautista Picornell y Manuel Cortes, al fugarse, primero
arribaron a Curaao y en agosto, pasaron a la isla de Guadalupe. En aquella colonia
francesa recibieron el apoyo de Victor Hugues, quien les otorg proteccin. Durante su
estancia, los reos buscaron interesar al Gobernador en el proyecto independentista. A
pesar de que ste se mostr atrado por la propuesta, tena demasiados problemas locales
como para hacer un inmediato aporte a la causa.856 Sin desanimarse, Juan Bautista
Picornell y Manuel Cortes, continuaron con su accionar. Gracias a una imprenta que el
comisario les facilit, publicaron una serie de nuevos textos, con los cuales buscaban
difundir el ideario revolucionario en la Tierra Firme. En particular, Picornell escribi el
panfleto intitulado Derechos del Hombre y del Ciudadano con varias mximas
852
853

Lpez, op. cit., p. 190.


Citado en Prez Perdomo, Rogelio La represin de la conspiracin de Gual y Espaa, en Rey (et

al.), op. cit., p. 198.


854

Listado de presos en La Guaira y Caracas, 8 de agosto de 1797, compilado en Garca Chuecos

(comp.), op. cit., pp. 99-105.


855

Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 28 de agosto de 1797 compilado en Garca Chuecos

(comp.), op. cit., pp. 119-120.


856

Lpez, op. cit., p. 231.

270

republicanas y un discurso preliminar dirigido a los americanos. Este, libro era


bsicamente una traduccin de la Declaracin de los derechos del hombre y el
ciudadano incluida en la constitucin francesa de 1793, acompaada de un proclama
dirigida a los hispanoamericanos y una serie de mximas republicanas. Expresando el
ideario de la rebelin de La Guaira, en el discurso preliminar el mallorqun proclamaba:

Enterados de los injustos procedimientos del gobierno Espaol y () de su despotismo, nos


resolveremos () a proscribirle () a abolir sus brbaras leyes, la desigualdad, la esclavitud, la
miseria () tratamos de sustituir () el imperio de una ley razonable y justa a la fuerza arbitraria
y desmedida que el evangelio ordena, al espritu de divisin y de discordia, que la detestable
poltica de los reyes ha introducido entre nosotros: () trataremos de buscar los medios () para
restituir al pueblo su soberana, a la Amrica entera los imponderables bienes de un gobierno
paternal. S, amados compatriotas, esta es nuestra obligacin, en esto consiste nuestro bienestar y
la felicidad general de todas nuestras provincias. 857

Asimismo, invitaba a los hispanoamericanos a seguir el ejemplo de las


revoluciones democrticas del Caribe y del mundo atlntico, afirmando: Muchos
pueblos se ocupan en el da de recobrar su libertad, en todas partes los hombres ilustrados
() trabajan en esta heroica empresa, los americanos nos desacreditamos si no
penssemos seriamente en efectuar esto mismo (). Ningn pueblo tiene ms justos
motivos, ninguno se halla con ms proposiciones que nosotros para hacer una
revolucin.

858

Por su parte, Manuel Cortes compuso, a imagen y semejanza de las

canciones revolucionarias francesas (que se haban divulgado profusamente en Saint


Domingue y en las otras antillas galas), la cancin intitulada la Caramaola Americana.
sta promova la rebelin popular y exaltaba la libertad, la igualdad, la republica y la
independencia y asimilaba la experiencia de los sansculotes a la de los descamisados
americanos.

857

Derechos del hombre y el ciudadano con varias mximas republicanas y un discurso preliminar

dirigido a los americanos, compilado en Grases, Pedro, La conspiracin de Gual y Espaa y el ideario de
la independencia, Caracas, Instituto Panamericano de Geografa e Historia, 1949, pp.192-193
858

Idem, p. 193.

271

272

Claramente, Juan Bautista Picornell y Manuel Cortes se proponan difundir el


ideario revolucionario de La Guaira, tanto entre los sectores populares como los
ilustrados de las colonias espaolas. Por ello se imprimieron miles y miles de copias de
ambos libelos, que se divulgaron por todo el Caribe. Mientras, aquellos espaoles,
estaban en Guadalupe, Jos Mara Espaa y Manuel Gual, llegaron a Curaao. All,
recibieron el apoyo de algunas familias republicanas, como los Piar y los Brion, del
Gobernador Jos Buid Lauffer y sobre todo del cnsul francs Jean Bautiste Tierce
Cadet. ste ltimo se mostr interesado en los proyectos de los rebeldes y les prometi
ayuda y proteccin. En noviembre, Juan Bautista Picornell viaj a Curaao para reencontrarse con sus compaeros y para contarles los avances que haba hecho durante su
estada en la isla de Guadalupe, con la colaboracin de Victor Hugues. Segn el propio
Jos Mara Espaa:

Cuando Picornell arrib a Curaao con procedencia de la de Guadalupe () llev consigo una
imprenta () para imprimir los papeles de la revolucin; () adems llev () ejemplares del
libro () Derechos del Hombre y del Ciudadano, y de unos versos en tres piezas titulados los dos
Carmaola Americano y el otro Cancin Americana con expresin () de que la impresin se
haba echo a costa de Victor Hugues, que al efecto haba franqueado cuatrocientos pesos: de que
se haban impreso dos mil ejemplares del tratado sobre los Derechos del hombre; y de los versos
ocho mil: de que se haban remitido copias a todos los cnsules franceses de las Antillas para su
distribucin en las posesiones espaolas; y en fin de que el haba remitido varios ejemplares a la
Habana, a Cartagena y a Mxico859

En Curaao, los lderes delinearon los planes a seguir. Estaban convencidos de


que las autoridades republicanas de las antillas francesas, apoyaban su proyecto
revolucionario. Con ese objetivo en mente, se decidi la partida de Jos Mara Espaa a
Guadalupe para conversar con Victor Hugues. A fines de 1797, lleg a la referida isla y
se entrevist con el Gobernador y su edecn. Al parecer, el comisario francs, estuvo de
acuerdo con los planes y prometi colaborar con los mismos. Habiendo logrado el xito
en la misin, Jos Mara Espaa y Manuel Cortes volvieron

a Curaao, va San

Bartolom, a comienzos de 1798.


859

Declaracin de Jos Mara Espaa, 3 de mayo de 1799, AGI, Caracas, 433, pieza 91, ff. 81-81v.

273

Por su parte, las autoridades coloniales, estaban al tanto de su accionar. Desde


fines de julio de 1797, haban enviado espas a Curaao que informaban de sus avances.
De esta manera, el gobierno se enter de que contaban con el apoyo de cnsul francs en
Curaao y del comisario de Guadalupe y envi una serie de misivas a las autoridades
republicanas, quejndose por su accionar violatorio de la alianza y solicitando que
entregasen a los prfugos. El 25 de julio el Capitn General envi a Victor Hugues una
primera misiva, en la cual denunciaba la participacin del francs Pedro Dupin en la fuga
de los reos de estado. En la misma deca:

Me veo en la necesidad de dirigirles queja () contra () Pedro Dupin capitn de la goleta La


Actividad armada en guerra. Los citados reos tengo noticia positiva llegaron () a Curaao el da
29 de () junio () y en el instante se trasladaron al paraje llamado la otra banda y embarcaron
la misma tarde en la citada goleta de Dupin, la cual dio vela y lleg a La Guaira, a las 2 de la tarde
del 2 de este mes a pretexto de refrescar vveres y volvi a salir el siguiente da 3 mantenindolos
a su bordo. Este procedimiento del ciudadano Dupin, es () una violacin abierta del tratado
(), en obsequio del cual le pido de nuevo la persona de dichos reos Picornell y Cortes, () y
que () sea castigado el memorado Dupin.860

En agosto de 1797 las autoridades venezolanas insistieron exhortndolo a que


remitiese a los prfugos a los cuales protega en aquella isla:En conformidad del
artculo quince del tratado () estoy en la obligacin () de reclamar a V.E. () las
personas de () Juan Picornell y Manuel Corts () las cuales () tocaron en la isla de
Curaao y desde all pasaron a () Guadalupe, en una embarcacin francesa (). En la
misma forma reclamo las personas de Manuel Gual y Jos Mara Espaa.861
A pesar de la insistencia, Victor Hugues y el resto de las autoridades republicanas
de las antillas, se hicieron las desentendidas y no slo no devolvieron a los fugitivos, sino
que los apoyaron. Esto gener pnico entre los gobernantes y la elite que vean, como una
de sus peores pesadillas se estaba incubando delante sus propias narices. Con
preocupacin, la Real Audiencia y Pedro Carbonell informaban al gobierno de Madrid de
860

Carta de Pedro Carbonell a Victor Hugues, 25 de Julio de 1797, compilado en Garca Chuecos, op.

cit., p. 96.
861

Carta de Pedro Carbonell a Victor Hugues, 6 de agosto de 1797, AGI, Estado, 58, N. 8.

274

los avances que se iban produciendo y de los peligros que se cernan sobre la Tierra
Firme. De esta manera, en un informe del 27 de diciembre de 1797, la Real Audiencia le
comunicaba sobre las tareas propagandsticas de los rebeldes desde las antillas francesas.
En este sentido, le anunciaba que uno de los espas haba trado a sus manos:

Un libro (.) con el titulo de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, () con una cancin
() intitulada la Carmaola Americana. El libro contiene un discurso preliminar sumamente
ofensivo al respeto soberano () y al sistema del Gobierno espaol; siguen los llamados Derechos
del Hombre () y concluye con varias mximas republicanas. Estos papeles, () son obra de
Juan Picornell, () fugitivo de la Guaira a Curaao, () y trasportado ltimamente a la
Guadalupe en donde ha dado a la prensa doce mil ejemplares para introducirlos en la Tierra Firme
y en el Reino de Mxico () y el mismo Picornell ha vuelto a Curaao con algunos de dichos
ejemplares para hacer su ensayo.862

Asimismo, le avisaba de las gestiones diplomticas que se haba realizando ante


los gobiernos de Curaao y Guadalupe y de las mltiples medidas que se haban tomado
para contener la amenaza revolucionaria.863
A su vez, durante los ltimos meses de 1797 y los primeros de 1798, el Capitn
General de Venezuela y el Virrey de Nueva Granada mantuvieron una intensa
correspondencia sobre los acontecimientos que agitaban a ambas colonias. En agosto de
1797, llegaron a Cartagena rumores provenientes de Curaao, de que se haba fraguado
una conspiracin en Caracas. Estos exageraban tremendamente la situacin, sin embargo,
asustaron al gobierno de Santa F, que se puso inmediatamente en comunicacin con su
par venezolano.864 ste, a partir de una serie de misivas, le explic lo que estaba
aconteciendo y le solicit su auxilio para buscar a los fugados y para proteger a las costas
de los posibles invasores. 865Pedro Mendinueta, preocupado por los informes, orden que
862

Informe de la Real Audiencia, 27 de diciembre de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 241, f. 6.

863

Idem, p. 7,

864

Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Carbonell, 29 de agosto de 1797, compilado en Garca Chuecos

(comp.), op. cit., pp. 139-140.


865

Carta de Pedro Carbonell a Pedro Mendinueta, 2 de noviembre de 1797, compilado en Garca

Chuecos (comp.), op. cit., pp. 147-150.

275

se cumplieran en su territorio las medidas prescriptas. Empero, el Virrey tena sus propios
problemas. Recientemente, Antonio Nario haba vuelto a Nueva Granada y le haba
confesado sus crmenes como conspirador en Europa y el Caribe. A pesar de tenerlo
custodiado, tema que estuviese tramando una nueva sedicin. A su vez, le preocupaba la
posibilidad de que hubiera entrado al continente por la va de Venezuela y que hubiese
estado en contacto con los conjurados de La Guaira.866 Tambin estaba inquieto debido a
que recientemente se haban descubierto una serie de papeles sediciosos en francs
introducidos clandestinamente a la colonia.867 Pedro Carbonell lo tranquiliz,
confirmndole que no se haba comprobado ninguna vinculacin entre Antonio Nario y
los venezolanos.868 A pesar de todo, el Virrey segua angustiado por la amenaza de otro
conspirador, Jos Caro, que segn tena entendido se encontraba en el Caribe buscando
apoyo extranjero y tena la intencin de ingresar a Tierra Firme disfrazado de negro,
pintndose la piel y usando una peluca. Para contrarrestar este peligro, tom las medidas
necesarias en su propio territorio y le pidi al gobierno venezolano que hiciera lo mismo
en el suyo. Inmediatamente, Pedro Carbonell, cumpli con la solicitud de su colega y
orden a las autoridades locales y fronterizas que estuvieran atentas ante el ingreso de
aquel enemigo.869 Sin embargo, las amenazas no eran solamente externas, sino tambin
internas. A comienzos de 1798, en Venezuela, se descubri, en una hacienda de Cariaco,
una nueva conspiracin de 200 esclavos bozales que pretendan: dar muerte a los
blancos empezando por los propios amos.870 sta, a pesar de no estar influida

866

Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Carbonell, 21 de noviembre de 1797, compilado en Garca

Chuecos, (comp.), op. cit., p. 151; Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Carbonell, 21 de enero 1798,
compilado en Garca Chuecos (comp.), op. cit., pp. 180-181.
867

Carta de Pedro Mendinueta a Manuel Godoy, 19 de agosto de 1797, AGI, Estado, 52, N10.

868

Carta de Pedro Carbonell a Pedro Mendinueta, 30 de enero de 1798, compilado en Garca Chuecos

(comp.), op. cit., p. 181.


869

Circular de Pedro Carbonell a los gobernadores de provincias, 28 de junio de 1798, compilado en

Garca Chuecos, op. cit., p. 226.


870

Carta de Gaspar Antonio Vallenilla, 10 de enero de 1798, AGN, Goberancin y Capitana General,

LXVIII, f.181

276

directamente por extranjeros y de ser rpidamente sofocada por las fuerzas de seguridad,
tambin ayud a avivar el temor entre la elite y las autoridades.871
Mientras tanto los prfugos continuaban conspirando en el exilio. En febrero de
1798, todos se re-encontraron en Curaao, para avanzar con lo proyectado. Empero, para
este momento, ya Victor Hugues y los gobernantes de las antillas francesas decidieron
retacear el apoyo prometido dado que consideraban que el gobierno de Caracas estaba al
tanto de todo y que sera un peligro actuar en dichas condiciones. Asimismo, entendan
que pondra en riesgo la paz al romperse abiertamente el tratado entre ambas naciones.872
Ante esta tesitura, los rebeldes decidieron tentar el apoyo del imperio britnico y para
ello iniciaron un nuevo periplo por las islas de Caribe. Manuel Cortes se dirigi a
Guadalupe, mientras que Juan Bautista Picornell viaj hacia Martinica (que estaba bajo
de dominio britnico).

Por su parte, Manuel Gual y Jos Mara Espaa, luego de

separarse terminaron encontrndose en el puerto de Jacmel, en Saint Domingue. All,


segn la declaracin de Espaa, estuvieron juntos slo seis das y luego Gual se dirigi a
Les Cayes y de ah viaj haca Martinica. Diferente fue el caso de Jos Mara Espaa,
quien se qued all varios meses, trabajando en una tienda de un ingls, hasta que, en
julio de 1798, se embarc nuevamente haca Saint Thomas.873 La confesin de Espaa, es
la fuente principal con la que contamos para describir su vida en Saint Domingue, ya que
los informes de los espas espaoles slo confirman su estancia en dicha isla. Si tomamos
su testimonio, como sincero, pareciera que lo nico que hizo fue dedicarse a trabajar para
ganarse la vida. Sin embargo, a pesar de que no hay pruebas conducentes en este sentido,
no parece descabellado que haya buscado estrechar lazos con los republicanos o por lo
menos aprovechar su estancia para informarse de primera mano de la revolucin que
agitaba a la colonia. Tal vez, los meses que paso en Jacmel, le permitieron entender mejor
ese proceso y adoptar una concepcin ms positiva sobre el mismo. Incluso, podra haber
tenido alguna influencia en su posterior decisin de intentar sublevar a los esclavos de su
hacienda. Estas son todas conjeturas, dado que no hay fuentes que puedan respaldarlas.
871

Carta de Vicente Emparn al Capitn General ,3 de febrero de 1798, AGN, Gobernacin y Capitana

General, ff, 350-350v.


872
873

Lpez, op. cit., p. 247.


Declaracin de Jos Mara Espaa, 1 de mayo de 1799 AGI, Caracas 433, pieza 91, ff.14-15.

277

Empero, lo cierto es que Jos Mara Espaa estuvo tres meses en la convulsionada Saint
Domingue y es poco probable que dicha experiencia no lo haya marcado de alguna
manera. Sea como sea, despus de viajar a Saint Thomas, se qued all por unos meses y
luego de pasar por Martinica, finalmente volvi a reencontrarse con sus colegas en
Trinidad, a comienzos de 1799.874 All, esperaban contar con la colaboracin del
Gobernador britnico, para reencauzar sus planes revolucionarios.
Mientras tanto, durante el transcurso de 1798, en Venezuela se vivieron nuevos
coletazos de las revoluciones franco-antillanas. En varias oportunidades, corsarios
republicanos llevaron adelante actos de piratera contra embarcaciones espaoles e
intromisiones a las costas venezolanas. 875 Estas acciones, indignaron al Capitn General,
quien se comunic con los comisarios de Saint Domingue y Guadalupe para conminarlos
a que pusieran un freno a estos atentados.876 No slo no hubo respuesta, sino que la
situacin incluso empeor.
En octubre de 1798, Pedro Carbonell recibi noticias de: un corsario francs
procedente de Guadalupe armado con dos caoncitos y treinta hombres de tripulacin
siendo 28 negros y el capitn y el dueo blancos877 que en la regin occidental haba
cometido: enormes hostilidades en una hacienda llamada San Juan.878 Para mayor
preocupacin, entre los tripulantes de aquel barco se encontraron dos esclavos
venezolanos, Jos Rafael y Bartolom que, habiendo sido liberados por los corsarios,
supuestamente haban participado de las referidas fechoras.879 Para las autoridades, este
hecho era un claro ejemplo de que los corsarios republicanos que incitaban a los esclavos
a rebelarse contra el orden establecido. Lo cual, probablemente fuese cierto.
874

Declaracin de Jos Mara Espaa, 4 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 86v-88.

875

Borrador a Pedro Carbonell, 16 de enero de 1798, AGN, Gobernacin y Capitana General, LXVIII,

ff.223-223v.
876

Carta de Pedro Carbonell a Victor Hugues y Phillipe Roume, 19 de septiembre de 1798, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXIII, ff.28-30.


877

Comunicacin de Antonio Pimentel para el Gobernador y Capitn General, 1 de octubre de 1798

AGN, Gobernacin y Capitana General, LXXIII, f. 106.


878

Idem

879

Autos seguidos contra dos esclavos apresados en un corsario francs AGN, Diversos, LXXII, ff 342-

349.

278

Exilio en Trinidad y la fallida rebelin de esclavos impulsada por Jos Mara


Espaa

Reunidos en Trinidad, los prfugos recibieron el apoyo del Gobernador Thomas


Picton. Se hicieron numerosos planes de liberacin con la colaboracin de los britnicos,
similares a los proyectos que Francisco de Miranda vena tejiendo en el viejo continente.
A los fines de apurar la operacin, Jos Mara Espaa realiz volvi a la Tierra Firme,
para impulsar la insurreccin. Luego de varias idas y vueltas, logr introducirse en
Venezuela, llegando a La Guaira, a fines de enero de 1799. 880 Al poco tiempo, se puso en
contacto con el negro Rafael Espaa, antiguo mayordomo de su hacienda, para que
promoviese el levantamiento de los esclavos de la regin. A los fines de incentivar al
negro, Jos Mara Espaa le habl del ejemplo de la revolucin de Saint Domingue y de
la libertad de los afrodescendientes en las antillas francesas. En su declaracin, el lder
criollo confesaba que: Hizo llamar () al negro Rafael y () lo incit a que juntase un
partido entre todos los negros de aquella costa se sublevasen y formasen cumbe en las
montaas adonde el confesante ira a mandarlos, animndole () con la especie de que
Gual haba venido () y trabajaba al mismo fin en la costa de Sotavento, () convenido
el () esclavo, y () que para persuadirlo le trajo a la memoria, la libertad de que hoy
gozan los esclavos que eran de los franceses, en sus colonias.881
Asimismo, buscando difundir el ideario republicano, escribi una proclama
revolucionara que fue distribuida entre la poblacin local. En particular, se encarg de
que llegasen a manos de plebeyos y que circulasen en lugares como las barberas, donde
los sectores populares tenan sus encuentros y discusiones polticas. El propio Jos Mara
Espaa, admita que:

dispuso () un manifiesto persuasivo de la libertad e igualdad y del gobierno republicano ()


los hizo repartir por medio de su mujer, y de la india Josefa Agustina Acosta en varias casas (),

880
881

Declaracin de Jos Mara Espaa, 4 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 90v-91v.
Declaracin de Jos Mara Espaa, 4 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, f. 93.

279

uno en la de Joaquina la Paba () otro en la del manco pintor () Antonio () uno en la del
sargento Pereyra, otro en la del barbero Francisco Len: y los dos restantes en unas sastreras y
barberas, sin que para esta eleccin hubiesen tenido otro motivo que el de saber que las
expresadas casas son de familia y concurrencia,.882

Sin embargo, sobrevino el fracaso. Rafael Espaa delat la conspiracin ante el


Teniente Mayor de Justicia Miguel Pimentel, quien dio parte al comandante de La
Guaira.

883

A partir de las declaraciones que se le tomaron al referido esclavo, las

autoridades venezolanas, se enteraron de todo. Por ello, ordenaron el allanamiento del


domicilio de Jos Mara Espaa y lo apresaron, el 29 de abril de 1799. El 30 de abril fue
remitido a Caracas, donde se lo someti a un juicio sumarsimo ante la Real Audiencia,
que dur hasta el 6 de junio de 1799. Marcados a fuego por el terror a la revolucin de
Saint Domingue y el resto de las colonas francesas, las autoridades lo acusaron de querer
imitar dicho ejemplo franco antillano en Venezuela. Segn el alto tribunal, Jos Mara
Espaa haba regresado a La Guaira con:

El depravado designio de llevar adelante () una revolucin semejante a la que se ha padecido


en las colonias francesas, sin retraerle de tan criminal empresa la funesta experiencia de los
estragos, las muertes y () la desolacin de dichas colonias cuyas calamidades y miserias a que
se han reducido los habitantes que han la librado la vida no pueden orse sin horror, sino por
aquellas personas de opinin maligna que olvidndose del temor de Dios, de todos los
sentimientos y de la sociedad se obstinan en fomentar un partido destructor y sanguinaria como el
expresado Espaa y su compaero Manuel Gual.884

Ante la evidencia en su contra y la delacin, Jos Mara Espaa confes sus


crmenes ante las autoridades. La Real Audiencia fue implacable y sentenci su

882

Idem, ff. 93v-94.

883

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 10 de mayo de 1799, compilado en Garca

Chuecos, op. cit., p. 307.


884

Resolucin de la Real Audiencia, 6 de mayo de 1799, compilado en Garca Chuecos (comp.), op. cit.,

p. 295.

280

ejecucin.885 El 8 de mayo de 1799 el lder fue ahorcado en la plaza principal de Caracas


y su cuerpo fue descuartizado, distribuyndose su cabeza y sus miembros por diferentes
rincones de la capital y La Guaira. A comienzos de junio del mismo ao, bajo el signo del
terror ocasionado por la conspiracin de Maracaibo (que analizar en el siguiente
captulo) se cumpli con la ejecucin de los otros reos condenados a muerte. De esta
manera, el 5 de junio, fueron ahorcados Narciso del Valle, Juan Moreno y Jos Rusiol y
el 8 del mismo mes, se hizo lo propio con Agustn Serrano y Manuel del Pino.886
Posteriormente se dict sentencia contra otros implicados, estableciendo diferentes penas
para 33 condenados. El tribunal superior fue particularmente duro con los pardos y
negros que haban intervenido en la conspiracin con la intencin de dar un mensaje
ejemplarizante al resto de la poblacin de color.

Los contactos con Francisco de Miranda y el fin de la conspiracin

Muerto Jos Mara Espaa, Manuel Gual y Juan Bautista Picornell siguieron
conspirando en Trinidad. Se les sum Juan Manzanares, otro de los integrantes de la
conjura de San Blas, que luego de fugarse se exili en el Caribe. Incluso, el primero de
ellos entr en dilogo con Francisco de Miranda, quien se encontraba en Londres. 887 En
julio de 1799, Manuel Gual le escribi una misiva, comentndole los avances de sus
proyectos, las dificultades que haban sufrido y expresndole su voluntad de contar con
su apoyo y presencia. En ella, le deca:

Miranda! Yo no tengo otra pasin que de ver realizada esta hermosa obra, ni tendr otro honor
que ser un subalterno de V. () La revolucin se malogro porque estando yo fuera de Caracas
descubri el plan por la imprudencia de un necio. Se apoder de muchas personas ms activas en
La Guaira y Caracas y desconcertadas ya las cosas me salv con el objeto de pedir auxilio en las
colonias inglesas (). Este es en extracto el suceso malogrado, despus del cual ha crecido la

885

Sentencia de la Real Audiencia, 6 de mayo de 1799, compilado en Garca Chuecos (comp.), op. cit.,

p. 297-299.
886

Lpez, op. cit., pp. 293- 294.

887

Michelena, op. cit., p. 384.

281

opinin y el deseo de independencia. Venga V. le repito a tener la gloria de establecerla como lo


desea su antiguo y verdadero amigo y compatriota 888

Feliz, por las noticias de su colega, Francisco de Miranda le contest en octubre


del mismo ao relatndole sus andazas revolucionarias y sus tratativas frente al gobierno
britnico. Asimismo, le coment que haca tiempo que se encontraba en las antillas su
delegado Jos Caro con intenciones de promover la rebelin hispanoamericana. Por
ltimo, le inform que comunicara a las autoridades britnicas las noticias que le
mandaba.889 Posteriormente, el 8 de diciembre de 1799, Francisco de Miranda, volvi a
escribirle a Manuel Gual, advirtindole lo siguiente:

Acerca del Gobernador de Trinidad, debo prevenir a V.M. que yo he credo un hombre ()
favorable a nuestra independencia, hasta () poco tiempo () que su conducta me ha hecho
suspender el juicio y as convendra que se condujese V. con precaucin () con este personaje.
() Procure irse a los Estados Unidos de Amrica y presntese all en mi nombre al general
Hamilton () pues es () el ms fiel amigo que tiene nuestra libertad e independencia. Sin
embargo no conviene precipitar nada en este crtico momento ().890

En este mismo sentido, le expresaba su desconsuelo frente a Inglaterra, que segua


sin cumplir con su apoyo explicito a la independencia. Por ello, le insista que buscase el
auxilio de Estados Unidos, que era una potencia amiga y el paradigma a seguir para los
criollos. Como veremos posteriormente, Francisco de Miranda, era un girondino
moderado y tena pnico frente a los excesos de la revolucin francesa y de la revolucin
de Saint Domingue, por ello conclua su misiva afirmando: Dos grandes ejemplos
tenemos delante de los ojos la revolucin americana y la francesa, imitemos

888

Carta de Manuel Gual a Francisco de Miranda, 12 de julio de 1799, Archivo del General Miranda,

Caracas, Tipografa Americana, 1938, tomo XV; pp. 372-373; Michelena, op. cit., pp. 384-385.
889

Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, 4 de octubre de 1799, en op. cit., tomo XV; pp. 382-

383.
890

Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, 8 de diciembre de 1799, 12 de julio de 1799, en op.

cit., tomo XV; p. 403; Michelena, op. cit., pp. 385-386.

282

discretamente la primera y evitemos con sumo cuidado los fatales efectos de la


segunda!891
La correspondencia entre ambos continu un tiempo ms, sin embargo, los planes
se esfumaron en el aire. En octubre de 1799; Manuel Gual cay envenenado por un espa
espaol y al poco tiempo, Juan Manzanares muri misteriosamente. Juan Bautista
Picornell qued ailado. A pesar de que continu con su periplo revolucionario por el
caribe y Estados Unidos, la conspiracin de La Guaira finalmente result herida de
muerte.

Conclusiones

En este captulo he abordado las influencias de la revolucin francesa y de Saint


Domingue en la Tierra Firme hispana, desde 1795 hasta 1799. En la primera parte me he
concentrado en el perodo que va de mediados de 1795 a mediados de 1797. Durante
aquella etapa, Venezuela sufri varios embates externos provenientes de las antillas
francesas. En primer lugar, se vio signada por la circulacin de varios textos sediciosos,
que alarmaron a la elite y a las autoridades. En segundo lugar, a partir del tratado de San
Ildelfonso, el gobierno venezolano se encontr en la disyuntiva de tener que colaborar
con los gobernantes franco antillanos en la guerra contra los ingleses, a la misma vez que
se realizaban esfuerzos por evitar el contagio revolucionario. Aquella colaboracin
indeseada result absolutamente negativa, ya que dio lugar a la recalada de corsarios
franceses en los puertos venezolanos y finalmente llev a la perdida de la isla de Trinidad
a manos de los invasores britnicos. Por su parte, Nueva Granada se mantuvo
relativamente aislada de estos acontecimientos, sin embargo, tambin vivi un momento
de zozobra con la presencia de corsarios provenientes de Saint Domingue en la regin de
Ro Hacha, que fueron inmediatamente expulsados.
En la segunda parte del captulo, desarroll los aos 1797-1799, centrndome en
los sucesos de la conspiracin de la Guaira. Demostr que dicha conjura, fue el resultado
de un conjunto de causas internas y externas. En este sentido, se podra decir que las
891

Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, 8 de diciembre de 1799, 12 de julio de 1799, en op.

cit., tomo XV; p. 404.

283

tensiones propias del orden colonial, se vieron reforzadas por la influencia de las
revoluciones franco-antillanas. Esta se dio a travs de la circulacin de textos sediciosos
y de los vnculos entre la poblacin local y los prisioneros republicanos de la guerra en
Saint Domingue. Asimismo, jugaron un rol clave en aquella intentona los reos de estado
de la rebelin de San Blas, quienes se sumaron al movimiento que se estaba incubando y
le dieron una claro sustento ideolgico. En particular, Juan Bautista Picornell se encarg
de escribir numerosos textos poltico-pedaggicos con los cuales buscaba geo-localizar el
ideario ilustrado e incentivar a la poblacin local a rebelarse en contra de las autoridades
coloniales. Asimismo, el mallorqun redact los principales documentos de la
conspiracin, en los cuales se delineaban los cursos de accin y el nuevo orden
postrevolucionario a construir. Como vimos, el movimiento estuvo dirigido por Manuel
Gual y Jos Mara Espaa e integrado por blancos, pardos y negros de diversas
condiciones sociales. Este carcter multitnico fue algo sumamente importante e implic
una novedad con respecto a conspiraciones anteriores como la de Coro. Sin embargo,
gener varias tensiones, dado que no haba una plena coincidencia entre ellos. En
trminos generales, la conjura buscaba declarar la independencia, fundar una repblica,
abolir el racismo y la esclavitud. No obstante, la mayora de los blancos tenan una
perspectiva moderada en trminos sociales y deseaban integrar a los sectores
afrodescendientes de manera paternalista y subalternizada a la nueva sociedad. En este
sentido, pretendan emular el modelo que Victor Hugues haba implantado en la isla de
Guadalupe y buscaban evitar el ejemplo de revolucin de Saint Domingue, al cual
tambin le tenan temor, como la mayora de los blancos de la colonia. Slo alguno de
ellos, como Juan Bautista Picornell y Jos Mara Espaa, no tenan tan mal conceptuado a
aquel proceso. Por su parte, los afrodescendientes que participaron en el movimiento
estaban influidos tanto por la revolucin francesa como por la haitiana y tenan una
postura ms radical frente al camino que deba seguirse en cuanto a la participacin
popular, la liberacin de los esclavos y la igualdad racial. De all, que los diferentes
grupos tuvieran ciertas fricciones entre s. Finalmente, la conspiracin fue descubierta y
las autoridades apresaron a la mayora de los conjurados. Los gobernantes, rpidamente
interpretaron, con justa razn, que el movimiento era una nueva consecuencia de las
diversas influencias de los sucesos de Saint Domingue en la colonia y temieron lo peor,

284

por ello llevaron adelante una dura represin contra los implicados. A pesar de todo, los
lderes lograron fugarse antes de la ofensiva y se exiliaron en las antillas extranjeras.
Primero recalaron en Curaao y luego en Guadalupe, donde encontraron el auxilio de
Victor Hugues, quien les dio la posibilidad de publicar nuevos textos revolucionarios que
se difundieron por el Gran Caribe hispano. Este apoyo gener una intensa preocupacin
entres las autoridades venezolanas que se quejaron antes el referido Gobernador, sin
encontrar respuesta alguna. Asimismo, pusieron en alerta a las de Nueva Granada,
quienes hicieron todo lo posible para evitar un contagio revolucionario que finalmente no
ocurri. Durante 1798, Victor Hugues dej de auxiliar abiertamente a los prfugos,
debido a los reclamos espaoles y estos se vieron obligados a continuar su periplo por las
antillas. Manuel Gual y Jos Mara Espaa, viajaron a Saint Domingue, donde el primero
se qued unos pocos das y el segundo unos tres meses. Posteriormente todos se reencontraron en Trinidad, donde el Gobernador los apoyaba. A comienzos de 1799, Jos
Mara Espaa volvi a Venezuela e intent reiniciar la rebelin. No obstante, lo ms
interesante es que est vez promovi abiertamente el levantamiento de los esclavos y para
convencer a los afrodescendientes utiliz el ejemplo de la revolucin de Saint Domingue.
Nuevamente fracas y fue ejecutado, junto con otros de sus compaeros. Manuel Gual
fue asesinado poco tiempo despus, luego de que este haba comenzado a vincularse con
Francisco de Miranda. De esa manera, se puso fin a la amenaza revolucionaria.
A modo de conclusin general, es posible afirmar que durante estos aos se
increment la influencia franco-antillana y que la conjura de la Guaira fue uno de los
picos ms altos de aquel proceso. En comparacin a la anterior sublevacin de Coro,
dicha conspiracin estuvo absolutamente signada por la ideologa franco-antillana. Sin
embargo, debido a su diversidad tnica y social, existieron tensiones internas entre los
blancos y los afrodescendientes. Mientras los primeros buscaron emular el modelo de
Guadalupe, los segundos se acercaron ms al de Saint Domingue. Asimismo, a diferencia
del levantamiento de 1795, este movimiento recibi en una etapa la ayuda directa de los
franceses republicanos. Todo esto gener una enorme preocupacin entre las autoridades
de la Tierra Firme hispana, que finalmente lograron derrotar la ofensiva revolucionaria.

285

Capitulo XII: Las conspiraciones de Maracaibo y Cartagena de Indias


de 1799

Como vimos previamente, el ao 1799 fue particularmente intenso para


Venezuela, debido a que la vuelta de Jos Mara Espaa implic el renacer de la
conspiracin de La Guaira en la colonia. Gracias a la delacin de Rafael Espaa, el
gobierno pudo reaccionar a tiempo y apresar al lder, quien posteriormente fue ejecutado,
junto con los otros implicados. Sin embargo, mientras las autoridades lograban apagar el
fuego de aquella conjura, una nueva se planeaba en Maracaibo. sta cont con la
participacin de affranchis y negros de Saint Domingue y a pesar de que tambin fue
rpidamente sofocada, coadyuv a generar una intensa alarma entre la elite y el gobierno
venezolano. Para complicar aun ms las cosas, pocos das antes que la conspiracin de
Maracaibo fuese descubierta, las fuerzas de seguridad de Nueva Granada, desactivaron
otra en Cartagena de Indias, en la que tambin estaban involucrados esclavos procedentes
de las colonias francesas. Ambos sucesos, aunque fracasaron, significaron intentos de
expansin del ideario de la revolucin haitiana en la Tierra Firme hispana. Por motivos
cronolgicos, analizar primero la conjura de Cartagena de Indias, para luego abordar la
de Maracaibo, estudiando si existieron vnculos entre ambas.

La Conspiracin de Cartagena de Indias de 1799

A fines del siglo XVIII, Cartagena de Indias era el principal puerto de Nueva
Granda y uno de los ms importantes del Caribe hispano. Por ello la plaza no estuvo
exenta de los vaivenes revolucionarios que agitaron a la regin. A pesar de las medidas
de control, ideas sediciosas y visitantes indeseados, circularon por aquel puerto,
franquearon sus murallas e ingresaron a la colonia, influyendo de diversas maneras a los
diferentes sectores de la poblacin local. Como demostr previamente, en 1791, al calor
de la revolucin de Saint Domingue, el gobierno metropolitano prohibi la entrada de
esclavos franceses en sus dominios, por considerarlos portadores de ideas libertarias. La
mayora de los blancos de Hispanoamrica cumplieron con dicho decreto, ya que

286

compartan aquel temor con las autoridades imperiales. Sin embargo, en el caso de
Cartagena de Indias, algunos cautivos franceses fueron introducidos de manera ilegal y
adquiridos por miembros de la elite y por oficiales de marina.892
A comienzos de 1799, estos esclavos difundieron el ideario subversivo entre la
poblacin afrodescendiente. ste mensaje prendi en un grupo de esclavos criollos y en
conjunto con los franceses, planearon una rebelin. Asimismo, se integro a la
conspiracin un sargento moreno de artilleros, de nombre Jorge Guzmn, que se
comprometi a aportar armas y a reclutar a compaeros de su batalln. Los conjurados,
pretendan iniciar el levantamiento el da martes 2 de abril, buscando ocupar las
fortalezas del Cerro de la Popa y de San Felipe de Barajas. Desde all, intentaran tomar
la ciudad y matar a los blancos. Para llevar adelante su plan, pensaban contar con el
apoyo de militares pardos, por ello, el 1 de mayo, se pusieron en contacto con Manuel
Ituren, quien era cabo primero del cuerpo de los voluntarios pardos. Un esclavo criollo
intent sumarlo a la rebelin, Manuel Ituren se hizo el interesado y escuch la oferta, no
obstante, subrepticiamente inform de todo a Anastasio Zejudo, el Gobernador de
Cartagena de Indias. Rpidamente, las autoridades arrestaron al esclavo y se le tom
declaracin. ste confes el crimen, y luego se apresaron a ocho esclavos, franceses y
criollos, involucrados en la rebelin. En ese mismo momento, comenz el proceso
judicial en contra de los acusados. A su vez, se puso en estado de alerta a las fuerzas de
seguridad, para guarnecer a la ciudad de cualquier posible atentado.893
Anastasio Zejudo, en una misiva le relataba al Virrey, los referidos hechos de la
siguiente manera:
El da primero del corriente () se descubri () el principio de una sublevacin proyectada por
los negros () estaba tratada a ejecutarse al () da siguiente, pero habiendo tomado () todas
providencias () quedaron presos ocho de los negros y todos los puestos de la plaza y sus fuertes
892

Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77; Helg,

op. cit,, p. 109.


893

Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76;

Manzanilla Celis, ngel Francisco, La sublevacin de Francisco Javier Pirela, Maracaibo 1799-1800 (
Una nueva perspectiva histrica e historiogrfica), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2011, pp.
78-80; Helg, op. cit., p. 109; Prez Morales, op. cit., p. 33.

287

() prevenidos () Este descubrimiento se debe a Manuel Ituren, cabo primero de los


voluntarios pardos (). Se me presento () avisndome que () haba sabido de un negro
esclavo criollo tenan tratada dicha conjuracin con los franceses de su clase, de acuerdo con otros
criollos, que pensaban efectuar al da siguiente al abrir las puertas de la plaza tomando () el
castillo de San Felipe de Barajas, el fuerte del Cerro de la Popa () para entrar despus en la
plaza, matar a los blancos, y saquear los caudales de del rey () para cuya empresa contaban con
un oficial de artillera () y las armas que guardaban en extramuros concluyendo con incitar al
cabo para que convocara a los individuos de su batalln a entrar en el proyecto () Segn las
citas que se han ido evacuando () parece que efectivamente estaba acordado para el da 2 del
corriente el plan de sublevacin obrado en la mayor parte por los esclavos franceses y que haba
sido protegido por un sargento de artilleros morenos () Jorge Guzmn.894

En una carta posterior, dirigida a Francisco Saavedra, el Ministro de Guerra


espaol, el Gobernador le informaba que los sublevados tambin haban tenido la
intencin de ejecutarlo: ha dicho uno de los cmplices, [que] haban pensado
sorprenderme y asesinarme en el paseo y romper por este medio la insurreccin.895
A pesar de que la rebelin haba sido sofocada y que segn el Gobernador:()
ni la prisin ejecutada en los esclavos franceses ni las que progresivamente se van
haciendo de los dems () comprendidos ha causado la menor seal de desazn, ()
entre los restantes negros, () se manifiestan bajo la sumisin ()entretenidos en sus
respectivos oficios896, dos esclavos lograron fugarse y para incitar al resto de los
cautivos a levantarse prendieron: () fuego a una hacienda inmediata al partido de esta
plaza, que llaman Santa Cruz, habindose advertido antes el incendio de otra de
consideracin nombrada Toro Hermoso.897 Los prfugos, finalmente fueron apresados y
se tomaron todas las medidas necesarias para tranquilizar la situacin. Sin embargo,
Anastasio Zejudo, estaba inquieto porque la ciudad contaba con pocas tropas de lnea,
debido a que las que haban llegado un tiempo antes estaban menguando rpidamente por
la fiebre amarilla. Si el mal avanzaba, se quedara con las fuerzas neogranadinas,
integradas por los naturales del pas (incluyendo a los pardos), que resultaban proclives a
894

Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76.

895

Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77.

896

Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76.

897

Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77.

288

las ideas libertarias que desde Saint Domingue se difundan por el Gran Caribe. 898 Con
preocupacin, le adverta, en sendas misivas, a Francisco Saavedra y a Juan Manuel
lvarez que:
Aunque en () enero () llegaron () 391 hombres del regimiento de infantera de la reina,
() solo han quedado a la fecha 278, por las continuas muertes que causa en esta tropa una fiebre
maligna (...) la cual si continua acabara en breve con el corto numero que resta, sin quedarme ()
ms auxilio () que el regimiento fijo de su dotacin, cuya gente se compone en la mayor parte
de naturales de lo inferior del reino, de corto espritu y con poca () disposicin para la fatiga
militar, siendo lo ms temible si llegan a corromperse en las detestables mximas de libertad ()
de que ya tienen algn ejemplo en sus pases, que no hay aqu otras fuerzas con que
contrarrestarlos () y contener los progresos que puedan hacer.899

Como vemos, las autoridades no confiaban en sus propias tropas de color, debido
a que, si se contaminaban con las doctrinas revolucionarias, se convertiran en un
peligroso enemigo interno.
Al ser interrogados los esclavos franceses confesaron que sus amos eran oficiales
de la marina espaola. Ante esta informacin, Anastasio Zejudo le orden a Joaqun
Francisco Fidalgo, comandante de la plaza, que apresara y remitiera al resto de los
esclavos extranjeros que posean sus subalternos. Rpidamente se cumpli con esta
resolucin y el resto de los esclavos fueron encarcelados y enjuiciados.900 Empero, luego
de casi tres semanas, el Comandante le escribi al Gobernador, planteandole que los
esclavos por ser de los oficiales de marina deban ser juzgados bajo el fuero militar.901
Joaqun Francisco Fidalgo y los oficiales, reclamaban esta medida, afirmando que se
ajustaba a: () lo prevenido por S.M. en el real decreto de 9 de febrero de 1793 y real

898
899

Manzanilla Celis, op. cit., p. 82.


Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77; Carta

de Anastasio Zejudo a Juan Manuel lvarez, 30 de abril, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.
900

Carta de Anastasio Zejudo a Juan Manuel lvarez, 30 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp 26;

Carta de Joaqun Francisco Fidalgo a Anastasio Zejudo, 20 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp
26.
901

Manzanilla Celis, op. cit., pp. 82-83.

289

orden de 16 de julio de 1798, para que cada cuerpo juzgue a los reos de su propia
jurisdiccin, incluyndose hasta los criados de los militares retirados del real servicio.902
El asesor general, Jos Munive y Mozo, le recomend a Anastasio Zejudo que no
hiciera lugar a aquel requerimiento por considerar que:
Estos negros segn el merito del proceso parece son de los comprendidos en los levantamientos
de las colonias francesas, ellos aseguran que eran libres y habiendo sido aprehendidos los han
reducido a esclavitud pero suponiendo sean esclavos ante todas las cosas debe examinarse el
permiso con que fueron introducidos en esta plaza y el ttulo de propiedad con que hayan sido
vendidos respecto a que el real permiso del 24 de noviembre de 1791 solo fue concedido para
introducir en nuestros puertos negros esclavos bozales y no extensivo para negros extranjeros, ni
de la calidad de los de la cuestin.903

A su vez, sealaba que quienes haban introducido los esclavos deban ser
castigado por los: los prejuicios por el fraude () con que procedi en sus ventas
sembrando la semilla de la sedicin () a que vienen acostumbrados.904 El propio
Gobernador, an antes de este reclamo, consideraba que el proceso poda complicarse
debido a que Jorge Guzmn era un sargento y a que los esclavos eran propiedad de
militares. Sin embargo, pensaba que no deba aplicarse la jurisdiccin militar debido a
que:
No puede ser la intencin del Rey se entienda para un delito tan horrible () como el de la
expresada sublevacin () pues siendo un delito que exige tan ejecutivo remedio par contener
() sus fatales consecuencias, de dividirse su causa en otras tantas cuantos tuvieren los reos de
fuero privilegiado sobre el inconveniente de la ms perniciosa dilacin que () habra de causar
con las formalidades de aquellas diligencias seguira el de no poderse averiguar con () el esmero
correspondiente la multitud de cmplices que pueden concurrir en semejante exceso.905

902

Carta de Joaqun Francisco Fidalgo a Anastasio Zejudo, 20 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247,

exp 26.
903

Carta de Jos Munive y Mozo a Anastasio Zejudo, 24 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.

904

Idem.

905

Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76.

290

Por eso, ms all de no hacer lugar al reclamo, le escribi al Virrey para que le
diera su veredicto sobre la cuestin normativa.906 ste, a su vez, consult con los fiscales
de la Real Audiencia, quienes plantearon que:
Los esclavos que intentaban sublevarse en Cartagena eran de las colonias francesas, adonde ()
aprendieron ideas falsas de libertad y como tales esclavos () no deben entrar en paraje alguno de
Amrica juzgan que convendra se diese orden a los Gobernadores de las plazas martimas () a
donde es fcil que este contagio se introduzca estn a la mira de que no entren tales esclavos ()
y que se observe () el decreto del 24 de noviembre de 1791 sobre introduccin de negros y que
con respecto a los que se hubiesen introducido se tomen las providencias que indican para tenerlos
en sujecin y esparcirlos separndolos con el perjuicio de sus dueos (). Y acerca de los que hay
en Cartagena que pertenecen a oficiales de marina y que no queden comprendidos en la causa se
haga entender a los oficiales que los vendan o extraviar si los han introducido, dentro de quince
das.907

Asimismo, los letrados insistan en que se cumpliesen las normas sobre control
de esclavos, sugiriendo que: no se permita que se junten muchos, ni traer armas ni se les
tolere discursos sediciosos imponiendo grave pena al dueo del esclavo que disimule en
los suyos tales vicios y no los denuncie.908 Teniendo en cuenta estas resoluciones, Pedro
Mendinueta felicit a Anastasio Zejudo por sus actuaciones y le sugiri que tuviese en
cuenta las recomendaciones de los fiscales de la Real Audiencia y de Jos Munive y
Mozo.909 El Gobernador de Cartagena de Indias obr en consecuencia y se llevaron
adelante las medidas para deshacerse de los esclavos potencialmente peligrosos y para
proteger la ciudad.910 A su vez, Anastasio Zejudo recompens al pardo Manuel Ituren,
ascendindolo de cabo a sargento y otorgndole una pensin de por vida. Adems le
sugiri a Pedro Mendinueta que se le otorgar una medalla al mrito.911

906

Idem.

907

Resolucin del Consejo de Indias, 20 de noviembre de 1800, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.

908

Idem.

909

Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 19 de mayo de 1799, AGI, Estado 52, N. 76;

Manzanilla Celis, op. cit., p. 87.


910

Mazanilla Celis, op. cit., pp. 88-89.

911

Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 19 de mayo de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.

291

El Virrey, estuvo de acuerdo con lo actuado y le escribi al gobierno en Madrid,


justificando esta medida: considero () esencial congratular () los nimos de esta
clase de gente de color muy numerosa en aquella provincia que hasta ahora no ha
desmentido su fidelidad y que si llegar corromperse seran irreparables las
consecuencias.912 El Consejo de Indias, coincidi con la propuesta y tiempo despus se
le otorg la distincin. As, para mediados de mayo, luego de que se haban tomado las
referidas providencias todo pareca estar tranquilo y la poblacin de color en calma.
Tanto es as que el Virrey informaba que: aunque en varias provincias () hay
numerosas cuadrillas de negros esclavos no se advierte en ellos movimiento alguno que
indique tener relacin con el designio de los de Cartagena y que no obstante esto acaba de
repetir las ordenes ms eficaces para que se les observe de cerca de fin de precaver
cualquier novedad.913
Empero, en seguida se descubri un nuevaa conjura en Venezuela, vinculada con
la revolucin de Saint Domingue. sta, no slo gener una intensa preocupacin en las
autoridades venezolanas, sino tambin en las neogranadinas. stas creyeron, que ambos
sucesos estaban vinculados e incluso lo relacionaron con la conjura de la Guaira. A
continuacin analizare esa historia en detalle.

La conspiracin de Maracaibo de 1799

Maracaibo y el Caribe revolucionario

Maracaibo era la capital de la provincia homnima, cuya economa estaba basada


en la ganadera y la agricultura. A fines del siglo XVIII, constitua uno de los principales
puertos venezolanos y el ms destacado de la regin occidental. Por all se exportaban
productos provenientes del interior de la capitana general y tambin de Nueva Granada.
El libre comercio permiti que el puerto se vinculase, no slo con Espaa y sus
posesiones caribeas, sino tambin con las colonias extranjeras. No obstante, la situacin
912

Carta de Pedro Mendinueta a Juan Manuel lvarez 19 de mayo de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp

26, Manzanilla Celis, op. cit., pp. 89-90.


913

Carta de Pedro Mendinueta a Francisco Saavedra, 19 de mayo de 1799, AGI, Estado 52, N. 76.

292

econmica, era difcil debido a los constantes conflictos blicos que agitaban al imperio
espaol.914 Asimismo, Maracaibo fue una de las ciudades venezolanas que ms
contribuy a la guerra en Santo Domingo, enviando a la isla una compaa de veteranos,
con sus respectivos sueldos. La paz de Basilea aliger la carga econmica y militar,
empero, recibi una intensa migracin de dominicanos en su puerto.
. El tratado de San Ildefonso, aunque consolid la paz y favoreci el comercio,
intensific los vnculos con las antillas galas, ya que abri la posibilidad de que barcos
comerciales y corsarios franceses pudiesen negociar y abastecerse en los puertos
espaoles. Esto dio lugar a la irrupcin de buques extranjeros en las costas venezolanas,
que preocup a las autoridades coloniales y gnero tensiones con Victor Hugues y
Phillipe Roume.

915

Este contexto de circulacin de migrantes, corsarios, comerciantes e

ideas sediciosas, fue el ambiente propicio para la conspiracin de mayo de 1799, en la


que participaron corsarios de Saint Domingue y nativos de Maracaibo.

La conspiracin

El 6 de mayo de 1799, fondearon en Maracaibo, las goletas francesas La Patrulla


y El Bruto, acompaadas de El Arlequn, una goleta inglesa que haba sido apresada en
alta mar.916 Los hermanos, Juan Bautista Gaspar Boc y Agustn Gaspar Boc, (ambos
affranchis) eran los capitanes de los buques galos y contaban con patente de corso y de
comercio, expedida por el agente del directorio en Saint Domingue, Phillipe Roume.917
Aquellos corsarios haban salido de Puerto Prncipe en marzo con direccin a
Saint Thomas, para llevar un cargamento de caf de Franois Nouel. Sin embargo,
sufrieron desperfectos y la amenaza de los ingleses. De hecho, se vieron obligados a
914

Carta de Antonio Lpez Quintana a Diego Gardoqui, 15 de febrero de 1795, AGI, Santo Domingo,

1032.
915

Gonzlez Briceo, Fabio, Antillen: la sublevacin de Maracaibo de 1799, Tesis de Maestra en Historia,

Caracas, UCAB, 2012, pp. 1-37; Manzanilla Celis, op. cit., pp. 61-64.
916

Primer Informe de Fernando Miyares, 13 de julio de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana General,

LXXIX, ff. 110-111.


917

Patente de Corso de Juan Bautista Gaspar Boc, AGN, Diversos, LXXIV, f. 249; Gonzlez Briceo,

op. cit., pp. 55-56.

293

hacer una arribada forzosa en Maracaibo por los diversos problemas que estaban
viviendo. En su declaracin, Carlos Nicols Desir, un marinero negro de El Bruto, relat
que estos haban salido de:
Puerto Prncipe a donde haba ido a tomar el () cargamento perteneciente a M. Noel francs
(). De all estuvieron en los puertos de Altagraza, el Caymito, Jeremas en donde tomaron seis
sacos de biscocho y otros varios puertos huyendo siempre de los barcos ingleses y adquiriendo
noticias hasta que llegaron a Los Cayos con motivo de poner un palo nuevo y una verga a la
Patrulla que sufri () en el temporal que tuvieron, entrando en aquel puerto ocho das para
proveerse de vivieres y que despus estuvieron en la baha San Martn en Aquino y que
creyndose estar ms cerca de Curaao y () recalaron sobre la costa del los indios rotos antes el
palo mezana de la Patrulla y el mastelero del Bruto. 918

Segn el testimonio del capitn Juan Bautista Gaspar Boc:


Vinieron a dar a la costa del Ro Hacha y de all a la de los indios salvajes en donde ()
determinaron hacer negocio saliendo a tierra su segundo Jacobo Gmez solo con dos canoeros
(), quien volvi a bordo cargando de indios de cuya tertulia estado all su hermano Agustn
Gaspar, resolvieron ir los dos a tierra con () Jacob acompandoles () Mr. Nouel y Mr.
Camaret; que all negociaron un buey por ocho duros en plata, un poco de aguardiente () y un
pauelo () y unos cuantos cabritos () en tierra llev la canoa el buey a bordo y volviendo esta
les aconsejo uno de ellos que se retirarse por que se acercaba la noche () que al embarcarse tres
de los salvajes echaron mano a su hermano Agustn Gaspar () y que con este motivo el que
declara y los dems a fuerza se los quitaron y se regresaron todos (), que al siguiente da se
hicieron a la vela () y remontando () encontraron una goleta que () result ser espaola que
vena de Cuba haca La Guaira, () que le dio vveres () continuando su viaje vieron en la costa
firme espaola tres barcos que se mostraron amigos () pero advirtieron que en vez de esperarlos
pretendan escaparse, persiguindolos () hicieron presa a El Arlequn () que en este estado,
() conociendo que () La Patrulla no estaba capaz de remontar a causa de haberle dicho un
espaol Manuel Pasajero que este puerto estaba cerca en donde podan surtirse y componer sus
barcos se determinaron a entrar en este.919

918

Declaracin de Carlos Nicols Desir, 25 de mayo de 1799, AGN, Criminales, 1799, M, Primera

pieza, ff. 106-106v.


919

Declaracin de Agustn Gaspar Boc, 6 de junio de 1799 AGN, Criminales, 1799, M, Segunda Pieza,

ff. 240-243.

294

Como vemos, los capitanes y los marineros, presentaban su empresa como


fundamentalmente comercial. El contacto con los indios haba sido algo accidental y el
apresamiento de la goleta inglesa, una accin de guerra legtima. De ninguna manera,
tenan una vocacin poltica, ni sediciosa. Esta era la versin oficial, que despus de
descubierta la conspiracin, ser puesta en duda por las autoridades venezolanas. A pesar
de que los buques tenan patente de corso de Saint Domingue, estaban fuertemente
armados y contaban con una numerosa tripulacin de color,920 los funcionarios de
Maracaibo les permitieron atracar en la ciudad, debido a la alianza entre Francia y
Espaa. Ms all del temor que estos corsarios generaron entre los blancos y el historial
de tensiones que exista entre Venezuela y los comisarios de las Antillas francesas, el
Gobernador Juan Ignacio Armada los recibi cordialmente, permitindoles reparar sus
embarcaciones y aprovisionarse.921 En un informe posterior, Juan Ignacio Armada dio
cuenta de estos temores y de la poltica que llev adelante con respecto a los corsarios.
All deca que: No obstante la sospecha que induca su color, sabiendo que los de esta
clase haban causado tantas revoluciones () y aunque saba que Puerto Prncipe era uno
de los posedos por los ingleses y que estos haca poco tiempo le haban abandonado ()
prefera guardarles la buena armona recproca entra la Repblica Francesa y nuestro
soberano, en cuya virtud les haba dispensado el ms afable acogimiento.922
Sin embargo, debido a estas dudas, orden que un oficial de nacionalidad alemana
llamado Juan Sualbach los acompaase durante sus operacin en tierra, para ayudarlos
con la traduccin y observar al mismo tiempo sus operaciones.923Todo lo cual, muestra
que haba una fuerte desconfianza ante estos visitantes indeseados. La tripulacin de las
tres goletas era muy numerosa, alcanzando la cifra de 75 personas. La amplia mayora
eran afrodescendientes de Saint Domingue. Sin embargo, como era costumbre en las
920

Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, ff.

242-251.
921

Manzanilla Celis, op. cit., p 66; Brice, ngel Francisco, La sublevacin de Maracaibo en 1799,

manifestacin de su lucha por la independencia, Caracas, Italgrfica, 1960, p. 22.


922

Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de mayo de 1799, compilado en

Manzanilla Celis, op. cit., p. 277.


923

Primer Informe de Fernando Miyares, 13 de julio de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana General,

LXXIX, ff. 111-111v.

295

embarcaciones del mundo atlntico, la marinera era cosmopolita. Segn el recuento que
ha realizado el historiador ngel Manzanilla Celis, La Patrulla, estaba integrada por
veinticinco personas, de los cuales diez eran de Saint Domingue, seis de frica, dos de
Santo Domingo, uno de Martinica, uno de Guadalupe, uno de Francia, uno de Estados
Unidos y otros tres de los cuales no se pudo identificar su nacionalidad.924
Por su parte, la del El Bruto estaba compuesta por cuarenta y tres hombres
personas, de las cuales veintinueve eran de Saint Domingue, uno de Venezuela (Puerto
Cabello), dos de Nueva Espaa (Campeche), uno de Portugal, uno de Curaao, dos de
Espaa, uno de Santo Domingo, uno de Martinica, uno de Guadalupe, uno de frica y
otros tres de los cuales no hay registro de su procedencia.925 Por ltimo, en la goleta
britnica El Arlequn viajaban siete individuos, uno de Saint Thomas, dos de Curaao,
uno de Gales, uno de Suecia y dos de Inglaterra. 926 Asimismo, es menester subrayar que
haba en total cinco afrodescendientes de colonias hispanoamericanas, incluyendo uno
que era de Puerto Cabello. Como vemos, la tripulacin era heterognea constituyendo lo
que los historiadores Marcus Rediker y Peter Linebaugh han llamado una cuadrilla
variopinta.927 A pesar que tenan procedencias, oficios e intereses, diversos todos
compartan algn conocimiento acerca de los sucesos revolucionarios de Saint
Domingue. La mayora porque, siendo nativos, los haban vivido en carne propia y el
resto porque haban estado all al embarcarse o porque haban recibido alguna noticia
sobre ella. Aunque no podemos tener acceso a sus conversaciones, es muy probable que
la revolucin haitiana haya sido moneda corriente entre este grupo de marineros. En este
sentido, al llegar al puerto de Maracaibo, traan una informacin valiosa y peligrosa que
se poda difundir entre la poblacin afrodescendiente local.
Sea como sea, al parecer, durante sus primeros das en la ciudad se dedicaron a
arreglar las embarcaciones y aprovisionarse de vveres. Algunos de ellos se juntaban en
924

Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, ff.

242-251; Manzanilla Celis, op. cit., pp.169-170


925

Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, ff.

242-251; Manzanilla Celis, op. cit., pp.166-169


926

Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, f.

171; Manzanilla Celis, op. cit., pp.166-169;


927

Linebaugh; Rediker, op. cit., pp. 42-43.

296

un billar y en una oportunidad, segn el dueo del mismo: dispusieron en la tabla


haciendo de unas de las ventanas el letrero Peuple Antillen y otros que estn borrados
(), lo que puede ser visto como una forma de reivindicacin identitaria y
revolucionaria.928 Asimismo, un grupo de marineros entraron en contacto con muchas
personas de la comunidad local.929Entre ellas merecen destacarse dos individuos de color:
Francisco Javier Pirela y Jos Francisco Surez. El primero era sastre y Subteniente en
las milicias pardas de la ciudad. A pesar de su rango militar, tena prontuario criminal ya
que haba sido procesado como principal sospechoso por la muerte de su esposa. 930 El
segundo era un esclavo zapatero del Vicario Juan Antonio Troconis. Casualmente ste
ltimo, como l mismo lo admiti en su propia declaracin, haba estado en: Santo
Domingo cuando fue la tropa de esta ciudad en donde supo la matanza de Bayaj. 931 O
sea, conoca de primera manola historia de la revolucin de Saint Domingue. Incluso,
haba presenciado la masacre de blancos perpetuada por las tropas de Jean Franois. A
pesar de que, una vez que fue desenmascarada la conjura, el oficial alemn neg las
acusaciones en su contra, admiti que estos encuentros existieron afirmando que: si es
cierto que coma y paseaba con los oficiales con los corsarios franceses (), pero que su
asistencia era por mandato del seor Gobernador para observar sus operaciones y que le
advirti que trataban con algunos vecinos como Jos Francisco Surez y el cabo de
artillera Jos Pablo Matos.932 Segn se desprende de las declaraciones a los pocos das
de arribados, un sector de la marinera, liderada por Jos Romano, entr en dialogo con el
referido pardo y el esclavo, discutiendo sobre los logros y el ideario de la revolucin en
Saint Domingue y sobre la posibilidad de realizar una sublevacin en Maracaibo. Jos
Romano, era una figura muy particular, dado que conoca las revoluciones antillanas y
928

Declaracin de Cosme Nobo, 22 de mayo de 1799 AGN, Criminales, 1799, M, Primera Pieza, f. 29v;

Gonzlez Briceo, op. cit., p. 137.


929

Gonzlez Briceo, Fabio, op. cit., p. 146.

930

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1799 AGN, Criminales, 1799, M, Primera

Pieza, ff.4-5; Brice, op. cit.; p. 22.


931

Declaracin de Jos Francisco Surez, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, 1799, M, Primera

Pieza, ff.5-6.
932

Declaracin de Juan Sualbach, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera Pieza, f.

6v.

297

posea una vasta cultura. Tiempo despus, Fernando Miyares los describir como: un
mulato () de San Toms, hijo de un clrigo romano y de una mujer de color, pero
educado en Europa, donde entre otros conocimientos adquiri perfectamente el de los
idiomas espaol, francs e ingls y cierto estilo culto y persuasivo.933
Jos Francisco Surez, en su testimonio del 20 de mayo da cuenta parcialmente de
estos dilogos afirmando:
Que de la conversacin que expresa entendi que uno de los oficiales de los corsarios franceses
que hablaba slo daba a entender con acciones en el cuello matanza y degello para la noche del
da de ayer y que () ha entendido que por eso le dara el capitn a su tripulacin dos pesos a
cada uno en la tarde para que comiesen en tierra lo que vio a bordo del corsario grande (), que
es cierto que cont el haber estado en las partes de Santo Domingo, cuando fue la tropa de esta
ciudad en donde supo la matanza de Bayaj, y que al propio Pirela le preguntaba el mismo oficial
cuanta era la tropa que estaba sobre las armas, los que guardaban los puertos, los que eran ricos en
esta ciudad, donde estaba la el almacn de plvora y otras casas y que a todo le dara positiva ()
razn por lugares y nombres y que () Juan Sualbach le ha visto secreteando con dichos oficiales
del corsario a su bordo siempre que iba l () que dichos oficiales le decan al que declara que los
blancos de aqu eran muy soberbios que entre ellos no haba negros ni mulatos por todos eran uno
y que no se pagaban derechos, porque cada uno gobernaba lo que era suyo.934

En aquellas conversaciones, se discuti la posibilidad de que ambos participaran


del levantamiento que deba estallar a las 24 horas de la noche del da 19 de mayo.
Asimismo, segn algunas versiones que luego analizar, se acord con Francisco Javier
Pirela que este jugara un rol clave en el movimiento, prometindole nueve mil pesos
para que reclutase a doscientos pardos milicianos. Al parecer, el plan era que estas tropas
de color, junto con la tripulacin de las goletas, tomaran la ciudad y asesinaran al
Gobernador, a la elite blanca y a los principales eclesisticos. Asegurada la victoria, los
corsarios con sus aliados locales, estableceran un nuevo orden, basado en los principios
de la libertad y la igualdad, similar al de Saint Domingue.935 El santo y sea de la
933

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de agosto de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXX, f. 77.


934

Declaracin de Jos Francisco Surez, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48 , Primera

Pieza, ff.5-6.
935

Brito Figueroa, op. cit., p.235.

298

conspiracin era antillen, la misma palabra que los marineros haba escrito en el billar de
Cosme Nobo, donde solan reunirse.936 Una vez que se fij el plan, Francisco Javier
Pirela se dedic a reunir hombres para el movimiento. A tal fin, se comunic con el cabo
Toms Ochoa, a quien le cont de la conspiracin en marcha y lo invit a participar de la
misma. Toms Ochoa era Cabo Primero de la compaa veterana de Maracaibo y
casualmente haba tenido una relevante participacin en la guerra contra los franceses en
Saint Domingue.937 ste, rechaz la propuesta y le sugiri a Francisco Javier Pirela que
deba denunciarla ante las autoridades. Frente a las cavilaciones del Subteniente, el
mismo 19 de mayo por la noche, el Cabo, se dirigi al Gobernador para informarle sobre
la insurreccin que se estaba tramando y estaba a punto de explotar.938 En su declaracin
Juan Ignacio Armada, relat aquel episodio, afirmando que:
Toms de Ochoa, anoche poco despus de las nueve dio parte a su seora como estando en su
casa () apareci () Francisco Javier Pirela y despus de muchos amagues y rodeos ()
concluy proponindole () que con motivo de () ser sastre de los corsarios franceses estos le
hablaron de para que juntase hasta doscientos hombres bajo su palabra () expresado el fin de
levantarse contra la ciudad a las doce de la misma noche con esta gente y la tripulacin de sus
buques; que en virtud esperaba que como su amigo lo acompaase y diera principio a la empresa
() y que muy lejos de haberse convenido con una propuesta () muy criminal ()le contest
que viniese luego al Gobernador a quien impondra de todo como lo hizo inmediatamente. 939

Poco despus, durante el mismo 19 de mayo, Francisco Javier Pirela, tambin


delat la conspiracin ante Antonio Jos Romana y Herrera, abogado de la Real
Audiencia de Santa Fe, Santo Domingo y Caracas. Segn dicho letrado:
A las nueve de la noche () se present en la el corredor de su casa Francisco Javier Pirela, el
diecinueve () le signific que por haberlo interesado los franceses corsarios en hacerles algunas
obras de sastrera se le haban mostrado muy agradables () que con este motivo lo incitaban a
936

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1795 AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff.4-5; Brice, op. cit., p. 23; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 137.
937

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 4 de agosto de 1803, AGI, Estado, 71, N.3.

938

Brice, op. cit. p. 23; Gonzlez Briceo, op. cit., p.141; Manzanilla Celis, op. cit., 71.

939

Declaracin de Juan Ignacio Armada, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff.1-1v.

299

que fuera a comer con ellos y que lo movan para que les buscase gente de su compaa para que
les auxilien prometindole le dara un barco y porcin de dinero que el tema tomar partido que lo
urgan para que respondiese, luego concluyendo le aconsejase lo que deba practicar, a que le
contesto que el asunto era delicado, que como vasallo deba mostrar su amor () al soberano y
como mayor fuerza por haberlo distinguido con el honor de oficial de milicias , as no le poda
dictar otra cosa () a poner todo cuanto supiere () en la superior nstica al seor Gobernador
comandante general () para que tomare las medidas () correspondientes .940

Anoticiado el Gobernador y las fuerzas de seguridad se apersonaron en la rada,


para abortar la conjura. Una vez all, se hizo llamar primero a Juan Bautista Gaspar Boc,
quien dijo que no estaban haciendo nada. Luego al otro capitn, quien respondi lo
mismo. Atento a esto, se envi al teniente Fabin Salinas, con veinte hombres en una
lancha para desalojar las goletas. Sin embargo, los marineros de El Arlequin, (adonde se
haba pasado la mayora del armamento), se resistieron en dos oportunidades a las
ordenes del referido teniente. La segunda vez, disparon contra las tropas venezolanas. En
ese contexto se le present a Juan Bautista Gaspar Boc un ultimtum, conminndolo a
que convenciera a sus hombres que depusieran las armas y que en caso contrario, se los
atacara con los 500 soldados y los caones del muelle. Asustado por la amenaza, el
capitn le orden a los marineros que se entregasen y finalmente as lo hicieron. Todos
fueron apresados y las autoridades lograron abortar la conjura..941
Casualmente, entre las fuerzas comisionadas para atrapar a los corsarios se
destac el cadete don Antonio Moreno, quien tambin haba tenido una actuacin
sobresaliente en la guerra contra los franceses en Saint Domingue.942 Como vemos,
varios de los marabinos vinculados a los sucesos, haban estado en la isla y conocan de
primera mano los sucesos revolucionarios. Esto puede explicar porque algunos como Jos
Francisco Surez, que era esclavo, se interes en confraternizar con los marineros y otros

940

Declaracin de Antonio Jos Romana y Herrera, 25 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48,

Primera Pieza, ff. 69-70v; Gonzlez Briceo, op. cit., pp.143-144.


941

Declaracin de Juan Ignacio Armada, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff.1-1v; Manzanilla Celis, op. cit., pp. 71-74.


942

Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de mayo de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXVIII, f. 17.

300

militares, como Toms Ochoa y Antonio Moreno pusieron empe en reprimir la


intentona.

Represin y primeras interpretaciones de las autoridades

Al da siguiente, una vez iniciadas las averiguaciones, Francisco Javier Pirela,


delat a los participantes y cont su versin de los hechos:
Despus de las nueve fue a casa de () Toms Ochoa y () le comunico que el Alfrez Roman,
con motivo de ser su sastre y de varios de la tripulacin () le propuso que juntase hasta
doscientos hombres de su cuerpo () para apoderarse de la ciudad a las doce de la noche del da
de ayer diez y nueve y quitar la vida () al () Gobernador, empleados y principales de la ciudad
entrando tambin a los religiosos de San Francisco de los que se exceptuaran dos () en unin de
todos los que tripulan () dichos corsarios franceses, estaran tambin a sus ordenes y muy
dispuestos para ello, con los ingleses de la presa () ofrecindole hacerlo Gobernador () de la
isla francesa de Santo Domingo que es un pardo o de color y darle adems nueve mil pesos para
los gastos de tropa que sirvieren en la sublevacin pues con los bienes y plata recogida en la
ciudad lo haran poderoso. Que () lo persuada () Romano a quien referan los otros oficiales
porque entenda mejor el castellano, que con ellos les ira bien respecto a que segn su
establecimiento estara a sueldo y no sin l como entre nosotros, por cuyo motivo deba cortar la
cabeza al Rey de Espaa como lo ejecutaron con el de Francia; que ayer a las once del da le
dijeron que ya tenan el barco listo adonde transportaron todos los pertrechos de guerra (). Que
antes de ayer diez y ocho comiendo al medioda () junto con los oficiales corsarios y () Juan
Sulbach () este ltimo verti la expresin de que quera apuntar su plaza y que le adaptaban ms
las mximas de francesas sobre libre comercio y libertad, que ayer diez y nueve a la siete de la
noche el referido Romano entro a su casa y en un papelito () estamp la palabra Antillen por
sea para () encargndole mucho el sigilo (), pero que se lo entrego al seor tesorero quien lo
paso a las manos del () Gobernador () que desde el da doce (..) le empez Romano a seducir
() y que no dio parte antes para hacerse de ms y descubrirles toda su intencin para que le
tratase de su remedio como efectivamente lo ha hecho () y aadir otras es un moreno zapatero
que trabajaba a los mismos nombrados Jos Francisco Surez como que por haberse hallado en la
sublevacin de Santo Domingo () algo conversaban () trato sobre el propio asunto y aade
tambin que tenan dispuesto partidas para apoderarse de la artillera plvora y dems puestos .943
943

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff.4-5.

301

Poco despus, en otro testimonio que se le tom a Francisco Javier Pirela, se le


pregunt por la participacin de los hermanos capitanes en la conjura y este respondi:
que los corsarios se lo propusieron por voz de Romano y a nombre de los capitanes.944
Las palabras del subteniente no slo sirvieron para imputar a los corsarios y a l incluido,
sino tambin para mostrar la lgica y las demandas de la conspiracin. La misma,
fuertemente influida por los ideales y el ejemplo de la revolucin haitiana, apuntaba a
sublevar a los milicianos afrodescendientes, imponer la libertad e igualdad y tomar el
poder en Maracaibo, terminando con la hegemona de las autoridades y la lite.
El 21 de mayo, luego de asegurar la plaza y de iniciado el proceso judicial, el
Gobernador le escribi una carta al Capitn General Manuel Guevara Vasconcelos, en la
cual, con una mezcla de preocupacin y alivio, le informaba sobre lo que haba
acontecido. All adems de relatarle los ltimos sucesos y de pedirle que se le enviase
refuerzos, defina a la conspiracin como un intento de expandir la revolucin de Saint
Domingue en Maracaibo. En sus palabras: dos corsarios franceses () se queran
levantar con la ciudad habiendo tramado introducir en ella con el rigor practicado en los
puertos franceses () de Santo Domingo el mismo sistema de libertad e igualdad con
que haban reducido a la ltima ruina aquellas posesiones.945
El 24 de mayo, Francisco Javier Pirela ampli su testimonio anterior y en una
nueva declaracin afirm que:
El da quince de mayo por medio de () Romn hallndose a bordo todos los oficiales corsarios
() le dijeron a() que a mas tardar para el da diecinueve se haba de ejecutar el golpe
premeditado contra los blancos y principales de esta ciudad por que en () Cartagena se iba a
comenzar y vendran a darse la mano con ellos, segn la correspondencia que la nacin de los
indios guajiros estaba pronta y de su parte para a acometer por tierra y por tanto para dar parte a
los suyos de Cartagena estaban careneando a toda prisa su barco corsarios, el uno para dicha
diligencia y el otro para ir a alcanzar a los barco que iban a salir para Veracruz

y que

componiendo cuatro de los que haba en este puerto que estaban buenos los mandaran a Curaao
944

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Tercera

Pieza, f. 330.
945

Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de mayo de 1799, compilado en

Manzanilla Celis, op. cit., p. 277.

302

para ms gente y pertrechos de guerra, que para dicho da domingo ya estara la presa () lista
para combatir y que para ellos cargaron los caones () y que a los ingleses () los haban
puesto en libertad para que los ayudasen () aade que los caones se cargaron el domingo ()
que tambin lo amenazaron el da quince con que lo arderan en vivas llamas si les faltaba a la
fidelidad.946

Como vemos, el Subteniente pardo plante que los corsarios conjurados eran
parte de un plan ms vasto que inclua la sublevacin de Cartagena, la alianza con los
indios guajiros y un ataque a Veracruz. Los mismos, a su vez, contaban con la ayuda de
los franceses en Curaao. Evidentemente, esta nueva declaracin, no coincida totalmente
con la anterior del 20 de mayo, ni con su delacin previa. Con respecto a esta parcial
incongruencia, podra pensarse dos cosas. En primer lugar que, Francisco Javier Pirela en
sus anteriores testimonios se concentr en lo ms urgente e importante (o sea la
sublevacin de Maracaibo), omitiendo este plan ms general. En segundo lugar, que esta
nueva delacin apuntaba a desligarse de la conspiracin e incriminar an ms a los
corsarios franceses, presentndolos como culpables de un intento de atacar varios puntos
de las costas hispanoamericanas.947 En principio, ambas tesis resultan razonables.
Empero, la segunda podra ser ms plausible, dado que en este caso, el pardo seal que
lo amenazaron con prenderlo fuego si no era fiel a la causa. Al referirse a este ultimtum,
se presentaba como una victima de los corsarios y daba cuenta de porque no los haba
denunciado anteriormente. Ms all de esto, lo cierto es que la interpretacin del plan
general ser retomada por las autoridades y se convertir en una de las lecturas oficiales
(y luego historiogrficas) de la conspiracin. Justamente, es una de las que sostiene
ngel Manzanilla Celis en su referida obra.948
El 26 de mayo, los funcionarios y militares de la ciudad llevaron adelante una
junta de guerra, en la cual se examin la situacin y se discutieron novedades que se
haban recibido desde Nueva Granada y del cercano pueblo de Sinamaica. Anoticiados
del intento de sublevacin en Cartagena de Indias y teniendo en cuenta el nuevo

946

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 24 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff.58-58v, Gonzlez Briceo, op. cit., p. 148.


947

Gonzlez Briceo, op. cit., pp. 148-149.

948

Manzanilla Celis, op. cit., p. 193.

303

testimonio de Francisco Javier Pirela, las autoridades, paranoicas, empezaron a pensar


que desde Saint Domingue se estaba poniendo en marcha una suerte de plan global para
sublevar varias de las colonias del Gran Caribe.949 En la junta se plante que: que en la
plaza de Cartagena de Indias se proyect por iguales revoltosos la misma conspiracin,
que por algunas declaraciones () los capitanes presos dijeron que tendran auxilio de
Curaao y establecimientos republicanos de la isla de Santo Domingo, que los propios
alborotos estaban premeditados para varias plazas () de Tierra Firme.950Asimismo, se
sealaba que los corsarios, supuestamente, contaban con la colaboracin de los indios
guajiros y que por ello, estos ltimos haban estado atacando la villa de Sinamaica: Que
haban tratado con los indios guajiros,() dndoles armas y municiones () para batir la
villa de Sinamaica, que el comandante de ella () Pedro Ternz en el da primero del
corriente tuvo una accin muy reida en la que tuvimos por nuestra parte cinco muertos y
cuatro heridos, de los cuales ya han muerto dos () ha recibido ltimamente palabra de
dichos indios de que atacaran () la villa por los auxilios que tenan extranjeros.951
En la junta se debati que posicin se deba tomar con respecto a los indios
guajiros y al referido pueblo que estaba bajo amenaza. Hubo voces a favor de su
desmantelamiento, pero finalmente se decidi mantenerlo en pie, enviar refuerzos y
solicitar ayuda al Capitn General.952 A tal fin, al da siguiente, Juan Ignacio Armada le
escribi una serie de misivas a Manuel Guevara Vasconcelos en las cuales le comentaba
sobre las resoluciones de la junta de guerra y le solicitaba que enviase 500 fusiles y
dinero para contener los desmanes propiciados por los indios y la amenaza extranjera.953
Asimismo, le informaba sobre los avances del proceso judicial contra los corsarios y los
supuestos vnculos de la conspiracin de Maracaibo con la de Cartagena de Indias. 954 Por
949

Idem, p. 117.

950

Informe de Junta de Guerra, 26 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana General, LXXVIII,

f.6v.
951

Idem, 6v.

952

Idem, ff. 12v-13.

953

Carta de Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LXXVIII, ff.5-5v.


954

Carta de Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LXXVIII, f. 6v.

304

ltimo, le peda que acelerar el traspaso del mando al nuevo Gobernador nombrado,
Fernando Miyares.955
Pocos das despus, Juan Ignacio Armada le volvi a escribir al Capitn General
para comunicarle que el comandante de Sinamaica, le haba notificado que un: indio
amigo y () espa para con los guajiros se ha informado por ellos de haberse preso en la
ciudad del Ro Hacha, 50 negros franceses que intentaban all levantarse y que asimismo
en Santa Marta haban sucedido muchas desgracias por otros de igual clase.956 Este
rumor result ser falso. Incluso el propio Gobernador, en su misiva, desconfiaba de la
veracidad de la informacin. Sin embargo, le sugera al Capitn General que las
autoridades coloniales deban estar atentas y expectantes ante la posibilidad de que los
negros franceses efectivamente estuvieron tramando conspiraciones en Nueva Granada.
Para la misma poca, lleg a Caracas desde Cartagena de Indias, el comerciante
gaditano Francisco Bartolom Pujol quien le inform a Manuel Guevara Vasconcelos,
acerca de la conjura de que all haba ocurrido.957 Con exageracin, le deca:
En la noche del 3 de abril () hubo en () Cartagena de Indias una gran conmocin en trminos
de que todo el pueblo se alborot (). Al da siguiente amanecieron en la crcel ms de 40 negros
entre esclavos y libres y se dijo que estos con otros muchos () negros y mulatos se iban a
levantar con el pueblo y matar a todos los blancos y que para esa carnicera esperaban de 800 a
1.000 negros de las inmediaciones. Que () [el] 4 prendieron algunos negros de dichas
inmediaciones que encontraron armados con herramientas de agricultura () y que esta
conjuracin se descubri por un sargento del batalln fijo y dijo que es pblico y notorio que los
soldados del batalln de pardos eran los autores de la conmocin y el mayordomo del seor
gobernador. () Cuando me conduca para mi barco se deca iban a ahorcar a todos los negros
() aprehendidos.958

955

Carta de Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LXXVIII, f. 16; Manzanilla Celis, op. cit., p. 123.


956

Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 31 de mayo de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXVIII, f. 76.


957

Manzanilla Celis, op. cit., p. 84.

958

Informe de Francisco Bartolom Pujol a Manuel Guevara Vasconcelos, 29 de mayo de 1799, AGI,

Estado, 58, N. 29; Manzanilla Celis, op. cit., p. 84.

305

A comienzos de junio, Manuel Guevara Vasconcelos, anoticiado de lo que haba


sucedido en Nueva Granda y en Maracaibo, le escribi al Gobernador marabino una serie
de cartas en la que le indicaba las pautas a seguir con respecto a los conspiradores
apresados. En su primera nota, le expresaba su impresin de que estos no eran legtimos
corsarios de la Repblica Francesa, sino piratas que haban actuado en funcin de sus
propios intereses y probablemente en contacto con los conspiradores hispanoamericanos.
Sealaba que era probable que hubiesen sido: animados por alguno de los traidores
fugitivos de estas provincias o las de Santa Fe y que tengan en Tierra Firme sus
correspondientes.959 Por ello, consideraba que durante el proceso judicial se les deba
preguntar s: han conocido y tratado a Juan Picornell, Manuel Gual, Manuel Corts y
Jos Mara Espaa.960 Es menester recordar que temporalmente la represin de la
conspiracin de Maracaibo, coincidi con el apresamiento de Jos Mara Espaa y con la
resolucin del proceso judicial llevado adelante en contra de los conjurados de La Guaira.
De all que el Capitn General, estuviera preocupado por la situacin e inicialmente,
bastante convencido de que ambos sucesos estaban vinculados. Esta interpretacin
tambin fue tomada posteriormente por parte de la historiografa.961
Adems, a los fines de asegurar el orden, le peda que mantuviera a los presos
separados y encerrados en crceles de mxima seguridad y lo conminaba a reclutar las
milicias de los pueblos vecinos, para guarnecer a la ciudad. Por ltimo, le recomendaba
que, en caso de extrema necesidad, enviase los reos a Puerto Cabello, adonde seran
confinados.962 Finalmente, teniendo en cuenta el pedido de Juan Ignacio Armada, el
Capitn General exhort al nuevo Gobernador, Fernando Miyares, a que tomara posesin
de su cargo y llevase los auxilios requeridos.963 Fernando Miyares, sali de inmediato
959

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 3 de junio de 1799, AGI, Estado, 71,

N.3.
960

Instrucciones de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 3 de junio de 1799, AGI,

Estado, 71, N.3.


961

Brice, op. cit., pp. 25-33.

962

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 3 de junio de 1799, AGI, Estado, 71,

N.3.
963

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Fernando Miyares, 4 de junio de 1799, compilado en

Manzanilla Celis, op. cit., p. 323,324.

306

hacia Maracaibo para cumplir con aquella orden. Sin embargo, tardo bastante en llegar y
durante su periplo pas por Puerto Cabello y Coro, hasta arribar a su destino el 5 de
julio.964
Con respecto a la cuestin de los indgenas que amenazaban a Sinamaica, Manuel
Guevara Vasconcelos, consideraba que estos podan estar en contacto con los ingleses y
ser utilizados por ellos para atacar a Nueva Granada y Venezuela. Por ello, le propona
que reprimiese aquellas ofensivas. Sin embargo, le sugera que actuase con prudencia
intentando convertir y pacificar a los indios.965
Cuando Fernando Miyares arrib a Coro, recibi noticias, sobre incursiones de
afrodescendientes franco-antillanos y nuevas amenazas a los puertos de Nueva Granada y
Venezuela.966 Preocupado, le escribi el 19 de junio al Capitn General, para avisarle que
segn Juan Ignacio Armada, el capitn del buque espaol que llevaba su equipaje para
Maracaibo haba: encontrado una fragata inglesa de 46 caones, que se halla cruzando a
la boca del Saco. Tambin encontraron en el mismo Saco un balaux de negros que les
quiso abordar, pero tirndoles el americano tres caonazos huyo.967 Asimismo, le
coment que segn las autoridades de la costa de sotavento haban visto en el mismo
saco, dos corsarios que se suponan eran franceses luchando contra un buque ingls. Por
ltimo, le inform que:Entre varias especies que corren refirindose a los mulatos y
negros franceses, es la de haberse propuesto sublevar a Santa Marta, Ro Hacha,
Maracaibo y Coro para hacerse dueos de esta toda la costa () que si castigaban a los
que estn presos acabaran con Maracaibo, pues tienen un hermano con poder bastante en
su gobierno.968 A pesar de todo, Fernando Miyares consideraba que estos ltimos
rumores eran poco confiables y que probablemente las intenciones de los negros
franceses eran: slo robar lo que pudieran con sacrificio y engao de los pobres
964
965

Manzanilla Celis, op. cit., pp. 126-131.


Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 13 de junio de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXVIII, ff. 154-156; Manzanilla Celis, op. cit., p. 124.
966
967

Manzanilla Celis, op. cit., p. 128.


Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de junio de 1799, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LXXVIII, f. 223, Manzanilla Celis, op. cit, p.128.


968

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de junio de 1799, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LXXVIII, f. 224; Manzanilla Celis, op. cit., p. 129.

307

espaoles incautos969 y por ello le comentaba que haba ordenado que no circulasen ms
aquella informacin entre la poblacin. Empero, temeroso de que pudiera haber
convivencia entre los negros franceses de Saint Domingue y la poblacin
afrodescendiente local, haba dispuesto que se tomarn las medidas necesarias para:
estar todos muy a la mira sobre la gente de color, que en esta jurisdiccin es muy
numerosa y el escarmiento pasado apenas produce en ellos una humildad o moderacin
mal disimulada. 970
Poco despus, el Capitn General se comunic con el gobierno metropolitano,
para avisarle sobre la sentencia en contra de la conjura de la Guaira y la novedad de
conspiracin de Maracaibo. All, consternado, le expres su tesis, de una posible
conexin entre los rebeldes espaoles (apresados y fugitivos) y los corsarios franceses.
En sus palabras:No es inverosmil que mientras los traidores refugiados en Trinidad
esperaban los avisos de Jos Mara Espaa sobre los progresos de su nueva sedicin
pensaban en distraer mi atencin () a la defensa () de Maracaibo, con el fin de
allanar () sus designios turbulentos () por la costa de esta misma provincia o por la
de Cuman. Presumo que este ha sido el designio que han llevado a Maracaibo tres
barcos bien armados () que llevaban el designio de prender el fuego de la insurreccin
en aquella provincia ().971
Asimismo, le inform que, en el marco de la alianza con Francia, muchos barcos
extranjeros navegaban por las costas venezolanas y varios de ellos entraban a los puertos
coloniales, apelando a la necesidad de aprovisionarse de vveres. Ante aquella situacin,
adverta que se estaban tomando todas las medidas necesarias para controlarlos y evitar
nuevos contagios revolucionarios:Recelo todo cuanto puede coincidir en los
pensamientos de Gual y hago examinar () los extranjeros que llegan a estas costas con
demasiada frecuencia, unos en calidad de nufragos y otros a pedir vveres y ()
socorros en calidad de amigos, pero todos sospechosos de traer igual intencin a la que

969

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de junio de 1799, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LXXVIII, f. 224 v.


970

Idem, f. 224v.

971

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Antonio Caballero, 21 de junio de 1799, AGI, Estado,

71, N.3.

308

llevaron a Maracaibo la tripulacin de los tres barcos () y har como debo. () para
impedir () el menor perjuicio contra los que intenten substraer estas provincias de su
soberana.972
Finalmente, el 5 de julio, Fernando Miyares lleg a Maracaibo. 973 Durante su
viaje, se fue anoticiando de las nuevas amenazas que se cernan sobre los puertos de
Venezuela, y para sofocarlas dispuso las medidas antes referidas. Arribado, en Maracaibo
tom posesin de su cargo y se interioriz personalmente de lo que haba acontecido con
la conspiracin Poco despus, le escribi al Capitn General un primer informe, en el que
presentaba una relacin sucinta de lo hechos y su tesis sobre el asunto. Consideraba que
los franceses haban intentado llevar adelante una: sublevacin horrorosa () contra
Maracaibo (), por medio () de () Pirela y segn parece con algn auxilio del negro
() Surez, ambos criollos e ntimos parciales.974 En la misma lnea de que lo haba
planteado su antecesor (influido por las ideas de este ltimo), pensaba que todo era parte
de un plan ms global, en el cual estaban vinculados los negros franceses que
conspiraban en Maracaibo, con los que hacan lo propio en Cartagena de Indias y
Curaao. Asimismo, consideraba que los indios guajiros eran parte de dicha alianza. En
este sentido, en su informe seal que:Pretendan quitar la vida al Gobernador,
empleados, principales vecinos y religiosos de San Francisco () y despus matar
indistintamente: tomar los castillos y expedir sus avisos a Cartagena de Indias, y a la
nacin Guajira, mandar a Curaao por ms pertrechos de guerra y gente () hasta
conseguir establecer la libertad e igualdad () admitiendo a los que quisieran seguir sus
mximas, sin omitir el incendio y los hostiles medios conducentes al fin proyectado. 975
El nuevo Gobernador sostena una interpretacin casi idntica a la de su
antecesor (basada en la segunda declaracin de Francisco Javier Pirela, en los sucesos de
Cartagena de Indias y los ataques de los guajiros) y diferente a la que haba propuesto el

972

Idem.

973

Manzanilla Celis, op. cit., p. 131.

974

Primer informe de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 13 de julio de 1799, AGN,

LXXIX, f. 111v.
975

Idem, ff.111v.

309

Capitn General, segn el cual, era probable que los negros franceses estuvieran actuando
en contacto con los conjurados de La Guaira
En su informe, Fernando Miyares precisaba, que al parecer Jos Romano, junto
con los capitanes de los barcos, eran los principales lderes de la conjura y que Francisco
Javier Pirela, era su contacto en Tierra Firme para difundir el ideario sedicioso entre la
poblacin local.976 Por ltimo, como prueba de que los capitanes estaban involucrados en
la sublevacin sealaba que:
El capitn Agustn al ponerle los grillos () verti muchas expresiones contra el Gobernador
llamndolo esclavo y no libre como l (), amenazndole con los suyos que [lo] vendran a
vindicar (), protestando que no tena parte, aunque resulta que s y muy principal, como que
tambin haba ofrecido a las tripulaciones, que al siguiente da () , les dara un convite a gusto
de todos y sin que costar dinero, repartindose algunos reales por manos del capitn Juan a bordo
de El Bruto para que se alegrasen el da 19 y estuviesen ms fervorosos por la noche. () As
como la advertencia de Jos Romano, en cuanto a que no se descubriese el proyecto, la prevencin
del capitn Agustn en ordenar a Pirela cuando viniese a abordo, se desembarcara en distintos
lugares para que no se notara en tierra y la estrecha familiar amistad del capitn Juan y el caonero
Gastier con el negro criollo Jos Francisco Surez .977

En un segundo informe, Fernando Miyares insista en la tesis de este plan global.


En primer lugar, afirmaba, que debido a que los propios negros franceses haban admitido
los contactos con los guajiros y las posteriores acciones blicas de estos ltimos, estaba
comprobada la colaboracin entre ambos grupos para tomar la ciudad. Segn su
interpretacin: los corsarios franceses pensaban si salan bien con la sublevacin traer
cuatrocientos o quinientos guajiros () con el fin de que en tales circunstancias los
auxiliaren para sostener su establecimiento.978 A su vez, estaba convencido de que haba
una coordinacin entre diferentes grupos de negros franceses para sublevar Maracaibo,
Cartagena de Indias, Ro Hacha, Santa Marta e incluso Santiago de Cuba. En su opinin:

976

Idem, ff.111v- 112.

977

Idem, ff.112v- 113.

978

Segundo informe de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 13 de julio de 1799, AGN,

LXXIX, f. 114.

310

Igualmente resulta () que los negros y mulatos franceses quisieron hacer otro tanto en
Cartagena de Indias () y que all se estaba procediendo contra ellos, que en Ro Hacha hicieron
algunos daos y algo dicen con menos probabilidad de Santa Marta, que fuera del Saco y cerca de
Ura cruzaba una goleta francesa tripulada de negros y con correspondiente artillera y que por el
Gobernador de Santiago de Cuba se hizo algn movimiento no slo para expulsar de aquella
ciudad a los mulatos y negros republicanos que se hallaban acogidos a ella, sino tambin para
impedirle su entrada en aquel puerto como lo haban hecho y estaban haciendo en embarcaciones
pequeas de la propia nacin que pasaban del Gurico, Mulo de San Nicols, Puerto Prncipe y
Jeremas.979

Como vemos, Fernando Miyares se convenci de la misma tesis que su antecesor


y lo que antes le parecan rumores ahora le resultaban verdades demostradas. La paranoia
le indicaba que el peligro negro de Saint Domingue amenazaba con expandirse por el
Caribe espaol, poniendo en jaque la dominacin imperial y el poder de los blancos.
El Capitn General estuvo de acuerdo con interpretacin, sin embargo, tambin
estaba preocupado por las amenazas que venan desde Trinidad. En julio, en el marco de
la guerra contra los ingleses, recibi un informe del Gobernador de la provincia de
Cuman, segn el cual Gobernador Thomas Picton, con auxilio de los fugitivos estaba
promoviendo la insurreccin de los nativos mediante la difusin de papeles sediciosos y
la invasin de mil negros que estaba proyectando. Convencido de que este era un enorme
peligro, orden el envo de tropas de lnea, milicias y pertrechos militares a reforzar las
costas de aquella provincia.980 Incluso, dispuso que las milicias que haban regresado de
Santo Domingo, fuesen de Puerto Cabello a apostarse en Cuman.981
Debido a que Espaa y Francia, estaban aliadas, los gobernantes venezolanos,
decidieron mandar oficios a las autoridades francesas de las islas vecinas informando de
lo acontecido con la conspiracin de Maracaibo. En este sentido, en agosto de 1799, el
Capitn General, le envo al General Urbano de Vaux de Curaao una misiva, en la cual
le presentaba un resumen de los sucesos y le deca: No puedo dudar que vuestra
979

Idem, f. 114v.

980

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Antonio Caballero, 27 de julio de 1799, Compilado en

Manzanilla Celis, op. cit., pp. 381-384.


981

Carta de Esteban Fernndez Len a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de octubre de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXXI, f. 179.

311

excelencia se interesa ntimamente a conseguir de sus graves comisiones en una materia


igualmente ofensiva a Francia que al Rey mi amo y digna de la censura ms severa contra
hombres que injurian atrozmente la autoridad y el respeto de las dos potencias
quebrantando los derechos de la alianza y amistad en que se hallan982 Asimismo, el
mismo da le escribi una carta a Phillipe Roume, en la cual le planteaba lo siguiente:
Debe ser asombroso a todo el mundo que cuando () Francia y Espaa se hallan () unidas
() halla unos () franceses o que usurpan su nombre (), bastante audaces para emprender el
atentado () y poner bajo sus pies la seguridad y tranquilidad de los vasallos espaoles con otras
injurias de toda la nacin francesa. Yo estoy en la dura necesidad de indicar el agravio () que se
ha hecho al rey mi amo en el distrito de esta capitana general para impedir con el escarmiento que
se repitan otros semejantes, pero n obsequio de la alianza (), no se entender el castigo a todos
los complicados en el horroroso delito () y har que los ms de ellos sean entregados con una
copia del proceso a la persona y barco que destinase vuestra excelencia en el Puerto Cabello o en
la isla de Curaao para recibir estos malhechores detestables. Componerlos al castigo que sea de
justicia.983

Como vemos, ambas cartas eran sumamente cordiales y no endilgaban a las


autoridades galas el crimen cometido por los negros franceses. Incluso, se llegaba admitir
que estos hubiesen usurpado aquella nacionalidad. Asimismo, se le prometa al agente del
Directorio en Saint Domingue, que se enviaran a algunos de los prisioneros para que
fueran juzgados por los tribunales de aquella isla. Sin embargo, es posible leer
entrelineas, un fuerte disgusto ante lo que haba ocurrido y una advertencia de que estos
crmenes ponan en entredicho a la alianza entre ambas naciones. En este sentido, es
menester recordar que esta no era la primera tensin diplomtica con las autoridades
franco-antillanas, sino que era parte de un largo historial de desencuentros propiciados
por diversos acontecimientos subversivos.

El proceso: La voz de los conjurados


982

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Urbano de Vaux, 21 de agosto de 1799, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LXXX, f. 179.


983

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Urbano de Vaux, 21 de agosto de 1799, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LXXX, ff. 120-121.

312

Mientras, las autoridades de Maracaibo y de Caracas tomaban estas providencias,


el proceso judicial avanzaba. Desde fines de mayo, se llevaron adelante las declaraciones
de todos los imputados en la conspiracin. Las mismas son una fuente sumamente
importante, para comprender como los implicados en la causa defendan su posicin e
interpretaron dichos sucesos. Como ya vimos, el propio Francisco Javier Pirela delat la
conspiracin el 19 de mayo y luego el 20 realiz su primera declaracin. All, dio cuenta
de la lgica de la sublevacin, su planificacin, su ideario e involucr en la misma a Jos
Romano, a los capitanes, a Juan Sualbach y a Jos Francisco Surez. Asimismo, busc
despegarse del levantamiento presentndose como un delator y explicando que no
inform antes de lo que aconteca porque deseaba tener la mayor informacin posible
sobre el movimiento.984 Luego, el da 24, ampli su confesin, sumndole el referido plan
global que, ya he analizado. Asimismo, se excus afirmando que lo haban amenazado de
muerte si denunciaba al movimiento rebelde.985 El 25 de mayo, volvi a declarar
sealando que Jos Francisco Surez y el soldado zapatero Joaqun Pea, haban sido
testigos de las ofertas que los corsarios le haban hecho: Que en una tarde que encontr
a bordo a Jos Francisco Surez y Joaqun Pea estos sin duda oiran la propuesta de los
nueve mil pesos que le ofrecan Romano y de los dos capitanes pues aun que uno y otro
fueron a llevar obras estaban bien inmediatos al que declara a tiempo que aquellos le
hacan la oferta de los nueve mil pesos y le fervorizaban en voz alta excusndose por otra
parte y tomando para esto el pretexto de que las obras no se podan para hasta el otro da
que habra dinero .986
Jos Francisco Surez, en su primer testimonio, admiti haber tenido contactos
con algunos de los negros de los corsarios franceses y dijo ser testigo de duras
expresiones revolucionarias que estos proferan, siendo parte de aquellas conversaciones

984

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff.4-5.
985

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 24 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff. 58-59.


986

Declaracin de Francisco Javier Pirela, 24 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, ff. 72v.73.

313

Juan Sualbach. Asimismo, confes haberles comentado que haba estado en la isla de
Santo Domingo durante la guerra contra los franceses. Sin embargo, se despeg de la
conjura. En una segunda declaracin, busc separarse an ms del asunto, afirmando que:
no conoci a ninguno de los que navegaron en los barcos corsarios y que en la noche del
da diecinueve estaba en casa de las seoras Felipa y Juana Paula Gonzlez para dormir
con su mujer hasta que le tocaron la generala987. Empero, inculp al pardo, asegurando
que haba visto cuando uno de los franceses le: pregunt a Pirela sobre las armadas,
puertos, tropas, almacenes de plvora y armas, hombres ricos y otras cosas y que le
contesto entre dientes.

988

Juan Sualbach, tambin intent desvincularse del crimen,

afirmando que eran absolutamente falsas las acusaciones hechas por Francisco Javier
Pirela y Jos Francisco Surez, aunque admitiendo que coma y paseaba con los oficiales
de los corsarios, pero subrayando que lo haca por ordenes especificas del Gobernador.
Sin embargo, fue acusado por varios, como Silvestre Castro, natural de Curaao y
prctico de los corsarios, de entrar en dilogos sediciosos con ellos. Silvestre Castro
afirm: que mientras estuvo en El Bruto vio entrar a Juan Salva y a un mulato cuyas
() y otro compaero suyo, hablando estos de libertad y cosas de Martinica.989
Asimismo, Franois Mequiet, francs blanco nacido en Nantes, pero residente en
Saint Domingue y segundo capitn en La Patrulla, en su primer testimonio, tambin
confirm los contactos entre el subteniente pardo, Jos Romano y uno de los capitanes.
Dijo que: vio que por dos veces a () Pirela que hablaba con Romano un largo tiempo
y en secreto y cen con l una vez en forma del capitn Agustn Gaspar manifestando
mucha alegra en su conversacin.990
Por su parte Jos Romano, en su primera declaracin, relat la travesa que
siguieron los corsarios y admiti el contacto con los indios, pero seal que fue un
encuentro comercial. Asimismo, asegur que al llegar a Maracaibo: fueron recibidos por
987

Declaracin de Jos Francisco Surez, 25 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera

Pieza, f. 76.
988

Idem, f.77.

989

Declaracin Silvestre Castro, 23 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera Pieza, f.

43.
990

Declaracin de Franois Mequiet, 24 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Priera Pieza,

f.69.

314

su seora con la humanidad, protegindolos, auxilindolos como aliados del Rey de


Espaa ().991 A su vez, sobre su vinculacin con Francisco Javier Pirela y los sucesos
del 19 de mayo afirm:
Que todo el da diecinueve estuvo en tierra y en los Cocs, ya en el billar y ya en la casa de la
Morante, hasta eso de la seis de la tarde que fue un N. Pirela () que haba cenado muchas veces
con ellos () que el declarante a las mismas seis de la tarde () dio tambin el nombre de un
amigo suyo ingls llamado Antillen y natural de Santa Cruz a instancias de Pirela que as se lo
suplicaba inoportunamente para conocerle (). Que vio a bordo a muchos de esta ciudad con el
fin de comprar algo y que tambin cen una noche con ellos un primo del citado Pirela, () que
Pirela dio una vez graciosamente dos duros y en otra cuarto porque le haban robado la hamaca
(,..) y a condicin de que le hiciera un par de calzones y lo dems se quedase con ello para
camisas; que nada ha hablado sobre la religin y libertad.992

Durante la primera tanda de declaraciones, la mayora de los tripulantes, al igual


que Jos Romano, relataron su travesa y admitieron que algunos tuvieron contactos con
el subteniente de milicias pardas, el oficial alemn, el esclavo zapatero y otros marabinos
que se acercaron a charlar o comerciar con ellos. Pero, inicialmente, el conjunto de los
marineros neg en todo momento cualquier tipo de participacin en la conjura. Sin
embargo, con el transcurso de los das y ante las pruebas en su contra y la presin de los
interrogatorios, algunos empezaron a cambiar su testimonio y a confesar que
efectivamente un grupo de la tripulacin estaba involucrado en el complot. Al parecer, se
rompi la solidaridad entre los marineros y estos comenzaron a inculparse mutuamente,
buscando seguramente salvarse de forma individual.
Juan Jos Arrison, un marinero negro nacido en Estados Unidos, fue uno de los
primeros en modificar su declaracin en este sentido. De esta manera, al ser interrogado
el 29 de mayo de 1799, plante que el Francisco Javier Pirela, haba estado por lo menos
en tres oportunidades en las goletas, dialogando con los oficiales. Asimismo, que el 19 de
mayo por la maana, el capitn Agustn Gaspar Boc les dijo, cuando estaban en El
Arlequn, que preparasen todas las armas y que al otro da les dara un convite en tierra.
991

Declaracin de Jos Romano, 24 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera Pieza, f.

64.
992

Idem, ff.65-66.

315

Posteriormente asegur que apareci el segundo capitn de La Patrulla: Coc enviado


de orden del capitn Agustn Gaspar dicindole que al da siguiente estara ()
Maracaibo por suya pues tena de su parte doscientos pardos espaoles en tierra segn as
se lo vena ofreciendo el oficial pardo () que al tratar de desembarcar tiraran a bordo
de la presa un caonazo, se apoderaran de los cuatro caones que hay en la marina y que
la plaza no estara en estado de defenderse.993Finalmente, cuando las autoridades
descubrieron el plan decidieron abortar la sublevacin. Y una vez que fueron apresados,
todos se juramentaron: no declarar cosa alguna al Gobernador aunque les corten la
cabeza pues si as () los soltaran pero declarando la verdad sin embargo de la paz que
tenan con la repblica los mantendran presos seis o siete aos.994 Como vemos, no solo
reconoci la sedicin sino que seal al oficial marabino, a Agustn Gaspar Boc y a
Franois Mequiet alias Coc, como los ms activos organizadores de la misma. Francisco
Javier Pirela sera el encargado de aportar 200 hombres a la causa, mientras que los
corsarios atacaran la ciudad a caonazos. Asimismo, segn su confesin la mayora saba
de estas rdenes, salvo: Mr. Camaret, por ser aristocrtico porque los descubrira.995 A
pesar del juramento, Juan Jos Arrison haba decidido decir la verdad y por ello
reconoci ante las autoridades que: le estn () tratando mal () sus compaeros.996
Aquel intento de mantenerse unidos y de negar todas las acusaciones en su contra,
finalmente se haba quebrado.
El 31 de mayo de 1799, el marinero africano Azor, alas el Diablo, realiz una
declaracin que coincida parcialmente con la previamente referida. ste afirm que
haba visitas de parte de Pirela a los capitanes de los barcos y que el 19 de mayo, Agustn
Gaspar Boc y Franois Mequiet, les dieron la orden de armarse y de cargar los caones
de El Arlequn. Sin embargo, neg saber los motivos por los cuales dieron aquellas
rdenes ya que estos no lo quisieron decir. Asimismo, buscando desligarse del crimen,

993

Declaracin de Juan Jos Arrison, 29 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,

ff. 169-169v.
994

Idem, f. 169v.

995

Idem, f.169v.

996

Idem, f.167.

316

asegur que cuando lo conminaron a tomar el fusil l se resisti exclamando que: l no


haba venido a este puerto a hacer dao sino para ganar su pan.997
Franois Mequiet fue interrogado en varias oportunidades, negando en principio,
todas las acusaciones. Inicialmente, lo nico que reconoci fue la existencia de ciertos
contactos inocentes con Francisco Javier Pirela y otros marabinos. Incluso, el 29 de mayo
despus de la confesin de Juan Jos Arrison, continu en esa tesitura. 998 No obstante, de
a partir las declaraciones en su contra, el 1 de junio, cambi de forma drstica su
testimonio. En esta oportunidad, afirm que Francisco Javier Pirela, trab amistad con
Jos Romano y le dijo que quera: reclamar los derechos del hombres de igualdad y
libertad () Romano le contest que () le ayudara () que el () expresado oficial
le dijo entonces tena ya doscientos y ms hombres del pas reunidos para el proyecto
respondiendo el Romano que l por su parte tambin tendra lista toda la tripulacin de
los corsarios franceses. 999 . Agreg que el 19 de mayo a la noche Jos Romano orden:
la tripulacin de estar () con las armas para atacar la ciudad a media noche como se
haba convenido con el oficial pardo, pero que sin embargo, l se resisti a cumplir
aquella resolucin por parecerle injusta. Asimismo, seal que dicha propuesta: la hizo
el Romano a la marinera solamente y no a los oficiales

y que su idea era que

desembarcasen, apoderarse con los doscientos hombres dispuestos del pas tomar todos
los puertos de la ciudad.1000 Como vemos, en esta nueva declaracin, present un relato
muy diferente al anterior, admitiendo la participacin de los corsarios en la sedicin. Sin
embargo, busc inculpar Francisco Javier Pirela y a Jos Romano, sealando que fue el
primero el que se acerc al mulato de Saint Thomas, y que entre ambos planearon la
conjura. Asimismo, es menester sealar que, segn el confesante, el subteniente pardo
saba sobre la doctrina revolucionaria francesa y franco-antillana y que su intencin era
aplicarla en Maracaibo. Por ltimo, intent desvincularse lo ms posible de la rebelin
997

Declaracin de Azor, 31 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, ff. 175-

176.
998

Declaracin de Franois Mequiet, 29 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,

ff. 171-172.
999

Declaracin de Franois Mequiet, 1 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,

ff. 171-172.
1000

Idem, ff. 185-186.

317

afirmando que se haba negado a participar en la misma, as como tambin intent salvar
a los capitanes de los barcos, sugiriendo que estos no estaban enterados del
levantamiento.
El 2 de junio, el segundo capitn de La Patrulla volvi a ampliar su testimonio y
coment que Francisco Javier Pirela y Jos Romano haban discutido sobre la posibilidad
de que los indios guajiros viniesen a auxiliarlos en su lucha contra las autoridades
marabinas. Segn el confesante, Jos Romano le pregunt al oficial pardo : si los indios
guajiros estaban distantes () y que contestndole que no () se hara propuesta de
mandar emisarios para que viniesen cuatrocientos o quinientos indios con el fin de
disciplinarlos aqu y sostenerse

con ellos.1001 Asimismo, seal que haba varios

tripulantes que no estaban enterados de la conspiracin entre ellos: Pepe, Leonardo, Juan,
Juan Mara Gantier y Sange. Sin embargo, que Jos Romano les comunic el plan a la
mayora de la tripulacin de La Patrulla y a los negros de El Bruto y que lo aceptaron
salvo l, Jos Lefebre alias Sos y Chery Moison .1002
Por su parte, el referido Chery Moison, natural de Saint Domingue, plante algo
similar a Franois Mequiet pero, con una diferencia sustancial. Segn su declaracin, del
2 de junio de 1799, el 19 de mayo a la noche, Jos Romano y Franois Mequiet vinieron
a convencerlo de que se levantasen: para tomar la ciudad y establecer la libertad.1003
Empero, l se resisti afirmando que no haba venido para ello y que no pensaba atacar a
nadie. Como vemos, a pesar de todos los intentos de Franois Mequiet, un nuevo
testimonio, lo involucraba entre los cabecillas de la sublevacin.
A pesar de todo, la mayora sigui negando las acusaciones. Por ejemplo, Carlos
Dubois y Pedro Noel, ambos de Saint Domingue, insistieron en que no se haba
organizado ningn complot. En particular, Pedro Noel, al ser interrogado el 2 de junio,
afirm que el da de la supuesta sublevacin: no vio al Romano, ni a Coc, ni supo que

1001

Declaracin de Franois Mequiet, 1 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,

f. 194v.
1002

Idem, f. 195.

1003

Declaracin de Chery Moison, 2 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.

195v.

318

hablasen a la gente cosa alguna.1004 Carlos Dubois dijo que esa noche: se acost ()
hasta la hora en que lo fueron a sacar preso.1005 Asimismo, seal que, a pesar de que
vio que haba marabinos que visitaban los barcos: fue sin notar familiaridad ni trato
especial.1006
An ms enftico fue Antonio Du Plessis, marinero de El Bruto tambin de Saint
Domingue, quien afirm en su testimonio del 3 de junio, que: ni antes ni aquella noche
[del 19 de mayo] entendi se intentaba revolucin contra esta ciudad sus compaeros y
de haberlo sabido prontamente hubiera dado parte a S.S.1007
El mismo da, el marinero affranchis de Saint Domingue, Juan Julin Lebeque,
admiti la intentona y al igual que Franois Mequiet, seal a Jos Romano como uno de
los principales culpables de la sedicin. Sin embargo, la novedad, fue que tambin
involucr a Antonio Du Plessis. En su declaracin afirm que:
En la noche del diecinueve () estuvo el Romano a bordo de la balandra mercante () en un
botecito con Antonio Du Plessis () Romano habl () con el que declara, Luis Peri, Donval y
Arrison y les dijo que estuvieran pronto para esta noche que el los vendra a buscar para unirse
todos los de los corsarios y venir a tierra a acometer contra la ciudad que para este fin tenan
novecientos hombres de tierra donde se haban de tirar tres fusiles que dicindoles el Romano que
se reuniesen en la presa ()les preguntaron a ellos que con que motivo y entonces el Romano les
contesto que cuando estuvieron todos reunidos en la presa la comunicara a todos (). El que vea
con ms frecuencia comer a bordo de la presa era un oficial pardo que segn sabe es Pirela con
quien hablaba en secreto tambin del Bruto.1008

Ante la acusacin de su compaero, Antonio Du Plessis volvi a ser interrogado,


el mismo da y cambi su testimonio, confesando que Jos Romano les haba dicho: que
1004

Declaracin de Pedro Noel, 2 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,

f.199v.
1005

Declaracin de Carlos Dubois, 2 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,

f.200v.
1006

Idem, f. 201.

1007

Declaracin de Antonio Du Plessis, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda

Pieza, f. 202.
1008

Declaracin de Juan Julin Lebeque, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda

Pieza, ff. 204-204v.

319

se dispusiesen para venir a tierra en donde tena doscientos hombres a su disposicin y un


oficial.1009 Sin embargo, cuando le preguntaron el motivo del desembarco, ste le
contest que despus se los dira. Asimismo, seal que eran de la partida Franois
Mequiet y los capitanes, quienes amenazaron al resto afirmando: que los que no
quisieran marchar obedeceran a la fuerza.1010As, admiti la conspiracin, pero al igual
que muchos otros intent desligarse del crimen, inculpando a los supuestos lderes del
mismo.
Por su parte, Jacob Gmez, natural de Curaao y segundo capitn de El Bruto,
tambin seal a Francisco Javier Pirela, Jos Romano y Franois Mequiet, como los
cabecillas. En su versin, el 19 de mayo a la noche los dos ltimos vinieron y le dijeron:
que a las doce haba levantamiento en tierra cuya tropa vena darse la mano con ellos
segn lo tenan tratado para establecer la libertad en esta tierra, que para esto sigui ()
dicindole que le alistase toda su gente por orden () de () Agustn Gaspar ().1011
Al negarse a cumplir con aquella resolucin, Jos Romano lo amenaz con un sable en la
mano y en respuesta le contest que los marineros podan ir con l si quisieran.1012Aqu
vemos repetirse la misma estrategia la de marcar a algunos como cabecillas, buscando
defender la propia inocencia.
Juan Jos, africano y marinero de La Patrulla, tambin se declar inocente y
acus a las mismas personas de los lderes de la rebelin. Empero, precis los nombres de
aquellos pocos marineros que no cumplieron con las rdenes de tomar las armas. En su
opinin: aunque Romano propuso su pensamiento () a los otros marineros, les
contestaron que no convenan con l los siguientes: Lundi, Carmaola [apodo de Ramn],
Prospero, Crispn, Diablo y Juan Pedro, concurriendo los dems segn vio se aplicaron al
manejo de los caones, armas y dems ().1013 En declaraciones posteriores, Ramn y
Crispn confirmaron los dichos de su compaero.1014
1009

Declaracin de Antonio Du Plessis, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda

Pieza, f. 206v.
1010

Idem, f. 207.

1011

Declaracin de Jacob Gmez, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.

208.
1012
1013

Idem, f. 208v.
Declaracin de Juan Jos, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f. 211v.

320

As, la mayora de los navegantes fueron dando cuenta de los sucesos e


incriminando a Jos Romano, Francisco Maquiet y Pirela, como principales caudillos de
la conjura. No obstante, en general presentaron de manera difusa el rol de los capitanes
de los barcos. Usualmente, dieron a entender que estos saban del asunto, o que los
referidos lderes hablaban en su nombre. Empero, el negro de Saint Domingue, Carlos
Rico, fue ms preciso, al afirmar que Agustn Gaspar estaba resuelto a formar parte de la
conspiracin, mientras que su hermano estaba en desacuerdo. En sus palabras:
Agustn Gaspar dos das antes del diecinueve propuso a su hermano Juan Gaspar el pensamiento
de levantarse contra la ciudad y apoderarse de ella y dndole entonces a entender su desagrado,
aunque le repugn activamente por ser Juan hermano menor lo violento del genio de su hermano
() se qued as el asunto, que el da diecinueve a aunque no volvi a bordo del Bruto el capitn
Agustn y como no tocase a Juan cosa alguna sobre la propuesta para que estaba ya disuadido del
intento comunicado, que el capitn Agustn con el disgusto de su hermano Juan sali incomodado
y se fue a la presa () que el mismo capitn () dispuso toda la artillera de la presa () y
prepar el buque .1015

El 6 de junio, aquellos hermanos fueron interrogados y ambos negaron cualquier


tipo de participacin en la conjura e incluso afirmaron no haber sabido nada sobre la
misma. Asimismo, plantearon que apenas tuvieron contacto con algunos individuos de la
poblacin local. De los dos hermanos, Juan Bautista Gaspar Boc, apareca un poco
menos comprometido en la causa y en su declaracin aleg que: no ha tenido amistad
con ningn criollo acompandose nicamente con () Juan Sualbach.1016 A su vez,
admiti haberse relacionado con: Diego Carrillo para la carena de los buques 1017, pero
neg cualquier tipo de vnculo con el subteniente y con el esclavo, sealando que: no

1014

Declaracin de Ramn, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f. 216v;

Declaracin de Ramn, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f. 218.
1015

Declaracin de Carlos Rico, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.

221.
1016

Declaracin de Agustn Gaspar Boc, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda

Pieza, f 243.
1017

Idem, f. 244

321

tuvo familiaridad ni en tierra ni abordo con criollo alguno, pardo, blanco ni zambo.1018
Con respecto al da en que deba estallar la rebelin, afirm que:
Encontrndose a bordo su hermano Agustn () vinieron juntos a tierra a pasear, volvironse
ambos a sus buques a eso de la ocho de la noche con toda la gente de sus tripulaciones que
pudieron recoger segn la orden que tenan para ellos, que cuando () el declarante mando a ()
Gantier y () Camaret () que descargasen los caones y fusiles le parece que no lo hicieron por
su negligencia, que durmiendo aquella noche la guardia () lo despert dicindole que se le
llamaba () que se vino inmediatamente y que llamando despus a su hermano Agustn este
tambin lo hizo () despus de la orden del gobierno para ir a bordo de la presa en la lancha
espaola () advirtiendo al llegar a los marineros () de la presa que se aquietasen que no haba
novedad ()que reparti dinero el da diecinueve a algunos marineros que le pidieron para sus
necesidad, que no ha mandado a hacer obra ninguna en este pas () 1019

Como vemos, dicho capitn se presentaba como inocente y les recordaba a sus
inquisidores que durante el da 19 de mayo, haba obrado segn las ordenes de las
autoridades apaciguando a sus hombres y entregndolos como se les haba solicitado.
A diferencia de su hermano, Agustn Gaspar Boc haba sido sealado por Carlos
Rico, como uno de los cabecillas. Asimismo, los insultos que haba proferido en contra
del Gobernador, lo convertan en sospechoso ante los jueces. Por ello, busc defenderse
con fuerza. Admiti haber visto a Francisco Javier Pirela, pero afirm que no ha tenido
amistad con ninguno del pas, ni menos ha conocido a ninguno de su tripulacin la
tuviere que solamente entre las muchas gentes del pas que concurrieron a veces observ
que tres, o cuatro veces a () Pirela, y que cree fuese para ver.1020 Asimismo, sobre la
noche del 19 de mayo seal que:
Ignora si los caones y fusiles de la presa estaban cargados () pues el () mandaba era el
segundo capitn de El Bruto, llamado Jae y el se hallaba como alojado en dicho barco, que eso de
las ocho de la noche del da diecinueve de mayo los oy a Coc con el Romano que llegaron y
entrando () se fueron para La Patrulla, se entiendo como solo quedndose Romano en dicha
1018

Idem, f. 244

1019

Idem, ff. 243- 244

1020

Declaracin de Agustn Gaspar Boc, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda

Pieza, f. 246v

322

presa, que por su parte no ha dado orden alguna ni supo que otros las diere y que en aquella noche
cuando le llamaron de parte de su seora vino () dejando ordenado que a menos que () no
volviere con las ordenes que el seor Gobernador diese no dejaren atacar a nadie.1021

Por ltimo, intent excusarse por los insultos que haba proferido contra el
Gobernador: que contra el gobierno no ha vertido otra expresin que la de sentirse
mucho a su tiempo de ponerle los grillos cuando ignoraba su delito y no se consideraba
delincuente.1022
Adems de las declaraciones de los capitanes, las autoridades lograron capturar en
alta mar una serie de cartas que estos les haban enviado a familiares y amigos que
residan en Saint Domingue. Las mismas, haban sido escritas unos das antes del 19 de
mayo y daban cuenta de las dificultades que haban tenido en el viaje, de la presa que
haban hecho y de su intencin de volver a la isla. Por ejemplo, una fechada el 14 de
mayo, escrita por Agustn Gaspar Boc a una amiga, deca lo siguiente: hemos tenido
muchas averas por el mal tiempo, () habemos tenido la fortuna de hacer una presa de
un corsario (), que podra ayudarnos en los gastos porque nuestro barco esta fuera de
estado de navegar () nos estamos componiendo para salir lo ms pronto.1023En otra
dirigida a su Madre, le contaba sobre los mismos problemas y terminaba aseverando que:
de aqu a poco iremos a Curaao.1024En ninguna de estas se haca mencin a una
conjura, ni mucho menos, a un plan ms vasto para insurreccionar las colonias espaolas.
Asimismo, todas concluan con la afirmacin de que en breve seguiran su viaje. Como
sugiere Fabio Gonzlez Briceo, esto podra hacernos pensar que los capitanes
efectivamente eran inocentes o que no estaban al tanto de lo que algunos de sus oficiales
y marineros tramaban.1025 Sin embargo, tambin es plausible que hayan evitado referirse
por escrito a dichos planes por una cuestin de seguridad.

1021

Idem, ff. 246v-247.

1022

Idem, f. 247.

1023

Carta de Agustn Gaspar Boc a su amiga, 14 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana

General, LXXVIII, f. 226.


1024

Carta de Agustn Gaspar Boc a su madre, 15 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana

General, LXXVIII, f. 227.


1025

Gonzlez Briceo, op. cit., pp. 161-163.

323

El mismo da, nuevamente fue interrogado Juan Sualbach y ste volvi a defender
su inocencia. No obstante, esta vez, aport ms informacin que incriminaba a Jos
Romano. En particular, se refiri a una conversacin en la cual este le mencion los
contactos que haban tenido con los indios guajiros. En sus palabras: () Romano le
cont que haban estado () en Santa Fe con los indios guajiros () que all haban visto
una casa llena de fusiles nuevos grandes y caones con que hacan ejercicio todos los
das, instruyndolo un indio que haba estado en Jamaica y vena para ello sabiendo leer y
escribir en lengua inglesa y que preguntndole que para que era eso dijo Romano que
para venir aqu lo indios.1026Asimismo, declar que el mulato en otra oportunidad le
dijo: que ya vendran para volverlos a todos locos particularmente al declarante con su
escarapela encarnada.1027 Por ltimo, asegur que Francisco Javier Pirela, haba tenido
intenciones de contactarse con los capitanes y que le haba preguntado a l como poda
hacerlo. De esta manera, el oficial alemn, no slo aport nuevas pruebas en contra de
Jos Romano, sino que confirm la hiptesis de que exista algn contacto con los indios
guajiros. Algo que el subteniente pardo haba afirmado previamente.
En la medida que las averiguaciones fueron cercando a Jos Romano, ste cambi
su primera declaracin del 24 de mayo y admiti haber tenido dilogos sediciosos con el
pardo. En este sentido, al ser interrogado el 8 de junio, plante que ste ltimo haba
hablado con l y con Agustn Gaspar Boc, Miguel Labat y Coc sobre la constitucin
francesa, los principios de igualdad y libertad y finalmente sobre la posibilidad de llevar
adelante una revolucin en la ciudad. Sin embargo, declar que ellos slo le informaron
acerca de las mximas republicanas francesas y fue Francisco Javier Pirela quien los
invit a formar parte de la sublevacin, integrando sus marineros con las milicias
marabinas. Asimismo, segn el confesante, estos no aceptaron la propuesta y le dijeron al
subteniente, que si tena intencin de levantar la ciudad lo hiciera con sus propias fuerzas.
En sus palabras:

1026

Declaracin de Juan Sualbach, 6 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.

248.
1027

Idem, 248.

324

Que () encontr a Pirela en el muelle y all le suplic lo llevase a bordo como () lo hizo
guardando () que () Pirela cuid de imponerse de la constitucin francesa y habindole
impuesto de ella, sobre los derechos de libertad e igualdad, () Pirela () le repus que aqu se
trataba a los pardos y negros con desprecio () que entonces () propuso Pirela que si ellos le
ayudaban tramara una revolucin contra la ciudad, todo en presencia del capitn Agustn Gaspar,
Coc y Miguel Labat a quienes el declarante impuso en el mismo acto de la intencin expresada
() y le contest que no poda definirlo que si el quera, esto es Pirela que la causar por si solo a
que contest que era la cosa ms fcil del mundo, pues el era capitn de una compaa de ciento
veinte hombres ()y si se determinaban ayudarle se reuniran con las de la tripulacin francesas
() que esta misma preocupaba repiti varias ocasiones dirigindola () al que declara por ser el
que entiende el idioma, que tambin les ense el almacn de plvora () , que haba cuatro
compaas de milicias blancas y cuatro de pardos que en el almacn de las armas solo haba ocho
o diez hombres, () le propuso Pirela que si quera poda ser el domingo diecinueve de mayo
(), que el mismo Pirela para que cuando le buscase le encontrase con ms facilidad les dio su
nombre y apellido al que declara a Coc, Agustn Gaspar y Miguel Labat en un papel () que
aunque varias veces como tiene dicho le propuso el proyecto de Revolucin y hablo de la de
Caracas, asegurndole que los caraqueos se uniran con ellos nunca se determino ni le
respondieron del diecinueve cuando oy la bulla se sorprendieron y que cuando vinieron a bordo a
aprehenderlo no tom arma, ni antes las haba tomado.1028

Empero, el 14 de junio, Jos Romano, volvi a cambiar su interpretacin de los


sucesos.

Insisti con que haba sido Francisco Javier Pirela quien se acerc a los

corsarios y que fue l quien les propuso participar de la revolucin. Empero, en esta
oportunidad, confes que la oferta fue aceptada. Segn Jos Romano: Que Francisco
Javier Pirela por primera y segunda les propuso () el levantamiento que no le hicieron
caso pero que a la tercer vez convencieron con el asunto el que declara, Franois Mequiet
alias Coc y Miguel Labat a quien el que confiesa impuso de la seduccin de Pirela y lo
comunicaron a Frank, Arrison () que hacindoles ver el proyecto de la sublevacin
convinieron tambin estos ltimos.1029 En opinin del confesante, primero fueron
algunos pocos los que se enteraron del asunto, pero luego lo supo la totalidad de la

1028

Declaracin de Jos Romano, 8 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, ff .

280-281.
1029

Declaracin de Jos Romano, 14 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Tercera Pieza, ff .

297v-298.

325

tripulacin afrodescendiente, que estuvo de acuerdo con la sublevacin: que observando


Antonio Du Plessis algunos movimientos pregunt al que confiesa lo que era indagado
para que y entonces le descubri el pensamiento de la sublevacin con que consinti
como todos los dems de las tripulaciones menos los ingleses a quienes no les hablaron
como tampoco a los espaoles y blancos que haba all1030 Finalmente, seal que fue
Francisco Javier Pirela quien ofreci 120 hombres para la rebelin y Juan Sualbach el que
coment que podan contar con el auxilio de los indios Guajiros.1031Como vemos, Jos
Romano fue cambiando su declaracin de manera bastante drstica con el correr de los
das. Esto se debe a que las pruebas y otros marineros lo fueron incriminando.1032 A pesar
de todo, hasta ltimo momento intent defenderse aduciendo que el principal cerebro tras
la conjura era Francisco Javier Pirela y l, junto a sus compaeros, eran meros cmplices.
A partir de todos estos interrogatorios y otros muchos ms que se realizaron, el
proceso judicial fue avanzando y el fiscal Luis Francisco Matos, present su acusacin
formal imputando a Juan Gaspar Boc, Agustn Gaspar Boc, Jos Romano, Francisco
Javier Pirela, Juan Sualbach, Jos Francisco Surez, como cabecillas principales de la
sublevacin que deban ser castigados con la muerte por haber actuado contra: la
religin, contra el Rey, contra la repblica y la patria.1033 En particular, Pirela, Sualbach
y Surez, eran tambin culpables del delito de traicin dado que: olvidados de la ()
lealtad () de los espaoles han incurrido en una traicin unindose con los extraos y
participndoles conducentes de almacenes de plvora y armas, cuartel, caones, hombres
ricos.1034 En particular, seal que Jos Francisco Surez, haba dialogado con los
franceses sobre las mximas de libertad e igualdad y sobre la revolucin de Saint
Domingue. Asimismo, record que ste haba sido protagonista en la guerra de aquella
isla, sealando que: creo que entiende () algo de holands y francs como que ha
estado entre ellos () y se hall en la matanza que hicieron los negros en Bayaj donde

1030

Idem, 303v.

1031

Idem, 306-307.

1032

Gonzlez Briceo, op.cit., pp. 160-161.

1033

Idem, 506 v. Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M,

exp. 48, Quinta Pieza, ff. 506-506v.


1034

Idem, 509; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 171.

326

adquiri el nombre de Guapo en aquella insurgencia.1035 Adems de estos seis


cabecillas, el fiscal consider a Franois Mequiet, Antonio Du Plessis, Juan Mara
Gantier, Jacob Gmez y Miguel Labat, como reos principales del crimen y por ende
pasibles de ser sancionados con la pena de muerte.1036
Segn el fiscal, entre los reos menores se encontraban los siguientes tripulantes:
Luis Angel, Juan Duamel, Francisco Regis, Juan Jos Prospero, Juan Arrison, Francisco
Arrison, Crispin, Casimiro Cocti, Juan Bautista Aime, Pablo Crispn, Felipe Magdale,
Sanon Lasele, Azor, Juan Jos, Ramn, Miguel Lundi, Francisco Burot, Juan Pedro, Juan
Jos, Juan Buatista, Noel Labin, Luis Gramon, Jos Garcia, Leonardo Guillen, Juan
Jerez, Cheri Moison, Juan Francisco, Juan Beltrn, Juan Jos Amueisi, Victor Sanon,
Juan Francisco Sanon, Juan Bautista Querubn, Pablo Bernando, Francisco Rigordi, Luis
Amonet, Carlos Rico, Juan Fortunato Dumel, Luis Peti, Juan Julian Lebeque, Jos
Lefebre, Juan Jos Lindor, Enrique Chery, Diego Cristiano.1037
Asimismo, pensaba que haba dudas sobre la culpabilidad de: Emeterio Lefebre,
Juan Jerz, Jos Francisco, Vicente Alfonso, Casimiro Charsali y Juan Jos Dudus.1038Por
ltimo consideraba inocentes a : Jos Bautista, Pedro Donval, Silvestre Castro, Juan
Bautista, Carlos Nicols, Juan Simn, Esteban Ferrn, Nicols Villanueva, Juan Bautiste
Rivera, Vctor Amadeo, Juan Bautista Rivera, Francisco Gonzlez, Luis Lagone,
Villanueva, Pedro Noel, Carlos Moret, Antonio Lagrange, Honorato Bernabe, Juan
Williams, Olivero Janson, Guillermo Gasicoine, Jorge Stefen, Tomas Jons y Julio Franco,
Ramn Camaret y Francisco Noel.1039
Como vemos, para el fiscal, la mayora de la tripulacin estaba involucrada en la
intentona. En su opinin, el crimen era de enorme gravedad y deba aplicarse el proceso
1035

Idem, 510v.

1036

Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta

Pieza, ff. 519v-520; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 171.


1037

Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta

Pieza, ff. 518-518v; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 172.


1038

Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta

Pieza, f.518; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 172.


1039

Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta

Pieza, ff. 517v-518, 525v; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 172.

327

sumario y las leyes que castigaban con la muerte a los cimarrones y a los esclavos
rebeldes. Para ello, apel a la historia reciente de insurrecciones de esclavos en el Caribe,
mostrando que la conjura de Maracaibo, deba entenderse como un caso anlogo e
incluso vinculado a los anteriores. En su acusacin afirmaba: El estrago reciente que han
efectuado en las colonias de Santo Domingo, el general que iban a efectuar en la ciudad
de Coro a cuyas vistas se presentaron despus de haber hecho algunas muertes, el que
intentaron en Cartagena y el () de Cuba, como se ve los partes que corren en los
autos.1040
En la medida que avanzaba el proceso judicial, las autoridades locales fueron
reformulando sus hiptesis sobre lo que haba ocurrido y quienes eran los cabecillas ms
destacados. En un nueva misiva de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, le
informaba sobre la causa y las dificultades que tena para confirmar el vnculo entre las
conspiraciones de Maracaibo y Cartagena. All le deca que haba procurado descifrar
las: conexiones con los autores de la rebelin intentada en estad ciudad y la de
Cartagena de Indias, pero lejos de () traslucirse el menor indicio, se comprueba cada
vez ms que el proyecto contra esta ciudad fue formado despus del arribo de los
corsarios en ella bajo la confianza de lo indefensa que estaba y las que les hizo fundar
() Pirela.1041Asimismo, haca mencin a las contradicciones entre los testimonios del
subteniente pardo y Jos Romano: no obstante asegurar este [Francisco Javier Pirela],
haberle dicho Jos Romano, () principal cabeza de la revolucin que estaba de
inteligencia con la de Cartagena, este lo niega (), sosteniendo que no conoce a nadie en
Cartagena, () sin embargo cabe () sospecha de que pretendiese persuadir a Pirela lo
que este declara, para animarle ms a la resolucin1042 Como vemos, a esta altura del
juicio, la tesis de un plan global para insurreccionar las costas hispanoamericanas
comenzaba a entrar parcialmente en crisis. Por lo pronto, el Gobernador dudaba
seriamente que existiese un vnculo entre ambas conjuras. Asimismo, estaba convencido

1040

Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta

Pieza, f. 524v.
1041

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de agosto de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXX, ff. 76-76v.


