Max Weber Economia y Sociedad
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comunales, porque los habitantes son solidariamente responsables de los impuestos y las prestaciones estatales. Era determinante para todas estas prestaciones
el principio del orgo, imitacin a su vez de la tMa del Egipto de los Ptolomeos:
los deberes de los sbditos slo pueden cumplirse en la comunidad de origen. Una
vez establecido dicho sistema, las posibilidades de ganancias se eliminaron para el
capitalismo: lo mismo que en el Estado egipcio de las prestaciones, as tampoco
hubo lugar para aqul en el Estado romano de las liturgias de los ltimos tiempos.
En forma totalmente distinta, en cambio, se ha desarrollado el destino de la
ciu<Jad de los tiempos modernos. Tambin aqu se le fue quitando progresivamente la administracin autnoma. La ciudad inglesa de los siglos xvn y xvm
no era ya ms que una parentela de gremios de significado puramente financiero
y estamental. Las ciudades alemanas de la misma poca, con excepcin de las
capitales, eran ciudades rurales, a las que todo les era decretado desde arriba. Por
lo que se refiere a las ciudades francesas, esta evolucin se haba iniciado ya antes. En cuanto a las ciudades espaolas, stas fueron sometidas por Carlos V en
ocasin de la rebelin de los Comuneros, y las italianas estaban en manos de la
Signoria, en tanto que las rusas no ascendieron nunca a la libertad de las ciudades del Oeste. Les fue quitada a las ciudades la autonoma en materia militar,
judicial y artesanal. Por lo regular, nada se cambi con ello de los antiguos derechos en el aspecto formal, pero, en realidad, las ciudades han sido despojadas en
la poca moderna de su libertad, exactamente lo mismo que en la Antigedad
con el establecimiento del dominio romano. Salvo que, a diferencia de entonces,
fueron a caer en poder de los Estados nacionales que estaban en mutua concurrencia constante.
Sin duda, hubo inicios de una poltica econmica de 1os prncipes. En
la poca de los Carolingios encontramos tasas de los precios y una poltica
de prosperidad en diversas direcciones; pero en su mayora quedaron como
letra muerta y, con excepcin de la reforma monetaria y de los sistemas de
pesas y medidas en la poca de Carlomagno, todo haba desaparecido ya sin
dejar traza en la poca siguiente. La poltica comercial con el Oriente, que
le hubiera gustado emprender, result imposible debido a la falta de una
flota adecuada.
En tanto que el Estado principesco fracasaba, intervino la Iglesia en el
terreno de la vida econmica tratando de introducir en la misma un mnimo
de derecho, de honestidad y de tica eclesistica. Una de sus medidas ms
importantes para ello fue el apoyo prestado a la paz pblica, para lo que
trat de introducir primero asambleas de la paz pblica y de imponer finalmente la observancia fundamental de la misma. Por otra parte, las grandes
comunidades de bienes eclesisticas, y en particular los conventos, fueron
vehculos de una economa muy racional que, si bien no puede llamarse capitalista, era, con todo, la ms racional de aquellos tiempos. Estas tendencias cayeron ms adelante en descrdito, en la medida en que la Iglesia haca
revivir sus antiguos ideales ascticos adaptndolos a la poca. Entre los
emperadores vuelven luego a encontrarse algunos intentos de poltica comercial bajo Federico Barbarroja: tasas de precios, un acuerdo aduanero con
Inglaterra que haba de favorecer a los comerciantes alemanes. Federico II
realiz la paz pblica, pero practic por lo dems una poltica meramente
fiscal, que slo favoreca a los comerciantes ricos y sus privilegios, ante todo
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Desde el punto de vista de la consideracin sociolgica, una asociacin "poltica" y en particular un "Estado" no se pueden definir por el contenido de
lo que hacen. En efecto, no existe apenas tarea alguna que una asociacin
poltica no haya tomado alguna vez en sus manos, ni tampoco puede decirse
de ninguna, por otra parte, que la poltica haya sido siempre exclusivamente
propia de aquellas asociaciones que se designan como polticas, y hoy como
Estados, o que fueron histricamente las precursoras del Estado moderno.
