Susan Sontag - Escribir
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Susan Sontag - Escribir
Susan Sontag
insatisfaccin. Uno piensa: si puedo alcanzar este punto en la primera vuelta, sin
demasiado esfuerzo, no podra ser todava mejor?
Y aunque esto, la reescritura y la relectura suenan como un esfuerzo,
constituyen de hecho la parte ms placentera de la escritura. A veces, la nica parte
placentera. Al ponerse a escribir, si uno tiene presente la idea de la literatura, resulta
formidable, intimidante. Una inmersin en un lago helado. Despus viene la parte clida:
cuando ya tienes algo que trabajar, mejorar, editar.
Digamos que es una mezcolanza. Pero tienes la oportunidad de arreglarla. Intentas
ser ms claro. O ms profundo. O ms elocuente. O ms excntrico. Intentas ser fiel a un
mundo. Quieres que el libro sea ms amplio, que tenga ms vala. Quieres elevarte por
encima de ti mismo. Quieres elevar el libro por encima de las barreras de tu mente. Como
la estatua se encuentra sepultada dentro del bloque de mrmol, la novela se encuentra
dentro de tu cabeza. Intentas liberarla. Intentas llevar la materia desdichada de la pgina
ms cerca de lo que piensas que tu libro debiera ser lo que sabes, en tus espasmos de
exaltacin, que puede ser. Lees las oraciones una y otra vez. Este es el libro que yo
estoy escribiendo? Esto es todo?
O digamos que va bien, porque, en efecto, va bien a veces (de lo contrario, en
algn momento perderas la razn). En eso ests, y aun si eres el ms lento amanuense y
el peor de los mecangrafos, un rastro de palabras se ha compuesto y t quieres
continuar. Y despus lo relees. Quiz no te atreves a sentirte satisfecho, pero al mismo
tiempo te gusta lo que has escrito. Descubres que obtienes placer un placer de lector
con lo que est en la pgina.
Muchos escritores que han dejado de ser jvenes proclaman, por razones diversas,
que leen muy poco y, a decir verdad, que encuentran en cierto sentido incompatibles a la
lectura y la escritura. Para algunos escritores tal vez lo sean. No me corresponde juzgarlo.
Si el motivo es la ansiedad de ser influido, entonces me parece una preocupacin vana,
superficial. Si el motivo es la falta de tiempo slo hay tantas horas al da, y las que
consume la lectura son sustradas, como es evidente, de aquellas en las que uno podra
escribir se trata entonces de un ascetismo al que yo no aspiro.
Perderse a s mismo en un libro, esa vieja frase, no es una fantasa ociosa sino una
realidad adictiva, ejemplar. Virginia Woolf dijo memorablemente en una carta: A veces
creo que el cielo debe ser una lectura continua, inacabada. Sin duda la parte celestial es
de nueva cuenta, en palabras de Woolf que la condicin de la lectura consiste en la
eliminacin total del ego. Por desgracia, nunca nos despojamos del ego, as como
tampoco podemos pasar por encima de nuestros propios pies. Pero ese arrebato
incorpreo, la lectura, semeja un estado de trance que basta para hacernos sentir sin ego.
Como la lectura, la lectura arrebatada, la escritura de ficcin el habitar en otros
seres tambin se experimenta como perderse a s mismo.
Hoy todo mundo prefiere pensar que la escritura slo es una forma de
introspeccin. Tambin llamada expresin personal. Si se supone que ya no somos
capaces de sentimientos altruistas genuinos, se supone que no somos capaces de escribir
acerca de nadie, salvo de nosotros mismos.
Pero no es cierto. William Trevor se refiere a la audacia de la imaginacin no
autobiogrfica. Por qu no escribir para escapar de ti mismo, tanto como podras escribir
para expresarte a ti mismo? Es mucho ms interesante escribir acerca de otros.
No hace falta decir que doy partes de m a todos mis personajes. Cuando, en In
America, mis inmigrantes de Polonia llegan al sur de California estn justo a las
afueras del poblado de Anaheim en 1876, y se adentran al desierto y sucumben a una
aterradora visin de vaco que los transforma, sin duda yo aprovech el recuerdo de mi
propia infancia, caminatas por el desierto del sur de Arizona en las afueras de lo que
entonces era una ciudad pequea, Tucson en la dcada de los cuarenta. En el primer
borrador de ese captulo haba saguaros en el desierto del sur de California. Para el tercer
borrador yo haba eliminado, con renuencia, los saguaros. (Por desgracia, no hay
saguaros al oeste del ro Colorado.)
Yo escribo acerca de alguien que no soy yo. As, lo que escribo es ms ingenioso
de lo que yo soy. Porque lo puedo reescribir. Mis libros conocen lo que yo conoc alguna
vez de manera caprichosa, intermitente. Y apuntar las mejores palabras en la pgina
no parece en modo alguno ms fcil, incluso despus de tantos aos de escribir. Por el
contrario.
He aqu la gran diferencia entre la lectura y la escritura. Leer es una vocacin, un
oficio en el cual, con la prctica, uno est destinado a ser cada vez ms experto. Como
escritor, lo que uno acumula son ante todo incertidumbres y ansiedades.
Todos esos sentimientos de insuficiencia del escritor este escritor, en cualquier
caso son afirmados por la conviccin de que la literatura es importante. Importante
es con seguridad una palabra demasiado plida. Que hay libros necesarios, es decir,
libros que, al leerlos, uno sabe que habr de releer. Quiz ms de una vez. Existe mayor
privilegio que gozar de una conciencia expandida, colmada, encauzada por la literatura?
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Sontag, Susan. Escribir. Trad. Roberto Diego Ortega. Nexos. Nexos. 2 de enero de
2001. Web. 20 de septiembre de 2015.