1042

Idem, f. 76v.

328

que el cerebro de la conjura era Jos Romano y que a Francisco Javier Pirela, le caba la
culpa de ser uno de los principales cmplices e instigadores.
A su vez, a fines de agosto de 1799, el Gobernador empez a trasladar a una serie
de reos a Puerto Cabello, tal como lo haba indicado el Capitn General.1043 De esta
manera, el 27 de agosto realiz el primer envi de 10 prisioneros, entre los que se
encontraban la mayora de los ingleses y algunos marineros de los corsarios
franceses..1044 Todos estos eran los menos comprometidos con la causa criminal, segn el
fiscal. El 9 de septiembre se mand una nueva remesa de 12 prisioneros franceses a
Puerto Cabello, que tampoco estaban seriamente involucrados en el crimen.1045
Mientras tomaba estas diligencias, el Gobernador estaba preocupado por una
goleta inglesa que acechaba las costas de Maracaibo con aparentes intenciones de
desembarcar en la costa. Asimismo, lo inquietaba la posibilidad de que el gobierno de
Saint Domingue, mandase tropas a auxiliar a los corsarios encarcelados. En carta a
Manuel Guevara Vasconcelos, le informaba que:() no merecen desprecio las especies
que (.) vertieron los oficiales y tripulaciones de los dos corsarios franceses ()
fundando la mayor esperanza de () venganza en el poder y proteccin de su gobierno
() de Saint Domingue, que asegura no se dormir en solicitarla.1046 En particular, le
preocupaba que una posible invasin de negros haitianos contase con el apoyo de los
indios y los afrodescendientes locales y por ello haba decidido reforzar la seguridad
martima del puerto. En este sentido, le avisaba que para prevenir: un desesperado arrojo
de los negros de dicha colonia, tal vez esperanzados en encontrar favor en la gente de
color de esta provincia y por las providencias que () les brindan los () guajiros ()
he tomado la prevencin de montar a la presa inglesa diez caones () para usar de este
buque donde lo pida la vigilancia del puerto ().1047
1043
1044

Manzanilla Celis, op. cit., pp. 172-178.


Relacin de los reos remitidos a Puerto Cabello, 27 de agosto de 1799, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LXXX, f. 194


1045

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de agosto de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXX, f. 314v.


1046

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de septiembre de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXX, f. 195.


1047

Idem, 195v.

329

En octubre el proceso judicial entr en la etapa de presentacin de alegatos por


parte de los acusados. A estos se les nombraron una serie de abogados que estuvieron a
cargo de la defensa de los reos. A los hermanos Juan y Agustn Gaspar Boc se les asign
el Dr. Andrs Mara Manzano, a Francisco Javier Pirela el Dr. Francisco Aguiar, a Jos
Romano el Dr. Jos Garca y Oliva, a Jos Francisco Surez, Jacob Gmez y Franois
Mequiet el Dr. Jos Trinidad Faras y a Juan Mara Gantier, Juan Sualbach, Antonio Du
Plessis y el resto de los marineros, el Dr. Francisco Len Campos. 1048 Lamentablemente,
en el expediente judicial que consta en el Archivo General de la Nacin de Venezuela, no
est incluida la defensa de Francisco Javier Pirela, por lo cual me resulta imposible
analizarla. Sin embargo, es de presumir que esta haya seguido la misma lnea argumental
que el subteniente pardo mantuvo desde el 19 de mayo en adelante. O sea, la
interpretacin de que los responsables de la conspiracin haban sido Jos Romano y los
capitanes de los corsarios, quienes lo haban invitado a participar de la sublevacin.
Asimismo, es muy probable que alegase inocencia apelando a que no slo no auxili a los
marineros, sino que los termin delatando.
Sea como sea, lo cierto es que el Dr. Andrs Mara Manzano, present la defensa
de los capitanes, el 3 de octubre y all plante: primero, que Agustn y Juan Gaspar Boc
no son reos de sedicin, segundo que el Juan Gaspar probablemente no lo es ni aun
presunto, tercero, que an en caso no confesado de que ambos lo fuesen de esta clase
nunca seran acreedores a la pena ordinaria de muerte.1049 Para demostrar estas
afirmaciones fue derribando cada una de las acusaciones del fiscal y mostrando lo
endeble de los pocos testimonios que los comprometan. Uno de los ms importantes era
el de Francisco Javier Pirela, que haba sugerido que Jos Romano hablaba en nombre de
los capitanes. Sin embargo, el abogado argument que esto no era cierto y que el
verdadero cerebro tras la conjura era el propio interprete mulato. En sus palabras:
Pirela (.) refiere todo el plan () que le propuso Jos Romano y aade que este le trataba a
nombre de los otros oficiales (), cuyo particular no lo funda en manera alguna por referirse que

1048

Gonzlez Briceo, op. cit., pp. 173-175; Manzanilla Celis, op. cit., pp 181-182.

1049

Defensa de Andrs Mara Manzano, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta Pieza,

f. 566v.

330

as se lo deca el mismo Romano () es muy factible que siendo el Romano () el () principal


interesado en la sublevacin que el asimismo se haba propuesto tomar por medio para seducir a
Pirela el aparentarle () que mis clientes convena, hacindolo en presencia de ellos mismos bajo
la satisfaccin de que no entendan el idioma espaol y as a mas de que no se encuentra probado
en estos autos el mandato que el Romano supone de parte de los capitanes,.1050

Empero, para el letrado, Jos Romano no actuaba slo, sino que contaba con
varios cmplices como Antonio Du Plessis y Franois Mequiet. Para sostener aquella
tesis, apelaba a las declaraciones de varios marineros como: Juan Jos Prospero, Juan
Jos Dudus, Casmirio Charlsali y Juan Beltrn, que sealaban a estas personas como
principales responsables del crimen.1051En este sentido consideraba que:
Resulta de todo el () sumario () que los () reos de sedicin son Jos Romano y Du Plessis
pues es constante en los () autos que fueron los instigadores y quienes personalmente fueron a
los buques haciendo la convocatoria ya seduciendo las tripulaciones, () ya concedindoles el
botn, ya hacindoles ver utilidades () y () atemorizando con amenazas funestas a aquellos
que se mostraban omisos y () a tan () depravada faccin, diciendo el Romano con un sable
desvainado y una pistola en otra que el no siguiera le quitara la tapa de los sesos () tambin
vemos en estos autos que Coc, a bordo de la () presa se paseaba () con sable en mano y
deca a toda la gente que el que no obedeciera en la sedicin propuesta le hara obedecer (), no
menos se halla convencin de Antonio Du Plessis con iguales hechos.1052

Asimismo, sealaba que estos tres hombres haban terminado confesando su


participacin en la conspiracin y a pesar de que acusaban a los capitanes de ser los
responsables de las rdenes sediciosas, nada probaba esto, ya que eran mentiras propias
de criminales, que no haban sido debidamente probadas en el proceso judicial.1053 Por
todo esto conclua su alegato suplicando que la justicia tuviera a bien: declarar por
inocentes () a () Agustn y Juan Agustn Gaspar Boc del delito de sedicin que se
les imputa1054
1050

Idem, ff.569-569v.

1051

Idem, ff.574-575; Gonzlez Briceo, op. cit., pp. 173-174.

1052

Idem, ff. 577-577v.

1053

Idem, ff. 577v-578.

1054

Idem, f. 585.

331

Seguidamente, el Dr. Francisco Len Campos present su escrito de defensa de


Juan Mara Gantier, Juan Sualbach, Antonio Du Plessis y el resto de los marineros
implicados en la causa como reos menores. En su opinin, el oficial Juan Sualbach era
inocente porque nicamente haba tenido contactos con los capitanes y no estaba para
nada al tanto de la sublevacin. En este sentido, consideraba que: no es dificultoso creer
que estuviese ignorante de aquel atentado pues siendo de una gente inferior y contra
todos los blancos, es regular le escasearan la noticia del levantamiento, como a uno de los
de esta clase.1055 El nico testimonio que lo involucraba directamente era el de Jos
Romano, que afirmaba que el referido oficial le haba dado informacin acerca de los
indios guajiros. Sin embargo, para el letrado, aquella declaracin era falsa dado que Jos
Romano saba de primera mano sobre la existencia de aquellos indgenas, por haber
estado con ellos y por ello haba proferido dichas mentiras para inculparlo.1056
Seguidamente, el letrado defendi a Antonio Du Plessis, planteando que haba sido
engaado por parte de Jos Romano y que nicamente haba cumplido ordenes de sus
superiores. Argumentando a favor de esta tesis, sealaba que: Con esto se comprueba
bastante que la cooperacin, si alguna hubo () fue impulsada () a causa de la
obediencia que esta brbara e ignorante gente le presta a sus oficiales, imaginndose que
estn obligados a efectuar sus ordenes en todos casos, aunque sea bajo el mayor
error.1057 El abogado apelaba a un juicio racista, para defender a Antonio Du Plessis, el
cual siendo un negro inculto de Port au Prince resultaba incapaz de desobedecer a sus
superiores, aun cuando estos lo obligaban a actuar de manera ilegal. Para el letrado todo
haba sido culpa de Jos Romano y Franois Mequiet, quienes le dijeron que los
capitanes haban resuelto llevar adelante la accin y que lo conminaron a actuar en ese
sentido.1058 Similares razones aduj para defender a Juan Mara Gantier, agregando que
segn su propio testimonio ste se haba mostrado contrario a los actos de los cabecillas y
se haba resistido a participar en la intentona. Asimismo, seal que la amistad que haba

1055

Defensa de Francisco Len Campos, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta

Pieza, f. 587.
1056

Idem, ff.587-587v.

1057

Idem, f. 589.

1058

Idem, ff. 589-589v.

332

tenido con el esclavo Jos Francisco Surez, no era tal, sino que slo le haba pedido que
le lavara unas ropas.1059 En opinin del abogado el resto de los reos menores tampoco
haban actuado con malicia, sino que haban obrado segn los mandatos de sus superiores
y an habiendo tomado las armas las depusieron cuando las fuerzas de seguridad se lo
pidieron. Conclua planteando que, a pesar de ser en principio todos inocentes por no
haber procedido con dolo, si merecan algn tipo castigo, ya lo haban cumplido con la
crcel de cuatro meses que haban sufrido.1060
A continuacin, Jos Trinidad Faras present el alegato de defensa de Jos
Francisco Surez, Jacob Gmez y Franois Mequiet. ste plante que los principales
responsables de la confabulacin eran Jos Romano, Francisco Javier Pirela y los
hermanos Gaspar Boc. En su opinin Jacob Gmez y Franois Mequiet no eran pasibles
de ser castigados con la pena capital dado, que haban actuado siguiendo ordenes de sus
superiores y que incluso haban intentado resistirse a ellas. 1061 Por su parte, Jos
Francisco Surez era inocente, porque no haba ni un solo testimonio que lo inculpara en
el crimen. Slo haba declaracin que mencionaban sus dilogos con los marineros y su
supuesta evocacin de la masacre de Bayaj. Sin embargo, para el abogado defensor, esto
no lo incriminaba para nada dado que mantener relaciones amistosas con ciudadanos de
una nacin aliada no era un crimen. Y con respecto a la presunta charla sobre la matanza,
de haber sido cierta, no estaba claro que el referido esclavo, siendo como era ignorante,
tuviera plena nocin del significado poltico de aquel suceso luctuoso.1062
Posteriormente, el Dr. Jos Garca y Oliva, present su alegato de defensa de Jos
Romano incriminando a Francisco Javier Pirela, como lder de la sublevacin.1063 Al
hacer esto, se mantuvo apegado a las declaraciones de su defendido. Segn el letrado era
inverosmil pensar que el mulato hubiese sido el artfice de la sublevacin, ya que
acababa de llegar a la ciudad y por tanto no la conoca ni tena una red de contactos entre
1059

Idem, ff. 589v.590.

1060

Idem, ff. 590-591; Gonzlez Briceo, op. cit., pp. 174-175.

1061

Defensa de Francisco Len Campos, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta

Pieza, ff. 592-594v.


1062

Idem, ff. 594v-595.

1063

Defensa de Jos Garca y Oliva, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta Pieza, f.

603. Gonzlez Briceo, op. cit., p. 174

333

los locales. En este sentido, argument que haba sido el pardo quien se haba acercado
al intrprete, ofrecindole tropas e informacin valiosa, a cambio de que lo ayudara a
imponer los derechos del hombre, la libertad y la igualdad en la ciudad con los marineros
de los corsarios.1064 Este era, l que lo sedujo, lo enga y foment1065 para participar
en la intentona. Asimismo, estaba claro que mientras su defendido no tena mviles para
obrar criminalmente, el pardo s. Este estaba interesado en: vengarse de los principales
vecinos blancos que eran sus enemigos, hacerse Gobernador y () hacerse poderoso
como apetecera para pagar las trampas y deudas que tena.1066 Adems, en su opinin,
si la conjura hubiese sido una idea de Romano, el pardo lo tendra que haber delatado
cuando se enter y no lo hizo hasta ltimo momento. Tambin le endilgaba a Pirela el
haber mentido cuando dijo que los corsarios tenan pensado sublevar las ciudades de
Cartagena de Indias y Maracaibo. En su opinin, durante su estancia en la crcel ste
haba recibido las noticias de la conjura de Cartagena y haba agregado esos datos para
fortalecer su defensa y complicar an ms a los franceses. Sin embargo, todo era falso, y
por ende, resultaba ser otra muestra ms de su culpa.1067 Otra prueba a favor de dicha
tesis, era que a pesar de que Toms Ochoa le dijo que deba delatar la conjura, se neg a
hacerlo de inmediato y recin lo hizo cuando la misma estaba en proceso de ser
descubierta.1068 A pesar de todo, no poda dejar de admitir que su cliente haba tenido
alguna intervencin el asunto, por ello intent defenderlo afirmando que: No se puede
negar () que al parecer hizo el Romano alguna diligencias a las repetidas instancias de
Pirela, tambin se encuentra en estos autos que no surtieron efecto alguno, porque la
mayor parte de la tripulacin se resistieron a sus ofertas.1069 Asimismo, sealaba que los
testimonios que acusaban al intrprete eran falsos y haban sido consecuencia de la
violencia que sufran en la crcel: aunque hay algunos que las declaran se ve tambin
que las expresaron porque se vean aprisionados con el rigor () y tal vez por ver que al

1064

Idem, ff. 603-608v.

1065

Idem, 611.

1066

Idem, ff. 608v-609.

1067

Idem, f. 607.

1068

Idem, f. 610.

1069

Idem, f. 626v.

334

Pirela lo tenan muy libre () y al Romano con prisiones hasta el pescuezo, siendo aquel
el nico que las procuraba mover y el Romano slo era el interprete que las propona a
los capitanes y a algunos otros de la tripulacin.1070 Buscando fortalecer an ms su
posicin, comparaba la reputacin de ambos individuos, mostrando, que mientras su
defendido tena una intachable fama, el subteniente pardo tena un oscuro prontuario. El
letrado, les recordaba a los jueces que este haba sido procesado bajo la sospecha de que
haba asesinado a su esposa:
No obstante lo fundado () me veo precisado a fundar la buena () fama que tiene ()
Romano por lo que ha de servir a su favor de semiplena probanza y la que tiene el reo Francisco
Pirela contra s y para esto pongo el caso en la duda de cual de los dos ha sido el motor del
atentado comparando la conducta de uno y otro y se vera que el motor principal () fue Pirela
pues es hombre acostumbrado a consumar semejantes delitos, pues es notorio () que se le sigui
causa criminal () por el homicidio que se le acuso de haber muerto a su primera mujer () cuya
causa () quedo sin sentencia y el Pirela por sus astucias () que le vale libre de prisin (), de
que () se sigui a que como qued impune su delito se arrastr a cometer mayor delincuencia
como la que esta acusando () y vase cual es la que resulta del sumario contra Romano, de este
no hay un solo de la tripulacin que diga que este mal opinado,() y aqu no se ha experimentado
ni ha dado lugar a que se le notar vicio ni exceso alguno que es prueba de que Pirela lo enga y
sedujo aprovechndose de la corta de edad de este joven.1071

Por todo esto, el abogado termin su alegato suplicando que se le absolviera a Jos
Romano, del cargo de lder del motn y en vez de pena de muerte se le impusiera una
condena mucho ms suave, incluso sugiriendo que se lo deba dejar en libertad por
considerarse que ya haba expiado su culpa con la dura prisin que haba sufrido.1072
Mientras estas providencias se llevaban adelante, en octubre de 1799, arrib desde
Saint Thomas un tal Pablo Caminati. Se present ante el Gobernador, manifestndole
que era el tutor de Jos Romano y que estaba preocupado por su situacin judicial.
Fernando Miyares le replic que estaba siendo juzgado por sedicin, pero que contaba
con uno de los mejores abogados de la ciudad y que se estaban cumpliendo con el debido
1070

Idem, f. 626v.

1071

Idem, ff. 629-629v.

1072

Idem, f. 631.

335

proceso. Dicho esto, lo invit a que re retirase de la colonia. Pablo Caminati cumpli con
la orden, pero al parecer cuando estaba siendo transportado en una lancha espaola haca
el buque, hizo algunos comentarios que preocuparon a las autoridades. En carta al
Capitn General, el Gobernador le inform que segn un testigo se le haba odo decir
que: era cuado del Romano y hablaba con individualidad de la sublevacin intentada
en esta capital y con mucha ms de la de Gnova, que conoca Picornell y Gual, que se
hallaban en Saint Thomas () y a Jos Espaa a quien tambin dice que conoci en Saint
Thomas.1073 Todo esto inquiet a los funcionarios, que vieron revivir el fantasma de una
posible conexin entre la conjura de Maracaibo con la de La Guaira. Por ello, volvieron
imponer medidas de seguridad, para evitar cualquier posible rebrote revolucionario.
A comienzos del mes de noviembre, Fernando Miyares continu con las remesas
de los reos menores a Puerto Cabello, enviando entre el 8 y el 11 de noviembre un total
de 16 prisioneros.1074 Poco despus le envi un nuevo informe sobre la causa al Capitn
General, en la cual le comunic que la rebelin estaba probada por las propias
declaraciones de los marineros, quienes daban cuenta de que los lderes haban sido
Francisco Javier Pirela, Agustn y Juan Gaspar Boc y Jos Romano. En esta misiva, ya
no hizo ninguna referencia a la anterior hiptesis de un plan global para insurreccionar las
costas hispanoamericanas. Todo lo cual indicara, que a esta altura del proceso, dicha
interpretacin haba sido casi totalmente descartada.1075
A fines de diciembre, una vez que los alegatos haban sido sustanciados y la
mayora de los presos enviados a Puerto Cabello, el Gobernador remiti la causa a la Real
Audiencia de Caracas, para que dictase la sentencia. Al hacer esto, se comunic con
Manuel Guevara Vasconcelos, para solicitarle que, antes de publicar la resolucin, se la
comunicar a l con la mayor reserva posible, para tomar las diligencias
correspondientes. Al Gobernador le preocupaba que aquella sentencia inquietase al
1073

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de octubre de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXXI, f .307.


1074

Relacin de reos remitidos a Puerto Cabello, 8 de noviembre de 1799, AGN, Gobernacin y

Capitana General, LXXXII, f .5; Relacin de reos remitidos a Puerto Cabello, 11 de noviembre de 1799,
AGN, Gobernacin y Capitana General, LXXXII, f .6;
1075

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de noviembre de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXXII, ff. 57.60v.

336

gobierno de Saint Domingue, al de Saint Thomas y a los hombres de color de Maracaibo,


quienes podan tomar represalias. En su misiva le peda que le informase:
Su resolucin con la mayor reserva por lo mucho que interesa que no trasluzca la sentencia hasta
() intimarla a los reos para precaver que lo ganen estos y sus protectores como hay fundadas
antecedentes de que lo intenten () y entrar en empeo de salvar a los reos, pues es positivo el de
las colonias francesas de Santo Domingo por los capitanes y tripulaciones de sus dos corsarios y
en Saint Thomas a favor del Romano () y como tampoco podemos descuidar en que no haya
inters en mucha parte de la gente de color de esta provincia a favor de Francisco Javier Pirela,
conviene tomar las mayores precauciones a impedir la combinacin de estos tres partidos. 1076

Los temores de Fernando Miyares parecieron cumplirse, primero en diciembre de


1799, cuando una partida de soldados encargada de trasladar a un grupo de prisioneros se
encontraron con un cuerpo de enemigos que desembarcaron en la costa para el rescate
de dicha remisin.1077 Las tropas lograron imponerse, pero para mayor cuidado el
Gobernador fij que los traslados se hicieran por otra va ms segura.1078 Sin embargo,
esto result no ser nada en comparacin a lo que aconteci en junio de 1800. Segn un
informe del Gobernador, en dicha oportunidad hubo noticias de que cerca de las costas de
Maracaibo merodeaba: un corsario francs de catorce caones y tripulacin con ciento
veinte hombre mulatos y negros del partido de Rigot, en la parte su de la isla de Santo
Domingo, muy interesados en saber el estado de sus compaeros () presos en esta
ciudad por la revolucin intentada contra ella () descubrindose en sus indagaciones
bastantes sospechas respecto a otra especies que han trado de aquella colonia, a esta
ciudad, dirigido al empeo de salvar a los () reos.1079
Para colmo, en opinin del Gobernador, a esta altura de los acontecimientos
revolucionarios, no estaba muy: segura la subordinacin de los habitantes de color de
1076

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de noviembre de 1799, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXXII, ff. 227-228.


1077

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de enero de 1800, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXXII, ff. 279.


1078

Idem, ff. 279-280

1079

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de julio de 1800, AGN, Gobernacin

y Capitana General, LXXXIII, f. 7.

337

dicha colonia de Santo Domingo a la Repblica Francesa.1080 Recordemos que para


aquel ao, Toussaint Louverture ya era el Gobernador general de Saint Domingue y se
corran rumores por todo el mundo atlntico de que estaba dispuesto a declarar la
independencia. Es muy probable, que estos hombres estuvieran escapndose de las tropas
de Toussaint Louverture que estaban a punto de vencer a las de Andr Rigaud. Tambin
es factible, que tuvieran inters en salvar a sus hermanos reos en las crceles de
Maracaibo. Sea como sea, para Fernando Miyares implicaban una amenaza enorme y por
ende resolvi impedir su desembarco en las costas y prohibir la entrada de nuevos buques
provenientes de aquella isla. En carta a Manuel Guevara Vasconcelos, le deca: a
precaucin de cualquier atrevimiento que pudieran intentar bajo la sombra de amistad y
esperando hallar algn partido en los de su misma clase en esta provincia he determinado
no dar puerto a ninguna embarcacin de la expresada colonia () pues tampoco es
despreciable la inteligencia que puedan tener con los indios guajiros con quienes tienen
trato1081.
El Gobernador volva a manifestar su enorme temor sobre la posibilidad de que se
pudiera dar una alianza sediciosa entre los revolucionarios de Saint Domingue, los
hombres de color marabinos y los vecinos guajiros. No obstante, las medidas de
seguridad resultaron exitosas y los corsarios no intentaron ningn desembarco.
Finalmente el 30 de julio de 1800, el alto tribunal dict la sentencia. En la misma,
entendi que Francisco Pirela haba sido uno de los principales lderes de la conjura.
Como tal le corresponda la muerte, sin embargo, por haber delatado el crimen tres horas
antes de su realizacin se le conmut la pena por la de destierro perpetuo y diez aos de
prisin en La Habana.1082 Asimismo, dictamin que Agustn Gaspar Boc, Jos Romano
y Franois Mequiet, tambin eran cabecillas de la sublevacin y que como, tales les
podra recaer la pena de ejecucin: pero inclinando el nimo por insinuada duda cuanto
es posible, () mandaron que sean depositados Agustn Gaspar Boc en una bveda de
los castillos de Panam, Jos Romano en una bveda del castillo de San Juan Ula y
1080

Idem, f. 7v.

1081

Idem, f. 7v.

1082

Copia de la sentencia de la Real Audiencia de Caracas, 1 de agosto de 1799 AGN, Reales

Provisiones, XVII, ff. 349v-350. Gonzlez Briceo, op. cit., p 180, Manzanilla Celis, op. cit., p. 183.

338

Franois Mequiet () en una bveda de los castillos de Cartagena, donde permanecern


hasta la resolucin de su majestad prohibida para siempre volver al distrito de la Real
Audiencia.1083
A Antonio du Plesis, Jacob Gmez, Miguel Labat, Juan Mara Gantier y Juan
Bautista Aime, se los reput como cmplices principales y se los castig con trabajos
forzosos en Puerto Rico. Similar condicin le corresponda al esclavo Jos Francisco
Surez y Juan Sualbach, quienes fueron castigados con el destierro y ocho aos de prisin
en Puerto Rico. A Juan Gaspar Boc, se le imput haber tenido una pequea complicidad
y se lo castig con la confiscacin de sus bienes. En cuanto al resto de la tripulacin de
los corsarios franceses, el alto tribunal entendi compurgada cualquier convivencia con
los principales criminales y por ende estableci que fuesen trasladados a Curaao, para
entregarlos al cnsul francs. Por ltimo, dictamin que los ingleses deban quedar a
discrecin del Capitn General para el intercambio de prisioneros con el imperio
britnico.1084
Con dicha sentencia, se cerraba el largo proceso judicial de una conjura que haba
generado grandes temores a la elite y las autoridades venezolanas.

Conclusiones

En el primer apartado de este captulo he analizado la conspiracin de Cartagena


de Indias de 1799, la cual ha sido escasamente estudiada por la mayora de la
historiografa especializada. Autores como Aline Helg y Edgardo Prez Morales, la han
abordado, pero de manera muy superficial y sin examinar la existencia de vnculos con
los sucesos de Maracaibo. Por su parte, ngel Manzanilla Celis s ha profundizado en el
tema, intentando demostrar que aquella conjura estaba ligada con la sublevacin de
Maracaibo y que ambas eran parte de un plan ms vasto orquestado desde Saint

1083

Copia de la sentencia de la Real Audiencia de Caracas, 1 de agosto de 1799 AGN,

Reales

Provisiones, XVII, f.350v 351.


1084

Copia de la sentencia de la Real Audiencia de Caracas, 1 de agosto de 1799 AGN,

Reales

Provisiones, XVII, ff. 351v-352. Gonzlez Briceo, op. cit., pp 181-182, Manzanilla Celis, op. cit., pp. 184185.

339

Domingue para expandir la revolucin a la Tierra Firme. Justamente, en ese apartado,


basndome en el estudio de la totalidad de las fuentes primarias disponibles y siguiendo
parcialmente el trabajo del referido historiador, he pretendido presentar un desarrollo
minucioso de dicho suceso. Mostr que fue un intento de sublevacin protagonizada por
esclavos franco-antillanos, esclavos criollos y un negro miliciano cartagenero, que
pretendan tomar las fortalezas de la ciudad y matar a todos los blancos. En mi
interpretacin, los esclavos franceses difundieron entre los afrodescendientes locales el
ideario libertario franco-antillano y buscaron emular el ejemplo haitiano. Asimismo,
examin la manera en que las autoridades la reprimieron, explicando que stas sintieron
un gran temor ante la misma y creyeron ver en ella una nueva expresin de la amenaza
haitiana. Por ltimo, a diferencia de lo que ha sostenido ngel Manzanilla Celis,
considero que no hay argumentos suficientes para concluir que los conspiradores de
Cartagena de Indias tenan algn vnculo con los de Maracaibo o que hayan obrado como
parte de un plan ms amplio. Las nicas pruebas para defender esta tesitura, son las
interpretaciones de algunas autoridades y el hecho de que ambos sucesos fueron casi
contemporneos. En este sentido, en mi opinin, los insurrectos actuaron siguiendo el
mismo ideario, pero de manera autnoma y fueron los funcionarios locales los que
imaginaron que exista algn tipo de ligazn con lo sucedido en Venezuela.
En la segunda parte, abord la conspiracin de Maracaibo de 1799. La misma ha
sido estudiada por mltiples historiadores venezolanos. Sin embargo, la amplia mayora
de ellos ha realizado anlisis muy parciales basados en pocos documentos. Asimismo, el
grueso de ellos ha interpretado que la conjura estuvo liderada por Francisco Javier Pirela
y los capitanes Boc, los cuales, siguiendo el ejemplo de la revolucin haitiana, se
propusieron terminar con la esclavitud, el colonialismo y el racismo en Maracaibo y en
Venezuela. Desde su punto de vista, aquella intentona debe ser entendida como una
suerte de continuacin de la rebelin de Jos Leonardo Chirinos y de la conjura de La
Guaira y como antecedente del proceso independentista de 1810. Paradjicamente, a
pesar de su importancia, Mara Cristina Soriano, en su reciente tesis doctoral sobre la
influencia de la revolucin haitiana en Venezuela, no ha desarrollado el tema.
Recin en los ltimos aos, ngel Manzanilla Celis y Fabio Gonzlez Briceo
han abordado la conspiracin en profundidad, superando las limitaciones de los trabajos

340

previos. Ambos han utilizado gran parte de los documentos, construyendo una imagen
ms completa de la conspiracin. Empero, el primero se ha concentrado en las fuentes
polticas, sin prestar demasiada atencin al expediente judicial. Mientras que el segundo,
a pesar de haber estudiado ambas fuentes en profundidad, ha presentando un desarrollo
no suficientemente pormenorizado de las declaraciones de los imputados. A su vez, los
dos han defendido tesis parcialmente contrapuestas. El primero entiende que la
conspiracin fue parte de un plan ms amplio impulsado desde Saint Domingue. Para el
segundo, fue una conjura autnoma y mucho ms limitada en sus alcances y fines.
Mi intencin ha sido discutir con los trabajos previos y aportar una lectura propia
sobre la conspiracin. As, mediante un profundo estudio de las fuentes, tanto polticas
como judiciales, he buscado exponer como los funcionarios, marcados por la paranoia
anti-haitiana, reaccionaron ante la sublevacin y como fueron variando su mirada sobre la
conjura, dejando de lado la tesis inicial de una sublevacin global. Por otro lado, a travs
de un anlisis meticuloso de las declaraciones de los imputados, intent recuperar la voz
de los marineros

y sus cmplices locales. Me preocup por mostrar como estos

entendieron los sucesos, cuales eran sus ideas polticas y como buscaron defenderse su
ante las autoridades. Algo que, hasta el momento, la mayora de la historiografa no haba
realizado y slo Fabio Gonzlez Briceo haba hecho de manera parcial.
A modo de conclusin, vale la pena retomar las preguntas que guiaron mi anlisis
Qu fue la conspiracin de Maracaibo de 1799? Quienes fueron sus lderes? Quines
estuvieron involucrados? Cul fue su ideario? Y Cul fue su vnculo con el proceso
haitiano? En primer lugar, considero que la conjura efectivamente se propuso tomar la
ciudad, imponer los derechos del hombre, la constitucin francesa, la libertad y la
igualdad, aboliendo la esclavitud y el racismo. En este sentido, pienso que su ideario
estuvo signado por el de la revolucin de Saint Domingue. Claramente aquellas ideas
sediciosas

fueron,

en

parte,

introducidas

directamente

por

los

marineros

afrodescendientes de los corsarios que protagonizaron la intentona. Empero, las mismas


ya rondaban en las cabezas de varios afrodescendientes marabinos, quienes haban tenido
acceso a ellas a travs de rumores, noticias o la propia experiencia personal. Es menester
recordar que el puerto de Maracaibo haba estado muy vinculado a los sucesos haitianos,
a partir de su intenso involucramiento en la guerra. Aquellos hombres que fueron a la isla

341

y volvieron, trajeron consigo experiencias e informacin, que circul entre la poblacin,


tanto entre las lites como entre los sectores populares generando, temores y esperanzas
por igual. El caso del esclavo Jos Francisco Surez es muy sintomtico en este ltimo
aspecto y no parece casual que tuviera alguna relacin con la intentona.
En segundo lugar considero que los cabecillas fueron Francisco Javier Pirela y
Jos Romano. Debido a las acusaciones cruzadas, es muy difcil, precisar, quien de los
dos fue el principal instigador. Empero, esto no resulta del todo crucial, ya que ambos
coincidieron en lo ms importante: las ideas revolucionarias y el plan para llevarlas a
cabo. Los dos ocupaban roles importantes entre sus hombres e hicieron lo posible para
coaligarlos en funcin del xito de la rebelin. Asimismo, Franois Mequiet, Antonio Du
Plessis, Agustn Gaspar Boc, Juan Mara Gantier, Juan Bautista Aime y Miguel Labat,
fueron cmplices principales, procurando comprometer al resto en el levantamiento.
Estos ltimos, a pesar de sus testimonios, en los cuales alegaron inocencia, ingenuidad,
etc seguramente tenan algn tipo de conocimiento de lo que se estaba tramando y salvo
algn caso particular, se plegaron al levantamiento. La confesin de Jos Romano y la
resistencia a las autoridades la noche del 19 de mayo, as lo comprueba. Resulta, bastante
inverosmil que no supieran lo que estaba pasando y mucho menos que se hayan opuesto
a los instigadores. En este sentido, es necesario recordar que los marineros haban sido
testigos y/o protagonistas de la revolucin en Saint Domingue y como tripulantes de
corsarios, eran hombres de armas tomar. Por ello, es probable que, por lo menos varios se
hayan plegado voluntariamente a una accin subversiva ya sea por motivos ideolgicos,
como pragmticos (lase avidez de riquezas, poder, etc). En lo que concierne a los
participantes locales, adems de Francisco Javier Pirela, est bastante claro que Juan
Sualbach y Jos Francisco Surez, tuvieron algn tipo de intervencin o por lo menos
saban de la intentona. Lo que es un misterio es si los milicianos de la compaa de
Francisco Javier Pirela estaban de alguna manera comprometidos en el asunto. Considero
que es bastante difcil que ste no haya hablado del tema con varios de ellos (adems del
cabo Toms Ochoa) para reclutarlos. Pero por algn motivo las autoridades no siguieron
esta pista y por ende no sabemos hasta que punto los pardos lo apoyaban. Tambin pienso
que es probable que los conjurados de Saint Domingue hayan tenido algn tipo de
vnculo con los guajiros o que por lo menos hayan pensado en sumarlos a su causa.

342

Asimismo, vale la pena preguntarse si la conspiracin de Maracaibo fue un suceso


aislado o parte de un plan ms amplio, como lo sugirieron Francisco Javier Pirela, las
autoridades inicialmente e historiadores como ngel Manzanilla Celis, Federico Brito
Figueroa y ngel Francisco Brice. Vinculado con esto, tambin es importante
interrogarse si fue una accin premeditada de antemano o un acto espontneo de los
corsarios. En mi interpretacin, aunque la conspiracin coincidi temporalmente con
otras como la de Cartagena de Indias, Curaao y Cuba, no hay pruebas de que hayan
estado relacionadas, o que hayan sido dirigidas desde Saint Domingue. Entiendo que fue
ms bien una coincidencia el que todas hayan ocurrido casi a la vez. Una coincidencia
propia de la poca, donde los afrodescendientes de diferentes puntos del Caribe,
intentaron levantarse en alianza con los negros haitianos, al calor del ejemplo de Saint
Domingue. En este sentido, el hecho de que las autoridades, que de por si eran muy
paranoicas, hayan finalmente dejado de lado esta tesis, refuerza an ms mi lectura de los
sucesos. En lo que respecta a si fue o no un acto espontneo, es imposible saberlo, pero
no sera improbable que los corsarios tuvieran algn tipo de orden de agredir a las
posesiones espaolas, en caso de tener la oportunidad. Por ltimo, gran parte de la
historiografa ha entendido a la sublevacin de Maracaibo, al igual que el levantamiento
de Jos Leonardo Chirinos, como un antecedente del proceso independentista de 1810.
Nuevamente, interpreto que eso implicara caer en un anacronismo y en relacionar
sucesos que nada tienen en comn. Sea como sea, lo cierto es que la referida conjura fue
indudablemente la repercusin ms importante y directa de la revolucin de Saint
Domingue, en la Tierra Firme hispana, por lo menos durante el siglo XVIII.

343

Captulo XIII: Lazos Contra-revolucionarios: Venezuela y Nueva


Granada frente a la expedicin Napolenica a Saint Domingue
[Es Necesario] Cortar la cabeza a este
monstruo devorador del bueno orden para
que reconozcan todos el poder y veneracin
que las soberanas saben sostener su decoro
y el bien de sus sbditos. Manuel Guevara
Vasconcelos 18021085

La ocupacin de Santo Domingo: Terror y xodo

A mediados de 1800, Toussaint Louverture se propuso la ocupacin de Santo


Domingo apelando al tratado de Basilea y al supuesto trfico de esclavos que exista en la
frontera entre ambas colonias. Su intencin era ampliar su control militar a toda la isla y
expandir la revolucin a la parte espaola, donde subsistan la esclavitud y el racismo.
Asimismo, al cubrir todos los flancos por donde poda ser atacado, pensaba incrementar
su autonoma frente a la amenazante, metrpoli. Phillipe Roume, se opuso a aquella
empresa, pero luego de sufrir la presin popular y la prisin, se vio obligado a dar su
consentimiento.1086A los fines de concretar la cesin e intentando evitar nuevos
conflictos, Toussaint Louverture, envi una comisin a Santo Domingo, formada por
unas pocas tropas blancas y dirigida por el general francs Ag. sta arrib a su destino
en mayo y a pesar de no estar compuesta por soldados negros gener una gran conmocin
entre la elite. Frente a la amenaza, las principales familias de la capital le suplicaron al
Capitn General que no aceptara aquellas presiones y que esperara a que las metrpolis
1085

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 29 de enero de 1802, AGI, Estado, 59,

N.17.
1086

Townsend Nessler, Graham, A Failed Emancipation: The struggle for freedom in Hispaniola during the

Haitian Revolution, Tesis Doctoral, Michigan, University of Michigan, 2011, pp.196-197; Pinto Tortosa,
op.cit., p. 216; Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 8 de marzo de 1801, AGI,
Estado, 60, N.3.

344

resolvieran el pleito en Europa. Joaqun Garca, sintiendo el respaldo de la elite y en


acuerdo con Antoine Chanlatte, uno de los delegados franceses ante el gobierno de Santo
Domingo, se neg a entregar la colonia, argumentando que slo lo hara cuando llegasen
rdenes directas de Francia y Espaa. Finalmente, Ag y sus fuerzas se retiraron, bajo el
oprobio de los blancos.1087 Sin embargo, Joaqun Garca, muy inquieto por las posibles
represalias de Toussaint Louverture, increment la vigilancia sobre los extranjeros,
fortaleci las fronteras y empez a preparar una posible evacuacin de la colonia.1088
El fracaso de la misin diplomtica enardeci a Toussaint Louverture, quien
luego de unos meses, resolvi avanzar hacia Santo Domingo.1089 El 19 de diciembre de
1800, le escribi a Joaqun Garca para avisarle sus intenciones: En vista del ultraje que
recibi el gobierno en la persona del Gral. Ag () he debido hacer que acompae al
Gral. Moyse una fuerza armada para la ejecucin del tratado y para la proteccin de esa
parte de la isla contra cualquiera empresa de los enemigos de la repblica. Deseo de todo
corazn la conducta franca y leal de los habitantes y la vuestra misma (). 1090 Poco
despus, a comienzos de enero, y ante el silencio del Capitn General, le comunic que
ira personalmente al frente de las tropas: a fin de evitar efusin de sangre y conservar
esta parte intacta como para proteger los habitantes me he determinado a venir yo mismo
en persona.1091 A pesar de los ruegos del Capitn General , Toussaint Louverture, junto
con sus oficiales, los generales, Mose, Paul Louverture y Clairavaux y casi 10.000
soldados, comenzaron su marcha haca el este, causando pnico entre las autoridades y la
elite.1092 Joaqun Garca le informaba al gobierno de Madrid que: Desde el da 4 de
enero () se puso con parte de sus tropas el General sobre los confines de Azuaa y el
general Moyse sobre los de Santiago con otra turba de negros armados. Comenzaron a

1087

Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 8 de marzo de 1801, AGI, Estado, 60,

N.3.
1088

Carrera Montero, op. cit., pp.448-451; Pinto Tortosa, op. cit., 218-220.

1089

Townsend Nessler, op.cit., p.204.

1090

Citado en Carrera Montero, op. cit., p. 458

1091

Idem, p. 458.

1092

Townsend Nessler, op.cit., pp.205-206.

345

expedir () proclamaciones, ya proponiendo concordias beneficios y seguridades, ya


conminando con los horrores de la sangre y devastacin pero marchando siempre.1093
Debido a la superioridad numrica de las tropas afrodescendientes, stas lograron
avanzar rpidamente, tomando varias ciudades casi sin encontrar resistencia. No obstante,
existieron algunas escaramuzas e incluso, en una de ellas, combatieron del bando
espaol, los generales franceses Antoine Chanlatte y Franois Kervesau. Estos eran
comisionados del gobierno galo ante las autoridades de Santo Domingo y se oponan a la
poltica del Gobernador de Saint Domingue. Una vez que fueron derrotados, Joaqun
Garca les permiti fugarse de la colonia para evitar las posibles represalias de los
afrodescendientes y se exiliaron en la vecina Venezuela.1094
A mediados de enero de 1801, los invasoras sitiaron la capital y el gobierno se
vio obligado a negociar la rendicin con DHevercout, el emisario de Toussaint
Louverture. Segn Joaqun Garca: aunque se le opuso alguna resistencia, de que result
alguna sangre no pudo ser sino con respecto a una cortsima guarnicin y ningn apoyo
del pas que slo aspiraba a asegurar sus posesiones de la rapacidad de una negrada que
as lo ofreca. Yo hube de entrar a tratar de artculos de entrega y la efectu bajo de unas
condiciones que hizo despus ilusorias su incivilidad.1095 Inmediatamente, se firm la
capitulacin, por la cual el Capitn General se comprometa a entregar la colonia a
cambio de que los invasores retirasen sus ejrcitos y establecieran un orden pacfico,
garantizando la vida y la propiedad de los dominicanos.1096 Asimismo, se fij el traspaso
del mando para el 26 de enero.
No obstante, an antes del acuerdo, muchas familias de la capital, aterrorizadas
por el avance de los invasores intentaron, con escaso xito, exiliarse en Venezuela..
Segn el teniente coronel Joaqun Cols, aquellos vecinos con:Recelo de que los negros
viniesen con la llama y el cuchillo () infundio el terror y espanto entre aquellos
infelices naturales que buscaron su seguridad en la contingencia del mar y los peligros de

1093

Carrera Montero, 459.

1094

Soriano, op. cit., p. 332; Carrera Montero, op. cit., p.462.

1095

Carta de Joaqun Garca a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de febrero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCV, f.225v.


1096

Copia de la capitulacin, AGI, Estado, 60, N3.

346

la guerra. Precipitaronse a la fuga en embarcaciones mal aparejadas. Naufrag una en la


costa de Coro y () otras en la costa de las Indias en el saco de Maracaibo. De las dos
primeras se salvaron las personas. De la ltima se ignoran los sucesos (). Casi todos
han sido saqueados por los ingleses ms tiranos que los mismos negros.1097
Finalmente, el 26 de enero, Toussaint Louverture entr con sus hombres en Santo
Domingo y recibi el poder de manos de Joaqun Garca.1098 Al hacerlo, dio un discurso
en, el cual apel a la paz e invit a los dominicanos a quedarse en la colonia bajo su
gobierno. Buscando tranquilizar los nimos de los atemorizados vecinos afirm:
Hombres mal intencionados se dedican a inspirar terrores capaces de excitar los ciudadanos
dbiles () a emigrar de la colonia. Yo convido a todos los habitantes de la parte antes espaola,
actualmente reunida a la repblica francesa a apartar de sus espritu el terror vano de que han
trabajado a inspirarles estos hombres , a volver a tomar sus trabajos habituales, librndose con
perfecta seguridad a sus varias especulaciones. Convido igualmente todos los () que han salido
por el efecto del pavor a volverse y traer consigo las personas de color que han salido con ellos.
Libre ahora de todos los obstculos que me han impedido tomar () mis cuidados a hacer volver
la prosperidad general y ayudado por los esfuerzos de los amigos en la colonia actualmente
pacifica (), yo no quiero aspirar a otra gloria que la de rendir todos los habitantes en Santo
Domingo, indistintamente felices y () poseedores de sus propiedad sin querer hallar mi propia
felicidad sino en la del pblico 1099

Una de las principales intenciones del general afrodescendiente, era terminar con
el estancamiento econmico de Santo Domingo, imponiendo el prspero sistema de
plantaciones que exista Saint Domingue. A tal fin, en primer lugar fij un frreo control
estatal sobre la compra y venta de las tierras para que estas no fueran divididas en
pequeas parcelas.1100 En segundo lugar, promovi el cultivo masivo de productos
exportables. En su proclama planteaba la necesidad de seguir el ejemplo de Saint
Domingue afirmando: Slo les falta imitar a los franceses para gozar ellos de los frutos

1097

Citado en Carrera Montero, op. cit., p. 468.

1098

Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 8 de marzo de 1801, AGI, Estado, 60,

N.3.
1099

Copia de proclama de Toussaint Louverture, 27 de enero de 1801, AGI, Estado, 60, N.3.

1100

Copia de Proclama de Toussaint Louverture, 7 de febrero de 1801, AGI, Estado, 60, N.3.

347

de la industria () por medio de su esmero (). En consecuencia () ordeno a todos los


habitantes de la parte espaola que poseen habitaciones que se dediquen a plantar caa,
caf, algodn y cacao, pues les interesa salir de la indolencia ().1101 En tercer lugar,
instituy el mismo rgimen laboral que en la parte occidental de la isla. Al establecer
aquella normativa, argument que:
Nunca he imaginado que la libertad consiste en el libertinaje ni que unos hombres que han
llegado a ser libres pudiesen entregarse () a la holgazanera y al desorden. Mi intencin es que
los cultivadores permanezcan incorporados en sus habitaciones () y que disfruten de la cuarta
parte de sus rentas, que nadie se atreva () a ser injusto con ellos pero al mismo tiempo quiero
que trabajen y aun ms anteriormente, que subsistan subordinados que desempeen () sus
obligaciones, hallndome bien resulto a castigar severamente al que faltare a ellas. 1102

En cuarto lugar, decret que los blancos que partiesen, no deban llevarse a sus
esclavos, por considerar que estos deban quedarse trabajando como cultivadores libres.
En una misiva a Joaqun Garca, lo conminaba a que pusiera fin a dicho trfico: yo estoy
instruido de que la fragata que () esta fondeada en este puerto y que es pronta a partir
tiene una infinidad de negros a bordo que han sido embarcados por fuerza () Tened a
bien () tomar esta exposicin en consideracin mandando el desembarco de los negros
(.) y dando ordenes para que no se embarquen ms.1103
Ms all de estas medidas, los blancos, comenzaron a emigrar masivamente hacia
Cuba y Venezuela. Toussaint Louverture, respondi imponiendo, el 8 de febrero, un
nuevo decreto por el cual estableca que: de esta fecha nadie podr ausentarse de ella a
excepcin del presidente y el regimiento () de Cantabria y que todos los dems
habitantes debern mantenerse en ella hasta () que reciba () ordenes de Francia.1104
A partir de esta resolucin, la hemorragia se contuvo parcialmente, empero muchos
blancos siguieron escapndose de manera clandestina.

1101

Copia de Proclama de Toussaint Louverture, 8 de febrero de 1801, AGI, Estado, 60, N.3

1102

Idem.

1103

Citado en Carrera Montero, op. cit., p 471.

1104

Citado en Carrera Montero, op. cit., p. 473.

348

Como seala el historiador Fernando Carrera Montero, estas dos ltimas


decisiones violaban la paz de Basilea y la capitulacin fde enero de 1801, que
garantizaban el derecho a la propiedad y la posibilidad de abandonar la isla. Apelando a
dichos tratados, Joaqun Garca intent, oponerse a Toussaint Louverture, sin embargo,
debilitado no logr su objetivo. Incapaz de contener la fuerza arrolladora de los
ocupantes, el Capitn General decidi emprender la retirada con el resto de las
autoridades. Un tiempo antes haba solicitado al gobierno de Cuba el envo de buques de
guerra a los fines de realizar la evacuacin sin grandes riegos. Empero, como estos nunca
llegaron, el 21 de febrero se vio obligado a exiliarse en buques mercantes junto con el
resto de los funcionarios y el regimiento de Cantabria. Su destino final era Venezuela.1105
Toussaint Louverture haba ganado la partida y era, ahora, dueo de toda la isla.

Venezuela ante la ocupacin de Santo Domingo

Ya para mediados de 1800, se saba en la Tierra Firme hispana acerca de las


intenciones expansionistas y autonomistas de Toussaint Louverture. En junio, lleg a
Venezuela, una carta escrita por un dominicano blanco, que daba cuenta de lo que estaba
sucediendo en la isla. All, el autor annimo informaba que el general negro aspiraba a
independizar Saint Domingue,: Las noticias del da en esta isla son que varios sujetos
han salido del Gurico con pasaporte del general Toussaint, de esta manera, Libert,
Egalit, sin decir Republica Francesa en medio y despus Toussaint Louverture General
de esta isla de Santo Domingo concedo pasaporte, por donde se viene a ver la intencin
de su independencia.1106
Asimismo, relataba con preocupacin los conflictos del lder negro haba con
Phillipe Roume y las peripecias de la comisin de Ag en las tierras dominicanas. En este
sentido, reseaba la oposicin de Joaqun Garca y la resistencia popular a dicha medida.
Conclua sealando que haba sido nombrado, como a tantos otros para recoger dinero a
los fines de enviar diputados a Francia y Espaa, para presentar el caso ante las
1105

Carrera Montero, op. cit., pp 472-480.

1106

Carta annima sin destinatario, 28 de mayo de 1800, AGN, Gobernacin y Capitana General,

LXXXVI, f. 309

349

autoridades metropolitanas y denunciar las: malas intenciones que tienen estas malas
canallas.1107
En el marco de los ltimos estertores del proceso judicial a los conjurados de
Maracaibo, estas novedades inquietaron a las autoridades venezolanas que empezaron a
prestar mucha atencin con respecto a lo que suceda y poda ocurrir en la explosiva isla
de La Espaola.
Para complicar an ms las cosas, tropas francesas de Guadalupe desembarcaron
en Curaao y ocuparon su principal fortaleza, en septiembre de 1800.1108 Esto produjo
una masiva migracin de 92 personas libres y esclavas, que llegaron a Puerto Cabello en
busca de asilo.1109 Las autoridades venezolanas lejos de aceptar aquel pedido, ordenaron
la inmediata salida de los visitantes indeseados, remitindolos a su lugar de origen.1110
Asimismo, el Capitn General, preocupado por las posibles influencias extranjeras en la
poblacin local, orden a los gobiernos provinciales que fortalecieran la vigilancia de las
costas y de los esclavos. Les advirti que: Conviene mucho tener en buen estado, orden
y subordinacin la esclavitud de todas las haciendas, especialmente de las costas y que se
hallen dirigidas () por sus dueos o () por mayordomos blancos.1111 En particular a
Francisco Jacot, a cargo de la seguridad de Coro, le pidi que protegiera su jurisdiccin
de cualquier inquietud, para evitar que estallase una rebelin similar al: levantamiento
de negros () ya fomentada por medio de mximas de los extranjeros.1112Como vemos
el fantasma de la insurreccin de Coro, 5 aos despus de su estallido, segua
atormentando las mentes de los gobernantes locales-

1107

Idem, f. 309v.

1108

Carta de John R. Lausser a Manuel Guevara Vasconcelos, 6 de septiembre de 1800, AGN,

Gobernacin y Capitana General, LXXXIX, ff. 263-263v.


1109

Carta de Gabriel Jos de Aramburu a Manuel Guevara Vasconcelos, 20 de septiembre de 1800,

AGN, Gobernacin y Capitana General, XC, ff. 67-70v.


1110

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a al general de las fuerzas francesas en Curaao, 22 de

septiembre de 1800, AGN, Gobernacin y Capitana General, XC, ff. 89-89v.


1111

Carta de Fernando Blanco y Mijares a Manuel Guevara Vasconcelos, 23 de diciembre de 1800

AGN, Gobernacin y Capitana General, XCIII, f. 285.


1112

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Francisco Jacot, 22 de septiembre de 1800, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XC, ff. 91v-92.

350

Mientras tanto, los acontecimientos se sucedieron velozmente en Santo Domingo


y repercutieron rpidamente en Venezuela. As, el 18 de enero, arribaron a Puerto
Cabello los generales Antoine Chanlatte y Franois Kerversau y noticias enviadas por
Joaqun Garca de que el lder negro estaba por ocupar la capital.1113 Los franceses le
escribieron una carta a Manuel Guevara Vasconcelos en el que le contaban lo que estaba
sucediendo y denunciaba que: Toussaint devorado de ambicin ha corrido el velo que
haca tiempo cubra un proyecto dirigido a Santo Domingo, el hierro y el fuego y lo ha
reunido a su dominio para privarlo para siempre a la Francia de quien no reconoce ms su
autoridad1114. De esta manera, lo presentaban como un tirano, un usurpador y un
rebelde que, no slo estaba conquistando un territorio espaol, sino que tambin se estaba
levantando en contra de Francia. Apelando a la alianza entre ambas naciones, los
generales, solicitaron asilo en Venezuela y auxilio para poder volver a su pas. Dos das
despus, lleg una goleta con 12 personas escapando de las tropas invasoras. Jos
Domenech, el capitn de dicho barco, confirm aquellas novedades luctuosas, afirmando
que: dej la colonia en la mayor consternacin por estar el negro Toussaint con su
ejercito a 6 leguas de la ciudad, que el da 12 envi un parlamentario al () Gobernador
reconvinindole a la entrega de la plaza.1115 Esta situacin gener consternacin entre
los funcionarios y la elite, y el Capitn General envi una circular a los Gobernadores de
Guayana, Cuman, Margarita y Cartagena de Indias, informando que:Los negros del
Gurico van a dominar toda la isla de Santo Domingo o ya lo habrn hecho () y la
considerables consecuencias que puede tener un suceso de esta naturaleza sobre el distrito
de su mando para prevenir todo lo que pueda ser conveniente a frustrar cualquier
irrupcin que intenten aquellos negros protegidos de nuestros enemigos si es de recelar

1113

Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de enero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCIV, ff. 202-203.


1114

Carta de Antoine Chanlatte y Franois Kerversau a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de enero de

1801, AGI, Estado, 59, N.14.


1115

Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 20 de enero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCIV, ff. 229-229v.

351

les proporcionan barcos para transportarse y llevar a otros pases expresiones seductores
que harn la mayor impresin especialmente en la esclavitud.1116
El gobierno de Venezuela, comenzaba a entrar en pnico y tema no slo por el
destino de Santo Domingo, sino por el del resto de las colonias hispanoamericanas. En su
opinin, era factible que los afrodescendientes de Saint Domingue, con ayuda de los
franceses u otros, buscasen expandir sus conquistas y su ideario allende las fronteras
martimas. Aquel miedo no era nuevo, pero con los ltimos acontecimientos se haba
incrementado hasta el paroxismo, dado que pareca que esta vez la amenaza poda
concretarse.
En lo que concierne a los generales franceses, Manuel Guevara Vasconcelos,
decidi otorgarles el asilo, en honor a la alianza y les pidi que le enviasen un informe
relatando los acontecimientos de la isla de Saint Domingue.1117 El 24 de enero de 1801,
fondearon en Puerto Cabello nuevas familias dominicanas y el Comandante de la plaza,
advirtiendo que estaba en ciernes un xodo masivo, le escribi al Capitn General: Es
ms que probable que el suceso de Santo Domingo traiga a estas costas muchas gentes y
milicias nuevas y convendr sin duda sacar provecho de la () desgracia, en aumento de
estas poblaciones y de la defensa. El caso es nuevo () y las providencias sin duda
deben serlo () y habindose desentendido de ciertas formalidades, concediendo
exenciones y auxiliando con eficacia a estos infelices para su establecimiento en un pas
donde lo que sobra son proporciones y tienen realengos y faltan brazos para su
cultivo.1118
Resulta interesante ver como, en un contexto tan crtico, coexistan con el miedo,
propuestas de algunos funcionarios que buscaban aprovechar la tragedia a favor del
desarrollo de la colonia. Algo similar, a lo que haba ocurrido en ocasin de la re1116

Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de Guayana, Cuman, Margarita,

Maracaibo y Cartagena de Indias, 21 de enero de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, XCIV, ff.
256-256v.
1117

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Miguel Marimn, 21 de enero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCIV, f. 250; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Antoine Chanlatte y Franois
Kerversau, 21 de enero de 1801, AGI, Estado, 59, N.14; Soriano, op. cit., pp. 333-334
1118

Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 24 de enero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCIV, ff. 295v-296.

352

localizacin de las tropas auxiliares de Carlos IV, cuando varias autoridades


hispanoamericanas, a pesar del temor, aceptaron a los negros con la esperanza de que
estos ayudasen a promover la economa e incluso la defensa de sus territorios.
Sea como sea, la migracin continu y comenzaron a llegar nuevos barcos a
Maracaibo. Esta vez, eran ms de 160 personas las cuales fueron acogidas por Fernando
Miyares, quien asimismo, decidi el regreso de aquellos buques a Santo Domingo para
llevar vveres y permitir que la migracin continuase hacia la Tierra Firme. Pocos
despus, lleg una nueva goleta a las costas de Venezuela con 150 pasajeros
dominicanos.1119 Viendo que la avalancha de refugiados continuaba, el Capitn General,
tom medidas para el establecimiento de los emigrados. En este sentido, le escribi una
misiva al comandante de Puerto Cabello, en la que le orden que auxiliase a los
dominicanos y les diera alojamiento momentneo en las casas y barracas. Asimismo, lo
conmin a hacer listas donde se detallase los nombres y la condicin de los migrantes.
Por ltimo, fij la posibilidad de que en el futuro se establecieran definitivamente y por
ello, le pidi que le mandase un informe sobre las tierras realengas que existan en la
zona.1120
A fines de enero, los generales franceses le enviaron al Capitn General un relato
de los principales sucesos histricos de Saint Domingue y Santo Domingo, desde 1795
hasta el 1801. En aquel documento narraban el ascenso de Toussaint Louverture,
sealando que este haba logrado primero tomar el poder en Saint Domingue, imponiendo
un rgimen de terror y socavando la autoridad de los delegados franceses: Su primer
cuidado ha sido hacerse () dueo de la parte francesa y de hacer uso de todo los medios
que el terror y la ferocidad subministran para conseguir de toda la poblacin de la colonia
unos miramientos () serviles de sus miras de independencia () Incomodado de la
presencia de los agentes de la metrpoli lleg a delimitar tanto su influencia y a cargarlos

1119

Carta de Jos Garca y Miralles a Manuel Guevara Vasconcelos, 29 de enero de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCV, ff. 3-4.


1120

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Miguel Marimn, 21 de enero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCV, ff. 10-11.

353

de tantos temores que le fue () fcil de echar de la isla todos los que desagradaban.1121
Segn los generales, una vez alcanzado aquel objetivo, se impuso el de conquistar Santo
Domingo y para ello someti al agente Phillipe Roume, amenazndolo con: Dar el
decreto ahora mismo todos los blancos de la colonia sern degollados. 1122 Por ello, ste
se vio obligado a otorgar su consentimiento a dicha accin. De esa manera, los autores
presentaban aquella medida como ilegal e ilegitima, violatoria de los deseos de Francia.
Seguidamente, relataban el fracaso de la comisin del general Ag y la ofensiva militar
de Toussaint Louverture. Describan a esta ltima, como una feroz accin invasora en la
cual ms de 18.000 negros avanzaban contra unos 1.500 soldados espaoles. A pesar de
la heroica resistencia, en la cual ellos haban participado, los conquistadores lograron
tomar la mayor parte de la colonia y sitiaban la capital que estaba a punto de caer. En ese
contexto se dieron a la fuga y escriban este informe para: hacer conocer a la Francia el
verdadero estado de Santo Domingo y a todas las metrpolis el peligro en que todas sus
posesiones en las antillas estn amenazadas por Toussaint que hacindose dueo de Santo
Domingo, debe llevar sus miras desvastadotas y de usurpacin a la Jamaica, despus
sobre Cuba, en seguida a Puerto Rico.1123 En este sentido, el lder negro no slo buscaba
la independencia de toda La Espaola, sino someter a las colonias vecinas expandiendo
su revolucin por las Antillas.
Aquel informe impresion Manuel Guevara Vasconcelos, que vio en l la
confirmacin de todas sus pesadillas. Por ello le escribi al gobierno en Madrid dos
cartas sucesivas. En la primera, del 28 de enero 1801, manifestaba que: es muy digno de
la atencin de los estados de Europa no dejarla caer y permanecer en las manos de un
horda brbara de negros que acaban de ser esclavos y abusando torpemente de las leyes
que entienden mal y ha establecido la repblica de Francia manifiesta sin rebozo el furor
de arrojar de aquella isla todos los blancos o hacer sufrir la ltima dureza a los que

1121

Informe de Antoine Chanlatte y Franois Kerversau a Manuel Guevara Vasconcelos, 23 de enero de

1801, AGI, Estado, 59, N.14.


1122

Idem.

1123

Idem.

354

salieron, () en venganza de la que los negros piensan haber sufrido antes.1124


Asimismo, en su opinin, los esclavos y hombres de color libres de las colonias europeas
se haban mantenido relativamente subordinados al orden imperial, pero dicha fidelidad:
desaparecer en el momento de ser dominada toda la isla por aquellos fieros usurpadores
que han dicho en voz alta que no quieren reconocer dependencia alguna de la repblica
de Francia y () a ninguna otra potencia de Europa.1125 Esta vocacin independentista,
haca que fuese necesaria una accin conjunta de todos los estados en contra de aquellos
rebeldes: por lo cual es inters conocido de todas reprimir este insulto cuanto antes
aunque sea durando por desgracia la guerra actual entre algunas de ellas. 1126 Si dicha
amenaza no era contenida de inmediato se terminara expandiendo por el Caribe y el
continente. Tan grande era el terror que senta que incluso advirti acerca de la
posibilidad de que los propios africanos deseasen venir al nuevo mundo como esclavos
para seguir el ejemplo de negros de Saint Domingue.1127 Esbozaba aquella tesis
conspirativa intercontinental con las siguientes palabras: Cuando en los pases nativos
de los negros insurgentes del Gurico se reciba la noticia de un atentado, no ser extrao
que nazca en sus paisanos () el deseo de igualarlos y la mayor facilidad de entregarse
para venir a las posesiones () de Europa contentos con la calidad de esclavos que
juzgaran momentnea y con la esperanza de hacerse () temibles como los han venido
primero parecindoles () ser muy fcil el camino de la atrocidad.1128
Seguidamente, el 31 de enero, le escribi una nueva misiva al Secretario de
Estado para remitirle el referido documento de los generales franceses, que consideraba
muy valioso. En su opinin: El concepto de los () generales que lo entienden al
ambicioso designio con que los negros tratan de apoderarse de todas las antillas, apoyo
que hallan en la proteccin de los ingleses y la regularidad con que debe recelarse se
trama una expedicin contra () Puerto Rico, es fundado en un conocimiento ()
1124

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 28 de enero de 1801, AGI, Estado, 61,

N.3.
1125
1126

Idem.
Idem.

1127

Carrera Montero, op. cit., p 525.

1128

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 28 de enero de 1801, AGI, Estado,

61, N.3.

355

seguro de la situacin local () de sus proyectos, instruccin en las armas () que


facilita () xito de unas () detestables empresas.1129Para Manuel Guevara
Vasconcelos el peligro de una invasin a las colonias espaolas era muy real y por ello en
esta nueva carta le adverta al gobierno metropolitano que: unos hombres autorizados
solo de la violencia y ferocidad de su barbarie sern capaces de causar funestas
consecuencias a las naciones ms respetables y a las posesiones mejor defendidas y con
mayor razn es consiguiente podrn ocasionar en esta costa firme de apenas hay otra
resistencia que oponerles que la fidelidad de un corto nmero de batallones () en
comparacin de la multitud de otros, que tal vez fundaran su felicidad en abrazar un
partido que les es tan () propio de su especie. 1130
Finalmente, a comienzos de febrero de 1801, la goleta Nuestra Seora del
Carmen trajo una carta de Joaqun Garca, para el Gobernador de Maracaibo en la cual le
informaba sobre la ocupacin total d Santo Domingo y le suplicaba el envi de nuevas
embarcaciones para la evacuacin.1131 Poco despus volvieron a fondear en Maracaibo
dos buques que trasportaban ms de 260 emigrados.1132 El xodo aumentaba da tras da.
As, el 22 de febrero lleg a dicho puerto, Joaqun Garca junto con numerosos
funcionarios y el regimiento de Cantabria que haban sido virtualmente expulsados por
Toussaint Louverture de Santo Domingo. Los acompaaban, adems, 300 personas que
haban logrado darse a la fuga.1133 Una vez en tierra, Joaqun Garca le escribi a Manuel
Guevara Vasconcelos para relatarle los hechos acaecidos en la isla. Le informaba que la
toma: no se hizo sin sobrada violencia. ()La entrega () estaba suspenso por
convenio con el agente de la misma repblica; pero () Toussaint acostumbrado a
1129

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 31 de enero de 1801, AGI, Estado, 59,

N.14.
1130

Idem.

1131

Carta de Joaqun Garca a Fernando Miyares, 22 de enero 1801, adjunta a una carta de Fernando

Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de febrero de 1801 AGN, Gobernacin y Capitana General,
XCV, ff. 29-30.
1132

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de febrero de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCV, ff. 155-159.


1133

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de febrero de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCV, ff. 221-222.

356

ejercer toda tropela aun generales de su nacin () prevalido siempre de la turba de


negros que ha disciplinado con el auxilio de los ingleses emprendi la toma () sin
acordarse ms que de lo que puede en ciertos casos la perfidia.1134Asimismo, le
comunicaba que la emigracin iba a continuar y le peda que franqueara auxilios para los
sufridos habitantes dominicanos.
En medio de aquel maremoto, empezaron a aparecer las primeras seales de que
los pardos y los esclavos locales conocan lo que suceda en Santo Domingo. Con alarma,
el Teniente Mayor de Justicia de Coro, Andrs Boggiero inform que: ha dado parte don
Agustn de Iraola de este vecindario, que corre entre los libres y esclavos de la Serrana
() las noticias de la toma de Santo Domingo por el negro Toussaint y que manifiestan
gran regocijo y alegra con ella usando del estribillo de anda fiate de tisn, respondiendo
el a quien lo dicen eso es para que lo vean.1135 Como haba sucedido previamente, las
novedades de lo sucesos haitianos, volvan a circular entre los afrodescendientes de la
Tierra Firme hispana, generando entre ellos, satisfaccin y esperanzas. Este suceso
intensific la ansiedad de las autoridades, que reforzaron las medidas de seguridad y
control de poblacin para evitar cualquier tipo de conato revolucionario.
A fines de febrero y comienzos de marzo de 1801, el xodo dominicano continu
y llegaron a la colonia cuatro nuevos buques que transportaban un total de 128 personas.
Este grupo inclua a los ministros de la Real Audiencia y al resto de las autoridades que
no haban logrado viajar con Joaqun Garca. Para esa fecha, el cabildo de Maracaibo
consideraba que en total haba arribado al puerto alrededor de dos mil personas, las
cuales haban sido auxiliadas por el gobierno y la poblacin local. Sin embargo, tiempo
despus, Fernando Miyares, present un informe ms preciso, segn el cual, la cifra era
de 1.803 personas, divididas de la siguiente manera: 10 individuos integraban el cuerpo
poltico y militar, 178 el regimiento de Cantabria, 118 la real hacienda y resguardo, 887
eran personas libres identificadas, 250 eran personas libres sin pasaportes y 360 eran

1134

Carta de Joaqun Garca a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de febrero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCV, f.225.


1135

Auto provedo por Andrs Boggiero, 26 de febrero de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General,

XCV, f. 217; Gmez, op. cit., p. 11; Soriano, op. cit., pp. 241-242.

357

esclavos.1136 Empero, vale la pena recordar que la dispora tambin tuvo como destino la
jurisdiccin de Coro y la ciudad de Puerto Cabello, con lo cual, seguramente, la misma
super holgadamente aquella cifra. De esta manera, para el historiador Fernando Carrera
Montero, el nmero total rondaba los 2.641 individuos. Y eso fue slo en Venezuela. 1137
A Cuba llegaron tambin muchos dominicanos, aunque un poco menos que a la costa
firme debido a las dificultades de navegacin entre ambas islas.1138Una cifra
impresionante, que muestra el devastador efecto demogrfico que tuvo la ocupacin de
Santo Domingo. Como en casos anteriores (especialmente en los aos 1791,1793 y
1795), centenares de familias blancas huyeron despavoridas ante el avance de los
afrodescendientes. Estos individuos vivieron una experiencia sumamente traumtica que
los llev a abandonarlo todo para rehacer sus vidas en las colonias vecinas, donde se
mantena el orden social racista y esclavista. Aquel trauma y el contacto con las
poblaciones locales que los cobijaron, hizo que aquellos emigrados relatasen a los otros
blancos su sufrimiento avivando y expandiendo entre las elites del Gran Caribe, el temor
a los revolucionarios haitianos.
Existen numerosos testimonios de estos relatos. Por ejemplo, a comienzos de
marzo, Andrs Boggiero recab las historias de cuatro emigrados a la ciudad de Coro, el
subteniente de milicias Andrs Angulo, Francisco de Mosquera y Cabrera, el Dr.
Domingo Daz y Dr. Bartolom Segura, y se las envo al Capitn General. De forma
anloga al informe de los generales franceses, los dominicanos blancos contaban el
proceso de ocupacin de la isla, desde la comisin de Ag hasta la definitiva capitulacin.
Lo hacan con igual dramatismo denunciando la violencia conquistadora y la tirana de
las tropas negras.1139 Andrs Angulo, afirmaba que los atentados: cometidos por sus
tropas tienen en el peor estado y en la mayor consternacin a aquel vecindario, a quien no
se le ha dejado ni libertad ni arbitrio y es de esperarse que aumentndose cada da como
1136

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de marzo de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCV, ff. 303-309; Carta del cabildo de Maracaibo a Manuel Guevara
Vasconcelos, 4 de marzo de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, XCV, ff.321-321v; Carta de
Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de marzo de 1801, AGI, Santo Domingo, 1037.
1137

Carrera Montero, op. cit., pp. 526-527.

1138

Idem., pp 505, 527.

1139

Soriano, op. cit., pp.342-343.

358

sucede la audacia y atrevimiento de los negros se experimenten en lo sucesivo las ms


lamentables desgracias.1140 Y adverta que: Las

miras de Toussaint es de ()

seorearse en toda la isla como dueo absoluto de ella, destruirla y aniquilara y extender
el fuego () a las posesiones vecinas. Esto digo puede esperarse de su ambicin y genio
atrevido.1141 En un tono casi idntico, Francisco de Mosquera y Cabrera, sealaba que:
Las miras de los negros son () extenderse por toda la isla aniquilarla y destruir todo
como han hecho en la colonia francesa y las extendern despus segn les convenga por
tanto, nadie duda que son peligrosos.1142 Domingo Daz, describa la situacin de la
colonia despus de la ocupacin: El estado en que se haya hoy Santo Domingo () es el
mas monstruoso, en trminos que esta ciudad que antes se consideraba como el centro de
la armona y el buen orden se ve reducida a la anarqua ms asombrosa.1143 Asimismo
subrayaba los anhelos expansionistas de Toussaint Louverture: De estas consecuencias
podr Ud. inferir las miras del enemigo africano, que no creo satisfaga su ambicin con la
isla espaola.1144 Por ltimo, Bartolom Segura, narraba que luego de la toma de la
ciudad de Santo Domingo a manos de 2.200 hombres hambrientos y desnudos se
empezaron a quebrantar las capitulaciones y a reinar la barbarie, el desorden, el
despotismo, la sensualidad y dems vicios.1145 Segura, coincida con sus compatriotas,
afirmando que los negros buscaban extenderse por el Caribe y el continente. En sus
palabras: las miras de los negros que sin duda no son otras que extenderse por si o los
esclavos, en las antillas vecinas a la Espaola y Tierra Firme, me produzco en estos
trminos por que el general Mois, sobrino de Toussaint, esta informndose si la Tierra
Firme lo es con Santo Domingo y el comandante general contest a unos vecinos que le
pidieron pasaron, que en vano huan, que en Puerto Rico con el tiempo tambin seran
dominados de los negros.1146
1140

Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 9 de marzo de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCVI, f. 69v.


1141

Idem, f. 70.

1142

Idem, f. 73.

1143

Idem, f. 74.

1144

Idem, f. 74.

1145

Idem, f. 76.

1146

Idem, f. 76v.

359

Poco tiempo despus, un grupo de 18 emigrados dominicanos arribados a


Maracaibo, le escribieron en conjunto al Capitn General, narrndole lo que haban
sufrido y agradecindole por los auxilios recibidos.1147 Planteaban que: La consternacin
que desde aquel fatal momento se apodero de nuestros corazones fue tal que no hubo mas
orden ni concierto en Santo Domingo, todos tratamos () de abandonar una patria infeliz
y con ella todos sus bienes y posesiones, cada uno se embarc donde pudo y como pudo
de suerte que nuestra salida ms ha parecido una fuga precipitada que una emigracin
reglada y conforme al tratado de Basilea.1148Esta era la experiencia de los que se haban
fugado, pero peor era el destino de los que no han podido efectuarla () y estn
sufriendo las vejaciones y oprobios que son consecuentes al gobierno de un negro
dspota, lleno de ambiciones y codicia1149
Como vemos todos estos testimonios concordaban en su lectura sobre la actuacin
de Toussaint Louverture y sus tropas negras. Desde una perspectiva racista y colonial,
lejos de entender a estos como sujetos polticos revolucionarios que buscaban la
universalizacin de los derechos del hombre y los principios de la libertad y la igualdad,
los representaban como negros brbaros, violentos y tirnicos, cuyo nico fin era ampliar
su dominacin por todo el Caribe, masacrar a los blancos y rapiar sus bienes. Al hacer
esto, se presentaban a ellos como vctimas inocentes y a los afrodescendientes como
criminales. En este sentido, no eran sujetos polticos capaces de construir un orden
igualitario y libertario, sino meros asesinos y dspotas.

1150

Ciertamente, esta imagen

negativa, no era una novedad ya que desde por lo menos 1791, era una nocin compartida
por las elites blancas y las autoridades coloniales de la regin.
Empero, considero que a partir de 1801, es posible notar un quiebre parcial en el
imaginario de algunos blancos hispanoamericanas. Hasta ese momento, el grueso de los
miembros de las elites entenda que la revolucin francesa, las ideas republicanas y la
rebelin de los esclavos de Saint Domingue, no eran exactamente lo mismo pero estaban

1147

Soriano, op. cit., p. 340.

1148

Carta de varios emigrados dominicanos en Maracaibo a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de marzo de

1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, XCVI, f. 102 v.


1149

Idem, f. 102v.

1150

Soriano, op. cit., pp. 343-344.

360

estrechamente vinculados y formaban parte de una misma amenaza al orden monrquico.


Incluso despus de la alianza con Francia, siguieron sintiendo un marcado temor y
actuaron con fuerte recelo ante los gobiernos de las antillas galas. Sin embargo, cuando
Toussaint Louverture, tom Santo Domingo y amplio su autonoma frente a Francia, la
situacin cambio, por lo menos parcialmente. A partir de ese momento, se empez a
distinguir ms claramente que una cosa era la amenaza de los negros brbaros y otra
distinta, la Francia civilizada. Una interpretacin similar la podemos encontrar en las
comunicaciones de Antoine Chanllate y Franois Kervesau, quienes explcitamente
separaban el accionar de Toussaint Louverture y su partido, de los designios y las ideas
de su metrpoli.1151 Incluso, leyendo las cartas de los emigrados y los informes de las
autoridades uno puede notar un desplazamiento semntico, que simboliza esta ruptura.
Vemos con claridad, que la mayora de las veces, no se refieren a los negros de Saint
Domingue, como negros franceses, sino simplemente como negros o como negros del
Gurico, a los cuales usualmente se les adscribe el adjetivo de brbaros, dspotas, etc.
Esta nueva forma de entender los sucesos de la isla caribea, marcar a fuego la
actuacin de las autoridades de Venezuela y Nueva Granada. Aparece en las palabras de
Manuel Guevara Vasconcelos quien los describa como una: horda brbara de negros
que acaban de ser esclavos y abusando torpemente de las leyes que entienden mal y ha
establecido la repblica de Francia.1152 Por ello, no es casual, que tempranamente aquel
Capitn General recibiera a los agentes franceses con beneplcito (sin los recelos
anteriores) y le recomendar al Secretario de Estado la conformacin de una alianza con
todos los estados europeos en contra de aquel peligrossimo enemigo.
A fines de marzo, Manuel Guevara Vasconcelos, orden nuevas medidas para
controlar los esclavos de las haciendas de la costa. Asimismo, convencido que: () es el
General Toussaint un usurpador de la autoridad de la repblica francesa1153, le comunic
al Gobernador de Maracaibo, la prohibicin de aceptar la entrada de buques con bandera

1151

Idem, p. 344.

1152

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 28 de enero de 1801, AGI, Estado, 61,

N.3.
1153

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Fernando Miyares, 26 de marzo de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCVI, f. 214.

361

francesa procedentes de Saint Domingue. Slo podan fondear aquellas goletas con
familias espaolas y se deba vigilar estrictamente la entrada de esclavos y
extranjeros.1154
Mientras tanto, Antoine Chanllate, haba decidido embarcarse haca Francia para
informar en persona de todo lo sucedido. Sin embargo, antes de partir dej el archivo de
la comisin francesa en La Guaira y nombr a Franois Pons como corresponsal del
gobierno francs en Venezuela.1155 Enterado de aquella providencia, el Capitn General
le escribi a Franois Pons una carta cordial, en la cual lo invitaba a quedarse en
Venezuela el tiempo que fuese necesario, le prometa todo su auxilio para que pudiera
recoger y comunicar todas las noticias que pueda de la isla de Santo Domingo , pues
interesan a Espaa y Francia.1156 Como vemos, la vieja alianza ahora adquira un nuevo
significado, ya no exista el anterior recelo, sino la causa comn contra un enemigo
superior.
A fines de abril, las autoridades venezolanas recibieron rumores de que se estaba
planeando desde Martinica, en alianza con Toussaint Louverture, un ataque a las colonias
espaolas. Por ello, Manuel Guevara Vasconcelos, le escribi al Virrey de Nueva
Granada, avisndole de aquel peligro:han llegado a Martinica 5 navos guerra con 168
hombres de armas y que unidos a 303 negros dependientes del general de Santo Domingo
Toussaint harn una expedicin contra los establecimientos espaoles.1157 El propio
Capitn General, admita que podan ser rumores exagerados y que en realidad estos
buques podan ser para reforzar la isla para preservarlas por el recelo de Espaa y
Francia podran venir sobre ellas.1158 Sin embargo, le adverta que deba proteger la
costa de las amenazas. En seguida, le envi una nueva carta en la cual le adjuntaba un
informe de un espa en Santo Domingo que daba cuenta de los sucesos de la isla.
1154

Idem, f. 214v.

1155

Decreto de Antoine Chanlatte, 8 de marzo de 1801 AGN, Gobernacin y Capitana General, XCVI, f.

214, ff. 47-52.


1156

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Franois Pons, 6 de abril de 1801, AGN, Gobernacin y

Capitana General, XCVI, ff. 294-294v.


1157

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Mendinueta, 20 de abril de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCVII, f. 23.


1158

Idem, 23.

362

Asimismo, dispuesto a guarnecer su colonia, el gobierno venezolano decret la


prohibicin del ingreso de los esclavos criollos de las posesiones extranjeras por estar
potencialmente imbuidos de las opiniones diversas adoptadas en ellas1159 y por ser un
factor de contagio revolucionario en la Tierra Firme hispana.
Mientras los referidos funcionarios llevaban adelante estas medidas, el general
Franois Kerveseau segua en Venezuela, recabando informacin y buscando restablecer
la autoridad colonial en Saint Domingue. Con miras a aquel objetivo, el 30 de abril de
1801, le escribi una extensa misiva al Ministro de Marina y Colonias de Francia, en la
cual volva a denunciar los actos independentistas de Toussaint Louverture, sealando
que el imperio ingls y los Estados Unidos, eran sus cmplices. Asimismo, le sugera que
si Francia quera re-imponer su poder, deba desistir de la diplomacia ya que no surtira
efecto y era necesario pasar a la guerra. Slo una expedicin militar poda prevenir la
independencia definitiva de los negros. En lo que concierne a Santo Domingo, indicaba
que lo mejor era el de suspender la cesin pactada entre Toussaint Louverture y Joaqun
Garca. Esta recin podra ser restablecida una vez que Francia hubiese logrado controlar
a su colonia. Y an en ese momento, lo mejor era fijar leyes particulares para aquella
porcin de la isla, atendiendo a sus peculiaridades. Por ltimo, presentaba a los espaoles
como genuinos aliados, que estaban preocupados por el destino de Saint Domingue y
dispuestos a colaborar con Francia.1160 Franois Kervaseau, se qued en lo colonia unos
meses ms, siempre en comunicacin con los funcionarios locales, hasta que finalmente
parti para la metrpoli en junio de 18011161. All aport personalmente su valiosa
informacin y luego particip de la expedicin napolenica de 1802.
A fines de abril de 1801, varios esclavos de las haciendas del valle de Ro Chico y
del de Guapo, liderados por un tal Jacinto, realizaron una conspiracin que fue abortada
por la delacin de un pardo al teniente mayor de justicia de la zona. Los conjurados

1159

Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de provincias y comandantes en armas,

22 de abril de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, XCVII, f. 28.


1160

Carta de Franois Kervaseau a Alexandre Laurent Forfait, 30 de abril de 1801, AGN, Gobernacin y

Capitana General, XCVII, f. 85-97.


1161

Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos, 5 de junio de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCVIII, f.47..

363

fueron apresados y se los acus de haber querido buscar el apoyo de corsarios


extranjeros. Aunque, no est claro que la conexin haya existido, es evidente, que las
autoridades coloniales lean los procesos de rebelin a la luz de lo que aconteca en las
antillas galas y vean en toda resistencia una posible alianza entre los enemigos internos y
externos.1162
En este contexto, Manuel Guevara Vasconcelos se mantuvo atento a las
novedades y se preocup por informar peridicamente al gobierno en Madrid sobre todo
lo que suceda. A fines de mayo, le escribi al Secretario de Estado dando cuenta de la
llegada masiva de dominicanos, del arribo de las autoridades de Santo Domingo, de la
actuacin de Joaqun Garca y de la poltica llevada adelante por Toussaint Louverture.
All volvi a denunciar que los negros de Saint Domingue, apelaban al buen nombre de la
repblica francesa para obrar, pero que en realidad eran rebeldes que constituan un serio
peligro para las colonias de las potencias europeas: los progresos de los negros apoyados
en la proteccin de los ingleses fortificados con el nmero inmenso de los de su clase y
suavizados con el pretexto de fidelidad al servicio de la repblica francesa se hacen
temibles y autorizan el desorden.1163 Por ello, esta amenaza deba interesar el decoro de
las naciones cultas y bien organizadas sin perder momento en su exterminio.1164 Como
haba planteado previamente, para el Capitn General, era evidente que los franceses no
tenan nada que ver con los insurgentes y que era perentorio fortalecer la alianza entre
ambas potencias. En un tono alarmante, adverta: Atrocsimas seran las consecuencias
de la funesta permanencia de este malvado si el poder del Rey y el de la Francia no
conspiran a cortar los progresos de sus proyectos. Sobre su mal ejemplo ha ocasionado
muchos perjuicios a una y otra potencia ().1165As, pona su obrar como ejemplo del
camino a seguir, afirmando que haba auxiliado a los agentes franceses huidos de Santo
Domingo. Como vemos, dos ideas obsesionaban al gobierno venezolano: la amenaza de

1162

Carta de Miguel Francisco de Avila para Manuel Guevara Vasconcelos, 7 de mayo de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCVII, ff. 158-160.


1163

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 25 de mayo de 1801, AGI, Estado, 60,

N.3.
1164

Idem.

1165

Idem.

364

una expansin de la revolucin de Saint Domingue a las colonias europeas y la formacin


de una slida alianza en contra de Toussaint Louverture. No casualmente, los delegados
Franois Kervaseau y Antoine Chanlatte, haban esbozados similares conceptos en sus
informes al gobierno metropolitano. Ambos actores coincidan que el tiempo de los
recelos entre franceses y espaoles en el Caribe, haba pasado y que era hora llevar
adelante una accin conjunta en contra de los revolucionarios afrodescendientes.
Durante el mes de junio de 1801, llegaron rumores a Puerto Cabello de que en la
isla Curaao (ocupada por los britnicos) se haban fijado carteles comunicando que se
haba establecido el libre comercio entre las islas britnicas y los puertos de Saint
Domingue y Santo Domingo. Para las autoridades, esto confirmaba su sospecha de que
aquel imperio haba establecido acuerdos con los negros, todo lo cual haca an ms
peligrosa la situacin.1166 Teniendo esto en cuenta, el Capitn General, en acuerdo con la
Real Audiencia, decret un bloqueo econmico a aquella isla1167. De esta manera, se
cerraba el cerco. Como en la poca del cordn sanitario, se buscaba aislar a los
revolucionarios y proteger a las colonias de los posibles contagios. El Comandante de
Puerto Cabello saludaba estas medidas advirtiendo que: De los enemigos internos creo
() que debemos precavernos an con ms cuidado que contra los exteriores (...) y estoy
bien seguro que VS ha tomado todas las providencias prudentes a fin de cortarles su
designios.1168 Poco despus, el gobierno metropolitano, atento y consternado por lo que
suceda en Amrica y el Caribe, envi una real orden que confirmaba esta interpretacin
y que refrendaba las medidas que se haban tomado en los ltimos meses.1169
Mientras tanto, en la convulsionada isla, Toussaint Louverture y sus principales
oficiales avanzaban en la construccin del orden revolucionario. Como vimos, el lder
1166

Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 24 de enero de 1801, AGN, Gobernacin

y Capitana General, XCVIII, f.182; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 13 de
julio de 1801, AGI, Estado, 60, N.4.
1167

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez Tellez, 25 de junio de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCVIII, f.205.


1168

Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de julio de 1801, AGN, Gobernacin y

Capitana General, XCVIII, f.317v.


1169

Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de las provincias, 24 de julio de 1801,

AGN, Gobernacin y Capitana General, XCIX, ff. 54-54v.

365

negro se aboc a reconstruir el podero econmico de la colonia, a fortalecer sus tropas y


a fundar un nuevo sistema poltico y jurdico. En ese sentido, el 8 de julio, una asamblea
constituyente multirracial promulg una constitucin que garantizaba el fin de la
esclavitud y la universalidad de la libertad y la igualdad en la isla. A la misma vez,
legalizaba el liderazgo de Toussaint Louverture, nombrndolo Gobernador de por vida y
estableca un nuevo status autonmico.
Poco despus, las autoridades venezolanas recibieron noticias de todos estos
sucesos gracias a un informe annimo que lleg a sus manos. Aunque no esta claro, quien
fue el autor del mismo porque no tiene firma, ste puede haber sido obra de un espa
espaol, dado que, poco tiempo antes, el gobierno haba proyectado el envo de un agente
a la isla para que cumpliera con aquella misin.1170 Sea como sea, lo cierto es que el autor
conoca y describa con dramatismo el estado de la colonia. En primer lugar, confirmaba
que los negros actuaban con plena independencia, sealando que: este gobierno jams
hace mencin a la metrpoli de cosa alguna.1171 Asimismo, adverta sobre el proceso de
fortalecimiento militar: En la colonia es grandsimo el acopio de armas y municiones,
ninguno podr creer que hay ms plvora y armas en el Gurico, Puerto Prncipe, Jacmel
y los Callos que quiz en Espaa (). Acaban de llegar al Gurico dos barcos y a Puerto
Prncipe uno, cargados de estos mismos renglones.1172 Estos, a su vez estaban
preparndose para: la reunin pronta de todas las fuerzas en caso de un ataque de las
armas europeas.1173 Sin embargo, presentaba la situacin de los sectores populares como
trgica. En su opinin: No se le paga ni a la tropa ni a los dems empleados por este
gobierno1174 y los trabajos de los caminos siguen con tanto tesn que aunque el agua
haya sido a la presente demasiadas y aunque los miserables trabajadores claman
restituirse al seno de sus () familias, siempre se sigue adelante a expensas de ms de un

1170

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Miguel Marimn , 12 de agosto de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, XCIX, ff.276-277.


1171

Informe annimo, 1 de septiembre de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, C, f.147.

1172

Idem, 147.

1173

Idem, 150.

1174

Idem, 147.

366

tercio de esta gente que padece de calenturas malignas consecuencia forzosa de estos
violentos trabajos.1175
La situacin de los dominicanos era an peor, sufran la rapia de los negros,
amenazas de masacres y los excesos laborales. Compungido, el autor afirmaba que: Yo
me canso de repetir () el desprecio en que esta aqu el nombre espaol. Jams
miserable alguno padeci tanto, bajo el cautiverio de los argelinos como el espaol en
esta isla.1176 Por ltimo, relataba que se haba promulgado una nueva constitucin,
empero, no le daba mayor importancia, al afirmar que era una ampliacin de viejas leyes
que, adems, no se cumplan. De esta manera, como vemos, el autor, reforzaba la imagen
negativa que exista en el imaginario blanco acerca de la revolucin de Saint Domingue.
Los negros eran brbaros, no exista ningn avance social, se esclavizaban mutuamente,
las leyes eran letra muerta y Toussaint Louverture era un tirano. Jugando con analogas
eurocntricas, entenda que su dominacin era aun ms dura que la de los sultanes
argelinos. Para peor, actuaban con independencia de su metrpoli y estaban armados
hasta los dientes, preparados para resistir cualquier ataque de los europeos. Obviamente,
este informe vino a confirmar la interpretacin de las autoridades sobre la revolucin en
Saint Domingue y a intensificar la preocupacin que sentan ante el poder de los negros.
A fines de septiembre de 1801, nuevamente circularon rumores de que los
afrodescendientes de Coro estaban conspirando. El procurador general y un grupo de
vecinos blancos, se enteraron que una zamba llamada Rafaela Guisao haba afirmado que
haban de volver brevemente a atacar esta ciudad los negros levantados 1177 y lo
denunciaron de inmediato ante el Teniente Mayor de Justicia Andrs Boggiero. ste,
teniendo en cuenta el hecho de que los esclavos de la serrana haban dado muestras de
alegra ante los avances de Toussaint Louverture, orden una investigacin sumaria para
desenmascarar la conjura. Sin embargo, a partir de las averiguaciones encontr que las
habladuras no eran reales, sino que eran un cuento () de un negro agorero llamado

1175

Idem, 147v.

1176

Idem, 149v.

1177

Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 30 de septiembre de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CI, f.68.

367

Gabriel que se emplea en ese insidioso oficio.1178 A pesar de todo, las autoridades
locales reforzaron la seguridad y rastrillaron la zona para asegurarse de que no haba
ninguna amenaza en ciernes. El Capitn General se mostr aliviado por que los rumores
resultaron ser falsos y felicit a Andrs Boggiero por su actuacin empero, le comunic
que esperaba que a la zamba y el negro que derramaron tales voces se les castigar con
proporcin a la malicias de su exposicin.1179 En aquella situacin crtica, tales rumores
podan generar la efectiva movilizacin de los sectores populares y por ello se los castig
envindolos, a la prisin.1180

El apoyo de Venezuela a la expedicin napolenica

En la Tierra Firme hispana, los ltimos meses del ao 1801 pasaron en una tensa
calma. Se recibieron algunas nuevas noticias, pero ninguna importante y nada alter el
estado de ansiedad en que vivan las elites de las colonias hispanoamericanas. Mientras
tanto, en Francia, Napolen Bonaparte impuls la re-construccin del imperio francs en
Amrica. Como vimos previamente, les compr Louisiana a los espaoles y alist una
impresionante flota, con ms de 25.000 soldados y 20.000 marinos, que tena como
misin derrotar a los revolucionarios de Saint Domingue y reimponer la esclavitud y el
racismo en las colonias.
La misma parti desde Brest en diciembre de 1801 y arrib a la baha de Saman
el 29 de enero de 1802. Luego, de una serie de intercambios diplomticos, los franceses,
liderados por el general Emmanuel Leclerc, desembarcaron en Santo Domingo y en el
norte de Saint Domingue. As, estall la guerra. En respuesta a la ofensiva de los galos,
Toussaint Louverture, Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines, llevaron adelante una
guerra de guerrillas y en pocos das la isla se convirti en un volcn en erupcin.

1178

Idem, f. 68.

1179

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Andrs Boggiero, 21 de octubre de 1801, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CI, f.240.


1180

Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 26 de enero de 1802, AGN, Gobernacin

y Capitana General, CII, f.124.

368

Antes de recibir informacin acerca de aquella expedicin, el Capitn General de


Venezuela se volvi a comunicar con el gobierno de Madrid. El 29 de enero de 1802, le
escribi una nueva misiva al Secretario de Estado, en la cual relataba las noticias de lo
que haba estado aconteciendo en Saint Domingue durante los ltimos meses. Para
Manuel Guevara Vasconcelos, la novedad ms importante era que Toussaint Louverture
haba promulgado una constitucin. En su opinin bajo el velo de subordinacin, se haba
dado el: ms abominable parto de un sistema criminal, destructor de las sociedades y
desolador del orden y observancia de las leyes y gobiernos supremos.1181 Analizando
dicha ley orgnica (cuya copia enviaba), consideraba que el lder negro, era un:
legislador arbitrario, que en una colonia que supone () sometido de la Francia,
establece una asamblea () que la autoriza y reviste de un carcter superior reservado
para si toda la representacin () necesaria para constituirse soberano bajo el nombre de
Gobernador, que parecindole a su soberbia muy corto el termino de su vida () hace
trascenderles sus ideas a la posteridad, dejando a su arbitrio la eleccin del que ha de
sucederle, que desmintiendo en la practica () su dependencia no propone leyes sino que
las establece.1182 Resumiendo, todos los artculos de la constitucin apuntaban a dos
objetivos absolutamente ilegtimos y criminales: el uno que la colonia de Santo
Domingo () no reconozca en sus leyes, industria y comercio otra superioridad () que
su mismo suelo exclusivamente () y el otro que la influencia de su Gobernador
Toussaint sea general, nica y decisiva en todos los ramos de la administracin.1183
Como vimos esto era parcialmente cierto, dado que el caudillo haba establecido un
gobierno de corte personalista y haba ampliado la autonoma de la isla frente a la
metrpoli. Sin embargo, podra decirse que el Capitn General, imbuido por su
perspectiva racista y colonialista, exageraba y pintaba un cuadro absolutamente sombro
acerca del nuevo orden revolucionario de Saint Domingue.

Nada deca sobre el

empoderamiento de los ex esclavos y sobre los derechos que la normativa les garantizaba.
Asimismo, Toussaint Louverture, no slo era presentado como un Gobernador
1181

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 29 de enero de 1802, AGI, Estado, 59,

N.17.
1182

Idem.

1183

Idem.

369

autoritario, sino tambin como un rey tirnico que: anhela () agregar a su imperio por
los menos las tres islas, en cuyo centro ha fijado su trono.1184 Crea que aquella
expansin, inicialmente, no se ejecutara mediante la promocin de revueltas de negros
en las colonias circundantes. En su opinin: las islas vecinas y este continente es
indispensable que teman que la esclavitud alentada de aquel inicuo modelo tramen entre
s revoluciones que acarreen las fatales resultas que han experimentado las colonias
francesas o que Toussaint llevado de sus orgullosos pensamientos de engrandecerse
disponga por medio de comisarios () maestros de proyectos sediciosos organicen ()
unos movimientos tanto ms difciles de reprimir.1185 Para l estaba claro que s los ex
esclavos de Saint Domingue lograban consolidar su poder tendra efectos perniciosos a
nivel regional ya que: s durasen los triunfos de este engredo negro todas las colonias
del nuevo mundo, ofrecern a la osada de las gentes de todos colores un ejemplo ms
continuado y de miras y xito ms extenso tan funesto como irremediable a la respectivas
metrpolis.1186 A pesar de que el Capitn General no reconoca la poltica emancipatoria
llevada adelante por los revolucionarios de Saint Domingue, si subrayaba que la nueva
constitucin le otorgaba a la libertad a todo aquel esclavo que arribase a la isla. Desde su
punto de vista, esto implicaba un peligro para las dems colonias que seguramente
sufriran: la emigracin de sus esclavos que atrados por las promesas de Toussaint y
corrompidos por sus partidarios, irn a buscar a Santo Domingo la libertad que
desesperan lograr jams en el suelo que habitan.1187
Por todo esto, en un torno alarmista, le adverta nuevamente al gobierno
metropolitano que: que las posesiones americanas se hallan a las puertas del trastorno
ms abominable en su comercio, agricultura y subsistencia poltica ()1188 y que por
ende el nico camino a seguir era el de: cortar la cabeza a este monstruo devorador del

1184

Idem.

1185

Idem.

1186

Idem.

1187

Idem.

1188

Idem.

370

bueno orden para que reconozcan todos el poder y veneracin que las soberanas saben
sostener su decoro y el bien de sus sbditos.1189
Aunque las autoridades de Venezuela, todava no lo saban, la expedicin
napolenica estaba intentando cortar de cuajo el monstruo revolucionario que amenazaba
el sistema colonial, racista y esclavista en el mundo atlntico.
Durante el mes de febrero y los primeros das de marzo de 1802, la tensa calma
de Venezuela, se vio parcialmente perturbada por algunos pequeos sucesos. En la ciudad
de Barcelona, manos annimas publicaron una serie de impresos que fueron distribuidos
entre la poblacin local. Estos contenan mximas sediciosas y promovan la rebelin en
la colonia.1190 Se llevaron adelante averiguaciones, pero no se pudo comprobar el autor
de los mismos. A pesar de todo, se apres a una negra de nombre Ana Mara, quien fue
descubierta in fraganti difundiendo uno de estos papeles.1191 Poco despus, en la misma
ciudad, se encontr a tres mulatos franceses llamados Gabriel Guerra, Jos Pallot y Pedro
Pennon. Desconociendo la forma en que haba logrado entrar en la colonia y teniendo en
cuenta el potencial peligro que representaban, fueron encarcelados en un cuartel y se
dispuso su pronto destierro.1192 A comienzos de marzo, circularon en la isla Margarita,
nuevos rumores de insurreccin. En este caso, un espaol recin arribado de la colonia
britnica de Trinidad, le cont a los funcionarios del puerto que all haba escuchado que
se planeaba: el levantamiento de la costa firme por los pardos () atribuyendo la causa
a un tal Miranda de Caracas que se hallaba en Francia.1193 Estas habladuras excitaron la
sensible imaginacin de las autoridades locales, que enviaron de un espa a Trinidad, para
que informase lo que desde all se estaba tramando.

1189

Idem.

1190

Carta de Gaspar de Cagigal a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de febrero de 1802, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CV, ff. 3-14v.


1191

Carta de Gaspar de Cagigal a Manuel Guevara Vasconcelos, 15 de febrero de 1802, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CV, ff. 174-175v.


1192

Carta de Gaspar de Cagigal a Vicente Emparn, 19 de febrero de 1802, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CV, f. 309v.


1193

Carta de Miguel de Herrera a Manuel Guevara Vasconcelos, 9 de marzo de 1802, AGN, Gobernacin

y Capitana General, CVI, ff.323-324.

371

Ya para lo primeros das de marzo, empez a comentarse entre las elites y las
autoridades de la Tierra Firme hispana que Francia haba enviado una expedicin a las
Antillas galas para reprimir a los revolucionarios. Sin embargo, no se saba el resultado
de la misma, ni como reaccionaran stos ltimos.1194 A partir del 10 de marzo, el
panorama empez a estar ms claro. Aquel da, arrib la goleta Nuestra Seora del
Carmen y su capitn Isidoro Carpintero le comunic al Comandante de Puerto Cabello,
las novedades que haba registrado en su viaje desde Cuba hasta Venezuela. Le inform
que: lleg en el Gurico un trozo de la escuadra francesa con tropas de desembarco ()
que desembarcndose los europeos en el Gurico le cogieron de asalto y entraron en el
despus de incendiado por los negros, () Se ha entregado el Puerto Prncipe a otros
europeos sin resistencia. () El general negro se ha retirado con su ejrcitos en las
montaas.1195 Apenas 4 das despus, fonde en La Guaira la goleta La Rosa, procedente
de Cdiz con escala en Saint Thomas, y el capitn Esteban Munian le confirm al
Comandante Jos Vzquez y Tellez, el desembarc de la expedicin francesa y que la
guerra haba estallado. Empero, expuso datos exagerados asegurando que los
revolucionarios haban perdido 24.000 hombres y que Toussaint Louverture estaba presto
a rendirse.1196 Adems de estos reportes, a travs de cartas particulares, los vecinos de
Venezuela comentaban diferentes rumores, entre los cuales se inclua la posibilidad de
que los negros estuvieran masacrando a los blancos de la isla.1197
Estas novedades impresionaron a los autoridades y a la elite, quienes, a pesar de
los temores, comenzaban a ver con esperanzas el posible xito de la misin. En este
contexto, el Capitn General le avis al Secretario de Estado la informacin que haba
recibido y expres su conformidad con las acciones represivas que se estaban llevando
adelante. Afirmaba: El hecho de haber venido la expedicin y estar obrando contra los
designios de Toussaint es una prueba constante y notoria de que S.M, y la Francia
1194

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 9 de marzo de 1802, AGI, Estado, 60, N.9.

1195

Informe de Isidoro Carpintero a Francisco de Albuquerque, 10 de marzo de 1802, AGI, Estado, 60,

N. 10.
1196

Carta de Francisco de Albuquerque a Manuel Guerava Vasconcelos, 11 de marzo de 1802, AGI,

Estado, 60, N. 10.


1197

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 18 de marzo de 1802, AGI, Estado, 60,

N.10.

372

conocen lo pernicioso de subsistencia y la necesidad de contener su orgullo.1198 Para


Manuel Guevara Vasconcelos, era reconfortante ver que las potencias aliadas haban
comprendido el mensaje de alarma que junto con Antoine Chanlatte y Franois
Kervaseau haban enviado y que las tropas francesas estaban castigando con dureza el
rebelde accionar de los ex esclavos.
En los das posteriores, la informacin se fue afinando cada vez ms. Gracias a la
recalada de nuevas embarcaciones, se supo que la expedicin napolenica era imponente
y que los invasores ya haban logrado capturar varias ciudades importantes y la parte
oriental de la isla. Obviamente, a los funcionarios coloniales les interesaba la suerte de
Santo Domingo, dado que segua habitada por miles de dominicanos que no haba
logrado emigrar. Por ello cuando una goleta procedente de Puerto Rico aviso que haba
sido recapturada por los franceses, sintieron un gran alivio. Con alegra, Francisco de
Albuquerque le inform al Capitn General la buena nueva: Se dice que de aquella se
apoderaron los franceses () felizmente y quedaba mandndola el general Kervaseau,
uno de los dos que pasaron por esta capital el ao pasado.1199
Estas noticias, llenaron de satisfaccin al Capitn General quien las comunic al
gobierno en Espaa. A pesar de que admita que la resistencia de los negros segua
siendo tenaz, estaba confiado de que: su posesin llegar a ser sin duda de los franceses
europeos y se perfeccionar la victoria por las operaciones rigurosas () de estos.1200
Enteradas de la situacin de su patria, algunos dominicanos manifestaron su
voluntad de regresar. Sin embargo, las autoridades metropolitanas ordenaron que para:
evitar cualquier motivo de queja () con el gobierno francs1201 se deban quedar en
Venezuela: hasta que reine un orden slido y leal en la expresada colonia .1202
Durante los meses de enero a mayo de 1802, La Espaola, se vio envuelta en una
cruenta guerra. Luego de la primera ofensiva de los invasores, los ex esclavos llevaron
1198

Idem.

1199

Carta de Francisco de Albuquerque a Manuel Guevara Vasconcelos, 25 de marzo de 1802, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CVIII, f.37.


1200

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 21 de abril de 1802, AGI, Estado, 60, N.18.

1201

Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de mayo de 1802, AGN, Gobernacin

y Capitana General, CX, f.334.


1202

Idem, f.334v.

373

adelante una guerra de guerrillas. La gesta adquiri una masiva participacin popular y
pudieron derrotar en varias batallas a los franceses. Sin embargo, las fuerzas galas se
mostraron implacables, ocupando Santo Domingo y luego de algunas victorias parciales,
consiguieron que el general Henri Christophe se pasara de bando. Esto comenz a
inclinar la balanza a favor de los franceses. Finalmente el 1 de mayo, a pesar de que
todava contaba con tropas para continuar luchando, Toussaint Louverture decidi
capitular ante Emmanuel Leclerc. Aunque seguan existiendo focos de resistencia, la
etapa inicial del conflicto pareca llegar a su fin. Como vimos, se firm un pacto entre
ambos por el cual se respetara la abolicin de la esclavitud, la integridad del lder y la del
ejrcito rebelde. Empero, en seguida el acuerdo comenz a resquebrajarse. Los invasores
a empezaron a dar signos de no cumplir con su palabra. En respuesta, Toussaint
Louverture, promovi la resistencia de aquellos que se mantenan indmitos, pero los
franceses, siguiendo las rdenes de Napolen, le tendieron una trampa, lo apresaron y lo
desterraron a Francia, el 7 de junio de 1802. Encerrado durante meses en el castillo de
Fort Joux, el lder de la revolucin haitiana muri de neumona el 7 de abril de 1803.
En las vsperas de la primera etapa de la guerra, Emmanuel Leclerc, apelando a la
alianza que una a ambos imperios, decidi enviar a las colonias espaolas emisarios para
informar sobre su misin y solicitar auxilios. Desde fines de marzo, rega la paz de
Amiens, con Inglaterra, por lo cual los buques de los aliados podan navegar con mayor
tranquilad por el Caribe y dichas potencias tenan la posibilidad de concentrar sus
esfuerzos en reprimir a los revolucionarios de Saint Domingue y Guadalupe.
Inicialmente, el General en Jefe mand delegados a Cuba, Puerto Rico, Veracruz y luego
otro a Venezuela. Antes de que este arribase a la Costa Firme, las autoridades locales ya
saban que la expedicin haba logrado su principal objetivo. Aquellas novedades
llegaron por dos vas diferentes el 27 de mayo de 1802. Por un lado, el capitn de la
goleta Nuestra Seora del Carmen, procedente de Puerto Rico le inform al comandante
de Puerto Cabello que: el caudillo de los negros de Santo Domingo Toussaint que se
hallaba sitiado se ha entregado.1203 Por el otro, el agente francs residente en Caracas,
Franois Pons, recibi una misiva desde Saint Domingue que avisaba que: los negros
fueron sorprendidos en las montaas derrotados y despedazados, que Toussaint queda
1203

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 4 de junio de 1802, AGI, Estado, 60, N.21.

374

prisionero, que su ejrcito capitul y que ya no queda reunin de negros armados en


ninguna parte de la colonia.1204 Pocos das despus, el 4 de junio de 1802, el Capitn
General, le comunic estas novedades al Secretario de Estado espaol. Con alegra le
deca: debo () manifestar al Rey mi complacencia por unas noticias () lisonjera para
mi cuanto que el inters del real servicio bien del estado me han hecho desde sus
principios ser un triste conducto para preveer las desgraciados progresos del negro
Toussaint y las consecuencias funestas de que era capaz segn ha ido acreditando la
experiencia. 1205
Finalmente, el 2 de Junio 1802 lleg a La Guaira un buque francs desde Saint
Domingue, en el cual vena el coronel Octaviano Dalvimart, delegado de Emmanuel
Leclerc. Se le otorg el permiso para entrar en la colonia y raudamente pas para
Caracas. Dos das despus se entrevist con Manuel Guevara Vasconcelos y le confirm
todas las noticias que haba recibido previamente.1206 Asimismo le entreg una misiva del
general en jefe que deca:
El ejercito que tengo la honra de mandar () ha tomado posesin de la isla de Santo Domingo a
pesar de la oposicin de los jefes rebeldes que la gobernaban. Las infelices circunstancias de la
guerra han destruido en mucha parte los medios de introducciones en esta isla antiguamente tan
floreciente. Por este me he animado a enviar () algunas embarcaciones francesas () para
procurar una parte de los ganados, que necesitamos. El ciudadano Dalvimart oficial de mi estado
mayor comunicar a V.E. cual es la naturaleza de nuestras necesidades y la oportunidad con que se
me han facilitado todos los auxilios y socorros que he pedido () por parte de los Gobernadores
de Cuba, Puerto Rico y Veracruz me asegura y sirve de garante de la bondad con que espero tenga
V.E. a bien de atender mi solicitud.1207

Octaviano Dalvimart le expres al Capitn General la necesidad de adquirir


animales y vveres para abastecer a las maltrechas tropas francesas. Teniendo en cuenta la
alianza con Francia y la enorme relevancia de la expedicin, Manuel Guevara
1204

Idem.

1205

Idem.

1206

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 7 de junio de 1802, AGI, Estado, 60, N.23.

1207

Carta de Emmanuel Leclerc a Manuel Guevara Vasconcelos 6 de mayo de 1802, AGI, Estado, 60,

N.23.

375

Vasconcelos y el intendente Esteban Fernndez de Len, le otorgaron un emprstito a los


franceses para que pudieran comprar lo que necesitaban. Asimismo, las autoridades
resolvieron permitir la recalada de los buques galos en Puerto Cabello para llevar
adelante el transporte del ganado y los dems bienes a la colonia vecina. En carta al
Coronel, le informaban que:
La intima unin de S.M.C, con la Repblica Francesa () nos ha dado un modelo de la
necesidad que tenemos de tratar de comn acuerdo los puntos concernientes a la comisin que
VS. se ha servido comunicarnos. () Estamos prontos y acordes en satisfacer la solicitud del
Excmo. Seor Leclerc franqueando la cantidad equivalente a los dos millones de moneda francesa
para que puedan invertirla en mulas extraer estas en los buques de su nacin que venga a Puerto
Cabello, bien que la entrega de caudales deber hacerse progresivamente segn las compras que
usted vaya haciendo y el ingreso de las cajas reales lo permitan ().Podr usted extraer los
cueros al pelo y especies medicinales que ha manifestado, porque estamos convenidos a que el
ejrcito de la isla quede socorrido en todo su parecer.1208

El mismo da le escribieron a Emmanuel Leclerc, felicitndolo por sus logros,


explicndole las negociaciones que haban entablado con su delegado y prometindole
toda la ayuda que fuese posible, en la medida de los escasos recursos con los que
contaban.1209 Poco tiempo despus, el 24 de junio, el Capitn General y el Intendente le
remitieron una nueva carta al gobierno metropolitano comunicndole todas estas
tratativas.1210
En aquel contexto, Octaviano Dalvimart les solicit a las autoridades que le
permitieran extraer las mulas y dems de bienes, no slo de Puerto Cabello sino de

1208

Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a Octaviano Dalvimart, 14 de junio

de 1802, AGN, Gobernacin y Capitana General, CVIII, ff.59, 60 v, 61.


1209

Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez a Emmanuel Leclerc, 14 de junio de 1802,

AGN, Gobernacin y Capitana General, CVIII, ff.64-66.


1210

Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a Octaviano Dalvimart, 24 de junio

de 1802, AGI, Indiferente General, 1595.

376

cualquiera de los puertos de la colonia.1211 Estas accedieron con gusto, pero le advirtieron
al comisionado que los marineros que llegasen a las ciudades deban comportarse con
disciplina, sealndole que estos deban bajar a tierra de a poco para evitar estragos.1212
Como vemos, los gobernantes venezolanos estaban muy convencidos de la necesidad de
auxiliar a los aliados y no tena ningn recelo en estrechar lazos contra-revolucionarios
con los oficiales responsables de la expedicin. Pero otra cosa muy distinta eran los
marineros franceses, hombres de mar y de los sectores populares que podan estar
imbuidos de mximas republicanas y tener intenciones de difundirlas en la colonia. Por
ello, deban ser controlados por los funcionarios locales y por sus propios jefes. Durante
las semanas subsiguientes Octaviano Dalvimart empez a adquirir lo que necesitaba y
comenzaron a llegar las embarcaciones.
En ese marco, apareci en el pueblo de Nueva de Paranguana, una copia de la
constitucin de Saint Domingue. Jos Garca Miralles, el responsable del gobierno local,
encontr aquel documento y lo despach al Capitn General. Con preocupacin le
coment: Remito () ejemplar que ha llegado a mis manos de las leyes que estableci
en Santo Domingo la junta legislativa provisoria de orden del general Toussaint
Louverture, por que semejantes impresos nunca conviene anden vagando en manos de
ignorantes que todo lo nuevo es lo mejor y no distinguen la diferencia las leyes
establecidos o provisorias.1213 Es un misterio quien introdujo aquel texto y si tuvo algn
tipo de circulacin entre los sectores de color. Sin embargo, esta claro que, como en
oportunidades anteriores, papeles sediciosos de origen franco antillano volvan a circular
por la Tierra Firme hispana generando una profunda inquietud entre las autoridades.
Para complicar an ms las cosas, la tripulacin de varios de los buques de la
armada francesa que llegaron a Puerto Cabello estaba muy enferma por la epidemia de
fiebre amarilla que haca estragos en la isla. Se les prest el cuidado mdico necesario,
1211

Carta Octaviano Dalvimart a Manuel Guevara Vasconcelos, 16 de junio de 1802, AGN, Gobernacin

y Capitana General, CVIII, f.111; Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a
Octaviano Dalvimart, 17 de junio de 1802, AGN, Gobernacin y Capitana General, CVIII, ff.105-109.
1212

Carta Manuel Guevara Vasconcelos al cnsul francs, 12 de junio de 1802, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CVIII, f.39.


1213

Carta de Jos Garca Miralles a Manuel Guevara Vasconcelos, 23 de junio de 1802, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CVIII, f.201.

377

pero se hizo lo posible para que aquellas que tenan la marinera infestada volvieran a la
isla con intencin de evitar el contagio de la poblacin local.1214 De un total 297
personas que entraron, murieron 125 de ellos. No obstante, se continuaron las tratativas y
siguieron fondeando nuevas goletas.1215 El coronel Octaviano Dalvimart pas
personalmente a Puerto Cabello y se hizo cargo del asunto en constante comunicacin
con el comandante Francisco de Albuquerque.1216Asimismo, en vistas de facilitar an
ms las cosas, el gobierno restableci el trato y comunicacin con Saint Domingue.1217
Durante las semanas subsiguientes la situacin se mantuvo en calma. La novedad ms
importante lleg a fines de agosto, cuando arrib a Cuman y luego pas a La Guaira,
Louis Delpech, comisionado de Carlos Enrique Bertn, el responsable de la expedicin
militar en las islas de Martinica y Guadalupe.1218 ste le entreg al Capitn General de
Venezuela una carta del referido Bertn en la cual se le comunicaban las ltimas medidas
tomadas por el cnsul francs. ste recientemente arribado a la Fort de France, le inform
que: la intencin del gobierno francs se dirige a mantener las leyes y reglamentos a que
estaban sujetas antes del ao 1789.1219 A pesar de que todava no se conocan los efectos
de esta medida, el gobierno venezolano estaba preocupado porque tenan sospechas de
que las autoridades de las antillas galas estaban buscando deshacerse de los rebeldes
vendindolos como esclavos. En la aquella situacin donde el comercio se haba
restablecido, esto representaba un gran peligro por lo cual Manuel Guevara Vasconcelos
emiti una circular para los Gobernadores que deca: De las colonias francesas se sacan

1214

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len

a Pedro Ceballos, 7 de

septiembre de 1802, AGI, Estado, 60, N.27.


1215

Carta de Francisco de Albuquerque a Manuel Guevara Vasconcelos, 1 de julio de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CVIII, ff.354-354v.


1216

Carta de Francisco de Albuquerque a Manuel Guevara Vasconcelos, 22 de julio de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CVIII, ff.354-354v.


1217

Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de las provincias, 20 de julio de 1802

AGN, Gobernacin y Capitana General, CXIV, f. 269.


1218

Carta de Louis Delpech a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de agosto de 1802 AGN, Gobernacin y

Capitana General, CXVI, f. 344


1219

Carta de Carlos Enrique Bertn a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de agosto de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXVI, f. 342

378

a toda prisa aquellas gente de color que han promovido y atizado el fuego de la sedicin y
procuran derramarlos por la costa firme vendindolos en calidad de esclavos y viendo
preciso precaverse de las introducciones de esta clase prevengo que a VS mira
estrechamente () para rechazarlas () y cuidando mucho en evitar que con ningn
pretexto ni motivo se eche en tierra ni un solo de este especie.1220
A comienzos de septiembre, lleg una carta de Emmanuel Leclerc al Capitn
General en la que expresaba su gratitud por los auxilios y su voluntad de afianzar an
ms la alianza entre ambos gobiernos. Adems le informaba de los ltimos
acontecimientos:
Debo corresponder al inters de VE. ha manifestado tomar en el bueno xito de mis operaciones
en Santo Domingo participndole que desde el 29 del mes floreal Touissant y sus cmplices
inmediatos salieron para Francia. Los cultivadores se han desarmados y la colonia goza las mas
completa tranquilidad. Desde la partida de Toussaint no se ha cometido un asesinato siquiera y la
colonia disfruta en este instante de un sosiego inesperado. () No puedo concluir esta carta sin
expresar a V.E mi gratitud por los servicios importantes que VE hace a la colonia a mi mando. 1221

Esta importantsima noticia alegr a las elites y a las autoridades de la Tierra


Firme . De inmediato, el Capitn General y el Intendente se lo comunicaron al Secretario
de Estado.1222 Pasaron los das y siguieron recalando barcos franceses. Las tratativas
continuaron y ahora no slo se le aportaron auxilios a Octaviano Dalvimart sino tambin
vveres a Louis Delpech para que los destinara a las islas de Martinica y Guadalupe. 1223
Este ltimo emisario, adems de pedir ayuda, tena la intencin de vender en la colonia
como esclavos a 250 afrodescendientes revolucionarios procedentes de la referidas
antillas La respuesta del Capitn General fue terminante: de ninguna suerte son
1220

Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de las provincias, 29 agosto de 1802

AGN, Gobernacin y Capitana General, CXVI, ff. 349-349v.


1221

Carta de Emmanuel Leclerc a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de julio de 1802, AGI, Estado, 60,

N.27.
1222

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a Pedro Ceballos, 7 de

septiembre de 1802, AGI, Estado, 60, N.27.


1223

Carta de Esteban Fernndez de Len a Manuel Guevara Vasconcelos, 7 de septiembre de 1802

AGN, Gobernacin y Capitana General, CXVII, ff. 133-133v.

379

admisibles ni pueden desembarcase los doscientos cincuenta negros que ha conducido


() porque sera contravenir a las normas y ordenes de S.M.C que los prohben
absolutamente, especialmente cuando en las instancias actuales no los consideramos de
ninguna utilidad en este pas.1224 La alianza entre ambas potencias era muy slida, pero
tena lmites claros. De ninguna manera se poda aceptar aquel pedido ya que pona
seriamente en riesgo el orden interno de la colonia.
Mientras esto ocurra en Venezuela, en Saint Domingue la situacin haba
comenzado a cambiar drsticamente. Emmanuel Leclerc siguiendo las instrucciones del
primer cnsul, haba empezado a desarmar a los cultivadores. Sin embargo, en respuesta
stos se rebelaron masivamente, buscando vengar el ultraje cometido contra su lder e
intentando defender su preciada libertad. Los tambores de la guerra volvan a sonar en la
colonia. Frente a la nueva insurreccin, la represin de los franceses fue dursima,
llevando adelante torturas y masacres. Inicialmente, los generales Henri Christophe y
Jean Jacques Dessalines, junto con otros oficiales participaron del accionar
contrarrevolucionario. Sin embargo, con el tiempo se volvieron a pasar de bando y
encabezaron la lucha rebelde. Un parte aguas importante, fueron las noticias que
comenzaron a circular en la isla de que Napolen Bonaparte haba restablecido la
esclavitud y el racismo en las Antillas francesas. Esto radicaliz la ofensiva de los
afrodescendientes, que, para octubre, controlaban gran parte del territorio de occidente.
En este contexto, los franceses se vieron obligados a acantonarse en las pocos pueblos y
ciudades que controlaban, siendo las mas importantes Port au Prince, Les Cayes y Cap
Franais. Las fuerzas galas se haban visto menguadas por la guerra y por la epidemia de
fiebre amarilla que las asolaba. Emmanuel Leclerc comenzaba a desesperarse y le
escribi a Napolen Bonaparte, implorndole el envo inmediato de refuerzos.
Poco y nada de esto se supo en Venezuela, hasta octubre. Como vimos la carta
de Emmanuel Leclerc, fechada el 22 de julio que lleg a la colonia el 1 de septiembre,
indicaba que todo estaba en orden. Recin en octubre, se recibi una nueva misiva de
aquel General en Jefe, pero esta nicamente versaba sobre asuntos administrativos. Esta
1224

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Lous Delpech, 10 de septiembre de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXVII, ff. 179-179v. Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Carlos
Enrique Bertn , 10 de septiembre de 1802 AGN, Gobernacin y Capitana General, CXVII, ff. 180-185

380

designaba a De Verroc como emisario ante el gobierno de Venezuela, en reemplaz del


Coronel Dalvimart.1225 Sin embargo, a fines de aquel mes, en Caracas ya se rumoreaba
que la guerra en Saint Domingue haba recomenzado. Preocupado por esta situacin, el
Capitn General le escribi al comandante de Puerto Cabello lo siguiente: Se han
esparcido algunas noticias poco agradables sobre el estado () de Santo Domingo con
motivo de haberse restablecido la esclavitud y aunque se me hacen dudosas por no
habrseme comunicado de oficio el comandante, encargo a usted las inquira y que en
adelante examine a todos los capitanes o dueos de buques que procedan de esta isla
tomndoles declaracin jurada y me las remita.1226
Cumpliendo con aquella orden, Francisco de Albuquerque interrog a los
capitanes de buques franceses y se enter de que los ex esclavos de Saint Domingue se
haban rebelado nuevamente y que el puerto de Jacmel estaba sumido en el caos. De
inmediato le avis al Capitn General de las novedades.1227 Ahora los funcionarios
venezolanas conocan mejor la situacin, pero no saban la magnitud del asunto.
Obviamente, los sectores blancos de la colonia, volvieron a inquietarse por todo lo que
estaba sucediendo.
El 1 de noviembre de 1802, la expedicin francesa sufri un duro golpe, cuando el
general Emmanuel Leclerc muri de fiebre amarilla. Lo reemplaz de inmediato el
general Donatien Rochambeau, quien intensific la estrategia contrarrevolucionaria de su
antecesor. Poco despus, el nuevo General en Jefe, recibi los refuerzos tan esperados y
emprendi nuevas ofensivas contra los rebeldes.
De todo esto se fueron informando las autoridades de la Tierra Firme hispana a
fines de noviembre, cuando arribaron nuevos buques franceses. Primero, el 29 de
noviembre, lleg la goleta San Jos y su capitn Juan Rivero, le comunic al Comandante
de Puerto Cabello, que: habiendo salido del Gurico el general Leclerc con sus tropas a

1225

Carta de Antonio Lpez Quintana a Manuel Guevara Vasconcelos, 7 de octubre de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXIX, ff. 5-5v


1226

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Francisco de Albuquerque, 27 de octubre de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXX, f.33.


1227

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Francisco de Albuquerque, 27 de octubre de 1802 AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXX, f.74.

381

castigar a los negros levantados, le acometieron estos con tanta furia que hubo una gran
carnicera y qued muerto en esta batalla el general Leclerc. De cuyas resultas estaba en
una revolucin grande aquello. Que se embarcaron cuantas embarcaciones haba en los
puertos.1228 Claramente, esta informacin estaba parcialmente viciada dado que Leclerc
haba fallecido a causa de la epidemia y no de la guerra. Sin embargo, el parte daba
cuenta del estado de revolucin general en el que se encontraba la isla. Poco despus, el
8 de diciembre, lleg al mismo puerto, el bergantn Santo Cristo procedente de Les
Cayes, y su capitn Joaqun Gmez, dio muchos mas detalles de lo que estaba
ocurriendo. Coment que:
Antes de mi salida de los dichos cayos fonde un bergantn francs que haba salido de Burdeos
que haba encontrado una divisin de navos () franceses y espaoles salidos de Brest y que iban
para el Gurico con treinta mil hombre de tropa ().La revolucin de los negros en estos cayos
prosigue con tesn y hay diecisiete das que avanzaron los negros sobre el pueblo de San Cristbal
y mataron a muchos blancos y se vieron tan afligidos que se tuvieron que abandonar la villa.
Tambin a la parte norte de la isla de Santo Domingo tienen los negros los barcos pequeos
armados como corsarios (). El general blanco muri, unos son de opinin que se dio veneno y
otros que no. () A pesar de los negros que ahorcan los domingos muchos son de opinin que
quedan inmunes.1229

El informe, confirmaba y ampliaba las noticias anteriores. No obstante, exageraba


con respecto a los refuerzos que estaban a punto de arribar a la isla. Todo esto fue
inmediatamente comunicado al gobierno en Caracas, que vio renacer sus peores
pesadillas.1230 Durante las primeras semanas de diciembre, continuaron las tratativas para
auxiliar a las tropas francesas. Empero, finalmente los anteriores delegados fueron
reemplazados por el comisario de guerra de Santo Domingo, Dintrans quien pidi
acelerar el proceso y modificar los trminos de la negociacin, requiriendo que se le
1228

Informe de Juan Rivero a Francisco de Albuquerque, 29 de noviembre de 1802 AGN, Gobernacin y

Capitana General, CXXI, f.33.


1229

Informe de Joaqun Gmez a Francisco de Albuquerque, 8 de diciembre de 1802, AGN, Gobernacin

y Capitana General, CXXI, f.282-282v.


1230

Informe de Joaqun Gmez a Francisco de Albuquerque, 8 de diciembre de 1802, AGN, Gobernacin

y Capitana General, CXXI, f.281

382

franquear el dinero en vez de las mulas.1231Esta situacin gener cierta incomodidad en


las autoridades venezolanas que suspendieron momentneamente la ayuda hasta poder
asegurarse la comunicacin con el nuevo General en Jefe y tener un conocimiento cabal
de lo que aconteca en la isla.
A tal fin, el gobierno despach a Juan Gabriel de Liendo a Saint Domingue
llevando una carta para Donatien Rochambeau y con la misin de examinar
personalmente el estado de la colonia. Una gestin similar a la que hizo Arango y Parreo
para el caso de Cuba, pero que a diferencia de aquella, sta no ha sido analizada por la
historiografa. El emisario sali el 9 de diciembre de 1802 de La Guaira y luego de una
travesa bastante accidentada lleg a Santo Domingo (antes espaol) el 20 de diciembre.
All fue recibido cordialmente por las autoridades que lo auxiliaron para pasar en un
nuevo buque al Le Cape Franais, a donde lleg el 25 de diciembre. De inmediato se
puso en contacto con Donatien Rochambeau, quien adems de alojarlo en su casa,
organiz una parada militar y un banquete donde le rindi honores al gobierno de
Venezuela y a la corona espaola en agradecimiento de toda la ayuda que le haban
prestado a su expedicin. Segn el comisionado:
El general Rochambeau hizo nuevos obsequios a la memoria de V.S brindando a su salud aquel
da, las msicas de las tropas de su mando me saludaron () y al siguiente me obsequi con un
convite magnifico de ms de 60 cubiertos, a que asistieron el almirante, los generales y
magistrados al Gurico, acompaado de una ruidosa orquesta. Se brindo, a la salud de los reyes
catlicos, disparando 21 caonazos y a la del primer cnsul Bonaparte, con igual nmero, a la
felicidad de los ejrcitos franceses y a la prosperidad de las armas espaolas () y a la amistad y
unin de la Espaa y la Francia () y finalmente () a la gloria y progresos del mariscal de
campo Manuel Guevara Vasconcelos () y al general Rochambeau (). 1232

Durante los das subsiguientes, a pesar de que se repitieron aquellos convites,


Rochambeau le explic al emisario la situacin en que se encontraban y le otorg una
1231

Carta de Dintrans a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de enero de 1803, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CXXII, f.298; Carta de Dintrans a Manuel Guevara Vasconcelos, 5 de enero de 1803,
AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXIII, f.63-63v.
1232

Primer informe de Juan Gabriel de Liendo para Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de febrero de

1803, AGI, Estado, 61,N.26

383

serie de pliegos que deba llevar al gobierno de Venezuela. Finalmente, el 31 de


diciembre, parti haca Santo Domingo, pero debido a las dificultades de la navegacin,
recin lleg a dicha plaza el 29 de enero de 1803.El 5 de febrero se volvi embarcar hacia
Venezuela, adonde arrib el da 27.1233 A su regreso, trajo tres misivas una de Donatien
Rochambeau, otra de Franois Kervaseau y otra del prefecto Hector Dauze1234. Todas
ellas insistan en la necesidad de continuar con los auxilios pecuniarios y presentaban una
imagen bastante deplorable de la expedicin. Por ejemplo, el General en Jefe planteaba
que:
El estado de la colonia permite sin inconveniente alguno las negociaciones o que puedan
verificarse en lo sucesivo. Tengo ya enviado al lado de V.E. al ciudadano Dintrans a afecto de que
() trate y concluya dichas varias negociaciones (). No sabra yo bastantemente expresar a V.E
la urgente necesidad de proporcionarnos lo ms pronto posible socorros de toda clase,
principalmente en mulas y dinero. El estado de la colonia de Santo Domingo, nos lo hace
indispensables y veo los respectivos intereses de nuestros gobiernos y su tranquilidad ()
dependiente de la llegada de estos recursos (). Y tambin puedo asegurar a V.E. que las
instrucciones que tengo del primer cnsul, son que me dirija a los gobiernos espaoles en caso de
necesidad. () V.E. se haya como yo fuertemente convencido de la necesidad de destruir el
principio de desorden que existe en Santo Domingo, el cual no podr menos de propagarse a pesar
de todos mis esfuerzos para impedirlo si prontamente no se pone fin a l. 1235

Sin embargo, el informe de Juan Gabriel Liendo era an ms pesimista. All


relataba con dramatismo los sucesos de la segunda parte de la guerra en Saint Domingue
y la condicin en la que se encontraba la isla. Deca:
Los negros brigantes hipcritamente sometidos a la Francia (.) a penas advirtieron la
desolacin
1233
1234

() que en las tropas francesas causaba la fiebre amarilla () se rebelaron y

Idem.
Carta de Hector Dauze a Manuel Guevara Vasconcelos, 7 nivoso de 1802, AGI, Estado, 61,N.26;

Carta de Franois Kervaseau a Manuel Guevara Vasconcelos, 1 pluvioso de 1802, AGI, Estado,
61,N.26.
1235

Carta de Donatien Rochambeau a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de nivoso de 1802, AGI, Estado,

61, N.26.

384

acaudillados por los cabezas de ellos, Dessalines, Cristobal y el mulato Carbot, acometieron al
corto de nmero de hombres () con tanto esfuerzo que lograron no solamente que falleciese ()
Leclerc sino hacerse dueo de () Bayaj, Puerto Principe y Jacmel. Sobre estos tristes
acontecimientos, entro como sucesor () Rochambeau que sigui haciendo frente a los negros
con ardor y pericia. () Ha logrado rechazarlos y hacerlos retirar a una montaa distante cinco o
seis leguas del Gurico (). Pero sin embargo, yo considero la colonia en la situacin ms crtica
y consternada. Los negros son dueos de todo el interior de ellos, menos de la parte del este ().
Mis juicios aseguro a V.S. son muy tristes (). () Todo el ejrcito francs () podr contar con
diez mil hombres () siendo de advertir que la mayor parte son espaoles () a quien la
necesidad ha hecho soldados. Su constitucin poltica, sus establecimientos civiles y rgimen
interior, padecen igual o mayor decadencia (). El enemigo () es bastante fuerte. A los negros
rebeldes no les faltar al menos de 50 a 60.000 hombres en armas. () En consecuencia () si no
llegan en breve los 15 o 20.000 hombres segn la voz general se esperaban () la isla de Santo
Domingo, debe perderse infaliblemente.1236

Aquel parte y las misivas de los franceses inquietaron al Capitn General, que
estaba cada vez ms convencido de una posible derrota de los franceses. Por ello, decidi
continuar con los auxilios, pero nicamente permitiendo la extraccin de mulas.1237
En el nterin, a fines de enero, fonde en el puerto de La Guaira la goleta La
Fortuna, la cual traa 20 afrodescendientes de Martinica, hallados en los Roques. Estos
haban naufragado con su canoa y fueron a parar a aquella isla. Obviamente, esto gener
preocupacin entre las autoridades que pensaron que eran fugitivos de las revoluciones
franco-antillanas.1238 Por estos motivos, inicialmente se los mantuvo embarcados,
empero, finalmente el Capitn General dio la orden de que se les permitiera descender a
tierra para realizar las averiguaciones del caso.1239 Al ser interrogados estos afirmaron

1236

Segundo informe de Juan Gabriel de Liendo para Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de febrero de

1803, AGI, Estado, 61,N.26


1237

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 28 de febrero de 1803, AGI, Estado, 61, N.

25; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Donatien Rochambeau, 27 de febrero de 1803, AGI, Estado,
61, N. 26.
1238

Carta de Jos Vsquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de enero de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIII, ff.250-251.


1239

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 30 de enero de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIII, f.257.

385

que pasaban de: Fort Royal a San Pierre en Martinica a vender huevos, pltanos y otras
pequeeces1240 cuando su canoa termin naufragando. Estos traan cartas que daban
cuenta de estos quehaceres y por ello el Comandante del puerto se convenci de que: ni
unos ni otros, son fugitivos, ni criminales sino unos desdichados dignos de
hospitalidad1241. Por ello los alojo en un cuartel, donde se los mantuvo custodiados.
Aquellos infortunados suplicaron a las autoridades la posibilidad de volver a Martinica.
El Capitn General, inquieto, accedi a aquel pedido entendiendo que era la mejor forma
de garantizar la seguridad interna y de deshacerse de aquellos indeseados. De esta
manera, luego de pasar unos das en La Guaira, fueron despachados para la colonia
francesa.1242 Evitndose as, cualquier tipo de posible contacto con la poblacin
afrodescendiente local.