Antes bien, sociolgicamente el Estado moderno slo puede definirse en
llltima instancia a partir de un medio especfico que, lo mismo que a toda
asociacin poltica, le es propio, a saber: el de la coaccin fsica. "Todo
Estado se basa en la fuerza", dijo en su da Trotsky en Brest-Litowsk. Y
esto es efectivamente as. Si slo subsistieran construcciones sociales que
ignoraran la coaccin como medio, el concepto de Estado hubiera desaparecido; entonces se hubiera producido lo que se designara. CQn este sentido
particular del vocablo, como "anarqua". Por supuesto, la coaccin no es en
modo alguno el medio normal o nico del Estado -nada de esto- pero s
su medio especfico. En el pasado, las asociaciones ms diversas -empezando por la familia- emplearon la coaccin fsica como medio perfectamente
normal. Hoy, en cambio, habremos de decir: el Estado es aquella comunidad
humana que en el interior de un determinado territorio -el concepto del
"territorio" es esencial a la definicin- reclama para s (con xito) el monopolio de la coaccin fsica legtima. Porque lo especfico de la actualidad
es que a las dems asociaciones o personas individuales slo se les concede el
derecho de la coaccin fsica en la medida en que el Estado lo permite.
Este se considera, pues, como fuente nica del "derecho" de coaccin.
La "poltica" sera, as, para nosot::os: aspiracin a la participacin en
el poder, o a la influencia sobre la distribucin del poder, ya sea entre Estados o, en el interior de un Estado, entre los grupos humanos que comprende, lo cual corresponde tambin esencialmente al uso lingi.isitco. Cuando
se dice de una cuestin que es una cuestin "poltica", o de un ministro o un
funcionario que es un funcionario "poltico", o de una decisin que tiene
carcter "poltico", entonces se entiende siempre con ello que los intereses
de la distribucin, la conservacin o el desplazamiento del poder son determinantes de la respuesta a aquella cuestin, o condicionan aquella decisin,
o determinan la esfera de actuacin del funcionario en cuestin. El que hace
poltica aspira a poder: poder, ya sea como medio al servicio de otros fines
Reproduccin de Politik als Beruf ("La poltica como profesin"), pp. 310 (Ges. Politische
Schriften ["Obras polticas reunidas], pp. 396-402).
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-ideales o egostas-, o poder "por el poder mismo", o sea para gozar del
sentimiento de prestigio que confiere.
El Estado, lo mismo que las dems asociaciones polticas que lo han precedido, es una relacin de dominio de hombres sobre hombres basada en el
medio de la coaccin legtima (es decir: considerada legtima). As, pues,
para que subsista es menester que los hombres dominados se sometan a la
autoridad de los que dominan en cada caso. Cundo y por qu lo hagan, slo
puede comprenderse cuando se conocen los motivos internos de justificacin y los medios externos en los que la dominacin se apoya.
Motivos de justificacin interior, o sea motivos de legitimidad de una
dominacin -para empezar con ellos- hay tres en principio. Primero, la
autoridad del "pasado", de la costumbre consagrada por una validez inmemorial y por la actitud habitual de su observancia: es sta la dominacin
"tradicional'' tal como la han ejercido el patriarca y el prncipe patrimonial
de todos los tipos. Luego, la autoridad del don de gracia personal extraordinario (carisma), o sea la devocin totalmente personal y la confianza personal en revelaciones, herosmo y otras cualidades de caudillaje del individuo:
dominacin "carismtica", tal como la ejercen el profeta o -en el terreno
poltico- el prncipe guerrero escogido o el conductor plebiscitado, el gran
demagogo y jefe poltico de un partido Y, finalmente, la dominacin en
virtud de "legalidad", o sea en virtud de la creencia en la validez de un estatuto legal y de la "competencia" objetiva fundada en reglas racionalmente
creadas, es decir: disposicin de obediencia en el cumplimiento de deberes
conforme a estatuto; sta es la dominacin tal como la ejercen el moderno
"servidor del Estado" y todos aquellos otros elementos investidos de poder
que en este aspecto se le asemejan. Se comprende que, en realidad, condicionan el sometimiento motivos muy poderosos de miedo y esperanza: temor
de la venganza de poderes mgicos o del dueo del poder, o esperanza de
una recompensa en el otro mundo o en ste, al lado de otros intereses de la
ndole ms diversa. De ello hablaremos en seguida. Sin embargo, si se pregunta por los motivos de "legitimidad" de dicho sometimiento, entonces nos
encontramos con esos tres tipos "puros". Y estas representaciones de la legitimidad y su motivacin interna son para la estructura de la dominacin de
muy considerable importancia. Sin duda, los tipos puros slo se encuentran
raramente en la realidad. Pero no nos proponemos entrar aqu en el detalle
de las modificaciones, las transiciones v las combinaciones sumamente complicadas de dichos tipos puros: en efecto, esto pertenece a la esfera de los
problemas de la "teora general del Estado".
