Martínez Peria - Lazos Revolucionarios
Martínez Peria - Lazos Revolucionarios
Martínez Peria - Lazos Revolucionarios
Agradecimientos
Esta tesis ha significado intensos y apasionantes aos de trabajo, en los cuales
encontr la ayuda inestimable de numerosas personas e instituciones, sin la cuales su
concrecin no hubiese sido posible. Siguiendo la pista de muchos de los protagonistas de
esta historia trasnacional, me vi obligado a viajar como ellos por el mundo atlntico, para
investigar en diversos archivos y contactarme con especialistas de diferentes pases, que
siempre me tendieron una mano solidaria.
De entre todas estas personas, quisiera agradecer, en primer lugar, a mi director de
tesis doctoral el Dr. Martn Rodrigo. Desde que fue mi tutor de la tesina de master en
adelante, me gui con sabidura y paciencia, aportando sus pertinentes consejos para
fortalecer mi investigacin y agudizar mi anlisis. Asimismo, en todo momento me prest
su apoyo y me motiv para concluir mi trabajo. Si en alguna medida logr progresar
como investigador, se lo debo a su invalorable ayuda.
De Espaa, tambin quisiera expresarles mi gratitud a mis profesores del master y
del doctorado por sus enseanzas. Al Dr. Juan Marchena Fernndez, por su colaboracin
durante mi estada en Sevilla, por sus recomendaciones y por facilitarme muchos de sus
trabajos. Al Dr. Antonio Gutirrez Escudero, por ayudarme a realizar mi estancia en la
Escuela de Estudios Hispanoamericanos-CSIC de Sevilla. Al Dr. Jos Luis Belmonte
Postigo, por sus consejos, al Dr. Antonio Pinto Tortosa, por la gran generosidad con que
me facilit valiosos documentos para mi investigacin y al Dr. Stphane Michonneau de
la Casa de Velazquez de la cole des Hautes Etudes Hispaniques et Ibriques por sus
sugerencias y su colaboracin. A su vez, a la Dra. Marta Nogueroles, por apoyarme
constantemente en mi carrera acadmica. En cuanto a las instituciones, deseo expresar mi
agradecimiento a la Universitat Pompeu Fabra por haberme concedido la beca COFRE,
con la cual pude sufragar mi estancia de investigacin en el Archivo General de
Venezuela. Asimismo, a la Casa de Velazquez de la cole des Hautes Etudes
Hispaniques et Ibriques, por otorgarme financiamiento para participar de un interesante
taller doctoral vinculado a mi objeto de estudio y por concederme una beca mediante la
cual tuve la posibilidad de pesquisar en el Archivo General de Indias.
3
Kozel
por
sus
invalorables
enseanzas
por
haberme
apoyado
Plaza de Mayo. Al Dr. Enrique Del Percio, tambin por ayudarme a dar mis primeros
pasos, por estimularme a colaborar en sus diversas ctedras y por su insistencia para que
estudiara a fondo la revolucin haitiana. Y al Dr. Andrs Kozel, por sus lecciones sobre
pensamiento latinoamericano y por integrarme al Centro de Estudios Latinoamericanos
de la Universidad Nacional de San Martn.
En segundo lugar, al Ing. Horacio Lpez, por abrirme generosamente las puertas
del Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini y por alentarme constantemente a
llevar adelante una carrera acadmica comprometida. A su vez, le agradezco a dicha
institucin por financiar esta investigacin, por publicar mi primer libro y por permitirme
crecer en un espacio intelectual crtico de discusin abierta y plural. En tercer lugar, al
Dr. Tulio Ortiz por permitirme formar parte de su ctedra, al Dr. Carlos Vilas por guiarme
durante mi primera tesis de maestra sobre la revolucin de Hait y al Dr. Waldo Ansaldi
por orientarme en los comienzos de mi pesquisa. En cuarto lugar, a mis alumnos de
diferentes universidades y en particular a los de la Universidad Popular Madres de Plaza
de Mayo, cuyos comentarios e inquietudes me ayudaron a repensar y madurar mis
anlisis sobre mi tema de investigacin.
Por ltimo quisiera agradecer a mi familia y a mi compaera. A mi padre
Francisco, por su ejemplo, por su apoyo constante y por haberme inculcado el inters por
las humanidades y la pasin por la justicia. Asimismo, por la tarea no menor de corrector
de esta tesis. A mi madre Mara, por ensearme a perseguir los sueos y por infundirme el
amor por la docencia. A mi hermana Soledad, por ser un ejemplo de tenacidad y de
trabajo, por guiarme en mi carrera y por estimularme a dar lo mejor de m en todo
momento. A su vez, por su generoso aporte para sufragar muchos de los costos de esta
investigacin. A mi novia Johanna, por acompaarme en esta aventura que nos rob tanto
tiempo, siempre con amor y paciencia. Su apoyo constante fue imprescindible para
superar los ms duros obstculos. Gracias por animarte a vivir juntos el sueo de
dedicarnos a lo que nos apasiona.
En fin, difcilmente hubiese llegado al trmino de esta laboriosa y sacrificada
tarea sin el invalorable aporte de todas las personas e instituciones referidas, a las que
reitero una vez ms mi gratitud. Sin ellos, nada de esto hubiese sido posible.
Resumen
En esta tesis me propongo indagar sobre las relaciones (influencias, encuentros y
desencuentros) entre el proceso revolucionario haitiano y las luchas anticoloniales en
Venezuela y Nueva Granada en el periodo que va desde 1789 hasta 1830. Particularmente
me interesa analizar la manera en que la revolucin de Hait, influy en la elite y los
sectores subalternos venezolanos y neogranadinos y como estos sectores se relacionaron
con los revolucionarios haitianos. En este sentido procuro estudiar a) el temor que la
misma produj en las clases altas y la esperanza que gener en los sectores subalternos,
b) la representacin cambiante de la revolucin, por parte de ambos actores sociales y c)
los vnculos polticos, militares, econmicos y culturales que se fueron desarrollando
entre los sectores revolucionarios de Hait, Nueva Granada y Venezuela entre los aos
1789-1830.
Abstract
This dissertation deals with the links (influences, encounters, and misunderstandings)
between the Haitian Revolution and the anti-colonial struggles in Venezuela and New
Granada, covering the period 1789-1830. I am particularly interested in analyzing how
the Haitian Revolution influenced the elite and the subaltern Venezuelans and
Newgranadians and how they related to the Haitian revolutionaries. In this sense, my
concern is to study (a) the fear the revolution produced in the upper classes and the hope
that it produced in the subaltern sectors, (b) the changing representation of the revolution,
and (c) the political, military, economic and cultural links that existed between
revolutionary sectors of Haiti, New Granada and Venezuela.
ndice
Introduccin...p.10
Parte I
La Revolucin de Hait (1789-1804).p.21
Captulo I
El Antiguo rgimen colonial..p.21
Captulo II
La Revolucin en Francia y su repercusin en Saint Domingue ...............................p.30
Captulo III
Los condenados de la tierra se rebelan...p.42
Captulo IV
El reconocimiento de la libertad.p.59
Captulo V
La construccin de la hegemona de los ex esclavos..p.69
Captulo VI
La guerra de independencia y el nacimiento de Hait.p.82
Parte II
Bajo la gida de Hait: Miedos, esperanzas y rebeliones en la Tierra Firme hispana
(1789- 1808).p.90
Captulo VII
El antiguo orden colonial en Venezuela y en Nueva Granada...p.90
Captulo VIII
Revolucin, Guerra y Terror (1789-1795)...p.130
Captulo IX
La Rebelin de Coro de 1795..p.171
Captulo X
La dispora de las tropas auxiliares y los emigrados dominicanos en Venezuela y Nueva
Granadap.205
Captulo XI
De la paz de la Basilea a la Conspiracin de La Guaira...p.230
Captulo XII
Las conspiraciones de Maracaibo y Cartagena de Indias de 1799..p.286
Captulo XIII
Lazos Contra-revolucionarios: Venezuela y Nueva Granada frente a la expedicin
Napolenica a Saint Dominguep.344
Captulo XIV
Francisco de Miranda y la expedicin libertadora de 1806.p.410
Parte III
La Revolucin de Hait y la Independencia:
entre el terror y la solidaridad (1808-1820)..p.460
Captulo XV
Los primeros aos de la independencia y el fantasma de la Revolucin Haitiana
(1808-1812)..p.460
Captulo XVI
De la Guerra a Muerte al exilio en Hait (1812-1815).p.500
Captulo XVII
Hait y la solidaridad revolucionariap.540
Parte IV
Relaciones Peligrosas:
miedos y desencuentros entre Hait y Colombia (1820-1830).p.606
Captulo XVIII
Colombia y las tensiones sociales bajo el signo de Hait (1820-1825)p.606
Captulo XIX
Promesas incumplidas: las difciles relaciones diplomticas entre Colombia y Hait
(1821-1826).p.638
Captulo XX
Hait y la crisis de Colombiap.675
Conclusiones generales....p.707
Bibliografa..p.716
Introduccin
La revolucin haitiana implic un complejo proceso de enorme movilizacin
social y poltica, en el cual miles de africanos y afrodescendientes, esclavos y libres,
liderados por Toussaint Louverture, Jean Jacques Dessalines, Henri Christophe y
Alexandre Petin, vencieron a Francia, Inglaterra y Espaa y dieron por tierra con la
esclavitud, el colonialismo y el racismo en la isla. As, luego de quince aos de lucha,
dicho proceso se constituy en la primera rebelin de esclavos triunfante en el mundo y
la primera independencia de Amrica Latina. Sin embargo, aquel acontecimiento no slo
alter radicalmente la pequea geografa insular donde aconteci, sino que tuvo vastas
consecuencias en el mundo atlntico. Con su triunfo, la revolucin golpe duramente a
Francia, a Espaa e Inglaterra y puso en jaque a la estabilidad del colonialismo, la
esclavitud y el racismo, que eran las bases fundamentales del sistema mundo moderno de
los siglos XVIII y XIX. Su ejemplo y su mensaje, radicalmente libertario e igualitario,
generaron esperanzas en los sectores subalternos americanos, que buscaron emularlo y
aterroriz a las lites coloniales y metropolitanas, que hicieron formidables esfuerzos
para evitar la concrecin de otro Hait en el Nuevo Mundo.
Ahora bien, si la revolucin de Saint Domingue, en si misma, ha recibido por
dcadas escasa atencin historiogrfica1, peor suerte ha corrido la historia de su
influencia en el mundo atlntico, la cual, slo en los ltimos tiempos ha comenzado a
escribirse. Este vaco es notorio en el mbito acadmico hispanoamericano tradicional
que, mayoritariamente, ha tendido casi a olvidar su existencia y a minimizar la
importancia de su impacto en la emancipacin de aquella regin. En particular, en lo que
respecta a la historiografa tradicional sobre la independencia de Venezuela y Nueva
Granada, sta suele otorgarle un exiguo y poco relevante lugar a Hait en su relato. En
general, tienden a
geogrficamente distante, que tuvo dos influencias destacables, pero no esenciales, para
1
Trouillot , Michel Rolph , Silencing The Past , Boston, Beacon Press, 1995,p. 73.
10
la gesta anticolonial. En primer lugar, estas interpretaciones resaltan el temor que las
lites criollas de Venezuela y Nueva Granada sintieron frente a la revolucin haitiana y
cmo ste fue uno de los factores, (aunque no necesariamente el principal), que los llev
a moderar su discurso y su prctica poltica revolucionaria (evitando por ejemplo abolir la
esclavitud) a la hora de emprender el camino de la emancipacin frente a Espaa. En
segundo lugar, dichas obras se refieren al exilio de Simn Bolvar y sus lugartenientes en
Hait en el ao 1816. Sin profundizar demasiado en su experiencia en aquel pas, tienden
a referirse casi exclusivamente al pacto firmado por Simn Bolvar con Alexandre Petin
y a las dos expediciones que aquel lanz desde all. Por ese acuerdo, el presidente
haitiano se comprometi a darle auxilio militar y econmico al venezolano, a cambio de
que ste ltimo incorporara la liberacin de los esclavos como uno de los objetivos de su
gesta independentista. Estos relatos suelen explicar el pacto, desarrollar sumariamente las
dos expediciones, para luego continuar analizando la gesta bolivariana, sin hacer casi ms
referencias a la revolucin haitiana y a los vnculos entre Hait, Venezuela y Nueva
Granada. Aunque, obviamente, es razonable que estos trabajos no se centren demasiado
en este tema, por que su objeto de estudio general es otro, s corresponde llamar la
atencin sobre los motivos por los cuales los autores de estos trabajos le conceden tan
poca relevancia a las relaciones entre Hait y la Tierra Firme hispana. En mi opinin, esto
se debe a que, desde su particular perspectiva, consideran a la revolucin de Saint
Domingue como un proceso de escasa importancia en el mundo atlntico, frente a otros
supuestamente ms trascendentes y universales como las revoluciones de Estados Unidos
y Francia. Asimismo, muchos banalizan los sucesos haitianos, entendindolos como una
mera repercusin de la revolucin francesa en el Caribe. Por eso, aquellos historiadores
suelen resaltar la influencia econmica, cultural, ideolgica y poltica de estos ltimos
procesos nor-atlnticos, minimizando las mltiples repercusiones de la haitiana.
Ms all de algunas obras pioneras, como las de Pedro Arcaya, Franois
Dalencour, Paul Verna, Federico Brito Figueroa, Eleazar Crdoba Bello, Ildelfonso Leal,
Angel Brice, Vicente Lecuna y Juan Bosch2, slo en las ltimas dcadas el manto de
2
Geografa e Historia, 1967; Verna, Paul, Robert Sutherland un amigo de Bolvar en Hait, Caracas,
Fundacin John Bulton Italgrfica, 1961; Verna, Paul , Tras las huellas de Juan Baillio el impresor de la
11
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12
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13
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1797en Rey, Juan Carlos, et. al, Gual y Espaa, La Independencia Frustrada, Caracas, Fundacin
Empresa Polar, 2007.
14
Linebaugh, Peter y Rediker, Marcus La Hidra de la Revolucin, Barcelona, Crtica, 2005, Scott, op. cit.
15
oficiales, peridicos de la poca, memorias de vida escritas por los actores, obras
historiogrficas redactadas por los propios participes, etc. Asimismo, analizar fuentes
manuscritas inditas que se encuentran en el Archivo General de Indias, el Archivo
General de Simancas, el Archivo Histrico Nacional de Espaa, el Archivo General de
Venezuela y el Archivo General de Colombia. Para abordar la posicin de las autoridades
hispanoamericanas y espaolas frente a la revolucin de Saint Domingue, estudiar
fundamentalmente los mltiples fondos documentales de dichos archivos que contienen
la correspondencia entre los gobernantes coloniales y metropolitanos. A su vez, para
examinar la influencia de aquel proceso entre los sectores populares neogranadinos y
venezolanos, utilizar diversos expedientes judiciales, (como los de la insurreccin de
Jos Luis Chirinos, la conspiracin de La Guaira y la sublevacin de Francisco Javier
Pirela, entre muchos otros), en los cuales es posible hallar sus propios testimonios.
Ciertamente, aquellas declaraciones presentan la dificultad de haber sido tomados en el
contexto coercitivo propio de un proceso judicial. Sin embargo, a pesar de las
limitaciones, significan una de las pocas ventanas a partir de las cuales el historiador
puede introducirse en el complejo mundo de la polticidad subalterna. En segundo lugar,
pienso sintetizar y analizar de manera crtica la bibliografa especializada que existe sobre
mi objeto de estudio.
En particular, a los fines de abordar la actuacin poltica de los sectores
subalternos, como son los pardos y los esclavos, siguiendo a autores como Marixa Lasso,
Peter Linebaugh, Marcus Rediker, Ranahit Guha, James Scott y Carolyn Fick 5,
promotores de los estudios subalternos, llevar adelante una metodologa de historia
desde abajo. Desde esta perspectiva subalterna, procurar interpretar a estos actores
populares como verdaderos sujetos polticos y racionales e intentar comprender,
mediante el estudio de los expedientes judiciales referidos, sus propias cosmologas
culturales y las diversas maneras en las que se relacionaron con las lites y la cultura
Fick, Carolyn, The making of the Haitian Revolution, Tennessee, University of Tennessee Press, 1992;
Lasso, Marixa, op. cit., Linebaugh, Peter y Rediker, Marcus, op. cit.; Scott, James, Los Dominados y el
arte de la Resistencia, Mxico DF, Era, 2000; Guha, Ranahit, Las voces de la historia y otros estudios
subalternos, Barcelona, Crtica, 2002.
16
17
revolucin haitiana y los vnculos polticos y econmicos que estableci con el gobierno
del Emperador Jean Jacques Dessalines y con Alexander Petin.
En la tercera parte, analizar las influencias de la revolucin haitiana en los
comienzos del proceso independentista en Nueva Granada y Venezuela. Siguiendo a
autores como Miguel Izard, intentar demostrar que aquella revolucin fue tomada por la
lite blanca criolla como un ejemplo negativo, que a toda costa deba ser evitado en
Hispanoamrica. A continuacin, examinar la postura del gobierno de Francisco de
Miranda frente a Hait, mostrando como, ante la catica situacin de la repblica, busc
el apoyo del gobierno haitiano para sostener la independencia. En paralelo, siguiendo a
autores como Edgardo Prez Morales, analizar la poltica de la Repblica de Cartagena
y sus estratgicos vnculos con los corsarios haitianos y extranjeros para luchar contra el
imperio espaol. Seguidamente, estudiar el proceso de guerra muerte iniciado por
Antonio Briceo y Simn Bolvar, indagando hasta qu punto sta estuvo influida por la
gesta anti-colonial haitiana. Asimismo, abordar la revuelta popular de Jos Toms
Boves, resaltando como, debido a la participacin masiva de pardos y esclavos, sta fue
comparada por los blancos patriotas y realistas, con la revolucin de Hait.
Posteriormente analizar la derrota de los patriotas neogranadinos y venezolanos y su
exilio en Hait. En particular, desarrollar la emigracin de los patriotas
hispanoamericanos en la isla, describiendo como vivan, que redes de relaciones armaron,
que planes de lucha tenan y sobre todo como, su estada all, cambi parcialmente la
interpretacin de algunos de ellos sobre el proceso revolucionario, sobre su ideario y
sobre el gobierno haitiano. Asimismo, profundizar en el estudio sobre las relaciones
entre Simn Bolvar y Alexandre Petin, examinando cmo nacieron, cmo se
desenvolvieron y finalmente, cmo se lleg al acuerdo entre ambos. En este punto,
analizar qu clusulas estipulaba el pacto y cual fue la ayuda concreta (militar,
econmica y poltica) que Alexandre Petin y su gobierno le otorg a Simn Bolvar.
Asimismo, indagar hasta donde la decisin de concretarlo, por parte del Presidente
haitiano y del lder venezolano, fue puramente pragmtica o idealista. Seguidamente,
abordar la historia de las dos expediciones subsiguientes lideradas por Simn Bolvar,
mostrando sus xitos y fracasos, centrndome en el proceso de emancipacin de esclavos
iniciado por aquel. A continuacin, analizar las otras expediciones que se organizaron
18
desde Hait, para liberar la isla de Amelia, Portobelo y Rio Hacha. Por ltimo,
desarrollar la postura del imperio espaol frente a la poltica de solidaridad
latinoamericana impulsada por el gobierno de Hait, resaltando cmo las autoridades
coloniales de Venezuela, Cuba y Nueva Granada, acusaron a Alexandre Petin de haber
roto su neutralidad y de estar ayudando de manera desembozada a los exiliados
hispanoamericanos.
Comenzar la ltima parte, estudiando el proceso de abolicin llevado adelante
por Simn Bolvar, examinando hasta qu punto implic una concrecin del ideario
haitiano en Venezuela y Nueva Granada. Discutiendo con autores como Paul Verna,
mostrar los alcances y los lmites de la postura de Simn Bolvar, resaltando sus
ambivalencias frente a la revolucin haitiana y sus temores ante la amenaza de la
pardocracia. Asimismo, analizar el apoyo que Simn Bolvar recibi por parte de los
esclavos y los pardos y las resistencias que opusieron las lites frente a la liberacin de
los cautivos. Seguidamente, desarrollar el proceso de construccin de Colombia y la
poltica que el novel estado propici con respecto al tema de la esclavitud y el racismo. A
su vez, siguiendo a autores como Daniel Gutirrez Ardila y discutiendo con Paul Verna,
indagar sobre las relaciones internacionales entre Colombia y Hait, resaltando los
mltiples y diversos desencuentros que existieron entre ambos estados. Por ltimo,
estudiar cmo en los conflictos internos de Colombia, el ejemplo de la revolucin
haitiana, fue tomado de manera diferente por diversos sectores sociales y polticos. Por
un lado, siguiendo a autores como Marixa Lasso, mostrar cmo un grupo de los pardos
libres asumi al ideario de Hait como un ejemplo que deba aplicarse en la Colombia y
por el otro, mostrar como Simn Bolvar y la tendencia bolivariana revindic la carta
magna haitiana con presidente vitalicio, como un rgimen poltico que deba imponerse
en Colombia para evitar el peligro de la guerra de razas y la pardocracia. En
contraposicin, presentar el rechazo de la tendencia liberal, liderada por Francisco de
Paula Santander ante ambos proyectos, por considerar al primero demasiado popular y al
segundo excesivamente autoritario y cuasi monrquico.
En conclusin, en esta tesis doctoral me propongo presentar una mirada global
sobre las mltiples y diversas influencias de la revolucin haitiana en la Tierra Firme
19
Hispana durante los aos 1789-1830, procurando demostrar que las mismas fueron ms
intensas y mucho ms complejas de lo que la historiografa tradicional haba pensado.
20
Parte I
La Revolucin de Hait (1789-1804)
Captulo I: El antiguo rgimen colonial.
La Economa
En las primeras dcadas del siglo XVIII, luego de un largo y complejo proceso de
colonizacin, la estructura poltica, social, econmica y cultural de Saint Domingue se
termin de consolidar.6 De esta manera,
En 1492 los castellanos conquistaron Ayt y constituyeron la colonia de Santo Domingo. Esta vivi una
prosperidad inicial, pero luego entr en un largo declive que oblig a los colonos, en 1603, a abandonar la
parte occidental de la isla y concentrarse en la oriental. Esto dio lugar a una invasin de piratas que
tomaron la parte desocupada como base de operaciones. Al tiempo, Francia impuso su control sobre esas
poblaciones y constituy la colonia de Saint Domingue, reconocida por Espaa en 1697, por el Tratado de
Ryswik. Durante la segunda mitad del siglo XVII, se dieron los primeros pasos, promoviendo el cultivo de
la tierra y trayendo trabajadores forzados mediante el sistema de enganges. Este fracas y los colonos
empezaron a importar masivamente esclavos africanos. A su vez, la produccin de tabaco se vio
sbitamente interrumpida cuando Colbert impuso el monopolio comercial y prohibi su cultivo. Esta
medida gener una crisis en la economa y en el sistema social, favoreciendo a un pequeo grupo de
hacendados y perjudicando a una mayora, que perdi sus tierras. Adems, produjo un vuelco masivo hacia
el cultivo de azcar y de caf.
7
Von Grafenstein, Johanna, Hait, Mxico, Alianza Mexicana, 1988. pp. 180-183
Edwards, Bryan, An Historical Survey of the French Colony in the Island of St. Domingo, Londres, 1797,
p.146.
21
Dubois, Laurent, Avengers of the new World, Boston, Harvard University Press, 2004, pp. 8-32.
10
, Moreau de Saint Mery, Mdric Louis lie, Description topographique, physique, civile, politique et
historique de la partie franaise de la ile Saint Domingue, Pars, Dupont, 1797, tomo I, p.100
11
12
13
22
factores polticos, le permita competir en relevancia con Le Cap Franais. Con respecto a
la densidad poblacional, segn el citado Edwards, en la misma vivan aproximadamente
1.400 blancos, 12.500 affranchis, y 160.000 esclavos14.
Por ltimo se encontraba la regin sur cuya capital era Les Cayes. sta era la menos
desarrollada debido a que se encontraba parcialmente aislada por una serie de cadenas
montaas. Sin embargo, su particularidad principal resida en que era una zona donde
exista una importante comunidad de affranchis que eran plantadores y esclavistas. Para
fines de la dcada del 80, Moreau de Saint Mery y Bryan Edwards presentan los
siguientes datos poblacionales: 10.000 blancos, 65.000 affranchis y 114.000 esclavos.15
En cuanto a la situacin econmica, Moreau de Saint Mery pinta este cuadro: Existen
191 ingenios, de los cuales 143 hacen azcar negra y 48 azcar blanca, 903 plantaciones
de ail, 182 algodonales, 40 cacaotales, 297 cafetales, 56 destiladoras, 7 ladrillerastejeras, 10 alfareras, 90 caleras, 7.000 caballos, 7.000 mulos y 63.000 animales de otro
tipo.16
Saint Domngue era la Perla del Caribe, la posesin ms preciada de Francia y
segn CLR James uno de los motores fundamentales del desarrollo capitalista
mercantilista de dicho pas durante el siglo XVIII. 17 La exclusif, establecida por Luis XIV
implicaba una poltica de monopolio comercial, por la cual la colonia deba producir y
vender materias primas nicamente a Francia, mientras que sta la abasteca de productos
manufacturados y esclavos. Este sistema estaba basado en tres vrtices: frica, de la cual
se adquiran los esclavos a cambio de productos manufacturados; Saint Domingue (las
Antillas francesas en general) de la cual se extraan materias primas; y Francia, la cual
produca y venda manufacturas a cambio de productos agrarios, y procesaba estas
ltimas, para luego venderlos a otros pases. De esta manera, aunque los plantadores
lograban importantes ganancias econmicas, el sistema no era equitativo, sino que estaba
construido para beneficiar a Francia. Alexander Wimpffen defina, en 1789, esta relacin
con las siguientes palabras: El comercio de Francia es el verdadero propietario de Saint
14
15
16
17
James, C. L. R., The Black Jacobins, Nueva York, Vintage Books, 1989, p. 47
23
son
La organizacin poltica
18
Wimpffen, Alexandre Stanilas Haiti au XVIII siecle Richese et esclavage Dans une colonie Francaise ,
Dubois, Laurent, Avengers of the New World, Boston, Harvard University Press, 2004, p. 32; Franco,
Jos Luciano, Historia de la Revolucin de Hait, Santo Domingo, Editora Nacional, 1971, p. 134; James,
op. cit., pp. 46-47.
20
Garran Coulon, Jean Phillipe, Rapport sur les troubles de Saint Domingue, fait au nom de la Comision
des Colonies, des Comits de Salut Public, de Lgislation, et de Marine, Pars, Imprimeri Nationale, 1798,
tomo I, pp.30-32.
21
Stoddard Lothrop, The French Revolution in San Domingo, Nueva York, Kessinger Publishing, 2007, p.
24
general22. La elite criolla slo participaba de los Consejos Superiores los cuales no tenan
un rol poltico efectivo y nicamente eran rganos consultivos. 23
La estructura social
Al igual que otras islas del Caribe donde rega el sistema esclavista, la estructura
social de Saint Domingue se encontraba fuertemente estratificada en trminos raciales y
econmicos. En el vrtice superior de la pirmide social se encontraba la clase de los
grand blancs, que estaba compuesta por aproximadamente 20.000 colonos blancos
(criollos y franceses), comerciantes y plantadores, dueos de cientos de esclavos y de la
mayora de las plantaciones.24 El poder socio-econmico de sta elite era inmenso. No
obstante, carecan de la posibilidad de intervenir en el gobierno de la isla y de comerciar
libremente con las potencias extranjeras. Ambas restricciones generaron fuertes tensiones
entre la metrpoli, las autoridades coloniales y los grand blancs, quienes deseaban la
autonoma poltica y el fin del monopolio comercial.25Asimismo, la casta de los blancos
estaba compuesta por otro sector conocido como los petits blancs. Este estaba
conformadopor aproximadamente 10.000 blancos, criollos y franceses, de origen
plebeyo, que trabajaban como pequeos comerciantes, administradores de plantaciones,
capataces, artesanos, soldados, marineros, empleados de la burocracia, etc. En trminos
econmicos, ste era un estrato dbil, sin embargo, gracias al color de su piel ocupaban
un lugar importante dentro de la pirmide social. Su particular situacin socio-racial, los
convirti en un sector con intereses y demandas ambivalentes. Por un lado, anhelaban
una mayor democratizacin del poder poltico y econmico, lo cual los llev a tener
tensiones con la elite blanca y las autoridades coloniales. Pero por el otro, su defensa del
racismo y de la esclavitud, los convirti en los aliados principales de los estratos
22
23
Edwards, op cit., p. 4.
24
25
Ott, Thomas, The Haitian Revolution, Knoxville, University of Tennessee Press, 1973, pp. 10-11.
Dubois, Laurent y Garrigus, John, Slave Revolution in the Caribbean 1789-1804, Boston, Bedford / St.
Martin, 2006, p. 16; Di Tella, op. cit., pp. 41-42; Geggus, David, Haitian Revolutionary Studies,
Bloomington, Indiana University Press, 2002, p. 6; De Gastin, Civique, op. cit.,1819, pp. 75-92.
25
superiores. En este sentido, a pesar de las antinomias que tenan con los grupos
dominantes, estos conformaban la base popular blanca del sistema de dominacin de
Saint Domingue.26
En un escaln ms abajo nos encontramos con un sector conocido como los
affranchis u hombres libres de color. Conformado por aproximadamente por 30.000
mulatos y negros libertos, este era un grupo que ocupaba un lugar intermedio dentro de la
colonia. La particularidad de los affranchis, era que un nmero importante de ellos eran
medianos y pequeos plantadores (en general de caf) y posean de todos los esclavos
de la isla. El grueso de los ms prsperos vivan en la regin sur donde constituyeron su
bastin. A pesar de todo los affranchis adinerados no ocupaban la cspide social debido
al racismo que los discriminaba. Desde comienzos del proceso colonial, las autoridades y
la elite blanca haban impuesto un sistema de segregacin racial contra los africanos y
afrodescendientes que afectaba tanto a libres como a esclavos. Asimismo, en la medida
que los affranchis fueron logrando cierto ascenso econmico, el racismo dirigido hacia
ellos fue reforzado hispindoles legalmente el acceso a la burocracia, a la oficialidad de
las fuerzas armadas, a ejercer profesiones liberales, etc.27 Por todo ello los affranchis eran
un grupo social con posiciones ambiguas. Al ser plantadores y esclavistas, compartan
intereses con los grand blancs, anhelando el libre comercio y defendiendo la esclavitud.
Tan grande era su vocacin de blanquearse, que en una actitud tpica del sujeto
colonizado (tan bien analizada por Frantz Fanon), asuman la cosmovisin del
colonizador y despreciaban a los esclavos por su origen africano, considerndolos
brbaros.28 Sin embargo, en contraposicin a los blancos, promovan un anti-racismo
particularista, que buscaba terminar con las leyes que los segregaban y construir un orden
igualitario para todos los hombres libres. Esta actitud surgi, no slo a partir de su propia
experiencia personal, sino tambin debido a la influencia de la ilustracin francesa
(varios mulatos como Andr Rigaud, Louis Jacques Bauvais, Pierre Pinchinat y Julien
Raimond, recibieron educacin en Francia) y a la de la revolucin de Estados Unidos,
26
27
Moreau de Saint Mery, op. cit., pp. 448-450; James, op. cit., pp. 37-39, Dubois, op. cit., pp. 61-70.
28
James, op. cit., pp. 48-49; Fanon, Frantz, Black Skins, White Masks, Nueva York, Grove Press, 2008, pp.
30-60.
26
proceso donde, incluso figuras como Andr Rigaud y Louis Jacques Bauvis participaron
directamente luchando en la batalla de Savannah29.
En la base del sistema social nos encontramos con los esclavos, los cuales, para el
ao 1789, ascendan a la extraordinaria cifra de 480.000. Las dos terceras partes de ellos
eran bozales, mientras que el tercio restante eran criollos.30
Geggus, David, op. cit., 2002, pp. 8 -9; Garrigus, John, Catalyst or Catastrophe? Saint Domingues free
men of colour and the Battle of Savannah 1779-1782, en Review/Revista Interamericana (Vol 22: 1-2),
1992, pp.110-124.
30
31
James, op. cit., pp. 6-27; Dubois, op. cit., pp. 36-59.
Csaire, Aim, Toussaint Louverture, La Revolucin Francesa y el problema colonial, La Habana,
Idem, p. 136.
33
Torre Lpez, Fernando, El cdigo Negro de Luis XIV, Puebla, Lupus Inquisitor, 2002, p. 102.
27
necesarios para subsistir. El sometimiento en el que vivan era terrible y las rdenes de
los amos eran impuestas a sangre y fuego mediante las ms crueles y sangrientas torturas.
Justin Girod Chantrans, en su relato de viajero, se refiere a los amos como ()
pequeos tiranos que con su espritu y orgullo de venganza, ejercen un poder absoluto en
su propiedad. () Se comprende entonces que [el amo], a pesar de las ordenanzas ms
precisas, ser tan dspota como le sea posible.34
El sistema esclavista buscaba imponer la deshumanizacin absoluta de los
cautivos. Empero, estos como cualquier otro grupo subalternizado llevaron adelante un
proceso de resistencia en pos de alcanzar su anhelada libertad. As, emergi una original
contra-cultura que revindicaba su propia cosmovisin e intereses. El creole, fue un
elemento sustancial de dicha cultura. Al parecer, ste surgi inicialmente como una
lengua franca de los filibusteros y bucaneros, pero luego fue asumido por los esclavos,
quienes lo (re)crearon a partir de una compleja sntesis entre el francs y las diversas
lenguas africanas.
35
simblico muy importante que les dio un espacio de autonoma considerable. Por su
parte, el vod jug un rol an ms destacado en este proceso de resistencia y
autoafirmacin cultural. Segn autores como Jos Luciano Franco, Laennec Hurbon y
Alfred Matreux, sta surgi a fines del siglo XVII, como una religin sincrtica, sntesis
de cultos africanos con elementos catlicos tomados de la evangelizacin. Sobre la
importancia del vod como arma de lucha contracultural Laennec Hurbon nos dice: el
vod signific () una lengua propia una conciencia de su diferencia en relacin al
mundo de los seores, una fuerza que increment su capacidad de lucha36.
34
35
en la independencia de Hait (1791-1820), Sevilla, Tesis Doctoral, Universidad Pablo de Olavide, 2012,p.
121
36
Hurbon, Lannec, O deus da Resistencia Negra: O Vod Haitiano, San Pablo, Ediciones Paulinas, 1987,
pp. 65-69.
28
37
29
La convocatoria a los Estados Generales por parte de Luis XVI, en 1788, fue el
primer paso que desencadenara la revolucin francesa. Los nobles, el clero y la
burguesa, se movilizaron para imponer sus demandas. El llamado a conformar este
antiguo rgano no inclua a las lejanas colonias ultramarinas, sin embargo, la elite de
Saint Domingue comenz a organizarse con la intencin de que su voz fuera escuchada
en la metrpoli. Por un lado, un sector de los grand blancs constituyeron un Comit
Colonial en Paris y tres Asambleas Provinciales en la isla que mandaron delegados a
Francia para reclamar por el libre comercio y mayor autonoma. Por otro lado, un grupo
de la burguera comercial francesa conform en Pars el Club Massiac, una asociacin,
que comparta con los anteriores la defensa del sistema esclavista, pero que buscaba el
38
30
mantenimiento del status quo colonial.39 Inicialmente, ambos sectores siguieron caminos
divergentes, empero, la radicalizacin del proceso al tiempo los llev a aliarse en funcin
de la defensa de sus intereses comunes. A fines de 1788 y comienzos de 1789 los
delegados de los grand blancs quisieron formar parte de los Estados Generales y se
encontraron con el rechazo de la Socit de Amis des Noirs. Esta era una agrupacin
poltica y cultural, fundada en 1788 por figuras como Jacques Pierre Brissot, al Conde de
Mirabeau, Jean Antoine de Condorcet, Jrme Petin, el Abate Gregoire, etc, que tena
una mirada crtica de las aristas ms duras del sistema racista y esclavista y que propona
el fin de la trata y la emancipacin gradual de los cautivos. Enemiga de los grand blancs,
la Socit se opuso a la integracin de los diputados coloniales apelando a diversos
argumentos legales y morales. Sin embargo, stos utilizando diversas artimaas,
finalmente consiguieron su objetivo. Empero, lo que inicialmente fue visto como una
victoria, con el tiempo se convirti en un dolor de cabeza, ya que at el futuro de la
colonia a la de la convulsionada metrpoli y al hacerlo, paradjicamente, promovi el
conflicto revolucionario en la isla.40
En los meses subsiguientes, la toma de la Bastilla, dio lugar a un proceso de
intensa radicalizacin que fue coronado con la promulgacin de la Declaracin de los
Derechos del Hombre y el Ciudadano por parte de la Asamblea Nacional. Dicha
declaracin proclamaba la libertad, la igualdad, la vida y la propiedad como derechos
universales de todos los hombres y en tal sentido, poda poner en jaque el orden colonial
francs. Esto gener preocupacin entre los grand blancs y a la burguesa comercial
imperial, quienes teman la ruina absoluta de las colonias y de la esclavitud. Aquel
espanto hizo que el Club Massiac y los representantes de Saint Domingue forjasen una
estrecha alianza en pos de circunscribir el cumplimiento de los derechos del hombre a los
estrechos lmites del hexgono galo. Sin embargo, estos sectores no tenan que
preocuparse demasiado ya que, a pesar de la retrica universalista de la Declaracin, la
mayora de los diputados franceses la entendan en una clave particularista eurcentrica,
39
Mills, Herbert, The Early Years of the French Revolution in San Domingo, Tesis Doctoral, Cornell
University, Julio 1889, pp. 27-30; Garrett, Bennet, The French Colonial Question 1789-1791, Michigan,
George Wahr, 1916. pp. 6-7.
40
31
42
Raimond, Julien, Observations sur l'origine et les progrs [sic] du prjug des colons blancs contre les
hommes de couleur; : sur les inconvniens de le perptuer; la ncessit, la facilit de le dtruire; sur le
projet du Comit colonial, etc. Par M. Raymond, homme de couleur de Saint-Domingue, Pars, De
LImprimerie Patriote Franois, 1791, pp. 12-30.
43
Dubois, op. cit., p. 81; Garret, op. cit., p. 22; James, op. cit., p. 67.
44
Lacroix, Pamphile, Mmoires pour servir a lHistoire de la Rvolution de Saint Domingue, Pars, Chez
32
Empero, en tanto que las noticias fueron arribando a la isla, los sucesos comenzaron a
tornarse ms intensos y violentos. Un nutrido grupo de los petit blancs, fueron los
protagonistas principales de este proceso de radicalizacin. Asumieron el estandarte tricolor y promovieron la democratizacin de las instituciones del antiguo rgimen colonial.
La primera victima de esta ofensiva fue el Intendente Marbois, quien tuvo que exiliarse
luego de sufrir el ataque de bandas de petit blancs armados. Al calor de los
acontecimientos, se fueron conformando dos tendencias polticas dentro de los blancos.
Por un lado los pompons rouges, (integrado por la mayora de los petit blancs y por un
sector importante de la elite blanca), que promova la democratizacin, el autogobierno y
el libre comercio y por el otro los pompons blancs, (formado por un grupo minoritario de
la oligarqua blanca vinculada ms estrechamente al monopolio comercial), que
defendan a las autoridades coloniales y a la poltica de la exclusif. Los primeros tomaron
la delantera y organizaron tres Asambleas Provinciales, con la intencin de socavar el
poder del Gobernador General, el Conde de Peiner, lo cual gener una mayor enemistad
entre ambas vertientes y puso a la isla al borde de la guerra civil entre los blancos.
45
Quinney, Valerie, Decisions on Slavery, The slave trade and civil rights for negros in the early French
revolution, en The Journal of Negro History, Vol. 55, N 2, abril de 1970, pp. 117-118 y James, op. cit.,
pp. 70-71.
33
Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 26-28; Dubois, op. cit., pp. 84, 85; Jaurs, Jean, Historia Socialista de la
Revolucin Francesa, Buenos Aires, Poseidn, 1946, tomo II, pp. 195-197.
47
48
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, del 25 de junio de 1790, AGI, Santo Domingo, 1028.
34
seran decretadas por la Asamblea Nacional, pero recin contaran con plena validez una
vez que recibieran el referndum de su par colonial.49
Finalmente, el 31 de mayo arrib de manera oficial el decreto del 8 de marzo a la
isla y oblig a los sectores movilizados a acatarlo para no quedar en rebelda. En esa lnea
de accin la Asamblea de Saint Marc hizo un llamado a elecciones para legitimar el
proceso que sus miembros haban abierto. Las mismas se realizaron a comienzos de julio
y dieron lugar a un enfrentamiento poltico entre los pompons rouges y los pompons
blancs, en torno a la validez de lo actuado por la Asamblea de Saint Marc. Finalmente
los primero lograron vencer a los defensores del antiguo rgimen y el propio Gobernador,
el Conde Peinier, se vio obligado a confirmar la legitimidad de la Asamblea. En este
contexto, los diputados encabezaron una dura ofensiva contra sus oponentes
proclamando: la liberalizacin del comercio, la apropiacin del tesoro pblico, la
confiscacin de las armas del arsenal de Logne, la disolucin de las tropas reales y la
constitucin de guardias nacionales.50 Las nuevas fuerzas armadas deban jurar lealtad a
las nuevas autoridades de la isla y a la patria de Saint Domingue. Esta medida fue
acatada por la abrumadora mayora de los soldados de Saint Marc, pero fue rechazada por
la oficialidad de la isla. El enfrentamiento entre ambos grupos se fue profundizando,
hasta que explot cuando el Gobernador respald a los pompons blancs y disolvi la
Asamblea mediante el uso de tropas oficiales.51 Firmes en su tesitura, los diputados de
Saint Marc opusieron una dura resistencia decretando la cesanta del Conde de Peinier,
nombrando un nuevo Gobernador y llamando a los ciudadanos a tomar las armas en
defensa del cuerpo legislativo.52 Sin embargo, ante la contra-ofensiva, un nutrido grupo
de los miembros de la Asamblea (85 en total) decidieron embarcarse en el buque Leopard
y exiliarse en Francia.53
49
D.V.A.E.P, Historia de la isla de Santo Domingo, Madrid, Imprenta de Valladolid, 1806, pp. 47-51;
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, del 13 de agosto de 1790 AGI, Santo Domingo, 1028.
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, del 25 de agosto de 1790 AGI, Santo Domingo, 1028.
52
53
Edwards, op. cit., p. 35, Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 46-49; Franco, op. cit., p. 195; Madiou, op. cit.,
tomo I, p. 46.
35
All inicialmente fueron muy bien recibidos, pero al poco tiempo, la imagen que
las autoridades tenan de ellos empez a cambiar debido al rechazo de parte de la
tripulacin de volver a la isla.54 Frente aquel nuevo conflicto, la Asamblea Nacional
llam a los exiliados a la barra para que dieran explicaciones sobre lo acontecido en Saint
Domingue. Los diputados hicieron su descargo afirmando que haban actuado en funcin
del derecho y del orden imperial francs. Los argumentos no convencieron a la Asamblea
Nacional y esta decret la nulidad de sus actos y normas. Asimismo, en cuanto a la
ciudadana, se reafirm lo establecido en los decretos del 8 y 28 de marzo y se reiter que
no se decidira sobre el estatus de las personas, a menos que la colonia lo solicitara
expresamente. Por ltimo se orden el envi de tropas a la isla y se llam a la
convocatoria para la constitucin de una nueva Asamblea Colonial.55
Mientras tanto en Saint Domingue los conflictos se precipitaban. La alianza
tctica entre el Gobernador y los defensores de la Asamblea del Norte se resquebraj,
cuando el primero intent disolverla sin demasiado xito. Asimismo, en las regiones del
oeste y el sur los plantadores y los petit blancs de la tendencia pompon rouge estallaron
en rebelda contra las autoridades coloniales en defensa de la causa autonomista de Saint
Marc. Recibiendo golpes de todos los flancos, el Conde de Peinier busc restablecer el
cauce electoral, haciendo un llamado a los comicios para conformar una nueva Asamblea
Colonial, sin embargo la propuesta fracas y termin renunciando.
54
55
Dubois, op. cit., p. 86; Jaurs, op. cit., pp. 199-200; Edwards, op. cit. , pp. 52-53.
36
los grand blancs para establecer un acuerdo post-racista entre los plantadores blancos y
de color, en pos de garantizar el orden esclavista, la base de sus riquezas.56
Sin embargo otros, como Vincent Og, residente en Paris, plantador y tambin
miembro de la Socit des Colons Americains, consideraban que haba que levantarse en
armas e imponer el decreto del 8 de marzo, que, desde su punto de vista les otorgaba la
ciudadana.57 Previamente, Vincent Og haba intentado con sus compaeros que la
norma se aplicase en la colonia, envindole una carta al Conde de Peinier para que se
ajustara la situacin al nuevo derecho. En la misma afirmaba: Conde no hay ms
distincin entre hombres de color y el blanco. Todo ser comn a los hombres libres, no
habr de aqu en adelante otra preeminencia que la que tendr que darse por el mrito y
las virtudes58. Empero, al encontrar un fuerte rechazo, el lder mulato decidi viajar a la
colonia para encabezar la rebelin. Vincent Og lleg a Saint Domingue el 12 de octubre
de 1790. All junto con su lugarteniente principal Jean Chavannes organiz un pequeo
ejrcito de un centenar de affranchis dispuestos a emprender la lucha. El da 28, Vincent
Og y sus tropas se rebelaron contra el Gobernador y los grands blancs, atacando la
pequea ciudad de Grand Riviere y exigiendo en su proclama el cumplimiento del
decreto del 8 de marzo. sta expona sus objetivos con claridad: No Seor Conde no
permaneceremos bajo el yugo como lo hemos hecho por dos siglos. El ltigo de acero que
nos dominaba ha sido roto. (..) He jurado ver ejecutado el decreto que trabaje para que
fuese promulgado, de rechazar la fuerza con la fuerza y por ltimo de poner fin al
prejuicio que es injusto y brbaro.59
La rebelin no se propuso sumar a su causa a los esclavos, sino todo lo contrario.
Vincent Og lo dej bien en claro: No har sublevar las plantaciones, esos seran medios
indignos para mi (). Cuando solicit de la Asamblea Nacional un decreto, que obtuve a
56
57
58
Carta al Conde de Peinier, Gobernador General de Saint Domingue por los comisarios de los
ciudadanos de color de las islas y colonias francesas 18 de abril de 1790, AGI, Santo Domingo, 1029.
59
Carta de Vincent Og al Gobernador Peinier del 21 de octubre de 1790, AGI, Santo Domingo, 1029.
37
60
Carta de Vincent Og a la Asamblea Provincial del Norte del 28 de octubre de 1790, AGI, Santo
Domingo, 1029.
61
Carta de Joaqun Garca a Antonio Porlier, del 20 de enero 1791, AGI, Santo Domingo, 1029.
62
Carta de Joaqun Garca a Antonio Porlier del 20 de enero de 1791. AGI, Santo Domingo, 954.
63
Carta de Joaqun Garca a Pedro Lerena del 25 de Marzo de 1791, AGI, Santo Domingo, 1029;
Edwards, op. cit., pp. 39-50; Garran Couloun, op. cit., tomo II, pp. 45-50.
38
Carta de Joaqun Garcia a Antonio Porlier, 16 de marzo de 1791 AGI, Santo Domingo, 1029.
65
66
67
39
todos sus principios. () La conservacin de vuestras colonias es de un gran inters, pero este
inters es relativo a vuestra constitucin y el inters supremo de la nacin y de las propias colonias
es que conservis vuestra libertad y que no derroquis con vuestras propias manos las bases de
esta libertad. Eh! Perezcan vuestras colonias, si la conservis a este precio. S, si fuera necesario
perder vuestras colonias o perder vuestra felicidad, vuestra gloria, vuestra libertad, yo repetira
perezcan vuestras colonias.68
compilado por Bosc, Yannick, Gauthier, Florence, Wahnich, Sophie, (eds.), Por la felicidad y la libertad,
Barcelona, El viejo topo, 2007, p. 87; Csaire, op. cit., pp. 140-141 y Gauthier, op. cit., pp. 188-189.
69
70
71
40
El enojo fue tal, que el propio Philibert Blanchelande, consider imposible aplicar
el nuevo decreto y con el apoyo de todas las tendencias de los blancos, convoc, con la
vieja normativa, a elecciones para conformar la Asamblea General. 74
Por su parte, los affranchis del oeste y el sur, liderados por Louis Jacques
Beauvais, comenzaron a tomar las armas. Estaban satisfechos con el decreto del 15 de
mayo de 1791, pero cada vez estaban ms convencidos de que la nica forma de aplicarlo
sera mediante la imposicin violenta.
Finalmente, el 9 de agosto de 1791, se conform una nueva Asamblea Colonial en
Logne. Poco despus se mud a Le Cap y se cobij bajo el ala del Gobernador. En este
complejo contexto, donde el conflicto haba pasado a centrarse en torno a la cuestin de
la segregacin racial, las diferentes fracciones de los blancos comenzaron a tejer
acercamientos para oponerse a los affranchis radicalizados. Sin embargo, en poco tiempo
la situacin sufrira un vuelco inesperado, que cambiara la faz de la isla y de la regin
del Caribe para siempre.
72
73
Carta de Joaqun Garca al Marques de Bajamar, 24 de Julio de 1791, AGI, Santo Domingo, 1029.
74
41
75
El peridico de Saint Domingue Affiches Amricanes de Saint Domingue, registr en sus secciones
Esclaves Marrons entre a la geole y Esclaves en Marronage, una intensa actividad cimarrona durante los
aos 1789-1791 y la vocacin de los amos por reprimirla. Coleccin de Affiches Amricanes, nmeros 63
a 89, desde el ao 1789 hasta 1790 AGI, Santo Domingo, 1028, Kimou Ats, op. cit., p. 146
76
77
78
42
Fick, op. cit., p. 92; Fouchard, op. cit., pp. 526-527, Hopkirk, J.G, An Acoount of the Insurrection of St
81
82
83
Citado por Yves Benot, The insurgents leaders and the concept of independence, en Geggus, David y
Fierin, Norman (comps.), The World of the Haitian Revolution, Indiana, Indiana University Press, 2008, p.
105.
84
Dalmas, Antoine, Histoire de la Rvolution de Saint Domingue, Pars, Chez Mame Freres Imprimieurs-
43
Kimou Ats, aquella ceremonia: quit a los esclavos el miedo del blanco y fortaleci su
idea acerca de la libertad y la igualdad que era la meta a alcanzar a travs d ela lucha
armada.85La noche del 22 de agosto de 1791, la peor pesadilla de la sacarocracia de
Saint Domingue se hizo realidad, los esclavos liderados por Dutty Boukman, Georges
Biassou, Jean Franois, Paul y Jeannot se rebelaron en la planicie norte de la isla,
arrasando con todo a su paso. Envalentonados por sus deseos de libertad, miles de
esclavos insurrectos, armados con palos y machetes, prendieron fuego a ms de mil
plantaciones, destruyeron mquinas, refineras y masacraron a todos los blancos y amos
que encontraron en su camino.86 Organizados en diferentes grupos, los ms de dos mil
insurgentes se movilizaron con velocidad, de hacienda en hacienda, expandiendo la
rebelin como un reguero de plvora, hasta que lo nico que rodeaba Le Cap Franais era
el fuego, el humo y las cenizas de un mundo en decadencia.87 El cnsul britnico Bryan
Edwards da un testimonio de aquellos sucesos:
() Personas salvajes, habituadas a las barbaridades de frica, aprovechndose del silencio y la
oscuridad de la noche cayeron sobre pacficos e ingenuos plantadores, como tantos tigres sedientos
de sangre humana. Revuelta, conflagracin y masacre, en todos lados hacan su progreso, y la
muerte en todo su horror, de crueldades y escndalos, comparado con lo que una muerte inmediata
es misericordia, esperaban a los ancianos y los jvenes por igual, las vrgenes y los infantes.
Ninguna condicin, ni edad, ni sexo se salvaron. Estas () vergonzosas enormidades, las cuales
conducan la guerra de los salvajes, prevalecieron descontroladas. La furia del fuego consume lo
que la espada es incapaz de destruir y en pocas horas terribles, la ms frtil y bella de las planicies
en el mundo es convertida en un vasto campo de carnicera, una salvaje desolacin!88
El pnico cundi entre los blancos y aquellos que pudieron zafarse de las armas
de los esclavos, se fugaron raudamente haca Le Cap. En la ciudad el Gobernador
Blachelande, junto con el Comandante de Touzard, organizaron la defensa. Nicols
Toledo, funcionario del gobierno de Santo Domingo espaol, relata los comienzos de la
85
86
Ott, op. cit., p. 48; Dubroca, Louis, Vida de J. J. Dessallines Gefe de los negros de Santo Domingo,
Madrid, Imprenta Real, 1805, pp. 2-3 y Madiou, op. cit., p. 71.
87
88
44
90
Annimo, The Revolution of Saint Domingue containing eveything that occurred in the French colony
from the start of the revolution until the departure of the author for France on 8 September 1792, en
Popkin, Jeremy, Facing Racial Revolution, Chicago, University of Chicago Press, 1992, p. 56.
91
92
Carta de Joaqun Garca a Marques de Bajamar, 10 de septiembre de 1792 AGI, Santo Domingo, 955
94
Intento de pasar la isla de Santo Domingo a Inglaterra, AGS, SDU, LEG, 6846, 75.
45
ciudad y las plantaciones circundantes. Los blancos del norte, ahora en alianza con
algunos plantadores affranchis, llevaron adelante la resistencia y una serie de
contraofensivas. A su vez, la Asamblea Colonial le escribi una carta a la Asamblea
Nacional, informando de lo acontecido, pidiendo auxilio y tcitamente culpndolos por
la crisis del sistema colonial que estaban sufriendo. La misiva deca:
Cien mil negros se han levantando en la parte del Norte, ms de doscientas ingenios de azcar
estn incendiados. Los dueos han sido asesinados (.). Ya los negros han ganados las montaas,
el hierro y el fuego suben con ellos, un nmero inmenso de haciendas de caf es tambin presa de
las llamas (). De todas partes
abandonan sus casas y buscan sobres los navos el solo lugar que hay seguro. Muy dbiles para
resistir este torrente, hemos pedido socorros a los insularios mas cercanos, si llegaran bastante a
tiempo para prevenir nuestra aniquilacin, ya no estar el manantial de nuestras riquezas, esta
agotado para siempre. Nosotros no os diremos las causas que han producido nuestras desgracias:
Vosotros debis saberlas muy bien. Lo que sabis de nosotros es que al perecer nuestras ltimas
ojeadas se volvern hacia Francia y nuestros votos sern por ella.95
Sin embargo, no todas fueron malas noticias para los colonos. En noviembre, en
uno de los combates lograron asesinar a Dutty Boukman, dejando a los insurrectos sin su
lder principal. Los testimonios lo muestran arengando a sus hermanos en el fragor de la
batalla con su mensaje de rebelin: Coute la liberte li pale coeur nous Tous!
(Escuchemos en nuestros corazones el llamado de la libertad!).96 Muerto el caudillo,
las autoridades expusieron su cabeza en una pica para dejar en claro el castigo que les
esperaba por haber optado por el camino de la emancipacin.97
La cada en combate del Boukman, hizo que Georges Biassou, Jean Franois y
Jeannot asumieran el mando del movimiento.98 Empero al poco tiempo, ste ltimo, fue
ejecutado por los otros dos, como represalia por su accionar excesivamente duro con los
95
Copia traducida de una carta de la Asamblea General de la Parte Francesa de Santo Domingo a la
97
98
Paul haba muerto en septiembre, segn los blancos por los propios rebeldes como represalia por no
46
derrotados y los prisioneros.99 Asimismo, para esa poca, se unieron a la lucha Jean
Jacques Dessalines (esclavo carpintero), Henri Christophe (negro liberto que haba
participado en la guerra de independencia de Estados Unidos) y quien se convertira en la
figura descollante de la revolucin: Toussaint Louverture. ste ltimo naci en 1743,
como esclavo de la plantacin Breda. Su padre, tambin esclavo, haba sido un prncipe
arada y le leg una fuerte formacin cultural africana. Sin embargo, fue su padrino Pierre
Baptiste, un negro liberto, quien lo ayud a alfabetizarse. Estas aptitudes le permitieron
leer por su cuenta importantes autores de la ilustracin como Dennis Diderot, Voltaire y
el Abb Raynal, siendo la obra de este ltimo Histoire philosophique et politique des
tablissements & du commerce des europens dans les deux Indes la que ms vivamente
lo marc.100 Mostrando desde muy joven cualidades excepcionales, fue ascendido a
cochero y veterinario por Bayou de Libertas, el administrador de la plantacin. Con el
tiempo, entre ambos surgi una amistad, coronada con la manumisin de Toussaint
Louveture en 1776.
101
caf y azcar, sin embargo, agradecido, siempre mantuvo contacto con los Breda.102 As,
al estallar la rebelin, tena intereses objetivamente ms cercanos a los affranchis; no
obstante, habiendo sufrido personalmente la esclavitud y formado por sus lecturas
ilustradas, decidi sumarse a los rebeldes. Al parecer, estaba al tanto los planes de
insurreccin, pero se uni a ellos recin pasado un mes, luego de proteger a la familia de
su ex-amo, siendo enlistado, como ayudante de campo de Georges Biassou y como
mdico de su ejrcito.103
M. Gros, An historical account of the different ocurrances in the Camps of Grand Rivere, Dondon,
Sainnte Suazanne and others from the 26 of October 1791 to the 24 of December of the same year; By M.
Gros attorney Sindico of Valiere taken prisioner by Johhny, Samuel & John Adams, Baltimore, 1793, en
Popkin, op. cit., p. 117.
100
101
102
103
Gros, op. cit., compilado en Popkin, op. cit., p. 147; James, op. cit., p. 94; Elliot, C. W., St. Domingo: Its
Revolution and its Hero Toussaint Louverture, Nueva York, J. A. Dix Publisher, 1855, p. 27.
47
Ghachem, Malick, The colonial Vende, en Geggus, D. y Fierin, N. (comps.), op. cit., pp. 156-177;
106
48
impulsados a dichos excesos () por las viles maquinaciones de hombres que se llaman a s
mismos filsofos (los proselitistas e imitadores en Francia de la vieja asociacin juda de Londres)
cuyas pretensiones de filantropa eran groseras burlas para la razn humana.107
107
108
Relato de Nicols Toledo de 30 de Agosto de 1791, AGI, Santo Domingo, 1030. El Capitn General
de Santo Domingo, Joaqun Garca, defenda la misma interpretacin. Primer informe de Joaqun Garca al
gobierno espaol sobre la Revolucin de Saint Domingue, Santo Domingo septiembre de 1791. AGS,
SDU, LEG, 7149, 74, documento 439.
109
110
111
49
112
De Vastey, op. cit., p. 20; Madiou, op. cit., pp. 70, 76; Ardouin, Beaubrun, tude sur l'Histoire d'Hati,
Pars, Dezorby et E. Magdeleine, 1853, tomo I, pp. 216-236; Beard, John, Toussaint Louverture, a
Biography and Autobiography, Nueva York, Cosimo Classics, 2008, p. 52; Korngold, Ralph, Citizen
Toussaint, Londres, Gollanz, 1945, p. 59; Stoddard, op. cit., p. 133; Franco, op. cit., pp. 204, 207.
113
Fick, op. cit., p. 92.; Di Tella, op. cit., pp. 71-72. Di Tella, aunque termina asumiendo parcialmente esta
interpretacin, admite que es polmica y que puede haber surgido con una carga racista fuerte. Smartt Bell,
op. cit., pp. 79-83. Este autor reconoce que la tesis ha sido descartada por los historiadores ms recientes,
sin embargo aun as considera que tiene cierto grado de veracidad y que merece ser tenida en cuenta.
50
115
116
117
51
ilusin, por una parte por las necesidades coloniales de Francia y por el peligro que
acarrea otorgarle a hordas incivilizadas un derecho que sera infinitamente peligroso para
ellas y que inevitablemente llevaran a la destruccin de la colonia.118
Lo cierto es que a fines de 1791, el caudillo de los rebeldes intent negociar una
rendicin muy moderada que iba a contra mano de las demandas radicales de los
esclavos. El movimiento era heterogneo y esto tambin puede verse reflejado en el
ideario de los rebeldes.119 Aqu, en primer lugar, nos encontramos con una tendencia
importante que asumi el discurso ilustrado y que busc el reconocimiento de los
derechos del hombre en clave universal. Sin embargo, conviviendo con sta, es posible
hablar de otra tendencia pro-monrquica de raigambre eurocntrica bastante fuerte entre
los criollos que reivindicaban explcitamente a Luis XVI. 120 Segn Joaqun Garca: Se
ha vuelto a experimentar incendios, asesinando a las personas de los blancos, parece que
aclaman al rey.121
La existencia de un discurso y una simbologa realista ha generado mucho debate
y fue uno de los argumentos principales esgrimidos por los defensores de la tesis del
complot monrquico. Sin embargo, siguiendo a autores como Aim Csaire y Laurent
Dubois, es posible entender este ideario, como una reivindicacin de una figura lejana y
paternalista que supuestamente defenda a los esclavos de sus enemigos ms inmediatos,
la sacarocracia de Saint Domingue.122Ms all de esto, parece posible reconocer una
fuerte marca del realismo africano. John Thorton ha sealado que la mayora de los
esclavos bozales, recrearon la tradicin monrquica africana (particularmente la
congolea) y nombraron reyes que deban gobernar en funcin del bien comn y
garantizando la libertad de los sbditos.123 Por ltimo, Nick Nesbitt, ha sugerido una
posible influencia de la Charte du Mand, una carta de derechos, promulgada en 1222,
por el rey Soundiata Keta de la nacin Mande (actual Mal) para oponerse y terminar con
118
119
120
121
Carta de Joaqun Garca al Conde de Serena de 25 de noviembre de 1791, AGI, Santo Domingo, 1030.
122
123
52
La rebelin de los esclavos agit la isla como un terremoto, sin embargo sta no
puso fin a los conflictos entre los blancos y los affranchis, en torno al tema de la
ciudadana. Liderados por Andr Rigaud, Pierre Pinchinant y Louis Bauvais, los hombres
libres de color constituyeron una Asamblea en Mirabalis, para reclamar la vigencia del
decreto del 15 de Mayo de 1791.
125
128
En ese
contexto, sin saber nada todava de la rebelin de los esclavos, pero asustados por la
124
125
126
Copia del Conocordat de MM Les citoyens blancs du Port au Prince avec MM les citoyens de
Parkinson, op. cit., p. 58; Garran Coulon, op. cit., tomo III, pp. 65-68.
128
Lefebvre, Georges, La Revolucin Francesa y el Imperio, Mxico, FCE, 2004, pp. 75-97.
53
reaccin que haban tenido los grand blancs ante la ampliacin de la ciudadana, los
diputados decidieron dar marcha atrs y promulgaron un nuevo decreto el 24 de
septiembre de 1791, por el cual se volva al rgimen del 12 de octubre de 1790.129A su
vez, se decidi el envo de una comisin de tres delegados acompaados por tropas para
intentar reestablecer el orden.130
Cuando las noticias del nuevo decreto arribaron a Saint Domingue, el conflicto
entre los libres blancos y de color volvi a estallar con ms fuerza que nunca. Sin
embargo, esta vez, ambos sectores cometieron el gigantesco error de reclutar a sus
esclavos como soldados. Un error que ms temprano que tarde, pagaran muy caro.131
Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 125-126; Gauthier, op. cit., pp. 202-203; Dubois, op. cit., p. 125.
130
131
132
Lacroix, op. cit., tomo I,p. 144 y Edwards, op. cit., p. 102.
133
134
54
intenciones () Ayudados por un cierto nmero de jefes principales, son los nicos que
pueden alcanzar un objetivo que de otra manera llevara un largo tiempo con muchas
tropas y gran dificultad, en un proceso que arruinara por completo la riqueza de los
propietarios.135
En la carta del 21 de diciembre de 1791, Jean Franois y Georges Biassou les
reclamaban ciertas reformas al sistema esclavista que era lo mnimo que poda contener a
los rebeldes: En el nombre de la humanidad, tengan en cuenta a estos desafortunados
ilegalizando el maltrato, aboliendo las prisiones de las plantaciones () y traten de
mejorar las condiciones de esta clase de personas tan necesarias para la colonia y les
aseguramos que volvern a trabajar y el orden se restablecer.136 Al da siguiente,
finalmente se dio el encuentro entre Jean Franois y Georges Biassou y los delegados
metropolitanos para concretar el pacto.137 Sorpresivamente hubo un principio de acuerdo,
y se pas a cumplir con el intercambio de prisioneros de ambos bandos.138Esta parte del
arreglo se cumpli parcialmente, sin embargo, todo se vino abajo debido a la oposicin
absoluta de la Asamblea Colonial a negociar y a la resistencia de la mayora de los
rebeldes que se negaban a la traicin de la revolucin. Entre ellos el ms importante fue
Toussaint Louverture, quien tras bambalinas, boicote el pacto.139 Los franceses
perdieron, sin duda, una oportunidad nica para aprovechar la divisin entre los
insurgentes y terminar con la rebelin. Asimismo, el fracaso trajo como consecuencia la
radicalizacin de los lderes quienes, ahora s aceptaron la emancipacin universal como
bandera principal. M. Gros nos relata la reaccin de Jean Franois: Jean Franois no
pareca el mismo hombre, reuni a su consejo, y explic que estaba resuelto a continuar
la guerra y a destruir lo que todava sobreviva, desde las planicies y las montaas. Desde
ese momento no pasa un da sin que se ilumine por el fuego y desde la llegada de nuevas
tropas, particularmente, parecen haber redoblado su vigilancia y su actividad.140
135
Carta de Jean Franois y George Biassou a los comisionados, del 12 de Diciembre de 1791,
Idem, p. 102.
137
138
139
140
55
A partir de ese momento, los esclavos rebeldes llevaron adelante una ofensiva que
les otorg el control de gran parte de la regin norte. Asimismo en el sur y en el oeste, los
cautivos armados por los affranchis y los blancos tambin comenzaron a fugarse y a crear
nuevos focos de insurreccin. La isla era, a principios de 1792, un caos total, el poder de
los plantadores penda de un hilo.
141
142
Ott, op. cit., p. 65; James, op. cit., p. 115 y Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 212, 217.
56
143
Carta a la Asamblea General de Jean Franois, Georges Biassou y Charles Belair (Toussaint
Louverture), julio 1792, compilada en Aristide, Jean Bertrand y Nesbitt, Nick en Toussaint Louverture
and the Haitian Revolution, Londres, Verso 2009, pp. 5-6.
57
Han olvidado que juraron solemnemente la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre
que dice que todos los hombres nacen libres, iguales en sus derechos, que sus derechos naturales
incluyen la libertad, propiedad, seguridad y resistencia a la opresin? Entonces, como no pueden
negar lo que juraron, nosotros estamos en nuestro derecho y ustedes deben reconocerse como
perjuros, pues por sus decretos reconocen que todos los hombres son libres, pero a la misma vez
quieren mantener en la esclavitud a 480.000 hombres que les permiten disfrutar de todas sus
posesiones.144
144
Idem, p. 7.
145
58
147
Esto
gener temor entre los blancos, que los recibieron con recelo. Daugy, el presidente de la
Asamblea les advirti:
Estamos en sus manos como un jarro de cermica que ustedes pueden romper a su voluntad. Este
es, () el ltimo momento que tenemos para advertirles () que () es que no puede haber
agricultura en Saint Domingue sin esclavitud, que medio milln de salvajes no pueden ser trados
como esclavos de la costa de frica para que entren en este pas como ciudadanos franceses, por
ltimo, que su existencia aqu como ciudadanos libres sera fsicamente imposible con la
coexistencia de nuestros hermanos europeos.148
146
147
149
59
Empero las relaciones cordiales entre ambos grupos duraron muy poco.
Envalentonados por el giro radical de la metrpoli, los delegados realizaron una fuerte
ofensiva contra los grand blancs que se revindicaban como realistas. Primero, depusieron
al gobernador DEsparbes y lo reemplazaron por el general Rocheambeau.151 Luego
disolvieron la Asamblea General y convocaron a elecciones bajo la gida del decreto del
4 de abril de 1790. Mientras tanto, crearon el primer rgano legislativo post-racista que
existi en la isla: la Comisin Intermedia, compuesta por 6 blancos y 6 affranchis152
Asimismo, para lograr mayor eficiencia en sus tareas, se dividieron el control
administrativo, hacindose Etienne Polverel cargo del Sur y el Oeste y Lger Flicit
Sonthonax del Norte.153
Cada uno en su jurisdiccin llev adelante una poltica similar impulsando
reformas republicanas y anti-racistas. Los ms beneficiados fueron los affranchis, quienes
lograron ascender poltica y militarmente. Por ende, mientras estos fueron abrazando el
credo republicano, los blancos ms conservadores se pasaron en masa hacia la contrarevolucin realista. 154 Un emigrado blanco en Cuba describi la poltica de los delegados
de la siguiente manera:Pusieron a bordo de algunos buques a todos los oficiales
empleados en el gobierno, () envindolos a Francia. () Remitieron a Francia a todos
los oficiales de la tropa veterana que haba () haciendo lo mismo con aquellos
habitantes () capaces de oponerse a sus mximas () fueron temibles y estimados
como peligrosos desde el segundo da de llegada a la colonia, poco despus se sospech
que tenan proyectos siniestros y perjudiciales a la colonia, manifestndose como unos
jacobistas.155Ms all de estas reformas, los delegados no descuidaron la lucha contra
150
151
152
Garran Coulon, op. cit., tomo III, p. 163-165 y Edwards, op. cit., p.112.
153
Ailhud abandon la isla al poco tiempo de arribar agobiado por los conflictos que la agitaban.
154
155
Carta de Juan Baptista Vaillant al Conde de Campo de Alange, 3 de mayo de 1793, AGI, Santo
Domingo, 1260.
60
157
Espaa fue la
primera en dar un paso en esta direccin. Un paso muy atrevido. Al parecer desde 1791,
las autoridades de Santo Domingo haban mantenido algunos contactos clandestinos con
los lderes rebeldes, empero, como veremos en las secciones subsiguientes, lo que haba
primado como poltica oficial en todas las colonias hispanoamericanas era la de
establecer un cordn sanitario ante el terror de la posible expansin de la revolucin en
sus propios territorios. Sin embargo, ahora, Joaqun Garca propici una alianza con Jean
Franois, Georges Biassou integrando a sus fuerzas como tropas auxiliares del ejrcito
real.158 A pesar de resultar una alianza sumamente paradjica, ambas partes salieron
ganando. Los insurrectos recibieron armas y el reconocimiento de su libertad, mientras
que Espaa gan en tropas y en expansin territorial.159
Inglaterra, por su parte, realiz su desembarco en la colonia, contando con el
apoyo de la mayora de los grand blancs y los petit blancs. Segn el mismo emigrado a
Cuba: Habiendo perdido los colonos sus primeras esperanzas pusieron su lastimosa vista
en la Inglaterra luego que supieron que esa potencia haba declarado la guerra a los
revoltosos que dominan la Francia.160En ese contexto, los affranchis se dividieron, un
grupo pequeo compuesto por los ms prsperos y conservadores se fueron con los
156
157
158
Victoria Ojeda, Jorge, Las Tropas Auxiliares de Carlos IV: de Saint Domingue al Mundo Hispano,
Reales ordenes del 22 de febrero y 25 de Marzo de 1793, por las que previene al Gobierno de Santo
Domingo que conceda libertad a los negros esclavos de aquella colonia francesa AGS,SGU, Leg, 7161,1
f.1. Venezuela tuvo una activa participacin en esta guerra, que en la segunda parte analizaremos con
mayor detalle.
160
Carta de Juan Baptista Vaillant al Conde de Campo de Alange, 3 de mayo de 1793, AGI, Santo
Domingo, 1260.
61
161
162
Stein, Robert, Lger Flicit Sonthonax: The Lost Sentinel of the Republic, Nueva Jersey, Associated
Lacroix, op. cit., tomo I, p. 249-250; Dubois, op. cit., p. 157; Stein, op. cit., p. 75.
164
62
165
166
Carta de Campo de Alange a Diego Gardorqui, del 20 de Julio de 1793, AGI, Santo Domingo, 1031.
Decreto de Libertad General del 29 de Agosto de 1793 compilado por Dubois y Garrigus, op. cit.,
pp. 121-123.
63
Idem, p. 123.
Decreto de Libertad General del 29 de Agosto de 1793 compilado por Dubois y Garrigus, op. cit., p.
Toussaint Louverture, Proclama del 29 de Agosto de 1794, compilada por Aristide.y Nesbitt, op. cit.,
pp. 1-2.
170
Gauthier, op. cit., p. 218 y Ardouin, op. cit., tomo II, pp. 262-263,
64
Madiou, op. cit., tomo I, p. 154 y Rainsford, op. cit., pp. 172-175.
172
Idem, p. 10.
65
movimiento de entusiasmo, sino a los principios de los Derechos del Hombre, y decrete
que la esclavitud sea abolida en todo el territorio de la Repblica. Saint Domingue forma
parte de dicho territorio y sin embargo poseemos esclavos en Saint Domingue, pido que
todos los hombres sean libres sin distincin de raza.173 Luego de una serie de
intervenciones apoyando la propuesta, la misma fue aprobada unnimemente174 El texto
de la ley estableca que: La convencin nacional declara que la esclavitud de los negros
queda abolida en todas las colonias, consecuentemente decreta que todas las personas
viviendo en la colonia, sin distincin de color son ciudadanos franceses y disfrutan de los
mismos derechos garantizados por la constitucin. 175
Por primera vez desde 1789, la revolucin francesa comenzaba a estar a la altura
de los principios que haba proclamado. En este sentido, este peculiar momento puede ser
visto como complejo encuentro entre ambas revoluciones. Sin embargo, es menester
sealar dos limitaciones que la revolucin Francesa no rompi, an en su etapa ms
radical, por un lado el colonialismo y por el otro la sujecin econmica de los sectores
afroamericanos. Aunque libres, estos ltimos, deban seguir trabajando en las
plantaciones, ahora en calidad de cultivadores.
Mientras tanto, en Saint Domingue, los meses previos al arribo del decreto del 4
de febrero de 1794, fueron dursimos. Los ingleses ocuparon Logne, Saint Marc
Tiburon, LAcul, Les Cayes y la capital Port au Prince.176 La ofensiva tuvo su replica en
el resto del Caribe francs con la toma de Tobago, Santa Luca, Martinica y
Guadalupe.177 A su vez los espaoles, con sus tropas auxiliares, conquistaron gran parte
de la regin norte y centro oriental de la isla. Sin embargo, la situacin dio un vuelco
inesperado, cuando llegaron las noticias del decreto abolicionista. Toussaint Louverture,
junto con sus oficiales ms destacados y 4.000 hombres se pasaron de bando, luego de
173
174
Idem, p. 131.
175
Idem, p. 132
176
Carta de Juan Bautista Vaillant a Campo de Alange, del 15 de Junio de 1794, AGI, Santo Domingo,
1262.
177
66
James, op. cit., p. 147; Stephen, James, The History of Toussaint Louverture, Londres, Butterworth,
1814, p. 16; Dubroca, Louis, Vida de J. J. Dessalines, Gefe de los negros de Santo Domingo, Madrid,
Imprenta Real, 1805, p. 14, Geggus, op. cit., pp. 119-137.
179
180
Dubois, op. cit., p. 180; Stoddard, op. cit., p. 245 y Rainsford, op. cit., pp.189-190.
181
Scott, Julius , The Common Wind: Currents of afro-american communication in the era of the Haitian
67
182
Geggus, op. cit., pp. 179-207 y Victoria Ojeda, op. cit., pp. 359-375.
68
183
184
69
185
186
Dubois, op. cit., p. 203; Dubroca, op. cit., p. 15 y Lacroix, op. cit., tomo I, p. 309.
187
188
Gouly, Marie Benot Louis , Reprsentant du people, aux members de la Convention Nationale, Pars,
70
suplico que mantengan sus benvolas leyes. Estas leyes son () el terror de los tiranos de
esclavos.189
195
Asimismo
con su discurso buscaba generar conciencia poltica entre los ex esclavos al decirles:
() esta es la libertad que les da Sonthonax, si alguien les quiere quitar las armas es
para hacerlos esclavos nuevamente.196 A su vez,
Belley, Jean Baptiste, Le Bout d'Oreille des Colons, ou le systme de lHtel Massiac mis jour par
191
192
193
Stoddard, op. cit., pp. 258-259; Lacroix, op. cit., tomo I, pp. 310-314.
194
195
196
71
197
198
Toussaint, Lettres la France (1794-1798), Pars, Nouvelle Cit, 2011, pp. 360-361
199
200
201
72
202
Carta de Toussaint Louverture a Lger Flicit Sonthonax, 20 de agosto de 1797, compilada por
204
Carta de Toussaint Louverture al Directorio, noviembre de 1797, compilada por Aristide y Nesbitt,
73
Durante los aos 1796 y 1797 la guerra contra Inglaterra continu, siendo cada
vez ms favorable para los republicanos. Sucesivos generales britnicos se vieron
obligados a atrincherarse en la costa occidental del sur y el oeste sin poder ganar nuevos
territorios. Incluso decidieron reclutar a esclavos para sus propios regimientos. Sin
embargo, no podan vencer al ejrcito revolucionario. En ese difcil contexto, el Primer
Ministro William Pitt nombr como nuevo comandante al General Thomas Maitland, con
rdenes de negociar una retirada honrosa si era necesario.206 En marzo de 1798 Thomas
Maitland se hizo cargo de las tropas, justo en el mismo momento en el que una ofensiva
de Mose y Jean Jacques Dessalines, causaba grandes estragos y propiciaba el paso de
bando a las filas republicanas de los esclavos que servan bajo la bandera britnica.207
Mientras estas batallas ocurran, el nuevo comisionado francs, Gabriel
Hdouville, arrib a Santo Domingo. Famoso por ser el pacificador de la Vende ahora
tena la misin de domesticar a Toussaint Louverture y Andr Rigaud y de re-establecer
el control metropolitano sobre la colonia.208Finalmente, Toussaint Louverture, con la
anuencia de Gabriel Hdouville, negoci con Thomas Maitland el tratado de paz que
estableca el retiro de las tropas inglesas a cambio de la integridad de los plantadores
criollos. 209 Los invasores se replegaron y Toussaint Louverture entr con sus tropas en
Port au Prince.210 En su paso triunfal, amnisti a los plantadores contrarrevolucionarios y
liber a los esclavos integrando a la mayora al ejrcito republicano y mandando al resto
a trabajar como cultivadores libres.211 Poco despus Toussaint Louverture y Gabriel
Hedouville, tuvieron un encuentro signado por la desconfianza. El lder negro sospechaba
del delegado francs y decidi actuar con autonoma. Siguiendo esta estrategia,
reestableci las tratativas con Thomas Maitland, sellando un acuerdo en el que se
garantizaba la paz, la integridad de los plantadores y se establecan la libertad de
comercio y un pacto de no agresin. A cambio de poner un fin a la invasin, Toussaint
206
207
208
209
210
211
Ardouin, op. cit., tomo III, p. 89; Lacroix, op. cit., tomo I, p. 352.
74
212
213
214
215
216
75
217
218
Sobre Sublevacin del General Rigaud, 8 de agosto de 1799, AGI, Estado, 2,N.11; Lacroix, op. cit.,
tomo I, p. 378.
219
220
221
76
222
Carta de Napolen Bonaparte a Toussaint Louverture del 25 de diciembre de 1799 compilado por
Idem, p. 37.
224
225
77
226
227
Ott, op. cit., p. 118, Dubroca, op. cit., p. 21; Madiou, op. cit., tomo II, pp. 89-92.
228
229
230
231
78
resultado es tranquilidad pblica () y cada uno disfruta en paz de los frutos de la labor. Es un
hecho que para asegurar la libertad, sin la cual el hombre no puede ser feliz, es necesario que todos
tengan ocupaciones tiles, en orden de contribuir al bien pblico y la tranquilidad general.232
233
Descourtilz, Michel Etienne, Voyages d'un naturaliste: et ses observations; faites sur les trois rgnes de
la nature, dans plusieurs ports de mer franais, en Espagne, au continent de lAmerique septentrionale,
Saint-Yago de Cuba, et St.-Domingue, o lAuteur devenu le prisonnier de 40,000 Noirs rvolts, et par
suite mis en libert par une colonne de larme franaise, donne des dtails circonstancis sur lexpdition
du gnral Leclerc, Pars, Dufort, 1809, tomo III, p. 244.
79
mayora ex esclavos, oficiales del ejrcito. Por debajo de Toussaint Louverture las figuras
principales eran: Henri Christophe, Jean Jacques Dessalines, Paul Louverture, Maurepas
y Mose, todos destacados generales revolucionarios.234 Por su parte, el grueso de los ex
esclavos se desempaaban como cultivadores y soldados. Algunos se fugaron y pasaron a
engrosar las comunidades cimarronas pre-existentes. En este sentido, es evidente que la
revolucin produjo una distancia considerable entre las masas y la elite afrodescendiente.
A pesar de ello, resulta difcil negar la alta representatividad de los nuevos lderes y sobre
todo que la mayora de los negros, a partir de la rebelin, recobraron su dignidad, su
libertad y se impusieron como protagonistas de la sociedad de Saint Domingue. 235
Toussaint Louveture y sus lugartenientes impulsaron el crecimiento econmico y
lograron un gran xito en muy poco tiempo. No obstante, sus esfuerzos tambin fueron
dirigidos a otras reas: construyeron escuelas para promover la educacin, organizaron el
sistema judicial y reconstruyeron las ciudades destruidas por la guerra. A comienzos de
1801, amparndose en el decreto de Napolen Bonaparte de 1799, Toussaint Louverture
convoc a una Asamblea Constitucional que promulg una nueva carta magna que
formalizaba legalmente los avances de la revolucin.236 La misma consagraba en sus
artculos 3 y 4, la libertad y la igualdad universal, aboliendo para siempre la esclavitud y
el racismo. 237 Asimismo, en trminos econmicos, oficializaba el duro rgimen laboral y
el modelo agro-exportador basado en las plantaciones.238 En cuanto a la organizacin
poltica, consolidaba la autoridad de Toussaint Louverture erigindolo como Gobernador
vitalicio con la potestad para designar a su sucesor, a la misma vez que reconoca el
poder judicial y creaba el poder legislativo en manos de una Asamblea Central. Sin
embargo, uno de los rasgos ms importantes de la constitucin era que a pesar de
reconocer a Saint Domingue como una colonia de Francia, no le otorgaba a la metrpoli
ninguna injerencia econmica ni poltica en la isla.239 Esto implicaba un decidido paso
234
Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 45-46 y James, op. cit., p. 257.
235
Idem, p. 244.
236
237
Constitucin de Saint Domingue de 1801 compilado por Aristide y Nesbitt, op. cit., p. 46.
238
Idem, p. 48.
239
80
240
241
242
Girard, Philippe, The Slaves who defeated Napoleon, Tuscaloosa, University of Alabama Press, 2011,
pp. 77-78.
243
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos al Secretario de Estado, 29 de enero de 1802 AGI, Estado, 59,
N. 15.
81
248
De la misma
participaban veteranos oficiales y mulatos exiliados como Andr Rigaud, Jean Louis
Villate, Jean Pierre Boyer y Alexandre Ption enemigos del Gobernador de Saint
244
Benot, Yves, La demence coloniale sous Napolon, Pars, La Decouverte, 1991, pp. 21, 22, Carta de
Napolen Bonaparte a Toussaint Louverture, 25 de diciembre de 1799, compilado por Aristide y Nesbitt,
op. cit., pp. 36-37; Csaire, op. cit., pp. 334-335.
245
Dubois, op. cit., p. 260; Smartt Bell, op. cit., p. 220; Nesbitt, op. cit., pp. 73-74.
246
Ott, op. cit., pp. 140-143; Franco, op. cit., p. 292; Schoelcher, op. cit., p. 314; Franco, op. cit., p. 292;
248
James, op. cit., pp. 274-275, Lacroix, op. cit., tomo II, p. 319, Barsket, op. cit., p. 127.
82
249
250
Instrucciones de Napolen Bonaparte a Victor Emmanuel Leclerc, compilado por Dubois y Garrigus,
Idem, p. 176.
252
83
actu esperando lo peor y prepar las fuerzas para resistir una invasin.253 Las tropas
francesas arribaron el 29 de enero de 1802 y la guerra estall de inmediato. Victor
Emmanuel Leclerc orden la ofensiva y los generales rebeldes respondieron con la
quema de las ciudades y con la retirada hacia el interior selvtico. A pesar de lo parejo
del combate, en poco tiempo los invasores consiguieron ocupar Santo Domingo, y las
principales ciudades costeras. 254 Frente a este avance, el lder negro repeta su estrategia
y su prdica revolucionaria en una carta a Jean Jacques Dessalines:
No olvides que mientras esperamos a la temporada de lluvias que nos librar de nuestros
enemigos, no tenemos otro recurso que la destruccin y las llamas. Recuerda que el suelo baado
con nuestro sudor no debe otorgarle a nuestros enemigos ni el ms mnimo alimento. Destruye las
rutas a caonazos, tira cadveres y caballos en todas las fuentes, quema y destruye todo, en orden
de que aquellos que han venido a reducirnos a la esclavitud tengan frente a sus ojos la imagen del
infierno que merecen.255
Korngold, op. cit., p. 188; Dubois, op. cit., p. 262; Smartt Bell, op. cit., p. 228.
254
Cartade Manuel Guevara Vasconcelos al Secretario de Estado, 18 de Marzo de 1802, AGI, Estado,
Carta de Toussaint Louverture a Jean Jacques Dessalines, 8 de febrero de 1802, compilada por
Aristide y Nesbitt, op. cit., p. 76; Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 136-137.
256
257
Lacroix, op. cit., tomo II, p. 164; Ott, op. cit., pp. 156-157; Korngold, op. cit., p. 220.
84
rebeldes y Jean Jacques Dessalines los apod, con un juego de palabras muy lcido, los
negros de Europa..258A su vez, en esta batalla se vislumbr por primera vez la
posibilidad de declarar la independencia. Segn Etienne Descourtilz, quien haba sido
tomado prisionero por los revolucionarios, Jean Jacques Dessalines les dijo a sus
soldados:
Tengan coraje, () yo les aseguro que los franceses no pueden mantenerse mucho tiempo en
Saint Domingue. Comenzaran fuertes, pero luego empezarn a detenerse debido a las
enfermedades y morirn como moscas. Escuchen los que les digo: Si Dessalines se rinde ante ellos
cien veces, los traicionara un centenar de oportunidades. Por ello,() tengan coraje y vern que
cuando el nmero de franceses baje () los atacaremos, quemaremos sus cosechas y despus nos
esconderemos en las montaas donde no nos pueden encontrar. No podrn dominar el pas y se
tendrn que retirar. Despus los har independientes.259
260
261
Benot, op. cit., p. 79; James, op. cit., p. 322; Parkinson, op. cit., p. 178; Lacroix, op. cit., tomo II, p. 190.
262
Benot, op. cit., p. 78; Dubroca, op. cit., pp- 38-39; Dubois, op. cit., pp. 274-275.
263
85
El nacimiento de Hait
Benot, op. cit., p. 78; Beard, op. cit., pp. 210-224; Dubroca, op. cit., p. 42; Smartt Bell, op. cit., pp. 259-
266
267
Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 197-200; Dubroca, op. cit., p. 42; Ott, op. cit., p. 171.
268
Korngold, op. cit., pp. 238-252; Smartt Bell, op. cit., pp. 266-284.
269
Citado por Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 203-204; Smartt Bell, op. cit., p. 265; Dubois, op. cit., 278;
Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 212, 213; De Vastey, op. cit., p. 33; Fick, op. cit., pp. 214-215.
271
Beard, op. cit., p. 244; Fick, op. cit., pp. 214-215; James, op. cit., p. 337.
86
272
273
Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 216-217; Beard, op. cit., pp. 248-249; James, op. cit., p. 338.
274
Franco, op. cit., p. 300; Dubois, p. 284; Csaire, op. cit., pp. 392-394.
275
Cooper, op. cit., p. 110; Dubois, op. cit., pp. 284-285; Csaire, op. cit., pp. 393-394; Cohen, op. cit., p.
119.
276
277
278
Girard, op. cit., pp. 214-217; James, op. cit., pp. 355-357; Fick, op. cit., p. 227; Csaire, op. cit., p. 407.
87
haya llevado galones militares. De otra manera la colonia nunca estar tranquila y al principio de
cada ao () tendrs una guerra civil que comprometer la posesin del pas. Si deseas ser el amo
de Saint Domingue debes mandarme 12.000 hombres () si no puedes mandarme las tropas ()
Francia perder para siempre a Saint Domingue.279
Sin embargo, poco ms pudo hacer Victor Emmanuel Leclerc ya que muri el 1
de noviembre de 1802 a causa de la epidemia de fiebre a amarilla.280 Lo reemplaz el
General Donatien Rochambeau, quien continu con la cruzada genocida iniciada por su
antecesor.281 Para ello cont con nuevos refuerzos que arribaron a la isla a fines de 1802
y con perros feroces importados de Cuba.282 Mientras la posicin de los invasores
mejoraba, los revolucionarios dieron un paso sustancial hacia la victoria. En mayo de
1803, se llev adelante la conferencia de Arcahaye, en la cual Jean Jacques Dessalines
sell un acuerdo con Alexandre Petin y otros mulatos como Nicolas Geffard, por el cual
se constitua una alianza entre los negros y los affranchis en pos de la liberacin nacional.
283
Carta de Victor Emmanuel Leclerc a Napolen Bonaparte, 7 de Octubre de 1802, compilado por
Lacroix, op. cit., tomo II, pp. 216-217; Barskett, op. cit., p. 166.
281
282
De Vastey, op. cit., pp. 75-76; James, op. cit., pp. 358-359; Dubois, op. cit., p. 392; Rainsford,op. cit., p.
339.
283
284
Ott, op. cit., p. 177; Fick, op. cit., pp. 227-228; Dubois, op. cit., p. 298; Von Grafenstein, op. cit., p. 67.
285
Ardouin, op. cit., tomo V, pp. 387-388 ; James, op. cit., p. 365 ; Girard, op. cit., pp. 260-262.
286
88
287
288
Comisin de Arango a Saint Domingue , 17 de Julio de 1803 compilado por Franco, Documentos
Dubroca, op. cit., pp. 50-51; Beard, op. cit., p. 273, Cooper, op. cit., p. 111; Ott, op. cit., p. 180,
Madiou, op. cit., tomo III, pp. 86-90 y Girard, op. cit., pp. 308-309.
291
292
293
Declaracin de la independencia de Hait, 1 de enero de 1804, compilada por Dubois y Garrigus, op.
Geggus, op. cit., pp. 207-220; Stoddard, op. cit., p. 349; James, op. cit., p. 370.
89
Parte II
Bajo la gida de Hait: Miedos, esperanzas y rebeliones en la
Tierra Firme hispana (1789- 1808)
Capitulo VII: El antiguo orden colonial en Venezuela y en Nueva
Granada
295
Desde 1717 hasta 1719 Antonio de la Pedrosa, fue el Visitador General responsable de
llevar adelante la organizacin del Virreinato. Posteriormente, el Teniente General Jorge
de Villalonga, fue nombrado como el nuevo Virrey.296 Sin embargo, la empresa result
infructuosa debido a las dificultades inherentes a la misma y la incapacidad del
gobernante encomendado para realizarla. As, en 1723, la Corona desisti de sus
295
Safford, Frank y Palacios, Marco, Colombia: pas fragmentado, sociedad dividida. Su historia, Bogot,
90
298
297
McFarlane, Anthony, Colombia before independence: Economy, society and politics under Bourboun
Idem, p. 197
91
Lemaitre, Eduardo, Breve Historia de Cartagena, Medelln, Editorial Colina, 1998, pp.62-67; Restrepo,
Relacin sobre el gobierno del Virrey Don Sebastin de Eslava por el Oidor Don Antonio Bersategui,
1751 en Giraldo Jaramillo, Gabriel ( ed.), Relaciones de mando de los Virreyes de la Nueva Granada:
Memorias Econmicas, Bogot, Publicaciones del Banco de la Repblica, 1954, p.38,
301
92
durante dichos aos, pero no lograron concretarse totalmente debido al rechazo de los
originarios.302 Este espritu reformista, que venimos reseando, tuvo uno de sus
momentos ms importantes bajo el gobierno del Virrey Manuel Antonio Flores. Durante
su mandato, que se extendi de 1776 a 1781, adems de llevarse adelante la constitucin
de la Capitana General de Venezuela, tuvo lugar la promulgacin del decreto del libre
comercio y la intervencin del Visitador General y Regente, Juan Francisco Gutirrez de
Pieres. Aunque el Regente formalmente estaba supeditado a los mandatos del Virrey, en
los hechos, era un funcionario con mayor poder de accin. En este sentido, la actuacin
de Juan Francisco Gutirrez de Pieres tena por objetivo profundizar el efecto de las
reformas borbnicas en la colonia.303 A partir de su arribo en 1778, el funcionario se
propuso centralizar el poder y socavar la influencia de las familias patricias de Santa Fe
en la burocracia. As, reorganiz la Real Audiencia y la administracin del tesoro,
pasando a retiro a muchos de los criollos de la elite y reemplazndolos por
peninsulares.304 No obstante, lo ms sobresaliente de su actuacin fue la reforma fiscal y
econmica con la que intentaba promover el desarrollo productivo y acrecentar la
recaudacin impositiva. El accionar de Juan Francisco Gutirrez de Pieres estuvo guiado
por este objetivo estratgico, pero tambin por el particular contexto en el que se
despleg. La guerra que Espaa mantena con Inglaterra, haca an ms necesario el
engrosamiento de la recaudacin. En primer lugar, estableci el sistema de guas y
tornaguas, que implicaba una forma de fiscalizar ms eficientemente el comercio y
controlar el contrabando. En segundo lugar, subi y extendi a nuevos productos la
alcabala y reestableci el impuesto de la armada de Barlovento. Asimismo, estableci una
aduana interna en Santa Fe. En tercer lugar, fij un donativo voluntario a la elite y a los
sectores populares para hacer frente a los gastos de guerra. En cuarto lugar, prosigui la
poltica de reorganizacin de los resguardos indgenas. Y por ltimo, reconfigur el
estanco del tabaco, de aguardientes y de naipes, fortaleciendo el control estatal y
302
Relacin del estado del Nuevo Reino de Granada que hace el Excmo. Sr. Don Manuel de Guirior al
Excmo. Sr. Don Manuel Antonio Florez. 1776, en Giraldo Jaramillo, op. cit., p. 78.
303
304
93
aumentando el precio de dichos bienes.305 Todas estas medidas fueron muy mal recibidas
por la elite criolla y los sectores populares, quienes las consideraban injustas. Luego de
una serie de levantamientos menores en el Socorro y otras ciudades de la regin central,
estall la rebelin de los comuneros. La misma tuvo su momento ms lgido en mayo de
1781, cuando casi 20.000 personas se congregaron en Zipaquir, al grito de: Viva el
Rey y abajo el mal gobierno!
McFarlane, op. cit., pp.211-214; Safford y Palacios, op. cit., p. 165; Restrepo, op. cit. tomo I, pp. 13-14.
306
Livano Aguirre, Indalecio, Los grandes conflictos sociales y econmicos de nuestra historia, Bogot,
Relacin del estado del Nuevo Reino de Granada que hace el Arzobispo de Crdoba Excmo. Sr. Don
Antonio Caballero y Gongra a su sucesor el Excmo Sr. Don Francisco Gil y Lemos, 1789 en Giraldo
Jaramillo, op. cit., p. 105.
308
309
94
311
Relacin del estado del Nuevo Reino de Granada que hace el Arzobispo de Crdoba Excmo. Sr. Don
Antonio Caballero y Gongra a su sucesor el Excmo. Sr. Don Francisco Gil y Lemos, 1789 en Giraldo
Jaramillo, op. cit., p. 105.
312
Idem, p. 111-113.
313
Jaramillo Uribe, Jaime, La economa del virreinato (1740-1810), en Ocampo, Jos Antonio (comp.),
95
en la produccin agraria y en las artesanas textiles. En estas dcadas, la minera del oro y
la agricultura fueron los que rubros que vivieron una gran expansin.314 En particular, la
produccin anual del oro, creci exponencialmente, pasando de los 800.000 pesos de
plata en 1760, a 2.000.000 de pesos plata en el ao 1800.315 Una cifra importante, si la
medimos en trminos absolutos, pero como seala el historiador Salomn Kalmanovitz,
no tan impresionante, cuando tenemos en cuenta que las principales colonias mineras,
Nueva Espaa y Per, producan 25.000.000 y 8.000.000
de pesos plata,
314
318
Idem., p. 23.
319
Idem, p. 35.
96
con todas las limitaciones, Nueva Granada, logr enviar remesas a la Tesorera General
de Madrid a partir del ao 1779, algo que casi nunca haba sucedido.320
En suma, a pesar de que la economa de Nueva Granada creci segua siendo
comparativamente una de las colonias ms pobres de Hispanoamrica. Para los
intelectuales y polticos neogranadinos de aquella poca, como Jos Ignacio de Pombo,
Fermn Vargas, Francisco Silvestre, Antonio de Narvez, etc, esta era una situacin
evidente y les preocupaba que el virreinato no pudiese desarrollarse plenamente a pesar
de contar con numerosos recursos naturales.321
En los ltimos aos del siglo XVIII Nueva Granada, vivi un importante
crecimiento demogrfico. Si para los aos 1778 la colonia tena aproximadamente
840.040 habitantes, para los aos 1808-1810 sta haba alcanzado 1.400.000 almas.322
Mltiples razones ayudan explicar este fenmeno, sin embargo, al parecer, los ms
importantes seran el mestizaje, el desarrollo econmico y, en menor medida, la
importacin de esclavos. Para Adolfo Meisel Roca, mestizaje y crecimiento econmico
fueron las dos caras de un mismo proceso, que dieron lugar a lo que podramos llamar un
crculo virtuoso.323
Dicho todo esto, nuevamente es necesario hacer una aclaracin similar a la
anterior. A pesar del crecimiento poblacional, aquella colonia segua sufriendo de una
escasa densidad demogrfica. Esto era algo que obsesionaba a los intelectuales y polticos
de la elite neogranadina, que proponan diversos modos de solucionar el referido
problema. Por ejemplo, Pedro Fermn Vargas presentaba un anlisis del problema,
320
Meisel Roca, Adolfo, Crecimiento, mestizaje y presin fiscal en el Virreinato de la Nueva Granada,
Cuadernos de la Historia econmica y Empresarial Nro 28, Cartagena de Indias, Banco de la Repblica,
2011, p.67.
321
Silvestre, Francisco, Descripcin del Reyno de Santa Fe de Bogota, Bogot, Prensas del Ministerio de
Meisel Roca, Adolfo El Proceso Econmico, en Meisel Roca, Adolfo (coord.)Colombia: Crisis
imperial e independencia, Lima, Fundacin Mapfre y Santillana Ediciones Generales, 2010, p.150.
Restrepo, op cit., p XIV.
323
97
Vargas, Pedro Fermn, Pensamientos Polticos y memoria sobre la poblacin del Nuevo Reino de
Granada, Bogot, Publicaciones del Ministerio de Educacin de Colombia, Imprenta Nacional, 1944, p.92.
325
326
Lasso, Marixa, Poblacin y Sociedad, en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.
98
328
Idem, p. 136.
329
Lasso, Marixa, Poblacin y Sociedad, en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.
99
Friedemann, Nina, La Saga del Negro: presencia africana en Colombia, Bogot, Instituto de Gentica
Gutirrez Azopardo, Idelfonso, Historia del Negro en Colombia, Bogota, Editorial Nueva Amrica,
100
comercializados en aquella ciudad y unos 120.000 los que ingresaron como trabajadores
forzados en el territorio que actualmente es Colombia.332 Para 1778 haba alrededor
64.000 esclavos y para 1810 eran aproximadamente 70.000333. Un nmero relativamente
considerable, muy similar al que exista en Venezuela, pero por debajo de los cientos de
miles que existan en Saint Domingue y en las islas caribeas motorizadas por el sistema
de plantacin. Asimismo, otra notoria diferencia con la referida colonia francesa, es que,
a fines del siglo XVIII, la mayora de los esclavos no eran bozales sino criollos. Durante
todo el perodo colonial la elite y sus voceros presionaron para aumentar la cantidad de
esclavos. Las autoridades coloniales estuvieron atentas a estos reclamos e hicieron lo
posible por promover el ingreso de esclavos. El libre comercio y ciertas facilidades
impositivas fueron la ltimas medidas que se tomaron en las postrimeras de la etapa
colonial para alcanzar ese objetivo, sin embargo, paradjicamente, la importacin no
aument considerablemente y eso hizo que se dependiera del crecimiento interno.334
La economa neogranadina (en trminos globales) difcilmente puede ser
catalogada como puramente esclavista, dado que convivan una pluralidad de relaciones
de produccin: el trabajo libre asalariado, diversas formas de servidumbre y la esclavitud.
Y a su vez, debido a que el porcentaje ms importante de la poblacin era formalmente
libre. Sin embargo, la institucin jugaba un rol importante en algunas provincias y en
algunos rubros de produccin. En este sentido, una pequea porcin de los esclavos se
desempeaban como domsticos en las casas de la elite, que los adquiran como smbolos
de status. Asimismo, un nmero an mayor, trabajaban en las haciendas de trapiche y en
las haciendas ganaderas, en las diferentes regiones de la colonia, otros eran bogas en los
champanes del ro Magdalena, algunos eran artesanos e incluso algunas mujeres era
obligadas a prostituirse. Sin embargo, la gran masa de los cautivos laboraban en
cuadrillas en la minas del oro de las provincias de la regin oriental.335 All, s es posible
332
Friedemann, op. cit., pp. 44-45; Colmenares, Germn, Historia Econmica y Social de Colombia:
Popayn una sociedad esclavista, Tomo II, Medelln, La Carreta, 1979, pp. 16-20.
333
Restrepo, op. cit., tomo I, p. XIV; Lasso, Marixa, Poblacin y Sociedad, en Meisel Roca, (coord.), op.
cit., p.234.
334
Jaramillo Uribe, Jaime, Esclavos y seores en la sociedad colombiana del siglo XVIII en Anuario
Jaramillo Uribe, op. cit., pp. 6 y 14; Friedemann, op. cit., p. 59.
101
337
338
339
102
Las condiciones laborales eran muy duras, debido a que tenan que trabajar las
largas horas con herramientas y tcnicas deficientes, siempre bajo estricta disciplina.
Asimismo, las condiciones de vida tendan a ser muy difciles, se alojaban en
habitaciones muy precarias, reciban escasa ropa y comida. En general, los amos les
daban pltanos, maz y un poco de carne y casi desligndose de la obligacin de
proporcionarles una alimentacin integral, los forzaban a trabajar en su tiempo libre en
parcelas de tierra para completar su dieta semanal. Lo mismo suceda en las haciendas,
donde los seores tambin implementaban este sistema de semi autoalimentacin. A
pesar de que algunas fuentes e historiadores que han resaltado ciertos rasgos paternalistas
de la esclavitud en Nueva Granada, esta claro que la misma implic una institucin
basada en la explotacin, la cosificacin y la violencia de los africanos.
342
Tal vez se
podra decir la brutalidad no lleg a los extremos de las plantaciones de Saint Domingue,
donde la mortandad superaba ampliamente la natalidad y donde los esclavos tenan una
expectativa media de 7 aos, sin embargo, tambin en el caso neogranadino, la esclavitud
se destac por su violencia. An antes del cdigo negro carolino (promulgado en 1789 y
que finalmente no se lleg aplicar ni en Nueva Granada ni en Venezuela por la presin de
340
341
342
103
los amos) mltiples leyes regulaban las relaciones entre los seores y los cautivos. Dichas
normas eran claramente favorables a los primeros, definan a los esclavos como objetos
muebles, fijaban duras jornadas laborales y penas severas para los cautivos que se
resistan a la dominacin.