Nueva Granada ante la expedicin napolenica

Mientras todo esto ocurra en Venezuela, otro tanto aconteca en Nueva Granada.
Debido a su cercana geogrfica, la capitana general, estuvo ntimamente vinculada con
los sucesos que agitaron a La Espaola, durante aquellos aos. El caso de Nueva
Granada, fue un tanto diferente dado que las repercusiones inmediatas no fueron tan
fuertes. Sin embargo, igualmente se vio sacudida por el maremoto que estremeci a las
antillas francesas. All tambin llegaron algunas pocas familias emigradas y circularon
peridicamente noticias y rumores sobre los avances de la guerra. Todo esto gener
preocupacin entre la elite y las autoridades, que miraban con esperanzas el triunfo de los
expedicionarios.
Empero, fue recin a partir de octubre de 1802, que el gobierno virreinal se vio
directamente envuelto en aquel conflicto. En aquella oportunidad, el coronel Octaviano

1240

Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos , 30 de enero de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIII, ff.282-282v


1241

Idem. f. 282v.

1242

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 3 de febrero de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIII, f.290; Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara
Vasconcelos, 11 de febrero de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXIII, ff.64-69.

386

Dalvimart, procedente de Venezuela, se present en el puerto de Cartagena de Indias,


como emisario de Emmanuel Leclerc, solicitando ayuda econmica de parte del gobierno
colonial. El Gobernador Anastasio Zejudo le avis al Virrey Pedro Mendinueta y ste
orden que el delegado fuera personalmente Santa Fe a presentar su solicitud. Una vez
all, a fines de noviembre, ste le pidi un emprstito de 800.000 pesos fuertes, 3.000
libras de quina, una porcin de cueros y otros de blsamos medicinales. A los efectos de
convencer al Virrey de la legitimidad de su mandato, le present la carta de Emmanuel
Leclerc en la que lo nombraba delegado para la negociacin y le comunic que
previamente haba estado en Cuba y en Venezuela, donde las autoridades, haban hecho
similares aportes. Inquieto por la situacin y muy preocupado por la escasez de recursos
con los que contaba, el Virrey convoc una junta de la Real Hacienda para decidir que
hacer. La junta se llev a cabo el 11 de diciembre. En la misma, los oidores y Pedro
Mendinueta estudiaron la solicitud y las condiciones econmicas en las que se encontraba
el erario pblico. Entendan que era necesario aportar a la causa blica, debido a la
alianza que tenan con Francia y a la amenaza que representaban los revolucionarios de
Saint Domingue, sin embargo, consideraban que era imposible aportar esa suma de
dinero. Por ello, resolvieron aportar un prstamo de 400.000 pesos fuertes y el resto de
los bienes requeridos.1243 En carta a Emmanuel Leclerc (quien ya haba fallecido, aunque
todava no se saba en Santa Fe) Pedro Mendinueta le comunicaba dicha decisin:
Ha sido fortuna () la de poder enviar a V.E. los cuatrocientos mil pesos fuertes que recibir en
Cartagena el ciudadano Octaviano Dalvimart ()

para este efecto. Aunque este auxilio

pecuniario no es todo el que usted desea y necesita yo debo asegurar () que el estado actual del
reino no ha permitido extenderlo a ms y que se ha hecho un esfuerzo para proporcionarlo y
acreditar a V.E. por mi parte que aun sin tener ordenes algunas del Rey () para franquear ese
caudal me he decidido a enviarlo la consideracin de que mi deferencia mereca su real aprobacin
como una consecuencia de la amistad y alianza felizmente establecida entre S.M.C y la Repblica
Francesa. Tambin he dispuesto se franqueen al mismo () las tres mil libras de quina () la
porcin de cueros y drogas medicinales que se puedan acopiar (). Todos estos artculos y los
cuatrocientos mil pesos se entregaran al () comisionado en Cartagena y all firmar un

1243

Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de enero de 1803; AGI, Estado, 52, N.133;

Acta de la junta de real hacienda, 11 de diciembre de 1802, AGI, Indiferente General, 1595.

387

documento que acreditar su recibo y total valor obligndose a nombre de VE y en representacin


de su gobierno a reintegrarlo a la disposicin del Rey () en Europa.1244

En seguida, le escribi otra misiva a Octaviano Dalvimart, para avisarle la


decisin que se haba tomado y para concretar la negociacin. 1245 De inmediato el
delegado le contest para mostrarle su gratitud y felicidad por haber: obtenido de su
bondad la suma de cuatrocientos mil pesos que es todo lo que poda esperar del estado
actual de las provincias () [Como] rgano del general Leclerc es tambin de mi
obligacin ser el interprete y fiador de su reconocimiento, no dudo pues que quedar
plenamente satisfecho por todo lo que V.E. ha tenido a bien ejecutar en su favor1246.
Luego, siguiendo lo pactado, el emisario se dirigi a Cartagena de Indias, para
llevar adelante las tratativas. En el nterin, el Virrey le escribi al Secretario de Estado y
al de hacienda, para informarles de los ltimos sucesos y esperar la aprobacin real.1247
Sin embargo, las cosas se complicaron. El 30 de diciembre, arrib al referido puerto la
goleta La Bayonesa, y el capitn Leblond Plassan (el nuevo delegado del gobierno de
Saint Domingue) present ante Anastasio Zejudo una carta de parte de Donatien
Rochambeau, que deca lo siguiente: Tengo el honor de participar a V.E. que la muerte
del Capitn General en jefe Leclerc me ha hecho sucederle () y ser para mi de una
gran satisfaccin siguiendo las intenciones que conoca en aquel general desvalerme en
consolidar ms si es posible la buena amistad que llevan nuestros gobiernos. Necesito
informar a V.E. que la comisin del ciudadano Dalvimart queda desde ahora concluida y
va encargado en su lugar () Plassan, capitn de fragata ().1248
El nuevo comisionado, adems de presentar esta misiva, le solicit al Gobernador
de la plaza permiso para apresar a Octaviano Dalvimart para remitirlo a Saint Domingue
1244

Carta de Pedro Mendinueta a Emmanuel Leclerc, 13 de diciembre de 1802, AGI, Indiferente General,

1595.
1245

Carta de Pedro Mendinueta a Octaviano Dalvimart, 13 de diciembre de 1802, AGI, Indiferente

General, 1595.
1246

Carta de Octaviano Dalvimart a Pedro Mendinueta, 13 de diciembre de 1802, AGI, Indiferente

General, 1595
1247

Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de enero de 1803; AGI, Estado, 52, N.133;

1248

Carta de Donatien Rochambeau a Anastasio Zejudo, 4 frimario ao 11, AGI, Estado, 52, 140.

388

y la posibilidad de continuar las tratativas a los efectos de concretar el prstamo


otorgado.1249 Esta novedad, inquiet a las autoridades que no saban que hacer con
ambos emisarios. En los meses subsiguientes, corrieron cartas de Cartagena de Indias a
Santa Fe, para resolver el tema, pero las distancias jugaron en contra, ya que no
permitieron que el Gobernador y el Virrey se pudieran poner de acuerdo a tiempo.
Ambos coincidieron, en arrestar a Octaviano Dalvimart y desterrarlo, sin embargo, haba
dudas sobre la confirmacin del prstamo y por ello se lo suspendi temporalmente.
Finalmente, el Virrey lo autoriz, pero luego dio marcha atrs y aquella informacin no
lleg a tiempo a Cartagena. Por ello, Anastasio Zejudo llev adelante la operacin.
Empero, al hacerlo, no otorg todo el auxilio que se haba prometido. Debido, a la
escasez de las arcas de aquella provincia, slo franque 178.570 pesos. Para comienzos
de marzo dicha transaccin ya se haba realizado y el nuevo delegado se haba retirado.
Una vez que Pedro Mendinueta se enter del asunto, resolvi que lo mejor era dejar las
cosas como estaban y ordenar se suspendiese cualquier nuevo auxilio a la expedicin.
Con miras a aquel objetivo le escribi una nueva misiva a Donatien Rochambeau
explicndole lo sucedido y excusndose por no poder cumplir con el envo de la totalidad
del dinero acordado.1250
Para complicar an ms las cosas, en febrero de 1803, mientras aquellas tratativas
se llevaban adelante, un barco francs procedente de Guadalupe fonde en el puerto de
Chimare en Ro Hacha, en el territorio de los guajiros. Esta goleta, muy probablemente la
misma

que

haba

pasado

previamente

por

Venezuela,

desembarco

200

afrodescendientes provenientes de las antillas galas. Los mismos, se dieron a la fuga y se


mezclaron con los indgenas. Sin embargo, los guajiros dieron parte al Gobernador Pedro
Medina Galindo y le hicieron entrega de tres de ellos. 1251 Este funcionario, muy
preocupado, le escribi al Virrey para ponerlo en autos y para comunicarle que no saba
1249
1250

Carta de Leblond Plassan a Anastasio Zejudo, 30 de diciembre de 1802, AGI, Estado, 52,140.
Carta de Pedro Mendinueta a Donatien Rochambeau, 18 de marzo de 1803; AGI, Estado, 53, N.14

Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de marzo de 1803; AGI, Estado, 52, N.135;
Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de abril de 1803; AGI, Estado, 52, N.137; Prez
Morales, op.cit. pp. 25-26.
1251

Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 28 de febrero de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;

Aline Helg, op. cit., pp.39-40; Prez Morales, op. cit., pp.33-34.

389

que hacer con ellos ya que no pensaba que fuera posible devolverlos a los indios ni:
trasladarlos a ninguna de sus colonias, en las embarcaciones de su nacin, () por
cuanto tengo verdaderas noticias de la ltima resolucin que ha tomado el gobierno
francs de arrojar vivos al mar todos los negros y mulatos que aprehenden en castigo de
sus excesos, con total afrenta de la humanidad.1252
A pesar de que el Gobernador estaba turbado por la posibilidad de un contagio
revolucionario, no deseaba entregar a los referidos negros a los franceses, por considerar
que seran castigados de manera inhumana. Esto nos muestra, en primer lugar, que ya se
saba en la Tierra Firme hispana sobre los mtodos sanguinarios que estaban aplicando
los expedicionarios en su gesta contrarrevolucionaria. Y en segundo lugar, que no todos
los funcionarios hispanoamericanos vean aquella prctica con buenos ojos.
Pedro Mendinueta, se mostr mucho ms preocupado por la seguridad interna que
por la condicin de los negros. Poco y nada le importaba el castigo que podan recibir y
mucho le inquietaba un posible contagio revolucionario propiciado por aquellos negros
rebeldes, por ello, le orden al Gobernador de Ro Hacha, que deba solicitar a los indios
guajiros que le entregasen todos los afrodescendientes que estaban con ellos. A su vez,
que a estos se los tena que apresar y someter a un interrogatorio para saber de donde
provenan, cual era su situacin y porque haban sido desterrados.1253 Posteriormente, se
los deba remitir de inmediato a sus islas de origen, comunicando a los Gobernadores de
aquellas antillas lo siguiente: que ha sido reprobable este hecho, que () no puede
permitir por los perjuicios e inconvenientes que ofrece y entre ellos el que esos negros y
mulatos alboroten con dao esa provincia sus habitante, a los indios que se hallan
tranquilos y en consecuencia los devuelve () esperando que el gobierno francs excuse
remitir a nuestras porciones esta de individuos en uso de la amistad y alianza establecida
entre las dos naciones.1254
Por ltimo, le adverta al mismo funcionario, que: tome cuantas providencias
estn en su arbitrio para impedir el desembarco en estas de costas de dems negros y
1252

Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 28 de febrero de 1803, AGI, Estado, 52, N.137.

1253

Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;

Prez Morales, op. cit., p.34; Aline Helg, op. cit., p.40.
1254

Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;

390

dems gentes de color procedentes de las colonias francesas cuya introduccin es


absolutamente perjudicial.1255 De inmediato, el Virrey le escribi al Comandante del
apostadero de Cartagena de Indias, para remitirle idntica orden y para pedirle que los
guardacostas patrullasen las riberas buscando evitar la nueva introduccin de aquellos
indeseados.1256 Tambin se comunic con el Secretario de Estado, para informarle de lo
sucedido y para explicarle que haba actuado de aquella manera por: los grandes
inconvenientes que podra ocasionar la introduccin en el reino de una clase de gentes
infestada con las ideas de libertad, igualdad y dems que han sido tan perniciosas y han
causado tanto estrago y horror en las desgraciadas islas francesas.1257 Como vemos, al
igual que en el caso de las autoridades de Venezuela, para el Virrey de Nueva Granda, la
alianza con Francia de ninguna manera poda implicar que la Tierra Firme hispana se
convirtiese en un territorio receptor de aquellos peligrosos negros.
A comienzos de marzo, Pedro Mendinueta, previendo que podan llegar nuevos
comisionados de las antillas francesas, le orden al Gobernador de Cartagena de Indias,
que en dicho caso, estos fuesen demorados en el puerto impidindoles pasar a Santa Fe.
Toda la negociacin diplomtica deba hacerse por correo.1258Tal como se esperaba, el 24
de abril, arrib un tercer delegado del gobierno de Saint Domingue, el capitn Guillermo
Pascual Gerolme.1259 Este traa una nueva misiva del general Donatien Rochambeau para
el Gobernador, en la que daba cuenta de la situacin crtica en la que se encontraba y
apelando a la alianza solicitaba: la facilidad de exportar de Cartagena () de treinta a
cuarenta mil cueros vacunos y doscientos millares de azcar blanca. Estos objetos son
muy necesarios al ejrcito de mi mando.1260 Asimismo, le deca que su emisario sera el
encargado de: conducir los doscientos veinte y un mil cuatrocientos treinta que nos resta
para recibir el completo de los cuatrocientos mil que nos han sido concedidos por el S.E.

1255

Idem.

1256

Carta de Pedro Mendinueta al comandante del apostadero de Cartagena de Indias,19 de abril de 1803,

AGI, Estado, 52, N.137;


1257

Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Ceballos,19 de abril de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;

1258

Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 9 de marzo de 1803, AGI, Estado, 53, N.13.

1259

Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 29 de abril de 1803, AGI, Estado, 53, N.14.

1260

Carta de Donatien Rochambeau a Anastasio Zejudo, 19 germinal de 1803, AGI, Estado, 53, N.15

391

el seor Virrey.1261 Rochambeau reclamaba que se remitiese la totalidad del emprstito


dado que no haba recibido la anterior carta del gobierno de Santa Fe, debido a que el
buque encargado de transportarla haba naufragado. Pedro Mendinueta, decidi permitir
la compra y extraccin de los bienes requeridos, pero, nuevamente se opuso a la entrega
del resto del dinero por no contar con recursos.1262 En este sentido, le volvi a escribir a
Donatien Rochambeau, explicndole que: la falta de fondos de este erario no me permita
auxiliar a V.E. con un nuevo envo que las circunstancias expresadas hacen imposible a
pesar de mis verdaderos deseos de complacer a V.E. y de concurrir por mi parte al
remedio de las necesidades del ejrcito de su mando.1263De esta manera, Guillermo
Pascual Gerolme, adquiri los bienes que necesitaba y se volvi a la isla.
Coincidiendo con al arribo del referido delegado, llegaron a Cartagena de Indias,
Eugenio Eduardo Boyer y Louis Delpech, comisionados de Louis Thomas Villaret
Joeyeuse y Carlos Enrique Bertn, autoridades de las islas de Martinica y Santa Luca.
Estos tenan la misin de solicitar un emprstito de 600.000 pesos fuertes al gobierno de
Nueva Granada, para auxiliar a la fortificacin de las antillas francesas. De inmediato
manifestaron su voluntad de dirigirse a Santa Fe para con el Virrey. Empero, el
Gobernador, siguiendo las rdenes referidas, los detuvo y los conmin a realizar las
tratativas por correo. A partir de ese momento, se dio una intensa correspondencia, entre
aquellos emisarios y el Virrey. Estos solicitaron dicho prstamo, pero Pedro Mendinueta,
se opuso tajantemente, arguyendo que no slo no contaba con ms dinero para
suministrar, sino que adems estos no haban dado pruebas fehacientes, ni de su mandato
ni de las supuestas urgencias que embargaban a dichas Antillas. Entenda que su estado
no era el mismo que el de Saint Domingue y que por ende, no tenan derecho a requerir
semejante suma de dinero. Todo esto irrit a los comisionados, que finalmente se vieron
obligados a marcharse con las manos vacas, expresando acaloradamente su enojo por la
forma en que haban tratado a los emisarios de una potencia amiga.1264

1261

Idem.

1262

Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 24 de mayo de 1803, AGI, Estado, 53, N.14.

1263

Carta de Pedro Mendinueta a Donatien Rochambeau, 24 de mayo de 1803, AGI, Estado, 53, N.14.

1264

Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Ceballos, 19 de junio de 1803, AGI, Estado, 53, N.15; Prez

Morales, op. cit., 26.

392

Como vemos, a diferencia del Capitn General de Venezuela, el Virrey de Nueva


Granada, no tena la misma disposicin a la hora de recibir y de auxiliar a los delgados
franceses. A pesar de que, ayud a los que vinieron de Saint Domingue, les termin
franqueando menos de la mitad de lo acordado. Ciertamente, esto se debi a su carencia
de recursos, sin embargo, en todo momento se mostr incomodo con la situacin. A los
que vinieron de otras islas, directamente les neg cualquier tipo de ayuda, apelando. Este
recelo con respecto a sus aliados, se hace patente en una carta que le envi al Secretario
de Estado, el 19 de junio de 1803. All, le explicaba lo sucedido en los ltimos meses y
se quejaba del constante arribo de emisarios franceses, que pedan dinero. En su opinin,
algunos de ellos (sobre todo los ltimos dos) tenan reclamaciones abusivas y su
presencia en la colonia implicaba un peligro dado que: los franceses hacen alarde de su
libertad la publican y usando de toda la franqueza y vivacidad de su carcter entre estas
gentes pueden causarnos un dao efectivo, en cambio de una buena hospitalidad, no
faltando aqu sujetos de un espritu ligero que se dejan llevar de las apariencias y seducir
de la menor novedad.1265 Por ello, haba prohibido que subiesen personalmente a Santa
Fe y los haba conminado a que se retirasen lo antes posible, para evitar cualquier tipo de
contagio revolucionario. Esta actitud distaba bastante de la que, al mismo tiempo
llevaban adelante las autoridades venezolanas. Al parecer, para dicho Virrey, ms all de
la alianza y de la necesidad de auxiliarlos en la medida de lo posible, los franceses
seguan siendo una amenaza, no tan peligrosa ni inquietante como los negros de Saint
Domingue, pero amenaza al fin. Como veremos, la Corona, se terminar inclinando por
esta ltima interpretacin y sugerir una lnea de accin muy similar a la seguida por
aquel Virrey.

Nuevos aportes de Venezuela y la ordenes del gobierno espaol

Dicho todo esto, volvamos una vez ms a Venezuela, donde los acontecimientos
se sucedan con velocidad. All, a comienzos de marzo de 1803, lleg una nueva carta de
Carlos Enrique Bertn, en la que le expresaba al gobierno su agradecimiento por los
auxilios prestados y le comunicaba que abra totalmente el comercio de las antillas a su
1265

Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Ceballos, 19 de junio de 1803, AGI, Estado, 53, N.13.

393

cargo al comercio con las colonias hispanoamericanas.1266 Poco despus arrib otra del
general Lacrosse, prefecto de la isla de Guadalupe, mostrando su gratitud por el
emprstito de 30.836,55 pesos fuertes.1267 Mucho ms importante que esto, fue la real
orden que lleg, el 3 de marzo de 1803. La misma promulgada en septiembre de 1802,
rezaba: Que S.M. se ha dignado aprobar cuanto han practicado acerca del emprstito que
han solicitado el general en jefe del ejercito francs en Santo Domingo Leclerc de dos
millones moneda francesa para la compra y extraccin de mulas y dems que se les
proviene con ese motivo.1268 As, la Corona refrendaba la poltica seguida por el
gobierno venezolano, coincidente con la que haba llevado adelante otras autoridades
hispanoamericanas. Como veremos despus, la metrpoli terminar cambiando
parcialmente esta resolucin.
Durante las semanas subsiguientes, continuaron fondeando embarcaciones
francesas en Puerto Cabello. Adems de dedicarse a transportar el ganado y los vveres,
stas aportaron novedades de lo que ocurra en la isla, informando que continuaban: las
hostilidades que cometen los negros levantados () y la suerte fatal que haban tenido
los Cayos de San Luis.1269 La situacin se agravaba da a da, y esto se saba velozmente
en la Tierra Firme.
A comienzos de abril de 1803, Carlos Juan Mara Villaret Joeyeuse, Director
General de artillera de las islas de barlovento, quien haba arribado tiempo antes a las
costas de la colonia con dos delegados, se comunic con el gobierno para solicitarle otro
prstamo de 3.200 pesos fuertes para aquellas Antillas. Asimismo, le inform que l se
volva a Martinica, mientras que Louis Delpech ira a Santa F a negociar otro acuerdo
(que ya abord previamente) y Sr. Moreau, se quedara en Cuman para realizar las
1266

Carta de Carlos Enrique Bertn a Manuel Guevara Vasconcelos, 2 de marzo de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIV, ff.326-327.


1267

Carta de Lacrosse a Manuel Guevara Vasconcelos, 26 de febrero de 1803, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CXXIV, ff.165-165v.


1268

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Esteban Fernndez Len, 3 de marzo de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIV, f.342, Carta de Miguel Cayetano Soler a Manuel Guevara
Vasconcelos, 26 de septiembre de 1802, AGI, Indiferente general, 1595.
1269

Carta de Francisco de Albuquerque a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de marzo de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXV, f.324.

394

tratativas del caso.1270 El gobierno de Venezuela accedi al pedido y le otorg el dinero


pero descontndolo de los emprstitos antes otorgados a las autoridades francoantillanas.1271 En aquel contexto, volvieron a circular noticias, de que muchos ex esclavos
rebeldes de Saint Domingue salan de la isla para entrar a otras colonias vecinas o eran
directamente deportados. En particular, varios rumores indicaban que algunos haban
querido introducirse por la zona del ro del Tocuyo. Por ello, el gobierno de Caracas,
adems de insistir en que las autoridades locales cumpliesen con la vigilancia de las
costas, le orden especialmente al Teniente de aquella zona que reforzara el control de la
poblacin y que prohibiese la entrada de aquellos afrodescendientes al territorio.1272 Estas
habladuras finalmente quedaron en la nada, dado que los presuntos visitantes nunca
aparecieron.
A la par de estas novedades, buques recin fondeados, procedentes de las Antillas
francesas, informaron que en Saint Domingue la rebelin se haba radicalizado y
avanzaba con fuerza, provocando una nueva y masiva migracin de blancos. Tambin
avisaban que haba llegados refuerzos, pero que estos no eran suficientes para contener la
ofensiva revolucionaria.1273
En seguida, lleg otra real orden del gobierno metropolitano. Esta, promulgada el
7 de octubre de 1802, limitaba parcialmente los alcances de la anterior, de septiembre de
dicho ao. A pesar de que refrendaba los socorros econmicos previamente otorgados,
conminaba a los funcionarios locales a que: se dilate y disminuya lo que se pueda de
estas cantidades a fin de que haya menos que reclamar o perder, que se () haga
observar las reales ordenes en cuanto a no admitir barco extranjeros en nuestros puertos,
que los efectos pertenecientes a los franceses sean transportados a su costa en buques

1270

Carta de Carlos Juan Mara Villaret Joeyeuse a Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce,

2 de abril de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXVI, ff.109-109v.


1271

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce a Carlos Juan Mara Villaret Joeyeuse ,

2 de abril de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXVI, f.110.


1272

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos al teniente del Ro del Tocuyo, 9 de abril de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXVI, f.169.


1273

Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos al teniente del Ro del Tocuyo, 26 de

abril de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXVI, ff. 301-302.

395

espaoles.1274 Esta cdula, nos muestra que el gobierno de Madrid, a pesar de estar
turbado por la revolucin en Saint Domingue, estaba inquieto con los excesivos gastos
que su colonias estaban realizando, los cuales para peor no estaba siendo reintegrados en
Europa. Asimismo, dej bastante en claro, que segua considerando a los franceses como
aliados potencialmente peligrosos y que por ello, ms all de los auxilios, se deba obrar
con sumo cuidado. Estas precauciones, coincidan con el accionar del Virrey de Nueva
Granada, pero no con las del Capitn General de Venezuela. Ciertamente, este ltimo, no
haba actuado con tanto celo y se haba involucrado muy directamente en la
contrarrevolucin franco-antillana. A los fines de excusarse ante la autoridad imperial, el
9 de abril de 1803, Manuel Guevara Vasconcelos, le escribi una carta al Secretario de
Estado, en la que le explicaba el difcil contexto en el que estaba sumida su colonia. Daba
cuenta del constante arribo de emisarios franceses a las costas, reclamando ayuda en
nombre de la alianza y arguyendo que el estado de sus islas era dramtico. Esto lo haba
llevado a actuar como lo hizo. En su defensa, afirmaba:
Los hechos califican el estado de ruina de sus islas que no se les puede desmentir, se apoyan en
ellos, claman bajo los principios de humanidad y esfuerzan las razones de correspondencia en
trminos los ms apurados y aqu tiene V.E. un compromiso que oprime y constrie mi espritu
entre la queja que pueden resultar de condescender y el exceso de facultades que puede verse en
franquearles lo que piden sin saberse la voluntad del Rey, cuando no contrada en cada caso
porque esto sera imposible de un modo que acomodndose la prudencia a la variedad de
circunstancias se pudiese hacer aplicacin de las reales instrucciones de las ocurrencias de
semejante naturaleza que son casi diarias y lo sern por mucho tiempo. 1275

En mi interpretacin, no haba habido una plena coincidencia entre ambas


autoridades, que tenan enfoques parcialmente distintos sobre el problema francoantillano. Esta divergencia se hizo an ms patente en una nueva real cdula, expedida
por el gobierno metropolitano el 28 de enero de1803. Teniendo en cuenta lo limitado de
los recursos pblicos, viendo que las solicitudes de auxilios eran cada vez ms asiduas y

1274

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 9 de abril de 1803, AGI, Estado, 61, N.28.

1275

Idem.

396

que no se estaba cumpliendo con los reintegros prometidos, el Secretario de Estado le


orden a los gobernantes coloniales lo siguiente:
Deben convencer a los franceses de la absoluta imposibilidad de que se hallan de socrrelos pues
no teniendo fondos para cubrir las peticiones de su Rey mal pueden atender la ajenas, mayor con
la informalidad que la hacen sin solicitud directa de corte a corte, sin acordar medios prontos de
reintegro con el solo libramiento de quien reciba el dinero y finalmente sin saber si los emisarios
son fingidos o verdaderos y se ha dignado a resolver que V.E. tenga siempre presente estas
reflexiones y procure recibir prontamente fondos para subsidiar el erario de Espaa aniquilado y
para desviarlos de este preferente objeto convenciendo a los solicitadores francs de la absoluta
imposibilidad de atenderlos como deseara y observando en lo dems las leyes fundamentales de
esos dominios.1276

De esta manera, Espaa decida cortar de cuajo con la constante ayuda que sus
colonias le haban brindado a los franceses. Esta haba sido muy cuantiosa, y haba sido
franqueada por la mayora de sus posesiones en Amrica, significando un enorme gasto
para las cajas de la corona. Empero, debido a las distancias, aquella real cdula tard en
llegar, y mientras tanto los funcionarios locales, siguieron actuando en funcin de las
instrucciones precedentes.
Durante los meses subsiguientes, la guerra en Saint Domingue se torn cada vez
ms dura. A pesar de que llegaron nuevos refuerzos desde Europa, la posicin de los
franceses segua siendo muy endeble y la contraofensiva de los revolucionarios era
tremendamente letal. Estos ltimos, dieron un salto poltico importante a partir de la
conferencia de Arcahaye, en mayo de 1803, cuando se estableci la alianza entre los
negros liderados por Jean Jacques Dessalines y los affranchis acaudillados por Alexandre
Petin, en contra de los franceses. Asimismo, se creo la nueva bandera, azul y roja, y se
nombr a Jean Jacques Dessalines como comandante en jefe del ejrcito. Desde es
momento, el conflicto se convirti en una gesta anticolonial. Para colmo la situacin de
los franceses se torn an ms dramtica cuando se rompi la paz de Amiens y los
britnicos intervinieron en la guerra hostilizando a la armada francesa.

1276

Real Orden a los Virreyes de Nueva Espaa, Buenos Aires, Santa Fe, Gobernador e intendente de

Caracas, Gobernador e intendente de Cuba, 28 de enero 1803, AGI, Indiferente General, 1595.

397

En aquel contexto, Venezuela continu suministrando ayuda y recibiendo


emisarios desde la isla. En junio de 1803, arrib Mr. Flandin, el comisario de guerra de
Santo Domingo, con quien se prosiguieron las negociaciones entre ambas colonias.1277 A
su vez, la elite blanca y las autoridades siguieron prestando una obsesiva atencin a todo
lo que all suceda. stas se consternaron, a fines de julio, al enterarse de las noticias que
trajo Cayetano Romero, el capitn de la goleta Nuestra Seora del Carmen, en su viaje
procedente de Saint Domingue. ste inform que los franceses estaban con: bastante
afliccin por no tener gente pues hasta los muchachitos estn con las armas.1278
Asimismo, dio cuenta de que haba estallado la guerra con Inglaterra y que la armada
britnica, que sitiaba la colonia, haba atrapado: una embarcacin francesa que vena con
tropa de Europa al Gurico y los trescientos hombres que conduca fueron echados en
aquella costa a los negros () sin recurrir de librarse de su ferocidad. 1279 Estas
novedades, confirmaron los viejos temores del gobierno, el cual se convenca da a da
que los rebeldes finalmente saldran victoriosos.
A fines de agosto y comienzos de septiembre de 1803, sucedieron dos episodios
menores, pero inquietantes. En primer lugar, el 22 de agosto, las autoridades de la
provincia de Guayana, hallaron un libro escrito en francs intitulado La muerte de
Robespierre. Al parecer, como tantas otras veces, este texto haba sido introducido de
contrabando y haba circulado entre la poblacin local. Un vecino lo encontr y se lo
entreg de inmediato al Gobernador. Enterado del asunto, el Capitn General, consider
que el mismo era un libro sedicioso y le orden a su colega: En el supuesto de que se
ocupan muchos hombres de costumbres perdidas en infeccionar a cuantos pueden ()
conviene renovar frecuentemente el edicto prohibitorio de la introduccin de todo papel
() que contenga especies insultantes a la religin o al estado y encargando

1277

Carta de Jos Mariano lvarez a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de junio de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIX, f. 25; Carta de Juan Vicente de Arce

a Manuel Guevara

Vasconcelos al teniente del Ro del Tocuyo, 18 de julio de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General,
CXXXI, f. 116
1278

Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos, 30 de julio de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXIX, f. 347v.


1279

Idem, ff. 347v-348.

398

estrechamente a los que tienen () obligacin de reconocer los barcos que llegan este
puerto una indagacin escrupulosa sobre estos.1280
Seguidamente, a comienzos de septiembre, un negro cometi un atentado contra
el ordenanza que vigilaba el domicilio en La Guaira, del comisario francs Mr. Flandin.
Hasta que punto este ataque tena una connotacin poltica no est para nada claro. Como
mnimo era una extraa coincidencia el hecho de que un negro buscase agredir
justamente al representante de la expedicin napolenica en Venezuela. Sumidas en la
paranoia, las autoridades lo leyeron como un asalto poltico, reflejo de lo que aconteca
en Saint Domingue y se preocuparon intentando atrapar al agresor fugitivo.1281
Para aquella poca, llegaron las ltimas reales cdulas de la corona, que a pesar de
aprobar los ltimos emprstitos otorgados, conminaban al gobierno venezolano, a frenar
sus auxilios a las colonias francesas y a limitar el comercio con ellas. 1282 Estas nuevas
rdenes, que venan a contradecir la poltica llevada adelante por el gobierno venezolano,
generaron una inmediata tensin con sus pares franceses. En octubre de 1803, Donatien
Rochambeau, que se encontraba al borde del abismo le escribi al Intendente de
Venezuela solicitndole que se le hiciera entrega de los 200.000 pesos fuertes que se le
adeudaba o que por lo menos se le permitiese enviar 600 convalecientes a dicho
territorio.1283Atado de pies y manos, Manuel Guevara Vasconcelos, le explic a Donatien
Rochambeau que lamentablemente no poda cumplir con aquella solicitud, porque las
resoluciones de la Corona se lo impedan y porque no contaba con ms recursos para
prestar.1284 En seguida, promulg una circular en la cual ordenaba a los Gobernadores de

1280

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 9 de septiembre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXIII, f. 263.


1281

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 5 de septiembre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXIII, f. 187; Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara
Vasconcelos, 6 de septiembre de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXXIII, f. 197.
1282

Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 6 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXIV, f. 309


1283

Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 6 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXIV, ff. 310-311


1284

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Donatien Rochambeau, 7 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXV, ff. 1-2.

399

provincias limitar y vigilar el comercio con los extranjeros, entendiendo que este era el
medio por el cual se introducan: papeles y contestaciones que turban la tranquilidad del
orden pblico.1285 Antes de que la misiva del Capitn General llegase a su destino, el
coronel Ross, miembro de la expedicin que estaba residiendo en Venezuela, insisti
reclamando que se le hiciera entrega de 30.000 pesos y que se preparasen los hospitales
para recibir los convalecientes que estaban pror llegar.1286 Ambos pedidos fueron
nuevamente rechazados.
A fines de octubre, el gobierno venezolano, tom dos nuevas resoluciones en la
lnea de la estrategia aislacionista que haba decretado la metrpoli. En primer lugar, puso
en marcha el envo de una nueva comisin a Saint Domingue, a cargo de subteniente
Mateo Hernndez Ocampo. Adems de dar a conocer el estado de aquella isla y de llevar
al coronel Ross de regreso a ella, sta tena por principal objetivo explicarle
personalmente a Donatien Rochambeau, la nueva poltica que este se vea obligado a
seguir con respecto a la expedicin napolenica.1287 En segundo lugar, orden que todos
los extranjeros que se encontraban en Puerto Cabello, se retirasen de inmediato hacia sus
colonias.1288 Tan rigurosa result esta providencia, que no slo no se atendieron los
reclamos del francs Pedro Barranqu, que peda que se le entregasen mulas para llevar a
Saint Domingue, sino que adems se lo hizo salir de Venezuela.1289

La victoria de los revolucionarios y su repercusin en la Tierra Firme

1285

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de provincias, 8 de octubre de 1803,

AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXXV, f. 19.


1286

Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXV, ff. 58-60.


1287

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mateo Hernndez Ocampo, 24 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXV, f.238.


1288

Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXV, ff. 58-60.


1289

Carta de Pedro Surez Urbina a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de octubre de 1803, AGN,

Gobernacin y Capitana General, CXXXV, f.276; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Surez
Urbina, 2 de noviembre de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXXV, f.355.

400

Mientras se tomaban estas medidas, en noviembre de 1803, los revolucionarios


llevaron adelante su ofensiva final y vencieron definitivamente a los franceses en la
batalla de Vertieres. El general Donatien Rochambeau, con sus tropas exhaustas y sin
recursos capitul ante Jean Jacques Dessalines y a evacu la isla. Sin embargo, ni esto
pudieron hacer con tranquilidad. Al estar sitiados por los ingleses, tuvieron que rendirse
ante ellos tambin y la mayora del ejrcito abandon la colonia en calidad de prisionero.
Finalmente, luego de cuatro aos de una intensa guerra a muerte, los ex esclavos, haban
triunfado y formalizaron su conquista decretando el 1 de enero 1804, la independencia.
Haba nacido Hait, la primera nacin independiente de Amrica Latina.
La derrota de los franceses fue conocida en Venezuela los ltimos das de
diciembre de 1803, gracias a la comisin de Mateo Hernndez Ocampo. ste,
acompaado por el coronel Ross y otros criollos, sali, el 26 de noviembre y arrib a
Santo Domingo (ex espaol) el 29 de aquel mes. Desde all, emprendieron el camino
haca el oeste primero por tierra y luego por mar. Una vez que estuvieron cerca de Le
Cap Francaise, notaron que no haba buques franceses en la rada, ni se encontraba la
escuadra inglesa. Esto los dej perplejos, pero para enterarse de lo que ocurra mandaron
a Martn Villamil a bajar a tierra. Segn, el relato de Mateo Hernndez Ocampo, cuando
este lleg al Gurico: se hall con los negros y rodeado de ellos se sorprendi, pero ()
procur serenarse y llevndole al general en jefe Dessalines, no se encontr en su casa y
lo condujeron a su segundo () Cristbal, el que le pregunt de donde proceda y le
respondi de Caracas () y () vena a emplear en caf. El General le dijo que si era
francs y respondi que no (). Con estas razones qued contento y que poda
entrar.1290
Para ingresar a la ciudad, les asignaron una escolta que subi a la goleta, pero al
poco tiempo hubo una trifulca en la que lograron deshacerse de los negros. Luego,
prosiguieron por la costa y se encontraron con varias embarcaciones que les dieron
informacin sobre lo que haba sucedido. Pararon unos das en Saint Thomas y despus
llegaron 25 de diciembre en la Guaira. Una vez en tierra, Mateo Hernndez Ocampo,

1290

Informe de Mateo Hernndez Ocampo a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de enero de 1804, AGI,

Estado, 68, N. 17.

401

present su parte en el que le comunic al Capitn General aquello de lo que se haba


enterado:
El seor general Rocheambeau hizo la evacuacin capitulando con la escuadra inglesa que
bloqueaba el puerto quedando prisionero. El general negro del Gurico Dessalines se nombra
general en jefe de la isla de Santo Domingo y Comandante de la armada de los naturales, varios
franceses me dijeron en Saint Thomas, que se nombra tambin general de Mxico y jefe de la casa
de los incas, bajo la proteccin de las armas britnicas, pero en los papes pblicos, que () mir
Villamin dicen que no tena ese dictado. La bandera que usan los negros es azul y roja por mitades
a lo largo.1291

A pesar de ciertas inexactitudes y de no hacer mencin alguna, a la declaracin de


la independencia, dado que eso ocurri poco despus, este informe era fidedigno y daba
cuenta de lo que haba pasado en Saint Domingue. Las mejores tropas europeas, haban
sido vencidas por los ex esclavos revolucionarios, un hecho inaudito en toda la historia
del mundo atlntico.
Fuertemente impresionado por las psimas novedades, el Capitn General, le
escribi de inmediato al Secretario de Estado para comunicarle que su peor pesadilla se
haba concretado: El regreso que acaba de verificar Ocampo () acredita la desgracia
que siempre me he recelado por los ms fundados cmputos de la constitucin de Santo
Domingo.1292 Asimismo, le advirti horrorizado que el triunfo de los negros, no slo
implicaba un dursimo golpe contra los franceses, sino una muy seria amenaza contra el
sistema colonial, racista y esclavista en Amrica: nunca me cansar de repetir a V.S. que
esta colonia si se mantiene en el dominio del grueso nmero de negros que la poseen,
tendr a ser poco a poco la confusin y tal vez ruina del buen orden general con
perjudicial y muy grave trascendencia en primer lugar a las antillas y el segundo al
continente.1293
Una vez concluida la guerra, las autoridades venezolanas decidieron poner fin a
las tratativas que haban mantenido con la expedicin napolenica. En este sentido, le

1291

Idem.

1292

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 2 de enero de 1803, AGI, Estado, 68, N. 2.

1293

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 3 de enero de 1803, AGI, Estado, 68, N. 3.

402

comunicaron dicha resolucin al agente Franois Pons y le pidieron que abandonase la


colonia. ste se mostr de acuerdo, sin embargo, cuando estaba por retirarse, lleg Jean
Bayhier, un nuevo comisionado francs.1294 ste representaba al general Louis Ferrand,
lder de una pequea tropa de franceses que se encontraban acantonados en Santo
Domingo. Jean Bayhier, le entreg al Capitn General una carta del referido
Comandante, en la cual ste le expresaba la terrible situacin en la que se encontraba su
nfimo ejrcito y le reclamaba: el completo de cuatrocientos mil pesos que se nos
prometi por S.M.C1295 para concluir una operacin cuyo buen xito no contribuir
poco a la conservacin de esta colonia a la Francia. 1296 Adems de esta misiva, el propio
delegado le escribi al gobierno para insistir con estas suplicas.1297
Empero, en el medio de estas nuevas negociaciones intervino Franois Pons para
oponerse a los nuevos auxilios. En primer lugar, el antiguo agente le record al Capitn
General, que el emprstito haba sido otorgado a Emmanuel Leclerc y a Donatien
Rochambeau para extraer mulas y otros bienes de la colonia. En este sentido, no
implicaba el giro de una suma dinero y por ende no deba franquearse ninguna remesa
monetaria. An ms importante que lo anterior, le advirti que Louis Ferrand no contaba
con una autoridad legitima en Santo Domingo, dado que haba usurpado el mando de
Francois Kervaseau, el verdadero comandante de la colonia. Por estos dos motivos,
desautorizaba la comisin de Jean Bayhier y le recomendaba evitar todo tipo de tratativas
con l.1298 El gobierno venezolano tena estrictas ordenes de la metrpoli de no franquear
nuevos auxilios a los franceses. Sin embargo, ms all de eso, este informe impresion al
Capitn General y al Intendente, quienes decidieron seguir las sugerencias de Franois
Pons. De esta manera, le escribieron una misiva a Louis Ferrand, en la cual, a pesar de
que lo reconocan como Comandante de Santo Domingo, le comunicaban su resolucin
de no completar el emprstito; afirmando que no contaban con recursos para hacerlo y
1294

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 24 de abril de 1804, AGI, Estado, 68, N.

13.
1295

Carta de Louis Ferrand a Manuel Guevara Vasconcelos, 23 noviso de 1804, AGI, Estado, 68, N. 13.

1296

Idem.

1297

Carta de Jean Bayhier a Manuel Guevara Vasconcelos, 14 de marzo de 1804, AGI, Estado, 68, N. 13.

1298

Carta de Franois Pons a Manuel Guevara Vasconcelos, 14 de marzo de 1804, AGI, Estado, 68, N.

13

403

que: () no podemos () contravenir, ni oponernos al gravsimo e insuperable


obstculo de faltar a las ltimas ordenes del Rey (). Estas () nos prohben el emplear
sus cortos caudales en otros objetos que los propios.1299 Jean Bayhier, se opuso a esta
decisin en duros trminos: yo no puedo creer que el Rey haya violado as su promesa,
ni que V.V.E.E. quebranten la oferte autentica de pagar 200.000 pesos en el trmino de
tres meses (). Les suplico pues tengan la bondad de reflexionar () sobre los efectos
que podran producir la negacin de estos auxilios a cuyo efecto reclamo el inters
particular que V.V.E.E. han manifestado constantemente por el ejrcito de Santo
Domingo.1300 A pesar de los reclamos, las autoridades se mantuvieron impertrritas y le
repitieron los mismos argumentos. Fracasadas las negociaciones, ambos agentes se
retiraron de la colonia. As, conclua la colaboracin de Venezuela con la expedicin
francesa. Como he demostrado en este captulo, sta pas por diversos momentos.
Inicialmente fue muy intensa, luego se estanc parcialmente y finalmente se freno del
todo. A diferencia del caso de Nueva Granada, desde el comienzo, el gobierno, movido
por su paranoia frente a los revolucionarios negros, tuvo un inters muy particular en
auxiliar a los invasores. Sin embargo, con el correr del tiempo y debido a las rdenes de
la metrpoli tuvo que moderar su ayuda hasta cortarla completamente. No resulta del
todo claro porque la corona tom esas resoluciones. Al parecer, aunque comparta el
temor al contagio revolucionario, pes ms la cuestin econmica. En un momento el
aporte monetario de las colonias hispanoamericanas lleg a ser tan importante que las
alicadas arcas pblicas comenzaron a resentirse fuertemente. En un contexto de crisis
esto no poda permitirse, ms cuando no estaba claro que Francia efectivamente tuviera
en mente pagar los emprstitos que sus representantes caribeos pedan constantemente.
Sea como sea, toda la ayuda que se prest no fue suficiente para detener el huracn que
arrasaba con Saint Domingue.
Durante los primeros meses de 1804, llegaron algunos pocos inmigrantes que
fueron nuevamente cobijados en Venezuela. Asimismo corrieron rumores y nuevas
1299

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce a Louis Ferrand, 16 de marzo de

1804, AGI, Estado, 68, N. 13.


1300

Carta de Jean Bayhier a Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce, 18 de marzo de 1804,

AGI, Estado, 68, N. 13.

404

noticias por toda la Tierra Firme hispana. De esta manera se supo en Nueva Granada y
Venezuela que los revolucionarios haban declarado la independencia el 1 de enero de
dicho ao. La declaracin misma lleg a manos de Manuel Guevara Vasconcelos quien
inmediatamente se la envi al Secretario de Estado, advirtiendo que: El referido papel
manifiesta () que han de repetirse los artificios, inconsecuencias () que surgieron en
tiempo del malvado Toussaint con xito quiz ms duradero, como que se descubren
otras luces y la experiencia sirve de apoyo a los proyectos prfidos perfeccionando la
congruencia de las operaciones que se encaminan al objeto de mantener independiente y
en posesin de la anarqua a esta desgraciada isla.1301 Al parecer, aquel documento se
difundi bastante por el Caribe dado que poco tiempo despus tambin fue entregado al
Gobernador de Maracaibo por un comerciante espaol procedente de Puerto Rico.1302
Ante el enorme peligro que significaba la difusin de este papel sedicioso de hondo
contenido revolucionario, la corona promulg la siguiente real orden: El () xito de
los negros de la isla de Santo Domingo en su empresa de apoderarse de ella y de hacerse
independientes () es un psimo ejemplo para los que se hayan difundidos en las
colonias europeas () pues debe () recelarse la propagacin de su doctrina y el
aumento de proslitos cuya consideraciones son dignas de la mayor atencin y exigen de
nuestra parte redoblar la vigilancia y cuidado en evitar el roce con ellos cortando toda
comunicacin.1303
De esta manera, el imperio espaol, junto con las otras potencias europeas le
impusieron un cerco a la isla revolucionaria para evitar que su ideario contaminara las
mentes de la poblacin de color que habitaban sus posesiones. El terror se apoder de la
elite y las autoridades de Nueva Granada y Venezuela, que establecieron estas medidas
para continuar manteniendo su orden racista y esclavista. Sin embargo, por lo menos en
el caso de Nueva Granada, surgi una voz discordante, la de Jos Ignacio de Pombo,

1301

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 24 de abril de 1804, AGI, Estado, 68, N.

12.
1302

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 26 de junio de 1804, AGI, Estado, 68, N.

17.
1303

Carta de Pedro Ceballos a Manuel Guevara Vasconcelos, 26 de junio de 1804, AGI, Estado, 68, N.

12.

405

quien a pesar de compartir aquellos temores, propona la abolicin de la esclavitud como


forma de erradicar el peligro que significaba el ejemplo haitiano en las colonias de
Hispanoamrica. En su memoria presentada ante el consulado de Cartagena de Indias en
marzo de 1804, propona:
Si () se examina a la luz de la razn dicho comercio se hallar no solamente inhumano e
injusto sino tambin impoltico particularmente en las actuales circunstancias. El mantiene una
guerra eterna entre aquellos brbaros, impide su civilizacin, y es causa de los ms atroces delitos.
() El ilustrado europeo de las orillas del Sena, del Tamesis, del Tajo va a asechar a estos instante
multiplicarlos, a producirlos y por el vil precio de unas chaquiras de un fusil destructor o de un
poco de aguardiente compra un hombre lo reduce a la clase de bestia de carga, lo trata como tal y
lo priva hasta en su descendencia del ms sagrado de los derechos. Pero si el inters () nos
hacen pasar y cerrar los ojos a estas razones de eterna justicia, abrmoslos a la vista de las () que
han producido ya estos excesos. Sesenta mil franceses aguerridos, capaces de conquistar un reino
en Europa, han sido vctimas () de los negros en Santo Domingo, cuya isla han evacuado
enteramente. Este nuevo imperio, difcil sino imposible de destruir, va a hacer pronto tributarias a
las naciones europeas en la Amrica, como ya lo son de las de frica. Los ingleses en Jamaica
sern los primeros que recibirn el digno premio de sus actuales socorros y el de su codicia ()
Nosotros experimentaremos igual en la isla de cuba y aun en muchas partes del continente, sino se
pone termino a la introduccin de negros, si no se adopta un sistema para extinguir la esclavitud en
Amrica y si no se trata de mejorar y confundir esta desgraciada clase con las de los dems
habitantes.1304

Estos conceptos iban a contramano de lo que pensaba la Corona, los gobiernos


locales y las elites criollas, por ello no fueron aplicadas en lo ms mnimo. En vez de
recurrir a la abolicin, se intensific la represin, el cerco y la vigilancia sobre los
esclavos y los pardos. Sin embargo, durante el transcurso del proceso independentista
estas ideas sern retomadas por algunos de sus principales protagonistas, quienes con
grandes dificultades trataron de llevarlas a cabo. En 1804, los revolucionarios haban
triunfado, empero, su victoria les costara muy caro. Se enfrentaban a un mundo llen de
enemigos que los vean con recelo y esperaban el momento oportuno para cobrarse su
venganza.

1304

Pombo, Jos Ignacio, op. cit., en op. cit., pp.127-128.

406

Conclusin
En este captulo he analizado las repercusiones de la ltima etapa de la revolucin
haitiana en la Tierra Firme Hispana, durante los aos 1800-1804. Autores como Aline
Helg, Antony MacFarlane y Edgardo Prez, han abordado el tema para Nueva Granada,
mientras que Fernando Carrera Montero, Alejandro Gmez y Mara Cristina Soriano lo
han hecho para Venezuela. Sin embargo, todos ellos han construido un relato parcial, ya
sea por su mirada local, como por sus limitaciones temticas o temporales. Justamente,
mi intencin ha sido superar aquel vaco historiogrfico aportando un estudio, basado en
una amplia documentacin primaria, que abarca estos sucesos de manera global, dando
cuenta detalladamente de la mayora de las repercusiones en ambas colonias, durante
aquellos aos.
Como en los captulos precedentes, he procurado mostrar como circularon las
novedades desde Saint Domingue hasta la costa firme y como las autoridades, las elites y
los sectores populares reaccionaron y actuaron ante aquellas noticias. En el primer
apartado, me he centrado en las consecuencias que gener la conquista de Santo
Domingo por parte de las fuerzas de Toussaint Louverture. Demostr, que dicha invasin,
adems de producir una enorme migracin hacia Venezuela, causo pnico entre los
gobernantes y alegra entre los afrodescendientes de la Tierra Firme. Asimismo, dicho
suceso, hizo que la mayora de los

blancos comenzar a diferenciar, entre los

revolucionarios negros y los republicanos franceses, entendiendo que los primeros


implicaban un peligro mayor que los segundos. Mientras los franceses, representaban un
aliado incomodo, con el cual haba numerosas tensiones, los afrodescendientes,
personificaban el caos, la anarqua y la barbarie que amenazaba con terminar el orden
colonial en la regin. Aquella forma de entender los acontecimientos, aparece claramente
en el pensamiento de Manuel Guevara Vasconcelos, que desde 1800 se convirti en un
furibundo crtico de Toussaint Louverture y un promotor de la alianza con Francia y el
resto de las potencias europeas, en pos de la represin de los insurrectos. Sus cartas
dirigidas a la Corona, muestran el terror que senta ante la posible expansin de aquella
revolucin en los dominios hispanoamericanos.

407

En los apartados subsiguientes, he analizado la manera en que los gobiernos de


Nueva Granada y Venezuela, reaccionaron ante la expedicin napolenica. He
intentando demostrar que los constantes pedidos de auxilio de parte de los jefes de la
expedicin, inicialmente encontraron eco en sus pares venezolanos y neogranadinos. Sin
embargo, la respuesta fue dispar. Mientras las autoridades venezolanas, se involucraron
de lleno en el asunto, haciendo importantes aportes pecuniarios, las neogranadinas, al
principio colaboraron y luego decidieron dejar de hacerlo, aduciendo escasez de dinero.
Ms all de la diferente situacin econmica en que se encontraban cada una de las
colonias, estos caminos divergentes podran explicarse a partir de la manera en que
ambos gobernantes entenda el peligro haitiano. El Capitn General estaba obsesionado
con aquella amenaza y crea que la alianza con los franceses, era, en todo caso, un mal
menor y necesario. Tanto es as, que mand en dos oportunidades comisionados a la isla
a enterarse de la situacin y a dialogar con las autoridades francesas. Esto se puede
explicar, por la historia previa de Venezuela, donde se haban dado varios conatos de
rebelin en los cuales la influencia haitiana haba sido notoria. Diferente era el caso de
Pedro de Mendinueta, quien a pesar de estar muy preocupado por los sucesos de Saint
Domingue, lo vea como un tema un poco ms lejano y se senta incomodo, aportando los
pocos recursos que tena, a unos aliados indeseados. An as, Nueva Granada, tambin
auxili a la expedicin napolenica y obviamente deseaba su triunfo, aunque buscando
intervenir lo menos posible en la guerra. Por su parte la Corona espaola, al principio
refrend el accionar de las autoridades locales. Sin embargo, en 1803, viendo que la
situacin se haba desmadrado, decret el fin de la ayuda. As, termin siguiendo el
camino que Nueva Granada haba iniciado un tiempo antes. Frente aquel viraje, las
autoridades venezolanas se vieron obligadas a cambiar su poltica y dejar de hacer
aportes a la expedicin. Sin embargo, el inters en el asunto continu siendo tan grande
que el gobierno despach un delegado a Saint Domingue para explicarle en persona la
situacin a Donatien Rochambeau. Con tan mala suerte, que cuando ste lleg los
franceses ya haban sido derrotados y quien lo recibi, fue Henri Christophe. Poco tiempo
despus, en la Tierra Firme, se supo de la declaracin de independencia de Hait, lo que
gener terror entre las elites y las autoridades. La mayora de los blancos considero que
era necesario reforzar la esclavitud para que la poblacin afrodescendiente no se rebelara

408

siguiendo el ejemplo haitiano. No obstante, ya en 1804, surgieron unas pocas voces


discordantes que propusieron la abolicin gradual como mejor medio para evitar aquella
amenaza. Sea como sea, todos coincidan en que el triunfo de la revolucin haba sido
una catstrofe y que era un enorme peligro que deba ser conjurado.

409

Captulo XIV: Francisco de Miranda y la expedicin libertadora de


1806
Tal vez todava estamos a tiempo
de

prevenir

los

peligros

que

amenazan a Suramrica tanto de


Francia como del gobierno negro
de Santo Domingo Francisco de
Miranda 18041305.

Francisco de Miranda: Trayectoria poltica de un revolucionario moderado

Es imposible comprender la expedicin liderada por Francisco de Miranda en


1806, sin analizar su trayectoria poltica e intelectual previa. Resulta crucial abordar su
intervencin en la Revolucin francesa, sus planes conspirativos, su postura frente a los
procesos de Francia y de Saint Domingue y sus concepciones acerca de la independencia
hispanoamericana. Por ello, estos sern los temas que estudiar en este primer apartado.
Francisco de Miranda naci el 28 de marzo de 1750 en Caracas, en el seno de una
modesta familia canaria. En 1771 viaj a Espaa y comenz una carrera militar como
oficial en el ejrcito espaol que lo llev a luchar en el Norte de frica y en la guerra de
independencia de Estados Unidos Asimismo, se form intelectualmente con lecturas
liberales e ilustrada. En 1783, se exilio fugndose de la persecucin de las autoridades
coloniales, que buscaban castigarlo por su supuesta participacin en el contrabando y en
el espionaje a favor de Inglaterra. Se escap a Estados Unidos y realiz una gira, en la
cual se vincul con las figuras de la revolucin y conoci el proceso de construccin de la
joven nacin. Aquella experiencia intensific sus crticas hacia la Corona espaola,
despert su vocacin independentista y lo convirti en un admirador del modelo
estadounidense. 1306 A fines de 1784, se embarc hacia Londres, adonde arrib en febrero
1305

Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 14 de diciembre de 1804, Archivo del General

Miranda, Caracas, Tipografa Americana, 1938, tomo XVII, pp. 118-119.


1306

Rodrguez de Alonso, Josefina, Miranda y sus circunstancias, Caracas, Academia Nacional de la

Historia, 198, pp. 19-31; Robertson, William Spence, La vida de Miranda, Caracas, Academia Nacional de
la Historia, 2006, pp. 7-50.

410

de 1785. All, qued encandilado por el progreso britnico y por la monarqua


constitucional que, en su opinin, garantizaba la libertad y el orden. Su carisma, su
formacin y las cartas de recomendacin, le permitieron estrechar lazos con polticos,
comerciantes e intelectuales ingleses, como John Turnbull, quien se convirti en unos de
sus colaboradores.1307 A esta altura Francisco Miranda ya se presentaba ante sus
interlocutores como un entusiasta promotor de la independencia hispanoamericana.
En agosto de 1785, comenz un periplo de cuatro aos por Europa. Durante la
travesa no slo se entrevist con Jos II y Federico el Grande, entre otros, sino que
mantuvo una amistad con la Emperatriz Catalina de Rusia, quien lo apoy
diplomticamente para viajar y elaborar sus proyectos conspirativos.
En 1789 regres a Londres, luego de un breve recorrido por Francia, que
comenzaba su proceso de movilizacin poltica. All, despus de romper definitivamente
con Espaa, entabl negociaciones con el Primer Ministro William Pitt, a los fines de
emprender la independencia de Hispanoamrica. Dichas tratativas se dieron en el
contexto del conflicto entre ambas potencias, en torno al control martimo de la baha de
Nootka. El venezolano le present una propuesta escrita en la cual le peda su apoyo a
cambio del establecimiento del libre comercio en aquella regin.1308 Lo acompa con
informes que detallaban la dbil situacin militar de las colonias y mostraban la
viabilidad de la empresa. Asimismo, le entreg un boceto de una constitucin para
Hispanoamrica, inspirado en el modelo britnico, que estableca una monarqua
constitucional, segn la cual, el poder ejecutivo residira en manos de un rey hereditario
denominado Inca y el legislativo estara en un parlamento, subdividido en una cmara de
senadores vitalicios y una de diputados elegidos por los ciudadanos.1309
El Primer Ministro inicialmente se mostr interesado, empero, los planes se
desvanecieron en el aire cuando, finalmente, ambos imperios llegaron a un acuerdo.
Descorazonado, Francisco de Miranda residi en Londres por dos aos ms, intentando

1307

Verna, op. cit., p. 80.

1308

Propuesta de Francisco de Miranda a William Pitt, 5 de marzo de 1790 en Archivo del General

Miranda, Caracas, Tipografa Americana, 1938, tomo XV, pp. 114-115.


1309

Bohrquez Morn, Carmen, Francisco de Miranda Precursor de las independencias de Amrica

Latina, Caracas, ALBA, 2006, p. 295; Robertson, op. cit., p. 85;

411

restablecer las negociaciones y procurando que por lo menos William Pitt le devolviese
los documentos. Durante aquella espera sigui de cerca los avances de la revolucin
francesa, muy interesado por lo que all estaba sucediendo. Finalmente, seducido por sus
importantes logros, cruz el canal de la Mancha, en marzo de 1792, para conocer en
persona dicho proceso.
Para aquella poca, en Francia se haba establecido una monarqua constitucional
y los girondinos hegemonizaban la Asamblea Nacional. Gracias a las cartas de
recomendacin que traa, se relacion rpidamente con las altas esferas del poder. Segn
su diario, se vincul con Monsieur Bailly, ex alcalde de Pars y Mr. Garant de Coulomb,
presidente del tribunal extraordinario de Orleans1310 quienes le presentaron a: Mr.
Petin, alcalde de Pars, () a los seores Gensonn, Guadet, Brissot, diputados de la
asamblea legislativa, seores Roland y Dumouriez, ministros del interior y de negocios
extranjeros.1311 El venezolano estaba interesado en conocer los planes que estos tenan
con respecto a Espaa e Hispanoamrica y gracias a las reuniones que mantuvo con estas
figuras se enter que pensaban extender la revolucin a aquel imperio. Un tanto inquieto
por la situacin, les desaconsej atacar a Espaa y les pidi que no llevaran adelante sus
planes dirigidos a las colonias americanas, sin consultarlo previamente. En sus palabras:
Hice lo posible para disuadirlos de lo primero ( esto es, de la Espaa) y que as mismo
no se intentase nada relativamente a la Amrica Meridional sin estar asegurados
primeramente de la probabilidad del xito y consultarme sobre el particular pues yo
podra cooperar a la empresa con ms eficacia, () que otro. Y se concluy () que se
suspendera la ejecucin del proyecto por algn tiempo y que nada se emprendera ()
sin darme parte antes.1312 Como vemos, no deseaba que dicho proyecto quedase en
manos exclusivas de los franceses. Consideraba que l deba jugar un rol primordial en la
gesta, que deba llevarse adelante de forma bien planificada. De otra manera, si se haca:
precipitadamente () una empresa de esta magnitud, que si no produca el bien que se
presuma, era necesario que produjese males y perjuicios incalculables.1313
1310

Diario, en op. cit., tomo XV, p. 144.

1311

Idem, p. 144.

1312

Idem, p. 144.

1313

Idem, p. 145.

412

Alcanzado el arreglo con los girondinos, Francisco de Miranda tena pensado


regresar a Londres, sin embargo, los acontecimientos revolucionarios se lo impidieron.
En agosto, las masas parisinas derrocaron al Rey, se llam a elecciones para conformar
una nueva Convencin Nacional y se estableci un gobierno provisional, integrado por
muchos de sus allegados. stos lo invitaron a unirse al ejrcito francs para luchar contra
las fuerzas extrajeras que amenazaban a Francia. A partir de la insistencia del Alcalde
Jerome Petin, Francisco de Miranda negoci un acuerdo con el Ministro de Guerra,
Joseph Servn. Adems de pedir que se le otorgase el grado de mariscal de campo
solicit que, finalizada la guerra, Francia le brindase apoyo para su proyecto de
emancipacin hispanoamericana. En carta a Joseph Servn, le planteaba que:
Como la libertad de los pueblos es un objetivo que interesa igualmente a la nacin francesa y ()
aquella de los pueblos que habitan la Amrica del Sur () y que por su comercio con Francia
hacen un gran consumo de su mercancas, desean tambin sacudir el yugo de la opresin para
unirse a ella. Es necesario que su causa sea protegida () por Francia, puesto que es la de la
Libertad, y que se me conceda permiso (en el momento que se presente la ocasin) para ocuparme
() de la felicidad de ellas, estableciendo () la independencia de sus pases. Yo me he
encargado () de ello, y () los Estados Unidos e Inglaterra han prometido su apoyo en la
primera coyuntura favorable. 1314

Aceptadas estas condiciones, se sum al ejrcito francs del norte, bajo el mando
del general Charles Dumouriez y el 20 de septiembre particip de la batalla de Valmy, en
la cual derrotaron a los prusianos. Al da siguiente, la Convencin Nacional proclam la
repblica. Poco despus, mientras el venezolano se encontraba en el frente de batalla, sus
amigos girondinos estaban tramando llevar la revolucin a Hispano Amrica. Francisco
de Miranda le escribi a Jerome Petin, recordndole su compromiso con dicha causa y
su intencin de participar en los preparativos. Aunque no saba todava lo que se estaba
organizando, a esta altura, tena esperanzas de que sus anhelos podan cumplirse y por
ello en carta a Alexander Hamilton le comentaba que: Los asuntos de Francia y el xito

1314

Carta de Francisco de Miranda a Jos Servn, 24 de agosto de 1792, en op. cit., tomo VIII, pp. 7-8.

413

de Francia estn tomando un giro favorable () para nuestra querida tierra de Amrica,
del Norte y del Sur.1315
Finalmente, sin consultar a Francisco Miranda, los girondinos trazaron un plan
que el diputado Jacques Pierre Brissot le comunic a Charles Dumouriez el 28 de
noviembre de 1792. En su misiva le deca:
Hay que llevar esta revolucin a la Espaa europea y a la Espaa americana. () Para esta
ltima revolucin la suerte depende de () Miranda. Recientemente los ministros buscaban con
quien sustituir a Desprabs en Santo Domingo. Un rayo de luz me ha iluminado y he dicho:
Nombren a Miranda! () Miranda pronto apaciguar las miserables querellas de las colonias,
pronto har entrar en razn a esos blancos tan turbulentos y se convertir en el dolo. Y luego con
cuanta facilidad le resultar sublevar las posesiones de la Espaa (). Encabezando a los ms de
doce mil hombres de tropas de lnea que se hallan actualmente en Santo Domingo y de diez mil a
quince mil bravos mulatos que nuestras colonias le proveern, cun fcil le resultar invadir las
posesiones espaolas.1316

Al poco tiempo, Jacques Pierre Brissot, le escribi a Francisco de Miranda para


invitarlo a liderar aquella empresa:
Ha llegado la hora de sacudir las colonias espaolas, de entregarles su libertad. Actualmente, diez
mil a doce mil hombres se hallan en Santo Domingo. Tanto all como en nuestras colonias,
podemos () reclutar un cuerpo de ocho a diez mil mulatos. Nuestra escuadra es muy poderosa y
nada ser ms fcil que sacar de los Estados Unidos una buena cantidad de bravos soldados que
suspiran por la revolucin. Usted es el nico a quien considero capaz de dirigirlos. (...) He
presentado mis proyectos a todos los ministros, quienes () aceptan entregar a usted el gobierno
vacante de Santo Domingo, a cuya sombra podr obrar por su revolucin.1317

1315

Carta de Francisco de Miranda a Alexander Hamilton, 4 de noviembre de 1792, en op. cit., tomo XV,

p. 145.
1316

Carta de Jacques Pierre Brissot a Charles Dumouriez, 28 de noviembre de 1792, en op. cit., tomo

XV, pp. 150-151..


1317

Carta de Jacques Pierre Brissot a Francisco de Miranda, 13 de diciembre de 1792, en op. cit., tomo

XV, p. 155.

414

Como vemos, los referidos temores de las autoridades del imperio espaol que he
analizado en los captulos precedentes, no eran meros delirios paranoicos ya que para
1792, antes de que estallase la guerra, Francia estaba planeando expandir la revolucin a
las Indias. Al convocar a Francisco de Miranda, la intencin de Jacques Pierre Brissot era
apaciguar los conflictos que agitaban a Saint Domingue y utilizar a los affranchis como
fuerzas para insurreccionar a las colonias hispanoamericanas. Sin embargo, la respuesta
del venezolano no fue entusiasta. Con diplomacia le contest:
El plan que usted expone (,..) es () grandioso (), ms no s yo si su ejecucin resultara
segura. En lo tocante al continente hispanoamericano () me hayo perfectamente enterado ().
Ms en todo lo concerniente a las islas francesas () casi nada conozco y por ende me hara
imposible tener () una opinin ajustada. Debido a que () estas islas son la base de () las
operaciones, () tenemos que estar muy seguros de que este dato sea cierto (). Tambin me
parece que mi nombramiento y mi salida hacia Santo Domingo, podran ser la seal de alarma
para () Madrid y () Saint James () surgiendo as nuevos obstculos a tal empresa, la cual es
() demasiado interesante para echarla a perder () por falta de previsin. 1318

A pesar de que Francisco Miranda aduca su falta de conocimiento sobre el


mundo franco antillano para objetar la propuesta, algunos autores consideran que hubo
otros motivos en juego. Por ejemplo, Carmen Bohorquez Morn piensa que, en realidad,
aquel proyecto no lo ilusionaba porque implicaba someter sus anhelos de independencia a
los designios de Francia y contribuir a suplantar un imperio por otro.1319 Por su parte,
William Spence Robertson y Caracciolo Parra Prez entienden que su negativa residi en
su temor de que se terminara expandiendo por Hispanoamrica la anarqua que empezaba
a reinar en Francia y que sacuda a Saint Domingue.1320 Esta ltima interpretacin se basa
en misivas posteriores en las cuales el venezolano explicaba dicha resolucin en aquellos
trminos. Por ejemplo, Caracciolo Parra Prez cita la carta que le escribi a Lord
Castlereagh en la que este afirmaba que su oposicin se basaba en que esa expedicin
1318

Carta de Francisco de Miranda a Jacques Pierre Brissot, 19 de diciembre de 1792, en op. cit., tomo

XV, p. 153.
1319

Parra Prez, Caracciolo, Historia de la primera republica de Venezuela, Caracas, Ayacucho, 1992,

pp.28-29; Bohrquez Morn, op. cit., 173.


1320

Spence Robertson, op.cit., p.106;

415

habra: contaminado el continente y en vez de traer la libertad habra introducido la


anarqua y la confusin.1321
Ambas interpretaciones resultan compatibles y plausibles. Empero, creo que
deben tomarse con cuidado, dado que no slo no se atienen a las palabras que Francisco
de Miranda le expres a Jacques Pierre Brissot, sino que se fundan en cartas que l
escribi mucho despus, cuando su visin de la revolucin francesa estaba marcada a
fuego por la experiencia del terror jacobino. En este sentido, pienso que es posible que
estuviera siendo sincero, considerando que el proyecto era inviable porque no conoca el
contexto franco-antillano, y peligroso, debido a que poda generar una rpida reaccin de
las otras potencias. Esto no quita que, siendo moderado, le preocupase los riesgos de
realizar una expedicin en la cual participaran los affranchis rebeldes de Saint
Domingue. Como seal, no era la primera vez que les sugera a los girondinos que
actuasen con precaucin con respecto a las colonias hispanoamericanas. En este sentido,
considero que prefera demorar sus deseos, antes de ejecutarlos sin la necesaria
planificacin. Por ello, acompa su misiva con una copia del plan que le haba
presentado a William Pitt. A pesar de todo, al final de su carta se demostraba dispuesto a
aceptar la propuesta si las autoridades consideraban que era absolutamente necesario,
afirmando: tampoco me placera que usted creyese que mi intencin es eludir () un
cargo al que el poder ejecutivo considera necesario que sea asumido en mi persona.1322
En mi opinin, todo esto indica que, en ese momento, Francisco de Miranda
segua teniendo una lectura favorable sobre el proceso francs y estaba dispuesto a
negociar con el gobierno alternativas para la sublevacin de las colonias espaolas.
Jacques Pierre Brissot acept la negativa y le prometi que se trabajara en pos de sus
anhelos: Cualquiera que fuese su proyecto, hay que hacer frente y nos estamos
preparando; luego nos dedicaremos a echar las bases de la otra expedicin, el consejo y el

1321

Carta de Francisco de Miranda a Lord Castlereagh, 10 de enero de 1808, en op. cit., tomo XXI, p. 18.

1322

Carta de Francisco de Miranda a Jacques Pierre Brissot, 19 de diciembre de 1792, en op. cit., tomo

XV, p. 154.

416

comit no dejan de pensar en ello.1323 Sin embargo, la compleja situacin de la naciente


repblica hizo que todo esto quedara finalmente en la nada.
A fines de 1792 y comienzos de 1793, Francisco de Miranda particip de la
ofensiva del ejrcito del norte en Blgica y Holanda, logrando importantes victorias.
Empero, su relacin con Charles Dumouriez entr en crisis debido a que este ltimo se
demostraba sumamente crtico de la repblica y deseaba

reimponer la monarqua.

Finalmente, aquella tensin estall en marzo, cuando el ejrcito del norte fue derrotado
en la batalla de Neerwinden. Charles Dumouriez denunci al venezolano de ser el
responsable de aquel fracaso militar y de haber traicionado a Francia. En vistas de dicha
acusacin, la Convencin Nacional encarcel al venezolano y lo someti a comparecer
ante el tribunal criminal revolucionario. Esto sucedi mientras los jacobinos se
enfrentaban con los girondinos e Inglaterra y Espaa le declaraban la guerra a Francia. En
aquel contexto, Dumouriez, efectivamente, intent llevar adelante un golpe de estado,
pero fue derrotado y se exili. Finalmente, Francisco Miranda fue enjuiciado, pero logr
demostrar su inocencia, siendo absuelto el 16 de mayo de 1793.1324 Sin embargo, la
suerte le result esquiva. A poco de ser liberado, los jacobinos tomaron el poder y, en
julio, volvi a ser encarcelado por el comit de salvacin pblica bajo la acusacin de ser
un agente espaol y un realista. El venezolano pas un ao en prisin, esperando el
juicio. Empero, esta vez la suerte estuvo de su lado. La cada de los jacobinos, en julio de
1794, puso fin al rgimen de terror impuesto por Robespierre y dio por tierra con el
proceso en su contra. No obstante, recin en enero de 1795 fue liberado.
Absuelto, Miranda se qued en Francia, debido a que Inglaterra y Espaa estaban
en guerra contra aquella nacin y no tena a dnde irse. Su residencia en aquel
convulsionado pas dur hasta 1798. Durante aquellos aos intervino en los asuntos
polticos,

no obstante,

su

opinin sobre el

proceso

revolucionario cambi

considerablemente. A esta altura, pensaba que la revolucin francesa haba cado en el


libertinaje, la anarqua, el terror y haba llevado el caos a gran parte de Europa. Por ello
en un folleto publicado en julio de 1795 intitulado Opinin del general Miranda sobre la
1323

Carta de Jacques Pierre Brissot a Francisco de Miranda, 10 de enero de 1793, en op. cit., tomo XV,

pp. 157-158.
1324

Bohrquez Morn, op. cit. p. 174; Rodrguez de Alonso, op. cit. pp. 51-55.

417

situacin actual de Francia y los remedios convenientes a sus males, defendi la


moderacin, la conformacin de una repblica con una estricta de divisin de poderes y
el fin de la expansin revolucionaria. Nada deca sobre la independencia de
Hispanoamrica, e incluso propona que Francia deba negociar la paz con Espaa,
entregando el territorio conquistado en la pennsula a cambio de Santo Domingo y Puerto
Rico. Algo que, casualmente, se llev parcialmente a cabo poco despus. Sea como sea,
Miranda se haba desencantado con la revolucin francesa, la cual se convirti en un
modelo que Hispanoamrica deba evitar.1325 Durante los aos subsiguientes Francia
continu sumida en el conflicto poltico y Francisco Miranda incluso lleg a sufrir la
persecucin de las autoridades. Esto, sumado a la alianza que dicha nacin firm con
Espaa, lo llev a cambiar de rumbo y a replantearse la posibilidad de regresar a Londres
para volver a negociar con el Primer Ministro.
Resuelto a seguir ese camino, a fines de 1797, promovi un encuentro de criollos
en Pars para establecer las bases a partir de las cuales llevara adelante las tratativas. De
aquella convencin, participaron el peruano Jos Del Pozo y el chileno Manuel Jos de
Salas. Tambin, segn la historiadora Karen Racine, es posible que hubieran intervenido
los venezolanos Francisco de Isnardi, Ignacio Bejarano, el cubano Jos de Caro y el
peruano

Pablo

de

Olavide,

aunque

estos

no

firmaron

el

documento

final.1326Autoproclamndose comisarios diputados de las ciudades y provincias de la


Amrica Meridional,1327 elaboraron un acta, el 22 de diciembre de 1797, por la cual
nombraban a Francisco de Miranda y a Pablo de Olavide como delegados ante Inglaterra
y Estados Unidos y fijaban las bases de la negociacin con dichos pases. En primer
lugar, estableca que: Las colonias hispanoamericanas, habiendo resuelto en su mayor
parte proclamar la independencia () se dirigirn a Gran Bretaa invitndolas a
apoyarlas en una empresa tan justa como honorable.1328 Por aquella alianza el imperio

1325
1326

Spence Robertson, op. cit., p. 123; Bohrquez Morn, op. cit., pp.175-177.
Picon Salas, Mariano, Miranda, Caracas, Monte Avila Editores, 1972, pp.52-53; Racine, Karen,

Francisco de Miranda a transatlantic life in the Age of Revolution, Wilmington, Scholarly Resources,
2003, p. 137.
1327

Acta de Pars, 22 de diciembre de 1797, en op. cit., tomo XV, p. 198.

1328

Idem, p. 199.

418

britnico se: comprometera a suministrar a la Amrica Meridional una fuerza martima


y () terrestre con el objeto de favorecer () su independencia sin exponerle a fuertes
convulsiones polticas1329 a cambio de la entrega de treinta millones de libras
esterlinas.1330 En segundo lugar, promova la conformacin de una alianza defensiva
entre aquellos pases y Estados Unidos, a los fines de preservar el goce de una libertad
civil, sabiamente entendida, y oponerse a la corrupcin de la libertad que fue ultrajada
por las mximas detestables que profesa la repblica francesa.1331 Este acuerdo era
crucial dado que: Es el nico medio que puede todava establecer un equilibro de poder,
capaz de contener la destructiva y devastadora ambicin del sistema francs.1332 Estados
Unidos aportara tropas a la causa y en beneficio de sus socios,

alcanzada la

independencia, se asegurara el libre comercio y se les hara entrega de varios territorios.


A la repblica del norte se le cedera Louisiana y las Floridas y las islas espaolas del
Caribe, excluyendo Cuba, seran repartidas entre aquel pas y el imperio britnico. 1333
Como vemos, este documento, estableca que Hispanoamrica deba acercarse a los
pases anglosajones para imitar sus sistemas de gobierno, que garantizaban la libertad y el
orden, evitando el nefasto ejemplo de la revolucin francesa.
Investido de estos poderes, Francisco de Miranda cruz nuevamente el Canal de
la Mancha, en de enero de 1798. De inmediato, el 16 de enero, se reuni con William
Pitt. Le present el acuerdo de Pars y debatieron acerca de la posibilidad de llevar
adelante la independencia con apoyo de Inglaterra. Mostrndose muy interesado, el
Primer Ministro le pregunt acerca de la constitucin que adoptaran la Hispanoamrica
independiente, a lo cual el venezolano le contest que sera: muy semejante a la de la
Gran Bretaa () pues debe componerse de una cmara de comunes, otra de nobles y un
inca o soberano hereditario.1334 Esto caus regocij en Pitt, quien supuestamente afirm:
muy bien () pues si un sistema por el modo de la Francia se intentase introducir en el

1329

Idem, p.200.

1330

Idem, p.200.

1331

Idem, p.200

1332

Idem, p.200

1333

Idem, p.201-205.

1334

Diario, en op. cit., tomo XV, p. 267.

419

pas aseguro a usted () que ms bien querramos que los americanos continuasen un
siglo bajo el opresivo gobierno del rey de Espaa, que verlas sumergidas en las
calamidades del abominable sistema de los franceses.1335 Coincidiendo plenamente con
dichos conceptos, el venezolano le respondi que es precisamente para evitar un
contagio revolucionario y precavernos () del influjo glico, que hemos pensado en
emanciparnos inmediatamente y formar alianza con Estados Unidos y con Inglaterra a fin
de combatir () los monstruosos y abominables principios de la () libertad
francesa.1336Compartiendo esta imagen negativa sobre la revolucin francesa, el Primer
Ministro le pregunt sobre su intervencin en dicho proceso. El venezolano no slo le
relat las penurias que haba sufrido, sino que le advirti acerca de los preparativos de un
masivo ataque francs contra Inglaterra. La reunin termin cordialmente. A pesar de que
William Pitt no se comprometi explcitamente a dar su apoyo, Francisco Miranda se fue
muy esperanzado. Por su parte, el Primer Ministro se qued conforme con la valiosa
informacin que haba extrado de su ilustre visitante.1337
Envalentonado por aquel encuentro, en los meses subsiguientes Francisco de
Miranda puso todo su empeo para concretar sus planes. Despach misivas a las
autoridades estadounidenses invitndolas a participar de su proyecto y envi a Pedro Jos
Caro a la repblica del Norte, a las Antillas y a Nueva Granada, para unificar fuerzas en
pos de la emancipacin hispanoamericana. Asimismo, difundi el ideario independentista
remitiendo a la isla de Trinidad copias de la Carta a los espaoles americanos de Juan
Pablo Viscardo y Guzmn. Inform de todo al gobierno britnico, esperando alguna
respuesta, sin embargo, slo encontr silencio. Las autoridades imperiales estaban
preocupadas por una posible invasin francesa y no estaban convencidas de llevar
adelante una ofensiva semejante. A su vez, a pesar de contar con cierto respaldo de
Alexander Hamilton y del embajador norteamericano Rufus King, el presidente John
Adams tampoco se mostraba del todo interesado en participar de la empresa. As y todo,
el venezolano no se desanim y continu avanzando en sus tareas conspirativas.

1335

Idem, 267

1336

Idem, 267

1337

Rodrguez Alonso, op. cit., p. 77; Bohrquez Morn, op. cit., p.161.

420

A comienzos de 1799, Miranda solicit un pasaporte al gobierno britnico para


pasar a Trinidad, sin embargo, no le fue concebido. Al poco tiempo, su amigo John
Turnbull le inform que el Primer Ministro no estaba dispuesto a ayudarlo. Irritado por
ello, le escribi una misiva a William Pitt, relatndole sus progresos y reprochndole su
silencio. En ella deca:
Cul ser el resultado de que, en vez del auxilio esperando con tanto tiempo y con tanta
frecuencia prometido, se anuncia que Inglaterra dice ahora no poder prestar la menor ayuda ()?
Es difcil juzgar el efecto que la desesperacin producir en tales circunstancias, pero es seguro
que las sabias () personas que han soado ver establecido en el continente sudamericano un
sistema de orden y moralidad que contrarreste las mximas desorganizadoras sembradas por
Francia, se sentirn muy desalentadas () que sus intereses y las futura seguridad de los Estados
Unidos se encontrarn () comprometidas y que las ventajas comerciales () que este continente
ofrece a Gran Bretaa se perdern () para ella. Por otra parte si se imagina que, con el fin de
realizar sus planes de invasin y expansin, () el directorio francs es capaz de descargar su
vengativa ira sobre los Estados Unidos as como sobre Gran Bretaa, con la potencia ()
revolucionaria que desgraciadamente posee en este momento, tiembla uno por el destino de la
especie humana.1338

Como vemos, apelando a los intereses econmicos del imperio y agitando la


amenaza de la expansin de la revolucin francesa por el mundo atlntico, buscaba
convencer a su interlocutor de la necesidad de apadrinar su proyecto. Empero, sus
palabras no dieron resultado y el silencio prosigui. Una vez ms intent conseguir un
pasaporte para viajar a Trinidad, pero nuevamente se lo rechazaron. Mientras tanto, Pedro
Jos Caro se hallaba en la referida colonia llevando adelante los planes sediciosos. En
varias cartas, fue informndole de la situacin de Venezuela y de la conjura que all se
haba tramado.1339 Poco despus, en julio de 1799, Manuel Gual se comunic con
Francisco de Miranda para invitarlo a ser parte de la conspiracin que lideraba. Como
vimos, en el captulo dedicado a dicho tema, ambos criollos mantuvieron una
correspondencia en la cual ambos se mostraron sumamente comprometidos con la causa.
1338

Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 19 de marzo de 1799, en op. cit., tomo XV, pp. 349-

350; Verna, op. cit., p.89.


1339

Spence Robertson, op. cit., p. 151.

421

En sus cartas Miranda le coment sobre el difcil estado en que encontraba las tratativas
con Inglaterra y le recomend que buscase el apoyo de Alexander Hamilton. Asimismo,
le advirti que la revolucin hispanoamericana deba seguir el modelo estadounidense,
evitando a toda costa seguir el ejemplo francs y franco-antillano. Aquel dilogo epistolar
tuvo un final abrupto en 1800, cuando Manuel Gual muri envenenando.
Durante 1798 y 1799 Miranda sigui de cerca los acontecimientos americanos,
mostrndose preocupado por la revolucin en Saint Domngue. Aquel proceso le pareca
sumamente repudiable, una suerte de degeneracin brbara de la, ya de por si terrible,
revolucin francesa. Le causaba terror que en las colonias hispanoamericanas pudiera
acontecer algo semejante a lo que all haba generado tanta muerte y destruccin. En una
carta a John Turnbull le expresaba: le confieso que tanto como deseo la libertad y la
independencia del Nuevo Mundo, otro tanto temo la anarqua y el sistema revolucionario.
No quiera Dios que estos hermosos pases tengan la suerte de Saint Domingue, teatro de
sangre y crmenes, so pretexto de establecer la libertad; antes valiera que se quedaran un
siglo ms bajo la opresin brbara e imbcil de Espaa.1340
Sin embargo, consideraba que se poda evitar aquel desenlace. No slo por su
talento como lder, sino tambin por la cultura de los criollos, la intervencin de las
potencias extranjeras y por la particular composicin racial de la sociedad
hispanoamericana. Esto se hace patente en una conversacin que Miranda mantuvo con el
capitn britnico Rutherland, el 10 de febrero de 1800. En dicha ocasin debatieron sobre
la factibilidad de la independencia de las colonias espaolas. El venezolano intent
demostrar que militarmente era una empresa sencilla y que se contaba con el apoyo de la
poblacin. Casi convencido por estos argumentos, Rutherland le pregunt si no le
preocupaba que la participacin de los pardos en el proceso pudiese terminar como en
Saint Domingue. Segn Miranda, el capitn: tena sus recelos () de que las gentes de
color tomando las armas y adquiriendo una vez la superioridad que no se alzasen con el
mando como en Santo Domingo y () llevsemos un mal al pas.1341 Frente a estos
temores, que l comparta, le respondi que en la Tierra Firme los afrodescendientes eran
una minora de la poblacin y que la gran mayora eran indios y gente blanca de
1340

Carta de Francisco de Miranda a John Turnbull, 12 de enero de 1798, en op. cit., tomo XV, p. 207.

1341

Diario, 10 de febrero de 1800, en op. cit., tomo XV, p. 400.

422

costumbres puras y en aquel punto de civilizacin que Platn podra desear para
establecer una repblica.1342 Adems, se contara con la intervencin de: una fuerza
extranjera para que unida con la parte racional e instruida de los habitantes, se pusiese
remedio a todo, nterin se organizaba el nuevo gobierno y todo tomaba una marcha
regular y segura.1343

Estos testimonios confirman

que el venezolano era un

revolucionario temeroso y moderado que, oponindose al modelo radical en su versin


francesa y haitiana, buscaba llevar adelante la independencia de las colonias, sin la activa
participacin de los sectores populares y de color.
Durante el ao 1800, sigui presionando a las autoridades britnicas para que
concretasen su apoyo. Sin embargo, no obtuvo ningn resultado y decidi viajar a
Francia para probar suerte, negociando con el consulado. En noviembre parti hacia
Francia y all, la suerte le fue esquiva, no slo no pudo presentarse ante Napolen
Bonaparte, sino que incluso fue encarcelado, acusado de ser un realista y un agente
ingls. Hbilmente, logr demostrar su inocencia y al poco tiempo fue liberado. Empero,
regres a Inglaterra en abril de 1801. A pesar de todo, durante su breve estancia en Pars,
recab alguna informacin sobre la expedicin que se estaba organizando para mandar a
Amrica. Apenas arribado al puerto Gravesend le escribi a William Pitt lo siguiente:
Los peligros inminentes que amenazan () el continente Hispanoamericano y las expediciones
() que se preparan en los puertos de la R.F para invadirlo, son el motivo de mi llegada a este
pas y la causa que me obliga a () residir por un tiempo () en Inglaterra, con el fin de
embarcarme en un buque () para la () tierra firme o para los Estados Unidos de Amrica. Las
noticias que me han llegado () anuncian que la mayora de esas colonias estn a punto de una
insurreccin () lo que pondra esos pases en una perfecta desorganizacin, si desgraciadamente
el gobierno actual de Francia se mezclara en ello, pues los hundira en desastres iguales a los de
Santo Domingo, si no se tomarn anticipadamente medidas, sabias prontas y vigorosas 1344

En este misiva, vemos nuevamente el terror que tena Miranda ante la influencia
revolucionaria francesa en Hispanoamrica y particularmente al consecuente estallido, en
1342

Idem, p. 400.

1343

Idem., p. 400.

1344

Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 21 de abril de 1801, en Archivo del General Miranda,

La Habana, Lex, tomo XVI, p. 94.

423

dichas colonias, de un proceso como el de Saint Domingue. Justamente, con esta carta,
buscaba alertar a las autoridades britnicas de aquel peligro, suplicndoles que
intervinieran a los fines de impedir aquel fatdico desenlace. Para esta altura, William Pitt
haba dejado su cargo y lo haba reemplazado Henry Addington. Por ello, John Turnbull,
(el encargado de despachar dicha misiva) se la entreg al nuevo Primer Ministro, quien,
dio lugar a que se restablecieran las negociaciones. As, Francisco de Miranda mantuvo
varios encuentros con Nicholas Vansittart (parlamentario partidario del Primer Ministro),
en los cuales le explic todos sus planes. Nicholas Vansittart se mostr interesado y le
solicit que se los presentara por escrito. A tal fin, el venezolano elabor una serie de
informes con datos precisos sobre las colonias y escribi tres documentos muy
importantes: la Proclamacin a los pueblos del continente Colombiano (Alias
Hispanoamrica), el Bosquejo de gobierno provisorio y el Bosquejo de gobierno federal.
El primero era una proclama dirigida a los hispanoamericanos, exhortndolos a
sumarse a la causa independentista. Con miras a ese objetivo, Francisco de Miranda
derrib uno por uno los ttulos que Espaa esgrima para sustentar su dominacin sobre
Amrica demostrando que ni las bulas papales, ni el descubrimiento ni la conquista le
daban derecho sobre aquellos territorios. Asimismo, plante que el orden colonial era
injusto e ineficaz. Para ellos seal dos ejes centrales, por un lado, la sistemtica
violencia del rgimen colonial en contra de los pobladores autctonos y por el otro, la
incapacidad de la Corona para desarrollar las potencialidades del continente
americano..1345
A su vez, llev adelante una operacin cultural y poltica fundante para el proceso
de independencia, la construccin de un nuevo sujeto, Colombia. Demarcando una lnea
entre Espaa y los americanos, formul la existencia de una nacin integrada por los
criollos, los indios y los pardos. As, convirti a los espaoles en extranjeros
colonizadores y herman en una misma nacin a los diferentes sectores sociales y tnicos
que convivan en la regin. El nombre Colombia, tena implicancias coloniales porque no
restitua la primigenia denominacin pero, sin embargo, paradjicamente, una operacin
anti-colonial contra Espaa, al construir un nosotros americano opuesto a un otro-invasor.
1345

Proclamacin a los pueblos del continente colombiano (alias Hispanoamrica), op. cit., tomo XVI,

pp. 108-120.

424

En su opinin exista Colombia porque sus habitantes compartan: una historia, mismas
instituciones polticas y sociales, el castellano como lengua, el catolicismo como religin,
ciertas costumbres y un idntico dominador: el imperio espaol. No obstante, esta
construccin implic una operacin ambigua, dado que asuma como rasgos distintivos
del ser nacional, el legado impuesto por el colonizador. Asimismo, dado que significaba
la universalizacin para todos los hispanoamericanos de la cultura de los criollos,
borrando las tradiciones de los indgenas y de los afro-americanos. An as, dicha
construccin de este sujeto americano, tuvo un efecto de hermanamiento continental y de
concientizacin anti-colonial que luego coadyuv a romper el lazo imperial.
En los otros dos textos, Francisco de Miranda present su concepcin sobre la
estrategia revolucionaria y del orden postcolonial. Como vimos, el arquetipo a emular era
Estados Unidos. Con el apoyo de Inglaterra y la repblica del norte, pensaba que se
deba llevar adelante una expedicin que establecera un ncleo revolucionario en
Hispanoamrica. ste, convocara a las diferentes regiones para que enviasen diputados, a
un congreso que sera el responsable de: conformar un ejrcito nacional, declarar la
independencia y promulgar una constitucin para Colombia. Esbozada en el Bosquejo de
gobierno federal, la misma estableca un gobierno republicano y federal, con una
organizacin piramidal del poder. En su base se encontraban los cabildos, responsables
de elegir a los miembros de las asambleas provinciales. stas, a su vez, designaban los
gobernadores provinciales y a los miembros del parlamento nacional, bautizado concilio
colombiano
Este cuerpo legislativo era el encargado de promulgar las leyes federales y de
nombrar a los dos jefes del estado, llamados Incas. Estos eran duraban en su cargo 5
aos. Por ltimo, el poder judicial, que estaba compuesto por jueces vitalicios e
inamovibles elegidos por los comicios provinciales con el acuerdo de los Incas. Adems,
el proyecto estableca la figura de los jurados populares. En la base del sistema estaban
los comicios, responsables de designar a las autoridades locales. En ellos participaban los
ciudadanos activos, varones mayores de 21 aos, propietarios de cien fanegas de tierra.
Para incluir a algunos indios, propona que se les repartiera 10 fanegas de tierra a los
casados y 5 a los solteros. Tambin planteaba que deban participar tres indios y pardos,
para darles representacin proporcional. Empero, el rgimen distingua entre los

425

ciudadanos polticos activos: propietarios y varones, de los pasivos, los cuales, por no
cumplir con estos requisitos, estaban excluidos de la cosa pblica.
El plan de Francisco de Miranda buscaba romper con los moldes racistas de la
colonia, otorgndoles la ciudadana pasiva a todos los indios, mulatos y negros libres.
(Adems de los criollos blancos).1346.Sin embargo, slo podran votar aquellos indios y
afrodescendientes libres que fueran propietarios de 100 fanegas de tierra. As, promova
una democratizacin parcial ya que, aunque rompa con el racismo, fijaba una
jerarquizacin econmica. Por otro lado, el venezolano consideraba que el trfico deba
ser abolido, pero la esclavitud deba mantenerse y los esclavos no participaran del
proceso revolucionario. El caos de Saint Domingue deba evitarse a toda costa. As, la
idea de una revolucin ordenada, que evadiera los riesgos de la anarqua y el libertinaje,
se completaba con la nocin moderada e ilustrada, segn la cual los hombres cultos
deban ser los protagonistas principales del proceso revolucionario.1347
Dichos documentos, interesaron al gobierno britnico y las negociaciones
siguieron avanzando. El 31 julio de 1801, todo pareca estar resuelto. En una reunin en
el ministerio de guerra y colonias, el ministro Lord Hobart, el Primer Lord del
Almirantazgo, Lord Saint Vincent y Nicholas Vansittart, le dieron a entender que
Inglaterra

apoyara su proyecto

mediante expedicin militar desde el Caribe. Sin

embargo, al poco tiempo, todo se vino abajo. A pesar de las tratativas, Inglaterra estaba
ms preocupada por alcanzar la paz y por ello firm con Francia un pacto provisional en
octubre de dicho ao. Aquel acuerdo se confirm en marzo de 1802 con la paz de
Amiens, que dej al venezolano descolocado y frustrado.1348
Empero, sigui tejiendo redes polticas en Londres y el Caribe, intentando influir
sobre las autoridades britnicas. La situacin mejor en 1804. La reanudacin de la
guerra, contra Francia y Espaa, hizo que el gobierno imperial, (a cargo de William Pitt),
se mostrarse proclive a dialogar con el venezolano. ste, atento a los ltimos
acontecimientos en Amrica, consideraba que era el momento para actuar. En carta a
1346

Bosquejo de gobierno federal, op. cit., tomo XVI, pp. 154-155; Proclamacin a los pueblos del

continente colombiano (alias Hispanoamrica), op. cit., tomo XVI, pp. 154-155.
1347

Bohrquez Morn, op. cit., pp. 311-317.

1348

Rodrguez de Alonso, op. cit., pp. 102-105

426

Nicholas

Vansittart, le deca: La ruina de los franceses en Saint Domingue, la

intercepcin de las tropas francesas en Martinica y Tobago, la debilidad actual de la


colonia Cayenne, la imprevisin de Espaa () , en fin al abandono de Louisiana por
Francia todos estos eventos preparan el momento () favorable para la ejecucin de
nuestra empresa1349 Contando con el apoyo de Vansittart, Turbull, Davison, Williamson
y Popham, entre otros1350,le escribi a Pitt y a Lord Melville, el nuevo Primer Lord del
Almirantazgo, buscando concretar la expedicin. Al parecer, haba cierto inters en sus
interlocutores, pero todo marchaba lentamente, por ello insisti agitando el peligro de la
influencia haitiana en la Tierra Firme. En varias misivas y encuentros, les advirti que los
afrodescendientes buscaban expandir su revolucin a Hispanoamrica y que contaban con
apoyo de algunos caraqueos.1351 Esto ltimo no era una mera alucinacin, sino que era
una informacin que le haba comunicado George Fitzwilliam, un colaborador suyo
residente en Trinidad.
De esta manera, el 22 de septiembre, en una reunin con Lord Melville, le expres
que era necesario: () tomar medidas inmediatas para prevenir la subversin total de
las colonias hispanoamericanas y muy pronto las del resto de las indias occidentales, la
proyectada alianza () entre la () Venezuela y el gobierno negro de Santo Domingo
que traer infaliblemente este golpe fatal contra la humanidad.1352 Cinco das despus,
le escribi una carta al mismo funcionario, en la cual adems de mostrarle su satisfaccin
por el avance de las tratativas le deca: el nico peligro que veo es en la demora, si el
enemigo o el pueblo revolucionario de Santo Domingo (que () ya fue invitada por los
ingenuos habitantes de la Costa de Caracas) empiezan antes que nosotros, nuestro plan se
torna ineficaz y el dao ser inmenso!1353. Enseguida, le mand una misiva a William
Pitt, expresando las mismas ideas:
1349

Carta de Francisco de Miranda a Nicholas Vansittart, 23 de julio de 1804, op. cit., tomo XVI, p.

322.
1350

Parra Prez, op. cit., p. 81.

1351

Verna, op. cit., pp.142-143.

1352

Diario, op. cit., tomo XVII, p. 84; Verna, op. cit., p.143

1353

Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 27 de septiembre de 1804, op. cit., tomo XVII, p.

82;
Verna, op. cit., p.142

427

Mi partida () se ha tornado () ms necesaria () por la informacin trada desde Trinidad


por Mr. Fitzwilliam () parece que comisionados () de Caracas han pasado por esa isla
enviados a Santo Domingo () , pidiendo la asistencia de la gente de color () con el objetivo de
alcanzar la independencia y hacer una alianza con ellos. No quisiera decirle las fatales
consecuencias que tal medida (.) producir en las colonias de Sur Amrica, y por supuesto en
todo el sistema de las indias occidentales. Espero seor que su patriotismo y sabidura eviten el
dao y salven al nuevo mundo as como al viejo de las calamidades y ruinas que amenazan a
ambos en este momento tan crtico.1354

Durante los meses subsiguientes, lejos de tranquilizarse, se fue impacientando y


continu insistiendo. El 19 de octubre le escribi a Lord Melville, sugirindole que era
menester pasar a la accin para: prevenir la influencia de Santo Domingo en la provincia
de Caracas.1355 Luego, el 14 de diciembre, le mand una nueva carta a Lord Melville en
la que deca que: tal vez todava estamos a tiempo de prevenir los peligros que
amenazan a Suramrica tanto de Francia como el gobierno negro de Santo Domingo1356.
Y otra a William Pitt, en la que le comunicaba nuevamente que Venezuela corra el
riesgo de una una invasin de Francia as como por un irrupcin de los negros de Santo
Domingo.1357
Como vemos, Francisco de Miranda, tena los mismos temores que las
autoridades hispanoamericanas. En mi interpretacin, a diferencia de lo que sugiere Paul
Verna, estas no eran excusas para presionar al gobierno ingls, sino que verdaderamente
se haba obsesionado con el peligro haitiano.1358 Las negociaciones y

siguieron

avanzando lentamente. En dicho contexto, en enero de 1805, Bertrand de Moleville

1354

Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 29 de septiembre de 1804, op. cit., tomo XVII, pp. 97-

98; Verna, op. cit., p.143.


1355

Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 19 de octubre de 1804, op. cit., tomo XVII, p. 116;

Verna, op. cit., p.143


1356

Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 14 de diciembre de 1804, op. cit., tomo XVII, pp.

118-119.
1357

Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 14 de diciembre de 1804, op. cit., tomo XVII, pp.

114; Verna, op. cit., p.143.


1358

Verna, op. cit., p 142.

428

present un plan para la independencia suramericana con el apoyo del gobierno de Hait.
En su opinin se deba: Enviar () un agente () con presentes y dinero a Dessalines,
quien () tiene una numerosa milicia desde que expuls a los franceses de Saint
Domingue () y varios generales ambiciosos (). Es ms que probable que, con
diplomacia, presentes y dinero se podra obtener una fuerza de 5.000 o 6.000 hombres y
se podra establecer un tratado para llevar adelante el reclutamiento, especialmente
cuando seguramente est tentado de municiones y elementos de guerra de los que
probablemente tenga necesidad1359.
Este audaz proyecto no slo iba a contra mano de la poltica de aislamiento
impuesta por las potencias europeas, sino que tambin chocaba con las propuestas de
Francisco de Miranda. Por ello, ste se opuso de a que se llevara a cabo, sealando que:
La parte del plan Mr. Moleville que se refiere a las tropas auxiliares negras proveniente
de

Santo

Domingo,

tiene

insuperables

objeciones

que

son

demasiado

obvias.1360Claramente, esta idea no prosper. Los meses siguieron pasando y a pesar de


las promesas y la expedicin no se concret. El gobierno britnico estaba ms
preocupado por Napolen Bonaparte que por el destino de las colonias espaolas.
Cansado de esperar, Miranda les implor a las autoridades inglesas que le permitiesen
viajar personalmente a Amrica para tomar el asunto de la independencia en sus propias
manos. En carta del 18 de julio de 1805, comunic aquel pedido a William Pitt,
recordndole que su intencin era impedir la entrada de los modernos galos al
continente americano.1361 Finalmente, se le otorg el pasaporte y una suma de dinero, y
Francisco de Miranda se dirigi hacia los Estados Unidos, con la esperanza de conseguir
all el auxilio que necesitaba para llevar adelante la anhelada expedicin.

1359

Observaciones al plan de Bertrand de Moleville, 7 de enero de 1805, op. cit., tomo XVII, p. 137;

Verna, op. cit., p. 143.


1360

Observaciones al plan de Bertrand de Moleville, 7 de enero de 1805, op. cit., tomo XVII, pp. 140-

141; Verna, op. cit., p. 143.


1361

Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 18 de julio de 1805, op. cit., tomo XVII, p. 245;

Spence Roberston, op.cit., p. 227.

429

La expedicin de Francisco de Miranda de 1806: La colaboracin de Hait y


obsesin anti-haitiana

El venezolano arrib a Nueva York el 9 de noviembre de 1805. All se reencontr


con William Smith (inspector del puerto) y Rufus King, el ex embajador en Londres.
Ambos se mostraron interesados en sus proyectos y el primero lo puso en contacto con
el comerciante Samuel Ogden y el capitn mercante Thomas Lewis.1362 Sin embargo, el
venezolano buscaba el socorro del gobierno y por ello viaj a Washington. All, se reuni
con el Presidente Thomas Jefferson, el Secretario de Estado James Madison, el
Vicepresidente George Clinton y otros funcionarios. A todos ellos les present sus
planes. Thomas Jefferson y James Madison le expresaron a Francisco de Miranda que,
aunque compartan sus ideales, no podan auxiliarlo abiertamente dado que no deseaban
romper la paz con Espaa. Empero, le dieron a entender que contaba con un apoyo tcito
y que poda buscar la colaboracin de los ciudadanos estadounidenses.1363
Satisfecho con esta respuesta, a fines de diciembre de 1805, regres a Nueva
York y puso manos a la obra. Con el apoyo econmico de Nicholas Vansittart, John
Turnbull, Samuel Ogden y otros comerciantes, comenz a preparar la expedicin hacia
Venezuela. Samuel Ogden, aport tres buques, el Leander, el Emperor y el Indostn. El
primero fue armado con dieciocho caones, ms de 500 fusiles, trabucos y municiones.
Por su parte, William Smith colabor con el alistamiento de hombres. Disfrazando el
objetivo principal de la misin, se logr reclutar a casi 200 personas que, en su mayora
no slo tenan carecan de experiencia militar, sino que ni siquiera conocan a Francisco
de Miranda y sus objetivos revolucionarios. Se les dijo que tenan la misin de custodiar
el correo dirigido desde Washington hacia Nueva Orleans. Con el tiempo, se les avis
que haran una escala en Hait, lo que gener preocupacin entre ellos. Segn uno de
ellos, Moses Smith: Algunos manifestaron algo de incomodidad y aprehensin porque el
Leander pudiera llevarnos a Santo Domingo.1364 Empero, se los tranquiliz
1362
1363

Spence Roberston, op. cit., p. 230.


Diario, op. cit., tomo XVIII, p. 287; Robertson, op. cit., pp. 231-233; Rodrguez de Alonso, op. cit.,

pp.112-113,
1364

Smith, Moses, Las aventuras y sufrimientos de Moses Smith, Valencia, ASM, 2006, p. 36.

430

prometindoles que sera una estancia breve y que contaba con la autorizacin
presidencial para ello. Adems, se sumaron los hermanos, capitanes, Thomas Lewis y
Jacob Lewis y varios oficiales franceses, ingleses y norteamericanos.
Para el 2 febrero de 1806 todo estaba listo y los expedicionarios, salieron en el
Leander hacia Hait.1365 All supuestamente deban reunirse con el Emperor capitaneado
por Jacob Lewis. La eleccin de aquel destino resulta paradjica si tenemos en cuenta los
temores del venezolano con respecto a la revolucin haitiana. Seguramente, aquella
decisin no estuvo enteramente en sus manos, sino que fue sugerida por los hermanos
Lewis, aduciendo motivos estratgicos. Jacob Lewis conoca muy bien la isla, porque
desde 1805 se dedicaba a venderle armas y municiones al gobierno de Jean Jacques
Dessalines, a cambio de caf.1366 A partir de estos negocios, tena contactos con
Alexandre Petin, quien era el comandante militar del departamento del oeste. Sin
embargo, la relacin entre ellos trascenda lo comercial, dado que compartan similares
ideas polticas. Tanto es as, que Jacob Lewis, quien haba participado en la
independencia de Estados Unidos, admiraba a Alexandre Petin por su intervencin en la
gesta libertaria haitiana.1367 Segn el historiador Franois Dalencour, a partir de esta
relacin entre ambos, surgi la posibilidad de apoyar la expedicin de Francisco de
Miranda. Alexandre Petin no conoca personalmente al venezolano, pero durante su
estancia en Francia haba escuchado hablar acerca de l y sus proyectos emancipatorios.
Por ello, segn el referido historiador, ste le haba prometido a Jacob Lewis que
aportara armamento, municiones e incluso hombres.1368 Sea como sea, ms all de los
temores que poda cobijar, est claro que el venezolano acept hacer una escala en Hait
para aprovisionarse.
Francisco de Miranda, crea haber actuado con precaucin durante la preparacin
de su expedicin, empero, el embajador y los cnsules espaoles en Estados Unidos se

1365

Rodrguez de Alonso, op. cit., p. 113; Spence Robertson, op. cit.,pp. 233-235; Parra Prez, op. cit., p.

100.
1366
1367

Verna, op. cit., p.85.


Dalencour, Franois, LExpdition de miranda- Francisco Miranda et Alexandre Petin, Port au

Prince, Berger-Levrault, 1955, p. 43.


1368

Dalencour, op. cit., pp.44-45.

431

enteraron de sus pasos. En particular, Toms Stoughton, el cnsul en Nueva York, sigui
los preparativos e inform de todo al embajador Marqus de Casa Irujo. El 30 de enero
de 1806, le avis que:
Los interesados en las expediciones para Santo Domingo () despacharon en esta aduana el
veinte y tres del presente el () Leander al mando del Capitn Lewis con destino a Jacomelo, ()
es de parte de doscientos diez toneladas armado con diez y ocho caones; el cargamento a su
bordo consiste en municiones de guerra de todas clases (..:). Desde dos das estn reclutando una
tripulacin numerosa, () Dicen que llegarn a componer a su bordo cerca de doscientas
personas; y mil escandalosos rumores de su destino, ya para Nueva Orleans, la isla de Cuba o
costa de La Guaira () . Este navo ha hecho tres viajes a Santo Domingo, en donde sus
propietarios les quedan considerables intereses de las expediciones anteriores. 1369

Al da siguiente, le avis que a: Cada hora se aumenta el armamento del navo


americano Leander tanto en tripulacin, como de aparejos ofensivos de guerra, () ayer
he sabido con certeza que recibi a su bordo una imprenta y seis impresores; varios
jvenes con sus uniformes azules,(). Tambin aseguran que el General Miranda, ()
se ha embarcado en dicho navo Leander. He observando a Vuestra Seora que este
barco se despach para el Puerto de Jacomelo como de la propiedad, y por Samuel
Ogden.1370 Dos das despus, le volvi a escribir para confirmarle que el buque ya haba
partido y que Francisco de Miranda era quien diriga la expedicin.1371
A partir de dicha informacin, el embajador y los cnsules dieron aviso al
gobierno en Madrid y a las autoridades coloniales de Nueva Espaa, la Florida, Cuba y

1369

Carta de Toms Stoughton a Marqus de Casa Irujo, 30 de enero de 1806, compilado en Arroyo,

Gladys (comp.), De Ocumare a Segovia, juicio militar a los expedicionarios mirandinos, Caracas,
Comisin Metropolitana para el Estudio de la Historia Regional, 2006, tomo I, pp. 45-56.
1370

Carta de Toms Stoughton a Marqus de Casa Irujo, 31 de enero de 1806, compilado en Arroyo

(comp.), op. cit., tomo I, p. 44.


1371

Carta de Toms Stoughton a Marqus de Casa Irujo, 2 de febrero de 1806, compilado en Arroyo

(comp.), op. cit., tomo I, p. 45.

432

Venezuela1372. En carta al Capitn General de Venezuela, el Marqus de Casa Irujo le


adverta que:
Un cierto Capitn americano llamado Lewis empleado en el odioso comercio de Santo Domingo,
y el citado Miranda se han ligado para hacer una expedicin contra Caracas. El Capitn Lewis
sali hace ms de un mes con dos buques armados para la isla de Santo Domingo () y llev
consigo cuantos hombres pudo, () y prximo a la mar, tom consigo algunos centenares de
fusiles y carabinas y una gran cantidad de municiones, como as mismo mil y seiscientas picas.
Debe haber ido primero a Puerto Prncipe, donde hay un cuerpo de dos mil y quinientos mulatos al
mando de () Petion. Estas tropas parecen temerse destruidas por los negros que ocupan, bajo las
rdenes de Dessallines todos los dems puntos; en el ltimo viaje que hizo all el Capitn Lewis le
aseguraron que si pudiera encontrarles un pas a donde pudieran ir () se transportaran a l todos
en cuerpo. El Capitn Lewis en esta ltima salida ha ido a preparar a dichos mulatos para la
expedicin contra Caracas, y Miranda debe haber salido ayer para unirse con el citado Capitn
Lewis en el navo Leander, buque armado que ha sido empleado () en el comercio de Santo
Domingo. Llevan tambin una buena cantidad de armas, y picas (). Miranda va en este ltimo
navo, y tanto ste como el Capitn Lewis han hallado el medio de asociar cuatro o cinco
comerciantes, () los cuales han adelantado ya unos cincuenta mil duros ().Solo pueden
evitarse las funestas consecuencias, que deben resultar () contra esas Provincias por las medidas
ms prontas () de parte de Vuestra Seora en su defensa.1373

Pedro Ceballos, enterado del asunto, se lo comunic a Manuel Godoy:


Sali Miranda de Nueva York en un buque () Leander con 18 caones llevando a su bordo
gran porcin de fusiles, balas, plvora () y adems toda la gente que ha podido llevar entre la
cual van dos () edecanes () llamados Smith y Armstong. () Anteriormente haban salido
otros dos buques en la misma disposicin de los cuales el uno se llama Indostn y su capitn
Lewis. Se cree que el punto de reunin de todos estos aventureros ha de ser Puerto Prncipe en
() Santo Domingo y que all han de tomar su bordo 2.500 mulatos al mando de () Petin y
que reunidas todas sus fuerzas proyectan dirigirse a () Caracas, () u otra de las inmediatas en
1372

Carta del cnsul espaol en Boston al Marqus de Someruelos, 28 de febrero de 1806, AGN,

traslados, I, 368, f.2; Carta del Marqus de Casa Irujo a Manuel Guevara Vasconcelos, 4 de febrero de
1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 43- 44.
1373

Carta del Marqus de Casa Irujo a Manuel Guevara Vasconcelos, 4 de febrero de 1806, compilado en

Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 43- 44.

433

la costa firme. El buque Leander lleva una imprenta y seis oficiales () lo que denota justamente
con la provisin de armas que sus designios son sublevar los naturales de aquellas provincias. Los
costos de esta expedicin les han hecho () capitalistas ingleses y americanos. El gobierno
americano () ha afectado ignorar estos preparativos que se han hecho en sus puertos,1374.

En lneas generales, esta informacin era fidedigna. Sin embargo, la referencia a


la participacin de los miles de mulatos liderados por Alexandre Petin era, cuanto
menos, sumamente exagerada, sino directamente falsa. Probablemente, la misma surgi a
partir de rumores que circulaban por Estados Unidos y del terror que el embajador y los
cnsules sentan ante la revolucin haitiana. Para peor, como aquella misiva fue enviada
a las diferentes autoridades de las colonias hispanoamericanas, sta aliment su paranoia
y marc a fuego su interpretacin sobre los peligros de la expedicin de Miranda.
Luego de algunos das de travesa, el venezolano que se mantena oculto, subi a
la cubierta. La aparicin de este extra gener curiosidad entre la mayora de los
tripulantes que no lo conocan.1375 Poco despus, el 13 de febrero de 1806, el Leander fue
demorado, por la fragata britnica Cleopatra. Sin embargo, Francisco de Miranda
present unos documentos al capitn y ste les permiti seguir su camino.

1376

Durante

los das subsiguientes, el venezolano organiz el ejrcito colombiano, otorgndoles


rangos y uniformes a todos los tripulantes.1377 Finalmente, el 18 de febrero, llegaron a
Jacmel. Los expedicionarios residieron all unas seis semanas.1378 A poco de arribar, el
venezolano le escribi una carta a Jacob Lewis, quien se encontraba en Port au Prince
haciendo tratativas para sumar el Emperor a la misin. All, le deca lo siguiente: Yo no
tengo dudas que vos hablaras con tu amigo de los asuntos que discutimos en Nueva York,

1374

Carta de Pedro Cevallos a Manuel Godoy, 23 de abril de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff. 13-14.

1375

Smith, op. cit., p. 39.

1376

Biggs, James, The Histroy of Francisco de Mirandas attempt to effect a revolution in South America,

Boston, Published by Oliver and Munroe, 1809, pp.11-12; Smith, op. cit., p.40.
1377
1378

Biggs, op. cit., p. 16-21.


Sherman, John, A general account of Mirandas expedition, Nueva York, Printed by McFarlane and

Long, 1808, p. 40, Smith, op. cit., p. 43.

434

todo lo que aconteca desde tu partida, me confirma ms y ms en la misma idea, as


como los beneficios que puede obtener en el momento actual.1379
Esta misiva da a entender que Francisco de Miranda esperaba que el capitn
lograse la ayuda de su amigo, Alexander Petin. A los fines de aprovisionar la expedicin
y de concretar aquel auxilio, Thomas Lewis y Jonathan Smith viajaron a Port au Prince.
Desde all, el primero le escribi una misiva al venezolano en la que le informaba que:
Todo est como usted lo deseaba, mi hermano estar con su barco en Jacmel tan pronto como sea
posible para seguir con nosotros. He conseguido todo lo necesario para las banderas, tambin 90
sillas de montar y 25 de carga, espadas, seda azul, una pieza de cachemir amarillo, una pieza fina
tela azul, 30 pesos de espoletas, plumas, 500 gorras para soldados cuero para hacer cinturones y
estoy ahora esperando la ayuda del general Petin que va ir conmigo al almacn pblico () a ver
si puedo conseguir lo que necesitamos. 1380

Esta carta muestra que los expedicionarios adquirieron muchas provisiones para
su empresa y que contaban con el apoyo de Alexandre Petin. Lo que no est del todo
claro es, hasta qu punto aquella colaboracin surti efecto, dado que, finalmente, no se
consigui todo lo prometido. Segn el referido Franois Dalencour, complicaciones
polticas de ltimo momento hicieron que el general mulato no pudiera aportar lo que
haba deseado y los auxiliara para conseguir algunos bienes imprescindibles.1381 En
carta del 25 de febrero, Jacob Smith le informaba a Francisco de Miranda que: He
estado luchando para conseguirte ayuda as como uno o dos buques, pero resulta ser
imposible. He perdido el mo, mi determinacin ahora es unirme a ti en persona.1382 El
lder le contest el 4 de marzo, pidindole que se apurara y que intentara alistar gente
para engrosar la dbiles fuerzas con las que contaban. All deca: Trat de conseguirnos
tanta gente como sea posible, y no menos de 200 soldados o marineros intrpidos, esto

1379

Carta de Francisco de Miranda a Jacob Lewis, 18 de febrero de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 355.

1380

Carta de Thomas Lewis a Francisco de Miranda, 28 de febrero de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 364.

1381

Dalencour, op. cit., p. 44.

1382

Carta de Jacob Lewis a Francisco de Miranda, 25 de febrero de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 356.

435

bastar por el momento, dejo a su discrecin la facultad de aumentar el nmero de


hombres y estipular las condiciones de contratacin.1383
Al no aclarar explcitamente la calidad de estos reclutas, no est claro si se refera
a extranjeros blancos o haitianos. Paul Verna, entiende que no se refera a haitianos y que
la respuesta puede encontrarse en una misiva posterior en la cual le explicaba al General
Thomas Hislop su actuacin en Hait: Me dirig a Saint Domingue, con el fin de
aumentar mis fuerzas navales y terrestres por la reunin a nuestra empresa de un buque
armado de 30 piezas de artillera y 150 soldados americanos (y no de negros de Saint
Domingue, como han tratado nuestros opresores de persuadirlo al mundo americano, por
una conducta prfida y anloga a su debilidad). Pero esta medida fracas por la defeccin
del capitn que manda ese barco en Saint Domingue y fuimos obligados a partir sin su
apoyo.1384
Teniendo en cuenta la ideologa de Francisco de Miranda y su interpretacin
sobre la revolucin haitiana, la lectura de Paul Verna parece lgica. Sin embargo, hay que
recordar que la carta fue redactada tiempo despus, una vez que esta ayuda haba
fracasado y con la intencin de dar cuenta de su actuacin a las autoridades britnicas. O
sea que, si tena intenciones de reclutar masivamente haitianos, una vez que no lo logr,
difcilmente lo hubiera confesado ante aquellos que se lo hubiesen reprochado.
Asimismo, parece difcil pensar que Francisco Miranda le haya pedido a Jacob Lewis que
enganchase en Port au Prince 200 soldados extranjeros. De dnde poda sacarlos?
Acaso todos haban venido con l previamente? No est claro. El testimonio de John
Sherman, uno de los expedicionarios, parece sostener la hiptesis del reclutamiento
haitianos. Segn su relato Mientras estbamos en Jacmel, Miranda y sus oficiales
hicieron todos los esfuerzos () para aumentar su nmero, toda persona en Port au
Prince, ha sido persuadida de embarcarse () la ciudad de Jacmel y sus prisiones han
sido saqueadas por el capitn Lewis, () todo individuo que pudo ser recogido fue
asegurado, y varios fueron llevados como prisioneros y llevados a bordo del Leander.1385
1383

Carta de Francisco de Miranda a Jacob Lewis, 4 de marzo de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 357.

1384

Carta de Francisco de Miranda a Thomas Hislop, 28 de mayo de 1806, op. cit., tomo XVII, pp. 387-

386; Verna, op. cit., p. 86.


1385

Sherman, op. cit, pp. 33-34.

436

Esto podra indicar que, tal vez en algn momento de desesperacin, el venezolano
entrevi, guiado por el ms puro pragmatismo, la posibilidad de incorporar a haitianos a
su gesta. No obstante, sea como sea, al final, Jacob Lewis no slo no se sum a la
expedicin, ni enlist a nuevos hombres, sino que ni siquiera aport al Emperor.
Complicaciones comerciales con el Secretario de Hacienda haitiano, le impidieron salir
de Port au Prince a tiempo para participar de la misma.1386 Tampoco est del todo claro
que hayan participado haitianos en la expedicin. Segn Paul Verna slo se sumaron
algunos pocos marineros locales.1387 Analizar este tema posteriormente.
Mientras tanto, el venezolano se dedic a avanzar en la organizacin de sus
fuerzas y a la difusin de su mensaje independentista mediante la impresin de varias
proclamas.1388Durante su estada en Hait, Francisco de Miranda no mantuvo una fluida
relacin con las autoridades. Debido a su rechazo frente al proceso haitiano, se deslig lo
ms posible del trato con los funcionarios locales, dejando que los oficiales llevasen
adelante aquella tarea. En particular, nunca se reuni personalmente con Jean Jacques
Dessalines. Sin embargo, ste se encontraba muy al tanto de sus proyectos libertarios. A
su vez, a pesar de todo, s tuvo algunas vinculaciones oficiales con el general Magloire
Ambroise, el comandante militar de Jacmel. Segn el historiador Thomas Madiou, el
Emperador le dio rdenes a dicho funcionario de que auxiliara a la expedicin con armas,
municiones y con el reclutamiento de jvenes haitianos.1389 Esto, parece ser, como
mnimo, una exageracin, empero, es probable que Jean Jacques Dessalines tambin
viera con buenos ojos la empresa e hiciera lo posible por facilitarle las cosas. La leyenda
cuenta que Francisco de Miranda tuvo una reunin con el Emperador en la cual
discutieron sobre la estrategia para llevar adelante la revolucin en Amrica. Beaurbon
Ardouin es el primero en registrar este encuentro, sin embargo, segn Paul Verna, ste no
se dio directamente entre ambos figuras sino entre Francisco de Miranda y el General
Magloire Ambroise, en representacin del Emperador, dado que ste ltimo no se

1386

Carta de Jacob Lewis a Francisco de Miranda, 12 de marzo de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 358-359;

Verna, op. cit., p. 86.


1387
1388
1389

Verna, op. cit, p. 91.


Biggs, op. cit., p. 27.
Madiou, op.cit. tomo III, p.269.

437

encontraba en aquella ciudad a comienzos de 1806.1390 El venezolano estaba convencido


de que sera un acontecimiento fundamentalmente pacfico, cuestin de proclamar la
voluntad independentista y de lograr el apoyo de la elite en una asamblea popular que
diera sustento constituyente al proceso transformador. La respuesta del General ante
semejante demostracin de inocente fe pacifista fue lapidaria:
Entonces seor yo lo veo, a usted fusilado o ahorcado Cmo es posible que usted vaya a hacer
una revolucin contra el gobierno establecido desde hace siglos en su pas, a cambiar la situacin
de los grandes latifundistas y de una multitud de personas y usted habla de usar los servicios de
las notabilidades y los efectos de unas proclamas? Sepa, seor, que para que salga victoriosa su
revolucin, no hay sino dos cosas que hacer: Cortar las cabezas de todos sus enemigos y prender
fuego en todas partes!1391

Francisco de Miranda rechaz dicha propuesta, pero la violenta historia de la


independencia latinoamericana demostr hasta qu punto tenan razn sus interlocutores
haitianos. Este dialogo ensea a las claras las distintas concepciones revolucionarias de la
poca, y nos seala, una vez ms, las profundas divergencias del venezolano con el
proceso haitiano.
Luego de sus negociaciones en Port au Prince, Jonathan Smith y Thomas Lewis se
reencontraron con sus compaeros, a comienzos de marzo de 1806. Adems de las
provisiones, estos trajeron la pequea embarcacin Bee1392. Gracias a las telas que
consiguieron se confeccion la bandera de Colombia, y se la iz por primera vez en el
puerto de Jacmel. James Biggs nos narra la emotiva ceremonia: Este da los colores
colombianos fueron desplegados a bordo por primera vez. Esta insignia est formada por
los tres colores primarios que predominan en el arco iris. Hicimos una fiesta en aquella
ocasin, se dispar un can e hicimos un brindis por los auspicios de un pendn que se
espera que nos lleve al triunfo de la libertad y la humanidad de un pas largamente
oprimido.1393
1390

Verna, op. cit., p. 87.

1391

Ardouin, op. cit, tomo VII, p. 242; Verna, op. cit., p. 87.

1392

Biggs, op. cit., p. 36.

1393

Idem, p.35.

438

El da 15 de marzo arrib a la rada de Jacmel la goleta estadounidense Baachus


capitaneada por George Morse. Aquella embarcacin haba sido fletada por el embajador
espaol en Estados Unidos para ir raudamente hacia Venezuela a dar aviso a las
autoridades de los proyectos de Miranda. sta lleg a La Guaira el 28 de febrero y una
vez que Manuel Guevara Vasconcelos se enter de las novedades, la despach haca
Hait, con un espa llamado Jos Covachich. La presencia de dicha embarcacin y de
aquel visitante gener

preocupacin en Francisco de Miranda y el resto de

tripulacin.1394 James Biggs nos dice: Ha sucedido un evento, que excita la sospecha en
mi imaginacin de que no llegaremos al continente sin ser descubiertos. Una goleta
llamada Baachus, arrib ayer aqu.1395 Al otro da, Jos Covachich subi al Leander y
busco informarse sobre la situacin de la expedicin. Miranda, convencido de que se
trataba de un espa, tom medidas de precaucin y se asegur de que no abandonara
Hait hasta despus de su partida. Segn James Biggs: La noche posterior al arribo del
Baachus, un tripulante de aquella goleta, vino a bordo (), y mientras estuvo aqu () se
inform acerca de varias cuestiones de nuestra expedicin. Desde ese momento no se lo
ha visto ms. Se dice, () que Miranda lo consideraba un espa y lo ha obligado a dar
garanta de que no dejar la isla hasta que nos hayamos ido.1396
Sin embargo, gracias a la intervencin de Magloire Ambroise, los expedicionarios
lograron hacerse con la goleta estadounidense. Segn el relato de John Sherman: Lewis
fue a hablar con el gobernador negro, con quien tena amistad, y para quien los franceses
y los espaoles son () odiosos, le present una queja contra aquel velero y recibi una
guardia de negros, tomaron el barco, al espaol y apresaron al capitn. Subieron el
espaol al Leander, para interrogarlo, pero () se escap (). El capitn de la goleta ha
sido compelido a despojarse de ella por una suma mucho menor de lo que vala. Fue
comprada con el objeto de sumarla a la expedicin .1397
El propio espa, en una carta posterior a Manuel Guevara Vasconcelos, dice: El
capitn Toms Lewis (), despus de haber hecho, lo que quiso con el general Negro en
1394

Verna, op. cit., pp. 92-93.

1395

Biggs, op. cit., p. 36.

1396
1397

Biggs, op. cit., p. 40.


Sherman, op. cit., pp. 32-33.

439

contra de nosotros, nos quit la goleta, y () nos quera entregar a los negros para acabar
() con nuestras vidas; Dios () no quiso permitir a su vil idea.1398 As, gracias a la
ayuda del funcionario haitiano se reforz la pequea escuadra revolucionaria. Una vez
que le quitaron la embarcacin, el espa y el capitn deban viajar haca Jeremie. Empero,
durante el trayecto pararon en Les Cayes y Jos Covachich se escap hacia Venezuela en
un buque dans. Arrib all el 12 de abril y avis al Capitn General de lo sucedido.1399
Peor suerte corri George Morse, una vez en Jeremie las fuerzas de seguridad haitianas lo
apresaron acusndolo de espa. Lo mantuvieron encarcelado durante siete meses hasta
que finalmente fue puesto en libertad.1400
Mientras tanto, continuaron los preparativos. Se imprimieron cientos de copias de
la proclama del Comandante en jefe del Ejrcito Colombiano a los habitantes de los
pueblos del continente Amrico-Colombiano, que deba difundirse al desembarcar en
Venezuela.1401 Posteriormente, el 24 de marzo, se realiz una ceremonia en la que los
expedicionarios juraron su obediencia a la autoridad de Francisco de Miranda y a la causa
de la independencia americana.1402 Cuatro das despus partieron de la isla para reemprender su misin. Segn el testimonio de James Biggs, a la expedicin se haban
sumado algunos oficiales, blancos estadounidenses y un capitn negro: El nmero de
nosotros no exceda los doscientos, dado que no se haba reclutado nuevos hombres, con
excepciones de unos pocos oficiales y un hombre de color como piloto.1403Paul Verna
entiende que se haban alistado cinco marinos haitianos: Pompey, Pridi y Robert y otros
dos de los cuales se desconoce su identidad. No obstante, segn los interrogatorios
realizados posteriormente por los funcionarios de Venezuela a los apresados en la
escaramuza de Ocumare, resulta que los tres primeros no eran haitianos. Pompey Grand,
1398

Carta de Jos Covachich a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de abril de 1806, compilado en Arroyo

(comp.), op. cit., tomo I, p 52.


1399

Cuaderno de las embarcaciones que entran y salen de este puerto de la Vela en el presente ao 1806,

op. cit., tomo XIX, p. 399; Carta de Jos Covachich a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de abril de
1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 52; Verna, op. cit., p. 94.
1400
1401
1402
1403

Verna, op. cit., pp. 94-95.


Rodrguez de Alonso, op. cit, p. 116; Biggs, op. cit., p. 29; Sherman, op. cit., pp. 35-39
Biggs, op. cit., p. 43; Sherman, op. cit., p. 39.
Biggs, op. cit, p. 46.

440

era un negro ex esclavo de Nueva York, Robert Reyn, era un pardo tambin de Nueva
York y Guillermo Pride, era un negro residente en Estados Unidos.1404 Los otros dos,
puede que hayan sido haitianos, aunque no est claro, por los testimonios que luego
veremos. Lo que es seguro, es que, an en el supuesto caso de que en algn momento
Francisco de Miranda y los capitanes Lewis hayan pensado en incorporar masivamente
haitianos a las fuerzas libertarias, esto claramente no ocurri.
Gracias al aviso del embajador espaol en Estados Unidos, Manuel Guevara
Vasconcelos estaba al tanto de la amenaza que se cerna sobre la colonia. A los fines de
conjurarla, adems de mandar al referido espa a Hait, convoc a una junta de guerra y
llev adelante las siguientes medidas defensivas: se puso () en armas a todas las
milicias de blancos y pardos de esta provincia, se reforzaron las costas, se prohibi el
desembarco de extranjeros sin permitir echar en tierra persona alguna extranjera ni de
color o introducir papeles sediciosos y se establecieron rigurosas polticas de control
social sobre los esclavos y pardos pidindoles a los hacendados de la costa que:asistan
personalmente a sus haciendas y los que no puedan () pongan mayordomos blancos
() que cuidan y mantengan en buen orden las esclavitudes cuyo celo se encarga
tambin a las justicias territoriales con prevencin de que los hombres de color que se
hallen en tabernas y pulperas despus de las ocho de la noche se los castigue al da
siguiente con doce ltigos como nica correccin que la experiencia ha enseado ()
efectos felices del escarmiento.1405
El 5 de marzo, el Capitn General le escribi al gobierno de Madrid explicndole
las medidas que se haban tomado. En su opinin, la expedicin era: temible () por la
fuerza como por las ideas de subversin que intentan propalar.1406 Segn tena
entendido, Miranda buscaba reclutar: hombres inicuos como son los 2.500 mulatos que
han pasado a tomar en Puerto Prncipe.1407Le preocupaba la influencia haitiana y la
1404

Declaracin de Pompey Grand, 26 de mayo de 1806; Declaracin de Robert Reyn, 26 de mayo de

1806, Carta de Guillermo Pride a Linda Pride, 24 de julio de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op.
cit.; tomo I, 532, 546, 616.
1405

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 5 de marzo de 1806, AGN, traslados, I,

368, ff. 19-20.


1406
1407

Idem, f. 21.
Idem, f. 18.

441

posibilidad de que los afrodescendientes venezolanos se sumaran a la revolucin. Por


ello, adems de proteger las fronteras, tom medidas represivas para evitar cualquier tipo
de colaboracin entre los enemigos externos y los sectores populares. Tambin se
encarg de alertar al Virrey de Nueva Granada de lo que estaba sucediendo. Debido a las
distancias, las noticias llegaron a manos de Antonio Amar y Borbn bastante tiempo
despus. Sin embargo, ste se mostr sumamente preocupado y puso en marcha medidas
defensivas similares a las de la colonia vecina. En carta a la metrpoli deca: He sabido
las maniobras de () Miranda y empresa que con auxilio de los ingleses intenta contra
las costas de Venezuela o tal vez otras de tierra firme, tratando de poner en movimientos
algunos mulatos de Porta au Prince (). Con el redoblo mi vigilancia en estos pases ()
y habiendo () expedido mis rdenes a los gobernadores de la costa para excitar la suya
junto con algunas providencias dirigidas al reconocimiento y observacin () de los
parajes que por el confn con las provincias de Venezuela u otras circunstancias son de
sospecharse ms expuestas . 1408
Los expedicionarios llegaron a Aruba el 11 de abril. Estuvieron unos pocos das,
durante los cuales se aprovisionaron y realizaron ejercicios militares. Finalmente, el 16
volvieron a partir, escoltados por una fragata britnica comandada por el capitn
Phillips.1409
En el nterin, Jos Covachich arrib a la vela de Coro el 12 de abril y le escribi
una misiva a Manuel Guevara Vasconcelos en la que le informaba acerca de la
expedicin. Deca:
Barcos armados () salieron de Nueva York para Puerto Prncipe y Jacomelo en () Santo
Domingo, con intencin de embarcar algunos mulatos en dichos puertos, para seguir a la costa
firme. () Cuando llegaron a Puerto Prncipe mudaron de idea, no quisieron seguir la expedicin,
y empezaron a cargar caf para la Amrica. () El Emperador, Capitn Jacobo Lewis, la que
estaba aprontndose, y haba salido () para unirse con la () Leander en Jacomelo al mando de
() Toms Lewis; despus de dos das de haber salido () El Emperador armado con veinte y
ocho caones, y cerca de doscientos hombres, volvi al Puerto Prncipe de miedo, no quiso seguir

1408

Carta de Antonio Amar y Borbn a Manuel Godoy, 7 de mayo de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff.

16-17.
1409

Biggs, op. cit., pp. 55-57; Sherman, op. cit., p. 45.