Aqu nos interesa ante todo el segundo de los tipos en cuestin, o sea la
dominacin en virtud de devocin de lo$ dominados al "carisma" puramente
personal del "caudillo". Tiene aqu sus races la idea de la vocacin en su
expresin suprema. La devocin al carisma del profeta o del caudillo en la
guerra o del gran demagogo en la asamblea ( ekklesia) o el parlamento, significa que ste pasa por el conductor interiormente "llamado" de los hombres, que stos no se le someten en virtud de costumbre o estatuto, sino
porque creen en l. Sin duda, l mismo, si es algo ms que un vano y limitado adveo--edizo, vive sn propia causa, "persigue sn misin". Pero la devocin
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mente el empleado y el proletario estn "separados", en la empresa capitalista, de los medios materiales de produccin. O sea, pues, segn que el
soberano tenga organizada la administracin por cuenta propia y la haga
funcionar por medio de servidores, empleados, favoritos o personas de confianza que no son propietarios, esto es, poseedores por derecho propio de los
medios materiales de la empresa, sino que es el seor el que en el ejercicio
de los mismos los dirige, o que ocurra lo contrario. Esta diferencia se encuentra por doquiera en todas las organizaciones administrativas del pasado.
La asociacin poltica en que los medios materiales de la administracin
se encuentran total o parcialmente en el poder propio del cuerpo administrativo dependiente la designaremos como articulada "en clases". El vasallo, por
ejemplo, pagaba de su propio bolsillo, en la asociacin feudataria, la administracin y la jurisdiccin del distrito que le haba sido dado en feudo, y se
equipaba y abasteca a s mismo para la guerra, y sus subvasallos hacan lo
mismo. Esto comportaba consecuencias considerables desde el punto de vista de la posicin de poder del seor, que slo se apoyaba as en el vnculo
personal de lealtad y en el hecho de que la posesin del feudo y el honor
social del vasallo derivaban de la "legitimidad" de aqul.
Sin embargo, encontramos tambin en todas partes, hasta en las formaciones polticas ms tempranas, la administracin por cuenta propia del seor: por medio de esclavos dependientes personalmente de l, de funcionarios domsticos, servidores, "favoritos" personales y prebendarios retribuidos
a sus expensas con asignaciones en especie o en dinero, trata aqul de retener la administracin en sus propias manos, de procurarse los medios para
ello, ya sea de su bolsa o de los productos de su patrimonio, y de crearse un
ejrcito dependiente personalmente de l, por cuanto estaba equipado y abastecido a cargo de sus graneros, sus almacenes y sus armeras. En tanto que
en la asociacin "en clases" el seor gobierna con la ayuda de una "aristocracia" autnoma, o sea que comparte el poder con ella, aqu, en cambio, se
apoya en siervos domsticos o en plebeyos, o sea en capas desposedas, carentes de honor social propio; que le estn materialmente ligadas por completo
y no disponen de poder propio concurrente alguno. Corresponden a este
tipo todas las formas de dominacin patriarcal y patrimonial, de despotismo
sultanesco y de ordenamiento estatal burocrtico. Y en particular este ltimo, o sea aquel que en su formacin ms racional caracteriza tambin, y
aun precisamente, al Estado moderno.
El desarrollo de ste se inicia por doquiera a partir del momento en que
se empieza a expropiar por parte del prncipe a aquellos portadores de poder
administrativo que figuran a su lado: aquellos poseedores en propiedad de
medios de administracin, de guerra, de finanzas y de bienes polticamente
utilizables de toda clase. El proceso conjunto forma un paralelo completo
con el desarrollo de la empresa capitalista, con su expropiacin paulatina de
los productores independientes. Al final vemos que, efectivamente, en el
Estado moderno concurre en una sola cima la disposicin de la totalidad
de los medios polticos de explotacin, y que ya ni un solo funcionario es
personalmente propietario del dinero que gasta o de los edificios, depsitos,
utensilios y mquinas de guerra de que dispone. En el "Estado" actual, pues
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servicio de seores polticos. Ponanse en esta lucha a disposicin del prncipe y hacan de la atencin de su poltica un modo de vida por una parte,
y un ideal de vida por la otra. Una vez ms, slo en Occidente encontramos
esta clase de polticos profesionales al servicio tambin de otros poderes, al
lado del servici(l del prncipe. Sin embargo, en el pasado dichos polticos se
desarrollaron tambin aqu, en la lucha del prncipe contra los estamentos,
al servicio del primero.
