Paz y Relaciones Internacionales Eirene12cap7

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 13

CONVIVENCIA DE CRISTIANOS Y MUSULMANES...

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES


EN LOS INICIOS DEL MUNDO MODERNO
EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL
Instituto de la Paz y los Conflictos
Universidad de Granada

Uno de los diversos aspectos de la Paz en la historia humana es aqul


que concierne a las relaciones internacionales que se producen entre
comunidades polticas distintas pero unidas por intereses y deberes mutuos1 .
En este apretado anlisis pretendemos aproximarnos a la problemtica que
resulta del cambio del Medioevo a la Edad Moderna con la aparicin del
Estado y con ello el nacimiento de Europa2 y la constitucin de una nueva
sociedad internacional, cuyas relaciones poseen una etiologa particular
basada en nuevos principios, donde una paz inestable, pero siempre
presente, se ve perturbada con contiendas blicas de mltiples causas.
Con ello intentamos esbozar, bajo una ptica diferente a la historiografa

1. Estas comunidades polticas que forman las naciones, van unidas a la aparicin
de los Estados modernos, todava un trmino impreciso, que detentan las Monarquas
autoritarias del Occidente europeo a partir del siglo XVI. La nacin adquiere su carta de
naturaleza, como una unidad espiritual, en el Concilio de Constanza (1414-1418) cuando
ante dificultades de organizacin al ser muy crecido el nmero de personas con voto, se
decidi un nuevo modo de sufragio y fue dividir a los concurrentes en cuatro naciones:
italiana, francesa, alemana e inglesa; los espaoles al encontrarse todava a favor del Papa
Luna, no estuvieron representados.
2. TILLY, C. (1992) Coercin, Capital y los Estados europeos 990-1990, Madrid.

230

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

tradicional, la posibilidad de una visin de la historia de la paz, que es


al mismo tiempo una reconstruccin del objeto, y cuyo paradigma puede
ampliar sabidos conocimientos abriendo nuevas perspectivas de interpretacin histrica. Por ltimo, no podemos dejar de subrayar, de acuerdo
con nuestra tesis, la existencia de aquellos generosos espritus que pensaron, frente al maquiavelismo imperante, en una organizacin pacfica
que desterrase por medio del amor y la fraternidad cristianas, la violencia
y las guerras, no obstante la intolerancia, el fanatismo, las ambiciones
y los egosmos nacionales del largo siglo XVI3 .

1.

LA SOCIEDAD INTERNACIONAL MODERNA:


CONFLICTIVIDAD Y PAZ

Como es sabido, la poca moderna constituye un periodo revolucionario en Europa y va a significar un avance en todos los campos resultado
de reajustes polticos y econmicos internos en los que el ncleo urbano4 ,
el desarrollo comercial al mismo tiempo que el robustecimiento del poder
de la autoridad real, juegan un papel fundamental. Todo ello va a conducir
a una aceleracin del proceso de desarrollo que se gest en los ltimos
siglos de la Edad Media. Bien es verdad que continan las tradiciones
y prcticas medievales: los lazos de lealtad hacia el monarca, las ideas
sobre el poder y su articulacin basadas en textos romanos que conformarn el devenir monrquico5 ; la potestad de dar leyes como la facultad
de impartir justicia del rey6 , pero con todo, la monarqua autoritaria
sustituye a la concepcin feudal del monarca. En un marco que cada da
se haca ms novedoso por la intervencin de nuevos cambios socioeconmicos, conviene destacar por el momento, algunos factores que afectaban al ciudadano de a pie: la recuperacin del sentido de la seguridad

3 Para Braudel empezara en 1450 y acabara en 1640.


4. Cfr. entre otros, RINDGROSE, D. (1998) Historia urbana y urbanizacin en la
Espaa moderna, en Hispania, vol. LVIII/2, 489-512.
5. En el siglo XIII escriba el gran Federico II: La majestad imperial es libre de todas
las leyes de cualquier clase que sean y no tiene que rendir cuenta ms que al juicio de
la razn que es madre del Derecho.
6. Como dira an dos siglos ms tarde Saavedra Fajardo: Si falta la justicia, falta
el orden de la repblica y cesa el oficio de rey (SAAVEDRA FAJARDO, D. (1952) Idea
de un prncipe poltico-cristiano representada en cien empresas. Madrid, 193-194).

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

231

personal y social, con el renacimiento de la paz y la confianza colectivas;


la reivindicacin de los valores individuales; la nocin, que ahora triunfa,
de la perfectibilidad del ser humano frente a la imperfectibilidad del
hombre condenado por el pecado original y que abocar en la idea de
progreso, tan cara a los ilustrados del siglo XVIII y por ltimo, frente
a la tradicin y a la autoridad admitidas, la crtica de la razn, que conducir
al pensamiento libre, a la Reforma, a las especulaciones tericas y a los
descubrimientos cientficos7 . Estas dos ideas ltimas, no es necesario decir,
han conformado nuestra civilizacin hasta hoy.
La idea de la universalidad que abarcaba el mundo cristiano de Occidente
quedaba periclitado con los cambios econmicos, geogrficos, cientficos,
sociales, ideolgicos y polticos. Estos cambios, de modo especial, la
aparicin de la burguesa en la ciudad, el nuevo modo de produccin
(capitalismo comercial), las nuevas relaciones de mercado, la creacin
de una burocracia administrativa y de un ejrcito permanente que refuerza
el predominio real, dan paso a nuevas realidades, que se concretan desde
el punto de vista poltico con el nacimiento de un concepto ms rico de
nacin (o nacionalidades) que alcanza su punto culminante con la creacin
del llamado Estado moderno8 . Estado moderno que encarnado en el Rey,
lleva a la absorcin de unidades polticas ms dbiles y a la acentuacin
del imaginario monrquico. Al unsono, la soberana del Estado9 se
materializar en un territorio determinado con un cuerpo de funcionarios
y movido por un inters que tomar el calificativo de nacional. Como
consecuencia, asistimos a un proceso mental de abstraccin que pasa del
poder individualizado medieval al poder institucionalizado que va a
confluir en el Estado, al que se transfiere toda la soberana. El Estado
moderno, el Estado soberano, pues, fue producto de un proceso de

7. Asimismo se ha dicho del descubrimiento del poder social de la razn y del dinero,
que sern los mediadores formales de todos los contenidos cognoscitivos y materiales de
la vida humana.
8. Esta expresin de Estado moderno la aplicamos, por el momento, a las naciones
de la Europa occidental dentro de una visin eurocntrica de la Historia, aunque por sentido
trasla-ticio la palabra Estado puede referirse a otras comunidades polticas del pasado. Sobre
el Estado vase: SCHULZE, H. (1997) Estado y nacin en Europa. Madrid; PADIOLEAU,
P. (1989) El Estado en concreto. Mxico; HALL, J.A y IKENBERRY, G.J. (1993) El Estado.
Madrid.
9. Entre las innovaciones ms importantes que presenta el Estado moderno estaran:
a) Territorialidad; b) Control de los medios de violencia; c) Estructura impersonal del poder;
d) Legitimidad (Cfr. HELD, D.(1997) La democracia y el orden global. Barcelona, 71).