343
343
344
Citado en Guevara Jaramillo, Natalia, Delito y Resistencia Esclava: Hurtos, Homicidios y Agresiones
346
104
de los esclavizados contra sus seores y las autoridades del rgimen colonial, en pos de
mejores condiciones de vida y mayor autonoma personal.347A pesar de que existieron
algunas rebeliones abiertas y relativamente masivas, estas no fueron tan comunes. Sin
embargo, el cimarronaje grande y pequeo fue una constante en la historia de la colonia,
desde el siglo XVI en adelante.348 Esta particularidad puede explicarse por la ausencia de
algunos factores cruciales para la explosin de grandes insurrecciones, como ser: la
existencia de cientos de esclavos en las plantaciones, cierta homogeneidad cultural entre
ellos, excesiva brutalidad laboral, una importante disparidad porcentual entre la cantidad
de esclavos y la de los hombres libres, una alta densidad poblacional, etc. El tipo de
esclavitud que haba en Nueva Granada (que no cumpla con estos factores) y la
amplsima geografa colonial coadyuvo a los cautivos prefiriesen fugarse antes que llevar
adelante insurrecciones abiertas. Teniendo esto en cuenta, otro rasgo peculiar del
Virreinato, fue la existencia de las rochelas. Con este trmino se hacia referencia a
individuos o grupos de unos pocos individuos que se haban fugado y vivan
clandestinamente en pequeos rancheros fuera de toda ley y orden. Las rochelas fueron
muy numerosas, sobre todo en las zonas rurales de la regin caribea. En general, stas
se caracterizaban por tener una poblacin muy diversa, ya que all, convivan esclavos
fugitivos, junto con pardos indios e incluso blancos pobres. El gran cimarronaje, tambin
fue importante e implic la constitucin de palenques en las zonas montaosas. Como en
el resto de las sociedades coloniales, los palenques constituyeron espacios de mayor
libertad e igualdad, y una comunidad donde los ex esclavos reconstituyeron sus
tradiciones africanas sintetizndolas, de una forma compleja, con las tradiciones
occidentales. Nina Friedemann, resea la lista de palenques documentados y nos muestra
que para el siglo XVI ya haba por lo menos 4, para el XVII ya eran 20 y en el siglo
XVIII 19. La mayora de ellos, estaban localizados en la regin caribea y oriental,
lgicamente, en las zonas de mayor densidad de poblacin afrodescendiente y esclava.349
El palenque de San Basilio es uno de las comunidades cimarronas ms importantes y
347
348
Helg, Aline, Liberty & Equality in Caribbean Colombia 1770-1835, Chapel Hill, University of North
105
conocidas de la historia colombiana, ya que surgi a comienzos del siglo XVIII y an hoy
sigue existiendo. Formado en la provincia de Cartagena por esclavos fugitivos, stos
lograron sobrevivir, luego de resistir y finalmente negociar una amnista con las
autoridades coloniales, que les otorgaron el reconocimiento de su libertad individual, el
autogobierno y la propiedad sobre su propio territorio. A diferencia de San Basilio, la
mayora de los palenques no lograron subsistir tanto tiempo. Empero, las diversas formas
de resistencia contra la esclavitud fueron muy importantes y a partir de la segunda mitad
del siglo XVIII, stas aumentaron en cantidad e intensidad. Tanto es as que, jugaron un
rol no menor en la crisis de la institucin en la colonia.
Los indios conformaban otro de los sectores sociales dominados en la sociedad de
Nueva Granada. Para 1778 eran aproximadamente 157.947, constituyendo un grupo
minoritario en relacin a la poblacin de color libre y esclava, que era claramente la
mayoritaria.350 La conquista trajo el abrupto descenso poblacional de los indios y la
dominacin de la mayora de ellos en el siglo XVI y XVII. Quienes fueron colonizados,
sufrieron la encomienda, la mita, el confinamiento en los resguardos, el tributo, las
misiones y la imposicin cultural. Sin embargo, este proceso tuvo ciertos rasgos
paternalistas dado que la Corona y la iglesia buscaron contener la avaricia desmedida de
la elite criolla, mediante diferentes medidas. Una particularidad del caso neogranadino,
fue la existencia de grandes poblaciones de indgenas que no lograron ser conquistados y
que, no slo se mantuvieron durante todo el perodo colonial, sino que estuvieron en
permanente tensin con las autoridades y la elite. Otra singularidad destacable, es la
disparidad de indgenas colonizados segn la regin. Se encontraban ms en la andina y
en el sur de la oriental que en la del Caribe. En lo que respecta a la produccin, los
indgenas trabajaban sus tierras colectivas en los resguardos, en las haciendas de la elite y
muchas veces, en el rubro textil, como artesanos.
Una vez analizados, de manera somera, los diferentes sectores de la sociedad
neogranadina, pasar a estudiar los rasgos principales de las diferentes regiones del
virreinato.
La regin Caribe, estaba compuesta por la provincia de Cartagena y de Santa
Marta incluyendo la pennsula de la Guajira. Tena, en 1778, una poblacin censada de
350
Lasso, Marixa, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.
106
351
Mnera Alfonso, El Fracaso de la Nacin: Regin, clase y raza en el Caribe colombiano, Bogot,
Editorial Planeta, 2008, p. 77; Lasso, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.234.
352
Narvez, Antonio Provincia de Santa Marta y Ro Hacha del Vrreynato de Santa F en, Escritos
Economicos: Antonio de Narvez & Jos Ignacio de Pombo, Bogot, Banco de la Repblica, 2010, p.40.
Helg, op. cit., pp.19-25; Silvestre, op. cit., p. 83.
353
Meisel Roca, Adolfo, Cartagena de Indias en 177: un anlisis demogrfico en Boletn Cultural y
Historia
Econmica y Social del Caribe Colombiano, Bogot, Ediciones Uninorte, Centro de Estudios Regionales,
1994, pp. 130-133.
355
107
356
Econmicos: Antonio de Narvez & Jos Ignacio de Pombo, Bogot, Banco de la Repblica, 2010, p.109.
357
358
359
Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit.,pp. 117-119; Silvestre, op. cit., pp. 83-85.
360
108
produccin.361 A pesar de todo, existan diferentes tipos de haciendas: las de trapiche que
producan melazas para el estanco de aguardiente, las ganaderas que contaban con miles
de cabezas de ganado vacuno y producan sus derivados y las mixtas que combinan las
dos anteriores. En ellas trabajaban pardos libres, pero el nmero de esclavos era alto,
llegando al centenar en las mas importantes.
A su vez, existan pequeos y medianos productores que en sus parcelas
cultivaban algodn y maz, tanto para el mercado local como para el externo mediante el
contrabando. A fines del XVIII hubo un boom del algodn, empero, los grandes
favorecidos fueron comerciantes de Cartagena de Indias que dominaban a los pequeos
productores y salan enriquecidos.362 Por ltimo, vale la pena destacar, que entre la regin
Caribe y la andina existan diversas disputas, tanto polticas como econmicas. Estas
giraban en torno a la hegemona poltica sobre el Virreinato, al contrabando y a la
apertura comercial con el exterior.363
La regin andina o central, estaba compuesta por las provincias de Santa Fe,
Tunja, Neiva, Mariquita, Girn, Guaduas y Vetas y se encontraba marcada por la
cordillera de los Andes y sus valles. Era la zona con mayor densidad demogrfica,
contando, en 1778, con 443.274 habitantes, el 56% del total de la poblacin de la colonia.
Los blancos eran 153.635 (34,66%), las castas libres 198.061 (44,68%), los esclavos
13.509 (3,05%) y los indgenas 78.069 (17,61%).364 Estas provincias se caracterizaban
por tener la menor cantidad de esclavos y la mayor concentracin de blancos y de
indgenas de Nueva Granada. La regin andina constitua el centro poltico, eclesistico y
cultural, del Virreinato. En Santa Fe, (la ciudad ms importante y populosa de la colonia)
residan el Virrey, la Real Audiencia, el Arzobispo y el resto de las altas esferas de la
burocracia y la iglesia. Asimismo, all tenan sede los principales centros educativos, por
lo cual congregaba a la mayora de los estudiantes y profesionales, sobre todo abogados.
361
Meisel Roca, Situado o Contrabando? La base econmico de Cartagena de Indias a fines del siglo de
las Luces, Cuadernos de la Historia econmica y Empresarial Nro 28, Cartagena de Indias, Banco de la
Repblica, 2003, p 55.
362
363
364
Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit.,pp. 123-130,Vargas, op. cit. p. 41.
Mnera, op. cit., en Meisel Roca (ed.), op. cit., pp. 142-146.
Lasso, op. cit., en Meisel Roca, (coord.), op. cit., p.201.
109
artesanos
producan
calzados,
lienzos
bastos
sombreros
que
se
365
Safford y Palacios, op.cit., p. 110; Silvestre, op. cit. pp. 39-40; Vargas, op. cit., p. 36.
366
Colmenares, Germn, La provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada: Ensayo de Historia Social:
Ensayo de Historia Social (1539-1800), Bogot, Tercer Mundo Editores, 1997, pp. 137-165
367
368
Meisel Roca, op. cit. pp. 35-36; Vargas, op. cit., pp. 14- 55.
369
Meisel Roca, op. cit. p. 38; Vargas, op. cit. p. 56; Silvestre, op. cit., pp.53-54.
110
370
371
Colmenares, Germn, La economa y las sociedades coloniales 1550-1800, en Jaramillo Uribe, Jaime
(dir.), Nueva Historia de Colombia: Colombia Indgena, Conquista y Colonia, Bogot, Planeta, 1989, tomo
I, p. 124.
372
111
linaje familiar era a la vez minero, comerciante y hacendado. Popayn, tambin era un
destacado mercado interno de esclavos, que proviniendo de Cartagena eran revendidos a
diferentes puntos de la zona. Adems de la minera, en la regin, haba importantes
haciendas de trapiche, ganaderas y produccin agraria para abastecer a los centros
mineros y las ciudades principales.
McKinley, Michael, Caracas antes de la Independencia, Caracas, Monte Avila Latinoamericana, 1987,
p.14; Gil Fortoul, Jos, Historia Constitucional de Venezuela, Caracas, Parra Len Hermanos Editores,
1930, p. 83.
374
Real Cdula del 8 de Septiembre del 1777 compilada en Blanco, Jos Flix; Azpurua, Ramn,
Documentos para la Historia de la Vida Pblica del Libertador, Caracas, Ediciones de la Presidencia,
1978, tomo I, p. 129.
112
polticas
econmicas
nefastas
para
Venezuela,
alimentando
constantemente los temores de una posible invasin extranjera proveniente del Caribe.
El Gobernador y Capitn General era la mxima autoridad y como tal, tena en
sus manos las riendas administrativas, polticas y militares de la colonia. A su vez, era el
responsable de designar a los gobernadores de provincia, que respondan directamente al
gobierno central. La Corona lo nombraba directamente eligiendo entre espaoles que
fueran oficiales de alto rango y con experiencia en Hispanoamrica. Duraban en su cargo
7 aos despus de los cuales tena que pasar por un juicio de residencia.376
Unos
375
376
Real Cdula del 15 de febrero de 1786 compilada en Blanco; Azpurua, op. cit., tomo I, pp. 210-211.
Lucena Salmoral, Manuel, Vsperas de la Independencia Americana: Caracas, Madrid, Alhambra,
1986, p.253.
377
378
Real Cdula del 13 de Junio de 1786 compilada en Blanco, Jos Flix; Azpurua, Ramn, op. cit., tomo
I, pp. 210-211.
113
Durante los primeros siglos del perodo colonial, las provincias que,
posteriormente conformaron la Capitana General, vivieron un relativo estancamiento
econmico que las releg a una situacin perifrica dentro del orden imperial. En el siglo
XVI, la colonizacin fue muy lenta debido a la resistencia indigena. sta estuvo a cargo,
no slo de los conquistadores espaoles, sino tambin de los Welser, banqueros
alemanes, quienes desde el 1528 hasta 1548, administraron dicho territorio en disputa.
Finalmente cayeron en desgracia, cuando la Corona les quit la concesin y el poder
recay en manos de los peninsulares.
Inicialmente, los colonos buscaron oro y explotaron las pocas minas que
encontraron. Segn Eduardo Alcira Faras: La explotacin de las minas de oro fue en
general de resultados poco halagadores y en muchos casos apenas si daban utilidad o no
daban ninguna379. Debido a que el utpico El Dorado se les haca esquivo, los colonos
se dedicaron a la extraccin de perlas, usando indios o esclavos africanos para aquella
tarea.380 El referido autor explica que: Las perlas jugaron un papel muy importante en la
economa colonial. Fueron la primera riqueza que Venezuela envi a la metrpoli.381 La
explotacin de perlas, implic un pequeo y modesto boom, que result muy pasajero.
En esta primera etapa, se estableci la encomienda de servicios, para dominar y
explotar a los indgenas, y se introdujeron los primeros esclavos, quienes desempearon
las tareas ms duras en el mar y en las minas. La importacin de cautivos se organiz
mediante el sistema de licencias y en el siglo XVI se introdujeron legalmente alrededor
379
Arcila Faras, Eduardo, Economa Colonial de Venezuela, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1946,
p.125.
380
Yanes, Francisco, Javier, Compendio de Historia de Venezuela, Caracas, Imprenta de A Damiron, 1840,
pp. 23-26.
381
114
Arcila Faras, op. cit., pp.72-87; Brito Figueroa, op. cit., p. 69,
384
Idem, pp.87-98.
115
385
386
387
Cierbide Martinena, Ricardo, La Compaa Guipuzcoana de Caracas y los vascos en Venezuela durante
Gil Foroul, op. cit., p 99, Arcila Faras, op. cit., pp.183-216, Cierbide Martinena, op. cit., pp. 68-69.
116
relevante, dado que la devastacin que vivi aquella isla, la dej fuera del mercado
internacional permitiendo el avance de ambas colonias en los rubros del caf y el azcar.
Asimismo, debido a que los conflictos internos de Saint Domngue, generaron una
masiva migracin de plantadores blancos que (entre otros lugares) recalaron en las
referidas colonias hispnicas introduciendo modernas tcnicas de cultivo que ayudaron a
la productividad de aquellas economas.391 Sobre el particular Rafael Baralt nos dice:
389
Izard, Migel, El Miedo a la Revolucin: La Lucha por la libertad en Venezuela (1777-1830), Madrid,
Real Cdula del 13 de Junio de 1786 compilada en Blanco, Jos Flix; Azpurua, Ramn, op. cit.,
tomo I, p. 248.
391
Izard, op. cit., p. 69 ; Depons, Franois , Voyage la partie orientale de la terre ferme dans
117
Para esto ya haban los desastres de la parte francesa de Santo Domingo privado al comercio de
Europa de una porcin considerable del que se extraa de las Antillas; y como huyendo las
revoluciones sangrientas de aquella colonia desgraciada, tan rica y floreciente un da, emigrasen
varias familias a la Costa Firme, el cultivo de la planta se perfeccion infinito. Verdaderamente
desde entonces fue que introdujo Venezuela en los mercados de Europa su exquisito caf slo
392
inferior al de Arabia.
786.000 en 1810 y
396
392
para
Baralt, Rafael Mara, Resumen de la Historia de Venezuela, Brujas-Paris, Decle de Brower, 1939, pp.
366-367.
393
Depons, op. cit., tomo II, p. 439; Casado Arbonis, Manuel, Cacao y poder en Venezuela: Algunos
comerciantes, hacendados y propietarios canarios en los valles de Aragua (1760-1810) en Tebeto, Anuario
del Arhcivo Histrcio Insular de Fuerteventura, 2000, p.90.
394
395
Idem, p. 151.
396
Depons, op. cit., tomo I, pp. 177-178; Dauxion Lavaysse, Jean Joseph, A Statistical, commercial and
political description of Venezuela, Trinidad, Margarita and Tobago, Londres, Printed for G and W.B
Whittaker, 1820, p.44; Aurrecoechea, Jos Mara, Memoria geogrfico, econmico poltica del
Departamento de Venezuela, Madrid, Imprenta de Don Manuel G. Uzal, 1845, pp. 20-21.
118
398
400
401
119
Segn Ramn Chacn Vargas, existan fuertes tensiones entre los peninsulares,
criollos y canarios que integraban la elite de Venezuela. Sin poner esto del todo en duda,
otros autores, como Michael McKinley, sealan que existan lazos econmicos polticos
y familiares, que hacan de estos grupos una casta dominante que se afirmaba en su
pureza de sangre, su status jurdico, sus riquezas y su poder poltico para dominar a los
restantes estratos de la colonia. 404
402
403
404
120
Muy por debajo de la elite blanca, nos encontramos con otro tipo de blancos, los
blancos pobres o blancos de la orilla. Este grupo, surgido a partir de emigrantes y
criollos, que no haba logrado el ascenso social, estaba conformado por alrededor de
200.000 blancos, que no slo eran trabajadores pobres, sino que tambin sufran la
sospecha de la impureza de sangre por parte de los sectores hegemnicos.
Supuestamente, mucho de ellos se casaban con pardos. Segn H. Poudenx:
Los plebeyos blancos ejercen empleos subalternos y se les destina especialmente para ingresar en
las ordenes monsticas. Algunos de ellos se ocupan de administrar los bienes de los grandes
propietarios, y otros son dueos de pequeas heredades, que cultivan por su cuenta. En los burgos
y en las aldeas comparten con los canarios el comercio al detalle. La navegacin, la pesca y la cra
de ganado son actividades que monopolizan en parte; pero sienten absoluto desapego por las artes
manuales y consideran degradante la respetable profesin de artesano, tan til a la prosperidad de
los estados.405
Como vemos, este estrato entraba de manera bastante forzada dentro de la casta
de los blancos y de alguna manera uno podra afirmar que era una suerte de grupo
intermedio entre la elite y las castas de color.
Por debajo de los blancos, nos encontramos con los pardos. Al igual que en
Nueva Granada, este era un sector social muy numeroso y sumamente heterogneo
compuesto por aproximadamente 400.000, hombres libres de color.406 La definicin de la
acepcin pardo era muy amplia y ambigua, ya que inclua a diferentes grupos de
mezclados con negros.407 Incluso segn autores como Manuel Lucena Salmoral, dentro
de la categora de pardos, haba claras jerarquas por las cuales los ms blanqueados eran
mejor reputados que los ms negros y los zambos.408 A pesar de que las normas prohiban
el matrimonio entre los blancos y los sectores de color, los pardos surgieron a partir del
mestizaje clandestino entre los blancos y los esclavos. Segn Franois Depons:
405
406
407
Aizpurua, Jos Mara, Relaciones de Trabajo en la sociedad colonial venezolana, Caracas, Centro
121
En todas las colonias modernas, cultivadas por esclavos, la manumisin no es sino fruto de la
generosidad de los amos y ms fuertemente, el precio de una contubernio del cual han nacido
hijos. Pero la mayor parte de los gobiernos, lejos de favorecer la manumisin, () la hacen difcil
costosa y escasa. Slo entre los espaoles todo concurre a multiplicarla: la religin, por su parte, la
coloca entre las obras ms gratas a los ojos de Dios, la ley, en manera alguna se opone a este
respecto a la voluntad del amo y como arbitro , est fuera del alcance del fisco. No es de
admirarse, pues, si en las posesiones espaolas hay mucho ms manumisos o descendientes de
manumisos que esclavos 409
Al igual que en Nueva Granada, los pardos sufran una fuerte discriminacin por
parte de los sectores dominantes, debido a su carcter de descendientes de esclavos,
nacidos de relaciones ilegitimas. Aqu tambin las leyes establecan una segregacin, por
la cual no podan ocupar cargos polticos ni eclesisticos, ni estudiar, ni ejercer
profesiones liberales, ni casarse con blancos.410 A causa de estas frreas limitaciones, la
mayora de los pardos se dedicaban a trabajos manuales, siendo jornaleros en las
haciendas y en los hatos ganaderos de los blancos y desempendose como carpinteros,
ebanistas, zapateros, carniceros, sastres, etc.411 Empero, a pesar de las normas antes
referidas, se les permita integrar las milicias a condicin de ser siempre subalternos de
los oficiales blancos.412 Segn Franois Depons: Los manumisos no pueden desempear
empleos pblicos () Se los empleo sin embargo en la defensa del pas, constituyendo
un cuerpo de milicias donde el mrito los puede llevar hasta el grado de capitn. Todos
los oficiales superiores deben pertenecer a la clase blanca.413 La mayora de los pardos
eran trabajadores pobres, sin embargo, exista una pequea minora que haban logrado
acumular modestas riquezas, como propietarios de haciendas y hatos ganaderos y
desempendose como pulperos y artesanos.414 Pequeas fortunas que, sin embargo, no
les garantiz el tan ansiado ascenso social, dado que, a pesar de que las autoridades
409
410
Depons, op. cit., tomo I, pp-258-260; McKinley, op. cit. p.31; Brito Figueroa, op. cit., pp. 165-166.
411
Sosa Crdenas, Diana, Los Pardos: Caracas en la postrimeras de la colonia, Caracas, Universidad
Catlica Andrs Bello, 2010, p. 47; Lucena Salmoral, op. cit., p. 43.
412
413
414
122
415
416
Depons, op. cit., tomo I, p. 241; Von Humboldt, op. cit., tomo II, p. 301; Aurrocoechea, op. cit., p. 21.
417
123
419
420
422
124
Acosta Saignes, Miguel, Vida de los esclavos negros en Venezuela, Caracas, Hesperides, 1965, p. 255.
424
Acosta Saignes, op. cit., pp.254-255; Brito Figueroa, op. cit., pp. 206-208.
425
Carta del Gobernador de Venezuela a Su Majestad, del 16 de abril de 1586 compilado en Troconis de
Veracoechea, Ermila, Documentos para el estudios de los esclavos negros en Venezuela, Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 1987, pp.79-81.
426
427
428
Idem, p.209.
125
coloniales buscaron poner fin a este flagelo, no slo apelando a la violencia, sino tambin
reduciendo a los cimarrones mediante el uso de misioneros. stos, con relativo xito,
fundaron varios pueblos integrados por indgenas y negros que se haban rebelado.429
Empero, la resistencia no amain durante el siglo XVIII y los afrodescendientes
continuaron luchando de diferentes maneras contra la dominacin esclavista. Pedro Jos
de Olavarriaga, testigo de los acontecimientos, afirmaba en su informe de 1716: El
negro tratado con mas benignidad se hace soberbio y se alza contra su amo al menor
castigo que le hacen, lo que le induce a huir o muchas veces a matar a su amo o su
mayordomo.430 A su vez, cifraba el nmero de cimarrones en, aproximadamente,
20.000.431 De esta manera, primero en 1732, los palenques del Valle del Yaracuy jugaron
un rol muy importante, apoyando el fallido movimiento del zambo Andresote contra la
Real Compaa Guipuzcoana de Caracas. Luego, en 1749, al poco tiempo del
levantamiento encabezado por Juan Francisco de Len contra la referida compaa, los
esclavos de la provincia de Caracas liderados por Manuel Espinosa, en conjunto con
varios cimarrones, organizaron una extensa conspiracin que tena por fin terminar con la
esclavitud. La misma fue descubierta antes de que comenzara y fue sofocada por las
autoridades coloniales.432 Unos de los conjurados declar que Espinosa: incitaba a los
negros a que reclamasen la libertad.433 Posteriormente, entre los aos 1771-1774, un
grupo de esclavos cimarrones acaudillados por Guillermo, llevaron adelante una activa
resistencia en la zona de Panaquire causando temor entre los amos. Luego de varios aos
de lucha, finalmente el movimiento fue derrotado, Guillermo asesinado y muchos de sus
seguidores apresados.434 A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, la resistencia de
los esclavos, los cumbes y las revueltas persistieron. Estas, por un motivo de claridad
expositiva, sern abordadas en los captulos siguientes.
429
430
431
Idem, p. 267.
432
Acosta Saignes, op. cit., p. 268-269; Brito Figueroa, op. cit., pp.211-212.
433
434
Idem, p.217.
126
Por ltimo, tambin entre los sectores subalternos, nos encontramos con los
indgenas, quienes fueron colonizados
hay
coincidencias en torno a su nmero. Por ejemplo, Alexander Von Humboldt afirmaba que
eran 120.000, mientras que Jos Mara Aurrocoechea, consideraba que alcanzaban la
abultada cifra de 221.415 personas.435 Por su parte, el historiador Federico Brito Figueroa
considera que existan un total aproximado de 161.154 indgenas. En su opinin, era un
estrato heterogneo, divisible entre aquellos 75.564 que eran tributarios, los 25.590 libres
de dichos servicios y otros 60.000 que vivan de forma independiente y marginal al orden
colonial.436 Segn Jos Mara Aizpurua, los indgenas fueron inicialmente esclavizados,
sin embargo, posteriormente se institucionaliz la encomienda por prestacin de servicios
sin paga, lo cual resultaba una suerte de esclavizacin encubierta. A partir del siglo XVII,
debido a la presin que la Corona y la iglesia ejercieron sobre la elite colonial, este
sistema fue mutando y se establecieron pueblos de indios, primero en la regin de los
Andes y luego en el centro y el oriente. Este nuevo orden, que pretenda limitar el
omnmodo poder de los colonos, estableca que los indios vivan en pueblos especiales,
bajo la supervisin del corregidor como representante de la Corona y del cura doctrinero,
quien estaba encargado de la evangelizacin de las almas. En este esquema, los
aborgenes, dividan su tiempo cultivando las tierras de la comunidad para su autosustento y trabajando para el encomendero. Empero, esta situacin nuevamente se
modific posteriormente, establecindose, primero, el pago del tributo al encomendero y
luego directamente a la Corona. De esta manera, como precisa Jos Mara Aizpurua, las
comunidades originarias, alcanzaron una autonoma relativa e incluso, en algunos casos,
stas comenzaron a producir bienes como el cacao y el tabaco que comercializaban para
pagar el tributo en metlico. Asimismo, tambin seala el referido autor, que muchos
indgenas cumplan con aquella obligacin, conchabndose como peones asalariados en
las haciendas cercanas a los pueblos en los que habitaban. En paralelo al proceso antes
descripto, a partir de mediados del siglo XVII, en el contexto de la ampliacin de la
frontera colonial, se fueron estableciendo las misiones como otra forma de sometimiento
de las comunidades originarias. En este esquema, los indgenas deban vivir en pueblos
435
436
127
que les eran asignados y trabajar en tierras colectivas y hatos ganaderos, bajo la
dominacin de un padre misionero de una orden religiosa. El padre y la orden, eran las
autoridades mximas de la misiones. Durante los 20 primeros aos de existencia de las
misiones, la Corona tena un control muy laxo sobre ellas. Sin embargo, luego de
transcurrido ese tiempo, stas deban recaer bajo la jurisdiccin regia, en la figura de un
corregidor acompaado por un cura doctrinero. Por su parte, los indgenas, nombraban
alcaldes de sus pueblos, que tenan escaso poder. Segn las zonas, las misiones corrieron
una suerte diversa. Al calor del avance de la conquista, las de los llanos centrales, dieron
lugar a la integracin de las comunidades siguiendo el patrn antes descripto de pueblos
indgenas, bajo la gida del poder de la Corona. Las de Cumana, quedaron en una
situacin intermedia y las franciscanas de Guayana, que se constituyeron en un verdadero
estado dentro de otro estado, se mantuvieron intactas hasta los primeros aos del proceso
independentista.437
Conclusiones
128
Desde mi punto de vista, esto se debe a que en las referidas colonias hispanoamericanas
no era posible encontrar un sistema de plantacin con cientos de miles de esclavos, ni una
estructura social tan rgida como las que existan en la isla. Sin embargo, a partir de 1789,
las tensiones internas de Venezuela y Nueva Granada, comenzaron a intensificarse, por
muchos y diversos motivos. No obstante, al parecer, las mltiples y complejas influencias
de la revolucin francesa y de la revolucin en Saint Domingue jugaron un rol nada
menor en este proceso. Los embates de dichas revoluciones sacudieron a la metrpoli,
que se vio envuelta en nuevas guerras, arrastrando a sus colonias en el gran Caribe. Estas
no solo participaron, de diferentes maneras, en esta contienda, sino que sufrieron en carne
propia los influjos de aquellos acontecimientos. Justamente, esto es lo que analizar en
los captulos subsiguientes.
129
439
actuaran con esmero para: impedir () la introduccin de los papeles que se citan, cuyo
primer objeto es el espritu de independencia y de irreligin440.
438
Haitiana en el Gran Caribe (1791-1814) en Caravelle, No 86, p.130; Pinto Tortosa, Antonio Jess, Una
colonia en la encrucijada: Santo Domingo, entre la Revolucin Haitiana y la reconquista espaola, 17911809, Madrid, Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid-Facultad de Geografa e Historia
Departamento de Historia Contempornea, 2011, p.45.
439
Carta de Antonio Porlier a Juan Guillelmi, 24 de septiembre de 1789 AGN, Reales Ordenes, X, f.140.
440
Carta de Antonio Porlier a Juan Guillelmi, 24 de septiembre de 1789 AGN, Reales Ordenes, X, f.140.
130
Poco despus, la Corona expidi nuevas rdenes en las que prohiba la: entrada
de cualquier ilustracin, papeles impresos o manuscritos, caja, abanicos o cualquier otro
objeto alusivo a la revolucin francesa441
Tal como vimos en la primera parte de este trabajo, los sucesos franceses
repercutieron en Saint Domingue, donde los sectores libres se movilizaron en busca de
imponer sus demandas. Esto gener un enorme temor en el gobierno de Santo Domingo,
que aplic diferentes medidas para proteger la frontera y evitar el contagio.442 Al calor de
los acontecimientos, la preocupacin de la Corona espaola se intensific rpidamente y
en mayo de 1790, promulg una nueva real orden en la que se decretaba la expulsin de
los franceses y la prohibicin de la entrada a las posesiones americanas de esclavos
comprados o prfugos de las colonias francesas. La misma estableca: Mandando celar
con toda vigilancia para que no se introduzcan negros comprados o prfugos de las
colonias francesas y otras personas de casta que pueda influir mximas opuestas a la
debida subordinacin y vasallaje.443 Para las autoridades, era necesario impedir la
importacin de los esclavos provenientes de aquellas colonias, dado que podan estar
contaminados con las ideas sediciosas provenientes de la metrpoli y podan inocular el
cncer de la subversin a los afrodescendientes hispanoamericanos. Por ello, incluso
resolvieron terminar con la vieja prctica ibrica de otorgarles la libertad a los esclavos
prfugos que se convirtieran al catolicismo al fugarse a los dominios espaoles. Se
estableci que: En cuanto al destino de los negros fugitivos de colonias extranjeras se ha
servido resolver () que por ahora cese el uso de la libertad de los esclavos que se
refugian en nuestras colonias () se publique por los medios que juzgue oportunos a fin
de que llegue a noticias de los esclavos extranjeros y cese la transmigracin de ellos que
en la actualidad experimenta.444
441
Citado en Soriano, Mara Cristina, Rumors of Change: Repercussions of Caribbean Turmoil and Social
Conflicts in Venezuela (1790-1810), Tesis Doctoral, New York, NewYork Unviersity, 2011, p. 93; Pinto
Tortosa, op. cit., p. 46.
442
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Lerena, 25 de Julio de 1790, AGI, Santo Domingo, 954.
443
444
Idem.
131
445
446
Idem, p. 97.
132
448
Real cedula de Su Majestad sobre la educacin, trato y ocupaciones de los esclavos en todos sus
Idem.
450
Carta del ayuntamiento de Caracas del 7 de diciembre de 1789, AGI, Indiferente, 802.
133
451
Idem.
452
Idem.
134
da ni hora a pesar de todas las blancas y blancos de esta ciudad de Caracas 8 de mayo de
1790.453
Las autoridades coloniales respondieron velozmente ante la provocacin,
estableciendo diversas medidas de seguridad.454 Al poco tiempo, el Capitn General Juan
Guillelmi, le explic la situacin al Ministro Antonio Porlier. En su misiva relataba el
rechazo de los hacendados a que se aplicar el cdigo negro, sealando que para ellos la
normativa: poda causar en el pueblo libre la consternacin y en la esclavitud el
pensamiento de independencia.455 Asimismo, comentaba los ltimos sucesos:
Posteriormente se divulgaron
haciendas por la insubordinacin, altanera y amenazas de los esclavos () que todos crean
haberles dado su majestad la libertad () En principios de Mayo () e dejaron ver por algunas
noches a deshora varios pelotones de gentes ociosas, y se fijaron cuatro pasquines () Concepto
que estos movimientos no eran de los esclavos sino de algunas personas malignas empeadas en
inflamar e introducir las desconfianza donde no debe haberlas abusando de la rudeza de un gran
numero de gentes de color que comprende este pueblo libres y esclavos y difundiendo por su
medio a toda la provincia el incentivo de la perturbacin.456
Mientras tanto, en octubre de 1790, estall la rebelin de los affranchis .en Saint
Domingue. Como vimos, una vez que fue abortada, los rebeldes se exiliaron en Santo
Domingo. Sin embargo, el Capitn General Joaqun Garca apres a los insurrectos y los
453
AGI, Pasquines y Loas, 4; Langue, Frederique, La culpa o la vida. El miedo al esclavo a finales del
siglo XVIII venezolano en Procesos Histricos: Revista de Historia y Ciencias Sociales, Nro 22, juliodiciembre 2012, Mrida, p. 32
454
455
Carta de Juan Guillelmi a Antonio Porlier, 29 de Julio del 1790 AGI, Indiferente, 1802.
456
Idem.
457
Idem.
135
extradit a la colonia vecina, donde los principales cabecillas fueron ajusticiados sin
misericordia.458 La situacin empeor durante los meses subsiguientes, hasta que el 22 y
el 23 de agosto aconteci la masiva sublevacin de esclavos. Aterradas la elite y las
autoridades, pidieron ayuda a las colonias circundantes. El Gobernador Philibert
Blachelande se comunic con su par de Santo Domingo, solicitando ayuda y el envo de
tropas. Joaqun Garca se neg a socorrerlo, alegando que no se aplicaba el tratado de
asistencia mutua y que adems no poda hacerlo por la escasez de recursos con los que
contaba Santo Domingo.459 De esta manera, se mantuvo neutral. Quienes s tomaron una
actitud ms proactiva fueron Luis de las Casas, el Capitn General de Cuba y Juan
Bautista Vaillant, el Gobernador de Santiago de Cuba, enviando reses a la colonia
francesa para abastecer a las tropas galas.460 Asimismo, las autoridades cubanas
mandaron a Manuel Gonzlez, como emisario a la isla francesa, para informar de lo que
all estaba sucediendo. ste estuvo un tiempo all y luego pas a Jamaica, desde donde
cumpli su misin.461 Por su parte, Joaqun Garca reforz las fronteras con el batalln
fijo de Santo Domingo, las milicias urbanas y el regimiento de Cantabria, que haba
llegado de Puerto Rico en mayo de 1791.462
Anoticiado del terremoto que sacuda a Saint Domingue y que amenazaba al
Caribe Hispano, el Conde de Floridablanca mand, en noviembre de 1791, una nueva
orden a las autoridades coloniales, en las que los conminaba a fortalecer el cordn
sanitario, mantenerse neutrales en las luchas entre blancos y llegado el caso ayudar ante
ataques de negros. En sus palabras:
458
Carta de Joaqun Garca a Antonio Porlier, del 20 de enero 1791, AGI, Santo Domingo, 1029; Sevilla
Soler, Mara Rosario, Santo Domingo Tierra de Frontera (1750-1800), Sevilla, Escuela de Estudios
Hispanoamericanos de Sevilla-CSIC, 1980, p. 382.
459
Carrera Montero, Fernando, Las complejas relaciones de Espaa con la Espaola: El Caribe Hispano
frente a Santo Domingo y Saint Domingue (1789-1803), Santo Domingo, Fundacin Garca Arevalo,
2004, pp. 34-35; Pinto Tortosa, op. cit., p.49.
460
461
462
Carrera Montero, op. cit., pp. 44- 46 y 274; Sevilla Soler, op. cit., p. 385; Pinto Tortosa, op. cit., p. 49.
Carrera Montero, op. cit. p. 275.
Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 18 de junio de 1791, AGI, Santo Domingo, 954; Carta
de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 22 de febrero de 1792 AGI, Santo Domingo, 955; Carrera
Montero, op. cit., p. 41; Pinto Tortosa; op. cit., p. 50.
136
Debern () tener por regla general (...) no mezclarse para sostener un partido ms que otro de
los que hubiere entre los blancos y respectivos gobiernos, observando () una perfecta
neutralidad. Pero si de resultas se formaran cuerpos de malhechores, de piratas en estos mares o de
negros contra blancos para destruir a estos, o cometer atrocidades o latrocinios, procurando obrar
conforme a las reglas de laH umanidad, auxiliando a los perseguidos () y (), poniendo la vista
en que el contagio de la insurreccin no se comunique a las partes y posesiones de espaolas; a
cuyo fin el Gobernador de Santo Domingo establecer un cordn de tropas sobre la frontera,
poniendo () cuidado en que () no se () mezclen ni comuniquen con los franceses, para
evitar las resultas y consecuencias del mal ejemplo ().463
463
Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 18 de junio de 1791, AGI, Santo Domingo, 954; Carta
de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 22 de febrero de 1792 AGI, Santo Domingo, 955; Instrucciones
de la Corona a las autoridades hispanas, 24 de noviembre de 1791 AGS, SGU, leg. 6846, exp.79, nro. 376;
Carrera Montero, op. cit., p. 42; Pinto Tortosa, op. cit., p. 51.
464
465
Circular de Juan Guillelmi dirigida a los Gobernadores de La Guaira, Puerto Cabello, Trinidad y
137
El ascendente que ha tomado sobre los blancos, el partido de los mulatos y los negros () de
Santo Domingo; ha obligado () a expatriarse varias familias de aquella colonia y establecerse en
() Curazao quedando prximas otras muchas () para ejecutar otro tanto porque la hostilidad
llega al extremo. Previendo que su acogida pueda trascender a los dominios de S.M. y teniendo
() presente los () encargos del Rey () para no permitir la introduccin de extranjeros en sus
posesiones (); exped una circular a los Gobernadores () encargndoles el cumplimiento de
aquellas reales disposiciones; pero como puede llegar el caso de que sea tal la comparecencia de
los extranjeros que las leyes de la humanidad exijan ampararlos bajo algunas reglas. 466
Por su parte, Joaqun Garca daba cuenta de haber recibido las rdenes oficiales y
les explicaba a las autoridades metropolitanas que haba establecido un cordn sanitario
en la frontera con la colonia francesa:
Quedo con el cuidado de no mezclarme () a sostener un partido mas que otro de los que
hubiere entre los blancos y su respectivo gobierno ().Tambin observar se si formase de reclutas
cuerpos de malhechores de pitaras o de negros contra blancos para destruirlos o cometer
atrocidades o latrocinios el auxiliar a los perseguidos segn las reglas de la humanidad dndoles
vveres, armas y municiones segn se pudiere().En cuanto al cordn de tropas que se me manda
establecer o reforzar en la frontera de mi jurisdiccin es providencia que tengo tomada de que he
dado cuenta desde el principio sucesivamente al Rey y mismo en cuanto a su precaver y evitar el
mal ejemplo la seduccin y el soborno con estos vasallos.467
; Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 22 de febrero de 1792 AGI, Santo Domingo, 955.
138
ms peligrosa () que tiene exaltada () la cabeza a fuerza del entusiasmo con que la acaloran
las nuevas ideas francesas (). Y l mismo ha dicho que se han enviado a otros comisarios a
nuestras islas de Amrica, especialmente desde Marsella. () Del orden del Rey he dado a todos
ustedes estas noticias para que con el mayor secreto y sagacidad den las providencias conducentes
a descubrir al dicho Folney () y tomarle sus papeles, participndome () luego () y lo mismo
a () el Virrey de Mxico y a los capitanes generales y Gobernadores de las islas y de Veracruz y
Cartagena.468
468
Carta del Conde de Aranda a Juan Guillelmi, 29 de febrero de 1792, AGN, Gobernacin y Capitana
Borrador de Juan de Guillelmi para todos los tenientes de justicia de la provincia, 17 de marzo de
1792, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVII, ff. 68-69; Borrador de Juan de Guillelmi para el
teniente mayor del Tocuyo, 1 de marzo de 1792, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVII, f. 50;
Callahan, op. cit., pp. 5-6; Soriano, op. cit., pp. 134-135.
470
Prez Morales, Edgardo, Itineraries of Freedom Revolutionary Travels and Slave Emancipation in
Columbia and the Greater Caribbean. 1789-1830, Tesis Doctoral, Michigan, University of Michigan,
2013, p. 21.
471
Borrador de Juan Guillelmi para el teniente mayor del Tocuyo, 1 de marzo de 1792, AGN,
139
Como vimos en la primera parte, durante los ltimos meses de 1792 y comienzos
de 1793, las revoluciones en Saint Domingue y en Francia se fueron radicalizando
472
Borrador de Juan Guillelmi para el teniente mayor de San Carlos, 19 de abril de 1792, AGN,
Gobernacin y Capitana General, XLVII, f.107; Borrador de Juan Guillelmi para el comandante de
Puerto Cabello, 19 de abril 1792, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVII, f. 108.
473
Carta del intendente de Venezuela al capitn y Gobernador general, 27 de junio de 1792, AGN,
Intendencia del Ejrcito y Real Hacienda, LXXVII, f. 96; Oficio del los ministros de la real hacienda de
La Guaira para el intendente, 5 de julio de 1792, AGN, Intendencia del Ejrcito y Real Hacienda,
LXXVII, f. 164-165.
474
Carta de Juan Guillelmi para el Conde de Aranda, 24 de abril de 1792, AGN, Gobernacin y
Carta de Juan Guillelmi al Gobernador de Saint Domingue, 14 de junio de 1792, AGN, Gobernacin
140
velozmente. En la colonia, los esclavos mantenan bajo su poder amplias zonas del
territorio y en las negociaciones con los primeros comisionados demandaron el fin de la
esclavitud y el racismo. Asimismo, a fines de 1792, arribaron a la isla los segundos
comisionados de tendencia jacobina. Una misin que, en poco tiempo, cambiara el
rumbo de los acontecimientos. Mientras tanto, en Francia, la revolucin giraba hacia la
izquierda, con el ascenso de los jacobinos, la proclamacin de la repblica en septiembre
de 1792 y la ejecucin de Luis XVI en enero de 1793. Todas estas circunstancias eran
vividas con atencin por los gobiernos de Venezuela y Nueva Granada, sin embargo,
impactaran con mayor inmediatez en Santo Domingo.477 All, al calor de ese nuevo
contexto, empez a darse un lento acercamiento entre los esclavos rebeldes y las
autoridades coloniales. A fines de 1792, Jean Franois le escribi una primera carta a
Joaqun Garca solicitando ayuda para sus tropas, El Capitn General de Santo Domingo,
se opuso a prestar cualquier auxilio, afirmando que sus rdenes no se lo permitan.478 A
pesar de todo, el lder de los rebeldes no se desalent y volvi a insistir:
Yo creo () que es muy bueno para el reino entrar con nosotros en este negocio (). Ud. ()
ve que nosotros estamos precisados a hacer la guerra con estos seores blancos puesto que no
quieren conocer a Dios ni al Rey; desde este momento nosotros nos hemos sublevado contra ellos
y () nosotros presumimos puesto que conocemos al Rey de Francia, y nosotros estamos al
desquite por l, hallndose muy distante de nosotros no puede darnos los reesfuerzos para este
efecto; nosotros recurrir a su cohermano de Espaa, nosotros no pedimos tropas para ayudarnos
(). A pesar que a estos () blancos le llegan reclutas que salen del pas extranjero, nosotros sin
descomponernos siempre los mismos y combatiendo con ellos todos los das. Ved hay seor
nuestra convencin con nuestra buen Rey de Espaa y nosotros entraramos todos bajo su
dominacin y gobernar el pas si llegamos a conseguir por la voluntad de Dios como aquel que
gobierna actualmente y sacar la quinta esencia y nos har trabajar como debe ser siendo sus
sbditos. Mediante que l nos provea municin toda suerte de armas () y alguna especie de telas
para vestir soldados y algn poco de vveres yo os protesto que si nosotros estuvisemos todos
armados como ellos () no resistiran en el pas dos meses y no es de admirar si ellos se hallan
vencedores en este momento teniendo todas las cosas propias a ellos y a pesar de esto, nosotros
477
Carta de Jos Mara Chacn a Juan Guillelmi, 26 de septiembre de 1792, AGN, Gobernacin y
Carta de Joaqun Garca a Pedro Acua y Malvar, 10 de octubre de 1792, AGS, SGD, leg. 7157, exp.
18.
141
nos sostenemos bien siempre. () Y as juzgo si nosotros estuviramos todos armados estara
acabada esta guerra y tambin hay ms negros que no estn armados que los que lo estn. ()
Ved lo que tengo el honor de advertir, si esto es verdad, si esta cantidad de armas nos pertenece
por la gracia de Dios y segn () nuestra convencin Ud se encargar de dar avio al principal
superior de la Espaa y Ud nos honrar de su amable para saber el resultado. Nosotros somos con
un profundo respeto y un deber fraternal y el socorro de nuestro seor Jesucristo. .479
479
Carta de Jean Franois a Joaqun Garca, 13 de febrero de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp. 19, nro.
20; Victoria Ojeda, Jorge, Las Tropas Auxiliares de Carlos IV: De Saint Domingue al mundo hispano,
Castell de la Plana, Universitat Jaume I, 2011, p. 53.
480
481
Carta de Joaqun Garca al Conde de Campo de Alange, 25 de noviembre de 1792, AGI, Santo
Domingo, 1110.
142
los esclavos insurrectos por parte de los comisionados republicanos de Saint Domingue.
Preocupado, escribi:
Con mayor calor se habla en el Gurico de dar libertad a todos los negros y expatriarlos para que
() lleven () la revolucin por todo el Nuevo Mundo, y () poner en ejecucin las prfidas
ideas que en los primeros momentos de la revolucin francesa se manifestaron en sus sediciosos
papeles pblicos. () La carta que acabo de recibir por el comandante de armas de nuestra
frontera () Don Arata, que la dirigi Mr Jancourt coincide con las dems noticias que han
llegado a mi por Dajabn y que el pensamiento de libertad a los negros es materia que hoy ocupa
los pensamientos de los comisarios civiles y a todos los de su faccin.482
Pocos das despus, escriba sobre la posibilidad de aliarse con los negros
rebeldes, si finalmente se declaraba la guerra contra la Francia revolucionaria. Planteaba:
Llegar el caso de mirar a esta nacin francesa como enemiga y a proceder hostilmente contra su
colonia (). Para este momento se precisa [que] V.S. se digne darme reglas de modo con que
deber comportarme con los negros armados, partidas que podr ofrecerles y las ventajas
sucesivas sobre su suerte que sean capaces de persuadirles a la unin y a la subordinacin espaola
bajo los auspicios de nuestro Dignsimo Monarca y no darle lugar a que atiendan ni admitan las
que se les hagan por el gobierno de su nacin que sern las ms acomodadas y las mas eficaces
para vencer este primero y grave obstculo y reunirse unos hombres que acostumbrados a las
armas los miran con particular atencin y con ellos hacernos la guerra ofensiva con ardor y con
empeo.483
482
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malvar, 13 de enero de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp.
143
Ejecutado en la augusta persona de su legtimo soberano el atroz horroroso atentado (), quiere
el Rey que () al recibo de esta () resolucin estar declarando () la guerra contra aquella
nacin, dispondr V.S. en la mayor (), eficacia y disimulo los medios oportunos para ganar y
atraer a nuestra parte el de los brigantes, as negros como mulatos y el de los realistas descontentos
del nuevo gobierno introducido por la nacin francesa () A este fin convendra ganar el nimo
de Juan Francisco, Jacinto y dems jefes y aliados de los negros para que hostilicen a la tropa y
habitantes de la parte francesa adictos a la nueva constitucin hasta lograr su total exterminio (),
para lo cual les franquear V.S. los auxilios posibles, ofrecindoles desde luego que S.M. les
recibe bajo su real proteccin y asegura bajo su real palabra a los negros y mulatos desde ahora
para entonces la libertad, exenciones, goces y prerrogativas correspondientes a los vasallos suyos
y a estos y a los blancos ventajosos establecimientos en aquella parte o en la Espaola o
conservarles en las que hayan adquirido, procurando ante todo poner en seguro las posesiones y el
que puedan atacarnos tropas enemigas. 484
484
Real orden de 22 de febrero de 1793, incluida en carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malvar,
25 de abril de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp. 19, nro. 117; Carrera Montero, op. cit., p. 54; Victoria
Ojeda, op. cit., pp. 63-64.
485
486
Carta de Joaqun Garca al Rey, 25 de abril de 1793, AGS, SGU, leg. 7157, exp. 19, nro. 117; Victoria
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malavar, 14 de mayo de 1793 AGS, SGU, leg. 7157, exp.
144
488
Pinto Tortosa, op. cit., pp. 88-89; Victoria Ojeda, op. cit. p. 65; Carrera Montero, op. cit., p. 55.
489
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua y Malavar, 14 de mayo de 1793 AGS, SGU, leg. 7157, exp.
Idem.
145
491
Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, nro. 89.
492
Carta de Joaqun Garca a Pedro de Acua, 11 de junio de 1793, AGI, 956; Carrera Montero, op. cit.,
p. 62
493
494
495
Victoria Ojeda, op. cit., p. 68; Sevilla Soler, op. cit., pp. 388-392.
146
Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, nro 89
497
498
Carta de Vicente Emparan a Pedro Carbonell, 5 de junio de 1793 AGN, Gobernacin y Capitana
147
508
Por ello, se
establecieron controles para asegurarse que los emigrados fuesen efectivamente contra502
Carta de Eugenio de Llaguno al Duque de la Alcuda, 18 de febrero de 1795, AGI, Estado, 62, N.4.
503
Idem.
504
505
Sanz Tapia, ngel, Los militares emigrados y los prisioneros franceses en Venezuela durante la guerra
507
Soriano, op. cit. pp. 139-140; Callahan, op. cit. p.10; Sanz Tapia, op. cit. p. 44.
508
Carta de Jos Mara Chacn a Juan Guillelmi, 24 de enero de 1792 AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Vicente Emparan a Pedro Carbonell, 10 de febrero de 1792 AGN, Gobernacin y Capitana
General, XLVIII, f. 208; Carta de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI,
Estado, 66, N. 11.
148
revolucionarios y para evitar que no entrasen desde la isla de Trinidad a Tierra Firme.510
Las cosas se complicaron an ms, a comienzos de 1793, cuando arrib a Puerto Espaa
una escuadra compuesta por cuatro embarcaciones, con 145 militares realistas oriundos
de Martinica, liderados por M. Rivere.511 stos se haban escapado de aquella isla, luego
de ser derrotados por la faccin de los republicanos. Al llegar, M Rivere se comunic con
Jos Mara Chacn y present a su grupo como fieles realistas, dispuestos a luchar contra
la revolucin francesa en el Caribe, en defensa de las Coronas borbnicas de Francia y
Espaa. Ateniendo a estos argumentos, el Gobernador les dio acogida temporaria y se
comunic con las autoridades metropolitanas para saber como proceder.512 Jos Mara
Chacn respondi a sus pedidos afirmando: el estandarte real francs ser en todo
momento respetado por los sbditos del Rey mi seor y que el deber ms preciado a mi
corazn ser siempre el de asegurar a aquellos que tan gloriosamente lo porten las ayudas
y la proteccin que ellos soliciten.513
En el nterin, mientras se resolva esta situacin, los militares emigrados se
enteraron de la noticia de la ejecucin del Luis XVI y decidieron ir a Martinica,
Guadalupe y el resto las pequeas islas francesas, para vengar su muerte e intentar
recuperarlas.514 Jos Mara Chacn acept esta eleccin, pero con la condicin de que si
la misin tena xito, las Antillas quedaran bajo dominio espaol. Al poco tiempo de
iniciada esta expedicin, las autoridades venezolanas recibieron la real orden en la que
Madrid aprobaba el asilo. A su vez, el gobierno imperial conminaba a los franceses a que
se dirigieran a Puerto Cabello, donde recibiran nuevas rdenes. 515 La declaracin de la
510
Carta de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI, Estado, 66, N. 11; Carta
de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI, Estado, 66, N. 16; Callahan, op. cit.
p. 10
511
Gmez, Alejandro, Fidelidad bajo el viento: Emigracin, Revolucin y Contra Revolucin en las
Antillas Frances, visto a travs de la experiencia de algunos oficiales franceses, Mxico, Siglo XXI, 2004,
p. 88; Sanz Tapia, op. cit. pp. 58-59; Soriano, op. cit. p. 159; Carta de Vicente Emparn a Pedro
Carbonell, 10 de febrero de 1793, AGN, Gobernacin y Capitana General, XLVIII, f. 208
512
Carta de Jos Mara Chacn al Conde de Aranda, 30 de enero de 1791 AGI, Estado, 66, N. 16.
513
514
515
Real Orden, 16 de abril de 1793, AGN, Reales Ordenes, XII, f. 57; Sanz Tapia, op. cit. pp. 63-64.
149
guerra entre Francia y Espaa y la intencin de conquistar Saint Domingue, hizo que
aquella escuadra de realistas se volviese atractiva para las autoridades metropolitanas. La
idea era utilizarlos en aquella empresa.516
Una vez que M. Rivier y su gente recibieron las noticias, decidieron emprender
el regreso a Trinidad. Esta vez, se le sumaron un nmero muy importante de colonos
blancos que deseaban fugarse del dominio republicano. Asimismo, se les uni parte de un
regimiento de infantera liderado por Joaqun de Fressineaux, que tambin anhelaban
ponerse al servicio de Espaa. La cifra aproximada era de 2.500 personas que buscaban
refugio en las colonias vecinas.517 Los emigrados y los militares arribaron a Trinidad en
junio, donde fueron muy bien recibidos por el Gobernador. All se quedaron los civiles,
mientras que la mayora de los militares liderados por M. River y Fressineaux se
dirigieron hacia Puerto Cabello. Sin embargo, de la escuadra, dos barcos quedaron en
Trinidad.518 Una vez en Puerto Cabello, las fuerzas de M. River se sumaron a la
escuadra del almirante Gabriel de Aristizabal y los soldados de infantera de Fressineaux,
pasaron a Caracas. Ambos quedaron estacionados, sin intervenir en combate.
Mientras tanto en Saint Domingue, la guerra avanzaba. La situacin se haba
tornado an ms compleja con la intervencin de Inglaterra. Desde el comienzo del
conflicto blico, Joaqun Garca, preocupado por los limitados recursos militares y
econmicos con los que contaba, se contact con las colonias vecinas, para que le
prestaran auxilios. El Capitn General de Cuba relataba estos pedidos: acabo de recibir
carta del presidente de Santo Domingo pidindome le enve varios pertrechos y 2.400
hombres de tropa veterana519. Explicaba, que a pesar de las dificultades, le haba
remitido todas las municiones solicitadas y 500 soldados y que estaba dispuesto a enviar
ms tropas de ser necesario, si contaba con el auxilio de la escuadra de Gabriel de
Arisitizabal. Asimismo, expresaba que en una guerra como sta, donde el combate
516
517
518
519
Carta de Luis de las Casas al Conde del Campo de Alange, 11 de noviembre de 1793AGI, Estado, 14,
N. 52.
150
ideolgico era tan importante y el peligro de contagio era tan alto, era menester llevar
adelante los mximos esfuerzos posibles.520
En lo que respecta a Puerto Rico, sta ya haba hecho un temprano aporte a las
fuerzas de Santo Domingo, enviando en 1791, el regimiento de Cantabria.521 Sin
embargo, en la medida que la situacin de aquella isla fue empeorando, las autoridades
solicitaron nuevos y urgentes auxilios. El gobierno de la vecina colonia respondi,
enviando el regimiento fijo de Puerto Rico, compuesto por 500 soldados y sumas de
dinero.522 Segn Joaqun Garca, la ayuda econmica haba sido muy importante.
La falta de caudales con que se hallan estas Reales Cajas para atender a los muchos y grandes
gastos de esta Isla, me tiene con continuo desvelo y me han obligado a recurrir a los intendentes de
Puerto Rico y la Provincia de Caracas pidindoles a nombre de SM ciento y cincuenta mil pesos a
cada uno de estos ministros para que la tropa () no se vea sin el corto auxilio de su paga (). El
intendente de Puerto Rico, () como decidido a franquear cuantos recursos han sido de su resorte
y le he pedido desde la declaracin de la guerra me ha remitido puntualmente la cantidad que le
ped.523
520
Idem.
521
Carta de Joaqun Garca al Conde de Lerena, 18 de junio de 1791, AGI, Santo Domingo, 954;
522
523
Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, N.89.
524
Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 22 de junio de 1793, AGI, Caracas, 484.
151
Vale la pena sealar que el reclutamiento de los hombres para pelear en Saint
Domingue, no fue una tarea sencilla ya que el temor y el desinters por arriesgar la vida
525
Acta de la Junta de Guerra, 18 de noviembre de 1793, AGN, Gobernacin y Capitana General, IL, ff.
336-355.
526
Carta de Intendente Fernndez de Len al Conde del Campo de Alanage, 12 de junio de 1794, AGI,
Caracas, 484. Las dos compaas de milicias lucharon en Santo Domingo hasta principios de 1794 cuando
regresaron a Venezuela. Carta de la Real Audiencia de Santo Domingo al Intendente de Venezuela, 29 de
febrero de 1794, AGI, Santo Domingo, 1031.
527
Carta de Joaqun Garca al Duque de Alcuda, 3 de enero de 1794, AGI, Estado, 14, N.89.
528
Carta de Antonio Fernndez de Len al Conde del Campo de Alanage, 12 de junio de 1794, AGI,
Caracas, 484.
152
en dicha gesta, parece haberse sido mayoritario entre los sectores populares de la colonia.
Por ejemplo, Toms Garca, uno de los responsables de enganchar vagos para el
ejrcito, se encontr con enorme dificultades. En carta al Capitn General, respondiendo
a las rdenes de reclutamiento explicaba: Me ordena reclute 50 hombres tiles,
remitiendo aquellos y ms a Puerto Cabello (), pero () para entonces ya todo el
vecindario estaba sabido de que se haba de hacer esta recluta porque en las jurisdiccin
mediata haban echo esto mismo, el da que intent con varas partidas evacuar mi
encargo apenas pude en toda mi jurisdiccin recoger 11 hombres, pudiendo haber
conseguido mucho ms sino hubiesen echo fuga().529
Adems de la carencia de recursos para sobrellevar la guerra, las autoridades de
Santo Domingo se encontraron con la dificultad de no tener suficiente lugar para alojar a
los cientos de franceses que iban tomando como prisioneros. Prisioneros, que por ser
adictos a la causa republicana, eran en si mismo un peligro. Para resolver este entuerto,
decidieron despachar varios contingentes de cautivos hacia Puerto Rico, Cuba y
Venezuela. 530 En este sentido, en agosto de 1793, Joaqun Garca remiti a Venezuela
538 presidiarios franceses (33 oficiales, 17 sargentos, 16 cabos y 472 soldados, muchos
de los cuales eran negros ex esclavos), acompaados por una carta en la que explicaba a
Pedro Carbonell (el nuevo Capitn General) la imperiosa necesidad de que estos fueron
alojados en las crceles de aquella colonia. 531 En su misiva manifestaba:
Los prisioneros franceses de guerra () pasan de mil hombres. Este nmero de tanta
consideracin me causa en esta isla los mayores cuidados por se la gran parte de los patriotas
revolucionarios (). No tengo castillos ni fuertes donde asegurarlos y que sus conversaciones o
las maquinaciones de su cabeza no proyecten un accidente que cause estrago; por esta razn hice
529
Carta de Toms Garca a Pedro Carbonell, 14 de noviembre de 1793, AGN, Gobernacin y Capitana
General, X, f. 168.
530
Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 16 de agosto de 1793, AGN, Intendencia de Ejrcito y
Lista de los prisioneros franceses remitidos desde la isla de Santo Domingo al puerto de La Guaira el
153
remesa a Puerto Rico de 211 que existan de los que se hicieron en Juana Mndez y a V. M. con
destino a Puerto Cabello remito quinientos y poco ms o menos (). 532
A pesar del disgusto del gobierno de Caracas, estos cautivos fueron inicialmente
recibidos en Puerto Cabello y luego remitidos a La Guaira, donde se los recluy bajo
cuatro llaves.533 El arribo de estas personas indeseadas, gener una gran preocupacin
entre las autoridades y la elite de Venezuela, que teman que las ideas revolucionarias
prendieran entre los sectores populares venezolanos. Justamente, para tratar este tema se
conform, a comienzos de noviembre de 1793, una junta integrada por el Capitn
General, miembros de la iglesia y de la Real Audiencia, en la que se expres el terror a
estas: () personas infundidas con mximas y doctrinas perniciosas, que con
desesperacin buscan extender sus ideas entre los esclavos, negros libres y mulatos
locales.534 Sin embargo, lo ms importante es que la junta realiz un informe en el que
se rescatan varios casos que muestran que el mensaje libertario de la revolucin de Saint
Domingue haba empezado a influir en los sectores afrodescendientes locales. As, por
ejemplo, encontramos un primer testimonio de un vecino que afirm que: dos negros
esclavos en La Guaira ocupados en amasar pan se animaban al trabajo, dicindose en
confianza de no ser odos, que dentro de un ao seran tan libres como los de
Gurico.535Un segundo vecino, declar haber presenciado, en el mismo puerto, una
conversacin entre dos esclavos en la que uno dijo que esta era: buena ocasin para
sacudir el yugo de los espaoles como han sacudido el de los franceses los negros del
Gurico.536 Otro afirm que en la misma ciudad: uno de los oficiales emigrados en esta
532
Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 16 de agosto de 1793 AGN, Intendencia de Ejrcito y
Minuta de Pedro Carbonell para el Conde del Campo de Alange, 30 de noviembre de 1793 AGN,
Gobernacin y Capitana General, L, f. 19; Oficio de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 30
de noviembre de 1793 AGN, Gobernacin y Capitana General, X, ff. 269-270.
534
Informe de la Junta para evitar ideas perniciosas, 30 de noviembre de 1793 AGI, Estado, 58, N.4.
535
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
154
ciudad dijo a una esclava que no deba serlo ni hombre alguno de otro.537 Por ltimo,
una pobladora de La Guaira denunci que al ofrecerle un trabajo como empleada
domstica a una mulata esta respondi: () descaradamente que no haba entre las dos
otra desigualdad que la del color, pues en lo dems eran iguales.538 Como vemos, los
afrodescendientes de La Guaira, haban tomado contacto con los sucesos revolucionarios
de Saint Domingue y comenzaron a revindicar aquellas ideas subversivas. Sin embargo,
al parecer el mensaje sedicioso tambin haba penetrado en el interior de Venezuela.
Segn el referido informe: () en los valles de Aragua y () en () Valencia se han
traslucido entre esclavos y gentes de color quebrado () algunas expresiones ()
alusivas a la imaginaria igualdad y libertad que quieren predicar los prisioneros.539 Para
los gobernantes la situacin era muy grave. En su opinin, la insubordinacin de los
esclavos y los pardos, vena de vieja data, no obstante, haba exponencialmente bajo la
influencia de la revolucin en el Caribe francs. Desde su punto de vista:
() Sobre la repugnancia ordinaria de los esclavos a su estado, se ha notado en los tres ltimos
aos una desobediencia y altanera peligrosa que por un efecto de las noticias, que () han
entrado de los sucesos de las islas y el reino de Francia, con trascendencia a los libres, negros y de
color quebrado, avivndose el deseo de estos a la igualdad y de aquellos a la libertad, que
divulgaron habrsele concedido S.M. explicando sus sentimientos de independencia y aun sus
amenazas por medio de pasquines con la pintura de un negro en ademn de degollar a un blanco y
recordando as el fermento que hubo en el aos 1749, descubierto por uno de los esclavos
confabulados para a sus amos en da determinado. 540
537
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
155
Por ltimo, los gobernantes hacan referencia a otros dos casos que les haba
generado suma preocupacin. El primero era el de un: () negro titulado sirviente de un
oficial de los emigrados, que ha pasado a la isla de Trinidad, no quiso seguirle a pretexto
de hallarse enfermo , se entr en el hospital y all se averigu estar perfectamente sano.
Por lo cual y haberle denunciado se desafecto a la potestad real al jefe de todos los
emigrados M. Freiseneaux, fue puesto en prisin y remitido a Trinidad para precaver la
infeccin que podra entender543 El segundo era el de un francs, al cual se estaba
buscando, ya que se haba fugado de Coro y se haba: () internado ms de cien leguas
() y esparca las mismas doctrinas.544
La situacin se torn aun ms preocupante en noviembre del mismo ao, cuando
lleg a Venezuela un segundo contingente de prisioneros y refugiados remitidos desde
541
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4;
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4.
544
Informe de la junta para evitar ideas perniciosas, 2 de noviembre de 1793, AGI, Estado, 58, N. 4.
156
Carta de Jos Antonio de Urizar a Diego de Gardoqui, 17 de Junio de 1794, AGI, Santo Domingo,
1031.
546
Carta de Joaqun Garca a Diego de Gardoqui, 25 de octubre de 1793 AGI, Santo Domingo, 1031.
547
548
Carta de Pedro Carbonell al Secretario de Estado, 30 de noviembre de 1793, AGI, Estado 58, N.4.
157
234 esclavos, la idea inicial de las autoridades dominicanas era que fueran vendidos all
para trabajar en las plantaciones. Esto gener un intenso desagrado en el Gobernador de
Venezuela, quien, como primera medida, le escribi a su par de Santo Domingo
reprochndole: S.M. ha mandado repetidas veces que no se admitan en estas provincias
esclavos que hayan servido en las colonias extranjeras. V.S. conoce profundamente la
ntima razn de estas reales rdenes y hay esto ms para con los esclavos se ha servido
remitirme.549El proyecto de Joaqun Garca result imposible, no slo por la negativa del
gobierno venezolano, sino especialmente por el temor de los hacendados a comprar
cautivos que haban sido protagonistas de la insurreccin de Saint Domingue. En carta al
gobierno de Madrid, Pedro Carbonell, explicaba que se haba negado a vender los
esclavos porque exista el peligro de que estos trajesen: () en su corazn el detestable
proyecto de hacer proslitos y turbar la sincera obediencia y tranquilidad en que viven
ahora los vasallos ().Estamos persuadidos a que ni aun en balde seran recibidos por los
hacendados () porque ninguno quiere meter en su casa el estimulo de la
insubordinacin ().550Este entuerto gener muchos debates y diferentes proyectos para
desterrar a los esclavos a otra colonia donde su presencia fuera menos peligrosa. Al
principio, se pens en remitirlos a Puerto Rico, pero desde Madrid desaprobaron aquella
medida. Por ello, luego de muchas idas y vueltas finalmente en 1795, segn el intendente
Antonio Lpez, () por no poder introducirlos a causa de sus desarregladas
costumbres551 se los termin enviando a Cuba.552
El ao 1794 fue decisivo para el proceso revolucionario haitiano y para el destino
de Espaa en la guerra contra Francia en el Caribe. El 4 de febrero, la Asamblea Nacional
declar la abolicin total e inmediata de la esclavitud y gracias a aquella medida comenz
a inclinar la balanza en su favor. Toussaint Louverture, enterado de esta trascendental
medida, decidi abandonar al ejrcito espaol y pasarse al bando republicando con casi
549
550
Carta de Pedro Carbonell al Secretario de Estado, 30 de noviembre de 1793, AGI, Estado 58, N.4,
Carta de Antonio Lpez Quintana a Joaqun Garca, 31 de agosto de 1795, AGI, Santo Domingo,
1032.
552
Lista de prisioneros esclavos franceses, 1 de mayo de 1795, AGI, Santo Domingo, 1032.
158
5.000 ex esclavos bajo su mando.553 Esto fue un golpe muy duro para las fuerzas
espaolas, que perdieron de un plumazo, no slo a un nmero considerable de soldados,
sino tambin a uno de sus principales oficiales. Sin embargo, la cuestin no qued all,
dado que Toussaint Louverture, con sus hombres, logr reconquistar, para Francia,
muchos de los pueblos que haban sido ocupados por las tropas espaolas. Para peor, la
relacin entre Jean Franois y Georges Biassou y la alianza entre las tropas auxiliares y el
gobierno de Santo Domingo, se torn bastante inestable. En complejo escenario, los
pequeos conflictos se agrandaron y se intensificaron. Un evento, en particular, fue muy
importante para generar desconfianza entre las tropas auxiliares y los oficiales espaoles:
la matanza de Bayaj. El 7 de julio de 1794, Jean Franois entr con sus hombres al
pueblo de Bayaj (que estaba bajo control espaol) y encontrndose con la presencia de
cientos de refugiados franceses que consideraba enemigos de su causa, orden la
masacre. Entre 600 y 700 personas perecieron en lo que fue una verdadera hecatombe. A
pesar de que el lder se retir con sus fuerzas, sin ser reprimido, esta matanza gener una
enorme preocupacin entre las autoridades de Santo Domingo, que vean en sus aliados,
no slo socios dscolos, sino un verdadero peligro que poda afectar la paz social de la
colonia. Por ello, el gobierno de la isla, intent tomar medidas disciplinarias para
controlar los excesos de los auxiliares y pidi nuevos socorros a Cuba, a Puerto Rico,
Venezuela y a la metrpoli para superar las dificultades.554
Mientras estos acontecimientos agitaban la isla, en la Tierra Firme hispana, se
seguan sufriendo las repercusiones de la revolucin francesa y haitiana y los avatares de
la guerra. Como vimos, desde fines de 1793 y durante todo el ao 1794, las autoridades
coloniales de Venezuela tuvieron que lidiar con los prisioneros y esclavos, encerrados en
La Guaira y con los emigrados de M. River y Fressinaux. Los cautivos generaron una
permanente paranoia entre la elite y el gobierno, dado que constantemente se la pasaban
dando muestras de su ideario revolucionario.555 Por ello, desde un primer momento se
pens en erradicarlos de la colonia y transportarlos hacia La Habana, cosa que finalmente
553
554
Carta de Jos Antonio Urizar a Eugenio de LLaguno, 15 de julio de 1794, AGS, SGU, leg.7157,
159
se llevar a cabo.556 Por su parte, los militares realistas produjeron numerosas molestias,
gastos al erario pblico y ciertos resquemores en la sociedad. Durante los primeros meses
de estada en Venezuela (en Puerto Cabello, La Guaira y en Caracas), los emigrados se
intiles, por estar apostados sin prestar ningn servicio militar. Asimismo, se
manifestaron muy incmodos con las condiciones habitacionales que tena y por el mal
trato de los vecinos. El temor a la revolucin francesa y haitiana, haba hecho efecto en
la poblacin que vea en estos soldados, a personas indeseables. Ms all de que el
comportamiento de estos militares no fue totalmente disciplinado, ciertamente no
constituan un verdadero riesgo para la colonia debido a su fe catlica y su ideario realista
borbnico. Joaqun de Fresinnaux se quejaba en carta al Capitn General del maltrato que
haba recibido en La Guaira, sealando el absoluto rechazo hacia los franceses que exista
entre los pobladores: Hall todas las puertas de las posadas cerradas; y que el slo
nombre de los franceses sea una exclusin para encontrar que comer y que beber (); a
pesar de las ordenes del Sr. Comandante, se me sea precisado a escribir a V.S. () sin
haber podido obtener que comer ni beber. Yo que no hecho nada que merezca una
semejante desgracia en un pas amigo, me veo forzado a solicitar de V.S. la proteccin
que el Rey de Espaa nos ha otorgado y suplicarle haga cesar una vejacin
insoportable.557
Estos rumores generaron preocupacin entre las autoridades civiles y eclesisticas
que constituyeron una junta de guerra (que se reuni en varias oportunidades), para
estudiar el caso.558 Esta redact un informe en la que sealaba que: De los 122 militares,
solo 8 son catlicos. Adicionalmente no hay confirmacin de su preferencia poltica o su
actitud hacia la revolucin en Francia y hay indicaciones de que algunos son contrarios a
la monarqua.559 A pesar de ello, al parecer la situacin no estaba tan clara y no
predominaba en el gobierno y las autoridades una imagen totalmente negativa sobre
aquellos militares, dado que el Capitn General hizo lo posible por mejorar las
556
Idem, p. 78.
557
559
160
condiciones de vida de lo emigrados e inform al gobierno en Madrid que mas all de los
rumores, los militares galos no mantenan un compartimiento ni malo, ni riesgoso.560
Ante la creciente insatisfaccin de Joaqun de Fressinaux y su tropa y sus
permanentes reclamos de entrar en actividad, una nueva junta de guerra orden que
fuesen a luchar a Santo Domingo.561. As se lo hizo saber al oficial francs:Se ha
presentado la ocasin de que pasen () a Puerto Cabello para embarcarse en la escuadra
del Sr. Aristizabal que va a la isla de Santo Domingo.562Sin embargo, surgieron una
serie de conflictos entre los diferentes grupos que componan el contingente de
emigrados. Mientras algunos de ellos deseaban participar de la gurra en La Espaola,
otros preferan regresar a la metrpoli. Esto, sumado a los diversos rumores, hizo que
apareceran algunas dudas sobre la conveniencia de Aquila decisin. Finalmente, el
almirante Gabriel Aristizbal decidi, con anuencia del Capitn General, mantener a los
hombres de Fressineaux apostados en Puerto Cabello.563
Esta situacin se extendi durante todo el ao 1794, tiempo en el cual, incluso se
recibieron nuevos emigrados realistas, que venan escapando de la revolucin de Saint
Domingue.564 Con dificultades, las autoridades soportaron los gastos de las tropas, pero
buscaron la manera de sacarse el problema de encima. Algunos de los militares
decidieron dejar voluntariamente la colonia, viajando haca las posesiones britnicas, sin
embargo, el grueso de los militares se qued hasta que en el ao 1795, finalmente fueron
remitidos haca Espaa.565
Adems de estas mltiples preocupaciones, el gobierno venezolano persisti en su
poltica de vigilancia ideolgica. Estas medidas de control y censura dieron nuevos
resultados en agosto de 1794, cuando Jos Luis Aleado (un miliciano pardo), hall un
560
Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 7 de diciembre de 1793, AGN,
Gobernacin y Capitana General, X, ff. 328-329; Gmez, op. cit. pp. 129-130.
561
562
Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 7 de diciembre de 1793, AGN,
Carta de Pedro Carbonell para el Conde de Campo de Alange, 7 de diciembre de 1793, AGN,
161
texto intitulado Extracto del Manifiesto que la Convencin Nacional de Paris hace a
todas las naciones, que claramente esbozaba los ideales subversivos de la revolucin
francesa. Segn las autoridades, ste haba sido traducido por Juan Javier Arrambide en
complicidad con Toms Cardozo, ambos vecinos de La Guaira. A pesar de que la
situacin gener preocupacin, el Capitn General no se alarm demasiado dado que no
haba tenido una extensa distribucin. Teniendo en cuenta estas particularidades, prefiri
reforzar, con sigilo, las polticas de vigilancia y aumentar el control sobre los
sospechosos.566 En carta a Madrid, Pedro Carbonell enviaba el expediente sobre el caso y
explicaba las resoluciones que haba tomado:
El expediente que () acompao a V. E. para noticia de S. M. le introducir en lo ocurrido sobre
la introduccin del papel sedicioso titulado Extracto del Manifiesto que la Convencin Nacional
de Paris hace a todas las naciones, el cual habiendo venido a para a poder de Josef Luis Aleado,
sargento veterano de pardos, lo notici al secretario de esta capitana general Francisco Bernal,
quien inmediatamente lo puso en mis manos y resueltas sospechas contra Juan Javier Arrambide
de haber sido el traductor, pero como la prohibicin de papeles de esta naturaleza no se haya
mandado hacer notoria ni impuesta penas a los introductores resolv solo expedir al Gobernador de
Cuman y comandante de La Guaira espiasen la conducta de Arrambide y Tomas Cardozo sin
manifestar desconfianza de parte del gobierno y avisaran para resolver. 567
567
Carta de Pedro Carbonell al Duque de Alcuda, 31 de agosto de 1794, AGI, Estado, 65, N.20.
568
162
al orden social. En este sentido, ms all de cierto temor generalizado, de las medidas
tomadas para controlar a los extranjeros, reprimir la publicacin de textos subversivos y
prohibir la entrada de esclavos franceses, no hubo un importante involucramiento de
dicha colonia en los acontecimientos de las Antillas Francesas. Incluso, se podra decir
que la consecuencia ms destacada fue la econmica, ya que la guerra contra Francia
afect decididamente el comercio con Espaa y la situacin general de la produccin.
No obstante, exista en Nueva Granada, desde 1780, un grupo de jvenes criollos,
vidos lectores de las obras ilustradas. Impresionados por la potencia crtica del ideario
ilustrado y por los procesos revolucionarios de Estados Unidos y Francia, asumieron
posturas crticas frente al orden colonial espaol. Pedro Fermn Vargas fue uno de los
principales exponentes de este grupo y quien primero pas de la palabra a la accin,
dejando su cargo de corregidor de Zipaquir, para exiliarse en el extranjero y dedicarse a
conspirar contra el sistema imperial. Junto con l, tambin se destacaron, entre otras
figuras relevantes, Francisco Zea y Antonio Nario. ste ltimo, adems de ser tesorero
de diezmos, fund una imprenta en 1793, en la que se imprima semanalmente el Papel
Peridico de Santa F, donde se daba cuenta de los acontecimientos de la revolucin
francesa. Antonio Nario, posea una biblioteca en su hogar que era sede de una tertulia
en la cual se congregaban los jvenes criollos ilustrados. Esta tertulia cobijaba a un grupo
secreto denominado Arcano sublime de la filantropa, liderado por el propio Antonio
Nario y el mdico francs Luis de Rieux, de corte ms crtico y proto-independentista.
Al calor de los sucesos revolucionarios franco-antillanos, Antonio Nario decidi
publicar y difundir la Declaracin de los Derechos del Hombre y el Ciudadano entre los
sectores letrados la sociedad virreinal. Para ello, a fines de diciembre de 1793 o en enero
de 1794, tradujo dicho documento del libro Historia de las Revolucin de mil setecientos
ochenta y nueve y del establecimiento de una Constitucin Francesa, que le haba
prestado el capitn de caballera Cayetano Ramrez de Arellano y mand a imprimir 100
copias en su imprenta, con la colaboracin de su empleado, el impresor Diego Espinosa.
Luego de entregarle copias del folleto a Miguel Cabal y Luis de Rieux, Antonio Nario,
se dio cuenta de lo peligroso de su accionar y decidi quemar los restantes y dejar de lado
163
su plan inicial.569 Hasta ah, el proyecto de Antonio Nario no haba tenido ninguna
consecuencia, sin embargo, sucesos posteriores lo terminarn llevando a la crcel. Estos
acontecimientos ocurrieron la noche del 19 de agosto de 1794, cuando, sujetos annimos,
pegaron en varios rincones de la ciudad de Santa Fe, una serie de pasquines sediciosos
que hicieron sonar todas las alarmas del virreinato. Uno de ellos rezaba: Si no quitan los
estancos, Si no cesa la opresin, Se perder lo ganado, Tendr fin la usurpacin570.
569
Guillermo, El proceso de Nario a la luz de documentos inditos, Bogot, Editorial ABC, 1958, pp. 99106; McFarlane, op. cit., pp. 284-285.
570
Minuta de oficio al presidente del consejo de estado para que resuelva respecto a la aprobacin de la
sentencia de la Audiencia de Santa Fe sobre los reos de la causa de los pasquines, 22 de septiembre de
1796, compilado en Prez Sarmiento, Jos, Causas clebres a los precursores, Bogot, Imprenta
Nacional, 1929, tomo II, p 9.
164
() por esta ciudad a principios del presente ao, conceb cuan malvolas y perversas eran las
intenciones de los sediciosos.571
573
Circular de Pedro Carbonell a los Gobernadores de las provincias y a los comandantes de La Guaira y
Puerto Cabello, 1 de noviembre de 1794, compilado en Prez Sarmiento, op. cit., tomo I, p.257.
165
575
En su
defensa, aleg que el libro se lo haban prestado un militar, que su intencin era vender
las copias, dado que el texto le haba parecido interesante e informativo. Asimismo,
arguy que haba incinerado todas las copias y que no haba causado ningn dao real a
la sociedad. Por ltimo, neg cualquier tipo de vinculacin con el caso de los pasquines y
la supuesta conspiracin de los criollos. A pesar de todo la Real Audiencia, no acept
ninguno de sus argumentos sobre la impresin del texto sedicioso y tambin lo incrimin
por las cartas y libros subversivos que se encontraron en su biblioteca. As, los jueces
condenaron a Antonio Nario a 10 aos de prisin, al destierro perpetuo de las colonias
americanas y a la confiscacin de su patrimonio. Asimismo, para evitar nuevos peligros y
en forma de escarmiento, se quem en plaza pblica el libro original de donde se haba
extrado la Declaracin de los derechos del hombre y el Ciudadano. Antonio Nario, fue
desterrado a Cdiz donde lleg en marzo de 1796, pero logr fugarse, comenzando un
largo periplo que lo llev a viajar por Espaa, Francia, Inglaterra, vinculndose con los
revolucionarios en el exilio: Pedro Jos Caro, Francisco de Miranda, Pedro Fermn
Vargas. Finalmente, volvi a Nueva Granada en 1797 y se entreg al Virrey Pedro
Mendinueta, que orden su nuevo encarcelamiento. Sus andanzas no terminaron ah, pero
esa es otra historia.576 A Diego Espinosa, en condicin de cmplice, se lo pen con tres
574
Cartas de individuos de Santa Fe, 20 de septiembre de 1794, compilado en Prez Sarmiento, op. cit.,
pp. 254-255.
575
pp. 62-66.
576
Gmez Hoyos, Rafael, La independencia de Colombia, Bogot, Editorial Mapfre, 1992, pp. 54-55.
166
Sentencia de la Real Audiencia, 24 de noviembre de 1795, compilado en Hernndez de Alba, op. cit.,
p. 272.
578
Minuta de oficio al presidente del consejo de estado para que resuelva respecto a la aprobacin de la
sentencia de la Audiencia de Santa Fe sobre los reos de la causa de los pasquines, 22 de septiembre de
1796, compilado en Prez Sarmiento, op. cit., tomo II, p. 10.
579
580
Idem, p. 11.
Acuerdo de la Real Audiencia de Santa Fe, 19 de octubre de 1795; compilado en Prez Sarmiento,
Dictamen del Gobernador del Consejo de Indias, en la causa de la supuesta sublevacin de Santa Fe, 2
de junio de 1799, compilado en Prez Sarmiento, op. cit., tomo I, pp.. 513- 515; McFarlane, op. cit., p.
288.
582
583
Idem, p. 37.
167
Conclusiones
168
169
capturando en poco tiempo gran parte del territorio previamente conquistado por los
espaoles
Para las colonias hispanoamericanas del Gran Caribe, incluidas Venezuela y
Nueva Granada, la guerra trajo complicaciones econmicas, ya que estanc el comercio
con la metrpoli. Sin embargo, Venezuela en particular se vio sumamente afectada por
aquel conflicto. En primer lugar, intervino directamente en la misma, aportando dinero y
tropas . En segundo lugar, recibi numerosos prisioneros republicanos y ex esclavos, que
fueron alojados en las crceles de Puerto Cabello y La Guaira. A pesar de las medidas de
seguridad que se tomaron, aquellos cautivos difundieron el ideario de las revoluciones
francesa y haitiana entre la poblacin local. Numerosos testimonios dan cuenta de que
miembros de los sectores populares se informaron de lo que aconteca en el Gurico y
tomaron a aquella revolucin como una referencia positiva, todo lo cual intensific el
temor entre la elite local y las autoridades venezolanas. En tercer lugar, la Capitana
General recibi varios grupos de emigrados realistas. A pesar de que estos buscaron
ponerse al servicio de Espaa, fueron vistos con preocupacin por parte del gobierno
local, que tendi a desconfiar de ellos, por su carcter de franceses.
A diferencia de Venezuela, Nueva Granada, se mantuvo mucho ms aislada de los
referidos acontecimientos. All las influencias fueron menos fuertes y el Virreinato no
tuvo una participacin activa en la guerra de Saint Domingue. Empero, las autoridades y
las elites, aplicaron las mismas medidas de seguridad instruidas desde la metrpoli y
sintieron temor ante las posibles repercusiones revolucionarias. Aquella paranoia las
llev a reaccionar con dureza ante la impresin la Declaracin de los Derechos del
Hombre y el Ciudadano por parte de Antonio Nario y a la difusin de los pasquines
crticos en agosto de 1794. El gobierno local, convencido de estar ante un conato
revolucionario de corte francs, impuso duras penas a los sospechosos tratando de poner
un freno a las amenazas subversivas.
A modo de conclusin general, podemos decir que para Venezuela y para Nueva
Granada, stos fueron aos signados por la guerra y por el pnico a la revolucin que
agitaba al Caribe francs. Sin embargo, lo peor an estaba por venir.
170
585
171
los sectores populares de dicha colonia.586 Los informes de la poca dan cuenta de estos
contactos, afirmando que, en abril de 1794, haba por los menos tres corsarios franceses
surcando las costas de la Capitana General.
587
586
Arcaya, op. cit., p. 33; Gmez, Alejandro, La Ley de los Franceses: Una reinterpretacin de las
Sobre insurreccin de los negros bandidos de la jurisdiccin de Coro, 2 de julio de 1795 AGN,
Diversos, LXIX, f. 130; Minuta para el teniente de Justicia Mayor de Ocumare sobre corsarios piratas en
la costa de Barlovento, 28 de abril de 1794 AGN, Gobernacin y Capitana General, L, 205; Informe de
Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 80v-81v.
588
Carta de Pedro Carbonell al capitn, gobernador y consejo de la isla de Curaao, 28 de abril de 1794
172
() Sus habitantes se ejercitan en el cultivo de las tierras, cras de ganado y curtiembres de cuero
de cabras para cordobanes que comercian con las islas de Santo Domingo, Puerto Rico, la
provincia de Santa Marta y Caracas. () Hay en el partido ciento cincuenta haciendas () siete
de cacao y noventa y cinco hatos de ganado mayor con el nmero de veinte y nueve mil ciento
ochenta y tres cabezas vacunas, mulares y caballares. Adems de las expresadas producciones hay
la de arroz, maz, yuca, pltanos y dems races del sustento ordinario, se dedican a la cra de
burros () e igualmente la gente pobre cra ganado cabrio () con el que se mantienen as con el
esquilmo de la leche y queso como con la carne destinados los cueros al curtido ().589
589
Estado de visita del partido de jurisdiccin de la ciudad Coro, 1796, AGN, Criminales, C, exp. 6,
Aizpurua, Ramn, La insurreccin de los negros de la Serrana de Coro de 1795: una revisin
necesaria, en Boletn de la Academia Nacional de la Historia, Vol. LXXI, No.283, 1988, p.710; Lavia,
Javier, Esclavitud y Rebelda en Amrica, en Lavia, Javier (coord.), Esclavos Rebeldes y Cimarrones,
Madrid, Fundacin Hernando de Larramendi Tavera, 2005. p. 36.
591
173
592
Estos cimarrones
XVIII, Caracas, Trabajo sin publicar, presentado en el ao 2003 en la Escuela de Historia para ascender a
la categora de profesor Titular en el escalafn de la Universidad Central de Venezuela, pp-65-127;
.Soriano, op. cit., p. 201.
593
594
595
174
Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio 1795 AGN, Criminales, C, exp.. 6, primera pieza, ff. 77v-
78.
597
Lavia, op. cit. pp. 39-40; Aizpurua, Aizpurua, Ramn, La insurreccin de los negros de la Serrana de
Coro de 1795: una revisin necesaria, en Boletn de la Academia Nacional de la Historia, Vol. LXXI,
No.283, 1988, p.712; Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6,
primera pieza, f. 80.
175
de fomentar su altanera creyendo que la modesta circunspeccin de los amos fuese hija de su
sinrazn y debilidad.598
Segn Manuel de Carrera, otro actor jug un rol clave en la divulgacin de dicho
rumor: el loango Jos Caridad Gonzlez. ste era un ex esclavo fugitivo de Curaao, que
tena ascendencia entre los miembros de su comunidad, dado que los haba ayudado a
establecerse en la regin. Incluso, siempre segn Carrera, deca haber viajado no slo a
Caracas, sino tambin a Espaa, donde habra logrado el reconocimiento de la posesin
de las tierras de Macuquita. Asimismo, en su estancia en la metrpoli habra tenido
conocimiento del cdigo negro, por ello al volver, se dedic a esparcir aquella novedad
entre los esclavizados. En su informe, Carrera afirmaba:
La detestable misin de Cocofio no gan mas terreno por su muerte sucedida dos aos o tres aos
hace, pero fue sustituido por otro ms audaz y artificioso que () puede graduarse por el principal
autor de la turbacin aunque apariencia ha tenido este nombre Jos Leonardo, no siendo en la
substancia sino el segundo. Este era Jos Caridad, negro loango fugitivo de Curaao (), su genio
vivaz, () y activo le proporciono su subsistencia en varios oficios () Unido esto a un carcter
() intrigante lo empeo en el () de seducir esclavos de Curaao para pasar a la costa espaola
y lo consigui con varias partidas de consideracin. Este atrevido ensayo le hizo ganar entre los de
su especie () que lo veneraban (). Como la esclavitud estaba ya preparada por Cocofio se
empe en la falsa creencia de su absoluta libertad asegurndoles que el mismo haba visto la
deseada cdula. Los esclavos () no titubearon un instante en ratificarse ms en sus pensamientos
y tener a Caridad por un personaje de gran merito y contar con su alta proteccin.599
La hiptesis central de Manuel de Carrera era que Jos Caridad Gonzlez, no slo
haba difundido el rumor, sino que tambin haba sido el cerebro detrs de la rebelin
comandada por Jos Leonardo Chirinos.600 sta se convirti en una de las tesis clave de
la historiografa. Sin embargo, obras posteriores la han puesto en duda, teniendo en
cuenta las escasas pruebas para sostener aquella afirmacin, la manera en que se
598
Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 78-
78v.
599
Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, f. 79.
600
Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, f. 79-
80.
176
602
Lavia, op. cit. p., 41; Aizpurua, op. cit., pp. 721-722;
177
Geggus, David, Slavery, war and revolution in the greater Caribbean, en Barry Gaspar, David;
Geggus, David (comps.), A Turbulent time: The French Revolution and the greater Caribbean,
Bloomington, Indiana University Press, 1997, pp.46-49; Scott, op cit.,pp.234-294
604
178
francs en frente del Puerto de la Vela el da veinte de abril de este ao y la facilidad con que se
altero la ciudad descubriendo incautamente a los moradores su falta de armas y desprevencin que
a los bandidos hizo cobrar nimos hacindoles conocer la facilidad de sorprenderla.605
A pesar de que los referidos autores consideran que este testimonio resulta
exagerado y falaz, en mi interpretacin, tiene algn grado de verosimilitud, dado que es
contrastable con otras fuentes que tambin dan cuenta de las diversas vas por las cuales
se introdujo el ideario libertario de los esclavos de Saint Domingue en la Capitana
General. Sobre el particular, es sumamente importante considerar el informe de la junta
de guerra de 1793, citado en el captulo precedente, en el cual se relatan una serie de
testimonios que muestran el arraigo que dicho mensaje alcanz entre los sectores
populares en los aos previos a la rebelin de 1795.
La rebelin estuvo liderada por Jos Leonardo Chirinos, un zambo libre hijo del
esclavo negro Cristbal Chirinos y de la india libre, Candida Rosa. Casado con Mara
Dolores, esclava del terrateniente Jos de Tellera, tena cuatro hijos, que tambin eran
esclavos. Viva en la hacienda de Tellera, donde se desempeaba como pen jornalero.
Segn Pedro Arcaya, ste viaj en varias oportunidades con su patrn a Saint Domingue
y Curaao, donde pudo conocer de primera mano la realidad social y econmica de
aquellas islas. Asimismo, segn el referido autor, ste tambin se enter de lo que
aconteca en la colonia francesa, a partir de las conversaciones privadas que Jos de
Tellera mantena con otros hacendados y con Jos Nicols Martnez, un visitante
mexicano que resida en su casa.606 Sea esto ltimo cierto o no, lo que esta fuera de duda,
es que el zambo comenz a organizar la revuelta en marzo de dicho ao, mediante una
serie de reuniones en la hacienda Las Macanillas, donde conjuraban los principales
complotados de esa hacienda y de El Socorro. Segn Manuel de Carrera: las
conferencias que se componan de muy corto nmero de sujetos, como eran del socorro,
605
Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio de 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, f. 80v-
81.
606
179
Jos Leonardo, Juan Cristbal Candelario y Juan Bernal Chiquito, libres, Jos Ignacio y
Juan Jos Pupu esclavos. De las Macanillas, los libres Jos Nicols, Juan de Mata, Juan
Miguel y el esclavo Jos Nicols el negro.607Juan Cristbal Acosta y Juan Bernardo
Chiquito, eran los lugartenientes principales y desde su base de accin, lograron ampliar
el movimiento de manera considerable sumando a numerosos negros, pardos e indios.
Como ya seal previamente, algunos autores, siguiendo el informe del Teniente Mayor
de Justicia de Coro, Ramrez Valderran y Manuel de Carrera, entienden que Jos
Caridad Gonzlez, fue la mente detrs de aquella confabulacin, sin embargo, en mi
interpretacin, esto no est solidamente probado.
Los conjurados organizaron una celebracin, el 10 de mayo de 1795, como
coartada para comenzar la insurreccin. A la noche de aquel da, pasaron a la accin,
atacando la hacienda El Socorro. All saquearon la casa, hirieron al hijo de Tellera y
asesinaron a su husped Jos Nicols Martnez. Posteriormente asaltaron las haciendas El
Barn, Sabana Redonda y La Magdalena, saqueando y prendiendo fuego a los hogares y
causando varios muertes y heridos. Finalmente, al amanecer, volvieron a la hacienda El
Socorro, donde establecieron su base de operaciones. El 11 de mayo, una partida de
rebeldes, encabezada por Juan Bernardo Chiquito y Juan Jess Lugo, reclut hombres en
las haciendas vecinas, mientras que otra, acaudillada por Chirinos y Acosta, atacaron el
pueblo de San Luis. All, adems de apresar al Corregidor, saquear las fincas y atacar a
los blancos, levantaron a nuevos hombres, para engrosar el movimiento. Mientras tanto,
otro grupo subi la serrana, para emboscar a Jos de Tellera y a Pedro Francisco
Rosillo, a quienes asesinaron. Despus atacaron varias haciendas y tomaron numerosos
prisioneros.
Luego de estas victorias, los insurrectos se reunieron en Las Macanillas. All, los
cabecillas decidieron tomar la ciudad de Coro e imponer sus demandas. A esta altura de
los acontecimientos, el movimiento haba alcanzado el importante nmero de 400
rebeldes armados con cuchillos, machetes y hachas. Segn lo planificado, Chirinos se
607
Informe de Manuel de Carrera, 2 de Junio 1795 AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 81-
81v.
180
dirigi a reclutar ms hombres, mientras que Acosta avanz con la mayora de la tropa
hacia la ciudad. La idea era reunirse all con los refuerzos y llevar adelante el asalto final.
Sin embargo, las cosas no salieron como las haban pensado. Los pocos blancos
que haban logrado escapar a la ofensiva inicial, corrieron hacia la ciudad de Coro a dar
aviso a las autoridades, para preparar la defensa.608 El Teniente Mayor de Justicia,
Mariano Ramrez Valderrain, se hizo cargo de la situacin, alist a las milicias, convoc
a los tenientes mayores de justicia de los pueblos cercanos y le escribi una misiva al
Capitn General, informndolo de lo que estaba aconteciendo en su jurisdiccin. Con
terror comunicaba que:
La () insurreccin de los negros esclavos () aclamando a la libertad con algunos libres, ya
negros, ya mulatos (), se acaba de saber () que se disponen los alzados a trastornar todos los
campos donde residen las principales haciendas con nimos de avanzar, sobre esta ciudad
aclamando la libertad y la exencin de alcabalas. Contemplo V.S. la consternacin con que se
hallara esta ciudad (). He tocado la generala y se han presentado () todos los blancos y pardos
que hay en el poblado con sus espadas y armas (). Si V.S. no favorece esta ocurrencia esta
ciudad recibir () la mayor perdida y por tanto espero que el distinguido celo de V.S. ()
socorra con los auxilios ms eficaces y oportunos, en tanto yo no perdon arbitrio, () que no
aproveche para la defensa () esperando de los caudales necesarios para sustentar los hombres de
armas que pudieran juntar.609
608
en Rodrguez, Luis Cipriano (et.al.), Jos Leonardo Chirinos y la insurreccin de la Serrana de Coro de
1795: insurreccin de libertad o rebelin de independencia, Mrida, Universidad de los Andes,
Universidad Central de Venezuela, Universidad Nacional Experimental Francisco de Mirando, 1996,
pp.124-129.
609
Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 11 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,
181
numerosas, pero contaban con fusiles y dos caones que les daban un poder de fuego
muy superior al de los insurrectos. Al toque de la generala se present la compaa de
loangos, con Jos Caridad Gonzlez a la cabeza, para supuestamente aportar sus
esfuerzos a la represin de la rebelin. Sin embargo, Mariano Ramrez Valderrain dud
de la inocencia de los milicianos y decidi apresarlos preventivamente.
A la tarde del da 11, Mariano Ramrez Valderrain envi dos pequeos pelotones
de vanguardia a la ladera de la serrana, para averiguar sobre los avances del enemigo.
Los hombres comandados por Cristbal Acosta se encontraron con la primera partida, a
la noche del mismo once y la derrotaron. El segundo grupo avis de la ofensiva a los
defensores de la ciudad y stos salieron al encuentro de los insurrectos en la llanura
lindante a la serrana. A la maana del 12 de mayo, ambas fuerzas se toparon y Cristbal
Acosta envi a Jos Francisco Bell, como emisario para negociar la rendicin de la
ciudad y presentar las demandas de los rebeldes. En su informe, Mariano Ramrez
Valderran, relata los sucesos:
En esta disposicin me mantuve hasta las seis de la maana y pareciendo que ya no vendran trate
de retirarme hacia el centro de la ciudad donde esta el cuartel de armas, pero apenas llegaba a las
primeras casas cuando se presentaron al llano () trescientos cincuenta hombres algo ms, pero
fueron segn resulta averiguado por confesin del capitn que los mandaba, () Cristobal de
Acosta cuatrocientos veinte y cinco hombres, sin contar con la retaguardia que venia al comando
de Jos Leonardo Chirino, con alcance de la primera expedicin retroced con presteza () a
proporcionada distancia me batieron su bandera e hicieron una embajada expresiva de decir se les
concediese la libertad a los esclavos, la excepcin de derechos de alcabala y dems impuestos a
los libres, y que nada se ofrecera, entregndoles as la ciudad.610
610
Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,
182
insurrectos que salvaron su vida se dieron a la fuga. Jos Leonardo Chirinos, cuando se
acercaba con sus hombres a la zona de combate, viendo que todo estaba perdido, decidi
hacer lo mismo. stos se ocultaron en la serrana e intentaron rearmar sus fuerzas, pero
con nulo xito.611 Al tomarles declaracin a los prisioneros, segn el Teniente Mayor de
Justicia, estos admitieron que Jos Caridad Gonzlez era uno de los lderes de la
insurreccin y que su intencin era constituir una repblica. En su informe, Mariano
Ramrez Valderran, afirmaba que:
Resuelto en las declaraciones () que el negro loango Jos Caridad Gonzlez () haba
inspirado mil errores a los esclavos y negros libres dicindoles que para los primeros haba trado
real cdula en que su majestad los daba por libres y que los sujetos principales de la ciudad se la
haban ocultado y a los segundos que auxiliando sus designios a la sublevacin con los esclavos,
seran los que mandasen despus en repblica; en cuyo concierto es constancia universal, entro
con el zambo Leonardo cabeza de motn principal en la serrana, este haba de ser el que diese el
primer movimiento en los campos y cuando bajase a la ciudad haba de auxiliarse de la gente que
siguiera al Jos Caridad Gonzlez: as lo dispusieron los veinte y cuatro que se decapitaron el
citado doce por la tarde.612
611
612
Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,
Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,
183
614
Informe de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 8 de junio de 1795 AGN, Criminales, C,
Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 7 de julio de 1795 AGN, Criminales, C,
184
se condenaron y enviaron como cautivos, a las crceles de Puerto Cabello, a una docena
de indios culpables de sedicin. Sus condenas fueron de 10 y 6 aos de prisin.
Adems de los informes del teniente de Coro, en los primeros das de la revuelta,
el Corregidor del pueblo de San Luis, Hilario Bustos, le escribi una carta al Capitn
General, el 15 de mayo, donde le contaba su experiencia como rehn de los rebeldes y le
informaba acerca de las demandas que estos supuestamente revindicaban. Segn su
testimonio: Me condujeron amarrado al sitio de Curimagua donde la noche anterior
haban incendiado las casa de haciendas () robando cuanto tenan estos ()
proclamando la libertad de esclavos, el exterminio de los blancos, la servidumbre de las
blancas, la extincin de los derechos reales, el pillaje universal, la independencia, el
libertinaje, la insolencia, el atrocimiento y la invasin
de la ciudad de Coro y su
616
Carta de Hilario Bustos a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera
Carta de Mariano Ramrez de Valderran a Juan Hilario de Armas y Castro, 25 de mayo de 1795,
AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza, ff. 245v-246; Aizpurua, op. cit., p. 716.
618
185
Carta de Mariano Ramrez Valderrain a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795 AGN, Criminales, C,
621
Carta de Hilario Bustos a Pedro Carbonell, 15 de mayo de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera
186
haba conseguido a favor de los indios que sin armas haban sido libres de vejaciones y que no
haba otro remedio lcito para esta consecuencia, contest furiosamente que s haba, que era quita
la vida al contador. Y aunque se le regado dicindole que ese era un arbitrio delincuente ()
contest diciendo que no era nada de eso, que los blancos estaban compuestos con el contador
para no pagar ellos y que cargase todo el peso de las contribuciones sobre los brazos de los pobres
y que ahora o se compona o se arruinaba Coro.623
Por su parte, Nicolasa Acosta, viuda del regidor Sebastin de Talavera, la cual
haba sido tomada prisionera por los insurrectos, afirmaba que: Luego que sali observ
que Leonardo, Jacinto y Juan del Rosario acababan de matar a Don Jos Mara Manzanos
y requeridos por su hermana porque se encarnizaban contra un pobre inocente indefenso,
contestaron que no haba de quedar blanco varn, ni para semilla, que las hembras se
haban
de
acomodar
sus
nuevas
leyes,
que
no
haba
esclavitud
ni
623
Declaracin Nicolasa Acosta, 7 de septiembre de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,
187
626
Carta de Pedro Carbonell a Eugenio de Llaguno, 12 de junio de 1795, compilado en Jordn, Josefina
Idem, p. 72.
628
Idem, p. 72.
188
Idem, p. 72.
630
631
Carta de Pedro Carbonell a Eugenio de LLaguno, 30 de junio de 1795 compilada en, op. cit., p. 80.
189
632
632
633
Carta de Juan Manuel Agero a Pedro Carbonell, 5 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6,
Carta de Jos de Zavala a Pedro Carbonell, 5 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera
190
mezclados y si V.S. no ocurre con tiempo habrn decapitado al tal Jos Leonardo, pues
segn entiendo se halla el justicia mayor en ese animo.636 Frente a los alarmantes
informes de Francisco Jacot, las autoridades de Caracas, decidieron tomar cartas en el
asunto enviando a un juez especial para resolver el caso.
El proceso judicial
636
Carta de Francisco Jacot a Pedro Carbonell, 6 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera
Resolucin de la Real Audiencia, 17 de agosto de 1795, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,
Declaracin de Josefa Leonarda de Pia, 23 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op.
cit., p. 115.
191
639
Declaracin de Mara Dolores Chirinos, 23 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,
p. 116.
640
Idem, p.116.
192
relacin de sus maridos con Jos Caridad Gonzlez y el supuesto rol que estos haban
jugado en la insurreccin. La primera neg las acusaciones que pesaban sobre su marido
y sobre el segundo ya que en su opinin estos no tenan ningn tipo de relacin con Jos
Leonardo Chirinos y sus conjurados. Declar: aunque vio algunos () loangos ()
concurrir a su casa () a ver y conferir con Jos Caridad no les oy ni advirti otra
conversacin que la capitana pretendida, que hasta despus del tumulto no conoci ni
oy hablar de Jos Leonardo Chirinos, ni nunca supo que los loangos tratasen con l.641
Asimismo, sobre las demandas de los insurrectos, afirm lo mismo que Mara
Dolores Chirinos. Su informacin se basaba en las noticias que se haban difundido en la
ciudad con posterioridad a los sucesos. En sus palabras: Que despus de la insurgencia
ha odo decir por voz comn que entraron en ella los esclavos por conseguir su libertad y
los libres por redimirse del pago de alcabalas y que en la aduana de Caujararo se les
exigiesen prendas y unas veces se vendan y otras perdan.642 Coincidiendo con el
testimonio precedente, Ana Mara Rolle tambin neg cualquier vnculo entre los loangos
y los revolucionarios.643 Adems, a fines de octubre, se les tom declaracin a 15 testigos
de la sublevacin. A estos se les pregunt sobre las demandas de las los insurrectos y
sobre la participacin de los loangos en la conjura. El primero en ser interrogado fue el
capitn Nicols Antonio Nava, quien haba custodiado a los loangos en la casa de
Mariano Ramrez Valderran. ste dio un relat de lo sucedido durante los das 11 y 12
de mayo con los loangos y dijo que, por los rumores que se escuchaban, stos estaban
complotados con los de la serrana. En sus palabras:
Que de Juan de la Paz y la esclava Gabriela Sarraga oy el once de mayo en la tarde en la casa
de Mariano Ramrez Valderrain que en la sierra el cabeza () del motn Jos Leonardo Chirinos y
en la ciudad Jos Caridad (), conversacin que pudo or Jos Caridad porque tambin se hallaba
en la casa de Valderrain con veintids negros loangos mas y que en custodia de estos quedo el da
doce en casa de Ramrez encerrados () y queriendo salir Jos Caridad con instancia diciendo
que l con sus () negros armados se obligaba a prender a todos los sublevados y porque se hacia
de l aquella desconfianza siendo tan buen vasallo, que haba concurrido al primer toque de cajas
641
Declaracin de Petrona Janeit, 23 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.117.