442

su viaje, escribi a su hermano que iba a cargar caf para la Amrica. De los barcos americanos,
() no hay ms que la fragata Leander, la goleta Bachuss, () y la goleta Bee de Filadelfia, la
que se flet en mismo Jacomelo: salieron () el veinte y siete de marzo. A bordo de () Leander
va () Miranda, (), que deber mandar, en caso que logren el desembarquen la costa firme. No
han podido lograr del Emperador para embarcar ningn mulato, ni otra gente. La fragata Leander
lleva ciento ochenta a doscientos hombres (), la mayor parte de ellos irlandeses, escoceses, y de
otras naciones con diez y seis caones, seis de a doce y los dems de a nueve. Entre esta gente hay
ms de treinta oficiales a bordo, la mayor parte de ellos irlandeses (). Tambin entre dicha gente
(), son muchos de diferentes artes: () hay diez imprimidores, () por muchos das estaban
imprimiendo a bordo del Leander papeles y bandos en lengua espaola, para () mandarlos para
los pueblos. () La expedicin (.) est hecha por el traidor Miranda y los piratas que vienen
con l, y con los dems dueos de la fragata. El Gobierno americano no tiene nada que hacer en
dicha expedicin. () Llevarn consigo cartas de Miranda para sus amigos rebeldes de Caracas,
La Guaira y los dems pueblos, para () hacer la revolucin al instante que () Miranda
aparezca () en la costa. () El paraje del desembarco que intentan hacer los piratas en la costa,
segn tengo entendido del Capitn Lewis y de algunos otros oficiales, debe ser cerca de Cabo
Blanco tres leguas a Sotavento de La Guaira o en la Baha de Cata, seis leguas a Barlovento de
Puerto Cabello1410

Adems de este informe, el espa le entreg al Capitn General una carta de Louis
Ferrand, el comandante francs en Santo Domingo. ste, en honor a la alianza, ofreca
entre 200 y 300 hombres para la defensa. Asimismo, sin conocer el paradero de la
expedicin, deca: Nada puede hacer creer que est en Santo Domingo, de donde jams
lograra hacer salir a los mulatos, que estando tan apegados a sus habitudes, () no han
llegado an al punto de expatriarse, y mucho menos gozando de la comodidad, a cuyo
logro todo lo han sacrificado. Es ms probable que Miranda est en la Trinidad, donde
procurar establecer relaciones con los habitantes de la costa firme.1411 Esta ltima
informacin estaba claramente errada. Tambin desde Santo Domingo, Manuel Serrano,
un residente venezolano, le escribi a Manuel Guevara Vasconcelos alertando de una

1410

Carta de Jos Covachich a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de abril de 1806, compilado en

Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 53-55.


1411

Carta de Louis Ferrand a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de abril de 1806, compilado en Arroyo

(comp.), op. cit., tomo I, p. 58.

443

supuesta alianza entre el gobierno haitiano y Francisco Miranda, apoyada por los
britnicos. Le deca:
He odo () que () Miranda se halla en () Santo Domingo unido al feroz Juan Santiago
Dessallines, y no es de dudarse, cuando es todo el comercio de los americanos el de los negros
brigantes. El da quince ha llegado un barco americano a este Puerto, y se ha dejado decir () que
de Norte Amrica han salido doce buques con veinte mil fusiles, diez mil lanzas, municiones, y
dems pertrechos de guerra, que su punto de reunin es el Prncipe francs, que lo poseen los
brigantes y que el General de la expedicin es un tal Piction General en Jefe de la armada de
Dessalines, y que van protegidos por la nacin enemiga inglesa, todo esto a favorecer las
rebeliones de esa provincia.1412

Asimismo, Jos Doy, un cataln que arrib a Cuman, en de abril de 1806, avis
al gobierno local que Francisco de Miranda: andaba en las Antillas con cuatro mil
hombres, que estaban muertos de hambre, y sin dinero, y que de Santo Domingo se
esperaban siete mil.1413
Como vemos, la revolucin haitiana segua alimentando la imaginacin de los
blancos, generando rumores apocalpticos. Sin negar la diversidad de noticias, las
autoridades se guiaron fundamentalmente por el informe de Jos Covachich, que
resultaba el ms fidedigno. En este sentido, reforzaron an ms las costas de La Guaira y
Puerto Cabello y a esperaron all a los invasores. Poco despus, llegaron desde Aruba
noticias de un comerciante espaol, que avisaba de la presencia de Miranda en aquella
isla y de su prxima incursin en la tierra firme.1414Finalmente, el 27 de abril, los
expedicionarios intentaron realizar el desembarco en Ocumare, en las postrimeras de
Puerto Cabello. Aquella ofensiva se vio frustrada por dos buques guardacostas, el Celoso
y el Argos, que le presentaron batalla. Luego de un breve pero intenso combate naval, la

1412

Carta de Manuel Serrano a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de abril de 1806, compilado en Arroyo

(comp.), op. cit., tomo I, p. 60.


1413

Carta del Gobernador de Cuman a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de abril de 1806, compilado

en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 49.


1414

Carta de Ramn de Arce a Juan Leviene, 16 de abril de 1806, AGI, Estado, 68, N.44.

444

invasin fracas y los expedicionarios se fugaron. Empero, el Bee y el Bacchus no


pudieron seguir al Leander y fueron capturados con 57 expedicionarios abordo.1415
A todos ellos se los someti a juicio. Durante el proceso se los interrog
duramente, preguntando obsesivamente sobre su estancia en Hait. La mayora dio cuenta
de las actividades que se haban realizado en la isla, no obstante el grueso de ellos, neg
estar comprometido voluntariamente en los objetivos de la expedicin. Robert Sanders,
impresor y natural de Maryland, en su declaracin relat que:
En Jacomelo se entretuvieron en montar hachas de varias especies, en cavar o poner hasta a
porcin de picas () que a bordo que vio () hacer una bandera para que el Capitn Lewis trajo
seda de tres colores de Puerto Prncipe (), que se hizo una tarde disparando un can al acto y
en celebridad la oficialidad se ech algunos tragos de vino, (), despus de haber concurrido a la
excepcin de una imprenta en que se tiraron como mil y quinientas Proclamaciones, crecido
nmero de patentes () , que en Jacomelo se flet la () Bee () y despus a la Bachuss ()
que entendi que el Capitn Lewis () Emperador, que de Puerto Prncipe haba pasado a
Jacomelo, tuvo una desavenencia con su hermano el Capitn Lewis con decirle el primero a este
que de ninguna manera entrara en el partido que le proponan l y el General Miranda () que el
exponente entendi se solicit en dicho Puerto Prncipe otro buque, pero que no sabe porque no
vino (), que se acuerda tambin que en el referido puerto de Jacomelo se hizo un nmero de
cartuchos de fusil, al menos de mil y quinientos, como tambin de can. 1416

Los funcionarios judiciales inquirieron insistentemente sobre el reclutamiento de


hombres en Hait. La gran mayora de los apresados, como Charles Jonson, Miles Hall,
John Ferris y Francis Farquason, dijeron no saber nada sobre el asunto.1417 Sin embargo,
otros dieron versiones dismiles. Benjamn Nicholson afirm que: en Jacomelo sabe se

1415

Carta de Pedro Surez de Urbina a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de abril de 1806, compilado en

Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 64- 65.


1416

Declaracin de Robert Sanders, 29 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,

pp. 649-650.
1417

Declaracin de Charles Jonson, 17 de mayo de 1806; Declaracin de Mills Halls, 19 de mayo de

1806; Declaracin de John Ferris, 21 de mayo de 1806; Declaracin de Francis Farquason, 22 de mayo
de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 163, 219,367, 381.

445

le agreg alguna gente blanca toda.1418 Por su parte, el estadounidense Samuel Price,
relat que l mismo haba sido excarcelado de la prisin local para sumarlo a la
expedicin. En sus palabras: que estando preso en () Jacomelo lo sacaron de la prisin
para llevarlo a bordo del Leandro en el cual naveg hasta Ora, que lo pasaron a la goleta
Bachuss.1419 Slo Tomas Billop, Paul George y Stephen Burtis admitieron que se
sumaron uno o dos hombres de color a la expedicin. El primero afirm que en
Jacomelo tomaron uno [prctico], y vena a bordo de la corbeta, que es hombre de color y
segn oy es natural de Curaao1420. El segundo confirm aquella versin sealando
que Francisco de Miranda: tom un prctico de Curaao de color negro.1421 Mientras
que el tercero dijo que: un negro y un negrito que pareca hijo suyo fue tomado y
embarcado en la corbeta para que sirviera de prctico () y que ignora si el primero
permaneci o desert mediante que tuvo una reprimenda y amenaza del capitn Lewis
proveniente de una ancla y con cuyo motivo le dijo entre que le cortara la cabeza por que
no saba su obligacin.1422 Estos testimonios confirman que no hubo un reclutamiento
masivo de haitianos y que en el mejor de los casos se sumaron dos negros, de los cuales
uno parecera ser de Curaao.
Durante el proceso los funcionarios tambin preguntaron sobre los vnculos entre
los jefes de la expedicin y los haitianos. Algunos de los prisioneros afirmaron que varios
de los oficiales se adentraron hacia Port au Prince. Por ejemplo Stephen Burtis declar
que Toms Lewis haba: () ido una vez a Puerto Prncipe a ver a su hermano saltando
a este fin en tierra junto con un hombre llamado Smith aun antes de fondear la corbeta en

1418

Declaracin de Benjamin Nicholson, 19 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit.,

tomo I, p. 320
1419

Declaracin de Samuel Price, 19 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.

330.
1420

Declaracin de Tomas Billop, 19 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.

237.
1421

Declaracin de Paul George, 24 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.

464.
1422

Declaracin de Stephen Burtis, 27 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,

pp. 678.

446

Jacomelo y le parece haber hecho despus otro viaje al mismo destino.1423 Sin embargo,
tres de ellos dijeron que Francisco de Miranda, haba tenido poco contacto con los
locales. Paul George asegur que el venezolano haba: saltado a tierra sino una sola
maana por paseo.1424John More seal que: el General Miranda () no bajo a tierra
en Jacomelo si no nicamente a baarse una sola vez en un ro arroyo desviado de la
poblacin cuyos negros sabiendo o teniendo entendido que era tal general francs lo
aborrecan y esto fue bastante para mantenerse abordo.1425 Finalmente, Stephen Burtis
asegur que lo vio: bajar a tierra una vez y otra pasar a bordo de un bergantn americano
en donde no se detuvo.1426Estos testimonios confirmaran que Francisco de Miranda
dej en manos de sus oficiales las tratativas con los gobernantes locales y que slo
descendi al puerto en una oportunidad, momento en el cual seguramente se encontr con
Magloire Ambroise.
A partir de los primeros interrogatorios, las autoridades venezolanas fueron
enterndose de los ejes centrales de la expedicin de Francisco de Miranda. Sin embargo,
aunque suponan que ahora se encontraban en Trinidad no saban a ciencia cierta, para
adonde se haba marchado. El Capitn General se encarg de mantener al tanto al
gobierno metropolitano, envindole varios informes de lo sucedido. En uno de ellos,
mostrndose muy preocupado por lo acontecido, adverta que haba una conjuracin entre
Francisco de Miranda, Estados Unidos e Inglaterra, que seguramente contaba con la
participacin de Juan Bautista Picornell y Manuel Corts. Asimismo, alertaba sobre el
estado de insubordinacin de los esclavos y de los pardos que podan sumarse a dicha
sublevacin. All le deca a Pedro Ceballos, que:Vemos un pas muy apetecido de los
ingleses y norteamericanos, contagiado del terrible mal de querer mudar de dominacin
() de negros y otras gentes de color en inferioridad a los blancos, al paso de querer

1423

Declaracin de Stephen Burtis, 29 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,
p. 674.
1424
Declaracin de Paul George, 24 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
464.
1425

Declaracin de John More, 17 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.

87.
1426

Declaracin de Stephen Burtis, 29 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,

p. 674.

447

hacer tanto como estas nos hizo ver el ao de 97 les indujo a entrar a varios mulatos en el
proyecto de sublevacin. Sabemos que los ingleses han intrigado () a los reos () en
Trinidad que algunos de sus jefes han entrado en el proyecto que ahora pone Miranda en
movimiento.1427
Luego de las averiguaciones judiciales, el fiscal realiz la acusacin formal contra
los prisioneros imputndoles el delito de rebelin. Desde su punto de vista Francisco de
Miranda tena una larga carrera como sedicioso, contaba con el apoyo de Inglaterra y
Estados Unidos y se pretenda como continuador de la conjura de 1797, con la cual haba
tenido contactos desde aquel ao. En particular, sobre la estancia en Hait, el letrado
entendi que los jefes de la expedicin haban intentado enlistar a miles de negros pero
que finalmente no lo haban conseguido y slo haban logrado reclutar a unos pocos
blancos. En sus palabras:
Arriban a Jacomelo el da diez y ocho citado febrero, y en ms de treinta que permanecieron se
practicaron tales cosas que fue quitada la mscara de la expedicin, (.) buscar gente y bajeles
auxiliares. En la primera diligencia de Miranda y Tomas Lewis, contaban con millares de mulatos
y negros sublevados en () Santo Domingo. Pero a pesar de las relaciones que con ellos haba
contrado, () no pudo conseguir siquiera uno; no eran pocos los buques americanos fondeados
en Jacomelo y entretenidos en este torpe comercio. Sin embargo de su nmero y de haber entre
ellos otra corbeta armada, Tomas Lewis hace viajes a Puerto Prncipe en demanda de la fragata el
Emperador () mandada por () Jacobo Lewis. Se tienen naturalmente a la consideracin las
instancias que gastara esta solicitud. Pero su hermano, aunque contrabandista, menos malo que l,
se deniega a auxiliarle, horrorizado de la iniquidad del proyecto: lo censura y reprueba
abiertamente () Aumentado el nmero de sta no con negros ni mulatos de los franceses
alzados, sino con una partida de americanos blancos enganchada en Puerto Prncipe, y graduada de
oficiales, no pudieron los enganchadores pervertir otras embarcaciones, que las dos goletas
apresadas. Muchas de Norte Amrica entraban y salan durante la arribada del Leandro en
Jacomelo; pero solo la Bachuss y la Bee, lisonjeadas con el flete ventajosa y dems ofrecimientos
consecuentes a la empresa, cayeron en la tentacin. 1428

1427

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 3 de junio de 1806, AGI, Estado, 68, N.44.

1428

Representacin del fiscal, 10 de julio de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.

764-765.

448

Finalmente, la Real Audiencia dict su sentencia el 12 de julio de 1806. En su


fallo, el tribunal estableci un vnculo directo entre la expedicin de Francisco de
Miranda y la conjura de 1797. Plante que el venezolano y sus oficiales, haban
intentando subvertir estas Provincias, adoptando y siguiendo el plan revolucionario de
Juan Picornell y Manuel Gual, que pretendieron llevarla a efecto en mil setecientos
noventa, y siete, y no pudieron conseguirlo, porque descubierto fueron ahorcados lo que
demuestra el proceso de aquella causa.1429 Por todo ello, 10 oficiales fueron
sentenciados a muerte y, el resto, resultaron condenados a servir varios aos de crcel en
los castillos de Puerto Rico, Cartagena y Omoa.1430 La ejecucin se llev adelante el 21
de julio, en un acto pblico, en el que se conden el intento de invasin y a Francisco de
Miranda.
Despus de la derrota en Ocumare, los expedicionarios se retiraron hacia Bonaire.
All, se realiz un consejo de guerra en el cual se decidi dirigirse hacia Trinidad en
busca del apoyo britnico.1431 Las autoridades coloniales inglesas seguan muy cerca las
novedades acerca de la expedicin, que aseguraban que Miranda haba buscado el apoyo
del gobierno haitiano. Adems de los reportes oficiales, en los diarios de Estados Unidos
se divulgaban noticias muy exageradas sobre el tema. Por ejemplo, a comienzos de abril,
el diario The Morning Chronicle

public una carta de un supuesto participe de la

expedicin, que afirmaba que: El general Miranda () conseguir todas las tropas que
desee, el general Petin de Port au Prince tiene bajo su comando 8.000 mulatos () todo
dispuestos a acompaarlo y el emperador de Hait, da todas las facilidades
necesarias.1432 Sin embargo, aquellas autoridades desconfiaban de las noticias y de los
informes difundidos por los espaoles, creyendo que eran falacias que buscaban
desprestigiar a la expedicin y a su jefe. En carta del 5 de mayo a la metrpoli, el
gobernador de Granada, Thomas Maitland, deca: El gobierno colonial hace creer a la
gente que los ingleses le ayudan para traer negros armados de Santo Domingo. No hay

1429

Sentencia de la Real Audiencia, 12 de julio de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff. 98-99.

1430

Idem, ff. 100-105.

1431

Biggs, op. cit., pp. 79-82.

1432

Citado en Jenson, Deborah, Beyond the Slave Narrative, Liverpool, Liverpool University Press, 2012,

p. 185.

449

duda de que esto es una mentira poltica. Miranda debe saber que su buen xito tiene que
emanar de sus propios compatriotas, los criollos de tierra firme y nunca adoptara medida
tan odiosa como la mencionada.1433 Tiempo despus, The Bermuda Royal Gazette,
tambin desmentir los rumores denunciando en un artculo que: En adicin a las
falacias propagadas en La Guaira para arruinar a Miranda () tenemos informacin
certera de que el embajador espaol, el Marqus de Cara Irujo, fue el responsable de
reportar que el Capitn Lewis haba reclutado a 5.200 mulatos de Santo Domingo y que
haba dado la orden de masacrar a los espaoles y no respetar la vida de ningn
prisionero. Este informe tena por objeto difundir el temor () y hacer que las personas
vieran en Miranda a un asesino.1434
Luego de unos pocos das en Bonaire, los expedicionarios emprendieron su
marcha nuevamente. El 28 de mayo llegaron a la isla de Granada, donde el gobernador
Thomas Maitland los recibi y les dio de alimentos para la tripulacin. Francisco de
Miranda le inform acerca de su estancia en Hait y del fracaso de Ocumare. Adems, le
expres sus intenciones de pasar por Barbados para dialogar con el almirante Alexander
Cochrane. Thomas Maitland se mostr de acuerdo y resolvi que la fragata Lilly lo
escoltase. Contando con esta valiosa informacin, el gobernador escribi una nueva carta
en la que confirmaba sus impresiones previas: Es infundado e incierto que haya alistado
o querido alistar un solo negro de Santo Domingo. Esto es una falsedad fabricada por el
gobierno espaol para desacreditar la causa.1435 Teniendo en cuenta que el destino final
era la isla de Trinidad, antes de partir, Francisco Miranda le escribi una misiva al
gobernador Thomas Hislop (citada previamente) en la que dejaba en claro que no haba
tenido intenciones de reclutar haitianos durante su escala en aquella isla.1436 Al hacer
esto, su intencin era limpiar su buen nombre y desvincular su empresa del modelo
revolucionario haitiano. Pocos das despus, los expedicionarios salieron nuevamente y

1433

Citado en Parra Prez, op. cit. p. 103.

1434

The Bermuda Royal Gazette, 1 de noviembre de 1806, nro. 1186.

1435

Citado en Parra Prez, op. cit. p. 103

1436

Carta de Francisco de Miranda a Thomas Hislop, 28 de mayo de 1806, op. cit., tomo XVII, pp. 387-

386

450

llegaron a Barbados el 6 de junio.1437 All, el venezolano mantuvo varios encuentros con


el almirante Cochrane, el gobernador lord Seaford y el general Bowyer, pidindoles
auxilio para una nueva invasin. El primero se mostr dispuesto a colaborar, mientras
que los otros dos fueron ms renuentes a dar su aprobacin.1438 El venezolano estableci
un acuerdo con el referido almirante por el cual, a cambio del apoyo militar, se le
garantizara a Inglaterra el libre comercio con la Venezuela independiente. Sin embargo,
aquel pacto era provisorio, dado que las decisiones de Cochrane deban ser refrendas por
la metrpoli para poder pasar a la accin.1439
Poco despus, Francisco de Miranda y sus expedicionarios partieron hacia
Trinidad, adonde arribaron el 23 de junio. All el Gobernador Thomas Hislop se
comprometi a ayudarlos otorgndoles recursos y permitindoles reclutar pobladores
para el ejrcito rebelde. Varios criollos se sumaron a la causa, incluidos unos pocos
pardos e indios. Gracias al apoyo del Gobernador, del almirante Cochrane y a John
Turnbull, se rearm la expedicin que ahora contaba con casi 400 hombres y nuevas
embarcaciones.1440 La misma parti hacia la Vela de Coro, el 25 de julio de 1806.
Ms all de las precauciones tomadas por Francisco de Miranda, sus pasos eran
seguidos de cerca por las autoridades venezolanas. Tempranamente, los gobernadores de
Margarita y Cuman le informaron al Capitn General que las fuerzas revolucionarias
haban pasado por las islas de Granada y Barbados y que ahora se encontraban en
Trinidad, haciendo los ltimos preparativos. Convencido de que contaban con el apoyo
britnico, Manuel Guevara Vasconcelos convoc una junta de guerra que resolvi
reforzar las costas, movilizar nuevas milicias y establecer un cuerpo especial para repeler
a los atacantes.1441

1437

Biggs, op. cit., pp. 92-95.

1438

Carta de lord Seaford a Henry Darlymple, 17 de junio de 1806, op. cit., tomo XVII, pp. 407-408.

1439

Carta de Alexander Cochrane a Francisco de Miranda, 9 de junio de 1806, op. cit., tomo XVII, p.

392-394; Biggs, op. cit., p. 95-98; Parra Prez, op. cit, pp. 106-107.
1440

Relacin de oficiales del ejrcito, op. cit., tomo XVIII, pp. 66-67; Relacin de cuerpos del ejrcito,

op. cit., tomo XVIII, pp. 66-67; Biggs, op. cit., p. 108-109;
1441

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 24 de julio de 1806, AGN, traslados, I,

368, ff. 30-38.

451

Finalmente, el 2 de agosto comenz el desembarco en la Vela de Coro. El


Comandante de Coro, Juan de Salas, con 350 soldados mal armados, intent oponer
resistencia, pero fracas.1442 De esta manera, los invasores lograron ocupar el fortn y
emprender su marcha hacia Coro. El grueso de los habitantes de aquella ciudad salieron
despavoridos temiendo lo peor y la misma fue tomada el 4 de agosto. Las tropas de Coro
se replegaron y unieron a las escasas fuerzas de Juan de Salas en Caujaro, cerca de dicha
urbe. El comandante inform de inmediato al Capitn General de la ofensiva y le avis
que tena bajo sus rdenes: 600 indios y 800 hombres sin otras armas que las que saqu
de Coro () pero yo los mantengo a todos por no aumentar las fuerzas de Miranda ()
con los indios de que ya tengo noticias se le van reuniendo y por mantener el respeto a los
negros de la serrana de cuya quietud no hay la mejor apariencia.1443 A Juan de Salas le
preocupaba que los indgenas y los afrodescendientes de la zona (que haban dado
pruebas de su rebelda en los aos precedentes) se sumasen a los invasores. Algunos,
incluso, ya lo haban hecho, pero haban sido capturados o haban desertado: Anoche
remit () a San Felipe nueve entre indios y mulatos que haban tomado partido con los
insurgentes.1444 Durante los das subsiguientes, fue recibiendo refuerzos y para el 8 de
agosto ya contaba con 1.500 hombres que cercaban a los atacantes.
Mientras tanto, en Coro, Francisco de Miranda iz la bandera colombiana y
difundi una proclama llamando a los criollos, los indgenas y los pardos de Venezuela a
sumarse a su causa. Evitando el modelo haitiano, procuraba llevar adelante el proceso
revolucionario sin grandes derramamientos de sangre, constituyendo un congreso que
deba declarar la independencia y establecer el nuevo orden postcolonial.1445 Sin
embargo, la convocatoria no surti efecto, dado que muy pocos se incorporaron a su
ejrcito. La elite local, asustada por los anteriores informes que presentaban a Francisco
de Miranda, como un continuador de la revolucin francesa y la revolucin haitiana, no le
1442

Carta de Juan de Salas a Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 2 de agosto de 1806, AGN,

traslados, I, 368, f. 39.


1443

Carta de Juan de Salas a Manuel Guevara Vasconcelos y a Manuel Godoy, 2 de agosto de 1806,

AGN, traslados, I, 368, f. 40.


1444
1445

Idem, f. 41.
Proclama de Francisco de Miranda, Comandante general del ejrcito colombiano a los pueblos

habitantes del continente Amrico-Colombiano, op. cit., tomo XVIII, pp. 105-109.

452

brindaron su apoyo. Descontent Francisco de Miranda, abandon la ciudad con sus


tropas el 7 de agosto, publicando una nueva proclama en la que explicaba su decisin
alegando que lo haba hecho para dar pruebas de su: moderacin y afecto haca mis
compatriotas y paisanos.1446 Se dirigi a la Vela de Coro, desde donde pidi ayuda a los
britnicos.1447 All fue cercado por las tropas de Juan de Casas y se dieron algunas
pequeas escaramuzas. Finalmente, viendo que todo estaba perdido, Francisco de
Miranda y los expedicionarios abandonaron Venezuela el 13 de agosto de 1806
dirigindose a las islas britnicas.
Restablecido el orden, las autoridades de Coro interrogaron a los vecinos que
estuvieron en contacto con los invasores, para conocer mejor los pormenores de la
ocupacin. Uno de los sondeados fue Antonio Navarrete, un espaol de Mlaga que haba
vivido en Santo Domingo y que se haba exiliado en Venezuela. ste explic que, a pesar
de que se haba enrolado en una de las compaas de defensa, no pudo abandonar la
ciudad con el resto de los habitantes, debido a que los expedicionarios llegaron justo
cuando estaba poniendo a resguardo los bienes de la iglesia de la cual l era mayordomo.
Asimismo, declar que tuvo trato con Francisco de Miranda y sus seguidores, dado que
estos ocuparon durante cuatro das su hogar. Preguntado acerca de quienes eran sus
principales oficiales, inform que varios de ellos eran extranjeros (franceses, ingleses y
estadounidenses) y que haba algunos venezolanos blancos y de color.1448 A su vez,
denunci que uno de ellos era: Un coronel de negros que deca ser de la parte francesa
de Santo Domingo.1449 Adems seal que en general la poblacin local no haba dado
apoyo al invasor pero que: observ que algunos indios y sambos que no conoce iban y
venan de esta ciudad al campo donde estaban las tropas nuestras.1450
Otro de los interrogados fue Francisco de Lavastida, quien era natural de Santo
Domingo y tambin haba emigrado, junto con su familia, a Maracaibo, luego de los
sucesos revolucionarios. ste explic que trabajaba con Antonio Navarrete en la iglesia y

1446

Proclamacin, 7 de agosto de 1806, op. cit., tomo XVIII, p.114.

1447

Carta de Francisco de Miranda al vicealmirante Dacres, op. cit., tomo XVIII, p.118-119.

1448

Declaracin de Antonio Navarrete, 19 de agosto de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff. 122-125.

1449

Idem, f. 125.

1450

Idem, f. 128.

453

que no logr abandonar la ciudad por los mismos motivos que aquel. En lneas generales,
dio un testimonio muy similar al anterior, detallando qu haban hecho los invasores,
cuntos eran, quienes eran los principales oficiales, etc.1451
A partir de todas estas averiguaciones, Manuel Guevara Vasconcelos le escribi a
Manuel Godoy un informe en el que relat la invasin de Francisco de Miranda y seal
que las fuerzas locales haban actuado con cuidado debido a los riesgos de la operacin.
En particular, subray el temor que se tena ante una posible alianza entre los
expedicionarios y los afrodescendientes locales: La calidad del enemigo () y las
antiguas turbaciones que haban aparecido en la esclavitud parece que exigan para no
aventurar el honor de las armas espaolas asegurarse de la disposicin en que se hallaban
los nimos y proveedor con tiento y precaucin.1452 Por ello, justificaba el repliegue de
Juan de Casas hacia la Serrana: cuya situacin ms fcil de defender contra los
invasores era al mismo tiempo la ms proporcionada para mantener en respeto a la gente
de color y para aguardar fuese concurriendo los vecinos de aquella jurisdiccin y los
auxilios de las inmediatas.1453 Asimismo, afirm que Francisco de Miranda haba
intentado atraerse a la poblacin local promulgando una serie de proclamas. Con respecto
a los esclavos, segn el Capitn General, Francisco de Miranda: dio libertad a los negros
esclavos que se le presentaron, aunque al principio haba protestado que favorecera las
propiedades y que slo contaba con la gente libre.1454 No obstante, estas medidas no
alcanzaron el xito buscado. Con alegra le inform que: a excepcin de unos pocos
miserables en que parece que solamente influy el temor todos se mantuvieron fielmente
adictos a la causa de S.M.1455. A su vez, le coment que gracias a tres desertores se tuvo
un conocimiento certero de la envergadura de la expedicin y que: las tropas de este
rebelde eran de diversas naciones y colores.1456 Entre los

invasores, adems de

franceses, britnicos y estadounidenses, se encontraban venezolanos blancos y


1451

Declaracin de Francisco de Lavastida, 19 y 20 de agosto, AGN, traslados, I, 368, ff. 132-155.

1452

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 26 de agosto de 1806, AGN, traslados, I,

368, f. 61.
1453

Idem, f. 61.

1454

Idem, ff. 65-66.

1455

Idem, f. 63

1456

Idem, 64.

454

afrodescendientes, algunos de los cuales haban tenido participacin o vnculos con la


conspiracin de La Guaira. stos eran: Jos Rico, (), Domingo Snchez, cuado del
reo de estado Jos Mara Espaa (), un negro capitn, caraqueo, llamado Cayetano, un
mulato que haca de oficial llamado Cazaas natural de la Guaira.1457 Lo cual daba
cuenta de la estrecha relacin entre aquella invasin y la conjura y de la participacin de
algunos hombres de color en la expedicin. Finalmente, le advirti que, a pesar de que el
mayor peligro haba pasado, los expedicionarios aliados con los ingleses seguan
amenazando a Venezuela.
Durante las semanas siguientes, las autoridades venezolanas continuaron con las
averiguaciones y tomaron nuevas medidas para proteger las costas. En ese contexto, el
Capitn General le volvi a escribir a Manuel Godoy para informarle acerca de la
expedicin, el proceso judicial que se haba llevado a cabo y los castigos que se haban
impuesto. En particular, hizo mencin a Hait en varias oportunidades. En la misiva se
refiri a la estancia en isla en los siguientes trminos: Que este viaje fuese hostil a nadie
poda ocultarse en Jacomelo cuando en cerca de cuarenta das que permanecieron all
() no hicieron otra cosa que prepararse para ofender. Las negociaciones entabladas por
Miranda y Toms Lewis con los negros de Petin o Dessalines, ya con los buques
americanos que en las bahas de Jacomelo y Puerto Prncipe () tuvieron demasiada
publicidad para que se ignorase que el fin de aquellas era aumentar las fuerzas de la
expedicin y el objeto de esta el ms depravado ().1458 A su vez, seal que Francisco
de Miranda haba tenido intenciones de enlistar hombres en Hait. En su opinin, el
convoy inicialmente estaba compuesto por: 200 a 300 hombres pero con tanta
desproporcin entre el nmero de oficiales y el de soldados que se echan de ver que
contaba con reclutar muchos ms individuos ya sea en esta misma provincia ya en las
colonias extranjeras o entre los rebeldes de Santo Domingo.1459 Algo que, haba
preocupado enormemente a las autoridades espaolas.

1457

Idem, 65.

1458

Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 30 de septiembre de 1806, AGN, traslados,

I, 368, f. 137.
1459

Idem, f. 162.

455

Derrotados, Francisco de Miranda y sus hombres se dirigieron a Barbados y luego


a Trinidad. All, intent reorganizar sus fuerzas para realizar una nueva invasin. Las
negociaciones duraron ms de un ao, empero, resultaron infructuosas y el venezolano
decidi regresar a Londres. Desahuciado por el fracaso, el 16 de noviembre de 1807,
emprendi el retorno a su hogar.1460
Lejos del terror que haba causado entre la elite y los funcionarios espaoles el
primer parte del embajador espaol en Estados Unidos, la incursin de los miles de
mulatos haitianos nunca se produjo y, a diferencia de lo que se haba esperado, los
sectores de color no se sumaron a los invasores. El peligro, una vez ms, haba sido
conjurado.

Conclusin

En el primer apartado de este captulo, he analizado la trayectoria poltica e


intelectual de Francisco de Miranda desde su exilio en 1783 hasta 1806. Basndome en la
bibliografa especializada y en fuentes primarias he intentado demostrar una serie de
hiptesis centrales. En primer lugar, que tempranamente, a partir de sus lecturas
ilustradas y sus experiencias polticas, el venezolano, se convirti en un decidido
partidario de la independencia de Hispanoamrica, proyecto por el que abog durante el
resto de su vida En segundo lugar, que devino en un admirador de la revolucin de
Estados Unidos, por considerar que sta haba logrado, sin excesiva violencia, establecer
un rgimen postcolonial moderado y racional en el cual reinaban la libertad, la igualdad y
el orden. En tercer lugar, que tambin era partidario de la monarqua britnica, porque
vea que ella garantizaba los mismos principios. En cuarto lugar, que su interpretacin
sobre la revolucin francesa fue variando con el tiempo. Inicialmente, se mostr tan
atrado por aquel proceso que particip en l como general del ejrcito francs. Sin
embargo, en la medida que est se fue radicaliz y l mismo cay en desgracia, con los
girondinos, su mirada troc en rechazo. Un rechazo que fue profundizndose con el
correr de los aos. En quinto lugar, que tena una psima imagen de la revolucin
haitiana. Desde su punto de vista, la misma estaba protagonizada por negros brbaros y
1460

Rodrguez de Alonso, op. cit., pp. 119-120.

456

sanguinarios que haban impulsado una aberrante deformacin caribea, de la ya de por si


negativa, revolucin francesa. Una interpretacin, que coincida con la de las elites
blancas y las autoridades de las colonias americanas. Empero, merece destacarse que su
posicin con respecto a dicho proceso fue cambiando con el tiempo. Mientras que al
principio, no estaba demasiado preocupado por el mismo, con los aos, en la medida en
que los afrodescendientes fueron radicalizndose y venciendo a sus enemigos europeos,
dicho acontecimiento lo fue obsesion, hasta convencerse de que era uno de los
principales peligros que amenazaban a Hispanoamrica. En sexto lugar, que consideraba
que la Amrica Espaola, deba alcanzar su independencia, evitando los modelos
revolucionarios de Francia y Saint Domingue y siguiendo el camino moderado trazado
por Estados Unidos e Inglaterra. Por ello, busc el apoyo de esos pases, para realizar sus
proyectos emancipatorios. El escaso xito de sus negociaciones lo oblig a emprender su
expedicin con pocos recursos y sin el auxilio explicito de dichas potencias.
En el segundo apartado de este captulo he abordado la historia de aquella
expedicin. Este tema ha sido analizado previamente por la historiografa, empero, he
intentado complejizar el relato tradicional, utilizando algunas fuentes poco exploradas y
centrndome en el rol que jugaron en ella, Hait y el fantasma de la revolucin haitiana.
As demostr, que Francisco de Miranda, decidi hacer una estancia en la isla, por
motivos pragmticos. Fueron los capitanes Lewis, quien los llevaron all, asegurndole
que podran encontrar una buena base de operaciones y el apoyo de las autoridades. Algo
que sucedi. Asimismo, present un desarrollo detallado de la estancia de los
expedicionarios en la isla.

Sobre este punto, he mostrado que Alexandre Petin y

Magloire Ambroise, colaboraron con la expedicin y que Jean Jacques Dessalines dio su
apoyo tcito a las operaciones. A su vez, he analizado si Francisco de Miranda tuvo
intenciones de enlistar masivamente haitianos para su ejrcito. Este tema, no parece estar
claro dado que, a pesar de su aversin a la revolucin de Saint Domingue, una de sus
cartas al capitn Jacob Smith, parecen indicar que tal vez estuvo dispuesto a dar ese paso.
De ser as, seguramente actu guiado por la extrema necesidad de aumentar sus fuerzas.
No obstante, lo que esta fuera de duda, es que finalmente aquel reclutamiento no se llev
a cabo y que en el mejor de los casos slo dos de ellos se sumaron a la misin. Ms all
del apoyo del gobierno, Francisco de Miranda, no mantuvo una fluida relacin con las

457

autoridades y la supuesta reunin con Jean Jacques Dessalines, no existi. De eso se


encargaron sus lugartenientes. Sin embargo, tuvo un encuentro con Magloire Ambroise,
en el cual dej en claro que sus intenciones eran evitar el modelo revolucionario haitiano,
Una vez abandonada la isla y en la medida que se fue vinculando con las autoridades de
las islas britnicas, Francisco de Miranda, aclaro que su escala en Hait haba sido
incidental y que no haba pretendido sumar a los negros a su causa, ni asumir su ideario
poltico revolucionario.
A su vez, analic como las autoridades hispanoamericanas reaccionaron ante la
expedicin, demostrando que su percepcin de los acontecimientos estuvo marcada por
el temor a la revolucin haitiana. Mostrado como, a partir de los informes del Marques de
Casa Irujo y otros, los funcionarios locales inicialmente se convencieron de que
Francisco de Miranda pretenda llevar adelante una invasin con el apoyo de los
britnicos y de los estadounidenses y con un ejrcito compuesto de miles de negros
haitianos. A pesar de que, con las averiguaciones judiciales, la efectiva participacin de
los negros fue siendo descartada, los gobernantes se convencieron de aquel proyecto se
inspiraba en los ejemplos francs, franco-antillano y en la conjura de la Guaira y
pretenda sublevar a los sectores populares en contra de la elite criolla y la metrpoli. De
all, que las autoridades de Venezuela y Colombia, buscaron conjurar aquel peligro,
fortaleciendo las defensas externas e intensificando la vigilancia sobre la poblacin de
color. Finalmente, expliqu que la expedicin fracas por tres razones. Primero, debido a
la falta de recursos con los que contaban los invasores. Segundo, por la rpida reaccin
de las fuerzas defensoras. Tercero, debido a que la elite le rest su apoyo. Aquellos
sectores compartan la interpretacin de las autoridades y por ello, ante el temor de una
reedicin la revolucin francesa y la revolucin haitiana en la colonia, decidieron
mantenerse leales a la Corona. De esta manera, se podra decir que, paradjicamente, la
estancia en Hait, a pesar de ayudarle a organizar la expedicin, tuvo consecuencias
fatales para la misma, dado que finalmente no hizo ms que alimentar los seculares
miedos de la elite venezolana.

458

459

Parte III
La Revolucin de Hait y la Independencia: entre el terror y la
solidaridad revolucionaria (1808-1820)
Captulo XV: Los primeros aos de la independencia y el fantasma de la
Revolucin Haitiana (1808-1812)
La memoria de los horrores de Santo
Domingo () todava acosa la mente de
cada uno de los colonos de las indias
occidentales.Robert Semple 1812 1461

La conjura de los Mantuanos

A comienzos de 1808, Espaa cay presa de una gravsima crisis poltica. Los
das 17, 18 y 19 de marzo estall el motn de Aranjuez, que oblig a Manuel Godoy a
renunciar y a Carlos IV a abdicar en favor de su hijo Fernando VII. Sin embargo, al poco
tiempo, Carlos IV, se retract, denunciando las coacciones que haba sufrido. Esto gener
una disputa entre ambos, en la cual intervino Napolen Bonaparte. Presionados por las
tropas francesas que haban llegado a la pennsula, padre e hijo, fueron invitados a
Bayona, a parlamentar con el Emperador. Mientras esto suceda, el pueblo de Madrid se
levant, el 2 y el 3 de mayo en contra de los invasores galos. En aquel contexto, Carlos
IV abdic a favor de Napolen Bonaparte, y Fernando VII lo hizo un poco despus.
Ambos quedaron prisioneros. Seguidamente, el Emperador nombr a su hermano Jos
Bonaparte, como Rey de Espaa y estableci las bases de un orden liberal. En respuesta
los sectores populares se levantaron masivamente en pos de la independencia y se
constituyeron juntas que reasumieron la soberana dejada vacante. Despus de muchas
idas y vueltas, el 25 de septiembre, se constituy una Junta Central que asumi la
soberana a nivel nacional. Aunque no hizo desaparecer a las provinciales, intent
subordinarlas
1461

suscitando

tensiones entre aquellos organismos. Asimismo, la Junta

Semple, op. cit., p. 27.

460

Central empez a esbozar la posibilidad de llevar adelante reformas liberales, que luego
se concretaran con la constitucin de Cdiz de 1812.
Las noticias de estos sucesos arribaron escalonadamente a Hispanoamrica a
partir de mediados de 1808. A pesar de la preocupacin, las autoridades coloniales y las
elites, en principio, dieron muestras de lealtad a Espaa, al Rey y a la junta. En
Venezuela, las primeras novedades se conocieron el 9 mayo de 1808. Esto dio lugar a los
festejos por la asuncin de Fernando VII, empero, la alegra fue pasajera.1462 El 15 de
julio de 1808, lleg el bergantn francs Le Serpent, con dos emisarios que venan con
una misiva del Consejo de Indias, en la cual informaban que Espaa estaba bajo la
dominacin gala y que deba reconocerse la nueva autoridad imperial. A su vez, aquel
mismo da, ancl en el puerto la corbeta inglesa Acasta que daba cuenta del estado de
rebelin que se viva en Espaa y ofreca la colaboracin britnica. Los delegados
franceses se reunieron con el Capitn General interino Juan de Casas (Manuel Guevara
Vasconcelos haba fallecido el 9 de octubre de 1807), para conminarlo a aceptar el mando
de Jos I. Todo esto gener descontento entre amplios sectores sociales que se
movilizaron hacia el cabildo aclamando a Fernando VII y maldiciendo a Napolen
Bonaparte y los franceses. Ante la presin popular, Juan de Casas y los cabildantes
llevaron adelante la jura del nuevo Rey.1463 El 17 de julio, el Capitn General, convoc a
las autoridades polticas, jurdicas, econmicas y militares a una reunin en la que se
discuti el camino a seguir. Un grupo entenda que aquel encuentro tena por objetivo
constituir una junta como las de Espaa. Empero, se desech esa posibilidad y se debati
en torno a la aceptacin o no de las nuevas autoridades peninsulares. Luego de una
intensa discusin, se decidi confirmar la autoridad de Fernando VII. 1464 Esta resolucin

1462

Quintero, La conjura de los mantuanos, Caracas, Academia Nacional de la Historia, UCAB, 2008, pp.

66-69.
1463

Acuerdo del ayuntamiento de Caracas en sesin extraordinaria incontinente por la conmocin del

pueblo y proclamacin de Fernando VII, 15 de julio 1808, compilado en Blanco; Azpurua (comps.), op.
cit., tomo II, pp. 160-161; Yanes, op. cit., pp. 63-64.
1464

Parra Prez, op. cit., p. 153; Yanes, op. cit., pp.65-68; Quintero, op. cit., pp. 71-74; Acuerdo de la

junta convocada por el gobernador y Capitn General de Caracas para resolver sobre los despachos
presentados por los emisarios franceses y el comandante de la corbeta inglesa la Acasta, 17 de julio de

461

fue ratificada al da siguiente por una providencia de la Real Audiencia.1465


Sin embargo, durante los das subsiguientes circularon rumores acerca de una
conspiracin en contra del gobierno y los peninsulares. Esta fue reprimida y se
encarcelaron a los supuestos instigadores.1466 A su vez, el Capitn General, decidi
aplacar las murmuraciones presentando al cabildo la posibilidad de constituir una junta
similar a las de Espaa.1467 El ayuntamiento prepar un proyecto de junta presidida por
Juan de Casas e integrada por funcionarios polticos, judiciales y militares y por
representantes de los cuerpos civiles y econmicos.1468 Empero, esta nunca se conform,
debido a que el 3 de agosto arrib Jos Melndez Bruna, un delegado de la Junta de
Sevilla, que traa la orden de ratificar la autoridad de dicho organismo en Hispanoamrica
y de confirmar a los gobernantes locales. Esto gener tensiones entre la Real Audiencia,
el Capitn General y el cabildo. Mientras que los dos primeros manifestaron su acuerdo
con las disposiciones de la Junta Central, el ayuntamiento se mostr dubitativo. No
obstante, luego de varias idas y vueltas, finalmente acept las rdenes metropolitanas.1469
En el nterin, a comienzos de agosto, arrib a Nueva Granada Juan
Jos Llorente, comisionado de la junta de Sevilla, que inform de los eventos de la
pennsula. En respuesta el Virrey convoc a una reunin en la que participaron las
autoridades y representantes de los cuerpos de la sociedad local. All se jur fidelidad a
Fernando VII, se acept la autoridad de la junta metropolitana y se ratificaron todos los
funcionarios locales.1470

1808, compilado en Blanco; Azpurua (comps.), op. cit., tomo II, pp. 166-167; Carta de Juan Vicente de
Arce a Francisco Saavedra, 26 de noviembre de 1808, AHN, Estado, 60, E.
1465

Acuerdo de la Real Audiencia, 18 de julio de 1808, compilado en Blanco; Azpurua (comps.), op.

cit., tomo II, pp. 167-168.


1466
1467

Gil Fortoul, op. cit., pp. 153-154.


Oficio del gobernador y Capitn General al ayuntamiento, 27 de Julio de 1808 compilado en Blanco;

Azpurua (comps.), op. cit., tomo II, pp. 170-1771.


1468

Proyecto de junta que debe erigirse en Caracas, 28 de Julio de 1808 compilado en Blanco; Azpurua

(comps.), op. cit., tomo II, pp. 172-174.


1469

Carta de Juan Vicente de Arce a Francisco Saavedra, 26 de noviembre de 1808, AHN, Estado, 60, E;

Acuerdo del cabildo de Caracas, 29 de agosto de 1808, AHN, Estado, 60, E.


1470

Restrepo, op. cit., tomo I, pp.48-49.

462

Mientras en Venezuela, reinaba una tensa calma que anunciaba una nueva
tormenta. Entre la elite emergieron debates en torno a la legitimidad del gobierno espaol
y local y algunos sugirieron que deba reconsiderarse el proyecto de establecer una junta.
Participaron de estas discusiones figuras notables de la sociedad venezolana, como
Francisco de Toro, (el Marqus de Toro), Antonio Fernndez de Len, Juan Vicente
Bolvar, Simn Bolvar, Mariano Montilla, Toms Montilla, etc. Algunos eran
conservadores, otros moderados y unos pocos ms radicales. Antonio Fernndez de Len
y el Marqus de Toro se convirtieron en los promotores de solicitarle al Capitn General
la ereccin de una junta en la colonia. A tal fin, se realizaron varios encuentros en la casa
de Jos Flix Ribas, donde se fueron estampando las firmas de varios criollos que estaban
apoyaban la propuesta. Muchos otros se negaron.
Poco antes de entregar el documento, empezaron a circular rumores de que los
mantuanos estaban conjurando en contra del gobierno. Para acallar las habladuras, el 23
de noviembre, se present la solicitud a Juan de Casas, aclarando que estaba en
consonancia con las intenciones que ste haba manifestado anteriormente. Todos ellos
eran miembros de la elite e histricamente haban expresado su fidelidad a Espaa Sin
embargo, el Capitn General y el Regente, entendieron que la peticin era una
conspiracin que buscaba terminar con su gobierno y promover la independencia. Por
ello, la Real Audiencia orden el arresto de los implicados en aquel movimiento.1471
En aquel contexto, los oficiales del batalln de pardos de Caracas, y de los
ganaderos de los valles de Aragua y Valencia, le manifestaron a Juan de Casas, su
vocacin de defender el orden instituido. stos tambin pensaban que los mantuanos, el
sector que histricamente los haba dominado, buscaban terminar con los lazos con la
Corona, a la cual vean como una autoridad paternalista que los defenda de los abusos de
la elite.

1472

As, gracias al apoyo de los milicianos pardos, los firmantes del petitorio

fueron encarcelados y sometidos a juicio. En aquel proceso, apareci el fantasma de la


revolucin haitiana. Una de las tesis que barajaban los investigadores era que los
1471

Carta de Juan Vicente de Arce a Francisco Saavedra, 26 de noviembre de 1808, AHN, Estado, 60, E.

1472

Castellanos Rueda, Roco; Caballero Escorcia, Boris, La Lucha por la igualdad: Los pardos en la

independencia de Venezuela 1808-1812, Caracas, Archivo General de la Nacin, Centro Nacional de la


Historia, 2010, p.92-93; Parra Prez, op. cit., p. 170; Quintero, op. cit., pp. 126-127.

463

conjurados haban pensado reclutar esclavos para su proyecto. Esto se basaba en un


dialogo que supuestamente haba mantenido Jos Miguel Sanz con Mariano Montilla, en
el cual el primero le pregunt con que fuerzas contaban y ste le haba contestado que
con el apoyo de 10.000 negros.1473 Por ello, algunos criollos blancos que se negaron a
participar del movimiento, acusaron a los imputados de haber buscado perpetuar una
rebelin que podra haber desembocado en un holocausto similar al de Saint Domingue.
En particular, Jos Vicente Escorihuela, abogado de la Real Audiencia, afirm: Que en
el Gurico francs comenzaron los primeros movimientos a instancia de los pudientes y
principales y ltimamente se ha visto aquel pas dominado de los negros y todos los
promoventes no slo perdieron sus comodidades sino sus vidas.1474 Empero, Mariano
Montilla se defendi apelando al mismo ejemplo de Hait. En su opinin, a la luz de la
catstrofe que haba acontecido en la isla, era impensable que los criollos hubiesen
promovido una insurreccin de los esclavos en Venezuela, dado que se convertiran en
responsables de su propia destruccin. As, en su declaracin afirm:

Que es eternamente falsa la especie que le atribuye Sanz de haber dicho que tenan diez mil
negros () porque todos los que sepan como el confesante la constitucin colonial de las partes de
Amrica, cuyas tierras se cultivan () con negros esclavos, saben tambin que aun cuando por
medio de ellos se pudiera hacer cualquier establecimiento, despus seran los mismos duelos las
vctimas de la empresa, como se sabe () con lo ocurrido en () Santo Domingo, de lo que se
debe inferir que ni el confesante ni ninguno de los que pretendan la junta hayan pensando en lo
que se les atribuye y muchos menos los que tienen esclavos como los tiene el confesante. 1475

Como vemos, tanto los acusadores como los imputados tenan una psima imagen
de la revolucin haitiana y coincidan en que un proceso similar no deba repetirse en
1473

Confesin de Mariano Montilla, 1 de marzo 1809, en Conjuracin de 1808 en Caracas para la

formacin de una junta suprema gubernativa, Caracas, Instituto Panamericano de geografa e historia,
1949, p. 205; Gmez, Alejandro The pardo questin: Political struggles on free coloreds right to
citizenship During the revolution of Caracas 1797-1813, en Nuevo Mundos Mundos Nuevos, No. 8, p.8,
http://nuevomundo.revues.org/34503.
1474

Declaracin de Jos Vicente Escorihuela, 1 de diciembre de 1808, op. cit., p.27; Gmez, op. cit., p. 8

1475

Confesin de Mariano Montilla, 1 de marzo 1809, op. cit., pp. 205-206; Gmez, op. cit., p. 8

464

Venezuela. Como nos dice Robert Semple, en aquella poca: La memoria de los
horrores de Santo Domingo () todava acosa la mente de cada uno de los colonos de las
indias occidentales.1476 Este fantasma, lejos de desaparecer, inquietar al grueso de los
blancos de la Tierra Firme hispana durante la mayor parte del proceso de independencia
obrando como un constante marco de referencia desde el cual analizarn los
acontecimientos y como un anti-modelo que deba evitarse a toda costa. Segn Miquel
Izard, un importante sector de los mantuanos que participaron del movimiento, lo
hicieron buscando impedir que se propagasen en la colonia las ideas revolucionarias
francesas que vean avanzar en la metrpoli y, que en su opinin, haban causado ya
demasiado caos en el Caribe.1477
Francisco de Miranda, quien segua con atencin los sucesos, tambin ley aquel
conflicto, tomando como espejo la rebelin de Hait. Defendiendo a los criollos,
consideraba que el gobierno haba cometido un exceso al reprimir a los confabulados
mediante las tropas de pardos. En sus palabras: lo peor de todo era que para cometer este
atentado se haban valido del batalln de mulatos, () pues estos seores vindose
aborrecidos en Amrica y que su tirnica autoridad est ya en el punto de expirar y
quieren ahora librarnos a los furores de mulatos y negros por termino de su infame
gobierno en aquellos infelices pases.1478
A pesar de las acusaciones contra los implicados, la Real Audiencia finalmente, el
declar su absolucin el 5 de mayo de 1809.1479 Las autoridades esperaban haber
superado el mal trago, sin embargo, en los meses siguientes la situacin no hizo ms que
empeorar.

La Primera Repblica de Venezuela y el espectro de la revolucin Haitiana

1476

Semple, op. cit., p. 27.

1477

Izard, op.cit, p. 138.

1478

Diario de Miranda, 24 de mayo de 1809, op. cit., tomo XXII, pp.349-350.

1479

Sentencia de la Real Audiencia, 4 de mayo de 1809, AHN, Estado, 60, E

465

Mientras tanto en Espaa la crisis se profundizaba rpidamente. Para el 22 de


enero de 1809 la Junta Central se mud a Sevilla y promulg una real orden en la que se
estableca que los dominios americanos eran parte de la nacin espaola y por en de
deban mandar diputados para integrarse a la junta metropolitana. 1480 Las noticias de
estos sucesos llegaron escalonadamente a Venezuela y Colombia. A comienzos de 1809,
cuando se supo acerca de la conformacin de la Junta Central, se llev adelante el
juramento de fidelidad a la nueva autoridad. Poco despus, se conoci la convocatoria a
las elecciones de diputados. Esto gener inters y se realizaron los comicios nombrndo a
los diputados para integrar la Junta.
En aquel contexto, en mayo de 1809, arribaron a Caracas las nuevas autoridades
designadas por Espaa: el Capitn General Vicente Emparn, el Intendente Vicente
Basadre y el Inspector de Milicias Fernando Rodrguez de Len. El primero fue recibido
con frialdad por parte de los mantuanos, dado que se rumoreaba que haba facilitado la
fuga de Manuel Gual en 1797 y que haba sido nombrado por Napolen Bonaparte.1481
Por ello, durante los meses subsiguientes se vivi en Venezuela una tensa calma, marcada
por rumores de supuestas conspiraciones en marcha.
A fines de 1809 y comienzos de 1810, los franceses lograron ocupar Andaluca y
la Junta Central huy a Cdiz. El 29 de enero de 1810, los miembros de la Junta
refugiados en la Isla de Len, disolvieron aquel organismo y constituyeron un Consejo de
Regencia, integrado por cuatro espaoles peninsulares y uno americano. Asimismo,
renovaron la convocatoria a las cortes e invitaron a los americanos a enviar diputados
para participar de la asamblea.
Aquellas noticias llegaron a Venezuela el 17 de abril a manos de los delegados del
Consejo de Regencia Antonio Villavicencio y Carlos de Montufar.1482 Lo hicieron en un
contexto delicado, dado que desde haca un tiempo sectores de la elite estaban

1480

Real orden de la Junta Central gubernativa del reino, 22 de enero de 1809, compilado en Blanco;

Azpurua (comps.), op. cit. tomo II, pp.230-231.


1481

Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., p. 95; Parra Prez, op. cit, p. 190, Izard, op. cit., p.

139.
1482

Domingo Daz, Jos, Recuerdos sobre la rebelin de Caracas, Caracas, Academia Nacional de la

Historia, 2011, p. 63.

466

conspirando en contra del Capitn General. stos tenan vnculos con algunos oficiales de
las milicias de pardos, apoyaran el motn, si se tenan en cuenta sus intereses. Este grupo
se propona pasar a la accin el 1 de abril, pero la asonada fue abortada cuando uno de los
implicados los denunci. En respuesta, Vicente Emparn tom medidas represivas que
resultaron insuficientes.

1483

Por ello, los conjurados se envalentonaron al conocer las

nuevas noticias. Finalmente, el 19 de abril realizaron el golpe contra el gobierno.


Convocaron a un cabildo abierto y movilizaron a la poblacin local y a las milicias a la
plaza mayor para forzar el cambio de autoridades. Durante la sesin extraordinaria, los
notables conminaron a Vicente Emparan a constituir una junta. ste se neg y apel a la
opinin del pueblo, preguntndole a la multitud que se encontraba en la plaza si estaban
de acuerdo con que siguiese mandando. La respuesta de los presentes fue negativa y el
funcionario renunci en el acto.1484 El rol de las milicias de pardos fue muy importante
aquel da, destacndose su presencia en aquella convulsionada plaza. Varios oficiales,
tuvieron una participacin muy relevante, distinguindose especialmente Pedro
Arvalo1485

Depuestos el Capitn General, el Intendente y los oidores de la Real

Audiencia, los conjurados, en Cabildo abierto, desconocieron la autoridad del Consejo de


Regencia y reasumieron la soberana en nombre del Rey prisionero. As, se constituy la
Junta Suprema Conservadora de los derechos de Fernando VII, dando inicio a una nueva
etapa poltica en Venezuela y en Hispanoamrica. La mayora de los que participaron
aquel golpe eran criollos y peninsulares miembros de la elite. 1486Empero, no todos tenan
el mismo ideario, ni idnticos objetivos. Muchos de ellos, conservadores, buscaban alejar
a Venezuela de los conflictos de Europa y de la influencia francesa, a la misma vez,
pretendan ganar poder, autonoma y la posibilidad de comerciar libremente. Otros eran
moderados y unos pocos, radicales y pro independencia. Estos ltimos, eran una clara
minora. No obstante, como sealan Clement Thibaud y Alejandro Gmez, todos estos
entendieron que era importante incluir a los pardos (especialmente a los pardos

1483

Restrepo, op. cit., tomo I, p. 529; Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., pp.104-111.

1484

Restrepo, op. cit., tomo I, p. 532.

1485

Urquinaona y Pardo, Pedro, Memorias de Urquinaona y Pardo, Madrid, Editorial Amrica, 1917, p.

32; Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., pp. 118-119


1486

Daz, op. cit., pp. 69-70.

467

benemritos) al nuevo orden poltico para impedir que se replicaran en Venezuela los
sangrientos sucesos de la revolucin de Hait.1487 Recordemos que all la exclusin inicial
de los affranchis haba derivado en una guerra civil que luego propici la rebelin de los
esclavos. A los fines de asegurar la lealtad de aquel grupo social: se nombr al blanco
mantuano Jos Flix Ribas como integrante de la nueva junta, en calidad de representante
del gremio de los pardos, se increment el sueldo de las milicias de pardos y se ascendi
a los principales oficiales pardos al cargo de coronel.1488
Adems de estas resoluciones, se desterr al Capitn General, al Intendente y a
otros militares y funcionarios opuestos al nuevo gobierno.1489Posteriormente, se invit al
resto de las provincias a participar de la organizacin de un nuevo orden poltico. Por
ltimo, se public una proclama del mismo tenor a los pueblos de Hispanoamrica,
convocndolos a desconocer al Consejo de Regencia y a conformar juntas para reasumir
la soberana en nombre de Fernando VII.1490 Durante los das subsiguientes,

las

provincias se fueron plegando, una tras otra, a la iniciativa de Caracas, constituyendo


juntas locales. No obstante, Maracaibo y Coro, se opusieron declarndose leales al
Consejo de Regencia. Guyana, inicialmente erigi una junta, empero, al poco tiempo
sobrevino un golpe que la destituy y la provincia se aline con las defensoras del
antiguo rgimen.1491 En aquel contexto, la Junta de Caracas tambin envi delegados a
Curaao, Jamaica, Estados Unidos e Inglaterra, para negociar el apoyo extranjero a la
revolucin. Simn Bolvar se dirigi a Londres y, aunque finalmente no logr el auxilio
britnico, invit a Francisco de Miranda a regresar a Venezuela. Una decisin que tuvo
enormes consecuencias en el proceso poltico posterior. En mayo, la Junta, expresando
los intereses econmicos de la elite venezolana, decret el libre comercio, la abolicin de
la alcabala y del tributo. Seguidamente, en junio y en julio, se establecieron las bases para

1487

Thibaud, Clement, La Ley y la sangre: La guerra de razas y la constitucin en la Amrica

Bolivariana, Almanack, Guarulhos, Nro. 1, primer semestre de 2011, p.14; Gmez, op. cit., p. 9
1488
1489
1490

Gmez, op. cit., p. 9; Organizacin Militar, Gaceta de Caracas, 18 de mayo de 1810.


Yanes, op. cit., pp. 87-88.
Proclama de la Suprema Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII a los cabildos de las

capitales de Amrica, Gaceta de Caracas, 18 de mayo de 1810; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 535-537.
1491

Urquinaona y Pardo, op. cit., pp. 38-42.

468

llevar adelante las elecciones al futuro congreso de Venezuela. Como seala Alejandro
Gmez, en esta oportunidad los juntistas buscaron asegurar la fidelidad de los pardos
benemritos, estableciendo un reglamento electoral mediante el cual podan votar todos
los varones libres mayores de edad que fuesen propietarios.1492 El estatuto rezaba: Todas
las clases de hombres libres son llamadas a () concurrir con su voto a la delegacin de
los derechos personales y reales que existieron originariamente en la masa comn y que
le ha restituido el actual interregno de la monarqua1493 y estableca la exclusin de:

las mujeres, los menores de veinticinco aos () los dementes, los sordomudos, los que tuvieran
causa criminal abierta, los fallidos, los deudores a caudales pblicos, los extranjeros, los
transentes, los vagos pblicos y notorios, los que hayan sufrido pena corporal aflictivo o
infamatoria y todos los que no tuvieran casa abierta o poblado, esto es que vivan en la de otro
vecino particular a su salario y expensas o en actual servicio suyo, a menos que () sean
propietarios por lo menos de dos mil pesos en bienes muebles o races libres. 1494

Esta resolucin implicaba un moderado igualitarismo, mediante el cual, la elite


buscaba integrar a un sector de los pardos a la revolucin. Su intencin no era modificar
totalmente el orden social, sino domesticar a los pardos, evitando que estos se rebelaran
autnomamente dando comienzo a una guerra de razas similar a la de Hait.
En agosto, la Junta tom dos nuevas medidas de cracter econmico social. En
primer lugar, decret la prohibicin del trfico de esclavos. Lo cual no implicaba tocar el
sistema esclavista, sino congraciarse con Inglaterra. Como veremos posteriormente,
durante los aos subsiguientes, la esclavitud y el rol de los esclavos en el proceso
independentista, se transformar en una cuestin clave, ntimamente vinculada con las
1492

Gmez, Alejandro, La Revolucin de Caracas desde abajo: Impensando la primera independencia de

Venezuela desde la perspectiva de los Libres de Color y de las pugnas poltico-blicas que se dieron en
torno a su acceso a la ciudadana, 1793-1795, en Nuevo Mundo-Mundos Nuevos Nro 8., 2008, pp.15-16.
http://nuevomundo.revues.org/3298
1493

Alocucin y reglamento para la eleccin de diputados al primer congreso de Venezuela,Gaceta de

Caracas, 15 de junio de 1810.


1494

Continuacin del reglamento de diputados, capitulo I, nombramiento de los electores parroquiales,

Gaceta de Caracas, 18 de julio de 1810; Gmez, op. cit. p. 16.

469

influencias de la revolucin haitiana. En segundo lugar, cre la Sociedad Patritica de


Agricultura y Economa, la cual inicialmente tena por objeto el desarrollo econmico de
Venezuela.1495 Sin embargo, fue poco lo que hizo en ese sentido. Al poco tiempo se
convirti en un mbito de discusin poltica que jug un rol central en la radicalizacin
del proceso revolucionario.1496
Mientras tanto el resto de Hispanoamrica se encontraba igualmente
convulsionada. Las elites americanas, siguieron el ejemplo de Caracas, erigiendo juntas
en las principales capitales de la regin. Todo esto profundiz la crisis de legitimidad del
orden imperial espaol y el Consejo de Regencia, muy debilitado, reaccion bloqueando
las costas de Venezuela y Nueva Granada, nombrando como nuevo Capitn General al
gobernador de Maracaibo, Fernando Miyares y a Antonio Ignacio Cortabarra, como
comisionado para pacificar aquella colonia. 1497
Durante los meses subsiguientes, las tensiones fueron en aumento en Venezuela.
A fines de octubre, llegaron noticias de una masacre perpetuada en Quito por los
defensores del orden, contra los sectores que impulsaban la conformacin de una junta en
aquella ciudad. Esto gener el estupor de los ms exaltados, que se manifestaron en
Caracas, pidiendo a la Junta la expulsin de los espaoles y canarios del territorio.
Numerosos hombres de color participaron de aquella movilizacin que estuvo liderada
por los hermanos Jos Flix Ribas, Jos Francisco Ribas y Jos Nepomuceno Ribas y por
el cirujano pardo Jos Mara Gallegos. En aquel contexto, el temor a una rebelin de los
pardos, se apoder de la elite que, luego de disolver el tumulto, encarcel y desterr a los
principales cabecillas a Curaao.1498 Esto produjo una grieta entre un sector de los pardos
y los criollos de la Junta. Sin embargo, la misma no fue total debido a que el grueso de
los milicianos la sigui apoyando. A fines de noviembre, se dieron los primeros combates
armados entre los dos bandos en disputa. El Marqus de Toro emprendi una expedicin
1495

Decreto de creacin de la Sociedad Patritica de Agricultura y Economa, 14 de agosto de 1810,

Gaceta de Caracas, 24 de agosto de 1810.


1496

Restrepo, op. cit., tomo I, p. 553.

1497

Yanes, op. cit. p. 100.

1498

Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., pp. 139-140; Gmez, op. cit., pp. 16-17. Restrepo, op.

cit., tomo I, pp. 555-556; Gaceta de Caracas, 30 de octubre de 1810.

470

militar contra la ciudad de Coro, que result derrotada y tuvo que retornar a Caracas. 1499
En dicho marco, el 10 de diciembre de 1810, regres Francisco de Miranda a
Venezuela.1500 La elite gobernante le tena mucho temor por considerarlo un radical y
porque pensaba que su presencia poda intensificar conflictos con el Consejo de
Regencia. Por ello, intent impedir su desembarco. Empero, eso no fue posible e incluso
fue recibido de manera apotetica por amplios sectores de la poblacin local.1501
Durante los ltimos meses de 1810, se realizaron los comicios para el congreso
venezolano. Segn Alejandro Gmez, en el mismo sufragaron algunos pardos
benemritos, aunque slo resultaron electos blancos integrantes de la elite mantuana.1502
Mientras se realizaban estas elecciones, desde Puerto Rico, Antonio Ignacio Cortabarra,
le inform a la Junta de Caracas, acerca del llamado a las Cortes de Cdiz y le solicit
que se sometieran a la metrpoli. Como la respuesta fue negativa, el delegado espaol
reimpuso el bloqueo y dio patente de corso a todos aquellos que quisieran atacar a los
buques americanos. Estas medidas intensificaron el conflicto, pero no cumplieron su
objetivo, dado que los revolucionarios continuaron en su tesitura.
A poco de arribar, Francisco de Miranda se sum a la Sociedad Patritica, que
para esta poca ya se haba convertido en un club poltico, de corte ilustrado, liberal e
independentista. Con el tiempo, pas a ser el presidente de aquella organizacin. La
integraban los criollos ms exaltados, como los hermanos Ribas (quienes volvieron de su
exilio en abril de 1811), los Montilla, los Briceo, Simn Bolvar, Francisco Javier
Yanes, entre otros. A diferencia del sector hegemnico conservador, estos promovan
abiertamente la independencia y bregaban por la extensin de la ciudadana a todos los
pardos. Dichas ideas eran divulgadas en El Patriota de Venezuela su rgano de prensa.
Siguiendo este ideario poltico, permitieron la participacin de cuatro pardos como
miembros activos del club. Asimismo, estuvieron vinculados a esta agrupacin, varios
franceses que haban arribado recientemente a Venezuela y eran colaboradores o

1499

Ejrcito de Occidente; Gaceta de Caracas, 18 de diciembre de 1810; Urquinaona y Pardo, op. cit.,

p.65.
1500

Caracas, 20 de diciembre, Gaceta de Caracas, 21 de diciembre de 1810.

1501

Yanes, op.cit., p. 105; Daz, op. cit., p. 78.

1502

Gmez, op. cit., p. 16.

471

cercanos a Francisco de Miranda. Estos eran: Pedro Antonio Leleux, J. Du Cayla, Juan
Baillo y Luis Delpech.1503 En particular, los dos ltimos haban participado en las
revoluciones franco-antillanas. Durante la poca colonial, Juan Baillo fue un petit blanc
de Saint Domingue, que se dedicaba, con su hermano, a la impresin de textos. La
agitacin de la isla lo llev a involucrarse en la poltica, militando con los pompons
rouges en contra de los affranchis y los esclavos rebeldes. As, para 1791 se convirti en
el director de la imprenta de la Asamblea Provincial del norte. Un ao ms tarde, pas a
ser uno de los lderes de aquella tendencia en Le Cap Franais. En aquel contexto,
arribaron los delegados Sonthonax y Polverel e impusieron reformas post-racistas. Juan
Baillo y sus compaeros, agrupados en el club jacobino Los amigos de la revolucin
se opusieron a aquellas medidas y levantaron en armas al regimiento de blancos en contra
de los comisarios. Sin embargo, aquella ofensiva fue derrotada y Sonthonax orden la
inmediata deportacin del impresor y los cabecillas a Francia. All, luego de un tiempo,
no slo alcanzaron su libertad, logrando que Sonthonax y Polverel fueran llamados a
regresar

Francia,

bajo

la

denuncia

de

haber

llevado

adelante

acciones

contrarrevolucionarias. Como vimos, finalmente ambos delegados resultaron absueltos.


La pista de Juan Baillo se pierde durante los aos subsiguientes. Aunque no es seguro, es
muy probable que haya regresado a Saint Domingue en 1801, con la expedicin
napolenica. Lo que est claro, es que en 1804, al declarase la independencia estaba en
Hait y se le otorg la ciudadana haitiana. Segn Paul Verna, para aquella poca, Juan
Baillo haba cambiado su ideologa, acercndose a perspectivas ms igualitaristas y
libertarias. Esto explicara porque decidi quedarse a vivir en la isla, residiendo y
ejerciendo su oficio por varios aos en Les Cayes. En 1810, atrado por los sucesos de la
Tierra Firme, viaj a Caracas y se sum a la causa patriota, estableciendo una imprenta
junto con Luis Delpech, que se encargaba de difundir los nuevos textos revolucionarios,
entre ellos el diario El Patriota de Venezuela.1504
Por su parte, Louis Delpech haba llegado al Caribe en 1801, tambin como
miembro de la expedicin napolenica. Tal como vimos, en el captulo dedicado al tema,
1503

Verna, Paul, Tres franceses en la independencia de Venezuela, Caracas, Monte vila Editores, 1973,

p. 87.
1504

Verna, op. cit., pp.11-20; El Patriota de Venezuela, 4 de julio de 1811.

472

Louis Delpech fue uno de los delegados del Prefecto de Martinica que negoci con las
autoridades coloniales de Venezuela el auxilio a dicha misin. A pesar de que no hay
datos certeros acerca de su derrotero posterior, segn Paul Verna, ste se qued a vivir en
Hait hasta que se mud a Caracas en 1810. All, se desempe como comerciante y se
asoci con Juan Baillo para establecer la referida imprenta. Intervino en la Sociedad
Patritica y durantes los aos subsiguientes se convirti en un cercano colaborador de
Francisco de Miranda. Muy probablemente, ambos franceses compartieron con sus
nuevos colegas criollos sus experiencias en Hait y en las antillas galas. Convirtindose,
de esa manera, en otra de las tantas vas de comunicacin, mediante la cual aquellos
sucesos repercutieron en la Tierra Firme hispana.1505
Robert Semple, deca que la Sociedad Patritica: Tiene fuertes marcas de
origen francs y una cercana afinidad al () club de los jacobinos, () por la violencia y
extravagancia de los discursos que () se pronuncian como su influencia sobre las
medidas del gobierno. ().Miranda fue elegido presidente, () se sumaron como
miembros cuatro mulatos, para la satisfaccin de todos los amantes de la verdadera
igualdad1506 Por su parte, Pedro Urquinaona y Pardo afirmaba: Una sociedad llamada
patritica, cuyos individuos () prometen concurrir con sus medios y luces al logro de la
independencia y libertad absoluta: una reunan que ya pasa de cien individuos entre los
cuales hay varios franceses de nacimiento, dscolos por carcter, revolucionarios por
inclinacin y detestables por sus mximas libertinas.1507 Estas definiciones resultan un
tanto exageradas, debido a que, los integrantes blancos eran ms bien moderados
comparados con los jacobinos. Sobre todo si lo cotejamos con la radicalidad que
asumieron estos ltimos a partir de los aos 1793-1794, cuando asumieron las demandas
abolicionistas de los esclavos rebeldes de Saint Domingue. Es menester recordar que, el
propio Francisco de Miranda, tena una psima imagen de los jacobinos y que durante sus
aos en Francia, haba militado en el partido de los girondinos. Asimismo, como ya
1505

Verna, op. cit., pp. 110-111.

1506

Semple, op. cit., pp. 127-128.

1507

Urquinaona y Pardo, Pedro, Manifiesto de un espaol americano a sus compatriotas de la Amrica del

Sur apoyado en hechos y observaciones propias escrito en Caracas ao de 1811, Cdiz, Imprenta de la
Junta Provincial, 1812, p. 13.

473

vimos, abogaba por una revolucin fundamentalmente pacifica, liderada por las elites
ilustradas, se opona a la emancipacin de los esclavos y tema a un estallido como el de
Hait. Sin embargo, ciertamente en aquel contexto representaban, el ncleo ms radical
de los criollos. Segn Alejandro Gmez, una relevante diferencia entre ambos grupos era
su posicin poltica hacia los hombres libres de color. Aunque ambos, deseaban su
integracin para evitar una guerra de razas como la de Saint Domingue, los mantuanos
conservadores estaban dispuestos a otorgarle la ciudadana slo a los pardos benemritos,
mientras que, los miembros de la Sociedad Patritica, promovan su extensin a todos los
afrodescendientes libres. Esto gener tensiones, que se fueron intensificando con el
tiempo.1508
Luego de las elecciones, el 2 de marzo de 1811, se estableci el Congreso de las
Provincias Unidas de Venezuela.1509 Ese mismo da, fueron apresados, por las
autoridades criollas, seis pardos (cercanos a la Sociedad Patritica), acusados de difundir
textos revolucionarios que exaltaban la igualdad y la libertad. Esto gener preocupacin
en la elite gobernante, que rpidamente intent pacificar la situacin, declarando que
confiaba en la fidelidad de los hombres de color al nuevo rgimen. El propio Pedro
Arevalo, principal aliado de los mantuanos, public, das despus, una proclama en la
Gaceta de Caracas en la que condenaba el accionar de los pardos radicalizados y
revindicaba la lealtad de aquel grupo al gobierno.1510De esta manera, se restableci la
calma.

Durante los meses subsiguientes, se llevaron a cabo las sesiones del primer

congreso venezolano. De inmediato, se constituy un poder ejecutivo a cargo de tres


ciudadanos y una corte suprema conformada por cinco magistrados. Asimismo los
diputados discutieron intensamente acerca de la relacin con la metrpoli. Aquel debate
se dio dentro y fuera del recinto, a partir de los diferentes peridicos que buscaban influir
en la opinin pblica. En ese marco, Francisco Iznardi, desde El Mercurio Venezolano,
abog por la independencia y defendi con ahnco el avance de la revolucin. Sin
embargo, subray que deban seguirse el modelo revolucionario moderado de Estados
Unidos, Suiza y Holanda, evitando caer en los excesos de el jacobinismo francs, la
1508

Gmez, op. cit., pp.20-21.

1509

Congreso General de Venezuela, Gaceta de Caracas, 5 de mazo de 1810.

1510

Representacin de Pedro Arvalo, Gaceta de Caracas, 15 de marzo de 1811; Gmez, op. cit., p.20.

474

guillotina de Robespierre, el despotismo militar, los negros horrores del Gurico.1511


Aquel temor de un posible desenlace similar al de Hait, era compartido por sectores
moderados y conservadores. Un espaol residente en Caracas, sealaba en una misiva
que fue publicada en la Gaceta de Caracas que: el aspecto que esto va tomando es
terrible y que temo se van a malograr los benficos designios que se propusieron al
principio, no puedo apartar de mi vista el horrible cuadro de Gurico y si con empeo no
trata ese gobierno de adelantar su previsin y medidas a preservar el pas de tan espantosa
transformacin temo que se va cerca de ella.1512 Por su parte, Pedro Urquinaona y Pardo,
quien se opona a la independencia, public un manifiesto para alertar a los venezolanos
los peligros de ese camino. En su opinin, Hispanoamrica no poda sobrevivir sin la
tutela de una metrpoli europea y de todos los imperios el espaol era el que mejor poda
cumplir aquel rol. Preocupado por la influencia francesa jacobina, que crea ver en la
Sociedad Patritica, adverta a sus compatriotas que un sometimiento a Francia traera
consecuencias nefastas. No casualmente, les record que aquella potencia se haba
mostrado: insensible la desventurada suerte de sus propios hijos, de aquellas vctimas
sacrificadas al furor de los negros del Gurico.1513 El argumento era evidente, la
revolucin de independencia podra llevar a una hecatombe como la de Hait y Francia no
los salvara de aquella catstrofe.
La discusin en el Congreso fue intensa y aunque muchos eran cautelosos, los
ms radicales de la Sociedad Patritica, presionaban fuertemente para que asumiera una
posicin decididamente anticolonial.1514 Finalmente, se impusieron y el Congreso declar
la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811. Esta decisin gener la reaccin de
la ciudad de Valencia, que se opuso a la ruptura con Espaa. A pesar de que la rebelin
fue dirigida por la elite valenciana, sta cont con el apoyo y la activa participacin de
los blancos de la orilla y los pardos.1515 Estos sectores se sumaron a la causa realista

1511

Independencia en Mercurio Venezolano, No. III, marzo, 1811, p.5; Gmez, Le syndrome de Saint

Domingue, op. cit., p. 335.


1512

Carta de un espaol vecino de Caracas, Gaceta de Caracas, 4 de junio de 1811.

1513

Urquinaona y Pardo, op. cit., p. 20.

1514

Heredia, Jos Francisco, Memorias del Regente Heredia, Madrid, Editorial Amrica, 1916, p.41.

1515

Estado Abreviado de los acontecimientos de Valencia, Gaceta de Caracas, 26 de julio de 1811.

475

debido a que, desde Puerto Rico, el delegado del Consejo de Regencia que la metrpoli
les haba otorgado la igualdad de derechos a los libres de color. Esto no era as, dado que
las Cortes todava no haban tratado ese tema, sin embargo, el comisario se tom la
atribucin de interpretar libremente los decretos precedentes que estipulaban la igualdad
legal.1516 Aquella situacin gener la preocupacin del Congreso, que decidi enviar una
expedicin militar para reprimir el levantamiento. El Marques de Toro, uno de los
principales jefes del sector mantuano conservador, realiz un intento de pacificacin que
fracas estrepitosamente. Francisco de Miranda estuvo a cargo del segundo ejrcito que
march hacia Valencia, imponindose ante los rebeldes.1517 Tal como sugiere Clement
Thibaud, este primer suceso sangriento, protagonizado por los pardos insurrectos,
intensific el temor entre los diputados de que se repitieran en Venezuela los horrores de
la revolucin de Hait.1518
Sin embargo, como ya seal, aquel terror tambin asaltaba a muchos realistas.
Por ejemplo, Narciso Coll y Prat el Arzobispo de Caracas, vea con estupor los
acontecimientos de Valencia a los cuales describa con los siguientes trminos: cay la
ciudad en anarqua, las castas entregadas al pillaje y a la embriaguez, se reconcentraron
en la plaza mayor, en el convento de San Francisco y en uno de los cuarteles y
comenzando ya a hacer la defensa de la igualdad y libertad, incendiaron los libros
parroquiales en que por clases estaban sentadas las personas, hicieron profugar a los
blancos y continuaron su resistencia intil hasta el doce de agosto en que se rindieron
() quedando () dos mil quinientos hombres.1519 Segn el Regente Jos Francisco
Heredia, la independencia trajo la guerra y la desolacin () algo que era sencillo de

1516

Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit. pp.160-161.

1517

Parte oficial del General Francisco de Miranda, 21 de julio de 1811, Gaceta de Caracas, 30 de julio

de 1811; Yanes, Francisco Javier, Relacin documentada de los principales sucesos ocurridos en
Venezuela desde que se declar estado independiente hasta el ao 1821, Caracas, Editorial Elite, 1943,
tomo I, pp. 5-11.
1518

Thibaud, La Ley y la sangre: La guerra de razas y la constitucin en la Amrica Bolivariana,

Almanack, Guarulhos, Nro. 1, primer semestre de 2011, p. 15.


1519

Coll y Prat, Narciso, Memoriales sobre la independencia de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de

la Historia, 2010, pp. 265,266.

476

prever con el ejemplo reciente de la Francia y Santo Domingo.1520


Debido al nivel de violencia que haba adquirido la rebelin en Valencia, varios
diputados promovieron la discusin en torno a la ciudadana de los hombres libres de
color. El debate se llev adelante, el 31 de julio de 1811, enfrentndose en aquella
oportunidad los conservadores y los radicales. Martn Tovar Ponte, representando a los
primeros, abog por establecer que cada provincia fijase las condiciones segn las cuales
se otorgara la ciudadana a los habitantes.1521 Por su parte, Francisco Javier Yanes de la
Sociedad Patritica, defendi la igualdad de derechos, porque era una forma de hacer
justicia con aquel sector postergado y porque adems era la mejor manera de impedir la
guerra de razas: Cuando deben temerse conmociones, es en el caso de tratarles con
desprecio (), pues entonces la justicia dar un impulso irresistible a esta clase que es
mucho mayor que la nuestra. () Los pardos estn instruidos, conocen sus derechos por
la propiedad y por todas las dems razones son hijos del pas, que tienen una patria, a
quien estn obligados a defender y de quien deben esperar el premio cuando sus obras lo
merecieren. Alterar estos principios y negar a los pardos la igualdad de derechos es una
injusticia manifiesta, una usurpacin y una poltica insensata que nos conducir a nuestra
ruina.1522
A pesar de todo, la cuestin se pospuso para ms adelante. Durante los meses
subsiguientes prosigui la labor de los diputados, hasta la promulgacin de la
constitucin, el 21 de diciembre de 1811. sta siguiendo el modelo de Estados Unidos,
fij un sistema republicano, federal y liberal. Garantiz la continuidad de la esclavitud,
aunque confirm el fin de la trata esclavista. En lo que respecta a la igualdad racial,
finalmente se impuso la Sociedad Patritica, dado que en el artculo 203 se estableci:
Quedan revocadas () las leyes antiguas que imponan degradacin civil a una parte de
la poblacin libre de Venezuela conocida hasta ahora bajo la denominacin de pardos,
estos quedan en posesin de su estimacin natural y civil restituidos de los
1520

Heredia, op. cit., p. 47.

1521

Sesin del 31 de julio de 1811, en Congreso Constituyente de 1811-1812, Caracas, Congreso de la

Repblica de Venezuela, 1986, tomo I, p. 200; Gmez, La Revolucin de Caracas desde abajo, op. cit.,
p.22.
1522

Sesin del 31 de julio de 1811, op.cit., p. 205; Gmez, op. cit., p.23.

477

imprescriptibles derechos que les corresponden como los dems ciudadanos.1523


Entre febrero y marzo de 1812, los republicanos intentaron reprimir a los realistas
y consolidar el nuevo orden poltico. Para ello, realizaron una ofensiva contra Guayana, y
establecieron el Congreso y el gobierno en Valencia. Sin embargo, la misin result
derrotada a mediados de marzo, y las autoridades, comenzaron a entrar en crisis debido a
la contra-ofensiva realista y al terremoto que agit al pas. Durante los primeros das de
marzo, desde Coro, el Capitn General Fernando Miyars, el Gobernador de Coro, Jos
Cevallos y el presbtero Andrs Torrllas, organizaron una expedicin compuesta por 230
soldados y dirigida por el capitn de fragata Domingo de Monteverde, quien haba
arribado con refuerzos desde Puerto Rico. Las fuerzas realistas avanzaron, acompaadas
por el religioso Torrells quien predicaba a favor de la causa del Rey y la religin. El 17
de marzo, tomaron Siquesique, sin violencia gracias a que las tropas indgenas de Juan de
los Reyes Vargas se plegaron a la sublevacin. En seguida, el 23 ocuparon y saquearon
Carora. Luego, en la medida que el pequeo ejrcito se iba engrosando, empezaron a
planificar el avance hacia Barquisimeto.1524 Dicha ofensiva alarm a las autoridades
republicanas en Valencia. Sin embargo, el estupor sobrevino el 26 de marzo, jueves
santo, cuando un fulminante terremoto sacudi a las ciudades y provincias de la
Confederacin. Perecieron casi 10.000 personas, entre ellos miles de soldados de
Barquisimeto y Caracas, debilitando seriamente el poder de la joven repblica. Aquella
catstrofe natural fue utilizada por los enemigos de la independencia, cuando una parte
de la iglesia, acus al gobierno de sacrlego y bendijo el terremoto como un castigo
divino contra

los herejes.1525 Gracias a esta prdica y al desastre causado por el

terremoto, Domingo de Monteverde avanz ocupando Barquisimeto, San Carlos y otros


pueblos menores. En aquel contexto crtico, el 4 de abril de 1812, el Congreso le otorg
facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo. Empero, como esto no result suficiente, el
mismo triunvirato decidi, el 26 de abril, nombrar a Francisco de Miranda como

1523

Constitucin federal para los estados de Venezuela, compilado en Grases, Pedro (comp.),

Pensamiento poltico de la emancipacin venezolana, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1988, p. 186


1524

Urquinaona y Pardo, Memorias de Urquinaona., op, cti, pp 74-88; Retrepo, op. cit., tomo II, pp. 60-62,

Yanes, op.cit., tomo I, p. 29-30


1525

Daz, op. cit., pp.85-85; Restrepo, op.cit, tomo II, pp. 62-64.

478

Generalsimo y Dictador de la confederacin.1526As, el sector ms radical asumi el


mando de la revolucin. De aqu en ms, los acontecimientos se sucedieron velozmente.
A comienzos de mayo, el Dictador se dirigi a Caracas con intenciones de fortalecer su
ejrcito para defender el nuevo orden. Aquella oportunidad fue aprovechada por
Domingo de Monteverde quien ocup Valencia sin necesidad de entrar en combate. A
esta altura del conflicto civil, gran parte de la poblacin venezolana y particularmente los
sectores populares y de color comenzaron a plegarse activamente a la causa realista.
Probablemente, aquel compromiso de los grupos subalternos se debi al tradicional
desprecio que sentan por la elite criolla, a la dbil legitimidad republicana, a la influencia
religiosa y a que los defensores del antiguo orden haban comenzado a ofrecerles
concesiones libertarias e igualitarias.1527
Durante los meses de mayo y junio de 1812, Domingo de Monteverde gan
terreno frente a sus enemigos. En aquella situacin crtica, el Generalsimo reorganiz su
ejrcito, creando nuevas compaas a cargo de sus colaboradores extranjeros y
promulgando la ley marcial. Aquel decreto, no slo impona una frrea disciplina, sino
tambin la leva en masa de la poblacin libre.1528 Asimismo, tom otra medida que iba a
contrapelo de sus concepciones ideolgicas, el reclutamiento de esclavos para integrar el
ejrcito de la repblica. El Acto de conscripcin de esclavos estableca: La cmara de
representantes () ha resuelto que se proceda a la conscripcin de mil esclavos que
comprar el estado pagndolos cuando fuese posible. () Que estos mil esclavos se
destinen () al ejrcito ofrecindoles en tiempo oportuno que al cabo de cuatro aos se
les dar la libertad.1529 Ms all de la audacia de aquella resolucin, claramente sta no
apuntaba a terminar con la esclavitud, sino a utilizar a un limitado nmero de esclavos a
favor de la defensa del nuevo orden. A pesar de todo, esta medida cosech resultados
muy magros, y gener numerosas tensiones.

En carta a Francisco de Miranda, un

colaborador le deca: La libertad de los esclavos promulgada por el bando ha electrizado


1526

Yanes, op.cit., tomo I, p. 32-33.

1527

Thibaud, Clement, Repblicas en armas: Los Ejrcitos bolivarianos en la Guerra de independencia en

Colombia y Venezuela, Bogot, Planeta, 2003, pp. 99-101; Gmez, op. cit., p. 25.
1528
1529

Ley marcial, 19 de junio de 1811, op. cit., tomo XXIV, pp. 405-410.
Acto de conscripcin de esclavos, 21 de junio de 1812, op. cit., tomo XXIV, pp. 413..

479

a los pardos, abatido a los godos, disgustado a los mantuanos y ha sido un contrafuego
para la revolucin de los valles de Capaya.1530 Pedro Urquinaona y Pardo, crey ver en
ese decreto una reedicin de los sucesos de la revolucin haitiana. En sus palabras:
Lleg aqu a tocar el trmino de preparar escenas semejantes las del Guarico, por
medio de la ley marcial, que pudo amotinar los esclavos, elevndolos la clase de
ciudadanos, cuando poco antes ni los reconocan ni los trataban como hombres,
singularmente en los penosos trabajos de las haciendas.1531 A fines de junio, sobrevino
la rebelin masiva de los esclavos y pardos de la zona de Barlovento. Estos se levantaron
en armas revindicando a Fernando VII, sin embargo, al hacerlo, llevaron adelante la
destruccin de las plantaciones y la masacre de los blancos. En un informe al Rey, escrito
en 1818, el arzobispo Narciso Coll y Prat describa la situacin:

Los negros y los esclavos libres que despus de la ley marcial tomaron las armas, levantaron el
grito () por la causa justa de la nacin, pero aquella nube de cuervos no pens luego sino en
cebarse en cadveres de los blancos. Ello suponan en su natural ferocidad, que yo estaba preso en
el sitio de arauli, y al paso que sentan vivamente las victorias del general Monteverde aspiraban,
a pretexto de que seguan al partido de V.M. llevarlo todo a sangre y fuego, continuar sus robos,
saquear la ciudad, de que distaron media jornada y ejecutar en ella los asesinatos, que sin
distincin de sexos, ni edades haban cometido en los valles de Caucagua y otros de su
procedencia.1532

Simn Bolvar, tambin tena palabras muy duras para dar cuenta de lo sucedido:

Revent en lo valles, de la costa este, la revolucin de los negros, libres y esclavos, provocada,
auxiliada y sostenida por los emisarios de Monteverde. Esta gente inhumana y atroz, cebndose en
la sangre y bienes de los patriotas, de que se les dio una lista en Curiepe y Caucagua, marchando
contra el vecindario de Caracas, cometieron en aquellos valles, y especialmente en el pueblo de
Guatire, los ms horrendos asesinatos, robos, violencias devastaciones. Los rendidos, los pacficos

1530

Carta de Juan Paz del Castillo a Francisco de Miranda, 5 de julio de 1812, tomo XXIV, pp. 288.

1531

Urquinaona y Pardo, op. cit., pp. 46-47.

1532

Coll y Prat, op. cit., p. 303.

480

labradores, los hombres ms honrados, los inocentes, moran a pistoletazos y sablazos, o eran
azotados brbaramente.1533

Segn mltiples testimonios de la poca, aquella rebelin fue instigada por los
propios realistas, que les ofrecieron la libertad a los esclavos, a cambio de asumir la
defensa del Rey.1534 Por ejemplo, Jos Francisco Heredia afirma: La sublevacin de los
esclavos de Curiepe y otros valles de Barlovento, donde esta el mayor nmero de
haciendas de Cacao. La excitaron y fomentaron algunos europeos y otros adictos a la
causa de la metrpoli, creyendo mejorarla de este modo como sucedi parcialmente, pues
hasta Miranda se asombro de or entre estas gentes la voz de libertad que tan halagea es
para unos y tan temible para otros, () y que los negros saqueaban y mataban blancos en
nombre de Fernando VII. 1535
Como vemos, los esclavos se sumaron a dicha causa, empero, la situacin se
descontrol y los rebeldes actuaron de manera autnoma, atacando a todos los blancos
por igual. Tan masiva fue el movimiento que en poco tiempo puso en jaque a Caracas.
Una pregunta pertinente, es si los insurrectos actuaron influidos por la revolucin haitiana
o si su ideario era estrictamente realista. Aunque est claro que durante los aos
anteriores haba circulado informacin sobre el referido proceso entre las castas de
Venezuela, no hay documentos escritos por los propios insurgentes que prueben una
vinculacin estrecha entre ambos sucesos. Lo que cual, no quiere decir que no sea
factible algn tipo de influencia. Ms bien todo lo contrario. No obstante ello, los blancos
de ambos bandos, vivieron dicho levantamiento como un renacimiento de los horrores del
Gurico en la Tierra Firme hispana.1536 Narciso Coll y Prat, consideraba que la antigua
lucha del negro Miguel, haba resurgido con la pblica leccin que el negro gobierno
1533

Bolvar, Simn, Exposicin sucinta de los hechos del comandante espaol Monteverde, durante el ao

de su dominacin en las provincias de Venezuela, en Austria, Jos, Bosquejo de la historia militar de


Venezuela en la guerra de independencia, Caracas, Imprenta y librera de Carreo Hermanos, 1855, tomo
I, p.226.
1534

Bolvar, op. cit., en op.cit., tomo I, p. 226; Yanes, op.cit, tomo I, p. 44.

1535

Heredia, Jos Francisco, op. cit., p. 71

1536

Thibaud, Clement, La Ley y la sangre: La guerra de razas y la constitucin en la Amrica

Bolivariana, op. cit., p.16.

481

francs de Santo Domingo, esta dando a toda la costa firme.1537 O sea, para los propios
instigadores de aquel levantamiento, ste estaba marcado por el ejemplo de Hait.
En el contexto de aquella profunda crisis, el Generalsimo, tom algunas medidas
desesperadas. Una de ellas fue buscar auxilio en el extranjero enviando delegados a
Estados Unidos, Inglaterra, Hait y las colonias francesas. Segn Parra Prez, ms all del
apoyo diplomtico y econmico, estaba interesado en reclutar hombres en las antillas
para reforzar su ejrcito.1538 Confiaba poder enlistar numerosos soldados en las islas
galas, por ello envi a Louis Delpech y a J. Du Cayla para cumplir con dicha misin. En
carta a Vicente Salias, manifestaba su intencin de despachar una: comisin a Martinica
y Guadalupe invitando a todos los franceses que () quieran unirse a nosotros. Con el
objeto de activar este negocio va () Delpech.1539 Adems voluntarios, Louis Delpech
crea poder conseguir cerca de 15.000 fusiles franceses que haban sido despachados
desde Martinica y Guadalupe, hacia la isla de Barbados. Asimismo, antes de partir, le
envi dos cartas de affranchis de Hait. En su misiva le deca: Incluyo a V.E. dos cartas
de mulatos de Santo Domingo, gente muy rica y que esta muy cansada de revoluciones.
Por ellas V.E. podr deducir las disposiciones en que se encuentra dicha clase. 1540 La
primera de ellas, estaba escrita por M.L Trichet, un acaudalado comerciante y la segunda
por M. Bonnet, un rico general que haba sido Secretario de Estado de Alexandre Petin.
Ambos se mostraban interesados en residir en Venezuela.1541 Bonnet le peda a Delpech
que le diese noticias del pas y le informase acerca de cmo: son tratados los extranjeros
y si hay all medios de ejercer su industria con provecho y seguridad, si el comercio
ofrece algunos beneficios () dme usted todos los detalles que pueda () para ()
fijar las resoluciones de aquellos de nuestros amigos que quisieren dirigirse hacia dicho
pas.1542 Esta ltima frase, parece dar cuenta, que eran numerosos los affranchis que

1537
1538

Coll y Prat, op. cit., p. 316.


Parra Prez, op. cit., p. 524.

1539

Carta de Francisco de Miranda a Vicente Salias, 10 de junio de 1812, op. cit., tomo XXIV, p. 449.

1540

Carta de Luis Delpech a Francisco de Miranda, 2 de junio de 1812, op. cit., tomo XXIV, p. 357.

1541

Carta de M.L Trichet a M. Lebn, 19 de mayo de 1812, op. cit., tomo XXIV, p.359; Carta de

M.Bonnet a Luis Delpech, 20 de mayo de 1812, tomo XXIV, pp. 359-360.


1542

Carta de M.Bonnet a Luis Delpech, 20 de mayo de 1812, tomo XXIV, p.360.

482

tenan intenciones de vivir en la Tierra Firme hispana. Segn Paul Verna, es posible que
el propio Louis Delpech le haya sugerido al Generalsimo el incentivo de aquella
migracin y de reclutar soldados en la isla.1543 Sea como sea, lo que esta claro es que a
comienzos de julio de 1812, Francisco de Miranda tom esta resolucin designando a L.
Martn para cumplir con esta misin. Se le orden que fuese de inmediato a Jacmel y a
Les Cayes, para enlistar 500 hombres, a los que se les ofreca gozar de la ciudadana
venezolana. Asimismo, deba promover la migracin de todos aquellos obreros y
agricultores, que quisieran ir a vivir a Venezuela.1544 A tal fin, Carlos Soublette le
escribi, el 7 de julio, a Manuel Mara Casas: Te recomiendo de nuevo a nombre del
general el prontsimo despacho de L.M. Martn porque mira que su comisin es
sumamente importante1545 y luego, el 9 de julio al Intendente Antonio Fernndez de
Len: Mr. L.M. Martn va con una comisin no menos importante que la que se puso al
cargo de Du Cayla. El Generalsimo quiere que inmediatamente se le facilite una pailebot
para transportarse a Jacmel en la isla de Santo Domingo y le franquee usted 400
pesos.1546 Segn, Parra Prez, el delegado viaj haca la isla y realiz las tratativas,
consiguiendo interesar a varios militares haitianos. Sin embargo, stos no pudieron
migrar, debido a la falta de transportes y lo dificultoso de la operacin. Adems, la cada
de la primera repblica tir por la borda cualquier nuevo intent de proseguir con aquella
misin.1547
Otra pista interesante, en torno a la vocacin del Dictador de sumar haitianos a la
causa republicana, la encontramos en un pequeo suceso que ocurri a fines de junio de
1812. En aquella oportunidad, arrib a La Guaira la goleta Repblica de Hait que
supuestamente, traa 30 voluntarios haitianos los cuales no fueron admitidos por Miguel
ngel Casas, el comandante local. Cuando el Generalsimo se enter de la situacin, la
conden a travs de sus colaboradores Carlos Soublette y Jos Sata. Miguel Pea, a la
sazn Gobernador de La Guaira, le escribi a Francisco de Miranda, para explicarle que:
1543

Verna, Petin y Bolvar, op. cit., p.111.

1544

Parra Prez, op. cit., p. 524 ; Verna, op. cit., p.111.

1545

Carta de Carlos Soublette a Antonio Fernndez Len, 9 de julio de 1812, tomo XXIV, p.144.

1546

Carta de Carlos Soublette a Antonio Fernndez Len, 9 de julio de 1812, tomo XXIV, p.144.

1547

Parra Prez, op. cit., p. 524

483

Son chismes con que se pretende desacreditar a Casa (). Es verdad que no se admiti
el desembarco de la gente que traa dicha goleta, que consista en un padre de familia con
su mujer y siete hijos, despus de haber yo mismo preguntando en francs si quera tomar
las armas para defender este suelo y de habrseme contestado que vena a buscar alguna
manera de vivir sin expresar que oficio tena. Los hijos eran dos pequeos y s qued en
tierra un solo pasajero que vena til para la guerra.1548
Miguel Pea defenda su accionar y el de Miguel ngel Casas, apelando a lo
intil de la tripulacin. Sin embargo, le agradeca que le dejara en claro cual deba ser la
poltica a seguir con: () la bandera que se titula de la Repblica de Hait por ser muy
fcil que en alguna otra vez no la hubisemos admitido, () por el peligro de que con
este pretexto se levanten corsarios y tambin de que traigan sobre este suelo las
desastrosas ideas de la revolucin de Santo Domingo.1549Con esta ltima frase, daba
cuenta, de que en realidad lo primordial, a la hora del rechaz, haba sido el pavor que
sentan frente a las posibles influencias negativas de la revolucin haitiana.
Dicho todo esto, es menester preguntarse que motiv a Francisco de Miranda a
tomar todas estas ltimas decisiones. Acaso hubo un cambio significativo en su
concepcin acerca del proceso haitiano? A pesar de la audacia de aquellas resoluciones, a
diferencia de lo que sugiere Paul Verna, todo pareciera indicar que no fueron expresin
de una radicalizacin ideolgica, sino un acto de pragmatismo. La situacin era tan
crtica, que haba resuelto sumar algunos esclavos a su ejrcito y buscar ayuda hasta en
Hait. De hecho, el Dictador no apost nicamente a encontrar auxilio en ese pas, sino
que intent conseguirlo en todas las potencia amigas.1550
Como vimos, la misin de L.M Martin, no logr sus cometidos. Sin embargo,
gener preocupacin entre los realistas, quienes crean que Miranda estaba dispuesto a
reclutar miles de soldados haitianos para el ejrcito republicano. Estos ltimos, sumados
a los rebeldes de Barlovento, podan generar en una desastrosa guerra de razas en
Venezuela. En su informe al Rey, Narciso Coll y Prat, seal el temor que senta cuando
recibi de parte de un cura noticias sobre los desmedidos excesos de los insurrectos de
1548

Carta de Miguel Pea a Francisco de Miranda, 27 de junio de 1812, tomo XXIV, p.234.

1549

Idem, pp. 234-235.

1550

Verna, op. cit., p. 112.

484

Barlovento: Esta exposicin () me hizo recelar lo que siempre he temido y he


procurado precaver () que estos patriotas () nos podan poner en combustin con las
clases de estas gentes al ejemplo del Gurico, mayormente cuando observaba que muchas
estaban todava cambalacheadas () y cuando es pblico () que el gobierno intruso
por impulsos sanguinarios de Miranda pidi a aquel gobierno insular de cuatro a seis mil
soldados negros con sus pertrechos hostiles para disciplinar y coadyuvar a los de ac
.1551 La paranoia se haba apoderado del Arzobispo, por ello, en los meses
subsiguientes, utiliz todas sus influencias para apagar el incendio que arda en
Barlovento. A fines de junio, la repblica venezolana recibi una estocada mortal, cuando
los realistas presos en la fortaleza de Puerto Cabello, se rebelaron y lograron ocuparla.
Simn Bolvar intent reprimir el movimiento, pero todos sus esfuerzos resultaron en
vano.1552 Aunque el ejrcito republicano controlaba Caracas y otras urbes y contaba con
6.000 hombres, se vea amenazado por los realistas y los negros insurrectos. Dicha
situacin, sumada a la crisis econmica, result insoportable para el Dictador y las
autoridades confedrales, quienes decidieron negociar con Domingo de Monteverde. Las
tratativas concluyeron con la capitulacin de los patriotas, el 25 de julio de 1812. El
acuerdo estableca la entrega del territorio a los realistas, la liberacin de los presos, la
amnista general y la seguridad fsica de los republicanos.1553 Concluido el tratado,
Francisco de Miranda, se dispona a exiliarse a Curaao. Empero, fue apresado y
entregado a las fuerzas realistas, por varios oficiales patriotas, incluido Simn Bolvar.
Estos, consideraban que el Generalsimo haba traicionado a la causa de la
independencia.1554 Luego de esta accin, muchos de ellos, como Simn Bolvar se
exiliaron, para reemprender la lucha desde la Nueva Granada. Francisco de Miranda, fue
encarcelado y luego llevado a Cdiz, donde muri en 1816.
Domingo de Monteverde no slo no cumpli con las capitulaciones firmadas, sino
que adems se insubordin frente al Capitn General Fernando Miyares, tomando l

1551

Coll y Prat, op. cit., p. 167.

1552

Heredia, op. cit, p. 70.

1553

Capitulaciones de Francisco de Miranda a Domingo de Monteverde, compilado en Blanco; Azpurua

(comps.), op. cit., tomo III, pp. 703-710.


1554

Rodriguez de Alonso, op. cit., p. 231.

485

mismo el poder. No obstante, se encarg de poner fin a la rebelin de los esclavos y


pardos. Contando con la ayuda del Arzobispo, los curas realistas acompaaron la
expedicin militar y se encargaron de publicar las mismas ordenes y pastoral, disgregar
las esclavitudes, desarmarlas, exhortarlas e ir de hacienda en hacienda () y donde
quiere que se encontrasen () para persuadirles el retiro a sus casas, amos y
mayordomos, ofrecindoles premios segn los hubiesen merecido y con tal de que,
restituidos a su antiguo estado, no pensasen sino en obedecer.1555 La operacin, result
exitosa y los insurrectos resultaron pacificados. Sin embargo, Narciso Coll y Prat, le
manifestaba al rey, que todava segua asustado por () ese pabelln que con el nombre
de haitiano cruza los mares y bajo la proteccin o condescendencia britnica, es recibido
como amigo no slo en las colonias extranjeras, sino en algunas de V.M. (). 1556

Los inicios de la Revolucin en Nueva Granada 1810-1812

En paralelo a estos sucesos, Nueva Granada vivi su proceso revolucionario.


Debido a que aquel Virreinato era un mosaico de regiones la crisis de la monarqua
espaola gener all, una situacin catica donde afloraron las tensiones y los diversos
localismos. Todo ello llev finalmente a la guerra civil, no slo entre realistas y patriotas,
sino tambin entre federalistas y centralistas. A diferencia del caso venezolano, durante
aquellos primeros aos, la mayora de las regiones no sintieron la influencia de la
revolucin haitiana con tanta fuerza. Donde estuvo un poco ms presente, fue en la regin
caribea y en particular en la provincia de Cartagena. Esto se debe a las conexiones de la
ciudad puerto con las diferentes Antillas, que se tornarn an ms intensas a partir de la
independencia. Teniendo en cuenta que la influencia fue poco significativa en Nueva
Granada durante los aos 1810-1812, en este apartado analizar los principales hechos de
ese perodo brevemente.
A comienzos de mayo de 1810, arrib a Cartagena de Indias el comisionado regio
Antonio de Villavicencio, con las noticias de Espaa. Esto y las posteriores novedades de
1555

Coll y Prat, op. cit, p. 315

1556

Idem, p. 316.

486

los acontecimientos venezolanos, generaron el comienzo de la eclosin juntera. En


Cartagena de Indias, el 22 de mayo, sectores de la elite, lograron imponerle al
gobernador, Francisco Montes, el cogobierno con dos de sus representantes.1557 Aquel
primer golpe se hizo declamando lealtad a Fernando VII y al Consejo de Regencia. Sin
embargo, dicha situacin dur poco tiempo, dado que en las semanas subsiguientes los
criollos llevaron adelante un plan para derrocarlo. Este grupo, liderado por Jos Mara
Garca del Toledo, se preocup por sumar al movimiento a una porcin de los pardos de
la ciudad vinculndose con Pedro Romero y Juan Jos Solano. El primero de ellos era un
prspero artesano cubano y una de las principales figuras de la comunidad
afrodescendiente del barrio de Getseman. Segn un testigo annimo:

Se buscaron a varias personas que acercasen a la multitud y la fueran disponiendo para las
ulteriores medidas que era necesario adoptar. () Juan Jos Solano y Pedro Romero fueron
encargados en el barrio de Getseman de atraerse un gran nmero de hombres de valor y de
resolucin que estuvieran prontos al primer llamamiento de Garca Toledo.() Pedro Romero era
un apoyo de importancia en la ciudad el quedo convencido de la justicia del proyecto y dispuesto a
cooperar con su influjo () Por su intervencin juntamente con la de Solano, qued todo el barrio
de Getseman comprometido() Del mismo modo fueron designados otras personas para el
mismo objeto en los barrios de la Catedral y de Santo Toribio.1558

El 14 de junio, los criollos junto con los lderes pardos, movilizaron a los sectores
populares que fueron: () armados con machetes () frente al Palacio del Gobernador
() para imponer un nuevo cambio de autoridades. 1559 Aquella estrategia dio resultado
y finalmente el Cabildo destituy y desterr a Cuba a Francisco Montes y en su lugar,

1557

Apuntamientos para escribir una ojeada sobre la historia de la transformacin poltica de la Provincia

de Cartagena, compilado en Corrales, Manuel Ezequiel (comp.), Documentos para la historia de la


provincia de Cartagena, hoy estado soberano de Bolvar en la Unin Colombiana, Bogot, Imprenta
Medrano Rivas, 1883, tomo I, p.126.
1558

Idem, tomo I, p.127.

1559

Idem, tomo I, pp.127-128; Mnera, Alfonso, El fracaso de la nacin: regin, clase y raza en el Caribe

Colombianao (1717-1821), Bogot, Planeta, 2008, p. 188.

487

nombr al dcil Blas Soria.1560Buscando consolidar aquel logro y retribuir la activa


participacin de los hombres libres de color, los criollos constituyeron dos milicias, una
de blancos y otra de pardos, denominada Lanceros Patriotas de Getseman. A Pedro
Romero, se lo nombr coronel y se le otorg la direccin de aquel batalln.1561 De esta
manera, se fue estableciendo una compleja alianza entre aquellos sectores, que fue
socavando parcialmente la tradicional segregacin del antiguo orden. Aunque estas
medidas fueron audaces, el propio Jos Mara Garca del Toledo, era un moderado que
posteriormente afirm, que haba integrardo a los afrodescendientes, para evitar los
desastres que haban ocurrido en Hait.1562 Una estrategia similar a la de los criollos en
Venezuela.
Luego de estos acontecimientos, se sucedieron movimientos similares que
terminaron en la ereccin de juntas provinciales en Cali, Pamplona y el Socorro. Esto
repercuti en Santa Fe, donde, parte de la elite, mediante un Cabildo extraordinario y una
importante participacin de sectores populares, logr, el 26 de julio, la conformacin de
la Junta Suprema de Nueva Granada. Inicialmente, esta qued baj la presidencia formal
del Virrey Antonio Amar y Borbn y reconoci la autoridad del Consejo de Regencia.
Empero a los pocos das, destituy al Virrey y desconoci al organismo metropolitano.
Asimismo, la Junta convoc al resto de las provincias a enviar diputados a la capital, para
un congreso, en el cual se discutira el nuevo orden poltico, de corte centralista.1563 Todo
esto, bajo la declamacin de fidelidad al rey cautivo y apelando a la retroversin de la
soberana en los pueblos. Esto gener el surgimiento de nuevas juntas, durante los meses
de agosto y septiembre en Cartagena, Popayn, Antioquia, Choc, Novita, Casanare,
Neiva, Mariquita, Tunja, Santa Marta. Sin embargo, en algunas se mantuvo la lealtad al
1560

Acta de la sesin del Cabildo de Cartagena, 14 de junio de 1810, compilado en Corrales (comp.), op.

cit., tomo I, pp. 81-90.


1561

Edicto por el cual el Cabildo de Cartagena excita a los habitantes de la ciudad a procurar la unin a

que respeten y obedezcan a las autoridades y orden la formacin de dos batallones, compilado en Corrales
(comp.), op. cit., tomo I, pp. 94-95; Mnera, op. cit., pp. 185-189; Helg, op. cit., pp. 122-123; Gutirrez
Ardila, Daniel, Un nuevo reino: geografa poltica, pactismo y diplomacia durante el interregno en Nueva
Granada (1808-1816), Bogot, Universidad Externado de Colombia, 2010, p.197
1562
1563

Helg, op. cit, p. 121.


Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 75-81.

488

Consejo de Regencia y en otras como Panam y Ro Hacha, se asumieron posturas


decididamente realistas. Poco despus, Santa Marta se sum a esta ltima tendencia. En
el caso de Cartagena de Indias, se estableci una Junta el 14 de agosto, presidida por Jos
Mara Garca de Toledo, que rivaliz con la de Santa Fe, buscando garantizar su
autonoma frente a Espaa y la antigua capital virreinal.
La Junta se integr inicialmente con los miembros del cabildo y posteriormente se
dispuso la eleccin de seis diputados por parte de los habitantes de Cartagena de Indias y
cinco de los principales pueblos de la regin. Lo novedoso de aquella resolucin, fue que
estableci un rgimen electoral amplio, por el cual los hombres libres sin distincin de
color podan participar en el mismo.1564 A su vez, las nuevas autoridades publicaron un
manifiesto oponindose a la convocatoria al congreso impulsado por Santa Fe y
proponiendo a las juntas provinciales a enviar delegados a Medelln, para realizar una
organizacin federal.1565 Esto gener tensiones dentro de la propia regin caribea, e hizo
que en la ciudad de Mompox, se constituyera una junta propia, dirigida por Vicente
Celedonio Gutirrez de Pieres, quien representaba a la fraccin ms radical de los
criollos.1566 Aquella resistencia fue posteriormente aplastada por las tropas de Cartagena
de Indias, a comienzos de 1811.
A partir del 22 de diciembre de 1810, se realiz el congreso en Santa Fe
nicamente, con la presencia de los delegados de las Juntas de Santa Fe, Socorro,
Pamplona, Novita y Mariquita. Sin embargo, el mismo fracas debido a que cay preso
de debates en torno al centralismo y el federalismo. Asimismo, se dieron conflictos entre
la Junta de Santa Fe y el propio Congreso. La crisis de la soberana vertical, trajo una
crisis a nivel horizontal, por lo cual cada una de las pequeas localidades quiso asumir su
propia soberana y autogobierno.1567 Siendo el Virreinato de Nueva Granada,
1564

Reorganizacin de la Junta Suprema de Cartagena de Indias, compilado en Corrales (comp.), op. cit.,

tomo I, pp. 182-184.


1565

Exposicin que la Junta de la Provincia de Cartagena de Indias hace a las dems de la Nueva

Granada, compilado en Corrales (comp.), op. cit., tomo I, pp. 153-163; Gutirrez Ardila, op. cit., pp.220221.
1566

El mes de agosto en Mompox, compilado en Corrales (comp.), op. cit., tomo I, pp. 187-201; Helg,

op. cit, p. 125.


1567

Gutirrez Ardiles, op. cit., pp. 222-229.

489

histricamente, un mosaico de regiones dbilmente ensambladas, este conflicto localista,


estall rpidamente y con ms fuerza que en otras colonias hispanoamericanas.
Una vez disuelto el Congreso, se constituy el estado de Cundinamarca con una
constitucin monrquica y federal, y el nombramiento del conservador Jorge Tadeo
Lozano, como Presidente, en abril de 1811.1568 Sin embargo, los conflictos no terminaron
all. Antonio Nario, desde La Bagatela, realiz una campaa de oposicin al nuevo
gobierno y al orden federal. Mediante ella promovi una movilizacin popular que
finalmente derroc a Jorge Tadeo Lozano y le permiti tomar el poder el 19 de
septiembre de 1811. Al hacerlo, modific la constitucin en un sentido centralista y
republicano. Entre tanto estos acontecimientos agitaban a Cundinamarca, delegados de
diferentes provincias avanzaban en la conformacin de un acuerdo para constituir una
organizacin ms amplia que abarcase a todo el territorio provincial. Finalmente, luego
de varias idas y vueltas, el 27 de noviembre, estos diputados suscribieron el acta de
federacin, por la cual se cre una nueva confederacin denominada Provincias Unidas
de la Nueva Granda. Inicialmente, participaron de este acuerdo las provincias de Tunja,
Pamplona, Cartagena, Nieva y Antioquia. Sin embargo, al poco tiempo la mayora de las
provincias no realistas se sumaron a la confederacin, con la excepcin de
Cundinamarca, que se mantuvo como un ente autnomo. Fue a partir de este momento,
que empez a profundizarse an ms la tensin entre centralismo y federalismo, entre
Cundinamarca y las Provincias Unidas de la Nueva Granada.
Sin embargo, antes de avanzar, es menester recapitular y abordar someramente,
los sucesos que agitaron Cartagena desde fines de 1810. All, en noviembre, surgi un
conflicto con el Consejo de Regencia. Este, nombr a Jos Dvila, como nuevo
Gobernador, empero, la Junta, con el apoyo de las milicias de pardos, logr evitarla.
Aquella situacin gener un primer resquebrajamiento entre los peninsulares y criollos y
dio lugar a que muchos de los espaoles se exiliasen en Santa Marta, la cual, para esa
altura, ya se haba convertido en un bastin realista. En ese contexto, los sectores de color
empezaron a manifestarse agresivamente en contra de los espaoles. Esto gener la
preocupacin de Jos Mara Garca del Toledo y los criollos, quienes buscaron contener a

1568

Restrepo, op. cit., tomo I, p. 100-101.

490

los pardos pidindoles moderacin y amenazndolos con reprimirlos.1569 A fines de 1810,


en una poltica ambivalente, se reconoci a las Cortes de Cdiz. A pesar de las tensiones
con el Consejo de Regencia, la elite segua cobijando la ilusin de que se poda establecer
una nueva organizacin imperial que respetase sus anhelos de autonoma, libre comercio
e igualdad poltica. Poco despus, durante las ltimas semanas de 1810 y las primeras de
1811, se realizaron las elecciones que dieron lugar a la integracin de nuevos diputados a
la Junta. sta paso a estar hegemonizada por una mayora de criollos.1570 Durante los
meses subsiguientes, la tensin fue aumentando, hasta que el 4 de febrero, un nutrido
grupo de comerciantes y oficiales espaoles del regimiento fijo y las milicias, intent un
golpe de estado realista contra la Junta. Empero, el mismo fracas por el accionar de
Jos Mara Garca del Toledo y la oposicin de Antonio de Narvez, una de los
principales jefes militares, a plegarse al mismo. Abortado el complot, las autoridades
estaban dispuestas a negociar con los conjurados, sin embargo, en su camino se interpuso
la actuacin de los sectores de color que llevaron adelante una dura represin contra los
espaoles conjurados. Estos desmanes, preocuparon a los criollos, que hicieron todo lo
posible por contener los excesos de los exaltados pardos. El teniente mulato Manuel
Trinidad Noriega, participe de los sucesos, relata que:

En todo el resto del da [4 de febrero], cada vez iba tomando el pueblo ms fermentacin y ()
toda la noche fue de revolucin: ms de tres mil almas estaban patrullando y andando por las
calles ().Este da 5 fue de horror y espanto. Las calles nubladas de gente buscando cmplices de
la sublevacin del Fijo que segn decan eran todos europeos. () Da de juicio pareca; el furor
lleg al ltimo desenfreno y no se respetaba otra autoridad que la de la junta. En los das 6, 7, 8, 9
y hoy 10 continuaron las prisiones y movimientos pero ya con ms lentitud por estar asegurados

1569

Defensa hecha por el seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las

calumnias de los autores de la conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.)
op. cit., tomo I, p. 390; Caballero Escorcia, Boris, Participacin de los pardos en Cartagena de Indias y
Caracas durante el proceso de independencia (1808-1812), Sur/Versin Nro 2, enero-junio 2012, p. 61;
1570

Mnera, op. cit., p.192.

491

los principales y estarse siguiendo la causa de la insurreccin y lesa patria por el seor Garca
1571

Toledo, nombrado el 4 juez de privativamente para la seguridad pblica.

Los espaoles aterrados migraron masivamente hacia Santa Marta, para defender
desde all la causa del rey. Los cabecillas fueron apresados, aunque despus se los liber
y se exiliaron.

1572

Como nos dice Alfonso Mnera, la intervencin autnoma de los

pardos gener la ruptura entre el ala criolla y espaola de la elite. Sin embargo, el
liderazgo de Jos Mara Garca de Toledo entre ese grupo sali debilitado, por haber
moderado la represin contra los complotados y haberse mostrado muy dbil en defensa
del nuevo orden.1573 En aquel contexto, un sector ms radical de los criollos comenz a
ganarse la adhesin de los pardos. Los hermanos Germn y Gabriel Gutirrez de Pieres,
junto con Ignacio Moz (casado con una mulata hija de Pedro Romero) acaudillaban
esta tendencia, que promova un discurso igualitarista e independentista. Originarios de
Mompox, eran hermanos de Vicente Celedonio Gutirrez de Pieres, quien haba
liderado la Junta en aquella ciudad hasta que fue aplastada por las fuerzas cartageneras.
Durante los meses subsiguientes, dicho partido comenz a difundir su ideario mediante la
prensa y a vincularse con los sectores subalternos. Asimismo, llev adelante una campaa
de presin frente a la Junta, llegando a presentar un petitorio firmado por 479 vecinos, en
el cual solicitaban declarar la independencia1574. Aunque su reclamo fue rechazado, la
militancia continu, y los sucesos de Espaa coadyuvaron al avance de la causa.
1571

Carta de Manuel Trinidad Noriega a Francisco Bustamente, 10 de febrero de 1811, compilado en

Corrales, Manuel Ezequiel (comp.), Efemrides y anales del Estado de Bolvar, Bogot, Casa Editorial de
J.J Prez, 1889, tomo II, pp. 66-68.
1572

Defensa hecha por el seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las

calumnias de los autores de la conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.)
Documentos para la historia de la provincia de Cartagena, hoy estado soberano de Bolvar en la Unin
Colombiana, op. cit., tomo I, pp. 391-392; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 95-98.
1573

Mnera, op. cit., pp. 193-196; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 97-99; Helg, op. cit, p. 127.

1574

Representacin para que se expida la constitucin, 19 de junio de 1811, compilado en Corrales

(comp.), Efemrides y anales del Estado de Bolvar, op. cit., tomo II, pp. 72-73; Defensa hecha por el
seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las calumnias de los autores de la
conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.), Documentos para la historia de
la provincia de Cartagena, hoy estado soberano de Bolvar en la Unin Colombiana, op. cit., tomo I, p.
368; Mnera, op. cit., p. 201; Helg, op. cit., p. 128

492

Mientras tanto, en Cdiz, las cortes discutan en torno a la ciudadana y la


igualdad de derechos de los afrodescendientes americanos. Este era un tema importante,
dado que si les reconoca la ciudadana, los americanos pasaran a tener una mayor
representacin en el imperio. Por ello, como ha demostrado Marixa Lasso, los diputados
criollos, estaban a favor de la medida y los peninsulares en contra. Finalmente, el 10 de
septiembre, las cortes le negaron la ciudadana a la mayora de los negros y pardos libres,
estableciendo como excepcional la posibilidad de otorgar cartas de ciudadanas a aquellos
que eran hijos de padres legtimos, eran propietarios, o tenan un oficio reconocido o
haban tomado las armas en nombre del rey. Para excluir al grueso de los
afrodescendientes, los diputados espaoles apelaron al origen espurio de aquel grupo
social y al oprobio que implicaba ser descendientes de esclavos. Segn Marixa Lasso,
esta decisin gener un fuerte rechazo de parte de los criollos blancos progresistas,
quienes al verse perjudicados en su participacin en el nuevo rgimen imperial,
comenzaron a reivindicar un ideario que sintetizaba el nacionalismo americano con la
igualdad racial. De esta manera, emergi, lo que la historiadora denomina, el mito de la
armona racial.1575
Debido importancia de las Cortes de Cdiz para el futuro del imperio espaol en
Hispanoamrica se seguan los debates con atencin. En particular, en Cartagena de
Indias, el peridico El Argos Americano, se dedic a difundir, hasta fines de agosto, todo
lo que iba sucediendo en las cortes con poco tiempo de retraso.1576 Aunque el diario dej
de salir, las noticias llegaron rpidamente y profundizaron el quiebre entre los pardos, los
pieristas radicales y los criollos aristocrticos, liderados por Jos Mara Garca de
Toledo. Los afrodescendientes comprendieron Espaa no estaba dispuesta a escuchar sus
anhelos de igualdad y se convencieron de que el camino era la independencia. Por ello, el
11 de noviembre de 1811, pasaron a la accin. Los Lanceros del Getseman, el batalln
de Patriotas Pardos, liderados por Pedro Romero y Juan Jos Solano, junto con los
hermanos Gutirrez de Pieres e Ignacio Muoz, ocuparon las murallas de la urbe y
desde all amenazaron al regimiento fijo y a las milicias blancas. Posteriormente,
movilizaron al bajo pueblo, tomaron las armas del arsenal de la ciudad y sitiaron el
1575

Lasso, op. cit., pp. 34-44.

1576

Mnera, op. cit., p. 202

493

palacio del gobernador donde estaba sesionando la junta. Luego, enviaron como
delegados ante la Junta a Ignacio Muoz y a Nicols Mauricio de Omana, para presentar
sus demandas: declaracin de independencia, divisin de poderes, abolicin de la
inquisicin, exclusin de espaoles del gobierno y del regimiento fijo, y otorgamiento de
cargos de oficial a los pardos en sus milicias.1577 Ante la negativa de los representantes de
la elite, entraron violentamente al recinto y los amenazaron con sus armas. Jos Garca de
Toledo intent resistir a la rebelin, sin embargo, fue agredido fsicamente y conminado a
obedecer. As, la aristocracia se vio obligada a cumplir con la demandas de los
insurrectos y a decretar la independencia de Cartagena. Jos Mara Garca de Toledo,
considero que aquel da haba sido: un da de llanto y de escndalo, no slo para esta
plaza y su provincia, sino para todo el reino.1578 Pocos despus, como vimos
previamente, aquel estado firm el acta de federacin, pasando a formar parte de las
Provincias Unidas de Nueva Granada. A partir de dicho momento, adems del conflicto
que exista con el bastin realista de Santa Marta, se cre una situacin de gran tensin en
la provincia, debido al constante choque entre la fraccin de los toledistas y los pieristas.
Aunque los primeros seguan controlando la Junta y las riendas del gobierno, los
segundos contaban con el apoyo activo de los pardos movilizados. Gracias a ello, luego
de la independencia, lograron imponer el llamado a un congreso constituyente y la
promulgacin de una ley electoral, que estableca la participacin de los sectores
afrodescendientes en el proceso electivo. Esto permiti que tres pardos fueran designados
como diputados para dicha asamblea: Pedro Romero, Remigio Mrquez y Cecilio
Rojas.1579 A partir del 21 enero de 1812, se estableci la convencin que nombr a Jos
Mara del Real como Presidente del estado y a Germn Gutirrez de Pieres como
Presidente de aquel organismo. Desde ese momento se dieron toda una serie de debates
1577

Nez, Marcelino Manuel, Exposicin de los acontecimientos memorables relacionados con mi vida

poltica que tuvieron lugar en este pas despus desde 1810 en adelante compilado en Corrales, (comp.),
tomo I, pp. 411-412; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 126-127.
1578

Defensa hecha por el seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las

calumnias de los autores de la conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.)
tomo I, op. cit., pp. 390.
1579

Constitucin del estado de Cartagena, 14 de junio de 1812, compilado en Corrales, (comp.), op. cit.,

tomo I p. 546.

494

entre ambas fracciones que concluyeron con la promulgacin de la constitucin el 12 de


junio 1812. La misma, adems de establecer un sistema republicano y liberal, tuvo en
cuenta las demandas de los hombres libres de color al garantizarles la ciudadana.
Asimismo, introdujo modificaciones con respecto a la esclavitud, prohibiendo el trfico
de esclavos y fijando la creacin de una junta que deba llevar adelante manumisiones de
forma gradual.1580Aun as, la esclavitud se mantuvo y se busc garantizar el derecho de
propiedad de los amos. Segn, Dolcey Romero Jaramillo y Edgardo Prez Morales, estas
ltimas medidas respondieron parcialmente a la presin de los afrodescendientes y sobre
todo al temor que tena los criollos frente a la revolucin haitiana. As, siguiendo las
enseanzas de Jos Ignacio Pombo, los blancos comenzaron a limitar y reorganizar el
sistema esclavista procurando evitar la guerra de razas.1581 Promulgada la nueva carta
magna, mediante elecciones se nombr a Manuel Rodrguez Torices como Presidente del
Estado y a Gabriel Gutirrez de Pieres como Presidente del Senado. 1582 Las nuevas
autoridades se encontraban en una difcil coyuntura, marcada por la crisis econmica, las
tensiones internas y la guerra con Santa Marta. En ese contexto, decidieron impulsar la
migracin de extranjeros y sobre todo otorgar patentes de corso a aquellos que estuvieran
dispuestos a luchar contra los realistas. Esta audaz medida, dio lugar a que en los aos
subsiguientes (sobre todo a partir de 1813) arribasen a la plaza numerosos extranjeros,
sobre todo franceses y estadounidenses, muchos de los cuales se convirtieron en corsarios
de Cartagena. Algunos de estos fueron: Luis Aury, Luis Per de Lacroix, Guillermo
Eduardo Coutin, Charles Lauminet, Luis Ducoudry, entre otros.1583 Asimismo, llegaron
haitianos y franco antillanos de color, que trabajaban como marineros en los corsarios,

1580

Idem, pp. 485-546.

1581

Romero Jaramillo, Dolcey, El fantasma de la revolucin haitiana, esclavitud y libertad en Cartagena

de Indias 1812-1815, Historia Caribe, vol. III, nro. 8, 2003, p. 26; Prez Morales, Edgardo, El gran
diablo hecho barco: Corsarios, esclavos y revolucin en Cartagena y el Gran Caribe 1791-1817,
Bucaramanga, 2012, p.83.
1582

Sourdis de la Vega, Adelaida, Cartagena de Indias durante la primera repblica 1810-1815, Bogot,

Banco de la Repblica, 1988, pp. 47-48; Restrepo, op. cit., tomo I, p. 154.
1583

Garca Estrada, Rodrigo, Los extranjeros y su participacin en el primer perodo de la independencia

en la Nueva Granda, 1808-1816, Historia Caribe, Num 16, 2010, p. 71; .Prez Morales, op. cit., p. 92.

495

como artesanos y comerciantes en Cartagena de Indias.1584Abordar este tema en el


prximo captulo.
Mientras tanto, en octubre de 1812, se reuni el congreso de las Provincias
Unidas de Nueva Granada en la Villa de Leiva. De la asamblea participaron diputados de
Cartagena, Antioquia, Pamplona, Casanare, Popayn, Tunja y Cundinamarca. Al poco de
iniciadas las sesiones, re emergieron las tensiones con los delegados y las autoridades de
Cundinamarca. Luego de acusaciones cruzadas, los diputados de Cundinamarca se
retiraron de la asamblea. Poco despus, Camilo Torres result electo Presidente de la
confederacin y en la medida que los conflictos fueron aumentando con Antonio Nario,
este fue declarado tirano y usurpador. Durante las semanas subsiguientes, la situacin
entre las Provincias Unidas de Nueva Granada y el estado de Cundinamarca se torn an
ms candente hasta llegar a la guerra civil. En esa catica coyuntura, arribaron los
exiliados venezolanos a Nueva Granada.1585 Desde all, intentarn seguir con su lucha.

Conclusin
En la primera parte de este captulo analic las repercusiones de la revolucin
haitiana en Venezuela durante los aos 1808-1812. A modo de sntesis, es posible afirmar
que dicha influencia fue importante, pero ya no de forma directa como en la etapa
precedente, sino ms bien como un marco de referencia a partir del cual los sectores en
pugna analizaron el proceso en marcha, su propio accionar y el de sus enemigos. As,
durante el juicio a los implicados en la conjura de los mantuanos, los defensores del
orden acusaron a los conjurados de haber tramando una sublevacin de esclavos para
llevar adelante una revolucin similar a la de Saint Domingue. Acusaciones, infundadas,
que los imputados rechazaron, aduciendo que esa medida hubiese significado su
desaparicin como sector dominante, tal como haba sucedido en Hait. Claramente,

1584

Conde Caldern, Jorge, Ciudadanos de color y revolucin de independencia o el itinerario de la

pardocracia en el Caribe Colombiano, Historia Caribe, Num 14. 2009, p.119; Prez Morales, op. cit., p.92
1585

Quintero, Ins, Venezolanos en Cartagena 1812-1815, en Calvo Stevenson, Haroldo y Meisel Roca,

Adolfo, (eds.), Cartagena de Indias en la Independencia, Cartagena de Indias, Banco de la Repblica,


2011, pp.262-264, Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 187-190

496

ambos grupos compartan los mismos temores frente al espectro de la revolucin negra.
Posteriormente en 1810, aquel miedo, fue lo que motiv a los miembros de la elite
juntista, a promover un moderado igualitarismo en favor de un sector de los pardos.
Teniendo al Gurico en mente, integraron a esos afrodescendientes para domesticarlos y
prevenir una guerra racial. Asimismo, a pesar de su diferencias, las diversas tendencias
que abarcaban el arco revolucionario pretendan seguir un camino fundamentalmente
pacifico y ordenado, evitando explcitamente el ejemplo haitiano. Sin embargo, algunos
conservadores acusaron a la Sociedad Patritica de revindicar un ideario jacobino y de
impulsar una transformacin poltica que inevitablemente llevara una catstrofe como la
de Hait. Casualmente, dos franceses, integrantes de dicha agrupacin haban participado
de los acontecimientos de la isla.
A partir de la declaracin de la independencia de Venezuela, en 1811, la situacin
se complic en la medida que empezaron a profundizarse los conflictos armados y los
afrodescendientes comenzaron a levantarse. En el contexto de la guerra civil, Francisco
de Miranda decret el reclutamiento de mil esclavos, para fortalecer el ejrcito patriota y
los realistas impulsaron la insurreccin de los esclavos y los pardos de la regin de
Barlovento. La situacin se fue de las manos y la rebelin popular adquiri su propia
autonoma. Debido a la carencia de documentos elaborados por los insurrectos, no est
claro si estaban signados por el ejemplo de Hait. Algo que no sera descabellado, dado
que en los aos previos la informacin sobre la revolucin haba circulad entre los
sectores populares. Sin embargo, expliqu que los blancos as lo entendieron. Asimismo,
tanto los realistas como los patriotas, se convencieron de que estaban viviendo un proceso
similar al del Gurico y se acusaron mutuamente de ser los responsables de la debacle.
Claramente, en aquel contexto, la referencia a Hait, fue utilizada por ambos bandos
como una forma de deslegitimar al contrario, imputndole un accionar violento y
peligroso.
Ante la crisis, Francisco de Miranda busc ayuda en el extranjero enviando
delegados a las antillas, incluyendo a Hait. Discutiendo con Paul Verna, demostr que
esta fue una decisin pragmtica y no la expresin de una radicalizacin en su
pensamiento. ste, hasta el final, sigui cobijando recelos frente aquel modelo
revolucionario. Aunque esa misin no logro sus objetivos, llegaron algunos voluntarios

497

haitianos a Venezuela, que fueron rechazados por las autoridades de La Guaira. Todo lo
cual, nos muestra dos cosas. Por un lado, que en la isla haba algunos interesados en
apoyar la independencia de Venezuela y por el otro, que los funcionarios republicanos no
deseaban esa colaboracin por miedo a los posibles contagios. Finalmente, los realistas
lograron imponerse y enseguida reprimieron a los esclavos. Sin embargo, el temor a un
nuevo Hait continu acechando sus mentes. En conclusin, demostr, que los sucesos de
la primera republica venezolana estuvieron fuertemente condicionados por el fantasma de
la revolucin haitiana y que existieron algunos intentos de contacto con Hait.
En la segunda parte de este captulo he estudiado los primeros aos del proceso
independentista en Nueva Granada. Creo haber probado que all la influencia de la
revolucin de Saint Domingue no fue tan marcada como en Venezuela. Desde mi punto
de vista, esto se debi a que mientras la Capitana General haba sufrido numerosas
repercusiones durante los aos 1789-1804 (algunas bastante explosivas), el Virreinato se
haba mantenido bastante ms alejado de los acontecimientos insulares. Sin embargo,
esto no quiere decir que no existiese un temor frente a dicha revolucin y a la posibilidad
de que algo similar aconteciese all. El miedo exista, pero no era una obsesin constante
como en Venezuela. A pesar de todo, creo haber probado que fue en Cartagena de Indias,
donde aquella influencia fue ms notoria. En esa provincia, los sectores criollos que
protagonizaron el movimiento patriota tambin, impulsaron la integracin y la
movilizacin controlada de los afrodescendientes, como una manera de evitar una
reedicin de la revolucin haitiana. Inicialmente los pardos actuaron baj la gida de la
tendencia toledista, pero en la medida en que stos mostraron su moderacin y ellos se
radicalizaron, fueron acercndose a la fraccin de los pieristas. Asimismo, jugaron un
rol muy destacado durante el proceso revolucionario, interviniendo decididamente en los
sucesos del 4 de febrero y el 11 de noviembre de 1811 que derivaron en la declaracin de
la independencia de la provincia. A partir de ese momento, se llev adelante la
elaboracin de la constitucin, que entre otras cosas, estableci el fin de la segregacin
racial y un moderado reformismo con respecto a la esclavitud. Aquellas medidas,
expresaron, a la misma vez, los anhelos de los pardos patriotas y las preocupaciones de
los criollos blancos, que pretendieron reformular el antiguo orden, sin desarticularlo
completamente, para desactivar las principales tensiones sociales que pudiesen llevar a

498

una rebelin como la de Hait. En particular, en lo que se refiere as la reformas a la


esclavitud, los constituyentes siguieron parcialmente los principios establecidos por Jos
Ignacio Pombo, quien, luego del triunfo de la revolucin Hait, haba advertido que era
imperioso iniciar un proceso de abolicin gradual de la institucin, para eludir aquel
trgico destino. Como vimos, a diferencia de lo que sucedi en Venezuela, donde en
1811-1812 estall la insurreccin de los pardos y los esclavos, nada de eso ocurri en
Cartagena de Indias. Incluso a pesar de los temores, debido a las necesidades de la guerra
en contra de los realistas, los pieristas promovieron la utilizacin de corsarios (muchos
de ellos franceses republicanos) y la inmigracin de extranjeros, varios de los cuales
fueron haitianos. Como veremos, esta poltica generar importantes contactos Hait
durante los aos subsiguientes.