232

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

concentracin y secularizacin del poder que, desde ahora en adelante,


se convierte en el centro sobre el que iba a gravitar el pensamiento
poltico 10 . Asimismo surge una teora poltica alternativa a la que haba
dominado en el Medievo, que confluye en el autoritarismo y absolutismo
monrquico. Este artificio terminar por separarse tanto de los gobernantes
como de los gobernados, como ms adelante expresara Hobbes.
Por otra parte, es el momento en que los dos principios bsicos de
la actividad del municipio: proteccionismo y reglamentacin corporativa
pasan a las esferas rectoras del poder soberano, a travs de la mentalidad
del patriciado urbano que es asimilada ahora por el Estado. De ah la actitud
de ste que llev en s al intervencionismo protector (premercantilismo).
Con estas premisas, no hay un poder superior sobre estas sociedades
emergentes y, por ello, llamadas por algunos anrquicas, que se imbricaban
en una estructura internacional de actores (los Estados). Estructura que
suele designarse con la categorizacin de yuxtaposicin e igualdad. En
consecuencia, se desarrollan los Estados modernos en estrecha relacin
unos con otros a travs de mltiples y variadas formas. Esta es la cara
de la Paz, a la que la historia (con mayscula) de todos los tiempos, ha
concedido poca importancia.
Al mismo tiempo, se desenvuelven, ahora con ms libertad, lasRelaciones
internacionales, que pueden ser estudiadas desde dos enfoques principales:
el idealista y el realista11 . Su actuacin se concretar en dos vertientes:
bien aprovechando las normas consuetudinarias que correlativamente
cambian de fisonoma y de contenido y se enriquecen con frmulas nuevas
que vienen a aadir matices a las tradicionales 12 . O bien, partiendo ex

10. La mejor definicin de soberana nos la di Jean Bodin en 1576: El poder de


mandar y de obligar sin poder ser mandado ni obligado por nadie en la Tierra (BODIN,
J. (1985) Los Seis Libros de la Repblica (1576). Madrid, 63). Estos Estados soberanos
de Europa forman lo que se ha venido llamando la aristocracia de la sociedad internacional
sometida al dinamismo de la regla de la fuerza (GARCIA ARIAS, L. (1962) La guerra
moderna y la organizacin internacional. Madrid, 434).
11. El realismo poltico es aqul que sustituye los antiguos valores ticos por el nuevo
concepto de inters nacional. Para las dos concepciones del idealismo poltico y del realismo
poltico internacionales, vase MEDINA, M. (1983) Teora y formacin de la sociedad
internacional. Madrid, 48-80.
12. Para las tradiciones referentes a relaciones pacficas durante la Edad Antigua y
Media, vase ALGANZA ROLDAN et alii (1994) Cosmovisiones de paz en el Mediterrneo. Una primera aproximacin en CANO, M.J. y MUOZ, F. (Eds.) Hacia un
Mediterrneo pacfico, Granada, 44-58.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

233

novo, estimando las nuevas concepciones del Derecho de Gentes (caso


de la libertad de los mares, de las presas, de respeto a los derechos humanos)
que en mayor o menor medida podan ser aceptadas. Concepciones
dimanantes del pensamiento de los grandes telogos, iusnaturalistas,
politlogos o reformadores de la poca.
La gestin y el papel de los nuncios, embajadores y enviados diplomticos se multiplican y van a adquirir enorme importancia ya como
mediadores o ya en la canalizacin y normalizacin de las relaciones
interestatales, al mismo tiempo que decae el arbitraje medieval13 . Se
desarrolla una estrategia diplomtica que cuenta con la coordinacin de
los Estados en sus pacficas relaciones o, a veces, con la inordinacin
de los mismos, lo que presupone su enfrentamiento.
Los conflictos que surgen no podan resolverse slo mediante la
aplicacin del Derecho dada la soberana con la que se impugnaba al
enemigo y, su resolucin deba pasar por las vas de la negociacin, que
era la menos costosa y normal para resolver los litigios internacionales
o, en caso contrario, usando de la fuerza14 . Hay, pues, un aumento
significativo de gestiones diplomticas que se traducen en alianzas y
tratados. Sirvan a modo de ejemplo, entre otros, los Tratados entre Inglaterra y Borgoa en 1496 aboliendo las represalias y afirmando el respeto
a los mercaderes y el intercursus magnus del mismo ao, entre Inglaterra
y los Pases Bajos, concediendo mutuos privilegios a ingleses y flamencos
y fijando derechos de aduanas; el Tratado de Friburgo entre Francia y
Suiza, el 29 de noviembre de 1516, llamado de la Paz perpetua, que
durar hasta la Revolucin francesa; o la misma Tregua de los Doce Aos
en el Tratado de Amberes (9 de mayo de 1609) que se revela como un
instrumento diplomtico crucial por el que se aceptaba el hecho consumado
de la rebelin de los Pases Bajos contra la Corona espaola y, por lo
tanto, tambin por primera vez se reconoca el espritu de disidencia
nacional en Europa. Todo ello son ajustes y reajustes encaminados a
estructurar un mundo de convivencia que se har ms complejo a medida
que avance el tiempo, pero que alumbrar los nuevos derroteros por los
que va a guiarse en adelante la Humanidad entera.

13. Recordemos que es la poca de la instauracin de la diplomacia de modo permanente, a travs de representantes junto a las principales cortes europeas, y que jugarn
un papel polifactico: informacin, mediacin y negociacin.
14. Era lgico que los Estados se aferrasen, por otra parte, al concepto bodiniano de
la soberana que les permita ser sujetos originarios del Derecho Internacional.

234
1.1.

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

La conflictividad y la paz indisolublemente unidas

Podemos afirmar sin equivocarnos que durante todas las pocas de


la Humanidad, los grupos humanos se han relacionado dentro de una
pacfica convivencia en donde emergen constantemente una serie de
conflictos, que tienen de positivo el presentar problemticas nuevas, pero
al mismo tiempo, la virtualidad de abrir vas de dilogo superando los
planteamientos anteriores y creando nuevas expectativas. Estos conflictos
que forman la trama de los cambios histricos pueden tener mltiples
aspectos (econmicos, sociales, polticos, jurdicos ideolgicos, culturales) y distintos grados de violencia.
Al estudiar la historia en sentido subjetivo, la Historia escrita, la
encontramos jalonada de periodos de crisis y conflictividad, de violencia
y de guerra, pero siempre unidos de un modo indisoluble a la convivencia
y a la paz, porque stas subyacen en todo aunque no se las nombre
expresamente y observando desde otra perspectiva la realidad, deberamos
en vez de enumerar los periodos de guerras que nunca eran absolutas
totales, contabilizar los periodos de paz15 .
Partiendo de este sustrato, si pasamos a considerar los conflictos que
desembocan en luchas armadas, debemos decir que en cualquier caso,
los hechos blicos han ocupado un lugar preponderante cuando no
excesivo en la historia16 , olvidando que la paz exista al mismo tiempo

15. La guerra misma, que es la mxima expresin de la violencia presupone la paz


ya que ha servido en no pocas veces como un medio de paz. Aristteles, criticando la
organizacin espartana, dira: El legislador debe esforzarse principalmente porque la
legislacin que promulgue sobre la guerra y sobre todo lo dems tenga por fin el reposo
y la paz, pues la mayora de las ciudades de tipo militar permanecen inclumes mientras
hacen la guerra, mas perecen una vez que han conquistado el imperio. En la paz, pierden
su temple como el hierro, y el culpable es el legislador, por no haberlas educado para
el empleo del ocio (...) El fin de la guerra es la paz y el ocio del negocio (ARISTOTELES,
Poltica, VII,13).
16. No negamos la transcendencia que tienen en s los hechos blicos pero podemos
aseverar que si en la antigua concepcin tradicional de la Historia estos fenmenos tuvieron
una presencia fundamental, fue debido por cuatro razones, que creemos, claves: En primer
lugar, porque se interrumpa un periodo de paz, al que siempre se aspiraba como una
existencia deseada, por un periodo de violencia y de desastres que conmovan a la poblacin
en su modo vivencial y podan afectar a grandes sectores de la misma; en segundo lugar,
por sostener un concepto cuasi patrimonial y reverencial de la Historia, puesto que a sta
preocupaba ms que los intereses verdaderos de los pueblos, los de la nacin y de los