642
Idem, p. 117.
643
Declaracin de Ana Mara Rolle, 27 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.117.
193
() metiendo las manos a la puerta pretendi forzarla a cuya accin abocndole un trabuco ()
se seren () no volvi a hablar () preso en aquella tarde a Jos Caridad con sus negros loangos
de la casa de Valderrain a la real crcel, al huir con otros dos lo mataron la fuga. 644
644
Declaracin de Nicols Antonio Nava, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,
pp. 119-120.
645
Declaracin de Pedro Antonio Martnez, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op.
Declaracin de Jos Francisco Bello, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,
p. 120.
647
Declaracin de Jos Francisco Bello, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.
120.
194
no ser as.648 Otro que tom un camino similar, fue Vicente Villavicencio quien dijo, que
a pesar de haber odo esas noticias vio que Caridad: () compareci como los dems
vecinos a la casa del teniente Valderrain con quien corra bien y en donde se empez a
susurrar sobre su parcialidad con Jos Leonardo e ignora que alguno de la ciudad ni otra
parte tuviese inteligencia con los amotinados ni que para el efecto le diese el menor
auxilio.649El resto de los testigos fueron ms cautelosos en sus apreciaciones, sin poner
en duda explcitamente estos rumores (como s lo hacan Talavera y los otros) dejando
siempre en claro que lo que saban era lo que se comentaba en la urbe. Como vemos, por
un lado, los testimonios de los partcipes directos de los sucesos revolucionarios eran
contradictorios y por el otro, las interpretaciones de los testigos indirectos se basaban en
rumores, que ellos mismos admitan que eran endebles. Esto me lleva a reafirmar que es
poco probable que Jos Caridad Gonzlez haya jugado algn tipo de rol en la rebelin.
Ms all de las averiguaciones del juez comisionado, la Real Audiencia decidi
intervenir en el proceso y orden que se remitiera a Caracas, a Jos Leonardo Chirinos y
al resto de los acusados que haba en Coro o haban sido enviados previamente a Puerto
Cabello. Asimismo, les pidi a Mariano Ramrez Valderraan, Francisco Jacot y Jos
Zavala, que viajasen a la capital para presentar informes sobre los sucesos
revolucionarios. All, adems de repetir los datos conocidos, Francisco Jacot y Jos
Zavala se explayaron sobre los rumores de un complot de hacendados en contra del orden
establecido y ambos plantearon que ste les pareca inverosmil y carente de pruebas
concretas. Sin embargo, Francisco Jacot afirm que, aunque no tuvieron una
responsabilidad directa en los sucesos, los mismos tuvieron un proceder negligente, al
discutir los asuntos polticos de las revoluciones de Francia y Saint Domingue en frente
de sus esclavos. Por su parte, Zavala incluso se mostr en duda sobre la participacin de
Jos Caridad Gonzlez en los acontecimientos. 650
648
Declaracin de Andrs Talavera, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit., p.
121.
649
Declaracin de Vicente Villavicencio, 30 de octubre de 1795, compilado en Jordn (comp.), op. cit.,
p. 122.
650
195
651
dado que
196
Sentencia de la Real Audiencia, 10 de diciembre de 1796, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,
ff. 380-381v.
197
654
Sentencia de la Real Audiencia, 10 de diciembre de 1796, AGN, Criminales, C, exp. 6, primera pieza,
ff. 281-381v.
655
Idem, f. 381v.
656
Idem, f. 381-387v
657
Idem, p. 386v.
658
198
relativamente antitticas. Por un lado autores como Pedro Arcaya, Jos Gil Fortul,
Guillermo Morn, Manuel Magallanes, Jos Luis Salcedo Bastardo, Federico Brito
Figueroa y John Lynch, entre otros, plantearon, con algunos matices, que la rebelin
debe ser definida como una insurreccin social y anti-colonial, protagonizada por
esclavos, indgenas, pardos y loangos, liderada por Chirinos y Gonzlez, fuertemente
influida por la revolucin francesa y la haitiana, que merece ser considerada como un
antecedente del proceso independista iniciado en 1810. 660 Estos autores basan su lectura
en los testimonios e informes de Hilario Bustos, Mariano Ramrez Vallardan, Manuel de
Carrera, Francisco Jacot y Pedro Carbonell y por ello consideran que la intencin de los
659
Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 6 de marzo de 1797, AGI, Estado, 67, N.7.
660
Arcaya, op. cit. pp. 36-38; Gil Fortoul, op. cit., p. 102; Morn, Guillermo, Historia de Venezuela,
Caracas, Italgrfica, 1971, tomo I, p. 106; Magallanes, Manuel, Historia Poltica de Venezuela, Caracas,
Monte vila, 1975, tomo I, p.115, Salcedo Bastardo, Jos Luis, Historia Fundamental de Venezuela,
Caracas, Ediciones de la Biblioteca Central de Venezuela, 1993, pp. 194-195, Brito Figueroa, op. cit., pp.
225-233; Lynch, John, Las Revoluciones Hispanoamericanas 1808-1826, Barcelona, Ariel, 2008, p. 192
199
insurrectos exceda las meras demandas de abolir la esclavitud, derogar los impuestos
abusivos, matar a los blancos y apoderarse de las blancas, apuntando sobre todo a
imponer la ley de los franceses, establecer la repblica y declarar la independencia. Esta
particular caracterizacin de los acontecimientos la podemos encontrar de manera
explicita, por ejemplo, en Jos Luis Salcedo Bastardo quien plantea que: Hasta estos
hombres vienen, tambin, los ecos estimulantes de la Revolucin Francesa y de la
jacobina epopeya de los haitianos. () Chirinos y su gente, (), protagonizan una
accin cuyo contenido rebasa el mero antagonismo socioeconmico, pues adems de la
libertad de los esclavos y la supresin de las odiosas cargas () proclaman principios
polticos de libertad, fraternidad e igualdad- Ley de los Franceses- y hasta se pronuncian
por el establecimiento de la Repblica.661
Oponindose a esta lnea historiogrfica, autores como Ramn Aizpurua, Pedro
Gil Rivas, Luis Dovale, Lidia Bello y Javier Lavia, plantean que la rebelin debe ser
definida como una insurreccin social-social-reivindicativa, de carcter local, con escasas
influencias externas.662 En opinin de estos historiadores, las causas internas (la dureza
de la esclavitud, el abuso impositivo, las tensiones entre las diferentes familias de la elite,
los rumores en torno al cdigo negro, etc.) fueron mucho ms significativas, que las
externas (los influjos de la revolucin francesa y haitiana, que sin embargo, algunos no
niegan totalmente). Asimismo, consideran que las demandas fundamentales de los
esclavos eran sociales, buscando terminar con la esclavitud, los impuestos y la
dominacin de los blancos. En su opinin, los rebeldes no tenan objetivos estrictamente
polticos y por ende no apuntaban a constituir una repblica, a declarar la
independencia ni a imponer la ley de los franceses. Esta interpretacin se basa en una
lectura crtica de las fuentes de la poca y de la historiografa precedente. En este sentido,
para estos autores, las autoridades exageraron la influencia francesa y haitiana, por el
temor que estas les causaban y creyeron ver en una rebelin social, el fantasma de un
661
662
200
movimiento jacobino en tierra venezolana. Una exageracin, que luego fue retomada por
Pedro Arcaya y por la plyade de historiadores que siguieron su lnea de anlisis. Para
justificar esta lectura antittica, en primer lugar, los autores muestran como la francofobia
y haitianofobia fueron marcando, con el correr de los das, los diversos informes de los
funcionarios y de la elite, alterando, con el tiempo, las que haban sido reconocidas como
las demandas iniciales. Asimismo, sealan las tensiones existentes entre las declaraciones
realizadas por los testigos directos, vctimas de la rebelin y quienes escribieron los
referidos informes. Justamente, en mi texto, a la hora de abordar las demandas de los
insurrectos, he seguido esta misma metodologa de anlisis, mostrando los
desplazamientos interpretativos en los informes y testimonios de las autoridades. Adems
de las tensiones entre algunos testimonios e informes. Ramn Aizpurua afirma:
Queda bastante claro que, () las reivindicaciones que pedan y buscaban los alzados, ms que
de carcter poltico-ideolgico eran notoriamente socio-econmicas,.663 () De esta forma, el
cobro del impuesto de alcabala, abusivo y desconsiderado parece definitivamente haber sido el
chispazo que hizo estallar la sublevacin, siendo segundo en importancia (en realidad su teln de
fondo) el problema de la esclavitud y muy tangencial, si en algo, la influencia de las revoluciones
francesa y haitiana, que ms que razones o incitaciones de la sublevacin contribuyeron al
lenguaje en que esta se entendi y trascendi (). 664 Creo que las contradicciones que se pueden
apreciar en las reivindicaciones aducidas a los sublevados (tanto en la poca como por los
posteriores historiadores) son antes, que nada, consecuencia de la inadecuada interpretacin del
problema en s, interpretacin que probablemente ha seguido historiogrficamente la va siguiente:
el testimonio de Manuel de Carrera sirvi de base para la explicacin P. M Arcaya, llenos ambos
de imaginacin y de subjetivismo de clase.
665
664
Idem, p. 721.
665
Idem, p. 722.
201
ser explicada sin atender a las contradicciones de la sociedad coriana. Creo convincente
que las causas locales fueron las fundamentales y que los insurrectos tenan como
principales objetivos terminar con la esclavitud, abolir los impuestos y la dominacin de
los blancos. Me parece que su anlisis crticos de las fuentes, que muestran las
contradicciones entre informes y testimonios, etc. es valioso y certero. A pesar de ello,
pienso que la influencia de la revolucin francesa y haitiana, fue importante en el
accionar de los rebeldes. Ms all de cierto subjetivismo de clase, considero que hay
mltiples testimonios que dan cuenta de la difusin del ideario revolucionario francoantillano en la regin. Y que, aunque, las autoridades cegadas por su paranoia, hayan
agigantado dicho influjo, el mismo parece haber existido, marcando a los sectores
populares insurrectos. En particular, concordando con Mara Cristina Soriano, entiendo
que los rebeldes asumieron el ideario franco-haitiano y lo sintetizaron con su propia
experiencia histrica, promoviendo un discurso que daba cuenta de su tradicin de lucha
y sus esperanzas libertarias.666 En este sentido, no pareciera tan decisivo el hecho de que,
los insurrectos hayan efectivamente reclamado verbalmente o no la ley de los franceses,
ya que sus demandas coincidan plenamente con las que los esclavos de Saint Domingue
venan reivindicando desde 1791. Dicho todo esto, se podra afirmar que, en este punto,
mi interpretacin se acerca ms a la lnea de Pedro Arcaya y compaa, aunque, sin
compartirla totalmente porque estos tienden a exagerar la influencia externa.667 Mi
lectura, justamente, apunta a matizar ambas posturas que resultan demasiado extremas,
entendiendo como crucial las causas internas, pero sin dejar de subrayar las influencias
externas. En donde me aparto decididamente de la posicin de la primera lnea
historiogrfica, es en su idea de que este fue un movimiento republicano e
independentista, antecedente directo del proceso iniciado dcadas despus. Esto se debe a
que, sacando algunos informes exagerados, son pocas las pruebas que demuestren que el
horizonte poltico de los alzados era anticolonial-nacional y mucho menos, en el sentido
que fue posteriormente revindicado por los protagonistas del proceso abierto en 1810.
Incluso, hay que tener en cuenta, que ni los propios lderes de la revolucin en Saint
Domingue, haban asumido una decidida postura anti-colonial para aquella poca. Por
666
202
ello, considero que, sobre este tema en particular, los argumentos de la historiografa
patria no son slidos y caen en un anacronismo. Son anacrnicos, dado que no buscan
interpretar los sucesos de 1795, a partir de su propia lgica, sino a la luz del proceso de
independencia iniciado en 1810.
Sea como sea, la rebelin liderada por Chirinos, signific un antes y despus en
Venezuela y en la Tierra Firme. Aquella insurreccin dej una marca indeleble en la
mentalidad de la elite y las autoridades, quienes, de ah en adelante, intensificaron su
terror a las posibles repercusiones de la revolucin haitiana en las colonias. De esta
manera, los sucesos posteriores quedaron signados por el fantasma de Hait.
Conclusiones
203
regin, gracias a los corsarios, los cimarrones, los marinos, los prisioneros, los
emigrados, etc. y coadyuv a estimular el espritu de rebelda en los sectores subalternos.
204
Para 1795, Espaa haba perdido terreno en la guerra contra Francia y sus arcas
estaban sumamente golpeadas. Frente a esta difcil coyuntura y temiendo una nueva
expansin del ideario revolucionario francs en la metrpoli y en las colonias, la Corona
espaola decidi sentarse a dialogar un acuerdo con Francia. De esta manera, mientras
que en Venezuela estallaba la rebelin de Jos Leonardo Chirinos, en Basilea se llevaban
adelante las conversaciones entre los contrincantes. Luego de varias idas y vueltas, el
tratado de paz finalmente se firm el 22 de julio de dicho ao. Espaa, derrotada, tuvo
que hacer varias concesiones a su enemigo. De esta manera, para recuperar los valiosos
territorios del norte de la pennsula, se vio obligada a cederle Santo Domingo a Francia.
Ciertamente, aquella colonia, sufra un secular estancamiento econmico y desde hacia 5
aos se encontraba convulsionada por los efectos de la revolucin de Saint Domingue.
Empero, su entrega implicaba pagar un precio muy alto para conseguir la paz. Aquella
colonia tena un valor, tanto estratgico, como simblico e histrico. Recordemos que fue
la primera colonia espaola en Amrica. Manuel Godoy, en sus memorias justific aquel
acuerdo con las siguientes palabras:
Tratado que entre reyes generosos y enlazados con los nudos del parentesco no habra sido de
ms honores. Ningn tratado con las dems potencias () ofreci menos sacrificios que el () de
Basilea () si es que puede llamarse sacrificio la cesin de la parte espaola de la isla de Santo
Domingo, tierra ya de maldicin para los blancos y verdadero cncer agarrado entre las entraas
de cualquiera que fuera su dueo en adelante. Nuestros () colonos la tenan ya () abandonada;
su posesin era () un peligro continuo, muchas poblaciones () haban sucumbido () al poder
anrquico de los negros y mulatos.668
Citado en Victoria Ojeda, op. cit. p.101; Carrera Montero, op. cit., p. 97.
205
isla. A pesar de que, con sus argumentos buscaba disimular la derrota espaola, en gran
medida estaba en lo cierto, ya que, efectivamente, la isla se convirti en un cncer que
result incurable para los franceses. Debido a lo compleja que resultaba la transaccin
territorial, ambas potencias convinieron en que habra un plazo de un ao para llevar
adelante ese proceso. Durante aquel lapso de tiempo, las autoridades espaolas deban
abandonar la colonia. Algo que tambin podan hacer los dominicanos que lo deseasen.
Las noticias oficiales del acuerdo arribaron en octubre, causando preocupacin
entre las elites y las autoridades coloniales del gran Caribe.669 El Prncipe de la Paz le
inform a Joaqun Garca, como deba llevarse adelante el proceso de traspaso de mando,
dejndole en claro que los habitantes que quisieran podan abandonar la isla emigrando
hacia el oriente de Cuba, a donde podra llevar sus esclavos. Para mantener el orden y la
tranquilidad, que el ejrcito, las autoridades polticas y judiciales deban ser las ltimas
en dejar Santo Domingo. Finalmente, le explicaba que la entrega definitiva de la colonia
deba hacerse nicamente en manos del representante seleccionado por la convencin
nacional francesa, para tal fin.670
Un tema particularmente acuciante, era el de resolver el destino de los miles de ex
esclavos armados, acaudillados por Jean Franois y Georges Biassou. Concluida la
guerra era el momento de sacarse a esos indeseables de encima. Apenas recibidas las
noticias de que se haba firmado la paz, Joaqun Garca le escribi a Manuel Godoy
preguntndole que hacer con ellos. ste le respondi que: () tratase a los negros como
pertenecientes a la Francia.671 Sin embargo, el Capitn General impaciente y sin esperar
a recibir las rdenes de Madrid, decidi lo contrario. En su opinin, lo menos
conveniente era dejarlos en Santo Domingo, por lo problemas que esto poda ocasionar
con los franceses. Por eso resolvi, actuando con independencia, que los principales
lderes y oficiales seran enviados a la isla de Pinos en Cuba. Conmin a las autoridades
669
Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 17 de octubre de 1795 AGI, Estado, 5A, N.19.; Carta de
Luis de las Casas al Duque de Alcudia, 30 de octubre de 1795, AGI, Estado, 5A, N. 17; Carta de Jos
Ezpeleta al Duque de Alcuda, 19 de noviembre de 1795, AGI, Estado, 52, N. 18; Carrera Montero, op.
cit., pp. 99-102.
670
Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 17 de octubre de 1795 AGI, Estado, 5A, N.19.
671
Carta de Manuel Godoy a Miguel Jos de Azanza, 18 de abril de 1795, AGI, Estado, 3, N.10; Victoria
206
funcionarios, los generales negros y sus tropas aceptaron sin mayores problemas las
rdenes de los espaoles. El Regente Jos Antonio Urizar, en carta al gobierno de
Madrid, explicaba que:
Como nada se ha prevenido sobre nuestros negros auxiliares y son algunos miles de hombres
armados que disgustados con nosotros pudieron en el da causarnos muchos daos (), nos dio
este asunto mucho cuidado, pero habindole instruido al general Juan Francisco, contest que se
resignaba gustosamente a cuanto S. M dispona y lo mismo toda su gente y que todos queran ser
vasallos de S.M. y de ninguna manera subsistir entre franceses y que todos estaban prontos a
embarcarse prontamente (). V.E. sabe que por su ministerio se hicieron las ofertas de proteccin
y libertad y que por el mismo conducto les dimos las medallas de distintivo para los jefes y otros
benemritos y las dems gracias que se les ofrecieron en el real nombres y que S.M. estaba ya
comprometido y vindonos en caso tan apretado ha sido preciso () tomar la resolucin de
conducirlos a la Habana de donde pasaran a la isla de Pinos como agricultores y () los
acompaa el padre Don Jos Vzquez quien desde los principios los ha gobernado. 672
nicamente desterrar a los caudillos y a los principales oficiales ya que de esa manera,
sin tener que remitir a miles de personas, se resolveran los mayores problemas.
Decidido a tomar este camino, Joaqun Garca le escribi al Gobernador Luis de las
Casas, comunicndole que: () espero que V.E. se har cargo para colocar y destinar a
los jefes negros y dems que los acompaan en el lugar y modo que tenga por ms
conveniente, sea la isla de Pinos u otro paraje ().673
Ms all de estas resoluciones, las autoridades de Saint Domingue presionaban en
ese sentido, reclamando la inmediata expulsin de los caudillos negros. tienne Laveuax
le peda, en una misiva a Joaqun Garca, que: Mr. Juan Francisco considerado como
militar esta obligado a evacuar los territorios, como igualmente todos los oficiales que se
672
Carta de Jos Antonio Urizar a Eugenio Llaguno, 3 de noviembre de 1795, AGI, Estado, 13, N. 13.
673
Citado en Carrera Montero, op. cit. p. 106; Geggus, David, Haitian Revolutionary Studies, Bloomington,
207
() hostilidad que no deba caber entre dos naciones amigas ().676 Esta
208
representaba una poltica casi suicida. El Capitn General de Cuba, Luis de las Casas ,
apenas se enter de los planes de Joaqun Garca, le escribi una carta al Prncipe de la
Paz, comunicndole su resolucin a oponerse a la introduccin de aquellas tropas:
El Capitn General de la isla de Santo Domingo () me comunica de su intencin de enviar a
este puerto a () Juan Francisco y todos los caudillos de los negros auxiliares (). Esta noticia
ha llenado de terror a los () blancos () de la isla, cada vecino cree ver el momento de la
insurreccin de sus esclavos y el de la desolacin universal de esta colonia en el momento de la
aparicin de estos personajes esclavos () hroes hoy de una revolucin triunfantes, (), tales
objetos no son para presentarlos a vista de un pueblo compuesto en la mayor parte de hombres de
color que viven en la opresin (), nada se gana con tanta viveza en el comn del hombres como
las percepciones que reciben por el sentido de la vista y no es fcil a que grado llegara la
impresin () que causara en el populacho () la presencia de Juan Francisco condecorado con
la faja que sirve de insignia a los oficiales generales () poner a la vista de un pueblo este tan
grande el nmero de esclavos un objeto de esta naturaleza, cuyo nombre resuena en los odos del
populacho como un hroe invencible redentor de los esclavos, presentarlo en una poca en que por
todas partes resuena la voz de la libertad y brotan semillas de insurreccin, sera lo mismo que
abrir el campo a una conmocin acaso de funestas consecuencias, el ayuntamiento de esta ciudad
las ha recelado y me ha dirigido la representacin () en que me pide no permitir entrar en el
puerto a estos hombres.677
677
Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 16 de diciembre de 1795, AGI, Estado, 5B, N. 176;
Victoria Ojeda, op. cit., pp. 109-110; Pinto Tortosa, op. cit., p. 131; Geggus, op. cit., p. 183.
678
209
la semilla de la libertad.679
Sin embargo, la Corona no estaba de acuerdo con ninguna de las opciones
formuladas por ambos Gobernadores. En una carta, escrita un tiempo despus, Manuel
Godoy explicaba que: V.E. no aprob esta determinacin de Casas y desaprob
enteramente la resolucin del Gobernador de Santo Domingo previendo se le escribiese
haber determinado S.M. que todos se quedasen en Santo Domingo bajo la proteccin de
las potencias a quien sirviesen.680 Empero, las distancias conspiraron en contra de la
voluntad de las autoridades metropolitanas y la cuestin se resolvi a partir de los deseos
y las acciones de los Gobernadores de Santo Domingo y Cuba. Las Casas envi a un
emisario al puerto de Bayaj para abortar aquel proyecto. Asimismo, le escribi a su par
dominicano una nueva carta, en la cual le expresaba su oposicin a su estrategia de
relocalizacin, argumentando que aquel plan era sumamente peligroso, que la elite
habanera se opona totalmente a su realizacin y que incumpla las reales rdenes de
1790,
que
prohiban
la
entrada
de
esclavos
franceses
en
las
colonias
hispanoamericanas681
Empero, los esfuerzos de Luis de las Casas fueron en vano, ya que su emisario
lleg demasiado tarde, cuando el convoy ya haba partido. As a fines de diciembre de
1795, Joaqun Garca remiti los negros a Cuba. Estos se dividieron en dos grupos. El
primero, estaba compuesto por 24 personas lideradas por Georges Biassou y el segundo
por 788 individuos acaudillados por Jean Franois. En ambos casos las cifras incluyen a
los oficiales, soldados, con su respectivos mujeres, hijos y criados.
682
El ms pequeo
sali del puerto de Oca y arrib a la isla de Cuba unos das antes que el de Jean
Franois, que lleg el 9 de enero. En este caso, las autoridades no se sintieron tan
alarmadas, debido al escaso nmero de afrodescendientes. Por ello, le ofrecieron a
Georges Biassou dos posibilidades para su relocalizacin: alojarse en la isla de Pinos o
679
Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 16 de diciembre de 1795, AGI, Estado, 5B, N. 176; Pinto
Carta de Manuel Godoy a Miguel Jos de Azanza, 18 de abril de 1795, AGI, Estado, 3, N.10.
681
Carta de Luis de las Casas a Joaqun Garca, 17 de diciembre de 1795 AGI, Estado, 5A, 36.
682
Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 25 de enero de 1796, AGI, Estado, 5A, 28; Victoria
Ojeda, op. cit., pp. 113-114; Pinto Tortosa, op. cit., p. 132; Carrera Montero, op. cit., p. 111.
210
pasar directamente haca la Florida. El lder prefiri esta segunda opcin y haca all
fueron derivados.683
El grupo ms numeroso, sali ms tarde del puerto de Bayaj, acompaado por el
coronel Francisco Montalvo, comisionado especial de Joaqun Garca para negociar con
Luis de las Casas y mediar entre el gobierno y las tropas auxiliares. Llegaron a La
Habana el 9 de enero 1796 y generaron una honda preocupacin en la elite y las
autoridades. Alarmado el Capitn General prohibi su entrada y convoc a una junta de
emergencia para decidir que hacer con ellos. La misma se llev adelante el 9 de enero, y
participaron los funcionarios cubanos junto con Francisco Montalvo. Por lo motivos
antes expuestos, se descart de manera inmediata la idea de que las tropas auxiliares se
alojasen en Cuba. Ni siquiera se baraj la posibilidad de mandarlos a la isla de Pinos, que
era un espacio aislado y por ende ms seguro. Teniendo esto en cuenta, se discutieron
otras posibilidades y se lleg por consenso a la idea de que deba ser re-localizados en la
isla de Trinidad. Era un lugar ideal, debido a su desarrollo tardo y a que poda verse
favorecida por el trabajo de estos nuevos pobladores. Francisco Montalvo, estuvo de
acuerdo y Jean Franois, tambin. Sin embargo este ltimo pidi que se le diera la
posibilidad de viajar a Espaa con su familia si l lo llegaba a desear.684
Con
683
Luis de las Casas da cuenta de los jefes y negros auxiliares que han llegado a la plaza de La Habana,
11 de enero de 1796 AGS, SGU, leg. 7161, exp. 24; Victoria Ojeda, op. cit., p.113; Carrera Montero, op.
cit., p. 329; Geggus, op. cit., pp. 182-183
684
Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 11 de enero de 1796 AGI, Estado, 5 A, N.23; Carrera
Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 11 de enero de 1796 AGI, Estado, 5 A, N.23,
211
686
Carta de Juan Francisco y Lefebre a Francisco Montalvo, 12 de enero de 1796, AGI, Estado, 5A, 28,
Carta de Francisco Montalvo a Juan Francisco, 14 de enero de 1796, AGI, Estado, 5A, 28; Victoria
212
Por su parte, Jean Franois y sus oficiales, se ofuscaron con esta respuesta y
manifestaron que no tena intenciones de volver a Bayaj, sino que deseaban ir a la
ciudad Santo Domingo, a dialogar Jos Vzquez y el Capitn General Joaqun Garca.688
Todo esto, gener un fuerte resquemor entre las partes en pugna e hizo que las
autoridades llevasen adelante una nueva junta extraordinaria, para decidir el camino a
seguir. Luis de las Casas en carta a Manuel Godoy, relataba lo que se resolvi en aquel
encuentro:
Conferenciando los seores sobre la materia observando el carcter osado de estas gentes () y
considerando cuan imprudente sera que estos hombres con el espritu de que estn animados se
mantuviesen unidos en cuerpo sea en Trinidad o en cualquier otra parte () y tambin el
embarazo que devueltos a Santo Domingo ocasionaran al Capitn General en el tiempo de la
evacuacin de aquella isla acordaron que a Juan Francisco con los principales jefes, que todos
componen el nmero de doce se remitan () para Cdiz () y lo mismo en cuanto a la familia de
Juan Francisco y dems caudillos y que los oficiales y tropas restantes se repartan en la isla de
Trinidad, Trujillo y Campeche, dirigiendo a los primeros destinos los buques en que se transporten
escoltados por los de guerra que expuso el seor comandante general debe salir en breva para
aquellos puertos y que al ltimo paraje se vayan remitiendo en partidas cortas en las
embarcaciones mercantes que salgan para l quedando de esta forma desvanecido el inconveniente
que puede ocurrir acerca de la seguridad de estos transportes.689
688
Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 25 de enero de 1796; Carrera Montero, op. cit. p. 328;
Carta de Luis de Las Casas a Manuel Godoy, 25 de enero de 1796; AGS, SGU, leg. 6824, exp. 15, nro
252.
213
General cubano y Rafael de la Luz, Gobernador electo de aquella plaza, que pasaba por
Cuba, en camino a desempear su cargo.690 Ms all de Cdiz, que tuvo que ver con una
cuestin particular, la eleccin de estos destinos estuvo marcada por la intencin de evitar
cualquier tipo de contagio revolucionario y de aprovechar la fuerza de trabajo y la
experiencia militar de estos auxiliares. Por ello, se eligieron lugares, donde haba escasa
poblacin esclava, eran zonas perifricas, poco desarrolladas y un tanto indefensas. En
lneas generales, estos objetivos se cumplieron y los auxiliares demostraron ser fieles a
Espaa.
En enero de 1796, sali el primer grupo hacia Cdiz y luego en febrero partieron
los otros que se dirigan hacia Trujillo, Campeche y Trinidad. Mucho ms tarde, el 23 de
agosto, salieron los que iban a ir a Portobelo.691 Debido a que no es el objeto de mi
investigacin y a que es un tema muy amplio, no analizar el destino y desenlace de cada
uno de los grupos de auxiliares en su largo periplo por el imperio espaol.
692
En
Victoria Ojeda, op. cit. p. 119-120; Victoria Ojeda, De reales promesas al olvido concertado: los negros
de la Revolucin Haitiana en la Nueva Granada en, Fronteras de la Historia, Vol.12 (2007), p. 156;
Geggus, op. cit, p. 184; Pinto Tortosa, op. cit., p. 134.
691
692
Carta de Luis de las Casas a Manuel Godoy, 2 de septiembre de 1796 AGI, Estado, 5B, N.184.
Para profundizar en el tema vase la referida obra de Jorge Victoria Ojeda, donde el autor analiza con
lujo de detalles la historia de la dispora de las tropas auxiliares de Carlos IV. Tambin resulta
recomendable el citado trabajo de David Geggus.
214
Ha visto el Rey () que habindose verificado la llegada a esa isla () de () Juan Francisco,
con otros jefes suyos y tropa, haba dispuesto V.E. pasar a este caudillo a la isla de Trinidad con
los dems jefes escribiendo al mismo tiempo al Gobernador de Santo Domingo que no continuase
semejante remesa a la Habana (). Y enterada S.M de cuanto ha escrito S.E. sobre la perplejidad
que le causo () la inconsiderada resolucin del Gobernador de Santo Domingo, halla que es
mucho mejor que V.E. haya enviado a Juan Francisco a la isla de la Trinidad, que a Cdiz como
pensaba, pero que tampoco esta bien en dicha isla sino se vela por el gobierno con gran cuidado
sobre la conducta del expresado Juan Francisco, a cuyo fin hago con esta fecha las
representaciones convenientes al Gobernador de Trinidad.693
693
Carta de Manuel Godoy a Luis de Las Casas, 24 de febrero de 1796, AGI, Estado, 5 A, N.23; Carrera
Carrera Montero, op. cit., p. 396; Victoria Ojeda, op. cit. p. 300.
Carta de Joaqun Garca a Jos Mara Chacn, 27 de febrero de 1796, AGI, Estado, 5A, N.46.
215
Nos pareci muy del servicio del Rey () pasar nuestros oficios al Gobernador de la isla de
Trinidad donde haban de ser dirigidos los citados negros, con el fin de que () los admitiera ()
en el gobierno de su mando, hacindole ver las consecuencias fatales que pudiera resultar si se
trasladaran a Bayaj. Por la adjunta copia, se servir V.E. instruirse de cuanto manifest al citado
Gobernador que sea de la aprobacin del Rey por las consideraciones que tengo elevadas a sus
pies (). V.E. () alcanza bien los daos () que las disposiciones del gobierno de la Habana
podrn originar si el de Trinidad no retiene en si los citados negros y los pasar a Bayaj. 696
696
Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 1 de marzo de 1796, AGI, Estado, 5A, N.46.
697
Carta de Luis de Las Casas a Jos Mara Chacn, 10 de febrero de 1796, AGI, Estado, 66, N. 51.
698
Carta de Jos Mara Chacn a Luis de Las Casas, 30 de marzo de 1796, AGI, Estado, 66, N. 51;
216
699
Carta de Jos Mara Chacn a Luis de las Casas, 27 de febrero de 1796, AGI, Estado, 5A, N.46.
217
701
Ante aquel
Carta de Jos Mara Chacn a Luis de Las Casas, 30 de marzo de 1796, AGI, Estado, 66, N. 5;
Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 14 de mayo de 1796, AGI, Estado, 5B, N.126; Victoria
Carta de Joaqun Garca a Manuel Godoy, 14 de mayo de 1796, AGI, Estado, 5B, N.126.
703
218
Recepcin en Portobelo
Carta de Jos Mara Chacn a Manuel Godoy, 19 de julio de 1796, AGI, Estado, 66, N. 5; ; Victoria
219
707
Carta de Luis de Las Casas a Jos Miguel Azanza, 2 de septiembre de 1796, AGS, SGU, leg. 7152,
Carta de Luis de Las Casas a Jos Ezpeleta, 19 de agosto de 1796, AGNC, Colonial, Negros y
Carta de Luis de Las Casas a Jos Miguel Azanza, 2 de septiembre de 1796, AGS, SGU, leg. 7152,
220
1796, las autoridades de Portobelo, se reunieron y decidieron que los negros seran
alojados en las barracas de un cuartel localizado a las afueras de la ciudad y que se los
destinara por un tiempo a trabajos manuales. Asimismo, se resolvi que se les impondra
un oficial a cargo, responsable de contenerlos y de dirigirlos. En carta al Virrey Jos de
Ezpeleta, se le explic que la intencin era evitar que los negros franceses difundieran el
ideario revolucionario entre la poblacin afrodescendiente local y que por ello, no se les
permitira residir en Portobelo. A tal fin y con el objetivo de debilitarlos, luego de un
tiempo se los dividira en dos grupos y se los mandara a vivir a los pequeos pueblos de
Palenque y Minas de Santa Rita. All cumpliran, por un lado funciones militares de
defensa contra los indios y los invasores y por el otro, se desempearan como
trabajadores agrarios. Se les dara tierras fiscales y herramientas, para que cultivasen la
tierra, logrando su auto sustento y algn aporte a las arcas del estado. Para lograr este
proyecto, se le peda al Virrey que enviase dinero y una embarcacin, que pudiese
transportar a los referidos negros.711
Finalmente, luego de un largo periplo, los negros llegaron a Portobelo el 16 de
febrero de 1797.712
clasificaron a los auxiliares segn sus naciones, genero y oficios. Este informe arroj
un total de 86 personas, lideradas por el comandante Sansn. De ellos, ms de la mitad
eran hombres y el resto mujeres y nios. Asimismo, detallaba que se encontraban
divididos en dos grupos, los criollos y los congos y que no tena buenas relaciones entre
s. Segn el propio Rafael de la Cruz: Entres estos auxiliares hay dos partidos el uno de
congos que con algunos de otras naciones componen el mayor numero () y el otro de
criollos que () no se llevan bien con aquellos haciendo rancho separado, pero como
inferiores en el numero obedecen al comandante Sansn.713Por ltimo, en cuanto a los
oficios de los hombres, la mayora eran labradores y el resto, tena otras actividades
manuales.714 Siguiendo lo planeado, los auxiliares fueron alojados en los cuarteles y de
711
712
713
Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,
221
715
716
Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,
222
717
Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,
Negros y Esclavos, D.92, ff. 940-941; Victoria Ojeda, op. cit., p. 270.
718
Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,
223
Entretanto que S.E. se sirve determinar lo que se sea mas conveniente me parece lo ser que se
destine desde luego de estos negros lo que considere a propsito y competentes segn las
circunstancias y proporciones del terreno a que empiecen a desmontar este y a trabajar algunas
labranzas de pltanos y arroz y otras frutas de primera necesidad y pronto produccin, haciendo
ellos mismo previamente unos pequeos bohos de palma con en los que viven los negros de las
haciendas de esta provincia en que puedan alojarse provisoriamente
S.E..
hasta la resolucin de
719
Los auxiliares estaran bajo el mando del Capitn de Cazadores Manuel Narciso
Sanguilln quien los controlara. Rafael de la Luz esperaba que la mayora de los
auxiliares fueran asentados de forma definitiva en Punta Gorda. Sin embargo, tambin
crea conveniente que a estos se los dividiese, para que fuesen ms tiles al estado y para
abortar cualquier peligro latente. Al parecer, a pesar de que De la Luz no tena el mismo
temor que otros gobernantes de Amrica con respecto a los auxiliares de Saint Domingue,
crea que era mejor prevenirse de cualquier posible amenaza. Por ello planteaba que:
Los dems negros, principalmente los casados me parece que podran emplearse en los
trabajos de la batera de Honduras o en otros del Rey que se hagan fuera de la ciudad
pues as estarn separados de ella y de los esclavos de sus vecinos, divididos unos de
otros y se precavera los riesgos () de su trato con otros esclavos ().720 Poco tiempo
despus, Antonio de Narvez y Torre le contest al Gobernador de Portobelo, dndose
por enterado de las novedades y asintiendo con lo que se haba decidido en torno al
establecimiento provisorio. Asimismo, el Gobernador de Panam se comunic con el
Virrey Jos de Ezpeleta, para informarle de las novedades y para sealarle que los
auxiliares seran localizados probablemente en Punta Gorda, pero que se estudiaban
varios pueblos de la regin, teniendo siempre en cuenta los costos, los beneficios
econmicos y los riesgos de aquella operacin.
Finalmente, a mediados de 1796, cuando los negros empezaban a impacientarse,
las autoridades de Portobelo trasladaron a los auxiliares al citado lugar, donde
719
Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,
Negros y Esclavos, D.92, ff. 943-944; Victoria Ojeda, op. cit., p. 273.
720
Carta de Rafael de la Cruz a Antonio de Narvez y Torre, 27 de febrero de 1797 AGNC, Colonial,
Negros y Esclavos, D.92, ff. 943-944; Victoria Ojeda, op. cit., p. 273.
224
comenzaron a asentarse. En honor a Carlos IV, el lugar fue bautizado como San Carlos
de Punta Gorda y se fueron haciendo lentos pero sostenidos progresos. 721 A pesar de
todo, esta situacin era provisional. Sin embargo, con el transcurso de los meses, Manuel
Narciso Sanguilln se convenci de que el asentamiento haba sido un xito dado que
estos estaban: () enteramente olvidados de su mximas antiguas y lejos de ser
perjudiciales a esta provincia conviene se establezcan en ella porque con sus labores e
industria remedian las necesidades que continuamente se experimentan en esta plaza de
arroz, maz, pescado, carbn y lea ().722Este informe convenci al Virrey Pedro de
Mendinueta, quien a fines de 1798, aprob oficialmente la conformacin de San Carlos
de Punta Gorda como pueblo. Algo que posteriormente fue confirmado por la corona en
1799. De esta manera, conclua el periplo de este grupo de auxiliares, quienes a
diferencia de los que viajaron a Trinidad, fueron aceptados en este rincn del Virreinato
de Nueva Granada, aprovechndolos como mano de obra, para poblar y desarrollar el
territorio.
722
723
Carta de Manuel Godoy a Joaqun Garca, 8 de septiembre de 1795, AGI, Estado, 17, N.4; Sevilla
225
condiciones para asentarse. Asimismo, pedan que el plazo para emigrar se ampliase a
tres aos ms.
Representando los intereses de la elite, el cabildo de Santo Domingo, le escribi
al gobierno de Madrid, la siguiente solicitud:
V.M. para aligerar el peso de tantos males les ofrece transportarles a costa de su erario a la isla de
Cuba () Cuan lejos esta V.M. de creer que esto que nos ofrece como alivio aumenta nuestras
miserias. () Cualquiera que tenga conocimiento de lo () mortfero que es en estos climas el
desmonte de nuevas tierras, se convencer fcilmente que cuando de los setenta a ochenta mil
almas que tiene V.M. esta isla llegaran a transportarse todos () a la de Cuba, no quedaran cinco
mil al cabo de pocos aos. (). Estas calamidades () esperan () a cuantos lleguen a emigrar.
() Suplicamos () se sirva ampliar su real dignacin franquendonos los mismos alivios y
recompensas en la isla de Puerto Rico o en la vastsimas de la tierra firme en particular la de
Caracas. All, seor, son las tierras ms sanas, () el comercio y agricultura estn en su vigor ()
el transito menos largo y arriesgado (). El trmino de un ao que nos da V.M. para poder ()
dar salida a nuestros bienes es sumamente limitado. () Suplicamos a V.M. se digne ()
interponer su mediacin la repblica para la ampliacin de dicho termino al de tres aos por lo
menos.724
724
Solicitud del cabildo de Santo Domingo al Rey, 25 de octubre de 1795, AGI, Estado, 13, N.12.
725
Carta de Jos Antonio Urizar a Eugenioa Llaguno, 3 de noviembre de 1795, AGI, Estado, 13, N. 13;
Sevilla Soler, op. cit., p. 399; Carrera Montero, op. cit., pp.116-117.
226
en Santo Domingo) eligieran otros destinos diferentes al de Cuba. Aclarando que dicha
decisin era provisional y que aquellos que tomasen ese camino no recibiran los mismos
beneficios.726 Sin embargo, al poco tiempo, el gobierno de Madrid, en real orden de enero
de 1796, decidi escuchar las splicas y ampli en un ao el plazo para emigrar, dando la
posibilidad de hacerlo tambin a las islas de Puerto Rico y Trinidad.727
Ms all de esta resolucin, la evacuacin ya haba comenzado a fines de 1795.
De esta manera, a partir de los ltimos das de diciembre, partieron buques haca Cuba y
Puerto Rico, transportando las milicias que haban combatido durante la guerra contra los
franceses y numerosas familias de hacendados que buscaban escapar del rgimen
republicano. La mayora de estos emigrantes se dirigieron hacia Cuba, donde fueron
recibidos por las autoridades con cierta preocupacin. Para resolver los problemas
suscitados por la masiva afluencia de refugiados, el gobierno constituy una junta
extraordinaria que resolvi solicitar a las autoridades de Santo Domingo un informe
detallado los migrantes, alojar y alimentar a los nuevos visitantes, encontrarles una
ocupacin a los trabajadores manuales y pedir al Virrey de Nueva Espaa una ayuda
econmica para solventar los gastos de aquella operacin.728 Las enormes dificultades
derivadas de este proceso, sumamente complejo y poco satisfactorio, fueron justamente
uno de los factores, que la Corona tuvo en cuenta para ampliar los destinos a los que los
refugiados podan viajar decretando la referida real orden de enero de 1796. Sin embargo,
durante todo el ao 1796, los emigrados, siguieron arribando a Cuba, llegando a
contabilizarse alrededor de mil personas. La mayora de estos eran hombres libres,
empero, un porcentaje importante eran esclavos, lo cual gener intranquilidad entre las
autoridades, que tomaron medidas para evitar los posibles contagios revolucionarios.
Adems de Cuba y Puerto Rico, muchos de los dominicanos prefirieron
desplazarse hacia Venezuela, arribando a los puertos de Coro y La Guaira729. A pesar de
que estos deban pagarse el viaje por su cuenta, los que eligieron este lugar consideraban
726
727
227
Carta de Esteban Fernndez de Len a Joaqun Garca, 8 de junio de 1796, AGI, Santo Domingo,
1033.
731
Carta de Esteban Fernndez de Len a Joaqun Garca, 8 de junio de 1796, AGI, Santo Domingo,
1033.
732
Carta de Antonio Lpez y Chvez a Pedro Carbonell, 29 de agosto de 1796, AGN, Gobernacin y
Capitana General, LVII, f.106; Carta de Pedro Carbonell a Antonio Lpez y Chvez, 26 de agosto de
1796 AGN, Gobernacin y Capitana General, LIX, f.256.
228
manos espaolas y que la emigracin, inicialmente masiva, comenzar a decaer hasta casi
detenerse totalmente. Empero, Saint Domingue y las antillas francesas continuaron
siendo un volcn en permanente ebullicin, que irradiaba su influjo a toda la regin
caribea. Y a pesar de las mltiples medidas de contencin, las repercusiones siguieron
sintindose, cada vez con mayor intensidad, en Venezuela y Nueva Granada.
Conclusiones
En este captulo he abordado las diversas maneras en las cuales las consecuencias
del tratado de Basilea impactaron sobre Venezuela y Nueva Granada durante los aos
1795 y 1976. He desarrollado ste tema basndome en una variedad de documentos y en
la obra de especialistas como Jorge Victoria Ojeda, Fernando Carera Montero y David
Geggus. Mi intencin ha sido integrar, sintetizar y complementar los principales aportes
de estos historiadores, en mi estudio, ms amplio acerca de las mltiples influencias de la
revolucin de Saint Domingue en la Tierra Firme hispana durante 1789-1830.
La paz de Basilea gener inmediatos y graves problemas para Espaa. El ms
acuciante de todos fue el de resolver el destino de las tropas auxiliares de Carlos IV.
Como seal, Manuel Godoy pretendi que los ex esclavos se quedasen en Santo
Domingo, por considerar que eran franceses y que era la mejor manera de solucionar el
entuerto. Sin embargo, Joaqun Garca obr autnomamente y despach a un numeroso
contingente de ellos (junto con sus principales lderes) hacia Cuba. All, los visitantes
indeseados fueron muy mal recibidos por el gobierno y fueron remitidos hacia diferentes
puntos del imperio espaol. Un grupo de ellos fue enviado a la isla de Trinidad y el otro a
Portobelo, con resultados absolutamente divergentes. El Gobernador de la provincia
venezolana rechaz de plano la presencia de los ex esclavos e incluso recomend que se
los destinase a las islas Malvinas. Finalmente, dicho contingente termin regresando a
Santo Domingo, a donde se quedaron. En mi interpretacin, esta radical oposicin de
parte de las autoridades locales, se explica por la historia previa de la Capitana General.
Venezuela haba sufrido demasiado en los ltimos aos con los embates de la revolucin
de Saint Domingue. Los esclavos, los prisioneros de guerra y los emigrados realistas, que
haban llegado a partir de 1793, haban generado constantes problemas y haban
229
230
Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 16 de febrero de 1795, AGN, Gobernacin
y Capitana General, LIV, ff.129-130; Carta de Pedro Carbonell al Conde del Campo de Alange, 14 de
mayo de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General, LIV, ff.157-165; Carta de Pedro Carbonell al
Conde del Campo de Alange, 14 de mayo de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General, LIV, f.171;
Lista de oficiales y subalternos franceses que han de salir para el puerto de la Guaira, AGN, Gobernacin
y Capitana General, LVI, f.38.
734
Carta de Antonio Lpez Quintana a Jos Garca, 31 de Agosto de 1795, AGI, Santo Domingo, 1032;
Carta de Jos de la Reyna a Pedro Carbonell, 1 de mayo de 1795, AGI, Santo Domingo, 1032.
735
Carta de Antonio Lpez Quintana a Pedro Carbonell, 16 de junio de 1795 AGN, Gobernacin y
231
esclavos, hombres libres a sus costas (). Sera muy opuesto que en una accin de armas los
negros esclavos se unieran a los enemigos y por eso motivo dispondr usted que a cualquier
motivo se alejen al interior y solo quedarn los mayordomos () de quien () tengan probado su
amor y lealtad a sus dueos los cuales se armaran con lanzas y machetes pero no con armas de
fuego.736
736
Carta de Pedro Carbonell a Antonio Barreto, 26 de mayo de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Joaqun Garca a Pedro Carbonell, 13 de agosto de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana
Acta de junta extraordinaria del 11 de septiembre de 1795, AGN, Gobernacin y Capitana General,
LVII, ff.75-80.
232
socorro pues sera imprudencia y un cargo gravsimo que se me hara dejar de todo
expuesta esta () provincia () y solo s se practicar de los vveres de maz.739
Finalmente, arribaron las noticias de la paz de Basilea y las aguas se calmaron un poco.
Este tratado, disipaba los peligros de ataques externos armados contra la Tierra
Firme, sin embargo, no hacia desparecer otros efectos colaterales de las revoluciones
franco-antillanas. De hecho, fue dicha paz la que dio lugar a la dispora de las tropas
auxiliares y a la primera migracin masiva de refugiados de Santo Domingo. Asimismo,
ms all del pacto, la revolucin continuaba en las antillas y con ella la influencia
ideolgica, que pugnaba por introducirse en Venezuela y el Nueva Granada.
En mayo de1796, aparecieron nuevos textos sediciosos en Venezuela,
introducidos desde Saint Domingue. El primero que se encontr fue el denominado
Instrucciones que deben servir de regla al agente del gobierno francs destinado a la
parte espaola de Santo Domingo.740 Este texto expresaba las instrucciones que las
autoridades francesas le haban dado a Phillipe Roume, para poder tomar posesin de la
colonia espaola y congraciarse con su poblacin. En un exaltado tono republicano, las
instrucciones planteaban que: Importa sobre todo hacer que nuestros nuevos
conciudadanos amen la repblica y procurar conservar si es posible en la isla toda aquella
parte preciosa de poblacin.741En este sentido, se estableca que el comisionado hara
todo lo posible por romper con los mitos anti-republicanos que existan entre la poblacin
espaola y por presentar a la repblica y al catolicismo como compartibles: () se
valdr de todos los medios posibles de persuasin para desimpresionar a aquellos
ciudadanos de las falsas ideas que hayan podido imprimirles de la revolucin francesa y
disipar en su espritu cuantos recelos se les haya inspirado acerca del libre ejercicio de su
religin.742 Asimismo, las instrucciones promovan un discurso abolicionista moderado
dado que apuntaba a terminar con la esclavitud en Santo Domingo, sin desarticular las
739
LVII, f. 92.
740
Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 23 de agosto de 1796, AGN, Gobernacin y Capitana
General, LIX, f.235; Copia del texto Instrucciones que deben servir de regla al agente del gobierno francs
destinado a la parte espaola de Santo Domingo AGI, Estado, 58, N.8.
741
Idem.
742
Idem.
233
relaciones econmicas blancos y negros. As, planteaban que se deba difundir las
siguientes ideas entre la poblacin espaola para convencerlos de lo conveniente que
resultara la emancipacin de los esclavos en Santo Domingo: Deben () los nuevos
colonos franceses () esperar que esclavos libres ya no abusarn de su libertad () y
que no se les separarn jams de su lado como hijos reconocidos. Ms cuando la libertad
de los esclavos fuese una perdida real para sus dueos quedara () compensada con la
garanta que la constitucin de la propiedad del territorio () con la perspectiva de las
utilidades de un comercio ms extenso que antes y con las dems ventajas que les
resultarn de un gobierno republicano.743
A pesar del tono moderado de estas instrucciones, las autoridades venezolanas
consideraron que atacaban las bases mismas del orden poltico y social espaol. La Real
Audiencia se reuni para deliberar sobre el tema y entendi que el texto contena: ()
varias expresiones capaces de causar perjudiciales impresiones en las gentes sencillas
especialmente en los esclavos que en esta provincia pasan de cien mil 744 y seal que:
El peligro imaginado aunque tan grande no es mayor que otros que puede producir el
curso y lectura indiferente del mencionado papel y descuido del magistrado en tomar
medidas futuras y prudentes para recoger y detener esta y cualquier otros semejantes
documentos.745 Para contrarrestar esta amenaza, el tribunal le sugiri al Capitn General
que llevase adelante una investigacin para recoger los ejemplares que hubiesen
ingresado a la colonia y tomase medidas de control para evitar que otros fuesen
introducidos. Sin embargo, le indic que se actuase con suma cautela para evitar llamar la
atencin. Pedro Carbonell sigui estas recomendaciones e instruy a los gobernadores de
las provincias para que buscasen las copias de dicho papel sedicioso y al responsable de
su publicacin en el territorio colonial.746 Luego de una intensa investigacin, los
743
744
Idem.
Citado en Callham, op. cit., p. 13.
745
746
Carta de Fernando Miyares a Pedro Carbonell, 14 de julio de 1796, AGN, Gobernacin y Capitana
234
747
Capitana General, LIX, f. 296; Soriano, op. cit., p. 105; Callahan, op. cit., p. 13.
748
Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 20 de agosto de 1796 AGN, Gobernacin y Capitana
Acta del acuerdo extraordinario de la Real Audiencia, 20 de agosto de 1796, AGN, Gobernacin y
Copia del texto Despus de las noticias recibidas yo me lisonjeo, AGN, Gobernacin y Capitana
General, f. 240.
235
751
Idem, f.240.
752
Idem, f. 244.
236
recolectasen todas las copias posibles de dichos textos.753 Asimismo, Pedro Carbonell, se
comunic con Manuel Godoy, para informarlo de todo lo acontecido.754
En paralelo a estos sucesos, Nueva Granada sufra nuevos embates de las
revoluciones franco-caribeas. A fines del ao 1796, se dio un desembarc de corsarios
franceses, procedentes de Saint Domingue, en la costas de Ro Hacha. Esta presencia de
extranjeros indeseados, preocup a las autoridades locales que los apresaron y los
remitieron a Cartagena desde donde fueron expulsados haca la ciudad de Les Cayes, al
sur de Saint Domingue, puerto del cual, al parecer, haban partido.755
Mientras tanto Espaa y Francia firmaron el tratado de San Ildelfonso el 18 de
agosto de 1796, estableciendo una alianza en contra del imperio britnico. Este pacto
tuvo consecuencias paradjicas, debido a que, mientras Espaa mantena su coalicin con
aquel pas, buscaba que los influjos revolucionarios de Francia y de las antillas galas no
penetrasen en su extenso imperio. Una tarea que result imposible de concretar.
El tratado de San Ildelfonso y las relaciones entre las antillas francesas y la Tierra
Firme
Circular de Pedro Carbonell a los gobernadores de las provincias de Venezuela, AGN, Gobernacin y
Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 23 de agosto de 1796 AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Jos de Ezpeleta a Manuel Godoy, 6 de diciembre de 1796, AGI, Estado, 52, N.8.
756
237
adelante, los corsarios franceses pudiesen recalar en dichas ciudades costeras para reabastecerse. Sin embargo, en aquella oportunidad el Capitn General interino Joaqun de
Zubillaga y la Real Audiencia, se opusieron por considerar que violaba las reales rdenes
de la metrpoli e implicaban un riesgo para la Tierra Firme. Ciertamente, teniendo en
cuenta los antecedentes previamente estudiados, permitir el ingreso de buques armados
franceses pareca cuanto menos una imprudencia.757
Empero, en la medida que las noticias oficiales del acuerdo llegaron a Venezuela,
el gobierno local se vio obligado a aceptar las solicitudes de Victor Hugues.758 A partir
de ese momento, se abri una breve etapa en la cual las autoridades de las antillas
francesas y de Venezuela colaboraron recprocamente, sin dejar de tenerse una mutua
desconfianza.759 As, durante un tiempo empezaron a recalar corsarios galos en los
puertos venezolanos, pero el gobierno hizo todo lo posible por impedir que las
tripulaciones bajasen a tierra y se vinculasen con la poblacin. 760 Las consecuencias de
esta poltica estallaron poco tiempo despus.
Empero, los devastadores resultados de la guerra contra Inglaterra, se hicieron
sentir de inmediato. En febrero de 1797, la escuadra dirigida por el Almirante Henry
Harvey tom la isla de Trinidad. Ante la ofensiva de unos 59 buques de guerra y 6.750
hombres, que superaban ampliamente las reducidas tropas espaolas, el Gobernador Jos
Mara Chacn capitul y entreg la provincia al enemigo, el 18 de febrero de 1797.761
Esta conquista implic un duro golpe para Espaa y para Venezuela, dado que los
ingleses lograron establecer, en las puertas de la Tierra Firme, una base de operaciones
desde la cual conspirar contra su enemigo. Como veremos posteriormente, el gobierno
757
Carta de Joaqun de Zubillaga a Manuel Godoy, 11 de octubre de 1796, AGI, Estado, 65,N. 55. ;
Carta de Joaqun Zubillaga a los seores Agentes particulares del Directorio Ejecutivo de Francia en las
islas de Barlovento, AGN, Gobernacin y Capitana General, LX, ff.284-285. Gmez, op. cit., p.12.
759
760
Carta de Esteban Fernndez Len a Pedro Carbonell, 10 de enero de 1795, AGN, Gobernacin y
Carta de Jos Mara Chacn a Manuel Godoy, 27 de febrero de 1797, AGI, Estado, 66, N.56; Copia
de la capitulacin firmada por Henry Harvey y Jos Mara Chacn, 18 de febrero de 1797, AGI, Estado,
66, N.56.
238
Carta de Phillipe Roume a Pedro Carbonell, 5 de mayo de 1797, compilado en Garca Chuecos,
Hctor (comp.), Documentos relativos a Revolucin de Gual y Espaa, Caracas, Instituto Panamericano de
Geografa e Historia, 1949, p.77.
763
Idem, p.79.
239
y que con otros diversos medios para la persuasin llevan la misma intencin aquellos en
que se excita a los habitadores de esta provincia a salir de la obediencia de su Majestad a
elegir su arbitrio un gobierno independiente y abrir un comercio franco a todos los
pueblos del mundo.764 Asimismo, se referan de manera muy crtica a la carta escrita por
Philippe Roume, considerndola una abierta reivindicacin a la abolicin de la esclavitud
y un ataque al orden colonial en Venezuela. Segn los miembros de la Audiencia en la
misiva: Roume () pasa a referir los sucesos de la repblica francesa en aquella isla y
sentando que la esclavitud es el mayor de los delitos contra las leyes naturales y divinas,
emplea () frases dirigidas a persuadir que es () conveniente () a la sociedad, a la
agricultura y el comercio poner en libertad a los esclavos (). Siguiendo los impulsos
() de su opinin, ha tomado por oficio zaherir el sistema gubernativo de Espaa,
hacerlo odioso a su vasallos ().765
Por todos estos motivos, los miembros de la Real Audiencia, le recomendaron al
Capitn General que no contestase la carta, ni que mantuviera correspondencia con el
referido agente, ms all de la necesaria. Asimismo, le plantearon que si el comisionado
continuaba escribindole misivas de ese tenor, se le debera hacer ver que iban en contra
del tratado de alianza.766 Evidentemente, las autoridades se encontraban a disgusto con la
obligacin de vincularse con sus nuevos aliados. Sin embargo, si esta situacin les gener
inquietud, no fue nada en comparacin, con el terror, que le caus el descubrir, dos das
despus, que en la Capitana General se tramaba una conjura en contra del orden colonial.
Acuerdo de la Audiencia de Caracas, 12 de julio de 1797, Garca Chuecos (comp.), op.cit., pp. 83-84.
765
Idem, p.84.
766
Idem, 85.
240
importancia aument al calor de desarrollo econmico que vivi la colonia con las
reformas borbnicas. Para aquella poca, casi el 90% del comercio legal y mucho del
ilegal, se realizaba en sus radas. Esta preeminencia, no slo responda a causas histricas,
sino tambin geogrficas. Era el puerto ms cercano a Caracas y por ende la puerta de
entrada y salida hacia el corazn de la colonia. La posicin geogrfica tambin lo
converta en un lugar estratgico muy relevante. Al igual que Puerto Cabello, era un
bastin militar fortificado, que contaba con una tropa fija de alrededor de 800 hombres.
A fines del siglo XVIII la poblacin rondaba las 6.000 personas y para la primera
dcada del siglo XIX, esta cifra habra trepado a los 7.000 u 8.000 individuos. Los
blancos era minora frente a una mayora de afrodescendientes, tanto libres como
esclavos. Segn el comerciante britnico Robert Semple, quien visit el pueblo en 1810:
La poblacin de La Guaira es de 8.000 personas de todos los colores. De estos,
comparativamente pocos son europeos o incluso criollos, siendo mayor en proporcin los
hombres de color.767 Debido a la histrica presencia de la Real Compaa Guipuzcoana,
muchos de los blancos eran vascos o descendientes de vascos. Un nmero importante de
ellos eran comerciantes o tenan haciendas, donde los esclavos cultivaban productos de
exportacin. Sin embargo, es menester destacar, que no haba una gran densidad de
comerciantes, dado que la mayora resida en Caracas. 768 Asimismo, un porcentaje
considerable de los blancos formaban parte de las milicias o eran oficiales de las fuerzas
armadas.
La poblacin subalterna, dividida en pardos, esclavos e indgenas, cumpla los
mismos roles que en el resto de la Capitana General. Los primeros eran mayora y se
desempeaban como trabajadores portuarios, marineros, artesanos, soldados y milicianos
en las compaas de pardos. Por su parte, una minora de los esclavos trabajaban como
domsticos, mientras que, el grueso de ellos, cultivaba las tierras de las haciendas.769
Siguiendo a Soriano, podemos decir que, a pesar de que en La Guaira existan las
mismas contradicciones que en el resto de Venezuela, durante la ltima dcada del siglo
XVIII, la influencia del ideario ilustrado y el ejemplo de los sucesos franco-antillanos,
767
Semple, Robert, Sketch of the present State of Caracas, Londres, Robert Baldwin, 1812, p.35.
768
769
241
hicieron que stas comenzaran a diluirse parcialmente y que grupos de diferente raza y
calidad, empezaran a confluir (an con tensiones) en pos de un proyecto poltico
comn.770 Justamente, los alcances y lmites de estos acuerdos marcaron el devenir de la
conspiracin de 1797.
Al igual que otras ciudades portuarias La Guaira era un pueblo bullicioso, con
mucho movimiento y repleto de visitantes, deseados e indeseados, que no slo traan
productos para comerciar, sino tambin noticias, rumores y otras tradiciones polticas y
culturales a la colonia. Era un lugar vivo, donde tenda a reinar cierta indisciplina social y
una cultura subterrnea, que era muy difcil de controlar por parte de las autoridades.771
Jos Mara Reina, quien arrib a dicho pueblo en 1787, como Ministro de Hacienda y
Contador del ejrcito de La Guaira, nos presenta, con preocupacin, el siguiente
panorama:
Conoc ser un pueblo de un trazo mas que franco advirtiendo dos especies de gentes, unos de un
modo de pensar libre y poco decoroso, criados a su libre albedro y voluntariedad y otros a quienes
la codicia los tenia dominados al lucro (), dispuestos siempre a () resistir el pago de los reales
derechos () comprend () que los achaques que padeca la poblacin podra ocasionarlo la
tibieza de su gobierno, el poco celo en refrenar los genios duros, indagar lo que se trataba en las
concurrencias y compaa de los jvenes, celar sus pasos y vigilar sus conductas para contener los
vicios que son propios en los Puertos de mar, donde la variedad de naciones, que lo frecuentan
acarrean la corrupcin, el desorden.772
Esta condicin estructural de La Guaira, se vio intensificada, a partir de 17891793, debido a la influencias de la revolucin de Hait y a la guerra franco-espaola. En
aquel contexto, el puerto se vio inundado de noticias, rumores y papeles sediciosos, que
entraban de contrabando a la colonia. Sin embargo, como si esto fuera poco, el conflicto
con Francia hizo que vinieran a recalar a sus crceles alrededor de 900 prisioneros,
soldados franceses y esclavos de Saint Domingue. Aquellas noticias, textos sediciosos y
visitantes indeseados, marcaron fuertemente a los diferentes sectores de la poblacin. Las
770
Idem, pp.258-259.
771
Idem, p. 254.
772
Informe de Jos Mara Reina a la Real Audiencia, 15 de agosto de 1797, AGI, Caracas, 430, pieza 44,
ff. 6-7v.
242
autoridades hicieron lo posible por contener esas amenazas, pero no fueron suficientes ya
que amplios grupos de la sociedad comenzaron a anoticiarse, de primera mano, de lo que
aconteca en Francia y en las vecinas antillas galas y para peor a vincularse directamente
con los reclusos. As, esclavos y pardos empezaron a hablar de los logros de los
afrodescendientes de Saint Domingue y grupos blancos fortalecieron sus crticas, frente a
la dominacin espaola, a partir de estas lecturas y contactos. Incluso hubo pardos, como
Narciso del Valle, (uno de los principales conjurados) que tuvieron la posibilidad de
vincularse directamente con los prisioneros. Todo esto fue generando una situacin
revolucionaria en ese puerto.773Nuevamente, Jos Mara Reina en su informe, da cuenta
de dicha situacin:
La guerra con la Francia aument el libertinaje () del puerto, porque teniendo cuidado aquellos
republicanos vecinos de repartir () su nuevo sistema de doctrina () y mximas perniciosas
segn () se deca hallaban acogida en los que ya picados de esta peste la celebraban y se
complacan. Pero lo que acabo de soltar los diques a los apasionados fue la remisin de los
novecientos y mas prisioneros franceses republicanos de la isla de Santo Domingo a dicha plaza,
pues a pesar del resguardo que se tenia en su custodia, () tuvieron un trato franco con el pblico,
pero muy particularmente con Don Josef de Espaa y Don Juan de Arrambide.774
Guaira de 1797, en Juan Carlos Rey (et al.) Gual y Espaa, La Independencia frustrada, Caracas,
Fundacin Empresa Polar, p. 251; Michelena; Carmen, Luces Revolucionarias: De la Rebelin de Madrid
(1795) a la Rebelin de La Guaira (1797), Caracas, Fundacin Centro de Estudios Rmulo Gallegos,
2010,pp-197-199; Lpez, Casto Fulgencio, Juan Picornell y la Conspiracin de Gual y Espaa, CaracasMadrid, Nueva Cdiz, 1955, p. 73.
774
Informe de Jos Mara Reina a la Real Audiencia, 15 de agosto de 1797, AGI, Caracas, 430, pieza 44,
, ff.7-8v.
243
Declaracin de Jos Rusiol, 1 de noviembre de 1797 AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 75-75v.
776
Declaracin de Jos Rusiol, 10 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 256-256v.
777
Declaracin de Jos Mara Espaa, 2 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 46-48v.
244
estuvieron presos en () la Guaira los prisiones franceses () de Santo Domingo, tiene presente
que un da en que estos festejaban el cumple aos de su revolucin dijo Narciso al confesante que
viese la satisfaccin con que estaban aquellos hombres en la prisin sin afligirse por ella, y que en
todo se distinguan por mejora de los espaoles; () y que en ese propio tiempo tubo Narciso
amistad con los oficiales Monsieur Franqu y otro nombrado Rouseau, o Rossel. 778
Declaracin de Juan Manuel Pino, 14 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 43, pieza 64 ff 23.24
779
Lpez, op. cit., pp. 69-70, 170; Michelena, op. cit., p. 189.
245
Santa Luca, cerca de Caracas. All, medio centenar de esclavos cultivaban caf, cacao,
maz y ail. Era amigo de la infancia de Jos Mara Espaa y responsable de extender la
conspiracin hacia Caracas.780
Desde 1794, Jos Mara Espaa se encarg de tejer una red de individuos que
posteriormente fueron conformando el grupo de conjurados de La Guaira. En paralelo,
Manuel Gual hizo lo propio en Caracas. El grupo de La Guaira era heterogneo,
compuesto tanto por blancos de status alto y medio, como por pardos y negros milicianos
y artesanos. A partir de tertulias donde se lean textos ilustrados y se discutan los eventos
de las revoluciones de Estados Unidos, Francia y las Antillas, Jos Mara Espaa fue
articulando a funcionarios, militares, eclesisticos, comerciantes, profesionales y
hacendados.781 Entre los principales blancos, merecen destacarse: Juan Agustn Gonzlez,
comandante militar del puerto; Bonifacio Amezcaray, alfrez de navo de la real armada;
el francs Juan Lartigue de Conde, capitn del real cuerpo de ingenieros; Juan Jos
Mendiri, comandante del puerto y contador real interino, Martn de Goenaga, oficial de
real hacienda; Joaqun Sorondo, empleado de la Real Hacienda; Patricio Ronn, teniente
de ingenieros y comandante extraordinario del puerto; Jos Francisco Oramas, alcalde de
la crcel; Jos Rusiol, el cura Juan Agustn Gonzlez, los hacendados Miguel Antonio
Larrueta y Francisco Sinza; los comerciantes Jos Montesinos y Juan Javier de
Arrambide, cuados de Espaa, el mdico francs Pedro Canivens y Domingo Snchez
oficial de las cajas reales, entre otros.782 Gran parte de ellos tenan un status muy alto y
roles destacados en la sociedad local. Asimismo, muchos eran militares, algo que le daba
a la conjura una particular fortaleza. Por su parte, los afrodescendientes estaban
acaudillados por el barbero y miliciano pardo, Narciso del Valle, quien saba leer y
escribir y manejaba conocimientos de otros idiomas. En su barbera conform una tertulia
en la cual se lean y debatan textos revolucionarios, que l mismo traduca o escriba y
780
Lpez, op. cit., p. 81; Michelena, op. cit.,pp. 188-189 ; Soriano, op. cit., p. 262.
781
Declaracin de Jos Rusiol, 2 de agosto de 1797 AGI, Caracas, pieza 51, ff. 11-12; Soriano, op. cit.,
pp. 262-263.
782
Lpez, op. cit. p. 50; Soriano, op. cit. p. 263-264; Michelena, op. cit., pp.190-193; Aizpurua, op. cit.; en
246
los sucesos que agitaban al caribe y al mundo atlntico.783 Segn Jos Rusiol: Narciso
() form por si mismo una () proclamacin a los sambos () de Curiepe,
exhortndolos a () hacer () lo mismo que haban hecho los franceses y los ingleses
americanos (), persuadindoles a que era justo hacerlo as con varios ejemplos del
pueblo de Israel en el tiempo que era gobernado por jueces del Norte America y de la
Francia, discurriendo al mismo tiempo sobre la igualdad natural y dems derechos del
hombre, y afirmando que solo por un efecto de desgracia y opresin haban podido
perderlo.784
783
Venezuela desde la perspectiva de los libres de color y la pugnas poltico-belicas que se dieron en torno a
su acceso a la ciudadana, en Nuevos Mundos-Mundos Nuevos, p. 9; Soriano, op. cit., p. 265-266,
Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op.cit., p. 239.
784
Declaracin de Jos Rusiol, 4 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff.124-124v.
785
Declaracin de Jos Rusiol, 6 de noviembre de 1797,AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 155v-156.
247
786
Gmez, op. cit., p. 7; Soriano, op. cit., p. 265-266, Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op.cit.,p. 239.
787
788
Soriano, op. cit., p. 266. Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op.cit.,pp. 241-242.
789
790
248
Textos revolucionarios
791
792
793
249
El referido cuaderno estaba reducida a que Vitatusa, () que servia al Rey de los Napaeses en
clase de cadete, que tom introduccin con un () filsofo () Dadver, el cual en las
conversaciones () le detest la profesin militar representndole que por ella estaba destinado a
derramar la sangre de sus semejantes y () conciudadanos como () en las ocasiones en que un
pueblo dejaba de ser obediente a su soberano, (), con cuyos discursos procuraba el filsofo
distraer a Vitatusa, el servicio militar, (), como en efecto as se verific y el joven Vitatusa tomo
su licencia y se paso a vivir con el filsofo para emprender la carrera de las letras bajo de las luces
() de aquel794
Aquella en que se representaba el labrador atado de un hilo, le ense que en este se simbolizaba
la servidumbre () de los pueblos, a los Reyes, pues as como es muy fcil libertarse de la ()
sujecin de un hilo, as es tambin libertarse de la servidumbre (), sin mas que mudarse
voluntad y unirse contra ellos, aadiendo () otros muchos todas dirigidas a detestar el Gobierno
monrquico, () el clero y la nobleza, y a propagar las ideas republicanas, de igualdad, y libertad.
Qu despus () salieron ambos a viajar por el Reyno de Coslibato hasta llegar a la corte, en
donde con presencia de la magnificencia del Rey, () continu dando sus lecciones ()
dicindole () que desde que haba entrado a aquel Reino, y haba reparado en el abatimiento,
pobreza y desnudez de sus pueblos se persuadi que las riquezas estaran en la corte.
795
ste era un texto alegrico y biogrfico, que relataba la historia del propio Juan
Bautista Picornell, bajo el seudnimo de Bitatusa (anagrama de Bautista) y su encuentro
con la filosofa, representada por el filosofo Dadver (anagrama de verdad) en su lucha
contra el rey de los opaleses (anagrama de espaoles). El mensaje del cuento apuntaba a
criticar al rgimen monrquico, mostrando sus injusticias y a revindicar la filosofa
ilustrada y la rebelin del pueblo en pos de la construccin de un orden republicano,
libertario e igualitario.796
794
Declaracin de Jos Rusiol, 31 de octubre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 69-70.
795
Declaracin de Jos Rusiol, 31 de octubre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, ff. 70-71v.
796
250
A continuacin, escribi otro texto, intitulado Exhortacin del Nos Fray Jos
Mara de la Concepcin, del orden San Francisco. Segn la declaracin de Jos Cordero,
relataba la historia del:
Fray Jos Mara de la Concepcin del Orden de San Francisco () se le haba aparecido el alma
de Leonardo, y le haba revelado que estaba en el cielo por haber muerto mrtir, () y que de
parte de su Majestad Divina, venia a prevenirle que si los americanos queran recobrar su antigua
libertad podran () hacerlo, pues tenan a su favor el brazo del Todopoderoso () que dudando
() se puso () en oracin, y volvi a aparecrsele el espritu de Leonardo repitindole lo
mismo, y () de parte de Dios que saliese a predicar por los pueblos que dudoso () se puso por
tercera vez en oracin, y entonces se le apareci la Virgen Mara con su Santsimo Hijo () y le
asegur que la revelacin era cierta, y que era voluntad de Dios () que el religioso en vista de
esto se le present a su prelado, y habindole comunicado lo que le pasaba, y ()se consult el
asunto con el obispo (); con cuyo dictamen se resolvi que el citado Padre Fray Jos Mara
fuese encerrado perpetuamente: que estando en su encierro, () le pidi a Dios le subministrase
algn medio de cumplirlo () que () se encontr provedo de recado de escribir y papel y que
() haba escrito una exhortacin a los Pueblos Americanos, en la cual: les hace ver la tirana y
esclavitud con que los tratan los Reyes, los derechos del hombre, los beneficios de la libertad, y de
la igualdad, incitndolos () para que clamen por esta y recobren sus antiguos derechos.797
Declaracin de Jos Cordero, 16 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, ff. 31-33.
251
ver, a aquel se manifest sorprendido de que estuviese vestido con insignias militares
() de teniente coronel: que ste le satisfizo que era oficial de la Republica, que el
espaol le repregunt qu cosa era republica, y el francs le explic () que en la de
Francia todos eran libres e iguales, y como tales podan obtener () los empleos
polticos y militares.798
Mientras que el segundo, segn Jos Rusiol relataba el dilogo entre: () dos
negros, uno del Guarico y otros de esta provincia, en que el primero manifestaba al
segundo lo que era la igualdad y libertad, su conformidad con el Derecho Natural, y las
ventajas que conseguan los estados que se gobernaban por estos principios
().799Escritos para sumar a los negros y a los pardos venezolanos, estos textos resultan
muy importantes, dado que representan la utilizacin de la revolucin de Saint Domingue
como un ejemplo positivo que deba seguirse en la Tierra Firme. Estos escritos fueron
ledos por los pardos, que participaban del grupo conspirador, y utilizados por ellos
mismos para reclutar adeptos. En este sentido, es probable que se hayan sentido
identificados con los logros de los negros y mulatos de las antillas francesas y en
particular con los de Saint Domingue. Algo no compartido por la mayora de los blancos
El ltimo de los panfletos se intitulaba Carta del abuelo a su nieto y segn Jos
Cordero era una misiva:
Que un abuelo residente en Cdiz escriba a su nieto () en Amrica significndoles que los
habitantes de aquella pennsula se hallaban oprimidos por el mal gobierno, y que la agricultura, el
comercio, () en () atraso ()bajo la tirana, Que esta se haba extendido a la America, y de
ella se reciban () noticias que anunciaban estar () los pueblos dispuestos () a una ()
revolucin: que () se hablaba de cierta provincia (), en la cual () pensaban convocar a las
otras provincias () al fin de () establecer (), una republica independiente: con cuyo objeto
se ocupaban en proveerse de armas, (), concluyendo el abuelo con exhortar a su nieto a que en
caso de pensarse en lo mismo en el pas donde se hallaba, no fuese de los ltimos en () seguir el
partido de la libertad.800
798
Declaracin de Jos Cordero, 27 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, ff. 148v-149.
799
Declaracin de Jos Rusiol, 6 de noviembre de 1797, AGI, Caracas, 430, pieza 51, f. 169.
800
Declaracin de Jos Cordero 27 de octubre de 1797 AGI, Caracas 428, pieza 25, ff. 145-145v.
252
La organizacin de la conjura
801
253
Por su parte, el mallorqun, desde la prisin, empez a escribir dos textos las
Instrucciones y las Constituciones, que establecan el plan de accin de la rebelin,
sus objetivos y la nueva organizacin poltica para Venezuela. Debido a su importancia,
posteriormente analizar dichos escritos en detalle. Finalmente, a comienzos de junio de
1797, se concret la fuga de Sebastin Andrs, Manuel Cortes y Juan Bautista Picornell.
Gracias a la participacin de los carceleros y de los militares comprometidos con la
causa, se logr llevar adelante esta primera accin. Sin embargo, no se consigui liberar a
Jos Lax y Sebastin Andrs fue reapresado al poco tiempo.
La evasin caus inquietud en el comandante de La Guaira y el Capitn General,
que ordenaron a las autoridades locales que capturasen a los reos de estado.803 Incluso, se
les envo misivas a los gobernadores de las colonias vecinas, alertando de lo sucedido.804
No obstante, el gobierno no tena idea de lo que se estaba tramando y por ello, ms all
de reforzar la vigilancia y correr la voz, no tom ninguna otra medida. A pesar de todo, la
802
Declaracin de Miguel Granadino de 2 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 23, ff. 2-3v.
803
Carta de Antonio Lpez y Chvez a Juan de Armas Castaeda, 5 de junio de 1797, compilado en
Oficio de Pedro Carbonell a los agentes de la repblica francesa en Santo Domingo y Guadalupe y a
los gobernadores de San Thomas, de Santa Cruz, San Bartolom y al encargado de negocios de los Estados
Unidos de Amrica, 10 de Junio de 1797 complicado en Garca Chuecos (comp.), op. cit., pp. 93-94.
254
situacin preocup a los cabecillas que realizaron nuevos encuentros para avanzar. El
primero de ellos se llev adelante el 7 de junio a la tarde, a la vera de un ro en la zona de
Quita Calzn. All se realiz un juramento revolucionario del que participaron algunos
pocos blancos y varios de los pardos milicianos. El pardo Miguel Granadino, relata lo
sucedido.
Le cit () Narciso para que concurriese a una junta () que se haba de hacer en el ro que
() vino al da siguiente a este Puerto y () lleg a ella Narciso () y en este tiempo le dijo que
all haba de ir Cordero a buscarle a fin de ir a la junta que () despus (), llego ste, ()
Domingo Lindo, y () Florencio Angulo y () salieron para el ro y llegaron y se juntaron en
() Quita Calzn, con Ramn Prncipe, (), Don Josef Espaa () Ruy seor, Miguel
Granadino () que luego que llegaron todos, dijo Don Jos Espaa, seores aqu somos juntos; ya
ven el empeo en que est Parra metido, () es menester que nos () y unamos () que
despus sigui diciendo en el estado que estaba la Francia que antes de ser Repblica era la mas
tirana que haba,() y ahora el pobre se labra su fortuna y segn su entendimiento y habilidad
tenia el premio correspondiente y por qu nosotros no hemos de hacer lo mismo?, y as hemos de
hacer un juramento de clamar la libertad y la igualdad de la ley, y perseguir la tirana de los jueces
que todos les contestaron que estaban conformes a ello y entonces les dijo que pusieran la seal de
la cruz y hacindolo as les dijo juran voz defender la Ley de Jesucristo, su Patria, pues en esto
cumplimos con lo que Jesucristo manda, que se ame a su prximo como a s mismo, pues ya saben
que todos somos hermanos, () que los concurrentes contestaron que juraban hacerlo as, () y
() que Narciso () le pareca lo fuese Don Josef Espaa y todos convinieron en ello, y ()
acordaron que a cada uno de los concurrentes hiciese en la semana una o dos, o mas reclutas o las
que pudiese, () con lo que se disolvi la Junta 805
805
Declaracin de Miguel Granadino, 2 de agosto de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 23, ff. 13-15v; Sobre
aquella reunin vase tambin la declaracin de Jos Ramn Prncipe, 3 de agosto de 1797 , AGI,
Caracas 428, pieza 23, ff. 39-39v.
255
asistieron, adems del dueo del hogar, Manuel Gual, Patricio Ronn, Miguel de
Larruleta, Martn Goenaga, Pedro Canibens, Francisco Sinza, Domingo Snchez, Jos
Rusiol, Jos Cordero y Narciso del Valle, entre otros. La particularidad de esta nueva
junta, residi en que tambin participaron los pardos, que hasta ese momento se haban
vinculado con el otro grupo conspirador a travs de los contactos de Jos Rusiol y Jos
Mara Espaa. En esta oportunidad, los concurrentes decidieron continuar con los
preparativos siguiendo la recomendacin de Manuel Gual de que todos trabajasen en
difundir y propagar la idea, con la mayor reserva y precaucin.806 Asimismo, se eligi a
Manuel
Gual
como
futuro
presidente,
se
aprobaron
las
Instrucciones
Constituciones escritas por Juan Bautista Picornell y se fij como fecha para el
estallido de la revolucin la primavera de 1798.807
Jos Rusiol nos da su testimonio sobre la referida junta: que () se trat ()
todo reducido, a llevar a () debido efecto el proyecto de sublevacin, () que se
tratasen como hermanos y en prueba de ello se dio, a los mulatos, el mejor asiento y ()
se previno que cada uno continuase en su conquista, hasta que con el tiempo pudiese
verificarse, quedando Gual encargado de formar partido en esta ciudad ().808
Poco despus, los cabecillas, resolvieron que Juan Bautista Picornell y Manuel
Cortes abandonasen la colonia y se dirigiesen a Guadalupe para que formalizaran el
apoyo de Victor Hugues a la causa venezolana y para que pudieran dar cuenta, de primera
mano, de las reformas sociales efectuadas en aquella isla. Se eligi este destino para el
exilio, no solo porque los blancos eran admiradores del proceso revolucionario
guadalupeo, sino porque adems saban que Victor Hugues estaba dispuesto a apoyar la
expansin de la revolucin franco-antillana. Incluso, los propios conspiradores tenan
contactos all, ya que Espaa era amigo de Oubert (el edecn de Hugues) de su poca de
estudiantes en Bayona. En su declaracin Jos Rusiol admita que la idea era que Juan
Bautista Picornell: tentase () el animo del directorio de Guadalupe para saber si ()
podra enviar algn socorro de armas, gentes, municiones o dems que se le pidiese para
806
Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 97v.
807
Lpez, op. cit., pp.122-127; Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428,
Declaracin de Jos Rusiol, 4 de agosto de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f.23.
256
Que la resolucin de que se embarcasen los reos de estado para salir de esta provincia, la tomaron
entre ellos Don Manuel Gual y Don Patricio Ronan con el objeto de que pasasen a la isla francesa
de Guadalupe a tratar con el comisario de ella con el fin de conseguir algunos auxilios para
proteger la revolucin de esta provincia, e imponerse de las reglas establecidas, y que se
observaban en aquella isla para el buen orden entre las gentes de color y las blancas: Que de este
pensamiento no fue instruido el confesante antes de la salida de los reos de esta provincia, pues
solo se le manifest segn tiene expuesto, a ponerlos en seguridad del riesgo en que se hallaban de
ser descubiertos y aprendidos, pero vino en conocimiento, de que aquel era el verdadero objeto por
haberle manifestado los nominados Ronan, y Gual, una carta puesta a nombre de los dos que dict
el primero y escribi el segundo, recomendando dichos reos al comisionado Victor Hugues de la
Guadalupe, y por que los mismos Ronan y Gual informaron al que confiesa que haban instruido
del proyecto de la revolucin al ciudadano Menet que en aquellos mismos das se hallaba en el
puerto de La Guaira con comisin de la Guadalupe, y que ste les haba ofrecido tomar en la isla
de Curaao a Picornell a bordo de su embarcacin conducirle a la Guadalupe y proporcionarle
hospedaje en la habitacin de un amigo suyo que le franqueara lo necesario para su
subsistencia811
809
810
811
Declaracin de Jos Rusiol, 4 de agosto de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f.209
Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 98v.
Declaracin de Jos Mara Espaa, 3 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 58v-59v.
257
todos los
812
Instrucciones, en papeles de Manuel Gual, AGI, Caracas 429, pieza 35, f. 12.
813
Idem, f. 13.
814
Idem , f. 14.
258
Formada () la junta gubernativa en la plaza () irn pasando de dos en dos todas los esclavos
() con una cadena fcil de quitarse del brazo (). Una persona () le ira quitando las seales
de esclavitud en nombre de la Patria, y el presidente y dems individuos, los irn abrasando
sucesivamente. Declarndole, () que son libres y que quedan reconocidos por ciudadanos. El
presidente les har una breve exhortacin, animndoles al amor y defensa de la Patria, que acaba
de darles la libertad, y para este fin con acuerdo del comandante en jefe del ejercito revolucionario
(), se procurar armar los que fuesen aptos para ello, y formar varios cuerpos (), A los dems
se les emplear en ocupaciones correspondientes a sus cualidades. 815
815
816
259
integrantes de dichas juntas, tenan que tener cierto status econmico, ya que se fijaba
que: Solamente podrn ser elegidos para individuos de esta junta aquellos vecinos
hacendados que () hubiesen dado pruebas () su constante patriotismo, amor a los
pobres, e instruccin en las materias de gobierno.817 En este documento, se estableca un
principio democrtico limitado, ya que se exclua a la mayora de la poblacin que no
fuesen vecinos, ni hacendados. Sin embargo, para matizar, parcialmente, esta exclusin,
se fijaba como requisito, que aquellos hacendados tuvieran un probado amor hacia los
pobres y en el artculo 8, se otorgaba la posibilidad a todos los ciudadanos de:
subministrar por escrito a dichas juntas todas las luces que puedan contribuir al buen
xito del asunto.818 Despus de instaladas las juntas locales, se declarara la
independencia y conformara un gobierno nacional.819
La independencia y la repblica eran dos de los ejes centrales de la conspiracin y
eran los objetivos compartidos por todos los conjurados. Estos anhelos aparecen en la
mayora de las declaraciones de los involucrados y en muchas de los testimonios que
hemos expuesto. A riesgo de abundar, agrego la confesin de Jos Cordero, que plantea
que en la reunin de Quita Calzn: habl () Jos Espaa, y tom por fundamento la
tirana que se ejerca en esta provincia, y la opresin en que se hallaban pueblos;
proponiendo que se estableciese una republica al modo de la de Francia en que
convinieron todos los concurrentes.820 En lo que respecta a la conformacin de la
repblica, el principal ejemplo a seguir era Francia, mientras que Estados Unidos era el
paradigma a emular en cuanto a la lucha anticolonial y la declaracin de la
independencia.
En trminos econmicos, las Constituciones establecan el fin de la pesada
carga impositiva.821Asimismo, se planteaba la ruptura del monopolio comercial espaol,
estableciendo en el artculo 18, que: Todos nuestros puertos y radas estarn abiertos
817
818
Idem, f. 7.
819
820
821
260
para todas las naciones del Mundo, desde el principio de la revolucin.822 Estas medidas,
expresaban los deseos de los comerciantes y hacendados, que durante dcadas
presionaron por la abolicin de la mayora de los gravmenes y por el libre comercio
ilimitado. Empero, igualmente respondan a los intereses de los sectores populares, que se
vean subyugados por el sistema fiscal. Justamente, para congraciarse con los indgenas,
las Constituciones tambin establecan la derogacin del tributo.823
En lo que respecta al nuevo orden social, el documento fijaba en el artculo 32:
Se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de las provincias y distritos; y se
encarga que entre blancos, indios, pardos y morenos, reine la mayor armona, mirndose
todos como hermanos en Jesucristo, iguales por derechos, procurando aventajarse solo
unos a otros en merito y virtud que son las dos nicas distinciones reales.824 Por ello, en
los artculos subsiguientes, se estableca la manumisin de los indgenas y la abolicin de
la esclavitud.825 En lo concerniente a la emancipacin de los esclavos, el documento
estableca:
Idem, f. 11.
823
Idem, f.16.
824
825
Idem, f.16v.
261
Asegurada la libertad de la Patria, se licenciar a estos nuevos ciudadanos, y se les dar todos los
auxilios que se juzgue necesarios para su regular establecimiento.826
Idem, f.17-18v.
827
Idem, f.19.
262
Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., pp. 284-287; Soriano, op. cit., p.299-301; Michelena, op. cit.,
p. 273.
829
Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., pp. 285-287; Soriano, op. cit., p. 301; Gmez, Alejandro,
La Ley de los Franceses: una reinterpretacin de las insurrecciones de inspiracin jacobina en la costa de
Caracas en Akademos, Vol VII, Nro 1, Caracas, Universidad Central de Humanidades, Facultad de
Humanidades y Educacin, pp.18-19.
830
Declaracin de Jos Cordero, 25 de octubre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 98v.
831
Declaracin de Juan Lartigue de Conde, 8 de agosto de 1797, AGI, Caracas, 427, pieza 14, f. 20v-21.
263
836
miliciano negro Lorenzo Acosta en el pueblo de Carayaca para que sus compaeros de
armas y otros negros participasen de la rebelin. Segn Jos Cordero: con respeto a
Lorenzo Acosta, hace memoria de que en una ocasin le dijo Narciso que tenia un negrito
de mucha habilidad sargento de las milicias urbanas de Carayaca encargado de disciplinar
estas, con quien contaba para reclutar la gente de aquel partido.837
832
Declaracin de Jos Rusiol, 2 de agosto de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f. 12v; Aizpurua, op.
Declaracin de Patricio Ronn, 27 de julio de 1797, AGI, Caracas 427, pieza 7, f. 31; Aizpurua, op.
835
836
Declaracin de Jos Rusiol, 4 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 430, pieza 51, f.124
837
Declaracin de Jos Cordero, 30 de noviembre de 1797, AGI, Caracas 428, pieza 25, f. 184.
264
Fracaso de la Conjura
cit., pp. 300-301. Aizpurua, op. cit.; en Rey (et al.), op. cit., p. 267.
840
Carta de Domingo Antonio Lander a Pedro Carbonell, 14 de julio de 1797, compilado en Garca
Informe de la Real Audiencia, 18 de Julio de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 232, ff. 1-2.
265
Habindose informado que al anochecer () 25 () iba por el puente del ro de este puerto un
muchacho pequeuelo cantando unas coplas en lengua francesa que conclua viva la Igalite, la
Liberte, averiguamos que era un mulatico esclavo de Don Francisco Diego Hernndez criollo de la
isla de Curaao y trado aquel a nuestra presencia () confes lo cierto que iba cantando las
coplas entre otras las que acompaamos sabiendo (( tienen por estribillo el viva la repblica,
842
843
266
viva la libertad, viva la igualdad. Nos refiri que () Hernndez le enviaba a cantarlas a algunas
casas de este puerto sealando () las de unas parientas suyas y las del administrador de correos y
que otros dos esclavos del () Hernndez nombrados Domingo y Marcos muchachos procedentes
de Curaao cantaban las () coplas. No tenemos fundamento alguno para sospechar que en esto
haya malicia pero como el andar cantando por las calles semejantes coplas es de malsimo ejemplo
y en el presente tiempo puede traer muy malas consecuencias, aunque se haga con ignorancia, nos
ha parecido preciso ponerlo en noticia de V.S y del Real Acuerdo para resolucin que
convenga.844
Ante la situacin, se reuni el Real Acuerdo que les envi las siguientes rdenes a
los funcionarios de La Guaira. En primer lugar, con urgencia, se deba desterrar de la
colonia a los afrodescendientes indeseados. A tal fin haba que fletar: un barco () para
que ponga a los tres muchachitos citados en () Curaao.845 En segundo lugar, era
menester castigar a su amo. Para ello era necesario avisar a: Don () Hernndez ();
que por haber contravenido a las () ordenes que prohben la introduccin de esclavos
() de las colonias extranjeras o educados en ellas y por haber dado a los tres esclavos
() la orden de que entren en el puerto de La Guaira y () en algunas casas () que ha
declarado se le exija la multa de mil pesos.846 En tercer lugar, se estableca que: () si
se averiguase haber el referido muchacho cantado en las casas de unas parientas de
Hernndez y en la del administrador de correos de La Guaira las () coplas se exijan
cincuenta pesos por cada una de las dichas casas por va de correccin de semejantes
tolerancia () perniciosa siempre y ms en las actuales circunstancias.847 Asimismo, en
trminos ms generales, se conminaba a todos los funcionarios locales a:
Que se fijen carteles en los parajes pblicos () de esta capital y puertos de La Guaira y Cabello
y en las ciudades de () provincia () ordenando a todos los que tuviesen o supiesen que otros
844
Carta de Antonio Fernndez de Len y Mateo Prez a Pedro Carbonell, 27 de julio de 1797, AGN,
Diversos, LXXI, ff.3-4; Marchena Fernndez, Juan, El da que los negros cantaron la Marsellesa, Etnia y
revolucin en el sur del Caribe, en lvarez Cuatero, Izaskun (et. al), Visiones y revisiones de la
independencia americana, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2003, p. 147.
845
846
847
Idem, f. 5v.
267
848
849
Carta de Antonio Fernndez de Len y Mateo Prez a Pedro Carbonell, 29 de julio de 1797, AGN,
268
"El Rey, con las guerras que provoca, acaba con varias vidas, con vuestros caudales, los quita el
sosiego (), os carga de pechos, alcabalas, estanco, (). El por solo su capricho rompe guerras
en que perecen infinitas vidas, y quedan ciudades llenas de viudas y hurfanos (). En esta ciudad
hay tribunales llenos de hombres doctos y justos que os gobiernen; y en teniendo vuestro
Gobernador y Seores Oidores no necesitis de vivir sujetos a ese que llaman Rey, que por estar
siendo Rey y tener dominios os inquieta y os hace morir como animales, y as seores vivan
vuestra Audiencia, vuestro Gobernador, viva la paz con todas las naciones y viva la libertad.
Caracas".851
850
Informe de la Real Audiencia, 8 de agosto de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 233, ff.6-7.
851
Idem, ff.19-19v.
269
En este peligroso contexto, las autoridades decidieron desterrar a varios de los que
se haba ajustado al indulto, enviando a 10 de ellos a Cdiz y 29 a Puerto Rico.852 En sus
considerandos, la Real Audiencia justificaba dicha actuacin afirmando que: siendo
oscura su intencin tambin es muy peligroso que permanezcan en estas provincias, a
cuya () tranquilidad importa () que cuanto antes se arranquen todas las races del mal
que se ha introducido.853 El resto, incluyendo a los principales rebeldes apresados,
siguieron en las crceles venezolanas.854 Asimismo se le demand a Joaqun Garca el
inmediato regreso de las cuatro compaas del batalln de veteranos de La Guaira y
Puerto Cabello que se encontraban en Santo Domingo, desde su desembarco en 1793. 855
Carta de Pedro Carbonell a Manuel Godoy, 28 de agosto de 1797 compilado en Garca Chuecos
270
858
857
Derechos del hombre y el ciudadano con varias mximas republicanas y un discurso preliminar
dirigido a los americanos, compilado en Grases, Pedro, La conspiracin de Gual y Espaa y el ideario de
la independencia, Caracas, Instituto Panamericano de Geografa e Historia, 1949, pp.192-193
858
Idem, p. 193.
271
272
Cuando Picornell arrib a Curaao con procedencia de la de Guadalupe () llev consigo una
imprenta () para imprimir los papeles de la revolucin; () adems llev () ejemplares del
libro () Derechos del Hombre y del Ciudadano, y de unos versos en tres piezas titulados los dos
Carmaola Americano y el otro Cancin Americana con expresin () de que la impresin se
haba echo a costa de Victor Hugues, que al efecto haba franqueado cuatrocientos pesos: de que
se haban impreso dos mil ejemplares del tratado sobre los Derechos del hombre; y de los versos
ocho mil: de que se haban remitido copias a todos los cnsules franceses de las Antillas para su
distribucin en las posesiones espaolas; y en fin de que el haba remitido varios ejemplares a la
Habana, a Cartagena y a Mxico859
a Curaao, va San
Declaracin de Jos Mara Espaa, 3 de mayo de 1799, AGI, Caracas, 433, pieza 91, ff. 81-81v.
273
Carta de Pedro Carbonell a Victor Hugues, 25 de Julio de 1797, compilado en Garca Chuecos, op.
cit., p. 96.
861
Carta de Pedro Carbonell a Victor Hugues, 6 de agosto de 1797, AGI, Estado, 58, N. 8.
274
los avances que se iban produciendo y de los peligros que se cernan sobre la Tierra
Firme. De esta manera, en un informe del 27 de diciembre de 1797, la Real Audiencia le
comunicaba sobre las tareas propagandsticas de los rebeldes desde las antillas francesas.
En este sentido, le anunciaba que uno de los espas haba trado a sus manos:
Un libro (.) con el titulo de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, () con una cancin
() intitulada la Carmaola Americana. El libro contiene un discurso preliminar sumamente
ofensivo al respeto soberano () y al sistema del Gobierno espaol; siguen los llamados Derechos
del Hombre () y concluye con varias mximas republicanas. Estos papeles, () son obra de
Juan Picornell, () fugitivo de la Guaira a Curaao, () y trasportado ltimamente a la
Guadalupe en donde ha dado a la prensa doce mil ejemplares para introducirlos en la Tierra Firme
y en el Reino de Mxico () y el mismo Picornell ha vuelto a Curaao con algunos de dichos
ejemplares para hacer su ensayo.862
Informe de la Real Audiencia, 27 de diciembre de 1797, AGI, Caracas 434, pieza 241, f. 6.
863
Idem, p. 7,
864
Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Carbonell, 29 de agosto de 1797, compilado en Garca Chuecos
275
se cumplieran en su territorio las medidas prescriptas. Empero, el Virrey tena sus propios
problemas. Recientemente, Antonio Nario haba vuelto a Nueva Granada y le haba
confesado sus crmenes como conspirador en Europa y el Caribe. A pesar de tenerlo
custodiado, tema que estuviese tramando una nueva sedicin. A su vez, le preocupaba la
posibilidad de que hubiera entrado al continente por la va de Venezuela y que hubiese
estado en contacto con los conjurados de La Guaira.866 Tambin estaba inquieto debido a
que recientemente se haban descubierto una serie de papeles sediciosos en francs
introducidos clandestinamente a la colonia.867 Pedro Carbonell lo tranquiliz,
confirmndole que no se haba comprobado ninguna vinculacin entre Antonio Nario y
los venezolanos.868 A pesar de todo, el Virrey segua angustiado por la amenaza de otro
conspirador, Jos Caro, que segn tena entendido se encontraba en el Caribe buscando
apoyo extranjero y tena la intencin de ingresar a Tierra Firme disfrazado de negro,
pintndose la piel y usando una peluca. Para contrarrestar este peligro, tom las medidas
necesarias en su propio territorio y le pidi al gobierno venezolano que hiciera lo mismo
en el suyo. Inmediatamente, Pedro Carbonell, cumpli con la solicitud de su colega y
orden a las autoridades locales y fronterizas que estuvieran atentas ante el ingreso de
aquel enemigo.869 Sin embargo, las amenazas no eran solamente externas, sino tambin
internas. A comienzos de 1798, en Venezuela, se descubri, en una hacienda de Cariaco,
una nueva conspiracin de 200 esclavos bozales que pretendan: dar muerte a los
blancos empezando por los propios amos.870 sta, a pesar de no estar influida
866
Chuecos, (comp.), op. cit., p. 151; Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Carbonell, 21 de enero 1798,
compilado en Garca Chuecos (comp.), op. cit., pp. 180-181.
867
Carta de Pedro Mendinueta a Manuel Godoy, 19 de agosto de 1797, AGI, Estado, 52, N10.
868
Carta de Pedro Carbonell a Pedro Mendinueta, 30 de enero de 1798, compilado en Garca Chuecos
Carta de Gaspar Antonio Vallenilla, 10 de enero de 1798, AGN, Goberancin y Capitana General,
LXVIII, f.181
276
directamente por extranjeros y de ser rpidamente sofocada por las fuerzas de seguridad,
tambin ayud a avivar el temor entre la elite y las autoridades.871
Mientras tanto los prfugos continuaban conspirando en el exilio. En febrero de
1798, todos se re-encontraron en Curaao, para avanzar con lo proyectado. Empero, para
este momento, ya Victor Hugues y los gobernantes de las antillas francesas decidieron
retacear el apoyo prometido dado que consideraban que el gobierno de Caracas estaba al
tanto de todo y que sera un peligro actuar en dichas condiciones. Asimismo, entendan
que pondra en riesgo la paz al romperse abiertamente el tratado entre ambas naciones.872
Ante esta tesitura, los rebeldes decidieron tentar el apoyo del imperio britnico y para
ello iniciaron un nuevo periplo por las islas de Caribe. Manuel Cortes se dirigi a
Guadalupe, mientras que Juan Bautista Picornell viaj hacia Martinica (que estaba bajo
de dominio britnico).
Carta de Vicente Emparn al Capitn General ,3 de febrero de 1798, AGN, Gobernacin y Capitana
277
Empero, lo cierto es que Jos Mara Espaa estuvo tres meses en la convulsionada Saint
Domingue y es poco probable que dicha experiencia no lo haya marcado de alguna
manera. Sea como sea, despus de viajar a Saint Thomas, se qued all por unos meses y
luego de pasar por Martinica, finalmente volvi a reencontrarse con sus colegas en
Trinidad, a comienzos de 1799.874 All, esperaban contar con la colaboracin del
Gobernador britnico, para reencauzar sus planes revolucionarios.
Mientras tanto, durante el transcurso de 1798, en Venezuela se vivieron nuevos
coletazos de las revoluciones franco-antillanas. En varias oportunidades, corsarios
republicanos llevaron adelante actos de piratera contra embarcaciones espaoles e
intromisiones a las costas venezolanas. 875 Estas acciones, indignaron al Capitn General,
quien se comunic con los comisarios de Saint Domingue y Guadalupe para conminarlos
a que pusieran un freno a estos atentados.876 No slo no hubo respuesta, sino que la
situacin incluso empeor.
En octubre de 1798, Pedro Carbonell recibi noticias de: un corsario francs
procedente de Guadalupe armado con dos caoncitos y treinta hombres de tripulacin
siendo 28 negros y el capitn y el dueo blancos877 que en la regin occidental haba
cometido: enormes hostilidades en una hacienda llamada San Juan.878 Para mayor
preocupacin, entre los tripulantes de aquel barco se encontraron dos esclavos
venezolanos, Jos Rafael y Bartolom que, habiendo sido liberados por los corsarios,
supuestamente haban participado de las referidas fechoras.879 Para las autoridades, este
hecho era un claro ejemplo de que los corsarios republicanos que incitaban a los esclavos
a rebelarse contra el orden establecido. Lo cual, probablemente fuese cierto.
874
Declaracin de Jos Mara Espaa, 4 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 86v-88.
875
Borrador a Pedro Carbonell, 16 de enero de 1798, AGN, Gobernacin y Capitana General, LXVIII,
ff.223-223v.
876
Carta de Pedro Carbonell a Victor Hugues y Phillipe Roume, 19 de septiembre de 1798, AGN,
Idem
879
Autos seguidos contra dos esclavos apresados en un corsario francs AGN, Diversos, LXXII, ff 342-
349.
278
880
881
Declaracin de Jos Mara Espaa, 4 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, ff. 90v-91v.
Declaracin de Jos Mara Espaa, 4 de mayo de 1799, AGI, Caracas 433, pieza 91, f. 93.
279
uno en la de Joaquina la Paba () otro en la del manco pintor () Antonio () uno en la del
sargento Pereyra, otro en la del barbero Francisco Len: y los dos restantes en unas sastreras y
barberas, sin que para esta eleccin hubiesen tenido otro motivo que el de saber que las
expresadas casas son de familia y concurrencia,.882
883
882
883
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 10 de mayo de 1799, compilado en Garca
Resolucin de la Real Audiencia, 6 de mayo de 1799, compilado en Garca Chuecos (comp.), op. cit.,
p. 295.