499

Capitulo XVI: De la Guerra a Muerte al exilio en Hait (1812-1815)


Mire Ud. a los negros de Santo Domingo ,
mas ignorantes que nosotros , con menos
auxilios, con un pas ms corto y menos
provedo, como han sostenido una guerra
contra la gran Nacin que da hoy leyes a
toda Europa Antonio Briceo 1813 1586

La Guerra a Muerte y el ejemplo de la Revolucin de Hait

A fines de 1812, llegaron a Cartagena de Indias numerosos venezolanos exiliados,


como por ejemplo Simn Bolvar, Fernando Carabao, Toms Montilla, Jos Flix Ribas
y Antonio Nicols Briceo, entre otros.1587 Todos apelaron a las autoridades, para
sumarse a la causa republicana y solicitar ayuda para proseguir la independencia de
Venezuela. Los desterrados fueron bien recibidos y admitidos en el ejrcito En aquel
contexto, Simn Bolvar public el Manifiesto de Cartagena, en el cual seal que la
desunin de los patriotas, el federalismo, el idealismo, la incultura de las masas y el
terremoto, haban sido las causas que haban permitido el triunfo de los realistas en
Venezuela. Con aquella memoria, el coronel, buscaba alertar a los neogranadinos y los
invitaba a apoyar la causa venezolana, hacindoles ver que un triunfo en la vecina
capitana general, garantizara la paz y la libertad en toda la regin. 1588 Aunque el
documento caus cierto inters lo encomendaron a luchar, bajo Pierre Labatut, contra los
realistas de Santa Marta. En poco tiempo y desoyendo los mandatos de su superior,
1586

Carta de Antonio Nicols Briceo a Manuel del Castillo, 10 de abril de 1813, en Epistolario de la
Primera Repblica, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960, tomo I, pp. 108-109
1587
Quintero, op. cit., en Calvo Stevenson y Meisel Roca, Adolfo, (eds.), op. cit., pp.249.
1588

Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granda por un caraqueo, 15 de diciembre de 1812,

AL, Doc. 112.

500

Simn Bolvar logr ocupar los pueblos de Tenerife, Tamalmeque, Puerto Real y Ocaa,
liberando la zona del Alto Magdalena. Esto gener el entusiasmo del gobierno de
Cartagena de Indias que le orden que llevase adelante una ofensiva contra los realistas
que haban invadido una porcin del Valle de Ccuta. Nuevamente, Simn Bolvar logr
su objetivo y aument su prestigio.1589 A partir de estas victorias, presion a las
autoridades para que le permitiesen realizar su campaa contra Venezuela.
En

el

nterin,

Antonio

Nicols Briceo, haba comenzado a planificar su propia ofensiva contra las fuerzas de
Monteverde. El Diablo, como lo apodaban, haba sido uno de los diputados que formaban
el ala radical del congreso venezolano y ahora en Cartagena de Indias, a mediados de
enero, conform una pequea compaa de alrededor de 150 hombres, a la que se
sumaron varios extranjeros. Para darle sustento a sus proyectos elabor un documento,
que segn Clement Thibaud, era: una patente de corso terrestre para los soldados
voluntarios y mercenarios.1590El texto fijaba la forma en que deba llevarse adelante la
guerra. Estableca en su segundo artculo que: Como esta guerra se dirige () a destruir
en Venezuela la raza maldita de los espaoles europeos, en que van inclusos los isleos,
quedan por consiguiente excluidos de ser admitidos en la expedicin por patriotas y
buenos que parezcan, puesto que no debe quedar uno solo vivo, y as por ningn motivo y
sin excepcin alguna sern rechazados. Tampoco se admitirn oficiales ingleses, () por
ser aliados de los espaoles.1591 Y en el noveno: Se considera ser un mrito () para
ser premiado y obtener grados () el presentar un nmero de cabezas de espaoles
europeos, inclusos los isleos.1592 Este documento, fue firmado por los oficiales, de los
cuales, cinco de ellos, eran extranjeros que recientemente haban venido desde el Caribe a
Cartagena de Indias, atrados por la poltica migratoria del gobierno. Nicols Leroux era
un francs de Nueva Orleans, que haba llegado a la plaza en un corsario, Antonio
1589

OLeary, Daniel Florencio, Memorias del General Daniel Florencia OLeary: Narracin, Caracas,

Imprenta Nacional, 1952, tomo I, pp. 133-139.


1590

Thibaud, op. cit., p. 17.

1591

El plan de Briceo para libertar a Venezuela aprobado por su oficialidad y publicado el 16 de enero

de 1813 en Cartagena de Indias compilado en Briceo Perozo, Mario, El Diablo Briceo, Caracas,
Grfica Armitano, 1982, p.176
1592

Idem, p. 178.

501

Rodrigo era de Gnova y vena de Saint Thomas, Marcelo Solage era francs de Perpian
y proceda de Jamaica, Bernando Paner, era piamonts y provena de Curaao y por
ltimo Pedro Baconet, era de Francia y previamente haba estado en Venezuela, durante
la primera repblica y luego se haba exiliado a Curaao desde donde lleg a la plaza.1593
Todos tenan un amplio recorrido por el mundo atlntico y el Caribe. Sin embargo, lo
ms relevante es que los dos ltimos oficiales haban vivido en Saint Domingue y haban
sido testigos de la revolucin. En los interrogatorios que las autoridades les tomaron una
vez que fueron apresados, Bernado Paner admiti que: tom el partido de tambor mayor
cuya carrera sigui en () Santo Domingo en aquellas milicias de las cuales obtuvo
licencia por intil de la mano izquierda.1594 Por su parte, Pedro Baconet declar que:
habiendo venido de Francia el tiempo de treinta y tres aos a () Santo Domingo, paso
a () Caracas y () La Guaira habr como dos meses y en ocasin en que el ao
pasado se mand saliesen los extranjeros se embarc () para Curaao, de donde se
dirigi a la provincia de Cartagena.1595
documento implicaba

El

referido

una nueva y radical forma de interpretar el conflicto entre

republicanos y realistas. Segn Antonio Briceo, sta ya no era una contienda civil entre
diferentes tendencias polticas, sino una guerra internacional, entre dos comunidades
diferentes, los americanos y los espaoles. Una guerra anticolonial. Asimismo, debido a
la brutalidad con que haban actuado los espaoles durante la etapa colonial y los aos
1810-1812, la guerra deba ser a muerte. El objetivo, ya no era nicamente imponer la
repblica, sino directamente exterminar al enemigo, para liberar la nacin. Este giro
copernicano estuvo marcado no slo por las necesidades del momento, sino tambin por
la influencia de la revolucin haitiana, como veremos en breve. En marzo, Antonio
Nicols Briceo y su compaa se encontraron con las tropas de Simn Bolvar y Manuel
del Castillo. All el Diablo, les present su plan, que gener cierto resquemor entre sus
interlocutores. Estos le respondieron que: aprobamos las () proposiciones

1593

Declaraciones de Nicols Leroux, Antonio Rodrigo, Marcelo Solage, Bernado Paner, Pedro Baconet 8

y 9 de junio de 1813; Causas de Infidencia, Caracas, Academia Nacional de la Historia, tomo II, 1960 pp.
352-367.
1594

Declaracin de Bernardo Paner, 9 de junio de 1813, op. cit., tomo II, p. 367.

1595

Declaracin de Pedro Baconet, 8 de junio de 1813, op. cit., tomo II, p. 354.

502

exceptuando () el artculo segundo en cuanto se dirigen a matar a todos los espaoles


europeos, pues por ahora slo se har con aquellos que se encuentren con las armas en la
mano..1596 Asimismo, tambin rechazaron el noveno por su brutalidad. As, aquellos se
opusieron al ncleo duro del proyecto de Antonio Briceo, negndose a seguir aquel
camino. En los das subsiguientes, sin apoyo oficial, el Coronel y su pequeo batalln
comenzaron una ofensiva contra Venezuela, proclamando la guerra a muerte a los
espaoles y canarios y la libertad de los esclavos que se unieran al ejrcito patriota.1597 En
seguida en la Villa de San Cristbal, ejecutaron a dos espaoles, los decapitaron y el
Diablo les envo las cabezas a Simn Bolvar y Manuel del Castillo, con una carta
firmada con la sangre de los difuntos. Esto conmocion a los oficiales y el coronel
neogranadino le reproch los excesos. En respuesta, ste le escribi una misiva, en la cual
se defendi de las acusaciones e insisti en que era necesario llevar adelante la guerra a
muerte, poniendo como ejemplo a la gesta de los haitianos contra los franceses. Le deca:
Mire Ud. a los negros de Santo Domingo , mas ignorantes que nosotros , con menos auxilios, con
un pas ms corto y menos provedo, como han sostenido una guerra contra la gran Nacin que da
hoy leyes a toda Europa y nosotros caemos al imperio de cuatro tristes espaoles que no saben
escribir , ni pelear , ni tienen pas ni gobierno, ni son otra cosa que la escoria y el desprecio de
todas las naciones; y dgame cul es el motivo y la causa de esta diferencia y de la Francia que
haya perdido ms de 50.000 bravos soldados que haban venido en el Egipto, en Jena, Austerlitz,
etc. y que no piense conquistar a Santo Domingo a pesar de haber habido algunas divisiones entre
los mismos negros. Pues amigo mo, no ha sido otra la causa sino la guerra de muerte que los
naturales del pas ha declaro a todo francs, estar ellos solos, poderse esconder en sus montes,
mantenerse en sus races y no dejar dentro un solo hombre sospechoso. Ellos se han dado respetar
y demostrado mas carcter, mas sabidura y mas humanidad que nosotros por que ya los enemigos
no los atacan1598.

La importancia de este documento es evidente, dado que es el primer texto


escrito por un criollo patriota, desde 1810, en el cual la revolucin haitiana es

1596

Aprobacin con reservas que el Brigadier Simn Bolvar y el coronel Manuel del Castillo dieron al

plan de Antonio Nicols Briceo, 20 de marzo de 1813, AL, Doc. 137.


1597

Yanes, op. cit., tomo I, p. 89.

1598

Carta de Antonio Nicols Briceo a Manuel del Castillo, 10 de abril de 1813, en Epistolario de la

Primera Repblica, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960, tomo I, pp. 108-109

503

considerada como un suceso poltico positivo e incluso como un modelo a imitar. Para
Antonio Briceo, aquel proceso no haba sido una hecatombe producido por negros
salvajes, sino una gesta anticolonial triunfante contra un poderoso imperio. En su
opinin, la lucha de los ex esclavos haba sido justa y su mtodo de combate el secreto de
su xito. Por ello, los hispanoamericanos deban seguir su ejemplo llevando adelante un
combate sin cuartel y sumando a los esclavos a las tropas patriotas. Paradjicamente, el
Diablo estaba tomando el camino que el general Magloire Ambroise le haba propuesto a
Francisco de Miranda y que este haba rechazado, el de: Cortar las cabezas de todos sus
enemigos y prender fuego en todas partes!1599. Es probable que esta resignificacin
positiva de la revolucin haitiana, se deba no slo a difcil circunstancia en que se
encontraba Venezuela, sino tambin a la influencia de los extranjeros que formaban parte
encontraba, sino tambin a la influencia de su oficiales que haban sido testigos de aquel
proceso.1600 Luego del desacuerdo con Manuel del Castillo, el Diablo llev su expedicin
y contra Barinas, pero despus de algunos xitos parciales fueron derrotados y apresados
por los espaoles el 13 de mayo. Se los someti a juicio de infidencia y Antonio Nicols
Briceo, junto con sus principales oficiales, fueron ejecutados el 15 de junio.1601
Resulta interesante destacar que, poco antes de esta expedicin, Domingo de
Monteverde le haba escrito al gobernador britnico de Curaao, rogndole que los
ingleses no apoyasen a los patriotas, advirtindole que el avance exitoso de estos rebeldes
poda ocasionar una nueva revolucin como la de Hait. En su carta le deca:
Conoce el carcter poco previsor de los habitantes de estos pases () y sabe () de las
desgracias ocurridas a los franceses en el Cabo Francs. Las clases bajas de la poblacin son el
instrumento de la ambicin, venganza y otras pasiones de los blancos poco comunes, quienes,
habiendo perdido sus propiedades y su moral tienen () como fin el desorden () La gente de
color fue llamada a aparecer en su estado sanguinario, ingrato y rebelde por los blancos y despus
fueron abandonados () por los jefes de la independencia, pero su carcter es ya conocido y
servir para desengaar a los que creen de verdad que la emancipacin de estos territorios sera

1599
1600
1601

Ardouin, op. cit, tomo VII, p. 242; Verna, op. cit., p. 87.
Verna, op. cit., p. 120.
Ejecucin de la sentencia del Consejo de Guerra, 15 de junio de 1813, op. cit., tomo II, pp.408-409.

504

til () a la poltica y al comercio, porque aseguro () que la agricultura y el comercio y la


poblacin de este pas han disminuido () desde el vergonzoso () 19 de abril de 1810.1602

Como vemos, los realistas no slo teman a un posible levantamiento de los


sectores de color impulsado por los independentistas, sino que, adems, agitaban el
fantasma de la revolucin haitiana ante las autoridades britnicas, para convencerlas de
que no era prudente auxiliar a sus enemigos.
Asimismo, llama la atencin que tambin en ese momento, el gobierno
cartagenero envi a Pierre Antoine Leleux como delegado a Hait. Este francs haba
sido edecn de Francisco de Miranda y estaba exiliado en Cartagena de Indias. Aunque
no est claro el objetivo de su misin, es probable que haya ido en bsqueda de auxilio
militar o de reclutas. Sea como sea, lo cierto es que aquella comisin implicaba una
ruptura con el cerco que sufra Hait y un primer intento de acercamiento con la misma.
Algo que se explica por la difcil circunstancia en que se encontraba Cartagena de Indias
y por la poltica de los patriotas urdir una red de apoyo en el extranjero Aun as, no fue
mucho lo consigui y no tuvo contactos con Alexandre Petin. Pierre Antoine Leleux
parti en marzo y en abril ya estaba de vuelta en Cartagena de Indias. 1603 Para esa fecha,
Simn Bolvar le escribi una carta, en respuesta a la que este le haba escrito, en la que
deca: Recib la apreciable de V. fecha 1 del pasado al regreso de Santo Domingo cuyo
viaje yo ignoraba, y no dudo haya sido causado por un gran motivo cuando el Presidente
se desprendi de Ud. para enviarlo a una expedicin tan aventurada donde habra poco
que conseguir y muchos peligros.1604 Como vemos, para el venezolano, aquella misin
no solo no tena sentido, por lo poco que se poda conseguir en la isla, sino que tambin
era una empresa riesgosa que deba haberse evitado.
A comienzos de abril de 1813, el congreso de las Provincias Unidas de
Nueva Granada nombr a Simn Bolvar como brigadier del ejrcito de la Unin y le dio
1602

Carta de Domingo de Monteverde a John Hodgson, 28 de febrero de 1813, compilada en Uslar

Pietri, Juan, Historia de la rebelin popular de 1814, Caracas, Ediciones Edime, 1962, p.207.
1603

Verna, Paul, Pedro Antonio Leleux: El francs edecn, secretario y amigo de confianza de Miranda y

Bolvar, Caracas, Comit Ejecutivo del Bicentenario de Simn Bolvar, 1982, p.48; Gutirrez Ardila, op.
cit., pp. 580-581.
1604

Carta de Simn Bolvar a Pierre Antonie Leleux, 5 de mayo de 1813, AL, Doc. 175.

505

permiso para iniciar su ofensiva contra Venezuela. De inmediato, se puso en marcha con
sus oficiales y en poco tiempo tom Mrida y luego Trujillo. Desde all, el 15 de junio,
promulg el clebre decreto de guerra a muerte. En el mismo estableca:
Todo espaol que no conspire contra la tirana () ser tenido por enemigo y castigado como
traidor a la patria, y () pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general ()
a los que pasen a nuestro ejrcito con sus armas () a los que presten sus auxilios ().Y
vosotros, Americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de la senda de la justicia, sabed
que vuestros hermanos os perdonan () en la ntima persuasin de que vosotros no podis ser
culpables y que slo la ceguedad e ignorancia (), han podido induciros a ellos. No temis la
espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte
vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta () el solo ttulo de americanos ser
vuestra garanta y salvaguardia.1605

Al igual que Antonio Briceo, Simn Bolvar se propuso, resignificar el conflicto


civil, en trminos de una lucha anticolonial a muerte entre una nacin sometida y un
imperio injusto. Sin embargo, la gran diferencia entre ambos, es que el segundo
consideraba que ejemplo haitiano era funesto y que la esclavitud era intocable. Incluso se
podra decir que justamente aquella construccin de un nosotros americano contra un
ellos europeo, tena por finalidad unificar simblicamente a los criollos y a las castas,
como si fueran un todo armnico, para evitar caer en la guerra de razas del estilo haitiano.
De esta manera, la guerra a muerte entre americanos y europeos, implicaba otra forma
(aunque mucho ms radical) de integracin y de subordinacin de los sectores de
color.1606
La reedicin de Hait en Venezuela: La segunda repblica venezolana y la guerra
de razas
Los patriotas siguieron su camino triunfal y lograron ocupar Caracas, el 6 de
agosto de 1813. La campaa admirable, haba concluido con xito y Simn Bolvar fue

1605

Decreto de guerra a muerte, 15 de junio de 1813, AL, Doc.220.

1606

Thibaud, op. cit., p. 20.

506

nombrado Libertador de Venezuela.1607 Aunque se le otorgaron podes dictatoriales, no


era el dueo del pas. En paralelo a su expedicin, otros patriotas haban realizado otra en
el Oriente. A comienzos de 1813, Juan Bautista Arismendi tom la isla de Margarita.
Asimismo, desde Trinidad, Santiago Mario, comand un pequeo ejercito que en enero
ocup la Giria y luego Maturn y Cumana.1608 Lo acompaaron en dicha gesta los
oficiales Manuel Valds, Manuel Piar, Jos Francisco Bermdez y Antonio Jos de
Sucre. A su vez, participaron afrodescendientes extranjeros. El ms destacado de ellos
fue Jean Baptiste Bideau, un affranchis de Santa Luca, que haba sido capitn de corsario
bajo las ordenes de Victor Hughes. Luego de aquella experiencia, residi en Trinidad y
durante los aos 1811-1812, puso su corsario a disposicin del gobierno de Francisco de
Miranda, luchando contra los realistas. En ese contexto, trab amistad con Santiago
Mario y otros oficiales, que luego fueron a exiliarse a Trinidad. Desde all, organizaron
su pequea compaa y Jean Baptiste Bideau se sum a la causa, y con la ayuda de otros
corsarios, reclut a decenas de mulatos y blancos de Martinica y Guadalupe, que
formaron parte de la expedicin. As, aquella campaa cont desde el principio con la
intervencin de soldados franco-antillanos.1609Una vez

conquistada Giria, Santiago

Mario y Jean Baptiste Bideau, convocaron ms franco-antillanos, difundiendo en


Martinica y Guadalupe, una proclama que deca: Os llamamos () para que nos ayudis
en una causa tan justa. Os ofrecemos tierra gratis y un domicilio que asegurar el
bienestar de vuestros nietos. Extranjeros: () No volaris a uniros a nosotros a los
hombres que os quieren como hermanos y que os conjuran para vengis bajo sus
banderas? Venid extranjeros, al cuartel general () a compartir nuestra gloria y
persuados que seremos invencibles.1610
A partir del desembarco, los expedicionarios consolidaron su posicin y
prosiguieron con la ofensiva. Mientras las tropas de Santiago Mario avanzaban, Jean

1607

Entrada triunfante del General Bolvar en Caracas Gaceta de Caracas, 26 de agosto de 1813.

1608

Daz, op. cit., p. 98.

1609

Verna, Paul, Tres franceses en la independencia de Venezuela, op. cit., pp. 38-46; Ortiz, Sergio Elas,

Franceses en la Independencia de la Gran Colombia, Bogot, Editorial ABC, 1971, p. 215.


1610

Proclama de Santiago Mario y Jean Baptiste Bideau, 19 de enero de 1813, compilado en Verna, op.

cit., p.47.

507

Baptiste Bideau, qued a cargo de Giria. La presencia de estos franceses de color,


gener la preocupacin de ingleses y espaoles que teman la posibilidad de un contagio
revolucionario en la regin. De esta manera, en febrero de 1813, Beckwith, el
Comandante en Jefe de las fuerzas britnicas en Barbados, le escribi al Gobernador de
Trinidad para informarle que: Mario y Bideau () estn excitando las influencias
democrticas en Martinica y que estas influencias son enteramente afectas a Bonaparte en
todas las medidas violentas y malvadas del gobierno revolucionario de Francia y no dudo
de que muy pronto sabr que modelos semejantes, han sido enviados a Guadalupe.1611
Asimismo, en mayo, Domingo de Monteverde envi un delegado ante el gobierno de
Trinidad para pedirle que lo ayudaran a controlar dicha invasin. El comisionado le
present un informe al Gobernador que deca lo siguiente:
Es una absurda empresa de hombres sin ley, la mayor parte mulatos franceses y mandados por un
mulato francs Juan Bautista Bideau que se titula gobernador de la costa. () El gobierno () a
ha visto en la invasin de Giria una revolucin de franceses, que han armado la esclavitud de los
habitantes, ofreciendo la libertad entre los esclavos y proclamando la igualdad de hecho entre la
gente de color () y teme que millares de negros y mulatos franceses revolucionarios que se
hallan diseminados sin asilo alguno en San Bartolom, Santa Luca, Granada, Martinica y
Guadalupe, desciendan a las costa firme, fomentando una llama que puede devorar no slo a las
provincias de Venezuela, sino las colonias britnicas y especialmente Trinidad. 1612

Como en los aos anteriores, las autoridades espaolas teman que los sectores
rebeldes venezolanos, en alianza con los negros revolucionarios franco-antillanos,
llevaran adelante una revolucin social, que pudiera destruir el antiguo rgimen. A pesar
de todo, esos miedos eran parcialmente infundados, dado que Santiago Mario no se
dedic a seguir el modelo revolucionario franco-antillano, ni promovi la liberacin de
los esclavos. Sea como sea, la campaa tuvo xito y para agosto de 1813, se hizo con el
poder en aquella regin. As, los patriotas controlaban una amplia porcin del territorio.
Sin embargo, la situacin era compleja dado que existan tensiones Simn Bolvar y
Santiago Mario, ya adems los realistas dominaban Maracaibo, Coro, Guayana, parte de

1611

Citado en Verna, op. cit., p.50.

1612

Citado en Verna, op. cit., p.53-54.

508

Barinas y Puerto Cabello. En ste ltimo bastin se encontraba Domingo de Monteverde


con numerosas tropas. La situacin era delicada y en poco tiempo, sobrevino el caos.
Nombrado Dictador, Simn Bolvar, intent acordar con Domingo de Monteverde
la capitulacin de los realistas. Sin embargo, como no tuvo xito, siti Puerto Cabello.
Aquella medida implic el reinicio de la guerra. Luego de algunas escaramuzas, Simn
Bolvar opt por replegarse a Valencia, para esperar la salida del enemigo. All
finalmente se dio un combate, en el cual, no lograron terminar con el ejrcito realista que
volvi a refugiarse en Puerto Cabello.1613
En paralelo a estos sucesos, a fines de agosto y septiembre de dicho ao, estall
un primer levantamiento de esclavos y negros en los Valles del Tuy, que fue slo
parcialmente controlado por Jos Flix Ribas. Asimismo, en los llanos comenz una
contra ofensiva realista liderada por Jos Toms Boves. Dicho contrabandista asturiano,
se convirti en un caudillo popular que encabez la llamada Legin Infernal conformada
por huestes de llaneros, pardos, esclavos y blancos de la orilla.1614 Adems de estos
enemigos, la repblica sufri los embates de las tropas del gobernador de Coro, Jos
Ceballos y del general Jos Antonio Yaez. As, a fines de 1813, la situacin era un caos
y se dieron varias batallas en las cuales ambos partidos se alzaron con triunfos, siempre
transitorios. En diciembre, los patriotas restablecieron el sitio y aunque no lograron tomar
la plaza, consiguieron que Domingo de Monteverde fuese depuesto por los propios
realistas. ste abandon la colonia y qued Francisco Montalvo como mxima autoridad
de Nueva Granada y Venezuela. Al residir en Santa Marta, la gestin directa de
Venezuela qued a manos de Juan Manuel Cajigal.1615
A comienzos de 1814, una asamblea de vecinos en Caracas, confirm a Simn
Bolvar como Dictador.1616Asimismo, aunque con cortocircuitos, las tropas de Simn
Bolvar y de Santiago Mario, comenzaron a actuar en conjunto. Todo pareca mejorar.
En aquel contexto, la Gaceta de Caracas, public una carta escrita desde Curaao, por un

1613
1614

Boletn del Ejrcito Libertador de Venezuela, Gaceta de Caracas, 2 de septiembre de 1813;


Vowell, Richard, Campaign and cruises in Venezuela and New Granada and in the Pacific ocean,

Londres, Longman and Co, 1831, tomo I, pp. 47-48, Daz, op. cit., pp. 106-107; Uslar Pierti, op. cit., p. 93
1615

Yanes, op. cit., tomo I, pp.136-138.

1616

Bando, Gaceta de Caracas, 3 de enero de 1814.

509

venezolano que haba viajado por las Antillas, en la cual daba cuenta de cmo la
revolucin era percibida por la poblacin del Caribe. Lo interesante es que aquel
venezolano haba visitado Hait y all se haba encontrado con que los haitianos
festejaban los triunfos de los patriotas. En sus palabras: Los sucesos de Caracas se
refirieron en Jamaica de varios modos. A todos parecan increbles las extraordinarias
hazaas de Bolvar, ms a proporcin de que me iba acercando a la costa firme, iba
cerciorndome de cuanto se refera acerca de l y en el Gurico y en Santo Domingo
corra con un aplauso universal entre los naturales.1617 Este testimonio, aunque parcial,
resulta importante porque nos muestra que en Hait no slo se conoca lo que estaba
ocurriendo en Venezuela, sino que haba un apoyo popular a la causa independentista.
Esto ayudara a explicar los motivos por los cuales los corsarios cartageneros contaron
con la participacin de haitianos entre sus filas y las razones por las cuales los emigrados
hispanoamericanos fueron tan bien acogidos posteriormente, en 1816, tanto por las
autoridades como la poblacin local.
No obstante, la suerte volvi a ser esquiva para los patriotas. En febrero, los
realistas lograron ocupar totalmente Barinas. Adems de las fuerzas encolumnadas,
mltiples partidas de guerrillas populares levantaban el estandarte del Rey y proclamaban
la guerra a muerte contra los patriotas. Asimismo, renaci la insurreccin de esclavos y
negros del valle del Tuy, comandada por Francisco Rosete. Durante dichos meses, los
llaneros de Jos Toms Boves y Francisco Morales, continuaron haciendo estragos y
avanzaron con su ofensiva contra los valles de Aragua. Vencieron en la batalla de la
Puerta y fueron derrotados en La Victoria.1618 En aquel catico contexto, Simn Bolvar
orden la ejecucin de 800 presos espaoles y canarios.1619 La retaliacin lleg
enseguida, cuando los insurrectos acaudillados por Francisco Rosete, produjeron una
matanza de blancos en Ocumare. La guerra a muerte iba alcanzando su mxima
intensidad. A fines de febrero, las tropas de Simn Bolvar, en San Mateo, sufrieron el

1617

Carta escrita desde Curaao por un amigo a otro suyo residente en Caracas, Gaceta de Caracas, 7 de

febrero de 1814.
1618

Caracas, Gaceta de Caracas, 10 de febrero de 1814; Boletn del Ejrcito libertador de Venezuela

Nmero 34, Gaceta de Caracas, 14 de febrero de 1814.


1619

Caracas, Gaceta de Caracas, 2 de mayo de 1815.

510

embate de las fuerzas de Jos Toms Boves. Los patriotas triunfaron, pero sufrieron
muchas bajas. Durante los das posteriores, se dieron una serie de escaramuzas menores,
hasta que el 25 de marzo, los realistas volvieron a la carga en San Mateo. Empero, los
republicanos volvieron a triunfar.1620 Mientras esto suceda, Caracas, sufri el ataque de
las fuerzas de Francisco Rosete, que fueron repelidas. A su vez, tropas de Jos Ceballos
salieron desde Coro y lograron ocupar diferentes pueblos del occidente, asediando a
Valencia. A fines de marzo, Jos Toms Boves levant el sitio de San Mateo y se
enfrent con los hombres de Santiago Mario. Los realistas fueron derrotados, pero
siguieron su marcha hacia Valencia, para fortalecer el sitio. Debido a la escasez de
municiones y a la desercin de tropas, ste tambin fue abortado a los pocos das y la
ciudad se salv del ataque enemigo. Al tiempo, se reencontraron all las fuerzas de Simn
Bolvar y Santiago Mario.
Durante las semanas subsiguientes, prosiguieron los combates. Sin embargo, la
situacin de los republicanos se fue haciendo cada vez ms dramtica ya que controlaban
nicamente Caracas, Valencia y los valles de Aragua.1621 Para colmo, todo empeor
rpidamente. El 15 de junio, en la batalla de la Puerta, los llaneros de Jos Toms Boves
vencieron al ejrcito de ambos libertadores.1622 Derrotado, el Libertador corri con su
ejrcito hacia Caracas. En ese contexto le escribi una misiva al Almirante de Barbados,
en la cual le presentaba la contienda como una guerra racial promovida por los espaoles,
quienes haban insurreccionado a los afrodescendientes, en contra de los criollos. Al igual
que Domingo de Monteverde, imploraba la intervencin de Inglaterra advirtindole al
Almirante que se corra el riesgo de que aquella insurreccin de negros se difundiese por
el resto de las colonias britnicas. En sus palabras:
Nuestros enemigos no han perdonado medio alguno por infame y horrible que sea (). Han dado
la libertad a nuestros pacficos esclavos y puesto en fermentacin las clases menos cultas de
nuestro pueblo para que asesinen () a nuestras mujeres, () hijos, al anciano respetable y al
nio (). Estas desgracias que afligen a la humanidad en estos pases deben llamar () la
atencin del gobierno de S.M.B. El ejemplo fatal de los esclavos y el odio del hombre de color
1620
1621
1622

Yanes, op. cit., tomo I, pp- 144-148.


Restrepo, op. cit., tomo II, pp. 236-257
Parte del batalla de La Puerta, 15 de junio de 1814, AL, Doc. 858.

511

contra el blanco, promovido () por nuestros enemigos, van a contagiar todas las colonias
inglesas, si con tiempo no toman la parte que corresponde para atacar semejantes desordenes.

1623

Aunque no haca mencin a Hait, el fantasma de aquella revolucin est


implcito en su carta. Las suplicas resultaron en vano y viendo que la situacin era
insostenible, Simn Bolvar se retir hacia Barcelona. El terror cundi entre los blancos,
que emigraron masivamente hacia el mismo destino. El xodo result desastroso.
Sufrieron los embates de partidas realistas, hambre y enfermedades y muchos de ellos
perecieron. As, los realistas lograron tomar Caracas.1624 Casi a la misma vez, Jos Toms
Boves, ocup Valencia.1625 A los pocos das, el caudillo asturiano entr en la capital y,
masacr a muchos prisioneros. En ese contexto, surgieron nuevos conflictos entre el
Capitn General y el jefe de los llaneros. El primero, intent imponer su autoridad, pero
no lo logr y el segundo sigui actuando con autonoma.
Los exiliados de Caracas se encontraron con las fuerzas de Santiago Mario en el
Oriente y buscaron fortalecerse en Aragua. Sin embargo, el 18 de agosto volvieron a ser
derrotados por los realistas. Los patriotas se replegaron hacia Cuman y desde all
embarcaron la mayora de los caudales y las municiones para concentrarse en Giria.
Empero, todo se complic. El capitn de uno de los buques, Bianchi, intent robar
aquellos bienes y Santiago Mario y Simn Bolvar, se embarcaron para impedirlo. Esto
gener una gran tensin entre los republicanos, porque a pesar de que los generales
lograron su cometido, tuvieron que viajar hasta la isla de Margarita y recin despus
desembarcar en Carpano. Aquella ausencia, hizo que los otros oficiales se rebelasen
contra el mando de los jefes, nombrando a Jos Flix Ribas como mxima autoridad y a
Manuel Piar como segundo.1626 Desahuciados, ambos generales se exiliaron en Nueva
Granada. A partir de ah, los acontecimientos se sucedieron rpidamente. Los realistas
derrotaron a los patriotas en la batalla de Urica, el 5 de diciembre de 1814. Esta fue una
1623

Carta de Simn Bolvar al Almirante de Barbados 17 de junio de 1814, Cartas del Libertador,

Caracas, Banco de Venezuela, Fundacin Vicente Lecuna, 1964, tomo I, p. 137.


1624

OLeary, op. cit., tomo I, pp. 225-229.

1625

Tratado de capitulacin celebrado ente el gobernador militar de Valencia y el Comandante General

del ejrcito realista, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo V, pp. 110-114.
1626

Yanes, op. cit., tomo I, pp. 194-199.

512

victoria clave, que sell el destino de la segunda repblica. Sin embargo, el xito no fue
total, dado que Jos Toms Boves, result asesinado de un lanzazo. Los llaneros
nombraron a Francisco Morales, como su sucesor y continuaron su ofensiva tomando
Maturn. Mientras tanto, Jos Flix Ribas fue apresado y ejecutado por los realistas.1627
Para fines de 1814 y comienzos de 1815, casi la totalidad del territorio haba sido
ocupado por los realistas y la mayora de los oficiales republicanos se haban dado a la
fuga. Hubo una masiva migracin y algunos pocos se exiliaron en Hait, con intenciones
de seguir la lucha desde ah.
Empero, quedaron algunos focos de resistencia. Uno de ellos era Giria, donde se
encontraban Jean Baptiste Bideau y Jos Francisco Bermdez. Estos subsistieron hasta
mediados de febrero de 1815, cuando se exiliaron en el Caribe. Sin embargo, antes de
partir, Jean Baptiste Bideau declaro la libertad de los esclavos. Segn un general realista:
Bideau pocas horas antes de marcharse, public la libertad general de los esclavos
encargndoles se retirasen a los montes y que nos hicieran la guerra que l iba buscar
refuerzos.1628 Aunque esta medida no surti el efecto esperado, implic un gesto
revolucionario, que no haba sido tomado antes

por los jefes venezolanos. No

casualmente, fue un mulato franco-antillano, quien se anim a dar ese primer paso. Hay
que recordar que haba sido un corsario del jacobino Victor Hughes y que haba
participado activamente de la revolucin de Guadalupe, donde se emancip a los
esclavos. Para marzo, los realistas dominaban casi toda la colonia, con excepcin de la
isla de Margarita, que estaba bajo control de Juan Bautista Arismendi y Jos Francisco
Bermdez. Pero aquel bastin republicano tena los das contados.
En paralelo a estos sucesos, Fernando VII, retom el trono en 1814 y se dispuso a
restablecer el dominio imperial sobre Hispanoamrica. Para ello, en enero de 1815, envi
una escuadra con ms de 10.000 hombres al mando del mariscal Pablo Morillo. Aquella
expedicin militar, arrib a la Tierra Firme en abril y ocup Margarita. Posteriormente
impuso su poder en Caracas y pacific casi completamente a la colonia.
La segunda repblica, termin como empez, de manera trgica, signada por la
guerra a muerte. El fracaso de los republicanos se debi a la masiva rebelin popular que
1627

Daz, op. cit., p. 254.

1628

Citado en Verna, op. cit., p.63.

513

se levant en su contra. El divorcio entre las elites criollas y los sectores populares,
estall violentamente por diversos y complejos motivos. En primer lugar los
republicanos, no slo no profundizaron su tmida poltica reformista impulsada en 1811,
sino que mantuvieron inclumes las diferencias sociales y la esclavitud. Incluso ms,
intentaron reforzar el control sobre los grupos llaneros y sobre las tierras de aquella
regin. En segundo lugar, promovieron conscripciones masivas e impulsaron la guerra a
muerte, que gener descontento entre los subalternos. Todo esto deriv, en
levantamientos y en la participacin activa de los negros, pardos y blancos de la orilla en
las fuerzas realistas. Dicha intervencin mantuvo su propia autonoma y sus objetivos
particulares. Bajo la bandera de Fernando VII y la reivindicacin de la religin catlica,
promovieron la igualacin social y la emancipacin de los esclavos. Masacraron blancos
y llevaron adelante un ascenso social fctico, sin embargo, no resulta claro hasta donde
pensaban llegar con su accin. Autores como Juan Uslar Pierti y Federico Brito Figeuroa,
consideran que estaba en marcha una rebelin social que pretenda terminar con el
antiguo rgimen. Para ellos, implico una guerra de razas, impulsada por las castas en
contra de la dominacin de los blancos.1629 Por su parte, Clement Thibaud entiende que
era un movimiento tradicionalista, que no buscaba derrumbar el viejo orden, sino que
estaba centrado en acabar con la aristocracia criolla y en conseguir la elevacin de las
castas, dentro del mismo sistema. Asimismo, no fue una guerra de razas, dado que no
existi tal matanza indiscriminada.1630 Ms all de esta discusin historiogrfica, lo que
me interesa resaltar, es que las elites blanca, tanto realista como republicana, creyeron ver
en la movilizacin popular y en la masacre de blancos una terrible guerra de razas. Los
testimonios abundan en este sentido. Por ejemplo, entre los realistas encontramos a Jos
Ambrosio Llamozas, el vicario de los ejrcitos de Barlovento, quien afirmaba: Boves
desde el principio de la campaa manifest el sistema que haba propuesto y del cual
jams se separ: fundbase en la destruccin de todos los blancos, conservando,
halagando y contemplando a las dems castas () repartiendo las casas y los bienes de
los muertos y los desterrados entre los pardos y dndoles papeletas de propiedad.1631
1629

Uslar Pietri, op. cit., p. 105-149; Brito Figueroa, op. cit., p. 335

1630

Thibaud, Repblica en Armas, op. cit., pp. 195-199.

1631

Citado en Brito Figueroa, op. cit., p. 336.

514

Con igual pavor Narciso Coll y Pratt describa, la actuacin de Francisco Rosete, al
mando de los esclavos rebeldes, en los siguientes trminos:
Francisco Rosete, () se baj con los negros y zambos que la componan a los valles del Tuy a
fines de diciembre de 1813 o principios de enero siguiente e hicieron tan confusa matanza en el
pueblo de la sabana de Ocumare () que casi desaparecen todos los blancos de aquel pueblo,
contndose en ellos los () que eran buenos vasallos y su soldadesca se abandon a tal furor que
no solo sacaron de la iglesia parroquial a muchos que le dieron muerte, sino que en aquella misma
() derramaron la sangre que all mataron. 1632

A su vez, en el mismo escrito, se refera al accionar de Jos Toms Boves y sus


llaneros, en trminos igualmente lapidarios:
Vuestra Majestad tiene sobradas pruebas de que su lealtad era sangrienta, de que entablo una
igualdad de hecho entre los oficiales blancos que seguan su ejrcito y la feroz multitud de negros
y zambos libres y esclavos que sac de los Llanos, y de que para gratificar a estos cosacos de la
Amrica, los dej entregar a un pillaje escandaloso, de que l mismo les distribua en recompensa
los ganados que encontraba en los hatos aun de los buenos espaoles, () V.M sabe que el
ejrcito de Boves hizo, como el de Bolvar una guerra de exterminio contra los blancos y que por
fin

desconociendo

la

autoridad

de

la

audiencia

del

capitn

general,

obraba

independientemente.1633

Por su parte Jos Francisco Heredia consideraba que Jos Toms Boves:
Fue () el terror de los insurgentes (). Rechaz la propuesta de suspender la guerra a muerte
que le hizo y aun fuera de combate acababa a lanzadas con los sospechosos de los pueblos. Lo
eran en su concepto todos los criollos blancos y as se hizo el dolo de la gente de color, a la cual
adulaba con la esperanza de ver destruida la casta dominante y la libertad del saqueo. Por esto y
por su insubordinacin a los jefes superiores () se sospech siempre que no limitaba sus ideas a
defender la causa de Fernando VII 1634

1632

Coll y Prat, op. cit., p. 350.

1633

Idem, pp. 370-371.

1634

Heredia, op. cit., p. 239.

515

Idntico terror podemos encontrar en el bando patriota. Sin embargo, a diferencia


de los realistas blancos, quienes no hicieron pblicas sus crticas en el momento del
conflicto, estos utilizaron la Gaceta de Caracas para denunciar el accionar de los
caudillos populares. Su intencin era deslegitimar a los realistas y presentarlos como los
promotores de una cruenta guerra racial. Por ejemplo en un artculo se afirmaba que:
Boves ha levantado toda la esclavitud de los llanos. Boves lo ha hecho militar y con la
pretendida libertad los ha hecho cometer los actos ms atroces (). Desde Calabozo
hasta las extremidades de Apure ha subvertido todas las esclavitudes que formaban la
mayor parte de su ejrcito. ()Las rdenes que comunic a Rosete fueron de levantar la
esclavitud de Ocumare. Ms de tres mil esclavos fueron forzados a seguir a este otro
espaol.1635 En otro se denunciaba que Boves, Rosete, Puy, Mullet y cuantos
monstruos ha abortado la Espaa en estas provincias perpetan a fuerza de crmenes una
guerra de bandidos, una guerra de devastacin y una guerra detestable que har siempre
el oprobio de las nacin que la fomenta.1636
No obstante, lo ms interesante es que, en el discurso de algunos republicanos
aquellos sucesos fueron entendidos a la luz de la revolucin de Hait. El caso ms
importante y notorio, es el de Simn Bolvar, quien en su carta dirigida al director de The
Royal Gazette de Jamaica, deca:
Los jefes espaoles de Venezuela, Boves, Morales, Rosete, Calzada y otros, siguiendo el ejemplo de Santo Domingo, sin conocer las verdaderas causas de aquella revolucin, se esforzaron en
sublevar toda la gente de color inclusive los esclavos, contra los blancos criollos, para establecer
un sistema de desolacin, bajo las banderas de Fernando VII. Todos fueron instados al pillaje, al
asesinato de los blancos; les ofrecieron sus empleos y propiedades; los fascinaron con doctrinas
supersticiosas en favor del partido espaol, y, a pesar de incentivos tan vehementes, aquellos
incendiarios se vieron obligados a recurrir a la fuerza, estableciendo el principio: que los que no
sirven en las armas del rey son traidores o desertores; y, en consecuencia, cuantos no se hallaban
alistados en sus bandas de asesinos, eran sacrificados, ellos, sus mujeres, hijos, y hasta las
poblaciones enteras; porque a todos obligaban a seguir las banderas del Rey. 1637
1635

Artculo comunicado, Gaceta de Caracas, 23 de mayo de 1814.

1636

Artculo comunicado, Gaceta de Caracas, 7 de marzo de 1814.

1637

Carta de Simn Bolvar al director de The Royall Gazette de Jamaica, 28 de septiembre de 1815, AL,

Doc. 1304; Gmez, Le Syndrome de Saint Domingue, op. cit., p. 337.

516

Aquella referencia, tambin la podemos hallar en diferentes testimonios de


britnicos que presenciaron aquellos sucesos. Por ejemplo, en una carta de un
comerciante britnico residente en La Guaira, al almirante Durham, en la cual siguiendo
las directivas del propio Simn Bolvar (que analic previamente) le solicitaba la
mediacin del comandante en jefe ingls para evitar que Venezuela se convierta en un
nuevo Hait: Tengo la esperanza de que los partidos enfrentados estarn de acuerdo en
suspender las hostilidades y en enviar personas a Barbados con la intencin de solicitar
los buenos oficios del comandante en jefe, dado que si esto no ocurre el pas () en
pocos meses se convertir en un segundo Santo Domingo.1638 Y en otra misiva, en la
cual un ingls, que se haba escapado de Venezuela hacia Saint Thomas, insista con la
idea de guerra de razas y sugera la intervencin del imperio para proteger a los blancos
de las masacres que estaban sufriendo:
Como consecuencia del infame y feroz sistema de guerra adoptado por este jefe, que implica
liberar a los esclavos y permitir a ellos y a la gente de color que siguen sus banderas, () matar a
la poblacin blanca y () a mujeres y nios, no hay () chance de que estas personas o la
propiedad de los britnicos sean respetadas en caso de que Caracas o La Guaira caigan en sus
manos, y dado que la lucha con el general Boves, tiene todos los rasgos de una guerra racial ()
soy de la opinin decidida de que nada ms que la inmediata intervencin del gobierno de su
majestad puede salvar a los habitantes blancos de un destino similar al de Santo Domingo 1639

Un sector de los blancos estaba convencido de estar viviendo una experiencia


similar a la que haba devorado a las elites de Saint Domingue. Por ello, la mayora de los
criollos patriotas corrieron despavoridos a exiliarse fuera de Venezuela y los blancos
realistas intentaron contener a los caudillos populares ms exaltados. Asimismo, eso
explica porque aquellos blancos que se quedaron en la colonia recibieron con los brazos
abiertos a la expedicin de Pablo Morillo. Segn un testimonio de la poca: Morillo y

1638

Carta de William Robinson al almirante Durham, 17 de abril de 1814, compilada en Uslar Pietri, op.

cit., p. 205.
1639

Carta de William Watson a Thomas Perceval, 26 de junio de 1814, compilada en Uslar Pietri, op. cit.,

pp. 208-209.

517

sus tropas fueron recibidas por los habitantes en Caracas con exclamacin de alegra ()
por preservarlos del mismo destino que haba reducido a la una vez floreciente isla de
Santo Domingo a su presente estado de miseria y despotismo.1640
Ahora bien, una pregunta pertinente es s los sectores populares que lucharon
contra la repblica, estaban siguiendo el ejemplo de la revolucin haitiana. Esto es lo que
sugera el propio Simn Bolvar. Para este interrogante no parece haber una respuesta
clara, debido a la complejidad de la misma y la ausencia de fuentes escritas por los
propios actores. Resulta evidente que los caudillos promovieron un ideario realista y
catlico, que poco tena que ver con la ideologa de la revolucin haitiana mas ilustrada.
Asimismo, sabemos que no hicieron mencin a los sucesos haitianos en sus mltiples
discursos. Todo eso parecera indicar que su accionar no estuvo influenciado por aquel
proceso revolucionario. Por lo menos, no de manera explicita. Sin embargo, no
conocemos con seguridad que pensaban las masas que siguieron a aquellos lderes.
Lamentablemente, no hay fuentes que den cuenta de sus ideas polticas. En este sentido,
lo ms prudente, sera considerar que su participacin en la guerra contra la segunda
repblica estuvo movida por cuestiones internas, antes que por influencias externas. As,
se podra decir que Simn Bolvar, exageraba y que su interpretacin era el resultado de
la obsesin anti-haitiana que se haba apoderado de las elites blancas del Gran Caribe.
Terminada la guerra, Pablo Morillo estaba muy impresionado por el resultado de
la guerra que, en su opinin, haba disminuido dramticamente la poblacin blanca de
Venezuela. Por ello, llev adelante las instrucciones de la metrpoli negndose a respetar
muchos de los cargos de oficiales que se les haba otorgado a los jefes llaneros,
licenciando a gran parte de las tropas populares, armando un batalln con algunos de
ellos para continuar su guerra de reconquista en la colonia vecina y apresando a los ms
revoltosos.1641 Todo esto gener inquietud entre los sectores populares que haban
defendido la causa del Rey y entre algunos funcionarios realistas. En particular, el
Capitn General interino, Jos Ceballos, se mostr contrario a la poltica llevada adelante
por Espaa y manifest su descontento en una carta al Secretario de Estado. En aquella
misiva, le recomend que el mejor camino a seguir era el de integrar los sectores de color
1640

Flinter, George, A history of the revolution of Caracas, Londres, Printed for T and J Allman, 1819, p.
184.
1641
Uslar Pietri, op. cit., pp.192-194; Gmez, El sndrome de Saint Domingue, op. cit., p. 152.

518

que se haba mostrado fieles al antiguo orden otorgndoles la igualdad, como mejor
camino para evitar en la colonia una nueva explosin social como la de Hait. En su
opinin deba tenerse en cuenta que en Venezuela:
El nmero de blancos que eran dos decimos () de la poblacin est reducido a la mitad y an
menos, () por el brbaro empeo de ambos partidos conjurados () contra este color en la
ltima guerra y por consiguiente quedan todas las ventajas de la fuerza fsica a favor de la restante
masa enorme de individuos que deben ser enemigos naturales de la sociedad que los excluye de la
igualdad poltica despus de haber visto que los halagaba con ellos y otra en toda la monarqua
que le abra el camino () de conseguir la mejor parte o el todo de sus prerrogativas. La numerosa
guarnicin europea () nos libertarn por algn tiempo del inminente peligro de ver representada
aqu la escena dolorosa ( ) de Santo Domingo en que nos hallbamos ahora seis meses ()
pero la permanencia y la estabilidad () no se ganan un da (). La vida de los 4.000 hombres
tiene su trmino y no muy dilatado () cuando por el contrario, la clase temible se reproduce y
aumenta, teniendo () ventajas fsicas, () disciplina y ferocidad, que han adquirido en la cruel
guerra que acaba de terminar y de que ellos han formado casi la total fuerza de ambos partidos.
() Es verdad () clara que no puede durar mucho una sociedad cuando los nueve decimos de
sus individuos () deben desear destruirla. Para ganar el inters de esta clase () ahora es el
tiempo oportuno de () que estas gentes salgan del estado de depresin en que existen porque su
nmero y dems circunstancias no le permiten sufrirlo con tranquilidad como en el pasado cuando
reinaba en estos pases la ignorancia de los que los han despertado tantas ocurrencias bien()
Merecen particular atencin los que se han distinguido en el servicio militar () pues si se creen
agraviados, despus de que han conocido ya lo que pueden convertirn fcilmente contra nosotros
() . Mi continua meditacin sobre este punto (.) desde que estaba a la cabeza de los ejrcitos,
donde el pardo ms atezado se acostumbr a mandar a los blancos, tratndolos cuando menos
como iguales, me han formar el juicio de que para estos hombres no hay otro medio que
extraerlos legalmente de su clase inferior (). Ninguna recompensa llenar () sus deseos y al
() los de la poltica, pues dndoles lo que se teme que ellos quieren arrebatar los satisface
curando el mal de su propia raz (). Adems habiendo S.M. concedido a los esclavos que han
militado en los ejrcitos el inestimable beneficio de la libertad () se quejarn las castas libres si
su premio no es proporcionado a las ventajas perpetuas y transmisibles a la descendencia que los
otros adquieren (). 1642

1642

Carta de Jos Ceballos al Secretario de Estado, 22 de julio de 1815, compilado en King, James, A

royalist view of the colored castes in the venezuelan war of independence, en The Hispanic Historical
Review, Vol 33, No 4 (Nov, 1953), pp.535-537.

519

Las palabras de Jos Ceballos resultaron premonitorias. Espaa, se neg a seguir


su advertencia y a partir de 1816-1817, las castas se terminaron sumando al bando
republicano.

La Revolucin en Nueva Granada y Hait: Corsarios, abolicionismo y emigracin

En el nterin Nueva Granada, se vio envuelta en una serie de conflictos que


llevaron a la derrota del proyecto independentista. Mi intencin no es desarrollar este
tema en detalle, sino abordarlo de manera somera, centrndome especialmente en los
casos donde la influencia haitiana fue ms notoria.
Entre abril y mayo de 1813, poco despus de la partida de la expedicin de
Simn Bolvar, Santa Marta se rebel contra Pierre Labatut y restableci su fidelidad a la
corona. Enseguida, tom posesin de la plaza Francisco Montalvo, el nuevo Capitn
General de Nueva Granada.1643 En aquella situacin, el congreso Cartagenero nombr a
Manuel Rodrguez Torices como Dictador de dicho estado.1644 Asimismo, promovi el
accionar de los corsarios para luchar contra los espaoles en el Caribe. Segn Edgardo
Prez Morales, durante los aos 1813 y 1816, llegaron a entrar en accin alrededor de 35
buques, con un aproximado de 1.500 tripulantes en total.1645 La marinera de aquellas
embarcaciones, eran una cuadrilla variopinta, compuesta por hombres blancos, negros,
mulatos de diferentes nacionalidades que compartan un mismo estilo de vida. Como
vimos previamente, muchos franceses, estadounidenses y haitianos formaron parte de
aquella guerra naval, como capitanes y marineros.1646 En agosto de 1813, The Royal
Gazette de Jamaica informaba que catorce inmigrantes franceses haban pasado de Les
Cayes a Cartagena de Indias para sumarse a la causa patriota.1647 Asimismo, Henri Louis

1643

Francisco Montalvo, 31 de mayo de 1813, compilado en Corrales (comp.), tomo I, p. 602

1644

Groot, Jos Manuel, Historia Eclesistica y Civil de Nueva Granada, Bogot, Imprenta y Estereotipia

de Medrano Rivas, 1869, tomo II, pp. 345-346


1645
1646
1647

Prez Morales, op. cit., pp. 119-123.


Lasso, op. cit, p.78.
Prez Morales, op. cit., p. 94.

520

Doucoudray Holsetin, nos dice que en la plaza haba ms de 800 extranjeros: franceses,
ingleses alemanes () y un batalln de franceses de color.1648 La prensa de la regin
tambin registr la actuacin de dichos corsarios. Por ejemplo, El Telgrafo Mexicano
public en julio de 1813 una carta de emigrados realistas en Jamaica en la cual decan:
Aqu nos hallamos varias familias que pudimos escapar del furor de los rebeldes que
entraron en Sant Marta. De las que han regresado luego que supieron su reconquista y se
haban embarcado en Portovelo en cinco buques cayeron tres en poder de los corsarios de
Cartagena de doscientas personas.1649 El mismo diario public, poco despus, una nota
donde comunicaba que los que se haban embarcado en La Guaira () fueron cogidos
por dos corsarios de los rebeldes de Cartagena.1650 Por su parte, el peridico The
Bermuda Royal Gazette informaba, para la misma poca, que un barco: con grandes
cantidad des especies y () bienes y varios fugitivos a bordo escapando de Cumana fue
capturado por un corsario cartagenero, que lo llev a aquel puerto.1651 Asimismo,
sealaba que:
A pesar de la vigilancia de nuestros cruceros los saqueadores cartageneros Kingston Packet y El
Patriota, todava continan infestando las cercanas de esta isla [Jamaica]. El Kingston Packet
ltimamente ha apresado a una goleta espaola y ha enviado al seor Cohen antiguamente de esta
ciudad [Kingston] a Cartagena como gran premio. El capitn Leclerc de El Patriota, que ha sido
herido en accin con un corsario espaol () desembarco en L nce Dunalt y todava reside ah y
sus ordenes a sus embarcaciones son transmitidas mediante diferentes comisionados desde Santo
Domingo. 1652

Aos despus, la actividad continuaba y el Savannah Republican de Estados


Unidos reportaba que: Los corsarios de Cartagena () parecen () dispuestos a cazar
el comercio de todas las naciones, aunque pretenden actuar slo contra los sbditos de
Espaa y se reporta desde La Habana que son muy molestos en aquel vecindario y en el
1648

Doucoudrey Holstein, Henri Louis, Memorias de Simn Bolvar y de sus principales oficiales, Boston,

Terra Firma, 2010, p. 142.


1649
1650

Jamaica 13 de Junio, El Telgrafo Mexicano, 31 de julio de 1813.


Noticias de Caracas, Suplemento a El Telgrafo Mexicano, 11 de octubre de 1813.

1651

The Bermuda Royal Gazette, 10 de julio de 1813.

1652

Idem.

521

paso del golfo.1653Como dice Edgardo Prez Morales, esta poltica impulsada por las
autoridades cartageneras, transform a la plaza en una ciudad puerto cosmopolita que
estrech sus lazos con las Antillas.1654 Hait jug un rol importante en este contexto. A
pesar de que el presidente Alexandre Petin, se mantuvo oficialmente neutral frente a al
conflicto entre Espaa y sus colonias, permiti la llegada de exiliados a la isla y de los
corsarios a sus puertos. De esta manera, Les Cayes y Jacmel, se devinieron en puntos de
reunin y de ferviente actividad. Sin embargo, durante aquellos aos, el Presidente
intent controlar la situacin y cuidar las formas, oponindose a los actos de piratera e
incluso castigndolos con dureza.1655
Adems del accionar de estos corsarios, existi algn tipo de acercamiento
diplomtico entre ambos gobiernos. Luego de la primera misin de Pierre Antoine
Leleux, al parecer las autoridades cartageneras despacharon a un nuevo delegado a la isla
a fines de 1813. Juan Pinto y Juan Francisco Infazon, dos espaoles residentes en
Jamaica, informaron de dicha actividad a Francisco Montalvo en una misiva en la que le
decan: hacemos a V.S. la observacin de la providencia tomada por el gobierno de
Cartagena de remitir a () Santo Domingo cerca del general Petin a un corso nombrado
Marco Marcantoni en calidad de comisionado para que consiguiese de dicho general
licencia para embarcar quinientos o ms individuos con armas.1656 Asimismo, le
advertan que aquellas novedades se las haba: comunicado Clemente Iguaran, que
apresado con su goleta en su travesa de Cuba a ese puerto por un corsario del estado de
Cartagena y desembarco en la parte francesa de la isla de Santo Domingo arribo a este
puerto el 14 del corriente.1657 Aunque no est claro si fue esto lo que se solicit, segn
Daniel Gutirrez Ardila, es muy plausible que la misin y el contacto hayan existido.1658
A su vez, este testimonio y la experiencia de Clemente Iguaran confirman una vez ms
1653

Nassau, 9 de agosto, Savannah Republican, 5 de septiembre de 1815.

1654

Prez Morales, op. cit., p. 31.

1655

Ardouin, op. cit., tomo VIII, pp. 154-155; Verna, Petin y Bolvar, op. cit., pp. 300-301.

1656

Carta de Juan Pinto y Juan Francisco Infazon a Francisco Montalvo, 17 de enero de 1814, AGNC,

SAA I, H, t 15, f. 66; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 581.


1657

Carta de Juan Pinto y Juan Francisco Infazon a Francisco Montalvo, 17 de enero de 1814, AGNC,

SAA I, H, t 15, f. 66.


1658

Gutirrez Ardila, op. cit., pp. 581- 582.

522

que los corsarios de Cartagena de Indias hacan frecuentes arribadas y desembarcos en


los puertos de Hait.
Ms all de todo esto, durante el ao 1813, los cartageneros no lograron tomar
Santa Marta. Ni la presin de los corsarios ni la expedicin militar a cargo de Pierre
Labatut fueron suficientes para someterla nuevamente.1659
Mientras tanto, en el Sur los realistas avanzaban con fuerza. En poco tiempo, Juan
Smano ocup la totalidad de la provincia de Popayn, en agosto de 1813. Esta ofensiva
preocup por igual a las Provincias Unidas de Nueva Granada y a Cundinamarca, y
gener un acercamiento entre ellos. As, se acord que Antonio Nario sera el lder de
una expedicin conjunta en contra de los realistas de Popayn. A su vez, el estado de
alerta, radicaliz las posiciones de los patriotas de Cundinamarca y Antioquia, que
declararon la independencia el 16 de julio y el 11 de agosto respectivamente. A fines de
septiembre parti el ejrcito dirigido por Antonio Nario (quien dej a Manuel Bernardo
lvarez a cargo de la presidencia de Cundinamarca) y en poco tiempo reconquist casi la
totalidad de Popayn. En respuesta, los realistas se replegaron y se atrincheraron en
Pasto. En vez de perseguirlos, Antonio Nario hizo un alto

para reorganizar su

ejrcito.1660
En paralelo a estos sucesos, los criollos de Antioquia promulgaron una
constitucin y eligieron a Juan del Corral como presidente. ste, junto con el abogado
Jos Flix Restrepo, promovi un proyecto de ley para menguar la esclavitud en dicho
estado. Aquel decreto estableca: la supresin del trfico de esclavos, la libertad de
vientres y la creacin de un impuesto para constituir un fondo cuyo fin sera la
manumisin anual de algunos esclavos. La norma era moderada y no apuntaba a terminar
con la esclavitud sino a socavarla lentamente. A su vez, tena en cuenta los intereses de
los amos, ya que estipulaba que los libertos deban trabajar para ellos hasta los 16 aos y
el estado los compensara con una indemnizacin. Empero, el proyecto generaba
suspicacias entre la elite antioquea y Juan del Corral se vio obligado a defenderlo con
un discurso ante la legislatura. En su alocucin, de corte ilustrado, intent convencer a los
diputados, afirmando que la medida era tanto justa como prudente. La patria estaba en
1659
1660

Restrepo, op. cit, tomo I, pp. 224-225


Groot, op. cit, tomo II, pp. 332-343; Restrepo, op. cit, tomo I, pp.216-223,

523

riesgo y hasta que no se abordar el tema de la esclavitud no se podra alcanzar la


seguridad plena. Asimismo, entenda que era una contradiccin luchar por la libertad
contra Espaa y a la misma vez, negarse a reconocer los derechos de los esclavos. En su
opinin, la revolucin de Hait, era un claro ejemplo de lo que podra ocurrir si los
diputados no asuman y desactivaban esta tensin.En sus palabras:
Mientras no desaparezca de entre nosotros hasta la sombra de la esclavitud () no creis ()
que la estabilidad se ha consolidad para siempre. No calculis que la tranquilidad interior de que
hoy disfruta la patria, (), si no procurareis hacer extensivas las leyes inmutables de la justicia
sobre cierta clase de hombres desgraciados, que tascando con despecho el freno de la servidumbre,
al fin han de prorrumpir en una insurreccin sangrienta. () Traed por un momento a vuestra
imaginacin los horrores, los asesinatos, las crueldades practicadas en la isla de Hait, por haber
querido los franceses ser ellos solos libres, sosteniendo por un formal decreto la esclavitud de los
negros de sus colonias y revocando las providencias benficas y liberales que anteriormente
haban sancionado. Nada es ms temerario ni ms inconsecuente que la proclamacin de nuestros
derechos, si los principios de seguridad, de igualdad, y de propiedad no han de comprender a unos
hombres, marcados de los privilegios por el soberano legislador del universo y cien veces ms
oprimidos que lo que estbamos nosotros por la dominacin de los espaoles. Qu hombre, ()
podra condenar en el silencio de sus pasiones los amagos que hicieron nuestros infelices esclavos
por lanzar el yugo de su servidumbre? El considerarlo () sera envolvernos en la monstruosa
conducta de la regencia, que decreta nuestro exterminio porque queremos ser hombres y usar
nuestros derechos naturales.1661

A pesar de que Juan del Corral entenda que la esclavitud era injusta, consideraba,
al igual que la mayora de los pensadores ilustrados abolicionistas de aquella poca, que
decretar la emancipacin absoluta e inmediata era una medida peligrosa e imprudente,
por ello promova una reforma moderada y una declinacin gradual de aquella
institucin. En sus palabras:
Yo confieso () que por justa que se la manumisin general de los esclavos, sus consecuencias
seran mortales para la repblica. Unos hombres degradados en la servidumbres, sin educacin de
ideas () sin propiedades y no teniendo vnculo alguno que los ligase a esta patria () era
consiguiente que se hicieran perversos y que embriagados con una emancipacin repentina fuesen

1661

Citado en Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 246-247.

524

criminales y bandoleros. Mas estas consideracin no deben detenernos para emprender algunas
operaciones fundamentales que sucesivamente vayan produciendo una manumisin universal 1662

Como vemos, coincidiendo con Jos Ignacio de Pombo y otros criollos


progresistas, apelaba a la memoria de los horrores de la revolucin haitiana, para advertir
al resto de la elite de que era necesario imponer ciertas modificaciones al orden social,
sino deseaban sufrir las consecuencias de una masiva insurreccin de los hombres de
color. En este sentido, como en Cartagena de Indias y Venezuela, la obsesin antihaitiana jug un rol paradjico, dado que dio lugar a que algunos criollos consideraran
que era ms conveniente integrar a los afrodescendientes antes que nicamente fortalecer
la dominacin sobre ellos. El camino que haban seguido las autoridades coloniales,
durante los aos precedentes, era, justamente el que se deba evitar, porque se mostraba
totalmente intil y peligroso. Juan del Corral, muri el 7 de abril, antes de que su
proyecto se viera concretado. Sin embargo, sus palabras convencieron a los diputados
quienes promulgaron el decreto el 20 de abril de 1814. As, Antioquia dio un paso ms
avanzado que el que haba dado Cartagena de Indias en 1811. No obstante, ninguna de las
provincias restantes se anim a seguir su ejemplo y la esclavitud sigui inclume en casi
todos lados. Vale la pena recordar que Antioquia era la nica de las provincias mineras,
donde la esclavitud no tena tanto peso y eso puede ayudar a explicar porque fue all el
nico lugar donde se tom esta medida.
Ahora bien, regresemos al relato de la expedicin de Antonio Nario. Despus de
dos meses, las fuerzas republicanas avanzaron hacia el sur, sufriendo ataques de partidas
guerrilleras de los sectores populares realistas. A fines de abril y principios de mayo, los
patriotas sitiaron Pasto y se dieron una serie de combates con las realistas, ahora
comandadas por Melchor Aymerich A pesar de los esfuerzos, los republicanos no
pudieron tomar aquella ciudad, debido a la violenta oposicin de los indgenas y mestizos
que eran fervientemente monrquicos. El ejrcito patriota se desband y Antonio Nario
qued slo. Al tiempo se entreg ante Melchor Aymerich, con la esperanza de firmar un
acuerdo. Sin embargo, ello result imposible, fue apresado y despus enviado a Espaa.

1662

Idem, p. 247.

525

El fracaso de aquella expedicin signific un duro golpe para los patriotas. A esta
debacle se le debe sumar el hecho de que los realistas controlaban Santa Marta y una
zona del valle del Cauca. Para colmo, arribaron dos malas noticias, Fernando VII haba
vuelto al trono desconociendo la constitucin de Cdiz y Venezuela estaba sumida en el
caos producido por la guerra a muerte y la rebelin de las castas. Todo esto hizo temblar
al frgil orden republicano. En ese contexto, las autoridades de las Provincias Unidas de
Nueva Granada y de Cundinamarca, llegaron a un acuerdo por el cual Cundinamarca
pasara a integrarse a la confederacin. Empero, todo se vino abajo, cuando el dictador
Manuel Bernardo lvarez, se opuso a ratificarlo. Buscando fortalecer su posicin, el
congreso de la Unin, estableci una serie de reformas y creo un poder ejecutivo a manos
de tres individuos. Sin embargo, la situacin empeor rpidamente. 1663
A fines de septiembre, arribaron los exiliados de Venezuela a Cartagena de Indias.
Primero lleg Rafael Urdaneta con sus tropas y luego Santiago Mario y Simn Bolvar.
ste ltim opaso rpidamente a Tunja para presentar un informe ante las autoridades de la
Unin. Como vimos, la guerra a muerte, produjo una masiva emigracin de criollos y
unos pocos se fugaron a Hait. All fueron muy bien recibidos por el gobierno. Este
primer xodo, no fue numeroso, como el de 1815, sin embargo qued registrado en la
prensa cartagenera. Un artculo de El mensajero de Cartagena de Indias, de octubre de
1814, da cuenta de aquella situacin:
Con el mayor placer anunciamos a nuestros lectores la conducta humana y generosa del gobierno
y ciudadanos de la Repblica de Hait para con los infelices emigrados de Venezuela. No bien
llegaron () cuando () fueron socorridas sus necesidades y enjuagadas sus lgrimas. As los
particulares como algunas corporaciones se esmeraron en desplegar a porfa sus sentimientos.
Entre esta ltimas se distingue la Logia de Aux Cayes franqueando su casa y muebles a muchas
familias y haciendo entre sus miembros una subscripcin con que an viven. Entre los individuos
de esta corporacin se manifest () M. Laffare a cuya autoridad y virtudes debemos mucho. El
gobierno, el benemrito y virtuoso presidente Petin tuvo la mayor parte en estas demostraciones.
Contribuy no slo con su peculio, sino comunic tambin orden a todas las aduanas para que no
cobrasen derechos a las mercancas y efectos comerciales introducidos por los emigrados. Qu

1663

Groot, op. cit, tomo I, pp. 269-287.

526

rasgos tan dignos de nuestra gratitud! Qu ejemplo tan pattico para los que teniendo obligacin
de ser humanos se han manifestado insensibles a nuestras desgracias!1664

Este texto resulta muy importante, porque es el primer documento publicado en


la prensa criolla, desde el inicio del proceso independentista, en el cual la isla de Hait es
descrita en trminos absolutamente positivos. Aunque nada dice sobre la revolucin, el
gobierno de Alexandre Petin (fruto del aquel proceso) es presentado como una autoridad
magnnima, preocupada por la suerte de Hispanoamrica y sus infelices exiliados.
Asimismo, con iguales adjetivos exalta las virtudes de la sociedad civil y las
corporaciones de Hait. En este sentido, este artculo est en la misma lnea de la referida
carta de Antonio Briceo. Ambos se proponan socavar la mirada negativa que exista
sobre Hait en el imaginario criollo. Empero, mientras la misiva era un documento
privado que revindicaba a los revolucionarios haitianos por su estrategia de lucha, el
artculo era un texto pblico que se centraba en el presente de Hait y no en su gesta
revolucionaria. Sea como sea, no parece casual que los dos hayan sido escritos en
Cartagena de Indias, en el contexto de la radicalizacin de la lucha independentista. Es
muy probable que la presencia de haitianos y de franco antillanos en dicha plaza, el
accionar de los corsarios y los tmidos vnculos diplomticos, hayan entreabierto la puerta
para que unos pocos criollos hayan empezado a tener una percepcin alternativa sobre la
realidad de aquel pas.
Prosigamos con la actuacin de Simn Bolvar. El venezolano se present en
Tunja ante las autoridades de las Provincias Unidas de Nueva Granada, y estas le
encomendaron la tarea de someter a Cundinamarca. En diciembre logr su cometido y se
incorpor aquella provincia dscola a la confederacin. Empero, la situacin no dejaba de
ser alarmante. En el nterin, los realistas haban ocupado Popayn y en aquel contexto, las
autoridades de la confederacin, dispusieron una contra ofensiva para tomar Santa Marta
y el valle de Ccuta. Simn Bolvar sera el responsable de doblegar aquel bastin
realista.
Mientras tanto, sobrevino el caos poltico en Cartagena de Indias. A mediados de
1664

El mensajero de Cartagena de Indias, semestre 2, Nro 36, 14 de octubre de 1814, compilado en Prez

Morales, op. cit., p.234.

527

diciembre de 1814, se realizaron elecciones para reformar la constitucin y re-emergieron


las tensiones entre pieristas y toledistas. Rpidamente estall el conflicto que dur
varias semanas. Finalmente, luego de la intervencin armada de Manuel del Castillo se
restableci la paz a mediados de enero de 1815. Resulta sumamente interesante, que el
general justific su accionar frente al Congreso Confederal, apelando al ejemplo de Haiti,
afirmando que: no poda ser un pacfico espectador de las escenas de desorganizacin y
trastorno de los principios sociales que iniciaban ya acontecimientos iguales a los
representados en () Santo Domingo.1665El sector ms conservador triunf sobre los
radicales y el venezolano Pedro Gual fue primero nombrado gobernador y luego lo
reemplaz Juan de Dios Amador. En represalia, los hermanos Gutirrez de Pieres, junto
con otros caudillos populares, fueron desterrados a Estados Unidos.1666
En febrero de 1815, Simn Bolvar inici la ofensiva contra Santa Marta. Empero,
su campaa gener recelos en la elite cartagenera y en Manuel del Castillo, que vean al
general venezolano como un aliado de la fraccin pierista. Las autoridades provinciales
se negaron a ayudarlo y luego de varios desencuentros, el venezolano siti Cartagena de
Indias, para imponer la voluntad de la confederacin. El asedio dur hasta mayo. Ante la
ocupacin de Mompox y Barranquilla por parte de los realistas, Simn Bolvar depuso su
posicin y se exili en Jamaica. Junto con l fueron otros venezolanos que emprendieron
el camino hacia las Antillas.1667
En el nterin, ocurri un hecho menor, pero muy relevante para nuestro estudio. A
comienzos de 1815, la goleta Alta Gracia, naufrag en la isla del Escudo de Veragua a
pocas millas de la costa de Panam. Tiempo despus las autoridades espaolas del Real
Mineral de Veragua, descubrieron y encarcelaron a los polizones. Para su sorpresa, varios
dos ellos eran haitianos. Aquel buque espaol haba sido apresado por el Belona, un
corsario cartagenero capitaneado por Louis Aury. El capitn francs se haba sumado a la
causa de la independencia desde el ao 1813, enlistado por Pedro Gual. Durante aquellos
aos realiz una ferviente actividad asolando a los buques espaoles e ingleses Sus
travesas por el Caribe, lo llevaron frecuentemente a Hait, adonde aprovisiono sus
1665

Citado en Sourdis de la Vega, op. cit., pp. 58- 59.

1666

Sourdis de la Vega, op. cit., pp. 55-72.

1667

OLeary, op. cit., tomo I, pp. 269-292

528

corsarios y reclut marineros.1668 A fines de 1814, el Belona, sali de Cartagena de Indias


y luego de pasar por Jamaica, recal en Les Cayes y en Jacmel. All se sumaron
numerosos haitianos al corsario. Una vez que zarparon, apresaron a la goleta espaola
Alta Gracia que transportaba cacao y 6 esclavas y varios de estos marineros de color
abordaron al barco y se dispusieron a llevarlo a Cartagena de Indias por orden de Louis
Aury. La suerte nos lo acompa y terminaron siendo apresados por las autoridades
coloniales de Panam. Dos de estos desafortunados eran haitianos, Ignacio e Hilario (se
desconocen sus apellidos). Ambos fueron sometidos a interrogatorios donde contaron la
peripecia que los llev a formar parte de la escuadra cartagenera, dando detalles de la
actividad de los corsarios y la composicin nacional de sus tripulantes. Ignacio en su
declaracin afirm:
Que es natural de Puerto Prncipe () Que () embarcado en un buque holands en Puerto
Prncipe vino a Jamaica, que de all paso en otro ingls a Cartagena; en cuyo puerto tom plaza en
la corsaria Belona, que se haba armado () por cuatro individuos; que slo conoci a Mr. Dibu y
a Mr. Ur, que el capitn, que () tenan otra corsaria () la Criolla, ()y luego que entr en
Cartagena; salieron ellos, que cada una hacia expediciones por tres meses que () para hacer las
presas enarbolaban las de los insurgentes de Cartagena y () que en la citada corsaria andaban
toda clase de marineros como espaoles, franceses, ingleses americanos y muchos () de
Gurico, que como su oficio es de marinero si el gran diablo se hace barco en el navegara. 1669

Asimismo, narr la travesa que hicieron a fines de 1814 y comienzos de 1815, en


la cual terminaron naufragando, relatando el paso que hicieron por Hait:
Desde () su salida de Cartagena hasta que apresaron la goleta haban navegado como un mes y
tres semanas, que de Cartagena se dirigieron a Jamaica () que desde este punto se dirigieron a
Kem costa de Santo Domingo () que all embarcaron a su compaero Hilario y otros varios
negros y mulatos para la tripulacin, que () pasaron a Jacmel () que luego pasaron a la Beata
en cuyo trnsito encontraron cuatro buques con los cuales hablaron () que los tres navegaban
1668

Ferro, Carlos, Vida de Luis Aury: Corsario de Buenos Aires en las luchas por la independencia de

Venezuela, Colombia y Centroamrica, Buenos Aires, Editorial Cuarto Poder, 1976, pp.15-25 Ortiz, op.
cit., p. 193-195, Prez Morales, op. cit., pp. 25-30.
1669

Declaracin de Ignacio, 6 de marzo de 1815 AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, ff. 403-403v;

Prez Morales, op. cit., pp. 235-236.

529

para San Bartolom y el otro para Curaao, que su mantuvieron all cuatro das, que al siguiente de
haber salido avistaron una polaca que () la hicieron prisionera, () que () haba salido de La
Guaira cargada de cacao para Espaa que llevaba pasajeros y bastante tripulacin () que todos
los transbord en una goleta sueca para que los desembarcaran en Jacmel, que a la polaca le puso
un capitn francs y ocho marineros y los mando a Cartagena que luego hicieron rumbo a Puerto
Rico y () tomaron la () Alta Gracia () que los embarc monsieur Ur para que tuviera
cuenta del cargamento en junta del capitn que los mandaba a Cartagena a dejar la presa.1670

Posteriormente las autoridades lo volvieron interrogar y le preguntaron porque se


sum a los corsarios, si el presidente Alexander Petin se mantena neutral en la guerra
de independencia. Contest: que saba que () Petin no tena guerra con nacin alguna
y que s tom partido en la Belona fue () porque siendo marinero () poda navegar
libremente bajo cualquier bandera [y] () que aunque sabe que la bandera () de
Cartagena no era reconocida como legitima como vea que muchos negociantes y
hombres de mucho mas talentos que el declarante navegaban bajo de ella le pareca que
el poda verificarlo.1671

Por su parte Hilario, declar que:


Era () de los Cayos de San Luis en () Santo Domingo () marinero que ignora su edad que
al parecer es de veinte aos. () Que con motivo de ser marinero () se embarc en dichos
Cayos har como seis o siete meses en una () corsaria () La Belona mandada por () Ori y
con el salario de quince pesos fuertes al mes () Ori es de nacin francesa, () la goleta navega
con bandera de los insurgentes de Cartagena (.) que habiendo salido de los Cayos con una
tripulacin () de cien hombres naveg como dos meses remontando () Santo Domingo ()
fondeando en el puerto de Jacmel () y que despus de haber salido apresaron una goleta pequea
() que haba salido del puerto de Maracaibo () que se dej el cargamento en el mismo buque
que al capitn y tripulacin se la desembarc en la costa de Maracaibo a excepcin de un marinero
mulato llamado Francisco que se dej en la () goleta y que despus la envi () a Cartagena de
Indias (). Que el capitn de la Belona dio el mando de la apresada a un ingls () que tambin
puso por capitn de presa a un mulato espaol () y para marineros a tres negros uno espaol ()

1670

Declaracin de Ignacio, 6 de marzo de 1815 AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, ff. 404-404v;

Prez Morales, op. cit., pp. 235-236.


1671

Declaracin de Ignacio, 29 de marzo de 1815, AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, f. 428.

530

y dos de los Cayos de San Luis el que declara y otro () Ignacio (). () Habr dos meses que
la goleta apresada se separ de la mencionada Belona y que () padecido temporales en su
navegacin para Cartagena perdieron el rumbo y que hallndose sin vveres ni agua recalaron ()
a la costa de Veragua y pudieron fondear en el Escudo de Veragua en donde roto el cable var la
goleta.1672

Tambin resulta interesante el testimonio de Juan Esteban Rodrguez, el mulato


espaola al que hicieron referencia los dos haitianos. Al ser interrogado, ste dijo que era
natural de Ocumare y que se dedicaba al:
Oficio de marinero en varios buques mercantes y que sindolo del bergantn Rayo del Ro Hacha
(que traficaba con mulas a Jamaica) al regreso tuvieron un combate con una lancha caonera de
Cartagena () y () los hicieron prisioneros, que en Cartagena lo tuvieron seis meses con una
cadena barriendo las calles y despus () huy () y paso a la Jamaica en cuyo puerto se
embarc de marinero en la goleta espaola nombrada la Maria que fue prisionera en la isla de la
Beata de Santo Domingo por la goleta corsaria () la Belona ,() le dijo el capitn tena orden
de quitar la vida a todo el que cogiera a bordo de los barco () y que slo yendo de marinero le
salvara la vida por lo cual se embarc en dicha goleta corsaria, la cual tena ciento siete hombres
de tripulacin () que su capitn era francs y se llamaba Ur, que tena algunos espaoles de
tripulacin pero la mayor parte son negros y mulatos de las colonias francesas.1673

Como seala Edgardo Prez Morales, estos testimonios dan cuenta de un proceso
mucho mayor. En la era de las revoluciones atlnticas, el Gran Caribe estaba en
ebullicin. La crisis de los imperios, dio lugar a una intensa circulacin de ideas y de
personas, que se sumaron a las luchas democrticas y anticoloniales. La revolucin
haitiana jug un rol clave en este proceso, no slo porque asest un duro golpe a los
imperios, sino porque, an despus de su triunfo, sigui alumbrado el camino igualitario
y libertario. As, en el contexto de la primera etapa de la independencia
hispanoamericana, el gobierno de Alexandre Petin apoy a los corsarios y muchos

1672

Declaracin de Hilario, 21 de febrero de 1815, AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, ff. 396v- 398v.

1673

Declaracin de Juan Esteban Rodrguez, 20 de febrero de 1815, AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131

ff. 417-418, Prez Morales, op. cit, pp. 26-27.

531

haitianos se sumaron a la causa republicana.1674 Todo esto, a pesar de la obsesin antihaitiana que cegaba a la mayora de las elites neogranadinas y venezolanas.
A mediados de 1815, los realistas iniciaron una contra ofensiva para ocupar la
totalidad de Nueva Granada. Juan Samano, avanz desde el sur y Pablo Morillo se
dirigi hacia el norte. Desde Venezuela, pas a Santa Marta y con numerosas tropas
emprendi el camino hacia Cartagena de Indias. En poco tiempo, ocup la mayora de la
provincia e impuso un duro sitio a la plaza principal. Ante aquella amenaza, los
cartageneros organizaron la defensa reforzando las milicias y el ejrcito. Incluso se
constituy una compaa formada por 50 haitianos al mando de un tal Histoy. Este dato
nos advierte, una vez ms, de la presencia de una colectividad haitiana en Cartagena de
Indias, que probablemente difundi entre los afrodescendientes y los criollos ms
radicalizados historias sobre la revolucin de su pas. En la medida en que los das fueron
avanzando, la situacin se torno muy crtica, y en un momento milicianos pardos
intentaron ejecutar a casi 300 prisioneros espaoles. Los milicianos actuaron escuchando
a los afrodescendientes del barrio de Gesteman que clamaban por venganza contra los
sitiadores. Sin embargo, slo lograron asesinar a 11 de los espaoles, porque las
autoridades los detuvieron y los apresaron. El responsable de reprimir aquella intentona
fue el coronel Remigio Mrquez, quien tambin era pardo. Frente a la creciente
efervescencia de los sectores de color, Manuel del Castillo, el responsable militar de la
plaza, orden que se reforzara la prisin de los milicianos y que se los castigara
duramente. Asimismo, dispuso que la compaa de Histoy se encargase de vigilar a los
encarcelados. Empero, estos se opusieron alegando que slo les corresponda luchar
contra los espaoles. Ante esta respuesta, Manuel del Castillo, se dio cuenta que lo mejor
era evitar que ellos se hicieran cargo de la tarea, porque era evidente que existan
contactos entre ambos grupos .Como el conflicto amenazaba con pasar a mayores,
Manuel del Castillo finalmente liber a los milicianos y los deport. Desde su punto de
vista, era la nica manera de conjurar una posible rebelin de afrodescendientes contra el
orden interno.1675

1674
1675

Prez Morales, op. cit., pp. 34-36.


Conde Caldern, op. cit., pp. 118-119; Lasso, op. cit., pp.87-88.

532

Mientras tanto, Simn Bolvar se encontraba exiliado en Jamaica. Viaj con


Pedro Briceo Mndez y all se reuni con otros Miguel Carabao, Pedro Ramn Chipa,
Francisco Antonio Zea, Jos Flix Amestoy y Rafael Paez. De inmediato, intent
establecer relaciones con la elite y las autoridades britnicas. Se vincul con varios
comerciantes, como Maxwell Hyslop, quienes les franquearon alguna ayuda. Asimismo,
les escribi al Ministro britnico Richard Wellesley y al Gobernador de Jamaica, el
Duque de Manchester para solicitarles auxilio. Desde el inicio, los funcionarios ingleses
se mostraron escasamente interesados en inmiscuirse en el asunto debido a la alianza que
mantenan con Espaa. En ese contexto, en junio de 1815, Simn Bolvar recibi una
carta de Luis Brin, desde Les Cayes, en la cual le ofreca sus servicios y lo invitaba a
pasar a Hait. Luis Brin, era un capitn y comerciante de Curaao que en los ltimos
aos se haba sumado a la causa, aportando sus embarcaciones y llevando adelante
algunas misiones diplomticas.1676En ese momento se encontraba en Hait, con su buque,
armas y municiones. All lo acompaaba Jos Mara Durn, un delegado neogranadino
que haba ido a Inglaterra para conseguir dicho armamento.1677En julio, Simn Bolvar
declin el convite. Empero, envi a Miguel Carabao a Les Cayes para que se reuniera
con Luis Brion. En su carta le explic los motivos de su negativa: Yo () no voy a esa
isla porque no quiero perder la confianza que hacen de m estos seores, pues, como
usted sabe, las manas aristocrticas son terribles.1678 Tema que sus interlocutores
britnicos miraran con malos ojos su posible involucramiento con el gobierno de aquel
estado paria. Durante los meses subsiguientes, el Libertador, intent conseguir el apoyo
ingls. Adems de tejer redes, public una serie de textos mediante los cuales pretenda
convencer a la opinin pblica de la justicia de la causa hispanoamericana. En The Royal
Gazette, public una carta en la cual expuso su ideario americanista y su propuesta de
celebrar un congreso en Panam para aunar a las hermanas repblicas hispanoamericanas,

1676

Hartog, Johan, Biografa del Almirante Luis Brin, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1983,

pp.69-73.
1677
1678

Gutirrez Ardila, op. cit., p. 583.


Carta de Simn Bolvar a Luis Brin, 16 de julio de 1815, AL, Doc. 1298.

533

luego de la independencia.1679 Todo ello result en vano. Da a da, su situacin se fue


tornando ms difcil, debido a la soledad y a la pobreza en la que se encontraba.
Mientras tanto, Luis Brion sali de Hait en la goleta El Dardo llevando consigo
armas, para apoyar a los cartageneros. Logr burlar el bloqueo y estuvo un tiempo en
aquella plaza. Empero, viendo que la derrota era inevitable sali en noviembre de 1815,
hacia Hait.1680 En el nterin, se reunieron los hermanos Miguel y Fernando Carabao en
Les Cayes. All, con ayuda del gobierno de Alexandre Petin, conformaron una pequea
expedicin que parti, en noviembre de 1815, en el corsario Federico, hacia Cartagena de
Indias. Durante su travesa apresaron un pequeo buque espaol y luego desembarcaron
en las costas de la provincia de Cartagena. Desde all se dirigieron hacia el Choc.1681 El
Capitn General de Cuba inform sobre aquella misin a Pablo Morillo, avisndole que:
el General Carabao sali tambin de Los Cayos en otro corsario () con objesto de
desembarcar entre Portovelo y Cartagena y as para establecer () comunicaciones con
los habitantes, como con el designio de reunirse a los rebeldes de Santa Fe.1682 Empero,
la expedicin termin trgicamente. Tiempo despus, los hermanos fueron apresados,
junto con sus tropas y fueron ejecutados.Pablo Morillo dio cuenta de este resultado al
Gobernador de Cuba, notificndole que: los () Carabao que haban salido para el
Choc fueron hechos prisioneros en las bocas del Ro Atrato, que la cabeza de Fernando
est colgada en Mompox, as como lo ser en esta ciudad la de Miguel su hermano pues
debe llegar de Cartagena con este objeto de un da para el otro.1683
El asedio a Cartagena de Indias, dur 105 das y concluy el 6 de diciembre de
1815, cuando la plaza fue evacuada y ocupada por las tropas de Pablo Morillo. Poco
1679

Contestacin de un americano meridional a un caballero de esta isla, 6 de septiembre de 1815, AL,

Doc. 1302.
1680

Hartog, op. cit., p.76-78.

1681

Verna, op. cit., p. 277, Porras Troconis, Gabriel, La Magna Epopeya de Cartagena, Bogot, Editorial

Temis, 1965, 60.


1682

Carta de Eusebio Escudero a Pablo Morillo, 2 de marzo de 1816, compilado en Franco, Jos Luciano

(comp.), Documentos para la historia de Hait en el Archivo Nacional, La Habana, Publicaciones del
Archivo Nacional de Cuba, 1954, p. 174.
1683

Carta de Pablo Morillo a Eusebio Escudero, 31 de marzo de 1816, compilado en Franco (comp.), op

cit., p. 176; Verna, op. cit., p.278.

534

despus los realistas conquistaron la totalidad de Nueva Granada. A la cada le sigui un


xodo masivo de casi 2.000 cartageneros y venezolanos que salieron presurosos a buscar
auxilio en las Antillas.1684 Muchos de ellos fueron hacia Hait, en corsarios dirigidos por
Louis Aury. Los tmidos contactos diplomticos, as como la actividad de los corsarios
durante los aos previos, allanaron el camino para que los criollos se exiliasen en esa isla.
Uno de los pocos lugares donde, adems, haba disposicin para recibirlos. All se
encontraba Jos Mara Durn, quien, sin saber el destino trgico de los republicanos, el
20 de diciembre de 1815, le mando una carta a Mariano Montilla en la cual le informaba
que se haba franqueado un buque con vveres para auxiliar a Cartagena de Indias y que e
Alexandre Petin, haba contribuido con la empresa y estaba dispuesto a ayudarlos.
Afirmaba: El humano y sensible Petin esta tan decidido a favor de nuestra causa como
lo esta para el sostenimiento de su misma repblica. Ha concedido licencia franca ()
para extraer todo especie de vivieres de toda la repblica para la plaza de Cartagena y el
mismo envo en este buque 200 barriles de harina al gobierno de esa plaza sin exigir otra
recompensa que el pago de 8 pesos de flete por cada barril y el de 10 pesos de por el
valor de cada uno de ellos.1685 Obviamente, aquella carta y el auxilio resultaron
extemporneos debido a la derrota de los cartageneros a manos de los realistas.
El 12 de diciembre de 1815, cuando los emigrados todava estaban en alta mar,
Pablo Morillo le escribi a Alexandre Petin, alertndolo de que saba que las intenciones
de los desterrados era ir a Hait para organizar la contra ofensiva: Los autores de tantos
crmenes se han fugado y () estn esperanzados en que sern recibidos en esa isla, en
algunos de los puertos de Jacomelo o Puerto Prncipe desde donde debe salir una
expedicin contra la Guayana si otro punto de la costa firme.1686 Le avisaba de que,
gracias a que haba interceptado la correspondencia de los insurrectos, saba que para
cumplir con tal objetivo: se han llevado las armas y municiones que han podido
embarcar y despachar la corbeta Dardo de Mr. Brion con doce mil fusiles. 1687 Hait era
un pas neutral y no deba inmiscuirse en la guerra. Por ello, conclua pidindole que se
1684

Porras Troconis, op. cit., pp. 54- 64.

1685

Carta de Jos Mara Durn a Mariano Montilla, AGI, Estado, 57, N.33.

1686

Carta de Pablo Morillo a Alexandre Petin, 12 de diciembre de 1815, AGI, Estado, 57, N. 33.

1687

Idem.

535

mantuviese neutral y que no cobijara a los exiliados. Deca: Espero pues que V.E.
disipar estas reuniones y que su vigilancia contribuir a la tranquilidad de la Amrica,
evitando que los habitantes de esa isla se empleen en hostilizar las posesiones y comercio
espaol, no permitiendo tampoco de que los corsarios encuentren recursos para hacernos
el corso ni les permita introducir ah las presas en todo o parte. 1688As, comenz a
presionar diplomticamente al gobierno de Hait para que no ayudara a los exiliados. En
los meses subsiguientes, las autoridades de Venezuela, Santo Domingo y Cuba seguiran
el mismo camino. Como veremos en el captulo subsiguiente, nada de ello dar resultado.
En paralelo a estos sucesos, Simn Bolvar y su pequea comitiva emprendieron
el camino hacia Hait. La estancia en Jamaica haba resultado infructuosa. Como Simn
Bolvar todava no saba que Cartagena de Indias haba cado, su intencin era ir a Hait,
tomar las armas de Luis Brion y despus dirigirse a Cartagena de Indias para auxiliar a
los sitiados. Luego de mucho especular, finalmente, sali el 19 de diciembre en La Popa.
Antes de partir le escribi Alexandre Petin, rindindole homenaje y expresndole sus
deseos de reunirse personalmente con l. Deca:
Hace mucho tiempo que ambiciono el honor de ponerme en comunicacin con V. E. y de
manifestarle los profundos sentimientos de estima y reconocimiento que me han inspirado sus
distinguidas dotes y sus innumerables bondades hacia mis muy desdichados compatriotas; pero
siempre he temido importunar a V. E. distrayendo su atencin (). Las circunstancias,(), me
obligan, (), a dirigirme al asilo de todos los republicanos (): debo visitar el pas que V. E.
hace feliz con su sabidura. Para regresar a mi patria debo pasar por la de V. E.; y ya que la fortuna
me ofrece la inapreciable ocasin de conocer y admirar de cerca a V. E. () ir a presentarme
() en el momento () en que llegue a los Cayos, donde () mis amigos me aguardan para
tratar conmigo los asuntos de la Amrica del Sur. Tengo la esperanza, () de que nuestra afinidad
de sentimientos en defensa de los derechos de nuestra patria comn me granjear por parte de V.
E. los efectos de su inagotable benevolencia hacia todos aquellos que nunca recurrieron a ella en
vano.1689

En alta mar, Simn Bolvar se enter de la cada de Cartagena de Indias y del


xodo masiv. Esto reforz an ms su intencin de ir a Hait para reorganizar las fuerzas

1688

Idem.

1689

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 19 de diciembre de 1815, AL, Doc.1313.

536

patriotas.1690 Lleg all el 24 de diciembre y dos semanas despus comenzaron a arribar el


resto de los emigrados venezolanos y neogranadinos. La mayora de ellos haban tenido,
desde siempre, una mala imagen de Hait y de su revolucin. Incluido, el propio Simn
Bolvar. Slo unos pocos tenan una concepcin diferente sobre aquel pas y su gesta.
Empero, todos estaban all. Al grueso de ellos, no los haba llevado los ideales, sino la
necesidad. A contra mano de su prejuicios racistas y elitistas, Hait se haba convertido en
casi el nico pas dispuesto a cobijarlos y a ayudarlos.
Conclusin
En este captulo analic las repercusiones de la revolucin haitiana en Venezuela
y Nueva Granada durante los aos 1812 y 1815. A partir del estudio de diversas fuentes
primarias y de la bibliografa especializada, demostr que estas fueron numerosas e
importantes. A modo de conclusin general, es posible afirmar que en el transcurso de
aquellos aos la revolucin continu siendo un marco de referencia desde el cual los
actores en pugna analizaron su propia conducta, la de sus enemigos y el proceso en el que
estaban inmersos. Empero, ms all de eso, tambin existieron mltiples contactos
directos con Hait, as como la intervencin de haitianos en la gesta independentista. Esto
implic un cambio notorio con respecto a la etapa anterior, donde la influencia se dio,
sobre todo, a nivel del imaginario poltico-cultural.
En particular, en el primer apartado abord el surgimiento de la guerra a muerte,
mostrando que esta nueva forma de definir el conflicto con los realistas fue inicialmente
esbozada por Antonio Nario como una manera de radicalizar el movimiento patriota de
Venezuela, siguiendo el ejemplo de la revolucin haitiana. Este suceso es de gran
relevancia debido a que fue la primera vez que uno de los lderes criollos asumi el
proceso haitiano como un modelo positivo a seguir para llevar adelante la gesta
anticolonial en la Tierra Firme. Esto probablemente se haya debido, a la influencia
directa de algunos de los oficiales de su expedicin que haban luchado en Hait. Como
vimos, a pesar de que Simn Bolvar asumi la idea de la guerra a muerte, rechaz

1690

Carta de Simn Bolvar a Maxwell Hyslop, 26 de diciembre de 1815, op. cit., tomo I, p. 253.

537

cualquier lectura positiva de Hait y continu teniendo una mirada peyorativa sobre dicha
revolucin.
En el siguiente apartado, analic el devenir de la segunda repblica venezolana.
Con respecto a esta etapa, demostr que el grado de violencia y el nivel de autonoma que
alcanz la movilizacin poltica y militar de los sectores populares acaudillados por Jos
Toms Boves y Francisco Rosete, gener un intenso temor tanto en los blancos patriotas,
como en los realistas. Asimismo, demostr que nuevamente, grupos sectores volvieron a
leer aquellos sucesos a la luz de lo que haba pasado en Hait y se convencieron de que la
colonia estaba viviendo una guerra racial. A su vez, aquella referencia fue utilizada como
una forma de deslegitimar al contrario, acusndolo de ser el responsable de producir una
hecatombe en Venezuela. Particular mencin, merece la intervencin de Jean Baptiste
Bideau en esta etapa, dado que promovi la participacin de mulatos franceses en la gesta
anticolonial y fue el primer patriota en proclamar la abolicin de la esclavitud. Una
medida, que desde mi punto de vista estuvo signada por la influencia de la revolucin
franco-antillana, en la cual l tambin estuvo involucrado. Por ltimo, demostr que una
vez que los realistas triunfaron en 1814-1815, volvieron a surgir entre las autoridades
coloniales dos miradas sobre como apaciguar la movilizacin de los sectores de color
venezolanos. Mientras que Pablo Morillo impuso el disciplinamiento de las castas, Jos
Ceballos, promovi la implantacin de reformas legales, para llevar adelante la
integracin de las mismas. Lo ms importante, es que ambos compartan un idntico
temor y el mismo objetivo, evitar en Venezuela una nueva revolucin como la de Saint
Domingue.
En el tercer apartado, abord el proceso neogranadino, mostrando que en este caso
las repercusiones y los contactos con Hait fueron bastante importantes y tuvieron su
epicentro en Antioquia y en Cartagena de Indias. En la primera provincia no fue tan
fuerte como en la segunda, pero si jug un rol clave a nivel del imaginario poltico
cultural, dado que el miedo a la explosin de una revolucin como la del Gurico, fue
esgrimido por Juan del Corral y Jos Flix Restrepo, como un argumento central para
impulsar una ley de abolicin gradual de la esclavitud, que finalmente se promulg. En
este sentido, podramos decir que el miedo dio lugar a un reformismo abolicionista
preventivo. Algo similar, a lo esbozado previamente por Jos Ignacio Pombo y a los

538

proyectos integracionistas revindicados por algunos patriotas y criollos de Venezuela y


Nueva Granada En cuanto a Cartagena de Indias, las influencias y contactos se dieron de
cuatro formas diferentes. En primer lugar, hubo una considerable presencia de haitianos
en aquella plaza que incluso llegaron a participar de la defensa de la misma En segundo
lugar, existi una activa intervencin de marineros haitianos en los corsarios de
Cartagena de Indias. Dichos corsarios viajaron frecuentemente a Hait, donde engrosaron
su tripulacin, vendieron los botines apresados y establecieron diferentes vnculos con la
poblacin local. En cuarto lugar, hubo algunos intentos de contactos diplomticos entre el
gobierno de Cartagena de Indias y el de la repblica de Alexandre Petin. Por ltimo, a
partir de fines de 1815, se dio una masiva migracin de neogranadinos y venezolanos a
Hait. La mayora sali de Cartagena de Indias ante la ofensiva final de Pablo Morillo.
Sin embargo, otros como Simn Bolvar y su comitiva, llegaron desde las islas del
Caribe. Como conclusin se podra decir que esta migracin fue de alguna manera el
desenlace de los contactos precedentes. Lo cual no quiere decir que la mayora de los
criollos patriotas hubiese cambiado drsticamente su manera de entender a la revolucin
haitiana. Sino ms bien que, debido a los vnculos que se fueron forjando entre 1812 y
1815 y a la disposicin mostrada por el gobierno haitiano con respecto a la gesta
hispanoamericana, los criollos decidieron exiliarse all. No tanto por una cuestin
ideolgica, sino sobre todo por una cuestin pragmtica. La isla se haba convertido en
uno de los pocos refugios que les quedaba.

539

Capitulo XVII: Hait y la solidaridad revolucionaria


Hait ya no permanecer aislado entre sus
hermanos. Se encontrarn la liberalidad y los
principios de Hait en todas las regiones del Nuevo
Mundo Simn Bolvar 18161691

Los exiliados hispanoamericanos en Hait

El 24 de diciembre de 1815 arrib Simn Bolvar y su comitiva a Les Cayes. All


fueron recibidos por Jos Mara Durn y Luis Brin, quienes lo haban alentado a venir a
la isla.1692 Asimismo, les dieron la bienvenida las autoridades de la ciudad, el gobernador
Ignace Marin y el comandante del puerto el coronel Tarte. La recepcin oficial fue
sumamente cordial y luego de unos das en Les Cayes, Simn Bolvar decidi pasar a
Port au Prince. Lleg all el 31 de diciembre y qued a la espera de poder reunirse con el
Presidente Alexandre Petin.1693
Mientras tanto, Pablo Morillo ya estaba en conocimiento de todo lo que suceda y
le escribi al Secretario de estado y Despacho Universal de Indias, para dar cuenta de los
planes de los patriotas y de la ayuda de los haitianos. En su carta deca: Petin auxilia a
los de Cartagena y auxiliar a toda la costa, () tiene una buena cantidad de fusiles que
fcilmente vender al que le lleve numerario, () las fuerzas de mar enemigas van
tomando consistencia en vista de tener los puertos de Petin. () Dudo que la expedicin
que quieren reunir y con ella Bolvar venga sobre esta costa, pero si temo caiga sobre
Venezuela (). Marineros sobran en () Santo Domingo, () y ya vinieron con Bolvar

1691
1692

Carta de Simn Bolvar a Alexander Petin 4 de Septiembre de 1816, AL, Doc. 1710.
Carta de Simn Bolvar a un destinatario desconocido, 26 de diciembre de 1815, Cartas del

Libertador, ,op. cit., tomo I, p 254.


1693

Verna, Paul, Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, Caracas, INCE, 1983, pp. 96-97.

540

300 antes y ahora pueden marchar muchos ms.1694 Por todo ello, le peda que Espaa
enviase de inmediato refuerzos para fortalecer la costa de Venezuela.
El 2 de enero de 1816, Simn Bolvar tuvo su primera entrevista con Alexandre
Petin, en el palacio nacional. El encuentro fue muy amistoso y el venezolano se llev
una excelente impresin del Presidente haitiano. Sin embargo, la conversacin se
mantuvo en un plano general y no se abord en detalle el proyecto de contra atacar a los
realistas. El mismo da, el venezolano le escribi a Luis Brin, para contarle los
resultados de la reunin: El Presidente me ha parecido como a todos muy bien. Su
fisonoma anuncia su carcter y ste es tan benvolo como conocido. Yo espero mucho
de su amor por la libertad y la justicia. Aun no he podido hablar con l sino en trminos
generales. Luego que se me sea posible entrar en materia lo har con toda la reserva y
moderacin que exige nuestra desgraciada situacin.1695 Dos das despus lleg la
noticia oficial de que Cartagena de Indias haba cado a manos de los espaoles, por ello,
el Presidente haitiano le escribi al general Ignace Marin, ordenndole que suspendiese
el envo de vveres para dicha plaza.1696
El 6 de enero, comenzaron a arribar los exiliados neogranadinos y venezolanos a
Les Cayes. Su situacin era pattica. Haban salvado su vida de milagro, luego de sufrir
largos meses de un dursimo asedio y varias semanas de navegacin en alta mar. Al
desembarcar en el puerto haitiano recibieron numerosas muestras de afecto de parte de la
poblacin local, que se preocup por auxiliarlos y contenerlos. Cinus Marion, testigo y
participe de los acontecimientos, nos dice:
Era preciso ver a aquellos desgraciados emigrados cuando desembarcaron, para formar una idea
de su situacin. Enfermos la mayor parte de ellos y agobiados por el hambre y la sed apenas
podan tenerse en pie. Necesario era or los gritos de los nios y lamentos de las mujeres y
ancianos () en fin el desconsuelo de aquellas gentes al verse en tierra extraa y sin medios de
subsistencia la mayor parte de ellos. Pero si fue triste, si fue arduo para las almas sensibles

1694

Carta de Pablo Morillo al Secretario de Estado y Despacho universal de Indias, 31 de diciembre de

1815, AGI, Estado, 33, N. 57.


1695
1696

Carta de Simn Bolvar a Luis Brin, 2 de enero de 1816, AL, Doc. 1316; Verna, op. cit., p. 97.
Carta de Alexandre Petin a Ignace Marin, 4 de enero de 1816, compilada en Marin, Cinus,

Expdition de Bolvar par senateur Marin aine, Port au Prince, ditions Panorama, 1972, p. 65.

541

contemplar semejante espectculo, cuanto no deban sentir su alivio al ver la prontitud con que las
familias haitianas volaron al socorro de aquellos desgraciados, a recogerlos en su seno a cuidarlos
y consolarlos.1697

Aquella no era slo una tierra extraa para los hispanoamericanos, sino una tierra
maldita, con una historia revolucionaria que haba generado intensos temores entre la
gran mayora de ellos. Sin embargo, se haban visto obligados a recalar ah, dado que era
casi el nico lugar donde saban que se los recibira con los brazos abiertos. Las
autoridades coloniales espaolas haban pedido a los gobiernos de las colonias vecinas
que no les dieran asilo. El propio Salvador Mox, el Capitn General de Venezuela, se
encargo de escribirles a los gobernadores de Martinica y Curaao para comunicarles
aquella solicitud.1698 De esta manera, por ejemplo, un grupo numeroso de refugiados
apenas pudieron pasar unos das en Jamaica, hasta que los funcionarios los obligaron a
marcharse y resolvieron dirigirse a Hait.1699 El carcter de parias, los llev al estado
paria del Caribe, en bsqueda de ayuda. No obstante, el xodo no hubiera sido posible,
sin las conexiones preexistentes entre Cartagena de Indias y Hait. Los vnculos creados,
a partir de la labor de los corsarios y de los delegados diplomticos, abonaron el terreno
para que los desterrados decidieran viajar a la isla y para que fueran recibidos, con los
brazos abiertos, por las autoridades locales. Es menester recordar que fue el propio Louis
Aury, quien conoca muy bien Hait, el que capitane los buques que llevaron a la
mayora de los emigrados a Les Cayes. Asimismo, en aquel puerto se encontraban Luis
Brin y Jos Mara Durn, que desde hacia tiempo, venan tejiendo relaciones con el
gobierno. Tambin es importante tener en cuenta, que en la isla se conoca la gesta
hispanoamericana y haba un considerable apoyo popular a la misma.
A partir del 6 de enero llegaron las embarcaciones que transportaban a cientos de
emigrados y entre ellos importantes oficiales neogranadinos, venezolanos y extranjeros
como: Jos Francisco Bermdez, Santiago Mario, Carlos Soublette, Bartolom Salom,
1697

Marion, op. cit., pp. 46-47.

1698

Carta de Salvador Mox al gobernador de Martinica, 7 de enero de 1816, AGN, Gobernacin y

Capitana General, TCCLXV, f. 76-76v; Carta de Salvador Mox al gobernador de Curaao, 7 de enero
de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana General, TCCLXV, f. 77-77v;
1699

Vicente Lecuna, La expedicin de los Cayos, Porlamar, Academia Nacional de la Historia, 2006, p. 36.

542

Jos Padilla, Manuel Piar, Henri Louis Ducoudray Holsetin y Gregor Mac Gregor. Se
encontraron all con otros exiliados como los hermanos Germn y Gabriel Gutirrez de
Pieres que haban llegado a la isla a mediados de 1815.1700 El caso de Manuel Piar es
singular y merece destacarse. De condicin pardo, haba nacido en Curaao y de joven
haba servido en la marina haitiana durante los aos inmediatamente posteriores a la
revolucin. Luego, se haba sumado a la causa de la independencia venezolana
convirtindose en un destacado general.1701 De esta manera, no slo no era la primera vez
que pisaba la isla, sino que conoca muy bien y de primera mano los acontecimientos de
la revolucin haitiana.
Mientras estos sucesos acontecan en Les Cayes, Simn Bolvar se encontraba en
Port au Prince, buscando auxilios para la causa republicana. All, durante los das
subsiguientes, se puso en contacto con el comerciante Robert Sutherland y mantuvo una
serie de encuentros con el Presidente Alexandre Petin. En aquellas entrevistas, ambos
lderes dialogaron acerca de la guerra de independencia hispanoamericana y sobre la
dursima situacin en la que se encontraban los patriotas. En vistas de aquel difcil
contexto, Simn Bolvar le pidi ayuda al Presidente haitiano para llevar adelante una
expedicin contra los realistas que dominaban Venezuela y Nueva Granada. Petin,
magnnimo, se mostr dispuesto a aportar armas, municiones y buques a los patriotas, a
cambio de que estos declarasen la emancipacin de los esclavos de la Tierra Firme
hispana.1702 Ambos estuvieron de acuerdo y de esta manera se forj un pacto
revolucionario entre el lder de la primera repblica negra del mundo y el general
venezolano. Dicho pacto resulta de enorme relevancia por dos motivos evidentes. En
primer lugar, porque salv a los patriotas del desastre en que se encontraban,
garantizndoles los pertrechos militares que necesitaban para llevar adelante la
contraofensiva que estaban planeando. Y en segundo lugar, porque introdujo la cuestin

1700

Verna, op. cit., pp. 59-60.

1701

Gnzalez, Asdrbal, Manuel Piar, Valencia, Vadell, 1979, pp. 28-30.

1702

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 4 de septiembre de 1816, AL, Doc. 1710; Carta de

Simn Bolvar a Alexandre Petin, 8 de febrero de 1816, AL, Doc. 1320; Marion, op. cit., p. 48; Verna,
Petin y Bolvar, op. cit., p.164; Ducoudray Holstein, op. cit., p. 260; Gmez, Le Syndrome de Saint
Domingue, op. cit., p. 338.

543

social en la causa de la independencia de Venezuela y Nueva Granada. Como vimos,


hasta ese momento, la mayora de los oficiales republicanos haban mantenido una
posicin moderada con respecto a la igualdad de los pardos y conservadora en relacin a
la esclavitud. Algunos de ellos, haban aceptado el fin del trfico negrero, pero casi todos
se haban opuesto a la liberacin de los esclavos. Muchos, como Simn Bolvar, eran
dueos de decenas o centenares de esclavos. Todos ellos, durante los aos precedentes,
haban mirado con terror los levantamientos de afrodescendientes que se haban
producido en Venezuela, incluso comparndolos con los horrores cometidos contra los
blancos durante la revolucin haitiana. Hasta ese momento, su gesta haba estado
centrada en la independencia hispanoamericana, sin darle entidad a los anhelos de los
sectores de color esclavizados. Justamente, el pacto entre Alexandre Petin y Simn
Bolvar, vino a trastocar este divorcio entre la cuestin anti-colonial y la cuestin social,
generando la radicalizacin del proceso revolucionario de Venezuela y Nueva Granada.
El acuerdo implic un cambio de tal magnitud en la gesta independentista que nos
obliga a preguntarnos Qu motiv al lder venezolano, que era dueo de esclavos y
senta aversin por la revolucin haitiana, a tomar aquella resolucin? No hay una
respuesta clara ni evidente, pero parecera que la necesidad y el pragmatismo fueron la
causas principales por las cuales Simn Bolvar se avino a pactar con Alexandre Petin
un compromiso que iba a contramano de sus ideas ms arraigadas. A comienzos de 1816,
todo estaba perdido, la nica alternativa que tenan los patriotas de sobrevivir era la de
recibir el auxilio del gobierno haitiano, aceptando las condiciones que se le imponan. La
otra opcin era la derrota casi definitiva. Sin embargo, es posible que tambin hayan
jugado otros factores. La experiencia de residir en Hait y la cordial bienvenida que se les
dio a los exiliados, deben haber coadyuvado a que Simn Bolvar haya tomado esa
decisin. Al ver que la isla no era el desastre que presupona, ni los haitianos unos
brbaros sanguinarios como se imaginaba, seguramente sus ideas deben haber mutado
(aunque parcialmente) llevndolo a aceptar las tesis anti-esclavistas propuestas por
Alexandre Petin. Sea como sea, despus del pacto y de su estancia en la isla, el
venezolano se convirti en un decidido promotor del abolicionismo. Con ciertas reservas
y ambigedades que luego analizaremos, pero ms convencido que muchos de los lderes
criollos. Tambin, es menester preguntarse por qu el Presidente haitiano decidi apoyar

544

la causa hispanoamericana en un contexto difcil para su pas. Recordemos que en 1816,


la ex Saint Domingue, se encontraba dividida en dos y no haba sido reconocida ni por
Francia, ni por ninguna de las potencias occidentales. Nuevamente, no hay una respuesta
clara y obvia a este interrogante.
Sin embargo, se podra decir que en el caso del Presidente haitiano, pesaron ms
los ideales que otra cosa. Veterano de la revolucin haitiana y Presidente de una
repblica asediada por los imperios, entenda que era justa la guerra de los americanos
contra la corona espaola. Empero, consideraba que ms justa an, era la liberacin de
los esclavos hispanoamericanos. Por ello, decidi apoyar la independencia, imponiendo
como condicin la abolicin de la esclavitud. Al tomar este camino, en realidad,
Alexandre Petin no estaba innovando demasiado, sino que estaba continuando la
tradicin de solidaridad interamericana y abolicionismo transnacional que haba marcado
a la revolucin desde sus primeros aos. El gobierno de Jean Jacques Dessalines ya haba
establecido esa lnea de accin y haba definido a la revolucin haitiana como una
venganza de los esclavos, los indios y los americanos en general, contra los horrores
cometidos por los imperios coloniales en el Nuevo Mundo. No obstante, ms all de los
anhelos de difundir los ideales libertarios e igualitarios por Hispanoamrica, tambin es
probable que Alexandre Petin haya tenido en mente intereses y objetivos ms concretos.
No parece descabellado pensar, que ste haya tomado ese curso de accin apostando a
que la victoria de los hispanoamericanos pudiese terminar con el aislamiento en que se
encontraba la isla. De esta manera, auxiliando a los patriotas, el gobierno de Hait se
ganaba un amigo, que si llegaba a triunfar en la guerra se convertira en un importante
aliado en la arena internacional. Indudablemente, en el contexto de 1816, esta era una
apuesta muy arriesgada, pero la nica que les quedaba a los haitianos para terminar con
su condicin de parias en el mundo atlntico. Si entre otras cosas, este fue el objetivo
estratgico que gui a Alexandre Petin sus planes no dieron el resultado esperado.
Algo que merece destacarse, es que este pacto implic la concrecin parcial de
uno los principales temores de las autoridades espaolas. Como vimos en los captulos
precedentes, desde por lo menos el ao 1795, los funcionarios coloniales, vean con pavor
una posible alianza entre los revolucionarios haitianos y los sectores populares
hispanoamericanos. Aquel miedo, gui su accionar durante aquellos aos, e hicieron todo

545

lo posible para evitar el contagio revolucionario. Sin embargo, la pesadilla se hizo


realidad, pero no de la manera en que lo haban esperado. Finalmente no fueron los
pardos y los esclavos, quienes se aliaron con los haitianos, sino los propios criollos
patriotas. Una significativa paradoja, cuando pensamos que hasta 1816, esos criollos
tambin haban compartido el terror ante la influencia haitiana. Sea como sea, las
autoridades de las colonias vecinas hicieron lo posible por conjurar esta peligrosa
coalicin. Primero, fue Pablo Morillo quien le escribi a Alexandre Petin y luego
Carlos de Urrutia, el Capitn General de Santo Domingo, hizo lo propio el 13 de enero de
1816. El Presidente haitiano, contest la carta el 16 de enero, cuando ya haba establecido
el acuerdo con Simn Bolvar. En su misiva, defendi la conducta de su gobierno,
aduciendo que se haba comportado siguiendo el derecho de gentes y manteniendo una
estricta neutralidad en la guerra de independencia. Admiti, haber asilado a los
refugiados hispanoamericanos, pero justific su accionar, apelando a que era necesario
tener un trato humanitario con quienes haban cado en desgracia. En sus palabras:
Despus de nuestra emancipacin nuestra conducta ha sido siempre pura pero los resortes de una
poltica condenada por la naturaleza, autorizada solamente por el sistema colonial, nos ha tenido
siempre bajo el golpe de la incertidumbre sobre el modo de pensar de las dems naciones para con
nosotros y no nos ha permitido () establecer con ellas pactos () estamos situados solamente en
el derecho natural () debemos pues en nuestra posesin respetarlo en toda su entereza ()
nunca habemos intervenido en las guerras y disensiones extranjeras, nuestros puertos han estado
abiertos a los buques de todas las naciones () pero nunca han podido disponer de sus presas, ni
hacerlas condenar, nuestro sistema de neutralidad () ha sido perfecto y los buques bajo la
bandera de Cartagena que actuado en contra de estas medidas () han sido arrestados y sus presas
decomisadas. () Ignoraba enteramente la situacin de Cartagena cuando hace pocas semanas fui
instruido que buques saliendo de aquel puerto llegando diariamente a los Cayos y que traan varias
familias () han sido recibidas y las personas desembarcadas. Poda yo rehusarles el derecho de
hospitalidad que el infortunio parece ordenar? V.E. no ser bastante injusto de pensar que fuese de
mi deber (). No creo tampoco que mi autoridad se extiende hasta juzgar el derecho de desarmar
estos buques ni disponer de ninguna manera de lo que les pertenece pero tambin mi deber me
prescribe de no tomar parte ninguna en sus asuntos de facilitarlos por ninguno de los medios de la
repblica. 1703

1703

Carta de Alexandre Petin a Carlos de Urruta, 16 de enero de 1816, AGI, Estado, 33, N. 57.

546

Como vemos, en todo momento, trat de presentarse como neutral e imparcial,


negando cualquier tipo de intervencin en los asuntos del imperio espaol. Por supuesto,
todo esto era falso. Sin embargo, llama la atencin, que en la misma misiva, reconoci
que en la isla se encontraba Jos Mara Durn con un buque repleto de armas. Deca:
Debo advertir () que ha llegado a los Cayos () el coronel Durn viniendo de Londres en una
fragata mercante inglesa () teniendo armas y municiones de guerra () Ella es bajo bandera
inglesa y legalmente despachada. Doy esta explicacin () para evitar todo mal entendido tocante
a este buque sobre las operaciones de las cual tengo ninguna inspeccin tampoco que sobre el
oficial tiene la direccin de ella. He dado orden al general que manda en los Cayos para que no
permita bajo ningn pretexto que salgan pertrechos de guerra pertenecientes a la repblica ni que
se haga () expedicin con el pabelln haitiano en el caso de que los buques entrados de arribada
quieran salir no tengo derecho de impedirlos.1704

Es un misterio por qu admiti semejante hecho, que podra incriminarlo. Es


probable, que pensara que los espaoles ya estaban al tanto de la presencia de Jos Mara
Durn en la isla y que por ello, era mejor reconocerlo que negarlo abiertamente. Adems,
la insistencia de que el buque tena bandera britnica, podra ser una forma de desligarse
del asunto y defender la imparcialidad del gobierno haitiano. Sea como sea, claramente
su misiva buscaba engaar a las autoridades coloniales hispanoamericanas y ganar
tiempo para preparar la expedicin comandada por Simn Bolvar.1705
El lder venezolano sali de Port au Prince el 17 de enero y lleg a Les Cayes el
20 de enero. All, se encontr con que haban comenzado las primeras tensiones entre los
emigrados de Cartagena de Indias. Louis Aury estaba en el centro del conflicto. No slo
se haba enfrentado a Luis Brin, por la direccin de la escuadra revolucionaria, sino que,
adems, reclamaba el pago de deudas atrasadas.1706 En dicho contexto, Simn Bolvar le
envi una carta a Alexandre Petin, en la que le peda que lo respaldar como jefe de los
patriotas y lo ayudar para organizar sus fuerzas: () como V. E. es el padre de todos

1704

Idem.

1705

Verna, op. cit., p.325.

1706

Verna, Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, op. cit., p. 98.

547

los verdaderos republicanos, me animo a solicitar su proteccin. Yo suplico a V. E. se


instruya de las circunstancias que nos afligen. La intriga de un espaol, y la ambicin de
un francs, nos han reducido a temer la prdida de toda esperanza de libertar a la
Amrica, si V. E. no nos sostiene en medio de tantos infortunios.1707
El 26 de enero, el Presidente haitiano comenz a cumplir su parte del pacto al
ordenarle a Ignace Marin que se le facilitara a Simn Bolvar los pertrechos
comprometidos, actuando con el mayor sigilo posible:
Motivos que no debo confiar al papel que tienden grandemente a consolidar la repblica, me
obligan a invitaros () a poner a la disposicin del general Bolvar, dos mil fusiles con sus
bayonetas, de aquellos que fueron depositados en el arsenal de Les Cayes por el seor Brion,
tambin pondr usted a sus ordenes la mayor cantidad de cartuchos y piedras de chispa que le sea
posible (). Har usted salir dichos utensilios como remesa hecha a la Grand Anse,
embarcndolos en un buque () y estando ya fuera del puerto dicho buque y sin peligro de ser
visto, se arrimar al buque que designar el general Bolvar y trasbordar dichos objetos con toda
la cautela necesaria, a fin de que no trascienda.1708

Asimismo, teniendo en cuenta la difcil condicin en la que se encontraban los


cientos de refugiados hispanoamericanos, le pidi a Ignace Marin que hiciera: ()
entregar por la administracin de Les Cayes a los desgraciados emigrados de Cartagena
una racin de pan y carne dado que () es un acto de humanidad digno del gobierno
de la repblica.1709 Maravillado por la celeridad con la cual el gobierno haitiano estaba
auxiliando a los patriotas, Simn Bolvar escribi a Alexandre Petin expresando su
gratitud y rindindole homenaje: Mi reconocimiento no tiene lmites (). En el fondo
de mi corazn, digo que V. E. es el primero de los bienhechores de la tierra! Un da la
Amrica proclamar a V. E. su Libertador; sobre todo los que gimen todava, incluso bajo
el yugo republicano. Acepte por anticipado, seor Presidente, el voto de mi patria!1710

1707
1708

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 21 de enero de 1816, AL, Doc. 1317.
Carta de Alexandre Petin a Ignace Marion, 26 de enero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua,

op. cit., tomo V, p. 404.


1709

Carta de Alexandre Petin a Ignace Marion, 26 de enero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua,

op. cit., tomo V, p. 404.


1710

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 29 de enero de 1816, AL, Doc. 1318.

548

De esta manera, en poco tiempo la suerte de los exiliados haba empezado a


cambiar drsticamente. Ya no estaban a la deriva, tenan un gobierno que los protega y
los ayudaba. Una experiencia muy diferente, a la que Simn Bolvar haba tenido que
vivir durante su estancia en Jamaica. Sin embargo, los conflictos entre los
hispanoamericanos no haban desparecido. Contando con el respaldo del Presidente
haitiano, el Simn Bolvar tom dos medidas importantes para resolver aquellas
tensiones. En primer lugar, junto con Juan Marimn, el comisario del Congreso de las
Provincias Unidas de Nueva Granada, dispuso que se le quitaran las patentes de corso a
los corsarios que haban estado actuando en nombre del estado de Cartagena. Asimismo,
se nombr a Luis Brin como Almirante de la escuadra de la confederacin. El dscolo
Louis Aury, se vio afectado por ambas resoluciones, ya que no slo perdi su categora
oficial de corsario, sino que debi ceder algunas de sus embarcaciones al capitn
curazoleo.1711
En segundo lugar, Simn Bolvar convoc a una reunin de los principales
oficiales hispanoamericanos y extranjeros, para organizar la expedicin a Tierra Firme y
para nombrar a las nuevas autoridades de los patriotas. De aquella asamblea participaron
adems del lder venezolano, Luis Brin, Lous Aury, Santiago Mario, Jos Francisco
Bermdez, Manuel Piar, Bartolom Salom, Carlos Soublette, Francisco Antonio Zea,
Gregor Mac Gregor, Gabriel y Germn Gutirrez de Pierez, Henri Louis Ducoudray
Holstein, entre otros.1712 Abri el encuentro Simn Bolvar convocando a sus pares a
realizar una misin militar dirigida contra los realistas de Venezuela e invitndolos a
elegir un jefe supremo de los republicanos, hasta la realizacin de un posterior congreso.
Inmediatamente intervino, Luis Brin, sugiriendo que el propio Simn Bolvar deba
ocupar ese cargo y afirmando que el nicamente pondra a disposicin sus recursos
monetarios y sus embarcaciones si aquel resultaba elegido. Luego de un breve debate, la
mayora de los oficiales, se mostr de acuerdo con la propuesta y designaron a Simn
Bolvar como jefe supremo. Sin embargo, el consenso no fue unnime. Louis Aury y Jos
Francisco Bermdez, se opusieron tajantemente a dicha decisin y resolvieron alejarse de

1711

Carta de Juan Marimn a Ignace Marin, 27 de enero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua, op.

cit., pp. 404-405; Lecuna, op. cit., p. 39.


1712

Ducoudray Holstein, op. cit. , p.196; Lecuna, op. cit., pp. 41-42; OLeary, op. cit., p. 358; Verna,

Petion y Bolvar, op. cit., p. 174.

549

los preparativos de la expedicin.1713


A

esta

altura

de

los

acontecimientos,

las

autoridades

coloniales

hispanoamericanas ya estaban al tanto de la presencia de Simn Bolvar en la isla y de los


planes que se estaban fraguando. El 23 de enero, Salvador Mox le inform a Pablo
Morillo que: La llegada de Bolvar a Les Cayes es ya pblica en esta capital y es
igualmente que trata de invadir este continente por Paraguan ().1714 Por su parte, el
Capitn General de Cuba tambin le comunic al Mariscal espaol las noticias que
tena.1715 Le envi un informe en el que constaban las declaraciones del capitn y dos
marineros de un buque espaol que haban sido apresados por un corsario patriota y
llevados a Les Cayes. Estos declararon que durante su estancia en el puerto se enteraron
de que all se encontraban una flota compuesta por: los corsarios El Republicano, La
Estrella, El Jupiter, La Belona, La Plancha y otra goleta de diez y ocho caones
mandada por M. Brion y que esperaban otra goleta nombrada El Atorrante Guallanaes de
dos gabias armadas con dos caones en coliza que se estaba componiendo en
Jamaica1716. Aquellos corsarios formaban parte de la escuadra irregular de Cartagena de
Indias, que en los aos anteriores haba hecho estragos en la armada espaola, haciendo
frecuentes arribadas en Hait. Asimismo, declararon que: se haban escapado de
Cartagena catorce embarcaciones cargadas de gente y que en Les Cayes estaban:
Bermdez y Piar y que Bolvar estaba en el Puerto del Prncipe donde reside el general
Petin que as este ltimo como los dos primeros se ocupan en dar patentes de corso a los
mencionados buques y () tenan decretado que () no se diese cuartel a ningn
espaol.1717 Asimismo, advirtieron que se estaba formando una: expedicin contra Ro
de el Hacha, Santa Marta y la plaza de Santo Domingo, con la proteccin que deba
impartirles el general Petin.1718 De esta manera, los realistas se fueron preparando para
1713

Ducoudray Holstein, op. cit., pp. 196-198, Lecuna, op. cit., pp. 42-43 ; OLeary, op. cit., p. 358; Verna,

op. cit., p. 175.


1714

Citado en Lecuna, op. cit., p. 29.

1715

Carta de Juan Ruiz de Apodaca a Palo Morillo, 25 de enero de 1816, compilado en Franco, Jos

Luciano (comp.), Documentos para la historia de Venezuela existentes en el archivo nacional de Cuba, La
Habana, Archivo Nacional de Cuba, 1960, pp. 61-62.
1716

Declaracin de Pedro Bruno, Jos Buadas y Francisco Romero, 24 de enero de 1816, compilado en

Franco, op. cit., p. 60.


1717
1718

Idem, p. 60.
Idem, p. 61.

550

recibir la contra ofensiva de los patriotas.


Mientras tanto, durante los das subsiguientes, Simn Bolvar y sus
oficiales se dedicaron a organizar la expedicin. Adems de alistar a los patriotas que se
encontraban en Les Cayes, el lder se consagr a convocar a otro grupo pequeo de
exiliados que estaban en Jamaica, invitndolos a sumarse a la misin.1719 Las cosas
avanzaban rpidamente gracias a la ayuda del gobierno haitiano y al considerable aporte
del comerciante britnico Robert Sutherland. El 8 de febrero, Simn Bolvar volvi a
escribirle a Alexandre Petin agradecindole su ayuda y preguntndole lo siguiente: En
mi proclama a los habitantes de Venezuela y en los decretos que debo expedir para la
libertad de los esclavos, no s si me ser permitido expresar los sentimientos de mi
corazn hacia V. E., y legar a la posteridad un monumento irrecusable de su filantropa.
No s, () si debera nombrar a V. E. como el autor de nuestra libertad.1720 El
Presidente, le contest inmediatamente pidindole que mantuviera una estricta
confidencialidad sobre el tema. Hait se proclamaba neutral y las apariencias deban
mantenerse a rajatabla. Asimismo, implicaba un enorme peligro para el pas que las
potencias europeas supieran que su gobierno haba promovido la abolicin de la
esclavitud en Nueva Granada y Venezuela. Por ello le manifest: Vos conocis () mis
sentimientos hacia aquellos que vuestro corazn se propone defender (). Vos debis
compenetraros con mi deseo de ver salir del yugo de la esclavitud a aquellos que gimen,
pero motivos que ataan a las consideraciones que debo a una nacin que an no se ha
pronunciado contra la repblica de manera ofensiva, me obligan a rogaros no proclamar
nada en la extensin de la repblica, ni pronunciar mi nombre en ninguno de vuestros
actos.1721

Alexandre Petin mantena una poltica dual, por ello a la

misma vez que le escriba esto a Simn Bolvar, le contest a Pablo Morillo en el mismo
tenor que lo haba hecho previamente con Carlos de Urrutia. En su carta, admita haberle
dado asilo a los patriotas aduciendo que la la desgracia mandaba darles hospitalidad, lo
que es conforme a las leyes de este gobierno Sin embargo, resaltaba que su gobierno
haba mantenido siempre un sistema de neutralidad en todas las discusiones
extranjeras y haba acogido con benevolencia en sus puertos las banderas de otras
1719

Carta de Simn Bolvar a Jos Leandro Palacios, 1 de febrero de 1816, AL, Doc. 1319.

1720

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 8 de febrero de 1816, AL, Doc. 1320.

1721

Carta de Alexandre Petin a Simn Bolvar, 18 de febrero de 1816, compilado en Marion, op. cit.,

pp. 88-89.