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

235

que la guerra por cuanto que adems de la paz interna, segua existiendo
la coexistencia y la paz entre otros Estados.
Atenindonos solamente al interior de los mismos, nos pueden servir
estas interrogantes: No hubo espacios de paz que dependan en su
extensin en proporcin inversa a la de las guerras? Cuntos seres
humanos intervinieron en esos acontecimientos? Hasta qu punto afect
realmente a una gran parte de la poblacin los avatares de una guerra
en su convivencia pacfica?17.
Precisamente, dentro de este escenario poltico, por este carcter de
su anormalidad, las guerras han servido en muchas ocasiones de pautas
para separar periodos y se ha tomado el hecho blico, unas veces como
expresin acabada de una larga poca: Quin no recuerda la Guerra de
los Cien Aos como fenmeno terminal del Medioevo en donde se da
la ltima lucha con clave medieval como fue la derrota de la caballera
francesa en Crecy? Y otras veces, como culminacin de un proceso, es
decir, para significarcambios cualitativos que hacenirrumpir otros periodos
histricos en el devenir del tiempo: recurdese el paso del Medievo a la
poca Moderna para el que se elige la conquista de Constantinopla por
los turcos o el triunfo cristiano de Granada. Entre 1453 de la primera y
1492 de la segunda, se hace alumbrar la nueva poca: la llamada Edad
Moderna, aunque no en todos los pases tiene la misma significacin, en
cuanto a su periodizacin o a las nuevas connotaciones que comporta.
Cindonos concretamente al periodo que nos ocupa, hallamos que
la guerra est con frecuencia presente, debido en gran manera a la diferente

monarcas, que encarnaban la soberana y eran los representantes principales del Estado,
a cuyos inters todo deba estar subordinado; en tercer lugar, por el concepto histrico
descriptivo o de una historia crnica en la que el papel de las guerras como acontecimientos
trgicos y extraordinarios ocupaba una extensin e importancia, sin lugar a dudas, desproporcionada; y, por ltimo, como explicacin en parte de la anterior, se da una equiparacin psicolgica en la informacin que recibimos hoy da, donde la frase inglesa bad
news are news, tiene una total vigencia, significando que slo lo que es extraordinario,
anormal o extravagante o se presenta como tal, tiene capacidad de absorber nuestra
atencin.
17. Hay casos en los que la guerra por su duracin, por su impulso destructor u otras
circunstancias, alarga su radio de accin y endurece sus actuaciones, entonces la poblacin
sufre toda clase de violencias y desastres: asalto, saqueo, pillaje, alojamiento de las tropas,
impuestos y tasas, etc., como sucedi en numerosos lugares de Alemania en la Guerra
de los Treinta Aos.

236

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

disposicin de las comunidades polticas, a conceptos de legitimidad


dinstica, de discriminacin racial, de enfrentamiento religioso o a intereses econmicos. La guerra adems era facilitada por la misma estructura
inorgnica de la comunidad internacional europea, a la que hemos hecho
referencia, y que produca inestabilidad internacional al no existir un poder
superior que evitase mediante su mediacin o solucionase de modo pacfico
los conflictos ms graves como eran los blicos.
De hecho, al afirmarse el ius bellum en estos siglos como un derecho
fundamental o prerrogativa de la soberana ilimitada, haca de la guerra
una funcin natural de los Estados y por tanto, eran consideradas todas
las guerras emprendidas por stos como legales18 . Los conflictos blicos
se transforman en guerras de despacho, luchaban los ejrcitos y la guerra
resultaba ser ms asunto de los Gobiernos que no de los pueblos, aunque
stos soportasen sus nefastas consecuencias19 . Luchas armadas con diplomacia reforzada, entendida como una manera ms enrgica de negociar
frente al contrario, teniendo en cuenta, en definitiva, que tanto unas como
otras dependan ms que nada de las posibilidades de su financiacin, sobre
todo si se utilizaba la estrategia del desgaste 20 .

1.2.

Los principios y paradigmas internacionales

Llegados a este punto, de una forma muy sucinta, sealemos que los
paradigmas de esta poca se centran en tres grandes cuestiones fundamentales que tienen su expresin en las relaciones internacionales:

18. Todo esto cambiar a partir de la I Guerra Mundial cuando se institucionaliza


la teora del bellum legale y el iustum bellum. Bellum legale que recogi el Pacto de la
Sociedad de Naciones y confinado a su ilegalidad en la actual Organizacin de Naciones
Unidas (prrafo 4 del art.2), aunque no de modo absoluto ya que admite excepciones.
19. No debemos pasar por alto que las funciones del Estado eran fundamentalmente
geopolticas con predominio militar. Se calcula que entre un 70% a 80% (trmino medio)
de los ingresos de los grandes Estados, eran para gastos militares (MANN, M. (1991) Las
fuerzas del poder social. Vol.1, Madrid, 514).
20. As lo testimonian Bernardino de Mendoza en su obra Teora y prctica de la
guerra, publicada en 1595: El triunfo ser de quien posee el ltimo escudo y lo mismo
Giovanni Botero, en 1605: La guerra se prolonga todo lo que es posible y su finalidad
no es aplastar sino cansar, no es derrotar, sino desgastar, cit. en PARKER, G. (1977)
The Dutch Revolt, 309.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

237

Desde el mbito econmico, en la llamada doctrina mercantilista21


que consideraba que el Estado deba asumir del mismo modo que los
intereses particulares (municipales) la expansin del pas, fomentando la
poblacin y desarrollando la industria a travs de un control patrimonial
de la economa, cuyo objetivo era obtener una balanza comercial favorable
mediante la exportacin y la consiguiente acumulacin de metal dinerario 22 . Estos objetivos que los Estados pretendan alcanzar, por una parte
condujeron a un extraordinario auge del comercio y de la paz, aunque
a veces determinaran, sin punto de comparacin posible con los periodos
de paz, enfrentamientos proteccionistas y conflictos mercantilistas como
el de Holanda e Inglaterra en el siglo XVII.
Desde la ideologa, predomina, en los comienzos de la Modernidad
como continuacin del Medievo, la identidad religiosa como identidad
universal cristiana, pero ahora este sentimiento se trastoca con la aparicin
de la Reforma. La creencia de la colectividad en una sola fe acompaada
de una concepcin radical de la misma, como diramos hoy, fundamentalista, enfrentar con desusada hostilidad a los bandos antagnicos que
surgen de los ideales religiosos. Los espritus no estaban preparados para
la coexistencia de la verdad y la hereja. La pugna entre la Reforma
protestante y la Contrarreforma catlica ser uno de los grandes problemas
que inquietan a la Europa del siglo XVI y durante buena parte del XVII.
Las cuestiones cruciales sern dos: En primer lugar, si el Estado deba
basarse en la identidad religiosa (catlica o protestante) como se practicaba
en la mayora de los estados catlicos y que despus pasar a la concepcin
protestante del gobernante y su pueblo; y, en segundo lugar, si la predicacin de las doctrinas (cristianas o judas) era libre y pacfica o, al
contrario, ejerciendo violencia, deba prohibirse. En efecto, ser a partir

21. En Francia el mercantilista ms conocido fue Barthlemy de Laffemas (1545-1611)


por sus numerosas memorias entre las cuales destacaramos: La ruina y la escasez de dinero
comn hoy a toda Francia, a causa de los desrdenes e injusticia de la guerra con el
remedio seguro que no ha sido conocido ni por los ms sutiles hasta el presente; La doctrina
ms elaborada la encontramos en la obra de Antoine de Montchrtien (1615) Trait de
leconomie politique. Pars.
22. Era ante todo un sistema unificador y supeditaba toda accin econmica a los
puntos de vista que convenan a las necesidades del Estado y al de su territorio y que
se conceban como formando una ciudad (HECKSCHER, Eli F. (1983) La poca mercantilista. Mxico, 6). Cfr. tambin OVERBEEK, J. (1998) Free trade versus protectionism,
Cheltenham.