280
Muerto Jos Mara Espaa, Manuel Gual y Juan Bautista Picornell siguieron
conspirando en Trinidad. Se les sum Juan Manzanares, otro de los integrantes de la
conjura de San Blas, que luego de fugarse se exili en el Caribe. Incluso, el primero de
ellos entr en dilogo con Francisco de Miranda, quien se encontraba en Londres. 887 En
julio de 1799, Manuel Gual le escribi una misiva, comentndole los avances de sus
proyectos, las dificultades que haban sufrido y expresndole su voluntad de contar con
su apoyo y presencia. En ella, le deca:
Miranda! Yo no tengo otra pasin que de ver realizada esta hermosa obra, ni tendr otro honor
que ser un subalterno de V. () La revolucin se malogro porque estando yo fuera de Caracas
descubri el plan por la imprudencia de un necio. Se apoder de muchas personas ms activas en
La Guaira y Caracas y desconcertadas ya las cosas me salv con el objeto de pedir auxilio en las
colonias inglesas (). Este es en extracto el suceso malogrado, despus del cual ha crecido la
885
Sentencia de la Real Audiencia, 6 de mayo de 1799, compilado en Garca Chuecos (comp.), op. cit.,
p. 297-299.
886
887
281
Acerca del Gobernador de Trinidad, debo prevenir a V.M. que yo he credo un hombre ()
favorable a nuestra independencia, hasta () poco tiempo () que su conducta me ha hecho
suspender el juicio y as convendra que se condujese V. con precaucin () con este personaje.
() Procure irse a los Estados Unidos de Amrica y presntese all en mi nombre al general
Hamilton () pues es () el ms fiel amigo que tiene nuestra libertad e independencia. Sin
embargo no conviene precipitar nada en este crtico momento ().890
888
Carta de Manuel Gual a Francisco de Miranda, 12 de julio de 1799, Archivo del General Miranda,
Caracas, Tipografa Americana, 1938, tomo XV; pp. 372-373; Michelena, op. cit., pp. 384-385.
889
Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, 4 de octubre de 1799, en op. cit., tomo XV; pp. 382-
383.
890
Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, 8 de diciembre de 1799, 12 de julio de 1799, en op.
282
Conclusiones
Carta de Francisco de Miranda a Manuel Gual, 8 de diciembre de 1799, 12 de julio de 1799, en op.
283
tensiones propias del orden colonial, se vieron reforzadas por la influencia de las
revoluciones franco-antillanas. Esta se dio a travs de la circulacin de textos sediciosos
y de los vnculos entre la poblacin local y los prisioneros republicanos de la guerra en
Saint Domingue. Asimismo, jugaron un rol clave en aquella intentona los reos de estado
de la rebelin de San Blas, quienes se sumaron al movimiento que se estaba incubando y
le dieron una claro sustento ideolgico. En particular, Juan Bautista Picornell se encarg
de escribir numerosos textos poltico-pedaggicos con los cuales buscaba geo-localizar el
ideario ilustrado e incentivar a la poblacin local a rebelarse en contra de las autoridades
coloniales. Asimismo, el mallorqun redact los principales documentos de la
conspiracin, en los cuales se delineaban los cursos de accin y el nuevo orden
postrevolucionario a construir. Como vimos, el movimiento estuvo dirigido por Manuel
Gual y Jos Mara Espaa e integrado por blancos, pardos y negros de diversas
condiciones sociales. Este carcter multitnico fue algo sumamente importante e implic
una novedad con respecto a conspiraciones anteriores como la de Coro. Sin embargo,
gener varias tensiones, dado que no haba una plena coincidencia entre ellos. En
trminos generales, la conjura buscaba declarar la independencia, fundar una repblica,
abolir el racismo y la esclavitud. No obstante, la mayora de los blancos tenan una
perspectiva moderada en trminos sociales y deseaban integrar a los sectores
afrodescendientes de manera paternalista y subalternizada a la nueva sociedad. En este
sentido, pretendan emular el modelo que Victor Hugues haba implantado en la isla de
Guadalupe y buscaban evitar el ejemplo de revolucin de Saint Domingue, al cual
tambin le tenan temor, como la mayora de los blancos de la colonia. Slo alguno de
ellos, como Juan Bautista Picornell y Jos Mara Espaa, no tenan tan mal conceptuado a
aquel proceso. Por su parte, los afrodescendientes que participaron en el movimiento
estaban influidos tanto por la revolucin francesa como por la haitiana y tenan una
postura ms radical frente al camino que deba seguirse en cuanto a la participacin
popular, la liberacin de los esclavos y la igualdad racial. De all, que los diferentes
grupos tuvieran ciertas fricciones entre s. Finalmente, la conspiracin fue descubierta y
las autoridades apresaron a la mayora de los conjurados. Los gobernantes, rpidamente
interpretaron, con justa razn, que el movimiento era una nueva consecuencia de las
diversas influencias de los sucesos de Saint Domingue en la colonia y temieron lo peor,
284
por ello llevaron adelante una dura represin contra los implicados. A pesar de todo, los
lderes lograron fugarse antes de la ofensiva y se exiliaron en las antillas extranjeras.
Primero recalaron en Curaao y luego en Guadalupe, donde encontraron el auxilio de
Victor Hugues, quien les dio la posibilidad de publicar nuevos textos revolucionarios que
se difundieron por el Gran Caribe hispano. Este apoyo gener una intensa preocupacin
entres las autoridades venezolanas que se quejaron antes el referido Gobernador, sin
encontrar respuesta alguna. Asimismo, pusieron en alerta a las de Nueva Granada,
quienes hicieron todo lo posible para evitar un contagio revolucionario que finalmente no
ocurri. Durante 1798, Victor Hugues dej de auxiliar abiertamente a los prfugos,
debido a los reclamos espaoles y estos se vieron obligados a continuar su periplo por las
antillas. Manuel Gual y Jos Mara Espaa, viajaron a Saint Domingue, donde el primero
se qued unos pocos das y el segundo unos tres meses. Posteriormente todos se reencontraron en Trinidad, donde el Gobernador los apoyaba. A comienzos de 1799, Jos
Mara Espaa volvi a Venezuela e intent reiniciar la rebelin. No obstante, lo ms
interesante es que est vez promovi abiertamente el levantamiento de los esclavos y para
convencer a los afrodescendientes utiliz el ejemplo de la revolucin de Saint Domingue.
Nuevamente fracas y fue ejecutado, junto con otros de sus compaeros. Manuel Gual
fue asesinado poco tiempo despus, luego de que este haba comenzado a vincularse con
Francisco de Miranda. De esa manera, se puso fin a la amenaza revolucionaria.
A modo de conclusin general, es posible afirmar que durante estos aos se
increment la influencia franco-antillana y que la conjura de la Guaira fue uno de los
picos ms altos de aquel proceso. En comparacin a la anterior sublevacin de Coro,
dicha conspiracin estuvo absolutamente signada por la ideologa franco-antillana. Sin
embargo, debido a su diversidad tnica y social, existieron tensiones internas entre los
blancos y los afrodescendientes. Mientras los primeros buscaron emular el modelo de
Guadalupe, los segundos se acercaron ms al de Saint Domingue. Asimismo, a diferencia
del levantamiento de 1795, este movimiento recibi en una etapa la ayuda directa de los
franceses republicanos. Todo esto gener una enorme preocupacin entre las autoridades
de la Tierra Firme hispana, que finalmente lograron derrotar la ofensiva revolucionaria.
285
A fines del siglo XVIII, Cartagena de Indias era el principal puerto de Nueva
Granda y uno de los ms importantes del Caribe hispano. Por ello la plaza no estuvo
exenta de los vaivenes revolucionarios que agitaron a la regin. A pesar de las medidas
de control, ideas sediciosas y visitantes indeseados, circularon por aquel puerto,
franquearon sus murallas e ingresaron a la colonia, influyendo de diversas maneras a los
diferentes sectores de la poblacin local. Como demostr previamente, en 1791, al calor
de la revolucin de Saint Domingue, el gobierno metropolitano prohibi la entrada de
esclavos franceses en sus dominios, por considerarlos portadores de ideas libertarias. La
mayora de los blancos de Hispanoamrica cumplieron con dicho decreto, ya que
286
compartan aquel temor con las autoridades imperiales. Sin embargo, en el caso de
Cartagena de Indias, algunos cautivos franceses fueron introducidos de manera ilegal y
adquiridos por miembros de la elite y por oficiales de marina.892
A comienzos de 1799, estos esclavos difundieron el ideario subversivo entre la
poblacin afrodescendiente. ste mensaje prendi en un grupo de esclavos criollos y en
conjunto con los franceses, planearon una rebelin. Asimismo, se integro a la
conspiracin un sargento moreno de artilleros, de nombre Jorge Guzmn, que se
comprometi a aportar armas y a reclutar a compaeros de su batalln. Los conjurados,
pretendan iniciar el levantamiento el da martes 2 de abril, buscando ocupar las
fortalezas del Cerro de la Popa y de San Felipe de Barajas. Desde all, intentaran tomar
la ciudad y matar a los blancos. Para llevar adelante su plan, pensaban contar con el
apoyo de militares pardos, por ello, el 1 de mayo, se pusieron en contacto con Manuel
Ituren, quien era cabo primero del cuerpo de los voluntarios pardos. Un esclavo criollo
intent sumarlo a la rebelin, Manuel Ituren se hizo el interesado y escuch la oferta, no
obstante, subrepticiamente inform de todo a Anastasio Zejudo, el Gobernador de
Cartagena de Indias. Rpidamente, las autoridades arrestaron al esclavo y se le tom
declaracin. ste confes el crimen, y luego se apresaron a ocho esclavos, franceses y
criollos, involucrados en la rebelin. En ese mismo momento, comenz el proceso
judicial en contra de los acusados. A su vez, se puso en estado de alerta a las fuerzas de
seguridad, para guarnecer a la ciudad de cualquier posible atentado.893
Anastasio Zejudo, en una misiva le relataba al Virrey, los referidos hechos de la
siguiente manera:
El da primero del corriente () se descubri () el principio de una sublevacin proyectada por
los negros () estaba tratada a ejecutarse al () da siguiente, pero habiendo tomado () todas
providencias () quedaron presos ocho de los negros y todos los puestos de la plaza y sus fuertes
892
Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77; Helg,
Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76;
Manzanilla Celis, ngel Francisco, La sublevacin de Francisco Javier Pirela, Maracaibo 1799-1800 (
Una nueva perspectiva histrica e historiogrfica), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2011, pp.
78-80; Helg, op. cit., p. 109; Prez Morales, op. cit., p. 33.
287
Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76.
895
Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77.
896
Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76.
897
Carta de Anastasio Zejudo a Francisco Saavedra, 30 de abril de 1799, AGI, Estado, 53, N, 77.
288
las ideas libertarias que desde Saint Domingue se difundan por el Gran Caribe. 898 Con
preocupacin, le adverta, en sendas misivas, a Francisco Saavedra y a Juan Manuel
lvarez que:
Aunque en () enero () llegaron () 391 hombres del regimiento de infantera de la reina,
() solo han quedado a la fecha 278, por las continuas muertes que causa en esta tropa una fiebre
maligna (...) la cual si continua acabara en breve con el corto numero que resta, sin quedarme ()
ms auxilio () que el regimiento fijo de su dotacin, cuya gente se compone en la mayor parte
de naturales de lo inferior del reino, de corto espritu y con poca () disposicin para la fatiga
militar, siendo lo ms temible si llegan a corromperse en las detestables mximas de libertad ()
de que ya tienen algn ejemplo en sus pases, que no hay aqu otras fuerzas con que
contrarrestarlos () y contener los progresos que puedan hacer.899
Como vemos, las autoridades no confiaban en sus propias tropas de color, debido
a que, si se contaminaban con las doctrinas revolucionarias, se convertiran en un
peligroso enemigo interno.
Al ser interrogados los esclavos franceses confesaron que sus amos eran oficiales
de la marina espaola. Ante esta informacin, Anastasio Zejudo le orden a Joaqun
Francisco Fidalgo, comandante de la plaza, que apresara y remitiera al resto de los
esclavos extranjeros que posean sus subalternos. Rpidamente se cumpli con esta
resolucin y el resto de los esclavos fueron encarcelados y enjuiciados.900 Empero, luego
de casi tres semanas, el Comandante le escribi al Gobernador, planteandole que los
esclavos por ser de los oficiales de marina deban ser juzgados bajo el fuero militar.901
Joaqun Francisco Fidalgo y los oficiales, reclamaban esta medida, afirmando que se
ajustaba a: () lo prevenido por S.M. en el real decreto de 9 de febrero de 1793 y real
898
899
de Anastasio Zejudo a Juan Manuel lvarez, 30 de abril, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.
900
Carta de Anastasio Zejudo a Juan Manuel lvarez, 30 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp 26;
Carta de Joaqun Francisco Fidalgo a Anastasio Zejudo, 20 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp
26.
901
289
orden de 16 de julio de 1798, para que cada cuerpo juzgue a los reos de su propia
jurisdiccin, incluyndose hasta los criados de los militares retirados del real servicio.902
El asesor general, Jos Munive y Mozo, le recomend a Anastasio Zejudo que no
hiciera lugar a aquel requerimiento por considerar que:
Estos negros segn el merito del proceso parece son de los comprendidos en los levantamientos
de las colonias francesas, ellos aseguran que eran libres y habiendo sido aprehendidos los han
reducido a esclavitud pero suponiendo sean esclavos ante todas las cosas debe examinarse el
permiso con que fueron introducidos en esta plaza y el ttulo de propiedad con que hayan sido
vendidos respecto a que el real permiso del 24 de noviembre de 1791 solo fue concedido para
introducir en nuestros puertos negros esclavos bozales y no extensivo para negros extranjeros, ni
de la calidad de los de la cuestin.903
A su vez, sealaba que quienes haban introducido los esclavos deban ser
castigado por los: los prejuicios por el fraude () con que procedi en sus ventas
sembrando la semilla de la sedicin () a que vienen acostumbrados.904 El propio
Gobernador, an antes de este reclamo, consideraba que el proceso poda complicarse
debido a que Jorge Guzmn era un sargento y a que los esclavos eran propiedad de
militares. Sin embargo, pensaba que no deba aplicarse la jurisdiccin militar debido a
que:
No puede ser la intencin del Rey se entienda para un delito tan horrible () como el de la
expresada sublevacin () pues siendo un delito que exige tan ejecutivo remedio par contener
() sus fatales consecuencias, de dividirse su causa en otras tantas cuantos tuvieren los reos de
fuero privilegiado sobre el inconveniente de la ms perniciosa dilacin que () habra de causar
con las formalidades de aquellas diligencias seguira el de no poderse averiguar con () el esmero
correspondiente la multitud de cmplices que pueden concurrir en semejante exceso.905
902
Carta de Joaqun Francisco Fidalgo a Anastasio Zejudo, 20 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247,
exp 26.
903
Carta de Jos Munive y Mozo a Anastasio Zejudo, 24 de abril de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.
904
Idem.
905
Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1799, AGI, Estado, 52, N, 76.
290
Por eso, ms all de no hacer lugar al reclamo, le escribi al Virrey para que le
diera su veredicto sobre la cuestin normativa.906 ste, a su vez, consult con los fiscales
de la Real Audiencia, quienes plantearon que:
Los esclavos que intentaban sublevarse en Cartagena eran de las colonias francesas, adonde ()
aprendieron ideas falsas de libertad y como tales esclavos () no deben entrar en paraje alguno de
Amrica juzgan que convendra se diese orden a los Gobernadores de las plazas martimas () a
donde es fcil que este contagio se introduzca estn a la mira de que no entren tales esclavos ()
y que se observe () el decreto del 24 de noviembre de 1791 sobre introduccin de negros y que
con respecto a los que se hubiesen introducido se tomen las providencias que indican para tenerlos
en sujecin y esparcirlos separndolos con el perjuicio de sus dueos (). Y acerca de los que hay
en Cartagena que pertenecen a oficiales de marina y que no queden comprendidos en la causa se
haga entender a los oficiales que los vendan o extraviar si los han introducido, dentro de quince
das.907
Asimismo, los letrados insistan en que se cumpliesen las normas sobre control
de esclavos, sugiriendo que: no se permita que se junten muchos, ni traer armas ni se les
tolere discursos sediciosos imponiendo grave pena al dueo del esclavo que disimule en
los suyos tales vicios y no los denuncie.908 Teniendo en cuenta estas resoluciones, Pedro
Mendinueta felicit a Anastasio Zejudo por sus actuaciones y le sugiri que tuviese en
cuenta las recomendaciones de los fiscales de la Real Audiencia y de Jos Munive y
Mozo.909 El Gobernador de Cartagena de Indias obr en consecuencia y se llevaron
adelante las medidas para deshacerse de los esclavos potencialmente peligrosos y para
proteger la ciudad.910 A su vez, Anastasio Zejudo recompens al pardo Manuel Ituren,
ascendindolo de cabo a sargento y otorgndole una pensin de por vida. Adems le
sugiri a Pedro Mendinueta que se le otorgar una medalla al mrito.911
906
Idem.
907
Resolucin del Consejo de Indias, 20 de noviembre de 1800, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.
908
Idem.
909
Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 19 de mayo de 1799, AGI, Estado 52, N. 76;
911
Carta de Anastasio Zejudo a Pedro Mendinueta, 19 de mayo de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp 26.
291
Carta de Pedro Mendinueta a Juan Manuel lvarez 19 de mayo de 1799, AGS, SGU, leg 7247, exp
Carta de Pedro Mendinueta a Francisco Saavedra, 19 de mayo de 1799, AGI, Estado 52, N. 76.
292
econmica, era difcil debido a los constantes conflictos blicos que agitaban al imperio
espaol.914 Asimismo, Maracaibo fue una de las ciudades venezolanas que ms
contribuy a la guerra en Santo Domingo, enviando a la isla una compaa de veteranos,
con sus respectivos sueldos. La paz de Basilea aliger la carga econmica y militar,
empero, recibi una intensa migracin de dominicanos en su puerto.
. El tratado de San Ildefonso, aunque consolid la paz y favoreci el comercio,
intensific los vnculos con las antillas galas, ya que abri la posibilidad de que barcos
comerciales y corsarios franceses pudiesen negociar y abastecerse en los puertos
espaoles. Esto dio lugar a la irrupcin de buques extranjeros en las costas venezolanas,
que preocup a las autoridades coloniales y gnero tensiones con Victor Hugues y
Phillipe Roume.
915
La conspiracin
Carta de Antonio Lpez Quintana a Diego Gardoqui, 15 de febrero de 1795, AGI, Santo Domingo,
1032.
915
Gonzlez Briceo, Fabio, Antillen: la sublevacin de Maracaibo de 1799, Tesis de Maestra en Historia,
Caracas, UCAB, 2012, pp. 1-37; Manzanilla Celis, op. cit., pp. 61-64.
916
Primer Informe de Fernando Miyares, 13 de julio de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana General,
Patente de Corso de Juan Bautista Gaspar Boc, AGN, Diversos, LXXIV, f. 249; Gonzlez Briceo,
293
hacer una arribada forzosa en Maracaibo por los diversos problemas que estaban
viviendo. En su declaracin, Carlos Nicols Desir, un marinero negro de El Bruto, relat
que estos haban salido de:
Puerto Prncipe a donde haba ido a tomar el () cargamento perteneciente a M. Noel francs
(). De all estuvieron en los puertos de Altagraza, el Caymito, Jeremas en donde tomaron seis
sacos de biscocho y otros varios puertos huyendo siempre de los barcos ingleses y adquiriendo
noticias hasta que llegaron a Los Cayos con motivo de poner un palo nuevo y una verga a la
Patrulla que sufri () en el temporal que tuvieron, entrando en aquel puerto ocho das para
proveerse de vivieres y que despus estuvieron en la baha San Martn en Aquino y que
creyndose estar ms cerca de Curaao y () recalaron sobre la costa del los indios rotos antes el
palo mezana de la Patrulla y el mastelero del Bruto. 918
918
Declaracin de Carlos Nicols Desir, 25 de mayo de 1799, AGN, Criminales, 1799, M, Primera
Declaracin de Agustn Gaspar Boc, 6 de junio de 1799 AGN, Criminales, 1799, M, Segunda Pieza,
ff. 240-243.
294
Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, ff.
242-251.
921
Manzanilla Celis, op. cit., p 66; Brice, ngel Francisco, La sublevacin de Maracaibo en 1799,
Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de mayo de 1799, compilado en
Primer Informe de Fernando Miyares, 13 de julio de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana General,
295
embarcaciones del mundo atlntico, la marinera era cosmopolita. Segn el recuento que
ha realizado el historiador ngel Manzanilla Celis, La Patrulla, estaba integrada por
veinticinco personas, de los cuales diez eran de Saint Domingue, seis de frica, dos de
Santo Domingo, uno de Martinica, uno de Guadalupe, uno de Francia, uno de Estados
Unidos y otros tres de los cuales no se pudo identificar su nacionalidad.924
Por su parte, la del El Bruto estaba compuesta por cuarenta y tres hombres
personas, de las cuales veintinueve eran de Saint Domingue, uno de Venezuela (Puerto
Cabello), dos de Nueva Espaa (Campeche), uno de Portugal, uno de Curaao, dos de
Espaa, uno de Santo Domingo, uno de Martinica, uno de Guadalupe, uno de frica y
otros tres de los cuales no hay registro de su procedencia.925 Por ltimo, en la goleta
britnica El Arlequn viajaban siete individuos, uno de Saint Thomas, dos de Curaao,
uno de Gales, uno de Suecia y dos de Inglaterra. 926 Asimismo, es menester subrayar que
haba en total cinco afrodescendientes de colonias hispanoamericanas, incluyendo uno
que era de Puerto Cabello. Como vemos, la tripulacin era heterognea constituyendo lo
que los historiadores Marcus Rediker y Peter Linebaugh han llamado una cuadrilla
variopinta.927 A pesar que tenan procedencias, oficios e intereses, diversos todos
compartan algn conocimiento acerca de los sucesos revolucionarios de Saint
Domingue. La mayora porque, siendo nativos, los haban vivido en carne propia y el
resto porque haban estado all al embarcarse o porque haban recibido alguna noticia
sobre ella. Aunque no podemos tener acceso a sus conversaciones, es muy probable que
la revolucin haitiana haya sido moneda corriente entre este grupo de marineros. En este
sentido, al llegar al puerto de Maracaibo, traan una informacin valiosa y peligrosa que
se poda difundir entre la poblacin afrodescendiente local.
Sea como sea, al parecer, durante sus primeros das en la ciudad se dedicaron a
arreglar las embarcaciones y aprovisionarse de vveres. Algunos de ellos se juntaban en
924
Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, ff.
Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, ff.
Lista de los marineros de la goleta El Arlequn, La Patrulla y el Bruto, AGN, Diversos, LXXIV, f.
296
Declaracin de Cosme Nobo, 22 de mayo de 1799 AGN, Criminales, 1799, M, Primera Pieza, f. 29v;
930
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1799 AGN, Criminales, 1799, M, Primera
Declaracin de Jos Francisco Surez, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, 1799, M, Primera
Pieza, ff.5-6.
932
Declaracin de Juan Sualbach, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera Pieza, f.
6v.
297
posea una vasta cultura. Tiempo despus, Fernando Miyares los describir como: un
mulato () de San Toms, hijo de un clrigo romano y de una mujer de color, pero
educado en Europa, donde entre otros conocimientos adquiri perfectamente el de los
idiomas espaol, francs e ingls y cierto estilo culto y persuasivo.933
Jos Francisco Surez, en su testimonio del 20 de mayo da cuenta parcialmente de
estos dilogos afirmando:
Que de la conversacin que expresa entendi que uno de los oficiales de los corsarios franceses
que hablaba slo daba a entender con acciones en el cuello matanza y degello para la noche del
da de ayer y que () ha entendido que por eso le dara el capitn a su tripulacin dos pesos a
cada uno en la tarde para que comiesen en tierra lo que vio a bordo del corsario grande (), que
es cierto que cont el haber estado en las partes de Santo Domingo, cuando fue la tropa de esta
ciudad en donde supo la matanza de Bayaj, y que al propio Pirela le preguntaba el mismo oficial
cuanta era la tropa que estaba sobre las armas, los que guardaban los puertos, los que eran ricos en
esta ciudad, donde estaba la el almacn de plvora y otras casas y que a todo le dara positiva ()
razn por lugares y nombres y que () Juan Sualbach le ha visto secreteando con dichos oficiales
del corsario a su bordo siempre que iba l () que dichos oficiales le decan al que declara que los
blancos de aqu eran muy soberbios que entre ellos no haba negros ni mulatos por todos eran uno
y que no se pagaban derechos, porque cada uno gobernaba lo que era suyo.934
Declaracin de Jos Francisco Surez, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48 , Primera
Pieza, ff.5-6.
935
298
conspiracin era antillen, la misma palabra que los marineros haba escrito en el billar de
Cosme Nobo, donde solan reunirse.936 Una vez que se fij el plan, Francisco Javier
Pirela se dedic a reunir hombres para el movimiento. A tal fin, se comunic con el cabo
Toms Ochoa, a quien le cont de la conspiracin en marcha y lo invit a participar de la
misma. Toms Ochoa era Cabo Primero de la compaa veterana de Maracaibo y
casualmente haba tenido una relevante participacin en la guerra contra los franceses en
Saint Domingue.937 ste, rechaz la propuesta y le sugiri a Francisco Javier Pirela que
deba denunciarla ante las autoridades. Frente a las cavilaciones del Subteniente, el
mismo 19 de mayo por la noche, el Cabo, se dirigi al Gobernador para informarle sobre
la insurreccin que se estaba tramando y estaba a punto de explotar.938 En su declaracin
Juan Ignacio Armada, relat aquel episodio, afirmando que:
Toms de Ochoa, anoche poco despus de las nueve dio parte a su seora como estando en su
casa () apareci () Francisco Javier Pirela y despus de muchos amagues y rodeos ()
concluy proponindole () que con motivo de () ser sastre de los corsarios franceses estos le
hablaron de para que juntase hasta doscientos hombres bajo su palabra () expresado el fin de
levantarse contra la ciudad a las doce de la misma noche con esta gente y la tripulacin de sus
buques; que en virtud esperaba que como su amigo lo acompaase y diera principio a la empresa
() y que muy lejos de haberse convenido con una propuesta () muy criminal ()le contest
que viniese luego al Gobernador a quien impondra de todo como lo hizo inmediatamente. 939
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1795 AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Pieza, ff.4-5; Brice, op. cit., p. 23; Gonzlez Briceo, op. cit., p. 137.
937
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 4 de agosto de 1803, AGI, Estado, 71, N.3.
938
Brice, op. cit. p. 23; Gonzlez Briceo, op. cit., p.141; Manzanilla Celis, op. cit., 71.
939
Declaracin de Juan Ignacio Armada, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Pieza, ff.1-1v.
299
que fuera a comer con ellos y que lo movan para que les buscase gente de su compaa para que
les auxilien prometindole le dara un barco y porcin de dinero que el tema tomar partido que lo
urgan para que respondiese, luego concluyendo le aconsejase lo que deba practicar, a que le
contesto que el asunto era delicado, que como vasallo deba mostrar su amor () al soberano y
como mayor fuerza por haberlo distinguido con el honor de oficial de milicias , as no le poda
dictar otra cosa () a poner todo cuanto supiere () en la superior nstica al seor Gobernador
comandante general () para que tomare las medidas () correspondientes .940
940
Declaracin de Antonio Jos Romana y Herrera, 25 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48,
Declaracin de Juan Ignacio Armada, 20 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de mayo de 1799, AGN,
300
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Pieza, ff.4-5.
301
y que
componiendo cuatro de los que haba en este puerto que estaban buenos los mandaran a Curaao
944
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Tercera
Pieza, f. 330.
945
Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de mayo de 1799, compilado en
302
para ms gente y pertrechos de guerra, que para dicho da domingo ya estara la presa () lista
para combatir y que para ellos cargaron los caones () y que a los ingleses () los haban
puesto en libertad para que los ayudasen () aade que los caones se cargaron el domingo ()
que tambin lo amenazaron el da quince con que lo arderan en vivas llamas si les faltaba a la
fidelidad.946
Como vemos, el Subteniente pardo plante que los corsarios conjurados eran
parte de un plan ms vasto que inclua la sublevacin de Cartagena, la alianza con los
indios guajiros y un ataque a Veracruz. Los mismos, a su vez, contaban con la ayuda de
los franceses en Curaao. Evidentemente, esta nueva declaracin, no coincida totalmente
con la anterior del 20 de mayo, ni con su delacin previa. Con respecto a esta parcial
incongruencia, podra pensarse dos cosas. En primer lugar que, Francisco Javier Pirela en
sus anteriores testimonios se concentr en lo ms urgente e importante (o sea la
sublevacin de Maracaibo), omitiendo este plan ms general. En segundo lugar, que esta
nueva delacin apuntaba a desligarse de la conspiracin e incriminar an ms a los
corsarios franceses, presentndolos como culpables de un intento de atacar varios puntos
de las costas hispanoamericanas.947 En principio, ambas tesis resultan razonables.
Empero, la segunda podra ser ms plausible, dado que en este caso, el pardo seal que
lo amenazaron con prenderlo fuego si no era fiel a la causa. Al referirse a este ultimtum,
se presentaba como una victima de los corsarios y daba cuenta de porque no los haba
denunciado anteriormente. Ms all de esto, lo cierto es que la interpretacin del plan
general ser retomada por las autoridades y se convertir en una de las lecturas oficiales
(y luego historiogrficas) de la conspiracin. Justamente, es una de las que sostiene
ngel Manzanilla Celis en su referida obra.948
El 26 de mayo, los funcionarios y militares de la ciudad llevaron adelante una
junta de guerra, en la cual se examin la situacin y se discutieron novedades que se
haban recibido desde Nueva Granada y del cercano pueblo de Sinamaica. Anoticiados
del intento de sublevacin en Cartagena de Indias y teniendo en cuenta el nuevo
946
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 24 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
948
303
Idem, p. 117.
950
Informe de Junta de Guerra, 26 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana General, LXXVIII,
f.6v.
951
Idem, 6v.
952
953
Carta de Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y
Carta de Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y
304
ltimo, le peda que acelerar el traspaso del mando al nuevo Gobernador nombrado,
Fernando Miyares.955
Pocos das despus, Juan Ignacio Armada le volvi a escribir al Capitn General
para comunicarle que el comandante de Sinamaica, le haba notificado que un: indio
amigo y () espa para con los guajiros se ha informado por ellos de haberse preso en la
ciudad del Ro Hacha, 50 negros franceses que intentaban all levantarse y que asimismo
en Santa Marta haban sucedido muchas desgracias por otros de igual clase.956 Este
rumor result ser falso. Incluso el propio Gobernador, en su misiva, desconfiaba de la
veracidad de la informacin. Sin embargo, le sugera al Capitn General que las
autoridades coloniales deban estar atentas y expectantes ante la posibilidad de que los
negros franceses efectivamente estuvieron tramando conspiraciones en Nueva Granada.
Para la misma poca, lleg a Caracas desde Cartagena de Indias, el comerciante
gaditano Francisco Bartolom Pujol quien le inform a Manuel Guevara Vasconcelos,
acerca de la conjura de que all haba ocurrido.957 Con exageracin, le deca:
En la noche del 3 de abril () hubo en () Cartagena de Indias una gran conmocin en trminos
de que todo el pueblo se alborot (). Al da siguiente amanecieron en la crcel ms de 40 negros
entre esclavos y libres y se dijo que estos con otros muchos () negros y mulatos se iban a
levantar con el pueblo y matar a todos los blancos y que para esa carnicera esperaban de 800 a
1.000 negros de las inmediaciones. Que () [el] 4 prendieron algunos negros de dichas
inmediaciones que encontraron armados con herramientas de agricultura () y que esta
conjuracin se descubri por un sargento del batalln fijo y dijo que es pblico y notorio que los
soldados del batalln de pardos eran los autores de la conmocin y el mayordomo del seor
gobernador. () Cuando me conduca para mi barco se deca iban a ahorcar a todos los negros
() aprehendidos.958
955
Carta de Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y
Carta de Juan Ignacio Armada a Manuel Guevara Vasconcelos, 31 de mayo de 1799, AGN,
958
Informe de Francisco Bartolom Pujol a Manuel Guevara Vasconcelos, 29 de mayo de 1799, AGI,
305
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 3 de junio de 1799, AGI, Estado, 71,
N.3.
960
Instrucciones de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 3 de junio de 1799, AGI,
962
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Juan Ignacio Armada, 3 de junio de 1799, AGI, Estado, 71,
N.3.
963
306
hacia Maracaibo para cumplir con aquella orden. Sin embargo, tardo bastante en llegar y
durante su periplo pas por Puerto Cabello y Coro, hasta arribar a su destino el 5 de
julio.964
Con respecto a la cuestin de los indgenas que amenazaban a Sinamaica, Manuel
Guevara Vasconcelos, consideraba que estos podan estar en contacto con los ingleses y
ser utilizados por ellos para atacar a Nueva Granada y Venezuela. Por ello, le propona
que reprimiese aquellas ofensivas. Sin embargo, le sugera que actuase con prudencia
intentando convertir y pacificar a los indios.965
Cuando Fernando Miyares arrib a Coro, recibi noticias, sobre incursiones de
afrodescendientes franco-antillanos y nuevas amenazas a los puertos de Nueva Granada y
Venezuela.966 Preocupado, le escribi el 19 de junio al Capitn General, para avisarle que
segn Juan Ignacio Armada, el capitn del buque espaol que llevaba su equipaje para
Maracaibo haba: encontrado una fragata inglesa de 46 caones, que se halla cruzando a
la boca del Saco. Tambin encontraron en el mismo Saco un balaux de negros que les
quiso abordar, pero tirndoles el americano tres caonazos huyo.967 Asimismo, le
coment que segn las autoridades de la costa de sotavento haban visto en el mismo
saco, dos corsarios que se suponan eran franceses luchando contra un buque ingls. Por
ltimo, le inform que:Entre varias especies que corren refirindose a los mulatos y
negros franceses, es la de haberse propuesto sublevar a Santa Marta, Ro Hacha,
Maracaibo y Coro para hacerse dueos de esta toda la costa () que si castigaban a los
que estn presos acabaran con Maracaibo, pues tienen un hermano con poder bastante en
su gobierno.968 A pesar de todo, Fernando Miyares consideraba que estos ltimos
rumores eran poco confiables y que probablemente las intenciones de los negros
franceses eran: slo robar lo que pudieran con sacrificio y engao de los pobres
964
965
Gobernacin y Capitana General, LXXVIII, ff. 154-156; Manzanilla Celis, op. cit., p. 124.
966
967
Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de junio de 1799, AGN, Gobernacin
307
espaoles incautos969 y por ello le comentaba que haba ordenado que no circulasen ms
aquella informacin entre la poblacin. Empero, temeroso de que pudiera haber
convivencia entre los negros franceses de Saint Domingue y la poblacin
afrodescendiente local, haba dispuesto que se tomarn las medidas necesarias para:
estar todos muy a la mira sobre la gente de color, que en esta jurisdiccin es muy
numerosa y el escarmiento pasado apenas produce en ellos una humildad o moderacin
mal disimulada. 970
Poco despus, el Capitn General se comunic con el gobierno metropolitano,
para avisarle sobre la sentencia en contra de la conjura de la Guaira y la novedad de
conspiracin de Maracaibo. All, consternado, le expres su tesis, de una posible
conexin entre los rebeldes espaoles (apresados y fugitivos) y los corsarios franceses.
En sus palabras:No es inverosmil que mientras los traidores refugiados en Trinidad
esperaban los avisos de Jos Mara Espaa sobre los progresos de su nueva sedicin
pensaban en distraer mi atencin () a la defensa () de Maracaibo, con el fin de
allanar () sus designios turbulentos () por la costa de esta misma provincia o por la
de Cuman. Presumo que este ha sido el designio que han llevado a Maracaibo tres
barcos bien armados () que llevaban el designio de prender el fuego de la insurreccin
en aquella provincia ().971
Asimismo, le inform que, en el marco de la alianza con Francia, muchos barcos
extranjeros navegaban por las costas venezolanas y varios de ellos entraban a los puertos
coloniales, apelando a la necesidad de aprovisionarse de vveres. Ante aquella situacin,
adverta que se estaban tomando todas las medidas necesarias para controlarlos y evitar
nuevos contagios revolucionarios:Recelo todo cuanto puede coincidir en los
pensamientos de Gual y hago examinar () los extranjeros que llegan a estas costas con
demasiada frecuencia, unos en calidad de nufragos y otros a pedir vveres y ()
socorros en calidad de amigos, pero todos sospechosos de traer igual intencin a la que
969
Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de junio de 1799, AGN, Gobernacin
Idem, f. 224v.
971
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Antonio Caballero, 21 de junio de 1799, AGI, Estado,
71, N.3.
308
llevaron a Maracaibo la tripulacin de los tres barcos () y har como debo. () para
impedir () el menor perjuicio contra los que intenten substraer estas provincias de su
soberana.972
Finalmente, el 5 de julio, Fernando Miyares lleg a Maracaibo. 973 Durante su
viaje, se fue anoticiando de las nuevas amenazas que se cernan sobre los puertos de
Venezuela, y para sofocarlas dispuso las medidas antes referidas. Arribado, en Maracaibo
tom posesin de su cargo y se interioriz personalmente de lo que haba acontecido con
la conspiracin Poco despus, le escribi al Capitn General un primer informe, en el que
presentaba una relacin sucinta de lo hechos y su tesis sobre el asunto. Consideraba que
los franceses haban intentado llevar adelante una: sublevacin horrorosa () contra
Maracaibo (), por medio () de () Pirela y segn parece con algn auxilio del negro
() Surez, ambos criollos e ntimos parciales.974 En la misma lnea de que lo haba
planteado su antecesor (influido por las ideas de este ltimo), pensaba que todo era parte
de un plan ms global, en el cual estaban vinculados los negros franceses que
conspiraban en Maracaibo, con los que hacan lo propio en Cartagena de Indias y
Curaao. Asimismo, consideraba que los indios guajiros eran parte de dicha alianza. En
este sentido, en su informe seal que:Pretendan quitar la vida al Gobernador,
empleados, principales vecinos y religiosos de San Francisco () y despus matar
indistintamente: tomar los castillos y expedir sus avisos a Cartagena de Indias, y a la
nacin Guajira, mandar a Curaao por ms pertrechos de guerra y gente () hasta
conseguir establecer la libertad e igualdad () admitiendo a los que quisieran seguir sus
mximas, sin omitir el incendio y los hostiles medios conducentes al fin proyectado. 975
El nuevo Gobernador sostena una interpretacin casi idntica a la de su
antecesor (basada en la segunda declaracin de Francisco Javier Pirela, en los sucesos de
Cartagena de Indias y los ataques de los guajiros) y diferente a la que haba propuesto el
972
Idem.
973
974
Primer informe de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 13 de julio de 1799, AGN,
LXXIX, f. 111v.
975
Idem, ff.111v.
309
Capitn General, segn el cual, era probable que los negros franceses estuvieran actuando
en contacto con los conjurados de La Guaira
En su informe, Fernando Miyares precisaba, que al parecer Jos Romano, junto
con los capitanes de los barcos, eran los principales lderes de la conjura y que Francisco
Javier Pirela, era su contacto en Tierra Firme para difundir el ideario sedicioso entre la
poblacin local.976 Por ltimo, como prueba de que los capitanes estaban involucrados en
la sublevacin sealaba que:
El capitn Agustn al ponerle los grillos () verti muchas expresiones contra el Gobernador
llamndolo esclavo y no libre como l (), amenazndole con los suyos que [lo] vendran a
vindicar (), protestando que no tena parte, aunque resulta que s y muy principal, como que
tambin haba ofrecido a las tripulaciones, que al siguiente da () , les dara un convite a gusto
de todos y sin que costar dinero, repartindose algunos reales por manos del capitn Juan a bordo
de El Bruto para que se alegrasen el da 19 y estuviesen ms fervorosos por la noche. () As
como la advertencia de Jos Romano, en cuanto a que no se descubriese el proyecto, la prevencin
del capitn Agustn en ordenar a Pirela cuando viniese a abordo, se desembarcara en distintos
lugares para que no se notara en tierra y la estrecha familiar amistad del capitn Juan y el caonero
Gastier con el negro criollo Jos Francisco Surez .977
976
977
978
Segundo informe de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 13 de julio de 1799, AGN,
LXXIX, f. 114.
310
Igualmente resulta () que los negros y mulatos franceses quisieron hacer otro tanto en
Cartagena de Indias () y que all se estaba procediendo contra ellos, que en Ro Hacha hicieron
algunos daos y algo dicen con menos probabilidad de Santa Marta, que fuera del Saco y cerca de
Ura cruzaba una goleta francesa tripulada de negros y con correspondiente artillera y que por el
Gobernador de Santiago de Cuba se hizo algn movimiento no slo para expulsar de aquella
ciudad a los mulatos y negros republicanos que se hallaban acogidos a ella, sino tambin para
impedirle su entrada en aquel puerto como lo haban hecho y estaban haciendo en embarcaciones
pequeas de la propia nacin que pasaban del Gurico, Mulo de San Nicols, Puerto Prncipe y
Jeremas.979
Idem, f. 114v.
980
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Antonio Caballero, 27 de julio de 1799, Compilado en
Carta de Esteban Fernndez Len a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de octubre de 1799, AGN,
311
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Urbano de Vaux, 21 de agosto de 1799, AGN, Gobernacin
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Urbano de Vaux, 21 de agosto de 1799, AGN, Gobernacin
312
984
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 20 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Pieza, ff.4-5.
985
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 24 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Declaracin de Francisco Javier Pirela, 24 de mayo de 1795, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
313
Juan Sualbach. Asimismo, confes haberles comentado que haba estado en la isla de
Santo Domingo durante la guerra contra los franceses. Sin embargo, se despeg de la
conjura. En una segunda declaracin, busc separarse an ms del asunto, afirmando que:
no conoci a ninguno de los que navegaron en los barcos corsarios y que en la noche del
da diecinueve estaba en casa de las seoras Felipa y Juana Paula Gonzlez para dormir
con su mujer hasta que le tocaron la generala987. Empero, inculp al pardo, asegurando
que haba visto cuando uno de los franceses le: pregunt a Pirela sobre las armadas,
puertos, tropas, almacenes de plvora y armas, hombres ricos y otras cosas y que le
contesto entre dientes.
988
afirmando que eran absolutamente falsas las acusaciones hechas por Francisco Javier
Pirela y Jos Francisco Surez, aunque admitiendo que coma y paseaba con los oficiales
de los corsarios, pero subrayando que lo haca por ordenes especificas del Gobernador.
Sin embargo, fue acusado por varios, como Silvestre Castro, natural de Curaao y
prctico de los corsarios, de entrar en dilogos sediciosos con ellos. Silvestre Castro
afirm: que mientras estuvo en El Bruto vio entrar a Juan Salva y a un mulato cuyas
() y otro compaero suyo, hablando estos de libertad y cosas de Martinica.989
Asimismo, Franois Mequiet, francs blanco nacido en Nantes, pero residente en
Saint Domingue y segundo capitn en La Patrulla, en su primer testimonio, tambin
confirm los contactos entre el subteniente pardo, Jos Romano y uno de los capitanes.
Dijo que: vio que por dos veces a () Pirela que hablaba con Romano un largo tiempo
y en secreto y cen con l una vez en forma del capitn Agustn Gaspar manifestando
mucha alegra en su conversacin.990
Por su parte Jos Romano, en su primera declaracin, relat la travesa que
siguieron los corsarios y admiti el contacto con los indios, pero seal que fue un
encuentro comercial. Asimismo, asegur que al llegar a Maracaibo: fueron recibidos por
987
Declaracin de Jos Francisco Surez, 25 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera
Pieza, f. 76.
988
Idem, f.77.
989
Declaracin Silvestre Castro, 23 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera Pieza, f.
43.
990
Declaracin de Franois Mequiet, 24 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Priera Pieza,
f.69.
314
Declaracin de Jos Romano, 24 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Primera Pieza, f.
64.
992
Idem, ff.65-66.
315
993
Declaracin de Juan Jos Arrison, 29 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,
ff. 169-169v.
994
Idem, f. 169v.
995
Idem, f.169v.
996
Idem, f.167.
316
desembarcasen, apoderarse con los doscientos hombres dispuestos del pas tomar todos
los puertos de la ciudad.1000 Como vemos, en esta nueva declaracin, present un relato
muy diferente al anterior, admitiendo la participacin de los corsarios en la sedicin. Sin
embargo, busc inculpar Francisco Javier Pirela y a Jos Romano, sealando que fue el
primero el que se acerc al mulato de Saint Thomas, y que entre ambos planearon la
conjura. Asimismo, es menester sealar que, segn el confesante, el subteniente pardo
saba sobre la doctrina revolucionaria francesa y franco-antillana y que su intencin era
aplicarla en Maracaibo. Por ltimo, intent desvincularse lo ms posible de la rebelin
997
Declaracin de Azor, 31 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, ff. 175-
176.
998
Declaracin de Franois Mequiet, 29 de mayo de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,
ff. 171-172.
999
Declaracin de Franois Mequiet, 1 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,
ff. 171-172.
1000
317
afirmando que se haba negado a participar en la misma, as como tambin intent salvar
a los capitanes de los barcos, sugiriendo que estos no estaban enterados del
levantamiento.
El 2 de junio, el segundo capitn de La Patrulla volvi a ampliar su testimonio y
coment que Francisco Javier Pirela y Jos Romano haban discutido sobre la posibilidad
de que los indios guajiros viniesen a auxiliarlos en su lucha contra las autoridades
marabinas. Segn el confesante, Jos Romano le pregunt al oficial pardo : si los indios
guajiros estaban distantes () y que contestndole que no () se hara propuesta de
mandar emisarios para que viniesen cuatrocientos o quinientos indios con el fin de
disciplinarlos aqu y sostenerse
tripulantes que no estaban enterados de la conspiracin entre ellos: Pepe, Leonardo, Juan,
Juan Mara Gantier y Sange. Sin embargo, que Jos Romano les comunic el plan a la
mayora de la tripulacin de La Patrulla y a los negros de El Bruto y que lo aceptaron
salvo l, Jos Lefebre alias Sos y Chery Moison .1002
Por su parte, el referido Chery Moison, natural de Saint Domingue, plante algo
similar a Franois Mequiet pero, con una diferencia sustancial. Segn su declaracin, del
2 de junio de 1799, el 19 de mayo a la noche, Jos Romano y Franois Mequiet vinieron
a convencerlo de que se levantasen: para tomar la ciudad y establecer la libertad.1003
Empero, l se resisti afirmando que no haba venido para ello y que no pensaba atacar a
nadie. Como vemos, a pesar de todos los intentos de Franois Mequiet, un nuevo
testimonio, lo involucraba entre los cabecillas de la sublevacin.
A pesar de todo, la mayora sigui negando las acusaciones. Por ejemplo, Carlos
Dubois y Pedro Noel, ambos de Saint Domingue, insistieron en que no se haba
organizado ningn complot. En particular, Pedro Noel, al ser interrogado el 2 de junio,
afirm que el da de la supuesta sublevacin: no vio al Romano, ni a Coc, ni supo que
1001
Declaracin de Franois Mequiet, 1 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,
f. 194v.
1002
Idem, f. 195.
1003
Declaracin de Chery Moison, 2 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.
195v.
318
hablasen a la gente cosa alguna.1004 Carlos Dubois dijo que esa noche: se acost ()
hasta la hora en que lo fueron a sacar preso.1005 Asimismo, seal que, a pesar de que
vio que haba marabinos que visitaban los barcos: fue sin notar familiaridad ni trato
especial.1006
An ms enftico fue Antonio Du Plessis, marinero de El Bruto tambin de Saint
Domingue, quien afirm en su testimonio del 3 de junio, que: ni antes ni aquella noche
[del 19 de mayo] entendi se intentaba revolucin contra esta ciudad sus compaeros y
de haberlo sabido prontamente hubiera dado parte a S.S.1007
El mismo da, el marinero affranchis de Saint Domingue, Juan Julin Lebeque,
admiti la intentona y al igual que Franois Mequiet, seal a Jos Romano como uno de
los principales culpables de la sedicin. Sin embargo, la novedad, fue que tambin
involucr a Antonio Du Plessis. En su declaracin afirm que:
En la noche del diecinueve () estuvo el Romano a bordo de la balandra mercante () en un
botecito con Antonio Du Plessis () Romano habl () con el que declara, Luis Peri, Donval y
Arrison y les dijo que estuvieran pronto para esta noche que el los vendra a buscar para unirse
todos los de los corsarios y venir a tierra a acometer contra la ciudad que para este fin tenan
novecientos hombres de tierra donde se haban de tirar tres fusiles que dicindoles el Romano que
se reuniesen en la presa ()les preguntaron a ellos que con que motivo y entonces el Romano les
contesto que cuando estuvieron todos reunidos en la presa la comunicara a todos (). El que vea
con ms frecuencia comer a bordo de la presa era un oficial pardo que segn sabe es Pirela con
quien hablaba en secreto tambin del Bruto.1008
Declaracin de Pedro Noel, 2 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,
f.199v.
1005
Declaracin de Carlos Dubois, 2 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza,
f.200v.
1006
Idem, f. 201.
1007
Declaracin de Antonio Du Plessis, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda
Pieza, f. 202.
1008
Declaracin de Juan Julin Lebeque, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda
319
Declaracin de Antonio Du Plessis, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda
Pieza, f. 206v.
1010
Idem, f. 207.
1011
Declaracin de Jacob Gmez, 3 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.
208.
1012
1013
Idem, f. 208v.
Declaracin de Juan Jos, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f. 211v.
320
1014
Declaracin de Ramn, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f. 216v;
Declaracin de Ramn, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f. 218.
1015
Declaracin de Carlos Rico, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.
221.
1016
Declaracin de Agustn Gaspar Boc, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda
Pieza, f 243.
1017
Idem, f. 244
321
tuvo familiaridad ni en tierra ni abordo con criollo alguno, pardo, blanco ni zambo.1018
Con respecto al da en que deba estallar la rebelin, afirm que:
Encontrndose a bordo su hermano Agustn () vinieron juntos a tierra a pasear, volvironse
ambos a sus buques a eso de la ocho de la noche con toda la gente de sus tripulaciones que
pudieron recoger segn la orden que tenan para ellos, que cuando () el declarante mando a ()
Gantier y () Camaret () que descargasen los caones y fusiles le parece que no lo hicieron por
su negligencia, que durmiendo aquella noche la guardia () lo despert dicindole que se le
llamaba () que se vino inmediatamente y que llamando despus a su hermano Agustn este
tambin lo hizo () despus de la orden del gobierno para ir a bordo de la presa en la lancha
espaola () advirtiendo al llegar a los marineros () de la presa que se aquietasen que no haba
novedad ()que reparti dinero el da diecinueve a algunos marineros que le pidieron para sus
necesidad, que no ha mandado a hacer obra ninguna en este pas () 1019
Como vemos, dicho capitn se presentaba como inocente y les recordaba a sus
inquisidores que durante el da 19 de mayo, haba obrado segn las ordenes de las
autoridades apaciguando a sus hombres y entregndolos como se les haba solicitado.
A diferencia de su hermano, Agustn Gaspar Boc haba sido sealado por Carlos
Rico, como uno de los cabecillas. Asimismo, los insultos que haba proferido en contra
del Gobernador, lo convertan en sospechoso ante los jueces. Por ello, busc defenderse
con fuerza. Admiti haber visto a Francisco Javier Pirela, pero afirm que no ha tenido
amistad con ninguno del pas, ni menos ha conocido a ninguno de su tripulacin la
tuviere que solamente entre las muchas gentes del pas que concurrieron a veces observ
que tres, o cuatro veces a () Pirela, y que cree fuese para ver.1020 Asimismo, sobre la
noche del 19 de mayo seal que:
Ignora si los caones y fusiles de la presa estaban cargados () pues el () mandaba era el
segundo capitn de El Bruto, llamado Jae y el se hallaba como alojado en dicho barco, que eso de
las ocho de la noche del da diecinueve de mayo los oy a Coc con el Romano que llegaron y
entrando () se fueron para La Patrulla, se entiendo como solo quedndose Romano en dicha
1018
Idem, f. 244
1019
1020
Declaracin de Agustn Gaspar Boc, 4 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda
Pieza, f. 246v
322
presa, que por su parte no ha dado orden alguna ni supo que otros las diere y que en aquella noche
cuando le llamaron de parte de su seora vino () dejando ordenado que a menos que () no
volviere con las ordenes que el seor Gobernador diese no dejaren atacar a nadie.1021
Por ltimo, intent excusarse por los insultos que haba proferido contra el
Gobernador: que contra el gobierno no ha vertido otra expresin que la de sentirse
mucho a su tiempo de ponerle los grillos cuando ignoraba su delito y no se consideraba
delincuente.1022
Adems de las declaraciones de los capitanes, las autoridades lograron capturar en
alta mar una serie de cartas que estos les haban enviado a familiares y amigos que
residan en Saint Domingue. Las mismas, haban sido escritas unos das antes del 19 de
mayo y daban cuenta de las dificultades que haban tenido en el viaje, de la presa que
haban hecho y de su intencin de volver a la isla. Por ejemplo, una fechada el 14 de
mayo, escrita por Agustn Gaspar Boc a una amiga, deca lo siguiente: hemos tenido
muchas averas por el mal tiempo, () habemos tenido la fortuna de hacer una presa de
un corsario (), que podra ayudarnos en los gastos porque nuestro barco esta fuera de
estado de navegar () nos estamos componiendo para salir lo ms pronto.1023En otra
dirigida a su Madre, le contaba sobre los mismos problemas y terminaba aseverando que:
de aqu a poco iremos a Curaao.1024En ninguna de estas se haca mencin a una
conjura, ni mucho menos, a un plan ms vasto para insurreccionar las colonias espaolas.
Asimismo, todas concluan con la afirmacin de que en breve seguiran su viaje. Como
sugiere Fabio Gonzlez Briceo, esto podra hacernos pensar que los capitanes
efectivamente eran inocentes o que no estaban al tanto de lo que algunos de sus oficiales
y marineros tramaban.1025 Sin embargo, tambin es plausible que hayan evitado referirse
por escrito a dichos planes por una cuestin de seguridad.
1021
1022
Idem, f. 247.
1023
Carta de Agustn Gaspar Boc a su amiga, 14 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Agustn Gaspar Boc a su madre, 15 de mayo de 1799, AGN, Gobernacin y Capitana
323
El mismo da, nuevamente fue interrogado Juan Sualbach y ste volvi a defender
su inocencia. No obstante, esta vez, aport ms informacin que incriminaba a Jos
Romano. En particular, se refiri a una conversacin en la cual este le mencion los
contactos que haban tenido con los indios guajiros. En sus palabras: () Romano le
cont que haban estado () en Santa Fe con los indios guajiros () que all haban visto
una casa llena de fusiles nuevos grandes y caones con que hacan ejercicio todos los
das, instruyndolo un indio que haba estado en Jamaica y vena para ello sabiendo leer y
escribir en lengua inglesa y que preguntndole que para que era eso dijo Romano que
para venir aqu lo indios.1026Asimismo, declar que el mulato en otra oportunidad le
dijo: que ya vendran para volverlos a todos locos particularmente al declarante con su
escarapela encarnada.1027 Por ltimo, asegur que Francisco Javier Pirela, haba tenido
intenciones de contactarse con los capitanes y que le haba preguntado a l como poda
hacerlo. De esta manera, el oficial alemn, no slo aport nuevas pruebas en contra de
Jos Romano, sino que confirm la hiptesis de que exista algn contacto con los indios
guajiros. Algo que el subteniente pardo haba afirmado previamente.
En la medida que las averiguaciones fueron cercando a Jos Romano, ste cambi
su primera declaracin del 24 de mayo y admiti haber tenido dilogos sediciosos con el
pardo. En este sentido, al ser interrogado el 8 de junio, plante que ste ltimo haba
hablado con l y con Agustn Gaspar Boc, Miguel Labat y Coc sobre la constitucin
francesa, los principios de igualdad y libertad y finalmente sobre la posibilidad de llevar
adelante una revolucin en la ciudad. Sin embargo, declar que ellos slo le informaron
acerca de las mximas republicanas francesas y fue Francisco Javier Pirela quien los
invit a formar parte de la sublevacin, integrando sus marineros con las milicias
marabinas. Asimismo, segn el confesante, estos no aceptaron la propuesta y le dijeron al
subteniente, que si tena intencin de levantar la ciudad lo hiciera con sus propias fuerzas.
En sus palabras:
1026
Declaracin de Juan Sualbach, 6 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, f.
248.
1027
Idem, 248.
324
Que () encontr a Pirela en el muelle y all le suplic lo llevase a bordo como () lo hizo
guardando () que () Pirela cuid de imponerse de la constitucin francesa y habindole
impuesto de ella, sobre los derechos de libertad e igualdad, () Pirela () le repus que aqu se
trataba a los pardos y negros con desprecio () que entonces () propuso Pirela que si ellos le
ayudaban tramara una revolucin contra la ciudad, todo en presencia del capitn Agustn Gaspar,
Coc y Miguel Labat a quienes el declarante impuso en el mismo acto de la intencin expresada
() y le contest que no poda definirlo que si el quera, esto es Pirela que la causar por si solo a
que contest que era la cosa ms fcil del mundo, pues el era capitn de una compaa de ciento
veinte hombres ()y si se determinaban ayudarle se reuniran con las de la tripulacin francesas
() que esta misma preocupaba repiti varias ocasiones dirigindola () al que declara por ser el
que entiende el idioma, que tambin les ense el almacn de plvora () , que haba cuatro
compaas de milicias blancas y cuatro de pardos que en el almacn de las armas solo haba ocho
o diez hombres, () le propuso Pirela que si quera poda ser el domingo diecinueve de mayo
(), que el mismo Pirela para que cuando le buscase le encontrase con ms facilidad les dio su
nombre y apellido al que declara a Coc, Agustn Gaspar y Miguel Labat en un papel () que
aunque varias veces como tiene dicho le propuso el proyecto de Revolucin y hablo de la de
Caracas, asegurndole que los caraqueos se uniran con ellos nunca se determino ni le
respondieron del diecinueve cuando oy la bulla se sorprendieron y que cuando vinieron a bordo a
aprehenderlo no tom arma, ni antes las haba tomado.1028
Insisti con que haba sido Francisco Javier Pirela quien se acerc a los
corsarios y que fue l quien les propuso participar de la revolucin. Empero, en esta
oportunidad, confes que la oferta fue aceptada. Segn Jos Romano: Que Francisco
Javier Pirela por primera y segunda les propuso () el levantamiento que no le hicieron
caso pero que a la tercer vez convencieron con el asunto el que declara, Franois Mequiet
alias Coc y Miguel Labat a quien el que confiesa impuso de la seduccin de Pirela y lo
comunicaron a Frank, Arrison () que hacindoles ver el proyecto de la sublevacin
convinieron tambin estos ltimos.1029 En opinin del confesante, primero fueron
algunos pocos los que se enteraron del asunto, pero luego lo supo la totalidad de la
1028
Declaracin de Jos Romano, 8 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Segunda Pieza, ff .
280-281.
1029
Declaracin de Jos Romano, 14 de junio de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Tercera Pieza, ff .
297v-298.
325
1030
Idem, 303v.
1031
Idem, 306-307.
1032
1033
Idem, 506 v. Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M,
326
Idem, 510v.
1036
Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta
Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta
Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta
Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta
327
sumario y las leyes que castigaban con la muerte a los cimarrones y a los esclavos
rebeldes. Para ello, apel a la historia reciente de insurrecciones de esclavos en el Caribe,
mostrando que la conjura de Maracaibo, deba entenderse como un caso anlogo e
incluso vinculado a los anteriores. En su acusacin afirmaba: El estrago reciente que han
efectuado en las colonias de Santo Domingo, el general que iban a efectuar en la ciudad
de Coro a cuyas vistas se presentaron despus de haber hecho algunas muertes, el que
intentaron en Cartagena y el () de Cuba, como se ve los partes que corren en los
autos.1040
En la medida que avanzaba el proceso judicial, las autoridades locales fueron
reformulando sus hiptesis sobre lo que haba ocurrido y quienes eran los cabecillas ms
destacados. En un nueva misiva de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, le
informaba sobre la causa y las dificultades que tena para confirmar el vnculo entre las
conspiraciones de Maracaibo y Cartagena. All le deca que haba procurado descifrar
las: conexiones con los autores de la rebelin intentada en estad ciudad y la de
Cartagena de Indias, pero lejos de () traslucirse el menor indicio, se comprueba cada
vez ms que el proyecto contra esta ciudad fue formado despus del arribo de los
corsarios en ella bajo la confianza de lo indefensa que estaba y las que les hizo fundar
() Pirela.1041Asimismo, haca mencin a las contradicciones entre los testimonios del
subteniente pardo y Jos Romano: no obstante asegurar este [Francisco Javier Pirela],
haberle dicho Jos Romano, () principal cabeza de la revolucin que estaba de
inteligencia con la de Cartagena, este lo niega (), sosteniendo que no conoce a nadie en
Cartagena, () sin embargo cabe () sospecha de que pretendiese persuadir a Pirela lo
que este declara, para animarle ms a la resolucin1042 Como vemos, a esta altura del
juicio, la tesis de un plan global para insurreccionar las costas hispanoamericanas
comenzaba a entrar parcialmente en crisis. Por lo pronto, el Gobernador dudaba
seriamente que existiese un vnculo entre ambas conjuras. Asimismo, estaba convencido
1040
Acusacin del fiscal Luis Francisco Matos, 2 agosto de 1799, AGN, Criminales, M, exp. 48, Quinta
Pieza, f. 524v.
1041
Idem, f. 76v.
328
que el cerebro de la conjura era Jos Romano y que a Francisco Javier Pirela, le caba la
culpa de ser uno de los principales cmplices e instigadores.
A su vez, a fines de agosto de 1799, el Gobernador empez a trasladar a una serie
de reos a Puerto Cabello, tal como lo haba indicado el Capitn General.1043 De esta
manera, el 27 de agosto realiz el primer envi de 10 prisioneros, entre los que se
encontraban la mayora de los ingleses y algunos marineros de los corsarios
franceses..1044 Todos estos eran los menos comprometidos con la causa criminal, segn el
fiscal. El 9 de septiembre se mand una nueva remesa de 12 prisioneros franceses a
Puerto Cabello, que tampoco estaban seriamente involucrados en el crimen.1045
Mientras tomaba estas diligencias, el Gobernador estaba preocupado por una
goleta inglesa que acechaba las costas de Maracaibo con aparentes intenciones de
desembarcar en la costa. Asimismo, lo inquietaba la posibilidad de que el gobierno de
Saint Domingue, mandase tropas a auxiliar a los corsarios encarcelados. En carta a
Manuel Guevara Vasconcelos, le informaba que:() no merecen desprecio las especies
que (.) vertieron los oficiales y tripulaciones de los dos corsarios franceses ()
fundando la mayor esperanza de () venganza en el poder y proteccin de su gobierno
() de Saint Domingue, que asegura no se dormir en solicitarla.1046 En particular, le
preocupaba que una posible invasin de negros haitianos contase con el apoyo de los
indios y los afrodescendientes locales y por ello haba decidido reforzar la seguridad
martima del puerto. En este sentido, le avisaba que para prevenir: un desesperado arrojo
de los negros de dicha colonia, tal vez esperanzados en encontrar favor en la gente de
color de esta provincia y por las providencias que () les brindan los () guajiros ()
he tomado la prevencin de montar a la presa inglesa diez caones () para usar de este
buque donde lo pida la vigilancia del puerto ().1047
1043
1044
Idem, 195v.
329
1048
Gonzlez Briceo, op. cit., pp. 173-175; Manzanilla Celis, op. cit., pp 181-182.
1049
Defensa de Andrs Mara Manzano, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta Pieza,
f. 566v.
330
Empero, para el letrado, Jos Romano no actuaba slo, sino que contaba con
varios cmplices como Antonio Du Plessis y Franois Mequiet. Para sostener aquella
tesis, apelaba a las declaraciones de varios marineros como: Juan Jos Prospero, Juan
Jos Dudus, Casmirio Charlsali y Juan Beltrn, que sealaban a estas personas como
principales responsables del crimen.1051En este sentido consideraba que:
Resulta de todo el () sumario () que los () reos de sedicin son Jos Romano y Du Plessis
pues es constante en los () autos que fueron los instigadores y quienes personalmente fueron a
los buques haciendo la convocatoria ya seduciendo las tripulaciones, () ya concedindoles el
botn, ya hacindoles ver utilidades () y () atemorizando con amenazas funestas a aquellos
que se mostraban omisos y () a tan () depravada faccin, diciendo el Romano con un sable
desvainado y una pistola en otra que el no siguiera le quitara la tapa de los sesos () tambin
vemos en estos autos que Coc, a bordo de la () presa se paseaba () con sable en mano y
deca a toda la gente que el que no obedeciera en la sedicin propuesta le hara obedecer (), no
menos se halla convencin de Antonio Du Plessis con iguales hechos.1052
Idem, ff.569-569v.
1051
1052
1053
1054
Idem, f. 585.
331
1055
Defensa de Francisco Len Campos, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta
Pieza, f. 587.
1056
Idem, ff.587-587v.
1057
Idem, f. 589.
1058
332
tenido con el esclavo Jos Francisco Surez, no era tal, sino que slo le haba pedido que
le lavara unas ropas.1059 En opinin del abogado el resto de los reos menores tampoco
haban actuado con malicia, sino que haban obrado segn los mandatos de sus superiores
y an habiendo tomado las armas las depusieron cuando las fuerzas de seguridad se lo
pidieron. Conclua planteando que, a pesar de ser en principio todos inocentes por no
haber procedido con dolo, si merecan algn tipo castigo, ya lo haban cumplido con la
crcel de cuatro meses que haban sufrido.1060
A continuacin, Jos Trinidad Faras present el alegato de defensa de Jos
Francisco Surez, Jacob Gmez y Franois Mequiet. ste plante que los principales
responsables de la confabulacin eran Jos Romano, Francisco Javier Pirela y los
hermanos Gaspar Boc. En su opinin Jacob Gmez y Franois Mequiet no eran pasibles
de ser castigados con la pena capital dado, que haban actuado siguiendo ordenes de sus
superiores y que incluso haban intentado resistirse a ellas. 1061 Por su parte, Jos
Francisco Surez era inocente, porque no haba ni un solo testimonio que lo inculpara en
el crimen. Slo haba declaracin que mencionaban sus dilogos con los marineros y su
supuesta evocacin de la masacre de Bayaj. Sin embargo, para el abogado defensor, esto
no lo incriminaba para nada dado que mantener relaciones amistosas con ciudadanos de
una nacin aliada no era un crimen. Y con respecto a la presunta charla sobre la matanza,
de haber sido cierta, no estaba claro que el referido esclavo, siendo como era ignorante,
tuviera plena nocin del significado poltico de aquel suceso luctuoso.1062
Posteriormente, el Dr. Jos Garca y Oliva, present su alegato de defensa de Jos
Romano incriminando a Francisco Javier Pirela, como lder de la sublevacin.1063 Al
hacer esto, se mantuvo apegado a las declaraciones de su defendido. Segn el letrado era
inverosmil pensar que el mulato hubiese sido el artfice de la sublevacin, ya que
acababa de llegar a la ciudad y por tanto no la conoca ni tena una red de contactos entre
1059
1060
1061
Defensa de Francisco Len Campos, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta
1063
Defensa de Jos Garca y Oliva, 3 de octubre de 1799 AGN, Criminales, M, exp. 48, Sexta Pieza, f.
333
los locales. En este sentido, argument que haba sido el pardo quien se haba acercado
al intrprete, ofrecindole tropas e informacin valiosa, a cambio de que lo ayudara a
imponer los derechos del hombre, la libertad y la igualdad en la ciudad con los marineros
de los corsarios.1064 Este era, l que lo sedujo, lo enga y foment1065 para participar
en la intentona. Asimismo, estaba claro que mientras su defendido no tena mviles para
obrar criminalmente, el pardo s. Este estaba interesado en: vengarse de los principales
vecinos blancos que eran sus enemigos, hacerse Gobernador y () hacerse poderoso
como apetecera para pagar las trampas y deudas que tena.1066 Adems, en su opinin,
si la conjura hubiese sido una idea de Romano, el pardo lo tendra que haber delatado
cuando se enter y no lo hizo hasta ltimo momento. Tambin le endilgaba a Pirela el
haber mentido cuando dijo que los corsarios tenan pensado sublevar las ciudades de
Cartagena de Indias y Maracaibo. En su opinin, durante su estancia en la crcel ste
haba recibido las noticias de la conjura de Cartagena y haba agregado esos datos para
fortalecer su defensa y complicar an ms a los franceses. Sin embargo, todo era falso, y
por ende, resultaba ser otra muestra ms de su culpa.1067 Otra prueba a favor de dicha
tesis, era que a pesar de que Toms Ochoa le dijo que deba delatar la conjura, se neg a
hacerlo de inmediato y recin lo hizo cuando la misma estaba en proceso de ser
descubierta.1068 A pesar de todo, no poda dejar de admitir que su cliente haba tenido
alguna intervencin el asunto, por ello intent defenderlo afirmando que: No se puede
negar () que al parecer hizo el Romano alguna diligencias a las repetidas instancias de
Pirela, tambin se encuentra en estos autos que no surtieron efecto alguno, porque la
mayor parte de la tripulacin se resistieron a sus ofertas.1069 Asimismo, sealaba que los
testimonios que acusaban al intrprete eran falsos y haban sido consecuencia de la
violencia que sufran en la crcel: aunque hay algunos que las declaran se ve tambin
que las expresaron porque se vean aprisionados con el rigor () y tal vez por ver que al
1064
1065
Idem, 611.
1066
1067
Idem, f. 607.
1068
Idem, f. 610.
1069
Idem, f. 626v.
334
Pirela lo tenan muy libre () y al Romano con prisiones hasta el pescuezo, siendo aquel
el nico que las procuraba mover y el Romano slo era el interprete que las propona a
los capitanes y a algunos otros de la tripulacin.1070 Buscando fortalecer an ms su
posicin, comparaba la reputacin de ambos individuos, mostrando, que mientras su
defendido tena una intachable fama, el subteniente pardo tena un oscuro prontuario. El
letrado, les recordaba a los jueces que este haba sido procesado bajo la sospecha de que
haba asesinado a su esposa:
No obstante lo fundado () me veo precisado a fundar la buena () fama que tiene ()
Romano por lo que ha de servir a su favor de semiplena probanza y la que tiene el reo Francisco
Pirela contra s y para esto pongo el caso en la duda de cual de los dos ha sido el motor del
atentado comparando la conducta de uno y otro y se vera que el motor principal () fue Pirela
pues es hombre acostumbrado a consumar semejantes delitos, pues es notorio () que se le sigui
causa criminal () por el homicidio que se le acuso de haber muerto a su primera mujer () cuya
causa () quedo sin sentencia y el Pirela por sus astucias () que le vale libre de prisin (), de
que () se sigui a que como qued impune su delito se arrastr a cometer mayor delincuencia
como la que esta acusando () y vase cual es la que resulta del sumario contra Romano, de este
no hay un solo de la tripulacin que diga que este mal opinado,() y aqu no se ha experimentado
ni ha dado lugar a que se le notar vicio ni exceso alguno que es prueba de que Pirela lo enga y
sedujo aprovechndose de la corta de edad de este joven.1071
Por todo esto, el abogado termin su alegato suplicando que se le absolviera a Jos
Romano, del cargo de lder del motn y en vez de pena de muerte se le impusiera una
condena mucho ms suave, incluso sugiriendo que se lo deba dejar en libertad por
considerarse que ya haba expiado su culpa con la dura prisin que haba sufrido.1072
Mientras estas providencias se llevaban adelante, en octubre de 1799, arrib desde
Saint Thomas un tal Pablo Caminati. Se present ante el Gobernador, manifestndole
que era el tutor de Jos Romano y que estaba preocupado por su situacin judicial.
Fernando Miyares le replic que estaba siendo juzgado por sedicin, pero que contaba
con uno de los mejores abogados de la ciudad y que se estaban cumpliendo con el debido
1070
Idem, f. 626v.
1071
1072
Idem, f. 631.
335
proceso. Dicho esto, lo invit a que re retirase de la colonia. Pablo Caminati cumpli con
la orden, pero al parecer cuando estaba siendo transportado en una lancha espaola haca
el buque, hizo algunos comentarios que preocuparon a las autoridades. En carta al
Capitn General, el Gobernador le inform que segn un testigo se le haba odo decir
que: era cuado del Romano y hablaba con individualidad de la sublevacin intentada
en esta capital y con mucha ms de la de Gnova, que conoca Picornell y Gual, que se
hallaban en Saint Thomas () y a Jos Espaa a quien tambin dice que conoci en Saint
Thomas.1073 Todo esto inquiet a los funcionarios, que vieron revivir el fantasma de una
posible conexin entre la conjura de Maracaibo con la de La Guaira. Por ello, volvieron
imponer medidas de seguridad, para evitar cualquier posible rebrote revolucionario.
A comienzos del mes de noviembre, Fernando Miyares continu con las remesas
de los reos menores a Puerto Cabello, enviando entre el 8 y el 11 de noviembre un total
de 16 prisioneros.1074 Poco despus le envi un nuevo informe sobre la causa al Capitn
General, en la cual le comunic que la rebelin estaba probada por las propias
declaraciones de los marineros, quienes daban cuenta de que los lderes haban sido
Francisco Javier Pirela, Agustn y Juan Gaspar Boc y Jos Romano. En esta misiva, ya
no hizo ninguna referencia a la anterior hiptesis de un plan global para insurreccionar las
costas hispanoamericanas. Todo lo cual indicara, que a esta altura del proceso, dicha
interpretacin haba sido casi totalmente descartada.1075
A fines de diciembre, una vez que los alegatos haban sido sustanciados y la
mayora de los presos enviados a Puerto Cabello, el Gobernador remiti la causa a la Real
Audiencia de Caracas, para que dictase la sentencia. Al hacer esto, se comunic con
Manuel Guevara Vasconcelos, para solicitarle que, antes de publicar la resolucin, se la
comunicar a l con la mayor reserva posible, para tomar las diligencias
correspondientes. Al Gobernador le preocupaba que aquella sentencia inquietase al
1073
Capitana General, LXXXII, f .5; Relacin de reos remitidos a Puerto Cabello, 11 de noviembre de 1799,
AGN, Gobernacin y Capitana General, LXXXII, f .6;
1075
336
1079
Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de julio de 1800, AGN, Gobernacin
337
Idem, f. 7v.
1081
Idem, f. 7v.
1082
Provisiones, XVII, ff. 349v-350. Gonzlez Briceo, op. cit., p 180, Manzanilla Celis, op. cit., p. 183.
338
Conclusiones
1083
Reales
Reales
Provisiones, XVII, ff. 351v-352. Gonzlez Briceo, op. cit., pp 181-182, Manzanilla Celis, op. cit., pp. 184185.
339
340
previos. Ambos han utilizado gran parte de los documentos, construyendo una imagen
ms completa de la conspiracin. Empero, el primero se ha concentrado en las fuentes
polticas, sin prestar demasiada atencin al expediente judicial. Mientras que el segundo,
a pesar de haber estudiado ambas fuentes en profundidad, ha presentando un desarrollo
no suficientemente pormenorizado de las declaraciones de los imputados. A su vez, los
dos han defendido tesis parcialmente contrapuestas. El primero entiende que la
conspiracin fue parte de un plan ms amplio impulsado desde Saint Domingue. Para el
segundo, fue una conjura autnoma y mucho ms limitada en sus alcances y fines.
Mi intencin ha sido discutir con los trabajos previos y aportar una lectura propia
sobre la conspiracin. As, mediante un profundo estudio de las fuentes, tanto polticas
como judiciales, he buscado exponer como los funcionarios, marcados por la paranoia
anti-haitiana, reaccionaron ante la sublevacin y como fueron variando su mirada sobre la
conjura, dejando de lado la tesis inicial de una sublevacin global. Por otro lado, a travs
de un anlisis meticuloso de las declaraciones de los imputados, intent recuperar la voz
de los marineros
entendieron los sucesos, cuales eran sus ideas polticas y como buscaron defenderse su
ante las autoridades. Algo que, hasta el momento, la mayora de la historiografa no haba
realizado y slo Fabio Gonzlez Briceo haba hecho de manera parcial.
A modo de conclusin, vale la pena retomar las preguntas que guiaron mi anlisis
Qu fue la conspiracin de Maracaibo de 1799? Quienes fueron sus lderes? Quines
estuvieron involucrados? Cul fue su ideario? Y Cul fue su vnculo con el proceso
haitiano? En primer lugar, considero que la conjura efectivamente se propuso tomar la
ciudad, imponer los derechos del hombre, la constitucin francesa, la libertad y la
igualdad, aboliendo la esclavitud y el racismo. En este sentido, pienso que su ideario
estuvo signado por el de la revolucin de Saint Domingue. Claramente aquellas ideas
sediciosas
fueron,
en
parte,
introducidas
directamente
por
los
marineros
341
342
343
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 29 de enero de 1802, AGI, Estado, 59,
N.17.
1086
Townsend Nessler, Graham, A Failed Emancipation: The struggle for freedom in Hispaniola during the
Haitian Revolution, Tesis Doctoral, Michigan, University of Michigan, 2011, pp.196-197; Pinto Tortosa,
op.cit., p. 216; Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 8 de marzo de 1801, AGI,
Estado, 60, N.3.
344
1087
Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 8 de marzo de 1801, AGI, Estado, 60,
N.3.
1088
Carrera Montero, op. cit., pp.448-451; Pinto Tortosa, op. cit., 218-220.
1089
1090
1091
Idem, p. 458.
1092
345
1093
1094
1095
Carta de Joaqun Garca a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de febrero de 1801, AGN, Gobernacin
346
Una de las principales intenciones del general afrodescendiente, era terminar con
el estancamiento econmico de Santo Domingo, imponiendo el prspero sistema de
plantaciones que exista Saint Domingue. A tal fin, en primer lugar fij un frreo control
estatal sobre la compra y venta de las tierras para que estas no fueran divididas en
pequeas parcelas.1100 En segundo lugar, promovi el cultivo masivo de productos
exportables. En su proclama planteaba la necesidad de seguir el ejemplo de Saint
Domingue afirmando: Slo les falta imitar a los franceses para gozar ellos de los frutos
1097
1098
Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 8 de marzo de 1801, AGI, Estado, 60,
N.3.
1099
Copia de proclama de Toussaint Louverture, 27 de enero de 1801, AGI, Estado, 60, N.3.
1100
Copia de Proclama de Toussaint Louverture, 7 de febrero de 1801, AGI, Estado, 60, N.3.
347
En cuarto lugar, decret que los blancos que partiesen, no deban llevarse a sus
esclavos, por considerar que estos deban quedarse trabajando como cultivadores libres.
En una misiva a Joaqun Garca, lo conminaba a que pusiera fin a dicho trfico: yo estoy
instruido de que la fragata que () esta fondeada en este puerto y que es pronta a partir
tiene una infinidad de negros a bordo que han sido embarcados por fuerza () Tened a
bien () tomar esta exposicin en consideracin mandando el desembarco de los negros
(.) y dando ordenes para que no se embarquen ms.1103
Ms all de estas medidas, los blancos, comenzaron a emigrar masivamente hacia
Cuba y Venezuela. Toussaint Louverture, respondi imponiendo, el 8 de febrero, un
nuevo decreto por el cual estableca que: de esta fecha nadie podr ausentarse de ella a
excepcin del presidente y el regimiento () de Cantabria y que todos los dems
habitantes debern mantenerse en ella hasta () que reciba () ordenes de Francia.1104
A partir de esta resolucin, la hemorragia se contuvo parcialmente, empero muchos
blancos siguieron escapndose de manera clandestina.
1101
Copia de Proclama de Toussaint Louverture, 8 de febrero de 1801, AGI, Estado, 60, N.3
1102
Idem.
1103
1104
348
1106
Carta annima sin destinatario, 28 de mayo de 1800, AGN, Gobernacin y Capitana General,
LXXXVI, f. 309
349
autoridades metropolitanas y denunciar las: malas intenciones que tienen estas malas
canallas.1107
En el marco de los ltimos estertores del proceso judicial a los conjurados de
Maracaibo, estas novedades inquietaron a las autoridades venezolanas que empezaron a
prestar mucha atencin con respecto a lo que suceda y poda ocurrir en la explosiva isla
de La Espaola.
Para complicar an ms las cosas, tropas francesas de Guadalupe desembarcaron
en Curaao y ocuparon su principal fortaleza, en septiembre de 1800.1108 Esto produjo
una masiva migracin de 92 personas libres y esclavas, que llegaron a Puerto Cabello en
busca de asilo.1109 Las autoridades venezolanas lejos de aceptar aquel pedido, ordenaron
la inmediata salida de los visitantes indeseados, remitindolos a su lugar de origen.1110
Asimismo, el Capitn General, preocupado por las posibles influencias extranjeras en la
poblacin local, orden a los gobiernos provinciales que fortalecieran la vigilancia de las
costas y de los esclavos. Les advirti que: Conviene mucho tener en buen estado, orden
y subordinacin la esclavitud de todas las haciendas, especialmente de las costas y que se
hallen dirigidas () por sus dueos o () por mayordomos blancos.1111 En particular a
Francisco Jacot, a cargo de la seguridad de Coro, le pidi que protegiera su jurisdiccin
de cualquier inquietud, para evitar que estallase una rebelin similar al: levantamiento
de negros () ya fomentada por medio de mximas de los extranjeros.1112Como vemos
el fantasma de la insurreccin de Coro, 5 aos despus de su estallido, segua
atormentando las mentes de los gobernantes locales-
1107
Idem, f. 309v.
1108
350
1113
Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de enero de 1801, AGN, Gobernacin
Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 20 de enero de 1801, AGN, Gobernacin
351
les proporcionan barcos para transportarse y llevar a otros pases expresiones seductores
que harn la mayor impresin especialmente en la esclavitud.1116
El gobierno de Venezuela, comenzaba a entrar en pnico y tema no slo por el
destino de Santo Domingo, sino por el del resto de las colonias hispanoamericanas. En su
opinin, era factible que los afrodescendientes de Saint Domingue, con ayuda de los
franceses u otros, buscasen expandir sus conquistas y su ideario allende las fronteras
martimas. Aquel miedo no era nuevo, pero con los ltimos acontecimientos se haba
incrementado hasta el paroxismo, dado que pareca que esta vez la amenaza poda
concretarse.
En lo que concierne a los generales franceses, Manuel Guevara Vasconcelos,
decidi otorgarles el asilo, en honor a la alianza y les pidi que le enviasen un informe
relatando los acontecimientos de la isla de Saint Domingue.1117 El 24 de enero de 1801,
fondearon en Puerto Cabello nuevas familias dominicanas y el Comandante de la plaza,
advirtiendo que estaba en ciernes un xodo masivo, le escribi al Capitn General: Es
ms que probable que el suceso de Santo Domingo traiga a estas costas muchas gentes y
milicias nuevas y convendr sin duda sacar provecho de la () desgracia, en aumento de
estas poblaciones y de la defensa. El caso es nuevo () y las providencias sin duda
deben serlo () y habindose desentendido de ciertas formalidades, concediendo
exenciones y auxiliando con eficacia a estos infelices para su establecimiento en un pas
donde lo que sobra son proporciones y tienen realengos y faltan brazos para su
cultivo.1118
Resulta interesante ver como, en un contexto tan crtico, coexistan con el miedo,
propuestas de algunos funcionarios que buscaban aprovechar la tragedia a favor del
desarrollo de la colonia. Algo similar, a lo que haba ocurrido en ocasin de la re1116
Maracaibo y Cartagena de Indias, 21 de enero de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, XCIV, ff.
256-256v.
1117
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Miguel Marimn, 21 de enero de 1801, AGN, Gobernacin
y Capitana General, XCIV, f. 250; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Antoine Chanlatte y Franois
Kerversau, 21 de enero de 1801, AGI, Estado, 59, N.14; Soriano, op. cit., pp. 333-334
1118
Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 24 de enero de 1801, AGN, Gobernacin
352
1119
Carta de Jos Garca y Miralles a Manuel Guevara Vasconcelos, 29 de enero de 1801, AGN,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Miguel Marimn, 21 de enero de 1801, AGN, Gobernacin
353
de tantos temores que le fue () fcil de echar de la isla todos los que desagradaban.1121
Segn los generales, una vez alcanzado aquel objetivo, se impuso el de conquistar Santo
Domingo y para ello someti al agente Phillipe Roume, amenazndolo con: Dar el
decreto ahora mismo todos los blancos de la colonia sern degollados. 1122 Por ello, ste
se vio obligado a otorgar su consentimiento a dicha accin. De esa manera, los autores
presentaban aquella medida como ilegal e ilegitima, violatoria de los deseos de Francia.
Seguidamente, relataban el fracaso de la comisin del general Ag y la ofensiva militar
de Toussaint Louverture. Describan a esta ltima, como una feroz accin invasora en la
cual ms de 18.000 negros avanzaban contra unos 1.500 soldados espaoles. A pesar de
la heroica resistencia, en la cual ellos haban participado, los conquistadores lograron
tomar la mayor parte de la colonia y sitiaban la capital que estaba a punto de caer. En ese
contexto se dieron a la fuga y escriban este informe para: hacer conocer a la Francia el
verdadero estado de Santo Domingo y a todas las metrpolis el peligro en que todas sus
posesiones en las antillas estn amenazadas por Toussaint que hacindose dueo de Santo
Domingo, debe llevar sus miras desvastadotas y de usurpacin a la Jamaica, despus
sobre Cuba, en seguida a Puerto Rico.1123 En este sentido, el lder negro no slo buscaba
la independencia de toda La Espaola, sino someter a las colonias vecinas expandiendo
su revolucin por las Antillas.
Aquel informe impresion Manuel Guevara Vasconcelos, que vio en l la
confirmacin de todas sus pesadillas. Por ello le escribi al gobierno en Madrid dos
cartas sucesivas. En la primera, del 28 de enero 1801, manifestaba que: es muy digno de
la atencin de los estados de Europa no dejarla caer y permanecer en las manos de un
horda brbara de negros que acaban de ser esclavos y abusando torpemente de las leyes
que entienden mal y ha establecido la repblica de Francia manifiesta sin rebozo el furor
de arrojar de aquella isla todos los blancos o hacer sufrir la ltima dureza a los que
1121
Idem.
1123
Idem.
354
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 28 de enero de 1801, AGI, Estado, 61,
N.3.
1125
1126
Idem.
Idem.
1127
1128
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 28 de enero de 1801, AGI, Estado,
61, N.3.
355
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 31 de enero de 1801, AGI, Estado, 59,
N.14.
1130
Idem.
1131
Carta de Joaqun Garca a Fernando Miyares, 22 de enero 1801, adjunta a una carta de Fernando
Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de febrero de 1801 AGN, Gobernacin y Capitana General,
XCV, ff. 29-30.
1132
356
1134
Carta de Joaqun Garca a Manuel Guevara Vasconcelos, 18 de febrero de 1801, AGN, Gobernacin
Auto provedo por Andrs Boggiero, 26 de febrero de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General,
XCV, f. 217; Gmez, op. cit., p. 11; Soriano, op. cit., pp. 241-242.
357
esclavos.1136 Empero, vale la pena recordar que la dispora tambin tuvo como destino la
jurisdiccin de Coro y la ciudad de Puerto Cabello, con lo cual, seguramente, la misma
super holgadamente aquella cifra. De esta manera, para el historiador Fernando Carrera
Montero, el nmero total rondaba los 2.641 individuos. Y eso fue slo en Venezuela. 1137
A Cuba llegaron tambin muchos dominicanos, aunque un poco menos que a la costa
firme debido a las dificultades de navegacin entre ambas islas.1138Una cifra
impresionante, que muestra el devastador efecto demogrfico que tuvo la ocupacin de
Santo Domingo. Como en casos anteriores (especialmente en los aos 1791,1793 y
1795), centenares de familias blancas huyeron despavoridas ante el avance de los
afrodescendientes. Estos individuos vivieron una experiencia sumamente traumtica que
los llev a abandonarlo todo para rehacer sus vidas en las colonias vecinas, donde se
mantena el orden social racista y esclavista. Aquel trauma y el contacto con las
poblaciones locales que los cobijaron, hizo que aquellos emigrados relatasen a los otros
blancos su sufrimiento avivando y expandiendo entre las elites del Gran Caribe, el temor
a los revolucionarios haitianos.
Existen numerosos testimonios de estos relatos. Por ejemplo, a comienzos de
marzo, Andrs Boggiero recab las historias de cuatro emigrados a la ciudad de Coro, el
subteniente de milicias Andrs Angulo, Francisco de Mosquera y Cabrera, el Dr.
Domingo Daz y Dr. Bartolom Segura, y se las envo al Capitn General. De forma
anloga al informe de los generales franceses, los dominicanos blancos contaban el
proceso de ocupacin de la isla, desde la comisin de Ag hasta la definitiva capitulacin.
Lo hacan con igual dramatismo denunciando la violencia conquistadora y la tirana de
las tropas negras.1139 Andrs Angulo, afirmaba que los atentados: cometidos por sus
tropas tienen en el peor estado y en la mayor consternacin a aquel vecindario, a quien no
se le ha dejado ni libertad ni arbitrio y es de esperarse que aumentndose cada da como
1136
Gobernacin y Capitana General, XCV, ff. 303-309; Carta del cabildo de Maracaibo a Manuel Guevara
Vasconcelos, 4 de marzo de 1801, AGN, Gobernacin y Capitana General, XCV, ff.321-321v; Carta de
Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de marzo de 1801, AGI, Santo Domingo, 1037.
1137
1138
1139
358
miras de Toussaint es de ()
seorearse en toda la isla como dueo absoluto de ella, destruirla y aniquilara y extender
el fuego () a las posesiones vecinas. Esto digo puede esperarse de su ambicin y genio
atrevido.1141 En un tono casi idntico, Francisco de Mosquera y Cabrera, sealaba que:
Las miras de los negros son () extenderse por toda la isla aniquilarla y destruir todo
como han hecho en la colonia francesa y las extendern despus segn les convenga por
tanto, nadie duda que son peligrosos.1142 Domingo Daz, describa la situacin de la
colonia despus de la ocupacin: El estado en que se haya hoy Santo Domingo () es el
mas monstruoso, en trminos que esta ciudad que antes se consideraba como el centro de
la armona y el buen orden se ve reducida a la anarqua ms asombrosa.1143 Asimismo
subrayaba los anhelos expansionistas de Toussaint Louverture: De estas consecuencias
podr Ud. inferir las miras del enemigo africano, que no creo satisfaga su ambicin con la
isla espaola.1144 Por ltimo, Bartolom Segura, narraba que luego de la toma de la
ciudad de Santo Domingo a manos de 2.200 hombres hambrientos y desnudos se
empezaron a quebrantar las capitulaciones y a reinar la barbarie, el desorden, el
despotismo, la sensualidad y dems vicios.1145 Segura, coincida con sus compatriotas,
afirmando que los negros buscaban extenderse por el Caribe y el continente. En sus
palabras: las miras de los negros que sin duda no son otras que extenderse por si o los
esclavos, en las antillas vecinas a la Espaola y Tierra Firme, me produzco en estos
trminos por que el general Mois, sobrino de Toussaint, esta informndose si la Tierra
Firme lo es con Santo Domingo y el comandante general contest a unos vecinos que le
pidieron pasaron, que en vano huan, que en Puerto Rico con el tiempo tambin seran
dominados de los negros.1146
1140
Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 9 de marzo de 1801, AGN, Gobernacin
Idem, f. 70.
1142
Idem, f. 73.
1143
Idem, f. 74.
1144
Idem, f. 74.
1145
Idem, f. 76.
1146
Idem, f. 76v.
359
1150
negativa, no era una novedad ya que desde por lo menos 1791, era una nocin compartida
por las elites blancas y las autoridades coloniales de la regin.
Empero, considero que a partir de 1801, es posible notar un quiebre parcial en el
imaginario de algunos blancos hispanoamericanas. Hasta ese momento, el grueso de los
miembros de las elites entenda que la revolucin francesa, las ideas republicanas y la
rebelin de los esclavos de Saint Domingue, no eran exactamente lo mismo pero estaban
1147
1148
Idem, f. 102v.
1150
360
1151
Idem, p. 344.
1152
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 28 de enero de 1801, AGI, Estado, 61,
N.3.
1153
361
francesa procedentes de Saint Domingue. Slo podan fondear aquellas goletas con
familias espaolas y se deba vigilar estrictamente la entrada de esclavos y
extranjeros.1154
Mientras tanto, Antoine Chanllate, haba decidido embarcarse haca Francia para
informar en persona de todo lo sucedido. Sin embargo, antes de partir dej el archivo de
la comisin francesa en La Guaira y nombr a Franois Pons como corresponsal del
gobierno francs en Venezuela.1155 Enterado de aquella providencia, el Capitn General
le escribi a Franois Pons una carta cordial, en la cual lo invitaba a quedarse en
Venezuela el tiempo que fuese necesario, le prometa todo su auxilio para que pudiera
recoger y comunicar todas las noticias que pueda de la isla de Santo Domingo , pues
interesan a Espaa y Francia.1156 Como vemos, la vieja alianza ahora adquira un nuevo
significado, ya no exista el anterior recelo, sino la causa comn contra un enemigo
superior.
A fines de abril, las autoridades venezolanas recibieron rumores de que se estaba
planeando desde Martinica, en alianza con Toussaint Louverture, un ataque a las colonias
espaolas. Por ello, Manuel Guevara Vasconcelos, le escribi al Virrey de Nueva
Granada, avisndole de aquel peligro:han llegado a Martinica 5 navos guerra con 168
hombres de armas y que unidos a 303 negros dependientes del general de Santo Domingo
Toussaint harn una expedicin contra los establecimientos espaoles.1157 El propio
Capitn General, admita que podan ser rumores exagerados y que en realidad estos
buques podan ser para reforzar la isla para preservarlas por el recelo de Espaa y
Francia podran venir sobre ellas.1158 Sin embargo, le adverta que deba proteger la
costa de las amenazas. En seguida, le envi una nueva carta en la cual le adjuntaba un
informe de un espa en Santo Domingo que daba cuenta de los sucesos de la isla.
1154
Idem, f. 214v.
1155
Decreto de Antoine Chanlatte, 8 de marzo de 1801 AGN, Gobernacin y Capitana General, XCVI, f.
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Franois Pons, 6 de abril de 1801, AGN, Gobernacin y
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Mendinueta, 20 de abril de 1801, AGN, Gobernacin
Idem, 23.
362
1159
Carta de Franois Kervaseau a Alexandre Laurent Forfait, 30 de abril de 1801, AGN, Gobernacin y
Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos, 5 de junio de 1801, AGN,
363
1162
Carta de Miguel Francisco de Avila para Manuel Guevara Vasconcelos, 7 de mayo de 1801, AGN,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 25 de mayo de 1801, AGI, Estado, 60,
N.3.
1164
Idem.
1165
Idem.
364
Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 24 de enero de 1801, AGN, Gobernacin
y Capitana General, XCVIII, f.182; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mariano de Urquijo, 13 de
julio de 1801, AGI, Estado, 60, N.4.
1167
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez Tellez, 25 de junio de 1801, AGN,
Carta de Miguel Marimn a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de julio de 1801, AGN, Gobernacin y
Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de las provincias, 24 de julio de 1801,
365
1170
1172
Idem, 147.
1173
Idem, 150.
1174
Idem, 147.
366
tercio de esta gente que padece de calenturas malignas consecuencia forzosa de estos
violentos trabajos.1175
La situacin de los dominicanos era an peor, sufran la rapia de los negros,
amenazas de masacres y los excesos laborales. Compungido, el autor afirmaba que: Yo
me canso de repetir () el desprecio en que esta aqu el nombre espaol. Jams
miserable alguno padeci tanto, bajo el cautiverio de los argelinos como el espaol en
esta isla.1176 Por ltimo, relataba que se haba promulgado una nueva constitucin,
empero, no le daba mayor importancia, al afirmar que era una ampliacin de viejas leyes
que, adems, no se cumplan. De esta manera, como vemos, el autor, reforzaba la imagen
negativa que exista en el imaginario blanco acerca de la revolucin de Saint Domingue.
Los negros eran brbaros, no exista ningn avance social, se esclavizaban mutuamente,
las leyes eran letra muerta y Toussaint Louverture era un tirano. Jugando con analogas
eurocntricas, entenda que su dominacin era aun ms dura que la de los sultanes
argelinos. Para peor, actuaban con independencia de su metrpoli y estaban armados
hasta los dientes, preparados para resistir cualquier ataque de los europeos. Obviamente,
este informe vino a confirmar la interpretacin de las autoridades sobre la revolucin en
Saint Domingue y a intensificar la preocupacin que sentan ante el poder de los negros.
A fines de septiembre de 1801, nuevamente circularon rumores de que los
afrodescendientes de Coro estaban conspirando. El procurador general y un grupo de
vecinos blancos, se enteraron que una zamba llamada Rafaela Guisao haba afirmado que
haban de volver brevemente a atacar esta ciudad los negros levantados 1177 y lo
denunciaron de inmediato ante el Teniente Mayor de Justicia Andrs Boggiero. ste,
teniendo en cuenta el hecho de que los esclavos de la serrana haban dado muestras de
alegra ante los avances de Toussaint Louverture, orden una investigacin sumaria para
desenmascarar la conjura. Sin embargo, a partir de las averiguaciones encontr que las
habladuras no eran reales, sino que eran un cuento () de un negro agorero llamado
1175
Idem, 147v.
1176
Idem, 149v.
1177
367
Gabriel que se emplea en ese insidioso oficio.1178 A pesar de todo, las autoridades
locales reforzaron la seguridad y rastrillaron la zona para asegurarse de que no haba
ninguna amenaza en ciernes. El Capitn General se mostr aliviado por que los rumores
resultaron ser falsos y felicit a Andrs Boggiero por su actuacin empero, le comunic
que esperaba que a la zamba y el negro que derramaron tales voces se les castigar con
proporcin a la malicias de su exposicin.1179 En aquella situacin crtica, tales rumores
podan generar la efectiva movilizacin de los sectores populares y por ello se los castig
envindolos, a la prisin.1180
En la Tierra Firme hispana, los ltimos meses del ao 1801 pasaron en una tensa
calma. Se recibieron algunas nuevas noticias, pero ninguna importante y nada alter el
estado de ansiedad en que vivan las elites de las colonias hispanoamericanas. Mientras
tanto, en Francia, Napolen Bonaparte impuls la re-construccin del imperio francs en
Amrica. Como vimos previamente, les compr Louisiana a los espaoles y alist una
impresionante flota, con ms de 25.000 soldados y 20.000 marinos, que tena como
misin derrotar a los revolucionarios de Saint Domingue y reimponer la esclavitud y el
racismo en las colonias.
La misma parti desde Brest en diciembre de 1801 y arrib a la baha de Saman
el 29 de enero de 1802. Luego, de una serie de intercambios diplomticos, los franceses,
liderados por el general Emmanuel Leclerc, desembarcaron en Santo Domingo y en el
norte de Saint Domingue. As, estall la guerra. En respuesta a la ofensiva de los galos,
Toussaint Louverture, Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines, llevaron adelante una
guerra de guerrillas y en pocos das la isla se convirti en un volcn en erupcin.
1178
Idem, f. 68.
1179
Carta de Andrs Boggiero a Manuel Guevara Vasconcelos, 26 de enero de 1802, AGN, Gobernacin
368
empoderamiento de los ex esclavos y sobre los derechos que la normativa les garantizaba.
Asimismo, Toussaint Louverture, no slo era presentado como un Gobernador
1181
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 29 de enero de 1802, AGI, Estado, 59,
N.17.
1182
Idem.
1183
Idem.
369
autoritario, sino tambin como un rey tirnico que: anhela () agregar a su imperio por
los menos las tres islas, en cuyo centro ha fijado su trono.1184 Crea que aquella
expansin, inicialmente, no se ejecutara mediante la promocin de revueltas de negros
en las colonias circundantes. En su opinin: las islas vecinas y este continente es
indispensable que teman que la esclavitud alentada de aquel inicuo modelo tramen entre
s revoluciones que acarreen las fatales resultas que han experimentado las colonias
francesas o que Toussaint llevado de sus orgullosos pensamientos de engrandecerse
disponga por medio de comisarios () maestros de proyectos sediciosos organicen ()
unos movimientos tanto ms difciles de reprimir.1185 Para l estaba claro que s los ex
esclavos de Saint Domingue lograban consolidar su poder tendra efectos perniciosos a
nivel regional ya que: s durasen los triunfos de este engredo negro todas las colonias
del nuevo mundo, ofrecern a la osada de las gentes de todos colores un ejemplo ms
continuado y de miras y xito ms extenso tan funesto como irremediable a la respectivas
metrpolis.1186 A pesar de que el Capitn General no reconoca la poltica emancipatoria
llevada adelante por los revolucionarios de Saint Domingue, si subrayaba que la nueva
constitucin le otorgaba a la libertad a todo aquel esclavo que arribase a la isla. Desde su
punto de vista, esto implicaba un peligro para las dems colonias que seguramente
sufriran: la emigracin de sus esclavos que atrados por las promesas de Toussaint y
corrompidos por sus partidarios, irn a buscar a Santo Domingo la libertad que
desesperan lograr jams en el suelo que habitan.1187
Por todo esto, en un torno alarmista, le adverta nuevamente al gobierno
metropolitano que: que las posesiones americanas se hallan a las puertas del trastorno
ms abominable en su comercio, agricultura y subsistencia poltica ()1188 y que por
ende el nico camino a seguir era el de: cortar la cabeza a este monstruo devorador del
1184
Idem.
1185
Idem.
1186
Idem.
1187
Idem.
1188
Idem.
370
bueno orden para que reconozcan todos el poder y veneracin que las soberanas saben
sostener su decoro y el bien de sus sbditos.1189
Aunque las autoridades de Venezuela, todava no lo saban, la expedicin
napolenica estaba intentando cortar de cuajo el monstruo revolucionario que amenazaba
el sistema colonial, racista y esclavista en el mundo atlntico.
Durante el mes de febrero y los primeros das de marzo de 1802, la tensa calma
de Venezuela, se vio parcialmente perturbada por algunos pequeos sucesos. En la ciudad
de Barcelona, manos annimas publicaron una serie de impresos que fueron distribuidos
entre la poblacin local. Estos contenan mximas sediciosas y promovan la rebelin en
la colonia.1190 Se llevaron adelante averiguaciones, pero no se pudo comprobar el autor
de los mismos. A pesar de todo, se apres a una negra de nombre Ana Mara, quien fue
descubierta in fraganti difundiendo uno de estos papeles.1191 Poco despus, en la misma
ciudad, se encontr a tres mulatos franceses llamados Gabriel Guerra, Jos Pallot y Pedro
Pennon. Desconociendo la forma en que haba logrado entrar en la colonia y teniendo en
cuenta el potencial peligro que representaban, fueron encarcelados en un cuartel y se
dispuso su pronto destierro.1192 A comienzos de marzo, circularon en la isla Margarita,
nuevos rumores de insurreccin. En este caso, un espaol recin arribado de la colonia
britnica de Trinidad, le cont a los funcionarios del puerto que all haba escuchado que
se planeaba: el levantamiento de la costa firme por los pardos () atribuyendo la causa
a un tal Miranda de Caracas que se hallaba en Francia.1193 Estas habladuras excitaron la
sensible imaginacin de las autoridades locales, que enviaron de un espa a Trinidad, para
que informase lo que desde all se estaba tramando.
1189
Idem.
1190
Carta de Miguel de Herrera a Manuel Guevara Vasconcelos, 9 de marzo de 1802, AGN, Gobernacin
371
Ya para lo primeros das de marzo, empez a comentarse entre las elites y las
autoridades de la Tierra Firme hispana que Francia haba enviado una expedicin a las
Antillas galas para reprimir a los revolucionarios. Sin embargo, no se saba el resultado
de la misma, ni como reaccionaran stos ltimos.1194 A partir del 10 de marzo, el
panorama empez a estar ms claro. Aquel da, arrib la goleta Nuestra Seora del
Carmen y su capitn Isidoro Carpintero le comunic al Comandante de Puerto Cabello,
las novedades que haba registrado en su viaje desde Cuba hasta Venezuela. Le inform
que: lleg en el Gurico un trozo de la escuadra francesa con tropas de desembarco ()
que desembarcndose los europeos en el Gurico le cogieron de asalto y entraron en el
despus de incendiado por los negros, () Se ha entregado el Puerto Prncipe a otros
europeos sin resistencia. () El general negro se ha retirado con su ejrcitos en las
montaas.1195 Apenas 4 das despus, fonde en La Guaira la goleta La Rosa, procedente
de Cdiz con escala en Saint Thomas, y el capitn Esteban Munian le confirm al
Comandante Jos Vzquez y Tellez, el desembarc de la expedicin francesa y que la
guerra haba estallado. Empero, expuso datos exagerados asegurando que los
revolucionarios haban perdido 24.000 hombres y que Toussaint Louverture estaba presto
a rendirse.1196 Adems de estos reportes, a travs de cartas particulares, los vecinos de
Venezuela comentaban diferentes rumores, entre los cuales se inclua la posibilidad de
que los negros estuvieran masacrando a los blancos de la isla.1197
Estas novedades impresionaron a los autoridades y a la elite, quienes, a pesar de
los temores, comenzaban a ver con esperanzas el posible xito de la misin. En este
contexto, el Capitn General le avis al Secretario de Estado la informacin que haba
recibido y expres su conformidad con las acciones represivas que se estaban llevando
adelante. Afirmaba: El hecho de haber venido la expedicin y estar obrando contra los
designios de Toussaint es una prueba constante y notoria de que S.M, y la Francia
1194
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 9 de marzo de 1802, AGI, Estado, 60, N.9.