551

naciones ( la Francia exceptuada) con la condicin de no permitir a ningn corsario


bajo ningn pabelln, de introducir presas ni de vender sus productos aunque fueran
disfrazadas, en cuyo caso seran siempre arrestadas descubierto el fraude, que es lo que
ha sido rigurosamente mantenido y particularmente tocante al pabelln de Cartagena.
Por ltimo negaba especialmente que los patriotas estuvieran organizando una expedicin
contra la Tierra Firme hispana: No pienso tampoco que el puado de refugiados de
Cartagena que estn en la isla conciban la idea de alguna expedicin () las propias
expresiones de V.E. me dicen bastante cuanto sera arriesgado de parte de ellos intentar
volver sobre una tierra de donde han sido expulsados.1722
Adems de proteger, con esta hbil y aguerrida diplomacia a los patriotas, el
Presidente haitiano intervino una vez ms para apaciguar los conflictos entre ellos y
sostener el liderazgo de Simn Bolvar. A pesar de que los preparativos de la misin
avanzaban raudamente, las tensiones con Louis Aury y Jos Francisco Bermdez, no slo
no haba desaparecido sino que se haban intensificado, debido a que estos se encontraban
organizando otra expedicin destinada liberar a Nueva Espaa del yugo realista. Los
promotores de aquella empresa eran los delegados novohispanos, Jos Cdenas y Pedro
Girard, que, recientemente arribados a Hait, haban sumado al referido corsario y al
venezolano a su causa.1723 Esta expedicin rivalizaba con la de Simn Bolvar y
amenazaba con quitarle hombres, barcos y pertrechos, por ello Alexandre Petin
intervino para impedir su realizacin. Le escribi a Ignace Marion en los siguientes
trminos: () He sabido que existan en Les Cayes divisiones que pueden ser funestas a
la causa de la libertad, entre los emigrados extranjeros que algunos se titulan a favor de la
Nueva Granada y los otros de Mxico, he resuelto interponer mi autoridad a fin de hacer
desaparecer aquellas diferencias () he determinado () que no sera reconocida
ninguna otra autoridad titulada mexicana () entre nosotros y que permitiris () que
ningn buque enarbole la bandera mexicana y tampoco () que salga expedicin alguna
para Mxico.1724 Asimismo, dispuso que se le otorgasen las patentes de corso slo a
Simn Bolvar y a Juan Marimn, que se le comprase a Louis Aury la goleta Constitucin
1722
1723

Carta de Alexandre Petin a Pablo Morillo, 25 de febrero de 1816, AGI, Estado, 33, N. 57.
Verna, op. cit., p. 279; Von Grafenstein, Johanna, Nueva Espaa en el circuncaribe 1779-1808,

Revolucin, competencia imperial y vnculos intercontinentales, Mxico, UNAM, 1997, p. 243-244.


1724

Carta de Alexandre Petin a Ignace Marin, 25 de febrero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua,

op. cit., tomo V, p. 405.

552

a cargo del estado, para drsela a ellos y que se le hicieran entrega de 1.500 fusiles que
anteriormente haba vendido Luis Brin al gobierno haitiano.1725 Dicho y hecho, el
Gobernador de la plaza cumpli de inmediato con la orden y restableci el orden en favor
del lder venezolano.
Durante los das subsiguientes, continuaron las tareas organizativas. A comienzos
de marzo se despach una goleta hacia Margarita con armas y municiones para fortalecer
a los rebeldes de aquella isla dirigidos por Juan Bautista Arismendi.1726 En todo
momento, los patriotas en Les Cayes mantuvieron una comunicacin directa con el
gobierno de Alexandre Petin gracias a los permanentes viajes de delegados de Simn
Bolvar a Port au Prince. De esta manera, fueron y vinieron desde aquel puerto a la
capital, Joseph Du Cayal, Manuel Piar y Pedro Chipa. Este ltimo viaj el 4 de marzo,
llevando una carta de Simn Bolvar para el Presidente en la que le agradeca: () las
resoluciones de V.E. relativas a los pretendidos mejicanos, cuyas miras eran no eran otras
que distraer los recursos aplicables a mi expedicin para destruirla y le suplicaba la
entrega de 4.000 fusiles, 100.000 cartuchos 30.000 libras de plvora y 30.000 libras de
plomo.1727 Aquellos pertrechos fueron otorgados de inmediato. Todo pareca marchar
sobre ruedas, sin embargo, nuevamente aparecieron tensiones que amenazaban con hacer
fracasar la empresa.
El 5 de marzo, arrib a Les Cayes Mariano Montilla, un viejo enemigo de Simn
Bolvar. Dos das despus aparecieron en las calles de la ciudad pasquinas vituperando al
recin llegando.1728 ste enojado con la situacin y convencido de que haba sido una
obra del Libertador para desprestigiarlo, lo ret a duelo. El mismo estuvo a punto de
realizarse, empero, intervinieron soldados de la guardia haitiana para impedirlo. Pero la
cosa no termin all, los nimos se haban caldeado y se produjeron otros intentos de
duelo entre Santiago Mario y Luis Brin, Manuel Piar y Rafael Hugo y Henri Louis
Ducoudry Holsetein y Carlos Soublette. Todo ellos fueron reprimidos por las fuerzas de
seguridad de Les Cayes, las cuales lograron restablecer el orden entre los patriotas.1729
Paradjicamente, los brbaros haitianos se haban convertido no solo en los protectores
1725

Idem, tomo V, p .406.

1726

Carta de Simn Bolvar a Robert Sutherland, 1 de marzo de 1816, en, op. cit, tomo I, pp. 266-267.

1727
1728
1729

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 4 de marzo de 1816, AL, Doc. 1336.
Aviso al pblico, 7 de marzo de 1816, AGI, Estado, 69, N.37.
Ducoudray Holstein, op. cit., pp. 199-200; Verna, op. cit., pp. 179-180.

553

y bienhechores de los aristcratas hispanoamericanos, sino tambin en los responsables


de mantener la paz y la concordia entre ellos. De esta manera, se apaciguaron las aguas
pero no totalmente, ya que Louis Aury segua siendo un dolor de cabeza para Simn
Bolvar. A mediados de marzo, ste volvi a insistir con la posibilidad de participar de la
misin, proponiendo acompaar la expedicin con sus corsarios, a ttulo de fuerza
auxiliar independiente. Enojado por las anteriores actitudes disidentes, el jefe supremo
rechaz el ofrecimiento y lo deslig completamente de la misin.1730 Misma suerte
corrieron Jos Francisco Bermdez y Mariano Montilla.
Debido a la negativa de Simn Bolvar, finalmente Louis Aury, puso sus seis
buques a disposicin del comisionado novohispano Jos Cadenas. Con la ayuda del
gobierno de Alexandre Petin, stos organizaron otra expedicin, que sali en mayo de
1816, pocos despus de la del lder venezolano, con direccin hacia Galveston. En la
misma particip un nmero considerable de soldados y marineros haitianos y el corsario
haitiano Bellegarde, que capitaneaba la goleta La Criolla. Sin embargo, la empresa
termin fracasando debido a que fue delatada por uno de sus integrantes y,
especialmente, porque los afrodescendientes se rebelaron contra la autoridad de Louis
Aury y sus oficiales. Estos se amotinaron a comienzos de septiembre, luego de que el
francs los oblig a trabajar duramente para salvar las riquezas de una serie de presas que
haban encallado en el enclave de Matagorda. Al verse sometidos a un rgimen injusto,
los haitianos se insurreccionaron prendiendo fuego a parte de la flota de Louis Aury y
regresaron a su patria de origen en busca de su libertad.1731 The Bermuda Royal Gazette
registr este suceso en los siguientes trminos: Una formidable escuadra de corsarios
cartageneros comandada por Aury, fue destruida en su punto de reunin en Matagorda el
7 de septiembre por su tripulacin de piel negra, debido al cruel trato dispensado por su
() jefe. () Los negros pusieron al resto de los oficiales (a quienes ataron de pies y
manos al comienzo del motn) a bordo de una goleta con libertad para ir a donde
quisieran. Despus recolectaron las armas y las municiones y todos los bienes de Aury,
las subieron entre goletas y se fueron con su botn a Santo Domingo.1732
1730

Respuesta de Simn Bolvar a las proposiciones de Louis Aury, marzo de 1816, compilada en, op.

cit., tomo I, pp. 272-273; Verna, op. cit., pp. 177-178.


1731

Verna, op. cit., pp. 279-280 ; Von Grafenstein, op. cit., pp. 243-244 ; Prez Morales, op. cit., pp.195-

199.
1732

The Bermuda Royal Gazette, 16 de diciembre de 1816.

554

Como seala, Edgardo Prez Morales, este episodio nos muestra las tensiones
entre el ideario poltico de los haitianos y de los corsarios revolucionarios. A pesar de que
ambos estaban comprometidos con la causa independentista, para los primeros su libertad
individual, ganada a sangre y fuego durante la revolucin, era lo primordial y deba
respetarse a rajatabla.1733 No obstante, ms all de este conflicto pasajero, Louis Aury
sigui frecuentando la isla y sumando haitianos a su marinera. Asimismo, los
afrodescendientes continuaron participando de las diferentes misiones revolucionarias
que desde all se organizaron.
Regresemos a la expedicin de Simn Bolvar. Como vimos, las autoridades
coloniales hispanoamericanas estaban al tanto de la presencia de los patriotas en Hait y
de sus planes de llevar adelante una contra ofensiva. Pablo Morillo y Carlos de Urrutia ya
haban presionado al gobierno de la isla para que hiciera entrega de los refugiados.
Salvador Mox, hizo lo propio, el 25 de marzo de 1816, envindole una dursima carta a
Alexandre Petin en la que le deca:

He sido informado que en los puertos del mando de V.E. se rene una gavilla de malvados
enemigos de S.M.C. () que perseguidos por todas partes se han atrevido infestar el territorio de
V.E. con el proyecto de establecer en l un gobierno disidente de donde partan sus disposiciones
para incomodar los territorios que estn bajo mi autoridad ().Esta chusma de hombres inmorales
y perturbadores del orden pblico no se aproximan a parte alguna sino en el designio de conmover
los nimos de los () pacficos habitantes para empaparlos de ideas tumultuosas y revoltosas a fin
de hacer un partido y con el invadir la paz pblica (). Tan conocida es su conducta que
despedidos ya de muchas de las Antillas no hallan asilo en parte alguna y como acaso en el
territorio de del mando de V.E. se ignorarn sus delitos () me he determinado (.) a dirigirle
este pliego no slo para que est prevenido del () peligro a que () se haya expuesto la
tranquilidad pblica de los estados de su mando, sino para suplicarle () mandar arrojar ()
hombres () que slo maquinan sobre el robo y destruccin de la humanidad derramando su
sangre por efecto de una pasin arbitraria () sirviendo al mismo tiempo impedir que despus de
expulsados entren en sus puertos con las presas que hagan de sus pirateras. () Si no se oponen a
las sabias leyes que dirigen el gobierno de V.E. que fuesen entregadas las personas de Juan
Marimn (), Germn Pieneres (), Simn Bolvar, () general Bermdez, el general de
marina Brin (), Ory, yo quedara lleno de gratitud a tan interesante servicio () estas son las

1733

Prez Morales, op. cit., pp.196-199.

555

cabezas principales de los perversos refugiados en Los Cayos, espero se sirva mandarlos () al
capital general de la isla de Santo Domingo.1734

El Capitn General de Venezuela estaba sumamente preocupado por la amenaza


que se cerna sobre su territorio y buscaba por todos los medios conjurar el peligro. Con
un tono muy duro, pretenda llegar a un acuerdo con el Presidente haitiano, pidindole la
entrega de los principales lderes refugiados en la isla. Sin embargo, ya no era la vieja
poca en la cual los gobiernos coloniales actuaban en conjunto contra los rebeldes y
Alexandre Petin, se opuso tajantemente a dicha propuesta.
Para fines de marzo, la Tierra Firme hispana se encontraba en alerta mxima. En
Venezuela, la situacin era particularmente acuciante por que haba estallado una nueva
insurreccin patriota en la isla de Margarita. Por ello, los funcionarios locales estaban
sumamente atentos a todas las noticias que circulaban por el Caribe, que indicaban que la
expedicin de Simn Bolvar estaba pronta a salir.1735
En aquel contexto, Pablo Morillo volvi a la carga y le escribi una nueva misiva
al Presidente haitiano en respuesta a la que este le haba enviado el 25 de febrero de 1816.
All le adverta que saba de: los planes que tienen los jefes de la insurreccin refugiados
en esa isla, de la suerte de la corbeta Dardo, () el aire de gobierno que quieren darse
Marimn, Bolvar en el territorio de V.E. En este sentido, le reprochaba que: si el
animo de V.E. es encerrarse en los principios de neutralidad que me asegura en su escrito
no parece compatible esta con aquellas operaciones, con dejar reunir porcin de hombres
armados en su territorio, dejar que se dirijan donde gusten, aun menos neutral puede ser
un pas en cuyos puertos se abrigan, carenan y arman buques para hacer presas poca
costa, materia que no puede ocultarse pues es sabido que slo para sufragar los gastos
vivan de la piratera. Por todo ello, le peda que tomase una posicin verdaderamente
neutral y que colaborara con la corona espaola. En sus palabras: Si () con sus

1734

Carta de Salvador Mox a Alexandre Petin, 15 de marzo de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana

General, CCLXVII, ff. 239-240.


1735

Carta de Remigio Bobadilla a Salvador Mox, 25 de marzo de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana

General, CCLXVIII, ff. 42-42v.

556

medidas fija a estos hombres descarriados o ayuda a ello con la perfecta neutralidad que
le pido, har un bien a la humanidad.1736
Sin embargo, ya era demasiado tarde, el mismo 31 de marzo, la expedicin
estaba partiendo de Les Cayes. La misma haba recibido una enorme ayuda de parte del
gobierno haitiano. Segn Marin, se les entreg a los patriotas, 15.000 libras de plomo,
4.000 fusiles, una gran cantidad de plvora, de dinero y una imprenta.1737 Tambin haba
colaborado con dinero y pertrechos Robert Sutherland y Luis Brin, quien puso a
disposicin sus buques.1738

El testimonio de Henri Louis Ducoudray Holstein, es

elocuente en este sentido: El gobierno de Hait hizo grandes contribuciones al general


Bolvar en municiones, provisiones y dinero. El Presidente Petin y su amigo, el general
Boyer, estuvieron siempre apoyando a la expedicin (). Luis Brin, cuando fue
promovido al rango de capitn de navo hizo mucho ms que cualquiera de nosotros al
equipar al escuadrn apropiadamente.1739La misin estaba compuesta por 8 goletas, y
entre 250 y 300 hombres. Adems de los hispanoamericanos y extranjeros refugiados,
hubo una importante participacin de haitianos en la misma. A pesar de los discursos que
alegaban la supuesta neutralidad del estado haitiano, el gobierno apoy la activa
intervencin de sus ciudadanos en la gesta libertaria.1740 Nuevamente, segn Marin: Un
gran nmero de haitianos militares y marinos son recibidos para reforzar esos centenares
de hombres de la expedicin. Las autoridades lo saban, pero la consigna era la de cerrar
los ojos.1741 Este hecho es sumamente importante, ms cuando tenemos en cuenta, que
slo unos aos atrs la totalidad de la elite mantuana haba mirado con pnico la
posibilidad de que la expedicin liderada por Francisco de Miranda estuviese formada
por soldados haitianos. Evidentemente, la guerra de independencia, las derrotas, las
discusiones ideolgicas, la necesidad de tropas, todo eso junto, gener un cambio
1736

Carta de Pablo Morillo a Alexandre Petin, 31 de marzo de 1816, compilada en Franco, op. cit., pp.

71-72.
1737

Marion, op. cit., pp. 59-60.

1738

Lecuna, op. cit., p.50;

1739

Ducoudray Holstein, op. cit. , p. 214.

1740

Verna, op. cit., pp.197-198, Lecuna, op. cit., p. 57, Restrepo, op. cit, tomo I, p.336; Yanes, op. cit.,

p.297, Ducoudray Holstein, op. cit. , p. 259.


1741

Marion, op. cit., p. 62.

557

(aunque parcial) en la mentalidad de los criollos que estuvieron dispuestos a aceptar la


intervencin de este contingente de hombres, que, hasta ayer, eran vistos solamente
como peligrosos e indeseados.
Merece destacarse que tambin fueron de la partida el mulato franco-antillano
Jean Baptiste Bideau y el franco haitiano Jean Baillo, este ltimo en calidad de impresor
oficial. Como seala Paul Verna un nmero importante de los refugiados decidieron
quedarse en la isla. Algunos, porque fueron excluidos de la empresa, otros porque
deseaban evitar los peligros de la misma y otros por que haban establecidos races en la
isla.1742
Durante todo el mes de abril, los expedicionarios realizaron un largo periplo que
los llev a bordear Santo Domingo, Puerto Rico y a anclar, por unos das, en Saint
Thomas y en Saba, llegando finalmente a las inmediaciones de la isla de Margarita, a
comienzos de mayo. Las autoridades de Venezuela siguieron de cerca el avance de la
pequea escuadra patriota. Se fueron enterando de su trayectoria gracias a las noticias que
aportaban las goletas espaolas que circulaban por el Caribe, a los avisos de los
gobiernos amigos y a las gacetas de las colonias vecinas. De esta manera, ya para el 3 de
abril, el gobernador de Maracaibo le advirti a Salvador Mox que dos capitanes
espaoles que venan de Puerto Rico y haban pasado por Saint Thomas le avisaron que
la expedicin haba salido y que estaba en camino hacia Venezuela. 1743 Esta informacin
fue ratificada, pocos das despus, por unas copias de la gaceta de Jamaica que fueron
remitidas por un espaol que resida en Curaao.1744 Desde aquella isla, George Frederick
Lenz le aport datos ms concretos al gobierno venezolano, indicando que haba salido
de Les Cayes: Bolvar con unos mil hombres en 13 o 16 barcos menores y 2 o 3 goletas
grandes.1745 Este exagerado informe, intensific el temor de las autoridades locales, que
comenzaron a organizar la defensa contra los invasores. Rpidamente, Salvador Mox les
1742

Verna, op. cit., p.209-210.

1743

Carta de Pedro Gonzlez Villa a Salvador Mox, 3 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana

General, CCLXVIII, ff. 206-206v.


1744

Carta de Jorge Curiel a Salvador Mox, 10 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana General,

CCLXVIII, f. 285
1745

Carta de George Frederick Lenz a Salvador Mox, 11 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CCLXVIII, f. 287.

558

orden a los comandantes de la escuadra realista que estuvieran alerta y que utilizaran las
fuerzas apostadas en las radas de Margarita para repeler a los atacantes. 1746 Por su parte,
Pablo Morillo, desde Ocaa, le pas rdenes al gobernador de Maracaibo para que se
reforzaran las tropas de Francisco Morales, a los fines de defender la Tierra Firme.1747
A pesar de todos estos preparativos, la expedicin logr llegar a Margarita y batir
a dos goletas realistas que protegan la isla. Los patriotas desembarcaron y se reunieron
con las tropas de Juan Bautista Arismendi, que desde hace tiempo se haban rebelado y
controlaban una parte del territorio. En aquel contexto, se realiz una nueva asamblea en
la cual los principales oficiales republicanos confirmaron a Simn Bolvar, como su jefe
supremo. Posteriormente, los expedicionarios realizaron una ofensiva martima contra las
fuerzas realistas que se encontraban en el puerto de Juan Griego, pero viendo que la
resistencia segua siendo dura, decidieron dirigirse hacia la costa firme para llevar
adelante la invasin. De esta manera, a fines de mayo dejaron Margarita, habiendo
previamente reforzado a los rebeldes con armas y municiones. A comienzos de junio, los
patriotas liderados por Simn Bolvar desembarcaron en Cuman, ocupando rpidamente
Carpano y Cariaco. All, el general venezolano, comenz a cumplir el compromiso que
haba adquirido con Alexandre Petin, decretando: la libertad absoluta de los esclavos
que han gemido bajo el yugo espaol en los tres siglos pasados.1748 Por primera vez,
luego de tantos aos de lucha independentista, Simn Bolvar se animaba a dar este paso.
Claramente, aquella medida implicaba una ruptura con su pasado elitista y esclavista, sin
embargo, no fue una emancipacin incondicionada. Al igual que el camino elegido por
Leger Sonthonax, Victor Hughes, Manuel Gual, Jos Mara Espaa y Francisco de
Miranda, el jefe de los patriotas estableci una serie de limitaciones a la libertad y a la
ciudadana de los ex esclavos, basadas en la necesidad de reclutar soldados para la guerra
de independencia. De esta manera, el decreto estableca que: Todo hombre robusto,
desde la edad de catorce hasta la de sesenta aos, se presentar en la parroquia de su

1746

Carta de Salvador Mox para Juan Gabasso, Juan Bautista Pardo y Manuel de Caas, 19 de abril de

1816, AGN, Gobernacin y Capitana General, CCLXIX, f. 287.


1747

Carta de Pablo Morillo a Pedro Gonzlez Villa, 14 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana

General, CCLXIX, ff. 98-99.


1748

Decreto de Simn Bolvar sobre libertad de los esclavos, 2 de junio de 1816, AL, Doc. 1541.

559

Distrito a alistarse en las banderas de Venezuela.1749 Slo los parientes menores de edad,
mujeres y ancianos, intiles para formar parte del ejrcito gozaran de una autentica
libertad. Incluso ms, la ley fijaba una pena re-esclavista para aquellos que se negaran a
alistarse a las tropas republicanas, que inclua a sus propias familias: El nuevo
ciudadano que rehse tomar las armas para cumplir con el sagrado deber de defender su
libertad, quedar sujeto a la servidumbre, no slo l, sino tambin sus hijos menores de
catorce aos, su mujer, y sus padres ancianos.1750 Como vemos, a diferencia de lo que
sugiere Paul Verna, mas all de que este decreto implicaba un avance, no representaba el
genuino ideario de la revolucin haitiana ya que no implicaba la abolicin absoluta e
inmediata de los esclavizados. 1751Expresaba ms bien, las intenciones de los criollos de
integrar a los hombres de color de manera subalternizada al campo de las fuerzas
patriotas. An as, a pesar de las limitaciones, esta medida signific una radicalizacin de
la revolucin, que dio lugar a que los sectores populares, que antes fueron
mayoritariamente realistas, comenzaran a sumarse a la causa republicana.
En seguida, buscando penetrar en el territorio enemigo, Simn Bolvar envo dos
destacamentos liderados por Santiago Mario y Manuel Piar para que tomasen Giria y
Maturn. Asimismo, intent establecer contactos con las partidas de patriotas que se
haban rebelado en el interior de la colonia liderados por Pedro Zaraza y Jos Tadeo
Monagas. Seguidamente, haciendo gala de su acuerdo con Alexandre Petin, le escribi
una carta en la cual le informaba de la suerte de la expedicin y le avisaba que haba
cumplido con sus anhelos: He mandado proclamar la libertad absoluta de todos los
esclavos inmediatamente despus de nuestra llegada. Tengo el honor de enviar a V.E.
adjuntas las proclamas que he dado desde nuestra llegada, tanto en Margarita como en
esta ciudad. Permtame, seor Presidente, que le exprese todo mi reconocimiento por el
inters que manifiesta V.E. hacia nuestro pas y por las innumerables bondades con que
nos ha favorecido, y cuyo recuerdo nunca olvidaremos.1752 Semanas despus, le escribi
otra carta a Ignace Marin, en la cual le comentaba que haba declarado la abolicin de la
1749

Idem.

1750

Idem.

1751

Verna, op. cit., pp. 213-218.

1752

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 10 de junio de 1816, AL, Doc. 1543.

560

esclavitud pero que esta no estaba dando los resultados esperados. All le deca: He
proclamado la libertad absoluta de los esclavos. La tirana de los espaoles les ha puesto
en tal estado de estupidez e impreso en sus almas tan grande sentimiento de terror, que
han perdido hasta el deseo de ser libres! Muchos de ellos han seguido a los espaoles o se
han embarcado a bordo de los buques ingleses, que los han vendido en las colonias
vecinas. Se ha presentado apenas un centenar de ellos, cuando el nmero de hombres
libres que voluntariamente tomaron las armas es considerable.1753 Esta misiva expresa
claramente, las ambivalencias de Simn Bolvar frente a la esclavitud y a los esclavos.
Como vemos, a la misma vez que festejaba la medida que haba tomado, segua teniendo
una mirada peyorativa de los esclavizados, los cuales en su opinin, al haber sido
idiotizados por los espaoles, no tenan genuinos anhelos de libertad, ni conocan
cabalmente sus intereses.
A pesar de los esfuerzos y de algunos logros parciales de los lugartenientes de
Simn Bolvar, rpidamente los realistas lograron cercar a los republicanos que estaban
en Carpano. En aquel contexto, el general reembarc sus tropas y se dispuso a llevar
adelante una nueva invasin en el puerto de Ocumare. Aquella incursin, que amenazaba
al prspero valle de Aragua, gener una intensa preocupacin entre las autoridades y la
poblacin leal a la corona. En las ciudades circulaban disparatados rumores que
anunciaban el inminente ataque de hordas de haitianos salvajes. El testimonio de Jos
Domingo Daz, es una prueba fehaciente de aquella obsesin. En su opinin, Simn
Bolvar () apareci en el puerto de Ocumare con tres buques y 1.000 negros y mulatos
procedentes de Los Cayos, en la isla de Santo Domingo y proporcionados por el
Presidente Petin.1754 Por supuesto, nada de eso era cierto. Al poco de desembarcar y
ocupar el puerto, comenzaron los problemas. En seguida Simn Bolvar se vio rodeado
por las fuerzas de Francisco Morales y desconectado de las tropas dirigidas por Carlos
Soublette. En esa situacin, al poco tiempo, decidi retirarse para unirse a sus
compaeros que estaban en el Oriente. Luego de un breve periplo por Bonaire, lleg, a
mediados de agosto, a la Giria, donde Santiago Mario y Jos Francisco Bermdez
haban establecido su base de operaciones. All, de inmediato estall el conflicto entre
1753

Carta de Simn Bolvar a Ignace Marin, 27 de junio de 1816, AL, Doc, 1669.

1754

Daz, op. cit., p.264.

561

estos dos y el jefe supremo. Los generales se rebelaron en contra de su autoridad y se


nombr a Santiago Mario como jefe de los patriotas. Frente aquella situacin, Simn
Bolvar decidi retirarse. Resolvi regresar a Hait para buscar una vez ms la proteccin
de Alexandre Petin. l personalmente haba fracasado, pero los patriotas haban logrado
penetrar en Venezuela, consiguiendo algunas victorias importantes durante los meses
subsiguientes.
Ms all de sus resultados, la expedicin implic un acontecimiento sumamente
importante debido a sus vnculos con Hait. El hecho de haberse fraguado en aquella isla,
con el apoyo del gobierno y de contar entre sus filas a numerosos haitianos, signific una
fuerte ruptura con la forma en que se haba llevado adelante, hasta ese momento, la gesta
independentista. Esto dio lugar a un intenso temor entre los realistas hispanoamericanos y
a la circulacin de rumores y exageraciones en todo el Gran Caribe. Esto puede verse en
la forma en que la prensa de la regin abord el tema. En particular la Gaceta de
Caracas, le dedic numerosos artculos a la cuestin siempre en un tono muy peyorativo
y en uno de ellos, publicado el 31 de julio de 1816, denunci crticamente que la
expedicin estaba compuesta de: 260 negros del Gurico que tom en la costa inmediata
al territorio de Petin (), de 250 en clase de oficiales, emigrados de estas provincias,
franceses, ingleses, espaoles, y de otras naciones, aventureros, hombres perdidos que
vagaban por las colonias, sin oficio y ejercicio alguno y de cerca de 300 negros y pardos,
que mientras estuvo en Carpano [Simn Bolvar] sac de los montes de Giria, en
donde mucho tiempo andaban errantes. Que familia para hacer feliz un pueblo! 1755 Por
su parte, en Estados Unidos el diario Savannah Republican, public un artculo, el 25 de
junio, en el cual narraba la historia de la expedicin, exagerando enormemente la
participacin de haitianos en la misma. Aquel diario informaba que:
La expedicin naval y militar, que se saba que los generales patriotas Bolvar y Mario estaban
organizando en la parte de la isla de Santo Domingo bajo el gobierno de Petin, arrib a la isla de
Margarita en mayo, consiste de 21 buques armados () llevando a bordo a 3.500 hombres de los
cuales 1.500 son tropas de color reclutadas del ejrcito de Petin, los 2.000 estn compuestos por

1755

Continua el artculo de La Margarita, Gaceta de Caracas, 31 de julio de 1816.

562

emigrados patriotas de Santo Domingo y de aquellos que escaparon de Cartagena y Nueva


Granada, despus de la victoria del general realista Morillo. 1756

Poco despus, en el Caribe britnico, The Bermuda Royal Gazette, replicaba


aquellas noticias, dando exactamente la misma informacin que el referido diario
norteamericano.1757 Los rumores circulaban por la zona, y como tantas otras veces,
debido a los temores, sobredimensionaban el rol de Hait en los acontecimientos.

La expedicin de Jacmel

Luego del fracaso, Simn Bolvar arrib al puerto de Jacmel el 3 de septiembre de


1816. Al da siguiente, le escribi una larga misiva al Presidente informndole acerca del
revs que haba sufrido y pidindole nuevamente su ayuda. Al igual que en las cartas
precedentes enviadas desde Venezuela, el general venezolano le record que haba
cumplido con su parte del pacto: Declaro a V.E. () y bajo mi palabra de honor, que yo
he hecho el mejor uso posible de la ayuda con que me favoreci para mis conciudadanos,
y sobre todo en favor de aquella desgraciada porcin que gema en las cadenas. La
libertad general de los esclavos fue proclamada sin la menor restriccin, y en todas partes
donde han penetrado nuestras armas, el yugo ha sido roto, la naturaleza y la humanidad
han recobrado sus derechos.1758 Sobre este punto, evidentemente exageraba un poco los
alcances de su poltica emancipatoria, dado que la abolicin de la esclavitud no haba
sido decretada sin restriccin alguna, sino con las limitaciones que analic previamente.
Sea como sea, entusiasmado por la medida que haba tomado, agreg: An cuando
nuestra expedicin no hubiera producido ms que esta obra eminentemente benfica,
merecera los elogios ms justos, y los sacrificios que le hemos consagrado no estaran
del todo perdidos. Hemos dado un grande ejemplo a la Amrica del Sur. Este ejemplo
ser seguido por todos los pueblos que combaten por la independencia. Hait ya no
permanecer aislado entre sus hermanos. Se encontrarn la liberalidad y los principios de

1756

Bolvars Expedition, Savannah Republican, 25 de junio de 1816.

1757

Bolvars Expedition, The Bermuda Royal Gazette, 13 de julio de 1816.

1758

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 4 de septiembre de 1816, AL, Doc. 1710.

563

Hait en todas las regiones del Nuevo Mundo.1759 La importancia de este texto es muy
significativa, dado que contrariando aos de descrdito y crtica desapiadada contra la
revolucin haitiana, Simn Bolvar, se anim a revindicar a Hait y su ideario libertario e
igualitario como una referencia positiva, como un ejemplo que deban seguir los dems
pueblos de Hispanoamrica. A su vez, porque, postul a Hait, como una nacin hermana,
con la cual prometa estrechar lazos solidarios. Seguramente, sus palabras eran sinceras.
Gracias a su experiencia en la isla y al buen trato que haba recibido de parte de las
autoridades, ste haba cambiado su opinin acerca de aquel pas y su historia. Sin
embargo, como veremos posteriormente, dicha mutacin ideolgica no ser total, ni
estar exenta de notorias ambigedades. Asimismo, luego de alcanzada la independencia,
el gobierno de Colombia no cumplir con esa promesa de solidaridad interamericana,
mostrndose renuente a fortalecer los vnculos con la isla.
El Presidente haitiano se mostr conmovido por la desgracia del lder venezolano
y agradecido por que crea que haba cumplido con su parte del pacto. Por ello lo invit a
pasar a Port au Prince para poder acordar con l los detalles del auxilio para la nueva
expedicin. En su misiva deca:
He ledo () sobre los tristes () acontecimientos que han obligado a V.E. a abandonar la costa
firme. As en las grandes como en las pequeas empresas una fatalidad inexplicable se une
regularmente a las ms sabias combinaciones de donde proceden reveses imprevisibles que burlan
toda precaucin () V.E. acaba de experimentar esta () realidad, pero si la fortuna inconstante a
burlado por segunda vez las esperanzas de V.E. en la tercera puede serle favorable, () y si yo
puedo de algn modo disminuir la pena () puede desde luego contar con cuanto consuelo de mi
dependa. () Venga este puerto donde tendremos algunas conferencias particulares. 1760

Emocionado por la generosidad de Alexandre Petin, Simn Bolvar luego de


pasar unos das en Jacmel, sali raudamente hacia la capital. Arrib all el 16 de
septiembre, sin embargo, no pudo entrevistarse con el Presidente debido a que este se
estaba enfermo. En aquel contexto, se reencontr con Robert Sutherland, el comerciante
britnico que era amigo de Luis Brin y de Alexandre Petin y que ya haba colaborado
1759

Idem.

1760

Carta de Alexandre Petin a Simn Bolvar, 7 de septiembre de 1816, AGI, Estado, 69, N. 37;

564

en la primera expedicin de los patriotas. El ingls lo cobij en su casa y le prest dinero


para soportar la pobreza en la que se encontraba.1761La situacin de la repblica segua
siendo bastante crtica. No slo el Presidente estaba mal de salud, sino que persistan las
tensiones con el reino de Henri Cristophe, y continuaban las amenazas reconquistadoras
de Francia. A pesar de todo, las autoridades volvieron a ayudar al General venezolano y a
numerosos exiliados hispanoamericanos, que pretendan llevar adelante expediciones
revolucionarias contra los realistas. A comienzos de octubre, Simn Bolvar empez a
organizar su empresa junto con Robert Sutherland y Baltazar Inginac, el Secretario de
Estado del gobierno haitiano. Otro colaborador importante fue Agustn Villaret, un
guadalupeo que haba tenido una activa participacin en el proceso revolucionario de
Nueva Granada y que ya haba formado parte de la primera expedicin que haba salido
de Les Cayes. Finalmente, logr reunirse con Alexandre Petin, quien lo consol
personalmente y le prometi poner a su disposicin los recursos del estado para auxiliarlo
en su misin. Estas palabras envalentonaron a los patriotas que continuaron con sus
preparativos. Al poco tiempo, se reform la constitucin de la repblica establecindose
la presidencia vitalicia, cargo para el que fue releecto Alexandre Petin. Aquella carta
magna, segua de alguna manera, los principios de la establecida por Toussaint
Louverture e impresion tan vivamente a Simn Bolvar que, muchos aos despus, la
tom como ejemplo para elaborar su propio proyecto constitucional para Bolivia y para la
Gran Colombia. Convirtindose de esta manera, en una de las influencias ms
significativas que tuvo la experiencia revolucionaria haitiana en su pensamiento poltico.
Aprovechando la ocasin, Simn Bolvar le escribi una carta al releecto
Presidente, felicitndolo por el nombramiento y agradecindole por su constante ayuda.
All le deca:
Es muy dulce, (), llenar los deberes del reconocimiento; pero no es un deber el que me dicta los
homenajes respetuosos que quiero cumplir. Veinte y cinco aos de sacrificios, de gloria y de
virtudes han proporcionado a V. E. el sufragio unnime de sus conciudadanos, de todos los
extranjeros ilustres y los de la posteridad que le espera. No es por cierto el poder lo que constituye
1761

Carta de Simn Bolvar a Robert Sutherland, 23 de septiembre de 1816, AL. Doc. 1711; Verna,

Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, op. cit., p. 105.

565

el ms glorioso atributo de la autoridad que un pueblo libre ha confiado a V.E., ni la que


constituye el mrito real de V.E. Es un poder superior a todos los imperios: es el de la caridad.
V.E. es el nico depositario de ese tesoro sagrado. El Presidente de Hait es el solo que gobierna
para el pueblo, slo l manda a sus semejantes. El resto de los potentados satisfechos de ser
obedecidos menosprecian el amor, que hace la gloria de V.E. () Acaba de ser elevado a la
dignidad perpetua de jefe de la repblica por la aclamacin libre de sus conciudadanos, nica
fuente legtima de todo poder humano. Est, pues, destinado V.E. a hacer olvidar la memoria del
gran Washington, franquendose una carrera la ms ilustre, cuyos obstculos son superiores a
todos los medios. El hroe del Norte slo encontr soldados enemigos que vencer y su mayor
triunfo fue el de su ambicin. V.E. tiene que vencerlo todo, enemigos y amigos, extranjeros y
nacionales, los padres de la patria y hasta las virtudes de sus hermanos. El cumplimiento de este
deber no ser muy difcil para V.E., porque V.E. es superior a su pas y a su poca. Ruego a V.E.
acepte, con la indulgencia con que siempre me ha tratado, la expresin sincera de una ilimitada
admiracin por las virtudes de V.E., de respeto por sus talentos y de agradecimiento por sus
favores.1762

Alexandre Petin le contest el 12 de octubre, con una breve misiva en la que le


agradeca su atencin y le deca: () que mi mayor deseo ese el de consolidar la
felicidad del pueblo que tengo el honor de mandar y que me esforzar por corresponder al
concepto que le merezco y por hacerme acreedor a los votos de todos los hombres de
bien. Ruego a V.E, reciba la seguridad de la ms perfecta consideracin con la que tengo
el honor de saludar a V.E.1763
La carta de Simn Bolvar del 9 de octubre, en lnea con la del 4 de septiembre,
nos presenta la nueva interpretacin positiva que el venezolano tena sobre Hait y su
Presidente. En su opinin, el pas era una verdadera repblica democrtica y su lder, una
figura con una destacada trayectoria revolucionaria, que superaba con creces a la de
George Washington. En aquella poca y en el contexto del racismo imperante en el
mundo atlntico, decir que Alexandre Petin, era un hroe, no slo comparable con
George Washington, sino ms relevante que aquel, era sin duda una afirmacin
sumamente audaz. Que Simn Bolvar, el antiguo amo de esclavos, haya podido concebir

1762

Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 9 de octubre de 1816, AL, Doc. 1714.

1763

Carta de Alexandre Petin a Simn Bolvar, 12 de octubre de 1816, AGI, Estado, 69, N. 37.

566

esa idea, slo se explica a partir de la radicalizacin que haba adquirido el proceso de
independencia hispanoamericano, a la casi nula colaboracin que haban prestado los
Estados Unidos a dicha causa y a la inestimable ayuda de parte del gobierno haitiano. Sin
duda, uno podra pensar, que exageraba y slo tena intenciones de halagar a su
interlocutor. Teniendo en cuenta la tpica retrica del venezolano, esa hiptesis no resulta
descabellada, sin embargo, la historia posterior parece mostrar que sus palabras eran
genuinas. Mientras su mirada crtica frente a Estados Unidos se fue intensificando a
travs de los aos, sigui considerando a Alexandre Petin como un protector y un
libertador y a la constitucin de Hait como un modelo a imitar en muchos sentidos. Todo
lo cual, no quita, que siguiera teniendo una postura un tanto ambigua y ms bien crtica
frente a lo que haba sido el proceso revolucionario haitiano y a la forma en que deba
llevarse adelante la emancipacin de esclavos en Hispanoamrica.
Durante el mes de octubre, Simn Bolvar se dedic a organizar su expedicin y
se puso en comunicacin con Luis Brin quien, luego de sufrir un naufragio, se hallaba
en Kingston. Asimismo, se reuni con Francisco Javier Mina, el cual recientemente haba
llegado a Port au Prince, con 250 hombres y estaba preparando su propia misin para
liberar Nueva Espaa de la dominacin realista. Entre la comitiva de aquel general, se
encontraba Jos Rafael Ravenga, quien aos despus ser parte del gobierno de la Gran
Colombia y jugar un papel importante en las relaciones diplomticas con Hait.
Asimismo, Francisco Javier Mina estaba en contacto con el venezolano Pedro Gual,
quien, desde Estados Unidos, se dedicaba a tejer redes entre los revolucionarios que
residan en aquel pas, Nueva Espaa y Hait. El propio Pedro Gual llegar dos aos
despus a Les Cayes y residir unos meses en aquel puerto. Sin embargo, como veremos
posteriormente, se transformar en uno de los principales responsables de la poltica antihaitiana llevada adelante por las autoridades de la Colombia. Sea como sea, para 1816,
Hait, se haba convertido, una vez ms, en el centro de operaciones de los
revolucionarios hispanoamericanos en el exilio y el gobierno de la isla, no slo los
protega sino que les brindaba importantes auxilios para sus empresas libertarias. En una
serie de encuentros, Francisco Javier Mina intent sumar a Simn Bolvar para que
participara de su ejrcito. A pesar de que el venezolano se sinti tentado, finalmente
desisti y la expedicin parti hacia Nueva Espaa pocas semanas despus. Esta sufri

567

un sin numerosos percances y no pudo alcanzar su objetivo.1764


Pero estos no fueron los nicos planes que se fraguaron en la isla. Desde junio de
1816, Pierre Labatut, tena pensado dirigir su propia expedicin para liberar Nueva
Granada. A tal fin, estando en Hait se puso en contacto con las autoridades haitianas y
con Robert Sutherland, quienes le brindaron ayuda. Luego, en julio de 1816, viaj a
Baltimore, para coordinar su proyecto con Pedro Gual. Pas all unos meses, hasta que
regres, en enero de 1817, a Port au Prince, trayendo armas y tres goletas. Sin embargo,
finalmente la expedicin no pudo concretarse.1765
Durante noviembre de 1816, Simn Bolvar se dedic con ahnco a poner en
marcha su expedicin. A comienzos del mes, se enter de los triunfos de los patriotas en
Venezuela. Juan Bautista Arismendi haba logrado liberar Margarita y Santiago Mario
y Manuel Piar, controlaban un amplio territorio del oriente y avanzaban hacia Guayana.
Envalentonado por aquellas noticias positivas, intensific el ritmo de los preparativos
trabajando junto con el secretario Baltazar Inginac. En todo momento, estuvo en
comunicacin con Luis Brion, a quien le fue comentando las novedades y la colaboracin
que estaba recibiendo de las autoridades haitianas. De esta manera, en una misiva escrita
el 5 de noviembre, le deca: Estas circunstancias parecen muy favorables para llevar a
nuestros conciudadanos todos los auxilios consabidos. Hoy ha venido a visitarme el
secretario y me ha hablando en un tono muy lisonjero. El Presidente hace das que est
malo con calentura, () pero no tengo la menor duda que conseguiremos lo que
deseamos.1766 En otra parte de la carta insista: Junte usted todos los barcos que pueda
que yo conseguir cuanto me quiera dar el Presidente, que seguramente nos proteger con
ms calor que antes.1767 Pocos tiempo despus, el General, se enter de que los oficiales
que estaban luchando en Venezuela tenan pretensiones de que volviera a la Tierra Firme
y que haba enviando una goleta para colaborar con la expedicin. La situacin pareca
mejorar rpidamente y el gobierno haitiano se haba comprometido a aportar los

1764

Carta de Simn Bolvar a Luis Brion, 14 de octubre de 1816, AL, Doc. 1715; Verna, Petin y

Bolvar, op. cit., pp. 281-282.


1765
1766
1767

Verna, op. cit., pp. 283-284.


Carta de Simn Bolvar a Luis Brion, 5 de noviembre de 1816, AL, Doc. 1716.
Idem.

568

pertrechos necesarios. En un nueva misiva al Almirante curazoleo, Simn Bolvar le


comentaba que: Aqu la cosas van muy bien tendremos vveres para nuestra expedicin
(). Maana le mandar a usted para que reciba lo que ha de tomarse en Los Cayos que
aqu se tomar la otra parte. Tendremos muchos voluntarios, creo que ms que la otra vez
porque parece que los franceses se quieren ir la mayor parte de aqu, del mal resultado de
la misin de Francia. La goleta Belgrad va con nosotros (). Creo que no bastar para
llevar la gente y los objetos que tenemos y aunque ir con nosotros otro buque ms, si les
posible enve usted otro buque (). En Jacmel y en los Los Cayos debemos recibir
ciertos objetos.1768 Vale la pena destacar que la goleta a la que se refiere Simn Bolvar,
estaba capitaneada por el corsario haitiano Bellegarde, quien ya haba participado con su
buque y sus soldados y marinos haitianos en la citada misin de Louis Aury a Nueva
Espaa. Entusiasmado por los progresos en la isla y en Venezuela, Simn Bolvar le
anunci a Santiago Mario que estaba llevando adelante la: () organizacin de una
nueva expedicin destinada a conducir los elementos suficientes para completar la obra
de V.E. y sus ilustres compaeros. Armas, municiones, vestidos, cascos hombres y
algunos buques estn ya listos para salir de aqu de un momento a otro.1769 Como
vemos, contaba con numerosos pertrechos que eran facilitados y financiados por el estado
haitiano. Durante aquellos das de intensa labor conspirativa, Simn Bolvar y sus
compaeros se relacionaron con Carlos Preval, un espa enviado por el gobierno de Cuba,
que se haca pasar por un inocente comerciante francs. Sin saberlo, estos le develaron
valiosa informacin, que el espa luego comunic a los funcionarios cubanos.1770
Con muy poco tiempo de retraso, las autoridades coloniales del Caribe hispano se
fueron enterando de todo lo que se estaba tramando en Hait. A comienzos de noviembre,
el gobierno de Venezuela supo que Francisco Javier Mina, en conexin con los patriotas
de Baltimore, estaban organizando un pequeo ejrcito en Port au Prince para atacar
Nueva Espaa. De inmediato, Salvador Mox avis a los gobernadores de provincias y a
los comandantes de los puertos para que estuvieran alerta frente a cualquier posible

1768

Carta de Simn Bolvar a Luis Brion, 11 de noviembre de 1816, AL, Doc. 1718.

1769

Carta de Simn Bolvar a Santiago Mario, 18 de noviembre de 1816, AL, Doc. 1723.

1770

Verna, op. cit., p. 256.

569

invasin.1771 Varias semanas despus, las noticias fueron confirmadas y ampliadas por el
pasajero de un goleta espaola que fondeo en La Guaira. Gracias a este testimonio, el
comandante de dicha plaza le inform al Capitn General, que en Les Cayes se
encontraban; Bolvar, Brin, Mina, () que llegaron all a fines de septiembre en una
corbeta, un bergantn y una goleta con 7.000 fusiles.1772
Las noticias llegaron an con mayor celeridad a Cuba y el gobierno tom
medidas ms drsticas para conjurar el peligro. Ya a fines de septiembre, Eusebio de
Escudero, el gobernador de Santiago de Cuba, le aviso a Pablo Morillo, que: el
turbulento Bolvar () el 5 del actual apareci en el Puerto del Prncipe isla de Santo
Domingo y le confirm que segua protegiendo el caudillo Alejandro Petin () a los
criminales corsistas.1773 Para enfrentar aquella amenaza, Eusebio de Escudero decidi
mandar al referido espa Carlos Preval a Port au Prince, para que diera cuenta detallada
de la conspiracin que se tramaba en dicho puerto. Este lleg a la capital haitiana el 13 de
noviembre y regres a Cuba el 24 del mismo mes. Como seal previamente, durante
esos 8 das tuvo la posibilidad de vincularse con los revolucionarios venezolanos y
neogranadinos y conocer a fondo su situacin. Apenas arrib a Santiago de Cuba, le
present un extenso informe al gobernador. En el mismo, luego de describir con precisin
la misin de Francisco Javier Mina, relat las vicisitudes de la primera expedicin de
Simn Bolvar y las condiciones en la que se encontraba en ese momento. Sobre el
particular afirmaba: () Bolvar desesperado entonces de restablecer sus negocios hizo
a la vela para Jacmel y de aquel punto al Puerto Prncipe para pedir a Petin que ya tena
hecho parte de los gastos del primer armamento, nuevos auxilios. Casi todas las
embarcaciones chicas que le sirvieron a hacer su expedicin fueron cogidas y llevadas
por los mismos capitanes que hoy en el da cruzan y pillan por su cuenta. Bolvar vive en
el Prncipe en casa del ingls Southerland ().1774 Enterado del asunto, Eusebio de
1771

Circular de Salvador Mox a los gobernadores de provincias y comandantes de puertos de Venezuela,

13 de noviembre de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana General, CCLXXVI, f. 44.


1772

Carta de Remigio Mara Bobadilla a Salvador Mox, 26 de noviembre de 1816, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CCLXVI, ff. 214-214v.


1773

Carta de Eusebio de Escudero a Pablo Morillo, 25 de septiembre de 1816, compilado en Franco,

Documentos para la Historia de Hait en el Archivo Nacional, op. cit., pp. 84-85.
1774

Informe de Carlos Preval 24 de noviembre de 1816, compilado en Franco, op. cit., p 190.

570

Escudero inform de los planes de Simn Bolvar, al resto de las autoridades coloniales y
a la metrpoli. Le escribi al Secretario de Estado, el 14 de diciembre, avisndole que:
Bolvar era en Jacmel el 8 del corriente, esperaba all tres buques que deban salir del
Puerto Prncipe y tres o cuatro () todos armados que deben salir de Los Cayos, estos
bajo las ordenes de Brion para reunirse a Jacmel y seguir para La Guaira o (...) la
Margarita.(). Petin a pesar de su pretendida () neutralidad esta auxiliando con
armas y municiones a Bolvar a quien ha regalado una goleta con un armamento
completo.1775 Dos das despus le volvi a escribir para denunciar nuevamente al
gobierno haitiano:
Alexandre Petin continua en sus papeles pblicos queriendo persuadir que se observa la ms
estricta neutralidad publicando () varias piezas de confiscaciones ejecutadas sobre piezas ()
espaolas introducidas en sus puertos, pero se advierte tambin que no retiene a beneficio de los
legtimos propietarios los productos de ellas sino que los destina a las atenciones del estado de
Hait, y prueba mucho ms su falacia () el hecho positivo de haber regalado a Bolvar una goleta
completamente armada y sobre esta () con los la nueva disposicin que recientemente ha dado
aplicando los derechos de anclaje que se recauden todos sus puertos a el auxilio de los insurgentes
espaoles y de donde se infiere la perfecta disposicin que anima a Petin para favorecer las
inquietudes sobre cualquier parte donde por desgracia se despierten.1776

Por su parte, las autoridades de Venezuela, estaban preocupadas, tanto por la


proyectada expedicin, como por la presencia de numerosos corsarios que atestaban el
Caribe y tenan sus bases de operaciones en Hait. Durante noviembre y diciembre de
1816, stos haban apresado a cinco buques espaoles y los haban llevado a Port au
Prince. Irritado por aquella situacin, Salvador Mox, se volvi a comunicar con
Alexandre Petin en los siguientes trminos:
Un enjambre de piratas que cruzan los mares dan ya tanto que hacer al gobierno espaol que no
puede desentenderse de los males que ocasionan al comercio en general. () Acabo de ser
1775

Carta de Eusebio de Escudero al Secretario de Estado, 15 de diciembre de 1816, compilado en

Franco, Documentos para la historia de Venezuela existentes en el Archivo Nacional de Cuba, op. cit., p.
97.
1776

Carta de Eusebio Escudero al Secretario de Estado, 16 de diciembre; AGI, Estado, 12, N.19.

571

informado que cinco buques () salidos de La Guaira y La Habana han sido apresados y
conducidos a Puerto Prncipe donde por V.E. se les puso embargo y fueron vendidos por cuenta de
los armadores de los piratas. () Suplico () se sirve expedir () ordenes a fin de que sean
restituidas () con sus cargamentos escarmentando a los piratas como V.E. estime de justicia para
reprimir su audacia y que no violen con sus territorios con atentados de tan enorme naturaleza 1777

Bastante tiempo despus, a mediados de febrero, Alexandre Petin, le contest al


Capitn General venezolano en un tono muy duro:
He ledo con sorpresa el prrafo de vuestra carta en la que decs () que las presas introducidas
() en Puerto Prncipe por los buques que llamas piratas fueron tomadas y vendidas por orden a
favor de los armadores de los que se dicen piratas, esta inculpacin es en si misma es grave e
injuriosa al carcter del pueblo haitiano y no pueden dejar de ser resultado de un falso informe
(). Me sera muy fcil el destruir una acusacin tan poco meditada, pero ni quiero ni tengo
necesidad de justificarme con usted cualquiera que sea, las mximas de derecho pblico que
profeso y mi conducta () hablarn en mi favor.1778

Como sabemos, a pesar de que el gobierno haitiano condenaba la piratera lisa y


llana, permita que los corsarios de diferentes pases actuasen en sus puertos y los
protega. Estas cartas, son una nueva muestra de las tensiones que surgieron entre las
autoridades de Hait y las de Hispanoamrica durante los aos 1816 y 1817, y son una
prueba contundente de la autonoma y la soberana con la que actu el Presidente
Alexandre Petin frente a ellas.
Ahora bien, sigamos analizando los ltimos pasos de Simn Bolvar en Hait. Para
comienzos de diciembre de 1816, la expedicin ya estaba casi lista. El lder pensaba ir
hacia Jacmel para unirse con Agustn Villaret y Luis Brion y salir desde ah haca
Venezuela. Estos dos se encontraban en Les Cayes, en ese momento, haciendo sus
propios preparativos.1779 Por ello, el 4 de diciembre, Simn Bolvar le escribi a Ignace
1777

Carta de Salvador Mox a Alexandre Petin, 19 de diciembre de 1816, AGN, Gobernacin y

Capitana General, CCLXXVII, f. 102.


1778

Carta de Alexandre Petin a Salvador Mox, 17 de febrero de 1816, compilado en Lecuna, Vicente,

Documentos inditos para la historia de Bolvar, Expedicin de Los Cayos, Boletn de la Academia
Nacional de la Historia, Nro 77, enero- marzo, 1937, p. 157.
1779

Verna, op. cit., p.262.

572

Marion, para comunicarle sus planes y para manifestarle su gratitud por: () todas las
bondades que ha prodigado usted a mis compatriotas. Asimismo, para manifestarle su
promesa de solidaridad y amistad con Hait: Si los favores atan a los hombres no dude
usted que yo y mis compatriotas amaremos al pueblo haitiano como a los dignos jefes
que los hacen feliz.1780
Las vicisitudes de la gesta independentista hispanoamericana, haban forjado
lazos revolucionarios con Hait, que el paso del tiempo y las circunstancias habran de
socavar. Como vimos, el comerciante britnico Robert Sutherland hizo importantes
aportes a las dos expediciones lideradas por Simn Bolvar. El general venezolano se
comprometi a retribuir aquella colaboracin y el 4 de diciembre firm una serie de
pagars en los cuales prometa devolver 2.000 gourdes por el flete de la goleta La
Fortuna, 9.000 gourdes por la entrega de pertrechos militares y vveres y 2.000 gourdes
por el flete de la goleta La Mara.1781 Ese mismo da, tuvo su ltimo encuentro con
Alexandre Petin, Baltazar Inginac y Jean Pierre Boyer. En una emotiva reunin, el
Libertador le volvi agradecer su inestimable ayuda al Presidente haitiano y a sus
funcionarios ms cercanos. Por su parte, el jefe de estado le obsequi un sable con el
escudo de Hait, que Simn Bolvar usar durante gran parte de su gesta libertaria.1782
Toda una metfora de los lazos revolucionarios que se haban establecido entre ambos
procesos polticos. Al da siguiente, el venezolano y sus colaboradores salieron para
Jacmel, adonde llegaron el 6 de diciembre. All, el general se dedic a ultimar algunos
detalles, adquiriendo de unos comerciantes haitianos los vveres y pertrechos que le
faltaban. Al arribar al puerto, esperaba encontrarse con Luis Brion y Agustn Villaret, sin
embargo, estos todava se encontraban en Les Cayes. Recin 12 das ms tarde lleg el
almirante curazoleo a dicho puerto trayendo consigo una goleta con armas, municiones
y hombres. El 18 de diciembre todo estaba listo y los expedicionarios partieron con
direccin hacia Venezuela. A Simn Bolvar, los acompaaron Luis Brin, los hermanos

1780

Carta de Simn Bolvar a Ignace Marin, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc. 1726.

1781

Pagar de Simn Bolvar a Robert Sutherland, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc. 1728.; Pagar de

Simn Bolvar a Robert Sutherland, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc 1729; Pagar de Simn Bolvar a
Robert Sutherland, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc.1727.
1782

Verna, op. cit., p. 263.

573

Gutirrez de Pieres, Francisco Antonio Zea y Jean Baptiste Bideau, entre otros exiliados
patriotas. Agustn Villaret, todava se encontraba en Les Cayes y se decidi que saliera
posteriormente llevando parte de la escuadra. A pesar de que no se sabe con precisin la
cantidad de buques y hombres que conformaban la expedicin, Paul Verna considera que
eran entre siete y doce buques con alrededor de 400 hombres. Uno de las goletas, era La
Criolla, capitaneada por el corsario haitiano Bellegarde. Nuevamente participaron del
ejrcito y de la marinera hispanoamericanos, franco-antillanos y haitianos.1783
Como vimos previamente, las autoridades hispanoamericanas estaban al tanto de
lo que se proyectaba. En particular, los funcionarios venezolanos, se enteraron, el 21 de
diciembre, que las fuerzas revolucionarias se componan de doce buques de diferentes
portes y que en breve emprenderan la marcha hacia la Tierra Firme.1784 Obtuvieron
aquella informacin gracias a que capturaron una goleta dinamarquesa, que haba salido
de Les Cayes y que traa una serie de cartas de Simn Bolvar para Santiago Mario y
Manuel Piar. A los pocos das, un buque sueco confirm estas novedades e inform que
la expedicin ya haba partido y se diriga hacia Venezuela.1785 Aquellas noticias,
generaron una intensa preocupacin entre los realistas, que se dedicaron a fortificar sus
posiciones.
La expedicin de Simn Bolvar arrib a la isla de Margarita a fines de diciembre.
Desde all se dirigi raudamente hacia Barcelona, a donde se encontr con algunos de sus
compaeros patriotas. En una difcil situacin, qued a la espera del resto de los
pertrechos que deba traer Agustn Villaret. Este recin lleg en febrero y complet la
ayuda que se haba recibido de parte de Hait.
A partir de ese momento, Simn Bolvar comenz su campaa militar para
reestablecer la repblica. Desde Barcelona, intent imponer su autoridad sobre los
generales patriotas y los caudillos llaneros que se haban unido a la causa. Asimismo,
busc llevar adelante una ofensiva contra Caracas, para darle una estocada en el corazn

1783

Verna, op. cit., p. 264-268.

1784

Carta de Juan Gabasso a Salvador Mox, 21 de diciembre de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana

General, XXVIII, f. 137.


1785

Carta de Joaqun Hidalgo Mesmey a Salvador Mox, 9 de enero de 1817 AGN, Gobernacin y

Capitana General, XXIX, f. 222.

574

al poder realista. Sin embargo, todo esto result imposible. La insubordinacin de los
generales y una serie de derrotas militares, le hicieron cambiar sus planes. Para abril de
1817, decidi dirigirse a la Guayana, buscando establecer all un bastin revolucionario
desde el cual liberar al resto del territorio.1786 Este camino, era el que haba seguido
Manuel Piar, quien desde hace un tiempo estaba luchando en dicha provincia. De esta
forma, Simn Bolvar, aline sus esfuerzos con los del general curazoleo y ambos
llevaron adelante una serie de ofensivas contra los realistas de Guayana. Sin embargo, la
situacin segua siendo complicada. Entre los patriotas continuaba la desunin. Entre
Simn Bolvar y Manuel Piar existan tensiones, los caudillos llaneros continuaban
actuando con autonoma y Santiago Mario fue proclamado en oriente, como jefe de los
republicanos. A todo esto, hay que aadirle que Pablo Morillo regres a Venezuela para
liderar la represin contra los insurrectos. En aquel contexto, el Mariscal espaol
entendi que la campaa de los patriotas haba asumido postulados ms radicales,
promoviendo la liberacin de los esclavos. En particular, le preocupaba la figura de
Manuel Piar, porque consideraba que ste pardo haba establecido una alianza con
Alexandre Petin, para llevar adelante una revolucin, como la haitiana, en el territorio
venezolano. Nuevamente, obsesin anti-haitiana se haba apoderado de las autoridades
coloniales. En carta al ministro de guerra, Pablo Morillo, le expres sus temores, en los
siguientes trminos:
La mortandad y la desolacin que una guerra tan cruel ha ocasionado, van disminuyendo de
modo conocido la raza de los blancos y casi no se ven ms que gente de color, enemigos de
aquellos, quienes ya han intentado acabar con todos. Piar, que es mulato y el de ms importancia
entre las castas, tiene relaciones muy estrechas con Alejandro Petin, mulato rebelde que se titula
Presidente de Hait y ambos se proponen formar un establecimiento en Guayana que asegure su
dominacin en Amrica, donde es de presumir quieran renovar las escenas del Gurico y dems
posesiones francesas de Santo Domingo. Se han interceptado varias cartas a los rebeldes que
anuncian estas ideas.1787

1786

OLeary, op. cit. tomo I, pp. 392-393.

1787

Carta de Pablo Morillo al ministro de guerra, 8 de mayo de 1816,compilada en Rodrguez Villa,

Antonio, El teniente general don Pablo Morillo primer Conde de Cartagena, Marqus de la Puerta,
Madrid, Editorial Amrica, 1920, tomo I, 298.

575

Sabemos que aquel pacto entre Alexandre Petin y Manuel Piar no exista,
aunque s se haba formalizado un acuerdo diferente entre Simn Bolvar y el Presidente
haitiano. Sin embargo, es posible que el pardo curazoleo tuviese en mente un proyecto
revolucionario ms radical que el que anhelaban sus compaeros de armas mantuanos.
Vale la pena recordar que Manuel Piar, no slo haba estado en Hait exiliado en 1816,
sino que tambin haba combatido en la marina haitiana durante los primeros aos del
1800.
En aquel lgido contexto, ocurri un suceso menor, pero relevante para nuestro
estudio. A fines de mayo, en Puerto Cabello, el esclavo domstico, africano Jos
Echenagucia fue apresado, acusado de proferir palabras sediciosas. En particular, varios
testigos aseguraron que el esclavo haba revindicado pblicamente la revolucin haitiana
y postulado que los afrodescendientes venezolanos deberan seguir el mismo camino, en
su propia tierra. As por ejemplo, el vecino y comerciante Jos Mila de la Roca afirm
que escuch al imputado gritar que con los blancos estos de mierda es necesario hacer
con ellos lo mismo que hicieron los franceses negros de Santo Domingo.1788 Por su
parte, el teniente, Juan Bautista Fraginals declar que oy a Jos Echenaguca exclamar
en la calle, en plena luz del da, que: Carajo es menester matar a todos estos blancos
pues no en balde los franceses negros de Santo Domingo no podan ver a ningn blanco
pues a todos los mataban.1789. Idntico testimonio brind su esposa Mara Trinidad
Fraginals quien lo acompaaba al momento del hecho.1790 A estos testigos, los
funcionarios judiciales les preguntaron si saban o crean que el imputado era un
revolucionario involucrado en un motn y todos ellos contestaron no saber nada sobre el
asunto. El da 28 de mayo se le tom declaracin al acusado, quien neg absolutamente
los cargos, diciendo que todo era falso.1791 Las autoridades no le creyeron, debido a la
1788

Declaracin de Jos Mila de la Roca, 27 de mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp.

10, f. 221.
1789

Declaracin de Juan Bautista Fraginals, 27 de mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI,

exp. 10, f. 222


1790

Declaracin de Mara Trinidad Fraginals, 28 mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp.

10, f. 223.
1791

Declaracin de Jos Echenagucia, 28 mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp. 10, f.

223.

576

multiplicidad de testimonios en su contra. Muy probablemente estaban en lo cierto, dado


que las evidencias parecen ser muy contundentes y en general, los reos no tendan a
confesar sus crmenes. Lgicamente, buscaban protegerse. Luego de instruido el sumario,
la causa paso a manos de Jos Pereyra, el Comandante de dicha plaza, quien de inmediato
la remiti al gobierno central bajo la cartula de palabras subversivas contra la clase de
los blancos.1792 Analizado el caso por el fiscal y la Real Audiencia, esta ltima resolvi
que el crimen se haba cometido y que deba castigarse al esclavo con 200 azotes en la
calles de Puerto Cabello. Sin embargo, entendi que el reo no era parte de una
conspiracin ms amplia.1793 La condena se llev acabo el 26 de junio de 1817 en un acto
pblico, que tena por fin sancionar al esclavo y a la misma vez amedrentar a la poblacin
de color de aquella ciudad. Sin embargo, poco despus intervino la duea del esclavo,
Merced Lacroix de Aldave, quien present un escrito defendiendo al reo, diciendo que
ste era un borracho consuetudinario y que no conoca las implicancias polticas de sus
afirmaciones. Asimismo, aseguro que era un esclavo fiel, que la haba acompaado en su
emigracin desde Coro.1794 Luego de una serie de averiguaciones y tomando en cuenta la
palabra de Merced Lacroix de Aldave, finalmente Jos Echenagucia fue entregado a su
duea, entendiendo que ya haba sido castigado y que no constitua un grave peligro para
el orden pblico, dado que no estaba involucrado en ningn motn.
Ms all de la resolucin final del proceso, este caso nos muestra dos cuestiones
fundamentales. En primer lugar, nos confirma, una vez ms, que los sectores de color de
Venezuela conocan los sucesos de la revolucin haitiana y que, para algunos de ellos,
eran una referencia positiva. An cuando Jos Echenagucia no pensara efectivamente
matar a los blancos, sus gritos significaban una reivindicacin de ese modelo
revolucionario y una forma de amenazar a los grupos dominantes. Algo que merece
destacarse es que aquel esclavo tena 24 aos en 1817 y que por ende haba nacido en
1792

Carta de Jos Pereyra a Salvador Mox, 4 de junio de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp.

10, f. 227.
1793

Resolucin de la Real Audiencia, 12 de junio de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp. 10, f.

230.
1794

Escrito de Merced Lacroix de Aldave, sin fecha, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp. 10, ff.

232v-233.

577

1793. O sea, que era muy joven durante los aos en que acontecieron los principales
sucesos revolucionarios que agitaron a Saint Domingue. An as, ste tena conocimiento
sobre los mismos. Todo lo cual nos vuelve a demostrar, que an despus de 1804, la
informacin sobre aquel proceso sigui difundindose entre los sectores de color de la
Tierra Firme hispana. Posteriormente, veremos una serie de casos anlogos ocurridos en
Nueva Granada, que refuerzan esta hiptesis.
En segundo lugar, ste suceso es una nueva evidencia del temor que sentan la
elite y las autoridades coloniales ante un posible contagio del ideario revolucionario
haitiano en la colonia. Frente a una serie de gritos pblicos, los vecinos sintieron pnico y
las autoridades polticas, militares y judiciales intervinieron velozmente para reprimir al
esclavo y para averiguar si este era la cara visible de una conspiracin en marcha. Recin
despus de haberse aplicado el castigo y una vez que se convencieron que era ms bien
una falsa alarma, decidieron devolverlo a su duea.
Ahora bien, los realistas no eran los nicos que sentan aquel temor. Extranjeros,
como George Flinter, tambin estaban muy asustados por la influencia haitiana y por la
violencia que haba adquirido la revolucin en Venezuela. En su opinin, si los patriotas:
tienen xito en expulsar al partido espaol de Caracas, la consecuencia ser que se
establecer un gobierno con los mismos principios que los de Santo Domingo, con
muchos jefes, ejerciendo una influencia desptica sobre los esclavos y comprometidos en
una constante hostilidad entre unos y otros.1795 Para conjurar ese peligro, recomendaba
la intervencin del imperio britnico en el conflicto hispanoamericano.
Sin embargo, los miedos no terminaban all. An despus de la estancia en Hait y
la solidaridad brindada por aquel gobierno, los republicanos blancos seguan preocupados
por la posibilidad de una guerra de razas. Paradjicamente, no slo a Pablo Morillo le
inquietaba la figura de Manuel Piar, sino tambin al propio Simn Bolvar y a muchos de
sus oficiales blancos. Durante mayo y junio la relacin entre el jefe supremo y el general
pardo se fue haciendo cada vez ms tirante, hasta que se termin de romper. En el
contexto de la campaa por dominar Guayana, las tensiones entre ambos lderes fueron
aumentando. Simn Bolvar intentaba imponer su autoridad y el otro se resista buscando
mantener su poder local y autonoma, contando con una fuerza considerable compuesta
1795

Flinter, op. cit., p. 205.

578

en su mayora por negros y pardos.1796 Luego de varias idas y vueltas, Manuel Piar
renunci a su mando y se dedic a incitar la oposicin en contra de Simn Bolvar.
Primero se dirigi hacia Upata y luego a Cumana, para acercarse a Santiago Mario. Su
proyecto era levantar a los sectores de color en contra de la hegemona de los criollos
blancos, buscando radicalizar el proceso independentista. Probablemente, teniendo en
cuenta su historia personal, al hacer esto tena en mente el modelo de la revolucin
haitiana. Como sugiere Clement Thibaud, su intencin no era la de acabar con todos los
blancos sino la de poner fin a la dominacin de la elite mantuana, que persista an
despus de siete aos de lucha.1797 El testimonio de Juan Francisco Snchez, nos sirve
para conocer el pensamiento de Manuel Piar:
En el instante que llegu a esta ciudad tuve la fortuna de encontrarme con el seor Piar, este ()
me habl de este modo: Yo he sido elevado a general en jefe por mi espada y mi fortuna, pero soy
mulato y no debo gobernar en la repblica, no obstante yo he penetrado el gran misterio de la
administracin actual y he jurado () restituirle la libertad a tanto inocente que est derramando
su sangre por encadenarse ms y mas en una esclavitud vergonzosa, me voy a Maturn y al fin del
mundo si es necesario a ponerme a la cabeza de los que no tienen otro apoyo que sus propias
fuerzas estoy seguro que haciendo resonar por todas partes las justicia de mis sentimientos y la
necesidad en que nos ponen de tomar las armas cuatro mantuanos, por la ambicin de mandarlo
todo y de privarnos de los derechos ms santos y naturales no quedar un solo hombre que no se
presente a defender tan digna causa 1798

Tambin resulta til el de Bartolom Salom, quien afirmaba: No s yo que en sus


proyectos estuviese tambin el de guerra de castas, me parece que no, pero si el de
destruir a Bolvar y ponerse l en su lugar como jefe supremo. Tambin es verdad que
Piar tena aversin a los llamados mantuanos de Caracas, caraqueitos, como l los
llamaba con repugnancia y precisamente estaban con el Libertador algunos como
Soublette, Galindo, Blanco, Piango y otros.1799 Sin embargo, los oficiales blancos y
1796

Vowell, op. cit., p. 35.

1797

Thibaud, La ley y la sangre. La guerra de razas y la constitucin en la Amrica Bolivariana, op. cit.,

p. 22.
1798

Citado en Lievano Aguirre, op. cit., 223-224.

1799

Testimonio de Bartolom Salom, 1857, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo VI, p. 111.

579

Simn Bolvar, se convencieron de que Manuel Piar estaba llevando adelante una
conspiracin e impulsando una guerra de razas con la cual planeaba destruir a todos los
blancos.1800 Segn Henri Louis Ducoudray Holstein, Luis Brin le advirti a Simn
Bolvar que Manuel Piar era: () un mulato, un vagabundo, un hombre de la clase mas
baja, peligroso y malvado con todos los blancos.1801Por ello, a fines de julio, Simn
Bolvar envi a una partida de oficiales a apresarlo. Sabiendo que esta medida era
sumamente polmica, debido al rango militar de Manuel Piar, public un manifiesto para
explicar su posicin y para develar el accionar del acusado. En aquel documento,
comenzaba diciendo: Yo denuncio a la faz de la nacin el crimen ms atroz que ha
podido cometer un hombre contra la Sociedad, el Gobierno y la Patria.. () el General
Piar ha formado una conjuracin destructora del sistema de igualdad, libertad, e
independencia. Pero no os admiris de esta monstruosidad de parte de un hombre cuya
vida ha sido un tejido de conspiraciones, crmenes y violencias.1802 A continuacin,
relataba una por una las diferentes oportunidades en las cuales Manuel Piar se haba
sublevado contra la autoridad de sus superiores, intentando demostrar que era su forma de
actuar desde 1810. Para luego denunciar lo que haba pasado a fines de 1817:
Este General, furioso medita () la subversin del Estado y la destruccin de sus hermanos. Para
realizar tan negro designio () toma un pasaporte para las colonias. Calumniar al Gobierno de
pretender cambiar la forma republicana en la tirnica; proclamar los principios odiosos de guerra
de colores para destruir as la igualdad que () ha sido nuestra base fundamental; instigar a la
guerra civil; () , es en substancia lo que ha hecho Piar desde que obtuvo la licencia () Qu
pretende el General Piar en favor de los hombres de color? La igualdad? No: ellos la tienen y la
disfrutan en la ms grande latitud que pueden desear. El General Piar mismo es una prueba () de
esta igualdad. () El General Piar no desea la preponderancia de un color que l aborrece. () La
imparcialidad del Gobierno de Venezuela ha sido siempre tal, desde que se estableci la
Repblica, que ningn ciudadano ha llegado a quejarse por injusticia hecha a l por el accidente de
su cutis. Por el contrario cules han sido los principios del Congreso? () Antes de la revolucin
los blancos tenan opcin a todos los destinos de la Monarqua, () lo alcanzaban todo. Los
pardos, degradados hasta la condicin ms humillante, estaban privados de todo. (). La

1800

Vowell, op. cit, p. 35, Gmez, op. cit., p. 338.

1801

Ducoudray Holstein, op. cit. , p. 287.

1802

Manifiesto de Simn Bolvar a los pueblos de Venezuela, 5 de agosto de 1817, AL, Doc. 1935.

580

revolucin les ha concedido todos los privilegios, (). Quines son los autores de esta
revolucin? No son los blancos, los ricos, los ttulos de Castilla y aun los jefes militares al
servicio del Rey? Qu principio han proclamado estos caudillos de la Revolucin? las actas del
Gobierno de la Repblica son monumentos eternos de justicia y liberalidad. Qu ha reservado
para s la nobleza, el clero, la milicia? Nada, nada, nada! Todo lo han renunciado en favor de la
humanidad, de la naturaleza y de la justicia, () Todo lo inicuo, () se ha abolido, y en su lugar
tenemos la igualdad absoluta (). La libertad hasta de los esclavos, que antes formaban una
propiedad de los mismos ciudadanos. La independencia en el ms lato sentido de esta palabra
substituida a cuantas dependencias antes nos encadenaban. El General Piar con su ()
conspiracin, slo ha pretendido una guerra de hermanos en que crueles asesinos degollasen al
inocente nio, a la dbil mujer, al trmulo anciano, por la inevitable causa de haber nacido de un
color ms o menos claro. Venezolanos: no os horrorizis del cuadro sanguinario que os ofrece el
nefando proyecto de Piar? Calificar de un delito el accidente casual que no se puede borrar ni
evitar. El rostro, segn Piar, es un delito y lleva consigo el decreto de vida o de muerte. As
ninguno sera inocente, pues que todos tienen un color que no se puede arrancar (). Si jams la
guerra fratricida como lo desea Piar llegase a tener lugar en Venezuela, esta infeliz regin no sera
ms que un vasto sepulcro (). () Pero no, venezolanos, () vosotros no sois incapaces de
servir de instrumento a los furores de Piar. (). El General Piar ha infringido las leyes, ha
conspirado contra el sistema, ha desobedecido al Gobierno, ha resistido la fuerza, ha desertado del
ejrcito, y ha huido como un cobarde; as pues, l se ha puesto fuera de la ley: su destruccin es un
deber y su destructor un bienhechor.1803

Con duras palabras, Simn Bolvar acusaba a Manuel Piar de confabularse en


contra de su autoridad y de promover la insurreccin de los pardos contra los blancos. En
su opinin, esta rebelin era absolutamente ilegitima, dado que los sectores de color
haban sido ampliamente beneficiados por la revolucin de independencia, liderada por
los criollos blancos. Desde su perspectiva, esta elite, yendo en contra de sus intereses de
clase, haban proclamado la igualdad racial y la libertad de los esclavos, dando por tierra
con el antiguo orden esclavista y racista. La revolucin haba establecido los pilares de un
orden ms justo, libertario e igualitario, que integraba a los venezolanos de todos los
colores. Por ende, segn Simn Bolvar, el accionar y el proyecto de Manuel Piar, era
criminal, injusto y fraticida. En su alegato, el Libertador revindicaba un discurso de
armona racial mediante el cual buscaba desdear y silenciar cualquier posible reclamo de
parte de los sectores afrodescendientes como grupo social autnomo. Posteriormente,
1803

Idem.

581

Simn Bolvar acuar el trmino pardocracia para referirse peyorativamente a esta


supuesta vocacin de los pardos de imponer su hegemona sobre el resto de la sociedad.
Por todo ello, Manuel Piar deba ser acallado y reprimido. En su manifiesto, el lder, no
hizo ninguna mencin explicita a la revolucin haitiana, sin embargo, podramos pensar
que aquel proceso resuena implcitamente en sus palabras, de dos maneras diferentes. Por
un lado, como una referencia negativa. La guerra de razas y la pardocracia deban ser
evitada a toda costa. Por el otro, como una referencia positiva. La libertad de los esclavos
y la igualdad racial, eran banderas legtimas que el proceso hispanoamericano deba
asumir como propias.
Luego de la conquista de la totalidad de la provincia de Guayana, con la toma de
la ciudad de Angostura, Manuel Piar finalmente fue apresado y juzgado por un consejo
militar compuesto ntegramente por oficiales blancos. Segn Henri Louis Ducoudray
Holsetein, durante aquel proceso sumario, varios testigos aseguraron que: () Piar
haba planeado una conspiracin para asesinar a todos los blancos, para establecer una
repblica de negros y mestizos, de los cuales l iba a ser Presidente.1804 A pesar de negar
dichos cargos el general pardo fue condenado a muerte. Simn Bolvar refrendo la
sentencia y el 16 de octubre de 1817 Manuel Piar muri fusilado. Al da siguiente, el
Libertador se dirigi a su ejrcito, compuesto mayoritariamente por soldados pardos, en
los siguientes trminos:
Soldados!: Ayer ha sido un da de dolor para mi corazn. El General Piar fue ejecutado por sus
crmenes de lesa-patria, conspiracin y desercin. Un tribunal () ha pronunciado la sentencia
contra aquel (), que () pretendi sepultar su Patria entre sus ruinas. El General Piar, a la
verdad, haba hecho servicios importantes a la Repblica y aunque su conducta haba sido siempre
la de un faccioso, sus servicios fueron prdigamente recompensados ().Pero este General que
slo aspiraba al mando supremo, form el designio ms atroz que puede concebir una alma perversa. No slo la guerra civil, sino la anarqua y el sacrificio ms inhumano de sus propios
compaeros () Soldados; vosotros lo sabis: la igualdad, la libertad y la Independencia son
nuestra divisa. La humanidad no ha recobrado sus derechos por nuestras leyes? Nuestras armas
no han roto las cadenas de los esclavos? La odiosa diferencia de clases y colores no ha sido
abolida para siempre? Los bienes nacionales no se han mandado repartir entre vosotros? La

1804

Ducoudray Holstein, op. cit., p. 289.

582

fortuna, el saber y la gloria no os esperan? Vuestros mritos no son remunerados con profusin o
por lo menos, con justicia? Qu quera, pues, el General Piar para vosotros? No sois iguales,
libres, independientes, felices y honrados? Poda Piar procuraros mayores bienes?; No, no, no!
El sepulcro de la Repblica lo abra Piar con sus propias manos, para enterrar en l, la vida, los
bienes, y los honores de la inocencia, del bienestar y de la gloria de los bravos defensores de la
libertad de Venezuela, () Soldados! El cielo vela por vuestra salud, y el gobierno, que es
vuestro padre, slo se desvela por vosotros. Vuestro jefe que es vuestro compaero de armas y que
siempre a vuestra cabeza ha participado siempre de vuestros peligros y miserias, como tambin de
vuestros triunfos, confa en vosotros. Confiad, pues, en l, seguros de que os ama ms que si fuere
vuestro padre o vuestro hijo.1805

Mediante estas palabras, Simn Bolvar intent legitimar, frente a las tropas de
color, el fusilamiento del general pardo, su liderazgo y el proyecto poltico que
encarnaba. Nuevamente, vemos aparecer las mismas ideas expresadas en su manifiesto
del 5 de agosto. El fusilamiento de Manuel Piar fue un mal necesario, debido a que este
planeaba una conspiracin en contra de su jefatura y buscaba impulsar la guerra fraticida
entre los blancos y los afrodescendientes. Aquel accionar, era absolutamente
injustificado, debido a que l, como lder, haba establecido la igualdad racial y la libertad
de los esclavos. Haba un gobernante que velaba por los intereses de los sectores
populares y se preocupaba por ellos como un padre. Dicha prdica, junto con su accionar
poltico militar, termin dando resultado, dado que en los meses subsiguientes Simn
Bolvar logr consolidar su poder como jefe supremo frente al resto de los generales
mantuanos y consigui imponer su autoridad sobre los llaneros comandados por Jos
Antonio Pez.
A riesgo de ser reiterativo, es menester sealar una vez ms, que el enjuiciamiento
y posterior fusilamiento de Manuel Piar nos muestra las ambigedades del ideario
democrtico de Simn Bolvar. An a pesar del giro radical que es posible reconocer en
su pensamiento a partir de su estancia en Hait, ste sigui temiendo a los excesos de la
guerra de razas y al accionar autnomo de los sectores de color. En este sentido, aunque
se dispuso a revindicar las banderas haitianas de libertad e igualdad universal, continu
considerando que los afrodescendientes y las masas, deban integrarse a la nueva
1805

Proclama de Simn Bolvar a los soldados del Ejrcito Libertador, 17 de octubre de 1817, AL, Doc.

2200.

583

sociedad en calidad de subalternos. De esta manera, podramos decir que integracin,


armona y paternalismo definen los pilares del proyecto poltico bolivariano con respecto
a los estratos populares. Como veremos posteriormente, durante los aos subsiguientes
aquella posicin ser cuestionada y atacada por tendencias ms conservadoras y ms
radicales, que mantenan una intensa disputa con respecto al sentido que deba asumir la
revolucin y el orden postcolonial.
Intrusos haitianos en Ro Hacha
Mientras tanto, en Nueva Granada, a fines de 1817, ocurri un suceso menor pero
de importancia para nuestro trabajo. En agosto de dicho ao, un corsario espaol que
custodiaba las costas del Virreinato descubri y apres a una goleta haitiana que se
encontraba merodeando la zona y comerciando ilcitamente con los indios guajiros. Algo
que seguramente era ms normal de lo que aparece en las fuentes. Esta situacin
preocup a las autoridades de Ro Hacha, no slo por el dao que generaba el
contrabando, sino tambin por el evidente peligro que implicaba el contacto de los
haitianos con los indmitos indgenas. Conjurando aquella amenaza, los negros fueron
encarcelados, sin embargo, el gobernador de la plaza, le escribi al Virrey para
preguntarle que resolucin tomar sobre el asunto. Bernardo Villarino le avis a Francisco
Montalvo que el corsario espaol haba logrado: apresar () la noche del diecisiete una
balandra que hacia trato con () indios guajiros, la que condujo a este puerto el
dieciocho, pero como dicha balandra, segn sus papeles es procedente de los Cayos de
San Luis, enarbola una bandera () la cual debe ser de aquel no reconocido gobierno y
que ha sido el abrigo de los rebeldes, espero que V.E. se servir preceptuarme lo que
hacer con los once individuos de sus tripulacin, que todos son mulatos y negros
franceses, luego que se efecten las necesarias diligencias que se estn practicando sobre
el apresamiento de dicha balandra.1806 Debido a la relevancia del caso, el mismo pas en
consulta a la comandancia de marina a cargo de Torcuato Piedrola. ste, no dio una
respuesta tajante, pero si plante que se deban tener en cuenta dos cuestiones de peso.
En primer lugar, la antigua real orden expedida por Manuel Godoy en noviembre de
1791, que estableca que las autoridades hispanoamericanas no deban vincularse con los
insurrectos de Saint Domingue y que era necesario proteger las fronteras
1806

Carta de Bernando Vallarino a Francisco Montalvo, 20 de agosto de 1817, AGI, 53, N. 42.

584

hispanoamericanas de las influencias perniciosas de aquella revolucin. En funcin de


este decreto, crea que era menester obrar con mucho cuidado con respecto a los intrusos
que podan ser catalogados como piratas o como mnimo como contrabandistas. Sugera:
Teniendo en la conducta que se observe con dichos prisioneros el celo y vigilancia que
encarga la real orden de veintisis de noviembre de 1791.1807 Sin embargo, en segundo
lugar, tambin adverta de que, ms all de esa normativa y de la peligrosidad de los
haitianos, era importante considerar el hecho de que Alexandre Petin, recientemente,
haba devuelto a Santo Domingo una goleta apresada por los expedicionarios patriotas.
En sus palabras: Para la determinacin en el punto es de procederse tambin teniendo a
la vista el procedimiento de Petin con la goleta concepcin () que apresada por uno de
los buques de Bolvar () la mando a entregar luego de que le fue reclamada. 1808 A
continuacin, intervino el fiscal, quien plante que, frente a la disyuntiva de guiarse por
el antiguo decreto o por las circunstancias referidas, era conveniente actuar en funcin de
estas ltimas. En su opinin, desde una perspectiva pragmtica, lo mejor
era:devolvrsele () con el correspondiente oficio, manifestndole que V.E. se ha
dignado remitirla [a la balandra] con toda su tripulacin () en correspondencia de
aquella para demostracin para con el gobierno espaol, persuadido de que sabiendo
apreciar esta consideracin no permitir se armen y distribuyan presas en aquellos
puertos de las que hacen los corsarios de los rebeldes contra su majestad catlica y que
en lo sucesivo tampoco lo har de que naveguen sobre la costa firme sus buques por ser
prohibido este comercio an a las naciones amigas.1809 Finalmente, Francisco Montalvo
tom ese camino y le orden al Gobernador de Ro Hacha que actuar en
conformidad.1810 Poco despus la balandra fue devuelta a su pas de origen, con la
referida nota para el gobierno haitiano. A mediados de noviembre, el Virrey le escribi al
Secretario de Estado, una misiva en la cual le explicaba las razones que haban motivado
aquella resolucin, que iba a contramano de las leyes establecidas. All le deca que se
haba atrapado a:

1807

Informe de Torcuato Piedrola a Francisco Montalvo, 10 de septiembre de 1817, AGI, 53, N. 42.

1808

Idem.

1809

Dictamen del fiscal Villamil, 12 de septiembre de 1817, AGI, 53, N. 42.

1810

Resolucin de Francisco Montalvo, 13 de septiembre de 1817, AGI, 53, N. 42.

585

Una balandra de la Repblica de Hait () que [hacia] comercio con los indios no reducidos ()
la que segn las reales disposiciones el caso haba cado en la pena de decomiso porque esta
prohibido ese trato an a las potencias aliadas. Pero como en las circunstancias debe mirarse ()
con consideracin a la situacin que hoy se ve la parte espaola de la isla de Santo Domingo, en
medio de dos partidos del negro Cristforo en Gurico y el mulato Petin en Los Cayos, se ha ()
resuelto el asunto de un modo de que conciliase los extremos. Haba sucedido tambin que una
goleta nuestra apresada por los insurgentes y reapresada por otro buque de Petin la mando a
entregar este luego que le fue reclamada para parte de nuestra marina y este procedimiento de
buena inteligencia con la Espaa obligaba a conducirse con la misma generosidad para no dar
lugar a una queja que acaso producira la reunin de aquellos partidos para defender sus derechos
que creeran hollados y entonces se aumentaran los cuidados del Capitn General de la isla y los
sobresaltos de aquella guarnicin, () lo que parecen deben evitar los jefes de Amrica para no
comprometer la situacin poltica de aquella parte de la isla que importa mucho al Rey (). Por
estas consideraciones () he determinado que se devuelva el buque () y he oficiado con Petin
hacindole capaz de los fundamentos que lo hacan legitima presa para que en lo sucesivo no
permita a las embarcaciones de su gobierno acercarse a comercia en nuestras costas, no auxilie a
los insurgentes, ni consienta beneficiar las presas espaolas que estos hagan en su distrito. 1811

Como vemos, Francisco Montalvo haba obrado de manera pragmtica, teniendo


en cuenta, no slo lo que le haba sugerido el fiscal y sus asesores, con respecto a que
Alexandre Petin haba devuelto una goleta espaola apresada por los insurgentes, sino
tambin, tomando en consideracin el gran peligro que poda significar, para Santo
Domingo, el enojo y la reunin de los dos gobernantes afrodescendientes en su contra. De
esta manera, su decisin implic una forma de expulsar a los intrusos, conjurar la
amenaza que se cerna sobre Santo Domingo y a la misma vez, advertir al gobierno
haitiano que Espaa, de ahora en ms, no iba a seguir tolerando su poltica de apoyo al
contrabando, los corsarios y a los patriotas rebeldes. As, mediante una sntesis entre una
postura dialoguista y firme, pretenda poner un punto final a la intervencin haitiana en
los asuntos hispanoamericanos. Algo que result imposible.
La Repblica de las Floridas y las expediciones de Gregor Mac Gregor
1811

Carta de Francisco Montalvo al Secretario de Estado, 13 de noviembre de 1817, AGI, 53, N. 42.

586

En paralelo a estos sucesos, durante el ao 1817 un grupo de republicanos


acaudillados por Gregor Mac Gregor y luego por Louis Aury, establecieron la efmera
repblica de las Floridas, de la cual participaron soldados y marinos haitianos. Luego del
fracaso de esa experiencia poltica, el general escocs llev adelante una serie de
expediciones contra los realistas de Nueva Granada que se organizaron desde Hait y
contaron con el apoyo del gobierno local. En este apartado analizar brevemente aquella
historia.
El escocs Gregor Mac Gregor, arrib a Caracas en 1811 y rpidamente se
comprometi activamente con la causa patriota. Desde ese momento, particip de la
mayor parte de las victorias y desventuras que vivieron los republicanos de Venezuela y
Nueva Granada. La cada de Cartagena de Indias lo llev a exiliarse en Hait, donde se
reencontr con Simn Bolvar. A comienzos de 1816 fue uno de los principales jefes de
la expedicin de Les Cayes y una vez en Tierra Firme, se hizo cargo de un batalln
patriota, con el cual llev una adelante exitosa campaa en el oriente venezolano. Sin
embargo, luego de una serie de desacuerdos con Manuel Piar, su superior, abandon su
puesto de combate y se exili nuevamente. A fines de 1816, pas por la isla Margarita,
donde se encontr con Juan Bautista Arismendi, quien le sugiri el proyecto de ocupar
las Floridas, para crear una base de operaciones en el Caribe, desde donde pudiesen obrar
los republicanos hispanoamericanos y extranjeros. Con esa idea en la cabeza, el escocs
se dirigi a Estados Unidos, pasando previamente por Saint Thomas y Hait. En
Baltimore y Filadelfia, se encontr con la comunidad de republicanos que obraban en el
extranjero, compuesta por Pedro Gual, Juan Germn Roscio, Vicente Pazos, Lino de
Clemente, Juan Germn Roscio, Louis Aury y Martn Thompson, entre otros. A todos
estos les expuso su proyecto y los delegados de Venezuela, Nueva Granada, Mxico y las
Provincias Unidas del Ro de la Plata, lo aprobaron el 31 de marzo, en nombre de sus
respectivos gobiernos.
En el plan que trazaron los delegados, Hait jugaba un rol singular: Los buques
del estado al mando de los oficiales de Marina Brion y Aury y un nmero considerable de
buques particulares armados estn ahora en Puerto Prncipe. La cooperacin de ellos sera

587

indispensable.1812 Como vemos, Hait eran un centro de operaciones para los


republicanos, desde el cual saldran barcos y soldados para fortalecer la causa. Luego de
dicha aprobacin, el general escocs y sus principales colaboradores se dedicaron a
organizar su expedicin en Charleston y Savannah, donde consiguieron recaudar fondos y
reclutar hombres para la empresa. Despus de meses de preparativos, el 29 de junio de
1817, la expedicin sali desde Charleston y logr su objetivo ocupando la pequea isla
de Amelia, sin encontrar casi ninguna resistencia de las fuerzas espaolas. Raudamente,
Gregor Mac Gregor organiz el nuevo orden. Se nombr al general escocs como
gobernador, se conform un ayuntamiento en la ciudad de Fernandina, se otorgaron
cartas de naturalizacin, se entregaron patentes de corso y se estableci una imprenta para
imprimir una gaceta y papel moneda. Asimismo, buscando, conquistar la totalidad de las
Floridas, los patriotas impusieron un bloque naval a dicha colonia. De esta manera, se
fue creando una repblica corsaria que tena por finalidad impulsar la guerra de
independencia desde el Caribe.
Sin embargo, al poco tiempo, la situacin se fue complicando, tanto por las
presiones externas como por los conflictos internos. Por un lado, Espaa empez a
preparar la reconquista y Estados Unidos hizo lo propio conminando a los patriotas para
que abandonasen la isla. Por el otro, surgieron tensiones entre los diferentes sectores que
haba ocupado la isla, debido a las ambiciones individuales, la diversidad de proyectos y
la escasez de recursos. En ese contexto, Ruggles Hubbard, un ex sheriff estadounidense
que se haba sumado a la expedicin en calidad de aventurero, llev adelante un golpe de
estado contra la autoridad de Gregor Mac Gregor. El general escocs se vio obligado a
renunciar a comienzos de septiembre. Sin embargo, le dej su mando al comodoro Louis
Aury, quien recientemente haba llegado a Amelia. Este arrib con su bergantn, trayendo
dinero y alrededor de 300 hombres para reforzar la posicin republicana. Muchos de
estos marineros y soldados eran franceses, hispanoamericanos y estadounidenses. Sin
embargo aproximadamente 130 de ellos eran negros haitianos, que desde haca tiempo
venan acompaando al capitn francs en sus expediciones por el Caribe y Nueva

1812

Plan para lanzar por la fuerza armada al gobierno de espaol de las Floridas, compilado en Arends,

Tulio, La Repblica de Las Floridas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1986, p. 136.

588

Espaa.1813 Tiempo despus, lleg a Fernandina Pedro Gual, uno de los principales
cerebros detrs de aquella aventura.1814 En aquel nuevo contexto, Louis Aury fue
designado como comandante militar de la isla y Ruggles Hubbard, como gobernador civil
de la misma. Otro norteamericano, el coronel Irwin, qued como segundo del capitn
francs.1815 Rpidamente surgieron conflictos entre estos tres hombres, que acaudillaban
tendencias diferentes. Segn Jorge Clarke, un militar de las Floridas:
En Fernandina hay el desorden ms grande que se pueda imaginar: tiene tres partidos que
amenazan una revolucin sangrienta entre ellos. El comodoro Aury con sus morenos de Santo
Domingo tiene posesin de la batera, su bergantn armado y algunas presas gordas. El coronel
Irwin tiene posesin de los dos bergantines Morgiana y San Jos, con las tropas blancas pero sin
dinero y estas no pueden ver a los morenos que son ricos e insolentes. Y el que titulan gobernador
Hubbard forma un tercer partido uniendo con l los transentes que en el da con el objeto de la
especulacin, amenazando todos los das las consecuencias ms funestas. 1816

Como sugiere Edgardo Prez Morales, aquellas corrientes en disputa


representaban dos maneras de entender el republicanismo. Mientras que la tendencia de
Hubbard e Irwin, sostena un ideario racista y esclavista que vea con malos ojos la
presencia de afrodescendientes haitianos en la isla, la de Aury y Gual, revindicaba una
concepcin ms radical e igualitaria, por la cual estaban dispuestos a aliarse con dichos
haitianos para promover la revolucin en Hispanoamrica.1817 Con el correr de los das, la
suerte favoreci a la segunda vertiente. Ruggles Hubbard falleci a fines de octubre y a
comienzos de noviembre Louis Aury logr concentrar en sus manos la totalidad del

1813

Landers, Jane, Atlantic Creoles in the Age of Revolutions, Cambridge, Harvard University Press, 2010,

p. 134, Prez Morales, op. cit., p. 192, Extract from a letter of our correspondent in Amelia island,
Georgia Journal, 28 de octubre de 1817.; Persat, Maurice, Mmoires du Commandant Persat, 1806 a 1844,
Paris, Librarie Plon, 1910, pp. 34-35.
1814

Bierck Jr, Harold, Vida Pblica de Don Pedro Gual, Caracas, Ministerio de Relaciones Exteriores,

1983, p. 106.
1815

Extract from a letter of our correspondent in Amelia island, Georgia Journal, 28 de octubre de 1817.

1816

Carta de Jorge Clarke a Jos Coppinger, 5 de octubre de 1817, compilado en Arends, op. cit., pp. 93-

94.
1817

Prez Morales, op. cit., pp. 193-194.

589

poder. El 5 de noviembre, para imponer el orden y levantar la moral de la poblacin,


Louis Aury, decret la ley marcial y public una proclama revolucionaria en la que
afirmaba: Ciudadanos, nosotros somos republicanos por principio, nuestras fortunas han
sido dilapidadas y nuestras vidas han sido a menudo expuestas por la causa ms gloriosa.
Hemos venido aqu para plantar el rbol de la libertad, para promover instituciones libres
y para llevar la guerra contra la tirana de Espaa. () Americanos, ingleses, franceses,
hombres de todas las naciones, somos hombres libres, permanezcamos unidos por
siempre por el amor a la libertad y el odio a la tirana.1818 Posteriormente, buscando
establecer un nuevo orden legal, se convoc a elecciones para promulgar una constitucin
republicana. Siguiendo aquel ideario igualitario al que hice referencia, la ciudadana
poltica fue otorgada a todos los hombres libres que hubiesen residido en la isla por 15
das y que jurasen () defender la causa de la Repblica de las Floridas en contra de sus
enemigos y () renunciar a toda lealtad a todo estado que actualmente no este
luchando por la independencia de Hispanoamrica.1819 Luego de las elecciones se
conform una asamblea, en la que participaron hispanoamericanos, estadounidenses y
haitianos.1820

Entre los ms destacados patriotas hispanoamericanos se encontraban

Pedro Gual de Venezuela y Vicente Pazos del Alto Per, quienes fueron los principales
responsables de redactar la nueva carta magna republicana.1821 Asimismo, se empez a
publicar un peridico independentista intitulado El telgrafo de las Floridas.1822
La presencia de los negros haitianos y la radicalidad de aquella pequea repblica
revolucionaria, gener grandes temores entre los espaoles y estadounidenses racistas. En
particular, la prensa de Estados Unidos sigui con atencin los sucesos de la isla y los
present con alarma. A fines de 1817 el Savannah Republican afirmaba que en Amelia se
encontraban negros: insurrectos que haban participado de los horrores de Santo

1818

Proclama de Louis Aury a los habitantes de Fernandina, 5 de noviembre de 1817, compilado en

Arends, op. cit., pp. 160-161.


1819

Decisin sobre elecciones en la isla Amelia, 16 de noviembre de 1817, compilado en Arends, op. cit.,

p. 171; Landers, op. cit., p. 133.


1820

Landers, op. cit., p. 133; Prez Morales, op. cit. p.192.

1821

Arends, op. cit., p. 95.

1822

Arends, op. cit., p. 95; Landers, op. cit., p. 133.

590

Domingo.1823 Por su parte, el Baltimore Patriot y Mercantile Advertiser se refera al


triunfo de la tendencia de Louis Aury vinculando con lo que suceda en Venezuela:
Sus bandidos de Saint Domingue han prevalecido y aplastado a los americanos as que ahora
podemos esperar que la isla se convertir en una ciudad de refugio para todo los esclavos
cimarrones de Georgia y etc. Mientras que en este asunto anotaremos que el presente estado del
pas abrazado en aquello que se ha llamado la Repblica de Venezuela es por lo menos en un
aspecto muy poco comprendido en los Estados Unidos. Se cree por muchas de las personas mejor
informadas () que la actual confrontacin resultar ciertamente en la independencia de aquel
pas y que el gobierno independiente estar en manos de gente negra o de color. El general Pez,
quien se dice comanda 10.000 hombres de caballera en la provincia de Barinas es un hombre
negro.1824

Temiendo la conformacin de un nuevo Hait en las Floridas y siguiendo sus


anhelos expansionistas, el gobierno de Estados Unidos decidi intervenir. De esta manera
a fines de diciembre de 1817, las tropas estadounidenses ocuparon la isla.1825 Una de las
primeras medidas que tomaron fue desterrar a los negros haitianos. James Bankhead,
responsable de la operacin, le inform al secretario encargado de guerra que La
maana despus de desembarcar orden que se embarcaran a las tropas negras y
francesas en unos de sus buques.1826 Conjurada la amenaza principal, luego se pas a
expulsar al resto de los patriotas. De esta manera, se cort de cuajo aquella original
experiencia poltica. Los principales lderes republicanos se disgregaron por las Antillas,
buscando reorganizar sus proyectos. Louis Aury sigui obrando como corsario y Pedro
Gual se estableci en Jamaica. Por su parte Gregor Mac Gregor, se encontraba viajando
hacia Inglaterra con la intencin de reclutar hombres para fortalecer a los ejrcitos de
Simn Bolvar y para llevar adelante una nueva expedicin contra los realistas de la
Tierra Firme hispana.

1823

Savannah Republican, 8 de noviembre de 1817.

1824

Citado en Prez Morales, op. cit., p. 194.

1825

Amelia island taken, Georgia Journal, 6 de enero de 1818.

1826

Carta de James Bankhead a George Graham, 27 de diciembre de 1817, publicado en Savannah

Republican, 27 de enero 1818.

591

En ese contexto, sobrevino la muerte de Alexandre Petin el 29 de marzo de


1818. En su reemplazo fue electo como Presidente Jean Pierre Boyer. Simn Bolvar,
quien se encontraba luchando en la Guayana, apenas se enter de aquella novedad, le
escribi una carta al nuevo jefe de estado, en la que homenajeaba a Alexandre Petin y
volva

mostrar

su

gratitud

por

su

colaboracin

con

los

revolucionarios

hispanoamericanos:
He sabido con el mayor sentimiento la muerte del Presidente Petin: su patriotismo, su
generosidad y las dems virtudes que lo caracterizaban, han excitado mi veneracin y la de todos
mis compatriotas; esa veneracin ser tan inmortal como el nombre de Petin. La amistad y el
desinters con que el pueblo y las autoridades de la Repblica de Hait le dieron hospitalidad a los
emigrados de Tierra Firme, nos llenaron del ms vivo reconocimiento; y yo particularmente hice
votos por su prosperidad y por la conservacin de la vida del digno jefe que lo gobernaba. Esta
catstrofe, (), arrebata a Hait uno de sus ms bravos defensores y le priva de uno de sus ms
dignos ciudadanos. Sin embargo, en medio de tantas desgracias, los haitianos deben sentirse
felices de la nueva eleccin que acaban de hacer llamando a V.E. a la primera magistratura de la
Repblica, y le ruego que me permita, seor Presidente, presentar a V.E. mis ms sinceras
felicitaciones.1827

Asimismo, le comentaba los progresos militares que estaban realizando los


patriotas venezolanos y su intencin de establecer vnculos ms estrechos, una vez que la
independencia se hubiese alcanzado. En sus palabras: Deseo ardientemente que
Venezuela sea libre, con el fin de poder establecer relaciones ms frecuentes con los
valientes haitianos, y poder manifestarles los sentimientos fraternales y amistosos de los
venezolanos hacia ellos, y los mos en particular.1828 Como veremos, posteriormente
aquella expresin de deseos finalmente quedar en la nada. Uno de los responsables del
incumplimiento de aquella promesa ser Pedro Gual, quien, paradjicamente, se
encontraba en Hait en aquel momento. Luego de su estancia en Jamaica, pas a Les
Cayes, en julio de 1818 y despus se dirigi a Port au Prince, donde residi

1827

Carta de Simn Bolvar para Jean Pierre Boyer, 14 de agosto de 1818, AL. Doc. 3160.

1828

Idem.

592

aproximadamente cuatro meses.1829 Desde la capital haitiana, se dedic a proseguir con


sus planes revolucionarios. En carta a su colaborador estadounidense William Thorton le
deca: Llegu a Les Cayes hace alrededor de dos meses y prosegu inmediatamente
hacia este lugar (). Nuestros negocios en el continente, van muy bien (). Estoy
diariamente esperando refuerzos de Europa para proseguir al continente.1830 Al parecer,
los refuerzos a los que se refera era a los que estaba reclutando Gregor Mac Gregor en
Inglaterra. No se sabe a ciencia cierta, que camino emprendi posteriormente, pero lo que
es seguro es que volvi a Venezuela a comienzos de 1820 y que luego jug un rol central
en la diplomacia de Colombia, olvidndose por completo de la buena acogida que le
haban dado en Hait.1831
A mediados de 1818, Gregor Mac Gregor lleg a Inglaterra y se vincul con Jos
Mara del Real, el delegado de Nueva Granada en aquel pas. Junt con l, se dedic a
reclutar hombres y a conseguir apoyo financiero de parte de comerciantes britnicos
interesados en sacar ventajas de la independencia hispanoamericana. De esta manera, en
poco tiempo, consiguieron organizar la expedicin compuesta de dos buques y ms de
400 soldados de diversas nacionalidades. As, franceses, britnicos y alemanes, se
sumaron a la causa patriota.1832 Salieron de Inglaterra el 18 de noviembre y se dirigieron
a Les Cayes, adonde arribaron el 14 de enero de 1819. All se reunieron con otros
expedicionarios y las fuerzas independentistas pasaron a estar compuestas por 6
embarcaciones y ms de 550 hombres. A pesar de que contaban con un ejrcito
numeroso, carecan de los pertrechos militares necesarios para llevar adelante su
empresa. Por ello, Gregor Mac Gregor, decidi seguir el camino emprendido por Simn
Bolvar, buscando el apoyo de las autoridades haitianas. El coronel Michael Rafter, nos
cuenta que:

1829

Bierck, op. cit., pp. 114-115, Verna, Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, op. cit., p. 135.

1830

Carta de Pedro Gual a William Thorton, 3 de septiembre de 1818, compilada en, Epistolario de la

Primera Repblica, op. cit., tomo I, p. 179.


1831

Bierck, op. cit, p. 115; Verna, op. cit., p. 135.

1832

Restrepo, op. cit., tomo I, p. 462; Rafter, Michael, Memoirs of Sir Gregor Mac Gregor comprising a

Sketch of the Revolution in New Granada and Venezuela, Londres, Printed for J.J. Stockdale, 1920, pp.
119-143.

593

Para obtener un suministro de estos artculos () Mac Gregor resolvi hacer un pedido personal
al general Boyer, el Presidente () de Hait. () dej Les Cayes el 6 de febrero y viaj a travs
del pas hacia Port au Prince () donde a pesar de tener una recepcin muy amistosa de parte del
Presidente, no pudo obtener de l la asistencia requerida. Afortunadamente, haba en Port au
Prince, algunos comerciantes hispanoamericanos () que proveyeron a Mac Gregor de lo que los
pertrechos que deseaba, consistiendo de 300 fusiles, 50 cajas de plvora y para su transporte a Les
Cayes el Presidente Boyer le entreg una goleta que acompaara la expedicin. Por este acto de
generosidad (), Mac Gregor () realiz una promesa, que cumpli, de liberar a todos los
esclavos negros tan pronto como arribara a la Tierra Firme hispana. 1833

Las noticias de estos sucesos llegaron rpidamente a odos de las autoridades


cubanas, gracias al capitn de una fragata estadounidense que haba pasado por Les
Cayes, quien les inform que all se encontraba: una fragata armada con dos caones
() y dos bergantines, el uno con diecisis caones y cien hombres de tripulacin y el
otro sin caones y con fusilera y que entre este ltimo y la fragata existen doscientos
hombres de tropa la mayor parte oficiales escoceses e ingleses, () y estn todos a las
ordenes de Sir Gregor Mac Gregor con objeto de operar en Cartagena de Indias con la
fuerza de otras tropas que esperaban (). Que () haba pasado a Puerto del Prncipe
Mac Gregor con el fin () de pedir del gobierno de los mulatos algunas asistencias.1834
Los diarios de la regin tambin dieron cuenta del apoyo brindado por Jean Pierre Boyer
a la expedicin. El Savannah Republican inform que: Sir Gregor Mac Gregor le pidi
al Presidente Boyer permiso para comprar algunas armas y municiones, que fue otorgado
y una goleta, con 5.000 armas y 50 casquillos de plvora, fue despachado de Port au
Prince, con todos los dems requisitos y rpidamente lleg a Les Cayes.1835
Como vemos, continuando con la tradicin de solidaridad revolucionaria iniciada
por Jean Jacques Dessalines y Alexandre Petin, el Presidente Jean Pierre Boyer, no slo
cobij a los patriotas sino que les aport una embarcacin para reforzar su expedicin a
cambio de que estos liberasen a los esclavos hispanoamericanos. De esta manera, Hait se
convirti nuevamente en el centro de operaciones de los revolucionarios en el Caribe y

1833

Rafter, op. cit., pp. 146-147.

1834

Informe de Clemente Lord, 11 de febrero de 1819, compilado en Franco, op. cit. p. 199.

1835

Savannah Republican, 27 de abril de 1819.

594

Gregor Mac Gregor y Jean Pierre Boyer, reeditaron el pacto entre Simn Bolvar y
Alexandre Petin. Empero, algo que merece destacarse, es que el apoyo a la gesta
hispanoamericana no era una poltica meramente gubernamental, sino que amplios
sectores de la poblacin haitiana tambin la apoyaban. Nuevamente, segn el coronel
Rafter, quien estuvo en aquel pas: Los habitantes de Les Cayes, en comn con todos los
haitianos () son entusiastas de la causa de la libertad, y por ello recibieron a Mac
Gregor y a sus tropas con la mayor calidez y expresaban constantemente sus anhelos de
que tuvieran xito.1836 Este testimonio viene a confirmar los anteriores que he citado en
este captulo y en los precedentes, que dan cuenta de aquel fenmeno.
Luego de los preparativos, la expedicin finalmente sali del puerto el 10 de
marzo con direccin hacia Jamaica. La misma estaba compuesta de alrededor de 500
hombres y 7 buques, uno de las cuales haba sido entregado por Jean Pierre Boyer.1837
Arribaron a Jamaica el 14 de marzo, sin embargo, en principio no los dejaron
desembarcar porque las autoridades imperiales haban establecido una ley segn la cual
ningn barco procedente de Hait podan fondear en las Antillas britnicas. Como seala
el coronel Michael Rafter, esta medida tena por objeto: prevenir la diseminacin de los
principios de la libertad entre los esclavos de Jamaica.1838 A pesar de esto, el gobernador
de la isla le permiti a Gregor Mac Gregor desembarcar y ste se dirigi a Kingston con
la intencin de conseguir nuevos auxilios para su expedicin. Empero, el general escocs
recibi la misma negativa que haba recibido Simn Bolvar y otros hispanoamericanos
que haban residido previamente en la isla. No obstante, se reencontr con el
neogranadino Juan Elas Lpez, quien se haba exiliado all luego de la cada de
Cartagena de Indias y juntos reemprendieron el camino. Los expedicionarios partieron
hacia San Andrs, adonde establecieron su base de operaciones.1839 Poco despus,
realizaron su ofensiva en contra de los realistas de Panam y el 10 de abril lograron tomar
la ciudad de Portobelo. Gregor Mac Gregor declar la liberacin del territorio como parte

1836

Rafter, op. cit., p. 155.

1837

The Bermuda Royal Gazette, 24 de abril de 1819; Savannah Republican, 27 de abril de 1819.

1838

Rafter, op. cit., p. 167.

1839

Idem, p. 169-176.

595

de la repblica de Nueva Granada y nombr como gobernador a Juan Elas Lpez. 1840 En
aquel contexto, las autoridades coloniales del Virreinato se preocuparon por la situacin e
impulsaron una rpida reconquista.1841
En cuestin de semanas, las tropas realistas, al mando de Alejandro Hore y Jos
Santa Cruz, lograron su objetivo derrotando a los republicanos y recuperando Portobelo,
a comienzos de mayo de 1819. Muchos de los expedicionarios, incluido Juan Elas Lpez
resultaron asesinados.1842 Los que se salvaron se dieron a la fuga y se exiliaron en San
Andrs siguiendo a Gregor Mac Gregor. Desde all, emprendieron una nueva misin
buscando atacar la costa de Ro Hacha el 14 de mayo. Sin embargo, el intento de
desembarco fue repelido inmediatamente y se vieron obligados a escapar. En este
contexto, desahuciado el general escocs decidi regresar a Hait para reagrupar sus
hombres, sumar voluntarios que venan de Europa y acopiar provisiones. 1843Al arribar a
Les Cayes, en junio de dicho ao, el general escocs, se encontr con un contingente de
aproximadamente 500 voluntarios que haban llegado recientemente de Inglaterra e
Irlanda para sumarse a la gesta independentista. Tiempo despus desembarcaron nuevos
contingentes y segn el coronel Michael Rafter, llegaron a haber ms de 1300 voluntarios
extranjeros en Hait.1844 Como vemos, aquella isla se haba convertido una vez mas en un
centro de reunin y de organizacin para los republicanos. Una situacin conocida y
avalada por las autoridades haitianas.1845La suerte pareca mejorar. Sin embargo, ocurri
todo lo contrario, las circunstancias empeoraron rpidamente debido a la falta de recursos
y a la incapacidad organizativa del general escocs. Muchos de los voluntarios se
enfermaron y otros desertaron, yndose a otras islas o mezclndose con la poblacin
1840

Maceroni, Francis, Memoirs of the life and adventures of Colonel Maceroni, Londres, John Macrone,

1838, tomo II, pp. 437-438; Rafter, op. cit., pp. 193-202, Capture of Portobello by Sir Gregor Mac
Gregor, The Bermuda Royal Gazette, 9 de mayo de 1819.
1841

Carta de Pedro Ruz de Porras a Jos Cienfuegos, 8 de mayo de 1819, AGI, Estado, 12, N.13.

1842

Carta de Bernardo Vallarino al gobernador de Maracaibo 22 de mayo de 1819, compilado en Franco,

op. cit, p. 132; Maceroni, op. cit., tomo II, pp. 440-441; Rafter, op. cit., p.235.
1843

Maceroni, op. cit., tomo II, p. 442; Rafter, op. cit., pp. 252-253; Savannah Republican, .24 de junio de

1819.
1844

Rafter, op. cit. p. 302.

1845

Marceroni, op. cit., tomo II, p. 442; Rafter, op. cit., pp. 260-263.

596

local. De esta manera, pasaron varias semanas de inmovilidad total, hasta que lleg una
nueva embarcacin desde Europa, trayendo refuerzos y dinero. En aquel contexto, Mac
Gregor y sus oficiales decidieron reemprender su lucha, organizando rpidamente una
nueva expedicin contra Nueva Granada. Recibieron la ayuda econmica de un
comerciante hispanoamericano que se haba exiliado en la isla y del gobernador de Les
Cayes, que los auxili reclutando a una parte de los voluntarios que haban abandonado
las filas del ejrcito.1846 Empero, el otrora ejrcito de ms de 1.000 hombres y 7 buques,
haba decrecido dramticamente a 258 combatientes y 3 embarcaciones.1847 La
expedicin sali el 29 de septiembre con direccin hacia Nueva Granada, con la intencin
de derrotar a los realistas que todava dominaban la costa luego del triunfo de las tropas
de Simn Bolvar en Boyac. Mediante un ataque sorpresa, el 5 de octubre, los
expedicionarios lograron ocupar Ro Hacha, despus de una fuerte resistencia de parte de
las tropas espaolas y la poblacin local. En seguida Gregor Mac Gregor declar la
independencia del territorio ocupado y estableci las bases de su gobierno. No obstante,
al poco tiempo volvieron a aparecer los mismos problemas que lo haban acechado en
Amelia y en Portobelo. La escasez de recursos, la desorganizacin y la psima recepcin
de los nativos, hizo mella entre los invasores. En seguida, la tensin entre el general
escocs y sus principales oficiales estall y stos decidieron abandonarlo, regresando a
Europa. En aquel contexto, las fuerzas realistas llevaron adelante una contra ofensiva y
lograron ocupar la ciudad el 11 de octubre. Los derrotados se dieron a la fuga y volvieron
a buscar refugio en Les Cayes. Sin embargo, ni siquiera all Gregor Mac Gregor pudo
encontrar paz, debido a que los corsarios y sus ex soldados se opusieron a su presencia en
aquel pas. Escapando de ellos, se dirigi hacia la monarqua del norte, a la ciudad de Cap
Henri, donde el rey Henri I le dio asilo.1848Luego de casi dos aos, todas las expediciones
haban fracasado. Empero, merece destacarse nuevamente, el importante rol que jug
Hait en todas ellas.

1846

Rafter, op. cit., pp. 294-298.

1847

Rafter, op. cit., pp. 301; Restrepo, op. cit., tomo II, p. 560.

1848

Rafter, op. cit., p. 374; Restrepo, op. cit., tomo II, pp. 360-361.

597

El congreso de Angostura y los efmeros contactos con Henri Christophe

Mientras estas misiones se llevaban adelante, Simn Bolvar y sus lugartenientes


obtuvieron importantes triunfos militares y dieron pasos significativos hacia la
construccin de un nuevo orden postcolonial. Durante el ao 1818, Simn Bolvar
consigui imponer su autoridad frente a los oficiales y a los llaneros, dndole una mayor
cohesin al ejrcito patriota. Asimismo, gracias a sus medidas democratizadoras, ste se
vio engrosado con la participacin masiva de pardos y ex esclavos, asumiendo un
carcter ms popular.1849 El mismo tambin estaba integrado por algunos haitianos que
haban venido en las dos expediciones. Segn Alexander Alexander, un escocs que se
sum a la gesta independentista, en Cuman vio que: Haba muchos oficiales negros en
esta divisin del ejrcito nativos de Santo Domingo.1850 Charles Brown, otro legionario
britnico, seal lo siguiente sobre las tropas de Jos Francisco Bermdez: En su
mayora los hombres eran negros de Santo Domingo o esclavos prfugos de las
colonias.1851 Finalmente, luego de una serie de batallas, los republicanos lograron
controlar definitivamente la Guayana. De esta manera, para comienzos de 1819, se
constituy el congreso de Angostura, en dicha provincia, con la intencin de nombrar
nuevas autoridades y poner los cimientos de la organizacin republicana. Ante los
diputados del congreso, Simn Bolvar, pronunci un extenso discurso en el que present
su propuesta constitucional, mediante la cual pretenda conciliar el ideario republicano
con sus anhelos de consolidar el orden, la independencia y la concordia social. Con miras
a tal objetivo, plante la necesidad de conformar una repblica centralista, dotada de un
poder ejecutivo fuerte. En su opinin, debido a la inestabilidad natural de aquel sistema,
era necesario otorgar al: magistrado republicano, una suma mayor de autoridad que la
que posee un prncipe constitucional.1852 Asimismo, siguiendo el ejemplo de Roma, de
1849

Vowell, op. cit., pp. 66-67.

1850

Alexander Alexander, La Vida de Alexander Alexander escrita por l mismo, Caracas, Ediciones de la

Presidencia de la Repblica, 1978, p.119.


1851

Brown, Charles, Relato de la expedicin salida de Inglaterra a fines de 1817 para el servicio de los

patriotas espaoles, en Hackett, James; Brown, Charles, Narraciones de dos expediciones britnicos de la
independencia, Caracas, Instituto Nacional de Hipdromos, 1966, p.174
1852

Discurso de Angostura, 15 de febrero de 1819, AL, Doc. 3589.

598

la monarqua constitucional de Inglaterra y las enseanzas polticas de Montesquieu y de


Francisco de Miranda, postul la creacin de un poder legislativo que estuviese dividido
en dos cmaras, una de diputados (electos popularmente) y otra de senadores hereditarios.
Estos ltimos, junto con la figura del Presidente fuerte, seran los pilares de la estabilidad
del orden poltico. En sus palabras: Si el senado en lugar de ser electivo fuese
hereditario, sera en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra repblica. 1853 Por su
parte, el poder judicial deba ser independiente y estar compuesto por jueces inamovibles
y por un sistema de juicios por jurados. Finalmente, sugiri la conformacin de un cuarto
poder, el poder moral, que tendra el rol de regenerador de las costumbres y de la
educacin de la sociedad para romper con el oscurantismo impuesto por el sistema
colonial. Segn Simn Bolvar las bases de la repblica deban ser: la soberana del
pueblo: la divisin de los poderes, la libertad civil, la proscripcin de la esclavitud, la
abolicin de la monarqua y de los privilegios.1854 Por ello, seal la importancia de
garantizar la igualdad jurdica, terminando con el sistema de castas y fueros que imperaba
en el orden colonial. A su vez, insisti con la necesidad de abolir la esclavitud. Como
sabemos, desde 1816 el general venezolano haba promulgado una serie de decretos en
los cuales se estableca el fin de la esclavitud y el reclutamiento de los esclavos en el
ejrcito patriota. En su discurso, revindic su accionar y suplic a los diputados que se
confirmaran sus medidas y se continuase con ese camino:
Yo no os hablara de los actos ms notables de mi mando, si estos no incumbiesen a la mayora
de los venezolanos. Se trata Seor de las resoluciones ms importantes de este ltimo perodo. La
atroz e impa Esclavitud cubra con su negro manto la tierra de Venezuela, y nuestro cielo se
hallaba recargado de tempestuosas nubes, que amenazaban un Diluvio de fuego. Yo implor la
proteccin del Dios de la humanidad, y luego la redencin disip las tempestades. La Esclavitud
rompi sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos agradecidos que han
convertido los instrumentos de su cautiverio en armas de Libertad. S, los que antes eran Esclavos,
ya son Libres: los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son defensores de una patria.
Encareceros la justicia, la necesidad, y la beneficencia de esta medida, es superfluo cuando
vosotros sabis la historia de los Helotas, de Espartaco, y de Hait: cuando vosotros sabis que no

1853

Idem.

1854

Idem.

599

se puede ser libre y esclavo a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las leyes polticas, y
las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisin la reforma, o la revocacin de todos
mis estatutos y decretos; pero yo imploro la confirmacin de la libertad absoluta de los esclavos,
como implorara mi vida, y la vida de la Republica.1855

Como vemos, sus argumentos a favor de la emancipacin implican una compleja


amalgama de idealismo y pragmatismo. Por un lado, consideraba que era un
contrasentido luchar en nombre de la libertad y a la misma vez mantener inclume el
sistema esclavista. Por el otro, pensaba que la abolicin poda aportar soldados para la
causa patriota. Finalmente, entenda que sta era la mejor forma de conjurar cualquier
posible rebelin de los esclavos en contra de la repblica. Aqu vemos aparecer
nuevamente a la revolucin de Hait, como un peligro que deba evitarse a toda costa,
mediante una abolicin absoluta pero controlada e instrumentalizada a favor de la causa
patriota. A estas ideas, se les de debe sumar su reivindicacin de la unidad. Exclamaba:
Unidad, unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros
ciudadanos es diferentes mezclmosla para unirla1856. De esta manera, mediante la
unidad y el mestizaje se podra terminar con la amenaza de la guerra de razas que desde
el comienzo del proceso de independencia vena obsesionando a los criollos
revolucionarios.
Los diputados del congreso nombraron a Simn Bolvar como Presidente y a
Francisco Antonio Zea como Vicepresidente y empezaron sus sesiones para promulgar la
constitucin. El tema de la esclavitud sera resuelto posteriormente. Simn Bolvar de
inmediato dej a cargo del gobierno a su segundo y se puso en campaa. Esta vez,
desisti de su proyecto de conquistar Caracas y opt por emprender el camino hacia
Nueva Granada. All su ejrcito se sum con las fuerzas de Francisco de Paula Santander,
que se encontraban en Casanare. Desde los llanos neogranadinos, emprendieron una
ofensiva contra los realistas, que result efectiva y que termin en agosto con la
ocupacin de Santa Fe, mediante las victorias de Pantano de Vargas y Boyac. Merece

1855

Idem.

600

destacarse que, en aquellas batallas, participaron ms de una docena de soldados


haitianos en el ejrcito patriota.1857
En paralelo a estos sucesos militares, se dieron unos primeros y efmeros
contactos con el reino de Hait, gobernado por Henri Christophe. Hasta ese momento, las
vinculaciones se haban mantenido con la repblica del sur, pero en el contexto de la
guerra revolucionaria y despus de la muerte de Alexandre Petin, algunos republicanos
estuvieron dispuestos a entrar en comunicaciones con Henri I. El primero en dar ese paso
fue Francisco Antonio Zea, quien haba estado exiliado en Les Cayes en 1816. ste le
escribi al monarca, el 9 de agosto de 1819, para informarle acerca de la resolucin que
haba adoptado de despachar a la isla a aquellos esclavos que fuesen apresados por los
corsarios patriotas que actuaban en el Caribe. Henri I, se mostr favorable a la propuesta,
debido a que desde hacia tiempo su escuadra vena llevando adelante esa poltica de
asaltar buques esclavistas para liberar a los africanos cautivos. Asimismo, propuso el
establecimiento de relaciones formales, mediante el envo de un agente plenipotenciario a
Cap Henri. Francisco Antonio Zea estuvo de acuerdo y propuso el despacho de Diego de
Vallenilla, en calidad de embajador. Sin embargo, la misin finalmente no se llev a cabo
debido a que el congreso se opuso a aquella resolucin, aduciendo que: lejos de ser til,
iba a comprometer a la repblica con varias naciones y particularmente con la Francia,
que el fundamento que haba tenido origen esta comisin, cual era llevar a dicha isla los
negros que se les apresasen al enemigos, provenientes de frica exigira previamente una
ley sobre el particular sin el cual se frustrara el objeto de la precitada misin.1858 Poco
tiempo despus, Juan Bautista Arismendi, ahora encargado de la vicepresidencia de
Venezuela, redobl el esfuerzo e hizo un nuevo intento por establecer un vnculo con la
monarqua haitiana, decretando el envo de Mariano Montilla como agente
plenipotenciario. Su objetivo era conseguir nuevos auxilios y forjar una relacin estrecha
con la isla. A tal fin le escribi una extensa carta a Henri I en la que no slo delineaba la

1856

Idem.

1857

Prez Morales, Itineraries of Freedom, op. cit., pp. 190-191.

1858

Acta del congreso de Angostura, sesin del 22 de octubre de 1819, compilado en Cortzar, Roberto;

Cuervo, Luis Augusto, Congreso de Angostura, Libro de Actas, Bogot, Imprenta Nacional, 1921, p. 209.

601

poltica de amistad que esperaba construir, sino que tambin hacia una reivindicacin de
la revolucin haitiana. En sus palabras:
Nada es ms natural que el implorar la proteccin del mas fuerte contras las atrocidades de un
injusto opresor. () Una fuerza que ha podido resistir por tantos aos al poder de una de las
primeras naciones de Europa a favor de la independencia y libertad de tantos seres sumergidos en
la condicin servil, es () la ms apta para el auxilio de los que luchan por la misma causa. Hait
lleva la gloria de haber sido la primera en imitar a los Estados Unidos de la Amrica septentrional,
sacudiendo como ellos el grave yugo de la dominacin europea. Y si nosotros estamos imitando a
los dos pueblos que nos han precedido en esta noble contienda, nosotros debemos contar () con
la simpata del uno y del otro. Ms profundo en cierto modo debe ser sta en el nuevo reino de
V.M. porque los padecimientos de sus fundadores se asemejan ms a los nuestros. Apenas puede
compararse con stos los de las provincias del norte de Amrica. (.) Si contra los patriotas de
Hait sus enemigos recibieron de la Espaa el auxilio de los perros de Cuba para darles caza, los
espaoles de Fernando e Isabel la Catlica se divirtieron en la conquista de Venezuela con el
espectculo de un cacique condenado por ellos a lidiar con un perro al fin lo rindi y dilacer,
dejndolo exnime en el combate singular que excogitaron sus brbaros conquistadores. () A los
conocimientos histricos de V.M. no pueden ocultarse estas maldades, ni otras innumerables de
que han sido autores los mandatarios espaoles del pariente de Luis XVIII y V.M. habr hallado
que todava son ms atroces las que han cometido en la presente guerra. () Poner un freno a la
rabia sanguinaria del ministerio espaol, () y lograr una paz cimentada sobre los principios de la
independencia y la libertad de Venezuela y Nueva Granada son los objetos de nuestra lucha ().
La amistad y comercio con todos los estados, pero especialmente aquellos que se han establecido
en esta parte del globo descubierta por Coln () son sin duda medios conducentes a nuestras
miras, son () los canales por donde podemos adquirir recursos para terminar la guerra (). Me
ser lcito por conclusin formar la dulce idea de ver ya prosperando ms en Venezuela y la Nueva
Granada las armas defensoras de sus derechos por influjo de las relaciones que van a estrecharse
entre estos pueblos y el de Hait, tan distinguido en su lucha contra el despotismo. 1859

Como vemos, en esta misiva, el Vicepresidente, exaltaba el proceso


revolucionario haitiano y lo vinculaba histricamente con el de Venezuela y Nueva
Granada. Ambos eran hijos de las mismas desgracias y de una idntica vocacin
libertaria. Por ello, auguraba y promova una alianza defensiva contra los imperios
1859

Carta de Juan Bautista Arismendi a Henri Christophe, octubre de 1819 compilada en Verna, op. cit.,

pp. 358-361.

602

europeos. La radicalidad de este documento es evidente y es uno de los pocos escritos por
un lder criollo, donde encontramos una interpretacin de este tipo. En este sentido, se
podra decir que incluso supera a los escritos de Simn Bolvar dirigidos a Alexandre
Petin y Jean Pierre Boyer. Sorprende, sobre todo, porque estaba destinado a Henri
Christophe, quien hasta ese momento, no slo no haba auxiliado a los patriotas, sino que
a su vez, contaba con una muy mala fama entre los blancos del mundo atlntico por ser
considerado un lder sanguinario y desptico. En este sentido, no est claro si las palabras
de Juan Bautista Arismendi, eran sinceras o frutos de un poltica pragmtica. Sea como
sea, aquel acercamiento finalmente qued en la nada, dado que la misin de Mariano
Montilla no se concret. No se saben los motivos, pero es posible que la oposicin del
congreso haya sido la causa principal. Posteriormente, la muerte de Henri Christophe en
octubre de 1820, apag toda posible de acercamiento con aquel lder.1860
Simn Bolvar regres a Angostura a fines de 1819, luego de la batalla de Boyac.
Controlando una porcin importante del territorio neogranadino y una fraccin del
venezolano, le propuso al congreso la concrecin de un nuevo estado que incluyese a
Venezuela, Quito y Nueva Granada. Los diputados aprobaron la idea y promulgaron la
ley fundamental que dio nacimiento a Colombia.
No obstante la guerra continuaba y en aquel contexto los patriotas volvieron a
solicitar ayuda a Hait. En septiembre de 1820, Luis Brin envi al comerciante britnico
John Bernard Elbers ante Jean Pierre Boyer para adquirir 2.000 fusiles mediante un
crdito. El delegado viaj a Port au Prince para negociar personalmente con el Presidente
haitiano, quien en calidad de prstamo, le permiti comprar del arsenal pblico 1.000
fusiles que fueron remitidas al ejrcito patriota en Sabanilla. Sin embargo, al poco
tiempo, el ingls volvi a viajar a Hait para conseguir alimentos y utensilios que
sirvieron para engrosar a las fuerzas republicanas.1861 De esta manera las autoridades
haitianas mostraron su generosidad con respecto a la gesta independentista. No obstante,
este acercamiento result ser el ltimo entre ambas partes. Al abrirse una nueva etapa en
el proceso revolucionario venezolano y neogranadino, la relacin entre Hait y los
patriotas hispanoamericanos se terminar enfriando.
1860

Verna, op. cit., p. 361.

1861

Idem, pp. 363-364.

603

Conclusin

En este captulo, he analizado los vnculos entre Hait y la revolucin en Nueva


Granada y Venezuela durante los aos 1816 y 1819. A pesar de su relevancia, la mayora
de la historiografa dedicada a la independencia ha estudiado este tema de manera
sumamente parcial, centrndose fundamentalmente en la experiencia de Simn Bolvar y
en el devenir de las dos expediciones de 1816, sin otorgarle la importancia que la
cuestin merece. No obstante, algunos historiadores, como Paul Verna, Vicente Lecuna,
Alejandro Gmez y Clement Thibaud han profundizado en la cuestin, aportando
informacin muy valiosa y un relato detallado sobre los principales acontecimientos. En
particular, Vicente Lecuna, se ha ocupado por historiar las dos expediciones de Simn
Bolvar, mientras que Paul Verna, ha presentado un cuadro ms completo sobre las
relaciones entre Hait y los patriotas durante aquellos aos. Empero, ambos, han aportado
una interpretacin hagiogrfica de aquella experiencia. Especialmente, Paul Verna, ha
revindicado fuertemente la alianza entre los patriotas y los haitianos, como uno de los
momentos culmines de la gesta anti-colonial latinoamericana. Por su parte, autores como
Edgardo Prez Morales y Tulio Arends, han analizado la historia de los corsarios durante
aquellos aos, concentrndose en el vnculo entre Louis Aury y Hait y en los sucesos de
la efmera repblica de las Floridas. Otros, como Daniel Gutirrez Ardila, han estudiado
los vnculos diplomticos entre Hait y Colombia, al momento de su nacimiento. A pesar
de reconocer las significativas contribuciones de estos historiadores, en este captulo, mi
intencin ha sido aportar una mirada ms completa y compleja sobre los sucesos,
procurando dar cuenta de la totalidad de las relaciones e influencias existentes entre Hait
y el proceso revolucionario de la Tierra Firme. Asimismo, he pretendido romper con el
sesgo hagiogrfico, mostrando las tensiones existentes entre los patriotas y el ideario de
los revolucionarios haitianos que apoyaron la causa independentista. Para ello, me he
basado en las referidas obras especializadas y en numerosas fuentes primarias, como:
memorias, peridicos, procesos judiciales, decretos, proclamas y cartas de los participes.
Como conclusin general, considero que estos aos significaron la poca de oro
de las relaciones ente Hait y la independencia venezolana y neogranadina. La migracin

604

de los patriotas a la isla dio lugar a una intensificacin de los vnculos entre aquellos
sectores y a un cambio parcial de la opinin de stos con respecto a Hait y su revolucin.
En particular, el apoyo econmico y militar del Presidente Petin hizo posible la
realizacin de las expediciones lideradas por Simn Bolvar y dio lugar a que ste
asumiese como propia la bandera de la abolicin de la esclavitud. De esta manera, el
pacto entre ambos, radicaliz la gesta independentista otorgndole un contenido social
del que antes careca. No obstante, a diferencia de lo que ha sealado Paul Verna,
existieron evidentes tensiones en este proceso. Simn Bolvar, no se convirti plenamente
en un abanderado del ideario haitiano ni en un reivindicador de la revolucin haitiana. A
pesar de decretar la abolicin de la esclavitud, esta medida no tuvo un alcance universal,
ni implic la liberacin total e inmediata de los esclavos. Signific, inicialmente una
forma de reclutar a los afrodescendientes a la causa patriota. Asimismo, creo haber
demostrado, que desde el pacto con Alexandre Petin, Simn Bolvar se dispuso a
integrar a los pardos y a los ex esclavos, pero de manera subalternizada, justamente para
evitar que estos se pasasen al bando realista (como lo haban hecho anteriormente) o que
actuasen de forma independiente promoviendo una guerra de razas. En este sentido, ms
all de que radicaliz y que modific su interpretacin sobre el orden postcolonial
haitiano, considerando que Alexandre Petin era un gran y generoso estadista a cargo de
un gobierno lgitimo, sigui pensando que la revolucin haitiana, como proceso, haba
sido una hecatombe racial que deba evitarse en la Tierra Firme. Estas ambigedades
explican porque, a la misma vez que promovi la participacin de los afrodescendientes
en su ejrcito, refrend la ejecucin de Manuel Piar, cuando se convenci de que ste
estaba planeando una sublevacin en su contra, que tena por fin emular la revolucin
haitiana en Venezuela. Una ejecucin que estuvo promovida por otros lugartenientes
blancos, como Luis Brin, que tambin haban estado exiliados en Hait y haban recibido
el apoyo del gobierno de dicho pas.
Adems de este tema, abord la reaccin de las autoridades coloniales frente al
apoyo haitiano a las expediciones de 1816 y 1817. Mostr que los funcionarios sintieron
una intensa preocupacin ante aquella amenaza, que significaba para ellos la concrecin
de una de sus seculares pesadillas. La tan temida alianza entre los hispanoamericanos y
los haitianos, se haba concretado, aunque los protagonistas no fuesen los sectores

605

populares, sino los propios criollos blancos. Los gobernantes realistas intentaron romper
aquel pacto presionando diplomticamente a Alexandre Petin para que dejase de
socorrer a los patriotas. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano ya que el
Presidente haitiano, no slo se defendi con habilidad frente a las presiones, sino que se
mantuvo firme en su poltica de solidaridad revolucionaria. Gracias a ello, Hait continu
siendo la principal base de operaciones de los corsarios y militares patriotas durante los
aos subsiguiente. Tema que analice, en detalle, mostrando el apoyo del gobierno
haitiano y la participacin de haitianos en la de la repblica de las Floridas y en las
expediciones lideradas por Sir Gregor Mac Gregor, contra Portobelo y Ro Hacha. En
conclusin, Hait, jug un rol absolutamente clave durante estos aos, tanto a nivel
material, como ideolgico, ya que con su ayuda permiti, tanto el avance de la revolucin
hispanoamericana, como su parcial radicalizacin. Sin embargo, fue un proceso
complejo, no exento de tensiones y ambigedades, que a la larga haran de enfrar y
socavar los lazos revolucionarios que se establecieron al calor de la lucha.