Llamaremos "estamentos" a los poseedores por derecho propio de medios
militares, o de medios materiales importantes para la administracin, o de poderes de dominio personales. Gran parte de ellos estaban muy lejos de dedicar
su vida total o parcialmente, o aun ms que ocasionalmente, al servicio .de
la poltica. Aprovechaban, antes bien, su poder seorial en inters de la
obtencin de rentas, o inclusive directamente de beneficios, y slo actuaban
polticamente, al servicio de la asociacin poltica, cuando el seor o sus
propios compaeros de estamento se lo pedan especialmente. Ni obraba
tampoco en otra forma una parte de aquellas fuerzas auxiliares a las que el
prncipe recurra para la creacin de una empresa poltica propia a su disposicin exclusiva. Los "consejeros a domo" y, ms atrs todava, una parte
considerable de los consejeros que se reunan en la "curia" y en las dems
corporaciones consultivas de los prncipes posean dicho carcter. Slo que
con estas fuerzas auxiliares ocasionales o extraprofesionales el prncipe, por
supuesto, no sala del paso. Tena, pues, que tratar de buscarse una plana
mayor de fuerzas auxiliares que se dedicaran exclusivamente .:a su servicio, a
ttulo por consiguiente de ocupacin principal. De dnde las reclutara dependa en parte muy considerable la estructura de la construccin poltica
dinstica en gestacin, y no slo ella, sino tambin el carcter conjunto de
la civilizacin correspondiente. Y hallbanse mucho ms en la misma necesidad aquellas asociaciones polticas que, con eliminacin total o limitacin
considerable del poder del prncipe se constituan polticamente como comunidades (llamadas) "libres" -"libres'' no en el sentido de la libertad con
respecto del dominio coactivo, sino en el sentido de la falta del poder del
prncipe, legtimo en virtud de tradicin (consagrado por lo regular por la
religin), como fuente exclusiva de toda autoridad. Histricamente, aqullas
son exclusivamente originarias del Occidente, y su ncleo fue la ciudad como
asociacin poltica, tal como sta apareci primero en el mbito de la civilizacin mediterrnea.
La peculiaridad tpica del poltico profesional, tanto de los "caudillos"
como de su squito, ha variado mucho y sigue siendo todava muy diversa.
Contra los estamentos, el prncipe se apoyaba en capas polticamente
utilizables de carcter no estamental. Pertenecan a stas inicialmente, en la
India e Indochina, en la China budista, en el Japn y en la Mongolia de
los lamas, lo mismo que en las regiones cristianas de la Edad Media, los clrigos. Tcnicame~te, porque saban escribir. La importacin de brahmanes,
de sacerdotes budistas, de lamas y el empleo de obispos y curas a ttulo de
consejeros polticos ha tenido lugar por doquiera con objeto de procurarse
fuerzas administraitvas que supieran escribir y pudieran utilizarse en las
luchas del emperador, el prncipe o el khan contra la aristocracia. Los clrigos,
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tes de su trabajo, ya se trate, como en el caso del seior territorial del pasado
o de los grandes propietarios terratenientes y los seores de calidad del presente, de rentas de bienes inmuebles -en la Antigedad y en la Edad Media
tambin de rentas de esclavos o siervos-, de ttulos mobiliarios o de otras
fuentes modernas anlogas de renta. Ni el trabajador ni el empresario (y
menos an precisamente el gran empresario moderno, lo que no hay que
olvidar) son "sustituibles" en tal sentido. Porque tambin el empresario
precisamente -el industrial en mucho mayor grado que el agrcola, habida
cuenta del carcter estacional de la agricultura- est ligado a su empresa y
es insustituible. Le resulta en efecto muy difcil hacerse representar, aunque
slo sea temporalmente. Ni es tampoco sustituible, por ejemplo, el mdico,
y cuanto ms eminente es y m;s ocupado est tanto menos puede ausentarse
de sus ocupaciones. Es mucho ms sustituible, en cambio, por razones de
la misma tcnica de la profesin, el abogado, el cual, por consiguiente, ha
jugado tambin como poltico profesional un papel mucho mayor y aun a
menudo directamente dominante. -No queremos proseguir en este casuismo
y nos limitamos a poner en claro algunas consecuencias.