238

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

de las luchas cainitas de religin y de las persecuciones que llevaban


consigo, cuando en algunas mentes va abrindose paso la idea de la
tolerancia, que entonces tena su estricto sentido que es la aceptacin
provisional de un mal inevitable. Es evidente que fue ganando terreno
a medida que los disturbios y las guerras se hacan ms feroces o se
prolongaban. Esta tolerancia estaba motivada en s ms que por la fidelidad
de los fieles a unos principios religiosos, por la impotencia de los Estados,
fueran catlicos o no, para reducir a los disidentes (luteranos y calvinistas,
en el lado catlico, o presbiterianos, baptistas, independientes, congregacionistas, etc. en el lado protestante y judos en ambos sectores), grupos
que en algunos lugares llegan a generar guerras civiles.
Desde el campo poltico, esas monarquas potentes que apoyndose
en las ciudades han vencido a los seores feudales van creando un espacio
propio e independiente y pretenden un desarrollo eglatra con aspiraciones
de hegemona, movindose en tres planos: el de la fuerza, el del poder
y el de la autoridad. Emerge as el inters egosta de los Estados, el deseo
de engrandecimiento, que supona como requisito el ser independientes
en el concierto europeo y contar con una Hacienda saneada, sin la cual
era difcil mantener un ejrcito permanente, otro rasgo de la modernidad,
para salvaguardar el poder mismo y hacer posible la prctica expansionista
ms all de sus fronteras.
En el fondo de todas estas actitudes yaca la razn de Estado23 , a la
que podemos llamar maquiavelismo poltico, este realismo poltico internacional que impona la falta de escrpulos en los medios empleados
para alcanzar sus fines, separndose de las consideraciones ticas o teolgicas que haban predominado en la Edad Media, a las que haban estado
inseparablemente unidos y cuyas primeras desviaciones surgen ya a partir
del siglo XV.
Debemos consignar que estos tres paradigmas que se incardinan en
el juego poltico de las sociedades europeas, provocan sustanciosos debates
que versan sobre los mismos orgenes del Estado y la sociedad, sobre su
estructura y su funcin, sobre la soberana y el papel que corresponde

23. En los documentos de la poca se llama a veces con las expresiones de inters
superior del Reino o provecho pblico. Se ha definido como la mxima del obrar
poltico, la ley motora del Estado (MEINECKE, F. (1983) La idea de la razn de Estado
en la Edad Moderna. Madrid, 46) o como aquella necesidad que tienen quienes gobiernan
de tomar medidas propias para asegurar la continuidad en el poder y en periodo de crisis,
la salvacin del Estado (GAUTIER, L. (1971) Maquiavelo. Mxico, 98).

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

239

al binomio gobernantes y gobernados, apareciendo con un nuevo sesgo


la idea contractualista, que tiene aejos precedentes en el Medievo y
terminar por triunfar en el siglo XVII24 . Junto a todo ello, se analizan
las relaciones que deben presidir los distintas comunidades polticas y el
equilibrio que debe reinar entre ellas para salvaguardar su propia seguridad.
Estas investigaciones y sus resultados van a ir gestando la evolucin mental
de las lites europeas que, unidos a otros factores, darn lugar al fenmeno
de la Ilustracin.
Es tambin el momento, no lo olvidemos, de la racionalidad que hemos
indicado, siendo una de sus manifestaciones el nuevo sentido dado al
Derecho Natural, recogido de los canonistas medievales, y que haba
sufrido ya una evolucin desde los tiempos romanos a la Edad Media.
Su vinculacin al verdadero ius gentium o Derecho Internacional dar
frutos que se recogern ms adelante25 .
Con los paradigmas indicados, tanto en una u otra situacin, las relaciones internacionales se basan en dos principios que van imponindose
y se sustentan por la transcendencia que se les concede como conocimiento
cientfico cimentado en un saber acerca de la realidad. Estos dos principios
fundamentales en los que se va a encuadrar la sociedad internacional
moderna y por los que tambien se regulan sus relaciones, son:
Principio de igualdad y de independencia, por el que todos los Estados
estn en pie de igualdad con los dems a diferencia de la poca medieval:
la existencia terica de una soberana del Sacro Imperio Germnico sobre
los reinos de la Cristiandad.26 Se crea as una comunidad paritaria dado

24. Idea de gran enjundia que tendr multiples aspectos: Desde la cuestin del origen
de la soberana y el papel que desempea el pueblo y el rey hasta el ms riguroso absolutismo
monrquico. Recurdese la lucha de los monarcmanos protestantes contra la Corona
francesa, la respuesta de Jean Bodin (1530-1596), en 1570, con Los Seis Libros de la
Repblica, defendiendo contra los extremistas la inmunidad del rey al que se imponan
las leyes fundamentales (leyes de Dios, de la naturaleza y costumbres), pero desechaba
la subordinacin a una teocracia y defenda la libertad religiosa. Era la primera tentativa
que se haca para fundamentar de un modo racional la teora del poder monrquico. Y
a partir de 1585, sern los catlicos franceses, por razones obvias, los que adopten las
teoras antimonrquicas llegando a la apologa del tiranicidio.
25. En el Reino Unido desde el siglo XVI se aduce que la ley internacional forma
parte de la ley del pas (International law is a part of the law of the land).
26. La teora de la soberana universal del Emperador no tena ninguna efectividad,
era, pues, una pura entelequia. Ni siquiera Carlos V lleg a pensar en tal posibilidad, como

240

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

que sus miembros no estn ya subordinados a ningn ente superior sino


que se encuentran unos Estados junto a otros en una relacin de coordinacin y en caso contrario, enfrentados en una relacin de inordinacin.
En la relacin de coordinacin se tenda a alcanzar la paz por medio de
aunar intereses comunes, donde cada una de las partes obtuviese beneficios
y, por lo tanto, el principio se mostraba positivo para la paz.
Sin embargo, al no existir homogeneidad de los Estados modernos
que se van construyendo como unidades polticas independientes, nace
una sociedad desigual en cuanto a las diferencias de recursos y de poder
y esto poda acarrear ambicin de dominio, hostilidad y enfrentamiento.
Principio de equilibrio y balanza de poderes, por el que ninguno de
los Estados debe suponer una amenaza para la existencia y seguridad
de los dems. Era evitar la prepotencia o hegemona de un Estado que
predispona al recelo y temor de los otros. Este principio, que se enuncia
ya a fines del siglo XV por Lorenzo de Mdicis para demostrar la necesidad
de aliarse con Miln y Npoles contra el predominio de la Repblica de
Venecia, se pondr en prctica a lo largo de la Edad Moderna. As tambin
lo vio el cardenal Wolsey, en la Inglaterra de Enrique VIII, con la frmula
cui adhaereo praeest, que permita inclinarse por uno de los bandos, entre
los contendientes, para sacar de ello ventajas.
Un principio que ahora se hace ms necesario no porque no existiera
una autoridad superior, sino porque el instinto de conservacin se reforzaba
ante el peligro acrecentado de ser absorbido por su vecino, peligro que
era mucho mayor que en la Edad Media.
Este principio de equilibrio, que usa el maquiavelismo con el empleo
de cualquier medio para conseguir sus fines, dio lugar a extraas alianzas,
como la de Enrique II de Francia con el Papa y con los turcos (!!) contra
Felipe II. O ms adelante la que sigue sosteniendo Francia contra la
hegemona de Espaa o el engrandecimiento de la Casa de Austria, con
su intervencin en todos aquellos acontecimientos que tendieran a debilitarla. A partir de 1670, este equilibrio se orientar contra Luis XIV.

puso de manifiesto Menndez Pidal al analizar las diferencias que separaban al Csar de
las Memorias de su secretario Mercurino de Gattinara. Son curiosas las lminas que se
conservan de principios del siglo XVI que dibujan esta comunidad universal cristiana
colocando en su centro al Emperador, a su derecha, al rey de Francia y a su izquierda
al de Espaa, y ya en posicin inferior, los nobles en sus diferentes titulaciones.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

1.3.