1195
Informe de Isidoro Carpintero a Francisco de Albuquerque, 10 de marzo de 1802, AGI, Estado, 60,
N. 10.
1196
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 18 de marzo de 1802, AGI, Estado, 60,
N.10.
372
Idem.
1199
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 21 de abril de 1802, AGI, Estado, 60, N.18.
1201
Carta de Fernando Miyares a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de mayo de 1802, AGN, Gobernacin
Idem, f.334v.
373
adelante una guerra de guerrillas. La gesta adquiri una masiva participacin popular y
pudieron derrotar en varias batallas a los franceses. Sin embargo, las fuerzas galas se
mostraron implacables, ocupando Santo Domingo y luego de algunas victorias parciales,
consiguieron que el general Henri Christophe se pasara de bando. Esto comenz a
inclinar la balanza a favor de los franceses. Finalmente el 1 de mayo, a pesar de que
todava contaba con tropas para continuar luchando, Toussaint Louverture decidi
capitular ante Emmanuel Leclerc. Aunque seguan existiendo focos de resistencia, la
etapa inicial del conflicto pareca llegar a su fin. Como vimos, se firm un pacto entre
ambos por el cual se respetara la abolicin de la esclavitud, la integridad del lder y la del
ejrcito rebelde. Empero, en seguida el acuerdo comenz a resquebrajarse. Los invasores
a empezaron a dar signos de no cumplir con su palabra. En respuesta, Toussaint
Louverture, promovi la resistencia de aquellos que se mantenan indmitos, pero los
franceses, siguiendo las rdenes de Napolen, le tendieron una trampa, lo apresaron y lo
desterraron a Francia, el 7 de junio de 1802. Encerrado durante meses en el castillo de
Fort Joux, el lder de la revolucin haitiana muri de neumona el 7 de abril de 1803.
En las vsperas de la primera etapa de la guerra, Emmanuel Leclerc, apelando a la
alianza que una a ambos imperios, decidi enviar a las colonias espaolas emisarios para
informar sobre su misin y solicitar auxilios. Desde fines de marzo, rega la paz de
Amiens, con Inglaterra, por lo cual los buques de los aliados podan navegar con mayor
tranquilad por el Caribe y dichas potencias tenan la posibilidad de concentrar sus
esfuerzos en reprimir a los revolucionarios de Saint Domingue y Guadalupe.
Inicialmente, el General en Jefe mand delegados a Cuba, Puerto Rico, Veracruz y luego
otro a Venezuela. Antes de que este arribase a la Costa Firme, las autoridades locales ya
saban que la expedicin haba logrado su principal objetivo. Aquellas novedades
llegaron por dos vas diferentes el 27 de mayo de 1802. Por un lado, el capitn de la
goleta Nuestra Seora del Carmen, procedente de Puerto Rico le inform al comandante
de Puerto Cabello que: el caudillo de los negros de Santo Domingo Toussaint que se
hallaba sitiado se ha entregado.1203 Por el otro, el agente francs residente en Caracas,
Franois Pons, recibi una misiva desde Saint Domingue que avisaba que: los negros
fueron sorprendidos en las montaas derrotados y despedazados, que Toussaint queda
1203
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 4 de junio de 1802, AGI, Estado, 60, N.21.
374
Idem.
1205
Idem.
1206
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 7 de junio de 1802, AGI, Estado, 60, N.23.
1207
Carta de Emmanuel Leclerc a Manuel Guevara Vasconcelos 6 de mayo de 1802, AGI, Estado, 60,
N.23.
375
1208
Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a Octaviano Dalvimart, 14 de junio
Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez a Emmanuel Leclerc, 14 de junio de 1802,
Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a Octaviano Dalvimart, 24 de junio
376
cualquiera de los puertos de la colonia.1211 Estas accedieron con gusto, pero le advirtieron
al comisionado que los marineros que llegasen a las ciudades deban comportarse con
disciplina, sealndole que estos deban bajar a tierra de a poco para evitar estragos.1212
Como vemos, los gobernantes venezolanos estaban muy convencidos de la necesidad de
auxiliar a los aliados y no tena ningn recelo en estrechar lazos contra-revolucionarios
con los oficiales responsables de la expedicin. Pero otra cosa muy distinta eran los
marineros franceses, hombres de mar y de los sectores populares que podan estar
imbuidos de mximas republicanas y tener intenciones de difundirlas en la colonia. Por
ello, deban ser controlados por los funcionarios locales y por sus propios jefes. Durante
las semanas subsiguientes Octaviano Dalvimart empez a adquirir lo que necesitaba y
comenzaron a llegar las embarcaciones.
En ese marco, apareci en el pueblo de Nueva de Paranguana, una copia de la
constitucin de Saint Domingue. Jos Garca Miralles, el responsable del gobierno local,
encontr aquel documento y lo despach al Capitn General. Con preocupacin le
coment: Remito () ejemplar que ha llegado a mis manos de las leyes que estableci
en Santo Domingo la junta legislativa provisoria de orden del general Toussaint
Louverture, por que semejantes impresos nunca conviene anden vagando en manos de
ignorantes que todo lo nuevo es lo mejor y no distinguen la diferencia las leyes
establecidos o provisorias.1213 Es un misterio quien introdujo aquel texto y si tuvo algn
tipo de circulacin entre los sectores de color. Sin embargo, esta claro que, como en
oportunidades anteriores, papeles sediciosos de origen franco antillano volvan a circular
por la Tierra Firme hispana generando una profunda inquietud entre las autoridades.
Para complicar an ms las cosas, la tripulacin de varios de los buques de la
armada francesa que llegaron a Puerto Cabello estaba muy enferma por la epidemia de
fiebre amarilla que haca estragos en la isla. Se les prest el cuidado mdico necesario,
1211
Carta Octaviano Dalvimart a Manuel Guevara Vasconcelos, 16 de junio de 1802, AGN, Gobernacin
y Capitana General, CVIII, f.111; Carta Manuel Guevara Vasconcelos y Esteban Fernndez de Len a
Octaviano Dalvimart, 17 de junio de 1802, AGN, Gobernacin y Capitana General, CVIII, ff.105-109.
1212
Carta Manuel Guevara Vasconcelos al cnsul francs, 12 de junio de 1802, AGN, Gobernacin y
Carta de Jos Garca Miralles a Manuel Guevara Vasconcelos, 23 de junio de 1802, AGN,
377
pero se hizo lo posible para que aquellas que tenan la marinera infestada volvieran a la
isla con intencin de evitar el contagio de la poblacin local.1214 De un total 297
personas que entraron, murieron 125 de ellos. No obstante, se continuaron las tratativas y
siguieron fondeando nuevas goletas.1215 El coronel Octaviano Dalvimart pas
personalmente a Puerto Cabello y se hizo cargo del asunto en constante comunicacin
con el comandante Francisco de Albuquerque.1216Asimismo, en vistas de facilitar an
ms las cosas, el gobierno restableci el trato y comunicacin con Saint Domingue.1217
Durante las semanas subsiguientes la situacin se mantuvo en calma. La novedad ms
importante lleg a fines de agosto, cuando arrib a Cuman y luego pas a La Guaira,
Louis Delpech, comisionado de Carlos Enrique Bertn, el responsable de la expedicin
militar en las islas de Martinica y Guadalupe.1218 ste le entreg al Capitn General de
Venezuela una carta del referido Bertn en la cual se le comunicaban las ltimas medidas
tomadas por el cnsul francs. ste recientemente arribado a la Fort de France, le inform
que: la intencin del gobierno francs se dirige a mantener las leyes y reglamentos a que
estaban sujetas antes del ao 1789.1219 A pesar de que todava no se conocan los efectos
de esta medida, el gobierno venezolano estaba preocupado porque tenan sospechas de
que las autoridades de las antillas galas estaban buscando deshacerse de los rebeldes
vendindolos como esclavos. En la aquella situacin donde el comercio se haba
restablecido, esto representaba un gran peligro por lo cual Manuel Guevara Vasconcelos
emiti una circular para los Gobernadores que deca: De las colonias francesas se sacan
1214
a Pedro Ceballos, 7 de
Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de las provincias, 20 de julio de 1802
Carta de Louis Delpech a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de agosto de 1802 AGN, Gobernacin y
Carta de Carlos Enrique Bertn a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de agosto de 1802 AGN,
378
a toda prisa aquellas gente de color que han promovido y atizado el fuego de la sedicin y
procuran derramarlos por la costa firme vendindolos en calidad de esclavos y viendo
preciso precaverse de las introducciones de esta clase prevengo que a VS mira
estrechamente () para rechazarlas () y cuidando mucho en evitar que con ningn
pretexto ni motivo se eche en tierra ni un solo de este especie.1220
A comienzos de septiembre, lleg una carta de Emmanuel Leclerc al Capitn
General en la que expresaba su gratitud por los auxilios y su voluntad de afianzar an
ms la alianza entre ambos gobiernos. Adems le informaba de los ltimos
acontecimientos:
Debo corresponder al inters de VE. ha manifestado tomar en el bueno xito de mis operaciones
en Santo Domingo participndole que desde el 29 del mes floreal Touissant y sus cmplices
inmediatos salieron para Francia. Los cultivadores se han desarmados y la colonia goza las mas
completa tranquilidad. Desde la partida de Toussaint no se ha cometido un asesinato siquiera y la
colonia disfruta en este instante de un sosiego inesperado. () No puedo concluir esta carta sin
expresar a V.E mi gratitud por los servicios importantes que VE hace a la colonia a mi mando. 1221
Circular de Manuel Guevara Vasconcelos a los Gobernadores de las provincias, 29 agosto de 1802
Carta de Emmanuel Leclerc a Manuel Guevara Vasconcelos, 21 de julio de 1802, AGI, Estado, 60,
N.27.
1222
379
Gobernacin y Capitana General, CXVII, ff. 179-179v. Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Carlos
Enrique Bertn , 10 de septiembre de 1802 AGN, Gobernacin y Capitana General, CXVII, ff. 180-185
380
1225
Carta de Antonio Lpez Quintana a Manuel Guevara Vasconcelos, 7 de octubre de 1802 AGN,
381
castigar a los negros levantados, le acometieron estos con tanta furia que hubo una gran
carnicera y qued muerto en esta batalla el general Leclerc. De cuyas resultas estaba en
una revolucin grande aquello. Que se embarcaron cuantas embarcaciones haba en los
puertos.1228 Claramente, esta informacin estaba parcialmente viciada dado que Leclerc
haba fallecido a causa de la epidemia y no de la guerra. Sin embargo, el parte daba
cuenta del estado de revolucin general en el que se encontraba la isla. Poco despus, el
8 de diciembre, lleg al mismo puerto, el bergantn Santo Cristo procedente de Les
Cayes, y su capitn Joaqun Gmez, dio muchos mas detalles de lo que estaba
ocurriendo. Coment que:
Antes de mi salida de los dichos cayos fonde un bergantn francs que haba salido de Burdeos
que haba encontrado una divisin de navos () franceses y espaoles salidos de Brest y que iban
para el Gurico con treinta mil hombre de tropa ().La revolucin de los negros en estos cayos
prosigue con tesn y hay diecisiete das que avanzaron los negros sobre el pueblo de San Cristbal
y mataron a muchos blancos y se vieron tan afligidos que se tuvieron que abandonar la villa.
Tambin a la parte norte de la isla de Santo Domingo tienen los negros los barcos pequeos
armados como corsarios (). El general blanco muri, unos son de opinin que se dio veneno y
otros que no. () A pesar de los negros que ahorcan los domingos muchos son de opinin que
quedan inmunes.1229
382
Capitana General, CXXII, f.298; Carta de Dintrans a Manuel Guevara Vasconcelos, 5 de enero de 1803,
AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXIII, f.63-63v.
1232
Primer informe de Juan Gabriel de Liendo para Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de febrero de
383
Idem.
Carta de Hector Dauze a Manuel Guevara Vasconcelos, 7 nivoso de 1802, AGI, Estado, 61,N.26;
Carta de Franois Kervaseau a Manuel Guevara Vasconcelos, 1 pluvioso de 1802, AGI, Estado,
61,N.26.
1235
Carta de Donatien Rochambeau a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de nivoso de 1802, AGI, Estado,
61, N.26.
384
acaudillados por los cabezas de ellos, Dessalines, Cristobal y el mulato Carbot, acometieron al
corto de nmero de hombres () con tanto esfuerzo que lograron no solamente que falleciese ()
Leclerc sino hacerse dueo de () Bayaj, Puerto Principe y Jacmel. Sobre estos tristes
acontecimientos, entro como sucesor () Rochambeau que sigui haciendo frente a los negros
con ardor y pericia. () Ha logrado rechazarlos y hacerlos retirar a una montaa distante cinco o
seis leguas del Gurico (). Pero sin embargo, yo considero la colonia en la situacin ms crtica
y consternada. Los negros son dueos de todo el interior de ellos, menos de la parte del este ().
Mis juicios aseguro a V.S. son muy tristes (). () Todo el ejrcito francs () podr contar con
diez mil hombres () siendo de advertir que la mayor parte son espaoles () a quien la
necesidad ha hecho soldados. Su constitucin poltica, sus establecimientos civiles y rgimen
interior, padecen igual o mayor decadencia (). El enemigo () es bastante fuerte. A los negros
rebeldes no les faltar al menos de 50 a 60.000 hombres en armas. () En consecuencia () si no
llegan en breve los 15 o 20.000 hombres segn la voz general se esperaban () la isla de Santo
Domingo, debe perderse infaliblemente.1236
Aquel parte y las misivas de los franceses inquietaron al Capitn General, que
estaba cada vez ms convencido de una posible derrota de los franceses. Por ello, decidi
continuar con los auxilios, pero nicamente permitiendo la extraccin de mulas.1237
En el nterin, a fines de enero, fonde en el puerto de La Guaira la goleta La
Fortuna, la cual traa 20 afrodescendientes de Martinica, hallados en los Roques. Estos
haban naufragado con su canoa y fueron a parar a aquella isla. Obviamente, esto gener
preocupacin entre las autoridades que pensaron que eran fugitivos de las revoluciones
franco-antillanas.1238 Por estos motivos, inicialmente se los mantuvo embarcados,
empero, finalmente el Capitn General dio la orden de que se les permitiera descender a
tierra para realizar las averiguaciones del caso.1239 Al ser interrogados estos afirmaron
1236
Segundo informe de Juan Gabriel de Liendo para Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de febrero de
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 28 de febrero de 1803, AGI, Estado, 61, N.
25; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Donatien Rochambeau, 27 de febrero de 1803, AGI, Estado,
61, N. 26.
1238
Carta de Jos Vsquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos, 19 de enero de 1803, AGN,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 30 de enero de 1803, AGN,
385
que pasaban de: Fort Royal a San Pierre en Martinica a vender huevos, pltanos y otras
pequeeces1240 cuando su canoa termin naufragando. Estos traan cartas que daban
cuenta de estos quehaceres y por ello el Comandante del puerto se convenci de que: ni
unos ni otros, son fugitivos, ni criminales sino unos desdichados dignos de
hospitalidad1241. Por ello los alojo en un cuartel, donde se los mantuvo custodiados.
Aquellos infortunados suplicaron a las autoridades la posibilidad de volver a Martinica.
El Capitn General, inquieto, accedi a aquel pedido entendiendo que era la mejor forma
de garantizar la seguridad interna y de deshacerse de aquellos indeseados. De esta
manera, luego de pasar unos das en La Guaira, fueron despachados para la colonia
francesa.1242 Evitndose as, cualquier tipo de posible contacto con la poblacin
afrodescendiente local.
Mientras todo esto ocurra en Venezuela, otro tanto aconteca en Nueva Granada.
Debido a su cercana geogrfica, la capitana general, estuvo ntimamente vinculada con
los sucesos que agitaron a La Espaola, durante aquellos aos. El caso de Nueva
Granada, fue un tanto diferente dado que las repercusiones inmediatas no fueron tan
fuertes. Sin embargo, igualmente se vio sacudida por el maremoto que estremeci a las
antillas francesas. All tambin llegaron algunas pocas familias emigradas y circularon
peridicamente noticias y rumores sobre los avances de la guerra. Todo esto gener
preocupacin entre la elite y las autoridades, que miraban con esperanzas el triunfo de los
expedicionarios.
Empero, fue recin a partir de octubre de 1802, que el gobierno virreinal se vio
directamente envuelto en aquel conflicto. En aquella oportunidad, el coronel Octaviano
1240
Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos , 30 de enero de 1803, AGN,
Idem. f. 282v.
1242
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 3 de febrero de 1803, AGN,
Gobernacin y Capitana General, CXXIII, f.290; Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara
Vasconcelos, 11 de febrero de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXIII, ff.64-69.
386
pecuniario no es todo el que usted desea y necesita yo debo asegurar () que el estado actual del
reino no ha permitido extenderlo a ms y que se ha hecho un esfuerzo para proporcionarlo y
acreditar a V.E. por mi parte que aun sin tener ordenes algunas del Rey () para franquear ese
caudal me he decidido a enviarlo la consideracin de que mi deferencia mereca su real aprobacin
como una consecuencia de la amistad y alianza felizmente establecida entre S.M.C y la Repblica
Francesa. Tambin he dispuesto se franqueen al mismo () las tres mil libras de quina () la
porcin de cueros y drogas medicinales que se puedan acopiar (). Todos estos artculos y los
cuatrocientos mil pesos se entregaran al () comisionado en Cartagena y all firmar un
1243
Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de enero de 1803; AGI, Estado, 52, N.133;
Acta de la junta de real hacienda, 11 de diciembre de 1802, AGI, Indiferente General, 1595.
387
Carta de Pedro Mendinueta a Emmanuel Leclerc, 13 de diciembre de 1802, AGI, Indiferente General,
1595.
1245
General, 1595.
1246
General, 1595
1247
Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de enero de 1803; AGI, Estado, 52, N.133;
1248
Carta de Donatien Rochambeau a Anastasio Zejudo, 4 frimario ao 11, AGI, Estado, 52, 140.
388
que
haba
pasado
previamente
por
Venezuela,
desembarco
200
Carta de Leblond Plassan a Anastasio Zejudo, 30 de diciembre de 1802, AGI, Estado, 52,140.
Carta de Pedro Mendinueta a Donatien Rochambeau, 18 de marzo de 1803; AGI, Estado, 53, N.14
Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de marzo de 1803; AGI, Estado, 52, N.135;
Carta de Pedro Mendinueta a Miguel Cayetano Soler, 19 de abril de 1803; AGI, Estado, 52, N.137; Prez
Morales, op.cit. pp. 25-26.
1251
Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 28 de febrero de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;
Aline Helg, op. cit., pp.39-40; Prez Morales, op. cit., pp.33-34.
389
que hacer con ellos ya que no pensaba que fuera posible devolverlos a los indios ni:
trasladarlos a ninguna de sus colonias, en las embarcaciones de su nacin, () por
cuanto tengo verdaderas noticias de la ltima resolucin que ha tomado el gobierno
francs de arrojar vivos al mar todos los negros y mulatos que aprehenden en castigo de
sus excesos, con total afrenta de la humanidad.1252
A pesar de que el Gobernador estaba turbado por la posibilidad de un contagio
revolucionario, no deseaba entregar a los referidos negros a los franceses, por considerar
que seran castigados de manera inhumana. Esto nos muestra, en primer lugar, que ya se
saba en la Tierra Firme hispana sobre los mtodos sanguinarios que estaban aplicando
los expedicionarios en su gesta contrarrevolucionaria. Y en segundo lugar, que no todos
los funcionarios hispanoamericanos vean aquella prctica con buenos ojos.
Pedro Mendinueta, se mostr mucho ms preocupado por la seguridad interna que
por la condicin de los negros. Poco y nada le importaba el castigo que podan recibir y
mucho le inquietaba un posible contagio revolucionario propiciado por aquellos negros
rebeldes, por ello, le orden al Gobernador de Ro Hacha, que deba solicitar a los indios
guajiros que le entregasen todos los afrodescendientes que estaban con ellos. A su vez,
que a estos se los tena que apresar y someter a un interrogatorio para saber de donde
provenan, cual era su situacin y porque haban sido desterrados.1253 Posteriormente, se
los deba remitir de inmediato a sus islas de origen, comunicando a los Gobernadores de
aquellas antillas lo siguiente: que ha sido reprobable este hecho, que () no puede
permitir por los perjuicios e inconvenientes que ofrece y entre ellos el que esos negros y
mulatos alboroten con dao esa provincia sus habitante, a los indios que se hallan
tranquilos y en consecuencia los devuelve () esperando que el gobierno francs excuse
remitir a nuestras porciones esta de individuos en uso de la amistad y alianza establecida
entre las dos naciones.1254
Por ltimo, le adverta al mismo funcionario, que: tome cuantas providencias
estn en su arbitrio para impedir el desembarco en estas de costas de dems negros y
1252
Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 28 de febrero de 1803, AGI, Estado, 52, N.137.
1253
Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;
Prez Morales, op. cit., p.34; Aline Helg, op. cit., p.40.
1254
Carta de Pedro Medina Galindo a Pedro Mendinueta, 9 de abril de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;
390
1255
Idem.
1256
Carta de Pedro Mendinueta al comandante del apostadero de Cartagena de Indias,19 de abril de 1803,
Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Ceballos,19 de abril de 1803, AGI, Estado, 52, N.137;
1258
Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 9 de marzo de 1803, AGI, Estado, 53, N.13.
1259
Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 29 de abril de 1803, AGI, Estado, 53, N.14.
1260
Carta de Donatien Rochambeau a Anastasio Zejudo, 19 germinal de 1803, AGI, Estado, 53, N.15
391
1261
Idem.
1262
Carta de Pedro Mendinueta a Anastasio Zejudo, 24 de mayo de 1803, AGI, Estado, 53, N.14.
1263
Carta de Pedro Mendinueta a Donatien Rochambeau, 24 de mayo de 1803, AGI, Estado, 53, N.14.
1264
Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Ceballos, 19 de junio de 1803, AGI, Estado, 53, N.15; Prez
392
Dicho todo esto, volvamos una vez ms a Venezuela, donde los acontecimientos
se sucedan con velocidad. All, a comienzos de marzo de 1803, lleg una nueva carta de
Carlos Enrique Bertn, en la que le expresaba al gobierno su agradecimiento por los
auxilios prestados y le comunicaba que abra totalmente el comercio de las antillas a su
1265
Carta de Pedro Mendinueta a Pedro Ceballos, 19 de junio de 1803, AGI, Estado, 53, N.13.
393
cargo al comercio con las colonias hispanoamericanas.1266 Poco despus arrib otra del
general Lacrosse, prefecto de la isla de Guadalupe, mostrando su gratitud por el
emprstito de 30.836,55 pesos fuertes.1267 Mucho ms importante que esto, fue la real
orden que lleg, el 3 de marzo de 1803. La misma promulgada en septiembre de 1802,
rezaba: Que S.M. se ha dignado aprobar cuanto han practicado acerca del emprstito que
han solicitado el general en jefe del ejercito francs en Santo Domingo Leclerc de dos
millones moneda francesa para la compra y extraccin de mulas y dems que se les
proviene con ese motivo.1268 As, la Corona refrendaba la poltica seguida por el
gobierno venezolano, coincidente con la que haba llevado adelante otras autoridades
hispanoamericanas. Como veremos despus, la metrpoli terminar cambiando
parcialmente esta resolucin.
Durante las semanas subsiguientes, continuaron fondeando embarcaciones
francesas en Puerto Cabello. Adems de dedicarse a transportar el ganado y los vveres,
stas aportaron novedades de lo que ocurra en la isla, informando que continuaban: las
hostilidades que cometen los negros levantados () y la suerte fatal que haban tenido
los Cayos de San Luis.1269 La situacin se agravaba da a da, y esto se saba velozmente
en la Tierra Firme.
A comienzos de abril de 1803, Carlos Juan Mara Villaret Joeyeuse, Director
General de artillera de las islas de barlovento, quien haba arribado tiempo antes a las
costas de la colonia con dos delegados, se comunic con el gobierno para solicitarle otro
prstamo de 3.200 pesos fuertes para aquellas Antillas. Asimismo, le inform que l se
volva a Martinica, mientras que Louis Delpech ira a Santa F a negociar otro acuerdo
(que ya abord previamente) y Sr. Moreau, se quedara en Cuman para realizar las
1266
Carta de Carlos Enrique Bertn a Manuel Guevara Vasconcelos, 2 de marzo de 1803, AGN,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Esteban Fernndez Len, 3 de marzo de 1803, AGN,
Gobernacin y Capitana General, CXXIV, f.342, Carta de Miguel Cayetano Soler a Manuel Guevara
Vasconcelos, 26 de septiembre de 1802, AGI, Indiferente general, 1595.
1269
394
1270
Carta de Carlos Juan Mara Villaret Joeyeuse a Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce a Carlos Juan Mara Villaret Joeyeuse ,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos al teniente del Ro del Tocuyo, 9 de abril de 1803, AGN,
Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos al teniente del Ro del Tocuyo, 26 de
395
espaoles.1274 Esta cdula, nos muestra que el gobierno de Madrid, a pesar de estar
turbado por la revolucin en Saint Domingue, estaba inquieto con los excesivos gastos
que su colonias estaban realizando, los cuales para peor no estaba siendo reintegrados en
Europa. Asimismo, dej bastante en claro, que segua considerando a los franceses como
aliados potencialmente peligrosos y que por ello, ms all de los auxilios, se deba obrar
con sumo cuidado. Estas precauciones, coincidan con el accionar del Virrey de Nueva
Granada, pero no con las del Capitn General de Venezuela. Ciertamente, este ltimo, no
haba actuado con tanto celo y se haba involucrado muy directamente en la
contrarrevolucin franco-antillana. A los fines de excusarse ante la autoridad imperial, el
9 de abril de 1803, Manuel Guevara Vasconcelos, le escribi una carta al Secretario de
Estado, en la que le explicaba el difcil contexto en el que estaba sumida su colonia. Daba
cuenta del constante arribo de emisarios franceses a las costas, reclamando ayuda en
nombre de la alianza y arguyendo que el estado de sus islas era dramtico. Esto lo haba
llevado a actuar como lo hizo. En su defensa, afirmaba:
Los hechos califican el estado de ruina de sus islas que no se les puede desmentir, se apoyan en
ellos, claman bajo los principios de humanidad y esfuerzan las razones de correspondencia en
trminos los ms apurados y aqu tiene V.E. un compromiso que oprime y constrie mi espritu
entre la queja que pueden resultar de condescender y el exceso de facultades que puede verse en
franquearles lo que piden sin saberse la voluntad del Rey, cuando no contrada en cada caso
porque esto sera imposible de un modo que acomodndose la prudencia a la variedad de
circunstancias se pudiese hacer aplicacin de las reales instrucciones de las ocurrencias de
semejante naturaleza que son casi diarias y lo sern por mucho tiempo. 1275
1274
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 9 de abril de 1803, AGI, Estado, 61, N.28.
1275
Idem.
396
De esta manera, Espaa decida cortar de cuajo con la constante ayuda que sus
colonias le haban brindado a los franceses. Esta haba sido muy cuantiosa, y haba sido
franqueada por la mayora de sus posesiones en Amrica, significando un enorme gasto
para las cajas de la corona. Empero, debido a las distancias, aquella real cdula tard en
llegar, y mientras tanto los funcionarios locales, siguieron actuando en funcin de las
instrucciones precedentes.
Durante los meses subsiguientes, la guerra en Saint Domingue se torn cada vez
ms dura. A pesar de que llegaron nuevos refuerzos desde Europa, la posicin de los
franceses segua siendo muy endeble y la contraofensiva de los revolucionarios era
tremendamente letal. Estos ltimos, dieron un salto poltico importante a partir de la
conferencia de Arcahaye, en mayo de 1803, cuando se estableci la alianza entre los
negros liderados por Jean Jacques Dessalines y los affranchis acaudillados por Alexandre
Petin, en contra de los franceses. Asimismo, se creo la nueva bandera, azul y roja, y se
nombr a Jean Jacques Dessalines como comandante en jefe del ejrcito. Desde es
momento, el conflicto se convirti en una gesta anticolonial. Para colmo la situacin de
los franceses se torn an ms dramtica cuando se rompi la paz de Amiens y los
britnicos intervinieron en la guerra hostilizando a la armada francesa.
1276
Real Orden a los Virreyes de Nueva Espaa, Buenos Aires, Santa Fe, Gobernador e intendente de
Caracas, Gobernador e intendente de Cuba, 28 de enero 1803, AGI, Indiferente General, 1595.
397
1277
Carta de Jos Mariano lvarez a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de junio de 1803, AGN,
a Manuel Guevara
Vasconcelos al teniente del Ro del Tocuyo, 18 de julio de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General,
CXXXI, f. 116
1278
Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara Vasconcelos, 30 de julio de 1803, AGN,
398
estrechamente a los que tienen () obligacin de reconocer los barcos que llegan este
puerto una indagacin escrupulosa sobre estos.1280
Seguidamente, a comienzos de septiembre, un negro cometi un atentado contra
el ordenanza que vigilaba el domicilio en La Guaira, del comisario francs Mr. Flandin.
Hasta que punto este ataque tena una connotacin poltica no est para nada claro. Como
mnimo era una extraa coincidencia el hecho de que un negro buscase agredir
justamente al representante de la expedicin napolenica en Venezuela. Sumidas en la
paranoia, las autoridades lo leyeron como un asalto poltico, reflejo de lo que aconteca
en Saint Domingue y se preocuparon intentando atrapar al agresor fugitivo.1281
Para aquella poca, llegaron las ltimas reales cdulas de la corona, que a pesar de
aprobar los ltimos emprstitos otorgados, conminaban al gobierno venezolano, a frenar
sus auxilios a las colonias francesas y a limitar el comercio con ellas. 1282 Estas nuevas
rdenes, que venan a contradecir la poltica llevada adelante por el gobierno venezolano,
generaron una inmediata tensin con sus pares franceses. En octubre de 1803, Donatien
Rochambeau, que se encontraba al borde del abismo le escribi al Intendente de
Venezuela solicitndole que se le hiciera entrega de los 200.000 pesos fuertes que se le
adeudaba o que por lo menos se le permitiese enviar 600 convalecientes a dicho
territorio.1283Atado de pies y manos, Manuel Guevara Vasconcelos, le explic a Donatien
Rochambeau que lamentablemente no poda cumplir con aquella solicitud, porque las
resoluciones de la Corona se lo impedan y porque no contaba con ms recursos para
prestar.1284 En seguida, promulg una circular en la cual ordenaba a los Gobernadores de
1280
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 9 de septiembre de 1803, AGN,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Jos Vzquez y Tellez, 5 de septiembre de 1803, AGN,
Gobernacin y Capitana General, CXXXIII, f. 187; Carta de Jos Vzquez y Tellez a Manuel Guevara
Vasconcelos, 6 de septiembre de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXXIII, f. 197.
1282
Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 6 de octubre de 1803, AGN,
Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 6 de octubre de 1803, AGN,
399
provincias limitar y vigilar el comercio con los extranjeros, entendiendo que este era el
medio por el cual se introducan: papeles y contestaciones que turban la tranquilidad del
orden pblico.1285 Antes de que la misiva del Capitn General llegase a su destino, el
coronel Ross, miembro de la expedicin que estaba residiendo en Venezuela, insisti
reclamando que se le hiciera entrega de 30.000 pesos y que se preparasen los hospitales
para recibir los convalecientes que estaban pror llegar.1286 Ambos pedidos fueron
nuevamente rechazados.
A fines de octubre, el gobierno venezolano, tom dos nuevas resoluciones en la
lnea de la estrategia aislacionista que haba decretado la metrpoli. En primer lugar, puso
en marcha el envo de una nueva comisin a Saint Domingue, a cargo de subteniente
Mateo Hernndez Ocampo. Adems de dar a conocer el estado de aquella isla y de llevar
al coronel Ross de regreso a ella, sta tena por principal objetivo explicarle
personalmente a Donatien Rochambeau, la nueva poltica que este se vea obligado a
seguir con respecto a la expedicin napolenica.1287 En segundo lugar, orden que todos
los extranjeros que se encontraban en Puerto Cabello, se retirasen de inmediato hacia sus
colonias.1288 Tan rigurosa result esta providencia, que no slo no se atendieron los
reclamos del francs Pedro Barranqu, que peda que se le entregasen mulas para llevar a
Saint Domingue, sino que adems se lo hizo salir de Venezuela.1289
1285
Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de octubre de 1803, AGN,
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Mateo Hernndez Ocampo, 24 de octubre de 1803, AGN,
Carta Juan Vicente de Arce a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de octubre de 1803, AGN,
Carta de Pedro Surez Urbina a Manuel Guevara Vasconcelos, 27 de octubre de 1803, AGN,
Gobernacin y Capitana General, CXXXV, f.276; Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Surez
Urbina, 2 de noviembre de 1803, AGN, Gobernacin y Capitana General, CXXXV, f.355.
400
1290
Informe de Mateo Hernndez Ocampo a Manuel Guevara Vasconcelos, 3 de enero de 1804, AGI,
401
1291
Idem.
1292
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 2 de enero de 1803, AGI, Estado, 68, N. 2.
1293
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 3 de enero de 1803, AGI, Estado, 68, N. 3.
402
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 24 de abril de 1804, AGI, Estado, 68, N.
13.
1295
Carta de Louis Ferrand a Manuel Guevara Vasconcelos, 23 noviso de 1804, AGI, Estado, 68, N. 13.
1296
Idem.
1297
Carta de Jean Bayhier a Manuel Guevara Vasconcelos, 14 de marzo de 1804, AGI, Estado, 68, N. 13.
1298
Carta de Franois Pons a Manuel Guevara Vasconcelos, 14 de marzo de 1804, AGI, Estado, 68, N.
13
403
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce a Louis Ferrand, 16 de marzo de
Carta de Jean Bayhier a Manuel Guevara Vasconcelos y Juan Vicente de Arce, 18 de marzo de 1804,
404
noticias por toda la Tierra Firme hispana. De esta manera se supo en Nueva Granada y
Venezuela que los revolucionarios haban declarado la independencia el 1 de enero de
dicho ao. La declaracin misma lleg a manos de Manuel Guevara Vasconcelos quien
inmediatamente se la envi al Secretario de Estado, advirtiendo que: El referido papel
manifiesta () que han de repetirse los artificios, inconsecuencias () que surgieron en
tiempo del malvado Toussaint con xito quiz ms duradero, como que se descubren
otras luces y la experiencia sirve de apoyo a los proyectos prfidos perfeccionando la
congruencia de las operaciones que se encaminan al objeto de mantener independiente y
en posesin de la anarqua a esta desgraciada isla.1301 Al parecer, aquel documento se
difundi bastante por el Caribe dado que poco tiempo despus tambin fue entregado al
Gobernador de Maracaibo por un comerciante espaol procedente de Puerto Rico.1302
Ante el enorme peligro que significaba la difusin de este papel sedicioso de hondo
contenido revolucionario, la corona promulg la siguiente real orden: El () xito de
los negros de la isla de Santo Domingo en su empresa de apoderarse de ella y de hacerse
independientes () es un psimo ejemplo para los que se hayan difundidos en las
colonias europeas () pues debe () recelarse la propagacin de su doctrina y el
aumento de proslitos cuya consideraciones son dignas de la mayor atencin y exigen de
nuestra parte redoblar la vigilancia y cuidado en evitar el roce con ellos cortando toda
comunicacin.1303
De esta manera, el imperio espaol, junto con las otras potencias europeas le
impusieron un cerco a la isla revolucionaria para evitar que su ideario contaminara las
mentes de la poblacin de color que habitaban sus posesiones. El terror se apoder de la
elite y las autoridades de Nueva Granada y Venezuela, que establecieron estas medidas
para continuar manteniendo su orden racista y esclavista. Sin embargo, por lo menos en
el caso de Nueva Granada, surgi una voz discordante, la de Jos Ignacio de Pombo,
1301
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 24 de abril de 1804, AGI, Estado, 68, N.
12.
1302
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 26 de junio de 1804, AGI, Estado, 68, N.
17.
1303
Carta de Pedro Ceballos a Manuel Guevara Vasconcelos, 26 de junio de 1804, AGI, Estado, 68, N.
12.
405
1304
406
Conclusin
En este captulo he analizado las repercusiones de la ltima etapa de la revolucin
haitiana en la Tierra Firme Hispana, durante los aos 1800-1804. Autores como Aline
Helg, Antony MacFarlane y Edgardo Prez, han abordado el tema para Nueva Granada,
mientras que Fernando Carrera Montero, Alejandro Gmez y Mara Cristina Soriano lo
han hecho para Venezuela. Sin embargo, todos ellos han construido un relato parcial, ya
sea por su mirada local, como por sus limitaciones temticas o temporales. Justamente,
mi intencin ha sido superar aquel vaco historiogrfico aportando un estudio, basado en
una amplia documentacin primaria, que abarca estos sucesos de manera global, dando
cuenta detalladamente de la mayora de las repercusiones en ambas colonias, durante
aquellos aos.
Como en los captulos precedentes, he procurado mostrar como circularon las
novedades desde Saint Domingue hasta la costa firme y como las autoridades, las elites y
los sectores populares reaccionaron y actuaron ante aquellas noticias. En el primer
apartado, me he centrado en las consecuencias que gener la conquista de Santo
Domingo por parte de las fuerzas de Toussaint Louverture. Demostr, que dicha invasin,
adems de producir una enorme migracin hacia Venezuela, causo pnico entre los
gobernantes y alegra entre los afrodescendientes de la Tierra Firme. Asimismo, dicho
suceso, hizo que la mayora de los
407
408
409
prevenir
los
peligros
que
Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 14 de diciembre de 1804, Archivo del General
Historia, 198, pp. 19-31; Robertson, William Spence, La vida de Miranda, Caracas, Academia Nacional de
la Historia, 2006, pp. 7-50.
410
1307
1308
Propuesta de Francisco de Miranda a William Pitt, 5 de marzo de 1790 en Archivo del General
411
restablecer las negociaciones y procurando que por lo menos William Pitt le devolviese
los documentos. Durante aquella espera sigui de cerca los avances de la revolucin
francesa, muy interesado por lo que all estaba sucediendo. Finalmente, seducido por sus
importantes logros, cruz el canal de la Mancha, en marzo de 1792, para conocer en
persona dicho proceso.
Para aquella poca, en Francia se haba establecido una monarqua constitucional
y los girondinos hegemonizaban la Asamblea Nacional. Gracias a las cartas de
recomendacin que traa, se relacion rpidamente con las altas esferas del poder. Segn
su diario, se vincul con Monsieur Bailly, ex alcalde de Pars y Mr. Garant de Coulomb,
presidente del tribunal extraordinario de Orleans1310 quienes le presentaron a: Mr.
Petin, alcalde de Pars, () a los seores Gensonn, Guadet, Brissot, diputados de la
asamblea legislativa, seores Roland y Dumouriez, ministros del interior y de negocios
extranjeros.1311 El venezolano estaba interesado en conocer los planes que estos tenan
con respecto a Espaa e Hispanoamrica y gracias a las reuniones que mantuvo con estas
figuras se enter que pensaban extender la revolucin a aquel imperio. Un tanto inquieto
por la situacin, les desaconsej atacar a Espaa y les pidi que no llevaran adelante sus
planes dirigidos a las colonias americanas, sin consultarlo previamente. En sus palabras:
Hice lo posible para disuadirlos de lo primero ( esto es, de la Espaa) y que as mismo
no se intentase nada relativamente a la Amrica Meridional sin estar asegurados
primeramente de la probabilidad del xito y consultarme sobre el particular pues yo
podra cooperar a la empresa con ms eficacia, () que otro. Y se concluy () que se
suspendera la ejecucin del proyecto por algn tiempo y que nada se emprendera ()
sin darme parte antes.1312 Como vemos, no deseaba que dicho proyecto quedase en
manos exclusivas de los franceses. Consideraba que l deba jugar un rol primordial en la
gesta, que deba llevarse adelante de forma bien planificada. De otra manera, si se haca:
precipitadamente () una empresa de esta magnitud, que si no produca el bien que se
presuma, era necesario que produjese males y perjuicios incalculables.1313
1310
1311
Idem, p. 144.
1312
Idem, p. 144.
1313
Idem, p. 145.
412
Aceptadas estas condiciones, se sum al ejrcito francs del norte, bajo el mando
del general Charles Dumouriez y el 20 de septiembre particip de la batalla de Valmy, en
la cual derrotaron a los prusianos. Al da siguiente, la Convencin Nacional proclam la
repblica. Poco despus, mientras el venezolano se encontraba en el frente de batalla, sus
amigos girondinos estaban tramando llevar la revolucin a Hispano Amrica. Francisco
de Miranda le escribi a Jerome Petin, recordndole su compromiso con dicha causa y
su intencin de participar en los preparativos. Aunque no saba todava lo que se estaba
organizando, a esta altura, tena esperanzas de que sus anhelos podan cumplirse y por
ello en carta a Alexander Hamilton le comentaba que: Los asuntos de Francia y el xito
1314
Carta de Francisco de Miranda a Jos Servn, 24 de agosto de 1792, en op. cit., tomo VIII, pp. 7-8.
413
de Francia estn tomando un giro favorable () para nuestra querida tierra de Amrica,
del Norte y del Sur.1315
Finalmente, sin consultar a Francisco Miranda, los girondinos trazaron un plan
que el diputado Jacques Pierre Brissot le comunic a Charles Dumouriez el 28 de
noviembre de 1792. En su misiva le deca:
Hay que llevar esta revolucin a la Espaa europea y a la Espaa americana. () Para esta
ltima revolucin la suerte depende de () Miranda. Recientemente los ministros buscaban con
quien sustituir a Desprabs en Santo Domingo. Un rayo de luz me ha iluminado y he dicho:
Nombren a Miranda! () Miranda pronto apaciguar las miserables querellas de las colonias,
pronto har entrar en razn a esos blancos tan turbulentos y se convertir en el dolo. Y luego con
cuanta facilidad le resultar sublevar las posesiones de la Espaa (). Encabezando a los ms de
doce mil hombres de tropas de lnea que se hallan actualmente en Santo Domingo y de diez mil a
quince mil bravos mulatos que nuestras colonias le proveern, cun fcil le resultar invadir las
posesiones espaolas.1316
1315
Carta de Francisco de Miranda a Alexander Hamilton, 4 de noviembre de 1792, en op. cit., tomo XV,
p. 145.
1316
Carta de Jacques Pierre Brissot a Charles Dumouriez, 28 de noviembre de 1792, en op. cit., tomo
Carta de Jacques Pierre Brissot a Francisco de Miranda, 13 de diciembre de 1792, en op. cit., tomo
XV, p. 155.
414
Como vemos, los referidos temores de las autoridades del imperio espaol que he
analizado en los captulos precedentes, no eran meros delirios paranoicos ya que para
1792, antes de que estallase la guerra, Francia estaba planeando expandir la revolucin a
las Indias. Al convocar a Francisco de Miranda, la intencin de Jacques Pierre Brissot era
apaciguar los conflictos que agitaban a Saint Domingue y utilizar a los affranchis como
fuerzas para insurreccionar a las colonias hispanoamericanas. Sin embargo, la respuesta
del venezolano no fue entusiasta. Con diplomacia le contest:
El plan que usted expone (,..) es () grandioso (), ms no s yo si su ejecucin resultara
segura. En lo tocante al continente hispanoamericano () me hayo perfectamente enterado ().
Ms en todo lo concerniente a las islas francesas () casi nada conozco y por ende me hara
imposible tener () una opinin ajustada. Debido a que () estas islas son la base de () las
operaciones, () tenemos que estar muy seguros de que este dato sea cierto (). Tambin me
parece que mi nombramiento y mi salida hacia Santo Domingo, podran ser la seal de alarma
para () Madrid y () Saint James () surgiendo as nuevos obstculos a tal empresa, la cual es
() demasiado interesante para echarla a perder () por falta de previsin. 1318
Carta de Francisco de Miranda a Jacques Pierre Brissot, 19 de diciembre de 1792, en op. cit., tomo
XV, p. 153.
1319
Parra Prez, Caracciolo, Historia de la primera republica de Venezuela, Caracas, Ayacucho, 1992,
415
1321
Carta de Francisco de Miranda a Lord Castlereagh, 10 de enero de 1808, en op. cit., tomo XXI, p. 18.
1322
Carta de Francisco de Miranda a Jacques Pierre Brissot, 19 de diciembre de 1792, en op. cit., tomo
XV, p. 154.
416
reimponer la monarqua.
Finalmente, aquella tensin estall en marzo, cuando el ejrcito del norte fue derrotado
en la batalla de Neerwinden. Charles Dumouriez denunci al venezolano de ser el
responsable de aquel fracaso militar y de haber traicionado a Francia. En vistas de dicha
acusacin, la Convencin Nacional encarcel al venezolano y lo someti a comparecer
ante el tribunal criminal revolucionario. Esto sucedi mientras los jacobinos se
enfrentaban con los girondinos e Inglaterra y Espaa le declaraban la guerra a Francia. En
aquel contexto, Dumouriez, efectivamente, intent llevar adelante un golpe de estado,
pero fue derrotado y se exili. Finalmente, Francisco Miranda fue enjuiciado, pero logr
demostrar su inocencia, siendo absuelto el 16 de mayo de 1793.1324 Sin embargo, la
suerte le result esquiva. A poco de ser liberado, los jacobinos tomaron el poder y, en
julio, volvi a ser encarcelado por el comit de salvacin pblica bajo la acusacin de ser
un agente espaol y un realista. El venezolano pas un ao en prisin, esperando el
juicio. Empero, esta vez la suerte estuvo de su lado. La cada de los jacobinos, en julio de
1794, puso fin al rgimen de terror impuesto por Robespierre y dio por tierra con el
proceso en su contra. No obstante, recin en enero de 1795 fue liberado.
Absuelto, Miranda se qued en Francia, debido a que Inglaterra y Espaa estaban
en guerra contra aquella nacin y no tena a dnde irse. Su residencia en aquel
convulsionado pas dur hasta 1798. Durante aquellos aos intervino en los asuntos
polticos,
no obstante,
su
opinin sobre el
proceso
revolucionario cambi
Carta de Jacques Pierre Brissot a Francisco de Miranda, 10 de enero de 1793, en op. cit., tomo XV,
pp. 157-158.
1324
Bohrquez Morn, op. cit. p. 174; Rodrguez de Alonso, op. cit. pp. 51-55.
417
Pablo
de
Olavide,
aunque
estos
no
firmaron
el
documento
1325
1326
Spence Robertson, op. cit., p. 123; Bohrquez Morn, op. cit., pp.175-177.
Picon Salas, Mariano, Miranda, Caracas, Monte Avila Editores, 1972, pp.52-53; Racine, Karen,
Francisco de Miranda a transatlantic life in the Age of Revolution, Wilmington, Scholarly Resources,
2003, p. 137.
1327
1328
Idem, p. 199.
418
alcanzada la
1329
Idem, p.200.
1330
Idem, p.200.
1331
Idem, p.200
1332
Idem, p.200
1333
Idem, p.201-205.
1334
419
pas aseguro a usted () que ms bien querramos que los americanos continuasen un
siglo bajo el opresivo gobierno del rey de Espaa, que verlas sumergidas en las
calamidades del abominable sistema de los franceses.1335 Coincidiendo plenamente con
dichos conceptos, el venezolano le respondi que es precisamente para evitar un
contagio revolucionario y precavernos () del influjo glico, que hemos pensado en
emanciparnos inmediatamente y formar alianza con Estados Unidos y con Inglaterra a fin
de combatir () los monstruosos y abominables principios de la () libertad
francesa.1336Compartiendo esta imagen negativa sobre la revolucin francesa, el Primer
Ministro le pregunt sobre su intervencin en dicho proceso. El venezolano no slo le
relat las penurias que haba sufrido, sino que le advirti acerca de los preparativos de un
masivo ataque francs contra Inglaterra. La reunin termin cordialmente. A pesar de que
William Pitt no se comprometi explcitamente a dar su apoyo, Francisco Miranda se fue
muy esperanzado. Por su parte, el Primer Ministro se qued conforme con la valiosa
informacin que haba extrado de su ilustre visitante.1337
Envalentonado por aquel encuentro, en los meses subsiguientes Francisco de
Miranda puso todo su empeo para concretar sus planes. Despach misivas a las
autoridades estadounidenses invitndolas a participar de su proyecto y envi a Pedro Jos
Caro a la repblica del Norte, a las Antillas y a Nueva Granada, para unificar fuerzas en
pos de la emancipacin hispanoamericana. Asimismo, difundi el ideario independentista
remitiendo a la isla de Trinidad copias de la Carta a los espaoles americanos de Juan
Pablo Viscardo y Guzmn. Inform de todo al gobierno britnico, esperando alguna
respuesta, sin embargo, slo encontr silencio. Las autoridades imperiales estaban
preocupadas por una posible invasin francesa y no estaban convencidas de llevar
adelante una ofensiva semejante. A su vez, a pesar de contar con cierto respaldo de
Alexander Hamilton y del embajador norteamericano Rufus King, el presidente John
Adams tampoco se mostraba del todo interesado en participar de la empresa. As y todo,
el venezolano no se desanim y continu avanzando en sus tareas conspirativas.
1335
Idem, 267
1336
Idem, 267
1337
Rodrguez Alonso, op. cit., p. 77; Bohrquez Morn, op. cit., p.161.
420
Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 19 de marzo de 1799, en op. cit., tomo XV, pp. 349-
421
En sus cartas Miranda le coment sobre el difcil estado en que encontraba las tratativas
con Inglaterra y le recomend que buscase el apoyo de Alexander Hamilton. Asimismo,
le advirti que la revolucin hispanoamericana deba seguir el modelo estadounidense,
evitando a toda costa seguir el ejemplo francs y franco-antillano. Aquel dilogo epistolar
tuvo un final abrupto en 1800, cuando Manuel Gual muri envenenando.
Durante 1798 y 1799 Miranda sigui de cerca los acontecimientos americanos,
mostrndose preocupado por la revolucin en Saint Domngue. Aquel proceso le pareca
sumamente repudiable, una suerte de degeneracin brbara de la, ya de por si terrible,
revolucin francesa. Le causaba terror que en las colonias hispanoamericanas pudiera
acontecer algo semejante a lo que all haba generado tanta muerte y destruccin. En una
carta a John Turnbull le expresaba: le confieso que tanto como deseo la libertad y la
independencia del Nuevo Mundo, otro tanto temo la anarqua y el sistema revolucionario.
No quiera Dios que estos hermosos pases tengan la suerte de Saint Domingue, teatro de
sangre y crmenes, so pretexto de establecer la libertad; antes valiera que se quedaran un
siglo ms bajo la opresin brbara e imbcil de Espaa.1340
Sin embargo, consideraba que se poda evitar aquel desenlace. No slo por su
talento como lder, sino tambin por la cultura de los criollos, la intervencin de las
potencias extranjeras y por la particular composicin racial de la sociedad
hispanoamericana. Esto se hace patente en una conversacin que Miranda mantuvo con el
capitn britnico Rutherland, el 10 de febrero de 1800. En dicha ocasin debatieron sobre
la factibilidad de la independencia de las colonias espaolas. El venezolano intent
demostrar que militarmente era una empresa sencilla y que se contaba con el apoyo de la
poblacin. Casi convencido por estos argumentos, Rutherland le pregunt si no le
preocupaba que la participacin de los pardos en el proceso pudiese terminar como en
Saint Domingue. Segn Miranda, el capitn: tena sus recelos () de que las gentes de
color tomando las armas y adquiriendo una vez la superioridad que no se alzasen con el
mando como en Santo Domingo y () llevsemos un mal al pas.1341 Frente a estos
temores, que l comparta, le respondi que en la Tierra Firme los afrodescendientes eran
una minora de la poblacin y que la gran mayora eran indios y gente blanca de
1340
Carta de Francisco de Miranda a John Turnbull, 12 de enero de 1798, en op. cit., tomo XV, p. 207.
1341
422
costumbres puras y en aquel punto de civilizacin que Platn podra desear para
establecer una repblica.1342 Adems, se contara con la intervencin de: una fuerza
extranjera para que unida con la parte racional e instruida de los habitantes, se pusiese
remedio a todo, nterin se organizaba el nuevo gobierno y todo tomaba una marcha
regular y segura.1343
En este misiva, vemos nuevamente el terror que tena Miranda ante la influencia
revolucionaria francesa en Hispanoamrica y particularmente al consecuente estallido, en
1342
Idem, p. 400.
1343
Idem., p. 400.
1344
Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 21 de abril de 1801, en Archivo del General Miranda,
423
dichas colonias, de un proceso como el de Saint Domingue. Justamente, con esta carta,
buscaba alertar a las autoridades britnicas de aquel peligro, suplicndoles que
intervinieran a los fines de impedir aquel fatdico desenlace. Para esta altura, William Pitt
haba dejado su cargo y lo haba reemplazado Henry Addington. Por ello, John Turnbull,
(el encargado de despachar dicha misiva) se la entreg al nuevo Primer Ministro, quien,
dio lugar a que se restablecieran las negociaciones. As, Francisco de Miranda mantuvo
varios encuentros con Nicholas Vansittart (parlamentario partidario del Primer Ministro),
en los cuales le explic todos sus planes. Nicholas Vansittart se mostr interesado y le
solicit que se los presentara por escrito. A tal fin, el venezolano elabor una serie de
informes con datos precisos sobre las colonias y escribi tres documentos muy
importantes: la Proclamacin a los pueblos del continente Colombiano (Alias
Hispanoamrica), el Bosquejo de gobierno provisorio y el Bosquejo de gobierno federal.
El primero era una proclama dirigida a los hispanoamericanos, exhortndolos a
sumarse a la causa independentista. Con miras a ese objetivo, Francisco de Miranda
derrib uno por uno los ttulos que Espaa esgrima para sustentar su dominacin sobre
Amrica demostrando que ni las bulas papales, ni el descubrimiento ni la conquista le
daban derecho sobre aquellos territorios. Asimismo, plante que el orden colonial era
injusto e ineficaz. Para ellos seal dos ejes centrales, por un lado, la sistemtica
violencia del rgimen colonial en contra de los pobladores autctonos y por el otro, la
incapacidad de la Corona para desarrollar las potencialidades del continente
americano..1345
A su vez, llev adelante una operacin cultural y poltica fundante para el proceso
de independencia, la construccin de un nuevo sujeto, Colombia. Demarcando una lnea
entre Espaa y los americanos, formul la existencia de una nacin integrada por los
criollos, los indios y los pardos. As, convirti a los espaoles en extranjeros
colonizadores y herman en una misma nacin a los diferentes sectores sociales y tnicos
que convivan en la regin. El nombre Colombia, tena implicancias coloniales porque no
restitua la primigenia denominacin pero, sin embargo, paradjicamente, una operacin
anti-colonial contra Espaa, al construir un nosotros americano opuesto a un otro-invasor.
1345
Proclamacin a los pueblos del continente colombiano (alias Hispanoamrica), op. cit., tomo XVI,
pp. 108-120.
424
En su opinin exista Colombia porque sus habitantes compartan: una historia, mismas
instituciones polticas y sociales, el castellano como lengua, el catolicismo como religin,
ciertas costumbres y un idntico dominador: el imperio espaol. No obstante, esta
construccin implic una operacin ambigua, dado que asuma como rasgos distintivos
del ser nacional, el legado impuesto por el colonizador. Asimismo, dado que significaba
la universalizacin para todos los hispanoamericanos de la cultura de los criollos,
borrando las tradiciones de los indgenas y de los afro-americanos. An as, dicha
construccin de este sujeto americano, tuvo un efecto de hermanamiento continental y de
concientizacin anti-colonial que luego coadyuv a romper el lazo imperial.
En los otros dos textos, Francisco de Miranda present su concepcin sobre la
estrategia revolucionaria y del orden postcolonial. Como vimos, el arquetipo a emular era
Estados Unidos. Con el apoyo de Inglaterra y la repblica del norte, pensaba que se
deba llevar adelante una expedicin que establecera un ncleo revolucionario en
Hispanoamrica. ste, convocara a las diferentes regiones para que enviasen diputados, a
un congreso que sera el responsable de: conformar un ejrcito nacional, declarar la
independencia y promulgar una constitucin para Colombia. Esbozada en el Bosquejo de
gobierno federal, la misma estableca un gobierno republicano y federal, con una
organizacin piramidal del poder. En su base se encontraban los cabildos, responsables
de elegir a los miembros de las asambleas provinciales. stas, a su vez, designaban los
gobernadores provinciales y a los miembros del parlamento nacional, bautizado concilio
colombiano
Este cuerpo legislativo era el encargado de promulgar las leyes federales y de
nombrar a los dos jefes del estado, llamados Incas. Estos eran duraban en su cargo 5
aos. Por ltimo, el poder judicial, que estaba compuesto por jueces vitalicios e
inamovibles elegidos por los comicios provinciales con el acuerdo de los Incas. Adems,
el proyecto estableca la figura de los jurados populares. En la base del sistema estaban
los comicios, responsables de designar a las autoridades locales. En ellos participaban los
ciudadanos activos, varones mayores de 21 aos, propietarios de cien fanegas de tierra.
Para incluir a algunos indios, propona que se les repartiera 10 fanegas de tierra a los
casados y 5 a los solteros. Tambin planteaba que deban participar tres indios y pardos,
para darles representacin proporcional. Empero, el rgimen distingua entre los
425
ciudadanos polticos activos: propietarios y varones, de los pasivos, los cuales, por no
cumplir con estos requisitos, estaban excluidos de la cosa pblica.
El plan de Francisco de Miranda buscaba romper con los moldes racistas de la
colonia, otorgndoles la ciudadana pasiva a todos los indios, mulatos y negros libres.
(Adems de los criollos blancos).1346.Sin embargo, slo podran votar aquellos indios y
afrodescendientes libres que fueran propietarios de 100 fanegas de tierra. As, promova
una democratizacin parcial ya que, aunque rompa con el racismo, fijaba una
jerarquizacin econmica. Por otro lado, el venezolano consideraba que el trfico deba
ser abolido, pero la esclavitud deba mantenerse y los esclavos no participaran del
proceso revolucionario. El caos de Saint Domingue deba evitarse a toda costa. As, la
idea de una revolucin ordenada, que evadiera los riesgos de la anarqua y el libertinaje,
se completaba con la nocin moderada e ilustrada, segn la cual los hombres cultos
deban ser los protagonistas principales del proceso revolucionario.1347
Dichos documentos, interesaron al gobierno britnico y las negociaciones
siguieron avanzando. El 31 julio de 1801, todo pareca estar resuelto. En una reunin en
el ministerio de guerra y colonias, el ministro Lord Hobart, el Primer Lord del
Almirantazgo, Lord Saint Vincent y Nicholas Vansittart, le dieron a entender que
Inglaterra
apoyara su proyecto
embargo, al poco tiempo, todo se vino abajo. A pesar de las tratativas, Inglaterra estaba
ms preocupada por alcanzar la paz y por ello firm con Francia un pacto provisional en
octubre de dicho ao. Aquel acuerdo se confirm en marzo de 1802 con la paz de
Amiens, que dej al venezolano descolocado y frustrado.1348
Empero, sigui tejiendo redes polticas en Londres y el Caribe, intentando influir
sobre las autoridades britnicas. La situacin mejor en 1804. La reanudacin de la
guerra, contra Francia y Espaa, hizo que el gobierno imperial, (a cargo de William Pitt),
se mostrarse proclive a dialogar con el venezolano. ste, atento a los ltimos
acontecimientos en Amrica, consideraba que era el momento para actuar. En carta a
1346
Bosquejo de gobierno federal, op. cit., tomo XVI, pp. 154-155; Proclamacin a los pueblos del
continente colombiano (alias Hispanoamrica), op. cit., tomo XVI, pp. 154-155.
1347
1348
426
Nicholas
Carta de Francisco de Miranda a Nicholas Vansittart, 23 de julio de 1804, op. cit., tomo XVI, p.
322.
1350
1351
1352
Diario, op. cit., tomo XVII, p. 84; Verna, op. cit., p.143
1353
Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 27 de septiembre de 1804, op. cit., tomo XVII, p.
82;
Verna, op. cit., p.142
427
siguieron
1354
Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 29 de septiembre de 1804, op. cit., tomo XVII, pp. 97-
Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 19 de octubre de 1804, op. cit., tomo XVII, p. 116;
Carta de Francisco de Miranda a Lord Melville, 14 de diciembre de 1804, op. cit., tomo XVII, pp.
118-119.
1357
Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 14 de diciembre de 1804, op. cit., tomo XVII, pp.
428
present un plan para la independencia suramericana con el apoyo del gobierno de Hait.
En su opinin se deba: Enviar () un agente () con presentes y dinero a Dessalines,
quien () tiene una numerosa milicia desde que expuls a los franceses de Saint
Domingue () y varios generales ambiciosos (). Es ms que probable que, con
diplomacia, presentes y dinero se podra obtener una fuerza de 5.000 o 6.000 hombres y
se podra establecer un tratado para llevar adelante el reclutamiento, especialmente
cuando seguramente est tentado de municiones y elementos de guerra de los que
probablemente tenga necesidad1359.
Este audaz proyecto no slo iba a contra mano de la poltica de aislamiento
impuesta por las potencias europeas, sino que tambin chocaba con las propuestas de
Francisco de Miranda. Por ello, ste se opuso de a que se llevara a cabo, sealando que:
La parte del plan Mr. Moleville que se refiere a las tropas auxiliares negras proveniente
de
Santo
Domingo,
tiene
insuperables
objeciones
que
son
demasiado
1359
Observaciones al plan de Bertrand de Moleville, 7 de enero de 1805, op. cit., tomo XVII, p. 137;
Observaciones al plan de Bertrand de Moleville, 7 de enero de 1805, op. cit., tomo XVII, pp. 140-
Carta de Francisco de Miranda a William Pitt, 18 de julio de 1805, op. cit., tomo XVII, p. 245;
429
pp.112-113,
1364
Smith, Moses, Las aventuras y sufrimientos de Moses Smith, Valencia, ASM, 2006, p. 36.
430
prometindoles que sera una estancia breve y que contaba con la autorizacin
presidencial para ello. Adems, se sumaron los hermanos, capitanes, Thomas Lewis y
Jacob Lewis y varios oficiales franceses, ingleses y norteamericanos.
Para el 2 febrero de 1806 todo estaba listo y los expedicionarios, salieron en el
Leander hacia Hait.1365 All supuestamente deban reunirse con el Emperor capitaneado
por Jacob Lewis. La eleccin de aquel destino resulta paradjica si tenemos en cuenta los
temores del venezolano con respecto a la revolucin haitiana. Seguramente, aquella
decisin no estuvo enteramente en sus manos, sino que fue sugerida por los hermanos
Lewis, aduciendo motivos estratgicos. Jacob Lewis conoca muy bien la isla, porque
desde 1805 se dedicaba a venderle armas y municiones al gobierno de Jean Jacques
Dessalines, a cambio de caf.1366 A partir de estos negocios, tena contactos con
Alexandre Petin, quien era el comandante militar del departamento del oeste. Sin
embargo, la relacin entre ellos trascenda lo comercial, dado que compartan similares
ideas polticas. Tanto es as, que Jacob Lewis, quien haba participado en la
independencia de Estados Unidos, admiraba a Alexandre Petin por su intervencin en la
gesta libertaria haitiana.1367 Segn el historiador Franois Dalencour, a partir de esta
relacin entre ambos, surgi la posibilidad de apoyar la expedicin de Francisco de
Miranda. Alexandre Petin no conoca personalmente al venezolano, pero durante su
estancia en Francia haba escuchado hablar acerca de l y sus proyectos emancipatorios.
Por ello, segn el referido historiador, ste le haba prometido a Jacob Lewis que
aportara armamento, municiones e incluso hombres.1368 Sea como sea, ms all de los
temores que poda cobijar, est claro que el venezolano acept hacer una escala en Hait
para aprovisionarse.
Francisco de Miranda, crea haber actuado con precaucin durante la preparacin
de su expedicin, empero, el embajador y los cnsules espaoles en Estados Unidos se
1365
Rodrguez de Alonso, op. cit., p. 113; Spence Robertson, op. cit.,pp. 233-235; Parra Prez, op. cit., p.
100.
1366
1367
431
enteraron de sus pasos. En particular, Toms Stoughton, el cnsul en Nueva York, sigui
los preparativos e inform de todo al embajador Marqus de Casa Irujo. El 30 de enero
de 1806, le avis que:
Los interesados en las expediciones para Santo Domingo () despacharon en esta aduana el
veinte y tres del presente el () Leander al mando del Capitn Lewis con destino a Jacomelo, ()
es de parte de doscientos diez toneladas armado con diez y ocho caones; el cargamento a su
bordo consiste en municiones de guerra de todas clases (..:). Desde dos das estn reclutando una
tripulacin numerosa, () Dicen que llegarn a componer a su bordo cerca de doscientas
personas; y mil escandalosos rumores de su destino, ya para Nueva Orleans, la isla de Cuba o
costa de La Guaira () . Este navo ha hecho tres viajes a Santo Domingo, en donde sus
propietarios les quedan considerables intereses de las expediciones anteriores. 1369
1369
Carta de Toms Stoughton a Marqus de Casa Irujo, 30 de enero de 1806, compilado en Arroyo,
Gladys (comp.), De Ocumare a Segovia, juicio militar a los expedicionarios mirandinos, Caracas,
Comisin Metropolitana para el Estudio de la Historia Regional, 2006, tomo I, pp. 45-56.
1370
Carta de Toms Stoughton a Marqus de Casa Irujo, 31 de enero de 1806, compilado en Arroyo
Carta de Toms Stoughton a Marqus de Casa Irujo, 2 de febrero de 1806, compilado en Arroyo
432
Carta del cnsul espaol en Boston al Marqus de Someruelos, 28 de febrero de 1806, AGN,
traslados, I, 368, f.2; Carta del Marqus de Casa Irujo a Manuel Guevara Vasconcelos, 4 de febrero de
1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 43- 44.
1373
Carta del Marqus de Casa Irujo a Manuel Guevara Vasconcelos, 4 de febrero de 1806, compilado en
433
la costa firme. El buque Leander lleva una imprenta y seis oficiales () lo que denota justamente
con la provisin de armas que sus designios son sublevar los naturales de aquellas provincias. Los
costos de esta expedicin les han hecho () capitalistas ingleses y americanos. El gobierno
americano () ha afectado ignorar estos preparativos que se han hecho en sus puertos,1374.
1376
Durante
1374
Carta de Pedro Cevallos a Manuel Godoy, 23 de abril de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff. 13-14.
1375
1376
Biggs, James, The Histroy of Francisco de Mirandas attempt to effect a revolution in South America,
Boston, Published by Oliver and Munroe, 1809, pp.11-12; Smith, op. cit., p.40.
1377
1378
434
Esta carta muestra que los expedicionarios adquirieron muchas provisiones para
su empresa y que contaban con el apoyo de Alexandre Petin. Lo que no est del todo
claro es, hasta qu punto aquella colaboracin surti efecto, dado que, finalmente, no se
consigui todo lo prometido. Segn el referido Franois Dalencour, complicaciones
polticas de ltimo momento hicieron que el general mulato no pudiera aportar lo que
haba deseado y los auxiliara para conseguir algunos bienes imprescindibles.1381 En
carta del 25 de febrero, Jacob Smith le informaba a Francisco de Miranda que: He
estado luchando para conseguirte ayuda as como uno o dos buques, pero resulta ser
imposible. He perdido el mo, mi determinacin ahora es unirme a ti en persona.1382 El
lder le contest el 4 de marzo, pidindole que se apurara y que intentara alistar gente
para engrosar la dbiles fuerzas con las que contaban. All deca: Trat de conseguirnos
tanta gente como sea posible, y no menos de 200 soldados o marineros intrpidos, esto
1379
Carta de Francisco de Miranda a Jacob Lewis, 18 de febrero de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 355.
1380
Carta de Thomas Lewis a Francisco de Miranda, 28 de febrero de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 364.
1381
1382
Carta de Jacob Lewis a Francisco de Miranda, 25 de febrero de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 356.
435
Carta de Francisco de Miranda a Jacob Lewis, 4 de marzo de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 357.
1384
Carta de Francisco de Miranda a Thomas Hislop, 28 de mayo de 1806, op. cit., tomo XVII, pp. 387-
436
Esto podra indicar que, tal vez en algn momento de desesperacin, el venezolano
entrevi, guiado por el ms puro pragmatismo, la posibilidad de incorporar a haitianos a
su gesta. No obstante, sea como sea, al final, Jacob Lewis no slo no se sum a la
expedicin, ni enlist a nuevos hombres, sino que ni siquiera aport al Emperor.
Complicaciones comerciales con el Secretario de Hacienda haitiano, le impidieron salir
de Port au Prince a tiempo para participar de la misma.1386 Tampoco est del todo claro
que hayan participado haitianos en la expedicin. Segn Paul Verna slo se sumaron
algunos pocos marineros locales.1387 Analizar este tema posteriormente.
Mientras tanto, el venezolano se dedic a avanzar en la organizacin de sus
fuerzas y a la difusin de su mensaje independentista mediante la impresin de varias
proclamas.1388Durante su estada en Hait, Francisco de Miranda no mantuvo una fluida
relacin con las autoridades. Debido a su rechazo frente al proceso haitiano, se deslig lo
ms posible del trato con los funcionarios locales, dejando que los oficiales llevasen
adelante aquella tarea. En particular, nunca se reuni personalmente con Jean Jacques
Dessalines. Sin embargo, ste se encontraba muy al tanto de sus proyectos libertarios. A
su vez, a pesar de todo, s tuvo algunas vinculaciones oficiales con el general Magloire
Ambroise, el comandante militar de Jacmel. Segn el historiador Thomas Madiou, el
Emperador le dio rdenes a dicho funcionario de que auxiliara a la expedicin con armas,
municiones y con el reclutamiento de jvenes haitianos.1389 Esto, parece ser, como
mnimo, una exageracin, empero, es probable que Jean Jacques Dessalines tambin
viera con buenos ojos la empresa e hiciera lo posible por facilitarle las cosas. La leyenda
cuenta que Francisco de Miranda tuvo una reunin con el Emperador en la cual
discutieron sobre la estrategia para llevar adelante la revolucin en Amrica. Beaurbon
Ardouin es el primero en registrar este encuentro, sin embargo, segn Paul Verna, ste no
se dio directamente entre ambos figuras sino entre Francisco de Miranda y el General
Magloire Ambroise, en representacin del Emperador, dado que ste ltimo no se
1386
Carta de Jacob Lewis a Francisco de Miranda, 12 de marzo de 1806, op. cit., tomo XVII, p. 358-359;
437
1391
Ardouin, op. cit, tomo VII, p. 242; Verna, op. cit., p. 87.
1392
1393
Idem, p.35.
438
tripulacin.1394 James Biggs nos dice: Ha sucedido un evento, que excita la sospecha en
mi imaginacin de que no llegaremos al continente sin ser descubiertos. Una goleta
llamada Baachus, arrib ayer aqu.1395 Al otro da, Jos Covachich subi al Leander y
busco informarse sobre la situacin de la expedicin. Miranda, convencido de que se
trataba de un espa, tom medidas de precaucin y se asegur de que no abandonara
Hait hasta despus de su partida. Segn James Biggs: La noche posterior al arribo del
Baachus, un tripulante de aquella goleta, vino a bordo (), y mientras estuvo aqu () se
inform acerca de varias cuestiones de nuestra expedicin. Desde ese momento no se lo
ha visto ms. Se dice, () que Miranda lo consideraba un espa y lo ha obligado a dar
garanta de que no dejar la isla hasta que nos hayamos ido.1396
Sin embargo, gracias a la intervencin de Magloire Ambroise, los expedicionarios
lograron hacerse con la goleta estadounidense. Segn el relato de John Sherman: Lewis
fue a hablar con el gobernador negro, con quien tena amistad, y para quien los franceses
y los espaoles son () odiosos, le present una queja contra aquel velero y recibi una
guardia de negros, tomaron el barco, al espaol y apresaron al capitn. Subieron el
espaol al Leander, para interrogarlo, pero () se escap (). El capitn de la goleta ha
sido compelido a despojarse de ella por una suma mucho menor de lo que vala. Fue
comprada con el objeto de sumarla a la expedicin .1397
El propio espa, en una carta posterior a Manuel Guevara Vasconcelos, dice: El
capitn Toms Lewis (), despus de haber hecho, lo que quiso con el general Negro en
1394
1395
1396
1397
439
contra de nosotros, nos quit la goleta, y () nos quera entregar a los negros para acabar
() con nuestras vidas; Dios () no quiso permitir a su vil idea.1398 As, gracias a la
ayuda del funcionario haitiano se reforz la pequea escuadra revolucionaria. Una vez
que le quitaron la embarcacin, el espa y el capitn deban viajar haca Jeremie. Empero,
durante el trayecto pararon en Les Cayes y Jos Covachich se escap hacia Venezuela en
un buque dans. Arrib all el 12 de abril y avis al Capitn General de lo sucedido.1399
Peor suerte corri George Morse, una vez en Jeremie las fuerzas de seguridad haitianas lo
apresaron acusndolo de espa. Lo mantuvieron encarcelado durante siete meses hasta
que finalmente fue puesto en libertad.1400
Mientras tanto, continuaron los preparativos. Se imprimieron cientos de copias de
la proclama del Comandante en jefe del Ejrcito Colombiano a los habitantes de los
pueblos del continente Amrico-Colombiano, que deba difundirse al desembarcar en
Venezuela.1401 Posteriormente, el 24 de marzo, se realiz una ceremonia en la que los
expedicionarios juraron su obediencia a la autoridad de Francisco de Miranda y a la causa
de la independencia americana.1402 Cuatro das despus partieron de la isla para reemprender su misin. Segn el testimonio de James Biggs, a la expedicin se haban
sumado algunos oficiales, blancos estadounidenses y un capitn negro: El nmero de
nosotros no exceda los doscientos, dado que no se haba reclutado nuevos hombres, con
excepciones de unos pocos oficiales y un hombre de color como piloto.1403Paul Verna
entiende que se haban alistado cinco marinos haitianos: Pompey, Pridi y Robert y otros
dos de los cuales se desconoce su identidad. No obstante, segn los interrogatorios
realizados posteriormente por los funcionarios de Venezuela a los apresados en la
escaramuza de Ocumare, resulta que los tres primeros no eran haitianos. Pompey Grand,
1398
Carta de Jos Covachich a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de abril de 1806, compilado en Arroyo
Cuaderno de las embarcaciones que entran y salen de este puerto de la Vela en el presente ao 1806,
op. cit., tomo XIX, p. 399; Carta de Jos Covachich a Manuel Guevara Vasconcelos, 12 de abril de
1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 52; Verna, op. cit., p. 94.
1400
1401
1402
1403
440
era un negro ex esclavo de Nueva York, Robert Reyn, era un pardo tambin de Nueva
York y Guillermo Pride, era un negro residente en Estados Unidos.1404 Los otros dos,
puede que hayan sido haitianos, aunque no est claro, por los testimonios que luego
veremos. Lo que es seguro, es que, an en el supuesto caso de que en algn momento
Francisco de Miranda y los capitanes Lewis hayan pensado en incorporar masivamente
haitianos a las fuerzas libertarias, esto claramente no ocurri.
Gracias al aviso del embajador espaol en Estados Unidos, Manuel Guevara
Vasconcelos estaba al tanto de la amenaza que se cerna sobre la colonia. A los fines de
conjurarla, adems de mandar al referido espa a Hait, convoc a una junta de guerra y
llev adelante las siguientes medidas defensivas: se puso () en armas a todas las
milicias de blancos y pardos de esta provincia, se reforzaron las costas, se prohibi el
desembarco de extranjeros sin permitir echar en tierra persona alguna extranjera ni de
color o introducir papeles sediciosos y se establecieron rigurosas polticas de control
social sobre los esclavos y pardos pidindoles a los hacendados de la costa que:asistan
personalmente a sus haciendas y los que no puedan () pongan mayordomos blancos
() que cuidan y mantengan en buen orden las esclavitudes cuyo celo se encarga
tambin a las justicias territoriales con prevencin de que los hombres de color que se
hallen en tabernas y pulperas despus de las ocho de la noche se los castigue al da
siguiente con doce ltigos como nica correccin que la experiencia ha enseado ()
efectos felices del escarmiento.1405
El 5 de marzo, el Capitn General le escribi al gobierno de Madrid explicndole
las medidas que se haban tomado. En su opinin, la expedicin era: temible () por la
fuerza como por las ideas de subversin que intentan propalar.1406 Segn tena
entendido, Miranda buscaba reclutar: hombres inicuos como son los 2.500 mulatos que
han pasado a tomar en Puerto Prncipe.1407Le preocupaba la influencia haitiana y la
1404
1806, Carta de Guillermo Pride a Linda Pride, 24 de julio de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op.
cit.; tomo I, 532, 546, 616.
1405
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 5 de marzo de 1806, AGN, traslados, I,
Idem, f. 21.
Idem, f. 18.
441
1408
Carta de Antonio Amar y Borbn a Manuel Godoy, 7 de mayo de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff.
16-17.
1409
442
su viaje, escribi a su hermano que iba a cargar caf para la Amrica. De los barcos americanos,
() no hay ms que la fragata Leander, la goleta Bachuss, () y la goleta Bee de Filadelfia, la
que se flet en mismo Jacomelo: salieron () el veinte y siete de marzo. A bordo de () Leander
va () Miranda, (), que deber mandar, en caso que logren el desembarquen la costa firme. No
han podido lograr del Emperador para embarcar ningn mulato, ni otra gente. La fragata Leander
lleva ciento ochenta a doscientos hombres (), la mayor parte de ellos irlandeses, escoceses, y de
otras naciones con diez y seis caones, seis de a doce y los dems de a nueve. Entre esta gente hay
ms de treinta oficiales a bordo, la mayor parte de ellos irlandeses (). Tambin entre dicha gente
(), son muchos de diferentes artes: () hay diez imprimidores, () por muchos das estaban
imprimiendo a bordo del Leander papeles y bandos en lengua espaola, para () mandarlos para
los pueblos. () La expedicin (.) est hecha por el traidor Miranda y los piratas que vienen
con l, y con los dems dueos de la fragata. El Gobierno americano no tiene nada que hacer en
dicha expedicin. () Llevarn consigo cartas de Miranda para sus amigos rebeldes de Caracas,
La Guaira y los dems pueblos, para () hacer la revolucin al instante que () Miranda
aparezca () en la costa. () El paraje del desembarco que intentan hacer los piratas en la costa,
segn tengo entendido del Capitn Lewis y de algunos otros oficiales, debe ser cerca de Cabo
Blanco tres leguas a Sotavento de La Guaira o en la Baha de Cata, seis leguas a Barlovento de
Puerto Cabello1410
Adems de este informe, el espa le entreg al Capitn General una carta de Louis
Ferrand, el comandante francs en Santo Domingo. ste, en honor a la alianza, ofreca
entre 200 y 300 hombres para la defensa. Asimismo, sin conocer el paradero de la
expedicin, deca: Nada puede hacer creer que est en Santo Domingo, de donde jams
lograra hacer salir a los mulatos, que estando tan apegados a sus habitudes, () no han
llegado an al punto de expatriarse, y mucho menos gozando de la comodidad, a cuyo
logro todo lo han sacrificado. Es ms probable que Miranda est en la Trinidad, donde
procurar establecer relaciones con los habitantes de la costa firme.1411 Esta ltima
informacin estaba claramente errada. Tambin desde Santo Domingo, Manuel Serrano,
un residente venezolano, le escribi a Manuel Guevara Vasconcelos alertando de una
1410
Carta de Louis Ferrand a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de abril de 1806, compilado en Arroyo
443
supuesta alianza entre el gobierno haitiano y Francisco Miranda, apoyada por los
britnicos. Le deca:
He odo () que () Miranda se halla en () Santo Domingo unido al feroz Juan Santiago
Dessallines, y no es de dudarse, cuando es todo el comercio de los americanos el de los negros
brigantes. El da quince ha llegado un barco americano a este Puerto, y se ha dejado decir () que
de Norte Amrica han salido doce buques con veinte mil fusiles, diez mil lanzas, municiones, y
dems pertrechos de guerra, que su punto de reunin es el Prncipe francs, que lo poseen los
brigantes y que el General de la expedicin es un tal Piction General en Jefe de la armada de
Dessalines, y que van protegidos por la nacin enemiga inglesa, todo esto a favorecer las
rebeliones de esa provincia.1412
Asimismo, Jos Doy, un cataln que arrib a Cuman, en de abril de 1806, avis
al gobierno local que Francisco de Miranda: andaba en las Antillas con cuatro mil
hombres, que estaban muertos de hambre, y sin dinero, y que de Santo Domingo se
esperaban siete mil.1413
Como vemos, la revolucin haitiana segua alimentando la imaginacin de los
blancos, generando rumores apocalpticos. Sin negar la diversidad de noticias, las
autoridades se guiaron fundamentalmente por el informe de Jos Covachich, que
resultaba el ms fidedigno. En este sentido, reforzaron an ms las costas de La Guaira y
Puerto Cabello y a esperaron all a los invasores. Poco despus, llegaron desde Aruba
noticias de un comerciante espaol, que avisaba de la presencia de Miranda en aquella
isla y de su prxima incursin en la tierra firme.1414Finalmente, el 27 de abril, los
expedicionarios intentaron realizar el desembarco en Ocumare, en las postrimeras de
Puerto Cabello. Aquella ofensiva se vio frustrada por dos buques guardacostas, el Celoso
y el Argos, que le presentaron batalla. Luego de un breve pero intenso combate naval, la
1412
Carta de Manuel Serrano a Manuel Guevara Vasconcelos, 11 de abril de 1806, compilado en Arroyo
Carta del Gobernador de Cuman a Manuel Guevara Vasconcelos, 10 de abril de 1806, compilado
Carta de Ramn de Arce a Juan Leviene, 16 de abril de 1806, AGI, Estado, 68, N.44.
444
1415
Carta de Pedro Surez de Urbina a Manuel Guevara Vasconcelos, 28 de abril de 1806, compilado en
Declaracin de Robert Sanders, 29 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,
pp. 649-650.
1417
1806; Declaracin de John Ferris, 21 de mayo de 1806; Declaracin de Francis Farquason, 22 de mayo
de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, pp. 163, 219,367, 381.
445
le agreg alguna gente blanca toda.1418 Por su parte, el estadounidense Samuel Price,
relat que l mismo haba sido excarcelado de la prisin local para sumarlo a la
expedicin. En sus palabras: que estando preso en () Jacomelo lo sacaron de la prisin
para llevarlo a bordo del Leandro en el cual naveg hasta Ora, que lo pasaron a la goleta
Bachuss.1419 Slo Tomas Billop, Paul George y Stephen Burtis admitieron que se
sumaron uno o dos hombres de color a la expedicin. El primero afirm que en
Jacomelo tomaron uno [prctico], y vena a bordo de la corbeta, que es hombre de color y
segn oy es natural de Curaao1420. El segundo confirm aquella versin sealando
que Francisco de Miranda: tom un prctico de Curaao de color negro.1421 Mientras
que el tercero dijo que: un negro y un negrito que pareca hijo suyo fue tomado y
embarcado en la corbeta para que sirviera de prctico () y que ignora si el primero
permaneci o desert mediante que tuvo una reprimenda y amenaza del capitn Lewis
proveniente de una ancla y con cuyo motivo le dijo entre que le cortara la cabeza por que
no saba su obligacin.1422 Estos testimonios confirman que no hubo un reclutamiento
masivo de haitianos y que en el mejor de los casos se sumaron dos negros, de los cuales
uno parecera ser de Curaao.
Durante el proceso los funcionarios tambin preguntaron sobre los vnculos entre
los jefes de la expedicin y los haitianos. Algunos de los prisioneros afirmaron que varios
de los oficiales se adentraron hacia Port au Prince. Por ejemplo Stephen Burtis declar
que Toms Lewis haba: () ido una vez a Puerto Prncipe a ver a su hermano saltando
a este fin en tierra junto con un hombre llamado Smith aun antes de fondear la corbeta en
1418
Declaracin de Benjamin Nicholson, 19 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit.,
tomo I, p. 320
1419
Declaracin de Samuel Price, 19 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
330.
1420
Declaracin de Tomas Billop, 19 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
237.
1421
Declaracin de Paul George, 24 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
464.
1422
Declaracin de Stephen Burtis, 27 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,
pp. 678.
446
Jacomelo y le parece haber hecho despus otro viaje al mismo destino.1423 Sin embargo,
tres de ellos dijeron que Francisco de Miranda, haba tenido poco contacto con los
locales. Paul George asegur que el venezolano haba: saltado a tierra sino una sola
maana por paseo.1424John More seal que: el General Miranda () no bajo a tierra
en Jacomelo si no nicamente a baarse una sola vez en un ro arroyo desviado de la
poblacin cuyos negros sabiendo o teniendo entendido que era tal general francs lo
aborrecan y esto fue bastante para mantenerse abordo.1425 Finalmente, Stephen Burtis
asegur que lo vio: bajar a tierra una vez y otra pasar a bordo de un bergantn americano
en donde no se detuvo.1426Estos testimonios confirmaran que Francisco de Miranda
dej en manos de sus oficiales las tratativas con los gobernantes locales y que slo
descendi al puerto en una oportunidad, momento en el cual seguramente se encontr con
Magloire Ambroise.
A partir de los primeros interrogatorios, las autoridades venezolanas fueron
enterndose de los ejes centrales de la expedicin de Francisco de Miranda. Sin embargo,
aunque suponan que ahora se encontraban en Trinidad no saban a ciencia cierta, para
adonde se haba marchado. El Capitn General se encarg de mantener al tanto al
gobierno metropolitano, envindole varios informes de lo sucedido. En uno de ellos,
mostrndose muy preocupado por lo acontecido, adverta que haba una conjuracin entre
Francisco de Miranda, Estados Unidos e Inglaterra, que seguramente contaba con la
participacin de Juan Bautista Picornell y Manuel Corts. Asimismo, alertaba sobre el
estado de insubordinacin de los esclavos y de los pardos que podan sumarse a dicha
sublevacin. All le deca a Pedro Ceballos, que:Vemos un pas muy apetecido de los
ingleses y norteamericanos, contagiado del terrible mal de querer mudar de dominacin
() de negros y otras gentes de color en inferioridad a los blancos, al paso de querer
1423
Declaracin de Stephen Burtis, 29 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,
p. 674.
1424
Declaracin de Paul George, 24 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
464.
1425
Declaracin de John More, 17 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
87.
1426
Declaracin de Stephen Burtis, 29 de mayo de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I,
p. 674.
447
hacer tanto como estas nos hizo ver el ao de 97 les indujo a entrar a varios mulatos en el
proyecto de sublevacin. Sabemos que los ingleses han intrigado () a los reos () en
Trinidad que algunos de sus jefes han entrado en el proyecto que ahora pone Miranda en
movimiento.1427
Luego de las averiguaciones judiciales, el fiscal realiz la acusacin formal contra
los prisioneros imputndoles el delito de rebelin. Desde su punto de vista Francisco de
Miranda tena una larga carrera como sedicioso, contaba con el apoyo de Inglaterra y
Estados Unidos y se pretenda como continuador de la conjura de 1797, con la cual haba
tenido contactos desde aquel ao. En particular, sobre la estancia en Hait, el letrado
entendi que los jefes de la expedicin haban intentado enlistar a miles de negros pero
que finalmente no lo haban conseguido y slo haban logrado reclutar a unos pocos
blancos. En sus palabras:
Arriban a Jacomelo el da diez y ocho citado febrero, y en ms de treinta que permanecieron se
practicaron tales cosas que fue quitada la mscara de la expedicin, (.) buscar gente y bajeles
auxiliares. En la primera diligencia de Miranda y Tomas Lewis, contaban con millares de mulatos
y negros sublevados en () Santo Domingo. Pero a pesar de las relaciones que con ellos haba
contrado, () no pudo conseguir siquiera uno; no eran pocos los buques americanos fondeados
en Jacomelo y entretenidos en este torpe comercio. Sin embargo de su nmero y de haber entre
ellos otra corbeta armada, Tomas Lewis hace viajes a Puerto Prncipe en demanda de la fragata el
Emperador () mandada por () Jacobo Lewis. Se tienen naturalmente a la consideracin las
instancias que gastara esta solicitud. Pero su hermano, aunque contrabandista, menos malo que l,
se deniega a auxiliarle, horrorizado de la iniquidad del proyecto: lo censura y reprueba
abiertamente () Aumentado el nmero de sta no con negros ni mulatos de los franceses
alzados, sino con una partida de americanos blancos enganchada en Puerto Prncipe, y graduada de
oficiales, no pudieron los enganchadores pervertir otras embarcaciones, que las dos goletas
apresadas. Muchas de Norte Amrica entraban y salan durante la arribada del Leandro en
Jacomelo; pero solo la Bachuss y la Bee, lisonjeadas con el flete ventajosa y dems ofrecimientos
consecuentes a la empresa, cayeron en la tentacin. 1428
1427
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Pedro Ceballos, 3 de junio de 1806, AGI, Estado, 68, N.44.
1428
Representacin del fiscal, 10 de julio de 1806, compilado en Arroyo (comp.), op. cit., tomo I, p.
764-765.
448
expedicin, que afirmaba que: El general Miranda () conseguir todas las tropas que
desee, el general Petin de Port au Prince tiene bajo su comando 8.000 mulatos () todo
dispuestos a acompaarlo y el emperador de Hait, da todas las facilidades
necesarias.1432 Sin embargo, aquellas autoridades desconfiaban de las noticias y de los
informes difundidos por los espaoles, creyendo que eran falacias que buscaban
desprestigiar a la expedicin y a su jefe. En carta del 5 de mayo a la metrpoli, el
gobernador de Granada, Thomas Maitland, deca: El gobierno colonial hace creer a la
gente que los ingleses le ayudan para traer negros armados de Santo Domingo. No hay
1429
Sentencia de la Real Audiencia, 12 de julio de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff. 98-99.
1430
1431
1432
Citado en Jenson, Deborah, Beyond the Slave Narrative, Liverpool, Liverpool University Press, 2012,
p. 185.
449
duda de que esto es una mentira poltica. Miranda debe saber que su buen xito tiene que
emanar de sus propios compatriotas, los criollos de tierra firme y nunca adoptara medida
tan odiosa como la mencionada.1433 Tiempo despus, The Bermuda Royal Gazette,
tambin desmentir los rumores denunciando en un artculo que: En adicin a las
falacias propagadas en La Guaira para arruinar a Miranda () tenemos informacin
certera de que el embajador espaol, el Marqus de Cara Irujo, fue el responsable de
reportar que el Capitn Lewis haba reclutado a 5.200 mulatos de Santo Domingo y que
haba dado la orden de masacrar a los espaoles y no respetar la vida de ningn
prisionero. Este informe tena por objeto difundir el temor () y hacer que las personas
vieran en Miranda a un asesino.1434
Luego de unos pocos das en Bonaire, los expedicionarios emprendieron su
marcha nuevamente. El 28 de mayo llegaron a la isla de Granada, donde el gobernador
Thomas Maitland los recibi y les dio de alimentos para la tripulacin. Francisco de
Miranda le inform acerca de su estancia en Hait y del fracaso de Ocumare. Adems, le
expres sus intenciones de pasar por Barbados para dialogar con el almirante Alexander
Cochrane. Thomas Maitland se mostr de acuerdo y resolvi que la fragata Lilly lo
escoltase. Contando con esta valiosa informacin, el gobernador escribi una nueva carta
en la que confirmaba sus impresiones previas: Es infundado e incierto que haya alistado
o querido alistar un solo negro de Santo Domingo. Esto es una falsedad fabricada por el
gobierno espaol para desacreditar la causa.1435 Teniendo en cuenta que el destino final
era la isla de Trinidad, antes de partir, Francisco Miranda le escribi una misiva al
gobernador Thomas Hislop (citada previamente) en la que dejaba en claro que no haba
tenido intenciones de reclutar haitianos durante su escala en aquella isla.1436 Al hacer
esto, su intencin era limpiar su buen nombre y desvincular su empresa del modelo
revolucionario haitiano. Pocos das despus, los expedicionarios salieron nuevamente y
1433
1434
1435
1436
Carta de Francisco de Miranda a Thomas Hislop, 28 de mayo de 1806, op. cit., tomo XVII, pp. 387-
386
450
1437
1438
Carta de lord Seaford a Henry Darlymple, 17 de junio de 1806, op. cit., tomo XVII, pp. 407-408.
1439
Carta de Alexander Cochrane a Francisco de Miranda, 9 de junio de 1806, op. cit., tomo XVII, p.
392-394; Biggs, op. cit., p. 95-98; Parra Prez, op. cit, pp. 106-107.
1440
Relacin de oficiales del ejrcito, op. cit., tomo XVIII, pp. 66-67; Relacin de cuerpos del ejrcito,
op. cit., tomo XVIII, pp. 66-67; Biggs, op. cit., p. 108-109;
1441
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 24 de julio de 1806, AGN, traslados, I,
451
Carta de Juan de Salas a Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 2 de agosto de 1806, AGN,
Carta de Juan de Salas a Manuel Guevara Vasconcelos y a Manuel Godoy, 2 de agosto de 1806,
Idem, f. 41.
Proclama de Francisco de Miranda, Comandante general del ejrcito colombiano a los pueblos
habitantes del continente Amrico-Colombiano, op. cit., tomo XVIII, pp. 105-109.
452
1446
1447
Carta de Francisco de Miranda al vicealmirante Dacres, op. cit., tomo XVIII, p.118-119.
1448
Declaracin de Antonio Navarrete, 19 de agosto de 1806, AGN, traslados, I, 368, ff. 122-125.
1449
Idem, f. 125.
1450
Idem, f. 128.
453
que no logr abandonar la ciudad por los mismos motivos que aquel. En lneas generales,
dio un testimonio muy similar al anterior, detallando qu haban hecho los invasores,
cuntos eran, quienes eran los principales oficiales, etc.1451
A partir de todas estas averiguaciones, Manuel Guevara Vasconcelos le escribi a
Manuel Godoy un informe en el que relat la invasin de Francisco de Miranda y seal
que las fuerzas locales haban actuado con cuidado debido a los riesgos de la operacin.
En particular, subray el temor que se tena ante una posible alianza entre los
expedicionarios y los afrodescendientes locales: La calidad del enemigo () y las
antiguas turbaciones que haban aparecido en la esclavitud parece que exigan para no
aventurar el honor de las armas espaolas asegurarse de la disposicin en que se hallaban
los nimos y proveedor con tiento y precaucin.1452 Por ello, justificaba el repliegue de
Juan de Casas hacia la Serrana: cuya situacin ms fcil de defender contra los
invasores era al mismo tiempo la ms proporcionada para mantener en respeto a la gente
de color y para aguardar fuese concurriendo los vecinos de aquella jurisdiccin y los
auxilios de las inmediatas.1453 Asimismo, afirm que Francisco de Miranda haba
intentado atraerse a la poblacin local promulgando una serie de proclamas. Con respecto
a los esclavos, segn el Capitn General, Francisco de Miranda: dio libertad a los negros
esclavos que se le presentaron, aunque al principio haba protestado que favorecera las
propiedades y que slo contaba con la gente libre.1454 No obstante, estas medidas no
alcanzaron el xito buscado. Con alegra le inform que: a excepcin de unos pocos
miserables en que parece que solamente influy el temor todos se mantuvieron fielmente
adictos a la causa de S.M.1455. A su vez, le coment que gracias a tres desertores se tuvo
un conocimiento certero de la envergadura de la expedicin y que: las tropas de este
rebelde eran de diversas naciones y colores.1456 Entre los
invasores, adems de
1452
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 26 de agosto de 1806, AGN, traslados, I,
368, f. 61.
1453
Idem, f. 61.
1454
1455
Idem, f. 63
1456
Idem, 64.
454
1457
Idem, 65.
1458
Carta de Manuel Guevara Vasconcelos a Manuel Godoy, 30 de septiembre de 1806, AGN, traslados,
I, 368, f. 137.
1459
Idem, f. 162.
455
Conclusin
456
Magloire Ambroise, colaboraron con la expedicin y que Jean Jacques Dessalines dio su
apoyo tcito a las operaciones. A su vez, he analizado si Francisco de Miranda tuvo
intenciones de enlistar masivamente haitianos para su ejrcito. Este tema, no parece estar
claro dado que, a pesar de su aversin a la revolucin de Saint Domingue, una de sus
cartas al capitn Jacob Smith, parecen indicar que tal vez estuvo dispuesto a dar ese paso.
De ser as, seguramente actu guiado por la extrema necesidad de aumentar sus fuerzas.
No obstante, lo que esta fuera de duda, es que finalmente aquel reclutamiento no se llev
a cabo y que en el mejor de los casos slo dos de ellos se sumaron a la misin. Ms all
del apoyo del gobierno, Francisco de Miranda, no mantuvo una fluida relacin con las
457
458
459
Parte III
La Revolucin de Hait y la Independencia: entre el terror y la
solidaridad revolucionaria (1808-1820)
Captulo XV: Los primeros aos de la independencia y el fantasma de la
Revolucin Haitiana (1808-1812)
La memoria de los horrores de Santo
Domingo () todava acosa la mente de
cada uno de los colonos de las indias
occidentales.Robert Semple 1812 1461
A comienzos de 1808, Espaa cay presa de una gravsima crisis poltica. Los
das 17, 18 y 19 de marzo estall el motn de Aranjuez, que oblig a Manuel Godoy a
renunciar y a Carlos IV a abdicar en favor de su hijo Fernando VII. Sin embargo, al poco
tiempo, Carlos IV, se retract, denunciando las coacciones que haba sufrido. Esto gener
una disputa entre ambos, en la cual intervino Napolen Bonaparte. Presionados por las
tropas francesas que haban llegado a la pennsula, padre e hijo, fueron invitados a
Bayona, a parlamentar con el Emperador. Mientras esto suceda, el pueblo de Madrid se
levant, el 2 y el 3 de mayo en contra de los invasores galos. En aquel contexto, Carlos
IV abdic a favor de Napolen Bonaparte, y Fernando VII lo hizo un poco despus.
Ambos quedaron prisioneros. Seguidamente, el Emperador nombr a su hermano Jos
Bonaparte, como Rey de Espaa y estableci las bases de un orden liberal. En respuesta
los sectores populares se levantaron masivamente en pos de la independencia y se
constituyeron juntas que reasumieron la soberana dejada vacante. Despus de muchas
idas y vueltas, el 25 de septiembre, se constituy una Junta Central que asumi la
soberana a nivel nacional. Aunque no hizo desaparecer a las provinciales, intent
subordinarlas
1461
suscitando
460
Central empez a esbozar la posibilidad de llevar adelante reformas liberales, que luego
se concretaran con la constitucin de Cdiz de 1812.
Las noticias de estos sucesos arribaron escalonadamente a Hispanoamrica a
partir de mediados de 1808. A pesar de la preocupacin, las autoridades coloniales y las
elites, en principio, dieron muestras de lealtad a Espaa, al Rey y a la junta. En
Venezuela, las primeras novedades se conocieron el 9 mayo de 1808. Esto dio lugar a los
festejos por la asuncin de Fernando VII, empero, la alegra fue pasajera.1462 El 15 de
julio de 1808, lleg el bergantn francs Le Serpent, con dos emisarios que venan con
una misiva del Consejo de Indias, en la cual informaban que Espaa estaba bajo la
dominacin gala y que deba reconocerse la nueva autoridad imperial. A su vez, aquel
mismo da, ancl en el puerto la corbeta inglesa Acasta que daba cuenta del estado de
rebelin que se viva en Espaa y ofreca la colaboracin britnica. Los delegados
franceses se reunieron con el Capitn General interino Juan de Casas (Manuel Guevara
Vasconcelos haba fallecido el 9 de octubre de 1807), para conminarlo a aceptar el mando
de Jos I. Todo esto gener descontento entre amplios sectores sociales que se
movilizaron hacia el cabildo aclamando a Fernando VII y maldiciendo a Napolen
Bonaparte y los franceses. Ante la presin popular, Juan de Casas y los cabildantes
llevaron adelante la jura del nuevo Rey.1463 El 17 de julio, el Capitn General, convoc a
las autoridades polticas, jurdicas, econmicas y militares a una reunin en la que se
discuti el camino a seguir. Un grupo entenda que aquel encuentro tena por objetivo
constituir una junta como las de Espaa. Empero, se desech esa posibilidad y se debati
en torno a la aceptacin o no de las nuevas autoridades peninsulares. Luego de una
intensa discusin, se decidi confirmar la autoridad de Fernando VII. 1464 Esta resolucin
1462
Quintero, La conjura de los mantuanos, Caracas, Academia Nacional de la Historia, UCAB, 2008, pp.
66-69.
1463
Acuerdo del ayuntamiento de Caracas en sesin extraordinaria incontinente por la conmocin del
pueblo y proclamacin de Fernando VII, 15 de julio 1808, compilado en Blanco; Azpurua (comps.), op.
cit., tomo II, pp. 160-161; Yanes, op. cit., pp. 63-64.
1464
Parra Prez, op. cit., p. 153; Yanes, op. cit., pp.65-68; Quintero, op. cit., pp. 71-74; Acuerdo de la
junta convocada por el gobernador y Capitn General de Caracas para resolver sobre los despachos
presentados por los emisarios franceses y el comandante de la corbeta inglesa la Acasta, 17 de julio de
461
1808, compilado en Blanco; Azpurua (comps.), op. cit., tomo II, pp. 166-167; Carta de Juan Vicente de
Arce a Francisco Saavedra, 26 de noviembre de 1808, AHN, Estado, 60, E.
1465
Acuerdo de la Real Audiencia, 18 de julio de 1808, compilado en Blanco; Azpurua (comps.), op.
Proyecto de junta que debe erigirse en Caracas, 28 de Julio de 1808 compilado en Blanco; Azpurua
Carta de Juan Vicente de Arce a Francisco Saavedra, 26 de noviembre de 1808, AHN, Estado, 60, E;
462
Mientras en Venezuela, reinaba una tensa calma que anunciaba una nueva
tormenta. Entre la elite emergieron debates en torno a la legitimidad del gobierno espaol
y local y algunos sugirieron que deba reconsiderarse el proyecto de establecer una junta.
Participaron de estas discusiones figuras notables de la sociedad venezolana, como
Francisco de Toro, (el Marqus de Toro), Antonio Fernndez de Len, Juan Vicente
Bolvar, Simn Bolvar, Mariano Montilla, Toms Montilla, etc. Algunos eran
conservadores, otros moderados y unos pocos ms radicales. Antonio Fernndez de Len
y el Marqus de Toro se convirtieron en los promotores de solicitarle al Capitn General
la ereccin de una junta en la colonia. A tal fin, se realizaron varios encuentros en la casa
de Jos Flix Ribas, donde se fueron estampando las firmas de varios criollos que estaban
apoyaban la propuesta. Muchos otros se negaron.
Poco antes de entregar el documento, empezaron a circular rumores de que los
mantuanos estaban conjurando en contra del gobierno. Para acallar las habladuras, el 23
de noviembre, se present la solicitud a Juan de Casas, aclarando que estaba en
consonancia con las intenciones que ste haba manifestado anteriormente. Todos ellos
eran miembros de la elite e histricamente haban expresado su fidelidad a Espaa Sin
embargo, el Capitn General y el Regente, entendieron que la peticin era una
conspiracin que buscaba terminar con su gobierno y promover la independencia. Por
ello, la Real Audiencia orden el arresto de los implicados en aquel movimiento.1471
En aquel contexto, los oficiales del batalln de pardos de Caracas, y de los
ganaderos de los valles de Aragua y Valencia, le manifestaron a Juan de Casas, su
vocacin de defender el orden instituido. stos tambin pensaban que los mantuanos, el
sector que histricamente los haba dominado, buscaban terminar con los lazos con la
Corona, a la cual vean como una autoridad paternalista que los defenda de los abusos de
la elite.
1472
As, gracias al apoyo de los milicianos pardos, los firmantes del petitorio
Carta de Juan Vicente de Arce a Francisco Saavedra, 26 de noviembre de 1808, AHN, Estado, 60, E.