606

Parte IV
Relaciones Peligrosas: miedos y desencuentros entre Hait y Colombia
(1820-1830)
Captulo XVIII: Colombia y las tensiones sociales bajo el signo de Hait
(1820-1825)
El libertador siempre lo pronostica, que concluida
la guerra tengamos otra con los negros. Santo
Domingo es un funesto ejemplo y de all debe partir
la centella de un incendio. Jos Manuel Restrepo
18231862

El fantasma de Hait y los lmites del abolicionismo en Colombia


A pesar de que, en diciembre de 1819, se concret la fundacin de Colombia, ni
la independencia estaba asegurada, ni el nuevo orden estaba verdaderamente constituido.
La mayora de Venezuela y gran parte de la costa y el sur de Nueva Granada seguan bajo
dominio realista. Esto implic que, durante los aos subsiguientes, la guerra y la
inestabilidad prosiguieran. Sin embargo, ya en 1819, el congreso de Angostura sesion y
promulg una serie de leyes para establecer las bases de una nueva organizacin poltica
y jurdica provisoria, hasta la reunin del congreso constitucional colombiano. No
obstante, al hacerlo, no sigui al pie de la letra las ideas de Simn Bolvar. Se respet su
propuesta de una repblica centralista y por ende el gran estado qued dividido en tres
departamentos Venezuela, Cundinamarca y Quito. Empero, no se cre ni un poder moral,
ni un poder legislativo con Senadores hereditarios, ni un poder ejecutivo fuerte.
Asimismo, en lo que respecta a la esclavitud, los diputados llevaron adelante una poltica
ambigua que, claramente, contradeca los postulados emancipatorios de Simn Bolvar.
El 11 de enero de 1820, promulgaron una ley que confirmaba el fin del comercio
1862

Restrepo, Jos Manuel, Diario poltico y militar: Memorias de los sucesos importantes de la Repblica

de Colombia para servir a la historia de la revolucin de Colombia y de la Nueva Granada, desde 1819
para adelante, Bogot, Imprenta Nacional, 1954, tomo I, p. 222

607

esclavista y que estableca, de manera paradjica, la abolicin formal de la esclavitud y


su continuidad de hecho. En el primer artculo estableca que: La esclavitud queda
abolida de derecho y se verificara de hecho en su total extincin dentro del trmino
preciso y por los medios prudentes justos y filantrpicos que el congreso general tuviese
a bien fijar en su prxima reunin.1863 Y en el segundo: Entre tanto, las cosas quedarn
en el estado mismo en que se hallan hoy en da () permaneciendo en libertad los que la
hayan obtenido y aguardando recibirla del congreso general los que se encuentran en
servidumbre.1864

Por su parte, en el tercero deca: Sin embargo, los que fueren

llamados a las armas por el Presidente de la Repblica, o hicieren algn servicio


distinguido, entran desde luego en posesin de su libertad.1865Como vemos, en realidad
todo quedaba igual que antes, la esclavitud se mantena inclume en los hechos y la
solucin definitiva se difera para ms adelante. Esto se basaba en que, segn los
diputados, los esclavizados eran brbaros y por ende no estaban listos para recibir su
inmediata libertad. Adems hacerlo de inmediato resentira el orden social y econmico.
Justamente, para garantizar aquellos privilegios fijaron un principio clave, cualquier tipo
de emancipacin futura deba hacer mediante el pago de una indemnizacin a los
amos.1866 As, finalmente prevalecieron los intereses de la elite esclavista por sobre los
anhelos libertarios y las estrategias militares de Simn Bolvar.1867 Sin embargo, ste no
se dio por vencido. A comienzos de 1820, se propuso llevar adelante una ofensiva contra
los realistas que aun dominaban parte de la Nueva Granada y para hacerlo, sigui
reclutando esclavos por su cuenta y le orden a Francisco de Paula Santander que hiciera
lo propio, decretando el alistamiento de 3.000 esclavos de Antioquia y Choc y 2.000 de
Popayn, los cuales recibiran su libertad plena luego de dos aos de servicios.1868 El
vicepresidente se opuso a aquella resolucin argumentando que causara estragos en la
minera y generara desorden social. Por ello, el general venezolano insisti en una serie

1863

Decreto sobre la libertad de los esclavos del Congreso de Angostura, 11 de enero de 1820, compilado

en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo VII, p. 170.


1864

Idem, p. 170.

1865

Idem, p. 170.

1866

Idem, p. 170.

1867

Lombardi, John, The decline and abolition of negro slavery in Venezuela, 1820-1854, Conneticut,

Greenwood Publishing, 1971,p. 47.


1868

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 8 de febrero de 1820, AL, Doc. 4050.

608

de misivas sobre la importancia de la misma.1869 De esta manera, el 18 de abril le escribi


una carta donde le repeta los argumentos militares y polticos por los cuales esa medida
era absolutamente necesaria. Las razones estratgicas eran evidentes: Necesitamos de
hombres robustos y fuertes, acostumbrados a la inclemencia y a las fatigas; de hombres
que abracen la causa y la carrera con entusiasmo; de hombres que vean identificada su
causa con la causa pblica y en quienes el valor de la muerte sea poco menos que el de su
vida.1870 Sin embargo, en su opinin:
Las razones polticas son an ms poderosas. Se ha declarado la libertad de los esclavos de
derecho y aun de hecho. El Congreso ha tenido presente lo que dice Montesquieu: en los gobiernos moderados la libertad poltica hace preciosa la libertad civil; y el que est privado de esta
ltima, est aun privado de la otra; ve una sociedad feliz, de la cual no es ni aun parte; encuentra la
seguridad establecida para los otros y no para l. Nada acerca tanto a la condicin de bestias como
ver siempre hombres libres y no serlo. Tales gentes son enemigos de la sociedad, y su nmero
seria peligroso. No se debe admirar que en los gobiernos moderados, el Estado haya sido turbado
por la rebelin de los esclavos, y que esto haya sucedido tan rara vez en los Estados despticos. Es
pues demostrado (), que todo gobierno libre que comete el absurdo de mantener la esclavitud, es
castigado por la rebelin y algunas veces por el exterminio, como en Hait. En efecto, la ley del
Congreso es sabia en todas sus partes. Qu medio ms adecuado ni ms legtimo para obtener la
libertad que pelear por ella? Ser justo que mueran solamente los hombres libres por emancipar a
los esclavos? No ser til que stos adquieran sus derechos en el campo de batalla y que se
disminuya su peligroso nmero por un medio necesario y legtimo? Hemos visto en Venezuela
morir la populacin libre y quedar la cautiva; no s si esto es poltico, pero s que si en
Cundinamarca no empleamos los esclavos, suceder otro tanto. Yo, pues, usando de las facultades
que me concede la ley de la libertad de los esclavos, reitero (): que el ejrcito del Sur tome los
esclavos tiles para las armas que necesite y que vengan 3.000 jvenes solteros para el ejrcito
(). Sobre estos ltimos insisto fuertemente.1871

1869

Bushnell, David, The Santander Regime in Gran Colombia, Connecticut, Greenwood Press, 1970, p.

167.
1870
1871

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 18 de abril de 1820, AL, Doc. 4182.
Idem.

609

En esta carta, vemos aparecer, una vez ms, las evidentes ambigedades de Simn
Bolvar frente a la esclavitud y a la revolucin de Hait. Desde su punto de vista, los
esclavizados deban ser reclutados y liberados, porque de esa manera, no slo se
fortalecera el ejrcito con hombres bravos que luchaban por su emancipacin, sino que, a
la vez, se conjugara la posibilidad de una rebelin anloga a la de Saint Domingue.
Asimismo, en su opinin, la participacin de los sectores afrodescendientes en la gesta
independentista era tanto legtima como prctica, dado que, a la misma vez que era justo
que los esclavos luchasen por su propia libertad, esto podra traer como una consecuencia
colateral positiva que su nmero decreciese por los efectos de la guerra. De esta forma, se
evitara el riesgo de que el conflicto blico tuviese como resultado una sociedad
semejante a la de Venezuela, donde, luego de las batallas en contra de los realistas y la
guerra de razas liderada por Jos Toms Boves, la poblacin criolla blanca haba
disminuido drsticamente, quedando a merced de la amenaza de la pardocracia. 1872 Poco
despus, Simn Bolvar volvi a insistir con ideas similares, criticando a aquellos que se
oponan a su poltica con respecto a los esclavos.
Lo de los esclavos, si andan alborotando el avispero resultar lo que en Hait. La avaricia de los
colonos hizo la revolucin porque la Repblica francesa decret la libertad y ellos la rehusaron, y
a fuerza de resistencia () irritaron los partidos naturalmente enemigos. El impulso de esta
revolucin est dado, ya nadie lo podr contener y lo ms que se podr conseguir es darle buena
direccin. El ejemplo de la libertad es seductor y el de libertad domstica es imperioso y
arrebatador. Yo creo que sera muy til ilustrar la opinin de esos hombres alucinados por su
propio inters y a quienes su verdadero inters debe desengaar. Ciertamente el oro y la plata son
objetos preciosos; pero la existencia de la Repblica y la vida de los ciudadanos son ms preciosas
an. Creo que se debe escribir tanto a los jefes como a los magnates lo que conviene que sepan
para recordarles lo que afectan ignorar. (). Nuestro partido est tomado, retrogradar es debilidad
y ruina para todos. Debemos triunfar por el camino de la revolucin y no por otro. Los espaoles
no matarn los esclavos pero matarn los amos, y entonces se perder todo.1873

Como vemos, desde su punto de vista, era absolutamente necesario que los amos
entendiesen que el camino que deba tomarse en Colombia era el de liberar e integrar a
1872

Bushnell, op. cit., p. 168.

1873

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 30 de mayo de 1820, AL, Doc. 4377.

610

los afrodescendientes, para evitar las tensiones que se haban generado en Saint
Domingue, cuando los grand blancs se haban opuesto a la universalizacin de los
derechos del hombre. En su opinin, la revolucin era un torbellino que amenazaba con
destruir todo el orden social y la nica forma de evitar el desastre era avanzar en la
revolucin pero encauzando los conflictos sociales. A esa altura de los acontecimientos,
poner un freno a los legtimos anhelos libertarios de los sectores de color era una poltica
suicida. La constante prdica del general venezolano finalmente dio algn resultado y el
vicepresidente se avino a la emancipacin y reclutamiento de aproximadamente 3.000
esclavos que pasaron a integrar el ejrcito patriota. A pesar de que los amos fueron
indemnizados, todos aceptaron la medida a regaadientes y formulando fuertes
crticas.1874

En mi interpretacin, de Hait Simn Bolvar haba aprendido la

legitimidad y la importancia de la emancipacin de los esclavos, pero tambin la


necesidad de moderar aquel proceso abolicionista. En este sentido, considero que las
cartas precedentes nos muestran, nuevamente, que no se trataba de copiar aquel modelo
revolucionario, ni de aplicar cabalmente los principios haitianos en la gesta
independentista, como ha sealado Paul Verna1875. Esto se hace an ms notorio en otra
misiva a al vicepresidente, en la cual le sugera que se publicase un documento en la
Gaceta de Bogot proveniente de Chile, borrando el lema Libertad o Muerte con la que
vena precedida, debido a las connotaciones radicales que sta tena. En sus palabras:
Tambin se puede ahorrar Libertad o Muerte: todo eso huele a Robespierre y a Cristbal
que son dos extremados demonios de oposicin a las ideas de moderacin culta. La
fortuna nos ahorra la horrible necesidad de ser terroristas.1876 Desde mi punto de vista,
esto nos muestra que no slo se deban evitarse las medidas jacobinas, sino incluso las
consignas de ese tenor. Vale la pena recordar que, Libertad o Muerte haba sido el lema
de los revolucionarios haitianos y que haba surgido al calor de la gesta anti-colonial
contra los franceses. Evidentemente, Simn Bolvar, tena intenciones de separarse de ese
modelo incluso en el plano discursivo, adoptando un lenguaje ms moderado. A pesar de
todo, pienso que la mencin a Henri Christophe como un demonio, en contraposicin a
los referidos halagos a Alexandre Petin, indican que para el Libertador, el primero
1874

Bushnell, op. cit., p. 167.

1875

Verna, op. cit., p. 225.

1876

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 26 de junio de 1820, AL. Doc. 4556; Verna,

op. cit., p. 457.

611

representaba la corriente ms exaltada y tumultuosa de la revolucin haitiana, mientras


que el segundo expresaba una tendencia ms moderada, que luego de los horrores de la
rebelin de esclavos, haba construido un orden postcolonial civilmente organizado, que
poda ser vista, en parte, como una referencia positiva para los hispanoamericanos.
Veremos aparecer estas ideas, con mayor nitidez, en su propuesta constitucional para
Bolivia.

Para 1820, la suerte de los republicanos empez a

mejorar decididamente. La revolucin de Rafael Riego en Espaa, gener la crisis de la


monarqua, la reimposicin de la constitucin de Cdiz y el debilitamiento de los realistas
en Hispanoamrica. En aquel contexto, Pablo Morillo se avino a negociar con Simn
Bolvar y primero se acord un cese de hostilidad y luego la regularizacin de la guerra.
Esta regularizacin implic el fin de la guerra a muerte y del uso de corsarios como
estrategia naval. Todo esto gener un cambio en la poltica de los patriotas, que
intentaron pactar una paz honrosa con Espaa. A pesar de que este proyecto fracas,
desde ese momento en adelante, la relacin forjada con el gobierno de Hait, al calor de la
lucha irregular, se modific.1877 Abordar este tema en el prximo captulo.
El

armisticio

fortaleci

los

patriotas y por ello cuando el conflicto blico recomenz, en abril de 1821, llevaron
adelante una ofensiva exitosa mediante la cual pudieron conquistar la independencia de
Venezuela. La batalla de Carabobo signific la estocada final contra la presencia realista
en aquel territorio. En dicho marco, se estableci el congreso de Ccuta, encargado de
promulgar un nuevo cuerpo jurdico para Colombia. La asamblea sesion de mayo a
octubre de 1821 y durante aquellos meses, los diputados abordaron mltiples cuestiones,
siendo la esclavitud una de las ms acuciantes. En esta oportunidad, Jos Flix Restrepo,
uno de los promotores de la ley de libertad de vientres promulgada en Antioquia en 1814,
volvi a la carga impulsando una normativa idntica para la naciente repblica. A los
fines de convencer a sus colegas, expus sus ideas en un extenso discurso en el cual
crtico duramente la esclavitud y el racismo.

Desde su punto de vista, ilustrado y

catlico, era un egosmo criminal pretender para nosotros la libertad e independencia de


la Espaa sino la queremos dar a nuestros esclavos. Asimismo, consideraba que la
institucin era: contraria al derecho de la naturaleza, () al espritu del evangelio, () a
la seguridad y permanencia del repblica, () a las buenas costumbres, () al aumento
1877

Gutirrez Ardila, Daniel, El reconocimiento de Colombia: diplomacia y propaganda en la coyuntura

de las restauraciones (1819-1831), Bogot, Universidad Externado de Colombia, 2012, pp. 239-240.

612

de la agricultura, la minera y todo gnero de industria.1878 Para reforzar sus argumentos,


cit en numerosas ocasiones la alocucin de Simn Bolvar ante el congreso de
Angostura, mencionando, no casualmente, el pasaje en el cual ste hacia referencia a la
historia de la rebelin de esclavos de Hait como un ejemplo de lo que poda suceder si
no se comenzaba a desmantelar aquel sistema de dominacin.1879 Sin embargo, a pesar de
formular una crtica radical a la esclavitud, consideraba que la solucin deba ser gradual
y moderada. En su opinin No conceder la libertad es una barbarie, darla de repente es
una precipitacin. () No se pasa repentinamente de un estado al opuesto, sin exponerse
a grandes inconvenientes.1880 Deba evitarse la ruina de los seores y de la economa, a
la misma vez que se preparaba a los esclavos para adquirir la ciudadana plena. Por ello,
propuso la promulgacin de una ley de libertad de vientres y la creacin de fondos de
manumisin, para ir emancipando gradualmente a los esclavos.1881
Las elocuentes palabras del diputado antioqueo causaron
impresin en numerosos colegas que, no slo se mostraron a favor de la medida, sino que
manumitieron a la totalidad de sus cautivos en el acto.1882 Sin embargo, no todos
estuvieron de acuerdo con la propuesta, alegando que deban salvaguardarse los derechos
de los propietarios y el orden social.1883 Jos Manuel Retrepo, en representacin de este
sector, plante que aquel proyecto: 1. Compromete la tranquilidad pblica, minando la
1878

Restrepo, Jos Flix, Discurso sobre la manumisin de esclavos, pronunciado en el Soberano

Congreso de Colombia reunido en la villa del Rosario de Ccuta en el ao de 1821, compilado en Hyos
Korbel, Pedro Felipe, Bolvar y las negritudes: momentos histricos de una minora tnica en la Gran
Colombia, Hoyos Editores, Bogot, 2007, p. 276.
1879

Idem, p. 318.

1880

Idem, p. 326.

1881

Idem, pp.327-330, Acta 26, sesin del 28 de mayo de 1821, Actas del Congreso de Ccuta, Bogot,

Biblioteca de la Presidencia de la Repblica, 1989,


online://www.bdigital.unal.edu.co/4546/1116/ACTAS_DEL_CONGRESO_DE_C%C3%9ACUTA,_1821.
html
1882

Acta 56, sesin del 26 de junio de 1821, Actas del Congreso de Ccuta; Bogot, Biblioteca de la

Presidencia de la Repblica, 1989,


online://www.bdigital.unal.edu.co/4546/1116/ACTAS_DEL_CONGRESO_DE_C%C3%9ACUTA,_1821.
html
1883

Acta 60, sesin del 2 de julio de 1821,op. cit., online:

http://www.bdigital.unal.edu.co/4546/1116/ACTAS_DEL_CONGRESO_DE_C%C3%9ACUTA,_1821.html

613

sociedad por sus cimientos. 2. Despoja al ciudadano de una propiedad legal sin una justa
compensacin contra la constitucin de la repblica. 3. Disminuye la renta de la nacin
con grave perjuicio suyo y del erario.1884 Luego de una serie de debates, finalmente la
normativa fue aprobada el 21 de julio de 1821. La misma estableca la confirmacin de
la prohibicin del trfico esclavista, la libertad de vientres y la creacin de juntas de
manumisin que, gracias a un fondo especial, deban emancipar anualmente a unos pocos
esclavos.1885 De esta manera, el congreso de Ccuta, sigui el sendero inaugurado por el
de Angostura, negndose a promulgar la abolicin general de la esclavitud reclamada de
forma insistente por Simn Bolvar. El camino elegido por los diputados era ms timorato
que el sealado por el Presidente, buscando conciliar los intereses de los amos con el
discurso ilustrado y liberal. La esclavitud, an reformada, se mantena en sus pies. Sin
embargo, en los hechos, la institucin haba sufrido varios embates. La guerra y los
reclutamientos, haban producido una grieta en el sistema de dominacin y muchos de los
esclavos se haban sumado al ejrcito, se haban dado a la fuga o ya no mantenan una
estricta obediencia a sus amos. Esta situacin continu a partir de 1821.1886 Por ello,
gener preocupacin entre la elite, dando lugar a que algunos de aquellos amos vertieran
fuertes crticas a la ley de libertad de vientres. En particular, Joaqun Mosquera, miembro
de una familia esclavista y minera del Cauca y el Choc, levant su voz en contra de
aquella norma planteando, en un breve ensayo intitulado Memoria sobre la necesidad de
reformar la ley del congreso constituyente de Colombia del 21 de julio de 1821, que la
misma, afectaba la propiedad privada de los amos y haba generado desorden social y
decadencia econmica. En aquel escrito, apel a diferentes argumentos para sustentar su
posicin, pero resulta interesante, que en su argumentacin cit un pasaje del britnico
William Wilberforce en el que este haca referencia a la revolucin de Hait para
demostrar los peligros de una emancipacin apresurada y mal encaminada. El mismo
deca: Nada hay ms hermoso a los ojos del entusiasmo de la humanidad que domina a
los corazones honrados que el decreto expedido por la convencin nacional a favor de los
esclavos, pero que vuelvan los ojos a Santo Domingo y vern que el hombre puede hacer
1884

Citado en Valencia Llano, Alonso, Esclavitud y libertad: el dilema de los caucanos republicanos, en

Memoria & Sociedad, Vol 11, No 22, Enero-Junio de 2007, p. 92


1885

Ley de libertad de vientres, 21 de julio de 1821, compilada en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo VII,

pp. 666-668.
1886

Valencia Llano, op. cit., pp. 93-94; Bushnell, op. cit., p.170.

614

infinito mal en un pequeo instante, ms necesita del infinito tiempo y trabajo para sanar
la heridas que ha dado.1887 Como vemos, en el contexto de la repblica de Colombia y
los debates sobre al esclavitud, el ejemplo de Hait era polivalente, siendo utilizado tanto
por aquellos que estaban a favor de una abolicin ms general, como por aquellos que
buscaban algunas reformas, como otros que pretendan que todo siguiera igual.
La revolucin de Hait y las protestas de los pardos
Durante 1822 las fuerzas patriotas lograron expulsar a los realistas de la mayora
del territorio de Colombia. Sin embargo, en el marco de la construccin de la naciente
repblica, empezaron a surgir tensiones internas entre los criollos blancos y los sectores
afrodescendientes libres. Aquellas fricciones, emergieron por el choque entre el acenso
social efectivo y la vocacin de igualacin y emancipacin de los hombres de color y los
lmites de la poltica democrtica llevada adelante por la elite, que pretenda, en el mejor
de los casos, integrar a aquellos grupos sociales sin reconocerles ni una plena igualdad, ni
su capacidad para actuar autnomamente. Empero, lo que me interesa destacar siguiendo
a autores como Marixa Lasso, Aline Helg y Jorge Conde Caldern, es que dichas
tensiones estuvieron signadas por el espectro de la revolucin haitiana. Aquel proceso,
reapareci con fuerza, una vez ms, como referencia tanto positiva como negativa, para
los diversos actores en pugna.
Luego de la liberacin de Cartagena de Indias en 1821, la regin qued bajo el
mando de Mariano Montilla. Este nombramiento implic que Jos Prudencio Padilla, uno
de los principales protagonistas de la expulsin de los realistas, fuese relegado a un
segundo plano. Esta evidente injusticia fue uno de los factores que desencadenaron una
serie de conflictos entre los hombres de color de la ciudad, Mariano Montilla y la elite
local. Jos Prudencio Padilla, de condicin pardo, haba nacido en Ro Hacha en 1776. Su
padre era un negro de Saint Domingue y su madre una indgena wayu. De joven se
alist en la armada espaola y lleg a combatir en la batalla de Trafalgar, donde fue
tomado prisionero por los britnicos. Despus de esta dura experiencia, regres a
Cartagena de Indias en 1808 y estableci su residencia en el barrio de Getseman. A partir
de los sucesos revolucionarios de 1810 y 1811, se sum a la causa patriota, participando
1887

Mosquera, Joaqun, Memoria sobre la necesidad de reformar la ley del congreso constituyente de

Colombia del 21 de julio de 1821, Bogot, Impreso por F. M Stoke, 1825, p. 9.

615

activamente de la tendencia de los hermanos Gutirrez Pieres. Asimismo, durante los


aos inmediatamente posteriores, se enfrent a Manuel del Castillo y a Mariano Montilla,
en las disputas que estos mantuvieron con Simn Bolvar y los pieristas. Cuando la
ciudad cay en manos de los realistas, se exil con la mayora de los neogranadinos y
venezolanos en Les Cayes. All tuvo la posibilidad de conocer la experiencia
revolucionaria haitiana y luego particip activamente de la primera expedicin de Simn
Bolvar y de la ofensiva de los patriotas en Venezuela. Durante el ao 1817, estuvo en la
campaa de Guayana y fue testigo del fusilamiento de Manuel Piar. Incluso fue
comisionado por Simn Bolvar para apaciguar a los sectores populares que haban sido
excitados por el radicalismo de aquel general pardo.1888 Posteriormente, form parte de la
escuadra republicana, luchando contra los realistas en las costas del Caribe de Nueva
Granada y Venezuela. Segn Paul Verna, la guerra lo llev a recalar en varias
oportunidades en los puertos de Hait, donde se vincul con los patriotas que todava
residan all.1889 Finalmente, tuvo una intervencin muy destacada, junto con Mariano
Montilla, en la expulsin de los realistas de Ro Hacha, Santa Marta y Cartagena en 1821.
A pesar de su valerosa actuacin en la guerra naval, una vez terminada la contienda, fue
nombrado comandante general del tercer departamento de marina, mientras que a
Mariano Montilla se le dio un cargo superior, designndolo intendente del departamento
de Magdalena. Como seal previamente, esta disparidad en los reconocimientos gener
una intensificacin de la enemistad preexistente entre ambas figuras. Asimismo,
desencaden el descontento de sectores de afrodescendientes que apoyaban al almirante
pardo. Muchos de ellos haban formado parte de la corriente pierista y se haban
exiliado en Hait. A comienzos de 1822, estos grupos empezaron a protagonizar tumultos
y agitaciones, que generaron una honda preocupacin en Mariano Montilla. De inmediato
le dio aviso a Francisco de Paula Santander, comunicndole el 10 de abril que:
Siento decirle a usted que siguen mis cuidados sobre la maldita gente de Santo Domingo y sobre
la de Providencia, que es di igual naturaleza, usted ver de oficio lo que digo y seguir diciendo,
porque padilla no se porta bien. Las tertulias son continuas y malas y este seor es el apoyo de los
facciosos, porque ellos se halagan sus pasiones. Si usted conociera mi delicadez no creara sin
1888

Otero DCosta, Enrique, Vida del Almirante Jos Padilla, Bogota, Imprenta y Litografa de las Fuerzas

Militares, 1973, pp.1- 12; Helg, op. cit., p. 197.


1889

Verna, Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, op. cit., p.162.

616

dificultad que tengo muchas y poderosas razonas para hablar a usted sobre este jefe despus de
haberme usted manifestado que justo y poltico su nombramiento. Romero, Noguera, Salgado y
otros es necesario que salgan de aqu el como yo no lo se porque la constitucin ata las manos y
temo que se me echen encima.1890

Unos pocos das despus, volvi a escribirle al Vicepresidente para informarle


que haba: llegado un tal Pita de los Cayos, gran pirata hijo de Bocachica, sumariado
por el Almirante Brin en Margarita, de mucho influjo en Bar y Santa Ana, gran
refuerzo para los espritus inquietos y turbulentos. Frente a esta situacin haba tomado
drsticas medidas de control y vigilancia: Yo no los pierdo de vista y la polica no
duerme (). Sin embargo, no senta que el orden social estuviese garantizado y
sospechaba que las tensiones se iban acrecentando. Le deca: temo cualquier disgusto
porque podra sernos perjudicial. Ya se comenz a decir el otro da, por algunos zambos
de Gestaman, que la tropa no tena otro crimen que pedir por jefe al coronel Padilla, esta
conversacin se ha extendido. 1891 Como vemos, el general estaba sumamente
angustiado por la movilizacin de los sectores de color. Sus constantes referencias a
Hait, claramente no son casualidad, sino que expresan sus temores ante aquella
revolucin y a la influencia que esta podra haber tenido sobre los radicalizados pardos
que se haban exiliado en la isla. Las permanentes advertencias finalmente rindieron sus
frutos y el gobierno nacional llam Jos Prudencio Padilla a la capital para que explicara
su responsabilidad en los sucesos referidos. Sin embargo, all sali airoso de las
acusaciones y fue restablecido en su cargo. Regres Cartagena de Indias y con l
volvieron las tensiones.1892 En agosto de 1822, Mariano Montilla, informaba indignado
que al arribar a la plaza ste no solo no se haba presentado ante las autoridades, sino que
haba realizado una gran celebracin con fuegos artificiales y un baile en su casa sin
convidar a una sola blanca.1893 Algo que, a su entender, implicaba una clara

1890

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 10 de abril de 1822 Archivo Santander,

Bogota, guila Negra Editorial, 1916, tomo VIII, p.184, Helg, op. cit., p. 198.
1891

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 30 de abril de 1822, op. cit., tomo VIII,

p. 208; Helg, op. cit., p. 198.


1892

Otero DCosta, op. cit., p. 34.

1893

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 20 de agosto de 1822, op. cit., tomo VIII,

p. 366; Helg, op. cit., p. 199.

617

demostracin del recelo que aquel tena para con los blancos. Durante los meses
subsiguientes las fricciones continuaron. Ya a comienzos de 1823, Mariano Montilla
volvi a informar a Francisco de Paula Santander que en Cartagena de Indias vuelven
los bochinches de colores.1894 El protagonista principal de aquellos sucesos, era
nuevamente Jos Prudencio Padilla, quien, en su visita a la plaza, volvi a revindicar
ideas igualitarista contrarias a la elite. Segn el general venezolano: Padilla se empe
en ir all a ver la moza por ocho das, decret en la Popa muerte a los nobles, etc, por no
se que desaire que quisieron hacer a su moza que es un pardita hermana de Romero y que
vive con l pblicamente.1895

Para peor, ste contaba con numerosos seguidores

pieristas y pardos, que estaban influidos por las ideas de la revolucin haitiana. Montilla
adverta que: Ucrs, casado con una pardita, Montes, su cuado, Nuez, alcalde muy
impregnado de los Cayos donde ha vivido largos aos y la mitad del cabildo de la misa
clase debe hacer observar de cerca el pas.1896 Pocos das despus el venezolano volva
a dar cuenta de los mismos sucesos: los bochinches de Cartagena () se reducen a
especies y dichos pblicos de los de color animados por el pasaje de Padilla que fue tan
pblico como escandaloso en la Popa, ofreciendo hacer la guerra a los blancos y nobles.
Un coronel Ibarra, que ha venido de Hait, est en boga y agencia ().1897 Empero,
sealaba que estaba: () la cosa ms tranquila, sase porque Ucrs se ha retirado ya de
ser tan comn las tertulias que antes he dicho o sase por la salida de Padilla para
Hacha.1898

Sin embargo, aquella

tranquilidad result, pasajera debido a los conflictos internos que surgieron a partir de la
guerra contra los realistas en Maracaibo. En septiembre de 1822, las fuerzas espaolas
haban logrado reconquistar Maracaibo poniendo en peligro el orden republicano. Jos
Prudencio Padilla, al mando de la escuadra patriota, llev adelante una contraofensiva
que finalmente logr expulsar a los invasores de dicha plaza, en julio de 1823. Durante la
campaa renacieron las fricciones entre el general venezolano y pardo neogranadino. El
1894

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 20 de febrero de 1823, op. cit., tomo IX,

p. 262.
1895

Idem, pp. 262-263.

1896

Idem, p. 263; Helg, op. cit., p. 199.

1897

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 28 de febrero de 1823, op. cit., tomo IX,

p. 273.
1898

Idem, p. 273.

618

primero intent reemplazarlo por otro jefe y las autoridades nacionales lo castigaron
suspendindolo en sus funciones. A pesar de todo, cuando se restableci la paz, el
gobierno de Santa Fe restituy a cada uno en su cargo y a Jos Prudencio Padilla se lo
premi nicamente con el ascenso a almirante y con una pensin. ste sinti que no se lo
haba recompensado lo suficiente y a partir de 1824, comenz a quejarse en pblico por
la injusticia que se haba cometido. Volver sobre este tema posteriormente.
En paralelo a estos acontecimientos, durante los
aos 1822 y 1823, ocurrieron otros dos casos en el Caribe colombiano, donde claramente
es posible encontrar la influencia de la revolucin haitiana signando las tensiones entre
los hombres de color y los blancos. El primero de ellos es el del juicio que sufri Valentn
Arcia en 1822. ste era un pardo de 31 aos, de profesin carpintero y pequeo
comerciante, que se desempaaba como alcalde de segunda nominacin de la pequea
Villa de Majagual, en la provincia de Mompox.1899 Haba alcanzado aquel cargo gracias a
las transformaciones polticas introducidas por la revolucin republicana. Sin embargo,
las familias principales de la elite local lo miraban con recelo por su condicin racial, por
su radicalismo poltico y por su intromisin en sus negocios. Valentn Arcia, un
republicano convencido, se estaba dedicando a combatir la corrupcin y a promover el
reclutamiento de los sectores populares en el ejrcito nacional.1900 A tal fin, siendo
letrado, haba escrito la siguiente proclama: Despertad Majagualeos; no estn
aletargados mirad que quien tiene enemigos no duerme (). En todo Colombia el
despotismo no tiene lugar, los americanos a las bayonetas lo han de desterrar. El yugo
tirano no se vea en Majagual pues de lo contrario habis de esperar la muerte propicia a
nuestra hombra.1901 Asimismo, preocupado por las injusticias y las desigualdades que
sufran los hombres del color en el nuevo orden postcolonial, escribi un dilogo entre un
alcalde (l mismo) y un labrador, en el cual se denunciaba esos males. En mayo de 1822,
Valentn Arcia, aprovech una reunin de trabajo con sus colegas funcionarios para
leerles aquella obra que terminaba con una referencia a una posible guerra racial. Esto
1899

Declaracin de Valentn Arcia, 4 de julio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.

1165-1165v.
1900

Proclama, 8 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, f. 1163; Lasso, op. cit.,

p. 102.
1901

Proclama, 8 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, f. 1163; Lasso, op. cit.,

p. 106.

619

gener pavor entre los blancos, quienes lo denunciaron inmediatamente. Esteban


Sampayo, ex procurador de la villa y miembro de la elite, le escribi al Intendente de
Magdalena advirtindole que el pueblo estaba en peligro, algo que se deduca:
Del espritu de partido que () sembr el alcalde de segunda nominacin de esta villa Valentn
Arcia. Esa misma autoridad que deba ser el que de vida al pueblo () sirve de congelar nuevos
espesas preadas de una electricidad maligna. El no cesa () de declamar contra la clase de
individuos blancos sin reflexin de que somos todos miembros indistintos de la sociedad. El se ha
propuestos dividir el maridaje en que esta vecindad (), inspirando una aversin criminal contra
los blancos. Esto no pasara de ser una fundada presuncin si () delante de muchos no lo
produjera y lo que es ms el haber vertido en presencia de los seores alcaldes de primera
eleccin, del pedaneo de Palmarito () y del procurador general que jams se concluira la
presente guerra porque haba de despertarse luego la ms sangrienta contra los blancos como
sucedi en el Gurico y que el anhelaba ese momento para tomar parte contra aquellos. Una
catstrofe () puede ser remota de tal condicin. Quin duda que los incautos vecinos solo ven
con la vista material oyendo a un magistrado expresarse en estos trminos, () no cometan el ms
horroroso atentado? Quin duda que aquellas palabras nacen de un contrario corazn hacia el
sistema de independencia que ejercita el germen de la discordia () y poner divididas las fuerzas
con que cuenta la repblica? El gobierno sera el primer atacado, sus leyes holladas y los hogares
vestirn un amargo luto. Esta clase de hombres () son los ms fatales enemigos por que los que
constituan nuestra opresin combatan a cara descubierta y estos por ser intestinos y simulados
deben ser ms temidos porque se duda el cuando reventaran sus miras ominosas y
antisociales.1902

A partir de esta acusacin, las autoridades provinciales iniciaron un proceso


judicial en contra del Valentn Arcia, a cargo del Comandante de Ocaa, el teniente
coronel Pedro Guillin. El da 22 de junio de 1822, este funcionario interrog al juez
pdaneo Jos Acevedo, testigo de la reunin, quien asegur que el alcalde pardo haba
vertido aquellas palabras sediciosas en contra de los blancos y que haba hecho referencia

1902

Carta de Esteban Sampayo al Intendente de Magdalena, 22 de mayo de 1822, AGNC, Repblica,

Asuntos Criminales, t. 61, ff. 1147-1147v; Conde Caldern, op. cit., p. 197; Lasso, op. cit., p.102; Helg,
op. cit., p. 182.

620

a la explosin, en el futuro, de una guerra racial como la del Gurico en Colombia.1903 A


su vez, dio ms detalles acerca de lo sucedido, afirmando que el da en cuestin:
Se present en la [reunin] Valentn Arcia () sac un papel y leyole en alta voz, cuyo
contenido son preguntas y respuestas entre l y otro vecino nombrado Paulino Martnez de aquella
villa cuyo sentido literal era manifestar que los pardos en aquella villa no tenan representacin y
que habindolo manifestado el sndico procurador que con que motivo sacaba aquel papel cuando
el pueblo no tena la menor parte en aquello, que ms representacin quera tener que ser alcalde
ordinario de aquella villa, que manifestar que pardo haba sido agraviado a lo que respondi que
Narcisa Herrera lo trato de vejar el ao pasado siendo comisario () y finalmente refiri las
expresiones que aparecen dichas por el referido alcalde.1904

Adems, preguntado si crea que Valentn Arcia era el lder de una fraccin de
afrodescendientes, contest que no saba: pero que si el papel lo ha ledo a algunos
pardos ignorantes desde luego puede tener algn partido.1905 El mismo da, Pedro
Guillin, interrog a Felipe Carmen, el sndico procurador de Majagual, quien dio un
testimonio similar al precedente, confirmando las acusaciones vertidas por Esteban
Sampayo.1906 Posteriormente, le escribi al alcalde ordinario, Manuel Vergel, para que
diera su versin sobre los hechos. ste le present un informe en el que tambin ratific
la opinin de sus pares sealando que Valentn Arcia, en su presencia, haba ledo el
citado dilogo y que luego haba dicho que: la guerra nunca cesara porque volvera a
haber otra de nuevo entre los pardos y los blancos, porque los de esta clase no podan ver
a los de la otra.1907 Seguidamente, Pedro Guillin, interrog a Esteban Sampayo, quien
nuevamente confirm su versin con respecto a los dichos vertidos en la reunin, aunque
aclar que l no haba estado presente y que todo esto lo haba escuchado por testigos
directos. Sin embargo, estaba seguro de que el alcalde pardo promova la guerra racial
1903

Declaracin de Jos Acevedo, 22 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.

1148v-1149.
1904

Idem, ff. 1149-1149v.

1905

Idem, f. 1149v.

1906

Declaracin de Felipe Carmen, 22 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.

1150-1151.
1907

Informe de Manuel Vergel a Pedro Guillin, 23 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos

Criminales, t. 61, f. 1154.

621

debido a su constante menosprecio a los blancos y seal que varios podan dar cuenta de
ello. En sus palabras:
El seor Joaqun Pafer puede dar razn del bochorno que le hizo pasar () Valentn Arcia pues
para ponerle preso tena porcin de cabos armados para mandarlo a la crcel () y por instancia
de () Martn Vergel que conoci la poca razn que tena el Arcia para ponerle preso, pues era
una conocida pasin la que le tena el referido Arcia a Pafer por ser este del color blanco. Que con
otros dos () blancos () Jos Velazquez y Viena Zorrija aconteci que () un da de fiesta ()
se salieron () para su casa en ocasin que () Arcia mando a detener el pueblo con animo de
hacer alguna cosa presente y como estos seores () ignoraban () hubiese dado () Arcia
semejante orden fue suficiente motivo para que () Arcia mandase a llamarles con toda
precipitacin () y () los vej en pblico del modo que quiso y es de inferir ()a causa de ser
ellos de color blanco, con ms el da ocho mando () Arcia leer una proclama que su sentido
comn en algo se diriga contra los blancos cuya proclama fue ledo pblicamente por las calles de
esta villa y que su sobrino Domingo Sampayo puede declarar () acerca del sentido de la
mencionada proclama como () otros mil acontecimientos que han sucedido con respecto a los
blancos como se verific con la seora Herrera tan slo
asiento.

por el hecho de no brindarle el

1908

A partir de estas averiguaciones, finalmente Pedro Guillin arrest a Valentn


Arcia bajo la acusacin de promover la sedicin y la guerra racial. Asimismo, al allanar
su domicilio, las autoridades encontraron entre sus papeles, la referida proclama patriota.
Poco despus, fue remitido a Cartagena de Indias, donde prosigui el juicio en su
contra.1909 All, el 4 de julio se lo someti a un interrogatorio en el cual, primero se le
pregunt porque haba confeccionado dicha proclama si Colombia viva una poca de
paz, a lo que contest: que no tuvo ms motivo para dar la proclama () que el no
haber podido colectar cincuenta hombres que se le pidieron para las armas () sino
veinte por que los dems gente estaba huyendo y en su corto talento no alcanz remedio

1908

Declaracin de Esteban Sampayo, 23 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61,

ff. 1156v-1157.
1909

Informe de Pedro Guillin al intendente de Magdalena, 25 de junio de 1822, AGNC, Repblica,

Asuntos Criminales, t. 61, ff. 1164-1164v.

622

para estimularle a que se presentase () que el de proclamarles recomendndoles lo que


haba que temer a los espaoles si se desamparaba el servicio de la patria. A
continuacin, se le pregunt sobre su supuestos dichos en contra de la poltica comercial
del gobierno y su dialogo donde se quejaba de los sufrimientos de los pardos y adverta
sobre una guerra racial como la de Hait. Frente a aquellas acusaciones afirm:
Que no se acuerda haber dicho la expresin relativa a contribucin pensiones y poco comercio,
que se ha dicho lo del desprecio que mira a los de su calidad pero con respecto a Majagual y
contrayndose a una familia que le persigue (). Que habindole significado a Paulino Martnez
que luego que saliese de alcalde iba a meterse a labrador el Martnez le contest que hara mal
porque eran muchas las contribuciones y con motivo de las conscripciones no se encontraba uno
para el trabajo y al mismo labrador en lo mejor de su ocupacin le llamaban para atenciones de la
iglesia, el labrado y el confesante extendan esta conversacin agregando algunas preguntas y
respuestas sobre la mayordoma de nuestro amor de su cargo en que le imputan por pobre cobra
con mucha problema y este fue el papel que ley en la conversacin que se recuerda y aadi en
ella con respecto a la familia que ha dicho que le persigue en aquel vecindario que si en estos y
otros lugares de Colombia se trataba a los de calidad con el mismo desprecio no quisiese Dios que
se subitase otra guerra de aquellos contra los blancos y en cuanto a haber dicho deseaba llegase
este lance para tomar parte en el es falso lo que dicen los testigos1910

A su vez, buscando defenderse, seal que los testigos blancos que lo estaban
imputando le tenan recelos y eran ellos mismos responsables de diferentes crmenes. En
este sentido, afirm que:
Acevedo es un ladrn disimulado que cobras las demandas y se queda con ellas () y porque le
quito una casa a un muchacho que no convena que tuviese en ella, le es desafecto y el procurador
Felipe Carmen porque no se prest a darle una certificacin falsa para sacar de servicio a un
desertor tambin esta quejoso al confesante y que el Sr. Bergel, aunque muy hombre de bien y
patriota es muy aptico y no puede gustar de un hombre como el confesante que pone su estudio

1910

Declaracin de Valentn Arcia, 4 de julio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.

1166v-1167.

623

de servir con la mayor actividad y ltimamente el Sr. Esteban Sampayo y su sobrino Domingo,
tambin le son desafectos porque son los que se cansan de prestar sus cosas para el gobierno .1911

Finalmente, insisti con su inocencia, alegando que: () sus ideas han sido
siempre servir () y sacrificarse por el actual gobierno de la repblica y todo lo que no
haya hecho por el es puramente de una incapacidad e imprevisin de que el dilogo
pudiese hacer odioso al gobierno.1912 De inmediato, a los fines de demostrar la veracidad
de sus palabras, Valentn Arcia present ocho certificados escritos por diferentes
autoridades locales, polticas y religiosas, que daban cuenta de su intachable reputacin.
Por ejemplo, uno de ellos, expedido por el cura Severo Jos Turizo, daba fe de que el
alcalde pardo era: un sujeto adicto al gobierno de la repblica que lo ha manifestado
desde los primeros momentos que se adopt en Colombia la emancipacin de Espaa.
Asimismo me consta y es generalmente notorio su honradez () celo y eficacia.1913
Poco despus, en agosto de dicho ao, present un nuevo escrito en el que ratific
sus palabras e insisti en que estaba siendo vctima de una imputacin injusta. En su
opinin, sus acusadores: nunca podrn manifestar en forma esta mentira que me
suponen y si a la luz del da el odio mortal con que me aborrecen, como del mismo modo
los testigos que manifiestan. La proclama que hacen tanto mrito para apoyar su nulidad,
en ella bien se deja ver sencillamente lo contrario de su suposicin y lo exaltado de mi
patriotismo y que jams he podido manchar en un pice mi pensamiento, ni seducido a
nadie para cooperar a fin de tan brbaro que no he pensado. El dilogo de que ellos tratan
en su inflamatorio informe no contiene que lo dejo dicho en mi confesin.1914 Por todo
ello, reclam, una vez ms, su liberacin. Sin embargo, las autoridades judiciales se la
negaron y continuaron con sus averiguaciones. Su intencin principal era encontrar el
referido dilogo, que segn el propio Valentn Arcia, estaba ahora en posesin de un
conocido de l, llamado Esteban Cuestas. Finalmente, las autoridades dieron con el

1911

Idem, f.1167-1167v.

1912

Idem, f.1168.

1913

Certificado de Severo Jos Turizo, 2 de enero de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61,

f. 1178.
1914

Escrito de Valentn Arcia, 8 de agosto de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, f.

1193.

624

susodicho, empero, ste neg tener el dilogo y estar involucrado en el asunto.1915 No


obstante, el proceso judicial continu y la situacin del imputado empeor dado que se le
sum una nuevo cargo, el de supuestamente haber atacado a sablazos a un individuo en la
Parroquia de Algarrobo. Por todo ello, la Corte Superior de Justicia de Bogot dispuso
que la causa y el reo fuesen remitidos a la capital para poder intervenir directamente en el
juicio. Una orden que no se cumpli de inmediato y que qued en suspenso por muchos
meses. En ese contexto, Valentn Arcia volvi a presentar un escrito, en el que
nuevamente defendi su inocencia y ratific que haba sido victima de la elite blanca
local que lo odiaba por su condicin racial. En sus palabras: Porque como soy de clase
de pardo les incomod que ejerza de juez y que ellos estuviesen bajo mi mando ().1916
Sin embargo, sus suplicas no fueron escuchadas y se continuaron las averiguaciones en la
parroquia de Algarrobo. All, primero se le tom testimonio a Francisco Quintana, quien
afirm que Valentn Arcia, el 14 de junio, haba atacado a sablazos a Felipe Acosta, su
criado negro, dejndolo invlido de un brazo.1917 Luego, se interrog a dos vecinos ms,
Luis Rodrguez e Hilario Garca, quienes confirmaron aquella versin de los hechos.1918
Obviamente, estas declaraciones complicaron an ms la situacin del prisionero.
Despus de muchas idas y vueltas, a comienzos de 1824 el ex alcalde fue remitido a
Bogot, donde el Superior Tribunal se hizo cargo de la continuacin del proceso. All, la
corte volvi a interrogar al imputado, quien, modificando su declaracin anterior, afirm
que en realidad el dilogo no se lo haba pasado a un amigo: pues lo rompi, pero que
no tena nada contra el gobierno y que slo trata de estas familias que le perseguan y
que le son rivales en el Majagual1919. En segundo lugar, seal que en cuanto a los
sablazos haba actuado en defensa propia frente a las agresiones de los vecinos de la
parroquia y que no dudaba que: sus contrarios de () Majagual y algunos hayan
1915

Declaracin de Esteban Cuentas, 25 de agosto de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61,

ff. 1024-1024v.
1916

Escrito de Valentn Arcia, 25 de agosto de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 96, Doc.

10 f. 255.
1917

Declaracin de Francisco Quintana, 27 de septiembre de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos

Criminales, t. 96, Doc. 10 ff. 260-260v.


1918

Declaraciones de Luis Rodrguez y Hilario Garca, 27 de septiembre de 1823, AGNC, Repblica,

Asuntos Criminales, t. 96, Doc. 10 f. 304v.


1919

Declaracin de Valentn Arcia, 17 de diciembre de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

96, Doc. 10 f. 305.

625

tratado de desfigurarlo.1920
El 25 de abril de 1825, el fiscal present su dictamen, el cual result favorable
para Valentn Arcia. Desde su punto de vista, ste haba actuado en legtima defensa al
agredir a Felipe Acosta y no era responsable del crimen de sedicin. A pesar de que
estaba demostrado que haba escrito un dilogo donde haca mencin a una futura guerra
racial, no se haba probado que lo hubiese hecho con intenciones de promoverla. En sus
palabras: Aunque es cierto () que Arcia dijo que nunca se acabara la guerra, pues que
a la de los espaoles le seguira la de los blancos contra los pardos por la agresin en que
estos se hallaban no aparece que se hubiesen vertido con el animo de fomentar una
sedicin pues estos mismos testigos aseguran que en aquel lugar no hay partidos por
razn de color y que no saben que el procesado hubiese tratado de seducir a nadie.1921
Teniendo todo esto en cuenta, y el hecho de que Valentn Arcia ya haba pasado 3 aos
en prisin, (tiempo suficiente para expiar cualquier culpa) el fiscal dictamin que deba
ser liberado. Finalmente, en mayo de dicho ao, el tribunal dict sentencia. Desde su
punto de vista, la causa haba sufrido de numerosas nulidades procesales, los testigos
estaban viciados porque () manifiestan parcialidad y odio contra Valentn Arcia y las
acusaciones en general no se haban logrado de mostrar. Por ello, absolvi al imputado y
decret su libertad.1922
Ms all de las idas y vueltas de dicho proceso judicial, lo verdaderamente
importante es que este pequeo episodio es una muestra ms de las tensiones socioraciales y polticas que existan en la Colombia postcolonial. Como vimos, Valentn
Arcia, asumiendo el discurso liberal y republicano, ciertamente haba manifestado su
descontento sobre la pervivencia del racismo en la sociedad y haba advertido acerca de
la posibilidad de una guerra racial. No est claro si en su dilogo hizo referencia a Hait o
no, dado que a pesar de los diversos testimonios de sus acusadores el neg dichas
imputaciones, lo cual podra ser interpretado como una estrategia defensiva. Sin embargo,
lo que resulta evidente es que su intencin era abogar por la construccin de un orden
verdaderamente igualitario. Para l, la revolucin en Colombia todava tena muchas
promesas por cumplir y era el deber de todos los republicanos aunar esfuerzos para
1920

Idem, ff. 305v-306.

1921

Dictamen del fiscal, 25 de abril de 1825, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 96, Doc. 10 f.

310v-311.
1922

Sentencia, 18 de mayo de 1825, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 96, Doc. 10 ff. 319-320.

626

alcanzar aquel fin.


Claramente, los patricios de Majagual, entendan las cosas de forma muy
diferente. Se sentan sumamente molestos por el poder del alcalde pardo y por su
proselitismo a favor de una verdadera igualdad. Desde su punto de vista, Valentn Arcia
era un conspirador que buscaba impulsar una rebelin de los hombres de color en
Colombia, siguiendo el ejemplo de la revolucin de Saint Domingue. Sesgados por sus
intereses de clase, por el mito de la armona racial y por la haitianofobia no podan leer
los reclamos del alcalde y los de su sector social como legtimos, sino como un acto
antipatriota y sedicioso, signado por los sucesos del Gurico.1923 Paradjicamente, las
autoridades judiciales de Bogot, fallaron a favor del pardo. Lo que evidencia que no
todos los blancos tenan los mismos recelos frente a los reclamos de los hombres de
color. Sin embargo, ms all de la resolucin final del caso, lo cierto es que los enemigos
de Valentn Arcia lograron parcialmente sus objetivos, sometindolo a tres aos de
prisin, manchando su nombre y quitndole su cargo.
En 1822, en paralelo a estos sucesos, surgi un nuevo conflicto en Mompox. En
este caso los protagonistas fueron Remigio Mrquez, la elite local y los pardos de la
ciudad. Como vimos previamente, aquella urbe se destacaba por ser un importante nodo
del comercio interno de Nueva Granada y por tener una amplia poblacin de color. Los
afrodescendientes se desempeaban como trabajadores, artesanos y como bogas de
champn, y gracias a su movilidad tenan un notorio acceso a la informacin que
circulaba por la regin. Asimismo, se caracterizaban por resistirse a la autoridad y por
cobijar anhelos de igualdad.1924 Luego de alcanzada la independencia, el gobierno
nombr al coronel Remigio Mrquez como Comandante General de dicha plaza. ste era
un pardo, dueo de una modesta fortuna, que contaba con una amplia trayectoria en las
filas republicanas. Haba participado de la revolucin desde sus inicios y haba detentado
varios cargos, tanto militares como polticos, llegando a ser diputado al congreso
constitucional del estado de Cartagena de Indias y posteriormente Senador. Con la
reconquista realista, se exili en Jamaica, donde continu comprometido con la causa
patriota. Al regresar al pas, fue designado para dicho puesto. Aunque contaba con un
amplio apoyo popular, la elite local lo miraba con recelo por su condicin racial y por las
simpatas que despertaba en el bajo pueblo. Las primeras tensiones surgieron a partir de
1923
1924

Lasso, op. cit., pp. 106-108.


Lasso, op. cit., p. 109; Conde Caldern, op. cit.p. 205.

627

mediados de 1822, cuando intent controlar el contrabando endmico que infestaba la


regin.1925 Las familias principales, que se vieron afectadas por sta poltica, lo
denunciaron ante el gobierno local y nacional, alegando que estaba haciendo un abuso de
autoridad y promoviendo el odio racial entre blancos y pardos.1926 El coronel se defendi,
revindicando su larga trayectoria republicana y aduciendo que haba una conspiracin en
su contra. Finalmente, las autoridades nacionales creyeron su versin, pero termin
dejando el puesto para desempearse como Senador en el congreso. 1927 Sin embargo, el
conflicto no concluy ah. En 1823, las tensiones se intensificaron en Mompox debido a
que el nuevo comandante militar, Carlos Robledo, impuso estrictas leyes de
reclutamiento miliar para luchar contra la amenaza realista que se cerna sobre la
provincia. Aquellas medidas, resultaron infructuosas debido a que el bajo pueblo se neg
a sumarse al ejrcito. A fines de mayo, en el marco de ese convulsionado contexto,
Remigio Mrquez regres temporalmente a la ciudad y los sectores de color le
manifestaron su lealtad realizando masivas muestras de apoyo. Jos Ucrs, denunci los
tumultos populares y las tensiones sociales que estaba viviendo la ciudad:
Desde el 23 del pasado que lleg a esta el Sr. Remigio Mrquez, no faltan pasquines, peleas y
desordenes, hasta el caso de haber, en una pelea dado la muerte a un infeliz, un boga. El Sr.
Mrquez ha tomado en esta tesorera trescientos pesos para seguir al Senado y segn entiendo no
habr de marchar esperando que lo hagan juez poltico y comandante militar. Su presencia fsica
solo es bastante para excitar este pueblo en su contra, pues estoy persuadido que la parte sana lo
detesta y es verdad que antes de su llegada reinaba en este pueblo la mayor quietud pues haban
desaparecido las divisiones de clases que ahora han vuelto a turbarnos y se dice que Mrquez esta
haciendo partido con la ltima clase que son los que lo visitan y ponen tambores todas las noches
en las puerta de su casa 1928

1925

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 10 de junio de 1822, op. cit., tomo VIII, p.

264.
1926

Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 30 de junio de 1822, op. cit., tomo VIII, p.

289; Conde Caldern, op. cit., pp. 203-204, Bushnell, op. cit, pp. 65-66.
1927
1928

Bushnell.op. cit., p. 66.


Carta de Carlos Robledo a Jos Ucrs, 4 de junio de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

66, f. 808.

628

Durante aquellos das, en los que rein el caos, los pardos pegaron pasquines
annimos en los cuales se pedan la restitucin del coronel como Comandante General y
se amenazaba a los blancos con una masacre al igual que la de Saint Domingue. Uno de
ellos rezaba:
Seor juez poltico No me dir usted por qu no han seguido los pasquines? Pues yo se lo dir.
Es porque han sabido los blanquitos de mierda entrando U. el comandante Robledo y el alcalde
Trespalacios que la gente quiere al seor Mrquez y temen que ande el machete carajo. U. no
quiere que el seor Mrquez sea juez poltico por que se le quita la chupadera del aguardiente. El
S. Robledo no quiere soltar el mando porque se le quita el robo con la tropa y el alcalde
Trespalacios porque se acuerda de la Marquesa y aquello otro y al fin ustedes se han de joder
porque correr sangre como en Santo Domingo. 1929

Ante aquellos sucesos las autoridades locales actuaron rpidamente. Remigio


Mrquez fue obligado a retirarse de la ciudad y las fuerzas de seguridad hicieron lo
posible por restablecer el orden.1930 Algo que les cost mucho lograr. En camino hacia
Bogot, el coronel, escribi una carta a los miembros del Senado en el cual alegaba ser
victima de una conspiracin. En la misma afirmaba que:
Antes de mi llegada una faccin que por desgracia se ha levantando en Mompox y que tuvo por
origen el deponerme (), por venganza de la antigua comisin, haban puesto anunciando mi
venida con iguales atribuciones a las que obtuve () yo manifest a todo el mundo () que yo
no tena mas destino que el de seguir a Bogot. El pueblo de Mompox que durante mi
administracin disfrut de las delicias de un gobierno liberal hubo de traerme algunos festejos que
envenenado la ira de al faccin, esta continu sus pasquines atribuyndole injustamente al pueblo
de Mompox que aquellos festejos por gusto que tenan de que los mandase un pardo, sembrando
principios tan detestables en nuestra repblica. Era regular disfrazarse para poner tales pasquines,
el pueblo que todo lo conoca vea claramente la mano de la faccin en todos los movimientos.
() Mis males iban en aumento () cuando sin consideracin alguna ni a mi vida ni a mi carcter

1929

Copia de pasqun, 9 de junio de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 66, f. 808v, Conde

Caldern, op. cit., p.206; Helg, op. cit., p. 181; Lasso, op. cit., p. 113.
1930

Carta de Jos Ucrs a Remigio Mrquez, 9 de junio de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales,

t. 66, f. 808v-809.

629

de jefe ni a la representacin de Senador () Robledo () con sequito de oficiales se introduce


en mi aposento y me intima de parte de la intendencia interina para que () desocupe la ciudad, lo
reconvengo () me contesta si a las veinticuatro horas no ha salido tengo una escolta nombrada y
ordenes para a Ud. preso a Bogot.1931

En la capital fue despojado de su cargo y sometido a juicio, del cual finalmente


sali airoso, demostrando que l no haba sido el responsable de los tumultos y de las
amenazas contra los blancos. Ms all del resultado final del proceso, siguiendo a Marixa
Lasso podemos decir que este caso nos muestra que los sectores de color del Caribe
Colombiano, no slo conocan los sucesos de Hait, sino que se movilizaron para lograr
sus demandas revindicando la revolucin haitiana como un modelo a seguir y como una
forma de amedrentar a sus enemigos que no reconocan sus derechos, ni su potestad para
elegir autoridades de color que verdaderamente los representasen.1932
Todos estos acontecimientos, sumados a otros conflictos que se dieron con los
pardos en Venezuela,1933 generaron una intensa preocupacin en las autoridades
nacionales que crean ver la amenaza de la influencia haitiana entre los sectores de color.
A esto se le debe agregar, los rumores que empezaron a circular a fines 1822, (luego de
la ocupacin de Santo Domingo por parte de Hait, tema que analizar en el captulo
siguiente) que indicaban que espas haitianos estaban actuando en conjunto con los
espaoles para promover el desorden social y la sedicin de los afrodescendientes libres y
esclavos. Francisco de Paula Santander le informaba a Simn Bolvar en noviembre de
dicho ao que: S que los espaoles se han vlido de los haitianos para subvertir el
orden establecido en Colombia, que un barn de los antiguos sbditos de Cristbal estuvo
en La Guaira procurando sublevar la clase de color y que expulsado por el general
Avedao se fue a la escuadra espaola. Anteriormente ya he dicho a V.E. que se
introducen gacetas de Hait, impresos y quejas contra las conductas de los magistrados de

1931

Carta de Remigio Mrquez a los Seores del Senado Conservador, 22 de junio de 1823, AGNC,

Archivo General de la Nacin, Repblica, Congreso, Tomo 25, Carpeta 3, Folios 567- 569v.
1932

Lasso, op. cit., pp. 114-115.

1933

Sesin reservada del Consejo de Gobierno, 15 de diciembre de 1824, AGN, Negocios

Administrativos, t, 5, f. 404.

630

Venezuela.1934 Por su parte, Simn Bolvar, estaba preocupado porque las costas de
Colombia se encontraban amenazadas por () todos los marineros, por todos los
europeos cuyas colonias nos circundan, por los africanos de Hait cuyo poder es ms
fuerte que el fuego primitivo.1935
A comienzos de 1823, en el marco de los referidos sucesos, Jos Manuel Restrepo
consideraba que: La situacin en Colombia es muy crtica con respecto a los pardos. En
estos das en la provincia de Cartagena tambin, semillas de desunin con los pardos son
notables. Segn reportes son promovidos por el Senador Remigio Mrquez, quien ha sido
ordenado a venir a la capital. Si no llevamos adelante una importante inmigracin
extranjera pronto, la repblica esta en riesgo de una guerra civil con los negros y mulatos
y perderemos Venezuela.1936 Agregaba: Tenemos este gran peligro en Venezuela donde
hay mucho negro atrevido, valiente y emprendedor; es muy probable y el libertador
siempre lo pronostica, que concluida la guerra tengamos otra con los negros. Santo
Domingo es un funesto ejemplo y de all debe partir la centella de un incendio.1937
Durante dicho ao, se discuti en el Senado acerca de los distintos focos de conflicto
protagonizados por los afrodescendientes en el Caribe neogranadino y en algunas
regiones de Venezuela. En la sesin del 8 de julio, uno de los Senadores indico que
aquella movilizacin: tena su principio en la isla de Santo Domingo () y que los
haitianos haban entrado: en comunicaciones con la gente de color ().1938 Para sus
colegas, los espaoles tambin estaban detrs del asunto y era necesario imponer estrictos
controles de seguridad interna y externa. Incluso uno de ellos planteo que era
imprescindible: que se prohba toda correspondencia con Los Cayos de donde sale el
germen de estas desavenencias.

1939

El escenario, se torn an ms complicado en 1824,

cuando volvieron a circular, con mayor intensidad, los rumores acerca de la alianza entre
1934

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 6 de noviembre de 1822, en Cartas

Santander- Bolvar, 1820-1822, Bogot, Biblioteca de la Presidencia de la Repblica, 1988, tomo III, pp.
277-278.
1935

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 23 de diciembre de 1822, AL, Doc. 7108.

1936

Restrepo, Jos Manuel, op. cit., tomo I, p. 222; Helg, op. cit., p. 162.

1937

Idem, tomo I, p. 211.

1938

Acta de la sesin del Senado, 8 de julio de 1823, AGNC, Archivo Legislativo del Congreso, Actas

Originales, Tomo 2, Ao 1823, Senado, f. 203.


1939

Acta de la sesin del Senado, 8 de julio de 1823, AGNC, Archivo Legislativo del Congreso, Actas

Originales, Tomo 2, Ao 1823, Senado, f. 213; Gutierrez Ardila, op. cit., p. 265.

631

los espas haitianos y los espaoles.1940 En abril de dicho ao, Francisco de Paula
Santander le envi una carta al presidente del Senado en el que le adverta de aquel
peligro:
A las intrigas de los gobiernos aliados de Espaa se agregan las que estn poniendo en ejecucin
esta ltima en el exceso de su desesperacin. () No solamente intenta envolvernos en la anarqua
(), sino que pretende concitar las clases originarias de frica, que por nuestras leyes
fundamentales estn incorporadas en la masa de los ciudadanos y que por consiguiente disfrutan
de todos los derechos, persuadindolas de que viven en la degradacin. No ha mucho tiempo que
se vio en La Guaira un jefe de () Hait, promoviendo entre ellas una revolucin espaola de
acuerdo con los espaoles de Puerto Cabello. Se han diseminado () espas de () Hait por
mucha parte () de Venezuela, y aun de los naturales de Colombia adictos a la causa del rey,
como se ha visto en Cuman y otros puntos, en que la () vigilancia de las autoridades () ha
sofocado el () mal. Estas ideas han cundido tambin por desgracia en () Santa Marta, a que ha
sido necesario ocurrir en tiempo para evitar consecuencias desastrosas. Y si combinamos estos
hechos aislados con los proyectos que han abortado ha poco en Martinica, Jamaica y sobre todo en
Demerari, se ver cunto hay que recelar de semejante contagio.1941

A pesar de considerar que los focos de tensin haban sido controlados, le seal
a su interlocutor que era necesario tomar cartas en el asunto, prohibiendo el comercio con
Hait, dado que este intercambio facilitaba la entrada de los emisarios y el contagio
revolucionario. En sus palabras:
Mas, como est permitido el comercio con Hait, de donde parten ordinariamente los
predicadores del desorden, y de que es ms que probable se valgan los espaoles y sus aliados para
trastornar el orden establecido, engaando a los incautos con teoras extravagantes y ridculas, me
parece de absoluta necesidad que el congreso, examinando esta materia bajo todos sus aspectos,
decrete por una ley la absoluta prohibicin del comercio con aquella isla, o lo modifique bajo
principios menos perjudiciales a la paz y seguridad interior de la Repblica. 1942

1940

Bushnell, op. cit., p. 172.

1941

Carta de Francisco de Paula Santander al presidente del Senado de Colombia, 14 de abril de 1824,

compilada en Cortzar, Roberto, (comp.) Cartas y mensajes de Santander. Bogot, Voluntad, 1954, tomo.
IV, pp. 352-353.
1942

Idem, p. 353.

632

Como veremos posteriormente, estos sucesos resultaron claves en el


distanciamiento diplomtico que se produjo entre ambas naciones. Ahora bien, lo que me
interesa resaltar, es la paradoja que expresan los referidos testimonios de las autoridades
colombianas. En este sentido, si antes los realistas haban visto con horror la alianza entre
los haitianos y los patriotas, ahora eran stos los que, desde su lugar de poder, se
preocupaban por el peligro de un acuerdo entre los espaoles y los afrodescendientes de
aquella isla. Evidentemente, ambos compartan la misma paranoia frente a la revolucin
haitiana y su posible contagio en Hispanoamrica.
A fines de 1824, volvieron a intensificarse las tensiones entre Jos Prudencio
Padilla y la elite cartagenera, que mantena su postura racista y clasista frente a los
sectores de color. En esta oportunidad, las fricciones emergieron debido a que las
familias principales, vean con malos ojos su relacin informal con la mulata Ana
Romero, hija de Pedro Romero. Estas, no slo se negaron a invitar a la pareja del
almirante a una fiesta, sino que posteriormente publicaron una carta annima en la que
denunciaban el concubinato espurio entre ambos. Jos Prudencio Padilla reaccion ante
esas acciones difamatorias, publicando un pasqun en noviembre de 1824, en el que
adems de defender su derecho a convivir con su nueva mujer, revindicaba su
participacin en la gesta revolucionaria, exaltaba el ideario republicano y criticaba
fuertemente a los aristcratas que pretendan continuar con las lgicas segregacionistas
de la poca colonial en contra de los afrodescendientes. En un tono inflamado afirmaba:
No es sta la primera tentativa con que mis enemigos, los enemigos de mi clase, han tratado de
desconceptuarme delante del gobierno, () de mis conciudadanos, () del mundo entero; ya se
ve, yo no pertenezco a las antiguas familias, ni traigo mi origen () de los feroces espaoles que
por sus atrocidades contra los desgraciados indios, su rapia, su usura y su monopolio
amontonaron riquezas con que compraron nuevos abuelos () Que sensible es en mi corazn
contemplar que los sacrificios que he hecho por mi Patria, y que me han adquirido el alto rango
que obtengo, sean el motivo ()del odio con que me miran esos hombres a quienes Colombia no
debe sino traiciones e indiferencia, esos hombres que () desvergonzadamente redoblan sus
ataques y minan el santo edificio de la libertad y de la igualdad del pueblo, para levantar sobre sus
ruinas el tablado de la ambicin, y sustituir a las formas republicanas las de sus antiguos
privilegios y la dominacin exclusiva de una pequea y miserable porcin de familias sobre la
gran mayora de los pueblos. () La espada que empu contra el rey de Espaa, () me

633

sostendr contra cualquiera que intente abatir a mi clase [parda], y degradar a mi persona.
Cobardes! Das de peligro tuvo la patria! En donde estabais? Adulando a Torres y solicitando y
obteniendo cruces de Isabel y prerrogativas del rey de Espaa y acompaando a los enemigos.
Vergenza del gnero humano! Por qu no fuiste a desalojar a Morales de Maracaibo por qu no
viniste a allanar la toma de esta plaza, sacando las fuerzas espaolas de la Baha y haciendo rendir
los castillos de Bocachica? Yo os desprecio.1943

La evidente radicalidad de este documento, en defensa de la igualdad y la libertad


de los hombres de color, gener una fuerte preocupacin tanto en la elite del Caribe
colombiano como en las autoridades nacionales. Al enterarse de lo ocurrido, Simn
Bolvar, quien se encontraba en Lima, le expres a Francisco de Paula Santander, sus
temores:
Yo creo que este negocio merece muy bien la atencin del gobierno, no para dar palos, sino para
tomar medidas que eviten en lo futuro los desastres que el mismo Padilla prev. La igualdad legal
no es bastante por el espritu que tiene el pueblo, que quiere que haya igualdad absoluta, tanto en
lo pblico como en lo domstico y despus querr la pardocracia, que es la inclinacin natural y
nica para exterminio, para exterminio despus de la clase privilegiada. Esto requiere digo,
grandes medidas, que no me cansar de recomendar.1944

Como vemos, una vez ms el general venezolano expresaba su angustia ante la


avanzada de los afrodescendientes quienes con sus anhelos igualitaristas excesivos
amenazaban con imponer la pardocracia y el exterminio de los blancos. 1945 En vistas de
conjurar aquel peligro deban tomarse medidas urgentes integrando a dichos sectores y
apaciguando y reprimiendo los conflictos. Tan fuerte, era el miedo que abrigaba Simn
Bolvar frente a la insurreccin de los afrodescendientes, que decidi abortar la invasin
que se estaba proyectando para liberar Cuba, para evitar el: establecimiento de una

1943

Al respetable pblico de Cartagena, AGNC, Archivo Restrepo, Fondo 11, Caja 88, Vol. 170, ff.125

125v.
1944

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 7 de abril de 1825, AL, Doc. 10215.

1945

Gmez, Alejandro, Le Syndrome de Saint Domingue, op. cit., pp. 338-339.

634

nueva repblica de Hait,1946 que por supuesto implicara un hecatombe en el Caribe.


Asimismo, le recomend al vicepresidente neogranadino que era: () conveniente
mandar a Venezuela () 4.000 hombres, pues mi hermana, que tiene mucho talento, me
escribe que Caracas esta inhabitable, por las tentativas y amenazas de la pardocracia.1947
Sin embargo, el almirante Jos Prudencio Padilla corri con mejor suerte. En respuesta a
la carta de Simn Bolvar sobre los sucesos de Cartagena de Indias, Francisco de Paula
Santander le contest en los siguientes trminos: El negocio de Padilla, sobre que
tambin me escribi largamente quejndose de los aristcratas de Cartagena, como
protegidos por Montilla, es una simpleza en parte y un gran negocio tambin. El hecho
fue imprudente de parte de la familia de los Defranciscos, sin que por la de Padilla haya
sido absolutamente justo. No es l ni a su mujer a quienes han desairado en un baile, fue a
la moza de Padilla que la present al lado de las mujeres legtimas de otros. Yo no se
como pueda destruirse el germen de la pardocracia, nada les gusta todo les incomoda.
Ellos lo quieren todo exclusivamente; pero debo ser justo con Padilla que hasta ahora es
de los menos chisperos.1948 Claramente, le inquietaba el problema de las pretensiones
igualitaristas de los afrodescendientes, pero entenda que el almirante pardo no era un
verdadero peligro. Por ello, Jos Prudencio Padilla no slo no cay en desgracia sino que
continu manteniendo la consideracin de las autoridades nacionales. Tanto es as, que
ese mismo ao, fue electo Senador y particip del proceso que llev a la reeleccin de
Simn Bolvar y Francisco de Paula Santander como gobernantes de Colombia. Todo
cambiara, sin embargo, unos pocos aos despus.

Conclusin

En este captulo he analizado brevemente la forma en que el fantasma de la


revolucin haitiana sign las relaciones entre los blancos y los afrodescendientes en
Colombia, durante los aos 1820 y 1825. Particularmente, en el primer apartado abord
1946

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 20 de mayo de 1825, AL, Doc. 10287.

1947

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 28 de junio de 1825, AL, Doc. 10509.

1948

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de julio de 1825, op. cit., tomo XIII, p.

83.

635

los debates que surgieron en torno a la abolicin de la esclavitud, demostrando que los
mismos estuvieron marcados por el temor a la explosin en Colombia, de una revolucin
como la de Saint Domingue. Los diversos sectores blancos que participaron de aquella
discusin, hicieron alusin a dicho proceso, para justificar posturas abolicionistas,
reformistas y abiertamente conservadoras. Finalmente, el proyecto emancipatorio de
Simn Bolvar no logr imponerse, debido a la frrea oposicin de los amos y a los
temores de los sectores gobernantes. De esta manera, se impuso la propuesta ms de
moderada Jos Flix Restrepo, que a pesar de todo, no fue llevada realmente a cabo dado
que las juntas de manumisin no cumplieron fielmente con su tarea. Sin embargo, la
esclavitud como, institucin, sufri duros embates durante aquellos aos. El
reclutamiento de esclavos para el ejrcito patriota y el debilitamiento del rgimen
disciplinario, hizo que muchos negros alcanzasen su libertad por diferentes vas. Esto
gener preocupacin entre la elite que alz su voz contra la referida ley de 1821,
advirtiendo nuevamente acerca del peligro que significaba dicha medida.
En el segundo apartado, analic una serie de conflictos sociales que desde mi
punto de vista demuestran tres cuestiones claves. En primer lugar, que en la Colombia
post-independencia, las tensiones entre los hombres libres de color y los blancos eran
intensas. En segundo lugar, que stas emergieron a partir del choque entre las demandas
igualitaristas de los pardos y la intencin conservadora de los blancos de poner un freno a
la transformaciones democrticas que se haba prometido durante la etapa precedente. En
tercer lugar, que estas rispideces estuvieron marcadas por la influencia de la revolucin
haitiana. Nuevamente, aquel proceso implic un marco de referencia para los diferentes
actores en pugna. Los primeros, asumieron a Hait como un modelo positivo o por lo
menos, como un grito de guerra con el cual amedrentar a la elite para alcanzar sus
propios objetivos. Mientras que los segundos, tendieron a leer las demandas de los pardos
asocindolas negativamente con los sucesos de la revolucin de Saint Domingue. En este
sentido, vieron en aquellos reclamos, pretensiones injustas que amenazaban con hacer
explotar una guerra racial que llevara a la imposicin de la pardocracia, un desenlace
similar al que haban sufrido los blancos de dicha isla. A esta preocupacin se le sum el
temor frente a los rumores que indicaban que Hait estaba enviando espas al pas para

636

fomentar el conflicto social, en alianza con Espaa y los sectores populares locales. Algo
que no era cierto, sino ms bien fruto de la paranoia de los blancos.
A modo de conclusin general, podemos decir que esta etapa implic un cambio
con respecto a la anterior. En este sentido, si durante el perodo precedente (1816-1820)
se dio un acercamiento hacia Hait y se atemper, en los blancos patriotas, el temor frente
al fantasma haitiano, en estos aos, comenz a darse un alejamiento con respecto a la isla
y un recrudecimiento de la tradicional paranoia anti-haitiana. O sea, hubo una vuelta a las
lgicas que haban predominado durante los aos 1810-1816. En mi opinin, esto se
debi a que una vez que se alcanz la independencia de Colombia, los sectores
gobernantes se preocuparon por afianzar un orden que garantizase sus intereses y por ello
buscaron desligarse de Hait e intentaron contener a los afrodescendientes buscando, una
vez ms, apaciguar sus reclamos y evitar que se contaminasen con la influencia de la
revolucin haitiana.

637

Capitulo XIX: Promesas incumplidas: las difciles relaciones


diplomticas entre Colombia y Hait (1821-1826)
Los americanos del Norte y los de Hait,
por slo ser extranjeros tienen el carcter
de heterogneos para nosotros. Por lo
mismo, jams ser de opinin de que los
convidemos

para

nuestros

americanos. Simn Bolvar 1825

arreglos
1949

En este captulo analizar brevemente las relaciones diplomticas entre Hait y


Colombia durante la dcada del 1820. Abordar primero las repercusiones de la
ocupacin de Santo Domingo por parte de Hait en 1822 y luego estudiar,
sucesivamente, la misin diplomtica de Jean Desrivires Chanlatte a Bogot, la
exclusin de Hait del Congreso de Panam y las consecuencias del reconocimiento de la
independencia de Hait por parte de Francia. Estos tres ltimos temas se solapan
temporalmente. Por ello, a los fines de una mayor claridad expositiva, los desarrollar en
apartados separados.

Colombia ante la fallida independencia de Santo Domingo

Para estudiar las relaciones diplomticas entre Hait y Colombia desde 1821, es
menester retrotraernos en el tiempo. Como vimos previamente, Alexandre Petin falleci
en 1818 y fue reemplazado por su principal lugarteniente, Jean Pierre Boyer. ste
gobern la repblica del sur hasta 1820, cuando Henri Christophe se suicid ante una
masiva rebelin popular en su contra. En aquel contexto, el presidente Boyer ocup el
norte e impuso all tambin la autoridad de la repblica.1950 A esta altura de los
acontecimientos, la parte occidental de la isla segua bajo dominacin espaola, a pesar
1949

Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 30 de mayo de 1825; AL, Doc. 10379.

1950

Dubois, Laurent, Hait: The Aftershocks of History, Nueva York, Metropolitan Books, 2012, pp. 85-86,

Ardouin, op. cit., tomo VIII, pp. 448-486.

638

de que, a comienzos del siglo los haitianos haban intentado en varias oportunidades
expulsar a los europeos de aquel territorio. Las pretensiones haitianas sobre aquella
colonia venan desde la poca de Toussaint Louverture, cuando ste haba reunificado a
toda la isla bajo su mando. Tanto es as, que, desde la independencia en adelante, las
sucesivas constituciones que se promulgaron, establecan que Hait comprenda a toda la
isla. En particular, a las autoridades haitianas les preocupaba la posibilidad de que Santo
Domingo fuera utilizada por Francia, en alianza con Espaa, como base de operaciones
para re-conquistar su pas. Desde 1820, Jean Pierre Boyer hizo lo posible para lograr este
ansiado anhelo. A tal fin, envi agentes a las ciudades de frontera para convencer a los
pobladores de lo positivo que implicara aquel cambio poltico.1951 Las ideas libertarias e
igualitaristas parecen haber encontrado eco entre los dominicanos dado que, a comienzos
de noviembre de 1821, varios pueblos enarbolaron la bandera haitiana y proclamaron su
anexin a dicho pas.1952
Con anterioridad a estos acontecimientos, en la capital, un grupo de
criollos, liderado por el juez de letras y auditor de guerra, Jos Nez de Cceres, vena
planeando un proyecto independentista que buscaba sumarse a Colombia. Sin embargo,
frente a los sucesos referidos, se vieron compelidos a actuar antes de lo previsto. La
noche del 30 de noviembre al 1 de diciembre, efectuaron un golpe de estado en contra del
Capitn General Pascual Real y proclamaron la independencia.1953 Jos Nez de Cceres
y sus seguidores, conformaron una junta y promulgaron un acta constitutiva en la que
bautizaron al naciente estado con el nombre de Hait Espaol. Aquella normativa
estableca la continuidad de la esclavitud y fijaba las nuevas relaciones con Colombia y
Hait. All se planteaba la intencin de integrar la federacin colombiana y de suscribir un
1951

Moya Pons, Frank, La independencia de Hait y Santo Domingo, en Bethell, Leslie (ed.) Historia de

Amrica Latina: La Independencia, Barcelona, Crtica, 2000, tomo V, p.137; Lger, Abel Nicholas,
Histoire Diplomatique DHaiti , Port au Prince, Hraux, tomo I, p. 78.
1952

Carta de Diego Polanco al general Magny, 15 de noviembre de 1821 compilada en Price Mars, Jean,

La Repblica de Hait y la Repblica Dominicana: diversos aspectos de un problema histrico, geogrfico


y etnolgico, Madrid, Industrias Grficas Espaa, 1953, tomo I, p.116; Moya Pons, op. cit., en Bethell, op.
cit., tomo V, p.137, Verna, op. cit., p. 421.
1953

Declaratoria de Independencia del Pueblo Dominicano, 1 de diciembre de 1821, AGI, Estado, 12, N.

79.

639

pacto de amistad y defensa con la repblica vecina. A los fines de concretar estos pactos,
se enviaron delegados ante ambos estados. Empero, dicha constitucin gener inmediatos
rechazos, tanto internos como externos. Numerosas ciudades de Santo Domingo
conformaron juntas, desconocieron la carta magna y proclamaron su anexin a Hait.1954
Por su parte, Jean Pierre Boyer acept esta anexin y le escribi a Jos Nez de Cceres
para comunicarle que tena intenciones de entrar a Santo Domingo con su ejrcito para
unificar pacficamente la isla bajo su autoridad. En su opinin, no podan sobrevivir dos
estados en la misma isla debido a que caeran fcilmente presas de las potencias
imperiales. Asimismo, el pueblo dominicano haba dado sobradas muestras de su
vocacin anexionista.1955 Frente a la ausencia de apoyo popular y la resolucin de su
poderoso vecino, Jos Nez de Cceres y sus seguidores, se vieron obligados a aceptar
la propuesta de Jean Pierre Boyer.1956 A mediados de enero, el presidente haitiano a la
cabeza de 20.000 hombres inici su marcha hacia el oriente. Pacficamente entr en
Santo Domingo y el 9 de febrero recibi la autoridad de parte de Jos Nez de Cceres.
De esta manera, Jean Pierre Boyer logr el anhelo de sus predecesores. No slo unific la
isla, sino que tambin extendi los principios de la revolucin haitiana hacia la ex colonia
espaola. Se estableci la repblica, se aboli la esclavitud, se impuso la igualdad racial y
se repartieron tierras entre los campesinos.1957
Al declararse la independencia, en diciembre de 1821, los lderes del naciente
Hait Espaol despacharon a un delegado a Colombia para comunicar su intencin de
confederarse con aquel estado. Algunos historiadores, como Frank Moya Pons,
consideran que el comisionado lleg a Venezuela a comienzos de 1822 y que se
entrevist con el Vicepresidente Jos Antonio Pez, quien se mostr incapaz de ayudarlo
por carecer de autoridad para tomar semejante decisin.1958 Otros, como Paul Verna,
1954

Price Mars, op. cit, tomo I, pp.117-127; Ardouin, op. cit., tomo IX, pp. 107-111; Lger, op. cit., , tomo

I, pp. 79-80
1955

Carta de Jean Pierre Boyer a Jos Nez de Cceres, 11 de enero de 1822, en Ardouin, op. cit., tomo

IX, pp. 119-122.


1956

Carta de Jos Nez de Cceres a Jean Pierre Boyer, 19 de enero de 1822, en Price Mars, op. cit.,

tomo I, p. 130.
1957
1958

Moya Pons, op. cit., en Bethell, op.cit, tomo V, p. 138; Dubois, Laurent, op.cit., p. 93.
Moya Pons, op. cit., en Bethell, op. cit., tomo V., p. 138.

640

ponen en duda esta interpretacin aduciendo que no hay pruebas que den cuenta de la
llegada de aquel agente a Caracas.1959

Sea como sea, lo que est claro es que en

Colombia la noticia se supo recin a comienzos de 1822. El 2 de enero, Francisco


Delgado, el Gobernador de Maracaibo, le avis al Secretario de Guerra y Marina que: El
capitn Juan Delgado que acaba de llegar () de la Vela de Coro me ha transmitido la
plausible noticia de haber all () impresos de la isla de Santo Domingo en que se
asegura la transformacin que hizo () declarndose libre e independiente ()
agregndose y reconociendo al de Colombia a cuyo fin haba llegado a Curaao una
misin de la junta gubernativa () a tratar con el gobierno de Colombia, que en los
mismos papeles se asegura la proteccin y auxilio de toda clase que le ha ofrecido ()
Hait.1960 Debido a la importancia de estas novedades, dicha carta fue publicada
posteriormente en la Gaceta de Colombia.1961 De esta manera, Francisco de Paula
Santander y Simn Bolvar se enteraron tardamente de lo sucedido. El primero le
comunic al segundo las novedades el 28 de enero de 1822. ste en respuesta, le escribi,
el 9 de febrero, las siguientes lneas: Ayer he recibido las agradables noticias de Santo
Domingo () Mi opinin es que no debemos abandonar a los que nos proclaman porque
es burlar la buena fe de los que nos creen fuertes y generosos, y yo creo que lo mejor en
poltica es ser grande y magnnimo. Esa misma isla puede traernos, en alguna
negociacin poltica alguna ventaja. Perjuicio no debe traernos si le hablamos con
franqueza y no nos comprometemos imprudentemente con ellos.1962 Estas palabras son
un tanto ambiguas. Por un lado, expresaban la alegra por la independencia de Santo
Domingo y la intencin de apoyar al naciente estado. Por el otro, dan cuenta de una
mirada pragmtica y calculadora de aquel suceso, al plantear la posibilidad de utilizar a la
ex colonia en alguna negociacin futura. Sea como sea, lo cierto es que al momento de
escribir esa misiva, Santo Domingo pas a manos de los haitianos y posteriormente las
autoridades de Colombia no hicieron ningn reclamo ante el gobierno de Hait por

1959
1960

Verna, op. cit., pp. 428-429.


Carta de Francisco de Delgado al Secretario de Guerra y Marina de Colombia, 2 de enero de 1822,

compilado en Blanco y Azupura, op. cit., tomo VIII, p. 229, Verna, op. cit., p. 429.
1961
1962

Independencia de Santo Domingo Espaol, Gaceta de Colombia, 27 de enero de 1822.


Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 9 de febrero de 1822, Al, Doc. 6620.

641

aquella ocupacin. Esto puede tomarse, por lo menos, como una aceptacin tcita del
accionar de Jean Pierre Boyer.1963
Poco despus, a comienzos de abril, Jos Nez de Cceres le escribi una larga
misiva al gobierno colombiano pidiendo ayuda para liberarse de la dominacin impuesta
por Hait. En la misma deca:
Santo Domingo proclam su

() independencia () abatiendo el pabelln de Espaa y

enarbolando () el de la Repblica de Colombia. () La independencia () no dur ms que


siete semanas y () cay bajo el poder () de Juan Pedro Boyer (). Todas las razones ()
que as como la parte espaola siendo () de la Espaa haba podido vivir en paz () con el
gobierno de la vecina, del propio modo () poda estrechar estos lazos siendo independiente ().
Mas cuando no se equivoc en sus clculos el poltico de buena fe yendo por el camino de la
probidad y justicia. () El da dieciocho lleg a mis manos la nota oficial de Boyer intimando el
sometimiento () de su repblica y el veintiuno fue preciso que el pabelln de Colombia cediese
su lugar al aborrecido () de Hait (). El hado fatal de Santo Domingo cerr todas las puertas
() de una racional y prudente resistencia. Los pueblos de la banda norte y sur () se sometieron
() sin () consulta de la capital. Esta y los de la parte oriental bien hubieran querido sacrificarse
por la patria pero () se toc visiblemente que el abandono () del anterior gobierno haba
dejado la plaza en ltimo grado de impotencia () y () se resolvi que era forzoso doblar a la
imperiosa ley de la necesidad para apartar () la perdida de muchas vidas y () devastacin que
() volveran a sentir los pueblos () con la misma si no mayor barbaridad que experimentaron
cuando la pasada () insurreccin de la colonia. () Deseo saber si la primada del Nuevo Mundo
quedar sometida () a los dominios de unos negros sanguinarios y feroces que acordndose
todava de las humillaciones de su estado servil se han propuesto venir a vengarlas en los vecinos
() que lejos de haber contribuido a su opresin antes cooperaron al logro de la libertad (). Mi
ltima resolucin y la de todos mis compatriotas pende de su respuesta favorable o adversa ().
Si la repblica presta su brazo poderoso a Santo Domingo el golpe deber ser consensuado y
simultaneo para que los invasores sean acosados a un mismo tiempo de todas las partes que
ocupan en nuestro territorio y para esta combinacin nada sera ms til que la conferencia verbal
con algn oficial () que puede introducirse aqu bajo algn disfraz () yo entonces podra al
cabo de conocer la buena disposicin de los pueblos y los medios indefectibles para la ejecucin
de la empresa.1964

1963
1964

Verna, op. cit., pp. 430-431.


Carta de Jos Nez de Cceres al gobierno de Colombia, 9 de abril de 1822, AGNC, Repblica,

Historia, tomo 3, ff. 486-488.

642

Como vemos, segn Jos Nez de Cceres, la independencia de Santo


Domingo y la unin con Colombia haban sido bien celebradas por los dominicanos, sin
embargo, la emancipacin haba fracasado por el accionar brbaro de los haitianos. En su
opinin, la debilidad militar y el miedo ante una reedicin de los horrores de la
revolucin haitiana, haban sido los factores principales por los cuales los dominicanos se
haban sometido ante sus vecinos. Slo la ayuda de Colombia poda liberarlos. Empero,
las suplicas no encontraron respuesta y por ello, en agosto de dicho ao, Jos Nez de
Cceres le escribi al Vicepresidente Carlos Soublette una nueva carta en la que insista
con las mismas ideas y le adverta que los haitianos estaban enviando agentes a
Colombia, para repeler cualquier posible contraofensiva de las fuerzas colombianas:
Tenga () entendido que estos blancfagos mantienen espas en esa ciudad, en La
Guaira, en Cartagena y en otros varios puntos para informarse de lo que ah pasa, de
cualquier movimiento que se proyecte sobre esta parte espaola y de las opiniones de
Colombia acerca de la invasin que han hecho a la fuerza, abatiendo el pabelln que
enarbolamos con tanto gusto () para colocar el suyo tan odiado y propagar noticias
contrarias a las esperanzas de rendicin que nos alienta ().1965 Esta denuncia, no
encontr eco entre las autoridades venezolanas, nada hicieron para restablecer al
fracasado Hait Espaol. No obstante, como sugiere Paul Verna, es posible que la referida
carta haya sido el vehculo mediante el cual se empezaron a difundir, en 1822, los
referidos rumores acerca de la existencia de agentes haitianos en Colombia que buscaban
subvertir el orden interno.1966En 1823, Jos Nez de Cceres, se exili en Venezuela y a
pesar de que fue acogido por las autoridades, no hubo ningn cambio con respecto a la
situacin de la parte oriental de la isla. Recin en 1825, Francisco de Paula Santander
har una mencin oficial acerca de este tema al abordar los motivos por los cuales se
rechaz un tratado con Hait. Sin embargo, an en ese momento, el gobierno colombiano
no se propuso la expulsin de los haitianos de la ex colonia de Santo Domingo.

Amistad no correspondida
1965

Carta de Jos Nez de Cceres a Carlos Soublette, 6 de agosto de 1922, compilada en Verna, op.

cit., p. 433.
1966

Verna, op. cit., p. 437.

643

Como vimos previamente, a partir de 1820-1822 las relaciones entre Colombia y


Hait comenzaron a enfriarse. Siguiendo a Daniel Gutirrez Ardila, podemos decir que
esto se debi a que, en el marco de la regularizacin de la guerra, la conquista de la
independencia y la consolidacin de Colombia, las autoridades nacionales pasaron a
preocuparse ms por fortalecer el orden postcolonial y lograr el reconocimiento
internacional de las grandes potencias que a mantener sus lazos con Hait.1967 Los
vnculos con aquel estado haban sido tiles en momentos de extrema necesidad, sin
embargo, cuando las circunstancias cambiaron, ya no era conveniente seguir
estrechndolos con la misma intensidad. Asociarse con un estado paria, era la peor forma
de entrar en la arena internacional. A todo esto deben sumrsele los temores que las elites
y el gobierno colombiano sentan frente a la amenaza de la pardocracia y los rumores
que indicaban que existan agentes haitianos en Colombia impulsando la rebelin de los
sectores de color. Este alejamiento entre ambas naciones se hizo finalmente evidente en
1824.
A pesar de haber logrado unificar la isla, Jean Pierre Boyer, segua sumamente
preocupado porque su pas, no slo no haba alcanzado el reconocimiento de su
independencia, sino que, a su vez, sufra la permanente amenaza re-colonizadora de parte
de Francia. Desde haca varios aos, Hait mantena relaciones econmicas informales
con diferentes naciones y colonias vecinas, sin embargo, ningn pas se haba atrevido a
admitir su independencia. Por ello, en 1824, Jean Pierre Boyer, decidi romper el cerco
que sufra la isla enviando un delegado a Colombia. Entendiendo que su predecesor haba
hecho inestimables aportes a la independencia de las colonias de Nueva Granada y
Venezuela, crey que era factible encontrar all una buena recepcin a su oferta de
concretar un tratado de alianza entre ambas naciones. El comisionado elegido fue Jean
Desrivires Chanlatte, quien haba sido secretario de Alexandre Petin y en ese momento
era director de la imprenta del estado haitiano.1968 El agente tena, a su vez, la orden de
cobrar al gobierno colombiano el prstamo de armas y municiones que Jean Pierre Boyer
le haba otorgado al delegado de Colombia John Bernard Elbers en 1820. Sin embargo,
1967

Guitrrez Ardila, op. cit., pp. 239-240.

1968

Ardouin, op. cit., tomo IX, p. 249, Verna, op. cit., pp. 373-378, Gutirrez Ardila, op. cit., p.258.

644

adems de esta misin oficial, el haitiano viajaba en calidad de representante de la Casa


Sureau, una empresa de Flix Sureau, que le haba facilitado dinero a Gregor Mac Gregor
para sus expediciones de 1819.1969 ste lleg a las costas de Santa Marta a mediados de
mayo, apenas un mes despus de que Francisco de Paula Santander le hubiese escrito al
Presidente del congreso colombiano, denunciando la supuesta existencia de espas
haitianos en el pas y recomendando la promulgacin de una ley para terminar el
comercio con Hait. En paralelo, arrib a La Guaira un enviado de Francia para dialogar
con el gobierno. Inquiet por la situacin, el Vicepresidente le escribi a Simn Bolvar,
advirtindole que: () est viniendo un comisionado del gobierno de Hait. Veremos lo
que trae como saldremos de este embrollo de ingleses, americanos, franceses y
haitianos.1970 Finalmente, el delegado haitiano lleg a la capital a fines de junio y pocos
das despus, fue recibido por el Secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Gual, quien,
como vimos, en 1817 haba estado exiliado en la isla. Jean Desrivires Chanlatte le
explic que el propsito principal de su misin era establecer una alianza entre Hait y
Colombia. Asimismo, para fundamentar la propuesta de su gobierno, le present una
serie de documentos escritos por Simn Bolvar a Alexandre Petin y Jean Pierre Boyer,
en los que constaba la promesa del Libertador de forjar lazos de unidad entre ambas
naciones, una vez alcanzada la independencia de Venezuela y Nueva Granada. 1971 El
asunto resultaba muy espinoso y por ello fue abordado en dos reuniones por el Consejo
de Gobierno, integrado por el Vicepresidente y todos los ministros. La primera se llev
acabo el 8 de julio de 1824 y segn el acta de aquel encuentro sucedi lo siguiente:
El secretario de relaciones ley, (), una comunicacin del seor Desrivieres Chanillalte,
enviado del gobierno de Hait cerca del de Colombia. Manifiesta haber venido con el objeto de
establecer una alianza ofensiva y defensiva con esta Repblica y de arreglar las relaciones
comerciales entre ambos estados. En apoyo de su solicitud presenta varias comunicaciones que su
gobierno haba tenido con el Libertador (), cuando ste era jefe supremo de Venezuela, por las
cuales manifestaba () los deseos que tena de entrar en los tratados de amistad y de alianza con
el gobierno de Hait. La cuestin se consider () como () delicada, pues por una parte se
vieron los beneficios que () Petin, hizo al general Bolvar para su expedicin contra los
1969
1970

Verna, op. cit., pp. 397- 403; Guitrrez Ardila, op. cit., 259-260.
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de mayo de 1824, op. cit, tomo XXII,

p.21.
1971

Verna, op. cit., pp. 378-379.

645

espaoles (). Sin embargo de que ellos fueron como un individuo, y no como magistrado. Por
otra parte, se consider que el gobierno de Colombia, sin una suma imprudencia, no poda entrar
en tratados ni reconocer al gobierno de Hait, sin que primero haya sido reconocido por las
potencias de Europa, por quienes este paso de Colombia sera mal visto, agregndose que ella se
atraera el odio y mala voluntad de la Francia, siendo as que, (), nuestro gobierno trata de
ganarse el afecto de las potencias europeas, para que se reconozca su independencia. () El
consejo fue de opinin de que se contestara al enviado de Hait () manifestndole que teniendo
Colombia liga y confederacin con los dems estados () de la Amrica, antes espaola, no
poda, sin su consentimiento, hacer alianza con Hait, pues sera atraer a la confederacin
americana un enemigo ms, como la Francia. As que siendo probable que los diputados de la
confederacin se renan en el istmo de Panam, () all puede ocurrir el gobierno de Hait que,
sin duda, hallar simpata en la convencin de diputados () que al mismo gobierno de Hait le
conviene que Colombia siga esta conducta, pues reconocida su independencia por la Francia,
podr acaso mediar con el gobierno francs en favor de Hait. Se aadi que el gobierno de Hait
haba seguido una conducta semejante con la Espaa hasta 1816 y jams quiso comprometerse a
favor de los nuevos estados de Amrica por no irritar a la Espaa. 1972

Asimismo, se dispuso que Pedro Gual escribiese un borrador de la contestacin


para el delegado haitiano. Aquel texto fue discutido y aprobado, con algunas
modificaciones, en la reunin posterior del 12 de julio.1973 El Secretario se lo envi al
delegado haitiano el 15 de julio. En aquella carta le deca que a pesar de las buenas
intenciones de su gobierno, no poda firmar el tratado de amistad propuesto dado que
afectara su posicin internacional e incluso no sera favorable para Hait, porque no le
permitira a Colombia convertirse en un posible intermediario para negociar con Francia.
En sus palabras:
Esto cambiara sustancialmente la posicin favorable en que se encuentra ahora Colombia y sus
aliados con respecto a las potencias europeas multiplicando injusta e innecesariamente el nmero
de sus enemigos. Colombia () tiene muy fundadas esperanzas de ver () establecidas relaciones
1972

Acta del consejo extraordinario de gobierno, 8 de julio de 1824, AGNC, Libros manuscritos y Leyes

Originales de la Repblica, Consejo de Gobierno, T. 24, ff. 115-115v.; Verna, op. cit., p.379-380; Gutirrez
Ardila, op. cit., p. 259
1973

Acta del consejo extraordinario de gobierno, 12 de julio de 1824, AGNC, Libros manuscritos y Leyes

Originales de la Repblica, Consejo de Gobierno, T. 24, f. 118; Verna, op. cit., p.380; Gutirrez Ardila, op.
cit., p. 259.

646

de paz y buena correspondencia con el gobierno de S.M. Cristiansima. Y me parece que el inters
de Hait esta en el progreso () de tales relaciones, porque quiz no este muy distante el da en
que Colombia pueda emplear () sus buenos oficios () a favor de aquellos estados americanos
que aun no lo han logrado.1974

Segn Pedro Gual, siguiendo lo acordado en el Consejo de Gobierno, esto mismo


era lo que haba hecho Alexander Petin, quien a pesar de haber ayudado a los
expedicionarios venezolanos y neo-granadinos, haba actuado a titulo particular y con
suma prudencia, sin enemistarse abiertamente con Espaa. Le deca:
An el mismo Petin, a pesar de estar animado de aquel espritu benfico y filantrpico que lo
har siempre acreedor al respeto de todos los amigos del gnero humano, tuvo que ceder a los
deberes que le impona la magistratura, haciendo ver que el gobierno de Hait no haba tomado
parte alguna en la contienda de la costa firme. () No es esto opacar los importantes favores que
el general Bolvar () y sus desgraciados compaeros debieron a la generosidad particular de
Petin. Ms es notorio que el presidente Petin procedi con tanta prudencia y sabidura que el
gobierno espaol no ha podido jams hacerle la menor imputacin de haber infringido () la
neutralidad.

1975

Por otra parte, Pedro Gual le sealaba que Colombia estaba aliada con el resto de
los pases hispanoamericanos y si se firmaba el referido tratado, poda generar la
enemistad de Francia con todos ellos. Por ese motivo, le adverta que sera necesario
consultarlo con los estados hermanos, a los fines de no suscitar ningn conflicto, tanto
americano como internacional. De esta manera, conclua asegurndole que el tema sera
tratado en el Congreso de Panam: Este negocio se examinar con aquel espritu de
liberalidad que caracteriza la poltica del gobierno de Colombia y sus aliados y an me
atrevo a anticipar que su resolucin ser altamente agradable al de Hait.1976
Como vemos, las autoridades colombianas decidieron evitar a toda costa firmar
1974

Carta de Pedro Gual a Jean Desrivires Chanlatte, 15 de julio de 1824, AGNC, Ministerio de

Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, Diplomtica y Consular, tomo 244, ff 8282v; Verna, op. cit., p. 381.
1975

Idem, f. 82v; Verna, op. cit., p. 382.

1976

Idem, f. 83v ; Verna, op. cit., p. 382.

647

el referido pacto con Hait. Para ello, apelaron a los argumentos referidos, que en muchos
casos eran endebles y en otros, directamente falaces. A pesar de que reconocan la ayuda
de Alexander Petin, hacan hincapi en que este haba actuado a ttulo personal y que lo
haba hecho con tanta moderacin, que no haba recibido ninguna queja de parte de
Espaa. Esto no fue as, dado que aquel magistrado se comprometi tan fuertemente con
la causa hispanoamericana que tuvo que soportar las constantes presiones espaolas. Esta
misiva, muestra lo que antes seal. En aquel contexto, los gobernantes colombianos
estaban preocupados por establecer vnculos con las potencias atlnticas y por alcanzar el
reconocimiento de su independencia, por ello resolvieron apartarse de aquel estado paria.
En particular, les inquietaba las relaciones con Francia y la Santa Alianza. Teman, como
ellos mismos afirman, que una coalicin con la isla pudiese generar la enemistad con
dicho pas. De esta manera, las viejas promesas de unidad quedaron sepultadas bajo el
ms puro de los pragmatismos.
A todo esto, se le debe sumar el temor al ejemplo de la revolucin haitiana, que,
como vimos, todava inquietaba a muchos de los integrantes del gobierno colombiano.
Nuevamente, es menester recordar que haba sospechas de que espas de Hait estaban
buscando sublevar a los sectores de color colombianos. Siguiendo a Paul Verna, resulta
importante destacar una notoria tensin entre la decisin tomada en el Consejo de
Gobierno en la reunin del 8 de julio de 1824 y la posterior carta de Pedro Gual.1977 En el
primer encuentro del Consejo de Gobierno, los participes haban decidido invitar a un
delegado haitiano al Congreso de Panam para discutir personalmente las relaciones
entre los estados hispanoamericanos y Hait. sta propuesta no se encuentra en la misiva
que Pedro Gual le entreg a Jean Desrivires Chanlatte. Debido a que no aparece
explcitamente en el acta de la segunda reunin del 12 de julio, no resulta claro si este
cambio radical con respecto al Congreso de Panam fue adoptado de manera colectiva en
dicha oportunidad o fue una decisin posterior del propio Pedro Gual. Lo que resulta
evidente, es que Colombia se comprometi nicamente a llevar el tema a la mesa de
discusin del Congreso de Panam, excluyendo directamente a Hait de aquel conclave.
Pedro Gual revel los genuinos motivos de esta resolucin en la carta que le envi
al secretario de Simn Bolvar, el 21 de julio de 1824. All le dijo que su respuesta al
1977

Verna, op. cit., p. 390.

648

delegado haitiano apuntaba a: posponerlo indefinidamente [al pacto], tratando al mismo


tiempo con cortesa a un gobierno que ni esta reconocido por potencia alguna y que
probablemente no lo estar tan pronto y a quien no nos conviene disgustar de modo
alguno.1978 Asimismo, se dedic a comunicar la decisin de Colombia a las diferentes
autoridades americanas y a difundirla entre las potencias extranjeras, para que estas
pudieran tomar en cuenta la prudencia con la que se haba actuado frente aquella delicada
propuesta.1979 Por ejemplo, le escribi a Manuel Jos Hurtado, el agente colombiano en
Inglaterra, dicindole lo siguiente:
Acompao a V.S. copia de la contestacin dada a Mr. Chanlatte que habiendo venido a negocios
particulares ha propuesto a nombre del gobierno de Hait un tratado de alianza, amistad con esta
Repblica. V.S. vera en ella que el Gobierno tratando con mucha atencin a este individuo, no ha
hecho ms que diferir o procrastinar el asunto para no excitar desconfianza o rivalidades en el
Gobierno de Hait, ni comprometerse tampoco dando pasos trascendentales y prematuros acerca
de un Gobierno que nadie ha reconocido an, y que no tiene relaciones algunas con el mundo
civilizado. Este documento puede servir a V. S. para demostrar la poltica del Gobierno en esta
materia, en caso que el Ministerio de ese diga o quiera saber cual ha sido nuestra conducta y el
sistema adoptado por la Repblica en el asunto.1980

Por su parte, Jos Manuel Salazar, el agente colombiano en Estados Unidos,


enterado de la decisin tomada por el gobierno de Colombia, le escribi a Pedro Gual
para sealarle que: La contestacin de V. S me ha parecido la ms adecuada y
prudente.1981Despus, Miguel de Santamara, el representante diplomtico en Mxico, le
inform a Lucas Alamn, que se haba resuelto aquella medida para:

1978

Citado en Verna, op. cit., p 392

1979

Gutirrez Ardila, op.cit., p. 260.

1980

Carta de Pedro Gual a Manuel Jos Hurtado, 19 de julio de 1824, AGNC, Ministerio de Relaciones

Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 300, ff. 90v a 91; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 260.
1981

Carta de Jos Manuel Salazar a Pedro Gual, 21 de septiembre de 1824, AGNC, Ministerio de

Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 130, f. 28v. Gutirrez Ardila, op. cit.,
p. 260.

649

Evadir de un modo decoroso una resolucin que siendo definitiva por cualquier aspecto cedera
en perjuicio general de nuestros comunes intereses. Por esto juzg conveniente el gobierno de
Colombia posponerla indefinidamente, tratando al mismo tiempo, con cortesa, a un gobierno que,
probablemente, no ser reconocido tan pronto, pero que, por otra parte, no nos conviene disgustar
en manera alguna por razones que vuestra excelencia penetra muy bien. El gobierno de Colombia
deseando observar una poltica conforme y fraternal con los dems estados americanos y
particularmente con la Repblica Mexicana apreciara saber que su conducta en este negocio
encontrase con la concurrencia de iguales sentimientos por parte de V.E. para que en caso de
reproducirse la instancia o dirigirse separadamente a Mxico, se obrase de acuerdo, difiriendo la
resolucin para cuando sean consultados los miembros de la confederacin americana. 1982

A lo cual, Lucas Alamn contest que el:


Presidente ha convenido enteramente en los principios de poltica y conveniencia que han
dirigido al gobierno de Colombia en esta contestacin, los mismos sern los del gobierno
mexicano si la ocasin se presentase, pues hasta no ha ocurrido con iguales proposiciones el de
Hait y aunque los sentimientos de simpata que animan a todos los americanos a favor de aquel
pas () nunca podr perder de vista la mxima que deben ser fundamentales de la poltica
americana de no mezclarse en las cuestiones de otros pueblos y tener por enemigos a mas que a
los quieran serlo, () la Francia se ha conducido respecto a esta repblica conforme a la ms
estrecha neutralidad () y su respuesta pacifica () exigen de parte de este gobierno la misma
correspondencia.1983

Como vemos, las autoridades colombianas creyeron necesario dar a conocer que
su pas tomaba un camino equidistante de Hait. Tanto es as, que incluso su carta al
comisionado haitiano fue publicada en la Gaceta de Colombia.1984
Luego del fracaso del acuerdo diplomtico, Jean Desrivires Chanlatte demand
a las autoridades colombianas el pago de la deuda contrada con Hait por John Bernard
Elbers durante la guerra de independencia, presentado un pagar firmado por l mismo en
1982

Carta de Miguel de Santamara a Lucas Alamn, 12 de enero de 1825, AGNC, Ministerio de

Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t.393, f. 185-185v; Gutirrez Ardila, op.
cit., p. 262.
1983

Carta de Lucas Alamn a Miguel Santamara, 15 de enero de 1825, AGNC, Ministerio de Relaciones

Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t.393, f. 186-186v.; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 262
1984

Relaciones Exteriores, Gaceta de Colombia, 16 de enero de 1825.

650

el que constaba el monto de la obligacin.1985 Ante ese reclamo, Pedo Gual le pidi a
John Bernard Elbers que certificase el documento y que diera cuenta exacta de las
tratativas que haba mantenido con el gobierno haitiano en 1820. ste le contest, con
una extensa misiva en la que inform, con lujo detalles, acerca de las negociaciones que
haba establecido con Jean Pierre Boyer en aquel ao. All, deca lo siguiente:
Dicha obligacin de 16.000 pesos fue firmada por mi en el ao 1820 como agente general de
comercio de la repblica por 1.000 y () me tomo la libertad de exponer a V. S () lo siguiente:
Como a la llegada () de el Libertador () a Barranquilla en el mes de agosto de 1820 se
necesitaron para () la repblica 2.000 fusiles calculando yo ()me obligu a entregarlos lo ms
breve (). A pesar de haber sido muy sensible () el no haber encontrado en Santa Marta la
goleta, segn me lo aseguraba el almirante [Luis Brin] regres a Sabanilla, en donde el almirante
puso a mi disposicin la balandra el Correo () para volver a dar la vela a Santa Marta y de ah
seguir a Los Cayos, en caso de no encontrar la goleta, lo que verifique con esperanza de hallar en
Los Cayos un buque para hacer mi viaje a San Bartolom o Saint Thomas, sino pudiere verificar la
compra de fusiles en aquella isla. Ms a mi llegada a Los Cayos, no encontr buque ninguno ni
fusiles () segu por tierra hasta Puerto Principe en donde tampoco haba buque para continuar el
viaje y slo 100 fusiles en poder de un particular. Considerando la () necesidad de fusiles en que
se hallaba el ejrcito del Magdalena () resolv a valerme de una carta que tena del almirante al
Presidente Boyer y en una entrevista que tuve con l le propuse el venderme 2.000 fusiles () y le
present la autorizacin que tena del () Libertador (). Boyer me asegur que le era imposible
vendrmelos, pero que me dara una orden para recibir en los Cayos mil y si era posible 2.000 mil
() y que el gobierno de Colombia poda devolverlos cuando lo tuviese por conveniente. A mi
regreso a Los Cayos fui informado que 1.000 fusiles () estaban a mi disposicin () pero mi
sorpresa fue grande que se me present el documento () en se me exiga mi firma () pues de
lo contrario no saldran ().

Yo hice ver que esto era () contrario al ofrecimiento del

Presidente () pero se me contest que tales eran las ordenes del gobierno. Al principio rehus a
acceder () pero consideraba que mucho poda depender de la pronta llegada de los fusiles y
deseando cumplir () con los encargos del () Libertador firm la expresada obligacin e hice la
entrega e ellos en Sabanilla informando de todo al Almirante () que () aprob () mi
conducta (). En el mes de diciembre de 1820 se necesitaron vveres y otros artculos para la
marina y el ejrcito que deban atacar Maracaibo y el Almirante () me suplic () que lo
verificase a la mayor brevedad por cuyo motivo me embarqu para Puerto Prncipe () recibiendo

1985

Pagar de Juan Bernardo Elbers, 27 de septiembre de 1820, AGNC, colecciones, Enrique Ortega

Ricaurte, Serie Legaciones y Consulados, Caja 121, Carpeta 3, f. 7.

651

del general Montilla 13.000 peso para otros 1.000 fusiles con la intencin de arreglar all este
negocio. A mi llegada a Puerto Prncipe () me present al secretario general el modo diferente
con que haba sido tratado en Los Cayos con respecto a lo que me haba ofrecido el Presidente
Boyer, prometindole pagar los 1.000 fusiles a un precio equitativo o que el gobierno me
concediese el tiempo suficiente para devolverlos y la contestacin fue que despus de los
acontecimientos del cabo el gobierno no necesitaba ni poda rebajar su precio pero como yo ()
poda necesitar el dinero para otro objeto y su gobierno, el de Hait, estaba satisfecho que el
importe sera entregado en otro tiempo ms conveniente, conced en ello () y lo emple en la
compra de artculo para el uso de las armas de la repblica. 1986

Confirmada la autenticidad del documento, Pedro Gual le orden al Secretario de


Hacienda que se le franquease el pago al comisionado haitiano.1987 Cosa que se hizo a la
brevedad. Concluido este tema, Jean Desrivires Chanlatte se ocup de los asuntos extraoficiales, presentando el reclamo de la Casa Sureau. Esta obligacin no fue pagada
durante su breve estada, sin embargo, fue reconocida y sufragada poco despus, en abril
de 1825.1988 De esta manera, a pesar de que las autoridades colombianas se rehusaron a
cumplir con las promesas de amistad con Hait, por lo menos se avinieron a cancelar
parte de la deuda que se haba contrado con dicho pas, durante los aos de la gesta
independentista.
Tiempo despus, a comienzos de 1825, Francisco de Paula Santander dio un
extenso discurso ante el Congreso de Colombia, en el cual explic la poltica que el
gobierno haba tomado frente a la propuesta de Hait de suscribir un tratado de amistad
entre ambas naciones. All seal que:
El lenguaje de libertad, empleado en las propuestas del agente y los servicios privados que en una
poca calamitosa haba recibido el Libertador () del humano y sensible Petin, no cegaron al
ejecutivo en la conducta que deba seguirse en tal delicado negocio. Hait, haba defendido su
independencia contra las pretensiones de la Francia, () y Colombia las defiende contra las de
Espaa, una liga defensiva con Hait, nos pona en el caso de entrar en guerra con una nacin de
1986

Carta Juan Bernardo Elbers a Pedro Gual, 20 de julio de 1824, AGNC, colecciones, Enrique Ortega

Ricaurte, Serie Legaciones y Consulados, Caja 121, Carpeta 3, ff. 9-10v.


1987

Carta de Pedro Gual al Secretario de Hacienda, 21 de julio de 1824, AGNC, colecciones, Enrique

Ortega Ricaurte, Serie Legaciones y Consulados, Caja 121, Carpeta 3, ff. 5-6.
1988

Verna, op. cit., pp. 399- 403.

652

quien no tenamos queja, ni debamos provocarla a que nos hostilice. () Nunca han podido ser
idnticos los intereses de Hait y los de Colombia, respecto a sus antiguas metrpolis, lo han sido
entre Colombia y los estados de la Amrica que dependi de Espaa, cuya identidad de principios
el gobierno () promovi y concluy la confederacin de los estados americanos. Los estados
existentes entre ellos y nosotros nos impiden por su naturaleza entrar en alianzas con pueblos que
no han pertenecido a la nacin espaola y una alianza defensiva con Hait deba suscitar un nuevo
enemigo a nuestros aliados sin su consentimiento. 1989

Ahora bien, a todos estos argumentos ya conocidos, agregaba uno nuevo, el de la


conquista de Santo Domingo por parte de Hait. En su discurso afirmaba:
En el ao 1822 los habitantes de Santo Domingo proclamaron su independencia y enarbolaron
en los ltimos das de su existencia el pabelln de Colombia, y que el jefe de Hait ha sometido
este territorio a su gobierno (). La conducta del presidente de Hait no parece que deba atraerle
la enemistad de Espaa que es la nacin con quien nicamente estamos en estado de guerra,
porque la autoridad de Hait () no ocup un territorio espaol, sino un pas independiente que
haba indicado ponerse bajo la proteccin de Colombia. Todas estas consideraciones movieron al
ejecutivo a diferir la propuesta del agente de Hait para cuando se rena la Asamblea de
plenipotenciarios de los gobiernos americanos.1990

Conclua su alocucin, llevando tranquilidad acerca de la imagen de Colombia en


la arena internacional, afirmando que: Nuestros aliados y la Francia vern en este noble
procedimiento la buena fe y principios sobre que estriba la poltica del gobierno
colombiano. La Francia particularmente debe observar que procedemos con franqueza y
buenos deseos.1991 A pesar de todo, el tema de las relaciones con Hait no termin all. A
los pocos meses, en marzo, volvieron a circular inquietantes rumores sobre espas
haitianos en territorio colombiano. El diputado Dionisio Vargas denunci en el Congreso
que en las provincias donde: hay considerable poblacin de esta raza, existen cerca de
trescientos espas de aquella repblica y agentes que promueven esta revolucin

1989

Mensaje del Vicepresidente de Colombia, encargado del gobierno al congreso de 1825, 2 de enero de

1825, op.cit., tomo XII, pp. 189-190


1990

Idem, p. 190.

1991

Idem, p. 190.

653

ofreciendo el buen xito a expensas de su proteccin.1992 Aquellos constantes temores,


obviamente, aumentaron la brecha entre ambas naciones.
Durante los meses subsiguientes, prosiguieron los coletazos del rechaz al
acuerdo con Hait. Las potencias europeas tomaron con beneplcito el moderado accionar
del gobierno colombiano y saludaron la medida. Al enterarse de ello, en junio de 1825,
Francisco de Paula Santander se lo comunic con alegra a Simn Bolvar, quien se
encontraba en Per: El Conde de Villele informado () de la conducta del gobierno de
Colombia con Hait ha expresado su admiracin de ver la cordura del gobierno y
renovado su protesta de que la Francia ser siempre neutral. () El mensaje que d al
Congreso ltimo ha sido altamente aplaudido en Inglaterra y Francia. La conducta que
observamos () con la comisin de Hait, ha sido muy celebrada como justa, poltica y
propia de la dignidad de un nacin.1993 Tiempo despus, volvi a insistir con lo mismo,
al comentarle que: Los peridicos ingleses han aplaudido infinitamente la conducta del
gobierno colombiano relativamente () a las propuestas de Hait.1994
En paralelo a estos sucesos, Francia reconoci la independencia de Hait, sin
embargo, a pesar de que las primeras noticias extraoficiales de dicho acuerdo llegaron en
septiembre de ese ao, ello no modific inmediatamente la poltica las autoridades
colombianas con respecto a aquel pas. En ese sentido, tampoco alter la organizacin del
Congreso de Panam, que se estaba realizando en aquel momento. Como advert
previamente, todo esto ser abordado posteriormente, en diferentes apartados.
Ms all de las palabras de Francisco de Paula Santander, al parecer, no todos los
diarios britnicos recibieron de la misma manera la poltica llevada adelante por su
gobierno con respecto al rechazo de la alianza con Hait. En junio de 1825, The American
Monitor de Londres, public un artculo en el cual informaba, en un tono bastante crtico,
que Colombia se haba negado a reconocer la independencia de la isla.

En l se

censuraba al pas hispanoamericano, afirmando que: se haba desviado de la senda de

1992

Memoria de Dionisio Vargas a la Cmara de Representantes, 29 de marzo de 1825, AGNC, Archivo

Legislativo del Congreso, Informes de Comisiones, t. 49, Cmara, f 327v; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 266.
1993

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de junio de 1825, op. cit., tomo XIII, pp.

51-52.
1994

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de julio de 1825, op. cit., tomo XIII, p.82.

654

sus verdaderos intereses.1995 Se

sealaba, adems, que: Nosotros no estamos

conformes () con el tono del mensaje del Vicepresidente colombiano al Congreso en el


que hace referencia a la repblica negra. Los haitianos () pretendan el reconocimiento
de la independencia de parte de Colombia, algo a lo que dicho gobierno se neg, por
temor a ofender a Francia. Creemos que esto no es ni poltico ni generoso.1996
Preocupados por la imagen de su pas en la prensa occidental, los redactores de la Gaceta
de Colombia publicaron, a fines de octubre de 1825, un Parte No Oficial en el cual
respondan a las recriminaciones de aquella publicacin. All aclaraban, en primer lugar,
que era falso el pedido de reconocimiento: Esto no es cierto porque ni Hait ha
introducido esa solicitud ni el gobierno de Colombia se ha ocupado de tal cuestin. La
autoridad superior de Hait solicit celebrar y ajustar un tratado de alianza defensiva
contra los respectivos invasores de ambos territorios.1997 Seguidamente, repetan los
argumentos expuestos por las autoridades colombianas para negarse a firmar aquel pacto
afirmando: El gobierno de Colombia no deba ponerse en estado de guerra con una
nacin de quien no tiene queja, ni faltar a los tratados celebrados con los otros estados
americanos. Estas consideraciones fueron las que movieron al ejecutivo a diferir la
propuesta al agente de Hait para cuando se reuniese la asamblea de diputados
plenipotenciarios de los precitados gobiernos.1998 Frente a las crticas del diario
londinense, argan que: Cualquiera que conozca la conducta franca y desinteresada de
nuestra repblica, que sepa cuales son los principios que forman el espritu de nuestros
tratados y que sepa apreciar las bases sobre que apoy su solicitud el gobierno de Hait,
no podr menos que aprobar la determinacin del ejecutivo. La alianza que se nos
propona () envolva un deber, por nuestra parte, de iniciar la agresin y una agresin
de la ms escandalosa.1999 Asimismo, le reprochaban a los editores de la revista
britnica, la referencia a los supuestos intereses comunes entre ambos pases:

1995

Colombia, The America Monitor, Londres, Impreso por Greenlaw, 1825, tomo II, p. 76; Gutirrez

Ardila, op. cit., p. 260.


1996

Colombia, The America Monitor, op. cit., p. 78.

1997

Parte No Oficial, Gaceta de Colombia, 25 de octubre de 1824; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 260.

1998

Parte No Oficial, Gaceta de Colombia, 25 de octubre de 1824

1999

Idem.

655

Desearamos a los menos, que nos hicieran sentir la identidad de intereses de Hait y de
Colombia a sus antiguas metrpolis.2000 Obviamente, aquellos no existan y por eso,
concluan afirmando: Y no habiendo sido nosotros provocados por la Francia Con qu
derecho bamos a comprar un pleito () sin la menor utilidad para nosotros y con un
notorio agravio de nuestros mejores amigos?.2001 Este artculo, nos muestra, la
preocupacin de las autoridades y la elite colombiana, de justificar su conducta ante la
opinin pblica nacional e internacional. Su intencin principal era quedar bien frente a
las principales potencias atlnticas.
Simn Bolvar tard mucho en enterarse de todos estos sucesos y recin, a fines
de octubre, dio su veredicto sobre la actuacin del gobierno colombiano con respecto al
tratado con Hait. Desde Per, le escribi a Francisco de Paula Santander lo siguiente:
Es indudable que el mensaje de Ud. ltimo es muy bueno y que deba ser aplaudido en
Europa y que la respuesta dada a Hait ha sido muy poltica, aunque el secretario la
compuso muy mal en mi opinin.2002 Como vemos, el lder, refrend la resolucin del
gobierno del Vicepresidente. Al parecer, coincida con los argumentos de fondo por los
cuales se haba rechazado aquella alianza. Sin embargo, recrimin la forma en la cual
Pedro Gual las haba expresado. Probablemente, crea que se deba actuar con mayor
tacto frente a quienes los haban ayudado tanto durante la gesta independentista. Sea
como sea, en aquella oportunidad, aval el incumplimiento de las promesas contradas
por l mismo, durante los aos de la gesta independentista.

El Congreso de Panam y la exclusin de Hait

Un desencuentro an ms importante entre Hait y Colombia tuvo lugar en el


Congreso de Panam de 1826. Profticamente, Simn Bolvar haba proyectado este
conclave en 1815, en su carta de Jamaica. All y en textos posteriores, hablaba de las
condiciones que hacan de Hispanoamrica una gran patria, el enemigo comn, la lengua,
la religin, las costumbres, la historia, motivos por los cuales una vez liberados los
2000

Idem.

2001

Idem.

2002

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 21 de octubre de 1825, AL, Doc. 972

656

distintos estados mas pequeos deban unirse en una suerte de confederacin que tuviera
su punto neurlgico en el Istmo de Panam. Dicha concepcin, sin embargo era
hispanoamericanista, pero no panamericanista en un sentido lato, no inclua a Brasil, a
Estados Unidos ni Hait, porque estas naciones reconocan tradiciones culturales distintas.
De esta manera, desde el inicio, el venezolano pensaba excluir a dichos pases de su
poltica de unin. Sin embargo, al final la organizacin no qued totalmente en sus
manos, apartndose parcialmente de la concepcin inicial.
Los primeros pasos hacia la confederacin de estos pases se dieron en 1822,
cuando Simn Bolvar envi delegados a Mxico, Per, Chile y Buenos Aires para
suscribir tratados confederativos.2003 A partir de ese momento, durante los aos
subsiguientes, se fueron firmando pactos con Per, Chile, Mxico y Guatemala, que
establecan la posterior reunin de un conclave en Panam.2004 Como vimos, a mediados
de 1824, debido a la misin de Jean Desrivires Chanlatte, Pedro Gual tom dos
decisiones muy importantes. Por un lado, resolvi excluir definitivamente a Hait de
dicho encuentro y por el otro agregar al temario de la asamblea la cuestin de las
relaciones diplomticas entre Hispanoamrica y la isla.2005
Finalmente, en diciembre de 1824, desde Per, Simn Bolvar realiz la
convocatoria oficial al congreso, invitando a los referidos estados hispanoamericanos a
mandar delegados al istmo. Empero, durante 1825, la organizacin efectiva qued a
cargo del gobierno de Colombia, el cual, abandonando los designios originales, curs
invitaciones a Estados Unidos, Brasil e Inglaterra.2006 sta resolucin gener una intensa
correspondencia entre Simn Bolvar y Francisco de Paula Santander en la que
discutieron acerca del carcter de la confederacin propuesta y quienes la deban integrar.
En varias misivas el venezolano insisti en que no era conveniente incluir en la liga a
2003

Invitacin del libertador presidente de Colombia a los gobiernos de las nuevas repblicas a suscriban

un tratado confederativo, 8 y 9 de enero de 1822, en De la Reza, Germn (comp.) Documentos sobre el


Congreso Anfictinico de Panam, Caracas, Fundacin Biblioteca Ayacucho y Banco Central de
Venezuela, 2010, pp. 3-4.
2004

De la Reza, Germn Amrica en la hora del Congreso Anfictinico de Panam, en De la Reza,

Germn (comp.) op. cit.,, p. XI


2005
2006

Bierck, op. cit., p. 227.


De la Reza, Germn, op. cit., en De la Reza (comp.), op. cit., p. XIII.

657

Estados Unidos, por no ser un pas hispanoamericano y porque poda generar tensiones
con Inglaterra.

2007

En una de ellas, escrita el 30 de mayo, le present su concepcin

acerca de la confederacin propuesta. All deca:


He visto el proyecto de federacin general desde los Estados Unidos hasta Hait. Me ha parecido
malo en las partes constituyentes, pero bello en las ideas y en el designio. Hait, Buenos Aires y
los Estados Unidos tienen cada uno de ellos sus grandes inconvenientes. Mxico, Guatemala,
Colombia, el Per y Chile y el Alto Per pueden hacer una soberbia federacin. Guatemala y Chile
y Alto Per harn lo que nosotros queramos. El Per y Colombia tienen una sola mente y Mxico
quedara aislado en medio de toda esta federacin, la que tiene la ventaja de ser homognea
compacta y slida. Los americanos del Norte y los de Hait, por slo ser extranjeros tienen el
carcter de heterogneos para nosotros. Por lo mismo, jams ser de opinin de que los
convidemos para nuestros arreglos americanos. 2008

Estas palabras expresan la intencin de excluir a las Provincias Unidas del Ro de


la Plata, a Estados Unidos y Hait. El primero no deba participar fundamentalmente por
cuestiones de enemistad poltica, mientras que los otros dos pases no tenan que hacerlo
por motivos histricos y culturales. Al no ser ex colonias espaolas, no les corresponda
integrar el conclave. Uno podra haber esperado que Simn Bolvar fuese ms solidario
con Hait, que tanto lo haba ayudado, sin embargo decidi que ese era motivo suficiente
para no hacerlo. Sea como sea, lo cierto es que, desde 1824, Pedro Gual haba tomado esa
resolucin con respecto a la isla. A pesar de todo, fue su reemplazante Jos Rafael
Revenga, el encargado de promover el definitivo aislamiento de Hait, contrariando las
tmidas promesas que se le haban hecho a Jean Desrivires Chanlatte. ste instruy a
Pedro Briceo Mndez y Pedro Gual, los delegados colombianos al Congreso de Panam,
para que se negasen a establecer relaciones diplomticas con la isla y se opusieran a
reconocer su independencia. Las referidas indicaciones decan:

2007

Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 7 de abril de 1825, Al, Doc. 10215; Simn Bolvar a

Francisco de Paula Santander, 8 de mayo de 1825; AL, Doc. 10249; Simn Bolvar a Francisco de Paula
Santander, 20 de mayo de 1825; AL, Doc. 10287.
2008

Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 30 de mayo de 1825; AL, Doc. 10379.

658

Por la adjunta comunicacin que dirigi el secretario de relaciones exteriores (), en


contestacin a las proposiciones hechas a este gobierno por el seor Chanlatte (), se impondrn
U.U. del sesgo que se dio a este negocio por consideraciones de prudencia (). En cumplimiento
() de lo que en ella se ofreci se hace indispensable que () consulten a la asamblea de los
estados americanos sobre el pie en que deben ponerse en lo sucesivo las relaciones polticas y
comerciales de Hait (). Al abrir esta consulta U.U. deben hacer presente que el gobierno de
Colombia siente mucha repugnancia a guardar con Hait aquellas consideraciones de etiqueta
generalmente recibidas entre las naciones civilizadas, pero () desea evitar todo motivo de
disgusto por medio de una conducta contemporizada. No tendra () inconveniente () que se
continuase admitiendo el pabelln de Hait en los puertos colombianos con objetos puramente
mercantiles (). De esta manera, estn () autorizados para evadir toda cuestin que tenga por
objeto reconocer la independencia de Hait, enviar y recibir ministros diplomticos y celebrar
tratados pblicos en la forma que la repblica de Colombia usa y acostumbra hacerlo con las
dems potencias de Europa y Amrica. A pesar de esto consentirn () en que el comercio de
aquella isla () y hacer entrever que ste es un paso previo al reconocimiento formal de la
repblica.2009

Lo ms grave de estas indicaciones, es que fueron escritas a fines de septiembre,


cuando ya se saba en la Tierra Firme, que Francia haba finalmente aceptado la
emancipacin de Hait. Esto, sumado a las explicitas palabras de Jos Rafael Revenga,
nos muestran que el racismo y el eurocentrismo eran los motivos fundamentales por los
cuales el gobierno colombiano promova la exclusin de la repblica de
afrodescendientes. An en diciembre de 1825, cuando ya estaba totalmente confirmada la
noticia acerca del reconocimiento de la independencia de la isla, Jos Rafael Revenga no
estuvo dispuesto a cambiar su opinin. Ante la pregunta de Miguel Santamara, agente
colombiano en Mxico, acerca de que hacer con el tema de Hait en el nuevo contexto
internacional, ste le contest que:
Es cierto que el reconocimiento ha hecho ahora diversa la condicin de Hait; ms no puede
decirse que habiendo concedido tan extensos y duraderos privilegios a la Francia, como precio de
la paz, sea perfecta la independencia y soberana del nuevo Estado, ni l capaz de equipararse las
naciones que no estn ligadas por semejantes pactos. El gobierno de Colombia, por consiguiente,

2009

Instrucciones de Jos Rafael Revenga a Pedro Gual y Pedro Briceo Mndez, 24 de septiembre de

1824, compilado en OLeary, op. cit, tomo XIV, p. 283; Verna, op. cit, pp. 442-443.