241

La paz y el irenismo como teora y prctica

Como hemos mencionado prrafos arriba, si solamente nos fijramos


en los momentos blicos dejaramos un mundo mucho ms amplio
marginado, un mundo que convive y vive a pesar de las guerras: el de
la paz. Este mundo de la paz que se estructura en la Edad Moderna, tiene
dos facies distintas:
La paz que no aparece, que sostiene la convivencia diaria en buena
vecindad, que se da por supuesta, que es la que se practica entre los
ciudadanos y entre las naciones, en sus mltiples relaciones de intereses
comunes (comercio, relaciones diplomticas, dinsticas, de cultura, participaciones pacficas, intercambio de conocimientos, etc.). Es una paz
silenciosa, que no se explicita ni resulta de manifestaciones de alborozo
ni de toque de campanas, sino que es esa paz que no necesita propaganda
porque se convive con ella cotidianamente y que, por su diversa gradacin
en cuanto a la conflictividad, podemos llamar paz gradual27 . En el mbito
internacional engloba, a su vez, la paz de alianzas y tratados en mutuo
beneficio, sobre todo de relaciones comerciales que son consustanciales
a la propia existencia de las sociedades modernas.
Esta paz silenciosa se manifiesta: En coexistencia pacfica que especifica la condicin mnima para que los Estados organicen sus problemas
compartidos en el orden internacional, a travs de la costumbre, de acuerdo
con la naturaleza de los acuerdos y su respeto (pacta sunt servanda). Y
en la coexistencia cooperativa con el conjunto de reglas que facilitan la
cooperacin y que llevan a vinculaciones econmicas y sociales 28 , aunque
se desarrollarn partir del siglo XVII.
Todo ello se refleja en alianzas, tratados de muy diversa ndole,
pacificaciones, concordatos, convenios 29 .

27. Se denomina tambin a esta paz silenciosa, paz imperfecta (F.A.MUOZ), paz
relativa (SCHWARZENBERGER), eficaz, neutra, etc.
28. Cfr. HELD, D.(1997), 101-102.
29. Recurdese la alianza de Ginebra, entre Francia y Suiza, firmada el 7 de noviembre
de 1515; En cuanto a los tratados valga como recordatorio, el de Troyes entre Francia e
Inglaterra, en 1564, por el que sta renunciaba a Calais a cambio de 227 millones de coronas;
La pacificacin de Gante en 1576 en que todas las provincias de los Pases Bajos pactaron
para defender sus intereses nacionales y religiosos, expulsar a los espaoles y, en una
asamblea posterior, resolver todos los conflictos; Como concordato, sirva de botn de

242

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

Como es sabido, a pesar de las guerras, el conjunto o la gran mayora


de la sociedad europea vivi pacficamente, dado que aqullas afectaban
directamente a porcentajes reducidos de la poblacin, exceptuando casos
como las guerras civiles, la guerra que Espaa sostuvo en los Pases Bajos30
o la de los Treinta Aos, con la que qued el Reich alemn completamente
desvastado y cuyas consecuencias se dejaron sentir en pases muy alejados
de la contienda (Polonia, Rusia, Italia)31 .
Una segunda cara de la paz es la paz emanada de tratados, que pone
fin a conflictos armados y es la paz que se manifiesta pblicamente con
la satisfaccin de haberla alcanzado, recuperando la armona entre las
naciones que hasta haca poco eran enemigas. Esta paz advenida, interestatal, se plasma, fundamentalmente, en tratados de paz32 y treguas33 .
Que los tratados adquieren una relevancia especial dentro del mundo
cultural-histrico, lo demuestra el hecho del nacimiento de una disciplina
llamada Historia de los tratados, que se constituye en la primera Historia
de las Relaciones Internacionales, cuyo desarrollo se inici en este mismo
siglo XVI (el Recueil de Jean Tillet en 1577).
Aparte de estas facies de la paz, sealemos aqu aunque sea a modo
de sntesis, el irenismo que es la paz como construccin social volitiva
y no simplemente como una convivencia normalizada, que anhela
alcanzar una verdadera paz intra y extraestatal y vuelca su actividad para
que el grado de conflictividad sea el menor posible, sealando la negociacin como nica salida al conflicto y prohibiendo el uso de la violencia.
El irenismo de los primeros tiempos del cristianismo pona de relieve
la ilicitud intrnseca de toda guerra y muchos papas y padres de la Iglesia

muestra el de Viena, en 1444, entre el Papado y el Imperio que tendr consecuencias a


lo largo de la Edad Moderna o el de Bolonia, firmado entre el Papado y Francia en 1516.
30. Cfr. PARKER, G. (1985) El ejrcito de Flandes y el Camino espaol (1567-1659).
Madrid.
31. Vase nota 17.
32. Matrimoniales, de paz despus de una guerra (como el de Cateau-Cambresis el
3 de abril de 1559 entre Francia y Espaa que desaloj a Francia de Italia y dio la hegemona
a Espaa; el de Vervins el 2 de mayo de 1598 entre Enrique IV y Felipe II,etc.); paces
de contenido religioso (Paz de Bergerac, de Flix o la de Nantes entre la monarqua francesa
y los protestantes), etc.
33. Con las que se suspenda la guerra por un periodo determinado, como la de Niza
en 1538 entre el Emperador y Francisco I por 10 aos; las de Amboise de 1563 y de SaintGermain de 1570, de fondo religioso entre la monarqua francesa y los hugonotes, etc.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

243

desde San Clemente, a San Brasilio el Grande pasando por Tertuliano,


Orgenes o Lactancio llegan hasta prohibir el servicio de armas. Esta poca
quedar bien lejos con la Iglesia constantiniana, cuando se realiza la
estrecha alianza entre Imperio e Iglesia y se pasar del pacifismo radical
al idealismo moderado que desde San Atanasio y, sobre todo, San Agustn
llega hasta la poca moderna mientras aquel pacifismo se refugia paradjicamente en algunas sectas herticas. Es tambin el momento en el
que se impone no slo la permisin de la guerra sino su misma licitud,
la llamada guerra justa y que, ms tarde, sera aclarada y completada
brillantemente por Francisco de Vitoria en el siglo XVI.
A aquel irenismo radical se van a soldar sectas religiosas, de origen
protestante en esta poca, con una teorizacin del mismo como doctrina
y prctica de paz absoluta que obligaba a sus miembros y a su jerarqua.
Este irenismo tendr acabado cumplimiento en dos doctrinas muy dispares
entre s que ven la luz en los siglos siguientes: la de los cuqueros, de
tipo confesional y la de los francmasones, aconfesional.
Debemos aadir, finalmente, que las actitudes de paz las podemos
contemplar no slo a travs de aquellas creencias religiosas sino tambin
por las aspiraciones y conductas pacifistas, desde el punto de vista prctico,
que sostuvieron personajes de la poca en su gobierno34 y, desde el torico,
algunos inquietos pensadores hacia un mundo mejor y pacfico por medio
de las llamadas utopas, que podemos conceptuar como absolutas, porque
tratan de crear comunidades ideales verdaderamente irrealizables en ese
momento35 , que distinguimos de los irenismos (pacifismos no radicales)

34. A los actores pacifistas los encontramos, por doquier, en la historia de cada
pas. Baste citar aqu, en el caso de Espaa, a Ruy Gmez de Silva, prncipe de Eboli,
amigo y consejero de Felipe II que en la segunda mitad del siglo XVI hasta su muerte
se enfrentar al partido belicista del duque de Alba; o en la Francia de la misma poca,
el partido de los llamados polticos dirigidos por LHospital y sostenido por la reina Catalina
de Mdicis, que buscar el equilibrio entre los catlicos radicales y los hugonotes,
considerando que el Estado deba existir por encima de las rivalidades religiosas y por
lo tanto, se trataba de promover reuniones para llegar a acuerdos pacficos y componendas
(snodos, asambleas, concilios y paces); Otro ejemplo el del grupo armoniano holands,
dirigido por el gran pensionario Jan Oldenbarneveldt, a principios del siglo XVII. Al igual
podemos encontrar en el Papado.
35. Citemos slo la ms conocida del siglo XVI, la de Tomas Moro: Utopa (1516)
que combatir entre otras cosas el espritu de conquista y la guerra sera permitida slo
por motivos humanitarios. Para este tema puede consultarse: DAVIS, J.C. (1985) Utopa
y sociedad ideal: Estudio de la literatura utpica inglesa 1516-1700. Mxico; y en un