La direccin de un Estado o de un partido por personas que viven (en
el sentido econmico de la palabra) exclusivamente para la poltica y no
de ella implica necesariamente un reclutamiento "plutocrtico" de las capas
polticamente dominantes. Cn lo cual, por supuesto, no se afirma al propio
tiempo, que, a la inversa, la capa polticamente dominante no trate tambin
de vivir "de" la poltica, o sea que no trate de aprovechar su dominio poltico en beneficio de sus intereses econmicos privados. Nada de eso. No ha
habido capa alguna que no lo haya hecho en una forma u otra. Slo significa, pues lo siguiente: que los polticos profesionales no se ven directamente
obligados a buscar para su actividad poltica una retribucin, corno ha de
hacerlo obviamente el que carece de bienes de fortuna propios. Y por otra
parte tampoco significa, por ejemplo, que los polticos carentes de tales bienes tengan slo o preponderanternente en vista sus intereses privados en la
poltica, o que no piensen, o no piensen principa:Imente, "en la causa". Antes
bien, para el hombre acaudalado, la preocupacin por su "seguridad" econmica constituye consciente o inconscientemente, segn lo revela la experiencia, un punto cardinal de su orientacin vital. En cambio, el idealismo
totalmente desinteresado y sin prevenciones se encuentra, si no exclusiva s
por lo menos precisamente, en las capas que, debido a la falta ele bienes
de fortuna, estn por completo al margen de los crculos interesados en el
mantenimiento del orden econmico de una sociedad determinada, siendo
esto as, en particular, en las pocas excepcionales, es decir: revolucionarias.
Slo significa que el reclutamiento no plutocrtico de los polticamente interesados, del caudillaje y de su squito, se halla ligado al supuesto obvio de
que dichos interesados reciban del ejercicio de la poltica ingresos regulares
y seguros. La poltica puede ser honorfica, y practicarse en este caso por
personas de las que suelen designarse como "independientes", o sea pudientes,
rentistas ante todo, o bien hacer su direccin asequible a los que no disponen de medios, y entonces ha de ser retribuida. El poltico profesional que
vive "de" la poltica puede ser o un punto "prebendara" o un "funciona-
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rio" a sueldo. Obtiene entonces ingresos de derechos y tasas por determinadas actividades, o recibe una cantidad fija en especie o en dinero o ambas
cosas a la vez. Puede adoptar el carcter de un "empresario", como el condotiero o el arrendatario o comprador de cargos del pasado, como el boss norteamericano, que considera sus costos como una inversin de capital de la que
saca provecho mediante el empleo de su influencia. O puede percibir un
sueldo fijo, como un redactor, un secretario de partido, un ministro o un funcionario poltico. En el pasado, los feudos, regalos de tierras, prebendas de
toda clase y, con el desarrollo de la economa monetaria, ante todo prebendas
en forma de esprtulas constituan la retribucin tpica de los prncipes, los
conquistadores victoriosos o los jefes de partido triunfantes, a su squito, en
tanto que sta consiste hoy ante todo en cargos de toda clase en los partidos,
peridicos, cooperativas, cajas de seguros de enfermedad, en los municipios
o el Estado, otorgados por los jefes de partido por servicios especiales.