659

esperar los ejemplos de otros para decidirse, quizs para cuando nos los den se estar tratando de
la misma materia en el congreso del Istmo, y entonces quedar all decidida de comn acuerdo y
como se pens originalmente.2010

Paradjicamente, aquel reconocimiento, debido a la forma en que se hizo, lejos de


favorecer a la isla, fue tomado en su contra. Centrndose en el carcter leonino de la
cdula de Carlos X (que veremos posteriormente), el Secretario volvi a insistir con su
antigua posicin. Al parecer, todo argumento era vlido para mantener a la isla en el
ostracismo. Lo peor de todo es que tanto Jos Rafael Revenga, Pedro Gual como Pedro
Briceo Mndez, haban estado exiliados en la isla, conociendo en primera persona el
apoyo de Alexander Petin a la causa hispanoamericana.
Por su parte, las autoridades de Per tomaron una resolucin similar. El ministro,
Hiplito Unnue, orden a los delegados peruanos lo siguiente: No tomarn () la
iniciativa sobre las relaciones polticas o comerciales con la repblica de Hait, porque
nuestra posicin prohbe que la formemos con ella, pues si desgraciadamente abordasen a
nuestras costas sus tripulaciones, incendiaran a nuestros esclavos inspirndoles un deseo
ardiente de emanciparse y el pas se vera amagado de envolverse en una revolucin
desastrosa.2011 En este caso ya no se trataba nicamente de evitar las relaciones
diplomticas con la isla sino incluso las econmicas. Evidentemente el miedo al contagio
revolucionario segua siendo un factor clave a la hora de mantener a Hait en el
ostracismo. De entre los pases hispanoamericanos, Guatemala fue el nico que tom una
alternativa sumamente diferente. En este caso, el gobierno autoriz a sus delegados:
Para que se invite a la repblica de Hait con el objeto de que entre en la confederacin
general, y si la asamblea no acord la invitacin o si la misma repblica no se prestar a
concurrir, para que se determine lo conveniente sobre nuestras relaciones polticas y

2010

Carta de Jos Rafael Revenga a Miguel Santamara, 12 de diciembre de 1825, compilado en, De

Panam a Panam, Acuerdos de Integracin Latinoamericana: 1826-1881, Caracas, Ministerio del Poder
Popular para las Relaciones Exteriores, 2010, p. 105.
2011

Segundas instrucciones del consejo del gobierno de Per a sus delegados, 18 de febrero de 1826,

compilado en De la Reza (comp.), op. cit., p.59.

660

comerciales con ella.2012 Paradjicamente, aquel pas que no haba recibido ningn
apoyo de los haitianos y que por su cercana geogrfica, podra haber abrigado temores
de contagio revolucionario, fue el nico que propuso la entrada de la Hait en la
confederacin americana. Algo que, por supuesto, no ocurri.
A pesar de su heterogeneidad cultural, Estados Unidos s fue invitado al conclave.
Pedro Gual, le encomend la tarea al agente Jos Mara Salazar y le aclar que el tema de
Hait era particularmente importante. En una misiva de agosto de 1825, le advirti que:
En que forma han de proveerse las relaciones polticas y comerciales de Hait ()? Esta
cuestin parece muy simple a primera vista, pero abunda en el fondo de muchas dificultades. En
los Estados Unidos los africanos y sus descendientes carecen de toda participacin en los negocios
pblicos, pero estn perfectamente protegidos en sus personas y propiedades. En Colombia no hay
castas, porque las leyes no hacen distincin alguna de colores ni de origen. En Hait al contrario
los europeos y sus descendientes estn inhabilitados para todo y son () un objeto de odio ().
Como podremos tratar a un pueblo que profesa estos ltimos principios in poner en peligro
nuestro reposo y seguridad interior? 2013

A partir de estas recomendaciones, en una de las cartas del embajador al


Secretario de Estado Henry Clay, ste le indic que en el congreso se pensaba debatir el
espinoso tema de Hait para tomar una resolucin conjunta:
Los

descendientes

de

esta

parte

de

la

tierra

[frica] han logrado formar en Hait una repblica independiente cuyo gobierno est hoy
reconocido por su antigua metrpoli. Sobre que base han de ponerse la relacin entre Hait y las
otras partes del hemisferio () es una cuestin simple a primera vista, pero que tiene serias
dificultades al ser examinada de cerca. Estas surgen debido a las diferentes maneras en que se
consideran a los africanos y por sus diversos derechos en Hait, Estados Unidos y otros estados

2012

Instrucciones del congreso federal de la repblica de Centroamrica a sus delegados, 17 de diciembre

de 1825, compilado en De la Reza (comp.), op. cit., p. 99.


2013

Carta de Pedro Gual a Jos Mara Salazar, 10 de agosto de 1825, AGNC, Ministerio de Relaciones

Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 399, ff. 8-8v;Gutirrez Ardila, op. cit., p. 263.

661

americanos. Esta cuestin ser determinada en el Istmo, y si es posible se adoptar una norma de
conducta uniforme () 2014

En Estados Unidos, desde la poca de la revolucin, sta era una cuestin


candente. A pesar de que se mantenan relaciones comerciales con la isla, las autoridades
se negaban a entablar vnculos diplomticos. Incluso el presidente John Quincy Adams
dej sin respuesta una misiva de Jean Pierre Boyer, escrita en 1822, en la cual le propona
un acercamiento entre ambos pases.2015 Obviamente, aquel desprecio constante, se
basaba en el racismo y en el temor que la elite estadounidense senta ante un posible
contagio subversivo. En los aos 1825 y 1826, a partir de la referida invitacin de
Colombia al conclave de Panam, nuevamente tronaron las voces en contra del
reconocimiento de la independencia de la isla. En el Congreso de la Unin, los diputados
y senadores dieron exaltados discursos manifestando su absoluta oposicin incluso a que
el tema fuera abordado en la asamblea interamericana. As por ejemplo, Robert Hayne,
senador por Carolina del Sur, manifest su preocupacin porque vea que los estados
sudamericanos estaban dispuestos a dar ese paso. Desde su perspectiva racista y
claramente exagerada, afirmaba que: Estos gobierno han proclamado los principios de la
libertad y la igualdad y han marchado a la victoria bajo las banderas de la emancipacin
universal. Se encuentran hombres de color a la cabeza de sus ejrcitos, en sus cuerpos
legislativos y en sus departamentos ejecutivos. Estn mirando a Hait () con
sentimientos de confraternidad y sus documentos muestran que lo reconocen como
independiente.2016 Sumamente preocupado por esta situacin, que, como seal, era
errada, planteaba a sus colegas: Nuestra poltica con respecto a Hait es clara. Nunca
podremos reconocer su independencia, () esta cuestin no se puede discutir porque
corresponde a una clase de temas que hacen a la seguridad y a la paz de una gran parte de
2014

Carta de Jos Mara Salazar a Henry Clay, 2 de noviembre de 1825, compilado en Dickins, Absury;

Allen, James (comp.) American States Papers, Documents, Legislative and Excutive of the Congress of
United States (1789-1859), Washington, Gales & Seaton, 1858, tomo V, p. 837; Gutirrez Ardila, op. cit.,
p. 263.
2015

Verna, op. cit., p. 448; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.

2016

Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Debates del Congreso de Estados Unidos, Congreso N.19,

ao 1826, p. 166.

662

la unin. Que nuestro gobierno les indique a nuestros ministros en Sudamrica y Mxico
que protesten en contra de la independencia de Hait. ().2017
Por su parte, el senador por Massachusetts, Edward Everette, afirmaba sin
ruborizarse que estaba dispuesto a ceder: todo el continente a quien lo quiera tomar, a
Inglaterra, a Francia o a Espaa. Hasta deseara que se lo tragara el ocano antes que me
tocase ver a la blanca Amrica convertida en una Hait continental con ese horrible
sistema de derramar sangre e implantar en todas partes la desolacin.2018 Palabras que
recuerdan a las de Francisco de Miranda, quien en 1799, le deca John Turbull que
prefera continuar bajo el colonialismo espaol, por cien aos ms, antes de impulsar una
revolucin como la de Saint Domingue.
Asimismo, el senador de Missouri, Thomas Hart Benton, insista en que: Nuestra
poltica con respecto a Hait fue establecida hace ya treinta y tres aos. Hemos entablado
con ella relaciones comerciales pero no diplomticas. Le compramos caf () pero no
intercambiamos ni cnsules ni ministros. No recibimos embajadores negros. () porque
la paz de los once estados no permitir que en su territorio se exhiban los frutos de una
insurreccin negra coronada por el xito. Tampoco permitirn que los embajadores ()
negros den a sus congneres negros de los Estados Unidos la prueba () de los honores
que les esperan si hacen anlogo esfuerzo.2019
El gobierno, comparta este rechazo unnime frente a Hait y por ello el
Secretario de Estado Henry Clay, le dio las siguientes instrucciones a los delegados que
iban al Congreso de Panam:
El Presidente es de opinin, que () Hait no debe ser reconocido, como () independiente.
Reflexionando en la naturaleza del poder gobernante de aquella isla, y en el poco respeto que
muestran a todas las razas menos la africana, la cuestin de reconocimiento por la Francia estaba
envuelta en mil dificultades antes del reciente arreglo que dicen se ha concluido entre ella y Hait.

2017

Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Debates del Congreso de Estados Unidos, Congreso N.19,

ao 1826, p. 166; Logan, Rayford, The diplomatic relations of United States and Hait 1776-1891, Chapell
Hill, The Universty of North Carolina Press, 1941, p. 226; Verna, op. cit., p. 449.
2018
2019

Citado en Logan, op. cit., p. 225; Price Mars, op. cit., tomo I, p. 214; Verna, op. cit., p. 449.
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Debates del Congreso de Estados Unidos, Congreso N.19,

ao 1826, p. 330; Logan, op. cit., p. 226; Price Mars, op. cit., tomo I, p. 214.

663

Segn aquel arreglo, () la madre patria reconoce una independencia nominal en aquella colonia,
y como parte del precio del reconocimiento, Hait se obliga a recibir para siempre los productos de
Francia imponindoles () la mitad de los derechos que exigen de las dems naciones. Esta es
una restriccin, en que una potencia () independiente de ningn modo debe consentir. Antes de
concluirse aquel arreglo. Hait disfrutaba de hecho una especie de independencia. Por aquel
arreglo, ha mudado voluntariamente de carcter, y en punto muy esencial con relacin a las
naciones extranjeras; y se ha constituido una nacin no independiente. Bajo las actuales
circunstancias de Hait, el Presidente no lo cree prudente reconocerla como un nuevo Estado, y
esta cuestin de reconocimiento no es una medida de bastante consideracin para exigir la
concurrencia de todas las potencias americanas.2020

De manera anloga a las consideraciones de Jos Rafael Revenga, las autoridades


estadounidenses se basaban en dos argumentos formales para oponerse a reconocer la
independencia de Hait. El supuesto racismo anti-blanco de la constitucin haitiana y la
situacin neo-colonial en la que habra quedado la isla luego del tratado con Francia. Sin
embargo, ms all de estas disquisiciones legales, las razones de fondo eran el racismo y
la haitianofobia, que aparecen con claridad en los discursos de los senadores.
Finalmente, el Congreso de Panam se llev adelante desde el 22 de junio hasta el
15 de julio y participaron nicamente los delegados de Colombia, Per, Centroamrica y
Mxico. Adems asisti un veedor de Inglaterra. Brasil se abstuvo de enviar un
representante y los de Estados Unidos, no llegaron a tiempo. A pesar de que se
discutieron importantes materias sobre la construccin del orden postcolonial
hispanoamericano y se dieron los primeros pasos hacia la unidad de la regin, el tema de
Hait qued absolutamente fuera de la agenda. En este sentido, no slo se lo excluy del
conclave, sino que ni siquiera se abord la cuestin de establecer vnculos diplomticos
con aquel pas. El Congreso de Panam, con su silencio, remach el ostracismo en que se
encontraba la isla.

Colombia ante el reconocimiento de la independencia de Hait

2020

Instrucciones del gobierno de Estados Unidos a sus delegados al Congreso de Panam, 8 de mayo de

1826, compilado en De la Reza (comp.), op. cit., pp. 131-132.

664

A pesar de que Hait alcanz su independencia en 1804, Francia se neg, durante


dcadas, a admitir ese duro golpe. Asimismo, busco por diversas vas oficiales y
extraoficiales, coercitivas y pacficas, recuperar la colonia perdida. De esta manera, en
1814, Luis XVIII envi al Caribe una comisin compuesta por Dauxion Lavayesse,
Agostino Franco Medina y Draverman para intentar restaurar la soberana imperial sobre
la isla. Desde Jamaica el primero entabl un dilogo epistolar con Alexandre Petin,
quien acord su llegada a Port au Prince, mientras tanto el segundo entr de incgnito a
la monarqua del norte por la va Santo Domingo. ste fue rpidamente descubierto por
las autoridades quienes lo apresaron bajo el cargo de espionaje.2021 Al ser requisado e
interrogado por las fuerzas de seguridad, Henri Christophe y el resto de las autoridades se
enteraron de que el verdadero plan de la metrpoli era no slo restablecer el dominio
colonial sino tambin re-imponer la esclavitud a los negros y quitarle derechos a los
mulatos, otorgndoles una ciudadana de segunda categora.2022 Frente aquella amenaza,
el gobierno puso en pie de guerra al reino y dio aviso de lo sucedido a Alexandre Petin.
ste haba estado negociando con el primer delegado y aunque, desde el comienzo, se
rehus a aceptar la dominacin francesa, s se mostr dispuesto a pagar una
indemnizacin a la ex metrpoli a cambio del reconocimiento de la independencia. No
obstante, las negociaciones se vinieron rpidamente abajo cuando Alexandre Petin supo
acerca de las instrucciones ocultas del comisionado y lo expulso de la isla.2023
En 1816 el monarca francs despach una nueva misin diplomtica, en dos
buques de guerra, a cargo del Vizconde de Fontagnes y el Consejero de Estado
Esmangart, acompados por varios grand blancs y affranchis exiliados. Bajo la amenaza
de esta escuadra, los comisionados se reunieron con Alexandre Petin y volvieron a
insistir con el sometimiento de Hait al imperio francs. El presidente se opuso
tajantemente y los delegados buscaron probar suerte con Henri Christophe, quien

2021
2022

Vastey, op. cit., pp. 139-146; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.
Instrucciones de Pierre Victor Malouet para Dauxion Lavaysse, Franco de Medina, Draverman

compilado en Vastey, op. cit., pp. XXXIII-XXIX.


2023

Nicholls, David, From Dessalines to Duvalier : Race, colour and national independence in Hait,,

Nueva Jersey, Rutgers University Press, 1996, pp. 48-51; Brire, Jean-Franois, Hati et la France, Le rve
bris, Paris, 2008, pp. 64-68 ; Dubois, op. cit., pp.78-79 ; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.

665

directamente ni los recibi.2024


En 1821 el gobierno francs intent nuevamente lograr su objetivo, mandando a
un ex colono, Aubert Dupetit Thouars para negociar con Jean Pierre Boyer el
establecimiento de un protectorado entre Saint Domingue y Francia.

2025

En este caso el

presidente se neg, pero poco despus se comunic con el referido Esmangart para
insistirle con la posibilidad de arreglar el entuerto mediante una indemnizacin. En sus
palabras estoy dispuesto a revivir la oferta de una indemnizacin razonablemente
calculada que hizo mi predecesor en la poca en que la Francia envi su primera misin
aqu y que fue descartada en 1816, en el caso que S.M.T.C. reconozca la nacin haitiana,
como lo que es de hecho, libre e independiente.2026 Sin embargo, las partes no pudieron
llegar a ningn acuerdo y todo sigui igual.
Preocupado por el aislamiento de su pas, durante los aos sucesivos, Jean Pierre
Boyer intent un acercamiento con Estados Unidos y Colombia. Primero, en 1822, le
escribi al gobierno norteamericano, pero como vimos no encontr una respuesta.2027
Luego envi a una misin a Bogot que tampoco dio los resultados esperados. Por ello,
en 1824, resolvi despachar a Francia a dos delegados, el senador Larose y al escribano
Roaunez, para que negociaran con las autoridades un acuerdo por el cual Carlos X
promulgara una ordenanza real reconociendo la independencia de Hait a cambio de una
compensacin econmica, a pagar en cinco aos.2028 Estos llegaron a Paris en junio de
dicho ao y durante ms de un mes entablaron conversaciones con las autoridades. A
pesar de que haba consensos en varios puntos importantes, finalmente no se lleg a un
acuerdo porque el ministro de marina puso como ltima condicin que Francia tuviese el
2024

Vastey, op. cit., pp. 212-213; Ardouin, op. cit., tomo VIII, pp. 226-232, Lger, op. cit., , tomo I, pp. 68-

702025

Ardouin, op. cit., tomo IX, pp. 41-45, Lger, op. cit., , tomo I, pp.90-92; Brire, op. cit, pp. 87-88;

Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.


2026

Carta de Jean Pierre Boyer a M. Esmangart, 10 de mayo de 1821, compilado en Ardouin, op. cit.,

tomo IX, p. 47. Citado en Price Mars, op. cit., tomo I, p. 223.
2027
2028

Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.


Ardouin, op. cit., tomo IX, pp. 71-72; Price Mars, op. cit., pp. 226-227; Brire, op. cit, pp. 102-104;

Gutirrez Ardila, op. cit., p. 255.

666

control de la soberana exterior de la isla. De esta manera, los comisionados regresaron a


Port au Prince, sin lograr su objeto.
No obstante, esta misin fue un antecedente clave para lo que sucedi en 1825. En
abril de dicho ao, Carlos X, presionado por los ex grand blancs, que deseaban
compensaciones por sus perdidas y por la burguesa metropolitana, que quera hacer
negociosos con la antigua colonia, decidi concederle
mediante una real ordenanza.

la independencia a Hait

Aquella forma de actuar implicaba una manera de

mantener las jerarquas entre ambos pases, ya que no era un verdadero tratado, sino un
acto unilateral de la antigua metrpoli. En este sentido, la ordenanza tena fuertes
implicaciones coloniales y neo-coloniales, tanto en lo simblico como en lo efectivo.
Desde lo simblico, se refera al estado como la parte francesa de Saint Domingue,
obviando usar el nombre Hait, adoptado por los revolucionarios en 1804, como
homenaje a la poblacin taina asesinada por los conquistadores. Desde lo efectivo, la
ordenanza le impona a la isla una dursima indemnizacin de 150.000.000 francos, a
pagar en cinco cuotas. Asimismo, para remachar an ms el status subordinado de la isla,
se establecan nuevas condiciones comerciales leoninas, por las cuales los productos
franceses deban pagar la mitad de los aranceles asignados a otros estados.
Luego de tomar esta decisin, el gobierno despach al Barn de Mackau, al frente
de una escuadra de 14 navos, hacia Port au Prince, para informar a las autoridades de la
isla de la real orden. La expedicin lleg en julio de 1825 y despus de que el delegado
present la ordenanza, los haitianos conformaron una comisin para estudiarla. La
mayora puso en el grito en el cielo, considerando que las condiciones y la forma en que
se conceda la independencia era una afrenta a la soberana nacional. Por ello decidieron
rechazarla. Sin embargo, en ese contexto, el Barn de Mackau les advirti que deba
pasar a la accin imponiendo un bloque naval a la isla. Frente aquella amenaza, muchos
optaron por la resistencia armada antes que el sometimiento. Empero, Jean Pierre Boyer
tom un camino muy moderado y resolvi dialogar con el comisionado. Finalmente, ante
la coercin de la escuadra y la promesa de que en el futuro sera posible renegociar la
compensacin, acept la ordenanza.
De esta manera, luego de 25 aos de absoluto ostracismo, Hait logr el
reconocimiento de su independencia. No obstante, aquella resolucin pragmtica tuvo un

667

costo altsimo, la gigantesca indemnizacin impuesta y el acuerdo comercial, con el


correr del tiempo, terminaron enfeudando econmicamente al pas a su antigua metrpoli.
Tan grave result el asunto, que, ya para fines de 1825, Hait no pudo pagar la primera
cuota de la indemnizacin. Para poder solucionar aquel problema, se vio obligado a
tomar un emprstito de un banco francs a tasas exorbitantes. De esta forma, cay preso
de lo que se conoce como la doble deuda externa haitiana, que se convirti en un cncer
para la economa del pas.2029 Para peor, la ordenanza no tuvo el efecto esperado en
mundo atlntico, dado que no implic el reconocimiento de los otros pases, ni siquiera el
establecimiento efectivo de relaciones diplomticas con ellos. Veamos en particular el
caso de Colombia.
Desde 1824, las autoridades colombianas siguieron de cerca las negociaciones
entre Hait y Francia. A mediados de dicho ao, el agente Jos Rafael Revenga, avis,
desde Paris, al gobierno en Bogot que:
Han llegado aqu los comisionados () se ha nombrado quien trat con ellos y se dice que la
Francia exige por condicin de la paz: 1. la concesin de una suma de dinero equivalente a las
tierras que pertenecan a los colonos (), 2. el reconocimiento de la supremaca protectora de la
Francia, 3. algunas ventajas mercantiles y 4. la posesin propiedad del Cabo de San Nicols y de
un circuito de doce leguas. Los que hablan de estas condiciones aaden que Hait nunca se
prestar a la segunda ni a la cuarta y al ver que las gacetas ministeriales empiezan a calcular
matemticamente y a recomendar las ventajas que reportara la Francia de la primera y de la
tercera, parece probable que si se han exigido las otras no sean irrevocablemente.2030

Un ao despus, en septiembre de 1825, llegaron las noticias del reconocimiento


de la independencia de Hait. El tema causo bastante inters e incluso, la Gaceta de
Colombia, public una proclama de Jean Pierre Boyer dirigida al pueblo haitiano en la
cual ste le informaba a sus conciudadanos acerca de la ordenanza de Carlos X y

2029

Price Mars, op.cit, tomo I, pp. 228- 241; Dubois, op. cit., pp. 97-102; Gutirrez Ardila, op. cit., pp. 255-

256; Brire, op. cit, pp. 111-118.


2030

Carta de Jos Rafael Revenga, 28 de julio de 1824, AGNC, Ministerio de Relaciones Exteriores,

Transferencia 8, Diplomtica y Consular, Caja 507, Carpeta 5, f. 10; Gutirrez Ardila, op. cit., pp.256-257.

668

festejaba el reconocimiento de la independencia.2031 Sin embargo, a pesar de esa


publicacin y de otras vas por las cuales llegaron las noticias, algunas de las autoridades
colombianas tenan ciertas dudas sobre si efectivamente Francia haba tomado esa
medida. Asimismo, desde temprano, surgieron diversas interpretaciones sobre las
consecuencias de este acontecimiento y sus efectos para Hispanoamrica. De esta
manera, por ejemplo, Francisco Javier Yanes entendi que esta era una muy buena
noticia y le dijo al Vicepresidente que seguramente Francia estara dispuesta a hacer lo
mismo, en poco tiempo, con las ex colonias espaolas.2032
Empero, Francisco de Paula Santander, al principio dudaba parcialmente de la
autenticidad de la informacin y tema, como otros, que Francia estuviera tramando algo.
De inmediato, le mand a Simn Bolvar, una copia del referido peridico, y una misiva
en la cual le deca: Leer Ud. en la gaceta una intempestiva proclama de Boyer
anunciando que el Rey ha reconocido la independencia de Hait, yo he ledo la proclama
en francs, trada de uno de los puertos de Hait. Este suceso ha dado lugar a mil
conjeturas, lo creen unos, lo dudan otros y todos temen que sea una intriga del gabinete
francs para lograr que se yo que miras.2033
A la misma vez, desde Londres, el agente colombiano en Inglaterra le escriba a
Jos Rafael Revenga, para informarle acerca del reconocimiento y para advertirle que se
corra el peligro de que en un futuro Espaa quisiera llevar adelante la misma poltica con
sus antiguas colonias. En sus palabras: El reconocimiento de Hait es otra de las
ocurrencias que ms han ocupado en estos das la atencin del pblico. Ha disminuido sin
embargo la satisfaccin de los amigos de la libertad de aquel pueblo, el alto precio que
sus heroicos patriotas han pagado por ella. Quiz no est lejos el da en que la Espaa cite
este ejemplo para justificar condiciones igualmente duras respecto de sus antiguas
colonias, pero no dudo que Colombia y los otros Estados americanos las rechazaran con

2031

Proclama de Jean Pierre Boyer al pueblo haitiano, 11 de julio de 1825, Gaceta de Colombia, nro,

203, 4 de septiembre de 1825.


2032

Carta de Francisco Javier Yanes, 7 de septiembre de 1825, Archivo de Santander, op. cit., tomo XIV,

p. 153.
2033

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 6 de septiembre de 1825, op. cit., tomo XIV,

p. 147.

669

indignacin.2034 Con el correr de los das las noticias se fueron confirmando. An as,
como vimos previamente, el canciller colombiano instruy a los delegados al Congreso
de Panam para que hicieran lo posible por no abordar el tema de las relaciones
diplomticas con Hait durante ese conclave. A comienzos de octubre, el Vicepresidente,
le deca a Simn Bolvar: El reconocimiento de la independencia de Hait es indudable,
la Francia ha dado ese paso justo aunque no nos sea tan favorable.2035 De esta manera,
siguiendo la misma interpretacin del embajador en Londres, le adverta que la forma en
que se haba concedido aquel reconocimiento implicaba un peligroso antecedente para los
estados hispanoamericanos que podan verse forzados por Espaa a pagar una
indemnizacin. Asimismo, como seal previamente, durante los meses subsiguientes, la
ordenanza de Carlos X fue utilizada por Jos Rafael Revenga y las autoridades de
Estados Unidos, como una excusa para mantener a Hait aislado del sistema
interamericano. Desde su punto de vista, Hait era un pas slo formalmente libre, carente
de soberana plena y por ende no susceptible de ser tomado como un sujeto pleno en la
arena internacional.
A fines de febrero de 1826, Simn Bolvar le expres su opinin sobre este asunto
a Pedro Briceo Mndez, quien haba sido designado como delegado ante el Congreso de
Panam. En su misiva le deca: No es difcil creer que la Francia unida a la Espaa
pretende tomar una medida igual a la que la primera ha adoptado con respecto a Hait y
que apoyen sus propuestas con una fuerte escuadra y un ejrcito. Por mi parte, soy de
opinin que primero debemos perecer todos antes que comprar nuestro reconocimiento a
tan vil precio.2036 Evidentemente, para Simn Bolvar, la manera en que Hait haba
conseguido el reconocimiento de su libertad era un contra modelo que los
hispanoamericanos deban evitar a toda costa por sus efectos tremendamente perniciosos.

2034

Carta de Manuel Jos Hurtado a Pedro Gual, 7 de septiembre de 1825, AGNC, Ministerio de

Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 307, f. 41v; Gutirrez Ardila,op. cit., p.
257.
2035

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 6 de septiembre de 1825, op. cit., tomo XIV,

p. 194.
2036

Carta de Simn Bolvar a Pedro Briceo Mndez, 27 de febrero de 1826, AL, Doc. 1043; Verna, op.

cit., p. 408.

670

En esto seguramente acertaba dado los terribles padecimientos que sufri aquel pas
durante las dcadas subsiguientes.
Poco despus, las autoridades colombianas decidieron dar un giro parcial en su
poltica hacia la isla. El 31 de marzo, a instancias de Francisco de Paula Santander, el
Consejo de Gobierno resolvi enviar a Juan Salvador Narvez como delegado ante el
gobierno de Hait para felicitarlo por el reconocimiento de su independencia. 2037 Aquella
medida se public en la Gaceta de Colombia, bajo el ttulo de Colombia y Hait. El
artculo indicaba que: El restablecimiento de la paz entre S.M. el rey de Francia y de
Navarra y la Repblica de Hait ha movido al gobierno de Colombia a comisionar al
honorable senador coronel Juan S. de Narvez para que vaya a cumplimentar a S.E. el
presidente de aquella por tan feliz acontecimiento.

2038

Sin embargo, esta decisin no

implicaba un cambio radical con respecto hacia Hait, dado que no constitua el
establecimiento de un pacto como este pas haba propuesto, ni mucho menos el
reconocimiento de la independencia por parte de Colombia. Incluso, como vimos
previamente, no se modific en nada las instrucciones de los delegados al Congreso de
Panam y ni siquiera se abord la situacin de aquel pas en dicho conclave. Para colmo,
la misin se demor muchos meses y recin estuvo lista para septiembre de 1826. En
aquella oportunidad, el Vicepresidente redact una carta dirigida a Jean Pierre Boyer, que
deba entregar en mano el referido senador, en la cual le deca lo siguiente:
Instruido por la voz pblica de que bajo los auspicios de V.E. ha conseguido el buen pueblo
haitiano poner trmino a la larga lucha a que debe su existencia, me es en extremo grato
congratularme con V.E. por un acontecimiento que, al mismo tiempo que asegura su quietud, es el
mejor garante de su dicha futura. Colombia, que nunca olvidar la hospitalidad generosa que
momentos de angustia encontraron sus defensores en esa venturosa tierra, se regocija de ver al
pueblo haitiano disfrutando ya de los inmensos bienes de la paz y quedar satisfecho uno de sus

2037

Acta del consejo de gobierno del 13 de marzo de 1826, Acuerdos del Consejo de Gobierno de

Colombia 1821- 1827,Bogot, Biblioteca de la Presidencia de la Repblica, 1988, online:


www.bdigital.unal.edu.co/.../Acuerdos_del_Consejo_de_Gobierno.html; Verna, op. cit., p. 409; Gutirrez
Ardila, op. cit., p. 257.
2038

Colombia y Hait, Gaceta de Colombia, Nro. 235, 16 de abril de 1826; Verna, op. cit., p. 409

671

primeros deseos si consigue perpetuar con esa repblica los sentimientos de perfecta amistad que
entonces slo unan a algunos de sus respectivos ciudadanos.2039

Esta carta expresaba, por lo menos, un tmido acercamiento hacia la isla. Sin
embargo, la misin finalmente no pudo concretarse. Ante los conflictos que empezaron a
vivirse en Colombia, se dict un decreto en el que se le otorgaron poderes dictatoriales a
Simn Bolvar y el citado senador fue el encargado de llevarle dicha acta al
Libertador.2040 Poco tiempo despus el senador falleci y no se decidi reemplazarlo en
su delegacin a Hait.2041 De esta manera, las relaciones entre ambos pases volvieron a
enfriarse y las promesas de unidad quedaron totalmente incumplidas. Tanto es as que
desde que ese momento en adelante, los funcionarios haitianos expresaron, en varias
oportunidades, su descontento por la ingratitud de los colombianos.
Ya, a fines de 1826, Jos Fernndez Madrid, agente colombiano en Francia, se
enfrent a los reclamos de parte del delegado haitiano en dicho pas, los cuales tuvo que
resolver explicndole los motivos del alejamiento y haciendo nuevas promesas de un
futuro acercamiento. Jos Fernndez Madrid inform de todo a su gobierno:
He hablado con Mr. Seguy Villevaleix comisionado del gobierno de Hait cerca de S. M.
Cristiana. El se queja () de la conducta de Colombia respecto de Hait, recuerda los generosos
servicios que en tan apuradas circunstancias para nosotros prest el presidente Petin al Libertador
las ofertas de este de intima amistad y extraa () que () Colombia desdee de entrar en
relaciones francas () con () Hait. Yo le respond que slo saba () lo que es pblico ()
pero que si me consta que mi gobierno tanto por gratitud como por inters esta animado de los
sentimientos amistosos respecto de Hait. Le expuse largamente las justas y slidas
consideraciones que han dirigido en este negocio la poltica de mi gobierno y cuyos resultados han
sido tan tiles a las nuevas repblicas como las de Hait. Despus de extenderme largamente sobre
la posicin difcil en que nos hemos hallado con respecto a la Francia, le insinu () la cautela
con que tendran () que proceder () con Hait los nuevos estados que por desgracia cuentan en
2039

Carta de Francisco de Paula Santander a Jean Pierre Boyer, 21 de septiembre de 1826, compilado en

Cortzar, op. cit., tomo VI, p. 430; Verna, op. cit, p. 410.
2040

Carta de Francisco de Manuel Nez a Paula Santander, 9 de octubre de 1825, op. cit., tomo XV, p.

263; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 258.


2041

Gutirrez Ardila, op. cit., p. 258.

672

su seno con un gran nmero de esclavos. Le dije que la () Asamblea de Panam se deparar ()
de esta materia y () que vencida la principal dificultad con el reconocimiento de la
independencia hecha por el gobierno francs no dudaba que el mo se complacera en dar al de
Hait testimonio () de ()

amistad. El Sr. Villevaleix me asegur () que ste estaba

dispuesto a conformarse a cualquier restriccin en sus relaciones con Colombia, que mi gobierno
poda ver necesario () que no enviara agentes () a los puntos en que su presencia pueda
parecer peligrosa pero que por fortuna ningn temor de esta especie puede temerse respecto de la
capital en que el nmero de esclavos es insignificante 2042

Los justos reproches de Hait, como veremos, recin sern contestados por Simn
Bolvar en 1829, cuando ya era demasiado tarde para reparar el dao causado.

Conclusiones

En este captulo he analizado las relaciones diplomticas entre Colombia y Hait


durante los aos 1821 y 1826, centrndome en una serie de episodios claves. En el primer
apartado, abord la reaccin del gobierno de Colombia frente a la transitoria
independencia de Santo Domingo y la posterior ocupacin por parte de Hait. Sobre este
punto, creo haber demostrado que las autoridades colombianas tomaron tres posturas
sucesivas. Inicialmente, celebraron la emancipacin de la colonia espaola. Luego, al
poco tiempo, avalaron tcitamente la invasin haitiana y se negaron a brindar apoyo a
Jos Nez de Cceres. Finalmente, aos ms tarde, expresaron cierta disconformidad
con aquella ocupacin y utilizaron ese hecho como un argumento para rechazar una
alianza con la isla.
En el segundo apartado, analice la misin de Jean Desrivires Chanlatte a Bogot,
la cual tena como objetivos establecer un tratado de amistad entre ambos pases y cobrar
algunas deudas. Dicha misin fracas parcialmente. Por un lado, se reconocieron y se
pagaron las deudas, pero por el otro se declin la invitacin a firmar el pacto. Sobre este
ltimo punto, creo haber probado que las autoridades colombianas actuaron de manera

2042

Carta de Jos Fernndez Madrid al Secretario de Estado y Relaciones Exteriores de Colombia, 26 de

septiembre de 1826, AGNC; Ministerio de Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y


Consular, t. 251, ff. 9v-10; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 264.

673

dual y poco honesta. Al delegado le presentaron una serie de razones por las cuales
supuestamente se vean imposibilitados de tomar aquella decisin y le prometieron que el
tema sera discutido, posteriormente, en el Congreso de Panam. Sin embargo, en
realidad, stas no tenan ninguna intencin de estrechar lazos fraternos con aquella isla.
Su objetivo era ms bien el contrario, alejarse de Hait, por temor a las posibles
represalias de parte de las potencias atlnticas y a las influencias revolucionarias que
podan generar la radicalizacin de los sectores afrodescendientes colombianos.
Asimismo, creo haber probado que a pesar de que, Simn Bolvar no fue quien tom esta
decisin, la termin avalando.
En el tercer apartado estudi la exclusin de Hait del Congreso de Panam,
demostrando que esta se debi a dos causas. En primer lugar, a una vieja decisin de
Simn Bolvar, quien consideraba que la isla no deba participar del conclave porque no
perteneca al mundo hispanoamericano. En segundo lugar, debido a que los responsables
de la poltica exterior de Colombia boicotearon activamente la presencia de la isla en
aquel encuentro. Mientras la primera causa, result accesoria, la segunda result clave,
dado que fueron el canciller y los embajadores colombianos quienes terminaron
organizando dicho congreso. Para peor, en Panam, los delegados hispanoamericanos ni
siquiera discutieron acerca de las futuras relaciones que se deban mantener con Hait.
En el ltimo apartado, abord la reaccin del gobierno colombiano frente al
reconocimiento de la independencia de Hait por parte de Francia. Sobre este punto creo
haber demostrado, que las autoridades colombianas tomaron dos posturas sucesivas.
Primeramente, se mostraron preocupadas por aquella decisin de la metrpoli, dado que
teman que dicho ejemplo fuese tomado por Espaa como un antecedente para imponerle
una indemnizacin a sus ex colonias. Asimismo, al comienzo, no modificaron su postura
con respecto a la isla, ni creyeron que fuese un motivo suficiente como para invitarla a
participar del Congreso de Panam. Sin embargo, en 1826, Francisco de Paula Santander
y sus ministros, cambiaron parcialmente su posicin, estableciendo el envo de un
delegado a Hait para felicitar a Jean Pierre Boyer por el acuerdo con Francia. No
obstante, aquella misin no slo no se concret, sino que ni siquiera implicaba un giro
rotundo en las relaciones diplomticas, dado que no tena por objetivo reconocer la
independencia haitiana ni formalizar un acuerdo entre ambos pases.

674

En fin, a modo de conclusin general, es posible afirmar que durante estos aos el
gobierno de Hait busc un acercamiento con Colombia, que fue rechazado por las
autoridades de aquel pas. Concluida la gesta anti-colonial, la elite colombiana retom sus
prejuicios racistas, eurocentricos y su antigua paranoia anti-haitiana y busco alejarse de
aquel estado paria, incumpliendo de esta manera, con las promesas de amistad
formuladas durante los aos en los cuales rein la solidaridad interamericana.

675

Captulo XX: Hait y la crisis de Colombia


Hait, () se hallaba en insurreccin permanente;
despus de haber experimentado el imperio, el reino,
la repblica, () se vio forzada ocurrir al ilustre
Petin para que la salvase. Confiaron en l, y los
destinos de Hait no vacilaron ms. Prueba
triunfante de que un Presidente vitalicio, con derecho
para elegir el sucesor, es la inspiracin ms sublime
en el orden republicano.Simn Bolvar 1826 2043

La constitucin de Alexandre Petin como modelo de la carta magna boliviana


A pesar del distanciamiento diplomtico entre Hait y Colombia, el proceso
poltico de aquella isla sigui influyendo en el imaginario ideolgico y cultural
colombiano. Continu siendo una referencia ineludible, tanto para las elites y las
autoridades como para algunos miembros de los sectores populares. En particular, sign
fuertemente el proyecto constitucional esbozado por Simn Bolvar en 1826.
Desde los inicios de la gesta independentista, el lder venezolano se haba
preocupado por la organizacin de los nacientes estados. Deslumbrado por la filosofa
iluminista, pero consciente de que la America Meridional era una realidad muy particular,
a travs de los aos fue proponiendo distintas soluciones polticas para los problemas que
la aquejaban. Una de sus principales obsesiones era la de poder alcanzar un justo medio
entre los dos extremos en los que pareca debatirse la regin, la anarqua y el despotismo.
Males que, adems haban amenazado a las revoluciones atlnticas de fines del siglo
XVIII y XIX. Su preocupacin principal era la de encontrar el modo de conciliar la
revolucin con el orden y el orden con la libertad, la igualdad legal y la
independencia.2044 En este sentido, desde 1811 se convirti en un acrrimo critico del
federalismo, al cual consideraba racionalmente el mejor de los sistemas, pero

2043

Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,

Doc. 11128.
2044

Lynch, op. cit., pp. 284-285.

676

impracticable en la regin. La trgica experiencia de Venezolana y de Nueva Granada, le


indicaban que federalismo era, en Hispanoamrica, sinnimo de libertad extrema y por
ende de desorden absoluto. Asimismo, con el devenir de los aos y luego de entender las
limitaciones sociales de la primera etapa de la revolucin venezolana, se convirti en un
decidido adversario tanto, de las posturas conservadoras de las elites, como de las
posiciones excesivamente radicales y del accionar autnomo y rebelde de los sectores
populares. En su opinin, ambos llevaban a la anarqua y abran el camino a la
reimposicin de la dominacin colonial. Para resolver estos problemas, a lo largo de su
carrera, Simn Bolvar esboz una serie de constituciones y normativas, en las cuales
postul como orden rector el centralismo y una autoridad fuerte, siempre acompaada de
un sistema de divisin de poderes y derechos liberales. De esta manera, intent establecer
un sistema poltico, moderado, estable, e integrador en lo social, que a pesar de que
rompa con las principales estructuras del orden colonial, no implicaba una
transformacin absolutamente radical de la sociedad. A su vez, a nivel regional, propuso
la confederacin o alianza de estados, como una manera de fortalecer a los nacientes
pases en su entrada en la arena internacional y de continuar con la herencia de unidad
hispanoamericana de la poca precedente. A partir de 1824-1826, intent concretar este
anhelo, a travs de dos proyectos. Por un lado, el del Congreso de Panam, que tena un
sentido bien amplio. Y por el otro, el de la Federacin de los Andes, que deba unir a
Colombia, con Per y Bolivia.
Como vimos, ante el Congreso de Angostura sugiri un proyecto republicano con
estas caractersticas, que luego fue parcialmente desechado, tanto por dicha asamblea
como por la de Ccuta. A pesar de que se cre la Repblica de Colombia y se estableci
un sistema centralista, se fij un rgimen de poderes tpicamente liberal. Asimismo, se
dej de lado la abolicin de la esclavitud y se opt por la libertad de vientres y la
emancipacin gradual.
En mayo de 1826, luego del triunfo definitivo de los patriotas y en el contexto de
la organizacin de Per y de la independencia de Bolivia, el lder venezolano volvi a la
carga y present ante el Congreso de Bolivia el esbozo de una nueva constitucin para
aquel novel estado, que deba ser posteriormente adoptado por la propia Colombia. Esta
carta magna, implicaba un cuerpo normativo sustancialmente diferente al que exista en

677

el resto de los pases hispanoamericanos y en su opinin, ayudara a solucionar los


problemas que haban emergido luego de la desarticulacin de la sociedad del antiguo
rgimen. Se basaba en la teora poltica ilustrada y en la propia historia
hispanoamericana, sin embargo, asuma explcitamente, como modelo, la constitucin
haitiana de 1816. sta era, sin dudas, una importante novedad, ya que, al hacerlo, el
Libertador tomaba como referencia positiva a la experiencia poltica de aquella isla. Casi
ningn criollo perteneciente a la elite, en el contexto de la haitianofobia dominante, se
haban atrevido a dar ese paso. Empero, esto no significa, como algunos autores lo han
entendido, que el venezolano hubiese cambiado drsticamente su opinin sobre el
proceso haitiano, ni mucho menos, que fuese un ferviente admirador del mismo, sino ms
bien que tena una mirada ambigua y compleja sobre la historia de la isla.
Durante este trabajo, he ido trazando dichas ambigedades, pero teniendo en
cuenta la centralidad que asume Hait en su proyecto constitucional para Bolivia, vale la
pena insistir una vez ms sobre el tema. Para aquella poca, Simn Bolvar segua
considerando que la revolucin haitiana, en tanto proceso que se haba desarrollado desde
1789 hasta 1804, haba significado una lucha cruenta, una guerra de razas, que haba
trado el exterminio de los blancos de la isla. Ese modelo revolucionario era un psimo
ejemplo, un gran peligro y por ende deba evitarse a toda costa en Hispanoamrica. No
obstante, entenda que los reclamos de los esclavos eran parcialmente legtimos y que la
esclavitud y el racismo eran males que deban desterrarse del continente. Ideales que l
mismo haba asumido como una bandera luego de su pacto con Alexandre Petin. An
as, crea que dichas demandas deban moderarse y que los sectores populares y de color
deban ser integrados desde arriba mediante el accionar del estado y de la elite
ilustrada. O sea, era necesario educar a dichos grupos y evitar que obrasen
autnomamente y que impusiesen la pardocracia.2045
Por otro lado, en lo que respecta al orden postcolonial de Hait, pensaba que en la
isla haban convivido dos modelos, un terriblemente negativo y otro positivo. El primero,
era la opcin seguida por Jean Jacques Dessalines y Henri Christophe, quienes haban
asumido posiciones sociales ms radicales y haban construido un rgimen monrquico,
cuasi desptico. El segundo, era el sistema erigido por Alexandre Petin y luego
2045

Lynch, op. cit., p. 286; Saignes, op. cit., pp. 514-515.

678

continuado por Jean Pierre Boyer, quienes, en su opinin, haban tomado un camino
moderado y prudente, estableciendo una repblica con un Presidente vitalicio que tena la
ventaja de lograr el tan ansiado equilibrio entre libertad, igualdad y orden. Desde su
punto de vista, Alexandre Petin, haba conseguido encauzar los excesos de la revolucin
haitiana en un orden postcolonial, estable, pacifico, formalmente republicano y
democrtico, mediante el cual se garantizaban a la vez la libertad y la igualdad legal de
los sectores populares y la direccin poltica de las elites ilustradas. Esto es lo que l
haba visto y experimentando durante su estancia en Hait y lo que buscaba emular en
Bolivia y en Colombia.2046 Estas ideas aparecen claramente expresadas en su clebre
discurso al Congreso Constituyente de Bolivia. Veamos este tema brevemente.
Simn Bolvar comenzaba su disertacin, advirtindoles a los legisladores que
deban: resistir el choque de dos monstruos enemigos que recprocamente se combaten,
y ambos os atacarn a la vez: la tirana y la anarqua.2047 Para conjurar aquellas
amenazas que lo obsesionaba, les recomendaba la creacin de una repblica compuesta
por cuatro poderes. El primero era el electoral, una suerte de asamblea comicial,
compuesta por los ciudadanos que tenan el rol de elegir a los magistrados. En su opinin:
Cada diez ciudadanos nombran un elector (). No se exigen sino capacidades, ni se
necesita de poseer bienes, () mas debe saber escribir sus votaciones, firmar su nombre,
y leer las leyes. Ha de profesar una ciencia, o un arte que le asegure un alimento honesto.
No se le oponen otras exclusiones que las del crimen, de la ociosidad, y de la ignorancia
absoluta. Saber y honradez, no dinero, es lo que requiere el ejercicio del poder
pblico.2048 La constitucin garantizaba la igualdad legal, pero, como vemos, estableca
una

ciudadana poltica restringida. Sin embargo, esta no se basaba en un criterio

pecuniario, sino ms bien cultural, slo los alfabetizados podan participar en los asuntos
pblicos.2049 El segundo poder era el legislativo, que estara compuesto por tres cmaras.
La de tribunos, la cual: goza de la atribucin de iniciar las leyes relativas a Hacienda,

2046

Thibaud ,op cit , pg 130-132

2047

Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,

Doc. 11128.
2048

Idem.

2049

Acosta Saignes, op. cit., p. 394.

679

Paz y Guerra. Ella tiene la inspeccin inmediata de los ramos que el ejecutivo administra
con menos intervencin del Legislativo.2050La de senadores, la que tendra a su cargo:
cuanto pertenece a la religin y a las leyes.2051 Y por ltimo, la cmara de censores, que
tendra facultades similares al poder moral propuesto en el congreso de Angostura, ya que
estos, en su opinin: ejercen una potestad poltica y moral que tiene alguna semejanza
con la del Arepago de Atenas y de los Censores de Roma. Sern ellos los fiscales contra
el Gobierno para celar si la Constitucin y los Tratados pblicos se observan con
religin.2052 El tercero era el poder judicial, el cual estara compuesto por jueces
independientes e inamovibles, constituyendo la garanta ltima de la libertad y de los
derechos constitucionales.
Finalmente, el poder ejecutivo en manos de un Presidente, deba ser la base
fundamental de la repblica. Segn Simn Bolvar, ste era: como el Sol que, firme en
su centro, da vida al universo.2053 Para ello, tena que ser vitalicio y capaz de nombrar a
su sucesor, dado que esa era la mejor forma de garantizar el orden en una sociedad
desarticulada e igualitarista como la hispanoamericana. En su opinin, en los: sistemas
sin jerarqua, se necesita ms que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los
magistrados y los ciudadanos, los hombres y las cosas.2054 Aquel modelo segua el
ejemplo de la constitucin de Alexandre Petin. El lder venezolano lo deca
explcitamente afirmando:
El Presidente de Bolivia participa de las facultades del ejecutivo americano, pero con
restricciones favorables al pueblo. Su duracin es la de los Presidentes de Hait. Yo he tomado
para Bolivia el ejecutivo de la repblica ms democrtica del mundo. La isla de Hait, () se
hallaba en insurreccin permanente; despus de haber experimentado el imperio, el reino, la
repblica, todos los gobiernos conocidos y algunos ms, se vio forzada ocurrir al ilustre Petin
para que la salvase. Confiaron en l, y los destinos de Hait no vacilaron ms. Nombrado Petin
Presidente vitalicio con facultades para elegir sucesor; ni la muerte de este grande hombre, ni la
2050

Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,

Doc. 11128.
2051

Idem.

2052

Idem.

2053

Idem.

2054

Idem.

680

sucesin del nuevo Presidente han causado el menor peligro en el Estado; todo ha marchado bajo
el digno Boyer, en la calma de un reino legtimo. Prueba triunfante de que un Presidente vitalicio,
con derecho para elegir el sucesor, es la inspiracin ms sublime en el orden republicano .

2055

Hait, con aquel rgimen elaborado por Alexandre Petin, haba logrado encontrar
la frmula para poner un freno al ciclo revolucionario extremo, encauzndolo en un orden
postcolonial, republicano, estable y democrtico. Su intencin, no era construir una
monarqua, no slo porque le pareca ilegitima, sino porque a su vez sera impopular e
incapaz de sostenerse en el tiempo. La propia historia reciente de Hispanoamrica e
incluso la de Hait, as lo demostraban. En su opinin: Vase la naturaleza salvaje de
este continente, que expele por s sola el orden monrquico () Aqu no hay grandes
nobles, grandes eclesisticos. Aunque la Iglesia goza de influencia, est lejos de aspirar al
dominio (). Sin estos apoyos, los tiranos no son permanentes; y si algunos ambiciosos
se empean en levantar imperios, Dessalines, Cristbal, Iturbide, les dicen lo que deben
esperar.2056 Esta ltima frase, nos muestra, lo que seal previamente. Mientras, el
rgimen de Alexandre Petin era un ejemplo a emular, el de Jean Jacques Dessalines y el
de Henri Christophe, era un contra modelo a evitar. En mi interpretacin, las constantes
crticas de parte del venezolano al reino de Henri Christophe, dejan en claro que este no
era una referencia positiva inconfesable, como ha sugerido Clement Thibaud, sino la
epitome del peor rgimen posible para la regin.2057
A pesar de todo, Simn Bolvar, pensaba que el Presidente vitalicio en
Hispanoamrica deba ser parcialmente diferente al de Hait, debido a sus atribuciones.
En su opinin: El Presidente de Bolivia ser menos peligroso que el de Hait, siendo el
modo de sucesin ms seguro para el bien del estado. Adems, el Presidente de Bolivia
() no nombra los magistrados, los jueces, ni las dignidades eclesisticas por pequeas
que sean.2058 Justamente, era menos riesgoso porque a diferencia de lo que fijaba la
constitucin de la isla, el Presidente tendra muy pocas facultades, siendo la principal la
de nombrar al Vicepresidente. ste, era el verdadero encargado de llevar adelante las
2055

Idem.

2056

Idem.

2057

Thibaud, op. cit., p. 132.

2058

Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,

Doc. 11128.

681

riendas del gobierno junto con el consejo de ministros y era el sucesor del Presidente,
luego de su muerte. Asimismo, deba cumplir sus funciones bajo la estricta vigilancia del
congreso y del jefe de estado. En su opinin, la forma de eleccin del Vicepresidente era
una de las garantas centrales para alcanzar un orden verdaderamente estable. En su
opinin: Por esta providencia se evitan las elecciones que producen el grande azote de
las repblicas: la anarqua, que es el lujo de la tirana, y el peligro ms inmediato y ms
terrible de los gobiernos populares. Ved de que modo sucede como en los reinos
legtimos, la tremenda crisis de las repblicas.2059
A su vez, la influencia haitiana se hacia sentir en otro punto ms. En este proyecto
constitucional, Simn Bolvar, volvi a insistir con la abolicin de la esclavitud, un
principio que haba adoptado desde su pacto con Alexandre Petin y que haba sido
violado por las autoridades de Colombia. En su discurso, les record a los diputados que:
La infraccin de todas las leyes es la esclavitud. La ley que la conservara, sera la ms sacrlega.
Qu derecho se alegara para su conservacin? Mrese este delito por todos aspectos, y no me
persuado que haya un slo boliviano tan depravado que pretenda legitimar la ms insigne
violacin de la dignidad humana.Un hombre posedo por otro! Un hombre propiedad!Una
imagen de Dios puesta al yugo como el bruto! () La Guinea no los ha mandado, pues el frica
desbastada por el fratricidio, no ofrece ms que crmenes. Trasplantadas aqu estas reliquias de
aquellas tribus africanas qu ley o potestad, ser capaz de sancionar el dominio sobre estas
vctimas? Trasmitir, prorrogar, eternizar este crimen mezclado de suplicios, es el ultraje ms
chocante. Fundar un principio de posesin sobre la ms feroz delincuencia, no podra concebirse
sin el trastorno de los elementos del derecho (). Nadie puede romper el santo dogma de
la igualdad; y habr esclavitud donde reina la igualdad? Tales contradicciones formaran ms
bien el vituperio de nuestra razn que el de nuestra justicia; seramos reputados por ms dementes
que usurpadores.2060

De esta manera, el proyecto de Simn Bolvar segua, en algunos puntos,


directrices similares a los de la repblica de Alexandre Petin, tanto en lo que respecta al
poder ejecutivo como a la cuestin social. No obstante, a diferencia de lo que sucedi en
la isla, en Hispanoamrica, lejos de traer estabilidad y orden, gener rechazo y crisis.

2059

Idem.

2060

Idem.

682

Muchos de sus enemigos se convencieron de que el lder buscaba emular a Napolen


Bonaparte y conformar una monarqua con l a la cabeza. Por su parte, el proyecto de la
Federacin de los Andes, esbozado en 1826, tambin provoc cierto recelo entre sus
detractores.
La constitucin boliviana y la amenaza de la pardocracia
La constitucin produjo algunas dudas entre los diputados bolivianos, sin
embargo, finalmente decidieron adoptarla debido al prestigio de Simn Bolvar. No
obstante, lo hicieron con algunas modificaciones. Como excepcin, Antonio Jos de
Sucre asumi la presidencia, pero slo por dos aos. Asimismo, siguiendo los pasos de
los congresales colombianos, los bolivianos, se negaron a la abolicin inmediata la
esclavitud, imponiendo nicamente reformas parciales. Tiempo despus y luego de una
serie de conflictos Per tambin adopt la carta magna con cambios similares2061. De
esta manera, pareca que los proyectos de Bolvar avanzaban. Sin embargo, la situacin
de Colombia era muy compleja y en los prximos aos no har ms que deteriorarse
constantemente a partir de un trgico encadenamiento de conflictos internos. El
venezolano, estaba preocupado por el avance de la pardocracia. Como vimos, este era un
temor que comparta con gran parte de la elite y los funcionarios gobernantes. As, por
ejemplo le adverta a Juan Paz del Castillo que: De Guayaquil me han escrito cosas
bastante alarmantes con respecto a la pardocracia, y aunque yo no creo todo lo que se
dice, s creo que habr bastante. Tenga Vd., pues, mucha vigilancia y avseme con
tiempo, para poder hacer yo lo que se pueda a fin de impedir tamaos males.2062 A esta
inquietud, se le sum la rebelin de Jos Antonio Pez ocurrida en abril de 1826. Desde
la ereccin de Colombia, los sectores dominantes venezolanos venan acumulando
reclamos frente a las autoridades de Bogot. Estos consideraban, que estaban subrepresentados en el gobierno nacional, se quejaban de las polticas que afectaban a la
esclavitud, de la supuesta corrupcin, de la poltica comercial y de las limitaciones al
fuero militar, entre otras cuestiones. Tambin existan tensiones internas dentro de la
2061

Acta del Colegio Electoral de Lima, 16 de agosto de 1826, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit.,

tomo X, pp. 531-532; Acosta Saignes, op. cit., p. 400.


2062

Simn Bolvar a Juan Paz del Castillo, 22 de marzo de 1826, AL. Doc. 1063.

683

propia Venezuela, entre el Comandante General y sus opositores. Todas estas fricciones
comenzaron a estallar a partir de enero de 1826, cuando el ejrcito, a instancias de Jos
Antonio Pez, produjo desmanes en Caracas, durante el proceso de reclutamiento militar.
Esto gener el inmediato rechazo de la Municipalidad de Caracas que denunci aquel
accionar al Congreso Nacional. Posteriormente, ante la gravedad del asunto, la mayora
de los diputados resolvi convocar al comandante a Bogot para enjuiciarlo y nombrar a
un reemplazante provisional. Inicialmente, ste acept la medida y decidi viajar hacia la
capital. Sin embargo, a fines de abril, todo cambio. El Cabildo de Valencia, manifest su
rechazo a la persecucin que sufra y defendi su continuidad en el cargo. Aquella
reivindicacin se extendi rpidamente por Venezuela, donde las grandes ciudades
mostraron su apoyo al comandante. Subindose a esa ola de clamor general, Jos Antonio
Pez decidi desconocer las rdenes del gobierno central y mantenerse en su puesto.
Asimismo, apa y propici, los sectores que promovan una reforma constitucional y el
establecimiento de una organizacin federal.2063 El Vicepresidente Francisco de Paula
Santander, respondi al desacato en duros trminos. Lo defini como una rebelin y
amenaz con el uso de la fuerza.2064 Empero, no se anim a llevar adelante una represin
violenta, por temor al estallido de una guerra civil. En cambio, le insisti a Simn Bolvar
que regresara y se hiciera cargo de la situacin. 2065 Por su parte, ste tom una postura
ambigua frente a la asonada. A la vez, que entenda que los venezolanos tenan reclamos
legtimos, consideraba que la forma de resistencia haba sido equivocada. Por otro lado,
pensaba que la forma de actuar de los liberales, era profundamente errada, ya que a la
hora de hacer las leyes no tenan en cuenta la compleja realidad social hispanoamericana.
En una de sus cartas a Francisco de Paula Santander, le deca con un tono pesimista lo
siguiente:
2063

Acta de la Municipalidad de Valencia, 27 de abril de 1830, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit.,

tomo X, pp. 285-286; Proclama de Jos Antonio Pez, 19 de mayo de 1826, compilado en Blanco y
Azpurua, op. cit., tomo X, pp. 333-334, Restrepo, op. cit., tomo III, pp. 598-502, Bushnell, op. cit., pp.
323-326.
2064

Carta de Francisco de Paula Santander a Jos Antonio Pez, 12 de junio de 1826, Archivo Santander,

op. cit., tomo XIV, pp. 385-386.


2065

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de junio de 1826, Archivo Santander, op.

cit., tomo XV, pp. 12-14.Bushnell, op. cit., p. 329,

684

Repito que todo est perdido si Pez contina en su principio insurreccional, porque cuando una
cosa est colocada falsamente, el menor vaivn a la deriva. Desgraciado del que cae debajo; yo no
quiero ser ese; estoy fatigado de ejercer el abominable poder discrecional al () tiempo que estoy
penetrado () que solamente un hbil despotismo puede regir a la Amrica. () El origen ms
impuro es el de nuestro ser: todo lo que nos ha precedido est envuelto con el negro manto del
crimen. Nosotros somos el compuesto abominable de esos tigres cazadores que vinieron a la
Amrica a derramarle su sangre, () para mezclar despus los frutos espurios de estos enlaces,
con los frutos de esos esclavos, arrancados del frica. Con tales mezclas fsicas, con tales
elementos morales cmo se pueden fundar leyes sobre los hroes y principios sobre los hombres?
Muy bien; que esos seores telogos gobiernen y combatan y entonces veremos el bello ideal de
Hait: y los nuevos Robespierres sern los dignos magistrados de esa tremenda libertad.2066

Agregaba: es imposible hacer nada de bueno con simples reformas legales: digo
ms, ya estamos hartos de leyes y de leyes parecidas en todo a las de los liberales de
Espaa. () Guinea y ms Guinea tendremos, (); el que escape con su cara blanca,
ser bien afortunado, el dolor ser que los idelogos como los ms viles y ms cobardes,
sern los ltimos que perezcan.2067 Como vemos, pensaba que este nuevo conflicto, era
una muestra ms de un problema mucho ms grave y estructural. La cuestin resida en
que la sociedad hispanoamericana era desigual e inculta, producto de una historia
colonial trazada por la barbarie y la violencia De ah, su inestabilidad permanente y la
imposibilidad de gobernarla siguiendo preceptos estrechamente liberales propios del
contexto europeo. Adverta que, de seguir en ese camino, resultara inevitable el estallido
de una insurreccin popular como la de Hait, por la cual los blancos seran masacrados y
se impondra la pardocracia. Aqu, vemos aparecer nuevamente la paradoja que seal
previamente. Para evitar la trgica re-edicin de la revolucin de Hait en la Tierra Firme,
era necesario imponer la constitucin boliviana. O sea, era menester

construir, en

Hispanoamrica, un orden postcolonial similar al erigido por Alexandre Petin en Hait.


Teniendo en mente dicho objetivo, Simn Bolvar, decidi emprender el regreso a
Colombia y enviar, en calidad de delegado personal, a Antonio Leocadio Guzmn para

2066

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 8 de julio de 1826, op. cit., tomo XV, pp.

39-40, Gmez, op. cit., p. 341.


2067

Idem, p. 40.

685

recorrer el pas difundiendo entre la poblacin su proyecto de constitucin autocrtica.2068


Esta era una figura polmica, dado que haba sido uno de los promotores de la rebelin
del llanero venezolano en contra del gobierno central. Finalmente, el mismo, se vio
obligado a demorar su partida de Per, hasta comienzos de septiembre de 1826. Sin
embargo, su comisionado parti raudamente y lleg a Guayaquil a fines de agosto de
dicho ao. All, encontr una acogida muy favorable. Debido a las tensiones de la elite
con el gobierno de Bogot y gracias al accionar del intendente bolivariano Toms
Cipriano Mosquera, la ciudad declar su vocacin de adoptar la nueva carta magna y de
otorgarle poderes dictatoriales a Simn Bolvar. Poco despus una junta en Quito, se
expres en el mismo sentido. Luego de ese xito, sigui para Panam, adonde recibi un
trato menos caluroso. A pesar de que los gobernantes locales aceptaron una reforma
constitucional, reivindicaron posturas ms liberales.2069
En paralelo a estos sucesos, Simn Bolvar, comenz su peregrinaje por
Colombia, recorriendo las provincias del Sur. En Guayaquil y en otros lugares se le
rindieron homenajes y se renov el apoyo. ste se mostr agradecido y aunque se neg
aceptar la dictadura empez a tomar medidas como si an poseyera las facultades
extraordinarias que haban caducado tiempo antes. La situacin, vari al acercarse a la
capital. All, se encontr con una marcada resistencia de parte de amplios crculos
liberales.2070 Mientras tanto, Antonio Guzmn arrib a Cartagena de Indias. Su principal
preocupacin era conseguir el respaldo de Mariano Montilla y Jos Padilla. Simn
Bolvar le haba encomendado esa tarea porque ambos podan aportar mucho a su
movimiento. Mientras el primero contaba con redes en la elite y el ejrcito, el segundo
tena predicamento entre los sectores populares y de color. Simn Bolvar, confiaba ms
en Mariano Montilla que en el almirante e incluso ste ltimo, le generaba cierta
preocupacin, por su supuesta vocacin igualitarista. Sin embargo, justamente por eso lo
quera de su lado, para desactivar aquel peligro. Para alcanzar dicho objeto, le entreg
dos cartas una para, cada uno de los lderes locales.2071 Ante la llegada del delegado,
2068

OLeary, Memorias del General OLeary, Narracin, op. cit., tomo II, pp.622-629.

2069

Bushnell, op. cit, pp. 334.

2070

Bushnell, op. cit., pp. 338-339; OLeary, op. cit., tomo II, pp.634-638.

2071

Simn Bolvar a Jos Padilla, 6 de agosto de 1826, op. cit., tomo XV, p. 232.

686

ambos oficiales dejaron de lado sus rencillas y convocaron a los principales vecinos de la
ciudad a una junta de urgencia para tratar el tema. El 30 de septiembre de 1826, la amplia
mayora de los presentes decidi apoyar el proyecto reformista y la dictadura de Simn
Bolvar.2072 Empero, ni el consenso fue total, ni todos actuaron siguiendo sus propios
ideales. El propio Almirante, un liberal de corte radical, le expres a Francisco de Paula
Santander, que haba obrado de esa manera debido a su lealtad con Simn Bolvar y
porque tema que, de no hacerlo, Mariano Montilla se hubiese rebelado como Jos
Antonio Pez, generando un nuevo conflicto civil en aquella regin.2073 En ese contexto,
el Vicepresidente, opuesto a la propuesta constitucional, intent ponerle fin a la misin
del comisionado. Sin embargo, este prosigui su empresa avanzando hacia Venezuela.
Lleg primero a Maracaibo, donde se encontr con el respaldo de la elite gobernante.
Luego pas a Caracas, y la situacin se torn ms complicada. All y en Valencia,
predominaban los federalistas y estos se opusieron a los designios de Simn Bolvar,
promoviendo la conformacin de una convencin venezolana, que resolviese los destinos
de dicha regin.2074
Finalmente, Simn Bolvar arrib a Bogot a mediados de noviembre. Luego de
un tenso reencuentro con el Vicepresidente, asumi el ejercicio del poder ejecutivo y las
facultades extraordinarias. Viendo la crtica situacin en la que se encontraba el pas,
tom algunas medidas econmicas y polticas. A partir de una serie de decretos, intent
disminuir los gastos administrativos, aumentar la recaudacin impositiva y resolver las
demandas regionalistas esgrimidas por los departamentos del sur.2075 Hecho esto,
reemprendi su viaje hacia Venezuela, con el objetivo de apaciguar la crisis que all
reinaba. Entre noviembre y diciembre de 1826, el conflicto se fue radicalizando. En la
medida que los seguidores de Pez impulsaban una convencin federalista, proto-

2072

Bushnell, op. cit., p. 334.

2073

Jos Prudencio Padilla a Francisco de Paula Santander, 2 de octubre de 1826, op. cit., tomo XV,

pp.282-232; Jos Prudencio Padilla a Francisco de Paula Santander, 18 de enero de 1827, op. cit., tomo
XVI, pp.170-172; Otero DAcosta, op. cit., pp. 70-72; Helg, op. cit., pp.202-204.
2074

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 15 de octubre de 1826, op. cit, tomo XV, pp.

272-274.
2075

Parte oficial, Gaceta de Colombia, 19 de noviembre de 1826; Restrepo, op.cit., tomo III, pp. 555566.

687

independentista, Puerto Cabello, Maracaibo y el Oriente se mostraban leales a Simn


Bolvar. ste arrib al referido puerto, a comienzos de enero de 1827 y buscando
pacificar la situacin decret una amnista general para los rebeldes. Con el mismo
objetivo en mente, viaj a Valencia y se reconcili con Jos Antonio Pez, al que incluso
llam salvador de la patria. Luego viaj a Caracas, adonde fue recibido de manera
apotetica. De inmediato, puso manos a la obra y aplic en Venezuela medidas similares
a las que haba promulgado en Bogot.2076
Simn Bolvar justific ante el Vicepresidente, el indulto, explicndole que haba
sido la nica manera de terminar con la guerra civil en ciernes y conjurar la amenaza de
una rebelin de esclavos. En su opinin:
l evita la guerra civil que devoraba a Venezuela y, calmando el furor de los partidos, es un
triunfo () para la Repblica. No puede Vd. Imaginarse () la fermentacin en que se hallan
todos los partidos en Venezuela, () dentro de poco no hubiramos encontrado sino escombros
anegados en sangre () la Guerra Civil est evitada; mi autoridad, () reconocida; () El
General Pez tenia elementos de que valerse y aun ya haba empezado por dar libertad a sus
esclavos. Se deca que lo perseguan, porque era de la clase del pueblo. El Bajo Apure y Cuman
hubieran encendido una guerra de ilotas. Yo no s adonde hubiramos ido a parar. 2077

De esta manera, se logr alcanzar una tensa calma en la regin. No obstante, las
fricciones seguan vivas y podan estallar nuevamente. En este contexto, volvi a surgir el
temor de una reedicin de la revolucin de Hait en Venezuela. Jos Flix Blanco, le
adverta al Vicepresidente que: Por fin, el orden se ha restablecido, pero no en mi
concepto la concordia bonafide. An creo ms: si el Libertador no se resuelve a
permanecer en Venezuela, siquiera por dos o tres aos, nuestro pas ser un segundo
Hait, porque los combustibles no se han extinguido, pero ni aun se han apagado. 2078

2076

Posada Gutirrez, Joaqun, Memorias Histrico polticas, ltimos das de la gran Colombia y del

Libertador, Madrid, Editorial Amrica, 1920, tomo I, pp. 65-71; Bushnell, op. cit., pp.343-347.
2077

Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 3 de enero de 1827, AL, Doc. 1240.

2078

Carta de Jos Flix Blanco a Francisco de Paula Santander, 15 de enero de 1827, op. cit., tomo XVI,

pp.164-165.

688

En paralelo a estos acontecimientos, el 2 de enero de 1827 Francisco de Paula


Santander dio su discurso anual ante el Congreso Nacional, en el cual rese el estado en
que se encontraba la administracin del pas y los avances en materia de poltica exterior.
Adems de analizar los resultados de la asamblea de Panam y los vnculos con las
potencias europeas, hizo alusin a la situacin de Hait. En su alocucin expres: Debo
hacer particular mencin del regocijo con que hemos visto a una isla vecina asegurar la
independencia, por la cual ha combatido sta con gloria y tesn. Hait recibi la paz de
Carlos X y la recibi con jbilo, porque era el principio de su amistad con su antigua
metrpoli. El Gobierno de Colombia ha participado del placer que cabe en quien, adems
del deseo de ver a todos los pueblos gozando de una libertad nacional, tiene para con
Hait una deuda de inmensa gratitud.2079 Teniendo en cuenta lo analizado en el captulo
precedente, podemos decir que, a diferencia de lo sugerido por Paul Verna, estas palabras
no eran del todo honestas.2080 En realidad, las autoridades colombianas haban mirado
con bastante preocupacin el reconocimiento de la independencia de Hait por parte de
Francia. Especialmente, debido a la forma en que se haba llevado adelante, mediante el
pago de una indemnizacin. Asimismo, haban boicoteado la participacin de la isla en el
Congreso de Panam, incluso luego de la confirmacin de la real cdula de Carlos X.
Recin, bastante tiempo despus, haban intentado recomponer parcialmente la relacin
con el gobierno haitiano enviando un delegado con una carta de felicitacin de parte de
Colombia. Sin embargo, incluso en ese momento, no estaban dispuestas a establecer
slidas relaciones diplomticas con aquel pas. Ni mucho menos, firmar el tratado de
alianza que Jean Pierre Boyer les haba propuesto. Para colmo, aquella misin nunca se
cumpli. De esta manera, a pesar de que el Vicepresidente haca mencin a la supuesta
deuda de gratitud con Hait, los actos de su gobierno iban a contramano de sus palabras.
Empero, en el convulsionado contexto de 1827, las preocupaciones de Francisco
de Paula Santander, eran otras. El tema que obsesionaba al Vicepresidente y a los
liberales eran los sucesos venezolanos y la ofensiva reformista impulsada por Simn
Bolvar y sus seguidores, la cual vean como la intencin de establecer una monarqua
2079

Mensaje de Francisco de Paula Santander al congreso de Colombia, 2 de enero de 1827, op. cit.,

tomo XVI, p.117; Verna, op. cit., p.411.


2080

Verna, op. cit., p.411.

689

mal disimulada. Asimismo, la poltica de pacificacin y la reconciliacin con Jos


Antonio Pez genero un intenso disgusto entre ellos, dado que lo consideraban como un
ataque directo al gobierno de Bogot.2081 Todo esto produjo, en marzo de 1827, la ruptura
definitiva entre Francisco de Paula Santander y Simn Bolvar.2082
En el marco de esta crisis, estall un nuevo conflicto en el Per. All militares
colombianos, junto con fuerzas locales derogaron la constitucin boliviana, impuesta
previamente por Simn Bolvar y establecieron un rgimen liberal. Posteriormente,
entraron en Guayaquil y depusieron a las autoridades locales, reemplazndolas por otras
adictas a su causa. A pesar de que posteriormente el gobierno colombiano restaur el
orden en el sur del pas, la rebelin fue parcialmente apaada por Francisco de Paula
Santander y sus seguidores, ensanchando la brecha con la fraccin bolivariana.2083
Viendo que la crisis se profundizaba Simn Bolvar, decidi regresar a la capital para
hacerse cargo de su segundo mandato como Presidente. Durante su viaje, en julio de
1827, hizo una escala en Cartagena de Indias, donde fue recibido de manera triunfal por
la poblacin y las autoridades locales. Se reencontr con Mariano Montilla y con Jos
Padilla, quien organiz en su casa un banquete en su honor. A pesar de su ideario liberal
y su amistad con el Vicepresidente, segua fiel al lder venezolano y en un discurso
pronunciado en aquella ocasin afirm: Bolvar es grande por haber libertado tres
repblicas y () por haber hecho la felicidad de Colombia! Los bienes de Amrica del
Sur todos vienen de Bolvar, su nombre lo encierra todo. Viva el gran Bolvar!2084 Poco
despus, Simn Bolvar reemprendi su marcha y el Almirante lo acompa por un breve
trecho. ste aprovech aquel viaje para intentar de disuadirlo de deponer su enemistad
con el Vicepresidente y de alcanzar un punto de conciliacin entre ambas fracciones.2085
Sin embargo, nada de eso fue posible.

2081

Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 9 de marzo 1827, op. cit., tomo XVI, p. 267-

269.
2082

Carta de Simn Bolvar a Carlos Soublette, 16 de marzo de 1827, Al, Doc.1313.

2083

Posada Gutirrez, op. cit., pp. 76-90; Bushnell, op. cit., pp. 348-351.

2084

Citado en Otero DCosta, op.cit., p. 77.

2085

Carta de Jos Padilla a Francisco de Paula Santander, 18 de agosto de 1827, op. cit., tomo XVII, pp.

153-154.

690

Mientras, el general venezolano avanzaba hacia la capital, el Congreso


colombiano presionado por la ofensiva reformista, aprob la convocatoria a una
convencin constituyente a realizarse en Ocaa, a comienzos de 1828.2086 Francisco de
Paula Santander no logr boicotear la asamblea, pero si consigui que los diputados
promulgasen una ley electoral que afectaba seriamente las posibilidades de los
bolivarianos, al prohibir que el Presidente fuese candidato y al negarles el voto a los
militares de rangos inferiores a sargento.2087 El 10 de septiembre, finalmente, Simn
Bolvar lleg a Bogot y asumi formalmente el segundo mandato como Presidente A
pesar de los temores de su Vicepresidente y de sus seguidores, no llev adelante una
cacera contra los opositores. Asimismo, casi de inmediato, empez a aplicar una serie de
decretos mediante los cuales intent reorganizar el pas.
Durante los ltimos meses de 1828 se realizaron las elecciones para la convencin
de Ocaa. Estas arrojaron un resultado desfavorable para Simn Bolvar. Lejos de lo que
haba esperado, su fraccin no logr imponerse como mayoritaria. En realidad, fueron
elegidas tres minoras, los bolivarianos, los independientes y los liberales.2088 Esta ltima
era la ms numerosa. Esto gener nuevas tensiones en Colombia. A partir de marzo de
1828, ante el fracaso electoral, muchas ciudades y batallones del pas leales a Bolvar,
publicaron actas dirigidas a la convencin de Ocaa, en las que expresaban su apoyo al
lder y a su proyecto poltico.2089

La rebelin de Cartagena de Indias y la guerra de razas

Cartagena de Indias fue uno de los principales foco de conflicto durante 1828.
All, Mariano Montilla, a pedido de Simn Bolvar, haba renunciado a su cargo de
Comandante General del departamento de Magdalena para postularse como diputado a la
2086

Ley de convocatoria a la convencin constituyente de 1828, 3 de agosto de 1828, Blanco y Azpurua,

op.cit., tomo XI, p. 501.


2087

Ley que reglamenta las elecciones a la convencin constituyente de 1828, 29 de agosto de 1827,

Blanco y Azpurua, op.cit., tomo XI, pp.525-531.


2088

Bushnell, David, Simn Bolvar, Hombre de Caracas, proyecto de Amrica: Una biografa, Buenos

Aires, Biblos, 2002, pp. 158-159.


2089

Restrepo, op. cit., tomo IV, p. 94.

691

asamblea de Ocaa. Sin embargo, no result electo, debido a que haba crecido en la
regin el rechazo a la constitucin boliviana y el apoyo a las ideas democrticas. El
propio Jos Padilla, a pesar de que segua buscando una conciliacin entre los bandos en
disputa, respaldaba a los diputados liberales.2090 En carta a Francisco de Paula Santander,
le expresaba su radical oposicin al intento de establecer un rgimen basado en la
presidencia vitalicia. Le deca:
Usted y los dems diputados siguen para Ocaa y en sus manos se encuentra la salvacin de la
patria, esto es que en ustedes va consistir el que en lo sucesivo pueda o no disfrutar una libertad
garantizada por un sistema popular representativo en que el jefe sea alternativo y electivo. () Por
mi parte este es mi modo de pensar y jams retrogradar un paso de l. He expuesto infinitas veces
mi vida por la libertad y estoy dispuesto a exhalar el ltimo aliento de ella antes de verme
despojado de los derechos que hemos adquirido a favor de una libertad que tanta sangre nos ha
costado.2091

Paradjicamente, el oficial pardo de mayor jerarqua de Colombia, que haba


estado exiliado en Hait y que en el pasado haba sido acusado de impulsar la pardocracia
y de estar bajo la influencia del ideario haitiano, se manifestaba claramente en contra de
la constitucin boliviana basada parcialmente en la carta magna haitiana.
En febrero de 1828, frente a la derrota en los comicios, Mariano Montilla,
promovi la confeccin de un acta, similar a las publicadas en otras regiones. La misma,
fue firmada de inmediato por dos batallones, sin embargo, fue rechazada por algunos
oficiales del cuerpo del Tiradores. Estos recibieron el respaldo de Jos Padilla, quien
como superior, prometi protegerlos de las represalias. Sin embargo, durante los das
subsiguientes, el conflicto se fue intensificando. Los bandos en disputa comenzaron a
enfrentarse abiertamente en las calles y en la prensa. Frente aquella situacin, el nuevo
comandante, Jos Montes, solicit a Mariano Montilla que pacificara la situacin, pero
este se rehus buscando instalar el caos en su propio beneficio.2092
2090

Helg, op. cit., p.206; Otero DCosta, op. cit., pp. 86-88.

2091

Carta de Jos Prudencio Padilla a Francisco de Paula Santander, 9 de febrero de 1828, op. cit., tomo

XVII, p. 246.
2092

Posada Gutirrez, op. cit., pp. 142-143; Helg, op. cit., p. 206; Otero DCosta, op. cit., pp. 90-92.

692

Mientras tanto, a fines de febrero, debido a que haba estallado una insurreccin
en Venezuela de corte realista, Simn Bolvar asumi las facultades extraordinarias y se
decidi a emprender la marcha hacia dicha regin.
Para peor, en los primeros das de marzo, el conflicto en Cartagena de Indias pas
a mayores. El 2 de dicho mes, el almirante Jos Padilla congreg a varios oficiales pardos
y les asegur que defendera la libertad y a los sectores de color en contra de la nueva
constitucin que los perjudicara.2093 Al da siguiente, al parecer, se dedic a tejer redes
entre sus seguidores en apoyo de su liderazgo. Esto gener, temores entre los miembros
de la elite que empezaron a ver la posibilidad de que se estuviera organizando una
insurreccin de los afrodescendientes. El 5 de marzo el orden local entr en crisis cuando
un grupo de militares bolivarianos expres pblicamente su rechazo a los liberales,
proclamando mueras a Francisco de Paula Santander y a la convencin de Ocaa. En
respuesta, Jos Padilla, al parecer impulsado por sus seguidores del barrio de Gestaman,
le recomend al intendente Vicente Ucrs, que interviniera rpidamente. ste, destituy a
Jos Montes y en su lugar nombr a Juan Antonio Gutirrez de Pieres. Aquella medida
gener la inmediata respuesta de Mariano Montilla, quien, haciendo uso de una
autorizacin previa otorgada por el Libertador, asumi la comandancia con facultades
extraordinarias. Sin embargo, paradjicamente, lejos de entrar a la plaza para restablecer
la paz, convoc a las fuerzas militares a Turbaco, donde tena su hacienda. De esta
manera, produjo un vaci de poder en la plaza.2094 Algo que, para algunos, fue una
manera de tenderles una trampa a sus enemigos polticos. Sea como sea, lo cierto es que
el 6 de marzo, Jos Padilla pas a la accin, movilizando a las tropas que le eran leales,
armando milicias de pardos y tomando en sus manos los cargos de Intendente y
Comandante. Posteriormente, reuni a sus seguidores y junto con Ignacio Muoz,
realizaron una asamblea en el barrio de Gestaman.2095 All, los sectores populares
refrendaron el poder del almirante y ste dio una arenga en la que critic abiertamente la
constitucin boliviana y a Mariano Montillo. Asimismo, reivindic un ideario liberal
2093

Declaracin de Jos Manuel Cspedes, 15 de marzo de 1828, AGNC; Repblica, Asuntos

Criminales, t. 44, doc. 2, f.102.


2094
2095

Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, pp. 144-145; Restrepo, op. cit., tomo IV, pp. 88-89.
Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, p. 145; Otero DCosta, op. cit., pp.93-95; Helg, op. cit., pp. 206-207.

693

radical, postulando la defensa de la libertad y la igualdad universal. Segn un participe de


los acontecimientos, Jos Padilla afirm: Que lo que quera el general Montilla era
destruir la constitucin y las leyes y disolver la convencin, () que se haban
sacrificado los pueblos por la libertad y que l estaba pronto a sostenerlas con su
espada.2096Otro seal que el Almirante dijo: que el pueblo se opona a reconocer al
general Montilla por comandante () y que en libertad lo haban nombrado a l. 2097 Un
tercero agreg que Jos Padilla les manifest: a los milicianos que sino lo reconocan
por comandante general e intendente, qu si queran ser esclavos o libres a que
contestaron () que queran ser libres que s le reconocan.2098Por su parte, Ignacio
Muoz dio un discurso muy exaltado. Segn un testigo ste exclam que: muriese el
general Montilla, pues que este jefe segn las intenciones que se estaban dando a conocer
eran de subyugar al resto de la poblacin colombiana sirviendo para ello la carta
Boliviana que ella no sera de ninguna ventaja a la segunda clase, puesta esta era la que
haba peleado en los campos de batalla para ahogar la tirana.2099Asimismo, seal que:
arengaba Muoz al general Padilla que de ningn modo cediese y llevase la contienda
hasta el ultimtum.2100Con estas palabras, Ignacio Muoz, radicaliz an ms el
movimiento y puso en el centro de la disputa la cuestin de la dominacin de los sectores
afrodescendientes. A su vez, ms all de los lderes, al parecer, durante aquellos das
convulsionados, varios de los pardos que se movilizaron expresaron pblicamente su
intencin de atacar a los blancos. Varios testimonios de los participes, apuntan en este
sentido. As, segn un primer testigo unos soldados pardos afirmaron: Que esta era una

2096

Declaracin de Ramn Martnez, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

44, doc. 2, f.98.


2097

Declaracin de Damin Berrio, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 44,

doc. 2, f.100.
2098

Declaracin de Manuel Aparicio, 16 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

44, doc. 2, f.109v.


2099

Declaracin de Francisco Pacheco, 15 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

44, doc. 2, ff.103v-104; Helg, op. cit., pp. 207-208.


2100

Declaracin de Francisco Pacheco, 15 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

44, doc. 2, f.104; Helg, op. cit., pp. 207-208.

694

buena noche para acabar con los blancos.2101 Un segundo asever haber escuchado a
otros milicianos afrodescendientes proferir las siguientes palabras amenazantes: Ya sera
siendo necesario concluir con el color blanco, pues la patria ellos la haban hecho, y
siendo ellos sus fundadores sin destruir a estos jams gozarn su libertad.2102 Y a otros
afirmar que: () estamos comprometidos en que es necesario sostener nuestro
color.2103 Por ltimo, al parecer el capitn pardo Juan Ignacio Ibarra, quien haba estado
exiliado en Hait, habra dicho que: () tema que el pueblo recurriera al ultimo recurso
() de declararle la guerra a los blancos2104 y que: (.) la voz que deba darse era la
de degollar a los blancos.2105
Segn la historiadora Marixa Lasso, todos estos testimonios daran cuenta de la
pretensin de los sectores afrodescendientes movilizados de defender la repblica
democrtica y de terminar con la dominacin de los blancos. En este sentido, desde su
punto de vista, aquel levantamiento estuvo signado por ejemplo de Hait, dado que lo que
los insurrectos intentaron conformar una republica popular y parda en Colombia.2106 Por
su parte, Aline Helg plantea una interpretacin divergente sealando que Jos Padilla, en
sus discursos, no slo no se refiri a la revolucin de Hait, ni sobre la esclavitud, sino
que ni siquiera impulso a sus seguidores, explcitamente, a una guerra racial. Asimismo,
en su opinin, son escasos y poco confiables los testimonios que denunciaron que la
insurreccin tena pretensiones de masacrar a los blancos.2107 Ciertamente, ambas lecturas
de los acontecimientos estn slidamente fundamentadas, sin embargo, me inclino ms
2101

Declaracin de Jaime Bruno, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 44,

doc. 2, f.100v; Lasso, op. cit, p. 121


2102

Declaracin de Francisco Pacheco, 15 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

44, doc. 2, f.104v; Lasso, op. cit, p. 121


2103

Idem, f. 104v.

2104

Declaracin de Damin Berrio, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 44,

doc. 2, f.99v; Lasso, op. cit, p. 121


2105

Declaracin de Ramn Martnez, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t.

44, doc. 2, f.98.


2106

Lasso, Hait as an image on popular republicanism in Caribbean Colombia, compilado en Geggus

David (ed.) The impact of the Haitian Revolution in the Atlantic World, Columbia, University of South
Carolina Press, 2001, pp. 187-188.
2107

Helg, op. cit., pp. 206-208.

695

por la primera, aunque con ciertos matices. Desde mi punto de vista, las declaraciones de
los testigos, son concordantes con las acciones de un grupo los afrodescendientes
quienes, al parecer, se movilizaron, se armaron y apoyaron la toma del poder local por
parte de su lder. Teniendo en cuenta esto, es muy razonable pensar que tenan
intenciones de acabar con la opresin de los blancos y de promover la construccin de
una repblica popular de los pardos. Incluso, no sera descabellado creer que este
proyecto estuviese influido por el ejemplo revolucionario haitiano. En este sentido, es
menester recordar los mltiples vnculos que existieron entre Hait y Cartagena de Indias,
durante los aos precedentes. Ciertamente, los sucesos revolucionarios eran conocidos
por los afrodescendientes locales, gracias a la informacin que circulaban por el Caribe,
debido a la presencia de haitianos en la plaza y a que numerosos neogranadinos y
venezolanos se haban exiliado en la isla. En particular, es menester recordar que el pardo
Juan Ignacio Ibarra haba estado en aquel pas. Por todo ello, es posible, que algunos de
los involucrados en el levantamiento tuviesen ese modelo en mente. Sea como sea, lo que
esta claro es que parte de la poblacin blanca y de las autoridades vinculadas sobre todo a
la tendencia bolivariana as interpretaron los sucesos y entendieron que haba sido una
rebelin para promover la guerra racial e imponer la pardocracia. El propio Mariano
Montilla, consideraba que: que los facciosos ocurrieron por ltimo recurso a declararle
la guerra a los blancos, cuyas expresiones sabe muy esta comandancia general ha
proferido en Los Cayos, varias ocasiones en el referido Ibarra indicando abrigar odio a la
clase de color blanco.2108
Al da siguiente, la Municipalidad desconoci, por ilegitima, la autoridad de Jos
Padilla y ste, en respuesta, envi a Juan de Francisco y a Ignacio Muoz a parlamentar
con Mariano Montilla. El comandante se neg a llegar a un acuerdo, sin embargo, decret
una amnista a favor de los sublevados y dispuso el regreso de las tropas a la plaza. A su
vez, escribi al secretario de Simn Bolvar para ponerle en conocimiento del lder acerca
de todo lo que haba estado sucediendo all. En una extensa misiva le informaba
que:Padilla ha estado repartiendo armas a la gente de Gestaman y a los esclavos. ()
No se contenta ya con satisfacer sus pasiones particulares ni con alimentar en su pecho
2108

Carta de Mariano Montilla al Comandante de Puerto Cabello, 26 de marzo de 1828, AGNC,

Repblica, Asuntos Criminales, t. 44, doc. 2, f.116.

696

venganzas personales l excita la rebelin, el quiere concitar el odio ms implacable entre


sus mismos compatriotas y l trabaja () por despedazar la patria, encendiendo la guerra
civil.2109
El da 8, viendo que se avecinaba la contraofensiva, Jos Padilla, Ignacio Muoz
y otros de los conjurados, decidieron salir raudamente de la plaza hacia Mompox, con
intenciones de llegar a Ocaa. Ese mismo da, las tropas oficiales ocuparon Cartagena de
Indias, sin que los afrodescendientes movilizados, opusieran una resistencia activa. A los
pocos das, Jos Padilla arrib a Mompx y desde all escribi dos cartas, un tanto
contradictorias. Una a Simn Bolvar, echndole la culpa de lo sucedido a Mariano
Montilla y otra al Presidente de la convencin dicindole que se pona a su disposicin
para defender la asamblea de sus enemigos. A pesar de que el congreso constituyente
todava no haba empezado a sesionar, a comienzos de marzo, la junta preparatoria
emiti una declaracin agradeciendo al Almirante por sus servicios en defensa del orden.
Sin embargo, enseguida, viendo lo impoltico de aquel proceder, la revoc.2110
Finalmente, Jos Padilla lleg a Ocaa el 19 de marzo. De inmediato se reuni con
Francisco de Paula Santander y los diputados liberales. Posteriormente, se present ante
Daniel Florencio OLeary, el edecn de Simn Bolvar, para explicarle su conducta. En el
encuentro insisti en que todo haba sido culpa de Mariano Montilla y sus seguidores y
que l no haba tenido intenciones de llevar adelante una guerra racial, como se le haba
acusado. Asimismo, se mostr indeciso sobre que resolucin tomar frente aquella
situacin. Daniel Florencio OLeary en dicha oportunidad le recomend que regresara a
Mompox para calmar los nimos.2111 No obstante, al da siguiente cambi de parecer y le
sugiri que fuera directamente a encontrarse con Simn Bolvar a dar cuenta
personalmente de lo sucedido. Empero, Jos Padilla decidi volver a la referida ciudad,
aduciendo que lo haca en respeto a la autoridad del Presidente. A pesar de todo, no est

2109

Carta de Mariano Montilla al secretario de Simn Bolvar, 7 de marzo de 1828, compilado en Blanco

y Azpurua, op. cit., tomo XII, p. 180.


2110

Carta de Daniel Florencio OLeary a Simn Bolvar, 20 de marzo de 1828, en OLeary, op. cit, tomo

III, pp. 156-160.


2111

Carta de Daniel Florencio OLeary a Simn Bolvar, 20 de marzo de 1828, en OLeary, op. cit, tomo

III, p. 162

697

claro si estas eran sus verdaderas intenciones.2112 Algunos autores bolivarianos


contemporneos de los hechos, como Jos Manuel Restrepo y Joaqun Posada Gutirrez,
afirman que los diputados liberales le pidieron al Almirante que retornase a la costa para
re iniciar la rebelin.2113
Por su parte, Simn Bolvar supo de los sucesos del 5, 6 y 7 de marzo, a mediados
de mes, cuando estaba marchando hacia Venezuela. De inmediato, resolvi cambiar de
rumbo y dirigirse hacia Cartagena de Indias. Estaba convencido de que Jos Padilla haba
sido instigado por los liberales para llevar adelante una revolucin en su contra. Sin
embargo, cuando se enter de que el orden se haba restablecido y que el almirante haba
ido a Ocaa y luego haba regresado para Mompx, decidi mandar una partida para
apresarlo y juzgarlo con el decreto de conspiradores, que para estos casos estipulaba la
ejecucin. Asimismo, resolvi quedarse en Bucaramanga, con la pretensin de cuidar la
seguridad de la regin y seguir de cerca el desarrollo de la convencin.2114
Ahora bien, a fines de marzo Jos Padilla intent regresar a Mompox, sin
embargo, viendo que estaba custodiada por las fuerzas militares, se dirigi a Cartagena de
Indias. Esta decisin, result fatdica ya que, al llegar, fue aprehendido por los hombres
de Mariano Montilla y luego fue enviado como prisionero a Bogot, bajo el cargo de
haber promovido una rebelin liberal y una guerra racial.2115 En aquel contexto, la
hermana de Jos Padilla,

Magdalena Padilla, escribi un panfleto intitulado A la

impostura y la intriga, la justicia y la verdad en el que defenda la conducta del almirante


y denunciaba que era vctima de una persecucin poltica por parte de sus enemigos.2116
La respuesta no se hizo esperar. De inmediato, el diario El Calamar, de tendencia
bolivariana, le contest con duras palabras, sealando que Jos Padilla haba promovido

2112

Carta de Daniel Florencio OLeary a Jos Padilla, 21 de marzo de 1828, en OLeary, op. cit, tomo

III, p. 171-172; Carta de Jos Padilla a Daniel Florencio OLeary, 21 de marzo de 21 de marzo de 1828,
OLeary, op. cit, tomo III, p. 172-173.
2113

Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, pp.147-148; Restrpo, op. cit., tomo IV, p. 90.

2114

Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, pp. 151-152.

2115
2116

Otero DCosta, op. cit., pp. 120-122.


A la impostura y la intriga, la justicia y la verdad, 25 de marzo de 1828, AGNC, Repblica,

Negocios Judiciales, Tomo 2, Caja 2, Carpeta 1, ff. 451-451v.

698

la sedicin popular y se haba hecho nombrar Comandante e Intendente de forma ilegal


por la plebe de color movilizada. Deca:
Quin nombr al general Padilla Comandante e Intendente el da 6? El pueblo dir Cul era ese
pueblo? En donde estaba el cabildo entonces? Cuntos padres de familia concurrieron a este
acto y donde existe el acta de notables que le confirieron estos destinos? () A quien sino a
vuestro hermano se le puede atribuir? () No fue el pueblo el que obre de este modo, porque sera
demasiado injusto equivocar los vecinos honrados de Cartagena con un populacho compuesto de
rateros y esclavos tumultuariamente reunidos y animados por la ponzoosa lengua del malvado de
Muoz, de ese populacho () fue de donde sali la deposicin del intendente Ucrs y el
desobedecimiento al gobierno.2117

Poco despus, el bolivariano Manuel Valds inform a su compaero Juan Jos


Flores acerca del apresamiento de Jos Padilla, dicindole que esperaba que fuese
fusilado como Manuel Piar, porque ste haba seguido sus pasos, buscando emular la
revolucin haitiana en Colombia. En sus palabras: () Padilla quien est ya preso y
juzgndose, creo le suceder como a Piar porque de muchas declaraciones consta que su
fin era degollar a todos los blancos, y hacer a esto un Santo Domingo. Vea usted, pues,
mi buen amigo, de la que nos hemos escapado, y considreme, pues era el primero de la
lista de los que deban perecer por amigo del Libertador y de reformas.2118 Una vez ms,
la revolucin de Hait era el marco de referencia desde el cual los blancos analizaban los
movimientos disidentes encabezados y protagonizados por los sectores de color. Tal
como vimos en numerosas oportunidades, todo nuevo alzamiento, conspiracin o incluso
protesta, era leda en esa clave.
Desde abril hasta junio de 1828 sesion la convencin de Ocaa. En la misma, se
enfrentaron los bolivarianos, los liberales y los independientes. Los primeros impulsaron
un proyecto, similar aunque diferente, al de la constitucin boliviana, que estableca un
Presidente fuerte con reeleccin indefinida y una organizacin centralista. Por su parte,
los liberales propusieron una carta magna de corte ms federal, que limitaba las

2117

El Calamar, 28 de marzo de 1831, AGNC, Repblica, Negocios Judiciales, Tomo 2, Caja 2, Carpeta

1, ff. 452v-453.
2118

Carta de Manuel Valds a Juan Jos Flores, 8 de abril de 1828, op. cit., tomo XVII, 295.

699

prerrogativas del poder ejecutivo en favor del legislativo. Este ltimo cont con el apoyo
de los independientes, que en su mayora eran federales de Venezuela. Los bolivarianos,
vindose, prcticamente derrotados por sus opositores, decidieron boicotear la asamblea
abandonndola. De esta manera, al carecer de qurum la misma se disolvi.2119
En respuesta a aquella medida, una junta de notables de Bogot emiti un acta en
la cual convocaba a Simn Bolvar a asumir la dictadura.2120 sta, no slo fue refrendada
por el Consejo de Gobierno, sino tambin por gran parte de la ciudadana y por
numerosas ciudades de Colombia enviaron a la capital su adhesin a aquella acta. Frente
a esta masiva muestra de apoyo, el lder se proclam dictador y convoc a una nueva
convencin constituyente para comienzos de enero de 1830.2121 Este era el comienzo del
fin. Nuevamente, aclaro que no es mi intencin resear la historia de estos ltimos aos
de Colombia, sino concentrarme en las influencias de Hait en dichos sucesos.
La dictadura de Simn Bolvar gener tanto recelo entre sus opositores que un
grupo de exaltados liberales pretendieron asesinarlo el 25 de septiembre de 1828. El
atentado fracas, sin embargo, Jos Padilla se vio involucrado en el mismo, de manera
involuntaria. Durante el intento de golpe, los conjurados lo liberaron y buscaron sumarlo
a su causa. No obstante, cuando todo termin el almirante se entreg a las autoridades.
Los castigos no se hicieron esperar. Luego de un juicio sumario, 14 acusados fueron
ejecutados. Uno de ellos, fue Jos Padilla.2122 A pesar de que nada tena que ver en el
asunto, fue castigado duramente por su participacin en la rebelin de Cartagena de
Indias y por su condicin de pardo. De esta manera, como en el caso de Manuel Piar, el
mximo oficial afrodescendiente de Colombia, fue ejecutado por las autoridades blancas.
Una muestra ms de su intencin de cortar de raz el accionar autnomo y revolucionario
de aquellos sectores. En cambio, a Francisco de Paula Santander, el supuesto cerebro de
la conjura, Simn Bolvar le conmut la pena por la del destierro.2123
2119

Posada Gutirrez, op. cit., p. 508; Livano Aguirre, op. cit., p. 508.

2120

Acta del pronunciamiento de Bogot, 13 de junio de 1828, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit.,

tomo XII, pp. 625-626.


2121

Restrepo,op. cit., tomo IV, pp. 106-109; Bushnell, op. cit., p. 165.

2122

Otero DCosta, op. cit., pp.149-152.

2123

Decreto de Simn Bolvar, 10 de noviembre de 1828, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit, tomo

XIII, p. 196.

700

Muy poco tiempo despus, el lder venezolano sinti remordimientos ante esta
sentencia y la previa ejecucin de Manuel Piar. Le atormentaba la posibilidad de haber
actuado con un rigor excesivo y demasiada parcialidad, y le preocupaba la reaccin que
dicha medida podra generar entre los afrodescendientes colombianos. En carta a Pedro
Briceo Mndez, deca:
Ya estoy arrepentido de la muerte de Piar, de Padilla y de los dems que han perecido por la
misma causa: en adelante no habr ms justicia para castigar el ms feroz asesino, porque la vida
de Santander es el pendn de las impunidades ms escandalosas. Lo peor es que maana le darn
un indulto y volver a hacer la guerra a todos mis amigos y a favorecer a todos mis enemigos. Su
crimen se purificar en el crisol de la anarqua, pero lo que ms me atormenta todava es el justo
clamor con que se quejarn los de la clase de Piar y de Padilla. Dirn, con sobrada justicia, que yo
no he sido dbil sino en favor de ese infame blanco que no tena los servicios de aquellos famosos
servidores de la patria. Esto me desespera, de modo que no s que hacerme.2124

Un ltimo intento de acercamiento con Hait

An as, durante los aos subsiguientes, Simn Bolvar sigui inquieto por la
posible rebelin de los afrodescendientes. Por ello, a comienzos de 1829, le adverta a
Rafael Urdaneta que en la regin de la costa todo: est en mal estado por lo que hace a
la pretensin de los pardos y amigos de Padilla.2125A estos temores, se le sum la guerra
entre Colombia y Per, que intensific las crisis de los pases recin emancipados. En
aquel contexto, poco despus de alcanzada la paz, Simn Bolvar se enter gracias a Jos
Fernndez Madrid de que las autoridades haitianas estaban muy disgustadas con l y con
el gobierno colombiano por el maltrato que haban recibido durante los aos 1824, 1825
y 1826. En seguida, le contest exculpndose por lo sucedido:
Escriba Vd. a ese Seor Larregui dicindole, de mi parte, que cuando hubo en Bogot una
negociacin entre un agente de Hait y el Ministro de Estado, yo estaba en el Per, y no supe de la
negociacin hasta despus de finalizada, y que entonces yo no ejerca ninguna autoridad en
Colombia porque la Constitucin y el Congreso me la haban quitado; y que despus que he
2124

Carta de Simn Bolvar a Pedro Briceo Mndez, 16 de noviembre de 1828, AL, Doc. 1851.

2125

Carta de Simn Bolvar a Rafael Urdaneta, 17 de enero de 1829, AL, Doc. 1926.

701

tomado el mando, yo no he odo hablar una sola vez que se haya tratado de renovar la negociacin.
Protesto que no tengo la menor idea de semejante cosa y que, en afirmar lo contrario, creo que hay
error, o mala inteligencia por lo menos. Por mi parte, soy incapaz de negarme a tratar con el
Gobierno de Hait, porque le debo demasiado para ello. Adale Vd. a ese seor que puede
comunicarlo as al Presidente de Hait.2126

Algunos, como Paul Verna, entienden que estas palabras eran sinceras y que
Simn Bolvar haba tenido escasa o nula intervencin en aquellos sucesos y que segua
leal a las promesas hechas a Alexandre Petin y Jean Pierre Boyer. 2127 Sin embargo, en
mi interpretacin, esta afirmacin resulta difcil de sostener. A partir de los documentos
analizados previamente, est claro que, a pesar no haber sido el principal responsable del
rechazo a la misin de Jean Desriviers Chanlatte, ste refrendo explcitamente aquella
conducta. Slo se quej de la forma en que se hizo, pero coincidi con el fondo de la
cuestin. Asimismo, fue uno de los promotores de la exclusin de Hait del Congreso de
Panam e inicialmente miro con preocupacin el reconocimiento de la independencia por
parte de Francia. Creo haber demostrado, con amplia documentacin, que desde
comienzos de 1820 Simn Bolvar hizo poco por acercarse a la isla. Acordando de esta
manera, con la poltica del gobierno de Bogot. Sea como sea, una vez enterado de las
quejas referidas, intent un viraje parcial con respecto a dicho pas. A travs de una carta
escrita por su secretario privado, Jos de Espinar, al Secretario de Relaciones Exteriores
de Colombia, Estanislao Vergara, le propuso admitir un cnsul de comercio haitiano en la
capital colombiana. Segn la misiva compuesta por el secretario:
Siendo este una persona escogida [el cnsul], los agentes extranjeros no lo desdearan, o si lo
hiciesen no sera culpa nuestra. Por su carcter y autoridad, () estara en aptitud de reprimir, ()
a los sbditos de aquella repblica que intentasen subvertir con sus principios los de Colombia,
mientras que por falta de una autoridad competente no tenemos ahora a quien pedir el castigo de
los haitianos que arriban a nuestros puertos y que, convertidos al estado de simple naturaleza,
viven sin respeto a las autoridades () y no dejan de ejercitarse en la predicacin de sus terribles
dogmas polticos. Entonces los pocos comerciantes de aquel pas gozaran en nuestros puertos las
2126

Carta de Simn Bolvar a Jos Fernndez Madrid, 16 de agosto de 1829, AL, Doc. 2089; Verna, op.

cit., p. 396.
2127

Verna, op. cit., pp. 396-397.

702

garantas y proteccin a que tienen derecho: habra armona y confianza entre ambos gobiernos y
los ministros y agentes europeos no estaran por deber en contacto con un cnsul o agente
comercial de inferior representacin. Al mismo tiempo, no es de presumir que el actual gobierno
de Hait, interesado como est en la centralizacin de su poder y en la represin de los principios
funestos a los estados democrticos y de difundir doctrinas perniciosas. Adems el carcter de un
cnsul general siendo tan limitado, exige menos consideraciones y compromisos de parte del
gobierno cerca del cual reside, al paso que ejerce una autoridad bastante sobre los sbditos de su
gobierno, y a ella ocurriramos y reclamaramos contra los que, desconociendo sus deberes
sociales, procuran diseminar en Colombia las ideas ms desorganizadoras y subversivas, de lo cual
acabamos de tener en esta provincia un ejemplar reciente. 2128

Como vemos, mediante aquella medida se lograran alcanzar varios objetivos a la


vez: acallar los reclamos de Jean Pierre Boyer, favorecer el comercio, evitar establecer
slidos vnculos diplomticos con la isla, tener una autoridad a quien demandarle por los
desmanes que cometieran los haitianos en Colombia y eludir las quejas de las potencias
occidentales. Desde mi punto de vista, todo esto muestra que lejos de lo que ha afirmado
Paul Verna, Simn Bolvar no tena pretensiones de estrechar un fuerte vnculo de
fraternidad con Hait.2129 Su intencin era demostrar su agradecimiento, mejorar en la
medida de lo posible la relacin con la isla, a la misma vez que buscaba contener y
reprimir

cualquier

posible

contagio

del

ideario

revolucionario

haitiano

en

Hispanoamrica. Temor que todava lo obsesionaba como al resto de las autoridades


colombianas.
Enterado de aquella resolucin, Estanislao Vergara le escribi a Leandro Palacios,
el agente colombiano en Francia, para que llevase adelante aquella estrategia pragmtica.
En su misiva le informaba que el:
() Libertador ha acordado que V.S. haga saber a los comisionados de Hait que supone deben
hallarse en Pars del modo que crea oportuno los buenos sentimientos de que esta posedo este
gobierno hacia el de la repblica, sus deseos de entrar en relaciones con Hait, su disposiciones de

2128

Carta de Jos de Espinar a Estanislao Vergara, 7 de septiembre de 1829 , AGNC, Ministerio de

Relaciones Exteriores, Transferencia 8, Diplomtica y Consular, Caja 731, Carpeta 235, ff. 55-56;
Gutirrez Ardila, op. cit., pp. 167-168.
2129

Verna, op. cit., pp. 396-397.

703

recibir aqu un cnsul general y a corresponder con el envo de otro agente de igual carcter, en fin
que el Libertador lejos de mirar su amistad con indiferencia, anhela () manifestar el profundo
reconocimiento que le han inspirado los () servicios prestados por el Presidente de Hait en las
pocas ms calamitosas de nuestra guerra de independencia.2130

A pesar de que esta medida implicaba un cambio con respecto a Hait, la misma
finalmente no logr concretarse, debido a que con la crisis terminal de Colombia aquella
poltica cay en el vaco. De esta manera, las promesas del Libertador quedaron
definitivamente sin cumplirse.
En 1830, los acontecimientos se sucedieron velozmente. El Dictador, agobiado y
enfermo, renunci y se encamin hacia el exilio. Ecuador y Venezuela, se separaron de
Colombia, Antonio Jos de Sucre fue asesinado. Un golpe de estado bolivariano desplaz
al gobierno interino de corte santanderista y Rafael Urdaneta asumi la presidencia. Sin
embargo, todo fue en vano y finalmente Colombia se desmoron. Mientras se
derrumbaba aquella colosal repblica, su principal artfice falleci abatido, el 17 de
diciembre de 1830.2131
Casualmente, un da antes, en Caracas fue apresado un negro que pretenda
organizar una conspiracin sumando a militares de la guarnicin local. Su intencin, era
llevar adelante una revolucin como la de Hait. Sin embargo, la misma fracas debido a
que el promotor fue arrestado por las autoridades. Sabemos de lo sucedido, gracias al
testimonio del cnsul britnico Robert Ker Porter, quien, con mucho temor, anot en su
diario:
Diciembre-Jueves 16- Nada de particular, excepto el arresto de un negro- que quiso seducir a la
soldadesca- diciendo que era tiempo para hacer algo ya que no haba ahora gobierno en el pas y
que Venezuela deba tornarse en un segundo Hait. Que todos los blancos deben ser asesinados y
que l tena una fuerte banda de negros que lo ayudaran en la ejecucin de esta gloriosa tarea.
Esto era la sustancia de su confesin ante las autoridades. Puede haber pocas dudas de que hay

2130

Carta de Estanislao Vergara a Leandro Palacios, 8 de octubre de 1829, AGN, Ministerio de

Relaciones Exteriores, Delegaciones Transferencia 2, t. 250, ff. 55v-56; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 268.
2131

Bushnell, op. cit., pp. 181-184.

704

mucho en esto. El es uno de los tanteadores del sbito monstruo de rebelin y asesinato- y de un
partido que se est volviendo influyente por la apata del gobierno 2132

Durante las dcadas sucesivas, las elites de Venezuela y Nueva Granada,


intentaron llevar adelante su proceso de organizacin nacional. No obstante encontraron
grandes dificultades, para concretarlo. Adems de las luchas intra-elites, y las dificultades
econmicas, tuvieron que lidiar con los conflictos sociales. El incumplimiento por parte
de las elites de las promesas de igualdad y libertad, que haban sido esgrimidas durante el
proceso revolucionario para movilizar al bajo pueblo, produjeron posteriormente nuevos
y numerosos actos de resistencia por parte de los sectores populares. Esto gener,
nuevamente, el temor de una guerra racial y la lectura de aquel suceso en clave de Hait.
Sin embargo, la referencia a Hait fue apagndose con el tiempo. An as, las autoridades
nacionales, no mantuvieron relaciones formales con la isla durante dcadas.

Conclusiones

En este captulo he analizado brevemente la manera en que Hait y la revolucin


haitiana signaron los acontecimientos de los ltimos aos de la repblica de Colombia.
Particularmente, en el primer apartado he procurado demostrar que la constitucin de
Alexandre Petin de 1816 fue una de las principales fuentes que Simn Bolvar tom a la
hora de elaborar su proyecto constitucional para Bolivia, el cual crea tambin aplicable
para Per y Colombia. En mi interpretacin, el lder venezolano, tena una imagen
compleja y ambigua sobre el devenir histrico de Hait. Por un lado, consideraba a la
revolucin como una guerra racial abominable que deba evitarse en Hispanoamrica.
Asimismo, pensaba que los gobiernos de Jean Jacques Dessalines y Henri Christophe,
haban expresado el peor legado de la revolucin, dado que haban impuesto regimenes
autoritarios y violentos. Sin embargo, crea que el principio abolicionista expresado por la
revolucin era legtim. A su vez, entenda que el orden post-colonial establecido por

2132

Jueves 16 de diciembre de 1830, Kerr Porter, Robert, Diario de un diplomtico britnico en

Venezuela 1825-1842, Fundacin Polar, 1997, p. 441; Gmez, La Revolucin Haitiana y la Tierra Firme
Hispana, op. cit., p. 7.

705

Alexandre Petin y luego continuado por Jean Pierre Boyer, era sumamente positivo
dado que al estar basado en un Presidente vitalicio haba logrado encontrar el equilibrio
entre el orden y la libertad y haba logrado poner un freno a los desmanes de la poca
revolucionaria. Justamente, desde mi punto de vista, esta interpretacin de los sucesos
haitianos fue lo que lo llev a Simn Bolvar a tomar como modelo a la constitucin de
Alexandre Petin para su propia carta magna. En su opinin era necesario aplicar la
formula haitiana en Hispanoamrica para clausurar los desordenes de la poca
precedente, sin caer en el otro peligro, el de establecer regimenes monrquicos y
excesivamente autoritarios. Justamente, en el segundo apartado he analizado la prdica
de Simn Bolvar en favor del establecimiento de aquella constitucin en Colombia,
intentando probar que una de sus principales intenciones era poner fin a la amenaza de la
pardocracia.
En el tercer apartado, analic la rebelin de Cartagena de Indias, intentando
mostrar que la misma estuvo parcialmente signada por la revolucin haitiana. Siguiendo a
Marixa Lasso y basando en una pluralidad de documentos, he procurado probar que los
sectores populares que protagonizaron aquel levantamiento tenan como objetivo la
defensa de la repblica en una clave igualitaria y radical. Asimismo, que es probable que
algunos de los rebeldes hayan tenido en mente los sucesos de Hait como un modelo a
seguir, promoviendo la guerra contra la dominacin de los blancos. Por otro lado he
sealado que la faccin bolivariana y parte de la elite blanca, vivieron dicha insurreccin
con mucho temor, leyndolo a la luz de la revolucin haitiana. Tan grande fue el miedo
que gener esta rebelin, que tiempo despus Jos Padilla fue fusilado, vinculndolo con
la conspiracin de septiembre de 1829. Simn Bolvar refrend aquella decisin por su
obsesin frente a la amenaza de la pardocracia, sin embargo, en seguida se mostr
arrepentido, dndose cuenta que haba obrado con excesiva saa y que los sectores
afrodescendientes podran sentirse injustamente discriminados ante la evidencia de que
exista una doble vara que favoreca a los conspiradores blancos frente a los de color
En el cuarto apartado, analic el acercamiento que Simn Bolvar promovi con
respecto a Hait en 1829. En mi interpretacin, aquella poltica surgi fundamentalmente
como un intento del lder de acallar los reproches de las autoridades haitianas que
sealaban que ste haba incumplido con sus promesas a Alexandre Petin. A su vez, en

706

mi opinin, esto no implic un giro total con respecto a las relaciones con la isla, ya que
no signific el reconocimiento de su independencia, ni muchos menos la firma de un
tratado de amistad entre ambos pases. Incluso en aquel momento, paradjicamente,
Simn Bolvar consider que la presencia de un cnsul haitiano en Bogot poda ser una
buena forma de reprimir las influencias revolucionarias haitianas en Colombia. Sea como
sea, el derrumbe de Colombia y la muerte del lder, pusieron fin a esa tmida poltica de
acercamiento entre ambos pases, que la necesidad y la gesta revolucionaria haban
logrado unir en una poca muy diferente.

707

Conclusiones generales
En este trabajo abord las mltiples influencias de la revolucin haitiana en
Venezuela y Nueva Granada durante el perodo 1789-1830. Tres han sido mis objetivos
principales. Primero, presentar una mirada global sobre el tema. Para ello he realizado
una sntesis de los valiosos trabajos parciales publicados previamente por diversos
autores. Segundo, llevar adelante un anlisis de mi objeto de estudio ms detallado y
complejo del que exista hasta el momento. A tal fin, no slo he profundizado en diversos
sucesos poco explorados, sino que tambin, con una serie de documentos originales, he
dado cuenta de diferentes acontecimientos que anteriormente no haban sido examinados.
Tercero, aportar mi propia interpretacin acerca del tema referido. En tal sentido, debat
con las principales lneas historiogrficas y en particular con Paul Verna dado que sus
obras se han convertido en clsicos y su lectura resulta una versin demasiado
nacionalista, celebratoria y simplificada de las conexiones entre Hait y la independencia
de Venezuela y Nueva Granada.
A lo largo de esta tesis creo haber demostrado que la influencia de la revolucin
haitiana en la Tierra Firme fue muy importante y duradera, signando los ltimos aos de
la etapa colonial, el proceso independentista y la construccin de Colombia. Dicho
influjo no siempre se expres de la misma forma, ni tuvo la misma intensidad ni idnticas
consecuencias, sino que fue mutando con los aos, dependiendo de diferentes
circunstancias. No obstante, es posible encontrar algunas constantes, como la
haitianofobia de las lites y las autoridades. Asimismo, prob que dicha revolucin
marc, de diferentes maneras, a las clases dominantes, a los gobernantes y a los sectores
populares. A su vez, abord detalladamente las mltiples vas mediante las cuales aquella
influencia se difumin por Venezuela y Nueva Granada. Finalmente, siguiendo a Julius
Scott y Edgardo Prez Morales, mostr que los textos subversivos, las gacetas, los
prisioneros de guerra, los marineros, los corsarios, los comisionados, los viajeros, los
emigrados, etc, fueron los principales medios de circulacin de dichas ideas.
En la primera parte expliqu que la revolucin haitiana fue un proceso sumamente
radical, protagonizado por miles de esclavizados africanos y afrodescendientes que
primero abogaron por la abolicin de la esclavitud y del racismo y finalmente por la

708

emancipacin nacional. En este sentido, considero que la revolucin fue inicialmente


anti-esclavista y anti-racista y por ltimo devino, a partir de la lucha contra la expedicin
napolenica, tambin anti-colonial.
En la segunda parte abord las influencias de dicho proceso en Venezuela y
Nueva Granada durante los aos 1789-1806.Como conclusin general de este perodo es
posible afirmar que el influjo fue muy importante, pero se sinti con mucha ms fuerza
en la primera colonia que en la segunda. Debido a su cercana geogrfica la Capitana
General estuvo ntimamente vinculada a los sucesos de Saint Domingue y por ende sufri
numerosos y significativos coletazos de aquel proceso.
A partir de la explosin de la revolucin en Francia y en Saint Domingue en 1789,
las autoridades espaolas y coloniales sintieron terror ante el contagio subversivo e
intentaron aislar a las colonias mediante un cordn sanitario. Sin embargo, esta poltica
no fue del todo efectiva y a travs de diferentes vas de comunicacin se fueron filtrando
las ideas revolucionarias francesas y franco-antillanas. Demostr con diferentes casos,
que aunque durante los aos 1789-1793 la situacin no pas a mayores, s se comenzaron
a sentir los primeros influjos sediciosos.
Todo empeor en 1793, cuando Espaa entr en guerra con Francia y se involucr
en el conflicto de Saint Domingue, alindose con los negros rebeldes. Venezuela jug un
rol muy destacado en esta guerra, aportando casi quinientos soldados y dinero para
reforzar a las fuerzas espaolas de Santo Domingo. Asimismo, recibiendo ms de
novecientos prisioneros y esclavos de la colonia francesa, que fueron alojados en las
fortalezas de Puerto Cabello y La Guaira. Esto intensific el terror del gobierno y de la
lite, a la vez que gener una mayor difusin del ideario revolucionario entre los sectores
populares venezolanos, quienes comenzaron a verlo con esperanza.
En 1795 estall la rebelin de Coro protagonizada por esclavos, pardos e
indgenas. Debatiendo con las dos lneas historiogrficas ms cannicas, demostr que la
misma estuvo signada tanto por tensiones internas como por el ideario de la revolucin
haitiana. Asimismo, expliqu que la lite y el gobierno venezolano aterrorizados,
interpretaron exageradamente a aquella insurreccin como una consecuencia directa del
levantamiento de Saint Domingue.
La paz de Basilea puso fin a la guerra, pero oblig a Espaa a re-localizar a sus

709

tropas auxiliares. Siguiendo a Jorge Victoria Ojeda y a David Geggus, analic este tema
centrndome en los contingentes que fueron destinados a Trinidad y Portobelo. Mostr
que en el primer caso fueron rechazados, mientras que en el segundo fueron
relativamente bien recibidos. Esta poltica antagnica se explica por que mientras que en
Venezuela las autoridades sentan pnico frente a Saint Domingue, debido a los
constantes influjos revolucionarios y a la reciente rebelin de Jos Leonardo Chirinos, en
Nueva Granada (y en Panam en particular) el temor era un tanto menor ya que no haban
sufrido similares embates. Esto explicara porque all fueron acogidos, aunque con
cautela y tomando ciertas precauciones
El tratado de San Ildelfonso produjo nuevas complicaciones para las colonias de la
Tierra Firme hispana. Siguiendo a Alejandro Gmez y a Mara Cristina Soriano he
mostrado que este pacto puso a las autoridades en una situacin paradjica ya que a la
vez que intentaron mantener el cordn sanitario, debieron tratar con sus pares francoantillanos. El control result imposible y volvieron a circular textos subversivos y se
intensific el accionar de los corsarios de Victor Hughes. En aquel contexto, en 1797, un
grupo de criollos ilustrados, pardos y prisioneros espaoles revolucionarios liderados por
Juan Bautista Picornell, Manuel Gual y Jos Mara Espaa organizaron una conspiracin
en Venezuela, que fue abortada por el gobierno. Basndome en una amplia
documentacin y siguiendo autores como Ramn Aizpurua, Mara Cristina Soriano,
Alejandro Gmez, Carmn Michelena y Casto Fulgencio Lpez demostr que estuvo
fuertemente influida por las revoluciones franco-antillanas. Los contactos precedentes
entre Venezuela y el Caribe francs fueron el caldo de cultivo para la eclosin de aquella
conjura que se propuso declarar la independencia, imponer la repblica y abolir la
esclavitud y el racismo. A su vez, siguiendo a Ramn Aizpuru demostr que existieron
ciertas tensiones entre los conspiradores. Mientras la mayora de los criollos tomaron
como ejemplo a la revolucin francesa y a la de Guadalupe, un sector minoritario de los
criollos y el grueso de los pardos se sinti parcialmente identificado con el proceso de
Saint Domingue. Estas divergencias se expresaron en sus diferentes ideas en torno a la
participacin de los sectores populares en la conjura, en los alcances de poltica
abolicionista y las caractersticas que deba asumir el nuevo orden post-colonial.

710

Adems mostr que existieron conexiones entre los lderes de la conjura y los

revolucionarios del Caribe francs, a partir de su exilio en las islas galas. De esta manera,
prob que la conspiracin signific, en trminos comparativos con los antecedentes
referidos, una clara intensificacin de la influencia franco-antillana.
Los influjos fueron aumentando con el transcurso de los aos. En 1799
ocurrieron dos nuevos intentos de sublevacin, uno en Cartagena de Indias y otro en
Maracaibo, protagonizados por afrodescendientes locales y de Saint Domingue. La
primera conjura es muy poco conocida y solo ha sido parcialmente estudiada por autores
como Aline Helg y ngel Manzanilla Celis, por lo cual procur presentar un anlisis ms
detallado de la misma. La segunda, ha recibido ms atencin historiogrfica, sin
embargo, no slo sigue siendo objeto de debate, sino que, adems, el expediente judicial
ha sido superficialmente explorado. Teniendo esto en cuenta, discut con las
interpretaciones ms recientes de ngel Manzanilla Celis y Fabio Gonzlez Briceo
analizando en profundidad las fuentes referidas. Mostr que la conjura de Maracaibo
constituy un serio intento de sublevacin, fuertemente signado por la revolucin
haitiana, que apunt a abolir la esclavitud, el racismo y el orden colonial. Asimismo,
prob que no estuvo vinculado con la conjura de Cartagena de Indias, ni fue parte de un
plan global ideado desde Saint Domingue. Finalmente expliqu que ambas
conspiraciones constituyeron, uno de los picos ms altos de la influencia haitiana en la
Tierra Firme, ya que estuvieron protagonizadas por afrodescendientes de aquella isla.
La ocupacin de Santo Domingo por parte de Toussaint Louverture en 1801,
gener una enorme eclosin en el Gran Caribe. Miles de criollos (incluidas las
autoridades) escaparon despavoridos, recalando muchos de ellos en Venezuela. Esto
intensific el terror del gobierno y de las lites venezolanas y neogranadinas, que
decidieron apoyar a la expedicin napolenica de 1802. Este tema ha sido muy
escasamente desarrollado por la historiografa, por ello present un cuadro completo
sobre el mismo, aportando nuevos documentos y sucesos desconocidos. Demostr que, a
pesar de que tanto Venezuela como Nueva Granada aportaron dinero para la expedicin,
el gobierno de la primera colonia se involucr ms directamente en el asunto realizando
gustosos un desembolso mucho mayor. El de la segunda al principio contribuy pero al

711

poco tiempo se desentendi del tema alegando carencia de fondos. Esta poltica
antagnica se explica porque la haitianofobia era mucha ms intensa en Venezuela
debido a los antecedentes referidos. Espaa, aunque convalid los aportes iniciales,
orden ponerle fin a dicha poltica. Por ello, hasta Venezuela se vio obligada a terminar
con sus remesas. Sin embargo, hasta 1804, sigui muy involucrada en los asuntos de
Saint Domingue, enviando, en dos oportunidades, comisiones a la isla para informarse
de lo que all aconteca. Finalmente, los revolucionarios se impusieron antes los franceses
dando nacimiento a Hait. Las potencias, incluida Espaa, vivieron este suceso con terror
y su respuesta fue tajante, el rechazo absoluto al nuevo estado.
Por ltimo abord la biografa poltica de Francisco de Miranda y su expedicin
de 1806. Demostr, que el venezolano era un revolucionario moderado que tena aversin
por la revolucin haitiana y francesa. A su vez, que organiz su expedicin en Hait
guiado por puro pragmatismo. En tercer lugar, que recibi el apoyo del gobierno de la
isla, en especial de Alexandre Petin. En cuarto lugar, que no se sumaron masivamente
haitianos a la expedicin. En quinto lugar, que las autoridades coloniales y las lites
sintieron terror ante la expedicin porque creyeron que contaba con la participacin de
miles de negros y mulatos haitianos. Finalmente, que la expedicin fracas, justamente,
porque aquel pnico hizo que el grueso de los criollos les negase su apoyo.
En la segunda parte de mi trabajo, estudi la influencia haitiana durante los aos
1808 y 1820. Expliqu que en el perodo 1808-1812 el influjo no fue muy directo sino
que aquella revolucin fungi fundamentalmente como un marco de referencia desde el
cual los republicanos y realistas analizaron los sucesos locales. Siguiendo a Alejandro
Gmez, mostr que la haitianofobia persisti y que los republicanos buscaron evitar
aquel modelo revolucionario a toda costa. Sin embargo, expliqu que entre los patriotas
surgieron dos posturas para abortar una guerra de razas como la de Hait. Por un lado, una
conservadora, que busco la exclusin y el control de los sectores populares y por el otro,
una ms radical, que se propuso integrar a un sector de los pardos para apaciguar sus
demandas. Sin embargo, en Venezuela tambin se dieron algunos intentos de contactos
con Hait que no prosperaron cuando Francisco de Miranda, desesperado, mando una
misin a la isla para pedir ayuda. Finalmente, mostr que en aquella colonia estall un

712

levantamiento de esclavos que fue ledo por los republicanos y realistas como la amenaza
de un nuevo Hait.
Posteriormente analic los aos 1812-1816, mostrando que a pesar de que la
revolucin haitiana sigui siendo un marco de referencia, se dieron algunos cambios
importantes. Siguiendo a Edgardo Prez Morales, expliqu que los republicanos
cartageneros, propiciaron la inmigracin de extranjeros y el uso de corsarios para la
guerra. Esto intensific los vnculos con el Caribe, gener la inmigracin de algunos
haitianos a la ciudad y la participacin masiva de haitianos como marineros en los
corsarios. Asimismo, dio lugar a una serie de intentos fracasados de establecer tmidos
vnculos de cooperacin con el gobierno de la isla. Todo esto fue el caldo de cultivo para
que el venezolano Antonio Briceo tomase como ejemplo positivo a la revolucin
haitiana, proponiendo la guerra a muerte como estrategia ideal para realizar la
independencia. Aquella interpretacin fue rechazada por sus compaeros, sin embargo,
Simn Bolvar llev adelante la guerra a muerte mediante la cual logr reimponer la
republica en Venezuela. All tuvo lugar un cruento conflicto en el cual los sectores
populares se movilizaron de forma parcialmente autnoma masacrando a los blancos en
nombre del antiguo rgimen. Esto intensific los miedos de las lites de ambos bandos,
que se convencieron de estar frente a una guerra racial como la de Hait. Finalmente los
realistas triunfaron, no obstante al no mejorar las condiciones de los afrodescendientes,
los conflictos siguieron. Mientras tanto en Antioquia los republicanos locales
promulgaron la primera ley de libertad de vientres teniendo en mente el caso de Hait
como un peligro que poda conjurarse a travs de este tipo de medidas que aligeraban las
tensiones sociales. Finalmente en 1815 las tropas de Pablo Morillo lograron conquistar
Venezuela y Nueva Granada. Tomaron Cartagena de Indias luego de un extenso sitio y
los republicanos se vieron obligados a emigrar. La mayora de ellos, junto con Simn
Bolvar y otros venezolanos se exiliaron en Hait. Expliqu que esta decisin se debi a
tres factores: el pragmatismo de los patriotas, el hecho de que la isla era el nico lugar
donde eran bien recibidos y las conexiones preexistentes entre los corsarios cartageneros
y Hait.
Posteriormente demostr que durante los aos 1816 y 1820 las relaciones entre los
patriotas y Hait se modificaron significativamente. En 1816 Alexandre Petin apoy con

713

dinero, armas y hombres a Simn Bolvar en la organizacin de dos expediciones para


liberar la Tierra Firme, a cambio de que ste declarase la abolicin de la esclavitud en
dicha regin. Simn Bolvar acept esta condicin debido a la extrema necesidad en la
que se encontraba, sin embargo, la experiencia en la isla modific parcialmente sus ideas
sobre la revolucin haitiana. Por su parte, Alexandre Petin, actu siguiendo el ideario
libertario y solidario iniciado con la rebelin de 1791. Empero, tambin pes el
pragmatismo, ya que uno de sus objetivos era poner fin al aislamiento en que se
encontraba su pas, ganando nuevos aliados en la arena internacional. Algo a lo que
Simn Bolvar se comprometi y finalmente no cumpli. La primera expedicin fracas,
pero el lder venezolano inici una poltica abolicionista muy limitada lo que muestra sus
ambigedades ante aquel problema social. La segunda fue exitosa y dio comienzo a una
nueva etapa en la guerra de independencia. Todo esto gener terror entre los realistas que
atacaron duramente al gobierno haitiano y que vieron en aquella ayuda la realizacin de
la peor de sus pesadillas. En 1817, los republicanos avanzaron pero estall un nuevo
conflicto entre Simn Bolvar y Manuel Piar. El primero arrest y convalid la ejecucin
del general pardo bajo la acusacin de promover una guerra racial como la de Hait. Este
caso nos muestra nuevamente las ambigedades de Simn Bolvar frente aquella
revolucin y sus miedos a la accin autnoma de los sectores populares. No obstante
hasta 1820, prosigui la colaboracin entre Hait y los patriotas. El gobierno de aquella
isla apoy a los republicanos en varias expediciones menores, que analic en detalle, lo
que muestra el alto grado al que lleg la solidaridad revolucionaria.
En la cuarta parte, estudi los aos 1820-1830. Siguiendo a Daniel Gutirrez
Ardila, expliqu que el fin de la guerra irregular y la construccin de Colombia generaron
el enfriamiento de las relaciones y la reactivacin, entre la lite, de los antiguos temores.
Primero abord la manera en que la influencia haitiana ti las relaciones sociales en
Colombia. Basndome en una amplia documentacin y en autores como Marixa Lasso,
Aline Helg y Jorge Conde Caldern mostr que por un lado, algunos afrodescendientes
asumieron el ideario haitiano como ejemplo positivo, mientras que, por el otro, las lites
reaccionaron con pavor asustadas por el influjo revolucionario haitiano. Asimismo,
expliqu que Simn Bolvar, mantuvo una postura ambigua, planteando la abolicin de la
esclavitud y la integracin de los sectores populares como forma de desactivar la

714

pardocracia, algo que fue slo parcialmente tenido en cuenta.


En segundo lugar, analic las relaciones internacionales entre Colombia y Hait.
Valindome de numerosas fuentes y siguiendo a Daniel Gutirrez Ardila Mostr que el
gobierno colombiano se rehus a cumplir sus promesas, rechazando firmar un tratado de
alianza con Hait, reconocer su independencia e invitarlo a participar del Congreso de
Panam. El miedo, el racismo y el inters de las lites de aparecer como civilizadas ante
la potencias, fueron las causas de este alejamiento. Discutiendo con Paul Verna, expliqu
que los responsables de esta poltica fueron los gobernantes de Colombia, y, en menor
medida, Simn Bolvar.
Por ltimo abord los aos 1826-1830, centrndome en la crisis de Colombia y
su relacin con Hait. Mostr que Simn Bolvar propuso la constitucin boliviana como
una forma de contener los crecientes conflictos sociales y polticos. Expliqu que la
misma estableca una repblica con un presidente vitalicio y la abolicin de la esclavitud.
Prob que intent emular el modelo de Alexandre Petin, evitando el de Henri
Christophe, ya que consideraba que el primero haba encontrado la formula para construir
un orden post-revolucionario slido. De esta manera, paradjicamente, para el lder, uno
de los legados de Hait poda ayudar a impedir una guerra racial, similar a la de Saint
Domingue, en Colombia. Sin embargo, su proyecto fue rechazado por los liberales y los
conflictos se intensificaron. Primero ocurri el levantamiento de Jos Padilla y luego el
intento de asesinato del propio Simn Bolvar. Asustado por la crisis y el avance de la
pardocracia, el lder convalid el fusilamiento del almirante pardo, algo de lo que luego
se arrepinti. En el medio del marasmo, se enter de que el gobierno haitiano estaba
decepcionado con l por haber incumplido sus promesas de amistad. Intent zafarse de
las acusaciones afirmando que l no haba sido tenido ingerencia en el asunto y orden el
intercambio de cnsules. No obstante, an en ese momento, la persistencia de la
haitianofobia lo llev a no reconocer la independencia de dicho pas y a plantear que la
presencia de un cnsul poda servir para evitar los contagios revolucionarios. Sin
embargo, aquel tmido acercamiento qued en la nada con su muerte y la disolucin de
Colombia. As concluy una larga historia de influencias, encuentros y desencuentros, en
la cual la revolucin de Hait fue a la vez, sinnimo de esperanza y de terror marcando
durante dcadas el devenir de la Tierra Firme hispana.

715

Bibliografa y fuentes
Archivos

Archivo General de Indias, (AGI)


Archivo Histrico Nacional de Espaa, (AHN)
Archivo General de Simancas, (AGS)
Archivo General de la Nacin de Colombia. (AGNC)
Archivo General de la Nacin de Venezuela. (AGN)
Archivo del Libertador (AL)

Diarios

Gaceta de Caracas.
El Mercurio Venezolano
Gaceta de Colombia
El Telgrafo Mexicano
The Bermuda Royal Gazette
Savannah Republican
Georgia Journal

Documentos Publicados y Obras contemporneas

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