244

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

en los que en oposicin frontal a la guerra, predominaban ideales de paz


pero sin llegar a elaborar planes concretos, apelando a la obligacin,
moralidad y justicia que la paz, entre cristianos, encierra, aunque admitan
una justificacin para la guerra justa 36 . Y, por ltimo, los llamados planes
de paz, respuestas elaboradas frente a una sociedad internacional desordenada, que propone la creacin de organizaciones supranacionales que
desterrasen las guerras fratricidas entre los Estados37 .
Los planes de paz que, desde ahora, van a aparecer con ms insistencia,
buscan, por tanto, crear un mundo armonioso que supere los egosmos
nacionales, estableciendo una comunidad o federacin de Estados cristianos, aunque esa paz a veces sirviese, en un segundo trmino, para poder
luchar con xito contra el enemigo comn: Los turcos.
A fines del siglo XVI las contiendas polticas y religiosas parecan
haber llegado a su fin tras el entronizamiento de Enrique IV y el edicto
de Nantes que apaciguaba a los protestantes en Francia y la estabilidad
de la situacin alemana. El Occidente de Europa pareca tender al compromiso. Se afirma una nueva generacin que algunos historiadores la
han llamado la generacin pacifista de 1600, representada fundamentalmente por Felipe III en Espaa, Jacobo I en Inglaterra o Mara de Mdicis
en Francia. La paz de Francia con Espaa en 1598 y la de Espaa con
Inglaterra en 1604, la tregua entre el Emperador y el Sultn en 1606, la
del Emperador con las Provincias Unidas de 1609, la de Dinamarca y

plan ms general: MANUEL, F.E. y MANUEL, F.P. (1981) El pensamiento utpico en


el mundo occidental. Madrid.
36. Destaquemos a Erasmo de Rotterdam, en sus obras Laus Stultitiae (1511), en
Querella pacis (1517) y en los Adagia, sobre todo destacables por su oposicin a toda
guerra, ni siquiera contra los turcos, aunque ms tarde admitira la guerra justa contra la
agresin en Enchiridion Militis christiani (1518) (Cfr. CASTELLANO CASTELLANO,
J.L.(1993) Erasmo defensor de la paz, en MUOZ, F. (Ed.): Confluencia de culturas
en el Mediterrneo, Granada, 277-288); el flamenco Jose Van Clichtove con su De bello
et pacis opusadum que recuerda los argumentos de los primitivos cristianos contra toda
violencia; Alfonso de Valds en su Dilogo de las cosas ocurridas en Roma (1530) se
opone a la guerra, aunque justifica la guerra justa emprendida por el Emperador; Luis
Vives en su magnfico tratado De concordia et discordia humani generis; el mismo Miguel
de Montaigne, etc.
37. El mismo Erasmo seala una organizacin de estados unidos cristianos; John
Sylvagius en 1515 y mucho ms tarde, Emeric Cruc en Le nouveau Cyne, verdadera
organizacin de paz, etc.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

245

Suecia en 1613 y Suecia y Rusia en 1617, parecan augurar una Europa


en paz por mucho tiempo. Fue un momento en que las relaciones internacionales bien por cansancio, por agotamiento o por falta de actores
agresivos, crean un clima de paz internacional que se prolongara hasta
1618 38 .

2.

REALISMO, IDEALISMO Y PAZ INTERNACIONAL

Con el objetivo de esclarecer los conceptos que expresan las Relaciones internacionales de un lado, y del otro, la Historia de la paz,
es conveniente que deslindemos estas dos cuestiones, comenzando por
los enfoques con los cuales los Relaciones internacionales han sido estudiadas
y comprendidas. De estos enfoques nos interesan bsicamente dos, que
son el idealismo y el realismo poltico internacional, dejando de lado la
visin cientifista, de la que se asume slo la concepcin cientfica que
conlleva39 . Acto seguido, pasaremos a la concrecin de nuestras posiciones
con respecto a la Historia de la Paz en estrecha conexin con las Relaciones
Internacionales.
Hemos visto en las pginas precedentes como se constituye la comunidad internacional40 en una estructura que, decimos, se califica de anrquica,

38. No es el momento oportuno de traer aqu la cuestin de si era sentido en el fondo


de la generacin o era un puro arbitrio de coyuntura o un periodo de contraccin el
que, en realidad, determinaba las actitudes (TRITONE). Lo que s parece cierto es la crisis
de 1619-1622, que se caracteriza por su entrada en una fase econmica en que van de
modo seguido, la interrupcin del crecimiento rpdo y la estabilizacin, y que se le conoce
como crisis de tiempo corto (Juglar) o cambio de movimientos medianos (Kochin), etc.
39. Para un esquema de las distintas concepciones de las Relaciones Internacionales
desde el punto de vista sociolgico, vase MERLE, M. (1995) Sociologa de las Relaciones
internacionales. Madrid (1 reimpresin).
40. Aunque en el caso de la sociedad internacional no es muy apropiado, prefiero
usar el trmino de comunidad en vez de sociedad, por cuanto consideramos que, al final,
ms all de los Estados lo que debe existir es la humanidad. Esta diferenciacin (sociedadcomunidad) utilizada por primera vez por el socilogo Ferdinand Tnnies, en el siglo
pasado, completado por Max Scheler y seguido por Poch o Fueyer, entre otros, estima
que la comunidad es la categora de lo espontneo, vivir por tener algo en comn, mientras
la sociedad es un grupo social de cohesin artificial, basado en actos conscientes, producto
de actividad reflexiva, que puede expresarse con la idea de contrato. En la comunidad
se es, en la sociedad se est.

246

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

en su sentido estricto de falta de un poder superior, pero no de desorden,


tal como podemos comprobar histricamente al no existir un ente superior
al que pudiera estar sometida. Esta sociedad as constituida da origen a
unas relaciones internacionales que llevan de por s la conflictividad en
cuanto, que por la misma razn anterior, no hay una ley superior a la
cual todos deban obedecer.
Ahora bien, esta realidad, que no negamos, ha servido de punto de
partida para la construccin del enfoque del realismo poltico (o como
tambin se le llama en alemn Real-politik), un mundo derivado de la
concepcin maquiaveliana en cuanto a la creencia de la maldad del hombre,
completada por Hobbes, que trata de resaltar la teora contractualista para
situar, lo mismo que haba hecho con el hombre, al Estado, es decir situando
a ste en un estado de naturaleza, de guerra permanente, sometido a la
ley de la selva donde el ms poderoso triunfa y los esfuerzos de los Estados
se encaminan a lograr el llamado inters general, que era en realidad
el inters de los gobernantes en un primer nivel, inters que no dudamos
estaba sometido a las ideologas del prncipe y, en un segundo nivel, el
de los pueblos bajo el subterfugio del beneficio colectivo, que despus
se llamar inters nacional41 . Esta situacin de pesimismo antropolgico
y de guerra permanente se asocia as, como hemos dicho lneas arriba,
con la teora realista del poder internacional y por ende, de las Relaciones
Internacionales.
A pesar de la realidad de la independencia y la igualdad soberana de
todos los Estados modernos, no podemos estar de acuerdo con el enfoque
del realismo poltico por todas sus caractersticas retenidas como esenciales: por negar la posibilidad del progreso, por su determinismo inmanentista, por la competicin constante de los intereses de los Estados y
por la distincin que realizan entre los cdigos de la moral y del Estado.

41. Esta razn de Estado serva de coartada moral para acallar la conciencia, al emplear
cualquier medio con la expresin el fin justifica los medios. Nos referimos a los polticos
y ms altos dignatarios del siglo XVI. Es el examen de conciencia al que tuvieron que
someterse los monarcas, a pesar de la laxitud moral que daba el principio superior de la
salvacin de la sociedad (fuera catlica o protestante), justificando todos los medios a
su alcance. Pensemos en nuestro mismo Felipe II con la ejecucin de Montigny en Simancas,
sin proceso y ocultando la causa verdadera de su muerte o el del secretario de D.Juan
de Austria, Escobedo, en Madrid, a instigacin de Antonio Prez; o la matanza desde el
poder en las luchas religiosas en Francia, acallada bajo la denominacin de bien pblico
para evitar la descomposicin del Estado.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