Frente a esto se sita ahora el desarrollo del funcionarismo moderno en
un cuerpo de ttabajadores intelectuales altamente calificados y capacitados
profesionalmente por medio de un prolongado entrenamiento especializado,
con un honor de cuerpo altamente desarrollado en inters de la integridad,
sin el cual gravitara sobre nosotros el peligro de una terrible corrupcin
o de una mediocridad vulgar, que amenazara al propio tiempo el funcionamiento puramente tcnico del aparato estatal, cuya importancia, mayormente
con una socializacin creciente, ha ido aumentando sin cesar y seguir hacindolo. La administracin de tipo diletante por polticos de presa, que
segn el resultado de la eleccin presidencial dejaba cesanies en los Estados
Unidos a centenares de miles de funcionarios, hasta los carteros, y no conoca al funcionario profesional de por vida, hace ya mucho que ha sido quebrantada por medio de la Civil Service Reform. Determinan esa evolucin
las necesidades puramente tcnicas, ineludibles, de la administracin. En
Europa, el funcionarismo profesional basado en la divisin del trabajo ha
surgido gradualmente de una evolucin de medio milenio. Empezaron con
ello las ciudades y las signorie italianas, y entre las monarquas los Estados
conquistadores de los normandos. El paso decisivo se efectu en las finanzas
de los prncipes. En las reformas administrativas del emperador Maximiliano 1 puede apreciarse cun difcilmente -inclusive bajo la presin de la
necesidad extrema y del dominio turco- lograran los funcionarios en ese
terreno, que es el que menos soportaba el diletantismo del soberano, que
entonces era todava ante todo un seor feudal, desposeer al prncipe. El
desarrollo de la tcnica militar requera el oficial especializado, y el afinamiento del proceso jurdico el jurista cultivado. En esos tres terrenos el
funcionarismo profesional triunf definitivamente, en los Estados ms avanzados, en el siglo XVI. Con ello habase iniciado al propio tiempo, con el
ascenso del absolutismo del prncipe frente a los estamentos, la dimisin
paulatina de su dominio independiente en favor de los funcionarios profesiona_les, que haban empezado por hacer posible su victoria sobre aqullos.
Stmultneamente con el ascenso del funcionarismo de formacin profesional tuvo lugar asimismo -aunque en transiciones mucho menos percepb'btes- el desarrollo del "jefe poltico". Desde siempre y en todas partes
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un determinado servicio preparatorio. Este distintivo especfico del funcionarismo profesional moderno slo les falta en Alemania a los jefes del aparato poltico, o sea a los ministros. Ya bajo el rgimen anterior a 1918 poda
uno ser ministro prusiano de enseanza sin haber asistido a un instituto de
enseanza superior, en tanto que en principio slo se poda ser consejero
dictaminador sobre la base de las pruebas prescritas. Por supuesto, el jefe de
departamento y consejero dictaminador -por ejemplo, bajo Althoff en el
Ministerio de Enseanza- estaba infinitamente mejor informado acerca
de los problemas propiamente tcnicos del ramo que su superior. Y la situacin era la misma en Inglaterra. De ah que aqul fuera, en todos los asuntos
corrientes, el ms competente. No era esto absurdo en s mismo. En efecto,
el ministro era el representante de la constelacin poltica que ocupaba el
poder haba, pues, de representar los criterios polticos de la misma y de aplicarlos a las propuestas de los funcionarios profesionales que le estaban subordinados, dictndoles en su caso las directivas de carcter poltico.
La situacin es totalmente anloga en la empresa econmica privada: el
"soberano" propiamente dicho, la asamblea de accionistas, influye tan poco
sobre la direccin de la empresa corno un "pueblo" regido por funcionarios
profesional~s, y las personas de quienes depende la poltica de aqulla, el
"consejo de administracin" dominado por los bancos, slo dan las directivas econmicas y eligen a los administradores, sin estar en condiciones de
dirigir tcnicamente la empresa ellos mismos ...
El verdadero funcionario -y esto es decisivo para la apreciacin del rgimen del Imperio alemn antes de 1918-, de acuerdo con su propia profesin, no ha de hacer poltica, sino que ha de "administrar" y, ante todo, de
modo imparcial; y esto es as tambin, al menos oficialmente, por lo que se
refiere a los llamados funcionarios administrativos "polticos", en la medida
en que no se plantee la "razn de Estado", es decir: en la medida en que
no estn afectados los intereses vitales del orden dominante. El funcionario
ha de ejercer su cargo sine ira et studio, "sin clera ni prejuicio". No ha
de hacer, pues, precisamente aquello que el poltico, tanto el jefe corno su
squito, han de hacer siempre y necesariamente, esto es, luchar. Porque el
partidarismo, la lucha y la pasin -ira et studium- constituyen el elemento
del poltico. Y ms que de nadie, del jefe poltico. La actuacin de ste se
mueve en efecto bajo un principio de responsabilidad muy distinto, y aun
directamente opuesto, de aquel del funcionario. El honor del funcionario
est en su capacidad para, cuando pese a sus representaciones el superior
jerrquico persiste en una orden que a aqul le parece errnea, ejecutarla
bajo la responsabilidad del mandante con la misma escrupulosidad que si
correspondiera a su propia conviccin. Sin esta disciplina, moral en el sentido ms alto del vocablo, y sin esta abnegacin, todo el aparato se vendra
abajo.