1472
Castellanos Rueda, Roco; Caballero Escorcia, Boris, La Lucha por la igualdad: Los pardos en la
463
Que es eternamente falsa la especie que le atribuye Sanz de haber dicho que tenan diez mil
negros () porque todos los que sepan como el confesante la constitucin colonial de las partes de
Amrica, cuyas tierras se cultivan () con negros esclavos, saben tambin que aun cuando por
medio de ellos se pudiera hacer cualquier establecimiento, despus seran los mismos duelos las
vctimas de la empresa, como se sabe () con lo ocurrido en () Santo Domingo, de lo que se
debe inferir que ni el confesante ni ninguno de los que pretendan la junta hayan pensando en lo
que se les atribuye y muchos menos los que tienen esclavos como los tiene el confesante. 1475
Como vemos, tanto los acusadores como los imputados tenan una psima imagen
de la revolucin haitiana y coincidan en que un proceso similar no deba repetirse en
1473
formacin de una junta suprema gubernativa, Caracas, Instituto Panamericano de geografa e historia,
1949, p. 205; Gmez, Alejandro The pardo questin: Political struggles on free coloreds right to
citizenship During the revolution of Caracas 1797-1813, en Nuevo Mundos Mundos Nuevos, No. 8, p.8,
http://nuevomundo.revues.org/34503.
1474
Declaracin de Jos Vicente Escorihuela, 1 de diciembre de 1808, op. cit., p.27; Gmez, op. cit., p. 8
1475
Confesin de Mariano Montilla, 1 de marzo 1809, op. cit., pp. 205-206; Gmez, op. cit., p. 8
464
Venezuela. Como nos dice Robert Semple, en aquella poca: La memoria de los
horrores de Santo Domingo () todava acosa la mente de cada uno de los colonos de las
indias occidentales.1476 Este fantasma, lejos de desaparecer, inquietar al grueso de los
blancos de la Tierra Firme hispana durante la mayor parte del proceso de independencia
obrando como un constante marco de referencia desde el cual analizarn los
acontecimientos y como un anti-modelo que deba evitarse a toda costa. Segn Miquel
Izard, un importante sector de los mantuanos que participaron del movimiento, lo
hicieron buscando impedir que se propagasen en la colonia las ideas revolucionarias
francesas que vean avanzar en la metrpoli y, que en su opinin, haban causado ya
demasiado caos en el Caribe.1477
Francisco de Miranda, quien segua con atencin los sucesos, tambin ley aquel
conflicto, tomando como espejo la rebelin de Hait. Defendiendo a los criollos,
consideraba que el gobierno haba cometido un exceso al reprimir a los confabulados
mediante las tropas de pardos. En sus palabras: lo peor de todo era que para cometer este
atentado se haban valido del batalln de mulatos, () pues estos seores vindose
aborrecidos en Amrica y que su tirnica autoridad est ya en el punto de expirar y
quieren ahora librarnos a los furores de mulatos y negros por termino de su infame
gobierno en aquellos infelices pases.1478
A pesar de las acusaciones contra los implicados, la Real Audiencia finalmente, el
declar su absolucin el 5 de mayo de 1809.1479 Las autoridades esperaban haber
superado el mal trago, sin embargo, en los meses siguientes la situacin no hizo ms que
empeorar.
1476
1477
1478
1479
465
1480
Real orden de la Junta Central gubernativa del reino, 22 de enero de 1809, compilado en Blanco;
Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., p. 95; Parra Prez, op. cit, p. 190, Izard, op. cit., p.
139.
1482
Domingo Daz, Jos, Recuerdos sobre la rebelin de Caracas, Caracas, Academia Nacional de la
466
conspirando en contra del Capitn General. stos tenan vnculos con algunos oficiales de
las milicias de pardos, apoyaran el motn, si se tenan en cuenta sus intereses. Este grupo
se propona pasar a la accin el 1 de abril, pero la asonada fue abortada cuando uno de los
implicados los denunci. En respuesta, Vicente Emparn tom medidas represivas que
resultaron insuficientes.
1483
1483
Restrepo, op. cit., tomo I, p. 529; Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., pp.104-111.
1484
1485
Urquinaona y Pardo, Pedro, Memorias de Urquinaona y Pardo, Madrid, Editorial Amrica, 1917, p.
467
benemritos) al nuevo orden poltico para impedir que se replicaran en Venezuela los
sangrientos sucesos de la revolucin de Hait.1487 Recordemos que all la exclusin inicial
de los affranchis haba derivado en una guerra civil que luego propici la rebelin de los
esclavos. A los fines de asegurar la lealtad de aquel grupo social: se nombr al blanco
mantuano Jos Flix Ribas como integrante de la nueva junta, en calidad de representante
del gremio de los pardos, se increment el sueldo de las milicias de pardos y se ascendi
a los principales oficiales pardos al cargo de coronel.1488
Adems de estas resoluciones, se desterr al Capitn General, al Intendente y a
otros militares y funcionarios opuestos al nuevo gobierno.1489Posteriormente, se invit al
resto de las provincias a participar de la organizacin de un nuevo orden poltico. Por
ltimo, se public una proclama del mismo tenor a los pueblos de Hispanoamrica,
convocndolos a desconocer al Consejo de Regencia y a conformar juntas para reasumir
la soberana en nombre de Fernando VII.1490 Durante los das subsiguientes,
las
1487
Bolivariana, Almanack, Guarulhos, Nro. 1, primer semestre de 2011, p.14; Gmez, op. cit., p. 9
1488
1489
1490
capitales de Amrica, Gaceta de Caracas, 18 de mayo de 1810; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 535-537.
1491
468
llevar adelante las elecciones al futuro congreso de Venezuela. Como seala Alejandro
Gmez, en esta oportunidad los juntistas buscaron asegurar la fidelidad de los pardos
benemritos, estableciendo un reglamento electoral mediante el cual podan votar todos
los varones libres mayores de edad que fuesen propietarios.1492 El estatuto rezaba: Todas
las clases de hombres libres son llamadas a () concurrir con su voto a la delegacin de
los derechos personales y reales que existieron originariamente en la masa comn y que
le ha restituido el actual interregno de la monarqua1493 y estableca la exclusin de:
las mujeres, los menores de veinticinco aos () los dementes, los sordomudos, los que tuvieran
causa criminal abierta, los fallidos, los deudores a caudales pblicos, los extranjeros, los
transentes, los vagos pblicos y notorios, los que hayan sufrido pena corporal aflictivo o
infamatoria y todos los que no tuvieran casa abierta o poblado, esto es que vivan en la de otro
vecino particular a su salario y expensas o en actual servicio suyo, a menos que () sean
propietarios por lo menos de dos mil pesos en bienes muebles o races libres. 1494
Venezuela desde la perspectiva de los Libres de Color y de las pugnas poltico-blicas que se dieron en
torno a su acceso a la ciudadana, 1793-1795, en Nuevo Mundo-Mundos Nuevos Nro 8., 2008, pp.15-16.
http://nuevomundo.revues.org/3298
1493
469
1497
1498
Castellanos Rueda; Caballero Escorcia, op. cit., pp. 139-140; Gmez, op. cit., pp. 16-17. Restrepo, op.
470
militar contra la ciudad de Coro, que result derrotada y tuvo que retornar a Caracas. 1499
En dicho marco, el 10 de diciembre de 1810, regres Francisco de Miranda a
Venezuela.1500 La elite gobernante le tena mucho temor por considerarlo un radical y
porque pensaba que su presencia poda intensificar conflictos con el Consejo de
Regencia. Por ello, intent impedir su desembarco. Empero, eso no fue posible e incluso
fue recibido de manera apotetica por amplios sectores de la poblacin local.1501
Durante los ltimos meses de 1810, se realizaron los comicios para el congreso
venezolano. Segn Alejandro Gmez, en el mismo sufragaron algunos pardos
benemritos, aunque slo resultaron electos blancos integrantes de la elite mantuana.1502
Mientras se realizaban estas elecciones, desde Puerto Rico, Antonio Ignacio Cortabarra,
le inform a la Junta de Caracas, acerca del llamado a las Cortes de Cdiz y le solicit
que se sometieran a la metrpoli. Como la respuesta fue negativa, el delegado espaol
reimpuso el bloqueo y dio patente de corso a todos aquellos que quisieran atacar a los
buques americanos. Estas medidas intensificaron el conflicto, pero no cumplieron su
objetivo, dado que los revolucionarios continuaron en su tesitura.
A poco de arribar, Francisco de Miranda se sum a la Sociedad Patritica, que
para esta poca ya se haba convertido en un club poltico, de corte ilustrado, liberal e
independentista. Con el tiempo, pas a ser el presidente de aquella organizacin. La
integraban los criollos ms exaltados, como los hermanos Ribas (quienes volvieron de su
exilio en abril de 1811), los Montilla, los Briceo, Simn Bolvar, Francisco Javier
Yanes, entre otros. A diferencia del sector hegemnico conservador, estos promovan
abiertamente la independencia y bregaban por la extensin de la ciudadana a todos los
pardos. Dichas ideas eran divulgadas en El Patriota de Venezuela su rgano de prensa.
Siguiendo este ideario poltico, permitieron la participacin de cuatro pardos como
miembros activos del club. Asimismo, estuvieron vinculados a esta agrupacin, varios
franceses que haban arribado recientemente a Venezuela y eran colaboradores o
1499
Ejrcito de Occidente; Gaceta de Caracas, 18 de diciembre de 1810; Urquinaona y Pardo, op. cit.,
p.65.
1500
1501
1502
471
cercanos a Francisco de Miranda. Estos eran: Pedro Antonio Leleux, J. Du Cayla, Juan
Baillo y Luis Delpech.1503 En particular, los dos ltimos haban participado en las
revoluciones franco-antillanas. Durante la poca colonial, Juan Baillo fue un petit blanc
de Saint Domingue, que se dedicaba, con su hermano, a la impresin de textos. La
agitacin de la isla lo llev a involucrarse en la poltica, militando con los pompons
rouges en contra de los affranchis y los esclavos rebeldes. As, para 1791 se convirti en
el director de la imprenta de la Asamblea Provincial del norte. Un ao ms tarde, pas a
ser uno de los lderes de aquella tendencia en Le Cap Franais. En aquel contexto,
arribaron los delegados Sonthonax y Polverel e impusieron reformas post-racistas. Juan
Baillo y sus compaeros, agrupados en el club jacobino Los amigos de la revolucin
se opusieron a aquellas medidas y levantaron en armas al regimiento de blancos en contra
de los comisarios. Sin embargo, aquella ofensiva fue derrotada y Sonthonax orden la
inmediata deportacin del impresor y los cabecillas a Francia. All, luego de un tiempo,
no slo alcanzaron su libertad, logrando que Sonthonax y Polverel fueran llamados a
regresar
Francia,
bajo
la
denuncia
de
haber
llevado
adelante
acciones
Verna, Paul, Tres franceses en la independencia de Venezuela, Caracas, Monte vila Editores, 1973,
p. 87.
1504
472
Louis Delpech fue uno de los delegados del Prefecto de Martinica que negoci con las
autoridades coloniales de Venezuela el auxilio a dicha misin. A pesar de que no hay
datos certeros acerca de su derrotero posterior, segn Paul Verna, ste se qued a vivir en
Hait hasta que se mud a Caracas en 1810. All, se desempe como comerciante y se
asoci con Juan Baillo para establecer la referida imprenta. Intervino en la Sociedad
Patritica y durantes los aos subsiguientes se convirti en un cercano colaborador de
Francisco de Miranda. Muy probablemente, ambos franceses compartieron con sus
nuevos colegas criollos sus experiencias en Hait y en las antillas galas. Convirtindose,
de esa manera, en otra de las tantas vas de comunicacin, mediante la cual aquellos
sucesos repercutieron en la Tierra Firme hispana.1505
Robert Semple, deca que la Sociedad Patritica: Tiene fuertes marcas de
origen francs y una cercana afinidad al () club de los jacobinos, () por la violencia y
extravagancia de los discursos que () se pronuncian como su influencia sobre las
medidas del gobierno. ().Miranda fue elegido presidente, () se sumaron como
miembros cuatro mulatos, para la satisfaccin de todos los amantes de la verdadera
igualdad1506 Por su parte, Pedro Urquinaona y Pardo afirmaba: Una sociedad llamada
patritica, cuyos individuos () prometen concurrir con sus medios y luces al logro de la
independencia y libertad absoluta: una reunan que ya pasa de cien individuos entre los
cuales hay varios franceses de nacimiento, dscolos por carcter, revolucionarios por
inclinacin y detestables por sus mximas libertinas.1507 Estas definiciones resultan un
tanto exageradas, debido a que, los integrantes blancos eran ms bien moderados
comparados con los jacobinos. Sobre todo si lo cotejamos con la radicalidad que
asumieron estos ltimos a partir de los aos 1793-1794, cuando asumieron las demandas
abolicionistas de los esclavos rebeldes de Saint Domingue. Es menester recordar que, el
propio Francisco de Miranda, tena una psima imagen de los jacobinos y que durante sus
aos en Francia, haba militado en el partido de los girondinos. Asimismo, como ya
1505
1506
1507
Urquinaona y Pardo, Pedro, Manifiesto de un espaol americano a sus compatriotas de la Amrica del
Sur apoyado en hechos y observaciones propias escrito en Caracas ao de 1811, Cdiz, Imprenta de la
Junta Provincial, 1812, p. 13.
473
vimos, abogaba por una revolucin fundamentalmente pacifica, liderada por las elites
ilustradas, se opona a la emancipacin de los esclavos y tema a un estallido como el de
Hait. Sin embargo, ciertamente en aquel contexto representaban, el ncleo ms radical
de los criollos. Segn Alejandro Gmez, una relevante diferencia entre ambos grupos era
su posicin poltica hacia los hombres libres de color. Aunque ambos, deseaban su
integracin para evitar una guerra de razas como la de Saint Domingue, los mantuanos
conservadores estaban dispuestos a otorgarle la ciudadana slo a los pardos benemritos,
mientras que, los miembros de la Sociedad Patritica, promovan su extensin a todos los
afrodescendientes libres. Esto gener tensiones, que se fueron intensificando con el
tiempo.1508
Luego de las elecciones, el 2 de marzo de 1811, se estableci el Congreso de las
Provincias Unidas de Venezuela.1509 Ese mismo da, fueron apresados, por las
autoridades criollas, seis pardos (cercanos a la Sociedad Patritica), acusados de difundir
textos revolucionarios que exaltaban la igualdad y la libertad. Esto gener preocupacin
en la elite gobernante, que rpidamente intent pacificar la situacin, declarando que
confiaba en la fidelidad de los hombres de color al nuevo rgimen. El propio Pedro
Arevalo, principal aliado de los mantuanos, public, das despus, una proclama en la
Gaceta de Caracas en la que condenaba el accionar de los pardos radicalizados y
revindicaba la lealtad de aquel grupo al gobierno.1510De esta manera, se restableci la
calma.
Durante los meses subsiguientes, se llevaron a cabo las sesiones del primer
1509
1510
Representacin de Pedro Arvalo, Gaceta de Caracas, 15 de marzo de 1811; Gmez, op. cit., p.20.
474
1511
Independencia en Mercurio Venezolano, No. III, marzo, 1811, p.5; Gmez, Le syndrome de Saint
1513
1514
Heredia, Jos Francisco, Memorias del Regente Heredia, Madrid, Editorial Amrica, 1916, p.41.
1515
475
debido a que, desde Puerto Rico, el delegado del Consejo de Regencia que la metrpoli
les haba otorgado la igualdad de derechos a los libres de color. Esto no era as, dado que
las Cortes todava no haban tratado ese tema, sin embargo, el comisario se tom la
atribucin de interpretar libremente los decretos precedentes que estipulaban la igualdad
legal.1516 Aquella situacin gener la preocupacin del Congreso, que decidi enviar una
expedicin militar para reprimir el levantamiento. El Marques de Toro, uno de los
principales jefes del sector mantuano conservador, realiz un intento de pacificacin que
fracas estrepitosamente. Francisco de Miranda estuvo a cargo del segundo ejrcito que
march hacia Valencia, imponindose ante los rebeldes.1517 Tal como sugiere Clement
Thibaud, este primer suceso sangriento, protagonizado por los pardos insurrectos,
intensific el temor entre los diputados de que se repitieran en Venezuela los horrores de
la revolucin de Hait.1518
Sin embargo, como ya seal, aquel terror tambin asaltaba a muchos realistas.
Por ejemplo, Narciso Coll y Prat el Arzobispo de Caracas, vea con estupor los
acontecimientos de Valencia a los cuales describa con los siguientes trminos: cay la
ciudad en anarqua, las castas entregadas al pillaje y a la embriaguez, se reconcentraron
en la plaza mayor, en el convento de San Francisco y en uno de los cuarteles y
comenzando ya a hacer la defensa de la igualdad y libertad, incendiaron los libros
parroquiales en que por clases estaban sentadas las personas, hicieron profugar a los
blancos y continuaron su resistencia intil hasta el doce de agosto en que se rindieron
() quedando () dos mil quinientos hombres.1519 Segn el Regente Jos Francisco
Heredia, la independencia trajo la guerra y la desolacin () algo que era sencillo de
1516
1517
Parte oficial del General Francisco de Miranda, 21 de julio de 1811, Gaceta de Caracas, 30 de julio
de 1811; Yanes, Francisco Javier, Relacin documentada de los principales sucesos ocurridos en
Venezuela desde que se declar estado independiente hasta el ao 1821, Caracas, Editorial Elite, 1943,
tomo I, pp. 5-11.
1518
Coll y Prat, Narciso, Memoriales sobre la independencia de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de
476
1521
Repblica de Venezuela, 1986, tomo I, p. 200; Gmez, La Revolucin de Caracas desde abajo, op. cit.,
p.22.
1522
Sesin del 31 de julio de 1811, op.cit., p. 205; Gmez, op. cit., p.23.
477
1523
Constitucin federal para los estados de Venezuela, compilado en Grases, Pedro (comp.),
Urquinaona y Pardo, Memorias de Urquinaona., op, cti, pp 74-88; Retrepo, op. cit., tomo II, pp. 60-62,
Daz, op. cit., pp.85-85; Restrepo, op.cit, tomo II, pp. 62-64.
478
1527
Colombia y Venezuela, Bogot, Planeta, 2003, pp. 99-101; Gmez, op. cit., p. 25.
1528
1529
Ley marcial, 19 de junio de 1811, op. cit., tomo XXIV, pp. 405-410.
Acto de conscripcin de esclavos, 21 de junio de 1812, op. cit., tomo XXIV, pp. 413..
479
a los pardos, abatido a los godos, disgustado a los mantuanos y ha sido un contrafuego
para la revolucin de los valles de Capaya.1530 Pedro Urquinaona y Pardo, crey ver en
ese decreto una reedicin de los sucesos de la revolucin haitiana. En sus palabras:
Lleg aqu a tocar el trmino de preparar escenas semejantes las del Guarico, por
medio de la ley marcial, que pudo amotinar los esclavos, elevndolos la clase de
ciudadanos, cuando poco antes ni los reconocan ni los trataban como hombres,
singularmente en los penosos trabajos de las haciendas.1531 A fines de junio, sobrevino
la rebelin masiva de los esclavos y pardos de la zona de Barlovento. Estos se levantaron
en armas revindicando a Fernando VII, sin embargo, al hacerlo, llevaron adelante la
destruccin de las plantaciones y la masacre de los blancos. En un informe al Rey, escrito
en 1818, el arzobispo Narciso Coll y Prat describa la situacin:
Los negros y los esclavos libres que despus de la ley marcial tomaron las armas, levantaron el
grito () por la causa justa de la nacin, pero aquella nube de cuervos no pens luego sino en
cebarse en cadveres de los blancos. Ello suponan en su natural ferocidad, que yo estaba preso en
el sitio de arauli, y al paso que sentan vivamente las victorias del general Monteverde aspiraban,
a pretexto de que seguan al partido de V.M. llevarlo todo a sangre y fuego, continuar sus robos,
saquear la ciudad, de que distaron media jornada y ejecutar en ella los asesinatos, que sin
distincin de sexos, ni edades haban cometido en los valles de Caucagua y otros de su
procedencia.1532
Simn Bolvar, tambin tena palabras muy duras para dar cuenta de lo sucedido:
Revent en lo valles, de la costa este, la revolucin de los negros, libres y esclavos, provocada,
auxiliada y sostenida por los emisarios de Monteverde. Esta gente inhumana y atroz, cebndose en
la sangre y bienes de los patriotas, de que se les dio una lista en Curiepe y Caucagua, marchando
contra el vecindario de Caracas, cometieron en aquellos valles, y especialmente en el pueblo de
Guatire, los ms horrendos asesinatos, robos, violencias devastaciones. Los rendidos, los pacficos
1530
Carta de Juan Paz del Castillo a Francisco de Miranda, 5 de julio de 1812, tomo XXIV, pp. 288.
1531
1532
480
labradores, los hombres ms honrados, los inocentes, moran a pistoletazos y sablazos, o eran
azotados brbaramente.1533
Segn mltiples testimonios de la poca, aquella rebelin fue instigada por los
propios realistas, que les ofrecieron la libertad a los esclavos, a cambio de asumir la
defensa del Rey.1534 Por ejemplo, Jos Francisco Heredia afirma: La sublevacin de los
esclavos de Curiepe y otros valles de Barlovento, donde esta el mayor nmero de
haciendas de Cacao. La excitaron y fomentaron algunos europeos y otros adictos a la
causa de la metrpoli, creyendo mejorarla de este modo como sucedi parcialmente, pues
hasta Miranda se asombro de or entre estas gentes la voz de libertad que tan halagea es
para unos y tan temible para otros, () y que los negros saqueaban y mataban blancos en
nombre de Fernando VII. 1535
Como vemos, los esclavos se sumaron a dicha causa, empero, la situacin se
descontrol y los rebeldes actuaron de manera autnoma, atacando a todos los blancos
por igual. Tan masiva fue el movimiento que en poco tiempo puso en jaque a Caracas.
Una pregunta pertinente, es si los insurrectos actuaron influidos por la revolucin haitiana
o si su ideario era estrictamente realista. Aunque est claro que durante los aos
anteriores haba circulado informacin sobre el referido proceso entre las castas de
Venezuela, no hay documentos escritos por los propios insurgentes que prueben una
vinculacin estrecha entre ambos sucesos. Lo que cual, no quiere decir que no sea
factible algn tipo de influencia. Ms bien todo lo contrario. No obstante ello, los blancos
de ambos bandos, vivieron dicho levantamiento como un renacimiento de los horrores del
Gurico en la Tierra Firme hispana.1536 Narciso Coll y Prat, consideraba que la antigua
lucha del negro Miguel, haba resurgido con la pblica leccin que el negro gobierno
1533
Bolvar, Simn, Exposicin sucinta de los hechos del comandante espaol Monteverde, durante el ao
Bolvar, op. cit., en op.cit., tomo I, p. 226; Yanes, op.cit, tomo I, p. 44.
1535
1536
481
francs de Santo Domingo, esta dando a toda la costa firme.1537 O sea, para los propios
instigadores de aquel levantamiento, ste estaba marcado por el ejemplo de Hait.
En el contexto de aquella profunda crisis, el Generalsimo, tom algunas medidas
desesperadas. Una de ellas fue buscar auxilio en el extranjero enviando delegados a
Estados Unidos, Inglaterra, Hait y las colonias francesas. Segn Parra Prez, ms all del
apoyo diplomtico y econmico, estaba interesado en reclutar hombres en las antillas
para reforzar su ejrcito.1538 Confiaba poder enlistar numerosos soldados en las islas
galas, por ello envi a Louis Delpech y a J. Du Cayla para cumplir con dicha misin. En
carta a Vicente Salias, manifestaba su intencin de despachar una: comisin a Martinica
y Guadalupe invitando a todos los franceses que () quieran unirse a nosotros. Con el
objeto de activar este negocio va () Delpech.1539 Adems voluntarios, Louis Delpech
crea poder conseguir cerca de 15.000 fusiles franceses que haban sido despachados
desde Martinica y Guadalupe, hacia la isla de Barbados. Asimismo, antes de partir, le
envi dos cartas de affranchis de Hait. En su misiva le deca: Incluyo a V.E. dos cartas
de mulatos de Santo Domingo, gente muy rica y que esta muy cansada de revoluciones.
Por ellas V.E. podr deducir las disposiciones en que se encuentra dicha clase. 1540 La
primera de ellas, estaba escrita por M.L Trichet, un acaudalado comerciante y la segunda
por M. Bonnet, un rico general que haba sido Secretario de Estado de Alexandre Petin.
Ambos se mostraban interesados en residir en Venezuela.1541 Bonnet le peda a Delpech
que le diese noticias del pas y le informase acerca de cmo: son tratados los extranjeros
y si hay all medios de ejercer su industria con provecho y seguridad, si el comercio
ofrece algunos beneficios () dme usted todos los detalles que pueda () para ()
fijar las resoluciones de aquellos de nuestros amigos que quisieren dirigirse hacia dicho
pas.1542 Esta ltima frase, parece dar cuenta, que eran numerosos los affranchis que
1537
1538
1539
Carta de Francisco de Miranda a Vicente Salias, 10 de junio de 1812, op. cit., tomo XXIV, p. 449.
1540
Carta de Luis Delpech a Francisco de Miranda, 2 de junio de 1812, op. cit., tomo XXIV, p. 357.
1541
Carta de M.L Trichet a M. Lebn, 19 de mayo de 1812, op. cit., tomo XXIV, p.359; Carta de
482
tenan intenciones de vivir en la Tierra Firme hispana. Segn Paul Verna, es posible que
el propio Louis Delpech le haya sugerido al Generalsimo el incentivo de aquella
migracin y de reclutar soldados en la isla.1543 Sea como sea, lo que esta claro es que a
comienzos de julio de 1812, Francisco de Miranda tom esta resolucin designando a L.
Martn para cumplir con esta misin. Se le orden que fuese de inmediato a Jacmel y a
Les Cayes, para enlistar 500 hombres, a los que se les ofreca gozar de la ciudadana
venezolana. Asimismo, deba promover la migracin de todos aquellos obreros y
agricultores, que quisieran ir a vivir a Venezuela.1544 A tal fin, Carlos Soublette le
escribi, el 7 de julio, a Manuel Mara Casas: Te recomiendo de nuevo a nombre del
general el prontsimo despacho de L.M. Martn porque mira que su comisin es
sumamente importante1545 y luego, el 9 de julio al Intendente Antonio Fernndez de
Len: Mr. L.M. Martn va con una comisin no menos importante que la que se puso al
cargo de Du Cayla. El Generalsimo quiere que inmediatamente se le facilite una pailebot
para transportarse a Jacmel en la isla de Santo Domingo y le franquee usted 400
pesos.1546 Segn, Parra Prez, el delegado viaj haca la isla y realiz las tratativas,
consiguiendo interesar a varios militares haitianos. Sin embargo, stos no pudieron
migrar, debido a la falta de transportes y lo dificultoso de la operacin. Adems, la cada
de la primera repblica tir por la borda cualquier nuevo intent de proseguir con aquella
misin.1547
Otra pista interesante, en torno a la vocacin del Dictador de sumar haitianos a la
causa republicana, la encontramos en un pequeo suceso que ocurri a fines de junio de
1812. En aquella oportunidad, arrib a La Guaira la goleta Repblica de Hait que
supuestamente, traa 30 voluntarios haitianos los cuales no fueron admitidos por Miguel
ngel Casas, el comandante local. Cuando el Generalsimo se enter de la situacin, la
conden a travs de sus colaboradores Carlos Soublette y Jos Sata. Miguel Pea, a la
sazn Gobernador de La Guaira, le escribi a Francisco de Miranda, para explicarle que:
1543
1544
1545
Carta de Carlos Soublette a Antonio Fernndez Len, 9 de julio de 1812, tomo XXIV, p.144.
1546
Carta de Carlos Soublette a Antonio Fernndez Len, 9 de julio de 1812, tomo XXIV, p.144.
1547
483
Son chismes con que se pretende desacreditar a Casa (). Es verdad que no se admiti
el desembarco de la gente que traa dicha goleta, que consista en un padre de familia con
su mujer y siete hijos, despus de haber yo mismo preguntando en francs si quera tomar
las armas para defender este suelo y de habrseme contestado que vena a buscar alguna
manera de vivir sin expresar que oficio tena. Los hijos eran dos pequeos y s qued en
tierra un solo pasajero que vena til para la guerra.1548
Miguel Pea defenda su accionar y el de Miguel ngel Casas, apelando a lo
intil de la tripulacin. Sin embargo, le agradeca que le dejara en claro cual deba ser la
poltica a seguir con: () la bandera que se titula de la Repblica de Hait por ser muy
fcil que en alguna otra vez no la hubisemos admitido, () por el peligro de que con
este pretexto se levanten corsarios y tambin de que traigan sobre este suelo las
desastrosas ideas de la revolucin de Santo Domingo.1549Con esta ltima frase, daba
cuenta, de que en realidad lo primordial, a la hora del rechaz, haba sido el pavor que
sentan frente a las posibles influencias negativas de la revolucin haitiana.
Dicho todo esto, es menester preguntarse que motiv a Francisco de Miranda a
tomar todas estas ltimas decisiones. Acaso hubo un cambio significativo en su
concepcin acerca del proceso haitiano? A pesar de la audacia de aquellas resoluciones, a
diferencia de lo que sugiere Paul Verna, todo pareciera indicar que no fueron expresin
de una radicalizacin ideolgica, sino un acto de pragmatismo. La situacin era tan
crtica, que haba resuelto sumar algunos esclavos a su ejrcito y buscar ayuda hasta en
Hait. De hecho, el Dictador no apost nicamente a encontrar auxilio en ese pas, sino
que intent conseguirlo en todas las potencia amigas.1550
Como vimos, la misin de L.M Martin, no logr sus cometidos. Sin embargo,
gener preocupacin entre los realistas, quienes crean que Miranda estaba dispuesto a
reclutar miles de soldados haitianos para el ejrcito republicano. Estos ltimos, sumados
a los rebeldes de Barlovento, podan generar en una desastrosa guerra de razas en
Venezuela. En su informe al Rey, Narciso Coll y Prat, seal el temor que senta cuando
recibi de parte de un cura noticias sobre los desmedidos excesos de los insurrectos de
1548
Carta de Miguel Pea a Francisco de Miranda, 27 de junio de 1812, tomo XXIV, p.234.
1549
1550
484
1551
1552
1553
485
1556
Idem, p. 316.
486
Se buscaron a varias personas que acercasen a la multitud y la fueran disponiendo para las
ulteriores medidas que era necesario adoptar. () Juan Jos Solano y Pedro Romero fueron
encargados en el barrio de Getseman de atraerse un gran nmero de hombres de valor y de
resolucin que estuvieran prontos al primer llamamiento de Garca Toledo.() Pedro Romero era
un apoyo de importancia en la ciudad el quedo convencido de la justicia del proyecto y dispuesto a
cooperar con su influjo () Por su intervencin juntamente con la de Solano, qued todo el barrio
de Getseman comprometido() Del mismo modo fueron designados otras personas para el
mismo objeto en los barrios de la Catedral y de Santo Toribio.1558
El 14 de junio, los criollos junto con los lderes pardos, movilizaron a los sectores
populares que fueron: () armados con machetes () frente al Palacio del Gobernador
() para imponer un nuevo cambio de autoridades. 1559 Aquella estrategia dio resultado
y finalmente el Cabildo destituy y desterr a Cuba a Francisco Montes y en su lugar,
1557
Apuntamientos para escribir una ojeada sobre la historia de la transformacin poltica de la Provincia
1559
Idem, tomo I, pp.127-128; Mnera, Alfonso, El fracaso de la nacin: regin, clase y raza en el Caribe
487
Acta de la sesin del Cabildo de Cartagena, 14 de junio de 1810, compilado en Corrales (comp.), op.
Edicto por el cual el Cabildo de Cartagena excita a los habitantes de la ciudad a procurar la unin a
que respeten y obedezcan a las autoridades y orden la formacin de dos batallones, compilado en Corrales
(comp.), op. cit., tomo I, pp. 94-95; Mnera, op. cit., pp. 185-189; Helg, op. cit., pp. 122-123; Gutirrez
Ardila, Daniel, Un nuevo reino: geografa poltica, pactismo y diplomacia durante el interregno en Nueva
Granada (1808-1816), Bogot, Universidad Externado de Colombia, 2010, p.197
1562
1563
488
Reorganizacin de la Junta Suprema de Cartagena de Indias, compilado en Corrales (comp.), op. cit.,
Exposicin que la Junta de la Provincia de Cartagena de Indias hace a las dems de la Nueva
Granada, compilado en Corrales (comp.), op. cit., tomo I, pp. 153-163; Gutirrez Ardila, op. cit., pp.220221.
1566
El mes de agosto en Mompox, compilado en Corrales (comp.), op. cit., tomo I, pp. 187-201; Helg,
489
1568
490
En todo el resto del da [4 de febrero], cada vez iba tomando el pueblo ms fermentacin y ()
toda la noche fue de revolucin: ms de tres mil almas estaban patrullando y andando por las
calles ().Este da 5 fue de horror y espanto. Las calles nubladas de gente buscando cmplices de
la sublevacin del Fijo que segn decan eran todos europeos. () Da de juicio pareca; el furor
lleg al ltimo desenfreno y no se respetaba otra autoridad que la de la junta. En los das 6, 7, 8, 9
y hoy 10 continuaron las prisiones y movimientos pero ya con ms lentitud por estar asegurados
1569
Defensa hecha por el seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las
calumnias de los autores de la conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.)
op. cit., tomo I, p. 390; Caballero Escorcia, Boris, Participacin de los pardos en Cartagena de Indias y
Caracas durante el proceso de independencia (1808-1812), Sur/Versin Nro 2, enero-junio 2012, p. 61;
1570
491
los principales y estarse siguiendo la causa de la insurreccin y lesa patria por el seor Garca
1571
Los espaoles aterrados migraron masivamente hacia Santa Marta, para defender
desde all la causa del rey. Los cabecillas fueron apresados, aunque despus se los liber
y se exiliaron.
1572
pardos gener la ruptura entre el ala criolla y espaola de la elite. Sin embargo, el
liderazgo de Jos Mara Garca de Toledo entre ese grupo sali debilitado, por haber
moderado la represin contra los complotados y haberse mostrado muy dbil en defensa
del nuevo orden.1573 En aquel contexto, un sector ms radical de los criollos comenz a
ganarse la adhesin de los pardos. Los hermanos Germn y Gabriel Gutirrez de Pieres,
junto con Ignacio Moz (casado con una mulata hija de Pedro Romero) acaudillaban
esta tendencia, que promova un discurso igualitarista e independentista. Originarios de
Mompox, eran hermanos de Vicente Celedonio Gutirrez de Pieres, quien haba
liderado la Junta en aquella ciudad hasta que fue aplastada por las fuerzas cartageneras.
Durante los meses subsiguientes, dicho partido comenz a difundir su ideario mediante la
prensa y a vincularse con los sectores subalternos. Asimismo, llev adelante una campaa
de presin frente a la Junta, llegando a presentar un petitorio firmado por 479 vecinos, en
el cual solicitaban declarar la independencia1574. Aunque su reclamo fue rechazado, la
militancia continu, y los sucesos de Espaa coadyuvaron al avance de la causa.
1571
Corrales, Manuel Ezequiel (comp.), Efemrides y anales del Estado de Bolvar, Bogot, Casa Editorial de
J.J Prez, 1889, tomo II, pp. 66-68.
1572
Defensa hecha por el seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las
calumnias de los autores de la conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.)
Documentos para la historia de la provincia de Cartagena, hoy estado soberano de Bolvar en la Unin
Colombiana, op. cit., tomo I, pp. 391-392; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 95-98.
1573
Mnera, op. cit., pp. 193-196; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 97-99; Helg, op. cit, p. 127.
1574
(comp.), Efemrides y anales del Estado de Bolvar, op. cit., tomo II, pp. 72-73; Defensa hecha por el
seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las calumnias de los autores de la
conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.), Documentos para la historia de
la provincia de Cartagena, hoy estado soberano de Bolvar en la Unin Colombiana, op. cit., tomo I, p.
368; Mnera, op. cit., p. 201; Helg, op. cit., p. 128
492
1576
493
palacio del gobernador donde estaba sesionando la junta. Luego, enviaron como
delegados ante la Junta a Ignacio Muoz y a Nicols Mauricio de Omana, para presentar
sus demandas: declaracin de independencia, divisin de poderes, abolicin de la
inquisicin, exclusin de espaoles del gobierno y del regimiento fijo, y otorgamiento de
cargos de oficial a los pardos en sus milicias.1577 Ante la negativa de los representantes de
la elite, entraron violentamente al recinto y los amenazaron con sus armas. Jos Garca de
Toledo intent resistir a la rebelin, sin embargo, fue agredido fsicamente y conminado a
obedecer. As, la aristocracia se vio obligada a cumplir con la demandas de los
insurrectos y a decretar la independencia de Cartagena. Jos Mara Garca de Toledo,
considero que aquel da haba sido: un da de llanto y de escndalo, no slo para esta
plaza y su provincia, sino para todo el reino.1578 Pocos despus, como vimos
previamente, aquel estado firm el acta de federacin, pasando a formar parte de las
Provincias Unidas de Nueva Granada. A partir de dicho momento, adems del conflicto
que exista con el bastin realista de Santa Marta, se cre una situacin de gran tensin en
la provincia, debido al constante choque entre la fraccin de los toledistas y los pieristas.
Aunque los primeros seguan controlando la Junta y las riendas del gobierno, los
segundos contaban con el apoyo activo de los pardos movilizados. Gracias a ello, luego
de la independencia, lograron imponer el llamado a un congreso constituyente y la
promulgacin de una ley electoral, que estableca la participacin de los sectores
afrodescendientes en el proceso electivo. Esto permiti que tres pardos fueran designados
como diputados para dicha asamblea: Pedro Romero, Remigio Mrquez y Cecilio
Rojas.1579 A partir del 21 enero de 1812, se estableci la convencin que nombr a Jos
Mara del Real como Presidente del estado y a Germn Gutirrez de Pieres como
Presidente de aquel organismo. Desde ese momento se dieron toda una serie de debates
1577
Nez, Marcelino Manuel, Exposicin de los acontecimientos memorables relacionados con mi vida
poltica que tuvieron lugar en este pas despus desde 1810 en adelante compilado en Corrales, (comp.),
tomo I, pp. 411-412; Restrepo, op. cit., tomo I, pp. 126-127.
1578
Defensa hecha por el seor Jos Mara Garca de Toledo de su conducta pblica y privada por las
calumnias de los autores de la conmocin del 11 y 12 del presente mes, compilado en Corrales, (comp.)
tomo I, op. cit., pp. 390.
1579
Constitucin del estado de Cartagena, 14 de junio de 1812, compilado en Corrales, (comp.), op. cit.,
tomo I p. 546.
494
1580
1581
de Indias 1812-1815, Historia Caribe, vol. III, nro. 8, 2003, p. 26; Prez Morales, Edgardo, El gran
diablo hecho barco: Corsarios, esclavos y revolucin en Cartagena y el Gran Caribe 1791-1817,
Bucaramanga, 2012, p.83.
1582
Sourdis de la Vega, Adelaida, Cartagena de Indias durante la primera repblica 1810-1815, Bogot,
Banco de la Repblica, 1988, pp. 47-48; Restrepo, op. cit., tomo I, p. 154.
1583
en la Nueva Granda, 1808-1816, Historia Caribe, Num 16, 2010, p. 71; .Prez Morales, op. cit., p. 92.
495
Conclusin
En la primera parte de este captulo analic las repercusiones de la revolucin
haitiana en Venezuela durante los aos 1808-1812. A modo de sntesis, es posible afirmar
que dicha influencia fue importante, pero ya no de forma directa como en la etapa
precedente, sino ms bien como un marco de referencia a partir del cual los sectores en
pugna analizaron el proceso en marcha, su propio accionar y el de sus enemigos. As,
durante el juicio a los implicados en la conjura de los mantuanos, los defensores del
orden acusaron a los conjurados de haber tramando una sublevacin de esclavos para
llevar adelante una revolucin similar a la de Saint Domingue. Acusaciones, infundadas,
que los imputados rechazaron, aduciendo que esa medida hubiese significado su
desaparicin como sector dominante, tal como haba sucedido en Hait. Claramente,
1584
pardocracia en el Caribe Colombiano, Historia Caribe, Num 14. 2009, p.119; Prez Morales, op. cit., p.92
1585
Quintero, Ins, Venezolanos en Cartagena 1812-1815, en Calvo Stevenson, Haroldo y Meisel Roca,
496
ambos grupos compartan los mismos temores frente al espectro de la revolucin negra.
Posteriormente en 1810, aquel miedo, fue lo que motiv a los miembros de la elite
juntista, a promover un moderado igualitarismo en favor de un sector de los pardos.
Teniendo al Gurico en mente, integraron a esos afrodescendientes para domesticarlos y
prevenir una guerra racial. Asimismo, a pesar de su diferencias, las diversas tendencias
que abarcaban el arco revolucionario pretendan seguir un camino fundamentalmente
pacifico y ordenado, evitando explcitamente el ejemplo haitiano. Sin embargo, algunos
conservadores acusaron a la Sociedad Patritica de revindicar un ideario jacobino y de
impulsar una transformacin poltica que inevitablemente llevara una catstrofe como la
de Hait. Casualmente, dos franceses, integrantes de dicha agrupacin haban participado
de los acontecimientos de la isla.
A partir de la declaracin de la independencia de Venezuela, en 1811, la situacin
se complic en la medida que empezaron a profundizarse los conflictos armados y los
afrodescendientes comenzaron a levantarse. En el contexto de la guerra civil, Francisco
de Miranda decret el reclutamiento de mil esclavos, para fortalecer el ejrcito patriota y
los realistas impulsaron la insurreccin de los esclavos y los pardos de la regin de
Barlovento. La situacin se fue de las manos y la rebelin popular adquiri su propia
autonoma. Debido a la carencia de documentos elaborados por los insurrectos, no est
claro si estaban signados por el ejemplo de Hait. Algo que no sera descabellado, dado
que en los aos previos la informacin sobre la revolucin haba circulad entre los
sectores populares. Sin embargo, expliqu que los blancos as lo entendieron. Asimismo,
tanto los realistas como los patriotas, se convencieron de que estaban viviendo un proceso
similar al del Gurico y se acusaron mutuamente de ser los responsables de la debacle.
Claramente, en aquel contexto, la referencia a Hait, fue utilizada por ambos bandos
como una forma de deslegitimar al contrario, imputndole un accionar violento y
peligroso.
Ante la crisis, Francisco de Miranda busc ayuda en el extranjero enviando
delegados a las antillas, incluyendo a Hait. Discutiendo con Paul Verna, demostr que
esta fue una decisin pragmtica y no la expresin de una radicalizacin en su
pensamiento. ste, hasta el final, sigui cobijando recelos frente aquel modelo
revolucionario. Aunque esa misin no logro sus objetivos, llegaron algunos voluntarios
497
haitianos a Venezuela, que fueron rechazados por las autoridades de La Guaira. Todo lo
cual, nos muestra dos cosas. Por un lado, que en la isla haba algunos interesados en
apoyar la independencia de Venezuela y por el otro, que los funcionarios republicanos no
deseaban esa colaboracin por miedo a los posibles contagios. Finalmente, los realistas
lograron imponerse y enseguida reprimieron a los esclavos. Sin embargo, el temor a un
nuevo Hait continu acechando sus mentes. En conclusin, demostr, que los sucesos de
la primera republica venezolana estuvieron fuertemente condicionados por el fantasma de
la revolucin haitiana y que existieron algunos intentos de contacto con Hait.
En la segunda parte de este captulo he estudiado los primeros aos del proceso
independentista en Nueva Granada. Creo haber probado que all la influencia de la
revolucin de Saint Domingue no fue tan marcada como en Venezuela. Desde mi punto
de vista, esto se debi a que mientras la Capitana General haba sufrido numerosas
repercusiones durante los aos 1789-1804 (algunas bastante explosivas), el Virreinato se
haba mantenido bastante ms alejado de los acontecimientos insulares. Sin embargo,
esto no quiere decir que no existiese un temor frente a dicha revolucin y a la posibilidad
de que algo similar aconteciese all. El miedo exista, pero no era una obsesin constante
como en Venezuela. A pesar de todo, creo haber probado que fue en Cartagena de Indias,
donde aquella influencia fue ms notoria. En esa provincia, los sectores criollos que
protagonizaron el movimiento patriota tambin, impulsaron la integracin y la
movilizacin controlada de los afrodescendientes, como una manera de evitar una
reedicin de la revolucin haitiana. Inicialmente los pardos actuaron baj la gida de la
tendencia toledista, pero en la medida en que stos mostraron su moderacin y ellos se
radicalizaron, fueron acercndose a la fraccin de los pieristas. Asimismo, jugaron un
rol muy destacado durante el proceso revolucionario, interviniendo decididamente en los
sucesos del 4 de febrero y el 11 de noviembre de 1811 que derivaron en la declaracin de
la independencia de la provincia. A partir de ese momento, se llev adelante la
elaboracin de la constitucin, que entre otras cosas, estableci el fin de la segregacin
racial y un moderado reformismo con respecto a la esclavitud. Aquellas medidas,
expresaron, a la misma vez, los anhelos de los pardos patriotas y las preocupaciones de
los criollos blancos, que pretendieron reformular el antiguo orden, sin desarticularlo
completamente, para desactivar las principales tensiones sociales que pudiesen llevar a
498
499
Carta de Antonio Nicols Briceo a Manuel del Castillo, 10 de abril de 1813, en Epistolario de la
Primera Repblica, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960, tomo I, pp. 108-109
1587
Quintero, op. cit., en Calvo Stevenson y Meisel Roca, Adolfo, (eds.), op. cit., pp.249.
1588
Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granda por un caraqueo, 15 de diciembre de 1812,
500
Simn Bolvar logr ocupar los pueblos de Tenerife, Tamalmeque, Puerto Real y Ocaa,
liberando la zona del Alto Magdalena. Esto gener el entusiasmo del gobierno de
Cartagena de Indias que le orden que llevase adelante una ofensiva contra los realistas
que haban invadido una porcin del Valle de Ccuta. Nuevamente, Simn Bolvar logr
su objetivo y aument su prestigio.1589 A partir de estas victorias, presion a las
autoridades para que le permitiesen realizar su campaa contra Venezuela.
En
el
nterin,
Antonio
Nicols Briceo, haba comenzado a planificar su propia ofensiva contra las fuerzas de
Monteverde. El Diablo, como lo apodaban, haba sido uno de los diputados que formaban
el ala radical del congreso venezolano y ahora en Cartagena de Indias, a mediados de
enero, conform una pequea compaa de alrededor de 150 hombres, a la que se
sumaron varios extranjeros. Para darle sustento a sus proyectos elabor un documento,
que segn Clement Thibaud, era: una patente de corso terrestre para los soldados
voluntarios y mercenarios.1590El texto fijaba la forma en que deba llevarse adelante la
guerra. Estableca en su segundo artculo que: Como esta guerra se dirige () a destruir
en Venezuela la raza maldita de los espaoles europeos, en que van inclusos los isleos,
quedan por consiguiente excluidos de ser admitidos en la expedicin por patriotas y
buenos que parezcan, puesto que no debe quedar uno solo vivo, y as por ningn motivo y
sin excepcin alguna sern rechazados. Tampoco se admitirn oficiales ingleses, () por
ser aliados de los espaoles.1591 Y en el noveno: Se considera ser un mrito () para
ser premiado y obtener grados () el presentar un nmero de cabezas de espaoles
europeos, inclusos los isleos.1592 Este documento, fue firmado por los oficiales, de los
cuales, cinco de ellos, eran extranjeros que recientemente haban venido desde el Caribe a
Cartagena de Indias, atrados por la poltica migratoria del gobierno. Nicols Leroux era
un francs de Nueva Orleans, que haba llegado a la plaza en un corsario, Antonio
1589
OLeary, Daniel Florencio, Memorias del General Daniel Florencia OLeary: Narracin, Caracas,
1591
El plan de Briceo para libertar a Venezuela aprobado por su oficialidad y publicado el 16 de enero
de 1813 en Cartagena de Indias compilado en Briceo Perozo, Mario, El Diablo Briceo, Caracas,
Grfica Armitano, 1982, p.176
1592
Idem, p. 178.
501
Rodrigo era de Gnova y vena de Saint Thomas, Marcelo Solage era francs de Perpian
y proceda de Jamaica, Bernando Paner, era piamonts y provena de Curaao y por
ltimo Pedro Baconet, era de Francia y previamente haba estado en Venezuela, durante
la primera repblica y luego se haba exiliado a Curaao desde donde lleg a la plaza.1593
Todos tenan un amplio recorrido por el mundo atlntico y el Caribe. Sin embargo, lo
ms relevante es que los dos ltimos oficiales haban vivido en Saint Domingue y haban
sido testigos de la revolucin. En los interrogatorios que las autoridades les tomaron una
vez que fueron apresados, Bernado Paner admiti que: tom el partido de tambor mayor
cuya carrera sigui en () Santo Domingo en aquellas milicias de las cuales obtuvo
licencia por intil de la mano izquierda.1594 Por su parte, Pedro Baconet declar que:
habiendo venido de Francia el tiempo de treinta y tres aos a () Santo Domingo, paso
a () Caracas y () La Guaira habr como dos meses y en ocasin en que el ao
pasado se mand saliesen los extranjeros se embarc () para Curaao, de donde se
dirigi a la provincia de Cartagena.1595
documento implicaba
El
referido
republicanos y realistas. Segn Antonio Briceo, sta ya no era una contienda civil entre
diferentes tendencias polticas, sino una guerra internacional, entre dos comunidades
diferentes, los americanos y los espaoles. Una guerra anticolonial. Asimismo, debido a
la brutalidad con que haban actuado los espaoles durante la etapa colonial y los aos
1810-1812, la guerra deba ser a muerte. El objetivo, ya no era nicamente imponer la
repblica, sino directamente exterminar al enemigo, para liberar la nacin. Este giro
copernicano estuvo marcado no slo por las necesidades del momento, sino tambin por
la influencia de la revolucin haitiana, como veremos en breve. En marzo, Antonio
Nicols Briceo y su compaa se encontraron con las tropas de Simn Bolvar y Manuel
del Castillo. All el Diablo, les present su plan, que gener cierto resquemor entre sus
interlocutores. Estos le respondieron que: aprobamos las () proposiciones
1593
Declaraciones de Nicols Leroux, Antonio Rodrigo, Marcelo Solage, Bernado Paner, Pedro Baconet 8
y 9 de junio de 1813; Causas de Infidencia, Caracas, Academia Nacional de la Historia, tomo II, 1960 pp.
352-367.
1594
Declaracin de Bernardo Paner, 9 de junio de 1813, op. cit., tomo II, p. 367.
1595
Declaracin de Pedro Baconet, 8 de junio de 1813, op. cit., tomo II, p. 354.
502
1596
Aprobacin con reservas que el Brigadier Simn Bolvar y el coronel Manuel del Castillo dieron al
1598
Carta de Antonio Nicols Briceo a Manuel del Castillo, 10 de abril de 1813, en Epistolario de la
Primera Repblica, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960, tomo I, pp. 108-109
503
considerada como un suceso poltico positivo e incluso como un modelo a imitar. Para
Antonio Briceo, aquel proceso no haba sido una hecatombe producido por negros
salvajes, sino una gesta anticolonial triunfante contra un poderoso imperio. En su
opinin, la lucha de los ex esclavos haba sido justa y su mtodo de combate el secreto de
su xito. Por ello, los hispanoamericanos deban seguir su ejemplo llevando adelante un
combate sin cuartel y sumando a los esclavos a las tropas patriotas. Paradjicamente, el
Diablo estaba tomando el camino que el general Magloire Ambroise le haba propuesto a
Francisco de Miranda y que este haba rechazado, el de: Cortar las cabezas de todos sus
enemigos y prender fuego en todas partes!1599. Es probable que esta resignificacin
positiva de la revolucin haitiana, se deba no slo a difcil circunstancia en que se
encontraba Venezuela, sino tambin a la influencia de los extranjeros que formaban parte
encontraba, sino tambin a la influencia de su oficiales que haban sido testigos de aquel
proceso.1600 Luego del desacuerdo con Manuel del Castillo, el Diablo llev su expedicin
y contra Barinas, pero despus de algunos xitos parciales fueron derrotados y apresados
por los espaoles el 13 de mayo. Se los someti a juicio de infidencia y Antonio Nicols
Briceo, junto con sus principales oficiales, fueron ejecutados el 15 de junio.1601
Resulta interesante destacar que, poco antes de esta expedicin, Domingo de
Monteverde le haba escrito al gobernador britnico de Curaao, rogndole que los
ingleses no apoyasen a los patriotas, advirtindole que el avance exitoso de estos rebeldes
poda ocasionar una nueva revolucin como la de Hait. En su carta le deca:
Conoce el carcter poco previsor de los habitantes de estos pases () y sabe () de las
desgracias ocurridas a los franceses en el Cabo Francs. Las clases bajas de la poblacin son el
instrumento de la ambicin, venganza y otras pasiones de los blancos poco comunes, quienes,
habiendo perdido sus propiedades y su moral tienen () como fin el desorden () La gente de
color fue llamada a aparecer en su estado sanguinario, ingrato y rebelde por los blancos y despus
fueron abandonados () por los jefes de la independencia, pero su carcter es ya conocido y
servir para desengaar a los que creen de verdad que la emancipacin de estos territorios sera
1599
1600
1601
Ardouin, op. cit, tomo VII, p. 242; Verna, op. cit., p. 87.
Verna, op. cit., p. 120.
Ejecucin de la sentencia del Consejo de Guerra, 15 de junio de 1813, op. cit., tomo II, pp.408-409.
504
Pietri, Juan, Historia de la rebelin popular de 1814, Caracas, Ediciones Edime, 1962, p.207.
1603
Verna, Paul, Pedro Antonio Leleux: El francs edecn, secretario y amigo de confianza de Miranda y
Bolvar, Caracas, Comit Ejecutivo del Bicentenario de Simn Bolvar, 1982, p.48; Gutirrez Ardila, op.
cit., pp. 580-581.
1604
Carta de Simn Bolvar a Pierre Antonie Leleux, 5 de mayo de 1813, AL, Doc. 175.
505
permiso para iniciar su ofensiva contra Venezuela. De inmediato, se puso en marcha con
sus oficiales y en poco tiempo tom Mrida y luego Trujillo. Desde all, el 15 de junio,
promulg el clebre decreto de guerra a muerte. En el mismo estableca:
Todo espaol que no conspire contra la tirana () ser tenido por enemigo y castigado como
traidor a la patria, y () pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general ()
a los que pasen a nuestro ejrcito con sus armas () a los que presten sus auxilios ().Y
vosotros, Americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de la senda de la justicia, sabed
que vuestros hermanos os perdonan () en la ntima persuasin de que vosotros no podis ser
culpables y que slo la ceguedad e ignorancia (), han podido induciros a ellos. No temis la
espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte
vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta () el solo ttulo de americanos ser
vuestra garanta y salvaguardia.1605
1605
1606
506
1607
Entrada triunfante del General Bolvar en Caracas Gaceta de Caracas, 26 de agosto de 1813.
1608
1609
Verna, Paul, Tres franceses en la independencia de Venezuela, op. cit., pp. 38-46; Ortiz, Sergio Elas,
Proclama de Santiago Mario y Jean Baptiste Bideau, 19 de enero de 1813, compilado en Verna, op.
cit., p.47.
507
Como en los aos anteriores, las autoridades espaolas teman que los sectores
rebeldes venezolanos, en alianza con los negros revolucionarios franco-antillanos,
llevaran adelante una revolucin social, que pudiera destruir el antiguo rgimen. A pesar
de todo, esos miedos eran parcialmente infundados, dado que Santiago Mario no se
dedic a seguir el modelo revolucionario franco-antillano, ni promovi la liberacin de
los esclavos. Sea como sea, la campaa tuvo xito y para agosto de 1813, se hizo con el
poder en aquella regin. As, los patriotas controlaban una amplia porcin del territorio.
Sin embargo, la situacin era compleja dado que existan tensiones Simn Bolvar y
Santiago Mario, ya adems los realistas dominaban Maracaibo, Coro, Guayana, parte de
1611
1612
508
1613
1614
Londres, Longman and Co, 1831, tomo I, pp. 47-48, Daz, op. cit., pp. 106-107; Uslar Pierti, op. cit., p. 93
1615
1616
509
venezolano que haba viajado por las Antillas, en la cual daba cuenta de cmo la
revolucin era percibida por la poblacin del Caribe. Lo interesante es que aquel
venezolano haba visitado Hait y all se haba encontrado con que los haitianos
festejaban los triunfos de los patriotas. En sus palabras: Los sucesos de Caracas se
refirieron en Jamaica de varios modos. A todos parecan increbles las extraordinarias
hazaas de Bolvar, ms a proporcin de que me iba acercando a la costa firme, iba
cerciorndome de cuanto se refera acerca de l y en el Gurico y en Santo Domingo
corra con un aplauso universal entre los naturales.1617 Este testimonio, aunque parcial,
resulta importante porque nos muestra que en Hait no slo se conoca lo que estaba
ocurriendo en Venezuela, sino que haba un apoyo popular a la causa independentista.
Esto ayudara a explicar los motivos por los cuales los corsarios cartageneros contaron
con la participacin de haitianos entre sus filas y las razones por las cuales los emigrados
hispanoamericanos fueron tan bien acogidos posteriormente, en 1816, tanto por las
autoridades como la poblacin local.
No obstante, la suerte volvi a ser esquiva para los patriotas. En febrero, los
realistas lograron ocupar totalmente Barinas. Adems de las fuerzas encolumnadas,
mltiples partidas de guerrillas populares levantaban el estandarte del Rey y proclamaban
la guerra a muerte contra los patriotas. Asimismo, renaci la insurreccin de esclavos y
negros del valle del Tuy, comandada por Francisco Rosete. Durante dichos meses, los
llaneros de Jos Toms Boves y Francisco Morales, continuaron haciendo estragos y
avanzaron con su ofensiva contra los valles de Aragua. Vencieron en la batalla de la
Puerta y fueron derrotados en La Victoria.1618 En aquel catico contexto, Simn Bolvar
orden la ejecucin de 800 presos espaoles y canarios.1619 La retaliacin lleg
enseguida, cuando los insurrectos acaudillados por Francisco Rosete, produjeron una
matanza de blancos en Ocumare. La guerra a muerte iba alcanzando su mxima
intensidad. A fines de febrero, las tropas de Simn Bolvar, en San Mateo, sufrieron el
1617
Carta escrita desde Curaao por un amigo a otro suyo residente en Caracas, Gaceta de Caracas, 7 de
febrero de 1814.
1618
Caracas, Gaceta de Caracas, 10 de febrero de 1814; Boletn del Ejrcito libertador de Venezuela
510
embate de las fuerzas de Jos Toms Boves. Los patriotas triunfaron, pero sufrieron
muchas bajas. Durante los das posteriores, se dieron una serie de escaramuzas menores,
hasta que el 25 de marzo, los realistas volvieron a la carga en San Mateo. Empero, los
republicanos volvieron a triunfar.1620 Mientras esto suceda, Caracas, sufri el ataque de
las fuerzas de Francisco Rosete, que fueron repelidas. A su vez, tropas de Jos Ceballos
salieron desde Coro y lograron ocupar diferentes pueblos del occidente, asediando a
Valencia. A fines de marzo, Jos Toms Boves levant el sitio de San Mateo y se
enfrent con los hombres de Santiago Mario. Los realistas fueron derrotados, pero
siguieron su marcha hacia Valencia, para fortalecer el sitio. Debido a la escasez de
municiones y a la desercin de tropas, ste tambin fue abortado a los pocos das y la
ciudad se salv del ataque enemigo. Al tiempo, se reencontraron all las fuerzas de Simn
Bolvar y Santiago Mario.
Durante las semanas subsiguientes, prosiguieron los combates. Sin embargo, la
situacin de los republicanos se fue haciendo cada vez ms dramtica ya que controlaban
nicamente Caracas, Valencia y los valles de Aragua.1621 Para colmo, todo empeor
rpidamente. El 15 de junio, en la batalla de la Puerta, los llaneros de Jos Toms Boves
vencieron al ejrcito de ambos libertadores.1622 Derrotado, el Libertador corri con su
ejrcito hacia Caracas. En ese contexto le escribi una misiva al Almirante de Barbados,
en la cual le presentaba la contienda como una guerra racial promovida por los espaoles,
quienes haban insurreccionado a los afrodescendientes, en contra de los criollos. Al igual
que Domingo de Monteverde, imploraba la intervencin de Inglaterra advirtindole al
Almirante que se corra el riesgo de que aquella insurreccin de negros se difundiese por
el resto de las colonias britnicas. En sus palabras:
Nuestros enemigos no han perdonado medio alguno por infame y horrible que sea (). Han dado
la libertad a nuestros pacficos esclavos y puesto en fermentacin las clases menos cultas de
nuestro pueblo para que asesinen () a nuestras mujeres, () hijos, al anciano respetable y al
nio (). Estas desgracias que afligen a la humanidad en estos pases deben llamar () la
atencin del gobierno de S.M.B. El ejemplo fatal de los esclavos y el odio del hombre de color
1620
1621
1622
511
contra el blanco, promovido () por nuestros enemigos, van a contagiar todas las colonias
inglesas, si con tiempo no toman la parte que corresponde para atacar semejantes desordenes.
1623
Carta de Simn Bolvar al Almirante de Barbados 17 de junio de 1814, Cartas del Libertador,
1625
del ejrcito realista, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo V, pp. 110-114.
1626
512
victoria clave, que sell el destino de la segunda repblica. Sin embargo, el xito no fue
total, dado que Jos Toms Boves, result asesinado de un lanzazo. Los llaneros
nombraron a Francisco Morales, como su sucesor y continuaron su ofensiva tomando
Maturn. Mientras tanto, Jos Flix Ribas fue apresado y ejecutado por los realistas.1627
Para fines de 1814 y comienzos de 1815, casi la totalidad del territorio haba sido
ocupado por los realistas y la mayora de los oficiales republicanos se haban dado a la
fuga. Hubo una masiva migracin y algunos pocos se exiliaron en Hait, con intenciones
de seguir la lucha desde ah.
Empero, quedaron algunos focos de resistencia. Uno de ellos era Giria, donde se
encontraban Jean Baptiste Bideau y Jos Francisco Bermdez. Estos subsistieron hasta
mediados de febrero de 1815, cuando se exiliaron en el Caribe. Sin embargo, antes de
partir, Jean Baptiste Bideau declaro la libertad de los esclavos. Segn un general realista:
Bideau pocas horas antes de marcharse, public la libertad general de los esclavos
encargndoles se retirasen a los montes y que nos hicieran la guerra que l iba buscar
refuerzos.1628 Aunque esta medida no surti el efecto esperado, implic un gesto
revolucionario, que no haba sido tomado antes
casualmente, fue un mulato franco-antillano, quien se anim a dar ese primer paso. Hay
que recordar que haba sido un corsario del jacobino Victor Hughes y que haba
participado activamente de la revolucin de Guadalupe, donde se emancip a los
esclavos. Para marzo, los realistas dominaban casi toda la colonia, con excepcin de la
isla de Margarita, que estaba bajo control de Juan Bautista Arismendi y Jos Francisco
Bermdez. Pero aquel bastin republicano tena los das contados.
En paralelo a estos sucesos, Fernando VII, retom el trono en 1814 y se dispuso a
restablecer el dominio imperial sobre Hispanoamrica. Para ello, en enero de 1815, envi
una escuadra con ms de 10.000 hombres al mando del mariscal Pablo Morillo. Aquella
expedicin militar, arrib a la Tierra Firme en abril y ocup Margarita. Posteriormente
impuso su poder en Caracas y pacific casi completamente a la colonia.
La segunda repblica, termin como empez, de manera trgica, signada por la
guerra a muerte. El fracaso de los republicanos se debi a la masiva rebelin popular que
1627
1628
513
se levant en su contra. El divorcio entre las elites criollas y los sectores populares,
estall violentamente por diversos y complejos motivos. En primer lugar los
republicanos, no slo no profundizaron su tmida poltica reformista impulsada en 1811,
sino que mantuvieron inclumes las diferencias sociales y la esclavitud. Incluso ms,
intentaron reforzar el control sobre los grupos llaneros y sobre las tierras de aquella
regin. En segundo lugar, promovieron conscripciones masivas e impulsaron la guerra a
muerte, que gener descontento entre los subalternos. Todo esto deriv, en
levantamientos y en la participacin activa de los negros, pardos y blancos de la orilla en
las fuerzas realistas. Dicha intervencin mantuvo su propia autonoma y sus objetivos
particulares. Bajo la bandera de Fernando VII y la reivindicacin de la religin catlica,
promovieron la igualacin social y la emancipacin de los esclavos. Masacraron blancos
y llevaron adelante un ascenso social fctico, sin embargo, no resulta claro hasta donde
pensaban llegar con su accin. Autores como Juan Uslar Pierti y Federico Brito Figeuroa,
consideran que estaba en marcha una rebelin social que pretenda terminar con el
antiguo rgimen. Para ellos, implico una guerra de razas, impulsada por las castas en
contra de la dominacin de los blancos.1629 Por su parte, Clement Thibaud entiende que
era un movimiento tradicionalista, que no buscaba derrumbar el viejo orden, sino que
estaba centrado en acabar con la aristocracia criolla y en conseguir la elevacin de las
castas, dentro del mismo sistema. Asimismo, no fue una guerra de razas, dado que no
existi tal matanza indiscriminada.1630 Ms all de esta discusin historiogrfica, lo que
me interesa resaltar, es que las elites blanca, tanto realista como republicana, creyeron ver
en la movilizacin popular y en la masacre de blancos una terrible guerra de razas. Los
testimonios abundan en este sentido. Por ejemplo, entre los realistas encontramos a Jos
Ambrosio Llamozas, el vicario de los ejrcitos de Barlovento, quien afirmaba: Boves
desde el principio de la campaa manifest el sistema que haba propuesto y del cual
jams se separ: fundbase en la destruccin de todos los blancos, conservando,
halagando y contemplando a las dems castas () repartiendo las casas y los bienes de
los muertos y los desterrados entre los pardos y dndoles papeletas de propiedad.1631
1629
Uslar Pietri, op. cit., p. 105-149; Brito Figueroa, op. cit., p. 335
1630
1631
514
Con igual pavor Narciso Coll y Pratt describa, la actuacin de Francisco Rosete, al
mando de los esclavos rebeldes, en los siguientes trminos:
Francisco Rosete, () se baj con los negros y zambos que la componan a los valles del Tuy a
fines de diciembre de 1813 o principios de enero siguiente e hicieron tan confusa matanza en el
pueblo de la sabana de Ocumare () que casi desaparecen todos los blancos de aquel pueblo,
contndose en ellos los () que eran buenos vasallos y su soldadesca se abandon a tal furor que
no solo sacaron de la iglesia parroquial a muchos que le dieron muerte, sino que en aquella misma
() derramaron la sangre que all mataron. 1632
desconociendo
la
autoridad
de
la
audiencia
del
capitn
general,
obraba
independientemente.1633
Por su parte Jos Francisco Heredia consideraba que Jos Toms Boves:
Fue () el terror de los insurgentes (). Rechaz la propuesta de suspender la guerra a muerte
que le hizo y aun fuera de combate acababa a lanzadas con los sospechosos de los pueblos. Lo
eran en su concepto todos los criollos blancos y as se hizo el dolo de la gente de color, a la cual
adulaba con la esperanza de ver destruida la casta dominante y la libertad del saqueo. Por esto y
por su insubordinacin a los jefes superiores () se sospech siempre que no limitaba sus ideas a
defender la causa de Fernando VII 1634
1632
1633
1634
515
1636
1637
Carta de Simn Bolvar al director de The Royall Gazette de Jamaica, 28 de septiembre de 1815, AL,
516
1638
Carta de William Robinson al almirante Durham, 17 de abril de 1814, compilada en Uslar Pietri, op.
cit., p. 205.
1639
Carta de William Watson a Thomas Perceval, 26 de junio de 1814, compilada en Uslar Pietri, op. cit.,
pp. 208-209.
517
sus tropas fueron recibidas por los habitantes en Caracas con exclamacin de alegra ()
por preservarlos del mismo destino que haba reducido a la una vez floreciente isla de
Santo Domingo a su presente estado de miseria y despotismo.1640
Ahora bien, una pregunta pertinente es s los sectores populares que lucharon
contra la repblica, estaban siguiendo el ejemplo de la revolucin haitiana. Esto es lo que
sugera el propio Simn Bolvar. Para este interrogante no parece haber una respuesta
clara, debido a la complejidad de la misma y la ausencia de fuentes escritas por los
propios actores. Resulta evidente que los caudillos promovieron un ideario realista y
catlico, que poco tena que ver con la ideologa de la revolucin haitiana mas ilustrada.
Asimismo, sabemos que no hicieron mencin a los sucesos haitianos en sus mltiples
discursos. Todo eso parecera indicar que su accionar no estuvo influenciado por aquel
proceso revolucionario. Por lo menos, no de manera explicita. Sin embargo, no
conocemos con seguridad que pensaban las masas que siguieron a aquellos lderes.
Lamentablemente, no hay fuentes que den cuenta de sus ideas polticas. En este sentido,
lo ms prudente, sera considerar que su participacin en la guerra contra la segunda
repblica estuvo movida por cuestiones internas, antes que por influencias externas. As,
se podra decir que Simn Bolvar, exageraba y que su interpretacin era el resultado de
la obsesin anti-haitiana que se haba apoderado de las elites blancas del Gran Caribe.
Terminada la guerra, Pablo Morillo estaba muy impresionado por el resultado de
la guerra que, en su opinin, haba disminuido dramticamente la poblacin blanca de
Venezuela. Por ello, llev adelante las instrucciones de la metrpoli negndose a respetar
muchos de los cargos de oficiales que se les haba otorgado a los jefes llaneros,
licenciando a gran parte de las tropas populares, armando un batalln con algunos de
ellos para continuar su guerra de reconquista en la colonia vecina y apresando a los ms
revoltosos.1641 Todo esto gener inquietud entre los sectores populares que haban
defendido la causa del Rey y entre algunos funcionarios realistas. En particular, el
Capitn General interino, Jos Ceballos, se mostr contrario a la poltica llevada adelante
por Espaa y manifest su descontento en una carta al Secretario de Estado. En aquella
misiva, le recomend que el mejor camino a seguir era el de integrar los sectores de color
1640
Flinter, George, A history of the revolution of Caracas, Londres, Printed for T and J Allman, 1819, p.
184.
1641
Uslar Pietri, op. cit., pp.192-194; Gmez, El sndrome de Saint Domingue, op. cit., p. 152.
518
que se haba mostrado fieles al antiguo orden otorgndoles la igualdad, como mejor
camino para evitar en la colonia una nueva explosin social como la de Hait. En su
opinin deba tenerse en cuenta que en Venezuela:
El nmero de blancos que eran dos decimos () de la poblacin est reducido a la mitad y an
menos, () por el brbaro empeo de ambos partidos conjurados () contra este color en la
ltima guerra y por consiguiente quedan todas las ventajas de la fuerza fsica a favor de la restante
masa enorme de individuos que deben ser enemigos naturales de la sociedad que los excluye de la
igualdad poltica despus de haber visto que los halagaba con ellos y otra en toda la monarqua
que le abra el camino () de conseguir la mejor parte o el todo de sus prerrogativas. La numerosa
guarnicin europea () nos libertarn por algn tiempo del inminente peligro de ver representada
aqu la escena dolorosa ( ) de Santo Domingo en que nos hallbamos ahora seis meses ()
pero la permanencia y la estabilidad () no se ganan un da (). La vida de los 4.000 hombres
tiene su trmino y no muy dilatado () cuando por el contrario, la clase temible se reproduce y
aumenta, teniendo () ventajas fsicas, () disciplina y ferocidad, que han adquirido en la cruel
guerra que acaba de terminar y de que ellos han formado casi la total fuerza de ambos partidos.
() Es verdad () clara que no puede durar mucho una sociedad cuando los nueve decimos de
sus individuos () deben desear destruirla. Para ganar el inters de esta clase () ahora es el
tiempo oportuno de () que estas gentes salgan del estado de depresin en que existen porque su
nmero y dems circunstancias no le permiten sufrirlo con tranquilidad como en el pasado cuando
reinaba en estos pases la ignorancia de los que los han despertado tantas ocurrencias bien()
Merecen particular atencin los que se han distinguido en el servicio militar () pues si se creen
agraviados, despus de que han conocido ya lo que pueden convertirn fcilmente contra nosotros
() . Mi continua meditacin sobre este punto (.) desde que estaba a la cabeza de los ejrcitos,
donde el pardo ms atezado se acostumbr a mandar a los blancos, tratndolos cuando menos
como iguales, me han formar el juicio de que para estos hombres no hay otro medio que
extraerlos legalmente de su clase inferior (). Ninguna recompensa llenar () sus deseos y al
() los de la poltica, pues dndoles lo que se teme que ellos quieren arrebatar los satisface
curando el mal de su propia raz (). Adems habiendo S.M. concedido a los esclavos que han
militado en los ejrcitos el inestimable beneficio de la libertad () se quejarn las castas libres si
su premio no es proporcionado a las ventajas perpetuas y transmisibles a la descendencia que los
otros adquieren (). 1642
1642
Carta de Jos Ceballos al Secretario de Estado, 22 de julio de 1815, compilado en King, James, A
royalist view of the colored castes in the venezuelan war of independence, en The Hispanic Historical
Review, Vol 33, No 4 (Nov, 1953), pp.535-537.
519
1643
1644
Groot, Jos Manuel, Historia Eclesistica y Civil de Nueva Granada, Bogot, Imprenta y Estereotipia
520
Doucoudray Holsetin, nos dice que en la plaza haba ms de 800 extranjeros: franceses,
ingleses alemanes () y un batalln de franceses de color.1648 La prensa de la regin
tambin registr la actuacin de dichos corsarios. Por ejemplo, El Telgrafo Mexicano
public en julio de 1813 una carta de emigrados realistas en Jamaica en la cual decan:
Aqu nos hallamos varias familias que pudimos escapar del furor de los rebeldes que
entraron en Sant Marta. De las que han regresado luego que supieron su reconquista y se
haban embarcado en Portovelo en cinco buques cayeron tres en poder de los corsarios de
Cartagena de doscientas personas.1649 El mismo diario public, poco despus, una nota
donde comunicaba que los que se haban embarcado en La Guaira () fueron cogidos
por dos corsarios de los rebeldes de Cartagena.1650 Por su parte, el peridico The
Bermuda Royal Gazette informaba, para la misma poca, que un barco: con grandes
cantidad des especies y () bienes y varios fugitivos a bordo escapando de Cumana fue
capturado por un corsario cartagenero, que lo llev a aquel puerto.1651 Asimismo,
sealaba que:
A pesar de la vigilancia de nuestros cruceros los saqueadores cartageneros Kingston Packet y El
Patriota, todava continan infestando las cercanas de esta isla [Jamaica]. El Kingston Packet
ltimamente ha apresado a una goleta espaola y ha enviado al seor Cohen antiguamente de esta
ciudad [Kingston] a Cartagena como gran premio. El capitn Leclerc de El Patriota, que ha sido
herido en accin con un corsario espaol () desembarco en L nce Dunalt y todava reside ah y
sus ordenes a sus embarcaciones son transmitidas mediante diferentes comisionados desde Santo
Domingo. 1652
Doucoudrey Holstein, Henri Louis, Memorias de Simn Bolvar y de sus principales oficiales, Boston,
1651
1652
Idem.
521
paso del golfo.1653Como dice Edgardo Prez Morales, esta poltica impulsada por las
autoridades cartageneras, transform a la plaza en una ciudad puerto cosmopolita que
estrech sus lazos con las Antillas.1654 Hait jug un rol importante en este contexto. A
pesar de que el presidente Alexandre Petin, se mantuvo oficialmente neutral frente a al
conflicto entre Espaa y sus colonias, permiti la llegada de exiliados a la isla y de los
corsarios a sus puertos. De esta manera, Les Cayes y Jacmel, se devinieron en puntos de
reunin y de ferviente actividad. Sin embargo, durante aquellos aos, el Presidente
intent controlar la situacin y cuidar las formas, oponindose a los actos de piratera e
incluso castigndolos con dureza.1655
Adems del accionar de estos corsarios, existi algn tipo de acercamiento
diplomtico entre ambos gobiernos. Luego de la primera misin de Pierre Antoine
Leleux, al parecer las autoridades cartageneras despacharon a un nuevo delegado a la isla
a fines de 1813. Juan Pinto y Juan Francisco Infazon, dos espaoles residentes en
Jamaica, informaron de dicha actividad a Francisco Montalvo en una misiva en la que le
decan: hacemos a V.S. la observacin de la providencia tomada por el gobierno de
Cartagena de remitir a () Santo Domingo cerca del general Petin a un corso nombrado
Marco Marcantoni en calidad de comisionado para que consiguiese de dicho general
licencia para embarcar quinientos o ms individuos con armas.1656 Asimismo, le
advertan que aquellas novedades se las haba: comunicado Clemente Iguaran, que
apresado con su goleta en su travesa de Cuba a ese puerto por un corsario del estado de
Cartagena y desembarco en la parte francesa de la isla de Santo Domingo arribo a este
puerto el 14 del corriente.1657 Aunque no est claro si fue esto lo que se solicit, segn
Daniel Gutirrez Ardila, es muy plausible que la misin y el contacto hayan existido.1658
A su vez, este testimonio y la experiencia de Clemente Iguaran confirman una vez ms
1653
1654
1655
Ardouin, op. cit., tomo VIII, pp. 154-155; Verna, Petin y Bolvar, op. cit., pp. 300-301.
1656
Carta de Juan Pinto y Juan Francisco Infazon a Francisco Montalvo, 17 de enero de 1814, AGNC,
Carta de Juan Pinto y Juan Francisco Infazon a Francisco Montalvo, 17 de enero de 1814, AGNC,
522
para reorganizar su
ejrcito.1660
En paralelo a estos sucesos, los criollos de Antioquia promulgaron una
constitucin y eligieron a Juan del Corral como presidente. ste, junto con el abogado
Jos Flix Restrepo, promovi un proyecto de ley para menguar la esclavitud en dicho
estado. Aquel decreto estableca: la supresin del trfico de esclavos, la libertad de
vientres y la creacin de un impuesto para constituir un fondo cuyo fin sera la
manumisin anual de algunos esclavos. La norma era moderada y no apuntaba a terminar
con la esclavitud sino a socavarla lentamente. A su vez, tena en cuenta los intereses de
los amos, ya que estipulaba que los libertos deban trabajar para ellos hasta los 16 aos y
el estado los compensara con una indemnizacin. Empero, el proyecto generaba
suspicacias entre la elite antioquea y Juan del Corral se vio obligado a defenderlo con
un discurso ante la legislatura. En su alocucin, de corte ilustrado, intent convencer a los
diputados, afirmando que la medida era tanto justa como prudente. La patria estaba en
1659
1660
523
A pesar de que Juan del Corral entenda que la esclavitud era injusta, consideraba,
al igual que la mayora de los pensadores ilustrados abolicionistas de aquella poca, que
decretar la emancipacin absoluta e inmediata era una medida peligrosa e imprudente,
por ello promova una reforma moderada y una declinacin gradual de aquella
institucin. En sus palabras:
Yo confieso () que por justa que se la manumisin general de los esclavos, sus consecuencias
seran mortales para la repblica. Unos hombres degradados en la servidumbres, sin educacin de
ideas () sin propiedades y no teniendo vnculo alguno que los ligase a esta patria () era
consiguiente que se hicieran perversos y que embriagados con una emancipacin repentina fuesen
1661
524
criminales y bandoleros. Mas estas consideracin no deben detenernos para emprender algunas
operaciones fundamentales que sucesivamente vayan produciendo una manumisin universal 1662
1662
Idem, p. 247.
525
El fracaso de aquella expedicin signific un duro golpe para los patriotas. A esta
debacle se le debe sumar el hecho de que los realistas controlaban Santa Marta y una
zona del valle del Cauca. Para colmo, arribaron dos malas noticias, Fernando VII haba
vuelto al trono desconociendo la constitucin de Cdiz y Venezuela estaba sumida en el
caos producido por la guerra a muerte y la rebelin de las castas. Todo esto hizo temblar
al frgil orden republicano. En ese contexto, las autoridades de las Provincias Unidas de
Nueva Granada y de Cundinamarca, llegaron a un acuerdo por el cual Cundinamarca
pasara a integrarse a la confederacin. Empero, todo se vino abajo, cuando el dictador
Manuel Bernardo lvarez, se opuso a ratificarlo. Buscando fortalecer su posicin, el
congreso de la Unin, estableci una serie de reformas y creo un poder ejecutivo a manos
de tres individuos. Sin embargo, la situacin empeor rpidamente. 1663
A fines de septiembre, arribaron los exiliados de Venezuela a Cartagena de Indias.
Primero lleg Rafael Urdaneta con sus tropas y luego Santiago Mario y Simn Bolvar.
ste ltim opaso rpidamente a Tunja para presentar un informe ante las autoridades de la
Unin. Como vimos, la guerra a muerte, produjo una masiva emigracin de criollos y
unos pocos se fugaron a Hait. All fueron muy bien recibidos por el gobierno. Este
primer xodo, no fue numeroso, como el de 1815, sin embargo qued registrado en la
prensa cartagenera. Un artculo de El mensajero de Cartagena de Indias, de octubre de
1814, da cuenta de aquella situacin:
Con el mayor placer anunciamos a nuestros lectores la conducta humana y generosa del gobierno
y ciudadanos de la Repblica de Hait para con los infelices emigrados de Venezuela. No bien
llegaron () cuando () fueron socorridas sus necesidades y enjuagadas sus lgrimas. As los
particulares como algunas corporaciones se esmeraron en desplegar a porfa sus sentimientos.
Entre esta ltimas se distingue la Logia de Aux Cayes franqueando su casa y muebles a muchas
familias y haciendo entre sus miembros una subscripcin con que an viven. Entre los individuos
de esta corporacin se manifest () M. Laffare a cuya autoridad y virtudes debemos mucho. El
gobierno, el benemrito y virtuoso presidente Petin tuvo la mayor parte en estas demostraciones.
Contribuy no slo con su peculio, sino comunic tambin orden a todas las aduanas para que no
cobrasen derechos a las mercancas y efectos comerciales introducidos por los emigrados. Qu
1663
526
rasgos tan dignos de nuestra gratitud! Qu ejemplo tan pattico para los que teniendo obligacin
de ser humanos se han manifestado insensibles a nuestras desgracias!1664
El mensajero de Cartagena de Indias, semestre 2, Nro 36, 14 de octubre de 1814, compilado en Prez
527
1666
1667
528
Ferro, Carlos, Vida de Luis Aury: Corsario de Buenos Aires en las luchas por la independencia de
Venezuela, Colombia y Centroamrica, Buenos Aires, Editorial Cuarto Poder, 1976, pp.15-25 Ortiz, op.
cit., p. 193-195, Prez Morales, op. cit., pp. 25-30.
1669
Declaracin de Ignacio, 6 de marzo de 1815 AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, ff. 403-403v;
529
para San Bartolom y el otro para Curaao, que su mantuvieron all cuatro das, que al siguiente de
haber salido avistaron una polaca que () la hicieron prisionera, () que () haba salido de La
Guaira cargada de cacao para Espaa que llevaba pasajeros y bastante tripulacin () que todos
los transbord en una goleta sueca para que los desembarcaran en Jacmel, que a la polaca le puso
un capitn francs y ocho marineros y los mando a Cartagena que luego hicieron rumbo a Puerto
Rico y () tomaron la () Alta Gracia () que los embarc monsieur Ur para que tuviera
cuenta del cargamento en junta del capitn que los mandaba a Cartagena a dejar la presa.1670
1670
Declaracin de Ignacio, 6 de marzo de 1815 AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, ff. 404-404v;
Declaracin de Ignacio, 29 de marzo de 1815, AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, f. 428.
530
y dos de los Cayos de San Luis el que declara y otro () Ignacio (). () Habr dos meses que
la goleta apresada se separ de la mencionada Belona y que () padecido temporales en su
navegacin para Cartagena perdieron el rumbo y que hallndose sin vveres ni agua recalaron ()
a la costa de Veragua y pudieron fondear en el Escudo de Veragua en donde roto el cable var la
goleta.1672
Como seala Edgardo Prez Morales, estos testimonios dan cuenta de un proceso
mucho mayor. En la era de las revoluciones atlnticas, el Gran Caribe estaba en
ebullicin. La crisis de los imperios, dio lugar a una intensa circulacin de ideas y de
personas, que se sumaron a las luchas democrticas y anticoloniales. La revolucin
haitiana jug un rol clave en este proceso, no slo porque asest un duro golpe a los
imperios, sino porque, an despus de su triunfo, sigui alumbrado el camino igualitario
y libertario. As, en el contexto de la primera etapa de la independencia
hispanoamericana, el gobierno de Alexandre Petin apoy a los corsarios y muchos
1672
Declaracin de Hilario, 21 de febrero de 1815, AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131, ff. 396v- 398v.
1673
Declaracin de Juan Esteban Rodrguez, 20 de febrero de 1815, AGNC, AAI, Guerra y Marina, t 131
531
haitianos se sumaron a la causa republicana.1674 Todo esto, a pesar de la obsesin antihaitiana que cegaba a la mayora de las elites neogranadinas y venezolanas.
A mediados de 1815, los realistas iniciaron una contra ofensiva para ocupar la
totalidad de Nueva Granada. Juan Samano, avanz desde el sur y Pablo Morillo se
dirigi hacia el norte. Desde Venezuela, pas a Santa Marta y con numerosas tropas
emprendi el camino hacia Cartagena de Indias. En poco tiempo, ocup la mayora de la
provincia e impuso un duro sitio a la plaza principal. Ante aquella amenaza, los
cartageneros organizaron la defensa reforzando las milicias y el ejrcito. Incluso se
constituy una compaa formada por 50 haitianos al mando de un tal Histoy. Este dato
nos advierte, una vez ms, de la presencia de una colectividad haitiana en Cartagena de
Indias, que probablemente difundi entre los afrodescendientes y los criollos ms
radicalizados historias sobre la revolucin de su pas. En la medida en que los das fueron
avanzando, la situacin se torno muy crtica, y en un momento milicianos pardos
intentaron ejecutar a casi 300 prisioneros espaoles. Los milicianos actuaron escuchando
a los afrodescendientes del barrio de Gesteman que clamaban por venganza contra los
sitiadores. Sin embargo, slo lograron asesinar a 11 de los espaoles, porque las
autoridades los detuvieron y los apresaron. El responsable de reprimir aquella intentona
fue el coronel Remigio Mrquez, quien tambin era pardo. Frente a la creciente
efervescencia de los sectores de color, Manuel del Castillo, el responsable militar de la
plaza, orden que se reforzara la prisin de los milicianos y que se los castigara
duramente. Asimismo, dispuso que la compaa de Histoy se encargase de vigilar a los
encarcelados. Empero, estos se opusieron alegando que slo les corresponda luchar
contra los espaoles. Ante esta respuesta, Manuel del Castillo, se dio cuenta que lo mejor
era evitar que ellos se hicieran cargo de la tarea, porque era evidente que existan
contactos entre ambos grupos .Como el conflicto amenazaba con pasar a mayores,
Manuel del Castillo finalmente liber a los milicianos y los deport. Desde su punto de
vista, era la nica manera de conjurar una posible rebelin de afrodescendientes contra el
orden interno.1675
1674
1675
532
1676
Hartog, Johan, Biografa del Almirante Luis Brin, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1983,
pp.69-73.
1677
1678
533
Doc. 1302.
1680
1681
Verna, op. cit., p. 277, Porras Troconis, Gabriel, La Magna Epopeya de Cartagena, Bogot, Editorial
Carta de Eusebio Escudero a Pablo Morillo, 2 de marzo de 1816, compilado en Franco, Jos Luciano
(comp.), Documentos para la historia de Hait en el Archivo Nacional, La Habana, Publicaciones del
Archivo Nacional de Cuba, 1954, p. 174.
1683
Carta de Pablo Morillo a Eusebio Escudero, 31 de marzo de 1816, compilado en Franco (comp.), op
534
1685
Carta de Jos Mara Durn a Mariano Montilla, AGI, Estado, 57, N.33.
1686
Carta de Pablo Morillo a Alexandre Petin, 12 de diciembre de 1815, AGI, Estado, 57, N. 33.
1687
Idem.
535
mantuviese neutral y que no cobijara a los exiliados. Deca: Espero pues que V.E.
disipar estas reuniones y que su vigilancia contribuir a la tranquilidad de la Amrica,
evitando que los habitantes de esa isla se empleen en hostilizar las posesiones y comercio
espaol, no permitiendo tampoco de que los corsarios encuentren recursos para hacernos
el corso ni les permita introducir ah las presas en todo o parte. 1688As, comenz a
presionar diplomticamente al gobierno de Hait para que no ayudara a los exiliados. En
los meses subsiguientes, las autoridades de Venezuela, Santo Domingo y Cuba seguiran
el mismo camino. Como veremos en el captulo subsiguiente, nada de ello dar resultado.
En paralelo a estos sucesos, Simn Bolvar y su pequea comitiva emprendieron
el camino hacia Hait. La estancia en Jamaica haba resultado infructuosa. Como Simn
Bolvar todava no saba que Cartagena de Indias haba cado, su intencin era ir a Hait,
tomar las armas de Luis Brion y despus dirigirse a Cartagena de Indias para auxiliar a
los sitiados. Luego de mucho especular, finalmente, sali el 19 de diciembre en La Popa.
Antes de partir le escribi Alexandre Petin, rindindole homenaje y expresndole sus
deseos de reunirse personalmente con l. Deca:
Hace mucho tiempo que ambiciono el honor de ponerme en comunicacin con V. E. y de
manifestarle los profundos sentimientos de estima y reconocimiento que me han inspirado sus
distinguidas dotes y sus innumerables bondades hacia mis muy desdichados compatriotas; pero
siempre he temido importunar a V. E. distrayendo su atencin (). Las circunstancias,(), me
obligan, (), a dirigirme al asilo de todos los republicanos (): debo visitar el pas que V. E.
hace feliz con su sabidura. Para regresar a mi patria debo pasar por la de V. E.; y ya que la fortuna
me ofrece la inapreciable ocasin de conocer y admirar de cerca a V. E. () ir a presentarme
() en el momento () en que llegue a los Cayos, donde () mis amigos me aguardan para
tratar conmigo los asuntos de la Amrica del Sur. Tengo la esperanza, () de que nuestra afinidad
de sentimientos en defensa de los derechos de nuestra patria comn me granjear por parte de V.
E. los efectos de su inagotable benevolencia hacia todos aquellos que nunca recurrieron a ella en
vano.1689
1688
Idem.
1689
536
1690
Carta de Simn Bolvar a Maxwell Hyslop, 26 de diciembre de 1815, op. cit., tomo I, p. 253.
537
cualquier lectura positiva de Hait y continu teniendo una mirada peyorativa sobre dicha
revolucin.
En el siguiente apartado, analic el devenir de la segunda repblica venezolana.
Con respecto a esta etapa, demostr que el grado de violencia y el nivel de autonoma que
alcanz la movilizacin poltica y militar de los sectores populares acaudillados por Jos
Toms Boves y Francisco Rosete, gener un intenso temor tanto en los blancos patriotas,
como en los realistas. Asimismo, demostr que nuevamente, grupos sectores volvieron a
leer aquellos sucesos a la luz de lo que haba pasado en Hait y se convencieron de que la
colonia estaba viviendo una guerra racial. A su vez, aquella referencia fue utilizada como
una forma de deslegitimar al contrario, acusndolo de ser el responsable de producir una
hecatombe en Venezuela. Particular mencin, merece la intervencin de Jean Baptiste
Bideau en esta etapa, dado que promovi la participacin de mulatos franceses en la gesta
anticolonial y fue el primer patriota en proclamar la abolicin de la esclavitud. Una
medida, que desde mi punto de vista estuvo signada por la influencia de la revolucin
franco-antillana, en la cual l tambin estuvo involucrado. Por ltimo, demostr que una
vez que los realistas triunfaron en 1814-1815, volvieron a surgir entre las autoridades
coloniales dos miradas sobre como apaciguar la movilizacin de los sectores de color
venezolanos. Mientras que Pablo Morillo impuso el disciplinamiento de las castas, Jos
Ceballos, promovi la implantacin de reformas legales, para llevar adelante la
integracin de las mismas. Lo ms importante, es que ambos compartan un idntico
temor y el mismo objetivo, evitar en Venezuela una nueva revolucin como la de Saint
Domingue.
En el tercer apartado, abord el proceso neogranadino, mostrando que en este caso
las repercusiones y los contactos con Hait fueron bastante importantes y tuvieron su
epicentro en Antioquia y en Cartagena de Indias. En la primera provincia no fue tan
fuerte como en la segunda, pero si jug un rol clave a nivel del imaginario poltico
cultural, dado que el miedo a la explosin de una revolucin como la del Gurico, fue
esgrimido por Juan del Corral y Jos Flix Restrepo, como un argumento central para
impulsar una ley de abolicin gradual de la esclavitud, que finalmente se promulg. En
este sentido, podramos decir que el miedo dio lugar a un reformismo abolicionista
preventivo. Algo similar, a lo esbozado previamente por Jos Ignacio Pombo y a los
538
539
1691
1692
Carta de Simn Bolvar a Alexander Petin 4 de Septiembre de 1816, AL, Doc. 1710.
Carta de Simn Bolvar a un destinatario desconocido, 26 de diciembre de 1815, Cartas del
Verna, Paul, Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, Caracas, INCE, 1983, pp. 96-97.
540
300 antes y ahora pueden marchar muchos ms.1694 Por todo ello, le peda que Espaa
enviase de inmediato refuerzos para fortalecer la costa de Venezuela.
El 2 de enero de 1816, Simn Bolvar tuvo su primera entrevista con Alexandre
Petin, en el palacio nacional. El encuentro fue muy amistoso y el venezolano se llev
una excelente impresin del Presidente haitiano. Sin embargo, la conversacin se
mantuvo en un plano general y no se abord en detalle el proyecto de contra atacar a los
realistas. El mismo da, el venezolano le escribi a Luis Brin, para contarle los
resultados de la reunin: El Presidente me ha parecido como a todos muy bien. Su
fisonoma anuncia su carcter y ste es tan benvolo como conocido. Yo espero mucho
de su amor por la libertad y la justicia. Aun no he podido hablar con l sino en trminos
generales. Luego que se me sea posible entrar en materia lo har con toda la reserva y
moderacin que exige nuestra desgraciada situacin.1695 Dos das despus lleg la
noticia oficial de que Cartagena de Indias haba cado a manos de los espaoles, por ello,
el Presidente haitiano le escribi al general Ignace Marin, ordenndole que suspendiese
el envo de vveres para dicha plaza.1696
El 6 de enero, comenzaron a arribar los exiliados neogranadinos y venezolanos a
Les Cayes. Su situacin era pattica. Haban salvado su vida de milagro, luego de sufrir
largos meses de un dursimo asedio y varias semanas de navegacin en alta mar. Al
desembarcar en el puerto haitiano recibieron numerosas muestras de afecto de parte de la
poblacin local, que se preocup por auxiliarlos y contenerlos. Cinus Marion, testigo y
participe de los acontecimientos, nos dice:
Era preciso ver a aquellos desgraciados emigrados cuando desembarcaron, para formar una idea
de su situacin. Enfermos la mayor parte de ellos y agobiados por el hambre y la sed apenas
podan tenerse en pie. Necesario era or los gritos de los nios y lamentos de las mujeres y
ancianos () en fin el desconsuelo de aquellas gentes al verse en tierra extraa y sin medios de
subsistencia la mayor parte de ellos. Pero si fue triste, si fue arduo para las almas sensibles
1694
Carta de Simn Bolvar a Luis Brin, 2 de enero de 1816, AL, Doc. 1316; Verna, op. cit., p. 97.
Carta de Alexandre Petin a Ignace Marin, 4 de enero de 1816, compilada en Marin, Cinus,
Expdition de Bolvar par senateur Marin aine, Port au Prince, ditions Panorama, 1972, p. 65.
541
contemplar semejante espectculo, cuanto no deban sentir su alivio al ver la prontitud con que las
familias haitianas volaron al socorro de aquellos desgraciados, a recogerlos en su seno a cuidarlos
y consolarlos.1697
Aquella no era slo una tierra extraa para los hispanoamericanos, sino una tierra
maldita, con una historia revolucionaria que haba generado intensos temores entre la
gran mayora de ellos. Sin embargo, se haban visto obligados a recalar ah, dado que era
casi el nico lugar donde saban que se los recibira con los brazos abiertos. Las
autoridades coloniales espaolas haban pedido a los gobiernos de las colonias vecinas
que no les dieran asilo. El propio Salvador Mox, el Capitn General de Venezuela, se
encargo de escribirles a los gobernadores de Martinica y Curaao para comunicarles
aquella solicitud.1698 De esta manera, por ejemplo, un grupo numeroso de refugiados
apenas pudieron pasar unos das en Jamaica, hasta que los funcionarios los obligaron a
marcharse y resolvieron dirigirse a Hait.1699 El carcter de parias, los llev al estado
paria del Caribe, en bsqueda de ayuda. No obstante, el xodo no hubiera sido posible,
sin las conexiones preexistentes entre Cartagena de Indias y Hait. Los vnculos creados,
a partir de la labor de los corsarios y de los delegados diplomticos, abonaron el terreno
para que los desterrados decidieran viajar a la isla y para que fueran recibidos, con los
brazos abiertos, por las autoridades locales. Es menester recordar que fue el propio Louis
Aury, quien conoca muy bien Hait, el que capitane los buques que llevaron a la
mayora de los emigrados a Les Cayes. Asimismo, en aquel puerto se encontraban Luis
Brin y Jos Mara Durn, que desde hacia tiempo, venan tejiendo relaciones con el
gobierno. Tambin es importante tener en cuenta, que en la isla se conoca la gesta
hispanoamericana y haba un considerable apoyo popular a la misma.
A partir del 6 de enero llegaron las embarcaciones que transportaban a cientos de
emigrados y entre ellos importantes oficiales neogranadinos, venezolanos y extranjeros
como: Jos Francisco Bermdez, Santiago Mario, Carlos Soublette, Bartolom Salom,
1697
1698
Capitana General, TCCLXV, f. 76-76v; Carta de Salvador Mox al gobernador de Curaao, 7 de enero
de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana General, TCCLXV, f. 77-77v;
1699
Vicente Lecuna, La expedicin de los Cayos, Porlamar, Academia Nacional de la Historia, 2006, p. 36.
542
Jos Padilla, Manuel Piar, Henri Louis Ducoudray Holsetin y Gregor Mac Gregor. Se
encontraron all con otros exiliados como los hermanos Germn y Gabriel Gutirrez de
Pieres que haban llegado a la isla a mediados de 1815.1700 El caso de Manuel Piar es
singular y merece destacarse. De condicin pardo, haba nacido en Curaao y de joven
haba servido en la marina haitiana durante los aos inmediatamente posteriores a la
revolucin. Luego, se haba sumado a la causa de la independencia venezolana
convirtindose en un destacado general.1701 De esta manera, no slo no era la primera vez
que pisaba la isla, sino que conoca muy bien y de primera mano los acontecimientos de
la revolucin haitiana.
Mientras estos sucesos acontecan en Les Cayes, Simn Bolvar se encontraba en
Port au Prince, buscando auxilios para la causa republicana. All, durante los das
subsiguientes, se puso en contacto con el comerciante Robert Sutherland y mantuvo una
serie de encuentros con el Presidente Alexandre Petin. En aquellas entrevistas, ambos
lderes dialogaron acerca de la guerra de independencia hispanoamericana y sobre la
dursima situacin en la que se encontraban los patriotas. En vistas de aquel difcil
contexto, Simn Bolvar le pidi ayuda al Presidente haitiano para llevar adelante una
expedicin contra los realistas que dominaban Venezuela y Nueva Granada. Petin,
magnnimo, se mostr dispuesto a aportar armas, municiones y buques a los patriotas, a
cambio de que estos declarasen la emancipacin de los esclavos de la Tierra Firme
hispana.1702 Ambos estuvieron de acuerdo y de esta manera se forj un pacto
revolucionario entre el lder de la primera repblica negra del mundo y el general
venezolano. Dicho pacto resulta de enorme relevancia por dos motivos evidentes. En
primer lugar, porque salv a los patriotas del desastre en que se encontraban,
garantizndoles los pertrechos militares que necesitaban para llevar adelante la
contraofensiva que estaban planeando. Y en segundo lugar, porque introdujo la cuestin
1700
1701
1702
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 4 de septiembre de 1816, AL, Doc. 1710; Carta de
Simn Bolvar a Alexandre Petin, 8 de febrero de 1816, AL, Doc. 1320; Marion, op. cit., p. 48; Verna,
Petin y Bolvar, op. cit., p.164; Ducoudray Holstein, op. cit., p. 260; Gmez, Le Syndrome de Saint
Domingue, op. cit., p. 338.
543
544
545
1703
Carta de Alexandre Petin a Carlos de Urruta, 16 de enero de 1816, AGI, Estado, 33, N. 57.
546
1704
Idem.
1705
1706
547
1707
1708
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 21 de enero de 1816, AL, Doc. 1317.
Carta de Alexandre Petin a Ignace Marion, 26 de enero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua,
Carta de Alexandre Petin a Ignace Marion, 26 de enero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua,
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 29 de enero de 1816, AL, Doc. 1318.
548
1711
Carta de Juan Marimn a Ignace Marin, 27 de enero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua, op.
Ducoudray Holstein, op. cit. , p.196; Lecuna, op. cit., pp. 41-42; OLeary, op. cit., p. 358; Verna,
549
esta
altura
de
los
acontecimientos,
las
autoridades
coloniales
Ducoudray Holstein, op. cit., pp. 196-198, Lecuna, op. cit., pp. 42-43 ; OLeary, op. cit., p. 358; Verna,
1715
Carta de Juan Ruiz de Apodaca a Palo Morillo, 25 de enero de 1816, compilado en Franco, Jos
Luciano (comp.), Documentos para la historia de Venezuela existentes en el archivo nacional de Cuba, La
Habana, Archivo Nacional de Cuba, 1960, pp. 61-62.
1716
Declaracin de Pedro Bruno, Jos Buadas y Francisco Romero, 24 de enero de 1816, compilado en
Idem, p. 60.
Idem, p. 61.
550
misma vez que le escriba esto a Simn Bolvar, le contest a Pablo Morillo en el mismo
tenor que lo haba hecho previamente con Carlos de Urrutia. En su carta, admita haberle
dado asilo a los patriotas aduciendo que la la desgracia mandaba darles hospitalidad, lo
que es conforme a las leyes de este gobierno Sin embargo, resaltaba que su gobierno
haba mantenido siempre un sistema de neutralidad en todas las discusiones
extranjeras y haba acogido con benevolencia en sus puertos las banderas de otras
1719
Carta de Simn Bolvar a Jos Leandro Palacios, 1 de febrero de 1816, AL, Doc. 1319.
1720
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 8 de febrero de 1816, AL, Doc. 1320.
1721
Carta de Alexandre Petin a Simn Bolvar, 18 de febrero de 1816, compilado en Marion, op. cit.,
pp. 88-89.
551
Carta de Alexandre Petin a Pablo Morillo, 25 de febrero de 1816, AGI, Estado, 33, N. 57.
Verna, op. cit., p. 279; Von Grafenstein, Johanna, Nueva Espaa en el circuncaribe 1779-1808,
Carta de Alexandre Petin a Ignace Marin, 25 de febrero de 1816, compilada en Blanco y Azpurua,
552
a cargo del estado, para drsela a ellos y que se le hicieran entrega de 1.500 fusiles que
anteriormente haba vendido Luis Brin al gobierno haitiano.1725 Dicho y hecho, el
Gobernador de la plaza cumpli de inmediato con la orden y restableci el orden en favor
del lder venezolano.
Durante los das subsiguientes, continuaron las tareas organizativas. A comienzos
de marzo se despach una goleta hacia Margarita con armas y municiones para fortalecer
a los rebeldes de aquella isla dirigidos por Juan Bautista Arismendi.1726 En todo
momento, los patriotas en Les Cayes mantuvieron una comunicacin directa con el
gobierno de Alexandre Petin gracias a los permanentes viajes de delegados de Simn
Bolvar a Port au Prince. De esta manera, fueron y vinieron desde aquel puerto a la
capital, Joseph Du Cayal, Manuel Piar y Pedro Chipa. Este ltimo viaj el 4 de marzo,
llevando una carta de Simn Bolvar para el Presidente en la que le agradeca: () las
resoluciones de V.E. relativas a los pretendidos mejicanos, cuyas miras eran no eran otras
que distraer los recursos aplicables a mi expedicin para destruirla y le suplicaba la
entrega de 4.000 fusiles, 100.000 cartuchos 30.000 libras de plvora y 30.000 libras de
plomo.1727 Aquellos pertrechos fueron otorgados de inmediato. Todo pareca marchar
sobre ruedas, sin embargo, nuevamente aparecieron tensiones que amenazaban con hacer
fracasar la empresa.