247

En este realismo poltico internacional al parecer dominan ms las fuerzas


ocultas, las pasiones y hasta el fatum, que la verdadera voluntad de los
hombres42 . Solo juega la razn de Estado ms descarnada 43 . La poltica
se entiende slo como lucha por el poder44 .
La idea que el realismo poltico ha creado en torno al hombre y a la
sociedad, nos lleva a un mundo donde se pierden los valores en aras de
una sociedad catica, donde cada uno en una competencia feroz trata de
aniquilar al adversario, al Otro, al que se ve siempre como un potencial
enemigo45 .
Que hay ms all de esta concepcin? Al otro lado no hay nada, es
el vaco, el de la neutralidad indiferente que va a ocupar el lugar de la
civilizacin, porque se pierde con esa visin la conciencia de lo esencial
y nos conduce a una ignorancia respecto a las motivaciones humanas ms
profundas de las que slo se extraen sus mviles negativos y una desconfianza total en su racionalidad. Es este pensar tcnico, esta ratio Status,
con su contenido negativo, el que nos aleja del humanismo en la sociedad
internacional y deviene banal la idea de progreso.
Debemos aadir que la visin realista ha entrado recientemente en
crisis, debido a la creciente interconexin global que est transformando
la naturaleza y el papel del Estado, como entidad poltica parcialmente
autnoma y al Estado mismo se le ve ya como un epifenmeno46 . Los

42. Ms todava cuando esta cara del realismo poltico depende, no ya de los fenmenos
debidos a la fortuna (al fatum, al azar, lo que se nos viene dado como dir el mismo
Maquiavelo), sino a los que posee la propia naturaleza del ser humano. No entramos aqu
en una polmica que puede no tener fin, slo afirmamos que el hombre es capaz de aportar
su voluntad y su decisin, marcados por unos principios tico-polticos a nivel individual
y a nivel estatal o internacional.
43. Para una sntesis completa de las distintas etapas y movimientos (realismo,
behaviorismo, cientifismo, idealismo, neo-realismo, etc.) vase DEL ARENAL, C. (1990,
3 ed.) Introduccin a las Relaciones Internacionales. Madrid, 109 y 126 y ss.; KRIPPENDORFF, E. (1985) El sistema internacional como historia. Mxico; MERLE, M.
(1995), 27-106.
44. Si bien el fenmeno del poder est presente siempre en la poltica como un elemento
indispensable, no quiere decir que todo deba girar en torno al mismo.
45. Entre las crticas al realismo y al behaviorismo norteamericano y a la imposible
separacin de las consideraciones valorativas de las puramente cientficas, an sigue
teniendo vigencia la obra de Raymond Aron y la de su discpulo Hoffmann (ARON, R.
(1963) Paz y guerra entre las naciones. Madrid).
46. Vase si no las teoras de Arthur Schleinger y de Bruce Porter, ante la crisis de
la democracia en los Estados Unidos, creen que se necesita un enemigo exterior, retomando

248

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

enfoques actuales se centran en los debates entre globalismo y realismo 47


o entre el realismo de poder y el humanismo planetario. El tema no es
balad.
Pero de igual modo, tampoco podemos aceptar el enfoque amplio del
idealismo poltico internacional, distinto del idealismo filosfico y del
utopismo poltico 48 . Y ello, al no reconocer determinados fenmenos que
afloran en la vida de la sociedad internacional y que nos transportaran
fuera de la realidad. Podemos estar de acuerdo con la fe en el progreso,
con una visin no determinista del mundo, con el radical racionalismo,
pero sin embargo, diferimos de la afirmacin de una armona natural de
intereses de los Estados como complementarios ms que antagnicos,
porque para nosotros, stos pueden darse y se dan en la realidad internacional.
A raz de esto, si caminamos por la va del idealismo con su escala
de valores, somos conscientes de no idear un utopismo social, ya que
estamos dispuestos a conocer las tendencias que la realidad modifica, sin
descender al fcil recurso de la simplicidad utpica, que al creer en una
poltica perfecta y un Estado perfecto, caera, a su vez, en el ms acendrado
idealismo.
En sntesis, este modus vivencial de las comunidades polticas que
surgen de la Edad Moderna, nos muestran una realidad fenomnica en
la cual, decamos, ha habido periodos de guerra, intercalados temporalmente entre determinados Estados y por un tiempo limitado. Esto es lo
que designamos bajo la expresin realismo pacfico. Pero, inmediatamente, se nos presentan una serie de cuestiones que aqu, de modo muy somero,
intentamos explanar:
El primer paso es saber qu conceptualizacin debemos dar, en este
caso concreto, a la paz. Pero, previamente, digamos algo de esta ciencia

tradicionales ideas, para que pueda sobrevivir una sociedad constituda en Estado. Son
el desarrollo de las nuevas fuerzas centrfugas de la sociedad actual (TARNAWSKI, E.
(1997) Las inciertas perspectivas de la democracia en la poca del choque de las
civilizaciones, en CANO, M.J. y MUOZ, F. (Eds.), 137-154). Tambin DUNN, J. (1996)
La agona del pensamiento poltico occidental. Madrid y COCHRAN, T. (1996) La cultura
contra el Estado. Madrid.
47. KEOHANE, Robert O. (ed.) (1986), Neorealism and its Critics. New York.
48. Para los distintos enfoques de la problemtica que presentan las Relaciones
internacionales como materia cientfica, vase entre otros: DEL ARENAL, C. (1990), 95203; MERLE, M. (1995). 99-106.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

249

nueva: Es esta ciencia de la paz, sui generis, una ciencia, de un lado, abierta
y dinmica que promueve una epistemologa de la complejidad 49 y de
otro, es una ciencia de valores50 que obliga a la voluntad a guiarse por
valores supremos como son la solidaridad, el amor y el respeto de los
derechos humanos51 . En nuestro caso, es la misma Paz que conlleva un
compromiso tico y que nos mueve a desentraar lo que de Paz, en sus
mltiples facetas, haya en la historia del pasado.
Pero qu concepto de paz estamos utilizando? El concepto que
utilizamos es el de la paz negativa, en su nivel ms bajo, es decir, la ausencia
de violencia fsica, la cual trasladada a la disciplina de las Relaciones
internacionales, supone la ausencia de guerra o de conflictos armados.
Esta paz negativa es el eje alrededor del cual gira el contenido conceptual
que nos debe servir de criterio histrico. A tenor de lo dicho, queremos
subrayar la posibilidad de una nueva reinterpretacin de la Historia y, en
este caso, la elaboracin de la Historia de la Paz.
No obstante, debemos sealar que la elaboracin no puede responder
a una amplitud global y absoluta. No puede ser una elaboracin acabada
y menos an en la historia, que es una ciencia en construccin y que
depende de los conocimientos y del nivel que hayamos alcanzado para
ampliar nuestro arsenal tanto epistemolgico como metodolgico, con el
que poder llevar a cabo nuevas reinterpretaciones de aquella realidad
fenomnica.

3.

HACIA UNA HISTORIA DE LA PAZ INTERNACIONAL EN LA


POCA MODERNA

Hemos llegado al final de nuestro discurso en el que tratamos de


configurar una Historia de la Paz internacional en los inicios del mundo
moderno. Una historia alternativa a la historia tradicional como referamos
al principio. Aunque nos movamos dentro de lo que se ha llamado el tipo

49. MORIN, E. (1994) Introduccin al pensamiento complejo. Barcelona.


50. Como deca Galtung, los estudios sobre la Paz consti-tuyen una ciencia social
aplicada clara y explcitamente orienta-da por valores. Para la problemtica de la conceptualizacin de la Paz, vase GALTUNG, J. (1993) Los fundamentos de los estudios
sobre la Paz, en RUBIO, A. (Ed.) Presupuestos tericos y ticos sobre la paz, Granada,
15-50.