Y el honor del jefe poltico, o sea del estadista dirigente, est, en cambio,
precisamente en asumir con carcter exclusivo suyo la responsabilidad de todo
lo que hace, responsabilidad que no puede ni debe declinar o descargar en
otros. Precisamente los tipos de funcionarios de moral elevada suelen ser
malos polticos, sobre todo en el concepto poltico de la palabra "irrespon-
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ejemplo histrico conocido alguno de que all donde se entroniz por completo -en China, Egipto y en forma no tan consecuente en el Imperio
romano decadente y en Bizancio- volviera a desaparecer, como no sea con
el hundimiento total de la civilizacin conjunta que la sustentaba. Y sin
embargo, stas no eran todava ms que formas sumamente irracionales de
burocracia, o sea "burocracias patrimoniales". La burocracia moderna se distingue ante todo de esos ejemplos anteriores por una cualidad que refuerza
su carcter de inevitable de modo considerablemente ms definitivo que el
de aquellas otras, a saber: por la especializacin y la preparacin profesionales
racionales. El antiguo mandarn chino no era un funcionario profesional,
antes, por el contrario, era un gentleman cultivado literaria y humansticamente. Los funcionarios egipcio, romano-decadente y bizantino eran ya mucho ms burcratas en el sentido nuestro. Pero las tareas estatales que tenan
a su cargo eran infinitamente simples y modestas en comparacin con las
modernas, y su actuacin se hallaba ligada en parte tradicional y en parte
patriarcalmente, o sea, en todo caso, irracionalmente. El funcionario antiguo
era un puro emprico, lo mismo que el artesano del pasado. El moderno, en
cambio, tiene cada da -y en forma cada vez ms inevitable- mayor preparacin profesional y especializacin en concordancia con la tcnica racional
de la vida moderna. Todas las burocracias de la tierra siguen el mismo camino.
El antiguo funcionario norteamericano de patrocinio partidista, por ejemplo, era sin duda un "conocedor" experto del lugar de la lucha electoral y de
la "prctica" correspondiente, pero no era en modo alguno un profesional
de formacin especializada. Es en ello, y no en la democracia como tal, en lo
que se fundaba la corrupcin all imperante, la cual es tan ajena al funcionario profesional universitario del "civil service", que slo ahora 9 empieza a
formarse all, como a la burocracia inglesa moderna, que de modo progresivo
se va introduciendo en el lugar del "self-govemment" por honoratiores ("gentlemen"). Pero all donde el funcionario profesional preparado llega a domi- ,
nar, su poder es sencillamente inquebrantable, porque entonces toda la organizacin del abastecimiento vital ms elemental se halla cortada por el patrn
de sus servicios. Puede concebirse tericamente una eliminacin cada vez
ms extensa del capitalismo privado, aunque esto no constituya en modo
alguno una empresa tan nimia como suelen soarlo algunos que no lo conocen. Pero, aun suponiendo que se lograra alguna vez, ello no significara
prcticamente en modo alguno, con todo, una ruptura de la acerada estructura del moderno trabajo industrial, sino que significara, por el contrario,
que ahora se burocratizara tambin la direccin de las empresas estatificacarlas o confiadas a una forma cualquiera de "economa colectiva". Las formas de vida de los empleados y trabajadores de las administraciones estatales
de las minas y los ferrocarriles prusianos no son en absoluto sensiblemente
distintas de aquellas de las grandes empresas capitalistas privadas. Pero s
son, en cambio, menos libres, porque toda lucha por el poder con una burocracia estatal es intil, y porque no se puede apelar all a instancia alguna
interesada en principio contra ella y su poder, como es posible, en cambio,
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frente a la economa privada. Esta seria toda la diferencia. Una vez eliminado el capitalismo privado, la burocracia estatal dominara ella sola. Las
burocracias privada y pblica, que ahora trabajan una al lado de la otra y,
por lo menos posiblemente, una contra otra, mantenindose, pues, hasta cierto
punto mutuamente en jaque, se fundiran en una jerarqua nica; a la manera, por ejemplo, del Egipto antiguo, slo que en forma incomparablemente
ms racional y, por tanto, menos evitable.