El 5 de marzo, arrib a Les Cayes Mariano Montilla, un viejo enemigo de Simn
Bolvar. Dos das despus aparecieron en las calles de la ciudad pasquinas vituperando al
recin llegando.1728 ste enojado con la situacin y convencido de que haba sido una
obra del Libertador para desprestigiarlo, lo ret a duelo. El mismo estuvo a punto de
realizarse, empero, intervinieron soldados de la guardia haitiana para impedirlo. Pero la
cosa no termin all, los nimos se haban caldeado y se produjeron otros intentos de
duelo entre Santiago Mario y Luis Brin, Manuel Piar y Rafael Hugo y Henri Louis
Ducoudry Holsetein y Carlos Soublette. Todo ellos fueron reprimidos por las fuerzas de
seguridad de Les Cayes, las cuales lograron restablecer el orden entre los patriotas.1729
Paradjicamente, los brbaros haitianos se haban convertido no solo en los protectores
1725
1726
Carta de Simn Bolvar a Robert Sutherland, 1 de marzo de 1816, en, op. cit, tomo I, pp. 266-267.
1727
1728
1729
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 4 de marzo de 1816, AL, Doc. 1336.
Aviso al pblico, 7 de marzo de 1816, AGI, Estado, 69, N.37.
Ducoudray Holstein, op. cit., pp. 199-200; Verna, op. cit., pp. 179-180.
553
Respuesta de Simn Bolvar a las proposiciones de Louis Aury, marzo de 1816, compilada en, op.
Verna, op. cit., pp. 279-280 ; Von Grafenstein, op. cit., pp. 243-244 ; Prez Morales, op. cit., pp.195-
199.
1732
554
Como seala, Edgardo Prez Morales, este episodio nos muestra las tensiones
entre el ideario poltico de los haitianos y de los corsarios revolucionarios. A pesar de que
ambos estaban comprometidos con la causa independentista, para los primeros su libertad
individual, ganada a sangre y fuego durante la revolucin, era lo primordial y deba
respetarse a rajatabla.1733 No obstante, ms all de este conflicto pasajero, Louis Aury
sigui frecuentando la isla y sumando haitianos a su marinera. Asimismo, los
afrodescendientes continuaron participando de las diferentes misiones revolucionarias
que desde all se organizaron.
Regresemos a la expedicin de Simn Bolvar. Como vimos, las autoridades
coloniales hispanoamericanas estaban al tanto de la presencia de los patriotas en Hait y
de sus planes de llevar adelante una contra ofensiva. Pablo Morillo y Carlos de Urrutia ya
haban presionado al gobierno de la isla para que hiciera entrega de los refugiados.
Salvador Mox, hizo lo propio, el 25 de marzo de 1816, envindole una dursima carta a
Alexandre Petin en la que le deca:
He sido informado que en los puertos del mando de V.E. se rene una gavilla de malvados
enemigos de S.M.C. () que perseguidos por todas partes se han atrevido infestar el territorio de
V.E. con el proyecto de establecer en l un gobierno disidente de donde partan sus disposiciones
para incomodar los territorios que estn bajo mi autoridad ().Esta chusma de hombres inmorales
y perturbadores del orden pblico no se aproximan a parte alguna sino en el designio de conmover
los nimos de los () pacficos habitantes para empaparlos de ideas tumultuosas y revoltosas a fin
de hacer un partido y con el invadir la paz pblica (). Tan conocida es su conducta que
despedidos ya de muchas de las Antillas no hallan asilo en parte alguna y como acaso en el
territorio de del mando de V.E. se ignorarn sus delitos () me he determinado (.) a dirigirle
este pliego no slo para que est prevenido del () peligro a que () se haya expuesto la
tranquilidad pblica de los estados de su mando, sino para suplicarle () mandar arrojar ()
hombres () que slo maquinan sobre el robo y destruccin de la humanidad derramando su
sangre por efecto de una pasin arbitraria () sirviendo al mismo tiempo impedir que despus de
expulsados entren en sus puertos con las presas que hagan de sus pirateras. () Si no se oponen a
las sabias leyes que dirigen el gobierno de V.E. que fuesen entregadas las personas de Juan
Marimn (), Germn Pieneres (), Simn Bolvar, () general Bermdez, el general de
marina Brin (), Ory, yo quedara lleno de gratitud a tan interesante servicio () estas son las
1733
555
cabezas principales de los perversos refugiados en Los Cayos, espero se sirva mandarlos () al
capital general de la isla de Santo Domingo.1734
1734
Carta de Salvador Mox a Alexandre Petin, 15 de marzo de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Remigio Bobadilla a Salvador Mox, 25 de marzo de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana
556
medidas fija a estos hombres descarriados o ayuda a ello con la perfecta neutralidad que
le pido, har un bien a la humanidad.1736
Sin embargo, ya era demasiado tarde, el mismo 31 de marzo, la expedicin
estaba partiendo de Les Cayes. La misma haba recibido una enorme ayuda de parte del
gobierno haitiano. Segn Marin, se les entreg a los patriotas, 15.000 libras de plomo,
4.000 fusiles, una gran cantidad de plvora, de dinero y una imprenta.1737 Tambin haba
colaborado con dinero y pertrechos Robert Sutherland y Luis Brin, quien puso a
disposicin sus buques.1738
Carta de Pablo Morillo a Alexandre Petin, 31 de marzo de 1816, compilada en Franco, op. cit., pp.
71-72.
1737
1738
1739
1740
Verna, op. cit., pp.197-198, Lecuna, op. cit., p. 57, Restrepo, op. cit, tomo I, p.336; Yanes, op. cit.,
557
1743
Carta de Pedro Gonzlez Villa a Salvador Mox, 3 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Jorge Curiel a Salvador Mox, 10 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana General,
CCLXVIII, f. 285
1745
Carta de George Frederick Lenz a Salvador Mox, 11 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y
558
orden a los comandantes de la escuadra realista que estuvieran alerta y que utilizaran las
fuerzas apostadas en las radas de Margarita para repeler a los atacantes. 1746 Por su parte,
Pablo Morillo, desde Ocaa, le pas rdenes al gobernador de Maracaibo para que se
reforzaran las tropas de Francisco Morales, a los fines de defender la Tierra Firme.1747
A pesar de todos estos preparativos, la expedicin logr llegar a Margarita y batir
a dos goletas realistas que protegan la isla. Los patriotas desembarcaron y se reunieron
con las tropas de Juan Bautista Arismendi, que desde hace tiempo se haban rebelado y
controlaban una parte del territorio. En aquel contexto, se realiz una nueva asamblea en
la cual los principales oficiales republicanos confirmaron a Simn Bolvar, como su jefe
supremo. Posteriormente, los expedicionarios realizaron una ofensiva martima contra las
fuerzas realistas que se encontraban en el puerto de Juan Griego, pero viendo que la
resistencia segua siendo dura, decidieron dirigirse hacia la costa firme para llevar
adelante la invasin. De esta manera, a fines de mayo dejaron Margarita, habiendo
previamente reforzado a los rebeldes con armas y municiones. A comienzos de junio, los
patriotas liderados por Simn Bolvar desembarcaron en Cuman, ocupando rpidamente
Carpano y Cariaco. All, el general venezolano, comenz a cumplir el compromiso que
haba adquirido con Alexandre Petin, decretando: la libertad absoluta de los esclavos
que han gemido bajo el yugo espaol en los tres siglos pasados.1748 Por primera vez,
luego de tantos aos de lucha independentista, Simn Bolvar se animaba a dar este paso.
Claramente, aquella medida implicaba una ruptura con su pasado elitista y esclavista, sin
embargo, no fue una emancipacin incondicionada. Al igual que el camino elegido por
Leger Sonthonax, Victor Hughes, Manuel Gual, Jos Mara Espaa y Francisco de
Miranda, el jefe de los patriotas estableci una serie de limitaciones a la libertad y a la
ciudadana de los ex esclavos, basadas en la necesidad de reclutar soldados para la guerra
de independencia. De esta manera, el decreto estableca que: Todo hombre robusto,
desde la edad de catorce hasta la de sesenta aos, se presentar en la parroquia de su
1746
Carta de Salvador Mox para Juan Gabasso, Juan Bautista Pardo y Manuel de Caas, 19 de abril de
Carta de Pablo Morillo a Pedro Gonzlez Villa, 14 de abril de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana
Decreto de Simn Bolvar sobre libertad de los esclavos, 2 de junio de 1816, AL, Doc. 1541.
559
Distrito a alistarse en las banderas de Venezuela.1749 Slo los parientes menores de edad,
mujeres y ancianos, intiles para formar parte del ejrcito gozaran de una autentica
libertad. Incluso ms, la ley fijaba una pena re-esclavista para aquellos que se negaran a
alistarse a las tropas republicanas, que inclua a sus propias familias: El nuevo
ciudadano que rehse tomar las armas para cumplir con el sagrado deber de defender su
libertad, quedar sujeto a la servidumbre, no slo l, sino tambin sus hijos menores de
catorce aos, su mujer, y sus padres ancianos.1750 Como vemos, a diferencia de lo que
sugiere Paul Verna, mas all de que este decreto implicaba un avance, no representaba el
genuino ideario de la revolucin haitiana ya que no implicaba la abolicin absoluta e
inmediata de los esclavizados. 1751Expresaba ms bien, las intenciones de los criollos de
integrar a los hombres de color de manera subalternizada al campo de las fuerzas
patriotas. An as, a pesar de las limitaciones, esta medida signific una radicalizacin de
la revolucin, que dio lugar a que los sectores populares, que antes fueron
mayoritariamente realistas, comenzaran a sumarse a la causa republicana.
En seguida, buscando penetrar en el territorio enemigo, Simn Bolvar envo dos
destacamentos liderados por Santiago Mario y Manuel Piar para que tomasen Giria y
Maturn. Asimismo, intent establecer contactos con las partidas de patriotas que se
haban rebelado en el interior de la colonia liderados por Pedro Zaraza y Jos Tadeo
Monagas. Seguidamente, haciendo gala de su acuerdo con Alexandre Petin, le escribi
una carta en la cual le informaba de la suerte de la expedicin y le avisaba que haba
cumplido con sus anhelos: He mandado proclamar la libertad absoluta de todos los
esclavos inmediatamente despus de nuestra llegada. Tengo el honor de enviar a V.E.
adjuntas las proclamas que he dado desde nuestra llegada, tanto en Margarita como en
esta ciudad. Permtame, seor Presidente, que le exprese todo mi reconocimiento por el
inters que manifiesta V.E. hacia nuestro pas y por las innumerables bondades con que
nos ha favorecido, y cuyo recuerdo nunca olvidaremos.1752 Semanas despus, le escribi
otra carta a Ignace Marin, en la cual le comentaba que haba declarado la abolicin de la
1749
Idem.
1750
Idem.
1751
1752
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 10 de junio de 1816, AL, Doc. 1543.
560
esclavitud pero que esta no estaba dando los resultados esperados. All le deca: He
proclamado la libertad absoluta de los esclavos. La tirana de los espaoles les ha puesto
en tal estado de estupidez e impreso en sus almas tan grande sentimiento de terror, que
han perdido hasta el deseo de ser libres! Muchos de ellos han seguido a los espaoles o se
han embarcado a bordo de los buques ingleses, que los han vendido en las colonias
vecinas. Se ha presentado apenas un centenar de ellos, cuando el nmero de hombres
libres que voluntariamente tomaron las armas es considerable.1753 Esta misiva expresa
claramente, las ambivalencias de Simn Bolvar frente a la esclavitud y a los esclavos.
Como vemos, a la misma vez que festejaba la medida que haba tomado, segua teniendo
una mirada peyorativa de los esclavizados, los cuales en su opinin, al haber sido
idiotizados por los espaoles, no tenan genuinos anhelos de libertad, ni conocan
cabalmente sus intereses.
A pesar de los esfuerzos y de algunos logros parciales de los lugartenientes de
Simn Bolvar, rpidamente los realistas lograron cercar a los republicanos que estaban
en Carpano. En aquel contexto, el general reembarc sus tropas y se dispuso a llevar
adelante una nueva invasin en el puerto de Ocumare. Aquella incursin, que amenazaba
al prspero valle de Aragua, gener una intensa preocupacin entre las autoridades y la
poblacin leal a la corona. En las ciudades circulaban disparatados rumores que
anunciaban el inminente ataque de hordas de haitianos salvajes. El testimonio de Jos
Domingo Daz, es una prueba fehaciente de aquella obsesin. En su opinin, Simn
Bolvar () apareci en el puerto de Ocumare con tres buques y 1.000 negros y mulatos
procedentes de Los Cayos, en la isla de Santo Domingo y proporcionados por el
Presidente Petin.1754 Por supuesto, nada de eso era cierto. Al poco de desembarcar y
ocupar el puerto, comenzaron los problemas. En seguida Simn Bolvar se vio rodeado
por las fuerzas de Francisco Morales y desconectado de las tropas dirigidas por Carlos
Soublette. En esa situacin, al poco tiempo, decidi retirarse para unirse a sus
compaeros que estaban en el Oriente. Luego de un breve periplo por Bonaire, lleg, a
mediados de agosto, a la Giria, donde Santiago Mario y Jos Francisco Bermdez
haban establecido su base de operaciones. All, de inmediato estall el conflicto entre
1753
Carta de Simn Bolvar a Ignace Marin, 27 de junio de 1816, AL, Doc, 1669.
1754
561
1755
562
La expedicin de Jacmel
1756
1757
1758
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 4 de septiembre de 1816, AL, Doc. 1710.
563
Hait en todas las regiones del Nuevo Mundo.1759 La importancia de este texto es muy
significativa, dado que contrariando aos de descrdito y crtica desapiadada contra la
revolucin haitiana, Simn Bolvar, se anim a revindicar a Hait y su ideario libertario e
igualitario como una referencia positiva, como un ejemplo que deban seguir los dems
pueblos de Hispanoamrica. A su vez, porque, postul a Hait, como una nacin hermana,
con la cual prometa estrechar lazos solidarios. Seguramente, sus palabras eran sinceras.
Gracias a su experiencia en la isla y al buen trato que haba recibido de parte de las
autoridades, ste haba cambiado su opinin acerca de aquel pas y su historia. Sin
embargo, como veremos posteriormente, dicha mutacin ideolgica no ser total, ni
estar exenta de notorias ambigedades. Asimismo, luego de alcanzada la independencia,
el gobierno de Colombia no cumplir con esa promesa de solidaridad interamericana,
mostrndose renuente a fortalecer los vnculos con la isla.
El Presidente haitiano se mostr conmovido por la desgracia del lder venezolano
y agradecido por que crea que haba cumplido con su parte del pacto. Por ello lo invit a
pasar a Port au Prince para poder acordar con l los detalles del auxilio para la nueva
expedicin. En su misiva deca:
He ledo () sobre los tristes () acontecimientos que han obligado a V.E. a abandonar la costa
firme. As en las grandes como en las pequeas empresas una fatalidad inexplicable se une
regularmente a las ms sabias combinaciones de donde proceden reveses imprevisibles que burlan
toda precaucin () V.E. acaba de experimentar esta () realidad, pero si la fortuna inconstante a
burlado por segunda vez las esperanzas de V.E. en la tercera puede serle favorable, () y si yo
puedo de algn modo disminuir la pena () puede desde luego contar con cuanto consuelo de mi
dependa. () Venga este puerto donde tendremos algunas conferencias particulares. 1760
Idem.
1760
Carta de Alexandre Petin a Simn Bolvar, 7 de septiembre de 1816, AGI, Estado, 69, N. 37;
564
Carta de Simn Bolvar a Robert Sutherland, 23 de septiembre de 1816, AL. Doc. 1711; Verna,
565
1762
Carta de Simn Bolvar a Alexandre Petin, 9 de octubre de 1816, AL, Doc. 1714.
1763
Carta de Alexandre Petin a Simn Bolvar, 12 de octubre de 1816, AGI, Estado, 69, N. 37.
566
esa idea, slo se explica a partir de la radicalizacin que haba adquirido el proceso de
independencia hispanoamericano, a la casi nula colaboracin que haban prestado los
Estados Unidos a dicha causa y a la inestimable ayuda de parte del gobierno haitiano. Sin
duda, uno podra pensar, que exageraba y slo tena intenciones de halagar a su
interlocutor. Teniendo en cuenta la tpica retrica del venezolano, esa hiptesis no resulta
descabellada, sin embargo, la historia posterior parece mostrar que sus palabras eran
genuinas. Mientras su mirada crtica frente a Estados Unidos se fue intensificando a
travs de los aos, sigui considerando a Alexandre Petin como un protector y un
libertador y a la constitucin de Hait como un modelo a imitar en muchos sentidos. Todo
lo cual, no quita, que siguiera teniendo una postura un tanto ambigua y ms bien crtica
frente a lo que haba sido el proceso revolucionario haitiano y a la forma en que deba
llevarse adelante la emancipacin de esclavos en Hispanoamrica.
Durante el mes de octubre, Simn Bolvar se dedic a organizar su expedicin y
se puso en comunicacin con Luis Brin quien, luego de sufrir un naufragio, se hallaba
en Kingston. Asimismo, se reuni con Francisco Javier Mina, el cual recientemente haba
llegado a Port au Prince, con 250 hombres y estaba preparando su propia misin para
liberar Nueva Espaa de la dominacin realista. Entre la comitiva de aquel general, se
encontraba Jos Rafael Ravenga, quien aos despus ser parte del gobierno de la Gran
Colombia y jugar un papel importante en las relaciones diplomticas con Hait.
Asimismo, Francisco Javier Mina estaba en contacto con el venezolano Pedro Gual,
quien, desde Estados Unidos, se dedicaba a tejer redes entre los revolucionarios que
residan en aquel pas, Nueva Espaa y Hait. El propio Pedro Gual llegar dos aos
despus a Les Cayes y residir unos meses en aquel puerto. Sin embargo, como veremos
posteriormente, se transformar en uno de los principales responsables de la poltica antihaitiana llevada adelante por las autoridades de la Colombia. Sea como sea, para 1816,
Hait, se haba convertido, una vez ms, en el centro de operaciones de los
revolucionarios hispanoamericanos en el exilio y el gobierno de la isla, no slo los
protega sino que les brindaba importantes auxilios para sus empresas libertarias. En una
serie de encuentros, Francisco Javier Mina intent sumar a Simn Bolvar para que
participara de su ejrcito. A pesar de que el venezolano se sinti tentado, finalmente
desisti y la expedicin parti hacia Nueva Espaa pocas semanas despus. Esta sufri
567
1764
Carta de Simn Bolvar a Luis Brion, 14 de octubre de 1816, AL, Doc. 1715; Verna, Petin y
568
1768
Carta de Simn Bolvar a Luis Brion, 11 de noviembre de 1816, AL, Doc. 1718.
1769
Carta de Simn Bolvar a Santiago Mario, 18 de noviembre de 1816, AL, Doc. 1723.
1770
569
invasin.1771 Varias semanas despus, las noticias fueron confirmadas y ampliadas por el
pasajero de un goleta espaola que fondeo en La Guaira. Gracias a este testimonio, el
comandante de dicha plaza le inform al Capitn General, que en Les Cayes se
encontraban; Bolvar, Brin, Mina, () que llegaron all a fines de septiembre en una
corbeta, un bergantn y una goleta con 7.000 fusiles.1772
Las noticias llegaron an con mayor celeridad a Cuba y el gobierno tom
medidas ms drsticas para conjurar el peligro. Ya a fines de septiembre, Eusebio de
Escudero, el gobernador de Santiago de Cuba, le aviso a Pablo Morillo, que: el
turbulento Bolvar () el 5 del actual apareci en el Puerto del Prncipe isla de Santo
Domingo y le confirm que segua protegiendo el caudillo Alejandro Petin () a los
criminales corsistas.1773 Para enfrentar aquella amenaza, Eusebio de Escudero decidi
mandar al referido espa Carlos Preval a Port au Prince, para que diera cuenta detallada
de la conspiracin que se tramaba en dicho puerto. Este lleg a la capital haitiana el 13 de
noviembre y regres a Cuba el 24 del mismo mes. Como seal previamente, durante
esos 8 das tuvo la posibilidad de vincularse con los revolucionarios venezolanos y
neogranadinos y conocer a fondo su situacin. Apenas arrib a Santiago de Cuba, le
present un extenso informe al gobernador. En el mismo, luego de describir con precisin
la misin de Francisco Javier Mina, relat las vicisitudes de la primera expedicin de
Simn Bolvar y las condiciones en la que se encontraba en ese momento. Sobre el
particular afirmaba: () Bolvar desesperado entonces de restablecer sus negocios hizo
a la vela para Jacmel y de aquel punto al Puerto Prncipe para pedir a Petin que ya tena
hecho parte de los gastos del primer armamento, nuevos auxilios. Casi todas las
embarcaciones chicas que le sirvieron a hacer su expedicin fueron cogidas y llevadas
por los mismos capitanes que hoy en el da cruzan y pillan por su cuenta. Bolvar vive en
el Prncipe en casa del ingls Southerland ().1774 Enterado del asunto, Eusebio de
1771
Carta de Remigio Mara Bobadilla a Salvador Mox, 26 de noviembre de 1816, AGN, Gobernacin y
Documentos para la Historia de Hait en el Archivo Nacional, op. cit., pp. 84-85.
1774
Informe de Carlos Preval 24 de noviembre de 1816, compilado en Franco, op. cit., p 190.
570
Escudero inform de los planes de Simn Bolvar, al resto de las autoridades coloniales y
a la metrpoli. Le escribi al Secretario de Estado, el 14 de diciembre, avisndole que:
Bolvar era en Jacmel el 8 del corriente, esperaba all tres buques que deban salir del
Puerto Prncipe y tres o cuatro () todos armados que deben salir de Los Cayos, estos
bajo las ordenes de Brion para reunirse a Jacmel y seguir para La Guaira o (...) la
Margarita.(). Petin a pesar de su pretendida () neutralidad esta auxiliando con
armas y municiones a Bolvar a quien ha regalado una goleta con un armamento
completo.1775 Dos das despus le volvi a escribir para denunciar nuevamente al
gobierno haitiano:
Alexandre Petin continua en sus papeles pblicos queriendo persuadir que se observa la ms
estricta neutralidad publicando () varias piezas de confiscaciones ejecutadas sobre piezas ()
espaolas introducidas en sus puertos, pero se advierte tambin que no retiene a beneficio de los
legtimos propietarios los productos de ellas sino que los destina a las atenciones del estado de
Hait, y prueba mucho ms su falacia () el hecho positivo de haber regalado a Bolvar una goleta
completamente armada y sobre esta () con los la nueva disposicin que recientemente ha dado
aplicando los derechos de anclaje que se recauden todos sus puertos a el auxilio de los insurgentes
espaoles y de donde se infiere la perfecta disposicin que anima a Petin para favorecer las
inquietudes sobre cualquier parte donde por desgracia se despierten.1776
Franco, Documentos para la historia de Venezuela existentes en el Archivo Nacional de Cuba, op. cit., p.
97.
1776
Carta de Eusebio Escudero al Secretario de Estado, 16 de diciembre; AGI, Estado, 12, N.19.
571
informado que cinco buques () salidos de La Guaira y La Habana han sido apresados y
conducidos a Puerto Prncipe donde por V.E. se les puso embargo y fueron vendidos por cuenta de
los armadores de los piratas. () Suplico () se sirve expedir () ordenes a fin de que sean
restituidas () con sus cargamentos escarmentando a los piratas como V.E. estime de justicia para
reprimir su audacia y que no violen con sus territorios con atentados de tan enorme naturaleza 1777
Carta de Alexandre Petin a Salvador Mox, 17 de febrero de 1816, compilado en Lecuna, Vicente,
Documentos inditos para la historia de Bolvar, Expedicin de Los Cayos, Boletn de la Academia
Nacional de la Historia, Nro 77, enero- marzo, 1937, p. 157.
1779
572
Marion, para comunicarle sus planes y para manifestarle su gratitud por: () todas las
bondades que ha prodigado usted a mis compatriotas. Asimismo, para manifestarle su
promesa de solidaridad y amistad con Hait: Si los favores atan a los hombres no dude
usted que yo y mis compatriotas amaremos al pueblo haitiano como a los dignos jefes
que los hacen feliz.1780
Las vicisitudes de la gesta independentista hispanoamericana, haban forjado
lazos revolucionarios con Hait, que el paso del tiempo y las circunstancias habran de
socavar. Como vimos, el comerciante britnico Robert Sutherland hizo importantes
aportes a las dos expediciones lideradas por Simn Bolvar. El general venezolano se
comprometi a retribuir aquella colaboracin y el 4 de diciembre firm una serie de
pagars en los cuales prometa devolver 2.000 gourdes por el flete de la goleta La
Fortuna, 9.000 gourdes por la entrega de pertrechos militares y vveres y 2.000 gourdes
por el flete de la goleta La Mara.1781 Ese mismo da, tuvo su ltimo encuentro con
Alexandre Petin, Baltazar Inginac y Jean Pierre Boyer. En una emotiva reunin, el
Libertador le volvi agradecer su inestimable ayuda al Presidente haitiano y a sus
funcionarios ms cercanos. Por su parte, el jefe de estado le obsequi un sable con el
escudo de Hait, que Simn Bolvar usar durante gran parte de su gesta libertaria.1782
Toda una metfora de los lazos revolucionarios que se haban establecido entre ambos
procesos polticos. Al da siguiente, el venezolano y sus colaboradores salieron para
Jacmel, adonde llegaron el 6 de diciembre. All, el general se dedic a ultimar algunos
detalles, adquiriendo de unos comerciantes haitianos los vveres y pertrechos que le
faltaban. Al arribar al puerto, esperaba encontrarse con Luis Brion y Agustn Villaret, sin
embargo, estos todava se encontraban en Les Cayes. Recin 12 das ms tarde lleg el
almirante curazoleo a dicho puerto trayendo consigo una goleta con armas, municiones
y hombres. El 18 de diciembre todo estaba listo y los expedicionarios partieron con
direccin hacia Venezuela. A Simn Bolvar, los acompaaron Luis Brin, los hermanos
1780
Carta de Simn Bolvar a Ignace Marin, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc. 1726.
1781
Pagar de Simn Bolvar a Robert Sutherland, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc. 1728.; Pagar de
Simn Bolvar a Robert Sutherland, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc 1729; Pagar de Simn Bolvar a
Robert Sutherland, 4 de diciembre de 1816, AL, Doc.1727.
1782
573
Gutirrez de Pieres, Francisco Antonio Zea y Jean Baptiste Bideau, entre otros exiliados
patriotas. Agustn Villaret, todava se encontraba en Les Cayes y se decidi que saliera
posteriormente llevando parte de la escuadra. A pesar de que no se sabe con precisin la
cantidad de buques y hombres que conformaban la expedicin, Paul Verna considera que
eran entre siete y doce buques con alrededor de 400 hombres. Uno de las goletas, era La
Criolla, capitaneada por el corsario haitiano Bellegarde. Nuevamente participaron del
ejrcito y de la marinera hispanoamericanos, franco-antillanos y haitianos.1783
Como vimos previamente, las autoridades hispanoamericanas estaban al tanto de
lo que se proyectaba. En particular, los funcionarios venezolanos, se enteraron, el 21 de
diciembre, que las fuerzas revolucionarias se componan de doce buques de diferentes
portes y que en breve emprenderan la marcha hacia la Tierra Firme.1784 Obtuvieron
aquella informacin gracias a que capturaron una goleta dinamarquesa, que haba salido
de Les Cayes y que traa una serie de cartas de Simn Bolvar para Santiago Mario y
Manuel Piar. A los pocos das, un buque sueco confirm estas novedades e inform que
la expedicin ya haba partido y se diriga hacia Venezuela.1785 Aquellas noticias,
generaron una intensa preocupacin entre los realistas, que se dedicaron a fortificar sus
posiciones.
La expedicin de Simn Bolvar arrib a la isla de Margarita a fines de diciembre.
Desde all se dirigi raudamente hacia Barcelona, a donde se encontr con algunos de sus
compaeros patriotas. En una difcil situacin, qued a la espera del resto de los
pertrechos que deba traer Agustn Villaret. Este recin lleg en febrero y complet la
ayuda que se haba recibido de parte de Hait.
A partir de ese momento, Simn Bolvar comenz su campaa militar para
reestablecer la repblica. Desde Barcelona, intent imponer su autoridad sobre los
generales patriotas y los caudillos llaneros que se haban unido a la causa. Asimismo,
busc llevar adelante una ofensiva contra Caracas, para darle una estocada en el corazn
1783
1784
Carta de Juan Gabasso a Salvador Mox, 21 de diciembre de 1816, AGN, Gobernacin y Capitana
Carta de Joaqun Hidalgo Mesmey a Salvador Mox, 9 de enero de 1817 AGN, Gobernacin y
574
al poder realista. Sin embargo, todo esto result imposible. La insubordinacin de los
generales y una serie de derrotas militares, le hicieron cambiar sus planes. Para abril de
1817, decidi dirigirse a la Guayana, buscando establecer all un bastin revolucionario
desde el cual liberar al resto del territorio.1786 Este camino, era el que haba seguido
Manuel Piar, quien desde hace un tiempo estaba luchando en dicha provincia. De esta
forma, Simn Bolvar, aline sus esfuerzos con los del general curazoleo y ambos
llevaron adelante una serie de ofensivas contra los realistas de Guayana. Sin embargo, la
situacin segua siendo complicada. Entre los patriotas continuaba la desunin. Entre
Simn Bolvar y Manuel Piar existan tensiones, los caudillos llaneros continuaban
actuando con autonoma y Santiago Mario fue proclamado en oriente, como jefe de los
republicanos. A todo esto, hay que aadirle que Pablo Morillo regres a Venezuela para
liderar la represin contra los insurrectos. En aquel contexto, el Mariscal espaol
entendi que la campaa de los patriotas haba asumido postulados ms radicales,
promoviendo la liberacin de los esclavos. En particular, le preocupaba la figura de
Manuel Piar, porque consideraba que ste pardo haba establecido una alianza con
Alexandre Petin, para llevar adelante una revolucin, como la haitiana, en el territorio
venezolano. Nuevamente, obsesin anti-haitiana se haba apoderado de las autoridades
coloniales. En carta al ministro de guerra, Pablo Morillo, le expres sus temores, en los
siguientes trminos:
La mortandad y la desolacin que una guerra tan cruel ha ocasionado, van disminuyendo de
modo conocido la raza de los blancos y casi no se ven ms que gente de color, enemigos de
aquellos, quienes ya han intentado acabar con todos. Piar, que es mulato y el de ms importancia
entre las castas, tiene relaciones muy estrechas con Alejandro Petin, mulato rebelde que se titula
Presidente de Hait y ambos se proponen formar un establecimiento en Guayana que asegure su
dominacin en Amrica, donde es de presumir quieran renovar las escenas del Gurico y dems
posesiones francesas de Santo Domingo. Se han interceptado varias cartas a los rebeldes que
anuncian estas ideas.1787
1786
1787
Antonio, El teniente general don Pablo Morillo primer Conde de Cartagena, Marqus de la Puerta,
Madrid, Editorial Amrica, 1920, tomo I, 298.
575
Sabemos que aquel pacto entre Alexandre Petin y Manuel Piar no exista,
aunque s se haba formalizado un acuerdo diferente entre Simn Bolvar y el Presidente
haitiano. Sin embargo, es posible que el pardo curazoleo tuviese en mente un proyecto
revolucionario ms radical que el que anhelaban sus compaeros de armas mantuanos.
Vale la pena recordar que Manuel Piar, no slo haba estado en Hait exiliado en 1816,
sino que tambin haba combatido en la marina haitiana durante los primeros aos del
1800.
En aquel lgido contexto, ocurri un suceso menor, pero relevante para nuestro
estudio. A fines de mayo, en Puerto Cabello, el esclavo domstico, africano Jos
Echenagucia fue apresado, acusado de proferir palabras sediciosas. En particular, varios
testigos aseguraron que el esclavo haba revindicado pblicamente la revolucin haitiana
y postulado que los afrodescendientes venezolanos deberan seguir el mismo camino, en
su propia tierra. As por ejemplo, el vecino y comerciante Jos Mila de la Roca afirm
que escuch al imputado gritar que con los blancos estos de mierda es necesario hacer
con ellos lo mismo que hicieron los franceses negros de Santo Domingo.1788 Por su
parte, el teniente, Juan Bautista Fraginals declar que oy a Jos Echenaguca exclamar
en la calle, en plena luz del da, que: Carajo es menester matar a todos estos blancos
pues no en balde los franceses negros de Santo Domingo no podan ver a ningn blanco
pues a todos los mataban.1789. Idntico testimonio brind su esposa Mara Trinidad
Fraginals quien lo acompaaba al momento del hecho.1790 A estos testigos, los
funcionarios judiciales les preguntaron si saban o crean que el imputado era un
revolucionario involucrado en un motn y todos ellos contestaron no saber nada sobre el
asunto. El da 28 de mayo se le tom declaracin al acusado, quien neg absolutamente
los cargos, diciendo que todo era falso.1791 Las autoridades no le creyeron, debido a la
1788
Declaracin de Jos Mila de la Roca, 27 de mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp.
10, f. 221.
1789
Declaracin de Juan Bautista Fraginals, 27 de mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI,
Declaracin de Mara Trinidad Fraginals, 28 mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp.
10, f. 223.
1791
Declaracin de Jos Echenagucia, 28 mayo de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp. 10, f.
223.
576
Carta de Jos Pereyra a Salvador Mox, 4 de junio de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp.
10, f. 227.
1793
Resolucin de la Real Audiencia, 12 de junio de 1817, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp. 10, f.
230.
1794
Escrito de Merced Lacroix de Aldave, sin fecha, AGN, Causas de Infidencia, XXXI, exp. 10, ff.
232v-233.
577
1793. O sea, que era muy joven durante los aos en que acontecieron los principales
sucesos revolucionarios que agitaron a Saint Domingue. An as, ste tena conocimiento
sobre los mismos. Todo lo cual nos vuelve a demostrar, que an despus de 1804, la
informacin sobre aquel proceso sigui difundindose entre los sectores de color de la
Tierra Firme hispana. Posteriormente, veremos una serie de casos anlogos ocurridos en
Nueva Granada, que refuerzan esta hiptesis.
En segundo lugar, ste suceso es una nueva evidencia del temor que sentan la
elite y las autoridades coloniales ante un posible contagio del ideario revolucionario
haitiano en la colonia. Frente a una serie de gritos pblicos, los vecinos sintieron pnico y
las autoridades polticas, militares y judiciales intervinieron velozmente para reprimir al
esclavo y para averiguar si este era la cara visible de una conspiracin en marcha. Recin
despus de haberse aplicado el castigo y una vez que se convencieron que era ms bien
una falsa alarma, decidieron devolverlo a su duea.
Ahora bien, los realistas no eran los nicos que sentan aquel temor. Extranjeros,
como George Flinter, tambin estaban muy asustados por la influencia haitiana y por la
violencia que haba adquirido la revolucin en Venezuela. En su opinin, si los patriotas:
tienen xito en expulsar al partido espaol de Caracas, la consecuencia ser que se
establecer un gobierno con los mismos principios que los de Santo Domingo, con
muchos jefes, ejerciendo una influencia desptica sobre los esclavos y comprometidos en
una constante hostilidad entre unos y otros.1795 Para conjurar ese peligro, recomendaba
la intervencin del imperio britnico en el conflicto hispanoamericano.
Sin embargo, los miedos no terminaban all. An despus de la estancia en Hait y
la solidaridad brindada por aquel gobierno, los republicanos blancos seguan preocupados
por la posibilidad de una guerra de razas. Paradjicamente, no slo a Pablo Morillo le
inquietaba la figura de Manuel Piar, sino tambin al propio Simn Bolvar y a muchos de
sus oficiales blancos. Durante mayo y junio la relacin entre el jefe supremo y el general
pardo se fue haciendo cada vez ms tirante, hasta que se termin de romper. En el
contexto de la campaa por dominar Guayana, las tensiones entre ambos lderes fueron
aumentando. Simn Bolvar intentaba imponer su autoridad y el otro se resista buscando
mantener su poder local y autonoma, contando con una fuerza considerable compuesta
1795
578
en su mayora por negros y pardos.1796 Luego de varias idas y vueltas, Manuel Piar
renunci a su mando y se dedic a incitar la oposicin en contra de Simn Bolvar.
Primero se dirigi hacia Upata y luego a Cumana, para acercarse a Santiago Mario. Su
proyecto era levantar a los sectores de color en contra de la hegemona de los criollos
blancos, buscando radicalizar el proceso independentista. Probablemente, teniendo en
cuenta su historia personal, al hacer esto tena en mente el modelo de la revolucin
haitiana. Como sugiere Clement Thibaud, su intencin no era la de acabar con todos los
blancos sino la de poner fin a la dominacin de la elite mantuana, que persista an
despus de siete aos de lucha.1797 El testimonio de Juan Francisco Snchez, nos sirve
para conocer el pensamiento de Manuel Piar:
En el instante que llegu a esta ciudad tuve la fortuna de encontrarme con el seor Piar, este ()
me habl de este modo: Yo he sido elevado a general en jefe por mi espada y mi fortuna, pero soy
mulato y no debo gobernar en la repblica, no obstante yo he penetrado el gran misterio de la
administracin actual y he jurado () restituirle la libertad a tanto inocente que est derramando
su sangre por encadenarse ms y mas en una esclavitud vergonzosa, me voy a Maturn y al fin del
mundo si es necesario a ponerme a la cabeza de los que no tienen otro apoyo que sus propias
fuerzas estoy seguro que haciendo resonar por todas partes las justicia de mis sentimientos y la
necesidad en que nos ponen de tomar las armas cuatro mantuanos, por la ambicin de mandarlo
todo y de privarnos de los derechos ms santos y naturales no quedar un solo hombre que no se
presente a defender tan digna causa 1798
1797
Thibaud, La ley y la sangre. La guerra de razas y la constitucin en la Amrica Bolivariana, op. cit.,
p. 22.
1798
1799
Testimonio de Bartolom Salom, 1857, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo VI, p. 111.
579
Simn Bolvar, se convencieron de que Manuel Piar estaba llevando adelante una
conspiracin e impulsando una guerra de razas con la cual planeaba destruir a todos los
blancos.1800 Segn Henri Louis Ducoudray Holstein, Luis Brin le advirti a Simn
Bolvar que Manuel Piar era: () un mulato, un vagabundo, un hombre de la clase mas
baja, peligroso y malvado con todos los blancos.1801Por ello, a fines de julio, Simn
Bolvar envi a una partida de oficiales a apresarlo. Sabiendo que esta medida era
sumamente polmica, debido al rango militar de Manuel Piar, public un manifiesto para
explicar su posicin y para develar el accionar del acusado. En aquel documento,
comenzaba diciendo: Yo denuncio a la faz de la nacin el crimen ms atroz que ha
podido cometer un hombre contra la Sociedad, el Gobierno y la Patria.. () el General
Piar ha formado una conjuracin destructora del sistema de igualdad, libertad, e
independencia. Pero no os admiris de esta monstruosidad de parte de un hombre cuya
vida ha sido un tejido de conspiraciones, crmenes y violencias.1802 A continuacin,
relataba una por una las diferentes oportunidades en las cuales Manuel Piar se haba
sublevado contra la autoridad de sus superiores, intentando demostrar que era su forma de
actuar desde 1810. Para luego denunciar lo que haba pasado a fines de 1817:
Este General, furioso medita () la subversin del Estado y la destruccin de sus hermanos. Para
realizar tan negro designio () toma un pasaporte para las colonias. Calumniar al Gobierno de
pretender cambiar la forma republicana en la tirnica; proclamar los principios odiosos de guerra
de colores para destruir as la igualdad que () ha sido nuestra base fundamental; instigar a la
guerra civil; () , es en substancia lo que ha hecho Piar desde que obtuvo la licencia () Qu
pretende el General Piar en favor de los hombres de color? La igualdad? No: ellos la tienen y la
disfrutan en la ms grande latitud que pueden desear. El General Piar mismo es una prueba () de
esta igualdad. () El General Piar no desea la preponderancia de un color que l aborrece. () La
imparcialidad del Gobierno de Venezuela ha sido siempre tal, desde que se estableci la
Repblica, que ningn ciudadano ha llegado a quejarse por injusticia hecha a l por el accidente de
su cutis. Por el contrario cules han sido los principios del Congreso? () Antes de la revolucin
los blancos tenan opcin a todos los destinos de la Monarqua, () lo alcanzaban todo. Los
pardos, degradados hasta la condicin ms humillante, estaban privados de todo. (). La
1800
1801
1802
Manifiesto de Simn Bolvar a los pueblos de Venezuela, 5 de agosto de 1817, AL, Doc. 1935.
580
revolucin les ha concedido todos los privilegios, (). Quines son los autores de esta
revolucin? No son los blancos, los ricos, los ttulos de Castilla y aun los jefes militares al
servicio del Rey? Qu principio han proclamado estos caudillos de la Revolucin? las actas del
Gobierno de la Repblica son monumentos eternos de justicia y liberalidad. Qu ha reservado
para s la nobleza, el clero, la milicia? Nada, nada, nada! Todo lo han renunciado en favor de la
humanidad, de la naturaleza y de la justicia, () Todo lo inicuo, () se ha abolido, y en su lugar
tenemos la igualdad absoluta (). La libertad hasta de los esclavos, que antes formaban una
propiedad de los mismos ciudadanos. La independencia en el ms lato sentido de esta palabra
substituida a cuantas dependencias antes nos encadenaban. El General Piar con su ()
conspiracin, slo ha pretendido una guerra de hermanos en que crueles asesinos degollasen al
inocente nio, a la dbil mujer, al trmulo anciano, por la inevitable causa de haber nacido de un
color ms o menos claro. Venezolanos: no os horrorizis del cuadro sanguinario que os ofrece el
nefando proyecto de Piar? Calificar de un delito el accidente casual que no se puede borrar ni
evitar. El rostro, segn Piar, es un delito y lleva consigo el decreto de vida o de muerte. As
ninguno sera inocente, pues que todos tienen un color que no se puede arrancar (). Si jams la
guerra fratricida como lo desea Piar llegase a tener lugar en Venezuela, esta infeliz regin no sera
ms que un vasto sepulcro (). () Pero no, venezolanos, () vosotros no sois incapaces de
servir de instrumento a los furores de Piar. (). El General Piar ha infringido las leyes, ha
conspirado contra el sistema, ha desobedecido al Gobierno, ha resistido la fuerza, ha desertado del
ejrcito, y ha huido como un cobarde; as pues, l se ha puesto fuera de la ley: su destruccin es un
deber y su destructor un bienhechor.1803
Idem.
581
1804
582
fortuna, el saber y la gloria no os esperan? Vuestros mritos no son remunerados con profusin o
por lo menos, con justicia? Qu quera, pues, el General Piar para vosotros? No sois iguales,
libres, independientes, felices y honrados? Poda Piar procuraros mayores bienes?; No, no, no!
El sepulcro de la Repblica lo abra Piar con sus propias manos, para enterrar en l, la vida, los
bienes, y los honores de la inocencia, del bienestar y de la gloria de los bravos defensores de la
libertad de Venezuela, () Soldados! El cielo vela por vuestra salud, y el gobierno, que es
vuestro padre, slo se desvela por vosotros. Vuestro jefe que es vuestro compaero de armas y que
siempre a vuestra cabeza ha participado siempre de vuestros peligros y miserias, como tambin de
vuestros triunfos, confa en vosotros. Confiad, pues, en l, seguros de que os ama ms que si fuere
vuestro padre o vuestro hijo.1805
Mediante estas palabras, Simn Bolvar intent legitimar, frente a las tropas de
color, el fusilamiento del general pardo, su liderazgo y el proyecto poltico que
encarnaba. Nuevamente, vemos aparecer las mismas ideas expresadas en su manifiesto
del 5 de agosto. El fusilamiento de Manuel Piar fue un mal necesario, debido a que este
planeaba una conspiracin en contra de su jefatura y buscaba impulsar la guerra fraticida
entre los blancos y los afrodescendientes. Aquel accionar, era absolutamente
injustificado, debido a que l, como lder, haba establecido la igualdad racial y la libertad
de los esclavos. Haba un gobernante que velaba por los intereses de los sectores
populares y se preocupaba por ellos como un padre. Dicha prdica, junto con su accionar
poltico militar, termin dando resultado, dado que en los meses subsiguientes Simn
Bolvar logr consolidar su poder como jefe supremo frente al resto de los generales
mantuanos y consigui imponer su autoridad sobre los llaneros comandados por Jos
Antonio Pez.
A riesgo de ser reiterativo, es menester sealar una vez ms, que el enjuiciamiento
y posterior fusilamiento de Manuel Piar nos muestra las ambigedades del ideario
democrtico de Simn Bolvar. An a pesar del giro radical que es posible reconocer en
su pensamiento a partir de su estancia en Hait, ste sigui temiendo a los excesos de la
guerra de razas y al accionar autnomo de los sectores de color. En este sentido, aunque
se dispuso a revindicar las banderas haitianas de libertad e igualdad universal, continu
considerando que los afrodescendientes y las masas, deban integrarse a la nueva
1805
Proclama de Simn Bolvar a los soldados del Ejrcito Libertador, 17 de octubre de 1817, AL, Doc.
2200.
583
Carta de Bernando Vallarino a Francisco Montalvo, 20 de agosto de 1817, AGI, 53, N. 42.
584
1807
Informe de Torcuato Piedrola a Francisco Montalvo, 10 de septiembre de 1817, AGI, 53, N. 42.
1808
Idem.
1809
1810
585
Una balandra de la Repblica de Hait () que [hacia] comercio con los indios no reducidos ()
la que segn las reales disposiciones el caso haba cado en la pena de decomiso porque esta
prohibido ese trato an a las potencias aliadas. Pero como en las circunstancias debe mirarse ()
con consideracin a la situacin que hoy se ve la parte espaola de la isla de Santo Domingo, en
medio de dos partidos del negro Cristforo en Gurico y el mulato Petin en Los Cayos, se ha ()
resuelto el asunto de un modo de que conciliase los extremos. Haba sucedido tambin que una
goleta nuestra apresada por los insurgentes y reapresada por otro buque de Petin la mando a
entregar este luego que le fue reclamada para parte de nuestra marina y este procedimiento de
buena inteligencia con la Espaa obligaba a conducirse con la misma generosidad para no dar
lugar a una queja que acaso producira la reunin de aquellos partidos para defender sus derechos
que creeran hollados y entonces se aumentaran los cuidados del Capitn General de la isla y los
sobresaltos de aquella guarnicin, () lo que parecen deben evitar los jefes de Amrica para no
comprometer la situacin poltica de aquella parte de la isla que importa mucho al Rey (). Por
estas consideraciones () he determinado que se devuelva el buque () y he oficiado con Petin
hacindole capaz de los fundamentos que lo hacan legitima presa para que en lo sucesivo no
permita a las embarcaciones de su gobierno acercarse a comercia en nuestras costas, no auxilie a
los insurgentes, ni consienta beneficiar las presas espaolas que estos hagan en su distrito. 1811
Carta de Francisco Montalvo al Secretario de Estado, 13 de noviembre de 1817, AGI, 53, N. 42.
586
587
1812
Plan para lanzar por la fuerza armada al gobierno de espaol de las Floridas, compilado en Arends,
Tulio, La Repblica de Las Floridas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1986, p. 136.
588
Espaa.1813 Tiempo despus, lleg a Fernandina Pedro Gual, uno de los principales
cerebros detrs de aquella aventura.1814 En aquel nuevo contexto, Louis Aury fue
designado como comandante militar de la isla y Ruggles Hubbard, como gobernador civil
de la misma. Otro norteamericano, el coronel Irwin, qued como segundo del capitn
francs.1815 Rpidamente surgieron conflictos entre estos tres hombres, que acaudillaban
tendencias diferentes. Segn Jorge Clarke, un militar de las Floridas:
En Fernandina hay el desorden ms grande que se pueda imaginar: tiene tres partidos que
amenazan una revolucin sangrienta entre ellos. El comodoro Aury con sus morenos de Santo
Domingo tiene posesin de la batera, su bergantn armado y algunas presas gordas. El coronel
Irwin tiene posesin de los dos bergantines Morgiana y San Jos, con las tropas blancas pero sin
dinero y estas no pueden ver a los morenos que son ricos e insolentes. Y el que titulan gobernador
Hubbard forma un tercer partido uniendo con l los transentes que en el da con el objeto de la
especulacin, amenazando todos los das las consecuencias ms funestas. 1816
1813
Landers, Jane, Atlantic Creoles in the Age of Revolutions, Cambridge, Harvard University Press, 2010,
p. 134, Prez Morales, op. cit., p. 192, Extract from a letter of our correspondent in Amelia island,
Georgia Journal, 28 de octubre de 1817.; Persat, Maurice, Mmoires du Commandant Persat, 1806 a 1844,
Paris, Librarie Plon, 1910, pp. 34-35.
1814
Bierck Jr, Harold, Vida Pblica de Don Pedro Gual, Caracas, Ministerio de Relaciones Exteriores,
1983, p. 106.
1815
Extract from a letter of our correspondent in Amelia island, Georgia Journal, 28 de octubre de 1817.
1816
Carta de Jorge Clarke a Jos Coppinger, 5 de octubre de 1817, compilado en Arends, op. cit., pp. 93-
94.
1817
589
Pedro Gual de Venezuela y Vicente Pazos del Alto Per, quienes fueron los principales
responsables de redactar la nueva carta magna republicana.1821 Asimismo, se empez a
publicar un peridico independentista intitulado El telgrafo de las Floridas.1822
La presencia de los negros haitianos y la radicalidad de aquella pequea repblica
revolucionaria, gener grandes temores entre los espaoles y estadounidenses racistas. En
particular, la prensa de Estados Unidos sigui con atencin los sucesos de la isla y los
present con alarma. A fines de 1817 el Savannah Republican afirmaba que en Amelia se
encontraban negros: insurrectos que haban participado de los horrores de Santo
1818
Decisin sobre elecciones en la isla Amelia, 16 de noviembre de 1817, compilado en Arends, op. cit.,
1821
1822
590
1823
1824
1825
1826
591
mostrar
su
gratitud
por
su
colaboracin
con
los
revolucionarios
hispanoamericanos:
He sabido con el mayor sentimiento la muerte del Presidente Petin: su patriotismo, su
generosidad y las dems virtudes que lo caracterizaban, han excitado mi veneracin y la de todos
mis compatriotas; esa veneracin ser tan inmortal como el nombre de Petin. La amistad y el
desinters con que el pueblo y las autoridades de la Repblica de Hait le dieron hospitalidad a los
emigrados de Tierra Firme, nos llenaron del ms vivo reconocimiento; y yo particularmente hice
votos por su prosperidad y por la conservacin de la vida del digno jefe que lo gobernaba. Esta
catstrofe, (), arrebata a Hait uno de sus ms bravos defensores y le priva de uno de sus ms
dignos ciudadanos. Sin embargo, en medio de tantas desgracias, los haitianos deben sentirse
felices de la nueva eleccin que acaban de hacer llamando a V.E. a la primera magistratura de la
Repblica, y le ruego que me permita, seor Presidente, presentar a V.E. mis ms sinceras
felicitaciones.1827
1827
Carta de Simn Bolvar para Jean Pierre Boyer, 14 de agosto de 1818, AL. Doc. 3160.
1828
Idem.
592
1829
Bierck, op. cit., pp. 114-115, Verna, Bolvar y los emigrados patriotas en el Caribe, op. cit., p. 135.
1830
Carta de Pedro Gual a William Thorton, 3 de septiembre de 1818, compilada en, Epistolario de la
1832
Restrepo, op. cit., tomo I, p. 462; Rafter, Michael, Memoirs of Sir Gregor Mac Gregor comprising a
Sketch of the Revolution in New Granada and Venezuela, Londres, Printed for J.J. Stockdale, 1920, pp.
119-143.
593
Para obtener un suministro de estos artculos () Mac Gregor resolvi hacer un pedido personal
al general Boyer, el Presidente () de Hait. () dej Les Cayes el 6 de febrero y viaj a travs
del pas hacia Port au Prince () donde a pesar de tener una recepcin muy amistosa de parte del
Presidente, no pudo obtener de l la asistencia requerida. Afortunadamente, haba en Port au
Prince, algunos comerciantes hispanoamericanos () que proveyeron a Mac Gregor de lo que los
pertrechos que deseaba, consistiendo de 300 fusiles, 50 cajas de plvora y para su transporte a Les
Cayes el Presidente Boyer le entreg una goleta que acompaara la expedicin. Por este acto de
generosidad (), Mac Gregor () realiz una promesa, que cumpli, de liberar a todos los
esclavos negros tan pronto como arribara a la Tierra Firme hispana. 1833
1833
1834
Informe de Clemente Lord, 11 de febrero de 1819, compilado en Franco, op. cit. p. 199.
1835
594
Gregor Mac Gregor y Jean Pierre Boyer, reeditaron el pacto entre Simn Bolvar y
Alexandre Petin. Empero, algo que merece destacarse, es que el apoyo a la gesta
hispanoamericana no era una poltica meramente gubernamental, sino que amplios
sectores de la poblacin haitiana tambin la apoyaban. Nuevamente, segn el coronel
Rafter, quien estuvo en aquel pas: Los habitantes de Les Cayes, en comn con todos los
haitianos () son entusiastas de la causa de la libertad, y por ello recibieron a Mac
Gregor y a sus tropas con la mayor calidez y expresaban constantemente sus anhelos de
que tuvieran xito.1836 Este testimonio viene a confirmar los anteriores que he citado en
este captulo y en los precedentes, que dan cuenta de aquel fenmeno.
Luego de los preparativos, la expedicin finalmente sali del puerto el 10 de
marzo con direccin hacia Jamaica. La misma estaba compuesta de alrededor de 500
hombres y 7 buques, uno de las cuales haba sido entregado por Jean Pierre Boyer.1837
Arribaron a Jamaica el 14 de marzo, sin embargo, en principio no los dejaron
desembarcar porque las autoridades imperiales haban establecido una ley segn la cual
ningn barco procedente de Hait podan fondear en las Antillas britnicas. Como seala
el coronel Michael Rafter, esta medida tena por objeto: prevenir la diseminacin de los
principios de la libertad entre los esclavos de Jamaica.1838 A pesar de esto, el gobernador
de la isla le permiti a Gregor Mac Gregor desembarcar y ste se dirigi a Kingston con
la intencin de conseguir nuevos auxilios para su expedicin. Empero, el general escocs
recibi la misma negativa que haba recibido Simn Bolvar y otros hispanoamericanos
que haban residido previamente en la isla. No obstante, se reencontr con el
neogranadino Juan Elas Lpez, quien se haba exiliado all luego de la cada de
Cartagena de Indias y juntos reemprendieron el camino. Los expedicionarios partieron
hacia San Andrs, adonde establecieron su base de operaciones.1839 Poco despus,
realizaron su ofensiva en contra de los realistas de Panam y el 10 de abril lograron tomar
la ciudad de Portobelo. Gregor Mac Gregor declar la liberacin del territorio como parte
1836
1837
The Bermuda Royal Gazette, 24 de abril de 1819; Savannah Republican, 27 de abril de 1819.
1838
1839
Idem, p. 169-176.
595
de la repblica de Nueva Granada y nombr como gobernador a Juan Elas Lpez. 1840 En
aquel contexto, las autoridades coloniales del Virreinato se preocuparon por la situacin e
impulsaron una rpida reconquista.1841
En cuestin de semanas, las tropas realistas, al mando de Alejandro Hore y Jos
Santa Cruz, lograron su objetivo derrotando a los republicanos y recuperando Portobelo,
a comienzos de mayo de 1819. Muchos de los expedicionarios, incluido Juan Elas Lpez
resultaron asesinados.1842 Los que se salvaron se dieron a la fuga y se exiliaron en San
Andrs siguiendo a Gregor Mac Gregor. Desde all, emprendieron una nueva misin
buscando atacar la costa de Ro Hacha el 14 de mayo. Sin embargo, el intento de
desembarco fue repelido inmediatamente y se vieron obligados a escapar. En este
contexto, desahuciado el general escocs decidi regresar a Hait para reagrupar sus
hombres, sumar voluntarios que venan de Europa y acopiar provisiones. 1843Al arribar a
Les Cayes, en junio de dicho ao, el general escocs, se encontr con un contingente de
aproximadamente 500 voluntarios que haban llegado recientemente de Inglaterra e
Irlanda para sumarse a la gesta independentista. Tiempo despus desembarcaron nuevos
contingentes y segn el coronel Michael Rafter, llegaron a haber ms de 1300 voluntarios
extranjeros en Hait.1844 Como vemos, aquella isla se haba convertido una vez mas en un
centro de reunin y de organizacin para los republicanos. Una situacin conocida y
avalada por las autoridades haitianas.1845La suerte pareca mejorar. Sin embargo, ocurri
todo lo contrario, las circunstancias empeoraron rpidamente debido a la falta de recursos
y a la incapacidad organizativa del general escocs. Muchos de los voluntarios se
enfermaron y otros desertaron, yndose a otras islas o mezclndose con la poblacin
1840
Maceroni, Francis, Memoirs of the life and adventures of Colonel Maceroni, Londres, John Macrone,
1838, tomo II, pp. 437-438; Rafter, op. cit., pp. 193-202, Capture of Portobello by Sir Gregor Mac
Gregor, The Bermuda Royal Gazette, 9 de mayo de 1819.
1841
Carta de Pedro Ruz de Porras a Jos Cienfuegos, 8 de mayo de 1819, AGI, Estado, 12, N.13.
1842
op. cit, p. 132; Maceroni, op. cit., tomo II, pp. 440-441; Rafter, op. cit., p.235.
1843
Maceroni, op. cit., tomo II, p. 442; Rafter, op. cit., pp. 252-253; Savannah Republican, .24 de junio de
1819.
1844
1845
Marceroni, op. cit., tomo II, p. 442; Rafter, op. cit., pp. 260-263.
596
local. De esta manera, pasaron varias semanas de inmovilidad total, hasta que lleg una
nueva embarcacin desde Europa, trayendo refuerzos y dinero. En aquel contexto, Mac
Gregor y sus oficiales decidieron reemprender su lucha, organizando rpidamente una
nueva expedicin contra Nueva Granada. Recibieron la ayuda econmica de un
comerciante hispanoamericano que se haba exiliado en la isla y del gobernador de Les
Cayes, que los auxili reclutando a una parte de los voluntarios que haban abandonado
las filas del ejrcito.1846 Empero, el otrora ejrcito de ms de 1.000 hombres y 7 buques,
haba decrecido dramticamente a 258 combatientes y 3 embarcaciones.1847 La
expedicin sali el 29 de septiembre con direccin hacia Nueva Granada, con la intencin
de derrotar a los realistas que todava dominaban la costa luego del triunfo de las tropas
de Simn Bolvar en Boyac. Mediante un ataque sorpresa, el 5 de octubre, los
expedicionarios lograron ocupar Ro Hacha, despus de una fuerte resistencia de parte de
las tropas espaolas y la poblacin local. En seguida Gregor Mac Gregor declar la
independencia del territorio ocupado y estableci las bases de su gobierno. No obstante,
al poco tiempo volvieron a aparecer los mismos problemas que lo haban acechado en
Amelia y en Portobelo. La escasez de recursos, la desorganizacin y la psima recepcin
de los nativos, hizo mella entre los invasores. En seguida, la tensin entre el general
escocs y sus principales oficiales estall y stos decidieron abandonarlo, regresando a
Europa. En aquel contexto, las fuerzas realistas llevaron adelante una contra ofensiva y
lograron ocupar la ciudad el 11 de octubre. Los derrotados se dieron a la fuga y volvieron
a buscar refugio en Les Cayes. Sin embargo, ni siquiera all Gregor Mac Gregor pudo
encontrar paz, debido a que los corsarios y sus ex soldados se opusieron a su presencia en
aquel pas. Escapando de ellos, se dirigi hacia la monarqua del norte, a la ciudad de Cap
Henri, donde el rey Henri I le dio asilo.1848Luego de casi dos aos, todas las expediciones
haban fracasado. Empero, merece destacarse nuevamente, el importante rol que jug
Hait en todas ellas.
1846
1847
Rafter, op. cit., pp. 301; Restrepo, op. cit., tomo II, p. 560.
1848
Rafter, op. cit., p. 374; Restrepo, op. cit., tomo II, pp. 360-361.
597
1850
Alexander Alexander, La Vida de Alexander Alexander escrita por l mismo, Caracas, Ediciones de la
Brown, Charles, Relato de la expedicin salida de Inglaterra a fines de 1817 para el servicio de los
patriotas espaoles, en Hackett, James; Brown, Charles, Narraciones de dos expediciones britnicos de la
independencia, Caracas, Instituto Nacional de Hipdromos, 1966, p.174
1852
598
1853
Idem.
1854
Idem.
599
se puede ser libre y esclavo a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las leyes polticas, y
las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisin la reforma, o la revocacin de todos
mis estatutos y decretos; pero yo imploro la confirmacin de la libertad absoluta de los esclavos,
como implorara mi vida, y la vida de la Republica.1855
1855
Idem.
600
1856
Idem.
1857
1858
Acta del congreso de Angostura, sesin del 22 de octubre de 1819, compilado en Cortzar, Roberto;
Cuervo, Luis Augusto, Congreso de Angostura, Libro de Actas, Bogot, Imprenta Nacional, 1921, p. 209.
601
poltica de amistad que esperaba construir, sino que tambin hacia una reivindicacin de
la revolucin haitiana. En sus palabras:
Nada es ms natural que el implorar la proteccin del mas fuerte contras las atrocidades de un
injusto opresor. () Una fuerza que ha podido resistir por tantos aos al poder de una de las
primeras naciones de Europa a favor de la independencia y libertad de tantos seres sumergidos en
la condicin servil, es () la ms apta para el auxilio de los que luchan por la misma causa. Hait
lleva la gloria de haber sido la primera en imitar a los Estados Unidos de la Amrica septentrional,
sacudiendo como ellos el grave yugo de la dominacin europea. Y si nosotros estamos imitando a
los dos pueblos que nos han precedido en esta noble contienda, nosotros debemos contar () con
la simpata del uno y del otro. Ms profundo en cierto modo debe ser sta en el nuevo reino de
V.M. porque los padecimientos de sus fundadores se asemejan ms a los nuestros. Apenas puede
compararse con stos los de las provincias del norte de Amrica. (.) Si contra los patriotas de
Hait sus enemigos recibieron de la Espaa el auxilio de los perros de Cuba para darles caza, los
espaoles de Fernando e Isabel la Catlica se divirtieron en la conquista de Venezuela con el
espectculo de un cacique condenado por ellos a lidiar con un perro al fin lo rindi y dilacer,
dejndolo exnime en el combate singular que excogitaron sus brbaros conquistadores. () A los
conocimientos histricos de V.M. no pueden ocultarse estas maldades, ni otras innumerables de
que han sido autores los mandatarios espaoles del pariente de Luis XVIII y V.M. habr hallado
que todava son ms atroces las que han cometido en la presente guerra. () Poner un freno a la
rabia sanguinaria del ministerio espaol, () y lograr una paz cimentada sobre los principios de la
independencia y la libertad de Venezuela y Nueva Granada son los objetos de nuestra lucha ().
La amistad y comercio con todos los estados, pero especialmente aquellos que se han establecido
en esta parte del globo descubierta por Coln () son sin duda medios conducentes a nuestras
miras, son () los canales por donde podemos adquirir recursos para terminar la guerra (). Me
ser lcito por conclusin formar la dulce idea de ver ya prosperando ms en Venezuela y la Nueva
Granada las armas defensoras de sus derechos por influjo de las relaciones que van a estrecharse
entre estos pueblos y el de Hait, tan distinguido en su lucha contra el despotismo. 1859
Carta de Juan Bautista Arismendi a Henri Christophe, octubre de 1819 compilada en Verna, op. cit.,
pp. 358-361.
602
europeos. La radicalidad de este documento es evidente y es uno de los pocos escritos por
un lder criollo, donde encontramos una interpretacin de este tipo. En este sentido, se
podra decir que incluso supera a los escritos de Simn Bolvar dirigidos a Alexandre
Petin y Jean Pierre Boyer. Sorprende, sobre todo, porque estaba destinado a Henri
Christophe, quien hasta ese momento, no slo no haba auxiliado a los patriotas, sino que
a su vez, contaba con una muy mala fama entre los blancos del mundo atlntico por ser
considerado un lder sanguinario y desptico. En este sentido, no est claro si las palabras
de Juan Bautista Arismendi, eran sinceras o frutos de un poltica pragmtica. Sea como
sea, aquel acercamiento finalmente qued en la nada, dado que la misin de Mariano
Montilla no se concret. No se saben los motivos, pero es posible que la oposicin del
congreso haya sido la causa principal. Posteriormente, la muerte de Henri Christophe en
octubre de 1820, apag toda posible de acercamiento con aquel lder.1860
Simn Bolvar regres a Angostura a fines de 1819, luego de la batalla de Boyac.
Controlando una porcin importante del territorio neogranadino y una fraccin del
venezolano, le propuso al congreso la concrecin de un nuevo estado que incluyese a
Venezuela, Quito y Nueva Granada. Los diputados aprobaron la idea y promulgaron la
ley fundamental que dio nacimiento a Colombia.
No obstante la guerra continuaba y en aquel contexto los patriotas volvieron a
solicitar ayuda a Hait. En septiembre de 1820, Luis Brin envi al comerciante britnico
John Bernard Elbers ante Jean Pierre Boyer para adquirir 2.000 fusiles mediante un
crdito. El delegado viaj a Port au Prince para negociar personalmente con el Presidente
haitiano, quien en calidad de prstamo, le permiti comprar del arsenal pblico 1.000
fusiles que fueron remitidas al ejrcito patriota en Sabanilla. Sin embargo, al poco
tiempo, el ingls volvi a viajar a Hait para conseguir alimentos y utensilios que
sirvieron para engrosar a las fuerzas republicanas.1861 De esta manera las autoridades
haitianas mostraron su generosidad con respecto a la gesta independentista. No obstante,
este acercamiento result ser el ltimo entre ambas partes. Al abrirse una nueva etapa en
el proceso revolucionario venezolano y neogranadino, la relacin entre Hait y los
patriotas hispanoamericanos se terminar enfriando.
1860
1861
603
Conclusin
604
de los patriotas a la isla dio lugar a una intensificacin de los vnculos entre aquellos
sectores y a un cambio parcial de la opinin de stos con respecto a Hait y su revolucin.
En particular, el apoyo econmico y militar del Presidente Petin hizo posible la
realizacin de las expediciones lideradas por Simn Bolvar y dio lugar a que ste
asumiese como propia la bandera de la abolicin de la esclavitud. De esta manera, el
pacto entre ambos, radicaliz la gesta independentista otorgndole un contenido social
del que antes careca. No obstante, a diferencia de lo que ha sealado Paul Verna,
existieron evidentes tensiones en este proceso. Simn Bolvar, no se convirti plenamente
en un abanderado del ideario haitiano ni en un reivindicador de la revolucin haitiana. A
pesar de decretar la abolicin de la esclavitud, esta medida no tuvo un alcance universal,
ni implic la liberacin total e inmediata de los esclavos. Signific, inicialmente una
forma de reclutar a los afrodescendientes a la causa patriota. Asimismo, creo haber
demostrado, que desde el pacto con Alexandre Petin, Simn Bolvar se dispuso a
integrar a los pardos y a los ex esclavos, pero de manera subalternizada, justamente para
evitar que estos se pasasen al bando realista (como lo haban hecho anteriormente) o que
actuasen de forma independiente promoviendo una guerra de razas. En este sentido, ms
all de que radicaliz y que modific su interpretacin sobre el orden postcolonial
haitiano, considerando que Alexandre Petin era un gran y generoso estadista a cargo de
un gobierno lgitimo, sigui pensando que la revolucin haitiana, como proceso, haba
sido una hecatombe racial que deba evitarse en la Tierra Firme. Estas ambigedades
explican porque, a la misma vez que promovi la participacin de los afrodescendientes
en su ejrcito, refrend la ejecucin de Manuel Piar, cuando se convenci de que ste
estaba planeando una sublevacin en su contra, que tena por fin emular la revolucin
haitiana en Venezuela. Una ejecucin que estuvo promovida por otros lugartenientes
blancos, como Luis Brin, que tambin haban estado exiliados en Hait y haban recibido
el apoyo del gobierno de dicho pas.
Adems de este tema, abord la reaccin de las autoridades coloniales frente al
apoyo haitiano a las expediciones de 1816 y 1817. Mostr que los funcionarios sintieron
una intensa preocupacin ante aquella amenaza, que significaba para ellos la concrecin
de una de sus seculares pesadillas. La tan temida alianza entre los hispanoamericanos y
los haitianos, se haba concretado, aunque los protagonistas no fuesen los sectores
605
populares, sino los propios criollos blancos. Los gobernantes realistas intentaron romper
aquel pacto presionando diplomticamente a Alexandre Petin para que dejase de
socorrer a los patriotas. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano ya que el
Presidente haitiano, no slo se defendi con habilidad frente a las presiones, sino que se
mantuvo firme en su poltica de solidaridad revolucionaria. Gracias a ello, Hait continu
siendo la principal base de operaciones de los corsarios y militares patriotas durante los
aos subsiguiente. Tema que analice, en detalle, mostrando el apoyo del gobierno
haitiano y la participacin de haitianos en la de la repblica de las Floridas y en las
expediciones lideradas por Sir Gregor Mac Gregor, contra Portobelo y Ro Hacha. En
conclusin, Hait, jug un rol absolutamente clave durante estos aos, tanto a nivel
material, como ideolgico, ya que con su ayuda permiti, tanto el avance de la revolucin
hispanoamericana, como su parcial radicalizacin. Sin embargo, fue un proceso
complejo, no exento de tensiones y ambigedades, que a la larga haran de enfrar y
socavar los lazos revolucionarios que se establecieron al calor de la lucha.
606
Parte IV
Relaciones Peligrosas: miedos y desencuentros entre Hait y Colombia
(1820-1830)
Captulo XVIII: Colombia y las tensiones sociales bajo el signo de Hait
(1820-1825)
El libertador siempre lo pronostica, que concluida
la guerra tengamos otra con los negros. Santo
Domingo es un funesto ejemplo y de all debe partir
la centella de un incendio. Jos Manuel Restrepo
18231862
Restrepo, Jos Manuel, Diario poltico y militar: Memorias de los sucesos importantes de la Repblica
de Colombia para servir a la historia de la revolucin de Colombia y de la Nueva Granada, desde 1819
para adelante, Bogot, Imprenta Nacional, 1954, tomo I, p. 222
607
1863
Decreto sobre la libertad de los esclavos del Congreso de Angostura, 11 de enero de 1820, compilado
Idem, p. 170.
1865
Idem, p. 170.
1866
Idem, p. 170.
1867
Lombardi, John, The decline and abolition of negro slavery in Venezuela, 1820-1854, Conneticut,
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 8 de febrero de 1820, AL, Doc. 4050.
608
1869
Bushnell, David, The Santander Regime in Gran Colombia, Connecticut, Greenwood Press, 1970, p.
167.
1870
1871
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 18 de abril de 1820, AL, Doc. 4182.
Idem.
609
En esta carta, vemos aparecer, una vez ms, las evidentes ambigedades de Simn
Bolvar frente a la esclavitud y a la revolucin de Hait. Desde su punto de vista, los
esclavizados deban ser reclutados y liberados, porque de esa manera, no slo se
fortalecera el ejrcito con hombres bravos que luchaban por su emancipacin, sino que, a
la vez, se conjugara la posibilidad de una rebelin anloga a la de Saint Domingue.
Asimismo, en su opinin, la participacin de los sectores afrodescendientes en la gesta
independentista era tanto legtima como prctica, dado que, a la misma vez que era justo
que los esclavos luchasen por su propia libertad, esto podra traer como una consecuencia
colateral positiva que su nmero decreciese por los efectos de la guerra. De esta forma, se
evitara el riesgo de que el conflicto blico tuviese como resultado una sociedad
semejante a la de Venezuela, donde, luego de las batallas en contra de los realistas y la
guerra de razas liderada por Jos Toms Boves, la poblacin criolla blanca haba
disminuido drsticamente, quedando a merced de la amenaza de la pardocracia. 1872 Poco
despus, Simn Bolvar volvi a insistir con ideas similares, criticando a aquellos que se
oponan a su poltica con respecto a los esclavos.
Lo de los esclavos, si andan alborotando el avispero resultar lo que en Hait. La avaricia de los
colonos hizo la revolucin porque la Repblica francesa decret la libertad y ellos la rehusaron, y
a fuerza de resistencia () irritaron los partidos naturalmente enemigos. El impulso de esta
revolucin est dado, ya nadie lo podr contener y lo ms que se podr conseguir es darle buena
direccin. El ejemplo de la libertad es seductor y el de libertad domstica es imperioso y
arrebatador. Yo creo que sera muy til ilustrar la opinin de esos hombres alucinados por su
propio inters y a quienes su verdadero inters debe desengaar. Ciertamente el oro y la plata son
objetos preciosos; pero la existencia de la Repblica y la vida de los ciudadanos son ms preciosas
an. Creo que se debe escribir tanto a los jefes como a los magnates lo que conviene que sepan
para recordarles lo que afectan ignorar. (). Nuestro partido est tomado, retrogradar es debilidad
y ruina para todos. Debemos triunfar por el camino de la revolucin y no por otro. Los espaoles
no matarn los esclavos pero matarn los amos, y entonces se perder todo.1873
Como vemos, desde su punto de vista, era absolutamente necesario que los amos
entendiesen que el camino que deba tomarse en Colombia era el de liberar e integrar a
1872
1873
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 30 de mayo de 1820, AL, Doc. 4377.
610
los afrodescendientes, para evitar las tensiones que se haban generado en Saint
Domingue, cuando los grand blancs se haban opuesto a la universalizacin de los
derechos del hombre. En su opinin, la revolucin era un torbellino que amenazaba con
destruir todo el orden social y la nica forma de evitar el desastre era avanzar en la
revolucin pero encauzando los conflictos sociales. A esa altura de los acontecimientos,
poner un freno a los legtimos anhelos libertarios de los sectores de color era una poltica
suicida. La constante prdica del general venezolano finalmente dio algn resultado y el
vicepresidente se avino a la emancipacin y reclutamiento de aproximadamente 3.000
esclavos que pasaron a integrar el ejrcito patriota. A pesar de que los amos fueron
indemnizados, todos aceptaron la medida a regaadientes y formulando fuertes
crticas.1874
1875
1876
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 26 de junio de 1820, AL. Doc. 4556; Verna,
611
armisticio
fortaleci
los
patriotas y por ello cuando el conflicto blico recomenz, en abril de 1821, llevaron
adelante una ofensiva exitosa mediante la cual pudieron conquistar la independencia de
Venezuela. La batalla de Carabobo signific la estocada final contra la presencia realista
en aquel territorio. En dicho marco, se estableci el congreso de Ccuta, encargado de
promulgar un nuevo cuerpo jurdico para Colombia. La asamblea sesion de mayo a
octubre de 1821 y durante aquellos meses, los diputados abordaron mltiples cuestiones,
siendo la esclavitud una de las ms acuciantes. En esta oportunidad, Jos Flix Restrepo,
uno de los promotores de la ley de libertad de vientres promulgada en Antioquia en 1814,
volvi a la carga impulsando una normativa idntica para la naciente repblica. A los
fines de convencer a sus colegas, expus sus ideas en un extenso discurso en el cual
crtico duramente la esclavitud y el racismo.
de las restauraciones (1819-1831), Bogot, Universidad Externado de Colombia, 2012, pp. 239-240.
612
Congreso de Colombia reunido en la villa del Rosario de Ccuta en el ao de 1821, compilado en Hyos
Korbel, Pedro Felipe, Bolvar y las negritudes: momentos histricos de una minora tnica en la Gran
Colombia, Hoyos Editores, Bogot, 2007, p. 276.
1879
Idem, p. 318.
1880
Idem, p. 326.
1881
Idem, pp.327-330, Acta 26, sesin del 28 de mayo de 1821, Actas del Congreso de Ccuta, Bogot,
Acta 56, sesin del 26 de junio de 1821, Actas del Congreso de Ccuta; Bogot, Biblioteca de la
http://www.bdigital.unal.edu.co/4546/1116/ACTAS_DEL_CONGRESO_DE_C%C3%9ACUTA,_1821.html
613
sociedad por sus cimientos. 2. Despoja al ciudadano de una propiedad legal sin una justa
compensacin contra la constitucin de la repblica. 3. Disminuye la renta de la nacin
con grave perjuicio suyo y del erario.1884 Luego de una serie de debates, finalmente la
normativa fue aprobada el 21 de julio de 1821. La misma estableca la confirmacin de
la prohibicin del trfico esclavista, la libertad de vientres y la creacin de juntas de
manumisin que, gracias a un fondo especial, deban emancipar anualmente a unos pocos
esclavos.1885 De esta manera, el congreso de Ccuta, sigui el sendero inaugurado por el
de Angostura, negndose a promulgar la abolicin general de la esclavitud reclamada de
forma insistente por Simn Bolvar. El camino elegido por los diputados era ms timorato
que el sealado por el Presidente, buscando conciliar los intereses de los amos con el
discurso ilustrado y liberal. La esclavitud, an reformada, se mantena en sus pies. Sin
embargo, en los hechos, la institucin haba sufrido varios embates. La guerra y los
reclutamientos, haban producido una grieta en el sistema de dominacin y muchos de los
esclavos se haban sumado al ejrcito, se haban dado a la fuga o ya no mantenan una
estricta obediencia a sus amos. Esta situacin continu a partir de 1821.1886 Por ello,
gener preocupacin entre la elite, dando lugar a que algunos de aquellos amos vertieran
fuertes crticas a la ley de libertad de vientres. En particular, Joaqun Mosquera, miembro
de una familia esclavista y minera del Cauca y el Choc, levant su voz en contra de
aquella norma planteando, en un breve ensayo intitulado Memoria sobre la necesidad de
reformar la ley del congreso constituyente de Colombia del 21 de julio de 1821, que la
misma, afectaba la propiedad privada de los amos y haba generado desorden social y
decadencia econmica. En aquel escrito, apel a diferentes argumentos para sustentar su
posicin, pero resulta interesante, que en su argumentacin cit un pasaje del britnico
William Wilberforce en el que este haca referencia a la revolucin de Hait para
demostrar los peligros de una emancipacin apresurada y mal encaminada. El mismo
deca: Nada hay ms hermoso a los ojos del entusiasmo de la humanidad que domina a
los corazones honrados que el decreto expedido por la convencin nacional a favor de los
esclavos, pero que vuelvan los ojos a Santo Domingo y vern que el hombre puede hacer
1884
Citado en Valencia Llano, Alonso, Esclavitud y libertad: el dilema de los caucanos republicanos, en
Ley de libertad de vientres, 21 de julio de 1821, compilada en Blanco y Azpurua, op. cit., tomo VII,
pp. 666-668.
1886
Valencia Llano, op. cit., pp. 93-94; Bushnell, op. cit., p.170.
614
infinito mal en un pequeo instante, ms necesita del infinito tiempo y trabajo para sanar
la heridas que ha dado.1887 Como vemos, en el contexto de la repblica de Colombia y
los debates sobre al esclavitud, el ejemplo de Hait era polivalente, siendo utilizado tanto
por aquellos que estaban a favor de una abolicin ms general, como por aquellos que
buscaban algunas reformas, como otros que pretendan que todo siguiera igual.
La revolucin de Hait y las protestas de los pardos
Durante 1822 las fuerzas patriotas lograron expulsar a los realistas de la mayora
del territorio de Colombia. Sin embargo, en el marco de la construccin de la naciente
repblica, empezaron a surgir tensiones internas entre los criollos blancos y los sectores
afrodescendientes libres. Aquellas fricciones, emergieron por el choque entre el acenso
social efectivo y la vocacin de igualacin y emancipacin de los hombres de color y los
lmites de la poltica democrtica llevada adelante por la elite, que pretenda, en el mejor
de los casos, integrar a aquellos grupos sociales sin reconocerles ni una plena igualdad, ni
su capacidad para actuar autnomamente. Empero, lo que me interesa destacar siguiendo
a autores como Marixa Lasso, Aline Helg y Jorge Conde Caldern, es que dichas
tensiones estuvieron signadas por el espectro de la revolucin haitiana. Aquel proceso,
reapareci con fuerza, una vez ms, como referencia tanto positiva como negativa, para
los diversos actores en pugna.
Luego de la liberacin de Cartagena de Indias en 1821, la regin qued bajo el
mando de Mariano Montilla. Este nombramiento implic que Jos Prudencio Padilla, uno
de los principales protagonistas de la expulsin de los realistas, fuese relegado a un
segundo plano. Esta evidente injusticia fue uno de los factores que desencadenaron una
serie de conflictos entre los hombres de color de la ciudad, Mariano Montilla y la elite
local. Jos Prudencio Padilla, de condicin pardo, haba nacido en Ro Hacha en 1776. Su
padre era un negro de Saint Domingue y su madre una indgena wayu. De joven se
alist en la armada espaola y lleg a combatir en la batalla de Trafalgar, donde fue
tomado prisionero por los britnicos. Despus de esta dura experiencia, regres a
Cartagena de Indias en 1808 y estableci su residencia en el barrio de Getseman. A partir
de los sucesos revolucionarios de 1810 y 1811, se sum a la causa patriota, participando
1887
Mosquera, Joaqun, Memoria sobre la necesidad de reformar la ley del congreso constituyente de
615
Otero DCosta, Enrique, Vida del Almirante Jos Padilla, Bogota, Imprenta y Litografa de las Fuerzas
616
dificultad que tengo muchas y poderosas razonas para hablar a usted sobre este jefe despus de
haberme usted manifestado que justo y poltico su nombramiento. Romero, Noguera, Salgado y
otros es necesario que salgan de aqu el como yo no lo se porque la constitucin ata las manos y
temo que se me echen encima.1890
1890
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 10 de abril de 1822 Archivo Santander,
Bogota, guila Negra Editorial, 1916, tomo VIII, p.184, Helg, op. cit., p. 198.
1891
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 30 de abril de 1822, op. cit., tomo VIII,
1893
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 20 de agosto de 1822, op. cit., tomo VIII,
617
demostracin del recelo que aquel tena para con los blancos. Durante los meses
subsiguientes las fricciones continuaron. Ya a comienzos de 1823, Mariano Montilla
volvi a informar a Francisco de Paula Santander que en Cartagena de Indias vuelven
los bochinches de colores.1894 El protagonista principal de aquellos sucesos, era
nuevamente Jos Prudencio Padilla, quien, en su visita a la plaza, volvi a revindicar
ideas igualitarista contrarias a la elite. Segn el general venezolano: Padilla se empe
en ir all a ver la moza por ocho das, decret en la Popa muerte a los nobles, etc, por no
se que desaire que quisieron hacer a su moza que es un pardita hermana de Romero y que
vive con l pblicamente.1895
pieristas y pardos, que estaban influidos por las ideas de la revolucin haitiana. Montilla
adverta que: Ucrs, casado con una pardita, Montes, su cuado, Nuez, alcalde muy
impregnado de los Cayos donde ha vivido largos aos y la mitad del cabildo de la misa
clase debe hacer observar de cerca el pas.1896 Pocos das despus el venezolano volva
a dar cuenta de los mismos sucesos: los bochinches de Cartagena () se reducen a
especies y dichos pblicos de los de color animados por el pasaje de Padilla que fue tan
pblico como escandaloso en la Popa, ofreciendo hacer la guerra a los blancos y nobles.
Un coronel Ibarra, que ha venido de Hait, est en boga y agencia ().1897 Empero,
sealaba que estaba: () la cosa ms tranquila, sase porque Ucrs se ha retirado ya de
ser tan comn las tertulias que antes he dicho o sase por la salida de Padilla para
Hacha.1898
tranquilidad result, pasajera debido a los conflictos internos que surgieron a partir de la
guerra contra los realistas en Maracaibo. En septiembre de 1822, las fuerzas espaolas
haban logrado reconquistar Maracaibo poniendo en peligro el orden republicano. Jos
Prudencio Padilla, al mando de la escuadra patriota, llev adelante una contraofensiva
que finalmente logr expulsar a los invasores de dicha plaza, en julio de 1823. Durante la
campaa renacieron las fricciones entre el general venezolano y pardo neogranadino. El
1894
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 20 de febrero de 1823, op. cit., tomo IX,
p. 262.
1895
1896
1897
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 28 de febrero de 1823, op. cit., tomo IX,
p. 273.
1898
Idem, p. 273.
618
primero intent reemplazarlo por otro jefe y las autoridades nacionales lo castigaron
suspendindolo en sus funciones. A pesar de todo, cuando se restableci la paz, el
gobierno de Santa Fe restituy a cada uno en su cargo y a Jos Prudencio Padilla se lo
premi nicamente con el ascenso a almirante y con una pensin. ste sinti que no se lo
haba recompensado lo suficiente y a partir de 1824, comenz a quejarse en pblico por
la injusticia que se haba cometido. Volver sobre este tema posteriormente.
En paralelo a estos acontecimientos, durante los
aos 1822 y 1823, ocurrieron otros dos casos en el Caribe colombiano, donde claramente
es posible encontrar la influencia de la revolucin haitiana signando las tensiones entre
los hombres de color y los blancos. El primero de ellos es el del juicio que sufri Valentn
Arcia en 1822. ste era un pardo de 31 aos, de profesin carpintero y pequeo
comerciante, que se desempaaba como alcalde de segunda nominacin de la pequea
Villa de Majagual, en la provincia de Mompox.1899 Haba alcanzado aquel cargo gracias a
las transformaciones polticas introducidas por la revolucin republicana. Sin embargo,
las familias principales de la elite local lo miraban con recelo por su condicin racial, por
su radicalismo poltico y por su intromisin en sus negocios. Valentn Arcia, un
republicano convencido, se estaba dedicando a combatir la corrupcin y a promover el
reclutamiento de los sectores populares en el ejrcito nacional.1900 A tal fin, siendo
letrado, haba escrito la siguiente proclama: Despertad Majagualeos; no estn
aletargados mirad que quien tiene enemigos no duerme (). En todo Colombia el
despotismo no tiene lugar, los americanos a las bayonetas lo han de desterrar. El yugo
tirano no se vea en Majagual pues de lo contrario habis de esperar la muerte propicia a
nuestra hombra.1901 Asimismo, preocupado por las injusticias y las desigualdades que
sufran los hombres del color en el nuevo orden postcolonial, escribi un dilogo entre un
alcalde (l mismo) y un labrador, en el cual se denunciaba esos males. En mayo de 1822,
Valentn Arcia, aprovech una reunin de trabajo con sus colegas funcionarios para
leerles aquella obra que terminaba con una referencia a una posible guerra racial. Esto
1899
Declaracin de Valentn Arcia, 4 de julio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.
1165-1165v.
1900
Proclama, 8 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, f. 1163; Lasso, op. cit.,
p. 102.
1901
Proclama, 8 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, f. 1163; Lasso, op. cit.,
p. 106.
619
1902
Asuntos Criminales, t. 61, ff. 1147-1147v; Conde Caldern, op. cit., p. 197; Lasso, op. cit., p.102; Helg,
op. cit., p. 182.
620
Adems, preguntado si crea que Valentn Arcia era el lder de una fraccin de
afrodescendientes, contest que no saba: pero que si el papel lo ha ledo a algunos
pardos ignorantes desde luego puede tener algn partido.1905 El mismo da, Pedro
Guillin, interrog a Felipe Carmen, el sndico procurador de Majagual, quien dio un
testimonio similar al precedente, confirmando las acusaciones vertidas por Esteban
Sampayo.1906 Posteriormente, le escribi al alcalde ordinario, Manuel Vergel, para que
diera su versin sobre los hechos. ste le present un informe en el que tambin ratific
la opinin de sus pares sealando que Valentn Arcia, en su presencia, haba ledo el
citado dilogo y que luego haba dicho que: la guerra nunca cesara porque volvera a
haber otra de nuevo entre los pardos y los blancos, porque los de esta clase no podan ver
a los de la otra.1907 Seguidamente, Pedro Guillin, interrog a Esteban Sampayo, quien
nuevamente confirm su versin con respecto a los dichos vertidos en la reunin, aunque
aclar que l no haba estado presente y que todo esto lo haba escuchado por testigos
directos. Sin embargo, estaba seguro de que el alcalde pardo promova la guerra racial
1903
Declaracin de Jos Acevedo, 22 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.
1148v-1149.
1904
1905
Idem, f. 1149v.
1906
Declaracin de Felipe Carmen, 22 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.
1150-1151.
1907
Informe de Manuel Vergel a Pedro Guillin, 23 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos
621
debido a su constante menosprecio a los blancos y seal que varios podan dar cuenta de
ello. En sus palabras:
El seor Joaqun Pafer puede dar razn del bochorno que le hizo pasar () Valentn Arcia pues
para ponerle preso tena porcin de cabos armados para mandarlo a la crcel () y por instancia
de () Martn Vergel que conoci la poca razn que tena el Arcia para ponerle preso, pues era
una conocida pasin la que le tena el referido Arcia a Pafer por ser este del color blanco. Que con
otros dos () blancos () Jos Velazquez y Viena Zorrija aconteci que () un da de fiesta ()
se salieron () para su casa en ocasin que () Arcia mando a detener el pueblo con animo de
hacer alguna cosa presente y como estos seores () ignoraban () hubiese dado () Arcia
semejante orden fue suficiente motivo para que () Arcia mandase a llamarles con toda
precipitacin () y () los vej en pblico del modo que quiso y es de inferir ()a causa de ser
ellos de color blanco, con ms el da ocho mando () Arcia leer una proclama que su sentido
comn en algo se diriga contra los blancos cuya proclama fue ledo pblicamente por las calles de
esta villa y que su sobrino Domingo Sampayo puede declarar () acerca del sentido de la
mencionada proclama como () otros mil acontecimientos que han sucedido con respecto a los
blancos como se verific con la seora Herrera tan slo
asiento.
1908
1908
Declaracin de Esteban Sampayo, 23 de junio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61,
ff. 1156v-1157.
1909
622
A su vez, buscando defenderse, seal que los testigos blancos que lo estaban
imputando le tenan recelos y eran ellos mismos responsables de diferentes crmenes. En
este sentido, afirm que:
Acevedo es un ladrn disimulado que cobras las demandas y se queda con ellas () y porque le
quito una casa a un muchacho que no convena que tuviese en ella, le es desafecto y el procurador
Felipe Carmen porque no se prest a darle una certificacin falsa para sacar de servicio a un
desertor tambin esta quejoso al confesante y que el Sr. Bergel, aunque muy hombre de bien y
patriota es muy aptico y no puede gustar de un hombre como el confesante que pone su estudio
1910
Declaracin de Valentn Arcia, 4 de julio de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, ff.
1166v-1167.
623
de servir con la mayor actividad y ltimamente el Sr. Esteban Sampayo y su sobrino Domingo,
tambin le son desafectos porque son los que se cansan de prestar sus cosas para el gobierno .1911
Finalmente, insisti con su inocencia, alegando que: () sus ideas han sido
siempre servir () y sacrificarse por el actual gobierno de la repblica y todo lo que no
haya hecho por el es puramente de una incapacidad e imprevisin de que el dilogo
pudiese hacer odioso al gobierno.1912 De inmediato, a los fines de demostrar la veracidad
de sus palabras, Valentn Arcia present ocho certificados escritos por diferentes
autoridades locales, polticas y religiosas, que daban cuenta de su intachable reputacin.
Por ejemplo, uno de ellos, expedido por el cura Severo Jos Turizo, daba fe de que el
alcalde pardo era: un sujeto adicto al gobierno de la repblica que lo ha manifestado
desde los primeros momentos que se adopt en Colombia la emancipacin de Espaa.
Asimismo me consta y es generalmente notorio su honradez () celo y eficacia.1913
Poco despus, en agosto de dicho ao, present un nuevo escrito en el que ratific
sus palabras e insisti en que estaba siendo vctima de una imputacin injusta. En su
opinin, sus acusadores: nunca podrn manifestar en forma esta mentira que me
suponen y si a la luz del da el odio mortal con que me aborrecen, como del mismo modo
los testigos que manifiestan. La proclama que hacen tanto mrito para apoyar su nulidad,
en ella bien se deja ver sencillamente lo contrario de su suposicin y lo exaltado de mi
patriotismo y que jams he podido manchar en un pice mi pensamiento, ni seducido a
nadie para cooperar a fin de tan brbaro que no he pensado. El dilogo de que ellos tratan
en su inflamatorio informe no contiene que lo dejo dicho en mi confesin.1914 Por todo
ello, reclam, una vez ms, su liberacin. Sin embargo, las autoridades judiciales se la
negaron y continuaron con sus averiguaciones. Su intencin principal era encontrar el
referido dilogo, que segn el propio Valentn Arcia, estaba ahora en posesin de un
conocido de l, llamado Esteban Cuestas. Finalmente, las autoridades dieron con el
1911
Idem, f.1167-1167v.
1912
Idem, f.1168.
1913
Certificado de Severo Jos Turizo, 2 de enero de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61,
f. 1178.
1914
Escrito de Valentn Arcia, 8 de agosto de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61, f.
1193.
624
Declaracin de Esteban Cuentas, 25 de agosto de 1822, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 61,
ff. 1024-1024v.
1916
Escrito de Valentn Arcia, 25 de agosto de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 96, Doc.
10 f. 255.
1917
625
tratado de desfigurarlo.1920
El 25 de abril de 1825, el fiscal present su dictamen, el cual result favorable
para Valentn Arcia. Desde su punto de vista, ste haba actuado en legtima defensa al
agredir a Felipe Acosta y no era responsable del crimen de sedicin. A pesar de que
estaba demostrado que haba escrito un dilogo donde haca mencin a una futura guerra
racial, no se haba probado que lo hubiese hecho con intenciones de promoverla. En sus
palabras: Aunque es cierto () que Arcia dijo que nunca se acabara la guerra, pues que
a la de los espaoles le seguira la de los blancos contra los pardos por la agresin en que
estos se hallaban no aparece que se hubiesen vertido con el animo de fomentar una
sedicin pues estos mismos testigos aseguran que en aquel lugar no hay partidos por
razn de color y que no saben que el procesado hubiese tratado de seducir a nadie.1921
Teniendo todo esto en cuenta, y el hecho de que Valentn Arcia ya haba pasado 3 aos
en prisin, (tiempo suficiente para expiar cualquier culpa) el fiscal dictamin que deba
ser liberado. Finalmente, en mayo de dicho ao, el tribunal dict sentencia. Desde su
punto de vista, la causa haba sufrido de numerosas nulidades procesales, los testigos
estaban viciados porque () manifiestan parcialidad y odio contra Valentn Arcia y las
acusaciones en general no se haban logrado de mostrar. Por ello, absolvi al imputado y
decret su libertad.1922
Ms all de las idas y vueltas de dicho proceso judicial, lo verdaderamente
importante es que este pequeo episodio es una muestra ms de las tensiones socioraciales y polticas que existan en la Colombia postcolonial. Como vimos, Valentn
Arcia, asumiendo el discurso liberal y republicano, ciertamente haba manifestado su
descontento sobre la pervivencia del racismo en la sociedad y haba advertido acerca de
la posibilidad de una guerra racial. No est claro si en su dilogo hizo referencia a Hait o
no, dado que a pesar de los diversos testimonios de sus acusadores el neg dichas
imputaciones, lo cual podra ser interpretado como una estrategia defensiva. Sin embargo,
lo que resulta evidente es que su intencin era abogar por la construccin de un orden
verdaderamente igualitario. Para l, la revolucin en Colombia todava tena muchas
promesas por cumplir y era el deber de todos los republicanos aunar esfuerzos para
1920
1921
Dictamen del fiscal, 25 de abril de 1825, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 96, Doc. 10 f.
310v-311.
1922
Sentencia, 18 de mayo de 1825, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 96, Doc. 10 ff. 319-320.
626
627
1925
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 10 de junio de 1822, op. cit., tomo VIII, p.
264.
1926
Carta de Mariano Montilla a Francisco de Paula Santander, 30 de junio de 1822, op. cit., tomo VIII, p.
289; Conde Caldern, op. cit., pp. 203-204, Bushnell, op. cit, pp. 65-66.
1927
1928
66, f. 808.
628
Durante aquellos das, en los que rein el caos, los pardos pegaron pasquines
annimos en los cuales se pedan la restitucin del coronel como Comandante General y
se amenazaba a los blancos con una masacre al igual que la de Saint Domingue. Uno de
ellos rezaba:
Seor juez poltico No me dir usted por qu no han seguido los pasquines? Pues yo se lo dir.
Es porque han sabido los blanquitos de mierda entrando U. el comandante Robledo y el alcalde
Trespalacios que la gente quiere al seor Mrquez y temen que ande el machete carajo. U. no
quiere que el seor Mrquez sea juez poltico por que se le quita la chupadera del aguardiente. El
S. Robledo no quiere soltar el mando porque se le quita el robo con la tropa y el alcalde
Trespalacios porque se acuerda de la Marquesa y aquello otro y al fin ustedes se han de joder
porque correr sangre como en Santo Domingo. 1929
1929
Copia de pasqun, 9 de junio de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 66, f. 808v, Conde
Caldern, op. cit., p.206; Helg, op. cit., p. 181; Lasso, op. cit., p. 113.
1930
Carta de Jos Ucrs a Remigio Mrquez, 9 de junio de 1823, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales,
t. 66, f. 808v-809.
629
1931
Carta de Remigio Mrquez a los Seores del Senado Conservador, 22 de junio de 1823, AGNC,
Archivo General de la Nacin, Repblica, Congreso, Tomo 25, Carpeta 3, Folios 567- 569v.
1932
1933
Administrativos, t, 5, f. 404.
630
Venezuela.1934 Por su parte, Simn Bolvar, estaba preocupado porque las costas de
Colombia se encontraban amenazadas por () todos los marineros, por todos los
europeos cuyas colonias nos circundan, por los africanos de Hait cuyo poder es ms
fuerte que el fuego primitivo.1935
A comienzos de 1823, en el marco de los referidos sucesos, Jos Manuel Restrepo
consideraba que: La situacin en Colombia es muy crtica con respecto a los pardos. En
estos das en la provincia de Cartagena tambin, semillas de desunin con los pardos son
notables. Segn reportes son promovidos por el Senador Remigio Mrquez, quien ha sido
ordenado a venir a la capital. Si no llevamos adelante una importante inmigracin
extranjera pronto, la repblica esta en riesgo de una guerra civil con los negros y mulatos
y perderemos Venezuela.1936 Agregaba: Tenemos este gran peligro en Venezuela donde
hay mucho negro atrevido, valiente y emprendedor; es muy probable y el libertador
siempre lo pronostica, que concluida la guerra tengamos otra con los negros. Santo
Domingo es un funesto ejemplo y de all debe partir la centella de un incendio.1937
Durante dicho ao, se discuti en el Senado acerca de los distintos focos de conflicto
protagonizados por los afrodescendientes en el Caribe neogranadino y en algunas
regiones de Venezuela. En la sesin del 8 de julio, uno de los Senadores indico que
aquella movilizacin: tena su principio en la isla de Santo Domingo () y que los
haitianos haban entrado: en comunicaciones con la gente de color ().1938 Para sus
colegas, los espaoles tambin estaban detrs del asunto y era necesario imponer estrictos
controles de seguridad interna y externa. Incluso uno de ellos planteo que era
imprescindible: que se prohba toda correspondencia con Los Cayos de donde sale el
germen de estas desavenencias.
1939
cuando volvieron a circular, con mayor intensidad, los rumores acerca de la alianza entre
1934
Santander- Bolvar, 1820-1822, Bogot, Biblioteca de la Presidencia de la Repblica, 1988, tomo III, pp.
277-278.
1935
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 23 de diciembre de 1822, AL, Doc. 7108.
1936
Restrepo, Jos Manuel, op. cit., tomo I, p. 222; Helg, op. cit., p. 162.
1937
1938
Acta de la sesin del Senado, 8 de julio de 1823, AGNC, Archivo Legislativo del Congreso, Actas
Acta de la sesin del Senado, 8 de julio de 1823, AGNC, Archivo Legislativo del Congreso, Actas
Originales, Tomo 2, Ao 1823, Senado, f. 213; Gutierrez Ardila, op. cit., p. 265.
631
los espas haitianos y los espaoles.1940 En abril de dicho ao, Francisco de Paula
Santander le envi una carta al presidente del Senado en el que le adverta de aquel
peligro:
A las intrigas de los gobiernos aliados de Espaa se agregan las que estn poniendo en ejecucin
esta ltima en el exceso de su desesperacin. () No solamente intenta envolvernos en la anarqua
(), sino que pretende concitar las clases originarias de frica, que por nuestras leyes
fundamentales estn incorporadas en la masa de los ciudadanos y que por consiguiente disfrutan
de todos los derechos, persuadindolas de que viven en la degradacin. No ha mucho tiempo que
se vio en La Guaira un jefe de () Hait, promoviendo entre ellas una revolucin espaola de
acuerdo con los espaoles de Puerto Cabello. Se han diseminado () espas de () Hait por
mucha parte () de Venezuela, y aun de los naturales de Colombia adictos a la causa del rey,
como se ha visto en Cuman y otros puntos, en que la () vigilancia de las autoridades () ha
sofocado el () mal. Estas ideas han cundido tambin por desgracia en () Santa Marta, a que ha
sido necesario ocurrir en tiempo para evitar consecuencias desastrosas. Y si combinamos estos
hechos aislados con los proyectos que han abortado ha poco en Martinica, Jamaica y sobre todo en
Demerari, se ver cunto hay que recelar de semejante contagio.1941
A pesar de considerar que los focos de tensin haban sido controlados, le seal
a su interlocutor que era necesario tomar cartas en el asunto, prohibiendo el comercio con
Hait, dado que este intercambio facilitaba la entrada de los emisarios y el contagio
revolucionario. En sus palabras:
Mas, como est permitido el comercio con Hait, de donde parten ordinariamente los
predicadores del desorden, y de que es ms que probable se valgan los espaoles y sus aliados para
trastornar el orden establecido, engaando a los incautos con teoras extravagantes y ridculas, me
parece de absoluta necesidad que el congreso, examinando esta materia bajo todos sus aspectos,
decrete por una ley la absoluta prohibicin del comercio con aquella isla, o lo modifique bajo
principios menos perjudiciales a la paz y seguridad interior de la Repblica. 1942
1940
1941
Carta de Francisco de Paula Santander al presidente del Senado de Colombia, 14 de abril de 1824,
compilada en Cortzar, Roberto, (comp.) Cartas y mensajes de Santander. Bogot, Voluntad, 1954, tomo.
IV, pp. 352-353.
1942
Idem, p. 353.
632
633
sostendr contra cualquiera que intente abatir a mi clase [parda], y degradar a mi persona.
Cobardes! Das de peligro tuvo la patria! En donde estabais? Adulando a Torres y solicitando y
obteniendo cruces de Isabel y prerrogativas del rey de Espaa y acompaando a los enemigos.
Vergenza del gnero humano! Por qu no fuiste a desalojar a Morales de Maracaibo por qu no
viniste a allanar la toma de esta plaza, sacando las fuerzas espaolas de la Baha y haciendo rendir
los castillos de Bocachica? Yo os desprecio.1943
1943
Al respetable pblico de Cartagena, AGNC, Archivo Restrepo, Fondo 11, Caja 88, Vol. 170, ff.125
125v.
1944
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 7 de abril de 1825, AL, Doc. 10215.
1945
634
Conclusin
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 20 de mayo de 1825, AL, Doc. 10287.
1947
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 28 de junio de 1825, AL, Doc. 10509.
1948
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de julio de 1825, op. cit., tomo XIII, p.
83.
635
los debates que surgieron en torno a la abolicin de la esclavitud, demostrando que los
mismos estuvieron marcados por el temor a la explosin en Colombia, de una revolucin
como la de Saint Domingue. Los diversos sectores blancos que participaron de aquella
discusin, hicieron alusin a dicho proceso, para justificar posturas abolicionistas,
reformistas y abiertamente conservadoras. Finalmente, el proyecto emancipatorio de
Simn Bolvar no logr imponerse, debido a la frrea oposicin de los amos y a los
temores de los sectores gobernantes. De esta manera, se impuso la propuesta ms de
moderada Jos Flix Restrepo, que a pesar de todo, no fue llevada realmente a cabo dado
que las juntas de manumisin no cumplieron fielmente con su tarea. Sin embargo, la
esclavitud como, institucin, sufri duros embates durante aquellos aos. El
reclutamiento de esclavos para el ejrcito patriota y el debilitamiento del rgimen
disciplinario, hizo que muchos negros alcanzasen su libertad por diferentes vas. Esto
gener preocupacin entre la elite que alz su voz contra la referida ley de 1821,
advirtiendo nuevamente acerca del peligro que significaba dicha medida.