250

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

de modelo terico de integracin y orden por cuanto que enfatiza el inters


colectivo, sin embargo, somos conscientes al mismo tiempo de la conflictividad presente que puede dar inestabilidad al sistema en cualquier situacin
dada52 . Pero, entendmonos, no se trata de prefigurar un mundo histrico
de acuerdo con nuestros deseos sino de hallar en el mundo de esa realidad
objetiva, las facies existentes de ese acontecer que estn dependiendo,
en gran manera, de nuestra interpretacin53 . En consecuencia, se trata
tambin de ordenar los acontecimientos segn un orden de prioridades
a tenor de la importancia de los distintos factores que entran en juego.
Recogiendo las formulaciones hechas en las pginas precedentes nos
interesa aqu sintetizarlas de un modo ordenado, a modo de conclusiones
provisionales tomadas tambin como propuestas a debatir. Estas propuestas o puntos que debern ser profundizados, sobre todo a nivel de categoras
analticas con la extensin requerida en ulteriores trabajos, seran:
En el campo de sociedad internacional, hacemos uso del concepto de
la Paz negativa, es decir, la ausencia de conflictos armados, que nos sirven
de criterio para conformar la Historia internacional de la Paz. Una ausencia
de guerras que facilita la doctrina mercantilista, puesta en prctica por
los Estados y sealada muchas veces como motivo de ruptura y fricciones,
cuando debemos estudiarla bajo otros parmetros, como hacedora de paz
a travs del comercio internacional.
Hemos demostrado la indisolubilidad de la conflictividad y la paz en
el mbito internacional y, sin embargo, la historia escrita que se ha hecho
sobre la Europa moderna con la creacin del Estado, con sus contiendas,
ambiciones de dominio, desequilibrios, de la que la Real-Politik ha
extrado sus consecuencias, no nos dice todo sobre esa realidad. Junto
a esa realidad parcial, existi la Paz, la paz que nace de las relaciones
e intercambios de toda ndole y, en especial, del comercio. Esta paz

51. Cfr. LEWIS, H. (1994) La cuestin de los valores humanos. Barcelona; KNG,
H. (1995) Proyecto de una tica mundial. Madrid.
52. Frente al modelo de integracin est el de conflicto, que se interesa por la divergencia
de intereses de la sociedad y estima que el consenso slo sera un ocultamiento de las
relaciones fcticas de poder (VON BEYME, K. (1977) Teoras polticas contemporneas,
Madrid, 42).
53. Ya hace muchos aos que Spykman, en su teora del conocimiento, distingua
entre la realidad emprica y el mundo de concepto y valores: El conocimiento no procede
de la observacin de la realidad sino que se adquiere a travs de la observacin de la
realidad mediante las categoras especficas de conocimiento (MEDINA, M. (1983), 49).

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

251

silenciosa manifestada en una coexistencia pacfica o en una coexistencia


cooperativa. Hubo, pues, espacios de Paz en los inicios de la Edad
Moderna, que no han sido mencionados dando por supuesta una realidad
de la que no se hablaba nunca. Desde otro punto de vista, no es necesario
insistir en el hecho de que uno de los objetivos de la Historia de la Paz
sera contabilizar los periodos de Paz y no slo de guerra.
Es preciso poner de relieve, la importancia de la Paz conseguida en
los Tratados que ponen fin a los conflictos armados. Paz y tratados que
deben ocupar un papel primordial en la Historia. De igual modo, la Historia
debe partir tambin de las paces para sealar cambios histricos aunque
hayan aparecido como final de una guerra.
Se impone, desde otro lado, recalcar tambin la existencia y el papel
que jugaron tanto el pacifismo radical, nunca bien ponderado, que cre
espacios de Paz en el lugar en que vivan, como el irenismo pacfico que
intentaba evitar la conflictividad debida a cuestiones religiosas o polticas;
as como las utopas que refundaban un mundo en paz y que, a pesar de
su utopismo, espoleaban los sentimientos pacifistas de sus lectores; y, por
ltimo, los planes de paz, al elaborar organizaciones que pretendan
modificar las actitudes belicosas de los Estados y crear la armona en la
sociedad internacional, haciendo a aqullos ms humanos.
Incluso los mismos paradigmas que hemos expuesto van a servir para
preparar nuevos horizontes para la paz, como fue, de un lado, la idea de
contrato que augura el liberalismo y la libertad humana en paz y de otro,
la racionalidad que abre tambin caminos con el Derecho Natural y el
Derecho de Gentes que servirn para regular pacficamente las relaciones
entre los Estados.
Asimismo, el principio de equilibrio y balanza de poderes, que modific
el planteamiento de las Relaciones internacionales, no tuvo siempre un
sentido negativo, ya que sirvi tambien de regulador pacfico en las
situaciones en que un Estado por su potencia y superioridad pudiera
avasallar al vecino por medio de la guerra.
Como hemos advertido, el realismo que nosotros aceptamos, como
constatacin de una parte de la historia, es aqul que nos habla de aspectos
conflictivos y aspectos cooperativos en las relaciones interestastales y
postula una realidad pacfica con contenidos conflictivos, que denominaramos realismo pacfico.
Por consiguiente, en trazos gruesos, frente a las concepcin realista,
debemos ir creando la Historia de la Paz y de las Relaciones Internacionales, bajo el realismo pacfico, que no es la historia de los aconte-

252

EDUARDO ENRQUEZ DEL RBOL

cimientos blicos, de los enfrentamientos, de las guerras, aunque sea sta


ahora la impresin que tengamos cuando abordamos la historiografa de
la propia historia, como hemos puesto de manifiesto a lo largo de este
discurso. En definitiva, coloquemos a la guerra y a los hechos blicos
en el lugar justo que les corresponden, como la otra cara, aunque oscura,
de la Paz.
De otro lado, es admisible el enfoque idealista restringido que nos
permite la construccin de una teortica para una historia del presente
o para una proyeccin futura, mientras que el realismo pacfico nos sirve
como elemento de conceptualizacin para una historia del pasado.
Repetimos que no pretendemos negar la realidad, pero queremos
recuperar dentro de la misma, la de la vida del hombre y de los pueblos:
la paz, su anhelo de convivencia y su efectiva realizacin54 . Aspiramos
con ello, a que la Historia de la Paz sea escrita, por tanto, con una visin
distinta de la historiografa tradicional sobre el pasado 55 , al ser ste
interpretado con nuevas claves 56 .
En consecuencia, bajo estas premisas, situemos a la Paz y a lo que
ella significa y representa, en el centro del objeto histrico no slo como
parte del modelo a construir sino, al mismo tiempo, como criterio para
recrear la historia57 . Creemos que esta nueva interpretacin se aviene a
la realidad internacional o, dicho de otro modo, no es ms que la adaptacin
de la realidad emprica a los valores que estamos propugnando como claves
de la comprensin de la sociedad que apareci en el siglo XVI.

54. Me vienen aqu, a la memoria, las palabras de Giovanni Botero, quien en aquellas
fechas tan conflictivas, donde la razn de Estado se impona en todas las Cortes, se deja
llevar por su ntima conviccin repudiando la fuerza y la guerra, al preguntarse: De
qu sirven las conquistas violentas, las guerras o la exaltacin de la fuerza? De nada. Para
que un pas florezca slo requiere justicia, paz y abundancia (BOTERO, G. (1603) Delle
cause della grandezza delle citt).
55. ENRIQUEZ DEL ARBOL, E. (1997) Historia y Paz. Hacia un nuevo paradigma
en DIAZ BARRADO, M. (Coord.) Historia del tiempo presente. Teora y metodologa.
Cceres, 259-266.
56. En resumen, a la luz de estas manifestaciones, las categoras que hemos presentado
y que necesitan profundizarse en estudios histricos futuros, son primordialmente: La
coexistencia pacfica, la cooperacin internacional y el pacifismo en teora y prctica,
adems de una conceptualizacin de los enfoques del realismo pacfico y del idealismo
restringido.
57. La riqueza de la historia como globalidad del devenir de las sociedades humanas,
hace que sean numerosas las incursiones desde otras disciplinas ya que la Historia ofrece
el acontecer espacio-temporal en su gnesis y desarrollo a cada una de las posibles ciencias.

LA PAZ Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES...

253

Por ltimo debemos aadir que este anlisis, en el que hemos planteado
hiptesis de trabajo sobre las que se habr de volver ms de una vez, es,
en definitiva, un estudio preparatorio que nos ha servido para delinear
la posicin terico-prctica que hemos asumido sobre la Historia de la
Paz en el marco del Mundo moderno, y, que no es ms que una aproximacin, como decamos al principio, que no tiene otras pretensiones sino
las de ser un reto al que debemos enfrentarnos.

También podría gustarte