Una m3quina inerte es espritu coagulado. Y slo el serlo le da el poder
de forzar a los individuos a servirla v de determinar el curso cotidiano de sus
vidas de trabajo de modo tan dominante como es efectivamente el caso en
la fbrica. Es espritu coagulado asimismo aquella mquina viva que representa la organizacin burocrtica con su especializacin del trabajo profesional
aprendido, su delimitacin de las competencias, sus reglamentos y sus relaciones de obediencia jerrquicamente graduados. En unin con la mquina
muerta, la vivatrabaja en forjar el molde de aquella servidumbre del futuro
a la que tal vez los hombres se vean algn da obligados a someterse impotentes, como los fellahs del antiguo Estado egipcio, si una administracin
buena desde el punto de vista puramente tcnico -y esto significa una administracin y un aprovisionamiento racionales por medio de funcionariosllega a representar para ellos el valor supremo y nico que haya de decidir
acerca de la forma de direccin de sus asuntos. Porque esto lo hace la burocracia incomparablemente mejor que cualquier otra estructura del poder.
Y aquel molde, que nuestros literatos loan con candor, completado por la
vinculacin del individuo a la empresa (inicios de ello en las llamadas "instituciones de asistencia social"), a la clase (mediante solidez creciente de la
articulacin de posesin) y aun tal vez algn da en el futuro a la profesin
(por medio de la satisfaccin "litrgica" de las necesidades estatales, es decir:
de la asignacin de cargas estatales a asociaciones articuladas por profesiones),
sera tanto ms irrompible si luego en el terreno social, por ejemplo, como
en los Estados feudales del pasado, una organizacin en "estamentos" de los
dominados se integrara a la burocracia o, en realidad, se le subordinara. Ira
apareciendo, entonces, una articulacin social "orgnica", esto es, egipciooriental, slo que, en contraste con sta, tan estrictamente racional como lo es
una mquina. Quin se atrevera a negar que algo por el estilo figura entre
las posibilidades del futuro? Supongamos por un momento que precisamente
dicha posibilidad constituye el destino ineludible, quin no sonreira en tal
caso ante el temor de que la evolucin poltica y social puedan conducirnos
en el futuro a un "individualismo", una "democracia" u otra cosa por el estilo
excesivos, y de que la "verdadera libertad" slo brillar cuando la "anarqua"
actual de nuestra produccin econmica y la agitacin partidista de los
Parlamentos se hayan eliminado en beneficio del "orden social" y de la
"articulacin orgnica" o, en otras palabras, del pacifismo de la impotencia
social bajo las alas del nico poder realmente inevitable: la burocracia en el
Estado y la economa?
En presencia del hecho bsico del progreso incontenible de la burocratizacin, la cuestin acerca de las formas pollticas de la organizacin futura slo
puede plantearse en los siguientes trminos:
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SOCIOLOGA DE LA DOMINACIN
slo el director realiza las tareas especiales "interesantes" que requieren capacidad intelectual es errnea y se concibe nicamente en un pas que no tiene
nocin alguna de la forma cmo se llevan a cabo sus asuntos y de cules sean
las funciones de sus funcionarios. La diferencia reside en la ndole de la
responsabilidad de uno y otro, y a partir de sta determnase tambin sin
duda alguna en gran parte la clase de las exigencias que se ponen a la peculiaridad de cada uno de ellos. Un funcionario -digmoslo una vez ms-11
que recibe una orden en su opinin equivocada, puede -y debe- formular
reparos. Pero si el superior jerrquico la mantiene a pesar de ello, entonces
el deber del funcionario, y no slo su deber sino tambin su honradez, estn
en ejecutarla como si correspondiera a su conviccin, mostrando con ello
que su sentido del deber inherente al cargo est por encima de su amor
propio. Que la instancia superior de la que recibe un mandato imperativo
sea una "autoridad", o una "corporacin" o una "asamblea", esto es indiferente. As lo requiere, en efecto, el espritu del cargo. A menudo habr de
recurrir a compromisos, esto es, habr de sacrificar lo menos importante a lo
ms importante. Pero si no tiene el valor de decirle a su seor, sea ste
el monarca o el pueblo: o se me da ahora tal o cual instruccin o renuncio,
entonces no es ms que un "pegote", como ha calificado Bismarck a ese tipo
de funcionario, y no un jefe. El funcionario ha de estar "por encima de los
partidos", lo que en realidad significa fuera de la lucha por el poder propio,
y la responsabilidad personal, derivada de dicho poder en relacin con su
causa, constituye el elemento vital tanto del poltico como del empresario.J2