En el segundo apartado, analic una serie de conflictos sociales que desde mi
punto de vista demuestran tres cuestiones claves. En primer lugar, que en la Colombia
post-independencia, las tensiones entre los hombres libres de color y los blancos eran
intensas. En segundo lugar, que stas emergieron a partir del choque entre las demandas
igualitaristas de los pardos y la intencin conservadora de los blancos de poner un freno a
la transformaciones democrticas que se haba prometido durante la etapa precedente. En
tercer lugar, que estas rispideces estuvieron marcadas por la influencia de la revolucin
haitiana. Nuevamente, aquel proceso implic un marco de referencia para los diferentes
actores en pugna. Los primeros, asumieron a Hait como un modelo positivo o por lo
menos, como un grito de guerra con el cual amedrentar a la elite para alcanzar sus
propios objetivos. Mientras que los segundos, tendieron a leer las demandas de los pardos
asocindolas negativamente con los sucesos de la revolucin de Saint Domingue. En este
sentido, vieron en aquellos reclamos, pretensiones injustas que amenazaban con hacer
explotar una guerra racial que llevara a la imposicin de la pardocracia, un desenlace
similar al que haban sufrido los blancos de dicha isla. A esta preocupacin se le sum el
temor frente a los rumores que indicaban que Hait estaba enviando espas al pas para
636
fomentar el conflicto social, en alianza con Espaa y los sectores populares locales. Algo
que no era cierto, sino ms bien fruto de la paranoia de los blancos.
A modo de conclusin general, podemos decir que esta etapa implic un cambio
con respecto a la anterior. En este sentido, si durante el perodo precedente (1816-1820)
se dio un acercamiento hacia Hait y se atemper, en los blancos patriotas, el temor frente
al fantasma haitiano, en estos aos, comenz a darse un alejamiento con respecto a la isla
y un recrudecimiento de la tradicional paranoia anti-haitiana. O sea, hubo una vuelta a las
lgicas que haban predominado durante los aos 1810-1816. En mi opinin, esto se
debi a que una vez que se alcanz la independencia de Colombia, los sectores
gobernantes se preocuparon por afianzar un orden que garantizase sus intereses y por ello
buscaron desligarse de Hait e intentaron contener a los afrodescendientes buscando, una
vez ms, apaciguar sus reclamos y evitar que se contaminasen con la influencia de la
revolucin haitiana.
637
para
nuestros
arreglos
1949
Para estudiar las relaciones diplomticas entre Hait y Colombia desde 1821, es
menester retrotraernos en el tiempo. Como vimos previamente, Alexandre Petin falleci
en 1818 y fue reemplazado por su principal lugarteniente, Jean Pierre Boyer. ste
gobern la repblica del sur hasta 1820, cuando Henri Christophe se suicid ante una
masiva rebelin popular en su contra. En aquel contexto, el presidente Boyer ocup el
norte e impuso all tambin la autoridad de la repblica.1950 A esta altura de los
acontecimientos, la parte occidental de la isla segua bajo dominacin espaola, a pesar
1949
Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 30 de mayo de 1825; AL, Doc. 10379.
1950
Dubois, Laurent, Hait: The Aftershocks of History, Nueva York, Metropolitan Books, 2012, pp. 85-86,
638
de que, a comienzos del siglo los haitianos haban intentado en varias oportunidades
expulsar a los europeos de aquel territorio. Las pretensiones haitianas sobre aquella
colonia venan desde la poca de Toussaint Louverture, cuando ste haba reunificado a
toda la isla bajo su mando. Tanto es as, que, desde la independencia en adelante, las
sucesivas constituciones que se promulgaron, establecan que Hait comprenda a toda la
isla. En particular, a las autoridades haitianas les preocupaba la posibilidad de que Santo
Domingo fuera utilizada por Francia, en alianza con Espaa, como base de operaciones
para re-conquistar su pas. Desde 1820, Jean Pierre Boyer hizo lo posible para lograr este
ansiado anhelo. A tal fin, envi agentes a las ciudades de frontera para convencer a los
pobladores de lo positivo que implicara aquel cambio poltico.1951 Las ideas libertarias e
igualitaristas parecen haber encontrado eco entre los dominicanos dado que, a comienzos
de noviembre de 1821, varios pueblos enarbolaron la bandera haitiana y proclamaron su
anexin a dicho pas.1952
Con anterioridad a estos acontecimientos, en la capital, un grupo de
criollos, liderado por el juez de letras y auditor de guerra, Jos Nez de Cceres, vena
planeando un proyecto independentista que buscaba sumarse a Colombia. Sin embargo,
frente a los sucesos referidos, se vieron compelidos a actuar antes de lo previsto. La
noche del 30 de noviembre al 1 de diciembre, efectuaron un golpe de estado en contra del
Capitn General Pascual Real y proclamaron la independencia.1953 Jos Nez de Cceres
y sus seguidores, conformaron una junta y promulgaron un acta constitutiva en la que
bautizaron al naciente estado con el nombre de Hait Espaol. Aquella normativa
estableca la continuidad de la esclavitud y fijaba las nuevas relaciones con Colombia y
Hait. All se planteaba la intencin de integrar la federacin colombiana y de suscribir un
1951
Moya Pons, Frank, La independencia de Hait y Santo Domingo, en Bethell, Leslie (ed.) Historia de
Amrica Latina: La Independencia, Barcelona, Crtica, 2000, tomo V, p.137; Lger, Abel Nicholas,
Histoire Diplomatique DHaiti , Port au Prince, Hraux, tomo I, p. 78.
1952
Carta de Diego Polanco al general Magny, 15 de noviembre de 1821 compilada en Price Mars, Jean,
Declaratoria de Independencia del Pueblo Dominicano, 1 de diciembre de 1821, AGI, Estado, 12, N.
79.
639
pacto de amistad y defensa con la repblica vecina. A los fines de concretar estos pactos,
se enviaron delegados ante ambos estados. Empero, dicha constitucin gener inmediatos
rechazos, tanto internos como externos. Numerosas ciudades de Santo Domingo
conformaron juntas, desconocieron la carta magna y proclamaron su anexin a Hait.1954
Por su parte, Jean Pierre Boyer acept esta anexin y le escribi a Jos Nez de Cceres
para comunicarle que tena intenciones de entrar a Santo Domingo con su ejrcito para
unificar pacficamente la isla bajo su autoridad. En su opinin, no podan sobrevivir dos
estados en la misma isla debido a que caeran fcilmente presas de las potencias
imperiales. Asimismo, el pueblo dominicano haba dado sobradas muestras de su
vocacin anexionista.1955 Frente a la ausencia de apoyo popular y la resolucin de su
poderoso vecino, Jos Nez de Cceres y sus seguidores, se vieron obligados a aceptar
la propuesta de Jean Pierre Boyer.1956 A mediados de enero, el presidente haitiano a la
cabeza de 20.000 hombres inici su marcha hacia el oriente. Pacficamente entr en
Santo Domingo y el 9 de febrero recibi la autoridad de parte de Jos Nez de Cceres.
De esta manera, Jean Pierre Boyer logr el anhelo de sus predecesores. No slo unific la
isla, sino que tambin extendi los principios de la revolucin haitiana hacia la ex colonia
espaola. Se estableci la repblica, se aboli la esclavitud, se impuso la igualdad racial y
se repartieron tierras entre los campesinos.1957
Al declararse la independencia, en diciembre de 1821, los lderes del naciente
Hait Espaol despacharon a un delegado a Colombia para comunicar su intencin de
confederarse con aquel estado. Algunos historiadores, como Frank Moya Pons,
consideran que el comisionado lleg a Venezuela a comienzos de 1822 y que se
entrevist con el Vicepresidente Jos Antonio Pez, quien se mostr incapaz de ayudarlo
por carecer de autoridad para tomar semejante decisin.1958 Otros, como Paul Verna,
1954
Price Mars, op. cit, tomo I, pp.117-127; Ardouin, op. cit., tomo IX, pp. 107-111; Lger, op. cit., , tomo
I, pp. 79-80
1955
Carta de Jean Pierre Boyer a Jos Nez de Cceres, 11 de enero de 1822, en Ardouin, op. cit., tomo
Carta de Jos Nez de Cceres a Jean Pierre Boyer, 19 de enero de 1822, en Price Mars, op. cit.,
tomo I, p. 130.
1957
1958
Moya Pons, op. cit., en Bethell, op.cit, tomo V, p. 138; Dubois, Laurent, op.cit., p. 93.
Moya Pons, op. cit., en Bethell, op. cit., tomo V., p. 138.
640
ponen en duda esta interpretacin aduciendo que no hay pruebas que den cuenta de la
llegada de aquel agente a Caracas.1959
1959
1960
compilado en Blanco y Azupura, op. cit., tomo VIII, p. 229, Verna, op. cit., p. 429.
1961
1962
641
aquella ocupacin. Esto puede tomarse, por lo menos, como una aceptacin tcita del
accionar de Jean Pierre Boyer.1963
Poco despus, a comienzos de abril, Jos Nez de Cceres le escribi una larga
misiva al gobierno colombiano pidiendo ayuda para liberarse de la dominacin impuesta
por Hait. En la misma deca:
Santo Domingo proclam su
1963
1964
642
Amistad no correspondida
1965
Carta de Jos Nez de Cceres a Carlos Soublette, 6 de agosto de 1922, compilada en Verna, op.
cit., p. 433.
1966
643
1968
Ardouin, op. cit., tomo IX, p. 249, Verna, op. cit., pp. 373-378, Gutirrez Ardila, op. cit., p.258.
644
Verna, op. cit., pp. 397- 403; Guitrrez Ardila, op. cit., 259-260.
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de mayo de 1824, op. cit, tomo XXII,
p.21.
1971
645
espaoles (). Sin embargo de que ellos fueron como un individuo, y no como magistrado. Por
otra parte, se consider que el gobierno de Colombia, sin una suma imprudencia, no poda entrar
en tratados ni reconocer al gobierno de Hait, sin que primero haya sido reconocido por las
potencias de Europa, por quienes este paso de Colombia sera mal visto, agregndose que ella se
atraera el odio y mala voluntad de la Francia, siendo as que, (), nuestro gobierno trata de
ganarse el afecto de las potencias europeas, para que se reconozca su independencia. () El
consejo fue de opinin de que se contestara al enviado de Hait () manifestndole que teniendo
Colombia liga y confederacin con los dems estados () de la Amrica, antes espaola, no
poda, sin su consentimiento, hacer alianza con Hait, pues sera atraer a la confederacin
americana un enemigo ms, como la Francia. As que siendo probable que los diputados de la
confederacin se renan en el istmo de Panam, () all puede ocurrir el gobierno de Hait que,
sin duda, hallar simpata en la convencin de diputados () que al mismo gobierno de Hait le
conviene que Colombia siga esta conducta, pues reconocida su independencia por la Francia,
podr acaso mediar con el gobierno francs en favor de Hait. Se aadi que el gobierno de Hait
haba seguido una conducta semejante con la Espaa hasta 1816 y jams quiso comprometerse a
favor de los nuevos estados de Amrica por no irritar a la Espaa. 1972
Acta del consejo extraordinario de gobierno, 8 de julio de 1824, AGNC, Libros manuscritos y Leyes
Originales de la Repblica, Consejo de Gobierno, T. 24, ff. 115-115v.; Verna, op. cit., p.379-380; Gutirrez
Ardila, op. cit., p. 259
1973
Acta del consejo extraordinario de gobierno, 12 de julio de 1824, AGNC, Libros manuscritos y Leyes
Originales de la Repblica, Consejo de Gobierno, T. 24, f. 118; Verna, op. cit., p.380; Gutirrez Ardila, op.
cit., p. 259.
646
de paz y buena correspondencia con el gobierno de S.M. Cristiansima. Y me parece que el inters
de Hait esta en el progreso () de tales relaciones, porque quiz no este muy distante el da en
que Colombia pueda emplear () sus buenos oficios () a favor de aquellos estados americanos
que aun no lo han logrado.1974
1975
Por otra parte, Pedro Gual le sealaba que Colombia estaba aliada con el resto de
los pases hispanoamericanos y si se firmaba el referido tratado, poda generar la
enemistad de Francia con todos ellos. Por ese motivo, le adverta que sera necesario
consultarlo con los estados hermanos, a los fines de no suscitar ningn conflicto, tanto
americano como internacional. De esta manera, conclua asegurndole que el tema sera
tratado en el Congreso de Panam: Este negocio se examinar con aquel espritu de
liberalidad que caracteriza la poltica del gobierno de Colombia y sus aliados y an me
atrevo a anticipar que su resolucin ser altamente agradable al de Hait.1976
Como vemos, las autoridades colombianas decidieron evitar a toda costa firmar
1974
Carta de Pedro Gual a Jean Desrivires Chanlatte, 15 de julio de 1824, AGNC, Ministerio de
Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, Diplomtica y Consular, tomo 244, ff 8282v; Verna, op. cit., p. 381.
1975
1976
647
el referido pacto con Hait. Para ello, apelaron a los argumentos referidos, que en muchos
casos eran endebles y en otros, directamente falaces. A pesar de que reconocan la ayuda
de Alexander Petin, hacan hincapi en que este haba actuado a ttulo personal y que lo
haba hecho con tanta moderacin, que no haba recibido ninguna queja de parte de
Espaa. Esto no fue as, dado que aquel magistrado se comprometi tan fuertemente con
la causa hispanoamericana que tuvo que soportar las constantes presiones espaolas. Esta
misiva, muestra lo que antes seal. En aquel contexto, los gobernantes colombianos
estaban preocupados por establecer vnculos con las potencias atlnticas y por alcanzar el
reconocimiento de su independencia, por ello resolvieron apartarse de aquel estado paria.
En particular, les inquietaba las relaciones con Francia y la Santa Alianza. Teman, como
ellos mismos afirman, que una coalicin con la isla pudiese generar la enemistad con
dicho pas. De esta manera, las viejas promesas de unidad quedaron sepultadas bajo el
ms puro de los pragmatismos.
A todo esto, se le debe sumar el temor al ejemplo de la revolucin haitiana, que,
como vimos, todava inquietaba a muchos de los integrantes del gobierno colombiano.
Nuevamente, es menester recordar que haba sospechas de que espas de Hait estaban
buscando sublevar a los sectores de color colombianos. Siguiendo a Paul Verna, resulta
importante destacar una notoria tensin entre la decisin tomada en el Consejo de
Gobierno en la reunin del 8 de julio de 1824 y la posterior carta de Pedro Gual.1977 En el
primer encuentro del Consejo de Gobierno, los participes haban decidido invitar a un
delegado haitiano al Congreso de Panam para discutir personalmente las relaciones
entre los estados hispanoamericanos y Hait. sta propuesta no se encuentra en la misiva
que Pedro Gual le entreg a Jean Desrivires Chanlatte. Debido a que no aparece
explcitamente en el acta de la segunda reunin del 12 de julio, no resulta claro si este
cambio radical con respecto al Congreso de Panam fue adoptado de manera colectiva en
dicha oportunidad o fue una decisin posterior del propio Pedro Gual. Lo que resulta
evidente, es que Colombia se comprometi nicamente a llevar el tema a la mesa de
discusin del Congreso de Panam, excluyendo directamente a Hait de aquel conclave.
Pedro Gual revel los genuinos motivos de esta resolucin en la carta que le envi
al secretario de Simn Bolvar, el 21 de julio de 1824. All le dijo que su respuesta al
1977
648
1978
1979
1980
Carta de Pedro Gual a Manuel Jos Hurtado, 19 de julio de 1824, AGNC, Ministerio de Relaciones
Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 300, ff. 90v a 91; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 260.
1981
Carta de Jos Manuel Salazar a Pedro Gual, 21 de septiembre de 1824, AGNC, Ministerio de
Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 130, f. 28v. Gutirrez Ardila, op. cit.,
p. 260.
649
Evadir de un modo decoroso una resolucin que siendo definitiva por cualquier aspecto cedera
en perjuicio general de nuestros comunes intereses. Por esto juzg conveniente el gobierno de
Colombia posponerla indefinidamente, tratando al mismo tiempo, con cortesa, a un gobierno que,
probablemente, no ser reconocido tan pronto, pero que, por otra parte, no nos conviene disgustar
en manera alguna por razones que vuestra excelencia penetra muy bien. El gobierno de Colombia
deseando observar una poltica conforme y fraternal con los dems estados americanos y
particularmente con la Repblica Mexicana apreciara saber que su conducta en este negocio
encontrase con la concurrencia de iguales sentimientos por parte de V.E. para que en caso de
reproducirse la instancia o dirigirse separadamente a Mxico, se obrase de acuerdo, difiriendo la
resolucin para cuando sean consultados los miembros de la confederacin americana. 1982
Como vemos, las autoridades colombianas creyeron necesario dar a conocer que
su pas tomaba un camino equidistante de Hait. Tanto es as, que incluso su carta al
comisionado haitiano fue publicada en la Gaceta de Colombia.1984
Luego del fracaso del acuerdo diplomtico, Jean Desrivires Chanlatte demand
a las autoridades colombianas el pago de la deuda contrada con Hait por John Bernard
Elbers durante la guerra de independencia, presentado un pagar firmado por l mismo en
1982
Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t.393, f. 185-185v; Gutirrez Ardila, op.
cit., p. 262.
1983
Carta de Lucas Alamn a Miguel Santamara, 15 de enero de 1825, AGNC, Ministerio de Relaciones
Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t.393, f. 186-186v.; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 262
1984
650
el que constaba el monto de la obligacin.1985 Ante ese reclamo, Pedo Gual le pidi a
John Bernard Elbers que certificase el documento y que diera cuenta exacta de las
tratativas que haba mantenido con el gobierno haitiano en 1820. ste le contest, con
una extensa misiva en la que inform, con lujo detalles, acerca de las negociaciones que
haba establecido con Jean Pierre Boyer en aquel ao. All, deca lo siguiente:
Dicha obligacin de 16.000 pesos fue firmada por mi en el ao 1820 como agente general de
comercio de la repblica por 1.000 y () me tomo la libertad de exponer a V. S () lo siguiente:
Como a la llegada () de el Libertador () a Barranquilla en el mes de agosto de 1820 se
necesitaron para () la repblica 2.000 fusiles calculando yo ()me obligu a entregarlos lo ms
breve (). A pesar de haber sido muy sensible () el no haber encontrado en Santa Marta la
goleta, segn me lo aseguraba el almirante [Luis Brin] regres a Sabanilla, en donde el almirante
puso a mi disposicin la balandra el Correo () para volver a dar la vela a Santa Marta y de ah
seguir a Los Cayos, en caso de no encontrar la goleta, lo que verifique con esperanza de hallar en
Los Cayos un buque para hacer mi viaje a San Bartolom o Saint Thomas, sino pudiere verificar la
compra de fusiles en aquella isla. Ms a mi llegada a Los Cayos, no encontr buque ninguno ni
fusiles () segu por tierra hasta Puerto Principe en donde tampoco haba buque para continuar el
viaje y slo 100 fusiles en poder de un particular. Considerando la () necesidad de fusiles en que
se hallaba el ejrcito del Magdalena () resolv a valerme de una carta que tena del almirante al
Presidente Boyer y en una entrevista que tuve con l le propuse el venderme 2.000 fusiles () y le
present la autorizacin que tena del () Libertador (). Boyer me asegur que le era imposible
vendrmelos, pero que me dara una orden para recibir en los Cayos mil y si era posible 2.000 mil
() y que el gobierno de Colombia poda devolverlos cuando lo tuviese por conveniente. A mi
regreso a Los Cayos fui informado que 1.000 fusiles () estaban a mi disposicin () pero mi
sorpresa fue grande que se me present el documento () en se me exiga mi firma () pues de
lo contrario no saldran ().
Presidente () pero se me contest que tales eran las ordenes del gobierno. Al principio rehus a
acceder () pero consideraba que mucho poda depender de la pronta llegada de los fusiles y
deseando cumplir () con los encargos del () Libertador firm la expresada obligacin e hice la
entrega e ellos en Sabanilla informando de todo al Almirante () que () aprob () mi
conducta (). En el mes de diciembre de 1820 se necesitaron vveres y otros artculos para la
marina y el ejrcito que deban atacar Maracaibo y el Almirante () me suplic () que lo
verificase a la mayor brevedad por cuyo motivo me embarqu para Puerto Prncipe () recibiendo
1985
Pagar de Juan Bernardo Elbers, 27 de septiembre de 1820, AGNC, colecciones, Enrique Ortega
651
del general Montilla 13.000 peso para otros 1.000 fusiles con la intencin de arreglar all este
negocio. A mi llegada a Puerto Prncipe () me present al secretario general el modo diferente
con que haba sido tratado en Los Cayos con respecto a lo que me haba ofrecido el Presidente
Boyer, prometindole pagar los 1.000 fusiles a un precio equitativo o que el gobierno me
concediese el tiempo suficiente para devolverlos y la contestacin fue que despus de los
acontecimientos del cabo el gobierno no necesitaba ni poda rebajar su precio pero como yo ()
poda necesitar el dinero para otro objeto y su gobierno, el de Hait, estaba satisfecho que el
importe sera entregado en otro tiempo ms conveniente, conced en ello () y lo emple en la
compra de artculo para el uso de las armas de la repblica. 1986
Carta Juan Bernardo Elbers a Pedro Gual, 20 de julio de 1824, AGNC, colecciones, Enrique Ortega
Carta de Pedro Gual al Secretario de Hacienda, 21 de julio de 1824, AGNC, colecciones, Enrique
Ortega Ricaurte, Serie Legaciones y Consulados, Caja 121, Carpeta 3, ff. 5-6.
1988
652
quien no tenamos queja, ni debamos provocarla a que nos hostilice. () Nunca han podido ser
idnticos los intereses de Hait y los de Colombia, respecto a sus antiguas metrpolis, lo han sido
entre Colombia y los estados de la Amrica que dependi de Espaa, cuya identidad de principios
el gobierno () promovi y concluy la confederacin de los estados americanos. Los estados
existentes entre ellos y nosotros nos impiden por su naturaleza entrar en alianzas con pueblos que
no han pertenecido a la nacin espaola y una alianza defensiva con Hait deba suscitar un nuevo
enemigo a nuestros aliados sin su consentimiento. 1989
1989
Mensaje del Vicepresidente de Colombia, encargado del gobierno al congreso de 1825, 2 de enero de
Idem, p. 190.
1991
Idem, p. 190.
653
En l se
1992
Legislativo del Congreso, Informes de Comisiones, t. 49, Cmara, f 327v; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 266.
1993
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de junio de 1825, op. cit., tomo XIII, pp.
51-52.
1994
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de julio de 1825, op. cit., tomo XIII, p.82.
654
1995
Colombia, The America Monitor, Londres, Impreso por Greenlaw, 1825, tomo II, p. 76; Gutirrez
1997
Parte No Oficial, Gaceta de Colombia, 25 de octubre de 1824; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 260.
1998
1999
Idem.
655
Desearamos a los menos, que nos hicieran sentir la identidad de intereses de Hait y de
Colombia a sus antiguas metrpolis.2000 Obviamente, aquellos no existan y por eso,
concluan afirmando: Y no habiendo sido nosotros provocados por la Francia Con qu
derecho bamos a comprar un pleito () sin la menor utilidad para nosotros y con un
notorio agravio de nuestros mejores amigos?.2001 Este artculo, nos muestra, la
preocupacin de las autoridades y la elite colombiana, de justificar su conducta ante la
opinin pblica nacional e internacional. Su intencin principal era quedar bien frente a
las principales potencias atlnticas.
Simn Bolvar tard mucho en enterarse de todos estos sucesos y recin, a fines
de octubre, dio su veredicto sobre la actuacin del gobierno colombiano con respecto al
tratado con Hait. Desde Per, le escribi a Francisco de Paula Santander lo siguiente:
Es indudable que el mensaje de Ud. ltimo es muy bueno y que deba ser aplaudido en
Europa y que la respuesta dada a Hait ha sido muy poltica, aunque el secretario la
compuso muy mal en mi opinin.2002 Como vemos, el lder, refrend la resolucin del
gobierno del Vicepresidente. Al parecer, coincida con los argumentos de fondo por los
cuales se haba rechazado aquella alianza. Sin embargo, recrimin la forma en la cual
Pedro Gual las haba expresado. Probablemente, crea que se deba actuar con mayor
tacto frente a quienes los haban ayudado tanto durante la gesta independentista. Sea
como sea, en aquella oportunidad, aval el incumplimiento de las promesas contradas
por l mismo, durante los aos de la gesta independentista.
Idem.
2001
Idem.
2002
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 21 de octubre de 1825, AL, Doc. 972
656
distintos estados mas pequeos deban unirse en una suerte de confederacin que tuviera
su punto neurlgico en el Istmo de Panam. Dicha concepcin, sin embargo era
hispanoamericanista, pero no panamericanista en un sentido lato, no inclua a Brasil, a
Estados Unidos ni Hait, porque estas naciones reconocan tradiciones culturales distintas.
De esta manera, desde el inicio, el venezolano pensaba excluir a dichos pases de su
poltica de unin. Sin embargo, al final la organizacin no qued totalmente en sus
manos, apartndose parcialmente de la concepcin inicial.
Los primeros pasos hacia la confederacin de estos pases se dieron en 1822,
cuando Simn Bolvar envi delegados a Mxico, Per, Chile y Buenos Aires para
suscribir tratados confederativos.2003 A partir de ese momento, durante los aos
subsiguientes, se fueron firmando pactos con Per, Chile, Mxico y Guatemala, que
establecan la posterior reunin de un conclave en Panam.2004 Como vimos, a mediados
de 1824, debido a la misin de Jean Desrivires Chanlatte, Pedro Gual tom dos
decisiones muy importantes. Por un lado, resolvi excluir definitivamente a Hait de
dicho encuentro y por el otro agregar al temario de la asamblea la cuestin de las
relaciones diplomticas entre Hispanoamrica y la isla.2005
Finalmente, en diciembre de 1824, desde Per, Simn Bolvar realiz la
convocatoria oficial al congreso, invitando a los referidos estados hispanoamericanos a
mandar delegados al istmo. Empero, durante 1825, la organizacin efectiva qued a
cargo del gobierno de Colombia, el cual, abandonando los designios originales, curs
invitaciones a Estados Unidos, Brasil e Inglaterra.2006 sta resolucin gener una intensa
correspondencia entre Simn Bolvar y Francisco de Paula Santander en la que
discutieron acerca del carcter de la confederacin propuesta y quienes la deban integrar.
En varias misivas el venezolano insisti en que no era conveniente incluir en la liga a
2003
Invitacin del libertador presidente de Colombia a los gobiernos de las nuevas repblicas a suscriban
657
Estados Unidos, por no ser un pas hispanoamericano y porque poda generar tensiones
con Inglaterra.
2007
2007
Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 7 de abril de 1825, Al, Doc. 10215; Simn Bolvar a
Francisco de Paula Santander, 8 de mayo de 1825; AL, Doc. 10249; Simn Bolvar a Francisco de Paula
Santander, 20 de mayo de 1825; AL, Doc. 10287.
2008
Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 30 de mayo de 1825; AL, Doc. 10379.
658
2009
Instrucciones de Jos Rafael Revenga a Pedro Gual y Pedro Briceo Mndez, 24 de septiembre de
1824, compilado en OLeary, op. cit, tomo XIV, p. 283; Verna, op. cit, pp. 442-443.
659
esperar los ejemplos de otros para decidirse, quizs para cuando nos los den se estar tratando de
la misma materia en el congreso del Istmo, y entonces quedar all decidida de comn acuerdo y
como se pens originalmente.2010
2010
Carta de Jos Rafael Revenga a Miguel Santamara, 12 de diciembre de 1825, compilado en, De
Panam a Panam, Acuerdos de Integracin Latinoamericana: 1826-1881, Caracas, Ministerio del Poder
Popular para las Relaciones Exteriores, 2010, p. 105.
2011
Segundas instrucciones del consejo del gobierno de Per a sus delegados, 18 de febrero de 1826,
660
comerciales con ella.2012 Paradjicamente, aquel pas que no haba recibido ningn
apoyo de los haitianos y que por su cercana geogrfica, podra haber abrigado temores
de contagio revolucionario, fue el nico que propuso la entrada de la Hait en la
confederacin americana. Algo que, por supuesto, no ocurri.
A pesar de su heterogeneidad cultural, Estados Unidos s fue invitado al conclave.
Pedro Gual, le encomend la tarea al agente Jos Mara Salazar y le aclar que el tema de
Hait era particularmente importante. En una misiva de agosto de 1825, le advirti que:
En que forma han de proveerse las relaciones polticas y comerciales de Hait ()? Esta
cuestin parece muy simple a primera vista, pero abunda en el fondo de muchas dificultades. En
los Estados Unidos los africanos y sus descendientes carecen de toda participacin en los negocios
pblicos, pero estn perfectamente protegidos en sus personas y propiedades. En Colombia no hay
castas, porque las leyes no hacen distincin alguna de colores ni de origen. En Hait al contrario
los europeos y sus descendientes estn inhabilitados para todo y son () un objeto de odio ().
Como podremos tratar a un pueblo que profesa estos ltimos principios in poner en peligro
nuestro reposo y seguridad interior? 2013
descendientes
de
esta
parte
de
la
tierra
[frica] han logrado formar en Hait una repblica independiente cuyo gobierno est hoy
reconocido por su antigua metrpoli. Sobre que base han de ponerse la relacin entre Hait y las
otras partes del hemisferio () es una cuestin simple a primera vista, pero que tiene serias
dificultades al ser examinada de cerca. Estas surgen debido a las diferentes maneras en que se
consideran a los africanos y por sus diversos derechos en Hait, Estados Unidos y otros estados
2012
Carta de Pedro Gual a Jos Mara Salazar, 10 de agosto de 1825, AGNC, Ministerio de Relaciones
Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 399, ff. 8-8v;Gutirrez Ardila, op. cit., p. 263.
661
americanos. Esta cuestin ser determinada en el Istmo, y si es posible se adoptar una norma de
conducta uniforme () 2014
Carta de Jos Mara Salazar a Henry Clay, 2 de noviembre de 1825, compilado en Dickins, Absury;
Allen, James (comp.) American States Papers, Documents, Legislative and Excutive of the Congress of
United States (1789-1859), Washington, Gales & Seaton, 1858, tomo V, p. 837; Gutirrez Ardila, op. cit.,
p. 263.
2015
2016
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Debates del Congreso de Estados Unidos, Congreso N.19,
ao 1826, p. 166.
662
la unin. Que nuestro gobierno les indique a nuestros ministros en Sudamrica y Mxico
que protesten en contra de la independencia de Hait. ().2017
Por su parte, el senador por Massachusetts, Edward Everette, afirmaba sin
ruborizarse que estaba dispuesto a ceder: todo el continente a quien lo quiera tomar, a
Inglaterra, a Francia o a Espaa. Hasta deseara que se lo tragara el ocano antes que me
tocase ver a la blanca Amrica convertida en una Hait continental con ese horrible
sistema de derramar sangre e implantar en todas partes la desolacin.2018 Palabras que
recuerdan a las de Francisco de Miranda, quien en 1799, le deca John Turbull que
prefera continuar bajo el colonialismo espaol, por cien aos ms, antes de impulsar una
revolucin como la de Saint Domingue.
Asimismo, el senador de Missouri, Thomas Hart Benton, insista en que: Nuestra
poltica con respecto a Hait fue establecida hace ya treinta y tres aos. Hemos entablado
con ella relaciones comerciales pero no diplomticas. Le compramos caf () pero no
intercambiamos ni cnsules ni ministros. No recibimos embajadores negros. () porque
la paz de los once estados no permitir que en su territorio se exhiban los frutos de una
insurreccin negra coronada por el xito. Tampoco permitirn que los embajadores ()
negros den a sus congneres negros de los Estados Unidos la prueba () de los honores
que les esperan si hacen anlogo esfuerzo.2019
El gobierno, comparta este rechazo unnime frente a Hait y por ello el
Secretario de Estado Henry Clay, le dio las siguientes instrucciones a los delegados que
iban al Congreso de Panam:
El Presidente es de opinin, que () Hait no debe ser reconocido, como () independiente.
Reflexionando en la naturaleza del poder gobernante de aquella isla, y en el poco respeto que
muestran a todas las razas menos la africana, la cuestin de reconocimiento por la Francia estaba
envuelta en mil dificultades antes del reciente arreglo que dicen se ha concluido entre ella y Hait.
2017
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Debates del Congreso de Estados Unidos, Congreso N.19,
ao 1826, p. 166; Logan, Rayford, The diplomatic relations of United States and Hait 1776-1891, Chapell
Hill, The Universty of North Carolina Press, 1941, p. 226; Verna, op. cit., p. 449.
2018
2019
Citado en Logan, op. cit., p. 225; Price Mars, op. cit., tomo I, p. 214; Verna, op. cit., p. 449.
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Debates del Congreso de Estados Unidos, Congreso N.19,
ao 1826, p. 330; Logan, op. cit., p. 226; Price Mars, op. cit., tomo I, p. 214.
663
Segn aquel arreglo, () la madre patria reconoce una independencia nominal en aquella colonia,
y como parte del precio del reconocimiento, Hait se obliga a recibir para siempre los productos de
Francia imponindoles () la mitad de los derechos que exigen de las dems naciones. Esta es
una restriccin, en que una potencia () independiente de ningn modo debe consentir. Antes de
concluirse aquel arreglo. Hait disfrutaba de hecho una especie de independencia. Por aquel
arreglo, ha mudado voluntariamente de carcter, y en punto muy esencial con relacin a las
naciones extranjeras; y se ha constituido una nacin no independiente. Bajo las actuales
circunstancias de Hait, el Presidente no lo cree prudente reconocerla como un nuevo Estado, y
esta cuestin de reconocimiento no es una medida de bastante consideracin para exigir la
concurrencia de todas las potencias americanas.2020
2020
Instrucciones del gobierno de Estados Unidos a sus delegados al Congreso de Panam, 8 de mayo de
664
2021
2022
Vastey, op. cit., pp. 139-146; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.
Instrucciones de Pierre Victor Malouet para Dauxion Lavaysse, Franco de Medina, Draverman
Nicholls, David, From Dessalines to Duvalier : Race, colour and national independence in Hait,,
Nueva Jersey, Rutgers University Press, 1996, pp. 48-51; Brire, Jean-Franois, Hati et la France, Le rve
bris, Paris, 2008, pp. 64-68 ; Dubois, op. cit., pp.78-79 ; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 254.
665
2025
En este caso el
presidente se neg, pero poco despus se comunic con el referido Esmangart para
insistirle con la posibilidad de arreglar el entuerto mediante una indemnizacin. En sus
palabras estoy dispuesto a revivir la oferta de una indemnizacin razonablemente
calculada que hizo mi predecesor en la poca en que la Francia envi su primera misin
aqu y que fue descartada en 1816, en el caso que S.M.T.C. reconozca la nacin haitiana,
como lo que es de hecho, libre e independiente.2026 Sin embargo, las partes no pudieron
llegar a ningn acuerdo y todo sigui igual.
Preocupado por el aislamiento de su pas, durante los aos sucesivos, Jean Pierre
Boyer intent un acercamiento con Estados Unidos y Colombia. Primero, en 1822, le
escribi al gobierno norteamericano, pero como vimos no encontr una respuesta.2027
Luego envi a una misin a Bogot que tampoco dio los resultados esperados. Por ello,
en 1824, resolvi despachar a Francia a dos delegados, el senador Larose y al escribano
Roaunez, para que negociaran con las autoridades un acuerdo por el cual Carlos X
promulgara una ordenanza real reconociendo la independencia de Hait a cambio de una
compensacin econmica, a pagar en cinco aos.2028 Estos llegaron a Paris en junio de
dicho ao y durante ms de un mes entablaron conversaciones con las autoridades. A
pesar de que haba consensos en varios puntos importantes, finalmente no se lleg a un
acuerdo porque el ministro de marina puso como ltima condicin que Francia tuviese el
2024
Vastey, op. cit., pp. 212-213; Ardouin, op. cit., tomo VIII, pp. 226-232, Lger, op. cit., , tomo I, pp. 68-
702025
Ardouin, op. cit., tomo IX, pp. 41-45, Lger, op. cit., , tomo I, pp.90-92; Brire, op. cit, pp. 87-88;
Carta de Jean Pierre Boyer a M. Esmangart, 10 de mayo de 1821, compilado en Ardouin, op. cit.,
tomo IX, p. 47. Citado en Price Mars, op. cit., tomo I, p. 223.
2027
2028
666
la independencia a Hait
mantener las jerarquas entre ambos pases, ya que no era un verdadero tratado, sino un
acto unilateral de la antigua metrpoli. En este sentido, la ordenanza tena fuertes
implicaciones coloniales y neo-coloniales, tanto en lo simblico como en lo efectivo.
Desde lo simblico, se refera al estado como la parte francesa de Saint Domingue,
obviando usar el nombre Hait, adoptado por los revolucionarios en 1804, como
homenaje a la poblacin taina asesinada por los conquistadores. Desde lo efectivo, la
ordenanza le impona a la isla una dursima indemnizacin de 150.000.000 francos, a
pagar en cinco cuotas. Asimismo, para remachar an ms el status subordinado de la isla,
se establecan nuevas condiciones comerciales leoninas, por las cuales los productos
franceses deban pagar la mitad de los aranceles asignados a otros estados.
Luego de tomar esta decisin, el gobierno despach al Barn de Mackau, al frente
de una escuadra de 14 navos, hacia Port au Prince, para informar a las autoridades de la
isla de la real orden. La expedicin lleg en julio de 1825 y despus de que el delegado
present la ordenanza, los haitianos conformaron una comisin para estudiarla. La
mayora puso en el grito en el cielo, considerando que las condiciones y la forma en que
se conceda la independencia era una afrenta a la soberana nacional. Por ello decidieron
rechazarla. Sin embargo, en ese contexto, el Barn de Mackau les advirti que deba
pasar a la accin imponiendo un bloque naval a la isla. Frente aquella amenaza, muchos
optaron por la resistencia armada antes que el sometimiento. Empero, Jean Pierre Boyer
tom un camino muy moderado y resolvi dialogar con el comisionado. Finalmente, ante
la coercin de la escuadra y la promesa de que en el futuro sera posible renegociar la
compensacin, acept la ordenanza.
De esta manera, luego de 25 aos de absoluto ostracismo, Hait logr el
reconocimiento de su independencia. No obstante, aquella resolucin pragmtica tuvo un
667
2029
Price Mars, op.cit, tomo I, pp. 228- 241; Dubois, op. cit., pp. 97-102; Gutirrez Ardila, op. cit., pp. 255-
Carta de Jos Rafael Revenga, 28 de julio de 1824, AGNC, Ministerio de Relaciones Exteriores,
Transferencia 8, Diplomtica y Consular, Caja 507, Carpeta 5, f. 10; Gutirrez Ardila, op. cit., pp.256-257.
668
2031
Proclama de Jean Pierre Boyer al pueblo haitiano, 11 de julio de 1825, Gaceta de Colombia, nro,
Carta de Francisco Javier Yanes, 7 de septiembre de 1825, Archivo de Santander, op. cit., tomo XIV,
p. 153.
2033
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 6 de septiembre de 1825, op. cit., tomo XIV,
p. 147.
669
indignacin.2034 Con el correr de los das las noticias se fueron confirmando. An as,
como vimos previamente, el canciller colombiano instruy a los delegados al Congreso
de Panam para que hicieran lo posible por no abordar el tema de las relaciones
diplomticas con Hait durante ese conclave. A comienzos de octubre, el Vicepresidente,
le deca a Simn Bolvar: El reconocimiento de la independencia de Hait es indudable,
la Francia ha dado ese paso justo aunque no nos sea tan favorable.2035 De esta manera,
siguiendo la misma interpretacin del embajador en Londres, le adverta que la forma en
que se haba concedido aquel reconocimiento implicaba un peligroso antecedente para los
estados hispanoamericanos que podan verse forzados por Espaa a pagar una
indemnizacin. Asimismo, como seal previamente, durante los meses subsiguientes, la
ordenanza de Carlos X fue utilizada por Jos Rafael Revenga y las autoridades de
Estados Unidos, como una excusa para mantener a Hait aislado del sistema
interamericano. Desde su punto de vista, Hait era un pas slo formalmente libre, carente
de soberana plena y por ende no susceptible de ser tomado como un sujeto pleno en la
arena internacional.
A fines de febrero de 1826, Simn Bolvar le expres su opinin sobre este asunto
a Pedro Briceo Mndez, quien haba sido designado como delegado ante el Congreso de
Panam. En su misiva le deca: No es difcil creer que la Francia unida a la Espaa
pretende tomar una medida igual a la que la primera ha adoptado con respecto a Hait y
que apoyen sus propuestas con una fuerte escuadra y un ejrcito. Por mi parte, soy de
opinin que primero debemos perecer todos antes que comprar nuestro reconocimiento a
tan vil precio.2036 Evidentemente, para Simn Bolvar, la manera en que Hait haba
conseguido el reconocimiento de su libertad era un contra modelo que los
hispanoamericanos deban evitar a toda costa por sus efectos tremendamente perniciosos.
2034
Carta de Manuel Jos Hurtado a Pedro Gual, 7 de septiembre de 1825, AGNC, Ministerio de
Relaciones Exteriores, Transferencia 2, Diplomtica y Consular, t. 307, f. 41v; Gutirrez Ardila,op. cit., p.
257.
2035
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 6 de septiembre de 1825, op. cit., tomo XIV,
p. 194.
2036
Carta de Simn Bolvar a Pedro Briceo Mndez, 27 de febrero de 1826, AL, Doc. 1043; Verna, op.
cit., p. 408.
670
En esto seguramente acertaba dado los terribles padecimientos que sufri aquel pas
durante las dcadas subsiguientes.
Poco despus, las autoridades colombianas decidieron dar un giro parcial en su
poltica hacia la isla. El 31 de marzo, a instancias de Francisco de Paula Santander, el
Consejo de Gobierno resolvi enviar a Juan Salvador Narvez como delegado ante el
gobierno de Hait para felicitarlo por el reconocimiento de su independencia. 2037 Aquella
medida se public en la Gaceta de Colombia, bajo el ttulo de Colombia y Hait. El
artculo indicaba que: El restablecimiento de la paz entre S.M. el rey de Francia y de
Navarra y la Repblica de Hait ha movido al gobierno de Colombia a comisionar al
honorable senador coronel Juan S. de Narvez para que vaya a cumplimentar a S.E. el
presidente de aquella por tan feliz acontecimiento.
2038
implicaba un cambio radical con respecto hacia Hait, dado que no constitua el
establecimiento de un pacto como este pas haba propuesto, ni mucho menos el
reconocimiento de la independencia por parte de Colombia. Incluso, como vimos
previamente, no se modific en nada las instrucciones de los delegados al Congreso de
Panam y ni siquiera se abord la situacin de aquel pas en dicho conclave. Para colmo,
la misin se demor muchos meses y recin estuvo lista para septiembre de 1826. En
aquella oportunidad, el Vicepresidente redact una carta dirigida a Jean Pierre Boyer, que
deba entregar en mano el referido senador, en la cual le deca lo siguiente:
Instruido por la voz pblica de que bajo los auspicios de V.E. ha conseguido el buen pueblo
haitiano poner trmino a la larga lucha a que debe su existencia, me es en extremo grato
congratularme con V.E. por un acontecimiento que, al mismo tiempo que asegura su quietud, es el
mejor garante de su dicha futura. Colombia, que nunca olvidar la hospitalidad generosa que
momentos de angustia encontraron sus defensores en esa venturosa tierra, se regocija de ver al
pueblo haitiano disfrutando ya de los inmensos bienes de la paz y quedar satisfecho uno de sus
2037
Acta del consejo de gobierno del 13 de marzo de 1826, Acuerdos del Consejo de Gobierno de
Colombia y Hait, Gaceta de Colombia, Nro. 235, 16 de abril de 1826; Verna, op. cit., p. 409
671
primeros deseos si consigue perpetuar con esa repblica los sentimientos de perfecta amistad que
entonces slo unan a algunos de sus respectivos ciudadanos.2039
Esta carta expresaba, por lo menos, un tmido acercamiento hacia la isla. Sin
embargo, la misin finalmente no pudo concretarse. Ante los conflictos que empezaron a
vivirse en Colombia, se dict un decreto en el que se le otorgaron poderes dictatoriales a
Simn Bolvar y el citado senador fue el encargado de llevarle dicha acta al
Libertador.2040 Poco tiempo despus el senador falleci y no se decidi reemplazarlo en
su delegacin a Hait.2041 De esta manera, las relaciones entre ambos pases volvieron a
enfriarse y las promesas de unidad quedaron totalmente incumplidas. Tanto es as que
desde que ese momento en adelante, los funcionarios haitianos expresaron, en varias
oportunidades, su descontento por la ingratitud de los colombianos.
Ya, a fines de 1826, Jos Fernndez Madrid, agente colombiano en Francia, se
enfrent a los reclamos de parte del delegado haitiano en dicho pas, los cuales tuvo que
resolver explicndole los motivos del alejamiento y haciendo nuevas promesas de un
futuro acercamiento. Jos Fernndez Madrid inform de todo a su gobierno:
He hablado con Mr. Seguy Villevaleix comisionado del gobierno de Hait cerca de S. M.
Cristiana. El se queja () de la conducta de Colombia respecto de Hait, recuerda los generosos
servicios que en tan apuradas circunstancias para nosotros prest el presidente Petin al Libertador
las ofertas de este de intima amistad y extraa () que () Colombia desdee de entrar en
relaciones francas () con () Hait. Yo le respond que slo saba () lo que es pblico ()
pero que si me consta que mi gobierno tanto por gratitud como por inters esta animado de los
sentimientos amistosos respecto de Hait. Le expuse largamente las justas y slidas
consideraciones que han dirigido en este negocio la poltica de mi gobierno y cuyos resultados han
sido tan tiles a las nuevas repblicas como las de Hait. Despus de extenderme largamente sobre
la posicin difcil en que nos hemos hallado con respecto a la Francia, le insinu () la cautela
con que tendran () que proceder () con Hait los nuevos estados que por desgracia cuentan en
2039
Carta de Francisco de Paula Santander a Jean Pierre Boyer, 21 de septiembre de 1826, compilado en
Cortzar, op. cit., tomo VI, p. 430; Verna, op. cit, p. 410.
2040
Carta de Francisco de Manuel Nez a Paula Santander, 9 de octubre de 1825, op. cit., tomo XV, p.
672
su seno con un gran nmero de esclavos. Le dije que la () Asamblea de Panam se deparar ()
de esta materia y () que vencida la principal dificultad con el reconocimiento de la
independencia hecha por el gobierno francs no dudaba que el mo se complacera en dar al de
Hait testimonio () de ()
dispuesto a conformarse a cualquier restriccin en sus relaciones con Colombia, que mi gobierno
poda ver necesario () que no enviara agentes () a los puntos en que su presencia pueda
parecer peligrosa pero que por fortuna ningn temor de esta especie puede temerse respecto de la
capital en que el nmero de esclavos es insignificante 2042
Los justos reproches de Hait, como veremos, recin sern contestados por Simn
Bolvar en 1829, cuando ya era demasiado tarde para reparar el dao causado.
Conclusiones
2042
673
dual y poco honesta. Al delegado le presentaron una serie de razones por las cuales
supuestamente se vean imposibilitados de tomar aquella decisin y le prometieron que el
tema sera discutido, posteriormente, en el Congreso de Panam. Sin embargo, en
realidad, stas no tenan ninguna intencin de estrechar lazos fraternos con aquella isla.
Su objetivo era ms bien el contrario, alejarse de Hait, por temor a las posibles
represalias de parte de las potencias atlnticas y a las influencias revolucionarias que
podan generar la radicalizacin de los sectores afrodescendientes colombianos.
Asimismo, creo haber probado que a pesar de que, Simn Bolvar no fue quien tom esta
decisin, la termin avalando.
En el tercer apartado estudi la exclusin de Hait del Congreso de Panam,
demostrando que esta se debi a dos causas. En primer lugar, a una vieja decisin de
Simn Bolvar, quien consideraba que la isla no deba participar del conclave porque no
perteneca al mundo hispanoamericano. En segundo lugar, debido a que los responsables
de la poltica exterior de Colombia boicotearon activamente la presencia de la isla en
aquel encuentro. Mientras la primera causa, result accesoria, la segunda result clave,
dado que fueron el canciller y los embajadores colombianos quienes terminaron
organizando dicho congreso. Para peor, en Panam, los delegados hispanoamericanos ni
siquiera discutieron acerca de las futuras relaciones que se deban mantener con Hait.
En el ltimo apartado, abord la reaccin del gobierno colombiano frente al
reconocimiento de la independencia de Hait por parte de Francia. Sobre este punto creo
haber demostrado, que las autoridades colombianas tomaron dos posturas sucesivas.
Primeramente, se mostraron preocupadas por aquella decisin de la metrpoli, dado que
teman que dicho ejemplo fuese tomado por Espaa como un antecedente para imponerle
una indemnizacin a sus ex colonias. Asimismo, al comienzo, no modificaron su postura
con respecto a la isla, ni creyeron que fuese un motivo suficiente como para invitarla a
participar del Congreso de Panam. Sin embargo, en 1826, Francisco de Paula Santander
y sus ministros, cambiaron parcialmente su posicin, estableciendo el envo de un
delegado a Hait para felicitar a Jean Pierre Boyer por el acuerdo con Francia. No
obstante, aquella misin no slo no se concret, sino que ni siquiera implicaba un giro
rotundo en las relaciones diplomticas, dado que no tena por objetivo reconocer la
independencia haitiana ni formalizar un acuerdo entre ambos pases.
674
En fin, a modo de conclusin general, es posible afirmar que durante estos aos el
gobierno de Hait busc un acercamiento con Colombia, que fue rechazado por las
autoridades de aquel pas. Concluida la gesta anti-colonial, la elite colombiana retom sus
prejuicios racistas, eurocentricos y su antigua paranoia anti-haitiana y busco alejarse de
aquel estado paria, incumpliendo de esta manera, con las promesas de amistad
formuladas durante los aos en los cuales rein la solidaridad interamericana.
675
2043
Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,
Doc. 11128.
2044
676
677
678
continuado por Jean Pierre Boyer, quienes, en su opinin, haban tomado un camino
moderado y prudente, estableciendo una repblica con un Presidente vitalicio que tena la
ventaja de lograr el tan ansiado equilibrio entre libertad, igualdad y orden. Desde su
punto de vista, Alexandre Petin, haba conseguido encauzar los excesos de la revolucin
haitiana en un orden postcolonial, estable, pacifico, formalmente republicano y
democrtico, mediante el cual se garantizaban a la vez la libertad y la igualdad legal de
los sectores populares y la direccin poltica de las elites ilustradas. Esto es lo que l
haba visto y experimentando durante su estancia en Hait y lo que buscaba emular en
Bolivia y en Colombia.2046 Estas ideas aparecen claramente expresadas en su clebre
discurso al Congreso Constituyente de Bolivia. Veamos este tema brevemente.
Simn Bolvar comenzaba su disertacin, advirtindoles a los legisladores que
deban: resistir el choque de dos monstruos enemigos que recprocamente se combaten,
y ambos os atacarn a la vez: la tirana y la anarqua.2047 Para conjurar aquellas
amenazas que lo obsesionaba, les recomendaba la creacin de una repblica compuesta
por cuatro poderes. El primero era el electoral, una suerte de asamblea comicial,
compuesta por los ciudadanos que tenan el rol de elegir a los magistrados. En su opinin:
Cada diez ciudadanos nombran un elector (). No se exigen sino capacidades, ni se
necesita de poseer bienes, () mas debe saber escribir sus votaciones, firmar su nombre,
y leer las leyes. Ha de profesar una ciencia, o un arte que le asegure un alimento honesto.
No se le oponen otras exclusiones que las del crimen, de la ociosidad, y de la ignorancia
absoluta. Saber y honradez, no dinero, es lo que requiere el ejercicio del poder
pblico.2048 La constitucin garantizaba la igualdad legal, pero, como vemos, estableca
una
pecuniario, sino ms bien cultural, slo los alfabetizados podan participar en los asuntos
pblicos.2049 El segundo poder era el legislativo, que estara compuesto por tres cmaras.
La de tribunos, la cual: goza de la atribucin de iniciar las leyes relativas a Hacienda,
2046
2047
Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,
Doc. 11128.
2048
Idem.
2049
679
Paz y Guerra. Ella tiene la inspeccin inmediata de los ramos que el ejecutivo administra
con menos intervencin del Legislativo.2050La de senadores, la que tendra a su cargo:
cuanto pertenece a la religin y a las leyes.2051 Y por ltimo, la cmara de censores, que
tendra facultades similares al poder moral propuesto en el congreso de Angostura, ya que
estos, en su opinin: ejercen una potestad poltica y moral que tiene alguna semejanza
con la del Arepago de Atenas y de los Censores de Roma. Sern ellos los fiscales contra
el Gobierno para celar si la Constitucin y los Tratados pblicos se observan con
religin.2052 El tercero era el poder judicial, el cual estara compuesto por jueces
independientes e inamovibles, constituyendo la garanta ltima de la libertad y de los
derechos constitucionales.
Finalmente, el poder ejecutivo en manos de un Presidente, deba ser la base
fundamental de la repblica. Segn Simn Bolvar, ste era: como el Sol que, firme en
su centro, da vida al universo.2053 Para ello, tena que ser vitalicio y capaz de nombrar a
su sucesor, dado que esa era la mejor forma de garantizar el orden en una sociedad
desarticulada e igualitarista como la hispanoamericana. En su opinin, en los: sistemas
sin jerarqua, se necesita ms que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los
magistrados y los ciudadanos, los hombres y las cosas.2054 Aquel modelo segua el
ejemplo de la constitucin de Alexandre Petin. El lder venezolano lo deca
explcitamente afirmando:
El Presidente de Bolivia participa de las facultades del ejecutivo americano, pero con
restricciones favorables al pueblo. Su duracin es la de los Presidentes de Hait. Yo he tomado
para Bolivia el ejecutivo de la repblica ms democrtica del mundo. La isla de Hait, () se
hallaba en insurreccin permanente; despus de haber experimentado el imperio, el reino, la
repblica, todos los gobiernos conocidos y algunos ms, se vio forzada ocurrir al ilustre Petin
para que la salvase. Confiaron en l, y los destinos de Hait no vacilaron ms. Nombrado Petin
Presidente vitalicio con facultades para elegir sucesor; ni la muerte de este grande hombre, ni la
2050
Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,
Doc. 11128.
2051
Idem.
2052
Idem.
2053
Idem.
2054
Idem.
680
sucesin del nuevo Presidente han causado el menor peligro en el Estado; todo ha marchado bajo
el digno Boyer, en la calma de un reino legtimo. Prueba triunfante de que un Presidente vitalicio,
con derecho para elegir el sucesor, es la inspiracin ms sublime en el orden republicano .
2055
Hait, con aquel rgimen elaborado por Alexandre Petin, haba logrado encontrar
la frmula para poner un freno al ciclo revolucionario extremo, encauzndolo en un orden
postcolonial, republicano, estable y democrtico. Su intencin, no era construir una
monarqua, no slo porque le pareca ilegitima, sino porque a su vez sera impopular e
incapaz de sostenerse en el tiempo. La propia historia reciente de Hispanoamrica e
incluso la de Hait, as lo demostraban. En su opinin: Vase la naturaleza salvaje de
este continente, que expele por s sola el orden monrquico () Aqu no hay grandes
nobles, grandes eclesisticos. Aunque la Iglesia goza de influencia, est lejos de aspirar al
dominio (). Sin estos apoyos, los tiranos no son permanentes; y si algunos ambiciosos
se empean en levantar imperios, Dessalines, Cristbal, Iturbide, les dicen lo que deben
esperar.2056 Esta ltima frase, nos muestra, lo que seal previamente. Mientras, el
rgimen de Alexandre Petin era un ejemplo a emular, el de Jean Jacques Dessalines y el
de Henri Christophe, era un contra modelo a evitar. En mi interpretacin, las constantes
crticas de parte del venezolano al reino de Henri Christophe, dejan en claro que este no
era una referencia positiva inconfesable, como ha sugerido Clement Thibaud, sino la
epitome del peor rgimen posible para la regin.2057
A pesar de todo, Simn Bolvar, pensaba que el Presidente vitalicio en
Hispanoamrica deba ser parcialmente diferente al de Hait, debido a sus atribuciones.
En su opinin: El Presidente de Bolivia ser menos peligroso que el de Hait, siendo el
modo de sucesin ms seguro para el bien del estado. Adems, el Presidente de Bolivia
() no nombra los magistrados, los jueces, ni las dignidades eclesisticas por pequeas
que sean.2058 Justamente, era menos riesgoso porque a diferencia de lo que fijaba la
constitucin de la isla, el Presidente tendra muy pocas facultades, siendo la principal la
de nombrar al Vicepresidente. ste, era el verdadero encargado de llevar adelante las
2055
Idem.
2056
Idem.
2057
2058
Discurso de Simn Bolvar ante el Congreso Constituyente de Bolivia, 25 de mayo de 1826, AL,
Doc. 11128.
681
riendas del gobierno junto con el consejo de ministros y era el sucesor del Presidente,
luego de su muerte. Asimismo, deba cumplir sus funciones bajo la estricta vigilancia del
congreso y del jefe de estado. En su opinin, la forma de eleccin del Vicepresidente era
una de las garantas centrales para alcanzar un orden verdaderamente estable. En su
opinin: Por esta providencia se evitan las elecciones que producen el grande azote de
las repblicas: la anarqua, que es el lujo de la tirana, y el peligro ms inmediato y ms
terrible de los gobiernos populares. Ved de que modo sucede como en los reinos
legtimos, la tremenda crisis de las repblicas.2059
A su vez, la influencia haitiana se hacia sentir en otro punto ms. En este proyecto
constitucional, Simn Bolvar, volvi a insistir con la abolicin de la esclavitud, un
principio que haba adoptado desde su pacto con Alexandre Petin y que haba sido
violado por las autoridades de Colombia. En su discurso, les record a los diputados que:
La infraccin de todas las leyes es la esclavitud. La ley que la conservara, sera la ms sacrlega.
Qu derecho se alegara para su conservacin? Mrese este delito por todos aspectos, y no me
persuado que haya un slo boliviano tan depravado que pretenda legitimar la ms insigne
violacin de la dignidad humana.Un hombre posedo por otro! Un hombre propiedad!Una
imagen de Dios puesta al yugo como el bruto! () La Guinea no los ha mandado, pues el frica
desbastada por el fratricidio, no ofrece ms que crmenes. Trasplantadas aqu estas reliquias de
aquellas tribus africanas qu ley o potestad, ser capaz de sancionar el dominio sobre estas
vctimas? Trasmitir, prorrogar, eternizar este crimen mezclado de suplicios, es el ultraje ms
chocante. Fundar un principio de posesin sobre la ms feroz delincuencia, no podra concebirse
sin el trastorno de los elementos del derecho (). Nadie puede romper el santo dogma de
la igualdad; y habr esclavitud donde reina la igualdad? Tales contradicciones formaran ms
bien el vituperio de nuestra razn que el de nuestra justicia; seramos reputados por ms dementes
que usurpadores.2060
2059
Idem.
2060
Idem.
682
Acta del Colegio Electoral de Lima, 16 de agosto de 1826, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit.,
Simn Bolvar a Juan Paz del Castillo, 22 de marzo de 1826, AL. Doc. 1063.
683
propia Venezuela, entre el Comandante General y sus opositores. Todas estas fricciones
comenzaron a estallar a partir de enero de 1826, cuando el ejrcito, a instancias de Jos
Antonio Pez, produjo desmanes en Caracas, durante el proceso de reclutamiento militar.
Esto gener el inmediato rechazo de la Municipalidad de Caracas que denunci aquel
accionar al Congreso Nacional. Posteriormente, ante la gravedad del asunto, la mayora
de los diputados resolvi convocar al comandante a Bogot para enjuiciarlo y nombrar a
un reemplazante provisional. Inicialmente, ste acept la medida y decidi viajar hacia la
capital. Sin embargo, a fines de abril, todo cambio. El Cabildo de Valencia, manifest su
rechazo a la persecucin que sufra y defendi su continuidad en el cargo. Aquella
reivindicacin se extendi rpidamente por Venezuela, donde las grandes ciudades
mostraron su apoyo al comandante. Subindose a esa ola de clamor general, Jos Antonio
Pez decidi desconocer las rdenes del gobierno central y mantenerse en su puesto.
Asimismo, apa y propici, los sectores que promovan una reforma constitucional y el
establecimiento de una organizacin federal.2063 El Vicepresidente Francisco de Paula
Santander, respondi al desacato en duros trminos. Lo defini como una rebelin y
amenaz con el uso de la fuerza.2064 Empero, no se anim a llevar adelante una represin
violenta, por temor al estallido de una guerra civil. En cambio, le insisti a Simn Bolvar
que regresara y se hiciera cargo de la situacin. 2065 Por su parte, ste tom una postura
ambigua frente a la asonada. A la vez, que entenda que los venezolanos tenan reclamos
legtimos, consideraba que la forma de resistencia haba sido equivocada. Por otro lado,
pensaba que la forma de actuar de los liberales, era profundamente errada, ya que a la
hora de hacer las leyes no tenan en cuenta la compleja realidad social hispanoamericana.
En una de sus cartas a Francisco de Paula Santander, le deca con un tono pesimista lo
siguiente:
2063
Acta de la Municipalidad de Valencia, 27 de abril de 1830, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit.,
tomo X, pp. 285-286; Proclama de Jos Antonio Pez, 19 de mayo de 1826, compilado en Blanco y
Azpurua, op. cit., tomo X, pp. 333-334, Restrepo, op. cit., tomo III, pp. 598-502, Bushnell, op. cit., pp.
323-326.
2064
Carta de Francisco de Paula Santander a Jos Antonio Pez, 12 de junio de 1826, Archivo Santander,
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 21 de junio de 1826, Archivo Santander, op.
684
Repito que todo est perdido si Pez contina en su principio insurreccional, porque cuando una
cosa est colocada falsamente, el menor vaivn a la deriva. Desgraciado del que cae debajo; yo no
quiero ser ese; estoy fatigado de ejercer el abominable poder discrecional al () tiempo que estoy
penetrado () que solamente un hbil despotismo puede regir a la Amrica. () El origen ms
impuro es el de nuestro ser: todo lo que nos ha precedido est envuelto con el negro manto del
crimen. Nosotros somos el compuesto abominable de esos tigres cazadores que vinieron a la
Amrica a derramarle su sangre, () para mezclar despus los frutos espurios de estos enlaces,
con los frutos de esos esclavos, arrancados del frica. Con tales mezclas fsicas, con tales
elementos morales cmo se pueden fundar leyes sobre los hroes y principios sobre los hombres?
Muy bien; que esos seores telogos gobiernen y combatan y entonces veremos el bello ideal de
Hait: y los nuevos Robespierres sern los dignos magistrados de esa tremenda libertad.2066
Agregaba: es imposible hacer nada de bueno con simples reformas legales: digo
ms, ya estamos hartos de leyes y de leyes parecidas en todo a las de los liberales de
Espaa. () Guinea y ms Guinea tendremos, (); el que escape con su cara blanca,
ser bien afortunado, el dolor ser que los idelogos como los ms viles y ms cobardes,
sern los ltimos que perezcan.2067 Como vemos, pensaba que este nuevo conflicto, era
una muestra ms de un problema mucho ms grave y estructural. La cuestin resida en
que la sociedad hispanoamericana era desigual e inculta, producto de una historia
colonial trazada por la barbarie y la violencia De ah, su inestabilidad permanente y la
imposibilidad de gobernarla siguiendo preceptos estrechamente liberales propios del
contexto europeo. Adverta que, de seguir en ese camino, resultara inevitable el estallido
de una insurreccin popular como la de Hait, por la cual los blancos seran masacrados y
se impondra la pardocracia. Aqu, vemos aparecer nuevamente la paradoja que seal
previamente. Para evitar la trgica re-edicin de la revolucin de Hait en la Tierra Firme,
era necesario imponer la constitucin boliviana. O sea, era menester
construir, en
2066
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 8 de julio de 1826, op. cit., tomo XV, pp.
Idem, p. 40.
685
OLeary, Memorias del General OLeary, Narracin, op. cit., tomo II, pp.622-629.
2069
2070
Bushnell, op. cit., pp. 338-339; OLeary, op. cit., tomo II, pp.634-638.
2071
Simn Bolvar a Jos Padilla, 6 de agosto de 1826, op. cit., tomo XV, p. 232.
686
ambos oficiales dejaron de lado sus rencillas y convocaron a los principales vecinos de la
ciudad a una junta de urgencia para tratar el tema. El 30 de septiembre de 1826, la amplia
mayora de los presentes decidi apoyar el proyecto reformista y la dictadura de Simn
Bolvar.2072 Empero, ni el consenso fue total, ni todos actuaron siguiendo sus propios
ideales. El propio Almirante, un liberal de corte radical, le expres a Francisco de Paula
Santander, que haba obrado de esa manera debido a su lealtad con Simn Bolvar y
porque tema que, de no hacerlo, Mariano Montilla se hubiese rebelado como Jos
Antonio Pez, generando un nuevo conflicto civil en aquella regin.2073 En ese contexto,
el Vicepresidente, opuesto a la propuesta constitucional, intent ponerle fin a la misin
del comisionado. Sin embargo, este prosigui su empresa avanzando hacia Venezuela.
Lleg primero a Maracaibo, donde se encontr con el respaldo de la elite gobernante.
Luego pas a Caracas, y la situacin se torn ms complicada. All y en Valencia,
predominaban los federalistas y estos se opusieron a los designios de Simn Bolvar,
promoviendo la conformacin de una convencin venezolana, que resolviese los destinos
de dicha regin.2074
Finalmente, Simn Bolvar arrib a Bogot a mediados de noviembre. Luego de
un tenso reencuentro con el Vicepresidente, asumi el ejercicio del poder ejecutivo y las
facultades extraordinarias. Viendo la crtica situacin en la que se encontraba el pas,
tom algunas medidas econmicas y polticas. A partir de una serie de decretos, intent
disminuir los gastos administrativos, aumentar la recaudacin impositiva y resolver las
demandas regionalistas esgrimidas por los departamentos del sur.2075 Hecho esto,
reemprendi su viaje hacia Venezuela, con el objetivo de apaciguar la crisis que all
reinaba. Entre noviembre y diciembre de 1826, el conflicto se fue radicalizando. En la
medida que los seguidores de Pez impulsaban una convencin federalista, proto-
2072
2073
Jos Prudencio Padilla a Francisco de Paula Santander, 2 de octubre de 1826, op. cit., tomo XV,
pp.282-232; Jos Prudencio Padilla a Francisco de Paula Santander, 18 de enero de 1827, op. cit., tomo
XVI, pp.170-172; Otero DAcosta, op. cit., pp. 70-72; Helg, op. cit., pp.202-204.
2074
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 15 de octubre de 1826, op. cit, tomo XV, pp.
272-274.
2075
Parte oficial, Gaceta de Colombia, 19 de noviembre de 1826; Restrepo, op.cit., tomo III, pp. 555566.
687
De esta manera, se logr alcanzar una tensa calma en la regin. No obstante, las
fricciones seguan vivas y podan estallar nuevamente. En este contexto, volvi a surgir el
temor de una reedicin de la revolucin de Hait en Venezuela. Jos Flix Blanco, le
adverta al Vicepresidente que: Por fin, el orden se ha restablecido, pero no en mi
concepto la concordia bonafide. An creo ms: si el Libertador no se resuelve a
permanecer en Venezuela, siquiera por dos o tres aos, nuestro pas ser un segundo
Hait, porque los combustibles no se han extinguido, pero ni aun se han apagado. 2078
2076
Posada Gutirrez, Joaqun, Memorias Histrico polticas, ltimos das de la gran Colombia y del
Libertador, Madrid, Editorial Amrica, 1920, tomo I, pp. 65-71; Bushnell, op. cit., pp.343-347.
2077
Carta de Simn Bolvar a Francisco de Paula Santander, 3 de enero de 1827, AL, Doc. 1240.
2078
Carta de Jos Flix Blanco a Francisco de Paula Santander, 15 de enero de 1827, op. cit., tomo XVI,
pp.164-165.
688
Mensaje de Francisco de Paula Santander al congreso de Colombia, 2 de enero de 1827, op. cit.,
689
2081
Carta de Francisco de Paula Santander a Simn Bolvar, 9 de marzo 1827, op. cit., tomo XVI, p. 267-
269.
2082
2083
Posada Gutirrez, op. cit., pp. 76-90; Bushnell, op. cit., pp. 348-351.
2084
2085
Carta de Jos Padilla a Francisco de Paula Santander, 18 de agosto de 1827, op. cit., tomo XVII, pp.
153-154.
690
Cartagena de Indias fue uno de los principales foco de conflicto durante 1828.
All, Mariano Montilla, a pedido de Simn Bolvar, haba renunciado a su cargo de
Comandante General del departamento de Magdalena para postularse como diputado a la
2086
Ley que reglamenta las elecciones a la convencin constituyente de 1828, 29 de agosto de 1827,
Bushnell, David, Simn Bolvar, Hombre de Caracas, proyecto de Amrica: Una biografa, Buenos
691
asamblea de Ocaa. Sin embargo, no result electo, debido a que haba crecido en la
regin el rechazo a la constitucin boliviana y el apoyo a las ideas democrticas. El
propio Jos Padilla, a pesar de que segua buscando una conciliacin entre los bandos en
disputa, respaldaba a los diputados liberales.2090 En carta a Francisco de Paula Santander,
le expresaba su radical oposicin al intento de establecer un rgimen basado en la
presidencia vitalicia. Le deca:
Usted y los dems diputados siguen para Ocaa y en sus manos se encuentra la salvacin de la
patria, esto es que en ustedes va consistir el que en lo sucesivo pueda o no disfrutar una libertad
garantizada por un sistema popular representativo en que el jefe sea alternativo y electivo. () Por
mi parte este es mi modo de pensar y jams retrogradar un paso de l. He expuesto infinitas veces
mi vida por la libertad y estoy dispuesto a exhalar el ltimo aliento de ella antes de verme
despojado de los derechos que hemos adquirido a favor de una libertad que tanta sangre nos ha
costado.2091
Helg, op. cit., p.206; Otero DCosta, op. cit., pp. 86-88.
2091
Carta de Jos Prudencio Padilla a Francisco de Paula Santander, 9 de febrero de 1828, op. cit., tomo
XVII, p. 246.
2092
Posada Gutirrez, op. cit., pp. 142-143; Helg, op. cit., p. 206; Otero DCosta, op. cit., pp. 90-92.
692
Mientras tanto, a fines de febrero, debido a que haba estallado una insurreccin
en Venezuela de corte realista, Simn Bolvar asumi las facultades extraordinarias y se
decidi a emprender la marcha hacia dicha regin.
Para peor, en los primeros das de marzo, el conflicto en Cartagena de Indias pas
a mayores. El 2 de dicho mes, el almirante Jos Padilla congreg a varios oficiales pardos
y les asegur que defendera la libertad y a los sectores de color en contra de la nueva
constitucin que los perjudicara.2093 Al da siguiente, al parecer, se dedic a tejer redes
entre sus seguidores en apoyo de su liderazgo. Esto gener, temores entre los miembros
de la elite que empezaron a ver la posibilidad de que se estuviera organizando una
insurreccin de los afrodescendientes. El 5 de marzo el orden local entr en crisis cuando
un grupo de militares bolivarianos expres pblicamente su rechazo a los liberales,
proclamando mueras a Francisco de Paula Santander y a la convencin de Ocaa. En
respuesta, Jos Padilla, al parecer impulsado por sus seguidores del barrio de Gestaman,
le recomend al intendente Vicente Ucrs, que interviniera rpidamente. ste, destituy a
Jos Montes y en su lugar nombr a Juan Antonio Gutirrez de Pieres. Aquella medida
gener la inmediata respuesta de Mariano Montilla, quien, haciendo uso de una
autorizacin previa otorgada por el Libertador, asumi la comandancia con facultades
extraordinarias. Sin embargo, paradjicamente, lejos de entrar a la plaza para restablecer
la paz, convoc a las fuerzas militares a Turbaco, donde tena su hacienda. De esta
manera, produjo un vaci de poder en la plaza.2094 Algo que, para algunos, fue una
manera de tenderles una trampa a sus enemigos polticos. Sea como sea, lo cierto es que
el 6 de marzo, Jos Padilla pas a la accin, movilizando a las tropas que le eran leales,
armando milicias de pardos y tomando en sus manos los cargos de Intendente y
Comandante. Posteriormente, reuni a sus seguidores y junto con Ignacio Muoz,
realizaron una asamblea en el barrio de Gestaman.2095 All, los sectores populares
refrendaron el poder del almirante y ste dio una arenga en la que critic abiertamente la
constitucin boliviana y a Mariano Montillo. Asimismo, reivindic un ideario liberal
2093
Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, pp. 144-145; Restrepo, op. cit., tomo IV, pp. 88-89.
Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, p. 145; Otero DCosta, op. cit., pp.93-95; Helg, op. cit., pp. 206-207.
693
2096
Declaracin de Damin Berrio, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 44,
doc. 2, f.100.
2098
694
buena noche para acabar con los blancos.2101 Un segundo asever haber escuchado a
otros milicianos afrodescendientes proferir las siguientes palabras amenazantes: Ya sera
siendo necesario concluir con el color blanco, pues la patria ellos la haban hecho, y
siendo ellos sus fundadores sin destruir a estos jams gozarn su libertad.2102 Y a otros
afirmar que: () estamos comprometidos en que es necesario sostener nuestro
color.2103 Por ltimo, al parecer el capitn pardo Juan Ignacio Ibarra, quien haba estado
exiliado en Hait, habra dicho que: () tema que el pueblo recurriera al ultimo recurso
() de declararle la guerra a los blancos2104 y que: (.) la voz que deba darse era la
de degollar a los blancos.2105
Segn la historiadora Marixa Lasso, todos estos testimonios daran cuenta de la
pretensin de los sectores afrodescendientes movilizados de defender la repblica
democrtica y de terminar con la dominacin de los blancos. En este sentido, desde su
punto de vista, aquel levantamiento estuvo signado por ejemplo de Hait, dado que lo que
los insurrectos intentaron conformar una republica popular y parda en Colombia.2106 Por
su parte, Aline Helg plantea una interpretacin divergente sealando que Jos Padilla, en
sus discursos, no slo no se refiri a la revolucin de Hait, ni sobre la esclavitud, sino
que ni siquiera impulso a sus seguidores, explcitamente, a una guerra racial. Asimismo,
en su opinin, son escasos y poco confiables los testimonios que denunciaron que la
insurreccin tena pretensiones de masacrar a los blancos.2107 Ciertamente, ambas lecturas
de los acontecimientos estn slidamente fundamentadas, sin embargo, me inclino ms
2101
Declaracin de Jaime Bruno, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 44,
Idem, f. 104v.
2104
Declaracin de Damin Berrio, 13 de marzo de 1828, AGNC, Repblica, Asuntos Criminales, t. 44,
David (ed.) The impact of the Haitian Revolution in the Atlantic World, Columbia, University of South
Carolina Press, 2001, pp. 187-188.
2107
695
por la primera, aunque con ciertos matices. Desde mi punto de vista, las declaraciones de
los testigos, son concordantes con las acciones de un grupo los afrodescendientes
quienes, al parecer, se movilizaron, se armaron y apoyaron la toma del poder local por
parte de su lder. Teniendo en cuenta esto, es muy razonable pensar que tenan
intenciones de acabar con la opresin de los blancos y de promover la construccin de
una repblica popular de los pardos. Incluso, no sera descabellado creer que este
proyecto estuviese influido por el ejemplo revolucionario haitiano. En este sentido, es
menester recordar los mltiples vnculos que existieron entre Hait y Cartagena de Indias,
durante los aos precedentes. Ciertamente, los sucesos revolucionarios eran conocidos
por los afrodescendientes locales, gracias a la informacin que circulaban por el Caribe,
debido a la presencia de haitianos en la plaza y a que numerosos neogranadinos y
venezolanos se haban exiliado en la isla. En particular, es menester recordar que el pardo
Juan Ignacio Ibarra haba estado en aquel pas. Por todo ello, es posible, que algunos de
los involucrados en el levantamiento tuviesen ese modelo en mente. Sea como sea, lo que
esta claro es que parte de la poblacin blanca y de las autoridades vinculadas sobre todo a
la tendencia bolivariana as interpretaron los sucesos y entendieron que haba sido una
rebelin para promover la guerra racial e imponer la pardocracia. El propio Mariano
Montilla, consideraba que: que los facciosos ocurrieron por ltimo recurso a declararle
la guerra a los blancos, cuyas expresiones sabe muy esta comandancia general ha
proferido en Los Cayos, varias ocasiones en el referido Ibarra indicando abrigar odio a la
clase de color blanco.2108
Al da siguiente, la Municipalidad desconoci, por ilegitima, la autoridad de Jos
Padilla y ste, en respuesta, envi a Juan de Francisco y a Ignacio Muoz a parlamentar
con Mariano Montilla. El comandante se neg a llegar a un acuerdo, sin embargo, decret
una amnista a favor de los sublevados y dispuso el regreso de las tropas a la plaza. A su
vez, escribi al secretario de Simn Bolvar para ponerle en conocimiento del lder acerca
de todo lo que haba estado sucediendo all. En una extensa misiva le informaba
que:Padilla ha estado repartiendo armas a la gente de Gestaman y a los esclavos. ()
No se contenta ya con satisfacer sus pasiones particulares ni con alimentar en su pecho
2108
696
2109
Carta de Mariano Montilla al secretario de Simn Bolvar, 7 de marzo de 1828, compilado en Blanco
Carta de Daniel Florencio OLeary a Simn Bolvar, 20 de marzo de 1828, en OLeary, op. cit, tomo
Carta de Daniel Florencio OLeary a Simn Bolvar, 20 de marzo de 1828, en OLeary, op. cit, tomo
III, p. 162
697
2112
Carta de Daniel Florencio OLeary a Jos Padilla, 21 de marzo de 1828, en OLeary, op. cit, tomo
III, p. 171-172; Carta de Jos Padilla a Daniel Florencio OLeary, 21 de marzo de 21 de marzo de 1828,
OLeary, op. cit, tomo III, p. 172-173.
2113
Posada Gutirrez, op. cit., tomo I, pp.147-148; Restrpo, op. cit., tomo IV, p. 90.
2114
2115
2116
698
2117
El Calamar, 28 de marzo de 1831, AGNC, Repblica, Negocios Judiciales, Tomo 2, Caja 2, Carpeta
1, ff. 452v-453.
2118
Carta de Manuel Valds a Juan Jos Flores, 8 de abril de 1828, op. cit., tomo XVII, 295.
699
prerrogativas del poder ejecutivo en favor del legislativo. Este ltimo cont con el apoyo
de los independientes, que en su mayora eran federales de Venezuela. Los bolivarianos,
vindose, prcticamente derrotados por sus opositores, decidieron boicotear la asamblea
abandonndola. De esta manera, al carecer de qurum la misma se disolvi.2119
En respuesta a aquella medida, una junta de notables de Bogot emiti un acta en
la cual convocaba a Simn Bolvar a asumir la dictadura.2120 sta, no slo fue refrendada
por el Consejo de Gobierno, sino tambin por gran parte de la ciudadana y por
numerosas ciudades de Colombia enviaron a la capital su adhesin a aquella acta. Frente
a esta masiva muestra de apoyo, el lder se proclam dictador y convoc a una nueva
convencin constituyente para comienzos de enero de 1830.2121 Este era el comienzo del
fin. Nuevamente, aclaro que no es mi intencin resear la historia de estos ltimos aos
de Colombia, sino concentrarme en las influencias de Hait en dichos sucesos.
La dictadura de Simn Bolvar gener tanto recelo entre sus opositores que un
grupo de exaltados liberales pretendieron asesinarlo el 25 de septiembre de 1828. El
atentado fracas, sin embargo, Jos Padilla se vio involucrado en el mismo, de manera
involuntaria. Durante el intento de golpe, los conjurados lo liberaron y buscaron sumarlo
a su causa. No obstante, cuando todo termin el almirante se entreg a las autoridades.
Los castigos no se hicieron esperar. Luego de un juicio sumario, 14 acusados fueron
ejecutados. Uno de ellos, fue Jos Padilla.2122 A pesar de que nada tena que ver en el
asunto, fue castigado duramente por su participacin en la rebelin de Cartagena de
Indias y por su condicin de pardo. De esta manera, como en el caso de Manuel Piar, el
mximo oficial afrodescendiente de Colombia, fue ejecutado por las autoridades blancas.
Una muestra ms de su intencin de cortar de raz el accionar autnomo y revolucionario
de aquellos sectores. En cambio, a Francisco de Paula Santander, el supuesto cerebro de
la conjura, Simn Bolvar le conmut la pena por la del destierro.2123
2119
Posada Gutirrez, op. cit., p. 508; Livano Aguirre, op. cit., p. 508.
2120
Acta del pronunciamiento de Bogot, 13 de junio de 1828, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit.,
Restrepo,op. cit., tomo IV, pp. 106-109; Bushnell, op. cit., p. 165.
2122
2123
Decreto de Simn Bolvar, 10 de noviembre de 1828, compilado en Blanco y Azpurua, op. cit, tomo
XIII, p. 196.
700
Muy poco tiempo despus, el lder venezolano sinti remordimientos ante esta
sentencia y la previa ejecucin de Manuel Piar. Le atormentaba la posibilidad de haber
actuado con un rigor excesivo y demasiada parcialidad, y le preocupaba la reaccin que
dicha medida podra generar entre los afrodescendientes colombianos. En carta a Pedro
Briceo Mndez, deca:
Ya estoy arrepentido de la muerte de Piar, de Padilla y de los dems que han perecido por la
misma causa: en adelante no habr ms justicia para castigar el ms feroz asesino, porque la vida
de Santander es el pendn de las impunidades ms escandalosas. Lo peor es que maana le darn
un indulto y volver a hacer la guerra a todos mis amigos y a favorecer a todos mis enemigos. Su
crimen se purificar en el crisol de la anarqua, pero lo que ms me atormenta todava es el justo
clamor con que se quejarn los de la clase de Piar y de Padilla. Dirn, con sobrada justicia, que yo
no he sido dbil sino en favor de ese infame blanco que no tena los servicios de aquellos famosos
servidores de la patria. Esto me desespera, de modo que no s que hacerme.2124
An as, durante los aos subsiguientes, Simn Bolvar sigui inquieto por la
posible rebelin de los afrodescendientes. Por ello, a comienzos de 1829, le adverta a
Rafael Urdaneta que en la regin de la costa todo: est en mal estado por lo que hace a
la pretensin de los pardos y amigos de Padilla.2125A estos temores, se le sum la guerra
entre Colombia y Per, que intensific las crisis de los pases recin emancipados. En
aquel contexto, poco despus de alcanzada la paz, Simn Bolvar se enter gracias a Jos
Fernndez Madrid de que las autoridades haitianas estaban muy disgustadas con l y con
el gobierno colombiano por el maltrato que haban recibido durante los aos 1824, 1825
y 1826. En seguida, le contest exculpndose por lo sucedido:
Escriba Vd. a ese Seor Larregui dicindole, de mi parte, que cuando hubo en Bogot una
negociacin entre un agente de Hait y el Ministro de Estado, yo estaba en el Per, y no supe de la
negociacin hasta despus de finalizada, y que entonces yo no ejerca ninguna autoridad en
Colombia porque la Constitucin y el Congreso me la haban quitado; y que despus que he
2124
Carta de Simn Bolvar a Pedro Briceo Mndez, 16 de noviembre de 1828, AL, Doc. 1851.
2125
Carta de Simn Bolvar a Rafael Urdaneta, 17 de enero de 1829, AL, Doc. 1926.
701
tomado el mando, yo no he odo hablar una sola vez que se haya tratado de renovar la negociacin.
Protesto que no tengo la menor idea de semejante cosa y que, en afirmar lo contrario, creo que hay
error, o mala inteligencia por lo menos. Por mi parte, soy incapaz de negarme a tratar con el
Gobierno de Hait, porque le debo demasiado para ello. Adale Vd. a ese seor que puede
comunicarlo as al Presidente de Hait.2126
Algunos, como Paul Verna, entienden que estas palabras eran sinceras y que
Simn Bolvar haba tenido escasa o nula intervencin en aquellos sucesos y que segua
leal a las promesas hechas a Alexandre Petin y Jean Pierre Boyer. 2127 Sin embargo, en
mi interpretacin, esta afirmacin resulta difcil de sostener. A partir de los documentos
analizados previamente, est claro que, a pesar no haber sido el principal responsable del
rechazo a la misin de Jean Desriviers Chanlatte, ste refrendo explcitamente aquella
conducta. Slo se quej de la forma en que se hizo, pero coincidi con el fondo de la
cuestin. Asimismo, fue uno de los promotores de la exclusin de Hait del Congreso de
Panam e inicialmente miro con preocupacin el reconocimiento de la independencia por
parte de Francia. Creo haber demostrado, con amplia documentacin, que desde
comienzos de 1820 Simn Bolvar hizo poco por acercarse a la isla. Acordando de esta
manera, con la poltica del gobierno de Bogot. Sea como sea, una vez enterado de las
quejas referidas, intent un viraje parcial con respecto a dicho pas. A travs de una carta
escrita por su secretario privado, Jos de Espinar, al Secretario de Relaciones Exteriores
de Colombia, Estanislao Vergara, le propuso admitir un cnsul de comercio haitiano en la
capital colombiana. Segn la misiva compuesta por el secretario:
Siendo este una persona escogida [el cnsul], los agentes extranjeros no lo desdearan, o si lo
hiciesen no sera culpa nuestra. Por su carcter y autoridad, () estara en aptitud de reprimir, ()
a los sbditos de aquella repblica que intentasen subvertir con sus principios los de Colombia,
mientras que por falta de una autoridad competente no tenemos ahora a quien pedir el castigo de
los haitianos que arriban a nuestros puertos y que, convertidos al estado de simple naturaleza,
viven sin respeto a las autoridades () y no dejan de ejercitarse en la predicacin de sus terribles
dogmas polticos. Entonces los pocos comerciantes de aquel pas gozaran en nuestros puertos las
2126
Carta de Simn Bolvar a Jos Fernndez Madrid, 16 de agosto de 1829, AL, Doc. 2089; Verna, op.
cit., p. 396.
2127
702
garantas y proteccin a que tienen derecho: habra armona y confianza entre ambos gobiernos y
los ministros y agentes europeos no estaran por deber en contacto con un cnsul o agente
comercial de inferior representacin. Al mismo tiempo, no es de presumir que el actual gobierno
de Hait, interesado como est en la centralizacin de su poder y en la represin de los principios
funestos a los estados democrticos y de difundir doctrinas perniciosas. Adems el carcter de un
cnsul general siendo tan limitado, exige menos consideraciones y compromisos de parte del
gobierno cerca del cual reside, al paso que ejerce una autoridad bastante sobre los sbditos de su
gobierno, y a ella ocurriramos y reclamaramos contra los que, desconociendo sus deberes
sociales, procuran diseminar en Colombia las ideas ms desorganizadoras y subversivas, de lo cual
acabamos de tener en esta provincia un ejemplar reciente. 2128
cualquier
posible
contagio
del
ideario
revolucionario
haitiano
en
2128
Relaciones Exteriores, Transferencia 8, Diplomtica y Consular, Caja 731, Carpeta 235, ff. 55-56;
Gutirrez Ardila, op. cit., pp. 167-168.
2129
703
recibir aqu un cnsul general y a corresponder con el envo de otro agente de igual carcter, en fin
que el Libertador lejos de mirar su amistad con indiferencia, anhela () manifestar el profundo
reconocimiento que le han inspirado los () servicios prestados por el Presidente de Hait en las
pocas ms calamitosas de nuestra guerra de independencia.2130
A pesar de que esta medida implicaba un cambio con respecto a Hait, la misma
finalmente no logr concretarse, debido a que con la crisis terminal de Colombia aquella
poltica cay en el vaco. De esta manera, las promesas del Libertador quedaron
definitivamente sin cumplirse.
En 1830, los acontecimientos se sucedieron velozmente. El Dictador, agobiado y
enfermo, renunci y se encamin hacia el exilio. Ecuador y Venezuela, se separaron de
Colombia, Antonio Jos de Sucre fue asesinado. Un golpe de estado bolivariano desplaz
al gobierno interino de corte santanderista y Rafael Urdaneta asumi la presidencia. Sin
embargo, todo fue en vano y finalmente Colombia se desmoron. Mientras se
derrumbaba aquella colosal repblica, su principal artfice falleci abatido, el 17 de
diciembre de 1830.2131
Casualmente, un da antes, en Caracas fue apresado un negro que pretenda
organizar una conspiracin sumando a militares de la guarnicin local. Su intencin, era
llevar adelante una revolucin como la de Hait. Sin embargo, la misma fracas debido a
que el promotor fue arrestado por las autoridades. Sabemos de lo sucedido, gracias al
testimonio del cnsul britnico Robert Ker Porter, quien, con mucho temor, anot en su
diario:
Diciembre-Jueves 16- Nada de particular, excepto el arresto de un negro- que quiso seducir a la
soldadesca- diciendo que era tiempo para hacer algo ya que no haba ahora gobierno en el pas y
que Venezuela deba tornarse en un segundo Hait. Que todos los blancos deben ser asesinados y
que l tena una fuerte banda de negros que lo ayudaran en la ejecucin de esta gloriosa tarea.
Esto era la sustancia de su confesin ante las autoridades. Puede haber pocas dudas de que hay
2130
Relaciones Exteriores, Delegaciones Transferencia 2, t. 250, ff. 55v-56; Gutirrez Ardila, op. cit., p. 268.
2131
704
mucho en esto. El es uno de los tanteadores del sbito monstruo de rebelin y asesinato- y de un
partido que se est volviendo influyente por la apata del gobierno 2132
Conclusiones
2132
Venezuela 1825-1842, Fundacin Polar, 1997, p. 441; Gmez, La Revolucin Haitiana y la Tierra Firme
Hispana, op. cit., p. 7.
705
Alexandre Petin y luego continuado por Jean Pierre Boyer, era sumamente positivo
dado que al estar basado en un Presidente vitalicio haba logrado encontrar el equilibrio
entre el orden y la libertad y haba logrado poner un freno a los desmanes de la poca
revolucionaria. Justamente, desde mi punto de vista, esta interpretacin de los sucesos
haitianos fue lo que lo llev a Simn Bolvar a tomar como modelo a la constitucin de
Alexandre Petin para su propia carta magna. En su opinin era necesario aplicar la
formula haitiana en Hispanoamrica para clausurar los desordenes de la poca
precedente, sin caer en el otro peligro, el de establecer regimenes monrquicos y
excesivamente autoritarios. Justamente, en el segundo apartado he analizado la prdica
de Simn Bolvar en favor del establecimiento de aquella constitucin en Colombia,
intentando probar que una de sus principales intenciones era poner fin a la amenaza de la
pardocracia.
En el tercer apartado, analic la rebelin de Cartagena de Indias, intentando
mostrar que la misma estuvo parcialmente signada por la revolucin haitiana. Siguiendo a
Marixa Lasso y basando en una pluralidad de documentos, he procurado probar que los
sectores populares que protagonizaron aquel levantamiento tenan como objetivo la
defensa de la repblica en una clave igualitaria y radical. Asimismo, que es probable que
algunos de los rebeldes hayan tenido en mente los sucesos de Hait como un modelo a
seguir, promoviendo la guerra contra la dominacin de los blancos. Por otro lado he
sealado que la faccin bolivariana y parte de la elite blanca, vivieron dicha insurreccin
con mucho temor, leyndolo a la luz de la revolucin haitiana. Tan grande fue el miedo
que gener esta rebelin, que tiempo despus Jos Padilla fue fusilado, vinculndolo con
la conspiracin de septiembre de 1829. Simn Bolvar refrend aquella decisin por su
obsesin frente a la amenaza de la pardocracia, sin embargo, en seguida se mostr
arrepentido, dndose cuenta que haba obrado con excesiva saa y que los sectores
afrodescendientes podran sentirse injustamente discriminados ante la evidencia de que
exista una doble vara que favoreca a los conspiradores blancos frente a los de color
En el cuarto apartado, analic el acercamiento que Simn Bolvar promovi con
respecto a Hait en 1829. En mi interpretacin, aquella poltica surgi fundamentalmente
como un intento del lder de acallar los reproches de las autoridades haitianas que
sealaban que ste haba incumplido con sus promesas a Alexandre Petin. A su vez, en
706
mi opinin, esto no implic un giro total con respecto a las relaciones con la isla, ya que
no signific el reconocimiento de su independencia, ni muchos menos la firma de un
tratado de amistad entre ambos pases. Incluso en aquel momento, paradjicamente,
Simn Bolvar consider que la presencia de un cnsul haitiano en Bogot poda ser una
buena forma de reprimir las influencias revolucionarias haitianas en Colombia. Sea como
sea, el derrumbe de Colombia y la muerte del lder, pusieron fin a esa tmida poltica de
acercamiento entre ambos pases, que la necesidad y la gesta revolucionaria haban
logrado unir en una poca muy diferente.
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Conclusiones generales
En este trabajo abord las mltiples influencias de la revolucin haitiana en
Venezuela y Nueva Granada durante el perodo 1789-1830. Tres han sido mis objetivos
principales. Primero, presentar una mirada global sobre el tema. Para ello he realizado
una sntesis de los valiosos trabajos parciales publicados previamente por diversos
autores. Segundo, llevar adelante un anlisis de mi objeto de estudio ms detallado y
complejo del que exista hasta el momento. A tal fin, no slo he profundizado en diversos
sucesos poco explorados, sino que tambin, con una serie de documentos originales, he
dado cuenta de diferentes acontecimientos que anteriormente no haban sido examinados.
Tercero, aportar mi propia interpretacin acerca del tema referido. En tal sentido, debat
con las principales lneas historiogrficas y en particular con Paul Verna dado que sus
obras se han convertido en clsicos y su lectura resulta una versin demasiado
nacionalista, celebratoria y simplificada de las conexiones entre Hait y la independencia
de Venezuela y Nueva Granada.
A lo largo de esta tesis creo haber demostrado que la influencia de la revolucin
haitiana en la Tierra Firme fue muy importante y duradera, signando los ltimos aos de
la etapa colonial, el proceso independentista y la construccin de Colombia. Dicho
influjo no siempre se expres de la misma forma, ni tuvo la misma intensidad ni idnticas
consecuencias, sino que fue mutando con los aos, dependiendo de diferentes
circunstancias. No obstante, es posible encontrar algunas constantes, como la
haitianofobia de las lites y las autoridades. Asimismo, prob que dicha revolucin
marc, de diferentes maneras, a las clases dominantes, a los gobernantes y a los sectores
populares. A su vez, abord detalladamente las mltiples vas mediante las cuales aquella
influencia se difumin por Venezuela y Nueva Granada. Finalmente, siguiendo a Julius
Scott y Edgardo Prez Morales, mostr que los textos subversivos, las gacetas, los
prisioneros de guerra, los marineros, los corsarios, los comisionados, los viajeros, los
emigrados, etc, fueron los principales medios de circulacin de dichas ideas.
En la primera parte expliqu que la revolucin haitiana fue un proceso sumamente
radical, protagonizado por miles de esclavizados africanos y afrodescendientes que
primero abogaron por la abolicin de la esclavitud y del racismo y finalmente por la
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709
tropas auxiliares. Siguiendo a Jorge Victoria Ojeda y a David Geggus, analic este tema
centrndome en los contingentes que fueron destinados a Trinidad y Portobelo. Mostr
que en el primer caso fueron rechazados, mientras que en el segundo fueron
relativamente bien recibidos. Esta poltica antagnica se explica por que mientras que en
Venezuela las autoridades sentan pnico frente a Saint Domingue, debido a los
constantes influjos revolucionarios y a la reciente rebelin de Jos Leonardo Chirinos, en
Nueva Granada (y en Panam en particular) el temor era un tanto menor ya que no haban
sufrido similares embates. Esto explicara porque all fueron acogidos, aunque con
cautela y tomando ciertas precauciones
El tratado de San Ildelfonso produjo nuevas complicaciones para las colonias de la
Tierra Firme hispana. Siguiendo a Alejandro Gmez y a Mara Cristina Soriano he
mostrado que este pacto puso a las autoridades en una situacin paradjica ya que a la
vez que intentaron mantener el cordn sanitario, debieron tratar con sus pares francoantillanos. El control result imposible y volvieron a circular textos subversivos y se
intensific el accionar de los corsarios de Victor Hughes. En aquel contexto, en 1797, un
grupo de criollos ilustrados, pardos y prisioneros espaoles revolucionarios liderados por
Juan Bautista Picornell, Manuel Gual y Jos Mara Espaa organizaron una conspiracin
en Venezuela, que fue abortada por el gobierno. Basndome en una amplia
documentacin y siguiendo autores como Ramn Aizpurua, Mara Cristina Soriano,
Alejandro Gmez, Carmn Michelena y Casto Fulgencio Lpez demostr que estuvo
fuertemente influida por las revoluciones franco-antillanas. Los contactos precedentes
entre Venezuela y el Caribe francs fueron el caldo de cultivo para la eclosin de aquella
conjura que se propuso declarar la independencia, imponer la repblica y abolir la
esclavitud y el racismo. A su vez, siguiendo a Ramn Aizpuru demostr que existieron
ciertas tensiones entre los conspiradores. Mientras la mayora de los criollos tomaron
como ejemplo a la revolucin francesa y a la de Guadalupe, un sector minoritario de los
criollos y el grueso de los pardos se sinti parcialmente identificado con el proceso de
Saint Domingue. Estas divergencias se expresaron en sus diferentes ideas en torno a la
participacin de los sectores populares en la conjura, en los alcances de poltica
abolicionista y las caractersticas que deba asumir el nuevo orden post-colonial.
710
Adems mostr que existieron conexiones entre los lderes de la conjura y los
revolucionarios del Caribe francs, a partir de su exilio en las islas galas. De esta manera,
prob que la conspiracin signific, en trminos comparativos con los antecedentes
referidos, una clara intensificacin de la influencia franco-antillana.
Los influjos fueron aumentando con el transcurso de los aos. En 1799
ocurrieron dos nuevos intentos de sublevacin, uno en Cartagena de Indias y otro en
Maracaibo, protagonizados por afrodescendientes locales y de Saint Domingue. La
primera conjura es muy poco conocida y solo ha sido parcialmente estudiada por autores
como Aline Helg y ngel Manzanilla Celis, por lo cual procur presentar un anlisis ms
detallado de la misma. La segunda, ha recibido ms atencin historiogrfica, sin
embargo, no slo sigue siendo objeto de debate, sino que, adems, el expediente judicial
ha sido superficialmente explorado. Teniendo esto en cuenta, discut con las
interpretaciones ms recientes de ngel Manzanilla Celis y Fabio Gonzlez Briceo
analizando en profundidad las fuentes referidas. Mostr que la conjura de Maracaibo
constituy un serio intento de sublevacin, fuertemente signado por la revolucin
haitiana, que apunt a abolir la esclavitud, el racismo y el orden colonial. Asimismo,
prob que no estuvo vinculado con la conjura de Cartagena de Indias, ni fue parte de un
plan global ideado desde Saint Domingue. Finalmente expliqu que ambas
conspiraciones constituyeron, uno de los picos ms altos de la influencia haitiana en la
Tierra Firme, ya que estuvieron protagonizadas por afrodescendientes de aquella isla.
La ocupacin de Santo Domingo por parte de Toussaint Louverture en 1801,
gener una enorme eclosin en el Gran Caribe. Miles de criollos (incluidas las
autoridades) escaparon despavoridos, recalando muchos de ellos en Venezuela. Esto
intensific el terror del gobierno y de las lites venezolanas y neogranadinas, que
decidieron apoyar a la expedicin napolenica de 1802. Este tema ha sido muy
escasamente desarrollado por la historiografa, por ello present un cuadro completo
sobre el mismo, aportando nuevos documentos y sucesos desconocidos. Demostr que, a
pesar de que tanto Venezuela como Nueva Granada aportaron dinero para la expedicin,
el gobierno de la primera colonia se involucr ms directamente en el asunto realizando
gustosos un desembolso mucho mayor. El de la segunda al principio contribuy pero al
711
poco tiempo se desentendi del tema alegando carencia de fondos. Esta poltica
antagnica se explica porque la haitianofobia era mucha ms intensa en Venezuela
debido a los antecedentes referidos. Espaa, aunque convalid los aportes iniciales,
orden ponerle fin a dicha poltica. Por ello, hasta Venezuela se vio obligada a terminar
con sus remesas. Sin embargo, hasta 1804, sigui muy involucrada en los asuntos de
Saint Domingue, enviando, en dos oportunidades, comisiones a la isla para informarse
de lo que all aconteca. Finalmente, los revolucionarios se impusieron antes los franceses
dando nacimiento a Hait. Las potencias, incluida Espaa, vivieron este suceso con terror
y su respuesta fue tajante, el rechazo absoluto al nuevo estado.
Por ltimo abord la biografa poltica de Francisco de Miranda y su expedicin
de 1806. Demostr, que el venezolano era un revolucionario moderado que tena aversin
por la revolucin haitiana y francesa. A su vez, que organiz su expedicin en Hait
guiado por puro pragmatismo. En tercer lugar, que recibi el apoyo del gobierno de la
isla, en especial de Alexandre Petin. En cuarto lugar, que no se sumaron masivamente
haitianos a la expedicin. En quinto lugar, que las autoridades coloniales y las lites
sintieron terror ante la expedicin porque creyeron que contaba con la participacin de
miles de negros y mulatos haitianos. Finalmente, que la expedicin fracas, justamente,
porque aquel pnico hizo que el grueso de los criollos les negase su apoyo.
En la segunda parte de mi trabajo, estudi la influencia haitiana durante los aos
1808 y 1820. Expliqu que en el perodo 1808-1812 el influjo no fue muy directo sino
que aquella revolucin fungi fundamentalmente como un marco de referencia desde el
cual los republicanos y realistas analizaron los sucesos locales. Siguiendo a Alejandro
Gmez, mostr que la haitianofobia persisti y que los republicanos buscaron evitar
aquel modelo revolucionario a toda costa. Sin embargo, expliqu que entre los patriotas
surgieron dos posturas para abortar una guerra de razas como la de Hait. Por un lado, una
conservadora, que busco la exclusin y el control de los sectores populares y por el otro,
una ms radical, que se propuso integrar a un sector de los pardos para apaciguar sus
demandas. Sin embargo, en Venezuela tambin se dieron algunos intentos de contactos
con Hait que no prosperaron cuando Francisco de Miranda, desesperado, mando una
misin a la isla para pedir ayuda. Finalmente, mostr que en aquella colonia estall un
712
levantamiento de esclavos que fue ledo por los republicanos y realistas como la amenaza
de un nuevo Hait.
Posteriormente analic los aos 1812-1816, mostrando que a pesar de que la
revolucin haitiana sigui siendo un marco de referencia, se dieron algunos cambios
importantes. Siguiendo a Edgardo Prez Morales, expliqu que los republicanos
cartageneros, propiciaron la inmigracin de extranjeros y el uso de corsarios para la
guerra. Esto intensific los vnculos con el Caribe, gener la inmigracin de algunos
haitianos a la ciudad y la participacin masiva de haitianos como marineros en los
corsarios. Asimismo, dio lugar a una serie de intentos fracasados de establecer tmidos
vnculos de cooperacin con el gobierno de la isla. Todo esto fue el caldo de cultivo para
que el venezolano Antonio Briceo tomase como ejemplo positivo a la revolucin
haitiana, proponiendo la guerra a muerte como estrategia ideal para realizar la
independencia. Aquella interpretacin fue rechazada por sus compaeros, sin embargo,
Simn Bolvar llev adelante la guerra a muerte mediante la cual logr reimponer la
republica en Venezuela. All tuvo lugar un cruento conflicto en el cual los sectores
populares se movilizaron de forma parcialmente autnoma masacrando a los blancos en
nombre del antiguo rgimen. Esto intensific los miedos de las lites de ambos bandos,
que se convencieron de estar frente a una guerra racial como la de Hait. Finalmente los
realistas triunfaron, no obstante al no mejorar las condiciones de los afrodescendientes,
los conflictos siguieron. Mientras tanto en Antioquia los republicanos locales
promulgaron la primera ley de libertad de vientres teniendo en mente el caso de Hait
como un peligro que poda conjurarse a travs de este tipo de medidas que aligeraban las
tensiones sociales. Finalmente en 1815 las tropas de Pablo Morillo lograron conquistar
Venezuela y Nueva Granada. Tomaron Cartagena de Indias luego de un extenso sitio y
los republicanos se vieron obligados a emigrar. La mayora de ellos, junto con Simn
Bolvar y otros venezolanos se exiliaron en Hait. Expliqu que esta decisin se debi a
tres factores: el pragmatismo de los patriotas, el hecho de que la isla era el nico lugar
donde eran bien recibidos y las conexiones preexistentes entre los corsarios cartageneros
y Hait.
Posteriormente demostr que durante los aos 1816 y 1820 las relaciones entre los
patriotas y Hait se modificaron significativamente. En 1816 Alexandre Petin apoy con
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